C.V.R.W

Capitulo 1

Una tarde tranquila, Carla Burney tomaba un refresco

Coca Cola sentada en una silla cerca del porche de su casa.

Carla vivía en un lugar apartado del resto del pueblo. Sus

padres eran agricultores y mantenían una industria que

aunque no era un inmenso conglomerado surtía lo

suficiente para su pequeña familia. Estaba acostumbraba a

hacer eso todos viernes después de venir del colegio:

sentarse en su porche a observar el pasar de las horas de

su solitaria vida. No tenía demasiados amigos por no decir

ninguno, solo conocidos o amigos ocasionales entre

semestre y semestre, porque era bastante tímida, florecita

de campiña a veces le decían de cariño. Sentirse sola era

una sensación común que empezaba a cansarla. Ese día

sería distinto.

Se arregló más de lo común, ese viernes se desviaría

al lago, por allí andaban chicos de su edad, una de sus

amigas ocasionales se lo comentó: –Vamos chica ¿Qué tal

si te pasas por el lago este fin?- le dijo a lo que ella

respondió con una sonrisa triste: No sé.

La otra muchacha frunció el ceño y exclamó con

entusiasmo: ¡Anímate!- y desapareció por el pasillo del

instituto. Pasaron bastantes fines para que por fin se

decidiera a acercarse.

El camino al lago estaba bordeado por árboles

silvestres una gama de eucaliptos y pinos, el sol estaba

tranquilo en las primeras horas del amanecer. Al acercarse

al lago diviso a los chicos del instituto, vio algunas caras

conocidas, otras no tanto, las desconocidas predominaban y

se notaba que eran mayores que muchos de los que

estaban ahí.

- ¡Tom! ¿Por qué no pasas una cerveza, hombre?-

gritó un chico altísimo, de piel oscura y muy guapo, parecía

tener unos 20 años por lo menos- Hay que animar la

fiesta.

Un chico más bajo que él le lanzó una cerveza

American Bud fría y el chico la atrapó. Tom era también

apuesto quizás de la misma edad que el otro. El joven

desplegó una sonrisa capaz de detener un corazón, lograba

que sus ojos verdes resaltaran, su sonrisa era maliciosa.

- Esta fiesta está muerta hace tiempo-farfulló con

fastidio- fue mala idea venir.

Una de las chicas se acercó y lo rodeó en un abrazo

íntimo. A ella sí la reconoció: Patricia Salaz, una de las de

último curso, un bombón con los tíos y de las más…

amistosas. Con ese cabello negro azabache abundante, un

cuerpo escultural y ojos azules combinados con esa cara de

modelo conquistaban a quien quisiera.

- Tom ¡no permitiré que te vayas!- exclamó acelerada-

has venido de muy lejos- se acercó más para susurrarle- sé

que las chicas son tontas o bien santurronas para tus

amigos pero ¡vamos! No se vayan. Tenemos mucho

tiempo- y lo besó en la boca con pasión. Tom la apartó.

- ¡Eres fastidiosa! Una niña para variar- hizo una

mueca odiosa y esa cara hermosa se deformó, sus ojos

expresaban aburrimiento.

Trató de desviar la vista de la pareja y centró su

atención en el entorno, en el lago algunos chicos de sus

misma edad jugaban con otras chicas. Ellos parecían otro

grupo. El chico moreno se besaba con una muchacha de

cabello castaño bajo un árbol y el otro rubio del grupo

charlaba con una pelirroja, los dos tomaban cerveza,

habían tomado demasiado por lo que notaba en su andar

tambaleante. Se separaban en grupos y no todos eran

amigos ni muy amistosos. Mal momento para acercarse al

lago. Ella observó un poco más y permaneció en su mismo

puesto tras unos arbustos. El de la sonrisa le dio un golpe

en el trasero a Patricia y le ordenó: acérquense a comprar

más alcohol- y le tiró las llaves del coche.

Ella pareció dudar- Umm... esta bien. Acercó su cara y

se besaron de nuevo. Espérame- susurro con simulada

sensualidad.

El volvió a sonreír sin ninguna calidez.

- Claro.

La acompañaron la pelirroja y la castaña, cuando

subieron al coche y el grupo de chicos más pequeño y

conocido se fue alejando supo que su día de lago se había

terminado. Lo intentaría de nuevo en algún otro momento.

Se estaba levantando cuando sintió que una mano firme

que la sujeto.

- Vaya, Vaya ¡mira! Me he encontrado un pollito

rondando- se lamió los labios- ¿Me has estado siguiendo

hasta aquí, pollita? Ummm....Que diversión- ronroneo

divertido. La sujeto más fuerte apartándola un poco de su

refugio para meterla a profundidad en el bosquecito. A ella

se le revolvieron las tripas y se asustó mucho pero logró

murmurar apenas: Suéltame, por favor.

- ¿Qué pasa? ¿Acaso no te gusta? ¿Ah?- su voz se

torno brusca y enfadada, la sujeto con mucha fuerza y la

lastimó al jalonearla.

Ese chico estaba muy borracho y era peligroso estar

con él en ese estado. Casi sollozando trato de ser firme.

- Déjame ¿sí? Ya me iba, de verdad. Por favor… ¡Por

favor! ¡Me esta doliendo!- y comenzó a agitar para soltarse.

El tipo hizo una especie de ronroneo felino y la apretujó

más.

- Eres mejor que un pollito, un gatito salvaje, ¿eh?- la

beso en el cuello, fue subiendo por su oreja comenzando a

manosearla- Umm… así me gustas más.

¡Maldición! Estaba a punto de llorar del miedo ¿Por

qué fue allí? ¿Por qué? Sentirlo tocarla tan cerca, a ese

borracho que la lastimaba, era repugnante. Dio unas

arcadas de nauseas.

- ¡Quítate! ¡Quítate! ¡Déjame!- gritó con todas sus

fuerzas, no la escucharían, se habían alejado mucho. Carla

no podía con la fuerza de ese bruto.

Pasos se acercaron ¡estaba salvada! O no. Los amigos

del chico, rogó que fueran buenos y la dejaran. El moreno

exclamo: ¡Rick! ¿Qué ha sido ese ruido?

El chico Ricky se río asquerosamente, su aliento a

cerveza rozando su cara.

- Me la he encontrado y me la he traído para charlar-

señalándola en sus brazos con la cabeza- pero esta es para

mí David.

El moreno entorno los ojos mirándola entonces rió. Se

acerco a tocarla. ¡Oh, no! ¡Este también estaba tomado!

¡Que iba a hacer!

-Delicioso… - dijo acariciando su mejilla y se dirigió a

Ricky- diviértete… Bon apetite.

Un ruido lastimero escapó de su garganta, un

estremecimiento la recorrió. ¡Dios mío, estoy a punto de

ser violada! Pensó frenéticamente- y nadie me va a ayudar.

Mi intento de defenderme era frustrante ¡El tipo tenía

mucha fuerza en los brazos! La desesperación se apoderó

de todo y mi mente se fue a blanco.

- ¡Por favor! ¡Ayúdame! No te vayas- sollozó, sus

mejillas estaban llenas de lagrimas y el bruto que la

agarraba seguía tocándola por debajo de la camiseta-

solamente quiero irme a mi casa, por favor ayúdame. Por

favor. Nunca tuvo que rogar en su vida, esto se estaba

salido totalmente de control.

David se acercó lentamente, la toco por todo el cuerpo

mientras el otro gruñía.

- Así que me prefieres a mí- dijo con voz ronca- ya

veo. Ya puedes irte apartando, Rick.- la recorrió con los

ojos de un demonio, negro carbón en llamas- o nos

prefieres a los dos.

-¡No!- exclamo con fuerza forcejeando- no, no… por

favor. Dejen que me vaya a mi casa... se le entrecorto la

voz por las lágrimas y como pudo dijo: Estoy asustada, no

me acercaré más nunca a este lugar, lo prometo.

- ¿Asustada, amor?- susurró el moreno cerca de su

cara- ¿Por qué el miedo? Las vas a pasar muy bien con

nosotros, lo prometo- dijo en gesto de burla a su anterior

promesa.

Estaba perdida. Supo que estaba perdida hasta que…

-Ya es suficiente- replicó en alto una voz grave a sus

espaldas.

Rick resoplo.

- ¡Tommy, amigo! Rápido, vamos Tom, únete a la

fiesta. Todos salimos ganando.

Tom pareció pensarlo pero dijo: No seas estúpido, es

una niña apenas, ya déjala.

- Uy, uy, uy si…Tom el defensor de los más débiles- se

burló David a sus espaldas- esta muy bien la chica, hay que

aprovechar, vamos. Lo agradecerá después, ya verás.

- Estas cayéndote de borracho y no te das cuenta,

pero debe tener unos 13 años, la asustas, déjala ya. Vamos

hay chicas buenas en todos lados y de nuestra edad. No

somos de aquí y no quiero problemas- Trato de razonar él.

Comenzó a acercarse para apartar a Rick que estaba

pegado a ella como una lapa.

El hombre se sacudió violentamente pero Tom no

retrocedió y siendo alto y fuerte lo apartó, al fin ella

respiro, cayendo al suelo, temblando. Una mano la levantó

y unos ojos muy verdes la perforaron.

- Corre y llega rápido a tu casa. Olvida esto

¿entiendes? Nunca paso. No queremos problemas, ellos no

te molestaran y tú no debes decirle a nadie ¿quedo claro?-

ella asintió temblorosa, Tom la empujo- ahora, vamos

¡vamos! Vete de aquí rápido y no cuentes nada de lo que

paso o ya verás ¡Vete, pues! Volvió a asentir y corrió con

todo lo que quedaba de sus fuerzas.

Estaba a salvo. Corriendo por la carretera se

tranquilizó, todo pudo ser peor: Pudieron violarla entre dos

y hasta tres chicos ebrios. Un sonido de espanto se escapó

de Carla al haber estado tan cerca de esa posibilidad. Su

día feliz y libre fue espantoso, mejor era abstenerse de salir

un tiempo y si lo hacía mejor ir con mucha gente de

confianza cerca.

Abrió la reja de su casa. Estaba sola. Mejor. No quería

explicar sus lágrimas en ese momento. No delataría a nadie

y no se acercarían más.

"Vete de aquí rápido y no cuentes nada de lo que paso

o ya verás" - recordó.

Claro que no hablaría, no quería problemas menos con

esos chicos, suspiro aliviada. El chico de ojos verdes se veía

igualmente malo, pero al parecer menos malo que el resto

y sobre todo no tanto como para violar a nadie, ni dañar a

una chica.

Se bañó un rato largo tratando de borrar todo ese día

desastroso, se vistió y bajo a la cocina a hornear un pastel,

la tranquilizaba hacer algo. Cuando llegó su padre en la

noche, ya estaba calmada. La abrazó.

-Princesa- le dijo besándole la cabeza- ¿Qué tal el día?

Horrible- pensó.

- Muy tranquilo- sonrío con toda la sinceridad que

pudo.

- Qué bien. ¡Horneaste un pastel!- exclamo oliendo a

su alrededor.

- Si, ha quedado realmente sabroso esta vez-

murmuro tímidamente- ¿y mamá?

- ¿No te acuerdas? Ha ido al velorio de la tía Kitty,

bueno no alcanza a llegar, pero quiere por lo menos dar el

pésame.

-¡Cierto! Perdón papá, he estado absorta.

Su padre bufo- Estos adolescentes…

Un rato después, desde su habitación escucho a las

sinfonías de Vivaldi, su padre ponía música clásica en las

noches para “relajar la casa”. Era un tipo tranquilo, parte

de su carácter lo heredó de él, serenidad y paciencia. Su

madre era un poco más inquieta, de ella heredó el físico,

cabello dorado, ojos ambarinos y cara fina, con un cuerpo

desarrollado correctamente.

Su físico no era especial y su timidez mataba todo su

potencial atractivo. Cuando las chicas se daban cuenta de

que no era una amenaza para sus novios, le hablaban,

luego se burlaban de ella con las chicas de grados

superiores, entre las cuales estaba Patricia Salaz. Las

amistades de esa muchacha eran realmente malas. Esos

tipos eran mayores y violentos aunque sabiendo lo que

sabía de ella, eso le resultaría excitante.

Esa noche tuvo pesadillas. En una de ellas un hombre

totalmente vestido de negro la visitaba en su casa, la

sensación fue la del miedo mismo. La figura observaba,

solo eso, no hizo señas de acercarse, como si una sombra

tomara dimensión. Pudieron pasar horas antes de que la

cosa se acercara, se agarró la cabeza con ambas manos, se

despojo de un trapo que le cubría la cara y ¡OH Dios mío!

Era una calavera, todavía con partes de piel, comenzó a

volar hacia ella…entonces despertó agitada. Fue tan real

que se sintió visitada por la mismísima muerte.

Toda la noche estuvo llena de sueños incoherentes de

escapadas por lugares sinuosos y lúgubres que no debían

existir, perseguida por todo tipo de criaturas, por la

muerte, por una especie de hombre con aura malvada y por

maniático asesino cubierto con una sotana de sacerdote.

¡Qué extraño! Todos esos sueños no la dejaron descansar

en toda la noche pero eso no importaba, ella solo quería

olvidar, probablemente no viera más a esos chicos porque

no eran de por allí y pronto se irían.

Capitulo 2

Por otro lado los muchachos, Rick, David y Tom

discutían en el bosque apenas la chica se fue.

Primero Rick soltó furioso:

-¿Qué carajo pasa? Lo has arruinado todo, ya la

teníamos en nuestras manos.

-Iban a forzarla… violarla, sabes lo que significa eso

¿no? Cárcel segura, esa chica es menor, casi una niña

¿Tienes idea de cuantos años de cárcel te tocarían si

hubieses logrado forzarla? ¿Sabes acaso? Un montón de

años ¡Años, Rick!

-No seas dramático- intervino David- no la íbamos a

forzar, nos divertiríamos todos por igual, le habría gustado.

Tom Weston rugió.

- Realmente están locos ¿verdad? Yo no quiero

problemas- aclaro- estoy de paso y no quiero líos y no los

tendré por andar con ustedes.

- No te engañes, Tom- se burlo Rick y puso un dedo

en su pecho- eres escoria, eres igual a nosotros. No quieras

hacerte el mártir. Tom le aparto el dedo y lo zumbo al suelo

de un golpe. Lo cogió de la camisa y acercándolo a su cara

exclamó:

-¡Yo no forzaría a una niña! No lo necesito ¡no soy tan

desgraciado! Eso sí que es caer bien bajo.

Tom a pesar de lo que muchos pensaban no era tan

malo, estaba seguro de que su naturaleza era malvada,

pero trataba de ser lo mejor que podía. El rastro de su

madre fugitiva lo llevó hasta ese pueblo, él solo quería

descansar de todo, ya tenía una semana en allí y se dio

cuenta de que fue mala idea traerse a aquellos tontos. Si

quería ser mejor también debía juntarse con gente mejor.

- Si así son las cosas entonces ¡largo! no necesitamos

a un cobarde aquí- exclamó David, acelerando el paso le

plantó un golpe de hierro en el estómago, Tom se retorció

de dolor cayendo al suelo por el impacto, no se lo

esperaba, lo miro desafiante, sin embargo debía ir con

cuidado los tipos estaban borrachos y eran capaces de

todo.

-Nos volvemos a Boston, ya encontraremos más

chicas allá: mantente alejado Weston- le advirtió con tono

bajo Rick, propinándole una patada que lo hizo volver a

caer.

Con ello desaparecieron por el bosque. Ya empezaba a

anochecer y era tiempo de lluvia. A Tom Weston no le

quedaba mucho tiempo en aquel lugar, su madre

desapareció de nuevo y necesitaría unos días para volver a

seguirle el paso y tal vez después acercarse a ofrecerle

ayuda. Lo que Tom no sospechaba es que aquella se

convertiría en su última noche con vida.

Tom caminó a lo largo de la carretera (aquellos

desgraciados se llevaron el auto) con la lluvia empapándolo

con ferocidad. Él traía puesta una chaqueta de jeans que no

le cubría del todo bien, le hubiera gustado hacer autostop,

pero aquel sitio era un desierto y todavía le faltaban como

a 30 minutos para llegar al pueblo. Bajo la lluvia y el ruido

de los relámpagos no alcanzó a escuchar el histérico sonido

de la música a máximo volumen, el motor a toda capacidad

y las llantas deslizándose por la grava hasta que fue

demasiado tarde.

El coche a bordo con un conductor alcoholizado perdió

el control y se desvío del camino para estrellarse contra la

densa arbolada, todo pasó tan rápido… fuego y metal por

todos lados y un pesar espantoso en su cuerpo como si la

fuerza de la explosión lo hubiese lanzado lejos. Él seguía

ahí… escuchaba un ruido estridente, chillidos a sus

espaldas, sin embargo no conseguía la fuente de aquello.

Absorto vio el accidente un buen rato sin moverse parecía

que una fuerza magnética lo mantuviera en su sitio. Se

escucharon las sirenas de los coches bomberos acercándose

por la carretera, pudieron pasar horas, no estaba seguro.

Un grupo considerable de hombres se bajaron a toda

prisa con las mangueras y los extintores, con eficacia

lograron reducir las llamas y en un momento todo pasó y

entonces empezó la búsqueda de los cuerpos. ¿Por qué

nadie lo tomaba como testigo? Se quedo tan embelesado

viendo el accidente que no tomó en cuenta que era

ignorado.

- Muchachos ¡hemos encontrado los cuerpos!- grito un

joven bombero.

¿“Los” cuerpos? ¿Acaso el tipo venía con alguien más?

Miro la escena con atención el primer cuerpo totalmente

calcinado era sacado del coche con cuidado, lo pusieron en

una camilla y enseguida lo cubrieron con la manta por

completo. Se internaron parcialmente en el bosque y siendo

casi transportado por la misma fuerza que lo mantenía en

su sitio los siguió, la escena era verdaderamente

aterradora, las sensaciones en su cuerpo no podían ser

descritas, cuando descubrió de quien se trataba el segundo

cuerpo. Los bomberos tomaron su mochila separada a

cierta distancia de su cuerpo semicalcinado e inerte

rebuscando alguna identificación.

-Ya tenemos el primer nombre- anuncio uno de los

hombre él de mayor edad- Tom A. Weston.

- Averigüemos esto con la policía- dijo otro más joven-

debemos contactar a los familiares.

Las personas se congregaron en el lugar pronto, el

pueblo entero se detenía a ver aquel desgarrador

escenario.

-El chico era verdaderamente joven- murmuró de

nuevo el mayor de los bomberos de unos 54 años, en

excelente forma, canoso y con un bigote como todo un

padre- cumpliendo apenas los 21 años. Pobre familia,

gracias a un ebrio no más.

“Familia ¡ja!” pensó consolándose, él no tenía familia,

ni amigos, nada: estaba solo. Es triste pensar que nadie

estará en tu entierro, nadie rezara porque tu alma sea

aceptada en el paraíso, encontrarse totalmente solo. Estaba

muy inquieto porque ya aceptó una primera verdad: estaba

muerto. Existía la opción de que todo fuera un sueño y por

eso pudiera verlo todo.

Si era un sueño ¡le gustaría despertar de una buena

vez! Algo se alojó en sus entrañas “si no es un sueño y ya

sé que estoy muerto ¿Qué hago aquí? ¿No debería ir a

alguna parte volando o algo así?”

“Sí”- respondió alguien a sus espaldas.

“¿Sí, qué?”- Preguntó sin voltear.

“Si hay un lugar a donde ir, pero tú no puedes ir”

“¿Por qué?”- pensó casi con tristeza.

“Aun no puedes marcharte, lo siento… Te asignamos

una misión, decidimos que aceleraremos el proceso de

perdón, solo si aceptas guardar a alguien”

“¿Ah?”- pronunció desconcertado.

“Tienes que ser un ángel guardián por un año y luego

puedes decidir si quedarte con el puesto o irte”

“¿Ah?”-repitió desorientado.

-“Fuiste elegido para pagar tus pecados en la tierra y

no penando durante años, eres afortunado… además es

solo un año y… de verdad te gustara ser un ángel quizás

hasta desees consagrarte en eso”

-¿Por qué soy el “afortunado”?

-“Te confieso que no lo sé, son ordenes de superiores,

que no deben ser cuestionadas, probablemente por tu

edad, por algunas buenas acciones en tu vida terrenal y

oscura, porque fuiste muy desgraciado, tal vez por todas

estas… en fin pueden ser mil cosas, solo sé que se decidió

hace poco, porque tu destino era penar por unos años”.

Seguramente había sido por esa niña que salvó,

aunque también pudo ser por la tristeza de su vida que fue

mucha y en poco tiempo. De cualquier manera, no quería

tanta responsabilidad, ¿no se supone que morir significa

descansar en paz? Eso deseaba exactamente.

Miro de reojo y percibió un destello de luz saliendo de

un hombre, una especie de aurora lo rodeaba, el joven era

totalmente blanco y podría medir unos dos metros. No

detallo su rostro, tragó saliva y siguió dándole firmemente

la espalda al espectro.

-¿Y si decido lo de vagar por unos años? Ya sabes

sería divertido ver como la vida avanza… sin mí- debía

admitir que aquello sonaba triste, pero a la vez podría ser

divertido - ¿Cómo de cuantos años hablamos?

- Es lamentable como piensas… no entiendo como te

pudieron elegir- murmuró la criatura con una amargura que

lo sorprendió viniendo de un “ángel”- podrían ser 100 años

o más.

¡Maldición! ¡100 años! ¡Acaso era una broma! Eso era

demasiado para su gusto. Aunque sintiera que debía hacer

muchas cosas y podría ir por el mundo, sería hasta

divertido.

-Pero ¿pasaran rápido?

-Pasaran normalmente como si estuvieras con vida,

ese es el significado de vagar, solo podrás observar y tal

vez eso te haga infeliz y probablemente eso también ate tu

alma más a la vida que perdiste. Si aceptas ser un ángel

por este año, no pasara nada de eso. Eres un tipo con

suerte- murmuró con hipocresía.

Suspiré, podría ser bueno por una última vez, cuidar

una maldita vida al menos. Sí, se sentía como un tipo con

suerte, solo que veía las cosas muy por encima, algo le

decía que aquello era más serio de lo que se pensaba.

-¿Puedo elegir a quien “guardar”?

-No, ya esa persona te fue asignada.

-y… entonces… ¿Quién es?

-No lo sé, solo tú puedes saberlo.

- ¿Qué debo hacer?

- En cuanto aceptes ser su ángel, te unirás a su alma,

algo así como un matrimonio pero más sagrado si es eso

posible- explicó el ser.

¡Fuua! Por supuesto que era posible, cualquier cosa

era más sagrada que el matrimonio en su cochina opinión.

-En cuanto aceptes, serás atraído directamente a tu

persona destinada- siguió explicando. La expresión de la

cara de Tom era una mezcla entre diversión e incredulidad,

todavía tenía la esperanza de despertar en su hotel como si

nada. Pero todo indicaba que de verdad estaba muerto.

La curiosidad mató al gato… ¡Qué chiste de mierda!

¡Ya estaba muerto! ¿Qué tenía que perder?

-Acepto, pues- Juré solemnemente, medio en broma.

-¿Cómo dices?

-Que acepto- repetí con fastidio.

El ser pareció indignado, el tipo no era tan angelical

como se podía suponer. Su actitud le habría enojado en

otro tiempo (hace unas horas), pero ya que estaba muerto

y eso lo volvió más sereno, supuso.

- Muy bien- afirmó el ángel casi dulcemente- supongo

que ya está hecho… nos veremos de nuevo, Thomas

Weston- dijo en voz muy baja como especie de amenaza.

Se esfumó, apenas sucedió comencé a ver todo

borroso, los objetos a mi alrededor giraban, todo estaba

tan confuso que me asusté, me asusté como nunca en mi

vida y de repente no vi nada, no sentí nada. Solo

oscuridad. El vacío. Eso dio paso a otra cosa peor: la

incertidumbre. Todo se convirtió en luz de un solo tirón, me

protegí con los brazos, demasiada luz, quemaba, la

sensación fue espantosa y pudieron haber sido años hasta

que al fin todo se aclaró...

El lugar en donde despertó le era desconocido, una

leve luz entraba por la ventana iluminándolo un poco. No

tenía alas, ningún resplandor extraño despedía de él ¿no

eran así los ángeles? Sí, lo eran. Pero él no era un ángel…

aún.

Escuchó voces procedentes del largo pasillo que se

encontraba a su izquierda. Alguien lloraba y sufría, eso me

hacía daño y no comprendía por qué, el zumbido en mi

cabeza se intensificaba y a medida que el llanto aumentaba

sentía que su cabeza dolía más, lo único que podría calmar

el dolor era detener ese llanto. Con el pensamiento, se

proyectó cerca del rincón del sofá en donde estaba la niña

acurrucada.

-Anímate, Carly… mi amor, fue un lamentable

accidente, pero pudo ser peor, ese hombre iba borracho y

el final era predecible- consolaba el padre a la chica

tocándole la cabeza con timidez- tranquilízate, pequeña.

La chica levanto sus ojos llorosos hacia su padre,

tratando de contenerse dijo:

-Papá, no entiendes. Algún inocente murió y nadie

estaba allí para reclamarlo, no tenía familia- y con

escalofriante certeza afirmó: sigue solo.

Eso produjo una sensación extraña en su cuerpo

espiritual, como si la muchacha supiera que estaba a su

lado. ¡Qué miedo!

-No puedes saber si era bueno, Carly…- argumento

entonces la madre llegando del otro extremo de la

habitación.

-Yo sé cómo era, mamá- interrumpió Carla con voz

brusca y distante. Los padres callaron, reflexivos.

Nadie en la familia Burney negaba el hecho de que

Carly era una persona especial, más…sensible que otros

niños, emocional a un nivel elevado. En donde Carly posaba

su interés sucedía algún tipo de contratiempo, desde

nimiedades hasta grandes altercados, robos, muertes

incluso… se pregunto si desde el momento en que Carly

poso sus ojos en él, vio la sombra de la muerte a unos

pasos, acechando su alma. Los poderes de la chica no

causaban grandes problemas, ella no era capaz de detener

lo que intuía, seguramente aquello la angustiaba de

sobremanera, tampoco podía regatear con la muerte, aquel

don divino, la hacía vulnerable y a la vez fuerte. En ese

instante supo que aquella era su chica, su protegida, una

muy especial. ¿Cómo podían castigarlo así? Poniendo bajo

su “ala” (no literalmente al menos) a la chiquilla que casi

violan sus compañeros.

- Está muy alterada ¿Cuándo se le pasara?- susurro el

esposo.

La mujer no lo miro cuando respondió: Esta vez no

será pronto.

Capitulo 3

Pensé que ya era hora de que todos se alejaran para

poder acercarme a la chica ya que evidentemente era su

guardián y el aura espiritual (o como se llame) de Carly

atravesaba tremendos disturbios. Como siguiendo sus

planes ella dijo:

-Voy a recostarme un rato- y se fue corriendo a su

habitación.

Automáticamente su espíritu se transportó tras ella.

Todo cambió a su alrededor muy rápido incluso la chica

parecía mayor ahora, hacia un momento se veía muy

joven.

La chica entró y se quedo paralizada en medio de la

habitación, el aire estaba tenso entonces dijo:

- ¿Quién eres y por qué me sigues?

Ignoré eso, seguro que no era conmigo.

- Sé que estas allí, no me ignores.

Maldición ¿Qué?

-Eres el nuevo ¿no? Seguro asuste al otro, pero no te

preocupes- aclaró con un exabrupto- me alejaré de los

problemas.

-Sí, seguro esa chica era un problema en el pueblo-

pensó con sarcasmo. Ni siquiera sabía quién era el otro.

Ella dio vueltas por el cuarto, tocando cosas.

-Tú me caes mejor, te siento diferente, más humano

¿Quién eres?

Su mente se encontraba en bloqueo total. No supo si

responder…

La muchacha espero un rato, él no se mostró,

tampoco es que supiera como hacer eso. Ella respiro

hondo.

- ¡Qué difícil eres! Voy a tener que obligarte.

La chica empezó a dar vueltas sin parar sobre si

misma, unas 30 seguidas y se fue tambaleante hacia la

ventana abierta del cuarto en penumbras.

¡“NO”!- pensó con pánico. Se aproximó hacia ella y

toco su hombro tratando de detenerla, la joven cayó al

suelo sonriente.

- ¡Al fin!- exclamo- eso siempre funciona.

¡Pequeña perra! Apenas pensó eso le zumbaron los

oídos insoportablemente, ¡Esta bien! ¡Está bien! ¡Lo siento!

Gritó a la nada hasta que se detuvo, se retracto “OK

entonces: ¡querida pequeña perrita!" Exclamó con un tono

meloso, otro zumbido, pero más leve.

-Sígueme- pidió ella e hizo lo que mejor sabía correr

como loca por la casa.

Subió otro tramo de escalera, la niña casi resbala en

los apuros, él se sobresalto, cuando ella se levanto

sonriendo. Él bufo: “esta torpe me va a matar del susto”.

Aquel piso, estaba a oscuras, las telarañas cubrían las

paredes y el techo, ella encendió una solitaria bombilla que

no iluminó ni cuarta parte de la gran habitación. Ella

rebusco entre unos papeles amarillentos sobre un viejo

escritorio y encontró una llave. Se acercó a una pared y

tocó. Al instante cayó una escalera de cuerda. Subía

entusiasmada. ¿Cuántos cuartos y lugares secretos tenía

ese lugar?

La casa era una antiquísima mansión, con todo polvo

y pasadizos, tenía rincones en donde no existía instalación

eléctrica, el hueco indicado para los fantasmas, sobre todo

los de niños asustadizos. "Me perdí"- escuchaba la voz

lastimera de una pequeña alma desconsolada. Sin embargo

el hogar que formaban los Burney era entrañable y

acogedor, estar alejados de la ciudad representaba un

problema para que la adolescente entablara muchas

amistades ya que sus casas, y todo lugar de reunión,

quedaban fundamentalmente alejadas de las de los demás

niños, tampoco Carly era una persona amiguera, más bien

solitaria, muy solitaria.

El bosque, el lago y las montañas eran su compañía,

resultaría un trauma para ella aventurársela sola después

de lo que paso con David y Rick. Nuevamente se sintió

culpable.

Le estaban siseando, comenzaban a sacudirlo unas

manos invisibles, se percató de que la chica llevaba rato

llamándolo.

-Oye ¡oye! vamos por aquí.

Qué tonta, igual tenía que seguirla a todos lados.

Estaban en la buhardilla, aquella era, a diferencia del

resto de la casa, luminosa, la ventana redondeada daba

una bonita vista al jardín.

-Bonito ¿eh?- le pregunto ella al aire.

La muchacha camino hacia una peinadora grande de

madera y quito la manta que cubría el espejo.

-No te asustes ¿OK?

Como por atracción magnética me aproximé a ella

cuando se sentó en la peinadora y la observe a través del

espejo, la observe bien: sus ojos y pelo dorado, tan

pequeña y tan bonita, si seguía por ese camino se

convertiría en una chica hermosa hasta más que su ex

novia, Patricia, que es una belleza cabe destacar. La

observó embelesado, sus ojos tenían un brillo especial,

mirada fija en el espejo, me percate de que no solo

observaba su reflejo. El espejo reflejaba un rostro joven de

cabellos castaños, con ojos verdes grandes y abiertos

nublados con un aura de extraña nobleza. Los vidrios

reflejaban un rostro: el mío.

Capitulo 4

-¿Puedes ver tu reflejo?- pregunto ella suavemente-

Asiente.

Asentí luchando contra la incredulidad.

Ella aplaudió.

-¡Bien! Primer paso completado, ahora puedes hablar,

dime tu nombre.

Se preguntó si lo asociaría con el nombre y las ganas

de hablar con él se quedarían en el vacío.

-Soy tu ángel- respondió escuetamente.

Ella soltó una carcajada.

- Qué presentación tan presuntuosa, eso ya lo sé, tu

nombre. Cuéntame si eras humano antes de ser ángel ¿te

acuerdos de algo?

- Muchas preguntas, me duele la cabeza. Ella volvió a

reír.

- Eres gracioso. Me caes bien- le murmuró

torpemente.

- Fui un humano antes de ser un ángel no sé porque

estoy aquí nunca fui precisamente bueno para ser

candidato a ángel y mi nombre es… Tom Weston.

Ella se quedó paralizada.

-Esa voz, ese nombre… me suenan. ¿Cuanto tiempo

llevas muerto?

-Menos de un día.

-Un chico igual a ti me salvo de unos matones hace

unos años.

-¿Qué?

-Claro que él se murió hace mucho tiempo en un

accidente-pensó ella en voz alta.

-¿Qué?-exclamo de nuevo.

- Gracias, ya sabes, por lo que hiciste aquella vez. Mi

vida sería bien distinta si no fuera por ti. Fuiste un

verdadero ángel para mí.

-Pero yo… morí ayer-dijo confundido.

-Solo es un recuerdo, pueden pasar siglos y aún

piensas que falleciste hace poco. Yo ahora tengo 15 años y

tú me salvaste cuando tenía 13.

Todo era muy confuso.

-Yo… ¿Cómo es que ese espejo…?- se detuvo sin saber

cómo decirlo.

-Ya que eres mi ángel te explicaré… La historia es

esta: algunos miembros de la familia Burney han sido algo

particulares. Una madrugada el tatarabuelo Jasse Burney,

encontró a un niño herido en su granja, sufría mucho, se

arrastró durante toda la noche hasta dar con la granja

inhóspita del abuelo Jasse.

El abuelo y Sofía mi tatarabuela, atendieron a aquel

niño durante una semana con el mayor esmero, algo en él

les gusto desde un principio, era un chiquillo de unos ocho

años con cabello ondulado de color azabache y con piel

brillante y blanca como la leche, sus ojos de un color

violeta que parecía penetrar tu alma si te miraba fijamente.

Al despertar el chiquillo les pidió que no informaran a

nadie hasta que se encontrara mejor. Unos días después de

haber aparecido aquel jovencito en el granero muy entrada

la madrugada llamaron a la puerta de la granja y un

hombre preguntó por un niño que se llamaba Gabriel, que

se encontraba herido y era su hijo.

El hombre era muy alto vestía todo su cuerpo de

negro y tapaba parte de su cara, era realmente deforme y

sus manos eran demasiado largas, su voz contenía una

nota tosca y su semblante era torcido, a mi abuelo no le dio

buena espina. Aquel señor pidió con furia insistentemente

entrar a la casa y ver a Gabriel, a esas alturas Jasse sabía

que ese no era el padre de Gabriel, no dejó que entrara lo

corrió de la casa y sin saber por qué exclamó: ¡aquí no

mora el diablo! ¡Llévate tu presencia de aquí, Satanás!

Apenas dicho, ese hombre se trasformó en un ser

totalmente distinto, se encogió y torció, soltaba una risota

chillona, moviendo la cabeza no dejaba de decir con voz

grave cantarina: Gabriel, Gabriel he venido por ti, soy el tío

Satán, ha venido por ti. Con un indescriptible graznido un

pájaro negro grande como un hombre sobrevoló el cielo. Y

luego se alejó mientras aún se sentía en el aire la voz

cantarina del hombre. Más tarde un gran incendio quemó

buena parte de la ciudad más cercana.

Ella tomó aire, acomodó su cabello sobre las orejas y

continúo.

Jasse cerró muy bien todas las puertas y en aquel

umbral rezó durante horas. El niño dormía y cuando

despertó afirmó tener que irse, que estaba agradecido, dijo

que era un ángel y que un diablo le quemó las alas y mató

a su familia, pero que sabía cómo regresar al cielo. Les

contó que aquel hombre era el diablo y que solo personas

de Dios podían saberlos, ellos lo supieron. Él los llamo

defensa divina y a su hogar una morada de los ángeles y

que por eso se acercó a la granja. Si lo entregaban al

demonio sobre la familia habría caído una maldición y en

sus almas moraría el diablo.

Era una gran prueba aquella, que fue superada con

éxito. El Ángel niño se fue, les otorgó el espejo en donde

podrían ver la verdad en el alma de las personas, ver a los

ángeles… y a los demonios, desde entonces algunos

miembros de la familia son más sensibles al bien y al mal,

son capaces de ver a los ángeles que todos conocemos

como de la guarda.

Los Burney con habilidades como las mías han sido

protegidos por décadas y hasta por cientos de Ángeles a lo

largo de su vida”.

Él escucho la historia fascinado y lo creyó todo.

- ¿Por qué es eso?- preguntó sin poder evitarlo. ¿Por

qué los protegen legiones de ángeles? ¿Por que yo un

humano, no especialmente bueno, tengo que ser tu

protector?

- Porque ya fuiste mi protector una vez, cuando

estaba sola, nada puede pasarme ¿sabes? Estoy protegida

pero esa vez con tus…eh… amigos sentí verdadero peligro y

nada podría sacarme del lio, mi ángel era pasivo, apenas

un bebé, pero apareciste tú y me salvaste y sin saberlo los

salvaste a ellos también porque si me lastimaban un poco

más se irían al infierno. En ese momento ante los ojos de

las mayores jerarquías de ángeles te convertiste en un

guardián, en el mío o supongo que eso paso, hay algo más

que tuviste que hacer, algo mejor que salvarme para ser

ángel. Respondiendo a tu primera pregunta tengo muchos

ángeles, porque tengo muchos demonios detrás de mi

pista.

- Pero entonces ¿Por qué hasta hoy es que soy un

ángel? ¿Qué significa eso?

La chica arrugo la frente mostrando cara de

preocupación y dijo:

- No sé, pero puede significar algo muy malo.

El espejo comenzó a retumbar y su reflejo a volverse

opaco, se empañó y fue como si apagaran una TV, se

oscureció por completo, algo tocó su hombro, una mujer

alta, cara y cuerpo quemados, el cuero cabelludo con unos

pocos pelos, una mueca torcida, su contacto quemaba,

estuvo a punto de gritar y Carly estaba en trance, en el

espejo no se veía nada.

-Demonio- escupió Carly con voz neutra.

La mujer de mueca torcida ladeo los dedos por todo su

cuerpo: Uno más a quien acabar- dijo.

Ese comentario lo enfureció y aunque no se notaba en

su cara refunfuño un poco, a medida que la mujer se

acercaba a Carly la chica temblaba y su piel se hacía más

pálida.

-Déjala, aléjate de ella- dijo Tom con un impulso.

El demonio sonrió y tocándolo le quemo la cara.

-Es mía- afirmo ella con seguridad en su voz ronca.

-¿Quién eres?

-Ya que vas a estar bien muerto en unos segundos así

que te lo diré. Salome es mi nombre y soy el demonio que

trae la muerte temprana, ya le he robado unos cuantos

años de vida a muchos y la muerte no ha podido

detenerme, también me he llevado almas al infierno solo

porque quiero- explico la mujer con marcada sensualidad y

con fingida dulzura dijo: yo te iba a llevar al infierno, pero

algo te protegió, no te preocupes- guiño un ojo y afirmó

con aterradora certeza- Pronto rectificaré eso.

Se desmayó, lo último que vio fue el rostro asustado

de Carly.

Capitulo 5

Las vías del tren estaban cada vez más lejanas, el

ruido se escuchaba cerca, más allá el mundo se perdía en

neblina espesa, no, no era neblina, era humo, la ciudad se

incendiaba, pero ¿Qué ciudad? Las sombras se reían a sus

espaldas, lo señalaban con el dedo, le escupían, se reían de

él. Es el hijo de la puta del pueblo-decía uno sin rostro,

mientras otro agregaba: árbol que nace torcido nunca su

tronco endereza, es un pequeño diablo, no se merece una

mierda. Voces insultantes, voces del pasado.

En el fondo se escuchaba: los muchachos malos van al

infierno y todos estallaron en carcajadas y agregó una voz

masculina con fuerza: y ¡aquí esta!

Así que era eso pensó con tristeza, al fin estaba en

donde merecía: el infierno. Se dio por perdido, cayendo con

fuerza en la arena rojiza que rodeaba sus pies, el lugar era

una especie de estación de trenes abandonada, los

escenarios se bañaban de luz con unos tonos sepia. Los

personajes lo rodearon y entonces alguien le tendió la

mano, una mujer morena, baja y muy hermosa. Esa mujer

era su madre.

-Ven conmigo, hijo- le dijo- este lugar no es para

nosotros.

Tom no tomo su mano.

-No, tú eres mala, no puedo acompañarte- dijo, se

sintió como un niño perdido y abandonado de nuevo.

Lo miro con cara de tristeza.

-Aprende a perdonar, hijo, estoy muerta y tú también,

vine a buscarte, tú no tienes que estar aquí.

-Sí tengo, soy malo.

-No lo eres, piensas que lo eres, vas a hacer algo

grande y para hacerlo debes saber dar amor, demuestra

que eres bueno, porque lo eres.

-Miente, señora.

-Vamos, no perdamos tiempo- le tendió la mano

nuevamente y con una dulce sonrisa pintada en su cara

dijo: Ven con mamá. Te sacaré de aquí, no tengas miedo a

nada.

-Tú eres mala- Repitió con resentimiento y se negó a

aceptar la mano.

Ella lo miro con tristeza, pero no retiro la mano ni

siquiera para secarse los lagrimones que resbalaban por su

rostro-Confía en mí, hijo, no dejes que el pasado te

confunda.

Su mano temblaba, su madre lloraba y él sabiéndola

sincera después de tanto tiempo confió en ella y juntos

salieron a la luz mientras los demonios reían, él se iba y

lloraba porque por un momento él también había sido uno

de ellos.

Capitulo 6

Un accidente en el auto se llevó a sus padres ese

día funesto.

Carly Burney estaba a punto de morir, sus padres

estaban muertos, nadie los ayudó murieron juntos. Ella

deseaba morir, rezaba para no quedarse sola.

-Tom se ha ido- cantaba el demonio feliz. Tom no la

abandonaría, todo sería un sueño, sus padres estarían vivos

y sería feliz de nuevo.

Allí estaba tendida en un charco de sangre, su sangre,

de 15 años, muriendo sola y con un demonio bailando a

expensas de su sufrimiento. Casi pudo sentir la presencia

de Tom, todo un día sin protección divina traía sus

consecuencias y por ello perdió a su familia, también

fallecieron los miembros de la otra familia implicada en el

accidente, esposo y esposa, niños de 4 y 2 años todos

muertos.

Estoy aquí- susurraba Tom- vas a vivir

-No quiero vivir, vete.

-La vida es hermosa, lucha por ella.-suplico el chico.

-La vida no es hermosa cuando estas solo.

-Chica, suena triste, pero tu vida es solo tuya, al final

todos estamos solos, eres fuerte, ¡lucha!

-No quiero luchar, tengo 15 años y soy huérfana ¿qué

voy a hacer?

-Lo que dices es triste, tendrás una larga vida si lo

deseas, no te compadezcas.

-¡Cállate! ¡Te odio! ¡Es tu culpa!

-Solo es culpa del destino, yo no te podía proteger de

esto ahora lo sé.

-¡Te odio! Grito con más ganas- mi mama murió en

mis brazos. Vete, quiero morir en paz.

Él se fue, un segundo después llegó la ambulancia.

Uno de los paramédicos, la consoló e intento

tranquilizarla diciendo: Calma pequeña, sobrevivirás.

Capitulo 7

El sitio era estéril desde luego, el lugar debía de

parecer acogedor, todos la trataban, claro debían de pensar

en lo mal que lo pasaría aquella chica huérfana tan joven,

las paredes de la habitación estaban llenas de carteleras,

con dibujos de niños, cartas, fotos de las labores sociales

del hospital y demás, algunas de las mesas de sus

compañeros de cuartos estaban llenas de flores o regalos

que mandaban familiares, novios, amigos o compañeros de

trabajo. En el cubículo de ella no colgaba ni una foto grafía

ni un regalo.

-¡Hey, Carly! ¿Ya viste al chico del 220? esta ideal y

debe tener tu edad, ha pasado varias veces por aquí, viene

a la habitación a visitar a su hermano, ese también esta

ideal, pero es mayor para ti, ese me lo dejas a mí- terminó

riendo la enfermera, se llamaba Mauren Lyn, le gustaba

que le dijeran May, era muy graciosa, le subía el ánimo a

cualquiera y no tenía cuidado cuando trataba con ella de tú

a tú como todos al saber que se quedó sin familia,

apreciaba eso porque tampoco le gustaba que la

compadecieran, tenía bastante con ella misma. A May le

gustaba planear la vida de la gente y la entendía porque

ella le contó que también perdió a sus padres en un

incendio y a su hermano que murió en la guerra, a sus 26

estaba sola intentando ser feliz y lo era en apariencia.

-No, gracias. No me van los rubios- bromeó a su vez.

- ¡Lo que dices es horrible! Si ves a este cambiarás

esa mente tonta.

Carly trato de sonreír. May levanto las manos

emocionada y tapo luego la boca con ellas como para no

gritar.

-¡Allí va tu futuro esposo! Míralo se va de tu vida.

El chico en efecto era alto, atlético, rubio oscuro, de

lejos parecía tener ojos claros que no distinguió de que

color, una sonrisa de impacto y carisma por cada poro, no

le gustaba ni un pelo, además lo conocía, poseía una cara

que nunca olvidaría, su nombre era Rick uno de los

matones de los que Tom la salvo.

-Las apariencias engañan a veces may, me siguen sin

gustar los rubios por cierto.

-¡Está bien, está bien! Pero cuando veas a su

hermano, ya lo conocí es un dulce y le gusta mucho sonreír

a pesar de estar muy lastimado, cayó de un risco ¿sabes?

Es un aventurero, es valiente y creo que le gusto, deséame

suerte, vamos- suplico.

-Suerte, pero ten cuidado ¿sí?

-¿Por qué me dices eso?

-Su hermano no me dio vibrar buena, solo te

prevengo.

-Gracias iré con pie de plomo- se levantó haciendo el

saludo militar y sonriendo.

A medida que se recuperaba, le daba más miedo su

futuro, pronto se la llevarían al centro de acogida del que

no saldría hasta los 18, sus padres le dejaron la casa pero

no la recibiría hasta los 21 años, pero una cosa si tenía que

recuperar apenas saliera y como sea: el espejo.

Unos dos días más tarde, May apareció con un chico

en silla de ruedas. Anderson Denver le cayó bien desde el

principio a pesar de lo que pensó no se parecía tanto a su

hermano, era rubio igualmente pero de ojos café, bastante

bronceado y los rasgos de su cara más angulosos.

Le contó de sus aventuras con la naturaleza y de sus

visitas a varios países con fascinación, no podría volver a

hacer muchas cosas porque el daño en su pierna era

mucho, sin embargo no dejaría sus cosas favoritas como

escalar, él le recordó a su padre con su búsqueda del

peligro, recordó con tristeza.

-Mira ahí viene mi hermanito, te lo presento- dijo al

ver acercarse a Rick.

-No, no enserio…

-No seas tímida.

Rick la reconoció apenas la vio. Bajo la cabeza.

-Por fin puedo ponerte nombre, Carly, esta es la

perfecta oportunidad para pedirte perdón por asustarte

cuando eras más joven, por favor perdóname, he

cambiado.

Le contó que para esa época era drogadicto y que

apenas se acordó de lo que estuvo a punto de hacer, busco

ayuda rápido, Anderson era su hermano de corazón y el

que lo ayudo en el centro de rehabilitación manteniéndolo

activo y ayudándolo a llevar una vida sana. Se enteró de

que el otro chico David murió de una sobredosis por un

coctel de varias drogas.

-Tom, el chico que te rescató también murió, justo

después de salvarte.

Después de marcharse algo de su pasado se arregló,

todavía le faltaba camino, pero Rick era una nueva persona

y solo por eso trato de borrar el pasado y perdonar.

***

Se cumpliría un mes desde la muerte de sus padres,

ya saldría del hospital. May lloraba.

-Te extrañare, tienes mi teléfono, mi mail, todo.

-Yo también te extrañaré- y era verdad.

Con algo del dinero de la póliza de ella y de sus padres

huyó del servicio social unos días.

Buscar el espejo en la casa de sus padres fue duro, se

encontraba en lo profundo de la casa lo que la obligo a

recorrer cada rincón, y revivir los recuerdos.

-Tom-llamó cuando tuvo el espejo a la mano, instalada

en el hotel del pueblo.

Tom apareció y la consoló con nerviosismo: todo

saldrá bien, yo estaré aquí ¿Cómo te encuentras? Los ojos

del chico reflejaban angustia, él no sabía como actuar en

estas circunstancias.

Carly respondió tranquila y amable.

-Estoy asustada, pero agradecida de no estar tan sola,

no todos tienen a sus ángeles guardianes para hablar. Tu

trabajo solo es velar por mí, siento haberte culpado, la

culpa es de ese...asqueroso demonio.

-Serás feliz, saldrá bien, ya verás- afirmó él

amablemente.

Salomé por su parte era una frustrante presencia

maligna, poderosa como pocas, ella no logró llevarse su

alma, con todo y sus trucos, se llevo una parte, matando a

sus padres, pero ella era fuerte, los buenos ganaban. La

sensación de falso bienestar le molestaba. Por otra parte se

alegraba un poco porque sus padres estaban en paz, su

madre decía la verdad: el bien triunfa sobre el mal y el mal

solo gana si los buenos lo permiten.

La presencia maligna desaparecía progresivamente,

ella sabía que Salomé seguía sus pasos sin embargo, su

poder sobre ella iba disminuyendo, el ser espiritual de Carly

era más fuerte a base del dolor, Salomé no podría

lastimarla de nuevo.

Carly se fue al orfanato tras dos días fuera, no podía

decidirse entre que era peor estar sola (sin contar a

ángeles y demonios) o vivir en un orfanatorio con decenas

como ella, seguramente muchos acostumbrados desde la

infancia a estar abandonadas y solas, aprender cómo vivir

sin un padre debía ser duro, fue muy afortunada - pensó

inspirando profundo - no solo tuvo padres sino que tuvo a

los mejores.

El orfanato era un monumental edificio antiguo

reformado, con jardines y parques, lleno de personas

amables, en resumidas cuantas acogedor. Con sus maletas

en mano, llena más de recuerdos que de ropas, entró en el

edificio. La recibió la directora, una señora mayor con

semblante era amable, era una monja. No se permitiría

encariñarse con nadie, dentro de unos pocos años saldría

de allí y se quedaría solo de nuevo pero se esforzaría por

no parecer odiosa.

Tuvo suerte de llegar a ese sitio, algo predestinado

seguramente, no era habitual que tuvieras tanta fortuna

siendo un huérfano, los sitios que le describían en los libros

y películas no era parecido ni remotamente a lo que estaba

ante ella. Agradeció en silencio su suerte.

Los pasillos eran amplios y ventilados, con paredes de

colores vivos, amarillos y verdes, como la naturaleza. La

directora, Betania Harlen, la condujo a través de los pasillos

hacia su cuarto. Entraron a una habitación con una enorme

ventana, con vista hacia los jardines, no especialmente

bonitos.

Una chica con cabellos pintados de rojo, piel morena y

rasgos finos se encontraba sentada en la esquina de una de

las camas.

-Ortega saluda a tu compañera.

La chica se levantó de mala gana y tendió la mano.

Betania sonrió.

-Bueno chicas las dejo para que se conozcan-dijo

cerrando la puerta.

El lugar se quedó en silencio. Carly caminó alrededor

de la habitación tímidamente y luego encaró a la chica.

-¿Y como te llamas? ¿Desde cuando estás aquí?-

Preguntó con voz de entrevistador.

-Me puedes llamar Gong porque odio mi nombre y

tengo mucho tiempo aquí, ya me largo en un año.

-Claro… y ¿Qué planes tienes?

-Voy a ser feliz para siempre.

-¿Cómo?

-Ya escuchaste tonta- dijo sonriendo- voy a ser muy

feliz. Voy a trabajar para reunir plata y cuando tenga

suficiente estudiaré Medicina en Chicago, tendré muchos

amigos, formaré una familia y seré feliz para siempre,

entonces volveré aquí y miraré con nostalgia el lugar en el

que pase mi infancia, pero solo será un recuerdo ¿Qué te

parece?

Carly la observaba sorprendida y casi se rie por lo

específica que era la muchacha al describir su sueño.

-Oye ese sí que es un plan.

-¿y tú?

El sonido de la brisa rompía el silencio

-Ya sabes ¿Qué plan tienes? - Insistió Gong.

-No lo sé- respondió rotundamente bajando la cabeza.

La mirada de Gong era nostálgica.

-No te preocupes, aquí vas a tener mucho tiempo para

soñar.

Ella rió amargamente.

-Entonces me vas a decir tu nombre.

Gong se echo a reír.

-Esta bien, ya que te he contado mi vida en unos

segundos te lo diré, pero si escucho una burla…

-Ya dilo.

-Adi-murmuró apenada.

-¿Adi? ¿Ese es tu nombre horrendo?- pregunto alzando

una ceja.

- Es rosado y tonto, ni siquiera es un abreviado es mi

tonto nombre solo Adi. Me lo cambiaré algún día, lo juro.

Se tapo la boca para no soltar carcajadas.

-Eres muy extraña, es bonito, muy femenino.

-Sí, ya dije que era rosado, no combina conmigo, soy

grande y brusca, nada femenina. Me iría mejor si fuera

rubia y con ojos claros, delicada, ya sabes como tú.

-Eres alta y bonita y tu nombre siempre ira contigo, no

cambies lo que eres- Dijo ella con sinceridad.

Adi Gong sonrío llena de felicidad, su sonrisa era

hermosa y perlada, iluminando su cara más que cualquier

maquillaje.

-Me vas a caer bien, chica. Ahora tu nombre.

-Carla, pero me puedes decir Carly.

Desde ese momento fueron amigas, serían amigas

durante toda su vida de hecho. Se contaban todo, Carly le

confío sus sentimientos, sobre como se sentía por ser

huérfana después de haber tenido padres casi toda su

adolescencia, pero nada de las cosas con ángeles y

demonios y menos de Tom. Extrañaba a Tom, él se

mantenía distante, porque era "lo mejor" para todos. Adi le

contó que la rescataron de un hogar abusivo y alejaron de

su madre a los 7 años.

-Mi padrastro nos pegaba mucho, una vez quiso

abusar de mí y mi mamá lo denunció a la policía, fue

valiente-afirmo con tristeza- no la volví a ver, ella nunca

quiso dejarlo, me dejó aquí y murió cuando tenía 10.

Sobredosis de droga.

Las conversaciones con Tom eran escasas, las veces

que se veían le decía que se alegraba porque él no sabía

cuanto tiempo le quedaba en su misión, pronto dejaría de

ser, en sus palabras, un “ángel de encargo”. Los días

pasaban rápido, entre tareas, juegos y su nuevo colegio,

parecían volar.

Una tarde recibió una llamada.

-¿Quién habla?

-Es May, querida, ¿te acuerdas de mí?

-¡Claro!- exclamo la chica emocionada- como no

recordarte, eres una cosa especial- expresó con cierta risa

en la voz.

-¡Que bien! Primer paso listo, ahora ¿te acuerdas de

Denver, no?

-Si me acuerdo de todo May, solo han pasado 2

meses.

-Si por supuesto, entonces adivina…

-¿Qué…?

-¡Nos casamos este mes!- por su voz se notaba que

era muy feliz. La felicitó y le deseó la mejor de las suertes.

-Te llamo para que seas mi dama de honor- le

propuso- si dices que no me moriré y si eso pasa Denver

ira hasta donde estés y te estrangulará- le dijo con

seriedad.

Se estaba riendo, pero por dentro se sentía

conmovida, alguien le tomo cariño y la recordaba tanto que

la invito a ser su dama de honor.

-Tengo que… preguntar en el orfanato- balbuceo casi

llorando.

-Eso ya lo arreglo yo, mujer.

-Sí y ¿May?

-Aja.

-Es mucho abuso pero… ¿Puede ir mi amiga?

-¿Ya tienes una amiga? ¡Que emoción! Hecho, pero

nada de borracheras extremas ¿eh?

La boda se celebró el 30 de julio, fue una ceremonia

aparentemente sencilla, se notaba que se habían gastado

una fortuna, el médico que la atendió estaba allí y casi

todas las enfermeras. Rick se encontraba en un rincón con

una cámara fotográfica. Gong y Rick se cayeron bien,

hablaban de automóviles, diseño de aeroplanos, deportes

extremos y de películas Gore. Un romance al viejo estilo.

Capitulo 8

Tom regresó unos días después y se quedó por un

largo tiempo, ella era huérfana así que cualquier compañía

era bienvenida, y luego un día dejo de sentirse triste, que

irónico que su único amigo estuviera muerto y uno que aun

con su amistad a veces era difícil de tragar, siempre se

metía en problema, movía sillas, mesas, rompía cosas era

un desastre y lo peor era que todo lo hacía… en público.

Se supone que la relación debía encaminarse a algún

lugar y se había convertido de una relación casi amorosa a

una fraternal pasados los años y pasaron muchos. Ella se

sentía culpable y por enésima vez pensó que la vida era

injusta condenando a este chico a protegerla y solo porque

había sido bueno por una vez en su corta vida

defendiéndola sin saber que se uniría inconscientemente a

su maldición provocándole una muerte prematura y

dolorosa.

En un momento de su vida creció su admiración por

Tom, más allá de la amistad, lo suyo era amor imposible,

los ángeles jamás permitirían una relación así, él perdería

las alas, ella cometería traición...Lo olvidaron, amarse en

silencio era doloroso, por lo que las visitas se reducían.

-En que piensas ¿niña?- proyectó en sus

pensamientos.

-No es importante.

-Ah bueno si tú lo dices oye, dame caramelos- pidió

con voz seria delatada por un ligero aire de humor.

-No tengo caramelos, aquí en el orfanato no dan

caramelos y además estás muerto ¡No puedes comer

caramelos!

-Eres mala. Tampoco dejas que rompa cosas, sabes

que me aburro muchísimo aquí, esas monjas, esas chicas

sexys en las duchas...

-¡TOM! Vas a caer en el infierno amigo - Le reclamó,

indignada y celosa.

-¡Bah! Soy incorregible, no intentes volverme bueno

niña.

-Ya eres bueno Tom...Lo digo en serio.

-Carly...

-Tom ¿Qué sientes por mí?

-Carly, no quiero hablar de eso, sabes que no es

correcto. No es posible.

Ella lo sintió peor que un golpe en la cara, directo a su

corazón. Bajó la cabeza y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Él intentó explicarse.

-No lo malinterpretes cariño. Tú me gustas Carla,

mucho, tanto que en este momento siento que la cabeza

me va a explotar por el sensor de castidad de los ángeles

mayores, pero tenía que decírtelo y también aclarar

que...no es posible nena. El sentimiento es fuerte, es algo

que va más allá de estar juntos físicamente, es celestial,

es- el chico se mostró apenado - amor.

Ella se sonrojo y luego vino el llanto.

-Carla- susurro él acercándose a abrazarla. Imposible,

ella no sentía su calor, ni su fuerza, un aire frío en cambio

se apoderaba de ella, él estaba muerto, ellos irían al

infierno si intentaban algo, esto iba más allá de un primer

amor.

-Yo lo entiendo, pero quiero que sepas que mis

sentimientos por ti han ido creciendo Tom y que si alguna

vez tuviera la oportunidad de estar contigo la tomaría,

fuesen cuales fuesen las consecuencias. Te quiero Tom

Weston.

-Yo también te quiero, Carla Burney, siempre vas a

estar en mi corazón pase lo que pase y me convierta en

quién me convierta. Cierra los ojos.

-Tom ¿qué vas a hacer?

-Ciérralos e imagina, imagina nuestros labios juntos,

la calidez, imagina que nos besamos Carly, el primer y

único beso.

Ella lo hizo, su mente se puso en blanco y dentro de

ese vacío apareció la figura de Tom, de un Tom menos

pálido, un chico vivo, como lo vio siendo un héroe cuando

la salvó esos delincuentes, ella vio sus ojos verdes

encendidos y entonces ese chico guapo tomo su rostro

entre las dos manos y la beso. Pudo sentir el beso, su

aliento, las sensaciones. Sublime.

-Nunca olvides este beso Carly porque yo no importa

donde este, no lo olvidaré. Yo escojo ser tu guardián para

siempre- Lo escuchó susurrar en su mente en un tono

amoroso. Froto su cara contra ella, las sensaciones eran

tan reales...

Al abrir los ojos ya se había esfumado.

Capitulo 9

Lo ocurrido ese día fue su última conversación seria y

el último gesto de amor pasional entre los dos, luego de

ese día pasaron a bromear y con el tiempo retomaron la

rutina de las conversaciones tontas. Fue difícil, pensaron

que sería imposible.

Y así se volvieron sus conversaciones: tontas. Eso con

el objetivo de intentar alejar la sombra del mal que

rodearía su vida para siempre y alejar el amor que sentían

el uno por el otro.

Las maldiciones eran una cosa seria, sobre todo si

venían de un ser poderoso del infierno y condenaban a todo

el que se relacionaba con la familia, por eso se negaba a

vivir con nadie. Pero las bendiciones también eran fuertes

incluso más que las maldiciones si venían de las personas

correctas, solo fue un descuido, falló solo una vez y no lo

haría de nuevo.

Pasaron meses, años, décadas y ella fue envejeciendo

mientras Tom se conservaba como un chico, solo que ahora

era un chico muerto muy importante, ya era casi un ángel

cosa que no era fácil porque convertirse en uno llevaba

muchos milenios y él desde luego no quería ser uno, solo

quería ser libre e ir a un lugar mejor, pero le representaba

cierta tristeza que para serlo tenía que verla morir.

Todo lo que siguió a la tragedia es puro cuento, viví

una vida normal, me gradué de la Universidad en Ciencias

Económicas, me casé con un chico guapo y amable y fui

muy feliz hasta que paso lo que debía pasar y el chico

murió al hacerse mayor, yo estaba devastada, pero él no

murió de la maldición sino de vejez algo que nos llega a

todos. Mi vida con Christopher fue cómoda, llena de amor,

de risas, de locuras incluso, fue mi compañero de vida, mi

amor. Sí, amaba a Chris, de una manera distinta que a Tom

pero el amor estaba presente.

Nunca tuve hijos, no pude debido a que algo se dañó

en mí el día del accidente. Tom se volvía una forma

distante cada vez que ella era demasiado feliz porque ese

era su objetivo: estar cuando ella se sentía desprotegida.

Nadie es feliz todo el tiempo, así que siempre volvía, seguía

siendo el casi ángel más difícil, encantador y celoso. Tom

vigilaba de cerca a Christopher, mi esposo.

Christopher nunca se enteró de la existencia de Tom

Weston, el pobre chico al que la muerte le daba otra

oportunidad.

Un día luego de décadas de vida y más cerca de la

muerte, observaba por la ventana, la noche era tibia,

hermosa y con muchas estrellas en el cielo del campo, se

respiraba aire puro y perfumado era una noche tan perfecta

que no parecía real. No lo era. Entonces vi a aquel chico

joven, de mirada decidida y hermosa sonrisa blanca, sin

embargo aquel día era diferente.

-Carla…

Ella sonrió tristemente.

-¿Está cerca, verdad?

-Sí, está muy cerca, cariño.

-¿Moriré en paz?

-Sí, lo prometo. Dios- murmuró apenas Tom que

estaba conteniendo sus lágrimas.

-Cielos es muy extraño que te digan que morirás. Casi

intimidante, sí.

Él la miro con tristeza.

- Y… ¿Carly?

- ¿Si?- preguntó casi atragantándose con las lágrimas

-Vine a decirte adiós. Y darte las gracias.

Con voz ronca por la vejez y la tristeza ella preguntó.

-¿Por qué? Si solo te hice daño y ni te conocía.

- No, tú me diste una oportunidad para ser mejor,

muerto y feliz, te lo juro- y sonrío con sinceridad mostrando

los dientes lo más que pudo, después de todo nunca dejo

de ser un chico - Me diste la oportunidad de conocerme

mejor, aceptar mi pasado y a perdonar a mamá. A

perdonarme a mí también.

-Gracias a ti Tom, por la vida, por la amistad, por el

amor...

-Fue un placer, nena. Entonces… ¿Me darás permiso? -

preguntó vacilante- No quiero quedarme y ver cómo

mueres- y empezó a llorar intensamente, tapando su cara

con las manos para disimular lo mejor posible- Lo siento

mucho, soy un cobarde.

Se quedó sorprendida de ver al chico llorar y le dijo:

Ya vete Tom, has cumplido aquí, así vete y sé libre como

nunca fuiste en esta vida y luego vuelve porque estoy

segura que cuando lo hagas tu vida será mejor. Te quiero

Tom y algún día nos volveremos a ver. Lo prometo.

Tom comenzó a alejarse volviéndose una bruma y casi

desapareciendo por completo aquella noche de verano, ella

le grito con felicidad: ¡Siempre habrá un lugar para

nosotros!

Esa fue la última vez que vio a Tom. El destino

volvería a reunirlos en otras vidas...

FIN

C.V.R.W

Final alternativo

Esa misma noche Carla Burney murió. Aparentemente

sola, pero rodeada de ángeles, de su esposo y padres, de

sus amigos que ya hace tiempo se habían ido y de repente

sintió como si su vida volviera a comenzar y entonces de

nuevo vio a Tom soltando una carcajada.

- ¡Te engañe! No me fui demasiado tiempo ¿Verdad?

Estamos juntos y no me muevo de aquí.

FIN