La narrativa de las Cristiadas. Novela, cuento, teatro, cine y...

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Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa UAM-I División de Ciencias Sociales y Humanidades CSH La narrativa de las Cristiadas. Novela, cuento, teatro, cine y corrido de las Rebeliones Cristeras Tesis que, para obtener el grado de Doctor en Humanidades, con especialidad en Historia, presenta Antonio Avitia Hernández Bajo la dirección de la Doctora Andrea Olivia Revueltas Peralta México, 2006

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  • Universidad Autnoma Metropolitana

    Unidad Iztapalapa

    UAM-I

    Divisin de Ciencias Sociales y Humanidades

    CSH

    La narrativa de las Cristiadas.

    Novela, cuento, teatro, cine y corrido de las

    Rebeliones Cristeras

    Tesis que, para obtener el grado de Doctor en Humanidades, con

    especialidad en Historia, presenta

    Antonio Avitia Hernndez

    Bajo la direccin de la Doctora

    Andrea Olivia Revueltas Peralta

    Mxico, 2006

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    COMIT DE SEGUIMIENTO:

    Dr. Jean Meyer Barth

    Dr. Mario Ramrez Rancao

    Dr. Aurelio de los Reyes Garca Rojas

    Dr. Eduardo de la Vega Alfaro

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    Introduccin

    Y aunque fuera cierto...

    cada quien tiene su modo

    de contar el mismo cuento.

    (Parlamento del personaje Melitn,

    en la pelcula El Gaviln de la Sierra,

    de Juan Antonio de la Riva, 2002) Las dos Rebeliones Cristeras, o Cristiadas mexicanas del siglo XX, la Primera que

    transcurri de 1926 a 1929 y la Segunda de 1934 a 1941, son guerras en las que

    pelearon algunos sectores de campesinos catlicos mexicanos y sus aliados en

    contra del Estado persecutor, propiciadas, a grandes rasgos, por los grupos de

    poder emergentes de la Revolucin mexicana que, en su afn de limitar el poder

    poltico de los grupos tradicionalistas catlicos, involucraron y enfrentaron a una

    gran diversidad de actores y grupos sociales difcilmente controlables en ambos

    bandos contendientes.

    Con la publicacin del libro La Cristiada, de Jean Meyer, en 1973, que sac del

    closet el tema que, hasta ese momento, de manera generalizada era considerado

    tab, prejuzgado y tratado de manera superficial y maniquea por la mayora de los

    historiadores y narradores de ficcin, paulatinamente se propici y se estimul la

    realizacin de diversas investigaciones y el desarrollo de diversos productos

    acadmicos: libros, ensayos, filmes documentales y museos, entre otros que

    abrieron al debate acadmico el periodo histrico, en los mbitos nacional y

    regional.

    Las Cristiadas y sus actores generaron la creacin de un abundante corpus de

    obras narrativas de ficcin histrica, la mayora en trminos de impostura y

    legitimacin de los discursos ideolgicos de las facciones en pugna, en diferentes

    formas de novelas, cuentos, piezas teatrales, pelculas cinematogrficas y

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    corridos, entre otras. Estas piezas narrativas, a su vez, son el sustento del tema

    principal de esta tesis.

    Es pertinente aclarar que en el lmite del universo de esta investigacin, en la

    misma, solamente se incluye a la narrativa de las Cristiadas, en virtud de que

    frecuentemente se confunde a la persecucin religiosa con las Rebeliones

    Cristeras, porque son temas relacionados y colaterales, toda vez que, en la

    mayora de los casos, la persecucin fue una de las principales causas de las

    rebeliones. Sin embargo, en algunas entidades en las que hubo persecucin no

    hubo rebelin, de tal suerte que la narrativa que se refiere especficamente a la

    persecucin y temas anlogos solo ser mencionada de manera secundaria.

    Partiendo del anlisis del corpus de obras narrativas de ficcin sobre las

    Cristiadas, el objeto principal de este trabajo se centra en el recuento y situacin

    del corpus de obras narrativas ficcionalizadas de tema cristero, as como su

    ubicacin en tiempo y espacio histrico.

    En cada una de las obras de narrativa ficcionalizada sobre las Rebeliones

    Cristeras que se han logrado localizar, se ubica a los relatos, de acuerdo a las

    regiones, los sucesos y los personajes histricos reales, en su propia recreacin

    y, en su defecto, se establecen los procesos de ficcionalizacin o falsificacin total

    del relato histrico, con sus diversas parcialidades ideolgicas y de interpretacin

    de la realidad, as como las limitantes y controles polticos e ideolgicos que, en

    sus respectivos momentos, se ejercieron para evitar su libre divulgacin.

    Otro de los objetivos de este trabajo es el de la ubicacin de los autores y sus

    relatos, con sus filias y sus fobias, de acuerdo con su respectiva carga ideolgica:

    cristera, anticristera, neutral y colateral, en su relacin discursiva con la historia del

    conflicto.

    En el primer captulo: Pequea historia de las Rebeliones Cristeras se presenta los

    personajes y grupos protagnicos de los bandos en pugna que tuvieron

    participacin en la guerra y se hace un resumen de la evolucin de los

    acontecimientos polticos y guerreros relativos a las acciones y situaciones de las

    Rebeliones, como punto de referencia para establecer una posterior confrontacin

    del discurso histrico con la narrativa de ficcin histrica.

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    El segundo captulo: Las Cristiadas noveladas, se ocupa de la resea, el anlisis,

    clasificacin y relacin histrica de las treinta y siete obras que conforman el

    corpus de novelas, de la Primera y la Segunda Rebeliones Cristeras; a favor, en

    contra y neutrales, con respecto a la guerra, al tiempo que se abunda sobre los

    pormenores relativos al comportamiento poltico y la biografa de los creadores,

    los motivos que los estimularon a escribir sus obras y la interesante historia de la

    suerte editorial de las mismas, en la que se destacan los mecanismos de control y

    de divulgacin de las letras de las Cristiadas por parte de los grupos polticos en

    pugna. Es de hacer notar que la mayora de los escritores de novelas a favor de

    las Cristiadas fueron citadinos de clase media y que, en el tratamiento de las

    tramas y situaciones ficcionalizadas de sus escritos, ubican a personajes citadinos

    y de clase media como los protagonistas y dirigentes del movimiento, aunque en el

    balance histrico general los citadinos no fueron quienes tuvieron mayor

    participacin en la guerra cristera, misma que fue peleada esencialmente por

    campesinos. Esta impostura de protagonistas y situaciones gener un imaginario

    colectivo que result en una fuerte confusin de motivos y personajes de las

    Cristiadas, confusin que ha llevado a establecer la falsa idea de que algunos

    personajes y organizaciones catlicas citadinas fueron las que mayor actuacin y

    protagonismo tuvieron en el transcurso de la guerra. En este apartado, por el

    hecho de ser la obra narrativa que, por su calidad narrativa y de relacin histrica,

    ha recibido una mayor cantidad de elogios de la critica literaria y de los

    historiadores, se dedica especial atencin a la novela Rescoldo. Los ltimos

    Cristeros, de Antonio Estrada Muoz.

    Las novelas de las Cristiadas han sido objeto de estudio en los trabajos de

    investigacin de: Manuel Pedro Gonzlez, Frank Len Gelskey Beier, Alicia

    Olivera de Bonfil, Agustn Corts Gavio, Luisa Paulina Njera Prez, Mara del

    Carmen Luca Ramrez Coronado, Jean Meyer, Jos Luis Martnez, Christopher

    Domnguez Michael, Guy Thiebaut, Xorge del Campo, lvaro Ruiz Abreu, ngel

    Arias Urrutia, Irma Anglica Camargo Pulido, Rosa Mara Sauter Bindel, Agustn

    Vaca y Lourdes Celina Vzquez Parada, que han precedido al presente.

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    En el tercer captulo: Los cuentos de las Cristiadas, se hace la resea, el anlisis,

    la clasificacin y la relacin histrica de los veintids cuentos de tema cristero que

    ha sido posible localizar, sobre la Primera y Segunda Rebeliones Cristeras; a

    favor, en contra y neutrales con respecto a la guerra y al igual que con la narrativa

    novelstica, se ubica a sus autores en sus detalles biogrficos y los posibles

    motivos que los llevaron a escribir sus relatos breves.

    Guy Thiebaut, Frank Len Gelskey Beier, lvaro Ruiz Abreu, Lourdes Celina

    Vzquez Parada, Xorge del Campo, Jean Meyer y Juan Jos Don han sido los

    investigadores que han precedido al presente trabajo en la ubicacin y recuento

    de la narrativa breve de tema cristero.

    En el cuarto apartado: La teatralidad cristera, se hace el recuento, resea, anlisis

    y ubicacin histrica de las siete piezas teatrales de tema cristero localizadas,

    todas ellas referentes a la Primera Cristiada. Hasta donde ha sido posible, se

    estableci la identidad y motivos que estimularon la creatividad de los

    dramaturgos para redactar los guiones teatrales de la Cristiada, mismos que eran

    representados en los teatros y atrios aledaos a los templos del pas. Es de

    aclarar que no se localizaron textos dramticos referentes a la Segunda Rebelin.

    Por otra parte, John B. Nomland ha sido el nico investigador que, hasta donde se

    ha podido investigar, previamente y de manera somera, se haba ocupado de la

    dramaturgia de tema cristero.

    La Cristiada en celuloide, es el ttulo del quinto captulo que se ocupa de la resea

    y ubicacin histrica de los dos filmes silentes y de las siete pelculas sonoras de

    tema cristero que se han logrado localizar haciendo nfasis en los problemas de

    autorizacin y limitaciones de tipo ideolgico y de contenido a que, en su momento

    ante la censura previa por parte del Estado Mexicano, se vieron sometidos los

    creadores para la realizacin de sus rodajes. Cabe destacar que no se localizaron

    filmes cuyo contenido tenga relacin con la Segunda Cristiada y que, hasta donde

    se sabe, Aurelio de los Reyes Garca Rojas y Eduardo de la Vega Alfaro son los

    investigadores que han precedido a este trabajo en relacin con el tema especfico

    del cine de tema cristero.

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    En el sexto apartado Los corridos de las Cristiadas, se hace la ubicacin histrica,

    espacial y temporal de las setenta composiciones de lrica narrativa de tema

    cristero que se han localizado, abundando en los datos y hechos histricos que

    dieron lugar a la composicin. En virtud de que las composiciones corridistas se

    refieren a un suceso o personaje en especfico, el corrido es la nica forma de

    expresin histrico narrativa a la que se le puede ubicar geogrfica y

    cronolgicamente y establecer una relacin ms estrecha con los hechos

    histricos que relata sobre las dos Rebeliones Cristeras, por supuesto que desde

    el punto de vista ideolgico y de inters de sus propios creadores. En este

    apartado, por el hecho de ser la composicin corridista ms famosa de la Primera

    Rebelin Cristera, se trata de manera especial a las Maanas de Valentn de la

    Sierra. Tambin se describen los mecanismos de control que, en los medios de

    difusin, ha tenido esta forma de expresin cultural, por parte del Estado.

    Vicente T. Mendoza, Armando de Mara y Campos, Cuauhtmoc Esparza

    Snchez, Alicia Olivera de Bonfil, Guillermo Hernndez, Juan Diego Razo Oliva,

    Irene Vzquez Valle, Jos de Santiago Silva y Jean Meyer, son los investigadores

    que han precedido en las tareas de compilacin y relacin histrica de la lrica

    narrativa de tema cristero.

    En el sptimo apartado: Historia y narrativa de las Cristiadas, partiendo de la

    confrontacin del discurso histrico con las obras de narrativa de ficcin se

    establece otra historia, la de la diversidad de interpretaciones y versiones de una

    misma historia que, a la larga, se transforma en una fuente ms del propio

    discurso histrico. Historia que, por su impacto social y meditico, genera y divulga

    los mitos y las ficciones de las diversas parcialidades y que influye directamente

    en el imaginario colectivo conformando una visin generalizada, a veces

    distorsionada, de los hechos histricos del periodo especfico.

    Los estudios para obtener el grado de Doctor en Humanidades con especialidad

    en Historia, en la Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, UAM-I,

    han sido posibles, gracias al goce de la licencia por beca comisin que, como

    trabajador adscrito, en primera instancia, a la Subdireccin de Superacin y

    Actualizacin de Personal, SSAP, de la Direccin General de Educacin

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    Secundaria Tcnica, DGEST, dependiente de la Subsecretara de Educacin e

    Investigacin Tecnolgicas, SEIT, de la Secretara de Educacin Pblica, SEP, me

    ha sido autorizada por el Consejo del Sistema Nacional de Educacin

    Tecnolgica, COSNET. Actualmente la SSAP depende de la Coordinacin

    Administrativa de Secundarias Tcnicas, de la Administracin Federal de

    Sertvicios Educativos en el Distrito Federal.

    Para la elaboracin de esta tesis: La narrativa de las Cristiadas. Novela, cuento,

    teatro, cine y corrido de las Rebeliones Cristeras, se cont con el invaluable apoyo

    acadmico, en calidad de directora de tesis, de la Doctora Andrea Olivia Revueltas

    Peralta, por lo que le expreso mi ms profundo agradecimiento por su paciencia y

    sus atinadas sugerencias y correcciones. Por los mismos motivos, mi gratitud a los

    Doctores: Jean Meyer Barth, Mario Ramrez Rancao, Aurelio de los Reyes

    Garca Rojas y Eduardo de la Vega Alfaro, quienes fungieron como sinodales de

    este trabajo y lo apoyaron con sus atinadas y pertinentes sugerencias y revisiones.

    Por mltiples razones que van desde el apoyo moral, hasta la aportacin de datos

    y materiales, as como la aclaracin de dudas, en mayor o menor cuanta, sta

    tesis est en deuda con las siguientes personas: Francisco Javier Gmez Muoa,

    Guy Thiebaut, Patricio Avitia Hernndez, Irma Anglica Camargo Pulido, Elizabeth

    Brody, Martha Irene Len Vera, Juan Antonio de la Riva Gutirrez, Jos Luis

    Sagredo Castillo, Fernando del Moral Gonzlez, Jorge E. Medina Villanueva,

    Rosala Salas Garca, Dora Maldonado viuda de Estrada, Walter Bishop, Manuel

    Deras Rodrguez, Francisco Flix, Francisco Hernndez Hernndez, Vicente

    Leero, Juan Lpez Mendoza, Abel Martnez, Abelardo de la Pea, Santos Quirino

    Navarro, Casimiro Ruiz, Xorge del Campo, Luis de la Torre, Germn Pintor y Rosa

    Isabel Vereo Pinto. A todos ellos, mi gratitud por su desinteresada colaboracin.

  • 9

    I Pequea historia de las Rebeliones Cristeras

    Antecedentes lejanos. Estado e Iglesia en el conflictivo siglo XIX

    Al concluir de los tres siglos novohispanos, durante los que la Iglesia Catlica

    estableci y afianz la hegemona espiritual y parcialmente material, sobre los

    feligreses indgenas, mestizos, negros y criollos, con estos ltimos a la cabeza de

    la jerarqua social, las reformas borbnicas aplicadas durante las postrimeras del

    siglo XVIII y principios del XIX debilitaron a la Iglesia, eficiente como instrumento

    social, con diversas medidas que le arrebataban el lugar privilegiado que haba

    ocupado y que desamortizaban parcialmente sus bienes, incautando su capital

    lquido mediante un decreto de 1804. Este decreto afectaba el dinero del Juzgado

    de Capellanas y Obras Pas, utilizado como banco por los mineros, comerciantes

    y rancheros. Para cumplir con el decreto, el Juzgado tena que redimir los

    prstamos para enviar los capitales a la metrpoli, lo que no slo dejaba sin

    crdito a la economa novohispana, sino que obligaba a los deudores a devolver

    los prstamos; situacin que gener una honda crisis en el sector productivo

    novohispano. 1

    Tras los primeros violentos aos de la guerra de independencia, dirigida

    inicialmente por miembros del clero bajo, en enero de 1820, se inici la rebelin

    liberal espaola que oblig al rey Fernando VII a jurar, de nueva cuenta, la

    Constitucin de Cdiz, situacin que no convena a los intereses de los criollos ni

    de los miembros del alto clero de la Nueva Espaa.

    La Independencia de 1821 fue inmediatamente provocada por los decretos

    anticlericales de las Cortes de 1820. Los liberales espaoles a la sazn en

    el poder perdieron inmediatamente el apoyo de las clases dirigentes

    criollas, las mismas que haban contribuido a la derrota de los insurgentes y

    a la pacificacin realizada en esa fecha. Y ellos que, por su fidelidad al 1 VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Los primeros tropiezos, en: Historia general de Mxico. Versin 2000, Mxico, El Colegio de Mxico, p. 527.

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    virrey, haban vencido a Hidalgo y Morelos, proclamaron la independencia

    con el apoyo de los prelados que condenaron a los sacerdotes que haban

    luchado por ella. 2

    En la Nueva Espaa, criollos y obispos del alto clero, en la defensa de sus

    privilegios e intereses ante el poder imperial, optaron por la separacin definitiva

    de la Colonia e iniciaron sus labores de conspiracin. A la sazn, el virrey Juan

    Ruiz de Apodaca envi a Agustn de Iturbide, quien era uno de los principales

    conspiradores, a combatir a los ltimos insurgentes encabezados por Vicente

    Guerrero.

    Como realista defeccionado, en la bsqueda de la independencia criolla, Iturbide

    logr la alianza con Guerrero y proclam la independencia del Imperio Mexicano,

    mediante el Plan de Iguala, impreso y distribuido por sacerdotes y frailes, que

    proclamaba tres garantas: la libertad de Mxico, la unin entre los americanos y

    los espaoles y la conservacin de la Religin Catlica, legitimadas por el

    gobierno del breve Primer Imperio Mexicano de Agustn de Iturbide

    Al cesar la dominacin espaola surgi la cuestin de si el gobierno de Mxico

    haba heredado o no el derecho del Patronato Regio, que consista en la

    delegacin, por parte del Vaticano a los reyes de Espaa, de la facultad de

    ejercer el gobierno de la Iglesia en los territorios de sus dominios. El emperador

    Iturbide se dirigi al arzobispo Pedro Jos de Fonte y Hernndez para consultarle

    sobre la cuestin y, en marzo de 1822, ste convoc a una Junta Interdiocesana

    a la que concurrieron varios obispos quienes, por unanimidad, resolvieron que:

    Por la independencia del Imperio que en sus iglesias se concedi por la Silla

    Apostlica a los reyes de Espaa y para que las hubiera en el supremo gobierno

    del Imperio Mexicano sin peligro de nulidad de los actos, era necesario un

    concordato o tratado entre el Vaticano y Mxico, como los existentes entre Roma

    y otros muchos pases.

    2 MEYER, JEAN. La Cristiada. Tomo 2. El conflicto entre la Iglesia y el Estado, 1826-1929., Siglo XXI Editores, 1980, p.13.

  • 11

    Las presiones de las revueltas en contra del gobierno del Primer Imperio Mexicano

    terminaron con la abdicacin del emperador mexicano, en marzo de 1823 por lo

    que el asunto del patronato qued en suspenso. 3

    La Repblica catlica.- En la primera Constitucin Federal de los Estados Unidos Mexicanos, como pas independiente, promulgada el 3 de octubre de 1824,

    durante el gobierno del general Guadalupe Victoria, se dio carcter de oficialidad y

    exclusividad a la religin catlica en la naciente Repblica Mexicana, al tiempo

    que se garantizaban los privilegios del clero y del ejrcito. Sin embargo, la

    conformacin de la Repblica Mexicana no tuvo una integracin pacfica de los

    diversos grupos de poder de la nueva y extensa nacin.

    Infructuosos resultaron los intentos diplomticos de la Repblica Mexicana, por

    establecer relaciones cordiales con el Vaticano, as:

    Algunos polticos mexicanos pretendieron seguir los causes que aconsejaba

    una conducta ortodoxa al solicitar del Pontfice un patronato para Mxico,

    otorgado con todos los privilegios que la Curia Romana haba concedido al

    gobierno espaol.

    El solicitar respetuosamente una concesin tan amplia no era incurrir en

    ningn acto que la iglesia pudiera condenar, pero tratar de ejercer el

    patronato sin la autorizacin papal, como lleg a pensarse tambin, era ya

    un acto contrario a la autoridad eclesistica. El Senado Mexicano desde

    1825 adopt una actitud que distaba mucho de ser la de un cuerpo

    legislativo sumiso al Vaticano. Aunque haca declaraciones de devocin a la

    Iglesia y a la autoridad pontificia, pretenda arrogarse derechos que no

    poda ejercer sin la aprobacin de la Santa Sede. 4

    La cuestin del patronato deriv en una situacin en la que las vacantes

    generadas por el deceso de los obispos no eran cubiertas, toda vez que el Estado

    3 QUIRARTE, MARTN. El problema religioso en Mxico, Mxico, INAH, 1967, pp. 147 a 150. Ver tambin: VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Los primeros tropiezos, en: Historia general de Mxico. Versin 2000, Mxico, El Colegio de Mxico, pp.543 a 544. Diccionario Porra, Historia, Biografa y Geografa de Mxico, Tomo III, Mxico, Ed. Porra, 1995, p. 2660. 4 QUIRARTE, MARTN, Op. Cit., p. 150.

  • 12

    Mexicano no tena la facultad para remover o nombrar obispos y el Vaticano, por

    su parte, previendo una lucha antirreligiosa en el pas no se decida por delegar el

    patronato a la Repblica catlica. De esta manera, para el ao de 1830, Mxico no

    tena ya un solo obispo en su territorio. 5

    Durante la emergencia de la Repblica catlica se destac la conformacin y

    desarrollo de diversas sociedades secretas en todo el pas, bajo la denominacin

    genrica de logias masnicas, aunque de hecho fueron dos los principales ritos

    que predominaron entre los miembros de las logias. El Rito Escocs, integrado por

    antiguos militares realistas a quienes, por su posicin tradicionalista centralista y

    su preferencia poltica monarquista, se les relacion con los posteriores partidos

    conservadores. Por su parte el Rito de York, al que se integraron polticos de

    origen insurgente, optaba por seguir las lneas de las logias masnicas inglesas,

    dada su posicin independiente, federalista, de libre pensamiento y libre mercado.

    Las logias masnicas del Rito de York, pronto se transformaran en los grupos de

    lite de los partidos liberales.

    El encono de la lucha de las logias y su peligrosidad, oblig al parlamento a

    decretar la disolucin de las mismas el 25 de octubre de 1828. Por su parte la

    Iglesia Catlica, mediante la publicacin de la bula Quo Graviora, del Papa Len

    XII, el 13 de mayo de 1826, proscribi las sociedades masnicas.

    Como parte de la lucha de escoceses versus yorkinos, para disimular parcialmente

    sus actividades, los primeros formaron la asociacin de Los Novenarios a la que

    se le dio la imagen de agrupacin catlica dedicada a las festividades y ritos en

    honor a la Virgen de los Remedios. Los yorkinos, a su vez, integraron la

    asociacin de Los Guadalupanos, heredera de la sociedad secreta insurgente de

    Los Guadalupes. Los Guadalupanos, como contraparte de Los Novenarios,

    optaron por las festividades patriticas y religiosas en honor a la Virgen de

    5 Ibd., p.163. Ver tambin: VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Los primeros tropiezos, en: Historia general de Mxico. Versin 2000, Mxico, El Colegio de Mxico, p. 535.

  • 13

    Guadalupe. Se iniciaban las largas y sangrientas guerras decimonnicas de los

    conservadores contra los liberales. 6

    A grandes rasgos, los conservadores pugnaban por un gobierno fuerte,

    organizado y con disciplina, centralizado en la capital, sin autonoma de las

    provincias, estados o departamentos, segn el caso, para ejercer mayor control y

    evitar el desorden y la desunin. Las opciones de gobierno preferidas por los

    conservadores eran la monarqua y / o el centralismo, por lo que combatan a la

    federacin de estados y al sistema representativo y popular. Los conservadores

    intentaban hacer prevalecer los privilegios de la Iglesia, el ejrcito, los

    comerciantes y terratenientes, al tiempo que trataban de conservar algunas de las

    instituciones coloniales. En el pensamiento conservador la nica religin posible

    era la Catlica Apostlica y Romana, las formas de propiedad podran ser

    privadas, de la Iglesia y / o comunales. En el caso de la inversin, para los

    conservadores decimonnicos, el proteccionismo industrial y manufacturero, as

    como el cierre de las fronteras a la inversin, daba seguridad a los capitales

    nacionales.

    Para los liberales mexicanos del siglo XIX, en teora, Mxico deba tener un

    Estado fuerte y ser una federacin de estados soberanos y autnomos, una

    repblica federal, democrtica, representativa y popular, gobernada por tres

    poderes: ejecutivo, legislativo y judicial, a semejanza del modelo estadounidense.

    Los liberales pugnaban por la suspensin de privilegios del clero y los militares y

    por la igualdad de los ciudadanos ante la ley. El pensamiento liberal defenda la

    libertad de credos y la separacin efectiva de la Iglesia y el Estado, as como el

    respeto de la propiedad privada individual y el rechazo de la propiedad comunal.

    Pugnaba por la afectacin de los bienes de la Iglesia y de las comunidades

    indgenas, al tiempo que se declaraba a favor del libre mercado, la libre empresa y

    la apertura de las fronteras a las inversiones extranjeras. 7

    6 QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico, Grupo Loera Chvez, 2003,pp.83 a 86. Ver tambin: VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Op. Cit., pp. 534 a 536. 7 DAZ, LILIA. El liberalismo militante, en: Historia general de Mxico. Versin 2000, Mxico, El Colegio de Mxico, pp. 592 a 598. Ver tambin: PRIETO HERNNDEZ, ANA MARA y Col. . Mi libro de historia. Sexto grado, Mxico, GrafiXpress, 1993, p. 21.

  • 14

    Poco despus de la publicacin del decreto de 1828, las actividades masnicas

    paulatinamente se fueron reanudando, aunque las logias escocesas si

    desaparecieron. La segunda etapa de la masonera mexicana, de 1830 a 1860

    aproximadamente, se caracteriz por la hegemona del llamado Rito Nacional

    Mexicano, grupo del que no se puede negar que tuvo un importante papel en el

    desarrollo de los acontecimientos polticos del pas. 8

    Religin y fueros.- Entre mayo y junio de 1833, abanderados con el Plan de Huejotzingo, ocurrieron diversos levantamientos en lugares muy localizados de los

    estados de Michoacn, Estado de Mxico, Quertaro, Puebla y Zacatecas, al grito

    de Religin y Fueros, por el hecho de que, con la colaboracin de don Jos Mara

    Luis Mora, el vicepresidente Valentn Gmez Faras, ejerciendo las funciones de

    presidente, en ausencia del general Antonio Lpez de Santa Anna, haba iniciado

    una serie de cambios radicales de corte liberal, en la estructura poltica del pas,

    que afectaban seriamente a la Iglesia Catlica.

    Los conventos y monasterios perdieron atractivo con las reformas liberales

    y la disminucin de las vocaciones. Para 1833 quedaban slo 1,423 frailes

    en 148 monasterios, de manera que cada uno tena entre 5 y 12 monjes. 9

    En las reformas de Gmez Faras se abolan los privilegios del Ejrcito, se

    limitaban las propiedades de la Iglesia, se propona la remuneracin de los

    clrigos a cambio de la gratuidad de la administracin de los sacramentos. Lo

    inconexo de las acciones de los partidarios del Plan de Huejotzingo facilit el

    sometimiento de stos por el gobierno de la Repblica.

    Para los liberales no hay nada ms escandaloso que el privilegio, nobiliario,

    militar o clerical, y la supresin de los fueros figura en el primer lugar de su

    programa.

    La recuperacin por la nacin de la riqueza econmica del clero se impona,

    ya que era previa a la destruccin de su poder poltico y de su fuerza

    8 MARTNEZ ZALDUA, RAMN. Historia de la masonera en Hispanoamrica. Es o no religin la masonera?, Mxico, Costa Amic Editor, 1967, pp. 53 a 67. 9 VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Op. Cit., p. 552.

  • 15

    ideolgica; la supresin de las rdenes religiosas masculinas se desprenda

    lgicamente de una interpretacin jacobina del concepto de libertad, aunque

    se adujeran justificaciones econmicas (el peso de los perezosos sobre la

    comunidad), o morales (la desvergenza de los frailes). La educacin, en

    fin, haba de ser secularizada y el control de las mentes jvenes arrancado

    a la influencia funesta de los sacerdotes para que las luces pudieran disipar

    las tinieblas del fanatismo y de la intolerancia. 10

    Aunque las intrigas de los conservadores lograron que, en abril de 1834, Valentn

    Gmez Faras (despus de fungir en mltiples ocasiones como presidente

    substituto, durante las frecuentes ausencias y licencias del general Antonio Lpez

    de Santa Anna en el poder ejecutivo) y el doctor Jos Mara Luis Mora fueran

    desterrados, y todas las reformas liberales que haban logrado implantar,

    exceptuando la de la Ley que abola la coaccin gubernamental en materia de

    votos religiosos y el cobro de diezmos, fueron nulificadas.

    En mayo de 1834, con el Plan de Cuernavaca se volvi a poner el grito de Religin

    y Fueros en boca de nuevos rebeldes conservadores, a los que el mismo Santa

    Anna, en su papel de dictador, y en el ejercicio el control sobre liberales y

    conservadores por igual, tambin apacigu.

    La Repblica Centralista. Desde la consumacin de la Independencia los defensores de la corriente poltica llamada centralismo, se agruparon en torno a un

    proyecto nacional que, respetando los privilegios del viejo orden, permitiera la

    transicin al capitalismo, mediante la alianza de la vieja aristocracia con la

    naciente burguesa, estratos sociales ante los que deberan subordinarse los

    intereses regionales y las demandas populares, para lo cual, como ya se apunt,

    se requera de un estado fuerte y autoritario, capaz de hacer frente a las

    inevitables tendencias disgregantes del momento, las cuales podran provocar el

    desmembramiento del territorio nacional. La cohesin social, de acuerdo con los

    centralistas, se lograra mediante la sumisin hacia la autoridad y fortaleciendo el

    control ideolgico de la Iglesia, lo que exclua la libertad de cultos. El proyecto

    10 MEYER, JEAN. La Cristiada. Tomo 2. Op. Cit., pp. 23 a 24.

  • 16

    centralista de nacin fue derrotado en el Congreso Constituyente de 1823-24, a

    pesar de que sus defensores contaban con representantes de gran renombre

    revolucionario como Fray Servando Teresa de Mier y Carlos Mara Bustamante.

    En contraparte, los federalistas, entonces agrupados en la Logia Yorkina,

    acusaban a los centralistas de constituir el partido del inmovilismo. Al desaparecer

    las logias, centralistas y federalistas fueron los protagonistas de la vida poltica

    nacional. Los primeros lograron, en dos ocasiones, instaurar formalmente la

    Repblica Centralista, la primera de 1835 a 1841 y la segunda de 1841 a 1846,

    periodos extremadamente convulsos durante los que hubo rebeliones

    separatistas, una invasin francesa, la guerra de Texas y el inicio de la invasin

    estadounidense, lo que signific la prdida de la mitad del territorio nacional. 11

    Iglesia, invasin estadounidense y rebelin de los polkos.- Durante la invasin estadounidense a Mxico, la difcil situacin y la desorganizacin del joven Estado

    Mexicano contribuyeron a la psima defensa militar del pas, con el mal armado y

    poco experimentado Ejrcito Mexicano.

    Mientras el general Antonio Lpez de Santa Anna diriga las derrotas de las armas

    mexicanas, de nuevo Valentn Gmez Faras asuma, de manera provisional, la

    presidencia de la Repblica.

    Desde 1846, el gobierno haba manifestado la necesidad de disponer de recursos

    para la defensa contra la agresin estadounidense. Con este argumento, el 11 de

    enero de 1847, Valentn Gmez Faras expidi la Ley de Bienes Eclesisticos, en

    la que se autorizaba al Estado a obtener hasta quince millones de pesos para

    continuar la guerra, mediante la venta e hipoteca de bienes de manos muertas,

    especficamente de la Iglesia Catlica. En la Ley se exceptuaban los bienes de los

    hospicios, hospitales, casas de beneficencia, colegios y establecimientos de

    instruccin cuyos individuos no estuvieran ligados por voto monstico, las

    capellanas, beneficios y fundacin en que se sucediera por derecho de sangre o

    de abolengo, los vasos sagrados, paramentos y objetos de culto, los bienes de los

    11 VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Op. Cit., pp. 544 a 549. Ver tambin: QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico. Grupo Loera Chvez, pp. 101 a 116.

  • 17

    conventos de religiosas bastantes para dotar a cada una de las existentes a razn

    de seis mil pesos. 12

    Mientras el gobierno mexicano, con muy poca fortuna, peleaba contra la invasin

    estadounidense, el Partido Moderado y los grupos conservadores iniciaron, en la

    ciudad de Mxico, una revuelta contra el Estado, dirigida por el general Matas de

    la Pea y Barragn, en la que participaron jvenes de familias conservadoras y

    algunos oficiales del Ejrcito. De nuevo el grito de guerra fue: Religin y Fueros y

    los motivos de la revuelta eran: por la revocacin de la Ley de Bienes

    Eclesisticos y la salida del poder de Valentn Gmez Faras.

    Los rebeldes presionaban al clero para que los dotara de fondos para continuar la

    guerra, con la amenaza de que, si no reciban los recursos suficientes, se pasaran

    al bando del gobierno mexicano. Poco populares y desprestigiados por su actitud

    nada patritica, los rebeldes recibieron el mote de polkos, en alusin al presidente

    de los Estados Unidos James Knox Polk, instigador de la guerra de invasin en

    contra de Mxico.

    De nada sirvi la Ley de Bienes Eclesisticos, ni la rebelin de los polkos, ni la

    resistencia de los patriotas mexicanos, ni el cambio de bando y el sacrificio de los

    soldados irlandeses del batalln de San Patricio, ni la defensa del castillo de

    Chapultepec por los cadetes del Colegio Militar. De manera inexorable, el ejrcito

    estadounidense ocup temporalmente la ciudad de Mxico y, como ya se apunt,

    el pas perdi para siempre ms de la mitad de su territorio.

    La Constitucin de 1857, la Guerra de Tres Aos y las Leyes de Reforma. Despus de su undcimo periodo de gobierno, de corte conservador, y tras diez

    aos de represiones, fusilamientos, convulsiones y asonadas, el 9 de agosto de

    1855, el general Antonio Lpez de Santa Anna fue derrocado por los liberales

    abanderados con el Plan de Ayutla, en el que se propona la formacin de un

    Congreso Constituyente que deba dar al pas una ley fundamental adecuada a

    sus necesidades. Los seguidores de la revolucin de Ayutla fueron dirigidos por

    12 SOBERANES FERNNDEZ, JOS LUIS. VII. La desamortizacin de 1847, en: http://bibliojuridica.org/libros/1/111/8.pdf , pp. 3 a 10.

  • 18

    Ignacio Comonfort quien, en cumplimiento del plan, a partir del 11 de diciembre de

    1855, inici sus actividades como presidente sustituto.

    Edmundo OGorman explica la trascendencia del Plan de Ayutla en lo que se

    refiere a la nueva composicin y concepcin del ejercicio del poder, por parte de

    los liberales, de la segunda mitad del siglo XIX:

    La tesis es clara: lo esencial no es el hombre fuerte; no es el prncipe

    demcrata de los conservadores; lo esencial es el principio democrtico

    mismo. Las miras no son, pues, personalistas; las miras son la reforma

    social y el progreso. La igualdad y la legalidad son las bases de todo. Bien;

    pero es preciso, explica Lafragua, la unidad del poder ejecutivo, es

    necesario crear un centro de donde emanen todas las medidas que se

    crean convenientes para desarrollar la idea esencial de la pasada

    Revolucin (Ayutla). El supremo magistrado tiene que mantener la suma

    del poder de que ahora est investido. El ministro no usa circunloquios: se

    trata de una dictadura, s; pero de una dictadura necesaria, no slo porque

    garantiza la paz y afronta las circunstancias del momento, sino porque es

    indispensable como elemento de la reforma social. Sus nicos lmites son el

    respeto a las garantas individuales, por eso es dictadura, pero por eso no

    es despotismo ni tirana. 13

    La instalacin del Congreso Constituyente, a partir del 18 de febrero de 1856,

    produjo la promulgacin de diversas leyes liberales que afectaban el poder de la

    Iglesia y de los grupos conservadores, entre stas, la Ley para Desamortizar los

    Bienes de las Corporaciones Civiles y Eclesisticas, tambin conocida como Ley

    Lerdo, del 25 de junio de 1856, sobre cuya puesta en vigor Martn Quitarte explica

    que:

    Tanto las propiedades rsticas como las urbanas pertenecientes a la

    Iglesia, pasaran a poder de los particulares, pero sta recibira el valor de

    las mismas.

    13 OGORMAN, EDMUNDO. Seis estudios histricos de tema mexicano, Mxico, Universidad Veracruzana, Biblioteca de la Facultad de Filosofa y Letras, 1960, p. 141.

  • 19

    Lerdo declaraba que persegua dos propsitos al poner en circulacin los

    bines del clero. Uno, crear la mayor cantidad de propietarios, el otro,

    mejorar las percepciones fiscales mediante el establecimiento de un mejor

    sistema tributario.

    Mas se haba exagerado el valor de las propiedades eclesisticas. Por otra

    parte, el resultado prctico de la medida, fue catastrfico desde el punto de

    vista econmico. Pocos se atrevieron a denunciar las propiedades

    eclesisticas. El temor a las excomuniones se lo impidi. A la sombra

    protectora de la disposicin, se beneficiaron muchos extranjeros no

    catlicos. Adems los indgenas que posean propiedades comunales, al

    sentirse propietarios individuales, no podan defenderse de la voracidad de

    los latifundistas. 14

    La aplicacin de la Ley Lerdo tuvo su respectiva oposicin armada con la rebelin

    de los jefes conservadores: Joaqun Orihuela, Luis G. Osollo y Miguel Miramn,

    con brotes en los estados de: Guerrero, Michoacn, Jalisco, Puebla y San Luis

    Potos. Los rebeldes volvieron a lanzar el grito de Religin y Fueros y para

    distinguirse, como mulos de los cruzados medievales, su emblema era una cruz

    roja pintada en el pecho de sus camisas, haciendo patente su lucha por la religin.

    Para febrero de 1857, los nuevos cruzados haban sido sometidos. 15

    La redaccin y aprobacin de las diversas leyes liberales por parte del Congreso

    dieron como resultado la Constitucin Poltica de la Repblica de 1857,

    promulgada por Ignacio Comonfort: En el nombre de Dios y con la autoridad del

    pueblo mexicano. En la Carta Magna se incluy un captulo de garantas

    individuales y derechos del hombre, as como un sistema jurdico de proteccin de

    esas garantas y derechos. Estipulaba, en su artculo 2, la libertad de todos los

    habitantes de la Repblica y la proteccin de las leyes a los mismos. El artculo 3

    14 QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico, Grupo Loera Chvez, 2003, p. 138. Ver tambin: ADAME GODARD, JORGE. El pensamiento poltico y social de los catlicos mexicanos 1867 1914, Mxico, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, Coleccin: Centenario de la Rerum Novarum # 2, 2004, p. 69. 15 FLORES LPEZ, ADONAI. Relaciones Iglesia-Estado, Mxico, www.monografas.com/trabajos15/iglesia-estado-mexico/iglesiaestado-mexico.shtml, p. 7.

  • 20

    prevea la libertad de enseanza. En los artculos 6 y 7 se garantizaba la libertad

    de ideas y la libertad de prensa, sin censura previa. El artculo 8 estipulaba el

    derecho de peticin, mientras que el 9 estableca el derecho de asociacin. El 11

    se refera a la libertad de trnsito y de manera especial el 12 especificaba que:

    No hay ni se reconocen en la Repblica, ttulos de nobleza, ni prerrogativas, ni

    honores hereditarios. En la misma Constitucin se declaraba la desamortizacin

    de la tierra de toda clase de corporaciones con la finalidad de que subsistiera

    nicamente el sistema de propiedad individual. De hecho se estaba abriendo el

    camino a la libre empresa y al sistema de inversin de capital con opcin a la

    reinversin de las ganancias, que suplantara al sistema de inversin con

    atesoramiento que, a grandes rasgos, era el que hasta ese momento, los

    conservadores y la Iglesia haban ejercido en la economa mexicana. En el artculo

    32 se estableca la preferencia a los mexicanos para los empleos, cargos o

    comisiones de nombramiento de las autoridades. De la misma manera, La

    Constitucin de 1857, con respecto a la forma de gobierno, en su artculo 40

    asentaba que Mxico, se constitua en una repblica representativa, democrtica,

    federal, compuesta de estados libres y soberanos, pero unidos en una federacin

    segn los principios de la ley fundamental. La misma Carta Magna estipulaba que,

    quien quisiera ocupar el cargo de presidente o diputado, debera no pertenecer al

    estado eclesistico. 16

    En su interpretacin sobre la Constitucin de 1857 y su relacin con la Iglesia,

    Jean Meyer explica:

    Se contaba, pues, con la historia para dejar que la Iglesia se extinguiera

    lentamente, encerrada en sus templos. Lo esencial era arrojarla fuera del

    mundo. Eso fue lo que hizo la Constitucin de 1857: el artculo 3 prev la

    eliminacin de la Iglesia de la enseanza. El artculo 13 (Ley Jurez de

    1855) pone fin a los privilegios y a los tribunales especiales; el artculo 27

    (Ley Lerdo de 1856) prohbe a las comunidades religiosas poseer o 16 Constitucin Poltica de la Repblica Mexicana de 1857, en: DUBLN, MANUEL y JOS MARA LOZANO. Legislacin mexicana o coleccin completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la independencia de la Repblica, Tomo VIII, edicin oficial, Mxico, 1877, pp.384 a 399.

  • 21

    administrar todo bien que no sirva directamente a las necesidades del culto;

    los artculos 56 y 57 vedaban el acceso a la diputacin o a la presidencia

    para los eclesisticos; el artculo 123 permita al Estado intervenir en

    materia de culto. 17

    El primer da de diciembre de 1857, Ignacio Comonfort fue electo presidente

    constitucional de la Repblica. Ante las limitaciones a los privilegios y a la vida

    eclesial, el 17 de diciembre de 1857, los conservadores opusieron el Plan de

    Tacubaya, en el que se abola la Constitucin de 1857. El Plan de Tacubaya fue

    adoptado por todas las guarniciones militares de la ciudad de Mxico por lo que,

    de manera inopinada y sin proponrselo, Comonfort, como presidente liberal, se

    encontr en territorio conservador. Convencido de que no podra gobernar con la

    Constitucin liberal, Ignacio Comonfort, opt por defeccionar y adherirse a los

    conservadores.

    Por la va de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin y ante la

    defeccin del presidente constitucional de la Repblica, Benito Jurez, como

    presidente substituto, estableci los poderes de la Repblica liberal en

    Guanajuato, al tiempo que los conservadores instalaban a Flix Zuloaga como

    presidente por su bando. En enero de 1858, con la existencia de dos presidencias

    antagnicas se dio inicio a la Guerra de Reforma o Guerra de Tres Aos, en la

    que, durante sus inicios, se presentaba una correlacin de fuerzas aparentemente

    equitativa, en cuanto a cantidad de estados afiliados a cada faccin. En la razn

    de Martn Quirarte:

    Liberales y conservadores percibieron que toda tentativa de concordia era

    ya imposible. Los reaccionarios aspiraban a defender los privilegios del

    clero y del ejrcito. Y si la Iglesia puso toda su simpata y parte de sus

    caudales a favor de los enemigos de los reformistas, era porque vea

    amenazados no slo sus bienes materiales sino su autoridad, su disciplina y

    17 MEYER, JEAN. La Cristiada. Tomo 2, Op. Cit., p. 29.

  • 22

    su dogma. Los liberales por su parte aspiraban a poner las bases de una

    sociedad civil emancipada del influjo de la Iglesia y el ejrcito. 18

    La fuerza militar conservadora se esmer en la persecucin del gabinete liberal y

    ste se vio en la necesidad de iniciar la trashumancia, de Guanajuato a

    Guadalajara, donde Jurez estuvo a punto de ser asesinado, luego a Colima. De

    all a Manzanillo. En Manzanillo, el gabinete liberal se embarc a Panam y,

    siguiendo la va a los Estados Unidos, termin su itinerario en Veracruz, donde el

    gobierno liberal se instal a partir del 5 de mayo de 1858.

    Como consecuencia de una escisin al seno del Partido Conservador, el general

    Miguel Mara Echegaray lanz, en diciembre de 1858, el Plan de Navidad, en

    Ayotla, mismo que fue secundado por la mayora de los conservadores y llev a

    Miguel Miramn a la presidencia conservadora, en febrero de 1859. El objetivo

    militar principal de Miramn se centr en la ocupacin de la capital del gobierno

    liberal, accin que fue impedida por las maniobras defensivas de los generales y

    tropas liberales, por mar y tierra.

    En medio de la guerra, en Veracruz, entre el 12 de julio y el 11 de agosto de 1859,

    el gobierno juarista public por primera vez las Leyes de Reforma y en la edicin

    se incluyeron las siguientes leyes anticlericales: Ley de Exclaustracin de Monjas

    y Frailes, y Extincin de Corporaciones Eclesisticas, Ley de Matrimonio Civil, Ley

    de Registro Civil y Secularizacin de Cementerios, Ley de Limitacin de Das

    Festivos y Prohibicin de Asistencia Oficial a Ceremonias Religiosas por

    Funcionarios Pblicos y la Ley de Libertad de Cultos.

    El conflicto poltico entre liberales y conservadores se complic con la

    guerra religiosa. El Papa, consultado por los obispos mexicanos, conden la

    Constitucin. 19

    Los gastos de la Guerra de Reforma obligaron a los bandos contendientes a

    contratar crditos y a establecer tratados, en condiciones muy desventajosas, con

    los gobiernos extranjeros que reconocan la legitimidad de cada grupo. Los 18 QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico, Grupo Loera Chvez, 2003, p. 143. 19 MEYER, JEAN. La Cristiada. Tomo 2, Op. Cit., p. 30.

  • 23

    conservadores disearon el Tratado Mon-Almonte, entre Mxico y Espaa, que

    comprometa grandes indemnizaciones de Mxico al Gobierno Espaol, mientras

    que los liberales redactaron el Tratado MacLane-Ocampo, entre Mxico y los

    Estados Unidos, en el que se estipulaba el libre trnsito estadounidense a

    perpetuidad, por el Istmo de Tehuantepec y la ayuda mutua en casos de guerra o

    peligro. Sin embargo, ninguno de los dos tratados se llev a la prctica, el primero

    por el triunfo de los liberales y el segundo por el rechazo del Senado de los

    Estados Unidos.

    Despus de mltiples reveses, los liberales triunfaron en el terreno armado y,

    concluyendo la Guerra de Tres Aos, en enero de 1861, el gabinete del Gobierno

    Liberal logr instalarse en la ciudad de Mxico.

    Descabezado, el Gobierno Conservador, fue retomado por Flix Mara Zuloaga y

    la resistencia conservadora se transform en una serie de guerrillas. Durante las

    mltiples acciones de las guerrillas conservadoras cayeron varias de las mejores

    cabezas de la direccin liberal.

    Paralelo a la promulgacin de las Leyes de Reforma, en 1859, el liberal Melchor

    Ocampo realiz diversas diligencias con el objeto de formar una iglesia

    independiente de Roma, para lo cual tuvo el apoyo del sacerdote Rafael Daz

    Martnez, quien se encarg de reclutar a otros doce clrigos que integraron el

    cisma catlico llamado Reformista y que inicialmente se instaur en el templo de

    La Merced. Los Reformistas usaron diversos templos de la ciudad de Mxico y, en

    1864, algunos de los clrigos cismticos mexicanos intentaron consagrarse como

    obispos de la Iglesia Episcopaliana (Iglesia Anglicana de los Estados Unidos).

    Diez aos despus de iniciada la Iglesia Cismtica Reformista, su propia

    existencia y la de los obispos conversos episcopalianos mexicanos se

    transformara en uno de los motivos de la rebelin de los religioneros. 20

    En una reflexin acerca de la legitimidad poltica del gobierno de Benito Jurez

    durante la Guerra de Tres Aos, Emilio Rabasa, citado por Martn Quirarte explica:

    20 Cisma catlico (1859), en: Diccionario Porra, Historia, Biografa y Geografa de Mxico, Tomo I, Mxico, Ed. Porra, 1995., p. 793.

  • 24

    La Constitucin, que para Jurez no poda ser ms que ttulo de legitimidad

    para fundar su mando, y bandera para reunir parcialidades y guiar huestes,

    era intil para todo lo dems. La invocaba como principio, la presentaba

    como objeto de lucha; pero no la obedeca, ni poda obedecerla y salvarla a

    la vez. Como jefe de una sociedad en peligro, asumi todo el poder, se

    arrog todas las facultades, hasta la de darse las ms absolutas, y antes de

    dictar una medida extrema, cuidaba de expedir un decreto que le atribuyese

    autoridad para ello, como para fundar siempre en una ley el ejercicio del

    poder sin lmites.

    As gobern de 1858 a 1861, con la autoridad ms libre que haya habido en

    jefe alguno de gobierno, y con la ms libre aquiescencia de sus

    gobernados, puesto que slo se le obedeca por quienes tenan voluntad de

    someterse a su imperio; y as lleg el triunfo, y restableci el orden

    constitucional cuando entr en la capital de la Repblica. 21

    El Segundo Imperio Mexicano conservador con emperador liberal.- La escasez de fondos en el erario pblico de la Repblica, que propici la moratoria a

    la deuda externa mexicana y la aventura colonialista francesa en Amrica, bajo la

    corona de Napolen III, que aprovech la distraccin de la hegemona

    estadounidense por la Guerra de Secesin, fueron algunos de los factores que

    intervinieron para que los conservadores mexicanos apoyaran la Guerra de

    Intervencin Francesa, iniciada formalmente del 19 de abril de 1862, con los

    dramticos captulos de la batalla de Puebla del 5 de mayo de 1862 en la que el

    triunfo fue para las armas mexicanas contra los invasores franceses, el largo sitio

    de Puebla que concluy con la rendicin de las tropas nacionales el 17 de mayo

    de 1863 y la instauracin del Segundo Imperio Mexicano, a partir del 10 de abril de

    1864, con la figura del Archiduque de Austria, Maximiliano de Habsburgo.

    En el momento en que Maximiliano asumi el trono del Segundo Imperio

    Mexicano, 22 los miembros monarquistas del alto clero abrigaban la esperanza de

    21 QUIRARTE, MARTN. El problema religioso en Mxico, Mxico, INAH, 1967, pp. 262 a 263. 22 RIVA PALACIO, VICENTE. Mxico a travs de los siglos. Historia militar y completa del desenvolvimiento social, poltico, religioso, militar, artstico, cientfico y literario de Mxico desde la

  • 25

    restituir el antiguo orden, previo a los gobiernos liberales. A su regreso del exilio

    en Europa, el arzobispo Antonio Labastida se instal en el gobierno imperial de

    Maximiliano, en calidad de presidente del Consejo de Estado. Sin embargo, el

    emperador se neg a restaurar los privilegios de la Iglesia Catlica, al tiempo que

    reconoci algunas de las Leyes de Reforma e integr a su gabinete a algunos

    liberales moderados, haciendo a un lado a los conservadores que lo instalaron en

    el recin creado trono.

    A finales de 1864, el arzobispo Labastida se rebel ante la posicin anticlerical del

    emperador y su conducta era apoyada por los dems miembros del Episcopado

    Mexicano, al tiempo que muchos conservadores, decepcionados de su gobernante

    se separaron de l. Por su parte, Maximiliano confiaba en que el arribo de Pedro

    Francisco Meglia, arzobispo de Damasco, en su calidad de nuncio papal,

    propiciara la negociacin y el entendimiento entre el Vaticano y el Imperio

    Mexicano. En diciembre de 1864, Maximiliano present a Meglia un proyecto de

    negociacin que contena los siguientes puntos:

    1. Establecimiento del regio patronato.

    2. Supresin del fuero eclesistico.

    3. Nacionalizacin de los bienes del clero.

    4. La Iglesia pasar a ser rgano del Estado y recibir subvencin de ste.

    5. Los servicios del clero sern gratuitos.

    6. Se evitarn los excesos de la vida monstica y se darn reglas para este

    fin. El Papa y el Emperador dictarn normas al respecto.

    7. Libertad de cultos.

    8. Reconocimiento del registro civil.

    9. Secularizacin de cementerios.

    antigedad ms remota hasta la poca actual, Tomo Dcimo, Mxico, Editorial Cumbre, Decimosptima edicin, 1985. pp. 169 a 171. Riva Palacio narra que: El 28 de mayo (de 1864) () lleg el Novara al puerto de Veracruz () al entregar Almonte sus poderes, el archiduque le nombr gran mariscal de palacio () Entretanto se haban puesto en movimiento las comisiones nombradas desde mediados de abril, para llevar a efecto el programa de la recepcin en la capital. () el 12, despus de haber odo misa, montaron en el tren del ferrocarril, y se dirigieron a Mxico. La recepcin fue solemnsima. Ver tambin: PAYNO, MANUEL. Compendio de la historia de Mxico. Historia nacional. Obras completas, Tomo XII, Mxico, CONACULTA, 2002, pp. 202 a 203.

  • 26

    Sin embargo, el nuncio Meglia no tena rdenes para negociar sino para imponer

    las medidas que el Papa consideraba necesarias para el ejercicio de la clereca en

    el Imperio Mexicano. Los puntos a imponer eran los siguientes:

    1. Decretar religin de estado la catlica sin tolerancia de ninguna otra.

    2. Dar completa libertad al Episcopado.

    3. Restablecer las rdenes monsticas.

    4. Poner la enseanza pblica y privada bajo la dependencia de la Iglesia.

    5. Que no ejerza la autoridad civil influencia sobre la Iglesia de una manera tal

    que limite sus libertades. 23

    Excepto por el punto referente al restablecimiento de las rdenes monsticas, las

    negociaciones entre el Imperio Mexicano y el Vaticano no tuvieron coincidencias ni

    arreglos. Otras evidentes muestras del anticlericalismo de Maximiliano fueron: la

    promulgacin del decreto que otorgaba la libertad de cultos a los sbditos del

    Segundo Imperio Mexicano y el de la nacionalizacin de los bienes del clero, en

    1865. 24 La posicin de Maximiliano de Habsburgo era contraria a la del Papa Po

    IX, expresada en el Syllabus 25 publicado junto con la encclica Cuanta Cura, en

    1864, en el que defina como errores contrarios al dogma y a la doctrina catlicos,

    los principios liberales de soberana popular (Prop. 60), libertad de cultos (Prop.

    15, 77 y 78), separacin de la Iglesia y el Estado (Prop. 65), desamortizacin

    (Prop. 26 y 27), educacin laica (Prop. 45, 47 y 48), matrimonio civil (Prop. 73) y

    otros. 26

    23 QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico, Grupo Loera Chvez, 2003, pp. 193 a 196. Ver tambin: QUIRARTE, MARTN. El problema religioso en Mxico, Mxico, INAH, 1967, pp.334 a 337. ADAME GODARD, JORGE. El pensamiento poltico y social de los catlicos mexicanos 1867 1914, Mxico, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, Coleccin: Centenario de la Rerum Novarum # 2, 2004, pp.11 y 12. 24 ESPARZA R., JUAN CARLOS. La guerra cristera (1926-1929) 1/ Una breve perspectiva, Por los siglos de los siglos, en: http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/crist1.asp, p. 8. 25 Syllabus: Enumeracin sumaria de errores doctrinales condenados por la autoridad eclesistica. 26 Syllabus errorum. Resumen de los principales errores de nuestra poca, que se sealan en las alocuciones consistoriales, encclicas y dems letras apostlicas de Nuestro Santsimo Papa Po IX, en: GARCA CANT, GASTN. El pensamiento de la reaccin mexicana, Historia documental, Tomo Segundo (1860-1926), Antologa, Mxico, UNAM, Lecturas universitarias # 34, 1994, pp. 357 a 372. Ver tambin: ADAME GODARD, JORGE. El pensamiento poltico y social de los catlicos mexicanos 1867 1914, Mxico, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, Coleccin: Centenario de la Rerum Novarum # 2, 2004, p.55. QUIRARTE, MARTN. El problema religioso en Mxico, Mxico, INAH, 1967, pp.305 a 306.

  • 27

    La constante resistencia de los republicanos y las guerrillas populares al avance

    de los soldados de la Legin Extranjera, mamelucos, imperialistas mexicanos,

    franceses y belgas, que sostenan al Segundo Imperio Mexicano y el drstico

    cambio de la correlacin internacional de fuerzas, por las guerras en Europa y el

    fin de la Guerra de Secesin en los Estados Unidos, oblig a Napolen III a

    desalojar de Mxico a sus fuerzas de ocupacin y, sin el apoyo de los zuavos, el

    Segundo Imperio Mexicano de Maximiliano Habsburgo, feneci con el fusilamiento

    del emperador liberal, el 19 de junio de 1867, en el Cerro de las Campanas. Desde

    ese momento, la Repblica Liberal fue restaurada, con el gobierno de Benito

    Jurez.

    Una vez que el Partido Liberal triunf definitivamente y que la Constitucin

    de 1857 qued como norma fundamental del pas, los catlicos

    conservadores se enfrentaron al problema de adaptarse a un orden social

    que en principio rechazaban. Restaurada la Repblica en 1867, el gobierno

    de Jurez fue tolerante y no aplic en todo su rigor las Leyes de Reforma,

    permitiendo as que la Iglesia subsistiera y que los fieles intentaran ubicarse

    en el nuevo estado de cosas. No obstante, los catlicos conservadores

    carecan de oportunidades para participar en la poltica; el Partido

    Conservador como grupo organizado, haba desaparecido; algunos de sus

    ms sealados miembros fueron encarcelados o desterrados; quienes

    tenan puestos pblicos o mando de tropa fueron removidos y todos los que

    haban colaborado con el Imperio fueron tachados con la nota de traidores

    y consecuentemente se les suprimieron sus derechos polticos. 27

    De manera muy paulatina, los catlicos conservadores de la ciudad de Mxico se

    animaron a volver a organizarse y para el 25 de diciembre de 1868, se integraban

    en la efmera Sociedad Catlica de Mxico, cuyo objeto, en apariencia, era

    exclusivamente religioso, aunque posteriormente se ocup de labores de culto,

    enseanza de la doctrina cristiana, fundacin de colegios catlicos y escuelas

    gratuitas, atencin a hospitales y crceles y promocin de publicaciones. Con

    27 ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 27.

  • 28

    problemas insolubles de integracin, la Sociedad Catlica dej de existir en 1878. 28 El 13 de octubre de 1870, el Congreso aprob un decreto en el que se otorgaba la

    amnista a quienes fueran culpables de infidencia a la patria, de sedicin y

    conspiracin y dems delitos de orden poltico, as como a los militares acusados

    de desercin. En el decreto se estipulaba que los amnistiados conseguan su

    libertad, el goce de sus derechos polticos y la remisin de las penas pecuniarias,

    pero no podan exigir la devolucin de los empleos, cargos, grados,

    condecoraciones, sueldos, pensiones y montepos, ni la restitucin de los bienes

    que se les hubieran confiscado y ya se hubieran enajenado. 29 Los conservadores

    sufran la victoria de los liberales. As, slo hasta 1871, el arzobispo de Mxico

    pudo regresar al pas y ocupar su sede, desmantelada por la aplicacin de las

    Leyes de Reforma. 30 De acuerdo con Adame Godard:

    Los catlicos conservadores se adaptaron al rgimen liberal guardando tres

    lneas generales de conducta: abstencionismo poltico, trabajo a favor de

    obras acadmicas y educativas y colaboracin para la reorganizacin de la

    Iglesia.31

    Los religioneros o la Cristiada decimonnica.- Al momento del deceso del presidente Benito Jurez, el 18 de julio de 1872, el presidente de la Suprema

    Corte de Justicia de la Nacin, Sebastin Lerdo de Tejada, asumi el Poder

    Ejecutivo. El gobierno de Lerdo se caracteriz por la estricta aplicacin de las

    Leyes de Reforma, especficamente en los aspectos anticlericales. En el ejercicio

    del anticlericalismo, en abril de 1873, el gobierno orden la expulsin de los

    miembros de la Compaa de Jess que, a ttulo personal, haban retornado al

    pas. El mismo trato recibieron, el 20 de mayo, las 200 monjas de la orden de las

    Hermanas de San Vicente de Paul, quienes por sus labores caritativas, gozaban

    de gran popularidad. 32

    28 Ibd., p. 16 a 24. Ver tambin: CEBALLOS RAMREZ, MANUEL. El catolicismo social: Un tercero en discordia. Rerum Novarum, la cuestin social y la movilizacin de los catlicos mexicanos(1891 1911), Mxico, El Colegio de Mxico, 1991, pp.51 a 53. 29 ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 74. 30 Ibd., pp. 100 a 101. 31 Ibd., p. 15. 32 PAYNO, MANUEL. Op. Cit., p.257.

  • 29

    Los excesos anticlericales propiciaron que, desde fines de 1873, diera inicio la

    guerra de los religioneros, guerra espontnea y desconcertada, sin un jefe

    nacional aparente, con focos insurreccionales localizados en los estados de:

    Jalisco, Mxico, Quertaro y Guanajuato, pero especialmente en Michoacn. Para

    los religioneros, el pas estaba en peligro de caer en manos de los protestantes,

    por lo que los jerarcas y obispos conversos del ya mencionado cisma

    episcopaliano de la incipiente Iglesia de Jess o Iglesia Mexicana, Rama

    Mexicana de la Iglesia Catlica de Nuestro Seor Jesucristo, vinculada con la

    Iglesia Anglicana de los Estados Unidos, 33 eran considerados como el principal

    peligro y por lo tanto, foco de ataque.

    Llegando a ser un cuestionamiento serio a la legitimidad del gobierno de Lerdo de

    Tejada, en el centro occidente del pas, la Cristiada de los religioneros no dejaba

    de incrementar el nmero de sus combatientes, al tiempo que representaba la

    expresin del rechazo popular a las polticas anticlericales. En este contexto, el 3

    de marzo de 1875, los religioneros hicieron pblico el Plan de Urecho, Michoacn. 34 Para enero de 1876, haba 5,000 religioneros en Michoacn, 3,000 en Guanajuato

    y 2,500 en Jalisco, adems de otras partidas que merodeaban en los estados de:

    Quertaro, Hidalgo, Mxico y Guerrero. Ante la impotencia del Ejrcito Federal, los

    combates y escaramuzas se multiplicaban en los poblados pequeos y las fuerzas

    religioneras ya amenazaban a las ciudades. De acuerdo con Jean Meyer:

    La guerra, en estas condiciones, guerra popular, no poda ser sino una

    guerra de guerrillas, sin plan de conjunto, ni plan particular, agrupndose y

    dividindose las partidas al azar de los accidentes del terreno y segn las

    posibilidades militares y econmicas. Se desbandaban para dedicarse a las

    labores del campo, la siembra y la cosecha. Se volvan a agrupar para

    tomar una ciudad, y se diseminaban ante las columnas federales; se 33 Iglesia de Jess en: Diccionario Porra, Historia, Biografa y Geografa de Mxico, Tomo II, Mxico, Ed. Porra, 1995, p. 1771. 34 PAYNO, MANUEL. Op. Cit., pp. 254 a 255. Ver tambin: Cristeros, levantamiento (1875 1877), en: Diccionario Porra, Historia, Biografa y Geografa de Mxico, Tomo I, Mxico, Ed. Porra, 1995, p. 1001. ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., pp. 92 a 93.

  • 30

    enterraban las armas y se desensillaban los caballos en espera de un

    momento ms favorable. (...)

    En cuanto a las motivaciones de los combatientes, sabemos que son de

    dos tipos: hostilidad al gobierno y fanatismo. (...) El 10 de diciembre de

    1875 fue publicado un manifiesto por Jess Gonzlez, Benito Mesa,

    Domingo Jurez, Gabriel Torres, Jess Soravilla, Antonio Reza, etc., en el

    que explicaban que la rebelin era el fruto de la impaciencia y la

    desesperacin de los pueblos. Su programa se limitaba a estas palabras:

    Viva la Religin! Muera el mal gobierno! 35

    La Cristiada de los religioneros, proporcion al general Porfirio Daz Mori, el apoyo

    involuntario de la faccin para obtener el triunfo de los rebeldes del Plan de

    Tuxtepec que logr derrocar al gobierno de Lerdo de Tejada. Con la cada de

    Lerdo, la Cristiada de los religioneros dej de tener sentido y se apacigu con la

    misma espontaneidad con que se inici. Para el 15 de febrero de 1877, el general

    Porfirio Daz ocupaba la presidencia de la Repblica de manera provisional y el 5

    de mayo del mismo ao se ratificaba constitucionalmente su investidura.

    Porfirio Daz y el catolicismo La dictadura conciliadora de Porfirio Daz.- Se ha divulgado la versin, poco fundamentada, sobre un supuesto pacto, entre el general Daz y el Vaticano, en el

    que se estipulaba que, una vez que el general Daz ocupara el poder, ste se

    comprometa a suavizar la aplicacin de las Leyes de Reforma, con la condicin

    de que el clero, a su vez, se concentrara exclusivamente en su labor

    evangelizadora. Juan Carlos Esparza relata que:

    Aunque Porfirio Daz tena orgenes liberales y masones, finalmente tuvo

    que hacer las paces definitivas con la Iglesia Catlica el 7 de abril de 1880

    cuando, a causa de la agona de su esposa Delfina, quien era su sobrina

    carnal, fue presionado por el arzobispo Antonio Labastida a abjurar de sus 35 MEYER, JEAN. La Cristiada. Tomo 2, Op. Cit., pp. 40 a 41.

  • 31

    pasadas ideologas, como condicin para administrar los ltimos

    sacramentos a su cnyuge y para oficiar su matrimonio religioso. Delfina

    falleci al da siguiente y fue sepultada en el Panten del Tepeyac. El

    expediente fue guardado en un archivo secreto de la Mitra. 36

    La poltica conciliadora de Porfirio Daz para con la Iglesia se hizo evidente an

    antes de la muerte de su sobrina cnyuge. Ya desde el ao de 1877, el gobierno

    permiti el restablecimiento y la creacin de diversas rdenes religiosas, as como

    la construccin de templos. La paulatina recuperacin econmica de la Iglesia se

    configur mediante las obvenciones parroquiales o pago por conceptos

    sacramentales, el diezmo voluntario (la dcima parte, o menos, de la produccin

    agrcola y ganadera o de cualquier otro tipo de producto o ingreso que algunos

    catlicos, de manera voluntaria, entregan a la Iglesia para su mantenimiento),

    donaciones, herencias y contentas. Este ltimo concepto consista en una cuota que, con el objeto de obtener el perdn de su pecado de avaricia, daban aquellas

    personas que, aprovechando la Ley de Desamortizacin de Bienes del Clero,

    haban adquirido, a bajo costo, tierras que haban sido propiedad de la Iglesia. 37

    La poltica de conciliacin se desarrollo a nivel de relaciones personales

    entre Porfirio Daz y los obispos mexicanos. No hubo una actitud formal por

    parte del gobierno mexicano, que pudiera concretarse en un concordato con

    la Santa Sede o siquiera una reforma de la legislacin vigente que afectaba

    a la Iglesia. 38

    Con respecto a los catlicos, de acuerdo con Adame Godard, desde el triunfo de

    la Repblica y hasta los aos del porfirismo, stos se mantuvieron divididos en dos

    grupos, el conservador y el liberal.

    36 ESPARZA R., JUAN CARLOS. Op. Cit. 2/ Una breve perspectiva, p. 1. 37 MRQUEZ PADILLA, PAZ CONSUELO. La oposicin catlica, en: As fue la Revolucin mexicana. Tomo I. Crisis del porfiriato, Mxico, Senado de la Repblica / SEP / INAH / CONAFE, 1985, p. 84. 38 ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 104. Ver tambin: ODOGHERTY MADRAZO, LAURA. De urnas y sotanas. El Partido Catlico Nacional en Jalisco, Mxico, Coleccin Regiones, 2001,p. 22. QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico, Grupo Loera Chvez, 2003, pp. 241 a 242.

  • 32

    Los conservadores consideraron al Syllabus como un documento infalible

    que ningn catlico poda contradecir sin comprometer su conciencia. Los

    liberales insistan en separar los principios polticos de los principios

    religiosos, el Estado de la Iglesia, y declaraban obedecer al Papa en

    materia religiosa y a la Constitucin en materia poltica. Los conservadores

    recomendaban la abstencin de los catlicos en materia poltica mientras

    no hubiera posibilidades de triunfo .Y los liberales queran que los catlicos

    mexicanos participaran activamente en la poltica y colaboraran con el

    gobierno establecido. 39

    El mismo Adarme Godard explica que: para entender el pensamiento poltico y

    social de los catlicos, es necesario tener en cuenta su concepcin teocntrica de

    la vida que los haca relacionar la teologa con cualquier estudio sobre el hombre

    o la sociedad. 40

    El 15 de mayo de 1891, el Papa Len XIII promulg la Encclica Rerum Novarum,

    en la que la Iglesia defina su posicin con respecto a las relaciones obrero-

    patronales, establecindose como la autntica normativa del movimiento llamado

    catolicismo social y que ocasion una transformacin radical en la posicin de los

    catlicos.41

    Se pas del catolicismo apoltico a uno crtico y preocupado por la cuestin

    social. La Encclica Rerum Novarum se opona tanto al liberalismo como al

    socialismo. Del primero criticaba el egosmo, que se tornaba en pilar del

    sistema. Del socialismo rechazaba la abolicin de la propiedad privada, ya

    que sta era un derecho natural del hombre. Afirmaba tambin que si bien

    los hombres eran iguales como hijos de Dios, en la Tierra stos tenan

    diferencias fsicas, a partir de las cuales se daban las diferencias en la

    fortuna. De la misma manera, Len XIII, estaba en contra de concebir a las

    39 ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 26. 40 Ibd.. p.30. 41 AGUIRRE CRISTIANI, MARA GABRIELA. La poltica social de la Iglesia Catlica en Mxico, 1920 1924, Mxico, Tesis de doctorado en historia, Facultad de Filosofa y Letras, UNAM, 2002, pp. 15 a 25. Ver tambin: CEBALLOS RAMREZ, MANUEL. El catolicismo social: Un tercero en discordia. Rerum Novarum, la cuestin social y la movilizacin de los catlicos mexicanos(1891 1911), Mxico, El Colegio de Mxico, 1991, pp. 51 a 74.

  • 33

    clases sociales como enemigas naturales. Por el contrario, afirmaba que las

    clases se necesitan unas a otras, por lo que era necesario que se diera el

    amor y el respeto entre ellas. 42

    La encclica Rerum Novarum dio el sustento ideolgico para la transformacin y

    reestructuracin efectiva de la Iglesia, con la creacin de nuevos arzobispados, el

    incremento del nmero de sacerdotes, de las asociaciones piadosas seglares y la

    apertura de nuevas escuelas catlicas.

    Entre 1891 y 1914, el reconocimiento oficial por parte de la Rerum Novarum

    de la cuestin social y la extraordinaria vitalidad que ese reconocimiento

    gener en algunas naciones, lanz a la palestra pblica a cuatro grupos de

    catlicos que pretendan hacer participar a la Iglesia en los problemas de su

    tiempo. Surgieron y contendieron as con mayor o menor capacidad e

    identificacin, dependiendo de las circunstancias de tiempo y de lugar los

    catlicos liberales, los tradicionalistas, los sociales y los demcratas. 43

    Despus de la publicacin de la Rerum Novarum la posicin de la Iglesia y de

    algunos catlicos citadinos con respecto a la pobreza y a diversos problemas

    sociales tuvo algunas modificaciones y gener la doctrina del catolicismo social.

    De acuerdo con Adame Godard:

    El catolicismo social moderno que apareci hacia la segunda mitad del siglo

    XIX, constituye una respuesta a los problemas econmicos y sociales

    causados por el liberalismo. Se distingue de la caridad tradicional, en que

    se refiere no tanto a aliviar al pobre, sino a remediar el problema social

    causado por la evolucin de la sociedad que afecta, en primer lugar, al

    proletariado industrial y a las dems clases laborales; y en que procura

    descubrir las causas del desorden social y definir un remedio que no slo

    ataque los sntomas de los trastornos, sino sus races. Puede decirse que la

    caridad procura socorrer a los miserables, en tanto que el catolicismo social

    42 MRQUEZ PADILLA, PAZ CONSUELO. La oposicin catlica, en: As Fue La Revolucin Mexicana. Tomo I. Crisis del Porfiriato, Mxico, Senado de la Repblica / SEP / INAH / CONAFE, 1985, p. 84. 43 CEBALLOS RAMREZ, MANUEL. Op. Cit., p. 37.

  • 34

    procura prevenir la miseria social, mediante un programa de reformas

    sociales que se funde en el propio ser social. 44

    El trgico cisma serrano de Tomchic.- En treinta aos de gestin, la hegemona del gobierno de Porfirio Daz, en tanto dictadura, no slo se estableci

    en la conciliacin. En el caso de algunos conflictos protagonizados por sectores

    especficos de campesinos e indgenas, como los de la Rebelin Cismtica de

    Tomchic, Chihuahua; la Guerra de Castas de Yucatn, la Rebelin de los Yaquis

    en Sonora, la rebelin agrarista del padre Felipe N. Castaeda en el Estado de

    Mxico 45 y la matanza de mineros en Velardea, Durango, entre otros, el uso de

    la represin directa mediante la guerra, la masacre, el destierro y la prisin, con la

    estimulada actuacin del Ejrcito, la Polica Rural, las fuerzas militarizadas

    auxiliares locales y los jefes polticos, mantuvo la paz social en el pas, por la va

    de las armas.

    Tomchic es un poblado situado en la Sierra Tarahumara, en el actual municipio

    de Guerrero, del estado de Chihuahua, colindante con la zona minera de lamos,

    Sonora. Entre los aos cincuenta y ochenta del siglo XIX, los tomochitecos se

    haban destacado en la guerra contra los apaches, situacin que, junto con las

    difciles condiciones de la sobrevivencia serrana, los haba transformado en gente

    muy independiente.

    A finales de la dcada de 1880, algunos pobladores de Tomchic, vctimas de

    diversos abusos por parte de las autoridades civiles, fortalecidos por la influencia

    mstica de la taumaturga Teresa Urrea, conocida como Santa Teresa de Cabora e

    integrados en una extraa religin aislada y cismtica, con santos vivos y dirigida

    por Cruz Chvez, lder religioso y militar, autonombrado Papa Mximo de

    Chihuahua y de Sonora, con el lema de Religin e Independencia, declararon

    44 ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 191. 45 CEBALLOS RAMREZ, MANUEL. El catolicismo social: Un tercero en discordia. Rerum Novarum, la cuestin social y la movilizacin de los catlicos mexicanos(1891 1911), Mxico, El Colegio de Mxico, 1991, pp. 86 a 87.

  • 35

    oficialmente que no reconoceran ms amo que a Dios y se negaron a seguir

    obedeciendo las disposiciones del gobierno porfirista y de la Iglesia Catlica. 46

    El 7 de diciembre de 1891, se present en Tomchic una partida del Ejrcito

    Federal, que someti momentneamente a los sorprendidos tomochitecos. La

    agresin oblig a los seguidores de Cruz Chvez a organizarse como grupo

    armado y para el 27 de diciembre, los cismticos de Tomchic derrotaban en toda

    lnea a las tropas del Onceavo Batalln de infantera, bajo las rdenes del capitn

    Emilio Enrquez, quien muri en la ocasin.

    Se haba sublevado contra el Gobierno un pueblo lejano, clavado

    altivamente en el corazn de la Sierra Madre; se haban mandado

    reiteradas veces fuerzas militares, y fueron derrotadas, muertos muchos

    oficiales y hecho prisionero el teniente Coronel Ramrez del 11 Batalln.

    (...)

    Cruz Chvez, el Caudillo, les predicaba una extraa religin, especie de

    catolicismo cismtico que desconoca al Clero, mezclado con extravagantes

    ideas de santidad, propias de un estado inculto y de una ignorancia

    completa, candorosa y terrible. 47

    Los, a s mismos llamados soldados de Jesucristo de Tomchic, se distinguan por

    una cruz roja pintada en sus sombreros y tenan como gritos de guerra: Viva el

    Gran Poder de Dios! Viva la Santsima Trinidad! Viva la Virgen Santsima! Viva

    la Santa de Cabora! Mueran los Pelones! y Mueran los Hijos de Lucifer! y

    contaron con el apoyo del grupo de bandidos que diriga Pedro Chaparro y, a

    distancia, de los sublevados indgenas de los pueblos pimas y mayos.

    46 VARGAS VALDEZ, JESS (compilador). Tomchic: La Revolucin adelantada. Resistencia y lucha de un pueblo de Chihuahua contra el sistema porfirista (1891 1892), Tomo I, Ciudad Jurez, Chihuahua, ICHICULT / UACJ / Estudios Regionales 10, 1994, pp. 26 a 41. Ver tambin: Tomchic (Rebelin de) en: Diccionario Porra, Historia, Biografa y Geografa de Mxico, Tomo IV, Mxico, Ed. Porra, 1995, pp. 3536 y 3537. Urrea, Teresa, en: Diccionario Porra, (Ibd.), p.3645. 47 FRAS, HERIBERTO. Tomochic. Novela histrica mexicana, Mxico, Editora Nacional, Quinta edicin, 1973, pp. 22 a 23.

  • 36

    El 2 de septiembre de 1892, los tomochitecos tuvieron otra victoria, esta vez

    contra las tropas del general Toms Rangel. Como la rebelin de Tomchic tena

    la posibilidad de extenderse, el gobierno de Porfirio Daz no dud en movilizar todo

    tipo de fuerza disponible y reuni a soldados de lnea del 9, 11 y 24 Batallones

    del Ejrcito Federal, Defensas Nacionales de Chihuahua y Sonora, soldados

    auxiliares irregulares indgenas pimas, patas y mayos de Sonora, e irregulares de

    Chihuahua. En total mil doscientos hombres armados con fusiles Remington y un

    pequeo can de montaa, para acabar con los 133 fieles del Papa Mximo de

    Chihuahua, armados con carabinas Winchester y atrincherados en sus casas.

    Las acciones de exterminio de los cismticos tuvieron lugar entre el 20 y el 29 de

    octubre de 1892, cuando cay el ltimo de los soldados tomochitecos de

    Jesucristo. Slo 43 mujeres y 71 nios sobrevivieron de la guerra del Papa Cruz

    Chvez. 48

    Los catlicos citadinos desvinculados de los rurales.- Segn el censo oficial, en el ao de 1900, Mxico tena trece millones seiscientos mil habitantes, la

    mayora ubicados en rancheras y pequeos poblados en los que los documentos

    propios de los catlicos citadinos, como el Syllabus y la encclica Rerum Novarum,

    no eran conocidos por la poblacin que, en su gran mayora, era analfabeta. Los

    mismos catlicos citadinos reconocan que, como lo haba mostrado el cisma de

    Tomchic, desde su punto de vista, la evangelizacin de la poblacin indgena y

    mestiza aislada y desvinculada del Vaticano, de la Arquidicesis, de las Dicesis,

    de las parroquias y de las organizaciones catlicas citadinas, no era completa y

    48 En su calidad de teniente del Noveno Batalln de Infantera, que particip en las acciones de Tomchic, Heriberto Fras fue el autor de la famosa novela histrica Tomchic a la que, por su temtica, se le ha equiparado con la narracin de Los sertones, de Euclides da Cunha. La apasionante historia de la Rebelin de Tomchic ha sido tema de investigacin de diversos historiadores que han producido textos como: CHVEZ, JOS CARLOS. Peleando en Tomochi, Sociedad Chihuahuense de Estudios Histricos, Chihuahua, Chih., 1943. VARGAS VALDEZ, JESS (compilador). Tomchic: La Revolucin adelantada. Resistencia y lucha de un pueblo de Chihuahua contra el sistema porfirista (1891 1892), dos volmenes, Ciudad Jurez, Chihuahua, ICHICULT / UACJ / Estudios Regionales 10, 1994. VANDERWOOD, PAUL J. . Del plpito a la trinchera. El levantamiento de Tomchic, Mxico, Ed. Taurus, Coleccin Pasado y Presente, 2003. ILIADES AGUILAR, LILIN. La Rebelin de Tomchic, Mxico, INAH, 1993. SABORIT, ANTONIO. Los doblados de Tomchic. Un episodio de historia y literatura, Mxico, Ed. Cal y Arena, 1994. Y la pelcula Longitud de Guerra, de Gonzalo Martnez Ortega, 1975, entre otros.

  • 37

    que, en el ejercicio de sus propias religiones y del sincretismo, haciendo a un lado

    la liturgia catlica, se practicaba, entre los pueblos indios y mestizos aislados, lo

    que algunos catlicos citadinos consideraban como: supersticin, nigromancia,

    idolatra, hechicera y brujera.

    La desvinculacin, de hecho, de los catlicos citadinos, en relacin con sus

    correligionarios rurales e indgenas, por los conceptos de vida, religiosidad,

    ritualidad, costumbres, formas de produccin y consumo, intereses, anhelos,

    proyectos, visiones del mundo y relaciones cotidianas bien diferenciados, seguira

    presentndose de diversas maneras, aunque ms especficamente en la

    separacin racial y de clase de los minoritarios catlicos citadinos de las clases

    media y alta, de la capital de la Repblica, de algunas capitales de los estados y

    de otras ciudades relativamente grandes, con respecto de la religiosidad y las

    formas de entender, practicar y vivir el catolicismo por parte de los catlicos

    rurales, y ms an de los diversos pueblos indgenas. Este menosprecio y la

    evidente divisin y prejuicios de la feligresa citadina, en trminos de clase, regin

    y raza, para con la feligresa rural e indgena, que inclua e incluye el tipo de

    templo y parroquia a que se asiste para recibir los sacramentos, restaba fuerza y

    peso a la grey y beneficiaba a la hegemona poltica del Estado.

    Con gran irona los redactores catlicos hablaron de la prepotencia del

    estado porfiriano, que haca un gran despliegue de fuerza para combatir a

    los sublevados de Tomochic. Pero con gran sagacidad arguyeron tambin

    que lo sucedido en esa pequea poblacin era parte del proyecto de los

    tuxtepecanos de ir acabando, por la fuerza de las armas, con todos los

    opositores () Curiosamente, no aprovecharon la ocasin para manifestar

    su agrado por la rebelin por inspirarse sta en motivos religiosos. Esto

    ltimo puede explicarse puesto que la religiosidad de los habitantes de

    Tomchic pudo parecerles pagana y no cristiana. Es por esto que slo

    destacaron los motivos de estricta justicia y en funcin de ellos excusaron la

    insurreccin 49

    49 CEBALLOS RAMREZ, MANUEL. Op. Cit., p. 85.

  • 38

    En su descripcin del contenido de las obras de la narrativa de los escritores

    catlicos citadinos de la poca, como Jos Lpez Portillo y Rojas, Rafael

    Ceniceros y Villarreal y Cayetano Rodrguez Beltrn, J. S. Brushwood explica:

    Se aferraron a la esperanza del perfeccionamiento individual del hombre.

    Como este perfeccionamiento estaba ligado al cristianismo lo que les

    interesaba en verdad era la moral. Y la moral por la que abogaban est ms

    ligada al tradicionalismo que a la fe cristiana. El elemento costumbrista de

    sus novelas es algo ms que un cuadro de costumbres; es la base de la

    moralidad. Muestran cmo actuaban las personas que saban distinguir el

    bien y el mal, y proponen que dichas costumbres tradicionales sean la

    norma de conducta .quien es ejemplo de buena conducta puede ser

    tambin exponente de la fe cristiana; pero la pretensin de que cristianismo

    y moralidad contrminos equivalentes, no es sino otro ejemplo de la

    artificiosa realidad del periodo. 50

    Los catlicos citadinos organizados.- Con el nuevo siglo se estrenaba la red de ferrocarriles y los catlicos citadinos realizaban la celebracin de los Congresos

    Catlicos: en Puebla (1903), Morelia (1904), Guadalajara (1906) y Oaxaca (1909).

    De Congresos Agrcolas en: Tulancingo (1904 y 1905) y en Zamora (1906) y el

    tiraje de peridicos catlicos.

    Los congresos catlicos reunieron, para discutir sobre la manera de

    remediar los terribles males de que adolecen las sociedades modernas,

    vctimas de la impiedad, la indiferencia religiosa y el positivismo, a prelados

    y cannigos, sacerdotes y religiosos, profesionistas, hacendados y, en

    general, seglares catlicos. () Los congresos lejos de lograr la unidad

    deseada por la Santa Sede, provocaron la divisin del episcopado, el clero

    y los seglares asistentes. Las diferencias surgieron en torno a dos

    problemas estrechamente relacionados: cul deba ser el papel de la

    Iglesia en la sociedad? Y, en consecuencia, cul su relacin con el

    rgimen de Porfirio Daz? () En los congresos agrcolas el enfrentamiento 50 BRUSHWOOD, JOHN S. Mxico en su novela, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, Coleccin Breviarios # 230, 1987, pp. 286 a 287.

  • 39

    fue similar. Las discrepancias entre militantes catlicos y hacendados

    fueron inmediatas en lo relativo a las obligaciones de los propietarios y los

    derechos de los jornaleros. 51

    En la ciudad de Mxico, un pequeo y activo sector elitista de catlicos citadinos

    de clase media y alta, con el nombre de Consejo de Guadalupe y con el nmero

    1050, se incorporaron, a partir del 8 de septiembre de 1905, a la asociacin

    catlica, fraternal y mutualista de origen estadounidense de la Orden de los

    Caballeros de Coln.

    La Orden de los Caballeros de Coln fue para la Iglesia de nuestro pas uno

    de los brazos ms poderosos y ms dedicados a fortalecer los designios de

    la Santa Sede. La prominencia de sus miembros desde el periodo

    porfiriano, como gobernadores, diplomticos, o miembros del Congreso,

    hizo que dicha sociedad tuviera injerencia en terrenos que iban ms all de

    la fe. Constituyeron siempre una fuerza econmica y poltica y por lo tanto,

    dentro de la Iglesia mexicana, un sector poderoso.52

    En un principio sus sesiones se sujetaban a los rituales en ingls y por ello su

    membresa era exclusivamente de personas que conocan esa lengua y, en 1910,

    se inici lo que propiamente se llam el periodo mexicano, al traducirse sus

    sesiones al idioma espaol, los principios pblicos bsicos de los Caballeros de

    Coln son: la caridad, la unin, la fraternidad y el patriotismo. En las dcadas de

    los aos veinte y treinta, del siglo XX, algunos militantes de los Caballeros de

    Coln participaron directamente en las R