La Independencia de las Ideas. Pensamiento y colonialidad

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La “independencia” de las ideas La semana pasada reflexionamos en torno al papel de la mujer argentina durante el proceso independentista, rescatando de la historia su protagonismo oculto bajo la historia oficial. La entrega de hoy continúa inspirada en el asunto de la independencia de nuestro país y de la construcción del pensamiento en Latinoamérica. Es necesario reflexionar sobre cuán independiente es nuestro pensamiento en el marco de nuestra historia y de nuestra supuesta libertad en la actualidad. Alcira Argumedo (2000) en “El silencio y las voces en América latina” afirma que las matrices de pensamiento y la episteme de nuestra región han sido una cuestión política más que académica. Al igual que la autora creo que debemos construir nuestro pensamiento “desde” América Latina, sólo así podremos identificar las “otras” historias. Remontarnos a la era colonial es un acto ineludible a la hora de revisar las ideas dominantes de nuestras sociedades sobre las cuales se fueron edificando y organizando los valores, la cultura y la democracia entre otros factores. Las ideas sobre humanidad construidas políticamente en ese entonces durante el dominio y exterminio europeo sobre América, definieron presente y futuro de las poblaciones, pero mucho más determinaron un pasado de organización social, cultura, ideas y voces silenciadas. ¿Qué es lo humano? Latinoamérica aún no tiene resuelto desde lo fáctico esta pregunta. Pero la búsqueda de algún tipo de camino de entendimiento, nos hace indagar sobre un artículo de Breny Mendoza (2006) donde podemos identificar una veta: “Confrontados ante las atrocidades cometidas contra los amerindios por los conquistadores españoles, la Iglesia se vio obligada a crear una noción normativa de “humanidad” congruente con sus doctrinas teológicas, que pudiera justificar el exterminio de los pueblos indígenas que se

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Este es un artículo que aborda el papel del proceso colonizador que vivió América Latina por parte de Europa. Cómo se creo la idea de ser humano y el cómo estas ideas fueron en detrimento de poblaciones enteras y de las mujeres en particular.

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La “independencia” de las ideas

La semana pasada reflexionamos en torno al papel de la mujer argentina durante el proceso independentista, rescatando de la historia su protagonismo oculto bajo la historia oficial. La entrega de hoy continúa inspirada en el asunto de la independencia de nuestro país y de la construcción del pensamiento en Latinoamérica. Es necesario reflexionar sobre cuán independiente es nuestro pensamiento en el marco de nuestra historia y de nuestra supuesta libertad en la actualidad.Alcira Argumedo (2000) en “El silencio y las voces en América latina” afirma que las matrices de pensamiento y la episteme de nuestra región han sido una cuestión política más que académica. Al igual que la autora creo que debemos construir nuestro pensamiento “desde” América Latina, sólo así podremos identificar las “otras” historias.Remontarnos a la era colonial es un acto ineludible a la hora de revisar las ideas dominantes de nuestras sociedades sobre las cuales se fueron edificando y organizando los valores, la cultura y la democracia entre otros factores. Las ideas sobre humanidad construidas políticamente en ese entonces durante el dominio y exterminio europeo sobre América, definieron presente y futuro de las poblaciones, pero mucho más determinaron un pasado de organización social, cultura, ideas y voces silenciadas.¿Qué es lo humano? Latinoamérica aún no tiene resuelto desde lo fáctico esta pregunta. Pero la búsqueda de algún tipo de camino de entendimiento, nos hace indagar sobre un artículo de Breny Mendoza (2006) donde podemos identificar una veta: “Confrontados ante las atrocidades cometidas contra los amerindios por los conquistadores españoles, la Iglesia se vio obligada a crear una noción normativa de “humanidad” congruente con sus doctrinas teológicas, que pudiera justificar el exterminio de los pueblos indígenas que se llevaba a cabo”. En estos debates, se reconocía sólo al europeo y al cristiano como verdaderamente humanos y sirvieron para proveer una vindicación ontológica a las prácticas colonizadoras y esclavizadoras de las poblaciones no blancas.En este marco, podremos identificar una idea sobre la cuestión de los derechos que se construyó a partir de esta particular idea sobre lo humano vinculada a ser europeo-blanco y ser cristiano. El derecho, la moral, la justicia y nuestra forma de organizarnos guardan en sus cimientos el genocidio, las violaciones, la esclavitud, la negación de culturas, la imposición de los valores y de la ética europeo-cristiana y el saqueo de recursos naturales sobre el continente.Para seguir pensando sobre las desigualdades sobre las que se funda nuestra Latinoamérica, el feminismo comunitario parte de la premisa de que, tanto el neoliberalismo como el colonialismo son etapas que no han finalizado. El neoliberalismo por su parte, encuentra en el Patriarcado una variante para igualar varones ciudadanos de primera clase con mujeres ciudadanas de segunda clase. Lo mismo en Europa que en Latinoamérica, esta idea de democracia y de ciudadanía se implanta en nuestras regiones,

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homogenizando bajo el concepto de ciudadanía poblaciones que definitivamente no comparten ni la clase, ni la cultura, ni la etnia y que tampoco comparte el género. Teniendo en cuenta este punto, es posible entender entonces cómo los efectos del colonialismo y del neoliberalismo aún imperante han caído con sus efectos negativos en las mujeres no blancas, de clases bajas, indígenas de los pueblos latinoamericanos.El famoso desarrollo sostenible (del primer mundo) del que se habla globalmente, tiene su sostén en estas poblaciones (del tercer mundo).

Belén ScalesaPolitóloga

Mg. en Género, Sociedad y Políticas