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LA FORMACION PROFESIONAL DEL BIBLIOTECARIO Por J. PERIAM DANTON Decano de la Escuela de Ribliotecologla de Ia Universidad de California UNESCO ~%O

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LA FORMACION PROFESIONAL

DEL BIBLIOTECARIO

Por J. PERIAM DANTON

Decano de la Escuela de Ribliotecologla de Ia Universidad de California

UNESCO

~%O

Acnbose de imprimir el 3 I de julio 1950 en la imprenta Fiirmin-Didot

para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, rg, auenue KIéber, Paris-I@

Unesco. Publicación No 408

Traducido por ELVIRA A. LERENA MARTÍNEZ,

directora de la Escuela de Bibliotecnia de la Universidad de la República, Uruguay.

MANUALES DE LA UNESCO PARA LAS BIBLIOTECAS PUBLICAS. I.

LA FORMACION PROFESIONAL DEL BIBLIOTECARIO

.--._-_ . - .-I--

PREFACIO

La Unesco tiene una responsabilidad especial en el desarrollo de aquellos servicios educativos, culturales y científicos que ayudan a colmar la laguna existente entre los especialistas y la generalidad de los ciudadanos del mundo. En todo periodo de grandes adelantos en las ciencias y el saber, hay siempre el peligro de que los intelectuales se hallen privados de contacto con elpueblo, y que éste permanezca ignorante de lo que están haciendo sus dirigentes intelectuales. Entre los diversos tipos de servicio que el hombre civilizado ideó para evitar ese peligro, pocos hay que ofrez- can más amplias posibilidades y mayor necesidad de ser desarrollados que los diversos servicios a que contribuyen las bibliotecas públicas. Ningún hombre que haya aprendido a leer rebasando el nivel de la simple aya- betkación, y que desee particz’par plenamente en la vida de su comunidad, podrá mantenerse en contacto con lo que está sucediendo en cualquier punto del globo, incluso con lo que está ocurriendo a la puerta de su casa, si no acude a los libros y a los periódicos ; pero huy pocas personas en el mundo que puedan comprar todos los libros que necesitartan para su uso personal. Ésta es la razón de que la Unesco no haya vacilado en hacer cuanto está en su mano para que exista el mayor número posible de bibliotecas públicas y para que las ya existentes alcancen la calidad máxima. En su función más elemental, las bibliotecas públicas son depó- sitos de saber y de experiencia gratuitamente abiertos a los hombres de todas las clases, razas, religiones y edades ; pero en estos últimos años esas bibliotecas, en todos los lugares en que se han desarrollado debida- mente, han aceptado responsabilidades mucho más amplias que las que impone un depósito pasivo. Tienen que participar activamente en la edu- cación de los adultos, utilizando los nuevos medios de comunicación, como son la radio, el cine, los grupos de discusión y las exposiciones, de modo que se ayude a la gente que frecuente las bibliotecas a leer bien, inteli- gentemente, y que se dirija su atención crítica hacia los problemas más importantes de su ambiente y de su tiempo.

Por el momento la verdad es, desgraciadamente, que hay muy pocos países en el mundo en que se comprendan plenamente las posibilidades que ofrece una biblioteca pública, y en muchas partes delglobo apenas puede decirse que existan tales servicios. La Unesco se da perfecta cuenta de

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esta situación, y por eso, como continuación del éxito obtenido en un cur- sillo de verano para bibliotecarios públicos que se celebró en Inglaterra en 1948, hemos emprendido la publicación de una serie de manuales para difundir en el mundo entero los mejores resultados obtenidos por la expe- riencia en este orden de actividad. Esos manuales, tres de los cuales se publican en 1950, tratarán de algunos de los aspectos fundamentales del funcionamiento de una biblioteca : preparación en biblioteconomia, papel de la biblioteca en la educación de los adultos, y extensión de las activi- dades de la biblioteca pública para atender a las necesidades de pobla- ciones esparcidas, rurales, y de grupos especiales dentro de la comuni- dad.

Han sido escritos por bibliotecarios y para bibliotecarios principal- mente, porque al profesional en biblioteconomla es a quien sobre todo incumbe la responsabilidad de desarrollar sus servicios ; pero no se han escrito de manera que puedan interesar exclusivamente a los biblioteca- rios. En realidad, tengo la esperanza de que los lean funcionarios de los gobiernos, educadores y otras personas que tengan a su cargo la provisión de los servicios de bibliotecas publicas y la formación profesional de los bibliotecarios. El progreso de la bibliotecas públicas depende en gran parte de la competencia y amplitud de miras de los bibliotecarios ; pero sólo podrán obtenerse resultados importantes si esos bibliotecarios cuentan con el apoyo de las autoridades educativas, financieras y legislativas de su pats.

Los autores de estos manuales los han escrito en entera libertad, expre- sando individualmente sus opinionespersonales. Han consultado los docu- mentos que se redactaron en el Cursillo internacional de verano, y han recibido consejos de la Unesco, pero no con objeto de dejar sentadas las normas de esta última en cuanto al funcionamiento de las bibliotecas públicas. Es evidente que ciertos principios del servicio de bibliotecas debertan aceptarse; pero, como lo indican algunos de los autores, una biblioteca viva debe estar tan estrechamente ligada a las condiciones económicas, sociales y culturales del territorio en que funciona, que la interpretación de esos princ+os entraña gran amplitud de diferencias en la práctica. Todo esto se ha tenido en cuenta.

Estos manuales son demostraciones prácticas de cooperación interna- cional, ya que ponen la autorizada opinión y la experiencia de unos cuantos grandes bibliotecarios a disposición de sus colegas y de todos los que se ocupan del desarrollo de la educación popular y del crecimiento de la comprensión internacional en el mundo entero.

JAIME TORRES BODET

Director general

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SUMARIO

CAPITULO 1

CAPITULO II

CAPITULO III

CAPITULO IV

CAPITULO V

CAPITULO VI

CAPITULO VII

CAPITULO VIII

CAPITULO IX

Antecedentes ; la biblioteca moderna; el bibliotecario. Potencialidad de la biblioteca moderna. .......... El bibliotecario. ............................

La escuela de biblioteconomía; creaciún y objetivos. Creación .................................. Objetivos. ................................

Planes de estudio y métodos de enseñanza. ..... Planes de estudio. .......................... Métodos de enseñanza ........................

El cuerpo de profesores y otros miembros del personal . . El cuerpo de profesores ....................... Otros miembros del personal ...................

Los estudiantes ; reclutamiento y selección. ......... Reclutamiento .............................. Selección ..................................

Los instrumentos bibliográficos. El edificio y su dispo- sición ..................................... Los instrumentos bibliográficos. ............... El edificio y su disposición. ...................

Administración, finanzas, archivos. ............... Administración. ............................ Presupuesto y finanzas ........................ Archivo de los estudiantes. ...................

Empleo de los graduados y estudiantes. ............

La enseñanza profesional al margen de las escuelas. ... Conferencias. .............................. Institutos .................................. Capacitación mediante el trabajo. .............. Talleres colectivos ...........................

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67

7= 71 72 73 77

APÉNDICES.. ............................................ 79 BIBLIOGRAFíA SELECTA ...................................... 87 INDICE ................................................. 95

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CAPITULO 1

ANTECEDENTES. LA BIBLIOTECA MODERNA EL BIBLIOTECARIO

D ESDE muy temprano, el hombre comienza a registrar en forma gráfica los resultados de sus observaciones y experiencias.

Hace de veinte a treinta mil años -aun más tal vez-, el hombre de la edad de piedra dibujaba en las cavernas de Dordoña, en Francia, y en las grutas de los Pirineos españoles muchos aspectos de la vida circundante. Nuestros antecesores más próximos, quince mil años mas tarde, a medida que desarrollaban el lenguaje escrito y descubrían medios cada vez más eficaces para registrar su historia, comenzaron a recoger y conservar sus inscripciones. Estas colecciones, reunidas en un principio por los sacerdotes y los reyes en los templos y palacios, datan por lo menos del siglo xxv a. de J. C. y pueden ser consideradas como antecesoras de las bibliotecas.

Las culturas y civilizaciones se suceden, y a su paso aumentan los vestigios que señalan la historia del hombre. Del mismo modo crecen las colecciones -0 bibliotecas- que el hombre forma para conservar sus inscripciones. Estas colecciones -ya estén formadas por tabletas de barro, hojas de papiro o rollos o volúmenes de pergamino- existieron en gran número y tamaño antes del descubrimiento del papel y mucho antes del siglo XV, en que se inventó la imprenta en Europa. Estos dos acontecimientos señalados, el primero de los cuales permitió el uso de un material más barato y manejable para registrar el conocimiento, y el otro la reproducción de los textos en forma más rápida y barata, contribuyeron a aumentar considerablemente el número de materiales impresos. Se hizo necesario estudiar la manera de lograr procedimientos para la adquisición eficiente de los mate- riales, su catalogación y clasificación y el modo de entregarlos al uso del público. Durante los últimos siglos estos sistemas se han ido des- arrollando y atinando.

A pesar de la considerable antigüedad de la escritura, las bibliotecas y la biblioteconomía, tal como las entendemos hoy, datan solamente del siglo pasado. En 1887 se fundó la primera escuela destinada

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expresamente a la enseñanza de los bibliotecarios, en el College de Columbia (hoy Universidad de Columbia), en la ciudad de Nueva York. La razón de fundarse esas escuelas, que encontramos ahora en una forma u otra en la mayoría de los países del mundo civilizado, es fácil de determinar. El enorme aumento de la producción de las imprentas del mundo entero hizo y continúa haciendo cada vez más compleja y difícil la tarea de coleccionar, ordenar y distribuir el libro; el desarrollo veloz, en el siglo XIX, de nuevas disciplinas, la elevación del nivel medio de cultura en la casi totalidad de los pueblos del orbe y la difusión del ideal democrático en muchos lugares del mundo, cambió el viejo concepto, que consideraba la biblioteca como un lugar destinado casi exclusivamente a la protección y conservación de los libros para uso de unos pocos, por el mas amplio de casa del conocimiento, con una misión educadora, guía e inspi- ración para la mayorfa. En consecuencia, este nuevo concepto de la biblioteca requiere funcionarios más cultos y con conocimientos técnicos variados que no tuvieron sus predecesores. Pronto descu- brió el mundo bibliotecario, del mismo modo que otras profesiones, tales como derecho, medicina, etc., que la preparación necesaria se obtenía de manera eficaz únicamente mediante la enseñanza formal. La experiencia de los últimos años ha demostrado de modo incuestio- nable la validez de esta creencia, y puede hoy establecerse sin temor a error que una biblioteca moderna que desee ser algo mas que una mera colección de libros o museo de la sabiduría requiere per- sonal preparado profesionalmente.

POTENCIALIDAD DE LA BIBLIOTECA MODERNA

La potencialidad de las bibliotecas de un país -especialmente de las bibliotecas públicas gratuitas- ocupa, en su significación educativa y sociológica, un lugar sólo superado por la instrucción pública. No hay sector de la población, ya se considere su edad, religión, ocupación, intereses personales, sexo, opiniones políticas, nivel social 0 econó- mico, que la biblioteca no pueda y deba alcanzar; en este sentido, al menos, las posibilidades de la biblioteca como institución son supe- riores a las de cualquier otra en la estructura de la sociedad. El niño, el joven y el adulto, el rico y el pobre, el creyente y el incrédulo, el liberal y el conservador, todos ellos encontrarán en la biblioteca pública información, medios de enseñanza, orientación y recreo.

Todos estamos de acuerdo en que uno de los problemas más grandes

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-tal vez el más grande con que el hombre se enfrenta actualmente- es el de crear un mundo de seguridad y de paz. Difícilmente se alcanzará ese objetivo si no se fomenta la comprensión internacional. Esto requiere que los pueblos tengan la posibilidad de informarse inteligentemente acerca de otros países y sobre los grandes problemas sociales, económicos y políticos de nuestro tiempo. La biblioteca moderna está en situación excepcional para hacer una contribución vital a esta gran causa, por hallarse capacitada como ninguna otra institución para ofrecer a los ciudadanos información completa e imparcial. El papel de la biblioteca adquiere así una significación de primer orden en el momento que vive el mundo.

Esta función, que es imperativo de la biblioteca, ha sido admirable- mente descrita por el ex-presidente de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios, con estas palabras :

L’une des conceptions, celle même qui a donné naissance à la bibliotheque publique moderne, voit dans la bibliotheque un lieu de libre recherche, un foyer de culture individuelle, une possibilité pour chacun de se former, par examen personnel et impartiale comparaison, un jugement indépendant; bref, un facteur de libertéI.

2 Cuál es exactamente la esfera de actividad de la biblioteca moderna y de su personal profesional ? Tal vez no pueda darse respuesta más apropiada a esta pregunta que citar el siguiente juicio que mutatis mutandis puede aplicarse a todas las bibliotecas :

Concierne al bibliotecario la tarea de hacer asequible, para su lectura, el material impreso de toda indole (libros, publicaciones periódicas, folletos, mapas, informes legislativos, documentos histó- ricos, etc.) a los estudiantes, investigadores, legisladores, funcionarios del gobierno, y al público en general. El bibliotecario inquiere los intereses del público servido por la biblioteca y ajusta los servicios de ésta a las necesidades de la sociedad. Anuncia los servicios de la biblioteca mediante boletines, bibliografías, noticias en los periódicos, selecciona y compra los libros y otros materiales, pone en práctica métodos de clasificación, catalogación, ordenación en los estantes y préstamo de libros, y ayuda al lector en la búsqueda de la informa- ción que mejor satisfaga su interés particular. Ayuda a los niños en edad escolar y a los jóvenes a familiarizarse con los libros y a adquirir cl gusto por la lectura. Ofrece servicios especiales a los adultos, tales como consejo en la selección de los libros que puedan entretenerles o suministrarles la información deseada. Colabora con las escuelas en la preparación de clases elementales sobre temas de interés cultural,

I. Marcel Godet, « Discours d’ouverture 8, en Actes du Comité internatima ldes bibliothc!ques, fzze ression, La Haye-Amsterdam, 10-12 juillet 1939. (International Federation of Library Associations, « Publicatiom 1), val. XI), La Haye, Nijhoff, 1940, págs. w-13.

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y fomenta la creación de círculos de lectura y discusión para adultos que deseen continuar su instrucción. Además, el bibliotecario coordina el trabajo de la biblioteca con el de otros departamentos de la escuela, universidad u organismo destinado a la investigación, y con las diver- sas instituciones de la ciudad, condado, Estado, o del gobierno federal 1.

Las posibilidades virtualmente ilimitadas de la biblioteca moderna imponen una obligación a quienes tienen en sus manos la responsa- bilidad de la educación del pueblo. Si se ha de cumplir con esa respon- sabilidad, debe haber buenas bibliotecas públicas, y por K buenas » entendemos no sólo aquellas que tienen una colección adecuada de libros de toda clase, sino también, e igualmente, un personal preparado profesionalmente y capacitado para administrarlas y orientar sus servicios. Es fácil demostrar que no se ha cumplido en forma acabada con esa responsabilidad. En los Estados Unidos, por ejemplo, el personal de I 1.500 bibliotecas aproximadamente (sin contar las bibliotecas escolares), que sirven a una población aproxi- mada de 148.000.000, debe obtenerse de 34 escuelas de biblioteco- nomfa autorizadas, de las que salen solamente alrededor de I .200 bibliotecarios por año. Sólo una biblioteca por cada diez obtendrá anualmente un nuevo bibliotecario que agregar a su personal. El número es evidentemente muy bajo, y lo ha sido durante toda la última década. El resultado es que la profesión bibliotecaria en los Estados Unidos se enfrenta con un déficit de unos IO.OOO bibliote- carios 2. En Gran Bretaña y los países de Europa Occidental se necesitan aún más bibliotecarios. En China es de suma urgencia el au- mento de los mismos 3. Y el Dr. S. R. Ranganathan estima que se necesitarán alrededor de 120.000 bibliotecarios para que se hagan cargo de un sistema adecuado de bibliotecas en la India independienteb. Es obvio resaltar que se necesitan más bibliotecarios en casi todas partes, en vista de las posibilidades de nuestras bibliotecas.

Se necesita personal competente si las bibliotecas han de estar organizadas sobre bases sólidas. Cuanto más antigua, grande y compleja es una biblioteca, más difícil es tomar decisiones, y más serias son las consecuencias que el error puede tener. Por lo tanto, estas bibliotecas requieren bibliotecarios de mayor capacidad si se ha de evitar el error, y han de seguir una marcha regular y segura experi- mentando nuevos métodos para un mejor rendimiento. Por desgracia

I. U. S. National Roster of Scientific and Specialized Personnel, The Job of the Librarian, Washington, U.S. Government Printing Office, 1945. (Occupational Brief no 2.9). pags. I-Z.

2. Ameritan Library Association. Joint Committee on Library Work as a Career. B IO.OOO Ca- rews with a Challenge 8, Chicago, Ameritan Library Association! 1948, pág. 3.

3. Charles B. Shaw, The Libraries of Christian Colleges of Chrna, A report of a survey made in 1947-8. New York, United Board of Christian Colleges in China, 1948, pág. 81 (mimeo).

4. Indian Librarim, Val. III, June. 1948, págs. 6-7.

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hay muchas bibliotecas que se encuentran en condiciones deficientes y cuyo estado debe atribuirse a errores del personal 1.

La capacidad a que se hace referencia requiere generalmente, entre otras cosas, la preparación en una escuela de biblioteconomía. El propósito de este folleto es considerar los factores y elementos prin- cipales relacionados con la creación, objetivos, planes de estudio, personal docente, estudiantes, administración y condiciones apropia- das para el establecimiento de esas escuelas.

EL BIBLIOTECARIO

Conviene señalar, antes de entrar en materia, la diferencia que existe entre el bibliotecario profesional y el personal que trabaja en bibliote- cas. En esta última categoría debe incluirse a los bedeles, auxiliares dactilógrafos y secretarios de diversos tipos, a los encuadernadores y otras personas que realizan trabajos no profesionales o meramente rutinarios. Todos ellos son indispensables para el buen funciona- miento de una biblioteca moderna, pero no debemos considerarlos como bibliotecarios. En este trabajo nos limitaremos a señalar lo que se refiere a la formación profesional del bibliotecario; es decir, aquellos problemas relativos a la preparación de hombres y mujeres que se capacitan para ejercer la tarea, tan compleja, que comprende la adquisición, catalogación, clasificación, distribución y administración general de las colecciones de la biblioteca moderna.

Otro aspecto del problema de la enseñanza profesional del biblio- tecario merece ser señalado. Frente al difícil problema de encontrar un director para una biblioteca, y con el deseo de dar prestigio a la institución, las autoridades que tienen la responsabilidad de los nombramientos acuden a veces al expediente de elegir a un escritor de nota, un profesor de literatura u otro erudito. Esta práctica nunca será suficientemente condenada cuando la persona elegida no está familiarizada con la biblioteconomía moderna y en ningún sentido es un bibliotecario. La profesión de bibliotecario, actualmente, tal como se ha tratado de probar aqui, es altamente compleja y requiere conoci- mientos específicos y minuciosos de muchos tipos -sobre personal, financieros, bibliográficos, biblioteconómicos. Los complicados servi- cios que rinde la biblioteca moderna no se organizan y funcionan

I. Andrew D. Osborn, u Education for Librarianship u: en Lowell Martin (ed.) Perenne Administrotion in Libmies, Chicago, Univetsity of Chicago Press, 1946 ,pág. IZI.

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por sí solos; deben ser organizados y puestos en marcha, modificados, mejorados y ampliados de acuerdo con el ritmo de circunstancias que varían. Esto solo puede realizarlo alguien que conozca la poten- cialidad y los objetivos de la biblioteca, la técnica, los instrumentos y medios para alcanzarlos, y los propósitos y las limitaciones de esos medios. El jefe de la biblioteca debe, en resumen, estar completa- mente familiarizado con las diversas fases de la bibliotecología moderna. Por grande que sea el éxito o la ilustración de un escritor o investigador en su especialidad, no está calificado, sin ese conoci- miento, para dirigir una biblioteca, no pudiendo, por tanto, exigír- sele una actuación acertada.

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CAPITULO II

LA ESCUELA DE BIBLIOTECONOMIA CREACION Y OBJETIVOS

CREACIÓN

E N aquellos países en los que la enseñanza de la biblioteconomía comenzó más temprano y ha alcanzado mayor progreso, la

experiencia ha demostrado que deben cumplirse dos condiciones previas fundamentales para el establecimiento de una escuela de bibliotecarios. La escuela debe estar en estrecha vinculación con una institución de enseñanza superior ya establecida, o preferentemente formar parte de ella, y debe estar próxima a varias buenas bibliotecas de diversas clases. Estas dos consideraciones merecen detenido estudio.

En los primeros tiempos de la enseñanza de la biblioteconomía en los Estados Unidos se fundaron numerosas escuelas en forma inde- pendiente de las instituciones de enseñanza superior. Los inconve- nientes de este procedimiento se pusieron muy pronto de manifiesto i. Los instrumentos bibliográficos -obras de consulta, bibliografías y catálogos- a que los estudiantes de biblioteconomía deben tener acceso, están fuera de las posibilidades económicas de una escuela independiente. Aun en caso de que la escuela cuente con fondos suficientes, es muy difícil formar una buena colección de tales obras, ya que muchas de ellas están agotadas y son muy escasas. Por otra parte, las instituciones independientes no tienen, frecuentemente, poder para conferir títulos a los estudiantes; en consecuencia, éstos, después de terminados los cursos, se encuentran sin un certificado, quedando así en inferioridad respecto de las personas diplomadas en instituciones reconocidas para la enseñanza superior. Además, existe siempre el peligro de que el nivel de enseñanza en una escuela independiente sea inferior al de las que forman parte de una univer- sidad. Más importante, probablemente, que las desventajas señaladas es el hecho de que la escuela independiente tendrá que nutrirse de otros establecimientos de enseñanza. Para expresarlo de otra manera :

I. El mayor impulso dado B la tesis de que las escuelas deben estar dentro de una universidad se debe al informe de C. C. Williamson, Tnziningfor Library Seruice, New York, Carnegie Corporation, qq (vhse especialmente pág. 142).

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la escuela de biblioteconomía, por su misma naturaleza, debe intere- sarse por materias que no son las estrictamente técnicas de la pro- fesión bibliotecaria. No puede desinteresarse de los propósitos y adelantos de disciplinas tales como la literatura, economía, sociología, ciencia política, historia y bibliografía. Si la escuela está vinculada a una universidad, sus profesores y estudiantes tienen la facilidad de recurrir al conocimiento del personal docente de otros departamentos de la institución; la enseñanza en la escuela adquiere de este modo renovado vigor. Este desiderátum es difícil de lograr para las escuelas independientes.

Este argumento no necesita ser reforzado, pero puede aclararse mediante un único ejemplo que señala otra excelencia del sistema. Refiriéndose a la Escuela de Biblioteconomía para Graduados de la Universidad de Chicago, su decano señala :

A causa de su relación con la universidad, ha podido ayudar a la pro- fesión bibliotecaria a los efectos de identificar su trabajo con el de otros campos del conocimiento y fomentar la comprensión de los que trabajan en esas disciplinas sobre los principios y problemas de la biblioteconomía en general. Su condición universitaria le ha dado una base desde la cual puede presentar a los estudiosos y al público común los propósitos más amplios de la ciencia bibliotecaria en forma más eficaz que si estuviera limitada exclusivamente a la profesión biblio- tecaria l.

Pocas generalizaciones tienen validez y aplicación universal. En algunos países, por razones políticas, financieras o de otra índole, las universidades tienen menor estabilidad, están todavía desprovistas de materiales y el nivel en la enseñanza y su prestigio son menores que los de otros institutos que funcionan en forma independiente. Este es tal vez, señaladamente, el caso de aquellas universidades que no pertenecen al gobierno. En esta situación puede ser aconsejable que la nueva escuela de biblioteconomía se vincule a una gran biblioteca de reputación sólida, sobre todo en caso de ser ésta una biblioteca oficial. Los tres primeros argumentos señalados más arriba en contra de la desvinculación de las escuelas respecto de la universidad podrían aquí carecer de valor. Pero, repitámoslo, cuando existe una buena universidad que ha alcanzado un considerable grado de estabilidad,

I. Louis R. Wilson, n The Objectives of the Graduate Library School in Extending the Frontiers of Librarianship >I, en New Frontiers inLibrarimship, Association of AmericanLibrary Schools and Board of Education for Librarianship of the Ameritan Library Association, Chicago, University of Chicago, Graduate Library School, 1940, pág. 16.

A pesar de los poderosos argumentos esgrimidos en favor de la vinculación de las escuelas de biblioteconomía con las universidades, aqu6llas continûan organizándose en forma indepen- diente. Las siere escuelas que se fundaron en Gran Bretafia desde la Segunda Guerra Mundial no están vinculadas a universidades y han sido objeto de criticas por este motivo. Vease un artí- culo de Anthony Thompson, u The Building-up of a Library School, 1939-1944 », en The Library Association Record, val. L, May 1948, pág. 126.

es sin duda el lugar más apropiado a que incorporar la escuela de biblioteconomía.

Las razones que aconsejan que la escuela esté próxima a varias buenas bibliotecas de diferente tipo son también convincentes. El argumento más poderoso se basa en que los estudiantes de la escuela tendrán oportunidad de observar y analizar por sí mismos las activi- dades de distintas clases de bibliotecas, en poco tiempo y con escaso esfuerzo. Durante el desarrollo de los cursos, el estudiante deberá practicar en una biblioteca. También para esto dará más facilidades la proximidad de bibliotecas bien organizadas. Los profesores y la dirección de la escuela estarán sin duda más al tanto de los diferentes tipos de las instituciones en que trabajan los estudiantes y de las prácticas en ellas seguidas.

Dos nuevas consideraciones deben agregarse. Las bibliotecas son la fuente natural que proporciona estudiantes a la escuela; si la escuela está próxima a varias bibliotecas y establece una estrecha relación con ellas, le será fácil obtener una ininterrumpida corriente de alum- nos. Algunos de éstos, a su vez, obtenido su título, encontrarán sin duda empleo en las bibliotecas de la localidad.

Hay ciertos elementos físicos que se repiten en la creación de una nueva escuela de biblioteconomía, a pesar de que los detalles pueden diferir de un país a otro, según difieran lo mismo que sus sistemas sociales, económicos, etc. Esos elementos serán presentados aquí considerando el caso de una escuela que va a crearse en un pafs que no tiene antecedentes en la enseñanza de la materia l.

I. Una condición fundamental y probablemente indispensable para asegurar el éxito de la empresa es que exista entusiasmo por el proyecto entre los bibliotecarios del país. Si éstos no están intere- sados, es improbable que otras personas menos vinculadas al proyecto se dispongan a tomar la iniciativa o pueda inducírseles a prestar el apoyo moral y material que la empresa requiere. El organismo lógi- camente llamado a poner en marcha la iniciativa es la asociación nacional de bibliotecarios, si existe, o, en su defecto, alguna asocia- ción local o un grupo ocasional de bibliotecarios.

Debe integrarse una comisión representativa de los diversos tipos de biblioteca, de las distintas especializaciones del trabajo bibliote- cario y de las diversas regiones del país, mediante elección o por otro procedimiento. De no existir .una asociación de bibliotecarios, puede constituirse un grupo de éstos representativos en una comisión

I. La Divisibn de Bibliotecas de la Uneaco (x9, avenue Kléber, Paris-16C) ayudara con gusto al establecimiento de nuevas escuelas de biblioteconomía, y puede requerirse de ella infor- mación, consejo y cooperación.

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al efecto, que debe estar formada por bibliotecarios cuyos antece- dentes profesionales y cargos les aseguren cierto prestigio e influencia en el ambiente local, y si es posible en todo el país.

2. La primera función de esa comisión debe ser la de establecer un plan para la escuela que se desee fundar. Este plan debe documentarse cuidadosamente, poniendo de manifiesto la necesidad de bibliotecarios capacitados y las posibilidades de la escuela y de la profesión. Para este propósito es conveniente la inclusión de datos estadísticos acerca del número de bibliotecas existentes, cantidad de empleados, necesi- dad de personal, falta de capacitación de ese mismo personal, informes sobre el servicio bibliotecario actual y potencial. Esos números esta- dísticos pueden compararse con los correspondientes a otros países en los que funcionan escuelas. Aun en esta primera etapa, el plan debe considerar el estudio de los programas (véase cap. III), la cantidad de profesores y las condiciones de éstos (véase cap. IV), las pro- bables necesidades de espacio, etc. (véase cap. VI), y un cálculo aproximado de los costos. A medida que el plan se vaya desarrollando, es necesario señalar esos detalles con mayor precisión.

3. Suponiendo que haya más de una buena universidad en el país, deberá elegirse la más progresista y que cuente con mejor personal y más recursos, en la proximidad de grandes bibliotecas, si éstas existen.

4. Debe solicitarse el apoyo moral de los presidentes y directores de instituciones docentes oficiales y privadas, de institutos de investiga- ción y otros organismos de acción intelectual y cultural, mediante testimonios y declaraciones. Esta tarea requerirá sin duda mucho trabajo y dedicación por parte de los miembros de la comisión de bibliotecarios, pero ese apoyo contribuirá considerablemente a asegurar la aprobación del proyecto, e incluso puede ser indispen- sable para lograrla.

5. A esta altura de las gestiones debe buscarse el apoyo del presi- dente o rector de la universidad, sometiendo a su consideración el plan propuesto. En muchos países puede ser también necesario contar con el apoyo del ministro de Instrucción, y tal vez de otros miembros del gobierno.

6. No menos diffcil que los puntos precedentes es asegurar los fondos necesarios. Es posible que éstos los ofrezca el gobierno nacional por intermedio del ministro de Enseñanza, o por otro conducto, o bien que lo haga la misma universidad, o ambos organismos a la vez. Pero también es posible que los gobernantes, aun admitiendo en principio la necesidad de la creación de una escuela de biblioteconomía y estando dispuestos a apoyar la idea, se hallen en la imposibilidad de

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suministrar los fondos necesarios. En ese caso, la comisión de biblio- tecarios se enfrenta con un problema difícil. De hallarse en estas circunstancias, se hace necesario dirigirse con tales testimonios y opiniones a las organizaciones filantrópicas dedicadas a la extensión de la cultura, y a personas y fundaciones extranjeras, y a toda fuente capaz de interesarse. Puede suceder que parte de los fondos necesarios se obtenga mediante la contribución de diversos organismos.

7. La elección del director de la escuela. Las condiciones deseables en este funcionario se estudian en el capítulo IV. Debe ser persona ampliamente familiarizada con los objetivos, funciones, prácticas y métodos de las bibliotecas modernas y de mayor desarrollo en el país. Sin embargo, puede ocurrir que al intentarse el establecimiento de una escuela en un país que no ofrece ninguna clase de capacitación profesional para los bibliotecarios, se carezca de persona-que reúna todas las condiciones requeridas. En tales circunstancias, hay dos soluciones posibles. La primera consiste en elegir uno de los más capaces y progresistas jóvenes bibliotecarios y enviarlo al extranjero para que estudie durante un año o dos. Si no se dispone del dinero necesario para este propósito, puede gestionarse una beca. Study Abroadl, publicado por la Unesco, ofrece una lista de las becas y de las posibilidades de intercambio educativo disponibles en varios campos de especialización, incluyendo entre ellos la biblioteconomía. Estas becas para la realización de estudios diversos son ofrecidas por el gobierno francés, la Federación Internacional de Mujeres Universi- tarias, el Consejo Británico y otros organismos. En los Estados Unidos, algunas fundaciones, como son la Corporación Carnegie de Nueva York y la Fundación Rockefeller, han concedido becas a bibliotecarios. Las leyes Mundt-Smith y Fulbright proporcionan también ayuda financiera para estudios en el campo de la bibliote- conomía. Por la primera se sufragan los gastos de viaje para ciudadanos de ciertos países que deseen seguir estudios en instituciones de ense- ñanza superior en los Estados Unidos. La Unesco ha otorgado facilidades a bibliotecarios de varios Estados Miembros, de las regiones devastadas por la guerra.

La segunda solución sería obtener la colaboración de un bibliote- cario extranjero para dirigir la escuela durante los primeros años. Esta solución asegurará a la e cuela la dirección de una persona de experiencia más amplia y, en ciertos casos, puede resultar más econó- mica. El inconveniente está en que la persona elegida no se encuentra

I. Unesco, Study Abroad: Internatima Handbook ; Fellowships, Scholarskips, Educntional Exchnnge. Paris, Unesco, 1948.

Sehan publicado el volumen 1, 1948, y un suplemento, 1949~ El volumen II - en ediciones inglesa, francesa y espafiola - se halla en prensa.

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familiarizada con las necesidades y prácticas de las bibliotecas del país y otras circunstancias locales. Si no es posible asegurar la direc- ción de una persona del país para el primero y segundo año de funcio- namiento, debe buscarse alguien que por lo menos. haya actuado en él, que tenga conocimiento de las bibliotecas y condiciones locales, y dominio del idioma. El nombramiento de un extranjero falto de la experiencia y de los conocimientos aquí señalados creará serios pro- blemas y conspirará seguramente contra el éxito de la escuela.

8. Otros integrantes del personal de enseñanza. La selección, condiciones y otros temas relacionados con el cuerpo de profesores serán tratados en el capítulo IV. Debe señalarse aquí, sin embargo, en relación con los planes de creacion de la nueva escuela de bibliote- conomía en un país que carece de organismos destinados a la capaci- tación profesional de los bibliotecarios, que no siempre puede dispo- nerse de personas que reúnan las condiciones necesarias para actuar como profesores. En esta situación será necesario tomar, como en el caso del director, medidas que permitan enviar personas al extranjero para capacitarse. Las consideraciones y posibilidades ya mencionadas son válidas en este caso. Si no es posible enviar personas al extran- jero, puede intentarse obtener bibliotecarios que reúnan las condi- ciones requeridas para integrar el cuerpo de profesores en otros países, a fin de que desempeñen esas tareas el primer o los primeros dos años de funcionamiento de la escuela. Si esta solución tampoco es posible, la única alternativa que resta es elegir las personas más capacitadas, correspondiendo al director la responsabilidad de elevar el nivel del personal a la altura de su importante función mediante estrecho contacto e instrucción constante.

OBJETIVOS DE LA ESCUELA DE BIBLIOTECONOMÍA

Los propósitos y objetivos de una escuela dependen en gran parte de los tipos de biblioteca para los que deba preparar a sus estudiantes. Por « tipos » de bibliotecas entendemos no sólo la naturaleza de las mismas, sino la clase de trabajo y los servicios por ellas prestados. En los países pequeños o en los que tienen pocas bibliotecas, y en conse- cuencia pocas o tal vez ninguna escuela de biblioteconomía, la nueva escuela puede servir a todo el país; en países mas grandes o con mayor cantidad de bibliotecas, y posiblemente con alguna escuela de bibliote- conomía, será más apropiado dar a ésta un alcance regional. En cual- quiera de los dos casos, la escuela debe prever las necesidades de las

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instituciones que emplearan a sus egresados, y determinar qué clase de trabajo profesional se realiza en esas bibliotecas y qué tipo de enseñanza e instrucción capacitará más eficazmente a los estudiantes para realizar esas tareas. Si la escuela no satisface estos dos aspectos, no puede esperarse que produzca bibliotecarios aceptables para quienes hayan de emplearlos en el futuro. En este caso, la escuela tenderá a quedarse sin estudiantes en breve término.

La fuerza de estos argumentos no puede ser rebatida. Sin embargo, surge una consideración en cierto modo opuesta, que se refiere al propósito fundamental de las universidades, y, en consecuencia, al de sus partes constituyentes. Esta consideración parte del presupuesto de que la escuela de biblioteconomía está más ventajosamente situada si forma parte de una universidad. Sin embargo, el argumento pierde parte de su fuerza si consideramos que una escuela profesional auténtica tiene inevitablemente ciertos propósitos en común con la universidad. Uno de ellos es que la universidad -0 la escuela pro- fesional- debe, en cierto sentido por lo menos, ser un centro de pensamiento independiente. Más aún : se puede sostener que el pro- pósito fundamental de una institución de enseñanza superior del tipo que consideramos debiera centrarse en el pensamiento independiente y en la investigación que es su consecuencia. La universidad o la escuela profesional deben contribuir a la solución de los problemas y a la coleccion, análisis e interpretación de los hechos; en síntesis, deben contribuir al adelanto del conocimiento, y enseñar a otros cómo han de contribuir a ese adelanto, si desean justificar en forma acabada su existencia.

Esto significa que una escuela de biblioteconomfa no puede dirigir su esfuerzo exclusivamente hacia las necesidades y prácticas comunes y tradicionales de las bibliotecas; debe, ademas, fomentar lo nuevo, investigar lo viejo, reexaminar lo aceptado, experimentar lo no experi- mentado, y en suma, convertirse en guía dentro de su especialidad. Este concepto del papel de la escuela de biblioteconomía está bien señalado en el siguiente párrafo :

Es necesario sobreponerse a una actitud psicológica tradicional que ha venido pesando sobre el trabajo de las escuelas de biblioteconomía; estas, en el pasado, siguieron por regla general el rumbo trazado por las bibliotecas, y raramente se han resuelto a convertirse en guías del desarrollo de las bibliotecas. Esta subordinación del organismo de enseñanza a los que están en el ejercicio de la profesión no se encuentra en las profesiones más antiguas, tales como la de derecho, en las que el contenido específico de la propia materia es más estable r.

1. Herbert Goldhor, u Some Thoughts on the Curriculum of LibraIy Schools n, Sckool ond Sociecy, val. LXVII, June 12, 1948, pág. 436.

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Si las escuelas de biblioteconomía no asumen en cierta medida un papel orientador, no podemos esperar otra cosa que el mantenimiento del statu quo y un estancamiento de la profesión bibliotecaria; si ha de lograrse adelanto y progreso, éstos tendrán que provenir en gran parte del papel orientador asumido por las escuelas, que deben estar por lo menos un paso más allá que las bibliotecas para las que preparan profesionales.

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CAPTTULO III

PLANES DE ESTUDIO Y MÉTODOS DE ENSEÑANZA

PLANES DE ESTUDIO

L os puntos de vista expuestos en este capítulo suponen que el estudiante de la escuela de biblioteconomía ha completado sus

estudios preprofesionales y que, académicamente hablando, sobre la base de esa preparación, ya sea comprobada por diplomas, por títulos o por exámenes, es como se le ha admitido en la escuela de biblioteconomía. Esto significa que el estudiante llega a la escuela con un conocimiento, que se supone adecuado, de idiomas, literatura y otras humanidades, de las ciencias sociales y de las ciencias naturales. En consecuencia, se da por sentado que los planes de estudios de la escuela no incluyen tales materias, sino que se limitan a las propia- mente bibliotecarias r. Aun en el caso de que esta presunción no sea totalmente válida, y que la escuela de biblioteconomía deba tener o desee tener ingerencia en la formación no profesional del estudiante, las observaciones que siguen no pierden su validez; simplemente, el punto aquí considerado se limita a las diversas áreas del conoci- miento comprendidas en la biblioteconomía exclusivamente.

De lo que hasta aquí se ha expuesto puede deducirse cuales son los objetivos generales de los programas de estudio de la escuela de biblioteconomía. Estos deben familiarizar al estudiante con :

I. Los documentos gráficos y bibliográficos y su contribución al adelanto de la civilización;

2. El papel que han desempeñado y desempeñan las bibliotecas en la estructura social;

3. El conocimiento de los principios en que se fundan la organi- zación y el funcionamiento de las bibliotecas ;

4. La técnica y los métodos mediante los cuales realizan las biblio- tecas sus funciones y cumplen sus propósitos ;

5. Las normas mínimas, comprensión e ideales profesionales nece- sarios para contribuir al adelanto de la bibliotecología.

I. Debe señalarse, sin embargo, que en algunas escuelas, por ejemplo1 a Escuela de Biblio- teconomía para Graduados de la Universidad de Chicago y la Escuela Nacional de Biblioteco- nomía en MBxico, se enseñan ciertas materias de contenido cultural no profesional, al mismo tiempo que los programas de ciencias bibliotecarias propiamente dichas. Lo importante es que el futuro bibliotecario sea una persona culta, y no cuándo y cómo SC prepara para serlo.

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Del mismo modo que los objetivos de una escuela de bibliote- conomía deben en gran parte depender de la naturaleza y de las necesidades de las bibliotecas a las que esa escuela va a servir, el plan de estudios de la escuela está supeditado a esos objetivos. No obstante, aun admitiendo esta generalización, hay algunos elementos que pue- den considerarse componentes necesarios del programa de toda escuela de biblioteconomía. Esos componentes se derivan de los tres grandes aspectos de la biblioteconomía : los libros y otros materiales; los lectores y la organización; el medio que vincula a libros y lectores. Todas las bibliotecas seleccionan y compran libros y otros materiales impresos, los catalogan y clasifican y ofrecen servicios de consulta y bibliográficos a sus lectores; todas las bibliotecas requieren organi- zación y administración para obtener servicios eficientes. Todas, además, deben estar interesadas por las preferencias, hábitos y necesidades de la clientela -aunque la clientela, y en consecuencia la lectura, pueda variar en forma considerable de una biblioteca a otra. De ahí que pueda señalarse un programa mínimo que debe adoptar toda escuela de biblioteconomía; las escuelas de hoy, ya estén en Bélgica, Brasil, Canadá, Ecuador, Escocia, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, México o Uruguay, tienden a ofrecer en forma casi universal un programa básico en estos aspectos, a pesar de que tan sólo los cuatro primeros pueden considerarse prácticamente univer- sales :

I . Catalogación y clasificación ; 2. Materiales bibliográficos y de referencia; 3. Compra y selección de libros; 4. Organización y administración de bibliotecas ; 5. Necesidades, intereses y hábitos de lectura. Puede ser interesante señalar que las Jornadas Bibliotecológicas,

congreso regional realizado en Montevideo (Uruguay), en noviembre de 1946, que consideró los problemas bibliotecarios de una parte del mundo en que las escuelas de biblioteconomía son relativamente esca- sas y tienen poco desarrollo, propusieron un plan mínimo de estudios que comprende los números 1, 2 y 4 de los señalados más arriba 1. Además, se incluyó un « Curso General de Introducción a la Biblio- tecología )), y otro de (( Historia del Libro y de las Bibliotecas ». Ambos cursos serán mencionados más adelante.

La naturaleza precisa de cada una de las cinco materias precedentes, y la atención y el tiempo destinados a cada una de ellas dependen de diversas condiciones locales y, fundamentalmente, una vez más, de la

1. Citado por Arthur E. Gropp, u Education for Librarianship in the Americas n, Library Quortmly, ~1. XVIII, April 1948, pPp. 116.

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naturaleza y necesidades de las bibliotecas a las que la escuela sirva. Es dificil generalizar a este respecto, pero cierto planteamiento general no solo es posible sino deseable.

Catalogación y clasificación. La catalogación y clasificación son las claves gemelas de la organización bibliotecaria, sin las cuales es imposible la eficiente selección de los libros, el trabajo de referencia, la orientación de los lectores y la difusión de los materiales. Los estu- diantes de la escuela de biblioteconomía deberán familiarizarse con la historia y las teorías de la clasificación en general, y de las clasifica- ciones biblioteconómicas en particular, con los propósitos a que la catalogación y clasificación de bibliotecas intentan servir, con las ventajas e inconvenientes de los diferentes esquemas de clasificación y con la aplicación minuciosa del esquema o esquemas más usados por las bibliotecas comprendidas en la órbita de la escuela. (V. g., en Bogotá y Lima, la clasificación decimal de Dewey es el sistema oficial de las bibliotecas nacionales.) El estudiante debe también familiarizarse con los principios de la entrada del catálogo, con los métodos de la catalogación descriptiva y de la catalogación de mate- ria. Debe adquirir ciertos conocimientos sobre la organización y procedimientos del departamento de catalogación y sobre los proble- mas que plantean la recatalogación y la reclasificación de las coleccio- nes. Puede afirmarse, en términos generales, que aproximadamente un cuarto del tiempo total del curso debe destinarse a catalogación y clasificación.

Materiales bibliográficos y de referencia. Ya se trate esta materia, igualmente indispensable en el plan de estudios, como un conjunto, abarcando todos los campos del conocimiento, o, como se hace actual- mente en algunas escuelas de biblioteconomfa de los Estados Unidos, se divida en amplios grupos -humanidades, ciencias, ciencias sociales- tratados separadamente, el problema de su enseñanza es el mismo.

Pero, cualquiera que sea la forma en que se realice la enseñanza de los materiales bibliográficos y de referencia, debe recomendarse que se presente a los estudiantes en forma tal que no despierte en ellos la idea de « separación » entre los libros de consulta y el resto de la colección, pues, como un autor señala, « esta separación desvía la atención hacia el uso de los materiales, y en consecuencia puede confundir justos cánones de clasificación. Además de llevar sello de recurso no muy legítimo, resulta cada dia menos útil en la prácticaf».

I. Ernest J. Recce, Programs for Library Schools. New York, Columbia University Press, 1943, PáS. 35.

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La consideración más importante es, sin embargo, que el estudiante comprenda los propósitos y funciones del trabajo de consulta, que adquiera algún conocimiento sobre la organización y colecciones de este tipo, y cierta familiaridad con los materiales básicos. Este conoci- miento debe referirse a las principales publicaciones periódicas norteamericanas, británicas, europeas y latinoamericanas e índices de diarios y listas colectivas; las principales enciclopedias generales y diccionarios más importantes; las grandes enciclopedias, bibliografías, manuales, fndices, etc., en los grandes campos del conocimiento, tales como historia, ciencia política, educación, ciencia, bellas artes, idiomas y literatura; a las publicaciones de gobierno, a las bibliografías nacionales y comerciales, etc. A esta última categoría pertenecen los grandes catálogos nacionales, tales como los del Museo Británico, la Biblioteca del Congreso, la Biblioteca Nacional de México y la Biblioteca Nacional de Francia, y las bibliografías alemanas de Hein- sius, Hinrichs y Kayser. También deben incluirse las bibliografías comerciales existentes en muchos países, que muestran la producción total de las imprentas del país : Bibliografía General Española..., Bibliographie de Belgique, Bibliographie de la France, Bibliotheca Hispana, Deutsche National Bibliographie, Catalogo dei Cataloghi del Libro Italiano, English Catalogue..., United States Catalog, etc. Aproximadamente la cuarta parte del curso puede destinarse a cubrir este aspecto del programa.

Compra y selección de libros. Esta materia abarca las teorías, princi- pios y prácticas de la selección de libros y otros materiales para las bibliotecas, a la luz de las necesidades de la comunidad a las que éstas sirven, los instrumentos necesarios para la selección, los métodos y técnica para la adquisición de libros y otros materiales, las fuentes de adquisición y los medios y métodos de evaluación. Los problemas refe- rentes al examen de las donaciones y materiales obtenidos por inter- cambio y al retiro de libros de la colección se estudian aquí. Todos estos temas no son necesariamente materia de un curso o cursos aparte, sino que se incorporan a los cursos generales del libro separados por grupos de materias tales como humanidades, ciencias sociales y ciencias. Estos cursos tratan de esos aspectos y también de las obras bibliográficas y de referencia.

Organización y administración de bibliotecas. El segundo propósito de la biblioteconomía es el de poner en contacto a libros y lectores. La catalogación y la clasificación son un medio para lograrlo; pero la naturaleza y calidad de los servicios de una biblioteca están

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determinadas por su gobierno, organización y administración. Los estudiantes de la escuela de bibliotecarios, en consecuencia, deberán tener conocimiento de (( las bases legales o de otro tipo que condi- cionan el funcionamiento de la biblioteca 1, de las formas en que las bibliotecas se organizan en la actualidad, de las ventajas e inconve- nientes de los diversos tipos de organización, y de los principios fundamentales de administración que se refieren al público, al per- sonal, a las colecciones, a las finanzas y a la instalación. Las materias que acabamos de señalar se refieren a las bibliotecas en general y a los elementos y principios de administración aplicables a todos los tipos de biblioteca. Hay, sin embargo, ciertos factores de administración y organización que difieren considerablemente de un tipo de biblio- teca a otro. Por esta razón, la mayoría de las escuelas de bibliotecono- mía han estimado prudente dividir la materia en dos partes o cursos, por lo menos : bibliotecas populares, públicas o gratuitas, y eruditas o universitarias. Establecida esta separación, es presumible que el estudiante se interese por uno de los dos cursos.

Interesa señalar aquí dos argumentos que generalmente se esgrimen contra la enseñanza de la administración. El primero consiste en que gran parte de los estudiantes de biblioteconomía nunca serán « admi- nistradores », y en consecuencia es superfluo enseñarles esta materia. El segundo argumento es que la administración no puede enseñarse, que (( los administradores nacen y no se hacen », y que la capacidad de administrador proviene de condiciones innatas.

La respuesta que corresponde al primer argumento es :

. ..El conocimiento administrativo favorece en los bibliotecarios de todo tipo la visión correcta de su trabajo y de las instituciones, y en consecuencia debe considerarse como parte integrante de una prepa- ración completa. Las personas que ocupan cargos de escasa responsa- bilidad, además, deben asumir a menudo algunas tareas directivas. Para terminar, hombres y mujeres que tienen escasas posibilidades de transformarse en administradores llegan a serlo algunas veces 2.

Es importante, por consiguiente, que todos los miembros del per- sonal sepan cómo está organizada su propia biblioteca y conozcan su funcionamiento, teniendo conciencia de su lugar en la organización total.

La respuesta al segundo argumento es que, aun admitiendo que los estudiantes no puedan aprender a ser buenos administradores, es posible enseñarles los elementos y principios de una buena

I. Keyes D. Metcalf, John Dale Russel y Andrew D. Osborn, The Progvom ojInnstruction in Library Schools. Urbana, Illinois. University of Illinois Press, 194% pág. ~4,

2. Emest J. Reece, op. cit., p&. 48.

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administración, la forma en que se organizan las bibliotecas actual- mente, las ventajas e inconvenientes de los diversos tipos de administración y gobierno bibliotecarios, y otros aspectos y conceptos similares que les capacitaran para compenetrarse de la importancia de su propio trabajo en la biblioteca considerada como un todo. El conocimiento de estos elementos les capacitará para cumplir con las tareas administrativas que deban afrontar.

Necesidades, intereses y hábitos de lectura. La tercera preocupación de los bibliotecarios, pero no ciertamente la última por su importancia, se refiere a los lectores actuales y potenciales. Existe una extensa bibliografía en los variados aspectos de esta materia, tales como difi- cultad en la lectura, necesidades de las diversas edades y grupos. Es muy importante para el futuro bibliotecario familiarizarse con esta materia.

La contribución de la biblioteca, especialmente de la biblioteca pública gratuita, a la educación de los adultos, es muy importante, y cada día merece este aspecto mayores esfuerzos y recursos. La edu- cación de adultos ha sido definida por la Asociación Norteamericana de Bibliotecas como « la adquisición de conocimientos por aquellas personas que han pasado de la edad escolar, mediante instituciones tales como las escuelas de orientación profesional, populares, para trabajadores y cursos para analfabetos, conferencias, centros de deba- tes, lecturas dirigidas, bibliotecas y la radio 1 ».

Puede decirse, en términos generales, que la mayoría de los servicios bibliotecarios -salvo aquéllos cuya finalidad sea exclusivamente recreativa- ofrecidos a adultos no estudiantes, pueden considerarse comprendidos dentro de la educación de adultos. Pero las mejores bibliotecas públicas modernas superan en este aspecto ese papel meramente pasivo. Para ayudar a los lectores adultos que desean continuar su preparación o proseguir un plan de estudios mediante la lectura, las bibliotecas tienen consejeros para los lectores, preparados en psicologfa, orientación e intereses y necesidades de adultos y en la selección de libros. Es práctica común que la biblioteca establezca una estrecha cooperación con las escuelas para adultos mencionadas en la definición recién citada. La biblioteca ofrece material para exposiciones, pequeñas colecciones de libros, y conferenciantes de su propio personal a esas escuelas, grupos de estudio y clubs de diversas clases que llevan a cabo programas culturales. Ella misma ofrece

I. Ameritan Library Association. Committee on Library Terminology. A. L. A. Glossary of Library Tems... Prepared under the direction of the Committee... by Elizabeth H. Thompson. Chicago, Ameritan Library Association, 1943, púg. 3.

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frecuentemente conferencias y debates y organiza grupos de discusión sobre temas de actualidad; prepara exposiciones, listas de libros impre- sas o policopiadas, y servicios especiales de consejo relacionado con ellas. Las posibilidades son virtualmente ilimitadas. El tema general de la contribución de la biblioteca a la educación de adultos puede muy bien considerarse en relación con el de las necesidades, intereses y hábitos de lectura, tanto como con la organización y admi- nistración de las bibliotecas públicas y el papel de la biblioteca en la sociedad contemporánea.

Además de los elementos precedentes, hay un considerable número de temas que deben incluirse en los programas y que han sido incor- porados a los planes de estudio de muchas escuelas de biblioteconomía. Nos referimos brevemente a los más comunes y útiles. Cuáles y en qué medida hayan de incluirse en los programas de una escuela dada, es cosa que debe determinarse a la luz de los objetivos generales de la escuela, sus recursos pecuniarios y de personal y las necesidades de las bibliotecas.

Entre esos objetivos, uno de los más importantes puede ser enun- ciado como la « historia de la comunicación », refiriéndose a la historia de las bibliotecas y al papel que éstas han tenido y tienen en la sociedad. Algunos conocimientos sobre esta materia son indispensables si el bibliotecario ha de tener conciencia del significado y alcance de la institución de que forma parte y de la historia que la ha hecho tal cual es. Este aspecto incluye la historia del libro y de la imprenta, y sus antecedentes.

La materia sugerida en el párrafo anterior se incluye a menudo en los programas de las escuelas de biblioteconomía con el nombre de « Intro- ducción a la ciencia bibliotecaria », (( Historia del libro y de las biblio- tecas )), (( Introducción a la bibliotecología », (( La biblioteca y la sociedad », o (( Historia de la profesión bibliotecaria ». A menudo se formulan opiniones contrarias a la inclusión de esta materia, argumen- tándose que no es « práctica », que tiene escaso valor pragmático para el futuro bibliotecario, y que hay asuntos mucho más importantes que deben incluirse en los programas. Estas opiniones son pobres e injusti- ficadas.

Las ventajas de conocer bien la historia y el lugar que ocupa en la profesián del bibliotecario son claras. Ademas de enriquecer la orientación de su vida y de darle un elemento de juicio, le permite obtener los hechos y puntos de vista que necesita para la acción, ya sea en las decisiones de cada día o cuando formula planes para la institución a la que sirve, o en la propia actividad profesional... Si las bibliotecas han de adelantar, los responsables de su dirección deben

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estar familiarizados con su sentido... Sin el conocimiento de la historia de la profesión, el bibliotecario se asemeja a un ciego que guía a otro ciego. Familiarizado de tal modo, puede imaginar la otencialidad de su empresa, formular sus propósitos con confianza, d” ecidir lo que es correcto y razonable para su institución, limitar sus experimentos a aspectos no ensayados, y restringir los propios errores a aquellos que la experiencia no pudo prevenir l.

Muchas bibliotecas europeas y latinoamericanas, especialmente de carácter erudito, tienen considerable cantidad de manuscritos y docu- mentos. La existencia de esas colecciones se refleja en las funciones del personal y en la organización. Materias como paleografía y archivo- logía deben, en consecuencia, ser consideradas por algunas escuelas de biblioteconomía.

El reconocimiento de la importancia del trabajo bibliotecario con los niños y adolescentes, de los problemas especiales que plantea y de la literatura para estas edades, se refleja en la existencia de cursos sobre esta materia en muchas escuelas de biblioteconomía. Pocas son las que pueden permitirse desconocer este interés, aun cuando sola- mente un pequeño número de estudiantes se dedique a la especialidad. En ese curso debe estudiarse la literatura para niños y adolescentes en general, sus diversos tipos y su historia, la crítica y estimación de la misma, los intereses y preferencias en la lectura según las edades, y la organización y administración del departamento juvenil de la biblioteca pública.

Un examen de los programas de estudio de las escuelas de bibliote- conomía del mundo entero revelaría docenas de otras materias adopta- das. Son más o menos corrientes los cursos especiales sobre bibliotecas escolares -v. g. trabajo bibliotecario con adolescentes, en relación con los programas de la escuela; sobre la bibliografía de distintas disciplinas, tales como derecho, música y medicina, altamente espe- cializadas todas ellas; sobre la producción y el comercio del libro, la historia bibliográfica, la arquitectura bibliotecaria y la organización, administración y servicios de las « bibliotecas especiales » de la indus- tria y el comercio. Estos y otros numerosos aspectos no indispensables pueden -con la posible excepción de las bibliotecas escolares- aparecer solamente en los programas de las escuelas que gozan de una situación privilegiada por sus recursos financieros y su personal. En todos los casos, las posibilidades locales, condiciones y necesidades dictarán la respuesta.

I. Emest J. Reece op. cit., págs. 18-19.

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2 Cuál debe ser la duración del curso de la escuela de bibliotecono- mía ? La respuesta está condicionada en gran parte por los objetivos de la escuela, la amplitud de sus programas y, en menor grado, por el nivel de instrucción y madurez de sus estudiantes. A pesar de las variantes señaladas, es posible obtener alguna luz en el examen de las prácticas actuales, aunque debemos reconocer que éstas pueden diferir considerablemente de las situaciones teóricas ideales.

En los países en que la enseñanza de la biblioteconomía ha alcanzado mayor desarrollo, la enseñanza profesional comienza una vez que el estudiante ha terminado el ciclo de enseñanza general, y se proyecta de modo que el estudiante tenga que dedicar todo el tiempo a sus estudios durante un año académico de nueve meses. Resulta difícil justificar racionalmente la duración de ese curso. Es en gran parte conse- cuencia de la tradición que ha fijado el año académico de la mayoría de las universidades en nueve meses, y en parte de que la conside- ración que la sociedad ha ofrecido hasta el presente a la profesión bibliotecaria ha hecho imposible que los bibliotecarios obtengan más de un año de preparación profesional. Cierto es que si el año acadé- mico de las universidades hubiera sido de diez o de ocho meses en vez de nueve, las escuelas de biblioteconomía hubieran seguido igualmente esta práctica. Es posible afirmar que, en opinión general, los bibliote- carios no pueden obtener la preparación adecuada en menos de un año académico de dedicación total. Hay autores, dentro y fuera de la profesión, que opinan que ese plazo no es suficiente, si se consi- deran las amplias ramificaciones y las numerosas exigencias de la bibliotecología moderna. Un ejemplo de esta nueva tendencia se encuentra en los Estados Unidos. En este país, unas pocas escuelas ofrecen cursos adicionales de un año para aquellos estudiantes que han cursado el primero con aprobación. Algunas escuelas, además, han ampliado sus programas de modo que abarquen aproximadamente once meses en lugar de nueve.

Es indudable que un plan de estudios que abarque cuatro, cinco o seis meses es demasiado breve para preparar bibliotecarios compe- tentes que respondan a las crecientes exigencias de las bibliotecas, cualquiera que sea la calidad de los estudiantes, del personal docente y de los programas ; es materialmente imposible abarcar en tan poco tiempo las variadas materias y todo lo que se hace necesario enseñar. La Asamblea de Bibliotecarios de las Américas estipuló un mínimo de trescientas sesenta horas de clase 1. Si suponemos

I. Luther E. Hvans, Proceedings of the Asoemtdy of Librarians of the Am-ricas, Muy 12 ta June 6, 1947. Washington, The Library of Congress, 1948, pág. 248.

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semanas de quince horas de clase, alcanzamos así un curso de seis meses aproximadamente. La exigencia de horas de clase, en la mayoría de las escuelas de estudios postgraduados de Canadá, Inglaterra y Estados Unidos varía entre trescientas ochenta y cuatrocientas ochenta.

Cada día es más evidente que ninguna escuela de biblioteconomía puede pensar en satisfacer totalmente las exigencias de todas las bibliotecas; sin embargo, no basta que la escuela prepare (( bibliote- carios » simplemente; su cometido consiste en preparar bibliotecarios para que se hagan cargo de las diferentes clases de trabajo, ya que los diversos tipos de bibliotecas requieren preparación también diversa. Estas reflexiones nos llevan a plantearnos el problema de si los biblio- tecarios de las bibliotecas públicas, escolares, universitarias, nacionales o especiales pueden todos prepararse eficientemente en una misma es- cuela de biblioteconomía. En teoría al menos la solución radica en una escuela que, con recursos suficientes y un programa ade- cuado, prepare todo tipo de bibliotecario. Si la demanda de per- sonal en las bibliotecas de un país no es suficiente para justificar el mantenimiento de más de una escuela, y ésta carece de recursos para llevar a cabo un programa tan amplio, pueden aplicarse diver- sas medidas.

En primer término, la escuela debe concentrar su máximo esfuerzo en la preparación de bibliotecarios para los tipos de biblioteca más numerosos e importantes y que requieran mayor cantidad de per- sonal. La segunda medida consiste en proyectar el plan de estudios en forma tal que incluya la mayor cantidad de materias básicas de aplica- ción general. De este modo se prepara a los estudiantes de manera competente para desempeñar el mayor número de diferentes tipos de trabajo bibliotecario. En tercer lugar, la escuela puede ofrecer en la segunda mitad del programa un curso sobre cada uno o sobre la mayoría de los aspectos que queden fuera de su interés y de sus esfuerzos capitales.

Un problema que se presenta a muchas escuelas nuevas, sobre todo a las de países de escaso desarrollo bibliotecario, es el de los estu- diantes que, por estar empleados en bibliotecas, pueden asistir a los cursos solamente a horas determinadas. Cuando un número consi- derable de estudiantes se halla en esa situación, es necesario tomar distintas medidas. Los cursos deben dictarse por la tarde, o los domingos y otros días de descanso, y el programa habrá de proyectarse de modo que permita prolongar el tiempo requerido para completar el curso.

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MÉTODOS DE ENSEÑANZA

Pueden hacerse dos afirmaciones de carácter general en relación con los métodos de enseñanza de las escuelas profesionales. La primera, que los métodos empleados en esas escuelas, si bien se ajustan en gran parte a los moldes de eficacia reconocida en la enseñanza superior, requieren otras técnicas no siempre aplicables al estudio de materias tales como la historia, la literatura o la filosofía. Estas técnicas espe- ciales tienden a dar al estudiante los conocimientos prácticos básicos.

La segunda observación, que se deriva de la primera, es que existe inevitablemente cierto conflicto, en la filosofía de la educación, entre el enfoque teórico y general de la enseñanza, por un lado, y el práctico y específico por otro. Este conflicto no han podido resolverlo enteramente ni siquiera las escuelas más antiguas y de vida más fructí- fera. En la primera época, todas las escuelas ponían su mayor empeño en la enseñanza de las prácticas del momento, hasta el punto de que la mayor parte de la instrucción se ofrecía en las bibliotecas y no en las aulas. Esta actitud se explica por el estado naciente de la profesión y su preocupación por el desarrollo de métodos para el tratamiento de los materiales impresos, y por la preparación de personal capacitado para realizar tareas profesionales específicas. En muchas escuelas de Europa, especialmente en Bélgica, Gran Bretaña, Noruega y Suiza y en los países latinoamericanos y Estados Unidos, la preocupación fundamental de la enseñanza se centra todavía en lo concreto, lo técnico y práctico, excluyéndose virtualmente los aspectos teóricos y generales.

Los’ que sostienen el punto de vista (( práctico )) afirman que la bibliotecología no tiene un cuerpo general de conocimientos, y que el futuro bibliotecario puede aprender solamente mediante la experiencia, ya sea en una biblioteca, ya en clases de laboratorio, de referencia o catalogación. Los que sostienen el punto de vista teórico, represen- tados por las escuelas de Checoeslovaquia, Francia, Italia y, en forma cada vez más decidida, por las de los Estados Unidos, argumentan que existe un cuerpo general de conocimientos que constituye la bibliote- colegía, y que el futuro bibliotecario estará mejor preparado para el ejercicio de la profesión si comprende las teorías y los principios generales que fundamentan materias tales como la administración, selección de libros y clasificación, siendo capaz de aplicarlos a situa- ciones concretas.

Como lo ha expresado un autor,

. ..en nuestro mundo complejo y cambiante, el hombre que está preparado más eficazmente es aquél que se adapta a las nuevas

2.5

circunstancias, el que es más práctico en la función de resolver los pro- blemas mediante el uso de principios generales y no se intimida por los cambios que está seguro han de producirse en torno suyo en el curso de su vida. Las escuelas de biblioteconomía han preparado personas que pueden hacerse cargo de sus tareas y actuar con óptima eficiencia casi inmediatamente. La capacitación de esas personas deja poco o nada al aprendizaje posterior en el ejercicio del trabajo. Pero una vez que los detalles de la situación para la que han sido preparadas cam- bian, se vuelven ineficaces o se ven reducidas a sus propios recursos para realizar la transición eficazmente. El egresado de una escuela que da más importancia a las consideraciones de orden teórico -se admite generalmente- no podrá producir trabajo de calidad óptima durante semanas o meses inclusive, según el grado de eficacia de la práctica a que se le somete en el trabajo mismo. Sin embargo, puede estar mejor preparado para mantener un grado constante de eficiencia en el trabajo ante situaciones que varien, y para aportar algo a la práctica y la teoría de la profesión. La función propia de las escuelas de biblioteconomía... debiera ser la de preparar personas del último tipo y no del primero r.

No debe pensarse, sin embargo, que la enseñanza en ninguna escuela del país sea exclusivamente teórica o práctica. Toda escuela debe reconocer la necesidad de preparar estudiantes capaces de reali- zar ciertas tareas profesionales en bibliotecas existentes y, por otra parte, no existe probablemente ninguna escuela que descuide de manera total las consideraciones de fndole teórica en algunos aspectos de la biblioteconomía. El ideal ha de hallarse en una combinación adecuada de teoría y práctica.

La enseñanza profesional eficiente requiere... una estrecha conexión entre la teoría y la práctica. Sin la teoría, la práctica se vuelve caótica, mera colección de casos aislados e individuales. La teoría da sentido y unidad a lo que de otro modo serían casos aislados y específicos. Por otra parte, sin la práctica, la teoría se vuelve mera especulación. Las realidades de la práctica, la pura especulación, sirven de medida a la justeza de la teoría, y atienden asimismo a los problemas con que toda teoría tiene que tropezar por fuerza a.

No es difícil extraer de aquí las deducciones lógicas. Sean cuales fueren las dificultades de la tarea, la enseñanza debe alcanzar

. ..un equilibro entre el servicio bibliotecario tal como lo imaginan los leuden de la profesión, pero que no ha sido generalmente realizado aún, y los servicios encontrados con más frecuencia en bibliotecas

I, Herbert Goldhor, a Some Thoughts on the Cunicuhan of Library Schools I), School and society, val. LXVII, June x2, 1948, págs. 434-35.

2. De la copia dactilograíiada de « Professional Zducation in Other Field: : Contributions to Education for Librorianship a, by Ralph W. Tykr, en Education for Librarianship. Bernard Berelson (ed.), Chicago, Ameritan Library Association, 1949.

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de varios tipos. Una excesiva insistencra en el molde idealista puede conducir al desánimo a los egresados que van a ocupar cargos en los que el servicio está condicionado por presupuestos estrechos, colec- ciones que distan mucho de ser perfectas, y autoridades que no alcan- zan a ver el valor de los servicios que aquéllos están deseosos de implantar. Por otra parte, la estrechez de una imagen demasiado realista de las bibliotecas tal cual son, sin una visión de las biblio- tecas como debieran ser, ofrecerá profesionales satisfechos de con- tinuar con las actividades actuales. La práctica se queda generalmente rezagada frente al ideal; a las escuelas de biblioteconomía corresponde en gran parte la oportunidad y la responsabilidad de salvar la distancia.

Como en el caso de otras profesiones, la enseñanza de la bibliote- conomía más eficaz no es la que se dedica fundamentalmente a enseñar las prácticas establecidas. Su primera preocupación debiera ser esti- mular en el futuro bibliotecario la capacidad de reconocer las oportu- nidades de servicio, de adaptar métodos generalmente aceptados y de proyectar procedimientos y esquemas de organización en relación con las necesidades siempre cambiantes, sociales y educacionales, de la comunidad. Aun suponiendo que la escuela de biblioteconomía prepare bibliotecarios medianamente capaces para realizar el trabajo en cargos como los que existen en la actualidad, no podemos asegurar que los tipos de servicios ahora conocidos en las bibliotecas representen todo lo que puede crearse, ni que esos servicios establecidos vayan a permanecer inmutables 1.

La solución del problema está en el equilibrio entre las dos tenden- cias sometidas a consideracián. Haciendo una generalización apre- surada podrfa decirse que la atención mayor de las escuelas más antiguas tiende a centrarse cada día más en la tarea de disciplinar a los estudiantes en las aspiraciones, propósitos, ideales y principios generales, con la consiguiente disminución en el estudio de las prácti- cas y usos concretos.

Hay ocho métodos de enseñanza, por lo menos, aplicables por separado o en forma combinada a las materias que comprende el plan de una escuela de biblioteconomía. Éstos son : las disertaciones, las discusiones en clase, los seminarios, los ejercicios de laboratorio, los trabajos prácticos, la resolución de problemas, los trabajos escritos y las bibliograffas, y las visitas de observación.

Las disertaciones. Poco cabe decir de este método, el más común de todos los procedimientos de enseñanza, que puede usarse eficaz- mente con clases de cualquier magnitud y en la enseñanza de cualquier materia. Las disertaciones son útiles, sobre todo, para la exposición

1. Anita M. Hostetter, « Questions for a New Library School n, en Library Conference keld under the Auspices of the Carne& Corporation of New York mzd the General Education Board, March w-15, 1944. Atlanta, Georgia, Atlanta University 1941 ,pág. 5.

- -1- - . - < . .

de principios generales y asuntos históricos. En la escuela de bibliote- conomía, sin embargo, la disertación no es suficiente por sí sola para la enseñanza de algunas materias tales como catalogación y consulta, en las cuales el estudiante debe familiarizarse por sí mismo con métodos y materiales. Una segunda advertencia : la disertación, si ofrece ele- mentos que el estudiante puede obtener fácilmente mediante la lectura, o en gran parte de carácter anecdótico, le lleva a malgastar su tiempo. En esas circunstancias, el método pierde su valor edu- cativo. En términos generales puede decirse que la disertación se justifica si analiza e interpreta elementos nuevos para los estudiantes, o si ofrece conceptos que no puedan obtenerse en materiales impresos.

Las discusiones en clase. Este método, que puede también llamarse de « preguntas y respuestas », se emplea generalmente en relación con otros, fundamentalmente la disertación, los trabajos prácticos (v. i~&z) y la resolución de problemas (u. infYa), pero puede emplearse con resultado satisfactorio solamente con grupos formados por no más de 25 ó 30 personas. Después de una o dos clases dedicadas a la exposición oral, puede señalarse un período de discusión en el que los estudiantes presentan ideas sugeridas por las disertaciones o las lecturas; otras veces, esos períodos de discusión se destinan a proble- mas señalados de antemano. En ambos casos, las preguntas las formula el profesor. En relación con los trabajos prácticos, los estu- diantes pueden también formular preguntas o ser interrogados sobre los resultados de sus experiencias y observaciones. De esta manera se logra el objeto de relacionar los resultados observados en la práctica con el trabajo más teórico del aula; asimismo se comprueba el poder deasimilación y análisis de los estudiantes, y se permite señalar las dife- rencias entre los diversos métodos corrientes, etc.

El método de « preguntas y respuestas » se emplea frecuentemente en la enseñanza de las escuelas de biblioteconomía y en otras, en el período posterior de discusión. En este caso se alcanza, además, otro objetivo : el de probar el grado de aprovechamiento de los estudiantes en las disertaciones, las lecturas y otros ejercicios. Vaya o no acom- pañado de discusión posterior, ofrece al estudiante una valiosa opor- tunidad de exponer oralmente y de pensar por sí mismo.

Aplicada en la mejor forma, la discusión en clase es un excelente método, pero debe cuidarse de que no se transforme en mera repeti- ción, por los estudiantes, de lo que han oído en clase, o que este valioso tiempo no se pierda como resultado de preguntas que provie- nen de la más absoluta ignorancia.

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Los seminarios. Difieren de la discusión, fundamentalmente, en que : a) son eficaces solamente con grupos reducidos, digamos de no más que una docena de personas; b) alcanzan su mayor valor aplicados a cursos superiores. En un seminario tipo, los estudiantes se dividen en pequeños grupos, asignándose a cada grupo uno o más problemas de una materia dada, digamos clasificación. El resultado del estudio hecho por cada estudiante debe ser presentado por éste al grupo como un todo, oralmente, en forma extensa y detallada. A continuación, los integrantes del grupo formulan preguntas críticas, y el informante debe contestar ampliando los conceptos y defendiendo sus puntos de vista. El instructor actúa fundamentalmente como guía de la discu- sión y árbitro, y como consultante y consejero de los estudiantes durante la preparación de los informes.

Los ejercicios de laboratorio. Este término significa, aplicado a ciertos cursos de las escuelas de biblioteconomía, tales como catalogación, clasificación y consulta, exactamente lo mismo que en su relación con materias tales como química o física, siendo la teoría y los propó- sitos los mismos. La teoría puede expresarse de esta manera : si el estudiante ha de aprender a catalogar y clasificar un libro, no le será suficiente leer o ser informado por el profesor acerca de cómo ha de hacerlo; debe catalogar y clasificar libros por sí mismo. En una clase de laboratorio dedicada a catalogación y clasificación, en consecuencia, se dará a los estudiantes un grupo de libros que presenten distintos problemas, ya sea referentes al encabezamiento de autor, ya a la des- cripción o la determinación de la materia. Los problemas sobre los que se va a realizar el ejercicio se tratan generalmente en disertaciones previas ; en la clase de laboratorio, el estudiante realiza el proceso completo, con la guía del instructor, de los libros que se le han asignado. El método de laboratorio puede utilizarse con el mismo propósito e igual resultado en la enseñanza de consulta y bibliografía. En este caso se da al estudiante, después de una disertación sobre métodos y materiales, una serie de preguntas bibliográficas y de referencia, para que encuentre las respuestas. El instructor debe orientar al estudiante y señalar los errores en el método seguido, y la omisión de fuentes fundamentales. El estudiante que por sí mismo realiza los distintos procesos y revisa las fuentes en busca de la respuesta apropiada, aprende más en unas horas que en varios días de disertaciones en las que se le enseña simplemente qué obras de refc- rencia y bibliográficas existen, cómo usarlas y con qué propósitos. Generalmente se considera que un trabajo de laboratorio no inferior

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a dos horas, ni superiora tres, equivale a una hora de clase en cuanto a puntos de calificación.

Los trabajos prácticos. Este método está estrechamente vinculado al de ejercicios de laboratorio, pero presenta algunas diferencias respecto de él. La mayorfa de las escuelas de biblioteconomía envían a sus estudiantes, por un período que puede variar entre unos días y un mes o más, a una biblioteca, para que hagan prácticas. El tipo de biblioteca -pública, universitaria o escolar- se elige teniendo en cuenta el interés y los antecedentes del estudiante, con objeto de fami- liarizarle con la actividad en la que presumiblemente se desarrollará su vida profesional. Los propósitos del trabajo práctico son los mismos que los de las clases de laboratorio : el estudiante aprende en la prác- tica, observa directamente el funcionamiento de la biblioteca, sus propósitos y resultados, y relaciona estas situaciones reales, necesi- dades y problemas, con lo que ha aprendido en las clases teóricas y en las lecturas, y con el enfoque más teórico del aula. Para que el estudiante obtenga mayor utilidad del trabajo práctico, éste debe ser vigilado en forma adecuada y realizarse de la manera más amplia posible, sin limitarlo a una tarea o departamento de la biblioteca; asi- mismo ha de exigírsele un informe de sus observaciones, con los resultados de la experiencia.

La resolución de problemas. Dos clases de problemas, los de catalo- gación y clasificación y los de consulta, han sido ya considerados al tratar de los ejercicios de laboratorio; pero la resolución de pro- blemas no tiene por qué limitarse a las clases de laboratorio o a esas dos materias. En consulta y bibliografía puede asignarse problemas, diariamente o una vez por semana, al estudiante, debiendo este presentar la respuesta por escrito, para que el profesor señale los comentarios y correcciones. En la selección de libros, para poner otro ejemplo, el deber puede consistir en la obtención de la información bibliográfica precisa sobre varios títulos, o en información acerca de costos, fuentes de compra, valor probable para un tipo dado de lectores, y otros temas similares. En materias tales como administra- ción y organización, los problemas pueden referirse a las finanzas, al personal o a las colecciones de libros.

El peligro mayor de este método radica en que las preguntas tienen poca o ninguna relación con situaciones reales. Los estudiantes per- ciben este hecho y no ponen auténtico interés en el problema. Este peligro puede evitarse mediante el uso de preguntas formuladas en los departamentos de consulta, enterando al estudiante de las razones

por las cuales el solicitante deseaba la información. Del mismo modo, en el caso de problemas para otros cursos, pueden utilizarse situa- ciones bibliotecarias reales o preguntas referentes a la compra de libros, finanzas, personal, etc. Debe señalarse al bibliotecario el signi- ficado del problema y su aplicación al tipo de trabajo bibliotecario para el cual se esta preparando.

Los trabajos escritos y las bibliograflas. Todos los bibliotecarios deben ser capaces de presentar por escrito, en forma clara, lógica y concisa, los resultados de sus observaciones, experiencias, estudios, lecturas o análisis de una situación particular. Igualmente deben saber cómo recopilar una buena bibliografía por autores o por materias. El único método seguro de comprobar la capacidad del estudiante en este sentido consiste en encargarle que realice trabajos escritos y recopile bibliografías. Los trabajos escritos de este tipo no tienen por qué limitarse a una de las materias del programa, sino que deben com- prender todas o la mayorfa de ellas, para que el estudiante adquiera experiencia en el trabajo bibliográfico y de redacción en tantos aspec- tos como sea posible. No hay necesidad de señalar que los trabajos escritos deben ser cuidadosamente examinados y corregidos por el profesor, y constituir, si se considera necesario, materia de consulta entre éste y el estudiante.

Las visitas de observación. Muchos estudiantes llegan a la escuela de biblioteconomia con escasos conocimientos acerca de las bibliotecas en general, de sus diferentes tipos, lo que hacen y cómo realizan su servicio. Un buen método para dar al futuro bibliotecario esta imagen global lo constituyen las visitas de observacidn. El propósito principal de esas visitas es permitir que el estudiante se familiarice con cada uno de los tipos de biblioteca, más importantes y con sus servicios. A pesar de que este objetivo puede alcanzarse hasta cierto grado mediante las disertaciones y las lecturas, no hay nada que pueda compararse en valor educativo al hecho de que el estudiante vea las cosas por sí mismo. Las visitas de observación, con la guía de uno o más instruc- tores, deben proyectarse de modo que incluyan visitas de una o dos horas a una buena biblioteca, por lo menos de cada uno de los tipos más importantes dentro de la zona de la escuela. Estas visitas deben ir precedidas de lecturas y clases relacionadas con la organización y administración de bibliotecas. Después de realizada la visita, debe hacerse una clase de discusión y, de ser posible, el estudiante habrá de informar sobre lo observado.

Las consideraciones precedentes acerca de los programas de

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estudio y métodos de enseñanza son aplicables a las escuelas de biblioteconomía en general; sin embargo, nunca se recomendára suficientemente que las personas encargadas de estructurar el programa una de escuela tengan presentes las condiciones, prácticas y necesidades locales inmediatas y futuras. Hacerlo de otra manera y aceptar ciega- mente y sin análisis un programa, cualquiera que sea el grado de exce- lencia de éste aplicado a situaciones distintas, conduce al fracaso. No es ésta una consideración de orden teórico, sino nacida de las exigencias de la realidad, y puede demostrarse con un ejemplo. Hablando, en un artículo de fondo, del plan de enseñanza profesional en la India, dice el Modern Librariun :

Los cuatro propulsores del plan fueron hindúes. Es sorprendente comprobar, sin embargo, que el plan carece totalmente del sello indio. Sus autores dan muestra de haber sido influenciados excesiva- mente por su instrucción occidental y su estrecha vinculación con la Escuela de Bibliotecología de Londres; tanto, que han ignorado no sólo las necesidades de las bibliotecas hindúes, sino también las valiosas contribuciones hechas por nuestros autores, algunos de los cuales han ganado en el mundo bibliotecario un lugar preferente para sí y para su patria l.

CAPITULO IV

EL CUERPO DE PROFESORES Y OTROS MIEMBROS DEL PERSONAL

EL CUERPO DE PROFESORES

P OR acertados que sean los objetivos de una institución de ense- ñanza y buenos su programa, sus métodos y su edificio, su

excelencia dependerá siempre, fundamentalmente, de la calidad del cuerpo de profesores. En toda empresa el personal es muy importante, pero en una institución de enseñanza debe ser objeto de excepcional preocupación, porque puede afirmarse que los profesores son la institución. Toda la atención que se dedique a la selección de un buen cuerpo de profesores será poca, en consecuencia. En lo que atañe a las escuelas de biblioteconomía, este extremo ha sido puntualizado así por un bibliotecario de larga experiencia, que ha estudiado el problema que plantea la enseñanza de esta materia :

. ..Ni el programa de estudios, ni una filosofía extraordinaria, ni el equilibrio entre los principios y los métodos, ni los planes atrayentes y los sistemas ingeniosos, significan tanto en la enseñanza de la biblio- teconomía como la calidad del personal docente; es decir, del director y los profesores l.

2 Cuáles son las condiciones que deben reunir el hombre o la mujer que van a enseñar en una escuela de biblioteconomía ? La respuesta no es difícil de hallar. Deben tener una personalidad fuerte, enérgica y agradable, más aquellas otras cualidades, nada fáciles de definir, que componen la capacidad para dirigir a los demás. La personalidad incluye, naturalmente, una serie de atributos esenciales para el éxito en cualquier actividad profesional; pero, en suma, el profesor de una escuela de biblioteconomía debe ser una persona que como tal, imponga indiscutiblemente respeto y confianza tanto a sus colegas como a los estudiantes.

En segundo término, el profesor de una escuela clc biblioteconomía debe ser persona culta, con una buena base de historia universal y literatura, familiarizada con las líneas generales de la economía, la

I. Joseph L.. Wheeler, Progress and Problena in Edtrcation fou Librarianship. New York, Cnrnegic Corporation of New York, 1946, pág. 46.

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sociología y el gobierno, y que no desconozca las artes y las ciencias. La biblioteconomía se relaciona con todas las materias que atañen al hombre, por lo menos en la medida en que se ha escrito sobre esas materias. No puede enseñarse, en consecuencia, en el vacío o desvin- culada de lo que el hombre ha forjado, pensado o soñado. No puede, en resumen, ser enseñada en su más alto nivel por una persona que tenga una cultura inferior a la más amplia que el país puede producir.

El instructor debe, además, tener condiciones para la enseñanza; debe ser un buen maestro en la más amplia acepción de la palabra, tener conocimiento de cómo hay que enseñar y dirigir a los estudiantes, hablar en público, expresarse, etc. La capacidad para enseñar no es fácil de medir ni puede juzgarse por una relación de méritos con la misma precisión que los estudios realizados o los trabajos de investigación. Esas condiciones pueden ser estimadas por un obser- vador sagaz si dispone de oportunidad y tiempo suficiente, pero estas circunstancias no siempre se dan. Frecuentemente el criterio más seguro que puede emplearse consiste en elegir personas que hayan actuado ya en la enseñanza con Cxito, precedidas de una reputación sólida adquirida en otra institución. Si se sigue este criterio de selec- ción, interesa que el nivel de la enseñanza en las dos instituciones sea idéntico, y que la materia, si no es la misma, esté relacionada con la que el profesor va a enseñar en la nueva escuela. Siempre es deseable que la persona elegida tenga experiencia en la enseñanza, pues el maestro inexperto es siempre peligroso. Hay muchos bibliotecarios capaces, cultos y con amplia experiencia -administradores, catalogadores, bibliotecarios consultores- que no se sienten atraídos por la enseñanza y nunca podrán realizar con éxito tareas de esta natu- raleza.

En cuarto lugar, los profesores de la escuela de biblioteconomía deben poseer una capacidad profesional indudable. Esto significa que han de tener un conocimiento completo de la biblioteconomía y de las bibliotecas o, por lo menos, de alguna de sus ramas. Los conocimientos deben ser teóricos y prácticos, generales e intensivos y de entidad suficiente para granjearse el respeto no sólo de los estudiantes, sino de los colegas. Esta capacidad será en parte resultado de la instrucción recibida, en parte del estudio personal y de la lectura, investigación y trabajos realizados, y de la práctica adquirida en el ejercicio de la profesión.

En quinto lugar, como se desprende del párrafo anterior, deben buscarse personas que tengan experiencia en más de un tipo de biblio- teca y de trabajo bibliotecario. El mejor profesor de catalogación y clasificación no será, sin duda, aquél cuya experiencia se limite a

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las tareas de catalogación y clasificación; debe también estar familiari- zado con las relaciones administrativas entre el departamento de catalogación y otros departamentos, con el trabajo de consulta, que depende en tal alto grado del trabajo de catalogación, etc. En igualdad de condiciones en otros aspectos, el profesor de experiencia más amplia y profunda hará, sin duda, una contribución más señalada : (( . ..debe encontrarse el medio que permita a los instructores ampliar su campo de experiencia, pues, a menos que el contenido de los cursos pueda llenarse del sentido que proviene de la práctica rica y variada, ese contenido será, inevitablemente, débil, artificial y académico l. II

Para terminar, el profesor debe ser una persona que, mediante el estudio, la investigación, y con su aporte a la literatura profesional, haya demostrado capacidad para contribuir a aumentar la suma de conocimientos de la profesión. Esta exigencia responde a uno de los principales propósitos y responsabilidades, ya señalados, de una escuela profesional. Y, lo que es más, asegura la contribución de una mente indagadora que no se contenta con aceptar las cosas sin análisis; permite esperar que la escuela pasará a desempeñar, merced a su cuerpo de profesores, un papel orientador, contribuyendo al adelanto de la profesión. Otra consecuencia, y no la de menor importancia : la per- sona que es capaz de hacer contribuciones del tipo más arriba apun- tado se conservará -puede esperarse- intelectualmente alerta. Una persona así dotada no merecerá sin duda las críticas a menudo y con justicia dirigidas a los profesores de las escuelas de biblioteco- nomfa, a quienes se acusa de que « tienden a seguir el surco ajeno, más bien que a dirigir y orientar por cuenta propia... Es raro encontrar en las escuelas de biblioteconomia instructores que estén, en la teoría o en la práctica, a la cabeza de los bibliotecarios que ejercen la pro- fesión; ésta es una de las dificultades más serias que las escuelas tienen que afrontar cuando intentan perfeccionar su personal docente y sus métodos de enseñanza a ». CC No hay programa de estudios, por bien proyectado que esté -ha señalado otro autor-, que resulte eficaz si los profesores mismos no son capaces de adaptación y de percibir las nuevas tendencias y condiciones de la bibliotecología... La escuela que puede formar un cuerpo de profesores de tal calidad alcanzará, sin duda, un lugar codiciado dentro de la profesión 3. »

Hablando en términos generales, puede afirmarse que estas exigen- cias de capacidad han sido descuidadas aun por las escuelas de

I. Andrew D. Osborn, a Education for Librariansbip n, en Personnel Administration in Libraries, LoweU Martin (ed.), Chicago, University of Chicago Presa 1946, pág. 126.

2. Ibid., pág. 126. 3. Herbar Goldhor, s Some Thoughts on the Curriculum of Library Schools 11, &hool and

Society, val. LXVIII, Jwe 12, 1948, pág. 436.

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biblioteconomía más antiguas e importantes, y probablemente lo serán también por las nuevas, sobre todo en los países de escaso desarrollo bibliotecario, ya que será difícil que encuentren instruc- tores, aun de capacidad mediana. Este punto merece atención parti- cular. Como se ha señalado,

. ..la medida de la capacidad del cuerpo de profesores puede darla la proporción en que los integrantes del grupo contribuyan a la literatura especializada de la materia que enseñan y en su campo de especiali- ., zacion...

La investigación cuidadosa ha establecido el hecho de que un alto nivel de producción especializada acompaña generalmente a la inquietud intelectua!, la capacidad de asumir un papel orientador en la materia, el conocrmiento de las nuevas tendencias y otras condi- ciones que son altamente estimables en el cuerpo de profesores de una universidad. Los estudiantes se sienten atraídos por las institu- ciones en las que pueden recibir la enseñanza de autoridades recono- cidas en el campo de su especialización por sus trabajos 1.

El jefe administrativo debe reunir las mismas condiciones que se requieren en los otros miembros del cuerpo de profesores. Además, debe poseer una capacidad demostrada como administrador, estar familiarizado con los problemas de los programas y la confección de éstos, tener condiciones excepcionales para dirigir, y un criterio profesional aún más alto que el de los otros miembros del personal. No es posible esperar que sea un experto en todas las ramas de la bibliotecología, pero sí debe tener conocimientos de tantas de ellas como sea posible, estar enterado de todas ellas, y sentir auténtico interés por cada una. Si careciera de estos conocimientos, le sería imposible entender y compartir el entusiasmo de los otros miembros del personal por las materias de su especialización; tendrá dificultades para discutir asuntos relativos a los programas en un plano de igualdad con ellos; encontrará que le es imposible tomar las decisiones imparcialmente, o convencer a sus colegas de que han sido adoptadas con ese criterio, y, por último, no será capaz de realizar actos de gobierno total y objetivo, esenciales para que la institución realice un programa equilibrado y completo.

La mayoría de los conceptos precedentes están supuestos en los párrafos que siguen : « Una dirección dinámica, informada, erudita, ingeniosa y entusiasta, determinada a impulsar la profesión hacia nuevos horizontes, supone más para cualquier escuela que el más cuidadoso esmero en la revisión de los programas a. »

I. Iiryers D. Metcalf, John Dale Iiussell, y Andrew D. Osborn, The Progranz of Instructiott in Library Schools. Urbana, Illinois, University of Illinois Press, 1943, págs. IZZ-123.

2. Joseph L. Whecler, ofi. cit., Pág. 46.

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No es difícil enumerar las condiciones necesarias para el personal docente de una escuela de biblioteconomía, pero no es tan fácil encon- trar las personas que las reúnan. 2 Dónde debe buscárselas? En la mayoría de los casos, en las bibliotecas, en otras escuelas de bibliote- conomía, o entre las personas que han ocupado cargos en bibliotecas o escuelas. Cuando una escuela trata de obtener un profesor dentro del personal de una biblioteca, se encuentra generalmente con la dificultad de que estas instituciones pagan a menudo mejores sueldos, en los cargos importantes, que los ofrecidos por las instituciones de ense- ñanza superior. Importa, en consecuencia, que los sueldos de la escuela sean por lo menos equiparables a los percibidos por las personas de preparación y experiencia equivalentes en las bibliotecas a que la escuela recurre en busca de profesores. « . ..Un cuerpo de profesores activos, de capacidad señalada... no puede reunirse con sueldos inadecuados l. )) Puede pensarse que la escuela debería ofrecer sueldos un poco más altos que los comunes, de manera que atraiga a los biblio- tecarios más capaces del país. Si la escuela no está en condiciones de hacerlo, debe conformarse con un personal de segunda categoría; siendo estas personas las encargadas de preparar las generaciones futuras de bibliotecarios, las consecuencias son previsibles. La profesión tiende así a la mediocridad, ya que las nuevas generaciones reciben la instrucción de manos de los menos capaces, inteligentes e informados. Es un desastre para la enseñanza que una institución se contente con un cuerpo de profesores inferior en todos sentidos al mejor posible, y ponga a sus estudiantes bajo su dirección. En conse- cuencia, es esencial que la escuela tenga una escala de sueldos apro- piada. Esto significa que el decano o director debe ganar tanto o más que el director de la biblioteca más importante, y tanto como los decanos o directores de los otros departamentos de la universidad; que los profesores deben percibir sueldos equiparables al sueldo corriente de los directores de las bibliotecas más grandes, y que los otros miembros del personal de enseñanza deben recibir remuneraciones similares a las que reciben los jefes de departamento en esas mismas bibliotecas.

Ha preocupado a las escuelas de biblioteconomía desde el principio, y merece actualmente seria consideración el problema de decidir cuál debe ser el régimen de trabajo de los profesores, si full-time opart-time (empleo total o parcial de su tiempo). En el famoso informe ya citado de C. C. Williamson se trata de este punto con alguna extensión, y sus observaciones son tan oportunas en la actualidad como lo fueron hace un cuarto de siglo :

I. Ibid., pág. 47.

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Como las escuelas de biblioreconomía se han desarrollado en su mayoría en estrecha vinculación con alguna biblioteca pública o uni- versitaria, su dirección y la mayoría de las tareas docentes han estado a cargo de miembros del personal de bibliotecas... La mayoría de las escuelas tienen una o más personas dedicadas fu&time 1 a la ense- ñanza, quedando otra parte de la misma, por regla general, en manos de alguna biblioteca de la vecindad. El hecho de que cada escuela defienda su propia solución hace pensar que han adquirido el hábito, muy cómodo, de transformar en virtud lo que es mera necesidad.

No hay duda de que los sistemas part-time y full-time tienen ambos sus ventajas e inconvenientes. En gran parte, el régimen seguido actualmente por las escuelas no ha sido impuesto por consideraciones de índole teórica, sino por los presupuestos. Las escuelas que cuentan con medios suficientes para emplear un cuerpo de instructores full- time lo hacen.

La gran ventaja del sistema de instrucciónpart-time, y generalmente la única que mencionan sus defensores, es que la oportunidad de contacto permanente con el trabajo bibliotecario obliga a enfrentarse día a dia con los adelantos de la profesión. Se alega que el instructor full-time está en peligro de transformarse en un teorizador infecundo, e incluso en un formalista o reaccionario. Algunas escuelas sostie- nen que mediante este sistema se asegura un tipo mejor de personal en ambos trabajos, que de otro modo ni la escuela ni la biblioteca podrían esperar obtener...

El sistema part-time tiene serios inconvenientes en si. El instructor no tiene contacto continuo con los estudiantes, y éstos no pueden recurrir a él con libertad en busca de consejo y ayuda fuera de las horas de clase. Los instructores part-time no están en condiciones de considerar su tarea con amplio espfritu profesional, ni de poner un interés serio en los problemas de la enseñanza. En esta pluralidad de actividades, una o la otra, o ambas, han de resentirse.

Hay necesidad de uno o dos instructores full-time, por lo menos, para cuidar los detalles de organización y administración y para dictar las materias técnicas más importantes -catalogación, clasificación y tal vez selección de libros. Los instructores part-time en materias tales como catalogación y clasificación corren el gran peligro de enseñar los métodos en práctica en sus propias bibliotecas... Para obtener una instrucción profesional auténtica, es esencial un punto de vista amplio e independiente...

Tal vez no sea demasiado justo utilizar como elemento para clasi- ficar las escuelas la proporción de profesores full-time. Es el método que se pone en práctica, sin embargo, para evaluar otros tipos de escuelas profesionales. Esto es inevitable en cierta medida, pues el empleo de instructores part-time supone un intento de hacer marchar la escuela con recursos insuficientes. En igualdad de condiciones la escuela que disponga de fondos adecuados será la mejor, porque em- pleará a los mejores instructores, que dedicarán todo su esfuerzo al trabajo en la escuela.

Por lo que se desprende de los elementos de juicio de que

I Es decir, con plena dedicacibn de su tiempo y actividad

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disponemos, una escuela que ocupe un alto nivel profesional deberfa ser lo suficientemente grande y estar provista de fondos bastantes para requerir los servicios de cuatro instructores full-time que dicten los cursos principales, particularmente los llamados técnicos. Consciente del peligro señalado como inherente al servicio fu&time, el instructor debería hacer, con la cooperación de la escuela, los arreglos necesarios para obtener la vinculación necesaria con el trabajo y los problemas bibliotecarios mediante períodos de servicios en bibliotecas, reali- zación de estudios, licencias cada siete años, etc. r.

Estas excelentes observaciones necesitan escaso comentario. Puede señalarse, sin embargo, que el total del tiempo que ha de consagrarse a la enseñanza es función no sólo de las principales materias que hayan de enseñarse, sino también del número total de cuestiones, del nivel de la instrucción impartida y del número de estudiantes. Ponga- mos un ejemplo relacionado con el nivel de instrucción. Un miembro del personal, encargado de un curso superior que exija frecuentes entrevistas con los estudiantes, la preparación de nuevos y compli- cados ejercicios y la corrección de extensos trabajos más o menos originales, no puede dar tantas horas de clase como otro encargado de un curso elemental de catalogación, en el que la instrucción, los mate- riales empleados y los ejercicios son de naturaleza más sencilla y ruti- naria. Refiriéndonos al factor constituído por el número de estu- diantes : si una escuela tiene sesenta y cinco alumnos y todos ellos siguen un curso elemental de catalogación, para asegurar un resultado óptimo será necesario que el grupo se divida en dos o, si es posible, en tres secciones, ya que en el nivel de enseñanza profesional de 25 a 35 estudiantes parece ser ése el mayor número al que puede instruirse satisfactoriamente en un grupo. Esto supone, en consecuencia, que el tiempo requerido para enseñar este curso se duplica o triplica.

Si una escuela ha de contar con instructores part-time, debe tratar de salvar, dentro de lo posible, los inconvenientes que el sistema lleva aparejados. Un amplio criterio profesional y una experiencia igual- mente amplia tienen gran importancia para contrarrestar la natural tendencia a enseñar las prácticas de una biblioteca en particular. La proximidad geográfica es también importante, pues permite que el instructor esté a disposición de la escuela cuando acudan a él, para hacerle alguna consulta, la dirección, los otros profesores o los estu- diantes. Debe asegurarse por anticipado que el profesor dispondrá ampliamente de tiempo para tales consultas, y evitar que los nombra- mientos recaigan en « personas ocupadas que llegan apuradas a las

I C. C. Williamson, Trainin~ jor Library Service. New York. Carnegie Corporation, 1923 págs. ‘q++$.

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clases y las dejan en la misma forma, con la escasa oportunidad consi- guiente, para los estudiantes, de beneficiarse de las entrevistas y discu- siones fuera de las horas de clase, y la dificultad, por parte del profesor, de conocer y evaluar la capacidad de los estudiantes 1 ».

Hay numerosos estudios sobre este problema de la asignación de tareas a los profesores de la escuela de biblioteconomía, pero no se ha realizado ninguna amplia investigación recientemente. Sin embargo, una comisión de la Asociación de Escuelas de Biblioteconomía Norteamericanas se ocupó de este problema en 1929, y los prin- cipios cuyo influjo señaló en la asignación de tareas al personal docente continúan siendo los mismos. Estos principios se citan a continuación :

I. La asignación de tareas a un instructor debe entenderse que com- prende la enseñanza propiamente dicha y las actividades complemen- tarias.

2. El tiempo de preparación difiere según las materias, y los pro- gramas diversificados requieren más tiempo que los globales.

3. Los métodos de presentación influyen en el tiempo requerido. 4. En igualdad de condiciones, cuanto más alto sea el nivel acadé-

mico de la enseñanza impartida, mayor será el tiempo requerido por una materia dada.

5. La cantidad de estudiantes es un factor que ha de tenerse en cuenta especialmente cuando el curso requiere revisión y preparación de ejercicios.

6. La tarea de enseñar secciones adicionales de una materia dada es comparable a la de tener a cargo otras materias, siempre que involucre trabajo considerable de revisión, o que la labor de preparar los ejercicios aumente con el número de estudiantes.

7. Cuando se da un curso por primera vez, su preparación supone mayor cantidad de horas que cuando se da las veces subsiguientes.

8. El número de horas de clase que comprende el programa de trabajo de un instructor indica solamente parte de la asignación de tareas total, y sólo puede considerarse la medida exacta de ésta si se agregan los distintos factores que determinan la cantidad de trabajo fuera de las clases que coincida con su horario.

9. La semana normal de trabajo de los instructores de la escuela de biblioteconomía, como la de los trabajadores intelectuales en general, debe considerarse de cuarenta horas aproximadamente.

IO. Las tareas asignadas a cada instructor deben ocupar aproxima- damente la semana normal de trabajo y señalarse después de una consideración cuidadosa de los varios elementos que van a constituir su asignación de tareas, de los criterios de que se disponga para medir el tiempo requerido por esos componentes, y de las condiciones perso- nales pertinentes y otros factores no susceptibles de ser medidos 2.

I. Joseph L. Wheeler, op. cit., pág. 50. z. Ernest J. Reece, c The Service Loads of Library Schoo Faculties n, Library Quarierl~,

val. 1, January 1931, págs. 37-38.

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El estudio realizado por la comisión mencionada sobre el tiempo requerido por cada hora dc clase dada acusó los siguientes promedios :

Administración de bibliotecas. . . . . . . . . . . . . . . . , 3 11. 35 m. Prácticas bibliotecarias (v. g. sistemas de préstamo,

adquisiciones, etc.). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 h. 22 m. Consulta y bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 h. 30 m. Selección de libros.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 h- 57 m. Catalogación.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ro h. 37 m. Clasificación.. . . . ” . . . . . . . . . . . . . . . . . , . . . . . . 6 h. 45 m.

Las actividades complementarias, incluyendo las tareas referentes al bienestar y orientación de los estudiantes, la supervisión del trabajo práctico, la preparación de exposiciones, el trabajo de comisión y otros similares, dan un promedio de 9 h. 22 m. por semana.

Si calculamos sobre la base de las precedentes cifras, un curso de dos horas de clase semanales requerirá aproximadamente, para cada una de las materias señaladas, la siguiente cantidad de horas por semana : administración, 9 h. IO m. ; prácticas, IO h. 45 m. ; consulta y bibliografía, 13 h. ; selección de libros, 9 h. 54 m. ; cataloga- ción, 23 h. 14 m. ; clasificación, 15 h. 30 m.

Si se toman como tipo las conclusiones de la comisión, puede hacerse una distribución justa de las tareas de los profesores para las diversas combinaciones de cursos, basándose en la semana de trabajo que debe llevar a cabo cada instructor, el tiempo que éste destina alas actividades complementarias, y el grado de ayuda con que cuente para reducir el tiempo que debe destinar a esas actividades complementarias. Este último aspecto tiene particular importancia en lo que se refiere a cata- logación y clasificación. Si se excluye la primera, y suponiendo que la semana de trabajo sea de 40 horas aproximadamente, el número de horas semanales de clase (v. g. la asignación de tarea semanal) del instructor medio oscila entre 5 y 7.

OTROS MIEMBROS DEL PERSONAL

Una escuela, para funcionar eficazmente, necesita, además de los pro- fesores, otros dos funcionarios por lo menos. Uno de ellos, el bibliote- cario, puede servir como ayudante de los profesores en las tareas de la enseñanza. Los trabajos peculiares de ese ayudante son la búsqueda del material necesario para los ejercicios, el trabajo preparatorio en relación con estos y otros deberes, la corrección previa de los problemas;

4’ 4

ayuda, además, en el trabajo bibliográfico y en la corrección de los tra- bajos del laboratorio de catalogación. La otra persona, un secretario, se necesita para la correspondencia -dictado, escritura a máquina y archivo-, para ayudar en la tarea de llevar al día el archivo de los estudiantes y otros trabajos similares de oficina. A medida que pase el tiempo y aumente el número de estudiantes y de profesores y la cantidad y proyeccion de las actividades profesionales de estos últimos, la escuela irá necesitando nuevos ayudantes. Un cuerpo de profesores que participe activamente en los trabajos de comités y asociaciones profesionales y contribuya con trabajos variados, necesitará, sin duda, ayuda en las tareas de secretaría en la proporción de un ayudante por cada dos o tres profesores. Cualquiera que sea la cantidad de ayudantes de ese tipo que necesite la escueIa, ésta debe estar dispuesta a pagar sueldos equivalentes a los que perciba en otras instituciones el personal preparado en taquigrafía, dactilografía, archivo y otras tareas similares.

Si la institución de que forma parte la escuela no ofrece servicio bibliotecario, o si la escuela, independiente o no, tiene su propia biblioteca de carácter profesional y bibliográfico, se requerirá, en la mayoría de los casos, un bibliotecario full-time.

CAPITULO V

LOS ESTUDIANTES. RECL.UTAMIENTO Y SELECCION

RECLUTAMIENTO

E s fácil afirmar a posteriori que la profesión bibliotecaria como un todo, incluyendo las escuelas y bibliotecas de casi todas

partes, no ha hecho cuanto debiera o hubiera podido hacer en relación con el reclutamiento de jóvenes -hombres y mujeres- inteligentes y capaces y dotados de las condiciones personales requeridas. Es éste uno de los factores que más han contribuído a la escasez actual y casi universal de bibliotecarios. La obligación de desempeñar un papel activo en el reclutamiento del futuro bibliotecario no pesa exclusi- vamente sobre las escuelas de biblioteconomía; de ella participan todos los individuos y organizaciones de la profesión. Debido a que las bibliotecas y los bibliotecarios tienen generalmente mayor contacto con los posibles estudiantes y están más interesados por el producto de las escuelas, ya que emplean a los egresados de las mismas, no es injusto afirmar que la máxima responsabilidad pesa sobre los que están en* el ejercicio de la profesión y no sobre las escuelas. Un eminente bibliotecario noruego, crítico de la bibliotecología, indica : (( Hay tal vez un error fundamental en hacer que las escuelas elijan los funcionarios para las bibliotecas. Debiera procederse en la forma opuesta... Lo que necesitamos son bibliotecarios escogidos cuidado- samente... Las grandes bibliotecas están en condiciones de atraer a esas personas 1. » « Las bibliotecas », señala un bibliotecario norte- americano, « debieran ser los organismos de reclutamiento más impor- tantes... 2 » Debieran hacer grandes y continuos esfuerzos para llamar la atención de los funcionarios no profesionales sobre las ventajas que ofrece la carrera de bibliotecario y tratar por todos los medios de animar a los jóvenes capaces a que realicen estudios profesionales. Las escuelas, por su parte, tienen la gran responsabilidad de informar a las bibliotecas y a los bibliotecarios de su interés por nuevos

I. Wilhelm Munthe. Ameritan Librarizzmhip from a European Angle. Chicago, Ameritan Library Association 1939, p8gs. 137-138.

z. Joseph L. Wheeler, Progress and Problems in Education for Librarianship, New York, Carnegie Corporation of New York, 1946, pág. 2,.

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estudiantes y de las condiciones de admisión, así como de distribuir materiales impresos, con información sobre la escuela y la profesión en general, en las bibliotecas, universidades, escuelas secundarias, centros de orientación profesional y de asesoramiento y otros grupos e instituciones que tienen contacto con la juventud.

La fuente principal a que se recurra en busca de estudiantes depen- derá en gran parte de los antecedentes de instrucción requeridos para el ingreso en la escuela. Si entre esos requisitos figura el de poseer un título universitario, la fuente lógica de reclutamiento será la uni- versidad. Los mayores esfuerzos deberán dirigirse hacia los cursos de la primera parte del ciclo, a fin de permitir que el estudiante inte- resado pueda obtener durante sus estudios universitarios el tipo de instrucción requerido para la admisión en la escuela. Si, por el contrario, una de las condiciones de admisión es poseer el diploma del gymna- sium o escuela secundaria, los esfuerzos de la escuela deben, natural- mente, dirigirse hacia estos organismos.

SELECCIÓN

2 Cuáles son las condiciones y cualidades que una escuela debe exigir de sus estudiantes ? Uno de los aspectos principales es el que se refiere a la preparación cultural. A causa de las grandes diferencias que presentan los sistemas de enseñanza en los distintos países, del desarrollo diverso de las bibliotecas y de la profesión bibliotecaria, el único principio general que puede sentarse es el de que la escuela debe exigir a los futuros estudiantes el nivel más alto y amplio posible de cultura general. Refiriéndose a este punto, el director de la Escuela de Bibliotecología de la Universidad de Londres dice :

En lo que atañe a las bibliotecas públicas, la necesidad de bibliote- carios cultos ha comenzado a apreciarse en época relativamente reciente. Por el término « bibliotecario culto » entendemos, no ya un erudito, sino una persona con amplios intereses y antecedentes cultu- rales, que tenga un conocimiento más que superficial de los libros que guarda y un interés auténtico por las necesidades de las personas que desean leerlos. El joven -hombre o mujer- que deja la escuela a los 16 años, tiene escasas posibilidades de transformarse en un « biblio- tecario culto ». Se reconoce actualmente que la enseñanza formal no debiera terminar a los 16 años, y que la preparación técnicasinlos nece- sarios antecedentes culturales conduce a un resultado endeble, y en el caso de una materia como la biblioteconomfa, que requiere una base intelectual tan sólida, es aún más imprudente... Es evidente que todo sistema de preparación profesional que aspire a formar bibliotecarios en el mejor sentido de la palabra, debe animar a los estudiantes para

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adquirir esos conocimientos antes de dedicarse a estudios técnicos. Es decir... que los aspirantes deben salir de entre aquellas personas que poseen un certificado de la escuela secundaria superior y, si es posible, universitario, y no de entre las que han abandonado los estudios al obtener el certificado escolar *.

Esta aspiración cultural no debe de ninguna manera limitarse a los que se preparan para el servicio en bibliotecas públicas. « La cultura -la opinión de los autores es unánime- es el aspecto fundamental... Todos los que se proponen alcanzar los más altos grados en el servicio deben tener instrucción universitaria y debieran seguir un curso para postgraduados antes de comenzar a trabajar en la biblioteca 2. »

Ese mismo aspecto se señala en el informe de un estudio internacional sobre la enseñanza de la biblioteconomía :

Il va de soi que c’est la formation universitaire qui est au premier plan et fait l’objet des plus grandes exigences pour le service supérieur des bibliotheques générales, centrales, universitaires, spécialisées, municipales et régionales. Tout candidat à ces postes devrait avoir fart des études supérieures sanctionnées par des diplomes universitaires 3.

Y el secretario ejecutivo del Consejo de Enseñanza de la Bibliote- conomía, de la Asociación Norteamericana de Bibliotecas, señala :

La profesión bibliotecaria requiere personas cuya preparación trascienda del mero conocimiento de su propia materia y procedi- mientos. La cultura general del bibliotecario debe darle una clara comprensión de los organismos y recursos culturales, sociales, educa- tivos y científicos... Su formación cultural comienza mucho antes de que inicie sus estudios bibliotecarios... En gran parte, esa educación que le permite desenvolverse -y que debe buscar acrecer- pro- viene de la preparación adquirida antes de su asistencia a la escuela de biblioteconomía. Esta formación preprofesional ha sido repetida- mente descrita como cultura general amplia... 4.

Hablando en términos generales, la enseñanza profesional en el Canadá y en los Estados Unidos tiende a exigir antecedentes universi- tarios como requisito para la admisión a las escuelas de biblioteco- nomía, mientras que en la mayoría de las escuelas de Europa y América latina se requiere generalmente certificado o diploma de una institu- ción de enseñanza secundaria. En Gran Bretaña, solamente la Escuela de Bibliotecología del University College exige un título universi-

t. Raymond Irwin, Thc National Library Serwce. London, Grafton, 1947, pags. 79-80. Z. Ernest A. Bakcr, u Preparation for Librarianship )), Library Review, val 1, Spring 1928,

pág. 176. 3. Rôle et formafion du biblioth&xire. &ude comparatiue sur lo fwmntion professionnelle du

bibliothécaire. Sociéte des Nations, Institut international de coop8ration intellectuelle. Paris, 1935. p”g. 25.

4. Anita M. Hostetter, 11 Questions for a New Library School », en Library Conference held under the Auspices of the Carnegie Corporation of New York and the General Education Board, March 15-15. 194%. Atlanta, Georgia, Atlanta University, 1941, pkgs. z-3

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tario. En vista de las oportunidades de la biblioteca moderna y de su exigencia de personal, las escuelas de biblioteconomía y las biblio- tecas debieran sostener una incesante campaña para hacer posible que las primeras adopten la máxima exigencia en los requisitos de admisión ; es decir, el diploma universitario.

En relación con los requisitos de estudios previos, debe señalarse que la posibilidad de leer en inglés es casi indispensable para los estudiantes de las escuelas de biblioteconomia. La razón es que la mayoría de los textos básicos, tratados, códigos, esquemas de clasi- ficación y otros instrumentos fundamentales sólo pueden obtenerse en dicho idioma. Un escritor que ha dirigido una escuela de bibliote- conomía en un país de habla no inglesa ha escrito lo que sigue sobre este punto :

En las condiciones actuales, para obtener una instrucción adecuada es necesario que se exija a los estudiantes de biblioteconomía conocimientos suficientes de inglés como para leer textos en este idioma. Demasiado cantidad de obras básicas están en inglés para poder eximirles de ese requisito, si se desea establecer las modernas prácticas bibliotecarias.... No se debe permitir que los temores políti- cos o las preferencias vayan contra esta necesidad básica r.

En muchos países, sin embargo, la exigencia de un conocimiento adecuado del inglés puede ser imposible. En ese caso, tal como se trata en el capítulo siguiente, debe procurarse asegurar por anticipado la traducción de los textos e instrumentos de trabajo más importantes.

Las posibilidades que ofrece la biblioteca moderna y sus necesidades en lo que a personal se refiere, exigen también que las escuelas busquen estudiantes que reúnan las mejores condiciones personales. Esta recomendación no será nunca suficientemente repetida, si conside- ramos que la profesión bibliotecaria está destinada fundamental- mente a servir; por otra parte, la aplicación de este principio ha sido con frecuencia olvidada. Hay, por desgracia, demasiados biblio- tecarios -y ningún país escapa a esta crítica- que, cualquiera que sea su capacidad profesional y su cultura, carecen de una persona- lidad que inspire confianza a los demás. Irwin tiene algo digno de citarse a este respecto :

No hay lugar en la profesión para los rechazados de otras profe- siones, los fracasados en las escuelas de maestros, ni para aquellos a quienes su personalidad y su temperamento incapacitan para seguir otras rutas... La profesión de bibliotecario no es un refugio para inadaptados ni una cura de reposo para inválidos 2.

I. Raymond L. Kilgour, a The Library School of the National Library of Peru » Library Quartdy, val. XV, Januaty rg45, p%g. 48.

2. Op. cit., pág. SI.

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La escuela debe esmerarse por hacer posible una justa estimación de la personalidad del estudiante, ya sea mediante informes de sus profesores anteriores o de otras personas que puedan dar referencias, o por medio de entrevistas.

El estudiante de la escuela de biblioteconomía debe tener, ademas, un interés real por los dos aspectos fundamentales de la profesión bibliotecaria : los libros y la gente. La persona de estrecho criterio utilitario difícilmente podrá ser un buen bibliotecario; tampoco el introvertido en exceso, que tiene dificultad en el trato con otras personas. Este último punto guarda relación con el problema de la per- sonalidad. El bibliotecario no debe tener meramente interés por la gente ; debe ser capaz de trabajar con ella. Puesto que la profesión está destinada fundamentalmente a servir a los demás, los que se dedican a ella deben poseer espíritu de servicio e interés por las oportunidades de ser útil que su profesion ofrece. Las cualidades necesarias no siem- pre se descubren con facilidad, ni la falta de ellas es siempre mani- fiesta. A pesar de ello, la escuela tiene la obligación de hacer los mayo- res esfuerzos para asegurarse de que los estudiantes admitidos reunen no sólo los antecedentes culturales requeridos, sino la aptitud mental y social necesaria para emprender la tarea con éxito.

Debemos mencionar otras dos condiciones. Una de ellas, la buena salud, está sobrentendida en las opiniones recién citadas de Irwin, y es fundamental para el éxito en la profesión bibliotecaria tanto como lo es en otras profesiones. El trabajo profesional en una biblioteca moderna es mental y, a menudo, físicamente exigente, como pueden certificarlo todos aquellos que han pasado varias horas sirviendo a los lectores en una biblioteca activa. Si excluimos la incompetencia profesional, puede afirmarse que no hay dificultad mayor para el éxito en la profesión que la falta de equilibrio mental, una salud quebrantada o un impedimento físico.

La última condición que mencionaremos aquí se refiere a la edad. Por regla general, las personas que solicitan su admisión en la escuela de biblioteconomia han completado m6.s o menos recientemente sus estudios preprofesionales y son, en consecuencia, jóvenes. A veces, sin embargo, una persona de mayor edad solicita la admisión. General- mente, tales personas han seguido ya otra carrera sin éxito. La escuela debe proceder con cautela antes de admitir a esas personas, cuyo tempe- ramento, capacidad e inteligencia pueden ser de naturaleza tal que las incapaciten para triunfar en cualquier profesión. Aunque éste no sea el caso, la experiencia ha demostrado que las personas mayores, diga- mos de 35 años aproximadamente, encuentran a menudo dificultades para asimilarse la enseñanza de una escuela de biblioteconomía, sobre

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todo si han abandonado los estudios regulares durante años y no tienen experiencia como bibliotecarios. Se hace difícil para ellas reanudar los estudios, adaptarse y dominar una materia enteramente nueva. Aun en el caso de que terminen los estudios, puede serles difícil encontrar un cargo satisfactorio.

En cierto sentido por lo menos, el reclutamiento y la selección de los estudiantes deben considerarse parte del mismo proceso. Vale decir que el reclutamiento se ha hecho difícil porque, debido a las condi- ciones de admisión poco exigentes adoptadas en el pasado, abundan los bibliotecarios que por sus condiciones personales y su capacidad no inspiran confianza y respeto a los jóvenes y no son, en consecuencia, ejemplos dignos de emulación. Este concepto ha sido señalado por un bibliotecario en los siguientes términos :

La dignidad de la profesión es lo que realmente debe tenerse en cuenta cuando se busca el tipo apropiado de persona para srrvir como bibliotecario. La calidad de las personas que ocupan los cargos funda- mentales y de responsabilidad -su capacidad, modales, conducta y aun su vestimenta- contribuirá a atraer a las personas más deseables en el trabajo de bibliotecas. Es decir, la profesión bibliotecaria debe manifestarse como una esfera de trabajo serio e importante, compa- rable a la medicina, al derecho y a otras profesiones por sus posibili- dades y por el reconocimiento que el conglomerado social está dispuesto a tributar a quienes a ella se dedican. Así, los jóvenes se sentirán inclinados a considerar la profesión bibliotecaria en un plano de igualdad con otras actividades en el momento en que se dispongan a elegir profesión r.

I. Andrcw D. Osborn, I( Education for Librarianship in, en Personnel Adminirtration in Librories, Lowell Martin (ed.), Chicago, The University of Chicago Press 1946, pag. 124.

CAPITULO VI

LOS INSTRUMENTOS BIBLIOGRAFICOS EL EDIFICIO Y SU DISPOSICION

LOS INSTRUMENTOS BIBLIOGRAFICOS

S UPONIENDO que la escuela de biblioteconomía forme parte de una institución de enseñanza superior o que esté, por lo menos, rela-

cionada de alguna manera con una biblioteca universitaria o de otro tipo, es deseable que se halle próxima a los catálogos y otros instru- mentos bibliográficos y de consulta. La razón de ello es obvia. La naturaleza de los programas de la escuela de biblioteconomía requiere que tanto los profesores como los estudiantes estén en contacto diario con esos instrumentos bibliográficos, y este uso es de tal naturaleza que una distancia considerable entre aquéllos y la escuela conspira contra la eficacia real de la enseñanza y supone una pérdida de tiempo. Puede decirse sin temor a error que la instrucción y el estudio en una escuela, desde el doble punto de vista de las necesidades de pro- fesores y estudiantes, no pueden realizarse satisfactoriamente si la escuela no está situada a pocos metros de los elementos bibliográficos indispensables. Si se trata de una escuela enteramente independiente, este problema no existe, ya que la escuela se establecerá como una unidad, incluyendo su propia biblioteca. El caso es el mismo cuando la escuela, no obstante formar parte de una universidad y ocupar el edificio de la biblioteca, tiene su biblioteca aparte y su propio ser- vicio bibliotecario.

Los elementos bibliográficos fundamentales a que deben tener acceso profesores y estudiantes, cualquiera que sea el lugar en que la escuela esté situada, pueden señalarse por lo menos en términos generales. En primer lugar debemos hacer mención de las listas de publicaciones periódicas y de las suscripciones a las publicaciones periódicas nacionales y extranjeras más importantes, incluso las publicaciones seriadas, por ejemplo : Actas del Comité Interna- cional de Bibliotecas de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios, Ameritan Library Association Bulletin, Boletin de la Biblioteca Nacional del Perú, Bücherei..., Bulletin de I’Association des bibliothécaires frangais, College and Research Libraries, Fenix,

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Giornale della Libreria, Library Association Record, Library Journal, Library Quarterly, Library Review, Revista de la Biblioteca, Museo y Archivo, Revue des bibliothkques, Year’s Work in Librarianship y Zentralblatt für Bibliothekswesen. Debe disponerse, además, de las historias, textos y publicaciones monográficas más importantes en todas las materias fundamentales que comprende la biblioteco- logía, tales como catalogación y clasificación, selección de libros, bibliografía y consulta, historia del libro y organización y admi- nistración, y las publicaciones más importantes de otras materias, aun de aquellas que no han sido incluidas en los programas de la escuela. Debe poder disponerse con facilidad de las grandes biblio- grafías publicadas por las bibliotecas nacionales y las bibliografías comerciales, del pasado y actuales, de los principales países del mundo. (Esos instrumentos de trabajo, considerados como un todo, son pro- bablemente demasiado caros para una escuela independiente, que tiene que adquirirlos con sus propios recursos y formar la colección completa.) La escuela necesita proveerse de los informes e historias de diferentes tipos de bibliotecas de distintas partes del mundo, de esta- dísticas de bibliotecas y referentes a la producción de libros. Para obtener estos mismos tipos de materiales relacionados con la actividad local, la escuela debe ser aún más diligente. Cualesquiera que sean el lugar en que la escuela funcione y su organización y gobierno, la dirección y los profesores deben preocuparse de que las colecciones de todas esas materias continúen creciendo y se mantengan al día, mediante la adquisición de los nuevos tftulos importantes.

Si los estudiantes de la escuela no tienen conocimientos suficientes como para leer textos en inglés, debe tratarse de preparar traducciones o adaptaciones de los textos básicos e instrumentos fundamentales que sólo pueden obtenerse en el susodicho idioma. Esta medida no es necesaria en materias tales como historia del libro y de las bibliotecas, pues existen buenas obras en otros idiomas. En la mayoría de las restantes materias comprendidas en los planes de las escuelas de biblioteconomía, hay muy escasa literatura moderna en otros idiomas. Existen algunas obras en francés, español y portugués, por ejemplo : Jorge Aguayo, Manual Práctico de Clasijicación y Catalogación de Bibliotecas, La Habana, Jesús Montero, 1943 ; también de Aguayo, « Modelos de fichas » y « Reglas de catalogación : 183 reglas de A. L. A. catalog rules » (ambos trabajos en multicopista); Arthur E. Botswick, La Biblioteca Publica en los Estados Unidos, Chicago, Ameritan Library Association, 1941; Marian S. Carnovsky, Introducción a la Práctica Bibliotecaria en los Estados Unidos, Chicago, Ameritan Library Asso- ciation, 1941; James B. Childs, El Encabezamiento de Autor para las

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Publicaciones Opiales, traducción del inglés por Marian Forero Nougués, Washington, Unión Panamericana, Biblioteca Colón, 1944; Wanda Ferraz, Relacao de Cabecalhos de Assuntos para Fichas, Rio de Janeiro, 1944, y su A Biblioteca, Rio de Janeiro, 1942; Pan Ameritan Union, Reglas para uniformar la práctica en la cataloga-

., cson... Washington, 1936; Gabriel Henriot, Des livres pour tous, París, Durassié, 1943; José Antonio Ramos, Manual de Biblioteco-

, nomra... La Habana, Fernández, 1943 ; Minnie E. Sears, « Sugestiones prácticas para el principiante en el trabajo de encabezamiento por materias... », traducido por Carmen Rosa Andraca (en multicopista); y Juan Vicens, Cómo se organiza una biblioteca, México, Editorial Atlante, 1941. Estas obras -y unas pocas obras modernas en italiano, alemán, etc.- no son suficientes. Entre los muchos textos más o menos básicos e instrumentos indispensables que podrían señalarse, ninguno de los siguientes ha sido traducida : Susan Grey Akers, Simple Library Cataloging, Third edition, Chicago, Ameritan Library Association, 1944; A. L. A. Glossary of Library Terms... Chicago, A. L. A., 1943; ,American Library Association and (British) Library Association.. . A. L. A. Catalog Rules... Preliminary Ameritan second edition, Chicago, A. L. A., 1941; James Duff Brown, Manual of Library Economy, Fifth edition... London, Grafton, 1937; Leon Carnovksy and Lowell Martin (eds.), The Library in the Community, Chicago, University of Chicago Press, 1944; Melvil Dewey, Decimal Classijcation... 14th edition, Forest Press, 1942; Lucile F. Fargo, The Library in the School, Fourth edition... Chicago, A. L. A., 1947; y su Preparation for School Library Work, New York, Columbia University Press, 1936; Herman H. Fussler (ed.), Library Buildings for

Library Service, Chicago, A. L. A., 1947 ; Helen E. Haines, Living with Books, New York, Columbia University Press, 1935 ; Margaret Hutchins, Introduction to Referente Work, Chicago. A. L. A., 1944; Charleton Bruns Joeckel, The Government of the Ameritan Public Library, Chicago, University of Chicago Press, 1935; Charleton B. Joeckel (ed.) Library Extension : Problems and Solutions... Chicago, University of Chicago Press, 1946; Eric Leuland, The Wider Public Library.. . London, Grafton, 1938; Hariet Dorothea MacPherson, Some Practica1 Problems in Cataloging. Chicago, A. L. A., 1936; Margaret Mann, Introduction to Cataloging and the Classi’ation of Book.s, Second edition, Chicago, A. L. A., 1943; Lowell Martin (ed.), Personnel Administration in Libraries... Chicago, University of Chicago Press, 1946; William Stetson Merrill, Code for Classi$ers...Chicago, A. L. A., 1939; Isadore Gilbert Mudge, Guide to Referente Books, Sixth edition, Chicago, A. L. A., 1946, y Supplements; Julia Pettee,

5’

Subject Headings... New York, H. W. Wilson Company, 1946; W. C. Berwick Sayers, Introduction to Library ClassiJication... Seventh edition, London, Grafton, 1946; Minnie Earl Sears, List of Subject Headings for Small Libraries... Fifth edition, New York, H. W. Wil- son Company, 1944; Henry A. Sharp, Cataloging... Third edition, London, Grafton, 1944; U. S. Library of Congress, Hand-book of Card Distribution, Seventh edition, Washington, 1944; Gutline of the L. C. Classification, Washington, 1942; Rules for Descriptive Cata- loging... Washington, 1947; Joseph L. Wheeler and Alfred Morton Githens, Xhe Ameritan Public Library Building... Chicago, A. L. A. 1941; Louis Round Wilson, The Geography of Reading, Chicago, A. L. A.... 1938; Louis Round Wilson and Maurice F. Tauber, The University Library... Chicago, University of Chicago Press, 1945 ; James 1. Wyer, Referente Work... Chicago, A. L. A., 1930.

Las publicaciones bibliográficas y de índole exclusivamente profe- sional no son suficientes para dar satisfacción a las necesidades de profesores y estudiantes. Las finanzas de la biblioteca pública no pueden estudiarse en forma adecuada en el vacío o sin referirse a las finanzas municipales en general; el gobierno de la biblioteca pública no puede comprenderse cabalmente sin poseer algunos conoci- mientos sobre el gobierno de la ciudad y la relación que existe entre los distintos organismos gubernamentales; algunos conocimientos sobre psicología infantil son necesarios para el trabajo con niños y para el estudio de la literatura infantil; las bibliotecas escolares deben estudiarse en su relación con el sistema de enseñanza; todo lo que lee la comunidad depende de las condiciones sociales, econó- micas y culturales. Un escritor se expresa así a este propósito :

La orientación actual de la bibliotecología parece indicar... que ésta, como profesión, como campo de conocimiento, descansa sólidamente sobre cuatro disciplinas más amplias : la enseñanza, la sociología, la psicología y la administración pública. En igualdad de condiciones, un estudiante con sólidos conocimientos en estas materias será más eficaz en la práctica de la profesión que aquél que no esté familiarizado con estas materias l.

Por consiguiente, el estudiante de la escuela de biblioteconomía debe disponer por lo menos de colecciones básicas de economfa, ciencia politica, psicología, educación, sociología y, en resumen, de todas las grandes ramas del conocimiento, incluyendo historia,

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literatura y ciencias. He aquí otra razón poderosa que aconseja la vinculación de la escuela con una universidad que disponga de recursos bibliográficos o, por lo menos, con otra biblioteca impor- tante.

EL EDIFICIO Y SU DISPOSICIÓN

El local de la escuela no tiene que ser grande necesariamente; puede ser sencillo, pero ha de tener espacio suficiente para responder a las necesidades de cinco funciones básicas. El decano o director debe tener su oficina donde pueda atender, sin ser molestado, a los profesores, estudiantes y otras personas que le visiten. Esa oficina requiere los muebles y útiles corrientes : escritorio, sillas, biblioteca, teléfono y, si es posible, un dictáfono, que permite un ahorro considerable dc tiempo. Debe tener luz y ventilación adecuadas. Próxima a estaoficina, pero separada de ella, debe haber otra con la comodidad necesaria para el personal de secretaría, y en esta misma o en una habitación próxima deben estar los archivos de la correspondencia y de los ante- cedentes de estudiantes y egresados. También debe disponerse del espacio necesario para los diversos materiales de oficina, escritorios, máquinas de escribir, de sumar, multicopistas y otros accesorios necesarios.

Los profesores deberán tener cada uno su propia oficina. Estas pue- den ser, si es necesario, pequeñas -digamos de dos metros por tres-, pero deben ser individuales, de modo que permitan tranqui- lidad en las tareas y que los estudiantes puedan hacer consultas al profesor sin temor a ser oídos. Las oficinas de los profesores no necesitan más que un escritorio, dos o tres sillas, estantes para libros, un archivo o dos, y ventilación e iluminación adecuadas, elementos estos imprescindibles.

La cantidad de salas de clase y locales relacionados con las mismas depende de la naturaleza y extensión del programa de estudio y del número de estudiantes. Es necesario, como mínimo, un aula de sufi- ciente magnitud para dar cabida al grupo de estudiantes, y un salón más pequeño para discusiones de grupos y reuniones de seminario con capacidad para quince personas, sobre poco más o menos. Si se dan a la misma hora dos o más clases, habrá necesidad de otra sala para reunirse. No es imprescindible que esa sala esté contigua a la otra, pero esta disposición debe buscarse siempre que sea posible.

Por lo menos una de las salas, y de preferencia todas las que se utilicen para las clases, deben estar equipadas de modo que puedan

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emplearse para proyecciones de diapositivas, films y películas, debiendo tener la escuela las linternas necesarias. Mediante este sistema pueden presentarse a los alumnos planos de edificios, los elementos de una portada, un asiento catalográfico, etc., en forma más directa y eficaz. Es necesario procurar un lugar en el que puedan estudiar los alumnos. Ese lugar debe estar, es obvio señalarlo, muy próximo a las colecciones de la biblioteca y a las salas de clase. Muchas escuelas han considerado necesario que cada estudiante tenga su escritorio en que guardar los libros, los útiles, las tarjetas, etc. y donde pueda preparar sus deberes, incluídos los problemas de cata- logación. De cualquier modo, sea éste u otro el sistema usado, deben facilitársele al estudiante los medios para este objeto. Los salones destinados a las reuniones de profesores y estudiantes, donde se realizan actividades sociales de distinta índole, contribuyen a desa- rrollar el espíritu de cuerpo. Es deseable poder disponer de un pequeño salón donde los visitantes puedan esperar a los profesores u otros miembros del personal. Si la escuela ofrece su propio servicio bibliotecario, debe contarse con espacios por separado, no solamente para los libros, periódicos y otros materiales, sino también para el bibliotecario, de modo que pueda desarrollar sus actividades, y para los registros y catálogos. Carteleras apropiadas son, más que útiles, imprescindibles para anuncios, noticias administrativas, ejercicios de clase, detalles de interés general, etc. Es conveniente disponer de lugar donde instalar exposiciones, y de las vitrinas necesarias. Este sistema no es solamente un método de enseñanza que permite atraer por medios gráficos la atención de los estudiantes hacia materiales relacionados con los cursos, sino que ofrece a los alumnos la oportu- nidad de proyectar y realizar exposiciones, elemento importante en las relaciones con el público y las actividades de propaganda de toda biblioteca.

Muchas escuelas, ahora excelentes, comenzaron con fe y entusiasmo sin contar con todas las condiciones esenciales mencionadas aquí y en el capítulo IV (El cuerpo de profesores y otros miembros del personal). Al sentar estas conclusiones extraídas de la experiencia, no es nuestro propósito desanimar a los pioneers o a la institución que tiene que comenzar modestamente.

CAPITIJLO VII

ADMINISTRACION, FINANZAS, ARCHIVOS

ADMINISTRACIÓN

E N el caso de que la escuela sea parte integrante de una insti- tución de enseñanza superior, su jefe administrativo deberá

responder directamente ante el jefe de la institución, no debiendo estar sometido a ninguna clase de dirección administrativa por funcio- narios de jerarquía inferior. Ni el director ni la escuela deben estar sometidos al control admikstrativo de ninguna comisión. Sin embargo, la existencia de una comisión de carácter consultivo en materias tales como la orientación de la institución, las relaciones interdeparta- mentales, el personal, la admisión de estudiantes y los programas, puede estar no solamente justificada, sino que debe considerarse altamente beneficiosa para la escuela.

La responsabilidad de la marcha de la institución debe recaer sobre el jefe administrativo y estar subordinada solamente a los principios y prácticas de la institución como un todo. Sin embargo, en la mayoría de los aspectos que se refieren a la política de la institución, cambios, ensayos y planes de estudio, asl como al personal, presupuesto y asuntos relacionados con los estudiantes, el decano o director de la escuela debe tener libertad para consultar a sus colegas y solicitar su consejo. Las ventajas de este procedimiento son diversas : atrae la atención del cuerpo de profesores, en su conjunto, sobre los proble- mas, permite utilizar los conocimientos y la experiencia de los miem- bros del personal, entera a éstos de la marcha de la institución, asegura la coordinación en el esfuerzo y fortalece la moral del personal y el espíritu de cuerpo. Algunas veces, estos mismos objetivos se logran mediante comunicaciones escritas ; cuando los asuntos requieren una consideración más cuidadosa, puede convocarse una reunión de profesores. Estas reuniones, que permiten a todos los miembros una intervención real en la orientación de los cursos, contribuyen de diversas maneras a que la escuela realice su programa con éxito.

Cuando tratamos las condiciones del jefe administrativo de la escuela, mencionamos su capacidad como administrador. Los prin-

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cipales elementos de la administración, dc cualquier tipo que sea, son : plan, organización, integración del personal, coordinación, dirección, formulación del presupuesto e informes, y ninguna institu- ción u organización puede funcionar satisfactoriamente si la persona que la dirige no posee conocimientos de esas materias ni tiene una idea clara de su alcance y no es capaz de llevarlas a cabo mediante la organización l.

El plan es esencial para la realización y el progreso de toda empresa humana. Comprende fundamentalmente decisiones tales como las que refieren a los objetivos, qué es lo que se debe hacer, cómo debe hacerse, y los medios y métodos para obtener los resultados deseados. La responsabilidad mayor de la formulación del plan pesa sobre el jefe administrativo, y requiere de éste condiciones tales como capa- cidad administrativa, tacto en el trato con la gente, visión, conocimien- tos y competencia profesionales, energía, buen juicio, fuerza moral y constancia.

Una vez que se ha determinado el plan, es necesario sentar la organización que hará posible la realización de aquél. La organización comprende el personal, tratado en el capitulo IV, por un lado, y los materiales -en este caso, los libros, periódicos, útiles y equipo (capítulo VI)- por otro.

La integración del personal comprende todos los aspectos del empleo, preparación y relaciones del personal, y el sostenimiento de condiciones apropiadas de trabajo. En una escuela de biblioteco- nomía, esto comprende, entre otras cosas, la preocupación por asegu- rar los elementos más capaces para el cuerpo de profesores y otros cargos, la remuneración del personal y la asignación de tareas a los profesores.

Aun en el caso de empresas pequeñas, como una escuela de biblio- teconomía, es necesario tomar decisiones de varias clases que esta- blezcan la política de la institución. En la escuela, esas decisiones pueden referirse al personal, a los planes de estudio, a los estudiantes, a normas mínimas para el funcionamiento, a las finanzas, etc. El hecho de tomar tales decisiones, y su formulación como « órdenes », constituyen lo que se llama dirección. Los actos de dirección recaen esencialmente bajo la responsabilidad del jefe administrativo, cualquiera que sea el grado de consejo y ayuda que reciba de sus colegas.

I. El material aquí ofrecido sobre los elementos y principios de la administración se basa en gran parte en las obras siguientes : Henri Fayol, Administration industrielle et gén&ale: prP- ooynnce, organisation, commandement, coordination, contrôle.. . Paris, 1918; Luther Gulick and Lyndall Urwich (eds.), Papen on the Science of Administration. New York, Institute of Public Administration, Columbia University, 1937; Lyndall Urwick, Elenents of Adminis- tration, New York, Harpers, 19~.

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Una vez más sea dicho, aun en organizaciones pequefias, las diver- sas partes o actividades deben estar estrechamente relacionadas, para

asegurar la eficiencia y evitar la superposición y duplicación de las

areas.‘ Esta-es la función de coordinación que asegura una buena relación interna. (En la escuela de biblioteconomía, por ejemplo,

supondría una pérdida de tiempo innecesaria si se tratara detallada- mente en las clases de catalogación de ciertos diccionarios biográficos que han sido estudiados en forma adecuada en el curso de referencia.)

La formulación delpresupuesto no necesita mayor explicación. Su- pone el estudio continuo de las necesidades fiscales -personal y mate- riales- de la escuela la previsión cuidadosa para satisfacerlas, la elevación de las mismas a las autoridades y los procedimientos de contabilidad y control de los fondos.

La obligación de informar que tiene el administrador se entiende generalmente que se proyecta en tres direcciones divergentes : hacia arriba en la escala jerárquica, horizontalmente, y hacia abajo. El director de toda empresa o institución debe presentar a sus superiores un informe periódico acerca de las actividades y del funcionamiento de la institución, del progreso de la misma, y de sus problemas y necesidades. Ademas de informar de este modo a1 presidente u otro jefe administrativo de la universidad, eI director de la escuela tiene la obligación de informar (de manera no tan protocolaria, sin duda) por escrito o verbalmente, en las reuniones de1 personal, a sus colegas y colaboradores. Las empresas comerciales a menudo informan N hacia abajo )), también, a los accionistas y al público, con fines de información general, publicidad o saludo.

Del mismo modo, la escuela de biblioteconomfa debe informar a los egresados y antiguos alumnos sobre sus actividades. En menor grado, debe preocuparse de que el CC público », en este caso for- mado por los otros departamentos de la universidad, fundamental- mente, y los profesionales, en general, reciban información.

Además de estos elementos básicos que se presentan en la adminis- tración de cualquier empresa, la administración comprende gran numero de « principios N. A pesar de ser estos principios muy nume- rosos, son en cierto modo flexibles y varían en fuerza e importancia con las diferencias de estructura, tipos, condiciones y necesidades de las diversas organizaciones, y también con el tiempo, aun dentro de la misma organización, y puede decirse que cuando son pertinentes deben aplicarse si se desea que la empresa funcione con entera satis- facción. Nos referimos aquí a algunos de esos principios, los más comunes e importantes, con un breve comentario.

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I. División del trabajo. El objeto de este principio es asegurar un máximo de rendimiento con un mínimo de esfuerzo. No es conve- niente, por ejemplo, que un profesor enseñe una nueva materia todos los años. Igualmente se asegura un mayor rendimiento si dos secciones de un curso elemental de catalogación, por ejemplo, se enseñan por una misma persona en vez de estar encomendada a dos esa enseñanza.

2. Autoridad y responsabilidad. La autoridad puede ser de dos tipos : estatuída -es decir, inherente a un cargo en particular- y personal, la que emana de las condiciones de la persona que ocupa el cargo. Ambos tipos de autoridad son fundamentales para un jefe administrativo. La primera lleva aparejada una responsabilidad equi- valente. Es decir que el instructor a quien se le ha dado plena auto- ridad para orientar su curso es responsable del resultado. Cuando el director o el decano de una escuela delegan -como está dentro de sus atribuciones- la autoridad directa en un colega, juzgándolo responsable, deja él mismo de poseer esa autoridad. El jefe no puede intervenir administrativamente, a menos que anule el acto de delegación debido a desempeño insatisfactorio de la función o cam- bios en los planes. Debe señalarse, sin embargo, que incluso cuando un funcionario delega su autoridad, su superior jerárquico puede responsabilizarle de lo que sucede bajo su dirección. En consecuencia, la elección de personal capaz tiene gran importancia, y la delegación de autoridad y responsabilidad sólo debe recaer en personas de capacidad probada.

3. Disciplina. En una institución de enseñanza como es la escuela de biblioteconomía, el concepto de disciplina es menos rígido que en instituciones de otra índole, digamos de carácter militar. Sin embargo, aun aquí, el concepto de disciplina incluye principios tales como los de la obediencia a los superiores, diligencia y energía en el cumpli- miento de las órdenes y disposiciones, mutuo respeto entre los indi- viduos, y acatamiento de los acuerdos, ya sean escritos o verbales.

,4. Unidad de mando. El principio de la unidad de mando implica que ningún empleado debe recibir órdenes de más de un superior, ni ser responsable ante más de una persona. Si, pongamos por ejemplo, se destina un ayudante a un profesor y el director o decano da órdenes directas a ese ayudante, el principio de la unidad de mando ha sido violado. El efecto consiguiente es un estado de indecisión y duda en el ayudante, insatisfacción en el profesor y disminución de su prestigio, y resultados deficientes.

5. Unidad de dirección. Todas las funciones y actividades que tienden al mismo objetivo deben tener una dirección única y responder a un solo plan. Si imaginamos una escuela de biblioteconomía de magnitud suficiente como para tener tres o cuatro profesores de bibliografía y consulta, para que se cumpla el principio de la unidad de dirección debe adoptarse un plan general que comprenda todas las fases de ese trabajo y la dirección del plan debe estar a cargo de una sola persona.

6. Subordinación de los intereses individuales al interés común. Este es un principio elemental y de aplicación universal, indicador, simple- mente, de que no debe permitirse que los intereses y preferencias de ninguna persona prevalezcan sobre los intereses y el bien de la orga- nización en su conjunto. Tomemos el siguiente caso por vía de ejem- plo. La única hora apropiada para dar una determinada clase es incon- veniente para el profesor encargado del curso. En este caso, la prefe- rencia del profesor debe posponerse al interés general.

7. Remuneración. Los sueldos deben establecerse sobre bases justas, de ser posible en condiciones satisfactorias tanto para el que contrata el servicio como para el empleado, ser lo bastante altos como para atraer a las personas que reúnan las condiciones necesarias, y ofrecer suficiente incentivo.

8. Centralización. La centralización está relacionada con la concen- tración de actividades. Presente siempre en mayor o menor grado, no es buena ni mala por sí misma. La tarea de aconsejar a los estudiantes, por ejemplo, se cita como una actividad que puede llevarse a cabo en forma descentralizada de modo que permita a todos los miembros del cuerpo de profesores la participación en ella. A la inversa, condu- ciría a una pérdida innecesaria de tiempo y a complicar el proceso, si cada funcionario individualmente comprara el material de oficina que necesita, el papel, los lápices, etc.

9. Jerarquía La jerarquía existe en todo personal de más de dos empleados que ocupen cargos de distinta categoría. La escala jerár- quica sirve como canal de comunicación por medio del cual las órdenes descienden desde la persona que tiene la autoridad más alta hasta las demás; a su vez, las informaciones, solicitudes y propuestas siguen el camino inverso. Generalmente no debe saltarse a un funcionario en la escala jerárquica sin que haya consulta y acuerdo previos; el jefe

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de la escuela comunicará con el ayudante más reciente por mediación de uno de los profesores.

IO. Orden. En lo que se relaciona con el personal, el orden supone asignar a cada funcionario las tareas para las que está mejor capacitado. Para ofrecer un ejemplo : si un profesor tiene experiencia únicamente en la enseñanza de consulta, será, en condiciones normales, proceder sin cordura destinarlo a la enseñanza de la catalogación.

El orden material tiene en una escuela de biblioteconomía escasa oportunidad de manifestarse. Sin embargo, basta imaginar una mesa cubierta de una colección de índices, periódicos, manuales, revistas críticas y otros instrumentos bibliográficos, para tener un ejemplo de desorden evidente que trae como consecuencia una innecesaria pérdida de tiempo.

I I. Equidad. Significa que el personal debe ser tratado amisto- samente y con justicia, y que todos deben recibir un trato uniforme. Se viola el principio de la equidad cuando se da un trato preferente injustificado a un funcionario con respecto al sueldo, licencias o asignación de tareas.

12. Estabilidad del personal. Como sucede con la mayoría de los otros principios, la estabilidad del personal debe entenderse en forma relativa. Algunos cambios en el personal son no solamente inevitables, sino deseables. Son inevitables como consecuencia de enfermedad, renuncias, retiro y muerte. En caso de personal estancado durante años, poco adaptable y escasamente informado de los adelantos de la profesión, algunos cambios son aconsejables. Por otra parte, los cambios continuos y en gran escala son inconvenientes, ya que todo funcionario requiere un tiempo prudencial para el estudio, adaptación e iniciación, antes de que pueda realizar sus tareas de manera óptima. Si dos o tres de los cuatro profesores de una escuela de biblioteconomia cambian todos los años, el resultado es una pérdida considerable de esfuerzo y tiempo, resintiéndose de ello la continuidad del esfuerzo. Esta situación supone sin duda salarios escasos u otras deficiencias en la situación del personal, que necesitan ser consideradas.

13. Iniciativa. A todos los integrantes de una organización, cual- quiera que sea el cargo que ocupen, debe animárseles a ejercitar esta facultad, y dheles, dentro de límites razonables, libertad e incentivo para concebir y ejecutar sus propios proyectos e ideas.

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14. Espíritu de cuerpo. Otros muchos principios y factores -equidad, remuneracián, iniciativa, unidad de mando, buenas condiciones de trabajo- contribuyen a formar el espíritu de cuerpo. Corresponde al director fomentar el sentido de solidaridad y armonía entre el personal, condiciones indispensables para el funcionamiento de toda empresa.

15. Esferas de control. Este principio, relativo al número de subor- dinados que puede estar bajo el control directo de un administrador, difícilmente cabe que tenga aplicación en una escuela de bibliotecono- mía. Lo que podemos señalar como más próximo, en el momento actual, es la consideración que se refiere al número de estudiantes que puede integrar una clase dada, y ha sido ya tratado. No hay número (( ideal » para las esferas de control; depende de la diversificación de las actividades de los funcionarios subordinados, de la naturaleza de esas actividades, y de la capacidad y experiencia del jefe.

Para ilustrar algunos de estos conceptos la figura de la página 62 muestra un cuadro de organización simple para una escuela de biblioteconomía; la línea jerárquica o de autoridad parte del presidente de la universidad y, pasando por el decano o director de la escuela? llega a los funcionarios de menor jerarquía. El cuadro, con las notas, no necesita explicaciones, pero debe hacerse un comentario adicional. Los diversos integrantes del cuerpo de profesores aparecen en el mismo nivel bajo la autoridad del jefe administrativo, a pesar de que, como es obvio, en la mayoría de los casos la categoría docente puede no ser la misma. La razón de este criterio es que en todas las escuelas, salvo las más grandes, un solo profesor se encarga de una materia, y la autoridad del único instructor de catalogación, por ejemplo, será la misma que la del profesor jefe de administración, a pesar de que la categoría y posición del profesor son superiores a las del instructor. La situación más común en las escuelas de biblioteconomía, en consecuencia, difiere dc la situación de la facultad de historia o de literatura de una gran universidad, en la que un gran número de funcionarios docentes están bajo la dirección administrativa de un decano, pudiendo aun haber subsecciones (v. g. literatura francesa, historia de Europa en el siglo XIX), cada una con un subjefe y varios funcionarios a su cargo.

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PRESUPUESTO Y FINANZAS

Si consideramos el hecho de que las necesidades de la biblioteca, los sueldos del cuerpo de profesores y de los funcionarios de secretaría, el costo de los libros, periódicos, equipos y útiles varían considera- blemente de un país a otro y de una época a otra, y que la naturaleza y extensión del programa de estudios de la escuela y la cantidad de estudiantes son factores variables, es imposible dar una respuesta precisa a la pregunta : (( 2Cuánto cuesta poner en condiciones de funcionamiento y mantener una escuela de biblioteconomía ? 1) Una respuesta exacta ‘a esta pregunta debe, sin embargo, ser hallada por toda institución que intente establecer una escuela, y también de año en año por las escuelas ya en funcionamiento. Esto es parte importante de la responsabilidad que corresponde al jefe administrativo en la formulación del plan. La respuesta no puede hallarse hasta que se conteste a estas preguntas subsidiarias : 10 2 Cuáles son, específica- mente, los objetivos de la escuela ? 202 Cuál es el campo de enseñanza que debe abarcar para el logro de esos objetivos ? 30~ Qué plan de estudios, número y tipo de cursos deben ofrecerse? 40 2 Qué condi- ciones debe poseer el cuerpo de profesores y demás funcionarios de la escuela, y cuál debe ser el número de éstos para cumplir con las tareas de la enseñanza y las auxiliares, de índole administrativa y de secretaría ? 50 < Qué sueldos deben pagarse de acuerdo con las condiciones locales ? 60 < Cuál será ,el costo de los libros necesarios, publicaciones periódicas, papeles y útiles, y de la instalación (escri- torios, sillas, archivos, máquinas de escribir, multicopistas, estan- terías, etc.) ?

Cuando se estudia el presupuesto anual (o bienal) que el director de la escuela debe presentar a su superior, éste, en cierta medida al menos, y consultando a sus colegas, debe revisar y reestimar las res- puestas que la escuela ha dado a esas diferentes preguntas. Esta revisión periódica es necesaria, porque las exigencias de las bibliotecas empleadoras cambian y, en consecuencia, el plan de estudios y las condiciones del personal están también sujetas a cambios; porque varían las condiciones de trabajo y el costo de la vida; los profesores y otros miembros del personal renuncian, se retiran o mueren; el equipo se desgasta; se publican nuevos periódicos; varía la cantidad de estudiantes, y el tipo y el costo de los útiles que es necesario reponer. Los procedimientos de contabilidad y control dependen en gran parte de los principios y prácticas de la oficina de contabilidad de la institución matriz. Esto significa que los procedimientos seguidos por la escuela en relación con las subdivisiones del presupuesto, el pedido

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de útiles y la aprobación de las cuentas se hallan, en gran parte, deter- minados de antemano. Estén o no todos los aspectos financieros cen- tralizados en una oficina de contabilidad, e independientemente del grado en que esa centralización se realice, la escuela de biblioteco- nomfa debe llevar, por su parte, un registro de todos los gastos impu- tables a su presupuesto. Este registro es necesario para que los gastos totales o de las categorías no excedan de la cantidad asignada, y para evitar que se carguen a cuenta de la escuela cantidades indebidas. Las categorías en que se dividen los gastos en los registros de la escuela deben ser las mismas que las de la oficina central de la universidad, ya que si se procediese de otro modo resultaría muy difícil, casi imposible, cotejar las dos contabilidades. Debe llevarse como mínimo cuentas por separado para las siguientes rúbricas : 10 sueldos y jornales; 20 equipos y otros gastos importantes, incluídos los libros;

0 útiles, efectos de escritorio, gastos de impresión, correo, etc. id a a una de estas rubricas puede ser subdividida : por ejemplo, el capítulo de sueldos y jornales puede subdivirse en cuentas por separado para los sueldos de los profesores, de otros funcionarios profesionales y de los empleados de secretaria. Sean cuales fueren los detalles del sistema empleado o más apropiado para las necesidades de una institución dada, los registros deben mostrar en cualquier momento una imagen exacta de los diversos gastos hasta la fecha, y el saldo a favor en cada cuenta. Debe llevarse, además, un archivo de todas las solicitudes y órdenes de compra, y de las cuentas cuyo pago ha sido autorizado.

ARCHIVO DE LOS ESTUDIANTES

La escuela debe llevar un archivo de los solicitantes, estudiantes y egresados. Este archivo puede ordenarse en forma alfabética, inclu- yendo los tres grupos, o en dos secciones por separado, una para los solicitantes no admitidos o que por otra razón cualquiera no están actualmente inscriptos en los cursos, y otra para los estudientes y graduados. Los antecedentes deben conservarse en forma apropiada, en carpetas de papel manila por ejemplo, ordenados en archivadores verticales.

Los antecedentes del estudiante comienzan cronológicamente cuando solicita ser admitido en la escuela. Para este objeto debe usarse un formulario impreso multicopiado (véase apéndice A). Este formulario debe contener espacio suficiente para los siguientes datos :

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nombre del solicitante, dirección (local, y en la ciudad de origen), fecha y lugar de nacimiento, nacionalidad, estado civil, defectos físicos, estudios realizados, con las fechas correspondientes, materia o materias de especialización, conocimiento de idiomas, experiencia en bibliotecas, indicando las fechas, otras ocupaciones o cargos, y nombre y dirección de personas que puedan dar referencias. Si no se utilizan formularios de entrevista (véase apéndice B), debe dejarse espacio suficiente en el reverso de este formulario de solicitud para el informe que se agrega una vez que el solicitante ha sido interrogado por uno de los miembros del personal.

La carpeta del estudiante contendrá tambien las cartas de las personas que han dado referencias, de aquéllas para quienes haya trabajado, copia de los trabajos académicos, y la ficha en que se enumeren los cursos realizados, con las calificaciones obtenidas, el juicio de los profesores sobre sus condiciones personales y de otra índole (véase apéndice C), copia de la correspondencia con los patrones anteriores y posibles acerca del estudiante, incluyendo los juicios que haya merecido su actuación en los trabajos prácticos (véase apéndice D), y cargos ocupados una vez terminados los estudios (véase apéndice E), así como copia de toda la correspon- dencia con el propio estudiante mantenida durante Ias gestiones pre- vias, su asistencia a la escuelas, y posteriormente.

Además de este archivo completo y detallado, puede llevarse un fichero alfabético, en tarjetas de 12 por 20 centímetros, de aquellos estudiantes que han terminado sus cursos. El propósito fundamental de este registro es el de ser usado como elemento auxiliar en el servicio de empleo de estudiantes (véase capítulo VIII) y en la recopilación de datos estadísticos sobre los graduados. Esta tarjeta debe contener por los menos los datos siguientes : nombre, año de nacimiento, sexo, estudios previos cursados, especialización o dedicación especial (si la hay), facilidad de expresión, cursos seguidos en la escuela y especializa- ción (si la hay), registro cronológico de los cargos ocupados, con los correspondientes sueldos -debe llevarse al día- y calificación por los profesores. Otros datos que pueden incluirse son : trabajos publicados, experiencia docente, condición de miembro de asociaciones profesionales, y actuación en ellas. Estas tarjetas deben conservarse en el orden que se considere más apropiado. Deben estar provistas de orejas de metal, material plástico o celuloide, coloreadas, o estar perforadas o dentadas de modo que todas las pertenecientes a un cierto tipo puedan seleccionarse en una sola operación. Cada una de las características está representada por una oreja de diferente color o una perforación o corte en la tarjeta. En consecuencia, si se desea

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s.aber cuántos bibliotecarios ocupan cargos en bibliotecas para niños, o cuántos reciben sueldos superiores a una cifra dada, estos datos pueden averiguarse casi al instante. Del mismo modo y con igual facilidad se pueden elegir, a pedido de una biblioteca que necesite un empleado, los egresados comprendidos entre un límite de edad señalado o aquellos que tienen conocimientos suficientes como para leer dos idiomas extranjeros; del mismo modo, los que tienen experiencia en bibliotecas públicas y pueden tener interés en cargos remunerados dentro de determinados límites. Es imposible obtener esta clase de información mediante el uso de la carpeta del estudiante, una vez que el número de éstos sobrepasa el límite en que razonablemente se puede esperar que la persona encargada recuerde los datos correspondientes a cada uno.

Puede considerarse útil el uso de otros tipos de formularios relacio- nados con el empleo de estudiantes (véase capítulo VIII) y la eficiencia en el rendimiento, así como con la economía de tiempo en el ejercicio de sus funciones (véanse apéndices F y G).

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CAPITULO VIII

EMPLEO DE LOS GRADUADOS Y ESTUDIANTES

N INGUNA escuela puede asegurar a sus estudiantes que una vez terminados sus estudios les encontrará empleo, ni siquiera

prometerles que hara esfuerzos de su parte para que así sea. Sin embargo, de hecho, todas las escuelas se encuentran necesariamente- y es deseable que así sea- en la situación de intervenir en la tarea del empleo de los estudiantes. Este es el resultado inevitable del hecho de que la escuela de biblioteconomía es la fuente más lógica a la que recurren las bibliotecas en busca de nuevos ayudantes, y la que posee la información más completa acerca de sus propios antiguos alumnos aprobados. Más aun, la escuela no puede desentenderse del futuro profesional de sus estudiantes y egresados, ni tampoco desoír las peticiones de consejo, recomendación o ayuda de cualquiera de estos dos grupos. Una participación activa en esta tarea, aunque se realice en forma oficiosa, es inevitable.

En esta actividad, la escuela tiene una responsabilidad triple : para con sus estudiantes y graduados, para con el patrón o posible patrón, y para con la profesión en general. La responsabilidad de la escuela para con sus estudiantes y graduados consiste en obtener los mejores cargos dentro de las condiciones de preparación, interés y capacidad de los candidatos. La responsabilidad con respecto a las bibliotecas está en recomendar los candidatos más capaces para los cargos dis- ponibles. Respecto de la profesión, radica en emplear a los estudiantes y graduados en aquellos cargos desde los que puedan contribuir más eficazmente al adelanto profesional. Estas tres responsabilidades no siempre son compatibles, e incluso, en ciertos casos, pueden estar en oposición. Supongamos, por ejemplo, que un graduado es candi- dato a cierto cargo en una biblioteca que ha mostrado interés por emplearle y ha requerido de la escuela que se le recomienda infor- mación sobre sus calificaciones. La escuela tiene el convencimiento de que el graduado no posee la capacidad, experiencia u otras condi- ciones necesarias para realizar la función con éxito. 2 Cuál debe ser la

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posición de la escuela en este caso ? Debe declinar sinceramente ante el presunto patrón la responsabilidad de recomendar al candidato, explicando las razones. Hacer las cosas de otra manera supone com- prometer el prestigio de la escuela, destruir la fe del patrón en las recomendaciones futuras, hacer un perjuicio a la profesión al emplear una persona incapacitada, e incluso perjudicar al individuo mismo, ya que de ninguna manera pueden beneficiarle un fracaso o una actua- ción profesional deficiente. Tomemos otro caso. Supongamos que dos bibliotecas están interesadas por un mismo bibliotecario, y éste, a su vez, tiene igual interés y condiciones de capacidad para ambos cargos. $uál debe ser en este caso la posición de la escuela? Si las dos bibliotecas son igualmente buenas y ofrecen iguales ventajas desde el punto de vista profesional, no hay aquí problema ético de ninguna naturaleza; la escuela debe mantener un punto de vista estrictamente imparcial frente a la biblioteca y al graduado. Éste elegirá verosí- milmente, al final, el cargo en la biblioteca que esté en el lugar de su conveniencia o que le ofrezca mayores posibilidades de futuro, o una remuneración más alta. Si una de las bibliotecas es, a juicio de la escuela, mejor que la otra desde el punto de vista de la moral del personal, u ofrece una oportunidad de experiencia más valiosa, o se distingue en otro sentido, la escuela está obligada a indicarlo franca- mente al graduado.

El funcionario encargado de la oficina de empleo de la escuela de biblioteconomía debe tratar de evitar, mediante el consejo oportuno, que se repitan

los casos en que, por una pequeña diferencia en el sueldo... una persona de condiciones excepcionales arriesga su desarrollo profesional optando por un cargo que sólo en apariencia es mejor que otro en el que hubiera encontrado posibilidades de ascenso. El único modo de evitar estas situaciones es cuidar de que los jóvenes de condiciones destacadas comiencen su vida profesional en bibliotecas que ofrezcan las mejores oportunidades para el aprendizaje y el desarrollo profe- sional l.

Con frecuencia se presentan otros tipos de dificultades; tal puede ser el caso de una biblioteca que pide la opinión de la escuela sobre dos graduados aspirantes al mismo cargo, o cuando surge una oportu- nidad de empleo y no hay un candidato interesado que reúna las condiciones requeridas. En estas circunstancias, la única actitud que la escuela puede adoptar es la de actuar con absoluta franqueza, estricta imparcialidad, integridad profesional, y prescindiendo de las

I. Andrew D. Osborn, u Education for Librarianship n, en Personnel Administration in Libraries, Loewll Martin (ed.) Chicago, University of Chicago Press, 1946, plg. 1~23.

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inclinaciones personales. La violación de estos preceptos conduce inevitablemente a un serio descontento por parte de los graduados y de las bibliotecas que los emplean, contribuyendo a disminuir el prestigio de la escuela entre la profesión; predispone a la falta de confianza en las recomendaciones de la escuela, redundando en perjuicio de los estudiantes y egresados, que no dispondrán así de las oportunidades debidas.

La escuela no debe favorecer los cambios frecuentes de sus egre- sados; se considera justificado, de ordinario, si se evita recomendar una persona para un nuevo puesto, cuando esa persona no ha estado en el que ocupa en la actualidad por lo menos un año. Siempre que esta práctica se siga con equidad, redundará en beneficio de las bibliotecas, ya que generalmente todo nuevo funcionario necesita varios meses para orientarse en su nuevo trabajo y familiarizarse con los procedimientos de la biblioteca y, en consecuencia, comenzar realmente a merecer el sueldo que gana. A la inversa, el empleado no obtiene el máximo rendimiento profesional en un plazo menor de un año, y generalmente el período es aun más largo.

El problema inverso lo constituye la persona que ocupa el cargo más tiempo de lo prudente. La extensión de este período depende de diver- sas circunstancias, tales como la naturaleza y responsabilidad del cargo y la posición y capacidad del individuo. En términos generales puede decirse que cuanto más bajo es el nivel profesional del cargo, más corto debe ser el plazo de permanencia en el puesto. Se considera que de tres a cinco años es el máximo deseable para los cargos inferiores y los de la categoría inmediata. La escuela de biblioteconomía está obligada, en cierto modo, para con sus egresados y con la profesión en general, a velar porque aquéllos no permanezcan más del tiempo prudente en tales cargos, obteniendo asf portunidad de progresar.

« Es difícil decir », señala un escritor refiriéndose a este tema, (( qué es lo que causa más perjuicio, si trasladar a los empleados demasiado pronto a otros cargos, o dejarlos demasiado tiempo en un mismo puesto. Lo que se desprende claramente de ambos casos es que estas situaciones pueden resolverse cuerdamente tan sólo cuando las bibliotecas que dan trabajo y los funcionarios de las escuelas de biblioteconomía encargados del servicio de empleo cooperan’. »

La tarea eficiente de empleo requiere el uso de uno o más formula- rios (véanse apéndices F y G). El más importante de esos formularios, del que se agrega un ejemplo en el apéndice G, es el que registra la información sobre el estudiante o el diplomado que se envía a los

I. Ibid., pág. Izg.

presuntos patronos. Esta información se obtiene del archivo descrito en el capítulo VII, y debe incluir como mínimo los datos siguientes : nombre, domicilio, fecha de nacimiento, estado civil, estudios cur- sados, estudios de biblioteconomía y especialización, idiomas, expe- riencia anterior en bibliotecas, evaluación por los profesores y por las bibliotecas que hayan empleado anteriormente-a la persona de que se trate.

CAPITULO IX

LA ENSEÑANZA PROFESIONAL AL MARGEN DE LAS ESCUELAS DE BIBLIOTECONOMIA

L A experiencia ha demostrado, como en el caso de otras profesiones, que la enseñanza reglamentada es el mejor medio para obtener

funcionarios cultos y bien preparados profesionalmente. Sin embargo, hay otros métodos útiles, por no decir valiosos, que debemos señalar. Estos sistemas pueden utilizarse también, aun cuando existan escuelas de biblioteconomía, como elemento complementario o suplementario de la instrucción impartida por esas escuelas, pudiendo emplearse en tal caso bajo el patrocinio de la escuela misma, o de otra institución en colaboración con ésta. Cuando el establecimiento de una escuela es imposible por razones económicas o de otra índole, cabe recurrir a estos medios, ya sea en conjunto o por separado. Los principales instrumentos de este tipo son : conferencias, institutos, capacitación mediante el trabajo -de este último existen diversos tipos-, y lo que se conoce en Norteamérica con el nombre de « talleres colectivos ».

CONFERENCIAS

Este sistema es tan conocido que no necesita mayores comentarios. En la profesión bibliotecaria, las conferencias se llevan a cabo, gene- ralmente, bajo el patrocinio de una asociación profesional. La confe- rencia puede ser nacional, regional o local; puede referirse a una sola fase del trabajo bibliotecario, o a un solo tipo de biblioteca, v. g. pública, universitaria, escolare, o a un problema particular como el de la uniformización de las reglas de catalogación; puede ser redu- cida y poco protocolar, o amplia y compleja, con un detallado programa de deliberaciones y las actas correspondientes; puede tener una duración breve o prolongada, hasta durar varios días. Aun cuando no exista asociación profesional, la conferencia puede realizarse bajo el patrocinio de un grupo de personas formado a este objeto.

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Cualquiera que sea la forma adoptada por la conferencia, ias personas responsables deben cuidar : IO de que los puntos o problemas a considerar sean de interés general y de provecho para los posibles participantes; 20 de que las personas designadas para disertar, leer trabajos y estudiar esos temas sean las más capaces e informadas de la materia ; 30 de que todas las personas capaces de participar prove- chosamente en la conferencia puedan estar presentes.

INSTITUTOS

El instituto difiere de la conferencia en que generalmente se organiza para considerar un tema o tipo de trabajo bibliotecario únicos, como son la enseñanza de la biblioteconomía o el trabajo con la nifiez, y, en consecuencia, las actividades son más intensas y el grupo más pequeño. El instituto tiene generalmente mayor duración que la con- ferencia, y puede, cuando se prolonga por un período de varias semanas, considerarse en cierta manera como un curso no reglamentado.

Entre los institutos realizados se destacan los organizados por la Escuela de Biblioteconomía para Graduados de la Universidad de Chicago. Estos institutos, que funcionan en verano y duran alrededor de una semana, han tratado temas como la administración del personal de bibliotecas, la adquisición y catalogación de libros, el servicio de .extensión bibliotecaria y la función de referencia o consulta en las bibliotecas. Los trabajos presentados a los institutos de la Universidad de Chicago se han publicado y constituyen una valiosa contribución a la literatura profesional. No todos los institutos tienen necesariamente que ser tan complejos como los que actúan en Chicago, pero sus rasgos fundamentales deben ser los mismos : elección de un tema a discutir .o que presente un problema a resolver, o un punto que por razones de necesidad local o de otra índole necesite consideración cuidadosa; desglose del tema general en diversos subtemas ; selección de confe- renciantes y de las personas que van a dirigir los debates, y distribu- ción, en alguna forma, de las publicaciones del instituto.

A pesar de que los institutos no deben necesariamente ser organi- zados por una escuela de biblioteconomía, es preferible, en todos los

sentidos, que se efectúen en una universidad, de modo que sea posible utilizar los servicios de la biblioteca y los lugares apropiados para las reuniones. Su realización en la universidad permite a los parti- cipantes una convivencia mayor, que favorece las reuniones acciden- tales y el intercambio de ideas.

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El instituto es un método de gran valor para promover el adelanto de la bibliotecología en temas especiales o limitados, que la escuela de biblioteconomía media no puede incluir en sus programas regulares, o de los que, a causa de circunstancias y necesidades locales, requieren atención en un momento dado. El reclutamiento de estudiantes, la certificación nacional de los bibliotecarios, la enseñanza y otros pro- blemas relacionados con tipos de trabajo bibliotecario altamente especializado, como es el de las bibliotecas de medicina o derecho, pueden tomarse como ejemplos.

CAPACITACIÓN MEDIANTE EL TRABAJO

La capacitación mediante el trabajo es una frase genérica que se refiere a diversas formas de instrucción organizada que se cumple en el ejer- cicio de la función misma. Se emplea con los siguientes fines : orien- tación general de nuevos empleados, preparación para un cargo concreto, capacitación para un mayor rendimiento en una función dada, preparación para promociones y ascensos de diversa índole, e instrucción de carácter general no aplicable a bibliotecas o cargos específicos.

Este concepto no es nuevo. Los jóvenes que se preparaban como aprendices para ser médicos, abogados, artistas o comerciantes, se sometían a una especie de capacitación mediante el trabajo, a pesar de que ese aprendizaje no se realizaba en forma organizada. Actual- mente, este sistema presupone un análisis del trabajo que se realiza y de los resultados, como también un plan de las distintas etapas por que hay que pasar.

Un programa de capacitación mediante el trabajo puede llevar apenas unas pocas horas o días, o puede prolongarse por un período de un año; puede realizarse dentro o fuera de las horas de trabajo; en forma reglamentada o no; puede ser amplio en su alcance, o inten- sivo, o participar de ambas condiciones a la vez; puede consistir en un aprendizaje regular o internado, incluyendo frecuentemente conferencias, discusiones de grupo, lecturas y prácticas supervisadas referentes a una o más de las actividades de la biblioteca o departa- mentos, o puede limitarse simplemente a uno o varios de estos métodos.

Clases para aprendices. Este sistema supone la preparación mediante el trabajo, sin capacitación profesional académica previa. También

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se refiere a la preparación para un cargo, o cuando menos para el trabajo en una determinada institución. Existen dos tendencias bien señaladas en la aplicación de este sistema. En muchos países europeos y latinoamericanos, en los que no se ha reconocido aun completa- mente el valor de la enseñanza profesional académica, como en los Estados Unidos, se entiende la ensenanza en la función como susti- tutiva de la enseñanza impartida por las escuelas. En la mayoría de los países de Europa, la capacidad profesional del bibliotecario se prueba mediante un examen que sigue a un período de aprendizaje. Incluso en países como Inglaterra y Noruega, que poseen escuelas de biblioteconomía, este sistema persiste aun, siendo la forma más usada para la preparación de las personas que ingresan en el servicio bibliotecario.

La segunda tendencia considera el sistema como una forma de preparación previa al ingreso en la escuela de biblioteconomía. Éste es el caso de los Estados Unidos, donde la escuela ha sustituído casi por completo al sistema de clases para aprendices como camino prin- cipal para el ingreso en la profesión.

El aprendizaje, cuando se le considera como un requisito previo o un antecedente deseable para el ingreso en las instituciones que impar- ten la enseñanza profesional, ofrece la ventaja de familiarizar al futuro estudiante con la terminología, los conceptos y las prácticas que de otro modo le serían enteramente extrañas al ingresar en la escuela. Cuando se utiliza como único medio para la preparación de bibliote- carios, aun en el caso de ser complementado con pruebas de exámenes, este sistema tiene grandes desventajas. Los inconvenientes del sistema quedan apuntados en los capítulos precedentes, pero pueden detallarse en la siguiente forma :

I. La instrucción sólo admite a menudo una fiscalización escasa, y resulta muy difícil la comprobación regular de los progresos y cono- cimientos del aprendiz.

2. La instrucción rara vez es suficientemente amplia, ya que por lo general se limita al trabajo de un tipo de biblioteca.

3. Aun en caso de que la instrucción comprenda todos los aspectos del trabajo en la biblioteca, se limita a los procedimientos y prácticas de la misma, y no toma en consideración otros métodos posibles o puntos de vista teóricamente amplios.

4. Los dos inconvenientes del sistema que acabamos de señalar conducen a otra situación desventajosa : los estudiantes no pueden cambiar de biblioteca, y, de hacerlo, tienen que pasar por un largo período de orientación previa, en una situación desventajosa.

74

5. El sistema esIcaro, ya que requiere que la instrucción se lleve a cabo en seis o más lugares, en vez de dos o tres, como ocurriría en otros casos.

6. Los bibliotecarios, cualquiera que sea su capacidad profesional, no siempre pueden ser buenos maestros ni estar familiarizados con los métodos y problemas de la enseñanza.

7. El trabajo de la biblioteca puede resentirse de la atención que sus funcionarios dedican a los aprendices, y esta desventaja para la biblioteca aumenta en proporción de los aprendices y del tiempo que el personal distraiga con ese objeto.

Un sistema de aprendizaje bien proyectado puede evitar algunos de estos inconvenientes, pero es improbable que pueda salvar todas las desventajas señaladas.

El internado es otra forma de instrucción remunerada. Se usa más que el sistema anterior, y tiene, aplicado a profesiones como medicina, administración pública, comercio, administración de museos y derecho, mayores ventajas de las que presenta para la bibliotecología. En sen- tido estricto, el internado difiere del método anterior en que presupone la terminación previa de la enseñanza en una escuela profesional. El interno no se prepara necesariamente para un trabajo en particular, ni siquiera para desempeñar un empleo permanente en la institución en que realiza el internado. Generalmente, el interno es una persona recién salida de un curso profesional, y que, en virtud de acuerdos especiales, entra como practicante en un hospital, en el estudio de un abogado, en una firma comercial o en una biblioteca, para realizar un trabajo determinado y recibir instrucción al mismo tiempo. El trabajo debe ser de cierta categoría, de naturaleza no rutinaria, para que permita la aplicación de los conocimientos teóricos a la práctica. A veces el interno acepta un sueldo más pequeño del que aceptaría un profesional en iguales condiciones, a cambio de la instrucción dirigida que recibe. El interno debe gozar del beneficio de trabajar bajo la dirección de profesionales expertos. Merced a sus propias observaciones y a la instrucción que recibe, podrá desarrollar su capacidad personal más rápidamente de lo que le sería posible sin esa experiencia.

El internado en bibliotecas no se ha utilizado mucho. Considerando el valor del método, es difícil explicarse la causa. Tal vez una de las razones esté en la organización de las bibliotecas yen que éstas carecen, por lo general, de personal suficiente, haciéndose imposible la instruc- ción experta y bien dirigida. Si no se realiza de esta manera, el sentido del internado se desvirtúa, transformándose su práctica en un medio de

75

obtener trabajo barato. Debe trazarse un programa específico para el interno, y su superior debe tener la disposición, la capacidad y el tiempo necesarios para poder ofrecerle instrucción y orientación constantemente.

La Biblioteca del Congreso ha iniciado un programa que promete ser notable. Gracias a él, 15 jóvenes empezarán a trabajar en la biblio- teca inmediatamente después de haber obtenido su título. Estos neófitos serán sometidos a un entrenamiento half-time (esto es, la mitad de la jornada) de tres meses en los procesos técnicos, y parti- ciparán en un programa de orientación amplio, cuyo objeto es darles un conocimiento general de los procesos técnicos, servicio de con- sulta, actividades de índole administrativa, y de la historia, organi- zación, política y principales objetivos de la biblioteca. Es indudable que este programa así realizado ofrecerá un comienzo profesional muy valioso para los que tengan la suerte de ser admitidos.

No todas las bibliotecas están en condiciones de ofrecer un pro- grama tan amplio como el de la Biblioteca del Congreso; sin embargo, la mayoría de las grandes bibliotecas podría realizar por lo menos uno o dos internados de este tipo, que no solamente beneficiarían al pequeño número de participantes, sino que servirían como medios muy útiles para el reclutamiento de personal.

La capacitación mediante el trabajo puede lograrse de otrasmuchas maneras, al margen de estos sistemas formales de clases para apren- dices e internados. Entre las más comunes y útiles se destacan las reuniones de personal, los manuales -elemento de orientación muy útil para el nuevo empleado, al mismo tiempo que obra de consulta, para todo el personal, sobre la polftica, prácticas y organización de la biblioteca-, las lecturas dirigidas sobre temas relativos al trabajo que realiza el empleado, las conferencias de diversos tipos y en dife- rentes planos profesionales dadas por funcionarios de competencia y experiencia profesional amplias, las discusiones de grupo sobre prácticas, política y problemas bibliotecarios, las jiras bibliotecarias amplias e intensivas, boletines, exposiciones, cursos por correspon- dencia, cuando existen o pueden crearse.

La biblioteca pública de Nueva York realiza series de reuniones de dos horas cada una, para familiarizar a los nuevos funcionarios con el trabajo de la biblioteca. Los cursos están destinados a antiguos alum- nos de la escuela de biblioteconomía, y se da por sentado que los ayudantes tienen conocimientos generales suficientes en la materia. El director de la biblioteca habla sobre la historia y política bibliote- carias, y los jefes de los diversos departamentos sobre el aspecto de la organización que está a su cargo ; la intención de estas reuniones es

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familiarizar al ayudante, que se inicia con la biblioteca y los jefes de departamento, e inculcarle la idea de su participación en la orien- tación general de la misma 1.

Varias bibliotecas han considerado prudente implantar un sistema de rotación regular de los ayudantes de un departamento a otro. El empleado trabaja en cada departamento durante un período que puede ser de unos pocos días hasta seis meses. Este sistema permite a cada funcionario adquirir conocimientos prácticos en todos los departa- mentos y sobre la organización de la biblioteca como un todo; contri- buye a formar un personal adaptable y tiende a capacitar a las per- sonas para los cargos administrativos en general. Debe señalarse, sin embargo, que ésta es una forma onerosa de capacitación, ya que requiere mucho tiempo de los funcionarios de los departamentos encargados de instruir y supervisar el trabajo; además, los ayudantes no permanecen en los departamentos el tiempo suficiente para adquirir una competencia cabal en cada una de las funciones.

TALLERES COLECTIVOS

El taller colectivo, que comenzó a aplicarse en la última década, para el estudio de problemas de enseñanza, ha sido usado con éxito y en forma zada vez más decidida en relación con los problemas de índole biblio- tecaria. La característica fundamental del taller colectivo es que reúne a un grupo pequeño de profesionales experimentados, para la consi- deración de problemas en campos de actividad que guardan relación entre sí. Cada participante presenta al taller colectivo un problema particular que requiere atención y estudio. El propósito del taller colectivo, que se organiza en torno al grupo de problemas, es facilitar un personal dirigente y los medios materiales, como son elementos impresos, para el estudio de estos problemas. Un buen taller colectivo es un mecanismo complejo y difícil de poner en funcionamiento, pues requiere, además de personal competente, local y otras condiciones adecuadas, un grupo interesado de personas con experiencia sufi- ciente, planes cuidadosos realizados de antemano, que permitan flexibilidad para incorporar temas a la consideración general, una dirección cuidadosa que al mismo tiempo permita libertad de acción a los participantes, y una continua estimación de los resultados.

I. Frances R. St. John, u In-Selvice Training !, en Personnel Administratima in Libraries, Lowell Martin (ed.), papen presented before the LIbrary Institute at the University of Chicago, August z@eptember I, 1945, Chicago, University of ChicagoPress, 1946, pág. 136.

77

Los talleres colectivos se desarrollan por medio de reuniones de grupos, conferencias, disertaciones, pequeños grupos de discusión y comisiones ; también mediante las lecturas y el estudio individual. En los Estados Unidos se ha realizado un número considerable de talleres colectivos para el estudio de problemas referentes a temas como la organización y administración de bibliotecas, materiales para bibliotecas escolares, enseñanza del trabajo de referencias, papel de la biblioteca en la educación de adultos, y la integración del servicio bibliotecario municipal y escolar.

Podemos señalar las características y procedimientos de un taller colectivo tipo l. Un grupo de treinta maestros dotados de amplia experiencia, que se preparaban para el servicio bibliotecario en escuelas, se reunió bajo la dirección de personal experto para estudiar el vasto problema de la reorganización de los servicios bibliotecarios escolares. El grupo procedió a crear una biblioteca en una escuela primaria; comenzando con el estudio de la comunidad y de los ante- cedentes educacionales de la escuela, lleva su estudio hasta la apro- bación de normas mínimas para el edificio, el equipo, la selección, adquisición, catalogación, clasificación y retiro de libros, publica- ciones periódicas y otros materiales audiovisuales, normas de coope- ración, estadísticas e informes, publicidad e instrucción en el uso de las bibliotecas. Para realizar cada aspecto de este trabajo se hizo un estudio previo de las necesidades, se examinó toda la literatura del tema, se pidió la opinión de personas de experiencia y se discutieron las decisiones; proyectándose lo que debía hacerse y cómo llevar a cabo los planes. Los principios y las conclusiones prácticas a que se llegó fueron estudiados a la luz de la situación bibliotecaria de las comunidades a que pertenecían los integrantes del grupo.

1. Resumido de un informe por Grate Hightower, u Georgia’s 1947 Workshop Provided a Library Complete withPupiIs »,Library~ournal, val. LXXIII, March 15, 1948, págs. 457-458.

APENDICES

MUESTRAS DE FORMULARIOS DE INGRESO

EN LAS ESCUELAS DE BIBLIOTECONOMIA NORTEAMERICANAS

APENDICE A

UNIVERSIDAD DE MICHIGAN DEPARTAMENTO DE BIBLIOTECONOMIA

Fecha ,.......... .._

Las personas que intentan dedicarse a la profesión de bibliotecario deben reunir ciertas condiciones personales y de preparación. Con el propósito de asegurar una consideración justa a su solicitud de admisi6n al Curso de Biblioteconomla de la Universidad de Michigan, rogamos a usted suministre los datos siguientes, y agregue una fotografía, preferentemente del tamaño usado para los pasaportes.

Nombre : .__._.__,__._..,.............. Domicilio en la ciudad de origen : .,. .._.._

. Dom~cd~o actual, SI es dlferente del antenor : Lugar y fecha de nacimiento : _.... ..__...._.._......__................ .._._.__._._......... Soltero ,.,,....... Casado __._.........., .._ Divorciado . .._.... Viudo

I. 2 Cuál es su estado de salud? 2. 2 Tiene usted algún defecto fkico ? 3. Indique todas las instituciones a que ha asistido desde el comienzo de sus

estudios secundarios. mencionando las fechas y los certificados o titulos recibidos. 4. Idiomas extranjeros que ha estudiado Años en Horas en el

la escuela secundaria college Francés Alemán. Otros .._....._....... Idiomas (excluido el inglés) que habla con facilidad

5, 2 Cuál ha sido la materia en que se ha especializado en sus estudios no graduados I ? Y graduados ? _..................__................._..........,............_........,._....._..._

6. 2 Ha solicitado alguna vez su inscripción para estudiar biblioteconomía en otras instituciones ? <Dónde ? __._............<................................ Fecha .._................................................. ..,, ,.. .._

7. g Cuándo piensa ingresar en el Departamento de Biblioteconomia? En el primer semestre _,._..,.,....., En los cursos de verano .,.... ,...._._ (‘En qué año ? ._

8. 2 Ha trabajado usted en bibliotecas anteriormente ? ._......_... .._.............._...._......... Lugar ..,.._...._...... Nombre de la biblioteca . .._.._.__._.__._... Cargo ..__...... Fechas ._.......,..

9. Mencione todo trabajo o experiencia profesional al margen de sus estudios y de su actividad en bibliotecas.

ro. Servicio militar. Indique las fechas, ramas de servicio y cualquier otra informa- ción que juzgue conveniente, como, por ejemplo, servicio en el extranjero, etc.

II. Mencione todas las oportunidades que ha tenido de realizar viajes o de seguir estudios especiales.

IZ. Piensa interesarse por : n) < trabajofull-time 7 .,. ; part-time ?.. ..,. b) ( préstamos estudiantiles ? c) j becas de trabajo ?

13. 2 Hay algún tipo de trabajo bibliotecario por el que esté interesado especial- mente ?

rq. 2 Qué capacidad tiene como dactilógrafo ? 15. Considerando que las entrevistas personales son muy útiles, 2 podría usted

venir a Ann Arbor con este objeto ? Si no puede venira Ann Arbor, 2 está usted cerca dealguna biblioteca con cuyo bibliotecario pueda entrevistarse ?

16. Referencias :

b) c).

80

APENDICE B

UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA ESCUELA DE BIBLIOTECONOMIA

FORMULARIO DE ENTREVISTA

Nombre ..,._.... ,. ,., ,,. .,.. .,.,,.,. .,....,............. .., .,...._ .._............_........... .__

Domicilio en la ciudad de origen .,.. .,._..,._..__._ Teléfono

Profesión .,.,,.,.

cargo actual.. ._....__...._._.,,.... .,

Experiencia anterior .,..,.,.... .._ ,.,.,,.

Estudios de college... ,.,.... ,. ,....... .,,,.. .,. ,.

Promedio alcanzado .,., ..,, ., .,. ,.,.,..,. ..,. .._ Edad aproximada. ,.,..

Defectos físicos ..__...

Motivo de la visita ..__......... ..,....

Declaración .._......,.. Solicitud d e admisión e instrucciones

Comentario :

Fecha. Firma

APENDICE C

UNIVERSIDAD DE COLUMBIA ESCUELA DE SERVICIO BIBLIOTECARIO

CLASIFICACION DE LOS ESTUDIANTES POR LOS PROFESORES

Nombre del estudiante ,._...._.... Fecha

Indlquese la clasificación mediante la siguiente escala : A B C D E (A, sobresa- liente; B, muy bueno; C, regular; D, deficiente; E, muy deficiente). No se clasi- fiouen aauellos rasgos en los que no se pueda dar una opinión basada en el conocimiento personal del estudiante.

Capacidad para realizar trabajos de equipo. Capacidad para organizar. Capacidad para hablar en público. Capacidad para preparar materiales para expo-

sición oral y escrita. Capacidad para el trato de gentes. Personalidad que inspire confianza. Comprensión de la exposición oral. Capacidad mental. Recursos. Memoria. Sentido objetivo. Juicio. Poder de observación. Originalidad. Capacidad de dirección. Decisión. Justeza. Prolijidad. Rapidez. Responsabilidad en el cumplimiento de los

compromisos. Escrupulosidad. Interés por el trabajo.

Interés por la gente. Adaptabilidad. Autoridad. Estabilidad emocional. Cortesla. Tacto. Entusiasmo. Ingenio. Sentido de la responsabilidad. Aptitud ante la cdtica. Iniciativa. Equilibrio. Conciencia social. Imaginación. Sentido del humor. Antecedentes sociales y culturales. Antecedentes de estudios. Experiencia. Conocimientos bibliográficos. Apariencia fisica. Aspecto y vestimenta. Salud. Voz y dicción. Capacidad general.

¿ CuPles son, a su juicio, sus aptitudes mPs señaladas ?

2 Cuáles las principales limitaciones ?

Otras observaciones (utillcese el reverso de la hoja si fuere necesario) :

Servicio bibliotecario _.____.____.._....__................................................ Firma . ..__....__..__ ..___.____..____~...........................

82

APENDICE D

UNIVERSIDAD DE WASHINGTON ESCUELA DE BIBLIOTECONOMIA

FORMULARIO DE ESTIMACION DEL PERSONAL

I Nombre del estudlante .._................................................. ,. . . . . . . .,.. .,

2. Blbhoteca ,.,.......,....,....._.......................... .,............... ..._......<...,.,.._...........,., .,.,

3. Perlado de trabajo dirigido ,.................................................................. .._............................

4. Departamento asignado _,,.._.........,...._..................,,......,........,.........,.......,,,....... ,.. ., .,. ..,............... .._

0;. Tipo de trabajo asignado .._.........._.............................................................

6. Clasificaci6n de la eficiencia : Clasifique cuando sea posible. (A - sobresaliente, B - muy bueno, C - bueno, D - mediano, F -insuficiente).

.._........ Poder de observación. Capacidad de dirección. .._...._ Capacidad para seguir instrucciones. ._.... .,.._. Actitud para con el público.

,........_..... Justeza. .,. .,.,,.,.. Cortesia. __... ..__._.__ Escrupulosidad. ,. .,....,, Autoridad.

.._. Rapidez (capacidad para adaptarse a ,... ..__. Actitud en el trabajo. un ritmo acelerado). ..,. .._._._.. Compañerismo.

_... ,.,.. Sentido de la responsabilidad. _...... .,,,,._ Pulcritud personal. _...._.. .._ Merecedor de confianza. Prolijidad en el trabajo. _... ., Criterio. Rapidez.

._.,.. Imaginación, recursos. _....... ..,...._ Vigor ffsico. .._. Adaptabilidad.

7. 2 Cuáles considera Vd. que son : a) Sus cualidades sobresalientes ? b) Sus mayores limitaciones ?

8. 2 Para qué tipo de trabajo está mejor preparado ?

9. i Tiene defectos flsicos o de carkter ? ro. 2 Qué posibilidades de kxito en el trabajo bibliotecario supone Vd. que alcanzará

el estudiante, basándose en este breve periodo de observación ? (Señale mediante un tilde.)

. . (Sobresaliente) (Muy bueno) (Bueno) (Mediano) (Dudoso)

OBSERVACIONES GENERALES :

Firma.. ......................................................................

Cargo ........................................................................

Domicilio _ .............................................................

Fecha .___._.._.___._,._<_.......................,..........,...........................,.....

83

-.--__1_--

APENDICE E

UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA ESCUELA DE BIBLIOTECONOMIA

BERKELEY, 4 CALIFORNIA

1 9 -

Estimado colega :

Para poder ofrecer un mejor servicio de empleo a las bibliotecas y hacer de nuestro archivo de estudiantes un instrumento más útil de valoración, requerimos ou ayuda en la clasificación del egresado de esta escuela que trabaja en esa biblioteca y cuyo nombre se agrega. Se envfa adjunto un duplicado de esta hoja para sus archivos.

Suyo atento, J. Periam Danton Decano

Apellido del empleado Nombre Otros nombres

Sobresa- Muy Defi- liente bueno Bueno Mediano ciente

I. Capacidad profesional demostrada- ._ . . . .

Capacidad personal no incluida en

1

2. I .,....._. I 1 _~ . 1

. . .

3. Eficiencia en la tarea actual .._.....____.___._.__...,....,,..... l l ; . .._. / ..____.__ . (Si hay alguna discrepancia fundamental entre las clasificaciones en los números

I, 2 y 3, mencionense las causas, a su juicio, determinantes).

4. Personalidad .,,...,...........,.,,.....,,....,.....,,......~....,...,,........ ._._.,,...... ’ I .

5. Capacidad administrativa actual . .._.........

1 ~

.,.......,.. .,,,. ,,,

1

..__..._... ’ .._

6. Capacidad administrativa en potencia ._......, .,.......... .._ ._____. ..__. ..,.,__....._,...,,.. . .._

7. Posibilidades de mejoramiento intelectual I ¡

8. Salud ..,<......,......,.._._._.................,....,.,...,..,,,,..........,.....,....,....... .,<,.,...,.... ;..

/.............,...,................

1

!.............

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . _.._.._..

9. Tarea actual (título y departamento, v. g. catalogación, referencia, etc.) .._

ro. Sueldo anual en la actualidad ,_...._......,..,. ..,. ,., .

I I. 2 Ha señalado el trabajo del funcionario deficiencias en la enseñanza profesional recibida ? En caso afirmativo, indfquense.

12. { Se considera que el funcionario tiene alguna buena o mala condición notable ?

13. Añádanse los comentarios que se consideren oportunos sobre estos puntos o sobre aspectos no incluidos.

Firma.. .,., .

Título < .._

Institución .,., ..,...., ,.. ._.

84

APENDICE F

UNlVERSIDAD DE MICHIGAN DEPARTAMENTO DE BIBLIOTECONOMIA

FICHA DE EMPLEO

.._ 19.

Apellido Nombre Otros nombres

Domicilio en la ciudad de origen No. de teléfono... ._..._.... _

Domicilio en Ann Arbor _..,..,,,......,..,....,. ..,.... .., No. de teléfono .__ .._._

¿ Qué tipo de biblioteca y qué clase de cargo prefiere? Indlquese el grado de prefe- rencia por un número, de esta manera : I = primera, 2 = segunda, etc.

TIPO DE BIBLIOTECA CLASE DE: TRABAJO

College.

Escuela secundaria. Pública. Especial. Universitaria.

Administración. Catalogaci6n. Departamento de niños. Préstamo. Adquisiciones. Consejos a los lectores. Consulta.

2 Está dispuesto a aceptar un cargo, cualquiera que sea el lugar o el tipo de trabajo ? Si no lo está, señálense las preferencias.

Si tiene preferencias en cuanto a la localidad, señálense aqul.

2 En qué fecha está dispuesto a comenzar a trabajar ?

Sueldo mlnimo que está dispuesto a aceptar ...................................................................... ..............

85

APENDICE G

UNIVERSIDAD DE WASHINGTON

FORMULARIO PARA DATOS REFERENTES AL PERSONAL

Nombre : ..._..................,..,.,..,., ..,...,.,..,..,.,....,.......,.,...... .,.......

Domicilio actual :, .,. .,.. .._ .,,.

Fecha de nacimiento : .._....... .._. ..,......... .._

Estudios : .._

Experiencia : _,...._.._......_..__.............. .,. ..__........_...................................................~

Eficiencia (Evaluación de la) : ................................................................. ..................... ........... ........

Personalidad : .................................................................................................... ................ ..........................

Fecha : .._.............._................................................. ..<. Robert L. GITLER. director.

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BIBLIOGRAFIA SELECTA

Durante los últimos veinticinco años se publicaron alrededor de mil libros, folletos y artículos sobre el tema general de la enseñanza del bibliotecario. Más del go y0 de esas obras está en inglés; alrededor de una décima parte del total aparece en la bibliografía siguiente. Con una sola excepción, los títulos aquí incluídos no datan de fechas anteriores a rgzg ; el concepto actual de la biblioteconomía se ha desarrollado y cambiado en forma tan señalada durante los últimos 25 años, que las obras de hace más de un cuarto de siglo -y sin duda la mayoria de las escritas hace IO 6 zo años- son útiles solamente para fines históricos. Se ha tratado de incluir las publicaciones más recientes e importantes en cada uno de los aspectos principales de la enseñanza de la biblioteconomía; la obra más completa sobre un aspecto particular no siempre es la más reciente -pero, aun en este caso, ha sido incluída. Se han incorporado textos representativos de la literatura profesional de habla no inglesa, pero debido a su corto número aparecen algunos no muy completos y de fecha no muy reciente.

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87

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94

INDICE

Actas del Comité Internacional de Bibliotecas de la Federación Inter- nacional de Asociaciones de Biblio- tecarios, 49.

Administración, enseñanza de la, 16,

18-20; dase también Escuela de biblioteconomla, administración.

Adolescentes, trabajo bibliotecario con los, oéase Escuela de bibliote- conomfa, planes de estudios, nifios y adolescentes.

Aguayo, Jorge, 50. Akers, Susan Grey, 51.

América latina, 25-45.

American Library Association Bulle- tin, 49.

American Library Association, Glos- sary of library terms, citado, 20.

Ameritan Library Association and (British) Library Association, 5 I.

Andraca, Carmen Rosa, gr.

Antecedentes, wéase Escuela de bi- blioteconcmía, Estudiantes, ante- cedentes.

APOYO ; séase Escuela de bibliote- conomfa, apoyo.

Archivologia, 22.

Archivos, wéase Egresados, antece- dentes; Estudiantes, antecedentes.

Arquitectura bibliotecaria, 22.

Asamblea de Bibliotecarios de las Américas, 23.

Asociación de Escuelas de Bibliote- conomía Norteamericanas, Estudio de la comisión sobre distribución de tareas del personal docente, 40-41.

Asociación Norteamericana de Bi- bliotecas, 24.

Asociación Norteamericana de Bi- bliotecas, Consejo de Enseñanza de la Biblioteconomia, Secretario Eje- cutivo del, 45.

Asociaciones de bibliotecarios, locales, 9. nacionales, 9.

Asociaciones profesionales, confe- rencias, 7 r .

Autoridad, 58. Ayudantes, rotacion de, 77. Baker, Emest A., citado, 45. Becas, II.

Bélgica, 16, 25. Bibliografia, 7, 8. Bibliografía de diversas discipli-

nas, 22.

Bibliografia General Española, I 8. Bibliografias; wJase Bibliografías co-

merciales, Trabajos escritos y bibliograffas.

Bibliografias comerciales, 50. Bibliographie de la Belgique, 18.

Bibliographie de la France, 18.

Biblioteca : deberes y actividades, 3-4. director de la, 5-6. función y valor, 3-4. potencialidad, 2-3.

Biblioteca Nacional, Francia, I 8. Biblioteca Nacional, México, 18.

Biblioteca Pública, organización y administración, wkase Escuela de biblioteconomfa, planes de estudio.

Biblioteca Pública de Nueva York, 76.

Bibliotecario, 5-6. Bibliotecarios, necesidad de, 4.

Bibliotecas, crecimiento de las, 1-2.

Bibliotecas en los Estados Unidos, 4. Bibliotecas escolares, 22.

Bibliotecas especiales, 22.

Biblioteconomia, concepto moderna de la, 1-2.

Bibliotheca Hispana, I 8. Bogotá, 17.

Boletín de la Biblioteca Nacional del Perú, 49.

Bostwick, Arthur E., 50. Brown, James Duff, 51.

Biicherei, 40. Bulletin de I’Association des biblio-

thécaires francais, 49.

95

- ,..__- -..---. 1-P

Canadá, 16,23. Capacitación mediante el trabajo, 27,

29-30. Cargo, tiempo de permanencia en

el, 69. Cargos, 67-68. Carnowsky, Leon, 5 r . Carnowsky, Marion S., 50. Carteleras, 54. Catalogación y clasificación; néUse

Escuela de biblioteconomía, planes de estudio.

Catalogo dei Cataloghi del Libro Ita- liano, 18.

Centralización, 59. Ciencia, 15. Ciencia política, 52.

Ciencias naturales; véase Ciencia. Ciencias sociales, r 5. Clases, número de horas requeridas,

véase Escuela de biblioteconomía, planes de estudio, duración.

Clases para aprendices, 73-75. Clasificación decimal de Dewey, 17.

College and Research Libraries, 49. Comisión consultiva, 55. Comisión de bibliotecarios, 9-10. Comisión encargada del estableci-

miento de la escuela, g-11.

Comité Internacional de Bibliotecas... véuase Actas del Comité...

Compra y selección de libros : véase Escuela de biblioteconomía, planes de estudio.

Comprensión internacional, 3. Condiciones; véase Escuela de bi-

blioteconomía, cuerpo de profe- sores, condiciones.

Conferencias, 7 I -72. Consulta; véase Referencias. Contabilidad; v&ase Escuela de biblio-

teconomía, contabilidad. Control, esferas de, 60. Coordinación, 57. Corporación Carnegie de Nueva

York, II.

Costos; véase Escuela de bibliote- conomía, costos.

Cuerpo de profesores; véase Escuela

de biblioteconomía, cuerpo de profesores.

Checoeslovaquia, 25. Chicago, Universidad de, Escuela

de Biblioteconomía para Gradua- dos, 8.

Childs, James B., 50. China, 4. Decano; véase Escuela de bibliote-

conomía, director. Deutsche National Bibliographie, I 8. Dewey, Melvil, 51. Director; véase Biblioteca, director de

la, Escuela de biblioteconomía, director.

Disciplina, 58. Discusiones en clase; véase Ense-

ñanza, métodos de. Disertaciones; véase Enseñanza, mé-

todos de. División del trabajo, 57. Dordoña, I.

Economía, 8, 51.

Edad de piedra, hombre de la, I.

Edificio; véuase Escuela de bibliote- conomía, edificio.

Edificios; véase Arquitectura biblio- tecaria.

Educación, 52. Educación de Adultos, 20-21.

Egresados ; véase Graduados. Empleo, véase Estudiantes, servicio

de empleo. English Catalogue, I 8.

Enzefíanza ; campo de la, 63. formal, 27.

Enseñanza, métodos de, discusiones en clase, 28. disertaciones, 27-28. ejercicios de laboratorio, 29. práctica, 25-26. preguntas y respuestas, 28. resolución de problemas, 30-3 r. seminarios, 28-29. teórica, 25-26. trabajos escritos y bibliografías,

27-28. trabajos prácticos, 29-30.

visitas de observación, 3 I.

96

Enseñanza reglamentada, véase En- señanza formal.

Equidad, 60. Equipo; véase Escuela de bibliote-

conomía, equipo. Escrituras en las cavernas, I.

Escuela de biblioteconomía, administración, 55, 61. apoyo, ro-II. aulas, 53-54. contabilidad, 57, 63-64. costos, 60-64. creación, 7-12.

cuerpo de profesores, 12, 33-41, 56, 63.

actividades complementarias, 41. asignación de tareas, 40.

condiciones, 12, 33-36. oficinas, 53. rango académico, 61. reuniones, 55, 57. selección, 12, 34-36. sueldos, 27, 63. tiempo dedicado a la enseñanza,

39-40. trabajo full-time, 38-39. trabajo pavt-time, 38-39.

director o decano : condiciones, I I - 12.

oficina, 53. responsabilidad, 55, 57, 63.

edificio, 53-54, véase también, Es- cuela de biblioteconomía: Aulas; cuerpo de profesores; oficinas; director, oficina ; exposiciones, salones para; facilidades de trabajo.

emplazamiento, 7, 9, 10, 13, 49,

52-53. equipos, 53, 54, 56, 63. exposiciones, salones para, 54. facilidades para el trabajo, 53-54. funcionamiento, 55, materiales, 63, 64. objetivos, 12-14, 16-17, 63.

personal, 41-42. ayudantes, 41-42.

bibliotecario, 41-42.

planes de estudio. adolescentes, eéase niños y ado-

lescentes, trabajo con los bá- sico, 16.

bibliografía y referencia, mate- riales de, 16, 17-18.

bibliotecas públicas, organiza- ción y administración, 19.

compra de libros, 16.

duración de los cursos, 22-23. historia del libro y de las biblio-

tecas, 16, 21.

introducción a la bibliotecología, 16, 21.

lectura, necesidades, intereses y hábitos de, 16, 20-21.

niños y adolescentes, trabajo bibliotecario con los, 22, 52.

objetivos, 15-16.

organización y administración, 16, 18-20.

selección de libros, 16, 18.

presupuesto, 63-64. programa, 16-24, 33. responsabilidades, 67-70. ubicación, 7-9, IO, 13, 49, 52-

53. Escuela de Biblioteconomía para

Graduados, Universidad de Chi- cago ; véase Chicago, Universi- dad de, Escuela de Biblioteco- nomía para Graduados.

Escuela Nacional de Biblioteconomía, México, 15.

Escuelas de biblioteconomía : autorizadas, Estados Unidos, 4. condiciones previas para su

establecimiento, 7, 9-12. independientes, 7-8. orígenes, r -2. planes, g, 10.

Espíritu de cuerpo, véase Personal, moral del.

Estadística, IO.

Estudiantes : antecedentes, 64-66. archivos de los, 64-66. condiciones, 15, 44-48. empleados, 69.

secretario, 42. ficha de empleo, 69-70. sueldo, 42. formulario de entrevista, 65.

97

reclutamiento, 43-44, 48. sala de estudio, 53-54. seleccidn; oéuse Estudiantes, con- diciones,. servicio de empleo, 65, 67-70. solicitud de admisión, 64.

Evans, Luther H., citado, 23. Exposiciones, salones para ; oéuse

Escuela de biblioteconomía, expo- siciones, salones para.

Fargo, Lucila F., 54. Fayol, Henri, 56. Federación Internacional de Asocia-

ciones de Bibliotecarios, 3. Fthix, 49. Ferraz, Wanda, 51.

Filosofía de la Educación, 2.5-26. Finanzas; véase Escuela de bibliote-

conomia, presupuesto. Finanzas municipales, 52. Fondos, véase Escuela de bibliote-

conomía, costo, creación ; Escuelas de biblioteconomfa, apoyo.

Forero Nogués, Marian, 50. Formulación del presupuesto, 57. Formularios ; uhse Estudiantes, fichas

de empleo, Estudiantes, formularios de entrevista.

Francia, 16, 25.

Fundación Rockefeller, I I.

Fussler, Herman H., 51. Giornale della Librerin, 49. Githens, Alfred Norton, 52. Gobierno de la ciudad, 52. Godet, Marcel, citado, 3. Goldhor, Herbert, citado, 13, 26, 35,

52. Graduados

antecedentes de los, 64-66. archivos, 64-66.

Gran Bretaña, 16, 23. Gropp, Arthur E., citado, 16.

Grutas de los Pirineos, I. Gulick, Luther, 56. Habana, Jesús Montero, 50. Hábitos de lectura, wéase Escuela de

biblioteconomia, planes de estudio, lectura.

Haines, Helen E., 51.

Heinsius, 18.

Henriot, Gabriel, 5 I .

Hightower, Grate, 78. Hinrichs, 18.

Historia, 8, 52. Historia bibliográfica, 22.

Historia de las bibliotecas, ne’ase Es- cuela de biblioteconomfa, planes de estudios, historia del libro y de las bibliotecas.

Historia de las comunicaciones, 21.

Historia del libro y de las bibliotecas; véase Escuela de biblioteconomia, planes de estudio.

Hostetter, Anita M., citado, 27, 45. Hutchins, Margaret, 5 I. Idiomas, 15.

Imprenta, invención de la, I. India, 4, 31.

Informar, obligación de, 57. Inglaterra ; véase Gran Bretaña, Iniciativa, 60. Institutos, 71, 72-73.

Instrumentos bibliográficos; uéuse Escuela de biblioteconomfa, ins- trumentos bibliográficos.

Integración del personal, 56. Interés común, 59. Intereses de lectura, okase Escuela

de biblioteconomía, planes de es- tudios, lectura.

Intereses individuales; véase Inte- rés comun.

Internado, 71, 73, 76-77.

Introducción a la bibliotecología; wéase Escuela de biblioteconomfa, planes de estudios.

Irwing, Raymond, citado, 44-45, nota, 46.

Italia, 25.

Jefe administrativo; aéase Biblioteca, director de la, Escuela de bi- blioteconomía, director.

Jerarquia, 59-61. Joeckel, Carlton Bruns, 5 I. Jornadas Bibliotecológicas de Mon-

tevideo, I 6. Kayser, 18. Kilgour, Raymond, 46. Lectores, r 6. Lenguaje escrito, r. Ley Fullbright, II.

Ley Mundt-Smith, I I.

98

Leyland, Eric, 5 I . Library Association Record, 49. Libmry ~ournal, 49. Library Quarterly, 49. Libro, producción y comercio del,

Liza, 17. Literatura, 8, 15, 52.

Literatura infantil y de adolescentes,

52. Mac Pherson, Harriet Dorothea, 51, Mann, Margaret, 5 I. Martin, Lowell, 51.

Materiales bibliográficos y de refe- rencia; véase Escuela de bibliote- conomfa, planes de estudio.

Merrill, William Stetson, 5 I. Metcalf, Keyes D., citado, 19, 36.

Metodos de ensenanza, vkure Ense- fianza, métodos de.

Modern Librarian, 3 I . Montevideo, véase Jornadas Biblio-

tecologicas de Montevideo. Moral del personal, véase Personal,

moral del. Mudge, Isadora Gilbert, 51. Munthe, Wilhelm, citado, 43. Museo Británico, catálogo, 18. Necesidades, intereses y hábitos de

lectura; vease Escuela de biblio- teconomfa, planes de estudio, Iec- tura.

Nifios, trabajo bibliotecario con los, véase Escuela de biblioteconom(a, planes de estudio, nifios y adoles- centes.

Noruega, 2.5, 74. Nueva York (Ciudad), 2.

Numero de horas de clase; véase Es- cuela de Biblioteconomía, planes de estudio, duración de los cursos.

Objetivos; véase Escuela de bibliote- conomía, objetivos, Escuela de biblioteconomía, planes de estudio.

Orden : en relación con el personal, 59- 60.

material, 59. Organización, 16, 55 ; véase también

Escuela de biblioteconomía, planes de estudio.

Orientación, 73. Osborn, Andrew, D., 5, 19, 35, 36. Paleografía, 22.

Papel, descubrimiento del, I.

Papiro, hojas de, I. Pergamino, volumenes de, I. Personal :

estabilidad, 60.

integracion, 56. manual, 76. moral, 54, 55, 60. reuniones, 76. véase también, Escuelade Bibliote-

conomía, cuerpo de profesores. Pettee, Julia, 5 X. Plan, 56. Planes de estudio; véase Escuela de

biblioteconomía, planes de estu- dio.

Problemas, véase Enseñanza, métodos de, resolución de problemas.

Profesión de bibliotecario, concepto moderno de la, I -2.

Programa ; véase Escuela de bibliote- conomía, programa.

Psicología, 52. adolescentes, 52. infantil, 52.

Publicaciones periódicas, 49. Publicidad; véase Informar, obliga-

ción de. Ramos, José Antonio, 51.

Ranganathan, S. R., 4 . Reece, Ernest J, citado, I 7, r 9,2 I -22,

40. Referencia, material de, vkase Es-

cuela de biblioteconomía, planes de estudio.

Remuneración, 37, 42, 56, 59. Repertorios bibliográficos y de Refe-

rencia, véase Escuela de bibliote- conomia, Bibliografías comerciales, Publicaciones periódicas, Textos.

Responsabilidad, 52. Revista de Bibliotecas, Museos y Ar-

chivos, 49-50. Revista de la Biblioteca, 48. Revistas bibliotecarias, 49-50.

Re-me des bibliothèques, so. Russell, John Dale, citado, 19, 36.

99

“_,...- -_II .-__-- I_.” --._ “.. .““. .~

St. John, Frances, R., citado, 19,

36. Sala de estudios; véase Estudiantes,

sala de estudios. Sala de proyecciones, 53. Salones de clase, 53. Sayers, W. C. Berwick, 51-52. Sears, Minnie, E., gr. Seminarios; véase Enseñanza, méto-

dos de. Servicio de empleo, funcionario

encargado del, 68. Servicio de empleo; véase Estudian-

tes, servicio de empleo. Sharp, Henry A., 51. Shaw, Charles B., citado, 4. Sociologia, 8, 52. Solicitantes; vdase Estudiantes, soli-

citud de admisión. Sueldos, 15,63; véase también Escuela

de biblioteconomía, cuerpo de pro- fesores, sueldos ; Escuela de biblio- teconomía, personal, sueldos.

Suiza, 25. Tabletas de barro, I.

Talleres colectivos, 71, 77-78. Tauber, Maurice F., 52. Textos, p-52.

Thompson, Anthony, citado, 8. Tipos de biblioteca, preparación

para los, 23-24.

Trabajo bibliotecario con niños y adolescentes, véase Escuela de biblioteconomía, planes de estu- dio.

Trabajos escritos, y bibliografía; véase Enseñanza, métodos de.

Trabajos prácticos; véase Enseñanza, métodos de.

Traducción de textos e instrumentos bibliográficos, 46, 50.

Ubicación; véase Escuela de bibliote- conomía, ubicaciún.

Unesco, 9, II. Unidad de dirección, 58. Unidad de mando, 58. United States Catalogue, I 8. Universidad de Columbia, 2. Uruguay, 16, véase también Jornadas

Bibliotecológicas de Montevideo. Urwick, Lyndall, 5, 6. Vicens, Juan, 5 1. Visitas de observación; véase Ense-

ñanza, métodos de. Wheeler, Joseph L., 52., citado, 33,

36, 37, 40, 43, 47. Williamson, C. C., citado, 7, 37-39.

Wilson, Louis R., 52, citado, 8. Wyer, James I., 52. Year’s Work in Librarianship, 49. Zentralblatt fiir Bibliothekswesen, 49.

Dégût 1Egd : 40 trimestre 1950.

ALGUNOS TITULOS DE PUBLICACIONES DE LA UNESCO PARA LOS EDUCADORES*

Clubs des relations internationales et groupements analo,oues. Ilustrado. $O.Oj

Rapport adressé au Conseil konomique et social sur l’enseignement relatif aux .Nations Unies et aux institutions spkcialisees. WI.5

Rapport de la Conférence preparatoire des repré- sentants des universitks. - Convoquée à Utrecht, 2-13 aoíit 1948. $1.00

« Vers la comprehension internationale 1)

1.

II.

III.

IV.

Quelques suggestions concernant l’ensei- gnement relatif aux Nations Unies et aux institutions spekialise?es. $0.10

La Prt’paration du personnel enseignant. $0.20

Bibliooraphie choisie. (ingl&francés) .

- Bilingüe So.30

Les flations Unies et le Civisme interna- tional. $0.10

v. Duns la classe avec les moins de treize ans. $0.20

VI. L’lntuence dufoyer et de la communauté sur les enfants de moins de treice ans. $0.20

VII. L’Enseignement de la geographie - quelques conseils et suggestions. $0.50

Rapport sommaire de la Conference internationale de l’education des adultes. $0.15

Enfantssansfoyer.- Numerosasilustraciones. $60.50 « Problemes d’education »

I. L’Enfance victime de la guerre.

La Reforme des manuels scolaires et du matkriel d’enseignement.

$%50

lo.45

3d. 15 F

gd. 40 F

5- 1

6d.

Il-

Il9

6d.

Il-

Il-

3l-

gd.

3l-

3/-

216

250 F

25 F

50 F

80 F

25 F

50 F

50 F

150 F

35 F 150 F

150 F

125 F

ALGUNAS PUBLICACIONES DE LA UNESCO*

25 F Acte constitutsf de l’organisation des Xations

Unies pour L’education, la science et la culture. $0.10 6d.

Actes de la Conference génerate de 1’ Organisation des Nations Unies pour l’éducation, la science et la culture. Quatrième session. Paris, I 949.

Vol. 1 : Comptes rendus des debats. $4.00 EI.4.0 1.200 F Vol. II : Résolutions. 80.75 416 225 F

Rapport aux Nations Unies, Ig48-rgpg. $0.80 4l- 200 F

Rapport du Directeur genéral sur l’activitd de t’organisation d’octobre xg4g d mars ‘950. $1.00 SI- 3oo F

102

Études d l’étranger - rt’pertoire international des bourses et Manges.

Tome II, xg4g. Supplément au tome II, 1949.

Presse, Film, Radio. Rapport de la Commis- sion des besoins techniques après enquête dans quatorze pays. Paris, xg4g.

Communications mondiales : presse, radio, jilm. Paris, I 950.

L’Éducation por la radio : La radio scolaire, par Roger Clausse. Paris, rgso.

La Formation professionnelle du personnel de la radio, par Maurice Gorham.

Enlace cientiJico. La labor de enlace de la Unesco mediante los centros de coopera- ción científica.

Auecle ~~c~~surles chantiers de la reconstruction.

$1.25 $0.50

$1.20 7/- 350 F

$1.20 7/- 350 F

$0.40 2/- IOO F

$0.40 4- IOO F

$0.30 116 75 F $0.15 gd. 35 F

Goethe-textosde homenaje - ‘74g-zg4g. (Edi- tado para la Unesco por la GrBfica Pan- americana, México, D. F.)

Catálogo de repoduccionesen color de la pintura de 1860 a rggg. &-inglés).

- Trilingüe (espafiol-fran- $1.5”

Livret des commissions nationales. $1.00

6/- 3/-

350 F 150 F

w 400 F

‘3/- 300 F

PUBLICACIONES PERIODICAS

Abono anual Bulletin du droit d’auteur. Trimestral, bilingüe

(inglés-francés). $1.80

Bulletin o&ciel de 1’Unesco. Cada dos meses, publicado en inglés y francés. $1.00

Bulletin de 1’ Unesco dl’intention des bibliothkques. Mensual, bilingüe (inglés-francés). $2.00

Educaciórzfundamental-boletin trimestral. Publi- cado en español, en francés y en inglés. $0.70

El Correo de la Unesco. Mensual. Publicado en español, en francés y en inglés. g%I.OO

Muceum. Revista trimestral bilingüe (inglés- francés) de las técnicas museográficas. $5.00

Bulletin international des sciences sociales. Trimestral. Publicado en frances y en inglés. $1.50

II/-

W

1213

4/-

5f-

$1.1.0

550 F

300 F

600 F

200 F

200 F

440 F

9/- 440 F

* Estas publicaciones han aparecido igualmente en inglés.

Los precios de las publicaciones están indicados en dólares, libras esterlinas y francos franceses.

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LISTA DE LIBREROS DEPOSITARIOS

DE LAS PUBLTCACIONES DI: LA UNESCO

ARGENTINA. Editorial Sudamericana, S. A., Alsina 500, Buenos Aires.

AUSTRALIA. H. A. Goddard, Ltd., 255a George Street, Sydncy. AUSTRIA. Wilhelm Frick & Co., 2y Graben, Viena 1.

BÉLGICA. Librairie Encyclopédique, 7, rue du Luxembourg, Bruselas.

BRASIL. Livraria Agir Editora, rua México 98-B, Caixa postal 3291, Rio de Janeiro.

CANADÁ. The Ryerson Press, 2gg Queen Street West, Toronto.

CHECOESLOVAQUIA. Orbis, Narodni 37, Praga 1.

CHILE. Librería Lope de Vega, Moneda 924, Santiago.

COLOMBIA. Sr. Emilio Royo Martín, Carrera ga, 1791, Bogotá.

CUBA. La Casa Belga, Sr. René de Smedt, O’Reilly, La Habana.

DINAMARCA. Einar Munksgaard, 6 NBrregade, Copenhague. EGIPTO. James Cattan, fournisseur de la Cour, I 18: rue Emad el Din,

El Cairo. ESTADOS UNIDOS. Columbia University Press, 2960 Broadway, Nueva

York 27, N. Y. FILIPINAS. Philippine Education Co., Inc., comer Tanduay and Vergara

Streets, Quiapo, Manila. FRANCIA*. Maison du Livre francais, 4, rue Félibien, Par&Ge. (Ventas

al fiar mayor y fiublicaciones no periódicas únicamente.) GRAN BRETAÑA. H. M. Stationery Office, P. 0. Box 569, Londres, S. E. I.

GRECIA. Elefthéroudakis, Librairie Internationale, Atenas. HUNGRíA. (( Ibusz 11, Akadémia-u. IO, Budapest V. INDIA. Oxford Book & Stationery Co., Scindia House, Nueva Delhi. ISRAEL. Leo Blumstein, Book and Art Shop, 35 Allenby Road, Te1 Aviv. ITALIA. Messaggerie Italiane, via Lomazzo 52, Milán. LíBANo Y SIRIA. Librairie Universelle, avenue des Francais, Beirut. MÉXICO. Librería Universitaria, Justo Sierra 16, México, D. F. NORUEGA. A/S Bokhjbrnet, Stortingsplass 7, Oslo. PAísEs BAJOS. N. V. Martinus Nijhoff, Lange Voorhout g, La Haya. PAKISTÁN. Thomas & Thomas, Fort Mansions, Frere Road, Karachi 3. PERÚ. Librería Internacional del Perú, S. A., Girón de la Unión, Lima. PORTUGAL. União Portuguesa de Imprensa, 198 rua de S. Bento,

30 Esq., Lisboa. SUECIA. A/B C. E. Fritzes Kungl. Hovbokhandel, Fredsgatan 2,

Estocolmo. SUIZA. Europa Verlag, Rämistrasse 5, Zurich. UNIÓN SUDAFRICANA. Van Schaik’s Bookstore (Pty.) Ltd., Libri Build-

ing, Church Street, Pretoria. URUGUAY. Centro de Cooperación Científica para la América latina,

Unesco. avenida Agraciada 1875, Montevideo.

+ g4NcIA. Unesco, Service des ventes, rg, avenue Kléber, Paris-IGe. . : Kléber 52-00.

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