La Gualdra 172

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SUPLEMENTO CULTURAL No. 172 - 3 DE NOVIEMBRE DE 2014 - AÑO 4 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN Foto: Alejandra Celis Almanza “El mexicano […] no transciende su soledad. Al contrario, se encierra en ella. Habitamos nuestra soledad como Filoctetes su isla, no esperando, sino temiendo volver al mundo. No soportamos la presencia de nuestros compañeros. Encerrados en nosotros mismos, cuando no desgarrados y enajena- dos, apuramos una soledad sin referencias a un más allá redentor o a un más acá creador. Oscilamos entre la entrega y la reserva, entre el grito y el silencio, entre la fiesta y el velorio, sin entregarnos jamás. Nuestra impasibilidad recubre la vida con la máscara de la muerte; nuestro grito desgarra esa máscara y sube al cielo hasta distenderse, romperse y caer como derrota y silencio. Por ambos caminos el mexicano se cierra al mundo: a la vida y a la muerte”. “Todos Santos, Día de muertos” [fragmento], en El laberinto de la soledad, de Octavio Paz.

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SUPLEMENTO CULTURAL No. 172 - 3 DE NOVIEMBRE DE 2014 - AÑO 4 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Foto: Alejandra Celis Almanza

“El mexicano […] no transciende su soledad. Al contrario, se encierra en ella. Habitamos nuestra soledad como Filoctetes su isla, no esperando, sino temiendo volver al mundo. No soportamos la presencia de nuestros compañeros. Encerrados en nosotros mismos, cuando no desgarrados y enajena-dos, apuramos una soledad sin referencias a un más allá redentor o a un más acá creador. Oscilamos entre la entrega y la reserva, entre el grito y el silencio, entre la fiesta y el velorio, sin entregarnos jamás. Nuestra impasibilidad recubre la vida con la máscara de la muerte; nuestro grito desgarra esa máscara y sube al cielo hasta distenderse, romperse y caer como derrota y silencio. Por ambos caminos el mexicano se cierra al mundo: a la vida y a la muerte”.

“Todos Santos, Día de muertos” [fragmento], en El laberinto de la soledad, de Octavio Paz.

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2LA GUALDRA NO. 172 / 3 DE NOVIEMBRE DE 2014 / AÑO 4

. 172 Místico e intimista

Los aforismos de KafkaPor Mauricio Flores

El Templo de las MusasTodos podemos planear una exposiciónPor Violeta Tavizón

Instalaciones, ofrendas y una plegaria [Preparatoria del Tec de Monterrey Campus Zacatecas]Foto-galería de Alejandra Celis Almanza

Diario de MateoPor Mateo Estrada Gaviria

Cuando no entendemos las palabrasPor Eduardo Campech Miranda

Castillo de sal si puedes Por Ester Cárdenas

Desayuno en Tiffany’s, mon kuPor Carlos Belmonte Grey

Un agitado paseo por el Harlem de HimesPor Carlos Flores

El PicaportePor Simitrio Quezada

Por noviembre la barca en el BósforoPor Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza

Dos de noviembrePor Alberto HuertaÚltima nochePor Edgar KhondeAndrésPor Pilar Alba

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La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Carmen Lira SaadeDir. General

Raymundo Cárdenas VargasDir. La Jornada de [email protected]

Jánea Estrada LazarínDir. La Gualdra

[email protected]

Roberto Castruita y Enrique MartínezDiseño Editorial

Juan Carlos VillegasIlustraciones

[email protected]

La semana pasada dejamos pendiente el comentario relacionado con la presenta-ción del Carro de Comedias de la UNAM durante el pasado Festival Internacional de Teatro de Calle en Zacatecas; le decía que “La amenaza roja” fue, para mi gusto, la mejor puesta en escena en lo que co-rrespondió a grupos visitantes y lo sigo afirmando.

“La amenaza roja” es una obra del dramaturgo mexicano Alejandro Licona y fue escrita en 1985 para Canal 11; a casi treinta años de haberse escrito, es un texto que continúa vigente porque su tema es la corrupción en México. La trama es sencilla, se desarrolla en un am-biente parecido al del cine de mexicano de rumberas y antros de focos rojos; un hombre es atropellado y al llevarlo al hospital muere debido a la negligencia de los médicos quienes por distracción no logran salvarlo. Ahí mismo, en el hospital, una doctora pretende, muy al estilo del Dr. Frankenstein, perpetuar la vida de su maestro –un doctor anciano muy sabio- al utilizar su cerebro para dar vida a un ser reconstruido por diversos órganos huma-nos, robados, por supuesto. El cerebro del doctor sabio se daña y en su lugar, una enfermera roba el cerebro del primer personaje atropellado y se lo da a cambio a la doctora. Así, surge una nueva “criatura”, que al verse en un cuerpo que no le per-tenece y dotado de una fuerza descomu-nal, decide hacerse luchador en todos los sentidos: de lucha libre y luchador social, pues ahora su misión es quitarle a los ri-cos lo que tienen para repartirlo entre los pobres. Esta criatura toma el nombre de “La amenaza roja” y con ese nombre logra además ser el azote de los cuerpos policia-cos y de las mujeres -porque sigue siendo un hombre enamoradizo, muy macho, y ahora poderoso y fuerte-. El texto es una delicia, como la mayoría de los del drama-turgo en mención, quien además es autor de “Huelum, cómo pasar matemáticas sin problema”, para mayor referencia. Sus textos son críticos, excelentemente bien estructurados y la mayoría muy diverti-dos. Si usted quiere conocer más del autor, le recomiendo que lea su obra.

Siguiendo con el montaje, debo men-cionar que uno de los grandes logros de esta agrupación de la UNAM es que han sabido hacer una selección de obras y de actores exitosísima; de tal forma, que el formato se presta para hacer presentacio-

nes en diversos escenarios, privilegiando la calidad de sus montajes en todos los sentidos. Hacen buen teatro y cuando hay teatro del bueno, lo mismo da que sea en espacios cerrados que en la calle, porque en esto no hay medias tintas. La dirección y la adaptación son de Ignacio Escárcega, director y profesor de teatro egresado de la UNAM con Mención Honorífica; y el elenco está conformado por los talentosí-simos actores de formación universitaria: Paolo Becerra, Graciela Miguel Hacha, Carlos Komukai, Azuay López, Adrián Ghar y Cecilia Zolev. Bravo por la puesta en escena, y bravo por el carro de Come-dias de la UNAM.

Y así, a pesar de todo lo que acontece en nuestro país, el arte sigue manifes-tándose y cada vez más los artistas se suman al descontento nacional porque los 43 estudiantes de Ayotzinapa siguen sin aparecer. Después de una excelente actua-ción, los actores capitalinos agradecieron al público asistente portando una manta roja que decía “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

En días recientes, han surgido pro-puestas literarias y de artes visuales de un grupo de artistas que cada vez es más grande, exigiendo que aparezcan los jóvenes de Ayotzinapa. Un colec-tivo de actores ha lanzado la iniciativa #HayQueContagiarLaRabia en la que se convoca a protestar mediante textos li-terarios difundidos en redes sociales; y otro similar, pero de ilustradores y artis-tas visuales, ha generado un movimiento llamado #IlustradoresConAyotzinapa. De esto hablaremos con mayor profundidad en los siguientes números.

Por último, deseo felicitar a los alum-nos de la clase de Arte y Cultura de la Prepa Tec por sumarse también las ma-nifestaciones de indignación. El jueves pasado presentaron una serie de instala-ciones, ofrendas mortuorias a los mexi-canos asesinados, y una plegaria para que todos los desaparecidos, estudiantes o no, regresen a sus casas. Es un privilegio y un honor para mí tenerlos como alumnos. Somos los profesores los que más apren-demos de ellos y con ellos. Exijo a su lado, hombro con hombro y con el corazón: los queremos libres, los queremos vivos.

Que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarí[email protected]

Diálogo imposible entre Paul Klee y Juan NavaPor Sigifredo Esquivel Marín

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3 de NOVIEMBRE DE 2014 3

¿Cómo alegrarnos de este mundo?, pre-guntó en uno de sus aforismos el escritor checo Franz Kafka. Kafkiano, creador de esa manera suya y de todos de observar el mundo y contenerlo, o al menos preten-der contenerlo en la literatura, contestó: huyendo hacia él. Y aquí seguimos, abra-zados a este mundo que nos enamora y aterra.

Escribir, le susurró a su siempre ado-rada Felice, es revelarse a uno mismo hasta el exceso. Para él, nacido en el cen-tro de Praga un tres de julio de 1883, toda manifestación literaria surgía —cuando bien parida— de una autorrevelación lle-vada al punto máximo. Cuando el ser humano, al involucrarse con los otros, logra sentir que se pierde a sí mismo. In-tentando, permítaseme el gerundio, evitar si estamos en nuestro sano juicio.

Así latía Kafka, muerto un once de junio de 1924 en la misma ciudad checa donde nació. Quien al momento de definir la literatura, siempre de cara a su amada, desdeñó la “nacida de la superficie de la existencia”. Ésta, enfatizó, “no es nada, y se derrumba en el momento en que una emo-ción más auténtica sacude esa superficie”.

Por todo esto, abundó, “nunca se puede estar bastante solo cuando se escribe, nunca puede haber tanto silencio alrededor cuando se escribe, por eso ni siquiera la noche es suficientemente noche”.

De todo ello da cuenta su ajustada obra. Reproducida y leída en el tiempo, si bien sean La metamorfosis y El proceso las siempre citadas. También en sus afo-rismos, de nuevo recuperados por Werner Hoffmann en un sobrio libro (reeditado en los Breviarios del FCE): Los aforismos de Kafka, que no hablan de otras cues-tiones sino de Dios, el origen del alma humana, la vida, el tiempo, la eternidad, resume el ensayista.

Recuperados en su tiempo por Max Brod, ejemplo del amigo eterno, los afo-

rismos kafkianos son un total de cien. Pro-vienen de una copia en limpio realizada a tinta por el mismo Kafka en distintas hojas y numerados. En ellos encontramos: a par-tir de determinado punto ya no hay regreso. Es preciso alcanzar este punto. O: uno de los

medios de seducción más efectivos que tiene el mal es invitar a la lucha. Y: es como la lu-cha con las mujeres, que termina en la cama.

Imantado por “otro mundo”, Kafka apuesta por el que le tocó vivir y, parti-cularmente, por el edificado a partir de

Místico e intimista

Los aforismos de KafkaPor Mauricio Flores * Libros

su relación amorosa con Felice. “Si no estamos juntos pronto, el amor hacia ti, que no admite en mí ningún otro pensamiento junto a sí, se orientará hacia una idea, hacia un espíritu, hacia algo totalmente inalcanza-ble y de lo cual, además en verdad se puede prescindir en absoluto; y eso estaría además en verdad en condiciones de arrancarme de este mundo”.

Al acercarnos a la edición de Hoff-mann, que data de los años setenta en versión al alemán, nos reencontramos con un Kafka místico e intimista en extremo, sempiterno extremo; el portentoso —des-garrado— autor de cualquier tiempo. “Si estoy condenado, entonces no estoy sólo condenado al fin, sino también condenado a defenderme hasta el fin”.

Werner Hoffmann, Los aforismos de Kafka, FCE, México, 2014, 168 pp.

* [email protected]

Todo es mentiraTodo es mentira: tanto buscar el mínimo de ilusión, como permanecer en lo usual o buscar el máximo. En el primer caso engañamos al Bien, ya que pretendemos apropiarnos de él con demasiada facilidad, y al Mal por querer dictarle unas condiciones de lucha demasiado desfavorables. En el segundo caso engañamos al Bien, al no aspirar a él ni una sola vez en la tierra. En el tercer caso engañamos al Bien por-que nos apartamos de él todo lo posible, y al Mal, por albergar la esperanza de anular su poder por medio de su intensificación. Preferible sería aquí la segunda opción, pues siempre engañamos al Bien, pero, en este caso, no al Mal, al menos según las apariencias.

Franz Kafka (aforismo)

Llaman al timbre…Quiero escribir con un continuo temblor en la frente. Me siento en mi habitación, en el cuartel general del ruido de la casa. Oigo el golpear de todas las puertas y su ruido sólo amortigua el de los pasos de quienes las atraviesan, oigo hasta el cierre brusco de la puerta del horno en la cocina. Padre abre de par en par la puerta de mi cuarto y atraviesa la estancia arras-trando la bata, en la habitación contigua raspan las cenizas de la calefacción, Valli pregunta a través del recibidor, como gritando en una callejuela de París hacia lo indeterminado, si el sombrero de padre ya está limpio; un borboteo, que me parece conocido, eleva el alarido de una voz que responde. Llaman al timbre de la puerta y suena como si el ruido procediera de una garganta acatarrada, a continuación la puerta se abre con el cantar de una voz femenina y se cierra dando un portazo sordo y varonil, que suena despiadado. Padre se ha ido, ahora comienza el ruido más suave, disperso y desesperanzado, encabezado por el canto de los dos cana-rios. Ya había pensado antes en ello, pero al escuchar a los canarios se me ocurre de nuevo si no podría abrir la puerta un pequeño resquicio, arrastrarme sinuoso como una serpiente hasta la habitación contigua y, así, desde el suelo, suplicar si-lencio a mi hermana y a su institutriz.

Franz Kafka (Diarios)

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LA GUALDRA NO. 1724

El Templo de las MusasTodos podemos planear una exposición

Segunda parte

Por Violeta Tavizón

En el artículo anterior ha-blamos sobre las primeras preguntas que nos tenemos que hacer cuando queremos planear una exposición, és-tas nos ayudarán a distinguir las etapas y los recursos que nos llevará montarla. Definimos también algunos de los pasos para una buena planeación estratégica como: la selección de objetos, el concepto curatorial y el guión curatorial.

Ahora abordaremos en esta segunda parte, la forma en la que se puede organizar el contenido temático de nuestra exposición. Con-forme hagamos una inves-tigación sobre el tema de la exhibición, sabremos cuán-tos núcleos temáticos o mó-dulos tendrá. Esta etapa de investigación depende del tiempo con el que contemos o del equipo de personas que tengamos, para poder desmenuzar el tema a tratar y profundizando en él en la medida que se pueda.

Un buen ejercicio para saber qué temas trataremos, es desglosar un índice, tal como el de un libro. Podemos preguntarnos ¿Cuáles son los temas que no pueden faltar? O ¿qué me interesa que sepa el público que visite la exposi-ción? De tal forma que podre-mos determinar cuántos temas y qué objetos tenemos para exhibir en cada uno de ellos.

Todo este proceso es el que se conoce como cura-duría: seleccionar piezas, desglosar los núcleos o mó-dulos de la exposición, re-dactar el cedulario de cada núcleo y de cada pieza, y no perder el hilo conductor que propusimos desde un inicio en el concepto curatorial.

Arte

Núcleo temático Tema Tipo de cédula Ficha técnica Obra Observaciones

20

Núcleo 4

Doctrina del pecado en la Nueva España

Palabra e imagen

Cédula temática

Cédula de objeto con texto

Grabado de Fray Diego de Valadés Fotomural

Dolores Dahlhaus

60 x 90

21Cédula de objeto con texto

Grabado de Fray Diego de Valadés Fotomural

Dolores Dahlhaus

60 x 90

22Cédula de objeto con texto

Pila bautismal de Zinacantep-ec

Réplica en fibra de vidrio

Museo Nacional del Virreinato

Base 1

24Cédula de objeto con texto

Cruz atrial

Réplica en fibra de vidrio

Museo Nacional del Virreinato

94.5 x 39 x 163.5 cm

Base 2

Toda exposición debe presentar a los públicos una tesis, es decir, un concepto curatorial que se convierta en el eje narrativo, tanto para seleccionar los objetos de la exhibición, como para guiar al curador en el momento de re-dactar los textos (cedularios). Este hilo conductor será el que vaya logrando que la exposición tenga una coherencia y un discurso. El proceso de curaduría podemos dividirlo en los siguientes pasos:

1. Generar ideas o temas.2. Seleccionar objetos y/o colec-ciones.3. Documentar tanto estas ideas o temas, como cada uno de los ob-jetos.4. Contar con fuentes bibliográficas, hemerográficas, documentales, foto-gráficas, etc., que nos ayuden como apoyo y sustento de la investigación.

5. Generación de textos: contado con los elementos anteriores pode-mos comenzar a redactar cédulas para cada uno de los núcleos temá-ticos o módulos, así como para los objetos que se exhibirán.

Pero ahora surge otra pregunta: ¿en qué orden se montarán las piezas? Para poder compartirle al museógrafo o dise-ñador (sí es que se tiene) y/o al personal de montaje cómo queremos que queden distribuídas las obras y el cedulario en el espacio de exhibición, se realiza el guión museográfico. Este tipo de documento presenta de forma ordenada y siste-mática la ubicación y presentación del contenido, así como los elementos que se utilizarán. En este tipo de guión se es-pecifican los requerimientos de montaje y qué ubicación tendrá dentro de cada tema y sala. Es pues que el guión museo-gráfico se convierte en un documento

indispensable para saber el orden que tendrán los objetos, elaborado a partir de un cuadro dividido en tablas. En la tabla que mostramos en esta página, presenta-mos un fragmento del guión museográ-fico de la exposición temporal El pecado y las tentaciones en la Nueva España.

Cada exposición tiene su propia personalidad. Las ideas y propuestas vertidas en estos dos artículos puede adaptarse a las necesidades que requiera el proyecto, aquí presento un ejemplo de la metodología que en lo particular he empleado y que ha resultado de gran ayuda al momento de la planeación. Sólo son breves ideas y conceptos que pueden ayudar, a quien planea una ex-hibición de cualquier tipo, a tener un mejor resultado.

* Curadora.

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Instalaciones, ofrendas y una plegaria [Preparatoria del Tec de Monterrey Campus Zacatecas]

Foto-galería de Alejandra Celis Almanza #TodosSom

osAyotzinapa

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Diálogo imposible entre Paul Klee y Juan Nava*

Por Sigifredo Esquivel MarínFotografía: Alejandra Celis Almanza

En una calle cualquiera de una ciudad invisible hay una taberna, también, como cualesquiera de las tabernas. La escenografía es –estrictamente– la indispensable en toda cantina de mala muerte. Fuera del tiempo, la escena transcurre en el tiempo del teatro imaginario, tiempo mítico. En una noche, que podría ser la noche de ayer, o la hoy, o quizá la de mañana. Un hombre está solo, sen-tado en la barra, tomando unas copas. Exceptuando su afición por la pintura, ese hombre podría ser cualquier hombre. Concedamos que ese hombre responde al nom-bre de Juan Nava. Aunque ese hombre podría ser tú, yo o tu padre o el vecino de enfrente... (decir que se llama Juan Nava sólo es una hipótesis plausible). Y de pronto, en el extremo de la embriaguez –extremo de lucidez o delirio; o ambas cosas juntas– el hombre verifica un diá-logo con el célebre pintor Paul Klee. Artista suizo muerto en 1940. Señalar que uno de los personajes centrales falleció hace más de medio siglo, y el otro recientemente, no impide que este diálogo sea factible. Todo diálogo creador únicamente tiene lugar en la cartografía de la imposibilidad. (La escena y el diálogo acontecen en la imaginación del escritor.)

Paul Klee (siempre reservado, de mirada esquiva, apenas voltea a ver a su interlocutor): En el comienzo una línea activa se desliza libremente sin final ni prin-cipio que no sean inherentes a la obra misma. En una figura hay dos líneas laterales –por lo menos. Tam-bién hay una línea activa que se desplaza entre puntos de movimiento y efectos de superficie. Pero la línea principal es la imaginaria.

Juan Nava (sonríe, y lentamente toma un trago, saborea cada molécula): El imaginario pictórico para levar anclas incrusta sus raíces más allá de la tierra y atraviesa la esencia mineral hasta llegar a la médula del tiempo y la memoria cósmica. La línea siempre está acompañada de formas orgánicas e inorgánicas. Siempre ensortijada en los bucles de la experiencia cotidiana.

Paul (también sonríe, movido por la desconfianza de la cotidianeidad): Un cuadro es una actividad muy concreta. Incluso la palabra concreción resulta dema-siado abstracta. Puntos y líneas, pigmentos y lienzos. Hay puntos fijos y móviles, líneas pasivas y activas. Y materiales. El cuadro es todo, fuera de él nada im-porta. Crea se propio universo.

Juan (guarda silencio, su mirada se pierde en el horizonte vacío): Pero las líneas pasivas no son mero “producto de la actividad sobre un plano”. Pasividad y actividad se integran orgánicamente. Antes de lo pa-sivo estaría una receptividad originaria. En el allende del fin y del principio hay la recepción: la hospitalidad del otro. Eso es un cuadro.

Paul (soporta con dificultad la música mediocre de la rocola, pues ha estado toda su vida entre música y músi-cos): La obra como creación humana es productiva y receptiva. Sus límites son los límites manuales e inte-lectuales del creador. La capacidad humana de domi-

nar el universo está en contradicción con su voluntad. El hombre es un poco libre y un poco esclavo. He ahí la tragedia humana. Dicha tragedia desvela la puesta en escena del arte. El arte es médium entre la finitud y ese movimiento de infinitud que nos habita. Movimiento que dispara la flecha de la creación. Y en su recorrido busca alcanzar una metamorfosis sin fin. El consuelo es que una flecha puede ir un poco más allá de lo po-sible. Sin embargo, para que haya un cuadro tiene que haber ritmo. La variación plástica se mantiene gracias al sentido rítmico –variación numérica que permite diferir, dividir, repetir y agregar a partir de la repeti-ción. El ritmo estructura la unidad de la obra.

Juan (vuelve a guardar silencio, se acomoda con la mano derecha el largo cabello ensortijado y tupido, respira profundamente, fija la mirada con firmeza en su interlocutor): El ritmo de cada obra, ya no digamos de cada autor, es muy diverso. Hay una creación compulsiva, casi maquinal. Yo pertenezco al ritmo del tiempo de la espera y de los astros. Mi oficio no es pintar. No soy un pintor. Soy un artesano de singularidades. A partir de la repetición, exploro una misma obsesión monotemática. Lo que de verdad me interesa es comenzar a pintar la unidad múltiple del cuadro, como si fuera la primera y la última vez; ya Francis Bacon habla de la furia del primer trazo en el lienzo. Algo que las luces espectaculares de lo actual no permiten contemplar.

Paul (añora sus cursos en la Academia de Bellas

Artes de Düsseldorf, antes de ser denunciado por los nazis de “arte degenerado”): La contemplación de una obra queda limitada a las posibilidades del ojo y su capacidad para ver con toda nitidez una superficie

Arte

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73 de NOVIEMBRE DE 2014

Arteentera y procesar en el cerebro las impresiones acumuladas. El ojo recorre la ruta indicada en la obra. Un camino imposible, deviene realidad en el lienzo. Y ahí la mirada es atenta vigía que traza un itinerario cómplice.

Juan (también marginado por la administración cultural, ya no hay rencor ni odio, sólo un rictus de melancolía en su mirada profunda por el futuro incierto de su obra plástica, su cátedra rinde frutos en cientos de jóvenes artistas): El ojo ve un cuadro y detrás todos los mundos oníricos. En un cuadro habita la invención del tiempo suspendido. Atra-pada en el lienzo busca las alas del espectador para salir de un marco inmóvil. Un paisaje es un pasaje, pasadizo secreto que nos conduce al laberinto enigmático de la vida cotidiana. Por eso un cuadro jamás deja de buscar la complicidad del ojo.

Paul (su rostro grave y sereno refleja la lucha interior contra la esclerodermia, grave enfermedad degenerativa que le acompañaría el resto de su vida, aunque siguió trabajando sin prisa y sin pausa hasta su muerte): La armonía y el equilibrio, el número y la exactitud. La armonía en el todo y la parte. El equilibrio entre partes armónicas y totalidades atonales. Pero también la armonía en la disarmo-nía, equilibrio asimétrico en el caos. Número en la irracionalidad y la pasión de pintar. Un equilibrista en una cuerda con su vara de equilibrio, siempre a punto de caer en un desfiladero sin fin. Eso es un cuadro.

Juan (sabe en carne propia los estragos de la muerte lenta, conserva la templanza y la mesura en la vida y en el arte, quizá por eso no deja de sonreír nunca): El equilibrio y la balanza también pueden residir en el color y la textura. Texturas grávidas e ingrávidas: levedad y pesadez. Colores humanos y cósmicos. En la paleta del tiempo se decanta la policromía de la experiencia; incluyendo la expe-riencia visual. Claro está, guardadas las diferencias contigo maestro, comparto tu gusto y maestría por el trabajo del color. Mi gusto por colores de la tierra no es mero capricho sino una necesidad de expre-sar el orden de lo simple. La simplicidad es una virtud olvidada por el presente. Simplicidad de ser y de estar. Alegría: goce natural de lo gratuito.

Paul (apura el vaso, paladea con suavidad el elixir de Baco y pide otra ronda): Lo natural y lo fortuito están en la obra. También símbolos y leyes está-ticas. Hay además cuerpos danzarines con movi-miento suelto y respiración móvil que gesticulan la ondulación del viento y la seducción climática. Flechas aladas cuyo trazo surca el movimiento infinito del color, en mis cursos tengo presente la importancia de las bases para la estructuración de una obra arte y el arco iris de la paleta lumínica. Y justo ahí, el pathos (la tragedia de ser mortal y no rendirse) se convierte en el ethos (la unión del im-pulso de muerte y vida, de lo fugaz y lo eterno). En su plenitud, el arte nos reconcilia con la muerte.

Juan (en su cerebro resuena la palabra muerte como cantinela lejana, no le gusta la pesadumbre, sus gestos mimetizan la mesurada calma del desierto): No olvidemos la plenitud de la sobriedad extrema; plenitud del vacío. Mi reconciliación con el arte apenas dibuja su discreto intento en la economía más radical de medios y fines. Búsqueda imposible y funesta de hacer coincidir lo necesario con lo su-ficiente, el placer con lo indispensable. Hacer de-venir desierto. Pureza y simplicidad, tiempo telú-rico y sabiduría de la paciencia. Hacer devenir de-sierto en la aparición del cuadro. El cuadro como

epifanía de un tiempo siempre venidero y ya acontecido. La vir-tud del arte: la espera, la claridad en la calma: clarividencia de la esperanza: arte de la sequedad. Para mí la pintura es un esfuerzo ascético por buscar la maestría de la línea, a sabiendas de su imposibilidad. Abstracción como limpieza Zen rigurosa. Líneas que se bifurcan y multiplican en todas las combinaciones posibles. Coincido contigo, se trata de sacar a pasear una línea. El paseo tiene que ser un viaje siempre renovado. También me interesa la materia, cuerpo y piel de la pintura, texturas, relieves y pigmentos que hacen germinar la tierra en el cuadro.

Ahora disfrutan el silencio cómplice. Paul Klee recuerda su juventud, cuando recorrió Túnez y quedó impresionado por la esplendente claridad de la luz, lo consigna su diario: “El color me posee, no tengo nece-sidad de perseguirlo, sé que me posee para siempre, el color y yo somos una sola cosa. Yo soy pintor”. Por su parte Juan Nava también recuerda sus viajes al Norte, el horizonte púrpura en la frontera con Estados Unidos. Ninguno habla, salen de la ta-berna y comparten la música de las estrellas. La ciudad duerme. A lo lejos, la alborada tímida-mente destella. Masa viscosa, el espacio se diluye y los personajes se confunden con el horizonte. Se ha olvidado si el diálogo fue una invención. O si la invención fue una proyección borrosa de un coloquio inmemo-rial. La única certidumbre es que el diálogo del arte es lo que permite que la creación tenga una historia compartida.

* Este texto había sido pensado para una exposición

de Juan Nava, el paciente trabajo del artista y la im-

paciente enfermedad, así como la negligencia de las

autoridades culturales no hicieron posible dicha expo-

sición. Una década después se publica como homenaje

al amigo y maestro, quien falleció el 25 de octubre de

2012.

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LA GUALDRA NO. 1728

MartesAndrés vino anoche. No lo veía desde el domingo. Volvió a decir “Me devuelvo esta semana”. Cuando habla de volver, su voz no tiene tono. No percibo tristeza o alegría. A mí no me cruza pensar una frase que diga: quédate; te amo; llévame; feliz viaje.

Con A. comprendo que todavía existe machismo gay.

Detesto su silencio en el postarrumaco… Hasta su pinche sudor no tiene olor.

MiércolesComí donde Sine. La casa está en la

calle del Refugio; la finca abarca casi toda la cuadra. Sólo fui yo el invitado. Una señora discreta sirvió la “típica” comida familiar: sopa aguada, ensalada, espagueti con crema y carne frita de res, agua, refresco y café con canela.

Don Sine, pese a ser admitido como uno de familia reconocida, no tiene modales en la mesa. ¡Metía su pan en la salsa!, lo hizo aunque había cuchara. Usamos servilletas de papel y notoriamente los cubiertos de diario.

La reunión fue puntual. Don Sine re-gresaba al estanquillo, porque los viernes devuelve los cabezales no vendidos.

Platicamos de todo: su sobrino Ramón (ya lo sitúe por el Facebook), el club X, de Andrés, de él…

Me encantó la jaula con pájaros canta-dores y mil colores. No vi gatos. Supongo que tiene, por el plato de alimentos y agua que estaba en el rincón opuesto al lugar de los pájaros.

ViernesHoy cierro (18:37 horas) el borrador completo de la te-sis. 460 páginas. Times New Roman del 12. Espaciado 1.5…

Es un relato sobre la es-critura en el siglo XVI en la primigenia Zacatecas. Analizo la redacción de un individuo (joven soldado, adulto enco-mendero, adulto fraile –¿co-noció el amor?). Se agrega la trascripción de su relación de hechos y una “autobio-grafía”. También atiendo la “biblioteca” del hombre. Los libros están en Puebla, Teul, Tlaltenango, Guadalajara y Zacatecas.

La copia que analizo fue elaborada en el siglo XIX, du-rante las tardes de ocio del segundo escritor (escritor naíf, adulto militar, adulto exilado).

El escenario de mis ob-jetos, lecturas y escritura es el proceso de evangeli-zación y un amplio panorama lingüístico nativo. No se pres-cinde de situar la política lingüística de la Iglesia y la Corona; tampoco la reelaboración del hombre que trascribió la autobiografía.

La tesis la elaboré enamorándome, olvi-dando, desando amar…

La tesis casi concluye y ahora sigue

buscar un empleo formal. Vienen nuevos retos.

DomingoAndrés se fue hoy. No hubo despedida. Ayer, al mediodía, estuvimos en su depa, en su cama y por su cuerpo…

Bitácora de gastos:Martes: 573 Hipermercado.Miércoles: 150 periódicos y cervezas.Jueves: 350 Carta Blanca.Sábado: 80 Santolíquido café.Lunes: 350 Hipermercado.Resto: 5554 pesos.

Uno de los problemas más recurrentes en la comprensión lectora viene dado por el desco-nocimiento de las palabras que nos podemos encontrar. Tengo la impresión de que si nos quedamos con esa idea, así de llana, no podre-mos profundizar (ni ayudar a hacerlo) en la comprensión de un texto. Los adultos, quienes mediamos entre el libro y los niños, entre el libro y los jóvenes, principalmente, invitamos a la consulta del diccionario. Labor nada agrada-ble para la gran mayoría de los jóvenes lectores. Lo hacemos así porque así fuimos enseñados: el libro, el texto, es quien da toda la informa-ción; el lector sólo decodifica.

Dicha concepción de la lectura que tuvo su esplendor hace unas décadas no apoya el ejer-cicio de la comprensión. Habrá que enseñar al incipiente lector que el texto se inscribe en un contexto. Es decir, no son palabras, oraciones

o ideas sueltas sin ninguna relación. Al con-trario, se presenta una articulación constante y permanente al interior de las frases que lo componen. Intente hacer una lectura del presente escrito, palabra por palabra, desvin-culándola del resto, ¿puede captar el mensaje que intento transmitir? Muy probablemente no. Usted va construyendo escenarios desde el mismo título. Vamos a ejemplificar con dos textos, los cuales utilizo en talleres del tema. El primero es de Luisa Valenzuela, “Confesión esdrújula”:

Penélope nictálope, de noche tejo redes para atrapar un cíclope.

La pregunta escolar “de cajón” es: ¿de qué trata el texto? Las respuestas más expresadas son: “De Penélope que teje redes para atrapar a un cíclope”, “De una mujer que teje mientras

espera”, “De una mujer que atrapa cíclopes”. Como se observa, las opiniones repiten las mismas palabras, casi de manera literal, que el texto original. Algo idéntico a lo que describía en la colaboración “Y en medio de nosotros, la paráfrasis como comprensión”. La dificultad, principal, del texto –según los propios lectores- está dada por la palabra “nictálope”. La cual asumen como apellido (pese a no iniciar con mayúscula) y como un adjetivo desconocido. La conclusión a la que llegan es que no se com-prendió el texto por no conocer el significado de la palabra.

Un segundo ejercicio, inmediato, viene dado por el fragmento de un cuento de Pas-cuala Corona, “Sangalote”:

Había una vez un barrendero que se llamaba Sangalote, de ésos que barren las calles con unas escobas muy largas; pero Sangalote tenía un de-

fecto muy feo: creía siempre tener la razón y por lo tanto era muy terco.

Un día barriendo, barriendo, se encontró un tlaco y se puso a pensar en alta voz, di-ciendo:

- ¿Qué compraré? Si compro pan, se me desmorona; si compro queso, me lo comen las ratas; si compro azúcar, se me acaba; compraré garbanzos. Y compró garbanzos.

Nuevamente la pregunta inicial, ¿de qué trata? Aquí las respuestas son más homo-géneas: “De un señor que barre las calles y compra garbanzos”. Después, la siguiente: ¿qué es un tlaco? Otra vez la uniformidad en las respuestas aparece: “Una moneda”, “Dinero”. Obsérvese cómo el contexto nos permite abre-var de nuestros conocimientos previos para asignar significado y sentido a las palabras desconocidas.

Por Mateo Estrada GaviriaDi

ario

de M

ateo

Cuando no entendemos las palabrasPor Eduardo Campech Miranda

Promoción de la lectura

Pablo Picasso. La comida del ciego. 1903.

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3 de NOVIEMBRE DE 2014 9

Balzac y la pequeña costurera chinaEl argumento es así: el narrador (cuyo nombre no se aclara), junto con su amigo Luo, es conde-nado por las autoridades chinas a trabajar en el campo a fin de reeducarse. Su crimen, y el de su acompañante, es haber estudiado y –estigma imperdonable- ser hijo de médicos, es decir, en el len-guaje revolucionario preconizado por Mao Tsé Tung: “pestilentes autoridades sabias”.

Apenas el narrador llega al campo de reeducación, un lugar perdido en las montañas, a dos días de marcha del poblado más cercano, el comisario del lugar intenta quemar su violín por con-siderarlo un accesorio burgués. Interviene Luo y dice al jefe que nuestro héroe puede tocar una sonata de Mozart. El comisario, con “vigilancia de buen comu-nista”, pregunta cómo se llama la canción. Para salir al paso, el na-rrador dice que se llama “Mozart piensa en el presidente Mao”.

Castillo de sal si puedes Por Ester Cárdenas

El autor aclara lo que es la reeducación: en China roja, a fines del año sesenta y ocho, el gran Timonel de la Revolución, el presidente Mao,

El camino de la cruzEn la mesa hay seis niños y un sacerdote senta-dos: los niños están uno en cada cabecera, uno al costado izquierdo y otro al derecho del reli-gioso y los otros dos al lado de estos últimos, la cámara sería el octavo invitado con todo el lado frontal para ella y para mostrar a los personajes. Al centro de la mesa hay un plato con unas cuantas galletas; la pieza es austera, sillas y muebles son de madera maciza y en las paredes sólo hay un crucifijo. El religioso da la última clase de preparación a los pequeños antes del día de su confirmación –la cual por cierto utiliza el ejemplo de la guerra cristera para explicar la función de los “soldados de cristo”-. Durante casi 15 minutos se explica y presentan los principios de una congregación católica en desacuerdo con la apertura del vati-cano a la modernización. Su esfuerzo está des-tinado a mantener los principios reguladores de la iglesia de hace dos mil años. La cámara no se inmutó en ningún momento, aunque no sucede lo mismo con los espectadores que no

dejan de moverse en sus lugares.Ésta es la escena de apertura de la película

alemana Kreuzweg (Camino de la cruz) dirigida por Dietrich Brüggemann, actuada por Lea van Acken y ganadora del Oso de Plata al mejor argumento en la Berlinale 2014.

María (Lea van Acken) es una joven de 14 años, es la mayor de tres hermanos educados por unos padres miembros practicantes de una congregación católica radical: ser soldados de dios, proteger a la humanidad contra la inva-sión y los disfraces de satanás es su misión, lo que significa renunciar a todo placer terrenal y a la vida a fin de cultivar el amor por dios y la esperanza del paraíso.

Brüggemann armó su alegato religioso si-guiendo, metafóricamente, el camino hacia la cruz de Jesús –las 14 estaciones: las caídas, el manto, el llanto de María, la subida a la cruz, su entierro, su resurrección y ascensión- y representando en cada secuencia una escena dolorosa. Decidió poner el peso del discurso en los diálogos, apoyados por su cámara casi

estática siempre en medios planos frontales, sin más. Sin música. Sin comida. Sin amores carnales. Sin placeres de los sentidos, nada que pudiera distraer al espíritu de su forma-ción para dedicar su amor a Dios y a difundir la única fe válida universalmente.

Comprender el discurso de la película es oscuro. El espectador se ve sometido a casi dos horas de adoctrinamiento intenso, lo mismo puede resentir pavor y asco que comprensión y empatía.

La caída de la trama provoca el mismo sentimiento de confusión, ¿los milagros existen o son sólo coincidencias en la vida? Aunque parecería que en momentos los colores de los ambientes y personajes podrían dar pistas para identificar a los buenos de los malos, lo blanco

y lo negro, los racionales de los fanáticos, son tan solo señas que engañan en la laberíntica ar-gumentación.

La crítica no ha sido compla-ciente, se ha mostrado rigurosa por los lar-gos planos secuencias retacados de peroratas aburridísimas que, algunos han dicho, ni siquiera el más vicioso de los masoquistas debería sufrir. Sin más palabras, una película a ver.

Desayuno en Tiffany’s, mon ku

Por Carlos Belmonte Grey

Cine

lanzó un día una campaña que ha-bría de cambiar profundamente el país: cerró las universidades y los “jóvenes intelectuales”, fueron desti-nados al campo “para ser reeducados por campesinos pobres”.

El hecho es que Luo resulta ser un extraordinario narrador de cuentos y, además, tiene un despertador que asombra a los campesinos. Pese a este detalle, que despierta la admiración del comisario, nuestros héroes deben trabajar cargando excrementos humanos y animales para abonar la tierra.

Las posibilidades de salir de ahí son mínimas, sólo tres de cada mil hijos de burgueses pueden regresar a las ciudades. Diversas peripecias llevan al narrador y a Luo a cono-cer a dos personajes cruciales: Bi-noculard, hijo de un escritor y una poeta, y la hija del sastre del lugar “pequeña costurera china”.

Binoculard es antipático, pe-dante y temeroso. Un día. En su choza, nuestros amigos descubren una maleta y sospechan que está

llena de libros. Gracias a una opor-tunidad imprevista logran robar la valija. Descubren ahí libros de Balzac, Dumas, Flaubert, Romain Rolland, Tolstoi, Dickens, Kipling, Stendhal. Luo lee y luego narra la sus historias al comisario y al pueblo entero. Enamorado de la pe-queña costurera decide mejorar su cultura narrándole cuentos basados en sus lecturas. Es un narrador for-midable y conquista a la hermosa joven.

Las aventuras continúan y nos llevan hasta el sorprendente final del libro, que no contaré.

Excelente novela, amena y fácil de leer, que muestra sin odio la Re-volución Cultural de Mao y su im-pacto en los estudiantes. Su autor, Dai Sijie nació en China y vive en Francia. La novela que nos ocupa conoció un gran éxito en Francia y fue llevada al cine por el autor y en 2001 se tradujo al castellano y se publicó en editorial Salamandra. Aun se puede acceder a ella, bús-quela, es una maravillosa lectura para este otoño.

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LA GUALDRA NO. 17210

La proyección de las películas se rea-

liza de manera gratuita con fines cul-

turales y educativos. Agradecemos a

Cineteca Nacional, ND Mantarraya y

Cine Caníbal.

NOVIEMBRE DE 2014

Sábado 1

18:00 Hrs.

Función especial

Entrada libre

LOBO

Dir. Edín Alaín.

México/ 2010/ 90 min.

Sábado 1

20:00 Hrs.

Función especial

Entrada libre

EL EXORCISTA

Dir. William Friedkin

EUA/ 1973/ 121 min.

Domingo 2

12:00 Hrs.

Matiné

Entrada libre

LA LEYENDA DE LA LLORONA

Dir. Alberto Rodríguez.

México/ 2011/ 85 min.

Domingo 2

18:00 Hrs.

Función especial

Entrada libre

EL EXORCISTA

Dir. William Friedkin

EUA/ 1973/ 121 min.

Miércoles 5

18:00 Hrs.

Función especial

Entrada libre

TRUCO O TRATO: TERROR EN HA-

LLOWEEN

Dir. Michael Dougherty

EUA/ 2007/ 78 min.

Miércoles 5

19:30 Hrs.

Función especial. Entrada libre.

Presenta: Abraham Escobedo Salas

EL CONJURO

Dir. James Wan

EUA/ 2013/ 112 min.

Jueves 6

17:00 Hrs.

Función especial. Entrada libre.

PROYECCIÓN DE CORTOMETRAJES

Universidad Autónoma de Durango

Campus Zacatecas

Jueves 6

20:00 Hrs.

Función especial

Entrada libre

Presenta: Edín Alain Martínez

ED WOOD

Dir. Tim Burton

EUA/ 1994/ 124 min

Viernes 7

18:00, 19:30 y 21:00 Hrs.

Festival Mix en el Marco del IX Fes-

tival

Cultural de la Diversidad Sexual

Entrada libre

PEYOTE

Dir. Omar Flores Sarabia

México/ 2013/ 71 min.

Sábado 8

18:00, 19:00 y 20:00 Hrs.

Festival Mix en el Marco del IX Fes-

tival

Cultural de la Diversidad Sexual

Entrada libre

CAMINANDO CON MAGIA

Dir. Adrian Hume Robinson

Reino Unido/ 2014/ 55 min.

Domingo 9

12:00 Hrs.

Matiné. Entrada libre.

HOTEL TRANSILVANIA

Dir. Genndy Tartakovsky

EUA/ 2012/ 91 min.

Domingo 9

18:00 y 19:30 Hrs.

Festival Mix en el Marco del IX Festival

Cultural de la Diversidad Sexual

Entrada libre

MAX Y LOS OTROS

Dir. Richard Rossman

Austria/ 2013/ 78 min.

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3 de NOVIEMBRE DE 2014 11

Un agitado paseo por el Harlem de HimesPor Carlos Flores

Libros

Me encontré por ahí una entretenida novela acerca de un tipo blanco que trataba de en-contrar diversión sexual en Harlem. No estoy hablando de Fritz the Cat, sino de una novela del talentoso Chester Himes que narra la investiga-ción llevada a cabo luego de que este personaje fuera asesinado en un barrio negro de Nueva York. En ese escenario de principios del siglo XX el homicidio no es algo extraño, no cuando un hermano mata a otro hermano, o incluso cuando un blanco persigue a un hombre de co-lor y termina convirtiéndolo en fiambre, lo que sí resultó extraño fue una multitud de morenos tras un blanco.

Los encargados de encontrar al homicida son Grave Digger Jones (Sepulturero Jones) y Coffin Johnson (Ataúd Johnson), dos policías negros adscritos a ese barrio, que en su mo-mento de esplendor perteneció a la clase media de la gente blanca, pero que ahora se ha vuelto territorio de criminales, camellos, prostitutas y

pandilleros. Un lugar a donde la policía duda en entrar; sólo estos dos detectives pueden mo-verse en esas calles y sacar información, pues sus motes reflejan su violenta actitud y sus poco ortodoxos métodos.

La banda de los musulmanes, el nombre de la novela, es una historia corta bastante entre-tenida, un thriller americano que maneja una visión distinta de la literatura criminal de la que estábamos acostumbrados al leer a Raymond Chandler o Dashiell Hammett, pues el fondo son los suburbios negros y el mundo de la gente de color. El autor, poco reconocido en Nortea-mérica tuvo que emigrar a Francia para poder ser reconocido como escritor, y desde el otro lado del mar nos describió el violento mundo donde fue criado.

La obra no tiene el poder de algunas de sus otras narraciones, tales como Por amor a Imabelle o Corre, negro, corre, pero su riqueza está en el recorrido que tiene que hacer uno de

los policías para llegar el trasfondo del asunto, pues nos llevará por una serie de tugurios y ga-ritos, departamentos y prostíbulos de la cultura

afroamericana y nos dejará anonadados con los fondos musicales que pone en los labios de po-tentes voces afroamericanas en uno u otro bar.

Resulta muy interesante la traducción, pues la edición que poseo, de origen español, resulta algo cómica al tratar de ser fiel al slang utili-zado por los personajes, así pues, encontramos diálogos como “¡Quién no sabe eso, atontao! –gritó–. ¡Pos claro que ties qu´atarle las manos a la´spalda! ¿Intentas decirme que no sé cómo meté a un hijoputa´n un saco? A ti te voy a meté´n un saco”. La lectura en inglés resulta de lo más interesante dado que Himes recupera el habla de la gente negra.

Es una novelita para leerla de corrido, en-tretenida, jocosa e ilustrativa, que como dije al inicio nos recuerda el mundo del gato Fritz, esa alucinada película animada en donde un gato “blanco” entra a un barrio de mala muerte de cuervos “negros” para conseguir un dealer y hacerse de una dosis de droga.

Un muerto que seguramente resucita para despedirseMerodeando por internet encuentro algo tan delicioso como sorprendente: la fotografía de un cortejo fúnebre visto desde arriba, acompañado por la frase “Emotiva despedida

de Fulano de Tal, quien fuera asesinado bla bla bla”.Qué maravilla. Por un brevísimo instante imaginé el luto, el dolor y la impotencia en los deudos, y al tiempo al asesinado incorporándose de la cintura para arriba y recitando

sus últimas palabras para despedirse: “Gracias por todo lo que viví entre ustedes, perdono a mi asesino, ojalá que le vaya bien en el reclusorio...”.Es la emotiva despedida de Fulano de Tal, quien seguramente tiene que resucitar durante tres minutos para compartirnos su último discurso.A menos…A menos que lo quisieron decir en el texto fue que se despedía “a” Fulano de Tal.Es la despedida “a”, no “de”.Queda comprobado cómo una mala redacción puede provocar sustos “de” difuntos “a” los lectores.

* Envíe comentarios y demás inquietudes a: [email protected]

El PicaportePor Simitrio Quezada

Engalanada Ella es,libre Orhan le agradece“como al ingenuo juezen tu tumba un verso brece,

mi espíritu amalgamalas pasiones de otrocon mi roja camamay la toña la camocho;

“mafias no rezarán”,escapa Orhan al Bósforo,“trolas no velarán”, huye en coche sonoro.

“Te acecho entre líneas,

como todos tus nombres,e inventas noches ígneasy con mis sombras prognes; “Si el ingenuo supieraque no saltó la vallani es la única gran fiera,ya estaría en la playa,

con mi jerez en manobajo el alcornocalfrancomacorisanocreando el principado”.

* (Zacatecas, 1988). Licenciado en Letras.

Por noviembre la barca en el BósforoPor Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza *

Río de Palabras

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LA GUALDRA NO. 172 / 3 DE NOVIEMBRE 2014

Dos de noviembreAl Fer

“Dame la muerte chiquita Dame la muerte pequeña

Y así tal vez en tus manos Alcance la gracia plena”.

Café Tacuba

Por Alberto Huerta

Eres un burro Andrés, no sabes hacer bien las cuentas, mira ya te expliqué veinte veces este mismo problema, a ver, si te digo que se suma y luego se resta, no le veo lo complicado. Pinche Andrés, ya nos echaste a perder una vez más el partido, les dije que no lo juntáramos es bien pendejo, no sabe cómo pegarle al balón, pero ahí andan ustedes de buena gente queriendo juntarlo, ándale, mejor siéntate y nos avisas cuando se acabe el recreo. A ver, hazlo otra vez; Ay, Andrés, pero qué menso

eres, así no se agarra la pala, te dije que de arriba, estás menso o te haces, más bien eres flojo, me-jor dime que no quieres hacerlo, a ver hazte para allá deja que yo lo haga. Andresito cómo eres tonto, mira mejor siéntate a ver la tele y yo te hago tu sándwich, aquí me vas a ensuciar toda la cocina. Andrés se sienta cómodamente a ver la tele, él sabe que no es burro, menso ni pendejo, pero si a todos les gusta resolverle la vida, él solamente deja que lo hagan.

AndrésPor Pilar Alba

Lo que más le irritaba al Drácula y lo de-jaba blanco de coraje en el día de muertos, era que las mamás y amas de casa, las de-pendientas de los comercios le regalaran dulces, frutas y golosinas y los niños le cantaran: “¡El muerto quiere camote…!”.

José Durán, el Negro, apoyó su cabeza contra los barrotes, estaba oscuro, hacía media hora que el guardia nocturno había apagado la luz. Le decían el Negro porque era el más morenito de su barrio, desde chico se ganó el mote, que al principio no le gustaba, pero luego ya ni por José entendía, había que llamarlo Negro. Imaginó que estaba en la playa, con Malena Iturbe, la niña que se sentaba dos bancas ade-lante en su colegio y que usaba los zapatos ortopédicos blancos, como para resaltar que era diferente. ¿Qué sería de la Male? Le había perdido la pista a los 15, no a los 16 años. Negro tozudo, siempre defendió a Malena cuando otros trataron de humillarla, le decían renga, pero a Negro su caminar le parecía vistoso, como de reina, tuvo que romperle la cara a varios de sus compañeros de curso. Male le dio su primer beso. Negro y Male descubrieron a los 14 que tenían sangre y sudor y olores. Hicieron el amor torpes, disculpán-dose con cariños. Negro siempre pensó que se casaría con Male; la vida se torció para él.

Se supone que esa noche no llega-ría el velador, Jinete y Negro entraron incluso por la puerta principal de la fábrica con las llaves, no hubo que forzar ninguna cerradura. Cuando va-ciaban la caja fuerte, Negro escuchó que alguien tosía y bajó para verificar. El velador, pero otro, no el de siem-pre, se servía café de una italiana, vio a Negro frente a él, intentó sacar su arma, Negro disparó 5 veces sobre la cabeza del vigilante.

Le hubiera gustado quedarse en la playa de su imaginación con la Male, llevaba 15 años encerrado, era su última noche sobre la Tierra. Pensó en la boca salada de Male y su ca-bello acairelado. Cuando la chica lo despidió en las vías, Negro prometió que volvería por ella, esperó que el ferrocarril tomara poquito de veloci-dad y se montó audaz en uno de los vagones de carga.

Iba a alargar la noche pensando, la muerte lo tomaría desvelado. Todavía podría vivir una o dos vidas imagina-rias en las 9 horas que le restaban. A las 8 en punto, Negro, y de acuerdo con la sentencia, tendría que ser elec-trocutado.

Última nochePor Edgar Khonde

Ángel Zárraga