La influencia de África en el entorno edificado de Puerto Rico

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Hecho como tarea de un curso, presento varias hipótesis de cómo África y los afrodescendientes en Puerto Rico han matizado el entorno y hábitat del país y las influencias africanas en las espacialidades comúnmente vistas en Puerto Rico.

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  • Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe San Juan, Puerto Rico

    ESTUDIO COMPARATIVO Y FUNDAMENTOS PARA UNAS HIPTESIS

    Monografa en cumplimiento parcial de los requisitos del curso abajo mencionado

    Jorge Ortiz Colom

    D0902-0047

    CULT 681 Culturas populares tradicionales

    Profesor: Dr. Rafael Lpez Valds

    14 de diciembre de 2013

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    Introduccin

    frica, reconocida presencia cultural en Puerto Rico, no es solo manifestaciones

    temporales como la msica o la poesa. Partes de nuestro entorno material, en especfico aqul

    que configura nuestro hbitat, exhiben formas y espacialidades originadas en el gran continente

    que se dice cuna de la humanidad. Hay testimonios materiales, tectnicos, que presentan la

    hiptesis de una definitiva influencia de frica subsahariana, la tierra de gentes de piel oscura

    que llegaron mayormente como esclavos, en el hbitat de Puerto Rico.

    Muchos ningunean esta hiptesis sin fundamentos. La creencia ms difundida parece ser

    aquella de que los africanos no podan trasplantar sus maneras ancestrales de vida bajo las

    condiciones inhumanas de su traslado, y de la falta de libertad en su nuevo domicilio. Otros

    apuntan a su conviccin inerranable de que el entorno puertorriqueo es, en el mejor de los

    casos, una tropicalizacin de rasgos europeos - recibidos directamente, o por medio del filtro

    norteamericano - del hbitat.

    Refutan estos argumentos pruebas pacientemente ensambladas en las Antillas que

    prueban una disimulada pero evidente africanidad del entorno, amplificada por la gran

    proporcin de artesanos afroantillanos entre carpinteros, albailes, maestros de obra y otros

    encargados en plasmar materialmente una voluntad de formar espacios y lugares habitados.

    Para este ensayo se estudiaron imgenes de ejemplos comparativos en frica, otras

    Antillas, y Puerto Rico, interpretadas etnogrfica, arqueolgica y arquitectnicamente. Con una

    seleccin general y aleatoria, se compararon las formas y los sistemas de relaciones espaciales

    vistos en las mismas. No es fcil conseguir material de estudio adecuado: los hijos del Norte

    global miran los vernculos edificados africanos como objeto de curiosidad y exotismo, como

    transgresiones retadoras del acartonado orden de sus hbitats de origen.

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    Antecedentes

    No existen al da de hoy estudios profundos relacionados con frica y su influencia en la

    arquitectura puertorriquea. S han existido aproximaciones al asunto en forma de ensayos y

    reportajes. El primer conocido fue escrito por la antropologa estadounidense Carol F. Jopling y

    publicado en 1988 como parte de su casi pionero estudio sobre la vivienda vernacula en Puerto

    Rico1. Jopling siente que la presencia africana en el entorno, aunque no fuerte, puede entreverse

    en algunos lugares por analoga visual con otros ejemplos de las Antillas o por la tendencia a

    construir casi a ras de tierra, que de hecho es uno de los patrones identificados en este ensayo. Se

    dej llevar por los hallazgos del boho cubano desarrollados por Francisco Prez de la Riva en la

    dcada de 1940: la posibilidad de cocinar dentro de la casa y el nfasis en el batey (patrn

    compartido con la tradicin indgena) como africanismos probables. Concuerda con l que la

    mayor aportacin africana, sin embargo, fue el conocimiento tcnico un uso mayor de la

    madera en lugar de las caas. El asunto de los africanismos no lo sigui explorando, al menos

    abiertamente.

    Quince anos despus, la arquitecta e historiadora de la disciplina Dra. Arleen Pabn

    (Charneco) escribi, en una revista profesional auspiciada por el gobierno de Estados Unidos2, la

    existencia de dos loci de presencia africana en el entorno: el boho conocido desde la era colonial

    espaola cuyo relativo cerramiento y forma cuadrilonga adscribe a la influencia africana y

    los lugares de vida servil y esclava, o sea los barracones de haciendas y posibles cementerios de

    esclavos. Sin embargo, la Dra. Pabn Charneco no cree que los africanismos se proyecten al

    presente y al final parece hacer un llamado a conservar las memorias de esa expresin cultural,

    mayormente relegadas a su documentacin.

  • 3

    El 23 de octubre de 2004, el diario San Juan Star, en un artculo de Melba Ferrer, hizo

    una entrevista al Arq. Jorge Ortiz Colom (autor de este ensayo)3 en el cual se cuestiona

    indirectamente el pesimismo expresado por Pabn Charneco. En gran medida se anticipan los

    planteamientos hechos en una presentacin grafica donde se propone afirmar que la arquitectura

    verncula puertorriquea es ante todo un fenmeno de mulatizacin, y de sincretismo entre

    tradiciones tradas tambin de Europa y de los indios tainos. Y, sobre todo, que los africanismos

    estn bastante presentes en muchos aspectos de la praxis de construir, sobre todo en la gestin de

    la vivienda popular y los entornos comunitarios.

    Desde entonces, no ha habido mucho adelanto en la controversia, en parte por falta de

    tiempo y recursos para continuar explorando el tema, y por la relativa dificultad de ensamblar

    informacin. Este ensayo es un intento de volver a impulsar la reflexin crtica sobre este tema.

    Los africanos en Puerto Rico

    En su estudio El elemento afronegroide en el espaol de Puerto Rico, el lingista Manuel

    lvarez Nazario (Aibonito, 1924 Mayagez 2001) establece una filiacin de elementos de

    lxico y vocabulario africanos vistos en el habla puertorriquea4. Ms importante aun, determina

    la zona de origen de los emigrantes africanos a nuestro pas. No sorpresivamente, la mayor parte

    de estos proviene del arco del golfo de la Guinea, entre Senegal al noroeste y Camern al sureste.

    Durante la segunda mitad del segundo milenio D.C. esta parte de frica agrupaba hasta

    la colonizacin europea moderna, no consumada hasta principios del siglo XX una combinacin

    de sociedades tribales o gentiles junto con varios estados gobernados por las etnias de mayor

    poder militar o solvencia econmica. La historia de esta regin puede resumirse, entre los siglos

    XIV a XIX, como una de simbiosis en la cual enclaves establecidos por naciones europeas se

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    aprovecharon de las luchas intestinas de la regin para alimentar la exportacin de esclavos a

    Amrica. Esta infame poca ha sido recordada en el concepto de la Ruta del Esclavo5 de UNESCO

    que ha documentado el hbitat de opresin que fue parte de la vivencia africana en el

    hemisferio americano.

    En el caso de Puerto Rico, los esclavos tuvieron una participacin no muy alta

    comparada, digamos, con Cuba en el orden econmico, pero la poblacin esclavizada no era

    nada despreciable. El censo de 1846, representativo de la poca del primer auge de la caa de

    azcar en las costas y los resultados de los incentivos de la Cdula de Gracias de 1815 y otros

    programas similares, daba para un total de 443,139 habitantes un total de 51,265 esclavos

    (11.57% de la poblacin, o sea, uno de cada nueve habitantes) y una poblacin negra libre de

    21,491 (4.85%) adicionales. En resumen, alrededor de una sexta parte de Puerto Rico era de raza

    africana ms o menos pura sin contar los 154,300 (34.8%) de mulatos o pardos (posible

    eufemismo para personas de sangre indgena). Como generalmente sabido, esto haca de este

    pas uno de los ms blancos de la regin: en la mayora de otras islas los afrodescendientes

    superaron a veces ampliamente la mitad de la poblacin.

    El africano en Puerto Rico se asent en todos los rincones de la isla: pero ante todo era la

    fiable mano de obra para la industria azucarera desplegada en la franja costera, por lo cual la

    mayor incidencia de afrodescendientes se halla en ese cinturn litoral. lvarez Nazario provee

    un mapa de su interpretacin de datos censales que presenta grficamente el ennegrecimiento

    de las costas, fenmeno aun visible con los datos censales de 1950 (fig. 1)6. Esta grfica debe

    tomarse con la pinza de que exista y aun existe una tendencia de muchos a calificarse como

    blancos aunque no sean caucsicos puros.

  • 5

    Fig. 1. Mapa 3 del libro de Manuel lvarez Nazario, El elemento afronegroide en el espaol de Puerto Rico (segunda edicin 1974), frente a pgina 82.

    Ha tendido a existir un menosprecio por los contados en censos ms recientes de su

    descendencia africana, y esto ha hecho descender la figura de personas oficialmente

    afropuertorriqueas, distorsionando la verdadera proporcin de presencia africana existente en el

    pas. Se puede decir con bastante seguridad, a la luz de estudios recientes, que dos terceras partes

    de los puertorriqueos tienen sangre indgena, a juzgar por los estudios de ADN mitocondrial

    hechos en los ltimos aos7; pero a su vez, cerca de la mitad de la poblacin puertorriquea debe

    tener ascendencia africana por alguna parte. Esto hace de Puerto Rico un pueblo gloriosamente

    mixto que ha dado una gran variedad de fenotipos, muchos de ellos estimados atractivos.

  • 6

    La difusin cultural

    La situacin de los elementos africanos en el hbitat puertorriqueo, es algo que depende

    ante todo del fenmeno de la difusin o transmisin cultural8. Esta se define como el movimiento

    de rasgos culturales especficos de una cultura originaria o emisora hacia otra, la recipiente, que

    normalmente se halla en un espacio geogrfico distinto. Esto ocurre por varios factores, que

    pueden ser el poder, la ideologa o la migracin; en el fenmeno a estudiarse ms bien parece ser

    la replicacin de patrones atvicos por parte de una poblacin forzosamente migrante. En este

    caso, formas particulares de cultura que surgen de la experiencia en la zona de origen son de

    alguna forma mantenidas en la memoria, posiblemente reforzadas por patrones externos; y

    aunque en un momento no puedan expresarse por limitaciones concretas, cuando la situacin es

    propicia, vuelven a darse.

    En este caso, la poblacin afrodescendiente es el vehculo de transmisin, aunque se

    reconoce la posibilidad de haber recibido refuerzo de otras cepas culturales. El caso del batey

    como patio que complementa el mbito domstico podra ser uno de estos ejemplos, en donde un

    patrn visto en los agrupamientos habitacionales de frica se refuerza con los restos de otro

    anlogo empleado por los indgenas y aun ciertos grupos europeos mediterrneos que tienen una

    cultura de hacer parte de su vida domestica al exterior.9

    Se aclara que en este proceso normalmente diacrnico con resultados a menudo formal y

    tectnicamente distintos a los originales, permanece el ya mencionado patrn. Siguiendo los

    estudios y anlisis del arquitecto y matemtico austriaco-estadounidense Christopher Alexander,

    se sigue recreando una relacin especfica, definible, entre componentes fsicos o sociales cuya

    expresin sensorial puede ser muy diferente al elemento de origen: pero donde, tras un anlisis,

    se descubre como infradiscurso ese patrn compartido10.

  • 7

    Espacio domstico, cvico y urbano en frica La ideologa del salvajismo africano ha tenido una muerte difcil. Aun muchos

    estudiosos desconocen la existencia de culturas poderosas en los umbrales de la civilizacin que

    se daban en el arco del Golfo de Guinea, hecho ocultado por el trato abusivo dado por los

    poderes hegemnicos europeos a estos territorios, primero como cantera de esclavos, y luego

    como posesiones coloniales. Los monocultivos agrcolas y la minera prohijaron una codicia de

    tierras y gentes que dislocaron la evolucin normal de estas culturas y naciones; proceso que ha

    sido retomado con grandes dificultades por los pases que empezaron a emanciparse desde

    195711.

    Las naciones africanas de la zona del Golfo eran en su mayora agrcolas, aunque exista

    un notable comercio cuyos hilos bordeaban o atravesaban el Sahara y llegaban hasta Arabia y el

    Mediterrneo. Exista una combinacin de territorios tribales controlados por grupos ya en estos

    tiempos ssiles, combinados con varios estados y proto-estados, con castas de poder espiritual y

    temporal claramente definidas. La gran mayora viva en aldeas o ciudades de diverso tamao;

    algunas de estas ltimas como Il-If y Oy (actual Nigeria), Abomey (Benn) o Tombuct

    (Mal) alcanzaron dimensiones respetables.

    Hay bastante diversidad de expresiones del entorno vernculo en esta zona de frica.

    Estos se deben apreciar en tres escalas: la del espacio domstico-familiar; la del vecindario o

    sector; y la total del poblado o ciudad y su relacin con la rurala circundante o con rutas de

    comercio, segn el propsito del asentamiento. A continuacin una relacin de estos rasgos:

  • 8

    Escala domstico-familiar

    La casa africana parece austera al visitante occidental, pero encierra en muchos casos un gran simbolismo, amarrado a veces hasta a mitos trascendentes12. Igualmente la forma de la familia fundamenta su arquitectura. Habitualmente son lugares cerrados al exterior con una transicin fuertemente demarcada y un lugar/momento simblico de penetracin al mbito domstico. En muchos casos, el permetro queda definido pero existe la capacidad de reconfigurar el espacio interior (como los complejos dogones y yorubas); otras etnias permiten el crecimiento aglutinativo exterior.

    Las configuraciones de planta varan: algunos lugares prefieren las estructuras cilndricas generadas por medio de un poste central desde el cual se replantea el muro perimetral. Estas se expanden, bsicamente, por adicin de estructuras adicionales; y parece ser la forma preferida para los graneros y depsitos de almacenaje, los cuales son guardados normalmente por los grupos familiares. Ms pertinentes para el caso de Puerto Rico son las viviendas rectangulares vistas por ejemplo en Costa de Marfil o Ghana donde ya se obtiene una geometra comparable a la de la casa campesina o proletaria antillana de la era colonial europea. Estas, adems de la replicacin, como visto en el palacio real de Abomey en Benn, pueden expandirse mediante la adicin de colgadizos a la estructura matriz. Berthelot y Gaum estudian en este caso el ejemplo de los Boni, quienes no son propiamente africanos en hbitat (residen en la Guayana francesa) pero al escaparse en el siglo XVIII pudieron mantener una sociedad aisladas de influencias europeas, una africanidad pura en Amrica.13

    El material ms usual de las casas africanas, sean rectangulares o cilndricas, es el barro, material de tierras silceas de fcil obtencin. El uso de la madera se controla, ya que muchas especies de rboles tienen importancia para suministrar productos de consumo humano y muchos rboles (y arboledas completas) son sagrados. La madera se reserva mayormente para las armaduras de techo que soportan cubiertas de hierbas y hojas a veces laboriosamente tejidas. Estas pueden ser cnicas, o de dos o cuatro pendientes. Los muros de barro pueden reforzarse por entramados de ramas delgadas o varas de madera que las refuerzan: este es el origen, por ejemplo, del muro de embarrado visto en muchos lugares de Cuba. Desde luego, en zonas ms boscosas, se ven estructuras netamente hechas en materiales vegetales.

    En muchos casos, solo existe una apertura la de la puerta la que no acostumbra tener un cerramiento slido, sino cortina de tela o cordeles. Este hueco sirve para ventilar el interior y

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    controlar la intensa luz vista en estas regiones del continente. En todo caso, el uso de ventanas tiende a ser muy discreto. Los balcones abiertos o verandas existen en algunas zonas, pero estos generalmente se adscriben a un origen indostnico, trado por los colonizadores de Inglaterra, Francia o Portugal que establecieron enclaves en el pas asitico. Dadas las grandes ventajas climticas de la veranda, esta fue trada como parte del hbitat de los colonos europeos y se entiende que luego sufri una difusin parcial hacia el vernculo del colonizado. Solo en algunas casas yorubas parece verse algn balcn frontal como elemento de transicin que tiene races autgenas.

    La decoracin superficial, donde se aplica, tiende a ser en motivos geomtricos, destacndose el uso de diagonales y diamantes. Segn el Dr. Ron Eglash, un matemtico de Estados Unidos, estos patrones exploran la geometra de fractales, con una sofisticacin increble. Los fractales, para decirlo resumidamente, son figuras geomtricas generadas por formulas matemticas complicadas y que se repiten sostenidamente a diversas escalas dentro de una misma figura. (El ejemplo clsico es el copo de nieve.) La decoracin de paredes y objetos mediante figuras geomtricas con posibles fractales ha sido ampliamente demostrada en el arte y la decoracin en frica. De hecho, el propio Dr. Eglash alega haber demostrado que los fractales existen inclusive en los trazados urbanos y territoriales de este continente14. El origen de la geometra africana no parece estar clara; pero se puede hipotetizar que deriva de la textura de los tejidos y la abstraccin de objetos tales como vegetacin o rasgos geogrficos. S parece ser evidente que la paleta de colores se limita a las opciones de fuentes naturales (vegetales o minerales) accesibles; los colores de las tierras parecen predominar.

    Tambin esta la simbologa denominada adinkra, que aparenta ser una forma de protoescritura desarrollada en la actual Ghana hacia el siglo XVIII, y utilizada ante todo en la veneracin de los muertos y sus espritus15. Como se ver, las formas adinkra han tenido un papel destacado en la decoracin, el arte aplicado y los detalles decorativos en la dispora africana, notablemente en Puerto Rico, donde existen ejemplos identificables.

    Escala de vecindario o comunidad

    Esta escala est poco explorada, comparativamente. De las imgenes recogidas, lo evidente es que el principio ordenador a esta escala se basa en proximidad/lejana topolgica alrededor de puntos o ejes maestros. El ordenamiento geomtrico por principios euclidianos no

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    parece prevalecer: las tradicionales relaciones de propiedad fundamentadas en la posesin de una parcela generalmente rectangular no se dan. En el caso yoruba, segn delinea Rapoport, el crecimiento se da mediante aglutinamiento y adicin de complejos residenciales, dejando un espacio de circulacin que separa cada uno de los permetros16.

    En muchas otras etnias, el espacio comunal es el centro de la existencia y las viviendas que le rodean tienden a ser enclaves para el sueo y la intimidad. Esto puede expresarse con la ampliacin del espacio comn, sirviendo las viviendas como un borde entre los dominios pblico y privado17. En este sentido la expresin espacial se aproxima a lo conocido acerca de los yucayeques o poblados de los indgenas tanos; cuando se habla de persistencia de este patrn llamado batey en la espacialidad puertorriquea se dara un fenmeno de refuerzo mutuo entre los legados de ambos sistemas culturales.

    Escala de poblaciones, territorio y ciudad

    La zona occidental de frica tena una vital cultura urbana, si bien la economa de muchas de estas ciudades, como las de los yorubas, aun era agraria. Las dos tendencias religiosas prevalecientes en la zona el politesmo venerado a escala intima cara a cara al Islam, ya hegemnico en las zonas interiores han configurado formas urbanas contrastantes.

    Las ciudades islmicas han tendido, como Tombuct, a ser ms de tipo comercial, habiendo sido el comercio de hecho el portador de la fe musulmana desde la pennsula arbiga a travs de las vastedades del Sahara. Estas traen espacios cvicos adyacentes a las mezquitas, los cuales funcionan como atrios; y tambin se diferencia una zona de mercado e intercambio, la llamada medina, palabra rabe que de hecho significa ciudad.

    Tombuct tenia cien mil habitantes18 al promediar el siglo XVI, y los testimonios de la poca demuestran la vernacularizacin de los tipos constructivos islmicos, particularmente las peculiares mezquitas de barro con piezas de madera incrustadas a la fachada para facilitar el mantenimiento intenso que este material exiga. Esto demuestra la capacidad de las tradiciones constructivas africanas de asimilar nuevas formas edificadas a su lenguaje e integrarlas en el tejido de la cotidianidad.

    Las ciudades de las culturas politestas, notablemente aquellas de los reinos de Benn y los yoruba, son para el occidental agregaciones multiplicadas casi al infinito de casas grandes usualmente rectangulares que albergan familias extendidas: este es el caso de Ibadn en Nigeria,

  • 11

    aunque es una fundacin un tanto tarda, de principios del siglo XIX19. En Ibadn puede verse, tambin, la proliferacin de balcones delanteros en las casas, que parecen cumplir un fin de facilitar el intercambio social entre el dominio privado de la casa y el publico del exterior, pero que como antes dicho parecen apuntar a una influencia asitica trada por el poder colonial britnico. No parece verse en esta ciudad el desarrollo autgeno de una zona comercial; si bien el urbanismo metropolitano exportado le debi dotar de una. La red vial de Ibadn es una agregacin rizomtica de senderos peatonales que se tuercen entre casa y casa de acuerdo al espacio disponible o la naturaleza del terreno.

    La irrupcin masiva del colonialismo europeo, desde el siglo XV en las reas portuguesas y cuatro siglos ms tarde por parte de otras potencias, formo zonas modernas de urbanismo colonial europeo; generalmente con trazados ortogonales en damero y el anclaje de edificios cvicos representativos de la presencia occidental en frica. Inclusive se dio hacia el siglo XVIII una introduccin de una arquitectura de raz portuguesa criollizada en Brasil y llevada all por poblaciones esclavas liberadas: ejemplos se pueden ver en Porto Novo en Benn donde la mezquita es de ese estilo, y en Lagos, antigua capital nigeriana20. Tampoco puede ignorarse la forma estadounidense de la ciudad de Monrovia en Liberia otro trazado rectilneo con los grandes inmuebles cvicos encuadrando los extremos del mismo. Esta ciudad se fund a principios del siglo XIX por libertos venidos de dicho pas norteamericano. (Freetown ciudad libre - capital de Sierra Leona, tiene un origen similar aunque los libertos en ese caso provenan de diversos lugares de Amrica. Su cuadrcula no es tan rigurosa.) En rigor, estas ciudades han albergado por casi dos siglos la modernidad occidental con ejemplos de la tradicin constructiva europea y norteamericana, desde el neoclsico hasta el llamado estilo internacional, con algunas concesiones al clima tropical.

    Este resumen necesariamente esquemtico enfoca en el hbitat africano de la

    cotidianidad; pero a esto lo complementa el duro ambiente vivido por aquellos que contra su

    voluntad cruzaron un ocano para trabajar sin libertad, solo siendo cosa poseda, sobre los

    campos de Amrica. El mundo del ESCLAVO21 creo otras experiencias de vida en opresin que

    tambin han matizado la imagen del afrodescendiente sobre su cotidianidad. El espacio era

    jerarquizado con los lugares altos usualmente vedados al esclavo y protegidos por accesos

  • 12

    visibles y evidentes como las irnicamente llamadas escaleras de brazos abiertos que

    permitan identificar visualmente al que se desplazara por los mismos y atajar sus pretensiones

    de transgredir el orden de las cosas.

    La regimentacin y discrimen sentido por el esclavo africano se codifico en un hbitat de

    barracones colectivos o chozas uniformes ubicados en un espacio regimentado por la visin del

    amo. Los patrones de vida colectiva, sobre todo la reproduccin de manifestaciones culturales

    como baile y msica, se mantuvieron mediante la apropiacin forzosa de intersticios del espacio.

    En este mundo alternado de autonoma y libertad de expresin, frente a la regimentacin

    de un trabajo degradante y servil, se da el punto de partida para analizar la presencia africana

    dentro del entorno edificado puertorriqueo. Mediante el anlisis visual de ejemplos en

    fotografas de lugares visitados por el autor, se formularan varias hiptesis que deben servir para

    hacer estudios ms sistemticos y validados.

    La persistencia de lo africano en el hbitat puertorriqueo

    Los elementos africanos en el hbitat edificado puertorriqueo existen y se explican bajo

    unas condiciones muy particulares de reproduccin de patrones culturales. No existen en su

    forma pura, sino que tambin sufren insumos culturales de derivacin europea e/o indgena. En

    tales casos, hay un refuerzo mutuo a la caracterstica resultante. Los patrones culturales son a su

    vez reproducidos por otras culturas, normalmente debido a descubrimientos independientes; se

    reconoce la posibilidad de origen distinto a ciertos rasgos vistos en nuestro medioambiente

    cultural. Estos son hallazgos preliminares que necesitan de profundizaciones posteriores y de

    mayores anlisis comparativos, e igualmente recopilar ms datos adems de los visuales usados

    para estas comparaciones. Los tiempos de documentacin de los ejemplos son variables y no son

    un factor regulado en este estudio.

  • 13

    OCHO PATRONES DE PROBABLE ORIGEN AFRICANO

    EN EL HABITAT PUERTORRIQUEO

    ESCALA: VECINDARIO O MAYOR

    1. AGRUPACION TOPOLOGICA POR PROXIMIDAD

    i. Definicin: Las viviendas se organizan de forma tal que se establece un criterio de

    proximidad en lugar de la geometra rigurosa de trazados de lotificacin occidentales.

    El proceso de formacin de la agrupacin tiende a ser estocstico, o sea, de forma

    indeterminada, sin que un orden previo, como puede ser la geometra del territorio

    urbano, lo afecte, en este caso puede formar redes rizomticas o dendriformes (o sea

    parecidas a un rbol); o puede ser centrpeto alrededor de un foco generador como un

    patio comn. Ambos procesos pueden combinarse con resultados interesantes. Como

    factor comn esta el repudio a la configuracin de la geometra euclidiana. La

    formacin del conjunto es iterada por la sucesin particular de eventos (replicacin de

    familias, llegadas de nuevos vecinos, muertes, relaciones de afinidad/hostilidad entre

    los residentes).

    ii. Escala: Vecindario, a veces grupo familiar

    iii. Objetos: espacios conectivos entre grupos de viviendas

    iv. Existencia: existente, con materiales de construccin transformados. En muchos

    casos, las viviendas actuales que forman estos agrupamientos son de hormign y

    tienen comodidades modernas.

    v. Refuerzo: amerindio (el yucayeque taino), con el concepto del batey

  • 14

    vi. Ocurrencia: Zonas rurales y semirurales donde no ha existido tradicionalmente un

    planteo geomtrico de propiedades individuales. Fincas que se han ido segregando

    internamente para acomodar a grupos familiares o personas estrechamente vinculadas

    por razones de lugar de empleo (usualmente fincas agrcolas).

    vii. Discusin y ejemplos: La agrupacin por proximidad es visible en ciertas culturas de

    la costa de Guinea y la agregacin es ampliamente vista en el caso de los yoruba,

    donde aun grandes centros poblados pueden organizarse por este principio, como se

    aprecia en esta fotografa de la ciudad nigeriana de Ibadn (fig. 2).

    Otro ejemplo africano es el de las aldeas ubicadas en la zona de Costa de

    Marfil, las cuales presentan arreglos menos densos pero similares. Es particularmente

    interesante la configuracin del palacio real de Abomey (fig. 3) en Benn, cuya

    evolucin aglutinativa queda lejos de la estudiada simetra de muchos palacios

    europeos (podra imaginarse una asimetra tal, digamos, en Versalles?), aparte de

    compartir la tcnica de construccin con los plebeyos.

    Fig. 2. Sector antiguo de la ciudad nigeriana de Ibadn (GE, ca. 2008), mostrando el agrupamiento de casas conforme a un ordenamiento casi puramente estocstico. Las carreteras que atraviesan son adiciones modernas.

  • 15

    Fig. 3. El palacio real de Abomey en Benn, planimetra, siglo XVIII (fuente: Revista Patrimonio Mundial, 2006).

    Una agrupacin similar puede notarse en el poblado Amoldadero de Aibonito,

    que fuera formado por negros y mulatos venidos de Cayey y de la costa desde finales

    del siglo XIX. Estos se establecieron en la periferia de una gran finca tabacalera en

    este municipio de la montaa, en un punto relativamente alto junto al cerro que lleva

    el nombre de la comunidad, y la existencia del lugar es un tanto anmala, pero

    interesante.

    Aunque las viviendas se han renovado a hormign y bloques, el conjunto es

    una agrupacin de rectngulos los cuales van definiendo intersticios a lo largo de los

    cuales pasan las calles del sector. La configuracin tiene caractersticas dendriformes

    y la topografa parece ser un factor complementario para determinar la ubicacin de

    las casas y edificios accesorios.

  • 16

    Fig. 4. El poblado del Amoldadero en Aibonito. Vista area (GE, 2007).

    Otro asentamiento similar es el poblado proletario caero de La Jagua o La

    Rosada (fig. 5 a/b) en el barrio Aguirre de Salinas, al este del centro urbano: este fue

    desarrollandose durante la primera mitad del siglo xx22. Este muestra una estructura

    dendriforme.

    Lo que surge de la estrechez y la precariedad, y que forma una irregularidad

    aparente cuando es visto a los ojos de la geometra tradicional, surge ante todo de un

    proceso de decisiones tomadas continuamente y un proceso de ajuste para limar las

    situaciones contradictorias que esta forma de construir hbitat genera. Este autor ha

    hecho un estudio crtico sobre el concepto del batey, donde lo identifica como uno de

    los ms importantes patrones de la espacialidad puertorriquea y lo vincula a un

    origen compartido afroindgena. Los lugares denominados Palenque de los que se

    conocen dos (en Barceloneta y Patillas) merecen tambin un estudio socioespacial. 23,

    siendo los palenques en las Antillas referentes de zonas de cimarrones fugados que

    llevaban una vida relativamente autnoma. Palenque de Patillas ha sido visitado y el

    orden topolgico, aunque difcil de presentar fotogrficamente, es evidente.

  • 17

    Fig. 5 a/b. La Jagua o la Rosada, Salinas, P.R. (primera mitad siglo XX). a. Planimetra. b. Foto del callejn principal. (JOC, estudio indito, ca. 1980). Los dos edificios grandes vistos a cada lado (escuela, izq., y

    casa de hacendado, der.) NO son parte del vecindario estudiado.

    2. HITOS EN EL PAISAJE: MONTAAS (OROLATRIA), RIOS (POTAMOLATRIA),

    ARBOLES (DENDROLATRIA), ETC.

    i. Definicin: veneracin de rasgos geogrficos o naturales, normalmente montanas,

    ros, rboles, etctera, como elementos sagrados o de respeto y veneracin mayores.

    ii. Escala: regin

    iii. Objetos: elementos del paisaje natural

    iv. Existencia: existente, aunque las practicas no se hagan conscientemente hoy dia.

    v. Refuerzo: amerindio y, hasta cierto grado, europeo.

    vi. Ocurrencia: ocasional y usualmente vinculado a leyendas o historias orales

    vii. Discusin y ejemplos: Hay constancia de adoracin o santificacin de rasgos

    naturales en muchas zonas africanas, con aparente preferencia hacia los rboles o

    dendrolatra. Un ejemplo es la Arboleda Sagrada de Osn-Osogbo24, cerca de las

    ciudades nigerianas de If e Ibadn, vinculada con la espiritualidad yoruba y

    Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Otro ejemplo, vinculado a la historia y al

  • 18

    culto, es la gran Ceiba (Cotton Tree) de Freetown (fig. 6) en Sierra Leona, punto

    generador del primer asentamiento de libertos que antecedi a la gran ciudad capital

    moderna. Puede compararse con otra ceiba, la que queda junto al ro Portugus en

    Ponce, la cual ha sido objeto, como la sierraleonesa, de veneracin y mito (fig. 7).

    La veneracin de rasgos naturales sagrados, sin embargo, es ampliamente

    compartida con otras influencias culturales, como demuestra el llamado Monte del

    Cem de Caguana en Utuado, de indudable derivacin amerindia (tana). Un deslinde

    cuidadoso de influencias debe hacerse para poder determinar el origen de cada una de

    estas tradiciones. Pero la iconizacin de la ceiba de Ponce parece tener algo de origen

    africano, sujeto a mayor investigacin.

    No parecen ser tan obvios los africanismos en elementos geograficos tales

    como rios, colinas o montaas. Estos mas bien parecen servir de inspiracin al patron

    del cem visto en la tradicin aborigen-tana.

    Fig. 6 a/b. La Ceiba de Freetown, Sierra Leona. Vista area e imagen en sello de la poca colonial inglesa (Internet)

  • 19

    Fig. 7. La Ceiba llamada del Portugus, Ponce, foto antigua (lbum Ponce pintoresco de Jos P. Camy, Ponce, 1881)

    ESCALA: VIVIENDA

    1. LA VIVIENDA BASICA (INCLUYE EL BOHIO)

    i. Definicin: El principio generador de la vivienda bsica en frica se decanto por

    formas tanto circulares/ovaladas como por las rectangulares. Solamente la forma

    rectangular hizo el viaje a travs del Atlntico, y se impuso como forma de vivienda

    verncula en Puerto Rico durante la colonia espaola. Reforzada por la arquitectura

    rectilnea europea, la forma rectangular desplazo la ovalada/circular usada por los

    antepasados tainos. Tuvo varias ventajas, tales como su fcil replanteo, replicacin y

    al verterse en materiales ms recios, transportabilidad para personas sin tierra que

    llamar propia.

    La vivienda verncula antillana adquiri caractersticas similares en todo el

    Archipilago, segn sostienen Jacques (Jack) Berthelot y Martine Gaum, arquitectos

  • 20

    basados en la Isla de Guadalupe y que estudiaron el fenmeno del hbitat popular en

    las Antillas25. El modelo bsico rectangular de una o dos habitaciones es similar a

    muchas viviendas elementales en la costa de Guinea; en las Antillas se ha enriquecido

    con variantes interesantes en muchas islas. La agregacin y la expansibilidad con

    colgadizos dan gran adaptabilidad a esta forma26.

    ii. Escala: vivienda

    iii. Objetos: la vivienda misma

    iv. Existencia: extinto en su material original, madera rustica, hojas y paja; quedan

    versiones transformadas en materiales ms modernos. Tambin hay ruinas muy

    degradadas disponibles.

    v. Refuerzo: Amerindio (en materiales originales), europeo (en forma y geometra)

    vi. Ocurrencia: intersticios en zonas urbanas, rurales y semirurales

    vii. Discusin y ejemplos: Los bohos indgenas (fig. 8), de acuerdo con descubrimientos

    recientes hechos por arquelogos que los han reconstruido de las huellas de sus zocos,

    eran estructuras relativamente grandes y de planta ovalada. Estos tenan inclusive

    sistemas ingeniosos de ventilacin mediante doble pared y salidas de aire por unos

    cucuruchos que tambin apoyaban el extremo interior de las vigas de techo27. Los

    bohos reconstruidos vistos asociados con algunos parques arqueolgicos como

    Caguana (Utuado) y Tibes (Ponce) parecen distar bastante de la realidad. Estos

    bohos albergaban familias relativamente extendidas; los bohos pequeos imaginados

    desde los cronistas espaoles (como Fernndez de Oviedo) y hasta fecha reciente son

    imaginados por una sociedad acostumbrada a familias nucleares pequeas.

  • 21

    Fig. 8. Bohos tanos segn replicados con evidencia arqueolgica en Cuba, ntese la escala de las personas y los cucuruchos de ventilacin. (Internet)

    La forma usual vista del boho es rectangular, con entrada a menudo ubicada

    asimtricamente en la fachada: Berthelot y Gaume en su estudio miden las variantes

    diversas por pas con aquella de los Boni, un grupo afrodescendiente desplazado hacia la

    zona de Maroni en la Guayana francesa28, y que muestra segn ellos caractersticas ms

    puras y afines con lo que se conoce de la vivienda popular africana (fig. 9).

    La rectangularidad es una constante casi continua en la vivienda antillana, en

    algunos lugares tienden a orientarse paralelas a la calle, en otros perpendicular. El

    excelente muestrario en la tesis de John Vlach demuestra las posibilidades combinatorias

    de la clula espacial bsica, rectangular, que primero se ensambla en hileras y luego

    puede disponerse en ngulos diversos para ir cerrando espacios comunes, como se ha

    visto en los complejos yoruba nigerianos29. Esta fcil expansibilidad del modulo

    rectilneo es tambin notado por Stewart Brand en su estudio sobre como los edificios se

    transforman: las formas redondas, por su geometra, se anquilosan; las rectas, no30.

  • 22

    Fig. 9. Muestrario de casas africanas vernculas diversas. Izquierda, plantas redondas en Guinea Bissau; derecha, plantas rectangulares: Sierra Leona (arriba), Liberia (centro y abajo). Fuente: J. Beswick (revista Architectural

    Review, Londres, septiembre de 2009, p. 95)

    El material ms usado en frica, como antes dicho, tiende a ser el barro, que

    parece ser de buena calidad. Este material se continua usando en varios pases

    antillanos se han conocido ejemplos en Antigua, Cuba, Curazao, Repblica

  • 23

    Dominicana31 y Hait si bien en Puerto Rico, posiblemente por la mayor

    disponibilidad de materiales vegetales, la ocurrencia de bohos de barro es muy rara.

    Fig. 10: Ejemplos de bohos en las Antillas: arriba izq., merendero hecho con tcnica de boho, Mayabeque, Cuba, 2012 (foto JOC), arriba derecha, Marigalante, Antillas francesas (G. Chabaneix), al medio izquierda, bohos de

    embarrado en Curazao (fotgrafo desconocido, 1950s), al medio derecha, Antigua (ilustrador desconocido), abajo varios ejemplos en la Repblica Dominicana (E. Prieto Vicioso). Ntese el patrn en el ltimo a la derecha.

    Una forma de boho se fue extendiendo con leves variaciones por muchas

    Antillas (fig. 10), mostrando a veces considerables coincidencias a travs de grandes

    distancias (ver ejemplos de Antigua y Curazao arriba). Como forma de defensa contra

    un ambiente difcil, usualmente la choza africana era bastante cerrada respecto al

  • 24

    ambiente exterior; patrn repetido en muchas viviendas campesinas y proletarias

    antillanas. Normalmente tendran pocas aperturas, ausencia de balcn, y se hacan

    terreras, situacin comn aun a pesar de la mayor humedad y sabandijas en la tierra.

    Fig. 11. Varios bohos en Puerto Rico, mostrando su forma cerrada y rectangular y al menos uno su crecimiento aglutinativo. Arriba izquierda, con piso en tierra, lugar desconocido (foto gobierno federal, ca. 1940), arriba derecha, interior de boho con setos en madera (origen desconocido), abajo izquierda casa con techo de metal en las montanas

    (pintura de Ramn Frade Len, ca. 1950) abajo derecha, detalle de boho (foto gobierno federal ca. 1940).

    La tendencia del boho puertorriqueo (fig. 11), fue ante todo el uso de

    materiales vegetales sin depender del barro, probablemente respuesta al hecho de la

    precaria tenencia de terrenos ya que muchos campesinos eran arrimaos sin titulo a la

    tierra donde se asentaban, y la movilidad era considerable.

  • 25

    Fig. 12. El velorio. Pintura de Francisco Oller (1833-1917), terminada 1893. La casa pintada muestra sincretismo de tcnicas incluyendo el soberao o plataforma de madera (desarrollo autgeno de Puerto Rico), el uso del cielorraso para almacenar (africano), las puertas de tabla de posible tipo africano, y el tejido del techo de paja, seguramente

    heredado de frica. (Pintura al leo, original en el Museo de la Universidad de Puerto Rico, Rio Piedras.)

    Los materiales eran dados por la circunstancia de la tierra, pero se hall la

    forma de integrar esta forma a la tcnica africana, sobre todo en la costumbre del

    bordado de la paja de techos que tan bonita y evidentemente se ve en la obra maestra

    de Francisco Oller, El velorio (fig. 12). La choza transportable se fue formando en los

    ambientes urbanos como Ponce, y permita no tener que desmantelar la casa cada vez

    que se hacia una frecuente mudanza. El cerramiento y las aberturas limitadas eran

    inspirados en el boho afroindgena. Y la casa urbana estrecha, con su frente abierto

    hacia la calle, como visto en la zona de Ponce, tiene filiacin con la casa denominada

    shotgun, de una habitacin de ancho, que ha sido estudiada en su evolucin por el

    estadounidense John M. Vlach, quien ve su llegada al sur de Estados Unidos por la

    influencia de los haitianos, donde a su vez haba evolucionado de viviendas africanas

  • 26

    rectangulares32. A su vez esta forma llega de alguna manera a Puerto Rico y se

    criolliza. Se ha visto en ambientes urbanos densos, tales como Ponce (fig. 13).

    Fig. 13. Casas con formas de posible derivacin africana en Ponce. Arriba: Casa sin balcn, calle Aurora (izq.); casa estrecha del tipo shotgun, calle Guadalupe de Ponce (der.); abajo parte del arrabal de la Cantera a principios del

    siglo xx, mostrando bohos y casas de madera transportables. (Fotos: arriba: JOC, abajo: fuente desconocida)

    2. DISENO Y DECORACION CON FRACTALES

    i. Definicin: Los fractales son patrones geomtricos generados mediante frmulas

    matemticas derivadas de la combinacin y agregacin de formas simples, con una

  • 27

    posibilidad de repeticin indefinida y de escalas diversas (o sea, un grupo de figuras

    fractales forma una figura a mayor escala, o una figura fractal es descompuesta

    insertando figuras menores). Normalmente los patrones fractales usados en la

    decoracin y arte africanos se basan en las figuras elementales del cuadrado y del

    tringulo equiltero, pero muchas otras combinaciones han sido observadas,

    incluyendo aquellas basadas en el crculo y las parbolas, por ejemplo. En frica se

    decoran paredes, cuerpos, y ropas con estos patrones.

    ii. Escala: vivienda

    iii. Objeto: barandas de balcn, mediopuntos, a veces revestimientos de pared

    iv. Existencia: bastante comn en sectores habitados por poblaciones de medianos y

    medios-bajos recursos

    v. Refuerzo: ninguno

    vi. Ocurrencia: generalizada, menos vista en zonas donde habitan sectores

    hegemnicos.

    vii. Discusin y ejemplos: Este es posiblemente el rasgo africano ms definido en

    nuestro entorno. A entender del autor de este estudio es la prueba palmaria de la

    transmisin de un imaginario africano por medios creativos, conquistando intersticios

    a contrapelo de, y bajo los ojos del amo blanco. El uso de la geometra fractal a esta

    escala ciertamente no se ve en los trabajos decorativos de estirpe europea

    dominados por el simbolismo del arte clsico grecorromano, aunque aguado; o por las

    formas amerindias o tanas, orientadas ms a abstraer la esencia de objetos concretos,

    como visto en la infinidad de glifos y smbolos que dejaron.

  • 28

    Fig. 14. Fractales en Africa: izquierda, casas en Ghana (arriba) y Burkina Faso (abajo); derecha: motivos naturales y artificiales con fractales africanos (arriba) y mezquita en Mali (abajo). (Internet)

    Fig. 14-a. Detalles de imagen superior derecha de ilustracin previa, mostrando fractales en el arte humano y en la naturaleza en frica.

    Segn el matemtico estadounidense Dr. Ron Eglash, aunque los diseos

    fractales ocurren fuera de frica no estn dondequiera. Su fuerte predominio en

    frica (y en la India meridional, con su influencia africana) es bastante especifico.33

  • 29

    (fig. 14) Los patrones fractales, vistos frecuentemente en la forma de tejidos, y en las

    armazones de las construcciones, se repiten casi obsesivamente en tratamientos de

    fachada y decoracin, y en el caso de Puerto Rico se ven a menudo en los detalles de

    decoracin aplicada a edificios vernculos tan tarde como mediados del siglo XX.

    Fig. 15. Fractales en motivos arquitectnicos domsticos en Puerto Rico. Arriba a la izquierda: barandas en Arroyo y Guayama, este con el motivo adinkra epa (rombos enlazados, significa servidumbre); abajo izquierda: piso en loseta criolla; arriba derecha: mediopunto en Arroyo, abajo derecha: motivos cuadrados y complejos en casa de

    Ponce. (todas las fotos por JOC)

    Esta es la forma y el rasgo ms puramente africano en nuestro ambiente visual

    y que debe ser motivo de mayor estudio (figs. 15, 16, 17), ya que presenta una clave

    indita para explicar la diferencia evidente de nuestro medio ambiente construido

  • 30

    respecto al de otros lugares o regiones, as como la similitud con otros sitios

    antillanos.

    Fig. 16. Similitud en patrones: ladrillos en patrn diagonal en parte baja de Hacienda Concordia, Arroyo (izq.) y en una casa en Costa de Marfil (der.) (Foto izquierda: JOC)

    Fig. 17. Fractales dondequiera: balcn moderno de casa en Parcelas el Puerto, Yabucoa (2007) y montante de arco hecho en segmentos en Antigua Alcalda de San Germn (2012). (Fotos: JOC)

    3. DECORACION CON SIMBOLOS DERIVADOS DE ADINKRA

    i. Definicin: los smbolos adinkra fueron concebidos por la sociedad Ashanti de la

    actual Ghana alrededor del ao 1800, y aparentan ser un sistema de protoescritura

    empleado para transmitir conceptos filosficos y religiosos34. Estos smbolos derivan

    de una geometra fractal en su mayora y son susceptibles de combinarse en patrones

    que superficialmente son decorativos pero que en su fondo transmiten ciertos

    conceptos sobre la vida y la divinidad.

  • 31

    Por lo relativamente tardo de su apariencia, es probable que los adinkra puedan tener

    algn influjo de smbolos europeos o de la cultura musulmana. Esto es

    particularmente posible debido a la repeticin de volutas como las de inspiracin

    mozrabe empleadas en la forja espaola desde el Medioevo. Sea este un sistema de

    pura inspiracin africana o resultado de un mestizaje en una sociedad ya familiarizada

    con la presencia occidental y fornea, los adinkra tienen una presencia fuerte en la

    decoracin domestica de Puerto Rico (fig. 18) y las Antillas.

    Fig. 18. Ejemplos de simbologa de probable derivacin adinkra en elementos decorativos de viviendas en Puerto Rico. Izquierda: motivo dwennimen (cuernos de carnero) en baranda de balcn en Guayama; arriba derecha: motivo

    funtumirreko (cocodrilo o lagarto bicfalo) en centro entre orlas de posible serpiente, ejemplo visto en Aibonito; abajo derecha, mediopunto con motivo sankofa (sabidura) arriba, en marrn; y abajo, en blanco, motivo adinkroide

    basado en nserewa (caracoles) en redondel, con patrones fractales alrededor. Gunica. (Todas las fotos: JOC)

    ii. Escala: vivienda

    iii. Objetos: rejas, portones, barandas de balcn, mediopuntos, montantes o paneles de

    ventilacin de puertas y ventanas

  • 32

    iv. Existencia: bastante comn en sectores habitados por poblaciones de medianos y

    medios-bajos recursos

    v. Refuerzo: europeo, este a su vez de posible influencia rabe

    vi. Ocurrencia: generalizada, menos vista en hbitats de sectores hegemnicos.

    Fig. 19. Tabla de smbolos adinkra ms comunes. (Internet)

    vii. Discusin y ejemplos:

    Algunos de los smbolos adinkra desarrollados por la cultura de los ashanti de

    Ghana (fig. 19) parecen haber llegado a nuestros das casi sin alteraciones aunque ya

  • 33

    despojados de su contenido trascendente. La mayor abundancia de estos parece estar

    en elementos semitransparentes como montantes (rejas abiertas sobre las puertas),

    mediopuntos (particin ornamental en la sala) y barandas de balcn, teniendo un

    surgimiento fuerte entrado el siglo xx con la adopcin de barandas modulares en

    piezas de hormign vistas desde 1910 a 1960.

    Probablemente muchos de los signos sean propiamente adinkroides, o sea

    semejantes pero no idnticos, incluyendo simplificaciones o variantes. Sin embargo,

    el motivo equivalente al sankofa (aprender del pasado) es ubicuo en adornos, rejas de

    hierro y detalles superficiales. Es necesario, y fuera del alcance de este estudio,

    establecer una etimologa de los smbolos adinkra y adinkroides vistos en trabajos

    decorativos, muchos de ellos en madera, en Puerto Rico.

    4. ALTARES LAICOS DOMSTICOS i. Definicin: esto se refiere al hbito de exhibir elementos icnicos representativos de

    los valores personales y familiares del residente mediante el aprovechamiento de

    repisas o paredes. No debe confundirse con la decoracin de interiores. Este patrn de

    altar laico tiene unas cargas simblicas y emocionales que la decoracin moderna

    trata, con su racionalidad, de evitar. La manifestacin, aunque parece vulgar o

    pedestre, sin embargo sirve para dar propsito a la familia, y tiene un sutil y muy

    certero orden en su disposicin de los objetos exhibidos. Incluye, entre otros,

    fotografas, diplomas, imgenes diversas, y objetos decorativos comprados en tiendas.

    ii. Escala: vivienda

    iii. Objetos: muebles, ambientacin de la sala y espacios similares

    iv. Existencia: muy comn

  • 34

    v. Refuerzo: europeo en su forma, indgena en su concepto

    vi. Ocurrencia: generalizada

    vii. Discusin y ejemplos: El altar laico crea un locus de significado personal y

    familiar dentro de la domesticidad (fig. 20), y es un depositario de valores y creencias

    familiares que inviste con cierta sacralidad imgenes familiares y objetos. Puede

    combinarse con la presencia de equipos de reproducir sonido e imagen (televisor,

    estreo) para alcanzar dimensiones casi oraculares. Su raz viene probablemente de la

    veneracin domstica de dioses familiares tutelares comunes al paganismo africano

    y tano. A menudo sirve para evidenciar jerarquas ontolgicas de la familia.

    Fig. 20. Altar laico en casa del barrio Pias de Comero (2007). Ntese como prevalece sobre la ventana, y la abundancia de muecas, imgenes familiares, y objetos decorativos generalmente comprados comercialmente y resignificados por la propietaria de la casa. Se han visto fenmenos similares en otros pases antillanos y tiene

    similitud con los altares rituales usados por la religin yoruba y otras. (Foto: JOC)

  • 35

    5. UTILIZACION DE GALERIAS Y BALCONES EXTERIORES

    i. Definicin: el uso de un espacio periferal abierto pero techado, ocupable, alrededor

    de viviendas y a veces tambin en edificios no residenciales. Este patrn necesita que

    el balcn o galera (cuando es interior) sirva como portal y umbral de entrada a la

    casa, y que a su vez, sea habitable y utilizable para funciones de intercambio social.

    ii. Escala: vivienda

    iii. Objeto: periferia de la vivienda, usualmente ms cargado de significado si queda en

    la fachada visible

    iv. Existencia: muy comn

    v. Refuerzo: como caracterstica autctona africana, su presencia parece darse solo en

    algunas culturas: ha sido reforzada por la veranda de origen indostnico, trada a las

    Antillas por medio de las colonias britnicas y francesas. En el frica colonial y

    postcolonial se ve con frecuencia.

    vi. Ocurrencia: universal

    vii. Discusin y ejemplos: este elemento mestizado de la espacialidad puertorriquea ha

    tenido una larga vida una presencia tan intensa hasta el punto de definir el paisaje

    publico de muchos lugares, sea la imponencia de una hacienda campestre o el velo

    semitransparente que arropa calles enteras en ciudades como Ponce, Guayama, San

    Germn o Mayagez35. Tristemente, el balcn en la denominada arquitectura

    moderna y en las modernas urbanizaciones se ha relegado a un apndice que por su

    mezquino tamao y mala relacin con el resto de la vivienda, es de poca utilidad.

    Pero los balcones gloriosamente desplegados en casonas antiguas (fig. 21) y no tan

    antiguas necesitan ser rescatados como sitios de vital intercambio sociocultural.

  • 36

    Una caracterstica muy particular a Puerto Rico de los balcones y las galeras

    es que sirven para desplegar elementos decorativos fractales (fig. 22), adinkras y

    adinkroides - de derivacin africana, que dan complejidad y densidad visual a las

    fachadas. Por supuesto, los mismos balcones como espacios obtienen de esta forma

    una gran personalidad. Igualmente definen el carcter de varias ciudades africanas

    donde se ha demostrado cmo la criollizacin de este rasgo otrora extico ha

    creado un paisaje urbano ms denso e interesante. (Fig. 23)

    Fig. 21. La conocida casa que fuera de la familia Cautio, frente a la plaza de Guayama, es un verdadero orgasmo de formas geomtricas, muchas de ellas fractales, que definitivamente sitan a esta monumental vivienda, hoy museo,

    fuera de serie en la historia de la arquitectura domstica en Puerto Rico. Aunque se dice que la casa fue diseada por un arquitecto con entrenamiento en Francia, el resultado no tiene nada del rigor academicista galo, sino que es un

    exuberante ritmo de volutas, motivos vegetales abstractos, formas y curvas variopintas. La baranda se dice ser recuperada de una famosa hacienda, la fabulosa Enriqueta en el municipio de Arroyo, y ciertamente parece obra de

    algn herrero annimo, quin sabe si un negro asignado a la forja. No tiene ese inefable sabor europeo, es, como hubiese dicho Goethe de haberla visto, una sonora bomba congelada, repicada a los pies del amo. (Foto JOC)

  • 37

    Fig. 22. Esta galera lateral, pero plenamente visible desde la calle junto a la iglesia de San Germn, presenta una exuberante geometra, propia del vernculo de la regin durante la primera mitad del siglo XX, enriqueciendo la

    casona neoclsica en la que ubica. La composicin de diagonales y diamantes repite insistentemente esos ejercicios fractales que tanto han hermanado la espacialidad de frica y Puerto Rico. (Foto JOC)

    Fig. 23. La ciudad ghanesa de Kumasi tiene cierto sabor a pueblo puertorriqueo con las hileras de balcones en las plantas altas, dominando el bullicioso trajn de la calle. (Internet)

  • 38

    6. CONSTRUCCIN A RAS DE TIERRA i. Definicin: Edificar el principal nivel habitable de una casa o edificio ms o menos al

    nivel de la tierra, o si no que la estructura, adentro, no tenga piso sino que sea

    continuacin de la misma tierra natural.36

    ii. Escala: vivienda

    iii. Objetos: el piso o suelo de la vivienda o de edificios de otro tipo

    iv. Existencia: comn con piso de material duro: casi extinto con piso de tierra en el

    interior

    v. Refuerzo: europeo e indgena estas culturas tambin tenan este patrn.

    vi. Ocurrencia: comn

    vii. Discusin y ejemplos: Este patrn se sigue utilizando en algunas construcciones

    econmicas como medio para ahorrar el costo de una plataforma. Normalmente el

    piso esta hecho en algn material duro como hormign, el piso en tierra de los

    antiguos bohos (fig. 24) es algo virtualmente extinto. La plataforma o soberao, que

    no exista en la vivienda autctona indgena ni africana, parece ser un desarrollo

    autgeno en Puerto Rico. Parece surgir de la lgica de que muchos tenan que edificar

    en terrenos en pendiente, o anegadizos, o llenos de sabandijas, y como respuesta

    evolutiva a estas situaciones se experiment con la plataforma elevada de madera.

    Ya en el siglo XVIII este concepto estaba cuajado: igo Abbad y Lasierra en

    1788 coment bastante sobre estas viviendas en plataforma37; igual hara para esos

    tiempos Alexander OReilly en su memoria38. Abbad le vio una filiacin indgena a

    este tipo de estructura, desconociendo la evidencia arqueolgica que posteriormente

    se acumulara apuntando al piso en tierra como forma originaria de construir, y

  • 39

    desconociendo tambin la forma rectangular como una aportacin fundamentalmente

    africana a la configuracin de esta vivienda verncula.

    Fig. 24. Boho piso en tierra con fogn separado en el sector de Pequea frica, barrio Piones, Loiza, 1946 (izquierda); remanentes de un boho piso en tierra en Sabana Grande, 1979 (derecha). Este ultimo boho haba

    recibido un piso en madera sobre tablas puestas en el suelo para dar algo de sequedad al interior. (Foto izquierda origen desconocido, mostrada en Jopling, Puerto Rican Houses, p. 22; foto derecha por JOC)

    RESUMIENDO: M4S - HACIA UNA ARQUITECTURA SABROSA, MULATA Y

    SANDUNGUERA

    De hecho, la extensa descripcin de Abbad sobre el boho puertorriqueo no era sino la

    constatacin de la sntesis afroindgena. De lo indgena los materiales y el nombre; de los

    africanos la configuracin rectangular y la relativa opacidad de las paredes; y como desarrollo

    propio, el componente jbaro de todo esto, la plataforma elevada o soberao que mantena ms

    seca e higinica a los ocupantes del interior (si bien les daba algo ms de cuyo mantenimiento

    preocuparse). De esa forma, el concepto del boho y otros componentes de la arquitectura

    verncula puertorriquea son ilustradores del mestizaje esencial de las construcciones

    tradicionales. Son ms que la suma de tres influencias diversas de tres continentes frica,

  • 40

    Amrica y Europa: son una sntesis y una nueva tradicin cuyos patrones tenemos que volver a

    asir si perseguimos rescatar ntegramente la historia de la arquitectura puertorriquea.

    Esta arquitectura an se desconoce en su casi totalidad. Gran parte de la enseanza,

    historia y teora de la arquitectura se reduce a modelos esencialistas o ahistricos, donde una

    respuesta unvoca soluciona los problemas arquitectnicos en cualquier lugar, sin respetar, como

    tan bien ha sealado el antroplogo australiano Amos Rapoport, la especificidad cultural de los

    pueblos39. Es la cultura, en verdad y no el suma y resta de factores climticos o materiales lo

    que configura una respuesta arquitectnica apropiada para algn lugar.

    Esos dos grandes maestros, la historia y el anlisis cultural, muestran que el hbitat

    puertorriqueo es una mezcla muy propia de numerosos insumos que van desde la gran tradicin

    clsica grecorromana hasta las muy inteligentes soluciones ideadas por los pastores y

    agricultores cuya descendencia cayo presa de la ignominiosa esclavitud negra. Si bien hay

    espacio definitivo para la creatividad individual, hay que reconocer que los patrones dados por la

    convivencia por medio milenio de tres cepas culturales dejaron una vigorosa fractalidad de

    patrones constructivos mltiples que en conjunto configuran el mosaico de nuestro hbitat.

    Vivimos en un hbitat M4S (multicultural, mezclado, mestizo, mulato y sandunguero), y

    los que trabajan en la transformacin del mismo deben aprender los pasos del baile; o quedarse

    con dos pies izquierdos (o derechos) mirando desde las orillas. Nuestro entorno quiere

    ensearnos los pasos que debemos dar para que evolucione a algo mejor como ambiente para una

    sociedad llena de esperanzas.

    jo

  • 41

    NOTAS 1 Jopling, Carol F.: Puerto Rican Houses in Sociohistorical Perspective. Knoxville: University of Tennessee Press,

    1988, pp. 16-23. 2 Pabn [Charneco], Arleen: Por la encendida calle antillana: Africanisms in Puerto Rican Architecture. CRM: The

    Journal for Heritage Stewardship 1:1 (otoo 2003), pp. 14-32. Washington: National Park Service, Department of the Interior.

    3 Ferrer, Melba. African Roots Leave Print in Local Architecture. [entrevista con Jorge Ortiz Colom]. San Juan

    Star, 23 de octubre de 2004, pp. 19,21. 4 lvarez Nazario, Manuel: El elemento afronegroide en el espaol de Puerto Rico. San Juan, Instituto de Cultura

    Puertorriquea, 1979. 5 The Slave Route. World Heritage Magazine 27, septiembre de 2002, pp. 4-19. Pars: UNESCO / Madrid: Editorial

    San Marcos. (Tambin disponible en castellano y francs.)

    6 Datos tomados del Bureau of the Census, Departamento de Comercio de Estados Unidos. Mapa en: lvarez

    Nazario, El elemento afronegroide, mapa 3, frente a pagina 82. 7 Martinez Cruzado, J.C. et al. Reconstructing the population history of Puerto Rico by means of mtDNA

    phylogeographic analysis. American Journal of Physical Anthropology, septiembre de 2005, Vol. 128, nmero 1: pp. 131-155.

    8 De este fenmeno de difusin cultural se tienen varias teoras y argumentos. Aqu se puede considerar que lo

    que hubo fue, ante todo, una difusin en el sentido geogrfico, por el traslado forzoso de una poblacin, con costumbres y rasgos particulares, a otro territorio; y la incapacidad de la cultura de los que ejercan el poder de aculturar a esta poblacin migrante forzosa-esclava.

    9 De este patrn del batey el autor de este escrito hizo una ponencia presentada en 2008. Ortiz Colom, Jorge. El

    batey que se neg a morir. Ponencia presentada en el congreso de la Puerto Rican Studies Association, 4 de octubre de 2008, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, San Juan, Puerto Rico.

    10

    Alexander, Christopher. The Timeless Way of Building. Oxford: Oxford University Press, 1979. 11

    Ghana fue el primer pas en emanciparse, logrando independencia de Gran Bretaa el 6 de marzo de 1957; el ultimo de la gran era de independencias lo fue Yibuti (Djibouti), en el nordeste del continente, el 27 de junio de 1977, de parte de Francia.

    12

    El ejemplo cannico es la vivienda de los dogones, que tiene el simbolismo de un hombre recostado. Esta fue documentada en el libro Dios de agua del antroplogo francs Marcel Griaule. Ver: Griaule, Marcel. Dieu deau. Entretiens avec Ogotemmli, Pars: Librairie Fayard, 1975. Existen traducciones a castellano (Dios de agua. Barcelona: Alta Fulla, 1987) e ingls.

    13

    Berthelot, Jacques ( Jack ) con Martine Gaum. Kaz Antiy. Jan moun ka rt : Lhabitat populaire aux Antilles. Pointe--Pitre : ditions Perspectives Croles, 1982, pp. 16, 18. Un revelador dibujo por Le Breton de un poblado cimarrn posiblemente similar al de los bonis est en la pgina 12 de este libro.

    14

    Eglash, Ron. African Fractals : Modern Computing and Indigenous Design. New Brunswick: Rutgers University Press, 1999.

  • 42

    15

    West African Wisdom: Adinkra Symbols & Meanings. http://www.adinkra.org, accedido 1 de octubre 2013. 16

    Rapoport, Amos. House Form and Culture. Englewood Cliffs: Prentice-Hall, 1969, p. 39. 17

    Rapoport, House Form, pp. 66-68. 18

    Tombouctou, au nord du Mali . Tomado de Akadem.org : http://www.akadem.org/medias/documents/2_Tombouctou.pdf, accedido el 1 de diciembre de 2013.

    19

    Especificamente, Ibadn se fund en 1829 como refugio ante la inseguridad reinante en los territorios yoruba de la actual Nigeria. Fouchard, Laurent. The case of Ibadan, Nigeria [estudio de villas miseria en la zona]. Understanding Slums Project. Londres: University College London: Development and Planning Unit, 2003, p.2.

    20

    Sinou, Alain. Larchitecture afro-brsilienne de la cte du Golfe du Bnin, Un genre imparfait, entre ignorance et oubli. Enero de 2011. Obtenido en Hyper-Articles en ligne, en : http://halshs.archives-ouvertes.fr/docs/00/70/07/29/PDF/A.SINOU_-_afro_brA_silien_-last.pdf, accedido 10 de diciembre de 2013.

    21 Aqu se aluden a numerosas referencias escritas sobre la esclavitud negra en general y en Puerto Rico, una

    sntesis para el caso puertorriqueo de lecturas de Daz Soler (Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico), Baralt (Esclavos rebeldes), Scarano, Pic, Rosario Natal y otros historiadores puertorriqueos. Igualmente se referenci el artculo The Slave Route (ver nota 4) para ver manifestaciones espaciales del mundo vivido por los esclavos.

    22

    Ortiz Colom, Jorge. La Jagua: estudio de un arrabal rural en Salinas. Monografa para curso Sociedad y cultura del arrabal, profesor Rafael L. Ramrez. Departamento de Sociologa y Antropologa, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Puerto Rico Recinto de Rio Piedras, mayo de 1980, indito, en archivos del autor.

    23

    La palabra palenque, segn el diccionario de la Real Academia Espaola, proviene de la palabra catalana palenc, empalizada, y significa en su acepcin 6, para Cuba, lugar alejado y de difcil acceso en el que se refugiaban los esclavos negros fugitivos. Las acepciones 4 y 6 para Centroamrica hablan del palenque como vivienda de indgenas. En fin, el vocablo en Amrica parece haberse empleado para distinguir las moradas y refugios del otro, sea indio o afrodescendiente. El origen cataln de la palabra no es convincente, ya que segn el diccionario cataln on-line www.diccionari,cat , accedido el 11 de diciembre de 2013, palenc es un gentilicio para Pals, ciudad del Baix-Empord (Bajo Ampurdn, provincia de Gerona) y no tiene que ver con empalizadas. Queda abierta la posibilidad de un origen amerindio o africano para este vocablo.

    Carol Jopling, en su estudio sobre la casa vernacula puertorriquea, indica que el batey fue un concepto reforzado por la presencia africana (Jopling, Puerto Rican Houses, p. 23).

    24

    Osun-Osogbo Sacred Grove, en la version en ingles del sitio web del Patrimonio de la Humanidad (UNESCO World Heritage), http://whc.unesco.org/en/list/1118, accedido 11 de diciembre de 2013.

    25

    Berthelot y Gaum, Kaz Antiy, passim., y en particular pp.16 y 31-43 (esto ultimo un estudio comparativo entre distintos paises).

    26

    Estudio de viviendas vernculas en Cuba, material para el Atlas Etnogrfico de Cuba. Documento provisto por el profesor Dr. Rafael Lpez Valds, consultado por el autor de este articulo. Se muestran numerosas variantes para la configuracin bsica del boho cubano.

    27

    Rivera Caldern, Virginia. El yacimiento de Lujn en Vieques. Conferencia presentada el 4 de diciembre de 2008 en el Centro de Convenciones Municipal de Barranquitas. Primer Seminario sobre Arqueologa de la Universidad Interamericana, Recinto de Barranquitas. Notas tomadas por JOC. Tambin otro arquelogo,

  • 43

    Hernn Ortiz Montaez, ha reportado viviendas similares en un yacimiento en el barrio Sabana Seca de Toa Baja (conversacin personal, 2010).

    28

    Berthelot y Gaum, Kaz Antiy, p. 16.

    29 Vlach, John M.: Sources of the Shotgun House: African and Caribbean Antecedents for Afro-American

    Architecture. Disertacin. Bloomington: Departamento de Folklore, Universidad de Indiana, 1975. Copia en archivos del autor.

    30

    Brand, Stewart. Why Buildings Learn: What Happens after Theyre Built. Nueva York: Penguin Books USA, 1995, captulo III.

    31

    Prieto Vicioso, Esteban. "Arquitectura verncula y popular." En: Mor, Gustavo Luis, ed. Historias para la construccin de la arquitectura dominicana. Prlogo de Ramn Gutirrez. Santo Domingo: Grupo E. Len Jimenes, 2008, pp. 42-81. (Disponible como *.pdf descargable por medio de www.glj.com.do y navegar al vnculo apropiado.)

    32

    Ver nota 28 supra. 33

    Eglash, African Fractals, p. 7. 34

    Ver nota 14 supra. 35

    He estudiado de forma general el caso de los balcones en una ponencia indita. Ortiz Colom, Jorge. Batey, Stoop and Veranda. Building Thresholds* between Realms in Dwellings and Cities: The Puerto Rican Example. Presentado en el congreso del Vernacular Architecture Forum. Nueva York, 17 de junio de 2006, sobre todo las pp. 10-13. Otra excelente exposicin del tema, enfocando en la zona capitalina de Santurce, es: Quiles, Edwin R.: La ciudad de los balcones. San Juan, Editorial Universidad de Puerto Rico, 2008.

    36 Jopling considera este patron una clave para establecer africanidad. Jopling, Puerto Rican Houses, p. 23.

    37

    Abbad y Lasierra, Fray Iigo: Historia geogrfica, natural y civil de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico. Edicin original; Madrid, 1788; varias ediciones posteriores. La descripcin es tan exacta y precisa que amerita incluirla completa en esta nota (los nfasis son mos):

    La fbrica de las casas de este pueblo y aun de las de toda la isla excepto las de la capital, est ideada

    con consulta de la necesidad de materiales, temperamento del clima y circunstancias del pas. Son con poca diferencia como las que tenan los indios naturales de esta isla, de quienes sin duda aprendieron los Espaoles su construccin, persuadidos por la experiencia ser adecuadas al clima. Constryenlas sobre nueve ms vigas clavadas profundamente en la tierra en tres filas, sobre ellas colocan otras viguetas para recibir las tablas que forman el piso; en los cuatro ngulos levantan cuatro postes de madera de cuatro cinco pies de altura, si las vigas que suben desde la tierra no alcanzan. Sobre estos postes cruzan cuatro vigas para enlazarlos, quedando la casa a dos vertientes, mediante un caballete que cruza a lo largo de la fbrica, desde el cual bajan las varas caas hasta las vigas de la circunferencia en que descansan; cubren la obra con hojas de yaguas que aseguran con buen orden sobre las varas del techo. El mbito del piso lo dividen mediante un tabique de tabla; la una parte sirve para dormitorio y sta la cercan tambin de tabla; la otra queda para sala que llaman soberado y dejan sin cercar para que corra libremente los aires y entre la luz. La escalera es de palos, la colocan por la parte de afuera y es tan grosera como peligrosa a los que no se ayudan de las manos para subir: la cocina, o no la tienen o la levantan sobre cuatro vigas del mismo modo que la casa, con la cual se comunica. Toda la fbrica la aseguran con bejucos, sin que por lo comn entre hierro en toda ella.

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    Forman estas casas elevadas sobre vigas por la excesiva humedad que hay en toda la isla y por

    libertarse de las inundaciones que sobrevienen con las crecientes de los ros en los meses de la lluvias. No emplean cal, piedra ni aun hierro en su construccin, afianzando en su misma debilidad la mayor firmeza cuando ocurren terremotos o huracanes. En los primeros nada padecen las casas ni sus habitantes por muy opulentos que sean, porque estando toda la obra asegurada con bejucos que dan de s, se inclina con facilidad hacia donde la mueve el impulso del vaivn sin causar el menor estrago por no hallar resistencia. Los huracanes por la misma razn no hacen en ellas grandes efectos, pues como los vientos hallan curso libre por entre las vigas que las sostienen, y estn abiertas a la mayor parte, apenas encuentran otro objeto que el techo y suele volar a la primera rfaga que lo ataca; pero este y cualquier otro desastre que ocurra lo reparan con facilidad por la copia de materiales que hay en todas partes y la ninguna arquitectura que es necesaria para hacerlas o repararlas.

    No todas las casas de la isla son tan reducidas ni groseras: hay algunas cubiertas de teja, hechas de

    tablas bien ajustadas y clavadas, con viviendas y separaciones; pero siempre sobre vigas y bajo el mismo plan, que forman un pueblo extrao, de un aspecto melanclico, a que contribuye el estar las casas sin habitantes, porque estos viven siempre en las haciendas o grangeras y solo van a los pueblos las festividades en que oyen misa. Concluida sta, se regresan a sus haciendas dejando Ios pueblos con slo el Cura y algn vecino pobre que no tiene tierras. (...)

    Tomado de la edicin original anotada por Jos Julin Acosta y Calbo. San Juan: Imprenta y Librera de Acosta, 1866, pp. 224-225.

    38

    OReilly, Alexander (Alejandro). "Memoria de D. Alexandro O'Reylly [sic] sobre la Isla de Puerto-Rico" (1765). En: Tapia y Rivera, Alejandro (ed.). Biblioteca Histrica de Puerto Rico: Obras completas Vol. 3. San Juan, Instituto de Cultura Puertorriquea, 1970, p. 628. (Edicin original: Madrid, 1854.)

    39

    Rapoport, House Form, captulo VI, pp. 126-135.