La Nostalgia de las Ruinas
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DOCUMENTA IProyeCIO damos al mismo tiempo las ciudades Norte reeibe su flJerza de una imagi visiones d~ futures diferentes. La nostalgia de las ruinas MAGAZINES OoclJmenla 12 bombardeadas de Ia segunda guerra, naei6n anlerior que se desarTo1l6 fren Para vineular el concepto abstrac
Andreas HlI.yssen I'''''j tfi liES la modemidad Rotterdam y Coventry, Hamburgo y te a las minas de la antigiledad cl~si to de autenticidad con la concreci6n )1~I)1 II nlJeslra anllgQedad? Dresden, Varsovia, Stalingrado y Le ea? l.Cu~1 es Ia relaei6n de este ima de las minas y su imaginarlo, me apo
ningrado? Los bombardeos no produ ginario de las minas COn las obsesiones yo en la idea de quc tanto la ruina en jeron simplememe minas. Prodnjeron acerca de la preservaci6n urbana, las su sentido pleno ~omo la noci611 de escombros. Sin embargo, el mercado reconslmcciones, el retrofashion y to autenlicidad son t6picos ccntrales de est~ saturado de sorprendemes libros do 10 que parece expresar el miedo 0 la modemidad misma. mas quc preode fotograffas y de films (documenta la negaci6n del earacter destruetivo del eupaciones que ocuparon s610 al larles y de ficei6n, como La cafda) con tiempo? Nuestro imaginario de las mi dio siglo XX. La nJodemidad como las minas de la segunda guerra. En nas puede ser c1aramente leido como ruina fue un t6pico ccntral ames del estos prodnctos, los escombros esteti un palimpsesto de multiples represen siglo XX y ciertameme antes del postzados se transfonnan en ruirias. taeiones y aeonteeimientos hist6rieos; modernismo. Lo que provocativameme
", La nostalgia estA en juego en el ia intensa preocupaei6n por las ruinas llama la rnina autentica no dcbe en
Atlantico Norte cuando se observan fonna parte de una coniente actual quc lenderse como una esencia ontol6gica los restos en decadencia de la edad privilegia la memoria y cl trauma, tan de la mina, sino mas bien como una
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),.~ J}«~ industrial y sus eiudades empeqnenc to dentro como fucra de la academia. constelaci6n signiftcativa tanto coneidas, en las pret~ritas zonas indus Aceptada esla sobredelerminaci6n ceptual como arquitect6nica qlle de 35it '.{{} i} I·,34 triales de Europa, la ex Uni6n Sovi~ ejercida en· nuestra imaginaci6n y con signa mom~mos de decadencia y dis
dental en olas que se sucedieron desforma acompaii6 la modernidad occi
lica, los Estados Unidos: plantas auto ceptualizaci6n de las ruina~, quisicra gregaci6n ya en los comicn20s de la e ~..tjJl;f motrices abandonadas en Detroit, preguntanne si pucde cxistir ulla "au modernidad en el siglo XVIII. As! code el siglo XVIII. Pero en los· ultimos·/P':·r,,·~ monstruosos homos' de fundici6n de tcntica" mina de la modernidad como mo el imaginario de las ruinas, lejos
las minas se ha desaITollado sobre toquince ai'ios, una exlrai'ia obsesi6n con ,.,.
acera ~n la cuenca ctel Ruhr integra objeto de una nostalgia retlexiva. Tra de ser un producto final, fue crcado
do cn paises ellropeos. como parte de dos hoy en los patques, gigamescos tare de responder csta pregunta rcmon en la modemjdad temprana, la noci6n
un discurso m~s extenso sobre la me conglomerados indus!riales del carb6n l~ndome a un imaginario de las minas de autentiddad es un concepto hist6:i\" y del acera en Europa oriental rodea qne se dcsarroll6 en el siglo XVIII en rico producido, como la nostalgia, por
guerra. Mi hip6tesis es que esta obse~
moria y el trauma, el genocidio y Ia dos de ciudades fantasma, eifras del la querella entre antig~os y modemos, la modcrnidad, y no se rcficre a una
si6n con las ruinas encubre la nostal fin del socialismo. 1ales minas y su qne continu6 en el romantieismo a tra esencia trasccndente alemporal ni a un
gia por una etapa temprana de la mo ~presentaei6n en libros de fotografi yeS del privilegio olorgado a los orl eSlado de gracia premodemo. Unida
dernidad, cuando todavia no se habfa as, peliculas y exposiciones son un cla genes nacionales. para renninar en c1 en el arte y la literatura del sigle XVlII
desvanecido la posibilidad de imagi ro signo de nostalgia por los monu actnal turismo de minas. Una clave de a las noeiones de ntlleria, gCllio. origi
nar otros futuros. Est~ en juego una mentos de una arquitectura industrial mi argumento ser~ la obra de Giovan· nalidad, individualidad, cadcler imi~:~i correspondiente a un pasado donde una ni Bauisla Piranesi, que considere una ee y subjetividad, Ia idea de <lulenlicinostalgia por Ia modernidad que, des
pues de las eat~strofes del siglo XX y cultura publica unia 61 lrabajo y sn de las articulaciones m<!.s radiealts de dad aculflul6 deseos e intensidades';~ organizaei6n politica. Sentimos nos la problem<!.lica de las mina,s dentm cuanto m:l.s se vie amenazada por la las heridas todavia abierlas de Ia coIo- . t'" talgia por las minas de la modemidad de Ia modemidfld m~s que desputs de alienaei6n, la inautentieidad y la renizaci6n interna y extema. no se atre ,i:' porque todavia parecen lransmitir una ella. Mi inleres en Piranesi y sus rui preductibilidad. Como termino en un
do, persiste la nostalgia por algo per ,:~:
ve a pronunciar su nombre. Pese a topromesa que se ha .:desvanecido en ,nas podoa ser nosfalgieo ---de una mo amplio campo semanlico, aleanz6 sn
dido cuando toc6 fin una forma nuestra epoca: l~ pro:mesa de un futu I dernidad secular que eomprendi6 en apogeo en la segundad mitad del siglo \':~ ro diferente. Esa nostalgia por las rui profnndidad las agresiones del tiempe XX, en paralelo con cl tlorecimiento
la mina. "~temprana de modemidad. Su cifra ~s
nas de 10 moderno p~ede ser Hamada y las potencialidades del futuro, la des de noslalgias de todo tipo, y hoy cirreflexiva, en el sentido en que Svetla tructividad de la dominaei6n y las lra cula como relroautenlicidad, reeonsEl diccionario Webster define nostal explicaci6n: ia nostalgia se opone y .\ii na Boym emplea el t'ennino, y refuta gicas debilidades del presente. Una trueeiones autentieas y "consultorias gia como homesickness 0 longing for COrToe las noeiones lineales dc pro J el incisivo juieio de Gharles Maier so comprensi6n de la modernidad que de autenticidad" en la web, fen6mefar away or long ago. La palabra esta greso, tamo las que responden a la dia EI delirio por las ruinas '.' bre la nostalgia que: es a la memoria ---de Piranesi y los rom~nticos a Baude-· nos todos que impHcilameme niegan compuesla por nostos (hogar) y algia lectica Como filosoffa de la historia 10 que el kilsch es al arte. Boym escri Iaire, la vanguardia hisl6rica y despu6 10 que dieen ser. Al mismo tiempo, la (perdida. deseo). EI significado prima como a 11'1 modemizaci6n social eco· Cuando las promesas de la modl;rni :;i' be: "La nostalgia reflexiva valoriza los produjo formas enfMieas de critica y autemicidad esui alravesando liempos rio de la palabra remite a la irreversi n6mica. EI deseo nostalgico por el pa dad yacen en pedazos como ruinas, fragmentos de memona y temporaliza compromiso, as! como arrebatadoras dificiles en el discurso intelectual. De bilidad del tiempo: algo en el pasado sado es siempre deseo de otro lugar. cuando nos referimos tanto literal coel espacio... Revela que el deseo y el expresiones anfs!icas. Adorno a Denida, ha sido denigrada que ya no puede alcanzarse. Desde el Por eso, la noslalgia puede ser una ¢s: IT'l0 l'J1etaf6ricamente a las minas de la pensamiento critico no se oponen, del En estos casos, como en cualquier como ideologfa 0 metafisica, vineulasiglo XVII europeo, con la emergen pecie de utopIa invertidn. En el deseo modemidad, a la historia cultural se Ie mismo modo en que' los recuerdos fonna de la nostalgia, es dificil lrazar da a la j~rga de 1a Eigentlichkeit, lacia de un nuevo sentido de la tempo noslalgico se unen Ia temporalidad y plantea una pregunta elave: l.que le da afectivos no nos absuelven de sentir una linea entre ellamento sentimental pseudoindividualizaci6n y los engai'ios ralidad, caractenzado eada vez mas por Ia espacialidad. La ruina arquilect6ni fonna a nuestro imaginario de las ruicompasi6n, reflexionar cr1tieamente 0 sobre la perdida y la reivindicaci6n de la presencia. la radical asimetrfa de pasado, presen~ ca despiena Ia nostalgia porque com nas en el comienzo del siglo XXI y juzgar"? critica de un pasado a fin de construir Sin embargo no estOy convencidote y futuro, 11'1 nostalgia como deseo bina de modo indisoluble los deseos c6mo se ha desarrollado hist6ricamen
La faseinaci6n actual con las rui altemativas fUluras. Pero Piranesi pue de abandonar totnlmenle e1 coneepto,de un pasado perdido se ha transfor lemporaIes y espaciales por el pasado. Ie? i,C6mo es posible que hablemos nas industriales suscita etra pregunta. de ofrccemos lecciones en el momen y me· apoyo en el heeho de que inelumado en un mal modemo. I Esle sen Por eso, la mina fue y sigue siendo un de nna nostalgia por la ruinas si reemLEn que medida el enamoramiento de to en qne reflexionamos sobre la pertido predominantemente negalivo de impulso poderoso de la nostalgia. /. Svellana Boym. Tire FJlIJlre a/Nos/alBia, New las minas en los valses del Atl<!'ntico dida de la modemidad temprana y sus 2. S. Boym. cit, p. 49.la nostalgia en la modemidad tiene una EI culto de las ruinas en una u otra York. Basic Books. 2001.
so Adorno, uno de los criticos mas que 10 nuevo parezca viejo, en vez de ruinas de la antigUedad, perc su obje 10 autentico. Este deseo de autentici de una auteuticidad profunda materia ria de la modernidad que quiera supe
radicales de la forma post-1945 de lu que 10 viejo parezca nuevo. Las mo tivo era la Cotalidad de un estilo mas dad puede ser visto como el deseo de lizada en las minas de un pasado glo far el triunfalismo del progreso y l.a
Eige1Ulichkeir, sigui6 refiriendose a 1a das de reproducci6u retro hacen que que la prima~ia del montaje, lfl dis los medios y de Ia cultura mercantil rioso, plantw Ia idea de nna mina au democratizaci6n 0 el deseo de retonlo
autenticida9-. del arte de vanguardia co cada vez sea mas diffcil reconocer 10 persi6n y el fragmenLO como sucede por su Olro. La reality-tv es su ex pre teutica como producta de la modemi a un pasado de poder y grandeza. Con
mo negaci6n radical. La suya es una que es genuinameme viejo en una cui en la modemidad. No es necesar10 sus si6n patetica. Cocina autentica, ropa dad misma mas que como vfa regia tra el oplimismo de 10. ilustrflci6n, el
noci6n de autenticidad consciente de tura de preservaci6n y restauraci6n. cribir una metafisiCfl de la historia pa autentiea, identidades autenlicas ... Pe hacia un origen incontaminfldo. imaginario modemo de minas es cons
su peopia histOricidad. Asf ubico la Alexander Kluge to dijo en una oca ra descubrir el campo del modernis ro, a partir de una critica del concep Nunca estamos demflsiado lejos de ciente del lade oscuro de la moderni~
"autentica ruina" de la modernidad en si6n de manera reveladora: se trata de mo clasico como un paisaje fflscinan to, sabemos que la propuesta de orf 10. nostalgia cuando se habla de auten dad, 10 que Diderot Ilamaba la inevi
el siglo .XVIII y tculare de demostrar "Ia ofensiva del presente sobre el reS te y tornadizo de cuinas, resto del genes estables y de un telos hist6rico ticidad a de ruinos romanticas. La cri table "devflslflci6n del tiempo" visible que este"ima'ginario ternprnno [odavla to del tiempo". intento de crear una totalidad diferen uunCfl esta demasiado lejos cuando dca politica de [a nostalgia por las rui en las minas. Ardcu[a la pesadilla de habita nuestros discursos sabre las mi te que, en la arquitecwra, recibi6 e[ suena la melodfa de la autenticidad. nas como regresi6n corresponde fI la Ia ilustfflci6u: que toda historia puede
nas de la modernidad. Al mismo tiem nombre de International Style. Lo mismo vale para el discurso sobre crftica filos6fica de la auteuticidad co final mente ser aplaslada por 10. naturapo, reconozco que el siglo XX produ Antenticidad y nostalgia Como producto de' Ifl modernidad las minas, que hfl jugado un reI cen mo fantusma que prl;tende fundar iden leza, uu temor suscintamente represenjo un imaginario muy diferente, que y no de un profundo pasado premo tra[ cn la legitimaci6n de las reivindi lidades estables. Pero lal critica pasa tado en el famoso grabado "E[ suefio na arrojado en la obsolescencia el ima En el siglo XX tardIO, como 10 sostu derno, la autenticidfld es analoga al au caciones del poder en los estados-na por alto la fundamenlfll ambigUedad de la raz6n prodnce monstmos". gina:io temprano sabre las minas au vo Lyotard, la arquitecmra y la filoso m benjaminiana. La originalidfld y el ciones modernos. de la ruina, de la nostalgia y de 10 lenlicas. [ncluso las ruinas genuinas fia esl2.n en ru inas, y nos dejan sola cflracter unico, que caracterizan Ifl obrn Mas aun, las ruiuas romantiCflS ga autentico. Aunque sea completameute
36 (echt, en aleman, pura diferencillI' de mente la opci6n de "escribir sobre las de arte aurl'iticfl, se convirtieron en ca rantizan ongenes y prometen autenti justa criticar el mercado de la nostal Giovflnni Battista Piranesi 37 autentico) se han metamorfoseado. El ruinlis" como una t.ospede de microlo tegorias privilegiadas en el romanti cidfld, inmediatez y autoridfld. Sin em gifl y su instrumcnlaci6n ideol6gicfl de rasgo de decadencia, erosi6n y vuelta gfa. J Si eSlO es asl, surge [a pregunta cismo, perfodo que yfl estaba invadi bargo, aquf se enfrenta una paradoja. las reivindicaciones de autenticidad, no Un grabado de Goya puede estflbleeer a 1a naturaleza, central en [as minas sobre si toda la tradici6n del pensa do por reproducciones, traducciones y En el caso de las cuinas, 10 que estaria es suficierlte identificar el deseo de au un nexo con Piranesi, e[ maestro de del siglo XVIII y sus encantos roman miento moderno hasta alcanzar el pos copias de rodo lipo. Igualmente, el va· presente y sena Iransp,arente en su pre tenticidad con 13 nostalgia y descar las minas del siglo XVIII. La ambi· ticos, se elimina cuando las minas co modernismo no esta oscurecida por lor ideol6gico de Ia aUCenticidad se ele tensi6n de autenlicidad es sQlo unfl au tarlo como una enfennedad cultural, gUedad del tflulo de Goya es fflmosa. manas son desinfectadas yempleadas una imaginaci6n catastrofism y un v6 en proporci6n al crecimiento de Ifl sencia. Es ·el presente imaginado de como 10 hace Susfln Siewan en sn !i "EI sueno de la ra:c:6n" signiflca 0.1 miscomo escenario pata una 6pera al aire imaginario de ruinas que acompau6 Ia tendencia inherente a la cultura de la un pasado que hoy s610 puede captar bro Oil Lof/gif/g.6 Tflmpoco es sufi mo tiempo que la rawn duenne y sue· tibre, como sucedi6 en las de Caraca trayecloria de la modemidad desde el imprenta hacia la reproducci6n y Ifl se en su descomposici6n. Por eso [a ciente f1firmar que Ifl i..(no.ginaci6n mo na, un motivo que luego pasara a Ifl lIa; cuando [as minas de un castillo siglo XVIII. Las piezas arquilect6ni repetici6n. lncluso en Ifl transici6n del ruina es un objeto de nosW:lgia. Aun dema de las ruinas se vincula cou 10 dialeclica de la i1ustraci6n. Hay, ademedieval 0 de mansioncs decadentes cas destruidas 0 en decadencia pare modo de producci6n fordista al post~ cuando la ruina modema no se agota sublime s610 comO expresi6n de fan mas, otra kctura. Imaginemos que la de siglos posteriores son restauradas cen ser un t6pico indispensable de es fordista puede detectarse el intento, por en [a semanticfl de su pusado, de su tasias de poder y dominaci6n, auuque figura que duerme y suefia 0 que s6Jo para convenirse en sedes de conferen ta tradici6n. Diferentes tipos de cuinas medio de la adflptaci6n a los guStos temperalidad que indica su preterita este sea e[ caSo de I~ teoria de Alben duenne, apoyado sobre su mesa de trflcias, hoteles 0 alquileres temporarios verdaderas ofreceu sus pantallas para del comprador y usuario, de dotar a gloria y grandeza, se diferencia clara Speer sobre el valor de Ifls ruinns. Ta· bfljo donde descansfln los instmrnen(los paradores espafioles y el Land· que la modernidad proyecte una ani las mercancfas de aIglin rflSlfO de f1U mente de Ifls preterlsiones de plenitud Its crilicas reduclivas pierden la di tos de escritura, es la del artista que mark Trust en el Reino Unido); cuan cu[aci6n de temporalidades asincr6ni tenticidad y caracter linico. EI aura y y presencia que siemp(e estan en jue mensi6n que cflnlcteriza todo imflgi imagina otra raz6n, es dedr que imado las minas industriales se convier CflS (Koselleck) y su obsesi6n con el [a autenticidad son analogas. Ambfls go en el discurso de la auteriticidad. nflrio de ruinas: su poco nostalgica gina eI mismo gfflbfldo que estamos len en centres culturales; 0 cuando un paso del tiempo.4 Si, como afirm6 deben s~r encuadradas no ontol6gica Hay que subfflyar que las pretensio conciencia de la lransiloriedad de' [3 viendo. Supongflmos que Iu flgura de museD como el Tate Modern se insta Benjamin, en el reino del pensamien sino hist6ricamente. EI decisionismo ncs de autenticidad cstan a menudo grandeza y el poder, su advertencia 3 Goya sea Piranesi en el momenta en la en una usina en el South Bauk del LO la f11egona corresponde a la ruinfl modemista declar6 Ia muerte de am comaminadas por dudas que deben In hubris imperial y Ifl remembran1a que suefia la fonnfl de las ruinas (fI\ Tamesis. La autenticidad misma se ha en el reino de [as cosas, ello implica bas. Pero ambas han resistido a todas compensarse por unfl mds imensa pro 'de la naturaleza en toda cultura. como pasarau a sus grabados. Si suconvertido en parte de la preservaci6n que un principio productivo del arte, las formas de la crftica ideol6gica. ducci6n de mitol Por eso, algunos di I Lo que eSta en juego en la "auten brflyamos en "suefio" el aspecto de museificante, hecho que s610 logra in la literatura y la arql,liteclura mO,der El deseo de 10 f1uratico y 10 aUl.en rian que [a autentica autenticido.d s610 rica ruina de la modemidad" no es sim fantosia y representaci6n mas que el crememar la nostalgia. nas esta a priori dirigido hacia 10 rui tieo siempre reflej6 el temor ala inau fue posible en tiempos en que el mun plemente e[ caracter genuino (Echtheir) de dormir, seria posible leer a Pirane
Las "ruinas autenticas", como exis noso.s De modo .analogo, para Ador tenticidad,lfI f1usencia de sentido exis do habria side mas transpareme y no de una ruina, ni su suprahist6rico me si como el creador de un autentico tfan todavfa en los siglos XVIII y XIX, no Ifls obras modernas mas autentlcas tencial y de originfllidfld. Cuanlo mas habrfu estado oscurecido por la som mento mod. Lo genuine cono natura· imaginario de minas que revel a algo ya no tienen [ugar en la cultura mer son las que objetiva y fonnalmente es consideramos teda imagen, palflbra y bra de los mass-media y sus represen Iidad opuesta a la artificifllidad y el central de Ifl modernidfld y sus reprecantil y memoria[ista del capi13lismo tan determinadils por un presente eu sonido como mediados, tanto mas de tflciones distorsionfldas. En el cfl_mpo fingimiento -un !6pico central de la sentacioues. tardfo. Las cosas, transformadas en minas. La mina arquitect6nicfl se des seamos 10 autentieo e inmediato. EI de la antropologfa y Otras disciplinfls estetica del siglo XVIII y de su cullu Los grabados de Pirflnesi, qlle nos mercancias, envejecen mal. Se vuel tace vacilante en el fondo de una ima modo de eSle deseo es la nostalgia. cultuffl!es, esas proyecciones de auten ra burguesa- es un criterio empfrica Ilegan desde el centro de la edad de lfl yen obsoletas, son tiradas a la basura ginaci6n estetlcfl que privilegia el frag Hay unfl fractura entre la comproba ticidad produjeron fantasmas ideol6 mente verificable de la mina; yelme ra16n, son una crftica y una perspee· o recicladas. Los edificios son destrui mento y el aforismo, el collage y el ci6n intelectua[ de la obsolescencifl del gicos -Ia autenticidad de los arcaicos multo mori no es una dimensi6n ex tiva diferente sobre la modemidad que dos 0 restaurados. En la era del turbo montaje, el despojo de ornflmenLOS y concepto y la vita[idad del deseo por y primitivos, el privilegio de Ia comu clusivameme modema. S610 podemos siempre se irgui6 contra la creencia capitalismo, [as cosas tienen pocas posibilidades de envejecer y convenirse en cuinas y esto, ir6nicamente, sucede
ta reducci6n del materiaL Quizas este aquf el secrelo clasidsmo del modernismo que, bien diferente del clflsicis·
3. J~~n Fran~oi~ Lyotard, H<!lldeggu Ilnd IIII! JeNis, Minneapolis, UniversilY or MinneSOllQ Press, 1990, p. 43. .:f
nidad autentica opuesta ala anomifl y Ifl f1rtificia[idad de las sociedfldes rnodemos. En especial en el caso de la
referimos a la modema autenticidad de las ruinas si las observarnos estetica y politicflmente como cifra arqui
ingenua en e[ progreso y 10. elevflci6n moral de la humanidad. Aunque 10. imflgen pesadillesca de Piranesi tuvo
cuando Ia edad promedio de la poblaci6n aumenta. La ruina del siglo XXI es detrims 0 restauraci6n. En este u[timo caso, la edad real ha sido eliminada por un lifting inverso: se hace
mo del siglo XVIII en su codificaci6n de Ciempo y espacio, sin embargo pre· dica sobre un imflginario de minas. El. clasieismo de la era de Winckelmann y Goethe se conslituy6 a !raves de las
4. Reinllart Koselleck, Fwure PO'll; 011 Ille s/!
mamies 0/ Hislorical T,',n/!, New York. Columbia Univel'$ily Press, 2004. ~. Walter Beruamin, Tile Origin a/Tragic Ger. mOrt Drama, London, New Lett Boob, 1977,
.p.ns.
, ~ invenci6n postiluminista de los origenes e identidades nacionates, eI presente modemo pareci6 muchas veces una mina de la autenticidad de un pasado mds simple y mejor. Oponiendose a la idea
tect6nica de las dudas espaciales y tempornles que la modernidad ha albergfldo siempre.
Un imaginario de minas ~a es mi lesis- es r.:emrnl en cUflIquier teo-
UM fuerte influencia sobre 10. literatura romantica, las imagenes romanticas de minas en el siglo XIX tendieron a
6. D~rhJm. Duke Univer~ily Press. 1993.
..( :~!}
lal Palladio y que yo siempre tuve frente a mis ojos". \D
Aca esta cn juego el efecto subjetivo alcanzado por la represenl.aci6n, la producci6n de fanlasmas que las minas hacen retornar a la vida. Ruinas que hablan e invaden los sentidos can imagcnes arquitect6nicas que incluycn no s610 las vistas dc la Roma antigua, sino tambicn las Carceri. EspeciaLmente cn su segunda y m<l.'> oscura versi6n, las Careen muestran estrecha afinidad con los grabados de Ins minas. En su configuraci6n espacial, las Carcui pertenecen a la antigtiedad imaginada por Piranesi mas que a los campos de concentraci6n del siglo XX a las careeles pan6pticas dc las sociedades industriales. Los elementos de la arquitectura romana, tales como arcadas de columnas. amplios despliegues de escaleras, grandes bustos, csculturas funcrarias e inscripciones latinas, Henan las c<lrceles de Piranesi hasta en sus rincones mas remotos. Por su estilo de representaci6n, las careeles tanto como las ruinas de Roma pertenecen, sin embargo. a una modernidad actual tanto como al siglo XVlIJ.
Para inscribir entonees las Careen en el moderno imaginario de ruinas debemos focalizar sobre aquello que, pese a todas las afinidades, diferencia las ruinas romllnlls de los grabados de prisiones y ejerce una productiva tensi6n entre ambos. Las ruinas estan en extcriores. en el paisaje urbano dc Roma y sus alrededores, la Campani[\. Su erosi6n y decaimiento natural proviene de ese aspecto central del imaginario de ruinas que Simmel subrlly6 muy bien: el regreso de la llrquirectura a la nllturllieza.
Lo que en Simmel aparece. de modo demllsilldo romantico, como una reconciliaci6n de espiritu y naluraleza
g. 6)/e;,.t...t ..."a.> r---~-'--
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II. Georll Simmel. "Die Ruine", in Pili/mop' Iriscfle Kullur (Berlin. Verl;lg KI~us Wagenb~eli.
1983, p. 118·123). 12. Manfredo Tarun, Tt,,, Spl/",... rJlld ti,e ulby· rin/II, C;llllbridge. M1T PreIs. 1990, p. 31. 13. Brono Rt~denbaeh. GiQw1fu,i 8al/i,<I(J p,ranes;: Arc/!i/ektur als 81M, 1979, p. 44. 14. Cilndo en Ulya Vogt-Gllknil, G;QVfI//I/; 8atri.•{o Pironesi: "Coreeri", Zuricll. Origo Verlag. 1958. L~. Iohann Wolfgang Goelhe. /ta/ienise"e Rd.
St:, GQet!tes Werke Xl. Hamburg: Chrislinn Wegner Verlag, 1961, p. 452.
nes. Por el contrano, trabajando con una iconografia carcelaria ya desarrolllldll, laS Carced son espllcios experjmemales".13 Piranesi se interesa en la e<lree! como modelo de un gran espllcio interior cuya representaci6n indepcndiza III fantasia de! artiSla de cual· quier limitaci6n realista. Como ya lo habfll hecho en algunas de las fanlasias llrquitect6nicas de Prima Parte. Piranesi cllncela las !eyes del espacio euclidiano. Unidades de espacio construido se conectan atect6nica e il6gicam,eme. Cualquier de sus grab[\dos tienc varias perspectivas diferentes. de modo tll1 que la mirnda del espcctador nunca reposa. Cuanto mas se acerca. mas se confunde. Ell un detalIado an<llisis de 1a estructura arquitect6niCll de las Careeri, Ulya VogtGoknil demOStr6 de qu6 modo los espllcios tridimensionales se transfonnlln en plllnos bidimcnsionales. y c6mo las profundidades y los anchos son acorlados. Especialmente extrai'ill es la relaci6n entre el espacio y una rara 1m que parece producir oscuridad. Los rayos de luz abandonlln su trllyeelo natural. se doblan y describcn curvas, circulan alrededor de IllS cosas, dcslizandose de un objeto a otro, incluso saltllndo por sobre los espacios inlersticillies. Pareciera que las paredcs chuparan la Iuz en lugar de reflejaria. TodllS la reglas de 10 tect6nico y de la perspectivll central estan dcrogadas. Horace Walpole ya anotaba: "El imn· gin6 cscenas que sorprenderfall a la geometria".14 Y en su ltalierrische Reise, Gocthe subray6 III diferencia entre su percepci6n dc las ruinas [eales y los efectos que produce Pirancsi mediante In fabulaci6n. ls
En eontrll de algunas posiciones, tales obscrvacioncs no deben atribuirsc a una fllltll de habilidlld del wiSla
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tipica construcci6n espacial de III prisi6n no est<l definida por la auseneill de espacio sino, parad6jicamenle, por la apertura de! cspllcio hllCill e! infmito. 11 Pasajes, escaleras y salas pllrecen dispersarse ell todas direcciones y careccn de clausum. espacial. La posibilidad de un exterior (incluso no rcpresentado) no esta excluida. Ciertamenre. la luz na,tuwl que ilumina las prisiones indica. Jinwrectamcnte, cI espacio exterior. Las Careeri son tan fasciMntes porque su tempomlidad y su espacilliidad son in_ dcfinibles. Asi como III oposici61l de proximidad y dislancia parece llbolida por las confusas configuraciones espaciales. los bardes Cfllre pasado, presente y futuro no siempre se distinguen.
Sabemos que Piranesi recibi6 la influencill de los decorndos lea(rales barracos realizados para representar dramas de prisi6n; sill embargo su pucsla ell esccna de las prisiones debe leerse, en primer lugllr. como una proposici6n formal-arquitect6llica antes que COmo un simple mensaje sobre la condi'iOtI humaine. Bruno Rcudenbach 10 expresll con exactitud: "Vemos eslructuras cspacialcs il6gieas no porque el objctivo sea el'de representar prisio
tiene rllsgos sinies!fOS en Pirancsi. II Los muros y la tierra estan unidos organicameme y parecier'a que las ruinas surgen de las entranas de la tierra. La erosi6n de algunos de los cdifieios cs una amenaza subli~e tanto como ills hostiles y poco hospital arias for· maciones rocosas. Misteriosamente, siniestramente, la el'Osi6n y la decaden, cia de estos monumentos y restos de edificios gigantescos se inclinan vaciIllntes sobre un presente reducido y mezquino. Como s1 las voces de los. muertos hablarlln a traves de las imagencs de minas. En lugar de una nature marte, Pirllllesi nos da una archilellura marta, que no s6to Ie reeuerda al presente su propia Iransitoricdad, sino que tambien Ie advierte sabre un olvido culturalmcnte destructivo del pasado.
Mientras que 10& grllblldos de restos amiguos se concentran en III presentaci6n de un enlace entre naturaleza y arquitectura ruinosa, las Carced nos dan espacios arquitect6nicos puros, alejados de todll naturaleZll. salas
:,. ~omp1ejas que parecen ser al mismo tiempo minas y edificios sin terminar. Esta impresi6n se exacerba porque III
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quitcctura irrealizable y un tour de for. ce del dibujoi Para Piranesi tanto como para Adorno (que nunCll escribi6 sobre Piranesi) III autenticidad es rechnzo de la tOlalidad y de la clllusura cl<lsica. Las ruinas autenticas en Pimnesi y las obras autcnticas cn Adorno sei'ialan una ausencia, la utopia que no puede scr nombrada en Adorno, la pcSlldilla dist6pic<l inscripta en la utopia ncoclasica pata Piranesi. EL rour de force en el llete de Piranesi senala el momento de coerci6n y violencill implfcito en toda autenticidad como portadorll de autoridad. Las obras aUlcnticas son, para Adorno, fragmentarias; su logro esta cn no alcanzar su termino, y su "fracaso es III medida de su exito",8 obras como las de Lenz, Hl'SlderJin, Kleist a BUchner "que sucumbieron al terror 'del desprecio idealistll".9
Populares primcro en Francia e In· glaterra, los grabados de Piranesi, tan· to las Careeri como las ruinlls llntiguas. sufrieron un destino parecido po:quc eran irreconciliables con la idea post-winckelmaniana de clasicismo y tambicn con III visi6n arnoldiana de la antigUedad como dulzura y lul..
La culminaci6n de 1a arquitectura autentica esta, para Piranesi, en los tcmplos monu'mentales, los palacios, los areas triunfales y IllS tumbas de la Vill Appia. En sus muchos volUmencs dc grabados captur6 sus restos gigantescos COn prccisi6n de un archivista y estilo dccididllmente tinico, desdc Prima Parle. de Architetture e Prospeuive (1743) y las Varie Vedute di Roma (tambien de ese ano) a los cuatro voltimenes de Le anlichita Romane (1756) y Della Maguificenr.a ed Arehitetlura de'Romani (1761). Aun en su decadencia, la monumemalidad y el camerer sublime de estas ruinlls del pas ado son mas impresionantes que el prescnte miserable que Ie niega a Pi
ranesi ~ualquier pos.ibilid.lld r~~l d\ 7 T tWo Adorno, Awl"wc TIi~(},'Y, Mllln~~poconstrUlr cn gran eSlllo. Puanesl rna, . II>, Ulilverslly ofMl~nesoU~ p[~$S, p 106 "An viliza todos los rccursos para alcanzllr dc~ uUlhe~lischesl~n Wcrkell "'~re der NJclJweis la mise en se~ne monumental de sus de! lour de loree, der Re<llisicro~1l eine~ Umc~'
. E I d d' I' p' P lisicrb~ren w erbringen" (Asfhetrtd,e TllcQrie,rUinas. n a e Ica ona a rima ar- Suhrbmp, Fr.mkrurl ~m M~;n, 1970, p. l(il), te di ArchiteulI.re de 1743, se lee: "Os 8. T. W. Adorno, 8ccl!trJym: The P/Ii{Q.wl'''Y of
dire solamente que talcs imagenes me Music:. sl~llrord University Press, 1998, p. 220.
hlln COlmlldo el espfritu. eSllls ruinas ~. T.. W. Adorno, Awloelic: T//e~,'Y. cit, p. 63:
q ue habl "I d'f"1 I ...dle unlerm Terror de~ ldeahsmus der Gean, cu~os .slml es es 1 lCI a ringseh.1lzung ~crlielen" (AT, p. 99).
canzar can el dlbuJo, aunque SCll eXllC to. G. B. Pir:lLlesi, C(l/o/rJglle, New York, 1972, t(simo, como los que rellliz6 el inmor p. 115.
su domestieaci6n y embcllecimientQ a trDvCs del recurso al pintoresquismo. No es casual que la abea de Piranesi fuern entusiastameme redescubiert<'l en d siglo XX, a menudo en un contexto reductivo que interprela sus Carceri eomo anticipaciones del univers concenlrationnaire del fascismo y el Gulag com~nisla; 0 tambien que estos ". grabados mostrar[an In carda existeneial del individuo moderno frente a los sisleffias superpoderosos dcscripros en las novelas de Kafka.
Tales lecturas pasaban por alto la conexi6n intima entre las fantasIas cn..r. celarias de Pirancsi y su documenraei6n de archivo sobre las ruinas del imperio rOmano que constituye una parte mayor de su abra. Los historiadares del arte tendieron a interprc!ar las Carceri como la extrafia obra de un joven artista, mielltras disculian eI lugar de Piranesi en la querella del siglo XVIII sabre si la arquitectura culminaba en la ateniense 0 la romana. Esta pregunta fue seguramente cenfral en el trabajo de archivo de Pirancsi, en Roma y sus alrededores. pero concentrarse exclusivamente en este debate impide rendir tributo al hecho de que muehas variaciones de las Careeri se extienden a 10 largo de toda la vida de Piranesi. Y tambien pierde de vista el hec:ho de que las versiones lardias de las Careeri son visualmente muy parecidas a los grabados que tienen eomo tema las minas romanas.
Apoyado en cstudios alternativos de la obra de Piranesi. me gustarfa argumentar que es posibie en!ender su imaginario de ruinas s610 si leemos su archivo de grabados de las minas 1'0
manas junto a sus espacios imaginarios de arquitectura carcelaria. S610 hacicndolo podremos hablar de un autentico imaginario de ruinas con un sentido hist6rico preciso. Tanto las carceles eomo las ruinas son artificios. Eso es [0 qne eonstituye su auten!icidad dentro de un<l visi6n oscura de una modernidad que todavla se siente tocada por las sombras del glorioso pasado romano. Adorno define esta autemicidad en su Teorta e.srifica: "La prueba del tour de force, la realizaci6n de Lo irrealizab[e puede seT proporcionada par las obras mas <lutenlicas".7 ~Que son las Carceri sino ar
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o a una incJ~naci6n por el juego. Piranesi se resiste a representar un espacio iluminado homogeneo donde el abajo y el-lllTiba, el adentro y el afuera puedan distinguirse claramente. Privilegia, en cambio, arcos y puemes,
pico de multiperspectivismo ni fluidez espacial, ni privilegia el montaje o el fragmento. Permanece mas bien perseguido por el fantasma de la ame* nazadora belleza de las ruinas, por su trama opresiva de pasado y presente,
tan a uua sebaldiana historia natural de Ia destrucci6n, podria decirse que las Carcen sugjeren una historia del encarcelamiemo en un espacio interior infinito qne ya no tiene un afllera -una cj'tica del romanticismo avan.t la /et
Un proyecto para eJ urbanismo
Enlrevista a Bernardo Secchi, por Adrian Gurelik
escaleras, antectimaras y galerias. Ma naturaleza y cultura, muerte y vida. tre.
sivas y est~ticas, las prisiones sugie Su obra debilita un punta de apoyo Leer a Piranesi a teaves de Adorno
ren sin.embargo el movimiento y la segura tanto para el curso del tiempo y del concepto benjaminiano de histo
transici6n. un ir hacia amis y hacia como para la 10calizaci6n espacial, pe ria natural, quierase 0 no fundado en
delante, hacia arriba y hacill abajo, que ro est~ muy lejos del ethos vanguar una filosoffa de la histaria, revela los
confunde y destraba la mirada del es· dista de nn futuro alternativo. Final limites hist6ricos de este autentico
pectador. En lugar de ver espacios li mente, las prisiones de Piranesi son imaginario de minas. Como una ver
mitados desde una perspectiva fija y tambien ruinas, mas autenticas que las si6n teol6gica secularizada con sus as
una distancia segura. el espectador es romanas representadas en las Vedure censos y cardas, dcclinaciones y re
alTastrado hacia un laberinto prolife di Roma. A causa de su irritante y denciones de culturas. la filosofia de
mnte de escaleras, puentes y pasajes amenazadora simultaneidad de tiem la hislOria producida por la ilustraci6n
40 que parecen condudr a infini{as profundidades, a izquierda, a derecha y
pos y espacios, y de sus perspectivas condensadas y desplazadas, que se
es ella misma una ruina en nuestro siglo XXI. De modo anaJogo, el ima Adrian Gorelik: En 1984 usted pu
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al centro. Sucede como si la mirada estuviera presa en el espacio represen
exacerban en la segunda versi6n de los grabados de las prisiones a traves
ginario de minas de Pirnnesi se ha convertido en una ruina. Este ilrgumentO
blic6 en Casabella un pequeno pero muy injluyenfe arlfcu/o filII/ado "Las
tado, seducida y capturada alll, porque el ojo no encuentra un punto firme en su recorrido de este laberinto. En oposici6n a 10 que afirma Alexan~
der Kupfer. esto no sugiere que el espacio y eI liempo han perdido senli. dO. l6 La ausencia de una perspecliva central y de un punta de vista fijo, Ia proliferaci6n de perspectivas y el desenvolvimiento de espacios deben ser Ieidos como la conclusi6n 16gica a la que llega 'Piranesi: Ia espacializaci6n de la historia y la temporalizaci6n del
de nna presencia mayor de instrumentos de torturo. Piranesi !leva la impresi6n de espacio siniestro a un extremo alcanzado s610 en las Carced.
ConcJusi6n
En su reciproca tensi6n y su obsesiva mezcla de tiempos y espacios, las prisiones y ruinas pueden ser lefdas como alegorias que cllestionan e incluso cancelan la utopia modema de liberlad y
se apoya en la arquitectura moderna que indica en direcci6n a otro limite his!6rico. EI cemento, el acero y el vidrio no sufren la erosi6n como la piedra. La arqnitectura modema rechaza el regeeso de la cultura a la naturaleza. M~s aun. la verdadera catastrofe del siglo XX s610 dej6 escombros, pero no ruinas, aunque algunos de estos escombros fneron embeUecidos. La era de la "mina amenlica" ha concluido. podemos escribir su genealogfa, pem no podemos resucitarla. Vivimos en
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condiciones han cnmbiado" en el qlle hac[a un diagm5.rtico de las transformadones recientes en la ciudad y en las politicas urbanas y terriforiales, a partir de la idea de que se habra en· {rado en una efapa "post-expansivQ". Senalaba alIi que entre mediadas del siglo XIX y comienzos de los anos 1970 las ciudades occidentales hah[an vivido un ciclo de expansion, y mosImba las conexiones inlemas entre esa expansion urbana y 10 de la sociedad, la consolidaci6n del estado de bienes·
espacio que ya caracterizaban sus grabados de las minas antiguas. En sus
progreso, tiempo lineal y espado geornetrico. Un pasado de arquitecturn rui
la epoca de la preservaci6n, la restauraci6n y el remake autentico, que can
tar y de la misma idea de "proyeclU ", como camclerrsticafimdanle de la mo·
Carceri d'invenzione -el modificador es significativo- los tiempos y los espacios estan flanco a flanco, se so
nosa y cargada de memorias oscila sobre el presente de Ia era i1ustrada. En este sentido, eI imaginario de ruinas de
celan la idea de una autentica mina que, en si misma, se ha vuelw hist6rica. Pero las minas de Pi'rnnesi son
demidacL A partir de /970. en cambio, listed indicaba la conjunci6n de una serie defen6menos novedosos: descen·
breimprimen y colapsan como en un palimpseslo donde la contemponinea y fr~gil imaginaci6n espacial se convierte en una prisi6n de la invenci6n. Tour de force, como dijo Adorno refiriendose a las que considera las autenticas obras de ane.
Manfredo Tafuri ha dicho que, al romper con el perspectivismo temporal y espu(,:ial del Renflcimiento, las Carceri d'invenzione apuntan hacialos principios b~sicos de coustrucci6n desarrollados mucho despues por los cublstas, constructivistas y sUlTealislas. Es importante, sin embargo, subrayar una diferencia fundamental entre Piranesi y la vanguardia his[6rica. La imaginaci6n de Pitanesi no esta impulsada par un ideal constructivo ut6
Piranesi es el producto de una epoca que s6Io muy lentamente se libr6 del imperioso ideal de la amigiJedad elas!ca. En su decaimiemo, Ia arquitectllTa antigua artieula la constelaci6n dlaJectica de n<lluraleza e historia que plantea el cambio y la comingencia tanto de nmuraleza como de historia, en Jugar de oponerle una ciega naturaleza mitol6gica a una historia concebida como agenda ont610gica ilustrada. EI imaginario de Piranesi pertenece a una conciencia autocrftica que acompafia Ia modemidad i1ustrada desde su comienzoo La amentieidad del imaginario de Piranesi descansa en su conciencia estetlca critica. articulada en grabados de una belleza !emble. Si los grabados de una ruinosa arqultectura clasica apnn
accesibles a Ja noslalgia reflexiva. Dan cuerpo a una dialectica de la modernidad que necesitamos recordar cuandp . {ralamos de imaginar un futuro mas all~ de las falsas promesas del neoliberalismo y el shopping-mall global. No es el futuro de Ia nostalgia, sino el futuro 10 que esta en juego.
Tmdueido por BS. El {eXlO, COli el litulo "Nostalgia for Ruills" apareci6 en la ~vista Grey Room 23, primavera 2006 (IJttp:1 Imilpres5.mit.edu/grey). Grey Room y Pun'.", ro de VislO participall en Documenm Ii, ell cuyo marco se dio la nlltodzaci6n pam la presente publicaci611. \
16. Alc(onder Knpfer, I'ircme.<is Career;; Eng~
alld UnendliC'lIkeil in den (ie/IJnKni.lsen de~
PI/I/!lIl/sie. Stllugnrt. 1992. p. 46. '.
Bernardo Secchi, urbanista italiano que ha combinado como pocos el trabnjo profesional en 1a realizaci6n de plaues urbanos y territoriales con Ia actividad acactemica y la reflexi6n inte!cctual, es una de las voces principales de Ia escena publica europea -de las tildmas decadas. En sus libros y articulos publicados en revistas COmo Casabella y Urbanistica tia examinado las enormes transformaeiones de la ciudad y el telTitorio contemponineos y las posibilida.des de que las disciplinas urbanas den cuenta de elias desde una perspectiva reformista. Se form6 en Milan, pero desde los anos ochcnla ha desarrollado su trabajo en el Instilllto Universitario de Arquitectnra de Venecia, donde ha sido uno de los protagonistas del efervescente clima de revisi6n de la herencia moderna en la arquiteclllra y el urbanismo, junto con figuras como Manfredo Tafud y Massimo Cacciari. Entre sus principales libros se cuenlan Il mcconto urbanistico (1984), Un progeuo per l"urbanistica (1989), Prima lezione di urbanislica (2000) y el reciente La cillO. del ventesimo secolo (2005). En agosto de 2006 vino a la Argentina invitado por la Maestrfa en Paisaje de la Facultad de Arqnitectura de ia Universidfld Nacional de La Plata, ocasi6n en la que Punto de Vista 10 entrevist6. La desgrabaci6n y la traducci6n fueron reallzadas gmcias a Ia colaboraci6n de Fernando AHara.
Iramielllo productivo, deslocalizaci6n industrial e industria/izacion difusa, jomlaci6n de una exrendida campana urbanizada. Es evidente que la idea d~
"cicio exparuivo" Ie pemlilfa ell/ocar muy especificamente cambios en fa producci6n del £erritorio sin necesidad de remilir a los lirminos mas triflados del debate sobre fa poslmodernidad. A veinte anos de ese articulo, i que cosas cree que se consolidoron de Sll diagn6stko y cuales valvieron a cambiar? iSeguimos insralados en un cicio post-expansivo?
Bernardo Seccbi: Creo que, efectlvamente, desde los anos setenta estamos viviendo este cambio de condiciones, no s610 a escala europea, sino tam
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