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Luis Diego Cascante Fallas La metafísica de la luz, una categoría de la ontología bonaventuriana Summary: This article affords the reader an anthology of Saint Bonaventure's (1221-1274) exemplarist Philosophy, involving a palpable re- lationship among beings with regard to God, ari- sing out ofthe dwelling ofGod within one's being. In order to present this concept in an explicit fas- hion, the author proposes the metaphysics of light: in the process of illuminating beings, God, as light, "bestows upon them His luminous natu- re, as expressed by color", by means of th Exem- piar. Be is like a fountain of intelligible light, sin- ce it is the product of the intra-divine "agápe ". Resumen: Este artículo ofrece una lectura de la filosofía ejemplarista de san Buenaventura (1221-1274) a partir de una ontoLogía que recla- ma una relación reaL de los seres respecto de Dios, como consecuencia deL alojamiento de Dios en el ser. Para expLicitar esto se propone la metafísica de luz, en donde Dios, como Luz, al iluminar los seres, imprime como "un indumento su índoLe Luminosa expresada en eL color" por disposición deL EjempLar. EL ser es una Luz inteli- gible fontanaLmente buena porque es fruto de La 'agápe' intradivina. Prólogo El filósofo español Xavier Zubiri afirmaba' que todo intento por comprender la realidad desde la filosofía obliga a tener como punto de partida una determinada familiaridad con la cosas, i.e., la fa- miliaridad propia del autor estudiado. Dicha fami- liaridad es el campo visual a través del cual el pensador observa el mundo, originando desde ésta un horizonte fiLosófico que no es independiente de las cosas y que, por ende, demarca la visión. Es el horizonte visual que, al ser una delimitación, encu- bre y, al encubrir, ofrece la probabilidad de 'negar a descubrir', es decir, de negar a la verdad. El pensamiento griego -de Thales a Aristóteles- tuvo, por su parte, su horizonte filosófico: buscar en la totalidad "lo que siempre es", razón por la cual se toparon con el problema del cambio. Otea- ron que las cosas retienen en sí 10 que son a pesar del cambio. A esto fue a lo que los griegos llama- ron physis, 'naturaleza'. Sin embargo, con la aparición del cristianismo, cambia el horizonte filosófico europeo. No urge el problema del cambio, sino el de la nihilidad, y por consiguiente el de la creación. El horizonte cristia- no hunde, entonces, sus raíces en la teología. El hombre no se encuentra consigo mismo sino a tra- vés de Dios.' Agustín de Hipona es quien comien- za a sistematizar este horizonte y, siglos después, Buenaventura 10 transita y enriquece. Así, pues, el horizonte filosófico de Buenaventura es el cristia- no, que es teocéntrico, el cual -se observará- tiene la característica de ser filosóficamente ejemplaris- ta y de verse enriquecido por la categoría de la metafísica de la luz, propuesta a continuación co- mo clave de su ontología. La ontología bonaventuriana: la metafísica de la luz Ciertamente, hablar hoy de metafísica, en ple- no ocaso del siglo XX, es considerado por muchos un arcaísmo -aunque indudablemente otros tantos Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVI (88/89), 341-348,1998

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Luis Diego Cascante Fallas

La metafísica de la luz, una categoría de la ontologíabonaventuriana

Summary: This article affords the reader ananthology of Saint Bonaventure's (1221-1274)exemplarist Philosophy, involving a palpable re-lationship among beings with regard to God, ari-sing out ofthe dwelling ofGod within one's being.In order to present this concept in an explicit fas-hion, the author proposes the metaphysics oflight: in the process of illuminating beings, God,as light, "bestows upon them His luminous natu-re, as expressed by color", by means of th Exem-piar. Be is like a fountain of intelligible light, sin-ce it is the product of the intra-divine "agápe ".

Resumen: Este artículo ofrece una lectura dela filosofía ejemplarista de san Buenaventura(1221-1274) a partir de una ontoLogía que recla-ma una relación reaL de los seres respecto deDios, como consecuencia deL alojamiento deDios en el ser. Para expLicitar esto se propone lametafísica de luz, en donde Dios, como Luz, aliluminar los seres, imprime como "un indumentosu índoLe Luminosa expresada en eL color" pordisposición deL EjempLar. EL ser es una Luz inteli-gible fontanaLmente buena porque es fruto de La'agápe' intradivina.

Prólogo

El filósofo español Xavier Zubiri afirmaba' quetodo intento por comprender la realidad desde lafilosofía obliga a tener como punto de partida unadeterminada familiaridad con la cosas, i.e., la fa-miliaridad propia del autor estudiado. Dicha fami-liaridad es el campo visual a través del cual elpensador observa el mundo, originando desde ésta

un horizonte fiLosófico que no es independiente delas cosas y que, por ende, demarca la visión. Es elhorizonte visual que, al ser una delimitación, encu-bre y, al encubrir, ofrece la probabilidad de 'negar adescubrir', es decir, de negar a la verdad.

El pensamiento griego -de Thales a Aristóteles-tuvo, por su parte, su horizonte filosófico: buscaren la totalidad "lo que siempre es", razón por lacual se toparon con el problema del cambio. Otea-ron que las cosas retienen en sí 10 que son a pesardel cambio. A esto fue a lo que los griegos llama-ron physis, 'naturaleza'.

Sin embargo, con la aparición del cristianismo,cambia el horizonte filosófico europeo. No urge elproblema del cambio, sino el de la nihilidad, y porconsiguiente el de la creación. El horizonte cristia-no hunde, entonces, sus raíces en la teología. Elhombre no se encuentra consigo mismo sino a tra-vés de Dios.' Agustín de Hipona es quien comien-za a sistematizar este horizonte y, siglos después,Buenaventura 10 transita y enriquece. Así, pues, elhorizonte filosófico de Buenaventura es el cristia-no, que es teocéntrico, el cual -se observará- tienela característica de ser filosóficamente ejemplaris-ta y de verse enriquecido por la categoría de lametafísica de la luz, propuesta a continuación co-mo clave de su ontología.

La ontología bonaventuriana:la metafísica de la luz

Ciertamente, hablar hoy de metafísica, en ple-no ocaso del siglo XX, es considerado por muchosun arcaísmo -aunque indudablemente otros tantos

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVI (88/89), 341-348,1998

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han abogado por destruir la metafísica justamentepara construirla-. Ahora bien, considerar la meta-física como pseudosaber filosófico no es un pro-blema si se entiende que este no es el único juicioque cabe sobre la metafísica, pues toda filosofía esun intento por encontrar un centro y un núcleometafísico, i.e., una metafísica. El objeto de la me-tafísica -según heredó occidente de Aristóteles- noatiende a un "algo" circunstancial o accidental, si-no a aquello que posibilita las circunstancias, esdecir, en la universalidad, entendida como partici-pación, se encuentra la permanencia inobjetablede su objeto de estudio: el ser.

La importancia de la metafísica corresponde,entonces, a un esfuerzo por comprender] mejor larealidad, i.e., por inteligir el fundamento mismoque hace posible todos los demás modos de ser', laposibilidad de afirmar que el ser se dice de mu-chas maneras.' A la luz de esto, la metafísica es laciencia del ente en cuanto ente(6), en tanto seocupa no de un segmento de la realidad sino de latotalidad.'

Ese interés por inteligir la totalidad de la rea-lidad movió a Buenaventura' a especular sobre elser análogamente: el ser se dice de las creaturas yde Dios de esa manera, basándose para ello en elejemplarismo', el cual maneja la tesis fundamen-tal de que para entender la metafísica del sercreado, es imprescindible tener presente que to-dos los seres han sido creados en el Verbo, entanto es este el Ejemplar," Esto significa que to-das las creaturas sensibles son huellas" que de-notan las perfecciones invisibles de Dios, o loque es lo mismo, "todo ser puede ser visto por-que es iluminado en el tiempo y en el espacio porla producción eterna","

La metafísica bonaventuriana es, pues, una me-tafísica de la relación" -o analogía del ser-, en laque toda creatura apunta intrínsecamente a unprincipio originante. Lo interesante de la analogíadel ser, vista desde el bonaventurisrno", es que di-cha categorización se ve extraordinariamente enri-quecida por el término de la luz, por lo que se po-dría hablar de una metafísica de la luz al interiordel sistema bonaventuriano.

La metafísica de la luz influyó considerable-mente en el estilo y técnicas expresivas de laépoca medieval. Durante el siglo XIII, por ejem-plo, poetas y escritores -entre ellos, Buenaventu-ra-desarrollaron una sensibilidad especial para.captar cualquier detalle luminoso. Asimismo, enese siglo, curiosamente, el gusto por las joyas,

relicarios de oro, piedras preciosas y metalesrefulgentes se agudizó." Y es que no es acciden-tal la importancia de la luz en la época medievalsi se considera su trascendencia en relación conel desarrollo de las ideas, pues las abadías sub-sistían no solamente por lo que cosechaban losmonjes, sino, además, por la transcripción de lostextos que efectuaban los copistas, en cuyo casola oración y el estudio eran sinónimos de vidamonacal. Pero, claro, para estudiar y hacer lascopias de los textos importantes -que se veían,quizás, una vez en la vida, y dado el alto costoque resultaba reproducirlos a mano- se requeríade un lugar con óptimas condiciones para el tra-bajo. Ese lugar era la biblioteca que, al ser cons-truida, además de estimar la ventilación para quelos textos de papiro no fueran destruidos en elinvierno por la humedad ni en el verano por elcalor excesivo, debía de aprovechar al máximola luz en cualquier estación del año. Ciertamen-te, la luz (material) que traspasaba los vitralesera de una importancia excepcional.

Si la luz es trasladada al plano filosófico, estadoctrina puede denominársele epistemología dela luz. Sus antecedentes se descubren, sin em-bargo, en Parrnénides", Platón", Plotino", losgnósticos por influencia maniquea" y, finalmen-te, en la escolástica cristiana caracterizada por ladirección agustiniana, la cual fue defendida es-pecialmente por los franciscanos.

Con Agustín esta doctrina epistemológica reci-be el nombre de iluminación, de la que Buenaven-tura bebió como buen franciscano. La doctrinasostiene que así como la experiencia sensible delas cosas corpóreas mudables sólo es posible bajola luz "corpórea, exterior", de igual manera el co-nocimiento de las cosas espirituales en sus verda-des esenciales, eternas e inmutables, solamente esposible bajo la luz "espiritual, interna", cuyo prin-cipio reside en el Ejemplar. La iluminación con-siste en que, para que nuestro espíritu conozca lasverdades eternas e inmutables, se requiere delconcurso del espíritu -en el sentido de inteligenciao sabiduría- divino. Es decir, vemos con la ayudade Dios. Es como sucede con la luz material, queno la vemos por sí misma, sino a todas las cosas através de ella. Así, por ejemplo, cuando los senti-dos nos muestran un triángulo concreto, la ilumi-nación divina permite captar en él la esencia in-mutable del triángulo."

Esta doctrina, defendida en la ontología, recibeel nombre de emanación en el bonaventurismo:

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"Hoc est medium metaphysicum reducens, et haec esttota nostra metaphysica: de emanatione, de exempla-ritate, de consumatione, scilicet illuminari per radiosspirituales et reduci ad summum. Et sic eris verusmetaphysicus.'?'

Al igual que para San Agustín, los seres huma-nos conocen por la luz soberana, que fundamentala noética o leyes fundamentales del pensamiento."La claridad del mundo material, así como el cono-cimiento de la realidad sobrenatural, es posible porla asistencia divina. Dios es quien clarifica los ob-jetos ontolágicamente, dándoles el ser, y epistemo-lógicamente, haciendo cognoscibles los seres porla luz del entendimiento. Reconocer, pues, la luzcomo verdad remite a la luz como ens fundamenta-le en el terreno óntico; si es verdad, existe, pues elobjeto del intelecto es el ser y, si el intelecto lo re-conoce, se debe al hecho de ser existente."

El hilemorfismo universal se vincula a la expli-cación de la luz material. Dios, simple en su natu-raleza, tiene por nombre primario el ser." EnDios, esencia y existencia se identifican, luego esActo puro." Por otra parte, las creaturas estáncompuestas de acto-potencia, de esencia-existen-cia, de materia-forma. El concepto que subyaceaquí es el de la materia como principio de limita-cián", esto es, como principio de potencia y deposibilidad. La materia (principio pasivo) así en-tendida es el principio de multiplicidad de los se-res, pero no de individuación" por su indetermina-ción. La materia, al ser creada por Dios en el prin-cipio, es anterior a todas las formas y, por ende,neutra o indiferente para recibir una forma corpó-rea o espiritual. El individuo resulta de la uniónactual de la materia y la forma. Se deduce que to-da diversidad proviene de la forma (principio acti-vo), por lo que para Buenaventura la forma tienecorporeidad y espiritualidad según la naturalezade la creatura. De la unión de la materia (junda-mentum) y la forma (formale complementum) porun aglutinante (glutinum) suceden las substanciascreadas", en cuya tríada observó el Doctor seráfi-co un vestigio de la Trinidad.

A partir de lo anterior, se puede entender por-qué el mundo entero, visto desde el bonaventuris-mo, es como un libro escrito por la mano de Dios,"donde cada cosa nos habla de la inmensa bondadde su creador, donde cada criatura es como escritu-ra y espejo de la vida y de la muerte, donde la máshumilde rosa se vuelve glosa de nuestro paso porla tierra", como señala precisa y hermosamente

Umberto Eco en su novela sobre el siglo XIV Elnombre de la rosa:" Esta glosa transparenta lamano de Dios, la cual es expresión de lo inengen-drado o, lo que es lo mismo, semejanza engendra-da. Así, las razones eternas" permean todas las co-sas siendo Dios el artista por antonomasia, ya quesiempre transe su obra con la igualdad numerosa oigualdad armoniosa, pues "disposuit tamen omniain certo pondere, numero et mensura"," El peso,número y medida permite la cognoscibilidad de losseres según se realicen estos tres en la naturaleza.

Esta epistemología del "pondus, numerus,mensura" implica el "modus, pondus, ardo". Elordo presupone species, y species consiste en mo-dus. Pero el modo es la síntesis del número, la me-dida y el peso, y, desde luego, el orden engendrael concepto unum, que va seguido de verum y bo-num," Ciertamente, esta visión del mundo es mu-sical (la belleza entendida como armonía matemá-tica), pero, ante todo, confirma que todas las cosasson bellas por participar de la luz divina (metafísi-ca de la luz).

La analogía que se deduce es que el ser es a luzcomo la luz es a lo bello. Propiamente hablando:la teoría de la realidad u ontología bonaventurianaes una metafísica de la luz: la luz puede decirsetanto de la substancia espiritual -creada e increa-da- como de la corporal. La refulgencia arroja laejemplaridad de las cosas Y Por ende, todo ser ensí mismo luminoso emite un resplandor. No se tra-ta, entonces, de algo metafórico, sino estricto, encuanto Dios es la luz que irradia a los seres sin de-jar de ser Él mismo. Así, cuanto más rico en luz esun ser, tanto mayor es la nobleza de su existencia,tanto más divino debe ser considerado."

Sin embargo, durante los primeros días delmundo, Buenaventura apunta la necesidad de quefuesen creados ciertos cuerpos simples a los quellama elementos, a fin de introducir la multiplici-dad de formas. Para conciliar esta multitud decontrarios en mixtos propone una naturaleza aleja-da de la contrariedad, i.e., la luz. De esto se coligeque la luz no es, así entendida, un cuerpo sino "laforma substancial de todo cuerpo natural?", es de-cir, aquello que le da inteligibilidad a la cosa: elser, según el grado de participación."

Para Buenaventura, la fuerza mediadora entre lamateria y la vida, entre la vida y el espíritu, es la luz:es la materia más clara y más espiritualizada, prove-niente del "cielo", limitando y curtiendo la "tierra"informe. Hans Urs van Balthasar, el distinguido eru-dito, acierta con sus palabras sobre este asunto:

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"La luz es por esencia lo que media, lo que supera loscontrastes entre cuerpos y entre materia y vida (...) Laluz uniforme "se expresa" de modos diversos como elcolor en el medium material que la refracta (según lavariedad de los elementos) y se diversifica en "formas",de suerte que podría justificarse la afirmación de que to-da forma es bella en cuanto forma, pues posee la inte-rioridad luminosa capaz de autoexpresarse, representán-dose en una materia. La forma es luz proveniente de loalto, de la unidad del ser. Es luz que concilia entre sí lasoposiciones materiales.'?'

La interioridad luminosa (forma bella) de losentes debe entenderse como intimidad espiritual:el ser que, por analogía, se dice de Dios y de losseres creados. De esta manera, cualquier belleza oser particular es ontológicamente una imagen de labelleza o del ser de Dios.

Se descubre, entonces, una analogía (de pro-porcionalidad propia) en el bonaventurismo: Dioses la fuente de luz, i.e., la causa del ser -de todo loexistente-, la razón del entender y el origen del vi-vir -para el hornbre-, y "siempre a modo de luzque se propaga, se revela y da color" .38 Es más, laexplicitación de esta analogía se da a través de lametafísica de la luz: en donde Dios, como luz, aliluminar las cosas y al iluminamos imprime como"un indumento su índole luminosa expresada en elcolor?" por disposición del Ejemplar. El ser esuna luz inteligible fontanalmente bella y buenaporque es fruto de la agdpe" intradivina.

Por lo anterior, Buenaventura afirma que la"lux est pulcherrimum et delectabilissimum et op-timum inter corporalia".' Si el ser se dice de di-versos modos, hay atributos que son convertibles,pues están más allá de todos los géneros. Por con-siguiente, la frase bonaventuriana "la luz es (algo)bellísimo, delectabilísimo y óptimo entre los cuer-pos", remite a conceptos que superan los límitesde todas las divisiones unívocas del ser en géneroy especies para aplicarse sin restricciones a todoser, pero analógicamente. Se está hablando de lostrascendentales, ligados necesariamente al con-cepto de ser, los que son ilimitados como éste y,por ello, intercambiables con él, en donde, a partirde la metafísica de la luz, la luz es la única, bella,deleitable y mejor de las "formas substanciales".

Pareciera, pues, que la "luz" es una categoríaestrictamente metafísica para referirse al ser y,además, una manera de señalar que, en la bellezade lo sensible, se descansa una "forma". Quedamanifiesta la relación entre belleza y expresión. El

ser (luz) como res (cosa), con lo cual se garantizasu realidad u objetividad y, por tanto, su cognosci-bilidad, verum (verdadero), en tanto el ser es elprimer conocido, -aunque, ciertamente, lo que esprimero en el ser con frecuencia es posterior en elorden del conocer,-explicitando su función en vir-tud de la mente, pero expresando la verdad en elencuentro de la cosa concreta con el ser ideal. Co-mo unum (uno), en cuanto a la inseparabilidad in-trínseca de las notas esenciales, a saber como uni-dad; la indivisión es producto de su carácter desubstancia que, entendida la unidad activamente,permite la unificación o coincidencia de la materiay la forma, i.e., el carácter dinámico de la subs-tancia. Como aliquid (algo) para marcar la deli-mitación con respecto a cualquier otro ser. Peroeste "algo" es "bellísimo", es decir, pulchrum, no-ta característica sobre todo de las escuelas francis-canas, pues la belleza atiende a la concordanciaespontánea con la facultad contemplativa o místi-ca -y Buenaventura es un alma esencialmente mís-tica-, dado que lo bello se dice por semejanza conOtro que es bello. Puede decirse que el superlativo"delectabilísirno" refuerza el de lo "bello", puestoque lo agradable es digno de ser amado. Desde es-ta perspectiva, el pulchrum es el halo que rodeatoda bondad y toda verdad, esplendor de todos lostrascendentales juntamente, ya que "la bellezaabarca toda la causalidad de Dios, pues lo bello esla fuente y la forma, el fin de todo lo que existe."Pulchrum circuit omnem causam?", con lo quese confirmaría la opción interpretativa del siste-ma bonaventuriano como una explicación de larealidad a partir de la luz, representación deDios, la luz y el ser sumo. Por último, lo "ópti-mo" señala el carácter de valor de todos los tras-cendentales que, en su conversión, se enriquecenmutuamente. Es el aspecto apetecible que seofrece a la voluntad, el acuerdo entre la potenciay la realización.

El ser se dice análogamente en el bonaventu-rismo, pues "los atributos divinos de unidad, ver-dad, bondad y belleza se reflejan en las creaturassegún su ser (según su grado de claridad); la ana-logía del ser, fundada en el ejemplarismo, se ex-tiende a toda clase de perfecciones y sigue la mis-ma jerarquía entitativa"." El misterio de la luz ensu descomposición manifiesta la capacidad crea-dora como refracción de los colores con sus va-riadas irisaciones y formas, las que a fin de cuen-tas expresan diversas modulaciones de la expre-sión", del ser.

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Epílogo

En el bonaventurismo se encuentra la analogía deproporcionalidad propia porque hay Dios y creatu-ras que se vinculan íntima y realmente en el ser,pues la objetualidad es un trascender la representa-ción de la inteligencia y, justamente, ésta consiste enlo que todos coinciden, el ser -incluso Dios, aunquelo correcto sería decir que Él está por encima delser-o Por esta razón, Buenaventura mira todo lo queexiste como si mirase con los ojos de Dios: la rique-za ontológica de los seres creados se funda en suafirmación de la trinidad de Dios a partir de la con-sideración de la substancia como dinámica. Este esun dinamismo que se consuma en el amor internodivino, razón por la cual es una realidad tripersonal,y en el amor externo divino, para con las creaturas -téngase presente que, para Buenaventura, hay reden-ción-. Lo interesante de este dinamismo substanciales que la substancia no es entendida sólo como fun-darnento", sino como una realidad que posee rique-za interna. El devenir no es un problema, ya que lamutación de la substancia creada es la reafirmaciónconstante de su propia realidad. Místicamente, estedinamismo substancial implica que la vida de Dios 'es comunión íntima y difusividad. Teológicamente,que la esencia de la vida intradivina es comunica-ción de su idéntica naturaleza, cuestión que traslada-da al terreno humano nos obliga a hablar de deifor-midad, esto es, la elevación (capax Dei) de los seresracionales (imago Dei) como albricia de la plenituddivina.

El Dios bonaventuriano es un Dios-creador, unOpifice, un Artista. Esta concepción de Dios comoartista se funda en la visión sapiencial de las Escri-turas, pero su justificación se arraiga en el agustinis-mo, cuyos antecedentes se encuentran en el plato-nismo. Todo ha sido hecho según "peso, número ymedida". La realidad es matemática, esto apunta aque la metafísica de lo sensible esté sentada sobre elEjemplar que dispuso todo según esa proporción.Nada en el mundo material puede ser sin peso ni nú-mero ni medida, por lo tanto, todo es bello, verdade-ro y, desde luego, bueno en virtud de esa armonía.Si la creación es bella, aquello que permite ver subelleza es la luz, y esa luz es el ser participado. Elabanico de creaturas, según el peso, el número y lamedida, anuncia la plura1idad, y la misma pluralidadtiene su fundamento en las ideas eternas, con locual, de cualquier manera, las creaturas dan testimo-nio del Ejemplar y, éste, de la Trinidad. Cuanto me-jor se dé en un ser esta tríada, tanto más bello es, y

es la luz la que evidencia la belleza de las creaturas.La belleza es participada como es participado el ser.Insístase: el ser -participado- es una luz inteligible oforma substancial fontanalmente bella y buena, envirtud de que es fruto de la agápe de la Trinidad ycomunicado generosamente por disposición delEjemplar. Así, la agápe no es una vaga metáfora, niun atributo moral de Dios, sino una "caracterizaciónmetafísica del ser divino"." La agápe es una dimen-sión de su realidad y de la realidad participada. Estaúltima resplandece su bondad.

Sin embargo, todo esto enfocado desde el espíri-tu franciscano -del cual Buenaventura es un eximiorepresentante- invita a efectuar el paso del ser al de-ber ser, pues, siguiendo la opinión del filósofo Xa-vier Rousselot, la vida de Buenaventura "está porentero en su filosofía, y su filosofía en su moral"."

Si todo lo que existe es bello, y todo lo bello esbueno, la analogía universal conduce a una éticauniversal que sostiene la importancia de cadacreatura por el mismo hecho de dar razón delCreador en el ser. Tan es así que es posible referir-se a las creaturas como hermanos y escribir, comolo hizo Francisco de Asís, un Cántico de las crea-turas. La fraternidad con que son tratadas las crea-turas supone su valor en virtud de la riqueza onto-lógica connatural a toda creatura, pero, además, alvínculo fraternal que es fruto de reconocer que to-dos los seres han sido traídos a la existencia por elmismo Artista, que se presenta en la revelación co-mo Trinidad, es decir, como un Dios que es una so-ciedad y que está unido por un vínculo fraternal, laagápe. El mundo es reflejo de la sociedad divina.Por ende, el hombre y, particularmente, el místico,debe buscar aquello que le permita la religacióncon la Trinidad, pues, si esencialmente Dios esagápe y él creó todo, necesariamente participó a losseres de lo que él es más íntimamente, luego es pro-pio del hombre ser religioso, o sea, buscar la unióncon ese Dios, realidad que lo interpela a ser filán-tropo. El hombre es, pues, un itinerante hacia Dios.

Así, no solamente lo extraordinario da razón dela presencia del Dios Trinidad, sino, además, loordinario. El bonaventurismo es un conocimientodel Creador por las creaturas.

Notas

l. Sobre la cuestión del "horizonte filosófico" en elpensamiento zubiriano, estúdiese la Introducción de laobra de Diego Gracia Voluntad de verdad. Para leer a

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Zubiri (Barcelona, Editorial Labor, S.A., 1986), pp.5-16.

2. Por esto es que Buenaventura presenta sin empa-cho la redención, valiéndose de la filosofía -el ejempla-rismo-, pues preguntar equivale a buscar el fundamentode todo, i.e., Dios en su vida trinitaria, como lo sostienela teología a partir de la revelación. (Se entiende, enton-ces, a Dios en su unidad múltiple como Causa eficiente,Causa ejemplar y Causa final.) En virtud de esto, apare-ce la Trinidad no únicamente como una marca de la fi-losofía bonaventuriana, sino, ante todo, como el ensfundamentale o principium originale de todo cuantoexiste.

3. Esta comprensión proviene de la metafísica comoconocimiento intelectual, pues el pensar tiene la carac-terística de ser sobre lo permanente, y pensar es pensarlo que es o a través de él. Si no existiera el "es", nadapodría ser pensado. (Cf. Celedonio Ramírez, Introduc-ción a la metafísica y teoría de la inteligencia. San Jo-sé, EUNED, 1994, p. 5.)

4. Preguntarse por la realidad implica preguntarsepor el elite (el ser real), el que a la vez remite a pregun-tarse por la substancia (Aristóteles, Metafísica, VII, 1,1028 b2), en tanto entre los modos de ser el fundamen-tal es ser substancia, pues lo que existe o es substancia odepende de algún modo (accidentes) de la misma. (Asi-mismo, correlativamente, la substancia puede entender-se como ousía. La ousía es un ente lógico a partir deuna substancia -que es sujeto de pleno derecho- deter-minada por unos primeros principios esenciales expre-sados en la definición.)

5. Aristóteles, Metafísica, IV, 1, 1003 a21: "Pero elEnte se dice en varios sentidos (...)". Aristóteles designócon las palabras griegas to ón, el id quod est de los filó-sofos medievales, lo que es en castellano, el ente.

6. El ser -o ente- tuvo un significado manifiesta-mente filosófico entre los griegos, le llamaron "presen-cia ". (Cf. Martin Heidegger, El ser y el tiempo. Méjico,F.C.E., 1980, p. 35.) Esto presente era la naturaleza.Por ello, para el Estagirita, la metafísica fue la cienciaque estudiaba "lo que siempre es" (aei ón), lo perma-nente en las cosas, el ente real o la realidad.

7. La realidad en su totalidad es el objeto materialde la metafísica y, el ser en cuanto que ser, el objetoformal. Sin realidad no hay metafísica.

8. Nació en Bagnoregio, Toscana. Su nombre de pi-la fue Giovanni Fidanza, "pero habiendo escapado al peli-gro de una enfermedad que parecía iba a arrebatarle a loscuatro años de edad, San Francisco, quien había rogadopor él, exclamó: iO bounaventura! Desde entonces con-servó el nombre de Buenventura con el de Juan. A conse-cuencia de esta curación, considerada como un milagro,su madre lo consagró a la orden de san Francisco". (Xa-vier Rousselot, San Alberto, Santo Tomás y san Buena-ventura. Argentina, Espasa-Calpe, S.A., 1950, p. 125.)

A los veintidós años ingresó en la Orden Franciscana,luego de estudiar artes (liberales: a) el trivio: gramática,

retórica, dialéctica, y b) el quatrivio: aritmética, geome-tría, astronomía y música) en París de 1236 a 1243. Allítuvo de maestro a Alejandro de Hales, y entre 1248 y1255 enseñó teología. En 1257 recibió, junto a Tomásde Aquino, el doctorado. Ese mismo año abandona ladocencia para desempeñar el cargo de Superior Generalde la Orden Franciscana, la cual gobernó durante treslustros, aproximadamente. En 1273, es nombrado Car-denal. Murió el 15 de julio de 1274.

Pasó a la posteridad con el título de Doctor Seraphicus.9. Como se verá en el transcurso de este artículo, el

ejemplarismo bonaventuriano consiste en una irradia-ción que es de dos tipos: iluminación (ejemplarismoepistemológico) y emanación (ejemplarismo metafísi-co). Epistemológicamente, a esta asistencia luminosapara entender las verdades eternas e inmutables se ledenomina iluminación, la cual expresa la idea de Dios ysu gigantesca significación como innata en el hombre.La iradiación se manifiesta ontológicamente como ema-nación, en cuanto todas las creaturas responden a unaCausa eficiente (Padre=origen), a una Causa ejemplar(Hijoeejernplar) y a una Causa final (Espíritu Santo-=consumación), aunque son por el Ejemplar. La emana-ción se entiende como radical ausencia de flujo de lasubstancia eterna.

Por el Ejemplar todo existe, en Él todo fue dispues-to. En este sentido, se debe atender a la cruz, que es eleje gnoseológico de toda la revelación. En De triplexvia, III, par. 3, dice Buenaventura: "Omnia in cruce rna-nifestantur", "Todas las cosas se manifiestan en lacruz".

10. Cf. Buenaventura, Breviloquium, 1, VI, 1. EnHexaemeron III, 4, dice, refiriéndose al Verbo, lo si-guiente: "in "qua omnia disposuit" et disponendo omniafacit". (El texto latino es el de la edición de las obras bi-lingüe preparada por Amorós, L., Aperribay, B. y Oro-mí, M., Obras de San Buenaventura. 6 volúmenes, Ma-drid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1972.)

11. El mundo está lleno de signos que conducen aDios. Metafísicamente, en el ejemplarismo se recono-cen tres estadios ónticos, aunque Buenaventura señalaque las creaturas son de doble género: unas corporales;materiales, sensibles; otras espirituales, inmateriales,inteligibles (Cf. Hex., XI, 5-21). En el primero se ha-llan las umbra, 'sombras', pues todo ser revela, segúnsu naturaleza, los atributos de Dios, aunque, claro está,de manera vaga e imprecisa. Este primer estadio locomparten también los vestigia, en cuanto dicen rela-ción -estos atributos- a la potencia, a la sabiduría y a labondad divinas. El segundo estadio es la imago, por-que el alma humana, en sus tres potencias (memoria,inteligencia o entendimiento, y voluntad) muestra elmisterio trinitario en su unidad múltiple. Finalmente,la similitudo, por cuanto la persona en estado de graciaparticipa de la misma vida trinitaria, pero, evidente-mente, no sólo como simple creatura, sino con profun-da relación filial.

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12. Buenaventura, Hex., 11, lO. (La versión castella-na de los textos latinos bonaventurianos es del autor deeste artículo.)

13. La metafísica bonaventuriana es de carácter teo-céntrico, íntimamente unificada en la intuición de la re-lación ontológica como clave del ejemplarismo, con locual se atiende al problema del origen, ejemplaridad yfin del hombre y, a la vez, oteando el punto final de lametafísica ejemplarista, cuya meta se halla en la místicaal "llenar la hoquedad del hombre con el mismo vivirtrini tario". (F. Chavero Blanco, ''Teología y antropolo-gía. Sus relaciones en el pensamiento de San Buenaven-tura". En Estudios Franciscanos, 89 (1988), enero-agosto, No. 391-392, p. 274.)

14. En lo sucesivo, para referirse al pensamientobonaventuriano, se usará el vocablo bonaventurismo,acuñado por John Francis Quinn, pues con este creemosse hace justicia al genio filosófico y teológico, puestoque nos encontramos en presencia de un pensador que"ha sabido dominar y unificar sus fuentes a partir de laexperiencia humana". (Cf. Fernand Van Steenberghen,"Los elementos integrantes de la Filosofía de San Bue-naventura". En Revista de Filosofía (Méjico), año VIII,No. 23, mayo-agosto, 1975. En este artículo se recogentodas las opiniones a propósito de la disputa académicasobre la definición o características del pensamiento bo-naventuriano, desde P. Mandonnet, M. Grabmann, hastaE. Gilson.)

15. Cf. Juan Plazada, "La belleza y el arte, caminohacia Dios en San Buenaventura". En Pensamiento, 31(1975), p. 31.

16. En el fragmento 9 de su Poema, Parménidesemplea la metáfora de que las cosas corresponden a laluz y la noche. Establece que el ser es el fruto de lacombinación entre la claridad y la oscuridad, pues enambas se da el ser. Lo que hace inteligibles las cosas esel ser.

17. Cf. La República, VII, en el Mito de la Caverna.18. En las Enéadas, IV, 3,17, Plotino establece que

la gran luz o Inteligencia esparce su claridad -irradia-sobre el Alma sin dejar de ser lo que ella es.

19. El maniqueísmo es la doctrina del sacerdote per-sa Mani, el cual vivió en el siglo III, y que se proclamócomo aquel que llevaría la doctrina cristiana a la perfec-ción. Los maniqueos sostenían un dualismo de princi-pios: por un lado, el principio del bien o de la luz, y, porel otro, el del malo de las tinieblas. En el hombre estosdos principios están representados por dos almas, unacorpórea o la del mal y otra luminosa o la del bien.

20. Cf. Agustín, Sobre 83 diversas cuestiones, No.43. Vol. 3 de las Obras de san Agustín, Madrid, BAC,1951.

21. Hex., 1, 17: "Este es el medio metafísico que re-duce, y ésta es toda nuestra metafísica: de la emanación,de la ejemplaridad, de la consumación, es decir, ser ilu-minados por los rayos espirituales y ser reducidos al su-mo. Y así serás verdadero metafísico."

22. A saber: el principio de identidad, el de no-con-tradicción, el tercero excluído y el de razón suficiente.

23. Por supuesto que se niega el principio panteísta(la emanación) al estilo de Plotino, por la sencilla razónde que la introducción de la ejemplaridad (la Palabracreadora) y la consumación (vuelta de todo a Dios a tra-vés de la Causa final) descartan radicalmente el flujo dela substancia eterna. Con la ejemplaridad y la consuma-ción, introduce el concepto opuesto a la emanación plo-tiniana: la creatio ex nihilo.

24. Cf. Hex., 11,25.25. De myst. Trin., q. 4, a. 1, 13: "divinurn esse, cum

sit actus purus, est carens omni conditione materiae: ergocaret omni limitatione et finitate: ergo est infinitum sim-pliciter". (Es decir: "el ser divino, como es acto puro, ca-rece de toda propiedad de materia: luego carece de toda li-mitación y finitud: luego es infinito simplemente".)

26. Cf. De myst, Trin., q. 4, a. 1: "Principiurn ornnislimitationis est materia, vel aliquid rnateriale",

27. Contrariamente, en la filosofía aristotélico-to-mi sta, la materia es el principio correlativo a la forma.Es la nada "real" que sólo puede ser actualizada por unaforma. Sólo es cognoscible cuando adquiere realidadcomo materia secunda. Después de ser informada, reci-be el nombre de materia (quantitate) signata que acusaa una primera configuración por una predesignacióncuantitativa (Cf. De ente et essentia, 11,6); es lo que sedenomina en el tomismo principio de individuación.

28. En Hex., 11, 23-24, dice: "Mas en la substanciaexiste un vestigio de lo más sublime, el cual representala esencia divina. Porque toda substancia tiene mate-ria, forma y composición: principio original o funda-mento, complemento formal y aglutinante; tiene subs-tancia, virtud y operación. Y en estas cosas se repre-senta el misterio de la Trinidad: Padre, origen; Hijo,imagen; Espíritu Santo, trabazón (... ) Y despojar de es-to a la creatura es despojarla de la representación de laTrinidad (... )".

29. Umberto Eco, El nombre de la rosa. Barcelona,Editorial Numen, 1986, p. 340. El texto refleja clara-mente el espíritu franciscano del siglo XIV, que corres-ponde efectivamente a la cosmovisión bonaventuriana.

30. Sucintamente, la posición ejemplarista afirmalas ideas como el punto de arranque: la razón de todo locreado se halla en las ideas existentes, en la inteligenciadivina o arquetipos ejemplares, en los cuales se encuen-tran pura y plenamente las esencias y perfecciones detodos los seres particulares. (Cf. Guillerrno Fraile, His-toria de la filosofía. Tomo II (2do.), Madrid, BAC,1985, p. 189.) Esas ideas existen en número infinito enla Causa eficiente que piensa todas en su posibilidad,pero las que se realizan se dan a través de la Causaejemplar, y que vuelven a la Causa eficiente por la Cau-sa final. Por eso, la esencia divina es imitable ad extra(sentido activo de las ideas) por las cosas posibles se-gún infinitas maneras; así, todas las creaturas del mun-do son por la causa ejemplar, a su modo y en diversos

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grados (sentido pasivo de las ideas). Consecuentemente,en segundo lugar, a la pregunta ¿qué es lo que existe?, larespuesta es el Ejemplar, por el que todas las cosas son.

31. Brev., 11, 1, 1: "dispuso, sin embargo, todas lascosas con cierto peso, número y medida".

32. Cf. Edgar de Bruyne, Historia de la estética.Vol. 2. Madrid, BAC, 1963, p. 642.

33. Cf. Brev., 1, VIII, 2.34. Aunque la referencia a la metafísica de la luz

apunta en el texto a Roger Bacon, la explicación coinci-de con la filosofía bonaventuriana. (Cf. Edgar de Bruy-ne, Op. cit., p. 614.)

35. In 11Sent., d. 13, d. 2, q. 1-2; cit. por N. Abbag-nano, Diccionario de filosofía. Méjico, F.C.E., 1985, p.760. (El destacado de las dos palabras es mío.)

36. A este propósito, Buenaventura distingue tres gé-nero de cosas en virtud de la participación en los gradosde luz: primero, lo luminoso puro, que él identifica con elempíreo; lo diáfano o cuerpos intermedios, y tercero, loopaco, que es la tierra. (Cf. Gmo. Fraile, Op. cit., p. 195.)

37. Hans Urs von Balthasar, Gloria. Una estética teo-lógica. Vol 2. Madrid, Ediciones Encuentro, 1986, p. 300.

38. M. Oromí, Filosofia ejemplarista de San Buena-ventura. Introducción al tomo II de las Obras de sanBuenaventura. Madrid, BAC, 1972, p. 18.

39. Xavier Zubiri, Naturaleza, Historia, Dios. Ma-drid, Editora Nacional, 1978, p. 462.

40. La palabra griega agápe, 'amor', escapa a todasobrecarga de romanticismo y de misticismo mistérico.El romanticismo de los siglos XIX y XX ha asociado elamor-eros con un deseo de morir, es decir, el amor esdestrucción. El amor cristiano no es destrucción sinocreación. (Cf. ICor. 13) Si se permitiese asociar elamor cristiano con una ilusión musical, debería pensar-se en la música de Bach. La agápe es el amor del serhumano hacia Dios, por la Causa final y en la Causaejemplar, y del hombre para con el hombre, como ima-gen de Dios.

41. In I Sent., d. 1, a. 1, q. 1; cit. por J. Plazada, "Labelleza y el arte, caminos hacia Dios en San Buenaven-tura", p. 30.

42. Edgar de Bruyne, Op. cit., p. 637: "Lo bello ro-dea a toda causa".

43. M. Oromí, Op. cit., p. 55. (El paréntesis dentrode la cita es mío.)

44. Hans Urs von Balthasar, Op. cit., p. 329.45. Cf. Aristóteles, Metafisica, VII, 1, 1028 b2.46. X. Zubiri, Op. cit., p. 409.47. Xavier Rousselot, Op. cit., p. 125.

Luis Diego Cascante FallasFacultad de Filosofía y Humanidades

Universidad Católica Mons. Anselmo Llorente y LafuenteApdo. 2267-1000

San José, Costa Rica