La Increible y Triste Historia de La Candi

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* LA INCREIBLE Y TRISTE HISTORIA DE LA CANDI ERENDIRA Y SU ABUELA DESALMADA

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es muy interesante

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*LA INCREIBLE Y TRISTE HISTORIA DE LA CANDI ERENDIRA

Y SU ABUELA DESALMADA

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"Eréndira estaba bañando a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia.“

Eréndira es la nieta que había cumplido apenas los catorce años, vivía sólo con su abuela en un enorme mansión extraviada en el desierto.

 La nieta atendía a su abuela que necesitaba ayuda con todo, a causa de su grandeza e inmovilidad. Normalmente necesitaba dos horas cada día para arreglar la anciana. No podía caminar sin ser apoyada de la nieta.

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El ambiente de la mansión y del desierto se describe cómo aislado y la vida de las dos cómo una existencia rutinaria. Todo empezó con una desgraciada , cuando Eréndira se durmió con un candelabro ya encendido, se hizo fuego en la mansión, la gente del pueblo trató de rescatar los restos del desastre. Pero no quedó mucho. La abuela empezó inmediatamente el trabajo de hacer que Eréndira pagara su negligencia. El medio fue venderla a los hombres.

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Cuando no hubo en el pueblo ningún otro hombre que pudiera pagar algo por el amor de Eréndira, la abuela la llevó en un camión de carga hacia otros pueblos y regiones. Eréndira tuvo que pagar por el viaje haciendo amores con el carguero del camión. 

La abuela comenzó a arreglar a Eréndira. Le pintó la cara con un estilo que había estado de moda en su juventud

“Los hombres son muy brutos en asuntos de mujeres”.

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En un tenderete la abuela instaló una estera y Eréndira. Un hombre del correo nacional pagó por los servicios de Eréndira por narrando de ella a otros hombres que él encontró por su trabajo. Fue un trato de éxito. Detrás de los hombres vinieron mesas de lotería, puestos de comida y un fotógrafo en bicicleta que instaló frente el campamento una cámara de caballete con manga de luto. 

Con el paso de los meses la abuela fue menos severa con el pago del dinero y empezó por admitir que los hombres completaran el pago con medallas de santos, reliquias de familia, anillos matrimoniales y todo cuanto fuera capaz de demostrar.

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En San Miguel del Desierto encontró a Ulises, el hijo de un contrabandista holandés. Ulises era un adolescente dorado, de ojos marítimos y solitarios, y con la identidad de un ángel furtivo.

Cuando él visitó a la carpa de Eréndira, los jóvenes se gustaron. Se quisieron.

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En la misma ciudad había una casa de misioneros. Como Eréndira era menor de edad les dijeron a la abuela que querían ponerla bajo su custodia, o tendrían que recurrir a otros métodos. Una noche cuándo la abuela y Eréndira dormían, unos hombres mandados por los misioneros, la llevaron al convento de la misión.

Eréndira no perdió ni una noche de sueño desde que la llevaron al convento. Ella vivía descubriendo otras formas de belleza y de horror que nunca había imaginado en el mundo en el estrecho de la cama.

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La abuela intentaba rescatar a la nieta de la tutela de los misioneros. Ella recurrió a la autoridad civil, pero el alcalde le dijo que no podía hacer nada, los padrecitos, de acuerdo con el Concordato, tenían el derecho a quedarse con la niña hasta que sea mayor de edad o hasta que se case.

La abuela buscó ayuda de unos contrabandistas, diciendo que era la Dama de Amadís el grande. Pero el hombre contrabandista con quien ella platicó, no conocía siquiera a los Amadises, ni quiso atravesarse en las cosas de Dios.

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Ulises no quería hablar sobre Eréndira con su madre, aunque ella entendía que había alguien. Ulises no podía dormir tratando de dominar el dolor de los recuerdos, hasta que el propio dolor le dio fuerza. Se fugó de la casa en la camioneta cargada de pájaros.

Viajó por el desierto el resto de la noche y al amanecer preguntó por pueblos y rancherías cuál era el rumbo de Eréndira. 

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Cuando Ulises la encontró tentó a Eréndira a huir con él al otro lado de la frontera. Eréndira le mostro una naranja de la caja de caudales de su padre. En su interior era clavado un diamante legítimo. Ulises También le mostró una pistola y le dijo que tenía la camioneta.

Eréndira después de unos días se decidió para siempre alejarse de la abuela. Se escaparon hacia el desierto.

Esa vez la abuela recurrió de inmediato a la autoridad civil. El comandante del retén decidió atrapar los fugitivos. En una camioneta militar viajaron el comandante, la abuela, el padre de Ulises y unos agentes armados.

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El punto de vista de la abuela era, que Eréndira no se puede quejar:

"Tienes ropas de reina, una cama de lujo, una banda de música propia, y catorce indios a su servicio. ¿No te parece espléndido? Cuando yo te falte, ni quedarás a la merced de los hombres, porque tendrás tu casa propia en una ciudad de importancia."

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Una noche la abuela pasó todo el tiempo hablando sin soñar sobre sus nostalgias del Caribe y capitanes de los buques que mandarán postales de todos los puertos del mundo. Eréndira pensaba en Ulises y llamó con toda la fuerza de su voz interior:

Ulises !!

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La última vez tuvo éxito. Pero no sin molestias. Al primero intentaron matar a la abuela con una libra de veneno para ratas revuelto con nata de leche y mermelada de frambuesa. Sólo resultó en que la abuela hizo trances domando y en que le perdió los pelos. Al segundo Ulises utilizó un detonante. Resultó en una peluca chamuscada y la camisa en piltrafas, pero la abuela estaba más viva que nunca.

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Ulises permaneció sentado junto al cadáver, agotado por la lucha, y cuanto mas trataba de limpiarse la cara mas se le embadurnaba de aquella materia verde y viva que parecía fluir de sus dedos. Solo cuando vio salir a Eréndira con el chaleco de oro, tomo conciencia de su estado.

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Ulises hizo un ultimo esfuerzo para perseguirla, llamándola con unos gritos desgarrados que no eran de amante si no de hijo, pero lo venció el terrible agotamiento de haber matado a una mujer sin ayuda de nadie.

Los indios de la abuela lo alcanzaron tirado boca abajo en la playa, llorando de soledad y de miedo.

Eréndira no lo avía oído. Iba corriendo contra el viento, mas veloz que un venado y ninguna voz de este mundo la podía detener.

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*GRACIASPOR SU ATENCION