La mentalidad burguesa y su contexto histórico

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La mentalidad burguesa y su contexto historico Miguel Alejandro Bonilla Parra – Código: 25451557 El hombre crítico como base fundamental en la llegada del llamado hombre moderno, es una concepción que tiene diversos origenes, particularmente el cambio de idiosincracia durante el siglo de la ilustración permite a dicha rama de la sociedad empezar a desarrollar una conciencia propia de los acontecimientos a su alrededor y de las relaciones que estos tienen con las enseñanzas heredadas acerca de la moral y la ética. La burguesía se instala dentro de una sociedad dónde la imposición de la mentalidad cristiano-feudal es dominante, este fenomeno sociopolítico se empezó a gestar como consencuencia de la crítica a la imposición del Antiguo Régimen y sus clases sociales dominantes: El clero católico, la monarquía y la nobleza. Los cuestionamientos hechos por diversos intelectuales de la ilustración dentro de ámbitos hasta el momento inespugnables, como el siquiera contradecir a la iglesia, sirvieron como impulso para la consolidación de un hombre nuevo, aquel que buscaba argumentos y justificaciones a todo lo que no le viese sentido de ser, un hombre que rompe prejuicios de antaño y vive bajo su concepción de las cosas (Romero, 1999. Pg 28-29). El origen idelogico de figuras como Voltaire o Goethe, se da a raíz de una serie de procesos sociales, como la relación entre las nacientes burguesías y la aristocracia que empezó a ser más profunda o la aceptación desde ciertos circulos sociales del conocimiento cientifico adquirido por el trabajo de cientificos como Newton, el cual planteó una relación de

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Ensayo sobre la mentalidad burguesa durante los tiempos de la revolución francesa y como la religión tuvo un papel determinante en su configuración geopolítica.

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La mentalidad burguesa y su contexto historico

Miguel Alejandro Bonilla Parra – Código: 25451557

El hombre crítico como base fundamental en la llegada del llamado hombre moderno, es una concepción que tiene diversos origenes, particularmente el cambio de idiosincracia durante el siglo de la ilustración permite a dicha rama de la sociedad empezar a desarrollar una conciencia propia de los acontecimientos a su alrededor y de las relaciones que estos tienen con las enseñanzas heredadas acerca de la moral y la ética.

La burguesía se instala dentro de una sociedad dónde la imposición de la mentalidad cristiano-feudal es dominante, este fenomeno sociopolítico se empezó a gestar como consencuencia de la crítica a la imposición del Antiguo Régimen y sus clases sociales dominantes: El clero católico, la monarquía y la nobleza. Los cuestionamientos hechos por diversos intelectuales de la ilustración dentro de ámbitos hasta el momento inespugnables, como el siquiera contradecir a la iglesia, sirvieron como impulso para la consolidación de un hombre nuevo, aquel que buscaba argumentos y justificaciones a todo lo que no le viese sentido de ser, un hombre que rompe prejuicios de antaño y vive bajo su concepción de las cosas (Romero, 1999. Pg 28-29).

El origen idelogico de figuras como Voltaire o Goethe, se da a raíz de una serie de procesos sociales, como la relación entre las nacientes burguesías y la aristocracia que empezó a ser más profunda o la aceptación desde ciertos circulos sociales del conocimiento cientifico adquirido por el trabajo de cientificos como Newton, el cual planteó una relación de inclusión entre las leyes de la naturaleza y la creación de Dios, ya no se veía como una aberración o una blasfemia el considerar todo esto.

Hasta el siglo XVIII el conocimiento científico y la filosofía natural admitieron solo de manera indirecta. De este modo, el legado de la percepción de las formas tradicionales de los fenomenos irreales, ha quedado de alguna manera en este pensamiento científico y filosófico modernista, como una especie de opción alternativa que ayuda a resolver algunos problemas insolubles para quienes plantéen los principios del pensamiento científico. De forma más concreta, la línea principal de la mentalidad burguesa se limita a definir la realidad como la realidad operativa o mecánica, cuyo comportamiento puede preverse en conceptos más adecuados para su accionar. Este paso fundamental a la adopción de diversas ideas permitieron simentar el pensamiento del hombre burgués (Romero, 1999. Pg 39).

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Las estructuras económicas y sociales anticuadas hallaban comodidad en el sistema político del absolutismo. La burguesía usaba en su beneficio el descontento de gran parte del estamento no privilegiado, que incluía desde los jornaleros hasta los banqueros o comerciantes más adinerados. La serie de revoluciones iniciada en Inglaterra (1642-48 y 1688), Norteamérica (1773-83) y finalmente en Francia (1789), significó la abolición del Antiguo Régimen y la imposición del estado burgués, la sociedad de clases y el capitalismo industrial.

Estos cambios sociales, económicos y políticos sirvieron especialmente a los intereses de la gran burguesía, la cual se instauró como clase dominante. En efecto, la revolución Industrial iniciada en el siglo XVIII en Inglaterra permitió el desarrollo de un nuevo sector en la economía. Los acumulado por los comerciantes fue invertidos en las nuevas industrias. La nueva economía, cuyos medios de producción estaban en poder de la burguesía capitalista, se transforma en la fuerza del desarrollo de occidente.

En algunas ciudades la burguesía llega a tomarse patriciados, como Venecia o Florencia, pero en otros países, como España, Portugal, Hungría, nunca llegaron, ni siquiera en el a finales del siglo XVII y en pleno en el siglo XVIII, a competir en poder frente a la aristocracia. La dicha mentalidad burguesa, es reconocida por un autor en por lo menos tres etapas: la mentalidad baronial, la corte y la caballaresca (Romero, 1999). La mentalidad baronial domina en la época de la conquista germánica, desde el siglo XII se nota que la idiosincracia cristiana comienza a enseñar a los caballero. Introduce, en un mundo varonil, el respeto por las mujeres: el culto mariano, desde el siglo XII, introduce los valores de la femineidad. Allí se conforma la mentalidad de la cortesía como valor, parecida en muchas cosas al futuro burgués.

La mentalidad cristiano-feudal supone estar intervenida por la irrealidad, es decir, que la causalidad de la realidad no pertenece a la naturaleza, sino a lo fenomenal. En el marco de dicha forma de pensar nace la burguesía, que paulatinamente establece una vez más el destino entre realidad e irrealidad. Con el cambio estructural empieza a constituirse al lado del esquema sociopolítico tradicional, uno nuevo y los grupos de la naciente burguesía, al reflejarla en su forma de razonar, descubren que si bien la estructura tradicional resiste, también concede y se transforma de forma paulatina.

La nueva imagen del hombre plantea una caraterización social marcada por el individualismo (concepción fundamental del burgués), la sociedad no es una organización modular, el cual cada uno tiene tiene su función fija, el origen real está en los individuos y su desarrollo propio. Alrededor de la conclusión de que la sociedad se encuentra constituida por individuos, se puede inferir que estos individuos propios se reunen por objetivos comunes y trazan una relación entre sí, un tipo de contrato social donde el elemento fundamental de la sociedad es el trabajo consentido entre los individuos.

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Durante el siglo de las luces, el desarrollo complejo de un conflicto religioso se fue propagando por algunos países europeos dónde la burguesía empezaba a tomar relevancia, ya que a raíz de la adquisición de poder político, económico y legal por parte de la iglesia católica, permitía varias imposiciones al pueblo agravaban la relación (Tocqueville, 1856). El burgués como individuo, frente dichas problemáticas creadas por el afán del clero de mantener el control, comenzó a intentar responderse con argumentos concretos si la verdad impartida por la iglesia era en sí realmente una realidad fundamental, la Biblia para estos hombres está llena de contradicciones por su interpretación alegorica imprecisa (Groethuysen, 1943).

A modo de conclusión para este trabajo, se puede afirmar que la formación de los burgueses como individuos críticos y sus cuestionamientos a la religión católica, se dio gracias a diversos procesos sociales a través de la historia, esto sumado a la crisis es sedimentada por la imposición religiosa, cambió la figura de poder que era el clero católico galicansista al entrelazarlo con el estado y sus intereses, lo que a la postre fue decisivo en el desarrollo de los acontecimientos posteriores.

Referencias

GROETHUYSEN, Bernhard (1943). La formación de la conciencia burguesa en Francia durante del siglo XVIII. Fondo de cultura económica, México.

JARAMILLO, Rubén. (1997) Cuestiones de Filosofía No. 3-4. Moralidad y Modernidad en Colombia, Conferencia dictada dentro del Programa de Educación Continuada del Departamento de Filosofía de la Universidad Nacional.

ROMERO, José Luis. (1999) Estudio de la Mentalidad Burguesa.

TOCQUEVILLE, Alexis de. (1856) Tocqueville: The Ancien Régime and the French Revolution. Editado por Jon Elster y traducido por Arthur Goldhammer (Edición Cambridge 2011).