La genesis de El Cuervo de Poe

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La génesis de “El cuervo” de Poe En su entrega de abril de 1846 —el primer año de la guerra con México, e Misisipí por las carretas del heresiarca polígamo righam !oung —, e &iladel'ia public( un artículo a dos columnas de su corresponsal Mr) *oe, titu composition") Edgar -llan *oe, en ese artículo procuraba explicar la mor'ologí "+he raven") .iversos traductores —desde el vene%olano *ére% onalde vinculado ese poema a la literatura española) /abe, pues, descontar su conocim glaciales revelaciones de su creador) ste comien%a por alegar los motivos 'onéticos 2ue le indicaron nevermore3nunca m s5) .ice luego su necesidad de usti'icar de un modo verosími esa palabra) 7/ ( m o reconciliar esa monotonía, ese "regreso eterno", con el irracional, capa% de articular el precioso adverbio, era la soluci(n evidente) candidato, pero inmediatamente un cuervo lo suplant(, m s decoroso l(brego) después la instalaci(n de un busto de m rmol, por el contraste de esa candide busto era de Minerva, de *alas; por la eu'onía griega del nombre para conde nimo estudioso del narrador) -sí de todo lo dem s))) <o traslado la 'ina re *oe= me basta recordar unos eslabones) >n?til agregar 2ue ese largo proceso retrospectivo ha merecido la incred cuando no su burla o su esc ndalo) @.el interlocutor de las musas, del poeta oscuro, pasar al mero devanador de ra%onesA Ba lucide% en el lugar de la inspi comprensible no el genio, @2ué desencanto para los contempor neos de Cugo .alíA <o 'alt( 2uien rehusara tomar en serio las declaraciones de *oe; ellas n maniobra para utili%ar la notoriedad del poema anterior, una de esas ladinas s 'ueron buenas") Ba con etura es verosímil, pero cuidémonos de no con'undir "lu "oportuno digno de vituperio"))) 0tro censor, m s inteligente letal, pudo ho as una vindicaci(n rom ntica de los procedimientos ordinarios del clasicis inspirado contra la inspiraci(n) 3Es la tarea vitalicia de Dalér 5) 0tros, har misterio central de la creaci(n poética hubiera sido pro'anado por *oe, recu adivinar 2ue no comparto esas opiniones) .e hacerlo no ensa aría este coment descaro de suponer 2ue el mero hecho de anunciar mi adhesi(n iba a acreditarla acaso — creo en las explicaciones de *oe) .escontada alguna posible r 'aga de el proceso mental aducido por él ha de corresponder, m s o menos, al proceso !o esto seguro de 2ue así procede lainteligencia; porarrepentimientos, porobst culos, por eliminaciones) Ba comple idad de las operaciones descritas no me incomoda= elaboraci(n tiene 2ue haber sido a?n m s comple a, mucho m s ca(tica vaci se redu o a suministrar un es2uema l(gico, ideal, de los muchos perple os ca duda, el proceso completo era irrecuperable, adem s de tedioso) Bo anterior no 2uiere decir 2ue el arcano de la creaci(n poética — de es ha a sido revelado por *oe) En los eslabones examinados, la conclusi(n 2ue el premisa es, desde luego, l(gica= pero no es la ?nica necesaria) Derb irracional capa% de articular un adverbio, *oe deriv( un cuervo, luego de pasa mismo pudo haber derivado un lun tico, resoluci(n 2ue hubiera trans'ormado el ob eci(n entre mil) /ada eslab(n es v lido, pero entre eslab(n eslab(n 2ued de inspiraci(n incoercible) Bo diré de otro modo; *oe declara los diversos mom pero entre cada uno el subsiguiente 2ueda — in'initesimal — el de la inven general; el de las pre'erencias) 7 necesidad inevitable hi%o 2ue particular 7 ué anhelo satis'icieron en él esos dos símbolos del cuervo d interrogaciones 3 las 2ue 2uiera proponer el lector5 son inteligentes= entien 2ue la sola esperan%a de una respuesta es aventurada) stenos comprender 2ue gustaban esos dos símbolos) Esa comprensi(n no es tan irrisoria como parece) Ba mente, por no sé 2ué de la "pro'undidad", suele magni'icar el valor del contenido 3con etural5 de l encantos de su 'orma pl stica o verbal) Bas 'ormas de un pirata, de #ar /oop de un granadero de /arlos F>>, de un "coGbo ", son diversos guarismos 2ue man cora e, pero 2uién no ve las atracciones o repulsiones peculiares de cada uno) verso 'unciona por el delicado a uste verbal, por las "simpatías di'erencias 'irme%a de las ideas en 2ue lo resuelve después el conocimiento) usco un e em 2ue el m s insobornable de mis lectores no 2uerr invalidar) .o con el insig

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La genesis de "El Cuervo" de Poe. Jorge Luis Borges

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En su entrega de abril de 1846 el primer ao de la guerra con Mxico, el ao de la travesa del Misisip por las carretas del heresiarca polgamo Brigham Y o u n g , el "Graham's Magazine" de Filadelfia public un artculo a dos columnas de su corresp

La gnesis de El cuervo de PoeEn su entrega de abril de 1846 el primer ao de la guerra con Mxico, el ao de la travesa del Misisip por las carretas del heresiarca polgamo Brigham Young , el "Graham's Magazine" de Filadelfia public un artculo a dos columnas de su corresponsal Mr. Poe, titulado "The philosophy of composition". Edgar Allan Poe, en ese artculo procuraba explicar la morfologa de su ya glorioso poema "The raven". Diversos traductores desde el venezolano Prez Bonalde a Carlos Obligado han vinculado ese poema a la literatura espaola. Cabe, pues, descontar su conocimiento y proceder a las glaciales revelaciones de su creador. ste comienza por alegar los motivos fonticos que le indicaron el estribillo melanclico nevermore (nunca ms). Dice luego su necesidad de justificar de un modo verosmil el uso peridico de esa palabra. C m o reconciliar esa monotona, ese "regreso eterno", con el ejercicio de la razn? Un ser irracional, capaz de articular el precioso adverbio, era la solucin evidente. Un papagayo fue el primer candidato, pero inmediatamente un cuervo lo suplant, ms decoroso y lbrego. Su plumaje aconsej despus la instalacin de un busto de mrmol, por el contraste de esa candidez y aquella negrura. Ese busto era de Minerva, de Palas: por la eufona griega del nombre y para condecir con los libros y con el nimo estudioso del narrador. As de todo lo dems... No traslado la fina reconstruccin ensayada por Poe; me basta recordar unos eslabones.Intil agregar que ese largo proceso retrospectivo ha merecido la incredulidad de los crticos, cuando no su burla o su escndalo. Del interlocutor de las musas, del poeta amanuense de un dios oscuro, pasar al mero devanador de razones! La lucidez en el lugar de la inspiracin, la inteligencia comprensible y no el genio, qu desencanto para los contemporneos de Hugo y aun para los de Bretn y Dal! No falt quien rehusara tomar en serio las declaraciones de Poe: ellas no pasaban, se dijo, de una maniobra para utilizar la notoriedad del poema anterior, una de esas ladinas segundas partes "que nunca fueron buenas". La conjetura es verosmil, pero cuidmonos de no confundir "lucrativo" y " malo", "oportuno y digno de vituperio"... Otro censor, ms inteligente y letal, pudo haber denunciado en aquellas hojas una vindicacin romntica de los procedimientos ordinarios del clasicismo, un anatema de lo ms inspirado contra la inspiracin. (Es la tarea vitalicia de Valry). Otros, harto crdulos, temieron que el misterio central de la creacin potica hubiera sido profanado por Poe, y recusaron el artculo entero. Se adivinar que no comparto esas opiniones. De hacerlo no ensayara este comentario, que importara el descaro de suponer que el mero hecho de anunciar mi adhesin iba a acreditarlas. Y o ingenuamente acaso creo en las explicaciones de Poe. Descontada alguna posible rfaga de charlatanera, pienso que el proceso mental aducido por l ha de corresponder, ms o menos, al proceso verdadero de la creacin. Yo estoy seguro de que as procede la inteligencia: por arrepentimientos, por obstculos, por eliminaciones. La complejidad de las operaciones descritas no me incomoda; sospecho que la efectiva elaboracin tiene que haber sido an ms compleja, y mucho ms catica y vacilante. En mi entender, Poe se redujo a suministrar un esquema lgico, ideal, de los muchos y perplejos caminos de la creacin. Sin duda, el proceso completo era irrecuperable, adems de tedioso.

Lo anterior no quiere decir que el arcano de la creacin potica de esa creacin potica haya sido revelado por Poe. En los eslabones examinados, la conclusin que el escritor deriva de cada premisa es, desde luego, lgica; pero no es la nica necesaria. Verbigracia, de la necesidad de un ser irracional capaz de articular un adverbio, Poe deriv un cuervo, luego de pasar por un papagayo; lo mismo pudo haber derivado un luntico, resolucin que hubiera transformado el poema. Formulo esa objecin entre mil. Cada eslabn es vlido, pero entre eslabn y eslabn queda su partcula de tiniebla o de inspiracin incoercible. Lo dir de otro modo: Poe declara los diversos momentos del proceso potico, pero entre cada uno y el subsiguiente queda infinitesimal el de la invencin. Queda otro arcano general: el de las preferencias. Qu necesidad inevitable hizo que el poeta compusiera ese poema particular? Qu anhelo satisficieron en l esos dos smbolos del cuervo y del mrmol? Entiendo que esas interrogaciones (y las que quiera proponer el lector) son inteligentes; entiendo con no menos conviccin que la sola esperanza de una respuesta es aventurada. Bstenos comprender que a Edgar Allan Poe le gustaban esos dos smbolos. Esa comprensin no es tan irrisoria como parece. La mente, por no s qu supersticin alemana de la "profundidad", suele magnificar el valor del contenido (conjetural) de los smbolos y desconocer los encantos de su forma plstica o verbal. Las formas de un pirata, de Gary Cooper, de un gaucho cuchillero, de un granadero de Carlos XII, de un "cowboy ", son diversos guarismos que manifiestan la idea de coraje, pero quin no ve las atracciones o repulsiones peculiares de cada uno. Otra cara de esa verdad: el verso funciona por el delicado ajuste verbal, por las "simpatas y diferencias" de sus palabras, no por la firmeza de las ideas en que lo resuelve despus el conocimiento. Busco un ejemplo clsico, un ejemplo que el ms insobornable de mis lectores no querr invalidar. Doy con el insigne soneto de Quevedo al duque de Osuna, "horrendo en galeras y naves e infantera armada". Es fcil comprobar que en el tal soneto la esplndida eficacia del dstico

Su tumba son de Flandes las campaas

y su Epitaphio la sangrienta Luna

es anterior a toda interpretacin y no depende de ella. Digo lo mismo de la subsiguiente expresin: "el llanto militar", cuyo "sentido" no es discutible, pero s balad: "el llanto de los militares". En cuanto a la "sangrienta Luna", mejor es ignorar que se trata del smbolo de los turcos, eclipsado por no s qu meritorias pirateras de don Pedro Tellez Girn. En general, sospecho que la posible justificacin lgica de esos versos (y de todos los versos) no es otra cosa que un soborno a la inteligencia. El agrado el suficiente, mximo agrado est en el equilibrio difcil, en el heterogneo contacto de las palabras. De la palabra, a veces. En las 1001 Noches, en la entera novelstica del Islam, es comn el caso del hroe que se enamora de una mujer hasta la palidez y la muerte, por el solo encanto de su nombre.

Q u conclusiones autorizan los hechos anteriores? Juzgo que las siguientes: primero, la validez del mtodo analtico ejercido por Poe; segundo, la posibilidad de recuperar y fijar los diversos momentos de la creacin; tercero, la imposibilidad de reducir el acto potico a un puro esquema lgico, ya que las preferencias del escritor son irreducibles. El valor del anlisis de Poe es considerable: afirmar la inteligencia lcida y torpe y negar la insensata inspiracin no es cosa balad. Sin embargo, que no se alarmen con exceso los nebulosos amateurs del misterio: el problema central de la creacin est por resolver.

*Diario La Prensa, Buenos Aires, 25 de agosto de 1935.