La Gran Guerra - Mundo - Tiempo Argentino

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M www.tiempoargentino.com | sábado 28 de junio de 2014 | [email protected] mundo claves del 28 06 14 Manuel Alfieri, Jorge Kreyness, Mariano Rodríguez Otero y Patricio Geli. » Escriben y opinan La contienda no sólo se desarrolló en territorio europeo, sino también en África, Asia y en las islas argentinas. » HASTA EN MALVINAS La Guerra que dio vuelta al Mundo Hace un siglo el archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio Austro-Húngaro, fue asesinado en Sarajevo. El atentado desencadenó la Primera Guerra Mundial, en la que murieron 20 millones de personas. A su fin, Europa quedó devastada. Se derrumbaron los imperios, Rusia se convirtió en el primer Estado socialista de la historia y Estados Unidos desplazó al Reino Unido como primera potencia mundial. El horror de la contienda y el Tratado de Versalles dejaron una Alemania en ruinas, lo que abriría las puertas al nazismo y a la Segunda Guerra Mundial.

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Suplemento especial: La Gran Guerra - Mundo - Tiempo Argentino

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Mwww.tiempoargentino.com | sábado 28 de junio de 2014 | [email protected]

mundoclaves del

280614

Manuel Alfieri, Jorge Kreyness, Mariano

Rodríguez Otero y Patricio Geli.

» Escriben y opinanLa contienda no sólo se desarrolló en territorio europeo,

sino también en África, Asia y en las islas argentinas.

» hasta En malvinas

La Guerra que dio vuelta al Mundo

hace un siglo el archiduque Francisco Fernando, heredero del imperio austro-húngaro, fue asesinado en sarajevo. El atentado

desencadenó la Primera Guerra mundial, en la que murieron 20 millones de personas. a su fin, Europa quedó devastada. se

derrumbaron los imperios, Rusia se convirtió en el primer Estado socialista de la historia y Estados Unidos desplazó al Reino

Unido como primera potencia mundial. El horror de la contienda y el tratado de versalles dejaron una alemania en ruinas, lo

que abriría las puertas al nazismo y a la segunda Guerra mundial.

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2 tiEmPO aRGEntinO | ClavEs DEl mUnDO | | sábado 28 de junio de 2014

» manuel alfieri [email protected]

En la mañana del 28 de ju-nio de 1914, el archiduque Francisco Fernando de Ha-bsburgo, heredero del Im-

perio Austro-Húngaro, viajaba en un descapotable junto a su mujer, la condesa Sofía Chotek, para conocer la ciudad bosnia de Sarajevo, donde estaba de visita oficial. Ya había sido recibido por la comitiva comandada por el gobernador Oskar Potiorek, cuando un nacionalista serbio, Ga-vrilo Princip, se acercó hasta el auto-móvil y disparó dos veces. La primera bala impactó en la yugular del archi-duque; la segunda en el abdomen de su esposa. Ambos murieron poco tiempo después.

Según el historicismo –aquella corriente historiográfica centrada principalmente en el análisis de

los acontecimientos–, el asesinato de Francisco Fernando fue el des-encadenante de la Primera Guerra Mundial. Una contienda que comen-zó en Europa, pero que se extendió

rápidamente a todo el globo y que no sólo dejó un total de 20 millones de muertos y otros 20 millones heridos y mutilados, sino que además provo-có virulentas transformaciones: re-

voluciones, derrumbes de imperios y profundos cambios en las relaciones de poder fueron algunas de las con-secuencias más importantes.

Tras el atentado de Sarajevo, el 19 de julio de 1914, Alemania y Austria-Hungría presentaron un ultimátum de diez puntos a Serbia para que sea respondido en 48 horas. Cuando los serbios pidieron más tiempo para contestar, los alemanes les recorda-ron que vivían en "la era del ferroca-rril, el telégrafo y el teléfono".

El Imperio Austro-Húngaro decla-ró la guerra a Serbia el 28 de julio. Lentamente, todo el continente se fue involucrando en el conflicto. El 1 de agosto Alemania declaró la guerra contra Rusia, y Francia se movilizó. La violación de la soberanía belga lle-vó a que el 4 de agosto el Reino Unido le declarara la guerra a Alemania.

Dos claros bloques quedaron en-frentados. Por un lado, la Triple En-tente, formada por el Reino Unido,

Francia y el Imperio Ruso, a la que se sumarían más tarde Italia, Japón y Estados Unidos. En la vereda de enfrente estaba la Triple Alianza, in-tegrada por Alemania y el Imperio

Austro-Húngaro, luego reforzada con el Imperio Otomano y Bulgaria.

Más de 70 millones de militares se movilizaron y combatieron en la "Gran Guerra", donde aparecieron

por primera vez tanques, aviones y gases mortales. Según datos de los historiadores británicos Asa Briggs y Patricia Clavin, entre 1870 y 1914 el armamento desplegado en tierra y mar europeos creció un 300 por cien-to. Los combates se dieron en Europa, pero también en África y Asia.

El fuerte sentimiento nacionalista de la época fue aprovechado por las potencias en la contienda para ocul-tar los conflictos sociales y las gran-des desigualdades existentes en cada nación. "Tu país te necesita", decía un cartel británico de 1914. Así, la unidad nacional primaba por sobre los intere-ses de clase. Hasta partidos socialistas y comunistas apoyaron, a través de la Segunda Internacional, que sus países se involucraran en el conflicto por con-siderarlo una "guerra justa".

En el desenlace de la guerra hubo algunos combates trascendentales. Entre el 5 y el 12 de septiembre de 1914 se desarrolló la primera Bata-

tecnología - En la contienda se desarrollaron los más asombrosos ingenios para la muerte por primera vez en la historia. Desde entonces la industria bélica está en el primer lugar cuando se habla de conflictos.

La Gran Guerraun siglo después

se cuMpLen 100 años deL asesinato deL archiduque francisco fernando en sarajevo.

Al cabo de cuatro años de

espanto, cayeron cuatro

imperios, uno quedó

tambaleante, se registró la

primera revolución comunista,

surgió una superpotencia y

se gestaron las condiciones

para una nueva guerra en el

mismo centro de Europa.

en la otra vereda estaba la triple alianza: alemania y el imperio austro-húngaro, luego reforzada con Bulgaria y el imperio otomano.

por un lado, quedó la triple entente, formada por el reino unido, francia y el imperio ruso, a la que se sumarían más tarde italia, japón y ee uu.

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versailles - El tratado, de 1919, desencadenaría otra guerra 20 años después.

Revolución - Vladimir Illich Lenin protagonizó la revolución bolchevique en 1917.

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lla del Marne, en la que las tropas franco-británicas vencieron a las ale-manas. El resultado obligó al frente germano a modificar su estrategia y a iniciar una guerra de trincheras.

Poco más de un año y medio des-pués, entre febrero y diciembre de 1916, comenzó la Batalla de Verdún, la más larga de toda la guerra. En el combate, ocurrido en el norte de Francia, el ejército galo triunfó ante la avanzada alemana. Unas 250 mil personas murieron y hubo aproxima-damente medio millón de heridos. Fue un símbolo de la resistencia fran-cesa para mantener su territorio y hacer retroceder al enemigo. Allí, el comandante francés Robert Nivelle lanzó el famoso "¡No pasarán!"

Más cruenta fue aún la Batalla del Somme, con un millón de bajas entre ambos bandos. El principal propósi-to del combate, que se desplegó en las orillas del río Somme entre julio y noviembre de 1916, era distraer a las tropas alemanas de Verdún. Los historiadores coinciden en que, aun-que no tuvo un claro vencedor, fue definitoria para el triunfo final de la Triple Entente.

En 1917 algunos acontecimien-tos marcaron un giro en el conflicto bélico. El ingreso de Estados Unidos, que declaró la guerra a las potencias centrales por el hundimiento del barco Lusitania perpetrado en 1915 por un submarino alemán, fue uno de los más importantes. También fue el año de la revolución rusa, la primera revolución socialista en el mundo. Apenas tomaron el poder, los bolcheviques firmaron el armis-ticio con Alemania y sus aliados, que al año siguiente se traduciría en la paz de Brest-Litovsk.

En 1918, las victorias aliadas co-menzaron a hacerse cada vez más constantes y habituales. Tras una de-rrota ante las tropas francesas, Bul-garia pidió el armisticio. Más tarde lo haría el cercado Imperio Otomano. Italia venció al Imperio Austro-Hún-garo y la monarquía de los Habsbur-go se hundió rápidamente.

Alemania quedó sola. Tras una revolución obrera en Berlín, el Kái-ser debió buscar asilo en Holanda. El nuevo gobierno republicano, obligado por las penurias militares y económicas que pasaba, firmó el armisticio de Compiégne el 11 de noviembre de 1918.

miRaDa i

» Jorge Kreyness | DIRIGEntE DEL PARtIDO COMunIstA DE LA ARGEntInA

Por sobre los acontecimientos

desencadenantes, los protago-

nistas políticos y militares, las

fechas y la geografía del conflicto que

se iniciara hace cien años, la denomi-

nada Primera Guerra Mundial fue, por

donde se la mire, una guerra imperia-

lista de conquista, bandidaje y rapiña,

de disputa cruel y despiadada por el

reparto del mundo entre las potencias

de la época, especialmente Inglaterra

y Alemania.

El capitalismo se había constituido

en un gran sistema universal de sojuz-

gamiento colonial y de estrangulación

financiera de la inmensa mayoría de

la población mundial por parte de un

puñado de elementos dominantes en

un estrecho círculo de países "adelan-

tados". Las armas terrestres y maríti-

mas y lo que es más grave, la sangre

de millones de gentes del pueblo, eran

utilizadas por esas minorías dueñas

del poder como carne de cañón para

decidir que grupo de bandoleros ca-

pitalistas se haría con la mayor parte

del botín, tanto en Europa como en el

resto del mundo, que en gran medida

se encontraba aun colonizado.

Los inauditos horrores, calamida-

des y crueldades de la guerra tornaban

insoportable e irrespirable la situación

de las masas, empobrecidas, hambrea-

das, tanto en la vanguardia como en la

retaguardia de los combates, que con-

trastaba con el gallardo lucimiento de

los generales y la soberbia patriotera

de los elegantes y bien alimentados

políticos y diplomáticos de las élites

dominantes.

Ese contexto puso a la orden del

día, como una necesidad objetiva, la

revolución social. Los más lúcidos re-

presentantes de los sectores oprimidos

analizaron con acierto que no se trata-

ba de apoyar, en el fervor nacionalista

oligárquico, a la gran burguesía de ca-

da país, sino de que los trabajadores y

pueblos de todas las naciones levan-

taran la lucha contra la guerra imperia-

lista, por la paz, por el pan, por la vida,

contra el dominio del capital.

se crearon las condiciones para la or-

ganización obrera y popular y, en diver-

sas regiones de una Europa desangra-

da, estallaron rebeliones y revoluciones,

de entre las cuales fue la de Rusia la que

pudo triunfar, dada la fuerza y organiza-

ción de su movimiento y el agotamiento

de la dominación zarista.

El fin de la guerra, dejó su saldo

novedoso en la Rusia de aquel tiempo:

el gobierno de obreros, campesinos

y soldados que logró firmar una paz

provisoria para lograr un tiempo de

reconstrucción sobre nuevas bases, ya

de carácter socialista. Pero recompuso

además una nueva conformación mun-

dial. se desarticularon imperios como el

alemán, el otomano, el austro húngaro

y desde ya el ruso, y el poder mundial

se concentró en menos manos, que

pasaron a dominar la sociedad de las

naciones.

Washington, Londres y París relu-

cían. Pero en verdad, sólo había co-

menzado la preparación de una nueva

guerra de rapiña, por un nuevo reparto

del planeta, que tuvo al hitlerismo co-

mo el actor más cruel, pero cuyo acto

final fue el lanzamiento de las bombas

nucleares sobre las poblaciones civiles

inocentes de Hiroshima y nagasaki en

1945.Fue la demostración palmaria de

hasta donde llega el "humanismo" del

gran capital de los EE uu. Las actuales

invasiones, guerras y golpes por el pe-

tróleo terminan por confirmarlo.

1914-1918: sangre a cambio de poder

simposio sobre la mirada argentina

El jueves 10 y el viernes 11 de

julio, la universidad nacional

de tres de Febrero realizará el

simposio "La Primera Guerra

Mundial: escenarios internacio-

nales y perspectivas argentinas",

del que participarán académicos

de todo el mundo. La primera

jornada comenzará a las 14 horas

y la segunda a las 10:30 horas.

será en el Centro Cultural Borges,

en Viamonte y san Martín, 3º Piso,

Pabellón de las naciones.

la muerte en números

soldados

aliados

Imperio Británico 908.371Australia 60.000Canadá 55.000India 25.000nueva Zelanda 16.000sudáfrica 7.000Reino unido 715.000Francia 1.240.000Colonias francesas 114.000Bélgica 13.716Estados unidos 50.600Grecia 5.000Italia 650.000Japón 300Portugal 7.234Rumania 335.706Rusia 1.700.000serbia 45.000

Potencias centrales

Alemania 1.773.700Austria-Hungría 1.200.000Bulgaria 87.500turquía 325.000

Civiles

Alemania 760.000Austria-Hungría 300.000

Bélgica 30.000Gran Bretaña 31.000Bulgaria 275.000Francia 40.000Grecia 132.000Rumania 275.000Rusia 10.000.000serbia 650.000turquía 1.000.000

FUENTE: Nial Ferguson, The pity of war. Penguin, 1999.

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» Patricio Geli | (*)

Desde el 1º de agosto de 1914 has-

ta el 11 de noviembre de 1918 la

humanidad se ve afectada por

un nuevo tipo de guerra que modificaría

profundamente el curso de su historia y

cuyos efectos llegan a nuestro presente.

En los años anteriores a la conflagración

ya se habían delineado los bloques en

pugna, a los que se irán sumando otros

países a lo largo de la contienda. Por un

lado, el bando de los Aliados, compuesto

por Francia, Rusia y Gran Bretaña, a los

que se agregarán Bélgica (1914), Japón

(1914), serbia (1914), Italia (1915), Ruma-

nia (1916), Portugal (1916), Grecia (1917)

y, finalmente, Estados unidos, (1917) cuya

entrada arrastra a países latinoamerica-

nos como Brasil y Cuba. Por otro lado, los

Imperios Centrales, es decir, la alianza en-

tre el Imperio Austrohúngaro y Alemania,

junto a la que se alinearán el Imperio Oto-

mano (1914) y Bulgaria (1915). una parte

importante de la inmensa población de

las colonias es coactivamente movilizada

para luchar en los territorios de ultramar o

en la propia Europa. Los países neutrales

como la Argentina tampoco pueden es-

capar de las fuertes consecuencias, prin-

cipalmente económicas y sociales, de un

conflicto bélico que se disputa con diversa

intensidad en los cinco continentes (dos de

los más grandes combates navales tienen

lugar cerca de las costas de Chile y de las

Malvinas). En el frente occidental euro-

peo, tras meses de veloces despliegues

de tropas, la contienda se caracterizará

por la lucha casi estática de posiciones que

genera un altísimo costo en vidas y resul-

ta estigmatizada en la imagen indeleble

de la trinchera. En el frente oriental, tiene

lugar una guerra más dinámica signada

por marcados avances y retrocesos de

ambos bandos, que afectan fuertemente

a la población civil.

La Primera Guerra Mundial se caracte-

riza por la puesta de la moderna industria y

la nueva tecnología al servicio de la muerte y

la destrucción, al tiempo que la propagación

del espíritu patriótico pone en evidencia el

éxito del proceso de nacionalización de las

masas llevado a cabo por los estados. La

dinámica de guerra total con su demanda

incesante de vidas y recursos transforma

profundamente las sociedades, alterando

sensiblemente la estructura poblacional, re-

diseñando las funciones estatales, promo-

viendo el trabajo femenino y deteriorando

el consumo. Los habitantes de los territorios

coloniales no serán menos afectados co-

mo demuestran la instauración de traba-

jos forzados, los traslados compulsivos y

una alta mortandad difícil de cuantificar.

A la enorme cifra de muertos en la guerra

hay que agregar las decenas de millones

de personas que fallecen por la gripe es-

pañola, pandemia que el conflicto ayuda a

multiplicar por todo el planeta. sin olvidar el

aumento exponencial de huérfanos, viudas

y mutilados. La Gran Guerra será partera

de dos fenómenos cruciales del siglo XX: el

comunismo y el nazismo. En ese sentido, la

experiencia colectiva de la guerra habrá de

incorporar la violencia a la práctica política

cotidiana de los años 20 y 30. Los tratados

de paz cambian del mapa mundial al pro-

vocar el derrumbe de cuatro imperios que

deriva en el diseño de nuevos países por

parte de los vencedores (Checoslovaquia y

Yugoslavia) que no terminan de conformar

los anhelos de los movimientos nacionalis-

tas. La implosión de la unión soviética pone

al descubierto la persistencia de muchas de

esas identidades nacionales que el llamado

socialismo real no pudo reducir, como en la

ucrania de nuestros días.

La paz impuesta a los vencidos y la

compleja crisis de los años 30 crearán con-

diciones para el estallido de un nuevo con-

flicto bélico mundial de dimensiones aún

mayores. En ese sentido, son advertibles

las huellas de la muerte masiva inscriptas

en un camino sinuoso que va de los cam-

pos de batalla del somme y el genocidio

armenio hasta Auschwitz e Hiroshima.

(*) Historiador y profesor de

Problemas del Mundo Contemporáneo

de la Universidad Nacional de Tres de

Febrero (UNTREF) y de la Facultad de

Filosofía y Letras (UBA).

la industria y la tecnología al servicio de la muerte y la destrucción

El final de guerra tuvo algunas consecuencias que modificaron el mapa mundial. Cuatro grandes im-perios dejaron de existir: el alemán, el ruso, el austro-húngaro y el oto-mano. Fueron creados los Estados de Yugoslavia, Checoslovaquia, Polonia, Austria, Hungría, Letonia, Estonia, Lituania y Finlandia.

Europa quedó devastada. Además del horror de los millones de muer-tos, los daños materiales superaban los 29.900 millones de dólares de la época. Las peores pérdidas se regis-traron en el norte de Francia, Bélgica y Rusia occidental.

Moscú tuvo grandes pérdidas territoriales y se embarcó en una pesada guerra civil –fomentada no sólo por el fin de la Guerra Mundial sino también por la toma del poder de los bolcheviques–, de la que sal-dría victoriosa y así comenzaría a reorganizarse para convertirse en un nuevo polo económico, político e ideológico de poder. La Unión de Re-publicas Socialistas Soviéticas (URSS) fue el primer Estado socialista de la historia.

Cinco años después del asesinato del archiduque Francisco Fernando, el 28 de junio de 1919, los vencedores de la guerra firmaron el Tratado de Versalles, con el que responsabiliza-ron a Alemania por haber provoca-do la guerra. El gobierno alemán no fue consultado en las negociaciones realizadas en París. Sólo tuvo 15 días para presentar sus objeciones. Un miembro de la delegación británica presente en las conversaciones dijo que los representantes alemanes te-nían un "aspecto desolado y mortal-mente pálido".

La imagen es un fiel reflejo de las consecuencias que Versalles tuvo pa-ra Alemania. El país perdió 60 mil kilómetros cuadrados de territorio, con cerca de siete millones de habi-tantes. Renania fue desmilitariza-da, el Ejército quedó reducido a 100 mil hombres y el gobierno tuvo que prescindir de su flota de Alta Mar. Las exorbitantes indemnizaciones económicas terminaron de ser can-celadas por Alemania recién en 1983. Los historiadores aún hoy discuten la importancia del resentimiento generado en el pueblo alemán por el Tratado de Versalles cuando deben explicar la posterior llegada al poder de Adolf Hitler.

Estados Unidos, por su parte, aprovechó el fin de la guerra para posicionarse como la mayor potencia mundial, desplazando al Reino Uni-do como principal acreedor mundial. A partir de ese momento, la Casa Blanca desplegó toda su supremacía financiera, tecnológica y producti-va, como así también en el ámbito de los métodos de organización in-dustrial, con la implementación del fordismo.

Los economistas Mario Rapoport y Noemí Brenta explican que EE UU pasó de exportar materias primas a que el 60% de la producción fue-ra manufacturada. También creció el peso en la producción de hierro, acero, carbón y petróleo. El dólar se convirtió en la moneda universal –desplazando a la libra– y el país ganó posiciones en América del Sur, Asia y África, antes bajo control casi exclusivo de las potencias europeas.

Como sostiene el historiador Juan Pablo Aizpúrua, la guerra produjo también un quiebre ideológico-cul-tural en la sociedad europea. El es-critor francés Paul Valéry decía por aquellos años que el conflicto había mostrado "el movimiento de deca-dencia de Europa". El filósofo britá-nico Bertrand Russell reforzaba: "La guerra cambió todo para mí". Para el historiador Volker Berghahn, fue el comienzo de una época "que cubrió a Europa y a todo el mundo al final con otra orgía de violencia", en referencia a la Segunda Guerra Mundial.

Otra de las consecuencias de la trincheras - Fue una guerra de posiciones y se arrojaron gases venenosos.

Primera Guerra fue la creación de la Sociedad de Naciones, una espe-cie de germen de lo que más tarde sería la ONU. Su objetivo era preve-nir cualquier chispazo que pudiese ocasionar, otra vez, una guerra tan arrasadora. Pero la llegada al poder del nazismo y el fascismo hicieron que esa intención fuese tan sólo un sueño. El 1 de septiembre de 1939 co-menzaría la Segunda Guerra Mun-dial, que dejó más del doble de vícti-mas fatales que su antecesora y que volvería a demostrar la fragilidad del sistema de relaciones internaciona-les a la hora de procurar la paz.

» mariano Eloy Rodríguez Otero | DIRECtOR DE LA CARRERA DE HIstORIA- uBA

Entraron en una inédita carnicería

humana que creían poder mane-

jar con los cálculos de un matemá-

tico, pero inmediatamente se precipitaron

en un frenesí de timberos desbocados de-

mandando más y más millones, en este

caso de hombres para el frente.

La explicación de tal locura que com-

prometería a toda la sociedad, sin neu-

trales posibles, y que afectaría el planeta

entero es que hace 100 años se desata-

ba la primera guerra total de la historia,

fácil de enunciar, difícil de sintetizar sin

injusticia. sus efectos son tan durables

que ella, "La Gran Guerra", la "Guerra del

catorce", dio a luz el mundo que hoy cono-

cemos. Aunque su "secuela", la segunda

conflagración ostente mayores records de

matanza en Hollywood.

La "Guerra Europea" no se circunscri-

bió a ese escenario pero devoró al calor

de una predica nacionalista furiosa a

no menos de 15 millones de soldados,

muertos por el raro privilegio de estrenar

en sus cuerpos armas flamantes: gases,

ametralladoras, aviones, tanques, y has-

ta submarinos; como así también viejas

bayonetas y palas en cumplimiento de

una obediencia de autómatas que sor-

prende, pero también nos advierte de las

manipulaciones que hoy amenazan. De

sus trincheras embarradas y apestosas

surgió el "loco de la guerra", victima de es-

trés postraumático, pero también votante

revanchista de sus camaradas también

ex combatientes Benito Mussolini y Adolf

Hitler. He ahí al vapuleado veterano y su

familia hambreada para sostener un es-

fuerzo belicista que se escapaba hacia

adelante cada uno de los cuatro años de

duración incierta. Desconocían los altos

mandos cómo salir de algo a lo que se

entró con euforia pero distrayéndose del

conflicto social en ciernes. Y fueron pri-

mero franceses y alemanes enfrentados

antes que patrones y obreros, burgueses

y proletarios en la guerra social. no en

vano la Revolución Rusa es una de sus

consecuencias más transformadoras y

en espejo la intervención norteamericana

esbozaba a la otra futura superpotencia.

La paradoja que expresara el purita-

no presidente estadounidense Woodrow

Wilson de pelear "una guerra para aca-

bar con todas las guerras", concluye en

un Armisticio con sabor a empate y una

definición por puntos en las mesas del

tratado de Versalles incubando los re-

sentimientos y privaciones del período de

entreguerras. una "paz púnica" al decir del

miembro de la delegación británica John

Maynard Keynes. Y razón no le faltaría.

Fue el fin de Europa como cabeza,

dueña y directora de la civilización. Ape-

lar a sus colonizados para pelear en las

metrópolis daba argumentos lógicos a

la descolonización pero preparaba la

inestabilidad de la puja comunismo-an-

ticomunismo y lo que sería más peligroso,

fascismo-antifascismo. Los huevos de la

serpiente estaban incubándose y aún si-

guen cundiendo igualmente disimulados.

Por suerte, Charles Chaplin nos advierte

de su peligro perdurable como recluta en

la Primera Guerra y como Gran Dictador

en la segunda.

fue tan fácil entrar como imposible volver atrás

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