La liebre, el león y el antílope

En una ocasión, el león se sintió enfermo, no podía correr velozmente, cuando iba de caza no podía atrapar a sus presas. Se convirtió en el hazmerreír de todas las gacelas, cebras, antílopes y ñus. El león se encerró deprimido en su cueva. Cada día estaba más delgado.El ver que este no aparecía por ningún lado, su amiga la liebre decidió ir a visitarlo hasta la cueva, para preguntarle qué le pasaba.El león le dijo:

- Estoy enfermo desde hace muchas semanas, me encuentro muy débil. Necesito comer mucha carne fresca, sólo así podré estar fuerte y cazar de nuevo.

Había un antilope muy grande que vivía cerca de la cueva del león. El león se lamentó:

- No puedo atrapar al antílope, porque no corro lo suficientemente rápido - y añadió - por favor mi amiga, busca la manera en que el antílope entre dentro de la cueva, y yo pueda atraparlo, de otra manera moriré de hambre.

- No te preocupes, dijo la liebre - yo te traeré al antilope.

La liebre empezó a pensar en cómo hacer que el antílope entrara en la cueva del león. Se fue hacia donde el antílope estaba paciendo. Lo saludó alzando la mano.

- He oido que el león se encuentra enfermo - dijo el antílope.

- Si, así es - contestó la liebre. - Está muy enfermo, y como cree que va a morir pronto, ha estado deliberando en quien va ser el próximo líder.

- Y ¿quién cree el león que podrá ser el nuevo líder?- preguntó curioso el antílope.

- Díce que yo soy lo suficientemente inteligente para ser el líder de los animales. Pero soy demasiado pequeña, no doy la talla para líder. Tendría que elegir al elefante, el búfalo o la hiena.

- ¡Oh, no! - dijo el antílope negando con la cabeza - No puede elegir al elefante, es muy lento y come demasiado. La hiena tampoco puede ser un buen líder, nunca está satisfecha. El búfalo es muy feo y perezoso, ningún animal lo escuchará.

- Y ¿qué tal la cebra? - preguntó la liebre, - ella es grande, fuerte y hermosa; no come mucho y se mueve velozmente.

- No, no puede ser, la cebra tiene miedo de la mayoría de los animales, no es valiente y nunca será un buen líder.

- Entonces, ¿quién crees tú que puede ser el líder? – preguntó la liebre.

- ¿Por qué no yo? Soy inteligente, grande, puedo correr rápido, no como demasiado, me contento con poco, y además, tengo unos cuernos que asustan a los otros animales.

- Sí, creo que tienes razón, tú podrías ser un buen líder - dijo la liebre complacida. - ¿Por qué no vienes conmigo a ver al león y le explicamos lo que hemos estamos hablando?

El antílope accedió a acompañar a la liebre hasta la cueva. Una vez llegaron a la cueva, explicaron al león lo que había estado hablando. Este les dijo:

- Estoy de acuerdo en que el antílope podría ser un buen líder. Pero, ¿es lo suficientemente valiente? Antes de decidir quién será el próximo líder tengo

que estar bien seguro. Antílope, ¿puedes acercarte un poco más, por favor? Quiero decirte algo al oído.

El antílope se acercó al león y dobló la cabeza para escuchar qué es lo que este le tenía que decir con tanto sigilo.El león levantó una de sus garras y la puso por encima del hombro del antílope. Arrastró el antílope hasta la profundidad de la cueva y lo devoróLa liebre se fue contenta porque su plan había tenido éxito.