La invocación incesante del nombre de Jesús

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    La invocacin incesante del nombre de Jess

    xiste, en la vida de lasIglesias de oriente y de la

    Iglesia ortodoxa rusa enparticular, una prcticaespiritual de la oracin muyprofunda: la oracin de Jess uoracin del corazn. La mismafue introducida en Rusia haciamediados del siglo XIV y sanSergio, el fundador delmonaquismo ruso, la conoca yla practicaba, as como susdiscpulos. Entre ellos, Nil de la

    Sora es uno de los msconocidos. Otro monje muyconocido, Paisij Velitchkovsky,la difundi y populariz en elsiglo XVIII.

    Pero, a travs de las Iglesias deoriente, esta prctica seremonta a la tradicin de losPadres griegos de la edad mediabizantina: Gregorio Palamas,

    Simen el Nuevo Telogo,Mximo el Confesor, Didoco deFtice; as como a los Padres deldesierto de los primeros siglos:Macario y Evagrio. Algunos lavinculan con los mismos apstoles: Estaoracin, dice un texto de la Filocalia, nos viene de lossantos apstoles. Les serva para orar sin interrupcin,siguiendo la exhortacin de san Pablo a los cristianos de orar sin cesar.

    Esta tradicin espiritual tuvo sus principales focos de vida en los

    monasterios del Sina a partir del siglo XV, y en el monte Athos,especialmente en el XIV. Desde fines del siglo XVIII se expandi fuera delos monasterios gracias a una obra, la Philocaliepublicada en 1782 por unmonje griego, Nicodemo el Hagiorita y editada en ruso, poco despus, porPaisij Velitchkovsky.

    Otra ms reciente la populariz, los Relatos de un peregrino ruso (fin delsiglo XIX). Ese libro est extensamente difundido en Rusia; fue traducido

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    al francs en 1945 por Ediciones du Seuil y existen varias ediciones encastellano (Relatos de un peregrino ruso, Salamanca 31997).

    La oracin de Jess es una corriente de la espiritualidad oriental, peroalgunos ven en ella, adems, el tipo esencial de la mstica ortodoxa

    (Bulgakov). Otro autor se atreve a denominarla: corazn de la Ortodoxia.

    Esta oracin consiste en una invocacin incesante del nombre de Jess,de all su nombre: Oracin de Jess. Ella encuentra su fuerza en la virtuddel nombre divino, el nombre de JEHOVA en el Antiguo Testamento, elnombre de Jessen el Nuevo Testamento, particularmente en el libro delos Hechos de los apstoles: Aquel que invoque el nombre del Seor sersalvado (Hech 2, 21). El nombre es la persona misma. El nombre de Jesssalva, cura, arroja los espritus impuros, purifica el corazn. Se trata dellevar constantemente en el corazn al muy dulce Jess, de ser inflamadopor el recuerdo incesante de su nombre bienamado y por un inefable amor

    hacia l, as se expresa el padre Paisij Velitchkovsky.

    Esta oracin se apoya en las exhortaciones apostlicas: Orad sin cesar(1 Tes 5, 17); Haced en todo tiempo, mediante el Espritu, toda clase deoraciones(Ef 6, 18); e incluso sobre la parbola de Jess mostrando quees necesario orar siempre sin descanso(Lc 18, 1); y sobre esta palabra deorden: Velad y orad en todo tiempo (Lc 21, 36).

    Dicha oracin consiste en repetir sin cesar la frmula: Seor Jesucristo,Hijo de Dios, ten piedad de m, pecador(segn Lc 18, 38). Se trata del gritodel ciego de Jeric que implora a Jess la curacin, y tambin de la

    oracin del publicano: Oh Dios, compadcete de m, que soy pecador(Lc18, 13). Es tambin el Kyrie eleisonSeor, ten piedad de nosotrosdela liturgia.

    La forma primitiva de la oracin de Jess, dice Meyendorf, parece ser elKyrie eleison cuya repeticin constante en las liturgias orientales seremonta tambin a los Padres del desierto.

    Las palabras de la frmula pueden variar, pero se recomienda aplicarse auna frmula breve y fija. Esto tomar el nombre de oracin monolgica.Que vuestra oracin ignore toda multiplicidad: una sola palabra bast al

    publicano y al hijo prdigo para obtener el perdn de Dios. Que no existaafectacin en las palabras de vuestra oracin: cuntas veces los balbuceossimples y montonos de los nios conmueven a su padre! No os lancis enlargos discursos para no disipar vuestro espritu en la bsqueda depalabras. Una sola palabra del publicano conmovi la misericordia de Dios;una sola palabra llena de fe salv al ladrn. La prolijidad en la oracin amenudo llena el espritu de imgenes y lo disipa, mientras que a menudouna sola palabra (monologa) tiene por efecto recogerlo.

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    La respiracin del nombre de Jess

    a oracin de Jess puede comenzar por una oracin vocal recitada uncierto nmero de vecescon ayuda de un rosario, por ejemploy bajo

    la direccin de un gua espiritual o staretz. El rosario ortodoxo, hechode lana negra trenzada, posee cien nudos; los hay ms cortos. Sepuede recitar uno, o dos, o varios, a ciertas horas del da. Pero ste es sloun medio exterior que debe conducir a la oracin interior. Esta debeentonces adecuarse al ritmo de la respiracin. Se recomienda ser prudentey no separarse de las directrices dadas por el staretz. El staretz es unanciano, por lo general monje, que tiene experiencia en la oracin y es aptopara ser el padre o gua espiritual. Sin embargo, si se est en laimposibilidad de tener un gua semejante, es posible dejarse guiar por lasanta Escritura, dice el padre Velitchkovsky, y por las recomendacionesdelos Padres. La respiracin sirve de soporte y de smbolo espiritual a la

    oracin. El nombre de Jess es un perfume que se expande (Cant 1, 4) yque se ama respirar. El soplo de Jess es espiritual, cura, arroja losdemonios, comunica el Espritu santo(Jn 20, 22).

    El Espritu santo es soplo divino (Spiritus, spirare), espiracin de amor en elseno del misterio trinitario. La respiracin de Jess, como el latido de sucorazn, deba estar ligada sin cesar a ese misterio de amor, como tambina los suspiros de la criatura (Mt 7, 34; 8, 12) y a las aspiraciones que todocorazn humano lleva en s. El mismo Espritu intercede dentro de nosotroscon gemidos inefables (Rom 8, 26).

    La funcin respiratoria, esencial para la vida del organismo, est ligada ala circulacin de la sangre, al ritmo del corazn, a las fibras msprofundas de nuestro ser. La respiracin profunda del nombre de Jess esvida para la criatura: El que da a todos la vida, la respiracin y todas lascosas. En l tenemos la vida, el movimiento y el ser (Hech 17, 25-28). Enlugar de respirar al Espritu santo, dice Gregorio el Sinata, estamos

    colmados por el soplo de los malos espritus.

    Adecuando la oracin al ritmo respiratorio, el espritu se calma, encuentrael reposo (hesychia, en griego; de ah el nombre de hesicasmo dado aesta corriente espiritual de la oracin). El espritu se libera de la agitacin

    del mundo exterior, abandona la multiplicidad y la dispersin, se purificadel movimiento desordenado de los pensamientos, de las imgenes, de lasrepresentaciones, de las ideas. Se interioriza y se unifica al mismo tiempoque ora con el cuerpo y se encarna. En la profundidad del corazn, elespritu y el cuerpo reencuentran su unidad original, el ser humanorecobra su simplicidad.

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    Conviene buscar el silencio del espritu, evitar todos los pensamientos,incluso aquellos que parecen lcitos, fijarse constantemente en lasprofundidades del corazn y decir: Seor Jesucristo, Hijo de Dios, tenpiedad de m. A veces slo se dir: Seor Jesucristo, ten piedad de m.Luego se cambiar: Hijo de Dios, ten piedad de m; esta ltima frmula,

    segn Gregorio el Sinata, es ms fcil para los principiantes. Pero no esnecesario cambiar a menudo de frmula, aconseja, sino slo a veces.Recitando atentamente esta oracin, permanecers de pie o sentado, oincluso acostado, reteniendo la respiracin, en la medida de lo posible,para no respirar demasiado a menudo Invoca al Seor Jess con undeseo ferviente y en una paciente expectativa, abandona todopensamiento Si ves la impureza de los malos espritus, es decir, lospensamientos, encerrando el espritu en el corazn, invoca al Seor Jesssin cesar y sin distraccin, y ellos huirn, invisiblemente quemados por elnombre divino. La hesychia consiste en buscar al Seor en su corazn,es decir, guardar su corazn en la oracin y encontrarse constantemente

    en el interior de este ltimo. Sin embargo, no se trata aqu de actosmeritorios: nmero de rosarios, cantidad de oraciones, mortificaciones enel sentido vulgar.

    La nocin de mrito est ausente de la teologa oriental. No os inquietispor el nmero de oraciones a recitar. Que vuestra sola preocupacin sea que

    la oracin brote de vuestro corazn, viviente como una fuente de agua viva.Arrojad enteramente de vuestro espritu la idea de cantidad. No se trata deun ejercicio mecnico, o de una tcnica psico-somtica, emparentada conla de otras religiones orientales. Se trata de un ejercicio, ciertamentesostenido, que es llamado atencin, o incluso sobriedad, o trabajo

    espiritual, o guardia del corazn. Es una vigilancia de la oracin quequiere ser y devenir incesante y penetrante en las fuentes mismas delcorazn.

    La oracin del corazn

    a oracin de Jess es tambin llamada oracin del corazn.

    Esta nocin del corazn es esencial en la espiritualidad oriental y, enparticular, la rusa. Se podra decir que en este aspecto la tradicin

    oriental no se ha dejado subyugar por las nociones de la filosofagrecolatina y que ha permanecido mucho ms cerca de las fuentes bblicasy semitas.

    Existe, en efecto, una teologa del corazn en el Antiguo Testamento, aligual que en el Nuevo, que es la llave de la antropologa bblica.

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    Se puede distinguir y oponerel corazn y la cabeza. La cabeza sera eldominio de lo cerebral, de lo mental, de lo intelectual, de lo lgico, de loracional Pero el corazn no debe ser reducido nicamente al dominio delo afectivo, del sentimiento.

    Es un hombre de corazn, se dice a veces, o bien: es una mujer decabeza. El corazn es una dimensin espiritual, donde el cuerpo tantocomo el alma entremezclan sus races. El corazn es la fuente vital del ser.

    El corazn, en efecto, es el amo y el rey de todo el organismo corporal, ycuando la gracia se apodera de las praderas del corazn, reina sobre todoslos miembros y todos los pensamientos del alma, y es de all de donde ellaespera el bien.

    Algunos colocan el espritu en el cerebro, como en una especie de acrpolis;otros le atribuyen la regin central del corazn, aqulla que est libre de

    todo soplo animal. En cuanto a nosotros, sabemos a ciencia cierta quenuestra alma razonable no est dentro de nosotros como estara en un vasopuesto que es incorprea y tampoco fuera puesto que est unida alcuerposino que ella est en el corazn como en su rgano.

    En cuanto al corazn, designa en la tradicin oriental el centro del serhumano, la raz de las facultades activas del intelecto y de la voluntad, elpunto de donde proviene y hacia el cual converge toda la vida espiritual. Esla fuente, oscura y profunda, de donde brota toda la virtud psquica yespiritual del hombre y por la cual ste est prximo y se comunica con la

    fuente misma de la vida.

    La oracin de Jess, con su aspecto de tcnica espiritual y su ritmorespiratorio, consiste en el descenso del espritu o de la inteligenciaalcorazn.

    Conviene descender desde el cerebro al corazn. Por el momento, diceTefano el Recluso, no hay en vosotros ms que reflexiones totalmentecerebrales sobre Dios, pero el mismo Dios permanece en el exterior.

    Ontolgicamente, la consecuencia esencial de la cada, para el hombre, es

    precisamente esta disgregacin espiritual por la cual su personalidad est

    privada de su centro y su inteligencia se dispersa en el mundo exterior. Ellugar donde se produce esta dispersin de la personalidad en el mundo delas cosas es la cabeza, el cerebro; all los pensamientos forman remolinos,como copos de nieve, como enjambres de moscardones en el verano.

    Por el cerebro, el espritu conoce un mundo que le es exterior al mismo

    tiempo que pierde el contacto con los mundos espirituales, cuya realidadestrecha oscuramente, sin embargo, el corazn. Para reconstruir a la

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    persona en la gracia, es necesario, entonces, reencontrar una relacinarmoniosa entre la inteligencia y el corazn.

    Es necesario orar con el corazn, es necesario encontrar la oracin delcorazn. Es necesario sentarse en un lugar retirado y tranquilo, lejos del

    ruido y el movimiento, en silencio. Inclinar la cabeza hacia el corazn,alejarse de la agitacin de los pensamientos, decir no a la dispersin, a lamultiplicidad de las imgenes, de las ideas, de los recuerdos. Respirar

    calma, lenta, profundamente, orando al Seor Jess. Fijar la mirada interioren el lugar del corazn todava sombro y oscuro, donde la oracinintroduce el nombre divino de Jess con el ritmo de la respiracin.

    Poco a poco el nombre de Jess se identifica con los latidos del corazn. Elcorazn, por s mismo, ora y respira sin cesar en la oracin de Jess que seconvierte, as, en oracin perpetua e incesante.

    Ese aspecto tcnico nos parece chocante. Vemos en l, enseguida, como elpsiclogo sagaz que es todo hombre occidental, el peligro de laintrospeccin, de la autosugestin, del anlisis

    Sin embargo, no se trata de eso. Se trata, en realidad, de liberar el corazny el espritu de la opresin de los pensamientos, de la ocupacin continuade las ideas, de la influencia de los espritus impuros, a fin de que, bajo laaccin de la gracia, las energas del corazn, liberadas, puedan brillar ennosotros sin trabas a travs de nuestra alma tanto como de nuestrocuerpo. En el corazn est la vida, y all tambin conviene vivir

    La iluminacin del corazn

    uando la oracin de Jess se convierte en oracin del corazn, suprimer efecto es la iluminacin. No olvidemos que ella es el gritosuplicante del ciego para obtener la curacin (Lc 18, 38) al que Jess

    responde abriendo los ojos del enfermo y dndole la luz. La oracinincesante de Jess obtiene la curacin. La sola presencia de Cristo,cuando anuncia que dara su vida en rescate deuna multitud, comunic laoracin de Jess al ciego de Jeric.

    Los ojos del corazn se abren a la luz divina. El corazn se ilumina y, porl, el ser entero (Mt 6, 22). Cuando la inteligencia y el corazn estn unidosen la oracin, y los pensamientos del alma no estn dispersos, el corazn se

    entibia con un calor espiritual y la luz de Cristo resplandece en l, llenandode paz y de alegra al hombre interior.

    La iluminacin aportada por la oracin del corazn viene slo de la gracia.Slo la gracia divina posee en s misma la facultad de comunicar la

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    deificacin a los seres de una manera analgica; entonces la naturalezaresplandece con una luz sobrenatural y se encuentra transportada porencima de sus propios lmites por una sobreabundancia de gloria. Pero lailuminacin no se produce sin trabajo; a veces, slo es dada al trmino deuna prolongada espera, de una larga pena. Ello se debe a que el corazn es

    tambin el dominio del pecado, de lo oscuro, de las tinieblas. No olvidemosel sentido de las palabras de la oracin: Seor Jess, ten piedad de m,pecador. Es necesario forzar esa oscuridad por la contricin y el verdaderoarrepentimiento, a menudo por las lgrimas; es la gracia delenternecimientola que imprime en la mirada y el rostro de los espiritualesde oriente una dulzura semejante.

    En la atmsfera del corazn, una vez purificado de los soplos de losespritus malos, es imposible, se ha dicho, que no brille la luz divina deJess. Siempre que no se hinche de orgullo, de vanidad y de presuncin.

    Esta iluminacin del corazn procede de una accin del Espritu santo,que es luz. Pero es necesario no confundirla con las aspiraciones, lasvisiones, las luces espirituales o sensibles. De hecho, los Padres sonunnimes en recomendar que no se busquen tales cosas. No es necesariodedicarse a ellas ni dejarse distraer por ellas, si se presentan. Pues sedebe, siempre, guardar la sobriedad.

    La verdadera oracin del corazn es siempre la oracin pura.

    La deificacin del hombre

    Mediante la oracin del corazn, mediante la gracia de la iluminacin, elser recobra su armona interior, su unidad. Vuelve la espalda a ladispersin, a la multiplicidad, a la divisin. El espritu y el corazn, el almay el cuerpo, se reconcilian. El hombre recobra su unidad original.Se recubre con la imagen de Dios y la semejanza divina. Es deificado. Ladeificacin (thosis, en griego), es obra, no del hombre, sino de la gracia.En primer lugar la gracia muestra al hombre su pecado, lo hace surgirantel y, colocando constantemente ante sus ojos ese terrible pecado, loconducea juzgarse a s mismo. Le revela nuestra cada, ese espantoso, profundo ysombro abismo de perdicin donde ha cado nuestra raza por laparticipacin en el pecado de Adn. Luego, poco a poco, otorga unaprofunda atencin y el enternecimiento del corazn en el momento de laoracin. Habiendo preparado as el vaso, de una manera sbita,inesperada, inmaterial, toca las partes separadas y stas se renen. Quines el que ha tocado? Yo no puedo explicarlo. No he visto nada, no heescuchado nada, pero me he visto cambiado; repentinamente me he sentidotransformado por el efecto de un poder todopoderoso. El Creador haactuado, para la restauracin, del mismo modo que actu para lacreacin.

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    Cuando sus manos tocaron mi ser, la inteligencia, el corazn y el cuerpo sereunieron para construir una unidad total. Luego se sumergieron en Dios ypermanecieron all durante todo el tiempo en que fueron sostenidos por lamano invisible, inasible y todopoderosa.

    La teologa oriental conoci una discusin muy viva en el siglo XIV entreGregorio Palamas y alguien denominado Barlaam.

    Este ltimo, imbuido de una pretendida escolstica occidental, se dedicdirectamente a cuestionar la prctica de la oracin del corazn y susfundamentos teolgicos, ridiculizando, en particular, sus mtodosrespiratorios y arriesgndose, con ello, a arrojar al descrdito toda la vidamonstica. Gregorio Palamas, en su Tradas, toma la defensa delhesicasmo y de la tradicin y, apoyado en la autoridad de los Padres,formula la doctrina de las energas divinas.

    Cmo puede Dios, que es trascendente e inaccesible en su esencia,comunicar al hombre su gracia y, en particular, hacerlo participar de ladeificacin? Puesto que se puede participar en Dios y puesto que la esenciasobre esencial de Dios es absolutamente imparticipable, debe haber algunacosa, entre la esencia imparticipable y los participantes, que les permitaparticipar en Dios Esa cierta cosa son las energas divinas, comparablesa los rayos del sol que traen luz y calor sin ser el sol en su esencia, y quellamamos, sin embargo, sol. Son las energas divinas que actan en el

    corazn para recrearnos a la imagen de Dios y a su semejanza. Por esemedio Dios se da al hombre sin dejar de ser trascendente a l.

    De hecho, este problema de las energasha suscitado, y suscita todava,interminables discusiones. Son creadas o increadas?Comunica Diossu esencia por su intermedio, o no?

    De qu naturaleza es esta thosiso deificacin?

    Lo que hay de cierto es que, el hesicasmo, la corriente espiritual ytradicional de la oracin de Jess, fue dotada por Gregorio Palamas deuna teologa extremadamente slida y profunda. En ese momento, cuandoel Imperio de oriente estaba a punto de desaparecer, ello ciertamente laayud a sobrevivir y a expandirse en las diversas Iglesias ortodoxas y,

    especialmente, en Rusia.

    1. De nepsis: La sobriedad es el ayuno del alma, atenta a despojarse de suspensamientos; el estado que resulta de ello, la vigilancia, es la condicin deldespertar.

    2. Accin, contemplacin: las dos vlvulas complementarias de la vida espiritual.La accin es la purificacin de las pasiones, pero tambin es la prctica de las

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    virtudes, las austeridades, la plegaria vocal (la salmodia segn su designacinhabitual), etc. La contemplacin no la dispensa. Existe simultaneidad; por ello laaccin se simplifica cada vez ms.

    3.-Hesicasmo, hesiquiasmo o, ms raramente, esicasmo (del griego; en escriturapolitnica: /hsykhasms, derivado de /hsykha, "quietud,

    silencio, paz interior") doctrina y prctica asctica difundida entre los monjescristianos orientales, principalmente los de la llamada Iglesia Ortodoxa, a partirdel siglo IV con los llamados Padres del Desierto.

    El objetivo del hesicasmo es la bsqueda de la paz interior en unin mstica conDios y en armona con la creacin.

    Las tres caractersticas fundamentales del hesiquiasmo son: la soledad, comomedio de aislarse del mundo; el silencio, para obtener la revelacin del futuro ydel mundo ultratarreno; y la quietud, para conseguir el control de lospensamientos, la ausencia de preocupaciones y la sobriedad.1

    Breve noticia acerca de la Filocalia

    Esta obra, que apareci gracias a la liberalidad de un prncipe rumano,

    Juan Mavrocordato, cuya identidad no est confirmada, fue el fruto deltrabajo en comn de Macario, obispo de Corinto (1731-1805) y deNicodemo el Hagiorita (1749-1809), un monje de la Santa montaa. Elprimero se ocup de compilar los textos y el segundo habra de asumir laredaccin del prefacio y las notas.

    El libro, nos dice Nicodemo, no es ni ms ni menos que el tesoro de lasobriedad, la salvaguarda de la inteligencia, la mstica didascalia(Enseanza, instruccin). de la oracin del espritu, el modelo eminente de la

    vida activa, la gua infalible de la contemplacin, el paraso de los Padres yla cadena de las virtudes. Un libro que es el recuerdo familiar y asiduo de

    Jess (Prefacio, p. IV, col. 2).

    Se trataba de un infolio de 16-1207 pginas en dos columnas quecomenzaba as: Filocalia de los santos npticos recogida entre los santos

    Padres teforos (portadores de dios), donde se ve cmo el espritu sepurifica, resulta iluminado y se perfecciona mediante la filosofa de la vidaactiva y de la contemplacin.

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    Este verdadero concilio de los Padres npticosconvoca a toda la tradicin,desde la poca del desierto con Antonio y Evagrio hasta Simen deTesalnica (1410-1429). Son ms de treinta: Antonio el Grande, Isaas,Evagrio, Casiano, Marco, Hesiquio, Nil, Didoco, Juan de Crpatos,Teodoro de Edesa, Mximo el Confesor, Thalassius, Juan Damasceno,

    Filemn, Tegnosto, Piloteo el Sinata, Elas el Ecdicos, Tefano de laEscala, Pedro el Damasceno, Macario, Simn el Nuevo Telogo, NicetasStthatos, Teolepto, Nicforo el Solitario, Gregorio el Sinata, GregorioPalamas, Calixto II, Ignacio Xanthopoulos, Calixto Capafigiota, Simen deTesalnica, Marco de feso

    Y cuntas repeticiones! Habiendo ledo cada Padre a todos los queexistieron antes que l, los mismos pensamientos vuelven como estribillos.Por qu ofuscarse? Es fcil comprender que esos monjes, para quienes eltiempo contaba tan poco, rumiaban segn su propia expresintranquilamente el plato nico, el man de una oracin invariable, la

    oracin del pobre.

    Separada de su funcin pues Macario y Nicodemo pretendan, con sucompilacin, recordar a los monjes y a los fieles ortodoxos la gran tradicinde la oracin y la contemplacin, la Filocaliaes la ms fastidiosa de lasbibliotecas. Insertada en su contexto vivo, toma un extrao sabor. Se lapuede abrir al azar y se encontrar siempre en ella la palabra que salva.Por otra parte, es en una escasa medida un libro. Es, ms bien, un vidrioahumado , segn la expresin del peregrino, para soportar el resplandordel sol.

    Las Narraciones de un peregrino ruso a su padre espiritualhan revelado algran pblico la Filocalia. Las aventuras de este atrayente vagabundo deJess la han engalanado de un prestigio realzado, adems, por el ttulohermtico y la rareza del libro. Iluminada por los relatos del peregrino, laFilocalia aparece como el evangelio de una oracin extraa y familiar,ingenua y amigable a la vez.

    La Filocaliaconoci un xito extraordinario en Rusia, gracias a un granstaretz, Paisij Velitchkovski (1722-1794), animador de un verdaderorenacimiento espiritual tanto en el pas moldavo como en Rusia. Esteprepar una traduccin eslava, la Dobrotoljubi, que apareci en San

    Petersburgo en 1793. Es un lastimoso ejemplar de esta edicin el que elperegrino ruso compr por dos rublostoda su fortuna a un sacristn.Ella fue durante la primera mitad del siglo XIX, junto con la Biblia y elGran Menologio de Dimitri de Rostov, el alimento espiritual preferido porlos monjes rusos.

    La versin eslava respetaba fielmente el original, pero, en 1877, Tefano deTambov y Vladimir emprendi la publicacin de una monumental

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    Dobrotoljubi, esta vez en ruso. Tefano cercena y aumenta a la vezconsiderablemente. Pedro Damasceno acababa de ser editado en ruso, porconsiguiente lo excluye junto con otros tratados que son consideradosexcesivamente sutiles (por ejemplo, los Captulos silogsticos de CalixtoCapafigiota sobre la unin con Dios), o demasiado especulativos (como

    los Captulos prcticosde Gregorio Palamas).

    Por el contrario, Tefano ahonda ampliamente en las obras de Efrn,Barsanufio, Clmaco, Doroteo, Zsimo y absorbe ntegramente el cuartovolumen de las Catequesis de Teodoro Studita.

    La edad de la Filocaliano estara cerrada sin embargo. Muy recientementeun sacerdote ortodoxo rumano, M. Staniloae, emprendi la traduccin dela Filocalia (1 vol., Sibiu 1946) tratando de reemprender un proyectoesbozado por los discpulos del staretz Velitchkovski.

    Para el peregrino ruso y la multitud innumerable que se expresa por suboca, la Filocaliaes el libro de la plegaria, entendiendo por ello la oracinde Jess o del corazn. No sin razn, sus compiladores soaban conllevarla en triunfo, escoltada por la tradicin. Por otra parte, si la Filocaliafranque el terreno limitado de la erudicin para convertirse en eco de unapoderosa experiencia religiosa, lo debe tambin a esta oracin.

    1. De nepsis: La sobriedad. La sobriedad es el ayuno del alma, atenta adespojarse de sus pensamientos; el estado que resulta de ello, la vigilancia,

    es la condicin del despertar. El nptico prctica la guardia del corazn;nepsis palabra griega que significa sobriedad, vigilancia, lo opuestoproducido por el alcohol o las drogas. Por lo tanto el contexto de la vidaespiritual, nepsis significa atencin, vigilancia, recogimiento. Cuando el hijoprodigo se arrepiente se dice que entro en s mismo (L.C. 15, 17) el hombrenptico es que ha entrado en s mismo, que no suea despierto, bajo lainfluencia de impulsos pasajeros, es el que posee un sentido, una direccin,una finalidad. Como dice el evangelio de la verdad; es como aquel que sedespierta despus de haber y entrar en s mismosabe de dnde viene y a

    dnde va. Arrepentirse es despertarse, el arrepentimiento es un cambio deespritu que nos lleva a la vigilancia; estar vigilantes es estar entre otras

    cosas en el presente donde estamos, en este punto particular del espacio yen este momento preciso del tiempo. Con demasiada frecuencia nosdispersamos y no vivimos verdaderamente el presente. Nos instalamos connostalgia en el pasado o vivimos en el futuro, con nuestros deseos einquietudes. La vigilancia es lo contrario de la irreflexin).

    2. Accin, contemplacin: las dos vlvulas complementarias de la vidaespiritual. La accin es la purificacin de las pasiones, pero tambin es la

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    prctica de las virtudes, las austeridades, la plegaria vocal (la salmodiasegn su designacin habitual), etc. La contemplacin no la dispensa.Existe simultaneidad; por ello la accin se simplifica cada vez ms.

    LA FILOCALIA

    Seleccin de textos

    1. Apotegmas de los Padres del desierto

    Apa Bessarion, al morir, dijo: El monje debe, como los querubines y losserafines, no ser ms que ojo.

    Apa Doulas dijo: Cuando el enemigo nos exhorta a abandonar la soledad(hesychia), no lo escuchemos. Nada es ms poderoso que la alianza delhambre y la soledad para luchar contra l. Ella proporciona agudeza a lavisin de los ojos interiores.

    (Odo por Epifanio): El verdadero monje debe tener siempre en su coraznla oracin y la salmodia.

    Evagrio dijo tambin: Suprime las relaciones numerosas, si no quieresque tu espritu divague y turbe tu soledad (hesychia).

    Elas dijo: Los hombres ponen su espritu o bien en sus faltas, o bien enJess, o bien en los hombres.

    Thonas dijo: Es porque nuestro espritu es negligente respecto a laconsideracin de Dios por lo que caemos en la cautividad de las pasionesde la carne.

    Juan Colobos dijo: La prisin (juego de palabras: el griego tiene el mismotrmino para guarda y prisin), consiste en permanecer sentado en la

    celda y recordar a Dios sin cesar. Es el Estaba prisionero y t me hasvisitado.

    Cronios dijo: Que el alma practique la sobriedad, se aparte de lasdistracciones y renuncie a sus voluntades; entonces el Espritu de Dios seaproximar a ella.

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    Poimn dijo: Tenemos necesidad de una sola y nica cosa: un almasobria.

    Poimn dijo adems: El principio de todos los males es la distraccin.

    Al margen de los ocho pensamientos de EvagrioCinco obras contribuyen para que alcancemos la benevolencia divina: laoracin pura; el canto de los salmos; la lectura de los divinos orculos delEspritu; el recuerdo unido a la pena del espritude los pecados, de lamuerte y del gran juicio; y el trabajo de las manos [1].

    Si queris, permaneciendo en un cuerpo, rendir a Dios el culto de unacriatura incorporal, mantened en el secreto de vuestro corazn unaplegaria ininterrumpida, y vuestra alma llegar a ser, aun antes de lamuerte, igual a los ngeles [2].

    Nuestro cuerpo, privado de su alma, est muerto y huele mal: as el almaindolente a la plegaria est muerta y es miserable y maloliente. Debemosconsiderar la privacin de la plegaria como algo ms cruel que la mismamuerte; el profeta Daniel nos lo ensea admirablemente, puesto queprefiere morir antes que ser un solo instante privado de la plegaria [3].

    A cada una de vuestras respiraciones agregad la sobriedad del espritu y elnombre de Jess, la meditacin sobre la muerte y la humildad. Estas dosprcticas son de extrema utilidad para el alma 4.Hablad de Dios con ms frecuencia de la que usis para tomar alimento;

    aplicaos a pensar en Dios ms a menudo de lo que respiris.

    Es ms necesario recordar a Dios a menudo que respirar.

    1. Comparar Clmaco, 20: PG 88, 940, y sobre todo Calixto e Ignacio,citados ms adelante.

    2. Atribuido a Juan Colobos en la coleccin de Poussines. Comparar conEvagrio, De la plegaria, 113.

    3. Citado por Calixto e Ignacio, n. 29.

    4. Se reencuentra en Clmaco y tambin en Hesiquio.

    Al margen de los ocho pensamientos de Evagrio

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    Cinco obras contribuyen para que alcancemos la benevolencia divina: laoracin pura; el canto de los salmos; la lectura de los divinos orculos delEspritu; el recuerdo unido a la pena del espritude los pecados, de lamuerte y del gran juicio; y el trabajo de las manos [1].

    Si queris, permaneciendo en un cuerpo, rendir a Dios el culto de unacriatura incorporal, mantened en el secreto de vuestro corazn unaplegaria ininterrumpida, y vuestra alma llegar a ser, aun antes de lamuerte, igual a los ngeles [2].

    Nuestro cuerpo, privado de su alma, est muerto y huele mal: as el almaindolente a la plegaria est muerta y es miserable y maloliente. Debemosconsiderar la privacin de la plegaria como algo ms cruel que la mismamuerte; el profeta Daniel nos lo ensea admirablemente, puesto queprefiere morir antes que ser un solo instante privado de la plegaria [3].

    A cada una de vuestras respiraciones agregad la sobriedad del espritu y elnombre de Jess, la meditacin sobre la muerte y la humildad. Estas dosprcticas son de extrema utilidad para el alma 4.Hablad de Dios con ms frecuencia de la que usis para tomar alimento;aplicaos a pensar en Dios ms a menudo de lo que respiris.

    Es ms necesario recordar a Dios a menudo que respirar.

    Apotegmas pseudoepgrafos

    (De Silvano). Un hermano preguntaba a un anciano: Qu clase de

    pensamientos debo tener en el corazn?. El anciano le respondi: Todo loque puede pensar el hombre, desde el cielo hasta la tierra, es vanidad.Aquel que persevera en el recuerdo de Jess, ese est en la verdad. Elhermano le dijo: Y cmo llegar a Jess?. l respondi: El trabajo de lahumildad y de la plegaria ininterrumpida llegan a Jess. Todos los santos,desde el comienzo al fin, debieron su salvacin a tales medios.

    (De Poimn). Un anciano ha dicho: Lucha para que tu espritu seailuminado por Dios, tu alma santificada, tu cuerpo purificado, para quefinalmente devengas simple, como la unidad toda simple de la Trinidad. Elhombre carnal debe convertirse en espiritual transformndose ambos, por

    una resolucin firme, en el tercero y primero, el Espritu.

    2. Pseudo Macario el Grande

    Homilas espirituales

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    El alma se desprende de las divagaciones malvadas guardando el corazny evitando que sus miembros, los pensamientos, vaguen por el mundo(Hom. 4: PG 34, 473d).

    La verdadera base de la oracin reside en controlar los pensamientos en

    medio de una gran paz y tranquilidad, a fin de evitar los obstculosexteriores. El hombre deber, entonces, combatir, talar en el bosque lospensamientos malvados que lo rodean, impulsarse hacia Dios sin cederante la voluntad de sus pensamientos, sino, por el contrario, en medio desu dispersin, reunir los pensamientos malvados con los naturales. Elalma, bajo el peso del pecado, avanza como a travs de un ro invadido porcaaverales, como a travs de una espesura de arbustos y de zarzas. Aquelque quiere atravesarlo debe extender las manos y, penosamente, separarpor la fuerza el obstculo que lo aprisiona. As, los pensamientos del poderenemigo envuelven al alma. Es necesario, pues, un gran celo y unaextensa atencin de espritu para reconocer los pensamientos intrusos del

    poder enemigo (Hom. 6: PG 34, 520b).

    El espritu es una cosa y el alma otra? El cuerpo tiene diferentesmiembros y sin embargo se dice: un hombre. Igualmente, el alma tienevarios miembros: el espritu, la conciencia, la voluntad y los pensamientos,que tanto acusan como excusan (Hom. 2: PG 34, 15).

    Todo esto est unido en un mismo pensamiento, y los miembros del almaconstituyen el hombre interior. Como los ojos del cuerpo perciben desdelejos las espinas, as el espritu prev las trampas del poder enemigo ypreviene al alma, de la que es el ojo (Hom. 7: PG 34, 528b).

    Aquellos que se acercan al Seor deben hacer su oracin en un estado detranquilidad y de paz extrema y aplicar su atencin sobre el Seor conpena 1 en el corazn y sobriedad de pensamientos, sin confusin nipalabras inconvenientes (Hom. 6: PG 34, 517).

    El fuego celeste de la deidad, que los cristianos reciben en el interior de sucorazn en esta vidaese fuego que cumple su oficio en su corazn, sirvepara la disolucin del cuerpo y reajustar los miembros descompuestos enel da de la resurreccin

    Los tres nios arrojados en la hoguera a causa de su justicia llevaban elfuego divino de Dios en el interior de sus pensamientos, sirviendo yoperando en medio de esos pensamientos. Y ese fuego se manifest porfuera de ellos y contuvo al fuego sensible.

    Igualmente, las almas fieles reciben secretamente, en esta vida, el fuegodivino y celeste, y es ese fuego el que forma la imagen celestial en lahumanidad (Hom. 11: PG 34, 544).

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    Cuando el prncipe del mal y sus ngeles anidan en l, vuestro corazn esun sepulcro. Cuando los poderes de Satans se enseorean de vuestroespritu y vuestros pensamientos, no estis muertos para Dios? El Seorlibera al espritu para que pueda avanzar sin penas, con alegra, en el airedivino (Hom. 11: PG 34, 552).

    El pecado y la impudicia tienen el poder de penetrar en el corazn, pero lospensamientos no vienen de afuera, sino del interior del corazn. El apstoldijo: Quiero que los hombres oren en todas partes elevando sus manospuras, ajenos a la ira y a los pensamientos malvados (1 Tim 2, 8), ytambin: Del corazn provienen los malos pensamientos (Mt 15, 19).Acrcate a la oracin, inspecciona tu corazn y tu espritu y toma laresolucin de hacer llegar a Dios una oracin pura. Vela, sobre todo, paraque no haya obstculos a la pureza de tu oracin. Que tu espritu se ocupedel Seor del mismo modo que el trabajador de sus tareas y el esposo desu mujer Si doblas las rodillas para orar, que otros no vengan a robar

    tus pensamientos (Hom. 15, 1: PG 34, 584c).

    La gracia graba en el corazn de los hijos de la luz las leyes del Espritu.Ellos no deben poner su seguridad solamente en las Escrituras de tinta,pues la gracia de Dios inscribe las leyes del Espritu y los misterioscelestes tambin sobre las tablas del corazn, y el corazn es quien manday rige todo el cuerpo. La gracia, una vez que se ha apoderado de los pradosdel corazn, reina sobre todos los miembros y todos los pensamientos,pues all residen todos los pensamientos del alma, su espritu y suesperanza y, a travs de l, la gracia pasa a todos los miembros del cuerpo.Paralelamente, para los que son hijos de las tinieblas: el pecado reina en

    su corazn y pasa a todos sus miembros Como el agua a travs de uncanal, as pasa el pecado a travs del corazn y sus pensamientos.Aquellos que lo niegan sufrirn en el futuro el juicio y la burla del triunfode su pecado, pues el mal se oculta en el espritu del hombre paraescaprsele (Hom. 15: PG 34, 589a).

    Todo el tiro est en poder de aquel que sostiene las riendas. El corazntiene numerosos pensamientos naturales unidos a l, pero el espritu y laconciencia son quienes corrigen y dirigen al corazn despertando lospensamientos naturales que bullen dentro de l. El alma tiene, pues,numerosos miembros, aunque sea una sola (Hom. 15: PG 34, 600a).

    El mal realiza su obra en el corazn sugirindole pensamientos malvados eimpidiendo al espritu orar puramente y encadenndolo al siglo. l revistea las almas y las penetra hasta el meollo de los huesos. Como Satans esten el aire sin que Dios deba sufrir por ello en forma alguna, as el pecadoest en el alma y, sin embargo, la gracia de Dios est all al mismo tiemposin sufrir dao por ese hecho (Hom. 16: PG 34, 617a).

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    La perfeccin no reside en abstenerse del mal sino en alcanzar un esprituhumillado, en dominar a la serpiente que anida detrs del espritu, ms enlo profundo que el pensamiento, que los tesoros y los depsitos del alma.Pues el corazn es un abismo (Hom. 18: PG 34, 633b).

    Tal como los mercaderes recogen sus ganancias materiales en todas lasfuentes de la tierra, as los cristianos, por el conjunto de las virtudes y elpoder del Espritu santo, renen los pensamientos de su corazn dispersospor toda la tierra. Este es el ms bello y verdadero de los negocios, puesla potencia del Espritu divino tiene el poder de concentrar el corazn,disperso por toda la tierra, en el amor del Seor y as transportar elpensamiento al mundo de la eternidad (Hom. 24: PG 34, 661d).

    Nuestra oracin no puede limitarse a un hbito o a una convencin:actitudes corporales, silencio, genuflexin Debemos velar con sobriaatencin en nuestro espritu, aguardando el momento en que Dios se har

    presente en nuestra alma, visitando todos sus senderos, todas suspuertas, todos sus sentidos. Cuando el espritu est firmemente unido aDios no es necesario callar, ni gritar, ni clamar.

    El alma debe despojarse enteramente para la splica y para el amor deCristo, evitando distracciones y divagaciones en sus pensamientos (Hom33: PG 34, 741b) [2].

    El mejor de nuestros actos, la ms alta de nuestras obras, es laperseverancia en la oracin. Por ella podemos adquirir cada da todas lasvirtudes pidindolas a Dios. Ella proporciona a aquellos que son

    considerados dignos la comunin con la bondad divina, con la operacindel Espritu, la amorosa e inexpresable unin espiritual con el Seor.Aquel que cada da se esfuerza, perseverando en la oracin, es consumidopor el deseo divino del amor espiritual; inflamado de la ardiente languidezpor Dios, recibe la gracia espiritual de la perfeccin santificante (Hom. 40:PG 34, 764b).

    Cada uno de nosotros debe examinar su vaso de arcilla para ver si haencontrado el tesoro, si se ha revestido de la prpura del espritu, si hacontemplado al rey, si reposa cerca de l o si est en las estanciasexteriores.

    Pues el alma tiene multitud de miembros y gran profundidad. El pecado,penetrando en ella, se apodera de todos sus miembros y de las praderas desu corazn. Cuando el hombre se pone a la bsqueda de la gracia, stallega hasta l y se aduea tal vez de dos miembros del alma. El sujeto pocoexperimentado obtiene ese consuelo de la gracia; piensa que ella se haapoderado de todos los miembros del alma y que el pecado ha sidoextirpado. Sin embargo, la mayor parte permanece bajo el imperio del

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    pecado y slo una parte pequea bajo el de la gracia; pero, en suignorancia, el hombre se deja sorprender (Hom. 50: PG 34, 820c).

    l se expresaba as: Cuando el espritu se aparta del recuerdo de Dios,cae o bien en la clera o bien en la ambicin. l llamaba, a la una, bestial,

    y a la otra, diablica. Como yo le expresara mi asombro ante el hecho deque el espritu del hombre pudiera estar permanente con Dios, me dijo: Elalma est con Dios en todo pensamiento, en toda accin con la cual lerinde culto.

    El monje debe su nombre, en primer lugar, al hecho de estar solo (monos),puesto que se abstiene de mujer y se aparta, interior y exteriormente, delmundo. Exteriormente, renunciando a la materia y a las cosas del mundo.Interiormente, renunciando incluso a sus representaciones, sin admitir lospensamientos ni las preocupaciones mundanas. En segundo lugar, esllamado monje porque ora a Dios con una oracin ininterrumpida, para

    purificar su espritu de los pensamientos numerosos y opuestos y para quesu espritu se haga, en s mismo, slo monje ante el verdadero Dios, sinadmitir los pensamientos del mal, permaneciendo puro e ntegro.

    Es necesario librar al espritu de toda divagacin para impedir que ste seaperturbado por los pensamientos. Si falta esta libertad, ser en vano laoracin, y el espritu divagar alrededor de los objetos; aparentar orar,mas su oracin no se elevar hasta Dios. Si la oracin no fuera pura yacompaada de la plena certidumbre de la fe, Dios no la recibir.

    La ley escrita relata muchos misterios de una manera oculta.

    El monje que se dedica a la oracin y a una conversacin ininterrumpidacon Dios, los encuentra; entonces la gracia le revela aquellos misteriosms terribles que los de la Escritura. No se puede lograr, por la lectura dela ley escrita, nada comparable a lo que permite alcanzar el culto de Dios,pues all todo est cumplido.

    Aquel que lo ha elegido no tiene necesidad de leer las Escrituras, sabe quetodo se consuma en la oracin.

    El ciclo copto de Macario el GrandeApa Macario dijo: No dejemos que la fuente derrame bullendo lo quebrota de esta mezcla nica, es decir, del receptculo del corazn; hagamos,en cambio, que ella lance hacia lo alto sin cesar lo que es dulce en todotiempo, es decir, nuestro Seor Jesucristo.

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    El hermano pregunt: Cul es la obra ms agradable a Dios en el ascetay en el abstinente?. l respondi diciendo: Bienaventurado aquel quepersevera, sin cesar y con contricin del corazn, en el nombre de nuestroSeor Jesucristo. Pues, ciertamente, no existe en la vida prctica nadams agradable que este alimento bendito. T debes rumiarlo todo el

    tiempo, como la ternera que gusta la dulzura de rumiar hasta que la cosarumiada penetra en el interior de su corazn y derrama all una dulzura yuna grasa (uncin) buenas para su estmago y para todo su interior; noves acaso la belleza de sus mejillas inflamadas por el dulzor que ella harumiado con su boca?.

    Pidamos que nuestro Seor Jesucristo nos conceda la gracia a travs desu dulce y graso (untoso) nombre.

    Un hermano interrog a Apa Macario, diciendo: Ensame el significadode estas palabras: La meditacin de mi corazn es estar en tu presencia.

    El anciano le dijo: No existe otra meditacin, a no ser el nombre saludabley bendito de nuestro Seor Jesucristo habitando sin cesar en ti, tal comoest escrito: Como golondrina clamar y como trtola meditar. Eso es loque hace el hombre piadoso que permanece constantemente en el nombrede nuestro Seor Jesucristo.

    Macario el Grande dijo: Debes poner atencin en el nombre de nuestroSeor Jesucristo cuando tus labios estn en ebullicin para atraerlo, y notrates de conducirlo en tu espritu buscando parecidos [3].

    Piensa tan slo en tu invocacin: Seor Jesucristo, ten piedad de m y, en

    el descanso, vers su divinidad reposar en ti, apartar las tinieblas de laspasiones y purificar al hombre interior retornndolo a la pureza de Adncuando estaba en el paraso. Este es el nombre bendito que invoc Juan elEvangelista llamndolo luz del mundo, dulzura que no empalaga yverdadero pan de vida.

    Apa Evagrio fue a buscar al Apa Macario atormentado por lospensamientos y las pasiones del cuerpo y le dijo: Padre mo, dime unapalabra y vivir. Macario respondi: Amarra la cuerda del ancla a lapiedra y, por la gracia de Dios, la barca atravesar las olas diablicas deeste mar de decepciones y el torbellino de tinieblas de este mundo vano.

    Evagrio pregunto: Cul es la barca, cul es la cuerda, cul es la piedra?.Apa Macario dijo entonces:

    La barca es tu corazn, gurdalo. La cuerda es tu espritu, talo a nuestroSeor Jesucristo, que es la piedra que tiene poder sobre todas las olasdiablicas que combaten los santos, ya que no es fcil decir a cadarespiracin: Seor Jesucristo, ten piedad de m; yo te bendigo, mi SeorJess, socrreme. El pez que lucha contra las olas ser apresado sin

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    saberlo, mientras que, permaneciendo firmes en el nombre salvador denuestro Seor Jesucristo, l tomar al diablo por la nariz a causa de lo quenos ha hecho. Mas nosotros, los dbiles, sabremos que el auxilio provinode nuestro Seor 4.Apa Macario dijo: Visit a un enfermo, en cama durante su enfermedad.

    Se trataba de un anciano que recitaba el nombre saludable y bendito denuestro Seor Jesucristo. Como lo interrogara sobre su salud, me dijo conalegra: Como soy constante en (tomar) este dulce alimento de vida, elnombre de nuestro Seor Jesucristo, he sido colmado en la dulzura delsueo por una visin del Rey, el Cristo con la forma de un Nazareno, quienme ha dicho tres veces: T, t ests en m, y no en otro ms que en m.

    Y enseguida me despert experimentando una gran alegra, tan grande queolvid el dolor. Macario el Grande dijo: El monje que permanece sentadoen su celda necesita recoger su inteligencia en s, lejos de todapreocupacin mundana, sin permitir que ella vacile ante la vanidad del

    siglo, haciendo que se mantenga firme en su fin nico. O sea que debeponer su pensamiento slo en Dios en cada instante, constantemente en la toda hora, sin otra solicitud, sin dejar penetrar en su corazn el tumultode ninguna cosa terrestre, con su espritu y todos sus sentidos como enpresencia de Dios y permanecer as.

    Apa Macario el Grande dijo: Si te acercas a la oracin, debes fijar tuatencin en ti, con firmeza, para no abandonar tus vasos en manos de losenemigos, pues ellos desean quitarte esos vasos que son los pensamientosdel alma. Son esos vasos gloriosos con los cuales servirs a Dios; pues loque Dios busca no es que le rindas homenaje con tus labios mientras tus

    pensamientos vacilantes estn diseminados por el mundo, sino que tualma y todos sus pensamientos se mantengan en la contemplacin delSeor sin otra solicitud.

    1. Esfuerzo interior. Expresin clsica.

    2. Este pasaje se reencuentra en las Vertus de S. Macario.

    3. Tal vez se deba traducir: Que no slo parezca que lo recibes en tu

    espritu.

    ndice General

    Introduccin 9

    Acerca de la oracin de Jess 11

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    La invocacin incesante del nombre de Jess 11

    La respiracin del nombre de Jess 13

    La oracin del corazn 15

    La iluminacin del corazn 18

    La deificacin del hombre 19Las seales de la resurreccin 21

    La expansin de la gracia bautismal 23

    La eucarista, alimento del corazn 24

    El corazn de la Iglesia 26

    La transfiguracin de los seres y de las cosas 27

    El mundo que vendr 29

    Breve noticia acerca de la Filocalia 33

    Autores y textos seleccionados en esta compilacin 37LA FILOCALIA - Seleccin de textos

    1. Apotegmas de los Padres del desierto 51

    Al margen de los ocho pensamientos de Evagrio 52

    Apotegmas pseudoepgrafos 52

    2. Pseudo Macario el Grande 55

    Homilas espirituales 55

    El ciclo copto de Macario el Grande 59

    3. Evagrio Pntico 634. Didoco de Ftice 71

    5. Marco el Ermitao 83

    La ley espiritual 83

    Sobre aquellos que pretenden santificarse por lasobras

    84

    6. Barsanufio y Juan de Gaza 87

    7. Isaac de Nnive 91

    Las fases de la purificacin 91

    Recuerdo de Dios 92La mejor parte 93

    La oracin 94

    Grados de la oracin 95

    El periplo de la oracin 97

    8. Juan Clmaco o de la Escala 99

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    La oracin de Jess y el pensamiento de la muerte 99

    La oracin del hesicasta 100

    9. Hesiquio de Batos 105

    Primera centuria 105

    Segunda centuria 11410. Filoteo el Sinata 119

    11. Mximo el Confesor 127

    Acerca de la oracin ininterrumpida 127

    Acerca de la purificacin del corazn 127

    12. Elas el Ecdicos 129

    13. Simen el Nuevo Telogo 135

    Acerca de la oracin constante y sus efectos 135

    Acerca de la oracin de Jess y los xtasis de Simen 136La vida de Simen el Nuevo Telogo 138

    14. Nicetas Stethatos 139

    15. Nicforo el Solitario 143

    I. Tratado de la sobriedad y del cuidado del corazn 143

    Extracto de la vida de nuestro padre san Antonio 145

    Sobre la vida de san Teodosio (siglos V-VI) 146

    Sobre la vida de san Arsenio (Padre del desierto) 146

    Sobre la vida de san Pablo de Latros ( 955) 147Sobre la vida de san Sabas (siglo VI) 147

    Sobre la vida de san Agathn (Padre del desierto) 147

    De Marco a Nicols 148

    San Juan de la Escala 149

    De Apa Isaas 150

    Macario el Grande 150

    Didoco de Ftice 150

    Isaac el Sirio o de Nnive 151

    Juan de Crpatos 151

    Simen el Nuevo Telogo 151

    II. Sobre el mtodo respiratorio 152

    16. El pseudo Simen el Nuevo Telogo 157

    Mtodo para la santa oracin y atencin 157

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    17. Teolepto de Filadelfia 167

    Renuncia a recuerdos y pensamientos 167

    Anlisis de la oracin 169

    Pensamientos diversos 173

    18. Gregorio el Sinata 177Acrstico sobre los mandamientos 177

    Acerca de la contemplacin y la oracin 178

    Acerca de la vida contemplativa y de los modos deoracin

    182

    El hesicasta debe mantenerse sentado en oracin ysin prisa por levantarse

    188

    Cmo decir la oracin 189

    Cmo disciplinar el espritu 189

    Cmo expulsar los pensamientos 190

    Cmo salmodiar 192

    Sobre el error 195

    19. Gregorio Palamas 195

    Sobre la oracin y sobre la pureza del corazn 195

    Apologa de los santos hesicastas 197

    El tomo hagiorita 204

    20. Calixto e Ignacio Xantopoulos 205

    Mtodo y regla detallada, inspirada por los santos,para uso de los que han elegido la vida hesicasta

    205

    Calixto II 209

    21. Nicodemo el Hagiorita 213

    De qu forma el espritu penetra en el corazn 213

    Razones por las cuales se debe retener la respiracindurante la oracin

    215

    * Este estudio fue preparado basndose en el trabajo de J. Serr, La prireducoeur, Abbaye de Bellefontaine, Bgrolles (Maine-et-Loire) 1977.

    Filocalia (la palabra filocalia significa amor a la belleza)

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