La Música y La Ciencia

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Arte y Ciencia

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La Música y la Ciencia

La Música guarda con las ciencias una estrecha relación, como se pudo apreciar en el caso de

la música barroca existe una compleja metodología para lograr objetivos artísticos, la cual

puede ser considerada como transdisciplinaria, pues implicaba disciplinas como la retórica, la

literatura, la filosofía, física y matemática, por ejemplo de acuerdo a Christoph Wolff autor de la

Biografía de Bach mejor documentada, el Órgano era el aparato tecnológico mas complejo de

su tiempo (Wolff, 2002), eso nos da una idea de la estrecha relación que guarda la música y las

ciencias. Descartes mismo escribió sobre música y guardó correspondencia con importantes

teóricos musicales de su tiempo, su texto "Las Pasiones del Alma" es un reflejo de lo que éstas

significaban en el ámbito del pensamiento del siglo XVII. Ahora cabe la pregunta ¿Pudo influir

la música de alguna manera en el pensamiento Cartesiano, o de otros filósofos?, es posible, al

menos las coordenadas cartesianas guardan una sospechosa similitud con el principio de la

notación musical, sería extraordinario que Descartes lo haya desarrollado a partir de su

conocimiento de la música.

No se puede ver ni palpar, sin embargo, se siente. La música es una de las manifestaciones

artísticas más universales y, a la vez, uno de los rasgos más singulares, junto con el habla, del

ser humano. Pero el lenguaje musical tiene, también, mucho en común con otro lenguaje que la

inteligencia ha inventado para describir la realidad: la ciencia. Ésta habla de espectros,

frecuencias, resonancias, vibraciones y análisis armónico. No es una simple coincidencia, no

hay música sin física.

"la música es un ejercicio de aritmética secreta y el que se entrega a ella ignora que maneja

números". Y Bertrand Russell consideraba que "el matemático puro, como el músico, es

creador libre de su mundo de belleza ordenada".

Descartes (Compendio musical), Galileo (Discurso), Mersenne (Armonía Universal), Alembert

(la solución de la ecuación de ondas) y Euler (Nueva teoría musical), son algunos de los

matemáticos que se han preocupado por la elaboración de teorías musicales. Si bien, también

se conocen muchos compositores que han aplicado a sus creaciones principios de lógica y

probabilidad matemática, como Debussy, Boulez, Messiaen, Varese, Stockhausen o Xenakis,

precursores de la música electrónica actual.

Pero la música no solamente ha seducido a los matemáticos. Científicos de muchas disciplinas

han recogido sus teorías en composiciones musicales. Como Clark Maxwell, descubridor de la

existencia de las ondas electromagnéticas, que compuso una canción titulada "Rigid Body

Sings" para explicar de forma cómica la ley de colisión entre los cuerpos rígidos, o el físico

Georges Gamow, que en uno de sus libros sobre su simpático personaje de ficción Mr.

Tompkins incluyó tres arias para ser cantadas por tres eminentes cosmólogos, Abbé George

Lemaître, Fred Hoyle y él mismo, que explicaban diferentes teorías de la creación del Universo.

En contra de la creencia popular, emoción y razón se originan en el cerebro y están

relacionadas. Por ello, han prosperado nuevos campos de estudio, en especial, desde las

neurociencias, que analizan la conexión entre el sonido, la emoción y el pensamiento. Y

aunque hace 20 años pocos creían que pudiera aportar nada, actualmente es un ámbito de

gran interés académico y múltiples aplicaciones, sobre todo, terapéuticas. Hoy sabemos, que la

música y el lenguaje tienen un origen común, ya que en el ámbito neurológico han

evolucionado juntas en los últimos dos millones de años. También conocemos que la música

estimula la zona del cerebro que registra el placer, un mecanismo básico para la supervivencia.

Y que no todos escuchamos del mismo modo: gracias a imágenes obtenidas por Resonancia

Magnética Funcional, se ha observado que la actividad cerebral en un músico es diferente de la

de una persona sin formación musical.

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Resumiendo, la música es el arte de combinar sonidos armónicamente con el propósito de

producir sensaciones.

Pero la armonía no es sólo un elemento esencial de la música, sino que ha sido invocada

frecuentemente por la ciencia para describir y comprender el mundo. Muchos científicos han

confiado en la armonía del Universo y algunos músicos han utilizado la lógica y el cálculo en

sus creaciones. La música integra con la ciencia un campo general del pensamiento que nos

distingue como humanos. Preguntarnos por ella, es preguntarnos por nosotros mismos.

Aunque la música sea un gran arte, y como tal tenga por fin deleitarnos con sus bellezas, no

por eso deja de ser una ciencia muy exacta, que obedece a leyes definidas y se funda en los

principios del sonido. En tiempos pasados, la música consistía únicamente en melodías, o sea,

en aires muy sencillos, por lo regular, en los que sólo suena una nota cada vez. Sabemos, sin

embargo, que con frecuencia le es grato al oído percibir al mismo tiempo el son de dos o más

notas, y no ignoramos que algunas veces resulta muy poco grato. Saber combinar dos o más

melodías, con el objeto de crear una obra musical, significa no sólo ser un artista, sino,

además, tener los conocimientos de una ciencia: la armonía De ella veremos enseguida

algunos principios fundamentales. La mayor parte de los perfeccionamientos de la música

moderna son debidos al progreso en el arte de la armonía, y todos los aficionados a la música

sentirían muchísimo tener que limitarla actualmente a la melodía, ya que tanto puede

añadírsele por medio de la armonía.

Ofrece sumo interés investigar lo que constituye una armonía y en qué consiste una

disonancia. La diferencia que percibe nuestro oído es muy notable, y con seguridad ha de

haber alguna regla que modifique materialmente la naturaleza de los sonidos; sólo falta que

descubramos cuál es esta regla. Asimismo es muy interesante observar que hay ciertas clases

de armonías a las que ni siquiera se da este nombre, porque las notas que suenan a la vez

parecen casi exactamente iguales. Si hacemos sonar, por ejemplo, un do cualquiera en el

piano y el de la octava anterior o el de la octava siguiente, está claro que no se trata do la

misma nota; no obstante, son tan parecidas que al sonar juntas nos producen el mismo efecto

que una sola, si bien el sonido resulta más rico e intenso.

Ahora bien; podría ser que nos figurásemos que esa clase de semejanza entre las notas

depende de su proximidad en la escala. Un do, sin embargo, suena de un modo muy parecido

a otro do, aunque les separen dos o tres octavas, y de un modo muy distinto de una nota

inmediata a él, como un si o un do bemol. No tardamos en advertirlo si pulsamos a la vez dos

notas que estén juntas. Todos los oídos están de acuerdo acerca de este hecho, y es forzoso

que tenga una explicación satisfactoria.

La música es el espejo de la mente: Un estudio descubre patrones comunes entre la música y

la actividad cerebral. Este estudio desarrollado por científicos norteamericanos ha comprobado

la antigua suposición de que la música y el cerebro están profundamente conectados.

Utilizando un complejo análisis estadístico que compara los procesos neuronales y las

melodías, este estudio ha revelado que ambos presentan patrones comunes. Eso significa que,

probablemente, la música es un reflejo de la mente del compositor y explicaría por qué el

cerebro produce emociones que van mucho más allá de los estímulos meramente auditivos

cuando percibe la música

Un equipo de físicos liderado por Simona Bianco y Paolo Grigolini, del Center for Nonlinear

Science de la universidad de North Texas (en Estados Unidos) ha llevado a cabo una

investigación cuyos resultados demuestran que existe una curiosa conexión entre la música y

el cerebro.

Un detallado y complejo análisis estadístico de los procesos inherentes a ambos reveló que

entre ellos hay grandes similitudes, en concreto, entre las distribuciones producidas por las

composiciones musicales y la actividad cerebral.

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Análisis de patrones: Los investigadores monitorizaron la actividad del cerebro utilizando la

electroencefalografía (EEG , que es una técnica que permite registrar las señales eléctricas de

la superficie del cerebro. Esta técnica se utiliza en neurofisiología para diagnóstico de

enfermedades y lesiones cerebrales. Por otro lado, se analizaron composiciones musicales en

función de ciertos parámetros, como la melodía, la armonía, el ritmo, el tono y el timbre, entre

otros factores, según publica APS .

Posteriormente, los científicos realizaron sendos mapas de la actividad cerebral y de las

composiciones, por regiones destacadas en función de los saltos de cambios significativos

acaecidos en ambos durante el registro, descubriendo así que existía una similitud entre los

patrones de las señales eléctricas del cerebro y los de la música.

Índice de complejidad: Además, el equipo determinó un índice de complejidad tanto para las

composiciones y las funciones cerebrales que consistía en un número que describía la

intrincación de ambos procesos. También este índice resultó en los dos casos parecido. Los

científicos han señalado que el estudio sugiere que ambas estructuras serían auto-

organizativas, aunque en el caso de la música, probablemente esta auto-organización sea un

reflejo de la mente auto-organizada de su compositor.

Según un detallado artículo aparecido en la revista Physical Review E , escrito por los autores

de la investigación, en futuros estudios el equipo profundizará en la relación entre mente y

música, monitorizando la actividad cerebral de participantes que estén escuchando música.

De esta forma, esperan determinar si la actividad de nuestro cerebro se ve afectada por la

complejidad de las composiciones musicales. Además buscarán “acoplamientos” en los que la

complejidad de la música se asimile a la actividad cerebral de las personas que escuchen

música. Si la hipótesis de los físicos es cierta, estos acoplamientos entre una composición

musical y la actividad del cerebro ayudarán a determinar las preferencias musicales de cada

persona.

Analizando la relación: La relación entre música y cerebro es un tema que ha despertado el

interés de otros equipos de científicos, que han comprobado a su vez que la música influye en

los comportamientos humanos y va mucho más allá de las sensaciones auditivas que produce,

induciendo otras muchas reacciones cerebrales.

Según un Dossier que publica el CNRS, la investigadora Stéphanie Khalfa , del Laboratoire de

neurophysiologie et neuropsychologie del INSERM francés, ha analizado los procesos

cerebrales activados por la música revelando que ésta puede provocar en el ser humano

diversas emociones, como alegría o miedo. Nuestro cerebro reacciona espontáneamente a

características musicales como los tonos agudos o graves, asegura Khalfa.

Otros investigadores, del Laboratoire d'études de l'apprentissage et du développement (LEAD

de Dijon, han registrado respuestas emocionales a la música instrumental tras sólo 250

milisegundos de escucha, respuestas que no son sólo la consecuencia de efectos musicales

fuertes (como una explosión sonora o una disonancia pronunciada) sino que también implican

procesos cognitivos muy elaborados.

Los científicos describen de esta manera lo que sucede en nuestros cerebros: los oídos captan

los movimientos de las moléculas de aire creadas por un instrumento musical y los transforman

en impulsos nerviosos. Según ellos, el área cerebral conocida como amígdala resulta esencial

para la percepción del miedo que provocan algunas melodías, dado que se ha demostrado que

la lesión en esta área entraña un déficit en el procesamiento de este tipo de estímulos. Cuando

nos enfrentamos a disonancias desagradables, son las estructuras próximas al hipocampo las

que juegan un papel determinante, aseguran.

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El cerebro asimismo activa multitud de redes neuronales en el reconocimiento de música que

ya ha oído o que ya conoce, y estas redes son las mismas que nos permiten el reconocimiento

de olores familiares, por ejemplo.

Vinculados a la música: El vínculo entre cerebro y música se ha evidenciado asimismo en las

llamadas terapias musicales. Estudios recientes llevados a cabo con niños disléxicos (con

problemas de lectura y de escritura) y con enfermos de Alzheimer han demostrado la utilidad

de las melodías para estimular el cerebro. Los trabajos de Mireille Besson y Michel Habib, del

INCM de Marsella, han demostrado que pacientes de ambos tipos son capaces de aprender a

identificar melodías, a pesar de ser incapaces de recordar y re aprender otro tipo de cosas.

Y si se considera el análisis de otro artículo publicado por el CNRS sobre la relación entre la

música y la sociedad puede inferirse su importancia e influencia en nuestra naturaleza. La

etnomusicología, ciencia que describe el vínculo entre la etnología y las prácticas musicales,

afirma que la música es absolutamente indispensable para algunos pueblos, que basan en ella

sus ritos religiosos, convirtiéndola en la esencia misma de sus ceremonias.

Además, es igualmente importante en fiestas y momentos de dispersión, marcando momentos

esenciales de las vidas de las personas, como sus bodas o funerales. La similitud entre los

procesos cerebrales y los del desarrollo de las melodías musicales señalada por Bianco y

Grigolini podría explicar por qué, por tanto, la música parece un hecho connatural a nuestras

vidas.

Personalmente, opino que la música esta ayudando mucho a la ciencia, pues ya existen

métodos como la Musicoterapia y otros estudios que buscan ayudar física y psicológicamente a

las personas. La simetría con la que esta compuesta ayuda también como gran ejercicio

mental, mucho mas que las matemáticas, que incluso estas mismas van casi de la mano.