La Función Social en La Ley

9
LA FUNCION SOCIAL EN NUESTRA LEGISLACION Y PRIMERO A NIVEL CONSTUCIONAL En la legislación ecuatoriana se ha incorporado el principio de función social de la propiedad agraria como requisito necesario para su conservación y, se ha incorporado en ella los requisitos o deberes del propietario; pero no ha ocurrido lo mismo con los mecanismos legales para que esa función social realmente se cumpla; ha faltado en unos casos claridad y celeridad en el procedimiento y en otros, voluntad política de los Gobiernos de turno para hacerla cumplir. Hagamos un breve recorrido histórico por esos caminos legislativos. La función social de la propiedad se la reconoce a nivel constitucional en el Art. 146 de la Constitución expedida por la Asamblea Nacional Constituyente, promulgada el seis de Marzo de 1945; en su inciso cuarto decía: "El régimen de la vida económica debe responder a principios de justicia social y tender a liberar de la miseria a todos los ecuatorianos, proporcionándoles una existencia digna. La propiedad, por tanto, crea obligaciones sociales y, en consecuencia, la utilización de la riqueza del país, sea quien fuere su dueño, está subordinada a los intereses de la colectividad." En el inciso octavo del mismo artículo es mas clara y específica cuando decía: "El cultivo y explotación de la tierra son un deber de su propietario para con la sociedad." Y continúa en los incisos noveno, décimo y undécimo: "Se proscribe el mantenimiento de tierras incultas. La ley fijará el máximo de tierras incultas de reserva que pueda poseer cada propietario, conforme al tipo de explotación agrícola, forestal, pecuaria o industrial, a las pecualiaridades regionales y a las condiciones naturales y técnicas de la producción, y contemplará la forma justa y equitativa de incorporar a la producción las que excedan de los límites fijados." "El Estado dará el apoyo económico y técnico necesario para desarrollar el sistema cooperativo de explotación agrícola, estableciéndolo especialmente en las tierras de su propiedad y haciendo las expropiaciones necesarias a este fin. También protegerá la pequeña propiedad y la propiedad comunal." "Los pueblos y caseríos que carezcan de tierras o aguas o dispongan de estos elementos en cantidad insuficiente para la satisfacción de sus necesidades primordiales, tendrán derecho a que se les dote de ellos, aun tomándolos de las propiedades inmediatas, siempre que no puedan utilizarse otras fuentes económicas aprovechables. Se procurará en estos casos armonizar los intereses de la población con los de los propietarios." Todas estas buenas intenciones que acabamos de transcribir, solo quedaron en eso, buenas intenciones, porque tuvieron en verdad una muy efímera existencia; pues, poco tiempo después de su vigencia, el Dr. José Velasco, que gobernaba por entonces la República, la "derogó" y convocó una nueva Asamblea Constituyente que el 31 de Diciembre de 1946, concluía de redactar y aprobar otra Carta Constitucional, que sería la que habría de regir la vida institucional del País hasta el advenimiento de la dictadura

description

es beunoo

Transcript of La Función Social en La Ley

Page 1: La Función Social en La Ley

LA FUNCION SOCIAL EN NUESTRA LEGISLACION Y PRIMERO A NIVEL CONSTUCIONAL

En la legislación ecuatoriana se ha incorporado el principio de función social de la propiedad agraria como requisito necesario para su conservación y, se ha incorporado en ella los requisitos o deberes del propietario; pero no ha ocurrido lo mismo con los mecanismos legales para que esa función social realmente se cumpla; ha faltado en unos casos claridad y celeridad en el procedimiento y en otros, voluntad política de los Gobiernos de turno para hacerla cumplir. Hagamos un breve recorrido histórico por esos caminos legislativos.

La función social de la propiedad se la reconoce a nivel constitucional en el Art. 146 de la Constitución expedida por la Asamblea Nacional Constituyente, promulgada el seis de Marzo de 1945; en su inciso cuarto decía:

"El régimen de la vida económica debe responder a principios de justicia social y tender a liberar de la miseria a todos los ecuatorianos, proporcionándoles una existencia digna. La propiedad, por tanto, crea obligaciones sociales y, en consecuencia, la utilización de la riqueza del país, sea quien fuere su dueño, está subordinada a los intereses de la colectividad."

En el inciso octavo del mismo artículo es mas clara y específica cuando decía:

"El cultivo y explotación de la tierra son un deber de su propietario para con la sociedad."

Y continúa en los incisos noveno, décimo y undécimo:

"Se proscribe el mantenimiento de tierras incultas. La ley fijará el máximo de tierras incultas de reserva que pueda poseer cada propietario, conforme al tipo de explotación agrícola, forestal, pecuaria o industrial, a las pecualiaridades regionales y a las condiciones naturales y técnicas de la producción, y contemplará la forma justa y equitativa de incorporar a la producción las que excedan de los límites fijados."

"El Estado dará el apoyo económico y técnico necesario para desarrollar el sistema cooperativo de explotación agrícola, estableciéndolo especialmente en las tierras de su propiedad y haciendo las expropiaciones necesarias a este fin. También protegerá la pequeña propiedad y la propiedad comunal."

"Los pueblos y caseríos que carezcan de tierras o aguas o dispongan de estos elementos en cantidad insuficiente para la satisfacción de sus necesidades primordiales, tendrán derecho a que se les dote de ellos, aun tomándolos de las propiedades inmediatas, siempre que no puedan utilizarse otras fuentes económicas aprovechables. Se procurará en estos casos armonizar los intereses de la población con los de los propietarios."

Todas estas buenas intenciones que acabamos de transcribir, solo quedaron en eso, buenas intenciones, porque tuvieron en verdad una muy efímera existencia; pues, poco tiempo después de su vigencia, el Dr. José Velasco, que gobernaba por entonces la República, la "derogó" y convocó una nueva Asamblea Constituyente que el 31 de Diciembre de 1946, concluía de redactar y aprobar otra Carta Constitucional, que sería la que habría de regir la vida institucional del País hasta el advenimiento de la dictadura militar del tetravirato de 1963; Constitución en la que se daba pie atrás en estos conceptos y sólo establece las siguientes disposiciones en torno a este tema:

Art. 174.- Son asimismo deberes del Estado:

c) Propender eficazmente a la cultura del indígena y del campesino;

e) Realizar, de acuerdo con las necesidades sociales, mediante expropiación si fuere menester, la parcelación y el aprovechamiento de tierras incultas.

Un poco más adelante en el Art. 183 dice: "Se garantiza el derecho de propiedad conciliándolo con su función social."

Y concluye estos temas, tratando al trabajador agrícola como gente de clase inferior, al separarlos de la protección de las leyes laborales generales para agruparlos en "otra clase" de trabajadores, pues eso es lo que se puede entrever de los literales o) y p) del Art. 185 donde se lee:

Page 2: La Función Social en La Ley

“o) El trabajo agrícola, particularmente el realizado por indígenas, será especialmente regulado sobre todo en lo relacionado con las jornadas de trabajo.”

“p) La privación, sin justa causa, del “huasipungo” se considerará como despido intempestivo;”

Para 1964 se había expedido ya la primera Ley de Reforma Agraria y Colonización, pero no fue el Congreso Nacional quien la redactó y promulgó, sino una dictadura militar y, para 1967, año en el que entró en vigencia la nueva Constitución terminada de redactar ese año, ya el País llevaba sus tres primeros años de ensayo reformista agrario, por lo que, tal vez por eso, los artículos 47 y 51 de esa Constitución establecían:

“Art. 47.- El Estado reconoce y garantiza el derecho a la propiedad privada, mientras cumpla la función social que le es inherente. La Ley regulará su adquisición, uso, goce y disposición, y facilitará el acceso a todos a la propiedad.”

“Art. 51.- El Estado tiene el deber de corregir los defectos de la estructuración agraria, a fin de lograr la justa distribución de la tierra, la más eficaz utilización del suelo, la expansión de la economía nacional y el mejoramiento del nivel de vida de los campesinos. Con tal objeto promoverá y ejecutará planes de reforma agraria: estos conciliarán los intereses de la justicia social y del desarrollo económico del país, y eliminarán las formas precarias de tenencia de la tierra. El propietario de predios agrarios está obligado a explotarlos racionalmente y a asumir la responsabilidad y dirección personal de la explotación. La extensión máxima y mínima de la propiedad agraria serán determinadas por la Ley.”

Esta Constitución tuvo también muy corta vida, pues el Dr. José Velasco Ibarra, presidente de la república para 1970, fiel a su costumbre, la “derogó” al convertirse en gobernante de facto, para ser luego en febrero de 1972, sustituido por otro gobierno militar y así llegamos en 1978, a la Constitución, que con algunas modificaciones rigió hasta el 10 de agosto de 1998; ésta contiene las siguientes disposiciones:

“Art. 48.- La propiedad, en cualesquiera de sus formas, constituye un derecho que el Estado reconoce y garantiza para la organización de su economía, mientras cumpla su función social. Esta deberá traducirse en una elevación y redistribución del ingreso, que permita a toda la población compartir los beneficios de la riqueza y el desarrollo.”

“Art. 51.- El Estado garantiza la propiedad de la tierra, directa y eficazmente trabajada por su propietario. Debe crear la conveniente infraestructura para el fomento de la producción agropecuaria y estimular a la empresa agrícola.

La política del Estado, en cuanto a la reforma agraria y a la estructura de la propiedad en el sector rural, tiene como objetivos el desarrollo económico, la elevación del nivel de vida y la redistribución de la riqueza y de los ingresos.

Se proscribe el acaparamiento de la tierra y el latifundio. Se propenderá a la integración de unidades de producción y a concentrarlas mediante la eliminación del minifundio. Se estimula la producción comunitaria y cooperativa.

Se organiza y fomenta la colonización, para ampliar la frontera agrícola y obtener el reasentamiento equilibrado de la población en el territorio nacional.”

La Constitución de 1978, codificada por última vez en 1996, contiene sólo la siguiente disposición:

Art. 30.- La propiedad, en cualquiera de sus formas y mientras cumpla su función social, constituye un derecho que el Estado reconocerá y garantizará para la organización de la economía.

Deberá procurar el incremento y la redistribución del ingreso, y permitir el acceso de la población a los beneficios de la riqueza y el desarrollo.

En el referéndum aprobatorio que se convocó y cumplió en octubre del año 2008, se puso en vigencia la constitución que se redactó en Montecristi, en ella se establecen los siguientes principios en torno a nuestro tema, en los siguientes artículos:

Page 3: La Función Social en La Ley

Art. 31.- Las personas tienen derecho al disfrute pleno de la ciudad y de sus espacios públicos, bajo los principios de sustentabilidad, justicia social, respeto a las diferentes culturas urbanas y equilibrio entre lo urbano y lo rural. El ejercicio del derecho a la ciudad se basa en la gestión democrática de ésta, en la función social y ambiental de la propiedad y de la ciudad, y en el ejercicio pleno de la ciudadanía.

Art. 282.-El Estado normará el uso y acceso a la tierra que deberá cumplir la función social y ambiental. Un fondo nacional de tierras, establecido por ley, regulará el acceso equitativo de campesinos y campesinas a la tierra.

Se prohíbe el latifundio y la concentración de la tierra, así como el acaparamiento o privatización del agua y sus fuentes.

El Estado regulará el uso y manejo del agua de riego para la producción de alimentos, bajo los principios de equidad, eficiencia y sostenibilidad ambiental.

Art. 321.-El Estado reconoce y garantiza el derecho a la propiedad en sus formas pública, privada, comunitaria, estatal, asociativa, cooperativa, mixta, y que deberá cumplir su función social y ambiental.

Esta es la forma como se ha tratado el tema de la propiedad agraria y la función social de ésta, en la más alta jerarquía legislativa; pero, como bien sabemos, la Constitución establece la garantía o determina el bien jurídico tutelado, pero es la Ley la que hará efectiva esa garantía, de manera que, si no existe la Ley que haga que esa garantía sea verdad, las disposiciones de la Constitución no son otra cosa que románticas buenas intenciones.

LA FUNCIÓN SOCIAL DE LA PROPIEDAD AGRARIA EN LA LEY

Ley de Reforma Agraria y Colonización de 1964.

Esta Ley nació con una extensa exposición de motivos, que por su contenido, que difiere mucho de lo que reguló la ley, parece que fue redactado por distintas personas: Unos redactaron la exposición de motivos y otros la Ley, al menos eso parece; o unos redactaron la parte normativa de la Ley y otros, la del procedimiento.

Esto nos atrevemos a decir por cuanto en la exposición de motivos que consta publicada en el Registro Oficial número 297 del día jueves 23 de Julio de 1964, se habla de la función social como el aspecto más importante dentro del derecho agrario; pues en una parte dice:

"6.- En consideración a que el Derecho Agrario moderno se basa y fundamenta en principios de justicia social, y que es la vinculación del trabajo a la tierra en donde se origina el derecho a la propiedad, la Ley se propone crear una nueva estructura del régimen de dominio. De acuerdo con esto, se debe reconocer el derecho de propiedad sobre aquellas tierras que están explotadas económicamente y que cumplen con su función social.

En consecuencia, del vínculo del trabajo entre el sujeto y el objeto (hombre y tierra), depende la posibilidad de adquirir el dominio de la tierra y su garantía por parte del Estado."

Más adelante recalca:

"8.- Como ya se indicó, el estatuto jurídico que respaldará la implantación de la nueva política en materia de Reforma Agraria y Colonización, se fundamenta en el principio de la función social de la propiedad, que es el que viene a regular el nuevo concepto de derecho a la tierra. Que de acuerdo con las modernas concepciones del Derecho Agrario el dominio de la tierra está subordinado al cumplimiento de su función económico-social y a la abolición de las viejas formas de explotación del hombre que trabaja la tierra, para procurar una justa distribución de los ingresos generados por el sector agropecuario entre los diversos factores de la producción;"

Y como para confirmar lo dicho anteriormente, el considerando tercero manifiesta:

"Que de acuerdo con las modernas concepciones del Derecho Agrario el dominio de la tierra está subordinado al cumplimiento de su función económico-social y a la abolición de las viejas formas de explotación del hombre que trabaja la tierra, para procurar una justa

Page 4: La Función Social en La Ley

distribución de los ingresos generados por el sector agropecuario entre los diversos factores de la producción;"

Como se puede ver, con esta carta de presentación, con estos augurios, debía esperarse la inauguración de la justicia para todas las personas que han dedicado su vida a alimentar a toda la población del Ecuador; y estas esperanzas estaban confirmadas en la norma legal, ya que en los artículos 2 y 3 dice:

"Art. 2.- Esta Ley garantiza la propiedad privada agraria en cuanto cumpla con la función económico-social que le corresponde.

Art. 3.- La propiedad privada agraria cumple con su función económico-social cuando reúne los requisitos siguientes:

a) Explotación eficiente de la tierra;

b) Responsabilidad y dirección del propietario;

c) Conservación y renovación de los recursos naturales;

d) Cumplimiento de las Leyes que regulan el trabajo agrícola; y,

e) No constituir forma de acaparamiento de los recursos territoriales."

La ley, por tanto, en esta parte era realmente buena por cuanto recoge los principios fundamentales que diferencian la propiedad clásica o civil, de la propiedad agraria, que apuntan efectivamente a asegurar la solución de los problemas jurídicos relativos a esta vital actividad y procurar de este modo, asegurar en algo, la supervivencia humana.

Sin embargo de esto, los mecanismos que estableció esta Ley para que los principios que se acaba de transcribir se cumplan, no fueron precisamente efectivos, ni reales. Veamos por qué:

La Ley estableció dos formas de afectación de las tierras que no cumplían con la función social: Expropiación (Título III, capítulo I) para los casos de las tierras ociosas, no cultivadas pudiendo serlo, durante tres años consecutivos; las deficientemente cultivadas, en cuyo caso le sería concedido al propietario un plazo de tres años para mejorar el rendimiento; las laboradas por más de tres años por personas sin vínculo contractual con el propietario y sin que éste hubiera propuesto la acción judicial respectiva; las abandonadas por más de tres años consecutivos; los casos en los que un mismo propietario sea dueño de más de 2.500 hectáreas en la costa, y en la sierra, de 800, a las cuales podían agregar hasta 1.000 hectáreas de sabanas, pastos naturales, páramos o eriales y, finalmente, en los casos de gran presión demográfica y la reiterada contravención a las normas jurídicas que regulaban el trabajo agrícola. En todos estos casos, procedía la expropiación, lo cual significaba el pago al propietario del precio de la tierra; lo que no venía a constituir sino una compra forzada de la tierra pero no una efectiva acción para coaccionarlo a que cumpla la obligación social de hacerla producir, esto es, con la función social y económica.

En el capítulo II del mismo Título, se estableció la extinción del derecho de dominio o reversión a favor del IERAC, en los casos en los que las tierras hubieren permanecido inexplotadas por más de diez años consecutivos, considerándose también en el mismo caso las que hubieren sido cultivadas por personas que no hayan tenido vínculos contractuales con el dueño; además, la reversión se contemplaba para los casos de los adjudicatarios de tierras del IERAC que no hayan cumplido con las obligaciones previstas en la Ley de Tierras Baldías y en esa Ley. En estos casos, es decir, en la extinción del derecho de dominio o reversión, no se contempla el pago o indemnización a favor del propietario.

Ahora bien, cual era el procedimiento para que al menos esas previsiones legales se ejecuten:

El tema estaba tratado en el Titulo VIII (Art. 117 y siguientes), que empieza por crear una Sala Especializada en la Corte Suprema de Justicia y Juzgados de Tierras. La Sala Especializada de la Corte Suprema estaba conformada por cinco abogados nombrados por la misma Corte Suprema y debía funcionar de acuerdo con las normas de la Ley Orgánica de la Función Judicial.

Los jueces de tierras habrían de conocer todas las causas para que se declare la reversión de tierras al Estado, para que un propietario sea obligado a presentar los títulos de propiedad, planos o

Page 5: La Función Social en La Ley

croquis y para que se revise una adjudicación, según el artículo 147, se requería demanda que podía proponerla el IERAC o cualquier interesado; ésta se debía tramitar en la modalidad de juicio verbal sumario, pero con término de prueba de diez días; es decir, un procedimiento judicial civil en términos ordinarios, en el que las causas solo se mueven a "petición de parte", esto es, por el impulso que le impriman los interesados; lo cual implicaba que, siendo el IERAC el que promovía la demanda, debía contar con un buen número de abogados y con suficientes recursos económicos y materiales para promover la acción judicial, pero sobre todo, con un verdadero interés porque la acción propuesta tuviera éxito en esa administración de justicia. Cosa muy difícil de que exista porque, para todos es conocida la incuria con la que "trabajan" los abogados que ejercen cargos burocráticos y que en esta condición "defienden" las causas del Estado. (Hay excepciones, pero sobran los dedos de una mano para contarlas), por lo tanto, por este camino era sólo una ilusión la esperanza de que se haga reforma agraria.

También podían ser promovidas esas causas por "cualquier interesado"; es decir, por cualquier persona particular que tenga o crea tener interés, para cuyo caso necesitaba contratar los servicios de un abogado y correr con todos los gastos que esa acción judicial implica, esto significaba que solamente podían hacerlo quienes cuenten con dinero suficiente y desocupado para perseguir una acción de esa naturaleza. ¿Y los campesinos -indígenas o montubios- sin tierra, sin recursos, sin trabajo, que eran los verdaderos interesados, cómo habrían de pagar esos gastos y embarcarse en esa verdadera aventura judicial?. Además, si perdían el juicio, que era lo más probable, habrían de ser condenados al pago de los daños y perjuicios supuestamente ocasionados al propietario demandado y las costas o gastos del proceso judicial.

Pues bien, aquí terminaban todos los sueños de una real y verdadera reforma de la estructura jurídica de la tenencia de la tierra en el Ecuador, la ley era una bonita y romántica declaración de principios pero no un instrumento eficaz para que esos principios se materialicen.

En lo que si la Ley puso algún empeño, fue en la abolición del huasipungo, aparcería, arrimazgo y otras formas similares de precaria tenencia de la tierra; a lo cual dedicó buena parte del Título V.

Por lo que se ha visto entonces, pese a los buenos augurios, esta Ley no servía para que de verdad se transforme la estructura jurídica de la tenencia de la tierra en el Ecuador y se cumpla la función social cuyos principios recogía, sino únicamente para modernizar los conceptos de empresa agrícola.

Ley de Reforma Agraria de 1973.

A nueve años y unos días más de la vigencia de la Ley que acabamos de comentar, el 9 de Octubre de 1973, la dictadura militar presidida en esta vez por el general Guillermo Rodríguez (que con mucha vanidad se autotituló "nacionalista y revolucionario") expedía una nueva Ley de Reforma Agraria, la que fue publicada en el Registro Oficial número 410 del 15 de los mismos mes y año. A esta ley le fueron haciendo algunas modificaciones, más de forma que de fondo, durante el período de esa aventura militar, la última hasta ahora de las tantas que ha tenido que sufrir este martirizado Ecuador y que duró hasta 1979, año en el cual se publica en el Registro Oficial número 877 del 18 de Julio, la última codificación de esa Ley y que es la que contiene la numeración del articulado que tomaremos en esta parte.

En esta nueva Ley se manifiesta en el Art. 39 que: "El derecho de propiedad sobre la tierra rústica que cumpla su función social, será garantizada por el Estado." Y el artículo 40 señala cuando la propiedad rústica no cumple esa función social, al decir:

"Art. 40.- La propiedad rústica no cumple su función social cuando:

1.- Los predios están deficientemente explotados;

2.- No se conservan los recursos naturales renovables;

3.- No se mantiene la responsabilidad y administración directa del propietario de la explotación;

4.- Se produce acaparamiento en la tenencia de la tierra; y,

5.- No se cumple las leyes que regulan el trabajo agrícola."

Page 6: La Función Social en La Ley

Para cuando la propiedad no cumple su función social, en esta Ley se estableció también el mecanismo de la afectación, mediante dos modos, el uno el de la expropiación que, según el Art. 46 tenía 10 causales o motivos, y se indemnizaba o pagaba a los expropietarios, el valor de su tierra, pero con una interesante fórmula para evitar la conocida entre nosotros "viveza criolla", establecida en el Art. 55, según la cual el precio a pagarse era el del avalúo catastral comercial que regía en 1964, año de vigencia de la primera ley de reforma agraria, y para las expropiaciones que se habían de efectuar a partir del primero de Enero de 1975, con el valor del avalúo que regía 10 años antes de aquel en el cual se realice la expropiación.

El otro modo era el de la reversión para el cual se estableció en el Art. 48, dos causas o motivos: El uno era la no explotación o abandono de la propiedad por más de dos años consecutivos (ya no diez largos años como en la anterior) y el otro, la explotación de la propiedad o parte de ella, por personas que carezcan de vínculo contractual de trabajo con el dueño, por igual período. En el Art. 49 se habló también de la extinción del derecho de dominio, que tiene los mismos efectos que la reversión, de los predios en los que se mantenga formas precarias de trabajo en la agricultura, con posterioridad al siete de Septiembre de 1970.

Los casos de reversión o extinción del derecho de dominio si fueron verdaderas sanciones en contra de los terratenientes que mantenían ociosas sus propiedades, porque no les daba derecho para reclamar indemnizaciones ni pago alguno por las tierras que perdían.

El procedimiento para el cumplimiento o para llevar adelante los trámites de afectación, ya sea para expropiación o reversión, eran en principio, administrativos, esto es realizados ante los Jefes Regionales del IERAC (Se dividió al País en regiones para los efectos de la reforma agraria). Pero se estableció también una segunda instancia que era tramitada por los "Comités de Apelaciones", que tenían la estructura de una Corte Superior de Justicia. Se suprimió la Sala Especializada de la Corte Suprema y los Juzgados de Tierras.

El trámite, aparentemente sencillo establecido en los artículos 93 y siguientes, empezaba con el conocimiento del Jefe Regional correspondiente, de la existencia del predio que pudiera ser afectado, con el cual disponía que los presuntos propietarios presenten los títulos que acrediten su dominio, dentro del plazo de 30 días, prorrogables por una sola vez y por causas justificadas.

Si no se habían presentado los títulos o si los presentados carecían de valor, el Jefe Regional declaraba que el presunto propietario no era titular de dominio y disponía el nombramiento de depositario en la persona del mismo presunto propietario o en quien estuviere administrando el predio. Esa providencia era apelable para ante el Comité Regional de Apelaciones de la Reforma Agraria, el que debía resolver el recurso, teóricamente, dentro de 20 días (se dice teóricamente porque en la práctica nunca se lo hizo dentro de ese término); resuelta la apelación, la tierra quedaba lista para ser adjudicada a los beneficiarios.

Si se aceptaba la validez de los títulos, el Jefe Regional debía disponer que se realice los trabajos para determinar el estado de tenencia y explotación del predio, es decir, establecer la existencia o no de las causas para la afectación (Expropiación o reversión), además de la superficie y linderos; estos trabajos debían realizarse en el plazo máximo de 60 días. Plazo que, demás está decirlo, en la práctica nunca se cumplió, pues se dieron casos que demoraron varios años mientras las bodegas del IERAC se iban llenando de empolvados expedientes.

Concluidos esos trabajos, el Jefe Regional debía dictar su resolución en la que había de declarar la expropiación, la reversión o la inafectabilidad del predio. Esta era apelable para ante el Comité Regional, el que en igual caso que en el anterior, debía resolver el caso dentro de 20 días. Veinte días que en la realidad nunca se cumplieron porque, aunque el Art. 103 disponía una multa para los Magistrados, del equivalente al 10% del sueldo por cada día de retardo, nunca se impuso y, si se lo hubiera hecho tal como la Ley lo mandaba, todos los Magistrados habrían quedado adeudando tanto dinero que no habrían podido pagarlo nunca.

Si a todo esto le sumamos la falta de voluntad política de los gobiernos de turno y la corrupción de muchos de los funcionarios y empleados que intervinieron en el proceso, habremos tenido que muy poca reforma agraria en verdad se hizo, aunque el presidente de la República que estaba de turno con mucha frecuencia organizaba sonoros actos públicos en los que "entregaba" no se cuantos miles de hectáreas de terreno a los campesinos e indígenas.

Page 7: La Función Social en La Ley

Esta ley había llegado así a su cansancio, ya no era útil ya que no había resuelto la problemática de la cuestión agraria; el Ecuador, un país de agricultores, pero no un país agrícola; la miseria en el campo continúa igual y el tratamiento despectivo y como a gente de segunda clase dado por todos los gobiernos a los campesinos, ha acentuado la miseria del campesino empujando a grandes masas a emigrar a las grandes ciudades agravando aún más los problemas de estos gigantes hacinamientos urbanos, donde ya no cabe más gente por lo que se ven obligados a invadir terrenos aledaños para construir "su casa" que no son otra cosa que simples covachas y donde no existe ninguna planificación ni, mucho menos, servicios básicos como agua o alcantarillado.

El mayor porcentaje de los pobladores de las grandes urbes no son otra cosa que ejércitos de famélicos y harapientos campesinos que, perdida toda esperanza de sobrevivir en el campo, se trasladan a la ciudad en busca de lo que no existe en el campo, pero tampoco lo encuentran en la ciudad: Trabajo. Cada campesino que se traslada a la ciudad es un productor menos en el campo y un consumidor más en la ciudad.

Pero la solución no está en amurallar la ciudad para que no ingresen los campesinos, si no ingresan ellos tampoco ingresará la comida para la gente de la ciudad. Tampoco los detendrá una ley que los sancione si llegan. La solución es resolver adecuadamente los problemas jurídicos de la propiedad agraria, disminuir la tasa de interés y aumentar los plazos subsidiando los créditos agropecuarios, eliminar todos los impuestos que de cualquier forma puedan gravar la actividad agrícola, incluidos los prediales, dotar a todas las comunidades campesinas de buenas vías para que sean útiles, de escuelas, centros médicos y sistemas de comunicación, mejorar y ampliar el sistema del Seguro Social Campesino, de tal forma que la vida en el campo esté de acuerdo con la dignidad humana; así la actividad agrícola podrá ser un buen negocio y no hará falta continuar persiguiendo a los campesinos que obligados por las circunstancias se trasladan a la ciudad.