La Morada del Señor Apóstol Sergio Enríquez O. Estudio para Pastores Guatemala, 18 de mayo del Año De La Revelación

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Como ministros del Señor es necesario que conservemos la unidad del Espíritu, para que luego podamos conservar la unidad de la fe, en cuanto a nuestras creencias. Pablo nos da el ejemplo de esto pues al recibir revelación de parte de Dios consultó con los Apóstoles que eran anteriores a él (Gálatas 2:2); esto significa que si alguno de nosotros recibe una revelación que varía, va contra lo que creemos, y debe exponerla ante las autoridades antes de predicarla, para ponerla en consenso y que sea discernida. Luego el Apóstol Pedro, que era la cabeza de los apóstoles enviados a los judíos, mencionó que también leía las cartas de Pablo (2 Pedro 3:16), avalándolas y reconociéndolas de la misma forma en que reconocía los escritos del Antiguo Testamento. Todo lo que creemos debe estar amparado por la escritura, pues es nuestra responsabilidad velar por el cuidado de las ovejas y para ello tenemos que reconocer que necesitamos del Señor pues nada de lo que tengamos puede sustituir la necesidad de la presencia de Dios. Si logramos que el Señor habite en medio de nosotros, en nuestras vida, casa y congregación, nos constituiremos en morada del Señor. Salomón se preparó por mucho tiempo para recibir la presencia de Dios en el templo que había construido y pudo conocer el lugar donde moraba Dios. 1 Reyes 8:12 (LBLA) Entonces Salomón dijo: El SEÑOR ha dicho que El moraría en la densa nube. Si el Señor está en nuestra congregación la gente será atraída, si El habita en la nube es necesario que sepamos en que consiste esta. Hebreos 12:1 (LBLA) Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante… Una faceta de esta nube es la nube de testigos, que en el original también se traduce mártires, que son aquellos que están dispuestos a morir por el Señor. La escritura declara que no nos hemos acercado a un monte que se ve (Hebreos 12:18), que representa todo lo que podemos palpar, del cual hay muchas cosas que ignoramos, sino al monte de Sion, donde podemos acercarnos a la nube te testigos, de espíritus de justos hechos ya perfectos, es decir a un mundo espiritual, el cual debemos conocer. Al acercarnos al monte de Sion, estos espíritus nos pueden contactar, pero debemos ser cuidadosos porque no tenemos autorización para contactarlos. Un ejemplo de esto lo vemos en el monte de la transfiguración donde apareció Moisés, que ya había muerto, y Elías, que fue llevado sin ver muerte. Estos espíritus pueden ser de personajes de la Biblia o familiares que sabemos que eran cristianos pero ya partieron con el Señor. En la nube de Dios encontramos todo lo que no se ve. Romanos 8:24-25 (LBLA) Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? [25] Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Esto no significa que no le demos importancia a las cosas visibles, como las sanidades y los milagros, pero debemos saber que lo que no se ve es más valioso y si lo tenemos podremos obtener también aquellas cosas que se ven.

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Marcos 9:7 (LBLA) Entonces se formó una nube, cubriéndolos, y una voz salió de la nube: Este es mi Hijo amado, a El oíd. La nube cubre y trae dentro de ella la voz del Señor, esa voz que solo las ovejas pueden reconocer. No podemos perder nuestra voz dentro de la congregación, como Zacarías a quien Dios dejó mudo por incrédulo (Lucas 1:20). No podemos dejar de predicar en nuestras congregaciones por períodos prolongados de tiempo, pues es necesario que las ovejas reconozcan la voz de su pastor. 1 Reyes 18:44 (LBLA) Y sucedió que a la séptima vez, él dijo: He aquí, una nube tan pequeña como la mano de un hombre sube del mar. Y dijo: Sube, y di a Acab: “Prepara tu carro y desciende, para que la fuerte lluvia no te detenga.” La nube con forma de mano trae una lluvia intensa, por medio de la ministración de los cinco ministerios, que equipan a los santos para hacer la obra y que fluyan en las cinco unciones. Proverbios 16:15 (LBLA) En el resplandor del rostro del rey hay vida, y su favor es como nube de lluvia tardía. La lluvia tardía es la que se da durante la cosecha. Isaías 18:4 (LBLA) Porque así me ha dicho el SEÑOR: Me estaré quieto y miraré desde mi morada, como calor resplandeciente al sol, como nube de rocío en el calor de la cosecha. La nube de rocío nos habla del discurso de Dios (Deuteronomio 32:2), es decir la doctrina. Levítico 16:13 (LBLA) Pondrá el incienso sobre el fuego delante del SEÑOR, para que la nube del incienso cubra el propiciatorio que está sobre el arca del testimonio, no sea que Aarón muera. La nube de incienso nos habla de la oración. Es necesario que enseñemos sobre la oración para que la iglesia ore pero lo haga con conocimiento. Génesis 9:13 (LBLA) pongo mi arco en las nubes y será por señal del pacto entre yo y la tierra. El arco en la nube representa la promesa del pacto divino. Isaías 45:8 (LBLA) Destilad, oh cielos, desde lo alto, y derramen justicia las nubes; ábrase la tierra y dé fruto la salvación, y brote la justicia con ella. Yo, el SEÑOR, todo lo he creado. Si tenemos la presencia de Dios, también debemos procurar la justicia, pues si amamos la justicia Dios nos coronará con alegría (Salmo 45:7).

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Éxodo 13:21 (LBLA) El Señor iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche. Esta nube representa la guianza del Espíritu que necesitamos para caminar. Jueces 5:4 (LBLA) SEÑOR, cuando saliste de Seir, cuando marchaste del campo de Edom, la tierra tembló, también cayeron gotas del cielo, y las nubes destilaron agua. Esta agua que cayó se refiere a la predica constante, que debe estar presente en nuestras congregaciones. Salmos 105:39 (LBLA) Extendió una nube para cubrirlos, y fuego para iluminarlos de noche. Esta nube nos habla de la cobertura, que nos protege. Apocalipsis 1:7 (LBLA) HE AQUI, VIENE CON LAS NUBES y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El; sí. Amén. Al estar en la nube escucharemos la voz que nos llamará desde allí en el arrebatamiento, para que cuando Cristo regrese en su venida gloriosa, vengamos con Él.