La Leyenda de Mundo Minor

351
La leyenda de Mundo Minor La leyenda de Mundo Minor

description

Fantasy Novel about a guy living in a structure so big he thinks it's the whole world. He discovers the world outside and tries to reach it. On the way he learns a lot about him self and the structure.

Transcript of La Leyenda de Mundo Minor

1

La leyenda de Mundo Minor

La leyenda de Mundo Minor

La leyenda de Mundo Minor

2

3

La leyenda de Mundo Minor

DEDICATORIA

Los símbolos de este libro están dedicados a...

Franz Kafka, Herman Hesse y J.R.R. Tolkien

que me enseñaron a escribir, junto a....

Carl Gustav Jung

que me enseñó qué era aquello sobre lo que escribía.

La leyenda de Mundo Minor

4

PREFACIO

Una mañana me desperté aturdido y desconcertado después de haber tenido uno

de esos denominados “sueños iniciáticos”. El sueño dejó una impronta tan

profunda en mí que apenas logré pensar en otra cosa durante semanas. Al mismo

tiempo tuve la sensación de que algo grande y trascendental había ocurrido den-

tro de mí.

En el sueño yo comparecía ante un rey en un salón del trono deteriorado, en un

palacio en ruinas, en una zona decadente de una gran ciudad bulliciosa. El rey

me dió el cometido de hallar aquello que salvaría a su corte, pero cuya naturaleza

todos desconocían. Acompañado por una mujer, abandoné el salón del trono y

me adentré en una enorme sala de suelo ajedrezado. Por doquier yacían traviesas

caídas, cascotes y otros escombros. Entonces oí una voz pidiendo auxilio que

provenía del suelo ajedrezado. Lancé un grito, pero no hubo respuesta. Así que

me resolví a encontrar una forma de llegar a esa persona en apuros, puesto que

me figuré que estaba prisionero bajo piedras derrumbados o algo parecido. En

ese momento mis ojos repararon en una escalera de caracol que conducía bajo

el suelo. Por el hueco de la escalera brillaba con una luz verdosa y anaranjada.

Entonces me desperté.

Al diluirse la primera impresión de sobresalto, la trama del sueño empezó poco

a poco a cobrar vida en algún rincón de mi psique. En el curso de un par de

años la historia había adoptado unos contornos tan definidos que sentí la

necesidad de verterla sobre el papel. A continuación el argumento emprendió

el vuelo. El resultado es, por el momento, el libro que tienes entre las manos,

pero estoy convencido de que el sueño esconde algo más ...........

5

La leyenda de Mundo Minor

Siempre me ha gustado escuchar el idioma español, tanto por su sonoridad

como por su capacidad expresiva. Cuando tuve la oportunidad de aprender a

hablarlo, me apliqué a ello con entusiasmo.

La edición de “La Leyenda de Mundo Minor” que ahora sostienes entre tus

manos vio la luz porque mi profesora de la escuela de idiomas y dos

estudiantes españoles de traducción quisieron, de muy buen grado, hacerse

cargo de ella.

La traducción ha intentado preservar la poesía presente en el texto original

sin traicionar su fidelidad al mismo. Muy a regañadientes debo admitir que,

en ocasiones, ¡el libro español supera al original!

Por estas e incontables otras razones quiero aprovechar la ocasión para dar

las gracias a mis tres traductores:

Nina Andersen

Vanesa Vila Posada

David Fernández Taboada

Por nada menos que un, de verdad, excelente trabajo.

Tom Rausner

La leyenda de Mundo Minor

6

¡Cualquier parecido entre los personajes de este libro y tú

es del todo inevitable!

7

La leyenda de Mundo Minor

LIBRO PRIMERO

El Primer Viaje de Sum

Viajar es vivir...(H.C. Andersen)

La leyenda de Mundo Minor

8

CAPÍTOLO 1

Quien busca encontrará,y a quien llama se le abrirá.

(La Biblia, Matías 7:8)

Aquella mañana, Sum se despertó antes de lo que solía. Permanecióacostado un largo rato y miró hacia el cielo bordado del dosel, queocupaba toda su visión cuando yacía boca arriba sobre la enormecama de matrimonio. La anterior jornada había decidido levantarsetemprano para salir a explorar una de las regiones más antiguas deMundo Minor. Todavía no había estado nunca en ninguno deaquellos lugares. Ya el día antes había empaquetado todo lo delviaje, tanto la comida como el equipo, así que sólo tuvo que vestirse.Sum hizo un esfuerzo y se sentó en la cama. Lentamente seapercibió de un murmullo leve, casi inaudible. Al principio creyóque provenía del Manantial Vível, pero el Lago Vível y su géisercontinuo estaban demasiado lejos. Seguro que era sólo el rumorde Nanalaguna, que se extendía justo bajo la ventana. El ManantialVível era el alma misma de Mundo Minor y de él provenía el aguaque los mantenía a todos con vida. Con un suspiro, Sum seincorporó de un salto y empezó a ponerse la ropa. Finalmente, seechó la mochila a la espalda y abrió la puerta que daba al pasillo.

Justo ante la puerta se encontró con la Dama Sophia. Surcaban sufigura muchas arrugas y mostraba otras trazas de una edadavanzada. A pesar de estos sus signos de ancianidad, caminabaerguida y era amable, risueña y, a ojos de Sum, hermosa.

* Os saludo.

Sum se inclinó, como era costumbre cuando uno se cruzaba conuna noble dama de la corte.

9

La leyenda de Mundo Minor

* Y yo os saludo a vos, joven.

La Dama Sophia irradió su hermosa sonrisa.

* Habéis madrugado, Dama.* Tanto como vos.

Sophia sonrió otra vez.

* ¿No vendréis acaso de la parte más antigua del Mundo,Dama?* Y hacia allí os encamináis vos ahora.

La Dama dibujó una última sonrisa y añadió:

* Deberíais poneros ya en camino y aprovechar las primerashoras del día.* Que gocéis de una venturosa jornada.

Sum se inclinó nuevamente. Siguió con la mirada a la Dama So-phia hasta que su vestido de terciopelo verde desapareció doblandola esquina hacia el salón del trono. Hay algo en verdad extraño enSophia, pensó Sum, es como si nadie advirtiese su presencia, nadiela saluda, nadie la menciona, nadie se ocupa de ella por más queella esté siempre presente. A pesar de su rostro surcado de arrugas,Sum tenía que reconocer que era la mujer más bella y másdistinguida de la corte del Rey Ego.

Sum se sonrió al girarse para proseguir hacia su destino, pero lasonrisa se le congeló al instante. El deterioro se extendía cada vezmás rápido, demasiado para su gusto. A la izquierda de la puertaque conducía a la parte más antigua del Mundo, había un trozo deescayola desconchado y el picaporte de la puerta había comenzadoa oxidarse. La puerta se deslizó con facilidad al apoyar Sum su

La leyenda de Mundo Minor

10

mano sobre el picaporte. A lo largo de las paredes de la parte másantigua del Mundo estaban las armaduras de siempre, sólo que un poco más herrumbrosas y polvorientas que antes. Con prontitud,Sum atravesó la sala y la puerta al otro lado de aquélla.

La sala en la que se encontraba estaba todavía más afectada poraquel deterioro en continua expansión: una cortina yacía en el sueloy dejaba que una luz tenue atravesase a duras penas unos cristalessucios. De nuevo Sum cruzó una puerta y de nuevo fue másdeterioro con lo que se topó, cada vez más acentuado. A medidaque Sum se adentraba en los lugares más recónditos y olvidadosde Mundo Minor, las capas de polvo se volvían más y más gruesas.Ese polvo que levantaba a su alrededor se depositaba como unasombra gris sobre él y le escocía la garganta. Finalmente, Sumcomenzó a sentirla como una gran llaga: necesitaba beber algo.

Con cuidado, husmeó el contenido de su botella, pero sin duda elagua no había sido atacada todavía por el deterioro, o al menos olíabastante fresca. La comida que Sum llevaba encima también parecíaaún comestible, así que acompañó al agua.

A primera hora de la tarde, Sum llegó a su destino. Aquella estanciahabía sido, a todas luces, el salón del trono en un tiempo remoto yahora olvidado. Antes de que el deterioro lo alcanzase, había sidosin duda un lugar magnífico. Ahora el suelo estaba cubierto porcapas de polvo del grosor de una rodilla, que se levantaban enpequeñas nubes a cada movimiento de Sum. Aquí y allá, en mediode la lisa cubierta de polvo, surgían restos de muebles, objetoscorroídos y montones putrefactos de...en fin, a saber qué.

Sum extrajo de su mochila una silla plegable que prácticamentedesapareció entre el polvo cuando la apoyó en el suelo. El deteriorola había atacado tanto que la pintura se estaba desconchando envarias zonas. Pero él ya venía preparado para eso. De su mochila

11

La leyenda de Mundo Minor

sacó esta vez una antorcha, la prendió y la colocó en un soportede la pared.

Bajo ese leve resplandor, Sum se sentó a contemplar en silenciola nobleza que, a pesar de todo, todavía impregnaba la habitación.A continuación se hizo una idea precisa de la historia del salón ya punto estaba de recoger sus enseres para regresar cuando suspensamientos se vieron interrumpidos por un sonido. En estosrincones de Mundo Minor siempre reinaba el silencio, por lo queoír un ruido era bastante sorprendente. Pero más sorprendente aúnfue que se tratase de... ¡una voz!

* ¡Socorro!

Sin hacer ruido, Sum caminó en la dirección de donde habíavenido el sonido, escuchando con cada fibra de su cuerpo.

* ¡Socorro!

La voz venía del suelo, o más bien de algún lugar bajo el suelo...bajo la plataforma que en un tiempo había servido de pedestal paraun trono. La voz llegaba con claridad; Sum se colocó en ese lu-gar y gritó con toda la fuerza de sus pulmones:

* ¿Dónde estás?

El grito de Sum levantó tanto polvo que lo hizo estornudar.

* Estoy en el más profundo de los sótanos.

Resonó la respuesta.

* ¿Quién eres?

La leyenda de Mundo Minor

12

Otra vez el polvo hizo que Sum estornudase. No llegó respuestaalguna. Sum gritó varias veces más, pero se vio obligado a pararcuando la garganta se le llenó de aquel polvo amargo. En lugarde gritar, agarró su mochila, e iba a salir corriendo de allí paraencontrar una manera de ayudar a ese supuesto prisionero, pero,como pudo comprobar, una correa de su mochila nueva habíasufrido un duro ataque del deterioro y se había roto. Con la mochilabajo el brazo, echó a correr a través de la puerta del Mundo, conuna estela de polvo tras él. Sum continuó corriendo hasta alcanzarla parte de MundoMinor que estaba habitada en aquel momento.Aquí encontró los corredores llenos de cortesanos que se dirigíanal salón del trono.

* En buena hora me presento.

Pensó Sum para sí.

* Debe de ser la hora de la audiencia vespertina, así quetengo la posibilidad de exponer mi hallazgo directamenteante el mismísimo Rey Ego.

Todavía entre continuos resuellos, Sum se mezcló con la multi-tud y le fue al paso. Cuando ya llevaban un rato de marcha, se diocuenta de que a su lado estaba la Dama Sophia, caminandoensimismada como solía hacer. Sum le relató en pocas palabraslo que había descubierto en el viejo salón del trono y, al mismotiempo, encontró extraño que ella no pareciese sorprendida ni lomás mínimo.

* Al que oíste era “El Príncipe Desaparecido”

La Dama miró a Sum con una expresión amistosa, aunque seria,de sus bellos e inteligentes ojos.

13

La leyenda de Mundo Minor

* ¡¿“El...Príncipe Desaparecido”...?!

Sum le lanzó una mirada inquisitiva a la Dama.

* Un príncipe que desapareció cuando el salón del tronoen el que estuviste se utilizaba aún.

* ¿Cómo...? ¿Desapareció?* Lo secuestraron los responsables de este deterioro que

ahora persigue a la corte de estancia en estancia por todoel Mundo.

A Sum le hubiese gustado preguntar más cosas, pero acababan dellegar al salón del trono y se hallaban justo delante del Rey Ego. Elrey se había puesto en pie cuando la comitiva entró y los contemplóa través de la máscara azul claro que siempre llevaba puesta. Lamáscara era oval y tenía una arista afilada que la recorría desde lafrente hasta el mentón. Su superficie era dura como el cristal ydestellaba de tal forma que hacía imposible retener los rasgosfaciales del rey. En pie a su lado estaba, como siempre, su consejeroEgofiliam, que susurraba sin cesar en su oído izquierdo. Entoncesel monarca alzó los brazos y luego los dejó caer de nuevo. Era laseñal: los cortesanos se arrodillaron y se prepararon para dar uninforme sobre su jornada. El Rey Ego descendió del pedestal deltrono e interrogó uno por uno a todos los miembros de la corte. Atodos les preguntaba con rigurosidad, deteniéndose en los detallesy sin pasar nada por alto. Por último le llegó el turno a Sum.

* ¿Qué has hecho TÚ hoy?

El rey estaba plantado justo frente a Sum, con las piernas separadasy con los puños apoyados con fuerza en las caderas. Sum alzó lamirada y observó la máscara centelleante un momento.

La leyenda de Mundo Minor

14

* He estado en la sala más antigua que hasta ahora habíapisado, oh rey. Y allí oí una voz que provenía de los sótanosdel Mundo. Por ello, mi rey y señor, os ruego me deislicencia para partir y prestar ayuda al dueño de esa voz.

* ¡FUERA, TODA LA CORTE FUERA!

La voz del Rey Ego resonó como el eco de un trueno por todos loscorredores de Mundo Minor.

* PERO TÚ, TÚ TE QUEDAS AQUÍ.

Con su cetro, el rey apuntó al pecho de Sum. Entre animadasconversaciones y miradas de reojo, llenas de curiosidad y miedo,los cortesanos abandonaron la sala. Sólo la Dama Sophiacontinuaba allí; estaba arrodillada al lado de Sum, y parecía que niel rey ni Egofiliam se hubiesen percatado de su presencia. Sum nosabía por qué, pero se sentía más seguro viéndola cerca, así que éltampoco dijo nada.

Tan pronto como el último pie hubo abandonado el salón del trono,el Rey Ego batió palmas. Era evidente que se trataba de una señalconvenida, ya que al instante se aproximaron cuatro sirvientesfornidos con una larga mesa que colocaron en medio de la sala. Elrey dio otra palmada y en esta ocasión entraron cuatro sirvientas,portando cada una un plato. La primera llevaba una sopera quecontenía un consomé con un olor delicioso y que depositó en unode los extremos de la mesa.

La otra colocó un magnífico asado, servido en una bandeja de oro,un poco más hacia el centro. La tercera llegó con un pastelmaravilloso, ornamentado con todo lo que se puede emplear paradecorar una tarta. Y por último apareció una trayendo un bol llenode frutas de todas las estaciones del año, que posó en el otro extremode la mesa. Después volvieron a entrar las sirvientas, esta vez

15

La leyenda de Mundo Minor

portando cuatro platos con su cubertería. Los ubicaron cerca de losque habían traído antes y se marcharon. Se hizo el silencio duranteun momento, hasta que el Rey Ego señaló la mesa así dispuestacon un gesto imperioso de la mano. Se sentaron ante el consomé,que ya estaba servido. Sum tomó asiento en frente del Rey Ego,junto a la Dama Sophia, y frente a ella estaba Egofiliam. Egofiliamsusurraba afanosamente al oído real, pero cuando el rey señaló lasopera y dijo:

* ¡COMED!

Se quedó callado un par de segundos para mirar a Sum conatención. Sum percibió que la máscara del rey relucía más de lohabitual, pero era difícil de asegurar. Volvió su atención al consoméy el olor le hizo la boca agua. El sabor le causó no poca sorpresa:el consomé sabía exactamente igual que el polvo que le habíallenado la nariz, la boca y los ojos en El Deteriorado Salón delTrono. Muy cerca de su oído, oyó entonces la voz de la DamaSophia:

* DE GRANDES CENAS ESTÁN LAS SEPULTURASLLENAS.

Sum apoyó la cuchara y notó que el Rey Ego continuaba mirándolocon atención.

* ¡EL SIGUIENTE PLATO!

La voz del rey retumbó como el estallido de un trueno. Los cuatrose pusieron en pie, caminaron hasta donde estaba el asado y sesentaron cada uno frente a un servicio. Sum, que había aprendidode la experiencia con el consomé, no tocó el asado. Así pudo fijarseen que los otros tres tampoco comían nada. El rey observaba a Sum,Sum observaba a las sirvientas que recogían la sopa de la mesa,

La leyenda de Mundo Minor

16

Egofiliam susurraba al oído del rey, y la Dama Sophia permanecíasentada con las manos en el regazo mirando al frente, como si ellano tomase parte en nada de lo que sucedía a su alrededor.

* ¡EL SIGUIENTE PLATO!

Esto mismo se repitió con el pastel, con la única variación de queSum ahora sí estaba seguro de que la máscara del rey relucía másde lo normal.

* ¡EL SIGUIENTE PLATO!

Tomaron asiento junto a la fruta. Tampoco persona alguna tocóla comida esta vez. Todos permanecieron allí, sentados, mientrasla atmósfera se iba cargando más y más de tensión.

* ¿AÚN INSISTES EN PARTIR?

La voz del Rey Ego cogió desprevenido a Sum, que se habíaperdido en sus pensamientos. Sum asintió con la cabeza, tomó unaprofunda bocanada de aire y dijo:

* Sí, mi rey y señor, mi decisión es firme. Partiré con laprimera luz del alba.*ENTONCES HAS DE LLEVARTE ESTO CONTIGO.

De su voluminoso manto, el Rey Ego sacó una espada ricamenteornamentada.

* ME COMPLACERÍA QUE EMPLEASES ESTO, ENCASO DE QUE FUESE NECESARIO.

Sum se había alzado para tomar el regalo, pero oyó estas palabrasde Sophia en su oído:

17

La leyenda de Mundo Minor

* NUNCA GOLPEES CON UNA ESPADA AJENA.

En lugar de aceptar la espada, como había sido su intención inicial,Sum hizo una reverencia y dijo;

* Me regocija que mi rey y señor me conceda este honor,pero desearía partir en paz y desarmado.

* COMO GUSTES.

El fulgor de la máscara se iba haciendo más débil a ojos vista. Auna señal del rey, los comensales se levantaron y cuando dio unapalmada regresaron las sirvientas para recoger el último plato. Actoseguido, volvieron los mismos sirvientes para llevarse la mesa.

* ERES LIBRE DE PARTIR, Y QUE ENCUENTRESLO QUE BUSCAS.

Seguido de un Egofiliam que murmuraba fervorosamente, el ReyEgo abandonó con porte el salón del trono. Sum hizo una reverenciay se marchó una vez el rey hubo desaparecido de su vista, comoordenaba la etiqueta. A la Dama Sophia no se la veía por ningunaparte.

La leyenda de Mundo Minor

18

CAPÍTULO 2

El viaje más largo es el que emprendemos en nuestro interior.(Proverbio islandés)

Lo primero que Sum vio cuando abrió los ojos la mañana siguientefue a la Dama Sophia que, con las manos en el regazo, lo mirabadesde una silla situada junto a la ventana.

* Prepárate, pues hemos de partir.

La Dama Sophia se irguió para dirigirse al cuarto adyacente.

* ¿...heMOS de partir...?

Sum repitió la pregunta para sí mientras miraba con ojos soñolientosla figura erguida de la Dama doblando la esquina. Cuando Sumentró en la sala de estar la sorpresa lo paralizó un instante en elumbral. En medio de la habitación estaba sentada la Dama Sophiaa una mesa redonda colmada con todo con lo que una persona puedesoñar para desayunar.

* Come hasta la saciedad, nos espera un largo viaje.

La Dama hizo un gesto hacia la espléndida mesa.

* Eeeh... ¿Cómo... nosotros?

Sum posó la mirada sobre la rebanada de pan que iba a untar.

* Nosotros, porque, por supuesto, yo me he decidido avenir.

19

La leyenda de Mundo Minor

La Dama hizo que esa frase sonase como algo verdaderamenteobvio.

* Sí... hummm... claro.

Sum no hizo más preguntas, por lo que el resto del desayunotranscurrió en un cómodo silencio. Después de comer, se quedaronsentados un rato disfrutando de la tranquilidad antes de ponerseen marcha. Sum agarró su mochila, que previamente habíaarreglado y llenado con lo necesario, abrió la puerta de la entraday la sostuvo para dejar pasar a la Dama.

* Muchas gracias, Sum, pero conozco un camino mejor.

La Dama Sophia, que había permanecido en pie, se giró y caminóhacia la habitación de Sum. Algo confuso y dubitativo, la siguió.La Dama rodeó la enorme cama de matrimonio y se dirigió haciael gran armario antiguo de cuya existencia Sum se había olvidado.

* ¿Serías tan amable de abrirlo?* ¿Abrirlo? ... pero seguro que está cerrado con llave...¿No?

Sum de verdad se sintió un poco estúpido.

* ¿Quién dice que está cerrado? Y si lo estuviese, seguroque tienes la llave por alguna parte.

La Dama le dedicó una sonrisa tranquilizadora. Sum probó a agar-rar el picaporte de latón y tiró despacio. La puerta se abrió. Sumno recordaba haber abierto nunca ese armario y por lo tanto no sabíalo que contenía. Sin embargo, si hubiese intentado adivinarlo, nuncahabría imaginado lo que ahora veía.

La leyenda de Mundo Minor

20

* Pero...eso...¿¿qué es eso??

Sum señaló boquiabierto e incrédulo el interior del armario abierto.

* Es la bajada al sótano.

Sum no podía creer lo que veían sus ojos. El armario tenía su buenmetro de profundidad visto desde fuera, pero cuando miró alinterior, una habitación colosal se extendía ante él. Los batientesdel armario eran la puerta a ... ¿¡otro mundo...?! A lo lejos, al fondode la habitación, brillaba una tenue luz rojizo-anaranjada queparecía emanar de una abertura que había en el suelo. Lo primerocon lo que a Sum se le ocurrió comparar el espacio que se abría enese armario fue con una catedral. Salvo por la luz rojizo-anaranjada,que sería todo penumbra, y por las paredes, que estaban demasiadolejos para verlas, si es que había pared alguna (y de eso Sum noestaba muy seguro). Se quedó allí, mirando estupefacto.

Una vez pasada la sorpresa inicial, los dos cruzaron la puerta, quecerraron cuidadosamente tras de sí, y comenzaron a caminar haciaesa tenue luz. El trayecto duró casi media hora hasta que llegarona la fuente que la irradiaba. El fulgor emanaba desde la aberturade una escalera de caracol que desaparecía bajo el suelo. En la partesuperior había un enrejado de la altura de una cadera y que se abríadonde comenzaban los peldaños de la escalera. Silenciosos,contemplaron cómo los peldaños desaparecían en recodos cada vezmás pequeños.

* ¡Sígueme!

La Dama pisó el primer peldaño y en pos de ella fue un titubeanteSum. Recorrían curva tras curva, recodo tras recodo con cadapeldaño que bajaban. El camino se le antojó eterno a Sum y supercepción del tiempo se deformó por completo. Por fin llegaron

21

La leyenda de Mundo Minor

abajo. La escalera de caracol terminaba en un pequeño cuarto conforma de cubo que medía tres o cuatro metros de lado y frente auna puerta verde claro cuyo tercio superior lo formaba un panel devidrio esmerilado.

* ¿Serías tan gentil de abrirla?

La Dama Sophia retrocedió un paso. Sum agarró la manilla de lapuerta y, obediente, la accionó. La puerta conducía a una pequeñahabitación oblonga que Sum calculó a ojo que debía medir unos15 x 3 metros. Desde el suelo hasta la altura de un hombre, lasparedes estaban cubiertas de azulejos blancos y más arriba estabanpintadas con un vivo tono verde claro. Entraron en un lugar que seencontraba aproximadamente a dos metros de la pared del fondo,y frente a ellos otra puerta, situada junto a un radiador, conducía alexterior de esa habitación. Se habían adentrado unos tres metrosen la habitación cuando Sum divisó dos ancianas señoras vestidascon abrigos de piel que conversaban animadamente de esto y de lootro en el extremo opuesto de la habitación. A causa de lainterrupción se giraron hacia la puerta y en silencio fulminaron aSum con un serio reproche en los ojos. Sum bajó la mirada y sealegró de tener que atravesar la habitación transversalmente.

La siguiente sala era totalmente diversa. Se trataba casi de una grutarocosa con paredes cortadas de modo basto y estalactitas colgandodel techo, pero con un suelo llano en su totalidad. Hacía un frescoagradable. Era evidente que se encontraban en uno de losalmacenes, ya que en las paredes se podían ver pilas de cajas, sacos,bolsas y otros embalajes, marcados con pequeños letreros queinformaban sobre su contenido. En el suelo de la gruta habíatambién, como “islas” dispuestas a intervalos regulares, pilas decosas amontonadas como las de las paredes, pero en todasresaltaban la pulcritud y el orden. El lugar estaba iluminado porantorchas que descansaban en soportes asegurados en las paredes

La leyenda de Mundo Minor

22

o en el suelo, desde donde desprendían una suave luz dorada encírculos a su alrededor.

De pronto a Sum se le ocurrió que era muy raro que para nadaexistiese la más mínima traza del deterioro que reinaba en el restode Mundo Minor.

* Echa un vistazo alrededor, yo tengo que encontrar algo.

La Dama Sophia desapareció tras una de las “islas”. Sum dio unpaseo hasta la “isla” más cercana. En una caja situada a la alturade los ojos se veía una etiqueta de cartón desgastada. Sum la cogióen la mano, asombrado, y la leyó, pero sin comprender del todo susignificado:

AUTOMÓBILES DE ÉPOCA

Rezaba la nota, breve pero concisa. Sum supuso que solamentehabría información sobre modelos de coches de época, puesto quela caja medía únicamente unos 0,5 x 1,0 x 1,5 metros. Con unamedia sonrisa, soltó la etiqueta y dejó que su mirada deambulasede etiqueta en etiqueta. El letrero de un saco que estaba en el suelovolvió a despertar la curiosidad de Sum:

VACACIONES DE VERANO

Sum contempló a conciencia el saco. ¿Qué podría contener? El sacoestaba hecho de un lino poco común por estar tejido muy apretadoy era de un tono beige claro. Sum se puso en cuclillas y lo palpócon cuidado. Lo que fuese que estaba dentro era de una suavidadmaravillosa, aunque había algunas cosas duras en medio. Estabaconsiderando abrir el saco cuando se vio interrumpido por la vozde la Dama:

* Sum, ¿serías tan gentil de ayudarme?

23

La leyenda de Mundo Minor

La voz de la Dama Sophia estaba a varias “islas” de distancia. Sumse levantó y caminó hacia el sonido. Al principio no pudoencontrarla, puesto que de repente no había islas ni antorchas, sólouna oscuridad abismal. De algún lugar detrás de esa oscuridad oyóvenir la voz de la Dama Sophia:

* Ven Sum, camina hacia el frente.

Sum caminó recto y notó la oscuridad contra su cara; esta sensaciónle hizo pensar en la sensación que le proporcionaba bucear entreel bosque de algas de la orilla del Lago Vível. De pronto emergióde la oscuridad en un sitio que le recordaba al que habían visto alotro lado de... la oscuridad. Aquí las “islas” consistían en montonesdesordenados de cosas que daban la impresión de haber sidodepositadas despreocupadamente. Gran parte de los montonescontenía principalmente papeles escritos con letra muy apretadaque estaban desgarrados y emborronados. A unos metros vio aSophia; ante ella yacía en el suelo una caja oblonga de madera sincepillar.

* Era esto lo que estaba buscando, ¿querrías abrirlo?

Sum forcejeó un buen rato antes de conseguir arrancar la tapa dela caja, ya que los clavos estaban fijados cabeza con cabeza. En lacaja había un cinto, una espada y una daga en sendas fundas, unacantimplora en un compartimento del cinto y un bolso de cintura.Bajo todas estas cosas reposaba una capa de un tejido fino ydelicado, pulcramente doblada. Los objetos mostraban señales deuso, pero en absoluto de desgaste, tan sólo el que cabría esperartras haber realizado la tarea para la que habían sido fabricados. Lasarmas se deslizaban con suavidad dentro y fuera de sus fundas, yel cinto se ajustaba al talle de Sum como hecho a medida.

* ¿A quién pertenecieron?

La leyenda de Mundo Minor

24

Sum sintió que podía recordar vagamente haberlas visto antes, perosu memoria estaba borrosa, como en un sueño. Sus ojos buscaronla etiqueta en la mano de la Dama.

* En realidad, son tuyas.

La Dama Sophia le tendió a Sum la etiqueta y él intentó leerla.Alguien había borrado el texto, pero Sum sintió que debería saberlo que allí estaba escrito. Con un suspiro, le tendió la etiqueta paradevolvérsela. Algo retumbaba bajo la superficie de la concienciade Sum, pero no se dejó atraer al exterior. En lugar de ello, preguntó:

* ¿Quién es el que tiene prisionero al príncipe?* Los Barones de los Emocionantes* ¿Los qué?* Los Barones de los Emocionantes. Son siete, además de

su rey.

Sum contempló pensativamente la empuñadura de la espada ypreguntó:

* ¿Cómo podremos liberar al príncipe de ellos? Quierodecir... si ellos son ocho... nosotros somos sólo... ¿dos?

* El único que puede liberar al príncipe eres tú. Y en lo queconcierne a los barones, te enfrentarás a ellos uno a uno.Para liberar al príncipe debes derrotar a los barones encombate.

Los ojos de la Dama penetraron en los de Sum.

* ¿Derrotarlos en combate?

Sum miró incrédulo a la Dama.

25

La leyenda de Mundo Minor

* ¿Cómo podré vencerlos, si ni siquiera todo el ejército delRey Ego ha logrado hacerlo?

Sum se sintió de repente muy pequeño.

* El ejército del Rey Ego no tiene ni la más remota idea dequién es el enemigo, o de dónde encontrarlo. Los baronesse ríen en sus narices.

Sum se sentó sobre la caja donde habían estado las armas, apoyóla cabeza en sus manos y casi enfermó ante el pensamiento de loque lo aguardaba. La Dama Sophia comprendió que Sum precisabade un momento de silencio y no dijo más. Con un suspiro, Sum seincorporó y preguntó en voz baja, al tiempo que luchaba contra unacreciente desesperación:

* ¿Cómo voy a luchar contra ocho enemigos que puedenasfixiar a todo un reino en el deterioro?

* Yo iré contigo, y haré todo lo que esté en mi mano paraayudarte.

La voz de la Dama era firme, calma y despreocupada. El modo enque ella se lo tomaba obró de forma ligeramente tranquilizadorasobre Sum, aunque no lo libró del todo de especular acerca de quéclase de ayuda tenía la Dama en mente.

* Si vos os atrevéis, Dama, en absoluto podré yo permitirmegimotear.

Se irguió con la sensación de ser muy viejo.

* Vamos a tutearnos, llámame sólo Sophia.

Tomó la mano de Sum y le dió un cariñoso apretón.

La leyenda de Mundo Minor

26

* Vale... Sophia.

Sum dió réplica a la sonrisa de Sophia y prosiguieron cogidos dela mano. A lo largo del camino pasaron de una ”isla” a otra y Sumcomenzó a preguntarse de nuevo qué era aquel lugar... y para quése utilizaba.

* Dam... ehhh Sophia, ¿qué es este lugar?* Es un almacén. Se llama Mente.* ¿Mente?... ¿Un almacén de qué?* Del pasado.

Hicieron una pequeña pausa. Sum era incapaz de encontrarle unsentido a todo aquello, pero preguntó de todas formas:

* Hubo algo... de repente todo se volvió oscuro, ¿qué pasó?* Fue la especie de telón que separa el almacén ordinario

del oculto.* Entonces, ¿ahora estamos en el almacén oculto?* Sí.* Humm....

Caminaron en silencio un largo rato, al tiempo que Sum rumiabasus pensamientos. El único sonido era el de sus pasos y un débilchisporroteo cuando pasaban junto a alguna de las antorchasasentadas sobre sus soportes. Poco a poco se fueron espaciando las”islas” y también les pareció que su altura era menor. Finalmente,desaparecieron y también las antorchas en las paredes.

* ¿No deberíamos llevarnos una antorcha?

Sum se había detenido junto a la última.

* Buena idea, Sum.

27

La leyenda de Mundo Minor

El viaje continuó en una completa oscuridad, envueltos en lapequeña burbuja de luz de la llama, hasta que el fondo de la cavernasurgió ante sus ojos. Allí había una puerta estrecha, con una manijade latón exactamente igual a la del armario de la habitación de Sum.

* Detrás de esta puerta está el verdadero sótano, y tambiénestá completamente a oscuras, de modo que es mejor quete lleves la antorcha.

Sum contempló la puerta con temor, era como si fuese las faucesde un monstruo que no hacía sino esperar a engullirlo de un bocado.Con un esfuerzo se sacudió aquella sensación y asió la manija enun rápido movimiento. La puerta se abrió con suavidad. Con elcorazón martilleando, aventuró la antorcha en el corredor al queconducía la puerta. Se adentró allí con cuidado, seguido de Sophia,que la volvió a cerrar. El pasadizo en el que se encontraban tendríaunos tres metros de ancho y lo mismo de altura. En ambasdirecciones el camino desaparecía en la oscuridad.

* Creo que iremos por aquí.

Susurró Sum, al tiempo que hacía un gesto con la cabeza hacia laderecha. Por alguna razón que no alcanzaba a comprender del todo,Sum sencillamente sentía que el de la derecha tenía que ser elcamino correcto.

* Sí, tienes razón.

Sophia replicó en un tono normal, lo que hizo que Sum sesobrecogiese. Esta reacción provocó su sonrisa y que posase unatranquilizadora mano sobre su brazo.

* De nada sirve susurrar; lo cierto es que los barones yasaben que estás aquí.

La leyenda de Mundo Minor

28

* ¿Quieres decir que ya están esperando a que yo vayaderechito a sus brazos?

* Saben todo lo que sucede en el sótano, es su territorio.Pero no tienes de qué tener miedo, nunca salen de suguarida. En los pasadizos estamos seguros.* ¿Ento-ton-ces, a d-dónde vamos ahora?

La voz de Sum tenía problemas para bordear el nudo de su garganta.

* A la guarida del primer barón.* ¿A la... guarida... del... primer barón?* Sí, a la guarida del primer barón.

Sum habría querido protestar, amenazar con dar media vuelta y todolo que se le hubiese ocurrido, pero la calma de Sophia, su porte dignoy su fresca sonrisa, en contraste con el peligro mortal que él sentíacernirse sobre ellos, pareció desarmar a Sum por completo con susurrealismo grotesco. Emitiendo un suspiro irritado, cedió. Se pusoen marcha con lentitud, pero se detuvo tras dar muy pocos pasos.En la pared a su izquierda, apareció una abertura. Al principio Sumcreyó que no era más que un pasillo lateral, pero resultó ser un nicho.El nicho tenía alrededor de veinte centímetros de profundidad yalbergaba un cuadro de 1x1,5 m. La pintura representaba a una per-sona con un traje elegante, aunque hecho harapos. Lo más llamativoacerca del cuadro era sin duda el rostro de la persona, que parecíareflejar un profundo dolor interno. Un poco más adelante, Sum viootro nicho.Éste contenía el retrato de otra persona, en un atuendoun poco distinto, aunque también raído. El rostro de esta personareflejaba asimismo sufrimiento, de un modo semejante al primercuadro. Sum habría querido preguntarle a Sophia qué representabanlas pinturas, pero estaba demasiado tenso ahora para ello. Marcharondurante un largo rato y pasaron junto a muchos nichos. La oscuridad,que envolvía todo lo que no era el círculo de luz de la antorcha, eratan densa que Sum la sentía como algo casi tangible.

29

La leyenda de Mundo Minor

* Dentro de poco el camino tuerce ligeramente hacia laderecha, después se ensancha y desemboca en unacaverna rocosa. La caverna no es demasiado grande, peroestá habitada por el primer barón.

Las palabras de Sophia provocaron que un escalofrío recorriese laespalda de Sum y lo hicieron detenerse.

* Ten calma, en realidad no es tan peligroso.

Sophia palmeó el hombro de Sum para serenarlo.

* ¿Estás segura?

Estaba claro que Sum no lo estaba.

* Claro que estoy segura, lo conozco bien. Es invisible y notiene capacidad para hacerte daño, siempre que tú decidasno permitírselo. Antes de adentrarte ahí tengo un buenconsejo que darte: DONDE HAY VIDA, HAYESPERANZA.

De un tierno empujón en la espalda, puso a Sum en marcha. Conlentitud, con una infinita lentitud, y con el corazón palpitante, Sumse aproximó a la guarida.

La leyenda de Mundo Minor

30

3. CAPÍTULO

No hay hombre sin enemigo.(Proverbio árabe)

Al resplandor de la antorcha Sum contempló la guarida que sehallaba ante él. Ciertamente no era muy grande, puesto que dehecho podía vislumbrar la salida al otro lado de la caverna. No seveía a nadie, pero ya Sophia había dicho que el morador erainvisible.

* Aquí tenemos la entrada a la guarida de Fosfagus.

El sonido de la voz despreocupada de Sophia sobresaltó a Sum, locual de nuevo hizo aflorar una sonrisa a los labios de la Dama.

* ¿Qué es ese... Fosfagus...?

Sum se detuvo y dio media vuelta.

* No qué, sino quién. Fosfagus es el nombre del primerBarón de los Emocionantes, el más débil y el de menorrango entre ellos.

Permanecieron un rato en silencio. Sum dio un paso hacia laguarida.

* Recuerda que tienes a Egkratehias... pues ese es el nombrede tu espada.

Sum asintió, posó su mano sobre la empuñadura de Egkratehias ypenetró en la guarida sosteniendo la antorcha en alto con su manoizquierda. Había dado tan sólo unos pocos pasos en la caverna

31

La leyenda de Mundo Minor

cuando oyó un estruendo ensordecedor tras él. Se giró más rápidode lo que él hubiese creído posible, y en ese mismo movimientodesenfundó a Egkratehias. Lo único que halló ante su vista fue unpesado portón de madera de roble con refuerzos de hierro dondeantes había estado la entrada por la que acababa de pasar. El ruidolo había producido el portón al cerrarse de golpe. Aún no se habíarecuperado del susto cuando se volvió a oír el mismo estrépito, sóloque desde el otro extremo de la guarida. Antes de darse la vuelta,ya sabía lo que eso significaba... ahora estaba atrapado. El estruendodel portón resonó largo tiempo por los pasadizos del sótano y enlos oídos de Sum.

* ¡Oh, los que entráis, perded toda esperanza, nadie escapaa mis garras!

Sum se agachó instintivamente cuando una clara, fría y potente vozdesgarró el silencio de la angosta caverna. La calma que lo siguiófue opresora y antinatural, como la de una tumba. Incluso la luz dela antorcha se tornó más débil.

* Ehhh...¿qu-quién es?

La voz de Sum temblaba tanto que ni él mismo podía reconocerla.La única respuesta que obtuvo fue una carcajada lejana y desdeñosay, después, silencio. En su impotencia, Sum comenzó a patear elportón por el que acababa de entrar, pero lo único que consiguiófue hacerse daño en un pie. Para apaciguar la tormenta que se habíadesencadenado en su interior, Sum se puso en cuclillas y se apoyócontra el portón cerrado. Acostó la espada sobre sus rodillas y sepuso a reflexionar sobre la situación. Durante un largo rato ladesesperación hostigó sus ideas, dispersándolas, pero, tras unosminutos de intenso esfuerzo, la tormenta de pensamientos amainóy dejó solamente una brisa suave. Lo último que Sophia había dichoera que debía recordar que tenía a Egkratehias, la espada, pero, ¿de

La leyenda de Mundo Minor

32

qué podía servirle ahora? Sum la contempló a la luz de la antorcha,quizás podría...

* ¡NADIE PUEDE ESCAPAR A MIS GARRAS!

La voz fue esta vez más estridente y a Sum le pareció que sonabamenos segura. Tal vez su dueño había leído los pensamientos deSum y que éste había adivinado sus intenciones.

* ¡Eso ya lo veremos!

La voz de Sum temblaba un poco, pero en su interior había surgidouna nueva determinación. Se levantó y se dirigió hacia la salidacon la espada lista. La luz de la antorcha de nuevo brillaba con todasu intensidad. Se detuvo ante el portón y golpeó con todas susfuerzas las duras tablas con Egkratehias. En el momento en el quela espada acertó en el portón, la caverna volvió a ser sólo unacaverna. Allí donde había estado el portón cerrado, apareció unasonriente Sophia. Cuando Sum estuvo de nuevo en el pasadizo delsótano tuvo que sentarse, pues sus piernas eran pura gelatina.

* ¿Tan malo fue?

Sophia contempló a Sum con una expresión indescifrable en surostro. Él no respondió, se limitó a observar el suelo al tiempo queintentaba hacer que su corazón dejase de galopar como un caballosalvaje. Sophia se sentó en silencio junto a él y acariciórepetidamente una de sus manos. Cuando Sum volvió a ser dueñode sí mismo, levantó la cabeza e intentó sonreír a Sophia. Tan sóloconsiguió esbozar una mueca indefinible, pero ella comprendió suintención y le devolvió la sonrisa.

* Lo has hecho bastante bien.* Por lo menos estoy vivo.

33

La leyenda de Mundo Minor

* Más que eso, ¡has conseguido vencer a uno de los Baronesde los Emocionantes!

* ¿Vencer...? ¿Cómo lo he vencido?* Descubriste su mezquina artimaña, recobraste el ánimo y

ganaste la batalla.

Se quedaron sentados en silencio durante un rato, después Sum selevantó lentamente, enfundó a Egkratehias y se dispuso a continuar.Podía verse que también en este lado de la caverna había nichos enlas paredes, y también aquí había cuadros de figuras atormentadasvestidas con atuendos harapientos aunque distinguidos. Sin embargo,esta vez a Sum le dio la impresión de que la naturaleza del tormentoque reflejaban sus rostros había cambiado sustancialmente. Trashaber pasado junto a un par de ellos, Sum se detuvo y comenzó aexaminar uno. No tenía muy claro en qué consistía el cambio, perono había duda alguna sobre él.

* ¿A quiénes representan?

Sum hizo un ademán hacia el nicho.

* Son aquellos que los Barones de los Emocionantes hantomado prisioneros.

* Tomado prisioneros... ¿cómo?* Igual que con el príncipe desaparecido, secuestrado y

encerrado. Los que ves aquí son siervos del siguiente barón.Los que viste antes de la guarida de Fosfagus eran siervosde Fosfagus.

Sum asintió mientras dejaba que toda esa información se filtrase yse sedimentase en su conciencia.

* ¿Quién es el siguiente barón?* Aythadeis.

La leyenda de Mundo Minor

34

* Vaya unos nombres tan particulares que han elegido.

Sum se puso de nuevo en movimiento y avanzaba lentamentemientras en su interior trabajaba a toda máquina para encontrar elnexo entre toda la información que paulatinamente iba recibiendoacerca de los barones.

Había un buen trecho hasta la guarida del siguiente barón y, mientrascaminaba, Sum iba contemplando a los “moradores” de los nichospara encontrar el denominador común de su situación. Comenzó aformarse una imagen en su subconsciente, pero no tuvo tiempo dedefinirla lo suficiente como para saber qué era antes de que la vozde Sophia interrumpiese repentinamente sus pensamientos.

* Ya casi hemos llegado. Tienes que estar alerta frente aAythadeis porque es muy diferente de Fosfagus. Se puedemanifestar de un sinnúmero de maneras, es un engañadortaimado y astuto. Por eso debes recordar: LA PEREZA ESLA MADRE DE TODOS LOS VICIOS.

Sum se quedó un poco sorprendido de la solemnidad de estas últimaspalabras de Sophia, pero no dijo nada. En lugar de ello, volvió lavista hacia la caverna que empezaba a vislumbrarse ante ellos. Laentrada de la guarida de Fosfagus sólo había sido una tosca paredde roca, pero esta era totalmente distinta. Alrededor de la boca de lacaverna había tallada una cenefa de unos treinta centímetros deancho, completamente pulida y ornamentada con relieves. Habíamotivos florales, distintas clases de animales, hombres quepracticaban diferentes juegos, pámpanos y muchas otras cosas.

* ¿Te gusta la entrada a mi hogar?

Una voz amable y sedosa se oyó desde el oscuro interior de la guarida.

35

La leyenda de Mundo Minor

* ¿Quién va?

El corazón de Sum se había alojado en su garganta.

* Mi nombre es Aythadeis, no vaciles en entrar... si teapetece.

Sum adelantó la antorcha y se inclinó sobre el umbral para echarun vistazo, pero no se atrevió a entrar.

* Puedes estar totalmente tranquilo, no soy tan groserocomo para encerrarte, como esa bestia incivilizada deFosfagus.

La voz había tomado un ligero matiz humorístico, como si la ideaque su dueño tenía de Fosfagus fuese la de un mal chiste. Sumvaciló un instante, pero después entró en la guarida. Al levantarla antorcha pudo iluminar la zona alrededor de la entrada, perono podía verse la salida que sin duda se hallaba en el otro extremode la caverna.

* Creo que sé lo que estás pensando... aquí la tienes.

Tras la última palabra, una antorcha se iluminó al final de lacaverna, de modo que podía verse claramente la salida. Sum sesosegó un poco.

* Me agradaría extraordinariamente que pudiesesquedarte un momento y charlar.

Un sillón de aspecto confortable en extremo apareció de repentejunto a Sum, haciéndolo saltar a un lado.

* Disculpa, en absoluto era mi intención asustarte. Había

La leyenda de Mundo Minor

36

olvidado que acabas de exponerte a Fosfagus y a susmodales... estrafalarios, por decirlo con delicadeza.Perdóname.

La voz adquirió un tono afligido y contrito.

* Está bien.

Sum ahora sentía una calma absoluta y consideró si deberíaaceptar la oferta. Se le ocurrió que la espada se lo impediría ydecidió negarse cortésmente.

* Muchas gracias, pero prefiero estar de pie.* Te mereces descansar después de todo por lo que has

pasado. Además, ha sido un largo camino.

Aythadeis parecía sinceramente preocupado por Sum. Se produjouna pausa y tras ella apareció una bonita mesa delante del sillón.

* Pero en qué estaría pensando, claro que no puedes sent-arte con la espada y el cinto puestos. Déjalos sobre lamesa, de todos modos no vas a necesitarlos mientrasestés aquí.

La voz era nuevamente alegre. Sum contempló la mesa con interés.Parecía antigua, aunque bien cuidada, y obra de un ebanistahabilidoso. Tanto las patas como el canto mostraban patronestallados con esmero, y el tablero estaba forrado con cuero verdey bordados de oro. A Sum le gustaba la mesa, era el mueble máshermoso que recordaba haber visto en muchísimo tiempo. Sinllegar a reparar en lo que estaba haciendo, comenzó adesabrocharse el cinto. Justo cuando iba a poner sus cosas sobrela mesa, un pensamiento se delineó en su mente. Sophia habíadicho que Aythadeis se manifestaba bajo incontables formas. Si

37

La leyenda de Mundo Minor

se tomaba al pie de la letra, ¡la mesa bien podría ser su mano!Entonces Sum habría depositado sus armas libremente en manosde su enemigo, lo habría perdido todo. Rápidamente volvió aabrocharse el cinto.

* Bueno, tampoco voy a presionarte, el sillón era sólo unofrecimiento.

Con estas palabras, desaparecieron tanto el sillón como la mesa.

* Muchas gracias por el ofrecimiento y por la charla, peroya me voy.

Sum puso rumbo hacia la salida, pero había dado tan sólo un parde pasos cuando una enorme cama cortó de improviso su camino.Apareció tan de repente que Sum casi cayó en ella de cabeza.

* ¿Y qué hay de un sueñecito? Ahí sí que podrías echartea gusto sin problemas con la espada y todo...

La voz era ahora más insistente y cordial.

* ¡No gracias! Lo único que querría es poder continuarmi viaje.

Sum rodeó la cama, pero el camino fue al instante bloqueado poruna larga mesa de banquete cubierta con todos los platos favoritosde Sum.

* Entonces toma aunque sólo sea un bocado antes de irte.

La voz empezaba a sonar agitada. Sum, que estaba irritado porquese había golpeado una pierna con la mesa que había aparecido derepente, ni siquiera se dignó a echar un vistazo a los platos.

La leyenda de Mundo Minor

38

* ¡No! ¡Sólo quiero que dejes de ponerme impedimentos!

Sum pasó sobre la mesa de un salto, pero en ese mismo instantese topó con otra. Sobre esa mesa se hallaban todas las bebidasimaginables.

* ¿ Y un vasito de algo?

La voz se volvió casi suplicante. Esta vez, Sum no respondió, sinoque desenfundó a Egkratehias y golpeó con ella la mesa con todassus fuerzas. Ésta desapareció con un grito de dolor que paralizó aSum durante un momento. De todas partes comenzaron a lloversobre Sum sacos, cajas, bolsas y otros embalajes que estabanllenos hasta reventar de todas las cosas que una persona puedadesear. Sin embargo, Sum consiguió abrirse paso hasta la salidade la caverna. Cuando ya estaba fuera, cayó extenuado y soltó laantorcha. Permaneció echado durante mucho tiempo, jadeando.Entonces le sobrevino la sed. Sum bebió largo rato y con deleitede la cantimplora y se la tendió a Sophia.

* ¡Menudo tormento! ¡Éste sí que fue duro!* Sí, Aythadeis se le mete a uno bajo la piel.

Sophia bebió del recipiente. Su expresión “meterse bajo la piel”hizo sonreír a Sum. No era en absoluto una exageración. Se diocuenta de repente de que Sophia había cambiado. O al menoscreyó que tenía un aspecto distinto del habitual... más joven,quizás. O tal vez fuese tan sólo el resplandor de la antorcha quellevaba en la mano, que le jugaba una mala pasada. Sum estabaexhausto y dejó que la torre de sus pensamientos se derrumbase.

* ¿Tienes hambre?

39

La leyenda de Mundo Minor

Sum asintió. Tenía cada vez más hambre.

* Échale un vistazo a tu bolsa, hay algunos bizcochos.

Sophia puso la antorcha en un soporte de la pared. Sum abrió labolsa y encontró algunos bizcochos de apariencia poco apetitosaaunque, como pudo comprobar, sabían bien. Comieron un par cadauno y a Sum le sorprendió que fuesen tan saciantes.

* Deberías dormir un poco antes de seguir.

Sophia tomó la cabeza de Sum entre sus manos y la besó en lafrente.

* Sí, no me vendría mal un sueñecito.

Sum suspiró y se sonreíró torcido.

* Acuéstate y duerme, los barones nunca salen aquí fuera.

Sophia lo arropó en su capa y apretó su brazo cariñosamente. Sumse acomodó y en seguida se quedó profundamente dormido.

La leyenda de Mundo Minor

40

4. CAPÍTULO

Quien se domina a sí mismo,no necesita dominar a otros.

(Sophia)

Al despertarse, Sum no pudo recordar dónde se encontraba hastadespués de un rato, y cuando lo hizo exhaló un suspiro atormentado.El combate con Aythadeis estaba grabado a fuego en su retina.Permaneció echado con los ojos cerrados hasta despabilarse porcompleto, mientras sus oídos partían a explorar el silencio. Cuandopor fin se incorporó, no pudo ver a Sophia por ningún lado. Cogiósu cinto, tomó un buen trago de su cantimplora y un par de bizcochosde la bolsa. Le hicieron tanto bien que se sintió muy recobrado.Mientras Sum comía, había paseado la vista por los alrededores yuna y otra vez había terminado por fijarse en los relieves. Estosparecían más antiguos y en peor estado que los de la entrada, perotambién sus motivos eran claramente distintos. Tras reflexionar uninstante, se levantó y comenzó a andar despacio hacia ellos.

* ¡DETENTE!

Sum se quedó petrificado y se giró. A cinco metros por detrás de élse encontraba Sophia con los brazos en jarras. Aquella había sidosu voz.

* ¡Aléjate de la caverna!

La voz de Sophia era firme y resuelta, sin la calidez a la que Sumestaba acostumbrado.

* Cálmate, no voy a entrar alegremente en el cubil de la fiera.

41

La leyenda de Mundo Minor

Sum intentó darle un tinte humorístico a su voz, pero fracasó porcompleto.

* ¡Quédate aquí!

Sum había dado otro paso hacia la guarida, pero fue detenido porel látigo de las palabras de Sophia.

* Pero... pero si sólo quería ver los relieves, nada más.

Sum se volvió nuevamente hacia Sophia.

* ¿Por qué crees que esta cenefa está decorada de una formatan atrayente?

Sophia cruzó los brazos sobre el pecho y miró a Sum con semblanteinteresado aunque serio. Su voz era casi otra vez la misma.

* Es que... pueeees... estooooo... no lo sé.

Sum se dirigió hacia ella.

* En realidad, sólo es para atraerte lo bastante cerca comopara que Aythadeis pueda persuadirte de que vuelvas aentrar.

Sum rumió las palabras de Sophia y después asintió. Sin duda teníarazón, porque Sum ya había experimentado lo hábil que era elmorador de la guarida para engatusar.

* De acuerdo, no lo había pensado. Perdona.* No hay nada que perdonar, pero no sólo tú habrías sufrido

las consecuencias.

La leyenda de Mundo Minor

42

Sophia irradió su cálida sonrisa. Sum se sintió estúpido e ingenuo.Pero a pesar de ello, le alegró que ella se lo hubiese tomado de esaforma.

* ¿Has comido ya?

Sophia señaló la bolsa. Sum asintió.

* ¿Quieres comer algo?* No, gracias, pero sí querría un trago de agua.

Sum la contempló mientras bebía. Le extrañó que todavía quedasealgo en la cantimplora. No era muy grande y ya habían bebidomuchas veces. Cuando ella se la devolvió, Sum comprobó para susorpresa que estaba casi llena. Durante el primer trecho marcharonen silencio. Mientras caminaban, Sum estudiaba los nichos por losque pasaban para tener una noción de la personalidad del siguientebarón. Percibió claramente que había una conexión entre losmoradores de los nichos y el barón que los dominaba. Pero era tansólo una impresión.

* ¿Cómo se llama el siguiente?* Epithymhiai.* ¿Y ése cómo es?* No es ése, es ésa.* ¿Los emocionantes también tienen barones-mujeres?* Por supuesto, lo único que importa entre los barones es el

poder. El que puede ahocicar a más es el más fuerte ypuede manipular a los más débiles.

* Muy bien, entonces, ¿cómo es ELLA?* Se parece mucho al que acabas de dejar. Es astuta,

maliciosa, caprichosa y además tiene el poder deimpedirte pensar con claridad.

* No suena muy agradable.

43

La leyenda de Mundo Minor

Sum se detuvo delante de un nicho. Se quedó un rato sumido enprofunda meditación mientras contemplaba la imagen, pellizcó sulabio inferior pensativamente y después preguntó:

* ¿Es correcto suponer que los barones serán a cada cualpeor?

* Sí.

Sum exhaló y se puso de nuevo en marcha. Aquello eraexactamente lo que se temía.

* Lo único que tienes que recordar en todo momento es quetú eres el más fuerte.

Será coser y cantar, se dijo Sum, mientras se ponía de nuevo acontemplar los nichos junto a los que pasaban.

* Bueno, ¡ya estamos aquí!

Sophia se detuvo y se volvió hacia Sum.

* ¿Estás listo?

Él no había esperado llegar tan pronto allí.

* Nunca se está preparado para encontrarse conEpithymhiai, esa es una de sus mejores bazas.

Sophia parecía haberle leído el pensamiento, se dijo Sum. Anteellos se encontraba la entrada a la guarida de Epithymhiai. Noestaba embellecida con relieves tallados, sino que era de un rosatosco y chillón. Mientras Sum observaba este fenómeno, sintió lamano de Sophia sobre su hombro y oyó su voz cerca de su orejaizquierda:

La leyenda de Mundo Minor

44

* ES MEJOR NO OBTENER LO QUE SE DESEA QUECONSEGUIR LO QUE NO SE QUIERE.

Sophia palmeó a Sum y éste dio un par de pasos hacia la guarida.Después se detuvo y se giró para preguntar qué significaba aquello.Pero el resplandor de la antorcha ya no la iluminaba.

* ¡Entra, entra guapo!

Se oyó una tierna voz femenina que provenía de la caverna, queahora aparecía iluminada por un débil resplandor rojizo y dorado.Sum dirigió su atención hacia la guarida, pero permaneció allí depie. En medio de la caverna había una enorme cama con dosel,ornamentada con bordados de toda clase. Estaba envuelta encortinas tan sutiles como tela de araña, ancladas a los cuatro po-stes de las esquinas con lazos de terciopelo amarillo. La cama estabacubierta con sábanas y colchas de seda dorada.

* Acércate más, te lo ruego.

A estas palabras siguió una débil risa que le recordaba a campanillasde plata. Sum dio cuidadosamente un par de pasos hacia el interiorde la caverna y descubrió así que el suelo de la guarida estabacubierto de un alfombrado grueso y blando. Las paredes de lacaverna parecían estar recubiertas desde el techo hasta el suelo confrisos excavados en la roca. Todos representaban a parejasenamoradas que disfrutaban de la vida en mutua compañía.

* Tómate tu tiempo en ponerte cómodo.

Las campanillas repicaron de nuevo. Sum se había dado la vueltaante el sonido de su voz y vio entonces que ya casi estaba junto ala cama, sólo que no podía recordar haber ido hacia allí. Losbordados del lecho se asemejaban a los de las paredes, sólo que el

45

La leyenda de Mundo Minor

amor que estos reflejaban era mucho más directo y físico. La per-sona que estaba en la cama, Epithymhiai, tenía el aspecto de unahermosa chica, cuyo rostro estaba enmarcado por una cabelleradorada que se derramaba en rizos sobre sus gráciles hombros. Erahermosa, más hermosa que cualquier mujer de la corte del Rey Ego.

* Vamos, siéntate un rato.

Epithymhiai palmeó suavemente el lecho, en un movimiento quehizo asomar uno de sus bien torneados pechos sobre el borde deledredón. Ella fingió no percatarse de ello. Sum se sentó al extremomás alejado de la cama al tiempo que luchaba con un niebla queamenazaba con cubrir sus pensamientos. La advertencia de Sophiade que Epithymhiai tenía el poder de hacerle olvidar suspensamientos continuaba resonando en las tinieblas de su menteobnubilada.

* Pareces muy nervioso, ¿sucede algo?

Epithymhiai contempló a Sum con una ligera preocupación en surostro.

* Es que... eemmmm...debería...

Sum se quedó quieto, le llenaba la cabeza una niebla pegajosa quehacía que todos sus pensamientos se moviesen a cámara lenta y queimpedían que encontrase las palabras que tenía que usar.

* ¿Y bien?

Aparentaba escuchar con sincero interés.

* E-estoe..ra... est...o

La leyenda de Mundo Minor

46

Sum se detuvo otra vez. De hecho ya no podía acordarse de porqué se había sentado allí, ni tampoco de quién era la chica de lacama. El recuerdo de Sophia había sido desterrado al rincón másremoto de su mente. Sólo guardaba la clara noción de que teníaque hacer algo, algo que significaba abandonar aquel sitio. Sumintentó levantarse de nuevo pero su cuerpo se negó por completo aobedecer. Durante un segundo le vino a la mente que aquel cuerpotal vez no fuese el suyo, sino uno que por casualidad había... no,era demasiado raro.

* Bueno, no debía de ser tan importante.

Ella se incorporó ligeramente apoyándose sobre un codo, de talforma que su otro pecho también quedó libre. Sum contemplóembelesado su forma perfecta, hasta que ésta llenó todo el universoconocido. Lentamente, Epithymhiai extendió un esbelto brazo, loapoyó sobre la sábana junto a Sum y comenzó a dibujar círculoscon su dedo índice. Sum se sentía cada vez más pequeño. Losmovimientos de la mano se propagaron a su cuerpo, que comenzóa temblar con cada uno de ellos. En las profundidades de laconciencia oscurecida de Sum comenzó a sonar una voz lejana,primero confusa, pero que se fue haciendo cada vez más nítida. Alprincipio Sum no podía recordarla. Pero poco a poco se fuepercatando de que era Sophia. No podía oír lo que le estabagritando, pero su clamor disipó un poco las nubes de su mente. Conun supremo esfuerzo, Sum se incorporó y sacudió la cabeza. Laluz de la estancia había disminuido, pero la que iluminaba a la chicaen la cama ante él se había intensificado. Sum desvió la mirada desu dedo e intentó concentrarse en su rostro. Cuando ella se diocuenta de que Sum había desviado la mirada, replegó su brazo hastael borde del edredón. De un tirón brusco retiró el nórdico, revelandoasí todo el perfecto esplendor de su cuerpo.

* ¡¡TÓMAME!!

47

La leyenda de Mundo Minor

El grito cogió desprevenido a Sum, quien, a trompicones, intentólevantarse, pero solamente logró caer sobre sus rodillas. Pero antesde que pudiese hacer nada, Egkratehias emergió a medias de sufunda, con un sonido que de inmediato devolvió a Sum a la realidad.Sum se irguió de un salto y gritó:

* ¡Jamás!

Sum desenfundó por completo la espada y con ella en la mano echóa correr hacia la salida. Ésta estaba bloqueada por una telarañapegajosa y fuerte que casi lo atrapa en sus redes. De repente, Sumsintió un cuerpo duro y escamoso presionarse contra el suyo. Y denuevo oyó la exhortación de Epithymhiai, “Tómame”, sólo queahora sonaba como el silbido de una serpiente. Haciendo presafuertemente en su capa, comenzó a tirar de él hacia atrás, hacia elinterior de la guarida. Sum encontró el cierre de la capa y la dejóresbalar sobre sus hombros. Epithymhiai la arrojó y trató de agar-rar a Sum. Se giró hacia ella al mismo tiempo que blandía aEgkratehias. La espada golpeó a Epithymhiai con un sonido deacero contra acero. Al instante la caverna estaba vacía y en la salidaapareció Sophia con la antorcha. Asustado y exhausto, salió de laguarida dando tumbos.

La leyenda de Mundo Minor

48

CAPÍTULO 5

Buscar un enemigo vencido es ir a buscar la muerte.(Sophia)

Podía percibirse un reconocimiento evidente en la voz de Sophiacuando, con una sonrisa, lo alabó por su hazaña. Sum no respondió.Por una parte no estaba en absoluto de acuerdo, por otra estabaluchando con una náusea creciente. En lugar de decir algo, se sentócontra la pared de roca, abrazado a las rodillas, y apoyó sobre ellassu dolorida cabeza. Sintió cómo el llanto se abría paso desde suinterior. Sophia se percató del estado de ánimo de Sum, se sentó asu lado sin mediar palabra y posó una mano liviana sobre suhombro. Sum dio libre curso a las lágrimas, pero sin dejar queSophia oyese que estaba llorando. Pasó un largo rato antes de quela tormenta interior de Sum amainase. Entonces se levantó. Contodos sus músculos en tensión y sin decir nada comenzó a andarhacia su capa, que estaba justo en la salida de la caverna.

* ¡Quieto!

La voz de Sophia golpeó de nuevo a Sum como un latigazo yprácticamente lo paralizó. Perplejo, miró hacia atrás sobre suhombro con la expresión en su rostro pálido de alguien que acabasede caer de una nube.

* ¿Por qué insistes en caer en sus garras? Ahora ya deberíasser más espabilado.

* ¿En sus garras?... pero... pero si yo la... ¡¿maté!?

Sum ya no pudo contenerse más, sollozando cayó sobre sus rodillas.Sophia dejó que llorase todo lo que quisiese antes de volver a hablar.Estaban sentados el uno junto al otro y cogidos de la mano.

49

La leyenda de Mundo Minor

* No has matado a nadie.

Sum no respondió al instante, le llevó un largo rato comprender loque había dicho Sophia.

* ¿Qué no he matado a nadie? Pero... yo... la golpeé con miespada.

La voz de Sum se quebró.

* No se puede matar a los Barones de los Emocionantes,no de esa forma al menos. No sé si son mortales, tan sóloque se puede quebrantar su poder.

Sophia pasó el brazo por el hombro de Sum y apoyó allí la cabeza.Se quedaron un rato más en silencio, hasta que Sum hubocomprendido exactamente lo que querían decir sus palabras.

* Si hubiese entrado a por la capa...¿qué habría sucedido?* Entonces te habría atacado de nuevo, aunque de otra

forma. No fue una casualidad que te la quitase.

Sum miró hacia la capa y sacudió la cabeza. Entendía cada vezmenos la tarea que había asumido, razón por la cual agradecíatodavía más la ayuda de Sophia.

* No entiendo de qué va todo esto.* Y es exactamente por eso que tienes tantos problemas para

vencer a los barones. Si pudieses darte cuenta de que túeres el más fuerte y de que tienes derecho a aquello queellos te robaron, no tendrías ningún problema en absoluto.

Las palabras de Sophia desconcertaron a Sum, pero no dijo nada.El caso era que no tenían sentido para él. Se sintió como si estuviese

La leyenda de Mundo Minor

50

sobre la vía de un tren y le hubiesen dicho que podía detener a unexpreso sólo con desearlo.

* Eres hábil a la hora de usar la espada, pero te olvidas deque también tienes una daga. Pues Thelematos es tambiénuna buena arma.

* Pero la espada llega más lejos que una daga.* Incluso la mejor espada necesita el apoyo de una daga.

Cuando blandes la espada siempre quedas expuesto. Poreso siempre tienes que usar una daga para protegerte.

Sum no dijo nada, tan sólo asintió. Podía ver que aquello teníasentido.

* Sinceramente, no vas a sobrevivir a tu próximo combatesi te expones tanto como hasta ahora.

Sum tragó saliva, lo que más deseaba hacer era huir gritando, perose contentó con suspirar.

* No tengo ni idea de lo que me hablas.* Por eso los barones pueden dominar todo Mundo Minor.

Quien los conoce a fondo está fuera del alcance de su po-der para siempre.

Sophia escudriñó el rostro de Sum para percibir su reacción.

* ¿Qué pasa si te vence uno de los barones?* Entonces el barón cogería todas tus armas y las guardaría

en su guarida. Después te haría prisionero y te encerraríaen sus dominios.

* Entonces, ¿eres su prisionero de por vida?... quiero decirque... ¿acabas como los de los nichos... para siempre?

* Serás prisionero hasta que encuentres tus armas y venzas

51

La leyenda de Mundo Minor

al barón en combate. Pero si has sido derrotado una vez,la siguiente lucha será más difícil.

* Entonces, ¿no estaría todo perdido?* Casi siempre hay esperanza.

Sum se quedó de nuevo con la mirada perdida, pero preguntó conalgo más de energía en su voz:

* ¿Queda mucho para el siguiente barón?* Está relativamente lejos.

Sophia sonrió.

* ¿Es ella o es él?* Él* ¿Se parece en algo a los anteriores?* No, para nada, pero es al menos tan peligroso como ellos.

Sólo que sus armas son completamente distintas.* Prometo que me acordaré de usar la daga esta vez.* Sí, pero sin duda vas a necesitar también otra cosa. Está

en tu bolsa.

Sum abrió su bolsa con curiosidad y empezó a investigar sucontenido.

* Tienes que encontrar un cajita de madera oscura...

Sophia siguió interesada la pesquisa. Sum extrajo una cajita demadera desgastada por el uso.

* ¿Ésta?

Sum alzó una cajita redonda de madera hacia ella.

La leyenda de Mundo Minor

52

* Sí, esa es.

Sum observó la caja que estaba en su mano. La madera era de colormarrón oscuro con vetas negras. En la tapa abovedada habíagrabadas algunas letras de bello trazo que Sum intentó descifrar.

* Pone “Noëhito”.

Sophia había notado el intento de Sum de leer la inscripción gastadade la vieja tapa.

* ¿La abro?* Sí, por supuesto.

Sum examinó concienzudamente la ranura entre las dos partes dela caja en busca de algún mecanismo para abrirla y finalmentedescubrió que la ranurilla escondía un pequeño botón. Cuandoprobó a pulsarlo, la caja se abrió de repente. Su interior estabaforrado de terciopelo rojo y había algo que Sum no pudo identificaren ese momento. Brillaba con todos los colores del arco iris a lalumbre de la antorcha y estaba engarzado en un aro de oro rojizo.El aro estaba grabado en toda su longitud con unas finas líneas queformaban un complejo dibujo serpeante. La circunferencia del aroera como la del círculo que Sum podía formar con sus dedos índicey pulgar.

* ¿Qué es?

Sum lanzó una mirada inquisitiva a Sophia.

* Noëhito.* Sí, ya lo sé. Pero, ¿qué es y para qué se usa?* Es para ver a través de ella, es una lente.

53

La leyenda de Mundo Minor

Sum contempló el objeto en su mano y probó a acercarlo a su ojoderecho. Todos los detalles de la pared de roca aparecieron clara-mente, era como si pudiese ver toda la historia de la pared, perosin ser capaz de descifrar toda la información que recibía. A títulode prueba dirigió la lente hacia Sophia. Como no se esperaba loque vio, se llevó un pequeño susto.

* ¿Pero qué rayos...?

Sum estaba totalmente absorto en lo que contemplaba. A través deNoëhito veía a Sophia, de eso no había ninguna duda, pero no erala anciana, aunque hermosa, Sophia. Veía, en cambio, a una jovenindescriptiblemente arrebatadora. Esta visión hacía palidecer elrecuerdo de Epithymhiai, lo desbancaba por completo. Lentamentebajó a Noëhito mientras miraba a Sophia con la estupefacciónpintada en su rostro. Esta imagen le provocó una risa involuntaria.Sum levantó la lente otra vez y se entregó al asombro de lo queveía.

* ¿Continuamos?

La encantadora visión a través de Noëhito sonreía incitantemente.

* Hmmmm.... sí, mejor sí.

Sum no sabía dónde meterse y agachó la cabeza. Rápidamenteguardó la lente en su caja y la dejó caer en la bolsa. Continuaronen silencio.

* ¿Sophia?* Sí, qué pasa.* Esta... ¿Noel...? la lente, sabes... ¿qué es lo que se ve con

ella?* La verdadera naturaleza de las cosas. Lo siguientes

La leyenda de Mundo Minor

54

barones son tan hábiles en el engaño que necesitarás estaayuda para tener una mínima posibilidad de continuar.

De repente Sum se detuvo y empezó hurgar en la bolsa.

* ¿Qué haces?* Voy a probar una cosa. Estas imágenes... las de los nichos...

hay que verlas con Noelito.* Noëhito.* Sí, eso.

Sum se aproximó al nicho más cercano, puso la lente sobre su ojoy comenzó a examinar la imagen minuciosamente. Parecía muydetallada cuando la miraba a través de Noëhito, podía ver inclusola textura de la tela. En realidad, era como estar frente a otra per-sona. Las facciones atormentadas, el brillo de los ojos, en suma,todo lo de la persona que había en la imagen, parecíainquietantemente real.

* La imagen es la misma, excepto que casi parece estar...viva.

Sum arrastró las palabras. Lo asustaban, sin que entendiese muybien por qué.

* Sí, parecen muy vivas cuando se las ve a través de Noëhito.Pero no es extraño, ¡ya que están vivas!

Sophia había puesto más énfasis en la última frase, lo cual la hizopermanecer temblando en el aire. Durante un momento Sum sintióque todo se paraba.

* ¿Cómo que están vivas?* Sencillamente, son seres vivos, emocionantes que fueron

55

La leyenda de Mundo Minor

hechos prisioneros por los barones y encarcelados enestos calabozos.

Sophia hizo un movimiento con su mano hacia el nicho máspróximo. Por un momento, Sum fue incapaz de hablar. Lo que susubconsciente había sólo podido sospechar durante mucho tiempo,ahora se le acababa de mostrar como un hecho consumado.

* Así que... atrapados vivos.

La voz de Sum se extinguió. Comenzaba a percatarse de la crueldadinhumana de los barones, conocimiento que lo llenó de indignación,espíritu de lucha... y miedo. Contempló absorto al morador delnicho.

* ¿Hay algo que... algo que podamos hacer por ellos?* Sí, hay algo que TÚ puedes hacer por ellos.* ¿Lo qué?* Están capturados por los barones, de modo que cuando

tú vences a un barón sus prisioneros quedan libres.* Sí, pero YA he vencido a algunos barones.* En efecto, y sus prisioneros ya están libres.

Sum asintió. Al fin podía ver una finalidad más o menos clara parael papel que desempeñaba en lo que sucedía a su alrededor. Llenode determinación, puso a Noëhito en su caja.

* Sigamos adelante.

Sum prosiguió el viaje con pasos decididos, firmemente resueltoa ganar el próximo combate. Sophia lo seguía sonriendo.

La leyenda de Mundo Minor

56

CAPÍTULO 6

Ayuda a quien no puede ayudarse.(Proverbio africano [Kikongo])

El camino hacia la guarida del siguiente barón resultó ser bastantelargo. No hablaron mucho durante la marcha, dado que Sum estabacompletamente absorto en los nuevos pensamientos que se le habíandado a conocer. Había llegado a comprender que TODO era distintode lo que él había creído. La existencia de los barones que teníanprisioneros a emocionantes que él no conocía era una cosa, peroalgo muy distinto era la fuerza que Sum había percibido en suinterior. Esta fuerza era algo totalmente nuevo cuya existencia Sumni siquiera había sospechado. ¡También había comenzado aespecular sobre quién era Sophia en realidad! Parecía saberlo casitodo, nada con lo que hasta ahora se habían encontrado parecíahaberla sorprendido. Al contrario, se diría que todo era como ellalo había esperado. Sophia era un misterio nada desdeñable a ojosde Sum. También estaban las armas que ella había encontrado paraél en la “isla” del almacén “Mente”. Parecían serle muy familiares,como algo que Sum hubiese poseído siempre pero que hubieseperdido de vista hacía mucho tiempo. Los pensamientos de Sumse vieron interrumpidos cuando la entrada de la siguiente guaridaapareció ante su vista. Aquella era muy peculiar. Parecía que elcantero que había tallado la decoración no había sabido muy biencómo configurarla, o que varias personas hubiesen trabajadoindependientemente las unas de las otras sin atenerse a un plancomún, de tal suerte que la impresión global era confusa.

* Ya estamos aquí.

Sophia señaló sonriente hacia la entrada de la guarida

57

La leyenda de Mundo Minor

* Sí, ya veo.

Sum observó pensativo el portón del próximo campo de batalla.Con un suspiro comenzó a buscar a Noëhito en la bolsa.

* Hay algo que quiero decirte antes de que entres ahí.

Sophia posó suavemente una mano sobre el brazo de Sum.

* ¿Sí?

Sum se volvió hacia ella.

* LA DETERMINACIÓN ES BUENA, LA ACCIÓN ESMEJOR.

* ¿Cómo se llama?

Sum no formuló la pregunta hasta que hubo sopesado un poco laspalabras de Sophia.

* ¡AKATHASTATOS!

El grito provenía de la guarida a sus espaldas. Sum se dio la vueltay elevó la vista por encima de la visión caótica del arco de la entrada.Con Noëhito en su mano izquierda y la mano derecha preparadapara desenvainar a Egkratehias, se aproximó a la caverna. Laapariencia de la entrada le había ofrecido un buen anticipo de loque Sum se encontraría al penetrar en la guarida. Todas las pare-des estaban plagadas de frisos a medio terminar, relievesincompletos y nichos a medias. El rasgo constante radicaba,precisamente, en que parecía que su autor los hubiese abandonadoa toda prisa. Sobre el suelo había varios objetos distintos quepresentaban el mismo rasgo común. Había cestas a medioentrelazar, dibujos sin terminar, partituras con muy pocos

La leyenda de Mundo Minor

58

compases, escritos apresuradamente, y muchas otras cosas. Todoen la guarida parecía no concluir. En el extremo más lejano de lacaverna había no menos de seis salidas perfectamente idénticas ytalladas tan caóticamente como la entrada. Sum dio algunos pasoshacia ellas, pero se detuvo al oír un respiración débil, seguida poruna voz frágil e insegura.

* Eeeeehhh... bienvenido y...eehhh... perdona el... desorden.* ¿Quién está ahí?

Sum asió la empuñadura de su espada instintivamente. La vozsonaba muy distinta a la que había gritado el nombre del baróncuando Sum estaba fuera de la guarida. No había nadie a la vistaen la penumbra de la caverna.

* Pues es que... eeeehhh... quiero decir.... me llamoAkahastatos.

El comienzo de la frase fue pronunciado con una voz insegura yhuidiza, mientras que el nombre en sí había sido dicho con énfasisy energía. El efecto era turbador y algo frustrante. Sum empezóa moverse de nuevo hacia las seis salidas mientras escrutaba enbusca del arma con la que iba a ser atacado.

* No dudes... en utilizar la salida que quieras... si quieres...

La voz se apagó. Sum centró su atención en las salidas paraencontrar la verdadera.

* ¡POR AQUÍ!

Una imperativa voz de mando restalló como un látigo detrás deSum. Se giró con la espada desenvainada y el corazón palpitantepara hacer frente a su atacante. No había nadie. La voz había

59

La leyenda de Mundo Minor

venido del pasillo de la guarida por donde Sum había entrado.

* ¡NOOOOOO!¡POR AQUÍ!

La voz sonaba de nuevo a espaldas de Sum, como si proviniese deuna de las seis salidas que tenía detrás.

* ¡NO LO HAGAS!

Era la entrada la que había replicado, y antes de que Sum pudiesereaccionar los siete corredores habían entablado una ardorosadiscusión con el objeto de hacer a Sum elegir tal o cual camino parasalir. La intensidad del alboroto era enorme. No pasó mucho tiempoantes de que empezasen a dolerle los oídos y la cabeza a zumbarlecomo un barreño lleno de abejas furiosas.

* ¡Quiero salir de aquí!

Sum oyó su propia voz gritar en medio del jaleo de voces.

*¡FUERA, DESAPARECE, LÁRGATE DE AQUÍ!

Las siete voces le gritaron a coro. Sum estaba a punto de echar acorrer hacia la salida más próxima cuando se dio cuenta de queNoëhito iba a resbalar de su mano. Temblando como un azogado,acercó la lente a su ojo y miró en torno. A través de Noëhito laguarida aparecía completamente iluminada, permitiendo así ver conclaridad cada una de las seis salidas. En cinco de ellas se acumulabauna duna de ese polvo del deterioro que él conocía tan bien deMundo Minor. En la última, en cambio, vio a Sophia con unaantorcha alzada en su mano derecha. Sum empezó a correr haciaesta salida.

* ¡¡Vaya ruido!!

La leyenda de Mundo Minor

60

Sum sacudió la cabeza para expulsar a las voces gritonas.

* Sí, y es tan sólo uno de sus trucos.* Me hace falta un buen trago de agua.

Sum tomó un largo trago y vertió el resto sobre su dolorida cabeza.Al mismo tiempo, comprobó que la cantimplora seguía llena arebosar.

* ¡Ahhh... qué alivio! ¿Quieres un poco?

Sum tendió la cantimplora a Sophia. Ella la recibió con una sonrisay bebió un buen sorbo.

* ¿Continuamos o quieres descansar un poco primero?

Le devolvió la cantimplora.

* Francamente, querría tomarme un respiro antes deseguir adelante.

Sum se sentó contra la pared e intentó acallar sus sublevadosadentros. Sophia también se sentó y así permanecieron en silencio,cada uno con sus pensamientos. Después de un rato, Sum apoyósu mano sobre la de Sophia y le dirigió un cálida sonrisa.

* Estoy listo si tú lo estás.* Por supuesto; por cierto, no queda mucho para el

próximo barón, si te interesa saberlo.

* Tanto mejor. ¿Qué sabes de él... o de ella?

Sum se levantó y le tendió una mano para ayudarla a levantarse.

61

La leyenda de Mundo Minor

* Es un él y se llama Thhorybon. Se parece a Akahastastosen muchos aspectos pero al mismo tiempo es distinto deél en muchos otros. Con las armas que posees ahora estásindefenso ante él, por eso necesitas una nueva.

Señaló la bolsa del cinto de Sum.

*¿Está aquí dentro?

Sum ya estaba abriendo la bolsa.

* Sí, es una bola de cristal la mitad de grande que un huevode gallina.

Después de un buen rato, Sum alzó una bola brillante.

* Sí, ésa es. Arrójala al suelo.

Sum miró titubeante la bola que relucía bajo el fulgor de la antorchay la lanzó contra el suelo. En el momento en el que golpeó el suelose produjo un destello breve, como el de un rayo, pero sin producirsonido alguno. Donde la bola había chocado contra el suelo habíaahora un escudo. Tenía la apariencia de ser de cristal, con un anchoreborde metálico. Sum supuso que era oro y que estaba fijado alescudo con remaches que debían de ser de cobre. El escudo erarectangular, arqueado y tan alto que le llegaba a Sum por el pecho.Las esquinas estaban redondeadas.

* Éste es Esterisen, tu arma para el próximo combate. Enél de ningún modo podrás emplear tus otras armas sinexponerte tanto que no muerdas el polvo al instante.

Sum no respondió, sino que se limitó a asentir. Lo cierto es que laforma de manifestarse del escudo lo había cogido por sorpresa. Lo

La leyenda de Mundo Minor

62

asombró también que fuese tan ligero, ya que, como era de cristal,Sum había pensado que ni siquiera podría arrastrarlo.

* El ataque de Thhorybon va a se bastante fuerte, pero loúnico que necesitas es cubrirte. Por otra parte, es muyimportante que no te alcance ninguno de sus proyectiles.* ¿Proyectiles?

Sum miró incrédulo a Sophia. Ella asintió con la cabeza sin decirnada. Ya cuando doblaban el siguiente recodo se apercibieron delmorador de la próxima guarida. En primer lugar por los alaridos ygritos estridentes que les llovieron encima y poco después por unhedor brutal y penetrante, que cargaron sin merced contra susindefensos sentidos. No se podía discernir lo que decían los gritos,pero tanto el tono como todo lo demás en ellos indicabansobradamente que no se trataba de cumplidos. Pero lo peor era elhedor. Sum tuvo que detenerse para sofocar un conato de rebeliónde su estómago.

* ¡Menudo asco, cómo apesta aquí!

Sum crispó su rostro con todos los síntomas de la náusea.

* Sí, pero no dejes que pueda contigo, de lo contrario yaeres suyo.

Caminaron juntos todo el camino hasta la entrada de la guarida yallí se detuvieron. Sophia posó una mano sobre el brazo de Sum.

* ES MEJOR POCO Y ORDENADO QUE MUCHO YREVUELTO.

Sophia besó a Sum en la mejilla y lo puso en movimiento con unsuave empujón. Cubriéndose con Esterisen, Sum cruzó con cautela

63

La leyenda de Mundo Minor

el umbral hacia la penumbra de la guarida. En ese instante algogolpeó contra Esterisen, y como el suelo era grasiento y deslizadizo,Sum a punto estuvo de resbalar. Apenas había recobrado elequilibrio cuando varios objetos se estrellaron contra el escudo, congran fuerza y en rápida sucesión. Apoyando el escudo sobre el sueloy agarrándolo con las dos manos, Sum pudo echar un vistazo alinterior de la caverna sin resbalar. La guarida estaba hecha de unlodo de inmundicias, bien sueltas o bien apiladas, según conviniese.Mientras que la guarida de Akahastastos se caracterizaba por la faltade compleción en las cosas, ésta lo hacía por la ausencia demantenimiento, hasta tal punto que la palabra “descomposición”era la única posible para describirlo. Las reflexiones de Sum sevieron bruscamente interrumpidas cuando algo chocó con violenciacontra el escudo, dejando una mancha viscosa justo frente a surostro. El impacto hizo vibrar el escudo bajo sus dedos.

* ¡VETE! ¡PIÉRDETE, DÉJAME EN PAZ! ¡FUERA!¡LÁRGATE POR DONDE HAS VENIDO!

La voz que Sum había oído antes de penetrar en la guarida se alzóde nuevo, con un tono tal que casi le estallan los tímpanos. Esa vozprovenía de la parte más lejana de la caverna, aquella en donde Sumtambién había vislumbrado la salida. La mancha verde y viscosaque había cubierto la mayor parte de Esterisen se había resbaladodel escudo, de modo que Sum pudo orientarse de nuevo. En la tenueluz se reveló un anciano flaco y semidesnudo, encogido y quesaltaba de un lado a otro de forma simiesca, al tiempo que oraprofería sus invectivas, ora arrojaba a Sum todo lo que tenía a mano.Sum no podía dejar de sentir tanto compasión como repugnanciahacia esta figura grotesca que, a la vez, parecía inquietantementefamiliar. A duras penas, Sum se puso en marcha de nuevo y el miedode reconocer el rostro de su adversario le daba escalofríos. Cuandola figura lo vio avanzar, redobló su ataque. En un corto lapso, Sumfue bombardeado con adoquines, huevos podridos, patas de silla,

La leyenda de Mundo Minor

64

excrementos, lodo de cloaca, vómito y muchas otras cosas. Sólocon un supremo esfuerzo logró Sum abstenerse de devolver. En unmomento de desesperación, Sum levantó a Esterisen del suelo ycorrió a toda velocidad hacia la salida, sólo para toparse con unataque frontal del viejo. Éste proyectó su flaco cuerpo contra elescudo de Sum, con una fuerza tan imprevisible que los dos cayeronen un cenagal viscoso y fétido. Thhorybon apretó su rostroterroríficamente crispado contra Esterisen y profirió una sarta deimproperios y sonidos bestiales. ¡Sum conocía ese rostro! Estedescubrimiento golpeó a Sum como un mazazo. Sum identificó elrostro, pero era incapaz de darle un nombre, lo cual lo asustó todavíamás. No sabía decir quién era. Con la fuerza de los despavoridos,Sum dio un empujón, logró derribar a su atacante y echó a correrhacia la salida. Sólo evitó que lo golpease un adoquín en la nucaporque perdió el equilibrio y cayó. Aturdido y asustado, Sum sedesplomó sobre el pasillo liberador del sótano y vomitó. Pasó unaeternidad hasta que Sum se hubo calmado lo suficiente como paracontrolar el temblor indomable de su cuerpo. Todos sus sentidosestaban aún paralizados por el hedor inhumano de la guarida deThhorybon, incluso ahora que ya había desaparecido. Lo único quequería era morir, todo deseo de proseguir su insensato viaje se habíaesfumado. Aquella jeta terrorífica que había visto a través de Ester-isen continuaba cerniéndose en su interior, al igual que la certezade que debería saber quién era. Sophia estaba allí sentada con lasmanos sobre su regazo y observaba a Sum, que contemplaba elsuelo de piedra con la mirada perdida, mientras esperaba a que serecobrase.

* ¿Está muy lejos el siguiente barón?

La voz de Sum era débil e indistinta.

* No, no está muy lejos. ¿No crees que deberías descansarun rato... y comer?

65

La leyenda de Mundo Minor

Sophia le acarició el cabello. Sum sacó unos bizcochos de la bolsay los puso en el suelo, junto a la cantimplora, entre ambos.Comieron en silencio, Sum con cierta repugnancia, y tras ello sesumió inmediatamente en un sueño intranquilo.

La leyenda de Mundo Minor

66

CAPÍTULO 7

El arma del miedo es el miedo mismo.(Sophia)

Cuando Sum se despertó todo su cuerpo estaba dolorido y sintiócomo si pesase tres toneladas. Se incorporó a regañadientes y buscóa Sophia. Estaba un poco más adelante en el pasadizo y locontemplaba.

* ¿Has dormido bien?

Sum no respondió, pero sacudió levemente la cabeza. En realidadhabía dormido muy mal, pues había revivido su lucha contraThhorybon en sueños durante toda la noche, sólo para despertarsebañado en sudor cada vez que aquél apretaba su rostroaterradoramente desencajado contra el de Sum, tan sólo separadospor Esterisen.

* Te entiendo muy bien, Thhorybon drena prácticamentetodas las fuerzas de uno.

Sophia se sentó junto a Sum y lo tomó de la mano. Estuvieronsentados sin hablar durante un largo rato, cada uno sumido en suspropios pensamientos. Fue Sum quien rompió el silencio.

* Entonces, qué, ¿seguimos?* Tú decides, seguiremos cuando tú te sientas a la alturade las circunstancias.

Sum suspiró y se levantó trabajosamente, no se sentía a la alturade nada, pero era dolorosamente consciente de que no había vueltaatrás. En el camino hacia la siguiente guarida, Sum estudió con

67

La leyenda de Mundo Minor

cuidado a los moradores de los nichos, que todavía parecíanindistintos y sombríos. Cuando habían pasado junto a una veintenade nichos, Sum se detuvo y cogió a Noëhito de la bolsa. Con lalente sobre su ojo, empezó a examinar minuciosamente la imagenmás cercana.

* Va a ser un terrible oponente.

Sum contempló a Noëhito en su mano y dio un resoplido.

* ¿Puedes hacerte una idea de quién es a través de laimagen?

Sophia estaba ahora detrás de él.

* Bueno... no lo sé muy bien... quizás.

Sum continuó hacia el siguiente cuadro y se puso a investigarlo.Sophia contempló los esfuerzos de Sum, pero no dijo nada hastaque bajó la lente de nuevo.

* ¿Qué ves?

Sophia se acercó a Sum.

* No estoy del todo seguro, pero es como si estuviesen...asustados... aterrorizados... pavor es tal vez la palabraexacta.

Sum miró de forma inquisitiva a Sophia y asintió levemente.

* Tienes razón, el pavor es su arma. Su nombre es Foboy,y es un enemigo poderoso.

* No necesitaba encontrarme con él para saberlo.

La leyenda de Mundo Minor

68

Sum fijó la mirada en el suelo al tiempo que su cuerpo temblabasin cesar, sacudido por un desagradable escalofrío.

* Te entiendo muy bien, pero tienes una ventaja que él note puede arrebatar, trame lo que trame.

Sum se sonrió ante las palabras de Sophia y sacudió la cabeza,resignado.

* En verdad que tienes una ventaja... ¡Eres el másfuerte!¡Nunca lo olvides!

* ¡Menudo disparate!* No, no es un disparate, pero tienes que creer en ti mismo.

Foboy sólo tiene la fuerza que puede extraer de suoponente, cuanto menos le dejes robarte, más débil seráél... ¡¡y más fuerte serás tú!!

Sophia clavó la mirada en Sum.

* De acuerdo, seguro que tienes razón, la has tenido hastaahora.

No les llevó mucho tiempo llegar a la entrada de una enormeguarida. El interior era negro como el carbón, hasta tal punto quela oscuridad casi devoraba la luz de la antorcha. El único sonidoque provenía de la tenebrosa profundidad era un silbido débil, casiinaudible.

* Ya estamos aquí.

Sum hizo un movimiento torpe y desmañado hacia la oscuridadamenazadora. Sophia se puso detrás de Sum, lo agarró por loshombros y habló con voz baja aunque firme.

69

La leyenda de Mundo Minor

* UN HOMBRE SIN MIEDO ES SU PROPIASALVACIÓN.

* Sí, pero, ¿cómo se puede luchar contra... el miedo?* Tienes todas las armas que necesitas, empléalas con

sabiduría.

Sum hizo un ademán decidido (al menos tan decidido como su miedose lo permitía) y comenzó a moverse lentamente hacia el siguientecombate. Dio unos pasos y se detuvo, era como si el aire fuese densoe impenetrable. Aspiró profundamente y continuó. Cuanto másavanzaba, más le chorreaba el sudor por todas partes. Tenía lagarganta seca. Cuando llegó a la entrada, tomó un trago de lacantimplora, agarró con firmeza la embrazadura de Esterisen conla mano izquierda y a Egkratehias con la derecha, puso a Noëhitosobre su ojo izquierdo como si fuese un monóculo y colocó la daga,Thelematos, entre sus dientes. Entonces entró en las fauces de lacaverna.

Al momento de haber entrado, un frío glacial golpeó su cuerposudoroso, un frío que lo caló hasta el tuétano. Jadeando, continuóadelante. El suelo estaba más frío todavía y en seguida perdió lasensibilidad en los pies. De repente, algo pasó muy cerca del rostrode Sum y lo hizo estremecerse. Una carcajada fría como la muerte ycasi inaudible se perdió a lo lejos en la oscuridad. Al mismo tiempotuvo la sensación alarmante de que no estaba solo. Sum percibióclaramente la presencia de otra persona. Era como si sintiese, másque oírla, una respiración levemente susurrante junto a su oído y unospasos suaves, apenas perceptibles. Empezó a formársele un nudo enla garganta. De nuevo se oyó una débil carcajada, esta vez junto a suoído derecho. Sum se detuvo en seco y trazó un círculo con la espadacon la esperanza de golpear a su oponente. Risotadas, está vez unpoco más fuertes y de varias voces. El nudo de su garganta crecía.Comprendió que estaba a punto de ser presa del pánico, de modoque bajó la espada. Sum respiró profunda y tranquilizadoramente

La leyenda de Mundo Minor

70

durante unos instantes y se sintió más calmado. Cerrando el ojoderecho y girando con lentitud sobre sí mismo, Sum exploró laguarida a través de Noëhito. Era enorme. El suelo no estaba tanpulido como en las demás cavernas y había largas estalactitassuspendidas del techo. La guarida estaba completamente vacía,salvo por Sum y una figura gigantesca situada en el extremoopuesto, con las piernas separadas y los brazos en jarras. La figurano se movía pero era obvio que de ella provenía el frío de la guarida.La carcajada se oyó de nuevo, esta vez un poco más fuerte, y eradel todo evidente que había dos personas que reían, una a cada ladode Sum.

* Se ve que alguien se divierte.

Sum había sentido una necesidad indomable de hablar, pero searrepintió al instante.

* Sí, me divierto bastante.

La voz era un silbido desagradable, que a punto estuvo de penetraren los huesos de Sum y congelarlos. Resonaron las carcajadas deinnumerables voces, cercanas y distantes, risas burlonas,escarnecedoras, incontenibles, ahogadas. Luego, un silencioabsoluto. Durante mucho tiempo, Sum sólo oyó el sonidoamortiguado de sus propios pasos y fue consciente entonces de quese oía un débil eco, un eco que por momentos sonabadesacompasado. Aparentemente, alguien caminaba detrás de él...¿o eran dos?... ¿tres? Las rodillas de Sum eran pura gelatina. Losbufidos se acercaban de todas partes y junto con ellos un olor amuerte y putrefacción.

* ¡No vas a salir vivo de esto!

Bufó el propietario de una de las respiraciones.

71

La leyenda de Mundo Minor

* ¡Eso ya lo veremos!

La voz de Sum se quebró, lo cual desencadenó un coro de risasburlonas. Las carcajadas no provenían de un único sitio, era comoun ejército de seres que lo rodeaban, cada uno con su peculiar ymalévola risotada.

* Te vas a morir de miedo... al final.

Una carcajada estridente y ominosa culminó la frase. Después seprodujo un nuevo silencio. La mano izquierda de Sum apretaba ladaga que había tomado en su mano cuando le había hablado a lavoz. Se la colocó otra vez entre los dientes. Sum estuvo a punto decaerse al suelo varias veces, en parte porque su cuerpo aterrorizadose negaba a obedecer a su voluntad y en parte porque el frío de laguarida arreciaba a medida que se acercaba a la figura. Ésta no sehabía movido, sólo se erguía, ancha e imponente, ante la salida dela guarida.

* ¿QUIÉN ERES?

Sum había retirado a Thelematos de su boca y le había gritado a lafigura. No hubo respuesta. Alrededor de él las voces comenzarona reír con carcajadas ahogadas, al tiempo que un viento frío recorríael cuerpo de Sum de arriba abajo, de una forma que le hizo pensaren un cadáver arrojado por el mar. Sum se estremeció, tanto de fríocomo de un incipiente pánico. El perfil de la figura se delineabacada vez más claramente visto a través de Noëhito, pero no sepodían discernir los detalles. Era sólo una silueta, como cuando seve una montaña a contraluz. Sum estaba tan cerca de la figura quesu tamaño aparecía redoblado. Se detuvo y repitió la pregunta:

* ¿QUIÉN ERES?*¿UN GUSANO TAN DESPRECIABLE SE

La leyenda de Mundo Minor

72

INTRODUCE EN MI REINO SIN SABER QUIÉNSOY?

La voz era un terremoto. Una lluvia de piedras y trozos de roca sedesplomó del techo.

* ¿QUIÉN ERES?

Sum repitió la pregunta, intentando sonar impasible y firmementedecidido.

* ¡FOBOY!

Esta vez enormes peñascos comenzaron a caer en torno a Sum. Sevio obligado a aferrarse a su escudo, o de lo contrario los tembloresde las rocas que caían le hubiesen hecho perder el equilibrio.

* Lo único que quiero es atravesar tu reino.

Esta frase de Sum hizo que Foboy profiriese una carcajada con laque se estremeció toda la caverna, aunque ninguna roca sedesplomó.

*¡SI QUIERES ATRAVESAR MI REINO, ENTONCESLUCHA!

Con estas palabras, Foboy arrancó una bolsa de su cinto y la arrojóen dirección a Sum. Cayó a unos diez metros de donde seencontraba, con la abertura hacia él. En el instante en que la bolsagolpeó el suelo, brotó de ella un muro de fuego. Sum se hallabaahora en una palestra de paredes ígneas, a solas con la bolsa, quese movía de una forma que daba a entender que algo más estaba apunto de salir de ella. El clamor de las llamas no podía ahogar laestentórea carcajada de desprecio de Foboy. Cada fibra del cuerpo

73

La leyenda de Mundo Minor

de Sum estaba en tensión y su vista clavada en la bolsa. Unaserpiente, gruesa como el muslo de un hombre, asomó su horri-ble cabeza por la abertura, y restalló su lengua bífida hacia Sum.Un escalofrío lo estremeció. Con sus fríos ojos, penetrantes yamarillos fijos en Sum, el monstruo se deslizó hacia el exteriordesde la oscuridad de la bolsa, metro a metro. Aquella visión dejótiesos todos los miembros de Sum, que se quedó pegado al sitio.Cuando se había deslizado ya cinco o seis metros y la bestia nohabía dado signos de tener fin, se detuvo de nuevo, restalló lalengua y silbó amenazadoramente. Sum nunca se había sentidotan solo como en ese momento. La serpiente se estiró todavía otrometro más fuera de la bolsa. Sum tragó saliva y se preparó paraatacar. Sin duda, su adversario era el más rápido de los dos, losenormes colmillos de la serpiente chocaron contra el escudo sinque él hubiese podido percibir siquiera el movimiento. El golpefue tan fuerte que Sum tuvo que apoyarse sobre una rodilla parano caerse. La serpiente se dispuso a atacar por segunda vez, peroSum estaba ahora mejor preparado. Sangrando por una herida enla cabeza y silbandofuriosamente, el reptil se retiró a la oscuridad protectora de labolsa. Sum echó un vistazo por el rabillo del ojo a la muralla defuego, aún seguía allí. También la bolsa, y otra vez algo se disponíaa salir de ella.

El afortunado resultado del primer asalto le había subido un pocoel ánimo, pero la siguiente criatura de Foboy se lo volvió a echarabajo. De la bolsa salió una enorme mano enfundada en unguantelete que sostenía una afilada espada, que destellaba yrelampagueaba a la lumbre de las llamas. La mano blandió laespada sobre la cabeza de Sum y silbó en el aire, tras lo cual y sinprevio aviso arremetió con tal fuerza que hubiese partido a Sumen dos de no haber chocado contra el borde superior de Esterisen.El borde inferior del escudo golpeó el suelo y sólo su talla evitóque la cabeza de Sum se pusiese al alcance de la espada. El brazo

La leyenda de Mundo Minor

74

con el que Sum había sostenido a Esterisen estaba completamenteparalizado por el mandoble, por lo que se arrodilló parapermanecer a cubierto, con el escudo apoyado sobre el suelo dela caverna. La colisión no había afectado únicamente al brazo deSum, sino que la espada del puño acorazado se había roto por laempuñadura. Apenas hubo percibido este hecho la conciencia deSum, Egkratehias golpeó espontáneamente. La hoja se hundióhasta la mitad, justo por encima de la muñeca. Con un bramidode dolor el guantelete arrojó el resto de la espada lejos de sí y sefue por donde había venido.

Con un sonido tintineante, el arma desapareció del campo devisión de Sum. Un rápido vistazo le reveló que Esterisen no teníani siquiera un arañazo. La bolsa de Foboy le pareció a Sum máspequeña que antes y el muro de llamas bastante más bajo. Unmovimiento en la bolsa atrajo nuevamente la atención de Sum.Pletórico de esperanza y renovado ardor guerrero, se aprestó aenfrentarse a... lo que fuese que viniera ahora. El siguienteadversario se detuvo en la abertura de la bolsa y silbó de maneradesagradable, al tiempo que emitía un hedor indescriptible a carnepodrida... de repente se arrastró al exterior, derecha hacia Sum,una araña de brillo metálico como el de un moscardón, del tamañode una pequeña mesa de comedor. Cuando Sum iba a asestarleun golpe, su enemigo cambió de dirección, de tal forma que laespada golpeó el suelo, enviando una lluvia de chispas al aire. Laaraña aprovechó ipso facto el instante en el que Sum perdió elequilibrio, saltó, golpeó el escudo y volteó a Sum. El golpe lo dejósin aire e hizo que se le oscureciese la vista. Afortunadamente, laplancha arqueada del escudo era tan grande que no quedóaplastado, sino que tan solo su respiración se hizo más dificultosa.Un creciente pánico comenzó a tomar forma en su subconscientey explotó en un ataque de claustrofobia. Cuanto más aumentabael pánico, más pesada se volvía la araña y más se intensificaba suhedor. Justo antes de que su miedo se desbocase por completo,

75

La leyenda de Mundo Minor

Sum pensó en lo que Sophia había dicho, antes de entrar en laguarida de Foboy:

UN HOMBRE SIN MIEDO ES SU PROPIA SALVACIÓN.

El mero hecho de recordar las palabras aligeró el peso de la araña.Sum comenzó conscientemente a concentrar su pensamiento enrelajarse, en tranquilizar su mente aterrorizada y en lograr dominarsu miedo. A medida que lo iba consiguiendo, disminuía la presiónde la araña, al igual que su talla. Cuando hubo encogido hasta eltamaño de un plato, Sum volteó, resuelto, a la araña sobre el suelo yla partió en dos con la espada. En un abrir y cerrar de ojos,desaparecieron la araña, la bolsa, el muro de llamas y Foboy. Lacaverna no era más que... una caverna. Allí donde había estado lafigura de Foboy, Sum veía ahora la salida. Envuelta en el débilresplandor amarillento de una antorcha, esperaba Sophia.

Tan pronto Sum estuvo fuera otra vez, en el complejo del sótano,prorrumpió en un llanto convulso, tanto por la impresión que suencuentro con Foboy le había causado como por la alegría de volvera ver a Sophia. La Dama lo dejó llorar. Cuando Sum hubo recuperadoun poco el dominio de sí mismo, ella tomó su cabeza entre las manosy le acarició el cabello con ternura. Sum nunca había estado tancontento en su vida de ver a otra persona como ahora lo estaba porSophia.

* ¿Ya estás mejor?

Sophia sostuvo la cabeza de Sum y le sonrió. Sum afirmó y metió aNoëhito en su caja con manos temblorosas.

* Come y bebe, si lo necesitas.

Moviéndose con lentitud, Sum se sentó contra la pared y sacó la

La leyenda de Mundo Minor

76

cantimplora. Después de haber bebido largamente, la apartó de suboca y se la tendió a Sophia en silencio. Ella tomó también un buentrago, pero cuando fue a devolvérsela, Sum dormía ya, apoyadocontra el muro.

77

La leyenda de Mundo Minor

CAPÍTULO 8Déjate aconsejar, oblígate a decidir.

(Proverbio ucraniano)

Cuando Sum se despertó estaba completamente descansado. Sesentía muy feliz y su mente estaba en perfecto equilibrio. Estuvoun largo rato echado con los ojos cerrados mientras revivía su últimocombate. Después, respiró hondo y se sentó. Era obvio que Sophiase había ido, o al menos no estaba a la vista. En una paz total, Sumse irguió, se estiró larga y concienzudamente y echó un vistazo enderredor. Al igual que las otras veces en que había salido de unacaverna, se hallaba en medio de un corredor que se perdía en unadensa oscuridad. Como de costumbre, también había nichos en lasparedes. Sum avanzó para examinar el primero.

La imagen representaba a un hombre joven en un atuendo eleganteque, para variar, no estaba hecho harapos. El mozo exhibía unapostura que Sum interpretó como la de quien espera algo. Su trajeparecía hecho de seda negrísima, ornamentada con estrellas tejidascon hilo de oro y plata. El rostro, desde el que dos ojos brillabanhacia Sum, era del mismo color negro que su indumentaria.

* ¡¡Es el príncipe!!

Sum se enderezó de un salto. Su mente no albergaba ninguna dudade que éste tenía que ser el “Príncipe Desaparecido” que lo habíallamado desde las profundidades en la “Sala del Trono Olvidada”.El príncipe era prisionero de los barones.

* ¿Y eso qué es?

Sum se aproximó, lleno de asombro, al segundo nicho. Estabacompletamente vacío, al igual que el tercero.

La leyenda de Mundo Minor

78

* ¿Qué puede significar esto?

Sum se rascó la nuca, bostezó y fue más allá para ver si el cuartonicho estaba también vacío. Éste estaba más alejado que losanteriores, de modo que Sum tuvo que caminar un poco más.Cuanto más se acercaba, mas se sorprendía, pues... ¡no parecíahaber un cuarto nicho! Un tanto desorientado, Sum se dirigió denuevo hacia el primero de los nichos vacíos. Tras contemplarloun instante, sacó a Noëhito y lo examinó a través de él paracomprobar si había alguna diferencia. ¡Y la había! A través de lalente no se veía ya un nicho toscamente tallado, sino la imagenparpadeante y nebulosa de alguien que era, sin lugar a error...Sophia. Sum bajó a Noëhito y comenzó a mirar alrededor,indeciso. El corredor tenía el mismo aspecto que antes. Cuandose hubo recuperado un poco de la sorpresa, Sum respiró, con laseguridad de que Sophia todavía estaba en libertad. O al menosera así como interpretaba el hecho de que el nicho, al trasluz dela lente, solamente contenía una visión nebulosa.

Lleno de temores y con paso inseguro, Sum se detuvo ante elúltimo nicho. Tenía la inquietante sensación de que sabía lo queiba a ver allí. Tragó saliva y puso la lente sobre su ojo. Tenía razón.La nebulosa imagen del tercer nicho representaba al mismísimoSum. No había ninguna duda acerca del destino que estabaproyectado para él, el cuadro lo mostraba con hierros en ambasmanos, ambos pies y también en el cuello. De los grilletes partíauna pesada cadena que conducía a un argolla de hierro ancladasólidamente a la pared de roca. Era evidente que lo queríanneutralizar por completo.

* ¡Eso no va a suceder!

Sum metió la lente en su caja y se puso a buscar a Sophia. La Damaseguía siendo invisible, de modo que Sum la llamó en voz alta

79

La leyenda de Mundo Minor

varias veces en la densa oscuridad. La única respuesta que obtuvofue un retumbante eco. Tras un momento de duda, se decidió acontinuar solo. No había dado más que unos pasos desde el últimonicho, cuando algo en el suelo llamó su interés. Era un mensajeescrito con tiza:

* MUCHAS PERSONAS SON SU PEOR ENEMIGO.Sophia

Sum leyó el mensaje varias veces sin lograr comprender quésignificaba. Puso las palabras a buen recaudo en su memoria.Después de unos minutos, el pasadizo se perdió en un recodo. Trasdoblarlo se encontró ante la siguiente guarida... la siguiente lucha.

La caverna no era muy grande. Estaba totalmente a oscuras, salvopor un enorme escritorio, desde donde un lámpara de mesadespedía un haz oblicuo de luz que iluminaba sus alrededores. Ensu trayectoria desde la lámpara, la luz rosácea rozaba en parte unmontón de papeles y en parte a la persona que estaba tras la mesa.Sin embargo, la luz sólo llegaba hasta su cuello, el rostropermanecía oculto en la oscuridad.

* Adelante, acércate.

Había algo familiar tanto en la persona como en su voz susurrante.

* ¿Quién eres?

Sum atravesó vacilante el umbral, con su mano sobre la funda dela espada Egkratehias.

* Un amigo... no, sería mucho decir... mejor dicho, unaliado.

La leyenda de Mundo Minor

80

El dueño de la voz juntó sus manos bonitas y bien formadas so-bre la deslucida mesa de roble.

* ¡No tengo ningún aliado entre los Barones de losEmocionantes!* No, que tú sepas.

La voz era suave y agradable al oído. Hubo una pequeña pausa.Los ojos de Sum intentaron penetrar la oscuridad para determinarla identidad de la figura, pero ésta se levantó y caminó directamentehacia la luz de la antorcha de Sum. A medida que se acercaba, sehacía más y más familiar. Sum se llevó un susto cuando se diocuenta de que estaba frente a ...

* ¡¿Egofiliam?!

Sum casi dejó caer la antorcha de pura sorpresa.

* Sí, soy yo, y quiero ayudarte.

De repente, Egkratehias salió a medias de su funda con untintineante sonido metálico.

* ¡¡UAAAARGHHHH!!

Temblando y pálido de terror, Egofiliam retrocedió de un salto, altiempo que con un dedo huesudo (para el asombro de Sum) señalabala espada, que amenazaba con saltar fuera de su funda. Egkratehiasse introdujo como un rayo en su vaina con un chasquido que resonópor toda la guarida.

* ¿Es absolutamente necesario... q-que lleves esa arma?

La voz de Egofiliam era estridente e histérica.

81

La leyenda de Mundo Minor

* ¡¡SÍ!!

La voz de Sum sonó firme y decidida. Su declaración fueconfirmada por un nuevo aunque más débil chasquido deEgkratehias, que otra vez se deslizó dentro y fuera de su funda.

* Bueno... vale, vale.

Egofiliam contempló la espada de Sum un instante mientrashablaba en voz baja consigo mismo. Después comenzó a pasearseadelante y atrás ante Sum, de una pared a otra. Cada vez que pasabaal lado de Sum, se apartaba y miraba nerviosamente de soslayohacia la espada, que pendía tranquila del costado de Sum.

* ¡Deberías hacer uso de tu fuerza!

Egofiliam hizo un gesto hacia Sum con una mano y tras haberlomirado fijamente un instante, continuó:

* Deberías tener un cargo mucho más alto en la corte, y lolograrías si trabajases en ello.

En ese momento, Egofiliam hizo una pausa, pero continuó con susidas y venidas. Sum no hizo ademán de decir nada, de modo queEgofiliam prosiguió:

* ¡Podrías llegar a ser el Señor de los Emocionantes sindificultades, el legítimo dueño y rey de Mundo Minor!

Sum estaba a punto de protestar pero lo detuvo un movimiento derechazo de Egofiliam.

* No dije que fuese una buena idea, sólo que PODRÍASconseguirlo. Y quién sabe, tal vez la idea no sea tan

La leyenda de Mundo Minor

82

absurda como parece a primera vista. Has luchado con-tra seis barones y los has vencido a todos. Fue sin dudamás de lo que yo me hubiese atrevido a esperar, pero lolograste y ahora estás aquí.

Egofiliam detuvo su ir y venir y miró con admiración a Sum uninstante. Después retomó su paseo, pero sólo después de haberechado una rápida y nerviosa mirada a Egkratehias.

* Como sabes, Mundo Minor se ahoga en el polvo deldeterioro. Como también sabes, el Rey Ego ha enviadoequipos de búsqueda en todas direcciones para detenerloy, como tú asimismo muy bien sabes, no ha servidoabsolutamente para nada. ¿Durante cuánto tiempo se hanestado enviando los equipos de búsqueda reales? ¡Años yaños! ¿No podemos suponer acaso que ya han puesto patasarriba cada centímetro cuadrado de la parte conocida delMundo? ¿Y cuál ha sido el resultado?

Egofiliam detuvo su verborrea un instante, sólo para volver a lacarga:

* Este circo ha durado ya tanto tiempo que cada honradomiembro de la corte del rey tiene que preguntarse si, alfin y al cabo, sirven en absoluto de algo estas...disposiciones.

Egofiliam golpeó con el puño derecho la palma abierta de su manoizquierda, al tiempo que daba un par de pasos en silencio,aparentemente sumido en profundos pensamientos. Luego prosiguió:

* El error reside posiblemente en rutinas inveteradas, hábitosnecios. Lo que se necesita es, tal vez, nuevas ideas, sangrenueva. Hay que hacer tabla rasa, empezar de nuevo. Tene-

83

La leyenda de Mundo Minor

mos que afrontarlo... ¡el Rey es un inepto! ¡Sí! El Rey Egotiene que ser derrocado, se abre el camino de una nuevatransformación. ¡Por eso es ahora, justo ahora, que TÚdebes intervenir!

Esta última salva culminó con un Egofiliam que, con una firmeexpresión en el rostro, dirigió un brazo extendido, terminado en undedo desafiante, hacia el pecho de Sum.

* ¿Yo? ¿Por qué? ¿Qué... qué quieres decir con eso?

Sum estaba totalmente aturdido después de aquel torrente impetuosoy excitado de palabras que acababa de presenciar, en especial porquehabía provenido de alguien que normalmente no hablaba con nadieque no fuese el Rey Ego.

* ¡Tienes que ocupar tu posición natural, ya es hora de quetus talentos tengan la recompensa que se merecen...! Ven.

Con pasos rápidos y vívidos gestos, Egofiliam se fue hacia la paredde roca más lejana y golpeó un estalactita. Eso provocó que una partede la pared se abriese y revelase una habitación tras ella. La puertaconducía a una sala enorme que era, a todas luces, una sala del trono.La cámara estaba escrupulosamente limpia, no había ni rastro deldeterioro. Estaba bañada en centelleante luz solar que se derramabadesde los enormes cenitales del techo, creando sombras que jugabansobre un curso de agua, sobre las hojas de las plantas y las grácilesesculturas.

* Tienes que liberarnos del azote del deterioro, no vas a serel rey de Mundo Minor... ¡No!... ¡VAS A SEREMPERADOR!* ¡VIVA EL EMPERADOR, VIVA EL EMPERADOR SUMEL PRIMERO!

La leyenda de Mundo Minor

84

Un clamor de voces se elevó por doquier en la maravillosa sala deltrono, sin que sus dueños se dejasen ver.

* Hónranos, entra en tu reino, ¡RENDID HOMENAJE ALEMPERADOR!

Con estas palabras, Egofiliam se arrodilló junto a la puerta abiertay dio a entender a Sum con la mano que entrase en la cámara. Sumestaba totalmente deslumbrado por lo que veía. Nunca antes habíavisto algo tan hermoso, puro y atrayente. Estaba acostumbrado alos corredores oscuros, al polvo que lo devoraba todo y al deteriorofurtivo. Puso un pie en el umbral para entrar en su sala del trono.En ese momento, Egkratehias dio un sonoro chasquido. El sonidodespertó a Sum del trance en el que el torrente de palabras deEgofiliam lo había sumido. Frente a él, no había una hermosa ysoleada sala del trono, sino un calabozo. De la pared pendía unapesada cadena que conducía a unos grillete de hierro que,obviamente, estaban diseñados para cerrarse sobre las muñecas, lostobillos y el cuello. De repente, Sum tuvo perfectamente claro loque había estado a punto de pasar. Casi se había dejado engañarpor la astucia de uno de los Barones de los Emocionantes... ¡habíaestado a punto de entrar derechito en el nicho que estaba preparadopara él! Sum se volvió rápidamente y sus ojos se encontraron conlos de Egofiliam. Todo color abandonó al instante su rostro y sulugar lo ocupó una angustia que Sum nunca hubiese creído posible.Egofiliam comprendió que había perdido, pero con la fuerza de losaterrorizados cerró la puerta de roca contra la cabeza de Sum, queperdió el equilibrio y cayó. Sin embargo, se puso de pie de un saltoy persiguió a Egofiliam, que chillaba desaforadamente, hacia lasalida de la guarida, con la espada en alto. De repente, la cavernaestaba vacía, el pesado escritorio ya no obstaculizaba el camino.Rápido como un gato, Egofiliam dobló la esquina y salió de laguarida. Sum le pisaba los talones y estaba dispuesto a perseguirlopor el pasadizo del sótano que esperaba hallar a la salida. Pero se

85

La leyenda de Mundo Minor

detuvo bruscamente: no había ningún pasadizo. La caverna deEgofiliam conducía directamente a la última guarida, la quepertenecía al rey de los Barones de los Emocionantes.

Las dos guaridas estaban separadas por un fino cortinaje, que sólopermitía a Sum vislumbrar lo que estaba frente a él. En el centrode la caverna, intensamente iluminada, estaba el rey, poderoso yfornido. Detrás de él había, arrodilladas, siete figuras borrosas. Unode ellos se veía con más claridad que el resto, era Egofiliam. Sumadivinó que tenían que ser los barones vencidos. El fino telón sedividió en dos y empezó a abrirse muy lentamente, pero ya entoncesSum sabía quién era su último oponente.

La leyenda de Mundo Minor

86

CAPÍTULO 9

Cuando los reyes entran en una ciudad, la despojan.(El Corán)

Sum se quedó inmóvil durante largo rato contemplando a suoponente, que a su vez lo contemplaba a él. Al mismo tiempo seelevó un murmullo lastimero de las borrosas figuras de los baronesvencidos.

* Bienvenido a mi reino... mi verdadero reino.

El Rey Ego se reía a media voz. Sum no sintió necesidad algunade responderle, estaba FURIOSO. En lugar de ello observó elcentelleo de la máscara del rey. No era ya la máscara de color azulclaro que el rey solía llevar, sino una de un rojo intenso, pero, porlo demás, idéntica. A pesar del relampagueo de la máscara, no teníaninguna duda de que el rostro que se escondía tras ella era el mismoque el de Thhorybon. Se estremeció.

* ¿Es que ahora ya no respondes cuando te habla tu rey?

Había un tono amenazador muy mal disimulado en la voz del rey.

* Vos ya no sois mi rey, me niego a someterme a uno de losBarones de los Emocionantes.

La voz de Sum era calma y serena.

* Así que alguien “no quiere someterse a los Barones de losEmocionantes”...

El rey remedó burlonamente las palabras de Sum, tras lo cual echó

87

La leyenda de Mundo Minor

su cabeza hacia atrás y emitió una atronadora carcajada que llenótoda la caverna. Después de contemplar a Sum un momento, volvióa reír. La tormenta de su carcajada resonó por todas partes, por todoslos pasadizos del sótano.

* ¡Nunca veréis otro día en que tengáis poder sobre mí!

Sum posó su mano sobre la funda de Egkratehias y miró fijamenteal rey.

*¡ARREPIÉNTETE DE TUS ARROGANTES PALABRAS!

El Rey Ego dio un paso amenazante hacia Sum, acto que impulsóa Egkratehias a desenvainarse a medias. Al instante Sum ladesenfundó por completo y se aprestó a luchar. El Rey Ego no tenía,obviamente, ninguna prisa. En vez de desenvainar el ancho man-doble que tenía en una funda a su espalda, se limitó a emitir sudesagradable carcajada una vez más. Esta frialdad del rey pusonervioso a Sum y provocó que una marcada inquietud contrajesecada fibra de su cuerpo. Durante un largo rato se limitaron acontemplarse mutuamente, inmóviles. Entonces, el rey levantódespacio su mano derecha y la llevó, con lentitud eterna, hasta ellado izquierdo de su máscara. De un tirón la arrancó de su rostro.

Sum gritó.

La leyenda de Mundo Minor

88

CAPÍTULO 10

No se puede huir de la propia sombra.(Refrán Indio [Hindi])

El rostro bajo la máscara del Rey Ego estaba desencajado de odioy sed de sangre, pero Sum lo conocía demasiado bien. Era el ros-tro que lo había mirado fijamente a través de Esterisen, el que lohabía perseguido desde que había salido de la guarida deThhorybon. Ahora era evidente que todos los barones contra losque había luchado tenían el mismo rostro...

...era el rostro de Sum. La impresión hizo que los dedos de Sumse relajasen y con un tintineo, Egkratehias cayó al suelo. Con unrugido victorioso, el Rey Ego asió la funda de su mandoble conambas manos, lo desenvainó y atacó a Sum con la fuerza de unvendaval.

* ¡SIENTE EL PODER DE DYNAMIS!

Con una carcajada enfermiza, asestó un golpe con Dynamis quechocó contra Esterisen con tal fuerza que Sum salió despedidocontra la pared de la cueva. Estuvo a punto de perder el sentido.El rey blandió de nuevo la espada, pero Sum consiguió apartarse,de modo que Dynamis golpeó la roca. Una lluvia de chispasiluminó durante un instante la guarida donde se hallaban. Sum sehabía recuperado un poco del susto inicial y se dio cuenta de queel Rey Ego estaba entre él y Egkratehias.

* ¡RÍNDETE, Y SE TE PERDONARÁ LA VIDA!* ¡Jamás!

Sum sacó la daga Thelematos del cinto y dio un paso adelante

89

La leyenda de Mundo Minor

hacia el rey Ego, quien, sorprendido, hizo lo propio hacia atrás.Los dos combatientes empezaron una danza en círculos, en la quese medían mutuamente con la vista para encontrar sus respectivospuntos débiles. Sum intentó rodear al Rey Ego para llegar a dondeestaba Egkratehias, pero el rey se lo impidió ágilmente. Duranteun largo rato, hubo pocas estocadas y las que se produjeronprovenían principalmente del Rey Ego. Sum tenía una pequeñaparte de su conciencia permanentemente ocupada en comprobaren dónde estaba su espada, lo cual significó que, de repente, quedóal descubierto. Al instante, el Rey Ego se puso en acción, peroSum logró agachar la cabeza en el último momento y Dynamisgolpeó el borde superior de Esterisen. La colisión hizo que unaesquirla se desprendiese de la hoja de Dynamis.

* ¡NOOOOOOOOO!

Los ojos del Rey Ego se dilataron de miedo hasta hacerse gran-des y redondos como dos bolas cuando vio la mella en su arma.Lleno de pánico se abalanzó sobre Sum con la espada en alto. Sumse hizo a un lado justo en el momento oportuno y, de un salto,llegó hasta Egkratehias. Sólo tuvo tiempo para erguirse con laespada en la mano antes de que su oponente se le echase de nuevoencima. Dynamis destelló en su trayectoria hacia la cabeza deSum, pero fue detenida eficazmente por Egkratehias. En elinstante en el que las hojas se encontraron, todo desapareció enuna explosión de luz.

Cuando Sum volvió en sí, la guarida estaba vacía. No había ningúnindicio del Rey Ego, de Dynamis, ni de los demás barones...también las armas de Sum habían desaparecido sin dejar rastro.Cuando Sum se miró a sí mismo, verificó que su ropa también sehabía evaporado. Profirió una risa libre, sincera y feliz. Sintió quehabía terminado algo, pero que al mismo tiempo algo lo estabaesperando. Lleno de ánimo, echó a andar por el sótano, que ahora

La leyenda de Mundo Minor

90

estaba iluminado por antorchas dispuestas cada dos metros. Enel resplandor de las antorchas pudo ver que el pasadizo girabaabruptamente un poco más adelante. Poco después volvía a girary ahora estaba iluminado únicamente por el fulgor de... que teníaque haber al doblar el recodo. Pletórico de fuerza y esperanza,continuó. Tras la esquina, el pasadizo proseguía unos diez metrosmás y después terminaba. En la pared del fondo había un espejoenorme que casi la cubría por completo desde la rodilla hastaarriba. Sum contempló la luz áurea y amable que emanaba de lasuperficie delespejo y se regocijó en ella. La luz inundó de lucidez y tranquilidadtodos y cada uno de los rincones del interior de Sum. En el centrodel mar de luz estaba su imagen reflejada. Sum podía ver que enella aparecía completamente vestido, mientras que él estabadesnudo. Se acercó hacia el espejo y su imagen hizo lo mismo.Ante al espejo había dos escalones que daban a un pequeño podio,frente al canto inferior. Ambos, Sum y su imagen, ascendieron yestaban ahora a medio metro cada uno de la superficie del espejo.Sum contempló con alegría al Príncipe Desaparecido, que habíavisto en el primero de los tres últimos nichos. Su rostro era idénticoal suyo propio, sólo que negro como una noche sin estrellas.

* Llevo mucho tiempo esperando.

El príncipe sonrió cálidamente a Sum.

* Yo llevo mucho tiempo buscando.

Sum le devolvió la sonrisa.

* Ven.

El príncipe dio un paso adelante y tocó por fin la superficie delespejo.

91

La leyenda de Mundo Minor

* Sí, ya voy.

Sum extendió los brazos a ambos lados, se arrimó al cristal, y cayó.

La leyenda de Mundo Minor

92

CAPÍTULO 11

No se halla en el espejo lo que se ve en el reflejo.(Proverbio alemán)

En una lluvia de esquirlas de cristal, Sum cayó sobre un alfombrasuave que cubría el suelo de la cámara donde había aterrizado. Selevantó y sacudió sus ropas, las ropas del Príncipe, tras lo cual sevolvió hacia el lugar en donde había estado el espejo en la cámara.Sólo había una pared desnuda de mármol. La del otro extremo estabacubierta de un cortinaje de terciopelo rojo oscuro y grueso, y tras élSum podía oír claramente el sonido de varias voces felices yexpectantes. Se dirigió hacia el cortinaje y estaba a punto dedescorrerlo cuando una voz sonora y solemne sonó tras él.

* ¡Su Majestad el Rey!

Sum dejó que la tela recuperase su sitio detrás de él y pudo ver quela voz pertenecía a un heraldo. Pudo reconocer al instante el lugaren el que ahora se hallaba, era la sala del trono donde había oído lavoz del príncipe bajo el suelo. Cuando Sum entró, todos los presentesse irguieron y comenzaron a lanzar vítores. Sum observó la escenaante sus ojos e inmediatamente notó que el deterioro habíadesaparecido. Entre quienes estaban reunidos en la sala, reconocióa todos los emocionantes que había visto en los nichos, sólo queahora sus rostros estaban liberados del dolor del que eran prision-eros. Sum notó también que estaba en una tarima que se usaba parael trono y que había ahora dos tronos frente a él. Había alguiensentado en el de la derecha, pero no podía ver quién. El heraldogolpeó tres veces en el suelo con su estandarte. La algarabía muriólentamente y a regañadientes.

* El Rey Sum El Único va a ocupar su trono.

93

La leyenda de Mundo Minor

Anunció el heraldo cuando se impuso el silencio. Sum se sentó yse giró hacia la persona que ocupaba el otro trono. Allí se topó conla sonrisa de Sophia, aquella joven y hermosa que había visto através de Noëhito.

* Bienvenido a tu legítimo reino, pues bien te lo mereces.* Me alegro de verte de nuevo.

Sum besó la mano de Sophia.

* ¡El Rey Sum El Único va a recibir la corona Ágape!

Era otra vez la voz del heraldo, clara como una campana. Un pajehizo entrada portando una gran almohada de seda, sobre la cualuna corona artísticamente labrada descansaba. Se arrodilló anteSum y levantó la almohada hacia él. Sum tomó la corona y la pusosobre su cabeza. El júbilo se desató de nuevo.

* El Rey Sum El Único va a proclamar su motus reginum.

Ante esta última declaración, toda la corte se sumió en unexpectante silencio. Sum se irguió, miró en derredor y dijo:

* COGITO SAPIENS, ERGO SUM.

De nuevo se desató la alegría. Sum acarició el auditorio con lamirada y tomó la mano de Sophia en la suya.

* Tengo un regalo para ti, Sum.* Tú eres todo el regalo que quiero.

Sum la besó en la nariz y sonrió. Sophia hizo un movimiento conla mano, lo que provocó que dos pajes apareciesen con sendoscojines de seda.

La leyenda de Mundo Minor

94

* Voy a dártelo igual.

Del cojín del primer paje tomó el cetro, que tendió a Sum.

* Este es el cetro Dikaioshynen. Con él podrás gobernarsabiamente.

Hizo retirarse al paje e hizo una seña al otro. Sobre su cojín de sedahabía un gran libro encuadernado en piel, con broches y grabadosde oro.

* Este es El Libro de Mundo Minor, que deberás leer paragobernar con conocimiento, comprensión y justicia.

Sophia hizo retirarse al paje y se giró hacia Sum.

* Retirémonos.

Sum le tendió la mano y desconvocó a la corte, tras lo cual él ySophia se fueron a sus aposentos.

* ¿Son todos los emocionantes libres por fin?* Sí, y los barones están fuera de Mundo Minor.* Ahora creo que voy a dormir, pero mañana me pondré a

leer esto.

Sum se estiró y descansó la mirada un instante en El Libro deMundo Minor.

* Sí, hazlo.

Sophia sonrió y contempló feliz a su rey.

95

La leyenda de Mundo Minor

LIBRO SEGUNDO

El Libro De Mundo Minor

En un buen libro lo mejor está entre líneas.(Anónimo)

La leyenda de Mundo Minor

96

PRIMERA PARTE: LOS TIEMPOS ANTIGUOS

El tiempo lo envuelve todo en el olvido.(Refrán hispano)

La primera y la segunda era de Terra Inkognita permanecen ocultasen los más oscuros abismos del tiempo. Nada sobrevivió, o si lo hizose perdió en el camino, antes de los primeros tiempos de que se tieneconstancia documental. Desde la segunda parte de la tercera edad,poseemos testimonios coherentes de la marcha de losacontecimientos. Desde este momento del flujo temporal, aparecenfragmentos que mencionan a Kreator y a su pequeña compañía.Como se verá, aparecerán más fragmentos preservados del libro “Laelegía de Kreator”, aunque también están disponibles otras fuentes.No se ha encontrado vestigio alguno que sugiriese, ni remotamente,que Kreator tuviese, en esa época, un refugio estable en Mundo.Todas las fuentes disponibles lo describen a él, e incluso a aquellosque lo acompañaban, como viajeros. Se piensa que esta itineranciano tenía ninguna finalidad en particular en un principio: se tratabamás bien de una especie de viaje de exploración, cuyo único objetivoera el viaje en sí mismo.

Aparte de Kreator, el grupo sólo consistía originariamente en unoscinco o seis emocionantes, y sólo uno de ellos conserva su nombreregistrado en los textos antiguos. Se llamaba Erg.

(El número oscila un poco en los diversos textos, pero el más antiguose considera el más fiable de todos).

Las descripciones de Kreator difieren muchísimo, pues se ve clara-mente que están influenciadas por las posturas que respecto a él seadoptaban en los Mundi en cuyos archivos aparecen recogidas. La

97

La leyenda de Mundo Minor

impresión general que ofrecen las descripciones de lo ocurridoantes del Proyecto es, a grandes rasgos, positiva. También se puedeindicar que ningún archivo que date de un período anterior alProyecto contiene notas sobre el cese de sus actividades. No seha hallado ninguna minuta que pueda dilucidar cómo surgió laidea de poner en práctica el Proyecto, pero existe consenso en queocurrió en esa época en que la compañía se encontraba en loscontornos de Mundo Doméstica.

La primera fase del Proyecto consistía en que Kreator y sucompañía explorasen de forma sistemática el terreno de TerraInkognita. En aquella época, tal como ahora, Terra Inkognita eraun lugar árido. Todo estaba seco y la superficie de la tierra estabasembrada de rocas. Aquí y allá había ora pequeñas colinas, orahoyos en el paisaje, aunque éste daba la impresión general de serbastante llano, rocoso y monótono. Por esta razón, ningúnhabitante de los Mundi de los alrededores se interesaba por lo quehacía Kreator por aquellos parajes. Ya por aquel entonces, el climade Terra Inkognita era inhóspito. De día abrasaba un soldespiadado desde un cielo desprovisto de nubes, de noche soplabaun viento helado sobre la superficie de la tierra.

Lo que esa Pequeña Compañía buscaba en aquel vasto e inertemundo era el agua. No lo hacían porque faltase el agua potable,ya que podían conseguir todo lo que deseasen en cualquiermomento en los Mundi que cruzaban. Por otra parte, Kreator habíahecho un descubrimiento: ¡Terra Inkognita no era tan baldía comose solía asumir! El descubrimiento radicaba en que el heladoviento nocturno depositaba una cantidad bastante reducida dehumedad en la superficie terrestre, especialmente sobre las piedrasy rocas. Cada amanecer, esta humedad se evaporaba a la velocidaddel rayo, excepto por esas gotas que quedaban atrapadas en lascavidades y entre la tierra suelta. En estas acumulaciones de agua,y a su alrededor, existía vida. Esta vida estaba compuesta

La leyenda de Mundo Minor

98

principalmente por musgos y otras plantas inferiores, pero tambiénhabía animales. La mayoría de los animales eran insectos, si bien,de igual modo, estaban representadas formas de vida superiores.

A medida que la Compañía aprendía a conocer los hábitos de esasformas de vida, comenzó a ver más especies. Por ejemplo, sedieron cuenta de que entre las rocas, o en las grietas, podían crecerplantas de más de un metro de longitud. También descubrieronque ninguna forma de vida, independientemente de la especie ala que perteneciese, podía vivir aislada. Con el paso del tiempo,el grupo aprendió a conocer todos los territorios de MundoDomestica, tras lo cual surgió la idea para la segunda fase delProyecto. Una cuestión que habían advertido repetidas veces eraque todas esas formas de vida que encontraban dependían unasde otras. En consecuencia, decidieron recoger algunos ejemplaresde todas las halladas y reunirlos en alguna parte. Para que estofuese factible, debían encontrar un lugar que estuviese lo bastanteprotegido y donde existiese la posibilidad de conseguir agua encantidades abundantes. Pasó mucho tiempo hasta que encontraronlo que buscaban: una cuenca en el paisaje que estaba rodeada entres de sus lados por una colina lisa y varios peñascos y rocas.Esta zona quedaba bastante al abrigo durante la noche y gozabade algo de sombra durante el día. Pero, lo que era más importanteaún, la multitud de grietas y macizos rocosos causaban queabundase el agua en la tierra que había entre ellas. Este lugar estabasituado entre Mundo Ambo y Mundo Domestica, a tres días deviaje del primero.

Comenzaron con musgos y plantas. Cada miembro de laCompañía se hizo con una especie, determinó aquel lugar en lacuenca que mejor la acogería; lo regaba, se aseguraba de quehiciese sombra durante el día y se acostaban de manera queguareciesen a las plantas por la noche. Pronto se demostró que laafluencia abundante de agua ayudaba a las plantas a adaptarse,

99

La leyenda de Mundo Minor

por lo que, poco a poco, consiguieron valerse por sí mismas. Deesta forma, aumentaba el tamaño del jardín, lento pero seguro.Una vez que el jardín cubrió toda la cuenca, como faltaban todavíamuchas especies tanto animales como vegetales por reunir, lacompañía emprendió la tercera fase del Proyecto. En las tierrasalrededor de ese lugar donde ahora se habían más o menosasentado, recogieron piedras, rocas y barro. Con estos materialescomenzaron a construir un muro, tan alto como el hombro deKreator y tan ancho como la longitud de su brazo, alrededor detodo el jardín. Esto requería que hubiese suficiente espacio paraorganizar mejor las plantas y para asegurarse de que las especiesque más se necesitaban mutuamente se ubicasen juntas. Al mismotiempo, proporcionó las mejores condiciones concebibles para losanimales, que habían comenzado a inmigrar por iniciativa propia.La interacción entre las formas de vida en seguida se desarrollócasi a pedir de boca. Como seguían encontrando nuevas formasde vida, se veían obligados a ampliar el jardín continuamente, peroel muro debía estar terminado cada noche por culpa del viento,que de lo contrario abrasaría las plantas. Las ampliaciones sesucedieron hasta que levantaron un muro nuevo un poco más alládel existente, tras lo cual el anterior fue demolido. La PequeñaCompañía construyó:

Acequias,arriates,

cobertizos,y otras formas de refugio,

y todo aquello que facilitaba a las especies la interacción.Poco a poco comenzaron también a hablar sobre asentarse

allí...para siempre.

(fragmento de “La elegía de Kreator”)

La leyenda de Mundo Minor

100

( Las informaciones de que disponemos no pueden arrojarluz sobre la duración de estas obras antes de que la catástrofeocurriese, pero todas coinciden en que se paralizaron de repente).

Una noche, después de un buen día de trabajo en las obras,acaeció... la catástrofe. Todos estaban acostados ya y dormían,pero los despertó un estruendo que hizo temblar la tierra bajo suspies. Un destello rojo claro iluminó todo el cielo en el norte y uninstante después llovieron piedras, tierra y peñascos. Acontinuación se hizo el silencio. Cuando se sobrepusieron al sustoinicial, se apresuraron a ver qué había ocurrido. No habían llegadomuy lejos cuando una corriente de viento helado les hizosospechar que el muro podía haber sufrido daños. A causa de laoscuridad no fueron capaces de determinar la magnitud de losdesperfectos, pero estaba claro que una gran parte del muro habíasido derribado:

El seto estaba aplastado,las acequias enterradas,

las plantas barridas por el viento.Todo aparecía cubierto de restos del muro pulverizado.

(fragmento de “La elegía de Kreator”)

Empleando los cascotes que quedaron esparcidos alrededor, elgrupo se las arregló para reconstruir el tramo de muro derribadohasta la mitad de su altura anterior. Al terminar ya estaba saliendoel sol y los daños se hacían visibles. La compañía se dividió en dosgrupos que inspeccionaron el muro, rodeándolo cada uno en unadirección. No había ninguna otra fisura. El sol revelaba unos dañostodavía mayores de los que la explosión había causado, debidos alfrío viento nocturno que había penetrado sin impedimentos por lazona norte del jardín y había quemado cualquier vestigio devegetación en una gran área. Todos los animales de la zona afectada

101

La leyenda de Mundo Minor

habían, de igual modo, perecido. El día transcurrió hablando so-bre lo que había sucedido, por qué había sucedido, quién podíahaberlo hecho y qué iban a hacer al respecto. Finalmente, se decidióque debían buscar ayuda para el esclarecimiento de los hechos enel mundo más cercano, ya que ellos solos no eran capaces de hacernada. El mundo más próximo era Mundo Ambo. El comienzo delviaje se fijó para el día siguiente al amanecer. El trayecto se tornómás duro de lo que esperaban. El primer día sólo los azotó la sed,pero, como tenían experiencia en encontrar agua en Terra Inkognita,no supuso ningún problema. Peor fue la noche, con el vientoaullando y bombardeándolos con arena y guijarros que recogía ensu camino por la superficie de la tierra. Se recrudeció tanto quetuvieron que desplazarse más aprisa para notar un leve calor. Alalba, el viento amainó y ellos se rindieron exhaustos al sueño bajola escasa sombra de una gran roca.

Se despertaron cuando el viento de la noche arreció de nuevo y leszarandeó el sueño. Era como si Terra Inkognita se hubieseconvertido en un enemigo que anhelase exprimirles la vida, en vezde ser un lugar de recreo, como en un principio habían consideradoese territorio. Otra noche de trayecto se sucedió en una calma to-tal. Caminaban de dos en dos, con Kreator y Erg al frente. El vientohabía retomado su actividad y su aullido a punto estaba siemprede crisparles los nervios. Como la noche anterior, les lanzó arenay guijarros, aunque esta vez incluyendo en medio agujas de hielomuy afiladas. Llegó el día y trajo calor a una compañía mediohelada. Cuando el bochorno se volvió insoportable, buscaronrefugio bajo una roca donde el viento había excavado una pequeñacueva. En su relativo frescor todos se echaron un buen sueño.

El viaje de la última noche transcurrió en un razonable buen hu-mor, ya que el viento se había aplacado, aunque ahora caían piedrasde granizo y más cristales de hielo que la noche anterior. Pocodespués, Erg vio las luces de las ventanas de Mundo Ambo y, con

La leyenda de Mundo Minor

102

gritos de júbilo, atrajo la atención de los demás sobre sudescubrimiento. A pesar de no poder ver otra cosa que la luz delMundo, todos recordaron cómo era.

Ahí fuera estaba Mundo Ambo; como todos los demás Mundi, unaciclópea obra de ingeniería circular. Su peculiaridad consistía enque estaba compuesto por varios pisos, caracterizados por estaredificados uno sobre otro sin ningún plan previo. Por un lado,estaban construidos con estilos muy diferentes; y por otro, se notabaque se había efectuado alguna clase de renovación yreestructuración.

En muchos pisos había ventanas,en otros no.

Nunca dos ventanas eran iguales,todas estaban pintadascada cual de su color

sin consideración por el resultado final.(fragmento de “La elegía de Kreator”)

Relieves de diferentes tipos ornamentaban el muro en los lugaresmás extraños y a menudo peor ubicados. La impresión general erade bastante desorden, aunque nadie lo advertía en la PequeñaCompañía, dado que Mundo Ambo representaba lo que, en sudesesperación, habían buscado durante tres largas jornadas... ayuda.

Cuando llamaron al portón del Mundo fueron recibidos conmaneras comedidas, pero cordiales, por un portero soñoliento quelos encerró en una sala de recepción donde pudieron descansar yesparcirse tras el viaje. Aquí permanecieron hasta que un sirvienteen batín bajó a mostrarles la habitación de invitados, donde podríanpasar la noche hasta que consiguiesen audiencia al día siguiente.Una mesa de la habitación de huéspedes estaba repleta de comiday bebida. Tras haberse asegurado de que nada les faltaba, el sirviente

103

La leyenda de Mundo Minor

entregó a Kreator un rollo de pergamino desgarrado y deseó a todosque pasasen buena noche. Cuando se fue, Kreator rompió el selloy leyó:

¿¡ A quien corresponda (y para los que eventualmentelo acompañen, o no, o no, o no, o no, o no, si no]!?

Tú y los de tu séquito, si tienes uno, si no no ]( Se da con este documento , es decir, el que tienesen la mano / las manos. O has puesto en la mesaO has puesto en la mesaO has puesto en la mesaO has puesto en la mesaO has puesto en la mesa,

si lo has hecho. El derecho de asistir a una audiencia en eldía que sigue al que has recibido este documento, si no setrata de un domingo, entonces no hasta el día siguiente. En lasala en mUNDO aMBO que ha sido construida e intentado...acondicionar para servir a tal fin. Durante mucho tiempo comopreviamente en este escrito [léase: documento/ documento/ documento/ documento/ documento/ rollo de pergamino),descrito / MENCIONMENCIONMENCIONMENCIONMENCIONADO ES.ES.ES.ES.ES.

El Rey de Mundo Ambo!! (?)

(fragmento de “La elegía de Kreator”)

Kreator leyó el mensaje dos veces en voz baja, a continuación loleyó en voz alta en toda la extensión que le era posible, tras lo quecada miembro de la compañía lo leyó para sí. Sin embargo, ningunode ellos estaba absolutamente seguro de lo que significaba. Elproblema no era sólo que el tipo de letra cambiaba todo el tiempo:la tinta era de muchos colores diferentes y además estaba corridaen algunos renglones hasta formar manchas irregulares. Noobstante, creyeron entender que se les daría audiencia el próximodía. Se sentaron a la mesa y después del banquete se fueron a lacama. Todos cayeron rendidos en el acto.

A la mañana siguiente se despertaron todos tarde; el sueño les habíahecho mucho bien. En realidad es erróneo decir mañana, ya que

La leyenda de Mundo Minor

104

de hecho se despertaron pasado el mediodía. Un sirviente estabaapostado ante la puerta de su estancia y en cuanto oyó sus voces,les informó de que el Rey de Mundo Ambo les concedería unaaudiencia en breve. Tras un rápido refrigerio se presentaron en laantesala de la sala de audiencias, sólo para encontrarse con unsirviente que les comunicó que la audiencia se posponía hasta eldía siguiente. Algo sorprendida, La Pequeña Compañía abandonóla antesala. Como ya no tenían nada planeado, decidieron emplearlo que quedaba del día para visitar Mundo Ambo.

La antesala de la cámara de las audiencias estaba situada al finalde un largo pasillo en el que se abrían puertas a cada lado. No habíados puertas iguales. Diferían en altura, forma, estilo, color, anchuray en toda magnitud imaginable e inimaginable. Ante algunas puertasestaba emplazado un sirviente a cada lado, ante otras sólo uno yen otras ninguno. Todos los sirvientes vestían de uniforme, peroéstos variaban tanto como la configuración de las puertas. Para sumaravilla, Kreator se percató de un sirviente que llevaba el uniformepintado sobre su cuerpo. Una de las primeras puertas que atrajo laatención de la Compañía era muy alta y muy ancha. Su tablero erade color verde cardenillo y estaba adornado con dibujos de flores,plantas trepadoras y otros motivos a lo largo del borde dorado. Aun lado de una puerta se mantenía erguido un sirviente de cara a lapared. Erg intentó muchas veces llamar al sirviente, pero éste noreaccionaba. Cuando Kreator lo intentó, el sirviente rompió a llorar.La Compañía, sorprendida, decidió dejar al pobrecito en paz, asíque Kreator agarró el picaporte, que se accionó con facilidad. Trasla puerta habían esperado encontrar una habitación de uno u otrotipo, pero no había nada. Detrás de la puerta solamente vieron unapared desnuda. Los goznes estaban atornillados directamente enla pared, sin que esto sirviese visiblemente para propósito alguno.Cuando Kreator cerró la puerta el sirviente había desaparecido, enel suelo sólo quedaba el uniforme que llevaba puesto: un bonetede piel, una cota de malla y unas zapatillas.

105

La leyenda de Mundo Minor

El silencio acompañó a la Pequeña Compañía a lo largo del anchopasillo, mientras miraban las puertas que iban dejando atrás.Después de un rato pasaron ante una puerta en la pared de enfrenteque resultó interesante. No había ningún sirviente apostado anteesa puerta azul claro de cristal ahumado. A través de la puertaobservaron durante mucho tiempo una habitación. Parecía ser unasala monumental, una sala de ceremonias o un salón de baile, oalgo similar.

Del techo pendía la araña de cristal más preciosa que se puedaimaginar, que lanzaba destellos de todos los colores del arco irispor la habitación. A lo largo de las paredes estaban dispuestasvarias mesas, cubiertas de manjares deliciosos servidos en platosde cristal en pequeñas pilas que reflejaban la luz de la araña. Entrelos platos había candelabros de la más pura plata bruñida, cadauno con seis velas. El suelo estaba cubierto por una alfombragruesa azul verdosa que parecía de una suavidad y hermosuraincreíbles. Al fondo de la habitación, varias personas hablaban yreían en pequeños corros. Daba la impresión de que se estabandivirtiendo mucho.

La Compañía llevaba un rato con las narices apretadas contra elcristal de la puerta cuando las personas de la habitación captaronsu presencia. Mediante gestos y movimientos les hicieron enten-der que estaban invitados a abrir la puerta y entrar. Con cuidado,Kreator posó la mano sobre el picaporte y la puerta se abrió,mostrando una escena completamente distinta. La estancia trasesa puerta abierta estaba sumida en una penumbra polvorienta,iluminada sólo por un pequeño haz de luz que se filtraba por unaventana enrejada colocada bajo el techo. El suelo estaba cubiertocon una capa de moho de unos tres centímetros que desprendíaun hedor indescriptible. No consiguieron ver nada más antes deque Kreator cerrase la puerta de un golpe al ver aproximarse a lacarrera desde el fondo de la habitación una manada de lobos que

La leyenda de Mundo Minor

106

galopaba entre gruñidos envuelta en una nube de polvo y moho.En ese preciso instante en que la puerta se cerró, volvió a aparecerla misma gente de antes, si bien estaba vez situada un poco máscerca de la puerta. En seguida intentaron persuadir a Kreator paraque la abriese de nuevo. En silencio y desazonada, la PequeñaCompañía regresó a su estancia. Allí permanecieron, pero se leshabía arruinado el buen humor y seguían cansados por el viaje,así que se fueron a la cama.

En mitad de la noche los despertó un ruido de muchas personasque se aproximaban aprisa por el pasillo hacia su estancia. Unamultitud de sirvientes que se quitaban la palabra de la boca unosa otros estuvieron muy cerca de echar abajo la puerta al intentarentrar todos a un tiempo. Después de un largo rato de tumulto yde varios intentos fallidos por averiguar el motivo de la agitaciónde los sirvientes, la Pequeña Compañía se percató de que queríanque los siguiesen.

Los sirvientes, que ascendían a unos 12 o 15 individuos, semostraban visiblemente excitados y pateaban, nerviosos, mientrasla Pequeña Compañía se vestía con sus ropajes. Al terminar estatarea se vieron empujados al exterior de la puerta y por el pasillohacia la sala de audiencias. Varias veces intentaron Kreator, Ergy otros miembros de la compañía enterarse de la razón de tantapremura, pero fue en vano. En el camino Kreator advirtió que lapuerta verde con las pinturas doradas había desaparecido, aunqueel uniforme del sirviente todavía yacía donde antes se erguía lapuerta. También pasaron ante la puerta de cristal, cuya luz interiorse había apagado. De todos modos, a Kreator le pareció ver algogrande moverse en la oscuridad aterciopelada de la habitación...algo todavía más oscuro.De inmediato, los sirvientes emprendieron una marcha tanapresurada que la Pequeña Compañía tuvo dificultad para seguirlesel paso. Tuvieron que echar pequeñas carreras para no quedarse

107

La leyenda de Mundo Minor

atrás. De camino pasaron muchas puertas, cada cual más extrañaque la anterior. Una vez alcanzado el final del pasillo, entraron enla antesala de la cámara de las audiencias, donde el sirviente quehabía encabezado la marcha bramó unas órdenes incomprensiblescon voz ronca. En respuesta, el resto de sirvientes se alinearon endos filas, una a cada lado de la puerta que conducía a la sala deaudiencias. Esta puerta era tan enorme que portón sería una palabramás que apropiada para ella. Medía unos cuatro metros escasos deancho y llegaba al techo. Su tablero era de cobre, con una bandaancha de hierro a lo largo de todo el perímetro. Además, había dosbandas de hierro sobre ella, dispuestas en diagonal. La puerta y lasbandas de hierro se unían con clavos de un metal que Kreatordesconocía. Pasado un instante, la puerta se abrió, dividiéndose endos mitades. Cada mitad giró sobre los goznes hacia la pared hastaformar un ángulo recto. Debido al movimiento de los batientes dela puerta, una parte de los sirvientes tuvo que cambiar de posición,lo que provocó descontento y agitación. Dos de los sirvientesincluso llegaron a las manos, sin que nadie más, aparte de laPequeña Compañía, se percatase de ello.

El umbral del portón hizo que la Pequeña Compañía se asombraseotra vez de cómo se hacían las cosas en este Mundo. El hueco quecubría la puerta era tan pequeño que solamente con dificultad podíauno estrujarse dentro, y era tan bajo que obligaba a caminar derodillas. El sirviente que antes había gritado las órdenes cogió untubo del bolsillo de la chaqueta y comenzó a tirar hacia afuera.Resultó ser una trompeta que se podía contraer de igual modo quela antena de un transistor. Con este mecanismo produjo un sonidogangoso y falso, que recibió como respuesta del otro lado del huecode la puerta una serie de tonos igualmente deplorables. Entonces,los sirvientes comenzaron a arrastrarse a través del agujero uno auno, pero no antes de que el toque gangoso de la trompeta delcabecilla hubiese anunciado su aparición y de que, tras una pausa,también les gangueasen desde el otro lado. Cuando sólo quedaban

La leyenda de Mundo Minor

108

la Pequeña Compañía y el caudillo de los sirvientes, éste, con unagran reverencia, les hizo entender que debían precederlo.

La habitación en la que entraron medía alrededor de cuatro metrosde ancho, tres de alto y al menos veinticinco de largo. Al igual queocurría en el pasillo, iluminaba la habitación una hilera de antorchascolocadas en soportes a lo largo de la pared longitudinal. Lasantorchas parpadeaban bastante, puesto que la pared al final de lahabitación estaba parcialmente derrumbada y el viento helado dela noche se colaba dentro. Las paredes estaban pintadas de un fuertecolor rojo oscuro y el techo era tan negro que Kreator, al principio,pensó que se trataba del firmamento nocturno. El techo y las pare-des se unían en una cenefa dorada. El suelo no se podía examinar,ya que estaba cubierto hasta la altura de la rodilla con una onda debruma blanca. A ningún miembro de la Pequeña Compañía legustaba esa niebla, puesto que todos tenían la horrible sensaciónde que había algo vivo en ella, algo que no se podía ver; sensaciónque corroboraba el que todo el tiempo se sucediesen movimientosen la bruma, una vez aquí y otra allá, casi como los que hace ungran pez coleando en la superficie de un lago.

En la pared descansaban antorchas en soportes de hierro situadosa intervalos de un par de metros. Debajo de cada antorcha seencontraba una pequeña mesa y sobre estas mesas había diversosobjetos que no tuvieron la posibilidad de observar más de cerca. Ala derecha del agujero de entrada se elevaba una plataforma sobrela cual había un trono. Sentado en él estaba el Rey de Mundo Ambo.

Toda la Pequeña Compañía saludó de forma cortés y con el mayorde los respetos, a pesar de que sentían mucha aversión a arrodillarseen esa niebla traicionera. Pero terminó siendo demasiada cortesía,visto que hicieron una reverencia, se dieron la mano e infinitas otrascosas que duraron tanto tiempo que casi resultó grotesco. Cuandoel protocolo llegó a su fin, el Rey preguntó por su mandado en

109

La leyenda de Mundo Minor

Mundo Ambo. Kreator comenzó hablando del viaje de la compañíaa Terra Inkognita, a raíz de lo cual el rey sonrió y susurró algo a unsirviente que estaba apretujado entre el trono y la pared. El sirvientese tronchó de la risa en la medida en que se lo permitía ese espacioreducido, y se golpeó varias veces la nuca contra la pared (evidente-mente sin percatarse). Cuando la risa del sirviente comenzó adisminuir y se transformó en un cloqueo, Kreator continuóhablándoles sobre las formas de vida que habían encontrado y so-bre el Proyecto.

Llegados a este punto, Kreator hizo una pausa y miró a su alrededor,ya que cuando empezó a hablar se habían producido animadascharlas entre los sirvientes, pero ahora todos se habían callado y locontemplaban con aspecto serio. Toda esa jovialidad habíadesaparecido como barrida por el viento. En el rostro del reyconsiguió ver una expresión amenazadora. Kreator miró haciaabajo. En la niebla se producía un movimiento, en especialalrededor del lugar donde se encontraba.

Con una voz ensordecedora el rey exigió saber al instante más so-bre cómo habían puesto en práctica el Proyecto. A todo esto Kreatorasintió sin alzar la vista de los movimientos de la niebla. Ante esainclinación de cabeza todos los sirvientes dejaron escapar unaexclamación de terror; el rey permaneció en silencio. Entonces, elrey se inclinó hacia adelante y preguntó con lentitud, insistencia eira contenida por qué habían venido a verlo después de haberconstruido un jardín en Terra Inkognita. Sin sacar los ojos de lasespirales que se formaban en la niebla, Kreator relató la catástrofe.Una vez hubo el rey escuchado todo, se irguió y mandó prender ala Pequeña Compañía. De repente todo fue confusión. La nieblacomenzó a comportarse como si hirviese, los sirvientes corrían encírculos por la habitación, sin ningún plan aparente, con el resultadode que constantemente chocaban unos contra otros. El rey bramó,con lo que las mesas temblaron y la luz de las antorchas vaciló aún

La leyenda de Mundo Minor

110

más de lo que ya lo hacía a causa de la corriente. Rugió querendirían cuentas por lo que habían hecho, que encontraría el jardíny él mismo arrancaría cada planta de raíz y mataría a cada animalque habitaba al abrigo de ese muro.

La Pequeña Compañía se dirigió hacia el agujero en el muroderruido y desapareció tan rápido como se lo permitieron sus pier-nas. El rey y sus sirvientes no se habían dado cuenta de la existenciade ese agujero, puesto que nadie intentó interponerse en su camino.Su atención se centraba en bloquear el agujero por el que habíanentrado a la sala. Durante mucho tiempo la Pequeña Compañía pudooír el barullo de Mundo Ambo, mientras corría atravesando la nocheoscura de Terra Inkognita, húmeda, helada y negra como boca delobo.

111

La leyenda de Mundo Minor

SEGUNDA PARTE: MONTESBARRERA

Para tener una panorámica del vallehay que escalar la montaña.

(Anónimo)

La Pequeña Compañía estaba segura de que los perseguirían, porlo que huyeron en la dirección opuesta a la que conducía al jardín.Sabían por experiencia que los habitantes de los Mundi no seatrevían a adentrarse mucho en Terra Inkognita, pero, para mayorseguridad, continuaron con su huida durante doce días.

(Durantes estos doce días el número de emocionantes creció hastalos cuarenta y dos, según las fuentes más antiguas).

Al decimosegundo día, la intención de la Pequeña Compañía eraintentar volver al jardín, dando un gran rodeo lejos de los Mundiconocidos de la zona. Pero cuando iban a partir, Kreator y Ergdivisaron algo en el horizonte. Como ya se ha dicho anteriormente,el paisaje de Terra Inkognita era relativamente llano, mientras quelo que ahora habían avistado en el horizonte parecía alzarse muyalto. Después de una breve deliberación decidieron explorar estefenómeno antes de regresar, puesto que con toda seguridad seríauna ventaja perderse de vista por un tiempo. Al principio, se tratabasimplemente de un color gris brumoso en el horizonte, pero cuantomás se acercaban más oscuro y macizo parecía. Ya antes dealcanzarlo había adivinado Kreator de qué se trataba y ahora quese encontraban a sus pies ya no tenía ninguna duda. Tenían que serlas misteriosas y legendarias montañas de Montesbarrera. Treintay dos días habían pasado desde su huída precipitada de MundoAmbo.

Montesbarrera se alzaba, escarpada y poderosa, en el paisaje, y

La leyenda de Mundo Minor

112

ocupaba toda la anchura del horizonte de Terra Inkognita. Nadieen la Pequeña Compañía tenía idea de qué podrían encontrar sicruzasen esas majestuosas cimas. Lo que habían oído en losdiferentes Mundi que habían visitado era de naturaleza muy diversay no se podía calificar como positivo. El tema más recurrente decíaque nadie de los que habían cruzado esa frontera había regresado.Del otro lado habían llegado mensajes aislados, pero imperaba ungran discrepancia sobre su interpretación. Por todo esto, no se teníauna idea definida al respecto. Para contar con una base mejor paraevaluar el significado de las montañas, la Pequeña Compañíadecidió continuar su viaje a lo largo de los pies de la cordillera enla dirección que conducía de vuelta al jardín.

Montesbarrera exhibía un color negro muy mate, pero, sin embargo,fragmentaba la luz del sol en pequeños centelleos de todos loscolores que Kreator conocía, junto a otros que nadie de la PequeñaCompañía había visto antes. Las laderas de las montañas, que sealzaban escarpadas sobre la superficie de la tierra, no era tanescabrosas como cabría esperar; más bien eran elásticas y suaves.Debido a la subida tan abrupta era imposible escalar las quebradascumbres para adquirir una vista panorámica sobre el paisaje del otrolado de la montaña.

A mitad del segundo día de viaje junto a los montes, atrajo su interésuna luz trémula en un punto distante de una ladera. Ese resplandorse tornó motivo de sorpresa, ya que... ¡era agua! Uno de los bienesmás escasos y preciados que se podían encontrar en Terra Inkognitaera justamente el agua, y en este lugar encontraron este tesorobrotando en la pendiente de la montaña en cantidades abundantes.El resplandor que habían visto era sencillamente el de un río quemanaba de la falda de la montaña y discurría por ella hasta terminaren un lago alargado que relumbraba, sereno, al pie de la cordillera.De inmediato, la Pequeña Compañía decidió levantar uncampamento a orillas del lago y con gusto se sacaron la ropa para

113

La leyenda de Mundo Minor

saltar jubilosos en esa agua fresca y vivificante. El agua eramaravillosa, por lo que la Compañía eligió quedarse en elcampamento mientras exploraban la pendiente para encontrar uncamino que atravesase Montesbarrera. Muchos lugares no sealzaban tan abruptos al pie de las montañas, pero no llegaban muyalto antes de que tuvieran que desistir del ascenso. No parecía haberningún desfiladero que pudiese conducir al otro lado. Por eso laPequeña Compañía convino que sus esfuerzos se centrasen en laszonas situadas a ambas riberas del río, ya que el agua habíaexcavado allí unos surcos en la superficie de la pendiente. La formaen que estos surcos estaban labrados sugería que el cauce del ríose había desplazado, hecho que después de todo podía quizáayudarles a trepar hasta el lugar de donde provenía el agua. Por estarazón, partieron y levantaron un nuevo campamento donde el ríodesembocaba en el lago. De este modo, el lago quedó entre ellos yTerra Inkognita. En honor a su forma, llamaron al lago Lagolargo.

Demostró ser una buena elección. Por un lado, la superficie era másirregular, por lo que resultaba más fácil encontrar puntos de apoyoy, por otro, la subida no era tan abrupta a causa de la erosión delrío. Después de tres días de subida se encontraron junto alnacimiento del río, desde donde ya no parecía haber modo algunode subir más. La Pequeña Compañía acababa de decidir descenderun tramo de la ladera para pasar la noche en una caverna que elagua había labrado cuando Erg perdió pie. Antes de que alguienpudiese reaccionar, se lo tragó el agua del río.

De inmediato el resto se dividió para peinar el curso desde ambasorillas. No encontraron ni rastro de Erg, ni ese día ni los tressiguientes. A la mañana del cuarto día los despertó un grito dealegría, que sin duda había sido pronunciado con la voz de Erg.Una vez pasadas las primeras jubilosas manifestaciones de dicha,la compañía pidió a Erg que relatase lo que le había sucedido, tareaa la que éste se entregó de buen grado.

La leyenda de Mundo Minor

114

Cuando Erg se hubo girado para seguir a la compañía hacia lacaverna, una piedra bajo sus pies se desprendió. Este infortunio loprecipitó de espaldas al río, que brotaba de una roca bajo él. Parasu asombro, cayó a través del río en una caverna que el agua habíalabrado en la roca, pero por donde el río no fluía ahora, sino quesaltaba sobre ella. Si el fondo de la caverna no hubiese cobijadoun gran lago, sin duda no habría sobrevivido a una caída de casiveinte metros. En ese lugar el río también se convertía en unacascada que fluía de una gran cueva que cubría por completo; deesta guisa, el río funcionaba casi como un manto de agua. Erg nadóhasta el final de la cueva que llevaba hacia el interior de la montañaporque allí veía tierra firme. A un par de metros del agua aparecíanalgunos arbustos rastreros y pálidos que crecían sobre un fondo demusgo suave. Mientras yacía en esa alfombra de musgo, Ergobservó la cascada por la que había caído. El sol brillaba por eseagujero de luz que él contemplaba, creando destellos, franjas ypuntos de colores que relumbraban en el agua. Una visión hermosaaunque descorazonadora, puesto que no existía ninguna posibilidadde trepar por esas paredes resbaladizas y abovedadas por donde sedesplomaba sin cesar una corriente que lo engulliría.

Después de haber descansado un poco, Erg decidió explorar suforzoso hogar para sopesar qué posibilidades tenía de ponerse encontacto con los demás. La cueva era, por lo que permitía adivinarla escasa luz, de forma oval. Toda esa parte que se desviaba haciala pendiente, bajando hacia Terra Inkognita, estaba llena de agua.Erg no podía calcular la profundidad del agua, pero estimó que eraconsiderable. La zona de la cueva opuesta a donde Erg estabasentado era una ribera cubierta de musgo que presumiblementecontinuaba más allá, hacia la pared rocosa que la iluminaciónimpedía ver a Erg.

Erg se levantó y caminó hacia el fondo tenebroso de la caverna paradeterminar la distancia hasta las paredes en ese extremo. Estaban

115

La leyenda de Mundo Minor

más alejadas de lo que había esperado. A juzgar por las apariencias,estaba demasiado oscuro para que creciesen arbustos o musgos,únicamente cubrían el suelo suaves piedras redondeadas. Una brisafresca llamó la atención de Erg... ¿de dónde había venido? Con unamano en la pared, caminó con cautela mientras husmeaba sin cesarlos movimientos del aire. Debía de haber una salida, o al menosuna hendidura, por donde se filtrasen estas corrientes. En el caminoencontró un corredor de un buen metro de anchura por el cual unadébil pero constante brisa fluía hasta la caverna. El corredor seempinó un poco y se ensanchó una pizca, pero la brisa seguía siendoconstante. Con esperanzas renovadas, Erg inició la subida. La to-tal oscuridad, el silencio (el sonido de la cascada ya no se podía oíren la distancia) y la constante brisa hicieron que Erg perdiese lanoción del tiempo y del espacio. Cuando se cansó, se sentó a reposary dormitó a ratos. No consiguió gozar de un sueño de verdad, puestoque la brisa lo helaba en sus ropas todavía húmedas.

De cuánto tiempo duró su deambular, como ya había dicho, Ergno tenía ni idea, pero cuando salió al aire libre las estrellas lesalieron al encuentro con su cintilar. El viento helado de la nocheno soplaba en este lado de la montaña, lo que aseguró a Erg unabuena noche de sueño.

Llegó la mañana y Erg se despertó con sol y calor. Se quitó la ropay la dejó a la salida del túnel, sobre unas rocas que parecían haberrodado desde la montaña. Vagó desnudo bajo el sol, en parte paraentrar en calor y en parte para explorar los alrededores. El paisajea este lado de Montesbarrera era totalmente diferente del queconocía del lado de Terra Inkognita. La superficie estaba cubiertade hierba corta, tiesa y pálida, alternando con brotes de pequeñosmatorrales achaparrados. También había algunas flores, todas deformas colores y discretos y tímidos. Se veían también animales,pero eran tan esquivos y raquíticos como todo lo demás. A unosdoscientos metros discurría el río, que en este lado era ancho y

La leyenda de Mundo Minor

116

cristalino. El agua estaba muy tranquila, excepto por un granremolino cuyo centro estaba situado a unos 20 metros del lugardonde el agua tocaba las paredes rocosas. Con toda probabilidad,era de aquí de donde venía el agua del río que caía al otro lado.

Erg anduvo un poco por la zona al azar sin poder decidir lo quedebía hacer. De un modo u otro, debía encontrar un camino que locondujese junto a los demás, o al menos una forma de contactarcon ellos. Las relatos que conocía sobre los pocos mensajes quehabían llegado de quienes cruzaron Montesbarrera no eran muyprecisos a la hora de describir de qué manera se habían transmitidodichos mensajes. De hecho, ni siquiera estaba seguro de que le fueseposible enviar un mensaje desde allí a él solo, ya que los relatosimplican siempre un esfuerzo activo por parte de los habitantes deuno o de varios de los Mundi que se extendían del lado de TerraInkognita. Mientras Erg se entretenía en estos pensamientos, sumirada reconoció la ladera de la montaña. No daba la impresiónde ser tan escarpada en este lado y más bien parecía que el corredorlo había conducido a lo alto de una meseta donde el paisaje quedabaconsiderablemente más alto que Terra Inkognita. Quizás valiese lapena probar a escalar la montaña desde ese lado. Si fracasase, almenos tendría una buena panorámica de todo el valle. Recogió suropa, que ahora estaba seca.

La subida era bastante menor por este lado, y la cima de la montañamás cercana, pero no por ello fue pan comido la ascensión. Erganduvo con buen paso y alcanzó la cima cuando el sol estaba ya enlo más alto del cielo. Aquí encontró una altiplanicie desde dondepodía ver el paisaje de ambos lados. No podía abarcar las dos vistasdesde la misma posición, sino que debía caminar unos treintametros hacia el otro reborde de la altiplanicie para contemplar laotra. La visión del paisaje adonde había ido a parar por azar nodejaba sombra de duda: se trataba de una meseta de enormesdimensiones. Tan lejos como alcanzaba la vista se extendía la

117

La leyenda de Mundo Minor

cordillera de Montesbarrera por ambos lados, hasta ser devoradapor el resplandor del horizonte. Enfrente estaba situada la meseta,con el río que se empequeñecía más y más hasta desaparecer en lalejanía. A la orilla del río, los colores eran más frescos y verdes yesas zonas verdes daban la impresión de ampliarse a medida queel río se acercaba más al horizonte. Esto bien se podría interpretarcomo resultado de una tierra más fértil y, por consiguiente, másindicada para su Proyecto de jardín. Este pensamiento hizo que elcorazón de Erg diese un vuelco de gozo en su pecho.

El panorama del lado de Terra Inkognita no era para nada alentador.Había un muy largo trecho hasta el pie de las montañas por estelado y las laderas eran casi verticales. Un buen tramo por debajode él, vio la corriente que salía de un lado rocoso en forma de unacascada formidable. El campamento de la Compañía no estaba ala vista, en tanto que Terra Inkognita se asemejaba a una enormemortaja. Ninguno de los Mundi próximos eran visibles en esehorizonte intacto. Desde el borde de la altiplanicie, el primer tramode la bajada era muy escarpado, después la ladera se allanaba unpoco. Las rocas eran bastante suaves así que... ¿debía saltar?...supondría una caída de unos cinco metros, ¿y qué pasaría después?Erg estaba confuso porque no poseía ni una cuerda ni ningún otrorecurso. No ayudaría lo más mínimo el desgañitarse a gritos o agitarlos brazos en el aire, pues en la distancia nadie podría verlo y lacascada ahogaría cualquier grito con su rugido. Erg saltó. Graciasa la suavidad de la superficie de la pendiente apenas se hizo daño,pero esas piedras redondas y suaves que cubrían la superficie rocosalo hicieron resbalar un trecho hasta el próximo reborde. De estaforma Erg se deslizó, tropezó y cayó un largo rato antes de agarrarsea un saliente de una roca que pudiese frenar su frenética velocidad.Al mirar atrás, Erg sólo podía ver que el resbalón, que lo habíadejado aturdido y algo magullado, le había hecho avanzar un buentramo en la dirección de su destino. Echando la vista abajo, hacialas rocas, pudo comprobar que todavía quedaba mucho por andar.

La leyenda de Mundo Minor

118

De esta forma, Erg llegó lejos en su descenso de Montesbarreraantes de tener que acostarse, porque ya estaba completamentemolido, en una pequeña cornisa donde la roca más cercana creabauna especie de techo que lo protegía. Para su gran alegría, estabatan cerca de la cascada que pudo conciliar el sueño con el débilsonido de su rumor en los oídos.

Cuando Erg se despertó, se sentía como si lo hubieran roto en milpedazos y luego lo hubiesen recompuesto de mala manera. Por esocontinuó echado mientras, con los ojos cerrados, escuchaba elrumor del agua bajo él. Con gran esfuerzo, consiguió salir de eserefugio nocturno. Bajo su posición podía ver la última fase del viaje;sólo esperaba que los demás estuviesen en el campamento junto ala cascada a donde esperaba llegar, si todo iba bien, antes delcrepúsculo. Se puso en marcha, y el siguiente resbalón lo condujopor desgracia en una dirección inesperada, pues poco tiempodespués ese deslizarse lo lanzó al río. A partir de entonces, todopasó muy rápido. Mucho tiempo después, un Erg helado,magullado, empapado y hecho polvo, aunque tambiénextremadamente aliviado, se arrastraba fuera hasta la orilla del lago.A duras penas logró alzarse y continuó tambaleándose el últimotrecho hasta el campamento. Lo traspasó una sensación cálida eindescriptible cuando percibió claros indicios de que los otrosestaban de nuevo allí concentrados. Reanimado, recorrió el tramorestante con un andar fatigoso, tan aprisa como su maltratadocuerpo le permitía. Con un grito de entrañable regocijo, Erg saludóal campamento.

El resto de la Pequeña Compañía se llevó un buen susto cuandovio a Erg caer y, como no conseguía encontrarlo en su búsqueda,acusaba un ánimo más abrumado de lo normal en esos días. Ahora,en cambio, estaban indescriptiblemente agradecidos por verlo denuevo. Erg tuvo que narrar una y otra vez su relato, en especial laparte que refería su caída a través de la cascada y su posterior

119

La leyenda de Mundo Minor

caminata a lo largo del túnel. La razón era, por supuesto, que eseera el único camino que conocían hacia el otro lado. Debido alestado de Erg, la compañía resolvió buscar un camino alternativohasta que él hubiese recobrado las fuerzas. De no haber encontradootra vía por entonces, debatirían si emprender el viaje a través dela cascada. La búsqueda no dio ningún resultado. Siete días despuésdel regreso de Erg, Kreator convocó a la Pequeña Compañía conla intención de convenir cómo organizar el viaje a través de lacascada. Puesto que era el único que había visto la gruta bajo elsalto de agua, fue Erg el que dirigió el consejo.

(En aquel entonces, la palabra “consejo” se convirtió en la expresiónmás usada para la toma de decisiones en común)

Por motivos de seguridad acabaron decidiendo anclar una cuerda auna roca y largarla por la cascada atada a una piedra. Erg debíadeslizarse hasta el agujero en primer lugar para controlar que el restobajase seguro. Kreator sería el último y vigilaría la cuerda para queno terminase raída por los tirones del descenso. La cuerda medía unos50 metros de largo, pero no llegó hasta el fondo de la cueva. Todosucedió como estaba planeado y, por último, se encontraban todossobre el musgo de la orilla del lago de la caverna. La cuerda la dejaronallí, ya que podría usarse como salida en caso necesario. La caminataa lo largo del túnel transcurrió en silencio. El aire era lo bastantefresco, pero sentían de igual modo el peso macizo de Montesbarrerasobre sus cabezas. Erg continuaba al frente. Daba grandes zancadasporque ansiaba salir al aire libre y mostrar a sus compañeros elterritorio tras las montañas. De vez en cuando, andaba a un paso talque tenía que aguardar por los demás. Marcharon, descansaron,durmieron y, por fin, Erg anunció que podía vislumbrar la luz deuna estrella. Toda la compañía se alegró de que el viento nocturnono soplase en este lugar, así que se echaron cómodamente dentrodel semicírculo de rocas despeñadas que rodeaba la salida del túnely se tomaron una bien merecida noche de descanso.

La leyenda de Mundo Minor

120

A medida que el sol, en su trayectoria, alcanzaba a los miembrosde la compañía con sus rayos, los iba despertando. Los ánimosestaban relajados y tranquilos. A petición de Erg, se encaramarona la altiplanicie, desde cuya superficie otearon la lejanía con ayudadel antiguo, pero eficaz, catalejo de Kreator. Pronto se generalizóla opinión de que el paisaje tras Montesbarrera era mucho másacogedor que el yermo de Terra Inkognita. Ese territorio fuebautizado con el nombre de Terra Nova y, como había sido méritode Erg el poder sentarse allí a gozar de aquel panorama, dieron a laaltiplanicie el nombre de Meseta de Erg. El resto del día laCompañía lo empleó en planear la exploración de esta nueva tierra,que sencillamente parecía estar esperando acogerlos en susentrañas. La noche los acunó en la Meseta.

121

La leyenda de Mundo Minor

TERCERA PARTE: TERRA NOVA

Si el manantial se enfanga,lo hace todo el río.

(Corea)

El sol asomaba sobre el horizonte y dejaba que las peñas y las rocasarrojasen largas sombras sobre la superficie de Terra Inkognita. Amedida que su luz rozaba a los miembros de la Pequeña Compañía,como el día anterior, se despertaban frescos y reposados. Las som-bras se estrecharon muy rápido según el calor aumentaba deintensidad. Pero a esas alturas, la compañía ya había dejado laMeseta de Erg para inspeccionar más de cerca el río y los juncosque crecían en su orilla.

Los juncos que crecían allí no los habían visto nunca al otro ladode la montaña, tenían casi la altura de un hombre y eranproporcionalmente de constitución delgada. En unos cuatro puntosa lo largo del tallo se abrían unas vainas con hojas pequeñas yafiladas. En las ocasiones en que el viento se movía, la vegetacióncrepitaba levemente.

Los juncos se erguían muy densos, pero comenzaban a ralear ya aun par de metros de la ribera. A unos seis metros del río tomaba elrelevo esa hierba corta y áspera. Los ojos avezados de la Compañíaaveriguaron, raudos, que había una fauna muy rica y variada encomparación con la que conocían de Terra Inkognita.

También era evidente que existía una nítida línea que separaba alos animales que vivían en los juncos de aquellos que frecuentabanla hierba. De hecho, era una línea divisoria tan precisa que suscitabamucho asombro, en especial en Kreator, que era el más sabio en

La leyenda de Mundo Minor

122

materia de la fauna y la flora de Terra Inkognita. Parecía haber unaporción de tierra de nadie muy bien definida entre cada hábitat quegarantizaba de forma eficaz que todas las especies permaneciesenen el lugar que percibían como su hogar.

En el jardín de Kreator todas las especies habían podido moversecon libertad, sin tener en cuenta el hábitat al que de verdadperteneciesen. Esta diferencia absorbió a Kreator tanto que se locomentó a Erg, que no lo había advertido. Erg, por su parte, habíadescubierto que había varios animales que vivían de devorar a otros,lo que tampoco sucedía en el jardín de Kreator. Muchas cosas eran,por lo visto, diferentes aquí.

El remolino situado donde el río se encontraba con la falda deMontesbarrera era también muy peculiar. Se parecía a un embudogigante de masas de agua rotatorias que giraban casi sin producirningún sonido. Sólo se escapaba de cuando en vez un leve gorgoteo.Junto a las paredes rocosas el río medía unos cincuenta metros deancho y el remolino tenía la apariencia de medir al menos ¡treintay cinco metros de diámetro!

Apenas soplaba el viento, pero tampoco hacía especial calor,comparado con la temperatura diurna de Terra Inkognita, ya quelas inmediaciones del río y la consecuente humedad mitigaban elardor del sol.

La Compañía inició su expedición a lo largo del río, ansiosa pordescubrir que en esa tierra podían rescatar sus esperanzas. Kreatordeseaba mantener el orden en sus descubrimientos, para lo que, yala noche del primer día, comenzó a redactar un diario y a trazar uncroquis de su ruta de viaje.

(A la luz de los fragmentos que se conservan en diferentes archivos,ha sido posible reconstruir una reproducción de ese mapa. Puede

123

La leyenda de Mundo Minor

verse al final del libro. El diario en sí, en cambio, no se haconservado).

El primer día trasladaron el campamento a la zona donde el río sedividía en dos. Entre estos dos brazos de río crecía un matorral.Kreator deseó emplear el resto del día, o incluso otro más, enestudiarlo más de cerca, puesto que se podía oír un sonido en esadirección que indicaba que había formas de vida con las que nuncase habían topado.

A la vera de la fogata (que alimentaban con manojos atados muyprietos de juncos secos), discutían sobre lo que habían visto hastael momento y sobre las conclusiones que podían sacar de acuerdocon ello. En lo que concernía al terreno, no había ninguna duda deque era mucho más fecundo allí que en ningún otro lugar quehubiesen visto en Terra Inkognita. El agua tampoco sería unproblema. Lo único que se presentaba como una pequeña traba alentusiasmo de Kreator era la ausencia de interacción entre las for-mas de vida de las diversas áreas.

Cruzar hasta el matorral no era tan fácil, pues desconocían lascondiciones de las corrientes y, en general, el río. Por último,decidieron construir balsas con juncos de la ribera para que unemocionante se tumbase sobre ellas y remase hasta el otro lado conuna cuerda. Los demás podrían tirar así de ella. Erg se ofreció deinmediato voluntario para ser el jinete de la balsa.

El matorral demostró ser un lugar de verdad prodigioso. Lo primeroque apreció la cuadrilla cuando penetró en él fueron pequeñas...cosas... que silbaban en sus oídos. Cuando estos seres empezarona producir el sonido que habían oído antes de cruzar el río, se hizopatente que eran una especie animal... aves. El matorral albergabamuchas especies, todas muy pequeñas, tímidas y empolvadas decolores. Además, también había larvas, insectos, arañas, hormigas

La leyenda de Mundo Minor

124

y (para su gran sorpresa) una especie de serpiente. Bajo el matorralcrecían diferentes plantas pequeñas, musgo y líquenes. Esta severasegregación entre los hábitats de Terra Nova también se manifestabaaquí, estando la fauna del matorral por un lado y la fauna de debajodel matorral por otro.

Lo más interesante era la grava sobre la que crecía el bosque. Laspiedras eran de todos los tamaños, desde un grano de arena hastaun huevo de gallina, y de todos los colores imaginables. Si se cogíaun puñado en la mano, centelleaba al sol del mismo modo que laladera de Montesbarrera. La Compañía mantuvo el campamentoen el matorral durante dos días, antes de regresar al campamentode la ribera del río. Los siguientes seis días viajaron a lo largo delrío, sin descubrir grandes cambios en el paisaje, salvo por losjuncos, que aquí eran más fuertes y cubrían una franja más ancha.Sin embargo, sí sucedió algo, y fue que el número de emocionantesaumentó de forma considerable.

(Desde este momento, ya no existen más indicaciones precisassobre el número de emocionantes).

A la noche del sexto día, Kreator reunió a los emocionantes enConsejo y descubrió que faltaban dos. Ninguno de los demás sabíadónde estaban o cuándo habían desaparecido. Pero todos podíanreferir que los dos se habían mantenido apartados desde que habíandejado el matorral.

Todo el séptimo día, la Compañía permaneció en el campamentomientras buscaban a los dos desaparecidos por la zona. No losencontraron, pero aparecieron esa misma tarde. No podían (o noquerían) contestar a las preguntas sobre dónde habían estado. Estesuceso llenó a Kreator de desasosiego. Cuando el campamento secalmó, Kreator y Erg bajaron al río para discutir sobre lo que habíapasado. Los emocionantes poseían cada uno su personalidad, pero

125

La leyenda de Mundo Minor

tenían en común que eran abiertos y francos. Esto se manifestabasobre todo en su mirada clara y afable. Una cosa había impresionadoa Kreator sobre los dos emocionantes retornados, y era el cambioque se había producido en su mirada. Sus ojos se habían vueltooscuros... opacos. Era como si en lo fundamental hubiesencambiado, como si tuviesen entre manos algo que no podían (o másbien debía de ser... no querían) compartir con el resto de laCompañía.

Desde la mañana del siguiente día, Kreator mantuvo los ojos bienabiertos en relación con los dos emocionantes. Parecían cuidar desus obligaciones como solían, pero la diferencia era que estabanmuy callados en contraste con el resto. Jamás decían nada, sólohablaban entre ellos. Por otra parte, cuando otro emocionante lesdirigían la palabra, respondían de forma tan breve como fueseposible. El resto de emocionantes no parecía querer notar laalteración en la conducta de estos dos, sencillamente los dejaban asu aire. La Compañía se había desplazado apenas durante mediodía cuando la vegetación de juncos se terminó de improviso.Durante un largo trayecto caminaron sobre la grava vítrea ycentelleante. La vegetación cesó tan de golpe que Kreator no pudoevitar sorprenderse. De hecho, parecía que alguien la hubiesearrancado. Después de unos doscientos metros de grava desnuda,los juncos reaparecieron del mismo modo repentino en que habíandesparecido. La índole de los juncos no era la misma, ahora eranmás fuertes, más altos, de colores más oscuros y con hojas de aristasafiladas como cuchillos que ahora estaban repletas de pequeñosganchos. Kreator notó que los dos emocionantes examinaban elcambio que habían sufrido los juncos con profundo interés. Lacompañía levantó el campamento donde comenzaba este nuevo tipode juncos, con vistas a Matafloresta, que allí terminaba.

Las piedras de la grava donde crecían los juncos eran ahora demayor tamaño. Las más pequeñas todavía eran como granos de

La leyenda de Mundo Minor

126

arena, pero había otras piedras del tamaño de una naranja grande.También eso parecía atraer el interés de los dos emocionantes.Cuando no estaban realizando uno u otro trabajo, se sentaban a laorilla del río y examinaban las piedras más grandes que podíanencontrar.

Antes de acostarse, Kreator se quedó de pie bajo los últimos rayosdel sol de la tarde, contemplando lo que podía abarcar del paisajeallí afuera. Daba la impresión de que la zona de crecimiento de losjuncos se había vuelto aún más ancha y éstos aún más fuertes. Estole hacía suponer una tremenda fertilidad del terreno, pero, por unau otra razón, inundaba su mente un extraña tribulación que ni élmismo entendía. Al mirar la corriente, pudo ver que se ensanchaba,lo cual indicaba que probablemente el río era una ramificaciónproveniente de un lago.

Por el rabillo del ojo, advirtió que uno de los dos emocionantesposaba su mirada inexpresiva sobre él, mientras el otro le susurrabaalgo al oído. Por primera vez, Kreator se sintió inseguro, tanto porlos rasgos cambiantes del paisaje en general como, en particular,por aquellos dos. No pudieron avanzar mucho al día siguiente antesde que los juncos creciesen tan densos que no les quedase másremedio que desistir de continuar el viaje por la ribera. Tuvieronque desplazarse al otro lado de la faja de juncos, puesto que, decontinuar, los bordes afilados de estas plantas los desangrarían consus cortes.

Según progresaba la jornada, crecía un sonido que venía del otrolado de la faja de juncos. Poco después de mediodía, se hizo tannítido que pudieron determinar sin dificultad que se trataba delsonido de agua. A una orden de Erg, comenzaron a abrirse caminoa machetazos en la faja de juncos para poder llegar al agua y verpor qué producía ese sonido. El ruido provenía de un manantialsituado en mitad de un lago que, como Kreator había adivinado, se

127

La leyenda de Mundo Minor

extendía ante ellos. El agua se elevaba en un grueso chorro quechapoteaba en su caída sobre la superficie del lago. Por la distancia,Kreator tuvo dificultades para estimar las dimensiones delmanantial, pero calculó que la altura de la columna de agua seríade unos doscientos metros y que su espesor alcanzaría al menoslos veinte. Se trataba, pues, del nacimiento del río, al que dieron elnombre de Manantial Vível. El agua del lago estaba un tanto turbiay tenía, en relación con la del río que habían seguido hasta ahora,un ligero regusto. Se veía que el manantial provocaba una corrienteen el río a lo largo de la orilla, hecho que dic una idea a Kreator.Dado que la faja de juncos se hacía continuamente más ancha y noles permitía bordear el lago por la orilla, deberían alejarse más ymás del agua, si era necesario dejar a los juncos entre ellos y ellago. Si, en cambio, continuasen por la orilla del lago, no tendríaneste problema. La solución sería proseguir en balsas de juncossecos, puesto que los frescos no se podían utilizar por culpa de susaristas afiladas.

Kreator convocó a consejo y transmitió la idea a los emocionantes,que fue bien recibida, incluso agradó a aquellos dos de los ojososcuros y vacíos. Convinieron levantar el campamento en el claroque acababan de despejar de camino al lago y usar los juncos quehabían segado para las balsas. Los emocionantes debían dividirseen grupos, cada uno debía fabricar una balsa para uso propio. Eltrabajo debía comenzar al alba. Kreator había esperado que los dosemocionantes (a quienes él y Erg llamaban “El Club de los Dos”)construirían su propia balsa y navegarían solos. Pero se deleitó conla sorpresa de verlos construir una junto a otros tres emocionantes,por más que su método de trabajo no se asemejase al habitual en-tre los demás, pues todos solían trabajar en pie de igualdad. Por elcontrario, en este grupo de cinco eran principalmente los tres reciénllegados quienes trabajaban, mientras “El Club de los Dos” losdirigía. Al mismo tiempo, Kreator se percató de que se habíaproducido una transformación en la relación entre “Los Dos”.

La leyenda de Mundo Minor

128

Tendían a hablar más de lo que solían. Uno permanecía junto alotro todo el tiempo como hablándole sin cesar, casi siempre entresusurros. El otro, en contraposición, daba la impresión de ser quiendaba órdenes a los tres restantes.

El lenguaje corporal de los emocionantes en verdad parecía, parael asombro de Kreator, transformarse en órdenes regulares. Estarelación se le figuraba malsana, por lo que decidió convocar unconsejo sobre “El Club de los Cinco”, antes de que se convirtieseen un arreglo permanente.

Cuando Kreator hizo una ronda para asegurarse de que todas lasbalsas estaban terminadas, se detuvo junto a “Los Cinco” paraexaminar su balsa y tantear el ánimo del grupo. “Los Dos” estabanmuy taciturnos, en tanto que los tres recién llegados se mostrabanrelativamente locuaces, a pesar de mostrarse un poco intranquilos.Kreator elogió su balsa y les informó un poco de cómo habíapensado continuar. Eso causó la impresión de calmar a “Los Tres”,mientras que “Los Dos” prosiguieron en silencio.

Los primeros en botar su balsa al agua fueron Kreator y Erg, juntoa los cuatro emocionantes que los acompañaban. A medida que lasbalsas se botaban en el río, formaban una larga serpiente que sedeslizaba por la orilla del Lago Vível. La velocidad, al principio,no podría calificarse de excesiva, aunque aceleraba a un ritmo lentosegún avanzaba el día. Esta aceleración reafirmaba a Kreator ensu sospecha de que debía de haber al menos un río que salía delextremo opuesto del lago. Para no quedar presos de la succión deesas corrientes, antes de que supiese si había más de una, Kreatormaniobró la balsa hacia el centro del lago. El resto de balsassiguieron a la cuadrilla y se aproximaron despacio al bramido delManantial Vível. En este instante, un movimiento cercano a la orilladel lago captó la atención de Kreator. Una de las balsas, al parecer,no había seguido al resto cuando se alejaban de la orilla. Esa balsa

129

La leyenda de Mundo Minor

se dirigía, por contra, en dirección a un brazo del río a tremendavelocidad. Dada la distancia, Kreator no podía determinar cuál eraesa balsa, pero no tenía dudas de que se trataba de la de “El Clubde los Cinco”. La pequeña embarcación desapareció rauda de suvista.

A la izquierda de las balsas surgía la columna del Manantial Vível,que se volvía más impresionante según se iban acercando. Losoleajes de masas de agua que empujaba el manantial comenzaronpoco a poco a balancear bastante las balsas y Kreator se vio obligadoa navegar hacia la ribera de nuevo. El empuje del manantial hacíaaumentar la velocidad, razón por la cual en poco tiempo avistaronla orilla opuesta. A la vez, Kreator advirtió la succión de otracorriente, es decir, que debía de haber dos ríos al otro lado del lago.Mientras Kreator navegaba hacia la otra corriente, atrajo su atenciónde nuevo un movimiento, esta vez localizado en el agua bajo él.Una gigantesca sombra oscura, que llevaba trazas de venir de dondeVível brotaba, se movía lentamente bajo la balsa en dirección a lacorriente donde “El Club de los Cinco” se había perdido de vista.Kreator se giró hacia Erg para hacerle notar el fenómeno, pero Ergno pudo ver nada ni tampoco pudieron los demás emocionantes quecompartían la balsa. En solitario, Kreator siguió a la sombra conla mirada. No debía de estar a más de cuatro metros bajo ellos, vistoque, de lo contrario, el lodo del Manantial Vível que se arremolinabahabría desdibujado su perfil. Infinitamente despacio, la sombradesapareció mientras la succión del nuevo río crecía a un ritmoconstante. A buena velocidad, la hilera de balsas de juncos fueabsorbida por el curso del río, donde la rapidez disminuyó un tanto.Durante un buen intervalo, hubo pequeñas ondas en el agua del río,pero a medida que se reducía la velocidad desaparecieron. Lasmatas de juncos de la ribera eran ahora más altas, más resistentesy sus hojas todavía más afiladas. Los ganchos de los juncos eranahora capaces de rasgar agujeros en la ropa y en la piel. Por lo tanto,trataron de alcanzar la orilla derecha, donde de pronto un matorral

La leyenda de Mundo Minor

130

con grava resplandeciente reemplazó a los juncos homicidas. Unavez todas las balsas atracaron en la playa, levantaron elcampamento.

131

La leyenda de Mundo Minor

CUARTA PARTE: “EL CLUB”

Una piedra es mansa y pequeña,empero, uno se hiere con ella.

(Dinamarca)

Por la mañana, todos repararon en grandes jirones de niebla que sedesplazaban despacio sobre el matorral y a través de él. Cuando elsol alcanzó la cima de Montesbarrera, el calor creciente esparciódeprisa estos borrones de nubes diseminados. Esta niebla noagradaba a Kreator: de volverse más espesa y persistente podríaquizá causar la dispersión de la Compañía. Podrían resolver amarrarlas balsas entre ellas con una cuerda. Aún mayor preocupacióndespertaba el “Club”, cuyas operaciones le resultaban totalmenteincomprensibles. Kreator, con la mejor voluntad, no podía ver lassombras de un motivo para la dispersión de la Compañía. Todo loque la Compañía había hecho hasta la fecha se había fabricado encomunidad y servía para el provecho de todos sus miembros. Eraalgo completamente nuevo que estos deseasen... crear su propiacompañía. Kreator tenía dificultades para figurarse que losmiembros del “Club” creyesen, con toda seriedad, poder llevar acabo este proyecto sin una orientación superior. Deberían tener claroeste punto: sin principios rectores, las comunidades se haríanpedazos. Cuando Kreator, la noche anterior, había hablado con Ergsobre esto, lo había interpretado como alguna clase demalentendido. No estaba en condiciones de imaginar cuál. Lo queKreator había visto en los ojos de “Los Dos” insinuaba que algonuevo y extraño se había filtrado en su comunidad... algo oscuroque Kreator desconocía.

Kreator abandonó sus sombríos pensamientos y se concentró enayudar a desmontar el campamento. Al poco rato, todo estaba listo

La leyenda de Mundo Minor

132

y prosiguieron con su viaje. Para mayor seguridad, todos sequedaron junto a la orilla derecha, ya que la corriente no resultabaallí tan fuerte. En el lado derecho crecía el matorral, mientras queen la orilla opuesta, la izquierda, sólo divisaban juncosenmarañados. No habían navegado más que un par de horas cuandoKreator advirtió que la niebla arreciaba de nuevo, en el momentoen que de súbito comprendió que ya no alcanzaba a ver la riberade enfrente. La niebla se hizo más densa y era como si penetraseen la mente de Kreator, donde apagaba su alegría y le producía unahorrible sensación en el estómago. Se sentía como si hubiese oídosobscenos escuchando en la niebla que acechaban para hacer a suspalabras prisioneras. Esta sensación era algo completamente nuevotanto para Kreator como para los emocionantes.

Los sonidos se alteraban a medida que la niebla los circundaba; todosonaba con más claridad y con un timbre... casi metálico. De estaforma, Kreator captó el sonido del río y le sonsacó la informaciónque necesitaba. Él podía, según el ritmo del agua, saber que el ríose dividía en dos más adelante y que la bifurcación aparecería a suizquierda. Cuando llegaron a la ramificación del río todospercibieron que la succión del agua se comportaba como habíanoído antes. La Compañía permaneció junto a la orilla derecha.Nunca vieron la bifurcación, se quedaron como presa de la niebla.El sonido del río contaba asimismo otras cosas; el agua se habíavuelto más espesa y fluía un poquito más viscosa. Al mismo tiempo,Kreator se fijó en que el regusto que había notado tambiénincrementaba su intensidad. Estas circunstancias, unidas a laterrorífica sensación de que algo se escondía en la bruma,persuadieron a Kreator de regresar una vez hubiesen atrapado a “ElClub”. Debido a la niebla, ya no podían leer la hora exacta del díaen tanto el sol no se manifestase con claridad.

La luz empezó a menguar, por lo que se dirigieron a tierra. Mástarde quedó patente que en buena hora habían elegido levantar el

133

La leyenda de Mundo Minor

campamento, pues más allá el matorral cedía terreno a unas nuevasy más desagradables matas de juncos. Los juncos se habían tor-nado tan recios en su estructura que lo más grandes incluso teníanapariencia leñosa. Las hojas eran afiladas y mortíferas como el filode una espada; los ganchos eran espinas puntiagudas y la vegetaciónel doble de alta que Kreator.

Mientras los emocionantes levantaban el campamento, Kreatorpenetró en el matorral para estar a solas con su mente atribulada.La transformación que el paisaje había sufrido soliviantaba algoque dormía en las profundidades de la mente de Kreator, algo quesu conciencia no era capaz de identificar, ni siquiera de entender.Esa gran sombra negra que había visto venir desde Vível tambiénlo corroía, visto que tampoco la comprendía. Daba la impresiónde que todo en derredor estaba evolucionando en un sentido hos-til. Este desarrollo también se manifestaba en el matorral en dondese encontraba en ese instante. Era tan válido para el matorral comopara los juncos, cuyas espinas se estaban convirtiendo en lacaracterística común más destacada. Mientras Kreator se entreteníacon estos pensamientos, captó unos retazos de voces que le llegabana través de la niebla. En silencio y con el corazón latiendo fuerte,se movió hacia ellas. Después de un rato, Kreator vio el fulgorvacilante de una hoguera, al tiempo que el sonido del agua semezclaba con esas pocas palabras que escapaban de las figurasreunidas alrededor de la lumbre. La niebla y la luz de las llamasdanzarinas daban un cariz sospechoso a esas siluetas, que paraKreator tenían un aire insólito y lúgubre. Hasta la fecha, siemprese había asociado el estar reunidos junto a una hoguera con laamistad, la confianza y la seguridad. El efecto que le causaba elcontemplar esa congregación era completamente diferente.

Ante cada una de estas cinco personas había un pequeño cúmulode piedras que juntaban una a una, las sostenían con ojosescudriñadores y contemplaban cómo el fulgor de la hoguera las

La leyenda de Mundo Minor

134

traspasaba. Las contadas palabras que proferían eran, en lo esencial,comentarios sobre lo que veían, pero en medio tambiénintercambiaban observaciones más técnicas sobre cierto procesoal que expondrían las piedras más adelante. En qué consistía eseproceso de forma precisa Kreator no lo pudo averiguar, pero parecíaque los cinco en torno al fuego esperaban mucho de eso. Despuésde haber revisado las piedras, o bien las metían en una bolsa decuero que había frente a uno de ellos, o bien las echaban en el brazode río que fluía a sus espaldas, por su lado del matorral. Kreator seagazapó un poco más cerca para oír mejor las voces susurrantes yse acuclilló detrás de uno de los arbustos achaparrados del montebajo. Si en algún momento podía haber dudado, en todo caso yano lo hacía... era “El Club”. Cada vez que uno de los miembros de“El Club” se disponía a revisar una de las piedras se inclinaba, loque permitía que las llamas de la hoguera iluminasen su rostro. Porveces se propagaba una horrible mueca por los rostros de losemocionantes que provocaba un escalofrío a Kreator. Parecía quelas figuras no tenían nada en contra de los cambios que habíansucedido en el sabor y la consistencia del agua. Bebían concomplacencia de grandes y toscas tazas de arcilla que uno de ellosllenaba todo el tiempo con una jarra que sumergía regularmenteen el brazo de río tras él. Por lo visto estaban muy ocupados conese control de calidad, pero Kreator no era capaz de comprenderqué destino tendrían las piedras. Los fragmentos de conversaciónque escapaban de “El Club” daban a Kreator la sensación de queestaban organizando algún tipo de proyecto del que esas piedrasformaban parte. Esta conversación intermitente se vio interrumpidallegado un punto por uno de los presentes, que anunció que noquedaban más piedras azules. Cerraron la bolsa de cuero y se lallevó el que estaba encargado de llenar la jarra. Un instante despuésregresó con una bolsa igual pero vacía. Entonces repitieron elproceso, con la excepción de que esta vez se trataba de piedras rojas.

Kreator se quedó un rato escuchando, pero pronto decidió ir a

135

La leyenda de Mundo Minor

buscar al resto de la Compañía. Antes de que Kreator lograragirarse, oyó, para su gran sorpresa, que “El Club” había comenzadoa hablar sobre un nombre. Era aparente de que los miembros de“El Club” querían adoptar uno. Si había entendido bien, “El Club”estaba en plena tarea de crear su propio grupo y así escindirsedeliberadamente de la comunidad de la Compañía. Tal vez fueseconveniente enfrentarse a “El Club” ahora y después regresar aTerra Inkognita con o sin ellos.

Erg quedó ligeramente escandalizado ante la narración de Kreator.Tras recobrarse, le preguntó qué harían. Kreator opinó que deberíanconvocar a toda la Compañía, marchar hacia el campamento de “ElClub” y oír de su propia boca qué es lo que querían. No pasó muchotiempo antes de que la Compañía llegase a la hoguera de “El Club”,pero este grupo había proseguido la marcha. Se veía que habíanabandonado el campamento poco después de que Kreator hubieseregresado a buscar al resto de la Compañía. Sólo quedaban lahoguera y algunas piedras azules que “El Club” había olvidado.Kreator se agachó para recoger una de estas piedras azules y se lametió en el bolsillo. Después regresó con la Compañía a su propiocampamento.

A la mañana siguiente, Kreator se despertó mucho antes de que elsol alcanzase a trepar sobre las quebradas cumbres deMontesbarrera. Pensativo, vagó por el campamento, mientras susdedos jugaban con la tersa piedra azul que tenía en el bolsillo.Esperó a que la luz mortecina del sol se cerniese sobre el paisajepara poder averiguar qué había encontrado “El Club” en estaspiedras. El sol ascendía, la luz aumentaba y Kreator miraba latraslúcida piedra azul que sostenía en su mano. Cuando losexangües destellos dorados alcanzaron la intensidad suficiente,Kreator la alzó con cuidado a la altura de la vista. A través del fil-tro azul de la piedra el paisaje en torno a él se revelaba todavía másavieso y retorcido de lo acostumbrado. Al mover la piedra entre

La leyenda de Mundo Minor

136

los dedos, como había visto hacer a los miembros de “El Club”, elpaisaje se retorcía como si soportase un terrible dolor. Esa sensaciónhorrible que no abandonaba su estómago empeoró hasta producirleinmensas náuseas. Arrojó, con repugnancia, la piedra en el aguadel río.

137

La leyenda de Mundo Minor

QUINTA PARTE: “EL REY EGO”

El rey está tan sólo a medio camino de Dios.(Anónimo)

Llegó la mañana para revelar el humor abrumado del campamentode la Compañía. En el consejo al que Kreator convocó no habíaningún emocionante que tuviese la menor idea de lo que habíaimpulsado a “El Club” a realizar tales operaciones. Aparte de esto,todos estaban de acuerdo en que “El Club” se había separado de lacomunidad de la Compañía. Cuando Kreator preguntó de formadirecta a los emocionantes si opinaban que debían regresar, en lu-gar de continuar adentrándose en esa tierra brumosa, se produjouna buena discusión. La decisión que resultó fue la de continuarhasta encontrar a “El Club” y proponerles la posibilidad de regresarjuntos a Terra Inkognita, luego se podría volver con o sin losmiembros de “El Club”. Como se había hecho tarde, postergaronla partida hasta la mañana siguiente.

Una tras otra, las balsas amarradas entre sí se echaron a la corrientedel río y navegaron adentrándose en el reino de la niebla. Mientrasla balsa se deslizaba indolente sobre ese agua viscosa, Kreator sesumió en profundos pensamientos. ¿Qué era en realidad aquello acuyo encuentro se dirigían? Todo con lo que se topaban lerepugnaba : los juncos, el agua del río, la niebla y ahora ladesaparición de “El Club”. Él preferiría dar la vuelta en seguida,pero a la vez encontraba razonable y necesaria la decisión deplantear a “El Club”la posibilidad de regresar juntos. Al mismotiempo, lo asaltaban las dudas sobre a qué había que retornar. TerraInkognita no era mejor que Terra Nova y seguro que el Rey deMundo Ambo ya había encontrado el jardín y... había arrancadotodo de raíz. En el interior de Kreator empezó a crecer la nada, unagujero negro que se ensanchaba en su conciencia y su

La leyenda de Mundo Minor

138

subconsciencia, un agujero que lo aterraba. La niebla continuóespesándose, mientras las balsas se alejaban deslizándose hacia undestino que Kreator no conocía ni se podía imaginar. Se sentíaindefenso, débil y estafado. Kreator lloró quedamente.

A medida que la niebla se densificaba, vieron necesario buscarrefugio bajo la pendiente del río. Grandes jirones de niebla cubríande vez en cuando la orilla durante intervalos más o menos largos,pero la mayor parte del tiempo podían ver deslizarse los juncosespinosos y afilados como cuchillas de afeitar. Kreator los siguiócon la mirada, sin mayor interés. Tenía la sensación de que alguienhabía planeado este viaje por anticipado, alguien que lo habíaatraído en contra de su voluntad. Kreator se sonrió amargamente.Le pareció que era un pensamiento insensato, pues quién podríaser... ¿el Rey de Mundo Ambo?.. .¿uno de los otros reyes?.... ¿cuálde ellos? Kreator quería espantar esos pensamientos, cuando unnueva perspectiva se le presentó. ¿Quién había asestado ese golpeal muro del Jardín con que había empezado toda esa historia? Nopodía haber sido el Rey de Mundo Ambo, pues estaba claro que nosabía de la existencia del Jardín antes de que Kreator se lomencionase. Pero igualmente en ese momento había sucedido lacatástrofe. Esos pensamientos le helaron las entrañas. Nunca se lehabía pasado por la cabeza. ¿¿Quién había reventado el muro delJardín?? ¿HABÍA alguien planeado enviarlos a este... destierro?El sobresalto casi lo paralizó, pero como no podía encontrar unarespuesta satisfactoria, intentó pensar en otra cosa. Se giró parahablar con Erg, que se sentaba en la parte trasera de la balsa. Ergestaba sumido en sus propios pensamientos y tenía la vista perdidaen las aguas del río. Cuando Kreator le preguntó a dónde creía queel río los conducía, él meneó la cabeza, se encogió de hombros ydijo que no tenía ni la más remota idea. Se hundieron de nuevo enel silencio. Salvo por los movimientos del agua, provocados, almenos en una ocasión, por un afluente que los impulsaba río abajo,hacia la orilla derecha, no sucedió nada en absoluto antes del ocaso.

139

La leyenda de Mundo Minor

En ese momento del día en que la luz sobre Terra Nova empezabaa apagarse, la Compañía pasaba por un lugar donde la orillacambiaba por completo de características. Esta transformación erasin duda obra de las mano del hombre, ya que la ribera estaba des-provista de esos juncos homicidas, quedando sólo unos rastrojoscortos. Probablemente había sido “El Club” quien había despejadolos juncos, por lo que la Compañía decidió en el acto atracar allí.Una vez en tierra, cuando habían andado un poco por la ribera,encontraron de nuevo algunos juncos. Habían sido reducidos apequeños trozos apilados a unos pasos de una edificación de barrococido que medía casi cuatro metros. Kreator envió inmediatamentea los emocionantes en todas direcciones para encontrar a losmiembros de “El Club”, mientras él y Erg examinaban laconstrucción.

La obra tenía toda la pinta de ser un horno. En su fogón encontraronseñas de que había sido calentado con tallos de los juncos de la pilacercana. Una cantidad de cercos y manchas de color rojizo y pardolocalizadas en la superficie del horno mostraban que debía habersido un trabajo penoso para el emocionante que había atendido lalabor. La distribución del horno daba la impresión de que seutilizaba para calentar algo específico en el espacio de que disponíael fogón. En seguida averiguaron que el horno se había utilizadopara calentar unos moldes, pero como los moldes que encontraronestaban despedazados, no pudieron averiguar qué habían fundido.Los restos que se encontraron entre los moldes triturados eran enparte metal fundido y en parte algo que adivinaron serían las piedrasrojas y azules de que “El Club” había hecho acopio en su anteriorcampamento.

Cuando el resto de emocionantes regresó, informó de que el claroera inmenso y que la abertura hacia el río era la única vía. “El Club”debía, por consiguiente, haber partido de nuevo por el río. Lasindicaciones sobre el tamaño de la rozadura les hicieron suponer

La leyenda de Mundo Minor

140

también que los juncos que quedaban en el montón junto al hornono eran más que una pequeña porción del combustible que habíancortado. La Compañía levantó el campamento y a continuaciónKreator retornó al horno para estudiar de cerca algunasinscripciones que había descubierto. Eso lo intranquilizó, puesmanifestaban netamente que “El Club” era ahora una unidadseparada y que tenía un líder autodesignado. Por todas partes, enlos moldes, en el horno, etc. se repetía la misma leyenda: Rey Ego.Al amanecer, Kreator reunió a los emocionantes y les expuso loque había averiguado, en especial lo relativo a la firma del Rey Ego.Más tarde, les pidió que discutieran la situación y que meditasensi debían continuar intentando dar alcance a “El Club”. Pronto seenzarzaron en una animada discusión, porque había muchasopiniones al respecto. De golpe, dos emocionantes se levantaronde entre un corrillo y llamaron la atención del resto. En su grupola discusión se había acalorado más y querían hacer una preguntaa Kreator en presencia de todos. Deseaban recibir una explicaciónde la razón por la que la Compañía no tenía un rey que los guiase,en lugar de tener que decidir todo reunidos en consejo. Suargumento se basaba en que la toma de decisiones era complicaday consumía un tiempo espantoso. Cuando los dos emocionantesenmudecieron, todos los ojos se volvieron hacia Kreator, que sedispuso a explicarles:

Una monarquía sólo podrá funcionar de modo satisfactorio siestá construida sobre principios justos. Estos principios son lossiguientes:

EL AMOR, LA JUSTICIA, LA SABIDURÍA Y EL PODER(Fragmento de “La elegía de Kreator”)

Para que una monarquía pueda funcionar es necesario que todasestas cualidades estén presentes y en equilibrio. De faltar una deellas, las otras podrían malograrse en seguida. Al mismo tiempo,

141

La leyenda de Mundo Minor

les recordó que en la Compañía sólo las dos primeras cualidadeshabían evolucionado hasta una fase razonable, si bien no estabanen un grado lo bastante avanzado como para que la sabiduría sehubiese manifestado ya. Por lo tanto no se podía establecer todavíauna monarquía. Entonces, los dos emocionantes quisieron saber porqué “El Club” había sido capaz de crear una monarquía, cuandoeso, según Kreator, era imposible. Kreator esclareció que era evi-dente que ellos habían renunciado a conseguir una monarquía deforma natural, habían renunciado al amor, a la justicia y a lasabiduría; habían ido directamente a por el poder. Eso no conduciríaa nada positivo, puesto que estas cualidades están basadas unas enotras, sirviendo así un principio de base para el siguiente.

Se empieza con el amor; éste desembocará en la justicia, que serviráde marco para la sabiduría, que a su vez podrá mantener en jaqueal poder. Con esta última cualidad, el poder, se funda la monarquía.“El Club”, al contrario, comenzó por el poder, que pronto deformarála sabiduría, que a su vez mutilará la justicia, la cual finalmenteconducirá a la perversión del amor. Esa transformación terminarápor amenazar el marco de la monarquía, y por último acarreará suderrumbamiento. En su justo orden, por el contrario, los elementosse fortalecerán y afianzarán unos a otros y con ello se constituiráuna monarquía estable.

Una vez hubo concluido su discurso, Kreator invitó a los dosemocionantes a tomar la palabra si lo deseaban. No quisieron, sesentaron en silencio. El discurso había suscitado aplausos dispersosentre los reunidos, con la excepción del de los dos emocionantessilenciosos. Kreator retomó la palabra y comentó los cambios quehabían ocurrido en los juncos, el agua, la niebla y el matorral.Señaló que las alteraciones parecían empeorar cuanto másavanzaban y sugirió navegar sin interrupciones, sin levantar camp-amentos, hasta hallar a “El Club”. Entonces les ofrecerían regresarjunto con la Compañía o seguir su rumbo, tras lo cual la Compañía

La leyenda de Mundo Minor

142

retornaría al Jardín en Terra Inkognita. Allí trabajarían para concluirla formación de la monarquía. Los emocionantes aprobaron el plan,salvo aquellos dos que seguían en silencio mirando al suelo. Kreatorno podía ver sus ojos, pero sabía que ahora eran oscuros, vacíos einsondables, igual que los que había visto en los miembros de “ElClub”. Kreator supo que los había perdido... a ellos también.

Cuando resolvieron que todo se había debatido, el día estaba yamuy avanzado. Por eso decidieron quedarse en el campamento hastala próxima jornada, tiempo que emplearían en reparar las balsasque se habían ido dañando. El trabajo de reparación no fue enabsoluto grato. Incluso los viejos juncos marchitos eran en extremocortantes y los arañazos más ínfimos quemaban como el fuego.Todos acabaron lastimándose, lo que impulsó a Kreator a pensarcon profunda compasión y lástima en el emocionante que habíaprendido fuego al horno de fundición de “El Club”. Al caer la noche,todos los daños estaban reparados y, a pesar de que estaban cansadosdespués de un trabajo tan arduo, sus heridas y arañazos losmantuvieron despiertos. Por añadidura, había otra cosa que impedíadormir a Kreator. Cada vez que cerraba los ojos sentía como si unavoz leve, apenas audible, lo llamase. En el instante en que sedespertaba la voz desaparecía de nuevo. Este fenómeno lo mantuvodespierto largo rato hasta que por fin logró conciliar el sueño.

Sin saber qué era lo que lo había despertado, Kreator se enderezóy escuchó en la oscuridad. Tenía la nítida sensación de que un sonidole había sacudido el sueño de encima, pero su cerebro no habíaregistrado cuál... Se oía de nuevo. Un ruido leve de trastos, seguidode un indolente chapoteo del agua almibarada del río. Sin hacerruido, Kreator se arrastró boca abajo, se puso a gatas y se deslizósilencioso fuera de la cabaña de juncos en la que dormía. Otra vezoyó un sonido que debía venir del lugar donde estaban amarradaslas balsas. Al llegar junto a las embarcaciones vio lo que loprovocaba. Los dos emocionantes que habían hablado de fundar

143

La leyenda de Mundo Minor

una monarquía habían desamarrado una de las balsas, la habíanarrastrado dentro del agua y se estaban subiendo en ella. Pocosinstantes después, desparecían en la niebla. Kreator permaneció enla orilla hasta oír el último chapoteo que los impulsaba río abajo,antes de regresar a su cabaña. No consiguió volver a conciliar elsueño. Sólo se quedó echado mirando al techo de la cabaña hastaque la luz de la mañana se coló hasta él. Estaba muy, muy afligido.

La leyenda de Mundo Minor

144

SEXTA PARTE: BOSQUESABARA

La niebla no se disipa con un abanico.(Japón)

Al romper el día, Kreator se levantó francamente irritado por laniebla. Obstaculizaba su vista, desdibujaba todos los contornos einutilizaba su sentido de la orientación. Su decisión era más firmeque nunca antes: regresarían a Montesbarrera tan rápido como lesfuese posible. Por este motivo debían dar alcance a “El Club”navegando sin pausa hasta alcanzarlos. Después les ofreceríanregresar juntos, tras lo cual la Compañía regresaría haciaMontesbarrera... con o sin “El Club”. Más tarde cruzarían lasmontañas y retornarían al Jardín, ¡sin ni siquiera echar la vista atrás!

Kreator reunió a los emocionantes y los preparó para un ciertamentelargo viaje que se veían obligados a emprender sin pausa paraalcanzar a la solitaria, y por tanto más veloz, balsa de “El Club”.El hecho de que con anterioridad en el viaje hubiesen advertido elempuje de un afluente en el río confirmó la opinión de Kreator deque se encontraban en el mismo brazo que “El Club”. Kreatoraprovechó al mismo tiempo la oportunidad para informarles sobrelos dos que se habían marchado al amparo de la noche y queprobablemente se unirían a “El Club”. Un murmullo recorrió lasfilas de emocionantes. No llevó mucho tiempo realizar esas pocasmodificaciones en las balsas que hacía necesario el nuevo plan deviaje, por lo que pronto partieron. Para ponerse en marcha másrápido se introdujeron más adentro en el río, pero la consistenciadel agua no permitía aumentar la velocidad sustancialmente. Elambiente en las balsas era opresivo y prácticamente nadie hablaba.Las escasas palabras que se pronunciaban eran en esencia de índolepráctica o comentarios referidos a los movimientos del agua ydemás.

145

La leyenda de Mundo Minor

(Los datos que se han podido reunir apuntan a que ese viaje duróentre tres y siete días, sin interrupciones. No ha sido posible acotaruna medida de tiempo más precisa).

Una mañana, cuando Erg despertó a Kreator para que lo relevaseen la guardia, éste se percató de que la vegetación de la orilla habíacambiado en el curso de la noche. Los juncos, de aspecto cada vezmás leñoso, poco a poco habían dado paso a verdaderos árboles.Sus troncos eran lisos y carecían de espinas, ganchos o cualquierotro desagradable sistema de defensa... al menos por lo que Kreatorpodía ver. Según avanzaba el día, los árboles aumentaban en alturay frondosidad hasta mezclarse unos con otros formando unaimpenetrable empalizada. Además, a Kreator le pareció que la luzse extinguía más deprisa de lo habitual, lo que interpretó como señalde que los árboles se iban a unir sobre su cabeza. Le pareció muyprobable que el mismo tipo de árboles creciese en la orilla opuesta.En poco tiempo sólo se podía hablar de una semiclaridad soñolienta,por más que en lo alto pudiese ser mediodía.

(De nuevo carecemos de suficientes datos fidedignos para calcularlo que duró el viaje a lo largo de la linde de Bosquesabara. Por lotanto lo omitimos aquí).

Una cosa más que convenció a Kreator de que los árboles se habíancerrado sobre sus cabezas fue la transformación que habíaexperimentado el timbre de los sonidos. Los ruidos eran ahorasordos, cavernosos y poseían un leve, aunque audible, eco. Fue uncambio que no agradó a nadie en las balsas; les provocaba lasensación de estar aprisionados, la sensación de ser pasto de esepaisaje hostil. A Kreator también lo reconfortaba la idea de dar laespalda a esa pesadilla, cuanto antes mejor. El agua, por entonces,era casi imbebible, en parte porque era espesa como el almíbar yen parte porque su sabor era tan fuerte y nauseabundo que tragárselarequería más esfuerzo que al principio. Así las cosas, Kreator

La leyenda de Mundo Minor

146

dudaba sobre cuánto tiempo más serían capaces de sobrevivir decontinuar así.

Entonces captó la atención de Erg un fulgor parpadeante un pocoalejado de la orilla que lo impulsó a tocar el hombro de Kreator. Elresplandor venía de un gran espacio abierto, un claro en el bosque.Este lugar tenía que ser obra de la mano del hombre, ya que algunosárboles más pequeños que crecían por allá habían sido talados ysus troncos transportados lejos. En todo el perímetro del calverohabía, a intervalos de un par de metros, unas antorchas enormesplantadas en la tierra y era su luz la que habían divisado desde elrío. Cuando echaron pie a tierra, Kreator advirtió que el claro estabacubierto de hojas pertenecientes con toda evidencia a los árbolesque habían talado. Las hojas no tenían ni púas ni espinas como losjuncos, sino que eran suaves. Surgía un hedor pútrido cuando selas pisaba al entrar. Le recordaba a “El claro de El Club” dondehabían encontrado el horno de fundición y la firma del Rey Ego.También en esta ocasión se trataba de un espacio circular que sólose abría hacia el río para que las embarcaciones pudiesen ir y venir.

Las antorchas parpadeaban levemente en el suave viento quedanzaba entre los troncos oscuros, haciendo que la luz dibujase unaamarillenta y algo vacilante cúpula sobre el calvero. La vegetaciónque circundaba el claro sofocaba al instante cada haz de luz en sutiniebla sin fin. La Compañía se quedó en la orilla del río hasta quetodos hubieron descendido a tierra, tras lo cual marcharon por lazona. Cuando se habían adentrado un trecho, Erg se apercibió deuna masa oscura situada en el extremo opuesto del calvero. Debidoa la negrura y a la distancia no logró determinar de qué se podríatratarse. Con un susurro alertó a Kreator sobre el fenómeno, peroél ya se había percatado también. A medida que se acercaban, lasombra tomaba forma y su perfil se definía. Se trataba de unaedificación de algún tipo construida a base de los troncos quehabían despejado en el claro. El plano de la edificación era

147

La leyenda de Mundo Minor

cuadrado, de unos diez por diez metros conforme juzgó Kreator, ysobre él se alzaban cuatro muros. Éstos no eran verticales, sino quepresentaban una inclinación hacia el centro que recordabavagamente a una pirámide. A casi tres metros de altura la forma depirámide se truncaba en una plataforma cuadrangular sobre la cualse erguía una construcción en forma de dado que estimó mediríacinco metros de arista. La plataforma sobresalía por debajo el dadohasta que su perímetro se alineaba con el de la base de la pirámide.Sobre las cuatro esquinas superiores del dado, sobre las esquinasde la plataforma y en medio de los lados de ésta estaban colocadasen sus soportes antorchas extintas de regular tamaño.

La Compañía se detuvo y se agrupó en un semicírculo, a unadistancia que permitiese abarcar el edificio con la vista. Ahípermanecieron un par de minutos antes de que algo sucediese,entonces resonó una estridente señal de trompeta. Mientras el ecomoría, algunas figuras oscuras marcharon al frente, tres a cada caradel dado, y se posicionaron un poco alejadas del borde de laplataforma. Una vez todos hubieron ocupado su lugar, encendieronlas antorchas situadas en los soportes del edificio, después unaancha puerta de dos batientes emplazada a un lado del dado se abrió.De ella salió una figura formidable, reposada, distinguida. Secolocó un par de pasos ante los demás, para lo que habían dibujadoun agujero en las filas con objeto de dejarlo pasar. Por causa de lailuminación y de la relativa gran distancia, la Compañía no veía delas figuras más que una silueta que sólo a medias iluminaban lasoscilantes antorchas.

El recién llegado marchó al frente y se colocó bajo un lado de laplataforma, donde una antorcha pudiese iluminarlo. Bajo eseresplandor parpadeante se erguía, fornido y vigoroso, con los piesalgo separados entre sí y los brazos en jarras. En la cabeza llevabala seña de su posición en “El Club”... una Corona. El rostro del ReyEgo dejó anonadado a Kreator, pues se asemejaba a un espejo... en

La leyenda de Mundo Minor

148

todo caso era lo único que se podía ver al reverbero de la antorchasituada ante él. Entonces se adelantó una figura envuelta en unacapa, más delgada y no tan alta. Se colocó a la derecha del rey y sepuso a susurrarle algo al oído.

*¿QUÉ DESEÁIS Y POR QUÉ HABÉIS PENETRADOEN MI REINO?

El eco de la voz estentórea del rey resonó en los túneles arbóreosdel río.

* Nuestra intención es retornar a Terra Inkognita y osofrecemos que vengáis con nosotros.

Kreator había hablado con un tono normal, pero era tan fácil de oírcomo el rugido del Rey Ego.

*¿¿DEBERÍA ABANDONAR MI ESPLÉNDIDOREINO SÓLO PARA CULTIVAR FLORES... YO, UNREY??

A la pregunta sucedieron unas risas burlonas que compartieron losdemás en la plataforma.

* Vosotros decidís, nosotros regresamos a Terra Inkognitacon las primeras luces del alba. Si aparecéis, podéisacompañarnos, de lo contrario regresaremos solos.

Parecía que las palabras de Kreator se habían quedado en el aire yestorbaban la aparición de cualquier otro escarnio. “El Club”permaneció un instante quieto, tras lo cual sus miembros giraronsobre sus talones y tomaron el camino por el que habían venido.Cuando todos hubieron abandonado el escenario, las antorchas seapagaron. La Compañía regresó hacia el río con Kreator sumidoen sus pensamientos. Cruzaron hasta la orilla opuesta del río, que

149

La leyenda de Mundo Minor

resultó estar mucho más cerca que la última vez que la niebla leshabía permitido verla. Allí despejaron un pequeño claro dondepoder dormir. Kreator tuvo dificultades para conciliar el sueño. Lasvivencias del día habían despertado algo en las profundidades desu mente, algo que no podía llamar por su nombre... algo que nodeseaba conocer. Cada vez que cerraba los ojos, regresaba esa vozque lo llamaba, aunque no con palabras propiamente dichas. Eracasi la sensación de que alguien lo invocaba, una sentimiento deque alguien... o algo quería ponerse en contacto con él. MientrasKreator yacía acostado escuchando esa llamada, se viointerrumpido por un sonido que provenía de la oscuridad exterior.Reconoció el sonido... de trastos y de chapoteos. Con un suspiroafligido admitió que al menos uno, quizá más, habían abandonadola Compañía para unirse a “El Club”.

La mañana había preparado a la Compañía un espectáculosorprendente. Junto a la orilla del río estaba anclada una granembarcación, una embarcación que presentaba los mismos rasgoscaracterísticos de “La Fortaleza”, el nombre que Kreator había dadoen sus adentros a la construcción de “El Club” ubicada en la orillaopuesta. Al parecer, la embarcación también estaba construida controncos de “El Calvero de la Fortaleza” y era tan grande quedesentonaba con las proporciones del medio circundante. A lo largode uno de los costados se abrían multitud de puertas, semejantes aaquélla de la que había salido el Rey Ego la noche anterior. Salvopor la abundancia de puertas, la embarcación se asemejaba a unaversión alargada de “La Fortaleza”. Desde la línea de flotación seelevaban los costados, un tanto inclinados hacia una cubierta deunos tres metros de altura. Sobre ésta se elevaba, como en “LaFortaleza”, una superestructura, salvo que en este caso erarectangular, mientras que la de “La Fortaleza” era cuadrada. Lalongitud exacta de la embarcación se había perdido en la niebla. Alo largo de ella había dispuestos soportes con antorchas encendidas,a una distancia de un par de metros entre sí. Mientras la Compañía

La leyenda de Mundo Minor

150

contemplaba este fenómeno resonó un estridente toque de trompetaen las copas de los árboles. Al igual que el día anterior, en primerlugar aparecieron seis, tres a cada lado, y a continuación el ReyEgo hizo su entrada. La noche anterior, el rostro del Rey habíadejado perplejo a Kreator, pero ahora podía ver el motivo. La fazdel Rey Ego estaba cubierta con una máscara azul claro destellantecuya superficie lisa como un espejo había reflejado la lumbre dela antorcha. Kreator asintió para sí: ¡así que para eso habían fundidolas piedras azules! Con las manos plantadas en los flancos, el ReyEgo alzó su voz estentórea:

* ¡¡TENEMOS UNA OFERTA QUE PROPONEROS!!

El eco se extinguió perezosamente.

* Exponed vuestra oferta.

Kreator probó a establecer contacto visual con el Rey Ego, pero selo impidió, en efecto, el resplandor azul claro y turbulento de lamáscara.

* ¡¡SI OS PONÉIS BAJO MI MANDO, OS DEJARÉSUBIR A BORDO DE ESTA PODEROSAEMBARCACIÓN Y OS LLEVARÉ DE REGRESO AMONTESBARRERA EN CONDICIONES DESEGURIDAD Y CONFORMES AL RANGO DE CADACUAL. MI ÚNICA EXIGENCIA ES QUE OSSOMETÁIS SIN RESERVAS A MIS ÓRDENES ENTANTO PERMANEZCÁIS A BORDO DE MI NAVÍO!!

El Rey Ego hizo un ademán con la mano que resultó en la aperturade una puerta en mitad de un costado de la embarcación. De ellasalió un octavo emocionante que tomó posición a un par de metrosde la puerta con las manos en las caderas y un semblante severo.

151

La leyenda de Mundo Minor

Kreator sabía que debía ser a quien había oído abandonar elcampamento la noche pasada. Volvió a posar la mirada en el ReyEgo y negó con la cabeza.

* Rechazamos vuestra oferta, pero reiteramos la nuestra.Podéis uniros a la Compañía de nuevo y regresar todosjuntos en las mismas condiciones.

Se produjo un silencio sepulcral durante un instante, entonces elemocionante se giró, se precipitó dentro del vano y dio un portazo.Al mismo tiempo que la puerta se cerraba de golpe, el navío seseparó de la orilla a una velocidad moderada. La Compañía sequedó viendo desparecer la embarcación en la niebla, con sudesagradable corte en pie sobre la cubierta.

La leyenda de Mundo Minor

152

SÉPTIMA PARTE: RETIRADA

Una retirada a tiempo es una media victoria.(Refrán árabe)

La consistencia del agua del río desestimaba toda ocurrencia deremar o de conducir de vuelta las balsas contra corrienteayudándose de una pértiga. La única solución posible que restabaera regresar por la orilla. Daba la impresión de que los árboles quecrecían apretados junto al agua eran los más pequeños, así que,aunque sería un trabajo muy duro, se abrirían paso a hachazos. Pararepartirse el trabajo de modo razonable, convinieron que laCompañía marchase en una larga columna. Ésta podría tener laanchura de cinco hombres, puesto que no había más espacio entreel río y los grandes troncos que formaban la empalizada hacia elinterior del bosque. Los cinco de la primera fila debían despejar elcamino para la Compañía hasta que agotasen sus fuerzas, entonceslos cinco siguientes los reemplazarían mientras los primerosdescansaban. Cuando los últimos cinco emocionantes de lacolumna hubiesen pasado, los cinco que habían descansado selevantarían y formarían la retaguardia. Era innegable que se tratabade un trabajo muy duro el abrirse paso así, a través de una marañade matorrales que componían el sotobosque de Bosquesabara. Lopeor eran, por supuesto, los árboles de verdad, que crecíanfrondosos y densos, pero también los juncos, si bien más pequeños,eran bastante resistentes.

En contraste con los árboles, las plantas contenían bastante savia,que salpicaba a los emocionantes que despejaban el camino. Estasavia tenía el mismo olor desagradable que el río, con la diferenciade que estaba más concentrada y por lo tanto despedía un hedormás fuerte. Al mismo tiempo era pegajosa e imposible de despegar.La única solución que se les ocurrió fue que los equipos de

153

La leyenda de Mundo Minor

segadores lavasen sus ropas en el río al finalizar su turno. Claroque el agua del río también olía, pero optaron por elegir el menorde dos males. En la medida en que era posible, daban un rodeo paraevitar los árboles, en lugar de talarlos, pero esto no siempre erapracticable. Así que la Compañía se concienció de que a buenseguro pasaría mucho tiempo antes de que hubiesen despejado elcamino que los sacaría de Bosquesabara. A cada metro queavanzaban, el humor mejoraba un ápice, pues a nadie en laCompañía le agradaban ni el bosque, ni la niebla, ni ese aguainmunda.

Kreator no estaba en condiciones de determinar cuán lejos llegabancada día o cuánto les quedaba por andar, pero mientras tuviesen elrío a su izquierda no podían estar mal encaminados. La primeranoche en Bosquesabara resultó bastante caótica. Todos estaban muycansados y necesitaban una buena noche de sueño, pero nadiedurmió especialmente bien. Era como si de continuo alguien... oalgo merodease alrededor (y quizá también dentro) delcampamento. Kreator no veía nada insólito, pero la oscuridad estabaplagada de sonidos. Muchas veces salió de la cabaña que compartíacon Erg y otros tres emocionantes para seguir la pista hasta el origende esos ruidos diversos que parecían producirse justo a la entradade su “alcoba”. Cada vez que salía, solamente oía un leve chapoteoatenuado en el río. No conseguía atisbar nada. Los acontecimientosde la noche pesaban en el ánimo del campamento a la mañanasiguiente; nadie dijo nada, pero todos echaban miradas furtivas entorno.

Los equipos de segadores extenuaban sus fuerzas, pues deseabanescapar de esa pesadilla en que el bosque se había transformado.Cada noche se producía la misma agitación en el campamento, peroparecía disminuir progresivamente. Por esta razón, el humorcomenzó a mejorar de nuevo, por más que continuasen siendoprecavidos y reservados. Al quinto día de emprender estos Trabajos

La leyenda de Mundo Minor

154

de Sísifo, se dieron cuenta, para su gran alegría, de que el agua habíaperdido su viscosidad. Del mismo modo, su sabor era menosnauseabundo. La noche del octavo día Kreator se percató de que elsotobosque se había vuelto menos impenetrable, lo cual le dioesperanzas de que significase que se aproximaban a la linde delbosque. Kreator estaba en lo cierto. Ya al mediodía de la jornadaposterior pudieron caminar por la llanura, situación que hizo quela Compañía al completo estallase en canto. Tenían que dar salidaa ese sentimiento de alegría y de alivio que los inundaba. Claro quepersistía la niebla, pero al no estar mezclada con la oscuridad delas sombras de los árboles ya no producía el mismo efecto opresivo.En un largo trecho no vieron vegetación alguna junto al río; allílevantaron el campamento y decidieron permanecer el todo díasiguiente. Mientras Kreator y Erg conversaban recostados sobre lacorta hierba, pasó zumbando una mosca. A raíz del insecto lesobrevino a Kreator el pensamiento de lo extraño de que duranteel día no hubiesen visto jamás huella alguna de vida enBosquesabara, a pesar de toda la agitación nocturna que habíanexperimentado. Se lo mencionó a Erg, que no lo había pensado, yéste le dio la razón. La primera noche en la llanura resultó ser lamejor que hasta entonces habían pasado. En el campamento serespiró una perfecta tranquilidad toda la noche.

La mañana trajo consigo un milagroso reflejo anaranjado en elmanto de niebla, un fulgor que Kreator había olvidado que la nieblapodía adquirir. Inspiró profundamente, se reclinó sobre los codosy miró en derredor. Todos se habían acostado al aire libre, puestoque no había juncos secos con los que fabricar una cabaña. Claroque podrían haber recogido ramas en el límite de Bosquesabara,pero a nadie le había apetecido acercarse. Kreator se deleitó con lavisión de ese grupo creciente de emocionantes que yacía apacibleespalda con espalda sobre la áspera hierba. Sus rostros irradiabanuna innegable serenidad que no habían mostrado en largo tiempo.Kreator no sabía con exactitud cuántos emocionantes había en ese

155

La leyenda de Mundo Minor

momento, ya que su mente había estado ocupada en otrosquehaceres. Esto le recordó su mapa de ruta. No lo habíaactualizado en muchos días y era hora de hacerlo.

A medida que el sol ascendía por la bóveda celeste, su calor disipabaun tanto la niebla. La estancia en Bosquesabara había aguzado elsentido de la observación de la Compañía en relación con los másínfimos cambios que se sucedían en las cercanías, y tal logro lospuso contentos. Más entrado el día, Kreator convocó a la Compañíapara poner en común algunas cosas que cada uno en particular habíaobservado en el bosque y de esa forma hacerlas de dominio público.En ese consejo se supo que varios emocionantes habían vistofugazmente a los agitadores nocturnos de Bosquesabara. Nadiehabía visto ninguna silueta o figura clara, pero algunos habíanvislumbrado pequeñas criaturas encorvadas ¡con ojos rojos ybrillantes de reptil! Todos estos avistamientos se habían producidoen las inmediaciones del río. Estos datos dejaron a Kreatormeditabundo y aumentaron la repugnancia que sentía porBosquesabara y por todo lo que albergaba. Al mismo tiempo, loreafirmaron en su determinación de averiguar lo que mantenía a“El Club” unido y lo que buscaban fuera de la Compañía. Parecíaque las piedras rojas y azules que habían visto habían accionadotodo ese mecanismo, así que si quería entender a “El Club” eraprimordial comprender primero qué buscaban en las piedras decolores. En el viaje de vuelta estaría alerta para avistar los lugaresdonde la grava contenía estas piedras y recogería ejemplares detodas las tonalidades existentes... no sólo de las rojas y las azules.

La mañana del día siguiente todos se prepararon para viajar tanpronto como fue posible, para así alcanzar su destino en breve. LaCompañía partió como antes de cinco en cinco, dado que no podíafaltar mucho hasta que reapareciesen los juncos. No se equivocarony, como no deseaban abandonar el río, tuvieron que hacerse caminoa machetazos. Los juncos no eran tan difíciles de segar como el

La leyenda de Mundo Minor

156

sotobosque, por lo que avanzaron bastante rápido. Todo el rato,mientras caminaban, mantenían una animada charla sobre laperspectiva de escapar de la niebla, del regusto del agua y de lasotras cosas desagradables con las que habían tenido que lidiar desdeque habían dejado Vível. Los cantos volvieron. En el Jardín de TerraInkognita cantaban todos los días, pero en estos parajes sólo ahoracomenzaban a hacerlo, en el camino de regreso a Montesbarrera.

Ya cuando levantaron el campamento la primera noche pudieronver que la naturaleza de los juncos se había vuelto un poco menosagresiva. La franja de juncos ya no era tan ancha ahora y era másfácil despejarla según avanzaban. La calidad del agua tambiénmejoraba, como bien advertían los grupos de segadores cuando,después de su turno despejando maleza, tenían que lavar su ropa ybañarse en el río. Hasta el resabio se desvanecía. Estos cambiospositivos disponían en una buena dirección la mente de losemocionantes y los llenaban del sosiego y la paz cuya existenciahabían olvidado por completo. Kreator advirtió que era como siun manto... un velo estuviese a punto de desaparecer, permitiéndolepensar con más claridad de la que hasta entonces le había sidoposible. Esto lo asustó un poco, pues significaba que él mismo, sinsaberlo, tampoco había gozado de sus plenas facultades. Sin duda,eso les habría conducido a más contratiempos si se hubiesenadentrado aún más en el bosque. Cada vez que Kreator pensaba enBosquesabara lo encontraba más irreal.... como un decorado, quizásea ésa la expresión más exacta. Sintió con claridad que el bosqueocultaba algo... que deformaba sus contornos para encubrirlo. Porsupuesto... por eso resultaba imposible penetrar en la espesura ysolamente se podía seguir el curso del río, que conducía adentro,muy adentro....¿a dónde? La pregunta se congeló en la concienciade Kreator y sólo palideció lentamente antes de esfumarse. Otracosa que hacía que el bosque se asemejase a un decorado era laausencia total de los sonidos de la naturaleza. No se le habíapasado por la cabeza antes, pero el bosque siempre había estado

157

La leyenda de Mundo Minor

sumido en un silencio de ultratumba. Incluso el agua viscosa habíasido incapaz de salpicar y chapotear con verdadero vigor.Bosquesabara era en esencia una ilusión, nada menos que unailusión. Estas preguntas dejaron un pequeño estigma en la mentede Kreator que le impidió aprehender el sueño hasta tarde.

Hacia el mediodía de la jornada siguiente, la Compañía llegó aun lugar donde el brazo del río se escindía del curso principal yallí detuvieron su marcha temporalmente. Como todavía no habíansalido de la niebla, pronto acordaron que no valía la penaarriesgarse a alejarse de la ribera. Al igual que aquella vez que sehabían adentrado en la isla de matorral, fue Erg quien se ofrecióa ser el que atravesase el río sobre una balsa con una cuerda. Labalsa resultó una construcción relativamente plana fabricada convarias capas de juncos trenzados y que sólo portaba a bordo loimprescindible. Como debía avanzar tan veloz como fuese posible,la fabricaron con forma triangular y debía navegar con uno de loslados planos hacia adelante. El lado oblicuo, que estaría vueltohacia la corriente, estaba dotado de una estera de juncos rígidosy gruesos que, apilados, se elevaban unos dos metros sobre el niveldel agua. Cuando la corriente del río empujase esa superficie, laembarcación recibiría un impulso hacia la orilla opuesta. Además,instalarían una vela para que el viento proveniente deBosquesabara ayudase a contrarrestar la deriva. La balsa seintrodujo en la niebla y antes de que pasase mucho tiempo Kreatornotó tres tirones rápidos en la cuerda que lo comunicaba con Erg.Era la señal de que la cuerda estaba asegurada en la ribera opuesta.Uno a uno los emocionantes cruzaron el brazo de río tirando porel cabo. Kreator, que advirtió que el número de emocionantes sehabía incrementado desde el recuento anterior, cruzó el último alotro lado.

Durante varios días La Pequeña Compañía, que ya no era para nadapequeña, siguió avanzando. No ocurrió nada especial, a no ser por

La leyenda de Mundo Minor

158

la niebla, que se disipaba sin prisa pero sin pausa, y por el sabor yla consistencia del agua, que experimentaban cambios positivos.

(Vuelve a haber un vacío en las notas en que se basa esta crónica.La próxima información que se ha podido obtener de los archivostrata sobre la inspección del claro de “El Club”, que fue realizadaen el camino de regreso a Montesbarrera):

... y levantaron el campamento, tras lo cual Kreator y Erginspeccionaron el claro. Parecía el mismo. Los moldes de fundicióndañados todavía yacían donde los habían encontrado en el viaje deida y, entre otras cosas, había algunos que Kreator deseaba observarmás de cerca. Otro de los motivos eran las heridas y rasguñosprovocados por los juncos, que requerían descanso y cuidadosdebido a la quemazón, la inflamación y el dolor punzante.

Había muchos indicios de que habían arrojado los moldes contrael suelo con mucha fuerza, pero debido a esa tierra tan suaveaparecían tiestos donde habían sido lanzados. El inconvenienteresidía en que muchos moldes se habían hecho añicos encima deotros. Laboriosamente, la Compañía se entregó a reunir los mol-des, tiesto a tiesto.

Después de varios días de faena, habían reunido tantos moldes queera posible hacerse una idea del fin para que habían servido. Elnúmero de moldes recompuesto, enteros o en pedazos, comprendíauna escasa tercera parte del número de tiestos que había, peroexistían moldes para cosas de muy diversos tipos. La mayoría delos moldes se habían empleado para fabricar diferentesherramientas de hierro. Una parte de éstas se había fabricadoprobablemente con miras a la construcción de “La fortaleza delClub”, donde la Compañía se había topado con ellos de nuevo.Había sierras, cotillos, hachas y cosas similares. También habíaotras herramientas reconocibles, pero una parte era totalmente

159

La leyenda de Mundo Minor

desconocida para la Compañía. Un rasgo común era que se usabanprincipalmente para cortar, punzar o perforar. La segunda clase demoldes que más abundaba se había empleado para la fabricaciónde armas, descubrimiento que provocó la repugnancia de Kreator.Había cuchillas de todas clases y tamaños. Los moldes habíanservido para espadas, cuchillos, dagas, puntas de flecha, hojas devenablo y mucho más. Todas estaban moldeadas del modo másexquisito, con ricos adornos. Luego, encontraron moldes paradiversos útiles, tanto de hierro como de otros metales. Los últimosmoldes mostraban restos que hacían patente que las piedras rojasy azules de la grava coloreada habían sido fundidas en ellos. Ambosmoldes semejaban máscaras como la que el Rey Ego llevaba puestacuando Kreator lo vio por última vez.

Todos los moldes portaban la firma del Rey Ego.

(Fragmento de “La elegía deKreator”)

Mientras el resto de los emocionantes gozaba de un bien merecidoun descanso, Kreator se sumió en profundos pensamientos ycontempló los moldes reunidos de forma provisoria. Se acordó deldía en que se había ocultado tras un matorral achaparrado mientraslos miembros de “El Club” clasificaban las piedras. Suconversación, que había parecido del todo incomprensible,comenzaba a adquirir sentido. Todo indicaba que el sentimiento decomunidad que “El Club” había creado emanaba de los productosmateriales manufacturados, o mejor dicho, del objetivo al que esosobjetos servían. Pero cuál era, más específicamente, ese fin delque se trataba, era una pregunta para la que Kreator no podíaanticipar una respuesta. Cavilaba con repugnancia en el malestarque había sentido al mirar a través de la piedra azul que “El Club”había olvidado a la orilla del río. Pues claro que Kreator sólo habíapodido ver la máscara del Rey Ego en la distancia, dado que, gracias

La leyenda de Mundo Minor

160

a los moldes de fundición, comprobó que no había ningún agujeropara los ojos ni para otra cavidad. De ahí coligió que el Rey Egoveía, respiraba y todo lo demás a través del filtro azul de la máscara.Lo cual implicaba que debía de verlo todo desfigurado. Al mismotiempo, tenía que permanecer continuamente bajo el influjoemocional de la máscara, arduo sufrimiento que Kreator no podíaentender que aguantase. Sólo de pensarlo se le ponía la piel degallina.

Cuando Kreator regresó al campamento, encontró a Erg ocupadoen vendarse una herida bien profunda que se había hecho en unamano, mientras observaba pensativo los alrededores. Kreator sesentó a su lado y entonces Erg giró la cabeza hacia él y le dijo quecreía saber cuál era el principio colectivo que mantenía unido a “ElClub”. Se sentaron en silencio un instante hasta que Kreatorpreguntó cuál creía que era ese principio.

* ¡El “derecho” del más fuerte!

Sonó la respuesta sorda de Erg. Se miraron el uno al otro duranteun momento, entonces Kreator asintió y clavó los ojos en el suelo.De camino al campamento, él mismo había tenido con regularidadpensamientos similares, aunque había realizado el más tenaz de losesfuerzos para ahuyentarlos. A Kreator le conmovía que su amigoexpresase esos pensamientos de forma tan directa y con tamañoabatimiento en la voz. Debían reconocer que habían perdido a unaparte de los emocionantes, con toda probabilidad, para siempre, yesta pérdida le dolía más a Kreator que todas las heridas que losjuncos le habían infligido. Erg fijó la vista en Kreator y lo viocansado y desmoronado. En el fondo no era de extrañar, pero a lavez había algo más tras eso, pensaba Erg, sin poder precisar el qué.

El campamento se fue a dormir temprano. Erg, inmerso en susreflexiones, observaba la oscuridad creciente. No podía dormir a

161

La leyenda de Mundo Minor

pesar de estar cansado, pues cayó en la cuenta de la clase desensación que había experimentado al hablar con Kreator, unsentimiento de despedida. Le resultó muy claro que su compañeroabandonaría la compañía un día, pero no para dispersarla, como“El Club” había hecho, sino para reunirla de nuevo. Erg nocomprendía qué plan seguiría Kreator, pero confiaba plenamenteen él. Contempló a su amigo adormecido en la oscuridad, le envióun pensamiento afectuoso y cayó por fin dormido.

El avance continuó más ligero a medida que la Compañía seacercaba al Lago Vível, la niebla desaparecía gradualmente, la luzse volvía más clara, el agua mejoraba y los ánimos se alzabanfirmes. Lo único que punzaba el corazón de Erg era Kreator, quese había vuelto taciturno. Ya no parecía apesadumbrado, sólo dabala impresión de estar mirando en su interior, como buscando algoque hubiese desaparecido. El día que la Compañía alcanzó la orilladel lago ya no sólo oía, sino que también veía, el Manantial Vívely todos rompieron a cantar de forma espontánea. El único que nocantaba era Kreator, que oteaba Montesbarrera con una expresiónresuelta en el rostro. El aspecto de Kreator paralizó el canto en loslabios de Erg.

La Compañía permaneció en la ribera del Lago Vível, en parte paradescansar y en parte para fabricar balsas, de modo que el últimotramo del viaje pudiese transcurrir por el río que terminaba en elremolino a los pies de Montesbarrera. La construcción de las balsasfue un juego de niños, puesto que casi se fabricaron solas entre lasafanosas manos de los emocionantes mientras jugaban, cantabany reían. Las balsas salieron más bonitas que nunca antes y todasflotaban firmes y erguidas sobre el agua. Una vez terminada laúltima balsa, acabaron enzarzados en un gran combate acuático.Sólo Erg y Kreator se mantuvieron al margen. Antes de acostarsepor la noche, empacaron todo sobre las balsas para poder partir alalba. Se había acordado en consejo navegar hasta avistar “El Gran

La leyenda de Mundo Minor

162

Matorral”, que estaba situado aproximadamente a medio caminode Montesbarrera. Más tarde, harían el resto del trayecto en unasola etapa. Al principio el la corriente discurría bastante moderada,pero con tal de ir en la dirección correcta eso no preocupaba a nadie.Cantaron, rieron y contaron chistes e historias. Según pasaba eltiempo, la corriente adquiría vigor, pero nunca tanto que llegase aser desapacible. Sólo Kreator permanecía en completo silencio, máscallado cuanto más se aproximaban a “El Gran Matorral”. Mientrasnavegaban, Erg lo observó. Estaba sentado en proa y daba laimpresión de aguardar algo.

(En este punto se nota la probable carencia de un fragmento detexto).

Cuando el sol empezaba a hundirse, Kreator se levantó y empezóa escrutar con los ojos entornados el lugar donde debía aparecer elmatorral. Tan pronto como las balsas atracaron, saltó a tierra y pidióa Erg que se encargase de la organización del campamento, tras locual se marchó. Asombrado, Erg lo vio desaparecer resuelto entrelos arbustos achaparrados y después volvió a sus quehaceres. Aldespertar del campamento la mañana siguiente, Kreator todavía nohabía regresado. Volvió, pero ya casi entrada la noche. Tenía laapariencia de estar más descansado que en mucho tiempo, pero surostro todavía denotaba angustia. Kreator colocó su bolsa en labalsa; tenía trazas de ser pesada, lo que impulsó a Erg a preguntarqué era lo que había recogido. Como respuesta, Kreator abrió labolsa y desparramó un montón de sacos más pequeños en la tierraante ellos. Uno de los saquitos aterrizó ante Erg y tres piedras deun color verde claro rodaron fuera. Erg las juntó y admiró sucolorido en la menguada claridad, pero no le apeteció mirar altrasluz. Los saquitos contenían los tipos de piedras en que consistíala grava y en cada saquito había piedras de una misma tonalidad,pero no había dos saquitos del mismo color. Tan pronto como Erghubo terminado de examinarlos, Kreator recogió todo, cerró la bolsa

163

La leyenda de Mundo Minor

y la colocó en la balsa en la que viajaba. A continuación, se dispusoa arreglar algunos útiles que precisaban de una mano diestra.

Después de un rato en silencio, Kreator preguntó a Erg si le gustabaestar en Terra Nova. Erg respondió que, en honor a la verdad, leencantaría lo indecible regresar al Jardín. Otra vez se hizo el silencioun instante hasta que Kreator retomó la palabra. Le contó que laspesquisas que había efectuado demostraban claramente que “ElClub” estaba en vías de establecer un reino, como todos ya sabían,pero ahora él también sabía el objeto exacto del reino. Su objetivoera, en toda su cruel simpleza, dominar toda Terra Nova, vencer ala Compañía y convertirlos a todos en obedientes esclavos bajo eldominio del Rey Ego. Era incierto si más tarde intentarían extendersu poder hasta abarcar Terra Inkognita, o al menos “El Jardín Ori-ginal” de donde habían partido, pero Kreator lo encontró bastanteprobable. En resumidas cuentas, tendrían que hacer frente a quedesde ahora hubiese una fisura en la Compañía, los miembros de“El Club” estaban perdidos, puesto que no deseaban volver.Además, su dominio abarcaría un día toda Terra Nova...probablemente más allá. Volvieron a permanecer callados un rato;después, Erg preguntó si había algún modo de detener a “El Club”.A esto Kreator respondió que “El Club” sólo entendía de poder yque, por lo tanto, sólo podían detenerlo con poder. El problema eraque la Compañía desperdiciaría su oportunidad de crear un reinosostenible de recurrir al poder sin antes poseer la necesaria sabiduríapara utilizarlo de un modo justo. El resultado serían dos “Clubes”,que desencadenarían una guerra destructiva entre sí, con laviolencia, por causa de la violencia y del poder, como única fuerzamotriz. Esta matanza sin duda acabaría con el exterminio de todos.La única salida era mantener a raya a “El Club” hasta que lasabiduría hiciese su aparición.

Tras haber recapacitado un poco sobre las palabras de Kreator, Ergle inquirió sobre lo que quería decir con aquello de “mantener a

La leyenda de Mundo Minor

164

‘El Club’ a raya”. Con esto, Kreator entendía que debían intentarmantenerse fuera del alcance de “El Club”, regresando al otro ladode Montesbarrera y continuando el trabajo en “El Jardín Original”hasta que la sabiduría se manifestase. Entonces, Erg quiso sabercómo reconocerían que estaban en posesión de la sabiduría cuandoeso ocurriese. A ello Kreator replicó que la sabiduría se daría aconocer, pero sólo ante quien presentase una mente abierta ypredispuesta. Mientras los dos amigos hablaban había oscurecidotanto que apenas se veían como siluetas, razón por la cualresolvieron arrastrarse al lecho.

Al amanecer, Kreator reunió a los emocionantes en consejo. Lescontó la charla que había tenido con Erg la noche anterior. Cuandose discutieron los diferentes aspectos en detalle, acordaron botarlas balsas y navegar sin detenerse hasta llegar a los pies deMontesbarrera. Allí gozarían de reposo antes de escalar hasta laMeseta de Erg. La marcha hasta la meseta se tenía que realizar enuna sola etapa, puesto que sería imposible levantar un campamentoen esa ladera. Además, les esperaba un largo viaje de descenso porla otra falda. Atravesar las montañas por el río era demasiadopeligroso, así que tuvieron que descartar esta posibilidad. La partidase efectuó con muy buen humor, un humor que rozó la euforiacuando el perfil de Montesbarrera se recortó en el horizonte.

165

La leyenda de Mundo Minor

OCTAVA PARTE: PUNTO CRÍTICO

Donde ha acampado el ejércitocrecen maleza y espinas.

(Chino antiguo)

El sol estaba a medio camino de las cumbres de Montesbarreracuando la hilera de balsas atracó a los pies de la cordillera. Lamañana había exhibido una belleza singular, con los colores másespléndidos en los repechos de las cumbres. Como la subida lesexigiría dar todo de sí mismos, reposaron el resto del día. Elascenso se iniciaría al alba.

Los emocionantes se complacieron en sentir la superficie mullidade las montañas bajo los pies, por lo que la subida fue coser ycantar. Pasado el mediodía, todos se reunieron en la Meseta de Erg,donde disfrutaron de un leve rastro de la fragancia, traída por elviento, de las plantas que, a pesar de todo, sobrevivían en TerraInkognita. Erg contempló, agradecido, la superficie desnuda conrocas esparcidas aquí y allá mientras sus pensamientos comparabanesa visión con Terra Nova. Era como si Terra Nova en comparaciónresultase... artificial, falsa.... Erg se detuvo en sus pensamientospara dar con la palabra que mejor expresaba las diferencias... ¡Sí!Decorados. Terra Nova le recordaba sobre todo a un imponenteteatro lleno de decorados. También se dio cuenta de que estadecoración se intensificaba a medida que se acercaban aBosquesabara.

Las observaciones de Erg se vieron interrumpidas por algo que semovía en el horizonte, un poco a su izquierda. Al principio no pudover de qué se trataba, pero poco a poco, se percató de que era unanube de polvo de un tamaño demasiado reducido para tratarse deuna tormenta. Cuando Kreator se apercibió de otra polvareda en

La leyenda de Mundo Minor

166

una dirección diferente, averiguó de pronto qué pasaba. Las nubes(ahora había ya seis o quizá siete) las levantaban unos jinetes,innumerables jinetes. Paulatinamente, el horizonte se convirtió enuna enorme polvareda que se acercaba sin descanso. Asombrados,Kreator y Erg se miraron, ninguno de ellos podía explicarse quépodían estar haciendo TANTOS jinetes por allí. Con el catalejode Kreator, Erg vio que los primeros jinetes avanzaban, seasentaban al otro lado del lago y comenzaban a descargar elequipaje de sus monturas. Pocos minutos más tarde, la polvaredalos atrapó y los ocultó a los ojos de Erg.

Cuando la nube de polvo se disipó tiempo después, la superficiede Terra Inkognita estaba cubierta por campamentos de unidadesmilitares en todas direcciones hasta donde abarcaba la vista. Cadaunidad estaba organizada en círculo en torno a una hoguera. Juntoa la hoguera se erguía un estandarte con el símbolo de la unidadque indicaba de qué Mundo en cuestión provenía. Alrededor decada una hacía la ronda un determinado número de centinelas, demodo que operaban como campamentos independientes. Entreestos campamentos había una porción de tierra de nadie que losseparaba. Varias unidades tenían, además de caballos de carga,potentes vehículos de transporte cargados con el equipo cubiertocon lonas. En el seno de cada una parecía que las tropas estabandivididas en unidades menores, cada una con su propio uniformey equipo. Erg no podía ver con precisión con qué equipamientoestaban dotados los subgrupos, por más que utilizase el catalejotelescópico de Kreator, debido a la considerable distancia. Por loque podía atisbar que indicaban los estandartes desde esa distancia,había unidades de la mayoría de los Mundi que conocía, de igualmanera que parecía que cada Mundo había desplegado varias deellas. Al caer la noche, las hogueras se multiplicaron por toda lasuperficie de Terra Inkognita, rivalizando en fulgor con las estrellasdel firmamento. Según avanzaba la noche, las hogueras seextinguían, una tras otra, salvo la hoguera de la unidad que estaba

167

La leyenda de Mundo Minor

acampada más cerca de la ribera de Lagolargo. Allí daba laimpresión de estar en marcha una actividad fabril durante toda lanoche, si bien la oscuridad impedía a Erg ver con qué se tomabantanta prisa. La mañana llegó más temprano de a lo que la Compañíaestaba acostumbrada mientras estaban en Terra Nova, puesMontesbarrera ya no interceptaba la trayectoria de los rayos delsol. La luz reveló los frutos de la ajetreada actividad nocturna yErg quedó fascinado, y más se inquietó, por la finalidad que podíatener aquel despliegue de tropas. A lo largo de la orilla de Lagolargose sucedían una catapulta tras otra, hasta más allá de dondealcanzaba la vista en ambas direcciones, todas apuntando haciaMontesbarrera. Ahora se veía la finalidad de esa tierra de nadieque separaba los campamentos de las diferentes unidades, que seempleaba para que circulasen las carretas de bueyes en largas filas,cargadas hasta los topes con rocas de notable tamaño. Su carga seentregaba al lado derecho de la catapulta a la que llegaban,dependiendo del camino escogido, tras lo cual regresaban por laporción desocupada.

En los campamentos tras la línea de catapultas también tenía lu-gar una actividad frenética, aunque no podían ver con precisiónen qué se afanaban los hombres. Esta visión convenció finalmentea Erg de que aquellas fuerzas habían sido enviadas para hacerrealidad la amenaza del Rey de Mundo Ambo, un pensamiento quellevaba un rato torturando su mente. Sólo esperaba que no hubiesenencontrado “El Jardín Original” antes de llegar allí.

Cuando se hubo apilado una impresionante montaña de rocas juntoa cada máquina, las tropas acometieron la faena de tensar los brazosde las catapultas y llenar sus canastas. A una señal repentina queninguno de los emocionantes había oído o visto, todas las máquinaslanzaron las rocas hacia el cielo en diferentes ángulos. O, como seregistró por escrito más tarde:

La leyenda de Mundo Minor

168

Un bloque golpeó la montaña un buen trecho por debajo de laMeseta de Erg, pero lo bastante cerca como para que una lluviade polvo y guijarros cayese por sorpresa sobre la Compañía.

(fragmento de “Las memorias de Erg”)

Más tarde lo sucedido quedó registrado en un documento que desdeentonces se ha copiado repetidas veces. En consecuencia, se puedenencontrar fragmentos en muchos Mundi diferentes. Con estosfragmentos fue posible reconstruir el texto completo:

Un bloque golpeó Cimarresplandor y se rompió,y acabó en tres pedazos en el lecho de Lagolargo.

Un bloque fue a parar a Lago Vível,tan cerca del manantial que casi lo alcanza.

Otros bloques sacudieron las laderas de Montesbarrera,tan cerca golpearon que crearon continuas cornisas rocosas

a diferentes alturas.

Varios bloques araron por doquier la meseta de Terra Nova,donde acabaron por marchitarlo todo en muchos metros a la

redonda.

Un bloque se hundió en el río por el cual la Compañía habíanavegado,

franqueando el Lago Vível, dividiendo su curso en dos.

Dos bloques chocaron en el aire,lanzando una lluvia de piedras y polvo

que rodó por las faldas de Montesbarrera.

Un único bloque voló tan lejos que cayó en la espesura

169

La leyenda de Mundo Minor

de Bosquesabara, alertando así al Rey Ego y a su “Club”.

Se cargaron más catapultas, pero tantoque quedaron destruidas por la explosión.

A pesar de ese masivo bombardeo nadie salió herido en lameseta.

Pero el ataque echó raíces de miedo y de desconfianza...profundas raíces.

(fragmento de “La elegía de Kreator”)

En otro lugar, se había conservado lo siguiente:

Kreator se volvió más silencioso.Erg montó en cólera.

Los emocionantes quedaron desconcertadosEl bombardeo fue masivo, pero no duró demasiado.Presta avanzó la infantería desde los campamentos.

Los grupos que Erg pudo ver eran:

Tropas de ingenierosEscaladores con cuerdas de ascensión

ArquerosInfantes con ballestasInfantes con jabalinas

LancerosInfantes con venablos

IncendiariosJunto a otros que no pudo identificar

(fragmento de “Las memorias de Erg”)

La leyenda de Mundo Minor

170

Como una riada, la infantería avanzó desde los campamentos delas unidades, cargada con pertrechos para todos los finesimaginables. La primera en llegar a la orilla de Lagolargo fue latropa de ingenieros, que montó puentes flotantes para que el restopudiese continuar sin detenerse. Los siguientes fueron losescaladores, con cuerdas de ascensión provistas de ganchos deabordaje. Sirviéndose de esto, treparon hasta la cornisa más cercanaque había originado el bombardeo de las catapultas, afianzaron lassogas y ayudaron al resto de grupos a subir mientras se encaramabana la próxima cornisa.

A medida que las unidades pugnaban por escalar las montañas, lasubida se hacía más empinada. Al final era tan escarpada que nopudieron proseguir, puesto que no había más cornisas labradas porel bombardeo de ese día. Como la noche estaba al caer, levantaronlos campamentos en las cornisas donde se encontraban yencendieron fogatas. Por la noche no ocurrió nada, salvo por elajetreo de las carretas que, a la lumbre de las antorchas, portabannuevas rocas para las catapultas que todavía funcionaban.

La luz de la mañana mostró diversos huecos en la fila de catapultas.Las unidades que habían manejado las máquinas averiadas lasestaban ahora desmontando, serrándolas en trozos y de ese modotransformándolas en leña. Cargaron las máquinas restantes concarretadas de rocas como el día anterior, mientras las unidades quehabían pasado la noche en las cornisas que el bombardeo precedentehabía creado permanecían inactivas. Debido a la reducción decatapultas, ese bombardeo no fue tan fuerte como el inicial, perola precisión había mejorado, puesto que las máquinas podíanapuntar mejor tras la corrección del tiro efectuada el día anterior.Ahora se podía ver que seguían una pauta en la forma de disparar.La táctica probablemente consistía en que un grupo de catapultasse destinase a pulverizar la Meseta de Erg:

171

La leyenda de Mundo Minor

eran las máquinas que el día anteriorhabían disparado sobre la cima de lasmontañas

(fragmento de “La elegía de Kreator”)

mientras otro grupo disparaba para crear nuevas cornisas en la paredrocosa por las que las unidades pudiesen trepar. Ninguno de losbloques del primer grupo golpeó la meseta, pero atinaron tan cercaque cubrieron la Meseta de Erg con una gruesa capa de rocastrituradas. El otro grupo de catapultas excavó, en el curso de esedía, más cornisas en la montaña, posibilitando que los equipos deescaladores se hubiesen desplazado un gran trecho antes de lanoche. La intención, como era evidente, era que uno de los gruposde máquinas aplastase a la Compañía, mientras el equipo deescaladores se encargaba de los eventuales supervivientes.

¿Pero... por qué?

(fragmento de “La elegía de Kreator”)

(Que el bombardeo durase siete u ocho días depende de a quéarchivo de los Mundi se le otorgue un mayor peso. A ciencia ciertase sabe que el bombardeo cesó cuando la última catapulta se averió.Para entonces los equipos de escaladores habían ascendido un pocomás de la mitad de la ladera, pero desde ahí el paso estaba cortado).

Erg se arrodilló al borde de la meseta, justo después del amanecer,y mientras estaba allí vio cómo la última catapulta se derrumbaba.Cayó en pedazos tan pronto como las tropas enviaron uncargamento. Como resultado, los bloques no adquirieron laceleridad necesaria y llovieron sobre Lagolargo, que durante uninstante pareció bullir. Rebosante de alegría, Erg llamó al resto paraque lo viesen. Presenciaron aliviados cómo la unidad desarmaba

La leyenda de Mundo Minor

172

la ahora inofensiva arma. El alivio obedecía no solamente a lacerteza de que no les dispararían más, sino también a que losescaladores no alcanzarían la desembocadura del río. La nocheanterior, él y Kreator habían expuesto la posibilidad de que unequipo de escaladores hallase la cuerda que habían largado a travésde la catarata y se deslizase hasta Terra Nova por esa ruta. Lasunidades de escaladores, que ya no tenían esperanzas de alcanzarlos picos de Montesbarrera, comenzaron pronto el descenso. En latarde del segundo día se encontraban de nuevo al otro lado deLagolargo.

Como daba la impresión de que ese ejército acampado se retiraría,la compañía dirigió su interés hacia la meseta. Todo era un caos depolvo, piedras y rocas. El bloque más grande rodó hasta el bordede la meseta más cercana y la Compañía lo empujó hacia abajo.Con sus capas cosidas entre sí compusieron una lona en la que poderaprisionar el viento que, a la caída del sol, subía la pendiente deMontesbarrera por la vertiente de Terra Inkognita. De esta formapodían barrer la arenisca de la meseta con ese viento que, de otromodo, quedaría confinado entre los picos de la montaña. Eldesescombro llevó tanto tiempo que se cernió la oscuridad antesde haberlo terminado. Cuando luego quisieron desmontar elatrapavientos provisional, atrajo su atención un círculo de luz alotro lado de Lagolargo. El fulgor de la luz venía de un número degrandes hogueras que se erigían unas junto a otras formando ungran círculo. En medio de la circunferencia había un número mayorde artesanos ocupados en algunos trabajos que, debido a su tamañoy al hecho de que yacían montones de bloques de roca máspequeños por todas partes, debía tratarse de una obra de ingenieríade algún tipo. En la Compañía, la opinión predominante era quese trataba de algún tipo de puesto de guardia desde donde podervigilar si la Compañía se dirigía de nuevo hacia Terra Inkognita.

El sol de la mañana reveló una obra ciertamente imponente. Las

173

La leyenda de Mundo Minor

faenas de la noche habían levantado un muro de apariencia circularjunto a la orilla del lago que parecía alcanzar la altura de doshombres. El muro estaba compuesto por bloques cortados de formacuadrangular excepto por el lado que daba al exterior, que estabatallado con forma arqueada para componer la curva de laedificación. En ese momento había una pausa en la construcción,puesto que los obreros circulaban en un carro tirado por una yuntade bueyes del mismo tipo que los utilizados para transportar lascatapultas recogiendo los bloques remanentes. Cuando la carretase llenó, los bloques se descargaron en una pila en un extremo dela edificación, después de lo que una centena escasa de hombresse pusieron a cortarlos.

(Según una copia de un archivo de Mundo Ambo la cifraascendía a 97).

La construcción llevó tres días y medio y resultó en un edificiocónico cuya superficie parecía casi un espejo en la distancia. Sólopodían aventurar un cálculo aproximado del tamaño exacto delcono, pero por equiparación con las personas que se movían entorno, debía de ser bastante grande. Alrededor del edificio estabanesparcidos los restos que habían sobrado de la talla, reunidoscreando un dibujo en forma de enorme flecha. La punta de la flechaseñalaba hacia el punto en la lejanía donde había aparecido laprimera nube de polvo a la llegada del ejército. Era la dirección deMundo Ambo.

La entrada al edificio era casi un portón que parecía bastantegrande; cuánto, no lo podían saber por el momento, puesto queestaba orientado hacia la puesta de sol, lo cual viene a decir quepoco se podía ver.

Lo último que el equipo de construcción hizo fue arrastrar unmontón de cosas dentro del edificio desde un cúmulo situado a un

La leyenda de Mundo Minor

174

lado. Después, abandonaron el lugar en la dirección que indicabala flecha. La Compañía había renunciado a la idea de que laconstrucción funcionase como residencia para observadores o algopor el estilo, puesto que no poseía ventana alguna, pero dudaba ala hora de aventurar para qué serviría. El Consejo decidió enviar aun equipo al edificio para averiguarlo. El equipo de reconocimientoestaba constituido por Erg y otros tres emocionantes, que debíanemprender el descenso al amanecer. La bajada se realizaría contodas las cuerdas de que la Compañía disponía atadas entre sí. Consu ayuda se descolgarían hasta el rellano más alto que habíanexcavado en la roca las catapultas con sus disparos. Desde ahíemprenderían el resto del descenso con ayuda de las cuerdas quelos equipos de avanzadilla habían abandonado. Recogerían estoscabos al regreso.

Tan pronto como el sol envió un rayo escudriñador sobre el limbodel horizonte, Erg se descolgó el primero. El acuerdo era que sólopodía deslizarse por la cuerda un emocionante de cada vez, pormotivos de seguridad. También habían convenido que se reuniríanen la ultima cornisa antes de marchar el último tramo en fila de auno. Al inicio de la tarde del cuarto día estaban agrupados entre lamontaña y Lagolargo, listos para emprender la última etapa. En unprincipio la intención había sido la de nadar hasta la otra orilla, peroen la ribera había una balsa que aparentemente había sidoabandonada por los agresores. Erg quedó estupefacto al ver quelos equipos de avanzadilla... ¡habían cruzado el lago mediante unpuente flotante! Para sus adentros, Erg reconoció que tanto la balsacomo las cuerdas abandonadas parecían significar que querían queellos observasen más de cerca la edificación. La construccióndifícilmente podía tratarse de una celada... ¿o sí podía? Insegurosy carcomidos por pensamientos aprensivos, los cuatroemocionantes remaron sobre aquella pequeña masa de agua. Eledificio era grande. Erg estimó su altura en unos treinta y cincometros y el diámetro de su base en unos buenos cincuenta. La

175

La leyenda de Mundo Minor

entrada ni siquiera se podía calificar de portón, pues se trataba deun corte abovedado del edificio cuyo anchura Erg midió en pasos.La distancia entre los lados abiertos era de unos quince metros. Elaspecto espejado de la superficie se debía a que habían cortado yluego pulido las rocas hasta dejarlas totalmente lisas y después lashabían lustrado hasta quedar relucientes. La cara interna eratambién de un blanco resplandeciente, lo cual distribuía los rayosdel sol por todo el espacio interior de la construcción en forma deuna deliciosa luz difusa. Sólo les llevó un instante convencerse deque era imposible que alguien se escondiese en esa obra, pues setenía una perspectiva de todo el espacio. Como Erg ya no se sentíaasustado por algo que pudiese aparecer en el edificio, se entregóal goce de la sensación que le producía pisar de nuevo la arena deTerra Inkognita. Dio una vuelta al edificio, apostó a los otros en superímetro y entró.

Dentro había casi tanta luz como fuera y ninguna sombra debido aesa claridad difusa que llenaba todo el edificio y que facilitaba queabarcase con la vista lo poco que contenía la habitación. A lo largodel suelo, y sobre la abertura, corría un zócalo donde serpeabanramilletes de flores entre aves, elefantes y otros animales terres-tres. El suelo era del mismo tipo de piedra que el edificio, sólo quelas losas eran triangulares con una longitud de 50 centímetros delado. Colgando del vértice de la construcción había un mecanismoque en una primera impresión recordaba a un candelabro o a unancla de siete brazos. Al final de cada brazo descansaba una lenteque recogía la luz que reflejaban las paredes y la concentraba en elcentro del mecanismo. Ahí la luz era capturada por otras lentes,tras lo cual los siete rayos, reunidos en uno solo, abandonaban elcentro del aparato. En ese lugar del suelo en el que confluían losrayos, se erguía un abrupto pedestal cónico cuya parte superior erade cristal. Bajo esa tapa yacía un pergamino. El rollo portaba tressellos lacrados y descansaba sobre un cojín de seda azul real. Ergtomó el pergamino y devolvió la tapa cónica a su lugar. Después

La leyenda de Mundo Minor

176

de haber paseado la mirada por la habitación, abandonó el edificiocon paso apresurado. Fuera llamó a los otros emocionantes y lespreguntó si habían observado algo, pero todo estaba tranquilo.Dejaron el lugar con el propósito de llegar tan alto en su ascensocomo fuese posible antes de que oscureciese. Sería imposibleescalar todo el camino, pero en todo caso debían pasar la noche enuna cornisa. Cuando la oscuridad se hubo recrudecido en exceso,se arrebujaron en sus capas, se apretujaron para guarecerse delviento e intentaron dormir. El frío y el sonido intermitente depiedras que rodaban ladera abajo lo hacían difícil, pero conciliaronparcialmente el sueño. La mañana clareó y con ella llegaron la luzy el calor. La noche había sido fría, más fría de lo que Erg recordabade las noches en esa vertiente. Estaba aterido y por ello disfrutabade la luz del sol el doble de lo que solía. No pasó mucho tiempoantes de que el astro subiese tan alto que los cuatro sintiesen el calorde nuevo en sus venas. El ascenso fue fatigoso porque debían tre-par y porque el sol los abrasaba. Todo esto, unido a que sólo erancuatro, les impedía cargar con todas las sogas que reunían por elcamino. Al completar una quinta parte de su recorrido guardaronlas cuerdas que habían recogido en un depósito, ya que uno de losemocionantes había encontrado una cueva entre las rocas dondepoder esconderlas. No llegaron a la meseta hasta un poco antes dela puesta de sol del sexto día. Entregaron el rollo de pergamino aKreator, quien rompió los sellos, carraspeó y empezó a leer en vozalta:

OMNE IN OMNE

Vives en una casa con cinco cuartos,tus ventanas se abren a la eternidad y al infinito.

En cada cuarto hay una puerta que lleva al siguientecuarto.

La puerta principal conduce al primer cuarto,allí está oscuro.

177

La leyenda de Mundo Minor

Estás en el cuarto uno hasta que naces, lo que te conduceraudo al cuarto

tres.De camino allá atraviesas el cuarto dos,

pero no reparas en ello.Por eso debes volver veloz al cuarto dos,

lo cual ocurre con esfuerzo.

Aquí permaneces hasta que el hambre te despierta,a la sazón regresas.

Por primera vez estás presto para el cuarto tres, y tedespabilas.Puedes ver.

El cuarto tres es uno que nosotros (tú y yo) conocemos.Los árboles y las plantas florecen

y los tigres cazan.

Permaneces en el cuarto tres muchos años,al menos trece.

Pero a veces vas al cuarto dos,sobre todo por la noche.

El cuarto dos lo hemos visto todos,pero nadie lo conoce.

Aquí los cuentos son reales,pero no sólo los buenos.El cuarto dos es efímero,

Es el reino “sagrado” de los sueños.

Al cuarto cuatro pocos acceden,pues la puerta está cerrada y nadie posee la llave.

En el cuarto cuatro todas las cosas están por mitadesy cada mitad controla ambas.

La leyenda de Mundo Minor

178

Uno actúa como su propio esclavo,otro piensa como su propio señor.

El cuarto cuatro es robusto como la piedray una morada de sabiduría.

El cuarto cinco es precioso como solo él puede serlo,al cuarto cinco sólo acceden los sagaces.

En el cuarto cinco uno es todoy todo es uno.

OMNE IN OMNE

(fragmento de “La elegía de Kreator”)

Se hizo un silencio reflexivo mientras Kreator enrollaba elpergamino y se lo devolvía a Erg, que lo guardó bajo su capa.Después de haber deambulado en círculos, meditabundo, duranteun momento, Kreator levantó la vista y preguntó a losemocionantes si creían que era necesaria una contestación. Huboconsenso, por lo que se decidió reunirse en consejo a la mañanasiguiente, tras lo cual se aviaron a sus camastros. El mensaje queel grupo de Erg había portado contenía un increíble número dematices. Por este motivo, no era un trabajo fácil elaborar unarespuesta satisfactoria, así que en eso emplearon el resto del día.Por último, Kreator leyó en alto la respuesta y pidió la conformidadde todos. La réplica fue aprobada y sonaba como sigue:

CASALa mente de una persona es una casa

con infinitas puertas y trampillas.Bajas, estrechas, angostas,

nada altas,nada anchas.

Todas conducen al interior de la casa,

179

La leyenda de Mundo Minor

unas a lugares más vitales que otras.

El interior de la casa consiste en:pasillos, vestíbulos, habitaciones, corredores, salas.

Por todas partes hay estanterías, nichos,repletos de riquezas de las experiencias de la vida,

ordenadas, colocadas en su lugar.

A un lado de la casa se encuentraun cobertizo destartalado,

construido sólo con los portones de la especulación.Grandes, anchos, gigantescos.

El interior del cobertizo consiste en:

angostos pasillos,ningún cuarto,ninguna sala,

ningún vestíbulo.

Alrededor todo está desparramado:pedazos de filosofía,restos de prejuicios.

A menudo los pasillos están bloqueadospor la ignorancia

y la estrechez de miras.

El sagaz elige una entradaadecuada a su tamañoy penetra en la casa,

en ese lugarél tiene su hogar.

La leyenda de Mundo Minor

180

El necio, por su parte, se lanza irreflexivode portón en portón

y se precipita a travésde los pasillos del cobertizo:levanta remolinos de polvoque le empañan la visión.

¡¡ALERTA!!

(fragmento de “La elegía de Kreator”)

Kreator enrolló el escrito y preguntó otra vez si estaban de acuerdocon la redacción. Como todos estuvieron satisfechos, Kreator sellóel rollo en presencia del Consejo. Erg y su equipo se ofrecieronipso facto a transportar el rollo hasta el edificio la mañana siguiente,iniciativa que fue aprobada.

Cuando Erg se despertó, el cielo sólo había adquirido una levetonalidad rojiza hacia el este. El aire era fresco a causa del vientonocturno, pero Erg no tenía frío. Colmado de gozo, vio el sol subiry difundir sus rojos, rosas y dorados haces de luz sobre la superficiede Terra Inkognita. A medida que el sol se elevaba, el resto delequipo de trepadores se despertaba y, antes de que el sol asomaseen el horizonte, estaban en camino. La bajada no tenía ningúnmisterio porque ya habían hecho el viaje una vez, pero aún así lesllevó al menos tres días.

El sol había casi alcanzado su cenit cuando Erg contempló de nuevola entrada del edificio y los juegos de luz en el sistema de lentesque colgaba del techo. A simple vista todo parecía estar como lohabían dejado, sólo que el viento había amontonado pequeñas dunasde polvo y arena, sobre todo al pie del pedestal donde habían

181

La leyenda de Mundo Minor

recogido el papiro enrollado. Para mayor seguridad, el equipo seaproximó al edificio del mismo modo que la última vez, puesto quelos acontecimientos de los últimos tiempos habían vuelto inseguroel estar a ese lado de Montesbarrera. Los emocionantes se colocaroncomo la vez anterior, tras lo cual Erg penetró en el edificio con pasofirme. Agarraba el rollo en su sudorosa mano derecha. Con laizquierda levantó el cono de cristal, depositó el rollo y deslizó elcono en su lugar.

En el instante en que el cono encajó en su sitio el edificio tembló,provocando que una costra de revoque se desconchase sobre lamano de Erg. Antes de que Erg se hubiese repuesto del sobresalto,uno de los otros emocionantes introdujo la cabeza y gritó que seacercaba un jinete desde Mundo Ambo. A la salida del edificio,Erg se detuvo lo suficiente como para ver una nube de polvo en ladirección anunciada. Mientras Erg corría hacia la balsa que loesperaba, advirtió que la composición de piedras en forma deflecha del edificio señalaba ahora la dirección contraria, haciaMontesbarrera. Cuando el jinete desmontó de su caballo, elloshabían ya alcanzado la primera cornisa. Desde allí lo vieron correrdentro del edificio para salir un segundo después con el rollo en lamano. Sin dirigir la mirada hacia las montañas, metió el rollo ensu alforja, montó en el caballo y desapareció por donde habíavenido. Todos sus movimientos se sucedieron a una velocidadfrenética.

La leyenda de Mundo Minor

182

NOVENA PARTE: ASENTAMIENTO

Echa raíces, echa raíces e invocasetenta desgracias sobre tu cabeza.

(Refrán indio)

Cuando Erg y el resto de emocionantes estuvieron de vuelta en laMeseta de Erg, encontraron a Kreator inmerso en sus reflexiones.Erg decidió dejarlo en paz y no molestarlo, puesto que podíaimaginarse muy bien a qué pensamientos estaría dando vueltas lacabeza de su amigo. Comprendía que era una decisión complicada:

O bien adentrarse en Terra Inkognita ymantenerse ojo avizor frente a losMundi hostiles

O bien manecer en Terra Nova y mantenerse ojo avizor frente al Rey Ego y su corte.

.(fragmento de “La elegía de Kreator”)

Erg no sabía qué era peor. Kreator sólo clavaba la mirada en lasllamas de la hoguera, salvo por el momento en que Erg arrojó másmadera. Entonces sus ojos se encontraron fugazmente. A Erg se leantojaron los de un animal acosado. Finalmente, Kreator se pusoen pie, suspiró y llamó a Erg. Había encontrado una solución queno era ideal, pero que desgraciadamente era la única posible. Elplan de Kreator exigía que esperasen hasta que la sabiduría semostrase en la Compañía, en tanto se quedaban en Terra Nova,puesto que el Rey Ego era, de sus enemigos, del que mejor podíandefenderse. Para que la corte no los cogiese desprevenido, el planexigiría construir.... con carácter provisional... un Mundo. El mayorproblema radicaba claramente en que pasaría otra eternidad antes

183

La leyenda de Mundo Minor

de que viesen el Jardín que habían abandonado. Por lo tanto, elMundo debía fundarse con un jardín como centro, para quepudiesen continuar sus experimentos de cultivo entre tanto. En tornoal jardín levantarían un muro alto y sólido, con las puertas yventanas necesarias, después erigirían muros como círculosconcéntricos hasta que el Mundo cubriese el área desdeMontesbarrera hasta Bosquesabara. En mitad del jardín quedaríasituado el Lago Vível. El Mundo se cubriría con un sólido techadode las mismas piedras que los muros para protegerlos contra uneventual nuevo ataque desde Terra Inkognita. A medida que lasobras avanzasen, unos muros transversales dividirían los círculosconcéntricos en habitaciones, según la necesidad. Una planificaciónmás pormenorizada se realizaría durante el curso de las obras.

Se sentaron un rato en silencio, pero Erg logró advertir que a suamigo le rondaba algo más por la cabeza. Después de un momento,Kreator dijo con un suspiro que se vería obligado a abandonar laCompañía antes de que el Mundo estuviese terminado del todo. Ergya hacía tiempo que esperaba este comunicado, pero aún así locogió desprevenido. Kreator no podía revelar lo que iba a hacer,pero dijo que era necesario para crear unidad en la Compañía. Ergasintió para sí, aceptó a regañadientes, pero no dijo nada. Era lamañana del día siguiente. Kreator y Erg convocaron al resto deemocionantes en consejo, donde Kreator expuso su plan. El planfue aprobado sin júbilo. Contrariamente a lo normal en laconstrucción de un Mundo, éste estaba circunscrito al espacio deque disponían. Por este motivo se nombró a la obra...

Mundo Minor(fragmento de la “Elegía de Kreator”)

Para facilitar las obras, los emocionantes se distribuyeron endiversos grupos de trabajo. Algunos amontonaban rocas, otros lascortaban, otros las transportaban hasta el lugar donde en ese

La leyenda de Mundo Minor

184

momento se construía y ahí había otro grupo que se ocupaba de laedificación.

El primer muro del Jardín y del Lago Vível contó con diez metrosde altura y la mitad de anchura. Con ese como plantilla se levantaronlos ulteriores, que se fueron cubriendo con un techado de piedrade cinco metros de grosor. A medida que se creaba espacio bajo eltecho, se acondicionaban los talleres donde se desarrollaríanmejores herramientas, que acelerarían la progresión de los trabajos.Los talleres producirían también utensilios para labrar la tierra enel ya cercado jardín, que un grupo de trabajo se pondría a desbro-zar:

Primero despejarían de juncos todo el perímetro del lago...Entonces labrarían la tierra...

Después la dividirían en arriates...Luego crearían senderos y veredas...

Al final colocarían setos y vallas.

(fragmento de “La elegía de Kreator”)

(A partir de este punto existen notables lagunas en la crónica so-bre el momento en que cesaron las obras y fracasó La Unidad de laPequeña Compañía. No obstante, de los fragmentos existentes sedesprende un informe que relata, con gran fiabilidad, cómo la cortedel Rey Ego entró en Mundo Minor...):

... Erg se enderezó y miró el paisaje, llamó su atención unmovimiento en la niebla. A pesar de que estaba allí, en lo alto delúltimo muro en construcción, no le alcanzaba la vista más allá dela pequeña llanura que todavía separaba, por poco tiempo, las obrasde la linde de Bosquesabara. Erg se concentró, pero no vio nada.Después de haberse detenido un rato, reanudó su trabajo afianzandola última piedra de la sección del techo... con la sensación de estar

185

La leyenda de Mundo Minor

siendo acechado. No pasó mucho tiempo antes de que Kreatorcomenzase a volverse diáfano, señal de que iba a abandonarlos. Erghabía presenciado los cambios un día en la Sala del Consejo, cuandovio la luz de una antorcha brillar a través del cuerpo de Kreator.Tres días después, Kreator convocó un consejo en el que anunciósu inminente ausencia e invistió a Erg como Príncipe en su lugar.Por la noche partió. Erg se irguió de nuevo, había algo... ¡alguiense movía en la bruma!

* ¿Quién va en la niebla?

Levantó Erg su voz autoritaria hacia el lugar en la bruma dondecreía haberse producido el movimiento. En la niebla aumentó laagitación hasta que se manifestaron algunas figuras imprecisas quese acercaban.

* Sólo unas pocas almas atemorizadas.

Dijo una voz potente, aunque un tanto trémula. Erg reconoció deinmediato... ¡¡la voz inconfundible del Rey Ego!! Erg fue víctimade sentimientos contradictorios; había algo en la voz del Rey Egoque lo extrañaba... sonaba como si el Rey Ego estuviese asustado.

* ¿Por qué has regresado?

Erg no dejó que su voz revelase sus sentimientos.

* Hemos viajado hasta muy lejos y visto mucho. Sabemoslo que hay al otro lado del poderoso Bosquesabara y deallí venimos huyendo.

La voz del Rey se extinguió. Erg se quedó en silencio un instante,no estaba preparado para esa situación. Imaginaba improbable unataque con potentes armas, pero eso era... inesperado.

La leyenda de Mundo Minor

186

* ¿Qué hay tras Bosquesabara?

De inmediato, se arrepintió de haber formulado la pregunta, perono había forma de enmendarlo ahora. Tras un momento de pausa,la voz del Rey sonó de nuevo:

* Detrás de la primera parte del bosque, aquella que habéisvisto, hay otra parte más extensa. Allí los árboles no sontan frondosos como en la primera, así que se puededeambular con libertad entre ellos. Las criaturas semuestran sólo por la noche.* ¿Pequeñas criaturas encorvadas con aspecto de reptily brillantes ojos rojos?

Le vinieron a la memoria las criaturas que habían alborotado elcampamento de La Pequeña Compañía en el camino de regresodesde La Fortaleza de “El Club”.

* Sí, pero también otras.

Había un tono de franco asombro en la voz del Rey, como si nodiese crédito a que Erg pudiese saber algo de esas criaturas.

* Esas criaturas también viven en el primer bosque.

Informó Erg y pidió al rey que le contase más.

* El segundo bosque es más grande que el primero y cuantomás se penetra en él, más criaturas animadas seencuentran. A medida que uno se adentra en la espesura,las criaturas se vuelven más grandes, más fuertes y... máshorrendas. Luchamos en muchas batallas y las vencimosa todas, por eso llegamos al gran desierto. Allí no vive

187

La leyenda de Mundo Minor

ninguna de esas bestias que encontramos en el bosque,pero está asolado por repentinos huracanes que bramancon una fuerza inimaginable. Después de ese desiertollegamos al imperio del hielo y al palacio donde resideel miedo. El miedo es una simple sombra, pero aquellosobre lo que se cierne está irremediablemente perdido.Rogamos protección.

La verborrea del rey fue disminuyendo hasta quedar en silencio.

* Levantad el campamento a los pies del muro; cuando noshayamos reunido os enviaremos recado de la decisión.

(Basado en fragmentos principalmente de “Las memorias de Erg”).

Erg caminó aturdido junto al resto de La Pequeña Compañía, queconvocó prestamente en consejo. Los emocionantes expresarontodos gran sorpresa por lo que el Príncipe Erg les contaba que habíasucedido en el techado del Mundo. Un grupo pretendía expulsar ala corte del Rey Ego cuanto antes, otro opinaba que debían seradmitidos al instante en la comunidad de emocionantes. Entre estosdos extremos surgieron diferentes puntos de vista particulares. Altérmino de todo resultó que concederían al Rey Ego y a su corte lasección anular recientemente terminada que se iba a dedicar atalleres y viviendas, tras lo cual se aislaría dicha sección del restodel Mundo. De ese modo estarían protegidos de aquello de lo quehabían huido, a la vez que permanecerían incomunicados delPríncipe Erg y La Pequeña Compañía.

El Rey Ego dio las gracias al Príncipe Erg cuando le anunció lanoticia; después él y la corte trasladaron inmediatamente suequipaje al interior. El asentamiento del Rey Ego supuso un parónen la ulterior ampliación del Mundo, pero no tenía mayor

La leyenda de Mundo Minor

188

importancia. Ya antes de la llegada de la corte del Rey estabaplaneado que ese anillo posiblemente fuese el último, e incluso sinél había sobrado espacio.

Durante mucho tiempo los dos grupos vivieron separados, sininmutarse por la presencia del otro. En este período, los únicoscontactos consistían en la visita que el Príncipe Erg hacía cada tardeal borde del tejado, al lugar que daba sobre la entrada al sector dela corte del Rey, donde intercambiaban un par de palabras sobreesto y lo otro. Ello cambió un día en que la corte preguntó si teníanpermiso para enseñarle lo que habían hecho en sus talleres. ElPríncipe Erg se lo permitió, tras lo cual expusieron un montón decosas en la hierba. Esa fue la primera vez que Erg tuvo laoportunidad de ver los objetos de que hasta entonces sólo habíavisto los moldes de fundición, aquella vez que, junto a Kreator, pusoel pie en el claro de “El Club”. La corte del Rey invitó al PríncipeErg a bajar a la hierba, pero él decidió quedarse en el techado. Unaa una le alargaron las herramientas, después de lo que recibió unaexplicación sobre su utilidad. El Príncipe Erg admitió de buen gradoque se trataba de herramientas ingeniosas y bien manufacturadas.Los elogios del Príncipe Erg impulsaron al Rey Ego a sugerirle quetomase algunas herramientas, las que más le gustasen, pararepartirlas entre los emocionantes. El Príncipe Erg se lo agradeció,escogió unas cuatro y se marchó.

Sin contarles de dónde había sacado las herramientas, el PríncipeErg pidió a los emocionantes que las probasen para averiguar sifuncionaban correctamente. En general todos estuvieron satisfechosy los cambios que sugirieron eran insignificantes o meramenteestéticos. Los emocionantes que habían opinado que el Rey Ego ysu corte debían ser expulsados manifestaron ipso facto sus reparosante las herramientas cuando el Príncipe Erg los puso al corrientede su procedencia. Aun así debían admitir que las herramientasfuncionaban para entera satisfacción de todos. Poco a poco, la corte

189

La leyenda de Mundo Minor

del Rey se convirtió en proveedora de todos los útiles para los finesmás corrientes. Pronto cayeron en la cuenta de que esas no erantodas las herramientas que necesitaban. Los útiles para fines deconstrucción de que se abastecían eran versiones robustas yfuncionales, pero las herramientas que los emocionantes usabanen el mantenimiento de Mundo Minor y del jardín tenían quefabricarlas ellos mismos. La corte del Rey no comprendía losprincipios con los que se debían construir estas herramientas. Comopago por ellas, la corte del Rey obtenía lo que necesitaba del Jardínde Mundo Minor y de sus talleres. Según pasaba el tiempo,prosperaba una relación recíproca, casi de cordialidad, entre la cortedel Rey y los habitantes de Mundo Minor.

(No ha sido posible estimar el lapso transcurrido antes de que losacontecimientos se disparasen, pero queda fuera de cualquier dudarazonable que pasó relativamente mucho tiempo. Por lo demás, esposible que se hayan perdido ciertos hechos, ya que la última partedel relato, como hemos citado anteriormente, está basada principal-mente en fragmentos):

El Príncipe Erg llevaba mucho tiempo sintiéndose inseguro enalgunas partes de Mundo Minor sin saber la razón. Era como si estasáreas remotas estuviesen a punto de desprenderse del resto delMundo. Esta sensación le recordó a una que había tenido pocotiempo antes de hallar a la corte del Rey, mientras trabajaba en eltechado de Mundo Minor. Lo primero que hizo al respecto fueenviar un equipo de restauración a estas áreas para controlar queno hubiese ninguna fisura en el techo, el suelo o las paredes. Elequipo de restauración encontró una grieta, que arregló sin que porello desapareciese esa sensación de la mente del Príncipe. Un día,de pronto, se puso de manifiesto que la inquietud del Príncipe nohabía sido infundada. Estaba en aquella zona en la que por primeravez había sentido esa aprensión venírsele encima. Mientras elPríncipe Erg se afanaba en acabar una tarea, se derrumbó un trozo

La leyenda de Mundo Minor

190

de pared. La pared separaba ese lugar donde él se encontraba de lazona que habían concedido a la corte del Rey. Debido a eseimprevisto acaecido, y a que el Príncipe yacía semienterrado bajolas piedras derrumbadas, no pudo defenderse contra las ochofiguras que se abalanzaron sobre él. Le pusieron los hierros y se lollevaron.

Aquellos que hicieron desaparecer al Príncipe Erg fueron:

Rey EgoEgofiliam

FoboyThhorybon

AkathastatosEpithymhiai

AythadeisFosfagus

De acuerdo con los nombres que ellos mismos adoptaron.

(fragmento de “Las memorias de Erg”)

La desaparición del Príncipe creó una gran confusión en las filasde emocionantes, una confusión que empeoró cuando tambiénalgunos de los propios emocionantes desaparecieron poco después.Todos ellos pertenecían al grupo que había deseado que la cortedel Rey fuese expulsada de inmediato. Esta confusión empeorómucho y cuando casi rozaba el caos total, el Rey Ego hizo suaparición. Convocó un consejo y sugirió organizar una búsqueda,si los emocionantes así lo deseaban. En el desconcierto general, lamayoría olvidó que el Rey Ego no podía entrar en Mundo Minor yconvocar un consejo. Los pocos que protestaron se perdieron en lamuchedumbre y se desvanecieron en seguida.

191

La leyenda de Mundo Minor

Secundado por Egofiliam, que hacía de consejero, el Rey Egoorganizó equipos de búsqueda, a cada uno de los cuales se asignóuna zona de exploración dentro de Mundo Minor. Estos equiposse denominaron en conjunto “Ejército del Rey Ego”. Poco a poco,todos los emocionantes críticos y reacios desaparecieron, y conellos la mayoría de los que se habían ocupado del mantenimientoy la restauración de Mundo Minor. Al mismo tiempo, se habíadepositado una calma incierta sobre los que quedaban, una formade equilibrio inestable. Después de algún tiempo el Jardín en me-dio de Mundo Minor empezó a llenarse de maleza, puesto que losequipos de trabajo que habían desempeñado aquella tarea habíanperdido gran parte de su personal. La Sala del Consejo comenzóasimismo a deteriorarse hasta quedar inservible. Por ello, la Cortese mudó a la siguiente estancia, donde el deterioro no era tanpreponderante... todavía. Este cuarto empezó del mismo modo adeteriorarse, razón por la cual se vieron obligados a mudarse otravez... y otra vez.

Desde entonces el deterioro persigue a la Corte del Rey Egode habitación en habitación

de Mundo Minor.

(fragmento de “La elegía de Kreator”)

La leyenda de Mundo Minor

192

193

La leyenda de Mundo Minor

La leyenda de Mundo Minor

194

LIBRO TERCERO

El segundo viaje de Sum

Aprende de libros nuevos, pero de viejos maestros.(Refrán turco)

195

La leyenda de Mundo Minor

CAPÍTULO 1

El miedo tiene los ojos grandes.(Proverbio ruso)

Lentamente, el Rey Sum El Único cerró El Libro de Mundo Minory lo depositó sobre la mesa. Sumido en profundos pensamientos,miró en torno a La Sala de Estudio Real, al tiempo que dejaba quetoda aquella nueva información se cimentase en su mente. Era comosi aquella hasta entonces bien conocida cámara hubiese cambiadoun poco, como si algo se hubiese movido en su interior. Mientrasse estaba recobrando, la reina Sophia entró. Su visión y el crujir desu vestido de seda blanca lo hicieron sonreír.

* No has venido a la cama en toda la noche.

Constató ella, al tiempo que le devolvía la sonrisa.

* ¡Anda...! Pues no.

Sum posó la vista en el libro sobre la mesa. Estuvieron un rato ensilencio antes de que Sophia tomase la palabra, un tanto vacilante:

* ¿Ya lo has terminado?

Una hermosa uña recién esmaltada señaló el libro.

* No... o sea sí, lo he leído... pero no he terminado con él.* Sé lo que quieres decir.

Sophia llamó con una seña a un sirviente apostado en la sombra yle dio una orden. Un segundo después, entró un pequeño ejércitode sirvientes con lo que resultó ser un delicioso y reconfortante

La leyenda de Mundo Minor

196

desayuno. Sum y Sophia comieron sin decir gran cosa, tan sóloalgunas trivialidades. Sum sentía que no podía discutir lo que habíaleído en El Libro de Mundo Minor mientras los emocionantes quelos servían estuviesen tras sus sillas. Pero una vez se hubieronretirado, fijó sus ojos en el volumen y preguntó:

* ¿Lo has leído... el libro?* Lo he escrito yo.

No dejaba de sonreír. Tuvo que pasar una breve instante antes deque Sum se diese cuenta de lo que ella acababa de decir.

* ¿Que tú...? ¿...lo has...? ¿...escrito?

Sum, por decirlo suavemente, estaba desconcertado.

* He recogido la información de todas las fuentesdisponibles y la he puesto por escrito, sólo que no habíahabido nadie a quien pudiese entregársela antes de quetú te despertases.

* ¿Cómo que “me despertase”?* Pues eso, que te dieses cuenta de qué significaba lo que

habías encontrado. Tenías que haber visto cuánto miedotenía el Rey Ego mientras vagabas por los pasadizos delMundo.

Terminó con una corta risa burbujeante ante el pensamiento del reyaterrorizado.

* ¿Que el Rey Ego tenía miedo? ¿De qué?* Tenía miedo de que encontrases el lugar donde el Príncipe

Erg estaba prisionero, porque cuando lo liberases lamonarquía legítima sería una realidad y contra el reylegítimo no podrían prevalecer.

197

La leyenda de Mundo Minor

* Eeeehhh... ¿el rey legítimo?

Algo comenzaba a tomar forma, lentamente, en el subconscientede Sum.

* Es decir, que ¿la monarquía de la que habla el libro es laque reina ahora en Mundo Minor...? ¿Mi monarquía?

Sum sintió como si acabase de abrirse un abismo bajo sus pies,aunque también, y al mismo tiempo, lo inundó una singular yagradable calidez.

* Exactamente.

El silencio se asentó sobre el robusto mobiliario de roble, mientrasSum se recostaba y se sumía en una honda meditación. Todavía nose le había ocurrido nunca que existiese una relación tan directaentre el texto del libro y su propia realidad. Esta idea dioinmediatamente lugar a otra: si el relato que hacía el libro de sureinado era real, ¡¡tal vez el relato sobre los mundi fuera de MundoMinor lo fuese también!! Allí, circundando Mundo Minor, seextendían Bosquesabara y Terra Nova; más allá de Montesbarreratambién había otro territorio... Terra Inkognita. Además, en TerraInkognita se erguían un sinnúmero de otros mundi. Esta expansiónde su imagen del universo casi lo dejó sin aliento.

* ¿Dónde están ahora los barones?* Supongo que habrán regresado a lo que es el resto de su

reino, Terra Nova.* Entonces, ¿estamos sitiados?* Pues sí...

De nuevo permanecieron sentados en silencio un largo rato, lospensamientos de Sum completamente inmersos en estos nuevos y

La leyenda de Mundo Minor

198

fantásticos descubrimientos. Al mismo tiempo, una decisióncomenzaba a delinearse en su interior. Que él recordase, MundoMinor había sido siempre todo su universo. Pero en un instante sehabía convertido en un mundo entre otros mundi, en uno de los máspequeños, además. La idea era increíble. Quería encontrar el caminoal exterior, descubrir esos otros lugares y conocerlos. Lo más lógicoparecía ser hallar el camino que conducía hacia el anillo más externopara adentrarse desde allí en Terra Nova. Sin embargo, Sumdesestimó esta posibilidad de inmediato por varias razones. Antetodo, porque no conocía esas regiones y, después, porque no estabaseguro de que fuese capaz de defenderse de los eventuales ataquesde los barones. Lo más seguro sería, probablemente, viajar hastael borde del Mundo por el techo. El Rey Sum El Único decidiócomenzar la planificación ese mismo día para poder partir cuantoantes. Cuando Sum miró a su alrededor estaba solo en La Sala deEstudio.

Los preparativos para el viaje del Rey Sum El Único hasta elextremo del Mundo duraron varios días. En los talleres de MundoMinor los emocionantes habían fabricado un carruaje cuya mayorventaja era que se podía desmontar. Eso posibilitó su transportehasta el techo del Mundo pieza a pieza, para finalmente serensamblado allí. Cuando el vehículo estuvo listo, Sum fue a buscara la Reina Sophia a sus aposentos para invitarla al viaje. Se quedócallada un instante y luego respondió:

* Desgraciadamente, eso no es posible.* ¿Por qué no?

Sin saber la razón, Sum sintió que se le encogía desagradablementeel estómago.

* No puedo salir de Mundo Minor, es mi mundo.* Sí, pero, ¿por qué no? El techo es parte del Mundo.

199

La leyenda de Mundo Minor

Sum percibió que un sentimiento de impotencia se colaba ahurtadillas en su interior.

* Los barones todavía nos acechan. Si nos capturan aambos, el Mundo no se librará de ellos una segunda vez.Si vas solo y te vencen, sólo yo podré... a lo mejor... sal-varte.

* ¿Salvarme...? Pero... ya he demostrado que puedovencerlos, ¿no?

* Has demostrado sobradamente que puedes vencer a unode cada vez. Ahora te atacarán en grupo, en el mismísimoinstante en que pongas un pie en Terra Nova.

* Pero... no me pueden tocar mientras permanezca sobre eltecho del Mundo, ¿verdad?

* No, el techo es una parte de Mundo Minor y tú lo hasrescatado.

A pesar de todas estas revelaciones, la intranquilidad del estómagode Sum se apaciguó. Ahora sabía que podía satisfacer su curiosidadde forma relativamente segura. Su inexplicable ansiedad ya casi lohabía abandonado.

Algunos días más tarde, el Rey Sum El Único se encontraba juntoal portón que conducía al Jardín Vível, dispuesto a partir. Más alláde la puerta se había montado una polea. Con ella se habían subidoal techo las piezas del carruaje, los víveres y el resto del equipo.Lo único que faltaba, además de Sum, era un magnífico caballonegro que había estado pastando pacíficamente en lasinmediaciones. Lo subieron y lo engancharon al carruaje. Éste teníaalrededor de un metro de ancho, unos dos metros y medio de largo,era rectangular como una caja y tenía dos ruedas en la parteposterior. A ambos lados se abría un portillo deslizante, de modoque se podía acceder al interior del carruaje fácil y rápidamente.

La leyenda de Mundo Minor

200

En la parte trasera, y también en la superior, se colocaron leños parahacer hogueras y balas de heno para el caballo, mientras que losvíveres de Sum se encontraban en la “caja” del carro. En la partedelantera había un sillón bien acolchado cuyos brazos se habíanalargado hasta convertirse en los pértigos a los que se enganchabanlos arreos del caballo.

Gracias a la información de El Libro de Mundo Minor, Sum habíadeterminado en qué dirección se hallaba Montesbarrera y hacia allíse dirigió acompañado de un tiempo apacible. La superficie deltecho estaba desgastada por la erosión del clima, de modo que ahorasemejaba un pavimento llano. Allí arriba soplaba más viento de alo que él estaba acostumbrado en sus expediciones al Jardín Vível,pero no era un viento frío, ni desagradable en modo alguno. Nohabía viajado mucho tiempo cuando perdió de vista el lugar delque había salido. A partir de ahí, sólo se extendía un pavimento depiedra en todas direcciones y hasta donde alcanzaba la vista. Aintervalos regulares, hacía cálculos con una brújula que llevabaconsigo, dado que el “paisaje” no ofrecía puntos de referencia deninguna clase. Cuando comenzó a oscurecer, Sum se detuvo. Dioheno al caballo, hizo una pequeña hoguera y luego se puso a cocinar.A medida que la oscuridad se volvía más densa iba percibiendo elsilencio absoluto que lo rodeaba. Los únicos sonidos provenían deél y de su caballo. No oía ninguno de los pequeños ruidos cons-tantes a los que él estaba acostumbrado. Según el aire se ibaenfriando, también se dio cuenta de que el techo irradiaba ciertacantidad de calor. De hecho, el calor irradiado era tan fuerte queSum pudo acostarse a dormir directamente sobre el techo, sólo conuna manta sobre él. Llegó la mañana y con ella la luz del sol. Tanpronto como la luz alcanzó a Sum, éste se desperezó y se sentó. Apesar de haber pasado la noche sobre el suelo, había dormido bieny se sentía descansado, fresco y preparado para un nuevo día. Desdela parte superior del carruaje, oteaba su destino, pero el borde deltecho se escondía tras el centelleo del horizonte.

201

La leyenda de Mundo Minor

Oscureció de nuevo. Cuando Sum montó su campamento, notó unsuave aroma a hierba y flores. Estaba sentado de tal forma que lellegaba una brisa proveniente de su destino, ya que, como estabade espaldas a su carruaje, el olor no podía provenir del heno delcaballo. Al mismo tiempo, Sum percibió que el olor era totalmentedistinto al de la hierba del Jardín Vível. Por razones que Sum nollegaba a entender, el olor le resultaba inquietante. Se giró yescudriñó la oscuridad, que ya era bastante densa. No podía estarmuy lejos de su objetivo.

Sum se despertó antes de que lo alcanzase la luz del sol. Laintranquilidad que los olores extraños habían provocado en éltodavía permanecía. Tan pronto como salió el sol, Sum pudovislumbrar el borde del techo. La distancia era difícil de determinar,pero al menos podía verlo. De repente, un acentuado nerviosismole hizo recoger el campamento y recorrer el último trecho. El bordedel techo estaba más lejos de lo que Sum había creído en unprincipio, aunque lo bastante cerca como para alcanzarlo en me-dia hora. Paró el carro a unos cinco o seis metros del borde pararecorrer a pie el resto del camino. Desde donde se hallaba, Sumpudo contemplar un área de pradera chamuscada cuya monotoníasólo se veía interrumpida por pedruscos diseminados, pequeñosarbustos y algunas matas de flores rojas poco vistosas. De huellasde animales, ni rastro había. A unos doscientos metros del murodel Mundo la llanura daba paso a un peñasco negro que se elevabasobre la cabeza de Sum.

Eso era... eso tenía que ser... ¡Montesbarrera!(Fragmento de “Elegía de Kreator”)

Había algo en el horizonte, a su derecha, que le llamó la atención.Era como un destello entre el peñasco y el muro del Mundo. Podríaser agua, o más bien parecía el remolino sobre el que Sum habíaleído en El Libro de Mundo Minor. El repentino deseo de ver una

La leyenda de Mundo Minor

202

parte de este río, que había tenido un significado tan importanteen la historia del Mundo, se apoderó totalmente de Sum. Partióhacia el centelleo que se veía en lontananza. El río era ancho, perosu aspecto era extraño. Brotaba de una abertura enrejada en el murodel Mundo, de la que sólo sobresalían veinte o treinta centímetrospor encima del agua. Desde esta abertura, el río desaparecía en unremolino enorme, unos cien metros más adelante. El remolino eracasi silencioso, sólo de vez en cuando emitía algún sonidosuccionante o un gorgoteo. Salvo por esto, el silencio era absoluto,un silencio antinatural, le pareció a Sum. Le daba la sensación deque el paisaje estaba aguardando algo, de que se palpaba unaespecie de tensa expectación. Tras haber contemplado el remolinodurante un rato, Sum dejó que su mirada resbalase por las faldasde la cordillera. El Sol estaba alto en el cielo y despedía rayos quese desplomaban por la pendiente negra y escarpada. Donde sereflejaban contra la roca, la ladera de la montaña relumbraba comouna explosión silenciosa de relámpagos multicolores. Todas lastonalidades que conocía estaban representadas, junto con otras quenunca había visto antes. La vista creó en él una necesidadirresistible de tocar aquellas rocas. Sum se aproximó al borde hastaque la punta de sus botas sobresalía unos centímetros. De repentefue consciente de sí mismo. Tanto lo había atraído la visión quehabía estado a punto de saltar el borde. Confuso y un poco asustado,recorrió los pocos metros que lo separaban de su carruaje. Elsilencio seguía presente a su alrededor, tan sólo parecía habercambiado un poco. Sum sintió que ahora había una débil, aunqueevidente, impaciencia latente en él. Lo asombró también que noviese a ninguno de los Barones de los Emocionantes ahora queestaba en la frontera de su territorio. Sum no dudó ni un instantede que estuvieran en las cercanías, de igual forma que estaba segurode que eran sus sentimientos y sus pensamientos los que podíapercibir en el silencio. Habían sido ellos quienes habían intentadoatraerlo a cruzar el borde, a su esfera de poder. La conciencia deque casi había sido seducido a entrar en un mundo hostil era más

203

La leyenda de Mundo Minor

intimidante de lo que había esperado. Se sentó un rato lejos delborde del techo y de repente se percató de algo. Aquella tentación,latente si bien intensa, la había experimentado ya antes. Aquellaastucia, aquella insinuación aduladora... todo eso le recordaba a...

* Egofiliam.

Inconscientemente, dijo la última palabra en voz alta, tan alta quecasi era un grito.

* Sííííí... baja aquí, conmigo.

La voz, susurrante pero clara, provenía de algún lugar frente al murodel Mundo, pero sin que su dueño se dejase ver.

* ¿Dónde estás?

Sum preguntó sobre todo a causa de la sorpresa de haber vuelto aoír esa voz, que él en, su subconsciente, había creído (esperado)no oír nunca más. No recibió respuesta. Pudo sentir claramente queestaban presentes otros, aparte de Egofiliam, que mostraban unaactitud hostil hacia él. Decidió comer algo y pernoctar allí, al bordedel Mundo. Mientras estaba sentado comiendo, percibió lasdisposiciones de ánimo que predominaban entre los barones. Queríatener una idea de cómo funcionaba el “reino” que habían fundado.Había leído acerca de ello en El Libro de Mundo Minor, sobre loserrores en el modo en que se había implantado y su desgobiernoen Mundo Minor. Él, por su parte, había sido víctima de su opresióncuando detentaban el poder, de modo que ahora quería saber cómohabían influido en ellos la caída y el colapso del reino.

Los Barones Destronados centraban gran parte de su atención enSum, pero al mismo tiempo empleaban una parte descomunal desu energía en mantener a los demás barones en jaque. Por lo gene-

La leyenda de Mundo Minor

204

ral, su hostilidad se limitaba a exclamaciones acaloradas denaturaleza puramente personal, caracterizadas por una granconfusión y carencia de autodominio. Muchas veces degeneraronestas conductas en desmanes violentos, en los que dos o másatacaban a uno. Al principio no parecía que hubiese ningunarecurrencia en estos ataques, pero poco a poco fueron surgiendoasuntos que parecían tener un “pasado”. Cuando uno de talesasuntos emergía, la situación adquiría el carácter de una pelea en-tre hienas. A veces se entregaban tan intensamente a ello que inclusose olvidaban de Sum. El único vínculo que compartían parecía serlas efímeras alianzas que formaban entre sí para sus ataques. Comola descripción aviesa que un escritor de historias de terror haría deuna jauría de licántropos. Hubo un momento en que los ataques,cada vez más amargos, se volvieron tan cómicos, que Sum empezóa reír. Este sonido hizo que los combatientes volviesen de inmediatosu atención hacia él. Sus disparates y sus disputas se interrumpieronabruptamente. En su lugar, aparecieron ocho figuras débiles yborrosas por debajo del Mundo. Seis de ellas formaban unsemicírculo, separadas por la longitud de un brazo. Frente a éstasestaba Egofiliam y por detrás el Rey Ego. Durante un largo rato,Sum y los Barones Destronados se contemplaron en un tensosilencio. La apariencia de los barones se fue haciendo cada vez másclara. Sus rasgos le parecieron a Sum aún más repulsivos de lo querecordaba. Eran más miserables de lo que lo habían sido nunca,pero, al tiempo, parecían más... brutales, obtusos, rudos... algorepugnante que Sum no podía describir con ninguna de las palabrasque conocía. Se percató de que las figuras habían comenzado amoverse hacia el Mundo. Como un acto reflejo, replegó las pier-nas. Durante un segundo especuló incluso si no se les ocurriría tre-par hasta el techo del Mundo, pero rechazó la idea. Habían luchadoy sido derrotados en combate singular, en otras palabras, su poderen y sobre Mundo Minor se había desvanecido.

Las figuras se reunieron bajo el muro, extendiendo sus brazos largos

205

La leyenda de Mundo Minor

y esqueléticos hacia él. En el fulgor frío y azulado de sus ojos, Sumvio que sus angulosos dedos depositaban escarcha sobre las piedrasdel muro. Sólo el Rey Ego se quedó donde estaba. El resplandorazul claro de su máscara se dirigió directamente hacia Sum,mientras su voz ronca salmodiaba:

* Vennnn... baja con nosotrossss... sííí, vennnn... sé uno denosotrosssss... vennn... síííí... vennnn...

El sonido de la voz del Rey Ego le provocó náuseas. Lo que másdeseaba en el mundo era... huir... sí, huir era la palabra exacta.Aquellas criaturas, aquellas... parodias de un ser vivo, hicieron quetodo en él se convulsionase. Eran no-existencias. La repugnanciade Sum se hizo tan intensa que estuvo a punto de vomitar.

El Rey Sum El Único huyó como un perro apaleado. Saltó alcarruaje y dejó que el caballo corriese a toda la velocidad quepudiese. Durante mucho tiempo, pudo escuchar el sonidoaterrorizante y áspero de la llamada del Rey Ego. Sum sólo hizouna pausa cuando fue necesario, por consideración con el caballo.Mientras éste comía, él se quedó mirando el camino que dejabaatrás. De vez en cuando, Sum creía ver moverse algo. Cuando esopasaba, se le hacía un nudo en la garganta, su estómago dabavolteretas y le flaqueaban las rodillas. Sum pensaba sinceramenteque iba a morirse de miedo.

La leyenda de Mundo Minor

206

CAPÍTULO 2

Más vale maña que fuerza.(Proverbio árabe)

La Reina Sophia recibió al profundamente conmovido Rey Sumsin dejar entrever sus sentimientos. Este hecho no lo sorprendió.Poco a poco, se había acostumbrado a que Sophia no se dejaseperturbar por nada. Al contrario, parecía estar al tanto de todo deantemano. Se aseguró de dar todas las disposiciones necesarias alos emocionantes encargados de cuidar al caballo, dio órdenes depreparar un baño caliente para Sum y una comida en La Sala deEstudio. Sum estaba muy contento de no tener que tomar ningunadecisión. Sentía que algo se había desgarrado en su interior, algoque no sabía muy bien qué era. Mientras estaba solo, sumergidoen el agua caliente, tuvo el sentimiento aplastante de estarencerrado. Verdaderamente, se dio cuenta de que Mundo Minorestaba bajo asedio. No sabía qué pasaría si los barones locapturasen, pero sin duda alguna no sería agradable caer en susgarras. Tal vez se volviese como ellos... sí, estaba convencido deque se volvería como ellos. Si esto sucediese, Mundo Minor caeríay todos serían siervos del Rey Ego... pero esta vez, sin esperanzade liberación. La idea le dio escalofríos, a pesar del baño caliente.

Ni Sum ni Sophia dijeron nada durante la comida, pero, sin em-bargo, él tenía la sensación agradable de que ella sabía lo que lehabía pasado. Incluso había pedido a los emocionantes que solíanquedarse tras sus sillas para servirlos durante la comida que sefuesen, tras lo cual se hizo cargo de todo. Sophia tenía que haberpresentido que Sum necesitaba estar solo. Tras la comida, llamó alos sirvientes y les dijo que recogiesen la mesa, y luego se quedaronjuntos en silencio durante un rato.

207

La leyenda de Mundo Minor

* ¿Qué... qué viste en Terra Nova, Sum?

Él se quedó un rato callado y después rompió a llorar. Lloró porvarias razones: porque se sentía asediado por el horror, porquecomprendía la ignorancia en la que había vivido la mayor parte desu vida; y porque había un mundo tras Montesbarrera que nuncapodría ver. Pero, ante todo, Sum lloró porque sintió que era un reymiserable para su pueblo. Cuando cesó su violento llanto, giró surostro hinchado hacia Sophia y comenzó a hablar. Dejó fluir todolo que atenazaba su mente. Cuando Sum por fin pudo sonreír denuevo, el crepúsculo se había filtrado por todas las esquinas yrecovecos de La Sala de Estudio Real. Sophia mandó llamar a lossirvientes, que llegaron con bebidas y luces. La sonrisa del reyencendió también las suyas. Tras haber compartido la oscuridadde su mente con Sophia, Sum sintió recobrar sus fuerzas.Reflexionó en todo lo que le había sucedido desde el principio,desde los tiempos en qué sólo conocía a Sophia como una damalejana y distinguida. Meditó acerca de las circunstancias que habíanimperado en la corte del Rey Ego, el modo en que el reino habíasido administrado, el deterioro, los barones y sus luchas con cadauno de ellos, su visión bajo el muro. Por fin, Sum supo qué era loque debía hacerse.

El plan requería que todos en el Mundo supiesen cuál era el objetivocomún. Por eso, Sum convocó a todo el mundo a un consejo en laSala del Trono, donde con pocas palabras expuso su plan. El pri-mer paso era que todos los moradores del Mundo tenían quecompartir su saber acerca de los barones. En consecuencia, todoslos emocionantes que habían estado en cautiverio con alguno delos diferentes barones fueron urgidos a que relatasen lo que habíanvivido. Después, cada barón fue analizado a la luz de estasinformaciones. Fue un trabajo realmente descomunal. Por un lado,porque eran muchos los que habían sido hechos cautivos. Y por otro,

La leyenda de Mundo Minor

208

porque resultó que estos antiguos prisioneros, al igual que Sum,estaban llenos de dolor. Este dolor absorbente se desahogó ahora ytodos compartieron su carga. A medida que las revelaciones acercade los barones aumentaban, el Rey Sum El Único se percató de quehabía estado totalmente ciego. Hasta las criaturas perversas,repugnantes y abominables que él había visto desde el techo delMundo parecían verdaderos ángeles en comparación con la imagenque se estaba formando. Cada uno de los barones parecía ser elrepresentante de una tendencia con respecto a los siguientes temas:

Humillación

Desprecio y ridículo de todo tipo

Violencia y amenaza de violencia

Tortura de todo clase

Aparte de mucho más de lo mismoque no vamos a enumerar aquí.

(fragmento de “Memorias de Erg”)

El encuentro se prolongó durante tres días y dio varios frutos. Lasvivencias que habían mantenido atada la fuerza de los emocionanteshabían desaparecido, todos compartían el pasado del Mundo, todosestaban convencidos de que el poder de los barones tenía que serdestruido. Con ese fin, se constituyó un Consejo formado por So-phia, Sum y siete emocionantes. Los emocionantes fueronescogidos de tal forma que hubiese un representante de cada grupode los prisioneros de cada barón. La misión del Consejo sería la deensamblar más revelaciones acerca de los barones y planear el golpedefinitivo contra su poder.

209

La leyenda de Mundo Minor

La primera decisión del Consejo fue la de reclutar algunosvigilantes y un cuerpo de exploradores, de tal forma que estuviesende guardia junto al borde del techo las veinticuatro horas del día.Se estableció un cuerpo de correos, en contacto con ambos grupos,que garantizase la comunicación con el Consejo. La tarea de losguardas y los exploradores era simplemente observar las accionesde los barones, tras lo cual debían informar acerca de ellas alConsejo mediante del cuerpo de correos, para un examen másdetallado.

Poco a poco, todas estas medidas fueron estableciendo una rutina.Se construyó una rampa de piedra desde el Jardín Vível hasta elborde interior del techo, tan próxima a La Sala de Estudio Realcomo lo permitió Nanalaguna. La Sala se convirtió poco a poco enel centro de mando de todo el proyecto de vigilancia. Aquí recibíaSum los informes de los correos, a quienes a su vez les daba órdenespara que las transmitiesen de vuelta.

A medida que transcurría el tiempo, Sum se familiarizaba más ymás con los hábitos de los barones y sus vínculos mutuos. Prontoestuvo claro que esos vínculos no eran más que alianzas de ataque.Por lo general, dos o más barones se unían para agredir a otro, o avarios de los otros. Estos ataques estaban marcados principalmentepor el oportunismo, se atacaba si se podía atacar. De los informesse desprendía, asimismo, que había ciertos temas que emergían deforma recurrente. Cuando surgía uno de estos temas, el ánimo delos barones adquiría un cariz que hacía pensar en un linchamiento.Todos estos asuntos tenían que ver con planes que habían fracasado,o más bien con quién tenía la culpa de que hubiesen fracasado. Estopreocupaba bastante a Sum cuando leía los informes. No sólodemostraban de forma evidentísima el odio, la insensibilidad y laperversión de la mente de los barones, que él ya había podidopercibir. Los informes indicaban también que uno de los temas quelos conducía siempre a atacarse mutuamente era de quién había sido

La leyenda de Mundo Minor

210

la culpa de subestimar la verdadera valía de Sum, lo que habíaresultado en que no pudiesen lograr el completo dominio de MundoMinor.

Sum pronto se percató de que el objetivo de los barones había sidoel de someter a TODOS en Mundo. Así, cuando todos hubiesenestado bajo su poder, este ejército de esclavos habría sido empleadopara destruir Mundo Minor y luego sería arrastrado, cargado decadenas, lejos de allí. Se daba a entender que los Barones iban allevárselos a un sitio que Sum no conocía, pero que, aparentemente,estaba en alguna parte más allá de Bosquesabara. Gradualmente,los informes fueron dándole a Sum la impresión de que este lugar,que los barones llamaban ZZ, tenía que ser un Mundo, o al menosalgo parecido a un Mundo. Era evidente que ZZ estaba muy, muylejos. Eran necesarios sin duda muchos días de viaje a través deBosquesabara y luego había que cruzar un desierto para, por fin,terminar en un helado paraje de hielo. En este infierno polar estabaCZ. De los informes pudo deducir Sum, también, que los baroneshabían extendido su obra a las afueras de Bosquesabara, sobre loque ya había leído en El Libro de Mundo Minor, de modo que ahorano era otra cosa que un campo de prisioneros. Allí era donde sehabría internado a los habitantes de Mundo Minor hasta que hubiesesido posible enviarlos a CZ en pequeños grupos. Por lo que se habíaoído en la gran asamblea de la sala del trono de Mundo Minor, Sumsabía muy bien qué orgías de violencia habrían organizado losbarones en este campo... este CZ. Los cuerpos de vigilanciainformaron de que la temperatura estaba descendiendo de formacontinua por toda Terra Nova, como consecuencia de la presenciade los barones y de su influencia en la zona. Una creciente capa deescarcha había ido cubriéndolo todo y una delgada costra de hielocomenzaba a extenderse sobre las áreas del río donde las aguas eranmás tranquilas. Sum arrojó el informe que tenía en la mano. Lasnoticias le provocaron arcadas.

211

La leyenda de Mundo Minor

El Consejo mantenía reuniones frecuentes. En ellas se discutían losinformes que habían llegado desde la reunión anterior. El Consejotomó la decisión de que Sum debía entrar en contacto con TerraInkognita con el objetivo de encontrar el Jardín Original que Kreatorhabía plantado. El Consejo creía que podría haber algunos rastrosallí que pudiesen conducir a Kreator. Sin embargo, esta decisiónpresentaba un gran inconveniente... los barones estarían listos paracaer sobre Sum en cuanto intentase cruzar Terra Nova. Uno contrauno, podría derrotarlos con facilidad, pero como obviamente ibana atacarle todos a la vez, los miembros del Consejo opinaban quelas cosas podrían torcerse. No obstante, al final se llegó a unasolución.

La idea requería distraer la atención de los barones durante algúntiempo. Para ello, el Consejo empezó a escribir un discurso. Ésteestaba redactado de tal forma que aludía a la sobrevaloración quecada uno de los barones hacía de sí mismo, y al mismo tiempojugaba con las disputas y los conflictos que mantenían entre ellos.Las palabras estaban empleadas con significaciones tan diversas ytanta ambigüedad que prometían el oro y el moro sin dar garantíasde nada. La estructura del discurso se caracterizaba por el empleode formalismos y frases huecas. Al mismo tiempo, el Consejoestaba preparando un fastuoso ceremonial que iba a acompañar aldiscurso, trajes suntuosos que vestirían a los representantes delMundo, canciones laudatorias y poemas épicos, además de un sinfínde otras cosas. Sin embargo, todo ello sería inútil si los baronesdescubrían a Sum cruzando Terra Nova. Pero Sophia creía que ellatenía la solución a este problema, por lo que se encargaría de estaparte del plan. Ahora sólo se trataba de encontrar el momentoadecuado para ponerlo en marcha.

Una mañana, cuando el Consejo estaba reunido para revisar losinformes más recientes, Sophia proclamó que el plan de enviar aSum podía dar comienzo. Ella había esperado a que el hielo cubriese

La leyenda de Mundo Minor

212

toda el agua del río, de orilla a orilla, con la excepción del propioremolino. Según los informes, ésta era ahora la situación. Lospreparativos duraron cuatro días y casi todos los emocionantes queocupaban las posiciones del borde del techo fueron retirados. El restosólo tenía que estar allí por mantener las formas y comoobservadores. Se estudiaron las partes de la ceremonia y todos sevistieron con trajes ostentosos, excepto Sophia y Sum. Por elcontrario, ellos se dirigieron al Dormitorio Real, donde se hallabala bajada al sótano del Mundo.

* ¿Qué vamos a hacer ahí?

Sum trasladó su mirada del armario cerrado a Sophia, que le habíapedido que abriese la puerta.

* Vamos a bajar al nivel del sótano.

Sophia sonrió al tiempo que hacía un gesto con la mano hacia elarmario.

* ¿No... no íbamos a cruzar Terra Nova?* Sum, no puedo ir contigo, ya te lo había dicho.* Ah, sí... es verdad.

Sum se giró hacia ella y buscó sus ojos, pero Sophia miraba haciaabajo.

* No puedo irme de Mundo Minor... solamente existo aquí.

Su voz parecía desconsolada.

* Lo sé... voy a echar en falta tu ayuda.

Suspiró, y esta vez tuvo la suerte de cautivar su mirada.

213

La leyenda de Mundo Minor

* Sum, no puedo seguirte más allá de Mente, pero sí mi voz.

Antes de que Sum comprendiese por completo lo que estabadiciendo, dio un paso hacia él y sopló suavemente en su oído derecho.Retrocedió y lo contempló con una sonrisa triste.

* Ahí tienes, ahora mi voz está contigo.

Sus labios no se habían movido, pero su voz sonó claramente en suoído derecho. Sorprendido, puso una mano sobre él y la miró sincomprender. Ella sólo dibujó una sonrisa melancólica.

* ¿Qué... eeehh... qué quieres decir con eso de que... tu voz...está conmigo?

* Que siempre voy a poder hablarte mientras estés a este ladode Montesbarrera. También podré escucharte, si lo deseas.

* ¿Cómo... entonces cómo hago... si quiero que tú meescuches?

Sum fue consciente de que aún tenía la mano sobre su oído y la bajó.

* Podré escuchar todo lo que desees que escuche, sin tenerque hacer otra cosa que desearlo.

Sum la contempló un momento en silencio y pensó:

* ¿Puedes escuchar esto?* Sí, alto y claro.

Sonó inmediatamente la respuesta en su oído derecho. Sum abrió lapuerta del armario sin decir nada y se echó a un lado para dejar queSophia fuese primero.

* Gracias.

La leyenda de Mundo Minor

214

Sonó en su oído, haciéndolo sonreír. La siguió pensativo. Cuandoambos hubieron entrado, Sum se volvió para cerrar la puerta asus espaldas, pero no había puerta alguna. Tampoco pared, nininguna otra cosa. Frente a él sólo había la nada oscura, en todasdirecciones salvo una. En ésta, que le pareció distinta a la de antes,vio el resplandor del hueco de la escalera. Su primera impresiónfue que aquélla estaba más cerca que la última vez, pero resultóque esto no era cierto. El camino fue tan largo como lo había sidoen aquella última ocasión, sólo que el radio de la abertura de laescalera era mucho más grande que entonces. Como Sum ya lohabía recorrido, sus sentidos estaban aguzados. Sus pies notabanla superficie suave y agradable del “suelo”, que casi daba lasensación de estar vivo. Sus ojos descubrieron que la oscuridadpor la que pasaba no era igual de densa en todas partes. Su pielpercibía que la atmósfera era agradable, suave y segura. Sí,“segura” era la palabra correcta. A Sum se le ocurrió que habíaechado de menos ese lugar, que echaba de menos estarprecisamente ALLÍ. Sintió una ligera caricia de felicidad, pero deun modo tan indescriptible y profundamente personal, que nopudo, o no quiso, compartirlo con Sophia, cuya figura veía delantede él, en el fulgor del hueco de la escalera. En comparación conla última vez que había recorrido aquel camino, la escalera decaracol parecía casi descomunal. Esta impresión se hizo más fuertepor la alta calidad de la artesanía con que estaban confeccionadocada pieza. La superficie de los peldaños era de color verde oscuro,tallada con un patrón como de un humo blanco y serpenteante.De un modo que Sum no podía explicar, la superficie de estosescalones daba la impresión de tener... profundidad. Algo que casiera una extensión de la calidad de mullido, como si se pudieseuno hundir en ellos. Cuando puso su pie derecho en el primerescalón, pudo comprobar que tenía la misma superficie que el“suelo” por el que acababa de andar. Cada escalón lucía un reb-orde de un metal dorado. El pasamanos que limitaba la escaleraen el borde le llegaba a Sum por la cintura y consistía en un tubo

215

La leyenda de Mundo Minor

curvo que estaba unido a la escalera por medio de unas barrascuadrangulares, también curvas. Ambas piezas estaban hechas dealgo que a primera vista daba la impresión de ser aluminio, peroque tenía un tacto suave y gomoso. Al ir descendiendo por la partecentral de la escalera de caracol, se veía brillar la luz de la cámaraal pie de la misma. Sum miró hacia abajo. En un círculo luminosoveía un suelo de baldosas de color beige. Hasta que hubo bajadopor completo no pudo ver que, en realidad, eran blancas como per-las, con un motivo marrón.

Estimó que la habitación al pie de la escalera era de unos tresmetros de ancho por tres de largo, y la misma medida se aplicabaa la altura. Justo frente a la escalera esperaba una puerta verdeque parecía, además, recién pintada. La sala estaba completamenteinundada de una luz cálida y áurea, pero no parecía provenir deningún lugar en concreto. Tras la puerta verde había una habitaciónalargada de unos 3 x 15 x 2,5 m., pero la distribución eracompletamente distinta a la de antes. En el fondo, Sum no se habíaformado una impresión concreta de la habitación la última vezque había pasado por ella, pero no la recordaba como el taller queahora era. Junto a una mesa de trabajo, que recorría toda lalongitud de la estancia, había un hombre absorto en arreglar unaparato electrónico que estaba frente a él. Por el contrario, no vioa las mujeres que lo habían atravesado con la mirada la primeravez que había estado allí. Los colores eran como los recordaba(sólo que también aquí parecían recién pintados). El radiadorcontinuaba también allí.

Mente también había cambiado. En aquella primera ocasión habíaun gran intervalo entre las antorchas, por lo que era bastanteoscuro. Ahora estaban dispuestas a pocos metros las unas de lasotras, y difundían su dorada luz con abundancia. Esparcidos porel suelo, entre las “islas” de toda clase de apilamientos, habíasoportes con cuatro antorchas cada uno. Se sentía como en casa

La leyenda de Mundo Minor

216

también aquí, por lo que se asomó a la puerta y echó un vistazo.También Sophia se había detenido. Después de un instante, Sumse dio cuenta de que lo estaba contemplando con una expresiónexpectante en su hermoso rostro, como si esperase que él diesealgún paso.

* ¿Qué sucede?

Sum le sonrió.

* ¿No necesitas ninguna clase de equipo?* Sí, claro... ehhh... supongo. Sólo que no sé lo qué.* Echa un vistazo alrededor.

Sophia elevó sus brazos extendidos, en un gesto que englobabatodo Mente. Sum se dirigió despacio hacia la “isla” más cercana,contempló los embalajes apilados y se volvió hacia otra. Enrealidad, se sentía bastante indeciso. La cantidad de cosas entrelas que buscar era enorme. A Sum le pareció que había más quela última vez, que las “islas” estaban más juntas y eran más altas.Las cosas también parecían estar mejor apiladas. Con anterioridad,los montones le habían parecido el resultado de una clasificacióngrosera. Ahora, era más minuciosa. La “isla” que estaba frente aSum parecía consistir en distintos tipos de aparatos y herramientas,que estaban envueltos en papel aceitado, dentro de cajas o sin ellas.Entre todos estos objetos, de repente vio una caja de tablasestrechas y sin cepillar, que reconoció. Era la caja que Sophiahabía encontrado para él la última vez que habían estado enMente, la que contenía las armas que ella le había dicho que lepertenecían. Agradecido por encontrar un elemento de referencia,cogió la caja y probó a abrirla. No tuvo que hacer ningún esfuerzo.La tapa sólo había sido colocada allí encima, sin que la claveteaseno la fijasen de ninguna otra forma. El contenido de la caja eraexactamente el mismo de antes, todo estaba como si no hubiese

217

La leyenda de Mundo Minor

sido tocado. Sum estaba a punto de extraer el cinto de la cajacuando vio la etiqueta que no había sido capaz de leer en aquellaprimera ocasión. Ahora se dejaba leer una parte del texto, decía:

LAS ARMAS PERSONALES DEL REY SUM EL ÚNICO, QUE EMPLEO EN

LA LIBERACIÓN DE MUNDO MINOR DEL FÉRREO DOMINIO DE LOS

BARONES DE LOS EMOCIONANTES, Y QUIEN MÁS ADELANTE FUE

CONOCIDO COMO...(Fragmento de “Elegía de Kreator”)

El resto era indescifrable.

* Me alegro de que hayas encontrado tus armas tan pronto.

El sonido de la voz de Sophia sobresaltó a Sum, que habíaolvidado por completo que no estaba solo.

* ¿He encontrado mis armas...?* Sí, supuse que sería lo primero que querrías coger.*Ajá...

Sum cogió pensativo el cinto de la caja y lo contempló. Había undibujo hermoso e intrincado grabado en el cuero, un dibujo delque Sum no se había percatado la última vez. Cuando acopló alcinturón las fundas de la daga y de la espada, la cantimplora y labolsa, descubrió que estaban tan bellamente ornamentadas comoel cinto. Lo asombró de verdad que hubiese pasado por alto aquellola última vez. La capa, que estaba en el fondo de la caja, tambiénlucía más detalles de los que recordaba. No parecía tener ningúncolor concreto, o mejor dicho, constantemente adoptaba el colorque imperaba en torno. Mientras estaba en la caja, tenía el mismocolor de la madera, pero cuando Sum la alzó adquirió un colormás oscuro y dorado, que se correspondía con el fulgor quearrojaban las antorchas. A título de ensayo, extendió la capa so-

La leyenda de Mundo Minor

218

bre el suelo, donde adquirió el mismo color marrón-verdoso queel granito sobre el que Sum la había apoyado.

* Se funde con su entorno.

En realidad, Sum había hablado para sí, pero cuando se dio cuentade que Sophia estaba un poco alejado de él, buscó su mirada.

* Sí, ése es su poder.* ¿Qué quieres decir?* Cuando lo llevas eres... no invisible, pero... vas a estar

camuflado con lo que te rodea.* Ahora me he perdido...* Vas a ser concebido como algo que encaja... algo que no

es ajeno.* Dame un ejemplo.* Si encuentras a alguien que no quieres que te descubra,

tal vez parezcas un arbusto. Si vas al encuentro delsoberano de un Mundo, tal vez te asemejarás a unemocionante... ¿entiendes lo que quiero decir?

Sum no respondió, sino que se limitó a asentir. No estaba muyseguro de entenderlo, pero al menos sí sabía que era una buenaprotección. Puso la capa sobre el resto del equipo y fijó su atenciónen los demás objetos que contenía la isla. Rápidamente, sus ojosrepararon en una funda de cuero alargada y cilíndrica. Estaba dotadade una presilla para que se pudiese acoplar al cinturón, al igual quela bolsa y las armas. La funda contenía un catalejo telescópico, quese podía extender hasta una longitud de casi un metro. Daba laimpresión de ser una pequeña obra de artesanía y era, por ende,asombrosamente ligero. La isla contenía todo lo que Sum podíaimaginar en la categoría de aparatos y herramientas, además deuna gran cantidad de otros que nunca hubiese imaginado. Tambiénhabía muchas cosas cuyo empleo desconocía. Aparte del catalejo,

219

La leyenda de Mundo Minor

sólo cogió una brújula y un par de bagatelas que cabían en la bolsadel cinto. Sum exploró más islas, pero no encontró nada que pudieseutilizar en Terra Inkognita. Había muchos objetos hermosos,curiosos, algunos que creía haber olvidado, otros a medio terminar,más grandes pilas de materias primas para elaborar otras cosas. Allíhabía de todo. Mientras Sum vagabundeaba con la mirada, recordóel saco con la etiqueta: VACACIONES DE VERANO. No habíatropezado con él y tampoco estaba a la vista en las islas cercanas.Buscó unos minutos y después lo dejó. Después de todo, tenía cosasmás importantes que hacer... por el momento.

La altura de las islas disminuía de manera gradual, a medida quepasaban a través de Mente. Al final, sólo se hallaban unas cuantas,muy separadas entre sí. La última isla junto a la que pasó nocontenía más que una cosa: un rollo de pergamino con tres sellos.Lo cogió y se percató de que estaba lacrado con su mismísimo selloreal, se lo pensó un instante y después lo introdujo en la bolsa delcinto.

* Creo que has hecho una elección juiciosa: sólo lonecesario.

Sum no había notado que Sophia estaba justo detrás de él, pero,sin embargo, no por eso se sorprendió.

* Bueno, soy yo quien tiene que cargar con ello.

Sum se rascó la nuca.

* ¿Has terminado?* Sí.* Entonces, vámonos.

Sophia echó a andar apresuradamente, pasó junto a Sum y fue

La leyenda de Mundo Minor

220

absorbida por la oscuridad que conducía al sector inferior deMente. A Sum le parecía que habían caminado por el MenteSuperior durante más tiempo que la última vez. Esta sensación sevio confirmada cuando atravesaron el Mente Inferior, que parecía,por el contrario, más pequeño. Sum estuvo a punto de preguntar aSophia acerca de ello, pero entonces decidió que no importaba.Lo que estaba almacenado en el Mente Inferior parecía haber sidopuesto en orden. Pero no era más que una impresión, ya que, laverdad sea dicha, no podía recordar qué aspecto tenía la vezanterior.

Lo primero sobre lo que Sum posó su mirada cuando entró en elMente Inferior desde la oscuridad, fue la gigantesca estructura deuna máquina. No estaba muy claro para qué servía, dado que noestaba terminada, pero Sum pensó en alguna clase de tornoautomático muy avanzado. Había otros proyectos similaresdiseminados por toda una enorme zona, pero su grado deculminación iba disminuyendo a medida que atravesaban la sala,o el vestíbulo... a Sum le resultaba difícil encontrar una palabraque resultase adecuada para esa habitación. Las últimas estructurasjunto a las que pasaron eran muy pequeñas y casi ni estabanempezadas. A continuación aparecía lo más peculiar: lasestanterías. Eran considerablemente altas y se extendían hastaperderse en la débil luz de Mente Inferior. La manera en queestaban distribuidas le recordó a una biblioteca, o a un archivo.Estaban colocadas de dos en dos, fondo contra fondo. Entre cadauna de estas unidades dobles había unos tres metros de separación.Las primeras estanterías junto a las que pasaron estaban llenas hastareventar de bocetos con ilustraciones, borradores de informes yotros documentos que daban la impresión de trabajo a medioterminar. Más adelante hallaron mapas con anotaciones, bosquejoshechos a mano e ideas apuntadas a toda prisa. Las últimasestanterías contenían exclusivamente ficheros, cuyas tarjetashacían referencia a las estanterías en las que estaban archivados

221

La leyenda de Mundo Minor

diversos bocetos. A partir de allí, la habitación estaba vacía. Lasantorchas se espaciaban cada vez más, pero no estaba tan oscurocomo la primera vez que había estado allí. Recordó que por aquelentonces había una puerta en el extremo más alejado de lahabitación, que ya no estaba allí. En lugar de ello, la estancia dabadirectamente al pasillo transversal que había al otro lado de lapuerta. Cuando la alcanzaron, Sum cogió una antorcha de la pared.Contempló la salida un instante, tras lo cual se giró hacia Sophia.

* ¿Voy a tener que luchar contra alguien... o algo...esta vez?

Sum tenía un nudo en la garganta que, poco a poco, amenazabacon impedirle respirar.

* No, tranquilo. Probablemente no vas a encontrarteabsolutamente con nadie antes de llegar a TerraInkognita.

* ¿Probablemente...? ¿ Cómo que probablemente?

Sum se sentía aliviado, pero todavía inseguro.

* Bueno...

Sophia contempló la antorcha en su mano con una mirada remota.

* Probablemente, en el sentido de que... hay una multitudde seres en las áreas por las que tienes que pasar, peroes una forma de vida que sin duda no va a estar interesadaen ponerse en contacto contigo. Si te encontrases conellos, probablemente estarían dispuestos a ayudarte... sies que estuviesen dispuestos a algo en absoluto.

Mientras hablaba, hizo algunos movimientos con sus manos y susbrazos que dieron a Sum la sensación de que estaba intentando

La leyenda de Mundo Minor

222

explicar algo que ni siquiera ella misma entendía muy bien.

* ¿Qué o quiénes son?

Sum se sentía más tranquilo ahora, pero también le picaba más lacuriosidad.

* Son los... vigilantes... de Mundo, sería la mejor forma dedecirlo.

* ¿Los vigilantes de Mundo...? ¿No crees que no lo hanvigilado precisamente bien?

Esta repentina e inexplicable indignación en su voz los sorprendióa ambos.

* ¡Por supuesto que lo han hecho!

Sophia lo miró, asombrada e inquisitiva.

* Explícamelo, por favor.

Sin poder comprenderse bien a sí mismo, Sum sentía una crecienteindignación hacia aquellos... vigilantes... desconocidos.¡¿Vigilantes?! ¡Pero si no habían sido capaces de mantener a losbarones fuera de Mundo Minor! ¿Y los llamaban vigilantes?

* ¿Por qué crees que tenías la posibilidad de andar a tusanchas mientras el Rey Ego tenía el poder? ¿Por qué creesque tú y yo no fuimos capturados y encerrados en algunode los nichos de los barones?

Sophia estaba ahora en el pasillo del sótano y señalaba hacia laderecha con un dedo acusador, en la dirección en la que él habíaido la última vez. Sum notó que un resplandor ígneo brillaba sobre

223

La leyenda de Mundo Minor

el cuerpo de Sophia, un resplandor que tenía que provenir del pasillohacia el que ella estaba señalando.

*¡También lo intentaron enérgicamente y CASI loconsiguieron!

Sum se vio abrumado de dudas acerca de si su indignación estabajustificada.

* Sí, casi, pero ¿por qué?... ¡porque TÚ casi te dejasteengañar!

El dedo acusador se dirigía ahora hacia el pecho de Sum. Su ira seevaporó como el rocío en una cálida mañana de verano. Para ganarun poco de tiempo para pensar, volvió la mirada hacia el pasillo dedonde provenía el resplandor ígneo. Vio que estaba completamenteiluminado. Con muy pocos metros de intervalo estaban dispuestasantorchas en soportes sobre la pared, y como resultado habíandesahuciado cualquier vestigio de sombra. Sum podía ver el caminohasta el lugar en que éste doblaba. En poco tiempo, su indignaciónhabía remitido por completo. Se percató de que se trataba de algoacerca de lo que él no tenía ni la más pálida sombra deconocimiento. Sum se sintió como un elefante que acabase de entraren una cacharrería sin ni siquiera darse cuenta de que dónde se habíametido. Suspiró, se volvió hacia Sophia y dijo, en un tono tierno ycasi amoroso:

* Lo siento... supongo que aún hay muchas cosas que yo noentiendo... háblame sobre los Vigilantes del Mundo.

* Un mundo es una unidad, un sistema. Cada mundo tienecierto grado de equilibrio interno, tiene que estar ensintonía con... todo lo que lo habita. Tal vez un nombremás apropiado fuese los Vigilantes de la Unidad, o a lomejor los Vigilantes del Equilibrio.

La leyenda de Mundo Minor

224

* ¿Cómo se llaman a sí mismos?* Nadie lo sabe, creo. En realidad, me parece que no existe

un nombre que sea totalmente adecuado para ellos, demodo que tal vez no se llamen a sí mismos... nada enabsoluto.

Sum tuvo de nuevo la sensación de que Sophia estaba intentandoexplicarle algo que superaba los límites de su entendimiento, perode lo que al menos había reconocido la importancia. La miró porel rabillo del ojo mientras contemplaba la pared donde el primerbarón había tenido sus primeros nichos de prisioneros. Los nichosya no estaban allí, pero apenas se dio cuenta. En lugar de ello, seconcentró en interpretar la expresión lejana que Sophia exhibíaen su hermoso rostro. Podía ver que estaba tratando de formularalgo. Lentamente, casi como en un sueño, comenzó a hablar:

* Si uno de ellos se dirige a ti, de la manera que sea...entonces, pídele un regalo.

La expresión de su bella faz todavía era distante.

* ¿Qué quieres decir... cómo se dirigen a uno?* No sé cómo... no creo que vayan a hablarte, pero si

intentan... captar tu atención de alguna manera... o querepares en su presencia...si hiciesen algo que túinterpretes como alguna de estas cosas, entonces, pideun regalo.

* ¿Qué debo o qué puedo pedir?* Nada en concreto, solamente pídeles un regalo.

Se quedaron callados, cada uno absorto en sus pensamientos, unmomento más. Entonces Sophia dio una palmada, miró alegre ysonriente a Sum y volvió a estar presente.

225

La leyenda de Mundo Minor

* Es bueno que no hayas elegido más cosas con las quecargar, va a ser un viaje largo.

* ¿Qué es lo que va suceder esta vez?

Sum volvía a sentirse levemente intranquilo.

* Vas a navegar en la balsa de juncos de Kreator y Erg.

Sophia no pudo dejar de sonreír ante la expresión del rostro deSum. Reflejaba tanto sorpresa, como duda e incomprensión.

* Pero... navegar...¿cómo que navegar? Aquí en el sótano,quiero decir. No hay agua aquí, ¿verdad?

* Sí, de hecho sí que la hay.* ¿Dónde, y de dónde se supone que viene?* Sabes que hay un brazo del Lago Vível que llega hasta el

muro inferior del Mundo, y que corre bajo las ventanasdel Dormitorio Real, ¿no?

* Sí, por supuesto.* Y allí, el Río Vível forma Nanalaguna, ¿no?* Sí, ¿y...?* Dado que constantemente entra agua en Nanalaguna, y

Nanalaguna no crece, el agua tiene que seguir haciaalgún otro sitio... pero, ¿hacia dónde?

Sophia escrutó la reacción de Sum. Él no sabía qué hacer; estabamuy sorprendido de no haber nunca reflexionado acerca de estemisterio simple, aunque extraño.

* El agua que llega a Nanalaguna es la que, al otro ladodel Mundo, entra en el remolino y desde allí discurre hastamás allá, hasta Terra Inkognita.

Contempló a Sum de nuevo.

La leyenda de Mundo Minor

226

* Sí, pero el agua, ¿cómo llega el agua de Nanalaguna hastael otro lado de Mundo Minor?

* ¡A través de un canal bajo Mundo!* ¿Un canal...? ¡¿Por el que voy a navegar yo ahora...?!

Qué idea tan extraordinaria; un canal BAJO MundoMinor.

Sophia no respondió, sino que se limitó a asentir ligeramente.Observó su rostro para asegurarse de que le daba tiempo a asimilartoda la información que le acababa de dar. Cuando creyó que estabapreparado, carraspeó y dijo:

* ¿Estás listo?* ¡Sí!* Tienes que llevarte la antorcha contigo, porque ésa es la

dirección.

Sophia señaló de manera ilustrativa la parte del pasadizo transver-sal que torcía hacia la izquierda desde donde se hallaban... haciauna oscuridad compacta y casi aterciopelada.

* Vale, ¿hay algo más que deba saber antes de irme?* No, pero tienes mi voz contigo, así que podremos hablar

cuando quieras.* Ah, sí, lo había olvidado.

Inconscientemente, acercó de nuevo su mano hacia su oídoderecho.

*Voy a volver al Consejo para que podamos poner enmarcha la maniobra de distracción.

Con una sonrisa, se giró y comenzó a regresar atravesando MenteInferior. Sum se quedó siguiéndola con la mirada hasta que

227

La leyenda de Mundo Minor

desapareció entre los ficheros y las estanterías. No fue hastaentonces que se volvió hacia la oscuridad que se extendía,desconocida y amenazante, ante él.

La leyenda de Mundo Minor

228

CAPÍTULO 3

En las aguas más profundas, nadan los mayores peces.(Uno de los refranes favoritos de mi madre)

Sum sólo había dado algunos pasos cuando la oscuridad se abalanzósobre él. La antorcha de su mano izquierda no podía crear más queuna estrecha campana de luz, en cuyo centro caminaba él. Latiniebla eran tan densa que Sum sentía que podía agarrarla, peropara nada era tan intimidante como lo había sido en la parte delsótano que controlaban los barones. Cuando miraba hacia atrás,todavía podía ver allí la luz de las antorchas. Después de un rato,el pasadizo comenzó a inclinarse un tanto, al tiempo que torcíasiempre hacia la derecha. La luz del sótano de los baronesdespareció tras la esquina. La pendiente se hizo gradualmente másempinada, pero fue luego reemplazada por una escalera. Lainclinación y la espiral continua convencieron a Sum de que sehallaba en una enorme escalera de caracol, que se atornillaba enlos cimientos del Mundo. Estaba esculpida en el granito, sin rastrode junturas, y era tan ancha que la antorcha no podía iluminarlapor completo. No supo cuánto le llevó descender por la escalera.Su percepción del tiempo había dimitido. Podría haber probado apreguntárselo a Sophia, pero no lo hizo.

En un momento dado, Sum se despertó de su trance cuandodescubrió que el aire a su alrededor se había vuelto más húmedoque al principio de su descenso. Pronto la escalera llegó a su fin.Desembocaba en una zona llana. El gorgoteo del agua llenó losoídos de Sum, lo que le hizo pensar en qué silencioso había sidosu paso por la escalera. En la pared a su izquierda, a lo largo de lacual caminaba, había una antorcha. La encendió y vio otra, alextremo de su círculo de luz. De esta forma, logró encender cinco.Cuando encendió la quinta, su luz se reflejó en el agua del canal a

229

La leyenda de Mundo Minor

cuyo borde se hallaba. El canal estaba excavado en el granito y enel agua había una embarcación extraña. Sum había especulado amenudo con qué aspecto tendrían las balsas de juncos sobre las quehabía leído en El Libro de Mundo Minor. En su imaginación,siempre habían sido hatajos relativamente primitivos de juncos,sobre los cuales Kreator & Cía. se sentaban a horcajadas. La balsaque Sum tenía frente a él no se parecía en nada a aquello. Parecíaestar construida a base de pequeños hatos de juncos, que estabanentrelazados con otros aún mayores. Éstos estaban ligados hastaformar una verdadera belleza. Sum estimó la longitud del barcoen unos ocho metros y el ancho en no menos de dos y medio. Cadauno de los hatos de juncos estaba tan artísticamente entrelazadocon los demás que no había sido necesaria ninguna otra forma deanclaje. El fondo de la balsa era totalmente plano y estabadelimitado por una borda de medio metro de altura, con la que hacíacuerpo.

En la balsa había disponibles asientos para un total de cincopersonas, dispuestos uno detrás de otro, en una fila. Los asientos,que también estaban hechos de juncos, sólo se podrían denominarcomo sillones. En los extremos, la balsa estaba rematada con unartístico trenzado en espiral que proseguía a lo largo de toda laembarcación. Lo único que no estaba hecho de juncos era unsoporte de hierro para antorchas a cada lado de la balsa. Ésta estabasujeta con dos cuerdas de juncos en cada extremo, atadas a dospesadas argollas de amarre en la piedra del muelle. Cuando Sumhubo terminado de admirar la nave, puso la antorcha en un soportede la balsa y trepó cautamente a bordo. Pronto fue obvio que notenía por qué haber sido tan cuidadoso. La balsa eraexcepcionalmente estable y casi no se bamboleaba cuando se movíasobre ella.

Tras el descenso por la escalera, no sabía en qué dirección navegar,pero supuso que la corriente del canal se encargaría de conducir la

La leyenda de Mundo Minor

230

balsa. Sum desató las cuerdas de las argollas, y despegó. La balsase meció perezosamente por un tramo del canal, pero se detuvo,pues, aparentemente, no había corriente alguna. Sum buscó enderredor un remo o algo parecido, pero no había nada. Con unsuspiro resignado, se sentó en el sillón más al frente. Descubrióasí que era increíblemente cómodo y que crujía agradablementecuando él se movía.

Justo cuando Sum, a regañadientes, había decidido saltar al canalpara poner la balsa en movimiento, sus pensamientos fuerondistraídos por un fulgor débil y blanco-azulado proveniente delagua, que se fue haciendo cada vez más fuerte. Con una sensaciónextraña en el estómago, se inclinó sobre la borda para ver qué eralo que brillaba... preparado para CUALQUIER COSA. La luz veníade un... objeto... que se encontraba a bastante profundidad bajo lasuperficie de las negrísimas aguas, pero que emergía con lentitud.El primer objeto llegó hasta la superficie, justo al lado de la balsa,y se meció calmamente. Era tan hermoso que Sum olvidó porcompleto las sensaciones de su estómago, casi se le quedaron losojos pegados a él. Era imposible de describir. Tenía una forma total-mente pura, que consistía en espirales de espirales... un forma queera la infinidad misma. Era de una transparencia cristalina. Cons-tantemente, relámpagos de todos los colores imaginables einimaginables corrían por el objeto, siguiendo el camino de lasespirales en su interior. Estimó que su tamaño sería de unos veintepor treinta centímetros, con un espesor de unos cinco o seis.Mientras lo estaba contemplando, de repente saltó a la borda. Allíempezó a relucir y destellar con todos los colores del arco iris,mientras giraba lentamente sobre su eje longitudinal. Sum estabatan impresionado ante aquella visión que olvidó por completoasustarse. Después de algún tiempo, la luz se apagó, y fuereemplazada por algunos destellos de color rojo, verde y azul quese movían por las espirales. El objeto dejó de girar. Cuando la luzse apagó, Sum sintió como si se despertase de un trance. Le parecía

231

La leyenda de Mundo Minor

haber asistido a un milagro divino. Estaba lleno de unaindescriptible calidez interior. Sum no dudó ni un momento de queestaba ante... un Vigilante.

* Te lo ruego... dame un regalo... el que tengas para mí.

A Sum le resultó muy difícil lograr articular siquiera esto. Y noporque le fuese difícil hablarle a este... Vigilante, sino porque sesentía como un canalla desagradecido. Allí estaba él, contemplandolo más hermoso que hubiese visto JAMÁS, y estaba pidiéndoleun REGALO. Pero consiguió decirlo. El Vigilante comenzó a brillarde nuevo, giró dos veces sobre sí mismo y se dejó caer de vuelta alagua. En ese instante, ésta estalló en una silenciosa orgía de color.Cuando Sum miró hacia el canal, vio que el agua en torno a la naveestaba poblada de vigilantes exactamente iguales al que se habíamostrado ante él. Se apiñaban unos junto a otros todo alrededor dela balsa. Un momento después, ésta se ponía en movimiento,alejándose del muelle por el canal. A la luz de los Vigilantes, Sumpudo ver con total claridad el espacio en el que se hallaba. Laescalera por la que había descendido resultó tener unos quincemetros de ancho, al igual que el lugar en el que desembocaba. Éstetenía la forma de una caja oblonga. Un par de segundos más tardehabía dejado atrás el tramo abierto, y atravesaba ahora el conductocuadrangular del canal a una buena velocidad.

La nave prosiguió así durante un par de minutos, sin que sucediesenada más. El conducto se ensanchó de repente, hasta que se hallóen un espacio abovedado desde donde se extendían numerosos otroscanales, como los brazos de una estrella, en todas las direcciones.Sum acababa de ponerse a especular a través de cuál de los canalesdebería salir cuando se dio cuenta de que era mucho mejor dejárseloa los Vigilantes. Se le había ocurrido que su regalo era(probablemente) el de llevarlo sano y salvo a su destino, fuese cualfuese. La nave continuó en línea recta sobre la superficie del agua

La leyenda de Mundo Minor

232

y entró en la boca de un canal que se hallaba en el extremo opuestode la estancia. El nuevo canal era idéntico a aquél del que provenían.Durante largo tiempo, no se produjo ningún cambio. Sum seadormiló, una vez que la excitación inicial se hubo calmado.Cabeceó un poco y se quedó dormido.

* Sum... ¡Hola! ¿Estás despierto?* Eeeehhh... sí, claro, estoy despierto... ahora.

Bostezó profundamente al tiempo que echaba un vistazo enderredor. Seguía sentado en el cómodo sillón de la balsa, que seguíadeslizándose por el canal, que seguía siendo el mismo de antes yque seguía, aún, iluminado por la luz de los Vigilantes.

* Te merecías poder descansar un poco. ¿Dónde estás y quées lo que sucede ahí para que estés durmiendo?

* Bueno, estoy sobre la balsa de Kreator, que va camino de...algún lugar, supongo.

* ¿Qué quieres decir con eso de supongo?

Sum respiró profundamente y comenzó a relatar todas sus vivenciasdesde que se habían separado. Cuando llegó a la parte de losVigilantes, se dio cuenta de que no encontraba palabras, ni siquieraideas, que pudiesen describir lo que había experimentado. En unintento por hacerse entender, trató de transmitirle las imágenes delo que había vivido. Se hizo el silencio durante un rato.

* En cualquier caso, estás en las mejores manos, nada teimpedirá llegar a la Rejilla de Puertarrío.

Dijo Sophia. Su voz sonaba calma y pensativa.

* ¿A dónde me dirijo en esta primera etapa?* A Puertarrío.

233

La leyenda de Mundo Minor

* ¿Y eso es...?* Puertarrío es la abertura enrejada por donde el Río Vível

aflora bajo Mundo Minor, antes de precipitarse en elremolino. Cuando llegues a Puertarrío, por favor dilo,para que podamos comenzar la maniobra de diversión.

* OK.

Sum se recostó y miró en torno. Poco a poco había empezado asentir hambre y sed, así que se puso a buscar en la bolsa del cinto.Encontró algunos bizcochos de viaje y había agua en la cantimplora.Mientras comía, contempló el extraordinario espectáculo en el aguaalrededor de la balsa. Los Vigilantes brillaban con las más increíblestonalidades, pero sin emitir ni el menor sonido. La única variaciónse produjo cuando Vigilantes de otras formas emergieron del agua.Éstos no ayudaban a empujar la balsa, sino que únicamente semostraban de vez en cuando en el extremo del círculo de los queempujaban. La visión de sus muy diferentes y fantásticasapariencias dio a Sum una impresión clara de que se encontrabanmaravillas increíbles en las profundidades del canal. Todas las for-mas imaginables estaban representadas, todas igualmenteencantadoras en su deslumbrante belleza. Lo que tenían en común,además de su hermosura, era un aspecto vítreo y frágil. Eso lerecordó a Sum las medusas luminiscentes que había visto en LagoVível. Curiosamente, los Vigilantes no le daban a Sum en absolutola impresión de ser frágiles, a pesar de esta apariencia. Por elcontrario, irradiaban una fuerza que él nunca había percibido antes.

El canal, por su parte, casi no ofrecía variación alguna. De vez encuando, se ensanchaba o estrechaba un poco, o se transformaba enuna caverna abovedada en la que había un sinfín de salidas posibles,lo que él había comenzado a llamar una gruta de distribución. Enun momento dado, también aquí sucedió algo. Al principio, Sumcreyó que se trataba sólo de otra gruta, pero no era así. En primerlugar, ésta era mucho más grande de lo que lo había sido cualquiera

La leyenda de Mundo Minor

234

de las anteriores y, en segundo lugar, parecía haber sido ejecutadacon mayor esmero. A lo largo de la pared de la gruta se habíaexcavado un muelle en la roca que se extendía por todo superímetro. Arribadas a este muelle había un sinnúmero deembarcaciones, mayores y menores, amarradas a argollas de hierro,como la flota de Kreator lo había sido. Había naves de todas lasclases imaginables: un bote neumático, una goleta de tres palos,un yate a motor, una balsa, un barco de remos, uno de vapor... ymuchos más. En la pared de roca donde el muelle estaba excavadohabía una serie de bocas de escalera, una para cada embarcación.Antes de llegar allí, en medio de la gruta, Sum pudo vislumbraralgo que brillaba con una luz azul claro. A través del catalejo resultóser una pequeña construcción en un peñasco de roca, sobre la quese había tallado un techo plano. A medida que la balsa se acercaba,aparecían más detalles. El edificio parecía estar hecho de unmaterial vítreo, que dejaba que la luz proveniente de algo en suinterior se derramase hacia fuera. A causa de la deformación delos motivos de la construcción de vidrio, Sum no pudo ver clara-mente qué era lo que despedía aquella luz, ni siquiera cuando labalsa pasó junto a la isla. La distancia entre la isla y la balsa era, enese momento, de sólo unos veinte metros. Al llegar al extremoopuesto de la gruta, la balsa entró en otro canal.

La navegación prosiguió. Sum comió, durmió y contempló a losVigilantes, estudió la construcción de la balsa e hizo lo que se leiba ocurriendo. De cuánto tiempo duró todo aquello, no tenía ni lamenor idea, pero en un momento dado se percató de una clara luzblanca frente a la balsa. La luz aumentaba continuamente y la navese dirigía directamente hacia ella. A través del catalejo vio que teníaque ser la luz diurna, que se filtraba por un enrejado de alguna clase.Tenía que ser lo que Sophia había llamado Puertarrío.

* Sophia, puedo ver Puertarrío... creo.* ¿Qué es lo que ves?

235

La leyenda de Mundo Minor

* Una clara luz diurna que se filtra a través de algún tipode rejilla.

* Tienes razón, tiene que ser la Rejilla del río. ¿Has llegadoya a allí?

* No, todavía no. Lo estoy viendo por el catalejo.* Vale, avísame cuando llegues.* ¿Cómo os va por ahí arriba?¿Estáis preparados para la

maniobra de diversión?* Pues sí, lo hemos estado desde que tú te instalaste en la

balsa.* ¿Qué hacen el Rey Ego & Cía.?* Pues el Rey Ego me preocupa un poco, parece que está

agitado por alguna razón.* ¿Ha descubierto algo?* No, no lo creo. Parece que sólo sabe que estamos tramando

algo que él no puede adivinar. Ha estado en el río y en ellugar donde está Puertarrío en el muro del Mundo. Dehecho, ayer estuvo en la orilla, que ahora está congeladacasi todo el día.

* ¿Cómo interpretas sus acciones?* Creo que espera que ALGO suceda, pero no puede

imaginarse QUÉ.

Ambos callaron. Cada uno le daba vueltas a sus respectivospensamientos sobre lo que era inminente. Sum contemplóPuertarrío y su reja, que se acercaba cada vez más. Cuando la balsaestuvo junto a aquélla, viró un cuarto de vuelta, de tal forma quesu lado izquierdo enfrentase la reja. Allí se quedó, inmóvil. Comosi se hubiese apagado un interruptor, la luz de los Vigilantes sedesvaneció, tras lo cual se zambulleron y desaparecieron. La únicaluz provenía ahora del exterior. La reja estaba formada por barrassólidas de un metal duro. Sum miró hacia fuera a través de ella ylo que vio le hizo fruncir el ceño, preocupado. Los huecos entrelos barrotes de la reja estaban obturados por una capa de hielo,

La leyenda de Mundo Minor

236

gruesa y transparente. Todo, más allá del enrejado, era blanco, yestaba cubierto por una escarcha que destellaba intensamente alsol. El río estaba cubierto por una capa de hielo que parecía tangruesa como fría, pero que terminaba a medio metro de la reja.

* Sophia, ya he llegado a la reja. ¿Tienes idea de cómopuedo continuar?

* La verdad es que no lo sé. ¿La reja es sólida?* Creo que sí, pero voy a intentar sumergirme para ver si

la puedo bordear nadando.

Sum se quitó la ropa, la dejó en la balsa y saltó al agua. En contrade lo que había previsto, el agua estaba caliente y era agradablenadar en ella. Los Vigilantes no se le pasaron por la mente, por lomenos no cómo algo que pudiese hacerle daño. El enrejado era,aparentemente, interminable. Se extendía metros y metros haciaabajo, sin dar señal de acabarse nunca. Todo lo contrario que elaire de los pulmones de Sum. Justo antes de dar la vuelta, vio pordebajo de él una incandescencia anaranjada, lejana y vaga.Resoplando y jadeando, se aupó a la balsa de nuevo, que casi nose balanceó, y se vistió.

* Es demasiado profunda, no puedo bucear el tiemposuficiente para pasar por debajo de la reja.

* ¿Hay algún Vigilante en el agua en torno a ti?* Eeeehh... no, ni uno. Pero vi algo cuando buceaba, una

luz... o más bien una incandescencia, de un naranjaoscuro.

* Ajá, entonces creo que lo único que tienes que hacer esesperar.

* Bueno, pero, ¿esperar a qué?* Esperar a lo que viste cuando buceabas.

Sum estaba a punto de preguntar qué era aquella incandescencia,

237

La leyenda de Mundo Minor

pero entonces se percató de que un débil fulgor anaranjadocomenzaba a inundar el techo y las paredes del canal. Proveníadel agua. Decidió callarse y esperar.

Lo que sucedió entonces fue tan intenso que desbordó a Sum porcompleto. Su lógica, sencillamente, no era suficiente. Unmomento estaba sentado sobre la balsa y al siguiente estaba enmedio de un fulgor anaranjado, o más bien, estaba en alguna partede él... o, a lo mejor, el fulgor ERA él... (¡¿o él ERA el fulgor?!)Frente a sus ojos, se deslizaba la Rejilla del río, aparentementesumergiéndose a una velocidad endiablada. El hecho de queestuviese bajo el agua no le impedía respirar, pero eso no era loúnico extraño de la situación. La Rejilla del río pasaba a todavelocidad frente a sus ojos, pero aun así pudo examinar los det-alles de su construcción. También pudo ver que la Rejilla veníahacia él desde abajo, al tiempo que la veía desaparecer por encimade su cabeza. Podía ver en todas las direcciones simultáneamente.A sus lados y detrás de él veía de cuando en cuando a losVigilantes, ocupados en sus propios quehaceres. Había Vigilantesde todas clases. Sum sentía una sensación cálida y agradable cadavez que pasaba cerca de un Vigilante. Era como si hubieseencontrado a un amigo, un amigo que no había visto desde tiemposinmemoriales. Esta forma, por entero nueva, de experimentar larealidad en torno a él, le mostraba constantemente nuevos aspectosde ésta. Descubrió que podía concentrar su atención en las esp-irales de los Vigilantes que pasaban y aprender y experimentarcosas para las que no existen ni palabras ni ideas (sí, ni siquieraapenas pensamientos) que pudiesen describirlas. Cada Vigilantecontenía su propia sabiduría, pero sólo era una pequeña parte dela sabiduría absoluta por la que velaban... sí, era la más honda, lamás recóndita, la suprema sabiduría la que los Vigilantesguardaban. Sum sentía una gratitud abismal por cada pequeñadosis de este saber que hallaba en éstos, los Guardianes de laSabiduría. Algunos se movían en pequeños grupos, otros estaban

La leyenda de Mundo Minor

238

solos. Pero todos eran portadores de enormes tesoros. Poco a poco,Sum se fue dando cuenta de que ya no tenía cuerpo, en el sentidoque esta palabra solía tener. Era pura conciencia, y nada más.Exactamente igual que los Vigilantes. Tal vez, Sum mismo era unode ellos... pero, en tal caso, ¿un vigilante de qué? Sum lloró defelicidad y agradecimiento.

De repente, todo había cambiado. Miró en derredor. Su manerade experimentar... su vista, eran de nuevo como antes. Estaba so-bre la superficie rugosa de un material indeterminado quedespedía una débil luz blanco-amarillenta. Un tanto a su izquierdavio una reja, la Rejilla del río. Brotaba de la superficie sobre laque se hallaba Sum y desaparecía en la oscuridad sobre su cabeza.¿Dónde estaba? Sum miró en torno, pero no pudo saberlo. Seinclinó para palpar la superficie. Era hielo. Estaba desconcertado.Si aquello era hielo, tenía que estar en Terra Nova, pero ¿dónde?...y, ¿por qué parecía el aire tan... denso?

* ¿Sophia...?* ¿Sí?* No... no sé... ¿¡dónde estoy!?* Estás al otro lado de la reja, al otro lado de Puertarrío.

De repente, todo se hizo claro para él. Estaba bajo el hielo quecubría el Río Vível. Lo que había percibido como un viento débilera, en realidad, la succión que el remolino generaba en el agua.

* ¡Dios mío!* ¿Qué pasa?

Sophia parecía muy inquieta.

* Estoy... bajo el hielo... quiero decir en el hielo... pero pordebajo.

239

La leyenda de Mundo Minor

* Exacto, pero si te quedas ahí acabarán descubriéndote.* ¿Descubr...? Ah, claro... el Rey Ego.

Sum empezó a alejarse de la Rejilla del río. No estaba seguro de silo que estaba viviendo era verdadero o de si sólo lo estaba soñando.Todo parecía tan... irreal, pero al mismo tiempo, perfectamentenatural. Mientras caminaba, la succión se iba haciendo más fuerte.Al final era tan intensa que Sum pudo hacerse una bola, con losbrazos sobre sus rodillas, y abandonarse a la cada vez más fuertecorriente. Cuando llegó al remolino, éste lo zarandeó tanto quesintió vértigo. Cuando pasaba por el agujero en la roca, su mentese llenó de un grito desesperado, que contenía tanto cólera comodolor, angustia, rabia e impotencia. La voz era del Rey Ego.Mientras el grito resonaba aún en los oídos de Sum, se desmayó.

La leyenda de Mundo Minor

240

CAPÍTULO 4

Nuevos señores, nuevas costumbres.(Proverbio islandés)

Sum se despertó con un dolor de cabeza que podría tumbar a uncaballo. Con los ojos cerrados, escuchó los sonidos a su alrededor.Chapoteos en el agua, un murmullo de agua... agua. Evidente-mente, él mismo yacía en ella, pues podía percibir su paso sobrey bajo su pierna. Con mucho cuidado, entreabrió un ojo. Justo anteél rodaban algunas piedrecillas hacia delante y hacia atrás con lacorriente, que las asía rítmicamente, al compás del murmullo. Elsol calentaba su espalda y su oído izquierdo. Con un esfuerzo, seirguió sobre un codo, sintió náuseas y vomitó. Permanecióacostado durante un largo rato, escuchando el agua; se adormecióy volvió a escuchar. La segunda vez que se apoyó sobre el codofue mejor. Examinó cuidadosamente las inmediaciones. El ruidoabrumador del agua provenía de un enorme chorro que se vertíaen el lago en cuya orilla estaba acostado. El agua era fresca y teníaun sabor agradable; el sol era fuerte y cálido. Con gran dificultadse arrastró sobre la arena seca, se quitó sus ropas húmedas y lasextendió sobre una roca plana. Cojeó desnudo hacia el agua y selavó todo el cuerpo. Después, se echó junto a sus ropas paracalentarse al sol.

Una vez la ropa estuvo seca, también él se sentía mejor, aunqueestaba más cansado de lo que lo hubiese estado nunca antes. Sesentía, asimismo, muy feliz, porque obviamente el proyecto habíatenido éxito. Estaba... debía de haberse evadido a Terra Inkognita.Sum se puso a examinar el equipo que había llevado consigo (elcatalejo, la brújula, etc.). Nada de aquello parecía tener el menordesperfecto. Su mayor preocupación había sido el catalejo, peroéste funcionaba impecablemente. Probó a dirigirlo hacia algo que

241

La leyenda de Mundo Minor

se elevaba bajo el sol, al otro lado del lago. Lo que contemplóparecía ser una construcción de alguna clase, pero pasó muchotiempo antes de que Sum se diese cuenta de qué tipo de edificioera. Debía de ser la construcción que las tropas de asedio habíanabandonado en su retirada, tras haber sitiado a Kreator y a LaPequeña Compañía sobre la Meseta de Erg. Bajó el catalejopensativamente. No fue sino ahora que empezó a pensar quetambién en Terra Inkognita había peligros a tener en cuenta.Comenzó a aproximarse al edificio, lo que le hizo sentir como sitodos y cada uno de sus huesos estuviesen rotos. Le dolían máspartes de su cuerpo de las que sabía mentar.

El edificio daba la impresión de ser muy viejo y de estar muydeteriorado. Su superficie estaba desgastada por el azote demuchas tormentas y justo en la entrada la arena se habíaacumulado en dunas contra la pared. Las heladas nocturnas habíanresquebrajado algunas rocas, de las que una había caído en laarena. Tenía que tratarse de ESE edificio. Finalmente, Sum seencontró en su interior, explorándolo. La cámara tenía lamagnificencia de los tiempos pasados y todavía era impresionante.Levantó la cabeza y contempló la estructura que pendía del techo.Había leído sobre ella en El Libro de Mundo Minor. Ahora veíaque era casi exactamente como se la había imaginado. Laestructura acumulaba la luz de la cámara y la concentrabamediante un ingenioso sistema de lentes, y la enviaba a otraestructura que estaba un poco más adelante, sobre el suelo. Éstaera un cono perfecto, cuya parte superior estaba hecha de vidriocompletamente transparente. Debajo de este ápice había unpequeño rollo de pergamino. El rollo tenía una longitud de unosquince centímetros, pero era bastante grueso. Una cinta de sedaroja había sido fijada de forma tensa en el centro y en los extremoscon sellos lacrados. Éstos mostraban los emblemas de MundoAmbo, Mundo Domestica y un tercero que Sum no pudoreconocer. Por el texto del último sello, Sum pudo ver que

La leyenda de Mundo Minor

242

pertenecía a Mundo Juris, pero nunca había oído hablar de estemundo antes.

Mientras Sum contemplaba el pergamino, había posado, sin pensarlo,su mano sobre la punta del cono. La retiró como si se hubiesequemado. Del relato en El Libro de Mundo Minor se desprendíaclaramente que el cono era reverenciado de manera especial por lossitiadores. Si lo abriese y cogiese el rollo, sin duda llamaría suatención. En lugar de ello, se puso a observar la distribución del restode la cámara. El suelo estaba cubierto de arena, que en algunoslugares se arremolinaba contra los muros. Como había leído en ladescripción del edificio, había un friso que se extendía por todo elperímetro de la estancia y la parte superior de la entrada. La partedel friso que discurría paralela al suelo estaba hundida en la arena,pero en la entrada reaparecía nuevamente con todo su esplendor. Elmodo en que había sido ejecutado y su estilo hicieron a Sum pensaren pinturas al fresco. La técnica era, evidentemente, otra, pero lasemejanza era notable. Desde el punto de vista artístico, el frisosuperaba a cualquier fresco que él hubiese visto nunca, tambiénestaba mejor compuesto, era más armonioso y reposado. Justo so-bre el suelo se asomaba un elefante que tenía un racimo de plátanosen su trompa. Debajo de los plátanos había un mono que cogía fru-tos del racimo y se los pasaba a otro, que los juntaba en una pila.Alrededor de la pila había todo tipo de herbívoros que recibíanplátanos de manos de un tercer mono. Tras ello, había una parte conramilletes, adornos de hojas y cosas por el estilo. Luego, de nuevouna escena con animales que estaban repartiéndose alimentos losunos a los otros. Esta vez, sólo eran hienas que desgarraban trozosde un ñu tumbado y que repartían entre distintas fieras. La escenase convertía de nuevo en ornamental. La siguiente imagen deanimales estaba tan arriba que Sum no podía ver los detalles conclaridad. Pensó en emplear el catalejo, pero desestimó la idea. Enlugar de ello, decidió regresar al sol del exterior. De camino se detuvoy miró hacia atrás, hacia el cono, pero después salió.

243

La leyenda de Mundo Minor

Sum dejó con fruición que el sol le acariciase la espalda mientrascontemplaba Montesbarrera al otro lado del lago. Mientras sus ojosbrillaban con el destello de la luz del sol sobre las rocas negras,pensó en qué dirección irse a buscar el jardín de Kreator. Le parecíaque El Libro de Mundo Minor no había sido muy preciso a esterespecto. Mientras estaba allí, notó que no había muchas piedrasalrededor del edificio. Según El Libro de Mundo Minor, habíahabido una flecha formada por una aglomeración de rocas. Ahoraya no estaba allí. De ser el caso, hubiese sido de ayuda, puesto queindicaba la dirección hacia Mundo Ambo. A falta de nada mejor,Sum cogió el catalejo y escudriñó el horizonte. En una determinadadirección pudo ver, a lo lejos, algo que sobresalía de la arena.Debido a su tamaño, incluso desde la distancia, concluyó que debíade ser un mundo. No podía tratarse de Mundo Ambo, que, comoera sabido, debía de estar a unos doce días de viaje, así que teníaque ser un mundo que hubiese sido construido después de que sehubiese redactado El Libro de Mundo Minor. Sum bajó el catalejoy comenzó a especular. La cuestión era que de ningún modo erainocuo explorar éste o cualquier otro mundo. El mundo sería elterritorio de éste o de aquél rey, estaría bajo el poder de uno o deotro señor. Si Sum se presentase allí, este potentado probablementetendría el poder de someterlo. Sin embargo, era la única posibilidadde obtener informaciones que pudiesen conducirle al Jardín deKreator, o por lo menos fue la única que se le ocurrió en aquelmomento. Finalmente, acabó por decidir pasar la noche en eledificio, para encaminarse hacia el mundo desconocido al díasiguiente, al salir el sol.

La noche resultó fría. En Mundo Minor siempre había sido fresca,pero nunca había hecho un frío cortante como aquél. Sum se habíaalojado en una cavidad, detrás de una duna al fondo del edificio,donde no hacía tanta corriente como junto a la entrada. La arenaestaba caliente tras el sol del día, por lo que se acostó contra la pareddel fondo del edificio, que estaba un poco más fresca. Al enfriarse

La leyenda de Mundo Minor

244

demasiado esta pared, se abalanzó hacia la arena de la duna quetodavía retenía el calor del sol. Allí se hallaba, especulando acercade la loca, aunque, tenía que admitirlo, también necesaria misiónen la que estaba embarcado. Las estrellas titilaban en el aire limpioy penetrante, las estrellas fugaces dibujaban líneas sobre elterciopelo nocturno y el viento cantaba su queda elegía. Todoestaba tranquilo y transmitió su tranquilidad a Sum. Finalmente,se enterró en la duna, se puso cómodo, se regocijó en el calor ypronto se quedó dormido.

Sum se despertó con el sol, que envió un rayo a través de la entradadel edificio que cayó sobre su párpado derecho. El sueño y el calorcompacto de la arena le habían hecho bien. Sum se sintió relajado,descansado y preparado para luchar, cuerpo a cuerpo, con el nuevodía. Muchos de los dolores que había sufrido la jornada anteriorhabían desaparecido, o al menos eran una sombra de lo que habíansido. Mientras Sum se desperezaba, sus pensamientos vagaron,errabundos. Empezó a pensar en Sophia y en la gracia que ella lehabía concedido al enviar su voz con él. Se concentró e intentóponerse en contacto con ella. Después de un rato, oyó su voz comoun susurro débil y lejano, casi como el jugar del viento con la arenadel suelo.

* Me alegro de que hayas llegado sano y salvo.Posiblemente vaya a ser la última vez que hablemos enmucho tiempo, porque yo no puedo seguirte fuera de TerraNova. Los Barones están agitados porque tú te lesescapaste, pero no pueden atacar al Mundo. Ten un buenviaje.

La voz de Sophia desapareció. En la mente de Sum, dejó la imagende una hoja que el viento aleja por encima de un seto. Ahora estabasolo, completamente solo, en un universo del que únicamente teníaun conocimiento superficial. Se desenterró de la duna

245

La leyenda de Mundo Minor

fatigosamente y se cepilló la arena. En la bolsa del cinto encontrócomida y en la cantimplora, agua fría y clara.

Cuando uno camina a pie hacia un destino distante parece que nose está llegando a ninguna parte. Sum anduvo todo el día bajo unsol abrasador, sin que el mundo lejano pareciese crecer de formaapreciable o acercarse demasiado. Por medio de la brújula seaseguraba de saber en dónde estaba en todo momento con respectoa la “Construcción de los Sitiadores”, como él la llamaba. Estamedida pronto demostró ser una buena idea, dado que el terrenose inclinaba de forma imperceptible, por lo que la construccióndesapareció rápidamente bajo el horizonte. Cuando el sol estabajusto sobre Montesbarrera y amenazaba con ponerse tras ella,empezó a pensar en un refugio para pasar la noche. Justo antes deque el sol rojizo-anaranjado se deslizase bajo las cimas, encontrólo que estaba buscando: un bloque de piedra grande y oblongo cuyosotavento estaba resguardado por una duna calentada por el sol. Allíse enterró y envolvió su cabeza en la capa como protección contrala helada nocturna. Sum durmió de maravilla y se despertótemprano, pero permaneció tumbado bajo la arena caliente hastaque el sol tomó el relevo. Sólo entonces se desenterró y desayunósobre el bloque de piedra, contemplando su destino lejano en elcatalejo. Mientras examinaba las partes del mundo que se dejabanver, intentó estimar la distancia. Probablemente llegaría con lapuesta de sol, o eso esperaba, si bien después de aún otro día demarcha, se detuvo para dormir.

El dormitorio lo formó esta vez un grupo de bloques de roca queestaban en la arena agradablemente calentada por el sol. Sumcalculó la distancia hasta su objetivo en una buena hora de camino.Antes de que el sol se pusiese por completo, se sentó sobre el bloquemás alto para comer y para efectuar una inspección ocular másprecisa del Mundo. Tenía una altura de unos cincuenta metros yera redondo, como los demás Mundi. Al contrario que la mayoría

La leyenda de Mundo Minor

246

de éstos, aunque al igual que Mundo Minor, no tenía puertas, niportales, ni portillos, ni ventanas, ni otras entradas. Pero sí teníaotra cosa. A intervalos irregulares, la parte inferior del muro delMundo había sido perforada desde dentro, algunas veces con tantafuerza que los cascotes estaban esparcidos en forma de abanicosobre un área enorme. En algunos sitios, parecía que alguienhubiese querido construir anejos al Mundo usando los cascotes. Sinembargo, ninguno había sido terminado. Algo indicaba que variosde esos intentos de extender el mundo habían sido interrumpidospor el agua, que parecía provenir del interior. Aparte de estas roturasdel muro, no había nada que interrumpiese su superficie. Por lodemás, estaba, evidentemente, desgastada por el uso y la erosión,entre otros motivos como consecuencia de que el Mundo estuvieseconstruido con ladrillos amarillos, ladrillos cocidos sólo someram-ente. Sum, pensativo, bajó el catalejo y miró de soslayo hacia elsol en descenso, parecía que ya era hora de arroparse... o, más bien,de “adunarse”. Sum sonrió ante su chiste.

Tan pronto como el sol lo despertó, Sum se desenterró de la duna.El aire era frío tras el viento nocturno, pero la capa demostró darbuena protección. Mientras comía, contempló las distintas brechasdel muro con el catalejo para elegir la que le iba a dar acceso alinterior del Mundo. Se decidió por una que parecía ser la máspequeña de las que había visto. Después de recoger todas sus cosas,puso rumbo a su destino. Para mayor seguridad, Sum se habíaenvuelto en la capa y se había puesto la capucha. Para fundirsetodavía más con el medio eligió una ruta que le permitía, en lamedida de lo posible, encontrarse siempre entre piedras y bloquesde roca de diferentes tamaños. Se paró varias veces para contemplarel Mundo que surgía ante sus ojos, pero no parecía haber en absolutoseñales de vida. Una vez arribó a su destino, se puso en cuclillasfrente a la rotura, que tenía unos dos metros de ancho, aunque sólouno de altura. Tanto al acercarse, como al sentarse o al agacharseante la abertura, se aseguró de que su sombra no cayese a través de

247

La leyenda de Mundo Minor

ella ni en el área frente a la misma. Sum dejó que sus sentidos sefuesen a explorar, pero él se quedó calladito. Desde la profundidadoscura llegaba un sonido débil, pero reconocible, de gotas que, unaa una, se derramaban sobre un suelo de piedra. Sum percibiótambién un olor desagradable y mohoso, que le recordó el hedor adeterioro que había impregnado las distintas partes abandonadasde Mundo Minor cuando el Rey Ego todavía detentaba el poder.No recabó ninguna otra información. Sum se coló por la abertura.

El muro resultó ser sorprendentemente estrecho con respecto altamaño del Mundo. La anchura era de sólo dos piedras. En elinterior del Mundo reinaba una acentuada penumbra, que sólo erapuesta en jaque por unos grandes braseros que estaban dispuestos,con mucha distancia entre sí y alternativamente, a lo largo de lasdos paredes del pasillo. En los braseros ardían pilas de carbón deleña que emitían calor en abundancia, pero que no iluminaban demanera muy convincente. Cuando Sum hubo entrado, el sonidode las gotas aumentó, al igual que los ecos que la densa oscuridadle devolvía. El olor mohoso rascaba en la garganta. Una vez susojos se hubieron acostumbrado vagamente a la tenebrosa pen-umbra, Sum se levantó con precaución y oteó a ambos lados. Laabertura lo había conducido a un pasillo largo que discurría paraleloal muro exterior del Mundo. En ambas direcciones, el pasillo seperdía en la oscuridad, pero en la que Sum había mirado en primerlugar la luz de un brasero brillaba sobre un objeto de metal bruñido.El metal resultó ser un batiente que, en tiempos lejanos, habíapertenecido a un portal enorme que, sin embargo, ya no estaba allí.La oscuridad le impedía ver lo que, suponía, había sido otrosemejante en la pared opuesta del pasillo.

Sum no alcanzó a ver más. Un estruendo lejano y sordo resonó sinprevio aviso en la densa oscuridad frente a él. El sonido había sidodistante pero sintió claramente la sacudida en sus piernas. Seenvolvió en la capa, rodó hacia la parte oscura del pasillo y se

La leyenda de Mundo Minor

248

acuclilló, preparado para correr hacia la luz que afluía por laabertura del muro. Hubo un largo silencio. Se levantó, cauto, yprosiguió por el pasillo, con todos sus sentidos alerta. Poco despuésdel portal, el pasillo se ensanchaba y se convertía en una cámaraenorme. También aquí había una penumbra lóbrega, pero al menosbrillaba algo más de luz que en el pasillo de donde venía. El pri-mer pensamiento de Sum fue que se hallaba en la entrada de la saladel trono de este Mundo, pero, sin embargo, esto resultó serincorrecto. No le apetecía mucho moverse hacia la gran cámara,inquietantemente abierta, pero, por otro lado, tampoco podíaquedarse allí. Concentrándose, intentó formarse una imagen de loque tenía ante los ojos. A lo largo de las cuatro paredes de la salahabía braseros del mismo tipo que los que había visto en el pasillo,sólo que aquí estaban más próximos entre sí. En el centro de la salasobresalía una estructura gigantesca y cuadrangular, iluminada porbraseros que se extendían en torno a su pie. Sum no podía adivinarqué era. La parte inferior parecía estar hecha de grandes bloquesde piedra, un fundamento sobre el que se asentaba un cubo delmismo material. La parte del cubo que daba hacia Sum estabacubierta por algo que él supuso sería una tela... un telón de algunaclase. Frente a la estructura había otras cuya naturaleza no pudoreconocer de inmediato, pero que, cuando se percató, Sum supo alinstante de qué sala se trataba. Estas estructuras, que ocupaban lasala casi hasta donde él se encontraba, eran gradas. La sala,sencillamente, era un teatro y la estructura del centro de la sala erael escenario. Reconocer lo que estaba viendo lo hizo sentirse mejor.Después de escudriñar la totalidad de la sala, entró.

Que Sum no hubiese reconocido las gradas como tales se debía,en parte, al hecho de que no estaban alineadas, y en parte a quevarias de ellas parecían haber sido destrozadas con brutalidad. Losfragmentos estaban esparcidos sobre los demás bancos de la sala.Este desorden hizo que fuese más viable avanzar a lo largo de lapared, donde, por desgracia, también había más luz. Se hizo una

249

La leyenda de Mundo Minor

idea de la distribución de los bancos y corrió hacia el escenario,donde se agachó tras la primera grada y echó un vistazo alrededor.Tenía la desagradable sensación de que había otra persona cerca,en alguna parte.

Mientras Sum exploraba, su mirada recayó sobre el enormebasamento de granito del escenario. Desde la distancia habíaparecido que sólo estaba tallado de manera tosca, pero más de cercaresultó que los bloques estaban cubiertos de relieves.Aparentemente, relataban escenas de diferentes obras que se habíanrepresentado en el teatro. Sum estaba demasiado nervioso parapoder apreciar la sublime artesanía escultórica allí patente. Sinembargo, notó que se relataban tanto incidentes cómicos comotrágicos. Este estudio superficial de la belleza de los relieves fueinterrumpido abruptamente cuando una serie de fuertes estruendosy un grito bestial lo obligaron a agacharse de nuevo. Los ruidoshabían sonado ahora MUCHO más cerca que antes. Sum se asomócuidadosamente desde su escondite, pero no había nadie ni nadaque ver, sobre todo por culpa del banco. Sólo podía ver el pasillopor donde él mismo había entrado y algo le dijo que el sonido habíaprovenido del lado opuesto de la sala, desde donde otro pasilloprobablemente se dirigía hacia el interior del Mundo. Silenciosocomo un ratón asustado, Sum gateó hacia el otro extremo de lagrada. Sin embargo, tampoco desde aquí pudo ver nada inquietante.Después de unos instantes, que a Sum le parecieron trescientosaños, sonaron otros cuatro estruendos, ésta vez más débiles, máslejanos y sin rugidos de acompañamiento. Pasó un buen rato sinoírse nada y Sum se levantó y se deslizó tras el escenario, que resultóestar totalmente aislado. Allí había una escalera que conducía hastala estructura del escenario mismo. Sum echó un vistazo alrededor,buscando. Subió hasta el escenario. Justo frente a la escalera habíauna puerta cubierta por un cortinaje grueso y oscuro. Entró y sehalló en una gran cámara iluminada por pequeños braseros sobresoportes en la pared. Era la más luminosa en la que hubiese estado

La leyenda de Mundo Minor

250

desde que había entrado en aquel Mundo. Por alguna razón, tambiénse sentía más seguro allí dentro. Toda la pared frente a la puertaera una gran estantería que contenía copias de toda clase de obras.Sum cogió un par de ellas y descubrió que todas eran, o bienmonólogos, o bien todas las réplicas eran de una sola persona,mientras que los demás actores hacían de comparsas. Al extremoopuesto de la cámara había una gran mesa con una silla. Para llegarhasta la mesa, Sum tuvo que rodear una escala de metal, firme-mente asentada, que conducía a una lumbrera en el techo, a cuatroo cinco metros por encima de su cabeza. Sobre la mesa había unguión abierto, un monólogo de amor no correspondido. Elmonólogo se titulaba:

Desesperación, pena y carencia interna.

(Fragmento de la “Elegía de Kreator”)

Sum leyó un poco del monólogo, lo hojeó y lo devolvió a la páginaa donde el lector precedente había llegado. Las paredes que noformaban parte de las voluminosas estanterías estaban cubiertasde anaqueles, perchas, colgadores, etc., cargados hasta rebosar detrajes y disfraces de toda clase. Todo a lo largo de la pared el sueloestaba cubierto de zapatos, tan apiñados como era posible. Justo aun lado de la mesa colgaba un vestido rosa de seda y tafetán,adornado con flores de seda tan artísticamente confeccionadas queSum creyó por un instante que eran VERDADERAS flores las queestaban cosidas. Sencillamente, replicaban las originales hasta elmenor y más insignificante detalle. Todo lo que vio en la cámaraestaba ejecutado con ingenio y precisión, como caracteriza eltrabajo de un verdadero maestro. Esto se extendía asimismo a losmuebles, que eran sólidos y sin un ápice de tosquedad. Desde elpunto de vista artístico eran, además, una delicia, pues estabanhermoseados con tallas donde se recogía la trama de las diversasobras de las estanterías. Sum estaba impresionadísimo por la calidad

251

La leyenda de Mundo Minor

de lo que allí había. Mientras exploraba la estancia, su atención fuecapturada por una entalladura entre la estantería y la pared. De ésta,que tenía alrededor de un metro de ancho, pendía una gruesacolgadura de paño negro. Tras ella se abría otra habitación, másiluminada incluso que la anterior. Aquí los braseros estabandispuestos casi pegados a lo largo de la pared, de modo queenvolvían el suelo y las paredes en una brillante y cálida luz. Estacámara era más grande que la primera y debía de ser el mismísimoescenario, pues la pared frente a Sum estaba formada por un gruesopaño negro que colgaba desde la oscuridad sobre su cabeza. En elextremo opuesto del escenario podía divisar otra puerta, con uncortinaje idéntico al que acababa de atravesar.

Sobre el escenario había dispuestos unos decorados querepresentaban una glorieta ubicada en un jardín muy bien cuidadoque daba a un mar centelleante. En el jardín había, además, ban-cos, un curso de agua (por donde de hecho corría el agua), unaterraza (unida a la casa del decorado de fondo), junto a varios gran-des árboles, arbustos y flores. Era difícil calificar este paisaje comoun decorado, puesto que la tierra, los árboles y todo lo demás erande verdad. Hubiera sido más correcto decir que se había plantadoun jardín sobre el escenario, si no por otro motivo, al menos por suenorme extensión.

Tras la estructura se oyó una serie de estruendos como los que Sumhabía escuchado ya varias veces antes, unos estruendos que estabaninquietantemente cercanos. Se giró y vio que el telón del escenariohabía sido corrido. Sin pensárselo dos veces, saltó desde el bordedel escenario y corrió, raudo pero tan silencioso como era posible,hacia el fondo de la cámara de la que había venido. Mientras Sumcontemplaba el jardín del escenario, había llegado hasta el otro ladode la sala. Por ese motivo corría a lo largo de la pared del vestíbuloopuesto a aquél por donde había entrado. Oyó de nuevo unestruendo a sus espaldas, mezclado con el sonido de madera

La leyenda de Mundo Minor

252

haciéndose astillas. Sum no se atrevió a mirar hacia atrás, pero notenía ninguna duda de que se trataba del banco tras el que se habíaescondido lo que algo acababa de hacer pedazos... algo que sabíaque Sum se había escondido tras él tan sólo un momento antes. Lapiel de su espalda se contrajo de terror, porque ahora el grito bestialsonó de nuevo, junto con el sonido de grandes pies que pateabanel suelo. El dueño de los sonidos lo estaba, aparentemente,siguiendo. Sum hubiese preferido volver corriendo hasta la aberturadel muro y salir a Terra Inkognita, pero para ello tenía que cruzarla sala de teatro. Eso podría significar tropezarse con uno de losbancos y ser capturado por... aquello. Corrió, en cambio, por elpasillo que apareció a su izquierda cuando llegó hasta el fondo dela sala. Corrió como nunca había corrido antes. El pasillo dondese encontraba ahora era más pequeño que el que lo había conducidoa la sala de la que ahora estaba huyendo, por lo que intensificabalos sonidos que provenían de su perseguidor. Los pies chasqueantes,los estentóreos rugidos, los jadeos, todo eso lo experimentaba Sumcasi como un dolor físico. Empezó a cansarse.

De repente, apareció un cuadrángulo iluminado a unos metros frentea él. Una delgada figura de niña había abierto una puerta y sosteníaun brasero en la mano derecha, mientras que la otra estaba apoyadasobre la manija. Sum se introdujo en la cámara sin pensar en loque estaba haciendo. Un instante después de que la figura hubiesecerrado la puerta, algo la hizo retumbar con gran fuerza. Sum sehallaba, resollante, con la espalda contra una fría pared de piedray contemplaba angustiado la puerta, que en el fulgor débil empezóa ceder cada vez más con cada golpe que la embestía. La puertaresistió y después de todavía un par de golpes, el perseguidor deSum dejó de maltratarla. Se oyeron unos ruidos furiosos y un parde estruendos que hicieron temblar tanto el suelo de la habitaciónque el revoque saltaba de las paredes.

* Veo que ya has conocido a Desmofylax.

253

La leyenda de Mundo Minor

La voz tranquila llegaba de la boca sonriente del rostro que aparecióen el fulgor del solitario brasero.

* Me alegro de que él no me haya conocido a mí.

Resopló Sum.

* Un mensajero con sentido del humor; eso me gusta.

El rostro planeó hasta una pequeña mesa, junto a la que había másbraseros. Sum lo siguió. Finalmente, a la luz dorada se reveló todala figura a quien pertenecía. Era más pequeña que Sum y delicadade una manera que hacía que su cuerpo semejase el de una niña.Estaba vestida con algo que recordaba a un camisón de media piernarosa. La tela del vestido brillaba a la luz atenuada de los braseros.Su pelo era largo, oscuro y colgaba, liso, a cada lado del rostrosonriente. Parecía totalmente indiferente ante la situación.

* Bienvenido a la Escribanía, no esperaba visitas hoy.* Eeeehhh... pues... ¿no?

Sum aún estaba confuso.

* No es que me moleste, todas las ideas son bienvenidas.Cuanto más frescas, mejor... ¿té?

* ¿Té? Sí, por favor.

Sum no podía dejar de sentir que había sido confundido con otrapersona, lo cual se debía, probablemente, a los poderes de la capa.Se arrebujó en ella. La mujer cogió un pequeño palo que estabasobre la mesa, lo puso en el brasero hasta que ardió y se lo llevócon ella. Sum pudo ver que lo usaba para encender un brasero queestaba dispuesto de tal forma que se podía poner una tetera bajoél. Estaba en un mueble que parecía ser un aparador esculpido en

La leyenda de Mundo Minor

254

piedra. Canturreando, empezó a poner tazas, azúcar y cucharillasen la mesa. Por fin llegó con una tetera que despedía un aromaagradable a hierbas. Tras haber servido el té, elevó sus ojos hacialos de Sum.

* Dame las anotaciones para que pueda revisarlas.

Tendió una pequeña mano por encima de la mesa.

* Sí, sí... un momento.

Sum sintió que tenía que seguir representando su papel, sin saberpor qué. Miró en la bolsa del cinto y allí estaba el pergamino, algodesmenuzado, que se había llevado de Mente sin razón alguna. Lopuso en su mano con la sensación de que el rollo estaba destinadoexactamente para eso. Ella tomó el frágil pergamino y lo empezó aabrir con un interés evidente, con movimientos que revelaron queno era la primera vez que manejaba un documento delicado. Fueuna operación larga, pero al final lo abrió. Más que de ninguna otracosa, Sum tuvo ganas de bordear la mesa y ponerse a leerlo con ella,pero, sin embargo, permaneció sentado. Con una faz llena deexpectación, empezó a leer el pergamino. Mientras leía, la expresiónde su rostro fue mudando poco a poco, de tal forma que al final deldocumento reflejaba una mezcla de duda, asombro e indecisión. Porfin, lo puso sobre la mesa, se llevó despacio la taza a la boca ycontempló a Sum minuciosamente sobre el borde de la taza mientrasbebía.

* No vienes como mensajero, eres... extranjero.

Las palabras fueron pronunciadas a tientas, como si ella no creyeselo que estaba diciendo.

* Sí.

255

La leyenda de Mundo Minor

Sum asintió vagamente y le sonrió.

* Eres rey de un Mundo cercano, que se llama Mundo Minor...no lo conozco.

* Es porque no está en Terra Inkognita. Está al otro lado deMontesbarrera.

Cuando Sum mencionó este nombre, una dolorosa contracción seformó en su rostro y esta reacción lo instó a callarse. Iba a contarletoda la historia sin más, pero no estaba seguro de que fuese la maneraadecuada de hacerlo. Ella volvió su vista al rollo, así que Sum probóel té. Tenía un sabor agradable que le recordaba al aroma del JardínVível.

* ¿Qué motivo tienes para...haber entrado en este Mundo?

La voz de la delgada mujer no sólo parecía insegura, en realidadparecía estar profundamente impresionada.

* No tengo ningún deseo de profanar vuestro legítimo señorío,sólo busco ayuda.

* ¿Ayuda? ¿Buscas ayuda...aquí? ¿Qué clase de ayuda, pues?

Era obvio que su sorpresa era sincera.

* Necesito ayuda para orientarme. Una indicación de lasdirecciones a diversos Mundi de las cercanías, porejemplo.

* Pues si se trata de Mundi cercanos... pero primero tienesque ayudarnos.

* Está bien. ¿Cómo... cómo puedo ayudaros?* Te has topado con Desmofylax, el azote que casi ha

reducido mi Mundo a ruinas. ¡¡Vas a ayudarnos a lucharcontra él!!

La leyenda de Mundo Minor

256

La mujer dijo la última frase con una fuerza tal que cogió a Sumde sorpresa. Había un enorme poder tras aquellas palabras, unpoder que para nada estaba en sintonía con su apariencia frágil.

* Claro, lo... lo haré con gusto, ¿cómo puedo ayudar?* Tienes que entrar en la parte del Mundo que él ha tomado

para sí, matarlo y volver para informarnos.* ¿Matarlo...? Pero eso es imposible... ¡es parte del Mundo!* ¡¡HAY que matarlo!!

La fiereza agresiva de la exclamación enmudeció a Sum.

* ¡Vamos!

La voz de la mujer era otra vez tierna y frágil como el cristal. Sehabía levantado resuelta y atravesaba ahora la cámara, que resultóser algo más grande de lo que Sum había esperado, con unpequeño brasero en la mano. Sum dejó la taza y la siguió confuso.Era como si sólo hubiese soñado las palabras agresivas y llenasde odio que ella había pronunciado hacía pocos segundos. En elcamino pasaron junto a varias cosas que dieron a Sum la impresiónde que la mujer había vivido toda su vida en aquella cámara.Pasaron por una cama deshecha de dosel, una mesa de dibujodonde ella, en apariencia, estaba diseñando bastidores para unanueva obra, una mesa en la que, obviamente, estaba escribiendosus obras, un costurero, donde se estaban confeccionando un parde trajes, un banco donde, con toda probabilidad, se habíanfabricado los bastidores, además de otros lugares de trabajo cuyafinalidad Sum no tuvo tiempo de desentrañar. La mujer se detuvofrente a un armario igual al que estaba en el Dormitorio Real deMundo Minor. Mirando fijamente a Sum, abrió el armario, entróy le hizo señas de que la acompañase. La cámara en la que entraronse parecía a la que Sum había cruzado siguiendo a Sophia a travésdel armario en Mundo Minor, pero, al mismo tiempo, era también

257

La leyenda de Mundo Minor

muy distinta. En primer lugar, parecía mucho más pequeña; ensegundo lugar, la oscuridad era casi gris. Y en tercer lugar, laatmósfera era amenazadora. Esta última circunstancia se vioacentuada por el hecho de que atravesaron la cámara casicorriendo, mientras la mujer echaba vistazos fugaces en todasdirecciones. En la oscuridad en torno a ellos se deslizabanpequeñas sombras que hicieron caso omiso de su presencia. Hacialo que se dirigían no era una escalera de caracol, como en MundoMinor, sino una escala metálica vertical que desaparecía en unapenumbra lóbrega por debajo de ellos. La bajada fue fatigosa ylas piernas de Sum estaban totalmente machacadas cuando tuvode nuevo tierra firme bajo los pies. Miró alrededor con curiosidad.La escala los había conducido a una cámara que recordaba un pocoa donde había terminado la escalera de caracol del armario de sudormitorio. El tamaño era más o menos el mismo, pero si bienhabía estado vacía en Mundo Minor, aquí tenía la apariencia deuna oficina desordenada.

El desorden consistía principalmente en pilas de papeles queestaban amontonadas sobre una mesa con forma de herradura queocupaba la mayoría de la cámara. En uno de los extremos de laherradura, que terminaba junto a una puerta pintada de verde ydescascarillada,

(aquí también, exactamente igual que en Mundo Minor, unapuerta verde al frente de la escalera)

había un hombre con un bloc de notas frente a él, donde escribíalo que otro hombre, que estaba de rodillas frente a la puertadesconchada, le estaba diciendo. El hombre frente a la puerta teníaen las manos unos prismáticos militares arañados que estabaempleando para ver por la boca-buzón de la misma. Lo que veíase lo refería al hombre de la mesa. Ambos estaban vestidos conuniformes de combate y boinas de color verde oscuro.

La leyenda de Mundo Minor

258

(Sum nunca había reparado en si había o no una boca-buzón en la puerta de Mundo Minor)

Pasó un momento antes de que el hombre de la mesa se diesecuenta de que había entrado alguien. Cuando esto sucedió, tocóde forma insistente con el índice el brazo del otro. Se giraron almismo tiempo. La primera impresión de Sum fue que amboshombres eran por completo iguales. Sin embargo, resultó que, sise miraba de cerca, tan sólo se parecían extraordinariamente. Susuniformes también eran un poco distintos. El que había estadosentado a la mesa era, obviamente, el de mayor rango, aunque sinque eso fuese perceptible salvo por un emblema en el pecho deluniforme. El emblema mostraba una pluma y un libro, y el delotro unos prismáticos. Su actitud dejaba patente que era la mujerquien estaba al mando y que estaban asombrados de la presenciade Sum. Sin una palabra, tendió el rollo desmenuzado al de lapluma y el libro. Éste leyó el contenido del pergamino con losmismos movimientos cuidadosos que ella había realizado,mientras con ojeadas rápidas observaba a Sum. Después dehaberlo leído, enrolló el documento, asintiendo pensativo. Sumtuvo la impresión de que estaba dando recibo a una orden nopronunciada de la mujer. Ésta se giró, fue hacia la escala y sedetuvo allí. Sum percibió que había sido dejado en la custodia deeste oficial.

* ¡¿Vienes de fuera?!

La voz del oficial era agradable, pero algo solemne. También teníauna resonancia que denotaba gran energía.

* Sí.* ¿Deseas ayudarnos en nuestra lucha?* Sí* ¡¿Has conocido ya a Desmofylax?!

259

La leyenda de Mundo Minor

* Sí, podría decirse que sí.* Estupendo. Mira esto.

El hombre señaló hacia una papeleta que estaba sobre la mesa.Era un dibujo de lo que se podía ver por la boca-buzón de la puertaverde.

* Nuestro trabajo es obtener tanta información fiable comosea posible de esta área con el fin de encontrar un me-dio efectivo en nuestra lucha contra el opresor.

Hablaba como un oficial del Estado Mayor que estuvieseinformando a una unidad.

* Recibido, ¿qué clase de recurso buscamos?

Sum habló instintivamente de la misma forma, lo que agradó alotro de manera muy obvia.

* Ése es el problema. Todavía no tenemos ninguna hipótesissegura sobre el carácter del arma necesaria.

Se hizo una pausa que Sum aprovechó para examinar el dibujode la cámara tras la puerta más minuciosamente. En Mundo Minorhabía habido un espacio más reducido tras la puerta verde.Después de otra puerta, se habría llegado al Mente Superior. Aquí,por lo que parecía, no había ninguna puerta que impidiese ver elMente (o como fuese que lo llamasen allí), según el dibujo. Éstemostraba una vista limitada a algo que Sum supuso sería una islade cosas apiladas. Sin embargo, la ilustración era muy oscura yabocetada. Sum puso el papel sobre la mesa y señalóinterrogantemente hacia la puerta, donde el otro estaba de nuevomirando a través de sus prismáticos. Con un asentimiento, obtuvoel permiso y tomó el sitio del hombre frente a la puerta. Sum

La leyenda de Mundo Minor

260

rechazó su oferta de tomar prestados los prismáticos y sacó enlugar de ello su propio catalejo de la funda. La cámara tras la puertaera por cierto muy oscura, pero podían verse bastantes más cosasde las que el dibujo mostraba. La palabra “cúmulo” describía másadecuadamente lo que Sum había supuesto ser una isla sobre elpapel. El fulgor débil de un brasero iluminaba un lado del cúmulo,donde se veía una mezcolanza de ropa sucia, libros andrajosos,herramientas herrumbrosas, papeles arrugados y otras cosas porel estilo. Ese estado le recordó el que había imperado en el Menteinferior de Mundo Minor la primera vez que lo había visitado sóloque un poco peor.

* ¿Cuándo fue la última vez que alguien entró ahí parareconocer el terreno?

Sum bajó su catalejo.

* Voto por mi honor que muchos años, que yo sepa.

Su énfasis hizo evidente que creía que nadie volvería a hacerlode nuevo.

* ¿Por qué no?* ¡¡Es territorio enemigo!!

El oficial le tendió de vuelta el rollo a Sum y comenzó a andaradelante y atrás, al tiempo que sujetaba a su espalda una de susmuñecas con la otra mano. Tras una pausa carraspeó, paracontinuar:

* Desmofylax es un enemigo tremendo, tiene un enormepoder. Muchos guerreros ya han sido vencidos y estánahora en sus manos. Dónde se hallan, o qué tormentosestarán sufriendo, sólo lo podemos conjeturar. Es una

261

La leyenda de Mundo Minor

gran tragedia. Sólo nos quedan unos pocos bastiones;la Escribanía, el teatro y este puesto de observación. Sóloen estos tres sitios estamos seguros frente al enemigo, elresto es su territorio. Detrás de esta puerta, ya nada esseguro.

El oficial de mando acentuó su argumento elevando un dedo haciael techo.

* Va a entrar.

Aunque la mujer hablaba con normalidad, era como si hubieseuna profunda amenaza en las palabras.

* ¡¿Entrar...?! Pero el peligro... ¡¿Desmofylax!?

El oficial parecía sorprendido, pero se apresuró a asentirafirmativamente cuando vio la cara amenazante de la mujer. Encualquier caso, fue incapaz de decir nada. Por eso Sum tomó lapalabra.

* ¿La puerta está bloqueada?* Sí, eso ya lo hemos hecho... hemos cerrado la puerta con

llave.

El oficial, obviamente, se sintió aliviado de que Sum le hablase,pues le dio una razón para retirar sus ojos de la mujer.

* Entonces, ¿no sería posible abrir la puerta, dejar pasara un hombre y volverla a cerrar?

* Eeeehhh... pueees... sí, sería posible.

El oficial golpeteaba nerviosamente el suelo mientras miraba desoslayo en la dirección de la mujer.

La leyenda de Mundo Minor

262

* Yo me ofrezco voluntario y, como yo no formo parte de lastropas regulares, no se podría contabilizar mi muertecomo una pérdida real.

Sum se cuadró y miró directamente a los ojos del oficial, éste apartóla vista.

* Eeehh... te... ¿te das cuenta de en qué te estás metiendo?

El oficial tragó saliva.

* Afirmativo.

Sum había llegado a comprender que si él asumía el papel desoldado, el oficial recobraría más fácilmente la compostura y eldominio de sí mismo.

* ¡Nos honras!

Aliviado, el oficial apoyó una pesada mano sobre el hombro deSum. Su voz vibraba todavía un poco de temor. Aún con la manosobre su espalda, el oficial se volvió, vacilante, hacia la mujer. Ellaasintió leve pero firmemente. Después, miró de forma inquisitivaal otro, que había dado la espalda al buzón. Él también asintió. Conpaso firme, el oficial llevó a Sum hasta la puerta, la abrió con unrápido movimiento, lo empujó a través de ella y la cerró con larapidez del desesperado. Tras la puerta había, de hecho, unapequeña cámara, sólo que estaba distribuida de forma distinta a lade Mundo Minor. Allí, las dos puertas de la cámara eran iguales,aquí la otra era una gran puerta de corredera. Como estaba corrida,no se podía ver desde la boca-buzón. El espacio entre ambas puertasestaba sembrado de cachivaches. Sum gateó por el suelo y seacuclilló junto a la pila que había contemplado desde la boca-buzón,con la mano sobre la funda de Egkratehias y miró a su alrededor.

263

La leyenda de Mundo Minor

Por todas partes se extendía una penumbra tétrica, que sólointerrumpían los pocos y espaciados braseros. Todo estaba tranquiloy en silencio.

La impresión que Sum se había formado del cúmulo resultó ser unembellecimiento de la realidad. Era un desorden de las cosas másdispares. Justo frente a sus ojos sobresalía la mitad de un libro.Parecía ser un informe (en regular estado), cuya primera páginaestaba ilustrada con un dibujo igual al que había visto en la mesade los dos hombres, sólo que más detallado. Con precaución, Sumretiró el informe del cúmulo, anduvo los pocos pasos que loseparaban de la puerta y lo metió por la boca-buzón. Fue recibidocon entusiasmo. Sum se deslizó hacia el lugar donde había estadosentado antes; todo seguía aún tranquilo. Se giró hacia la puerta,donde las lentes de los prismáticos del soldado destellaban en ladébil luz, se despidió de él con la mano y se dirigió hacia la pen-umbra ignota.

La leyenda de Mundo Minor

264

CAPÍTULO 5

Las apariencias engañan.(Refrán danés)

Para mayor seguridad, Sum desenfundó a Egkratehias y se deslizóhasta el siguiente cúmulo, con todos sus sentidos en alerta máxima.Los intervalos entre los cúmulos resultaron ser irregulares, eltamaño de los cúmulos variable. El segundo de ellos sólo diferíadel primero en un aspecto: todo estaba en un grado dedescomposición tal que podría describirse adecuadamente comouna pila de compost. Sum aún no había escuchado ni un solo ruido,ni tampoco producido ninguno, por lo cual se sobresaltó cuandoun traqueteo y unos tumbos le llegaron desde la oscuridad frente aél. Tan rápido como le fue humanamente posible, Sum se puso alabrigo del cúmulo más cercano. El sonido murió relativamenterápido, pero casi al instante se vio seguido por un penetrante hedormohoso. El ruido no tenía ni la menor semejanza con los que habíahecho Desmofylax, pero como Sum no estaba familiarizado conel lugar, se arrastró en la sombra del cúmulo. Pasó un largo ratosin que sucediese nada más, hasta el olor se volvió menos intenso.Sum no pudo percibir presencia alguna, de modo que continuó.Pronto obtuvo explicación al sonido que había escuchado. Se debíaúnicamente a que un cúmulo, especialmente alto, se habíaderrumbado, pues sus partes inferiores se habían reducido a polvo.Ahora era como un baluarte a lo largo del suelo. Acababa de pasarpor encima del cúmulo caído cuando, de repente, se hizo oscurocomo boca de lobo a su alrededor. Asustado, Sum trastabilló unpar de pasos, lo cual hizo que volviese la luz. Como todavía estababastante cerca de la puerta por la que había entrado, le llevó ba-stante tiempo darse cuenta de lo que había pasado.

En Mundo Minor había que cubrir una distancia relativamente larga

265

La leyenda de Mundo Minor

desde la puerta que daba a Mente al lugar donde la oscuridadseparaba el Mente Superior del Mente Inferior. Aquí, en apariencia,había menos de veinte metros hasta la separación. Tan pronto comola oscuridad se cerró en torno a Sum, su corazón empezó a galoparcomo un caballo de carreras desbocado. Tardó varios minutos envolver a latir con normalidad. Con Egkratehias frente a sí, agarradacon sus dos manos sudorosas y preparada para cargar, se dejóengullir por la oscuridad de la separación otra vez. Le pareció quela distancia en las tinieblas era muy larga, pero de repente emergióde las sombras. Ante él había una sala totalmente iluminada, muchomás iluminada que cualquiera que hubiese visto hasta entonces enese Mundo. El suelo de la sala se componía de azulejos negros yblancos que parecían desgastados, pero estaban limpios y biencuidados.

Tras dejar al equipo de observación de la puerta, Sum se habíamovido a lo largo de la pared izquierda de la cámara. Ahora, cuandoemergió al Mente Inferior (o como fuese que lo llamasen), no habíauna pared, sino una vitrina con puertas de cristal a su izquierda. Lavitrina era tan grande y profunda que casi era una sala en sí misma,fila tras fila llena de estantes. Era de metal gris y daba la impresiónde ser sólida. Todas las hileras interminables de puertas de la vitrinaestaban cerradas con llave. A través de ellas podía contemplar lascosas que estaban expuestas en la primera hilera de estanterías; lasdemás, tan sólo las podía vislumbrar. Los objetos exhibidos eranmuy distintos y no parecían haber sido colocados en un ordenlógico. Tras el cristal de la primera puerta vio una colección deminerales, cada uno exhibiendo una pequeña etiqueta coninformación acerca de su clase, el lugar donde se habían encontrado,etc.. La colección daba la impresión de estar bien pensada y de habersido organizada meticulosamente. Desazonado por la carencia deposibles escondites en la cámara, Sum enfundó la espada, seenvolvió en la capa y miró en torno. La estancia era enorme. Laserie de puertas en la vitrina de la pared izquierda de la cámara se

La leyenda de Mundo Minor

266

perdía a lo lejos. A través del catalejo podía ver que había una mega-vitrina del mismo tipo en el lado opuesto de la cámara, de modoque las dos discurrían paralelas hasta donde la vista (y el catalejo) alcanzaban. Unos cien metros más adelante, el área del suelouniforme era interrumpida por gigantescas figuras geométricas,esculpidas en algo que parecía una piedra negra pulimentada. Summetió el catalejo de nuevo en su funda y puso rumbo hacia la figuramás cercana: un anguloso tronco de pirámide. Cuanto más seacercaba a las figuras de piedra, más inseguro se volvía.Instintivamente, se fue en busca de la serie interminable de puertasde cristal y descubrió, así, que una de ellas estaba entreabierta. Sinpensárselo, se acuclilló y echó un vistazo en derredor. La vitrinatenía una profundidad increíble y por eso debía extenderse más alláde la pared. Dentro de la vitrina, que Sum iba asimilando cada vezmás a una cámara de techo bajo, había una fila de estantes tras otra.Éstos estaban provistos de ruedas y por eso podían moverse adelantey atrás, de modo que se podía pasar libremente entre ellos. El estanteque daba al espacio de cristal adonde Sum se había deslizado estaballeno de plantas secas y prensadas, cada una de ellas dotada de unapequeña etiqueta con su fecha de recolección. El estante de detráscontenía semillas de las mismas plantas. El estante siguiente teníauna colección de obras sobre el cultivo, riego y cuidado de lasmismas. Sum no quiso seguir adentrándose en la cámara-vitrina,pues sólo estaba iluminada por la luz que entraba por las puertasde cristal. En lugar de ello, se deslizó entre la primera y la segundafila de estantes, en la misma dirección en la que había ido fuera dela vitrina. Se movía silenciosamente, inclinado hacia delante yatento. De esta forma, llegó al lugar donde podía ver, directamentea través del cristal, la pirámide roma, sin tropezarse con sorpresasde ninguna clase. Sin embargo, su nerviosismo crecía constante-mente, de modo que ahora también le repetía la comida. En unintento de aplacar su desasosiego, se puso en cuclillas tras la primerafila de estantes, mientras a través del catalejo contemplaba lageometría que se extendía entre las dos filas de vitrinas.

267

La leyenda de Mundo Minor

La parte trasera de la pirámide truncada atrajo rápidamente laatención de Sum; ¡¡algo se movía allí!! El ángulo desde donde laestaba observando le impedía ver qué era lo que se estaba moviendo,pero HABÍA algo. Sin hacer caso de la sensación abrasadora de suestómago, Sum siguió adelante en la vitrina para adquirir un mejorángulo de visión. Así, se alejó más del tronco, pues fue la únicaforma que se le ocurrió... si no quería salir al área totalmente aldescubierto entre la vitrina de este lado y las negras formas depiedra. Lo que Sum vio una vez hubo encontrado un ánguloaceptable, lo llenó de asombro. El tronco de pirámide era evidente-mente hueco y la abertura, que daba hacia su lado, estaba cubiertacon una reja. Tras ésta se hallaba un gran número de criaturas. Tantola distancia como las sombras que cubrían el interior de las formasde piedra le hicieron imposible durante mucho tiempo determinarde qué criaturas se trataba. De repente, una de ellas fue hacia lareja, extendió las manos hacia fuera entre los barrotes y apoyó lacabeza contra ella. La criatura era, sin lugar a dudas, unemocionante. Sum bajó el catalejo, pensativo. Un emocionanteprisionero significaba que estaba obligado a atravesar el tramodescubierto... de uno u otro modo. Su corazón empezó a latir másrápido. Sum abandonó la vitrina, pero dejó la puerta entreabierta.Durante un instante permaneció quieto, escuchando, pero no se oíanada. Hizo acopio de ánimo y comenzó a correr a través del enormetrecho expuesto. Sum corrió a todo trapo, en silencio y con cuidadode permanecer bien envuelto en su capa.

No había pensado qué era lo que esperaba que ocurriese al correrhacia el espacio descubierto. Sin duda se había imaginado seratacado por alguna clase de bestia salvaje del tipo de los Baronesde los Emocionantes. Lo que en realidad sucedió, fue lo que menosse había esperado... no sucedió absolutamente nada. Sum seadelantó hasta el tronco de pirámide, que era enorme, sin quesucediese nada más que la sonrisa que el emocionante apoyadocontra la reja le ofreció. Éste no parecía haber sufrido el menor daño,

La leyenda de Mundo Minor

268

al contrario, irradiaba tranquilidad y confianza. Sum se detuvoante la reja y lo contempló: “los primeros emocionantes de Kreatordebieron de ser iguales a éste”, pensó Sum de manera espontánea.El emocionante, que le sonreía amistosamente, tendió hacia fueraun brazo musculoso y abrió la reja, como si ésta no hubiese estadocerrada con llave, tal y como se había imaginado Sum.

* Entra, amigo, Xalyfomsed debe de estar a punto de llegar.

Con una seña amistosa de su brazo le indicó a Sum que entrase.El interior no recordaba en absoluto al calabozo que Sum seesperaba. Parecía lo que un buen arquitecto hubiese diseñadocomo sala de espera. A lo largo de las paredes y colocados enpequeños grupos sobre el suelo había sillones y sillas distribuidosen torno a pequeñas mesas con jarrones decorativos que exhibíanexquisitos ramos de flores. Casi todos los asientos estabanocupados por un gran número de emocionantes, en calma yamistosa conversación. Cada tresillo estaba rodeado de pilas bajasen las que helechos, bambúes y flores demarcaban las diversasáreas. De un panel reflector que se extendía alrededor de todo ellocal emanaba una agradable luz amarilla, que se veíacomplementada con unos focos blancos sobre las mesas y lasplantas. La habitación estaba hecha para el uso diario, peropermanecía limpia y bien conservada.

* Ahora viene.

La voz de los emocionantes interrumpió la observación de Sum.Se acercó a la reja y fijó su atención sobre un pequeño personajeque se acercaba al tronco de pirámide desde la dirección contrariaa aquélla por la que Sum había venido. A través del catalejo resultóser un hombre, vestido con algo que recordaba a un mono de colornaranja. Sobre el mono llevaba un correaje que se parecía un pocoal de un paracaídas. Estaba equipado con varias bolsitas,

269

La leyenda de Mundo Minor

herramientas e instrumentos de medición que estaban ubicadosallí donde eran más prácticos. La cabeza canosa del hombre ledaba un aire cansado, pero, sin embargo, siguió poniendoacompasadamente un borceguí delante de otro, como alguien queestuviese acostumbrado a andar largas distancias, hasta llegar ala reja.

* ¡Qué alegría verte de nuevo!

El emocionante que había estado junto a la reja extendió sus fuertebrazos y se abrazaron amistosamente. Con una sonrisa, elemocionante se giró y fue hacia otra puerta, al otro extremo de lacámara. Detrás de él, Sum siguió la exhortación del hombre decabeza canosa, Xalyfomsed, de acompañarlos. El emocionanteabrió la puerta, se hizo a un lado y dejó a Sum y a Xalyfomsed iral frente de la muchedumbre. Traspasada un puerta, llegaron a unasala de conferencias donde todos los asientos, salvo tres, fueronpoco a poco ocupados. De estos tres, uno, aparentemente, era delpresidente del Consejo; los otros dos lo flanqueaban.

* La Sala del Consejo.

Murmuró Sum para sí, pues era lo que tenían que ser, una sala deconsejo.

* Tienes toda la razón, Sum, esta es la Sala del Consejo.

Tras unos momentos, Sum se puso rígido. ¡¡Xalyfomsed lo habíallamado por su nombre!! Sum se volvió y miró perplejo hacia elrostro amistoso del hombre, con la rara sensación de estarcompletamente desnudo.

* El Rey Sum El Único, el soberano legítimo de Mundo

La leyenda de Mundo Minor

270

Minor. Sed bienvenido.

Xalyfomsed puso una mano amistosa sobre el hombro de Sum, aúnparalizado, y lo condujo a través de la Sala del Consejo. Cuandollegaron a los tres asientos restantes, todos los presentes selevantaron de una manera que mostraba un respeto afable einformal. Xalyfomsed dirigió a Sum al asiento a la derecha del delpresidente, donde, con un amable gesto, lo invitó a sentarse. Él, porsu lado, ocupó el asiento del presidente, y el emocionante que habíaestado al otro lado de la reja, el de su izquierda.

* Ahora que ya estamos todos, por favor tomemos asiento.

Xalyfomsed hablaba a través del micrófono que estaba ante él conuna voz suave y agradablemente cálida. La mente de Sum setranquilizó y tomó la decisión de que Xalyfomsed lo estimaba.

* Como podéis ver, hay entre nosotros uno más que la últimavez, alguien que ha pasado directamente a través de lapared. Probablemente pensáis que lo conocéis, pero ospreguntáis, al mismo tiempo, quién es. Por eso, dejadmedecirlo ya ahora: NO es un emocionante... ¡es el Rey deun Mundo!

Se produjo un murmullo de desconcierto entre los muchospresentes, un murmullo que Xalyfomsed, sonriente, dejó continuarhasta que se desvaneció. Cuando aquello casi había ya sucedido,una pequeña lámpara empezó a brillar con luz roja sobre la mesafrente a él. Xalyfomsed pulsó un botón junto a ella, lo que llenó lacámara con una voz suave y un tanto asombrada.

* ¿Este soberano está aquí por su propia voluntad o es unaconsecuencia de los planes de Desmofylania?

* Por lo que yo sé, se trata de ignorancia y amabilidad. No

271

La leyenda de Mundo Minor

llegué a alcanzarlo para charlar antes de queDesmofylania lo capturase, pero lo deduje de lo que oíde su conversación.

Xalyfomsed se echó hacia atrás, pero tuvo que inclinarse de nuevocuando la pequeña lámpara comenzó otra vez a brillar.

* ¿Sería posible que él se explicase ante el Consejo?* ¿No deberíamos esperar?

La voz de Xalyfomsed apeló de manera amable.

* Proponemos que se levante la sesión y se reanude mañanacon el relato de Sum como primer punto.

* Aprobado. Por lo tanto, se aplaza la reunión.

Xalyfomsed se respaldó en la cómoda silla. Todos se levantaron.Algunos abandonaron la Sala del Consejo inmediatamente, otrosse quedaron hablando en pequeños corros. Nadie parecía tenerprisa, sólo que algunos parecían más metódicos que los demás.Todos se saludaban entre sí y saludaron también a Sum, amistosos.Él notó que, aparentemente, no estaban armados de ninguna forma;en cambio, muchos portaban diferentes aparatos y herramientas.La vestimenta común parecía ser alguna clase de ropa de trabajo,por lo general un mono. Los colores, los tejidos y el estilo eran,por el contrario, muy diversos.

* ¿Puedo ofrecerte mi compañía y una humilde comida?

La voz suave de Xalyfomsed interrumpió la cadena de ideas deSum.

* Acepto ambas cosas con mucho gusto.

La leyenda de Mundo Minor

272

Xalyfomsed le gustaba a Sum cada vez más y eso ocurría en aquel...lugar. Condujo a Sum fuera de la cámara, a través de la sala deespera, al espacio abierto entre las diferentes figuras geométricas.Ahora que Sum se sentía libre de su anterior recelo hacia estasformaciones de piedra, las contempló con ojos nuevos. Había unabelleza extraña, simple y natural en aquellos sencillos cuerposgeométricos... una forma de pureza que tenía que habercaracterizado a las Pirámides de Egipto cuando estaban reciénconstruidas. Xalyfomsed dirigió a Sum hasta un dado enorme de lamisma piedra negra que las demás formas. Apoyó una mano sobreel dado y empujó lateralmente una parte del mismo, que resultóaccionar una puerta oculta. Dentro había una cámara bañada en unaluz áurea y cobriza. La cámara daba la impresión de ser unatrascocina-zaguán, o algo similar. En estantes distribuidos en tresniveles había cajas de diferentes tamaños, todo a lo largo de lasparedes. También había zapatos y botas de diversas clases. En elextremo opuesto de la cámara, un vano de doble ancho cubierto porun cortinaje conducía al interior. Xalyfomsed descorrió la colgaduray, sonriente, invitó a Suma entrar. La cámara donde se hallaban ahoraera enorme. Sin embargo, el tamaño no era exagerado, pues estabadividida en un sinnúmero de unidades menores mediante tabiquesformados por arriates donde crecían flores. Al mismo tiempo queestos tabiques dividían la cámara, su contenido poblaba el aire conlos aromas más deliciosos. Unos veinte metros más adelante, a unlado de la cámara, había una pesada escalera de madera oscura eimpregnada con mordiente que conducía a la planta superior.Xalyfomsed dirigió a Sum a donde había instalados una cocina yun rincón para comer, con espacio para ocho personas. La cocinaestaba rodeada de tabiques donde crecían vegetales, bayas y plantasaromáticas. La luz era aquí más clara y blanca que en las demáscámaras, donde era más bien tenue y cobriza.

* Siéntate, voy a hacer la comida. Estoy seguro de que tienesun millón de preguntas, así que, adelante, dispara.

273

La leyenda de Mundo Minor

* Las vitrinas a lo largo de las paredes, allá afuera... ¿sonel Mente Inferior, quiero decir... un almacén de tiempo?

Sum hizo un gesto hacia la puerta por donde habían entrado. Sedetuvo, con la sensación de que, allí, era casi imposible poder for-mular una pregunta sobre nada en una sola frase.

* Pues eso, ¿es un almacén de tiempo...? ¿O un almacén depasado, podría decirse también?

Xalyfomsed contempló a Sum con una expresión lejana en los ojos.

* Sí, de hecho eso es exactamente lo que es.

Pensativo, se giró de nuevo hacia las verduras.

* ¿Eres... no eres... soberano aquí, en este Mundo... verdad?* Soy el que administra la sabiduría.

Sum permaneció en silencio durante un largo rato. Los únicossonidos que se oían provenían de la cocina de Xalyfomsed. Sumtuvo la increíble sensación de que estaba descubriendo algo muyimportante, pero para él todo aquello no tenía ni pies ni cabeza.

* ¿Con quiénes hablabas en la reunión del Consejo?

Sum quería probar un enfoque distinto.

* Eran los demás miembros del Consejo.* ¿No eran los miembros del Consejo los que estaban en la

sala?* Eeehhh... sí, y era con ellos con quienes hablaba.

Xalyfomsed contempló a Sum con cierta sorpresa.

La leyenda de Mundo Minor

274

* Sí, pero sólo se oía una voz... ¿de quién era?* Era la voz conjunta de todo el Consejo. Todos en él tienen

un micrófono como el que viste frente a mi silla en la sala.Cuando un miembro quiere dar a conocer su opinión, elinteresado pulsa el botón y la graba. Lo que tú escuchastecomo la voz del Consejo era la suma de todas lasopiniones de sus miembros. ¿Cómo lo hacéis vosotroscuando decidís algo en Mundo Minor?

* En Mundo Minor celebramos consejos, igual que aquí,pero allí cada uno se levanta y se dirige al cónclavedirectamente.

* ¿Y qué sucede si uno de los miembros del Consejo no estáde acuerdo? ¿Qué se hace entonces?

* Se levanta y le habla directamente al Consejo.* ¿Y eso no lleva muchísimo tiempo?* Sí, supongo, pero asegura el consenso y refuerza la

satisfacción. Por cierto, ¿quién ha construido vuestro sis-tema de micrófonos?

* El Consejo.

El silencio cayó de nuevo sobre ellos. Xalyfomsed hizo los últimospreparativos para la comida y puso los platos sobre la mesa. Sum,que se sentía un poco inquieto, se había levantado y vagabundeabapor la cocina.

* Hay que dejarlo reposar un ratito. ¿Te gustaría echar unvistazo alrededor, mientras esperamos para comer?

* Sí, gracias, eso estaría bien.

Sum miró en torno a sí.

* El edificio donde estamos ahora es un área de ocio quetodos, según su deseo y necesidad, pueden usar cuandono hay tareas que llevar a cabo. Todos los sitios donde la

275

La leyenda de Mundo Minor

luz es blanca y clara son áreas de cocina. Las demás áreaspueden organizarse según convenga. Si te apetece darte unbaño, también hay secciones para este uso.

* Un baño sería estupendo, no he tomado uno en muchos días.

Sum se entusiasmó considerablemente ante la idea.

* ¿Quieres dártelo ahora? Podemos posponer la visita hastadespués de comer.

* Sí, por favor, muchas gracias.

Xalyfomsed condujo a Sum a un área donde los tabiques llegabanhasta el techo. En el arriate de la pared se habían plantado helechosque casi se cerraban por encima de Sum. En el extremo opuesto deesta sección, se había construido un muro perpendicular desde lapared dorsal. A unos dos metros de distancia, el muro giraba noventagrados, formando, así, el espacio para una ducha.

* Vengo en seguida con ropa nueva para ti. Cuando hayasterminado, estaré en la cocina.

Xalyfomsed contempló a Sum un instante para determinar qué tallausaba y después se fue. Junto a Sum había un banco que parecía estarhecho de la misma madera, hermosa y oscura, que la escalera quecomunicaba con la planta superior. En la pared había una serie decolgaderos con toallas. Aparentemente, la idea era que pusiese allísu ropa... y sus armas. Estas últimas no se le habían pasado a Sumpor la cabeza hasta ahora. Recordaba demasiado claramente elintento de los Barones de los Emocionantes de robarle sus armas.De repente, se le ocurrió que, a lo mejor, estaba sucediendo de nuevo.La idea lo desconcertó. No concordaba con el ambiente que reinabaentre Xalyfomsed y los demás miembros del Consejo. Sum estuvoindeciso un momento, dudando entre la confianza y el recelo, y tomóentonces una decisión.

La leyenda de Mundo Minor

276

* Ya estoy aquí de nuevo, hay ropa limpia sobre el banco.Me aseguraré de que se lave tu ropa sucia.

* Muchas gracias.

Respondió Sum desde el chapoteo de la ducha.

* Comemos en diez minutos.

Sum había observado atentamente a Xalyfomsed desde el esconditede los helechos. No había tocado el cinturón que Sum había colgadoal fondo de la pared y no parecía estar interesado ni en él ni en elresto del equipo. Cuando Xalyfomsed se hubo ido, Sum cerró elagua, secó a Egkratehias y la devolvió a su funda. En el banco dondehabía estado su ropa sucia, había ahora un mono con una infinidadde bolsillos. La talla era exactamente la de Sum, el color, cálido,era amarillo como el sol. Se puso la capa y el cinto por encima delmono y salió de la ducha refrescado y feliz. En la cocina había unaroma maravilloso. La comida estaba sobre la mesa, que estabapuesta con un servicio de cristal verde translúcido y cubiertos deplata. También había una botella de vino que resultó ser el mejorque Sum hubiese probado jamás. Mientras comían, hablaron largoy tendido acerca de las circunstancias de Mundo Minor y las deeste Mundo. El nombre del mismo resultó ser, por cierto:

Mundo Desmofyl

(Fragmento de “La elegía de Kreator”)

Lo primero que Sum preguntó se refirió a la extraña desproporciónentre el Epimundo y el Hipomundo. La explicación lo sorprendióy le llevó algún tiempo asimilarla del todo.

En resumidas cuentas, este mundo provenía de Mundo Ambo. La

277

La leyenda de Mundo Minor

soberana, que Xalyfomsed llamó Desmofylania, era hija de su rey.La fundación del Mundo en sí había sido fallida, puesDesmofylania había abandonado Mundo Ambo encolerizada.Faltaba el fundamento para crear un dominio armonioso. Algunaspartes del reino y de los emocionantes incluidos en él estaban tanincompletas que las funciones de las que eran responsablestuvieron que ser abandonadas por anticipado. CuandoDesmofylania comenzó a detentar el poder, estimó que tenía quedeportar a algunos de los emocionantes al Hipomundo, porqueparecía que gran parte de sus funciones no se podrían llevar a cabo.De hecho, se convirtió en una obsesión para Desmofylania tenera su alrededor sólo a aquellos emocionantes que estuviesencompletos. Así, la mayoría de la corte, con el tiempo, fue desterradaa las regiones inferiores del Mundo. Los emocionantes que sejuntaron en el Hipomundo unieron sus fuerzas para poder hacerlos trabajos que el mantenimiento del Mundo requería. Al principiofue relativamente fácil, dado que Desmofylania toleraba su trabajo,siempre que ella no tuviese que confrontar de forma directa suorigen. Con el tiempo, sin embargo, fue cada vez más difícil paraella fingir no saber que el trabajo era efectuado por (lo que ellapensaba que eran) unos seres inválidos y fallidos. Por fin, decidiócortar toda relación entre el Hipomundo y el Epimundo, pues losemocionantes que ella no quería deportar elegían, ellos mismos,escabullirse al Hipomundo. Esta estrategia brutal de bloqueoacarreó las más terribles consecuencias (para el Epimundo). Poreso, decidió buscar las informaciones necesarias para elmantenimiento del Mundo por su cuenta; en absoluto quiso nipensarse levantar el bloqueo. Primero, probó a enviar exploradoresal Hipomundo. Como ellos se quedaban allí, creó puestos deobservación en el Epimundo desde los que podía espiar elHipomundo. Este cambio resultó en que Desmofylania obtuvomucha menos información que cuando la comunicación eraabierta, pero ahora los emocionantes no podían refugiarse en elHipomundo. Para compensar la falta de datos, Desmofylania

La leyenda de Mundo Minor

278

comenzó a recopilar todos los que poseía, tras lo cual ella mismacompletaba lo que faltaba con sus propias interpretaciones. Deesta forma nacieron sus representaciones en el “Teatro Personal”.A causa del estado incompleto de la información y de los absurdosque ella interpretaba, el resultado se desvió por completo de lascircunstancias reales.

Con el tiempo, se ensimismó tanto en sus propias especulacionesque ignoró por completo el Hipomundo. Deportó allí a todos losemocionantes autosuficientes y cerró todas las conexiones DELHipomundo AL Epimundo. Luego, el Mundo comenzó adeteriorarse con la velocidad del rayo. Una consecuencia naturalde las acciones de Desmofylania era que todo cuanto sucedía enel Epimundo tenía un carácter mórbido. Ya nada era lo que parecía.Como en un espejo de un salón mágico, se alteraba la imagen dequien estaba frente a él. Así, el Epimundo deformaba todo contactocon el Hipomundo y todo contacto con Terra Inkognita.Xalyfomsed se calló. Durante un largo rato, ambos permanecieroncomiendo en silencio; sólo se oía el sonido de sus cubiertos y deuna fuente cercana.

* Hay un par de cosas que todavía no comprendo muy bien.* Pues pregunta.* Has llamado varias veces a la soberana del Mundo

Desmofylania, pero cuando yo la encontré, estaba siendoperseguido por alguien que ella llamaba Desmofylax.¿Quién es?

Xalyfomsed no respondió. En lugar de ello se levantó, se fue haciala mesa donde había preparado la comida y cogió una tabla decorte de cristal transparente color verde claro. La puso sobre lamesa ante sí y escribió en ella, con un rotulador de fieltro, las letrasDESMOFYLAX. Tras ello, la sostuvo en alto para que Sumpudiese verlo.

279

La leyenda de Mundo Minor

* Era lo que ella le llamaba, ¿no?* Eeehh... sí, eso era.

Sum se sintió algo desconcertado. Xalyfomsed contemplódetenidamente su rostro, mientras giraba la tabla, con lentitud, envertical, para que Sum pudiese leer la palabra invertida a travésdel cristal. Ahora ponía... XALYFOMSED. Le llevó un momentopercatarse del significado de lo que estaba viendo. Entonces, selevantó de un salto y contempló a Xalyfomsed con la repugnanciapintada en el rostro y la mano en la funda de Egkratehias.

*¡¿Tú...!? Eras tú quien me estaba persiguiendo, comoa un animal, por el Epimundo. ¡¡Eres tú... de quien merescató ella!!

Sum sintió como si un abismo se hubiese abierto bajo sus pies.En un instante, había perdido toda la confianza que había idoedificando en torno a Xalyfomsed.

* Ése es mi aspecto cuando se deforman mis intentos deponerme en contacto con el Epimundo.

La voz de Xalyfomsed sonaba totalmente tranquila, pero afligida.Sum volvió a sentarse despacio. Su reacción ante lo queXalyfomsed le acababa de mostrar se debía en exclusiva a que elmiedo que había experimentado en su encuentro con Desmofylaxse había reavivado. Ahora, cuando su sensatez prevaleció de nuevo,su episodio con Desmofylax parecía por completo lógico y enconcordancia con todo lo demás que Xalyfomsed le había contado.Siguieron comiendo en silencio.

* Lo siento...* No tienes por qué disculparte, te entiendo muy bien... has

sido víctima de la realidad deformada de Desmofylania,

La leyenda de Mundo Minor

280

y eso lo explica todo.* Gracias.

Sum, por su parte, estaba sorprendido por su propia reacción yagradecido por la grandeza de la personalidad de Xalyfomsed, quese había vuelto a confirmar. El silencio descendió de nuevo sobrelos dos comensales. De vez en cuando, Sum cerraba los ojos ydejaba que el sonido de la fuente, que aún no había visto, llenasesu mente. Dejaba que el sonido arrastrase los fragmentos demalentendidos anteriores fuera de su cabeza, dejando que se poblasede una tranquilidad que era la que imperaba aquí, en el Hipomundo.

* Has hablado sobre las carencias y las taras de losemocionantes que Desmofylania deportó al Hipomundo,pero yo sólo he visto emocionantes hermosos y fuertes.¿Dónde están estos... emocionantes incompletos?

Sum soltó su tenedor y vació el vaso de vino que tenía en la otramano.

* Están por todas partes. Son los que has visto en la Saladel Consejo y en todos los demás sitios.

Xalyfomsed se levantó y cogió una radio de mano de su cinto.Mediante ésta, hizo acudir a tres emocionantes, que llegaron casial mismo tiempo, un momento después. Con pocas palabras,Xalyfomsed repitió su conversación con Sum y pidió a losemocionantes que mostrasen sus imperfecciones. Con un crecientedisgusto, Sum vio a los tres emocionantes quitarse sus monos. Eldisgusto se debía al hecho de que grandes partes de los cuerpos delos emocionantes resultaron haber sido sustituidas por distintoscomponentes mecánicos y electrónicos. Uno de los emocionantessólo poseía la cabeza y uno de sus brazos, el resto era puratecnología metalescente.

281

La leyenda de Mundo Minor

* Así nos las hemos arreglado. Cada uno de nosotros seocupa de lo que es capaz de manejar, el resto se lo tene-mos que dejar a otros.

La voz de Xalyfomsed parecía cansada.

* Habéis servido bien a este Mundo...

La voz de Sum fue disminuyendo. No había nada apropiado quedecir. Estaba confuso. Se encontraba muy bien entre estosemocionantes, había llegado a apreciar a Xalyfomsed, pero, almismo tiempo, estaba tan fascinado como asustado por la condiciónde los emocionantes. Para restablecer el control de sus sentimientos,Sum se ensimismó de nuevo. Xalyfomsed dio las gracias a los tresemocionantes por su ayuda y los dejó irse. Después se fue a cogerel postre que había preparado y se sentó con calma.

* Una cosa más, Xalyfomsed, ¿tengo razón al creer queahora soy prisionero aquí... al igual que vosotros?

* Pues sí y no. Puedes salir, pero debes luchar contraDesmofylania, que sin duda intentará mantenerte cautivo.

* En vaya berenjenal me he metido sólo para preguntar elcamino.

* ¿Postre?

Sonriente, Xalyfomsed empujó hacia él la fuente con un postre fríode limón.

La leyenda de Mundo Minor

282

CAPÍTULO 6

El que vive escondido, vive bien.(Anónimo)

Cuando Sum se despertó a la mañana siguiente, todo a su alrededorestaba en calma. Dudó un instante de dónde estaba, pero entoncesrecordó todo lo que había sucedido el día anterior. Con un suspiroprofundo y una pequeña sonrisa se hundió de nuevo en los suavesalmohadones de seda, donde dejó que los pensamientos acudiesena él. Antes de acostarse, había pasado la noche en compañía deXalyfomsed... o Desmofylax, y de algunos emocionantes quehabían llegado más tarde. Habían tomado un par de copas de vino,cantado canciones, tanto de Mundo Minor como de MundoDesmofyl y, ante todo, habían estado muy a gusto. Más tarde, lefue mostrado el resto del edificio cúbico. Habían subido por lapesada escalera de madera para ver los enormes tanques de aguaque estaban en la primera planta del edificio. El agua, de hecho,resultaba ser un problema. El manantial de donde la obtenían nopodía suministrar tanta como el Manantial Vível de Mundo Minor.Sólo proporcionaba una cantidad limitada de agua, pero elverdadero problema era que, de vez en cuando, tenían que usargrandes cantidades del líquido para limpiar el Epimundo. Si no lohiciesen, se cubriría de moho y suciedad. Sum no había vistotodavía Brotaqua, pero le habían prometido que la visita continuaríaal día siguiente. El día siguiente era hoy. Sum se sentó sobre la camay miró por encima del arriate a través de un bosque de hierbasaromáticas que allí había plantado. No se veía a nadie. Se levantóde la cama y buscó el área de baño, que sabía que estaba cerca.Después de la ducha, consideró un instante dejar allí sus armas,pero, sin embargó, las llevó con él. Xalyfomsed se afanaba en elárea de la cocina donde habían cenado el día anterior. Saludó a Sumcon un abrazo y una amplia sonrisa.

283

La leyenda de Mundo Minor

* ¿Dormiste bien?* Mejor que en muchos días. ¿Qué haces?* El desayuno. Tú siéntate, ya casi está listo.

Sum se sentó y presenció cómo se servía la mesa con todo lo quepodía desearse y algo más. Había varios tipos de pan, mantequilla,mermelada, queso, tortitas, muesli, cereales, nueces, huevos, café,etc.. Mientras comían y charlaban, Sum pensó en la desproporciónque existía entre el Hipomundo y el Epimundo.

* ¿Cómo puede ser que tengáis tan buenas condiciones aquía pesar de... vuestra... situación, teniendo en cuenta lascircunstancias miserables que imperan en el Epimundo?

* El Epimundo no sería tan desolado si Desmofylania nose negase a tener relación con el Hipomundo. Puesexistimos para servir a la TOTALIDAD del Mundo.

* ¿Seríais capaces de mantener todo el Mundo si se retiraseel bloqueo... tendríais la capacidad que esa tareademandaría?

* Sí... pero no al mismo nivel de lo que ves aquí, o no alprincipio, al menos. Con tiempo suficiente, creo que lolograríamos... poco a poco.

Xalyfomsed suspiró. Se quedaron sentados un rato en silencio, cadauno rumiando sus pensamientos. Algo más tarde, llegaron variosde los emocionantes del día anterior. Xalyfomsed les había pedidoque los acompañasen en la visita.

* Ayer viste la Sala del Consejo y el Área de Ocio. ¿Qué teparecería si comenzásemos el día viendo los talleres?

Xalyfomsed contempló interrogante a Sum, que asintió. Riendo yparloteando se fueron a la plaza frente al Área de Ocio, dondeXalyfomsed había señalado su siguiente destino. El objetivo era

La leyenda de Mundo Minor

284

un alto cono que destacaba por detrás de las demás figuras. Lacircunferencia de la base era enorme. Había entradas dispuestas aintervalos que conducían a distintos talleres, que se encontrabanen la planta baja. Estaban cubiertas por una pesada pieza de telacoriácea del mismo color negro que el cono. A causa de su forma,los talleres tenían una configuración que recordaba a un trozo detarta. Eran más anchos en la entrada y se iban estrechando a medidaque se acercaban al centro del edificio. El centro consistía en uncilindro que ascendía hasta la altura máxima del cono. En estecilindro había un elevador tan grande que podría transportar doscamiones juntos. A través de él se podía acceder a los numerososotros pisos del cono.

Todos los talleres de la planta inferior estaban acondicionados pararealizar trabajos pesados. Se habían organizado talleres para laboresde herrería, de cantería, de fundición de metales, de carpintería,etc. Se desarrollaba una intensa actividad. Cada taller tenía comomínimo un par de proyectos en marcha, que progresaban a buenritmo. El rasgo común era la calidad, hasta en el detalle más pequeñoe insignificante. Todo lo que Sum vio allí lo impresionó y aumentócontinuamente la alegría por trabar esa amistad con los trabajadores.En el siguiente nivel también había talleres. Se realizaban aquílabores de mecánica de precisión, electrónica, tejeduría, costura deropas... Las siguientes plantas funcionaban como laboratorios(química, física, etc.), salas de planificación, salas de juntas ymuchísimo más.

La segunda planta empezando por arriba era un gran taller y, almismo tiempo, el más avanzado de todo el cono. Aquí losemocionantes estaban equipados con sustitutivos mecánicos parasus defectos físicos. En realidad, se trataba de un taller de montajey ensayo. Las partes individuales se encargaban a los demás talleresdel edificio, allí donde se encontrase el equipo necesario. Todoslos emocionantes del Hipomundo también acudían regularmente

285

La leyenda de Mundo Minor

a un control, donde sus prótesis eran ajustadas, arregladas o total-mente reemplazadas. En lo más alto del cono, que era transparenteen su totalidad, había un lugar cuya función Sum no pudocomprender hasta que se le explicó. La cámara era relativamentegrande y estaba llena de instrumentos, mapas, equipos decomunicación, ordenadores, pantallas de televisión, prismáticos,etc. Todo se organizaba en torno a una enorme mesa deconferencias, rodeada de cómodas sillas. La cámara fue calificadapor Xalyfomsed y los emocionantes como un puesto deobservación. Su función era controlar las condiciones en elEpimundo, entre otras cosas para vigilar cuándo la formación demoho era tan colosal que se tenía que lavar. Xalyfomsed describiólos diferentes aparatos, los encendió y explicó lo que hacían. ProntoSum tuvo la impresión de que esta cámara podría controlar latotalidad del Mundo a plena satisfacción si se levantase el bloqueoentre sus dos partes.

Lo que más impresionó a Sum fue el sistema de vigilancia. Podíamostrar todas las zonas del Epimundo y acercar los más pequeñosdetalles. Al mismo tiempo, el sistema no se veía afectado por laoscuridad que, sin embargo, le había complicado tanto las cosas aSum cuando caminaba a tientas por el Epimundo. Los pasillos, apesar de la relativamente gruesa capa de moho, la deficienteconstrucción y el avanzado deterioro del Mundo, destacaban deforma despiadada y llamativa. El Mundo daba la impresión de habersido construido a toda prisa, sin la pericia necesaria. De hecho, sedesprendía de las imágenes de las pantallas que una partesignificativa de los pasillos del Mundo estaba bloqueada a causade derrumbamientos y bloques de piedra caídos. Lo único queostentaba calidad era el edificio del teatro, pues éste, por elcontrario, estaba construido con los mejores materiales y con unesmero que a la fuerza resultaba impresionante.

Mientras Xalyfomsed señalaba los distintos monitores, explicaba

La leyenda de Mundo Minor

286

cómo él y los emocionantes, para su estupefacción, habían visto aSum aparecer en una pantalla, y cómo los emocionantes lo habíanseguido de una a otra, mientras intentaban guiar mediante contactopor radio a Xalyfomsed, que inmediatamente había partido haciael Epimundo. Xalyfomsed no había tratado de capturar a Sum, nide hacerle daño, pero las deformaciones del Epimundo habíanhecho que así lo pareciese. Éstas también habían hecho aparecer aDesmofylania distinta de como en realidad era. Como susaposentos, que se llamaban “ La Escribanía”, eran un área a la cualXalyfomsed no podía tener acceso, no había podido advertir alextraño. Por eso Desmofylania había tenido la posibilidad deconducir a Sum, que no sospechó nada, al cautiverio en elHipomundo, una posibilidad que había aprovechado de inmediato.

Ante la pregunta de Sum de por qué ella deseaba hacerlo prisionero,Xalyfomsed respondió que lo que Desmofylania más temía era elcambio. Quería mantener su status quo, aunque eso significase unadisgregación lenta de la totalidad del Mundo. Hasta ahora, sólohabía tenido que luchar contra los emocionantes y Xalyfomsed, aquienes conocía. Con la llegada de Sum, había sido confrontadade repente con el hecho de que también había un universo fueradel Mundo. Este pensamiento la había intimidado tanto que sólopudo pensar en poner este cambio, nuevo y desconocido (léase:nueva amenaza), bajo su control. Había tratado de hacerlo de laúnica forma que conocía: deportarlo inmediatamente alHipomundo. Sum y Xalyfomsed se quedaron callados un momentohasta que Sum descubrió una pantalla que estaba un poco separadadel resto. Mostraba la imagen de un portal con herrajes que noparecía estar afectado por el moho ni por el deterioro general delEpimundo.

* ¿A dónde conduce?

Sum señaló la pantalla.

287

La leyenda de Mundo Minor

* Al Hipomundo.

Respondió Xalyfomsed con una sonrisa torcida.

* ¿Por qué no ha puesto Desmofylania una guardia allí?* Porque lo construimos una vez que ella hubo bloqueado

todo lo demás. Está en una parte del Epimundo a la queella nunca va porque consiste, ante todo, de cascotes ymuros derrumbados. No tiene ni idea de que existe.

Xalyfomsed se giró a medias hacia Sum con una ancha sonrisa.

* Es por este camino que tú entras al Epimundo, ¿no?* Exactamente. También es el camino por el que tienes que

salir a Terra Inkognita.

Esta última observación hizo que Sum fijase su mirada en laspantallas y luego en Xalyfomsed. Éste guiñó guasón un ojo, lo cualresultó tan cómico que ambos comenzaron a reír.

Bajaron por el elevador y entraron en un taller mecánico, puesaparentemente había algo que Xalyfomsed quería ver antes deabandonar el edificio. Resultó ser un vehículo de trabajo, queparecía en esencia un jeep (sólo que tres veces más largo y el doblede ancho). No tenía ningún defecto, sólo había estado en el tallerpara una inspección de rutina. El vehículo no tenía techo, peroestaba equipado con una superestructura de tubos de acero cromadoconsiderablemente robustos. Tanto por delante como por detrás, estasuperestructura estaba equipada con dos aguilones, el delantero conun gancho y el trasero con una cuchara de mordazas. El últimotercio del vehículo consistía en una plataforma, sobre la queúnicamente había un par de cajas con material. En el centro habíados filas de asientos forrados de cuero, con espacio para ochopersonas. La parte delantera estaba constituida por un capó abierto

La leyenda de Mundo Minor

288

que cubría un pesado motor de ocho cilindros.Sum nunca había visto nada que se pareciese a aquello. MientrasXalyfomsed hablaba con los tres emocionantes que habían revisadoel vehículo, Sum dio una vuelta en torno a él. El panel deinstrumentos estaba ricamente equipado, no sólo con losindicadores de los vehículos ordinarios, sino también con dosradiotransmisores, un radar y un buen número de otros mecanismosque nunca había visto antes. Los asientos resultaron tenersuspensión hidráulica individualizada y ser de tacto increíblementeagradable. Entre la última fila de asientos y la parte del vehículoque contenía la plataforma había un espacio ocupado por bombasy tanques, de tal forma que estaban disponibles tanto agua comoaire a presión. Sum sonrió para sí mientras deambulaba alrededordel jeep. Xalyfomsed ya casi había terminado cuando Sum llegójunto a él. Se despidieron del personal del taller y abandonaron eledificio.

* ¿Tienes hambre o esperamos hasta más tarde para cenar?* Puedo esperar sin problema.

Sum tuvo que admitir que tenía más curiosidad que hambre. Elsiguiente edificio en el que entraron era un bloque de piedrarectangular, bajo, ancho y muy largo. La primera cámara en la queentraron era una sala de control, donde un ordenador supervisabael cultivo de diferentes plantas. En las diversas pantallas se podíaleer la condición de cada cultivo, en forma de columnas y gráficos,de igual modo que era posible cambiar la imagen de la cámara a laplanta que se deseaba controlar. El resto del interior del edificioera una gran cámara organizada como un establecimiento dejardinería. La distribución consistía únicamente en largas mesassobre las que los diferentes tipos de pequeñas plantas se repartíanen filas. Poco a poco, a medida que Xalyfomsed cambiaba lasimágenes de la pantalla, Sum se iba dando cuenta de que no sólose habían cultivado plantas con fines alimenticios. Esta cámara de

289

La leyenda de Mundo Minor

cultivo suministraba tanto comida como fibras para tejidos, plantasornamentales, medicinas y un sinfín de otros usos. El agua proveníade los tanques que había visto en la primera planta, en el Área deOcio. El abono, en cambio, era un subproducto de la fábrica debiogás, que se hallaba en un gran edificio cilíndrico que sobresalíaal fondo de la casa de cultivo. Cuando estaban en la fábrica debiogás, ambos comenzaron a sentir hambre, por lo que acordaronque el próximo punto del programa debía ser la cena.

Sin embargo, tenían que encontrarse antes con los demásemocionantes en la Sala de Consejo. Sum relató sus vivencias enMundo Minor, sus combates contra los Barones de losEmocionantes, el asedio y su viaje, que había terminado temporal-mente en Mundo Desmofyl. Después, el Consejo formuló algunaspreguntas. Cuando por fin todo acabó, Sum estaba casi muerto dehambre. Él y Xalyfomsed prepararon la cena junto con tresemocionantes, que también se quedaron a comer. Después delpostre, todos permanecieron sentados a la mesa, abrieron aún unpar de botellas de vino y pasaron un rato muy agradable. Comollegado un momento necesitaron estirar las piernas, decidieron subirpara ver los tanques de agua, que estaban en la siguiente planta deledificio. Resultó que todos los tanques estaban casi llenos.Aparentemente, el manantial que suministraba el agua habíacomenzado a fluir más rápido. Antes de acostarse, decidieron lavarel Epimundo al día siguiente. Esto también daría a Sum laposibilidad de escapar de nuevo a Terra Inkognita. Sum, por suparte, prometió ayudarles a vencer a Desmofylania. Se acostóaliviado y durmió en perfecta calma.

La leyenda de Mundo Minor

290

CAPÍTULO 7

En la lucha se conoce la verdadera fuerza.(Sophia)

Sum se despertó tan reconfortado como al acostarse. No tuvo niun asomo de duda de que se enfrentaría a una lucha dura cuandoDesmofylania intentase hacer fracasar su tentativa de escape delMundo. Sin embargo, se sentía lo suficientemente fuerte paraenfrentarse a ella. Cuando entró en el área de cocina, Xalyfomsedacababa de empezar a poner la mesa. Terminaron de hacerlo juntos.Mientras comían, hablaron sobre cómo transcurriría el día.Xalyfomsed revisó el procedimiento que seguían cuando limpia-ban el Epimundo y después abordó cómo se iba a desarrollar suentrada allí.

* La idea es que estaremos preparados en el portal cuandoel sistema de limpieza se quede sin agua, porque en esemomento Desmofylania se encontrará en La Escribanía.Si tenemos suerte, tendremos tiempo para pasar antes deque ella salga otra vez... pero probablemente sea esperardemasiado.

Xalyfomsed se rascó la nuca, pensativo.

* ¿Cómo puede ser que ella tenga poder para crear tantosproblemas en el Hipomundo cuando todo en el Epimundoestá aparentemente en peor estado?

* Pues... buena pregunta. Se debe a las deformaciones queimperan allí arriba. Todas juegan a su favor. Además, ellapuede cambiarlas en un instante. No hay un rasgo comúnen ellas, ningún patrón de ningún tipo.

291

La leyenda de Mundo Minor

* Claro que sí lo hay. Todas las deformaciones estánrelacionadas con la superioridad de Desmofylania sobretodos y todo.

Cada uno mascó sus pensamientos durante un rato. Después,Xalyfomsed se estiró, bostezó y se levantó del banco.

* Ven, hay una promesa que tengo que cumplir antes de queempecemos.

Le indicó a Sum que lo siguiese. En silencio, abandonaron el Áreade Ocio, pasaron por todos los edificios que Sum había vistoanteriormente (además de muchos en los que aún no había entrado)para, por fin, detenerse junto a un lago rodeado por un muro. Através de un portillo, accedieron a un césped que parecía extendersetodo en torno al lago. Al borde del agua crecían juncos de diferentestipos y la superficie estaba cubierta casi por completo con hojasde nenúfar. Pequeños movimientos en el agua y en las hojasevidenciaban que existía una vida rica en el interior del lago. En elcentro se hallaba una isla que parecía estar arbolada. Más adelante,entre los árboles, corría un arroyo ancho que iba a dar al lago. Elarroyo fluía calmo y apacible.

* Te prometí que ibas a ver el manantial de Mundo Desmofyl.Está ahí delante, en la isla.

Xalyfomsed señaló hacia la desembocadura del arroyo.

* Entonces, ¿cómo llega el agua a los tanques del Área deOcio?

* Por medio de una estación subterránea de bombeo. ¡Ven!

Xalyfomsed echó a andar a lo largo de la orilla del lago. Cuandohubieron recorrido unos doscientos metros, se detuvieron junto a

La leyenda de Mundo Minor

292

una tapa de metal que estaba hundida en la hierba. Debajo de ella,había una escala corta que conducía a una reducida cámara decontrol. Desde una pequeña mesa se podía controlar el nivel deagua, la velocidad de afluencia, la presión de bombeo y muchasmás magnitudes. Xalyfomsed echó una ojeada a los distintosinstrumentos y gruñó satisfecho. Aparentemente, todo estaba comodebía estar.

* ¿Quieres ir a la isla y ver el manantial?

Contempló a Sum.

* Creo que no, probablemente sea mejor que empecemos alavar el Epimundo.

* ¡De acuerdo!

Xalyfomsed sonrió y bajó la escalera de dos saltos. El sistema quelavaba el Epimundo tenía sus controles ubicados en el centro demando, más arriba, en el “cono-taller”. De esta forma, era más fácilsupervisar los resultados y ajustar los inyectores de lavado. Loscontroles estaban instalados en una pequeña mesa, así como losmandos de las pantallas de vigilancia. A Sum lo instalaron en unasilla cómoda desde donde podía ver todo el proceso, lo cual tambiénle evitaba estar en medio. El sistema consistía en que el agua delos tanques del Área de Ocio era transportada mediante bombeohasta una tubería, desde donde era despedida a través de unsinnúmero de inyectores dispuestos a lo largo y ancho delEpimundo. Las enormes bombas hicieron temblar débilmente todoel edificio cónico, al tiempo que emitían un leve bramido queparecía provenir de todas partes. Un instante después de que lasbombas se pusiesen en marcha, no había nada a la vista en laspantallas de vigilancia, más allá de agua burbujeante, efervescente,espumosa y embravecida.

293

La leyenda de Mundo Minor

* Ven, tenemos que irnos ya.

Xalyfomsed comenzó a andar hacia el ascensor. Seguidos por dosemocionantes, entraron en él y fueron transportados al garaje de laplanta baja del edificio. Cuando entraron en el taller, el vehículoestaba listo, con el motor al ralentí. Subieron al coche, tras lo cualXalyfomsed dejó que la murmuración del motor creciese un ápiceinsignificante. Con una velocidad que probablemente equivalía aun leve trote, salieron del portal del taller rumbo el extremo dondeSum no había estado todavía.

Xalyfomsed mantuvo baja la velocidad hasta que hubo salido delárea con los edificios de formas geométricas, luego la subió a unosnoventa kilómetros por hora. Prosiguieron así durante unos veinteminutos, tras lo cual avistaron una construcción. A medida que seacercaban, se parecía cada vez más a la bajado al sótano de unaparcamiento. Como de hecho así era, la utilizaron para bajar. Larampa conducía a otro nivel, en donde entraron en un túnel que teníaalrededor de cinco metros de ancho y lo mismo de altura. Era obvioque no se circulaba habitualmente por aquí, lo cual Xalyfomsedconfirmó. Este túnel se había construido con la única finalidad deconducir hasta el portal adonde se dirigían ahora. Desembocabaen una cámara cúbica que Sum estimó tener unos veinte metros delado. Como el túnel, la cámara estaba iluminada por una luzagradable, indirecta y suave. A cerca de cuatro metros sobre el sueloestaba el portal, enmarcado en un pesado quicio de acero. Parallegar hasta allí, el vehículo tenía que ascender por una rampa hechade una mezcla de gravilla, adoquines y piedras. La cuesta era ba-stante pronunciada, pero eso no resultó ser ningún problema.Xalyfomsed apagó el vehículo al pie de la rampa, cogió el ganchodel aguilón delantero y subió con él. En el marco había montadouna argolla robusta. Allí puso el gancho y bajó corriendo. Por mediode la acción conjunta de la grúa y las ruedas, tiró del vehículo haciael portal, donde Xalyfomsed aparcó y apagó el ronroneo del mo-

La leyenda de Mundo Minor

294

tor. En el silencio que siguió, Sum pudo escuchar un sonido lejanode agua que tamborileaba al otro lado del portal.Xalyfomsed cogió el micrófono de uno de los radiotransmisores.Se informó a través de él de hasta dónde habían llegado losemocionantes en el proceso de lavado. Lo avisaron de que habíanusado las dos terceras partes del agua, de modo que tenían queesperar antes de poder abrir el portal.

Mientras aguardaban charlaron y tomaron café del termo queXalyfomsed extrajo de uno de los recovecos del vehículo. Suconversación fue abruptamente interrumpida por una aguda señalacústica del radiotransmisor. Era la cabina de control, queinformaba de que el agua restante estaba circulando por las bom-bas. Los dos emocionantes asieron cada uno su manija del agua apresión del vehículo y la activaron. Xalyfomsed desbloqueó elportal mediante la inserción de una tarjeta de acceso en unahendidura del marco, provocando que comenzase a abrirse girandodespacio. De inmediato, los dos emocionantes empezaron a lavarel marco. Al otro lado del portal había una oscuridad alquitranada,tan negra que casi podía cortarse. Tan pronto como hubieronterminado de lavar el marco, Xalyfomsed puso en marcha el mo-tor, encendió las luces y condujo a través del portal, que se cerrómansamente tras ellos. Un chasquido reveló que estaba otra vezbloqueado. Maniobraron mucho tiempo a través de los pasadizos,que sólo estaban iluminados por los focos del vehículo. Loscorredores estaban jalonados a intervalos regulares por murosderrumbados (cuyos escombros despejaban con la cuchara demordazas) y otros signos de deterioro. Cuando habían conducidoya un buen trecho, Xalyfomsed paró el coche y apagó el motor.

* Ahora estamos muy cerca del territorio de Desmofylania,así que tenemos que continuar a pie. Pero hay algo quedebes saber antes de que prosigamos.

295

La leyenda de Mundo Minor

El rostro de Xalyfomsed se mostraba muy serio en la débil luz delpanel de instrumentos.

* ¿Sí?* Las deformaciones.* Sí, qué pasa con ellas.

Sum tuvo la impresión de que algo desagradable estaba a punto devenir.

* Debes estar preparado para cualquier cosa... ¡en ningúncaso te fíes de lo que veas!

* Eeeehhh... no estoy seguro de entender...* Desmofylania es una maestra del engaño, pero sólo puede

embaucar hasta cierto punto. Somos cuatro, de modo quetiene que engañarnos a la vez. Esto nos da la oportunidadde cansarla. ¡Pero debes estar preparado para ver lo másextraño y a no reconocer nada en absoluto! ¡Quizás meveas a mí despedazado por una bestia, o a tu propiocuerpo descomponerse ante tus ojos! Pero por nada delmundo debes creer en nada de lo que suceda; es sólo unailusión. De hecho, no puede hacerte nada, si no le daspermiso para ello. Pero si se lo concedes, su poder sobreti crecerá hasta que te venza.

* Si ella es TAN fácil de batir... ¿cómo es que no la habéisderrotado en todo este tiempo?

* Porque ella es la soberana del Mundo. Tiene verdaderopoder sobre nosotros... pero no sobre ti, ¡¡porque tú noeres parte de Mundo Desmofyl!!

* Sí, por cierto... qué interesante...

Sum reflexionó unos instantes. Cuando quiso salir del vehículo,Xalyfomsed lo detuvo poniéndole una mano sobre el brazo.

* No debes subestimar a Desmofylania... su poder para

La leyenda de Mundo Minor

296

confundirnos y aterrarnos no es cosa de risa. Si la dejas,te matará de miedo. Ten mucho cuidado.

Xalyfomsed le dio al brazo de Sum un tierno apretón. Bajaron delcoche. Al principio permanecieron muy juntos y se cogieron dela mano, porque así, juntos, no estaban separados... poco a poco,a medida que iba apareciendo algún brasero esporádico, por logeneral sólo con un débil fuego, fue aumentando la distancia en-tre ellos. El intervalo entre los braseros decreció y su fuego se hacíamás fuerte. De igual modo que la luz se intensificaba, elnerviosismo de Sum, ya grande de antemano, también crecía.Hormigueaba y lo mosqueaba de la cabeza a los pies, como si unejército de insectos gatease bajo su piel.

* Sum

No estaba muy seguro de si había oído algo o sólo era la tensión.

* Sum.

Esta vez, Sum estuvo casi seguro de que alguien lo estaballamando. Además, la voz le parecía muy familiar en esta ocasión.

* Sum

Ahora sí que no había duda, ¡alguien que lo llamaba! Sum decidióignorar la voz, sin duda era uno de los trucos de Desmofylania.

* Sum, escúchame... te lo ruego.

La voz provenía del pasillo lateral junto al que estaban pasando.Instintivamente, Sum giró la cabeza hacia la voz. Cuatro o cincometros más adelante estaba... ¡Sophia! Antes de dedicarle siquieraun pensamiento, Sum ya había dado un paso hacia ella. Allí sedetuvo, totalmente desconcertado.

297

La leyenda de Mundo Minor

* No vamos por ese camino, Sum.

Uno de los emocionantes lo cogió por el brazo. Aturdido, Sum losiguió.

* Sí, vete con ellos... supongo que es lo mejor.

Sophia dijo adiós con la mano, melancólica. Su encuentro con ellahabía desencadenado una oleada de sentimientos en el interior deSum, sentimientos que no podía explicarse. Siguió a los demáscomo un sonámbulo, sin estar verdaderamente presente. Elpequeño grupo continuó. De vez en cuando cambiaba de direcciónpara evitar un pasillo derrumbado, pero en esencia no se desviaron.Tanto Xalyfomsed como los dos emocionantes conocían muy bienlos pasadizos del Mundo. Sabían qué corredores estababloqueados y conocían los hábitos de Desmofylania. Por esotambién sabían que, probablemente, estaba en sus aposentos ahora,en su “Escribanía”.

(Sin embargo, en esto se equivocaban. Desmofylania había estadofuera de sí desde que había mandado a Sum al cautiverio en elHipomundo. El conocimiento de que Terra Inkognita era capazde intrusarse en su territorio de esa forma era un golpe mortal parala idea del universo que ella había perseguido durante su vida.Cuando había leído el pergamino de Sum, había grabado todoslos detalles que había podido con el fin de hallar un medio deneutralizarlo. Por eso NO estaba en La Escribanía. La abandonótan pronto como oyó que el sistema de lavado había terminado deenjuagar los pasadizos del Mundo..........).

La distancia entre los braseros se acortó aún más, y éstosmostraban pilas cada vez más grandes y luminosas de carbón deleña. El calor de las brasas evaporaba la humedad de los pasillos.Una niebla aún más gruesa envolvió, pues, al pequeño grupo. Sum

La leyenda de Mundo Minor

298

se había ido recuperando poco a poco de la impresión de habervisto a Sophia en aquel lugar. Miró alrededor en la creciente niebla.

* ¿Queda todavía mucho?

Sum susurró en el oído del emocionante que caminaba a su lado,el que lo había cogido por el brazo cuando vio a Sophia.

* No, estamos relativamente cerca de La Escribanía ahora.Con toda probabilidad, Desmofylania aparecerá pronto.

El avance se hizo ahora más lento. Los tres compañeros de Summiraban atentamente a su alrededor y ponían cuidado enpermanecer siempre cerca unos de otros. De repente, Sum se diocuenta de que había una figura a su otro lado. Giró la cabeza... yahí estaba otra vez Sophia. Sum estuvo a punto de decir algo, peroSophia puso un dedo sobre sus labios.

* Sólo tú puedes verme. No me reveles a Desmofylania.

Sus palabras se formaban en la cabeza de Sum. Intentó enviarleuna respuesta, pero no hubo réplica alguna.

* Voy a ayudarte a escabullirte de Desmofylania, pero nopuedes decirle a los demás que estoy aquí. Sólo creeránque soy una de las invenciones de Desmofylania, lo cualtampoco es de extrañar.

Sophia se giró hacia Sum y dibujó una sonrisa melancólica. Derepente, llamó su atención una enorme ráfaga de luz mucho másadelante. Cegó por completo a los cuatro e hizo que la oscuridadque la siguió fuese aún más negra. En el fulgor de los braserosvieron una masa informe que se movía hacia ellos de un modopara el que Sum no encontró palabras. La masa llenó poco a poco

299

La leyenda de Mundo Minor

el ancho del pasillo, al tiempo que transmitía una angustia inde-finible. Su avance se detuvo al tiempo que Sum escuchaba la vozde Sophia en su interior.

* Ven, puedo conducirte por otro camino mientrasXalyfomsed y los dos emocionantes la entretienen.

Sum sintió un apretón sorprendentemente fuerte en su brazo. ¿Ibaa abandonarlos ahora, cuando más lo necesitaban? Sum se volvióhacia Sophia. Tenía el aspecto usual, tanto en cuanto a ropa comoa figura y rasgos. Sin embargo, había algo que no encajaba... ¡losojos! Los ojos de “Sophia” eran sólo agujeros vacíos, sin brillo.

* ¡¡DESMOFYLANIA!!

Sum lo gritó al tiempo que intentaba coger a Egkratehias. La presiónsobre su brazo aumentó, de modo que no podía desenfundar laespada. El propio movimiento de Sum le hizo perder el equilibrioy cayó. La masa indescriptible estuvo sobre él en un momento.Intentaba quitarle el aire aplastándolo contra el suelo. Sum no fuecapaz de decir ni hacer nada. Como su cabeza era lo único queestaba libre, Sum perdió el sentido, por un lado por falta de aire y,por otro, de miedo.

La leyenda de Mundo Minor

300

CAPÍTULO 8

Para el ratón, el gato es un león.(Refrán albanés)

Durante mucho tiempo, Sum se encontró en un estado extraño yausente, en el que podía escuchar voces a lo lejos y sentir que lapresión sobre su cuerpo variaba. Era como estar durmiendo... pero,sin embargo, estar despierto. No pudo determinar cuándo esteestado reemplazó a la negrísima oscuridad adonde el desmayo lohabía arrojado, pero tuvo claro que su conciencia, lentamente,había emergido de ella (como una planta que taladra el mantillosuelto del suelo). La presión variable que sentía sobre su cuerpoentró de nuevo en su mente. Ésta estaba también bajo la presióncambiante de... sí, ¿qué era lo que cubría su mente como unedredón? Cuanto más intentaba descifrar su naturaleza, más lorehuía. Durante este proceso, su mente se abrió y su concienciarenació del olvido.

Sum estaba en medio del pasillo, totalmente envuelto en una capade la masa que había visto correr a por él. Xalyfomsed y los dosemocionantes que lo habían seguido estaban a su alrededor,formando un círculo. Sum sólo se percató de que ERAN ellos muypoco a poco, pues estaban totalmente irreconocibles. Cerca de lacabeza de Sum había una criatura gigantesca que guardaba unadébil semejanza con un hombre. Parecía que su cuerpo estabahecho de cera medio derretida, por lo que, en su estado semilíquido,casi era más ancho que alto. Estaba cubierto de una fina capa depelos cortos y negros (como en una araña), se sostenía sobre unpar de pies enormes e igualmente medio fundidos y llevaba unaenorme maza en la mano derecha. Gritaba con extraños sonidosbestiales que hacían eco. La voz parecía extrañamente familiar.Todo el cuerpo de Sum estaba dolorido y se sentía exhausto,

301

La leyenda de Mundo Minor

indispuesto y adormecido. Sin embargo, algo le dijo que tenía queluchar por no amodorrarse. De hecho, sintió que alguien lo estaballamando con una voz que, sabía, debería reconocer, pero que enel momento no supo a quién pertenecía. Sum comenzó a escucharconscientemente. La voz venía de la criatura de cera semiderretida.

* ...em... sí...puedes l...char contr... ksst... n...l...dejes...y...Xa...ed...e...chame...

Sum contempló, fascinado, los labios de la criatura. Su boca teníauna anchura colosal, aunque los labios en sí eran estrechos ydescoloridos. Mientras Sum observaba sus movimientos, se diocuenta de que la criatura estaba, tal vez, intentando hablarle.

*...um...e...char...a...igo...oncentr...msed...ania...pturar...ntra...fuerz...spierta...scientede...

Cuanto más se concentraba Sum en escuchar, en leer los labios dela criatura y expulsar la presión sobre su mente, más se daba cuentade que debía de conocerla. Sólo que no podía recordar haberla vistoantes.

* Sum... no desap... cucha lo qu... igo... cha contra... no...sciencia... venc...

De repente, la comprensión golpeó a Sum como un rayo. La criaturaera la forma que las alteraciones del Epimundo habían dado aXalyfomsed.

* Xalsemfffhd.

Sum era casi incapaz de controlar su lengua, pero parecía que lacriatura lo entendía. Asintió e, incluso, ¡sonrió! La voz se hizogradualmente más clara, el significado más preciso y más nítido.

La leyenda de Mundo Minor

302

* Sí, Sum... soy yo... char contra...no dejes que Desm... nola dejes ganar... lucha.

* Xalyfomsdhed, lucha ganar quiere... quiere ganar la lucha.

La lengua de Sum seguía aún viviendo su vida.

* ¡Sí, Sum! Sigue... u puedes ganar... gue... uchas fuerte...gan... lo.

De repente, fue como si el nudo que había tenido prisionero a Sumse deshiciese. Podía pensar libremente, moverse y reconocer a todoslo que estaban a su lado. Fue capaz de levantarse, ya nada lo teníaagarrado, no sentía dolor.

* ¿Dónde está...? Desmofylania, quiero decir...

Sum miró a su alrededor y notó que la luz era más intensa. Se sentó,ligeramente confuso.

* En La Escribanía. Y allí vamos a cogerla ahora.

Xalyfomsed sonrió a Sum y buscó algo en su bolsillo, en unospantalones de trabajo grandes y raídos que un par de correastrataban de sostener por encima del cuello de una camiseta corta.Cuando hubo encontrado la moneda que buscaba, se dirigió a unteléfono público que había en la pared, usado pero en buen estadode conservación. Sum contempló a los emocionantes que loshabían acompañado a Xalyfomsed y a él. Su apariencia tambiénhabía experimentado alteraciones. Sus prótesis ya no eran taningeniosas ni de tecnología tan avanzada como lo habían sido enel Hipomundo. Eran mucho más visibles y toscas. Sum pensó enel mecanismo de un reloj. Tomó estos cambios como un signo deque la barrera entre las dos partes del Mundo había sido derribada.Como se demostraría más tarde, era una suposición correcta.

303

La leyenda de Mundo Minor

Tras media hora llegó un equipo de emocionantes en un vetustoautobús de transporte de tropas. Juntos se dirigieron hacia LaEscribanía, donde los estaba esperando el resto. Xalyfomseddescendió del autobús y caminó lenta y decididamente hasta lapuerta del escritorio... la puerta tras la cual se hallabaDesmofylania. Con un suspiro, asió la manija, la giró resuelto yentró. Un tiempo después, volvía con un brazo consolador sobreel hombro de Desmofylania, que lloraba desgarradoramente. Alo largo del camino, el ánimo general fue subiendo a medida queel llanto de Desmofylania disminuía. Cuando el cortejo traspasóel portal al Hipomundo, ella se hallaba completamente tranquila.Mantenía la vista fija en sus manos, que tenía cerradas sobre elregazo. En ocasiones experimentaba un leve estertor, pero no decíanada. A su lado estaba Xalyfomsed. Cada vez que pasaban juntoa algo, intentaba llamar la atención de Desmofylania sobre ello,aunque por lo general sin suerte. Sin embargo, levantaba la cabezade vez en cuando y echaba un vistazo breve a aquello sobre loque él hablaba, sólo para volver la mirada de nuevo a sus manos.Sum estaba ocupado en observar todo lo que tenía lugar ante él.Nada en el Hipomundo parecía ser exactamente igual que antes.La impresión general era de antigüedad y uso, pero también debuena conservación. La imagen de refinamiento y de tecnologíaavanzada que Sum había presenciado había sido reemplazada porla de una sólida artesanía, funcional, hábil, realista y bien pensada.Los autobuses aparcaron lado a lado frente al Área de Ocio, queSum pensó que era lo que menos había cambiado. Aquí,Xalyfomsed condujo a Desmofylania a una de las áreas de cocinay empezó a preparar algo para comer al tiempo que le hablabacon un tono amable y cálido. Sum los dejó, encontró otra áreasemejante y comenzó a cocinar junto a tres de los emocionantes.

A la mañana siguiente, Sum decidió que iba a abandonar MundoDesmofyl. Cuándo lo haría dependía en parte de cuándo pensaseen atreverse a molestar a Xalyfomsed. Mientras aguardaba a que

La leyenda de Mundo Minor

304

él y Desmofylania apareciesen, Sum paseó a lo largo y ancho delHipomundo, observando los cambios que habían tenido lugar allí.El Área de Ocio tenía, al igual que el resto del Mundo, la improntade haber sido usada durante mucho tiempo, pero también de unmantenimiento bueno y suficiente. El número de vegetalesdisponibles en las pilas de las áreas de cocina se había reducido,habiendo desaparecido los más exquisitos. No se había servidocarne en la cena del día anterior.

El mayor cambio era que los tanques de agua de la primera plantahabían desaparecido. En su lugar, había ahora una cámara menordonde fueron depositados el sistema de agua a alta presión, lasmáquinas automáticas de barrido, las escobas y otros útiles delimpieza. Desde el exterior, los edificios de formas geométricaseran similares a como eran antes, aunque de tamaño sensiblementemenor. Sum notó que, en concreto, el edificio cónico de los tallereshabía mermado mucho, por lo que decidió dar una vuelta por élen primer lugar. Todavía estaba dividido en secciones de talleresdistribuidos como trozos de tarta, sólo que eran más pequeños yno tan ricamente equipados como antes. (Por ejemplo, el elevadordel centro del edificio era ahora sólo una ancha escalera decaracol). En la planta inferior estaban ubicados casi los mismostalleres que Sum recordaba, pero cuanto más subía más eran losque faltaban. De hecho, las tres últimas plantas bajo la cámara devigilancia habían desaparecido por completo. Todas las pantallasen las que los emocionantes habían supervisado el Mundo habíansido reemplazadas por un único monitor y un sistema de botones,de modo que podían elegir la parte del Mundo que queríanobservar. También resultó que no se podían vigilar todas las partesdel Mundo con este sistema, y algunas zonas sólo podían sercontroladas mediante micrófonos. Allí donde Sum fuese, lasituación era la misma: el nivel tecnológico había disminuidosignificativamente. Sin embargo, lo alegró ver que este hecho noafectaba al humor ni al ánimo de los emocionantes. Al contrario,

305

La leyenda de Mundo Minor

parecían más contentos de lo que solían. Cantaban, reían, contabanchistes y volvían a reír. Los emocionantes con los que hablabadecían estar indescriptiblemente aliviados por el modo en que todohabía terminado.

Al atardecer, Xalyfomsed y Desmofylania aparecieron en el Áreade Ocio. Desmofylania estaba (era evidente) mucho mejor que laúltima vez que la habían visto, podía incluso sonreír un poco. Lanoche culminó con la decisión de celebrar una gran asamblea aldía siguiente. Sum aprovechó esta ocasión para preguntarle aXalyfomsed si podía mostrarle el camino que debía seguir parasalir antes de que empezase la reunión. Xalyfomsed se lo prometió.

A la mañana siguiente, el sol tan sólo había coloreado muy leve-mente de rojo el Oriente del cielo cuando Xalyfomsed,Desmofylania y Sum se sentaron en un viejo Land Rover.Desmofylania había insistido en acompañarlos para poderdespedirse de Sum convenientemente. Cuando se percató de cuándeformado había visto Mundo Desmofyl y de la forma ruin enque había tratado a Sum, casi se murió de vergüenza. Por esoapreciaba mucho más la comprensión y el perdón que habíaencontrado por doquier. Como bálsamo para la herida, habíapreparado una cesta con el desayuno que iban a tomar mientrasveían el sol asomarse sobre el borde del cielo, a través del agujeropor el que Sum había entrado originariamente en el Mundo. Fueuna comida maravillosa. Mientras la despachaban, Desmofylaniahabló sobre las cosas que iba a cambiar en la estructura del Mundo.Parte de lo que contó ya lo había discutido con Xalyfomsed, peroahora que se sentía liberada sus ideas efervescían, le llegaban másrápidamente de lo que ella las podía contar:

La leyenda de Mundo Minor

306

El Mundo debía dotarse de ventanas.Todas las barreras entre Epimundo e Hipomundo

debían ser eliminadas.Los agujeros en el muro del Mundo debían rellenarse.

El muro debía ser reforzado.El hueco por el que Sum entró debía anchearse

y equiparse con un portón.Las técnicas del Mundo debían perfeccionarse.Debían establecerse contactos con otros Mundi.

Y mucho, mucho más.

(fragmento de “La Crónica de Desmofyl”)

Sum escuchó con gran placer. El cambio que había tenido lugar eneste Mundo hacía valer la pena todas las muchas fatigas de Sum.Cuanto más contemplaba a Desmofylania, más se le antojaba quese parecía a Sophia.

Por fin el Sol se desasió del horizonte y Sum se dispuso a partir.Los tres amigos se abrazaron y se despidieron los unos de los otros,y prometieron encontrarse algún día, en mejores circunstancias.Sum recibió de Xalyfomsed y de Desmofylania un mapa hecho amano que mostraba la ubicación aproximada de los Mundi que ellosconocían en Terra Inkognita. Se adentró en la fuerte luz solar. Siguiógirándose para decirles adiós con la mano hasta que sus siluetaslejanas desaparecieron tras un pequeño montículo de rocas.Entonces volvió la mirada en la dirección que le habían indicado...con un profundo suspiro.

307

La leyenda de Mundo Minor

CAPÍTULO 9

El artista nace, el sabio se hace.(Refrán sudamericano)

Sum caminó durante largo tiempo en la dirección indicada de formatotalmente mecánica y con la cabeza repleta de las experienciasvividas en Mundo Desmofyl. No se detuvo hasta que el terrenocomenzó a ascender, lo que no podía recordar haber leído en elmapa. Un vistazo al mismo, a la brújula y a la posición del sol, sinembargo, resolvieron el problema en un tris. Sum se había desviadodel rumbo ligeramente, pero no tanto que no pudiese encontrarpronto el camino de vuelta a la dirección correcta. Antes de corregirel rumbo quiso comer, puesto que la posición del sol y la debilidadde su estómago le indicaron que era mediodía. Mientras comía, miróen torno a sí. Estaba sobre una colina, con una buena panorámicade todos los alrededores. La vista ofrecía todo lo que podía esperarseen una amplia perspectiva de Terra Inkognita: arena, montones degravilla, peñascos de roca aislados y pilas de bloques menores entregrava y arena. En cierta dirección, sin embargo, había algo un pocodiferente. Sum supuso que se trataba de un Mundo, aunque brillabaen la luz del sol. Parecía un Mundo de mediano tamaño. Intentóorientarse en el mapa sobre su ubicación y decidió que podía haceruna pequeña escapada en esta dirección sin alejarse mucho más delrumbo. Sin embargo no pudo llegar al Mundo antes de la puestade sol. Cuando Sum se echó a dormir, estaba seguro de que algoiba mal en el lugar adonde se dirigía. Tras enterrarse en la arena,estuvo largo tiempo contemplando la construcción, todavía lejana.Parecía que el muro del Mundo estaba hecho de algún materialtransparente iluminado desde el interior por destellos súbitos dediferentes tonalidades de azul y amarillo. La impresión erainquietante, aunque Sum no podía determinar por qué. Se despertócuando el sol asomaba sus primeros rayos sobre el borde del cielo.

La leyenda de Mundo Minor

308

La vista del Mundo todavía era la misma, destellos de colores portodos lados, tal vez incluso más que antes de que Sum se acostase.Después de un rápido desayuno, prosiguió hacia su momentáneoobjetivo, al que llegó hacia el final del mediodía.

Había tenido razón con respecto a sus temores. El muro resultóestar hecho de... ¡¿HIELO?! Esto explicaba por qué el Mundohabía brillado al sol como lo había hecho y que él hubiese podidover los destellos a través del muro. El calor del sol, por supuesto,hacía que el hielo se derritiese, por lo que había un gran lago, comoun foso, en torno al Mundo. Desde la orilla de este lago glacial,donde flotaban grandes icebergs tiznados, Sum contempló laescena. No pudo ver claramente a los emocionantes de formaindividualizada, sólo siluetas borrosas que corrían de un lado aotro tras el hielo. A pesar de ello, no tuvo ninguna duda de queeste Mundo estaba a punto de colapsarse. Por todas partes, en losdoce niveles del Mundo, había figuras sin vida contra el hielo dela pared exterior. En los diez minutos que Sum permaneció juntoal lago, tres siluetas fueron arrojadas contra la barrera de hielopor destellos enormes y estrépitos retumbantes. Sum se giró y semarchó desconsolado.

Cuando se enterró en la arena al atardecer, no se había vuelto lavista atrás ni una sola vez, y tampoco lo hizo al día siguiente,mientras continuó su camino. Sin embargo, no le fue posible haceroídos sordos al estrépito y al tumulto bélico. Durante los dossiguientes días, Sum pensó mucho en qué podía haber llevado aque los habitantes de un Mundo dejasen de lado su función en elmantenimiento de la totalidad de una forma semejante. Estospensamientos lo condujeron espontáneamente a Mundo Minor ya lo que allí había ocurrido antes de que Sum se sentase en el tronodel Mundo. También Mundo Minor podría haberse malogrado.Mundo Desmofyl podría asimismo haberse derrumbado al final,si las cosas se hubiesen desarrollado de la misma forma. Sum

309

La leyenda de Mundo Minor

llegó a la conclusión de que había tantas posibilidades dedesarrollo para un Mundo como Mundi había... o incluso más,pues cada Mundo tenía la posibilidad de avanzar en una de variasdirecciones posibles. Por ello, se decidió a aprender de todos losMundi junto a los que pasaba en su camino al Jardín. Para noperderse, Sum se sentó y trazó el camino que había seguido desdemundo Desmofyl en su mapa. Después, trazó la ruta de vueltahasta Mundo Minor, con anotaciones de todo lo que había visto.Sólo tras ello cambió de dirección para buscar el Mundo cuyastorres doradas había visto brillar al sol.

Contrariamente al Mundo Guerrahielo (como llamaba Sum alMundo de los destellos junto al lago helado), la apariencia de esteMundo era apacible, serena y atrayente. Desde el lugar donde Sumestaba contemplándolo, podía ver un portal en la enorme murallade circunvalación que rodeaba una infinidad de altas torres,adornadas con gallardetes y cúpulas doradas. De hecho, el Mundoparecía un grueso manojo de espárragos con ápices de oro, unidospor una muralla circundante de mampostería. Por el catalejo pudover además que en cada batiente del portal había una placa demetal grabado, pero no pudo leer la inscripción desde esadistancia. También pudo ver que se había adosado algún tipo deconstrucción a la muralla, algo que recordaba a un jardín deinvierno o a una terraza acristalada del doble de la altura de unhombre, que se prolongaba por todo el perímetro del Mundo. Sumbajó el catalejo con una sonrisa silenciosa. Al día siguiente loinvestigaría de cerca. Con una expectación cálida y calma, sepreparó para la noche.

Mientras Sum se aproximaba al Mundo, sintió una agradabletranquilidad descender sobre él. No lo percibió como si alguienintentase entorpecer su atención (más bien se aguzaba), o comosi fuese víctima de un espejismo. Era como si la tranquilidadirradiase del Mundo, una radiación que se hacía más y más fuerte

La leyenda de Mundo Minor

310

a medida que él se acercaba. Los batientes del portal del Mundoeran gigantescos, por lo que se había colocado una puerta en cadauno de ellos. En estas puertas estaban las placas grabadas que Sumhabía visto por el catalejo. A unos cinco metros del enorme por-tal del Mundo, Sum se detuvo y leyó los textos grabados. El textoque adornaba la puerta izquierda decía:

Torres y pináculoshabitaciones con tema y significado

pasillos sinuosos

El texto sobre la puerta de la derecha decía lo siguiente:

Portones de entradase abren hacia el este

sólo da un paso y acércate

(fragmento de “Sabiduría y Poesía”)

Los textos estaban inscritos en placas de oro de unas tres pulgadasde ancho y tintados en un color negro muy profundo. Las puertaseran de médula de roble y estaban pintadas de rojo, al igual que losbatientes del portal donde estaban colocadas. Los tablones estabanunidos por cintas anchas de acero inoxidable. Mientras Sumcontemplaba el portal, su atención fue captada por un movimientoen las afueras de su campo de visión. Cuando giró la cabeza, vioque alguien se había levantado de un gran sillón acolchado queestaba en la parte del invernadero que comenzaba a la derecha delportal. Un poco después, escuchó descorrerse un cerrojo. El queabrió la puerta era un hombre viejo. Vestía un manto de seda de unabonita tonalidad verde clara, ribeteado con un bordado de filigranaen negro y rojo. El rostro sonriente y amable estaba coronado poruna cabellera y unas barbas largas y grises, que sin embargo eranralas y algo mechosas. Recordaba a un viejo sabio chino, pensó Sum.

311

La leyenda de Mundo Minor

* Bienvenido a mi humilde morada, honorable extranjero.

El anciano se inclinó levemente, empujó la puerta por la que habíaaparecido hasta abrirla por completo y se echó a un lado, mientrasinvitaba a Sum a entrar con un movimiento de su mano. Sum seinclinó, dio las gracias y entró. Tras la puerta, accedió a un cortopasillo que atravesaba el muro y terminaba en una columnata quediscurría a lo largo de la cara interior del muro del Mundo. El lu-gar era agradablemente fresco, después del calor abrasador de TerraInkognita. Tras cerrar la puerta, el anciano indicó a Sum que losiguiese y echó a andar por la columnata. Parecía mucho más vitalde lo que su edad aparente en teoría debería permitirle. Por eso,Sum dio por sentado que era para darle tiempo a observarlo todo asu alrededor que andaba tan lentamente. Sum así lo hizo. Laspiedras del muro eran de granito rojo y verde, totalmente espejado.Las junturas eran delgadas y constituían, con su color negro oscuro,un elegante contrapunto al granito. Todas las columnas del pasilloeran diferentes y sorprendentemente elaboradas. Aquellas querepresentaban a animales o a hombres eran tan reales que Sumpensó en varias ocasiones que estaban vivos. En particular, se dejóengañar por una negra columna de basalto que representaba a unajoven mujer africana, desnuda, con un cuervo en su brazo derecho,que tenía extendido. Con el intervalo adecuado había, en la carainterior del muro del Mundo, pequeñas fuentes donde saltaba unchorro de agua manantial, fría y clara. La primera vez que pasaronjunto a una de ellas, el anciano le ofreció a Sum probarla. El aguaera fresca y una de las mejores cosas que hubiese tomado nunca.Poco a poco, Sum se percató de que había tres puertas en el tramode muro entre cada fuente, pero antes de poder reflexionar acercade esta simetría, el guía de Sum dobló entre dos pilares, más alláde la columnata, internándose en el Mundo.

Hasta entonces, la insuperable belleza de la columnata habíaabsorbido toda la atención de Sum. Cuando dejaron el pasillo

La leyenda de Mundo Minor

312

entraron en una ancha área empedrada con un mosaico fantástico.La columnata había sido hermosa de una manera íntima, mientrasque el mosaico sobre el que caminaba ahora era hermoso de unmodo totalmente distinto: monumental y grandioso. Los pasos deSum se detuvieron y su vista se perdió en los milagros que seentrelazaban bajo sus pies. Sum leyó:

Lo que hay

La danza de apareamiento de las ballenasen el Mar Universal

La fuga de las nubes en la brisaEl éxodo de las hormigas en la hierba

El retozo de las olas en el viento

El nacimiento de las montañasEl movimiento de las aves

El crecimiento de los bosquesLa marcha de la estirpe

La lluvia que se derrama sobre las hojas del árbolLa planta que se abre paso por el mantillo de la tierra

El niño que juega en el regazo de su madreLa verdad que echa raíces en el corazón humano

(Fragmento de “Sabiduría y Poesía”)

Sum cerró los ojos y lloró. Lloró por el asedio de Mundo Minor,lloró por el miedo y el temor que Desmofylania tenía que habersentido durante años, lloró por el Mundo Guerrahielo, que estabamuriendo de su propia mano; lloró por todo lo que pasaba en ununiverso que podía ser lo más hermoso que el corazón de un hombrepudiese concebir. Cuando el llanto de Sum se detuvo, estaba derodillas, totalmente extenuado, con el brazo consolador del anciano

313

La leyenda de Mundo Minor

sobre sus hombros. Pasó un tiempo antes de que se levantasen, peropara entonces Sum estaba ya sosegado. Sentía que se había libradode un enorme peso sobre sus hombros... sentía libertad. Sinpalabras, el anciano dirigió a Sum a un edificio que se hallaba alotro lado de la gran plaza del mosaico. Aparentemente, éste seextendía a lo largo de la columnata, todo alrededor de las agujas yotros edificios menores que formaban el interior de este Mundo.

El edificio no era muy grande, sólo unos cinco metros cuadradosde planta y tres o cuatro de altura. Su interior era una única cámara.A la derecha de la puerta había una silla y una pequeña mesa conuna tetera y una hermosa y elaborada taza de cerámica rosa. A laizquierda había una bañera de azófar, llena de agua caliente yperfumada. En el extremo opuesto de la cámara había una grancama tallada, que incitaba a arroparse en ella. La cámara en sí erade colores oscuros, de un caoba y un verde apacible. La únicailuminación era un sinfín de diminutas estrellas que titilaban desdeel techo, de un negro profundo. El anciano dejó muy claro que lacámara estaba a disposición de Sum durante tanto tiempo comoquisiese visitar el Mundo, tras lo cual le dio las buenas noches ycerró la puerta silenciosamente. Sum movió la pequeña mesa juntoa la bañera y bebió su té mientras disfrutaba del agua caliente. Lainfusión era exquisita y permitió, en conjunción con el baño, queSum se relajase por completo. Cuando se hubo secado con la suavey deliciosa toalla que colgaba para él en una percha, saltó a la cama.Sum se quedó dormido casi antes de tocar las sábanas.

La leyenda de Mundo Minor

314

CAPÍTULO 10

Sabio es más grande que gigante.(Desconocido)

Sum se despertó por varias razones, todas ellas muy agradables.Por un lado, le cosquilleaba la nariz, porque un rayo de sol caíadirectamente sobre ella, y por otro, percibía un aroma a flores deazahar. Al mismo tiempo, su cuerpo estaba descansado e impacientepor comenzar un nuevo día. Sum abrió los ojos y contempló,maravillado, el techo de la habitación. Lo que el día anterior habíasido un manto nocturno de terciopelo negro era, ahora, un cielo azulbrillante salpicado de nubes aborregadas. Poniéndose en pie sobrela cama, Sum pudo tocar el techo, que tenía exactamente el mismotacto que se hubiese esperado de un techo, lo cual, sin embargo,discordaba con la visión de nubes pasajeras y resplandor solar. Lapequeña mesa se hallaba junto a la cama y estaba cubierta con unsuculento banquete de desayuno. Era una tetera la que despedía elrico aroma a flores de azahar. Con gran deleite e igual apetito Sumdespachó el festín, mientras disfrutaba del sol del techo sobre suespalda. Después se vistió y dejó su “hogar” para explorar losalrededores.

Tan pronto como Sum salió al exterior, dirigió la vista hacia el techode su morada, pero era como cualquier otro tejado de cobre. Lige-ramente desconcertado, miró en torno. La pequeña morada estabacircundada en su totalidad por un empedrado de adoquines degranito finamente tallados, de una anchura de cuatro o cinco metros.En la dirección por la que Sum había venido el día anterior, elempedrado se prolongaba hasta la enorme plaza del mosaico. Enlas demás direcciones, servía como separación entre la casa y elresto de edificios, que constituían, como era obvio, una enormeparte del área central del Mundo. No vio por ningún sitio al anciano

315

La leyenda de Mundo Minor

que lo había dejado pasar el día anterior. En cambio, había dosemocionantes sentados sobre un banco, junto a una mesa estrecha,sobre uno de los edificios más cercanos. Hablaban entre sí, peroparecían estar atentos a la presencia de Sum. El edificio era unatorre alta y bien proporcionada que, evidentemente, consistía enun pasillo de ladrillos que ascendía sinuosamente hasta una cúpuladorada. La torre no parecía estar provista de ventanas, pero era tanalta que Sum no estaba seguro de si las habría más arriba. El muroen sí estaba construido con distintas clases de piedra, de todos loscolores, que estaban talladas con forma y tamaño de ladrillo.

* ¿Estás interesado en Torráguila?

La voz, calma y amable, sonó por detrás de Sum.

* ¿ Se llama Torráguila...? Un nombre muy apropiado.

Sum se giró y le devolvió la sonrisa. Con un gesto de su mano, elemocionante dio a entender a Sum que podía entrar el primero enla semioscuridad del pasillo de la torre. No había escaleras. En sulugar el pasillo torcía ascendentemente en una pendiente constante.Con regular frecuencia llegaban a un lugar donde el suelo del pasillocarecía de pendiente, y en estas zonas planas había colocado unbanco de piedra en donde se podía descansar durante el ascenso.La iluminación del pasillo de la torre consistía en una fila dehendiduras en los muros, justo bajo el techo, que permitía la entradade una acogedora luz crepuscular. El ambiente era agradablementefresco. Las piedras del muro eran un estudio de colores y vetas, ytambién aparecían en ella algunos bellos fósiles. Varias veces sedetuvo Sum a examinar más de cerca una piedra o un fósil. Cadavez que se paraba, lo hacía también su acompañante, y se ponía acontarle todo lo que había de interés acerca de lo que habíacautivado su vista. Aparte de eso, no hablaron mucho durante lasubida, pero, sin embargo, el silencio nunca se hizo embarazoso.

La leyenda de Mundo Minor

316

Era, sencillamente, callar al unísono. Les llevó un largo ratoalcanzar la cumbre, pero cuando por fin llegaron a ella se hizoevidente que todo el esfuerzo había merecido la pena. La vista eraindescriptible. A lo largo de un trecho de varios kilómetros, a cadalado del portón por el que había entrado, pudo seguir el muro delMundo hasta que se perdía en la calina. Si observaba el caminoopuesto, su vista se topaba con torres artísticamente ejecutadas, unatras otra. En la intensa luz solar, se parecían a enormes espárragosblancos. Entre éstos y el muro del Mundo se extendía el anchofragmento del mosaico que lo había dejado sin aliento el díaanterior. Desde allí arriba veía una parte mucho mayor ycomprendió, aun más profundamente, la sabiduría que había sidopresa en la piedra iluminada. De nuevo volvió la enorme belleza adejarlo patidifuso.

Las cúpulas doradas de las torres eran un estudio en sí mismas.Vistas desde el suelo, se limitaban a destellar bajo los rayos del sol,pero desde aquí y a través del catalejo, resultaban ser, cada una deellas, un trabajo de artesanía de enorme hermosura. El techo de latorre más cercana estaba labrado de tal forma que imitaba las raícesdel árbol de oro que formaba la aguja de la torre. Otro tejado sehabía moldeado con unas formas tan blandas que era como siestuviese a punto de derretirse en el calor. Un tercer tejado parecíaestar entretejido con un sinfín de hilos de oro. Una cuarta cúpulaemulaba el embudo de una trompeta cuyo cuerpo era la aguja de latorre. Una quinta estaba adornada con un sombrero alto de sedadorada. Sum bajó el catalejo, abrumado por la belleza, la diversidady la gracia de la distribución del Mundo. Mientras había estadocontemplando las diferentes torres, su acompañante las habíallamado por sus nombres y descrito su finalidad en lo que eraposible. Sum no sabía qué eran muchas de las funciones que elemocionante mencionó, aunque de vez en cuando le parecía poderhacerse una idea de ellas. Dado que el emocionante había tratadovarias veces, en vano, de explicar la finalidad de una torre, sugirió

317

La leyenda de Mundo Minor

que Sum escogiese una que quisiese conocer. La única forma deconocer la torre era verla por uno mismo. Sum eligió una que teníapara él una belleza inexplicable. Era como si todo lo hermoso quehabía experimentado, tanto en Terra Inkognita como en MundoMinor, se manifestase a la vez. La forma del techo le recordabamiles de cosas y lo hacía sentirse completamente aturdido, sin quefuese capaz de encontrar palabras para lo que experimentaba. Sumle señaló la torre a su acompañante y después comenzaron eldescenso. Cuando llegaron abajo, era ya casi mediodía. Elemocionante sugirió que encontrasen algo de comer antes de ir enbusca de la torre que Sum había elegido. Sum pensó que era unaidea excelente. Bajo la dirección del emocionante, llegaron a unaacogedora casita. Estaba hecha de madera y rodeada por unespléndido jardín de inspiración japonesa. El interior de la casaestaba formado por una cocina enorme y bien equipada, con mesasy sillas alrededor, como un pequeño e íntimo restaurante.Previamente, había ya tres emocionantes que estaban eligiendoentre los alimentos que reposaban sobre una mesa de la cocina.Cuando se apercibieron de Sum y su acompañante los invitaron aentrar y les pidieron que los ayudasen a decidir qué iban a hacerpara comer. Sum se sintió inmediatamente como si hubiese dadocon viejos amigos, tan afectuosa y franca era la atmósfera. Conmutuas intervenciones, organizaron un menú de tres platos:

Minestrone con vegetales de temporada

tortas diversas

helado

(fragmento de “Sabiduría y Poesía”)

Para acompañar los platos había cerveza, vino, agua, zumo, sidray muchas otras bebidas, según el deseo de cada uno. Sum no podía

La leyenda de Mundo Minor

318

dejar de comparar lo que estaba viviendo allí con lo que había vividoen Mundo Desmofyl. Ambos lugares estaban mejor equipados queMundo Minor, en todos los aspectos, y eran sin embargoincreíblemente distintos. Mundo Desmofyl tenía carácter muytécnico, pero aquí... Sum no sabía bien qué palabra debería usarpara calificar la naturaleza de este Mundo. Pero una cosa era segura:éste se había ganado, verdaderamente, la confianza de Sum.

Después de la comida los cinco permanecieron sentados mientrastomaban una taza de té o de café. El ambiente era distendido yabierto. Cuando por fin se separaron, se despidieron los unos delos otros de la manera más afectuosa y cada uno se marchó aocuparse de sus quehaceres. Sum y su acompañante fueron en ladirección de la torre elegida. Desde Torráguila, la aguja que Sumhabía escogido parecía estar en las cercanías. Sin embargo, les llevócasi media hora alcanzar su pie. Junto a la puerta que conducía alinterior de la torre, el emocionante que había seguido a Sum hastaallí se despidió. Invitó a Sum a entrar, y él adivinó que lo estabanesperando. Intercambiaron un último saludo, tras lo cual Sumcontempló la espalda de su acompañante que, poco a poco,desapareció entre torres, casas y otros edificios. Tras atravesar lapuerta de la torre, había un pequeño salón con un tresillo de cuerorojo oscuro. En una mesa de centro baja había una tetera y dos tazas,y en uno de los sillones estaba sentado el anciano que habíapermitido a Sum entrar en el Mundo. Sonriente, lo invitó a tomarasiento. Bebieron el té en silencio mientras el anciano contemplabaa Sum con una mirada amable pero inquisitiva.

* ¿Qué es lo que buscas... de entre todas las cosas?

El anciano puso su taza sobre la mesa.

* Sabiduría.

319

La leyenda de Mundo Minor

La palabra se escurrió de la boca de Sum antes de que pudiesepensarlo.

* ¿Sabiduría...? ¿Y no... amor?

Miró a Sum amistosamente.

* Sólo el que posee amor puede saber lo que es la sabiduría.

El anciano asintió para sí y pareció abismarse un instante. Cuandoestuvo presente de nuevo, sonrió y vertió más té en las tazas.

* Y poder... ¿no deseas poder?

Mientras el anciano hablaba, observaba la taza que tenía en su manocon una mirada intensa y concentrada.

* El poder es lo último de todo. Todo lo que viene despuésde él va a servir a la naturaleza del poder.

* Justicia... ¿dónde tiene cabida la justicia en ti?* Cuando la sabiduría haya realizado su tarea va a traer la

justicia. Sólo entonces es uno capaz de controlar el po-der sin hacerse esclavo de su naturaleza.

* Así que buscas la sabiduría... tu corazón habla muy bien.

El anciano bebió pensativo de su taza. Los dos estuvieron en el salónun buen rato, en mutua compañía. Ninguno de ellos habló conpalabras. Se interpretaron, se leyeron, se midieron. Sum fueconsciente, poco a poco, de que había dado con el lugar correcto,un lugar donde podía reunir la sabiduría que le faltaba para poderalcanzar la justicia plena.

* ¿Por qué elegiste esta torre?

El anciano observó sonriente a Sum.

La leyenda de Mundo Minor

320

* Era la más bonita.* ¿La más bonita? Bueno, supongo que puede decirse que

sí.

El viejo se mesó su barba rala. Se levantó e indicó a Sum que loacompañase. En el extremo opuesto de la cámara se detuvo al piede una escalera de la que Sum no se había percatado antes. Discurríaa lo largo de la pared de la torre como la estría de un cañón, puestoque, aparentemente, continuaba hasta el siguiente nivel a través deuna trampilla que atravesaba la división entre plantas. Con unmovimiento de su mano, el anciano le dio a entender que podíacomenzar la ascensión. Sum dejó que su mirada recorriese laescalera mientras trataba de interpretar la débil luz que iluminabael último tramo desde arriba. Sum puso el pie en el primer escalón,respiró profundamente y comenzó a subir.

321

La leyenda de Mundo Minor

CAPÍTULO 11

La mierda se oculta que mierda es.(Refrán de Selandia)

Cuando Sum asomó la cabeza a través de la trampilla no pudover nada debido a la intensa luz. Sus ojos se adaptaron, poco apoco, a las circunstancias, y miró con asombro a su alrededor. Yano parecía que se hallase en la torre. Por el contrario, estabacontemplando un paisaje, que tenía que ser Terra Inkognita, porencima del borde de la galería por la que había elevado su cabeza.Cuando miró hacia abajo, vio que se hallaba sobre una escala, ycontempló una superficie de agua tres metros justo por debajo deél. Anonadado, Sum ascendió trepando hacia el calor del fuertesol. Caminó un poco alrededor, oteó desde la cima de una pila depeñascos y se percató paulatinamente de que tenía que ser unaparte de Terra Inkognita desconocida para él. Como curiosidad,no sentía ninguna forma de desazón, de hecho tuvo una extraña yrelajante sensación de libertad en todo su cuerpo. El aire era aquídiferente de lo que solía ser en Terra Inkognita. Aunque hiciesecalor, el aire era agradable y refrescante, incluso aunque sólo semoviese ligeramente. Mientras Sum examinaba el horizonte enel catalejo, comprobó que no era totalmente igual en todas partes.En una dirección era como si el cielo fuese un poco más oscurodurante un trecho largo. El primer pensamiento de Sum fue queprobablemente era Montesbarrera lo que estaba viendo, pero nose parecía a cómo la recordaba. Decidido, determinó el rumbohacia el fenómeno y se puso en marcha. Aunque anduvo a buenpaso, le llevó dos días y medio alcanzar su destino. A lo lejosapareció una franja oscura y ancha a lo largo de todo el horizonte,pero lo oscuro no descollaba en el aire. Por el contrario, parecíacubrir Terra Inkognita hasta donde alcanzaba la vista. Hasta queSum no hubo llegado tan cerca como para ver moverse su

La leyenda de Mundo Minor

322

superficie, no se dio cuenta de que estaba en camino hacia... elMar Universal.

Que le llevase tanto tiempo percatarse de que ERA el Mar Univer-sal se debió al hecho de que Sum nunca había creído que existiese.Sólo lo había considerado una fábula, pero ahí estaba. La frescuraque Sum había experimentado con anterioridad se debía a lahumedad que el viento marino acarreaba consigo. Sum no se detuvohasta que una ola alcanzó sus botas e inundó una de ellas. Allípermaneció largo rato, sumido en profundos pensamientos, antesde volver a tierra de nuevo. En un estado extrañamente ausente,dejó su ropa y su equipo caer sobre la arena de la playa. Después,entró en el agua salada, clara y templada. Era como si el aguaacariciase sus músculos, cansados y tensos, y los relajase despacio.Gradualmente, a medida que el cuerpo se distendía, también sedeshizo la presa que el cuerpo había mantenido sobre sussentimientos. De repente, Sum se sorprendió de romper en un llantoconvulso y doloroso. Venía de tan abajo que no podía reconocer supropia voz, simplemente sonaba como si fuese otra persona la queestaba llorando. Mientras todo aquello sucedía para una parte deSum, era como si la otra sólo contemplase lo que sucedía. Asícontinuó durante mucho tiempo.

En un momento dado, a Sum se le ocurrió que algo había cambiado.La división entre la parte de él que lloraba desdichadamente y laque observaba en calma se había hecho... definitiva. Sum estabasobre la arena de la orilla y contemplaba a la figura hipante, desnuday exhausta que estaba de rodillas en el agua. Sintió solidaridad ycomprensión hacia el dolor del que estaba siendo testigo, al tiempoque tenía la perspectiva para entender que sólo era transitorio. Sumse adentró en el leve chapoteo de las olas, tendió su mano y ayudóa Sum a levantarse. Cuando sus ojos se encontraron, otra vez fueronuno, pero no como antes. Ahora Sum sabía, con una aguda claridad,que ya no se llamaba Sum. Se llamaba, no, ERA... Kreator.

323

La leyenda de Mundo Minor

Con un grito marcial que hizo agrietarse las rocas y allanarse lasdunas, Kreator instó a sus fuerzas a reunirse. Se elevaron de esoslugares donde habían descansado desde la segunda y la tercera edad:

De las olas del mar se elevaronDe las nubes del cielo se abatieron

De las profundidades de la tierra afloraronDe las llamas del fuego surgieron

De cada uno de los colores rezumaronDe cada uno de los sonidos se desprendieron

De cada uno de los colores brotaronCualquier descripción excedieron

Reuniéronse las fuerzas sobre la arena,en un extremo de la costa

A la orilla del Mar Universal.

(fragmento de “El Libro del Triunfo de Kreator”)

Aquí se agruparon conforme a las formaciones que teníanpreparadas desde los tiempos primitivos. Alzaron los arcos, alzaronlas espadas, tamborilearon con las lanzas sobre los escudos yhomenajearon a Kreator, que por fin estaba entre ellos. Kreator, asu vez, contempló con satisfacción el grandioso espectáculo. Losestandartes ondeaban al viento y el acero brillaba bajo los rayosdel sol. Cuando hubo inspeccionado a todo el ejército, alzó su voz.Kreator relató todo acerca de lo que había sucedido, de la traicióndel Rey Ego y la corte, del asedio, de sus sangrientos planes, delos viajes de Sum. Después, emitió una orden de marcha y se pusoa la cabeza del ejército, con Mundo Minor como destino.

El ejército se desbordó sobre Terra Inkognita, como el agua que haroto un dique. Nada escapó a su atención, interpretaron todas lasseñales junto a las que pasaron, vieron los lugares donde otros

La leyenda de Mundo Minor

324

habían luchado, donde se habían decidido batallas, donde se habíanforjado amistades, donde se habían roto nuevamente y todas lasdemás cosas que tienen significado para el hombre. Todos estabandescansados tras la larga hibernación en la que habían permanecido,así que no precisaban de sueño ni reposo. Noche y día prosiguieronincansables su marcha sobre la superficie de la tierra, mientras seesparcía el rumor entre los Mundi por los que pasaban (sin queentrasen, sin embargo, en ninguno). En poco tiempo, el ejércitoestaba al pie de la poderosa Montesbarrera. Ahora la hueste estabaformada por artesanos, pues pusieron sus armas a un lado y tomaronherramientas de todas clases de su equipo. Estos eran :

Maestros canteros, que debían fabricar la escalerapor la que Kreator ascendería a Mundo Minor.

Maestros albañiles, que debían arreglar las zonasdonde faltaban rocas.

Maestros de esclusas, que debíanconducir las aguas del Río Vível a un nuevo cauce.

Maestros del calor, que debían controlar ese fríoque los Barones de los Emocionantes utilizaban como arma.

Maestros de la palabra, que debían convencer a los baronesde su error.

Maestros de la esperanza, que debían convencer a losbarones

de que todavía había tal.

Y muchos otros maestros que no es necesario nombrar aquí.

(fragmento de “El Libro del Triunfo de Kreator”)

325

La leyenda de Mundo Minor

Trabajaron, firmes y tenaces, en las laderas de las montañas, entrecanciones y la alegría por el trabajo bien hecho. Al otro lado de lacordillera, la situación era algo distinta. Durante la ausencia de Sum,los barones habían anclado a Terra Nova en un invierno que nuncase había visto antes y que nunca se vería después. Todo estabacubierto por una crujiente costra de hielo. No había vida a la vistaen ningún lugar: ningún pájaro, ninguna hierba... nada de nada.Hasta el viento se había echado y no se había movido durante unaeternidad. En lo alto del muro de Mundo Minor había unagigantesca duna de hielo compacto que amenazaba con devorar elMundo por completo. El Río Vível, que todavía corría bajo la capahelada, se había engrosado con hielo en pastel y amenazaba concongelarse hasta el fondo. En el interior de los muros del Mundoel frío también empezaba a hacerse notar. Desde hacía mucho sehabía podido ver el propio aliento, a menos que se estuviese juntoa un fogón, y en el Jardín Vível se había instalado el otoño. Elmanantial saltaba ininterrumpido y parecía ser lo único sobre loque los barones no habían dejado su impronta.

Durante mucho tiempo, Sophia había sentido que no iba a ser capazde tener a los barones en jaque sola. Sabía que Sum iba a volver,pero había empezado a dudar de que fuese a llegar a tiempo. Undía, sin embargo, se dio cuenta de que había una especie desuavización en el clima, hecho que le confirmó el goteo de agua(un sonido que casi había olvidado que existía). Si la primaveraestaba de verdad en camino, eso sólo podía significar que losbarones estaban perdiendo terreno. A Sophia sólo se le ocurría unacosa que fuese lo suficientemente fuerte para quebrar su poder:¡¡Kreator había regresado!! Sophia tenía razón. Ya esa mismanoche, los maestros canteros horadaban la montaña con un estrépitoque llegaba hasta La Sala de Estudio donde ella se hallaba. Cuandouna brisa cálida cruzó, al mismo tiempo, la cámara, ya no tuvo másdudas: Kreator había vuelto. Los Barones de los Emocionantesnunca habían encontrado nada que los intimidase tanto como el

La leyenda de Mundo Minor

326

ejército de Kreator. Ni siquiera lo innombrable que habían visto alotro lado de Bosquesabara podía compararse con aquello. Para suhorror, vieron a través de las máscaras que ahora todos portabanque la hierba y las flores brotaban allí donde el ejército de Kreatorpisaba la tierra. Escucharon cantos de aves lacerar sus oídos,sintieron el calor del sol sobre sus espaldas y el miedo del castigoque imaginaban que iban a sufrir, quizás para toda la Eternidad. Elejército rodeó a los barones, con los maestros de la palabra y de laesperanza al frente. Durante mucho tiempo, no sucedió nada.Entonces, un maestro de la palabra comenzó a relatar todo lo quele había sucedido a Sum mientras atravesaba Mundo Minor. Otrole replicó, un par de maestros de la esperanza comenzaron a realizarsu tarea. Pronto todos los maestros de la palabra y de la esperanzacumplían con su labor. Los barones se vieron todavía másintimidados por la amabilidad con que se toparon. Era mucho peorque todos los tormentos a los que se habían imaginado que tendríanque enfrentarse. Cuando el dolor se hizo demasiado fuerte, el ReyEgo gritó con mortal angustia, tan alto que su máscara se quebróen miles de pedazos y él se disolvió en una nube de escarcha que,silenciosamente, descendió sobre los presentes. Su poder sedeshizo. No fue sino entonces que los demás barones consiguieronquitarse sus máscaras.

327

La leyenda de Mundo Minor

Capítulo 12

Aquellos que viajanven más que los más ancianos de entre los nativos.

(Proverbio africano [kru])

La primavera se desplegó sobre Mundo Minor con tamañavelocidad y esplendor que quitaba la respiración. Terra Novafloreció y experimentó una prosperidad nunca vista antes. Segúnla primavera iba abriendo sus brazos, también la niebla se ibadisipando. Una vez que desapareció, Bosquesabara comenzó amarchitarse progresivamente, los troncos se quedaron huecos ypoco a poco los árboles cayeron, uno a uno. La primavera seextendió más allá. El paisaje que quedaba detrás del bosque iniciótambién su florecer y se volvió tan hermoso como el resto de TerraNova. Todo en Mundo Minor mejoró paulatinamente, después delo cual se tomó una importante resolución en un consejo en el quetodos estaban presentes. Kreator estaba sentado en el sillón del tronocon la mano de Sophia en la suya, mientras con la otra mano semesaba su cerrada barba gris. La resolución consistía en que la corteviajaría en una expedición a “Las Regiones Distantes”, como sehabía denominado a las áreas tras de Bosquesabara. El objetivo eraasegurarse de que la primavera no “frenase en seco”, es decir, queno permaneciese nada de ese helor que durante tanto tiempo habíaapresado a Terra Nova en su puño de hierro. Kreator deseabaencabezar la expedición, al igual que quería que los antiguosbarones lo acompañasen. Debían eliminar cualquier resto deaquellas construcciones abominables, las que en un principio habíanedificado en honor al Rey Ego. Que Kreator hubiese asignado esatarea a los “barones” no tenía nada que ver con una punición.Simplemente quería ver con qué actitud se encaminaban a esetrabajo, para comprobar si podían encajar en una corte armoniosa.

La leyenda de Mundo Minor

328

Antes de que la expedición partiese, Mundo Minor debía serdemolido. Se decidió que el viaje no debía comenzar antes de quetodo rastro de “El Helor de los Barones” se hubiese derretido. Hastaentonces, Kreator permanecería en Mundo Minor para fundir a losdos grupos de emocionantes, en parte mediante la educación y enparte mediante el relato de su saber mutuo. Lo primero que losemocionantes intercambiaron fueron las destrezas técnicas yartesanales.

Los Emocionantes que habían venido a Terra Nova junto aKreator aprendieron:

• Las diferentes plantas del Jardín Vível.• Las diferentes técnicas para administrar un Mundo.• Las diferentes herramientas de los talleres.• Las diferentes habilidades útiles a cada taller.• Los diferentes pasillos y salas del Mundo.• Los diferentes episodios de la Historia del Mundo.

Los Emocionantes del Mundo, además, aprendieron losiguiente:

• A infundir ánimo a los afligidos.• A asumir cada uno su responsabilidad.• A derribar los obstáculos.• A emplear el poder en equilibrio con el amor,

la justicia y la sabiduría.• A creer en sí mismos.• A confiar en los demás.• A sentirse completos.

(fragmento de “El Libro del Triunfo de Kreator”)

Las dos partes progresaron continuamente en todos los sentidos.

329

La leyenda de Mundo Minor

Finalmente, llegaron tan lejos en este proceso que estuvieron enpie de igualdad en todas las cosas. Entonces, Kreator decidió quelos emocionantes eran tan hábiles en el trabajo en equipo que estabaen condiciones de derribar Mundo Minor para que así el viajepudiese dar comienzo.

La demolición fue lenta al principio, pero a medida que encontrabanun ritmo de trabajo fue mejorando. Al final avanzaban a todo trapo.El derribo comenzó desde arriba, de este modo pronto se hizo laluz en todas las habitaciones del Mundo en donde, desde tiemposinmemoriales, se había asentado la oscuridad. A medida que sedescubría el interior del Mundo, los emocionantes que habíanpasado gran parte de su existencia en él se daban cuenta de cuánestrecho y reducido había sido su universo. Este reconocimientoles dio fuerzas renovadas e imprimió rapidez a sus esfuerzos. Ladesaparición de Mundo Minor concluyó más rápido de lo que sehabía creído posible y dejó una enorme montaña de piedras des-bastadas. Con estas piedras los emocionantes construyeron variosedificios. En primer lugar, edificaron una magnífica glorieta y unaula en medio del Jardín Vível, junto a la orilla del Lago Vível ycon vistas al manantial. Allí Sophia y Kreator daban clases diariasde todo aquello que pudiese abrir el mundo interior de losemocionantes.

Lo siguiente que hicieron fue construir una casa común que ocupóvarios kilómetros a lo largo de la ribera del Lago Vível, enprolongación del aula. Además, edificaron la mar de otras pequeñasy grandes construcciones, esparcidas por toda la zona de Terra Novaque había cubierto Mundo Minor. El resto de las piedras seutilizaron para crear senderos, plazas y caminos entre los edificios.A medida que los emocionantes construían, se movían en direccióna lo que una vez había sido Bosquesabara. De camino, llegaron aese lugar que se había llamado en una época “El claro del Club”.El paso del tiempo había dejado poco que ver, aparte de algunos

La leyenda de Mundo Minor

330

restos del horno alimentado con juncos donde se habían fundidoherramientas y otros objetos. Los antiguos barones recordabanaquel lugar con vergüenza y sin ningún tipo de alegría, lo cualKreator advirtió para su satisfacción. Daba la impresión de quetodos los sueños sobre un reino independiente estabanirrevocablemente perdidos. Kreator decidió aún así esperar, yobservar, antes de sacar conclusión alguna.

Cuando llegaron a Bosquesabara fueron sorprendidos por el gradode descomposición que afectaba al en un tiempo fuerte y pavorosobosque. El amago de empalizada que se había formado entre lascopas de los árboles estaba íntegramente quebrado. Daban más bienla impresión de ser los restos tétricos de una miserable dentadura.El suelo del bosque estaba totalmente cubierto por árboles enputrefacción, en una capa tan gruesa que rebotaba bajo sus pies.Vista desde la distancia, “La Fortaleza” que los Barones de losEmocionantes habían construido dentro del bosque no parecíaespecialmente imponente. Cuando llegaron al lugar exactoobservaron los graves estragos infligidos por el paso del tiempo.

Ese espacio que en su origen había circundado la fortaleza todavíaera visible, pero ahora estaba cubierto por una multitud de diversasplantas que lo colmaban con su exuberancia. Los soportes que habíacontenido las antorchas que antes alumbraban el lugar todavíaseguían allí, sólo que ahora estaban oxidados y algunas antorchasse habían caído. Algunos de los troncos que habían conformadolas paredes de la fortaleza yacían en el suelo y habían abierto unclaro en la vegetación del emplazamiento. Los troncos que todavíaestaban en pie se mostraban porosos, podridos y se descomponíanal mínimo toque. Kreator caminó para ver la parte trasera. Por alláse erguía una puerta que se había desprendido de sus goznes. Detráshabía una habitación que contenía una gran silla tallada. Se diocuenta de que había sido el salón del trono de “El Club” y la sillahabía funcionado como el sillón del trono del Rey Ego. Formando

331

La leyenda de Mundo Minor

una media luna ante esta había otras sillas, una para cada uno delos demás barones. A excepción de las sillas y de una escalera enmitad de la habitación, que ascendía al cubo superior, el cuarto sóloposeía algunas decoraciones en las paredes. Éstas estaban formadaspor desmañados recortes que reproducían los nombres de losbarones. A Kreator el lugar le pareció pobre y rupestre.

Tan pronto como Kreator hubo acabado su reconocimiento, dioorden a los antiguos barones de que demoliesen el lugar y loquemasen todo. Kreator advirtió que se ponían manos a la obra condeterminación, y pronto la concluyeron. Sin embargo, un poco másadelante encontraron algo que era un tanto más desagradable. Eraun complejo de construcción más astuta y de mayor tamaño. Estabaclaro que allí los habitantes del Mundo no habían llevado unaexistencia grata. Por todas partes había cadenas clavadas a losmuros, látigos, grilletes, empulgueras y otros instrumentos para lahumillación de los demás. Por añadidura a estos mecanismos detortura de todo tipo imaginable había diferentes talleres que estabanconcebidos para que los prisioneros produjesen aquello que losbarones les ordenaban.... hasta que los enviasen al frío glacial.Kreator contempló todo con una profunda cólera interior que hizoa los antiguos barones agachar la cabeza de vergüenza. Ese lugartambién fue arrasado y cada huella eliminada.

A medida que se adentraban en los territorios detrás de “LaFortaleza”, comenzaron a encontrar cadáveres de criaturas sombríasque habían vivido allí. Los primeros habían pertenecido a aquellasencorvadas, peludas y con pequeños ojos brillantes que La PequeñaCompañía había visto en el camino de vuelta desde “La Fortaleza”en aquel tiempo. El primer ejemplar parecía haber fallecido pormuerte violenta, ya que poseía cuantiosos desgarrones profundospor todo el cuerpo. No obstante estuviesen muertas, estas criaturassuponían una visión horrenda: un pellejo largo, rígido, hirsuto yhediondo, colmillos afilados y grandes garras como cuchillos. La

La leyenda de Mundo Minor

332

expresión del rostro de estas criaturas la atribuyeron, al inicio, aesa muerte que habían sufrido. Más tarde se hizo patente que todoslos rostros de estas criaturas estaban crispados en un rictus de odio,hostilidad y desprecio. Después de haber visto seis ejemplares decerca, dejaron donde aparecían los cadáveres de aquellos seres.Nadie lloró su muerte... todo lo contrario. Las otras criaturas queencontraron no eran más atrayentes que las primeras. Una de ellasera un murciélago vampiro del tamaño de un antecama de buenaaltura. Esta criatura parecía haber sido el verdugo de varias de lascriaturas encorvadas, puesto que sus garras y sus dientes afiladoscomo agujas encajaban con las heridas que en general presentabanlos despojos mencionados antes. En ese sotobosque endescomposición también hallaron restos de algunas comunidadesde plantas muy singulares. Entre otras, se toparon con una plantaque tenía la apariencia de poder espetar por sí sola criaturas gran-des en espinas que disparaba a distancia.

Cuanto más avanzaban, las formas de vida se volvían más grandesy con una fisonomía más agresiva. Las últimas que vieron antesde entrar en el desierto eran colosales máquinas de descuartizar yde devorar semejantes a dinosaurios que casi no eran más quegarras, dientes y púas.

333

La leyenda de Mundo Minor

Capítulo 13

Tras la sequía llega la humedad,tras la pena, la felicidad.

(Origen desconocido)

El paso hasta el desierto que, como sabían, estaba situado trasBosquesabara, fue como la seda. Las plantas recién germinadas,que ahora habían conquistado lo que antes era el bosque, tambiénestaban invadiendo el desierto. Por fin dejaron atrás las plantas ycaminaron sobre una arena rojiza que se extendía tan lejos comoalcanzaba la vista. No había señales de vida de ninguna especie.La arena crujía de sequedad y se hundía bajo los pies, convirtiendocada paso en una prueba. Tan pronto como el paisaje formaba unaduna, o sólo se elevaba una pizca, intentaban eludirla. Subir unaduna era prácticamente imposible, si se daba un paso al frente seretrocedían dos. Descansaban a menudo y sólo avanzaban despacio.El sol abrasaba despiadado y no había una sola sombra por ningúnlado. Kreator observó fijamente a los antiguos barones para ind-agar sobre sus reflexiones internas. Se notaba que se estabanponiendo más azogados y nerviosos cuanto más se acercaban alImperio del Hielo, que debía ubicarse en algún lugar ahí fuera. Díaa día crecía su desesperación. No decían nada sobre el asunto, perosus ojos lo decían todo.

Los víveres se racionaron y se repartieron a partes iguales entretodos; los que quisieran se los podían intercambiar. El agua serepartía a las horas convenientes y se medía con el mayor de loscuidados. Kreator constató con satisfacción que todo ocurría sinfricciones internas, todos daban lo que podían a la comunidad. Esotambién ocurría, quizás incluso en mayor grado, con los antiguosbarones. Parecían estar ansiosos por cambiar su negro pasadodándose por entero. Era una buena señal. Justo cuando el desierto

La leyenda de Mundo Minor

334

parecía al límite de lo invencible, Kreator se apercibió de un soplode viento fresco que lo llevó a sacar su catalejo y explorar elhorizonte. En la lejanía pudo ver cómo el cielo cambiaba denaturaleza. Por allí debía empezar el hielo.

Cuando todos se habían ya acostado, Kreator yació despierto. Dejóque sus ojos jugasen con la turba de estrellas, mientras especulabacon el tipo de peligro a cuyo encuentro se dirigía. Los antiguosbarones estaban en ese momento casi en un estado de temorincontrolable. Kreator había intentado varias veces preguntarlessobre lo que habían vivido ahí afuera bajo el mandato del Rey Ego,pero no sabían qué contestar. Habían estado tan paralizados por elmiedo que prácticamente no recordaban nada. Kreator consideróacercárseles y hablar con ellos otra vez, sabía que estaban despier-tos, pero desechó la idea. En vez de eso, sólo suspiró y se recostópara dormir.

Cuanto más se acercaban, más bajaban las temperaturas.Rápidamente cayeron hasta un nivel poco soportable, así que antesde que pasase mucho tiempo empezaron a ponerse sus prendas deabrigo. Una mañana había escarcha tanto en la ropa, como en lasmantas o en las barbas de los emocionantes. Poco después, se hal-laban al pie del paso al Imperio del Hielo y sentían todos ese temorque los antiguos barones durante mucho tiempo habían sufrido.Pudieron percatarse de que había algo amenazante, hostil, pérfido,en una palabra, algo malvado, en aquella tierra helada. Nadie pudodormir esa noche; en lugar de eso, se sentaron en grupos pequeñosa calentarse junto a unas hogueras que habían encendido. Losantiguos barones estaban como petrificados, sentados con los ojosclavados en la superficie infinita de hielo, al tiempo que temblabande frío y de temor. El paso entre arena envuelta en escarcha y hielovirgen era muy punzante, y mientras Kreator lo observaba tuvo lacerteza de que algo esperaba que él traspasase ese confín. Lasituación le recordó al momento en que Sum se había asomado al

335

La leyenda de Mundo Minor

borde de Mundo Minor mientras los barones invisibles intentabanengañarlo para que bajase del borde del techado. Ahora tambiénhabía algo que lo tentaba a penetrar en el hielo, dentro de su campode acción. ¿Pero qué era? Todos los barones estaban vencidos...¿Quién o qué quedaba en pie? Kreator regresó al campamento,firmemente decidido a reunir fuerzas para la inminente batalla.

Tardó tres días en estar listo para... lo que fuese. Pero también habíahablado todo con los demás, excepto con los antiguos barones, puesde aquello todavía no se les podía hablar. Todos los emocionantesse dispusieron en un corro en semicírculo detrás de Kreator cuandoéste penetró en el hielo. En el instante en que el pie de Kreator lotocó, todos percibieron una leve vibración bajo tierra, lo cualimpulsó a los antiguos barones a llorar y gemir, quedos y abatidos.Nada más sucedió... por el momento. Kreator sintió cómo todoslos pelos de su cuerpo se habían erizado, un escalofrío le bajó porla espalda mientras caminaba; transpiraba, la boca se le secaba yel corazón apenas se atrevía a latir. Se volvió aprisa a echar unamirada a los otros, que se habían quedado tan atrás que seasemejaban a una masa oscura. El hielo volvió a temblar... con másfuerza que la primera vez, pero todavía de forma leve. El hielo crujióotro tanto, pero no se decidía a agrietarse. Kreator intentó deshacerel nudo que tenía en la garganta, aferró la empuñadura de su lealespada y lo reconfortó el saber que estaba con él. De su bolso decintura sacó una pequeña esfera que arrojó contra el hielo. En unabrir y cerrar de ojos apareció su escudo listo para usar. Kreator lorecogió y se lo colocó en el brazo izquierdo. Volvió a meter la manoen el bolso, esta vez para hacerse con Nöehito, la lente de la verdad.Apuntó con ella hacia el hielo a sus pies y se llevó un gran sobre-salto. A través de muchos, muchos metros de hielo vio a su enemigo,a su último, más fuerte y peor enemigo...

A este adversario sólo lo había visto fugazmente, pero lo recordabaa la perfección. Recordaba que cuando viajaban río abajo, justo

La leyenda de Mundo Minor

336

después de que “El Club” hubiese abandonado la comunidad, unasombra pasó bajo su balsa sin que nadie se apercibiese de ella, salvoél. Estaba claro que esta criatura estaba detrás de “El Club” y loshabía impulsado a la disolución de la comunidad. Ahora lo esperababajo el hielo. Había sido grande en un tiempo, pero ahora habíacrecido tanto que ya sólo el tamaño lo desanimaba. Reconoció alinstante el apremio que los antiguos barones debían de sentirmientras se sentaban acurrucados, asustados y casi enloquecidosde temor. Kreator se sintió preparado para la lucha, una lucha porlibrar a los antiguos barones de esa carga tan pesada. La criaturase movió y el hielo tembló de nuevo. Justo ante los pies de Kreatorla superficie se quebró en una fisura de un buen metro y medio delargo y casi veinte centímetros de ancho. El monstruo se volvió acalmar. Kreator se esparrancó para salvar la fisura y continuó haciael desconocido lugar que la criatura sombría había elegido comocampo de batalla. Finalmente, apareció su meta en la lejanía, algoque se elevaba sobre la superficie de hielo. Cuando Kreator seacercó, vio que era un edificio del hielo más claro que había vistonunca. A decir verdad, la construcción era bella, era casi como untemplo del frío. Pero era un templo dedicado al culto de la maldadabsoluta, lo cual se desprendía del miedo, el temor y la inseguridadque irradiaba, con Kreator como destinatario exclusivo. Sudando,jadeante y al límite del pánico, Kreator subió el primer peldaño.Ahí se tuvo que detener un momento para recomponerse. Las ganasde huir fluctuaron dentro de él de tal forma que le recordaron muchoa las náuseas. Una vez se hubo calmado relativamente, puso el pieen el siguiente peldaño y continuó hacia la batalla más dura de todasu vida…

En ese momento, los emocionantes ya hacía mucho tiempo quehabían perdido de vista a Kreator. Por lo tanto, comenzaron a retor-nar al campamento nocturno. Allí prendieron fuego a unashogueras, prepararon bebidas calientes y narraron las proezaspasadas de Kreator y Sum. Eso ayudó un poco a aliviar la

337

La leyenda de Mundo Minor

inseguridad que sentían, pero no la eliminó. Los antiguos baronesno fueron olvidados. Es verdad que estaban sentados a su aire juntoa una hoguera, pero todo el tiempo alguien se pasaba por allí. Sesentaba a su lado, contaba una historia, alimentaba la hoguera,preparaba algo caliente para beber o cambiaba las mantas, queestaban empapadas en el sudor del miedo, por otras secas ycalientes. Pese a estar en estado de shock, los antiguos barones loagradecían en su corazón. Sentían como nunca antes que formabanparte de la comunidad a pesar de su temor. Nadie podía dormir, asíque se sentaron en torno a las hogueras toda la noche. Todo aquelque tenía una historia que contar lo hizo. La conversación fluyóregularmente toda la noche, sólo interrumpida por una calma demal agüero cada vez que el hielo crujía, lo cual se hacía más y másfrecuente según avanzaba la noche. Justo antes del alba resonó untremendo estruendo que venía del mar de hielo. Más tarde se hizoel silencio tanto en el hielo como entre los emocionantes. Losantiguos barones cayeron en redondo cuando sonó el estruendo,pero nadie se dio cuenta y por lo tanto nadie vio que dormían porprimera vez en muchas jornadas. Un poco antes de mediodía losemocionantes vieron una figura que se tambaleaba hacia elcampamento desde la vasta superficie. Cuando la figura seaproximó lo suficiente reconocieron a Kreator y se sintieronaliviados. Tan pronto como puso el pie en el campamento, se tumbóy cayó en un sueño que duró cuatro días con sus noches. Tanto élcomo los antiguos barones se despertaron al mismo tiempo al cuartodía. Para entonces el mar de hielo ya se había derretido.

Kreator se despertó con el pensamiento ligero y alegre, un estadoanímico que tenía en común con los antiguos barones y con el restodel campamento. En esas condiciones, Kreator contempló el marde hielo derretido y supo que lo que observaba ahora era el MarUniversal. Se sonrió mientras preparaba el desayuno para él y paralos antiguos barones. Fue una mañana bastante placentera en la quese rió mucho. Los emocionantes no podían creer lo que veían sus

La leyenda de Mundo Minor

338

ojos: Kreator y los antiguos barones se sentaron a comer, contarchistes, reír y cantar. Se comportaban como si nunca hubieseexistido ninguna confrontación peligrosa contra un enemigosuperior en fuerzas. Pasada la hora de la comida, los ánimos setornaron más serios. Kreator relató, tan bien como se lo permitíanlas palabras, los detalles de su experiencia en el hielo, del templodel mal y de lo que le sucedió mientras estaba dentro. Losemocionantes no entendieron mucho de lo que dijo, en parte porquecarecían del suficiente entendimiento, y en parte porque Kreatorno poseía las palabras para describir lo que deseaba decir. Losantiguos barones, al contrario, asentían entre medias con sus rost-ros serios y sombríos. Sabían muy bien de lo que Kreator hablaba,lo que describía era para ellos su más profundo dolor. Kreatortambién habían averiguado algo que los antiguos barones no sabían:había descubierto qué era lo que el engendro bajo el hielo queríasonsacar con la tortura a Kreator y a su corte. Con otras palabras,él sabía cuál era la causa de todos esos problemas que habíanafrontado. La criatura bajo el hielo deseaba más que nada en elmundo averiguar dónde se encontraba El Jardín Original paraconcluir la devastación que tanto tiempo atrás había perseguido,cuando el jardín era joven. Sólo de este modo podía la criatura bajoel hielo hacerse con el poder absoluto sobre todos ellos. Sin em-bargo, al final sucedió que ella misma sucumbió. Ahora sóloquedaba encontrar, y completar, el jardín.

339

La leyenda de Mundo Minor

Capítulo 14

El Señor Todopoderoso plantó un jardín en Edén,en Oriente, y allí dispuso al hombre que había formado.

(Biblia 1 Mos 2:8)

Kreator tenía un conocimiento aproximado de dónde se hallaba elJardín, pero aún así les llevó un par de días encontrarlo. El primeroque lo vio fue Sophia, y cuando ella comunicó su descubrimientoestalló una expresión de júbilo sin parangón. Parecía no quedar muylejos de la orilla del Mar Universal, al amparo de un baluarte dedunas y bloques de roca. A simple vista el jardín no parecía tangrande. De hecho, era casi posible seguir el muro todo a su alrededorcon el catalejo si uno estaba subido sobre él. El muro aún estabaen pie, pero mostraba los vestigios de la Catástrofe. Todas lasespecies de plantas y animales seguían estando representadas, perolos arriates, las acequias, los cobertizos y los demás útiles del jardínestaban en muy mal estado. Había trabajo para una buenatemporada, pero se bregó. Todos podían ver la finalidad de su afány había suficiente personal para realizar cualquier faena. Por fin eljardín tuvo la apariencia que en origen se había planeado, inclusivelas especies que faltaban en un principio. Ahora ya no soplaba unviento frío y helado que se colase entre las plantas y los animalesal caer la noche. En su lugar, los acariciaba una agradable brisafresca que con cuidado hacía descender la temperatura hasta unnivel apropiado.

Como no había ya nada que hacer según el Proyecto original, erahora de que Kreator iniciase el siguiente proyecto. La sombra yano suponía una amenaza, por lo que decidió derribar el muro delJardín para que así éste tuviese la posibilidad de extenderse porTerra Inkognita. Todos sabían que el Jardín sólo tendría la

La leyenda de Mundo Minor

340

oportunidad de proliferar bastante despacio, que algunas plantas yanimales tendrían que sacrificar sus vidas, que sobrevendríannuevos problemas. Pero también sabían que ninguna especieperecería del todo, que todas se harían más fuertes y que, enconsecuencia, eso era lo único acertado que podían hacer. Kreatorllevaba tiempo deseando hacer algo que nunca antes se hubiesevisto en Terra Inkognita, algo que fuese un Mundo sin ser unMundo. El grupo de emocionantes se vieron, como poco,sorprendidos cuando oyeron a Kreator describir su proyecto contales palabras. Por esta razón Kreator se explayó en detalles ydescribió los pormenores de su plan. Kreator levantaría una carpagigantesca junto a la orilla del Mar Universal cuando la alfombrade flores, que ahora estaba extendiéndose hacia Terra Inkognita,hubiese alcanzado ese lugar. La carpa debía estar distribuida en dos“alas” que se encontrarían en un palacio-pabellón central. En él sesituaría la entrada. En una de las alas vivirían Kreator con toda sucorte de emocionantes. Quién viviría en la otra “ala”, Kreator nolo quiso decir.

Las flores, plantas y animales se extendieron progresivamente porla superficie de Terra Inkognita. Circundaron los bloques de roca,colmaron sus grietas y las transformaron en parte de su universo.Finalmente su extensión alcanzó la orilla del Mar Universal. Almismo tiempo, la alfombra de flores había llegado tan cerca de losMundi más próximos que sus reyes, medrosos, habían ordenado asus emocionantes mantener bajo vigilancia este fenómenoinadvertido hasta la fecha. Esto era así sobre todo en un Mundo enespecial, en Mundo Ambo. Cuando llegó a conocimiento de su reylo que sus emocionantes habían visto en el horizonte, se volviólívido e hizo salir a la corte del salón del trono. Había llegado esemomento que el Rey de Mundo Ambo había temido desde queKreator y su Pequeña Compañía lo habían buscado tiempo atrás,justo después de la catástrofe. Con el corazón tembloroso examinólos archivos del Mundo para coger algunas crónicas que se habían

341

La leyenda de Mundo Minor

redactado inicialmente sobre la visita de Kreator. Las crónicas nole proporcionaron tranquilidad. A pesar de todos los intentos nuncase había determinado cómo Kreator y la Compañía habían escapadode Mundo Ambo. El rey estaba seguro de que era la venganza deKreator lo que veía aproximarse en el horizonte. Lloróamargamente, en parte por temor y en parte por autocompasión.Los emocionantes que hacían la guardia al otro lado del brocadocolgante que cubría la puerta del salón del trono cuando permanecíaabierta, oyeron el llanto del rey. Por miedo a ser castigados, noosaron intentar consolarlo. En lugar de eso, se concentraron enaquellas cosas a las que temían.

En ese momento Kreator había empezado a buscar la compañía dela orilla del Mar Universal por las noches para ver el sol zambullirseen la superficie cristalina de aquella agua reluciente. Una tarde enque esta vista resultaba especialmente hermosa, decidió que al díasiguiente haría lo que durante tanto tiempo había estado en suspensamientos más íntimos. Por la mañana reunió a losemocionantes, les informó de su decisión y escogió a aquellos quedebían acompañarlo en su viaje a Terra Inkognita. Más tarde laexpedición partió. Como ahora conocían al dedillo todas las zonasde la naturaleza de Terra Inkognita, no pensaban tener grandesproblemas en el viaje. Además no iban a ciegas, tenían un destinoconfirmado y sabían con exactitud dónde se encontraba. El destinoera Mundo Desmofyl. El camino que conducía allí estaba cubiertoen un primer tramo por un exuberante prado de flores donde lossaltamontes volaban en pequeñas nubecillas ante sus pies con cadapaso que daban. Para su alegría, parecía que la alfombra de floresno sólo era más exuberante en esa dirección, sino que asimismoera en ella en la que más lejos se había extendido. Cuando el mantocomenzó a ralear ya habían podido ver Mundo Desmofyl la mayorparte del día. Se mostró casi irreconocible cuando llegaron lo ba-stante cerca como para verlo en detalle. Las pilas de ladrillos queantes estaban esparcidas por la arena habían desaparecido. En su

La leyenda de Mundo Minor

342

lugar habían construido a intervalos pequeños pabellones dondelos emocionantes bebían té o charlaba. La cueva en la que tiempoatrás Sum se había arrastrado era lo único que quedaba y había sidoagrandada hasta formar un portón de grandes dimensiones. Elportón permanecía abierto en señal de hospitalidad, mientras unamarquesina en colores claros y atrayentes daba sombra a los queentraban o salían. Por doquier en los muros del Mundo se abríanventanas que en abundante cantidad dejaban filtrarse los rayos delsol en el interior. Lo que más lo hacía feliz era, sin embargo, verlos macizos de flores, de todos los colores posibles, que crecían alo largo del muro del Mundo. Kreator sonrió en lo más íntimo desu alma. Tan pronto como él y sus acompañantes fueron avistadospor los emocionantes allí reunidos, los recibieron con clamores ybrazos abiertos. La alegría del reencuentro era tremenda y nodisminuyó lo más mínimo cuando Desmofylania hizo su aparición.Kreator y Desmofylania se echaron uno en los brazos del otro,mientras Xalyfomsed y Sophia de inmediato se dieron a la charla.De pronto a Desmofylania se le vino a la memoria la razón por lacual había salido al exterior. Había estado ocupada preparando unaobra con El Teatro Personal y acababa de salir para llamar a losemocionantes que no actuaban en la obra como público. Ahoratambién invitó a Kreator y su séquito a asistir a la representación,que trataba de la primera llegada de Sum a Mundo Desmofyl y desu estadía. La obra estaba interpretada de manera increíble y aKreator varias veces le asaltó el asombro por la precisión yveracidad con que las diferentes escenas eran interpretadas.Mientras Kreator veía la obra gozaba también del ambiente en quese desarrollaba. Ahora que surgía la luz a través de las enormesventanas de las paredes y del techo se veía la majestuosidad de losadornos del teatro. Había muchos más de los que podía soñar yahora que podía verlos con propiedad eran de una bellezaarrolladora. Eran tan vivos y estaban tan bien ejecutados queKreator sólo podía recordar un sitio donde había algo semejante.Era en casa del viejo sabio cuyo Mundo Sum había visitado en su

343

La leyenda de Mundo Minor

viaje a través de Terra Inkognita.

Después de la obra se introdujeron unas mesas en el teatro en lasque se sirvió una opípara comida. Todos la despacharon con buenapetito entre carcajadas y charlas amigables. Luego del primerplato, Kreator informó a Desmofylania de su proyecto sobre la carpaque estaba realizando a la orilla del Mar Universal y le preguntó sile apetecería mudarse al ala que todavía estaba deshabitada.Desmofylania se puso muy contenta con este ofrecimiento y sualegría se acrecentó más todavía cuando Kreator le propuso llevarconsigo El Teatro Personal. Se alojarían en la sección central delas instalaciones entoldadas. A pesar de su regocijo, ella quisotomarse un tiempo para pensárselo antes de dar la respuestadefinitiva.

Después de la comida los huéspedes visitaron El Nuevo MundoDesmofyl (así llamaba ahora a su Mundo Desmofylania). Vieronque todos los pasos que comunicaban Epimundo e Hipomundopermanecían abiertos de par en par y nunca se cerraban (de hechohabían sacado todas las puertas de sus goznes y habían empleadoel metal para otros usos). Comprobaron que las condiciones de lascosas habían mejorado significativamente desde que Sumabandonara el Mundo y que los talleres funcionaban de formaimpecable. Todo lo que Kreator vio lo reafirmó en su decisión decompartir las instalaciones entoldadas con Desmofylania. Cuandose separaron, ella prometió ir a verlo en un futuro cercano.

La leyenda de Mundo Minor

344

Capítulo 15

Rara vez el final es equiparable al principio.(Refrán sueco)

Kreator trabajó con tenacidad en el proyecto de la carpa mientras sedeleitaba pensando en el día en que Desmofylania vendría y lo viese.Puso a los emocionantes en marcha para fabricar los tejidos más finospara la lona, los cortinajes de separación, los cojines, etc. Otros seencargaron de hacer los muebles de las maderas más selectas, otrosse afanaron en hacer la cubertería, los candelabros y otros objetosde los metales más preciados. Todo se elaboró con delicadeza yexquisita belleza. El propio Kreator inspeccionaba y daba el vistobueno a cada pequeña operación, nada podía quedar a medias oincompleto en modo alguno. Cuando todo estaba a punto determinarse apareció Desmofylania con su séquito en la lejanía.Kreator les fue al encuentro con una comitiva de sus propiosemocionantes, todos cargados con regalos para Desmofylania,Xalyfomsed y los demás que los acompañaban. Mientras seguían aKreator a su nuevo hogar, Desmofylania le contó, para su asombro,que la alfombra de flores ahora se extendía por todo el camino desdelas instalaciones entoldadas hasta El Nuevo Mundo Desmofyl ycontinuaba ampliándose a un ritmo lento pero tenaz. En tanto queesto ocurría los restantes emocionantes acudían a un festín queincluía todo lo que la economía doméstica de Kreator podía gene-rar.

La alfombra de flores se ensanchaba continuamente en todas lasdirecciones de la brújula. Se extendía a lo largo de la orilla del MarUniversal, se extendía más allá de Montesbarrera y llegó el día enque Mundo Ambo quedó totalmente rodeado. En ese momento elrey estaba fuera de sí de espanto. No entendía lo que pasaba bajolos muros del Mundo, sólo le parecía ser lo que Kreator había descrito

345

La leyenda de Mundo Minor

cuando le habló del jardín. El rey había advertido que la alfombrade flores no se acercaba a más de veinte metros del Mundo, perotenía miedo de todos modos a que esa monstruosidad lo sofocase.En su pavor corrió chillando por todos los corredores desiertos delMundo (todos sus emocionantes se habían escondido). De esto nadasabían ni Kreator ni Desmofylania.

Desmofylania fue huésped de Kreator durante varios días. Gozaronde la compañía del otro, comieron juntos, contemplaron la puestade sol en el Mar Universal, debatieron las posibilidades de lasinstalaciones entoldadas. A medida que pasaba el tiempo, suconfianza crecía más y más, hablaban, se escuchaban, reían ylloraban juntos... su relación se hacía cada vez más estrecha. Al fi-nal decidieron hablar con Sophia y Xalyfomsed para saber si ellostambién opinaban que era una buena idea que Desmofylania semudase al ala que estaba lista. Daba la impresión de que ya se habíandecidido a abogar justamente por esa decisión.

Como el mundo de Desmofylania procedía en origen de MundoAmbo, hallaron muy justo informar al Rey de Mundo Ambo de sudecisión y pedirle que olvidase las viejas rencillas. Buscando al Reyse vieron sorprendidos y afligidos al descubrir el estado en que seencontraban él y su Mundo. El portón estaba abierto de par en par,pero no de una forma hospitalaria. Más bien parecía que estabaabierto porque nadie había tenido el coraje ni el tiempo para cerrarlo.Se abría de una forma desamparada, dado que uno de los batientesestaba semicerrado, mientras el otro estaba presionado contra elmuro. No había nadie de guardia en el zaguanete y dentro del portónyacían montoncitos de arena que se extendían por el interior de eseMundo donde reinaba un silencio sepulcral. Llenos de malospresentimientos, Kreator y Desmofylania entraron en palacio.Cuando penetraron en el pasillo principal, Kreator divisó unemocionante y le lanzó un grito. Este se giró, profirió un berrido alverlos y corrió como loco entre chillidos hacia un pasillo lateral.

La leyenda de Mundo Minor

346

Kreator y Desmofylania se miraron, desconcertados. Continuaronhacia el salón del trono donde esperaban encontrar al rey. De caminopor del pasillo principal, dejaron atrás aquellas puertas junto a lasque Kreator también había pasado durante su primera visita. Ahoraestaban descascarilladas, desgastadas y marcadas por el deterioro.La puerta de cristal esmerilado que había sido motivo de gran sobre-salto para la Pequeña Compañía de Kreator, ahora era mate, opacay estaba dividida a la mitad por un grieta que la recorría de arriba aabajo. Tras ella sonaban ruidos, como de un gran animal que andabaen círculos, gruñendo y masticando. De cuando en vez la puertatemblaba como si la bestia tras ella la estuviese embistiendo. Variasveces oyeron un ruido que parecía indicar que había alguien en lasinmediaciones, pero no se daba a conocer y no respondía a los gritosde Kreator y Desmofylania.

El portón de la sala del trono estaba cerrado y cuando intentaronabrirlo comprobaron que estaba bajo llave. Desmofylania todavía latenía, de aquel tiempo en que ella aún no había abandonado eseMundo, pero era evidente que habían cambiado la cerradura. Nopudieron contactar con el Rey de Mundo Ambo de esa manera.Entonces se marcharon del Mundo, a petición de Kreator, paraencontrar la cueva por la que La Pequeña Compañía en su momentohabía escapado. El derrumbamiento que en un principio fueresponsable del origen de la cueva, había aumentado en el ínterin,por lo que la cueva también se había incrementado en buena medida.Desde fuera podían ver al rey asustado encogido en su trono mientras,mostrando todas las trazas del temor, clavaba sus ojos en el agujeroque cubría el enorme portón. En silencio, penetraron en el lugar dela mano, se detuvieron a unos seis metros del trono y esperaronrespetuosamente a que el rey se dirigiese a ellos. Al final Kreatorcarraspeó para llamar la atención del regente. Por supuesto que elRey de Mundo Ambo se percató de su presencia. Sus ojos casi se lesalieron de las órbitas de espanto, su rostro perdió el color, su cuerpose convulsionó de forma incontrolable y lanzó un alarido de terror.

347

La leyenda de Mundo Minor

Kreator nunca había oído algo tan espantoso como aquello, todoslos pelos de su cuerpo se erizaron y un escalofrío lo recorrió de arribaa abajo. Ese alarido contenía un dolor más que inhumano, un dolorque Kreator no creía posible. Entonces el rey se desmayó. Duranteun instante se hizo un silencio total, después sonó un chasquidoseguido de una sacudida potente, tras la cual empezaron a lloverpiedras, polvo y trozos del edificio sobre ellos. El rey desaparecióbajo los cascotes que se desprendían y lo mismo les habría ocurridoa Kreator y a Desmofylania si Kreator no la hubiese agarrado por elbrazo y salido corriendo a través de la cueva de nuevo. Corrieronraudos como el viento mientras Mundo Ambo se derrumbaba a susespaldas.

Durante bastante tiempo, todo en derredor quedó oculto tras una nubeespesa de polvo producida por el derrumbamiento. Cuando se hubodisipado, sólo quedaba una montaña de cascotes hacia donde laalfombra de flores empezaba a dirigirse. Con el tiempo, el mantofloral lo cubriría todo, igual que cubría todos los otros montones decascotes que encontraba en su camino. Desmofylania apoyó la cabezasobre el hombro polvoriento de Kreator y rompió en un llanto quedo.Cundió la aflicción entre los emocionantes cuando Kreator yDesmofylania les narraron lo que había sucedido. Para mostrar susrespetos, sugirieron que los restos de Mundo Ambo se bautizasencomo Monteambo. Se aprobó la proposición y por eso se conocecon ese nombre aún hoy en día.

Kreator y Desmofylania acabaron por mudarse a una de las alas delas instalaciones entoldadas, en tanto que cedieron la otra a Sophiay Xalyfomsed. Los emocionantes entraban y salían, y estaban tanpronto en una sección como en la otra. Todos se movían con libertadpor toda la zona de Terra Inkognita cubierta por la alfombra de floresque se expandía sin cesar. El Teatro Personal se mudó a su espacioen la sección central de las instalaciones y allí se veían cada noche,después de la cena, diferentes representaciones. Mundo Desmofyl

La leyenda de Mundo Minor

348

fue desmantelado y sus materiales se usaron para levantar pabellones,una biblioteca, una sala de fiestas, casas para invitados y muchasotras cosas para deleite de aquellos que deseasen usarlas, al igualque Kreator había hecho con Mundo Minor.

Cada vez que Kreator, Desmofylania u otro de los emocionantes seencontraban con alguien que deambulaba por Terra Inkognita, loinvitaban a visitarlos en las instalaciones entoldadas. De este modoforjaron muchas y muy diferentes amistades con soberanos deMundos, soberanos de tiendas, soberanos que vivían al raso ysoberanos que vivían de maneras aún más inopinadas. Así aprendíansin cesar cosas nuevas sobre Terra Inkognita. Pasó el tiempo y lasabiduría que habían acumulado creció mucho. La compartían contodos los que lo deseaban y en compensación recibían más de ella.Como regla, utilizaban El Teatro Personal para comunicar lasabiduría, razón por la cual el edificio del teatro fue conocido yamado por todos los que amaban el conocimiento. Con el tiempo, lapredilección que Kreator sentía por sentarse a la orilla del Mar Uni-versal a contemplar el movimiento de las olas hizo que aprendiese aleer su patrón, aumentando esto aún más su amor por el mar. Un día,Desmofylania se acercó a él como solía mientras estaba sentadocontemplando los movimientos del mar en torno a una piedra al bordedel agua. Por su sonrisa se podía adivinar que tenía algo especial quedecir, y en verdad era así. Como resultado de su amor, se habíaquedado embarazada. Kreator la tomó en sus brazos, la besó y sesintió inefablemente dichoso. Desmofylania le sonrió, sobre todocuando a la mañana siguiente encontró un bosquejo para una cunaen el banco de trabajo de Kreator. La llenó de ternura que él yaestuviese emprendiendo los preparativos para el nacimiento quetodavía quedaba tan lejano en el futuro. La cuna todavía estaba enestadio de boceto, pero ostentaba la misma espléndida belleza de todolo demás que albergaba las instalaciones entoldadas. A medida quela hora del nacimiento se aproximaba, aumentaba también la cantidadde cosas que Kreator encargaba producir a los emocionantes. Se

349

La leyenda de Mundo Minor

trataba de una cuna, ropa, juguetes, cubiertos adecuados para niños,y cosas así. No faltaba nada y todo estaba realizado con la mismabuena calidad que todo lo demás allí. Cuando el alumbramientoestaba ya muy cerca, Kreator instaló una tienda junto a la orilla delMar Universal. La surtieron con todo lo que una mujer parturientapuede necesitar. A ojos de Desmofylania, había varias cosas que nocreía que necesitaría, pero el amor y la consideración que denotabanestos preparativos la conmovieron. El parto fue como la seda, ycuando todo hubo terminado, un Kreator orgulloso y contentodesplegó la “tienda de recepción”. Estaba diseñada para que losemocionantes y todo aquel que estuviese interesado pudieseacercarse para admirar el milagro que acababa de suceder. El reciénnacido resultó ser un niño que recibió el nombre de Novus.

Kreator y Desmofylania continuaron gozando de los atardeceressentados sobre la alfombra de flores a la orilla del océano. Ladiferencia era solamente que ahora su atención estaba dividida en-tre la puesta de sol, el otro y Novus. Tanto durante la época en queKreator se sentaba allí solo como durante la época en que habíacompartido esa alegría con Desmofylania, había una pregunta queconstantemente le había rondado los límites de la conciencia. Ahora,mientras contemplaba el primer intento de su primogénito de conocerTerra Inkognita, formuló la pregunta en voz alta:

* ¿Qué hay al otro lado del Mar Universal?

Eso... ¿qué crees TÚ que hay al otro lado del Mar Universal...?

La leyenda de Mundo Minor

350

351

La leyenda de Mundo Minor

Lista de nombres de Mundo Minor

Objetos:

La espada de Sum Egkratehias AutodominioLa daga Thelematos VoluntadLa corona Agape AmorLa lente Noëhito JuicioEl escudo Esterisen ResoluciónEl cetro Dikaioshynen Justicia

La espada delRey Ego Dynamis Poder

Mundo Minor Mundo Menor

Personajes:

Sum ”Soy”

Sophia ”Sabiduría”

Ego ”Yo”

Egofiliam ”Soberbio”

Fosfagus ”Devorador de luz”

Aythadeis ”Adulador”

Epithymhiai ”Lujurioso”

Akathastatos ”Indeciso”

Thhorybon ”Caos”

Foboy ”Terror”