La Mochila Infernal y Otros Cuentos Infantiles

104
la mochi la infernal y otros cuentos escolares IGNACIO MARTÍNEZ

description

cuento

Transcript of La Mochila Infernal y Otros Cuentos Infantiles

  • IGNACIO MARTNEZpara nios y jvenes

    El libro de todos La vereda de enfrente El viejo Vasa La fantstica historia de una granja

    rebelde y el secreto de un ro Detrs de la puerta... un mundo Los fantasmas de la escuela Los fantasmas de la escuela pasaron

    de clase Milpa y Tizoc Coleccin Adnde fueron los

    bichos? (5 libros) Los piratas del Atlntico Sur La mochila infernal Mal, diario ntimo de una perra Los nios de la independencia Vernica y Nicols Coleccin Para los dientes de Leche

    (20 libros) Poemas y canciones (con CD) 50 fi chas ambientales Las aventuras de Tobas Historias del Sur Cuentos para antes de ir a dormir Ms cuentos para antes de ir a dormir Memorias de Luca Franca, la ballena valiente Coleccin Cuentos mgicos del

    Uruguay (20 libros) La Hechicera de Vaups I, II, III, IV y V Los chiquilines del barrio I y II La nia del Valle Edn

    [email protected]

    www.dramaturgiauruguaya.gub.uy

    laLa

    mo

    chil

    a in

    fern

    al

    Ig

    naci

    o M

    art

    nez

    mochilainfernaly otros cuentos escolares

    IGNACIO MARTNEZ

    Cuntas cosas se viven en la escuela!. Seguramente nunca se terminarn las historias, los cuentos, las ancdotas de algo que ocurri en la clase o el recreo o la salida o el paseo. En este nuevo libro de Ignacio Martnez se cuentan veintitrs historias breves, muchas de las cuales los mismos nios han compartido, y dos poemas que son, a su manera, dos cantos a nuestros nios, a su capacidad de soar, de inventar, de imaginar, porque volando y volando con mucha locura se puede alcanzar la cordura.

    Ignacio Martnez naci en Montevideo en 1955. En los ltimos diez aos ha recorrido cientos de escuelas de todo el pas tomando contacto con decenas y decenas de miles de nios que a su vez lo han conocido a travs de sus libros y sus obras de teatro. El contacto permanente con las escuelas, las maestras y maestros, y principalmente los nios, le han permitido conocer a fondo los temas, el lenguaje y las inquietudes que se viven en el mundo escolar y que hoy, nuevamente, toman forma de libro con cuentos y poemas que, seguramente, sern del deleite de chicosy grandes.

  • mochila_infernal.indd 2 21/09/2010 15:55:24

  • mochila_infernal.indd 1 21/09/2010 15:55:22

  • mochila_infernal.indd 2 21/09/2010 15:55:24

  • LA MOCHILA INFERNAL

    mochila_infernal.indd 3 21/09/2010 15:55:24

  • mochila_infernal.indd 4 21/09/2010 15:55:24

  • Ignacio Martnez

    Ilustraciones del autor

    LA MOCHILAINFERNAL

    y otroscuentos escolares

    mochila_infernal.indd 5 21/09/2010 15:55:24

  • 1997, Ignacio Martnez Ediciones del Viejo VasaIsla de Gorriti 1934C.P. 11800 Montevideo/UruguayTel/Fax: (598) 2204 [email protected] en Uruguay

    ISBN: 978-9974-7525-2-3

    Todos los derechos reservados.Cualquier reproduccin total o parcial de este librodeber contar con la previa autorizacin del autor.Queda hecho el depsito que marca la ley.

    Ilustraciones de tapa e interior: Ignacio MartnezDiseo de tapa: Fernando FranciaArmado: Javier Fraga

    Distribucin: GUSSI Libros Yaro 1119 Tels.: 2413 6195 / 2413 3038

    Primera edicin: Mayo 1997Decimocuarta edicin: Setiembre 2010

    mochila_infernal.indd 6 21/09/2010 15:55:24

  • Dedico este libro a losmiles y miles de nios y nias

    que he conocido en loscientos y cientos de escuelas

    que visit en estos ltimosaos por todo el pas

    mochila_infernal.indd 7 21/09/2010 15:55:24

  • mochila_infernal.indd 8 21/09/2010 15:55:24

  • POEMAINICIAL

    Pintay cuando pinta disea el universo.

    Cantay cuando canta deja escapar el alma.

    La arcilla se deleita con sus manosy el nio se confunde con la tierra.

    Los papeles se visten de coloresy los rboles se acercan a los nios.

    Creay cuando crea el mundo se agiganta.

    9

    mochila_infernal.indd 9 21/09/2010 15:55:24

  • Sueay cuando suea el nio toma el mundo,

    lo atay lo lleva a volar por donde quiere,

    all,donde solo los nios pueden ir.

    10

    mochila_infernal.indd 10 21/09/2010 15:55:24

  • LAMOCHILAINFERNAL

    M artn no poda con su mochila. Cada vez que se la colocaba sobre su espalda, l se converta en un verdadero burro de carga, en un gigantesco camin, en un caracol enorme con su caparazn multicolor o simplemente en un nio de quinto ao llevando una mochila que pesaba como trescientos quilos. Bueno, tal vez no tanto, pero el mismo Martn reconoca que a veces era insoportable llevar tanto cargamento; ms an cuando bien saba que en su interior tena dos o tres tiles y como doscientos y trescientos intiles: una regla rota, un comps herrumbrado, dos sacapuntas de plstico que no servan para nada, varias gomas de pan que en lugar de borrar ensuciaban, los lpices por un

    11

    mochila_infernal.indd 11 21/09/2010 15:55:24

  • lado y cada punta por otro, libros descuajeringados, cuadernos arrugados, algn chicle viejo pegado en el fondo, restos de alfajor, dos cartas de amor que nunca contest (una deca: me quiero casar contigo y tener muchos higos y a Martn le dio mucha rabia que pensaran que l era una higuera), fi guritas que ya nadie coleccionaba, dos bolitas, la foto de un do-lo de Ftbol, un autito con la pintura descascarada, el atlas viejo que tena pases que ya no existan, un diccionario nuevito, sin uso, y una infi nidad de diversas pelusas, pelos y polvillo mezclados con la viruta de los lpices y otras suciedades antiqusimas. Ah! tambin marcadores secos y un pomo de la impertinente cascola que ms de una vez se haba secado en la punta impidiendo su salida. Martn recordaba muy bien aquella clase de dibujo donde haba que pegar papeles de colores sobre una in-mensa cartulina y l apret con todas sus fuerzas el fastidioso pomito desatando un caonazo de cascola que cay sobre la mesa como un pur y desparra-m lluvia de gotitas blancas sobre los compaeros que formaban el grupo de aquel trabajo colectivo. En fi n, esa era la carga de su mochila infernal que lo converta en un ropero caminante, una gra del puerto, un camello de dos patas con inmensa joroba, pero eso no era lo peor.

    Martn deba viajar en mnibus hasta la escuela, cosa que haca todos los das. Ese transporte colecti-vo por lo general vena bastante lleno, lo que signi-fi caba una verdadera difi cultad para l y su mochila. Cuando ya estaba arriba, siempre que el vehculo

    12

    mochila_infernal.indd 12 21/09/2010 15:55:25

  • arrancaba, sala a los tumbos por el pasillo hacia el fondo y ah empezaba la cosa. Primero apretaba alguna espalda, se apoyaba sobre la cola de otro o quedaba trancado entre un asiento y el cuerpo de alguien gordito. Pasadas esas primeras difi cultades, los pasajeros que estaban sentados sobre el corredor tenan que esquivar el enorme bulto de Martn fue avanzaba en demoledora marcha hacia el fi nal del mnibus. Ms de una mujer con pollera deba evitar fue ese lea engancharan las medias con la consi-guiente rotura (salvo que fueran de esas medias fue dicen fue no las rompe ni una picadora de carne) o trataba que la falda no quedara agarrada de algn broche de la mochila y marchara con enganche y todo quedndose desnuda en el pasillo. A pesar de los murmullos y los nene, ten cuidado, sacame la mochila de ah atrs, ay, correte y otras expresiones, Martn segua su curso.

    En la puerta trasera vio que dos hombres in-terrumpan el paso. El pidi que uno de los dos le tocara el timbre para descender, cosa que hizo gentilmente el ms .gordito. El mnibus se detuvo, abri la puerta y Martn logr pasar entre las dos personas, pero su mochila no, y muy lejos de qui-trsela para facilitar la pasada y descender (l no se la sacaba ni para dormir) Martn tir, tir, tir y tir hasta que sali como estornudado con mochila y todo, pero no como un estornudo delicado y mucho menos como esos que no pasan la punta de la nariz o chocan contra los dientes y los labios apretados y apenas dejan or un atchis o chis solo, no, nada de

    13

    mochila_infernal.indd 13 21/09/2010 15:55:25

  • eso. Martn baj como un estornudo de esos bien atronadores, moquientos y estruendosos, acompaa-dos de una llovizna total, desparramado, propio de los peores resfros de invierno. As aterriz sobre la vereda, pero con un salto de atleta olmpico se puso de pie sin sacarse la mochila, dijo un montn de palabras que no es necesario repetir en este cuento porque cada uno se las puede imaginar, y continu hacia la escuela. En el trayecto se encontr con sus amigos que tambin traan abultados cargamentos, convirtiendo as al grupo en una manada de dino-saurios que marchaba rindose, empujndose del cordn a la pared y viceversa, llevndose rboles y columnas por delante hasta la entrada de la escuela que pareca un hormiguero, un panal de abejas, la entrada del estadio un da de clsico o simplemente una escuela como aquella, donde Martn descarg su mochila sobre el pobre pupitre que, como todos los das, grit UUYY, aunque nadie lo oyera, soportando heroicamente el peso de la carga y la inquietsima cola de Martn.

    P.D. Otros objetos bastante comunes en las mochilas escolares: revistas de historietas, agendas perfumadas color rosa o diarios ntimos, acuarelas resecas y quebradas, olores de todo tipo, cartucheras de esas que siempre se regalan en los cumpleaos, pedacitos de papel que nadie sabe de dnde salie-ron, calcomanas, algn cuaderno de otro nio, libre-ta de telfonos, un pauelo todo arrugado y pegado,

    14

    mochila_infernal.indd 14 21/09/2010 15:55:25

  • uno o dos muequitos, algn lpiz diminuto que ni Pulgarcito podra usar, la infaltable foto de Varela en alguna hoja, cuaderno o comunicado y lo ms importante, lo fundamental, lo que no puede faltar en ninguna mochila en cualquier parte del mundo, eso que nos encanta, que nos gusta muchsimo y que siempre llevamos con nosotros y que cuidamos como un tesoro, eso que es un secreto de cada uno y por lo tanto no podemos revelar aqu, pero es eso, justamente eso, s, s, eso que ests pensando

    15

    mochila_infernal.indd 15 21/09/2010 15:55:25

  • mochila_infernal.indd 16 21/09/2010 15:55:25

  • EL PRIMERDA DE CLASE

    L a mam de Emiliano estaba feliz, emocionada, chocha, no poda creer que su hijo ms pequeo empezara la escuela. Desde haca varias sema-nas estaba pensando en ese momento y al fi n el da haba llegado. Con mucho esmero, propio del amor de las mams, haba achicado la tnica de Martn, el de la mochila infernal, dejndola a la medida, compr moa y mochila, zapatos nuevos y le hizo al pequeo un formidable corte de pelo; hasta rollo para la cmara de fotos compr porque quera se-guir la tradicin de guardar algn recuerdo grfi co de ese da tan importante, como lo haba hecho con los dos hijos mayores.

    Despus de almorzar algo liviano ella fue co-locando cada pieza en su lugar como si Emiliano

    17

    mochila_infernal.indd 17 21/09/2010 15:55:25

  • fuera un mueco armable. El estaba quietito y serio viendo cmo su mam le pona la ropa, la tnica, la moa, colocaba la mochila por ahora pequea, fu-tura cargadora de inutilidades y lo peinaba dndole los ltimos toques. Entonces sucedi lo inesperado.

    No voy nada a la escuela dijo Emiliano.Que no qu? pregunt la mam sin esperar

    respuesta y enseguida fue mostrando la lista de todas las cosas que ella haba hecho esperando ese da y que de ninguna manera te quedas en casa, vas a ir y se acab y qu te has credo y vamos. Emiliano, ya moqueando, arranc tironeado por su mam en medio de varios no quiero, vas a ir, voy maana, callate y segu, me duele la barriga, no te duele nada, etctera, etctera, etctera.

    En la puerta de la escuela todas las maestras estaban dando la bienvenida a los nios en su pri-mer da. Pareca fue se haban puesto de acuerdo en comprar las tnicas, los tonos de sus voces y las sonrisas en el mismo supermercado, porque todas estaban igualitas, preciosas, colmadas de vocacin, bellsimas como la Navidad, cosa que ocurre solo ese da en el ao. Emiliano vena ya en un solo llanto, prendido de la pollera de la mam que a su vez vena agarrada de Emiliano y la pollera, no fuera cosa que su hijo saliera volando y la falda tambin. Ella dudaba, lo dejo, no lo dejo, se lo entrego a la maestra, me lo llevo a casa, qu hago? La maestra de Emiliano esperaba quieta, como una estatua, y enseguida comprendi que lo mejor sera que la mam dejara al chico en las manos experimentadas

    18

    mochila_infernal.indd 18 21/09/2010 15:55:25

  • de una docente como ella que haca como quince aos que vena trabajando con primero y no tendra problemas de controlar a ese nio llorn que ahora pareca una verdadera catarata. Su mam, en un solo nervio, no dejaba de agarrarse la pollera y sujetar al nene en medio de exclamaciones, pero qu ver-genza, mir como miran todos, qu va a pensar tu maestra, dejate de pavadas y entr. Pero l ni miras de querer comenzar las clases o asomar siquiera la nariz por la puerta de la escuela.

    Todo hubiera sido, ahora s, un caos, de no ser por la maestra que, mostrando una enorme sonri-sa de oreja a oreja, le dijo por qu no me deja a Emiliano no, seora, y se vuelve usted para su casa, eh? Esto desarm a la mam y le hizo ver que en realidad el problema era ella y fue, efectivamente, deba dejar a su hijo all y marcharse. Emi berreaba, maldeca, gritaba, tragaba aire y tosa en medio de mocos y lgrimas. A veces pona el freno al llanto para tomar fuerzas otra vez y volva a gritar converti-do en una verdadera rabieta. Cuando son el timbre, la maestra tom al nio, mir a la madre que se alejaba emocionada y con ojos brillantes, sin haber podido sacar ninguna foto, entr a la escuela y as comenz el primer da de clase para Emiliano que todo lo miraba con sus dos enormes ojos marrones, mientras su lengua suba labio arriba tratando de limpiar esa mezcla de llanto y otras cosas que haba provocado su primer da de clase. El resto lo termin de limpiar la manga de su tnica y el pauelo de la maestra fue ola a bolitas de naftalina.

    19

    mochila_infernal.indd 19 21/09/2010 15:55:25

  • mochila_infernal.indd 20 21/09/2010 15:55:25

  • ASUNTOSDELLENGUAJE

    L a pequea de tres aos jugaba a los colores con su abuelo que era maestro-inspector en Cerro Largo.Amarillo dijo el abuelo sealando algo de ese

    color.Amarillo sol respondi la nia.Celeste.Celeste cielo volvi a decir la criatura.Verde fuerte dijo el maestro sealando el pasto

    oscuro y enseguida seal otro verde mucho ms claro.

    La nia pens. Si aquel pasto oscuro era verde fuerte, este ms plido sera...

    verde despacito dijo.

    21

    mochila_infernal.indd 21 21/09/2010 15:55:25

  • 2 Otro nio le cont a su abuela, tambin maestradirectora, que los grandes de sexto haban estado en su clase hablando de cosas muy impor-tantes y serias.

    Y de qu hablaban? pregunt la abuela.No me acuerdo dijo pero lo decan as como

    la patria o la tumba concluy parndose durito y con los brazos pegados al cuerpo.

    3 Ana Laura era muy observadora. Ella estaba aprendiendo a leer y escribir y da a da iba descu-briendo cosas mgicas. Enseguida not, por ejem-plo, que todo junto se escribe separado y separado se escribe todo junto. Tambin le caus risa que peludo y pelado tuvieran solamente una letra de diferencia cuando entre las personas haba miles de pelos menos en unos y en otros. Un da estaba escribiendo palabras con jota, ge, be, ve, ese, ce, zeta y hache. Con las primeras siete letras no tuvo ningn problema y escribi tres palabras con cada una segn haba pedido el maestro. La difi cultad la tuvo con la hache; con esa letra muda haba escrito dos palabras hoja y hormiga pero se tranc con la ltima palabra. Ella escriba segn cmo sonaban las palabras, pero ahora la que tena en la cabeza le sonaba raro y, encima, la hache no sonaba. Vueltas y vueltas dio Ana Laura y el maestro not su enredo.

    Qu te pasa? pregunt.Es que no s si es gevo o buevo, maestro.

    22

    mochila_infernal.indd 22 21/09/2010 15:55:25

  • LA CARTERADE LAMAESTRA

    L a maestra Alicia siempre cargaba dos carteras, una bastante coqueta, de cuero oscuro, ms bien pequea, donde seguramente llevaba sus docu-mentos, las llaves (dinero, difcil), algn caramelito y poca cosa ms. La otra era una semejante carterona que ya los alumnos conocan porque otras maestras tambin acostumbraban cargar aquellas valijas que seguramente pesaban como trescientos quilos y tenan pocos tiles y muchos intiles. En invierno Alicia pareca un panqueque envuelto en su bufanda y su boina por donde apenas asomaban sus ojos cla-ros. El cuerpo era un tapado gris que le llegaba casi hasta los tobillos por donde aparecan las botas de taco alto. A sus costados las dos carteras. Y segn sa-ban los alumnos de quinto ario, ella sala desde muy

    23

    mochila_infernal.indd 23 21/09/2010 15:55:25

  • temprano por la maana para un colegio privado que quedaba del otro lado de la ciudad y con lluvia o sol, con calor o fro, andaba con su cargamento a cuestas. Luego, a las doce, sala disparando para esta escuela y trabajaba con quinto hasta las cinco y otra vez se le vea salir a las corridas con su extraa cartera porque varias veces por semana tena algn curso por la tarde hasta la noche. Todos los nios se imaginaban que Alicia llegara a la casa molida y que, con seguridad, dejara su carterona y su brazo, todo junto, porque ya formara parte de las agarraderas de aquel objeto que pocas veces abra para sacar alguna cosa. En algunas ocasiones los nios haban visto que Alicia sacaba cuadernos o el borrador o tizas y cada tanto los carn que eran esperados por todos con terrible ansiedad. Lo que s sacaba todos los das era su tnica que siempre la traa dobladita e impecable. Pero los dems materiales, esas hojas interminables llenas de anotaciones, crucecitas, subrayados y asteriscos que conducan a nuevas anotaciones, Alicia slo las sacaba cuando vena la inspectora, esa seora mayor, de cabellos siempre amarillos desde los siglos de los siglos, con ojos bor-deados con lneas negras y boca roja igual que sus cachetes. En ese momento s, Alicia sacaba carpetas y carpetas, planillas y planillas y todos oan cuando la seora deca ah, hiciste esto, estoy aquello, muy bien, ah, cumpliste este objetivo, muy bien con esta unidad (y nadie entenda eso de la unidad) y ya veo que seguiste mis instrucciones (y nadie entenda qu instrucciones porque las nicas que conoca quin-

    24

    mochila_infernal.indd 24 21/09/2010 15:55:25

  • to eran las del ao XIII, de Artigas) y muy bien, te felicito Alicia. Ah se iba la seora que vean una o dos veces en el ao, Alicia guardaba todo en su cartera de intiles y los nios notaban que se senta mejor, ms aliviada, menos tensa, digamos casi feliz. Pero a las cinco, cuando sonaba el timbre de salida o la campanilla si haba apagn, ella volva a cargar todo, se despeda con una sonrisa y volaba por los aires rumbo a la tardecita, desapareciendo como por arte de magia, aunque eso no era preocupacin para los alumnos porque saban fue ella volva, siempre volva, menos mal que volva, porque si no volva poda haber una alegra de minutos pero enseguida iba a crecer la tristeza desde cada barriga.

    Nadie supo nunca qu tena realmente Alicia en esa carterona. Solo una vez tuvieron la seguridad de que era como la caja de un mago llena de sorpresas porque ese da ella la abri, sac un libro con tapas de muchos colores y comenz a leer despus del recreo para todo quinto. Nadie dijo nada, todos se fueron afl ojando como cremas derretidas sobre sus pupitres, mientras ella lea aquel cuento que cautiv a todos, incluso a ella, que desde entonces, despus del recreo, lee todos los das un pedazo de historia y los nios levantan vuelo, abren el techo y se van a donde quieren de la mano de la voz de Alicia.

    P.D. La maestra ley una vez un poema de Antonio Machado que los nios tomaron como el emblema de su clase; deca as:

    25

    mochila_infernal.indd 25 21/09/2010 15:55:26

  • Qu fcil es volar, qu fcil es!Todo consiste en no dejar que el suelose acerque a nuestros pies....

    26

    mochila_infernal.indd 26 21/09/2010 15:55:26

  • QUPELEAHUBOEN ELPATIO!

    U no gritaba que lo iba a esperar a la salida. El otro deca fue pegara ah noms, fue no fue. ra tan gallina. Uno empujaba embistindole el pecho y el otro trataba de desviar los brazos de su contrincante. Desde abajo se empujaban mutuamen-te hacia arriba y pareca que en cualquier momento iban a levantar vuelo hasta trenzarse a los golpes en el aire. Los dos se miraban como fi eras, apre-tando los dientes, con los ojos chiquitos y las cejas juntas, los puos cerrados y los hombros tensos y altos. Estaban transpirados y resoplaban como toros bravos en medio de sus corazones a toda marcha, casi a punto de salrseles del pecho. De una y otra boca nacan amenazas sin parar en medio de insultos que se acordaban de sus madres y sus hermanas y

    27

    mochila_infernal.indd 27 21/09/2010 15:55:26

  • sus tos, primos y dems parientes. Dale, pele, te voy a matar, si me revents te reviento, a que no te anims y sos esto y sos aquello, se decan como misiles atmicos a velocidad de ametralladora. La cosa fue creciendo de tono y el recreo, que hasta ese momento haba sido de correteadas y enamo-ramientos, ahora era de pugilato y casi todos los alumnos formaban una gran rueda en tomo al ring improvisado, mientras las maestras estaban tomando su tecito a la sombra del rbol del patio en el otro rincn. Ver la pelea de cualquier chiquiln ya era algo que nadie se poda perder, pero presenciar la pelea de dos grandotes de sexto era, sin dudas, una nica oportunidad de boxeo de gala casi por el ttulo mundial de los pesados. Las barras hacan lo suyo. Desde la rueda, al costado de la arena de la lucha donde se debatan a empujones dos gladiadores que an no haban pasado a los golpes de puo, varios nios y nias gritaban alentando a su preferido. Diferentes voces decan reventalo, no te achiqus, lo tens, dale ahora ah donde le duele (sealando lugares especiales del cuerpo). Otros armaron ver-sitos como si se tratara de grupos organizados para alentar cuadros de ftbol y movan rtmicamente sus brazos y sus piernas mientras cantaban dale cam-pen, dale campen y revent ese salchichn, una y otra vez. Ms de una chica gritaba que uno iba a matar al otro y que el otro iba a matar a uno y que uno era divino y que el otro era ms lindo y que uno era ms fuerte que el otro, pero que el otro era ms gil que uno y que uno saba ms karate que

    28

    mochila_infernal.indd 28 21/09/2010 15:55:26

  • el otro que a su vez saba judo y por eso uno poda quedar hecho moco y el otro poda quedar hecho pur y vamos a ver qu pasa.

    Los empujones seguan y los cachetes fueron ponindose cada vez ms colorados y ya nadie es-taba ajeno a la pelea, bueno, nadie no; las maestras an no haban cado en la cuenta de que aquel era verdaderamente un gran combate a muerte. Al fi n el otro atac, logr agarrar la manga de su contrincante y la rompi dejndole una tnica desmangada. El agredido no titube, se lanz sobre la cabeza de su enemigo, la rode con uno de sus brazos y apret dejando al otro contra la barriga, y lo nico que se le ocurri para contrarrestar tan certero ataque fue morder y eso hizo, le mordi la barriga. El grito se oy desde el almacn de la esquina y aunque todos saban que morder no vala para valientes guerreros, el alarido no dej dudas de que el mordiscn haba sido tremebundo. Las maestras atendieron el lo y varias corrieron hacia el tumulto.

    Entre paren, basta, dejen de pelear, van a ver y otros gritos, dos de las maestras ms jvenes trataban de separar a los gladiadores que parecan pegados como dos caos herrumbrados, como un abrojo a la media o un chicle al pelo. Al fi n pudieron separarlos. Los dos estaban verdaderamente extenuados, pero igual queran seguir peleando aunque ya ninguno se acordara siquiera del motivo que haba originado la lucha. As, entre empujones y alguna patada dis-trada, como al pasar, marcharon los dos a la direc-cin. Nadie supo nunca qu fue lo que pas con la

    29

    mochila_infernal.indd 29 21/09/2010 15:55:26

  • directora, pero al salir muchos vieron perfectamente cuando uno le dijo al otro cort para la salida y el otro cort y ambos se amenazaron bajito, pero uno pens que era mejor irse ms temprano porque el otro lo iba a reventar, y el otro tambin pens que lo mejor sera irse antes porque uno lo iba a reventar y los dos se fueron primero sin que nadie los viera y ambos se encontraron a la salida, solos en la puerta, sin testigos y se rieron de puro nervio hasta que uno extendi su mano con los dientes apretados y el otro le dio la mano sin mirarlo demasiado y se marcharon juntos a sus casas bastante amigos, respetndose mutuamente sus inmensos poderes de lucha.

    Al otro da el comentario fue sobre la tremenda pelea que haba sucedido en el patio. Muchos tam-bin hablaban con pleno conocimiento del combate que tuvo lugar a la vuelta de la escuela, despus de la salida, inventando hasta el ltimo detalle. Eso alent a que los dos bandos felicitaran a uno y otro porque haban sido unos cracks y en medio de los saludos se oy lo reventaste, el otro es un piojo, sos grande, fuiste un fenmeno, repartiendo as para uno y otro un triunfo sin igual. No falt el que dijera que haba estado en esa pelea a la vuelta de la escuela y haba ayudado al perdedor herido a ir hasta su casa. Tampoco faltaron los suspiros que varias muchachas regalaron al indiscutible vencedor. Lo que llam la atencin fue que en el recreo toda la escuela vio a los dos muchachos hablando con bastante nimo y hasta riendo, pero eso no manch en absoluto sus prestigios de grandes y temibles luchadores.

    30

    mochila_infernal.indd 30 21/09/2010 15:55:26

  • CUENTOSBIENCORTITOS

    1 El carn tiene tres ojos, dos para mirar las no-tas que sac su dueo y otro ojo para ver qu sacaron los dems alumnos. La macana es que muchas mams y muchos paps a veces tambin tienen tres ojos y andan comparando, no?

    2 Un nio dijo una vez que las practicantas eran divinas, divinas, divinas, lstima que despus se hacan maestras.

    3 Otro nio quera tanto a su maestra que a veces le deca mam y otras veces le deca abuela, pero siempre la llenaba de besos cuando se iba a su casa. Una vez le dijo maestra a su mam y se ri hasta que le doli la barriga y tuvo que ir al bao.

    4 Una nia dijo una vez que lo ms lindo de la escuela era el recreo y fueron tantos los aplausos

    31

    mochila_infernal.indd 31 21/09/2010 15:55:26

  • que le brindaron sus compaeros que ah noms la hubieran elegido presidenta de la Repblica para que hiciera una ley que lo agrandara un poco ms. Otro nio dijo que le gustara que todo el rato de la escuela fuera recreo y fue tal el abucheo y la contra que si alguien tuviera en ese momento un cohete o un globo o una cometa lo habran mandado a la luna.

    5 Un nio de cuarto dijo que tena un cuento que no poda contar con nombres, pero aseguraba que haba un montn de chiquilinas que se haban enamorado del maestro recin recibido de quinto y eso puso coloradas a varias nias hasta que una sali al ataque y afi rm con todas sus fuerzas que ella saba que varios varones estaban enamorados de la maestra de jardinera y hasta de la mismsima maestra de cuarto. Eso ltimo sonroj a unos y puso muy nerviosos a otros mientras la maestra se sonrea despacito en su escritorio y no deca nada.

    6 Muchos nios tienen novias aunque ellas no lo sepan. Muchas nias suean con actores, can-tantes, dolos y en cada sueo andan de viaje con ellos encima de un globo verde o en el lomo de un pjaro gigante. Nias y varones saben que los mejores sueos se suean despus de acostarse y antes de dormir. Es que lo ms lindo del mundo es imaginarse las cosas y todos los nios bien saben que eso ocurre en el momento mismo del descanso, cuando uno puede soar lo que quiere y ponerle el fi nal que ms le guste, como suele ocurrir cuando suean despiertos.

    32

    mochila_infernal.indd 32 21/09/2010 15:55:26

  • LOS OLORESDE LA CLASE

    T odo el mundo recuerda canciones de la es-cuela. No hay nadie que no se acuerde de un color, una pared pintada, los tonos de las fi estas o el maquillaje de la directora, la inspectora o alguna maestra coqueta. Hasta podemos recordar con exactitud una silueta, los ngulos de un rostro o las dimensiones de un saln, pero hay algo espe-cial que puede tener un sitio de honor en nuestros recuerdos: los olores de la clase. Estn los de invier-no, con todo cerrado, entre hmedos y pegajosos, mezcla rara de lanas y abrigos, con aire viciado despus de un buen rato, con cuarenta cuerpos en un saln sin aberturas. Estn los de las estaciones calurosas despus de un recreo bien corrido y trans-pirado, entre calzados deportivos y otras cosas. Y

    33

    mochila_infernal.indd 33 21/09/2010 15:55:26

  • estn tambin los que se pueden oler en cualquier poca del ao.

    Una vez, en tercer ao, Vctor se sinti mal. En realidad comenz a sentir ruidos, movimientos y temblores a la altura de la barriga y un poco ms abajo, que le indicaban que haba que ir al bao. Algo comi y cay mal en su estmago y sus intes-tinos, pero en lugar de subir y desandar el camino para salir por donde haba entrado cosa que suele ocurrir ahora, empecinadamente, esa cosa que le andaba por el vientre quera salir estrepitosamente por abajo.

    El saln quedaba en la planta alta y para llegar hasta el bao haba que salir al corredor, bajar una escalera en dos tramos con descanso en el medio, continuar por el corredor de la planta baja, salir al patio y atravesarlo en diagonal y, al fi n, llegar al bao de los varones al lado de la otra escalera, en el extremo opuesto del saln de Vctor, cosa que, en el apuro, ubicaba el bao prcticamente del otro lado del mundo.

    Seorita, dijo puedo ir al bao?Ests muy apurado?Ah se anim Vctor mientras aquello descen-

    da y l apretaba las piernas, la cola y todo su cuerpo, en medio de la transpiracin y los chuchos de fro que suelen haber en estos casos.

    Cuando termines la tarea puedes ir orden la maestra y nunca antes se haba terminado tan rpido un trabajo.

    Ya termin dijo y su voz debe haber salido

    34

    mochila_infernal.indd 34 21/09/2010 15:55:26

  • como un lamento porque la cosa vena decidida a convertirse en tragedia y ya casi no poda aguantar ms. La maestra entendi y dijo que s. Vctor ya tena unas hojas de cuaderno en su mano y sali como estampida, cosa que no fue fcil porque cualquiera que lo intente ver que es muy complicado correr con las nalgas apretadas, pero l igual lo hizo porque era la nica manera de detener la catarata diarreica que bajaba por su vientre. Si lo hubiera pensado un poco ms seguramente hubiese bajado las escaleras con sumo cuidado y delicadeza, pero no, lo hizo a los saltos, de a dos y tres escalones, y cada impacto brusco de sus pies aumentaba an ms el descenso vertiginoso de aquello que Vctor quera detener a cualquier precio hasta llegar al bao que cada vez pareca estar ms lejos. Una vez en el corredor de abajo la cosa se volvi inaguantable y cuando gan el patio ZAS!, casi sin darse cuenta, como un alivio inesperado seguido del terror y la angustia, sinti que el llanto le brotaba en silencio y los pantalones reciban la catstrofe calentita. Vctor se sent en el ltimo escaln de los tres que tena la puerta del patio y fue peor, not que el indeseado almohadn de falso algodn se le desplazaba para todos los costados. Doa Sara se acerc. Ella limpiaba la es-cuela y en ese momento estaba barriendo el patio.

    Pero qu te pas...? dijo. Ah, ya me doy cuenta agreg tapndose la nariz para evitar el hedor que ahora se extenda por todo el lugar. Vctor pareca un pajarito mojado, tembloroso y plido. Sara lo tom de la mano y lo llev a la cocina, luego subi ella

    35

    mochila_infernal.indd 35 21/09/2010 15:55:26

  • misma a buscar las cosas del muchacho y cont a la maestra lo que haba pasado. Todos escucharon pero no hubo bromas, a cualquiera le poda haber sucedido y nadie se burl, al menos en ese momen-to, tal vez despus s se pudiera lanzar algn chiste. En pocos minutos Sara y Vctor iban camino a su casa, la de l.

    Qu catstrofe, Vctor! dijo Sara y al nio se le ocurri decir Qu ca...!, pero todo era demasiado evidente y no dijo nada, aunque esa ocurrencia le hizo rer. y Sara tambin se ri intuyendo que esa hubiera sido la expresin certera e indicada para esa ocasin.

    En la casa estuvieron a punto de meter a Vctor y su ropa, todo junto, en el lavarropas, para limpiar ese regalo que nadie esperaba y que an permanencia all, entre los pantalones, calentito y hediendo, pero la madre, con mucha paciencia, fue abriendo el pa-quete como un cirujano en medio de una delicada operacin y al fi n se ri mucho y Vctor tambin.

    36

    mochila_infernal.indd 36 21/09/2010 15:55:27

  • PICA MATAS DETRSDE LA MAESTRA!

    P ara los nios de la escuela jugar a la escondida es una de las diversiones predilectas. El patio reciba ms de cuatrocientos nios cada recreo y tena un montn de recovecos donde cualquiera se poda esconder y pasar un buen momento con este juego ms viejo que el caf con leche. El asunto era encontrar el sitio ms original, el menos pensa-do, un lugar que ni siquiera se pudieran imaginar los que tuvieran que descubrir a los escondidos. Los baos ya no servan, aunque era bastante emo-cionante para los varones tratar de esconderse en el bao de las nias, porque nadie ira a buscarlos all; aunque el riesgo era muy grande porque las nias podran protestar y sacarlos a los empujones, dejndolos en evidencia en medio del patio y, en-

    37

    mochila_infernal.indd 37 21/09/2010 15:55:27

  • cima, recibir el rezongo de alguna maestra por eso de andarse metiendo en el bao de las chicas. Sin embargo, era realmente muy emocionante, vaya si lo era!

    Esconderse en los salones no era aconsejable porque se volva bastante difcil meterse ah en horas de recreo, siempre estaban cuidados por algunos grandotes de sexto y una o dos maestras. Haba un bebedero que alguna vez sirvi, pero ahora estaba muy quemado y ya nadie lo usaba como lugar de escondite. Matas pens y pens. Mir para un lado y otro. El asunto era hallar un lugar que resultara tan evidente, tan cantado para el perseguidor que, pre-cisamente por estar frente a sus narices, no se diera cuenta que alguien estaba escondido all. El rbol del centro del patio ya no serva porque se usaba muy frecuentemente. El murito del fondo tampoco serva. Las columnas que sostenan el piso de arriba eran demasiado fi nitas y Juan Manuel (as se llamaba el amigo que haba quedado en la pica y deba buscar) era capaz de reconocer a cualquiera con solo verle la punta de los zapatos. No, no, nada sera fcil. Los nios corran de un lado para otro. Varios de los compaeros que tambin jugaban a las escondidas ya haban encontrado su sitio, Juan Manuel segua contando y pronto llegara a cien y en ese momen-to ya todos tendran que estar escondidos porque el que no lo estuviera, automticamente invalidaba el juego y debera contar. Matas segua buscando. Las maestras estaban paradas ah noms, muy cerca de la pica, tomando su t y conversando vaya uno

    38

    mochila_infernal.indd 38 21/09/2010 15:55:27

  • a saber de qu cosas, ellas eran muchas y estaban todas juntas ah, muy cerca, AHI!

    Las maestras! pens Matas y no lo dud ms, corri hasta el grupo de mujeres y se escondi me-dio agachado detrs de la que tena mayor cuerpo, mayor espalda, mayores caderas, cola ms grande. Era la maestra de cuarto que l haba tenido el ao pasado y no dira nada si lo descubra en cuclillas detrs suyo. Matas estaba agazapado, pareca un leopardo al acecho, entre las piernas de las maestras. Juan Manuel ya haba terminado de contar y estaba buscando a los escondidos, mirando todo el patio, como un verdadero observador, cuidando todo mo-vimiento y alejndose de la pica muy lentamente, no fuera que alguno saltara de su escondite y le hiciera la pica antes que l.

    Pica Ricardo atrs de las columnas! dijo y el descubierto dej su escondite mientras el buscador segua tratando de ver en medio de la algaraba de todos los chiquilines que seguan gozando el recreo.

    Pica Carolina en el bao de las nias! Dale, Ca-rolina, te vi, sal de ah que te vi! y la amiga no tuvo ms remedio que salir a las risas, porque haba sido vista solo ella, pero en el lugar seguan como tres ms que ante el riesgo de que Juan Manuel se aso-mara por la puerta principal, retrocedieron casi hasta las letrinas individuales, muertas de risa, tapndose las carcajadas para no hacer ruido. Matas segua los movimientos de Juan Manuel entre rodillas y muslos. Cada paso que daba el buscador, Matas lo imitaba en sentido precisamente contrario para quedar as

    39

    mochila_infernal.indd 39 21/09/2010 15:55:27

  • bien resguardado. En pocos instantes Juan Manuel se coloc del otro lado del grupo de maestras y Matas extrem los cuidados para no ser visto y se peg a la tnica de la maestra rellenita, sin tocarla, claro, pero a escasos centmetros de su voluminosa cola. El se senta chiquito, arrugado, casi a punto de desapare-cer. Las maestras seguan hablando animadamente sin advertir lo que estaba sucediendo. Juan Manuel dio un paso, Matas tambin. Juan Manuel comenz a rodear el grupo y en el preciso instante en que Matas iniciaba su marcha para mantener distancia de su perseguidor, la maestra dio un paso atrs y le pis el pie dejndolo clavado contra el piso y casi perdiendo el equilibrio. El grito de Matas comenz a subir por su pie achicharrado, sigui por la pierna, la cadera y la barriga, el pecho y la garganta, hasta salir como un increble alarido por su boca abierta que pareca una cueva inmensa. La maestra tambin grit:

    AAAAAAAAAAAYYYYYYYYYY! gritaron los dos, Matas en el piso, entre las piernas de la maestra y ella all arriba, a punto de caer de cuerpo entero. Por suerte nada de eso pas.

    Pero Matas, qu hacs atrs mo? And a ju-gar con tus amigos, muchacho. Casi me hacs caer, and y no te quedes pegado a mi cola y eso fue lo peor que pudo haber dicho porque a partir de ese momento y con el asunto de no quedar pegado a la cola de la maestra, los compaeros comenzaron a llamar a Matas cascola.

    Pica Matas detrs de la maestra! grit Juan Manuel y corri hacia la pica, cosa que Matas no

    40

    mochila_infernal.indd 40 21/09/2010 15:55:27

  • pudo hacer porque todava pareca tener el pie pega-do a las baldosas. Al fi n se despeg y corri en una sola pierna lo que enseguida mostr una variante del juego de la escondida siguiendo s las mismas reglas de siempre, pero ahora saltando, buscando y haciendo la pica en un solo pie.

    41

    mochila_infernal.indd 41 21/09/2010 15:55:27

  • mochila_infernal.indd 42 21/09/2010 15:55:27

  • YOPO NOPO SEPENAPADAPA

    H apablapar epen jeperipingoposopo epes upu-napa coposapa mupuy lipindapa, peperopo epescripibipir opo lepeeper epen epestepe lepenguapajepe epes bapastapantepe dipifpicipil, popor epesopo epestepe cuepentopo seperapa coportopo.

    Upun dpiapa upun nipiopo depe quipintopo apaopo depebpiapa hapablapar depe lapas papar-tepes pripincipipapalepes depel ipidiopomapa epes-papaopol, peperopo nopo sapabpiapa napadapa. Lapa mapaepestrapa lepe dipijopo quepe eperapa mupuy ipimpoportapantepe sapabeper cpomopo epes nuepestropo ipidiopomapa ypi epel nipiopo lepe dipijopo quepe pel sapabpiapa hapablapar jeperipingoposopo, coposapa quepe epellapa nopo sapabpiapa.

    43

    mochila_infernal.indd 43 21/09/2010 15:55:27

  • Biepen dipijopo lapa mapaepestrapa tpu apaprependepes apa hapablapar sopobrepe topo-dopo lopo depel lepenguapajepe ypi yopo apapre-pendopo apa hapablapar jeperipingoposopo, tapa?

    Tapa dipijopo epel nipiopo. Ypi copolopor-pin copoloporapadopo epestepe cuepentopo nopo sepe hapa apacapabapadopo poporquepe epel jeperipingoposopo sipiguepe topodapavpiapa; ypi lapa mapaepestrapa apapun nopo lopo apapre-pendipo.

    FIPIN

    Nota: Versin corregida por Guadalupe y Marina, expertas JEPERIPINGOPOSOPOLOPOGAPAS.

    44

    mochila_infernal.indd 44 21/09/2010 15:55:27

  • EL CRACKDELOTROQUINTO

    L as clases de gimnasia siempre resultaban espe-ciales. Cuando las chiquilinas salan a correr lo hacan con elegancia, delicadeza y cierta sensua-lidad. La mayora iba con algn conjunto deportivo ajustado, el cabello suelto al viento, como si estuvie-ran en una pelcula corriendo a la orilla del mar ro-deadas de brisa, y la sonrisa en las caras esplndidas. Ah ocurra lo mgico, los varones abran la boca, dejaban caer el mentn casi hasta el piso y parecan estar lamiendo un helado de frutilla sin separar sus ojos de cada nia, tratando de adivinar cada rincn de aquellos cuerpos giles y graciosos, ms parecidos a mariposas y gacelas que a compaeras de clase con las que ya haban compartido trabajos, pupitres, bromas, empujones y otras formas de cario.

    45

    mochila_infernal.indd 45 21/09/2010 15:55:27

  • Ellas, advirtiendo que eran las estrellas del de-licioso espectculo, acentuaban an ms sus mo-vimientos, sus carcajadas, sus gritos, agarrndose unas a otras como hormigas inquietas, tratando de sobresalir del grupo sin separar sus miradas de los varones que las observaban. Hasta Silvia participa-ba con sus cachetes colorados y sus quilos de ms, haciendo galanteras seductoras. Aunque los varones no quedaban atrapados por sus movimientos gim-nsticos ms parecidos a un levantador de pesas que a una atleta olmpica, nadie pona en dudas que Silvia tena los ojos ms lindos de la clase y el cabello ms brillante y colorido, junto con una de las personalidades ms atrapantes del grupo por su desenvoltura, sinceridad e inteligencia, lo que le haba dado un lugar de jerarqua entre sus com-paeros. De esa manera todas las muchachas eran bomboncitos apetecibles para el hambre voraz de los chicos, que parecan volcanes en plena erupcin, con movimientos ssmicos en todo el cuerpo.

    La cosa no era muy diferente cuando les tocaba el turno a ellos. Uno a uno caminaba tratando de mostrar un fsico parecido a Schwarzenegger aunque todos eran unos fl acos esculidos, ms parecidos a calaveras andantes que a esculturales atletas, pero igual lo hacan con paso de gladiadores. Hasta el gordo Marcelo iba con gallarda moviendo su ba-rrigota fl cida. As era el grupo y todos lo saban y se divertan mucho actuando como verdaderas modelos unas y expertos gimnastas otros. El nico que desencajaba era Ricardo, el del otro quinto,

    46

    mochila_infernal.indd 46 21/09/2010 15:55:27

  • que siempre traa el mejor conjunto deportivo, los championes ms caros y vistosos y se crea el mejor de todos porque iba a un club de gimnasia y parti-cipaba de una seleccin de menores que entrenaba para el campeonato departamental en la pista de atletismo del parque. El no congeniaba con el grupo. Martn lo soportaba poco y Matas no lo tragaba ni con cucharita. En realidad cualquiera se poda creer cualquier cosa en el grupo, menos superior, engre-do y con marcadas intenciones de llevarse todas las admiraciones.

    Hay que compartir, no? decan los muchachos y esa era una de las principales condiciones que tena la amistad que los una. En ocasin de este da de gimnasia la maestra mand a Ricardo a hacer un salto largo por la pista que haban marcado con tiza en el medio del patio de la escuela, hasta el arenero, lugar de aterrizaje. Ya lo haban intentado varios muchachos, pero ninguno pudo seguir con precisin las instrucciones de la maestra. El asunto consista en tomar carrera, picar en uno y otro pie alternativamente y en el ltimo salto juntar las dos piernas y aterrizar con los pies adelante del cuerpo, apoyar bien los talones y seguir de largo cosa que quedase en el arenero la marca precisa de ambos pies. Pero nadie poda, todos llegaban con un solo pie adelante o caan en zafarrancho, desplomndose como un piano viejo y descolado que se precipita de un quinto piso, dejando la arena hecha un revoltijo, obligando a varios a alisarla con una tabla de made-ra. El nico que haba asegurado poder hacerlo era

    47

    mochila_infernal.indd 47 21/09/2010 15:55:27

  • Ricardo y las nias lo hubieran festejado de no ser por su pedantera. Al fi n ahora le tocaba a l. Prime-ro camin hasta la largada como un actor de cine o un pavo real sin dejar de mirar a las chiquilinas que lo miraban. Despus comenz a correr por la pista casi en cmara lenta, sin separar su vista del grupo de nias que lo segua atentamente.

    Atend lo que ests haciendo advirti la maestra, pero l era un crack, un sobrado atleta, un perfecto saltador capaz de dominar su cuerpo, sus msculos y as el salto sera impecable y, real-mente, as hubiera sido si no fuera por el envoltorio plateado de un alfajor que alguien haba tirado en medio del patio, en lugar de hacerlo en los tachos de basura. Fue ah que Ricardo pis con todo su taln derecho sobre el resbaladizo papelito y su pie sigui de largo, la otra pierna se perdi en el aire y el rostro del joven se descoloc de tal manera que termin mostrando una expresin de terror en sus ojos desorbitados en medio de un grito corto y fro que sali de su garganta aterrada. Aquello fue un despatarro total, una tortilla humana, un aterrizaje espantoso, desordenado, desprolijo, entre piernas y brazos que iban y venan tratando de aferrarse a algo. Nada se pudo hacer, Ricardo cay sobre el are-nero de cabeza llenndose de arena los ojos, el pelo y la boca. La carcajada son en un nico estruendo. El se levant desaliado y sin mirar a nadie se fue para el bao de varones.

    Sigues t, Luis dijo la maestra y el diminuto Luisito, el ms chico de los de quinto, corri, apoy

    48

    mochila_infernal.indd 48 21/09/2010 15:55:28

  • bien sus pies y cay correctamente haciendo un buen salto que hasta aplausos tuvo y si bien no era un salto olmpico ni nada que se le pareciera, ori-gin que alguien planteara llevarlo en andas hasta el saln una vez que la clase de gimnasia estuvo terminada. En la cabeza de Ricardo segua girando la pregunta de quin haba sido el charn chan chn que haba dejado el papelito en el patio, mientras otros se preguntaban quin haba sido el genio que lo haba tirado all.

    49

    mochila_infernal.indd 49 21/09/2010 15:55:28

  • mochila_infernal.indd 50 21/09/2010 15:55:28

  • CARTA DE AMOR CONDESTINO EQUIVOCADO

    G onzalo estaba verdaderamente enamorado de Lorena, la del otro quinto y no haca otra cosa que pedirle a su diosito querido que hiciera algo mgico para que estuvieran juntos en sexto. Un da la maestra pidi prestados todos los diccionarios del quinto de al lado para que su grupo pudiera tra-bajar mejor y cada nio hiciera las consultas que ella haba pedido siguiendo el alfabeto. En un instante los diccionarios de ambos quintos estaban sobre el escritorio de la maestra y dos alumnos comenzaron a repartirlos. Gonzalo se qued verdaderamente mudo cuando vio que le haba tocado el diccionario de Lorena, cuyo nombre estaba perfectamente escrito en la primera hoja del grueso libraco de tapas ro-jas que l haba visto, en ms de una oportunidad,

    51

    mochila_infernal.indd 51 21/09/2010 15:55:28

  • en la mochila de la que lo traa loco de amor. No lo dud y como un volcn de inspiracin decidi escribir una carta romntica dicindole sin enredos que l quera ser su novio. El mismsimo diccionario sera el mensajero. El colocara su carta en alguna pgina especial, por ejemplo donde estaba la pala-bra AMOR o en la N donde estaba NOVIO y luego esperara la respuesta. Lejos de buscar las palabras que la maestra haba pedido comenz a redactar y se acord de algunos modelos de cartas:

    Modelo uno

    De lejos te quiero mucho,de cerca con ms razny yo te pido, negrita (porque Lorena era bien morochita)que me des tu corazn (esta no le atrajo tanto porque pareca medio simplota)

    Modelo dos

    Si verte me da la muertey no verte me da vidaprefi ero morir y vertea vivir y no tenerte. (pero esta no le gust tampoco porque era muy flmine).

    Modelo tres La primer vez que te vi

    52

    mochila_infernal.indd 52 21/09/2010 15:55:28

  • me gustaron mucho tus ojos (negrsimos y enormes, por cierto)no supe cmo decrteloporque me picaban mucho los piojos. (esta defi nitivamente no porque era solo una broma y l quera algo bien serio)

    Finalmente escribi lo que senta.

    Hace mucho que quiero escribirte para pregun-tarte si quers ser mi novia y ahora te mando esta carta esperando tu respuesta lo ms rpido posible porque me gusts mucho y me muero por vos... bue-no, morirme no, pero casi. Lorena, espero que me digas que s. Tu ms que amigo Gonzalo.

    Luego de escribir esa declaracin trabaj hasta la hora del recreo con las palabras encomendadas y en el instante que oy la orden de la maestra de retirar los diccionarios para devolverlos a sus due-os, l busc por la N Noc, Nom, Not, hasta que lleg a Nova y no dud, coloc su hoja bien doblada, entreg el diccionario a su compaero y esper que terminara de recoger los libracos para ir al otro quinto pero... en realidad lo que ocurri fue que su compaero ley el nombre de la prime-ra hoja y le entreg ese diccionario a la Lorena de este quinto que se sentaba a dos fi las de Gonzalo y todos saban que gustaba, precisamente, de l. Casi se desintegra en su banco cuando esta otra Lorena encontr la carta, la abri y la ley armando un re-

    53

    mochila_infernal.indd 53 21/09/2010 15:55:28

  • vuelo alrededor suyo. Dos, cuatro, seis, ochocientos ojos se clavaron en Gonzalo. Algunos, como los de esta otra Lorena, llenos de amor y alegra. Otros con marcada sorpresa. La mayora queriendo saber qu haba ocurrido para que hubiera ese alboroto. Por fi n la maestra pregunt qu suceda y nadie se anim. La nueva Lorena apretaba el papel en sus manos transpiradas, Gonzalo apretaba las piernas con ganas de ir al bao, el amigo que haba entregado mal el diccionario no apretaba nada pero cuando supo lo que pasaba se anim a hablar.

    Y eso fue lo que pas, maestra, yo cre que era Lorena Gorriti la duea de ese diccionario, pero parece que es la otra Lorena del quinto de al lado.

    Y eso qu tiene de grave? quiso saber la maes-tra y el equivocado mensajero cont lo que haba adentro del diccionario. En la clase todo era silencio. Lorena Gorriti se repona de su ilusin arruinada y Gonzalo abandonaba lentamente el color rojsimo de sus cachetes, y as habra terminado todo si no fuera porque en el momento menos indicado, apareci la otra Lorena pidiendo si le podan devolver su dic-cionario que lo necesitaba para un trabajo y lo que recibi fue una lluvia de miradas que no entendi. Algunas eran de rechazo como las de la otra Lorena y sus amigas. Otras eran de picarda y sonrisitas que se desesperaban por gritar adis, novia de Gonza-lo. El romntico escritor de cartas casi se zambulle debajo de su pupitre y el mensajero que cometi el error por poco sale volando. La joven no enten-da nada y pregunt quin tena su diccionario y si

    54

    mochila_infernal.indd 54 21/09/2010 15:55:28

  • haba terminado para devolvrselo. Al fi n la Lorena de este quinto se levant, dijo que lo tena ella, se acerc a su tocaya

    y le entreg el librote de tapas rojas.Tom le dijo y miralo bien, porque adentro

    hay algo que es para vos.Eso afl oj las tensiones y todos rieron con los

    nervios en los labios. La maestra no dijo nada y nadie sabe bien qu fue lo que pas despus, pero desde un tiempo a esta parte a Gonzalo se lo ve muy seguido con Lorena en el recreo... qu Lorena?, bueno, seguramente debe ser alguna de las dos, no?

    55

    mochila_infernal.indd 55 21/09/2010 15:55:28

  • mochila_infernal.indd 56 21/09/2010 15:55:28

  • MIS MUECOS VUELANCUANDO QUIEREN

    M arina estaba en tercero y todos decan que tena una imaginacin muy grande. Ella poda pasar horas jugando sola y era capaz de inventar largas historias con sus muecos en su dormitorio, en la puerta de su casa o a la hora del recreo, aunque en la escuela siempre sola jugar con su amiga Paola.

    Un da estaba en el patio de la escuela jugando con dos de sus muecos preferidos mientras su pri-mo Alejo, que estaba en sexto, la observaba a cierta distancia. Con un mueco en cada mano Marina vo-laba de un lado para otro, del piso al murito, de all hasta la ventana y otra vez al piso y luego al rbol y de all a la cabeza de Paola que ella usaba como pista de aterrizaje. En cada movimiento inventaba una voz

    57

    mochila_infernal.indd 57 21/09/2010 15:55:28

  • para los diferentes muecos. La historia ocurra en un lugar del universo donde Marina estaba luchan-do contra algn enemigo oculto que persegua sus muecos por un espacio lleno de planetas y estrellas con formas de ladrillos, ventanas, cabezas y rboles. Alejo se acerc y la interrumpi.

    Qu hacs? quiso saber.Juego.Vuelan tus muecos?S.Y cmo hacs para que vuelen?Vuelan.Pero no tienen cohetes propulsores.No precisan dijo Marina ya bastante irritada

    por tantas preguntas.Los muecos no pueden volar dijo Alejo. Solo

    los pjaros y los aviones pueden volar.Mis muecos vuelan cuando quieren dijo Mari-

    na y Alejo se fue del lugar sin decir nada. Entonces Marina pens:

    Y cuando yo quiero tambin.

    58

    mochila_infernal.indd 58 21/09/2010 15:55:28

  • LAS ABUELASDEL ALFAJOR

    E vangelina cont sobre las caries tal cual lo haban decidido das atrs. Frente a su clase de quinto ao, con lujo de detalles, dibujos hechos en fi na cartulina y buena informacin, ella fue explicando el origen de esos insoportables agu-jeritos que se pueden formar en dientes y muelas y son capaces de voltear de dolor a un elefante. Luego habl de la higiene bucal diaria que se deba realizar despus de cada comida y termin acusan-do en forma implacable al azcar, las golosinas y los alfajores como posibles causantes de caries si se coman excesivamente y no se cepillaban bien los dientes. Ah fue que se arm lo. La clase se declar en rebelda, vivan los alfajores!, ojal que lluevan caramelos!, and Evangelina!, venas fenmeno y

    59

    mochila_infernal.indd 59 21/09/2010 15:55:28

  • mir en qu terminaste. Todos los compaeros se pusieron a protestar como si alguien hubiera co-brado mal un penal en un partido clsico; tiraron papelitos y tizas, y estuvieron a punto de hacer una declaracin de guerra por los siglos de los siglos a todo aquel enemigo de los dulces, los caramelos, los alfajores y las maravillosas golosinas en general. La maestra detuvo el inminente linchamiento y para sorpresa de todos apoy las ideas de Evangelina y enseguida comenz a contar cmo eran las merien-das en su poca escolar.

    Muchas madres y muchos padres estaban equi-vocados dijo. Pensaban que cuanto ms gordo estaba uno, ms sano sera y eso es un tremendo error. De todas maneras nos ponan unos refuerzos que por lo general eran de salame, mortadela o butifarra, y cuando una abra la cartera sala una pestilencia que PUAJ! Otras veces nos ponan un trozo de dulce de membrillo entre dos panes y se nos pegaba todo, los cuadernos, las hojas, los dedos y era una porquera. Hasta llegu a ver compaeros que sacaban una banana toda aplastada o un huevo duro hecho pur. Cuando se festejaba algo en la clase, un cumpleaos, una fi esta cualquiera, siempre venan pizzas caseras, tortas de bizcochuelo, algu-na pascualina y hasta exquisitas empanaditas, todo preparado en las casas de nosotros. Mi mam era una especialista en el fain de queso que hasta hoy le queda nico. Despus tombamos la leche que servan en unas jarras de aluminio y en vasos del mismo material y debo decir que aquellas meriendas

    60

    mochila_infernal.indd 60 21/09/2010 15:55:28

  • no resultaron malas porque al fi n de cuentas una se cri bastante bien alimentada.

    Ahora hay demasiada sal en los palitos y las papi-tas que comen y exceso de azcar en las golosinas, aunque reconozco que de los miles de alfajores que salen, algunos son bien ricos. Podemos decir que aquellas meriendas eran como las abuelas de los actuales alfajores y sera bueno que alguno en lugar de traer fi guritas y esas cosas, trajera un pomito de pasta de dientes y un cepillo concluy la maestra y toda la clase qued encantada con esa idea, pero como ninguna golosina traa eso, lo que hicieron fue preocuparse porque hubiera pasta en la clase y des-pus del recreo la mayora iba al bao y se cepillaba los dientes, cosa que hizo hasta el gordo Marcelo porque, segn haba declarado, la pasta era riqusima.

    61

    mochila_infernal.indd 61 21/09/2010 15:55:29

  • mochila_infernal.indd 62 21/09/2010 15:55:29

  • LOS LOS DEL ESTUDIO

    M axi pensaba y pensaba en el problema que haba mandado la maestra. En realidad no tena difi cultades con lo que se le peda y tampoco ignoraba el procedimiento que se deba seguir para encontrar el rea de aquel terreno. El verdadero asunto que Maxi no lograba comprender era dnde, en qu parte del mundo poda existir un terreno tan estrafalario como el que describa la maestra. El deber de clculo era as: Halla (poda decir encuentra o busca, no?) el rea de un terre-no que tiene tres quilmetros de largo por treinta centmetros de ancho. Qu se poda hacer con un terreno as, tan largo y tan fi nito? Servira para arar algo? Quiz se podran plantar zapallos en una lar-gusima fi la o pedirle a las lombrices y las hormigas que jugaran al Martn Pescador, pasar, pasar y el

    63

    mochila_infernal.indd 63 21/09/2010 15:55:29

  • ltimo quedar o al cincha, poroto, uno atrs del otro. Maxi resolvi el problema, llev quilmetros y centmetros a metros, multiplic largo por ancho y asunto liquidado. Al otro da entreg su trabajo y le pidi a la maestra que por favor le contara dnde haba un terreno as, cosa que la dej sin respuesta.

    Algo parecido le ocurri a Sofa con la Historia. Ella estaba en tercer ao y ya desde el Jardn apren-di que todos los 19 de junio se conmemoraba el cumpleaos de Artigas porque, claro est, haba nacido ese da, y eso lo saba muy bien porque siempre se haca una fi esta, se cantaba el himno y despus no haba clases. Tambin le ensearon que el 18 de mayo se festejaba la Batalla de Las Piedras, bueno, en realidad se festejaba el triunfo de las fuer-zas patriotas contra el ejrcito espaol en procura de la independencia de nuestro pas, porque andar festejando batallas a nadie le gusta; y Sofa saba que aquella gesta histrica tambin la haba ganado don Jos Gervasio Artigas.

    Lo que no entiendo dijo es esto, cmo pudo Artigas ganar esa batalla el 18 de mayo si naci un 19 de junio?

    Ah! esa loca Historia pens la maestra habr que explicar mejor las cosas y enseguida record la pregunta que le haba hecho otro nio con respecto a Coln, porque l estaba enterado que en Amrica haba como setenta millones de habitantes cuando vino don Cristbal, pero todos decan que Coln fue el que descubri Amrica.

    64

    mochila_infernal.indd 64 21/09/2010 15:55:29

  • Y, entonces, los setenta millones dijo el nio qu estaban haciendo, papando moscas? y la maestra tampoco supo bien qu responder.

    Otro nio de nombre Felipe pregunt una vez quin pintaba de colores los pases en los mapas y por qu unos mapas tenan colores diferentes a otros y en unos haba pases que en otros no exis-tan; pero la remat cuando mostr que todos los mapas tenan el Norte arriba menos un mapa de Sudamrica hecho por un pintor de nombre Torres Garca que tena el Sur arriba y si uno lo miraba vea el continente al revs de todos los mapas que haba en todo el mundo. Ah se arm la discusin porque unos dijeron que don Joaqun Torres Garca estaba medio loco y otros dijeron que tena razn.

    Maxi, Sofa y Felipe tenan varias ensaladas en sus cabezas y las maestras saban que haba que arreglar esos formidables revoltijos.

    65

    mochila_infernal.indd 65 21/09/2010 15:55:29

  • mochila_infernal.indd 66 21/09/2010 15:55:29

  • LA GUIADADE BRONCE

    L a Plaza Independencia se visti de blanco; pareca el patio de una escuela gigante. Los ni-os, duros de fro, formaban fi la sin que se les moviera un pelo. La voz de un seor gordo, parado sobre un pequeo tablado, sonaba por los parlantes pronunciando palabras que ninguno entenda. Las palomas volaban de un lado para otro sin importarles el acto escolar y el cumpleaos de Artigas.

    Leandro se fue por un momento de la ceremonia mirando una paloma que ascenda lentamente, lu-chando contra el fro de aquel diecinueve de junio, hasta posarse precisamente sobre la cabeza de bron-ce del Artigas cabalgante, metlico y rgido. Recin entonces se detuvo a mirar el rostro trabajado por las manos del escultor. Su concentracin debe haber

    67

    mochila_infernal.indd 67 21/09/2010 15:55:29

  • sido muy profunda porque ya nada escuch a su alrededor, perdindose en los detalles de la estatua al punto de creer que los nicos que estaban en la Plaza eran l y Artigas, como si los cientos y cientos de nios se hubieran ido a sus casas y el acto ya estuviera terminado.

    Entonces ah fue que ocurri lo increble. Don Jos, como lo llam Leandro luego de aquel en-cuentro, desde su caballo majestuoso gir su cabeza, sonri con su boca de metal y le hizo una guiada de bronce. Leandro comprendi que los ojos de las estatuas no estn vacos como parecen sino cerrados y ahora Artigas haba abierto los suyos de pesados prpados metlicos y lo estaban mirando y hacin-dole guiadas.

    Al principio l no dijo nada, se hizo el distrado y volvi a mirar. All estaba como siempre y otra vez gir su cara y volvi a sonrer y a guiar sus ojos. La paloma no se mova de su cabeza y por un mo-mento Leandro pens que era ella que le haca ver espejismos. El acto continuaba como si nada pasara y Leandro crey que se estaba volviendo loco, frot sus ojos tratando de hacer desaparecer aquel dispa-rate imposible y cuando volvi a mirar, la estatua ya no estaba. Bueno, en realidad el caballo s estaba pero don Jos y la paloma haban desaparecido, el acto segua como si tal cosa.

    Dnde se habr metido? pens Leandro.Aqu dijo una voz precisamente detrs de l.

    El nio se dio vuelta y all estaba, de carne y hueso, con su poncho marrn y sus botas brillantes, con

    68

    mochila_infernal.indd 68 21/09/2010 15:55:29

  • su sombrero bajo el brazo y su espada al costado. Estoy loco de remate pens Leandro.

    No, no lo ests dijo Artigas como si leyera los pensamientos. Don Jos puso su mano sobre el hombro de Leandro y lo acarici varias veces.

    Muy lejos ests de ser un loco dijo. En realidad hace muchsimos aos que quiero bajar de all y hoy me ayudaste a hacerlo, gracias. Ahora que estoy con-tigo me gustara que me llevaras a cualquier parte.

    S respondi y enseguida se le ocurri llevarlo a su casa para presentarle a su familia e invitarlo a comer ravioles.

    Bien, iremos a tu casa dijo l y en el preciso instante que Leandro dejaba la fi la, el compaero de atrs le tir de la tnica para que se quedara quieto y conservara la formacin.

    Es que me voy con l dijo Leandro sealando a don Jos.

    Que te vas con quin? quiso saber el compa-ero.

    Con l, no lo ves?Quedate quieto que te van a rezongar.Entonces volvi a ocurrir lo increble: Artigas

    ya no estaba. Por los altoparlantes son el Himno Nacional. Los nios se pusieron duros y cantaron con todas sus fuerzas, recordando que eran dos sabremos cumplir y no tres, como ocurra cada vez que cantaban el himno en la escuela, que siempre se oa a alguien diciendo SA!, cuando todos estaban callados. Ahora la estatua estaba en su lugar, donde haba estado siempre porque ningn Artigas se haba

    69

    mochila_infernal.indd 69 21/09/2010 15:55:29

  • bajado de caballo alguno. El acto termin. La paloma segua parada en la cabeza y todos iniciaron el re-torno a los omnibuses que esperaban. Leandro mir por ltima vez el monumento y para su sorpresa vio cmo don Jos lo miraba, se sonrea con su boca de metal y le haca una ltima guiada de bronce que l devolvi saludando con su brazo en alto.

    Esto ocurri cuando Artigas cumpli doscientos aos, hace ya mucho tiempo. Leandro no se lo cont a nadie porque saba que no le creeran, pero des-pus de muchos aos cont esta historia a sus hijos que ahora la cuentan para ustedes.

    70

    mochila_infernal.indd 70 21/09/2010 15:55:29

  • LOS PIOJOS

    E l hecho de que la cabeza de Rodrigo estuviera repleta de piojos no era nada raro. Su mam deca que aunque lo baara tres veces por da l siempre pareca un candidato fi jo a empiojarse ni bien comenzaban las clases. La primera vez, cuando Rodri estaba en un jardn no hubo otra solucin ms que pelarlo, raparlo, dejarle la cabeza como una pelota brillante y lisita. La pelada fue la solucin para los piojos pero no para Rodrigo que no quera andar de gorro de lana porque le picaba mucho y, adems, en nada le gustaba que le dijeran pelado o cabeza de rodilla o cabeza de pelota o cabeza de meln y un montn de apodos ms, l quera tener su pelo y nada ms.

    Cuando entr a la escuela no lo pelaron, pero comenzaron a usar mil productos. Primero fueron

    71

    mochila_infernal.indd 71 21/09/2010 15:55:29

  • unos lquidos que la mam compraba en la farmacia, luego ya era queroseno a veces, cedro santo otras, pomadas, menjunjes de olor horrible y lo peor era que esos preparados se colocaban por la noche, antes de acostarse y ah noms le cubran la cabeza con una media vieja, ponan una toalla tambin vieja sobre la almohada y l se dorma en medio de esos vapores capaces de marear al ms valiente de los valientes marineros de alta mar.

    Lo terrible fue este ao cuando los piojos, vaya uno a saber por qu, decidieron salir de vacaciones por las cabezas de todos los nios de la clase. Al principio fueron sus ms cercanos compaeros que en poco rato se rascaban con tanta desesperacin que pareca que en cualquier momento se iban a quedar con sus cabezas y sus pelos y sus pellejos en las manos. Poco despus, sobre todo luego del recreo, la clase entera se rascaba como en una olim-pada de expertos rascadores, con fuerza, rapidez y elegancia algunos, usando reglas, lpices, cartuche-ras, compases, lapiceras y hasta la parte de madera del borrador.

    La maestra no se empioj pero ese mismo da mand una notita a cada casa para avisar del empio-jamiento que padecan todos sus alumnos y pidien-do con urgencia alguna solucin para esa calamidad. Recin haban comenzado las clases, haca calor y eso aumentaba la picazn y la cosa era tan grande y tan grave que ni el agua de todo el Ro de la Plata poda alcanzar para EL RIO DE LA PLATA!

    La playa, eso debemos hacer, ir a la playa y

    72

    mochila_infernal.indd 72 21/09/2010 15:55:29

  • baarnos todos en el agua salobre que segn deca mi abuela, era la mejor forma de matar a los piojos, claro que ella viva all en las costas de Rocha y esas son aguas saladas, del Atlntico, pero bien vale la pena intentarlo.

    Eso hizo, pidi autorizacin y los chiquilines encantados de la vida, recin empezaban las clases y ya salan de paseo y nada menos que a la playa. El da lleg, varias madres y varios padres ayudaron acompaando a la maestra, viajaron en un mnibus alquilado hasta Carrasco que estaba ms vaca y all, en medio del sol de las dos de la tarde, entre las arenas limpias y el agua calma, todos los nios y Rodrigo se metieron en el agua en formidables zambullidas, ponan la cabeza bajo el agua y sacu-dan todas sus tupidas cabelleras y una vez afuera se pasaban un peine fi no para ayudar al desalojo. Los piojos felices, ellos tambin estaban de buenas haciendo playa pero el agua haba venido del Este y tanta sal traa que, en efecto, las cabezas de las sufridas criaturas quedaron sin piojos en poco rato. La verdad es que nunca se supo si fue la sal lo que sac a los picadores animalitos o ellos se fueron a hacer turismo acutico a otra parte. Pero la maestra, los padres, los nios y Rodrigo pasaron una tarde estupenda y luego, en clase, unos hicieron cuentos sobre la playa, los piojos tomando el sol o nadan-do y un montn de dibujos de bichos estrafalarios muertos de risa por el da de verano que les haba tocado en aquellas cabezas tursticas que los haban llevado a nadar en la playa.

    73

    mochila_infernal.indd 73 21/09/2010 15:55:30

  • mochila_infernal.indd 74 21/09/2010 15:55:30

  • LA LMPARADE ALCOHOL

    L a escuela rural tena nueve alumnos y quedaba detrs del monte de eucaliptos, al costado del camino de tierra, cerca de la Quebrada de Los Lagartos, all, en medio del campo. Todos los nios comenzaban su da muy temprano. Unos ayudaban a ordear, otros trabajaban en la huerta, casi todos llegaban a caballo despus de arrimar las vacas a la pradera, pero ninguno llegaba tarde a la escuela y la aprovechaban hasta la ms mnima gota estudiando matemticas, geografa, historia, lenguaje o traba-jando en el taller de mimbre o en el envasado de conservas o en el cuidado del invernculo. Cuando caa el sol los nios se acostaban a leer algn libro o hacan los deberes para el da siguiente, todos menos Juan Carlos que era nuevo en la escuela y la zona

    75

    mochila_infernal.indd 75 21/09/2010 15:55:30

  • y desde un principio dijo que l no poda estudiar porque en su casa, all, pasando las viejas vas del tren, haba tanto trabajo que no le quedaba tiempo.

    La maestra al principio le crey y Juan Carlos de buen gusto estudiaba despus del almuerzo en la misma escuela, pero el viernes hablaron todos so-bre el estudio y l confes: dijo que en realidad en su casa no tena electricidad porque an no haban llegado los cables.

    Entonces ocurri lo de todos los das, alguien trajo un mechero viejo que encontr en su casa, otro llev la corona de vidrio, la maestra puso un lquido especial para pulir metales, otro trajo me-cha y una nia trajo alcohol y Juan Carlos recibi, casi nuevita, una lmpara de alcohol que los nios llamaron mechero.

    En el campo, por la tarde, todo se vuelve muy oscuro y se encienden luces en las casas, entonces el campo parece un cielo dado vuelta con pequeas lmparas como estrellas. Juan Carlos, en su casa, ahora tiene tambin una luz y en la escuela, despus del almuerzo, l juega con todos los dems.

    76

    mochila_infernal.indd 76 21/09/2010 15:55:30

  • A LA DIRECCIN?NO, GRACIAS

    P ara Richard cualquier cosa era posible y l era capaz de aguantar todo, menos ir en penitencia a la direccin. Recoger carpetas o decir algn mensaje o llevar algn papel no era problema, se trataba de golpear, abrir la puerta, pedir permiso y entrar. En esas circunstancias lo ms probable es que la directora estuviera sentada en su escritorio inmen-so, hiciera un alto en la tarea y mirara por encima de sus lentes y preguntara qu quers, Richard? Pero la cosa cambiaba si se trataba de una penitencia. Ah la directora creca, se agrandaba por todos los costados, se pona de pie hasta tocar su cabeza con el techo y Richard se senta una cucaracha, un piojo, un insecto insignifi cante y la voz de la directora ya no era suave sino que pareca salida de las cavernas

    77

    mochila_infernal.indd 77 21/09/2010 15:55:30

  • y preguntaba qu bonito, eh? te parece bien? por qu te mandaron, eh? y Richard contestaba y bueno, me mandaron, pero la directora lo interrumpa y le deca y malo, y Richard insista y bueno y ella y malo y as podan estar un rato hasta que Richard caa en el asunto y se callaba la boca. El mismo lu-gar se volva inmenso a veces o estrecho, chiquito hasta el agobio y a Richard le venan ganas de salir corriendo de all y no detenerse nunca. Al fi n ella preguntaba por qu estaba l ah y Richard trataba de justifi car su accin haciendo uso de todas sus habilidades con el lenguaje.

    Mire, directora, lo que pasa es que yo no tena banco, sabe?, es que me lo haban cambiado de lu-gar y bueno, all, agarr el banco de los de adelante y lo corr para atrs, pero no me di cuenta que ellos estaban sentados ni que yo tengo tanta fuerza y que lo corr, digamos, bruscamente y Alicia y Cecilia cayeron despatarradas delante mo. Pero no fue mi culpa

    Ah, no? Y de quin fue, del carnicero de la es-quina? And y por favor comportate como un chico grande de sexto y eso de chico grande haca rer a Richard y los dos se rean y all terminaba la cosa. Lo terrible, lo que no se poda comparar con nada en el mundo era si el sancionado iba acompaado de la maestra. All el problema tena que ser grave, muy grave, porque enfrentarse a la dire no era, fi -nalmente tan horrible, pero estar en medio de dos fuegos, de dos acusadoras, de dos gigantes contra uno, era algo insoportable y, todava mucho peor si

    78

    mochila_infernal.indd 78 21/09/2010 15:55:30

  • la cosa terminaba con una carta para la casa citando al padre, la madre o el tutor. Richard no saba bien qu era eso de tutor, pero no haba cosa peor que llamar a su mam, eso lo entristeca de veras y por eso mismo, cuando la maestra le dijo quers ir a la direccin? l contest con el ttulo de este cuento.

    Bueno dijo la maestra entonces guard el pito y no lo toques ms, tir el chicle, sac de tu banco esas fi guritas, no comas galletitas en clase, no le tires de la moa a Alicia ni de las trenzas a Cecilia, quedate un poco quieto, dej de hacer esos chistes de Jaimito y trabaj y eso hizo Richard tratando de contener las hormigas que le picaban la cola y lo convertan en el nio ms inquieto de sexto.

    79

    mochila_infernal.indd 79 21/09/2010 15:55:30

  • mochila_infernal.indd 80 21/09/2010 15:55:30

  • LA HORADELA SALIDA

    V arios tipos de salidas conoca Mariana ya en cuarto ao. Los lunes se iban todos con bastan-te calma y solo se escuchaban algunos hasta maana sin gracia y resignados. Solo de vez en cuando algn chau y muy rara vez algn beso de despedida seguido de nos vemos. Las maestras salan as ese primer da de la semana y los alumnos lo hacan arrastrando los pies y cargando sus mochilas infernales. No podemos decir que era igual la hora de entrada de esos malditos lunes porque siempre la salida fue mejor que la entrada en todo tiempo y lugar, pero se pareca bastante, siempre llena de pesadumbre, propia del comienzo de la semana.

    Los viernes la cosa era distinta. Ni bien sonaba el timbre, maestras y alumnos salan como dispara-

    81

    mochila_infernal.indd 81 21/09/2010 15:55:30

  • dos por un can y se apretaban en la puerta casi a punto de tirar abajo los marcos y las paredes. Ms de una rodilla tocaba el mentn y algn taln pe-gaba en la nuca corriendo como verdaderos atletas olmpicos. Una vez en la vereda todo el viernes se vesta de risas y calurosas despedidas con deseos de que pases un buen fi n de semana o nos vemos el lunes o el deseo de que ojal haga buen tiempo el sbado y el domingo. Las salidas de los viernes eran, sin dudas, las mejores para Maana y todas sus amigas, pero haba otras que eran an ms bullicio-sas y veloces, las salidas del ltimo da antes de las vacaciones en Semana de Turismo o las vacaciones de invierno o los das libres de primavera, cuando se festeja el da del maestro o el fi nal, el ltimo da del ao escolar, el da de la despedida por las va-caciones de verano. Ah s, todos ren, se saludan, salen desbordantes de felicidad y hay reparto de besos tirados a la marchanta.

    Un viernes formidable y soleado anunciaron fi n de semana largo porque el lunes no haba clase ya que era fecha patria. Cuando son el timbre fue tan grande el maln de tnicas y mochilas que se atro-pellaron hacia la salida, que en la puerta quedaron trancados los dos nios de sexto ms grandotes de la escuela y con el entrevero de brazos, piernas, cachetes, tnicas y mochilotas, qued interrumpida la salida. Algo mgico debe haber ocurrido porque el grito que sali de la caravana de nios y maestras que venan atrs fue tan potente, tan fuerte, tan in-menso que ni juntando las voces de Pavarotti, Carrera

    82

    mochila_infernal.indd 82 21/09/2010 15:55:30

  • y Domingo se hubiera llegado al volumen de todas aquellas voces juntas exigiendo que dejaran libre la salida. Cuando la tranca se destrab, el desfi le sali como un potentsimo chorro de agua y la directora, que se haba parado justo ah, qued dando vueltas como una puerta giratoria para un lado y para otro hasta ponerse verdaderamente mareada, tanto que se despidi, dijo chau, hasta el martes y en lugar de salir para la calle, volvi a entrar a la escuela a los tumbos entre los ltimos nios que corran como gatos perseguidos.

    83

    mochila_infernal.indd 83 21/09/2010 15:55:30

  • mochila_infernal.indd 84 21/09/2010 15:55:30

  • INVENTO DEPALABRAS

    U n grupo de nios jugaba en el patio de la es-cuela. El juego consista en inventar nombres que estuvieran formados por palabras que usamos todos los das, pero adems, deban tener un signifi cado muy especial y cmico. Cada nombre tena que identifi car de alguna manera una de las caractersticas ms notoria de cada nio. Por ejemplo, a Luis, que se pasaba copiando los deberes de los otros nios, decidieron ponerle YACOPIAR, que sonaba como nombre indgena. A Florencia, que era la ms pequea, le pusieron MASBAJ, que pa-reca un nombre rabe. A Roberto que no estudiaba nunca, lo nombraron YONI S, con apellido y todo. Ramn era el ms peleador, por eso se haba ganado el nombre de RAMN BOFETN.

    85

    mochila_infernal.indd 85 21/09/2010 15:55:30

  • Lo ms interesante, sin embargo, fue ponerle nombre a la maestra Alicia. En realidad podan ponerle algn nombre que rimara, por ejemplo MALICIA, pero Alicia no era mala, al contrario, era buensima. Podan ponerle ALICIONA porque era un poco gritona, pero esa palabra no les encant, as que no la usaron.

    Pensaron y pensaron y AL FIN SALI, la lla-maron MAMIMAE porque era una maestra parecida a las mams.

    Y ese es el nombre que decidimos dijo Floren-cia a la maestra.

    Me gusta dijo ella. Me gusta mucho, porque si ustedes me llaman MAMIMAE yo podr llamarlos ALUMHIJOS.

    Los Alumhijos y Mamimae terminaron el ao escolar con una gran fi esta en CASAESCUEL, con muchos VOZICANTOS, MUSITONOS, VERSOEMAS y contagiosas ALEGRISAS.

    86

    mochila_infernal.indd 86 21/09/2010 15:55:30

  • QU PASEO,SEORASY SEORES!

    D espus de Semana de Turismo o Semana Santa o Semana Criolla o Semana de la Cerveza (UF! cuntos nombres para una semana) todos los alumnos de sexto decidieron fi jar el lugar adonde iran a fi n de ao como paseo de despedida de la escuela.

    La primera reunin la hicieron a la hora del re-creo en el mismo saln de clase y cualquiera se dio cuenta que no se pusieron de acuerdo porque vola-ron pupitres, tizas, cuadernos, mochilas infernales y hasta el escritorio de la maestra. Cada grupo quera imponer por la fuerza el sitio del paseo adonde queran ir, pero esos mtodos no dieron resultados y para lo nico que sirvieron fue para dejar el saln a la miseria y enemistarse bastante.

    87

    mochila_infernal.indd 87 21/09/2010 15:55:31

  • La segunda reunin fue ms pacfi ca en casa de Silvia, pero all se oyeron propuestas disparatadas: unos decan de ir al zoolgico a pasar el da en me-dio del olor a bosta y caras de tristezas encerradas. NO. Otros propusieron pasar el da en la playa y se hizo un silencio pcaro porque cada uno comenz a imaginarse cmo se vera fulana o fulano en traje de bao y eso resultaba emocionante, insoportablemen-te atractivo, pero la idea no camin porque algunos decan que no los iban a dejar ir, otros aseguraban que llovera, alguien record que en el agua haba que tener cuidado y muchos sintieron algo de pudor y timidez en mostrar sus fi sicotes de pies grandes, rodillas huesudas y piernas fl aqusimas. Adems, un da en la playa no era un verdadero paseo, lo que se dice paseo de veras. NO. La idea se disolvi en la espuma de una playa imaginaria y cada uno se qued con la ensoacin de tratar de saber cmo era alguno o alguna en bikini, malla o short.

    Paco, minuano de nacimiento y con muchos familiares en el departamento de Lavalleja, propuso organizar un campamento en Villa Serrana, cerca de Minas, pasar la noche all y eso atrajo la atencin de la inmensa mayora tirando abajo la idea de ir a las termas o a Piripolis por el da o a Disney World o a la gran fl auta o donde el diablo perdi el poncho o la cachimba del piojo. Despus de hacer nmeros, calcular la cantidad de rifas que deban vender y el dinero que llevara cada uno, la propuesta de Paco se vot y sali por unanimidad, bueno, en realidad el gordo Marcelo se abstuvo porque l quera salir

    88

    mochila_infernal.indd 88 21/09/2010 15:55:31

  • con todo sexto al centro de la ciudad y terminar en una pizzera.

    Hasta ah todo bien, pero enseguida aparecie-ron las difi cultades: qu rifaran?, una canasta con productos del almacn de don Tito?, o un chancho donado por el pap del gordo Marcelo?, libros donados por un escritor amigo?, o una botella de esas porqueras que toman los adultos? Pensaron y pensaron y al fi n decidieron hacer dos rifas. Juntaron algn dinero para comprar las libretas en el quiosco, encontraron un tiempo para ponerles nmeros y anunciar qu se rifaba y en poco ms de tres das ya cada alumno tena sus nmeros para salir a vender entre la familia, vecinos, amigos y todo aquel que quisiera colaborar. Todos los viernes se juntaban para entregar el dinero recaudado que quedaba en una caja de zapatos en casa de Cecilia. Por las noches cada uno soaba con el paseo y pensaba en lo que haran durante el da y especialmente durante la no-che, alrededor de algn fueguito primero y cuando fueran a dormir despus. Paco soaba con mostrarles a todos los secretos del lugar que su familia le haba contado desde muy chiquito y al fi nal del sueo se encontr con Luca como lo haca todas las noches que soaba y se la llev volando al cerro ms alto de Minas.

    La canasta de don Tito la sac una amiga de la madre de Anala que nadie conoca pero que no se demor en irla a retirar y mand las gracias escritas en una tarjetita desendoles xito en el paseo. El chancho del gordo Marcelo lo sac el cura de la

    89

    mochila_infernal.indd 89 21/09/2010 15:55:31

  • iglesia del barrio y todos supieron que ese mismo sbado se lo comieron porque hubo fi esta y olorcito a chancho asado en toda la cuadra. Los libros del escritor nadie supo quin se los gan pero apare-cieron donados a la escuela por un mensajero que traa una notita annima diciendo que aquellos libros estaran mejor en la biblioteca. La botella de no s qu alcohol con etiqueta bonita la gan una seora que era abuela de un chiquito de primero. Cuando contaron el dinero tenan sufi ciente para pagar el mnibus que los llevara a Lavalleja, los gastos del campamento y algo ms para comprar frutas y galle-tas. A su vez cada uno deba llevar un dinero extra para la cena del jueves por la noche y el desayuno y el almuerzo del viernes.

    La excursin se hizo sin problemas y a la vuelta no dejaban de comentar sobre el viaje, el partido de ftbol del primer da, la bellsima noche que les hizo a la luz de la fogata, comiendo chorizos y contando cuentos tenebrosos, los juegos del viernes y todo lo que Paco les haba mostrado. Pero lo que ms ocup la conversacin de sexto fue el tema de las nuevas novias y los nuevos novios que surgieron de aquel paseo. Al bajar del mnibus en la puerta de la escuela lo nico que se oa era te paso a buscar, voy por tu casa, llamame, te llamo, dame tu telfono y yo tambin te requiero.

    90

    mochila_infernal.indd 90 21/09/2010 15:55:31

  • LA DESPEDIDADE SEXTO

    A l fi nal de la escuela, cuando ya los nios son grandes, las nias se sienten verdaderas mu-chachas y los varones parecen hroes inven-cibles, es, sin embargo, el da en que muchos lloran a mares. En realidad ocurre de todo, se escriben las tnicas unos a otros, se fi rman autgrafos en coque-tas libretitas perfumadas o en papelitos arrugados y cuadernos y cada fi rma va precedida de largusimas dedicatorias a mi mejor y ms grande amiga como nunca jams tendr ni encontrar en todo el uni-verso por los siglos de los siglos, Vero., seguida de un garabato originalsimo imposible de reproducir para que no quepan dudas de la veracidad de la fi rma, propia de cheques de banco. Se intercambian cartas, recuerdos y hasta algn regalito. Otros rompen todo para dejar bien claras las diferencias con los que

    91

    mochila_infernal.indd 91 21/09/2010 15:55:31

  • guardan de recuerdo hasta la viruta de los lpices. La mayora se despide con fuertes abrazos y llora, llora como si no fueran a verse nunca ms, como si viajaran al otro lado del mundo, pero lo ms c-mico es que seguramente son vecinos y uno vive al lado del otro y se ven todos los das, pero igual se abrazan y lloran como si fuera la ltima vez. Esto ocurre principalmente entre las muchachas. Los va-rones lloran menos, pero sus formas de despedirse son bien emotivas, se empujan, se persiguen unos a otros, se pegan (cariosamente, claro), arrojan las inmensas mochilas por el aire o se despeinan y hacen chistes de todos los colores, especialmente de tonos verdosos.

    Las maestras tambin viven sus despedidas. En realidad es una mezcla de alegras y tristezas y en pocos minutos se concentran muchos sentimientos, se perdona con ms facilidad y no se ve la hora de salir en estampida venciendo esas cuerdas invisibles que an tironean para que se queden.

    Andrea, de sexto B, se despidi de Leticia con un abrazo que casi la desarma a la pobre fl aquita. Con Claudia nadie se quera despedir porque tambin era muy abrazadora, pero como pesaba ms que su mochila y era grandota, sus abrazos podan ser propios de una boa constrictora. Mara y Alejandra lloraban sin consuelo y todos lo hubieran compren-dido porque saban que eran amigas del alma, pero nada tena sentido porque vivan en el mismo edifi -cio y se veran al otro da y todos los aos siguientes hasta en el mismo liceo.

    92

    mochila_infernal.indd 92 21/09/2010 15:55:31

  • Por lo general estas despedidas van acompaadas de comidas y bebidas. Galletitas hay a montones, pizza sobra y cuando aparece algo ms rico como una torta de fi ambre o algo con dulce de leche o alfajores caseros, no dura ni un ratito. De todas ma-neras siempre hay algn gordito que fi nalmente se come todo y ni los pjaros reciben su cuota.

    Los regalos son un tema aparte. Si son de las clases chicas no importa, pero en las clases de los mayores el asunto es hacer una colecta si es que la maestra se ha ganado el cario de todos. Si no es as no le regalan ni la sonrisa. Pero pobre el que venga con un regalo por su lado, seguramente recibir gratuitamente los ms infames sobrenombres.

    Ya en la calle, luego de la fiesta oficial, se intercambian direcciones y telfonos, se quitan las tnicas, forman barras abrazadas, ren y en algn momento, llenos de emocin y alegra, de risas nerviosas y claras tristezas, se dicen adis como verdaderos adultos porque por unos instantes se ven los ms viejos, aunque intuyen que en pocos meses, cuando ingresen a la Universidad del Trabajo o al Liceo, sern los ms chicos, los recin llegados y habr que volver a empezar. Con sus uniformes, parecern verdaderos jvenes aunque las chicas jue-guen con sus muecas de accin y los varones, de pantalones grises y corbatas, sigan juntando fi guritas o jugando a la bolita.

    As termina el ltimo da de clase, grupos en todas direcciones se alejan de la escuela y los de sexto volvern seguramente de visita el prximo

    93

    mochila_infernal.indd 93 21/09/2010 15:55:31

  • ao o pasarn por el frente vestidos como mayores y sentirn ganas de gritarle a los escolares adis, pequeuelos. Casi por un hecho mgico, la escuela quedar en algn lugar muy especial del recuerdo de todos y cada uno guardar los momentos ms fuertes de la vida escolar.

    94

    mochila_infernal.indd 94 21/09/2010 15:55:31

  • DE LA ESCUELAAL LICEO

    A lvaro se senta mayor, adulto, inmenso, todo un hombre de doce arios. Es que l comenzaba el liceo y hoy era su primer da. Se puso los pantalones grises comprados especialmente para el inicio de las clases, camisa celeste, corbata! y zapatos negros, una libreta de apuntes y una lapicera platea-da que su hermano le haba regalado y que ahora l luca en el bolsillo de su fl amante camisa. Por los hombros y con cierto descuido controlado hasta en el ms mnimo detalle, l se coloc el pulver gris oscuro que combinaba bien con todo y le daba un aspecto de muchacho mayor, prolijo, elegante, serio.

    Rumbo al liceo no pudo soportar la tentacin de pasar frente a su escuela, su antigua escuela que

    95

    mochila_infernal.indd 95 21/09/2010 15:55:32

  • ahora quedaba atrs en el recuerdo, pero a la que lo unan muchas historias que no olvidar