La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

11
Lapurdum Euskal ikerketen aldizkaria | Revue d'études basques | Revista de estudios vascos | Basque studies review 9 | 2004 Numéro IX La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII Jesús-María Lasagabazter Edición electrónica URL: http://journals.openedition.org/lapurdum/839 DOI: 10.4000/lapurdum.839 ISSN: 1965-0655 Editor IKER Edición impresa Fecha de publicación: 1 noviembre 2004 Paginación: 149-157 ISBN: 2-68781-376-X ISSN: 1273-3830 Referencia electrónica Jesús-María Lasagabazter, « La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII », Lapurdum [En línea], 9 | 2004, Publicado el 01 marzo 2009, consultado el 19 abril 2019. URL : http:// journals.openedition.org/lapurdum/839 ; DOI : 10.4000/lapurdum.839 Lasagabazter J.-M. | IKER

Transcript of La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

Page 1: La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

LapurdumEuskal ikerketen aldizkaria | Revue d'études basques |

Revista de estudios vascos | Basque studies review

9 | 2004Numéro IX

La ilustración en la vida literaria vasca del sigloXVIII

Jesús-María Lasagabazter

Edición electrónicaURL: http://journals.openedition.org/lapurdum/839DOI: 10.4000/lapurdum.839ISSN: 1965-0655

EditorIKER

Edición impresaFecha de publicación: 1 noviembre 2004Paginación: 149-157ISBN: 2-68781-376-XISSN: 1273-3830

Referencia electrónicaJesús-María Lasagabazter, « La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII », Lapurdum [Enlínea], 9 | 2004, Publicado el 01 marzo 2009, consultado el 19 abril 2019. URL : http://journals.openedition.org/lapurdum/839 ; DOI : 10.4000/lapurdum.839

Lasagabazter J.-M. | IKER

Page 2: La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

Lapurdum9  (2004)Numéro IX

................................................................................................................................................................................................................................................................................................

Jesús-María Lasagabazter

La ilustración en la vida literaria vascadel siglo XVIII................................................................................................................................................................................................................................................................................................

AvertissementLe contenu de ce site relève de la législation française sur la propriété intellectuelle et est la propriété exclusive del'éditeur.Les œuvres figurant sur ce site peuvent être consultées et reproduites sur un support papier ou numérique sousréserve qu'elles soient strictement réservées à un usage soit personnel, soit scientifique ou pédagogique excluanttoute exploitation commerciale. La reproduction devra obligatoirement mentionner l'éditeur, le nom de la revue,l'auteur et la référence du document.Toute autre reproduction est interdite sauf accord préalable de l'éditeur, en dehors des cas prévus par la législationen vigueur en France.

Revues.org est un portail de revues en sciences humaines et sociales développé par le Cléo, Centre pour l'éditionélectronique ouverte (CNRS, EHESS, UP, UAPV).

................................................................................................................................................................................................................................................................................................

Référence électroniqueJesús-María Lasagabazter, « La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII », Lapurdum [En ligne], 9 | 2004,mis en ligne le 01 mars 2009, consulté le 11 octobre 2012. URL : http://lapurdum.revues.org/839 ; DOI : 10.4000/lapurdum.839

Éditeur : IKER UMR 5478http://lapurdum.revues.orghttp://www.revues.org

Document accessible en ligne sur : http://lapurdum.revues.org/839Ce document est le fac-similé de l'édition papier.Lasagabazter J.-M. | IKER

Page 3: La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

La ilustración

en la vida literaria vasca

del siglo XVIIIJesús-María LASAGABAZTER

Euskal-Herriko Unibertsitatea

Antes de entrar propiamente en la materia de mi ponencia, quiero hacer algunaprecisión terminológica que me parece necesaria para aclarar el contenido de miintervención.

En el programa mi intervención aparece titulada como Ilustra zioa XVIII mendekoeuska l litera tura n ; y Les Lumières da ns la littéra ture ba sque du XVIIIe Siècle .

Es decir, en las dos lenguas se habla de “literatura vasca”.

El título que yo propuse -si mal no recuerdo- era La Ilustra ción en la vida litera riava sca de l siglo XVIII. En lugar de “lite ra tura va sca ”, yo he preferidoconscientemente utilizar la expresión “vida litera ria va sca ”. Tendré que dar algunarazón de mi preferencia.

La expresión “literatura vasca”, en español me parece un tanto ambigua, porqueno se corresponde semánticamente con la expresión, en euskera, “euskalliteratura” ; por eso yo preferí titular mi último libro “ las literaturas de los vascos”,y no simplemente “literatura vasca”. De la misma manera, yo suelo preferir hablarde “vida literaria” y no de “literatura”. Porque por literatura tendemos a entenderlos textos literarios y sus autores, prescindiendo, al menos implícitamente, de lasmediaciones o de los elementos en los que se contextualiza la existencia literaria encuanto tal de los textos.

Por otra parte, el período en que se sitúa mi estudio – el siglo XVIII – y elmovimiento que lo caracteriza – la Ilustración – no tiene una influencia decisiva enel desarrollo de la literatura euskérica, pero sí la tiene, como trato de hacer ver eneste trabajo, en la vida literaria vasca.

* * *

Los historiadores de la literatura euskérica señalan como un dato que diferenciaclaramente el panorama literario vasco del XVIII en relación con el siglo anterior noen los textos que se producen, que siguen siendo predominantemente librospiadosos, que surgen, al menos primariamente, no de una voluntad literaria en eluso de la lengua, sino de una necesidad catequética en el contexto de la prácticapastoral de la iglesia y del clero que sigue siendo el autor único de este tipo detextos, sino el hecho de que el protagonismo “literario”, de esta literatura piadosa,pasa de la región de Lapurdi a Guipúzcoa.

Si en el siglo XVII ya se ha escrito ese clásico de la literatura vasca que es el Gerode Axular, que ve la luz en el contexto de la llamada “Escuela de Sara”, en el XVIII,

Lapurdum 2005 - IX - 149-157

Page 4: La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

150Jesús-María LASAGABAZTER

por el contrario todos los libros piadosos que se publican en el País Vascocontinental son sin excepción traducciones o adaptaciones de obras ya clásicas dela literatura ascética : la Imita ción de Cristo , traducida en su primera versióncompleta por Michel de Chourio, párroco de San Juan de Luz y que conoce nadamenos que cuatro ediciones a lo largo del siglo, la Introducción a la vida devo ta , deSan Francisco de Sales, que había sido traducida ya por Silvain Pouvreau en el sigloXVII y que es traducida ahora, en 1749, por Haraneder, o el Ejercicio de perfeccióny virtudes cristia na s, del Padre Alfonso Rodríguez, y del que el párroco de Ibarrehace un resumen en 1782.

Es claro, pues, que el dialecto labortano, que obras como el Gero o el Ma nua ldevozionezkoa de Etxeberri de Ziburu habían elevado a la condición de lengualiteraria, no encuentra en este siglo más campo de aplicación que la traducción oadaptación de obras anteriores. De ahí que más de un estudioso de nuestras letrashable incluso de una verdadera decadencia de la literatura labortana en el siglo XVIII.

Es conocida la tesis de Laffite que atribuye esta decadencia a las consecuenciasque para el país vasco tuvo el tratado de Utrecht (1713) y la pérdida de Terranova yotros territorios ultramarinos, lo cual supone una notable pérdida de la florecienteindustria pesquera y del comercio que la región de Lapurdi había mantenido conesos territorios de ultramar.

Otros autores se han limitado a repetir demasiado mecánicamente lainterpretación de Laffite, aunque Mitxelena, a propósito del florecimiento literarioguipuzcoano en el XVIII, coincidente con la expansión comercial matiza “sinesta blecer por ello una correla ción muy estrecha entre fenómenos de o rden muydistinto”.

“Le ma lheur économique- concluye sentenciosamente Laffite – n’est pa s fa vora blea ux Muses”.

Creo, en todo caso, que se trata de una interpretación demasiado mecanicista dela relación entre la base económica de una sociedad y su superestructura literaria.

Además, y esto me parece especialmente importante, hablar de florecimiento ode decadencia literarios, no deja de resultar poco riguroso, ya que es claro que laactividad de escritura en Lapurdi en el XVII o en Guipúzcoa en el XVIII –Mendiburu, Cardaveraz... – no obedece a motivaciones y objetivos propiamenteliterarios, sin o más bien pastorales, en el contexto de la catequesis de la Iglesia. YLarramendi lo señala explícitamente en el prólogo de su Dicciona rio Trilingüe o dela Corogra fia . Porque tampoco la recepción de los libros de piedad de la literaturavasca de esos siglos es literaria, y ni siquiera lingüística, sino religiosa. Y es en elsistema de la práctica pastoral de la iglesia y del clero donde esos textos seidentifican y encuentran su razón de existir como textos y su función.

Ahora bien, el hecho de adscribir estas obras no a un sistema literario en cuantotal, sino a la práctica pastoral de la iglesia no quiere decir que sean ajenas a laliteratura y que no deban ser incluidas en una historia de la literatura vasca. Muy alcontrario, son esos textos precisamente los que constituyen el origen y el primerdesarrollo de la prosa euskérica y consecuentemente de la prosa literaria.

Uno de los elementos decisivos en esta especie de “prehistoria” de la prosaliteraria vasca es una nueva conciencia de la lengua, que había estado presente enlos escritores vascos ya desde Etxepare – “euska ra , ja lgi a di pla za ra ” -.

Page 5: La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVII I

151

Esta “nueva” conciencia de la lengua, que funciona como justificación y estímulo de la tarea de escribir en euskera , se hace más refleja, se sistematiza y expresa en obras lingüísticas -gramáticas, diccionarios, apologías de la lengua... - a lo largo del siglo XVIII .

Joanes Etcheberri, con su Gomendiozko carta edo guthuna, dirigida al biltzar de Laburdi, y sobre todo Manuel de Larramendi, pueden ser considerados como precursores de alguna manera del espíritu de la Ilustración.

Las preocupaciones lingüísticas de Larramendi - origen del lenguaje, parentesco lingüístico, lengua universal ...- ocupan un lugar importante y coinciden con las preocupaciones intelectuales de su tiempo. No hay más que recordar las figuras de Feijóo y Hervás, Sarmiento, Mayans o Arteaga.

Larramendi - su espíritu, sus ideas, sus preocupaciones - le hacen un precursor señalado de los famosos “Caballeritos de Azcoitia”, y del clima cultural que cristaliza, coincidiendo casi con su muerte, en la creación, por el Conde de Peñaflorida, de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País.

Y aunque Larramendi escribió la casi totalidad de su obra en castellano, tuvo una gran influencia, como lo ha señalado Mitxelena , en la publicación de numerosos libros vascos, primero de devoción y después también amenos, en Guipúzcoa, Vizcaya y Navarra. Hasta el punto de que se puede decir que no es posible hablar de la literatura vasca - castellana, pero también euskérica - sin aludir a la existencia, la obra y la influencia de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País.

Si bien es cierto que la preocupación mayor de la actividad de la Real Sociedad fue el dominio de las ciencias naturales, también la literatura - las Bellas Letras -como se dice en el artículo primero de los Estatutos, constituye centro de preocupación de los Amigos del País. (Es esencial a este respecto el interesante y documentado estudio de Luis María Areta Armentia La obra literaria de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País, de 1976).

Es en el artículo IX de los Estatutos de la Bascongada donde se alude al cultivo de las Bellas Letras :

“...unos se dedicarán a la Historia Sagrada y Profana, otros a la elocuencia, otros a la Poesía castellana en general, ya sea componiendo sobre asuntos determinados, ya haciendo alguna versión de algún célebre Poema escrito en otro Idioma, o ya reproduciendo las obras de algún famoso Poeta español que sean poco conocidas, otros se aplicarán a pulir y cultivar la lengua bascongada” (el subrayado es mío).

Entre las diferentes comisiones en que se organiza la actividad de los Amigos hay una - la cuarta - que se denomina de Historia, Política y Buenas Letras ; además la clase de los Literatos constituye una de las diferentes categorías en que se agrupan los Amigos.

La obra literaria de los Amigos del País no es sino aplicación y resultado de una teoría literaria - una Poética - inspirada directamente en los grandes teóricos del neoclasicismo de la época : Boileau, Luzán, Montiano...

El texto programático es sin duda el discurso sobre el buen gusto en literatura, que pronuncia el Conde de Peñaflorida, con ocasión de la Asamblea Pública de los amigos del País, celebrada en Vitoria el 20 de enero de 1766.

Page 6: La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

Jesús-María LASAGABAZTER

152

La teoría y la práctica literaria de los ilustrados vascos se inscribe así en el sistema literario neoclásico de la ilustración europea y más directamente de la española. Pragmatismo y didactismo son las categorías fundamentales a que obedece la actividad literaria en todos sus géneros, incluso en aquellos que, como la poesía, aparecerían más resistentes a una finalidad utilitaria. Es el horaciano “enseñar deleitando” de Horacio, “el Gran Príncipe del buen gusto”, le llama Peñaflorida, cuya Ars Poetica funciona como el modelo principal del buen gusto literario en la concepción de los Ilustrados. Esto quiere decir que la obra literaria teórica y de creación se inscribe en un sistema literario y cultural distinto de lo que en esa misma época puede explicar la existencia, el funcionamiento y el sentido de la literatura euskérica. El siglo XVII I es por antonomasia el siglo de las poéticas : Boileau para Francia y Luzán para España encarnan este espíritu preceptista de la literatura neoclásica. En euskera no tenemos sino el texto de Ohiénart, L'Art Poétique Basque, que aunque escrito en 1665, permanece inédito e ignorado hasta 1967.

La motivación primera que impulsa a Larramendi a exaltar el euskera y a fomentar su uso escrito no es propiamente literaria, sino religiosa. Basta leer el prólogo del Diccionario Trilingüe o la Corografía, donde señala explícitamente que su propósito es promocionar la predicación y la enseñanza religiosa en vascuence y dignificarlas mediante un uso riguroso y digno de la lengua, al servicio de una catequesis eficaz de los fieles. Así, en el prólogo de su Diccionario, en el capítulo en que expone “cómo el bascuence es lengua elocuente”, después de dar varias razones por las que se predica mal en vascuence, concluye :

Qué repetir ! Qué trabucarse” Qué ni atinar con las voces del vascuence oportunas” Qué invertir conjugaciones y tiempos ! Parece que están haciendo burla del auditorio de la iglesia y de la palabra de Dios; y luego tienen el desahogo de decir que no da más de sí el vascuence.

Además, desde la perspectiva no de la literatura euskérica, sino de eso que al comienzo de esta intervención hemos denominado “vida literaria”, hay que reivindicar también la importancia de la figura del ilustre jesuíta guipuzcoano como escritor en castellano. Es seguramente Mitxelena el primero en lamentar que la figura de Larramendi haya sido olvidada en el panorama de la literatura castellana de su siglo. Pero sobre todo es Tellechea Idígoras el que, en la Introducción a la Corografía, se ocupa con bastante amplitud del estilo literario de Larramendi, y establece paralelismos de género con autores de la época como Feijoo, Isla o Sarmiento, concluyendo :

Sólo el desconocimiento explica que se silencie el nombre de Larramendi en las historias de la cultura y más específicamente de la literatura que disertan hasta con suma amplitud de la época. Huelga citar nombres porque el silencio es universal y sin embargo yo quiero recabar un puesto honroso para Larramendi en la consideración de los especialistas europeos y españoles del siglo XVIII; y ello no sólo por su estilo literario, sino por su contenido”.

*

Por lo que se refiere propiamente a la actividad literaria de la Bascongada, quiero aludir aquí a dos dominios claramente diferenciados, pero exponentes ambos del espíritu cultural de la Ilustración : me refiero a la actividad teatral en la que destaca el papel del Conde de Peñaflorida, y al cultivo de un género como la fábula, donde

Page 7: La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

los ilustrados pueden evidentemente verificar la naturaleza didáctica y la funciónmoralizante de la literatura.

El panorama teatral del XVIII español está centrado en los ataques al teatrobarroco, y la polémica sobre los autos sacramentales hasta su prohibición. Este esel clima que explica las ideas de los Ilustrados vascos y la vida teatral de laBascongada.

Nuestra reflexión se va a centrar en tres aspectos fundamentales : 1) las ideassobre el teatro ; 2) la práctica teatral de la sociedad, y 3) la creación dramática delos Amigos del País.

La preceptiva dramática de los ilustrados vascos tiene su texto programático en eldiscurso que con el título Ca rta sobre e l tea tro , publica Félix María de Samaniego,bajo el seudónimo de Cosme Damián, en El Censor de enero de 1786.

El principio neoclásico de la verosimilitud le lleva a Samaniego a proclamar laimitación de la naturaleza, la subordinación a la razón y la sumisión a las reglasdramáticas, como criterios definitivos del buen gusto dramático. Por eso hay unacrítica demasiado global y poco matizada de los autores anteriores ocontemporáneos -(“los Lopes, Calderones, Moretos, etc.) - que deberíancomparecer “ante el tribunal de la razón para responder del cargo de haberadoptado, promovido, acreditado y hecho casi invencible la forma viciosa denuestro teatro”. Es la misma posición que adoptan otros miembros de la SociedadBascongada, como Ignacio Luis de Aguirre, o el propio Peñaflorida, quien en sucomedia La tertulia , refiriéndose a las malas obras teatrales, dice que hay que“desterrarlas y abolirlas del mundo”.

Frente a esto el teatro que los ilustrados vascos defienden es el de los clásicoscomo Aristófanes, Plauto y Terencio, Sófocles y Eurípides, o el de autores modernoscomo Molière, Goldoni o Racine.

En coherencia con las posiciones teóricas y críticas de los Ilustrados, está lapráctica teatral de la Sociedad.

La importancia que dan a la actividad teatral queda recogida en los estatutos de1765, donde se dice :

La s noches se destina rá n a cultiva r la música o la poesía dra má tica , logra ndo por este

medio el que ni a un en la s diversiones se distra iga n lo s a migos del Instituto .

Y un Reglamento regula con todo detalle la práctica de las representacionesteatrales, desde el lugar de la representación hasta la vestimenta de los actores,pasando por las personas que deben ser admitidas al espectáculo. Hay unaconcepción claramente elitista del teatro, ya que a las representaciones sólo sonadmitidos los miembros de la Sociedad, a los que se añaden, como invitados, la altasociedad y los eclesiásticos de Vergara.

Hay una preferencia por obras de teatro lírico – zarzuela y ópera cómica – y setrata sobre todo de traducciones o adaptaciones de obras francesas o italianas.Según Areta, de las siete primeras obras representadas, sólo hay dos originales : Latertulia y El borra cho burla do , ambas del Conde de Peñaflorida.

No me resisto a citar, aunque la cita sea larga, a Pedro Valentín de Mugartegui, cuandoen sus Memoria s de toda s mis ca mina ta s, a nda nza s y bobería s y de a lgunos pa sa gesmemora bles a ca ecidos en la gra n villa de Ma rquina desde el a ño 1732, nos cuenta :

153La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

Page 8: La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

154Jesús-María LASAGABAZTER

El 3 de Febrero del a ño 64 fui a Verga ra en compa ñía del Conde de Peña flo rida y o tro s,

a la s funciones de Sa n Ma rtín de Aguirre, y vo lví e l día 8. Los siete día s siguientes tuvimos

una bella o rquesta compuesta del Conde, Roca verde, Ga ma rra , Sordel y Ma za rredo , y c

a nta ron va ria s a ria s y sa inetes la s tres hija s del Conde, la s dos herma na s Anso teguis, la

Gertrudis Oza eta , e l sobrinito de Ga ma rra y nuestro o rga nista ... El 4 de junio fui a

Azpeitia con el o rga nista Ma rcos a lo s ensa yos de ópera s y tra gedia s y vo lví e l 9 del mismo ,

en compa ñía de don Félix Ma ría de Sa ma niego a pa sa r la s Pa scua s. El 13 del mismo

pa sa mos a Azco itia a continua r lo s ensa yos ha sta e l 2 de julio y lo s cinco día s siguientes

de Junta s, en lo s que representa mos la tra gedia de Meta sta ssio , intitula da La clemencia de

Tito , tra ducida por don Joa quín Ma ría de Eguía y la s dos ópera s cómica s bufa s intitula da s

El Ma risca l en su Fra gua y El borra cho burla do , la ` primera tra ducida del fra ncés y la

segunda compuesta y puesta en música por don Xa vier Ma ría de Munive, Conde de

Peña flo rida . Los a cto res de la tra gedia fueron : El Conde de Peña flo rida , don Joa quín

Ma ría de Eguía , don Félix Ma ría de Sa ma niego y don Pedro Va lentín de Muga rtegui. La s

a ctrices Doña Igna cia de Munive. Los a cto res de la s ópera s fueron : e l Conde de

Peña flo rida , don Félix Ma ría de Sa ma niego , don Pedro Va lentín de Muga rtegui, Ma rcos

Reca lde y Xa vier de Echeva rría . La s a ctrices doña Jo sepha de Munive y Ma ria nita

Ba lzo la ... El 2 de septiembre fui a la s fa mosa s fiesta s de Verga ra , que empeza ron el 10 y se

concluyeron el 15 ; hubo funciones de iglesia , cuca ña s, tres co rrida s, dos de Ca stilla y una

de Na va rra , hermosos fuegos, ca rro triunfa l, pa reja s, bella ilumina ción, y la s dos fa mosa s

ópera s el Ma risca l Ferra nt y Borra cho Burla do , que la s representa mos lo s mismos a cto res

que en Azco itia menos Ma ri Pepa , en cuyo luga r entró la Gertrudis Oza eta .

La actividad teatral de los ilustrados vascos es sin embargo de corta duración. Larazón parece estar por un lado en la dedicación cada vez mayor a las ciencias útilesy a la enseñanza y en la oposición de determinadas instancias eclesiásticas, entre lasque se cita explícitamente a los jesuitas.

El factotum de la actividad teatral de los Amigos del País es sin duda ninguna elpropio Conde de Peñaflorida, que aparece cultivando todas las facetas que abarcanel arte dramático, desde preceptista a actor, pasando por la actividad de director,aunque ésta es una figura que no se conoce en el teatro hasta finales del XIX.

Pero la faceta más importante y decisiva que encarna Peñaflorida en el mundo delteatro en el contexto de la actividad de la Bascongada, es su condición dedramaturgo, sobre todo por lo que se refiere al teatro euskérico, porque están eneuskera algunas partes – las partes cantadas, sobre todo - de El borra cho burla do yEl ca rna va l. Además de ese texto menor que con el título de Gabon sariac sepublica en Azcoitia en 1762 y aparece firmado con el extraño seudónimo de Luisade la Misericordia. El Conde es consciente de la conveniencia de hacer un uso másgeneralizado del euskera en su teatro, pero también se da cuenta de ciertasdificultades. Así, en el prólogo de El borra cho burla do , nos dice :

... mi primera idea fue de que toda esta ópera fuese en va scuence ;pero luego me fa ltó

la dificulta d del dia lecto de que me ha bía de servir en ella . Si me va lía del de Azcoytia ,

hubiera sido poco gra to a todo el resto del Pa ís (...) ; y si quería usa r del dia lecto de To lo sa ,

Herna ni, Sa n Seba stiá n, etc. exponía a lo s a cto res a ha cerse ridículo s...

Autores importantes como Mitxelena o Villasante atribuyen a Peñaflorida lapaternidad de los Ga bon sa ria c, aunque no falta (Manuel Lecuona) quien señala laautoría del P. Larramendi. Ga bon sa ria c es una serie de villancicos destinados a lacelebración de la Navidad de ese año.

Page 9: La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

Si exceptuamos el teatro popular suletino, las piezas dramáticas de Peñafloridason, junto con Ga boneta ko ikusk izuna de Pedro Ignacio de Barrutia, los primerosdocumentos en la historia del teatro vasco. Aunque se trata de autorescontemporáneos, sus obras dramáticas suponen preceptivas o concepcionesteatrales totalmente diferentes.

Peñaflorida se ajusta escrupulosamente a las convenciones dramáticas por lapreceptiva neoclásica – verosimilitud, unidades dramáticas, uniformidad de género,función didáctico-moralizante... – frente a la libertad creativa del teatro barroco.Ejemplo de esta actitud puede ser la escrupulosidad con que el Conde, en Elborra cho burla do , trata de respetar las exigencias de la unidad de lugar, y así se veobligado a justificar que si, en un momento de la comedia, la acción pasa de latienda del zapatero a las habitaciones del marqués,

suponiéndose que el za pa tero vivía en lo s cua rto s ba jo s de este ca ba llero , no se debe

reputa r por muta ción de luga r

¿ Cuál es en cambio la preceptiva dramática que subyace a la pieza de Barrutia ?No deja de sorprender que en una obra tan rudimentaria como Ga boneta koikusk izuna el personaje, en algún caso, sea la persona misma del actor, que serepresentaría a sí mismo, destruyéndose la dualidad actor-personaje, o, para decirlomás “pirandellianamente” planteando el problema de la frontera teatro-realidad.Esto le ha llevado a algún crítico a señalar que Barrutia se adelanta a su tiempoteatral y plantea una problemática teatral que sólo modernamente apareceráexplicitada, por ejemplo, en el teatro de Pirandello.

Creo que el paralelismo le viene demasiado grande a Barrutia o a quien sea elautor de Ga boneta ko ikusk izuna . Si no se respetan las unidades dramáticas, quetanta veneración suscitaban en los neoclásicos, no es porque se pretenda superarlasdesde una preceptiva más libre de ataduras formales, sino sencillamente porque sedesconocen ; lo cual, a mi juicio, es señal del arcaísmo de la pieza, más que marcade su pretendida modernidad.

Es cierto que en su ingenuidad de construcción dramática y en la libertad con quese trata la relación personaje-actor, la obra de Barrutia, por su indudable frescurateatral, puede dar la impresión de un cierto aire moderno. Pero es moderno en lamedida en que no es de su tiempo -el neoclasicismo teatral-, sino más bien de untiempo anterior, que podría incluso ser retrotraído hasta el drama litúrgico medieval.

Si no hay constancia ninguna de que Ga boneta k o ik usk izuna se hubierarepresentado, ni siquiera en Mondragón, de donde era escribano Pedro Ignacio deBarrutia, y sí la hay en cambio de la representación de las piezas teatrales dePeñaflorida, se puede decir en buena lógica que el teatro vasco sube por primeravez a los escenarios de la mano del Conde. Es una presencia parcial, ciertamente,pero es la primera históricamente, y no deja de ser un dato positivo que ilustra lapresencia de la Ilustración vasca en la vida literaria del país.

* * *Por fin quiero aludir a otro elemento que tiene cultivo y vitalidad en la actividad

literaria de los ilustrados vascos y que es también decisivo en la literatura euskéricaen los siglos XVIII y XIX. Me refiero al género de la fábula.

La fábula es un género poético que por sus características -sencillez, racionalidady dimensión moralizante- responde de manera adecuada a lo que las corrientes

155La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

Page 10: La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

156Jesús-María LASAGABAZTER

ilustradas piden a la literatura. No es extraño por tanto que esta forma literariatuviera un cultivo importante por parte de los ilustrados vascos.

Félix María de Samaniego, el mejor, sin duda, de los fabulistas vascos y uno de losmejores de la lengua castellana, dedica el primer libro de sus famosas Fá bula s enverso ca stella no a los Caballeros Alumnos del Real Seminario Patriótico de Vergara,y en la dedicatoria aparece meridianamente el horaciano “prodesse et delectare”,que es el le it motiv de toda la literatura de la Ilustración :

Que en esto s versos tra to

de da ros un a sunto

que instruya deleita ndo .

Pero no fue Samaniego el único fabulista vasco en la época de la Ilustración. Hayque citar también los nombres de Ibáñez de la Rentería y de Pablo de Xérica,aunque sus fábulas no han tenido la importancia y el eco de las de Samaniego.

Parece verosímil afirmar que la fábula de los ilustrados vascos y, más en concreto,de Samaniego, tuvo influencia en el cultivo bastante abundante que esta formaliteraria tuvo en la literatura euskérica en el siglo XIX, aunque el primer libro defábulas en prosa, los Ipui Ona c de Vicenta Moguel, publicado en 1804, está basadomuy directamente en el fabulista Esopo ; años más tarde, en 1842, Agustín Pascualde Iturriaga traduce las fábulas de Samaniego en sus Fá bula s y o tra s composicionesen verso va sconga do ; también, por esos años, es traducido el fabulista Lafontaine ;al suletino, por J.B. Archu en 1848, y al labortano, por Goyetche en 1852.

También Juan Antonio de Moguel escribió fábulas, aunque no pasan de ser en sumayoría traducciones o adaptaciones. Vicenta Moguel había incluido en su libroocho fábulas de su tío, el cual, dice la sobrina, tenía escritas muchas fábulas enverso, de las que las ocho incluídas en Ipui Ona c no son sino una muestra.

Y el propio escritor, en sus cartas a Vargas Ponce, le dice que ha trabajado “aversión vascongada” ya en prosa, ya en verso, no pocas fábulas de Esopo y Fedro.

Todos estos datos parecen indicar la popularidad que a comienzos del XIX tiene paralos escritores vascos un género como la fábula, así como el conocimiento que tienende los grandes fabulistas de otras literaturas : tanto de los clásicos – el griego Esopo yel latino Fedro –, como de los modernos – el francés Lafontaine o el vasco Samaniego.

Estos datos u otros que se podrían aportar parecen demostrar el interés que losescritores vascos manifiestan por la fábula literaria, muy superior al manifestado,documentalmente al menos, por otras formas literarias tan en boga en el XIX y másdecisivas en el desarrollo de la literatura, como es la novela.

En el contexto de la literatura vasca de la época que nos ocupa, donde, sobre todopor lo que se refiere a la prosa, no se ha salido todavía de los libros ascéticos y depiedad, la fábula, en verso o en prosa, es un género “civil”, profano, perofuertemente definido y delimitado por su finalidad didáctica y moralizadora.

A mí se me ocurre pensar, como hipótesis que debería ser verificada con trabajosmonográficos sobre el tema, que en ese proceso lento en la literatura vasca que vade la prosa ascética a la prosa narrativa, la fábula podría ser vista como una especiede mediación, tanto en el nivel formal como en el temático.

En lo formal, porque la estructura literaria de la fábula descansa sobre elementosde naturaleza narrativa – personajes, acción ..., y en lo temático por el fuerte

Page 11: La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII

didactismo que inspira en la fábula el desarrollo de la acción, orientada en todos loscasos a la justificación y explicitación de la moraleja final.

Cuando, a finales del XIX y sobre todo principios del XX, el nacimiento de lanovela vasca marca una nueva frontera en el proceso de institucionalización de laliteratura vasca como sistema literario y cultural autónomo, el costumbrismo tienecomo características importantes un profundo didactismo y una intenciónmoralizadora, muy semejantes a los de la fábula, aunque se trate de universos yformas de aprehensión literaria de lo real muy diferentes.

* * *

Llegados aquí, es hora de sintetizar lo dicho en unos cuantos puntos, a modo deconclusión.

1- Hay que partir del dato de que en el siglo XVIII no hay prácticamente vidaliteraria -creación y recepción, reflexión teórica y crítica- que se exprese ymanifieste en euskera. Ese catálogo de autores y de obras con que los actualeshistoriadores de la literatura vasca cubren el siglo XVIII no pertenece en sutiempo al sistema de la literatura, sino al de la actividad pastoral y catequéticade la Iglesia. No son por tanto resultado y expresión de una vida, de unaactividad propiamente literaria dicha y sentida como tal.

2- La única vida estrictamente literaria en el XVIII vasco es la que se desarrolla através de los Amigos del País, en la Real Sociedad Bascongada y en el RealSeminario de Vergara, y de la que Xavier María de Munibe, Conde dePeñaflorida, es inspirador y protagonista principal a un tiempo.

3- Es evidente que la actividad literaria de los ilustrados vascos se inscribedirectamente en el sistema de la literatura europea -española y francesa-contemporánea : sus teorías poéticas, sus consideraciones críticas, suparticipación en las polémicas literarias de la época, su trabajo, en fin,propiamente creador.

4- Hay que lamentar, sin duda, que los Amigos del País y en concreto Peñafloridano hubieran sido más sensibles a las posibilidades que un desarrollo real yespecífico del euskera podía haber ofrecido, más allá de esa conciencia reflejade la lengua que tan fuerte resonancia encuentra por ejemplo en un Manuel deLarramendi.

5- Recordemos, sin embargo, para evitar ambigüedades, que el “movimientolarramendiano” -si se puede en rigor hablar de “movimiento”- visto hoy, con laperspectiva que dan doscientos años de historia, como un impulso decisivo parael desarrollo del euskera en un cultivo no solamente lingüístico, sino tambiénliterario, sobre todo en el siglo XIX, no fue en su tiempo sino expresión de unafán religioso y misionero, muy particular y localizado. No olvidemos que tantoLarramendi como Cardaveraz y Mendiburu eran jesuitas y es desde su vocaciónde tales desde donde se explica en primera instancia su actividad depredicadores en euskera y de escritores.

Larramendi es de una visión y de un aliento creativo más amplio. Su obra superacon creces el reducido ámbito pastoral de los otros escritores eclesiásticos de sutiempo. Y a pesar de todo, no altera sustancialmente el planteamiento y losobjetivos religiosos de lo escrito en euskera en el siglo XVIII.

157La ilustración en la vida literaria vasca del siglo XVIII