La ironía posmoderna
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1
Resumen
Los finales de siglo siempre dan lugar a cantidad de reflexiones que reflexionan
sobre la situación actual en comparación con el final de siglo inmediatamente anterior. A
finales de siglo XX tiene sentido actualizar algunos conceptos que cuestionan el diseño
y su función en la reproducción social a partir de la condena de Ornamento y delito de
Adolf Loos y de la lectura del espectáculo de Debord como capital acumulado en tal
grado que se convierte en mercancía. Nos podemos encontrar así con un panorama
irónico en el que las pesadillas del siglo anterior se ven confirmadas justamente gracias
a algunas propuestas vanguardistas que partían, inicialmente, de una búsqueda
liberadora.
Palabras clave
Arquitectura, Foster, Diseño, Deseo, Alienación, Seducción, Debord, Baudrillard,
Koolhaas, Lissitzky, Internacional Situacionista.
2
Índice
Introducción .......................................................................................................... 3
La ironía posmoderna: Los manifiestos arquitectónicos en el siglo XX ............. 4
Manifiestos en las vanguardias del primer tercio de siglo ................................ 4
El triunfo de la Arquitectura Moderna y el Estilo Internacional ...................... 5
La reacción posmoderna contra la Arquitectura Moderna ................................ 6
La reacción de la crítica radical y utópica ........................................................ 7
La síntesis de la arquitectura fragmentaria y posmoderna ................................ 8
La realidad actual y la consumación del deseo ................................................. 9
Bibliografía ......................................................................................................... 12
3
Introducción
El destino de la realidad construida y de las obras artísticas del siglo XX han ido
más orientadas al desarrollo de otras funciones distintas a la utilitaria que cumplen
especialmente las artes y en menor grado la arquitectura: concretamente su función de
mercancía.
La tesis que pretende sostener el trabajo es cómo este desarrollo triunfante ha
conseguido absorber elementos paradójicos de las teorías de las que ha bebido. En este
sentido, se propondrá una lectura en clave de un “Retorno de lo Real” en el sentido que
Foster interpreta el triunfo de las propuestas vanguardistas en un futuro que es nuestro
presente. Triunfo cuya valoración, de forma anticipada, podemos valorar como ironía, al
menos hacia aquellos que las enunciaron hace un siglo.
Para intentar ilustrar esta investigación, mostrar en qué sentido se hablará de
ironía, se trata de dar respuesta a la pregunta que Jean Baudrillard lanza a Jean Nouvel:
“Duchamp traspuso un objeto muy simple, el inodoro, en objeto de arte.
Traspuso la banalidad para producir un suceso en el universo estético,
desestetizándolo, para hacer irrumpir la banalidad, para hacer efracción en la
estética y ponerla en jaque, y, paradójicamente, abrió la vía a la estetización
generalizada de nuestra época. Por otra parte, me pregunto si esta especie de
acting-out de Duchamp en el orden de la pintura, si eso que no es una revolución
sino una implosión, ha tenido también un equivalente en el universo de la
arquitectura. ¿Hay una especie de antes y después en el orden de las formas?”1
1 BAUDRILLARD, J. Los objetos singulares: arquitectura y filosofía. Pág. 9
4
La ironía posmoderna: Los manifiestos arquitectónicos en el
siglo XX
Manifiestos en las vanguardias del primer tercio de siglo
La mayoría de reconocidos arquitectos del s. XX han participado de los debates
y del desarrollo teórico del papel que las artes deben cumplir en la sociedad, así como
de las relaciones entre las artes o la definición de qué es y qué no es arte.
En general, siempre se han debatido entre el papel del artista y el artesano,
decantándose más frecuentemente por el segundo cometido y acentuando su misión
tanto funcional como social por encima y al lado de otro tipo de consideraciones. Esto
no ha implicado un abandono de otras inquietudes, pero ha configurado una gran parte
5
del hacer de la ciudad durante el siglo XX.
“Futuro y utopía:
Hoy debemos ser muy concretos, muy prácticos y de ningún modo románticos si
queremos alcanzar y sobrepasar el nivel del resto del mundo… La próxima etapa
cultural es la concentración de todo el material viviente: de la productividad
humana, de la fuerza creadora, de la más preciosa riqueza del hombre. Y esto no
para conseguir provechos para el particular, sino para erigir obras pertenecientes
a todos. Conseguiremos la posesión de una técnica que corresponda a las
exigencias basadas en tomar en consideración las conquistas hechas en el breve
espacio de nuestra propia generación. Una de nuestras metas futuras es la
superación de la base, de la forzada adaptación del edificio al terreno.”2
En la época de posguerra, las crisis del pensamiento se han visto evidentemente
traducidas a las crisis del diseño. Ellas han suscitado nuevas corrientes y formas de
hacer, a partir de teorías muy distintas que anticipaban mundos posibles si no opuestos,
irreconciliables.
El triunfo de la Arquitectura Moderna y el Estilo Internacional
“Poco a poco, la humanidad ha llegado a establecer una neta línea de
demarcación entre el espíritu y la materia. La lucha entre ambas tendencias
concluyó en el siglo 19. Hasta ahí, el artista y el artesano no eran sino uno. La
obra de arte era empleada y utilizada. Para el hombre de hoy eso es barbarie.
Una tras otra, todas las industrias quedaron apartadas del dominio del arte. Y le
llega ahora el turno a la arquitectura. La arquitectura fue un arte, hoy no lo es
más que el tatuaje o la zapatería. Puesto que la obra arquitectónica está hecha
para ser utilizada y deteriorarse, y debe gustar a los contemporáneos.”3
Adolf Loos fue el gran crítico de la estética híbrida del Art Nouveau y los
nuevos manierismos o estilos eclécticos. Fue un crítico de los elementos impuros y
superfluos. “La evolución de la cultura es sinónima de la eliminación de los ornamentos
adheridos a los objetos utilitarios”. “Quizás nos hallemos en un momento en el que las 2 LISSITZKY, E. 1929, La reconstrucción de la arquitectura en Rusia y otros escritos. Pág 47 3 LOOS, A. Escritos II. 1910-1931. Pág 161
6
distinciones entre prácticas puedan reivindicarse o volverse a construir sin llevar
adosado aquel bagaje ideológico de pureza y propiedad”4 que representaba la línea más
ortodoxa del movimiento moderno.
Esa artesanía propia del Art Nouveau fusiona a sujeto y objeto, “la
individualidad del propietario se expresa en cada ornamento, cada forma, cada clavo”,
una suerte de subjetivismo gratuito que pretende encontrar la individualidad en
cualquier parte de todo objeto. “¡Está usted completo!”5. Loos observa que para lo que
ese diseñador es una reunión de arte y vida es en realidad su opuesto, es decir, una
pérdida de toda constricción objetiva que permita la distinción de la individualidad, lo
que significa en último término vivir con el propio cadáver de uno mismo. Entonces,
ese hombre que se piensa repleto de cualidades, es más bien carente de ellas, es un
hombre sin atributos como el que presenta Mussil.
La reacción posmoderna contra la Arquitectura Moderna
Pese a que el movimiento Moderno tiene un claro predominio de las influencias
racionalistas que tienen como referencia primera el mundo de la razón y la máquina,
aparecen constantemente a su lado una serie de sistemas que lo cuestionan y que evitan
asfixiamiento propio de unas propuestas excesivamente rígidas.
Durante los dos primeros tercios de siglo, los sistemas compositivos alternativos
al funcionalismo imperante tienen una presencia notable, sin constituir necesariamente
una oposición frontal a dicho racionalismo. Tales son los sistemas orgánicos que se
aproximan a las formas de la naturaleza o algunos tipos de realismos sociales que
integran en funcionalismos no dogmáticos los universos de la realidad y el tiempo.
Si bien esta convivencia entre sistemas se mantiene con ese equilibrio hasta los
años 60, son las neovanguardias las que desestabilizan esa relación. En concreto, el
Team X se presenta como la estocada que cuestiona la preeminencia de las tesis
racionalistas en el IX congreso del CIAM.
Esto da lugar al surgimiento de multitud de nuevos sistemas compositivos que
parten de fuentes distintas. Entonces el conocido Estilo Internacional sufre una apertura
que si bien se puede reconocer enriquecedora en muchos casos, en otros significa un
regreso de aquella mezcla indeseada que mencionaba Loos, una regresión. Tiene sentido 4 FOSTER, H. Diseño y delito. Pág. 22 51FOSTER, H. Diseño y delito. Pág. 22
7
entonces hablar de encontrarnos en medio de una reciente aglomeración de
manifestaciones de Art Nouveau. Vivimos otra era de disciplinas difusas, de objetos
tratados como mini-sujetos, de diseño total.
La reacción de la crítica radical y utópica
Desde la época de posguerra en las vanguardias de todas las disciplinas artísticas
se presentan posiciones alternativas a las formas expresivas existentes con una nueva
propuesta plástica y formal. Esas neovanguardias también se hacen eco en la
arquitectura y las propuestas planteadas desde una crítica y una propuesta de realidad
alternativa a la existente llegan en este caso hasta nuestros días. Una de las causas por
las que su búsqueda se agota menos rápidamente que otras neovanguardias es porque su
ámbito no es tanto el objeto considerado artísticamente, dado que su intención principal
es construir nuevos modos de vida sobre otras bases. Lo característico de estas
propuestas es su carácter fundacional y una posición que cuestiona el orden existente
postulando una posición utópica en relación a su entorno político.
Es por ello que a través de diversos mecanismos compositivos todas las
propuestas coinciden en crear otros o nuevos lugares a partir de diversas estrategias. Los
autores y teorías que más influyen a los nuevos proyectistas son aquellas procedentes
del marxismo, en su lectura de la Escuela de Frankfurt y en la línea hegeliana asumida
por Lukács y desarrollada por Debord a partir del concepto de espectáculo, que presenta
una lectura negativa de la superabundancia de imágenes y diseño en la época
contemporánea y significa una mutación de la mercancía: “El espectáculo en general,
como inversión concreta de la vida, es el movimiento autónomo de lo no-viviente”6
El movimiento más reconocible en este ámbito fue la Internacional Situacionista,
que proponía, con una voluntad constitutiva, generar nuevas situaciones en la vida
cotidiana mediante la intervención en la misma con mecanismos propios de la sociedad
de consumo repensados de manera que produzcan un efecto subversivo. Las
Megaestructuras de Constant representan el anhelo de una sociedad socialista
antiutilitaria basada en la propiedad colectiva del suelo en la que su habitante, el Homo
Ludens, puede desplegarse por completo como sujeto libre y creativo, liberado de la
atadura al trabajo o en términos de Hanna Arendt, el dominio de la Labor.
6 DEBORD, G. La sociedad del espectáculo. Pág. 62
8
“Objetivo de la ciencia es garantizar estáticamente estos volúmenes elementales,
que crean en el espacio nuevas relaciones y tensiones. La superación de base, del
apego a la tierra es muy amplia y exige la superación de la fuerza de gravedad.
Exige el objeto suspendido, la arquitectura físico-dinámica.”7
Otros movimientos y autores han buscado la recuperación de elementos algo
olvidados en el proceso de gestación, como puede ser el valor poético de John Hedjuk,
renunciando al carácter anticipativo e impositivo del proyecto y tomando valores
alternativos a los dominantes como puntos de referencia, tales como el cuerpo humano,
el feminismo, la salud o la literatura.
El elemento comunitario parece ser aquel más reclamado en todos los casos,
como se manifiesta en propuestas de organismos autoconstruibles en la Comunidad
Tierra (Moreno – Buenos Aires) propuesta por Claudio Caveri o el organicismo futurista
en las arcologías de Paolo Soleri. Este tipo de propuestas comunitarias se han
prolongado hasta nuestros días y han tenido gran presencia en algunas escuelas, como
en la Escuela de Arquitectura de Valparaíso y su Ciudad Abierta en Ritoque o los
experimentos de Rural Studio en Alabama.
En España y en ciudades de Europa con una larga historia, que se refleja en sus
núcleos históricos, se han podido encontrar intervenciones alternativas dentro de las
mismas con esa mirada cuidadosa que reconoce el otro. Este tipo de intervenciones no
se imponen en su entorno con toda su presencia; más bien buscan ser prótesis y se
insertan en el tejido urbano con pinzas, tal como hace Santiago Cirugeda.
La síntesis de la arquitectura fragmentaria y posmoderna
Existe otra actitud muy presente en los proyectistas contemporáneos que bebe de
las mismas fuentes formales que hacen muchas arquitecturas utópicas, es decir, de
propuestas y estrategias formales propias de las vanguardias. Además, aparece con
fuerza un elemento desestabilizador que cuestiona la preeminencia del racionalismo
cartesiano moderno propio del funcionalismo del movimiento moderno. Estos autores
toman con mucha frecuencia a Lacan y Derrida como referencia y hacen una lectura, a
7 LISSITZKY, E. 1929, La reconstrucción de la arquitectura en Rusia y otros escritos. Pág. 48
9
veces precipitada, de conceptos como el de deconstructivismo. Asumen la identidad del
mundo contemporáneo como una maraña de identidades fragmentarias que desembocan
en sujetos y objetos que percibimos ajenos a nosotros, que se traducen en propuestas
formales hijas del constructivismo ruso pero alejadas de la geometría euclidiana. En su
lugar, absorben la teoría y la práctica de lo fragmentario y del collage urbano que beben
de las teorías del caos y los fractales de Benoît Mandelbrot o de los rizomas de Deleuze
y Guattari.
Como tipología privilegiada, entre otras, aparece la megaestructura o edificios-
masa, herederas de las teorías mencionadas y los edificios high-tech como el Centro
Pompidou. Esta tipología se caracteriza por su superposición espacial y por sus
múltiples conexiones interiores tratando de reagrupar en una síntesis no totalizadora los
fragmentos que componen el caos, que quedan reunidos bajo un objeto singular.
Esta tipología, que logra materializarse efectivamente en obras de Rem Koolhaas
o MVRDV, parecen el sueño realizado de New Babylon de Constant, si nos atenemos al
punto de partida de Megaestructuras que se quieren desvincular a la tierra y que se
construyen mediante reglas no a priori que parecen dejar lugar a una intervención
creativa del usuario sobre el edificio. Son grandes masas generadas a partir de una
lógica antirrepresentativa que manifiestan el desorden, lo imprevisible, la fluidez y que
raramente logran expresar monumentalidad, al menos en el sentido que lo podían hacer
arquitecturas institucionales de los dos siglos anteriores: “Su tarea es verdaderamente
imposible: expresar la turbulencia incesante en un medio estable”8
La realidad actual y la consumación del deseo
Hoy en día este análisis resuena al observar una auténtica fusión de arte y
funcionalidad en la orientación comercial de la concepción de cualquier tipo de objeto
en tanto esos mismos objetos, sea cuales sean, parecen considerarse diseño. El ingeniero
fue el héroe que alabado durante la hegemonía del movimiento moderno, pero vuelve a
un segundo plano en nuestros días ante la fuerza del diseñador. Es más, la importancia
de este sujeto no se queda ahí, porque aparece junto a su posibilidad de diseñar la gran
posibilidad de ser diseñado, es decir, el individuo puede proyectar una nueva imagen de
sí mismo gracias al desarrollo de la técnica. Este parece ser un paso más allá: no sólo el
8 KOOLHAAS, R. S M L XL: OMA. Pág 200
10
objeto (utilitario o no) es diseñado, el individuo es cada vez más diseñado. Ese sujeto
diseñado podría ser el rostro negativo de la cuestión posmoderna que pone de
manifiesto la construcción social de la identidad.
Baudrillard propone que el gesto moderno que la Bauhaus pretendía introducir
en el diseño en los útiles cotidianos permitió que la economía política del producto se
transformase en una economía política del signo. La mercancía y el signo se
retroalimentan mutuamente, de manera que ambas dos se intercambian como una sola,
dando lugar a productos-imagen con valor de cambio en tanto que signo.
El viejo sueño de fusionar arte y vida, surgido inicialmente de la protesta contra
alienación producida por la sociedad industrial, se termina por cumplir pero de una
forma perversa, esto es, siguiendo las reglas y los fines de la industria cultural en vez de
las promesas liberadoras de las vanguardias. Hoy, se puede decir acerca de una nueva
Economía Política del diseño:
“Todo el diseño se refiere al deseo… parece desarrollar un nuevo tipo de
narcisismo, todo imagen y nada de interioridad, una apoteosis del sujeto que es
también su desaparición potencial”9
La subjetivación de la mercancía ilustra el proceso de inversión a la propuesta
purista de Loos en un movimiento irónico posmoderno. Hubo un tiempo en la
producción de masas en el que la mercancía era su propia ideología, un prototipo de su
propio anuncio: su principal atractivo residía en su abundancia de lo mismo. Pronto esto
no fue suficiente: había que implicar al consumidor y la retroalimentación se convirtió
en un factor de la producción. A medida que crecía la competencia, había que idear
nuevas seducciones, y el envoltorio se hizo casi tan importante como el producto.
Con la “especialización flexible” de la producción posfordista, las mercancías se
pueden retocar continuamente y los mercados compartimentar constantemente, de
manera que un producto puede ser de masas en cantidad pero sin embargo aparecer
actualizado, personalizado y precisamente orientado.
El deseo aparece así especificado en los productos. Con la inflación del diseño
se llega a dar un punto en el que el envoltorio sustituye al producto. La conversión de
sujetos y objetos en marcas es fundamental en muchas esferas de la sociedad, a causa de
9 FOSTER, H. Diseño y delito. Pág. 22
11
la atención que el consumidor presta sobre ellos y la retención que tiene lugar en su
memoria.
“La alienación del espectador en beneficio del objeto contemplado (que es el
resultado de su propia actividad inconsciente) se expresa así: más él contempla,
menos vive; más acepta reconocerse en las imágenes dominantes de la necesidad,
menos comprende su propia existencia y su propio deseo.”10
La misma primacía de la imagen y el envoltorio, así como la importancia de la
construcción de la marca tiene lugar también en la arquitectura, en proyectos que se
proponen resolver un programa de identidad corporativa. Así, podemos encontrar la
cancelación de las fronteras entre la arquitectura, su imagen y su contenido en obras de
Gehry o Koolhaas. Esta desterritorialización es la tendencia propia del capital en nuestra
época tal como Deleuze y Guattari leyeron en Marx. Se podría ver como propuestas de
megaobjetos formados por estructuras y geometrías complejas cumplen la meta de crear
situaciones nuevas. Pero debido a la finalidad con la que estos edificios son construidos
y el rol social que desempeñan, más que crear situaciones de crítica del espectáculo,
llegan a ser su afirmación.
10 DEBORD, G. La sociedad del espectáculo. Pág. 18
12
Bibliografía
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BAUDRILLARD, J. 2003. Los objetos singulares: arquitectura y filosofía. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
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KOOLHAAS, R., MAU, B. y ARCHITECTURE, O. for M. 1995. S M L XL: OMA. Rotterdam: 010 Publishers.
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PIZZA, A. 1999. Arte y arquitectura moderna. 1851-1933. Barcelona: Edicions UPC.
PONS, J.P. 2004. Neovanguardias y representación arquitectónica. Barcelona.: Univ. Politèc. de Catalunya.