La Función del Notario en la Sociedad de Hoy. La Actuación ...

La Función del Notario en la Sociedad de Hoy.

La Actuación del Notario

y el Ejercicio de la Abogacía.

La Función Notarial

y el Registro.

Por el

Lic. Fortino López Legazpi

Notario de Hermosillo, Son.

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de Derecho Notarial Mexicano, núm. 67, México, 1977. DR © Asociación Nacional del Notariado Mexicano, A. C.

(Conferencia dictada por el Limnciado For- tino López Legazpi, Notario de Hermosillo, Sonora, México, en San Juan de Puerto Rico, el 28 de Mayo de 1976, can motivo de la Tercera Reunión Anual del Instituto de Derecho Registra1 y Notarial de Puerto Rico, Inc-Texto revisado y anotado por el autor).

S&or L2cencMdo

ANTONIO ESCUDERO VIERA,

Presidente del Instituto de Derecho

Registra1 y Notarial de Puerto R h .

Q d o s colegas y amigos:




1.-PRESENTACI0N.-No podía esperar otra cosa, de Alfonso Miranda Cárdenas, que en la presentación que de mí, ha hecho, de- mostrara la calidad de su amistad. Esta presentación es la mejor prueba de esa calidad, más que de mis merecimientos. El, delicada- mente y, a la vez, obligadamente, me ha impuesto una diffcil tarea: la de justificar los elogios que me ha dedicado. No soy yo quien debe decir si podré cumplirla, pero sí puedo afirmar que he venido con el corazón abierto, con la mente despierta y con el mejor propósito de contribuir con todo lo que tengo, poco o mucho, al desarrollo del notariado y del estudio del derecho registra1 en este país.

Antes que otra cosa, soy notario y amo el notariado. Tal vez, la invocación de este amor sea suficiente para que escuchen con benig- nidad mis palabras y las juzguen igualmente. Hecho este paréntesis sentimental, vamos a entrar en materia.

2.-EL TEMA.-La tarea es difícil porque se me ha asignado, por una parte, un tiempo demasiado largo y, por otra, tres temas, cada uno de los cuales podría ocupar ese tiempo totalmente. Enton- ces, me encuentro frente a la dificultad de poder sintetizar en ese tiempo los tres temas y, por otro lado, de resistir hablando. Origi- nalmente, se había pensado en tres conferencias.

El esquema era el siguiente:




PrimQr &m: El notariado en la sociedad de hoy.

Segwnd.0 tema: La actuación del notario y el ejercicio de la abogacía.

Tercer t e m : La función notarial y el registro.

Me esforzaré por desahogarlos en una sola sesión.

Tal vez, mi exposición no separe estrictamente los tres temas, sino que los mezcle al hablar de cada uno de ellos. Pero estan tan íntimamente vinculados, que no habrá ninguna dificultad.

3.-CONCEPTO DE NOTARIO.-CONTENIDO DE LA FUN- CION NOTARIAL.-Me parece, como punto de partida, vale la pena recordar una conclusión del Primer Congreso del Notariado Latino, que se celebró en Buenos Aires, en 194£$ y que es el origen de la Unión Internacional del Notariado Latino. Esa conclusión dice lo siguiente: "El notario latino es el profesional del derecho encargado de una función pública consistente en recibir, interpretar y dar forma legal a la voluntad de las partes redactando los instrumentos adecuados a ese fin y confiriéndoles autenticidad, conservar los originales de éstos y expedir copias que den fe de su contenido. En su función, está comprendida Ia autenticación de hechos". l

Esta conclusión va a ser el eje de toda mi exposición. Un aná- lisis de ella nos permite apreciar que las tareas que el notario debe cumplir, son las siguientes :

1) Tarea de creación o elaboración jurídica. Esto está expresado cuando se dice "recibir, interpretar y dar forma legal - a la voluntad de las partes".

2) Tarea de redacción. Está expresada al decir "redactar los instrumentos adecuados a tal fin".

3) Tarea de autorización o de autenticación. Está expresada cuando se dice "confiriéndoles autenticidad".




4) Tarea de conservación. Está expresada cuando se dice "conservar los originales de éstos".

5) Tarea de reproducción, que está expresada al decir "expedir copias que den fe de su contenido".

Vamos a referirnos a estas tareas.

4.-TAREA DE CREACION Y TAREA DE REDACC1ON.- Parece que las dos primeras tareas de creación o elaboración jurí- dica, y tarea de redacción están tan íntimamente vinculadas que puedan tratarse al mismo tiempo. El punto de partida para esta re- flexión es destacar que en la conclusión se dice claramente que el notario es un profesional del derecho. Y esto marca la diferencia con la función autenticadora en otros sistemas jurídicos, particularmente en el sistema sajón. Y debo decir que me preocupa y me interesa señalar esta diferencia, porque es natural pensar en que, dada la vinculación en la vida de los negocios que tienen los Estados Unidos de Norteamérica, con todo el mundo y particularmente con nuestra América Latina, se confrontarán sus formas jurídicas con las nuestras, con la consiguiente posibilidad de que influyan en las formas tradicionales nuestras, que son de derecho latino.

Decir que el notario es profesional del derecho, es decir que 61 es el autor del negocio jurídico y el autor del documento. Cuando las partes concurren ante el notario expresan su voluntad. Simplemente, quieren hacer determinadas cosas y alcanzar determinados efectos jurídicos. Esto, alcanzar efectos jurídicos, no pueden lograrlo si no se cumplen las condiciones y las exigencias que el sistema jurídico exige. Precisamente es eso lo que justifica la intervención del notario, que es un perito en derecho. Contemplado, el ejercicio de esta tarea, en la realidad, nos presenta aspectos humanos sumamente interesantes que no podemos pasar por alto y sobre los cuales conviene reflexionar. A veces, quienes concurren a solicitar los servicios del notario, ya llevan un esquema de cómo debe expresarse la voluntad para el acto que desean realizar. Hablan de una compraventa, de un arrendamiento, de un testamento, etc. Cuando el notario lo es de verdad y no tiene una mentalidad de comerciante, tendrá que dialogar con las partes para saber si realmente lo que tiene que hacer




es la compraventa, el arrendamiento o el testamento. La notaría no es un almacén comercial donde se tengan los artículos preparados para entregarlos a quien los solicite. El notario tiene que hacert, crear el negocio jurídico. Ocurre. por ejemplo, y voy hablar de mi experiencia personal, no porque sea mía, sino porque es de un notario, que una persona llega a la notaría y dice quiero hacer un testamento. Precisamente a mí me ocurrió esto. Llegó una señora ya de cierta edad, digamos de 65 años, viuda, y me dijo: "quiero que me haga un testamento". Entonces yo le pregunté: ¿por qué quiere usted hacer testamento? La señora me contestó: "Yo he sido empleada de una secretaría' de estado y tengo una casa que tiene un valor de $100,000 ó de $80,000 dólares (hablo así para que me entiendan mejor) que es el producto de todos mis esfuerzos, de todos mis ahorros a lo largo de mis servicios al Estado, y tengo una hija, viuda también que tiene hijos, y a la cual deseo dejarle este patrimonio. Pero quiero hacerlo de manera que d morir yo, no tenga ella nada que hacer y no tenga ningún problema. Cualquiera de ustedes seguramente hubiera pensado lo que yo pensé. No puede, al través del testamento, lograrse esa finalidad, al menos, en el caso de México. La hija tendria necesariamente que denunciar el juicio sucesorio ante los tribunales y seguir el procedimiento hasta su culminación, con la adjudicación del bien en cumplimiento del testamento. Eso implicaría erogaciones, gastos de abogados y los propios de los procedimientos judiciales: copias certificadas, publicación de avisos, etc., y también se correría el riesgo de una posible oposición al testamento, una impugnación al testamento, que haría más gravosa la situación. Entonces, yo acon- sejé una compraventa, que es, por supuesto, simulada. El problema, se desplazo al orden fiscal. He pensado en eso, me dijo la señora, pero son tan elevados los impuestos, las cargas fiscales de esa opera- ción, que no me sería posible cubrirlos. Tuve que conversar con ella mucho tiempo e insistí en que era el único camino que podríamos seguir, después de haber analizado las posibilidades económicas de ella y de su hija. En México, los impuestos en materia de trasla- ción de dominio de bienes inmuebles se pagan tomando como base el valor catastral, o sea el que sirve para el pago del impuesto pre- dial, el valor que determina un banco, en cada caso particular, y el precio. De esos valores, el único que puede manipularse es el precio. Los otros dos, no. Los fija un tercero. Sin embargo, dentro de los criterios que siguen los valuadores bancarios para la valuación de los bienes inmuebles, hay máximos y hay mínimos. Entonces, yo me




acerqué a una institución bancaria y pedi al valuador que, dentro de esos márgenes, tomara el mínimo, y de esta manera hacerle posible a la interesada el pago de los impuestos. Así fue. La señora pudo hacer la traslación de dominio a su hija. Podía morir tranqui- lamente, porque en vida había transmitido la propiedad y su hija no tendría problemas en ese sentido. Para mí, fue una satisfacción enorme, porque creo que el notario, la función notarial, no se limita a autenticar los hechos, -precisamente estamos analizando las di- versas tareas que cumple el notario latino,- sino que incide en el campo de la forma del acto jurídico. Esto es sumamente importante para poder calificar y apreciar lo que vale el notariado latino.

Como ustedes han visto, la base de la actuación del notario latino es la creación del negocio jurídico. Pero esa creación del negocio jurídico requiere una dedicación especial para poder interpretar la voluntad de las partes. En esta labor de interpretación, el notario tiene una grave obligación de fidelidad, no puede traicionar la voluntad de las partes, y está obligado a investigarla. Y esto que dicho en palabras es muy fácil, en la realidad es sumamente difícil. Sobre todo en países como los nuestros, (hablo en general), en donde hay grandes carencias, particularmente, un índice de analfabetismo muy alto, donde las personas no alcanzan a entender muchas cosas, el notario está obligado a explicar y no solamente a eso, sino a hacerse entender para que pueda ser fiel intérprete como contrapartida de la confianza depositada en él por sus clientes. Entonces, esta labor se complica, como les decía, porque no podemos aceptar que las partes nos digan que el acto jurídico que se va a celebrar es el que ellas nos proponen. No se descarta, por supuesto, la posibilidad de que coincida la pretensión del cliente con la opinión profesional del notario, pero éste debe cuidar celosamente de interpretar con fidelidad la voluntad de las partes, por un lado, y, por otro, y aquí está su responsabilidad profesional, de indicar cuál es el cauce legal que va a hacer eficaz, que va a revestir de eficacia jurídica la voluntad de las partes, que, por decirlo de alguna manera, proporcionan solamente la materia prima del negocio. Por eso, se puede decir con absoluta seguridad que el notario latino es creador del negocio jurí- dico.

Naturalmente que esta voluntad tiene que vertirse en el documento. Entonces aquí también tiene otra obligación el notario, la de




saber vertir con fidelidad en el documento la voluntad de las partes, el negocio jurídico que él mismo ha estructurado. Y esto de hacer documentos no es simplemente escribir, por eso el notario no es un amanuense, como muchas veces se piensa. La redacción implica esa fidelidad de transcripción del negocio jurídico en el documento.

5.-FUNCION DE EQUILIBRIO.-Ahora bien, en la redacción del documento y en la elaboración o creación del negocio jurídico, el notario tiene que realizar una función de equilibrio, primero, entre el interés general de la ley y los intereses de las partes y, después, entre quienes celebran el negocio. Esto es muy importante. La fun- ción notarial tiene un marcado carácter tutelar. Es tutelar del orden jurídico, por un lado, y es tutelar también de las partes que ocurren ante él. Entra esto dentro del concepto de creador del negocio jurí- dico, creador del acto jurídico. El notario es el que hace vida el orden jurídico, el que lo encarna. Las leyes no significarían nada en la vida social, si el notario no las concretara al ejercer su función. Claro está que no toda la vida jurídica se canaliza por la notaría. Pero una gran parte de ella, quizás la más importante, se realiza al través de la notaría.

Los notarios tenemos que pensar en esta función. En lo que significa dar vida a un orden jurídico. Y en esa tarea de concreción del orden jurídico, en cada caso particular realiza una función de equilibrio. Tiene que coordinar el interés general expresado en el orden jurídico con el interés particular de quienes van a celebrar el acto. El notario debe ser celoso guardián del orden jurídico, pero, al mismo tiempo, tiene que proteger los intereses de las partes frente a ese orden jurídico. Para realizar esa función, el notario tiene que tener un profundo conocimiento del derecho y un profundo conocimiento de la vida para poder conocer la realidad de los intereses de las partes, que también deben ser protegidas.

La otra vertiente de esta función de equilibrio es la que realiza el notario al crear el acto jurídico, el negocio jurídico, porque debe equilibrar, entre sí, los intereses de las partes que intervienen en él.




6.-VINCULACION DEL NOTARIO CON LAS PARTES.- NOTARIO Y ABOGADO.-E1 notario no es notario de una de las partes. El notario es notario, como el juez es el juez. Desde este punto de vista, está situado en una posición igual. El juez no es juez de las partes, es juez simplemente. El notario es sólo notario, no es notario del banco, no es notario de un particular. Cuando se dice es notario del banco, es una manera de decir, significa que un banco o una institución, o una sociedad, o una persona física, canaliza sus negocios por una notaría de su preferencia, pero no significa que el notario esté vinculado con esa institución, con esa empresa o con esa persona individual. El notario no puede vincularse a los intereses de las partes. Desde el momento en que el notario se vincu- lara a una de las partes, estaría en imposibilidad de realizar su función. Dejaría de ser notario.

Esta situación es distinta de la del abogado postul'ante. Vean cómo se están mezclando los diversos temas. El abogado postulante sí tiene el deber de proteger a una de las partes y éticamente está obligado a realizar todo cuanto pueda hacer, (desde luego, que sea lícito), por su cliente. Puede aprovecharse de las deficiencias de la otra parte, porque no está obligado a protegerla. Ciertamente, tiene también el deber de justicia general, pero su deber fundamental es defender a su cliente, proteger a su cliente. Esto es lo mismo que en el orden criminal o penal. Es, pues, una situación completamente distinta, la del notario y la del abogado. Por lo mismo, la postura del notario frente a. los clientes es distinta de la del abogado. Por eso, es que en la vida profesional uno puede descubrir cuándo un contrato está hecho por un abogado, no por un notario, dicho sea sin desdoro de la nobilísima función del abogado. Es que se conforma la mentalidad del jurista a su actuación. Cuando una de las partes ocurre a su abogado para que redacte el documento, es lógico que el abogado de esa parte procure obtener ventajas para su cliente. Es posible que la otra parte tenga, a su vez. un abogado y puede suceder que el abogado de esta última esté en desacuerdo con el abogado de la otra y entren en conflicto, aunque probablemente, después de un cambio de im- presiones, lleguen finalmente a formular un contrato. Esto no sucede cuando el notario interviene. El notario tiene que realizar esa fun- ción de equilibrio y, por esa situación, entre otras cosas, es por lo




que la redacción de los documentos ya no es tan sencilla. Más ade- lante, voy a volver sobre este aspecto porque vamos a ver cómo la dificultad no solamente de crear el negocio jurídico, sino de formular el documento, justifica la necesidad de la especialización de la fun- ción notarial. Es esa necesidad tan grande que el notario tiene que dedicarse de lleno a su función para poderla cumplir satisfactoria- mente.

7.-TAREA DE AUTENTICACI0N.-EL "NOTARY".-VOY a referirme a las otras tareas. Empezaré por la tarea de autorización o autenticación. Aquí, entramos en un aspecto que nos obliga a pensar en el "notary" del derecho sajón. Aun cuando las palabras son iguales, el contenido de ellas es compIetamente distinto. El notario latino, sí cubre con el velo de la autenticidad el negocio jurídico y el documento que él mismo formula. Pero esa autenticación integra la función. Realmente, nosotros hemos hecho esta separación para efectos de estudio. Pero la función es única, un vértice al que concurren ángulos distintos. El notario formula el contrato, crea el negocio jurídico, crea el documento para autenticarlo y autentica creando el negocio jurídico y redactando el documento. Están íntimamente vinculadas esas tres tareas. Y eso es justamente lo que hace que el instrumento creado por el notario, sea único. No se puede separar la autenticación, la fuerza autenticadora que el notario recibe del Estado, de sus otras tareas de creación del negocio jurídico y de creación por redacción del documento. Son tareas íntimamente liga- das, no se pueden separar. En el derecho sajón es distinto. El documento lo redacta cualquiera, perito o no perito en derecho. "El notary" se limita exclusivamente a decir que las firmas fueron puestas en su presencia y a identificar las personas que lo hacen. Pero es ajeno al cm.t&o del documento. a su formación, a la formación de ese contenido y a la redacción del documento. El documento puede estar pésimamente redactado hasta gramaticalmente, ya no digamos desde el punto de vista jurídico o legal. Eso no le interesa ni puede intere- sarle. Y esto es Ia razón de porqué en el derecho de los Estados Unidos, cualquiera puede ser notario. No se requiere la condición de jurista. En cambio, en el derecho latino, en los países de tradición latina como éste, el notario tiene que ser perito en derecho, porque




de otra manera no podría cumplir con su función. Hasta en aquellas intervenciones del notario que se limitan a la autenticación de hechos, porque se dan esas situaciones, el notario latino actúa como experto en derecho.

Precisamente en un estudio muy interesante, de Manuel de la Cámara Alvarez, ilustre notario español, destaca eso. Que no solamente cuando el notario redacta lo que técnicamente en el derecho notarial se llama escritura, sino también cuando redacta actas, o sea, documentos en los que no se consignan declaraciones obligacionales, sino solamente hechos o si se consignan declaraciones obligacionales se consignan como meros hechos, aún en este último caso, el notario sigue siendo y debe seguir siendo perito y experto en derecho. El debe, a quien solicita sus servicios para ese caso, señalarle cuáles son los efectos jurídicos de esa actuación notarial. Es verdad que muchas legislaciones, entre ellas, la española, no habla, precisamente de que el no ta r io deba expl icar, como e n el caso de las escrituras, el contenido del acta a quien comwrece ante él . Esto lo dice Manuel de la Cámara Alvarez en un estudio que realiza sobre la distinción de actas y escr i turas que es sumrnenbe interesante, pmo que en razdn del t iempo no podemos t r a t a r a,qui. Simplemente apunto que el notario aún en el caso de simple autenticación, incluso en el caso de que solamente tenga que decir lo que sucede, lo que ha percibido con sus sentidos: "Visu et auditu", aún en ese caso, actúa como jurista. "S completamente distinta la figura del notario latino, de la del "notary". Son cosas que no tienen nada que ver una con otra. Esto es muy importante, porque no está por demás, destacar el riesgo que se corre de que se introduzca en nuestro medio el documento privado simplemente autenticado por un notario. Y esto también da la pauta de porqué algunos notariados que se dicen latinos no han alcanzado verdaderamente tal carácter. Simplemente, a título de in- formación, porque me parece interesante, les diré que en Perú, por ejemplo, ocurre lo siguiente, cosa que afortunadamente aqui no ocurre. Aquí probablemente hay otro tipo de problema. Ocurre que, por ley, el notario no puede redactar el documento, sino que lo debe redactar un abogado. Y solamente con la minuta firmada por el abogado, el notario puede autenticar la firma. Imagínense ustedes que ya estamos, casi, en el campo del derecho sajón. {.Hay notariado latino en Perú? Lo hay por el esfuerzo, por la conciencia, por la




responsabilidad, por la generosidad, por la calidad jurídica de los notarios peruanos, que, para mantener la tradición latina de su ré- gimen jurídico, tienen a su disposición, a la inversa de lo que sucede en otros países, abogados que firman los contratos que los propios notarios redactan y simplemente firman aquéllos para que éstos puedan autenticar el documento. Por contra, desgraciadamente, en otros países hay abogados de empresas que tienen a su disposición a notarios que firman cuanto se les presente, aunque no redacten ni el documento ni menos formulen el negocio jurídico, el acto jurídico. Esto es importante para configurar al notario latino.

8.-TAREA DE CONSERVACI0N.-Decíamos que, además de la tarea de autorización o autenticación, está la tarea de conserva- ción. El notario debe conservar en su protocolo el original de los contratos. Y esto es precisamente, entre otras cosas, una de las razones por las cuales el documento notarial tiene una especial fuerza jurí- dica. Aparte de que hay la constancia, la seguridad, hay una pre- sunción "iuris Tantum", desde luego, de que el documento fue fir- mado realmente por las partes. Se tiene absoluta seguridad sobre su contenido, porque hay un guardián fiel del original. El notario conserva el original del documento y expide copias auténticas también, que son las que permiten ejercitar los derechos derivados de los contratos o de los actos jurídicos que contienen. Si el documento no fuera conservado por el notario, no podría pensarse en que sirviera de título ejecutivo en el proceso. Por eso en las leyes notariales, es muy frecuente encontrar disposiciones en el sentido de que el notario no puede actuar extralibros, es decir, que todo cuanto haga deba ser consignado en el protocolo. Hay algunos países, en los que se permite al notario actuar extralibros. Casi siempre se trata, por ejemplo, de certificar una copia fotostática de un acta del registro civil o de cualquier otro documento. En otros países, en cambio, en acatamiento de esta exigencia natural de la función notarial, no se permite al notario hacer actuaciones extralibros. Para hacer ese cotejo, esa certificación, tiene que levantar un acta de cotejo, y agre- gar el acta, cuya copia va a certificar, a su protocolo.




9.-VALOR DEL DOCUMENTO NOTARIAL.-Hemos hablado ya de la tarea de conservación y de la tarea de reproducción. Creo que podemos hacer ahora algunas nuevas afirmaciones. El documento notarial no es simplemente un medio de prueba. Esa etapa está su- perada, se ha rebasado. El documento notarial cae dentro del campo de la forma de los negocios jurídicos y su finalidad ya no es simplemente la de que sirva de instrumento de prueba. Legitima, precisamente porque se usaron las formas que el derecho exige para un negocio jurídico, legitima a los que intervinieron en él. De manera que, ya no se puede hablar del documento notarial, simplemente pen- sando en allegarse una prueba para el proceso. Es mucho más, tiene un contenido sustancial, porque el notario, vuelvo a lo que había dicho, es creador del negocio jurídico, es redactor del documento. No se trata simplemente de que quede constancia de que el contrato se celebró en determinada fecha, en determinado lugar y por determinadas personas. Se trata de que el acto pueda producir y deba producir efectos ju7.idZcos. Y esto no está dentro del campo de la prueba.

1 0 . E L NOTARIADO Y EL MUNDO DE HOY.-Vamos ahora a vincular lo dicho respecto a la tarea de creación del negocio jurí- dico y de redacción del documento notarial con la vida moderna, con el derecho en nuestro tiempo. Esta es una idea que ha sido expuesta ya muchas veces. (Me parece que en la carpeta que tienen encon- trarán la reproducción de una conferencia, una plática, que di en Lima). Nuestro derecho, y ésto es un fenómeno general, es un derecho legislativo. La principal fuente del derecho, por no decir la única, la más importante, es la ley. Si alguna otra fuente se reconoce, se la vincula con la ley. Esto es una manifestación del crecimiento del Estado. El Estado ha rebasado los límites de su función política, que son sus límites naturales, para introducirse en todos los campos de la vida, ya no digamos en el campo económico, sino hasta en los que antes se consideraban reservados exclusivamente a los particu- lares.

No voy a juzgar aquí esta situación, simnlemente señalo el hecho. Precisamente esa ingerencia, ese crecimiento, mejor dicho, del Estado, que aparece en todas partes, desde que nacemos y nos acompaña no solamente hasta que morirnos, sino después de que




morirnos, no nos la podemos quitar de encima. De ahí, se origina que el derecho sea fundamentalmente legislativo, puede decirse que en todos los países del sistema latino sucede esto. La consecuencia es que la función del jurista ha perdido importancia. Desde el punto de vista de la creación del derecho, los abogados nos limitamos s610 a interpretar la ley y a tratar de aplicarla. Los notarios, en el naci- miento mismo de los derechos individuales subjetivos, los abogados postulantes, cuando el derecho ya entró en conflicto, y los jueces, cuando ya el derecho ha sufrido algún deterioro. Por eso, se dice que la actuación de abogados y jueces entra en la patología del derecho. Pero siempre, no somos más que aplicadores de la ley, intérpretes de la ley, aun cuando la labor de interpretación, como brillante y pro- fundamente señala el maestro Recassens Siches, en casi todas sus obras y, particularmente, en una que se llama "La Nueva Filosofía de la Interpretación del Derecho", no sea una labor mecánica, como la que pudiera realizar, digamos, un químico que sabe que mezclando dos elementos obtiene un resultado y la fórmula es matemática. Ciertamente, no es esa la situación del jurista. La interpretación no es una actividad puramente mecánica, requiere valoración, valora- ción de la norma, en concreto, del sistema jurídico, en general, en relación con el caso particular que está contemplando el jurista. Aun- que sea así, de todas maneras, la función principal del jurista ha perdido importancia desde el punto de vista de la creación del derecho, que es precisamente la principal. Crear el derecho ha quedado reservado para el poder legislativo. Todo esto hace que, al través de la ley, se quieran resolver todos los problemas. Surge un problema cualquiera: que se están derrumbando casas, por decir algo, se dicta una ley para remediarlo imponiendo cargas a los constructores, etc., etc. Con esa misma mentalidad se ha hablado mucho de leyes de protección a los niños, de leyes protectoras para la mujer, aun cuando, tal vez, en los actuales momentos, ésta ya no la necesita, y así por el estilo, para todo se hace una ley. Y esto ha dado lugar a un fe- nómeno que, de una manera muy gráfica, algunos juristas lo han identificado. Carneluti habla de la "inflación legislativa". Y habla así para dar a entender que en el derecho, en este derecho legislativo, ocurre lo mismo que en el campo de la economía. Cuando abunda el dinero, el dinero no vale. Se devalúa. Lo mismo sucede cuando abundan las leyes, las leyes no sirven para nada. Incluso porque hay




imposibilidad de aplicarlas. Yo quisiera preguntar si alguno de los miembros de este ilustre foro puede decir en este momento cuáles son las leyes que están vigentes en este país. No hay nadie que lo pueda decir, por más capaz, por más estudioso que sea, porque nos agobian las leyes y, por eso, tiene razón Carneluti, cuando hablaba de "inflación legislativa". González Palomino, un ilustre notario es- pañol, es más expresivo, es más vigoroso al expresar este fenómeno y habla de "elefantiasis legislativa". Y rnat.ixa más esta S i W n h a b W o de caracall.isrno jurz'dico, aludiendo al anécdota de Caracalla, emperador romano, que hacía publicar los decretos de la ley en los lugares más altos para que nadie los leyera. Eso mismo sucede con esta proliferación de las leyes. Yo como notario, por ejemplo, todos los días trato de leer el diario oficial de mi país y los boletines donde se publican las leyes. Tendría que cerrar la notaría para leerlos todos los días. No puedo. Es la verdad, así es que se justifica decir esto.

Y un ilustre notario francés, Lapeyre, en una brillante conferencia que dio en Madrid o Barcelona, no recuerdo en este momento, hablaba de "babelonismo jurídico", porque es tal la cantidad de leyes que ya no nos entendemos. No nos entendemos, porque ha surgido la especialización y los mercantilistas hablan un idioma distinto de los civilistas, distinto de los penalistas y distinto de los constitucio- nalistas y distinto de los que se dedican al derecho administrativo. Por este babelonismo jurídico, no nos entendemos. Entonces, es una selva de leyes la que nos cubre. ¿Quién nos va a guiar en esa selva inmensa? Aunque parezca inmodestia, el notario, dice Lapeyre. Pero el hecho es que existe la ignorancia de las leyes. No es posible conocerlas todas. Esto ha dado lugar a algunos intentos para resolver el problema. Recuerdo en este momento, la idea que tienen los notarios franceses de crear sociedades de notarios, pero no de esas sociedades de notarios para suplir ausencias, etc., sino que trabajan conjuntamente para que en la notaría haya un experto en derecho administrativo, un experto en derecho comercial, en derecho civil, etc., derecho penal incluso, porque el acto jurídico tiene vinculaciones y efectos jurídicos en el orden criminal. Y al través de ese equipo, se realiza la función. De manera que, la notaría viene a ser una oficina que tiene varios notarios. Esto, que se empezó a cocinar en el Con-




greso de Montevideo, estuvo a punto de quedar completo en el de Atenas, Grecia, pero la sensibilidad de los notarios, particularmente de los notarios españoles, secundados por otros notarios, americanos, también los italianos, se opuso a este sistema, en principio.' No se rechazó definitivamente, pero nos pareció que debería, cuidarse, la tarea personalísima que reviste la función notarial y que precisamente permite hacer responsable de la actuación de una manera cierta a una persona. Y si la notaría va a ser una entidad compuesta por varios notarios, puede surgir e1 problema de no saber determinar quién es el responsable del acto jurídico que se realiza en la notaría, entre otras cosas. Pero lo que sí es cierto es que el notario necesita auxiliarse. Entonces uno necesita tener consultores, abogados. Aquí encuentran un argumento los que piensan que hay una oposición entre notaría y ejercicio del derecho ante los tribunales. No aparece absolutamente válido. Lo que-sucede es que son dos campos distintos. Precisamente por la complejidad de la función notarial, lo ideal es que el notario se dedique ciento por ciento a la notaría y no pos- tule. Y puedo decirles que tan es así que en algunos países las leyes notariales consagran expresamente la prohibición. Pero en España, por ejemplo, que es modelo de organización, que tiene un notariado extraordinario por su calidad académica y profesional, por su calidad humana, no existe la prohibición. En cambio ningún notario espa- ñol postula ante los tribunales. Y la calidad de los notarios españoles es tal que cuando dos abogados postulantes, verdaderos abogados, tienen interés en resolver un problema jurídico, no simplemente en ganar dinero, van a consultar al notario, porque, vuelvo a lo que les decía, el notario adquiere una mentalidad, como debe tenerla, de equilibrio. En cambio, por razón natural, el abogado siempre está limitado a los intereses de su cliente y, por eso, tiene una visión limitada de los problemas.

11.-ESPECIALIZACION DEL NOTARIO.-Yo insisto en que esta situación de la "inflación legislativa", de la "elefantiasis legislativa", del "babelonismo jurídico", hace necesaria la especialización del notario. Y, por otra parte, no hay que olvidar, que si bien el notario latino es un profesional del derecho, la función notarial es una función pública. Y cuando hablo de función notarial, no hablo




de función autenticadora, porque la función del notario latino no es simplemente autenticadora. Tiene todas esas vertientes que hemos examinado muy brevemente en esta mañana. Entonces es necesario, se justifica, que la actividad del notario sea reglamentada cuidado- samente. Conviene, para que pueda cumplir su función, seleccionar a las personas que van a ejercerla. Notarán ustedes que no he men- cionado para nada la honestidad, sino simplemente me he referido a la capacidad jurídica, porque doy por supuesto eso en cualquier profesional y, particularmente, en el notario. Me parece que Joaquín Costa decía que el notario es ciemcia, aon&mia y experiencia. Esas tres palabras resumen lo que debe ser un notario. Un hombre de profundos conocimientos científicos. Y a mí se me ocurre, quizás porque cojeo del pie del derecho romano, tengo debilidad por él, que en el notario se ve claramente que la definición de jurisprudencia de Ulpiano "Jurisprudentis est divinarum atque humanarum rerum notitia, justi atque injusti scientia". (La jurisprudencia es el conocimiento de las cosas divinas y humanas, y la ciencia de lo justo y de lo injusto). (Ulpiano, Tit. 1, ley 10, sec. l l ) , es perfectamente aplicable al jurista y particularmente al notario. No se puede ser un verdadero jurista, si no se tienen bien puestos los pies sobre la tierra. "Humanarum rerum notitia". Pero tampoco se puede ser buen jurista si no se tienen los alientos, si no se reciben fuerzas de más alto, "divinarum rerum". Pero eso, se necesita ciencia, se necesita conciencia y se necesita experiencia.

El notario es un artífice. Si lo dijéramos más modestamente, el notariado es un oficio. la función notarial es un oficio. Si le quere- mos dar un poco de más rango, podríamos decir que es un arte. En- tonces si es un arte, si es un oficio, con el notario ocurre lo que con un carpintero. Si una persona quiere ser carpintero, puede leer todos los libros de carpintería que hay en todas las bibliotecas del mundo y no será carpintero. Para ser carpintero tiene que hacer mesas. Tiene que hacer sillas. Y seguramente las primeras le van a salir cojas y feas, chuecas. Irá perfeccionándose y tal vez llegará el momento en que pueda adornarlas. Eso somos nosotros, los notarios. Un notario no lo es por haber leído libros de derecho notarial. Lo es haciendo escrituras. Por eso, yo pienso que la tarea nuestra es la de los juristas más modestos, lo cual no significa que la función




notarial no sea una de las más elevadas que puedan realizarse. Pero la tarea en si es una tarea modesta. Nosotros nos enfrentamos a la vida diaria y lo mismo tenemos que atender la voluntad de los poderosos, que la de los humildes. Y es particularmente en la aten- ción de éstos en donde debemos extremar el sentido que debemos tener, de que la función notarial es una función social. Todas, todas las profesiones, en mi opinión, se justifican porque son una fun- ción social, o cumplen una funcin social. Pero en el caso del notario, es más acentuado su carácter de función social. Primero, porque es una profesión y segundo, porque es una función pública la que realiza, el notario. Entonces, nosotros debemos tomar conciencia, cobrar conciencia de esa proyección social del notariado. Cobrar conciencia para hacerlo bien. No es concebible que cualquier profesionista haga de su profesión un instrumento de enriquecimiento. Pero, en el caso del notario, es inconcebible que haga de su notaría una fábrica de escrituras. Porque no la puedo hacer. No es posible, la función no lo permite. Y si la notaría es una fábrica de escrituras, ha dejado de ser notario. El titular ha dejado de ser notario. No es posible aceptar que un notario autorice un número ilimitado de escrituras en un día. Creo, que no es un problema de simple capacidad. Habrá notarios que la tengan y puedan hacerlo. A mí, me parece que es, a veces, físicamente imposible, si tenemos que leer y explicar la escritura a las partes, a menos, que todas las escrituras las firmaran abogados, porque la ley nos exime de ese deber, ya que son expertos en derecho. Pero lo normal es que no solamente no sean abogados, sino, que a veces, sean analfabetas. Y no podemos eludir eso. Si hay otras escrituras que hacer, habrá que hacerlas bien. Y no se hace bien la escritura, si no se le explica a las partes. Es muy común cuando se presenta el conflicto allá en los Tribunales que una de las partes diga, pues yo firmé y no me di cuenta de eso. Puede ser que sea una manera de querer eludir el problema. La verdad legal es que ahí dice que el notario leyó y explicó la escritura. Pero la verdad real es que el notario ni leyó, ni explicó, y muchas veces ni redactó la escritura. Esto no es concebible. No debiera suceder. Se habla mucho en nuestro notariado de que somos víctimas de amenazas, de posibles influencias de otras instituciones que van quitándole al notario actividades tradicionalmente reservadas a éste. Yo digo, si los notarios actuamos de esa manera, qué bueno que nos las quiten, porque no somos notarios. No nos quitan nada, si no somos notarios. Por eso, hay que promover la formación profesional del notario.




Ustedes han alcanzado un grado de ejercicio que es meritorio, es alto, pero todavía pueden perfeccionarlo. Y no tienen porqué asus- tarse de los problemas que tienen. En otros notariados, con más años que éste, con más experiencia, más organizados, existen estos mismos problemas. Son problemas humanos. Pero sí es necesario machacar, volver a insistir continuamente en que la función notarial es un servicio público, en que el notario no puede pasar por alto que vivi- mos particularmente en América, en países que necesitan la inter- vención de verdaderos juristas para promover el desarrollo. Aparte de que el notario debe cumplir con esa misión que es universal, de todos los notarios, de todos los notariados, de realizar el orden jurí- dico, el notario americano, a mi modo de ver, tiene una específica función de convertirse en agente del desarrollo de su país. Y lo puede hacer al través de la prestación cabal, honesta, eficiente de la fun- ción que tiene en sus manos. Esa es la razón de que estemos aqui y de que dialogue con ustedes con la sencillez con que lo he hecho, porque yo no tengo otra cosa que ofrecerles más que mi pobre experiencia, que mis pobres conocimientos. Pero tengo conciencia, es la conciencia de estas cosas que les he dicho, la que me ha traído a este foro y creo que he hablado bastante. Pueden ahora descansar. Si todavía quieren que vuelva a hablar, estaré aquí con ustedes. Les doy las gracias por haberme invitado, y por haberme escuchado tan pa- cientemente como lo han hecho. Gracias. '"




N O T A S :

1 "CONGRESOS Y JORNADAS. DOCTRINA NOTARIAL". Ediciones Re- pertorio Notarial del Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires. La Plata 1969. Pág. 37.

2 La operación real, era una donación. Pero, siendo muy elevados los impuestos, resultaba, en el caso, imposible de hacerse, por la penuria de la interesada.

3 El argumento no pierde fuerza, aunque las personas que ocurran al notario, sean ilustradas y cultas y hasta abogados. Sabido es el grave problema que ha creado la multiplicación de las leyes, propia de nuestros sistemas de derecho legal, que hace cada día más difícil conocerlas, dando lugar a los que pintorescamente González Palomino llama "Caracallismo Jurídico".

4 Véase Núñez Lagos, Rafael. "LOS ESQUEMAS CONCEPTUALES DEL INSTRUMENTO PUBLICO". Madrid 1953. ". . . los notarios latinos saben que con distintas palabras -notario, escribano- se expresa el missmo concepto. En cambio, la frase inglesa "Notary Public", literalmente notario público, con las mismas palabras, expresa un concepto distinto y distante del nuestro". Págs. 25 y 26.

5 Cámara Alvarez, Manuel de la. "EL NOTARIO LATINO Y SU FUN- CION" en Revista de Derecho Notarial. LXXVI Abril-Junio 1972. Pág. 146.

6 Véase el estupendo estudio de Núñez Lagos, Rafael, "ESTUI)IOS SOBRE EL VALOR JUR,IDICO DEL DOCUMENTO NOTARIAL". Academia Matritense del Notariado. Madrid 1945. Dice Núñez Lagos: "A un contrato -compra-venta, por ejemplo-, perfecto antes dse llegar a la Notaría, ¿qué eficacia le agrega la intervención notarial?. . . Pobremente, a esta pregunta que formulamos, la civi- lbtica española de los siglos XIX y XX y los Notarios, funcionarios y juristas, a quienes interesaba el problema directamente, han contestado: "Un medio de pmeba más o menos privilegiado, pero un medio de prueba". ,Como si 1,a doctrina de la prueba no se hubiera perfilado con nuevos matices al salir del letargo en que se sumió por la doctrina legal de la prueba tasada". (Pág. 11).

7 "NUEVA FILOSOFIA DE LA INTERPRETACION DEL DERECHO". Publicaciones Diáncia. Fondo de Cultura Económica. México 1956.

8 "LA EUROPA DE LOS CONTRATOS, REALIZACIONES Y POSIBI- LIDADES DEL NOTARIADO", en Revista de Derecho Notarial. LXI-LXII Julio-Dic. 1968. Madrid. Pág. 164.




9 La actuación del notario, que se concreta en la escritura o acta, es de tal manera sencilla que su eficacia está en razón directa de su sencillez, al grado de que, en la mayoría de los casos, ni los clientes y, a veces, ni los abogados, sean postulantes o jueces, suelen apreciarla en su verdadero valor. En efecto, en el documento notarial, no aparecen más que cláusulas, declaraciones o afirmaciones de hechos. Tras ellas, quedan ocultas la ciencia, la experiencia y la habilidad del notario. Muchas veces, unas cuantas líneas son el fruto de pro- fundas reflexiones, de Iargas horas de intenso estudio, de un esforzado trabajo para vencer dudas e incertidumbres. Sin embargo, el quehacer del notario es el mismo que el que realiza un abogado postulante o un juez, concretar el derecho, vale decir, hacerlo vida, darle eficacia. Sólo que el abogado postulante puede adornar su labor con la exposición brillante de doctrina para apoyar sus pre- tensiones y el juez también puede hacer gala de su erudicibn y conocimientos jurídicos invocando la autoridad de reconocidos tratadistas para fundar su sen- tenci,a. El documento notarial no le permite al notario hacer eso. De ahí, que una de las virtudes indispensables del notario sea la humildad, la modestia.

10 Za prolongada duración de la exposición dio lugar a que no se desa- rrollara el tema tercero: "LA FUNCION NOTARIAL Y EL REGISTRO".




La Función del Notario en la Sociedad de Hoy. La Actuación ...

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