La guerra civil española

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LA GUERRA CIVIL Y EL EXILIO EN LA PRENSA CULTURAL MEXICANA Ana González Neira “Es obvio que, a la hora de trazar ‘la imagen de la poesía mexicana contemporánea’, se ha de contar con estas voces españolas. Al mismo tiempo, el estudioso de la poesía española habrá de acudir a El Hijo Pródigo y a otras revistas de América, para historiar la obra continuada en el exilio” 1 . Las consecuencias que la Guerra Civil española acarreó en el panorama internacional provocaron un verdadero debate en gran parte de los estados americanos, siempre atentos a lo que sucede en la “Madre Patria”. La fractura social de nuestra Guerra Civil supuso a su vez la división de la opinión pública americana entre los partidarios del levantamiento (las fuerzas conservadoras y muchos de los emigrantes económicos) y los solidarios con la II República. Lejos de ser un conflicto distante, se siguió con especial fervor. La sociedad demandaba noticias y las novedades que influían en el desarrollo de la contienda y los medios de comunicación concedían importantes espacios a informar sobre las batallas, los avances y las retiradas de ambos bandos. Estudiaremos las colaboraciones de intelectuales españoles en cabeceras mexicanas pues, siguiendo a Sheridan: Las revistas son la materia prima de la historia literaria al tiempo que su expresión más fiel y terminante: son el termómetro fiel de las proporciones, influencias, productos, ideas y cambios que lubrican el movimiento mismo de la historia. En tanto que documentos poseen una objetividad infalsificable; en tanto que pensadas por la inmediatez de la periodicidad implican la crónica minuciosa de la edificación del gusto de un momento (que sumado a otros momentos termina por ser el gusto de una época o de una generación) 2 . Las revistas nos servirán de testimonio de cómo el mundo cultural mexicano, si bien con excepciones, se abrió a los exiliados y compartió con ellos su compromiso con la libertad. 1 Caudet , Francisco: El Hijo Pródigo (antología). México: Ed. Siglo Veintiuno, 1979, p. 25. 2 Sheridan, Guillermo: “Tierra Nueva”, Letras Libres, octubre 1983, p. 38. 1

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LA GUERRA CIVIL Y EL EXILIO EN LA PRENSA CULTURAL MEXICANA

Ana González Neira

“Es obvio que, a la hora de trazar ‘la imagen de la poesía mexicana contemporánea’, se

ha de contar con estas voces españolas. Al mismo tiempo, el estudioso de la poesía

española habrá de acudir a El Hijo Pródigo y a otras revistas de América, para historiar la

obra continuada en el exilio”1.

Las consecuencias que la Guerra Civil española acarreó en el panorama

internacional provocaron un verdadero debate en gran parte de los estados americanos,

siempre atentos a lo que sucede en la “Madre Patria”. La fractura social de nuestra Guerra

Civil supuso a su vez la división de la opinión pública americana entre los partidarios del

levantamiento (las fuerzas conservadoras y muchos de los emigrantes económicos) y los

solidarios con la II República.

Lejos de ser un conflicto distante, se siguió con especial fervor. La sociedad

demandaba noticias y las novedades que influían en el desarrollo de la contienda y los

medios de comunicación concedían importantes espacios a informar sobre las batallas, los

avances y las retiradas de ambos bandos.

Estudiaremos las colaboraciones de intelectuales españoles en cabeceras

mexicanas pues, siguiendo a Sheridan:

Las revistas son la materia prima de la historia literaria al tiempo que su

expresión más fiel y terminante: son el termómetro fiel de las proporciones,

influencias, productos, ideas y cambios que lubrican el movimiento mismo de

la historia. En tanto que documentos poseen una objetividad infalsificable; en

tanto que pensadas por la inmediatez de la periodicidad implican la crónica

minuciosa de la edificación del gusto de un momento (que sumado a otros

momentos termina por ser el gusto de una época o de una generación)2.

Las revistas nos servirán de testimonio de cómo el mundo cultural mexicano, si

bien con excepciones, se abrió a los exiliados y compartió con ellos su compromiso con la

libertad.

1 Caudet , Francisco: El Hijo Pródigo (antología). México: Ed. Siglo Veintiuno, 1979, p. 25. 2 Sheridan, Guillermo: “Tierra Nueva”, Letras Libres, octubre 1983, p. 38.

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A este respecto, recordamos los lazos existentes entre nuestros intelectuales y los

aztecas. A modo de ejemplo, en España habían coincido Alfonso Reyes, Torres Bodet o

Cosío Villegas con Díez-Canedo, y en el Congreso Internacional de Escritores Antifascistas

de 1937 en Valencia entraron en contacto Mª Zambrano, Gil-Albert, Herrera Petere,

Ramón Gaya o Lorenzo Varela con Octavio Paz, Carlos Pellicer o Fernando Gamboa. Por

otra parte, la evolución ideológica en ambos países era semejante, ya que la Revolución

mexicana se identificaba en varios puntos con la II República; por ello, no es extraño el

apoyo mutuo que se prestaron intelectuales de ambos lados del Atlántico durante y tras la

lucha armada. Tampoco sorprende que el mundo editorial y creativo mexicano sufriese un

importante revulsivo con la llegada de la diáspora española. Allí se establecieron decenas

de escritores y otros agentes culturales que crearon importantes empresas editoriales.

Nos hemos centrado en Letras de México, Taller y El Hijo Pródigo. Sabemos que no

son las únicas cabeceras culturales mexicanas pero problemas de espacio nos impiden el

estudio de otras significativas como Rueca, América, Ars o el suplemento cultural de El

Nacional.

Letras de México (15 enero 1937- marzo de 1947)

• Precio inicial: 20 centavos.

• Editor: Octavio Barreda.

• Dirección: Sonora 92; Calle de Sierra Nevada nº 425. En 1945 aparece la

dirección de Palma 10 (la misma que El Hijo Pródigo).

• Periodicidad inicial quincenal y más tarde, mensual. Un total de 132

números.

• Directores: Octavio Barreda, Bernardo Ortiz de Montellano, José Luis

Martínez, Ermilo Abreu Gómez y Alí Chumacero.

Su fundador, el mexicano Octavio Barreda, recuerda la creación de esta cabecera

tras un viaje a EEUU:

Desde mi llegada traía yo el propósito de crear una revista, pero con

características y perfiles diferentes. Como aparecían muchos libros y

publicaciones, de cuya existencia los periódicos y revistas comerciales no

daban razón o apenas mencionaban los títulos de unas cuantas, creía yo que

había llegado el momento de que México contara con una publicación

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predominantemente bibliográfica, parecida a Les Nouvelles Litteraires, de

París, o al suplemento literario del New York Times.3

Letras de México en cierto modo imitó a la española Gaceta Literaria de Giménez

Caballero, y constituyó un testimonio importante de cuanto sucedía en el panorama

cultural hispanoamericano ya que reseñaba las novedades literarias y ensayísticas

editadas en esos países.

Poseía buena maquetación, un tamaño grande (39,5*29,5)4, varias columnas (a

diferencia de buena parte de las revistas de la época), ilustraciones (destaca Moreno Villa

y Rodríguez Luna), fotografías y una muy buena sección de bibliografía.

Según Barreda: “En los 132 números publicados participaron 353 colaboradores,

de los cuales 242 fueron mexicanos, 47 españoles, 42 latinoamericanos, 8 de habla

inglesa, 5 franceses y 9 de otras nacionalidades. […] De poetas se incluyeron 129

nombres diversos, de los cuales 82 fueron mexicanos, 24 latinoamericanos, 15 españoles,

4 franceses, 3 de habla inglesa y 1 alemán. Las artes plásticas tuvieron también su

importancia. Así, encontramos que se incluyeron dibujos y otros trabajos de 38 artistas,

siendo 21 mexicanos y 17 extranjeros, la mayoría de éstos españoles refugiados”5.

Entre dichos colaboradores españoles también están Miguel Hernández o Antonio

Machado a los cuales se les rinde homenaje al conocerse la noticia de su muerte. En el

caso del primero, Octavio Paz (nº 23, 1942) realiza una emotiva necrológica.

Dividimos la colaboración de nuestros exiliados en Letras de México en cuatro

apartados: poesía, textos de creación narrativa o textos de ensayo, filosofía y reseñas de

libros. De poesía encontramos:

• Carner, José: “Nabi” nº 20, 1940.

• De Alcázar, Ricardo: “Tú, quieto, corazón” nº 3, 1939.

• Gil-Albert, Juan: “Poemas” nº 8, 1941; “Entre los eucaliptos” nº 131.

• Giner de los Ríos, Francisco: “Siete poemas” nº 20, 1940; “Pasión primera”

nº 8, 1941; “Julio de amor y muerte” nº12, 1943.

• Guillén, Jorge: “Las horas situadas” nº17, 1944.

• Jiménez, Juan Ramón: “De mi diario poético” nº 9, 1937; “Los pájaros” nº

14, 1940.

• León Felipe: “Oferta”, nº 31, 1938.

3 Barreda, Octavio: “Gladios, San-ev-ank, Letras de México, El Hijo Pródigo” en Revistas literarias de México. México: INBA, 1963, p. 220. 4 Que reduce en 1945 a 30*23 y de nuevo, en los tres últimos números, cambia a 23*17. 5 Barreda, Octavio: “Gladios, San-ev-ank, Letras de México, El Hijo Pródigo”, Revistas literarias de México. México: INBA, 1963, p. 331.

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• Méndez, Concha: “Canciones” nº 24, 1944.

• Picasso, Pablo: “Sueño y mentira de Franco” nº 26, 1938.6

• Prados, Emilio: “Tres canciones de despedida y un insomnio” nº 9, 1939.

• Rejano, Juan: “Sonetos y canciones” nº 4, 1943.

• Salinas, Pedro: “Ángel extraviado” nº 32, 1938.

• Varela, Lorenzo: “Sonetos de la paloma”, “Sonetos del cuervo” nº 5, 1941.

Textos de creación narrativa o textos de ensayo:

• Amo, Julián: “El año literario de 1943” nº 13, 1944; “Algunos tesoros del

Museo de México” nº 24, 1940.

• Aub, Max: “La gabardina” nº 132.

• Bergamín, José: “El santo oficio del escritor” nº 1, 1943; “Rusia y España, el

teatro, conciencia de la libertad” nº 17, 1944; “El honor de las palabras.

Traducciones y tradiciones” nº 111.

• Carnés, Luisa: “El profesor y el éter” nº 6, 1943.

• De la Encina, Juan: “Velasco y el sentido del paisaje moderno” nº 11, 1943.

• Gallegos Rocafull, José María: “San Juan de la Cruz” nº 22, 1942.

• Gaya, Ramón: “Un siglo del retrato en México” nº 2, 1943; “Palabras de

Ramón Gaya” nº 6, 1943.

• Gil-Albert, Juan: “Los místicos” nº 24, 1942.

• Giner de los Ríos, Francisco: “Carta a Jorge González Durán desde ‘la

soledad’, Oaxaca” nº 115.

• Herrera Petere, José: “América en el recuerdo y la poesía de Octavio Paz” nº

1, 1943; “Precioso concierto” nº 13, 1940; “El indio enigmático y solo” nº

15, 1942; “Cerros testigo (sobre el realismo)” nº 24, 1942.

• Iglesia, Ramón: “Historia verdadera de la conquista de la nueva España” nº

5, 1943.

• Jarnés, Benjamín: “Eyolf en Jalisco” nº 12, 1943.

• Jiménez, Juan Ramón: “Ardoroso constante” nº 13, 1940; “Rubén Darío” nº

16, 1940; “¿América sombría?” nº 10, 1943.

• Larrea, Juan: “Asesinado en el cielo” nº 1, 1941; “Atienza” nº 3, 1941;

“Hacia una definición de América. (Última Tule)” nº 1, 19437.

6 Fragmento del texto ilustrado con 18 aguafuertes antes editado en la revista Nueva Cultura, de Valencia en junio-julio 1937. 7 Larrea ya expusiera su concepción de América en España Peregrina y Cuadernos Americanos. Según Lourdes Franco Bagnouls en Letras de México (1937-1947) Índice y estudio. México: UNAM, 1981, p. 55: “Para la religión -dice Larrea- surge en primer lugar la idea del Padre, es decir, la tesis; del padre se desprende la idea del Hijo, esto es, la antítesis; por último, la relación entre el padre y el hijo produce la síntesis, esto es, el Espíritu.

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• León Felipe: “El payaso de las bofetadas” nº 21, 1938; traducción a

Whitman nº 2, 1941; “A los antólogos” nº 9, 1941; “Mis colaboradores” nº

12, 1941; “Los cazadores de mariposas” nº 21, 1942.

• Mayer Serra, Otto: “Música y sociedad” nº 8, 1939.

• Medina Echevarria, José: “Imagen del Perú” nº 112; “Gilberto Freire y su

Brasil” nº 113.

• Millares Carló, Agustín: “La obra inédita de Fray Bartolomé de las Casas” nº

14, 1942.

• Moreno Villa, José: “Recordando al amigo” nº 18, 1937; “La visión de un

país” nº 2, 1939; “Cornucopia de México” nº 17, 1940; “Doce manos

mexicanas” nº 3, 1941; “Por el mar hasta la selva” nº 23, 1944; “Esculturas

españolas en México” nº 127.

• Rejano, Juan: “Retrato de un pintor: Miguel Prieto” nº 18, 1944; “Las nubes

de México” nº 115; “Los poetas y la cárcel” nº 119.

• Sánchez Barbudo, Antonio: “Sobre Cuadernos Americanos” nº 23, 1942;

“Una luz allá lejos” nº 3, 1941; “Divagaciones. Si me he de morir mañana”

nº 11, 1943; “La moralidad de Juanito y Flora” nº 20, 1944; “Una pregunta

sobre España” nº 110.

Escriben sobre filosofía:

• Gaos, José: “Filosofía de España” nº 1, 1939; “La filosofía en México” nº 6,

193; “El ‘hacia’ de Samuel Ramos” y carta a Menéndez Samará en el nº 20,

1940; “El libro de nuestros días” nº 10, 1941 y “Un libro innovador en

psicología” nº 18, 1942.

• García Bacca, Juan David: “El ‘daseim’ en la filosofía de Heidegger” nº 22,

1942; “Hombre y mundo en los siglos XV y XVI” nº 21, 1944; “Los

presocráticos” nº 24, 1944.

• Imaz, Eugenio: “Leviatán” nº 24, 1940; “Invitación a filosofar” nº 1, 1941;

“Topía y utopía” nº 8, 1941; “Réplica a Spengler” nº 11, 1941;

“Introducción a Vico” nº 15, 1943; “El sentido histórico” nº 3, 1943.

• Nicol, Eduardo: “Freud” nº 11, 1939; “Meditaciones privadas” nº 11, 1941.

• Xirau, Joaquín: “Diderot resucitado” nº 18, 1940. Esta misma relación aparece dada en el curso de las civilizaciones. La cultura asiática constituye la tesis o principio; Europa es el hijo, y América la síntesis de ambos. Dentro de la misma América también se continúa este patrón evolutivo. Tres nombres constituyen esta trilogía existencial. Bolívar encarna la tesis, la creación de una América única y soberana existente en sí misma, por naturaleza propia. José Martí es el hijo, el que difunde la esencia del padre a través de todo el continente en lucha activa para alcanzar la síntesis, representada por Rubén Darío quien, con su poesía, logra sublimar el espíritu de América y llevarlo nuevamente, y por un movimiento circular, hasta el principio del cual había emanado”.

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Reseñas de libros8:

• Altamira, Rafael: “La historia del derecho en América” nº 22, 1940.

• Altolaguirre, Manuel: sobre un libro de Francisco Luis Bernárdez, nº 12,

1943.

• Amo, Julián: “Los embozados”, nº 17, 1942.

• Aub, Max: “Teatro. Xavier Villaurrutia: Autos profanos”, nº 2, 1943;

“Margarita Urueta: Ave de sacrificio”, nº 112 y “Un clavo ardiendo” nº 112.

• Bergamín, José: “Estampa de Pepe Hillo trazada por Manuel Tapia” nº 118.

• Bosch Gimpera, Pedro: sobre Vaillant, nº 108.

• Comas, Juan: reseña la obra de Roura Parella Educación y Ciencia, nº 22,

1940.

• De Alcázar, Ricardo: “Lo pretextos de X. Villaurrutia” nº 18, 1940.

• Díez-Canedo, Enrique: “Alfonso Reyes, historiador de lo inmediato” nº 10,

1940; “Itinerario del autor dramático” nº 3, 1941.

• Gaya, Ramón: “Españoles de tres mundos” nº 24, 1942.

• Giner de los Ríos, Francisco: sobre la obra de Zambrano: Pensamiento y

poesía en la vida española, nº 12, 1939; reseña de Garfias, nº 6, 1941;

“Leopoldo Zea y su primer libro” nº 9, 1943; “La poesía española en el

destierro” nº 10, 1943; “La raíz de nuestros días” nº 15, 1944; “Angustia de

la Guerra Civil” nº 18, 1944.

• Herrera Petere, José: “Confesiones de un desvelado” nº 13, 1944; “Cinco

libros nuevos” nº 21, 1944; “El tiempo y América” nº 3, 1943. Así como

otras en abril, mayo, agosto y septiembre de 1943.

• Iglesia, Ramón: “Un estudio histórico de E. O’Gorman” nº 15, 1940;

“Historia de Inglaterra” nº 8, 1943; “La historia Natural y Moral de las

Indias, del P. José de Acosta” nº 19, 1940; “La conquista en América” nº

19, 1940.

• Larrea, Juan: “Fábula y signo de la pintura” nº 13, 1942 y recensión a un

libro de Millares Carló, nº 6, 1941.

• Marquina, Rafael: “El teatro del aire” nº 25, 1938.

• Mateos, Agustino: acerca de un libro de Xirau, nº 4, 1941.

• Medina Echevarria, José: “Responsabilidad de la inteligencia” nº 8, 1941.

8 Dado que muchas de las reseñas carecen de título, me baso en su contenido para dar cuenta de su existencia. No se recogen las someras informaciones en torno a la aparición de libros de distintos autores radicados en otros países hispanoamericanos. Esta aclaración es valida para todas las revistas que se analizan en esta comunicación.

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• Millares Carló, Agustín: “Enrico Martínez” nº 13, 1944; “La imprenta en

Morelia” nº 14, 1944.

• Ontañón, Eduardo: “Vía, pasión y muerte de los románticos”, nº11, 1941.

• Pascual Leone, Álvaro: Ruiz de Alarcón de Ermilo Abreu Gómez, n º 1, 1939.

• Rejano, Juan: obra de González Martínez, nº 7, 1943. También reseñó obras

de Cantón, Sánchez Vázquez y Elías Nandino.

• Roura Parella, Juan: “Educación y sociedad” nº 4, 1943.

• Sánchez Barbudo, Antonio: “Niebla de cuernos” nº 18, 1940; “Miguel Prieto,

pintor esencial” nº 10, 1941; “Souto, pintor de verdad” nº 23, 1942;

“Unamuno y Ganivet” nº 24, 1942; “Cuentos valencianos” nº 14, 1944; “Un

mundo infernal” nº 16, 1944; “Piras funerarias” nº 130; sobre un libro de

Rafael Dieste, en nº 132.

• Varela, Lorenzo: Luis Candelas, el Bandido de Madrid, nº 5, 1941.

• Zulueta, Luis: “El difícil arte de la crítica”, nº 110.

En cuanto al teatro en Letras de México sólo aparece un fragmento de El Hombre

que hizo un milagro de Paulino Masip (nº 21, 1940).

Algunos exiliados además de colaborar se encargaron de secciones. Así desde

mayo de 1943 Millares Carló asumió la de “Bibliografía de revistas” en la cual clasificó los

artículos de las diferentes cabeceras que recibía Letras de México, mientras que Julián

Amo se ocupó de la “Bibliografía de libros”. Luego, en marzo de 1944 el bibliotecario

canario se responsabilizó de ambas secciones.

Esto unido a que Juan Larrea trabajó con sueldo fijo desde 19419, a que José E.

Iturriaga y Adolfo Menéndez Samará le dedican artículos a Ortega10 y que en ella se

reproduce (nº 3, 1941) parte de la ponencia colectiva presentada en el Congreso de

Escritores Antifascistas de Valencia11, podría inducirnos a creer que la revista estuvo

protagonizada casi en exclusiva por los refugiados. Todo lo contrario. En sus páginas

también firmó parte de la elite literaria mexicana como Alfonso Reyes, Leopoldo Zea,

O’Gorman, Villaurrutia, Pellicer, Samuel Ramos, Castro Leal, Torres Bodet o Quintero

Álvarez, quienes centraron algunos de sus artículos en España o en el exilio.

Entre los autores mexicanos, Octavio Paz en agosto de 1938 publica en ella “Oda a

España”, muy probablemente compuesta durante su estancia en la Península coincidiendo

9 Bary, D. : Larrea: poesía y transfiguración, p. 123. 10 Iturriga: “La germanofilia de Ortega” (nº 9, 1941) y Menéndez Samará “Un estudio sobre Ortega y Gasset” (nº 14, 1944). 11 Redactada por Arturo Souto, Emilio Prados, Miguel Prieto, Sánchez Barbudo, Miguel Hernández, Serrano Plaja y Lorenzo Varela, entre otros y publicada antes en Hora de España, en agosto de 1937

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con la Guerra Civil12. Asimismo el premio Nobel envía a Letras de México un texto sobre

León Felipe y una carta en la cual explica el porqué de Voces de España. Breve antología

de poesía española contemporánea; en ella manifiesta: “A través de los poetas españoles

ofrecemos un homenaje al espíritu español, que ellos, junto a la guerra, mantienen vivo.

Se trata, pues, de la poesía que está en la guerra. Un homenaje a la poesía española del

momento es un homenaje a la República heroica”13. Por su parte, Edmundo O’Gorman

hace una recensión de dos obras de Ramón Iglesia en el nº 17 (1940) y Ermilo Abreu

Gómez critica Español del éxodo y del llanto de Léon Felipe (nº 13, 1940).

Letras de México ya informa en el nº 7 de 1937 del próximo arribo de un grupo de

exiliados. En el apartado de “Anuncios y presencias” se lee:

En extremo interesante es un bien documentado artículo que publicó Genaro

Estrada en un semanario local, sobre el paradero de los escritores desde que

se inició la contienda en la Península. Según las noticias de Estrada, están a

punto de venir a México don Ramón Menéndez Pidal, Juan Ramón Jiménez,

Ramón Gómez de la Serna, José Moreno Villa y José Pijoan. El propio autor del

artículo está en correspondencia con Pedro Salinas, que atiende una cátedra en

el Wellesley College de Estados Unidos invitándolo para que también nos visite.

Nótese que no se habla de larga estancia o de permanencia en México, sino de una

simple visita mientras dure el conflicto. La fecha en la que fue publicada no les hacía

presagiar que el bando republicano saldría derrotado.

Letras de México nos proporciona además su visión de la recepción de los exiliados,

pues frente a la bienvenida que se les brinda no oculta los resquemores que provocó su

llegada. En este sentido, en la sección “El pez que fuma” (probablemente a cargo de

Torres Bodet y Octavio Barreda) se hace esta humorística comparación:

En el acuario hay pánico y confusión. Un banco de activas sardinillas

migratorias han invadido las apacibles aguas. Grupos de descontentos se

reúnen, impotentes, a murmurar y comentar la calamidad.

-¡Esto es imposible!- dice un pecesito (sic) de oro, finísimo poeta.- ¡Ya no

digamos agua; ni aire nos dejarán! ¿Cómo van a sobrevivir nuestras revistas,

12 Paz recuerda: “Quise enrolarme en el Ejército Republicano y fui rechazado. Me dijeron que un escritor joven como yo era más útil con la máquina de escribir que con un fusil: debía regresar a México y trabajar a favor de la causa republicana. Y eso fue lo que hice” en “Octavio Paz por él mismo 1934-1944” edición de Guillermo Sheridan y Gustavo Jiménez, www.horizonte.unam.mx/cuadernos/paz/paz33.html 13 Nº 31, septiembre 1938, p. 11.

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nuestras instituciones, nuestras obras ante la brutal competencia de las que

traen o piensan lanzar? ¡Unámonos, que la unión hace la fuerza!

-El asunto no tiene importancia, amigo- le contesta el estoico pez fumador.-

Hay que acostumbrarse a soportar con calma cualquier pérdida o desastre.

Recordad que Fidias, cada vez que perdía una estatua, la reemplazaba

inmediatamente con otra. El goce de la creación es infinitamente superior al

del éxito obtenido. Y eso nadie os lo podrá quitar. ¿No nos decía Séneca que el

pintor goza más en el momento de pintar que cuando su cuadro está hecho y

descansa su pincel? Acordaos además del filósofo que decía: “Es más dulce

formar una amistad que gozar de ella” 14.

La revista se hace eco de las pequeñas rencillas entre los intelectuales exiliados.

Destacamos el artículo “El caso de ‘Romance’” (octubre de 1940) de Rejano, Prieto,

Varela, Sánchez Barbudo, Sánchez Vázquez y Herrera Petere. Todos ellos explican su

salida de esa publicación del exilio y su intención de crear una nueva revista “libre de

compromisos con empresa alguna, es decir, siendo de propiedad de los mismos escritores

que la redactan, continuará libremente la obra cultural emprendida por ‘Romance’ y tan

generosamente estimada por todo el público culto en Hispanoamérica”15. Junto a otro tipo

de detalles acerca de la nueva revista, indican que el importe de las suscripciones se

deberá enviar al consulado de Chile16. Lástima que dicha publicación nunca viera la luz.

Otra pequeña disputa de las que da cuenta Letras de México fue la protagonizada

por José Bergamín y Juan Ramón Jiménez a raíz de Laurel, una antología editada por

Séneca y que motivó que en agosto y septiembre de 1944 Juan Ramón escriba “Historias

de España y México” atacando a Bergamín, quien le responde ya en el mismo septiembre

con “El ensimismado enfurecido. Los puntos sobre las jotas”.

Otra tiene como protagonista a Sánchez Barbudo con una dura crítica (nº 23,

1942) sobre la idea de América que Juan Larrea plasma en Cuadernos Americanos.

Barbudo opina: “… pero de ellos, el Espíritu Santo es indudablemente Larrea, a quien

imaginamos en su casa, de diez a once, después de la cena, entretenido en superponer

swásticas a ombligos, continentes a barbas, cuernos a nubes; rayos místicos, que

anuncian la gracia, al reflejo de los tubos fluorescentes ‘Made in USA’”.

14 Nº 15, marzo 1940, p. 3. 15 Para mayor información sobre este episodio véase Caudet, Francisco: El exilio republicano en México. Las revistas literarias. Madrid: Fundación Banco Exterior, 1992; Sánchez Barbudo, Antonio: Introducción a la reimpresión de Romance. Verlag Detley Auvermann, 1974; Santonja, Gonzalo: Al otro lado del mar. Barcelona: Círculo de Lectores, 1996; Ferriz Roure, Teresa: Romance. Sada: ed. Do Castro, 2003; Giménez Siles, Rafael: Retazos de vida de un obstinado aprendiz de editor, librero e impresor. México: R. Giménez, 1981. 16 Estaba entonces de cónsul de Chile en México Pablo Neruda.

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Pero Letras de México no sólo hace visible las fricciones entre nuestros refugiados

sino también entre los propios intelectuales sudamericanos como la ocurrida entre Neruda

y Octavio Paz. A este respecto en sus páginas se encuentra el artículo “Respuesta a un

cónsul” (nº 8, 1943) del poeta mexicano17.

Otra revista literaria que estudiamos es Taller.

Taller (diciembre 1938- enero/febrero 1941)

• Precio inicial: 1,5$.

• Dirección: Industria 208. Desde el número VI: Gómez Farias 7.

• Se propone ser mensual. Posee un total de 12 números.

• Responsables: Octavio Paz, Rafael Solana, Efraín Huerta, Alberto Quintero

Álvarez. A partir nº V Ramón Gaya, Herrera Petere, Sánchez Barbudo y

Lorenzo Varela, junto a los mexicanos Efraín Huerta, Alberto Quintero

Álvarez, Rafael Solana. Director Octavio Paz y secretario Juan Gil-Albert.

Su origen está muy unido a Rafael Solana y Octavio Paz. El primero había creado

en 1936 Taller poético que duró hasta 1938. El segundo, en 1938, acababa de llegar de

España y ambos ponen en marcha una revista con una maquetación sencilla, pero

elegante y de las más importantes de esa etapa en Latinoamérica ya que da cabida a

colaboraciones literarias de alto nivel. Octavio Paz evoca así los primeros momentos:

Cuando llegué de España, Solana me propuso hacer una nueva revista literaria,

transformar Taller poético en Taller a secas. Solana pagó el primer número.

[…] Al poco tiempo Solana se fue a Europa (todavía no estallaba la Guerra

Mundial), nos mandó algunos poemas y no volvió sino ocho meses después;

nos dejó abandonados. No teníamos un centavo. Surgió entonces Eduardo

Villaseñor, un político amante de la literatura, muy amigo de Barreda y de

Villaurrutia, que eran mis amigos. Ellos le hablaron de mí, fui a verlo y le dije

que queríamos ayuda para Taller. Nos regaló una remesa de papel couché que

pudimos vender en partes y con eso hacer los primeros números. Solana ya no

tuvo que ver con la revista. El número dos lo hice yo, mal o bien fue obra

mía18.

17 Citamos unas frases de este artículo: “Su literatura está contaminada por la política, su política por la literatura y su crítica es con frecuencia mera complicidad amistosa. […] Es muy posible que el señor Neruda logre algún día escribir un buen poema con las noticias de la guerra, pero dudo mucho que ese poema influya en el curso de ésta”. 18 Ylizarriturri, Diana: “Entrevista con Octavio Paz”, Letras Libres, julio 1999, p. 54.

10

Page 11: La guerra civil española

En el número V de septiembre de 1939, se anuncia un cambio muy importante en

Taller ya que a partir de esta fecha se incorporan a la redacción un grupo de exiliados con

quienes el premio Nobel había coincidido en España19. Paz rememora la entrada de estos

refugiados:

De pronto llegaron los españoles. Se me ocurrió entonces invitarlos a formar

parte -puesto que eran de la misma edad que nosotros- del consejo de

redacción. Así reunimos Taller con lo que quedaba de Hora de España, pero

tuvimos que hacer una transacción. Bergamín ofreció su ayuda siempre y

cuando fuese Ramón Gaya el autor de las viñetas y del diseño de la portada.

Estuve de acuerdo. Quedó bastante bien, pero muy parecida a Hora de

España.20

El exilio español se incorpora así al ambiente literario mexicano de manera

evidente hasta el punto de que a veces se ha considerado esta cabecera como una revista

hispanomexicana, o incluso del exilio21. De hecho, en varias ocasiones se ha acusado a

Taller de perder la identidad mexicana al abrirse demasiado a la española. Así en el

número V de septiembre de 1939 se lee:

A partir de este número, TALLER verá enriquecido su consejo de redacción con

la presencia de algunos nombres españoles. Al recoger su fraternal

colaboración no hacemos más que ahondar y proseguir, ahora de un modo más

visible, uno de los propósitos esenciales que dan sentido a nuestra revista: el

19 Paz recuerda: “Entre los que compartían mis sentimientos se encontraba un grupo de escritores cercanos a la revista Hora de España: María Zambrano, Antonio Sánchez Barbudo, Ramón Gaya, Juan Gil-Albert, Arturo Serrano Plaja. Pronto fueron mis amigos. La ponencia de ese grupo en el Congreso de Valencia fue para nosotros el punto de partida de una larga campaña en defensa de la libre imaginación. Me unía a ellos no sólo la edad sino los gustos literarios, las lecturas comunes y nuestra situación peculiar frente a los comunistas. Todos resentían la continua intervención del Partido en sus opiniones y en la marcha de la revista. Algunos de sus colaboradores –los casos más sonados habían sido los de Cernuda y León Felipe- incluso habían recibido interrogatorios” en “Octavio Paz por él mismo 1934-1944”, ed. de Guillermo Sheridan y Gustavo Jiménez, www.horizonte.unam.mx/cuadernos/paz/paz33. Octavio Paz había colaborado en Hora de España con “Elegía a un joven muerto en el frente” (nº 9, julio 1937) y “El barco” en el nº 23, noviembre 1938, inspirado en los buques con exiliados que zarpan de Francia hacia América. 20 Ylizarriturri, Diana: “Entrevista con Octavio Paz”, Letras Libres, julio 1999, p. 54. Pérez Rodríguez, Mª Antonia: Lorenzo Varela en revistas culturais de México e Bos Aires : Taller, Romance, Letras de México, De Mar a Mar, Correo Literario, Cabalgata, Sur. Santiago de Compostela : Consello da Cultura Galega, Sección de Comunicación, 2005. 21 Sheridan Guillermo: “Hora de Taller; Taller de España”, Cuadernos Hispanoamericanos, nº 529-530, julio-agosto 1994, p. 91: “Fue precisamente en Taller donde se llevó a cabo, en materia de hemerografía, la primera experiencia tanto del exilio como del ‘periodo de reconocimiento’ que se establece entre españoles y mexicanos, después del ‘mutuo y obstinado reconocimiento’ que ha señalado Paz”.

11

Page 12: La guerra civil española

de nuestra fidelidad a la cultura y, especialmente, a la causa viva de la cultura

hispánica.

La presencia de Antonio Sánchez Barbudo, Juan Gil-Albert, Ramón Gaya,

Lorenzo Varela y José Herrera Petere, en la redacción de TALLER, nos confirma

la comunidad de nuestra tradición, de nuestra fuente y nos entrega la

certidumbre de una apasionada coincidencia en la preocupación y angustia por

algunos temas. TALLER, más que una revista de coincidencias, sin embargo,

será, ante todo, una revista de confluencia. Queremos que nuestra revista sea

el cauce que permita el libre curso de la corriente literaria y poética de la joven

generación hispanomexicana, al mismo tiempo que la casa de trabajo y de

comunión para todos los escritores hispanoamericanos, angustiados por el

destino de la cultura, en estas horas tristes, de anhelante espera que el mundo

vive.

La incorporación de los exiliados no estuvo exenta de críticas pues ciertos sectores

intelectuales los veían como meros aprovechados y “abusadores” de la confianza de

Octavio Paz. Es indicativo lo que Rafael Solana recuerda cuando se marchó a Italia:

Octavio la abrió a los inmigrantes españoles, que la invadieron y desplazaron

de sus páginas a los escritores mexicanos. Había conocido personalmente a

algunos de ellos en su viaje a Madrid y a Valencia en 1937, en compañía de

Carlos Pellicer, cuando escribió su poema de intención profética “¡No pasarán!”,

que hizo muy buen efecto entre los republicanos. Además de Gil Albert, y

Moreno Villa, que ya habían entrado antes, encontraron cabida en Taller y la

hicieron su instrumento de expresión Ramón Gaya, Juan Rejano, María

Zambrano, Antonio Sánchez Barbudo, José Bergamín, Francisco Giner de los

Ríos, y algunos más. Varios de ellos eran ya conocidos y estaban acreditados

en España, y no cabe duda de que su colaboración fue valiosa, y prestigiosa.

Pero Taller dejó de ser lo que había sido y lo que había deseado ser, y se

convirtió, o muy poco le faltó para ello, en una revista española editada en

México. […] ¿Qué se hicieron los españoles que vinieron a entremezclarse con

nosotros? Todos, o casi todos, se han ido; o volvieron a su patria, o se

mudaron a otros países, y no llegaron a incorporarse como Octavio Paz pensó

que lo harían, a la literatura mexicana. Sus obras nos son hoy desconocidas, o

están ya olvidadas, y sus nombres mismos se han perdido. Pienso que no fue

un acuerdo el de Octavio Paz al admitir, no como invitados, como García Lorca

y Moreno Villa habían estado desde el principio, sino como dueños de la casa, a

12

Page 13: La guerra civil española

quienes sólo pasaron por ella como por un cuarto de hotel, provisionalmente y

mientras encontraban otra cosa. […] Y así, a los doce números de vida, murió

Taller, de lo que con una frase un poco fuerte podríamos tal vez llamar ‘la

influencia española’22.

Quizá el paso de los años le hiciera relativizar el acontecimiento, porque en otra

ocasión Solana señala:

Los exiliados universalizaron nuestra revista, la pusieron al día y reflejaron en

ella problemas menos locales que los que antes de su llegada nos habían

preocupado; pero nada se gana sin perder algo a cambio: perdió Taller algo de

su mexicanidad, de su sabor regional, y aun de su intimidad, al abrirse a una

invasión de gente más preparada y con mayor herencia cultural que

nosotros.23

Aunque la admisión de los refugiados se produce a partir del nº V, ya desde el

primero se aprecia la huella española en Taller. Así en el nº I aparecen unos versos

inéditos de García Lorca, llevados a México por el diplomático Genaro Estrada que se

publican con ilustraciones de Moreno Villa, recensiones de libros de Sánchez Barbudo, Gil-

Albert y Serrano Plaja y el propio Paz firma un texto sobre la fundación de la Casa de

España, en el cual sostiene:

La guerra, tan estúpida y cruelmente desatada por tres docenas de bárbaros,

no sólo no ha detenido este apasionado redescubrimiento, sino que lo ha

verificado con la sangre. Por eso la guerra de España tiene el carácter

ecuménico y de salvación que la hace ‘decisiva’. Más allá de disputa política y

de la lucha mezquina de intereses imperialistas, como nos lo ha dicho León

Felipe, está el gran pleito histórico y metafísico: la conquista del hombre. Y es

hermoso, para todos los que compartimos con nuestras solitarias y angustiadas

esperanzas esa lucha, ver cómo los intelectuales españoles reconquistan a

México, lo descubren, a la misma hora en que miles de hombres, allá, mueren

para reconquistar lo español universal.

22 Solana, Rafael: “Barandal, Taller poético, Taller, Tierra Nueva” en Revistas literarias de México. México: INBA, 1963, pp. 197-199. 23 Sheridan Guillermo: “Hora de Taller; Taller de España”, Cuadernos Hispanoamericanos, nº 529-530, julio-agosto 1994, p. 99.

13

Page 14: La guerra civil española

Especial interés merece el nº IV de Taller pues en él la presencia de los exiliados es

muy notoria y además se da información del arribo de un grupo procedente de un largo

viaje vía Estados Unidos que llega el 26 de mayo:

Han llegado a México otros intelectuales españoles, de los que hasta el fin

estuvieron con su pueblo. Entre ellos debemos mencionar, entrañablemente, al

grupo que preside Bergamín, en el que se encuentran personas tan eminentes

en la ciencia como Pedro Carrasco y Manuel Márquez; y los pintores Prieto,

Luna, Renau, el músico Rodolfo Halfter, el joven escritor Herrera Petere, el

poeta Emilio Prados, el poeta catalán José Carner, el periodista Massip (sic), y

Eduardo Ugarte –ligado a una parte de la obra teatral de García Lorca-, Julio

Bejarano, Antonio Sacristán, Ricardo Vinós, Roberto Balbuena, y algunos otros.

El escritor mexicano Juan de la Cabada, que estuvo en España, vino con este

grupo.24

Por otra parte también informa de la llegada de la expedición del buque Sinaia:

Entre los refugiados españoles que han llegado a México se encuentran nuestros

camaradas Antonio Sánchez Barbudo, Juan Gil Albert, Ramón Gaya y Lorenzo

Varela, que fueron, con algunos más, fundadores de la revista Hora de España –

hermana de Taller- y uno de los más extraordinarios esfuerzos de la República

Española para mantener en la guerra esa continuidad histórica de la cultura

española, que hoy busca sus raíces en América. Con ellos vienen también el anciano

escritor Zozaya, el conocido novelista y agudo crítico Benjamín Jarnés y el poeta

Pedro Garfias. Resulta ocioso subrayar la significación que para la cultura mexicana

tiene la presencia de los intelectuales españoles. Y, fundamentalmente, la de

aquellos que por su capacidad de entrega, probada en su fidelidad a la causa de su

pueblo, convivan, auténtica y realmente, entre nosotros.

A su vez en este nº IV se incluye de Octavio Paz “Constante amigo” dedicado a

Prados; de Efraín Huerta “Presencia” acerca de Bergamín y de Abreu Gómez una reseña

24Nº IV, julio 1939, pp. 56-57. Se trata de uno de los primeros grupos que llegó a México, como lo atestigua Antonio Sacristán: “Estando en París, Narciso Bassols, que era embajador de México, organizó un primer grupo, se suponía de intelectuales, que fueran pioneros en venir a México para abrir un poco el camino a la emigración. Este grupo lo organizó la Alianza de Intelectuales al Servicio de la República, manejada por José Bergamín, que era muy amigo mío. En este grupo vinimos Pepe Bergamín, Roberto Fernández Balbuena, José Renau, José Herrera Petere, Rodolfo Halffter, Paulino Masip y otros.” H. de León Portilla, A: España desde México. Vida y testimonios de transterrados, México: UNAM, 1978, p. 374.

14

Page 15: La guerra civil española

sobre unas conferencias de Enrique Díez-Canedo. También se informa de las charlas

dictadas por María Zambrano y ésta edita el ensayo “Poesía y filosofía” en este número25.

En Taller la filosofía está presente a través de María Zambrano (“Poesía y filosofía”

nº IV y la reseña “Descartes y Husserl”, nº VI) y Gil-Albert (traducción de Hyperion de

Hölderlin, nº X). La poesía constituye una parte importante como lo atestiguan las

colaboraciones de:

• Alberti, Rafael: “El pensamiento en un jardín”, nº XII.

• Bergamín, José: “Siete sonetos impuntuales”, nº IV.

• Cernuda, Luis: “Atardecer en la catedral”, nº X.

• Gaya, Ramón: “Sonetos de un diario” nº VII.

• Gil-Albert, Juan: “Los ídolos”, nº VI; “Imprecación a una divinidad hostil” nº

X.

• Giner de los Ríos, Francisco: Poemas, nº VI.

• Jiménez, Juan Ramón: “Los árboles”, nº X.

• León Felipe: “El gran responsable”, nº XI.

• Prados, Emilio: “Cuerpo perseguido”, nº IV; “Canto a la soledad”, nº X.

• Rejano, Juan: “Escala de la ausencia” nº VIII-IX.

• Sánchez Vázquez, Adolfo: Sonetos, nº XII.

• Unamuno, Miguel traduce el poema La retama de Leopardi, nº XI.

• Varela, Lorenzo: “El Héroe”, nº V.

Textos de creación narrativa o textos de ensayo:

• Bergamín, José: “Las pequeñeces del demonio” nº VI; “Las cosas claras” 26,

nº VIII-IX.

• Gaya, Ramón: “Palabras de despedida para mis compañeros de redacción”,

nº XI.

• Gil-Albert, Juan: “A los sombreros de mi madre y otras elegías”, nº II

(suplemento de la revista)27; “En torno a la vocación” nº III; “Meditaciones

españolas” nº VI.

• Herrera Petere, José: “¡Qué encantadora fiesta!” nº V.

25 En carta a Alfonso Reyes fechada en Morelia el 17 de mayo de 1939 Zambrano dice: “También he terminado un trabajito para los muchachos amigos de la Revista Taller que ya me pidieron antes de salir yo de España y ahora han insistido cariñosamente”. Homenaje a María Zambrano. México: Colegio de México, 1998, p. 114. 26 Celebrada en México del 15 al 18 de septiembre de 1940. Se trata del discurso en la Conferencia Panamericana de Ayuda a los Republicanos Españoles en el que agradece a América la acogida recibida. En él Baergamín agradece a Ameñrica la acogida recibida. 27 Todos los números van acompañados de un suplemento de poesía de Octavio Paz, Alí Chumacero y José Luis Martínez.

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Page 16: La guerra civil española

• Jiménez, Juan Ramón: “La figlia che piange” y “Marina”, nº X.

• León Felipe: “Los hombres huecos”, nº X.

• Moreno Villa, José: “Topografía de la casa paterna”, nº VII.

• Rejano, Juan: “El cazador del ritmo universal” nº VIII-IX.

• Sánchez Barbudo, Antonio: “Primavera-otoño, 1938”,

• Varela, Lorenzo: “Noviembre en la esperanza” nº VII; “Baudelaire: Trozos

escogidos de los diarios íntimos y de los consejos a los literatos jóvenes” nº

XII.

Reseñas de libros28:

• Gaya, Ramón: “Desmaño y justeza de Mariano Orgaz” nº VIII-IX; “Pintura

francesa contemporánea”, nº V; “El señor Domenchina”, nº X.

• Gil-Albert, Juan: “Emilio Prados de la ‘constelación rosicler”, nº XI.

• Herrera Petere, José: “Oportunidad de Gil Vicente”, nº X.

• Larrea, Juan: “Un libro de Aníbal Ponce”, nº I; “Poesía a vista de pájaro” nº

X.

• Rejano, Juan: “Vallejo entre el clamor y el silencio”, nº X.

• Sánchez Barbudo, Antonio: “El español del éxodo y del llanto” nº VIII-IX;

“La maravilla en la sangre” nº V; “Sobre la novela de un poeta” nº VII,

sobre Fournier.

• Varela, Lorenzo: “Feminidad distendida. Las astillas olorosas de Tala” nº V;

“La flauta y el pito; El tambor y el salmo; y la Poesía (en torno a Rafael

Alberti)” nº X; “Paseo de mentiras” nº XII.

Taller reúne a gran parte de los literatos de México (Paz, Cardoza y Aragón o

Reyes) y algunos de ellos dedican parte de sus escritos a la Guerra Civil o al exilio. Así,

José Revueltas escribe en el nº II (abril 1939) “Profecía de España” en el que admira el

valor y sufrimiento del pueblo español en la lucha civil:

La historia ha escogido a España. Ella ha tenido esa gran misión sobre la tierra.

Pueden aniquilar al pueblo español -el fascismo, además, no se detendrá ante

ello-, pueden firmarse tratados y darse reconocimiento. Pero la lucha no

termina en una ‘cosa política’. Si un pueblo se porta como lo ha hecho el

28 Dado que muchas de las reseñas carecen de título, me baso en su contenido para dar cuenta de su existencia. No se recoge las someras informaciones en torno a la aparición de libros de distintos autores radicados en otros países hispanoamericanos.

16

Page 17: La guerra civil española

pueblo español, es indudable que atrás de ese pueblo hay algo más, superior a

todas las diplomacias y todas las geografías29.

Antonio Magaña Esquivel reseña en el nº XI Cornucopia de México de Moreno Villa

publicada por la Casa de España. En el nº VII Vega Albela da cuenta de la creación de la

editorial Séneca por los exiliados españoles y señala:

Con el derecho y el entrañable deber que les confiere la plena aceptación de

sus responsabilidades históricas vinculadas íntima, estrechamente, al destino

de la propia España, trabajarán ahora, a pesar de todas las vicisitudes, por

conservar y mantener la entera riqueza de la tradición cultural española,

corriente viva y germen activo que no podrá destruir la violencia.

Y así, poblando la soledad que hoy les aqueja, reconstruyendo por el espíritu lo

que otros intentan vanamente aniquilar, darán a su tarea un hondo sentido y

significación.

A este propósito fundamental obedece la fundación en México de la Editorial

Séneca, que dirige el escritor José Bergamín. La Editorial será un centro de

trabajo coordinado. Hará sus publicaciones acudiendo tanto al acervo

tradicional de la cultura española, como a la producción actual, literaria,

filosófica, poética.

[…] Como la Editorial será vehículo de expresión de todos los intelectuales

españoles que hoy continúan la defensa de los valores culturales de España,

manifestaciones las más puras y altas de la vida española, me sería imposible

indicar aquí siquiera los nombres de todos los escritores que tienen sus libros

en preparación. Quiero sí, indicar, que hay una sección destinada a la

publicación de documentos y libros referentes a la guerra de España y una

Historia Crítica de la República y la Guerra en España dirigida por José

Bergamín con la colaboración de varios profesores de distintas universidades

españolas. 30

La última de las revistas analizadas es:

El Hijo Pródigo (15 de abril 1943-15 septiembre 1946)

• Precio 1,5 $

• Dirección: Sierra Nevada 425, Lomas. En nº 2 Palma 10.

29 Nº II, abril 1939, p. 30. 30 “La luz en el destierro”, diciembre 1939, pp. 55 y 57.

17

Page 18: La guerra civil española

• Imprenta: Talleres gráficos de la nación.

• Periodicidad mensual y un total de 42 números distribuidos en 13 tomos.

• Barreda es fundador y editor hasta el nº 29 que lo sustituye Isaac Rojas

Rosillo, hasta entonces el administrador.

Se trata de una de las publicaciones más completas del periodismo cultural

americano. Con maquetación novedosa albergó firmas y ensayos de importantes

intelectuales del momento. Junto a la poesía y narración encontramos el teatro, ya que en

cada número suelen incluir una pequeña pieza. Destacan también los artículos sobre arte

o exposiciones, acompañados, en su mayoría, por fotografías.

La revista nació a partir de un grupo de intelectuales (Octavio Barreda Samuel

Ramos, Xavier Villaurrutia, Octavio Paz), molestos porque no les habían invitado a

colaborar en Cuadernos Americanos (creada en 1942 por Silva Herzog y Larrea). En este

sentido Octavio Barreda recuerda:

Cuando íbamos en el número 72 de Letras de México, correspondiente a

febrero de 1942, apareció Cuadernos Americanos, proyectada principalmente

por Juan Larrea y respaldada económicamente por un famoso funcionario

hacendado de la época, don Jesús Silva Herzog […] Una estupenda revista, en

verdad, pero al principio -seguramente por falta de espacio- un poco cerrada a

determinados valores mexicanos de promociones jóvenes. Recuerdo que en

nuestras tertulias comenzó por tal motivo a despertarse y manifestarse cierto

malestar o resentimiento entre aquellos que no habían sido aún invitados a

colaborar, como por ejemplo -¿por qué no decirlo?- Samuel Ramos, Xavier

Villaurrutia y más ostensiblemente Octavio Paz, los que, además, se sentían

inconformes por no tener a su disposición un órgano publicitario de mejor

calidad o más formal que Letras de México. Octavio Paz, un día, me habló

francamente y me pidió, con la vehemencia que le caracteriza, el hacer una

revista de categoría (textual)31.

Para su maquetación, Barreda siguió el modelo de The Mask, con muy pocos

márgenes y a dos columnas y justifica su elección en el segundo número precisando que

tiene como objetivo “ahorrar papel y costos de impresión, ya que no tenemos ninguna

clase de subsidios u otros ingresos dudosos. Esto nos llevó a buscar modelos (The Mask,

31 Barreda, Octavio: “Gladios, San-ev-ank, Letras de México, El Hijo Pródigo”, Revistas literarias de México, México, INBA, 1963.

18

Page 19: La guerra civil española

La Gazetta, etc) que no tuvieran páginas en blanco, grandes encabezados, amplísimos

márgenes, todo aquello que es inflación o engaño al buen lector.”

En la redacción de El Hijo Pródigo, junto a Octavio Paz, Alí Chumacero o José Luis

Martínez estuvo también el español Sánchez Barbudo quien publicó prácticamente en

todos sus números ensayos y narraciones32; incluso fragmentos de su libro Una pregunta

sobre España (“El sentimiento de la derrota” nº 4 y “España como esperanza” nº 13).

Al igual que había hecho con Letras de México, Barreda nos ofrece el recuento de

colaboradores de El Hijo Pródigo. “… se incluyeron trabajos de 232 autores, a saber: 87

mexicanos, 46 de españoles, 24 franceses, 20 latinoamericanos, 13 de ingleses, 11 de

alemanes y 18 de diversas nacionalidades. En poesía se publicaron 43 colaboraciones: de

mexicanos, 26; de españoles, 8; y de latinoamericanos, 9”. Es fácil constatar que es

mucho mayor el número de colaboraciones de los refugiados españoles que de los

latinoamericanos.

En el nº 3 se incluye “Debate en torno a San Juan de la Cruz” que recoge el

encuentro celebrado en la sede de la editorial Séneca con motivo del cuarto aniversario

del nacimiento del místico. Dicho acto es una muestra de la unión entre el mundo

mexicano y el español: una revista mexicana incluye un debate sobre literatura española

que tuvo lugar en una institución del exilio. En él participaron intelectuales de ambos lados

del océano: José Vasconcelos, José Bergamín, Enrique González Martínez, José Gaos, José

Mª Gallegos Rocafull, Octavio Paz, José Luis Martínez, Juan David García Bacca, Julio

Jiménez Rueda y Eduardo Nicol.

De poesía en El Hijo Pródigo encontramos composiciones de:

• Altolaguirre, Manuel: Poemas nº 5, nº 10; “Tres poemas” nº 40.

• Cernuda, Luis: “Quetzacoatl” nº 9; “Verdad del cuco” nº 20; “La ventana”

nº 37.

• Gaya, Ramón: “El diario de un pintor” nº 19 y nº 41.

• Gil-Albert, Juan: Poemas, nº 3; “A un monasterio griego” nº 28.

• Giner de los Ríos, Francisco: “La flor” nº 22.

• Guillén, Jorge: “Mas esplendor” nº 6; “Tres poemas” nº 15; “Varios poemas”

nº 27; “Sonetos” nº 32.

• Moreno Villa, José: “Embeleso de la confianza” nº 24; “Canciones a

Xochipili” nº 34; “¡Porteros!...” nº 42.

• Prados, Emilio: “Dos poemas de amor” nº 13.

• Rejano, Juan: “Entre dos reinos” nº 18; “Rebelión de sombras” nº 31.

32 Destacamos en el nº 7 “Sueños de grandeza” sobre la Guerra Civil; nº 22 “La casa de comidas”; nº 29 “Recuerdos de un estío” y en el nº 38 rememora su viaje a Puebla de Sanabria con “Viaje a un lago”.

19

Page 20: La guerra civil española

• Salinas, Pedro: “Querencia” nº 4.

De teatro aparecen las piezas originales de:

• Aub, Max: La vida conyugal nº 9 y El rapto de Europa, nº 32.

• Bergamín, José: Tanto tienes cuanto esperas, nº 10.

Textos de creación narrativa o textos de ensayo:

• Bergamín, José: “Tendido en el escape volador” nº 2; “Mundo y trasmundo

de Galdós” nº 5; “Literatura y filosofía” nº 12; “Las telarañas del juicio ¿Qué

es poesía?” nº 13; “Contra tiempo y mareo” nº 17; “¿Qué es del cuerpo de

tu voz? España, cuestión personal” nº 27; “Idealismo y materialismo ¿La

política no tiene entrañas?” nº 33.

• Cernuda, Luis: “Juan Ramón Jiménez” nº 3; “Tres poetas clásicos” nº 28.

• Ferrater Mora, José: “De la contención literaria” nº 21.

• Gaya, Ramón: “El grabador Posada” nº 133;“Homenaje a Velázquez” nº 31;

• Gil-Albert, Juan: “Aldonza Lorenzo” nº 37.

• Giner de los Ríos, Francisco: “Antología de Alfonso Reyes” nº 22.

• Herrera Petere, José: “Juana de Dios” nº 1; “El gran jefferson hope” nº 19;

“Manuscrito encontrado en una bota militar” nº 9.

• Jarnés, Benjamín: “Bilbilis” nº 16.

• Jiménez, Juan Ramón: “A Luis Cernuda” nº 6.

• Masip, Paulino: “De quince llevo una” nº 4234.

• Millares Carló, Agustín: traduce “De la naturaleza” de Tito Lucrecio Caro, nº

15.

• Moreno Villa, José: “Claridades sobre Picasso, su pintura, sus poemas, su

política” nº 30.

• Salazar, Adolfo: “Cafés con música (Madrid o las 49 provincias)” nº 8;

“Paisaje con figuras. Notas e impresiones de la otra Italia” nº 20, “Figuras

con paisaje” nº 23.

• Salinas, Pedro: “Nueve o diez poetas”, nº 26.

En El Hijo Pródigo en el área filosófica encontramos colaboraciones de:

33 Este artículo despertó múltiples resentimientos entre algunos intelectuales mexicanos al considerarlo casi una ofensa. 34 Dicha obra sería publicada años más tarde, en 1949 por la Editorial Séneca.

20

Page 21: La guerra civil española

• Imaz, Eugenio: “Platón, loco de amor”, nº 23.

• Gallegos Rocafull, José: “Esbozo de una dialéctica espiritualista” nº 41; “El

sueño de este mundo según los místicos españoles” nº 25; “¿Es posible la

colaboración entre católicos y marxistas?”35 nº 31.

• García Bacca, Juan David: traducción “Sobre lo bello” fragmento de la

Enéada primera de Plotino, nº 5; traducción “Fragmentos filosóficos de

Demócrito” nº 9; “Fragmentos filosóficos de Heráclito” nº 12; reseña de

libro de Dilthey nº 16; recensión de Dilthey traducido por Imaz para FCE, nº

19; sobre Dilthey nº 20; “El positivismo en México” nº 22; reseña de

Unamuno, nº 24; “Dos cuadritos socráticos sobre el arte y los modelos del

arte por Jenofonte” nº 26; nº 28 reseña de Gallegos Rocafull “La experiencia

de Dios en los místicos españoles”; nº 34 reseña breve de Victor Brochard;

nº 36 reseña de Bayet.

• Zambrano, María: “La destrucción de las formas, nº 14; “Poema y sistema”

nº 18; “La destrucción de la filosofía en Nieztsche” nº 23; “Sobre la

vacilación actual” nº 29.

Al igual que en el resto de las revistas estudiadas, en las últimas páginas figura

una importante sección con recensiones sobre la mayor parte de las obras publicadas por

los refugiados en Latinoamérica y un apartado de reseñas sobre novedades editoriales que

en buena medida corrió a cargo de exiliados como:

• Altolaguirre, Manuel: sobre una obra de Ernesto Mejía Sánchez, nº 40.

• Aub, Max: de Díez Canedo, Epigramas americanos nº 28, una obra de Pío

Baroja, nº 24.

• Bergamín, José: reseña a libro de Tostoi, nº 7; sobre obra de Menéndez y

Pelayo, nº 14; de libros de Capdevilla y de Ferrater Mora, nº 16.

• Díez Canedo, Enrique: reseña una obra de Antonio Castro Leal, nº 3; de

Rodolfo Usigli, nº 13; de Sanin Cano, nº 15.

• Gil Albert, Juan: “El ‘punto negro’ de Gerard Nerval”, nº 33.

• Halffter, Rodolfo: reseña la obra de Adolfo Salazar La música moderna, nº

22.

• Jarnés, Benjamín: José de Benito y de Paulita Brook, nº 18.

• Prados, Emilio: sobre obra de Feuchtwanger en nº 14.

• Salazar, Adolfo: reseña sobre obra de Fidelino de Figueiredo, nº 21.

35 Según el propio Rocafull: “Este artículo es un resumen de las ideas que expuse en una controversia sobre este tema, la cual tuvo lugar en la Editorial Séneca, organizada por la Alianza Giuseppe Garibaldi”.

21

Page 22: La guerra civil española

• Sánchez Barbudo, Antonio : “A la orilla del mundo” nº 1, reseña sobre

Octavio Paz; sobre Lawrence, nº 1; reseña de Cuenca ibérica de Unamuno,

nº 4; reseña de Elliot Paul, nº 5; libro de Guillermo de Torre, nº 9; de

Joaquín Casalduero nº 10; de Boris Voyetejov y Larry Lesueur, nº 11; de

José Bianco, nº 12; de Smedley, nº 16; de Brughetti nº 18; de Berenson nº

19; sobre José Revuelta, nº 20; de Shoskes, nº 27; de Sagues nº 28; de

Dupuy nº 36; “Poesías rufianescas” nº 4; de Gallegos Rocafull: Un aspecto

del orden cristiano y la figura de este mundo nº 8; de Zambrano: El

pensamiento vivo de Séneca nº 24; de Gómez de la Serna: Don Ramón

María del Valle-Inclán nº 23; de Imaz: Asedio a Dilthey nº 30.

Conclusiones

En las tres revistas analizadas es evidente que la política no condicionó el

contenido ni la forma de cuanto en ellas se publicaba, aunque la mayoría de sus textos

traslucen una clara defensa de los valores democráticos y el pro-republicanismo de los

autores españoles y mexicanos. Permiten ver como nuestros exiliados estaban en igualdad

con sus colegas mexicanos que las impulsaban o escribían en ellas, lo cual demuestra que

formaban parte de ese grupo que consiguió una relativamente buena integración en el

mundo intelectual y social azteca. Asimismo observamos que la figura de Octavio Paz y la

de otros intelectuales mexicanos que ya mantenían relaciones con sus homólogos de la

Península, fueron determinantes para que entrasen a formar parte o a publicar en las

revistas que estudiamos. En el caso de Taller, a esto se sumó la ayuda económica que le

prestó el SERE, un dinero que le permitió librarse de la quiebra y no cerrar.

Letras de México presenta el mayor número de colaboraciones firmadas por

nuestros refugiados que en cantidad siguen a los aztecas y superan a los otros

latinoamericanos y también es en donde aparecen más artículos que tratan directa o

indirectamente sobre la Guerra Civil. Puede que esto se deba a que nuestros transterrados

escriben en ella nada más llegar a México, por tanto tienen el recuerdo del terrible

desastre muy cercano, creen que el exilio va a ser corto, motivo por el cual no abordan

este tema como posteriormente lo harán en Taller y El Hijo Pródigo. En Letras de México

escriben nuestros intelectuales sin importar su orientación política: militantes del PCE,

Izquierda Republicana, PSOE, etc. u otros con ideología democrática pero “peculiar” como

es el caso de Larrea. También es la que tiene una orientación cultural más diversificada;

en ella figuran estudios de filosofía, música, historia y literatura al igual que ocurre en

menor medida en El Hijo Pródigo, mientras que en Taller predomina la creación literaria.

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Letras de México es de las tres revistas la que incluye más ilustraciones (le sigue

Taller); la de mayor formato (por su aspecto nos recuerda a un periódico), marcando por

sus dimensiones y diagramación una clara diferencia con las reducidas medidas de Taller y

El Hijo Pródigo; a esto se une ser la que posee más difusión en el mundo cultural

mexicano, algo que explica la repercusión del polémico artículo de Larrea “Hacia una

definición de América. (Última Tule)” (nº 1, 1943) y la que introduce un mayor número de

reseñas hechas por exiliados, en las cuales se recoge la actualidad editorial de esa época,

sin olvidar otros países iberoamericanos (Argentina, Cuba,…). También es la que aporta

más información en este sentido, gracias a los listados de bibliografía que realizaron

Millares Carló y Julián del Amo.

En las tres revistas apreciamos (en especial en Letras de México y El Hijo Pródigo)

como nuestros exiliados poco a poco se interesan por la cultura e historia del país de los

aztecas. Y como los escritores mexicanos dedican artículos a nuestra Guerra Civil, a

nuestros clásicos y a nuestros autores del momento de tendencia pro-republicana, en

especial a Antonio Machado y a García Lorca. Sobre todo al primero (José Revueltas en

Taller y Ermilo Abreu en Letras de México), al que mexicanos y españoles elevan a

símbolo del intelectual comprometido con la causa de un pueblo que lucha por su libertad.

Por otra parte, señalamos que en la redacción de las tres publicaciones siempre

figura, como mínimo, un refugiado. En Letras de México, Agustín Millares Carló, Julián del

Amo y Juan Larrea. En Taller una parte muy importante del denominado grupo “Hora de

España” y en El Hijo Pródigo está Antonio Sánchez Barbudo.

Asimismo constatamos que la mayoría de la publicidad les proviene de industrias

culturales, fundamentalmente editoras, entre ellas de Fondo de Cultura Económica (a la

cual los exiliados le dieron un gran impulso), la Casa de España (más tarde Colegio de

México), o a las creadas por españoles refugiados como Séneca, Quetzal, Costa AMIC

Editores y las editoriales Nova y Losada, éstas últimas de Buenos Aires. Letras de México

se diferencia de las otras dos revistas en que cuenta además con anuncios del sector de la

hostelería y restauración. Junto a esas editoriales existen “avisos” de diferentes cabeceras

realizadas por transterrados. Taller inserta publicidad de Romance y España Peregrina; El

Hijo Pródigo de Orbe. Revista latina de cultura general (de José Carner y su mujer Emile

Noulet), Cuadernos Americanos, De Mar a Mar, Litoral o Nuestra Música. Todos estos

“comerciales” nos indica las buenas relaciones existentes entre el mundo cultural exiliado,

no sólo en México, sino con otros países, como Argentina (De Mar a Mar).

Tras este análisis, advertimos que los lazos intelectuales y de amistad iniciados

antes y durante la guerra de 1936-39, se reforzaron con la arribada de los refugiados a

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México. Letras de México, Taller y El Hijo Pródigo gozan de una entidad que nos permite

inferir este resultado y que en sus páginas se dio el encuentro de dos mundos que

conservando sus identidades estuvieron unidos por la cultura y por la lucha por las

libertades y el bienestar social.

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