La hora de los laicos

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¿ La hora de los laicos? Quien pregunta busca siem pre una respuesta.Adem ás de inquirir y de reflexionar en toda pregunta se pone en juego un cierto poder e-vocador,in- vocador, pro-vocador ycon-vocador. Entre 1955-1966 hay una bibliografía sobre ellaicado de m ás de 2000 títulos. El Concilio Vaticano II esel prim ero en la historia de la Iglesia que se ocupa dellaicado.Gerard Philips,obispo y teólogo,relator y gran com entarista de la Lumen Gentium en 1954 com enzó su libro sobre la Misión de los seglares en la Iglesia con elcapítulo “ La hora de los laicos”. Sesenta años después aquella afirm ación la tenem osque suscribir entre interrogantes.. Juan Pablo II en distintas ocasiones se refirió al laicado com o “un gigante dormido”. Hoy,creemos que no sólo no ha despertado el gigante sino que está paralizado, envejecido y le cuestam ucho desperezarse. A raíz del Sínodo de los laicos de 1987, la consiguiente exhortación postsinodal Christifideleslaici yla propuesta de la nueva evangelización se tiene la conciencia generalizada de que “ la evangelización se hará por los laicos o no se hará”. Hoy,esta afirm ación exige de todos una conversión no sólo individual sino eclesial. M e gustaría invocaraquella parábola delevangelio (M t20,1ss).“… Salió porfin a m edia tarde, encontró a otrosque estaban sin trabajo ylesdijo: ¿Porqué estáis aquítodo eldía sin hacer nada?.Le contestaron:Porque nadie nos ha contratado. El lesdijo: Id tam bién vosotrosa la viña… ”. Esm edia tarde o “es tarde, pero es todo el tiempo que tenemos para hacer el futuro ”.(P. Casaldaliga) El futuro nos provoca y nos convoca.Se está reflexionando en la Diócesis este año sobre la atención pastoral. Nosparece que poco vale una reorganización territorial y parroquial si no se prom ocionan los m inisterios laicales.M ás allá de la suplencia o la urgencia el criterio es la fidelidad no a lostinglados, sino a Jesús. El criterio no es rem odelar o encajarpara irtirando y salvarlos m uebles,no.El criterio no esla atención pastoral sino evangelizar, sí. Se está ofreciendo en la form ación perm anente: la form ación de los laicos. Convoquem osa loslaicos. Dejem oshablara loslaicos. A m enudo no pasam osde vera los laicos com o objeto de dedicación pastoral,destinatario pasivo de la acción de la Iglesia o colaboradorabnegado de su m isión evangelizadora.Ellos son iglesia,es decirsujetos responsables (co-responsables)que participan porel bautism o de la m isión de la Iglesia. No tengam osm iedo. ¡No tengáism iedo!

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¿ La hora de los laicos?

Quien pregunta busca siempre una respuesta. Además de inquirir y de reflexionar en toda pregunta se pone en juego un cierto poder e-vocador, in-vocador, pro-vocador y con-vocador.

Entre 1955-1966 hay una bibliografía sobre el laicado de más de 2000 títulos. El Concilio Vaticano II es el primero en la historia de la Iglesia que se ocupa del laicado. Gerard Philips, obispo y teólogo, relator y gran comentarista de la Lumen Gentium en 1954 comenzó su libro sobre la Misión de los seglares en la Iglesia con el capítulo “La hora de los laicos”.Sesenta años después aquella afirmación la tenemos que suscribir entre interrogantes..

Juan Pablo II en distintas ocasiones se refirió al laicado como “un gigante dormido”. Hoy, creemos que no sólo no ha despertado el gigante sino que está paralizado, envejecido y le cuesta mucho desperezarse.

A raíz del Sínodo de los laicos de 1987, la consiguiente exhortación postsinodal Christifideles laici y la propuesta de la nueva evangelización se tiene la conciencia generalizada de que “la evangelización se hará por los laicos o no se hará”. Hoy, esta afirmación exige de todos una conversión no sólo individual sino eclesial.

Me gustaría invocar aquella parábola del evangelio (Mt 20, 1ss). “…Salió por fin a media tarde, encontró a otros que estaban sin trabajo y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día sin hacer nada?. Le contestaron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña…”. Es media tarde o “es tarde, pero es todo el tiempo que tenemos para hacer el futuro”.(P. Casaldaliga)

El futuro nos provoca y nos convoca. Se está reflexionando en la Diócesis este año sobre la atención pastoral. Nos parece que poco vale una reorganización territorial y parroquial si no se promocionan los ministerios laicales. Más allá de la suplencia o la urgencia el criterio es la fidelidad no a los tinglados, sino a Jesús. El criterio no es remodelar o encajar para ir tirando y salvar los muebles, no. El criterio no es la atención pastoral sino evangelizar, sí.

Se está ofreciendo en la formación permanente: la formación de los laicos. Convoquemos a los laicos. Dejemos hablar a los laicos. A menudo no pasamos de ver a los laicos como objeto de dedicación pastoral, destinatario pasivo de la acción de la Iglesia o colaborador abnegado de su misión evangelizadora. Ellos son iglesia, es decir sujetos responsables (co-responsables) que participan por el bautismo de la misión de la Iglesia. No tengamos miedo. ¡ No tengáis miedo!