La Hebra de La Memoria - Graciela Olga Bruzzone

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La hebra de la memoria: agosto 1990 – agosto 2010 Por Graciela Olga Bruzzone (A la Sra. Adriana Benavides (Q.E.P.D.) y a Paola Tognola, Rodolfo Villarroel e Ivonne Villalobos) Han pasado 20 años y en tiempos que el país vuelve sus ojos en dirección al desierto y al drama de los mineros atrapados en la mina San José en Atacama y sus familias, no puedo sino recordar y volver la mirada a los días de agosto del año 1990, aun más al norte, en Tocopilla. Hace 20 años transcurría agosto cuando aparecían restos humanos en la mina La Veleidosa de la Sierra Tres Puntas al noreste de Tocopilla. La búsqueda e investigación de un juez arrojaba indicios de una inhumación ilegal llevada a cabo 17 años antes, hacia octubre de 1973. Día a día se fueron encontrando fragmentos de restos humanos momificados por la sequedad del desierto. Y se confirmaba un secreto a voces que durante años recorrió Tocopilla de cerro a mar en voz baja: La Veleidosa era la mina donde habían ocultado a los “finaos” del 73. No puedo sino recorrer la hebra de la memoria - en modesto homenaje a los muertos y sus familias - y volver a ese tiempo en que el último puerto salitrero del norte fue estremecido por la noticia del hallazgo de aquellos “desaparecidos” cuyos restos porfiadamente comenzaron a emerger desde las profundidades de la tierra. Nadie en Tocopilla quedó indiferente y muchos fuimos parte de la búsqueda, colaborando en las

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La hebra de la memoria: agosto 1990 – agosto 2010Por Graciela Olga Bruzzone

(A la Sra. Adriana Benavides (Q.E.P.D.) y a Paola Tognola, Rodolfo Villarroel e Ivonne Villalobos)

Han pasado 20 años y en tiempos que el país vuelve sus ojos en dirección al desierto y al drama de los mineros atrapados en la mina San José en Atacama y sus familias, no puedo sino recordar y volver la mirada a los días de agosto del año 1990, aun más al norte, en Tocopilla.

Hace 20 años transcurría agosto cuando aparecían restos humanos en la mina La Veleidosa de la Sierra Tres Puntas al noreste de Tocopilla. La búsqueda e investigación de un juez arrojaba indicios de una inhumación ilegal llevada a cabo 17 años antes, hacia octubre de 1973. Día a día se fueron encontrando fragmentos de restos humanos momificados por la sequedad del desierto. Y se confirmaba un secreto a voces que durante años recorrió Tocopilla de cerro a mar en voz baja: La Veleidosa era la mina donde habían ocultado a los “finaos” del 73.

No puedo sino recorrer la hebra de la memoria - en modesto homenaje a los muertos y sus familias - y volver a ese tiempo en que el último puerto salitrero del norte fue estremecido por la noticia del hallazgo de aquellos “desaparecidos” cuyos restos porfiadamente comenzaron a emerger desde las profundidades de la tierra.

Nadie en Tocopilla quedó indiferente y muchos fuimos parte de la búsqueda, colaborando en las

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colectas de víveres, dinero o con trabajo para alimentar a los pirquineros encargados de guiar a los peritos judiciales por galerías, túneles, escaleras “de gato” y socavones de La Veleidosa a casi 400 metros de profundidad. Por las noches la Huella Tres Puntas encendida con “chonchones”, nos recordaba a todos que a través de su zigzag polvoriento habían pasado los prisioneros por última vez. Nadie los vio regresar jamás.

Los cobrizos cabellos del Dr. Claudio Tognola Ríos era el rasgo físico más recordado de los desaparecidos, su impronta de médico cercano, alegre y amistoso había quedado grabada en la memoria de las familias de Tocopilla, muchas guaguas habían venido al mundo con su asistencia. Y restos suyos fueron hallados en La Veleidosa.

Junto a los restos del Dr. Tognola aparecieron también los de Agustín de la Cruz Villarroel Carmona, Carlos Miguel Garay Benavides y Luis Orozimbo Segovia Villalobos.

No hubo justicia para estos cuatro prisioneros asesinados y hechos desaparecer en Tocopilla. Tres oficiales y un suboficial de Carabineros comparecieron ante diversos tribunales y el caso estuvo en manos del Juez Local, de varios Ministros de Fuero, Cortes de Apelaciones y finalmente la Corte Suprema. Transcurrieron más de 15 años de vaivenes judiciales para que finalmente se aplicara la amnistía, la “cosa juzgada”, “la obediencia debida”, todas sentencias y fallos que reconocieron el crimen e identificaron a sus autores pero que también pavimentaron la impunidad.

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Y a quienes no supieron del caso, sólo contarles que este crimen tuvo características atroces: los prisioneros fueron sacados con la manos atadas de la cárcel de Tocopilla, conducidos a la mina La Veleidosa, fusilados y sus cuerpos dinamitados (dos y tres veces) para borrarlos de la faz de la tierra. Pasaron 20 años y antes que acabe agosto, no me es posible desoír los recuerdos y la hebra de la memoria que me devuelve al tiempo de la búsqueda y hallazgo de los desaparecidos en Tocopilla y me devuelve también los rostros de cada una de sus familias: esposas, madres y padres, hijas e hijos, hermanos y hermanas y el feroz camino que recorrieron todos ellos hasta dar por fin con sus seres queridos.

Santiago, últimos días de agosto, año 2010