La Minoridad y La Causa de Los Niños

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La Minoridad y la Causa de los Niños Informe Autor Jorge A. Degano Resumen El concepto de “menor” aparece inicialmente marcado por una significación que trasciende su acuñamiento jurídico: el contenido discriminativo de la división entre niños y “menores”. En esa diferencia podemos reconocer que los “menores” son aquellos niños que, por condiciones de vulnerabilidad, quedan atrapados por la Minoridad. Este movimiento pone en crisis el concepto político de Niñez como universal, quedando por un lado la Niñez de la vida privada, de los linajes familiares y, por otro, la Minoridad. Existe una cultura de la Minoridad , en la existencia de los advenidos “menores” como también de sus familias y los circuitos institucionales del discurso de la Minoridad. Con la inclusión del juez en el lugar paterno deviene un padre/juez/judicial con el efecto de que la filiación será del orden de la administración . La transgresión signa el espacio advenido en el hacer “como si ” las cosas ocurrieran “familiarmente”. Ese perfil permite un retorno de descredibilidad de la institución y la ley, cayendo su función reaseguradora en un lugar administrativo: la burocracia, la institución sin metáfora .La filiación a un linaje familiar “suplida” por la intervención judicial declina su presencia produciendo una ficción de linaje minoril . La Minoridad no es la Causa de los Niños. I - De la Producción de la Minoridad De la construcción histórica de la Minoridad algunos autores 1 han señalado, como aspecto determinante o disparador, el movimiento de la inmigración de fines del siglo XIX y principios del XX que produjo una modificación de la configuración poblacional, política e institucional así como también del orden de la subjetividad colectiva 2 . El advenimiento de los inmigrantes hizo manifiestos tanto rasgos étnicos o raciales como también costumbres, representaciones, ideas políticas (con la llegada de corrientes ideológicas europeas como el anarquismo y el gremialismo) y además la posesión y desposesión de la riqueza, es decir la pobreza se evidenció claramente y de diversas formas, una de ellas mediante la presencia de niños de tal condición que deambulaban por las calles alterando el paisaje urbano criollo. Estas evidencias marcaron una diferenciación en la masa poblacional quedando “ellos ” por un lado – es decir los inmigrantes - y la 1 Daroqui Alcira y Guemmureman Silvia “Los menores de hoy, de ayer y de siempre. Un recorrido histórico desde una perspectiva crítica” - Revista Delito y Sociedad - Año 8, Número 13, 1999 - Buenos Aires 2000 2 Ver Daroqui y Guemmureman 1999; Larrandart 1991, 37, Nota 2 - y Carli 2003, 46 y 80 a 84.

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La Minoridad y la Causa de los NiñosInformeAutorJorge A. Degano

ResumenEl concepto de “menor” aparece inicialmente marcado por unasignificación que trasciende su acuñamiento jurídico: el contenidodiscriminativo de la división entre niños y “menores”. En esa diferenciapodemos reconocer que los “menores” son aquellos niños que, porcondiciones de vulnerabilidad, quedan atrapados por la Minoridad. Estemovimiento pone en crisis el concepto político de Niñez como universal,quedando por un lado la Niñez de la vida privada, de los linajesfamiliares y, por otro, la Minoridad. Existe una cultura de la Minoridad , enla existencia de los advenidos “menores” como también de sus familias ylos circuitos institucionales del discurso de la Minoridad. Con la inclusióndel juez en el lugar paterno deviene un padre / juez / judicial con el efectode que la filiación será del orden de la administración . La transgresiónsigna el espacio advenido en el hacer “como si” las cosas ocurrieran“familiarmente”. Ese perfil permite un retorno de descredibilidad de lainstitución y la ley, cayendo su función reaseguradora en un lugaradministrativo: la burocracia, la institución sin metáfora .La filiación a unlinaje familiar “suplida” por la intervención judicial declina su presenciaproduciendo una ficción de linaje minoril . La Minoridad no es la Causa delos Niños.

I - De la Producción de la Minoridad

De la construcción histórica de la Minoridad algunos autores 1 hanseñalado, como aspecto determinante o disparador, el movimiento de lainmigración de fines del siglo XIX y principios del XX que produjo unamodificación de la configuración poblacional, política e institucional asícomo también del orden de la subjetividad colectiva 2.

El advenimiento de los inmigrantes hizo manifiestos tanto rasgosétnicos o raciales como también costumbres, representaciones, ideaspolíticas (con la llegada de corrientes ideológicas europeas como elanarquismo y el gremialismo) y además la posesión y desposesión de lariqueza, es decir la pobreza se evidenció claramente y de diversas formas,una de ellas mediante la presencia de niños de tal condición quedeambulaban por las calles alterando el paisaje urbano criollo.

Estas evidencias marcaron una diferenciación en la masapoblacional quedando “ellos” por un lado – es decir los inmigrantes - y la

1 Daroqui Alcira y Guemmureman Silvia “Los menores de hoy, de ayer y de siempre. Unrecorrido histórico desde una perspectiva crítica” - Revista Delito y Sociedad - Año 8,Número 13, 1999 - Buenos Aires 20002 Ver Daroqui y Guemmureman 1999; Larrandart 1991, 37, Nota 2 - y Carli 2003, 46 y80 a 84.

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sociedad criolla por otro, como modo de señalamiento de la existencia deespacios que representaban, en el discurso popular, un rechazoespecífico para con “ellos” y sus hijos, los niños pobres.

En este marco es que se planteó desde los sectores tradicionales lanecesidad de organizar alguna estrategia relativa a lo que Donzelot 3 hadiferenciado claramente en la dialéctica de la Infancia en Peligro quedeviene, en su desarrollo semántico en la intención atribucionista, enInfancia Peligrosa

El discurso dominante, determinado por las tesis higienistas ypositivistas jurídicas, proponía la lectura de la realidad social desde unentendimiento fuertemente atravesado por las posiciones biologistas yevolucionistas que en Ingenieros habían encontrado expresión en sustesis de la “lucha por la vida”4

Se planteaba así una operación entendida en los términos delPositivismo y del Higienismo: la construcción del ciudadano respetable,sano física y moralmente 5.

El modelo médico higienista organizó entonces la comprensión delos fenómenos colectivos desde una lectura normalizadora, con la queconstruyó los “cuadros ” que representaban los aspectos destacados de lapeligrosidad social, en la que colocó el Delito, la Locura y la Minoridad.

Las figuras peligrosas o que representaban la degradación o posibledegeneración del proceso de conformación de esa subjetividad colectivaesperada eran el Loco , el Delincuente y posteriormente el Menor.

El efecto en el campo que nos interesa es la Ley 10.903 conocidacomo Ley de Patronato de Menores 6

II - Los sujetos y /de la Ley de Patronato

La Ley 10.903 de 1919 vino a traer la paz para algunos y lamarginalidad para otros.

La Ley de Patronato de Menores dogmatizó diferencias que nacíanen el giro poblacional de Argentina de modo de producir una diferenciainstitucional o normativa de la diferencia social , dando lugar así a unnuevo modo de la subjetividad: los “menores”.

El concepto de “menor” aparece en su inicio marcado por unasignificación que trasciende el mero hecho de su acuñamiento comosignificante jurídico, resultando su eficacia en el contenido discriminativoque representó la división consecuente entre niños y “menores”, efectode las prácticas tutelares judiciales sobre los últimos.

3 Donzelot Jacques “La policía de las familias” - Editorial Pretextos - Valencia 1998.4 Ingenieros José “La Simulación en la lucha por la vida” (1900) – Ed. Meridion – BuenosAires 19555 Ver Vezzetti, Hugo, “La locura y el Delito. Una análisis del discurso criminológico en laArgentina del Novecientos” en AAVV (1982) El Discurso jurídico. Perspectivapsicoanalítica y otros abordajes epistemológico, Hachette, Buenos Aires.

6 Ver Larrandart, Lucía, “Prehistoria e historia del control socio- penal de la infancia”en AAVV (1991) Ser niño en América Latina. De las necesidades a los derechos,Galerna, Buenos Aires.

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Estos dispositivos legales constituyeron una verdadera ingenieríade construcción del “menor”, sujeto de la disposición judicial tutelar , conlo que quedó instalada una nueva manera de ser sujeto.

Esta forma instituida de la acción pública - la disposición - ,patrimonio de la acción judicial, pasó a constituir la herramientadiferenciadora por excelencia: los niños estarán cuidados por sus familiasen el circuito de la intimidad, de lo privado ; los “menores” estarántutelados , mediante la disposición judicial, en el circuito de lo público .

III - Los Niños y los “Menores”

Son justamente estos espacios diferenciadores entre lo público y loprivado los que signan distintivamente posiciones: el niño del discursosprivado está referenciado y contenido por la identidad singularizada y lamediación de la proyección paterna en su inscripción en el linaje familiar,de ese modo tendrá su recorrido en las vicisitudes de tramitaciónsimbólica de la configuración de su identidad en la genealogía 7.

No desconocemos la posibilidad de que los operadoresinstitucionales puedan desempeñar para los “menores” las funcionesparentales o paternantes como llama Dolto 8 o lo que Legendre denominala política de la paternidad, la función identificadora para el niño 9, sinoque señalamos la problemática subjetiva de la división de referentes - delo privado y de lo público, de los “cariños” y de la institución - queinterviene en estos niños y que requiere, a diferencia de los niños hijosdel linaje privado familiar, de operaciones institucionales sujetas a suspropias vicisitudes con el agravante de su puesta en cuestión por lacultura de la Minoridad por un lado y por el ineludible carácter punitivode las intervenciones judiciales.

Si bien reconocemos lo señalado por Legendre (1994), que un padrees....lo institucional puro, afirmación desde la cual se desprende que lafunción de instituir al sujeto en su condición de tal (hijo) es posible paratodo aquel que, siendo un hijo pueda desempeñar el oficio de padre , esnecesario que quien desempeña este oficio sea reconocido comohabilitado por parte del sujeto, es decir que el deseo del paternante(quien desempeña el oficio de padre) suscite el deseo de ahijamiento, o loque es lo mismo, se requiere la singularización de la relación para lapuesta en juego del deseo.

Está en cuestión por lo tanto de las vicisitudes de los niños“minorizados” en su inscripción en el linaje familiar de origen o, almenos, en cuanto a los modos diferenciales de su operación

7 Respecto de la inscripción genealógica del hijo y la función del padre ver Legendre,Pierre (1994)) El crimen del Cabo Lortie - tratado sobre el padre, Siglo XXI, México.8 Dolto Francoise “Diálogos en Quebec - Sobre pubertad, adopción y otros temaspsicoanalíticos” - Editorial Paidos - Buenos Aires 19889 Legendre 1994

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Es allí y en esas diferencias en que podemos reconocer entoncesque los “menores” son aquellos niños que, por condiciones devulnerabilidad en el circuito de la intimidad de las familias deproveniencia, quedan atrapados por los circuitos institucionales de laMinoridad, es decir a expensas o bajo la acción de los discursos de laMinoridad que los inscriben tutelarmente en el espacio de la subjetividad“minoril”.

IV - La institución de la Minoridad

La institución “dice” de los “menores”: de su condición, de sucapacidad, de su estado, de su salud, de su escolaridad, de su disposiciónal aprendizaje, de su adaptación a la institución, de su estado psicofísico,de sus visitas, de sus relaciones familiares, de su estado de “abandono” o“peligro moral”, de sus condiciones de egreso de las internaciones, de surealidad delincuencial o "costumbres delictuales", de su pronóstico socialfavorable o desfavorable, etc., y está construido por los informesinstitucionales y ambientales, por las planillas prontuariales, por lasdeliberaciones de los operadores, por los informes técnicos, por loslegajos escolares, por las calificaciones institucionales, por las opinionesde los cuidadores, y también por el periodismo, la opinión pública y losdiscursos sobre la seguridad y las políticas sociales.

Este proceso del “decir” institucional es lo que llamamos procesode minorización, cuyo resultado final articula en la construcción de lossujetos de la Minoridad.

Este movimiento instituyente pone a su vez en crisis el concepto deNiñez mismo en la dimensión de su existencia universal como conceptopolítico 10 , en tanto y en cuanto de lo que finalmente se trata es de laNiñez sostenida en las significaciones que le dan existencia social ysubjetiva: por un lado, ya dijimos, la Niñez de la vida privada, de loslinajes familiares y, por otro, la Minoridad, lo que evidentementefragmenta y desnuda la ficción de la protección de la infancia“minorizada” como significante acuñado inicialmente desde una lecturafilantrópico social. 11

Las instituciones de la Minoridad necesitan de los “menores” esdecir del “goce” de su presencia para su subsistencia y, en este marco, esque ellos cargan tanto con el malestar como son portadores del beneficio .

Esta realidad se registra en el nivel del otorgamiento de lasatribuciones de la subjetividad minoril de modo de imprimirle un rasgode confusa presencia: por un lado molestan y, por otro, son necesariospara la confirmación de quienes los tienen “asignados”, es decir para losfuncionarios que son sus responsables.

El “menor” es aquel que debe dar cuenta de su desarrollo en laadquisición de capacidades, a diferencia del niño de la intimidad familiar,de quien se da cuenta por su linaje, dimensión en la que fluye la

10 Respecto de las concepciones de Niñez ver Carli, Sandra (2003) Pedagogía y Política,Miño y Dávila, Buenos Aires y Giberti, Eva (1997) Políticas y Niñez, Losada, Buenos Aires.11 Platt Anthony “Los salvadores del niño o la invención de la delincuencia” - Ed. SigloXXI - México 1982.

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espacialidad del despliegue familiar, no del progresivismo adquisitivo decapacidades.

Finalmente, de lo que se trata es de los efectos en la subjetividadpor la acción del denominado por nosotros Discurso de la Minoridad, elque opera en la realidad vital de estos niños imponiendo formas tantode “conducta”, como de pertenencia, modos o máscaras dentro de lascuales estos niños deben enfilar sus tendencias y, en definitiva, ocultarsus intimidades.

Existe una verdadera cultura de la Minoridad , y es aquella quesostiene y se sostiene tanto la existencia de los advenidos “menores”como así también en sus familias de proveniencia y los circuitosinstitucionales que componen el discurso de la Minoridad.

V - Las familias de la Minoridad

En muchos casos varios miembros de una misma familia - aún dediferente generación - están tutelados simultáneamente resultando quela presencia de la intervención judicial es tan destacada que conformaparte del horizonte vivencial o imaginario colectivo de esos gruposfamiliares, es decir la condición de minorización constituye un recursointegrado a sus realidades inmediatas, lo que se trasmite luegoconformando la realidad familiar.

Es por ello que se puede pensar en proyección en “familias de laminoridad ”, las que han abierto un espacio en su constelación relacionalpara el ingreso e instalación de la acción protectiva o tutelar.

La posibilidad del recurso a la “minorización” - que opera comosuplencia de carencias en la eficacia del montaje de un discurso familiar,privado, íntimo - tan utilizado por familias y grupos sociales, instituye lapresencia del Discurso de la Minoridad en estas regiones de lasubjetividad colectiva de modo de conformarse como un significanteintegrado y constituyente de la vida cotidiana y estructura familiar.

La condición de suplencia que hemos señalado en la función delDiscurso de la Minoridad en familias advenidas como minorizadas, señalade las consecuencias extendidas de la diferenciación entre subjetividadminoril y subjetividad de la Niñez que ya señaláramos. Esta última es laausente en las familias de la minoridad por la acción de la inclusión deeste discurso y la invalidación que necesariamente promueve.

Esta situación se reconoce además en sectores barriales de lacondición de proveniencia de estas familias, resultando la conformaciónde una realidad colectiva a partir de la posibilidad repetida y consistentede la concurrencia a la “minorización” como recurso.

Esta dimensión o efecto en extensión del discurso de la Minoridades lo que entendemos como la posibilidad de la constitución de laCultura de la Minoridad.

En esta cultura de la Minoridad se destaca un punto central, laapertura o posibilitación de la palabra paterna a un lugarexterno / suplencial de la familia o, lo que es lo mismo, la incorporaciónde la figura del juez como el referente de legalidad familiar con el efectoconsecuente de la destitución del padre familiar de ese lugar.

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VI - Del Padre al Juez

La caída del lugar del padre y su reemplazo por la figura del juez leotorga a la función paterna una impronta particular: el representante dela ley es alguien que instrumenta y administra la ley escrita, el Derecho,es el padre judicial , no el padre de la legalidad familiar.

Con la instalación del juez en el lugar de la función paterna seorganiza un padre / juez / judicial, lo que produce el efecto de que lafiliación consecuente será del orden de esa misma referencia, es decir delorden de la administración .

La filiación necesaria para la constitución del sujeto en una tramade relaciones tópicas de autoridad y fraternalidad queda subsumida enun orden institucional administrativo, con tal peso que su función setransforma o deviene en burocracia en el orden de la subjetividad, esdecir, pierde la eficacia del ordenamiento simbólico para caer en un lugardonde su funcionalidad administrativa adviene obturación, es decir, lapalabra de la legalidad, hueca, sin encarnadura, se transforma enmandato punitivo sin eficacia para la operación y reafirmación de laorganización pulsional.

De lo que se trata en el proceso de filiación y la diferenciaciónsubjetiva es de la instalación de una legalidad mediante el ordenamientopulsional y su organización.

Legendre 12 señala - retomando la teoría freudiana del padre de lahorda primitiva y el tótem - que para cumplir la función de instituir lalegalidad el operador es el padre quien, con su presencia y la referencia alPadre mítico - la Ley, lugar del Padre mítico - , interviene en su nombreportando la ley.

Pero a esta operación debe realizarla con la condición de noencarnarla en su dimensión absoluta, sino siempre mediando lareferencia respecto de ella. Esto posibilita el montaje del armazón de unsistema simbólico con efectos de representación de la ley y, consecuenteo antecedentemente, la civilización de las pulsiones y el imperio de lafiliación.

¿Qué ocurre si en lugar de ese padre que interviene en nombre delpadre Mítico – la Ley – interviene un padre que es la Ley?

Es decir, en tanto y en cuanto la función paterna sea efectuada poralguien - un hijo 13 - que ejerce el oficio de padre - aunque sin serlo en ladimensión absoluta con lo que se respeta y sostiene al padre muerto - segarantiza la eficacia de la función de los padres: imponer la ley einstitucionalizar al sujeto o, lo que es lo mismo, proponer la puerta deacceso a lo simbólico y con ello el encadenamiento causal, la cronología,el tiempo, la Falta.

De otro modo la encarnadura de lo absoluto, el adueñamiento de laLey y la imposición de una dimensión terrible de Padre- Ley, propone lalocura no la subjetivación.

12 Op. Cit.13 Para Legendre un padre siempre es un hijo que hace oficio de padre, ya que nacensólo hijos. (1994, 37)

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De esta dramática escena da cuenta la organización ficcional –como si14– de lo que podríamos llamar la subjetivización- filiaciónadministrativa , es decir la organización basada en la dimensiónadministrativa, según las imágenes o reglamentos establecidos, como sifuera la subjetivación- filiación basada en la Referencia antes que en laPresencia.

El resultado es la desorganización pulsional llevada al nivel de lo(como si fuera ) posible bajo un significante - en el caso que nos interesa“Menoridad” - que la “autoriza legalmente”.

De esta desgraciada circunstancia, posible en términos fácticos, dacuenta Legendre rememorando los totalitarismos.

Hacemos una distinción entre el lugar de Juez que dice la Ley, almodo de un legislador / ju ris ta, y el Juez "judicial" que la administramediante la aplicación de los códigos procedimentales , aunque en loshechos y por derecho su acto sea también el de decir la Ley en lasentencia.

Esta operación de destitución del padre de la cotidianeidad - aúnen su inexistencia como suele ocurrir frecuentemente en los sectoresatravesados por la cultura de la Minoridad - y su suplantación por elPadre Judicial, versión del Padre - Ley, orienta al reconocimiento deoperaciones de filiación y subjetivación organizadas por intervención delos significantes judiciales, es decir por el significante de la Minoridad.

Pero el producto de esta “filiación”, que a consecuencia de sucondición resulta una filiación administrativa , es del orden del “como si”,con el resultado de su eficacia fallida y la emergencia de la imposiciónformal - imaginaria, reglamentarista, tutelar - de la obediencia / sanción.

El proceso de subjetivación /filiación resulta así, si bienposibilitado, también y fundamentalmente administrado, es decirreglamentado 15 , predeterminado, con lo que el sujeto “aprende” que es loque “debe” hacer reglamentariamente como “menor”.

La transgresión signa entonces el espacio advenido. El juegoperverso de hacer “como si” las cosas ocurrieran familiarmente, pone alsujeto en tensión con la responsabilidad, encontrando además lafacilitación de esa operación en la inimputabilidad con que la leyreconoce a los “menores”.

VII - La función reaseguradora

En este punto es necesario señalar que si bien es nuestraconvicción acerca de la función reaseguradora del Derecho respecto de ladimensión de la Subjetividad - en el sentido que constituye una segundabarrera de contención ante la falla de la trama familiar con el efecto

14 Nos referimos a la teoría de Hans Vaihinger quien ha desarrollado estudios sobre lasficciones destacándose por “La filosofía del como si (als ob)” citado por Marí (MaríEnrique “Teoría de las ficciones” - Ed. Eudeba - Buenos Aires 2002).15 Respecto de la función del Reglamento y la llamada “razón reglamentaria” verAssoun, Paul- Laurent (2001), El Perjuicio y el Ideal - Hacia una clínica social deltrauma, Nueva Visión, Buenos Aires.

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consecuente de evitar la desubjetivación - , función del Derecho que hasido señalada por nosotros 16 , no menos cierto es que la organización dela trama subjetiva referenciada en los significantes jurídicos producemodos de la subjetividad “diferenciada”.

En el caso que nos interesa, la producción subjetiva lo es de“menores”, es decir sujetos montados en una estructura diferencial,donde la posición que se señala respecto de su lugar está vinculado a louniversal, lo público, la irresponsabilidad y ello diluyendo la dimensiónde la intimidad que cae siempre fuera de la institución.

El sujeto, si bien queda reasegurado de su dilución, también quedaarticulado a lo que se debe hacer, es decir marcado por su condición,dicha por el reglamento.

Ocurre también y hemos señalado 17 respecto de la subjetivizaciónconsecuente de la acción jurídico institucional: la confirmación porsanción del lugar del sujeto quien queda significado como tal yorganizado en el espacio subjetivo de la trasgresión, jurídicamenteposibilitada.

Ese perfil permite entonces un retorno de descredibilidad delsujeto respecto de la institución y con ello de la ley, cayendo por ello lafunción reaseguradora en un lugar administrativo: el lugar de laburocracia, es decir la institución sin metáfora .

¿Cómo operar la restitución al circuito de la legalidad?, ¿Cómorehabilitar - sancionar como sujeto de la Ley al que se constituyósancionatoriamente como sujeto de la ilegalidad reglamentada ? 18 .

VIII - Los niños “encausados” y la “Causa de los Niños” 19

Lo que está en juego, ya dijimos, es el efecto filiatorio constitutivode la subjetivación en tanto que el sujeto lo es primeramente en la tramade la genealogía, lugar o tópica de administración y gradación de laprohibición 20 , siendo allí donde ocurren estos procesos.

La pregunta, por lo tanto, está orientada hacia las posiblesfiliaciones de las acciones y constelaciones culturales de la Minoridad lasque sostienen imaginariamente la “suplencia” de la genealogía “paterna”o la nominación del apellido como dimensión paternante o filiatoria.

Porque lo que también ocurre es un desplazamiento de la posicióndel nombre del padre al apellido civil y respecto de los significantes quelo representan.

Por un lado, el nombre en la genealogía, el nombre de ladesignación filial del linaje - fallida o no - , el significante genealógicounido al familiar (o de los "cariños"), el significante de la intimidad quetambién es confirmado por otros significantes que se le agregan, tales

16 Ver Degano Jorge y colaboradores “El sujeto y la ley y otros temas psicológicosforenses” 2da. Ed.- Ed. Homo Sapiens - Rosario (1993)1999.17 Ver Degano 1999, 4418 Ibídem19 Referimos elípticamente a Dolto, Françoise (1993) La causa de los N iños , 2da. Ed,Paidós, Barcelona.20 Ver Legendre 1994

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como el de los “apodos ”, sobrenombres o "alias " del grupo de pares depertenencia muchas veces coincidente con el familiar y, por otro, elsignificante institucional, el significante judicial que no referencia sino ala dimensión pública - clasificatoria - donde el "menor" habita: el nombrede su causa judicial.

El niño queda allí nominado por su causa. 21

¿Cuál será la causa del niño: la causa judicial o la causa delmontaje de su filiación genealógica, de su identidad infantil?

Es que la filiación a un linaje familiar, “suplida” por la intervenciónjudicial, declina su presencia de modo tal que la nominación del niño delapellido finalmente queda re/a / asignada en los términos de lanominación del menor de la causa en la que el apellido aparece en lacarátula del expediente judicial identificándola - aclaremos: identificandola causa judicial - y produciendo por ello una ficción de linaje minoril 22

sobreimpresa a la filiación original, familiar.Estos procesos que implican tanto a los niños como a sus familias

y entornos socio culturales, que organizan lo que podemos reconocercomo la Cultura de la Minoridad en torno de la configuración de laMinoridad como modo discursivo, y reconocidos como los efectosextensos de los modos institucionales de producción de subjetividades sonlo que "encausan " protectivamente al niño hacia su “minorización ”.

Es por ello que entendemos que la Minoridad no es la Causa de losNiños. Su Causa está en ser sujetos responsables de un lugar frente a laley es decir del lugar no suplenciable que se articule en su vida comocausa de su falta y su deseo, la causa de su productividad.

Es allí donde leemos que la Minoridad mata al Niñodesencusándolo.

Tal vez otros discursos – que imaginamos entrelazados con laConvención Internacional sobre los Derechos del Niños – puedan sostenerla Causa de los Niños.

21 La Causa tiene muchos sentidos tal como se percibe: o bien es la causa o motivo , lacausa judicial o expediente y también en la historia política argentina aparece en elideario Irigoyenista de la formulación “la Causa o el Régimen ” señalando un sentido depolítica de mayorías, de ampliación de la democracia y los derechos políticos. En esteúltimo sentido estamos acentuando el concepto político reivindicativo de Causa de losNiños, en sentido coincidente a Dolto: la causa de los niños orienta a ellos a serlo.22 Ver Minnicelli Mercedes “Infancias públicas. No hay derecho” – Ed. NovedadesEducativas - Buenos Aires 2004 .