La importancia de separar la basura

Victor E. Godoy Victor

La Ciudad de México es conocida mundialmente por su densidad, tanto en población, como en extensión territorial. Sin embargo, el equilibrio entre uno y otro factor, es descaradamente desproporcionado. Claro ejemplo se demuestra en su densidad de población; en el cual, de acuerdo al INEGI -según sus estudios del año 2010- señala que la densidad de población en el país es de 57 personas por kilómetro cuadrado, mientras que en el Distrito Federal es de 5920 personas por kilómetro cuadrado.

Este desequilibrio poblacional, trae consigo un problema gravemente relevante: la sobreproducción de residuos inorgánicos, sin saber dónde situarlos. Por lo que la organización llamada Transparencia y Medio Ambiente del Distrito Federal ha anunciado que en la Ciudad de México se concentra casi la octava parte de los residuos sólidos que se generan en todo el país; generando 12 513 toneladas de basura diaria; por lo que significa que cada habitante de la capital desecha 1.43 kilos de basura a diario. Y en donde es pertinente señalar que se estima que de los hogares proviene el 47% del total de los desperdicios, de los comercios el 29%, de los servicios el 15%, de los controlados 3% y de otras actividades el 6%.

Cabe mencionar que prácticamente todos los residuos sólidos, pierden la

posibilidad de ser reciclados o reutilizados, lo cual se puede cambiar de acuerdo a una transformación en nuestra educación, nuestras formas de producción y la manera en que consumimos. Basta con observar y analizar el estilo de vida de hace 50 años, con la actualidad, para darse cuenta de la inestabilidad en que manejamos los recursos.

El interactuar con estos grandes volúmenes de residuos sólidos, representa problemas de difícil solución, entre los que se pueden encontrar el causar graves desequilibrios medioambientales, enormes costos económicos para el Gobierno del Distrito Federal y la ciudadanía; y asimismo, se puede considerar como la consecuencia más grave el hecho de la mala salubridad y los problemas de salud que pueden adquirir los habitantes. Ya que en este tipo de panoramas permean la proliferación de ratas, aves, gatos, perros, moscas y bacterias, entre otros; que son vectores que transmiten diversos tipos de enfermedades como cólera, Nora Virus, salmonelosis, forunculosis, piodermitis, escabiosis, entre cerca de otras 40 enfermedades más.

Si nos introducimos a la noción ambientalista, los problemas en los que influye y contamina la basura inorgánica se pueden hacer notar en:

El consumo de energía y materias primas que son utilizados en la fabricación de los productos, los cuales vienen de recursos no renovables, así que si desechamos lo que se considera basura, en

realidad estamos desperdiciando recursos naturales.

La contaminación del agua, ya que superficialmente se contamina por la basura que arrojamos a los ríos y canales. Y por otra parte, en donde se concentra la basura, se filtran líquidos llamados lixiviados, que contaminan el agua del subsuelo o mantos acuíferos, del que depende toda la ciudad, desde la época precolombina.

En el caso de la contaminación del suelo, la basura que se arroja a la superficie, cambia la composición química del suelo y obstruye la germinación y el crecimiento de vegetación.

Y por último, pero no menos importante; también se contamina el aire, ya que la materia orgánica se descompone, y se arrojan residuos y bacterias que son dispersados por el viento.

El panorama es preocupante, puesto que desde hace una gran cantidad de años, de la historia moderna y contemporánea, los residuos sólidos se concentraron en tiraderos abiertos, sin importar los problemas ya antes mencionados. Normalmente los tiraderos se sitúan y se situaban al lado del Lago de Texcoco, en la zona Oriente, en Santa Catarina, en Cuautitlán, Xonacatlán e Ixtapaluca. Y precisamente se cerró, en diciembre de 2011, uno de los tiraderos más grandes del mundo: El Bordo Poniente, ya que el gobierno del Distrito Federal, del aquél entonces

Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, argumentó que al cerrarlo se recuperarían 300 hectáreas que durante 26 años fueron dañados por los residuos. Entre otras premisas que formuló a favor de cerrar el Bordo, estaban el aprovechamiento de biogás tomado de los desechos para generación de energía eléctrica y que contribuirá de manera significativa a reducir dos millones de toneladas bióxido de carbono, principal gas de efecto invernadero (GEI).

Entonces, durante los últimos años, en conjunto de instituciones, organizaciones civiles y el Gobierno del Distrito Federal, han encontrado soluciones, por mencionar algunas, en la creación de rellenos sanitarios, en el reciclaje, y en la creación de la Ley de residuos sólidos del Distrito Federal en abril de 2003, en el mandato del exjefe de gobierno Andrés Manuel López Obrador. En donde se informó que del total de los residuos sólidos que se generan en el Distrito Federal 94% es recogida y trasladada al relleno sanitario, lo cual está a cargo de las Delegaciones, con una amplia red de carritos que atienden el barrido de calles y la suma de 2097 camiones que hacen viajes diarios para concentrar los desperdicios en cerca de 13 estaciones de transferencia y que en total costea el aproximado de 1500 millones de pesos al año, los cuales, informa el gobierno, ocupan parte importante en nuestros impuestos.

Los rellenos sanitarios, que son los sitios en los que se dirigen estos residuos inorgánicos, son instalaciones en las que se aplican una serie de medidas para disminuir efectos contaminantes, mediante la selección de terrenos de baja filtración, protección del suelo con material impermeabilizante, el recubrimiento con tierra sobre cada capa de desperdicios y en donde están instalados tubos para salida de gases; también hay captación de lixiviados y el control de animales nocivos.

En estos lugares, se lleva a cabo el reciclaje, recordando que es el acto de transformar materiales que fueron desechados a través de procesos que permiten elaborar nuevos envases, empaques y productos; lo cual ayuda a ahorrar energía, materia prima, agua, combustibles y recursos naturales, por lo que ayuda también en disminuir la contaminación ambiental y asimismo ayuda a prolongar la vida útil de estos rellenos sanitarios.

La Ley de residuos sólidos del Distrito Federal, la cual tiene como objetivo disminuir la generación de desechos sólidos, y se aplica en las 16 delegaciones, empero, no en el resto del Área metropolitana. Tiene establecido, a grandes rasgos:

Que todo generador (persona física o moral) de residuos sólidos tiene la obligación de separarlos en orgánicos e inorgánicos.

Considerar las acciones que involucren la generación de residuos sólidos, con responsabilidad, como el hecho de entregar todos los desechos al servicio de limpia.

El servicio de recolección domiciliara será de manera gratuita, en casas y establecimientos mercantiles que produzcan menos de 50 kg de residuos al día.

Se tomarán como residuos de manejo especial, los provenientes de servicios de salud, cosméticos y alimentos no aptos para consumo humano, residuos de demolición y construcción, los neumáticos y muebles, plásticos de botellas de refresco (PET) y los residuos tecnológicos de la industria informática, entre otros.

También se establece que queda prohibido el arrojar o abandonar en vías públicas y comunes, residuos sólidos de cualquier tipo; depositar animales muertos o desechos que despidan olores desagradables en contenedores de la calle, quemar residuos al aire libre y pepenar residuos de los recipientes instalados en la vía pública.

Las delegaciones se deben hacer cargo de lo antes mencionado, ejecutar y vigilar la ley, orientar a la población en el tema e imponer

sanciones a la violación de éstas.

A poco más de una década de haberse promulgado la ley, se pueden ver logros y deficiencias en su aplicación. Por ejemplo, se ha ayudado a disminuir la contaminación, en general, en relación al producto de residuos inorgánicos; mientras que con los residuos orgánicos se ha logrado utilizar gran parte como abono en plantas de compostaje y de igual forma, se ha incrementado el reciclaje de envases y productos plásticos; en donde también organizaciones privadas, en conjunto de las púbicas, se han asociado.

Por contraparte, la conciencia ciudadana no ha cobrado una buena importancia, ya que se ha informado que los basureros clandestinos han incrementado. Se calcula que hay 813 repartidos por toda la ciudad, y en porcentaje, el 6% de los desperdicios, se deduce que no se recogen de manera adecuada, independientemente de observar que en prácticamente todo lugar en condiciones precarias, y sobre todo en las fronteras con la Zona Metropolitana, son los lugares en donde más se puede observar el fenómeno.

Evidentemente, por ello las autoridades recomiendan a la ciudadanía seguir cumpliendo la ley de forma razonada, al no tirar basura en lugares indebidos, separando la basura; cambiando hábitos de consumo, comprando lo necesario, prefiriendo por productos que tengan menos envolturas, adquiriendo productos de envases reciclables; reutilizando productos que estén en buenas

condiciones y produciendo composta en la propia casa.

En otras recomendaciones importantes, se sugiere que las baterías o pilas sean encerradas en botellas de plástico, y desecharlas en contenedores especiales indicados exclusivamente para ellos, puesto que pueden originar graves daños a la salud, entre los que se pueden mencionar cáncer, problemas en el sistema nervioso, en el riñón y en el pulmón. Además se ha comprobado que una sola pila puede contaminar hasta 100 mil litros de agua, ya que contienen elementos tóxicos para el humano, como el mercurio y el cadmio. También se aconseja sustituir estas baterías, por baterías recargables y eliminar poco a poco el uso de estos factores contaminantes.

El problema en conjunto acontece, no solo a la Ciudad de México, sino al país, al continente y al mundo entero. Y evidentemente se tiene que tratar el tema con seriedad y actitud crítica, ya que se conocen a profundidad las consecuencias que traen consigo; con un trabajo en conjunto entre la sociedad política y la sociedad civil, para poder llegar a soluciones de forma íntegra y solidaria.