Devocionales de Salvados por Jess La Justicia de Dios Jess les recuerda que todos ellos que al igual que Jacob, fueron escogidos por la Gracia de Dios, para beneficiarse de la misericordia Divina, en la base la Soberana del Altsimo, y nunca fueron escogidos por sus virtudes, falta de pecado. Todos se dieron cuenta que al condenar a la mujer, ellos se condenaban a s mismos. V. Piedra 5/29/2015

La Justicia de Dios Devocionales de Salvados por Jess

Si hay algo que la sociedad israelita nunca fue capaz de entender, fue la misericordia de Dios hacia ellos. De alguna manera, como nacin vean su lugar dentro de la historia como algo fortuito y no les caba en la mente pensar que no haban sido escogidos por ningn don o atributo, sino por todo lo contrario.

Piense por un momento que el pueblo de Israel pudo haberse llamado: Abraham, a quien tambin le fue cambiado el nombre, pero la historia de la nacin, se inicia con un usurpador, un ladrn, mentiroso y engaador, a quien Dios le dijo: tu eres Jacob (usurpador) pero de hoy en adelante sers Israel (elegido por Dios), haciendo patente que la escogencia de Dios no se basa en ningn atributo humano, sino en la sola Soberana Divina:

pues no haban an nacido, ni haban hecho an ni bien ni mal, para que el propsito de Dios conforme a la eleccin permaneciese, no por las obras sino por el que llama

Romanos 9: 11

Por eso Dios les dio Su ley, que da a da y en cada hecho, les recordaba adems de su incapacidad para cumplirla, su dependencia de Dios, a causa de sus pecados. Por eso Dios les mostr el panorama del juicio implacable, contra todo aquel que haba sido hallado, refugindose en dioses falsos, justicia terrenal o desobediencia voluntaria.

Pero, Israel como nacin, nunca entendi, que en lugar de tomar ellos en sus corazones soberbia, deban de andar en humildad y gratitud, debido al favor recibido. Pero se volvieron implacables como la ira de Dios, y ese no era su papel ni su llamado, su llamado era portar en mansedumbre la promesa del advenimiento del Mesas hasta su aparicin, quien era el nico que poda cambiar los tiempos, liberando de el pecado, de la muerte y de la condenacin a todos los que Dios de antemano haba elegido, y que al fin y al cabo, no eran los Israelitas, sino todos aquellos que son hijos de la fe y de la promesa:

"No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos.

No los que son hijos segn la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos segn la promesa son contados como descendientes.

Romanos 9

Por eso Israel como nacin, que se jactaba de ser portador de la Ley de Dios, constantemente hallaba conflicto en las enseanzas de Jesucristo, el dador de la Ley. Pues no entendan la naturaleza de su escogencia.

ms a m me aborrece, porque yo testifico de l, que sus obras son malas.

S. Juan 7:7

Jess vino a recordar a Israel su cada y su envanecimiento, justamente en el pasaje de la Escritura en que vienen a l con una mujer adltera para consultar su opinin, que nos encontramos claramente con la consistencia de su labor.

y Jess se fue al monte de los Olivos. Y por la maana volvi al templo, y todo el pueblo vino a l; y sentado l, les enseaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y ponindola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mand Moiss apedrear a tales mujeres. T, pues, qu dices? Ms esto decan tentndole, para poder acusarle. Pero Jess, inclinado hacia el suelo, escriba en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderez y les dijo: El que de vosotros est sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinndose de nuevo hacia el suelo, sigui escribiendo en tierra. Pero ellos, al or esto, acusados por su conciencia, salan uno a uno, comenzando desde los ms viejos hasta los postreros; y qued solo Jess, y la mujer que estaba en medio. Enderezndose Jess, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, dnde estn los que te acusaban? Ninguno te conden? Ella dijo: Ninguno, Seor. Entonces Jess le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques ms.

San Juan 8

No se trataba de que el adulterio no fuera pecado, tampoco se indica aqu que la regla de Moiss no tena vigencia, pero que esta deba ser administrada. El adulterio en Israel tena graves consecuencias, para ellos era claro lo que la ley deca:

No cometers adulterio xodo 20:14

Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prjimo, el adltero y la adltera indefectiblemente sern muertos. Levticos 20:10

Pero estos hombres a pesar de la dureza de sus corazones, con sus hechos, reconocieron la autoridad de Jess, al actuar conforme las palabras del Maestro:

El que de vosotros est sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.

Jess les recuerda que todos ellos que al igual que Jacob, fueron escogidos por la Gracia de Dios, para beneficiarse de la misericordia Divina, en la base la Soberana del Altsimo, y nunca fueron escogidos por sus virtudes, falta de pecado. Todos se dieron cuenta que al condenar a la mujer, ellos se condenaban a s mismos.

Para entender por qu Dios le dio a Israel una ley que no podan cumplir, debemos buscar el propsito de la ley. El espritu de la ley confera a Dios toda la autoridad de salvacin, el nico justo.

La ley fue dada como instrumento de proteccin, de advertencia, para que as los elegidos, motivados por un espritu de agradecimiento y reverencia, al actuar pudieran recibir las bendiciones de la justicia y evitarse la maldicin que trae el pecado.

Sin embargo los lderes de Israel, se adjudicaron la justicia como un atributo personal, y la ejecucin de la ley se convirti de mandamientos por los cuales se viva, a mandamientos por los cuales ellos condenaban.

La ley que Dios dio para proteccin, ellos la convirtieron en juicio, segregacin y muerte, de quienes a su criterio la merecan. Jess les record justamente eso, que todos merecan la muerte; y por esa misma razn su conciencia no los dej proseguir con su cacera.

Hablando de la sociedad cristianizada del tiempo presente, podemos decir que esta -generacin - ha cambiado la Palabra de Dios por sabidura de hombres necios, heredando a las por venir una conciencia cauterizada; cayendo en la misma negligencia que Israel cay.

Porque se ha cado en apostasa al negar la Gracia de Dios, y adjudicarse una justicia propia. Cuando se predica que el hombre se merece la Salvacin, se honra a los hombres, y se les da importancia incorrecta y desmedida a alguien que solo puede alcanzar la vida, por la sola misericordia de Dios.

Sin embargo y a pesar de todos estos embustes humanistas, el mensaje del Evangelio sigue siendo el mismo, para aquellos que encuentran la misericordia de Dios:

- Y l os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados - entre los cuales tambin todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra

carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y ramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los dems

- Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos am, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo -por gracia sois salvos.

- Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se glore.

- Efesios 2

Porque el llamado al arrepentimiento, no es para confinarlo a un momento en particular, sino a una actitud constante en la vida del creyente, ya que el arrepentimiento revela nuestra aceptacin del gobierno Divino y la consecuente reverencia a l.

El arrepentimiento nos es dado por el mismo Espritu Santo, cuando recibimos la iluminacin de la verdad. Y esa verdad tiene mucho que ver con el hecho de que:

Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y estn destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redencin que es en Cristo Jess

Romanos 3: 23 - 24

La condenacin es el estado natural del hombre, Cristo provee a aquellos que elige la salvacin por Gratuita. Perdn por los meritos de la obra de Cristo, no por los de los hombres.