La Ley de Adopción

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LA LEY DE ADOPCIN."De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espritu, espritu es . "- Jesucristo.Entre los muchos sistemas de la religin que lleva el nombre del cristianismo, es natural suponer que debe haber habido algunas desviaciones de ancho de ese orden de cosas establecido por los seguidores inmediatos de nuestro Seor Jesucristo; y que si bien muchas innovaciones se han introducido en la sencillez del evangelio, muchas cosas de la mayor importancia han sido olvidados, o la importacin de ellos pasa por alto. En la ilustracin de este tema, no dude en ponerse en estado, y sin temor a ninguna contradiccin exitosa fundada en la palabra de Dios, que la ley de adopcin, que hemos colocado a la cabeza de este artculo, es uno que ha sido pasado por alto y olvidado, aunque de infinita importancia.La ley de adopcin entre los hombres, es una ley destinada a alimentar la falta de derecho de nacimiento, el defecto de tener ningn derecho natural y legtimo de herederos; tambin lo es en relacin con el reino de Dios. Vamos a preguntarnos cul es la posicin en la que la familia humana est en relacin con Dios; es la de los nios queridos. aprobado. y cuyas reclamaciones a la herencia y la gloria de su padre no puede disputar? De ninguna manera. Ser generalmente permiti casi que nuestra raza se han convertido en seres de Dios, que han perdido todo derecho a su amistad y favor, y que se destacan en un estado de condenacin delante de l; y que si no lo hubiera hecho, en su infinita misericordia, ide un plan de redencin por las que podran escapar de su condicin peligrosa, inevitablemente debe perecer.Pasemos ahora, en la sinceridad del alma y con toda honestidad de corazn, y preguntamos qu ha hecho Dios para que podamos escapar de las consecuencias de la transgresin, y ser restaurado a su favor, y ser aceptado de l. Leemos, a continuacin, en el captulo octavo de la carta de Pablo a los Santos de los romanos, que "Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado ya causa del pecado, conden al pecado en la carne" y que la ley del espritu de vida en Cristo Jess, el cual nos ha dado, nos hizo libres de la ley del pecado y la muerte.Veamos, entonces, ahora esforzamos para examinar la naturaleza de esa ley por la cual somos emancipados desde la posicin de condena que, naturalmente, que ocupamos. Est escrito en el primer captulo del Evangelio de Juan, que l (Cristo) vino a los suyos, pero los suyos recibi l, no, pero todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre, que no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varn, sino de Dios.He aqu, pues, entendemos claramente el objeto general por la que Cristo se manifest, que era para quitar nuestros pecados, dando a aquellos que crean en l el privilegio de ser hijos de Dios. Y esto iba a ser efectuada por un nacimiento despus de la voluntad de Dios, y no despus de todo lo relacionado con la voluntad del hombre o de la carne; de como se lee en la cita que le hemos dado a la cabeza de este artculo, "lo que es nacido de la carne, carne es."Pero para ilustrar mejor la naturaleza de la ley de adopcin, examinemos la conducta de aquel que ha convertido en el primognito entre muchos hermanos, y que ha sido hecha un ejemplo para nosotros, para que sigamos sus pasos. Entonces nos encontramos, en el tercer captulo del Evangelio de Mateo, que antes de que el Salvador sali de su ministerio pblico, repar l que haba sido nombrado su precursor, con el fin de que pudiera ser bautizado por l en el Jordn a; pero con la modestia de la verdadera humildad e indignidad consciente, l duda en un principio para servir, aunque saba que fue nombrado el portero para abrir la puerta para el pastor de las ovejas. Pero en reconvencin del Salvador con l, le dej; y que marquemos el resultado: Y Jess, despus que fue bautizado, subi luego del agua; y he aqu los cielos le fueron abiertos, y vio al Espritu de Dios que descenda como paloma, y vena sobre l; y he aqu una voz de los cielos, que deca: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia." Aqu, entonces, en la ratificacin de la ordenanza del bautismo, o la gran ley de adopcin, instituido con el fin de que los hombres pueden disfrutar del privilegio de ser hijos de Dios, fue la declaracin hecha de la filiacin del Seor Jesucristo; y el Salvador ha declarado que es necesario que nosotros tambin debemos nacer del agua y del espritu antes de que podamos entrar en el reino de Dios.Qu hermoso y apropiado son las declaraciones de la verdad divina. La semilla de la que se dice que nacer, es la semilla incorruptible, la palabra de Dios; por tanto, los de corazn sincero escuchar la declaracin del evangelio de la paz por su recepcin-aceleraron criaturas nuevas engendrados a una nueva vida, y condujeron a gritar como antao, "Varones hermanos, qu haremos?" Cuando el dictado del espritu que provoc la respuesta, replieth, "Arrepentos y sed bautizados en el nombre de Jesucristo para perdn de los pecados, y recibiris el don del Espritu Santo." He aqu, pues, al ser enterrado con Cristo por el bautismo en su muerte, y que, tambin, en un elemento destructivo de la vida bamos a continuar en la misma, que se elevan de los mismos para andar en novedad de vida, como consecuencia de la remisin de nuestra pecados, y la recepcin de ese espritu que se prometi a nosotros, incluso el don del Espritu Santo, el cumplimiento de lo que se han escrito para que tres son los que dan testimonio en la tierra, el espritu, el agua y la sangre.Aqu, entonces, es una ley del reino de Dios, de la importancia infinita para la familia humana, colocada en el mismo umbral de su casa, y declar necesario para la salvacin por el propio Salvador en dar su comisin a sus discpulos, cuando declar que el que crey y fue bautizado debe ser salvo, pero el que no cree que debera ser condenado; porque l no tendra ningn derecho sobre el privilegio de convertirse en un hijo de Dios, al ser bautizado en el nombre de Jess para la remisin de sus pecados.Luego se sigue necesariamente de la consideracin de este tema, que hay un tiempo, as como un privilegio de cambiar nuestra posicin delante de Dios, y de entrar desde un estado de alienacin en una relacin inmediata a s mismo, que tiene una demanda legal, por la leyes del cielo, sobre los privilegios de la filiacin, como un heredero de Dios y coheredero con Jesucristo. Vamos por ms tiempo preguntarse entonces en la declaracin del profeta Isaas en su vigsimo cuarto captulo, que debido a la humanidad han transgredido las leyes, cambi la ordenanza, y quebrantaron el pacto eterno, que la maldicin devorar la tierra y sus habitantes debern ser quemadas y pocos hombres pueden dejar; no, no podemos preguntamos, no podemos sorprendernos cuando reflexionamos sobre la benevolencia infinita de Dios manifestado hacia la familia humana, y consideramos el alto destino para el cual Dios los ha diseado, incluso para recibir de su propia gloria, para convertirse en herederos de Dios y coherederos con Jesucristo; y sin embargo, el hombre ha pervertido sus leyes, cambi su ley, y el pacto por el cual l deba ser restaurado al favor divino, que ha despreciado y roto.Pero una vez ms, antes de que podamos tener una demanda a la posesin del espritu de Dios, tenemos que con toda seguridad hemos cambiado nuestra posicin; ya no hay que estar en el carcter de los extranjeros y enemigos; sino por el contrario, hay que haberlo reconocido a quien el Padre ha establecido un Prncipe y Salvador para dar arrepentimiento a Israel y remisin de los pecados; debemos haber humillado a la obediencia a su ley de adopcin antes de que podamos reclamar el espritu de adopcin, por el cual legalmente podemos llamar a Dios nuestro Padre, y acercarse a l con la confianza de los hijos y los hijos de los ms altos.Pero, a travs de la mejora de este tema, qu diremos a los que conocen la voluntad del Seor y hacerlo no? verdaderamente, que estn en la carne y no pueden agradar a Dios; que no han nacido del agua y del espritu, y por lo tanto en sus circunstancias actuales no pueden entrar en el reino de Dios. Mejor para ellos tena las profundidades de un desierto africano fue testigo de su nacimiento a la carne, en los que su carrera podra haber comenzado y terminado sin un conocimiento de las leyes del cielo, que eso, sabiendo ellos, ellos deben continuar desobediente y pecado contra la luz de verdad, y los esfuerzos de ese espritu que aguardando con declararon con ellos para llevarlos a la obediencia de la fe; y nos fielmente advertirles a considerar as su posicin, que ahora es su da de la salvacin, y, posiblemente, son el tiempo que pudo haber puesto en una noche de oscuridad y desesperacin. El momento actual es el da de la misericordia al hombre, las ofertas de salvacin son asumidos, o sern como en las alas del viento a todos los pueblos antes de que finalice vienen; pero vendr el fin, y que con rapidez. Veamos a continuacin, escuchar la lluvia de la salvacin, presione para entrar en el redil del Redentor, que cuando sus juicios sern derramados sobre las naciones, podemos estar al abrigo del dao hasta su furia ser pasado. Amn.