La Lavedad, Ida y Vuelta

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LA LEVEDAD, IDA Y VUELTA. 1 Hasta llegar al relato Porque ella no lo pidió de mi libroExploradores del abismo, mi obra se dividió en dos partes. En la primera, creo haber desplegado una intensa indagación sobre el sinsentido. Y en la segunda (en deliberada coincidencia con la tan metaliteraria segunda parte del Quijote) me dediqué a construir una automitografía. En mi tercera y última –supongo- etapa, busco literalmente el difícil brillo de lo auténtico, aproximarme a la verdad a través de la ficción, acercarme a esa verdad que hay en todo camino propio. Dicho de otro modo: tratar de no traicionarme nunca a mí mismo. Esta conferencia debe o puede ser escuchada y encuadrada en el contexto de esa tercera etapa. 2 No habrá muchas citas literarias en mis palabras de esta noche, pero no porque me haya arrepentido de ponerlas, no porque haga acto de contrición de mi método de escritura en mi “etapa segunda parte del Quijote”, no porque me haya arrepentido de nada, sino porque esta conferencia es un breve y ligero viaje aéreo que va desde mi primera etapa a la tercera –de la Historia abreviada de la literatura portátil a Aire de Dylan- sin pasar por los años de la automitografía, los años metaliterarios. Sobrevolaremos pues mi culpa española, la “mancha intertextual” que se ve desde lo alto. Una mancha que no es Nunca el día anterior a la publicación de uno de mis libros me había crecido tanto la barba. El miedo venía de muy lejos, de haberme sentido –a lo largo meses y meses mientras escribía la novela- como Marcel Duchamp en la edad madura, cuando falto de ideas que superaran a las que ya había tenido en su vida, decidió profundizar en las más tempranas y juveniles, convencido de que éstas podrían llegar a revelársele, en una hipotética nueva etapa de su obra, con mayor calado y complejidad. Haber estado profundizando incesantemente –mientras escribíaAire de Dylan- en las mejores ideas de mis mejores días terminó por causarme –en cuanto llegó la

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  • LA LEVEDAD, IDA Y VUELTA.

    1Hasta llegar al relato Porque ella no lo pidi de mi libroExploradores del abismo, mi obra se dividi en dos partes.En la primera, creo haber desplegado una intensa indagacin sobre el sinsentido. Y en la segunda (en deliberada coincidencia con la tan metaliteraria segunda parte del Quijote) me dediqu a construir una automitografa. En mi tercera y ltima supongo- etapa, busco literalmente el difcil brillo de lo autntico, aproximarme a la verdad a travs de la ficcin, acercarme a esa verdad que hay en todo camino propio. Dicho de otro modo: tratar de no traicionarme nunca a m mismo. Esta conferencia debe o puede ser escuchada y encuadrada en el contexto de esa tercera etapa.

    2 No habr muchas citas literarias en mis palabras de esta noche, pero no porque me haya arrepentido de ponerlas, no porque haga acto de contricin de mi mtodo de escritura en mi etapa segunda parte del Quijote, no porque me haya arrepentido de nada, sino porque esta conferencia es un breve y ligero viaje areo que va desde mi primera etapaa la tercera de la Historia abreviada de la literatura porttil a Airede Dylan- sin pasar por los aos de la automitografa, los aos metaliterarios.

    Sobrevolaremos pues mi culpa espaola, la mancha intertextual que se ve desde lo alto. Una mancha que no es

    Nunca el da anterior a la publicacin de uno de mis librosme haba crecido tanto la barba. El miedo vena de muy lejos, de haberme sentido a lo largo meses y meses mientras escriba la novela- como Marcel Duchamp en la edad madura, cuando falto de ideas que superaran a las que ya haba tenido en su vida, decidi profundizar en las ms tempranas y juveniles, convencido de que stas podran llegar a revelrsele, en una hipottica nueva etapade su obra, con mayor calado y complejidad.

    Haber estado profundizando incesantemente mientras escribaAire de Dylan- en las mejores ideas de mis mejores das termin por causarme en cuanto lleg la

  • tal, sino pura y simple incomprensin de algunos de mis paisanos que ven slo citas literarias donde siempre hubouna visin del texto narrativo como un tejido intertextual abierto continuamente a referencias mltiples; ven slo citas donde siempre hubo la necesidad de ver cualquier texto como eje de una experiencia literaria, cultural o artstica mucho ms amplia que el mismo texto; ven slo citas donde siempre hubo en realidad la necesidad de relacionarlo todo, quizs para que no se acaben nunca los relatos y porque, adems, a fin de cuentas, ya desde mucho antes de Duchamp un urinario era mucho ms que un urinario. De hecho, hasta la casi imposible ltima mota de polvo del desierto ms perdido de la tierra tiene su historia detrs su densa comunicacin de tiempo indefinido con las estrellas, por ejemplo-, sus sorprendentes relaciones de cultura.

    3Creo que en mi vida han chocado al menos dos tensiones siempre: afn de alcanzar cierto reconocimiento pblico de mis trabajos literarios, ser alguien en la vida, conviviendo todo esto con una contradictoria pulsin radical hacia la discrecin; la necesidad de estar y la de no estar al mismo tiempo, y tambin la necesidad de escribir, pero a la vez la de dejar de hacerlo, y hasta la de olvidarme de mi obra. Todo esto ha guiado mis pasos obsesivamente en los ltimos tiempos: esa contradiccin entre querer seguir escribiendo y desear dejarlo. Ser el activo Picasso y producir todo el tiempo, pero tambin ser el inactivo Marcel Duchamp, y prodigarme lo menos posible, y hasta quitarme de en medio suicidarme o desaparecer, vamos- como Rigaut y Jacques Vach, tambin como Cravan, todos ellos artistas sin obra.

    fecha sealada de la salida del libro- un gran temor a que pocos percibieran que haba jugado con fuego y me haba atrevido a ser lo ms fiel posible a m mismo y al mismo tiempo fiel al joven que, si se me permite la leve irona, introdujo lo light en el panorama de la literatura espaola no light -------el principiante, en definitiva que escribiHistoria abreviada de la literatura porttil.

    Dicho con las certeras palabras de un amigo: Que no llegara a percibirse bien que Aire de Dylan, siendo la ms personal de todas mis novelas, era al mismo tiempo la quemenos lo pareca.

    9Dicho queda: Aire de Dylan es la ms personal de todas mis novelas. De no saber que alguien ya lo haba dicho, seguro que esto lo suscribira de inmediato ahora Bolao. Me acuerdo, me acuerdo de Roberto Bolao. Me acuerdo mucho de una tarde en la que slo hablamos de Baudelaire. Fue en Blanes hacia 1988. Le gustaban unas palabras de Baudelaire, que tard despus muchos aos enencontrar, por lo que incluso llegu a pensar que las haba inventado: En la extensa enumeracin de los derechos delhombre que la sabidura del siglo XIX reemprende frecuentemente con marcada satisfaccin, hay dos puntos muy importantes que han sido olvidados, que son el derecho a contradecirse y el derecho a irse.

    Uno y otro derecho se hallan en el origen mismo de Aire de Dylan, donde tenemos, por un lado, a un veterano narrador que se contradice al escribir la novela, pues se haba prometido a s mismo no escribir ninguna otra, y por otro, a Vilnius y Dbora, personajes centrales de la

  • Hablar mucho, como mi padre, y a la vez conocer las sabiaspautas del silencio, como mi madre. Dos posibilidades de las que ya habl Kafka: hacerse infinitamente pequeo o serlo. Y en realidad suscribir aquello que deca Walt Whitman: "Me contradigo? Muy bien, me contradigo".

    De mquinas solteras como las de Vach, Cravan y Duchamp se pobl en los primeros meses de 1984 mi Historia abreviada de la literatura porttil.

    Un libro feliz.

    Su gnero? La ficcin radical. En contacto pleno con una libertad narrativa sin lmites.

    Qu clase de experiencia fue escribirlo? Lo ignoro, slo sque me adentr en la historia de la fugaz conspiracin de los shandys, los defensores en los aos veinte de una literatura de mquina soltera y porttil. El libro acab siendo una especie de instigacin a la conversin de la vida propia en un arte, a llevar pues el poema encima y saber pasear como nadie por la ltima alameda de la tarde, por la poesa de nuestra propia vida.

    4La sorpresa me lleg el da en que, doce aos despus de publicarHistoria abreviada, un amigo de Barcelona me inform de que haba aparecido en Francia un libro que era,sin duda alguna, directamente shandy. Me acordar siempre(est debidamente documentado en mi diario) del momentoy del lugar en que esto ocurri, 18 de diciembre de 1997 en la librera Laie, Barcelona. Mi amigo me anot en un

    historia real que narra el libro, dos jvenes que defienden su derecho a irse, es decir, su derecho a apartarse, a desentenderse de la estupidez general, a negarse a colaborar con el sistema, a ser unos oblomovs completos (como se sabe, Oblomov es el personaje radicalmente gandul de la literatura rusa).

    Uno y otro derecho se hallan en los dos extremos de la novela y funcionan atrayndose y repelindose como polos opuestos. De esa tensin entre el narrador y la pareja de redomados indolentes va surgiendo el libro: el narrador contradicindose (quisiera dejar de trabajar, pero las circunstancias le obligan a seguir), los otros reivindicando su derecho a irse, a apartarse, mirando seguramente al narrador con la misma compasin que tena Oblomov por los escritores trabajadores:

    Escribir de noche pens Oblomov cundo dormir? Seguramente gana ms de cinco mil al ao. Eso s que est bien! Pero escribir todo el tiempo, derrochar el alma, el pensamiento en menudencias, cambiar de convicciones,comerciar con la inteligencia, la imaginacin, violentar la propia naturaleza, sufrir la inquietud, la indignacin, no conocer el reposo y estar siempre en movimiento. Y escribir, escribir siempre, ser como una rueda, una mquina: escribir maana y pasado maana, en das de fiesta, en verano, escribir constantemente. Cundo podr detenerse y descansar? Qu desgraciado!.

    10Hay que ser absolutamente moderno, dijo Rimbaud. Y un siglo y medio despus, sufrimos an las consecuencias.Adems de intimidatoria, la frase ha dejado innumerables

  • papelito el ttulo de la obra y del autor:Artistas sin obras. I World prefer not to, de Jean-Yves Jouannais.

    -Debes saber que en Pars hay un shandy de verdad aadi.

    Y, dndose media vuelta, se fue corriendo, como si no deseara contemplar mi cara de estupor.

    A las pocas semanas, en marzo del 98, compraba en Pars Artistas sin obras. I World prefer not to. Y esa mismanoche lo lea de un tirn en el horrible Htel de la Opera. Ellibro manejaba una amplia lista de dandys o elegantes creadores que haban optado por la no-creacin, personas que haban realizado obras para s mismos en lugar de hacerlas para la lgica industrial. All estaban, de entrada, Vach y Duchamp encabezando una amplia sucesin de artistas perezosos, con poca obra o ninguna. Todos eran dandys y al mismo tiempo todos completamente shandys. Mi propia sombra cruzaba en cierto momento por el libro, pues mi conspiracin porttil apareca citada en ella. Pero haba algo raro. Jouannais haba incluido en la lista de mis conjurados a un shandyque yo no conoca: Una improbable sociedad secreta, que de hecho es una comunidad del espritu, rene a artistas tales como Marcel Duchamp, Walter Benjamn, Aleister Crowley, Francis Picabia, Flicien Marboeuf, Scott Fitzgerald, Valery Larbaud, y muchos ms de la misma especie.

    5Quin diablos sera aquel Flicien Marboeuf, tan impunemente incorporado por Jouannais a mi sociedad secreta? Pronto supe que era el ms interesante de los

    vctimas, entre ellas muchas damas de la sociedad que aspiraron neciamente el frasco de la vanguardia y artistas y escritores con frecuencia mediocres, pero decididos a todo, con tal de seguir la consigna de lo que los haba cegado.

    En los ltimos tiempos tenemos noticia constante de ese tipo de mediocres que encima no se dan cuenta que de nada sirve que sean ellos mismos quienes digan que son innovadores, pues a la larga, si son revolucionarios o tecnoplastas lo habr de juzgar el digital tribunal del tiempo, siempre implacable. Dickens o Kafka nunca presumieron de cambiar la historia de la literatura ni la historia de nada y sin embargo la cambiaron. Es una prueba de que para transformarla no se necesita ir vestido al ltimo grito. El dadasta Ferdinand H. Gaul, por ejemplo, presumi de ponerlo todo de patas arriba y hoy nadie le recuerda. Si mi generacin muri de Thomas Bernhard (aunque la mayor parte muri slo de costumbrismo), algunos sectores de las siguientes generaciones van camino de asfixiarse de tanta pesadez, inercia y opacidad del mundo que se adhiere a la escritura de sus campanudos tericos de lo nuevo.

    En su momento, slo Baudelaire estuvo a la gran altura delas circunstancias, quizs por eso hoy es el nico modernoque no nos parece anticuado. Brummell nos ense que la cumbre de la elegancia es la simplicidad absoluta, y Baudelaire que la modernidad mxima se alcanza no siendo moderno, limitndose uno obligado por los sucesos de su desdichado tiempo- a encarnar el estilo del arte cuando ste alcanza el punto de madurez extrema que las civilizaciones envejecidas producen.

  • escritores que no han escrito nunca, el autor de una serie de magnficas novelas no existentes. Por aquellos das, no conoca todava ciertas ventajas de los buscadores google de internet y por tanto no resultaba tan fcil como ahora averiguar si Marboeuf haba existido de verdad. Recuerdo que lo busqu a Marboeuf antes que nada en las biografas de Flaubert, pues me haba quedado grabado el episodio que narraba Jouannais acerca de la visita que hiciera el autor de Madame Bovary a la casa de los padres de Flicien, buenos amigos suyos.

    Segn Jouannais, el joven Flicien Marboeuf, que tena entonces 17 aos, lo haba pasado muy mal durante esa visita porque Flaubert apenas se haba dignado dirigirle la palabra. Y el pobre Flicien haba pensado desde entonces que l no era ms que una sombra, un mueble del comedor en el que sus padres haban recibido al gran Flaubert. Todo aquello del joven que al mismo tiempo era un mueble me lleg al alma y algunos aos despus traera consecuencias cuando me ocup en Bartleby y compaade la biografa de Clment Cadou, un joven cuya biografa pareca hermanadacon la del pobre Marboeuf.

    Ha pasado el tiempo, y hoy tanto Marboeuf como Vach, como Cravan, como Firmin Quintrat, como todos los otros artistas sin obra que nombraba Jouannais en las pginas de su ensayo- me parecen unos claros antecedentes de los oblomovs o jvenes perezosos de Aire de Dylan, la novela que publiqu hace unas semanas.

    De hecho, hay una lnea en la rama noble o como mnimo extremadamente shandy- del rbol de la vida de mi obra (o del rbol de la obra de mi vida)- que se inicia con Historia

    De hecho, la famosa revolucin de Baudelaire fue de orden conservador: haba ledo a Joseph de Maistre y a Chateaubriand (el primero en hablar de modernidad) y aprendi de ellos, como ha escrito Christopher D. Michael, el secreto de la innovacin anacrnica, la capacidad de traducir aquello que parece provenir de una lengua muerta. De hecho, mentalmente fue ms fiel al pintor Ingres y a la Edad Media que al romntico Delacroix, y en realidad lo que ms le interes no fue lo moderno, sino buscar su esencia. La busc en el interior de los instantes, en la volatilidad y precariedad de stos, en su timbre irreductible a toda historia verdaderamente nueva y a su condicin de frgil presente en el que tarde o temprano acabamos siempre topando con alguna forma posible del vaco. Como ese da en el que le mostraron esefetiche africano, una pequea cabeza monstruosa tallada en un trozo de madera por un pobre negro. Es realmente fea, le dijo alguien. Cuidado!, dijo l, inquieto. Podra ser el verdadero dios!.

    En el penltimo prrafo de La Folie Baudelaire, en la descripcin de un instante en el que se prev la inmediata llegada del invierno, Calasso parece apresar el secreto de la innovacin anacrnica y la estremecedora y verdadera ndole de lo moderno: El rumor continuo de los troncos cayendo sobre el empedrado de los patios. Eran descargados de las carretas, casa por casa, ante la inminencia del fro. La lea cae al suelo y anuncia el invierno. Baudelaire vela. No tiene necesidad de ninguna otra cosa que no sea ese sonido, sordo, repetido

    Casi omos la cada ahogada de los leos y la laboriosa respiracin del poeta ante el invierno. Baudelaire vela, se

  • abreviada, sigue con Bartleby y compaa y va a parar a Aire de Dylan. Es la lnea porttil pura y dura de esa ramanoble dentro de mi produccin literaria.

    En esos tres libros de la lnea porttil hay una exquisita relacin con la levedad, con la ligereza, entendidas como ejercicio opuesto a la gravedad, pesadez insufrible de lo libresco cuando, en aras de una supuesta trascendencia, da la espalda a la aterradora posibilidad de que una simple corriente de aire esa corriente, por ejemplo, que percibimos todava en pleno verano y que nos anuncia de golpe el otoo y nos llega en forma de fro que mana a ras de suelo y que parece haber hecho su sigilosa aparicin para no marcharse- pueda ser tambin el tema central de una novela.

    6Cuando Historia abreviada de la literatura porttil se public en 1985 fue un libro visto por los crticos espaolesms prestigiosos del momento como una obra light en medio de la explosin de eufrica y llana narratividad que, en oposicin al intrincado experimentalismo de la dcada anterior, empezaba a darse en Espaa por aquellos das.

    Quiero precisar que el calificativo light fue utilizado despectivamente y que, sin embargo, la mayora de las novelas espaolas publicadas aquel ao ya no las recuerda nadie, mientras que Historia abreviada gran dinosaurio enminiatura- sigue ah, como paradigma de la levedad (que node lo light), de la levedad de la que se ocupara tres aos despus, en 1988, Italo Calvino en su libro Seis propuestas para el prximo milenio, seis conferencias escritas por

    prepara para escribir -con su habitual nervio pero con elegante simplicidad absoluta- unos versos que hoy son leyenda, pero tambin por pertenecer a nuestro ms rabioso y pattico presente- son lo ms moderno que uno puede leer en estos das en los que todo trgicamente se repite: Escucho temblando cada tronco que cae. El patbulo que erigen no tiene eco ms sordo.

    11Aire de Dylan busca en el interior del momento, busca describir la esencia, el aire de nuestro tiempo, la fragancia de lo efmero, la leyenda del instante, su volatilidad y precariedad.

    Es tambin un dialogo con el escritor joven que fui, con elescritor que escribi Historia abreviada de la literatura porttil.

    Nadie en mejores condiciones que yo para recordar a ese joven en el momento de tramar aquel libro feliz. Pero paraello he de remontarme a ese momento fundacional (que tuvo como escenario un extrao bar de Palma de Mallorca llamado La Polilla) y he de hablar de una exposicin sobremquinas solteras de la literatura (as se llamaba la exposicin), vista en Paris en 1983, en el Grand Palais. Era un admirador de Raymond Roussel y de las mquinas que aparecan en su novela Locus Solus, y de pronto ver alguna de ellas reproducidas en la exposicin me impresion; nunca se me haba ocurrido pensar que aquellos engendros mecnicos pudieran ser mucho ms que unos dibujos en las pginas finales de Locus Solus. Me fascinaba el concepto duchampiano de machine celibataire. Y, aunque no entenda muy bien qu era

  • 1984 y 1985 con destino a la Universidad de Harvard en Estados Unidos. La primera de ellas llevaba por ttulo precisamente Lightness, Levedad.

    Se nota que el autor veranea en Cadaqus, haba dicho la breve resea que le dedic El Pas en 1985 a Historia abreviada. En realidad lo que haba ocurrido era simplemente que para el otro pas, para el pas que conocemos por Espaa, al igual que para el reseista de El Pas, en definitiva para los dos pases, Marcel Duchamp eraun completo desconocido.

    En 1988 pude por fin respirar mejor, gracias a la llegada a Espaa del libro de Calvino, libro que en aquellos aos fue muy ledo. Estamos en 1985; quince aos apenas nos separan de un nuevo milenio, comenzaba diciendo Calvino en el prlogo de su libro. Quedaba claro que si haba sido en 1985 cuando escribi ese prefacio, mi Historia abreviada de la literatura porttil no poda haber nacido como haba especulado ms de un escritor espaol pesado- de la lectura de aquel libro de propuestas calvinistas para el siguiente Milenio.

    No pude explicarlo entonces, pero lo digo hoy: toda la Historia abreviada, la historia entera, naci de una idea estrictamente alcohlica que tuve de repente una noche en un bar horrendo de Palma de Mallorca llamado La Polilla. De hecho, me lleg la idea y me puse all mismo a escribir el libro. Mejor dicho, el ttulo. Lo anot en el margen de una pgina de Diario de signos, un libro de Cristbal Serra que llevaba conmigo aquella noche; lo anot justo al lado del fragmento de Serra que hoy s que me inspir laHistoria abreviada entera: Estoy por lo corto en

    exactamente, me gustaba tambin el concepto de femme fatale, y la verdad es que en aquella exposicin, aunque parezca raro, haba ms de una mquina que funcionaba como tal, como mujer fatal. Todo eso fue creando en m una atmsfera creativa en torno a la idea literaria de las mquinas solteras (estaba tambin entre otras la mquina que ide Kafka para La colonia penitenciaria) y termin por escribir un libro sobre estos temas, Historia abreviada de la literatura porttil, con el fondo de la ligereza como tema obstinado.

    El mundo ha cambiado mucho. De todo el ensayo de Calvino sobre la levedad el fragmento ms interesante es precisamente el que no entend en 1985 cuando le por primera vez ese texto. Es un fragmento en el que Calvino habla de mirar el mundo con otra ptica, otra lgica, otros mtodos de conocimiento y de verificacin, con imgenes de levedad, de ingravidez, porque -dice- como demuestranlos cientficos, el mundo, ms que en sus aspectos visibles, est finalmente apoyado en entidades sutilsimas, como los mensajes del ADN, los impulsos de las neuronas, los quarks y, asmbrense, en los bits del software. El software, sigue diciendo Calvino, manda, las mquinas de hierro siguen existiendo, pero obedecen a losbits sin peso.

    Los bits sin peso s que son unos buenos shandys de verdad, unas perfectas, dira que idneas mquinas solteras. Nos recuerdan que la idea de que el mundo est constituido por tomos sin peso nos sorprende porque tenemos experiencia del peso de las cosas, as como no podramos admirar la levedad del lenguaje si no supiramos admirar tambin el lenguaje dotado de peso.

  • literatura. Hasta los libros inspirados los prefiero cortos: Jons, la epstola de Judas. Hay muchos otros libros, entre los inspirados, que merecen, si no igual, parecida atencin, pero a stos no los releo tanto.

    Al lado de esa reflexin sobre lo corto en literatura encontr el otro da las pruebas del primer esbozo del futuro ttulo. Escrib en un primer momento momento epifnico-, escrib sin saber qu clase de libro trataba de hacer: Ligera historia mvil abreviada de la literatura porttil del siglo. Das despus, abrevi el ttulo.

    7Como ya desde el primer momento de publicarlo tuve que defenderme del sambenito de autor light, fue para m de inolvidable y gran ayuda el artculo que hacia 1989 public Gonzalo Torrente Ballester en ABC en el que, comentando la propuesta de levedad de Calvino, deca que sta difcilmente encajaba en la potica novelstica de la literatura espaola, una literatura especialmente la castellana, deca Torrente- grave por definicin, adems de falta de cualquier sentido del humor. Los pases ibricos con salida al mar segn Torrente- escapaban de esa gravedad, tenan mayor imaginacin y humor. Cervantes a fin de cuentas era Cervantes y Saavedra, es decir, su apellido materno era de procedencia gallega, lo que explicara su sentido del humor y ya no digamos su imaginacin, propia de los pases con mar y menos habitualen los mesetarios.

    Me aferr a ese artculo de Torrente para explicar a quien quisiera orme que con mi Historia abreviada no haba cometido ningn delito y, adems, aquel breve ensayo

    12Me gusta, por encima de todo, sentirme desocupado, libre para observar, para pasear. Libre para, si se diera el caso, entrar en una Cmara de Escritura para Desocupados, aquel establecimiento de Berln en el que Robert Walser trabaj durante una larga temporada.

    Me gusta decir de vez en cuando que con Aire de Dylan hetratado, sobre todo, de divertirme. Quise divertirme, recuerdo que deca a menudo Duchamp cuando le preguntaban por aspectos de su obra. Esos quise divertirme fueron siempre los hitos irnicos de la demostracin de su no-actividad, de su vida de hombre desocupado, dedicado tanto a hacerse preguntas leves como a encontrar respuestas a cuestiones que no slo nadie se planteaba, sino que seguro que jams nadie se habra planteado nunca.

    13Hacer del lenguaje un elemento sin peso que flota sobre las cosas como una nube.

    14Qu edad tena Hamlet?

    15Y por qu regres a Dinamarca?

    16Escribir todo el tiempo, derrochar el alma, el pensamiento en menudencias, cambiar de convicciones, comerciar con la inteligencia, la imaginacin, la levedad () Y escribir, escribir siempre, ser como una rueda, una mquina:

  • narrativo sobre una conspiracin porttil ligado directamente al Tristram Shandy de Laurence Sterne y por tanto al Cervantes del Quijote- entraba perfectamente dentro de la propuesta de levedad del libro de Calvino. Hiceartculos sobre la cuestin. Y as fue cmo, casi sin darme cuenta, la injusticia de aquel calificativo light y otras ofensas posteriores de algunos graves seores pesados, fueron convirtindome en el escritor combativo que con mayor o menor intensidad esto ha ido dependiendo de las circunstancias de cada momento- he venido siendo desde entonces. Sentirme en un pie de guerra continuo contra algunos monstruos hay muchos entre mis paisanos, uno noelige su tierra- me ha ayudado por fortuna a estar siempre cerca de aquella definicin tan certera de Roberto Bolao sobre la vida y la escritura: "La literatura se parece mucho ala pelea de los samuris, pero un samuri no pelea contra otro samuri: pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, adems, que va a ser derrotado. Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura".8.El da antes de que llegara a las libreras mi novela Aire de Dylan, sent verdadero miedo y les asegur que me creci la barba ms de lo habitual, lo que me hizo recordar unas palabras del torero Belmonte a Chaves Nogales: El da en que se torea crece ms la barba. Es el miedo. Sencillamente, el miedo. Durante las horas anteriores a la corrida se pasa tanto miedo que todo el organismo est conmovido por una vibracin intenssima, capaz de activar las funciones fisiolgicas hasta el punto de provocar esta anomala que no s si los mdicos aceptarn, pero que todos los toreros habrn podido comprobar: los das de toros la barba crece ms aprisa.

    escribir maana y pasado maana, en das de fiesta, en verano, escribir constantemente.

    17Imagino que tengo 97 aos y estoy agonizando. Charles Simic, con una mscara y aprovechando las tinieblas que entran en mi mirada, se hace pasar por un joven poeta de veinte aos y se acerca a mi lecho de muerte para pedirme consejo respecto a la escritura. Apenas me queda aliento para responderle. Qu le dira?

    -Vive y averigua quin eres.

    18Y por qu Marcel Duchamp volvi del mar?

    Enrique Vila-Matas(Conferencia del 26 de abril de 2012en la Biblioteca Nacional de Madrid)