La incansable batalla de Aysén

1
4 | LE MONDE diplomatique | abril 2012 E n pleno bloqueo de los transpor- tistas de las principales vías de acceso a Coyhaique, capital re- gional de Aysén, dos de los líde- res del movimiento, Iván Fuentes y Mi- sael Ruiz, encaramados sobre una rampa explican a un centenar de camioneros la importancia de estar unidos, de las caren- cias e injusticias que día a día viven ellos y los campesinos, y las dueñas de casas, y los estudiantes, y los enfermos, y los an- cianos. En el litoral, en la ciudad, en el campo, en la pampa. Y agregan que todos juntos, del campo hasta el mar, de la ur- be a la ruralidad, de la “pobla” al centro, deben seguir en la lucha. “Porque la rei- vindicación de un hermano, compañero, debe ser la de todos”, dicen. Simbólico porque la vida de Iván y Mi- sael no transcurre en tierra. No son camio- neros. Ellos son pescadores artesanales, y hablaban a los transportistas como a un igual. Probablemente es difícil entender, pa- ra quien no ha participado desde dentro y desde el origen, cómo se llega a una mo- vilización histórica para la región de Ay- sén que se ha instalado en el epicentro del ejercicio del poder político, La Moneda. Fue el 3 de febrero cuando un grupo de pescadores artesanales, vecinos y conce- jales de la comuna de Aysén viajaron has- ta Coyhaique para reunirse con dirigentes de organizaciones, portadores de deman- das históricas y transversales de la región. Las delegaciones regionales de la Agrupa- ción de Empleados Fiscales y la Central Unitaria de Trabajadores, junto a los mo- vimientos ciudadanos Patagonia Unida y Patagonia sin Represas, fuimos invitados a formar un movimiento territorial y temá- ticamente transversal. Fue tal el inicio de un trabajo que des- embocó en propuestas temáticas, movi- lización masiva y general, y un sentido de unidad sin precedentes. Por las necesida- des históricas de Aysén. Por las reivindica- ciones transversales de los patagones. Once son las demandas que se fueron plasmando a través de un proceso de con- sulta a quienes algo tuvieran que decir so- bre las carencias y el destino de esta her- mosa tierra ubicada en el extremo sur de Chile. Tierra con experiencia en luchas reivindicatorias, como la mítica Guerra de Chile Chico, que en 1918 enfrentó a colo- nos previamente asentados en esta tierra promisoria con grandes estancieros de Santiago y Punta Arenas, a quienes el go- bierno de la época entregó extensos te- rritorios para ganadería, incluidos los de quienes llegaron primero. Y, al igual que hoy, tales usurpadores tuvieron el apoyo de toda la fuerza represiva del Estado de Chile. Once son las demandas (1). Ninguna irracional, ninguna ilegítima, ninguna que no se pueda solucionar con voluntad y pensando, de una vez por todas, en el bien colectivo de Chile y los chilenos. Rebaja a los combustibles (los más caros de Chile), salud, educación y vivienda de calidad (¿es eso un crimen acaso?), equidad laboral con un sueldo mínimo y pensiones regionali- zadas (en la región el costo de la vida es un 35 % más caro que en Santiago), nivelación en la asignación de zona, que los habitan- tes de la región puedan incidir en la mate- rialización o no de los mega proyectos que en ella se impulsen, y validar el modelo Ay- sén reserva de vida al que la mayoría aspi- ramos. También, administración regional de los recursos naturales, empoderamien- to de la pesca artesanal y del campesinado. Que se elabore una canasta básica regional y que se generen instrumentos para la re- ducción de su costo, por ejemplo mediante subsidios al transporte. He aquí, en resumen, las demandas de los patagones. Las desquiciadas, inaudi- tas, irrealizables peticiones. Insólitas sí, pero sólo en un modelo de sociedad don- de el Estado ha abdicado en su rol dejan- do al mercado como regulador plenipo- tenciario ya no sólo de la economía, sino también de nuestra vida política e incluso social. ¿Ha escuchado eso de negocios son negocios? Son los mundos paralelos: en uno valores admirables son la solidaridad, el humanismo, el bien común; en el otro la competencia, la frialdad tecnócrata y el in- dividualismo. Muchos pedimos que termi- ne esta esquizofrenia. Existencia digna El trasfondo de la lucha de Aysén va más allá de reivindicaciones temáticas. Se an- cla en las transformaciones que se requie- ren para hacer de Chile un país más justo, más equitativo, más digno. En corto, una tierra mejor para todos. Y esos cambios necesitan de un rebaraje en tres ámbitos: la riqueza, las cargas socioambientales y el poder. Es de ello de lo que nos hablan las 11 demandas. Porque cuando unas 4.500 familias per- ciben un ingreso autónomo promedio cer- cano a los 19 millones de pesos, represen- tando el 0,1% de los hogares, algo está mal (2). Hay pocos que tienen mucho y muchos que tienen muy poco. Y eso no pasa nece- sariamente por aumentar el sueldo (o dar trabajo) a los más pobres, sino por asegurar desde el Estado mejor calidad de vivien- da, educación, salud, previsión, y entregar buenos servicios básicos en electricidad, agua, transporte y todo lo que entendamos como consustancial a la existencia digna de nuestros compatriotas, financiable con una buena reforma tributaria. Porque recursos existen. Comprobado al saber que uno de los sectores económicos que mayores uti- lidades obtiene es la gran minería, donde Codelco representa un 30 % del cobre que se exporta en Chile siendo el resto privado, esencialmente trasnacional (3). Y el segun- do la energía, controlada por grandes cor- poraciones. Y ambos casos usurpando bie- nes naturales que supuestamente nos per- tenecen a todos los chilenos (4). También es necesario redistribuir las cargas socioambientales. No es justo ni co- rrecto que gran parte de las infraestructu- ras que algunos asumen como necesarias para el país (cárceles, rellenos sanitarios, termoeléctricas, represas, mineras) siem- pre se deban instalar en zonas de comuni- dades vulnerables sin mayor poder efecti- vo (5). Está claro que en algunos casos son necesarias (con las termoeléctricas, mine- ras y represas tengo mis dudas, al depen- der del modelo de desarrollo al cual adhe- rir), pero si se van a asumir los costos que éstos se prorrateen y no se carguen siem- pre los que ya vienen perdiendo por dema- siado tiempo. Y, en tercer lugar, descentralizar el po- der, que puede ser quizás el puntal que nos permitirá avanzar en lo anterior. Demo- cratizar Chile, lo cual necesariamente pa- sa por una nueva Constitución, y que en su elaboración participemos mediante el me- jor procedimiento todos quienes seremos regidos por su articulado (6). Y no que baje del Olimpo donde se apoltrona la elite, que desciende a los llanos cada cuatro u ocho electorales años. Porque lo que estamos diciendo a Chi- le desde la Patagonia con estas demandas y movilizaciones no se restringe exclusiva- mente a “Aysén, tu problema es mi proble- ma”. Estamos manifestando que es hora ya de un nuevo pacto democrático y socioam- biental en Chile. Uno en el cual el problema del otro sea el mío también, para así, desde ese momento, poder decir con propiedad que somos una verdadera sociedad. g 1. http://issuu.com/movimientosocialporlaregiondeaysen/ docs/propuestas_movimiento_social_por_la_regi_n_de_ays_ 2. Ver artículo Marco Kremerman en http://www. theclinic.cl/2011/11/02/la-casta-de-las-4-mil- familias-que-tienen-secuestrado-al-pais/ 3. Ver http://www.puntofinal.cl/747/nacionalismo.php 4. Ver http://www.mch.cl/noticias/ imprimir_noticia_neo.php?id=25783 5. Ver columna del autor en http://www.elmostrador.cl/ opinion/2011/11/11/el-poligono-chileno-de-la-inequidad/ 6. Ver columna del autor en http://www.elmostrador. cl/opinion/2011/09/01/%C2%BFy-por-que- habria-que-tener-una-nueva-constitucion/ *Periodista. Movimiento Ciudadano Patagonia sin Represas / Integrante Mesa Movimiento Social por Aysén. Descentralización económica, democrática y socioambiental La incansable batalla de Aysén por Patricio Segura* La imagen es sólo un símbolo. Pero uno tan especial que resume en un solo encuadre lo profundo de la lucha que, al momento de escribir estas líneas, está desatada en la región de Aysén, en la Patagonia chilena. Una batalla física, real, pero también política, comunicacional, semiótica, entre sus habitantes, la mayoría, y el Estado de Chile y su actual regente, el gobierno de Sebastián Piñera. Alejandro Robles, Sin título (cerámica), 2011 (Gentileza Galería Cecilia Palma) 4 Aysen P Segura Fin.indd 4 21-03-12 18:06

description

Artículo en Le Monde Diplomatique de abril de 2012.

Transcript of La incansable batalla de Aysén

4 | LE MONDE diplomatique | abril 2012

En pleno bloqueo de los transpor-tistas de las principales vías de acceso a Coyhaique, capital re-gional de Aysén, dos de los líde-

res del movimiento, Iván Fuentes y Mi-sael Ruiz, encaramados sobre una rampa explican a un centenar de camioneros la importancia de estar unidos, de las caren-cias e injusticias que día a día viven ellos y los campesinos, y las dueñas de casas, y los estudiantes, y los enfermos, y los an-cianos. En el litoral, en la ciudad, en el campo, en la pampa. Y agregan que todos juntos, del campo hasta el mar, de la ur-be a la ruralidad, de la “pobla” al centro, deben seguir en la lucha. “Porque la rei-vindicación de un hermano, compañero, debe ser la de todos”, dicen.

Simbólico porque la vida de Iván y Mi-sael no transcurre en tierra. No son camio-neros. Ellos son pescadores artesanales, y hablaban a los transportistas como a un igual.

Probablemente es difícil entender, pa-ra quien no ha participado desde dentro y desde el origen, cómo se llega a una mo-vilización histórica para la región de Ay-sén que se ha instalado en el epicentro del ejercicio del poder político, La Moneda.

Fue el 3 de febrero cuando un grupo de pescadores artesanales, vecinos y conce-jales de la comuna de Aysén viajaron has-ta Coyhaique para reunirse con dirigentes de organizaciones, portadores de deman-das históricas y transversales de la región. Las delegaciones regionales de la Agrupa-ción de Empleados Fiscales y la Central Unitaria de Trabajadores, junto a los mo-vimientos ciudadanos Patagonia Unida y Patagonia sin Represas, fuimos invitados a formar un movimiento territorial y temá-ticamente transversal.

Fue tal el inicio de un trabajo que des-embocó en propuestas temáticas, movi-lización masiva y general, y un sentido de unidad sin precedentes. Por las necesida-des históricas de Aysén. Por las reivindica-ciones transversales de los patagones.

Once son las demandas que se fueron plasmando a través de un proceso de con-sulta a quienes algo tuvieran que decir so-bre las carencias y el destino de esta her-mosa tierra ubicada en el extremo sur de Chile. Tierra con experiencia en luchas reivindicatorias, como la mítica Guerra de Chile Chico, que en 1918 enfrentó a colo-nos previamente asentados en esta tierra promisoria con grandes estancieros de Santiago y Punta Arenas, a quienes el go-bierno de la época entregó extensos te-rritorios para ganadería, incluidos los de quienes llegaron primero. Y, al igual que hoy, tales usurpadores tuvieron el apoyo de toda la fuerza represiva del Estado de Chile.

Once son las demandas (1). Ninguna irracional, ninguna ilegítima, ninguna que no se pueda solucionar con voluntad y pensando, de una vez por todas, en el bien colectivo de Chile y los chilenos. Rebaja a los combustibles (los más caros de Chile), salud, educación y vivienda de calidad (¿es eso un crimen acaso?), equidad laboral con un sueldo mínimo y pensiones regionali-zadas (en la región el costo de la vida es un 35 % más caro que en Santiago), nivelación en la asignación de zona, que los habitan-tes de la región puedan incidir en la mate-rialización o no de los mega proyectos que en ella se impulsen, y validar el modelo Ay-sén reserva de vida al que la mayoría aspi-ramos. También, administración regional de los recursos naturales, empoderamien-to de la pesca artesanal y del campesinado. Que se elabore una canasta básica regional y que se generen instrumentos para la re-ducción de su costo, por ejemplo mediante subsidios al transporte.

He aquí, en resumen, las demandas de los patagones. Las desquiciadas, inaudi-tas, irrealizables peticiones. Insólitas sí, pero sólo en un modelo de sociedad don-de el Estado ha abdicado en su rol dejan-do al mercado como regulador plenipo-tenciario ya no sólo de la economía, sino también de nuestra vida política e incluso

social. ¿Ha escuchado eso de negocios son negocios? Son los mundos paralelos: en uno valores admirables son la solidaridad, el humanismo, el bien común; en el otro la competencia, la frialdad tecnócrata y el in-dividualismo. Muchos pedimos que termi-ne esta esquizofrenia.

Existencia dignaEl trasfondo de la lucha de Aysén va más allá de reivindicaciones temáticas. Se an-cla en las transformaciones que se requie-ren para hacer de Chile un país más justo, más equitativo, más digno. En corto, una tierra mejor para todos. Y esos cambios necesitan de un rebaraje en tres ámbitos: la riqueza, las cargas socioambientales y el poder. Es de ello de lo que nos hablan las 11 demandas.

Porque cuando unas 4.500 familias per-ciben un ingreso autónomo promedio cer-cano a los 19 millones de pesos, represen-tando el 0,1% de los hogares, algo está mal (2). Hay pocos que tienen mucho y muchos que tienen muy poco. Y eso no pasa nece-sariamente por aumentar el sueldo (o dar trabajo) a los más pobres, sino por asegurar desde el Estado mejor calidad de vivien-da, educación, salud, previsión, y entregar buenos servicios básicos en electricidad, agua, transporte y todo lo que entendamos como consustancial a la existencia digna de nuestros compatriotas, financiable con una buena reforma tributaria. Porque recursos existen. Comprobado al saber que uno de los sectores económicos que mayores uti-lidades obtiene es la gran minería, donde Codelco representa un 30 % del cobre que se exporta en Chile siendo el resto privado, esencialmente trasnacional (3). Y el segun-do la energía, controlada por grandes cor-poraciones. Y ambos casos usurpando bie-nes naturales que supuestamente nos per-tenecen a todos los chilenos (4).

También es necesario redistribuir las cargas socioambientales. No es justo ni co-rrecto que gran parte de las infraestructu-ras que algunos asumen como necesarias

para el país (cárceles, rellenos sanitarios, termoeléctricas, represas, mineras) siem-pre se deban instalar en zonas de comuni-dades vulnerables sin mayor poder efecti-vo (5). Está claro que en algunos casos son necesarias (con las termoeléctricas, mine-ras y represas tengo mis dudas, al depen-der del modelo de desarrollo al cual adhe-rir), pero si se van a asumir los costos que éstos se prorrateen y no se carguen siem-pre los que ya vienen perdiendo por dema-siado tiempo.

Y, en tercer lugar, descentralizar el po-der, que puede ser quizás el puntal que nos permitirá avanzar en lo anterior. Demo-cratizar Chile, lo cual necesariamente pa-sa por una nueva Constitución, y que en su elaboración participemos mediante el me-jor procedimiento todos quienes seremos regidos por su articulado (6). Y no que baje del Olimpo donde se apoltrona la elite, que desciende a los llanos cada cuatro u ocho electorales años.

Porque lo que estamos diciendo a Chi-le desde la Patagonia con estas demandas y movilizaciones no se restringe exclusiva-mente a “Aysén, tu problema es mi proble-ma”. Estamos manifestando que es hora ya de un nuevo pacto democrático y socioam-biental en Chile. Uno en el cual el problema del otro sea el mío también, para así, desde ese momento, poder decir con propiedad que somos una verdadera sociedad. g

1. http://issuu.com/movimientosocialporlaregiondeaysen/docs/propuestas_movimiento_social_por_la_regi_n_de_ays_2. Ver artículo Marco Kremerman en http://www.theclinic.cl/2011/11/02/la-casta-de-las-4-mil-familias-que-tienen-secuestrado-al-pais/3. Ver http://www.puntofinal.cl/747/nacionalismo.php4. Ver http://www.mch.cl/noticias/imprimir_noticia_neo.php?id=257835. Ver columna del autor en http://www.elmostrador.cl/opinion/2011/11/11/el-poligono-chileno-de-la-inequidad/6. Ver columna del autor en http://www.elmostrador.cl/opinion/2011/09/01/%C2%BFy-por-que-habria-que-tener-una-nueva-constitucion/

*Periodista. Movimiento Ciudadano Patagonia sin Represas / Integrante Mesa Movimiento Social por Aysén.

Descentralización económica, democrática y socioambiental

La incansable batalla de Aysénpor Patricio Segura*

La imagen es sólo un símbolo. Pero uno tan especial que resume en un solo encuadre lo profundo de la lucha que, al momento de escribir estas líneas, está desatada en la región de Aysén, en la Patagonia chilena. Una batalla física, real, pero también política, comunicacional, semiótica, entre sus habitantes, la mayoría, y el Estado de Chile y su actual regente, el gobierno de Sebastián Piñera.

Alejandro Robles, Sin título (cerámica), 2011 (Gentileza Galería Cecilia Palma)

4 Aysen P Segura Fin.indd 4 21-03-12 18:06