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La novela recorre, con el paso de los años, la evolución de los cambiossocialeseideológicosdelpaís,sinperderdevistalasperipeciaspersonales-amenudomisteriosas-de lasagafamiliar.Entraránenescena losavancestecnológicos,lamudanzaenlascostumbres,las«nuevasideas»socialistasy de emancipación de lamujer, el espiritismo y los fantasmas comunistas,hasta desembocar en el triunfo socialista y el posterior golpemilitar. Estasconvulsiones afectarán a la familia de Esteban Trueba -cuyos miembrosposeen siempre algún rasgo extravagante y desmedido- con distintosmaticesdedramatismoyviolencia.ELviejoterratenienteenvejecey,conél,una formade ver elmundobasadaenel dominio, el códigodehonor y lavenganza.La casa de los espíritus fue llevada al cine por Bille August en1993.AntonioBanderas,MerylStreep,GlennClose,WinonaRyderyJeremyIronsencarnaronalospersonajesprincipales.

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IsabelAllende

Lacasadelosespíritus

ePUBv1.2Piolín.3915.10.11

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Prólogo

ZoéValdésDemorévariosañosdespuésdesupublicaciónantesde iniciar la lecturade la

novelaqueconsagródefinitivamenteaIsabelAllende.Esalgoquehagosiempreconlos librosopelículasque intuyo tendránunvalor importanteparamí,pocasvecesasista a un estreno sólo porque la críticame obligue, y prefiero guardar un librohasta tres meses o algunos años más tarde de la edición para sumergirme en sulectura. Salvo, por supuesto, cuando debo hacerlo por inminentes razonesprofesionales. La casa de los espíritus la leí después que había pasado incluso eléxitodelapelícula.Lapelículaaúnnolahevisto,aunquemeapeteceverlanosólopor lapléyadedeactricesyactoresquehicieron lanovelaaúnmáscélebre, sobretodo porque resulta inevitable que nos pique la curiosidad de comprobar si lahistoriamagistralmente narrada por su autora no ha sido traicionada en la granpantalla,siendolapropiahistoriafrutocreadordeunaprotagonistadirecta,ademásde que la densidad filosófica y la belleza literaria son insuperables en el texto, yconstituyen claves esenciales que seducirán, bordando delicadas y perdurablesemocionesenlasensibilidadyenelpensamientodellector.

Isabel Allende nos cuenta una gran saga familiar, la existencia de cuatrogeneraciones en la familiaTrueba, deteniéndose conpreferencia en los personajesfemeninos:Nívea,RosayClara,Blanca,yporúltimoAlba;aunqueatodololargodelanovelaquienhablaenlosmomentostrascendentaleseselsenadorTrueba,ejecentraldelcuerposustancialhistórico-políticoenelaspectocronológico,salvoenelfinal,quequientomalapalabraesAlba,enunasuertederelevoespiritualysocial.EstebanTrueba,elpatrón,representaelautoritarismodelasclasesaltasdeesepaís,quenoesotroqueChile.Sinembargo,sibienelsenadorTruebaeselhiloconductordevariasgeneraciones;Clara,sumujer,eslasonoridadtelúricadelacultura,delaimaginación, la resonancia lírica de esas mismas-generaciones, en su diversidadmestiza.

Insisto enhacerhincapié en el lenguaje, escrita conuna limpieza excepcional,incorporando localismos que gracias a la nitidez con que la escritora asumió eltejidoapretadode laobra seconviertende inmediatoenuniversales.CreoqueLacasa de los espíritus es la novela por excelencia de la más reciente historialatinoamericana, donde se reflejan sin ambigüedades las hondas contradiccionesentreelcampoylaciudad,laluchadeclases,lasconfusionesocertezasideológicas,las diferencias. Aceptar las exageradas propuestas de esta multiplicidad derealidades en una novela es un riesgo que no cualquier escritor está dispuesto aasumir.PorqueIsabelAllendeexponeloshorroresdelajuntamilitar,perotambiénlos peligros no menos siniestros de una dictadura marxista; los personajes jamás

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deambularánconpasosextremistasydislocadosdeundiscursoaotro,viajaránpordentrodeelloscondesplazamientosexcesivos,esosí,chocandoconsusnegaciones,trastabillandodeunestadodeánimoaotro,acertando,equivocándose,viviendoellaberintoindisolubledeladudaolaverdaddelossereshumanos.AsíPedroTerceroGarcía, el cantautor con ideas izquierdistas irá aparar a un oscuro despachototalitariodondeparanadalevaldrálaguitarraquesiempreleacompañóyquelediolacelebridadenelcorazóndelpueblo,sinrenunciarasupasadoterminaráenelexilio.Miguel, el revolucionario, será el eterno esperadoporAlba, quiena su vezsignifica el sacrificio, encarcelada por los militares, torturada en campos deconcentración; pero lomás importante es queAlba es la redención a través de laescritura,de lapalabra, es salvadapor suabuelo, elancianoydesvalido senadorTrueba,unlejanoaunquesólidoindiciodelafundacióndelatierra,encombinaciónconTránsitoSoto,laantiguaprostitutadevenidanuevarica.Peroelpersonajequesostiene de una punta a la otra el equilibrio de la fábula se llama Clara,clarividencia constante, horizonte latente, viva y extraordinariamente fantasmal,referenciaindiscutiblealrealismomágico.

La casa de los espírituses una de las grandes novelas del siglo veinte, por susinceridad al traducir la complejidad de la vida en literatura, asociandoespiritualidadyfilosofía,realidadpolíticaypoética.

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Amimadre,miabuelaylasotrasextraordinariasmujeresdeestahistoria.I.A.

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¿Cuántoviveelhombre,porfin?¿Vivemilañosounosolo?¿Viveunasemanaovariossiglos?¿Porcuántotiempomuereelhombre?¿Quéquieredecirparasiempre?

PABLONERUDA

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Rosa,labella

CapítuloI

Barrabás;llegóalafamiliaporvíamarítima,anotólaniñaClaraconsudelicadacaligrafía.Yaentoncesteníaelhábitodeescribirlascosasimportantesymástarde,cuandosequedómuda,escribíatambiénlastrivialidades,sinsospecharquecincuentaañosdespués,suscuadernosmeserviríanpararescatarlamemoriadelpasadoyparasobreviviramipropioespanto.EldíaquellegóBarrabás;erajuevesSanto.Veníaenuna jaula indigna, cubierto de sus propios excrementos y orines, con una miradaextraviadadepresomiserableeindefenso,peroyaseadivinaba—porelporterealdesucabezayeltamañodesuesqueleto—elgigantelegendarioquellegóaser.Aquéleraundíaaburridoyotoñal,queennadapresagiabalosacontecimientosquelaniñaescribióparaquefueranrecordadosyqueocurrierondurantelamisadedoce,enlaparroquiadeSanSebastián,alacualasistiócontodasufamilia.Enseñaldeduelo,los santos estaban tapados con trapos morados, que las beatas desempolvabananualmente del ropero de la sacristía, y bajo las sábanas de luto, la corte celestialparecíaunamasijodemueblesesperandolamudanza,sinquelasvelas,elinciensoolos gemidos del órgano, pudieran contrarrestar ese lamentable efecto. Se erguíanamenazantesbultososcurosenellugardelossantosdecuerpoentero,consusrostrosidénticosdeexpresiónconstipada,suselaboradaspelucasdecabellodemuerto,susrubíes, sus perlas, sus esmeraldas de vidrio pintado y sus vestuarios de noblesflorentinos.Elúnicofavorecidoconellutoeraelpatronodelaiglesia,sanSebastián,porqueenSemanaSantaleahorrabaalosfieleselespectáculodesucuerpotorcidoenunaposturaindecente,atravesadopormediadocenadeflechas,chorreandosangrey lágrimas, como un homosexual sufriente, cuyas llagas, milagrosamente frescasgraciasalpinceldelpadreRestrepo,hacíanestremecerdeascoaClara.

Era ésauna larga semanadepenitenciayde ayuno, no se jugababaraja, no setocaba música que incitara a la lujuria o al olvido, y se observaba, dentro de loposible, la mayor tristeza y castidad, a pesar de que justamente en esos días, el

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aguijonazo del demonio tentaba con mayor insistencia la débil carne católica. Elayuno consistía en suaves pasteles de hojaldre, sabrosos guisos de verdura,esponjosas tortillas y grandes quesos traídos del campo, con los que las familiasrecordabanlaPasióndelSeñor,cuidándosedenoprobarnielmáspequeñotrozodecarneodepescado,bajopenadeexcomunión,comoinsistíaelpadreRestrepo.Nadiese habría atrevido a desobedecerle. El sacerdote estaba provisto de un largo dedoincriminador para apuntar a los pecadores en público y una lengua entrenada paraalborotarlossentimientos.

—¡Tú, ladrón que has robado el dinero del culto! —gritaba desde el púlpitoseñalandoauncaballeroquefingíaafanarseenunapelusadesusolapaparanodarlelacara—.¡Tú,desvergonzadaqueteprostituyesenlosmuelles!—yacusabaadoñaEsterTrueba,inválidadebidoalaartritisybeatadelaVirgendelCarmen,queabríalosojos sorprendida, sin saberel significadodeaquellapalabranidóndequedabanlosmuelles—. ¡Arrepentíos,pecadores, inmundacarroña, indignosdel sacrificiodeNuestroSeñor!¡Ayunad!¡Hacedpenitencia!

Llevadopor el entusiasmode su celovocacional, el sacerdotedebía contenersepara no entrar en abierta desobediencia con las instrucciones de sus superioreseclesiásticos,sacudidosporvientosdemodernismo,queseoponíanalcilicioyalaflagelación. Él era partidario de vencer las debilidades del alma con una buenaazotainadelacarne.Erafamosoporsuoratoriadesenfrenada.Loseguíansusfielesdeparroquiaenparroquia,sudabanoyéndolodescribirlostormentosdelospecadoresenelinfierno,lascarnesdesgarradasporingeniosasmáquinasdetortura,losfuegoseternos,losgarfiosquetraspasabanlosmiembrosviriles,losasquerososreptilesqueseintroducíanporlosorificiosfemeninosyotrosmúltiplessupliciosqueincorporabaencadasermónparasembrarelterrordeDios.ElmismoSatanáseradescritohastaensusmásíntimasanomalíasconelacentodeGaliciadelsacerdote,cuyamisiónenestemundoerasacudirlasconcienciasdelosindolentescriollos.

Severo delValle era ateo ymasón, pero tenía ambiciones políticas y no podíadarseellujodefaltaralamisamásconcurridacadadomingoyfiestadeguardar,paraque todos pudieran verlo. Su esposa Nívea prefería entenderse con Dios sinintermediarios, tenía profunda desconfianza de las sotanas y se aburría con lasdescripcionesdelcielo,elpurgatorioyelinfierno,peroacompañabaasumaridoensusambicionesparlamentarias,enlaesperanzadequesiélocupabaunpuestoenelCongreso,ellapodríaobtenerelvotofemenino,porelcualluchabadesdehacíadiezaños, sin que sus numerosos embarazos lograran desanimarla. Ese Jueves Santo elpadreRestrepohabíallevadoalosoyentesallímitedesuresistenciaconsusvisionesapocalípticasyNíveaempezóasentirmareos.Sepreguntósinoestaríanuevamenteencinta.Apesardeloslavadosconvinagreylasesponjasconhiel,habíadadoaluzquincehijos,deloscualestodavíaquedabanoncevivos,yteníarazonesparasuponer

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queyaestabaacomodándoseenlamadurez,puessuhijaClara,lamenor,teníadiezaños.Parecíaqueporfinhabíacedidoelímpetudesuasombrosafertilidad.ProcuróatribuirsumalestaralmomentodelsermóndelpadreRestrepocuandolaapuntóparareferirsealosfariseosquepretendíanlegalizaralosbastardosyalmatrimoniocivil,desarticulandoalafamilia,lapatria,lapropiedadylaIglesia,dandoalasmujereslamismaposiciónquea loshombres, enabiertodesafíoa la leydeDios,queeneseaspecto era muy precisa. Nívea y Severo ocupaban, con sus hijos, toda la tercerahileradebancos.Claraestabasentadaalladodesumadreyéstaleapretabalamanocon impaciencia cuando el discurso del sacerdote se extendía demasiado en lospecados de la carne, porque sabía que eso inducía a la pequeña a visualizaraberracionesque ibanmás alláde la realidad, comoera evidentepor laspreguntasquehacíayquenadie sabíacontestar.Claraeramuyprecozy tenía ladesbordanteimaginación que heredaron todas las mujeres de su familia por vía materna. Latemperatura de la iglesia había aumentado y el olor penetrante de los cirios, elincienso y la multitud apiñada, contribuían a la fatiga de Nívea. Deseaba que laceremonia terminara de una vez, para regresar a su fresca casa, a sentarse en elcorredorde loshelechosy saborear la jarradehorchataque laNanapreparaba losdíasdefiesta.Miróasushijos,losmenoresestabancansados,rígidosensuropadedomingo,ylosmayorescomenzabanadistraerse.PosólavistaenRosa,lamayordesushijasvivas,y,comosiempre,sesorprendió.Suextrañabellezateníaunacualidadperturbadoradelacualniellaescapaba,parecíafabricadadeunmaterialdiferentealde la raza humana. Nívea supo que no era de este mundo aun antes que naciera,porquelavioensueños,poresonolesorprendióquelacomadronadieraungritoalverla.Alnacer,Rosaerablanca,lisa,sinarrugas,comounamuñecadeloza,conelcabello verdey los ojos amarillos, la criaturamáshermosaquehabía nacido en latierradesdelostiemposdelpecadooriginal,,comodijolacomadronasantiguándose.Desdeelprimerbaño,laNanalelavóelpeloconinfusióndemanzanilla,locualtuvola virtud de mitigar el color, dándole una tonalidad de bronce viejo, y la poníadesnudaalsol,parafortalecersupiel,queeratranslúcidaenlaszonasmásdelicadasdelvientreydelasaxilas,dondeseadivinabanlasvenasylatexturasecretadelosmúsculos.Aquellostrucosdegitana,sinembargo,nofueronsuficienteymuyprontosecorriólavozdequeleshabíanacidounángel.Níveaesperóquelasingratasetapasdelcrecimientootorgaríanasuhijaalgunasimperfecciones,peronadadeesoocurrió,porelcontrario,alosdieciochoañosRosanohabíaengordadoynolehabíansalidogranos,sinoquesehabíaacentuadosugraciamarítima.Eltonodesupiel,consuavesreflejos azulados, y el de su cabello, la lentitud de susmovimientos y su caráctersilencioso,evocabanaunhabitantedelagua.Teníaalgodepezysihubiera tenidouna cola escamada habría sido claramente una sirena, pero sus dos piernas lacolocaban en un límite impreciso entre la criatura humana y el ser mitológico. A

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pesardetodo,lajovenhabíahechounavidacasinormal,teníaunnovioyalgúndíasecasaría,conlocuallaresponsabilidaddesuhermosurapasaríaaotrasmanos.Rosainclinó lacabezayun rayose filtrópor losvitralesgóticosde la iglesia,dandounhalo de luz a su perfil. Algunas personas se dieron vuelta para mirarla ycuchichearon,comoamenudoocurríaasupaso,peroRosanoparecíadarsecuentade nada, era inmune a la vanidad y ese día estabamás ausente que de costumbre,imaginandonuevasbestiasparabordarensumantel,mitadpájaroymitadmamífero,cubiertasconplumasiridiscentesyprovistasdecuernosypezuñas,tangordasyconalastanbreves,quedesafiabanlasleyesdelabiologíaydelaaerodinámica.Raravezpensaba en su novio, Esteban Trueba, no por falta de amor, sino a causa de sutemperamentoolvidadizoyporquedos añosde separación sonmucha ausencia.ÉlestabatrabajandoenlasminasdelNorte.LeescribíametódicamenteyavecesRosalecontestabaenviandoversoscopiadosydibujosdefloresenpapeldepergaminocontintachina.Atravésdeesacorrespondencia,queNíveaviolabaenformaregular,seenteró de los sobresaltos del oficio deminero, siempre amenazado por derrumbes,persiguiendo vetas escurridizas, pidiendo créditos a cuenta de la buena suerte,confiandoenqueapareceríaunmaravillosofilóndeoroquelepermitiríahacerunarápidafortunayregresarparallevaraRosadelbrazoalaltar,convirtiéndoseasíenelhombremás felizdeluniverso,comodecíasiempreal finalde lascartas.Rosa, sinembargo, no tenía prisa por casarse y casi había olvidado el único beso queintercambiaron al despedirse y tampoco podía recordar el color de los ojos de esenovio tenaz. Por influencia de las novelas románticas, que constituían su únicalectura,legustabaimaginarloconbotasdesuela,lapielquemadaporlosvientosdeldesierto, escarbando la tierra en busca de tesoros de piratas, doblones españoles yjoyasdelosincas,yerainútilqueNíveatrataradeconvencerladequelasriquezasdelasminas estabanmetidas en las piedras, porque a Rosa le parecía imposible queEsteban Trueba recogiera toneladas de peñascos con la esperanza de que, alsometerlosa inicuosprocesoscrematorios,escupieranungramodeoro.Entretanto,lo aguardaba sin aburrirse, imperturbable en la gigantesca tarea que se habíaimpuesto: bordar el mantel más grande del mundo. Comenzó con perros, gatos ymariposas, pero pronto la fantasía se apoderó de su labor y fue apareciendo unparaísodebestiasimposiblesquenacíandesuagujaantelosojospreocupadosdesupadre.Severoconsiderabaqueera tiempodequesuhijasesacudiera lamodorraypusiera los pies en la realidad, que aprendiera algunos oficios domésticos y seprepararaparaelmatrimonio,peroNíveanocompartíaesainquietud.Ellapreferíanoatormentar a su hija con exigencias terrenales, pues presentía queRosa era un sercelestial,quenoestabahechoparadurarmuchotiempoeneltráficogroserodeestemundo, por eso la dejaba en paz con sus hilos dé bordar y no objetaba aquelzoológicodepesadilla.

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UnabarbadelcorsédeNíveasequebróylapuntaseleclavóentrelascostillas.Sintió que se ahogaba dentro del vestido de terciopelo azul, el cuello de encajedemasiado alto, las mangas muy estrechas, la cintura tan ajustada, que cuando sesoltabalafajapasabamediahoraconretorcijonesdebarrigahastaquelastripasseleacomodabanen suposiciónnormal.Lohabíandiscutidoamenudoconsusamigassufragistasyhabíanllegadoalaconclusiónquemientraslasmujeresnosecortaranlas faldas y el pelo y no se quitaran los refajos, daba igual que pudieran estudiarmedicina o tuvieran derecho a voto, porque de ningúnmodo tendrían ánimo parahacerlo, pero ella misma no tenía valor para ser de las primeras en abandonar lamoda. Notó que la voz de Galicia había dejado de martillarle el cerebro. Seencontrabaenunadeesaslargaspausasdelsermónqueelcura,conocedordelefectodeunsilencioincómodo,empleabaconfrecuencia.Susojosardientesaprovechabanesosmomentospararecorreralosfeligresesunoporuno.NíveasoltólamanodesuhijaClaraybuscóunpañueloensumangaparasecarseunagotaqueleresbalabaporel cuello. El silencio se hizo denso, el tiempo pareció detenido en la iglesia, peronadieseatrevióatoseroaacomodarlapostura,paranoatraerlaatencióndelpadreRestrepo.Susúltimasfrasestodavíavibrabanentrelascolumnas.

Y en ese momento, como recordara años más tarde Nívea, en medio de laansiedadyelsilencio,seescuchócontodanitidezlavozdesupequeñaClara.

—¡Pst! ¡Padre Restrepo! Si el cuento del infierno fuera pura mentira, noschingamostodos...

Eldedoíndicedeljesuita,queyaestabaenelaireparaseñalarnuevossuplicios,quedósuspendidocomounpararrayossobresucabeza.Lagentedejóderespirarylosqueestabancabeceandosereanimaron.LosespososDelVallefueronlosprimerosenreaccionaralsentirquelosinvadíaelpánicoyalverquesushijoscomenzabanaagitarse nerviosos. Severo comprendió que debía actuar antes que estallara la risacolectivaosedesencadenaraalgúncataclismocelestial.TomóasumujerdelbrazoyaClaraporelcuelloysalióarrastrándolasagrandeszancadas,seguidoporsusotroshijos, que se precipitaron en tropel hacia la puerta.Alcanzaron a salir antes que elsacerdotepudierainvocarunrayoquelosconvirtieraenestatuasdesal,perodesdeelumbralescucharonsuterriblevozdearcángelofendido.

—¡Endemoniada!¡Soberbiaendemoniada!EsaspalabrasdelpadreRestrepopermanecieronenlamemoriadelafamiliacon

la gravedad de un diagnóstico y, en los años sucesivos, tuvieron ocasión derecordarlasamenudo.LaúnicaquenovolvióapensarenellasfuelamismaClara,queselimitóaanotarlasensudiarioyluegolasolvidó.Suspadres,encambio,nopudieronignorarlas,apesardequeestabandeacuerdoenquelaposesióndemoníacaylasoberbiaerandospecadosdemasiadograndesparaunaniñatanpequeña.Temíana lamaledicencia de la gente y al fanatismodel padreRestrepo.Hasta ese día, no

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habían puesto nombre a las excentricidades de su hija menor ni las habíanrelacionado con influencias satánicas. Las tomaban como una característica de laniña, como la cojera lo eradeLuiso la bellezadeRosa.LospoderesmentalesdeClaranomolestabananadieynoproducíanmayordesorden; semanifestabancasisiempreenasuntosdepocaimportanciayenlaestrictaintimidaddelhogar.Algunasveces,alahoradelacomida,cuandoestabantodosreunidosenelgrancomedordelacasa,sentadosenestrictoordendedignidadygobierno,elsalerocomenzabaavibrary de pronto se desplazaba por la mesa entre las copas y platos, sin que mediaraningunafuentedeenergíaconocidanitrucodeilusionista.NíveadabauntirónalastrenzasdeClarayconesesistemaconseguíaquesuhijaabandonarasudistracciónlunáticaydevolvieralanormalidadalsalero,quealpuntorecuperabasuinmovilidad.Loshermanossehabíanorganizadoparaque,enelcasodequehubieravisitas,elqueestabamáscercadeteníadeunmanotazoloqueseestabamoviendosobrelamesa,antes que los extraños se dieran cuenta y sufrieran un sobresalto. La familiacontinuabacomiendosincomentarios.Tambiénsehabíanhabituadoa lospresagiosde lahermanamenor.Ellaanunciaba los tembloresconalgunaanticipación, loqueresultabamuyconvenienteenesepaísdecatástrofes,porquedabatiempodeponerasalvolavajillaydejaralalcancedelamanolaspantuflasparasalirarrancandoenlanoche.AlosseisañosClarapredijoqueelcaballoibaavoltearaLuis,peroéstesenegóaescucharlaydesdeentonces teníaunacaderadesviada.Conel tiempose leacortólapiernaizquierdaytuvoqueusarunzapatoespecialconunagranplataformaque él mismo se fabricaba. En esa ocasión Nívea se inquietó, pero la Nana ledevolviólatranquilidaddiciendoquehaymuchosniñosquevuelancomolasmoscas,que adivinan los sueños y hablan con las ánimas, pero a todos se les pasa cuandopierdenlainocencia.

—Ninguno llega a grande en ese estado—explicó—. Espere que a la niña levenga la demostración y va a ver que se le quita lamaña de andarmoviendo losmueblesyanunciandodesgracias.

ClaraeralapreferidadelaNana.Lahabíaayudadoanaceryellaeralaúnicaquecomprendía realmente la naturaleza estrafalaria de la niña. CuandoClara salió delvientre de su madre, la Nana la acunó, la lavó y desde ese instante amódesesperadamenteaesacriaturafrágil,conlospulmonesllenosdeflema,siemprealborde de perder el aliento y ponersemorada, que había tenido que revivirmuchasvecesconelcalordesusgrandespechoscuandolefaltabaelaire,puesellasabíaqueése era el único remedio para el asma, mucho más efectivo que los jarabesaguardentososdeldoctorCuevas.

EseJuevesSanto,Severosepaseabaporlasalapreocupadoporelescándaloquesuhijahabíadesatadoenlamisa.ArgumentabaquesólounfanáticocomoelpadreRestrepopodíacreerenendemoniadosenplenosigloveinte,elsiglodelasluces,de

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la ciencia y la técnica, en el cual el demonio había quedado definitivamentedesprestigiado.Nívealointerrumpióparadecirquenoeraéseelpunto.Lograveeraquesilasproezasdesuhijatrascendíanlasparedesdelacasayelcuraempezabaaindagar,todoelmundoibaaenterarse.

—Vaaempezarallegarlagenteparamirarlacomosifueraunfenómeno—dijoNívea.

—Y el Partido Liberal se irá al carajo—agregó Severo, que veía el daño quepodíahacerasucarrerapolíticatenerunahechizadaenlafamilia.

EnesoestabancuandollególaNanaarrastrandosusalpargatas,consufrufrúdeenaguasalmidonadas,aanunciarqueenelpatiohabíaunoshombresdescargandoaun muerto. Así era. Entraron en un carro con cuatro caballos, ocupando todo elprimer patio, aplastando las camelias y ensuciando con bosta el relucienteempedrado, en un torbellino de polvo, un piafar de caballos y un maldecir dehombressupersticiososquehacíangestoscontraelmaldeojo.Traíanelcadáverdeltío Marcos con todo su equipaje. Dirigía aquel tumulto un hombrecillo melifluo,vestidodenegro,conlevitayunsombrerodemasiadogrande,queinicióundiscursosolemneparaexplicarlascircunstanciasdelcaso,perofuebrutalmenteinterrumpidopor Nívea, que se lanzó sobre el polvoriento ataúd que contenía los restos de suhermanomásquerido.Níveagritabaqueabrieranlatapa,paraverloconsuspropiosojos.Yalehabíatocadoenterrarloenunaocasiónanterior,y,porlomismo,lecabíaladudadequetampocoesavezfueradefinitivasumuerte.Susgritosatrajeronalamultituddesirvientesdelacasayatodosloshijos,queacudieroncorriendoaloírelnombredesutíoresonandoconlamentosdeduelo.

HacíaunpardeañosqueClaranoveíaasutíoMarcos,perolorecordabamuybien. Era la única imagen perfectamente nítida de su infancia y para evocarla nonecesitabaconsultareldaguerrotipodelsalón,dondeaparecíavestidodeexplorador,apoyadoenunaescopetadedoscañonesdemodeloantiguo,conelpiederechosobreel cuello de un tigre de Malasia, en la misma triunfante actitud que ella habíaobservadoenlaVirgendelaltarmayor,pisandoeldemoniovencidoentrenubesdeyesoyángelespálidos.AClaralebastabacerrarlosojosparaverasutíoencarneyhueso,curtidopor las inclemenciasde todos losclimasdelplaneta, flaco,conunosbigotes de filibustero, entre los cuales asomaba su extraña sonrisa de dientes detiburón.Parecía imposiblequeestuvieradentrodeesecajónnegroenel centrodelpatio.

En cada visita que hizo Marcos al hogar de su hermana Nívea, se quedó porvariosmeses,provocandoelregocijodelossobrinos,especialmentedeClara,yunatormentaen laqueelordendomésticoperdía suhorizonte.Lacasa seatochabadebaúles,animalesembalsamados,lanzasdeindios,bultosdemarinero.Portodosladoslagenteandabatropezandoconsusbártulosinauditos,aparecíanbichosnuncavistos,

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que habían hecho el viaje desde tierras remotas, para terminar aplastados bajo laescoba implacable de laNana en cualquier rincón de la casa. Losmodales del tíoMarcos eran los de un caníbal, como decía Severo. Se pasaba la noche haciendomovimientos incomprensibles en la sala, que, más tarde se supo, eran ejerciciosdestinados a perfeccionar el control de la mente sobre el cuerpo y a mejorar ladigestión.Hacía experimentos de alquimia en la cocina, llenando toda la casa conhumaredas fétidas y arruinaba las ollas con sustancias sólidas que no se podíandesprenderdel fondo.Mientras losdemás intentabandormir,arrastrabasusmaletasporloscorredores,ensayabasonidosagudosconinstrumentossalvajesyenseñabaahablarenespañolaunlorocuyalenguamaternaeradeorigenamazónico.Eneldíadormíaenunahamacaquehabía tendidoentredoscolumnasdelcorredor, sinmásabrigo que un taparrabos que ponía de pésimo humor a Severo, pero que Níveadisculpaba porqueMarcos la había convencido de que así predicaba el Nazareno.Clararecordabaperfectamente,apesardequeentonceseramuypequeña,laprimeravezquesutíoMarcosllegóalacasaderegresodeunodesusviajes.Seinstalócomosifueraaquedarseparasiempre.Alpocotiempo,aburridodepresentarseentertuliasde señoritas donde la dueña de la casa tocaba el piano, jugar al naipe y eludir losapremios de todos sus parientes para que sentara cabeza y entrara a trabajar deayudanteenelbufetedeabogadosdeSeverodelValle,secompróunorganilloysalióa recorrer las calles, con la intención de seducir a su primaAntonieta y, de paso,alegraralpúblicoconsumúsicademanivela.Lamáquinanoeramásqueuncajónroñosoprovistoderuedas,peroéllapintóconmotivosmarinerosylepusounafalsachimeneadebarco.Quedóconaspectodecocinaacarbón.Elorganillo tocabaunamarchamilitar y un vals alternadamente y entre vuelta y vuelta de lamanivela, elloro,quehabíaaprendidoelespañol,aunquetodavíaguardabasuacentoextranjero,atraíaalaconcurrenciacongritosagudos.Tambiénsacabaconelpicounospapelitosdeunacajaparavenderlasuertealoscuriosos.Lospapelesrosados,verdesyazuleseran tan ingeniosos, que siempre apuntaban a losmás secretos deseos del cliente.Además de los papeles de la suerte, vendía pelotitas de aserrín para divertir a losniñosypolvoscontralaimpotencia,quecomerciabaamediavozconlostranseúntesafectados por esemal. La idea del organillo nació como un último y desesperadorecurso para atraer a la primaAntonieta, después que le fallaron otras formasmásconvencionales de cortejarla. Pensó que ninguna mujer en su sano juicio podíapermanecerimpasibleanteunaserenatadeorganillo.Esofueloquehizo.Secolocódebajodesuventanaunatardecer,atocarsumarchamilitarysuvals,enelmomentoenque ella tomaba el té conungrupode amigas.Antonieta no se dio por aludidahastaqueellorocomenzóallamarlaporsunombredepilayentoncesseasomóalaventana.Sureacciónnofuelaqueesperabasuenamorado.Susamigasseencargaronde repartir lanoticiapor todos los salonesde laciudady,aldía siguiente, lagente

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empezóapasearporlascallescéntricasenlaesperanzadeverconsuspropiosojosalcuñadodeSeverodelValletocandoelorganilloyvendiendopelotitasdeaserrínconun loro apolillado, simplemente por el placer de comprobar que también en lasmejoresfamiliashabíabuenasrazonesparaavergonzarse.Anteelbochornofamiliar,MarcostuvoquedesistirdelorganilloyelegirmétodosmenosconspicuosparaatraeralaprimaAntonieta,peronorenuncióaasediarla.Detodosmodos,alfinalnotuvoéxito,porquelajovensecasódelanochealamañanaconundiplomáticoveinteañosmayor,que se la llevóavivir aunpaís tropical cuyonombrenadiepudo recordar,peroquesugeríanegritud,bananasypalmeras,dondeellaconsiguiósobreponersealrecuerdodeaquelpretendientequearruinósusdiecisieteañosconsumarchamilitarysuvals.Marcossehundióen ladepresióndurantedoso tresdías,alcabode loscualesanuncióquejamássecasaríayqueseibaadarlavueltaalmundo.VendióelorganilloaunciegoydejóellorocomoherenciaaClara,perolaNanaloenvenenósecretamente con una sobredosis de aceite de hígado de bacalao, porque no podíasoportar su mirada lujuriosa, sus pulgas y sus gritos destemplados ofreciendopapelitosparalasuerte,pelotasdeaserrínypolvosparalaimpotencia.

Ése fue el viajemás largo deMarcos.Regresó con un cargamento de enormescajasquesealmacenaronenelúltimopatio,entreelgallineroylabodegadelaleña,hastaqueterminóelinvierno.Aldespuntarlaprimavera,lashizotrasladaralParquedelosDesfiles,undescampadoenormedondesejuntabaelpuebloavermarcharalosmilitaresdurantelasFiestasPatrias,conelpasodegansoquehabíancopiadodelosprusianos.Alabrirlascajas,sevioqueconteníanpiezassueltasdemadera,metaly tela pintada. Marcos pasó dos semanas armando las partes de acuerdo a lasinstruccionesdeunmanualeninglés,quedescifróconsuinvencibleimaginaciónyun pequeño diccionario. Cuando el trabajo estuvo listo, resultó ser un pájaro dedimensiones prehistóricas, con un rostro de águila furiosa pintado en su partedelantera,alasmoviblesyunahéliceenellomo.Causóconmoción.Lasfamiliasdela oligarquía olvidaron el organillo y Marcos se convirtió en la novedad de latemporada. La gente hacía paseos los domingos para ir a ver al pájaro y losvendedoresdechucheríasyfotógrafosambulanteshicieronsuagosto.Sinembargo,alpocotiempocomenzóaagotarseelinterésdelpúblico.EntoncesMarcosanuncióqueapenassedespejaraeltiempopensabaelevarseenelpájaroycruzarlacordillera.Lanoticiaseregóenpocashorasyseconvirtióenelacontecimientomáscomentadodelaño.Lamáquinayacíaconlapanzaasentadaentierrafirme,pesadaytorpe,conmásaspectodepatoherido,quedeunodeesosmodernosaeroplanosqueempezabana fabricarse en Norteamérica. Nada en su apariencia permitía suponer que podríamoverse y mucho menos encumbrarse y atravesar las montañas nevadas. Losperiodistas y curiosos acudieron en tropel. Marcos sonreía inmutable ante laavalanchadepreguntasyposabaparalosfotógrafossinofrecerningunaexplicación

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técnica o científica respecto a la forma en que pensaba realizar su empresa.Hubogente que viajó de provincia para ver el espectáculo. Cuarenta años después, susobrinonietoNicolás,aquienMarcosnollegóaconocer,desenterrólainiciativadevolarquesiempreestuvopresenteenloshombresdesuestirpe.Nicolástuvolaideade hacerlo con fines comerciales, en una salchicha gigantesca rellena con airecaliente,quellevaríaimpresounavisopublicitariodebebidasgaseosas.Pero,enlostiempos enqueMarcos anunció suviaje en aeroplano, nadie creíaque ese inventopudieraservirparaalgoútil.Éllohacíaporespírituaventurero.Eldíaseñaladoparael vuelo amaneció nublado, pero había tanta expectación, que Marcos no quisoaplazarlafecha.Sepresentópuntualmenteenelsitioynodioniunamiradaalcieloque se cubríadegrisesnubarrones.Lamuchedumbreatónita, llenó todas las callesadyacentes, se encaramó en los techos y los balcones de las casas próximas y seapretujóenelparque.Ningunaconcentraciónpolíticapudoreuniratantagentehastamedio siglo después, cuando el primer candidato marxista aspiraba, por mediostotalmentedemocráticos,aocuparelsillóndelosPresidentes.Clararecordaríatodasuvidaesedíadefiesta.Lagentesevistiódeprimavera,adelantándoseunpocoalainauguración oficial de la temporada, los hombres con trajes de lino blanco y lasdamas con los sombreros de pajilla italiana que hicieron furor ese año.Desfilarongruposdeescolaresconsusmaestros, llevandofloresparaelhéroe.Marcosrecibíalasfloresybromeabadiciendoqueesperaranqueseestrellaraparallevarlefloresalentierro. El obispo en persona, sin que nadie se lo pidiera, apareció con dosturiferariosabendecirelpájaroyelorfeónde lagendarmería tocómúsicaalegreysin pretensiones, para el gusto popular. La policía, a caballo y con lanzas, tuvodificultad en mantener a la multitud alejada del centro del parque, donde estabaMarcos,vestidoconunabragademecánico,congrandesanteojosdeautomovilistaysu cucalón de explorador. Para el vuelo llevaba, además, su brújula, un catalejo yunosextrañosmapasdenavegaciónaéreaqueélmismohabíatrazadobasándoseenlasteoríasdeLeonardodaVinciyenlosconocimientosaustralesdelosincas.Contratodalógica,alsegundointentoelpájaroseelevósincontratiemposyhastaconciertaelegancia, entre los crujidos de su esqueleto y los estertores de su motor. Subióaleteando y se perdió entre las nubes, despedido por una fanfarria de aplausos,silbatos, pañuelos, banderas, redobles musicales del orfeón y aspersiones de aguabendita. En tierra quedó el comentario de la maravillada concurrencia y de loshombres más instruidos, que intentaron dar una explicación razonable al milagro.Clarasiguiómirandoelcielohastamuchodespuésquesutíosehizoinvisible.Creyódivisarlodiezminutosmástarde,perosóloeraungorriónpasajero.Despuésdetresdías,laeuforiaprovocadaporelprimervuelodeaeroplanoenelpaís,sedesvanecióynadievolvióaacordarsedelepisodio,exceptoClara,queoteaba incansablementelasalturas.

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Alasemanasintenernoticiasdel tíovolador,sesupusoquehabíasubidohastaperderse en el espacio sideral y losmás ignorantes especularon con la ideadequellegaríaa la luna.Severodeterminó,conunamezclade tristezaydealivio,quesucuñado se había caído con su máquina en algún resquicio de la cordillera, dondenunca sería encontrado.Nívea lloró desconsoladamente y prendió unas velas a sanAntonio,patronodelascosasperdidas.Severoseopusoalaideademandaradeciralgunasmisas,porquenocreíaeneserecursoparaganarelcieloymuchomenosparavolveralatierra,ysosteníaquelasmisasylasmandas,asícomolasindulgenciasyeltráficodeestampitasyescapularios,eranunnegociodeshonesto.Envistadeeso,Níveay laNanapusierona todos losniñosa rezar a escondidasel rosariodurantenueve días. Mientras tanto, grupos de exploradores y andinistas voluntarios lobuscaronincansablementeporpicosyquebradasdelacordillera,recorriendounoporuno todos los vericuetos accesibles, hasta que por último regresaron triunfantes yentregaron a la familia los restosmortales en un negro ymodesto féretro sellado.Enterraronalintrépidoviajeroenunfuneralgrandioso.Sumuerteloconvirtióenunhéroe y su nombre estuvo varios días en los titulares de todos los periódicos. Lamismamuchedumbrequese juntóparadespedirloeldíaqueseelevóenelpájaro,desfilófrenteasuataúd.Todalafamilialollorócomosemerecía,menosClara,quesiguió escrutando el cielo con paciencia de astrónomo. Una semana después delsepelio,aparecióenelumbraldelapuertadelacasadeNíveaySeverodelValle,elpropio tíoMarcos, de cuerpo presente, con una alegre sonrisa entre sus bigotes depirata.Graciasalosrosariosclandestinosdelasmujeresylosniños,comoélmismolo admitió, estaba vivo y en posesión de todas sus facultades, incluso la del buenhumor.Apesardelnobleorigendesusmapasaéreos,elvuelohabíasidounfracaso,perdió el aeroplano y tuvo que regresar a pie, pero no traía ningún hueso roto ymanteníaintactosuespírituaventurero.Estoconsolidóparasiempreladevocióndelafamilia por sanAntonio y no sirvió de escarmiento a las generaciones futuras quetambién intentaron volar con diferentesmedios. Legalmente, sin embargo,Marcoserauncadáver.SeverodelValletuvoqueponertodosuconocimientodelasleyesalservicio de devolver la vida y la condición de ciudadano a su cuñado.Al abrir elataúd,delantede lasautoridadescorrespondientes, sevioquehabíanenterradounabolsa de arena. Este hecho manchó el prestigio, hasta entonces impoluto, de losexploradores y los andinistas voluntarios: desde ese día fueron considerados pocomenosquemalhechores.

Laheroica resurreccióndeMarcos acabópor hacer olvidar a todo elmundo elasuntodelorganillo.Volvieronainvitarloatodoslossalonesdelaciudady,almenosporuntiempo,sunombresereivindicó.Marcosvivióenlacasadesuhermanaporunosmeses.Unanochesefuesindespedirsedenadie,dejandosusbaúles,suslibros,susarmas,susbotasytodossusbártulos.Severo,yhastalamismaNívea,respiraron

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aliviados.Suúltimavisitahabíaduradodemasiado.PeroClarasesintiótanafectada,que pasó una semana caminando sonámbula y chupándose el dedo. La niña, queentonces tenía siete años, había aprendido a leer los libros de cuentos de su tío yestaba más cerca de él que ningún otro miembro de la familia, debido a sushabilidadesadivinatorias.Marcossosteníaquelararavirtuddesusobrinapodíaseruna fuente de ingresos y una buena oportunidad para desarrollar su propiaclarividencia.Teníalateoríadequeestacondiciónestabapresenteentodoslossereshumanos,especialmenteenlosdesufamilia,yquesinofuncionabaconeficienciaerasóloporfaltadeentrenamiento.CompróenelMercadoPersaunaboladevidrioque,segúnél,teníapropiedadesmágicasyveníadeOriente,peromástardesesupoqueerasólounflotadordebotepesquero,lapusosobreunpañodeterciopelonegroy anuncióquepodíaver la suerte, curar elmal deojo, leer el pasadoymejorar lacalidad de los sueños, todo por cinco centavos. Sus primeros clientes fueron lassirvientas del vecindario. Una de ellas había sido acusada de ladrona, porque supatrona había extraviado una sortija. La bola de vidrio indicó el lugar donde seencontrabalajoya:habíarodadodebajodeunropero.Aldíasiguientehabíaunacolaenlapuertadelacasa.Llegaronloscocheros, loscomerciantes, losrepartidoresdelecheyaguaymástardeaparecierondiscretamentealgunosempleadosmunicipalesyseñoras distinguidas, que se deslizaban discretamente a lo largo de las paredes,procurando no ser reconocidas. La clientela era recibida por la Nana, que losordenabaen laantesalaycobraba loshonorarios.Este trabajo lamanteníaocupadacasitodoeldíayllegóaabsorberlatanto,quedescuidósuslaboresenlacocinaylafamiliaempezóaquejarsedequeloúnicoquehabíaparalacenaeranporotosañejosy dulce de membrillo. Marcos arregló la cochera con unos cortinajes raídos quealgunavezpertenecieronalsalón,peroqueelabandonoylavejezhabíanconvertidoenpolvorientashilachas.AllíatendíaalpúblicoconClara.Losdosadivinosvestíantúnicas«delcolorde loshombresde la luz»,comollamabaMarcosalamarillo.LaNanatiñólastúnicasconpolvosdeazafrán,haciéndolashervirenlaolladestinadaalmanjar blanco. Marcos llevaba, además de la túnica, un turbante amarrado en lacabezayunamuletoegipciocolgandoalcuello.Sehabíadejadocrecerlabarbayelpelo y estaba más delgado que nunca. Marcos y Clara resultaban totalmenteconvincentes, sobre todoporque la niña nonecesitabamirar la bola de vidrio paraadivinarloquecadaunoqueríaoír.LosoplabaaloídoaltíoMarcos,quientransmitíael mensaje al cliente e improvisaba los consejos que le parecían atinados. Así sepropagó su fama, porque los que llegaban al consultorio alicaídos y tristes, salíanllenos de esperanzas, los enamorados que no eran correspondidos obteníanorientación para cultivar el corazón indiferente y los pobres se llevaban infaliblesmartingalas para apostar en las carreras del canódromo.El negocio llegó a ser tanpróspero,quelaantesalaestabasiempreatiborradadegenteyalaNanaempezarona

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darle vahídos de tanto estar parada. En esa ocasión Severo no tuvo necesidad deintervenirparaponerle fin a la iniciativa empresarial de su cuñado,porque losdosadivinos, al darse cuenta de que sus aciertos podían modificar el destino de laclientela,queseguíaalpiedelaletrasuspalabras,seatemorizaronydecidieronqueéseeraunoficiodetramposos.Abandonaroneloráculodelacocherayserepartieronequitativamentelasganancias,aunqueenrealidadlaúnicaqueestabainteresadaenelaspectomaterialdelnegocioeralaNana.

DetodosloshermanosDelValle,Claraeralaqueteníamásresistenciaeinterésparaescucharloscuentosdesutío.Podíarepetircadauno,sabíadememoriavariaspalabrasendialectosdeindiosextranjeros,conocíasuscostumbresypodíadescribirlaformaenqueseatraviesantrozosdemaderaenloslabiosyenloslóbulosdelasorejas,asícomolosritosdeiniciaciónylosnombresdelasserpientesmásvenenosasysusantídotos.Sutíoeratanelocuente,quelaniñapodíasentirensupropiacarnelaquemantemordeduradelasvíboras,veralreptildeslizarsesobrelaalfombraentrelaspatas del arrimo de jacarandá y escuchar los gritos de las guacamayas entre lascortinasdelsalón.SeacordabasinvacilacionesdelrecorridodeLopedeAguirreensu búsqueda deElDorado, de los nombres impronunciables de la flora y la faunavisitadasoinventadasporsutíomaravilloso,sabíadeloslamasquetomantésaladocongrasadeyacypodíadescribircondetallealasopulentasnativasdelaPolinesia,los arrozales de laChina o las blancas planicies de los países delNorte, donde elhielo eternomata a las bestias y a los hombres que se distraen, petrificándolos enpocosminutos.Marcos teníavariosdiariosdeviajedondeescribíasus recorridosysus impresiones así como una colección de mapas y de libros de cuentos, deaventuras y hasta de hadas, que guardaba dentro de sus baúles en el cuarto de loscachivaches, al fondo del tercer patio de la casa. De allí salieron para poblar lossueñosde susdescendienteshastaque fueronquemadospor errormedio siglomástarde,enunapirainfame.

Desuúltimoviaje,Marcosregresóenunataúd.Habíamuertodeunamisteriosapeste africana que lo fue poniendo arrugado y amarillo como un pergamino. Alsentirseenfermoemprendióelviajedevueltaconlaesperanzadequeloscuidadosdesuhermanay la sabiduríadel doctorCuevas ledevolverían la saludy la juventud,peronoresistiólossesentadíasdetravesíaenbarcoyalaalturadeGuayaquilmurióconsumidoporlafiebreydelirandosobremujeresalmizcladasytesorosescondidos.Elcapitándelbarco,uninglésdeapellidoLongfellow,estuvoapuntodelanzarloalmarenvueltoenunabandera,peroMarcoshabíahechotantosamigosyenamoradoatantasmujeresabordodeltransatlántico,apesardesuaspectojibarizadoysudelirio,que los pasajeros se lo impidieronyLongfellow tuvoque almacenarlo, junto a lasverdurasdelcocinerochino,parapreservarlodelcalory losmosquitosdel trópico,hastaqueelcarpinterodeabordoleimprovisóuncajón.EnElCallaoconsiguieron

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unféretroapropiadoyalgunosdíasdespuéselcapitán,furiosoporlasmolestiasqueesepasajerolehabíacausadoalaCompañíadeNavegaciónyaélpersonalmente,lodescargó sin miramientos en el muelle, extrañado de que nadie se presentara areclamarloniapagarlosgastosextraordinarios.MástardeseenteródequeelcorreoenesaslatitudesnoteníalamismaconfiabilidadqueensulejanaInglaterrayquesustelegramas se volatilizaron por el camino. Afortunadamente para Longfellow,aparecióunabogadodelaaduanaqueconocíaalafamiliaDelValleyofrecióhacersecargodelasunto,metiendoaMarcosysucomplejoequipajeenuncochedefleteyllevándolo a la capital al único domicilio fijo que se le conocía: la casa de suhermana.

Para Clara ése habría sido uno de losmomentosmás dolorosos de su vida, siBarrabás; no hubiera llegado mezclado con los bártulos de su tío. Ignorando laperturbación que reinaba en el patio, su instinto la condujo directamente al rincóndondehabían tirado la jaula.Adentro estabaBarrabás; Era unmontón de huesitoscubiertos con un pelaje de color indefinido, lleno de peladuras infectadas, un ojocerradoyelotrosupurandolegañas,inmóvilcomouncadáverensupropiaporquería.Apesardesuapariencia,laniñanotuvodificultadenidentificarlo.

—¡Unperrito!—chilló.Se hizo cargo del animal. Lo sacó de la jaula, lo acunó en su pecho y con

cuidadosdemisioneraconsiguiódarleaguaenelhocicohinchadoyreseco.NadiesehabíapreocupadodealimentarlodesdequeelcapitánLongfellow,quiencomotodoslosinglesestratabamuchomejoralosanimalesquealoshumanos,lodepositóconelequipajeenelmuelle.Mientraselperroestuvoabordojuntoasuamomoribundo,elcapitánloalimentóconsupropiamanoylopaseóporlacubierta,prodigándoletodaslas atenciones que le escatimó aMarcos, pero una vez en tierra firme, fue tratadocomo parte del equipaje. Clara se convirtió en unamadre para el animal, sin quenadieledisputaraesedudosoprivilegio,yconsiguióreanimarlo.Unpardedíasmástarde,unavezquesecalmólatempestaddelallegadadelcadáverydelentierrodeltíoMarcos,Severosefijóenelbichopeludoquesuhijallevabaenlosbrazos.

—¿Quéeseso?—preguntó.—Barrabás—dijoClara.—Entrégueseloaljardinero,paraquesedeshagadeél.Puedecontagiarnosalguna

enfermedad—ordenóSevero.PeroClaralohabíaadoptado.—Esmío,papá.Simeloquita,lejuroquedejoderespirarymemuero.Se quedó en la casa. Al poco tiempo corría por todas partes devorándose los

flecos de las cortinas, las alfombras y las patas de losmuebles. Se recuperó de suagonía con gran rapidez y empezó a crecer.Al bañarlo se supo que era negro, decabezacuadrada,patasmuy largasypelo corto.LaNana sugiriómocharle la cola,

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paraqueparecieraperrofino,peroClaraagarróunberrinchequedegeneróenataquedeasmaynadievolvióamencionarelasunto.Barrabás;sequedóconlacolaenterayconeltiempoéstallegóatenerellargodeunpalodegolf,provistademovimientosincontrolablesquebarríanlasporcelanasdelasmesasyvolcabanlas lámparas.Eraderazadesconocida.Noteníanadaencomúnconlosperrosquevagabundeabanporlacalleymuchomenoscon lascriaturasdepurarazaquecriabanalgunasfamiliasaristocráticas. El veterinario no supo decir cuál era su origen y Clara supuso queprovenía de la China, porque gran parte del contenido del equipaje de su tío eranrecuerdosdeeselejanopaís.Teníaunailimitadacapacidaddecrecimiento.Alosseismeseseradel tamañodeunaovejayal añode lasproporcionesdeunpotrillo.Lafamilia, desesperada, se preguntaba hasta dónde crecería y comenzaron a dudar deque fuera realmente un perro, especularon que podía tratarse de un animal exóticocazadoporeltíoexploradorenalgunaregiónremotadelmundoyquetalvezensuestadoprimitivoera feroz.Níveaobservabasuspezuñasdecocodriloy susdientesafiladosysucorazóndemadreseestremecíapensandoquelabestiapodíaarrancarlelacabezaaunadultodeun tarascónyconmayor razónacualquierade susniños.PeroBarrabás; no dabamuestras de ninguna ferocidad, por el contrario.Tenía losretozosdeungatito.DormíaabrazadoaClara,dentrodesucama,conlacabezaenelalmohadón de plumas y tapado hasta el cuello porque era friolento, pero después,cuando ya no cabía en la cama, se tendía en el suelo a su lado, con su hocico decaballoapoyadoenlamanodelaniña.Nuncaselovioladrarnigruñir.Eranegroysilenciosocomounapantera,legustabaneljamónylasfrutasconfitadasycadavezquehabíavisitasyolvidabanencerrarlo,entrabasigilosamentealcomedorydabaunavueltaalamesaretirandocondelicadezasusbocadillospreferidosdelosplatossinque ninguno de los comensales se atreviera a impedírselo. A pesar de sumansedumbre de doncella, Barrabás; inspiraba terror. Los proveedores huíanprecipitadamente cuando se asomaba a la calle y en una oportunidad su presenciaprovocó pánico entre lasmujeres que hacían fila frente al carretón que repartía laleche,espantandoalpercheróndetiro,quesaliódispararloenmediodeunestropiciodecubosdelechedesparramadosenelempedrado.Severotuvoquepagartodoslosdestrozosyordenóqueelperrofueraamarradoenelpatio,peroClaratuvootradesuspataletasyladecisiónfueaplazadaportiempoindefinido.Lafantasíapopularylaignoranciarespectoasuraza,atribuyeronaBarrabás;característicasmitológicas.Contaban que siguió creciendo y que si no hubiera puesto fin a su existencia labrutalidaddeuncarnicero,habríallegadoatenereltamañodeuncamello.Lagentelocreíaunacruzadeperroconyegua,suponíanquepodíanaparecerlealas,cuernosyunalientosulfurosodedragón,comolasbestiasquebordabaRosaensuinterminablemantel. La Nana, harta de recoger porcelana rota y oír los chismes de que seconvertíaen lobo lasnochesde luna llena,usóconélelmismosistemaqueconel

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loro, pero la sobredosis de aceite de hígado de bacalao no lo mató; sino que leprovocóunacagantinadecuatrodíasquecubrió la casadearribaabajoyqueellamismatuvoquelimpiar.

Erantiemposdifíciles.Yoteníaentoncesalrededordeveinticincoaños,peromeparecía queme quedaba poca vida por delante para labrarme un futuro y tener laposiciónquedeseaba.Trabajabacomounanimalylaspocasvecesquemesentabaadescansar, obligado por el tedio de algún domingo, sentía que estaba perdiendomomentospreciososyquecadaminutodeocioeraunsiglomáslejosdeRosa.Vivíaenlamina,enunacasuchadetablascontechodezinc,quemefabriquéyomismoconlaayudadeunpardepeones.Eraunasolapiezacuadradadondeacomodémispertenencias,conunventanucoencadapared,paraquecircularaelairebochornosodeldía,conpostigosparacerrarlosenlanoche,cuandocorríaelvientoglacial.Todomi mobiliario consistía en una silla, un catre de campaña, una mesa rústica, unamáquina de escribir y una pesada caja fuerte que tuve que hacer llevar a lomo demula a través del desierto, donde guardaba los jornales de los mineros, algunosdocumentos y una bolsita de lona donde brillaban los pequeños trozos de oro querepresentaban el fruto de tanto esfuerzo. No era cómoda, pero yo estabaacostumbrado a la incomodidad. Nunca me había bañado en agua caliente y losrecuerdos que tenía de mi niñez eran de frío, soledad y un eterno vacío en elestómago.Allícomí,dormíyescribídurantedosaños,sinmásdistracciónqueunoscuantoslibrosmuchasvecesleídos,unarumadeperiódicosatrasados,unostextoseninglésquemesirvieronparaaprenderlosrudimentosdeesamagníficalengua,yunacajaconllavedondeguardabalacorrespondenciaquemanteníaconRosa.Mehabíaacostumbrado a escribirle a máquina, con una copia que guardaba para mí y queordenaba por fechas junto a las pocas cartas que recibí de ella. Comía el mismoranchoquesecocinabapara losminerosy teníaprohibidoquecirculara licoren lamina.Tampocolo teníaenmicasa,porquesiemprehepensadoquelasoledadyelaburrimientoterminanporconvertiralhombreenalcohólico.Talvezelrecuerdodemipadre,conelcuellodesabotonado,lacorbataflojaymanchada,losojosturbiosyel aliento pesado, con un vaso en lamano, hicieron demí un abstemio.No tengobuenacabezaparaeltrago,meemborrachoconfacilidad.Descubríesoalosdieciséisañosynunca loheolvidado.Unavezmepreguntóminietacómopudevivir tantotiemposoloytanlejosdelacivilización.Nolosé.Peroenrealidaddebehabersidomás fácil para mí que para otros, porque no soy una persona sociable, no tengomuchosamigosnimegustan las fiestasoelbochinche,porelcontrario,mesientomejorsolo.Mecuestamuchointimarconlagente.Enaquellaépocatodavíanohabíavividoconunamujer,asíesquetampocopodíaechardemenosloquenoconocía.Noeraenamoradizo,nuncalohesido,soydenaturalezafiel,apesardequebastalasombradeunbrazo,lacurvadeunacintura,elquiebredeunarodillafemenina,para

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quemevenganideasalacabezaaúnhoy,cuandoyaestoytanviejoquealvermeenelespejonomereconozco.Parezcounárboltorcido.Noestoytratandodejustificarmispecadosde juventudconelcuentodequenopodíacontrolarel ímpetudemisdeseos,nimuchomenos.Aesaedadyoestabaacostumbradoalarelaciónsinfuturocon mujeres de vida ligera, puesto que no tenía posibilidad con otras. En migeneración hacíamos un distingo entre las mujeres decentes y las otras y tambiéndividíamosalasdecentesentrepropiasyajenas.NohabíapensadoenelamorantesdeconoceraRosayelromanticismomeparecíapeligrosoeinútilysialgunavezmegustóalgunajovencita,nomeatrevíaacercarmeaellaportemoraserrechazadoyalridículo.Hesidomuyorgullosoypormiorgullohesufridomásqueotros.

Hapasadomuchomásdemediosiglo,peroaúntengograbadoenlamemoriaelmomentoprecisoenqueRosa,labella,entróenmivida,comounángeldistraídoqueal pasar me robó el alma. Iba con la Nana y otra criatura, probablemente algunahermanamenor.Creoquellevabaunvestidocolorlila,peronoestoyseguro,porquenotengoojoparalaropademujeryporqueeratanhermosa,queaunquellevaraunacapadearmiño,nohabríapodidofijarmesinoensurostro.Habitualmentenoandopendientedelasmujeres,perohabríatenidoquesertaradoparanoveresaapariciónqueprovocabauntumultoasupasoycongestionabaeltráfico,coneseincreíblepeloverdeque leenmarcaba lacaracomounsombrerode fantasía, suportehadayesamanera de moverse como si fuera volando. Pasó por delante de mí sin verme ypenetró flotando a la confitería de la Plaza de Armas. Me quedé en la calle,estupefacto,mientrasellacomprabacaramelosdeanís,eligiéndolosunoporuno,consurisadecascabeles,echándoseunosalabocaydandootrosasuhermana.Nofuielúnicohipnotizado,enpocosminutosseformóuncorrillodehombresqueatisbabanporlavitrina.Entoncesreaccioné.Nosemeocurrióqueestabamuylejosdeserelpretendienteidealparaaquellajovencelestial,puestoquenoteníafortuna,distabadeserbuenmozoyteníapordelanteunfuturo incierto.¡Ynolaconocía!Peroestabadeslumbradoydecidíenesemismomomentoqueeralaúnicamujerdignadesermiesposa y que si no podía tenerla, prefería el celibato. La seguí todo el camino devueltaasucasa.Mesubíenelmismotranvíaymesentétrasella,sinpoderquitarlavistadesunucaperfecta,sucuelloredondo,sushombrossuavesacariciadosporlosrizosverdesqueescapabandelpeinado.Nosentíelmovimientodeltranvía,porqueibacomoensueños.Deprontosedeslizóporelpasillo,yalpasarpormi ladosussorprendentes pupilas de oro se detuvieron un instante en lasmías.Debímorir unpoco.No podía respirar y seme detuvo el pulso.Cuando recuperé la compostura,tuve que saltar a la vereda, con riesgo de romperme algún hueso, y correr endirecciónalacallequeellahabíatomado.Adivinédondevivíaaldivisarunamanchacolor lilaque se esfumaba trasunportón.Desdeesedíamontéguardia frente a sucasa, paseando la cuadra como perro huacho, espiando, sobornando al jardinero,

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metiendoconversaciónalassirvientas,hastaqueconseguíhablarconlaNanayella,santamujer, se compadeció demí y aceptó hacerle llegar los billetes de amor, lasfloresylasincontablescajasdecaramelosdeanísconqueintentéganarsucorazón.Tambiénleenviabaacrósticos.Noséversificar,perohabíaunlibreroespañolqueeraun genio para la rima, dondemandaba a hacer poemas, canciones, cualquier cosacuya materia prima fuera la tinta y el papel. Mi hermana Férula me ayudó aacercarme a la familiaDelValle, descubriendo remotos parentescos entre nuestrosapellidosybuscandolaoportunidaddesaludarnosalasalidademisa.AsífuecomopudevisitaraRosa.Eldíaqueentréasucasaylatuvealalcancedemivoz,nosemeocurrió nada para decirle.Me quedémudo, con el sombrero en lamano y la bocaabierta,hastaquesuspadres,queconocíanesossíntomas,merescataron.NoséquépudoverRosaenmí,niporquéconeltiempo,meaceptóporesposo.Lleguéasersunoviooficialsintenerquerealizarningunaproezasobrenatural,porqueapesardesubellezainhumanaysusinnumerablesvirtudes,Rosanoteníapretendientes.Sumadremediolaexplicación:dijoqueningúnhombresesentíalobastantefuertecomoparapasarlavidadefendiendoaRosadelasapetenciasdelosdemás.Muchoslahabíanrondado,perdiendolarazónporella,perohastaqueyoaparecíenelhorizonte,nosehabíadecididonadie.Subellezaatemorizaba,poresolaadmirabandelejos,peronoseacercaban.Yotruncapenséeneso,enrealidad.Miproblemaeraquenoteníaniunpeso,peromesentíacapaz,porlafuerzadelamor,deconvertirmeenunhombrerico.Miré a mi alrededor buscando un camino rápido, dentro de los límites de lahonestidad en que me habían educado, y vi que para triunfar necesitaba tenerpadrinos, estudios especiales o un capital. No era suficiente tener un apellidorespetable. Supongo que si hubiera tenido dinero para empezar, habría apostado alnaipeoaloscaballos,perocomonoeraelcaso,tuvequepensarentrabajarenalgoque,aunquefueraarriesgado,pudieradarmefortuna.Lasminasdeoroydeplataeranelsueñodelosaventureros:podíanhundirlosenlamiseria,matarlosdetuberculosisoconvertirlosenhombrespoderosos.Eracuestióndesuerte.ObtuvelaconcesióndeunaminaenelNorteconlaayudadelprestigiodelapellidodemimadre,quesirvióparaqueelbancomedierauna fianza.Mehice firmepropósitodesacarlehastaelúltimogramodelpreciosometal,aunqueparaello tuvieraqueestrujarelcerroconmis propiasmanos ymoler las rocas a patadas. PorRosa estaba dispuesto a eso ymuchomás.

A fines del otoño, cuando la familia se había tranquilizado respecto a lasintencionesdelpadreRestrepo,quientuvoqueapaciguarsuvocacióndeinquisidordespuésqueelobispoenpersonaleadvirtióquedejaraenpazalapequeñaClaradelValle, y cuando todos se habían resignado a la idea de que el tío Marcos estabarealmentemuerto, comenzaron a concretarse los planes políticos de Severo.Habíatrabajado durante años con ese fin. Fue un triunfo para él cuando lo invitaron a

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presentarsecomocandidatodelPartidoLiberalen laseleccionesparlamentarias,enrepresentacióndeunaprovinciadelSurdondenuncahabíaestadoytampocopodíaubicar fácilmente en elmapa.El Partido estabamuynecesitado de gente ySeveromuyansiosodeocuparunescañoenelCongreso,demodoquenotuvierondificultaden convencer a los humildes electores del Sur, que nombraran a Severo como sucandidato.Lainvitaciónfueapoyadaporuncerdoasado,rosadoymonumental,quefue enviado por los electores a la casa de la familiaDelValle. Iba sobre una granbandejademadera,perfumadoybrillante,conunperejilenelhocicoyunazanahoriaenelculo,reposandoenunlechodetomates.Teníauncosturónenlapanzayadentroestaba relleno con perdices, que a su vez estaban rellenas con ciruelas. Llegóacompañado por una garrafa que contenía medio galón del mejor aguardiente delpaís. La idea de convertirse en diputado o, mejor aún, en senador, era un sueñolargamenteacariciadoporSevero.Habíaidollevandolascosashastaesametaconunminucioso trabajo de contactos, amistades, conciliábulos, apariciones públicasdiscretas pero eficaces, dinero y favores que hacía a las personas adecuadas en elmomentopreciso.Aquellaprovinciasureña,aunqueremotaydesconocida,eraloqueestabaesperando.

Lodelcerdofueunmartes.Elviernes,cuandoyadelcerdonoquedabamásquelospellejosyloshuesosqueroíaBarrabás;enelpatio,Claraanuncióquehabríaotromuertoenlacasa.

—Peroseráunmuertoporequivocación—dijo.Elsábadopasómalanocheydespertógritando.LaNanalediounainfusiónde

tiloynadielehizocaso,porqueestabanocupadosconlospreparativosdelviajedelpadrealSuryporquelabellaRosaamanecióconfiebre.NíveaordenóquedejaranaRosa en cama y el doctor Cuevas dijo que no era nada grave, que le dieran unalimonada tibia y bien azucarada, con un chorrillo de licor, para que sudara lacalentura.Severofueaverasuhijaylaencontróarreboladayconlosojosbrillantes,hundidaenlosencajescolormantequilladesussábanas.Lellevóderegalouncarnetde baile y autorizó a la Nana para abrir la garrafa de aguardiente y echarle a lalimonada.Rosasebebió la limonada,searropóensumantillade lanaysedurmióenseguidaalladodeClara,conquiencompartíalahabitación.

Enlamañanadeldomingotrágico,laNanaselevantótemprano,comosiempre.Antesdeiramisafuealacocinaapreparareldesayunodelafamilia.Lacocinaaleñaycarbónhabíaquedadopreparadadesdeeldíaanterioryellaencendióelfogónenelrescoldodelasbrasasaúntibias.Mientrascalentabaelaguayhervíalaleche,fueacomodandolosplatospara llevarlosalcomedor.Empezóacocinar laavena,acolarelcafé,tostarelpan.Arreglódosbandejas,unaparaNívea,quesiempretomabasudesayunoenlacama,yotraparaRosa,queporestarenfermateníaderechoalomismo.CubriólabandejadeRosaconunaservilletadelinobordadoporlasmonjas,

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paraquenoseenfriaraelcaféynoleentraranmoscas,yseasomóalpatioparaverqueBarrabás;noestuvieracerca.Teníaelpruritodeasaltarlacuandoellapasabaconeldesayuno.Loviodistraído jugandoconunagallinayaprovechóparasalirensulargoviajeporlospatiosyloscorredores,desdelacocina,alfondodelacasa,hastaelcuartodelasniñas,alotroextremo.FrentealapuertadeRosavaciló,golpeadaporla fuerza del presentimiento. Entró sin anunciarse a la habitación, como era sucostumbre,yalpuntonotóqueolíaarosas,apesardequenoera laépocadeesasflores.EntonceslaNanasupoquehabíaocurridounadesgraciairreparable.Depositóconcuidado labandejaen lamesadenocheycaminó lentamentehasta laventana.Abriólaspesadascortinasyelpálidosoldelamañanaentróenelcuarto.SevolvióacongojadaynolesorprendióversobrelacamaaRosamuerta,másbellaquenunca,con el pelo definitivamente verde, la piel del tono del marfil nuevo y sus ojosamarillos como la miel, abiertos. A los pies de la cama estaba la pequeña Claraobservandoasuhermana.LaNanasearrodillójuntoalacama,tomólamanoaRosaycomenzóa rezar.Siguió rezandohastaqueseescuchóen toda lacasaun terriblelamentode buqueperdido.Fue la primera y últimavez queBarrabás; se hizo oír.Aullóalamuertadurantetodoeldía,hastadestrozarlelosnerviosaloshabitantesdelacasayalosvecinos,queacudieronatraídosporesegemidodenaufragio.

AldoctorCuevaslebastóecharunamiradaalcuerpodeRosaparasaberquelamuertesedebióaalgomuchomásgravequeunafiebredemorondanga.Comenzóahusmear por todos lados, inspeccionó la cocina, pasó los dedos por las cacerolas,abriólossacosdeharina,lasbolsasdeazúcar,lascajasdefrutassecas,revolviótodoydejóasupasoundesparramedehuracán.HurgóenloscajonesdeRosa,interrogóalossirvientesunoporuno,acosóalaNanahastaquelapusofueradesíyfinalmentesuspesquisaslocondujeronalagarrafadeaguardientequerequisósinmiramientos.Nolecomunicóanadiesusdudas,perosellevólabotellaasulaboratorio.Treshorasdespués estaba de regreso con una expresión de horror que transformaba surubicundorostrodefaunoenunamáscarapálidaquenoleabandonódurantetodoeseterribleasunto.SedirigióaSevero,lotomódeunbrazoylollevóaparte.

—Eneseaguardientehabíasuficientevenenocomoparareventarauntoro—ledijoabocadejarro—.Peroparaestarsegurodequeesofueloquematóalaniña,tengoquehacerunaautopsia.

—¿Quieredecirquelavaaabrir?—gimióSevero.—Nocompletamente.Lacabezanoselavoyatocar,sóloelsistemadigestivo—

explicóeldoctorCuevas.Severosufrióunafatiga.AesahoraNíveaestabaagotadadellorar,perocuandoseenteródequepensaban

llevarse a su hija a lamorgue, recuperó de golpe la energía. Sólo se calmó con eljuramentodequesellevaríanaRosadirectamentedelacasaalCementerioCatólico.

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Entoncesaceptótomarseelláudanoqueledioelmédicoysedurmióduranteveintehoras.

Al anochecer, Severo dispuso los preparativos.Mandó a sus hijos a la cama yautorizó a los sirvientes para retirarse temprano. A Clara, que estaba demasiadoimpresionadaporloquehabíasucedido,lepermitiópasaresanocheenelcuartodeotra hermana.Después que todas las luces se apagaron y la casa entró en reposo,llegóelayudantedeldoctorCuevas,unjovenesmirriadoymiope,quetartamudeabaal hablar. Ayudaron a Severo a transportar el cuerpo de Rosa a la cocina y locolocaroncondelicadezasobreelmármoldondelaNanaamasabaelpanypicabalasverduras.Apesardelafortalezadesucarácter,Severonopudoresistirelmomentoenquequitaronlacamisadedormirasuhijayapareciósuesplendorosadesnudezdesirena. Salió trastabillando, borracho de dolor, y se desplomó en el salón llorandocomo una criatura. También el doctor Cuevas, que había visto nacer a Rosa y laconocía como la palma de sumano, tuvo un sobresalto al verla sin ropa.El jovenayudante,porsuparte,comenzóajadeardeimpresiónysiguiójadeandoenlosañossiguientes cada vez que recordaba la visión increíble de Rosa durmiendo desnudasobre elmesónde la cocina, con su largo pelo cayendo comouna cascada vegetalhastaelsuelo.

Mientrasellostrabajabanensuterribleoficio,laNana,aburridadelloraryrezar,ypresintiendoquealgoextrañoestabaocurriendoensusterritoriosdel tercerpatio,selevantó,searropóconunchalysalióarecorrerlacasa.Violuzenlacocina,perolapuertay lospostigosde lasventanasestabancerrados.Siguiópor loscorredoressilenciososyhelados,cruzandolostrescuerposdelacasa,hastallegaralsalón.Porla puerta entreabierta divisó a su patrón que se paseaba por la habitación con airedesolado.Elfuegodelachimeneasehabíaextinguido.LaNanaentró.

—¿DóndeestálaniñaRosa?—preguntó.—EldoctorCuevasestáconella,Nana.Quédateaquíytómateuntragoconmigo

—suplicóSevero.LaNana se quedó de pie, con los brazos cruzados sujetando el chal contra su

pecho.Severo leseñalóelsofáyellaseaproximócon timidez.Sesentóasu lado.Eralaprimeravezqueestabatancercadelpatróndesdequevivíaensucasa.Severosirvió una copa de jerez para cada uno y se bebió la suya de un trago.Hundió lacabeza entre sus dedos, mesándose los cabellos y mascullando entre dientes unaincomprensibleytristeletanía.LaNana,queestabasentadarígidamenteenlapuntadelasilla,serelajóalverlollorar.Estirósumanoásperayconungestoautomáticolealisó el pelo con la misma caricia que durante veinte años había empleado paraconsolarlealoshijos.

Ellevantólavistayobservóelrostrosinedad,lospómulosindígenas,elmoñonegro,elamplioregazodondehabíavistohiparydormiracodossusdescendientesy

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sintióqueesamujercálidaygenerosacomolatierrapodíadarleconsuelo.Apoyólafrente en su falda, aspiró el suave olor de su delantal almidonado y rompió ensollozoscomounniño,vertiendotodaslaslágrimasquehabíaaguantadoensuvidadehombre.LaNanalerascólaespalda,lediopalmaditasdeconsuelo,lehablóenlamedialenguaqueempleabaparaadormeceralosniñosylecantóenunsusurrosusbaladascampesinas,hastaqueconsiguiótranquilizarlo.Permanecieronsentadosmuyjuntos,bebiendojerez,llorandoaintervalosyrememorandolostiemposdichososenqueRosacorríaporeljardínsorprendiendoalasmariposasconsubellezadefondodemar.

Enlacocina,eldoctorCuevasysuayudanteprepararonsussiniestrosutensiliosysusfrascosmalolientes,secolocarondelantalesdehule,seenrollaronlasmangasyprocedieronahurgaren la intimidadde labellaRosa,hastacomprobar, sin lugaradudas,quelajovenhabíaingeridounadosissuperlativadevenenopararatas.

—EstoestabadestinadoaSevero—concluyóeldoctorlavándoselasmanosenelfregadero.

El ayudante, demasiado emocionado por la hermosura de la muerta, no seresignabaadejarlacosidacomounsacoysugirióacomodarlaunpoco.Entoncessedieron ambos a la tarea de preservar el cuerpo con ungüentos y rellenarlo conemplastosdeembalsamador.Trabajaronhastalascuatrodelamadrugada,horaenlaqueeldoctorCuevassedeclaróvencidoporelcansancioylatristezaysalió.EnlacocinaquedóRosaenmanosdelayudante,quela lavóconunaesponja,quitándolelasmanchasdesangre,lecolocósucamisabordadaparataparelcosturónqueteníadesdelagargantahastaelsexoyleacomodóelcabello.Despuéslimpiólosvestigiosdesutrabajo.

EldoctorCuevasencontróenelsalónaSeveroacompañadoporlaNana,ebriosdellantoyjerez.

—Estálista—dijo—.Vamosaarreglarlaunpocoparaquelaveasumadre.LeexplicóaSeveroquesussospechaseranfundadasyqueenelestómagodesu

hija había encontrado la misma sustancia mortal que en el aguardiente regalado.EntoncesSeveroseacordódelaprediccióndeClarayperdióelrestodecomposturaque le quedaba, incapaz de resignarse a la idea de que su hija habíamuerto en sulugar.Sedesplomógimiendoqueéleraelculpable,porambiciosoyfanfarrón,quenadielohabíamandadoameterseenpolítica,queestabamuchomejorcuandoeraunsencilloabogadoypadredefamilia,querenunciabaeneseinstanteyparasiemprealamalditacandidatura,alPartidoLiberal,asuspompasysusobras,queesperabaqueningunodesusdescendientesvolvieraamezclarseenpolítica,queéseeraunnegociode matarifes y bandidos, hasta que el doctor Cuevas se apiadó y terminó deemborracharlo.Eljerezpudomásquelapenaylaculpa.LaNanayeldoctorselollevaron en vilo al dormitorio, lo desnudaron y lo metieron en su cama. Después

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fueronalacocina,dondeelayudanteestabaterminandodeacomodaraRosa.NíveaySeverodelValledespertarontardeenlamañanasiguiente.Losparientes

habíandecorado la casapara los ritosde lamuerte, las cortinas estabancerradasyadornadasconcresponesnegrosyalolargodelasparedessealineabanlascoronasdefloresysuaromadulzónllenabaelaire.Habíanhechounacapillaardienteenelcomedor.Sobrelagranmesa,cubiertaconunpañonegrodeflecosdorados,estabaelblancoataúdconremachesdeplatadeRosa.Doceciriosamarillosencandelabrosdebronce, iluminaban a la joven con un difuso resplandor. La habían vestido con sutrajedenoviaypuestolacoronadeazaharesdeceraqueguardabaparaeldíadesuboda.

Amediodíacomenzóeldesfiledefamiliares,amigosyconocidosadarelpésamey acompañar a losDelValle en su duelo. Se presentaron en la casa hasta susmásencarnizados enemigos políticos y a todos Severo delValle los observó fijamente,procurando descubrir en cada par de ojos que veía, el secreto del asesino, pero entodos, incluso en el presidente del Partido Conservador, vio el mismo pesar y lamismainocencia.

Durante el velorio, los caballeros circulaban por los salones y corredores de lacasa, comentando en voz baja sus asuntos de negocios. Guardaban respetuososilencio cuando se aproximaba alguien de la familia. En el momento de entrar alcomedor y acercarse al ataúd para dar una última mirada a Rosa, todos seestremecían,porquesubellezanohabíahechomásqueaumentarenesashoras.Lasseñoraspasabanalsalón,dondeordenaronlassillasdelacasaformandouncírculo.Allí había comodidad para llorar a gusto, desahogando con el buen pretexto de lamuerte ajena, otras tristezas propias. El llanto era copioso, pero digno y callado.Algunasmurmurabanoracionesenvozbaja.Lasempleadasdelacasacirculabanporlossalonesyloscorredoresofreciendotazasdeté,copasdecoñac,pañueloslimpiospara lasmujeres, confites caseros y pequeñas compresas empapadas en amoníaco,para las señoras que sufríanmareos por el encierro, el olor de las velas y la pena.Todas las hermanas Del Valle, menos Clara, que era todavía muy joven, estabanvestidas de negro riguroso, sentadas alrededor de su madre como una ronda decuervos. Nívea, que había llorado todas sus lágrimas, se mantenía rígida sobre susilla, sin un suspiro, sin una palabra y sin el alivio del amoníaco porque le dabaalergia.Losvisitantesquellegaban,pasabanadarleelpésame.Algunoslabesabanen ambasmejillas, otros la abrazaban estrechamente por unos segundos, pero ellaparecía no reconocer ni a los más íntimos. Había visto morir a otros hijos en laprimerainfanciaoalnacer,peroningunoleprodujolasensacióndepérdidaqueteníaenesemomento.

CadahermanodespidióaRosaconunbesoensufrentehelada,menosClara,queno quiso aproximarse al comedor. No insistieron, porque conocían su extrema

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sensibilidad y su tendencia a caminar sonámbula cuando se le alborotaba laimaginación. Se quedó en el jardín acurrucada al lado de Barrabás; negándose acomeroaparticiparenelvelorio.SólolaNanasefijóenellaytratódeconsolarla,peroClaralarechazó.

ApesardelasprecaucionesquetomóSeveroparaacallarlasmurmuraciones,lamuerte deRosa fue un escándalo público.El doctorCuevas ofreció, a quienquisooírlo,laexplicaciónperfectamenterazonabledelamuertedelajoven,debida,segúnél,aunaneumoníafulminante.Perosecorrió lavozdequehabíasidoenvenenadaporerror,envezdesupadre.Losasesinatospolíticoserandesconocidosenelpaísenesos tiempos y el veneno, en cualquier caso, era un recurso de mujerzuelas, algodesprestigiadoy que no se usaba desde la época de laColonia, porque incluso loscrímenespasionales se resolvíancaraacara.Seelevóunclamordeprotestaporelatentado y antes que Severo pudiera evitarlo, salió la noticia publicada en unperiódicodelaoposición,acusandoveladamentealaoligarquíayañadiendoquelosconservadores eran capaces hasta de eso, porque no podían perdonar a Severo delValleque,apesarde suclase social, sepasaraalbando liberal.Lapolicía tratódeseguirlapistaalagarrafadeaguardiente,peroloúnicoqueseaclarófuequenoteníaelmismo origen que el cerdo relleno con perdices y que los electores del Sur noteníannadaqueverenelasunto.Lamisteriosagarrafafueencontradaporcasualidaden lapuertadeserviciode lacasaDelValleelmismodíaya lamismahorade lallegadadel cerdo asado.La cocinera supusoque era parte delmismo regalo.Ni elcelode lapolicía,ni laspesquisasque realizóSeveropor sucuentaa travésdeundetective privado, pudieron descubrir a los asesinos y la sombra de esa venganzapendientehaquedadopresenteenlasgeneracionesposteriores.Ésefueelprimerodemuchosactosdeviolenciaquemarcaroneldestinodelafamilia.

Meacuerdoperfectamente.Ésehabíasidoundíamuyfelizparamí,porquehabíaaparecidounanuevaveta,lagordaymaravillosavetaquehabíaperseguidodurantetodo ese tiempode sacrificio, de ausencia y de espera, y que podría representar lariqueza que yo deseaba. Estaba seguro que en seismeses tendría suficiente dineropara casarme y en un año podría empezar a considerarme un hombre rico. Tuvemuchasuerteporque,enelnegociodelasminas,eranmáslosquesearruinabanquelosquetriunfaban,comoestabadiciendo,escribiendo,aRosaesatarde,taneufórico,tan impaciente, que seme trababan los dedos en la viejamáquina yme salían laspalabraspegadas.Enesoestabacuandooílosgolpesenlapuertaquemecortaronlainspiraciónparasiempre.Eraunarrieroconunpardemulas,quetraíauntelegramadelpueblo,enviadopormihermanaFérula,anunciándomelamuertedeRosa.

Tuveque leerel trozodepapel tresveceshastacomprender lamagnituddemidesolación.La única idea que no semehabía ocurrido era queRosa fuesemortal.Sufrímuchopensandoqueella,aburridadeesperarme,decidieracasarseconotro,o

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quenuncaapareceríaelmalditofilónquepusieraunafortunaenmismanos,oquesedesmoronara la mina aplastándome como una cucaracha. Contemplé todas esasposibilidadesyalgunasmás,peronuncalamuertedeRosa,apesardemiproverbialpesimismo,quemehacesiempreesperarlopeor.SentíquesinRosalavidanoteníasignificadoparamí.Medesinflépordentro,comounglobopinchado,semefuetodoelentusiasmo.Mequedésentadoenlasillamirandoeldesiertoporlaventana,quiénsabeporcuántorato,hastaquelentamentemevolvióelalmaalcuerpo.Miprimerareacción fue de ira.Arremetí a golpes contra los débiles tabiques demadera de lacasa hasta que me sangraron, los nudillos, rompí en mil pedazos las cartas, losdibujos de Rosa y las copias de las cartas mías que había guardado, metíapresuradamente en mis maletas mi ropa, mis papeles y la bolsita de lona dondeestaba el oro y luego fui a buscar al capataz para entregarle los jornales de lostrabajadoresylasllavesdelabodega.Elarrieroseofrecióparaacompañarmehastael tren.Tuvimosqueviajarunabuenapartede lanochea lomode lasbestias, conmantasdeCastillacomoúnicoabrigocontralacamanchaca,avanzandoconlentitudenaquellasinterminablessoledadesdondesóloelinstintodemiguíagarantizabaquellegaríamosadestino,porquenohabíaningúnpuntodereferencia.Lanocheestabaclarayestrellada,sentíaelfríotraspasándomeloshuesos,agarrotándomelasmanos,metiéndoseme en el alma. Iba pensando en Rosa y deseando con una vehemenciairracional que no fuera verdad sumuerte, pidiendo al cielo con desesperación quetodofueraunerroroque,reanimadaporlafuerzademiamor,recuperaralavidayselevantaradesulechodemuerte,comoLázaro.Iballorandopordentro,hundidoenmipenayenelhielodelanoche,escupiendoblasfemiascontralamulaqueandabatandespacio,contraFérula,portadoradedesgracias,contraRosaporhabersemuertoycontra Dios por haberlo permitido, hasta que empezó a aclarar el horizonte y videsaparecer las estrellas y surgir los primeros colores del alba, tiñendo de rojo ynaranja el paisaje del Norte y, con la luz, me volvió algo de cordura. Empecé aresignarme a mi desgracia y a pedir, no ya que resucitara, sino tan sólo que yoalcanzaraallegaratiempoparaverlaantesquelaenterraran.Apuramoseltrancoyunahoramástardeelarrierosedespidiódemíenlaminúsculaestaciónpordondepasabaeltrendetrochaangostaqueuníaalmundocivilizadoconesedesiertodondepasédosaños.

Viajémásdetreintahorassindetenermeniparacomer,olvidadohastadelased,pero conseguí llegar a la casa de la familiaDelValle antes del funeral.Dicen queentré a la casa cubierto de polvo, sin sombrero, sucio y barbudo, sediento yfurioso,preguntandoagritosporminovia.LapequeñaClara,queentonceseraapenasunaniñaflacayfea,mesalióalencuentrocuandoentréalpatio,metomódelamanoymecondujoensilencioalcomedor.AllíestabaRosaentreblancosplieguesderasoblancoensublancoataúd,quealostresdíasdefallecidaseconservabaintactayera

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mil veces más bella de lo que yo recordaba, porque Rosa en la muerte se habíatransformadosutilmenteenlasirenaquesiemprefueensecreto.

—¡Maldita sea! ¡Seme fue de lasmanos!—dicen que dije, grité, cayendo derodillasasulado,escandalizandoalosdeudos,porquenopodíanadiecomprendermifrustración por haber pasado dos años rascando la tierra para hacerme rico, con elúnico propósito de llevar algún día a esa joven al altar y la muerte me la habíabirlado.

Momentosdespuésllególacarroza,uncocheenorme,negroyreluciente,tiradopor seis corceles empenachados, como se usaba entonces, y conducida por doscocherosde librea.Salióde lacasaamedia tarde,bajouna tenue llovizna, seguidaporunaprocesióndecochesquellevabanalosparientes,alosamigosyalascoronasdeflores.Porcostumbre,lasmujeresylosniñosnoasistíanalosentierros,éseeraunoficiodehombres,peroClaraconsiguiómezclarseaúltimahoraconelcortejo,paraacompañar a su hermana Rosa. Sentí su manita enguantada aferrada a la mía ydurante todoel trayecto la tuveami lado,pequeña sombra silenciosaque removíaunaternuradesconocidaenmialma.EnesemomentoyotampocomedicuentaqueClaranohabíadichoniunapalabraendosdíasypasaríantresmásantesdequelafamiliasealarmaraporsusilencio.

Severo del Valle y sus hijos mayores llevaron en andas el ataúd blanco conremaches de plata de Rosa y ellos mismos lo colocaron en el nicho abierto delmausoleo.Ibandeluto,silenciososysinlágrimas,comocorrespondealasnormasdetristezaenunpaíshabituadoaladignidaddeldolor.Despuésquesecerraronlasrejasde la tumbayseretiraron losdeudos, losamigosy lossepultureros,mequedéallí,paradoentrelasfloresqueescaparonalascomilonasdeBarrabás;yacompañaronaRosa al cementerio. Debo de haber parecido un oscuro pájaro de invierno, con elfaldóndelachaquetabailandoenlabrisa,altoyflaco,comoerayoentonces,antesquesecumplieralamaldicióndeFérulayempezaraaachicarme.Elcieloestabagrisy amenazaba lluvia, supongo que hacía frío, pero creo que no lo sentía, porque larabiameestabaconsumiendo.NopodíadespegarlosojosdelpequeñorectángulodemármoldondehabíangrabadoelnombredeRosa,labella,ylasfechasquelimitabansucortopasoporestemundo,conaltasletrasgóticas.PensabaquehabíaperdidodosañossoñandoconRosa,trabajandoparaRosa,escribiendoaRosa,deseandoaRosayquealfinalnisiquieratendríaelconsuelodeserenterradoasulado.Meditéenlosañosquemefaltabanporviviry lleguéa laconclusióndequesinellanovalían lapena,porquenuncaencontraría,entodoeluniverso,otramujerconsupeloverdeysuhermosuramarina.Simehubierandichoqueibaavivirmásdenoventaaños,mehabríapegadounbalazo.

Nooílospasosdelguardiándelcementerioquesemeacercópordetrás.Poresomesorprendícuandometocóelhombro.

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—¿Cómoseatreveatocarme?—rugí.Retrocedióasustado,pobrehombre.Algunasgotasdelluviamojarontristemente

lasfloresdelosmuertos.—Disculpe,caballero,sonlasseisytengoquecerrar—creoquemedijo.Tratódeexplicarmequeelreglamentoprohibíaalaspersonasajenasalpersonal

permanecerenelrecintodespuésdelapuestadelsol,peronolodejéterminar,puseunosbilletes en sumanoy lo empujéparaque se fueraymedejara enpaz.Lovialejarsemirándomeporencimadelhombro.Debedehaberpensadoqueyoeraunloco,unodeesosdementesnecrofílicosqueavecesrondanloscementerios.

Fueunalarganoche,talvezlamáslargademivida.LapasésentadojuntoalatumbadeRosa,hablandoconella,acompañándolaenlaprimerapartedesuviajealMásAllá,cuandoesmásdifícildesprendersedelatierraysenecesitaelamordelosquequedanvivos,parairsealmenosconelconsuelodehabersembradoalgoenelcorazónajeno.Recordabasurostroperfectoymaldecíamisuerte.ReprochéaRosalosañosquepasémetidoenunhoyoenlamina,soñandoconella.Noledijequenohabía visto más mujeres, en todo ese tiempo, que unas miserables prostitutasenvejecidasygastadas,queservíana todoelcampamentoconmásbuenavoluntadquemérito.Perosíledijequehabíavividoentrehombrestoscosysinley,comiendogarbanzosybebiendoaguaverde,lejosdelacivilización,pensandoenellanocheydía, llevando en el alma su imagen como un estandarte queme daba fuerzas paraseguirpicoteando lamontaña, aunque seperdiera laveta, enfermodel estómago lamayorpartedel año,heladode frío en lasnochesy alucinadopor el calordeldía,todoesoconelúnicofindecasarmeconella,perovaysememuereatraición,antesquepudieracumplirmissueños,dejándomeunaincurabledesolación.Ledijequesehabíaburladodemí,lesaquélacuentadequenuncahabíamosestadocompletamentesolos, que la había podido besar una sola vez.Había tenido que tejer el amor conrecuerdosydeseosapremiantes,peroimposiblesdesatisfacer,concartasatrasadasydesteñidas que no podían reflejar la pasión de mis sentimientos ni el dolor de suausencia, porque no tengo facilidad para el género epistolar y muchomenos paraescribirsobremisemociones.Ledijequeesosañosenlaminaeranunairremediablepérdida, que si yo hubiera sabido que iba a durar tan poco en estemundo, habríarobadoeldineronecesarioparacasarmeconellayconstruirunpalacioalhajadocontesoros del fondo del mar: corales, perlas, nácar, donde la habría mantenidosecuestrada y donde sólo yo tuviera acceso.La habría amado ininterrumpidamenteporuntiempocasiinfinito,porqueestabaseguroquesihubieraestadoconmigo,nohabríabebidoelvenenodestinadoasupadreyhabríaduradomilaños.Lehablédelascariciasqueleteníareservadas, losregalosconqueibaasorprenderla, laformacomolahubieraenamoradoyhechofeliz.Ledije;enresumen,todaslaslocurasquenunca le hubiera dicho si pudiera oírme y que nunca he vuelto a decir a ninguna

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mujer.Esanochecreíquehabíaperdidoparasiemprelacapacidaddeenamorarme,que

nuncamáspodríareírmeniperseguirunailusión.Peronuncamásesmuchotiempo.Asíhepodidocomprobarloenestalargavida.

Tuve la visión de la rabia creciendo dentro de mí como un tumor maligno,ensuciandolasmejoreshorasdemiexistencia,incapacitándomeparalaternuraolaclemencia.Pero,porencimade laconfusióny la ira,elsentimientomásfuertequerecuerdohabertenidoesanoche,fueeldeseofrustrado,porquejamáspodríacumplirel anhelo de recorrer a Rosa con lasmanos, de penetrar sus secretos, de soltar elverdemanantialdesucabelloyhundirmeensusaguasmásprofundas.Evoquécondesesperaciónlaúltimaimagenqueteníadeella,recortadaentrelosplieguesderasode su ataúd virginal, con sus azahares de novia coronando su cabeza y un rosarioentre los dedos.No sabía que asímismo, con los azahares y el rosario, volvería averlaporuninstantefugazmuchosañosmástarde.

Con las primeras luces del amanecer volvió el guardián. Debe haber sentidolástima por ese loco semicongelado, que había pasado la noche entre los lívidosfantasmasdelcementerio.Metendiósucantimplora.

—Técaliente.Tomeunpoco,señor—meofreció.Pero lo rechacé con unmanotazo yme alejémaldiciendo, a grandes zancadas

rabiosas,entrelashilerasdetumbasycipreses.LanochequeeldoctorCuevasysuayudantedestriparonelcadáverdeRosaenla

cocinapara encontrar la causade sumuerte,Clara estaba en su camacon losojosabiertos,temblandoenlaoscuridad.Teníalaterribledudadequesuhermanahabíamuertoporqueella lohabíadicho.Creíaqueasícomola fuerzadesumentepodíamover el salero, igualmentepodía ser la causade lasmuertes, de los temblores detierrayotrasdesgraciasmayores.Envano lehabíaexplicadosumadrequeellanopodía provocar los acontecimientos, sólo verlos con alguna anticipación. Se sentíadesoladayculpableyseleocurrióquesipudieraestarconRosa,sesentiríamejor.Selevantó descalza, en camisa, y se fue al dormitorio que había compartido con suhermanamayor,peronolaencontróensucama,dondelahabíavistoporúltimavez.Salió a buscarla por la casa. Todo estaba oscuro y silencioso. Su madre dormíadrogada por el doctor Cuevas y sus hermanos y los sirvientes se habían retiradotempranoasushabitaciones.Recorriólossalones,deslizándosepegadaalosmuros,asustadayhelada.Losmueblespesados,lasgruesascortinasdrapeadas,loscuadrosdelasparedes,elpapeltapizconsusflorespintadassobretelaoscura, laslámparasapagadasoscilandoenlostechosylasmatasdehelechosobresuscolumnasdeloza,leparecieronamenazantes.Notóqueenelsalónbrillabaalgodeluzporunarendijadebajodelapuertayestuvoapuntodeentrar,perotemióencontrarasupadreyquelamandaraderegresoalacama.Sedirigióentoncesalacocina,pensandoqueenel

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pechodelaNanahallaríaconsuelo.Cruzóelpatioprincipal,entrelascameliasylosnaranjosenanos,atravesó lossalonesdelsegundocuerpode lacasay lossombríoscorredoresabiertosdondelastenueslucesdelosfarolesagasquedabanencendidastoda la noche, para salir arrancando en los temblores y para espantar a losmurciélagos y otros bichos nocturnos, y llegó al tercer patio, donde estaban lasdependencias de servicio y las cocinas.Allí la casa perdía su señorial prestancia yempezabaeldesordende lasperreras, losgallinerosy loscuartosde los sirvientes.Más allá estaba la caballeriza, donde se guardaban los viejos caballos que Níveatodavía usaba, a pesar de que Severo delValle había sido uno de los primeros encomprarunautomóvil.Lapuertay lospostigosde lacocinayel reposteroestabancerrados. El instinto advirtió a Clara que algo anormal estaba ocurriendo adentro,tratódeasomarse,perosunariznollegabaalalféizardelaventana,tuvoquearrastraruncajónyacercarloalmuro,setrepóypudomirarporunhuecoentreelpostigodemaderayelmarcode laventanaquelahumedadyel tiempohabíandeformado.Yentoncesvioelinterior.

EldoctorCuevas,esehombronazobonachónydulce,deampliabarbayvientreopulento,quelaayudóanaceryquelaatendióentodassuspequeñasenfermedadesde la niñez y sus ataques de asma, se había transformado en un vampiro gordo yoscurocomolosdelasilustracionesdeloslibrosdesutíoMarcos.Estabainclinadosobre elmostrador donde laNana preparaba la comida. A su lado había un jovendesconocido, pálido como la luna, con la camisa manchada de sangre y los ojosperdidosdeamor.Violaspiernasblanquísimasdesuhermanaysuspiesdesnudos.Claracomenzóatemblar.EnesemomentoeldoctorCuevasseapartóyellapudoverelhorrendoespectáculodeRosaacostadasobreelmármol,abiertaencanalporuntajoprofundo,conlosintestinospuestosasulado,dentrodelafuentedelaensalada.Rosateníalacabezatorcidaendirecciónalaventanadondeellaestabaespiando,sularguísimopeloverdecolgabacomounhelechodesdeelmesónhastalasbaldosasdelsuelo, manchadas de rojo. Tenía los ojos cerrados, pero la niña, por efecto de lassombras, la distancia o la imaginación, creyó ver una expresión suplicante yhumillada.

Clara, inmóvil sobre el cajón, no pudo dejar demirar hasta el final. Se quedóatisbando por la rendijamucho rato, helándose sin darse cuenta, hasta que los doshombres terminarondevaciaraRosa,de inyectarle líquidopor lasvenasybañarlapordentroyporfueraconvinagrearomáticoyesenciadeespliego.Sequedóhastaquelarellenaronconemplastosdeembalsamadorylacosieronconunaagujacurvade colchonero. Se quedó hasta que el doctor Cuevas se lavó en el fregadero y seenjugólaslágrimas,mientraselotrolimpiabalasangreylasvísceras.Sequedóhastaqueelmédicosalióponiéndosesuchaquetanegraconungestodemortaltristeza.SequedóhastaqueeljovendesconocidobesóaRosaenloslabios,enelcuello,enlos

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senos, entre las piernas, la lavó con una esponja, le puso su camisa bordada y leacomodóelpelo,jadeando.SequedóhastaquellegaronlaNanayeldoctorCuevasyhastaquelavistieronconsutrajeblancoylepusieronlacoronadeazaharesqueteníaguardadosenpapeldesedaparaeldíadesuboda.Sequedóhastaqueelayudantelacargóenlosbrazosconlamismaconmovedoraternuraconquelahubieralevantadoparacruzarporprimeravezelumbraldesucasasihubierasidosunovia.Ynopudomoversehastaqueaparecieronlasprimerasluces.Entoncessedeslizóhastasucama,sintiendopordentrotodoelsilenciodelmundo.Elsilenciolaocupóenteramenteynovolvióahablarhastanueveañosdespués,cuandosacólavozparaanunciarqueseibaacasar.

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LasTresMarías

CapítuloII

En el comedor de su casa, entre muebles anticuados y maltrechos que en unpasado lejano fueron buenas piezas victorianas, Esteban Trueba cenaba con suhermana Férula la misma sopa grasienta de todos los días y el mismo pescadodesabridodetodoslosviernes.Eranservidosporlaempleadaqueloshabíaatendidotoda lavida,en la tradicióndeesclavosasueldodeentonces.Laviejamujer ibayveníaentre lacocinayelcomedor,agachadaymediociega,pero todavíaenérgica,llevandoytrayendolasfuentesconsolemnidad.DoñaEsterTruebanoacompañabaasushijosenlamesa.Pasabalasmañanasinmóvilensusillamirandoporlaventanaelquehacer de la calle y viendo cómo el transcurso de los años iba deteriorando elbarrioqueensujuventudfuedistinguido.Despuésdelalmuerzolatrasladabanasucama, acomodándola para que pudiera estar medio sentada, única posición que lepermitíalaartritis,sinmáscompañíaquelaslecturaspiadosasdesuslibritospíosdevidasymilagrosdelossantos.Allípermanecíahastaeldíasiguiente,enquevolvíaarepetirse la misma rutina. Su única salida a la calle era para asistir a la misa deldomingoenlaiglesiadeSanSebastián,adoscuadrasdelacasa,dondelallevabanFérulaylaempleadaensusilladeruedas.

Esteban terminódeescarbar la carneblancuzcadelpescadoentre lamarañadeespinas y dejó los cubiertos en el plato. Se sentaba rígidamente, igual comocaminaba,muy erguido, con la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás y un pocoladeada,mirandodereojo,conunamezcladealtanería,desconfianzaymiopía.Esegestohabríasidodesagradablesisusojosnohubieransidosorprendentementedulcesy claros. Su postura, tan tiesa, era más propia de un hombre grueso y bajo quequisieraaparecermásalto,peroélmedíaunmetroochentayeramuydelgado.Todaslaslíneasdesucuerpoeranverticalesyascendentes,desdesuafiladanarizaguileñaysuscejasenpunta,hastalaaltafrentecoronadaporunamelenadeleónquepeinabahaciaatrás.Eradehuesoslargosymanosdededosespatulados.Caminabaagrandes

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trancos,semovíaconenergíayparecíamuyfuerte,sincarecer,sinembargo,deciertagracia en los gestos. Tenía un rostro muy armonioso, a pesar del gesto adusto ysombríoy su frecuenteexpresióndemalhumor.Su rasgopredominanteeraelmalgenio y la tendencia a ponerse violento y perder la cabeza, característica que teníadesde la niñez, cuando se tiraba al suelo, con la boca llena de espuma, sin poderrespirarderabia,pataleandocomounendemoniado.Hablaquezambullirloenaguaheladaparaquerecuperaraelcontrol.Mástardeaprendióadominarse,perolequedóalolargodelavidaaquellairasiemprepronta,querequeríamuypocoestímuloparaaflorarenataquesterribles.

—Novoyavolveralamina—dijo.Era la primera frase que intercambiaba con su hermana en la mesa. Lo había

decididolanocheanterior,aldarsecuentaquenoteníasentidoseguirhaciendovidadeanacoretaenbuscadeunariquezarápida.Teníalaconcesióndelaminapordosaños más, tiempo suficiente para explotar bien el maravilloso filón que habíadescubierto, pero pensaba que aunque el capataz le robara un poco, o no supieratrabajarlacomoloharíaél,noteníaningunarazónparairaenterrarseeneldesierto.

No deseaba hacerse rico a costa de tantos sacrificios. Le quedaba la vida pordelanteparaenriquecersesipodía,paraaburrirseyesperarlamuerte,sinRosa.

—En algo tendrás que trabajar, Esteban —replicó Férula—. Ya sabes quenosotrasgastamosmuypoco,casinada,perolasmedicinasdemamásoncaras.

Estebanmiróasuhermana.Era todavíaunabellamujer,deformasopulentasyrostro ovalado demadona romana, pero a través de su piel pálida con reflejos deduraznoysusojos llenosdesombras,yaseadivinaba la fealdadde la resignación.Férulahabíaaceptadoelpapeldeenfermerade sumadre.Dormíaen lahabitacióncontiguaaladedoñaEster,dispuestaentodomomentoaacudircorriendoasuladoadarle sus pócimas, ponerle la bacinilla, acomodarle las almohadas. Tenía un almaatormentada.Sentíagustoenlahumillaciónyenlaslaboresabyectas,creíaqueibaaobtener el cielo por el medio terrible de sufrir iniquidades, por eso se complacíalimpiandolaspústulasdelaspiernasenfermasdesumadre,lavándola,hundiéndoseen sus olores y en susmiserias, escrutando su orinal.Y tanto como se odiaba a símismaporesostortuososeinconfesablesplaceres,odiabaasumadreporservirledeinstrumento. La atendía sin quejarse, pero procuraba sutilmente hacerle pagar elprecio de su invalidez. Sin decirlo abiertamente, estaba presente entre las dos elhecho de que la hija había sacrificado su vida por cuidar a la madre y se habíaquedadosolteraporesacausa.Férulahabíarechazadoadosnoviosconelpretextodelaenfermedaddesumadre.Nohablabadeeso,perotodoelmundolosabía.Eradegestosbruscosytorpes,conelmismomalcarácterdesuhermano,peroobligadaporlavida,ypor su condicióndemujer, adominarloy amorder el freno.Parecía tanperfecta,quellegóatenerfamadesanta.Lacitabancomoejemploporladedicación

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queleprodigabaadoñaEsteryporlaformaenquehabíacriadoasuúnicohermanocuando enfermó lamadre ymurió el padre dejándolos en lamiseria. Férula habíaadoradoasuhermanoEstebancuandoeraniño.Dormíaconél,lobañaba,lollevabade,paseo,trabajabadesolasolcosiendoropaajenaparapagarleelcolegioyhabíalloradoderabiaydeimpotenciaeldíaqueEstebantuvoqueentraratrabajarenunanotaría porque en su casa no alcanzaba lo que ella ganaba para comer. Lo habíacuidadoyservidocomoahoralohacíaconlamadreytambiénaélloenvolvióenlared invisible de la culpabilidad y de las deudas de gratitud impagas. Elmuchachoempezóaalejarsedeellaapenassepusopantaloneslargos.Estebanpodíarecordarelmomentoexactoenquesediocuentaquesuhermanaeraunasombrafatídica.Fuecuando ganó su primer sueldo. Decidió que se reservaría cincuenta centavos paracumplirunsueñoqueacariciabadesdelainfancia:tomaruncafévienés.Habíavisto,atravésdelasventanasdelHotelFrancés,alosmozosquepasabanconlasbandejassuspendidassobresuscabezas,llevandounostesoros:altascopasdecristalcoronadasportorresdecremabatidaydecoradasconunahermosaguindaglaseada.Eldíadesuprimer sueldo pasó delante del establecimientomuchas veces antes de atreverse aentrar.Porúltimocruzócon timidez el umbral, con laboina en lamano,y avanzóhaciael lujosocomedor,entre las lámparasde lágrimasymueblesdeestilo,con lasensacióndequetodoelmundolomiraba,quemilojosjuzgabansutrajedemasiadoestrechoysuszapatosviejos.Sesentóenlapuntadelasilla,lasorejascalientes,ylehizoelpedidoalmozoconunhilodevoz.Esperóconimpaciencia,espiandoporlosespejosel iryvenirde lagente, saboreandodeantemanoaquelplacer tantasvecesimaginado. Y llegó su café vienés, mucho más impresionante de lo imaginado,soberbio,delicioso,acompañadoportresgalletitasdemiel.Locontemplófascinadoporunlargorato.Finalmenteseatrevióatomarlacucharillademangolargoyconunsuspirodedicha,lahundióenlacrema.Teníalabocahechaagua.Estabadispuestoahacerdurareseinstantelomásposible,estirarlohastaelinfinito.Comenzóarevolverviendocómosemezclabaellíquidooscurodelvasoconlaespumadelacrema.

Revolvió, revolvió, revolvió...Y, de pronto, la punta de la cucharilla golpeó elcristal, abriendo un orificio por donde saltó el café a presión. Le cayó en la ropa.Esteban, horrorizado, vio todo el contenido del vaso desparramarse sobre su únicotraje, ante lamirada divertida de los ocupantes de otrasmesas. Se paró, pálido defrustración, y salió delHotel Francés con cincuenta centavosmenos, dejando a supaso un reguero de café vienés sobre las mullidas alfombras. Llegó a su casachorreado,furioso,descompuesto.CuandoFérulaseenteródeloquehabíasucedido,comentóácidamente:«esotepasaporgastareldinerodelasmedicinasdemamáentus caprichos. Dios te castigó». En ese momento Esteban vio con claridad losmecanismos que usaba su hermana para dominarlo, la forma en que conseguíahacerlosentirseculpableycomprendióquedebíaponerseasalvo.Enlamedidaen

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queélsefuealejandodesututela,Férulalefuetomandoantipatía.Lalibertadqueéltenía,aellaledolíacomounreproche,comounainjusticia.CuandoseenamoródeRosa y lo vio desesperado, como un chiquillo, pidiéndole ayuda, necesitándola,persiguiéndolaporlacasaparasuplicarlequeseacercaraalafamiliaDelValle,quehablara a Rosa, que sobornara a laNana, Férula volvió a sentirse importante paraEsteban. Por un tiempo parecieron reconciliados. Pero aquel fugaz reencuentro nodurómuchoyFérulanotardóendarsecuentadequehabíasidoutilizada.Sealegrócuandoviopartirasuhermanoalamina.Desdequeempezóatrabajar,alosquinceaños,Estebanmantuvo la casa y adquirió el compromiso de hacerlo siempre, peroparaFérula esono era suficiente.Lemolestaba tenerquequedarse encerrada entreesas paredes hediondas a vejez y a remedios, desvelada con los gemidos de laenferma, atenta al reloj para administrarle susmedicinas, aburrida, cansada, triste,mientras que su hermano ignoraba esas obligaciones. Él podría tener un destinoluminoso, libre, llenodeéxitos.Podríacasarse, tenerhijos,conocerelamor.Eldíaque puso el telegrama anunciándole lamuerte deRosa, experimentó un cosquilleoextraño,casidealegría.

—Tendrásquetrabajarenalgo—repitióFérula.—Nuncalesfaltaránadamientrasyoviva—dijoél.—Esfácildecirlo—respondióFérulasacándoseunaespinadepescadoentrelos

dientes.—Creoquemeiréalcampo,aLasTresMarías.—Esoesunaruina,Esteban.Siempretehedichoqueesmejorvenderesatierra,

perotúerestestarudocomounamula.—Nuncahayquevenderlatierra.Esloúnicoquequedacuandotodolodemásse

acaba.—Noestoydeacuerdo.La tierraesuna idea romántica, loqueenriquecea los

hombreseselbuenojopara losnegocios—alegóFérula—.Pero túsiempredecíasquealgúndíateibasairaviviralcampo.

Ahorahallegadoesedía.Odioestaciudad.—¿Porquénodicesmejorqueodiasestacasa?—También—respondióélbrutalmente.—Mehabríagustadonacerhombre,parapoderirmetambién—erijoellallenade

odio.—Yamínomehabríagustadonacermujer—dijoél.Terminarondecomerensilencio.Los hermanos estaban muy alejados y lo único que todavía los unía era la

presencia de lamadre y el recuerdo borroso del amor que se tuvieron en la niñez.Habíancrecidoenunacasaarruinada,presenciandoeldeterioromoralyeconómicodelpadreyluegolalentaenfermedaddelamadre.DoñaEstercomenzóapadecerde

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artritis desde muy joven, fue poniéndose rígida hasta llegar a moverse con grandificultad, como amortajada en vida, y, por último, cuando ya no pudo doblar lasrodillas, se instaló definitivamente en su silla de ruedas, en su viudez y en sudesolación. Esteban recordaba su infancia y su juventud, sus trajes estrechos, elcordóndesanFranciscoqueloobligabanausarenpagodequiénsabequépromesasde sumadre o de su hermana, sus camisas remendadas con cuidado y su soledad.Férula,cincoañosmayor,lavabayalmidonabadíapormediosusúnicasdoscamisas,paraqueestuvierasiemprepulcroybienpresentado,ylerecordabaqueporelladodelamadrellevabaelapellidomásnobleylinajudodelVirreinatodeLima.Truebanohabía sidomás que un lamentable accidente en la vida de doña Ester, que estabadestinadaacasarseconalguiendesuclase,perosehabíaenamoradoperdidamentedeaqueltarambana,emigrantedeprimerageneración,queenpocosañosdilapidósudoteydespuéssuherencia.PerodenadaservíaaEstebanelpasadodesangreazul,sien su casa no había para pagar las cuentas del almacén y tenía que irse a pie alcolegio, porque no tenía el centavo para el tranvía.Recordaba que lomandaban aclaseconelpechoylaespaldaforradosenpapeldeperiódicos,porquenoteníaropainterior de lana y su abrigo daba lástima, y que padecía imaginando que suscompañerospodíanoír,comolooíaél,elcrujidodelpapelalfrotarsecontrasupiel.En invierno, la única fuente de calor era un brasero en la habitación de sumadre,dondesereuníanlostresparaahorrarlasvelasyelcarbón.Habíasidounainfanciadeprivaciones,deincomodidades,deasperezas,deinterminablesrosariosnocturnos,de miedos y de culpas. De todo eso no le había quedado más que la rabia y sudesmesuradoorgullo.

Dos días después Esteban Trueba partió al campo. Férula lo acompañó a laestación.Aldespedirse lobesófríamenteenlamejillayesperóquesubieraal tren,con sus dos maletas de cuero con cerraduras de bronce, las mismas que habíacomprado para irse a la mina y que debían durarle toda la vida, como le habíaprometidoelvendedor.Lerecomendóquesecuidaraytrataradevisitarlasdevezencuando,dijoqueloecharíademenos,peroambossabíanqueestabandestinadosanoverseenmuchosañosyenelfondosentíanunciertoalivio.

—¡Avísamesimamáempeora!—gritóEstebanporlaventanillacuandoeltrensepusoenmovimiento.

—¡Notepreocupes!—respondióFérulaagitandosupañuelodesdeelandén.EstebanTruebaserecostóenelrespaldotapizadoenterciopelorojoyagradeció

la iniciativa de los ingleses de construir coches de primera clase, donde se podíaviajarcomouncaballero,sintenerquesoportarlasgallinas,loscanastos,losbultosdecartónamarradosconuncordelyloslloriqueosdelosniñosajenos.Sefelicitóporhabersedecidido agastar enunpasajemás costoso, por primeravez en suvida, ydecidió que era en los detalles donde estaba la diferencia entre un caballero y un

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patán.Poreso,aunqueestuvieraenmalasituación,deesedíaenadelanteibaagastarenlaspequeñascomodidadesquelohacíansentirserico.

—¡Nopiensovolveraserpobre!—decidió,pensandoenelfilóndeoro.Por la ventanilla del tren vio pasar el paisaje del valle central. Vastos campos

tendidosalpiedelacordillera,fértilescampiñasdeviñedos,detrigales,dealfalfaydemaravilla.LocomparóconlasyermasplaniciesdelNorte,dondehabíapasadodosañosmetidoenunhoyo,enmediodeunanaturalezaagresteylunarcuyaaterradorabellezanosecansabademirar,fascinadoporloscoloresdeldesierto,porlosazules,losmorados,losamarillos,delosmineralesaflordetierra.

—Meestácambiandolavida—murmuró.Cerrólosojosysequedódormido.BajódeltrenenlaestaciónSanLucas.Eraunlugarmiserable.Aesahoranose

veíaniunalmaenelandéndemadera,conuntechoarruinadoporlaintemperieylashormigas.Desdeallísepodíavertodoelvalleatravésdeunabrumaimpalpablequesedesprendíadelatierramojadaporlalluviadelanoche.Lasmontañaslejanasseperdíanentrelasnubesdeuncieloencapotadoysólolapuntanevadadelvolcánsedistinguíanítidamente, recortadacontraelpaisajee iluminadaporun tímidosoldeinvierno.Miróalrededor.Ensuinfancia,enlaúnicaépocafelizquepodíarecordar,antes que su padre terminara de arruinarse y se abandonara al licor y a su propiavergüenza,habíacabalgadoconélporesaregión.RecordabaqueenLasTresMaríashabíajugadoenlosveranos,perohacíatantosañosdeeso,quelamemorialohabíacasiborradoynopodíareconocerellugar.BuscóconlavistaelpueblodeSanLucas,perosólodivisóuncaseríolejano,desteñidoenlahumedaddelamañana.Recorriólaestación.Estabacerradaconuncandadolapuertadelaúnicaoficina.Habíaunavisoescritoconlápiz,peroestabatanborrosoquenopudoleerlo.Oyóqueasusespaldasel tren se ponía enmarcha y comenzaba a alejarse dejando atrás una columna dehumoblanco.Estabasoloeneseparajesilencioso.Tomósusmaletasyechóaandarporelbarrizaly laspiedrasdeunsenderoqueconducíaalpueblo.Caminómásdediezminutos,agradecidodequenolloviera,porqueaduraspenaspodíaavanzarconsuspesadasmaletasporesecaminoycomprendióquelalluvialohabríaconvertidoenpocossegundosenun lodazal intransitable.Alacercarsealcaseríoviohumoenalgunaschimeneasysuspiróaliviado,porquealcomienzotuvolaimpresióndequeeraunvillorrioabandonado,talerasudecrepitudysusoledad.

Sedetuvoa laentradadelpueblo, sinveranadie.En laúnicacallecercadademodestas casas de adobe, reinaba el silencio y tuvo la sensación de marchar ensueños. Se aproximó a la casamás cercana, que no tenía ninguna ventana y cuyapuerta estaba abierta. Dejó sus maletas en la acera y entró llamando en alta voz.Adentro estaba oscuro, porque la luz sólo provenía de la puerta, de modo quenecesitó algunos segundos para acomodar la vista y acostumbrarse a la penumbra.

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Entoncesdivisóadosniñosjugandoenelsuelodetierraapisonada,quelomirabancon grandes ojos asustados, y en un patio posterior a una mujer que avanzabasecándose lasmanosconelbordedeldelantal.Alverlo,esbozóungesto instintivopara arreglarse un mechón de pelo que le caía sobre la frente. La saludó y ellarespondiótapándoselabocaconlamanoalhablarparaocultarsusencíassindientes.Truebaleexplicóquenecesitabaalquilaruncoche,peroellapareciónocomprenderyse limitóa esconder a losniñosen losplieguesde sudelantal, conunamirada sinexpresión.Élsalió,tomósuequipajeysiguiósucamino.

Cuando había recorrido casi toda la aldea sin ver a nadie y empezaba adesesperarse, sintió a sus espaldas los cascos de un caballo. Era una destartaladacarretaconducidaporunleñador.Separódelanteyobligóalconductoradetenerse.

—¿PuedellevarmeaLasTresMarías?¡Lepagarébien!—gritó.—¿Quévaairahacerallá,caballero?—preguntóelhombre—.Ésaesunatierra

denadie,unroqueríosinley.Pero aceptó llevarlo y lo ayudó a poner su equipaje entre los atados de leña.

Truebasesentóasuladoenelpescante.Dealgunascasassalieronniñoscorriendotraslacarreta.Truchasesintiómássoloquenunca.

AoncekilómetrosdelpueblodeSanLucas,poruncaminodevastado,invadidopor lamaleza y lleno de baches, apareció el aviso demadera con el nombre de lapropiedad.Colgabadeunacadenarotayelvientologolpeabacontraelposteconunsonido sordo que le sonó como un tambor de duelo. Le bastó una ojeada paracomprenderquesenecesitabaunhérculespararescataraquellodeladesolación.Lamalayerbasehabíatragadoelsenderoyparadondemiraraveíapeñascos,matorralesy monte. No había ni la sugerencia de potreros, ni restos de los viñedos que élrecordaba,nadiequesalieraarecibirlo.Lacarretaavanzólentamente,siguiendounahuella que el pasode las bestias y los hombres había trazado en losmalezales.Alpoco rato divisó la casa del fundo, que todavía semantenía en pie, pero aparecíacomounavisióndepesadumbre,llenadeescombros,dealambresdegallineroenelsuelo,debasura.Teníalamitaddelastejasrotasyhabíaunaenredaderasalvajequesemetía por las ventanasy cubría casi todas las paredes.Alrededorde la casavioalgunosranchosdeadobesinblanquear,sinventanasycontechosdepaja,negrosdehollín.Dosperrospeleabanconfuriaenelpatio.

Lasonajerade lasruedasde lacarretay lasmaldicionesdel leñadoratrajeronalos ocupantes de los ranchos, que fueron apareciendo poco a poco.Miraban a losrecién llegados con extrañeza y desconfianza. Habían pasado quince años sin verningúnpatrónyhabíandeducidoquesimplementenolotenían.Nopodíanreconoceren ese hombre alto y autoritario al niño de rizos castaños quemucho tiempo atrásjugabaen esemismopatio.Esteban los.miróy tampocopudo recordar aninguno.Formaban un grupomiserable. Vio varias mujeres de edad indefinida, con la piel

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agrietada y seca, algunas aparentemente embarazadas, todas vestidas con haraposdescoloridos y descalzas.Calculó que había por lomenos una docena de niños detodas las edades.Losmenores estabandesnudos.Otros rostros se asomabanen losumbralesdelaspuertas,sinatreverseasalir.Estebanesbozóungestodesaludo,peronadierespondió.Algunosniñoscorrieronaescondersedetrásdelasmujeres.

Estebansebajóde lacarreta,descargósusdosmaletasypasóunasmonedasalleñador.

—Siquiereloespero,patrón—dijoelhombre.—No.Aquímequedo.Se dirigió a la casa, abrió la puerta de un empujón y entró. Adentro había

suficienteluz,porquelamañanaentrabaporlospostigosrotosyloshuecosdeltecho,dondehabíancedido las tejas.Estaba llenodepolvoy telarañas,conunaspectodetotalabandono,yeraevidentequeenesosañosningunodeloscampesinossehabíaatrevidoadejarsuchozaparaocuparlagrancasapatronalvacía.Nohabíantocadolosmuebles;eranlosmismosdesuniñez,enlosmismossitiosdesiempre,peromásfeos, lúgubres y desvencijados de lo que podía recordar. Toda la casa estabaalfombrada con una capa de yerba, polvo y hojas secas. Olía a tumba. Un perroesqueléticoleladrófuriosamente,peroEstebanTruebanolehizocasoyfinalmenteelperro,cansado,seechóenunrincónarascarselaspulgas.Dejósusmaletassobreuna mesa y salió a recorrer la casa, luchando contra la tristeza que comenzaba ainvadirlo.Pasódeunahabitaciónaotra,vioeldeterioroqueeltiempohabíalabradoentodaslascosas,lapobreza,lasuciedad,ysintióqueéseeraunhoyomuchopeorqueeldelamina.Lacocinaeraunaampliahabitacióncochambrosa,techoaltoydeparedes renegridas por el humode la leña y el carbón,mohosa, en ruinas, todavíacolgabandeunosclavosenlasparedeslascacerolasysartenesdecobreydefierroquenosehabíanusadoenquinceañosyquenadiehabíatocadoentodoesetiempo.Losdormitoriosteníanlasmismascamasylosgrandesarmariosconespejosdelunaque compró su padre en otra época, pero los colchones eran un montón de lanapodrida y bichos que habían anidado en ellos durante generaciones. Escuchó lospasitosdiscretosdelasratasenelartesonadodeltecho.Nopudodescubrirsielpisoerademaderaodebaldosas,porqueenningunaparteaparecíaalavistaylamugrelotapaba todo.La capa gris de polvo borraba el contorno de losmuebles. En lo quehabía sido el salón, aún se veía el piano alemán con una pata rota y las teclasamarillas,sonandocomounclavecíndesafinado.Enlosanaquelesquedabanalgunoslibros ilegibles con las páginas comidas por la humedad y en el suelo restos derevistasmuyantiguas,queelvientodesparramó.Lossillonesteníanlosresortesalavistayhabíaunnidoderatonesenlapoltronadondesumadresesentabaatejerantesquelaenfermedadlepusieralasmanoscomogarfios.

Cuandoterminósurecorrido,Estebanteníalasideasmásclaras.Sabíaquetenía

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pordelanteuntrabajotitánico,porquesilacasaestabaeneseestadodeabandono,nopodíaesperarqueelrestodelapropiedadestuvieraenmejorescondiciones.Poruninstantetuvolatentacióndecargarsusdosmaletasenlacarretayvolverpordondemismohabíallegado,perodesechóesepensamientodeunaplumadayresolvióquesihabíaalgoquepodíacalmarlapenaylarabiadehaberperdidoaRosa,erapartirseellomotrabajandoenesatierraarruinada.Sequitóelabrigo,respiróprofundamenteysalióalpatiodondetodavíaestabaelleñadorjuntoalosinquilinosreunidosaciertadistancia, con la timidezpropia de la gente del campo.Seobservaronmutuamenteconcuriosidad.Truebadiounpardepasoshaciaellosypercibióunlevemovimientoderetrocesoenelgrupo,paseólavistaporloszarrapastrososcampesinosytratódeesbozarunasonrisaamistosaalosniñossuciosdemocos,alosviejoslegañososyalasmujeressinesperanza,perolesaliócomounamueca.

—¿Dóndeestánloshombres?—preguntó.Elúnicohombrejovendiounpasoadelante.Probablementeteníalamismaedad

deEstebanTrueba,peroseveíamayor.—Sefuerondijo.—¿Cómotellamas?—PedroSegundoGarcía,señor—respondióelotro.—Yosoyelpatrónahora.Seacabólafiesta.Vamosatrabajar.Alquenoleguste

laidea,quesevayadeinmediato.Alquesequedenolefaltarádecomer,perotendráqueesforzarse.Noquieroflojosnigenteinsolente,¿meoyeron?

Semiraron asombrados.Nohabían comprendidoni lamitad del discurso, perosabíanreconocerlavozdelamocuandolaescuchaban.

—Entendimos, patrón —dijo Pedro Segundo García—. No tenemos donde ir,siemprehemosvividoaquí.Nosquedamos.

Unniñoseagachóysepusoacagaryunperrosarnososeacercóaolisquearlo.Esteban,asqueado,dioordendeguardaralniño,lavarelpatioymataralperro.Asícomenzólanuevavidaque,coneltiempo,habríadehacerloolvidaraRosa.

Nadie me va a quitar de la cabeza la idea de que he sido un buen patrón.CualquieraquehubieravistoLasTresMaríasenlostiemposdelabandonoylavieraahora, que es un fundomodelo, tendría que estar de acuerdo conmigo. Por eso nopuedoaceptarqueminietamevengaconelcuentodelaluchadeclases,porquesivamosalgrano,esospobrescampesinosestánmuchopeorahoraquehacecincuentaaños.Yoeracomounpadreparaellos.Conlareformaagrarianosjodimostodos.

Para sacar a Las Tres Marías de la miseria destiné todo el capital que habíaahorradoparacasarmeconRosaytodoloquemeenviabaelcapatazdelamina,peronofueeldineroelquesalvóaesatierra,sinoeltrabajoylaorganización.SecorriólavozdequehabíaunnuevopatrónenLasTresMaríasyqueestábamosquitandolaspiedrasconbueyesyarando lospotrerosparasembrar.Prontocomenzarona llegar

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algunos hombres a ofrecerse como braceros, porque yo pagaba bien y les dabaabundantecomida.Compréanimales.Losanimaleseransagradosparamíyaunquepasáramos el año sin probar la carne, no se sacrificaban. Así creció el ganado.Organicé a los hombres en cuadrillas y después de trabajar en el campo, nosdedicábamosareconstruirlacasapatronal.Noerancarpinterosnialbañiles,todoselotuvequeenseñaryoconunosmanualesquecompré.Hastaplomeríahicimosconellos, arreglamos los techos, pintamos todo con cal, limpiamos hasta dejar la casabrillantepor dentroypor fuera.Repartí losmuebles entre los inquilinos,menos lamesa del comedor, que todavía estaba indemne a pesar de la polilla que habíainfectadotodo,ylacamadefierroforjadoquehabíasidodemispadres.Mequedéviviendo en la casa vacía, sin más mobiliario que esas dos cosas y unos cajonesdondemesentaba,hastaqueFérulamemandódelacapitallosmueblesnuevosquele encargué. Eran piezas grandes, pesadas, ostentosas, hechas para resistir muchasgeneraciones y adecuados para la vida de campo, la prueba es que se necesitó unterremoto para destruirlos. Los acomodé contra las paredes, pensando en lacomodidad y no en la estética, y una vez que la casa estuvo confortable,me sentícontentoyempecéaacostumbrarmealaideadequeibaapasarmuchosaños,talveztodalavida,enLasTresMarías.

Lasmujeresdelosinquilinoshacíanturnosparaservirenlacasapatronalyellasseencargarondemihuerta.Prontovilasprimerasfloreseneljardínquetracéconmipropiamanoyque,conmuypocasmodificaciones,eselmismoqueexistehoydía.En esa época la gente trabajaba sin chistar. Creo quemi presencia les devolvió laseguridadyvieronquepocoapocoesatierraseconvertíaenunlugarpróspero.Erangentebuenaysencilla,nohabíarevoltosos.Tambiénesciertoqueeranmuypobreseignorantes. Antes que yo llegara se limitaban a cultivar sus pequeñas chacrasfamiliaresquelesdabanloindispensableparanomorirsedehambre,siemprequenolos golpeara alguna catástrofe, como sequía, helada, peste, hormiga o caracol, encuyocasolascosasse lesponíanmuydifíciles.Conmigotodoesocambió.Fuimosrecuperando los potreros uno por uno, reconstruimos el gallinero y los establos ycomenzamosa trazarunsistemaderiegoparaque lassiembrasnodependierandelclima,sinodealgúnmecanismocientífico.Perolavidanoerafácil.Eramuydura.Avecesyo ibaalpuebloyvolvíaconunveterinarioque revisabaa lasvacasya lasgallinasy,depaso,echabaunamiradaa losenfermos.Noesciertoqueyopartieradel principio de que si los conocimientos del veterinario alcanzaban para losanimales, también servían para los pobres, como dice mi nieta cuando quiereponerme furioso. Lo que pasaba era que no se conseguían médicos por esosandurriales.Loscampesinosconsultabanaunameicaindígenaqueconocíaelpoderdelasyerbasydelasugestión,aquienleteníanunagranconfianza.Muchamásquealveterinario.Lasparturientasdabanaluzconayudadelasvecinas,delaoracióny

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deunacomadronaquecasinuncallegabaatiempo,porqueteníaquehacerelviajeenburro,peroqueigualservíaparahacernaceraunniño,queparasacarleelterneroauna vaca atravesada. Los enfermos graves, esos que ningún encantamiento de lameica ni pócima del veterinario podían curar, eran llevados por Pedro SegundoGarcíaopormíenunacarretaalhospitaldelasmonjas,dondeaveceshabíaalgúnmédicodeturnoquelosayudabaamorir.Losmuertosibanapararconsushuesosaun pequeño camposanto junto a la parroquia abandonada, al pie del volcán, dondeahorahayuncementeriocomoDiosmanda.Unaodosvecesalañoyoconseguíaunsacerdoteparaquefueraabendecirlasuniones,losanimalesylasmáquinas,bautizaralosniñosydeciralgunaoraciónatrasadaalosdifuntos.Lasúnicasdiversioneserancapar a los cerdos y a los toros, las peleas de gallos, la rayuela y las increíbleshistorias de Pedro García, el viejo, que en paz descanse. Era el padre de PedroSegundo y decía que su abuelo había combatido en las filas de los patriotas queecharon a los españoles de América. Enseñaba a los niños a dejarse picar por lasarañasytomarorinademujerencintapara inmunizarse.Conocíacasi tantasyerbascomolameica,peroseconfundíaenelmomentodedecidirsuaplicaciónycometíaalgunoserroresirreparables.Parasacarmuelas,sinembargo,reconozcoqueteníaunsistema insuperable, que le había dado justa fama en toda la zona, era unacombinacióndevinotintoypadrenuestros,quesumíaalpacienteentrancehipnótico.Amímesacóunamuelasindolorysiestuvieravivo,seríamidentista.

Muyprontoempecéasentirmeagustoenelcampo.Misvecinosmáspróximosquedabanaunabuenadistanciaalomodecaballo,peroamínomeinteresabalavidasocial,mecomplacía lasoledadyademásteníamuchotrabajoentre lasmanos.Mefui convirtiendo en un salvaje, se me olvidaron las palabras, se me acortó elvocabulario,mepusemuymandón.Comonoteníanecesidaddeaparentarantenadie,seacentuóelmalcarácterque siemprehe tenido.Todomedaba rabia,meenojabacuandoveíaalosniñosrondandolascocinaspararobarseelpan,cuandolasgallinasalborotabanenelpatio,cuando losgorriones invadían losmaizales.Cuandoelmalhumor empezaba a estorbarme yme sentía incómodo enmi propio pellejo, salía acazar. Me levantaba mucho antes que amaneciera y partía con una escopeta alhombro,mimorralymiperroperdiguero.Megustabalacabalgataenlaoscuridad,elfríodelamanecer,ellargoacechoenlasombra,elsilencio,elolordelapólvoraylasangre,sentircontraelhombrorecularelarmaconungolpesecoyveralapresacaerpataleando, eso me tranquilizaba y cuando regresaba de una cacería, con cuatroconejosmiserablesenelmorralyunasperdices tanperforadasquenoservíanparacocinarlas,mediomuertodefatigayllenodebarro,mesentíaaliviadoyfeliz.

Cuandopiensoenesostiempos,medaunagrantristeza.Lavidasemepasómuyrápido.Sivolvieraaempezarhayalgunoserroresquenocometería,peroengeneralnomearrepientodenada.Sí,hesidounbuenpatrón,deesonohayduda.

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Los primeros meses Esteban Trueba estuvo tan ocupado canalizando el agua,cavandopozos,sacandopiedras,limpiandopotrerosyreparandolosgallinerosylosestablos,quenotuvotiempodepensarennada.Seacostabarendidoyselevantabaalalba,tomabaunmagrodesayunoenlacocinaypartíaacaballoavigilarlaslaboresdel campo. No regresaba hasta el atardecer. A esa hora hacía la única comidacompletadeldía,soloenelcomedordecasa.Losprimerosmesessehizoelpropósitode bañarse y cambiarse ropa diariamente a la hora de cenar, como había oído quehacíanloscolonosinglesesenlasmáslejanasaldeasdelAsiaydelÁfrica,paranoperderladignidadyelseñorío.Sevestíaconsumejorropa,seafeitabayponíaenelgramófono lasmismasariasdesusóperaspreferidas todas lasnoches.Peropocoapoco sedejóvencerpor la rusticidadyaceptóqueno teníavocacióndepetimetre,especialmentesinohabíanadiequepudieraapreciar,elesfuerzo.Dejódeafeitarse,secortabaelpelocuandolellegabaporloshombros,ysiguióbañándosesóloporqueteníaelhábitomuyarraigado,perosedespreocupódesuropaydesusmodales.Fueconvirtiéndose enunbárbaro.Antesdedormir leíaun ratoo jugabaajedrez, habíadesarrolladolahabilidaddecompetircontraunlibrosinhacertrampasydeperderlaspartidassinenojarse.Sinembargo,lafatigadeltrabajonofuesuficienteparasofocarsu naturaleza fornida y sensual. Empezó a pasar malas noches, las frazadas leparecían muy pesadas, las sábanas demasiado suaves. Su caballo le jugaba malaspasadas y de repente se convertía en una hembra formidable, unamontaña dura ysalvaje de carne, sobre la cual cabalgaba hasta molerse los huesos. Los tibios yperfumados melones de la huerta le parecían descomunales pechos de mujer y sesorprendíaenterrandolacaraen lamantadesumontura,buscandoenelagrioolordel sudor de la bestia, la semejanza con aquel aroma lejano y prohibido de susprimerasprostitutas.Enlanocheseacalorabaconpesadillasdemariscospodridos,detrozos enormes de res descuartizada, de sangre, de semen, de lágrimas.Despertabatenso, con el sexo como un fierro entre las piernas, más rabioso quenunca.Paraaliviarse,corríaazambullirsedesnudoenelríoysehundíaenlasaguasheladashastaperderlarespiración,peroentoncescreíasentirunasmanosinvisiblesque le acariciaban las piernas. Vencido, se dejaba flotar a la deriva, sintiéndoseabrazado por la corriente, besado por los guarisapos, fustigado por las cañas de laorilla. Al poco tiempo su apremiante necesidad era notoria, no se calmaba ni coninmersiones nocturnas en el río, ni con infusiones de canela, ni colocando piedralumbre debajo del colchón, ni siquiera con losmanipuleos vergonzantes que en elinternado ponían locos a los muchachos, los dejaban ciegos y los sumían en lacondenacióneterna.Cuandocomenzóamirarconojosdeconcupiscenciaalasavesdelcorral,alosniñosquejugabandesnudosenelhuertoyhastaalamasacrudadelpan,comprendióquesuvirilidadnose ibaacalmarconsustitutosdesacristán.Susentido práctico le indicó que tenía que buscarse unamujer y, una vez tomada la

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decisión,laansiedadqueloconsumíasecalmóysurabiaparecióaquietarse.Esedíaamaneciósonriendoporprimeravezenmuchotiempo.

PedroGarcía,elviejo,loviosalirsilbandocaminoalestabloymoviólacabezainquieto.

Elpatrónanduvotodoeldíaocupadoenelaradodeunpotreroqueacababadehacer limpiar y que había destinado a plantar maíz. Después se fue con PedroSegundo García a ayudar a una vaca que a esas horas trataba de parir y tenía alterneroatravesado.Tuvoqueintroducirleelbrazohastaelcodoparavoltearalcríoyayudarloaasomarlacabeza.Lavacasemuriódetodosmodos,peroesonolepusodemalhumor.Ordenóquealimentaranalterneroconunabotella,selavóenunbaldeyvolvió amontar.Normalmente era suhorade comida,perono teníahambre.Noteníaningunaprisa,porqueyahabíahechosuelección.

Habíavistoa lamuchachamuchasvecescargandoen la caderaa suhermanitomoquillento,conunsacoenlaespaldaouncántarodeaguadelpozoenlacabeza.Lahabíaobservadocuando lavaba la ropa,agachadaen laspiedrasplanasdel río,consuspiernasmorenaspulidasporelagua,refregandolostraposdescoloridosconsustoscas manos de campesina. Era de huesos grandes y rostro aindiado, con lasfacciones anchas y la piel oscura, de expresión apacible y dulce, su amplia bocacarnosaconservabatodavíatodoslosdientesycuandosonreíaseiluminaba,perolohacíamuypoco.Teníalabellezadelaprimerajuventud,aunqueélpodíaverquesemarchitaríamuypronto,comosucedealasmujeresnacidasparaparirmuchoshijos,trabajar sin descanso y enterrar a sus muertos. Se llamaba Pancha García y teníaquinceaños.

Cuando Esteban Trueba salió a buscarla, ya había caído la tarde y estabamásfresco.Recorrióconsucaballoalpasolaslargasalamedasquedividíanlospotrerospreguntandoporellaalosquepasaban,hastaquelavioporelcaminoqueconducíaasurancho.Ibadobladaporelpesodeunhazdeespinoparaelfogóndelacocina,sinzapatos,cabizbaja.Lamiródesdelaalturadelcaballoysintióalinstantelaurgenciadel deseo que había estado molestándolo durante tantos meses. Se acercó al trotehasta colocarse a su lado, ella lo oyó, pero siguió caminando sin mirarlo, por lacostumbre ancestral de todas las mujeres de su estirpe de bajar la cabeza ante elmacho.Esteban se agachóy le quitó el fardo, lo sostuvounmomento en el aire yluego lo arrojó con violencia a la vera del camino, alcanzó a lamuchacha con unbrazoporlacinturaylalevantóconunresoplidobestial,acomodándoladelantedelamontura,sinqueellaopusieraningunaresistencia.Espoleóelcaballoypartieronalgalopeendirecciónalrío.Desmontaronsinintercambiarniunapalabraysemidieroncon losojos.Esteban se soltó el anchocinturónde cueroy ella retrocedió, pero laatrapódeunmanotazo.Cayeronabrazadosentrelashojasdeloseucaliptos.

Esteban no se quitó la ropa. La acometió con fiereza incrustándose en ella sin

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preámbulos, con una brutalidad inútil. Se dio cuenta demasiado tarde, por lassalpicaduras sangrientas en su vestido, que la joven era virgen, pero ni la humildecondicióndePancha,nilasapremiantesexigenciasdesuapetito,lepermitierontenercontemplaciones.PanchaGarcíano sedefendió, no sequejó, no cerró losojos.Sequedódeespaldas,mirandoelcieloconexpresióndespavorida,hastaquesintióqueel hombre se desplomaba con un gemido a su lado. Entonces empezó a llorarsuavemente.Antesqueellasumadre,yantesquesumadresuabuela,habíansufridoelmismo destino de perra. EstebanTrueba se acomodó los pantalones, se cerró elcinturón,laayudóaponerseenpieylasentóenelancadesucaballo.Emprendieronel regreso. Él iba silbando. Ella seguía llorando.Antes de dejarla en su rancho, elpatrónlabesóenlaboca.

—Desdemañanaquieroquetrabajesenlacasa—dijo.Panchaasintiósinlevantarlavista.Tambiénsumadreysuabuelahabíanservido

enlacasapatronal.EsanocheEstebanTruebadurmió comounbendito, sin soñar conRosa.En la

mañana se sentía pleno de energía, más grande y poderoso. Se fue al campocanturreando y a su regreso, Pancha estaba en la cocina, afanada revolviendo elmanjar blanco en una gran olla de cobre. Esa noche la esperó con impaciencia ycuandosecallaronlosruidosdomésticosenlaviejacasonadeadobeyempezaronlostrajinesnocturnosdelasratas,sintiólapresenciadelamuchachaenelumbraldesupuerta.

—Ven,Pancha—lallamó.Noeraunaorden,sinomásbienunasúplica.Esa vez Esteban se dio tiempo para gozarla y para hacerla gozar. La recorrió

tranquilamente,aprendiendodememoriaelolorahumadodesucuerpoydesuropalavada con ceniza y estirada con plancha a carbón, conoció la textura de su pelonegroy liso,desupielsuaveenlossitiosmásrecónditosyásperaycallosaenlosdemás, de sus labios frescos, de su sexo serenoy su vientre amplio.Ladeseó concalmaylainicióenlacienciamássecretaymásantigua.Probablementefuefelizesanocheyalgunasnochesmás,retozandocomodoscachorrosenlagrancamadefierroforjadoquehabíasidodelprimerTruchayqueyaestabamediocoja,peroaúnpodíaresistirlasembestidasdelamor.

APanchaGarcíalecrecieronlossenosyseleredondearonlascaderas.AEstebanTrucha le mejoró por un tiempo el mal humor y comenzó a interesarse en susinquilinos.Losvisitóensusranchosdemiseria.Descubrióenlapenumbradeunodeellosuncajónrellenoconpapeldeperiódicodondecompartíanelsueñounniñodepechoyunaperra reciénparida.Enotro,vioaunaancianaqueestabamuriéndosedesdehacíacuatroañosyteníaloshuesosasomadosporlasllagasdelaespalda.Enunpatioconocióaunadolescenteidiota,babeando,conunasogaalcuello,atadoaunposte,hablandocosasdeotrosmundos,desnudoyconunsexodemuloquerefregaba

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incansablemente contra el suelo. Se dio cuenta, por primera vez, que el peorabandono—noeraeldelastierrasylosanimales,sinodeloshabitantesdeLasTresMarías,quehabíanvividoeneldesamparodesdelaépocaenquesupadresejugóladote y la herencia de su madre. Decidió que era tiempo de llevar un poco decivilizaciónaeserincónperdidoentrelacordillerayelmar.

En Las TresMarías comenzó una fiebre de actividad que sacudió lamodorra.EstebanTruebapusoatrabajaraloscampesinoscomonuncalohabíanhecho.Cadahombre,mujer,ancianoyniñoquepudieratenerseensusdospiernas,fueempleadopor el patrón, ansioso por recuperar en pocos meses los años de abandono. Hizoconstruirungraneroydespensasparaguardaralimentosparaelinvierno,hizosalarlacarnedecaballoyahumarladecerdoypusoalasmujeresahacerdulcesyconservasdefrutas.Modernizóla lechería,quenoeramásqueungalpónllenodeestiércolymoscas,yobligóalasvacasaproducirsuficienteleche.Iniciólaconstruccióndeunaescuelaconseisaulas,porqueteníalaambicióndequetodoslosniñosyadultosdeLasTresMaríasdebíanaprenderaleer,escribirysumar,aunquenoerapartidariodequeadquirieranotrosconocimientos,paraquenose les llenara lacabezacon ideasinapropiadas a su estado y condición. Sin embargo, no pudo conseguir unmaestroquequisieratrabajarenesaslejanías,yanteladificultadparaatraparaloschiquillosconpromesasdeazotesydecaramelosparaalfabetizarlosélmismo,abandonóesailusiónydiootrosusosalaescuela.SuhermanaFérulaleenviabadesdelacapitalloslibros que le encargaba. Era literatura práctica. Con ellos aprendió a ponerinyecciones colocándoselas en las piernas y fabricó una radio a galena. Gastó susprimeras ganancias en comprar telas rústicas, una máquina de coser, una caja depíldoras homeopáticas con su manual de instrucciones, una enciclopedia y uncargamento de silabarios, cuadernos y lápices. Acarició el proyecto de hacer uncomedor donde todos los niños recibieran una comida completa al día, para quecrecieran fuertesysanosypudieran trabajardesdepequeños,perocomprendióqueeracosadelocosobligaralosniñosatrasladarsedesdecadaextremodelapropiedadporunplatode comida, demodoque cambió el proyectoporun taller de costura.PanchaGarcíafuelaencargadadedesentrañarlosmisteriosdelamáquinadecoser.Al principio, creía que era un instrumento del diablo dotado de vida propia y senegaba a aproximársele, pero él fue inflexible y ella acabó por dominarla. Truchaorganizóunapulpería.Eraunmodestoalmacéndondelosinquilinospodíancomprarlo necesario sin tener que hacer el viaje en carreta hasta San Lucas. El patróncompraba lascosasalpormayory lo revendíaalmismoprecioa sus trabajadores.Impusounsistemadevales,queprimerofuncionócomounaformadecréditoyconel tiempo llegóa reemplazar aldinero legal.Con suspapeles rosados secomprabatodoenlapulperíaysepagabanlossueldos.Cadatrabajadorteníaderecho,ademásde los famosospapelitos, aun trozode tierrapara cultivar en su tiempo libre, seis

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gallinas por familia al año, una porción de semillas, una parte de la cosecha quecubrierasusnecesidades,panylecheparaeldíaycincuentapesosqueserepartíanparaNavidadyparalasFiestasPatriasentreloshombres.Lasmujeresnoteníanesabonificación, aunque trabajaran con loshombresde igual a igual, porqueno se lasconsideraba jefesdefamilia,exceptoenelcasode lasviudas.El jabónde lavar, lalana para tejer y el jarabe para fortalecer los pulmones eran distribuidosgratuitamente, porque Trueba no quería a su alrededor gente sucia, con frío oenferma. Un día leyó en la enciclopedia las ventajas de una dieta equilibrada ycomenzó sumanía de las vitaminas, que había de durarle por el resto de la vida.Sufríarabietascadavezquecomprobabaqueloscampesinosdabanalosniñossóloel pan y alimentaban a los cerdos con la leche y los huevos. Empezó a hacerreuniones obligatorias en la escuela para hablarles de las vitaminas y, de paso,informarlos sobre las noticias que conseguía captar mediante los escarceos con laradioagalena.Prontoseaburriódeperseguirlaondaconelalambreyencargóalacapital una radio transoceánica provista de dos enormes baterías. Con ella podíacaptaralgunosmensajescoherentes,enmediodeunensordecedorbarullodesonidosdeultramar.AsíseenteródelaguerradeEuropaysiguiólosavancesdelastropasenunmapaquecolgóenelpizarróndelaescuelayqueibamarcandoconalfileres.Loscampesinosloobservabanestupefactos,sincomprenderniremotamenteelpropósitode clavar un alfiler en el color azul y al día siguiente correrlo al color verde. Nopodíanimaginarelmundodeltamañodeunpapelsuspendidoenelpizarrón,nialosejércitosreducidosalacabezadeunalfiler.Enrealidad,laguerra,losinventosdelaciencia,elprogresodelaindustria,elpreciodeloroylasextravaganciasdelamoda,losteníansincuidado.Erancuentosdehadasqueennadamodificabanlaestrechezdesuexistencia.Paraaquelimpávidoauditorio,lasnoticiasdelaradioeranlejanasyajenas y el aparato se desprestigió rápidamente cuando fue evidente que no podíapronosticarel estadodel tiempo.Elúnicoquedemostraba interéspor losmensajesvenidosdelaire,eraPedroSegundoGarcía.

EstebanTruchacompartióconélmuchashoras,primerojuntoalaradioagalena,ydespuésconladebatería,esperandoelmilagrodeunavozanónimayremotaquelos pusiera en contacto con la civilización. Esto, sin embargo, no consiguióacercarlos.Truebasabíaqueeserudocampesinoeramásinteligentequelosdemás.Eraelúnicoquesabíaleeryeracapazdemantenerunaconversacióndemásdetresfrases.Era lomás parecido a un amigo que tenía en cien kilómetros a la redonda,perosumonumentalorgulloleimpedíareconocerleningunavirtud,exceptoaquellaspropias de su condición de buen peón de campo. Tampoco era partidario de lasfamiliaridades con los subalternos. Por su parte, Pedro Segundo lo odiaba, aunquejamáshabíapuestonombreaesesentimientotormentosoqueleabrasabaelalmaylollenabadeconfusión.Eraunamezclademiedoyderencorosaadmiración.Presentía

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quenuncaseatreveríaahacerlefrente,porqueeraelpatrón.Tendríaquesoportarsusrabietas,susórdenesdesconsideradasysuprepotenciaduranteelrestodesuvida.Enlos años en que Las Tres Marías estuvo abandonada, él había asumido en formanatural el mando de la pequeña tribu que sobrevivió en esas tierras olvidadas. Sehabíaacostumbradoaserrespetado,amandar,a tomardecisionesyanotenermásqueelcielosobresucabeza.Lallegadadelpatrónlecambiólavida,peronopodíadejardeadmitirqueahoravivíanmejor,quenopasabanhambreyqueestabanmásprotegidos y seguros. Algunas veces Trueba creyó verle en los ojos un destelloasesino, pero nunca pudo reprocharle una insolencia. Pedro Segundo obedecía sinchistar,trabajabasinquejarse,erahonestoyparecíaleal.SiveíapasarasuhermanaPancha por el corredor de la casa patronal, con el vaivén pesado de la hembrasatisfecha,agachabalacabezaycallaba.

Pancha García era joven y el patrón era fuerte. El resultado predecible de sualianza comenzó a notarse a los pocos meses. Las venas de las piernas de lamuchachaaparecieroncomolombricesensupielmorena,sehizomáslentosugestoy lejana su mirada, perdió interés en los retozos descarados de la cama de fierroforjadoyrápidamenteseleengrosólacinturayselecayeronlossenosconelpesodeuna nueva vida que crecía en su interior. Esteban tardó bastante en darse cuenta,porquecasinuncalamirabay,pasadoelentusiasmodelprimermomento,tampocolaacariciaba.Selimitabaautilizarlacomounamedidahigiénicaquealiviabalatensióndeldíaylebrindabaunanochesinsueños.PerollegóunmomentoenquelagravidezdePanchafueevidenteinclusoparaél.Letomórepulsión.Empezóaverlacornounenorme envase que contenía una sustancia informe y gelatinosa, que no podíareconocercomounhijosuyo.Panchaabandonólacasadelpatrónyregresóalranchode sus padres, donde no le hicieron preguntas. Siguió trabajando en la cocinapatronal, amasando el pan y cosiendo a máquina, cada día más deformada por lamaternidad.DejódeservirlamesaaEstebanyevitóencontrarseconél,puestoqueya nada tenían que compartir. Una semana después que ella salió de su cama, élvolvióasoñarconRosaydespertóconlassábanashúmedas.Miróporlaventanayvioaunaniñadelgadaqueestabacolgandoenunalambrelaropareciénlavada.Noparecía tenermásde treceocatorceaños,peroestabacompletamentedesarrollada.Enesemomentosevolvióylomiró:teníalamiradadeunamujer.

PedroGarcía vio al patrón salir silbando camino al establo ymovió la cabezainquieto.

En el transcurso de los diez años siguientes,EstebanTrueba se convirtió en elpatrónmásrespetadodelaregión,construyócasasdeladrilloparasustrabajadores,consiguióunmaestroparalaescuelaysubióelniveldevidadetodoelmundoensustierras.LasTresMaríaseraunbuennegocioquenorequeríaayudadelfilóndeoro,sino,porel contrario, sirviódegarantíaparaprorrogar la concesiónde lamina.El

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mal carácter de Trueba se convirtió en una leyenda y se acentuó hasta llegar aincomodarloaélmismo.Noaceptabaquenadie le replicarayno tolerabaningunacontradicción,considerabaqueelmenordesacuerdoeraunaprovocación.Tambiénseacrecentósuconcupiscencia.Nopasabaningunamuchachadelapubertadalaedadadultasinquelahicieraprobarelbosque,laorilladelríoolacamadefierroforjado.CuandonoquedaronmujeresdisponiblesenLasTresMarías,sededicóaperseguiralasdeotrashaciendas,violándolasenunabrirycerrardeojos,encualquierlugardelcampo,generalmentealatardecer.Nosepreocupabadehacerloaescondidas,porquenoletemíaanadie.EnalgunasocasionesllegaronhastaLasTresMaríasunhermano,un padre, un marido o un patrón a pedirle cuentas, pero ante su violenciadescontrolada, estas visitas de justicia o de venganza fueron cada vez menosfrecuentes.Lafamadesubrutalidadseextendióportodalazonaycausabaenvidiosaadmiraciónentrelosmachosdesuclase.Loscampesinosescondíanalasmuchachasyapretabanlospuñosinútilmente,puesnopodíanhacerlefrente.EstebanTruebaeramás fuerte y tenía impunidad. Dos veces aparecieron cadáveres de campesinos deotrashaciendasacribilladosatirosdeescopetayanadielecupodudaquehabíaquebuscar al culpable en Las TresMarías, pero los gendarmes rurales se limitaron aanotarelhechoensulibrodeactas,conlatrabajosacaligrafíadelossemianalfabetos,agregando que habían sido sorprendidos robando. La cosa no pasó de allí. Truebasiguió labrando su prestigio de rajadiablos, sembrando la región de bastardos,cosechandoelodioyalmacenandoculpasquenolehacíanmella,porqueselehabíacurtidoelalmayacalladolaconcienciaconelpretextodelprogreso.EnvanoPedroSegundoGarcíayelviejocuradelhospitaldelasmonjastratarondesugerirlequenoeranlascasitasdeladrilloniloslitrosdelechelosquehacíanaunbuenpatrón,oaunbuencristiano,sinodaralagenteunsueldodecenteenvezdepapelitosrosados,unhorariodetrabajoquenolesmolieralosriñonesyunpocoderespetoydignidad.Truebanoqueríaoírhablardeesascosasque,segúnél,olíanacomunismo.

—Sonideasdegeneradas—mascullaba—.Ideasbolcheviquesparasoliviantarmealosinquilinos.Nosedancuentaqueestapobregentenotieneculturanieducación,no pueden asumir responsabilidades, son niños. ¿Cómo van a saber lo que lesconviene?Sinmíestaríanperdidos,lapruebaesquecuandodoyvueltalacara,sevatodoaldiabloyempiezanahacerburradas.Sonmuyignorantes.Migenteestámuybien,¿quémásquieren?Nolesfaltanada.Sisequejan,esdepuromalagradecidos.Tienencasasdeladrillo,mepreocupodesonarlosmocosyquitarlosparásitosasuschiquillos, de llevarles vacunas y enseñarles a leer. ¿Hay otro fundo por aquí quetengasupropiaescuela?¡No!Siemprequepuedo,lesllevoalcuraparaquelesdigaunasmisas,asíesquenoséporquévieneelcuraahablarmedejusticia.Notienequemeterseenloquenosabeynoesdesuincumbencia.¡Quisieraverloacargodeestapropiedad!Aversiibaaandarconremilgos.Conestospobresdiabloshayquetener

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manodura,eselúnicolenguajequeentienden.Siunoseablanda,nolorespetan.Noniegoquemuchasveceshesidomuysevero,perosiemprehesidojusto.Hetenidoqueenseñarlesde todo,hastaacomer,porquesi fueraporellos, sealimentabandepuropan.Simedescuido lesdan la lechey loshuevos a los chanchos. ¡No sabenlimpiarseeltrasteyquierenderechoavoto!Sinosabendondeestánparados,¿cómovanasaberdepolítica?Soncapacesdevotarporloscomunistas,comolosminerosdelNorte,queconsushuelgasperjudicanatodoelpaís,justamentecuandoelpreciodelmineral está en su puntomáximo.Mandar a la tropa es lo que haría yo en elNorte,paraquelescorrabala,aversiaprendendeunavezportodas.Pordesgraciaelgarrotees loúnicoquefuncionaenestospaíses.NoestamosenEuropa.Aquí loquesenecesitaesungobiernofuerte,unpatrónfuerte.Seríamuylindoquefuéramostodosiguales,peronolosomos.Esosaltaalavista.Aquíelúnicoquesabetrabajarsoy yo y los desafío a queme prueben lo contrario.Me levanto el primero ymeacuestoelúltimoenestamalditatierra.Sifuerapormí,mandabatodoalcarajoymeiba a vivir como un príncipe a la capital, pero tengo que estar aquí, porque simeausentoaunqueseaporunasemana,estosevienealsueloyestosinfelicesempiezanamorirsedehambre.Acuérdensecómoeracuandoyolleguéhacenueveodiezaños:unadesolación.Eraunaruinadepiedrasybuitres.Unatierradenadie.Estabantodoslos potreros abandonados. A nadie se le había ocurrido canalizar el agua. Secontentabanconplantarcuatrolechugasmugrientasensuspatiosydejaronquetodolo demás se hundiera en la miseria. Fue necesario que yo llegara para que aquíhubieraorden, ley, trabajo.¿Cómonovoyaestarorgulloso?Hetrabajadotanbien,queyacomprélosdosfundosvecinosyestapropiedadeslamásgrandeylamásricadetodalazona,laenvidiadetodoelmundo,unejemplo,unfundomodelo.Yahoraquelacarreterapasaporellado,sehaduplicadosuvalor,siquisieravenderlopodríairmeaEuropaavivirdemisrentas,peronomevoy,mequedoaquí,machucándome.Lohagoporestagente.Sinmíestaríanperdidos.Sivamosalfondodelascosas,nosirvenniparahacerlosmandados,siemprelohedicho:soncomoniños.Nohayunoquepuedahacerloquetienequehacersinquetengaqueestaryodetrásazuzándolo.¡Ydespuésmevienenconelcuentodequesomostodosiguales!Paramorirsedelarisa,carajo...

A su madre y hermana enviaba cajones con frutas, carnes saladas, jamones,huevos frescos, gallinas vivas y en escabeche, harina, arroz y granos por sacos,quesosdelcampoytodoeldineroquepodíannecesitar,porqueesonolefaltaba.LasTresMaríasy laminaproducíancomoeradebidoporprimeravezdesdequeDiospusoaquelloenelplaneta,comolegustabadeciraquienquisieraoírlo.AdoñaEsteryaFéruladabaloquenuncaambicionaron,peronotuvotiempo,entodosesosaños,parairlasavisitar,aunquefueradepasoenalgunodesusviajesalNorte.Estabatanocupadoenelcampo,enlasnuevastierrasquehabíacompradoyenotrosnegociosa

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losqueempezabaaecharelguante,quenopodíaperdersutiempojuntoallechodeunaenferma.Ademásexistíaelcorreoquelosmanteníaencontactoyeltrenquelepermitíamandar todo loquequisiera.No teníanecesidaddeverlas.Todo sepodíadecir por carta. Todo menos lo que no quería que supieran, como la recua debastardos que iban naciendo como por arte de magia. Bastaba tumbar a unamuchacha en el potrero y quedaba preñada inmediatamente, era cosa del demonio,tantafertilidaderainsólita,estabaseguroquelamitaddeloscríosnoeransuyos.PoresodecidióqueapartedelhijodePanchaGarcía,quesellamabaEstebancomoélyquenohabíadudadequesumadreeravirgencuandolaposeyó,losdemáspodíansersushijosypodíannoserloysiempreeramejorpensarquenoloeran.Cuandollegabaasucasaalgunamujerconunniñoenlosbrazosparareclamarelapellidooalgunaayuda,laponíaenelcaminoconunpardebilletesenlamanoylaamenazadequesivolvía a importunarlo, la sacaría a rebencazos, para que no le quedaran ganas deandarmeneandoelraboalprimerhombrequevieraydespuésacusarloaél.Asífuecomonuncaseenteródelnúmeroexactodesushijosyen realidadelasuntono leinteresaba.Pensabaquecuandoquisieratenerhijos,buscaríaunaesposadesuclase,conbendicióndelaIglesia,porquelosúnicosquecontabaneranlosquellevabanelapellido del padre, los otros era como si no existieran. Que no le fueran con lamonstruosidaddequetodosnacenconlosmismosderechosyheredanigual,porqueenesecasoseibatodoalcarajoylacivilizaciónregresabaalaEdaddePiedra.Seacordaba deNívea, lamadre deRosa, quien después que sumarido renunció a lapolítica,aterradoporelaguardienteenvenenado, inició supropiacampañapolítica.Se encadenaba con otras damas en las rejas del Congreso y de la Corte Suprema,provocando un bochornoso espectáculo que ponía en ridículo a susmaridos. SabíaqueNíveasalíaenlanocheapegarpancartassufragistasenlosmurosdelaciudadyeracapazdepasearporelcentroaplenaluzdelmediodíadeundomingo,conunaescobaen lamanoyunbirreteen lacabeza,pidiendoque lasmujeres tuvieran losderechos de los hombres, que pudieran votar y entrar a la universidad, pidiendotambién que todos los niños gozaran de la protección de la ley, aunque fueranbastardos.

—¡Esa señora estámal de la cabeza!—decía Trueba—. Eso sería ir contra lanaturaleza. Si las mujeres no saben sumar dos más dos, menos podrán tomar unbisturí.Sufunciónes lamaternidad,elhogar.Alpasoquevan,cualquierdíavanaquererserdiputados,jueces,¡hastaPresidentedelaRepública!Ymientrastantoestánproduciendounaconfusiónyundesordenquepuedeterminarenundesastre.Andanpublicando panfletos indecentes, hablan por la radio, se encadenan en lugarespúblicosytienequeirlapolicíaconunherreroparaquecorteloscandadosypuedanllevárselas presas, que es como deben estar. Lástima que siempre hay un maridoinfluyente, un juez de pocos bríos o un parlamentario con ideas revoltosas que las

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poneenlibertad...¡Manoduraesloquehacefaltatambiénenestecaso!La guerra enEuropa había terminado y los vagones llenos demuertos eran un

clamor lejano, pero que aún no se apagaba. De allí estaban llegando las ideassubversivastraídasporlosvientosincontrolablesdelaradio,eltelégrafoylosbuquescargadosdeemigrantesquellegabancomountropelatónito,escapandoalhambredesutierra,asoladosporelrugidodelasbombasyporlosmuertospudriéndoseenlossurcosdelarado.Eraañodeeleccionespresidencialesydepreocuparseporelvuelcoque estaban tomando los acontecimientos. El país despertaba. La oleada dedescontento que agitaba al pueblo estaba golpeando la sólida estructura de aquellasociedadoligárquica.Enloscamposhubodetodo:sequía,caracol,fiebreaftosa.EnelNortehabíacesantíayenlacapitalsesentíaelefectodelaguerralejana.Fueunañodemiseriaenelqueloúnicoquefaltópararematareldesastrefueunterremoto.

Laclasealta,sinembargo,dueñadelpoderydelariqueza,nosediocuentadelpeligro que amenazaba el frágil equilibrio de su posición. Los ricos se divertíanbailandoelcharlestóny losnuevosritmosdel jazz,el fox—trotyunascumbiasdenegros que eran una maravillosa indecencia. Se renovaron los viajes en barco aEuropa,quesehabíansuspendidoduranteloscuatroañosdeguerraysepusierondemodaotrosaNorteamérica.Llególanovedaddelgolf,quereuníaalamejorsociedadpara golpear una pelotita con un palo, tal como doscientos años antes hacían losindiosenesosmismoslugares.Lasdamasseponíancollaresdeperlasfalsashastalasrodillasysombrerosdebacinillahundidoshastalascejas,sehabíancortadoelpelocomohombresysepintabancomomeretrices,habíansuprimidoelcorséyfumabanpierna arriba. Los caballeros andaban deslumbrados por el invento de los cochesnorteamericanos,quellegabanalpaísporlamañanaysevendíanelmismodíaporlatarde,apesardequecostabanunapequeñafortunaynoeranmásqueunestrépitodehumoy tuercas sueltas corriendoavelocidad suicidaporunos caminosque fueronhechosparaloscaballosyotrasbestiasnaturales,peroenningúncasoparamáquinasdefantasía.Enlasmesasdejuegosejugabanlasherenciasylasriquezasfácilesdelaposguerra, destapaban el champán, y llegó la novedad de la cocaína para losmásrefinadosyviciosos.Lalocuracolectivaparecíanotenerfin.

Peroenelcampolosnuevosautomóvileseranunarealidadtanlejanacomolosvestidoscortosylosqueselibrarondelcaracolylafiebreaftosaloanotaroncomounbuenaño.EstebanTruebayotrosterratenientesdelaregiónsejuntabanenelclubdel pueblo para planear la acción política antes de las elecciones. Los campesinostodavía vivían igual que en tiempos de la Colonia y no habían oído hablar desindicatos,nidedomingosfestivos,nideunsalariomínimo,peroyacomenzabanainfiltrarse en los fundos los delegados de los nuevos partidos de izquierda, queentraban disfrazados de evangélicos, con una Biblia en un sobaco y sus panfletosmarxistasenelotro,predicandosimultáneamentelavidaabstemiaylamuerteporla

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revolución. Estos almuerzos de confabulación de los patrones terminaban enborracheras romanas o en peleas de gallos y al anochecer tomaban por asalto elFarolito Rojo, donde las prostitutas de doce años y Carmelo, el único marica delburdelydelpueblo,bailabanalsondeunavitrolaantediluviana,bajolamiradaalertade la Sofía, que ya no estaba para esos trotes, pero que todavía tenía energía pararegentarloconmanodehierroyparaimpedirquesemetieranlosgendarmesafregarlapacienciaylospatronesapropasarseconlasmuchachas,jodiendosinpagar.Entretodas,TránsitoSotoeralaquemejorbailabaylaquemásresistíalosembistesdelosborrachos, era incansable y nunca se quejaba de nada, como si tuviera la virtudtibetanadedejarsumíseroesqueletodeadolescenteenmanosdelclienteytrasladarsualmaaunaregiónlejana.AEstebanTruebalegustaba,porquenoteníaremilgospara las innovaciones y las brutalidades del amor, sabía cantar con voz de pájaroronco,yporqueunavezledijoqueellaibaallegarmuylejosyesolehizogracia.

—NomevoyaquedarenelFarolitoRojotodalavida,patrón.Mevoyairalacapital,porquequieroserricayfamosa—dijo.

Estebanibaallupanarporqueeraelúnicolugardediversióndelpueblo,peronoera hombre de prostitutas.No le gustaba pagar por lo que podía obtener por otrosmedios.ATránsitoSoto,sinembargo,laapreciaba.Lajovenlohacíareír.

Undía, después de hacer el amor, se sintió generoso, lo que no le ocurría casinunca,ypreguntóaTránsitoSotosilegustaríaquelehicieraunregalo.

—¡Préstamecincuentapesos,patrón!—pidióellaalpunto.—Esmuchaplata.¿Paraquélaquieres?—Paraunpasajeen tren,unvestido rojo,unoszapatoscon tacón,un frascode

perfumeyparahacermelapermanente.Estodoloquenecesitoparaempezar.Selosvoyadevolveralgúndía,patrón.Conintereses.

Estebanledioloscincuentapesosporqueesedíahabíavendidocinconovillosyandaba con los bolsillos repletos de billetes, y también porque la fatiga del placersatisfecholoponíaalgosentimental.

—Lo único que siento es que no te voy a volver a ver, Tránsito. Me habíaacostumbradoati.

—Sínosvamosaver,patrón.Lavidaeslargaytienemuchasvueltas.Esascomilonasenelclub,lasriñasdegallosylastardesenelburdel,culminaron

enunplaninteligente,aunquenodeltodooriginal,parahacervotaraloscampesinos.Lesdieronunafiestaconempanadasymuchovino,sesacrificaronalgunasresesparaasarlas, les tocaron canciones en la guitarra, les endilgaron algunas arengaspatrióticas y les prometieron que si salía el candidato conservador tendrían unabonificación, pero si salía cualquier otro, se quedaban sin trabajo. Además,controlaron las urnas y sobornaron a la policía. A los campesinos, después de lafiesta,losecharondentrodeunascarretasylosllevaronavotar,bienvigilados,entre

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bromasyrisas,laúnicaoportunidadenqueteníanfamiliaridadesconellos,compadreparaacá,compadreparaallá,cuenteconmigo,queyonolefallo,patroncito,asímegusta,hombre,quetengasconcienciapatriótica,miraquelosliberalesylosradicalessontodosunospendejosyloscomunistassonunosateos,hijosdeputa,quesecomenalosniños.

Eldíade la elección todoocurriócomoestabaprevisto, enperfectoorden.LasFuerzas Armadas garantizaron el proceso democrático, todo en paz, un día deprimaveramásalegreyasoleadoqueotros.

—Un ejemplo para este continente de indios y de negros, que se lo pasan enrevolucionesparatumbaraundictadoryponeraotro.Ésteesunpaísdiferente,unaverdadera república, tenemos orgullo cívico, aquí el Partido Conservador ganalimpiamenteynosenecesitaaungeneralparaquehayaordenytranquilidad,noescomoesasdictadurasregionalesdondesematanunosaotros,mientraslosgringossellevantodaslasmateriasprimas—expresóTruebaenelcomedordelclub,brindandocon una copa en lamano, en elmomento en que se enteró de los resultados de lavotación.

Tresdíasdespués,cuandosehabíavueltoa la rutina, llegó lacartadeFérulaaLas TresMarías. Esteban Trueba había soñado esa noche conRosa.Hacíamuchotiempoqueesono leocurría.Enel sueño laviocon supelode sauce suelto en laespalda, comounmantovegetal que la cubríahasta la cintura, tenía la piel durayhelada,delcolorytexturadelalabastro.Ibadesnudayllevabaunbultoenlosbrazos,caminaba como se camina en los sueños, aureolada por el verde resplandor queflotabaalrededordesucuerpo.Lavioacercarselentamenteycuandoquisotocarla,ellalanzóelbultoalsuelo,estrellándoloasuspies.Élseagachó,lorecogió,yvioauna niña sin ojos que lo llamaba papá. Se despertó angustiado y anduvo de malhumortodalamañana.Acausadelsueño,sesintióinquieto,muchoantesderecibirlacartadeFérula.Entróatomarsudesayunoenlacocina,comotodoslosdías,yviounagallinaqueandabapicoteandolasmigasenelsuelo.Lemandóunpuntapiéqueleabriólabarriga,dejándolaagónicaenuncharcodetripasyplumas,aleteandoenmediodelacocina.Esonolocalmó,porelcontrario,aumentósurabiaysintióquecomenzabaaahogarse.Semontóenelcaballoysefuealgalopeavigilarelganadoqueestabanmarcando.EnesollegóalacasaPedroSegundoGarcía,quehabíaidoalaestaciónSanLucasadejarunaencomiendayhabíapasadoporelpuebloarecogerelcorreo.TraíalacartadeFérula.

El sobre aguardó toda lamañana sobre lamesa de la entrada.CuandoEstebanTrueballegó,pasódirectamenteabañarse,porqueibacubiertodesudorydepolvo,impregnadodelolor inconfundibledelasbestiasaterrorizadas.Despuéssesentóensuescritorioasacarcuentasyordenóquelesirvieranlacomidaenunabandeja.Noviolacartadesuhermanahastalanoche,cuandorecorriólacasacomohacíasiempre

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antesdeacostarse,paraverquelosfarolesestuvieranapagadosylaspuertascerradas.LacartadeFérulaeraigualatodaslasquehabíarecibidodeella,peroaltenerlaenlamano, supo, aun antes de abrirla, que su contenido le cambiaría la vida. Tuvo lamismasensaciónquecuandososteníaeltelegramadesuhermanaqueleanunciólamuertedeRosa,añosatrás.

La abrió, sintiendoque le latían las sienes a causadel presentimiento.La cartadecíabrevementequedoñaEsterTruchaseestabamuriendoyque,despuésdetantosañosdecuidarlayservirlacomounaesclava,Férulateníaqueaguantarquesumadrenisiquieralareconociera,sinoqueclamabadíaynocheporsuhijoEsteban,porquenoqueríamorirsesinverlo.Estebannuncahabíaqueridorealmenteasumadre,nisesentíacómodoensupresencia,perolanoticialodejótembloroso.Comprendióqueyanoleserviríanlospretextossiemprenovedososqueinventabaparanovisitarla,yquehabía llegadoelmomentodehacerelcaminodevueltaa lacapitalyenfrentarporúltimavezaesamujerqueestabapresenteensuspesadillas,consuranciooloramedicamentos,susquejidostenues,susinterminablesoraciones,esamujersufrienteque había poblado de prohibiciones y terrores su infancia y cargado deresponsabilidadesyculpassuvidadehombre.

LlamóaPedroSegundoGarcíayleexplicólasituación.Lollevóalescritorioylemostróellibrodecontabilidadylascuentasdelapulpería.Leentregóunmanojocontodaslasllaves,menosladelabodegadelosvinos,yleanuncióqueapartirdeesemomento y hasta su regreso, él era responsable de todo lo que había en Las TresMaríasyquecualquierestupidezquecometieralapagaríamuycara.PedroSegundoGarcía recibió las llaves, semetióel librodecuentasdebajodelbrazoysonriósinalegría.

—Unohaceloquepuede,nomás,patrón—dijoencogiéndosedehombros.AldíasiguienteEstebanTruebarehizoporprimeravezenañoselcaminoquelo

había llevadode la casa de sumadre al campo.Se fue enuna carreta con sus dosmaletasde,cuerohastalaestaciónSanLucas,tomóelcochedeprimeraclasedelostiemposdelacompañíainglesadeferrocarrilesyvolvióarecorrerlosvastoscampostendidosalpiedelacordillera.

Cerrólosojoseintentódormir,perolaimagendesumadreleespantóelsueño.

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Clara,clarividente

CapítuloIII

Clarateníadiezañoscuandodecidióquenovalíalapenahablaryseencerróenelmutismo.Suvidacambiónotablemente.Elmédicodelafamilia,elgordoyafabledoctorCuevas,intentócurarleelsilencioconpíldorasdesuinvención,convitaminasen jarabe y tocaciones demiel de bórax en la garganta, pero sin ningún resultadoaparente.Sediocuentadequesusmedicamentoseranineficacesyquesupresenciaponíaalaniñaenestadodeterror.Alverlo,Claracomenzabaachillaryserefugiabaenelrincónmáslejano,encogidacomounanimalacosado,demodoqueabandonósuscuracionesy recomendóaSeveroyNíveaque la llevarandondeun rumanodeapellidoRostipov,queestabacausandosensaciónesatemporada.RostipovseganabalavidahaciendotrucosdeilusionistaenlosteatrosdevariedadesyhabíarealizadolaincreíblehazañadetensarunalambredesdelapuntadelacatedralhastalacúpuladelaHermandadGallega,alotroladodelaplazaparacruzarcaminandoporelaireconuna pértiga como único sostén. A pesar de su lado frívolo, Rostipov estabaprovocando una batahola en los círculos científicos, porque en sus horas libresmejoraba la histeria con varillas magnéticas y trances hipnóticos. Nívea y Severollevaron a Clara al consultorio que el rumano había improvisado en su hotel.Rostipovlaexaminócuidadosamenteyporúltimodeclaróqueelcasonoeradesuincumbencia, puesto que la pequeña no hablaba porque no le daba la gana, y noporquenopudiera.De todosmodos, ante la insistenciade lospadres, fabricóunaspíldoras de azúcar pintadas de color violeta y las recetó advirtiendo que eran unremediosiberianoparacurarsordomudos.Perolasugestiónnofuncionóenestecasoy el segundo frasco fue devorado por Barrabás; en un descuido sin que elloprovocaraenlabestianingunareacciónapreciable.SeveroyNíveaintentaronhacerlahablarconmétodoscaseros,conamenazasysúplicasyhastadejándolasincomer,aver si el hambre la obligaba a abrir la boca para pedir su cena, pero tampoco esoresultó.

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LaNanateníalaideadequeunbuensustopodíaconseguirquelaniñahablaraysepasónueveañosinventandorecursosdesesperadosparaaterrorizaraClara,conlocualsóloconsiguióinmunizarlacontralasorpresayelespanto.AlpocotiempoClarano tenía miedo de nada, no la conmovían las apariciones de monstruos lívidos ydesnutridosensuhabitación,nilosgolpesdelosvampirosydemoniosensuventana.LaNanasedisfrazabadefilibusterosincabeza,deverdugodelaTorredeLondres,deperroloboydediablocornudo,segúnlainspiracióndelmomentoylasideasquesacabadeunosfolletosterroríficosquecomprabaparaesefinyaunquenoeracapazde leerlos, copiaba las ilustraciones. Adquirió la costumbre de deslizarsesigilosamenteporloscorredoresparaasaltaralaniñaenlaoscuridad,deaullardetrásdelaspuertasyesconderbichosvivosenlacama,peronadadeesologrósacarleniunapalabra.AvecesClaraperdíalapaciencia,setirabaalsuelo,pataleabaygritaba,pero sinarticularningúnsonidoen idiomaconocido,obienanotabaen lapizarritaquesiemprellevabaconsigolospeoresinsultosparalapobremujer,queseibaalacocinaallorarlaincomprensión,

—¡Lo hago por tu bien, angelito!—sollozaba laNana envuelta en una sábanaensangrentadayconlacaratiznadaconcorchoquemado.

Nívealeprohibióquesiguieraasustandoasuhija.Sediocuentaqueelestadodeturbaciónaumentabasuspoderesmentalesyproducíadesordenentrelosaparecidosque rondaban a la niña. Además, aquel desfile de personajes truculentos estabadestrozando el sistema nervioso a Barrabás; que nunca tuvo buen olfato y eraincapazdereconoceralaNanadebajodesusdisfraces.Elperrocomenzóaorinarsesentado, dejando a su alrededor un inmenso charco y con frecuencia le crujían losdientes.Pero laNanaaprovechabacualquierdescuidode lamadreparapersistirensusintentosdecurarlamudezconelmismoremedioconquesequitaelhipo.

Retiraron a Clara del colegio de monjas donde se habían educado todas lashermanas Del Valle y le pusieron profesores en la casa. Severo hizo traer deInglaterraaunainstitutriz,missAgatha,alta,todaelladecolorámbarycongrandesmanosdealbañil,peronoresistióelcambiodeclima, lacomidapicanteyelvueloautónomodelsalerodesplazándosesobrelamesadelcomedor,ytuvoqueregresaraLiverpool. La siguiente fue una suiza que no tuvomejor suerte y la francesa, quellegógraciasaloscontactosdelembajadordeesepaísconlafamilia,resultósertanrosada, redonda y dulce, que quedó encinta a los pocos meses y, al hacer lasaveriguaciones del caso, se supo que el padre era Luis, hermanomayor de Clara.Severoloscasósinpreguntarlessuopinióny,contratodoslospronósticosdeNíveaysusamigas,fueronmuyfelices.Envistadeestasexperiencias,Níveaconvencióasumaridodequeaprenderidiomasextranjerosnoeraimportanteparaunacriaturaconhabilidades telepáticas y que era mucho mejor insistir con las clases de piano yenseñarleabordar.

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La pequeñaClara leíamucho. Su interés por la lectura era indiscriminado y ledabanlomismoloslibrosmágicosdelosbaúlesencantadosdesutíoMarcos,quelosdocumentos del Partido Liberal que su padre guardaba en su estudio. Llenabaincontables cuadernos con sus anotaciones privadas, donde fueron quedandoregistrados los acontecimientos de ese tiempo, que gracias a eso no se perdieronborrados por la neblina del olvido, y ahora yo puedo usarlos para rescatar sumemoria.

Claraclarividenteconocíaelsignificadodelossueños.EstahabilidaderanaturalenellaynorequeríalosengorrososestudioscabalísticosqueusabaeltíoMarcosconmás esfuerzo ymenos acierto. El primero en darse cuenta de eso fue Honorio, eljardinerodelacasa,quesoñóundíaconculebrasqueandabanentresuspiesyque,para quitárselas de encima, les daba de patadas hasta que conseguía aplastar adiecinueve.Se lo contó a laniñamientraspodaba las rosas, sólopara entretenerla,porquelaqueríamuchoyledabalástimaquefueramuda.Clarasacólapizarritadelbolsillo de su delantal y escribió la interpretación del sueño de Honorio: tendrásmuchodinero,tedurarápoco,loganarássinesfuerzo,juegaaldiecinueve.Honorionosabíaleer,peroNívealeleyóelmensajeentreburlasyrisas.Eljardinerohizoloqueledecíanyseganóochentapesosenunatimbaclandestinaquehabíadetrásdeunabodegadecarbón.Selosgastóenuntrajenuevo,unaborracheramemorablecontodossusamigosyunamuñecadelozaparaClara.Apartirdeentonceslaniñatuvomuchotrabajodescifrandosueñosaescondidasdesumadre,porquecuandosesupolahistoriadeHonorioibanapreguntarlequéqueríadecirvolarsobreunatorreconalasdecisne;irenunabarcaaladerivayquecanteunasirenaconvozdeviuda;quenazcandosgemelospegadosporlaespalda,cadaunoconunaespadaenlamano,yClaraanotabasinvacilarenlapizarritaquelatorreeslamuerteyelquevuelaporencima se salvará demorir en un accidente, el que naufraga y escucha a la sirenaperderásu trabajoypasarápenurias,pero loayudaráunamujercon laqueharáunnegocio;losgemelossonmaridoymujerforzadosenunmismodestino,hiriéndosemutuamentecongolpesdeespada.

Los sueños no eran lo único que Clara adivinaba. También veía el futuro yconocía la intención de la gente, virtudes que mantuvo a lo largo de su vida yacrecentóconeltiempo.Anunciólamuertedesupadrino,donSalomónValdés,queeracorredordelaBolsadeComercioyquecreyendohaberloperdidotodo,secolgódelalámparaensueleganteoficina.Allíloencontraron,porinsistenciadeClara,conelaspectodeuncarneromustio, talcomoella lodescribióen lapizarra.Predijo laherniadesupadre,todoslostembloresdetierrayotrasalteracionesdelanaturaleza,la única vez que cayó nieve en la capital matando de frío a los pobres en laspoblacionesyalosrosalesen.losjardinesdelosricos,ylaidentidaddelasesinodelascolegialas,muchoantesquelapolicíadescubrieraelsegundocadáver,peronadie

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la creyó y Severo no quiso que su hija opinara sobre cosas de criminales que noteníanparentescoconlafamilia.ClarasediocuentaalaprimeramiradaqueGetulioArmandoibaaestafarasupadreconelnegociodelasovejasaustralianas,porqueselo leyó en el color del aura.Se lo escribió a su padre, pero éste no le hizo casoycuandovinoaacordarsedelasprediccionesdesuhijamenor,habíaperdidolamitadde su fortuna y su socio andaba por elCaribe, convertido en hombre rico, con unserrallodenegrasculonasyunbarcopropioparatomarelsol.

La habilidad de Clara para mover objetos sin tocarlos no se pasó con lamenstruación,comovaticinabalaNana,sinoquesefueacentuandohastatenertantapráctica,quepodíamoverlasteclasdelpianoconlatapacerrada,aunquenuncapudodesplazar el instrumento por la sala, como era su deseo. En esas extravaganciasocupaba la mayor parte de su energía y de su tiempo. Desarrolló la capacidad deadivinar un asombroso porcentaje de las cartas de la baraja e inventó juegos deirrealidadparadivertirasushermanos.Supadreleprohibióescrutarelfuturoenlosnaipeseinvocarfantasmasyespíritustraviesosquemolestabanalrestodelafamiliay aterrorizaban a la servidumbre, pero Nívea comprendió que mientras máslimitaciones y sustos tenía que soportar su hija menor, más lunática se ponía, demodoquedecidiódejarlaenpazconsustrucosdeespiritista,susjuegosdepitonisaysu silencio de caverna, tratando de amarla sin condiciones y aceptarla tal cual era.Clara creció como una planta salvaje, a pesar de las recomendaciones del doctorCuevas,quehabíatraídodeEuropalanovedaddelosbañosdeaguafríaylosgolpesdeelectricidadparacuraraloslocos.

Barrabás; acompañaba a la niña de día y de noche, excepto en los períodosnormales de su actividad sexual. Estaba siempre rondándola como una gigantescasombra tan silenciosa como la misma niña, se echaba a sus pies cuando ella sesentaba y en la noche dormía a su lado con resoplidos de locomotora. Llegó acompenetrarsetanbienconsuama,quecuandoéstasalíaacaminarsonámbulaporlacasa, el perro la seguía en la misma actitud. Las noches de luna llena era comúnverlospaseandoporloscorredores,comodosfantasmasflotandoenlapálidaluz.Amedida que el perro fue creciendo, se hicieron evidentes sus distracciones. Nuncacomprendiólanaturalezatranslúcidadelcristalyensusmomentosdeemociónsolíaembestirlasventanasaltrote,conlainocenteintencióndeatraparalgunamosca.Caíaalotroladoenunestrépitodevidriosrotos,sorprendidoytriste.Enaquellostiemposlos cristales venían de Francia por barco y lamanía del animal de lanzarse contraellosllegóaserunproblema,hastaqueClaraideóelrecursoextremodepintargatosenlosvidrios.Alconvertirseenadulto,Barrabás;dejódefornicarconlaspatasdelpiano,comolohacíaensuinfancia,ysuinstintoreproductorseponíademanifiestosólocuandoolíaalgunaperraenceloenlaproximidad.Enesasocasionesnohabíacadena ti¡ puerta que pudiera retenerlo, se lanzaba a la calle venciendo todos los

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obstáculosqueseleponíanpordelanteyseperdíapordosotresdías.Volvíasiemprecon la pobre perra colgando atrás suspendida en el aire, atravesada por su enormemasculinidad. Había que esconder a los niños para que no vieran el horrendoespectáculo del jardinero mojándolos con agua fría hasta que, después de muchaagua, patadas y otras ignominias, Barrabás; se desprendía de su enamorada,dejándolaagónicaenelpatiodelacasa,dondeSeveroteníaquerematarlaconuntirodemisericordia.

LaadolescenciadeClaratranscurriósuavementeenlagrancasadetrespatiosdesuspadres,mimadaporsushermanosmayores,porSeveroquelapreferíaentretodossushijos,porNíveayporlaNana,quealternabasussiniestrasexcursionesdisfrazadadecuco,conlosmástiernoscuidados.Casitodossushermanossehabíancasadoopartido,unosdeviaje,otrosatrabajaraprovincia,ylagrancasa,quehabíaalbergadoa una familia numerosa, estaba casi vacía, con muchos cuartos cerrados. La niñaocupabaeltiempoqueledejabansuspreceptoresenleer,moversintocarlosobjetosmásdiversos,corretearaBarrabás;practicarjuegosdeadivinaciónyaprenderatejerque,detodaslasartesdomésticas,fuelaúnicaquepudodominar.DesdeaquelJuevesSantoenqueelpadreRestrepolaacusódeendemoniada,hubounasombrasobresucabeza que el amor de sus padres y la discreción de sus hermanos consiguiócontrolar,perolafamadesusextrañashabilidadescirculóenvozbajaenlastertuliasde señoras.Nívea sediocuentaquea suhijanadie la invitabayhasta suspropiosprimoslaeludían.Procurócompensarlafaltadeamigosconsudedicacióntotal,contanto éxito, que Clara creció alegremente y en los años posteriores recordaría suinfanciacomounperíodo luminosodesuexistencia,apesardesusoledadydesumudez.Todasuvidaguardaríaenlamemorialastardescompartidasconsumadreenlasalitadecostura,dondeNíveacosíaamáquinaropaparalospobresylecontabacuentos y anécdotas familiares. Le mostraba los daguerrotipos de la pared y lenarrabaelpasado.

—¿Veesteseñortanserio,conbarbadebucanero?EseltíoMateo,quesefuealBrasilporunnegociodeesmeraldas,perounamulatadefuegolehizomaldeojo.Selecayóelpelo,seledesprendieronlasuñas,selesoltaronlosdientes.Tuvoqueiraver aunhechicero, unbrujovudú,unnegro retinto, que ledioun amuletoy se leafirmaronlosdientes,lesalieronuñasnuevasyrecuperóelpelo.Mírelo,hijita,tienemáspeloqueunindio:eselúnicocalvoenelmundoquevolvióaecharpelo.

Clara sonreía sin decir nada y Nívea seguía hablando porque se habíaacostumbradoal silenciode suhija.Porotraparte, tenía la esperanzaquede tantometerle ideas en la cabeza, tarde o temprano haría una pregunta y recuperaría elhabla.

—Yéstedecía—eseltíoJuan.Yoloqueríamucho.Unavezsetiróunpedoyfuesu condena a muerte, una gran desgracia. Sucedió en un almuerzo campestre.

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Estábamos todas lasprimasun fragantedíadeprimavera, connuestrosvestidosdemuselinaynuestrossombrerosconfloresycintas,ylosmuchachoslucíansumejorropadominguera.Juansequitósuchaquetablanca,¡parecequeloestoyviendo!Searremangólacamisaysecolgóairosodelaramadeunárbolparaprovocar,consusproezas de trapecista, la admiración de Constanza Andrade, que fue Reina de laVendimia,yquedesdelaprimeravezquelavio,perdiólatranquilidad,devoradoporel amor. Juan hizo dos flexiones impecables, una vuelta completa y al siguientemovimientolanzóunasonoraventosidad.¡Nosería,Clarita!Fueterrible.SeprodujounsilencioconfundidoylaReinadelaVendimiaempezóareírdescontroladamente.Juan se puso su chaqueta, estabamuy pálido, se alejó del grupo sin prisa y no lovolvimosavermás.LobuscaronhastaenlaLegiónExtranjera,preguntaronporélentodoslosconsulados,peronuncamássesupodesuexistencia.YocreoquesemetióamisioneroysefueacuidarleprososalaIsladePascua,queeslomáslejosquesepuede llegarparaolvidaryparaque loolviden,porquequedafuerade las rutasdenavegaciónyni siquiera figura en losmapasde losholandeses.Desde entonces lagentelorecuerdacomoJuandelPedo.

Níveallevabaasuhijaalaventanaylemostrabaeltroncosecodelálamo.—Eraunárbolenorme—decía—.Lohicecortarantesquenacieramihijomayor.

Dicenqueeratanalto,quedesdelapuntasepodíavertodalaciudad,peroelúnicoque llegó tanarriba,no teníaojosparaverla.Cadahombrede lafamiliaDelValle,cuandoquisoponersepantaloneslargos, tuvoquetreparloparaprobarsuvalor.Eraalgoasícomounritodeiniciación.Elárbolestaballenodemarcas.Yomismapudecomprobarlo cuando lo cortaron. Desde las primeras ramas intermedias, gruesascomochimeneas,yasepodíanverlamarcasdejadasporlosabuelosquehicieronsuascensoensuépoca.Porlasinicialesgrabadaseneltroncosesabíadelosquehabíansubido más alto, de los más valientes, y también de los que se habían detenido,asustados.Undíaletocóajerónimo,elprimociego.Subiótanteandolasramassinvacilar,porquenoveíalaalturaynopresentíaelvacío.Llegóalacima,peronopudoterminar la jota de su inicial, porque se desprendió como una gárgola y se fue decabezaalsuelo,alospiesdesupadreysushermanos.Teníaquinceaños.Llevaronelcuerpoenvueltoenunasábanaasumadre,lapobremujerlosescupióatodosenlacara,lesgritóinsultosdemarineroymaldijoalarazadehombresquehabíaincitadoasuhijoasubiralárbol,hastaqueselallevaronlasmonjasdelaCaridadenvueltaenuna camisade fuerza.Yo sabía que algúndíamis hijos tendríanque continuar esabárbara tradición. Por eso lo hice cortar. No quería que Luis y los otros niñoscrecieranconlasombradeesepatíbuloenlaventana.

AvecesClaraacompañabaasumadreyadosotresdesusamigassufragistasavisitarfábricas,dondesesubíanenunoscajonesparaarengaralasobreras,mientrasdesdeunaprudentedistancia,loscapatacesylospatroneslasobservabanburlonesy

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agresivos.Apesardesucortaedadysucompletaignoranciadelascosasdelmundo,Clara podía percibir el absurdo de la situación y describía en sus cuadernos elcontraste entre su madre y sus amigas, con abrigos de piel y botas de gamuza,hablando de opresión, de igualdad y de derechos, a un grupo triste y resignado detrabajadoras,consustoscosdelantalesdedrilylasmanosrojasporlossabañones.Delafábrica,lassufragistasseibanalaconfiteríadelaPlazadeArmasatomartéconpastelitosycomentarlosprogresosdelacampaña,sinqueestadistracciónfrívolalasapartaraniunápicedesusinflamadosideales.Otrasvecessumadrelallevabaalaspoblacionesmarginalesyalosconventillos,dondellegabanconelcochecargadodealimentos y ropa queNívea y sus amigas cosían para los pobres.También en esasocasiones, la niña escribía con asombrosa intuición que las obras de caridad nopodían mitigar la monumental injusticia. La relación con su madre era alegre eíntima, y Nívea, a pesar de haber tenido quince hijos, la trataba como si fuera laúnica, estableciendo un vínculo tan fuerte, que se prolongó en las generacionesposteriorescomounatradiciónfamiliar.

LaNana se había convertido en unamujer sin edad, que conservaba intacta lafortalezadesujuventudypodíaandarabrincosporlosrinconesasustandolamudez,igual comopodíapasar el día revolviendoconunpalo lamarmitade cobre, enunfuegodeinfiernoalcentrodeltercerpatio,dondegorgoriteabaeldulcedemembrillo,un líquido espeso de color del topacio, que al enfriarse se convertía enmoldes detodostamañosqueNívearepartíaentresuspobres.Acostumbradaavivirrodeadadeniños, cuando los demás crecieron y se fueron, la Nana volcó en Clara todas susternuras.Aunquelaniñayanoteníaedadparaeso,labañabacomosifuerauncrío,remojándola en la bañera esmaltada con agua perfumada de albahaca y jazmín, lafrotabaconunaesponja,laenjabonabameticulosamentesinolvidarningúnresquiciode las orejas a los pies, la friccionaba con agua de colonia, la empolvaba con unhisopodeplumasdecisneylecepillabaelpeloconinfinitapaciencia,hastadejárselobrillante y dócil comounaplanta demar.Lavestía, le abría la cama, le llevaba eldesayuno en bandeja, la obligaba a tomar infusión de tilo para los nervios, demanzanillaparaelestómago,delimónparalatransparenciadelapiel,derudaparalamalabilisydementaparalafrescuradelaliento,hastaquelaniñaseconvirtióenunserangélicoyhermosoquedeambulabaporlospatiosyloscorredoresenvueltaenunaromadeflores,unrumordeenaguasalmidonadasyunhaloderizosycintas.

Clarapasólainfanciayentróenlajuventuddentrodelasparedesdesucasa,enunmundo de historias asombrosas, de silencios tranquilos, donde el tiempo no semarcaba con relojes ni calendarios y donde los objetos tenían vida propia, losaparecidossesentabanenlamesayhablabanconloshumanos,elpasadoyelfuturoeranpartedelamismacosaylarealidaddelpresenteerauncaleidoscopiodeespejosdesordenadosdondetodopodíaocurrir.Esunadelicia,paramí,leerloscuadernosde

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esa época, donde se describe un mundo mágico que se acabó. Clara habitaba ununiverso inventado para ella, protegida de las inclemencias de la vida, donde seconfundíanlaverdadprosaicadelascosasmaterialesconlaverdadtumultuosadelossueños,dondenosiemprefuncionabanlasleyesdelafísicaola lógica.Claravivióeseperíodoocupadaensusfantasías,acompañadaporlosespíritusdelaire,delaguayde la tierra, tan feliz, queno sintió la necesidaddehablar ennueve años.Todoshabíanperdidolaesperanzadevolveraoírlelavoz,cuandoeldíadesucumpleaños,despuésquesoplólasdiecinuevevelasdesupasteldechocolate,estrenóunavozquehabía estado guardada durante todo aquel tiempo y que tenía resonancia deinstrumentodesafinado.

—Prontomevoyacasar—dijo.—¿Conquién?—preguntóSevero.—ConelnoviodeRosa—respondióella.Y entonces se dieron cuenta que había hablado por primera vez en todos esos

añosy elprodigio removió la casa en sus cimientosyprovocóel llantode toda lafamilia.Sellamaronunosaotros,sedesparramólanoticiaporlaciudad,consultaronaldoctorCuevas,quenopodíacreerlo,yenelalborotodequeClarahabíahablado,atodosselesolvidóloquedijoynoseacordaronhastadosmesesmástarde,cuandoaparecióEstebanTrueba,aquiennohabíanvistodesdeelentierrodeRosa,apedirlamanodeClara.

Esteban Trueba se bajó en la estación y cargó él mismo sus dos maletas. LacúpuladefierroquehabíanconstruidolosinglesesimitandolaEstaciónVictoria,enlos tiempos en que tenían la concesión de los ferrocarriles nacionales, no habíacambiadonadadesde laúltimavezqueestuvoallí añosantes, losmismoscristalessucios,losniñoslustrabotas,lasvendedorasdepandehuevoydulcescriollosyloscargadoresconsusgorrasoscurasconlainsigniadelacoronabritánica,queanadieselehabíaocurridosustituirporotraconloscoloresdelabandera.Tomóuncocheyledioladireccióndelacasadesumadre.Laciudadlepareciódesconocida,habíaundesorden de modernismo, un prodigio de mujeres mostrando las pantorrillas, dehombres con chalecoy pantalones conpliegues, un estropicio de obreros haciendohoyos en el pavimento, quitando árboles para poner postes, quitando postes paraponer edificios, quitando edificios para plantar árboles, un estorbo de pregonerosambulantes gritando lasmaravillas del afilador de cuchillos, delmaní tostado, delmuñequitoquebailasolo,sinalambre,sinhilos,compruébeloustedmismo,páselelamano, unviento de basurales, de fritangas, de fábricas, de automóviles tropezandocon los coches y los tranvías de tracción a sangre, como llamaban a los caballosviejosque tirabanlamovilizacióncolectiva,unresuellodemuchedumbre,unrumordecarreras,de iryvenirconprisa,de impacienciayhorario fijo.Estebansesintióoprimido.Odiabaesaciudadmuchomásdeloquerecordaba,evocólasalamedasdel

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campo,el tiempomedidopor las lluvias, lavastasoledaddesuspotreros, la frescaquietuddelríoydesucasasilenciosa.

—Éstaesunaciudaddemierda—concluyó.El coche lo llevó al trote a la casadonde sehabía criado.Se estremeció al ver

cómosehabíadeterioradoelbarrioenesosaños,desdequelosricosquisieronvivirmásarribaquelosdemásylaciudadcrecióhacialosfaldeosdelacordillera.Delaplazadondejugabadeniño,noquedabanada,eraunsitiobaldíollenodecarretasdelmercado estacionadas entre la basura donde escarbaban los perros vagos. Su casaestabadevastada.Viotodoslossignosdelpasodeltiempo.Enlapuertavidriada,conmotivos de pájaros exóticos en el cristal tallado, pasada de moda y desvencijada,habíaunllamadordebronceconlaformadeunamanofemeninasujetandounabola.Tocóytuvoqueesperaruntiempoqueleparecióinterminablehastaquelapuertaseabrió conel tiróndeunacuerdaque ibadelpicaportehasta laparte superiorde laescalera.Sumadrehabitabaelsegundopisoyalquilabalaplantabajaaunafábricade botones. Esteban comenzó a subir los peldaños crujientes que no habían sidoenceradosenmuchotiempo.Unaviejísimasirvienta,cuyaexistenciahabíaolvidadoporcompleto,loesperabaarribaylorecibióconlacrimosasmuestrasdeafecto,igualcomo lo recibíaa losquinceaños,cuandovolvíade laNotaríadondeseganaba lavida copiando traspasos de propiedades y poderes de desconocidos. Nada habíacambiado,ni siquiera laubicaciónde losmuebles, pero todo lepareciódiferente aEsteban, el corredor con los pisos de madera gastada, algunos vidrios rotos, malremendados con pedazos de cartón, unos helechos polvorientos languideciendo entarrosoxidadosymaceterosdelozadescascarada,unafetidezdecomidaydeorinesqueencogíaelestómago:«¡Quépobreza!»,pensóEstebansinexplicarseadóndeibaaparartodoeldineroqueleenviabaasuhermanaparavivircondecencia.

Férula salió a recibirlo con una triste mueca de bienvenida. Había cambiadomucho,yanoeralamujeropulentaquehabíadejadoañosatrás,habíaadelgazadoyla nariz parecía enorme en su rostro anguloso, tenía un aire de melancolía yofuscación,olorintensoalavandayropaanticuada.Seabrazaronensilencio.

—¿Cómoestámamá?—preguntóEsteban.—Venaverla,teespera—dijoella.Pasaronporuncorredordecuartoscomunicadosentresí,todosiguales,oscuros,

de paredes mortuorias, techos altos y ventanas estrechas, con papeles murales defloresdesteñidasydoncellaslánguidas,manchadosporelhollíndelosbraserosyporlapátinadel tiempoy lapobreza.Desdemuy lejos llegaba lavozdeun locutorderadio anunciando las pildoritas del doctor Ross, chiquitas pero cumplidoras, quecombatenelestreñimiento,elinsomnioyelmalaliento.SedetuvieronantelapuertacerradadeldormitoriodedoñaEsterTrueba.

Aquíestá—dijoFérula.

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Estebanabriólapuertaynecesitóalgunossegundosparaverenlaoscuridad.Elolor a medicamentos y podredumbre le golpeó la cara, un olor dulzón de sudor,humedad,encierroyalgoquealprincipionoidentificó,peroqueprontoseleadhiriócomounapeste:elolordelacarneendescomposición.Laluzentrabaenunhiloporlaventanaentreabierta,violacamaanchadondemuriósupadreydondedurmiósumadredesdeeldíadesuboda,denegramaderatallada,conundoseldeángelesenaltorrelieveyunaspiltrafasdebrocado rojomarchitaspor el uso.Sumadre estabasemisentada.Eraunbloquedecarnecompacta,unamonstruosapirámidedegrasaytrapos, terminada en una pequeña cabecita calva con los ojos dulces,sorprendentementevivos,azuleseinocentes.Laartritislahabíaconvertidoenunsermonolítico, no podía doblar las articulaciones ni girar la cabeza, tenía los dedosengarfiados como las patas de un fósil, y para mantener la posición en la camanecesitabaelapoyodeuncajónenlaespalda,sostenidoporunavigademaderaqueasuvezseasentabaenlapared.Senotabaelpasodelosañosporlasmarcasquelavigadejóenelmuro,unahuelladesufrimiento,unsenderodedolor.

—Mamá...—murmuróEsteban y la voz se le quebró en el pecho en un llantocontenido,borrandodeunaplumadalosrecuerdostristes,lainfanciapobre,losoloresrancios, lasmañanasheladasy la sopagrasienta de suniñez, lamadre enferma, elpadre ausentey esa rabia comiéndole las entrañasdesde el día enque tuvousoderazón, olvidando todo menos los únicos momentos luminosos en que esa mujerdesconocidaqueyacíaen lacama lohabíaacunadoensusbrazos,había tocadosufrentebuscando la fiebre, lehabíacantadounacancióndecuna, sehabía inclinadoconél sobre laspáginasdeun libro,había sollozadodepenaalverlo levantarsealalba para ir a trabajar cuando aún era un niño, había sollozado de alegría al verloregresarenlanoche,habíasollozado,madre,pormí.

DoñaEsterextendiólamano,peronoeraunsaludo,sinoungestoparadetenerlo.—Hijo, no se acerque—y tenía la voz entera, tal comoél la recordaba, la voz

cantarinaysanadeunajovencita.—Esporelolor—aclaróFérulasecamente—.Sepega.Estebanquitólacolchadedamascodeshilachadayviolaspiernasdesumadre.

Erandoscolumnasamoratadas,elefantiásicas,cubiertasdellagasdondelaslarvasdemoscas y los gusanos hacían nidos y cavaban túneles, dos piernas pudriéndose envida, con unos pies descomunales de un pálido color azul, sin uñas en los dedos,reventándose en su propia pus, en la sangre negra, en la fauna abominable que sealimentabadesucarne,madre,porDios,demicarne.

—Eldoctormelasquierecortar,hijo—dijodoñaEsterconsuvoztranquilademuchacha—,peroyoestoymuyviejaparaesoyestoymuycansadadesufrir,asíesquemejormemuero.Peronoqueríamorirmesinverlo,porqueentodosestosañoslleguéapensarqueustedestabamuertoyquesuscartaslasescribíasuhermana,para

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nodarmeesedolor.Póngasealaluz,hijo,paraverlobienvisto.¡PorDios!¡Pareceunsalvaje!

—Eslavidadelcampo,mamá—murmuróél.—¡Enfín!Sevefuertetodavía.¿Cuántosañostiene?—Treintaycinco.—Buenaedadparacasarseyasentarcabeza,paraqueyomepuedamorirenpaz.—¡Ustednosevaamorir,mamá!—suplicóEsteban.—Quieroestarseguradequetendrénietos,alguienquellevemisangre,quetenga

nuestro apellido. Férula perdió las esperanzas de casarse, pero usted tiene quebuscarseunaesposa.Unamujerdecenteycristiana.Peroantestienequecortarseesospelosyesabarba,¿meoye?

Esteban asintió. Se arrodilló junto a su madre y hundió la cara en su manohinchada,peroelolor lo tiróhaciaatrás.Férula lo tomódelbrazoy losacódeesahabitacióndepesadumbre.Afuerarespiróprofundamente,conelolorpegadoenlasnarices y entonces sintió la rabia, su rabia tan conocida subirle como una oleadacalientealacabeza,inyectarlelosojos,ponerblasfemiasdebucaneroensuslabios,rabiaporeltiempopasadosinpensarenustedmadre,rabiaporhaberladescuidado,por no haberla querido y cuidado lo suficiente, rabia por ser unmiserable hijo deputa,no,perdone,madre,noquisedecireso,carajo,seestámuriendo,vieja,yyonopuedohacernada,nisiquieracalmarleeldolor,aliviarlelapodredumbre,quitarleeseolordeespanto,esecaldodemuerteenelqueseestácocinando,madre.

Dos días después, doñaEster Truebamurió en el lecho de los suplicios dondehabíapadecidolosúltimosañosdesuvida.Estabasola,porquesuhijaFérulahabíaido, como todos los viernes, a los conventillos de los pobres, en el barrio de laMisericordia,arezarelrosarioalosindigentes,alosateos,alasprostitutasyaloshuérfanos,queletirabanbasura,levaciabanbacinillasylaescupían,mientrasella,derodillas en el callejón del conventillo, gritaba padrenuestros y avemarías enincansable letanía, chorreada de porquería de indigente, de escupo de ateo, dedesperdicio de prostituta y basura de huérfano, llorando, ay, de humillación,clamandoperdónparalosquenosabenloquehacenysintiendoqueloshuesosseleablandaban, que una languidezmortal le convertía las piernas en algodón, que uncalordeverano le infundíapecadoentre losmuslos,apartademíestecáliz,Señor,que el vientre le estallaba en llamas de infierno, ay; de santidad, de miedo,padrenuestro,nomedejescaerenlatentación,Jesús.

EstebantampocoestabacondoñaEstercuandomuriócalladamenteenellechodelossuplicios.HabíaidoavisitaralafamiliaDelValleparaversilesquedabaalgunahija soltera, porque con tantos años de ausencia y tantos de barbarie, no sabía pordondecomenzaracumplirlapromesahechaasumadrededarlenietoslegítimosyconcluyóquesiSeveroyNívealoaceptaroncomoyernoenlostiemposdeRosala

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bella,nohabíaningunarazónparaquenoloaceptarandenuevo,especialmenteahoraqueeraunhombrericoynoteníaqueescarbarlatierraparaarrancarlesuoro,sinoqueteníatodoelnecesarioensucuentaenelbanco.

EstebanyFérulaencontraronesanocheasumadremuertaenlacama.Teníaunasonrisa apacible, como si en el último instante de su vida la enfermedad hubieraqueridoahorrarlesucotidianatortura.

EldíaqueEstebanTruebapidióserrecibido,SeveroyNíveadelVallerecordaronlaspalabrasconqueClarahabíarotosulargamudez,demodoquenomanifestaronninguna extrañeza cuando el visitante les preguntó si tenían alguna hija en edad ycondicióndecasarse.SacaronsuscuentasyleinformaronqueAnasehabíametidoamonja,Teresaestabamuyenfermaytodaslasdemásestabancasadas,menosClara,lamenor,queaúnestabadisponible,peroeraunacriaturaalgoestrafalaria,pocoaptaparalasresponsabilidadesmatrimonialesylavidadoméstica.Contodahonestidad,lecontaronlasrarezasdesuhijamenor,sinomitirelhechodequehabíapermanecidosinhablardurantelamitaddesuexistencia,porquenoledabalaganahacerloynoporquenopudiera,comohabíaaclaradomuybienelrumanoRostipovyconfirmadoeldoctorCuevasconinnumerablesexámenes.PeroEstebanTruchanoerahombrededejarseamedrentarporhistoriasdefantasmasquedeambulanporloscorredores,porobjetosquesemuevenaladistanciaconelpoderdelamenteoporpresagiosdemalasuerte, y mucho menos por el prolongado silencio, que consideraba una virtud.Concluyó que ninguna de esas cosas eran inconvenientes para echar hijos sanos ylegítimosalmundoypidióconoceraClara.Níveasalióabuscarasuhijaylosdoshombresquedaronsolosenelsalón,ocasiónqueTrucha,consufranquezahabitual,aprovechóparaplantearsinpreámbulossusolvenciaeconómica.

—¡Porfavor,noseadelante,Esteban!—leinterrumpióSevero—.Primerotienequeveralaniña,conocerlamejor,ytambiéntenemosqueconsiderarlosdeseosdeClara.¿Noleparece?

NívearegresóconClara.Lajovenentróalsalónconlasmejillasarreboladasylasuñasnegras,porquehabíaestadoayudandoaljardineroaplantarpapasdedaliasyenesaocasiónlefallólaclarividenciaparaesperaralfuturonovioconunarreglomásesmerado. Al verla, Esteban se puso de pie asombrado. La recordaba como unacriaturaflacayasmática,sinlamenorgracia,perolajovenqueteníaalfrenteeraundelicado medallón de marfil, con un rostro dulce y una mata de cabello castaño,crespo y desordenado escapándose en rizos del peinado, ojosmelancólicos, que setransformaban en una expresión burlona y chispeante cuando se reía, con una risafrancay abierta, la cabeza ligeramente inclinadahacia atrás.Ella lo saludó conunapretóndemanos,sindarmuestrasdetimidez.

—Loestabaesperando—dijosencillamente.Transcurrieron un par de horas en visita de cortesía, hablando de la temporada

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lírica, losviajes aEuropa, la situaciónpolíticay los resfríosde invierno,bebiendomistela y comiendo pasteles de hojaldre. Esteban observaba a Clara con toda ladiscrecióndequeeracapaz, sintiéndosepaulatinamente seducidopor lamuchacha.NorecordabahaberestadotaninteresadoenalguiendesdeeldíagloriosoenquevioaRosa,labella,comprandocaramelosdeanísenlaconfiteríadelaPlazadeArmas.Comparó a las dos hermanas y llegó a la conclusión de que Clara aventajaba ensimpatía, aunqueRosa, sinduda,había sidomuchomáshermosa.Cayó lanocheyentrarondosempleadasacorrerlascortinasyencenderlasluces,entoncesEstebansedio cuenta que suvisita había duradodemasiado.Susmodales dejabanmuchoquedesear.SaludórígidamenteaSeveroyNíveaypidióautorizaciónparavisitaraClaradenuevo.

—Espero no aburrirla, Clara —dijo sonrojándose—. Soy un hombre rudo, decampo,ysoyporlomenosquinceañosmayor.Nosétrataraunajovencomousted...

—¿Ustedquierecasarseconmigo?—preguntóClarayélnotóunbrilloirónicoensuspupilasdeavellana.

—¡Clara,porDios!—exclamósumadrehorrorizada—.Disculpe,Esteban,estaniñasiemprehasidomuyimpertinente.

—Quierosaberlo,mamá,paranoperdertiempo—dijoClara.—Amítambiénmegustanlascosasdirectas—sonriófelizEsteban—.Sí,Clara,

aesohevenido.Claralotomódelbrazoyloacompañóhastalasalida.Enlaúltimamiradaque

intercambiaronEstebancomprendióquelohabíaaceptadoyloinvadiólaalegría.Altomarelcoche,ibasonriendosinpodercreerensubuenasuerteysinsaberporquéunajoventanencantadoracomoClaralohabíaaceptadosinconocerlo.Nosabíaqueella había visto su propio destino, por eso lo había llamado con el pensamiento yestabadispuestaacasarsesinamor.

DejaronpasaralgunosmesesporrespetoalduelodeEstebanTrueba,duranteloscuales él la cortejó a la antigua, en lamisma forma en que lo había hecho con suhermanaRosa,sinsaberqueClaradetestabaloscaramelosdeanísylosacrósticosledabanrisa.Afindeaño,cercadeNavidad,anunciaronoficialmentesunoviazgoporel periódico y se colocaron las argollas en presencia de sus parientes y amigosíntimos, más de cien personas en total, en un banquete pantagruélico, dondedesfilaronlasbandejasconpavosrellenos,loscerdosacaramelados,loscongriosdeaguafría,laslangostasgratinadas,lasostrasvivas,lastortasdenaranjaylimóndelasCarmelitas, de almendraynuezde lasDominicas, de chocolateyhuevomolde lasClarisas, y cajas de champán traídas de Francia a través del cónsul, que hacíacontrabando con sus privilegios diplomáticos, pero todo servido y presentado congran sencillez por las antiguas empleadas de la casa, con sus delantales negros detodos los días, para darle al festín la apariencia de una modesta reunión familiar,

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porque toda extravagancia era una prueba de chabacanería y condenada como unpecadodevanidadmundanayun signodemalgusto,debidoal ancestroausteroyalgo lúgubre de aquella sociedad descendiente de los más esforzados emigrantescastellanos y vascos. Clara era una aparición de encaje de Chantilly blanco ycamelias naturales, desquitándose como una cotorra feliz de los nueve años desilencio,bailandoconsunoviobajolostoldosylosfaroles,ajenaporcompletoalasadvertencias de los espíritus que le hacían señales desesperadas desde las cortinas,peroqueenlaturbamultayelbochinche,ellanoveía.LaceremoniadelasargollassemanteníaigualdesdelostiemposdelaColonia.Alasdiezdelanoche,unsirvientecirculó entre los invitados tocando una campanita de cristal, se calló lamúsica, separóelbaileylosinvitadossereunieronenelsalónprincipal.Unsacerdotepequeñoeinocente,adornadoconsusparamentosdemisamayor,leyóelenmarañadosermónque había preparado, exaltando confusas e impracticables virtudes. Clara no leescuchó, porque cuando se apagó el estrépito de la música y la pelotera de losbailarines,prestóatencióna los susurrosde losespíritusentre las cortinasy sediocuenta que hacíamuchas horas que no veía aBarrabás; Lo buscó con lamirada,alertandolossentidos,perouncodazodesumadreladevolvióalasurgenciasdelaceremonia.Elsacerdoteterminósudiscurso,bendijolosanillosdeoroyenseguidaEstebanpusounoasunoviaysecolocóelotroensudedo.

Enesemomentoungritodehorrorsacudióalaconcurrencia.Lagenteseapartó,abriendouncaminopordondeentróBarrabás;másnegroygrandequenunca,conuncuchillodecarnicerometidoenel lomohasta lacacha,desangrándosecomounbuey,laslargaspatasdepotrillotemblando,elhocicobabeandoenunhilodesangre,losojosnubladosporlaagonía,pasoapaso,arrastrandounapatadetrásdelaotra,enunzigzagueanteavancededinosaurioherido.Claracayósentadaenelsofádesedafrancesa.Elperrazoseacercóaella,lecolocólagrancabezadefieramilenariaenlafalda y se quedómirándola con sus ojos enamorados, que se fueron empañando yquedandociegos,mientraselblancoencajedeChantilly,lasedafrancesadelsofá,laalfombrapersayelparquetseensopabandesangre.Barrabás;sefuemuriendosinninguna prisa, con los ojos prendidos en Clara, que le acariciaba las orejas ymurmurabapalabrasdeconsuelo,hastaquefinalmentecayóyenunúnicoestertorsequedó tieso. Entonces todos parecieron despertar de una pesadilla y un rumor deespanto recorrió el salón, los invitados comenzaron a despedirse apresurados, aescaparsorteandoloscharcosdesangre,recogiendoalvuelosusestolasdepiel,sussombrerosdecopa,susbastones,susparaguas,susbolsosdemostacillas.EnelsalóndelafiestaquedaronsolamenteClaraconlabestiaenelregazo,suspadres,queseabrazabanparalizadosporelmalpresagio,yelnovio,quenoentendía la causadetanto alboroto por un simple perro muerto, mas cuando se dio cuenta que Claraparecía traspuesta, la levantó en brazos y se la llevó medio inconsciente hasta su

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dormitorio,dondeloscuidadosdelaNanaylassalesdeldoctorCuevasimpidieronquevolvieraacaerenelestuporylamudez.EstebanTruebapidióayudaaljardineroyentrelosdosecharonalcocheelcadáverdeBarrabás;queconlamuerteaumentódepesohastasercasiimposiblelevantarlo.

El año transcurrió en los preparativos de la boda.Nívea se ocupó del ajuar deClara,quiennodemostrabaelmenorinterésenelcontenidodelosbaúlesdesándaloy seguía experimentando con la mesa de tres patas y sus naipes de adivinación.Lassábanasbordadasconprimor,losmantelesdehiloylaropainteriorquediezañosatráshabíanhecho lasmonjasparaRosacon las inicialesentrelazadasdeTruebayDelValle,sirvieronparaelajuardeClara.NíveaencargóaBuenosAires,aParísyaLondresvestidosdeviaje,ropaparaelcampo,trajesdefiesta,sombrerosalamoda,zapatos y carteras de cuero de lagarto y gamuza, y otras cosas que se guardaronenvueltasenpapeldesedaysepreservaronconlavandayalcanfor,sinquelanovialesdieramásqueunamiradadistraída.

Esteban Trueba se puso al mando de una cuadrilla de albañiles, carpinteros yplomeros, para construir la casa más sólida, amplia y asoleada que se pudieraconcebir,destinadaadurarmilañosyaalbergarvariasgeneracionesdeunafamilianumerosa de Truebas legítimos. Encargó los planos a un arquitecto francés e hizotraerpartedelosmaterialesdelextranjeroparaquesucasafueralaúnicaconvitralesalemanes, con zócalos tallados en Austria, con grifería de bronce inglesa, conmármoles italianos en los pisos y cerraduras pedidas por catálogo a los EstadosUnidos,quellegaronconlasinstruccionescambiadasysinllaves.Férula,horrorizadapor el gasto, procuró evitar que siguiera haciendo locuras, comprando mueblesfranceses,lámparasdelágrimasyalfombrasturcas,conelargumentodequeseibana arruinar y volverían a repetir la historia del Trueba extravagante que los habíaengendrado, pero Esteban le demostró que era bastante rico como para darse esoslujosy laamenazóconforrar laspuertasdeplatasiseguíamolestándolo.Entoncesella alegó que tanto despilfarro era seguramente pecado mortal y Dios los iba acastigar a todos por gastar en chabacanerías de nuevo rico lo que estaría mejorempleadoayudandoalospobres.

ApesardequeEstebanTruebanoeraamantede las innovaciones, sino,porelcontrario,teníagrandesconfianzaporlostrastornosdelmodernismo,decidióquesucasadebíaserconstruidacomolosnuevospalacetesdeEuropayNorteamérica,contodaslascomodidadesaunqueguardandounestiloclásico.Deseabaquefueralomásalejadaposibledelaarquitecturaaborigen.Noqueríatrespatios,corredores,fuentesroñosas,cuartososcuros,paredesdeadobeblanqueadasalacalnitejaspolvorientas,sinodosotrespisosheroicos,hilerasdeblancascolumnas,unaescaleraseñorialquedieramediavueltasobresímismayaterrizaraenunhalldemármolblanco,ventanasgrandese iluminadasy,engeneral,unaspectodeordenyconcierto,depulcritudy

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civilización,propiode lospueblosextranjerosyacordeconsunuevavida.Sucasadebíaserelreflejodeél,desufamiliaydelprestigioquepensabadarlealapellidoquesupadrehabíamanchado.Deseabaqueelesplendorsenotaradesdelacalle,poresohizodiseñarunjardínfrancésconmacrocarpaversallesca,macizosdeflores,unpradolisoyperfecto,surtidoresdeaguayalgunasestatuasrepresentandoalosdiosesdelOlimpoytalvez.algúnindiobravodelahistoriaamericana,desnudoycoronadodeplumas,comounaconcesiónalpatriotismo.Nopodíasaberqueaquellamansiónsolemne, cúbica, compacta y oronda, colocada como un sombrero en su verde ygeométrico contorno, acabaría llenándose de protuberancias y adherencias, demúltiples escaleras torcidas que conducían a lugares vagos, de torreones, deventanucos que no se abrían, de puertas suspendidas en el vacío, de corredorestorcidosyojosdebueyque comunicaban los cuartosparahablarse a la horade lasiesta,deacuerdoa la inspiracióndeClara,quecadavezquenecesitara instalarunnuevohuésped,mandaríafabricarotrahabitaciónencualquierparteysilosespíritusle indicabanquehabíaun tesoroocultoouncadáver insepulto en las fundaciones,echaríaabajounmuro,hastadejarlamansiónconvertidaenunlaberintoencantadoimposibledelimpiar,quedesafiabanumerosasleyesurbanísticasymunicipales.PerocuandoTruebaconstruyóloquetodosllamaron«lagrancasadelaesquina»,teníaelsello solemne,queprocuraba imponera todo loque le rodeaba,en recuerdode lasprivaciones de su infancia. Clara nunca fue a ver la casa durante el proceso deconstrucción. Parecía interesarle tan poco como su propio ajuar, y depositó lasdecisionesensunovioyensufuturacuñada.

Almorir sumadre,Férula se encontró solay sinnadaútil a lo cualdedicar suvida,aunaedadenquenoteníailusióndecasarse.Poruntiempoestuvovisitandoconventillos todos los días, en una frenética obra piadosa que le provocó unabronquitiscrónicaynollevónadadepazasualmaatormentada.Estebanquisoqueviajara,secomprararopaysedivirtieraporprimeravezensumelancólicaexistencia,peroellateníaelhábitodelaausteridadyllevabademasiadotiempoencerradaensucasa. Tenía miedo de todo. El matrimonio de su hermano la sumía en laincertidumbre, porque pensaba que ése sería un motivo más de alejamiento paraEsteban,queerasuúnicosustento.Temíaterminarsusdíashaciendoganchilloenunasilopara solteronasdebuena familia, por eso se sintiómuy feliz aldescubrirqueClaraeraincompetenteparatodaslascosasdeordendomésticoycadavezqueteníaqueenfrentarunadecisión,adoptabaunairedistraídoyvago.«Esunpoco idiota»,concluyó Férula encantada. Era evidente queClara sería incapaz de administrar elcaserón que su hermano estaba construyendo y que necesitaría mucha ayuda. DemanerassutilesprocuróhacersaberaEstebanquesufuturamujereraunainútilyqueella, con su espíritu de sacrificio tan ampliamente demostrado, podría ayudarla yestaba dispuesta a hacerlo. Esteban no seguía la conversación cuando tomaba por

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esos rumbos. A medida que se acercaba la fecha del matrimonio y se veía en lanecesidaddedecidir sudestino,Férula empezó adesesperarse.Convencidadequeconsuhermanonoibaaconseguirnada,buscólaoportunidaddehablarasolasconClaraylaencontróunsábadoa lascincodela tardeenquelaviopaseandopor lacalle.LainvitóalHotelFrancésatomarelté.Lasdosmujeressesentaronrodeadasde pastelillos con crema y porcelana de Bavaria, mientras al fondo del salón unaorquesta de señoritas interpretaba un melancólico cuarteto de cuerdas. Férulaobservaba con disimulo a su futura cuñada, que parecía de quince años y todavíateníalavozdesafinada,productodelosañosdesilencio,sinsabercómoabordareltema.Despuésdeunapausalarguísimaenlaquesecomieronunabandejademasitasysebebierondos tazasde téde jazmíncadauna,Claraseacomodóunmechóndepeloque lecaía sobre losojos, sonrióydiounapalmaditacariñosaen lamanodeFérula.

—Notepreocupes.Vasavivirconnosotrosylasdosseremoscomohermanas—dijolamuchacha.

Férula se sobresaltó, preguntándose si serían ciertos los chismes sobre lahabilidaddeClaraparaleerelpensamientoajeno.Suprimerareacciónfuedeorgulloyhubierarechazadolaofertanadamásqueporlabellezadelgesto,peroClaranoledio tiempo. Se inclinó y la besó en lamejilla con tal candor, queFérula perdió elcontrol y rompió a llorar. Hacía mucho tiempo que no derramaba una lágrima ycomprobó asombrada cuánta falta le hacía un gesto de ternura. No recordaba laúltima vez que alguien la había tocado espontáneamente. Lloró largo rato,desahogándosedemuchastristezasysoledadespasadas,delamanodeClara,quelaayudabaasonarseyentresollozoysollozoledabamáspedazosdepastelysorbosdeté.SequedaronllorandoyhablandohastalasochodelanocheyesatardeenelHotelFrancéssellaronunpactodeamistadquedurómuchosaños.

ApenasterminóeldueloporlamuertededoñaEsteryestuvolistalagrancasadelaesquina,EstebanTruebayClaradelValle secasaronenunadiscretaceremonia.Estebanregalóasunoviaunaderezodebrillantes,queellaencontrómuybonito,loguardóenunacajadezapatosyenseguidaolvidódóndelohabíapuesto.SefuerondeviajeaItaliaya losdosdíasdeembarcarse,Estebansesentíaenamoradocomounadolescente, a pesar de que el movimiento del buque sumió a Clara en unmareoincontrolable y el encierro le produjo asma. Sentado a su lado en el estrechocamarote,poniéndolepañosmojadosen la frenteysosteniéndolacuandovomitaba,sesentíaprofundamentefelizyladeseabaconunaintensidadinjustificada,teniendoenconsideraciónsulamentableestado.Alcuartodíaellaamaneciómejorysalieronacubiertaamirarelmar.Alverlacon lanarizcoloradaporelvientoyriéndoseconcualquierpretexto,Estebansejuróquetardeotempranoellallegaríaaamarloenlaforma en que necesitaba ser querido, aunque para lograrlo tuviera que emplear los

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recursos más extremos. Se daba cuenta que Clara no le pertenecía y que si ellacontinuabahabitandounmundodeaparecidos,demesasdetrespatasquesemuevensolas y barajas que escrutan el futuro, lo más probable era que no llegara apertenecerle nunca.Ladespreocupada e impúdica sensualidaddeClara tampoco lebastaba. Deseaba mucho más que su cuerpo, quería apoderarse de esa materiaimprecisa y luminosa que había en su interior y que se le escapaba aun en losmomentos en que ella parecía agonizar de placer. Sentía que susmanos eranmuypesadas,suspiesmuygrandes,suvozmuydura,subarbamuyáspera,sucostumbredeviolacionesydeprostitutasmuyarraigada,peroaunquetuvieraquedarsevueltaalrevéscomounguante,estabadispuestoaseducirla.

Regresarondelalunademieltresmesesdespués.Férulalosesperabaconlacasanueva, que todavía olía a pintura y cemento fresco, llena de flores y fuentes confrutas, tal como Esteban le había ordenado. Al cruzar el umbral por primera vez,Estebanlevantóasumujerenbrazos.SuhermanasesorprendiódenosentircelosyobservóqueEstebanparecíahaberrejuvenecido.

—Tehahechobienelmatrimonio—dijo.Llevó a Clara a recorrer la casa. Ella paseaba la vista y encontraba todomuy

bonito, con lamisma cortesía con que celebraba una puesta de sol en altamar, laPlazaSanMarcosoeladerezodebrillantes.Enlapuertadelahabitacióndestinadaaella,Estebanlepidióquecerraralosojosylacondujodelamanohastaelcentro.

—Yapuedesabrirlos—ledijoencantado.Claramiróasualrededor.Eraunapiezagrandeconlasparedestapizadasenseda

azul,mueblesingleses,grandesventanasconbalconesabiertosaljardínyunacamacondoselycortinasdegasaqueparecíaunveleronavegandoenelaguamansadelasedaazul.

—Muybonito—dijoClara.Entonces Esteban le señaló el lugar donde estaba parada. Era la maravillosa

sorpresaquehabíapreparadoparaella.Clarabajólosojosydioungritopavoroso;estabadepiesobreellomonegrodeBarrabás;queyacíaabiertodepatas,convertidoenalfombra,conlacabezaintactaydosojosdevidriomirándolaconlaexpresióndedesamparopropiadelataxidermia.Sumaridoalcanzóasostenerlaantesquecayeradesmayadaalsuelo.

—Yatedijequenoleibaagustar,Esteban—dijoFérula.El cuero curtido de Barrabás; fue rápidamente sacado de la habitación y lo

tiraronenunrincóndelsótano,juntoconloslibrosmágicosdelosbaúlesencantadosdeltíoMarcosyotrostesoros,dondesedefendiódelaspolillasydelabandonoconunatenacidaddignademejorcausa,hastaqueotrasgeneracioneslorescataron.

Muy pronto fue evidente que Clara estaba embarazada. El cariño que Férulasentíaporsucuñadase transformóenunapasiónporcuidarla,unadedicaciónpara

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servirla y una tolerancia ilimitada para resistir sus distracciones y excentricidades.ParaFérula,quehabíadedicadosuvidaacuidaraunaancianaque ibapudriéndoseirremisiblemente, atender aClara fue como entrar en la gloria. La bañaba en aguaperfumada de albahaca y jazmín, la frotaba con una esponja, la enjabonaba, lafriccionabaconaguadecolonia,laempolvabaconunhisopodeplumasdecisneylecepillabaelpelohastadejárselobrillanteydócilcomounaplantademar, talcomoanteslohabíahecholaNana.

Mucho antes de que se apaciguara su impaciencia demarido reciente, EstebanTrueba tuvoque regresar aLasTresMarías, dondenohabíapuesto lospiesdesdehacía más de un año y que, a pesar de los esmeros de Pedro Segundo García,reclamabalapresenciadelpatrón.Lapropiedad,queantesleparecíaunparaísoyeratodo su orgullo, ahora le resultaba un fastidio. Miraba las vacas inexpresivasrumiando en los potreros, la lenta faena de los campesinos repitiendo los mismosgestoscadadíaalolargodesusvidas,elinmutablemarcodelacordilleranevadaylafrágilcolumnadehumodelvolcánysesentíacomounpreso.

Mientrasélestabaenelcampo, lavidaen lagrancasade laesquinacambiabaparaacomodarseaunasuaverutinasinhombres.Férulaeralaprimeraendespertar,porquelehabíaquedadoelhábitodemadrugardesdelaépocaenquevelabajuntoasumadreenferma,perodejabadormirasucuñadahasta tarde.Amediamañana lellevabapersonalmenteeldesayunoalacama,abríalascortinasdesedaazulparaqueentraraelsolentreloscristales,llenabalabañeradeporcelanafrancesapintadaconnenúfares,dándole tiempoaClaraparasacudirse lamodorrasaludandopor turnoalosespírituspresentes,atraerlabandejaymojarlastostadasenelchocolateespeso.Luegolasacabadelacamaacariciándolaconcuidadosdemadreycomentándolelasnoticiasagradablesdelperiódico,quecadadíaeranmenos,asíesquedebíallenarlaslagunas con chismes sobre los vecinos, pormenores domésticos y anécdotasinventadasqueClaraencontrabamuybonitasyaloscincominutosyanorecordaba,demodoqueeraposiblevolveracontarle lomismovariasvecesyella sedivertíacomosifueralaprimera.

Férula la llevaba apasearparaque tomara el sol, le hacebien a la criatura; decompras,paraquecuandonazcanolefaltenadaytengalaropamásfinadelmundo;aalmorzaralClubdeGolf,paraquetodosveanlobonitaquetehaspuestodesdequete casaste con mi hermano; a visitar a tus padres, para que no crean que los hasolvidado;alteatro,paraquenopasestodoeldíaencerradaenlacasa.Clarasedejabaconducirconunadulzuraquenoeraimbecilidad,sinodistracciónygastabatodasucapacidaddeconcentracióneninútilesintentosdecomunicarsetelepáticamenteconEsteban,quenorecibíalosmensajes,yenperfeccionarsupropiaclarividencia.

Porprimeravezdesdequepodíarecordar,Férulasesentíafeliz.Estabamáscercade Clara de lo que nunca estuvo de nadie, ni siquiera de su madre. Una persona

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menosoriginalqueClara,habríaterminadopormolestarseconlosmimosexcesivosy la constante preocupación de su cuñada, o habría sucumbido a su carácterdominante y meticuloso. Pero Clara vivía en otro mundo. Férula detestaba elmomentoenquesuhermanoregresabadelcampoysupresenciallenabatodalacasa,rompiendolaarmoníaqueseestablecíaensuausencia.Conélenlacasa,elladebíaponersealasombraysermásprudenteenlaformadedirigirsealossirvientes,tantocomoenlasatencionesqueprodigabaaClara.Cadanoche,enelmomentoenquelosespososseretirabanasushabitaciones,sesentíainvadidaporunodiodesconocido,quenopodíaexplicaryquellenabasualmadefunestossentimientos.ParadistraerseretomabaelvicioderezarelrosarioenlosconventillosydeconfesarseconelpadreAntonio.

—AveMaríaPurísima.—Sinpecadoconcebida.—Teescucho,hija.—Padre,nosécómocomenzar.Creoqueloquehiceespecado...—¿Delacarne,

hija?—¡Ay!Lacarneestáseca,padre,peroelespírituno.Meatormentaeldemonio.—LamisericordiadeDiosesinfinita.—Ustednoconocelospensamientosquepuedenhaberenlamentedeunamujer

sola,padre,unavirgenquenohaconocidovarón,ynopor faltadeoportunidades,sinoporqueDioslemandóamimadreunalargaenfermedadytuvequecuidarla.

—EsesacrificioestáregistradoenelCielo,hijamía.—¿Aunquehayapecadodepensamiento,padre?—Bueno,dependedelpensamiento...—Enlanochenopuedodormir,mesofoco.Paracalmarmemelevantoycamino

poreljardín,vagoporlacasa,voyalcuartodemicuñada,pegoeloídoalapuerta,avecesentrodepuntillasparaverlacuandoduerme,pareceunángel,tengolatentacióndemetermeensucamaparasentirlatibiezadesupielysualiento.

—Reza,hija.Laoraciónayuda.—Espere,noselohedichotodo.Meavergüenzo.—Nodebesavergonzartedemí,porquenosoymásqueuninstrumentodeDios.—Cuandomihermanovienedelcampoesmuchopeor,padre.Denadamesirve

laoración,nopuedodormir,transpiro,tiemblo,porúltimomelevantoycruzotodalacasaaoscuras,deslizándomeporlospasillosconmuchocuidadoparaquenocrujaelpiso.Losoigoatravésdelapuertadesudormitorioyunavezpudeverlos,porquesehabíaquedadolapuertaentreabierta.Nolepuedocontarloquevi,padre,perodebeserunpecado terrible.NoesculpadeClara,ellaes inocentecomounniño.Esmihermanoelquelainduce.Élsecondenaráconseguridad.

—SóloDiospuedejuzgarycondenar,hijamía.¿Quéhacían?

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YentoncesFérulapodíatardarmediahoraendarlosdetalles.Eraunanarradoravirtuosa,sabíacolocarlapausa,medirlaentonación,explicarsingestos,pintandouncuadro tanvívido,queeloyenteparecíaestarloviviendo,era increíblecómopodíapercibirdesdelapuertaentreabiertalacalidaddelosestremecimientos,laabundanciadelosjugos,laspalabrasmurmuradasaloído,losoloresmássecretos,unprodigio,enverdad.Desahogadadeaquellostumultuososestadosdeánimo,regresabaalacasaconsumáscaradeídolo,impasibleysevera,yvamos,dandoórdenes,contandoloscubiertos,disponiendolacomida,echandollave,exigiendopóngameestoaquí,seloponían, cambien las flores de los jarrones, las cambiaban, laven los vidrios, hagancallaraesospájarosdeldiablo,quelabullaranganodejadormiralaseñoraClaraycon tanto cacareo se le va a espantar la criatura y capaz que nazca alelada. Nadaescapabaasusojosvigilantesyestabasiempreenactividad,encontrasteconClara,quetodoloencontrabamuybonitoyledabalomismocomertrufasrellenasosopade sobras, dormir en colchón de plumas o sentada en una silla, bañarse en aguasperfumadasonobañarse.Amedidaqueavanzabasuestadodegravidez,parecíairsedespegando irremisiblemente de la realidad y volcándose hacia el interior de símisma,enundiálogosecretoyconstanteconlacriatura.

Esteban quería un hijo que llevara su nombre y le pasara a su descendencia elapellidodelosTrueba.

—EsunaniñaysellamaBlanca—dijoClaradesdeelprimerdíaqueanunciósuembarazo.

Yasífue.EldoctorCuevas,aquienClaralehabíafinalmenteperdidoelmiedo,calculaba

quee1alumbramientodebíaproducirseamediadosdeoctubre,peroaprincipiosdenoviembreClaraseguíabamboleandounapanzaenorme,enestadosemisonámbulo,cada vez más distraída y cansada, asmática, indiferente a todo lo que la rodeaba,inclusosumarido,aquienavecesnisiquiera reconocíay lepreguntaba¿quése leofrece?cuandoloveíaasulado.UnavezqueelmédicodescartócualquierposibleerrorensusmatemáticasyfueevidentequeClaranoteníaningunaintencióndeparirpor la vía natural, procedió a abrir la barriga a lamadre y sustraer a Blanca, queresultó ser una niña más peluda y fea que lo usual. Esteban sufrió un escalofríocuando la vio, convencido de que había sido burlado por el destino y en vez delTruebalegítimoqueleprometióasumadreenellechodemuerte,habíaengendradoun monstruo y, para colmo, de sexo femenino. Revisó a la niña personalmente ycomprobóque tenía todas sus partes en el sitio correspondiente, almenos aquellasvisibles al ojo humano. El doctor Cuevas lo consoló con la explicación de que elaspecto repugnante de la criatura se debía a que había pasadomás tiempo que lonormaldentrodesumadre,alsufrimientodelacesáreayasuconstituciónpequeña,delgada, morena y algo peluda. Clara, en cambio, estaba encantada con su hija.

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Pareciódespertardeun largo soporydescubrir la alegríade estarviva.Tomóa laniñaenlosbrazosynolasoltómás,andabaconellaprendidaalpecho,dándoledemamar en todo momento, sin horario fijo y sin contemplaciones con las buenasmanerasoelpudor,comounaindígena.Noquisofajarla,cortarleelpelo,perforarlelasorejasocontratarleunaayaparaquelacriaraymuchomenosrecurriralalechede algún laboratorio, como hacían todas las señoras que podían pagar ese lujo.TampocoaceptólarecetadelaNanadedarlelechedevacadiluidaenaguadearroz,porqueconcluyóquesilanaturalezahubieraqueridoqueloshumanossecriaranasí,habría hecho que los senos femeninos secretaran ese tipo de producto. Clara lehablabaalaniñatodoeltiempo,sinusarmediaslenguasnidiminutivos,encorrectoespañol,comosidialogaraconunaadulta,enlamismaformapausadayrazonableenque le hablaba a los animales y a las plantas, convencida de que si le había dadoresultado con la flora y la fauna, no había ninguna razón para que no fuera loindicadotambiénconlaniña.Lacombinacióndelechematernayconversacióntuvolavirtudde transformar aBlanca enunaniña saludabley casi hermosa, queno separecíaennadaalarmadilloqueeracuandonació.

Pocas semanas después del nacimiento de Blanca, Esteban Trueba pudocomprobar,mediantelosretozosenelvelerodelaguamansadelasedaazul,quesuesposa no había perdido con lamaternidad el encanto o la buena disposición parahacerelamor,sinotodolocontrario.PorsuparteFérula,demasiadoocupadaconlacrianza de la niña, que tenía pulmones formidables, carácter impulsivo y apetitovoraz,noteníatiempoparairarezaralosconventillos,paraconfesarseconelpadreAntonioymuchomenosparaespiarporlapuertaentreabierta.

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Eltiempodelosespíritus

CapítuloIV

Auna edad en que lamayoría de los niños anda con pañales y a cuatro patas,balbuceandoincoherenciasychorreandobaba,Blancaparecíaunaenanarazonable,caminabaatropezones,peroensusdospiernas,hablabacorrectamenteycomíasola,debido al sistema de su madre de tratarla como persona mayor. Tenía todos susdientes y empezaba a abrir los armarios para alborotar su contenido, cuando lafamiliadecidióirapasarelveranoaLasTresMarías,queClaranoconocíamásquedereferencia.EneseperíododelavidadeBlanca,lacuriosidaderamásfuertequeelinstintodesupervivenciayFérulapasabaapuroscorriendodetrásdeellaparaevitarqueseprecipitaradelsegundopiso,semetieraenelhornoosetragaraeljabón.Laideade ir al campocon la niña le parecíapeligrosa, agobiante e inútil, puestoqueEstebanpodíaarreglarsesoloenLasTresMarías,mientrasellasdisfrutabandetinaexistencia civilizada en la capital. Pero Clara estaba entusiasmada. El campo leparecíauna idea romántica, porquenuncahabía estadodentrodeun establo, comodecíaFérula.Lospreparativosdelviajeocuparonatodalafamiliadurantemásdedossemanas y la casa se atiborró de baúles, canastos ymaletas. Alquilaron un vagónespecial en el tren para desplazarse con el increíble equipaje y los sirvientes queFérulaconsiderónecesario llevar,ademásdelas jaulasdelospájaros,queClaranoquisoabandonary lascajasde juguetesdeBlanca, llenasdearlequinesmecánicos,figuritasdeloza,animalesdetrapo,bailarinasdecuerdaymuñecasconpelodegenteyarticulacioneshumanas,queviajabanconsuspropiosvestidos,cochesyvajillas.Alveraquellamultituddesconcertadaynerviosayaqueltumultodebártulos,Estebansesintióderrotadoporprimeravezensuvida,especialmentecuandodescubrióentreelequipajeunsanAntoniodetamañonatural,conojosestrábicosysandaliasrepujadas.Mirabaelcaosquelorodeaba,arrepentidodeladecisióndeviajarconsumujerysuhija,preguntándosecómoeraposiblequeélsólonecesitaradesusdosmaletasparairporelmundoyellas,encambio,llevaranesecargamentodetrastosyesaprocesión

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desirvientesquenadateníanqueverconelpropósitodelviaje.En San Lucas tomaron tres coches que los condujeron a Las Tres Marías

envueltosenunanubedepolvo,comogitanos.Enelpatiodelfundoesperabanparadarle la bienvenida todos los inquilinos encabezados por el administrador, PedroSegundoGarcía.Alveraquelcircoambulante,quedaronatónitos.Bajo lasórdenesdeFérulaempezaronadescargarloscochesymeterlascosasenlacasa.Nadieprestóatenciónaunniñoque tenía aproximadamente lamismaedaddeBlanca,desnudo,moquillento, con la barriga inflada por los parásitos, provisto de hermosos ojosnegros con expresión de anciano. Era el hijo del administrador y se llamaba, paradiferenciarlo del padre y del abuelo, Pedro Tercero García. En el tumulto deinstalarse,conocerlacasa,husmearlahuerta,saludaratodoelmundo,armarelaltardesanAntonioyespantaralasgallinasdelascamasyalosratonesdelosroperos,Blancasequitó laropaysaliócorriendodesnudaconPedroTercero.Jugaronentrelos bultos, se metieron debajo de los muebles, se mojaron con besos babosos,masticaron el mismo pan, sorbieron los mismos mocos, y se embetunaron con lamismacaca,hastaque,porúltimo,sedurmieronabrazadosbajolamesadelcomedor.AllílosencontróClaraalasdiezdelanoche.Loshabíanbuscadodurantehorasconantorchas,losinquilinosencuadrillashabíanrecorridolaorilladelrío,losgraneros,lospotrerosylosestablos,FérulahabíaclamadoderodillasasanAntonio,EstebanestabaagotadodellamarlosylamismaClarahabíainvocadoinútilmentesusdotesdevidente.Cuandolosencontraron,elniñoestabadeespaldasenelsueloyBlancaseacurrucabaconlacabezaapoyadaenelvientrepanzudodesunuevoamigo.Enesamismaposiciónseríansorprendidosmuchosañosdespués,paradesdichadelosdos,ynolesalcanzaríalavidaparapagarlo.

Desdeelprimerdía,ClaracomprendióquehabíaunlugarparaellaenLasTresMaríasy,talcomoapuntóensuscuadernosdeanotarlavida,sintióqueporfinhabíaencontradosumisiónenestemundo.No le impresionaron lascasasde ladrillos, laescuelaylaabundanciadecomida,porquesucapacidadparaverloinvisibledetectóinmediatamenteelrecelo,elmiedoyelrencordelostrabajadoresyelimperceptiblerumor que se acallaba cuando volvía la cara, que le permitieron adivinar algunascosas sobre el carácter y el pasado de su marido. El patrón había cambiado, sinembargo.Todos pudieron apreciar que dejó de ir al FarolitoRojo, se acabaron sustardesdeparranda, depeleasdegallos, de apuestas, susviolentas rabietas y, sobretodo,elmalhábitode tumbarmuchachasen los trigales.Se loatribuyeronaClara.Porsuparte,ellatambiéncambió.Abandonódelanochealamañanasulanguidez,dejó de encontrarlo todomuy bonito y pareció curada del vicio de hablar con losseres invisibles y mover los muebles con recursos sobrenaturales. Se levantaba alamanecer con su marido, compartían el desayuno vestidos, él se iba a vigilar lostrabajos y afanes del campo, mientras Férula se hacía cargo de la casa, de los

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sirvientesde lacapital,quenoseacostumbrabana las incomodidadesy lasmoscasdelcampo,ydeBlanca.Clararepartíasutiempoentreeltallerdecostura,lapulperíay la escuela, donde hizo su cuartel general para aplicar remedios contra la sarna yparafinacontralospiojos,desentrañarlosmisteriosdelsilabario,enseñaralosniñosacantarrengounavacalechera,noesunavacacualquiera,alasmujeresahervirlaleche, curar la diarrea y blanquear la ropa. Al atardecer, antes que regresaran loshombresdelcampo,Férulareuníaalascampesinasyalosniñospararezarelrosario.Acudían por simpatía, más que por fe, y daban a la solterona la oportunidad derecordar los buenos tiempos de sus conventillos. Clara esperaba que su cuñadaterminaralasmísticasletaníasdepadrenuestrosyavemaríasyaprovechabalareuniónpara repetir las consignas que había oído a sumadre cuando se encadenaba en lasrejas del Congreso en su presencia. Las mujeres la escuchaban risueñas yavergonzadas,porlamismarazónporlacualrezabanconFérula:paranodisgustaralapatrona.Peroaquellasfrasesinflamadaslesparecíancuentosdelocos.«Nuncasehavistoqueunhombrenopuedagolpearasupropiamujer,sinolepegaesquenolaquiereoquenoesbienhombre;dóndesehavistoqueloqueganaunhombreoloqueproducelatierraoponenlasgallinas,seadelosdos,sielquemandaesél;dóndesehavistoqueunamujerpuedahacerlasmismascosasqueunhombre,siellanacióconmarraquetaysincojones,puesdoñaClarita»,alegaban.Claradesesperaba.Ellasse codeaban y sonreían tímidas, con sus bocas desdentadas y sus ojos llenos dearrugas, curtidas por el sol y lamala vida, sabiendo de antemano que si tenían laperegrinaideadeponerenprácticalosconsejosdelapatrona,susmaridoslesdabanunazurra.Ymerecida, por cierto, como lamismaFérula sostenía.Alpoco tiempoEstebanseenteródelasegundapartedelasreunionespararezarymontóencólera.EralaprimeravezqueseenojabaconClaraylaprimeraqueellaloveíaenunodesusfamososataquesderabia.Estebangritabacomounenajenado,paseándoseporlasalaagrandestrancosydandopuñetazosalosmuebles,argumentandoquesiClarapensabaseguirlospasosdesumadre,seibaaencontrarconunmachobienplantadoquelebajaríaloscalzonesyledaríaunaazotainaparaqueselequitaranlasmalditasganasdeandararengandoalagente,queleprohibíaterminantementelasreunionespara rezaroparacualquierotro finyqueélnoeraningúnpeleleaquiensumujerpudieraponerenridículo.Claralodejóchillarydarlegolpesalosmuebleshastaquese cansó y después, distraída como siempre estaba, le preguntó si sabíamover lasorejas.

Lasvacacionessealargaronylasreunionesenlaescuelacontinuaron.Terminóelveranoyelotoñocubriódefuegoyoroelcampo,cambiandoelpaisaje.Comenzaronlosprimerosdías fríos, las lluviasyelbarro, sinqueClaradiera señalesdequererregresar a la capital, a pesar de la presión sostenida de Férula, que detestaba elcampo.Enelverano sehabíaquejadode las tardes acaloradasespantandomoscas,

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deltierra]delpatio,queempolvabalacasacomosivivieranenelpozodeunamina,delaguasuciadelabañera,dondelassalesperfumadasseconvertíanenunasopadechinos, las cucarachas voladoras que se metían entre las sábanas, los caminos deratonesydehormigas,lasarañasqueamanecíanpataleandoenelvasodeaguasobrelamesita de noche, las gallinas insolentes que ponían huevos en los zapatos y secagaban en la ropa blanca del armario. Cuando cambió el clima, tuvo nuevascalamidadesquelamentar,ellodazaldelpatio,losdíasmáscortos,alascincoestabaoscuroynohabíanadamásquehacer,apartedeenfrentarlalarganochesolitaria,elvientoyelresfrío,queellacombatíaconcataplasmasdeeucalipto,sinpoderevitarquesecontagiaranunosaotrosenunacadenasinfin.Estabahartadelucharcontralos elementos sin más distracción que ver crecer a Blanca, que parecía unantropófago,comodecía jugandoconesechiquillosucio,PedroTercero,queeraelcolmo que la niña no tuviera alguien de su clase con quien mezclarse, estabaadquiriendomalosmodales,andabaconlasmejillaschapatozasycostronessecosenlasrodillas,«mirencomohabla,pareceunindio,estoycansadadequitarlepiojosdela cabeza y ponerle azul demetileno en la sarna».Apesar de susmurmuraciones,conservabasurígidadignidad,sumoñoinalterable,sublusaalmidonadayelmanojodellavescolgandodelacintura,nuncasudaba,noserascabaymanteníasiempresutenue aroma de lavanda y limón. Nadie pensaba que algo pudiera alterar suautocontrol,hastaundíaenquesintiópicorenlaespalda.Eraunpicazóntanfuerte,quenopudoevitarrascarsecondisimuloperonadapodíaaliviarla.Porúltimofuealbaño y se quitó el corsé, que aun en los días demayor trabajo, llevaba puesto.Alsoltar las tirascayóalsuelounratónaturdidoquehabíaestadoallí toda lamañanaprocurando inútilmente reptar hacia la salida, entre las barbas duras de la faja y lacarneoprimidadesudueña.Férulatuvolaprimeracrisisdenerviosdesuvida.Asusgritosacudierontodosylaencontraronmetidadentrodelabañera,lívidadeterrorytodavíamediodesnuda,dandoalaridosdemaníacayseñalandoconundedotrémuloalpequeñoroedor,queseponíatrabajosamenteenpieyprocurabaavanzarhaciaunlugar seguro.Estebandijoqueera lamenopausiayquenohabíaquehacerlecaso.Tampoco le hicieron caso cuando tuvo el segundo ataque. Era el cumpleaños deEsteban.Amanecióundomingoasoleadoyhabíamuchaagitaciónenlacasa,porqueporprimeravezibanadarunafiestaenLasTresMarías,desdelosdíasolvidadosenque doña Ester era una muchachita. Invitaron a varios parientes y amigos, quehicieronelviajeentrendesdelacapital,yatodoslosterratenientesdelazona,sinolvidar a los notables del pueblo. Con una semana de anticipación prepararon elbanquete:mediaresasadaenelpatio,pastelderiñones,cazueladegallina,guisosdemaíz, torta de manjar blanco y lúcumas y los mejores vinos de la cosecha. Amediodíacomenzarona llegar los invitadosencocheoacaballoy lagrancasadeadobesellenódeconversacionesyrisas.Férulasedistrajounmomentoparacorreral

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baño,unodeesosinmensosbañosdelacasadondeelexcusadoquedabaalmediodela pieza, rodeado de un desierto de cerámicas blancas. Estaba instalada en aquelasiento solitario como un trono, cuando se abrió la puerta y entró uno de losinvitados,nadamenosqueelalcaldedelpueblo,desabrochándoselabraguetayalgoachispadoconelaperitivo.Alvera la señorita sequedóparalizadodeconfusiónysorpresay cuandopudo reaccionar, loúnicoque se leocurrió fue avanzar conunasonrisatorcida,cruzartodalahabitación,extenderlamanoysaludarlaconunavenia.

—ZorobabelBlancoJamasmié,asusgratasórdenes—sepresentó.«¡Por Dios! Nadie puede vivir entre gentes tan rústicas. Si quieren se quedan

ustedes en este purgatorio de incivilizados, lo que es yo, me vuelvo a la ciudad,quierovivircomocristiana,comohevividosiempre»,exclamóFérulacuandopudohablardelasuntosinponerseallorar.Peronosefue.NoqueríasepararsedeClara,habíallegadoaadorarhastaelairequeellaexhalabayaunqueyanoteníaocasióndebañarlaydormirconella,procurabademostrarlesuternuraconmilpequeñosdetallesa los cuales dedicaba su existencia.Aquellamujer severa y tan poco complacienteconsigomismayconlosdemás,podíaserdulceyrisueñaconClarayaveces,porextensión, también con Blanca. Sólo con ella se permitía el lujo de ceder ante sudesbordantedeseodeservirydeseramada,conellapodíamanifestar,aunquefuerasolapadamente,losmássecretosydelicadosanhelosdesualma.Alolargodetantosaños de soledad y tristeza había ido decantando las emociones y limpiando lossentimientos, hasta reducirlos a unas pocas terribles ymagníficas pasiones, que laocupabanporcompleto.Noteníacapacidadpara laspequeñas turbaciones,para losrencores mezquinos, las envidias disimuladas, las obras de caridad, los cariñosdesteñidos,lacortesíaamableolasconsideracionescotidianas.Eraunodeesosseresnacidosparalagrandezadeunsoloamor,paraelodioexagerado,paralavenganzaapocalípticaypara elheroísmomás sublime,peronopudo realizar sudestinoa lamedidadesurománticavocación,yéstetranscurrióchatoygris,entrelasparedesdeuncuartodeenferma,enmíserosconventillos, en tortuosasconfesiones,dondeesamujer grande, opulenta, de sangre ardiente, hecha para la maternidad, para laabundancia,laacciónyelardor,sefueconsumiendo.Enesaépocateníaalrededordecuarenta y cinco años, su espléndida raza y sus lejanos antepasados moriscos, lamanteníantersa,conelpelotodavíanegroysedoso,conunsolomechónblancoenlafrente,elcuerpofuerteydelgadoyelandarresueltodelagentesana,sinembargo,eldesierto de su vida le daba un aspecto mucho mayor. Tengo un retrato de Férulatomadoenesosaños,duranteuncumpleañosdeBlanca.Esunaviejafotografíacolorsepia,desteñidaporeltiempo,donde,sinembargo,aúnselapuedeverconclaridad.Era una regia matrona, pero tenía un rictus amargo en el rostro que delataba sutragediainterior.ProbablementeesosañosjuntoaClarafueronlosúnicosfelicesparaella,porque sólo conClarapudo intimar.Ella fue ladepositariade susmás sutiles

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emocionesyaellapudodedicarsuenormecapacidaddesacrificioyveneración.Unavez se atrevió a decírselo y Clara escribió en su cuaderno de anotar la vida, queFérula la amabamuchomásde loqueellamerecíaopodía retribuir.Por eseamordesmesurado, Férula no quiso irse de Las TresMarías ni siquiera cuando cayó laplaga de las hormigas, que empezó con un ronroneo en los potreros, una sombraoscuraque sedeslizabacon rapidezcomiéndose todo, lasmazorcas, los trigales, laalfalfa y la maravilla. Las rociaban con gasolina y les prendían fuego, peroreaparecíanconnuevosbríos.Pintabanconcalvivalostroncosdelosárboles,peroellassubíansindetenerseynorespetabanperas,manzanasninaranjas,semetíanenla huerta y acababan con losmelones, entraban en la lechería y la leche amanecíaagriayllenademinúsculoscadáveres,seintroducíanenlosgallinerosysedevorabana los pollos vivos, dejando un desperdicio de plumas y unos huesitos de lástima.Hacían caminos dentro de la casa, entraban por las cañerías, se apoderaban de ladespensa,todoloquesecocinabahabíaquecomérseloalinstante,porquesiquedabaunosminutossobrelamesa,llegabanenprocesiónyselozampaban.PedroSegundoGarcía las combatió con agua y fuego y enterró esponjas empapadas en miel deabejas,paraquesejuntaranatraídasporeldulceypoderlasmataramansalva,perotodofueinútil.EstebanTruebasefuealpuebloyregresócargadoconpesticidasdetodaslasmarcasconocidas,enpolvo,enlíquidoyenpíldorasyechótantoportodoslados,quenosepodíancomerlasverdurasporquedabanretorcijonesdebarriga.Perolas hormigas siguieron apareciendo y multiplicándose, cada día más insolentes ydecididas.Esteban se fueotravez al puebloypusoun telegramaa la capital.TresdíasdespuésdesembarcóenlaestaciónmísterBrown,ungringoenano,provistodeuna maleta misteriosa, que Esteban presentó como técnico agrícola experto eninsecticidas. Después de refrescarse con una jarra de vino con frutas, desplegó sumaletasobre lamesa.Extrajounarsenalde instrumentosnuncavistosyprocedióacogerunahormigayobservarladetenidamenteconunmicroscopio.

—¿Quélemiratanto,míster,sisontodasiguales?—dijoPedroSegundoGarcía.Elgringonolecontestó.Cuandoacabódeidentificarlaraza,elestilodevida,la

ubicacióndesusmadrigueras,sushábitosyhastasusmássecretasintenciones,habíapasadounasemanaylashormigasseestabanmetiendoenlascamasdelosniños,sehabíancomidolasreservasdealimentoparaelinviernoycomenzabanaatacaraloscaballosyalasvacas.EntoncesmísterBrownexplicóquehabíaquefumigarlasconunproductodesuinvenciónquevolvíaestérilesalosmachos,conlocualdejabandemultiplicarseyluegodebíanrociarlasconotroveneno,tambiéndesuinvención,queprovocaba una enfermedadmortal en las hembras, y eso, aseguró, acabaría con elproblema.

—¿Encuánto tiempo?—preguntóEstebanTruebaquede la impacienciaestabapasandoalafuria.

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—Unmes—dijomísterBrown.—Para entonces ya se habrán comido hasta los humanos, míster—dijo Pedro

Segundo García—. Si me lo permite, patrón, voy a llamar a mi padre. Hace tressemanasquemeestádiciendoqueélconoceunremedioparalaplaga.Yocreoquesoncosasdeviejo,peronoperdemosnadaconprobar.

Llamaron al viejo Pedro García, que llegó arrastrando sus pies, tan oscuro,empequeñecido y desdentado, que Esteban se sobresaltó al comprobar el paso deltiempo.Elviejoescuchóconelsombreroenlamano,mirandoelsueloymasticandoelaireconsusencíasdesnudas.Despuéspidióunpañueloblanco,queFérulaletrajodelarmariodeEsteban,ysaliódelacasa,cruzóelpatioysefuederechoalhuerto,seguidoportodosloshabitantesdelacasayporelenanoextranjero,quesonreíacondesprecio,¡estosbárbaros,ohGod!Elancianoseencuclillócondificultadycomenzóa juntarhormigas.Cuando tuvounpuñado, laspusodentrodelpañuelo, anudó lascuatropuntasymetióelataditoensusombrero.

—Lesvoyamostrarelcamino,paraquesevayan,hormigas,yparaquesellevenalasdemás—dijo.

El viejo se subió en un caballo y se fue al paso murmurando consejos yrecomendaciones para las hormigas, oraciones de sabiduría y fórmulas deencantamiento.Lovieronalejarserumboallímitedelapropiedad.Elgringosesentóenelsueloareírsecomounenajenado,hastaquePedroSegundoGarcíalosacudió.

—Vayaareírsedesuabuela,míster,mirequeelviejoesmipadre—leadvirtió.AlatardecerregresóPedroGarcía.Desmontólentamente,dijoalpatrónquehabía

puestoalashormigasenlacarreteraysefueasucasa.Estabacansado.Alamañanasiguiente vieron que no había hormigas en la cocina, tampoco en la despensa,buscaronenelgranero,enelestablo,enlosgallineros,salieronalospotreros,fueronhastaelrío,revisarontodoynoencontraronunasola,niparamuestra.Eltécnicosepusofrenético.

—¡Tenerquedecirmecómohacereso!—clamaba.—Hablándoles,pues,míster.Dígalesquesevayan,queaquíestánmolestandoy

ellasentienden—explicóPedroGarcía,elviejo.Clarafuelaúnicaqueconsiderónaturalelprocedimiento.Férulaseaferróaeso

para decir que se encontraban en un hoyo, en una región inhumana, donde nofuncionabanlas leyesdeDiosnielprogresode laciencia,quecualquierdía ibanaempezar a volar en escobas, pero Esteban Trueba la hizo callar: no quería que lemetierannuevasideasenlacabezaasumujer.EnlosúltimosdíasClarahabíavueltoasusquehacereslunáticos,ahablarconlosaparecidosyapasarhorasescribiendoenlos cuadernos de anotar la vida. Cuando perdió interés por la escuela, el taller decostura o los mítines feministas y volvió a opinar que todo era muy bonito,comprendieronqueotravezestabaencinta.

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—¡Porculpatuya!—gritóFérulaasuhermano.—Esoespero—contestóél.ProntofueevidentequeClaranoestabaencondicionesdepasarelembarazoen

el campo y parir en el pueblo, así es que organizaron el regreso a la capital. EsoconsolóunpocoaFérula,quesentía lapreñezdeClaracomounaafrentapersonal.Ellaviajó antes con lamayorpartedel equipajey los sirvientes, para abrir lagrancasadelaesquinayprepararlallegadadeClara.EstebanacompañódíasdespuésasumujeryasuhijadevueltaalaciudadynuevamentedejóaLasTresMaríasenmanosdePedroSegundoGarcía,quesehabíaconvertidoeneladministrador,aunquenoporelloganabamásprivilegio,sólomástrabajo.

ElviajedeLasTresMaríasalacapitalterminódeagotarlasfuerzasdeClara.Yola veía cada vezmás pálida, asmática, ojerosa.Con el bamboleo de los caballos ydespués con el del tren, el polvo del camino y su natural tendencia almareo, ibaperdiendolasenergíasaojosvistasyyonopodíahacermuchoporayudarla,porquecuandoestabamalpreferíaqueno lehablaran.Albajarnosen laestación tuvequesostenerla,porqueleflaqueabanlaspiernas.

—Creoquemevoyaelevar—dijo.—¡Aquíno!—legritéespantadoantelaideadequesalieravolandoporencima

delascabezasdelospasajerosenelandén.Peroellanosereferíaconcretamentealalevitación,sinoasubiraunnivelquele

permitieradesprendersedelaincomodidad,delpesodesuembarazoydelaprofundafatigaqueseleestabametiendoenloshuesos.Entróenotrodesuslargosperíodosdesilencio,creoque leduróvariosmeses,durante loscuales se servíade lapizarrita,comoenlostiemposdelamudez.Enesaocasiónnomealarmé,porquesupusequerecuperaríalanormalidadcomohabíaocurridodespuésdelnacimientodeBlancay,por otra parte, había llegado a comprender que el silencio era el último inviolablerefugiodemimujer,ynounaenfermedadmental,comososteníaeldoctorCuevas.Férulalacuidabadelamismaformaobsesivacomoantescuidabaanuestramadre,latratabacomosifueraunainválida,noqueríadejarlanuncasolayhabíadescuidadoaBlanca, que lloraba todo el día porque quería regresar a Las Tres Marías. Claradeambulabacomounasombragordaycalladaporlacasa,conundesinterésbudistaportodoloquelarodeaba.Amínisiquieramemiraba,pasabapormiladocomosiyofueraunmuebleycuandoledirigíalapalabrasequedabaenlaluna,comosinomeoyeraonomeconociera.Nohabíamosvueltoadormirjuntos.Losdíasociososen la ciudad y la atmósfera irracional que se respiraba en la casa me ponían losnervios de punta. Procuraba mantenerme ocupado, pero no era suficiente: estabasiempre de mal humor. Salía todos los días a vigilar mis negocios. En esa épocaempecéaespecularenlaBolsadeComercioypasabahorasestudiandolosaltibajosdelosvaloresinternacionales,medediquéainvertirplata,aarmarsociedades,alas

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importaciones.PasabamuchashorasenelClub.Tambiéncomencéainteresarmeenlapolíticayhastaentréenungimnasio,dondeungigantescoentrenadormeobligabaa ejercitar unos músculos que no sospechaba que tenía en el cuerpo. Me habíanrecomendadoquemedieramasajes,peronuncamegustóeso:detestoquemetoquenmanos mercenarias. Pero nada de todo aquello podía llenarme el día, estabaincómodo y aburrido, quería volver al campo, pero nome atrevía a dejar la casa,donde a todas luces se necesitaba la presencia de un hombre razonable entre esasmujereshistéricas.Además,Clara estabaengordandodemasiado.Teníaunabarrigadescomunalqueapenaspodíasostenerensufrágilesqueleto.Ledabapudorque lavieradesnuda,peroeramimujeryyonoibaapermitirquemetuvieravergüenza.Laayudabaabañarse,avestirse,cuandoFérulanosemeadelantaba,ysentíaunapenainfinita por ella, tan pequeña y delgada, con esa monstruosa panza, acercándosepeligrosamente al momento del parto.Muchas veces me desvelé pensando que sepodíamorir al dar a luz yme encerraba con el doctor Cuevas a discutir lamejorformadeayudarla.Habíamosacordadoquesi lascosasnosepresentabanbien,eramejor hacerle otra cesárea, pero yo no quería que la llevaran a una clínica y él senegabaapracticarleotraoperacióncomolaprimeraenelcomedordelacasa.Decíaque no había comodidades, pero en esos tiempos las clínicas eran un foco deinfeccionesyallíeranmáslosquemoríanquelosquesalvaban.

Undía,faltandopocoparalafechadelparto,Claradescendiósinprevioavisodesurefugiobrahamánicoyvolvióahablar.Quisounatazadechocolateymepidióquela llevara a pasear. El corazónmedio un vuelco. Toda la casa se llenó de alegría,abrimos champán, hice poner flores frescas en todos los jarrones, le encarguécamelias,susflorespreferidasytapicéconellassucuarto,hastaqueleempezóadarasmaytuvimosquesacarlasrápidamente.Corríacomprarleunbrochedediamantesalacalledelosjoyerosjudíos.Clarameloagradecióefusivamente,loencontrómuybonito, pero nunca se lo vi puesto. Supongo que habrá ido a parar a algún lugarimpensado donde lo puso y luego lo olvidó, como casi todas las alhajas que lecompré a lo largo de nuestra vida en común. Llamé al doctor Cuevas, quien sepresentóconelpretextodetomarelté,peroenrealidadveníaaexaminaraClara.SelallevóasuhabitaciónydespuésnosdijoaFérulayamíquesibienparecíacuradade su crisismental, había que prepararse para un alumbramiento difícil, porque elniñoeramuygrande.EnesemomentoentróClaraalsalónydebedehaberoídolaúltimafrase.

—Todosaldrábien,nosepreocupen—dijo.—Esperoqueestavezseahombre,paraquelleveminombre—bromeé.—No es uno, son dos —replicó Clara—. Los mellizos se llamarán Jaime y

Nicolásrespectivamente—agregó.Esofuedemasiadoparamí.Supongoqueestalléporlapresiónacumuladaenlos

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últimos meses. Me puse furioso, alegué que ésos eran nombres de comerciantesextranjeros,quenadiese llamabaasíenmifamilianienlasuya,quepor lomenosunodebía llamarseEsteban comoyoy comomipadre, peroClara explicóque losnombresrepetidoscreanconfusiónenloscuadernosdeanotarlavidaysemantuvoinflexibleensudecisión.Paraasustarlarompídeunmanotazounjarróndeporcelanaque,meparece,eraelúltimovestigiodelostiemposesplendorososdemibisabuelo,peroellanoseconmovióyeldoctorCuevassonriódetrásdesutazadeté,locualmeindignómás.SalídandounportazoymefuialClub.

Esanochemeemborraché.Enparteporquelonecesitabayenparteporvenganza,mefuialburdelmásconocidode laciudad,que teníaunnombrehistórico.Quieroaclarar queno soyhombredeprostitutasyque sólo en losperíodos enquemehatocadovivirsoloporuntiempolargo,herecurridoaellas.Noséloquemepasóesedía, estaba picado conClara, andaba enojado,me sobraban energías,me tenté. EnesosañoselnegociodelCristóbalColónerafloreciente,peronohabíaadquiridoaúnel prestigio internacional que llegó a tener cuando aparecía en las cartas denavegacióndelascompañíasinglesasyenlasguíasturísticas,ylofilmaronparalatelevisión.Entréaunsalóndemueblesfranceses,deésosconpatastorcidas,dondemerecibióunamatronanacionalqueimitabaalaperfecciónelacentodeParís,yquecomenzó por darme a conocer la lista de los precios y enseguida procedió apreguntarmesiyo teníaaalguienespecialenmente.Ledijequemiexperiencia selimitabaalFarolitoRojoyaalgunosmiserableslupanaresdeminerosenelNorte,demodoquecualquiermujerjovenylimpiamevendríabien.

—Ustedme cae simpático,mesiú—dijo ella—. Le voy a traer lomejor de lacasa.

Asullamadoacudióunamujerenfundadaenunvestidoderasonegrodemasiadoestrecho,queapenaspodíacontenerlaexuberanciadesufeminidad.Llevabaelpeloladeado sobre una oreja, un peinado que nunca me ha gustado, y a su paso sedesprendía un terrible perfume almizclado que quedaba flotando en el aire, tanpersistentecomoungemido.

—Mealegrodeverlo,patrón—saludóyentonceslareconocí,porquelavozeraloúnicoquenolehabíacambiadoaTránsitoSoto.

Me llevó de la mano a un cuarto cerrado como una tumba, con las ventanascubiertas de cortinajes oscuros, donde no había penetrado un rayo de luz naturaldesdetiemposignotos,peroque,detodosmodosparecíaunpalaciocomparadoconlas sórdidas instalaciones del FarolitoRojo.Allí quité personalmente el vestido deraso negro a Tránsito, desarmé su horrendo peinado y pude ver que en esos añoshabíacrecido,engordadoyembellecido.

Veoquehasprogresadomucho—ledije.—Gracias a sus cincuenta pesos, patrón. Me sirvieron para comenzar —me

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respondió—.Ahorapuedodevolvérselos reajustados,porquecon la inflaciónyanovalenloqueantes.

—¡Prefieroquemedebasunfavor,Tránsito!—mereí.Terminé de quitarle las enaguas y comprobé que no quedaba casi nada de la

muchachadelgada,conloscodosylasrodillassalientes,quetrabajabaenelFarolitoRojo,exceptosuincansabledisposiciónparalasensualidadysuvozdepájaroronco.Teníaelcuerpodepiladoysupielhabíasidofrotadaconlimónymieldehamamelis,comomeexplicóhastadejarlasuaveyblancacomoladeunacriatura.Teníalasuñasteñidasde rojoyuna serpiente tatuada alrededordelombligo,quepodíamover encírculos mientras mantenía en perfecta inmovilidad el resto de su cuerpo.Simultáneamentecondemostrarmesuhabilidadparaondularlaserpiente,mecontósuvida.

—SimehubieraquedadoenelFarolitoRojo¿quéhabríasidodemí,patrón?Yanotendríadientes,seríaunavieja.Enestaprofesiónunasedesgastamucho,hayquecuidarse. ¡Y eso que yo no ando por la calle! Nuncame ha gustado eso, es muypeligroso.Enlacallehayqueteneruncafiche,porquesinosearriesgamucho.Nadielarespetaauna.Pero¿porquédarleaunhombreloquecuestatantoganar?

En ese sentido lasmujeres sonmuybrutas. Sonhijas del rigor.Necesitan a unhombreparasentirsesegurasynosedancuentaqueloúnicoquehayquetemeresalosmismoshombres.Nosabenadministrarse,necesitansacrificarseporalguien.Lasputassonlaspeores,patrón,créamelo.Dejanlavidatrabajandoparauncafiche,sealegrancuandoéllespega,sesientenorgullosasdeverlobienvestido,condientesdeoro,conanillosycuandolasdejaysevaconotramásjoven,seloperdonanporque«eshombre».No,patrón,yonosoyasí.Amínadiemehamantenido,poresonilocamepondríaamanteneraotro.Trabajoparamí,loqueganomelogastocomoquiero.Mehacostadomucho,nocreaquehasidofácil,porquealasdueñasdeprostíbulonoles gusta tratar conmujeres, prefieren entenderse con los cafiches.No la ayudan auna.Notienenconsideración.

—Peroparecequeaquíteaprecian,Tránsito.Medijeronqueeraslomejordelacasa.

—Losoy.Peroestenegocioseiríaalsuelosinofuerapormí,quetrabajocomoun burro—dijo ella—. Las demás ya están como estropajos, patrón. Aquí vienenpurosviejos,yanoesloqueeraantes.Hayquemodernizarestacuestión,paraatraeralosempleadospúblicos,quenotienennadaquehaceramediodía,alajuventud,alosestudiantes.Hayqueampliarlasinstalaciones,darlemásalegríaallocalylimpiar.¡Limpiarafondo!Asílaclientelatendríaconfianzaynoestaríapensandoquepuedeagarrarse una venérea ¿verdad? Esto es una cochinada. No limpian nunca. Mire,levantelaalmohadaysegurolesaltaunachinche.Selohedichoalamadame,peronomehacecaso.Notieneojoparaelnegocio.

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—¿Ytúlotienes?—¡Claropues, patrón!Amí semeocurrenunmillónde cosas paramejorar al

Cristóbal Colón.Yo le pongo entusiasmo a esta profesión.No soy como esas queandanpuroquejándoseyechándolelaculpaalamalasuertecuandolesvamal.¿Novedondehellegado?Yasoylamejor.Simeempeño,puedotenerlamejorcasadelpaís,selojuro.

Meestabadivirtiendomucho.Sabíaapreciarla,porquede tantover laambiciónen el espejo cuando me afeitaba en las mañanas, había terminado por aprender areconocerlacuandolaveíaenlosdemás.

—Mepareceunaexcelenteidea,Tránsito.¿Porquénomontastupropionegocio?Yo te pongo el capital—le ofrecí fascinado con la idea de ampliar mis interesescomercialesenesadirección,¡cómoestaríadeborracho!

—No,gracias,patrón—respondióTránsitoacariciandosuserpienteconunauñapintadadelacachina—.Nomeconvienesalirdeuncapitalistaparacaerenotro.Loquehayquehaceresunacooperativaymandaralamadamealcarajo.¿Nohaoídohablar de eso? Váyase con cuidado, mire que si sus inquilinos le forman unacooperativa en el campo, usted se jodió. Lo que yo quiero es una cooperativa deputas.Puedenserputasymaricones,paradarlemásamplitudalnegocio.Nosotrosponemostodo,elcapitalyeltrabajo.¿Paraquéqueremosunpatrón?

Hicimoselamorenlaformaviolentayferozqueyocasihabíaolvidadodetantonavegar en el velero de aguas mansas de la seda azul. En aquel desorden dealmohadas y sábanas, apretados en el nudo vivo del deseo, atornillándonos hastadesfallecer, volví a sentirme de veinte años, contento de tener en los brazos a esahembrabravayprietaquenosedeshacíaenhilachascuandolamontaban,unayeguafuerteaquiencabalgarsincontemplaciones,sinqueaunolasmanoslequedenmuypesadas,lavozmuydura,lospiesmuygrandesolabarbamuyáspera,alguiencomouno, que resiste un sartal de palabrotas al oído y no necesitaba ser acunado conternurasniengañadocongalanteos.Después,adormecidoyfeliz,descanséunratoasulado,admirandolacurvasólidadesucaderayeltemblordesuserpiente.

—Nosvolveremosaver,Tránsito—dijealdarlelapropina.—Esomismo ledijeyoantes,patrónseacuerda?—mecontestóconunúltimo

vaivéndesuserpiente.Enrealidad,noteníaintencióndevolveraverla.Másbienpreferíaolvidarla.NohabríamencionadoesteepisodiosiTránsitoSotonohubierajugadounpapel

tanimportanteparamímuchotiempodespués,porque,comoyadije,nosoyhombrede prostitutas. Pero esta historia no habría podido escribirse si ella no hubieraintervenidoparasalvarnosysalvar,depaso,nuestrosrecuerdos.

Pocosdíasdespués,cuandoeldoctorCuevasestabapreparándoleselánimoparavolveraabrirlabarrigaaClara,murieronSeveroyNíveadelValle,dejandovarios

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hijosycuarentaysietenietosvivos.Claraseenteróantesquelosdemásatravésdeun sueño, pero no se lo dijo más que a Férula, quien procuró tranquilizarlaexplicándoleque el embarazoproduceunestadode sobresalto en elque losmalossueñossonfrecuentes.Duplicósuscuidados,lafriccionabaconaceitedealmendrasdulces para evitar las estrías en la piel del vientre, le poníamiel de abejas en lospezonesparaquenoseleagrietaran,ledabadecomercáscaramolidadehuevoparaquetuvierabuenalecheynoselepicaranlosdientesylerezabaoracionesdeBelénparaelbuenparto.Dosdíasdespuésdelsueño,llegóEstebanTruebamástempranoquedecostumbrealacasa,pálidoydescompuesto,agarróasuhermanaFéruladeunbrazoyseencerróconellaenlabiblioteca.

—Missuegrossemataronenunaccidente—ledijobrevemente—.NoquieroqueClara se entere hasta después del parto. Hay que hacer un muro de censura a sualrededor, ni periódicos, ni radio, ni visitas, ¡nada!Vigila a los sirvientes para quenadieselodiga.

Perosusbuenasintencionesseestrellaroncontra lafuerzadelaspremonicionesde Clara. Esa noche volvió a soñar que sus padres caminaban por un campo decebollas y que Nívea iba sin cabeza, de modo que así supo todo lo ocurrido sinnecesidad de leerlo en el periódico ni de escucharlo por la radio. Despertó muyexcitadaypidióaFérulaquelaayudaraavestirse,porquedebíasalirenbuscadelacabeza de su madre. Férula corrió donde Esteban y éste llamó al doctor Cuevas,quien,aunariesgodedañaralosmellizos,lediounapócimaparalocosdestinadaahacerladormirdosdías,peroquenotuvonielmenorefectoenella.

Los espososDelVallemurieron tal comoClara lo soñó y tal como, en broma,Níveahabíaanunciadoamenudoquemorirían.

—Cualquier día nos vamos a matar en esta máquina infernal —decía Níveaseñalandoalviejoautomóvildesumarido.

Severo del Valle tuvo desde joven debilidad por los inventos modernos. Elautomóvilnofueunaexcepción.Enlostiemposenquetodoelmundosemovilizabaapie,encochedecaballosoenvelocípedos,élcompróelprimerautomóvilquellegóalpaísyqueestabaexpuestocomounacuriosidadenunavitrinadelcentro.Eraunprodigiomecánicoquesedesplazabaalavelocidadsuicidadequinceyhastaveintekilómetros por hora, en medio del asombro de los peatones y las maldiciones dequienesasupasoquedabansalpicadosdebarroocubiertosdepolvo.Alprincipiofuecombatidocomounpeligropúblico.Eminentescientíficosexplicaronpor laprensaqueelorganismohumanonoestabahechopara resistirundesplazamientoaveintekilómetros por hora y que el nuevo ingrediente que llamaban gasolina podíainflamarseyproducir una reacción en cadenaque acabaría con la ciudad.Hasta laIglesiasemetióenelasunto.ElpadreRestrepo,queteníaalafamiliaDelValleenlamiradesdeelenojosoasuntodeClaraenlamisadelJuevesSanto,seconstituyóen

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guardián de las buenas costumbres e hizo oír su voz deGalicia contra los «amicisrerum novarum», amigos de las cosas nuevas, como esos aparatos satánicos quecomparó con el carro de fuego en que el profetaElías desapareció en dirección alcielo.PeroSeveroignoróelescándaloyalpocotiempootroscaballerossiguieronsuejemplo,hastaqueelespectáculodelosautomóvilesdejódeserunanovedad.Lousópormásdediezaños,negándoseacambiarelmodelocuandolaciudadsellenódecarrosmodernosqueeranmáseficientesyseguros,porlamismarazónquesuesposanoquisoeliminaraloscaballosdetirohastaquemurierontranquilamentedevejez.ElSunbeamteníacortinasdeencajeydosflorerosdecristalenloscostados,dondeNíveamanteníafloresfrescas,era todoforradoenmaderapulidayencuerorusoysuspiezasdebronceeranbrillantescomoeloro.Apesardesuorigenbritánico,fuebautizado con un nombre indígena,Covadonga. Era perfecto, en verdad, exceptoporque nunca le funcionaron bien los frenos. Severo se enorgullecía de sushabilidadesmecánicas.Lodesarmóvariasveces intentandoarreglarloyotras tantasse lo confió al GranCornudo, unmecánico italiano que era elmejor del país. Ledebíasuapodoaunatragediaquehabíaensombrecidosuvida.Decíanquesumujer,hastiadadeponerlecuernossinqueélsedieraporaludido, loabandonóunanochetormentosa,peroantesdemarcharseatóunoscuernosdecarneroqueconsiguióenlacarnicería, en las puntas de la reja del tallermecánico.Al día siguiente, cuando elitalianollegóasutrabajo,encontróuncorrillodeniñosyvecinosburlándosedeél.Aquel drama, sin embargo, no mermó en nada su prestigio profesional, pero éltampocopudocomponerlosfrenosdelCovadonga.Severooptóporllevarunapiedragrandeenel automóvilycuandoestacionabaenpendiente,unpasajeroapretabaelfreno de pie y el otro descendía rápidamente y ponía la piedra por delante de lasruedas.Elsistemaengeneraldababuenresultado,peroesedomingofatal,señaladoporeldestinocomoelúltimodesusvidas,nofueasí.LosespososDelVallesalieronapasearalasafuerasdelaciudadcomohacíansiemprequehabíaundíaasoleado.DeprontolosfrenosdejarondefuncionarporcompletoyantesqueNíveaalcanzaraasaltar del coche para colocar la piedra, o Severo amaniobrar, el automóvil se fuerodandocerroabajo.Severotratódedesviarloodedetenerlo,peroeldiablosehabíaapoderadodelamáquinaquevolódescontroladahastaestrellarsecontraunacarretelacargada de fierro de construcción. Una de las láminas entró por el parabrisas ydecapitóaNívealimpiamente.Sucabezasaliódisparadayapesardelabúsquedadelapolicía, losguardabosquesy losvecinosvoluntariosquesalieronarastrearlaconperros,fueimposibledarconellaendosdías.AlTerceroloscuerposcomenzabanahederytuvieronqueenterrarlosincompletosenunfuneralmagníficoalcualasistiólatribu Del Valle y un número increíble de amigos y conocidos, además de lasdelegaciones de mujeres que fueron a despedir los restos mortales de Nívea,considerada para entonces la primera feminista del país y de quien sus enemigos

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ideológicosdijeronquesihabíaperdidolacabezaenvida,nohabíarazónparaquelaconservara en la muerte. Clara, recluida en su casa, rodeada de sirvientes que lacuidaban, con Férula como guardián y dopada por el doctor Cuevas, no asistió alsepelio.Nohizoningúncomentarioqueindicaraquesabíaelespeluznanteasuntodelacabezaperdida,porconsideracióna todos losquehabían intentadoahorrarleeseúltimodolor,sinembargo,cuandoterminaronlosfuneralesylavidaparecióretornara la normalidad, Clara convenció a Férula de que la acompañara a buscarla y fueinútil que su cuñada le diera más pócimas y píldoras, porque no desistió en suempeño.Vencida,Férulacomprendióquenoeraposibleseguiralegandoquelodelacabeza era unmal sueño y que lomejor era ayudarla en sus planes, antes que laansiedadterminaradedesquiciarla.EsperaronqueEstebanTruebasaliera.Férula laayudóavestirseyllamóauncochedealquiler.LasinstruccionesqueClaraledioalchoferfueronalgoimprecisas.

—Usteddeleparaadelante,queyo levoydiciendoelcamino—ledijo,guiadaporsuinstintoparaverloinvisible.

Salierondelaciudadyentraronalespacioabiertodondelascasassedistanciabanyempezaban lascolinasy lossuavesvalles,doblarona indicacióndeClaraporuncaminolateralysiguieronentreabedulesycamposdecebollashastaqueordenóalchoferquesedetuvierajuntoaunosmatorrales.

—Aquíes—dijo.—¡Nopuedeser!,¡estamoslejísimosdellugardelaccidente!—dudóFérula.—¡Te digo que es aquí! —insistió Clara, bajándose del coche con dificultad,

balanceandosuenormevientre,seguidaporsucuñada,quemascullabaoracionesyporelhombre,quenoteníalamenorideadelobjetivodelviaje.Tratódereptarentrelasmatas,peroseloimpidióelvolumendelosmellizos.

—Hágameel favor, señor,métaseallíypásemeunacabezade señoraquevaaencontrar—pidióalchofer.

ÉlsearrastródebajodelosespinosyencontrólacabezadeNíveaqueparecíaunmelónsolitario.Latomódelpeloysalióconellagateandoacuatropatas.Mientraselhombrevomitabaapoyadoenunárbolcercano,FérulayClaralelimpiaronaNívealatierray losguijarrosque se lehabíanmetidopor lasorejas, lanarizy labocay leacomodaronelpelo,queselehabíadesbaratadounpoco,peronopudieroncerrarlelosojos.Laenvolvieronenunchalyregresaronalcoche.

—¡Apúrese,señor,porquecreoquevoyadaraluz!—dijoClaraalchofer.Llegaron justoa tiempoparaacomodara lamadreensucama.Férulaseafanó

con los preparativos mientras iba un sirviente a buscar al doctor Cuevas y a lacomadrona.Clara,queconelvapuleodelcoche,lasemocionesdelosúltimosdíasylaspócimasdelmédicohabíaadquiridolafacilidadparadaraluzquenotuvoconsuprimera hija, apretó los dientes, se sujetó del palo de mesana y del trinquete del

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veleroysedioalatareadeecharalmundoenelaguamansadelasedaazul,aJaimeyNicolás,quenacieronprecipitadamente,antelamiradaatentadesuabuela,cuyosojos continuaban abiertos observándolos desde la cómoda. Férula los agarró porturnos delmechónde pelo húmedoque les coronaba la nuca y los ayudó a salir atirones con la experiencia adquirida viendo nacer potrillos y terneros en Las TresMarías.Antesque llegaranelmédicoy la comadrona,ocultódebajode la cama lacabeza de Nívea, para evitar engorrosas explicaciones. Cuando éstos llegaron,tuvieron muy poco que hacer, porque la madre descansaba tranquila y los niños,minúsculoscomosietemesinos,perocon todassuspartesenterasyenbuenestado,dormíanenbrazosdesuextenuadatía.

LacabezadeNíveaseconvirtióenunproblema,porquenohabíadondeponerlaparanoestarviéndola.Por finFérula lacolocódentrodeunasombrereradecueroenvueltaenunos trapos.Discutieron laposibilidaddeenterrarlacomoDiosmanda,perohabríasidounpapeleointerminableconseguirqueabrieranlatumbaparaincluirloque faltabay,porotraparte, temíanelescándalosi sehacíapública la formaenque Clara la había encontrado donde los sabuesos fracasaron. Esteban Trueba,temeroso del ridículo como siempre fue, optó por una solución que no dieraargumentosa lasmalas lenguas,porquesabíaqueelextrañocomportamientodesumujer era el blanco de los chismes. Había trascendido la habilidad de Clara paramoverobjetossintocarlosyparaadivinarloimposible.Alguiendesenterrólahistoriade lamudezdeClara durante su infancia y la acusacióndel padreRestrepo, aquelsantovarónquelaIglesiapretendíaconvertirenelprimerbeatodelpaís.Elpardeaños en Las Tres Marías sirvió para acallar las murmuraciones y que la genteolvidara, pero Trueba sabía que bastaba una insignificancia, como el asunto de lacabezade su suegra,paraquevolvieran lashabladurías.Por eso,ynopordesidia,comosedijoañosmástarde,lasombrereraseguardóenelsótanoalaesperadeunaocasiónadecuadaparadarlecristianasepultura.

Claraserepusodeldoblepartoconrapidez.LeentrególacrianzadelosniñosasucuñadayalaNana,quedespuésdelamuertedesusantiguospatrones,seempleóenlacasadelosTruebaparaseguirsirviendoalamismasangre,comodecía.Habíanacidoparaacunarhijosajenos,parausarlaropaqueotrosdesechaban,paracomersus sobras, para vivir de sentimientos y tristezas prestadas, para envejecer bajo eltechodeotros,paramorirundíaensucuartuchodelúltimopatio,enunacamaquenoerasuyayserenterradaenunatumbacomúndelCementerioGeneral.Teníacercadesetentaaños,perosemanteníainconmovibleensuafán,incansableenlostrajines,intocadaporeltiempo,conagilidadparadisfrazarsedecucoyasaltaraClaraenlosrincones cuando le bajaba la manía de la mudez y la pizarrita, con fortaleza paralidiarconlosmellizosyternuraparaconsentiraBlanca,igualcomoanteslohizoconsu madre y su abuela. Había adquirido el hábito de murmurar oraciones

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constantemente, porque cuando se dio cuenta que nadie en la casa era creyente,asumiólaresponsabilidaddeorarporlosvivosdelafamilia,y,porcierto, tambiénporsusmuertos,comounaprolongaciónde los serviciosque leshabíaprestadoenvida.Ensuvejezllegóaolvidarparaquiénrezaba,peromantuvolacostumbreconlacerteza de que a alguien le serviría. La devoción era lo único que compartía conFérula.Entodolodemásfueronrivales.

Un viernes por la tarde tocaron a la puerta de la gran casa de la esquina tresdamas translúcidas demanos tenues y ojos de bruma, tocadas conunos sombrerosconflorespasadosdemodaybañadasenunintensoperfumeavioletassilvestres,queseinfiltróportodosloscuartosydejólacasaoliendoafloresporvariosdías.EranlastreshermanasMora.Claraestabaeneljardínyparecíahaberlasesperadotodalatarde,lasrecibióconunniñoencadapechoyconBlancajugueteandoasuspies.Semiraron,sereconocieron,sesonrieron.Fueelcomienzodeunaapasionadarelaciónespiritualquelesdurótodalaviday,sisecumplieronsusprevisiones,continúaenelMásAllá.

Las tres hermanas Mora eran estudiosas del espiritismo y de los fenómenossobrenaturales, eran las únicas que tenían la prueba irrefutable de que las ánimaspuedenmaterializarse, gracias a una fotografía que las mostraba alrededor de unamesa y volando por encima de sus cabezas a un ectoplasma difuso y alado, quealgunos descreídos atribuían a unamancha en el revelado del retrato y otros a unsimpleengañodel fotógrafo.Seenteraron,porconductosmisteriososal alcancedelosiniciados,delaexistenciadeClara,sepusieronencontactotelepáticoconellayde inmediato comprendieron que eran hermanas astrales. Mediante discretasaveriguaciones dieron con su dirección terrenal y se presentaron con sus propiasbarajas impregnadas de fluidos benéficos, unos juegos de figuras geométricas ynúmeros cabalísticos de su invención, para desenmascarar a los falsosparapsicólogos, y una bandeja de pastelitos comunes y corrientes de regalo paraClara.Sehicieroníntimasamigasyapartirdeesedía,procuraronjuntarsetodoslosviernes para invocar a los espíritus e intercambiar cábalas y recetas de cocina.Descubrieron la formadeenviarseenergíamentaldesde lagrancasade la esquinahasta el otroextremo de la ciudad, donde vivían lasMora, en un viejomolino quehabíanconvertidoensuextraordinariamorada,ytambiénensentidoinverso,conlocualpodíandarseapoyoenlascircunstanciasdifícilesdelavidacotidiana.LasMoraconocíanamuchaspersonas,casitodasinteresadasenesosasuntos,queempezaronallegar a las reuniones de los viernes y aportaron sus conocimientos y sus fluidosmagnéticos. Esteban Trueba las veía desfilar por su casa y puso como únicascondicionesquerespetaransubiblioteca,quenousaranalosniñosparaexperimentospsíquicos y que fueran discretas, porque no quería escándalo público. FéruladesaprobabaestasactividadesdeClara,porqueleparecíanreñidasconlareligióny

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las buenas costumbres. Observaba las sesiones desde una distancia prudente, sinparticipar,perovigilandoconelrabillodelojomientrastejía,dispuestaaintervenirapenas Clara se sobrepasara en algún trance. Había comprobado que su cuñadaquedaba exhausta después de algunas sesiones en las que servía de médium ycomenzaba ahablar en idiomaspaganos conunavozqueno era la suya.LaNanatambiénvigilabaconelpretextodeofrecer tacitasdecafé,espantandoa lasánimascon sus enaguas almidonadas y su cloqueo de oracionesmurmuradas y de dientessueltos, pero no lo hacía para cuidar a Clara de sus propios excesos, sino paraverificar que nadie robara los ceniceros. Era inútil que Clara le explicara que susvisitasnoteníannielmenorinterésenellos;principalmenteporqueningunofumaba,pueslaNanahabíacalificadoatodos,exceptoalastresencantadorasseñoritasMora,como una banda de rufianes evangélicos. La Nana y Férula se detestaban. Sedisputaban el cariño de los niños y se peleaban por cuidar a Clara en susextravaganciasydesvaríos,enunsordoypermanentecombatequesedesarrollabaenlascocinas,enlospatios,enloscorredores,perojamáscercadeClara,porquelasdosestabandeacuerdoenevitarleesamolestia.FérulahabíallegadoaquereraClaraconuna pasión celosa que se parecíamás a la de unmarido exigente que a la de unacuñada.ConeltiempoperdiólaprudenciayempezóadejartraslucirsuadoraciónenmuchosdetallesquenopasabaninadvertidosparaEsteban.Cuandoélregresabadelcampo,FérulaprocurabaconvencerlodequeClaraestabaenloquellamaba«unodesusmalosmomentos»,paraqueélnodurmieraensucamaynoestuvieraconellamásqueencontadasocasionesypor tiempo limitado.Argüía recomendacionesdeldoctorCuevasquedespués,alserconfrontadasconelmédico,resultabaninventadas.Seinterponíademilmanerasentrelosespososysitodolefallaba,azuzabaalostresniñosparaquereclamaranirapasearconsupadre,leerconlamadre,quelosvelaranporque teníanfiebre,que jugaranconellos:«pobrecitos,necesitanasupapáyasumamá,pasantodoeldíaenmanosdeesaviejaignorantequelesponeideasatrasadasenlacabeza,losestáponiendoimbécilesconsussupersticiones,loquehayquehacercon la Nana es internarla, dicen que las Siervas de Dios tienen un asilo paraempleadas viejas que es una maravilla, las tratan como señoras, no tienen quetrabajar, hay buena comida, eso sería lomás humano, pobre Nana, ya no da paramás»,decía.Sinpoderdetectarlacausa,Estebancomenzóasentirseincómodoensupropiacasa.Sentíaasumujercadavezmásalejada,másraraeinaccesible,nopodíaalcanzarla ni con regalos, ni con sus tímidasmuestras de ternura, ni con la pasióndesenfrenadaqueloconmovíasiempreensupresencia.Entodoesetiemposuamorhabíaaumentadohastaconvertirseenunaobsesión.QueríaqueClaranopensaramásqueenél,quenotuvieramásvidaquelaquepudieracompartirconél,quelecontaratodo, que no poseyera nada que no proviniera de sus manos, que dependieracompletamente.

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Perolarealidaderadiferente,Claraparecíaandarvolandoenaeroplano,comosutíoMarcos, desprendida del suelo firme, buscando aDios en disciplinas tibetanas,consultandoalosespíritusconmesasdetrespatasquedabangolpecitos,dosparasí,tres para no, descifrando mensajes de otros mundos que podían indicarle hasta elestadodelaslluvias.Unavezanunciaronquehabíauntesoroescondidodebajodelachimenea y ella hizo primero tumbar elmuro, pero no apareció, luego la escalera,tampoco, enseguida la mitad del salón principal, nada. Por último resultó que elespíritu,confundidoconlasmodificacionesarquitectónicasqueellahabíahechoenlacasa,noreparóenqueelesconditedelosdoblonesdeoronoestabaenlamansióndelosTrueba,sinoalotroladodelacalle,enlacasadelosUgarte,quienessenegaronaecharabajoelcomedor,porquenocreyeronelcuentodelfantasmaespañol.ClaranoeracapazdehacerlastrenzasaBlancaparairalcolegio,deesoseencargabanFérulaolaNana,peroteníaconellaunaestupendarelaciónbasadaenlosmismosprincipiosdelaqueellahabíatenidoconNívea,secontabancuentos,leíanloslibrosmágicosdelosbaúlesencantados,consultabanlosretratosdefamilia,sepasabananécdotasdelostíosalosqueselesescapanventosidadesylosciegosquesecaencomogárgolasdelosálamos,salíanamirarlacordillerayacontarlasnubes,secomunicabanenunidiomainventadoquesuprimíalatealcastellanoylareemplazabaporeneylaerrepor ele, de modo que quedaban hablando igual que el chino de la tintorería.EntretantoJaimeyNicoláscrecíanseparadosdelbinomiofemenino,deacuerdoconelprincipiodeaquellostiemposdeque«hayquehacersehombres».Lasmujeres,encambio,nacíanconsucondiciónincorporadagenéticamenteynoteníannecesidaddeadquirirlaconlosavataresdelavida.Losmellizossehacíanfuertesybrutalesenlosjuegospropiosdesuedad,primerocazandolagartijaspararebanarleslacola,ratonesparahacerlos correr carrerasymariposasparaquitarles elpolvode las alasy,mástarde,dándosepuñetazosypatadasdeacuerdoalasinstruccionesdelmismochinodela tintorería,queeraunadelantadopara suépocayque fueelprimeroen llevaralpaíselconocimientomilenariodelasartesmarciales,peronadielehizocasocuandodemostróquepodíapartir ladrillos con lamanoyquisoponer supropiaacademia,por eso terminó lavando ropa ajena. Años más tarde, los mellizos terminaron dehacerse hombres escapandodel colegio parameterse en el sitio baldío del basural,donde cambiaban los cubiertos de plata de su madre por unos minutos de amorprohibidoconunamujeronainmensaquepodíaacunarlosalosdosensuspechosdevacaholandesa,ahogarlosalosdosenlapulposahumedaddesusaxilas,aplastarlosalosdosconsusmuslosdeelefanteyelevarlosalosdosalagloriaconlacavidadoscura,jugosa,caliente,desusexo.PeroesonofuehastamuchomástardeyClaranuncalosupo,demodoquenopudoanotarloensuscuadernosparaqueyololeyeraalgúndía.Meenteréporotrosconductos.

AClaranoleinteresabanlosasuntosdomésticos.Vagabaporlashabitacionessin

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extrañarse de que todo estuviera en perfecto estado de orden y de limpieza. Sesentabaalamesasinpreguntarsequiénpreparabalacomidaodóndesecomprabanlosalimentos,ledabaigualquiénlasirviera,olvidabalosnombresdelosempleadosy a veces hasta de sus propios hijos, sin embargo, parecía estar siempre presente,comounespíritubenéficoyalegre,acuyopasoechabanaandarlosrelojes.Sevestíade blanco, porque decidió que era el único color que no alteraba su aura, con lostrajes sencillos que le hacía Férula en la máquina de coser y que prefería a losatuendos con volantes y pedrerías que le regalaba su marido, con el propósito dedeslumbrarlayverlaalamoda.

Esteban sufría arrebatos de desesperación, porque ella lo trataba con lamismasimpatía con que trataba a todo elmundo, le hablaba en el tonomimoso con queacariciabaalosgatos,eraincapazdedarsecuentasiestabacansado,triste,eufóricooconganasdehacerelamor,encambioleadivinabaporelcolordesusirradiacionescuándoestabatramandoalgunabellaqueríaypodíadesarmarleunarabietaconunpardefrasesburlonas.LoexasperabaqueClaranuncaparecíaestarrealmenteagradecidade nada y nunca necesitaba algo que él pudiera darle. En el lecho era distraída yrisueñacomoen todolodemás, relajadaysimple,peroausente.Sabíaque teníasucuerpo para hacer todas las gimnasias aprendidas en los libros que escondía en uncompartimientodelabiblioteca,perohastalospecadosmásabominablesconClaraparecíanretozosdereciénnacido,porqueeraimposiblesalpicarlosconlasaldeunmal pensamiento o la pimienta de la sumisión. Enfurecido, en algunas ocasionesTruebavolvióasusantiguospecadosy tumbabaaunacampesinarobustaentre losmatorralesdurantelasforzadasseparacionesenqueClarasequedabaconlosniñosenlacapitalyélteníaquehacersecargodelcampo,peroelasunto,lejosdealiviarlo,ledejabaunmalsaborenlabocaynoledabaningúnplacerdurable,especialmenteporquesiselohubieracontadoasumujer,sabíaquesehabríaescandalizadoporelmaltratoa laotra,peroenningúncasoporsu infidelidad.Loscelos,comomuchosotros sentimientos propiamente humanos, aClara no le incumbían.También fue alFarolitoRojodosotresveces,perodejódehacerloporqueyanofuncionabaconlasprostitutasyteníaquetragarselahumillaciónconpretextosmasculladosdequehabíatomadomuchovino,deque lecayómalel almuerzo,dequehacíavariosdíasqueandabaresfriado.Novolvió,sinembargo,avisitaraTránsitoSoto,porquepresentíaqueellaconteníaensímismaelpeligrodelaadicción.Sentíaundeseoinsatisfechobulléndoleenlasentrañas,unfuegoimposibledeapagar,unaseddeClaraquenunca,ni aun en las noches más fogosas y prolongadas, conseguía saciar. Se dormíaextenuado, con el—corazón—a punto de estallarle en el pecho, pero hasta en sussueñosestabaconscientedequelamujerquereposabaasuladonoestabaallí,sinoen una dimensión desconocida a la que él jamás podría llegar. A veces perdía lapaciencia y sacudía furioso a Clara, le gritaba los peores reclamos y terminaba

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llorandoensuregazoypidiendoperdónporsubrutalidad.Claracomprendía,peronopodía remediarlo.El amordesmedidodeEstebanTruebaporClara fue sindudaelsentimientomáspoderosodesuvida,mayorinclusoquelarabiayelorgulloymediosiglo más tarde seguía invocándolo con el mismo estremecimiento y la mismaurgencia.Ensulechodeancianolallamaríahastaelfindesusdías.

Las intervencionesdeFérulaagravaronelestadodeansiedadenquesedebatíaEsteban.CadaobstáculoquesuhermanaatravesabaentreClarayél, loponíafueradesí.Llegóadetestarasuspropioshijosporqueabsorbíanlaatencióndelamadre,se llevóaClaraauna segunda lunademielen losmismossitiosde laprimera, seescapabanahotelesporelfindesemana,perotodoerainútil.Seconvenciódequelaculpade todo la teníaFérula,quehabíasembradoensumujerungermenmaléficoque le impedía amarlo y que, en cambio, robaba con caricias prohibidas lo que lepertenecíacomomarido.SeponíalívidocuandosorprendíaaFérulabañandoaClara,le quitaba la esponja de lasmanos, la despedía con violencia y sacaba aClara delaguaprácticamenteenvilo, lazarandeaba, leprohibíaquevolvieraadejarsebañar,porqueasuedadesoeraunvicio,yterminabasecándolaél,arropándolaensubatayllevándolaalacamaconlasensacióndequehacíaelridículo.SiFérulaservíaasumujerunatazadechocolate,selaarrebatabadelasmanosconelpretextodequelatratabacomoaunainválida,siledabaunbesodebuenasnoches,laapartabadeunmanotazodiciendoquenoerabuenobesuquearse,sileelegíalosmejorestrozosdelabandeja,seseparabadelamesaenfurecido.Losdoshermanosllegaronaserrivalesdeclarados, semedíanconmiradasdeodio, inventabanarguciasparadescalificarsemutuamentea losojosdeClara, seespiaban; secelaban.Estebandescuidóde ir alcampo y puso a Pedro Segundo García a cargo de todo, incluso de las vacasimportadas,dejódesalirconsusamigos,deirajugaralgolf,detrabajar,paravigilardíaynochelospasosdesuhermanayplantárselealfrentecadavezqueseacercabaaClara.Laatmósferadelacasasehizoirrespirable,densaysombríayhastalaNanaandaba como espirituada. La única que permanecía ajena por completo a lo queestabasucediendo,eraClara,queensudistraccióneinocencia,nosedabacuentadenada.

ElodiodeEstebanyFérulademorómuchotiempoenestallar.Empezócomounmalestar disimulado y un deseo de ofenderse en los pequeños detalles, pero fuecreciendohastaqueocupó toda lacasa.EseveranoEsteban tuvoque iraLasTresMarías porque justamente en elmomento de la cosecha, Pedro SegundoGarcía secayódelcaballoyfueapararconlacabezarotaalhospitaldelasmonjas.Apenasserecuperósuadministrador,Estebanregresóalacapitalsinavisar.Eneltrenibaconunpresentimientoatroz,conundeseoinconfesadodequeocurrieraalgúndrama,sinsaberqueeldramayahabíacomenzadocuandoéllodeseó.Llegóalaciudadamediatarde,perosefuedirectamentealClub,dondejugóunaspartidasdebriscaycenó,sin

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conseguir calmar su inquietud y su impaciencia, aunque no sabía lo que estabaesperando.Durantelacenahubounligerotemblordetierra,laslámparasdelágrimassebambolearonconelusualcampanilleodelcristal,peronadielevantólavista,todossiguieroncomiendoy losmúsicos tocando sinperderniunanota, exceptoEstebanTrueba,quesesobresaltócomosiaquellohubierasidounaviso.Terminódecomeraprisa,pidiólacuentaysalió.

Férula, que en general tenía sus nervios bajo control, nunca había podidohabituarse a los temblores. Llegó a perder el miedo a los fantasmas que Clarainvocaba y a los ratones en el campo, pero los temblores la conmovían hasta loshuesos y mucho después que habían pasado ella seguía estremecida. Esa nochetodavía no se había acostado y corrió a la pieza de Clara, que había tomado suinfusióndetiloyestabadurmiendoplácidamente.Buscandounpocodecompañíaycalor, se acostó a su lado procurando no despertarla y murmurando oracionessilenciosasparaqueaquellono fueraadegenerarenun terremoto.Allí laencontróEstebanTrueba.Entróalacasatansigilosocomounbandido,subióaldormitoriodeClara sin encender las luces y apareció como una tromba ante las dos mujeresamodorradas,quelocreíanenLasTresMarías.Seabalanzósobresuhermanaconlamismarabiaconquelohubierahechosifueraelseductordesuesposaylasacódelacama a tirones, la arrastró por el pasillo, la bajó a empujones por la escalera y laintrodujo a viva fuerza en la biblioteca mientras Clara, desde la puerta de suhabitación clamaba sin comprender lo que había ocurrido. A solas con Férula,Estebandescargósufuriademaridoinsatisfechoygritóasuhermanaloquenuncadebiódecirle,desdemarimachohastameretriz,acusándoladepervertirasumujer,dedesviarlaconcariciasdesolterona,devolverlalunática,distraída,mudayespiritistacon artes de lesbiana, de refocilarse con ella en su ausencia, de manchar hasta elnombre de los hijos, el honor de la casa y lamemoria de su santamadre, que yaestabahartodetantamaldadyquelaechabadesucasa,quesefuerainmediatamente,quenoqueríavolveraverlanuncamásyleprohibíaqueseacercaraasumujeryasushijos,quenolefaltaríadineroparasubsistircondecenciamientrasélviviera,talcomoselohabíaprometidounavez,peroquesivolvíaaverlarondandoasufamilia,laibaamatar,queselometieraadentrodelacabeza.¡Tejuropornuestramadrequetemato!

—¡Te maldigo, Esteban! —le gritó Férula—. ¡Siempre estarás solo, se teencogeráelalmayelcuerpoytemoriráscomounperro!

Y salió para siempre de la gran casa de la esquina, en camisa de dormir y sinllevarnadaconsigo.

AldíasiguienteEstebanTruebasefueaveralpadreAntonioylecontóloquehabíapasado,sindardetalles.Elsacerdoteleescuchóblandamenteconlaimpasiblemiradadequienyahabíaoídoanteselcuento.

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—¿Quédeseasdemí,hijomío?—preguntócuandoEstebanterminódehablar.—Quelehagallegaramihermanatodoslosmesesunsobrequeyoleentregaré.

Noquieroquetenganecesidadeseconómicas.Yleaclaroquenolohagoporcariñosinoporcumplirunapromesa.

ElpadreAntoniorecibióelprimersobreconunsuspiroyesbozóelgestodedarla bendición, pero Esteban ya había dado media vuelta y salía. No dio ningunaexplicaciónaClaradeloquehabíaocurridoentresuhermanayél.Leanuncióquelahabía echadode la casa,que leprohibíavolver amencionarla en supresenciay lesugirió que si tenía algo de decencia, tampoco lamencionara a sus espaldas.Hizosacarsuropaytodoslosobjetosquepudieranrecordarlaysehizoelánimodequehabíamuerto.

Claracomprendióqueera inútilhacerlepreguntas.Fuealcostureroabuscarsupéndulo, que le servía para comunicarse con los fantasmas y que usaba comoinstrumentodeconcentración.Extendióunmapadelaciudadenelsueloysostuvoelpénduloamediometroyesperóquelasoscilacionesleindicaranladireccióndesucuñada,perodespuésdeintentarlodurantetodalatarde,sediocuentaqueelsistemanoresultaríasiFérulanoteníaundomiciliofijo.Antelaineficaciadelpénduloparaubicarla, salió avagar encoche, esperandoque su instinto laguiara,pero tampocoestodioresultado.

Consultólamesadetrespatassinqueningúnespíritubaqueanoaparecieraparaconducirla donde Férula a través de los vericuetos de la ciudad, la llamó con elpensamiento y no obtuvo respuesta y tampoco las cartas del Tarot la iluminaron.Entoncesdecidiórecurriralosmétodostradicionalesycomenzóabuscarlaentrelasamigas, interrogó a los proveedores y a todos los que tenían tratos con ella, peronadielahabíavueltoaver.SusaveriguacioneslallevaronporúltimodondeelpadreAntonio.

—Nolabusquemás,señoradijoelsacerdote—.Ellanoquiereverla.Claracomprendióqueésaeralacausaporlacualnohabíanfuncionadoninguno

desusinfaliblessistemasdeadivinación.—LashermanasMorateníanrazón—sedijo—.Nosepuedeencontraraquienno

quiereserencontrado.EstebanTruebaentróenunperíodomuypróspero.Susnegociosparecíantocados

porunavarillamágica.Sesentíasatisfechodelavida.Erarico,talcomoselohabíapropuesto una vez. Tenía la concesión de otras minas, estaba exportando fruta alextranjero, formó una empresa constructora y Las TresMarías, que había crecidomuchoen tamaño, estabaconvertidaenelmejor fundode la zona.No loafectó lacrisis económica que convulsionó al resto del país. En las provincias del Norte laquiebra de las salitreras había dejado en la miseria a miles de trabajadores. Lasfamélicas tribus de cesantes, que arrastraban a sus mujeres, sus hijos, sus viejos,

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buscando trabajo por los caminos, habían terminado por acercarse a la capital ylentamente formaron un cordón demiseria alrededor de la ciudad, instalándose decualquier manera, entre tablas y pedazos de cartón, en medio de la basura y elabandono. Vagaban por las calles pidiendo una oportunidad para trabajar, pero nohabíatrabajoparatodosypocoapocolosrudosobreros,adelgazadosporelhambre,encogidos por el frío, harapientos, desolados, dejaron de pedir trabajo y pidieronsimplementeuna limosna.Se llenódemendigos.Ydespuésde ladrones.Nunca sehabíanvistoheladasmás terriblesque lasdeeseaño.Hubonieveen lacapital,unespectáculoinusitadoquesemantuvoenprimeraplanadelosperiódicos,celebradocomounanoticiafestiva,mientrasenlaspoblacionesmarginalesamanecíanlosniñosazules,congelados.Tampocoalcanzabalacaridadparatantosdesamparados.

Ese fue el año del tifus exantemático. Comenzó como otra calamidad de lospobresyprontoadquiriócaracterísticasdecastigodivino.Nacióenlosbarriosdelosindigentes,porculpadelinvierno,deladesnutrición,delaguasuciadelasacequias.Sejuntóconlacesantíayserepartióportodaspartes.Loshospitalesnodabanabasto.Losenfermosdeambulabanporlascallesconlosojosperdidos,sesacabanlospiojosyselostirabanalagentesana.Serególaplaga,entróatodosloshogares,infectóloscolegios y las fábricas, nadie podía sentirse seguro. Todos vivían con miedo,escrutando los signos que anunciaban la terrible enfermedad. Los contagiadosempezaban a tiritar con un frío de lápida en los huesos y a poco eran presas delestupor. Se quedaban como imbéciles, consumiéndose en la fiebre, llenos demanchas,cagandosangre,condeliriosdefuegoydenaufragio,cayéndosealsuelo,loshuesosdelana, laspiernasdetrapoyungustodebilisenlaboca,elcuerpoencarne viva, una pústula roja al lado de otra azul y otra amarilla y otra negra,vomitandohastalastripasyclamandoaDiosqueseapiadeyquelosdejemorirdeuna vez, que no aguantan más, que la cabeza les revienta y el alma se les va enmierdayespanto.

Estebanpropusollevaratodalafamiliaalcampo,parapreservarladelcontagio,pero Clara no quiso oír hablar del asunto. Estaba muy ocupada socorriendo a lospobres en una tarea que no tenía principio ni fin. Salía muy temprano y a vecesllegaba cerca de lamedianoche.Vació los armarios de la casa, quitó la ropa a losniños, lasfrazadasdelascamas, laschaquetasasumarido.Sacabalacomidadeladespensa y estableció un sistema de envíos con Pedro Segundo García, quienmandaba desde Las TresMarías quesos, huevos, cecinas, frutas, gallinas, que elladistribuíaentresusnecesitados.Adelgazóyseveíademacrada.Enlasnochesvolvióacaminarsonámbula.

LaausenciadeFérulasesintiócomouncataclismoen lacasayhasta laNana,quesiemprehabíadeseadoqueesemomentollegaraalgúndía,seconmovió.Cuandocomenzó la primavera y Clara pudo descansar un poco, aumentó su tendencia a

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evadirlarealidadyperderseenelensueño.Aunqueyanocontabaconlaimpecableorganización de su cuñada para barajar el caos de la gran casa de la esquina, sedespreocupódelascosasdomésticas.DelegótodoenmanosdelaNanaydelosotrosempleadosysesumióenelmundodelosaparecidosydelosexperimentospsíquicos.Loscuadernosdeanotarlavidaseembrollaron,sucaligrafíaperdiólaeleganciadeconvento,quesiempretuvo,ydegeneróenunostrazosdespachurradosqueaveceseran tan minúsculos que no se podían leer y otras tan grandes que tres palabrasllenabanlapágina.

En losañossiguientesse juntóalrededordeClaray las treshermanasMoraungrupo de estudiosos de Gourdieff, de rosacruces, de espiritistas y de bohemiostrasnochadosquehacían trescomidasdiariasen lacasayquealternabansu tiempoentreconsultasperentoriasalosespíritusdelamesadetrespatasylalecturadelosversos del último poeta iluminado que aterrizaba en el regazo de Clara. Estebanpermitíaesainvasióndeestrafalarios;porquehacíamuchotiempoquesediocuentaqueera inútil interferiren lavidadesumujer.Decidióquepor lomenos losniñosvarones debían estar almargen de lamagia, demodo que Jaime yNicolás fueroninternos a un colegio inglés victoriano, donde cualquier pretexto era bueno parabajarleslospantalonesydarlesvarillazosporeltrasero,especialmenteaJaime,queseburlabade la familia realbritánicaya losdoceañosestaba interesadoen leeraMarx, un judío que provocaba revoluciones en todo el mundo. Nicolás heredó elespíritu aventurerodel tío abueloMarcosy lapropensiónde fabricarhoróscoposydescifrar el futurode sumadre, pero eso no constituía undelito grave en la rígidaformación del colegio, sino sólo una excentricidad, así es que el joven fuemuchomenoscastigadoquesuhermano.

ElcasodeBlancaeradiferente,porquesupadrenointerveníaensueducación.Consideraba que su destino era casarse y brillar en sociedad, donde la facultad decomunicarse con los muertos, si se mantenía en un tono frívolo, podría ser unaatracción. Sostenía que la magia, como la religión y la cocina, era un asuntopropiamente femenino y tal vez por eso era capaz de sentir simpatía por las treshermanasMora,encambiodetestabaalosespirituadosdesexomasculinocasitantocomoaloscuras.Porsuparte,Claraandabaparatodosladosconsuhijapegadaasusfaldas,laincitabaalassesionesdelosviernesylacrióenestrechafamiliaridadconlasánimas,conlosmiembrosdelassociedadessecretasyconlosartistasmisérrimosaquieneshacíademecenas.Igualcornoellalohabíahechoconsumadreentiemposde la mudez, llevaba ahora a Blanca a ver a los pobres, cargada de regalos yconsuelos.

—Estosirveparatranquilizarnoslaconciencia,hija—explicabaaBlanca—.Peronoayudaalospobres.Nonecesitancaridad,sinojusticia.

Eraenesepuntodonde tenía laspeoresdiscusionesconEsteban,que teníaotra

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opiniónalrespecto.—¡Justicia!¿Esjustoquetodostenganlomismo?¿Losflojoslomismoquelos

trabajadores? ¿Los tontos lo mismo que los inteligentes? ¡Eso no pasa ni con losanimales! No es cuestión de ricos y pobres, sino de fuertes y débiles. Estoy deacuerdo en que todos debemos tener lasmismas oportunidades, pero esa gente nohaceningúnesfuerzo. ¡Esmuyfácilestirar lamanoypedir limosna!Yocreoenelesfuerzoyenlarecompensa.Graciasaesafilosofíahellegadoatenerloquetengo.Nuncahepedidounfavoranadieynohecometidoningunadeshonestidad, loqueprueba que cualquiera puede hacerlo. Yo estaba destinado a ser un pobre infelizescribientedenotaría.Poresonoaceptaré ideasbolcheviquesenmicasa.¡Vayanahacer caridad en los conventillos, si quieren! Eso estámuy bien: es bueno para laformacióndelasseñoritas.¡PeronomevenganconlasmismasestupidecesdePedroTerceroGarcía,porquenolovoyaaguantar!

Eraverdad,PedroTerceroGarcíaestabahablandodejusticiaenLasTresMarías.Eraelúnicoqueseatrevíaadesafiaralpatrón,apesardelaszurrasquelehabíadadosu padre, Pedro SegundoGarcía, cada vez que lo sorprendía.Desdemuy joven elmuchachohacíaviajessinpermisoalpuebloparaconseguirlibrosprestados,leerlosperiódicosyconversarconelmaestrode laescuela,uncomunistaardienteaquienañosmástardelomataríandeunbalazoentrelosojos.TambiénseescapabaenlasnochesalbardeSanLucasdondesereuníaconunossindicalistasqueteníanlamaníade componer el mundo entre sorbo y sorbo de cerveza, o con el gigantesco ymagníficopadreJoséDulceMaría,unsacerdoteespañolconlacabezallenadeideasrevolucionariasquelevalieronserrelegadoporlaCompañíadeJesúsaaquelperdidorincóndelmundo,peronipor eso renuncióa transformar lasparábolasbíblicasenpanfletos socialistas. El día que Esteban Trueba descubrió que el hijo de suadministradorestabaintroduciendoliteraturasubversivaentresusinquilinos,lollamóasudespachoydelantedesupadrelediounatundadeazotesconsufustadecuerodeculebra.

—¡Éste es el primer aviso,mocoso demierda!—le dijo sin levantar la voz ymirándoloconojosdefuego—.Lapróximavezqueteencuentremolestándomealagente,temetopreso.Enmipropiedadnoquierorevoltosos,porqueaquímandoyoytengoderechoarodearmedelagentequemegusta.Túnomegustas,asíesqueyasabes.Teaguantopor tupadre,quemehaservido lealmentedurantemuchosaños,peroandaconcuidado,porquepuedesacabarmuymal.¡Retírate!

Pedro Tercero García era parecido a su padre, moreno, de facciones duras,esculpidas en piedra, con grandes ojos tristes, pelo negro y tieso cortado como uncepillo.Teníasólodosamores,supadreylahijadelpatrón,aquienamódesdeeldíaenquedurmierondesnudosdebajodelamesadelcomedor,ensutiernainfancia.YBlancanoselibródelamismafatalidad.Cadavezqueibadevacacionesalcampoy

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llegaba a Las Tres Marías en medio de la polvareda provocada por los cochescargados con el tumultoso equipaje, sentía el corazón batiéndole como un tamborafricanode impacienciayde ansiedad.Ella era laprimera en saltar del vehículoyechar a correr hacia la casa, y siempre encontraba a Pedro Tercero García en elmismositiodondesevieronporprimeravez,depieenelumbral,medioocultoporlasombradelapuerta,tímidoyhosco,consuspantalonesraídos,descalzo,susojosdeviejo escrutando el camino para verla llegar. Los dos corrían, se abrazaban, sebesaban,sereían,sedabantrompadascariñosasyrodabanporelsuelotirándosedelospelosygritandodealegría.

—¡Párate, chiquilla! ¡Deja a ese rotoso! —chillaba la Nana procurandosepararlos.

—Déjalos,Nana,sonniñosysequieren—decíaClara,quesabíamás.Los niños escapaban corriendo, iban a esconderse para contarse todo lo que

habían acumulado durante esos meses de separación. Pedro le entregaba,avergonzado,unosanimalitostalladosquehabíahechoparaellaentrozosdemaderayacambioBlancaledabalosregalosquehabíajuntadoparaél:uncortaplumasquese abría como una flor, un pequeño imán que atraía por obra demagia los clavosroñososdel suelo.Elveranoque ella llegóconpartedel contenidodelbaúlde loslibrosmágicosdeltíoMarcos,teníaalrededordediezañosytodavíaPedroTerceroleíacondificultad,perolacuriosidadyelanheloconsiguieronloquenohabíapodidoobtenerlamaestraavarillazos.Pasaronelveranoleyendoacostadosentrelascañasdel río, entre lospinosdelbosque, entre las espigasde los trigales,discutiendo lasvirtudes de Sandokan yRobinHood, lamala suerte del PirataNegro, las historiasverídicas y edificantes del Tesoro de la juventud, el malicioso significado de laspalabrasprohibidaseneldiccionariodelaRealAcademiadelaLenguaEspañola,elsistemacardiovascularenláminas,dondepodíanverauntiposinpellejo,contodassusvenasyelcorazónexpuestosalavista,peroconcalzones.Enpocassemanaselniñoaprendióa leerconvoracidad.Entraronenelmundoanchoyprofundode lashistoriasimposibles,losduendes,lashadas,losnáufragosquesecomenunosaotrosdespués de echarlo a la suerte, los tigres que se dejan amaestrar por amor, losinventosfascinantes, lascuriosidadesgeográficasyzoológicas, lospaísesorientalesdondehaygeniosen lasbotellas,dragonesen lascuevasyprincesasprisionerasenlastorres.AmenudoibanavisitaraPedroGarcía,elviejo,aquieneltiempohabíagastado lossentidos.Se fuequedandociegopaulatinamente,unapelículaceleste lecubría las pupilas, «son las nubes, que me están entrando por la vista», decía.AgradecíamucholasvisitasdeBlancayPedroTercero,queerasunieto,peroélyalohabíaolvidado.Escuchabaloscuentosqueellosseleccionabandeloslibrosmágicosy que tenían que gritarle al oído, porque también decía que el viento le estabaentrandoporlasorejasyporesoestabasordo.Acambio,lesenseñabaainmunizarse

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contra las picadas de bichosmalignos y les demostraba la eficacia de su antídoto,poniéndose un alacrán vivo en el brazo. Les enseñaba a buscar agua. Había quesujetar un palo seco con las dos manos y caminar tocando el suelo, en silencio,pensando en el agua y la sed que tiene el palo, hasta que de pronto, al sentir lahumedad,elpalocomenzabaatemblar.Allíhabíaquecavar,lesdecíaelviejo,peroaclarabaqueésenoeraelsistemaqueélempleabaparaubicarlospozosenelsuelodeLasTresMarías,porqueélnonecesitabaelpalo.Sushuesosteníantantased,quealpasarporelaguasubterránea,aunquefueraprofunda,suesqueletoseloadvertía.Lesmostraba las yerbas del campo y los hacía olerlas, gustarlas, acariciarlas, paraconocersuperfumenatural,susaborysutexturayasípoderidentificaracadaunasegún sus propiedades curativas: calmar lamente, expulsar los influjos diabólicos,pulirlosojos,fortificarelvientre,estimularlasangre.Eneseterrenosusabiduríaeratan grande, que el médico del hospital de las monjas iba a visitarlo para pedirleconsejo.Sinembargo,todasusabiduríanopudocurarlalipiriacalambredesuhijaPancha,queladespachóalotromundo.Lediodecomerboñigadevacaycomoesonoresultó,lediobostadecaballo,laenvolvióenmantasylahizosudarelmalhastaque ladejó en loshuesos, ledio friccionesde aguardiente conpólvorapor todoelcuerpo,perofueinútil;Panchasefueenunadiarreainterminablequeleestrujólascarnesylahizopadecerunasedinsaciable.Vencido,PedroGarcíapidiópermisoalpatrón para llevarla al pueblo en una carreta. Los dos niños lo acompañaron. ElmédicodelhospitaldelasmonjasexaminócuidadosamenteaPanchaydijoalviejoqueestabaperdida,quesiselahubierallevadoantesynolehubieraprovocadoesasudadera,habríapodidohaceralgoporella,peroqueyasucuerponopodíaretenerningún líquido y era igual que una planta con las raíces secas. Pedro García seofendió y siguió negando su fracaso aun cuando regresó con el cadáver dé su hijaenvueltoenunamanta,acompañadoporlosdosniñosasustados,ylodesembarcóenel patio de Las Tres Marías refunfuñando contra la ignorancia del doctor. Laenterraron en un sitio privilegiado en el pequeño cementerio junto a la iglesiaabandonada, al pie del volcán, porque ella había sido, en cierta forma, mujer delpatrón,pueslehabíadadoelúnicohijoquellevósunombre,aunquenuncallevósuapellido, y un nieto, el extrañoEstebanGarcía, que estaba destinado a cumplir unterriblepapelenlahistoriadelafamilia.

UndíaelviejoPedroGarcíalescontóaBlancayaPedroTerceroelcuentodelasgallinasquesepusierondeacuerdoparaenfrentaraunzorroquesemetíatodaslasnoches en el gallinero para robar los huevos y devorarse los pollitos. Las gallinasdecidieronqueyaestabanhartasdeaguantar laprepotenciadel zorro, loesperaronorganizadasycuandoentróalgallinero,lecerraronelpaso,lorodearonyselefueronencimaapicotazoshastaquelodejaronmásmuertoquevivo.

—Y entonces se vio que el zorro escapaba con la cola entre las piernas,

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perseguidoporlasgallinas—terminóelviejo.Blanca se rió con la historia y dijo que eso era imposible, porque las gallinas

nacenestúpidasydébilesyloszorrosnacenastutosyfuertes,peroPedroTerceronoserió.Sequedótodalatardepensativo,rumiandoelcuentodelzorroylasgallinas,ytalvezésefueelinstanteenqueelniñocomenzóahacersehombre.

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Losamantes

CapítuloV

La infancia de Blanca transcurrió sin grandes sobresaltos, alternando aquelloscalientes veranos enLasTresMarías, dondedescubría la fuerzadeun sentimientoquecrecíaconella,ylarutinadelacapital,similaraladeotrasniñasdesuedadysumedio,apesardequelapresenciadeClaraponíaunanotaextravaganteensuvida.Todas las mañanas aparecía la Nana con el desayuno a sacudirle la modorra yvigilarle el uniforme, estirarle los calcetines, ponerle el sombrero, los guantes y elpañuelo,ordenarloslibrosenelbolsón,mientrasintercalabaoracionesmurmuradasporelalmadelosmuertos,conrecomendacionesenvozaltaparaqueBlancanosedejaraembaucarporlasmonjas.

—Esas mujeres son todas unas depravadas —le advertía— que eligen a lasalumnasmásbonitas,másinteligentesydebuenafamilia,parameterlasalconvento,afeitanlacabezaalasnovicias,pobrecitas,ylasdestinanaperdersuvidahaciendotortasparavenderycuidandoviejitosajenos.

Elchofer llevabaa laniñaal colegio,donde laprimeraactividaddeldíaera lamisaylacomuniónobligatoria.Arrodilladaensubanco,Blancaaspirabaelintensoolor del incienso y las azucenas deMaría, y padecía el suplicio combinado de lasnáuseas, la culpa y el aburrimiento. Era lo único que no le gustaba del colegio.Amabalosaltoscorredoresdepiedra,lalimpiezainmaculadadelospisosdemármol,los blancos muros desnudos, el Cristo de fierro que vigilaba la entrada. Era unacriaturarománticaysentimental,contendenciaalasoledad,depocasamigas,capazde emocionarse hasta las lágrimas cuando florecían las rosas en el jardín, cuandoaspiraba el tenue olor a trapo y jabón de las monjas que se inclinaban sobre sustareas,cuandosequedabarezagadaparasentirelsilencio tristede lasaulasvacías.Pasabaportímidaymelancólica.Sóloenelcampo,conlapieldoradaporelsolylabarrigallenadefrutatibia,corriendoconPedroTerceroporlospotreros,erarisueñay alegre. Su madre decía que ésa era la verdadera Blanca y que la otra, la de la

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ciudad,eraunaBlancaenhibernación.Debidoalaagitaciónconstantequereinabaenlagrancasadelaesquina,nadie,

excepto laNana, se dio cuenta de queBlanca estaba convirtiéndose en unamujer.Entróenlaadolescenciadegolpe.HabíaheredadodelosTruebalasangreespañolayárabe,elporteseñorial,elrictussoberbio,lapielaceitunadaylosojososcurosdesusgenes mediterráneos, pero teñidos por la herencia de la madre, de quien sacó ladulzuraqueningúnTrucha tuvo jamás.Eraunacriatura tranquilaque seentreteníasola, estudiaba, jugaba con sus muñecas y no manifestaba la menor inclinaciónnaturalporelespiritismodesumadreoporlasrabietasdesupadre.Lafamiliadecíaentonodechanzaqueellaeralaúnicapersonanormalenvariasgeneracionesy,enverdad,parecíaserunprodigiodeequilibrioyserenidad.Alrededordelostreceañoscomenzóadesarrollárseleelpecho,afinárselelacintura,adelgazóyestirócomounaplantaabonada.LaNanalerecogióelpeloenunmoño,laacompañóacomprarsuprimercorpiño,suprimerpardemediasdeseda,suprimervestidodemujeryunacolecciónde toallasenanaspara loqueella llamaba lademostración.Entretantosumadreseguíahaciendobailarlassillasportodalacasa,tocandoChopinconelpianocerrado y declamando los bellísimos versos sin rima, argumento ni lógica, de unpoetajovenquehabíaacogidoenlacasa,dequiensecomenzabaahablarportodaspartes,sinenterarsedeloscambiosqueseproducíanensuhija,sinvereluniformedelcolegioconlascosturasreventadas,nidarsecuentaquelacaradefrutaselehabíasutilmentetransformadoenunrostrodemujer,porqueClaravivíamasatentadelauraylosfluidos,quedeloskilosoloscentímetros.Undíalavioentraralcostureroconsu vestido de salir y se extrañó de que aquella señorita alta y morena fuera supequeña Blanca. La abrazó, la llenó de besos y le. advirtió que pronto tendría lamenstruación.

—Siénteseyleexplicoloqueeseso—dijoClara.—Nosemoleste,mamá,yavaahacerunañoquemevienetodoslosmeses—se

rióBlanca.La relación de ambas no sufrió grandes cambios con el desarrollo de la

muchacha, porque estaba basada en los sólidos principios de la total aceptaciónmutuaylacapacidadparaburlarsejuntasdecasitodaslascosasdelavida.

Ese año el verano se anunció temprano con un calor seco y bochornoso quecubriólaciudadconunareverberacióndemalsueño,poresoadelantaronenunparde semanas el viaje a Las Tres Marías. Como todos los años, Blanca esperóansiosamenteelmomentodeveraPedroTerceroycomotodoslosaños,albajarsedel coche lo primero que hizo fue buscarlo con la vista en el lugar de siempre.Descubrió su sombra escondida en el umbral de la puerta y saltó del vehículo,precipitándoseasuencuentroconelansiadetantosmesesdesoñarconél,perovio,sorprendida,queelniñodabamediavueltayescapaba.

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Blancaanduvo toda la tarde recorriendo los lugaresdonde se reunían,preguntóporél,lollamóagritos,lobuscóenlacasadePedroGarcía,elviejo,y;porúltimo,alcaerlanocheseacostóvencida,sincomer.Ensuenormecamadebronce,dolidavextrañada,hundiólacaraenlaalmohadayllorócondesconsuelo.LaNanalellevóunvasodelecheconmielyadivinóalinstantelacausadesucongoja.

—¡Mealegro!—dijoconunasonrisatorcida—.¡Yanotienesedadparajugarconesemocosopulguiento!

Media hora más tarde entró su madre a besarla v la encontró sollozando losúltimosestertoresdeun llantomelodramático.Porun instanteClaradejódeserunángeldistraídoysecolocóalaalturadelossimplesmortalesquealoscatorceañossufren su primera pena de amor. Quiso indagar, pero Blanca era muy orgullosa odemasiadomujeryaynoledioexplicaciones,demodoqueClaraselimitóasentarseunratoenlacamayacariciarlahastaquesecalmó.

EsanocheBlancadurmiómalydespertóalamanecer,rodeadaporlassombrasdelaampliahabitación.SequedómirandoelartesonadodeltechohastaqueescuchóelcantodelgalloYentoncesselevantó,abriólascortinasydejóqueentraralasuaveluzdelalbav losprimeros ruidosdelmundo.Seacercóalespejodelarmar¡oysemiró detenidamente. Se quitó la camisa y observó su cuerpo por primera vez endetalle, comprendiendo que todos esos cambios eran la causa de que su amigohubiera huido.Sonrió conurnanueravdelicada sonrisa demujer.Sepuso la ropaviejadelveranopasado,quecasinolecruzaba,searropóconunamantaysaliódepuntillasparanodespertaralafamilia.Afueraelcamposesacudíalamodorradelanocheylosprimerosrayosdelsolcruzabanconosablazoslospicosdelacordillera,calentandolatierrayevaporandoelrocíoenunafinaespumablancaqueborrabaloscontornosdelascosasyconvertíaelpaisajeenunavisióndeensueño.Blancaechóaandar endirecciónal río.Todoestaba todavía en calma, suspisadas aplastaban lashojascaídasy lasramassecas,produciendoun levecrepitar,únicosonidoenaquelvastoespaciodormido.Sintióquelasalamedasimprecisas,lostrigalesdoradosyloslejanos cerros morados perdiéndose en el cielo translúcido de la mañana, eran unrecuerdoantiguoensumemoria,algoquehabíavistoantesexactamenteasíyqueeseinstanteyalohabíavivido.Lafinísimalloviznadelanochehabíaempapadolatierray los árboles, sintió la ropa ligeramente húmeda y los zapatos fríos. Respiró elperfume de la tierramojada, de las hojas podridas, del humus, que despertaba unplacerdesconocidoensussentidos.

Blancallegóhastaelríoyvioasuamigodelainfanciasentadoenelsitiodondetantasvecessehabíandadocita.Eneseaño,PedroTerceronohabíacrecidocomoella,sinoqueseguíasiendoelmismoniñodelgado,panzudoymoreno,conunasabiaexpresióndeancianoensusojosnegros.Alverla,sepusodepieyellacalculóquemedíamedia cabezamásque él.Semirarondesconcertados, sintiendoporprimera

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vez que eran casi dos extraños. Por un tiempo que pareció infinito, se quedaroninmóviles, acostumbrándosea loscambiosya lasnuevasdistancias,peroentoncestrinóungorriónytodovolvióasercomoelveranoanterior.Volvieronaserdosniñosque corren, se abrazan y ríen, caen al suelo, se revuelcan, se estrellan contra losguijarros murmurando sus nombres incansablemente, dichosos de estar juntos unavezmás.Porfinsecalmaron.Ellateníaelpelollenodehojassecas,queélquitóunaporuna.

—Ven,quieromostrartealgo—dijoPedroTercero.La llevó de la mano. Caminaron, saboreando aquel amanecer del mundo,

arrastrando los pies en el barro, recogiendo tallos tiernos para chuparles la saviamirándose y sonriendo, sin hablar, hasta que llegaron a un potrero lejano. El solaparecíaporencimadelvolcán,peroeldíaaúnnoterminabadeinstalarseylatierrabostezaba. Pedro le indicó que se tirara al suelo y guardara silencio. Reptaronacercándoseaunosmatorrales,dieronuncortorodeoyentoncesBlancalavio.Erauna hermosa yegua baya, dando a luz, sola en la colina. Los niños inmóviles,procurandoquenoseoyeranisurespiración,lavieronjadearyesforzarsehastaqueapareció la cabeza del potrillo y luego, después de un largo tiempo, el resto delcuerpo.Elanimalitocayóatierraylamadrecomenzóalamerlo,dejándololimpioybrillantecomomaderaencerada,animándoloconelhocicoparaqueintentarapararse.Elpotrillo tratódeponerse enpie, pero se ledoblaban sus frágilespatasde reciénnacido y se quedó echado, mirando a su madre con aire desvalido, mientras ellarelinchabasaludandoalsoldelamañana.Blancasintiólafelicidadestallandoensupechoybrotandoenlágrimasdesusojos.

—Cuandoseagrande,mevoyacasarcontigoyvamosaviviraquí,enLasTresMarías—dijoenunsusurro.

Pedroselaquedómirandoconexpresióndeviejotristeynegóconlacabeza.Eratodavíamuchomásniñoque ella, peroya conocía su lugar en elmundo.Tambiénsabía que amaría a aquella niña durante toda su existencia, que ese amanecerperduraríaensurecuerdoyqueseríaloúltimoqueveríaenelmomentodemorir.

Ese verano lo pasaron oscilando entre la infancia, que aún los retenía, y eldespertar del hombre y de la mujer. Por momentos corrían como criaturas,soliviantandogallinasyalborotandovacas,sehartabandelechetibiareciénordeñadaylesquedabanbigotesdeespuma,serobabanelpansalidodelhorno,trepabanalosárbolesparaconstruircasitasarbóreas.Otrasvecesseescondíanenlos lugaresmássecretosytupidosdelbosque,hacíanlechosdehojayjugabanaqueestabancasados,acariciándosehasta la extenuación.Nohabíanperdido la inocenciaparaquitarse laropa sin curiosidad y bañarse desnudos en el río, como lo habían hecho siempre,zambulléndose en el agua fría y dejando que la corriente los arrastrara sobre laspiedras lustrosas del fondo. Pero había cosas que ya no compartían como antes.

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Aprendieronatenersevergüenza.YanocompetíanparaverquiéneracapazdehacerelcharcomásgrandedeorinayBlancanolehablódeaquellamateriaoscuraquelemanchabaloscalzonesunavezalmes.Sinquenadieselodijera,sedieroncuentadequenopodíantenerfamiliaridadesdelantedelosdemás.CuandoBlancaseponíasuropa de señorita y se sentaba en las tardes en la terraza a beber limonada con sufamilia,PedroTercero laobservabade lejos,sinacercarse.Comenzaronaocultarseparasusjuegos.Dejarondeandartomadosdelamanoalavistadelosadultosyseignoraban para no atraer su atención. La Nana respiró más tranquila, pero Claraempezóaobservarlosmáscuidadosamente.

Terminaron las vacaciones y los Trueba regresaron a la capital cargados defrascos de dulces, compotas, cajones de fruta, quesos, gallinas y conejos enescabeche, cestos con huevos. Mientras acomodaban todo en los coches que losllevarían al tren, Blanca y Pedro Tercero se escondieron en el granero paradespedirse.Enesostresmeseshabíanllegadoaamarseconaquellapasiónarrebatadaquelostrastornóduranteelrestodesusvidas.Coneltiempoeseamorsehizomásinvulnerableypersistente,peroyaentoncesteníalamismaprofundidadycertezaquelocaracterizódespués.Sobreunapiladegrano,aspirandoelaromáticopolvillodelgranero en la luz dorada y difusa de lamañana que se colaba entre las tablas, sebesaron por todos lados, se lamieron, se mordieron, se chuparon, sollozaron ybebieronlaslágrimasdelosdos,sejuraroneternidadysepusierondeacuerdoenuncódigosecretoquelesserviríaparacomunicarsedurantelosmesesdeseparación.

Todos los quevivieron aquelmomento, coinciden enque eran alrededor de lasochodelanochecuandoaparecióFérula,sinquenadapresagiarasullegada.Todospudieronverlaconsublusaalmidonada,sumanojodellavesenlacinturaysumoñode solterona, tal como la habían visto siempre en la casa. Entró por la puerta delcomedor en el momento en que Esteban comenzaba a trinchar el asado y lareconocieroninmediatamente,apesardequehacíaseisañosquenolaveíanyestabamuy pálida ymuchomás anciana.Era un sábado y losmellizos, Jaime yNicolás,habían salido del internado a pasar el fin de semana con su familia, demodo quetambién estaban allí. Su testimonio es muy importante, porque eran los únicosmiembrosde la familiaquevivían alejadospor completode lamesade trespatas,preservados de la magia y el espiritismo por su rígido colegio inglés. Primerosintieron un frío súbito en el comedor y Clara ordenó que cerraran las ventanas,porquepensóqueeraunacorrientedeaire.Luegooyeroneltintineodelasllavesycasi enseguida se abrió lapuertay aparecióFérula, silenciosay conuna expresiónlejana,enelmismoinstanteenqueentrabalaNanaporlapuertadelacocina,conlafuente de la ensalada. Esteban Trueba se quedó con el cuchillo y el tenedor detrincharenelaire,paralizadoporlasorpresa,ylostresniñosgritaron¡tíaFérula!casialunísono.Blancaalcanzóapararseparairasuencuentro,peroClara,quesesentaba

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asulado,estirólamanoylasujetódeunbrazo.EnrealidadClarafuelaúnicaquesedio cuenta a la primera mirada de lo que estaba ocurriendo, debido a su largafamiliaridadconlosasuntossobrenaturales,apesardequenadaenelaspectodesucuñada delataba su verdadero estado. Férula se detuvo a unmetro de lamesa, losmiróatodosconojosvacíoseindiferentesyluegoavanzóhaciaClara,quesepusodepie,peronohizoningúnademándeacercarse,sinoquecerrólosojosycomenzóarespirar agitadamente, como si estuviera incubando uno de sus ataques de asma.Férulaseacercóaella,lepusounamanoencadahombroylabesóenlafrenteconunbesobreve.LoúnicoqueseescuchabaenelcomedoreralarespiraciónjadeantedeClarayelcampanilleometálicodelasllavesenlacinturadeFérula.Despuésdebesarasucuñada,Férulapasóporsu ladoysaliópordondemismohabíaentrado,cerrando la puerta a sus espaldas con suavidad. En el comedor quedó la familiainmóvil,comoenunapesadilla.DeprontolaNanacomenzóatemblartanfuerte,queselecayeronloscucharonesdelaensaladayelruidodelaplataalchocarcontraelparquetlossobresaltóatodos.Claraabriólosojos.Seguíarespirandocondificultadylecaíanlágrimassilenciosasporlasmejillasyelcuello,manchándolelablusa.

—Férulahamuerto—anunció.EstebanTrueba soltó los cubiertos de trinchar el asado sobre elmantel y salió

corriendodelcomedor.Llegóhastalacallellamandoasuhermana,peronoencontrónirastrodeella.EntretantoClaraordenóaunsirvientequefueraabuscarlosabrigosy cuando su esposo regresó, estaba colocándose el suyo y tenía las llaves delautomóvilenlamano.

—VamosdondeelpadreAntonio—ledijo.Hicieron el camino en silencio. Esteban conducía con el corazón oprimido,

buscando la antigua parroquia del padreAntonio en esos barrios de pobres dondehacíamuchosañosquenoponíalospies.ElsacerdoteestabapegandounbotónasuraídasotanacuandollegaronconlanoticiadequeFérulahabíamuerto.

—¡No puede ser!—exclamó—. Yo estuve con ella hace dos días y estaba enbuenasaludyconbuenánimo.

—Llévenos a su casa, padre, por favor—suplicóClara—.Yo sé por qué se lodigo.Estámuerta.

AntelainsistenciadeClara,elpadreAntoniolosacompañó.GuióaEstebanporunascallesestrechashastaeldomiciliodeFérula.Duranteesosañosdesoledad,ellahabía vivido enunode aquellos conventillos donde iba a rezar el rosario contra lavoluntad de los beneficiados en los tiempos de su juventud. Tuvieron que dejar elcocheavariascuadrasdedistancia,porque lascallesfueronhaciéndosemásymásestrechas, hasta que comprendieron que estaban hechas para andar sólo a pie o enbicicleta. Se internaron caminando, evitando los charcos de agua sucia quedesbordabadelasacequias,sorteandolabasuraapiladaenmontonesdondelosgatos

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escarbaban como sombras sigilosas. El conventillo era un largo pasaje de casasruinosas, todas iguales, pequeñas y humildes viviendas de cemento, con una solapuertaydosventanas,pintadasdeparduzcoscolores,desvencijadas,comidasporlahumedad, con alambres tendidos a través del pasaje, donde en el día se colgaba laropaalsol,peroaesahoradelanoche,vacíos,semecíanimperceptiblemente.Enelcentrodelacallejuelahabíaunúnicopilóndeaguaparaabasteceratodaslasfamiliasque vivían allí y sólo dos faroles alumbraban el corredor entre las casas. El padreAntonio saludóaunaviejaque sehallaba juntoalpilóndeaguaesperandoque sellenaraunbaldeconelchorromiserablequesalíadelgrifo.

—¿HavistoalaseñoritaFérula?—preguntó.—Debeestarensucasa,padre.Nolahevistoenlosúltimosdías—dijolavieja.El padre Antonio señaló una de las viviendas, igual a las demás, triste,

descascaraday sucia, pero la únicaque tenía dos tarros colgando junto a la puertadonde crecían unas pequeñas matas de cardenales, la flor del pobre. El sacerdotegolpeólapuerta.

—¡Entren,nomás!—gritólaviejadesdeelpilón—.Laseñoritanuncaponellaveenlapuerta.¡Ahínohaynadaquerobar!

EstebanTruebaabrió llamandoasuhermana,peronoseatrevióaentrar.Clarafuelaprimeraencruzarelumbral.Adentroestabaoscuroylessalióalencuentroelinconfundiblearomadelavandaydelimón.ElpadreAntonioencendióunfósforo.La débil llama abrió un círculo de luz en la penumbra, pero antes que pudieranavanzarodarsecuentadequélosrodeaba,seapagó.

—Esperenaquí—dijoelcura—.Yoconozcolacasa.Avanzóatientasyalratoencendióunavela.Sufigurasedestacógrotescamentey

vieronsurostrodeformadoporlaluzqueledabadesdeabajoflotandoamediaaltura,mientras su gigantesca sombra bailoteaba contra las paredes. Clara describió estaescena conminuciosidad en su diario, detallando con cuidado las dos habitacionesoscuras,cuyosmurosestabanmanchadospor lahumedad,elpequeñobañosucioysinaguacorriente,lacocinadondesóloquedabansobrasdepanviejoyuntarroconunpocode té.El restode laviviendadeFérulapareció aClara congruente con lapesadillaquehabíacomenzadocuandosucuñadaaparecióenelcomedordelagrancasa de la esquina para despedirse. Le dio la impresión de ser la trastienda de unvendedorderopausadaolasbambalinasdeunamíseracompañíadeteatroengira.Deunosclavosenlosmuroscolgabantrajesanticuados,boasdeplumas,escuálidospedazos de piel, collares de piedras falsas, sombreros que habían dejado de usarsehacíamedio siglo, enaguas desteñidas con sus encajes raídos, vestidos que fueronostentosos y cuyo brillo ya no existía, inexplicables chaquetas de almirantes ycasullas de obispos, todo revuelto en una hermandad grotesca, donde anidaba elpolvo de años. Por el suelo había un trastorno de zapatos de raso, bolsos de

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debutante,cinturonesdebisutería,suspensoresyhastaunaflamanteespadadecadetemilitar.Viopelucastristes,potichesconafeites,frascosvacíosyundescomedimientodeartículosimposiblessembradosportodoslados.

Unapuertaestrechaseparabalasúnicasdoshabitaciones.Enelotrocuarto,yacíaFérula en su cama. Engalanada como reina austríaca, vestía un traje de terciopeloapolillado,enaguasdetafetánamarilloysobresucabeza,firmementeencasquetada,brillabaunaincreíblepelucarizadadecantantedeópera.Nadieestabaconella,nadiesupodesuagoníaycalcularonquehacíamuchashorasquehabíamuerto,porquelosratones comenzaban ya a mordisquearle los pies y a devorarle los dedos. Estabamagníficaensudesolacióndereinayteníaenelrostrolaexpresióndulceyserenaquenuncatuvoensuexistenciadepesadumbre.

—Legustabavestirseconropausadaqueconseguíadesegundamanoorecogíaenlosbasurales,sepintabayseponíaesaspelucas,peronuncalehizomalanadie,porelcontrario,hastael finaldesusdías rezabael rosariopara lasalvaciónde lospecadores—explicóelpadreAntonio.

—Déjemesolaconella—dijoClaraconfirmeza.Losdoshombressalieronalpasaje,dondeyacomenzabanajuntarselosvecinos.

Clarasesacóelabrigodelanablancaysesubiólasmangas,seacercóasucuñada,lequitóconsuavidadlapelucayvioqueestabacasicalva,ancianaydesvalida.Labesóenlafrentetalcomoellalahabíabesadopocashorasantesenelcomedordesucasay enseguida procedió, con toda calma, a improvisar los ritos de la muerte. Ladesnudó,lalavó,lajabonómeticulosamentesinolvidarningúnresquicio,lafriccionóconaguadecolonia,laempolvó,cepillósuscuatropelosamorosamente,lavistióconlosmásestrafalariosyelegantesandrajosqueencontró,lepusosupelucadesoprano,devolviéndoleenlamuerteesosinfinitosserviciosquelehabíaprestadoFérulaenlavida.Mientrastrabajaba,luchandocontraelasma,leibacontandodeBlanca,queyaeraunaseñorita,delosmellizos,delagrancasadelaesquina,delcampo«ysivierascómoteechamosdemenos,cuñada,lafaltaquemehacesparacuidaraesafamilia,yasabesqueyonosirvoparalastareasdelacasa,losmuchachosestáninsoportables,encambioBlancaesunaniñaadorable,ylashortensiasquetúplantastecontupropiamano en Las TresMarías se han puesto maravillosas, hay algunas azules, porquepusemonedasdecobreen la tierradeabono,paraquebrotarandeesecolor,esunsecretodelanaturaleza,ycadavezquelascolocoenlosflorerosmeacuerdodeti,perotambiénmeacuerdodeticuandonohayhortensias,meacuerdosiempre,Férula,porquelaverdadesquedesdequetefuistedemiladonuncamásnadiemehadadotantoamor».

Terminódeacomodarla, sequedóun ratohablándoleyacariciándolaydespuésllamóasumaridoyalpadreAntonio,paraqueseocuparandelentierro.Enunacajadegalletasencontraronintactos lossobresconeldineroqueEstebanhabíaenviado

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mensualmenteasuhermanaduranteesosaños.Claraselosdioalsacerdoteparasusobraspiadosas,seguradequeéseeraeldestinoqueFérulapensabadarlesdetodosmodos.

Elcurasequedóconlamuertaparaquelosratonesnolefaltaranelrespeto.Eracerca de la medianoche cuando salieron. En la puerta se habían aglomerado losvecinosdelconventilloparacomentarlanoticia.Tuvieronqueabrirsepasoapartandoa loscuriososyespantandoa losperrosqueolisqueabanentre lagente.Estebansealejó a grandes zancadas llevando aClaradel brazo casi a rastras, sin fijarse en elagua suciaque salpicaba sus impecablespantalonesgrisesdel sastre inglés.Estabafurioso porque su hermana, aún después de muerta, conseguía hacerlo sentirseculpable,igualcomocuandoeraunniño.Recordósuinfancia,cuandolorodeabadesus oscuras solicitudes, envolviéndolo en deudas de gratitud tan grandes, que entodos losdíasdesuvidanoalcanzaríaapagarlas.Volvióasufrirelsentimientodeindignidadqueamenudoloatormentabaensupresenciayadetestarsuespíritudesacrificio, suseveridad, suvocacióndepobrezaysu inconmoviblecastidad,queélsentíacomounreprochedesunaturalezaegoísta,sensualyansiosadepoder.¡Quetelleve el diablo,maldita!,masculló, negándose a admitir, ni en lomás íntimode sucorazón,quesumujertampocollegóapertenecerledespuésqueélechóaFéruladelacasa.

—¿Porquévivíaasí,silesobrabaeldinero?—gritóEsteban.—Porquelefaltabatodolodemás—replicóClaradulcemente.Durante los meses que estuvieron separados, Blanca y Pedro Tercero

intercambiaronporcorreomisivasinflamadasqueélfirmabaconnombredemujeryellaocultabaapenasllegaban.LaNanalogróinterceptarunaodos,peronosabíaleery aunque hubiera sabido, el código secreto le impedía enterarse del contenido,afortunadamenteparaella,porquesucorazónnolohubieraresistido.BlancapasóelinviernotejiendounchalecodepuntoconlanadeEscociaenlaclasedelaboresdelcolegio, pensando en las medidas del muchacho. En la noche dormía abrazada alchaleco,aspirandoelolordelalanaysoñandoqueeraélquiendormíaensucama.PedroTercero,asuvez,pasóelinviernocomponiendocancionesenlaguitarraparacantaraBlancaytallandosuimagenencuantotrocitodemaderacaíaensusmanos,sinpodersepararelrecuerdoangélicodelamuchachaconaquellastormentasquelehervíanenlasangre,leablandabanloshuesos,leestabanhaciendocambiarlavozysalirpelosen lacara.Sedebatía inquietoentre lasexigenciasde sucuerpo,queseestabatransformandoeneldeunhombre,yladulzuradeunsentimientoquetodavíaestabateñidoporlosjuegosinocentesdelainfancia.Ambosesperaronlallegadadelveranoconuna impacienciadolorosay finalmente,cuandoéste llegóyvolvieronaencontrarse,elchalecoquehabíatejidoBlancanoleentrabaaPedroTerceroporlacabeza, porque en esos meses había dejado atrás la niñez y alcanzado sus

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proporcionesdehombreadulto,ylastiernascancionesdefloresyamaneceresqueélhabíacompuestoparaella,lesonaronridículas,porqueteníaelportedeunamujerysusurgencias.

PedroTerceroseguíasiendodelgado,concabellotiesoylosojostristes,peroalcambiarlavozadquirióunatonalidadroncayapasionadaconlaqueseríaconocidomás tarde, cuandocantara a la revolución.Hablabapocoyerahoscoy torpeeneltrato,perotiernoydelicadoconlasmanos,teníalargosdedosdeartistaconlosquetallaba, arrancaba lamentos a las cuerdas de la guitarra y dibujaba con la mismafacilidadconquesujetaba lasriendasdeuncaballo,blandíaelhachaparacortar laleñaoguiabaelarado.EraelúnicoenLasTresMaríasquehacíafrentealpatrón.Supadre,PedroSegundo,ledijomilvecesquenomiraraalpatrónalosojos,quenolecontestara,quenosemetieraconélyensudeseodeprotegerlollegóadarlerotundaspalizas para agacharle elmoño. Pero el hijo era rebelde.A los diez años ya sabíatantocomolamaestradelaescueladeLasTresMaríasyalosdoceinsistíaenhacerelviajealliceodelpueblo,acaballooapie,saliendodesucasitadeladrillosalascincodelamañana,llovieraotronara.Leyóyreleyómilvecesloslibrosmágicosdelos baúles encantados del tío Marcos, y siguió alimentándose con otros que leprestaban los sindicalistas del bar y el padre José Dulce María, quien también leenseñó a cultivar su habilidad natural para versificar y a traducir en canciones susideas.

—Hijo mío, la SantaMadre Iglesia está a la derecha, pero Jesucristo siempreestuvoalaizquierda—ledecíaenigmáticamente,entresorboysorbodevinodemisaconquecelebrabalasvisitasdePedroTercero.

Así fue como un día Esteban Trucha, que estaba descansando en la terrazadespués del almuerzo, lo escuchó cantar algo de unas gallinas organizadas que seuníanparaenfrentaralzorroylovencían.Lollamó.

—Quierooírte.¡Canta,aver!—leordenó.PedroTercerocogiólaguitarracongestoamoroso,acomodólapiernaenunasilla

y rasgueó las cuerdas. Se quedó mirando fijamente al patrón mientras su voz deterciopeloseelevabaapasionadaenelsopordelasiesta.EstebanTruebanoeratontoycomprendióeldesafío.

—¡Ajá! Veo que la cosa más estúpida se puede decir cantando —gruñó—.¡Aprendemejoracantarcancionesdeamor!

Amímegusta,patrón.Launiónhace lafuerza,comodiceelpadreJoséDulceMaría.Silasgallinaspuedenhacerlefrentealzorro,¿quéquedaparaloshumanos?

Y tomó su guitarra y salió arrastrando los pies sin que el otro discurriera quédecirle, a pesar de que ya tenía la rabia a flor de labios y empezaba a subirle latensión.Desdeesedía,EstebanTruebalotuvoenlamira,loobservaba,desconfiaba.Trató de impedir que fuera al liceo inventándole tareas de hombre grande, pero el

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muchachoselevantabamástempranoyseacostabamástarde,paracumplirlas.Fueese año que Esteban lo azotó con la fusta delante de su padre porque llevó a losinquilinos las novedades que andaban circulando entre los sindicalistas del pueblo,ideasdedomingodeasueto,desueldomínimo,dejubilaciónyserviciomédico,depermisomaternalparalasmujerespreñadas,devotarsinpresiones,y,lomásgrave,laideadeunaorganizacióncampesinaquepudieraenfrentarsealospatrones.

Eseverano,cuandoBlancafueapasarlasvacacionesaLasTresMarías,estuvoapuntodenoreconocerlo,porquemedíaquincecentímetrosmásyhabíadejadomuyatrásalniñovientrudoquecompartióconellatodoslosveranosdelainfancia.Ellasebajódelcoche,seestirólafaldayporprimeraveznocorrióaabrazarlo,sinoquelehizounainclinacióndecabezaamododesaludo,aunqueconlosojosledijoloquelosdemásnodebíanescucharyque,porotraparte,yalehabíadichoensuimpúdicacorrespondenciaenclave.LaNanaobservólaescenaconelrabillodelojoysonrióburlona.AlpasarfrenteaPedroTercerolehizounamueca.

—Aprende,mocoso,ameterteconlosdetuclaseynoconseñoritas—seburlóentredientes.

EsanocheBlancacenócon toda la familia enel comedor la cazueladegallinacon que siempre los recibían en Las Tres Marías, sin que se vislumbrara en ellaninguna ansiedad durante la prolongada sobremesa en que su padre bebía coñac yhablabasobrevacasimportadasyminasdeoro.Esperóquesumadredieralaseñalderetirarse,luegoseparócalmadamente,deseólasbuenasnochesacadaunoysefueasuhabitación.Porprimeravezensuvida,lepusollavealapuerta.Sesentóenlacamasinquitarselaropayesperóenlaoscuridadhastaqueseacallaronlasvocesdelosmellizosalborotandoenelcuartodellado,lospasosdelossirvientes,laspuertas,los cerrojos, y la casa se acomodó, en el sueño.Entonces abrió la ventanay saltó,cayendosobrelasmatasdehortensiasquemuchotiempoatráshabíaplantadosutíaFérula.Lanocheestabaclara,seoíanlosgrillosylossapos.Respiróprofundamenteyelaire le llevóelolordulzónde losduraznosquesesecabanenelpatiopara lasconservas.Esperóqueseacostumbraransusojosa laoscuridady luegocomenzóaavanzar, pero no pudo seguirmás lejos, porque oyó los ladridos furibundos de losperros guardianes que soltaban en la noche. Eran cuatro mastines que se habíancriadoamarradosconcadenasyquepasabaneldíaencerrados,aquienesellanuncahabíavistodecercaysabíaquenopodríanreconocerla.Poruninstantesintióqueelpánicolahacíaperderlacabezayestuvoapuntodeecharseagritar,peroentoncesseacordóquePedroGarcía,elviejo, lehabíadichoque los ladronesandandesnudos,para que no los ataquen los perros. Sin vacilar se despojó de su ropa con toda larapidezquelepermitieronsusnervios,selapusobajoelbrazoysiguiócaminandocon paso tranquilo, rezando para que las bestias no le olieran el miedo. Los vioabalanzarseladrandoysiguióadelantesinperderelritmodelamarcha.Losperrosse

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aproximaron,gruñendodesconcertados,peroellanosedetuvo.Uno,másaudazquelos otros, se acercó a olerla. Recibió el vaho tibio de su aliento en lamitad de laespalda, pero no le hizo caso. Siguieron gruñendo y ladrando por un tiempo, laacompañaron un trecho y, por último, fastidiados, dieron media vuelta. Blancasuspiróaliviadaysediocuentaqueestabatemblandoycubiertadesudor,tuvoqueapoyarseenunárbolyesperarhastaquepasaralafatigaquehabíapuestosusrodillasdelana.Despuéssevistióatodaprisayechóacorrerendirecciónalrío.

PedroTercero la esperaba en elmismo sitiodonde sehabían juntadoel veranoanteriorydondemuchosañosantesEstebanTruebasehabíaapoderadodelahumildevirginidad dePanchaGarcía.Al ver almuchacho,Blanca enrojeció violentamente.Durante los meses que habían estado separados, él se curtió en el duro oficio dehacersehombreyella,encambio,estuvorecluidaentrelasparedesdesuhogarydelcolegio demonjas, preservada del roce de la vida, alimentando sueños románticosconpalillosdetejerylanadeEscocia,perolaimagendesussueñosnocoincidíaconesejovenaltoqueseacercabamurmurandosunombre.PedroTerceroestirólamanoyletocóelcuelloalaalturadelaoreja.Blancasintióalgocalientequelerecorríaloshuesos y le ablandaba las piernas, cerró los ojos y se abandonó. La atrajo consuavidady larodeóconsusbrazos,ellahundió lanarizenelpechodeesehombreque no conocía, tan diferente al niño flaco con quien se acariciaba hasta laextenuaciónpocosmesesantes.Aspirósunuevoolor,sefrotócontrasupieláspera,palpóesecuerpoenjutoyfuerteysintióunagrandiosaycompletapazqueennadaseparecía a la agitación que se había apoderado de él. Se buscaron con las lenguas,comolohacíanantes,aunqueparecíaunacariciareciéninventada,cayeronhincadosbesándosecondesesperaciónyluegorodaronsobreelblandolechodetierrahúmeda.

Sedescubríanporvezprimeraynoteníannadaquedecirse.Lalunarecorriótodoel horizonte, pero ellos no la vieron, porque estaban ocupados en explorar sumásprofundaintimidad,metiéndosecadaunoenelpellejodelotro,insaciablemente.

A partir de esa noche, Blanca y Pedro Tercero se encontraban siempre en elmismo lugar a la misma hora. En el día ella bordaba, leía y pintaba insípidasacuarelasenlosalrededoresdelacasa,ante lamiradafelizdelaNana,queporfinpodía dormir tranquila. Clara, en cambio, presentía que algo extraño estabaocurriendo,porquepodíaverunnuevocolorenelauradesuhijaycreíaadivinarlacausa.PedroTercerohacíasusfaenashabitualesenelcampoynodejódeiralpuebloaverasusamigos.Alcaerlanocheestabamuertodefatiga,perolaperspectivadeencontrarse con Blanca le devolvía la fuerza. No en vano tenía quince años. Asípasaron todo el verano y muchos años más tarde los dos recordarían esas nochesvehementescomolamejorépocadesusvidas.

Entretanto,JaimeyNicolásaprovechabanlasvacacioneshaciendotodasaquellascosas que estabanprohibidas en el internadobritánico, gritandohasta desgañitarse,

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peleando con cualquier pretexto, convertidos en dos mocosos mugrientos,zarrapastrosos,conlasrodillasllenasdecostrasylacabezadepiojos,hartosdefrutatibiareciéncosechada,desolydelibertad.Salíanalalbaynovolvíanalacasahastaelanochecer,ocupadosencazarconejosapedradas,correracaballohastaperderelalientoyespiaralasmujeresquejabonabanlaropaenelrío.

Asítranscurrieron=resaños,hastaqueelterremotocambiólascosas.Alfinaldeesasvacaciones,losmellizosregresaronalacapitalantesqueelrestodelafamilia,acompañadosporlaNana,lossirvientesdelaciudadygranpartedelequipaje.Losmuchachos iban directamente al colegio mientras la Nana y los otros empleadosarreglabanlagrancasadelaesquinaparalallegadadelospatrones.

Blancasequedóconsuspadresenelcampounosdíasmás.FueentoncescuandoClaracomenzóatenerpesadillas,acaminarsonámbulaporloscorredoresydespertargritando. En el día andaba como idiotizada, viendo signos premonitorios en elcomportamiento de las bestias: que las gallinas no ponen su huevo diario, que lasvacasandanespantadas,quelosperrosaúllanalamuerteysalenlasratas,lasarañasylosgusanosdesusescondrijos,quelospájaroshanabandonadolosnidosyestánalejándose en bandadas, mientras sus pichones gritan de hambre en los árboles.Mirabaobsesivamentela tenuecolumnadehumoblancodelvolcán,escrutandoloscambiosenelcolordelcielo.BlancalepreparóinfusionescalientesybañostibiosyEstebanrecurrióalaantiguacajitadepíldorashomeopáticasparatranquilizarla,perolossueñoscontinuaron.

—¡Latierravaatemblar!—decíaClara,cadavezmáspálidayagitada.—¡Siempretiembla,Clara,porDios!—respondíaEsteban.—Estavezserádiferente.Habrádiezmilmuertos.—Nohaytantagenteentodoelpaís—seburlabaél.Comenzóelcataclismoalascuatrodelamadrugada.Claradespertópocoantes

conunapesadillaapocalípticadecaballosreventados,vacasarrebatadasporelmar,gentereptandodebajodelaspiedrasycavernasabiertasenelsuelodondesehundíancasas enteras. Se levantó lívida de terror y corrió a la habitación de Blanca. PeroBlanca,comotodaslasnoches,habíacerradoconllavesupuertaysehabíadeslizadopor la ventana en dirección al río.Los últimas días antes de volver a la ciudad, lapasióndel verano adquiría características dramáticas, porque ante la inminencia deunanueva separación, los jóvenes aprovechaban todos losmomentosposibles paraamarsecondesenfreno.Pasaban lanocheenel río, inmunesal fríooel cansancio,retozandoconlafuerzadeladesesperación,ysóloalvislumbrarlosprimerosrayosdelamanecer,Blancaregresabaalacasayentrabaporlaventanaasucuarto,dondellegaba justoa tiempoparaoírcantara losgallos.Clara llegóhasta lapuertadesuhijay tratódeabrirla,peroestabaatrancada.Golpeóycomonadierespondió,saliócorriendo,diomediavueltaalacasayentoncesviolaventanaabiertadeparenpary

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lashortensiasplantadasporFérulapisoteadas.EnuninstantecomprendiólacausadelcolordelauradeBlanca,susojeras,sudesganoysusilencio,susomnolenciamatinalysusacuarelasvespertinas.Enesemismomomentocomenzóelterremoto.

Clarasintióqueelsuelosesacudíaynopudosostenerseenpie.Cayóderodillas.Las tejas del techo se desprendieron y llovieron a su alrededor con un estrépitoensordecedor. Vio la pared de adobe de la casa quebrarse como si un hachazo lehubieradadodefrente,latierraseabrió,talcomolohabíavistoensussueños,yunaenorme grieta fue apareciendo ante ella, sumergiendo a su paso los gallineros, lasartesasdel lavadoypartedelestablo.Elestanquedeaguase ladeóycayóalsuelodesparramando mil litros de agua sobre las gallinas sobrevivientes que aleteabandesesperadas.Alolejos,elvolcánechabafuegoyhumocomoundragónfurioso.Losperrossesoltarondelascadenasycorrieronenloquecidos,loscaballosqueescaparonal derrumbe del establo, husmeaban el aire y relinchaban de terror antes de salirdesbocados a campoabierto, los álamos se tambalearon comoborrachosy algunoscayeron con las raíces al aire, despachurrando los nidos de los gorriones. Y lotremendo fue aquel rugido del fondo de la tierra, aquel resuello de gigante que sesintiólargamente,llenandoelairedeespanto.Claratratódearrastrarsehacialacasallamando a Blanca, pero los estertores del suelo se lo impidieron. Vio a loscampesinos que salían despavoridos de sus casas, clamando al cielo, abrazándoseunosconotros,atironesconlosniños,apatadasconlosperros,aempujonesconlosviejos,tratandodeponerasalvosuspobrespertenenciaseneseestruendodeladrillosytejasquesalíandelasentrañasmismasdelatierra,comouninterminablerumordefindemundo.

EstebanTruebaaparecióenelumbraldelapuertaenelmismomomentoenquelacasa separtiócomounacáscaradehuevoysederrumbóenunanubedepolvo,aplastándolo bajo unamontaña de escombros. Clara reptó hasta allá llamándolo agritos,peronadierespondió.

Laprimerasacudidadelterremotodurócasiunminutoyfuelamásfuertequesehabíaregistradohastaesafechaenesepaísdecatástrofes.Tiróalsuelocasitodoloque estaba en pie y el resto terminó de desmoronarse con el rosario de tembloresmenoresquesiguióestremeciendoelmundohastaqueamaneció.EnLasTresMaríasesperaronquesalieraelsolparacontara losmuertosydesenterrara lossepultadosqueaúngemíanbajo losderrumbes,entreellosaEstebanTrueba,que todossabíandóndeestaba,peronadieteníaesperanzadeencontrarconvida.SenecesitaroncuatrohombresalmandodePedroSegundo,pararemoverelcerrodepolvo,tejasyadobesquelocubría.Clarahabíaabandonadosudistracciónangélicayayudabaaquitarlaspiedrasconfuerzadehombre.

—¡Hayquesacarlo!¡Estávivoynosescucha!—asegurabaClarayesolesdabaánimoparacontinuar.

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ConlasprimeraslucesaparecieronBlancayPedroTercero,intactos.Clarasefueencimadesuhijaylediounpardebofetadas,peroluegolaabrazóllorando,aliviadaporsaberlaasalvoytenerlaasulado.

—¡Supadreestáallí!—señalóClara.Los muchachos se pusieron a la tarea con los demás y al cabo de una hora,

cuandoyahabíasalidoelsolenaqueluniversodecongoja,sacaronalpatróndesutumba.Erantantossushuesosrotos,quenosepodíancontar,peroestabavivoyteníalosojosabiertos.

—Hayquellevarloalpuebloparaqueloveanlosmédicos—dijoPedroSegundo.Estabandiscutiendocómotrasladarlosinqueloshuesosselesalieranportodos

lados comode un saco roto, cuando llegóPedroGarcía, el viejo, que gracias a sucegueraysuancianidad,habíasoportadoelterremotosinconmoverse.Seagachóalladodelheridoycongrancautelalerecorrióelcuerpo,tanteándoloconsusmanos,mirandoconsusdedosantiguos,hastaquenodejóresquiciosincontabilizarniroturasintenerencuenta.

—Silomueven,semuere—dictaminó.EstebanTruebanoestabainconscienteylooyócontodaclaridad,seacordódela

plagadehormigasydecidióqueelviejoerasuúnicaesperanza.—Déjenlo,élsabeloquehace—balbuceó.PedroGarcíahizotraerunamantayentresuhijoysunietocolocaronalpatrón

sobreella,loalzaronconcuidadoyloacomodaronsobreunaimprovisadamesaquehabían armado al centro de lo que antes era el patio, pero ya no era más que unpequeñoclaroenesapesadilladecascotes,decadáveresdeanimales,de llantosdeniños,degemidosdeperrosyoracionesdemujeres.Entre las ruinas rescataronunodredevino,quePedroGarcíadistribuyóentrespartes,unaparalavarelcuerpodelherido,otraparadárselaatomaryotraquesebebióélparsimoniosamenteantesdecomenzaracomponerleloshuesos,unoporuno,conpacienciaycalma,estirandoporaquí, ajustando por allá, colocando cada uno en su sitio, entablillándolos,envolviéndolos en tiras de sábanas para inmovilizarlos, mascullando letanías desantoscuranderos,invocandoalabuenasuerteyalaVirgenMaría,ysoportandolosgritosyblasfemiasdeEstebanTrueba,sincambiarparanadasubeatíficaexpresiónde ciego. A tientas le reconstituyó el cuerpo tan bien, que los médicos que lorevisarondespuésnopodíancreerqueesofueraposible.

—Yonisiquieralohabríaintentado—reconocióeldoctorCuevasalenterarse.Losdestrozosdelterremotosumieronalpaísenunlargoluto.Nobastóalatierra

consacudirsehastaecharlotodoporelsuelo,sinoqueelmarseretiróvariasmillasyregresóenunasolagigantescaolaquepusobarcossobrelascolinas,muylejosdelacosta,sellevócaseríos,caminosybestiasyhundiómásdeunmetrobajoelniveldelagua a varias islas del Sur.Hubo edificios que cayeron como dinosaurios heridos,

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otrossedeshicieroncomocastillosdenaipes,losmuertossecontabanpormillaresynoquedófamiliaquenotuvieraalguienaquienllorar.Elaguasaladadelmararruinólas cosechas, los incendios abatieron zonas enteras de ciudades y pueblos y porúltimocorriólalavaycayólacenizacomocoronacióndelcastigo,sobrelasaldeascercanas a los volcanes. La gente dejó de dormir en sus casas, aterrorizada con laposibilidad de que el cataclismo se repitiera, improvisaban carpas en lugaresdesiertos, dormían en las plazasy en las calles.Los soldados tuvieronquehacersecargodeldesordenyfusilabansinmástrámitesaquiensorprendíanrobando,porquemientraslosmáscristianosatestabanlasiglesiasclamandoperdónporsuspecadosyrogandoaDiosparaqueaplacarasuira,losladronesrecorríanlosescombrosydondeaparecía una oreja con un zarcillo o un dedo con un anillo, los volaban de unacuchillada,sinconsiderarquelavíctimaestuvieramuertaosolamenteaprisionadaenelderrumbe.Sedesatóunzafarranchodegérmenesqueprovocódiversaspestesentodoelpaís.Elrestodelmundo,demasiadoocupadoenotraguerra,apenasseenteródeque lanaturalezasehabíavuelto locaenese lejano lugardelplaneta,peroasíytodo llegaron cargamentos de medicinas, frazadas, alimentos y materiales deconstrucción, que se perdieron en los misteriosos vericuetos de la administraciónpública, hasta el punto de que años después, todavía se podían comprar los guisosenlatados de Norteamérica y la leche en polvo de Europa al precio de refinadosmanjaresenlosalmacenesexclusivos.

EstebanTruebapasócuatromesesenvueltoenvendas,tiesodetablillas,parchesygarfios,enunatrozsupliciodepicoreseinmovilidad,devoradoporlaimpaciencia.Sucarácterempeoróhastaquenadie lopudosoportar.Clarasequedóenelcampopara cuidarlo y cuando se normalizaron las comunicacionesy se restauró el orden,enviaronaBlanca internaasucolegio,porquesumadrenopodíahacersecargodeella.

Enlacapital,elterremotosorprendióalaNanaensucamayapesardequeallísesintiómenosqueenelSur,iguallamatóelsusto.Lagrancasadelaesquinacrujiócomounanuez,seagrietaronsusparedesylagranlámparadelágrimasdecristaldelcomedorcayóconunclamordemilcampanas,haciéndoseañicos.Apartedeeso,loúnicogravefuelamuertedelaNana.Cuandopasóelterrordelprimermomento,lossirvientessedieroncuentaquelaanciananohabíasalidohuyendoalacalleconlosdemás.Entraronabuscarlaylaencontraronensucamastro,conlosojosdesorbitadosyelpocopeloquelequedabaerizadodepavor.Enelcaosdeesosdías,nopudierondarleunsepeliodigno,comoellahubieradeseado,sinoquetuvieronqueenterrarlaatoda prisa, sin discursos ni lágrimas. No asistió a su funeral ninguno de losnumerososhijosajenosqueellacontantoamorcrió.

ElterremotomarcóuncambiotanimportanteenlavidadelafamiliaTrueba,queapartirdeentoncesdividieronlosacontecimientosenantesydespuésdeesafecha.

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En Las Tres Marías, Pedro Segundo García volvió a asumir el cargo deadministrador, ante la imposibilidad del patrón demoverse de su cama.Le tocó latareadeorganizaralostrabajadores,devolverlacalmayreconstruirlaruinaenquese había convertido la propiedad. Comenzaron por enterrar a sus muertos en elcementerioalpiedelvolcán,quemilagrosamentesehabíasalvadodelríodelavaquedescendióporlasladerasdelcerromaldito.Lasmuevastumbasdieronunairefestivoalhumildecamposantoyplantaronhilerasdeabedulesparaquedieransombraalosque visitaban a sus muertos. Reconstruyeron las casitas de ladrillo una por una,exactamente como eran antes, los establos, la lechería y el granero y volvieron apreparar1atierraparalassiembras,agradecidosdequelalavaylacenizahubierancaídoparaelotrolado,salvandolapropiedad.PedroTercerotuvoquerenunciarasuspaseosalpueblo,porquesupadrelorequeríaasulado.Losecundabademalhumor,haciéndole notar que se partían el lomo por volver a poner en pie la riqueza delpatrón,peroqueellosseguíansiendotanpobrescornoantes.

—Siemprehasidoasí,hijo.UstednopuedecambiarlaleydeDios—lereplicabasupadre.

—Sí se puede cambiar, padre. Hay gente que lo está haciendo, pero aquí nisiquierasabemoslasnoticias.Enelmundoestánpasandocosasimportantes—argüíaPedroTerceroylesoltabasinpausaseldiscursodelmaestrocomunistaodelpadreJosé Dulce María. Pedro Segundo no respondía y continuaba trabajando sinvacilaciones.Hacía lavistagordacuandosuhijo,aprovechandoque laenfermedaddelpatrónhabíarelajadolavigilancia,rompíaelcercodecensuraeintroducíaenLasTresMarías los folletos prohibidos de los sindicalistas, los periódicos políticos delmaestroylasextrañasversionesbíblicasdelcuraespañol.

PorordendeEstebanTrucha,eladministradorcomenzó la reconstrucciónde lacasa patronal siguiendo el mismo plano que tenía originalmente. Ni siquieracambiaronlosadobesdepajaybarrococidopormodernosladrillos,omodificaronelancho de las ventanas demasiado estrechas. La única mejora fue incorporar aguacalienteenlosbañosycambiarlaantiguacocinadeleñaporunartefactoaparafinaalcual,sinembargo,ningunacocinerallegóahabituarseyterminósusdíasrelegadoen el patio para uso indiscriminado de las gallinas.Mientras se construía la casa,improvisaronunrefugiodetablascontechodezinc,dondeacomodaronaEstebanensu lecho de inválido y desde allí, a través de una ventana, él podía observar losprogresos de la obra y gritar sus instrucciones, hirviendo de rabia por su forzadainmovilidad.

Claracambiómuchoenesosmeses.DebióponersejuntoaPedroSegundoGarcíaa la tareade salvar loquepudiera ser salvado.Porprimeravezen suvida sehizocargo, sin ninguna ayuda, de los asuntosmateriales, porque ya no contaba con sumarido, conFérula o con laNana.Despertó al fin de una larga infancia en la que

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había estado siempre protegida, rodeada de cuidados, de comodidades y sinobligaciones.EstebanTruchaadquiriólamañadequetodoloquecomíalecaíamal,exceptoloquecocinabaella,demodoquepasabaunabuenapartedeldíametidaenlacocinadesplumandogallinasparahacersopitasdeenfermoyamasandopan.Tuvoquehacerdeenfermera,lavarloconunaesponja,cambiarlelosvendajes,quitarlelabacinilla. Él se puso cada día más furibundo y despótico, le exigía ponme unaalmohadaaquí,no,másarriba,tráemevino,no,tedijequequeríavinoblanco,abrelaventana,ciérrala,medueleaquí,tengohambre,tengocalor,ráscamelaespalda,másabajo.Clarallegóatemerlomuchomásquecuandoeraelhombresanoyfuertequese introducía en la paz de su vida con un olor a macho ansioso, su vozarrón dehuracán,suguerrasincuartel,suprepotenciadegranseñor,imponiendosuvoluntadyestrellandosuscaprichoscontraeldelicadoequilibrioqueellamanteníaentre losespíritus del Más Allá y las almas necesitadas del Más Acá. Llegó a detestarlo.Apenas soldaron loshuesosypudomoverseunpoco, levolvióaEstebaneldeseotormentoso de abrazarla y cada vez que ella pasaba por su lado, le lanzaba unmanotazo, confundiéndola en su perturbación de enfermo con las robustascampesinasqueensusañosmozosloservíanenlacocinayenlacama.Clarasentíaqueyanoestabaparaesostrotes.Lasdesgraciaslahabíanespiritualizadoylaedadyla falta de amor por su marido, la habían llevado a considerar el sexo como unpasatiempoalgobrutal,queledejabaadoloridaslascoyunturasyproducíadesordenen el mobiliario. En pocas horas, el terremoto la hizo aterrizar en la violencia, lamuerteylavulgaridadylapusoencontactoconlasnecesidadesbásicas,queanteshabíaignorado.Denadalesirvieronlamesadetrespatasolacapacidaddeadivinarelporvenirenlashojasdelté,frentealaurgenciadedefenderalosinquilinosdelapesteyeldesconcierto,a la tierrade lasequíayelcaracol,a lasvacasde lafiebreaftosa,alasgallinasdelmoquillo,alaropadelapolilla,asushijosdelabandonoyasuesposodelamuerteydesupropiaincontenibleira.Claraestabamuycansada.Sesentía sola y confundida y en losmomentos de las decisiones, al único que podíarecurrirenbuscadeayuda,eraaPedroSegundoGarcía.Esehombrelealysilencioso,estabasiemprepresente,alalcancedesuvoz,dandoalgodeestabilidadalbamboleoborrascosoquehabíaentradoensuvida.Amenudo,alfinaldeldía,Claralobuscabapara ofrecerle una taza de té. Se sentaban en sillas de mimbres bajo un alero, aesperarquellegaralanocheaaliviarlatensióndeldía.Mirabanlaoscuridadquecaíasuavementeylasprimerasestrellasquecomenzabanabrillarenelcielo,oíancroaralasranasysequedabancallados.Teníanmuchascosasquehablar,muchosproblemasqueresolver,muchosacuerdospendientes,peroamboscomprendíanqueestamediahora en silencio era un premio merecido, sorbían su té sin apurarse, para hacerlodurar,ycadaunopensabaenlavidadelotro.Seconocíandesdehacíamásdequinceaños,estabancercatodoslosveranos,peroentotalhabíanintercambiadomuypocas

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frases.Élhabíavistoa lapatronacomouna luminosaapariciónestival,ajenaa losafanesbrutales de la vida, deuna especie diferente a las demásmujeres quehabíaconocido. Incluso entonces, con las manos hundidas en la masa o el delantalensangrentado por la gallina del almuerzo, le parecía un espejismo en lareverberación del día. Sólo al atardecer, en la calma de esos momentos quecompartíanconsustazasdeté,podíaverlaensudimensiónhumana.Secretamentelehabíajuradolealtady,comounadolescente,avecesfantaseabaconlaideadedarlavidaporella.LaapreciabatantocomoodiabaaEstebanTrueba.

Cuando fueron a colocarles el teléfono, a la casa le faltaba mucho para estarhabitable. Hacía cuatro años que Esteban Trucha luchaba por conseguirlo y se lofueron a poner justamente cuando no tenía ni un techo para protegerlo de laintemperie. El artefacto no duró mucho, pero sirvió para llamar a los mellizos yescucharleslavozcomosiestuvieranenotragalaxia,enmediodeunensordecedorronroneo y las interrupciones de la operadora del pueblo, que participaba en laconversación.Por teléfonoseenterarondequeBlancaestabaenfermay lasmonjasnoqueríanhacersecargodeella.Laniñateníaunatospersistenteyledabafiebreconfrecuencia.El terrordela tuberculosisestabapresenteentodosloshogares,porquenohabíafamiliaquenotuvierauntísicoquelamentar,demodoqueClaradecidióirabuscarla. El mismo día que Clara viajaba, Esteban Trueba destrozó el teléfono abastonazos, porque empezó a repicar y le gritó que ya iba, que se callara, pero elaparato siguió sonando y él, en un arrebato de furia, le cayó encima a golpes,dislocándose,depaso,laclavículaqueaPedroGarcía,elviejo,tantolehabíacostadoremendar.

Era la primera vez queClara viajaba sola.Había hecho elmismo trayecto poraños,perosiempredistraída,porquecontabaconalguienquesehicieracargodelosdetallesprosaicos,mientrasellasoñabaobservandoelpaisajeporlaventanilla.PedroSegundoGarcía la llevó hasta la estación y la acomodó en el asiento del tren. Aldespedirse,ellaseinclinó,lobesóligeramenteenunamejillaysonrió.Élsellevólamanoalacaraparaprotegerdelvientoaquelbesofugazynosonrió,porquelohabíainvadidolatristeza.

Guiadaporlaintuición,másqueporelconocimientodelascosasoporlalógica,Clara consiguió llegar hasta el colegio de su hija sin contratiempos. La MadreSuperioralarecibióensuescritorioespartano,conunCristoenormeysangranteenelmuroyunincongruenteramoderosasrojassobrelamesa.

—Hemosllamadoalmédico,señoraTrueba—ledijo——.Laniñanotienenadaenlospulmones,peroesmejorqueselalleve,elcampolesentarábien.Nosotrasnopodemosasumiresaresponsabilidad,comprenda.

LamonjatocóunacampanillayentróBlanca.Seveíamásdelgadaypálida,consombras violáceas bajo los ojos que habrían impresionado a cualquiermadre, pero

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Claracomprendiódeinmediatoquelaenfermedaddesuhijanoeradelcuerpo,sinodelalma.Elhorrendouniformegrislahacíavermuchomenordeloqueera,apesardequesusformasdemujerrebasabanporlascosturas.Blancasesorprendióalverasumadre, aquien recordabacomounángelvestidodeblanco,alegreydistraídoyque en pocos meses se había convertido en una mujer eficiente, con las manoscallosasydosprofundasarrugasenlascomisurasdelaboca.

Fueron a ver a losmellizos al colegio. Era la primera vez que se encontrabandespués del terremoto y tuvieron la sorpresa de comprobar que el único lugar delterritorio nacional que no había sido tocado por el cataclismo fue el viejo colegio,dondeloignoraronporcompleto.Allílosdiezmilmuertospasaronsinpenanigloria,mientras ellos seguían cantando en inglés y jugando al cricket, conmovidossolamenteporlasnoticiasquellegabandeGranBretañacontressemanasdeatraso.Extrañadas, vieron que esos dos muchachos que llevaban sangre de moros yespañolesenlasvenasyquehabíannacidoenelúltimorincóndeAmérica,hablabanelcastellanoconacentodeOxfordylaúnicaemociónqueerancapacesdemanifestarera lasorpresa, levantando laceja izquierda.No teníannadaencomúncon losdosrapacesexuberantesypiojososquepasabanelveranoenelcampo.«Esperoquetantaflemasajonanomelospongaidiotas»,balbuceóClaraaldespedirsedesushijos.

LamuertedelaNana,queapesardesusañoseralaresponsabledelagrancasadelaesquinaenausenciadelospatrones,produjoeldesbandedelossirvientes.Sinvigilancia,abandonaronsustareasypasabaneldíaenunaorgíadesiestaychismes,mientras se secaban las plantas por falta de riego y se paseaban las arañas por losrincones.Eldeterioroeratanevidente,queClaradecidiócerrarlacasaydespedirlosa todos.Después sedioconBlancaa la tareadecubrir losmueblescon sábanasyponernaftalinapor todos lados.Abrieronunaporuna las jaulasde lospájarosyelcielo se llenó de caturras, canarios, jilgueros y cristofué, que revolotearonenceguecidosporlalibertadyfinalmenteemprendieronelvueloentodasdirecciones.Blanca notó que en todos esos afanes, no apareció fantasma alguno detrás de lascortinas,nollegóningúnrosacruzadvertidoporsusextosentido,nipoetahambrientollamadoporlanecesidad.Sumadreparecíahaberseconvertidoenunaseñoracomúnysilvestre.

—Ustedhacambiadomucho,mamá—observóBlanca.—Nosoyyo,hija.Eselmundoquehacambiado—respondióClara.AntesdeirsefueronalcuartodelaNanaenelpatiodelossirvientes.Claraabrió

suscajones,sacólamaletadecartónqueusólabuenamujerdurantemediosigloyrevisósuropero.Nohabíamásqueunpocoderopa,unasviejasalpargatasycajasdetodos los tamaños,atadasconcintasyelásticos,dondeellaguardabaestampitasdeprimeracomuniónydebautizo,mechonesdepelo,uñascortadas,retratosdesteñidosyalgunoszapatitosdebebégastadosporeluso.Eranlosrecuerdosdetodosloshijos

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delafamiliaDelValleydespuésdelosTrueba,quepasaronporsusbrazosyqueellaacunó en su pecho.Debajo de la cama encontró un atado con los disfraces que laNanausabaparaespantarlelamudez.Sentadaenelcamastro,conesostesorosenelregazo,Clarallorólargamenteaesamujerquehabíadedicadosuexistenciaahacermáscómodaladeotrosyquemuriósola.

—Después de tanto intentar asustarme amí, fue ella la que semurió de susto——observóClara.

HizotrasladarelcuerpoalmausoleodelosDelValle,enelCementerioCatólico,porque supuso que a ella no le gustaría estar enterrada con los evangélicos y losjudíosyhubierapreferidoseguirenlamuertejuntoaaquellosquehabíaservidoenlavida.Colocóun ramode flores juntoa la lápidayse fueconBlancaa laestación,pararegresaraLasTresMarías.

Duranteelviajeeneltren,Clarapusoaldíaasuhijasobrelasnovedadesdelafamiliaylasaluddesupadre,esperandoqueBlancalehicieralaúnicapreguntaquesabíaquesuhijadeseabahacer,peroBlancanomencionóaPedroTerceroGarcíayClara tampoco se atrevió a hacerlo. Tenía la idea de que al poner nombre a losproblemas, éstos se materializan y ya no es posible ignorarlos; en cambio, si semantienen en el limbode las palabras no dichas, pueden desaparecer solos, con eltranscurso del tiempo. En la estación las esperaba Pedro Segundo con el coche yBlanca se sorprendióaloírlo silbardurante todoel trayectohastaLasTresMarías,pueseladministradorteníafaenadetaciturno.

EncontraronaEstebanTruebasentadoenunsillóntapizadoenfelpaazul,alcuallehabíanacomodadoruedasdebicicleta,enesperaquellegaradelacapitallasilladeruedasquehabía encargadoyqueClara traía en el equipaje.Dirigía conenérgicosbastonazoseimproperioslosprogresosdelacasa,tanabsorto,quelasrecibióconunbesodistraídoyolvidópreguntarporlasaluddesuhija.

Esanochecomieronenunarústicamesadetablas,alumbradosporunalámparade petróleo. Blanca vio a su madre servir la comida en platos de arcilla hechosartesanalmente, talcomohacíanlosladrillos,porqueenel terremotohabíaperecidotoda la vajilla. Sin la Nana para dirigir los asuntos en la cocina, se habíansimplificadohastalafrugalidadysólocompartieronunaespesasopadelentejas,pan,quesoydulcedemembrillo,queeramenosqueloqueellacomíaenelinternadolosviernesdeayuno.Estebandecíaqueapenaspudierapararseensusdospiernas,ibaair en persona a la capital a comprar las cosasmás finas y costosas para alhajar sucasa, porque ya estaba harto de vivir como un patán por culpa de la malditanaturaleza histérica de ese país del carajo.De todo lo que se habló en lamesa, loúnicoqueBlancaretuvofuequehabíadespedidoaPedroTerceroGarcíaconordendenovolverapisarlapropiedad,porquelosorprendióllevandoideascomunistasalos campesinos. La muchacha palideció al oírlo y se le cayó el contenido de la

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cuchara sobre el mantel. Sólo Clara percibió su alteración, porque Esteban estabaenfrascadoensumonólogodesiempresobrelosmalnacidosquemuerdenlamanoquelesdadecomer«¡ytodoporculpadeesospoliticastrosdeldemonio!Comoesenuevocandidatosocialista,unfantochequeseatreveacruzarelpaísdeNorteaSurensutrendepacotilla,soliviantandoalagentedepazconsufanfarriabolchevique,pero más le vale que aquí no se acerque, porque si se baja del tren, nosotros lohacemospuré,yaestamospreparados,nohayunsolopatrónentodalazonaquenoestédeacuerdo,novamosapermitirquevenganapredicarcontraeltrabajohonrado,elpremiojustoparaelqueseesfuerza,larecompensadelosquesalenadelanteenlavida,noesposiblequelosflojostenganlomismoquenosotros,quelaboramosdesola sol y sabemos invertir nuestro capital, correr los riesgos, asumir lasresponsabilidades,porquesivamosalgrano,elcuentodequelatierraesdequienlatrabaja,selesvaadarvuelta,porqueaquíelúnicoquesabetrabajarsoyyo,sinmíestoeraunaruinayseguiríasiéndolo,niCristodijoquehayquerepartirelfrutodenuestroesfuerzocon los flojosyesemocosodemierda,PedroTercero, seatreveadecirloenmipropiedad,nolemetíunabalaenlacabezaporqueestimomuchoasupadreyenciertaformaledebolavidaasuabuelo,peroyaleadvertíquesiloveomerodeandoporaquílohagopapillaaescopetazos».

Claranohabíaparticipadoenlaconversación.Estabaocupadaenponerysacarlascosasdelamesayvigilarasuhijaconelrabillodelojo,peroalquitarlasoperaconelrestodelaslentejasoyólasúltimaspalabrasdelacantineladesumarido.

—No puedes impedir que el mundo cambie, Esteban. Si no es Pedro TerceroGarcía,seráotroelquetraigalasnuevasideasaLasTresMarías—dijo.

EstebanTruebadiounbastonazoa.lasoperaquesumujerteníaenlasmanosylalanzó lejos, desparramando su contenido por el suelo. Blanca se puso de piehorrorizada.Era la primeravezqueveía elmal humorde supadredirigido contraClaraypensóqueellaentraríaenunodesustranceslunáticosyecharíaavolarporlaventana,peronadadeesoocurrió.Clararecogiólosrestosdelasoperarotaconsucalmahabitual,sindarmuestrasdeescucharlaspalabrotasdemarineroqueescupíaEsteban.Esperóqueterminaraderezongar,lediolasbuenasnochesconunbesotibioenlamejillaysalióllevándoseaBlancadelamano.

BlancanoperdiólatranquilidadporlaausenciadePedroTercero.Ibatodoslosdías al río y esperaba. Sabía que la noticia de su regreso al campo llegaría almuchacho tarde o temprano y el llamado del amor lo alcanzaría dondequiera queestuviera.Asífue,enefecto.Alquintodíaviollegarauntipozarrapastroso,cubiertoconunamantainvernalyunsombrerodealaancha,arrastrandounburrocargadodeutensilios de cocina, ollas de peltre, teteras de cobre, grandes marmitas de fierroesmaltado,cucharonesdetodoslostamaños,conunasonajeradelatasqueanunciabasu paso con diez minutos de anticipación. No lo reconoció. Parecía un anciano

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miserable,unodeesostristesviajerosquevanporlaprovinciaconsumercaderíadepuerta en puerta. Se le paró al frente, se quitó el sombrero y entonces ella vio loshermososojosnegrosbrillandoenelcentrodeunamelenayunabarbahirsutas.Elburro se quedómordisqueando la yerba con su fastidio de ollas ruidosas,mientrasBlancayPedroTercerosaciabanelhambreylasedacumuladosentantosmesesdesilencioydeseparación,rodandoporlaspiedrasylosmatorralesygimiendocomodesesperados.Después se quedaron abrazados entre las cañas de la orilla. Entre elzumzumdelosmatapiojosyelcroardelasranas,ellalecontóquesehabíapuestocáscarasdeplátanoypapel secante en los zapatosparaque lediera fiebreyhabíatragado tizamolidahastaque ledio tosdeverdad,paraconvencera lasmonjasdequesuinapetenciaysupalidezeransíntomassegurosdelatisis.

—¡Queríaestarcontigo!—dijo,besándoloenelcuello.PedroTercerolehablódeloqueestabasucediendoenelmundoyenelpaís,dela

guerra lejanaque tenía amediahumanidad sumida enundestripaderodemetralla,unaagoníadecampodeconcentraciónyunregaderodeviudasyhuérfanos,lehablóde los trabajadores en Europa y enNorteamérica, cuyos derechos eran respetados,porque la mortandad de sindicalistas y socialistas de las décadas anteriores habíaproducidoleyesmásjustasyrepúblicascomoDiosmanda,dondelosgobernantesnorobanlalecheenpolvodelosdamnificados.

—Losúltimos endarse cuentade las cosas, somos siempre los campesinos, nonosenteramosdeloquepasaenotroslados.Atupadreaquíloodian.Peroletienentanto miedo que no son capaces de organizarse para hacerle frente. ¿Entiendes,Blanca?

Ellaentendía,peroenesemomentosuúnico interéseraaspirarsuoloragranofresco, lamerle las orejas, hundir los dedos en esa barba tupida, oír sus gemidosenamorados.Tambiénteníamiedoporél.Sabíaquenosolamentesupadrelemeteríalabalaprometidaenlacabeza,sinoquecualquieradelospatronesdelaregiónharíalo mismo con gusto. Blanca le recordó a Pedro Tercero la historia del dirigentesocialista, que un par de años antes andaba recorriendo la región en bicicleta,introduciendo panfletos en los fundos y organizando a los inquilinos, hasta que loatraparon los hermanosSánchez, lomataron a palos y lo colgaronde un poste deltelégrafoenelcrucededoscaminos,paraquetodospudieranverlo.Allíestuvoundíayunanochecolumpiándosecontraelcielo,hastaque llegaron losgendarmesacaballo y lo descolgaron. Para disimular, echaron la culpa a los indios de lareservación,apesardeque todoelmundosabíaqueeranpacíficosyquesi teníanmiedodematarunagallina,conmayorrazónloteníandemataraunhombre.Perolos hermanos Sánchez lo desenterraron del cementerio y volvieron a exhibir elcadáveryestoyaerademasiadoparaatribuira los indios.Niporeso la justiciaseatrevióaintervenirylamuertedelsocialistafuerápidamenteolvidada.

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—Tepuedenmatar—suplicóBlancaabrazándolo.—Mecuidaré—latranquilizóPedroTercero—.Nomequedarémuchotiempoen

elmismositio.Porlomismonopodrévertetodoslosdías.Espérameenestemismolugar.Yovendrécadavezquepueda.

—Tequiero—dijoellasollozando.—Yotambién.Volvieronaabrazarseconelardorinsaciablepropiodesuedad,mientraselburro

seguíamasticandolayerba.Blanca se las arregló para no regresar al colegio, provocándose vómitos con

salmueracaliente,diarreaconciruelasverdesyfatigasapretándoselacinturaconunacinchadecaballo,hastaqueadquiriófamademalasalud,queerajustamenteloqueandababuscando.Tanbien imitaba lossíntomasde lasmásdiversasenfermedades,quehubierapodidoengañaraunajuntademédicosyellamismallegóaconvencersedequeeramuyenfermiza.Todaslasmañanas,aldespertar,hacíaunarevisiónmentaldesuorganismo,paraverdónde ledolíayquénuevomal laaquejaba.Aprendióaaprovechar cualquier circunstancia para sentirse enferma, desde un cambio en latemperatura hasta el polen de las flores, y a convertir todomalestarmenor en unaagonía.Claraeradeopiniónquelomejorparalasaluderatenerlasmanosocupadas,así es quemantuvo a raya losmalestares de su hija dándole trabajo.Lamuchachatenía que levantarse temprano, como todos los demás, bañarse en agua fría ydedicarse a sus quehaceres, que incluían enseñar en la escuela, coser en el taller yhacer todos los oficios de la enfermería, desde poner encinas hasta suturar heridasconagujaehilodelcosturero,sinquelevalierandenadalosdesmayosalavistadelasangre,nilossudoresfríoscuandohabíaquelimpiarunvómito.PedroGarcía,elviejo,queyateníacercadenoventaañosyapenasarrastrabasushuesos,compartíalaidea deClara de que lasmanos sonpara usarlas.Así fue comoundía queBlancaandabalamentándosedeunaterriblejaqueca,lallamóysinpreámbuloslecolocóunaboladebarroen la falda.Pasó la tardeenseñándoleamoldear laarcillaparahacercacharrosdecocina, sinque lamuchachaseacordaradesusdolencias.ElviejonosabíaqueleestabadandoaBlancaloquemástardeseríasuúnicomediodevidaysuconsuelo en las horasmás tristes. Le enseñó amover el torno con el piemientrashacía volar lasmanos sobre el barro blando, para fabricar vasijas y cántaros. Peromuy pronto Blanca descubrió que lo utilitario la aburría y que era mucho másentretenido hacer figuras de animales y de personas. Con el tiempo se dedicó afabricarunmundoenminiaturadebestiasdomésticasypersonajesdedicadosatodoslosoficios,carpinteros,lavanderas,cocineras,todosconsuspequeñasherramientasymuebles.

—¡Esonosirveparanada!—dijoEstebanTruchacuandoviolaobradesuhija.—Busquémoslelautilidad—sugirióClara.

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AsísurgiólaideadelosNacimientos.Blancaempezóaproducirfiguritasparaelpesebrenavideño,nosólolosreyesmagosylospastores,sinounamuchedumbredepersonas de lamás diversa calaña y toda clase de animales, camellos y cebras delÁfrica, iguanas deAmérica y tigres delAsia, sin considerar para nada la zoologíapropia deBelén.Después agregó animales que inventaba, pegandomedio elefanteconlamitaddeuncocodrilo,sinsaberqueestabahaciendoconbarrolomismoquesutíaRosa,aquiennoconoció,hacíaconhilosdebordarensugigantescomantel,mientrasClaraespeculaba

que si las locuras se repiten en la familia, debe ser que existe una memoriagenéticaqueimpidequesepierdanenelolvido.LosmultitudinariosNacimientosdeBlancaseconvirtieronenuna.curiosidad.Tuvoqueentrenaradosmuchachasparaque la ayudaran, porque no daba abasto con los pedidos, ese año todo el mundoqueríatenerunoparalanochedeNavidad,especialmenteporqueerangratis.EstebanTruchadeterminóquelamaníadelbarroestababiencomodiversióndeseñorita,peroquesiseconvertíaenunnegocio,elnombredelosTruchaseríacolocadojuntoalosde los comerciantes que vendían clavos en las ferreterías y pescado frito en elmercado.

LosencuentrosdeBlancayPedroTerceroerandistanciados e irregulares, peropor lomismomás intensos. En esos años, ella se acostumbró al sobresalto y a laespera, se resignó a la idea de que siempre se amarían a escondidas y dejó dealimentarelsueñodecasarseyvivirenunadelascasitasdeladrillodesupadre.Amenudopasabansemanassinquesupieradeél,peroderepenteaparecíaporelfundouncarteroenbicicleta,unevangélicopredicandoconunaBibliaenelsobaco,oungitanohablandoenmedialenguapagana,todosellostaninofensivos,quepasabansinlevantar sospechasalojovigilantedelpatrón.Lo reconocíapor susnegraspupilas.No era la única: todos los inquilinos deLasTresMarías ymuchos campesinos deotros fundos lo esperaban también. Desde que el joven era perseguido por lospatrones,ganófamadehéroe.Todosqueríanesconderloporunanoche,lasmujeresle tejíanponchosycalcetinesparael inviernoy loshombres leguardabanelmejoraguardiente y el mejor charqui de la estación. Su padre, Pedro Segundo García,sospechabaquesuhijoviolabalaprohibicióndeTruebayadivinabalashuellasquedejabaasupaso.Estabadivididoentreelamorporsuhijoysupapeldeguardiándelapropiedad.AdemástemíareconocerloyqueEstebanTruebaseloleyeraenlacara,perosentíaunasecretaalegríaalatribuirlealgunasdelascosasextrañasqueestabansucediendoenelcampo.Loúnicoquenoselepasóporlaimaginación,fuequelasvisitasdesuhijotuvieranalgoqueverconlospaseosdeBlancaTruebaalrío,porqueesaposibilidadnoestabaenelordennaturaldelmundo.Nuncahablabadesuhijo,excepto en el seno de su familia, pero se sentía orgulloso de él y prefería verloconvertido en prófugo que uno más del montón, sembrando papas y cosechando

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pobrezas como todos los demás. Cuando escuchaba canturrear algunas de lascancionesdegallinasyzorros, sonreíapensandoquesuhijohabíaconseguidomásadeptosconsusbaladassubversivasqueconlospanfletosdelPartidoSocialistaquerepartíaincansablemente.

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Lavenganza

CapítuloVI

Añoymediodespuésdelterremoto,LasTresMaríashabíavueltoaserelfundomodelo de antes. Estaba en pie la gran casa patronal igual a la original, peromássólida y con una instalación de agua caliente en los baños. El agua era comochocolateclaroyaveceshastaguarisaposaparecían,perosalíaenunalegreyfuertechorro.Labombaalemanaeratinamaravilla.Yocirculabaportodaspartessinmásapoyoqueungruesobastóndeplata,elmismoquetengoahorayqueminietadicequenolousoporlacojera,sinoparadarfuerzaamispalabras,blandiéndolocomouncontundenteargumento.Lalargaenfermedadmellómiorganismoyempeorómicarácter.Reconozcoque al final niClarapodía frenarme las rabietas.Otrapersonahabría quedado inválida para siempre a raíz del accidente, pero amíme ayudó lafuerza de la desesperación. Pensaba en mi madre, sentada en su silla de ruedaspudriéndoseenvida,yesomedabatenacidadparapararmeyecharaandar,aunquefuera a punta demaldiciones. Creo que la genteme teníamiedo. Hasta la mismaClara,quenuncahabíatemidomimalgenio,enparteporqueyomecuidabamuchodedirigirlocontraella,andabaasustada.Verlatemerosademímeponíafrenético.

PocoapocoClarafuecambiando.Seveíacansadaynotéquesealejabademí.Ya nome tenía simpatía, mis dolores no le daban compasión sino fastidio, me dicuentaqueeludíamipresencia.MeatreveríaadecirqueenesaépocasesentíamásagustoordeñandolasvacasconPedroSegundoquehaciéndomecompañíaenelsalón.MientrasmásdistanteestabaClara,másgrandeeralanecesidadqueyosentíadesuamor. No había disminuido el deseo que tuve de ella al casarme, quería poseerlacompletamente,hastasuúltimopensamiento,peroaquellamujerdiáfanapasabapormiladocomounsoployaunquelasujetaraadosmanosylaabrazaraconbrutalidad,nopodíaaprisionarla.Suespíritunoestabaconmigo.Cuandometuvomiedo,lavidasenosconvirtióenunpurgatorio.Eneldíacadaunoandabaocupadoenlosuyo.Losdos teníamosmucho que hacer. Sólo nos encontrábamos a la hora de la comida y

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entonceserayoelquehacía toda laconversación,porqueellaparecíavagaren lasnubes. Hablaba muy poco y había perdido esa risa fresca y atrevida que fue loprimeroquemegustóenella,yanoechabaparaatráslacabeza,riéndosecontodoslosdientes.Apenassonreía.Penséquelaedadymiaccidentenosestabanseparando,queestabaaburridadelavidamatrimonial,esascosasocurrenentodaslasparejasyyonoeraunamantedelicado,deesosque regalan floresacada ratoydicencosasbonitas.Perointentéacercarmeaella.¡Cómolointenté,Diosmío!Meaparecíaensucuartocuandoestabaafanadaensuscuadernosdeanotarlavidaoenlamesadetrespatas.Traté inclusivedecompartiresosaspectosdesuexistencia,peroaellano legustaba que leyeran sus cuadernos ymi presencia le cortaba la inspiración cuandoconversaba con sus espíritus, demodoque tuve que desistir.También abandoné elpropósitodeestablecerunabuenarelaciónconBlanca.Mihijadesdechicaerararaynunca fue la niña cariñosa tierna que yo habría deseado. En realidad parecía unquirquincho. Desde que me acuerdo fue arisca conmigo y no tuvo que superar elcomplejo de Edipo, porque nunca lo tuvo. Pero ya era una señorita, parecíainteligenteymaduraparasuedad,estabamuyunidaa sumadre.Penséquepodríaayudarmey traté de conquistarla comoaliada, le hacía regalos, tratabadebromearconella,perotambiénmeeludía.Ahora,queyaestoymuyviejoypuedohablardeesosinperderlacabezaderabia,creoquelaculpadetodolatuvosuamorporPedroTerceroGarcía.Blancaera insobornable.Nuncapedíanada,hablabamenosque sumadreysiyolaobligabaadarmeunbesodesaludo,lohacíadetanmalagana,queme dolía como una bofetada. «Todo cambiará cuando regresemos a la capital yhagamos una vida civilizada», decía yo entonces, pero ni Clara ni blancademostrabanelmenor interéspordejarLasTresMarías,porelcontrario,cadavezqueyomencionabaelasunto,Blancadecíaquelavidaenelcampolehabíadevueltolasalud,perotodavíanosesentíafuerte,yClaramerecordabaquehabíamuchoquehacerenelcampo,que lascosasnoestabancomoparadejarlasamediohacer.Mimujernoechabademenos los refinamientosaquehabíaestadoacostumbradayeldíaquellegóaLasTresMaríaselcargamentodemueblesyartículosdomésticosqueencarguéparasorprenderla,selimitóaencontrarlotodomuybonito.Yomismotuvequedisponerdóndesecolocaríanlascosas,porqueaellaparecíanoimportarleenlomásmínimo.Lanuevacasasevistióconunlujoquenuncahabíatenido,nisiquieraen los esplendorosos días previos a mi padre, que la arruinó. Llegaron grandesmueblescolonialesdeencinarubiaynogal,talladosamano,pesadostapicesdelana,lámparasdefierroycobremartillado.Encarguéalacapitalunavajilladeporcelanainglesapintadaamano,dignadeunaembajada,cristalería,cuatrocajonesatiborradosdeadornos,sábanasymantelesdehilo,unacoleccióndediscosdemúsicaclásicayfrívola,consumodernavitrola.Cualquiermujersehabríaencantadocontodoesoyhabríatenidoocupaciónparavariosmesesorganizandosucasa,menosClara,queera

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impermeable a esas cosas. Se limitó a adiestrar un par de cocineras y a entrenar aunasmuchachas,hijasdelosinquilinos,paraquesirvieranenlacasa,yapenasseviolibredelascacerolasylaescoba,regresóasuscuadernosdeanotarlavidayasuscartasdeltarotenlosmomentosdeocio.Pasabalamayorpartedeldíaocupadaeneltaller de costura, la enfermería y la escuela. Yo la dejaba tranquila, porque esosquehaceres justificaban su vida. Era una mujer caritativa y generosa, ansiosa porhacer felices a los que la rodeaban, a todos menos a mí. Después del derrumbereconstruimoslapulperíaypordarlegusto,suprimíelsistemadepapelitosrosadosyempecé a pagar a la gente con billetes, porque. Clara decía que eso les permitíacomprar en el pueblo y ahorrar. No era cierto. Sólo servía para que los hombreshieranaemborracharsealatabernadeSanLucasvlasmujeresylosniñospasarannecesidades.Poresetipodecosaspeleábamosmucho.Losinquilinoseranlacausadetodas nuestras discusiones. Bueno, no todas. También discutíamos por la guerramundial.Y>seguíalosprogresosdelastropasnazisenunmapaquehabíapuestoenlapareddelsalón,mientrasClaratejíacalcetinesparalossoldadosaliados.Blancaseagarrabalacabezaadosmanos,sincomprenderlacausadenuestrapasiónporunaguerraquenoteníanadaqueverconnosotrosyqueestabaocurriendoalotro ladodel océano. Supongo que también teníamos malentendidos por otros motivos. Enrealidad,muypocasveces estábamosde acuerdo en algo.No creoque la culpadetodofueramimalgenio,porqueyoeraunbuenmarido,nisombradeltarambanaquehabíasidodesoltero.Ellaeralaúnicamujerparamí.Todavíaloes.

Un díaClara hizo poner un pestillo a la puerta de su habitación y no volvió aaceptarme en su cama, excepto en aquellas ocasiones en que yo forzaba tanto lasituación, quenegarsehabría significadouna ruptura definitiva.Primeropenséqueteníaalgunodeesosmisteriososmalestaresquedanalasmujeresdevezencuando,obien lamenopausia, pero cuando el asunto se prolongó por varias semanas, decidíhablar con ella. Me explicó con calma que nuestra relación matrimonial se habíadeterioradoyporesohabíaperdidosubuenadisposiciónparalosretozoscarnales.

Dedujonaturalmenteque sí no teníamosnadaquedecirnos, tampocopodíamoscompartirlacama,ypareciósorprendidadequeyopasaratodoeldíarabiandocontraellayen lanochequisiera suscaricias.Tratédehacerleverqueenese sentido loshombresylasmujeressomosalgodiferentesyquelaadoraba,apesardetodasmismañas,perofueinútil.Enesetiempomemanteníamássanoymásfuertequeella,apesar de mi accidente y de que Clara era mucho menor. Con la edad yo habíaadelgazado. No tenía ni un gramo de grasa en el cuerpo y guardaba la mismaresistenciayfortalezademijuventud.Podíapasarmetodoeldíacabalgando,dormirtiradoencualquierparte,comerloquefuerasinsentirlavesícula,elhígadoyotrosórganos internosde loscuales lagentehablaconstantemente.Esosí,medolían loshuesos.Enlastardesfríasoenlasnocheshúmedaseldolordeloshuesosaplastados

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enel terremotoera tan intenso,quemordía laalmohadaparaquenoseoyeranmisgemidos.Cuandoyanopodíamás,meechabaun largo tragodeaguardienteydosaspirinasalgaznate,peroesonomealiviaba.Loextrañoesquemi sensualidad sehabía hecho más selectiva con la edad, pero era casi tan inflamable como en mijuventud.Megustabamirar a lasmujeres, todavíamegusta.Esunplacer estético,casi espiritual. Pero sólo Clara despertaba en mí un deseo concreto e inmediato,porqueennuestralargavidaencomúnhabíamosaprendidoaconocernosycadaunoteníaenlapuntadelosdedoslageografíaprecisadelotro.Ellasabíadóndeestabanmis puntosmás sensibles, podía decirme exactamente lo que necesitaba oír.Aunaedad en la que lamayoría de los hombres está hastiado de sumujer y necesita elestímulodeotrasparaencontrarlachispadeldeseo,yoestabaconvencidoquesólocon Clara podía hacer el amor como en los tiempos de la luna de miel,incansablemente.Noteníalatentacióndebuscaraotras.

Recuerdoqueempezabaaasediarlaalcaer lanoche.En las tardessesentabaaescribir yyo fingía saborearmipipa, pero en realidad la estaba espiandode reojo.Apenascalculabaqueibaaretirarse—porqueempezabaalimpiarlaplumaycerrarloscuadernos—meadelantaba.Meibacojeandoalbaño,meacicalaba,meponíaunabata de felpa episcopal que había comprado para seducirla, pero que ella nuncapareció darse cuenta de su existencia, pegaba la oreja a la puerta y la esperaba.Cuandolaescuchabaavanzarporelcorredor,lesalíaalasalto.Lointentétodo,desdecolmarladehalagosyregalos,hastaamenazarlaconecharlapuertaabajoymolerlaabastonazos, pero ningunade esas alternativas resolvía el abismoquenos separaba.Supongoqueerainútilqueyotrataradehacerleolvidarconmisapremiosamorososenlanoche,elmalhumorconquelaagobiabaduranteeldía.Clarameeludíaconeseairedistraídoqueacabépordetestar.Nopuedocomprenderloquemeatraíatantodeella.Era unamujermadura, sin ninguna coquetería, que arrastraba ligeramente lospiesyhabíaperdidolaalegríainjustificadaquelahacíatanatrayenteensujuventud.Claranoeraseductoranitiernaconmigo.Estoyseguroquenomeamaba.Nohabíarazón para desearla en esa forma descomedida y brutal que me sumía en ladesesperaciónyelridículo.Peronopodíaevitarlo.Susgestosmenudos,sutenueoloraropalimpiayjabón,laluzdesusojos,lagraciadesunucadelgadacoronadaporsus rizos rebeldes, todo en ellamegustaba. Su fragilidadmeproducía una ternurainsoportable.Quería protegerla, abrazarla, hacerla reír como en los viejos tiempos,volver adormir conella ami lado, su cabezaenmihombro, laspiernas recogidasdebajodelasmías,tanpequeñaytibia,sumanoenmipecho,vulnerableypreciosa.Avecesmehacíaelpropósitodecastigarlaconunafingidaindiferencia,peroalcabode unos días me daba por vencido, porque parecía mucho más tranquila y felizcuandoyola ignoraba.Taladréunagujeroenlapareddelbañoparaverladesnuda,pero eso me ponía en tal estado de turbación, que preferí volver a tapiarlo con

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argamasa. Para herirla, hice ostentación de ir al Farolito Rojo, pero su únicocomentariofuequeesoeramejorqueforzaralascampesinas,locualmesorprendió,porquenoimaginéquesupieradeeso.Envistadesucomentario,volvíaintentarlasviolaciones, nada más que para molestarla. Pude comprobar que el tiempo y elterremotohicieronestragosenmivirilidadyqueyano teníafuerzaspararodear lacintura de una robustamuchacha y alzarla sobre la grupa demi caballo, y,muchomenos,quitarlelaropaazarpazosypenetrarlacontrasuvoluntad.Estabaenlaedadenquesenecesitaayudayternuraparahacerelamor.Mehabíapuestoviejo,carajo.

Élfueelúnicoquesediocuentaqueseestabaachicando.Lonotóporlaropa.Noera simplemente que le sobrara en las costuras, sino que le quedaban largas lasmangas y las piernas de los pantalones. Pidió aBlanca que se la acomodara en lamáquina de coser, con el pretexto de que estaba adelgazando, pero se preguntabainquietosiPedroGarcía,elviejo,nolehabríapuestoalrevésloshuesosyporesoseestabaencogiendo.Noselodijoanadie,igualcomonohablónuncadesusdolores,porunacuestióndeorgullo.

Por esos días se preparaban las elecciones presidenciales. En una cena depolíticos conservadores en el pueblo, Esteban Trueba conoció al conde Jean deSatigny.Usabazapatosdecabritillaychaquetasde linocrudo,nosudabacomolosdemásmortalesyolíaacoloniainglesa,estabasiempretostadoporelhábitodemeteruna pelota a través de un pequeño arco con un palo, a plena luz del mediodía yhablabaarrastrandolasúltimassílabasdelaspalabrasycomiéndoselaserres.EraelúnicohombrequeEstebanconocía,quesepusieraesmaltebrillanteenlasuñasyseecharacolirioazulenlosojos.Teníatarjetasdepresentaciónconescudodearmasdesufamiliayobservabatodaslasreglasconocidasdeurbanidadyotrasinventadasporél,comocomer lasalcachofasconpinzas, locualprovocabaestupefaccióngeneral.Loshombresseburlabanasusespaldas,peroprontosevioquetratabandeimitarsuelegancia, suszapatosdecabritilla, su indiferenciaysuairecivilizado.El títulodecondelocolocabaenunniveldiferentealdelosotrosemigrantesquehabíanllegadodeEuropaCentralhuyendodelaspestesdelsiglopasado,deEspañaescapandodelaguerra,delMedioOrienteconsusnegociosdeturcosyarmeniosdelAsiaavendersucomida típica y sus baratijas. El conde De Satigny no necesitaba ganarse la vida,como lo hizo saber a todo el mundo. El negocio de las chinchillas era sólo unpasatiempoparaél.

Esteban Trueba había visto las chinchillas merodeando por su propiedad. Lascazabaatiros,paraquenoledevoraranlassiembras,peronoselehabíaocurridoqueesos roedores insignificantes pudieran convertirse en abrigos de señora. Jean deSatignybuscabaun socioquepusiera el capital, el trabajo, los criaderosy corrieracontodoslosriesgos,paradividirlasgananciasenuncincuentaporciento.EstebanTruebanoeraaventureroenningúnaspectodelavida,peroelcondefrancésteníala

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gracia alada y el ingenio que podían cautivarlo, por eso perdió muchas nochesdesveladoestudiandolaproposicióndelaschinchillasysacandocuentas.Entretanto,monsieurDeSatigny,pasaba largas temporadasenLasTresMarías,como invitadodehonor.Jugabaconsupelotitaaplenosol,bebíacantidadesexorbitantesdejugodemelónsinazúcaryrondabadelicadamentelascerámicasdeBlanca.Llegó,incluso,aproponeralamuchachaexportarlasaotroslugaresdondehabíaunmercadoseguropara las artesanías indígenas.Blanca trató de sacarlo de su error, explicándole queella no tenía nada de indio y que su obra tampoco, pero la barrera del lenguajeimpidióqueélcomprendierasupuntodevista.ElcondefueunaadquisiciónsocialparalafamiliaTrueba,porquedesdeelmomentoenqueseinstalóensupropiedad,les llovieron las invitaciones de los fundos vecinos, a las reuniones con lasautoridadespolíticasdelpuebloyatodoslosacontecimientosculturalesysocialesdelaregión.Todosqueríanestarcercadelfrancés,conlaesperanzadequealgodesudistinciónsecontagiara,lasjovencitassuspirabanalverloylasmadresloanhelabancomoyerno,disputándoseelhonordeinvitarlo.LoscaballerosenvidiabanlasuertedeEstebanTrueba,quehabíasidoelegidoparaelnegociodelaschinchillas.Laúnicapersonaqueno sedeslumbrópor los encantosdel francésyni semaravillópor suforma de pelar una naranja con cubiertos, sin tocarla con los dedos, dejando lascáscarasenformadeflor,osuhabilidadparacitaralospoetasyfilósofosfrancesesen su lengua natal, era Clara, que cada vez que lo veía tenía que preguntarle sunombreysedesconcertabacuandoloencontrabaenbatadesedacaminoalbañodesupropiacasa.Blanca,encambio, sedivertíaconélyagradecía laoportunidaddelucir sus mejores vestidos, peinarse con esmero y arreglar la mesa con la vajillainglesayloscandelabrosdeplata.

—Porlomenosnossacadelabarbarie—decía.EstebanTruebaestabamenosimpresionadoporlaburumballadelnoble,quepor

laschinchillas.Pensabacómodiablosnose lehabíaocurrido la ideadecurtirleselpellejo,envezdeperdertantosañoscriandoesasmalditasgallinasquesemoríandecualquierdiarreademorondangayesasvacasqueporcadalitrodelechequeselesordeñaba, consumían una hectárea de forraje y una caja de vitaminas y ademásllenabantododemoscasydemierda.ClarayPedroSegundoGarcía,encambio,nocompartíansuentusiasmoporlosroedores,ellaporrazoneshumanitarias,puestoqueleparecíaatrozcriarlosparaarrancarleselcuero,yélporquenuncahabíaoídohablardecriaderosderatones.

Unanocheelcondesalióafumarunodesuscigarrillosorientales,especialmentetraídos del Líbano ¡vaya uno a saber dónde queda eso!, como decía Trueba, y arespirar el perfume de las flores que subía en grandes bocanadas desde el jardín einundabaloscuartos.Paseóunpocoporlaterrazaymidióconlavistalaextensióndeparquequeseextendíaalrededordelacasapatronal.Suspiró,conmovidoporaquella

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naturaleza pródiga que podía reunir en elmás olvidado país de la tierra todos losclimasdesuinvención,lacordillerayelmar,losvallesylascumbresmásaltas,ríosdeaguacristalinayunabenignafaunaquepermitíapasearcontodaconfianza,conlacertezadequeno apareceríanvíborasvenenosaso fierashambrientas, y, para totalperfección, tampoco había negros rencorosos o indios salvajes. Estaba harto derecorrer países exóticos detrás de negocios de aletas de tiburón para afrodisíacos,ginseng para todos los males, figuras talladas por los esquimales, pirañasembalsamadasdelAmazonasychinchillasparahacerabrigosdeseñora.Teníatreintay ocho años, al menos ésos confesaba, y sentía que por fin había encontrado elparaísoenlatierra,dondepodíamontarempresastranquilasconsociosingenuos.Sesentóenuntroncoafumarenlaoscuridad.Deprontoviounasombraagitarseytuvola idea fugaz de que podía ser un ladrón, pero enseguida la desechó, porque losbandidos en esas tierras estaban tan fuera de lugar como las bestias malignas. SeaproximóconprudenciayentoncesdivisóaBlanca,queasomabalaspiernasporlaventanaysedeslizabacomoungatoporlapared,cayendoentrelashortensiassinelmenor ruido. Vestía de hombre, porque los perros ya la conocían y no necesitabaandarencueros.JeandeSatignylavioalejarsebuscandolassombrasdelalerodelacasaydelosárboles,pensóseguirla,perotuvomiedodelosmastinesypensóquenohabíanecesidaddeesoparasaberdóndeibaunamuchachaquesaltaporunaventanaenlanoche.Sesintiópreocupado,porqueloqueacababadeverponíaenpeligrosusplanes.

Aldíasiguiente,elcondepidióaBlancaTruebaenmatrimonio.Esteban,quenohabíatenidotiempoparaconocerbienasuhija,confundiósuplácidaamabilidadysuentusiasmoporcolocarloscandelabrosdeplataenlamesa,conamor.Sesintiómuysatisfechodequesuhija,tanaburridaydemalasalud,hubieraatrapadoalgalánmássolicitado de la región. «¿Qué habrá visto en ella?», se preguntó, extrañado.ManifestóalpretendientequedebíaconsultarloconBlanca,peroqueestabasegurodeque no habría ningún inconveniente y que, por su parte, se adelantaba a darle labienvenidaalafamilia.Hizollamarasuhija,queenesemomentoestabaenseñandogeografíaenlaescuela,yseencerróconellaensudespacho.Cincominutosdespuésse abrió la puerta violentamente y el conde vio salir a la joven con las mejillasarreboladas.Alpasarporsuladolelanzóunamiradaasesinayvolteólacara.Otromenostenaz,habríacogidosusvalijasysehabríaidoalúnicohoteldelpueblo,peroelcondedijoaEstebanqueestabasegurodeconseguirelamordelajoven,siempreque le dieran tiempo para ello. Esteban Trueba le ofreció que se quedara comohuéspedenLasTresMaríasmientrasloconsideraranecesario.Blancanadadijo,perodesdeesedíadejódecomerenlamesaconellosynoperdióoportunidaddehacersentiralfrancésqueeraindeseable.Guardósusvestidosdefiestayloscandelabrosdeplatayloevitócuidadosamente.Anuncióasupadrequesivolvíaamencionarel

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asunto del matrimonio regresaba a la capital en el primer tren que pasara por laestaciónyseibadenoviciaasucolegio.

—¡Yacambiarádeopinión!—rugióEstebanTrueba.—Lodudo—respondióella.EseañolallegadadelosmellizosaLasTresMarías,fueungranalivio.Llevaron

unaráfagadefrescuraybullicioalclimaoprimentedelacasa.Ningunodelosdoshermanos supo apreciar los encantos del noble francés, a pesar de que él hizodiscretosesfuerzosporganarlasimpatíadelosjóvenes.JaimeyNicolásseburlabande sus modales, de sus zapatos de marica y su apellido extranjero, pero Jean deSatignynuncasemolestó.Subuenhumorterminópordesarmarlosyconvivieronelresto del verano amigablemente, llegando incluso a aliarse para sacar aBlanca delemperramientoenquesehabíahundido.

—Yatienesveinticuatroaños,hermana.¿Quieresquedarteparavestirsantos?—decían.

Procurabanentusiasmarlaparasquesecortaraelpeloycopiaralosvestidosquehacíanfurorenlasrevistas,peroellanoteníaningúninterésenesamodaexótica,quenoteníalamenoroportunidaddesobrevivirenlapolvaredadelcampo.

Losmellizos eran tan diferentes entre sí, que no parecían hermanos. Jaime eraalto, fornido, tímido y estudioso.Obligado por la educación del internado, llegó adesarrollarconlosdeportesunamusculaturadeatleta,peroenrealidadconsiderabaqueésaeraunaactividadagotadoraeinútil.NopodíacomprenderelentusiasmodeJeandeSatignyporpasarlamañanapersiguiendounabolaconunpaloparameterlaenunhoyo,cuandoeratantomásfácilcolocarlaconlamano.Teníaextrañasmaníasqueempezaronamanifestarseenesaépocayquefueronacentuándosealolargodesuvida.Nolegustabaquelerespirarancerca,queledieranlamano,quelehicieranpreguntas personales, le pidieran libros prestados o le escribieran cartas. Estodificultaba su trato con la gente, pero no consiguió aislarlo, porque a los cincominutos de conocerlo saltaba a la vista que, a pesar de su actitud atrabiliaria, erageneroso, cándido y tenía una gran capacidad de ternura, que él procurabainútilmente disimular, porque lo avergonzaba. Se interesaba por los demás muchomásdeloquequeríaadmitir,erafácilconmoverlo.EnLasTresMaríaslosinquilinoslollamaban«elpatroncito»yacudíanaélcadavezquenecesitabanalgo.Jaimelosescuchaba sin comentarios, contestaba con monosílabos y terminaba dándoles laespalda, pero no descansaba hasta solucionar el problema. Era huraño y sumadredecíaquenisiquieracuandoerapequeñosedejabaacariciar.Desdeniñoteníagestosextravagantes, era capazdequitarse la ropaque llevabapuestaparadársela aotro,comolohizoenvariasoportunidades.Elafectoylasemocionesleparecíansignosdeinferioridad y sólo con los animales perdía las barreras de su exagerado pudor, serevolcaba por el suelo con ellos, los acariciaba, les daba de comer en la boca y

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dormíaabrazadocon losperros.Podíahacer lomismocon losniñosdemuycortaedad, siempre que nadie estuviera observando, porque frente a la gente prefería elpapeldehombrerecioysolitario.Laformaciónbritánicadedoceañosdecolegio,nopudodesarrollarenélspleen,queseconsiderabaelmejoratributodeuncaballero.Eraunsentimental incorregible.Poreso se interesóen lapolíticaydecidióquenoseríaabogado,comosupadreleexigía,sinomédico,paraayudaralosnecesitados,como le sugirió su madre, que le conocía mejor. Jaime había jugado con PedroTerceroGarcíadurantetodasuinfancia,perofueeseañoqueaprendióaadmirarlo.Blancatuvoquesacrificarunpardeencuentrosenelrío,paraquelosdosjóvenessereunieran. Hablaban de justicia, de igualdad, del movimiento campesino, delsocialismo,mientrasBlanca losescuchabaconimpaciencia,deseandoqueacabaranprontoparaquedarsesolaconsuamante.Esaamistadunióalosdosmuchachoshastalamuerte,sinqueEstebanTruebalosospechara.

Nicoláserahermosocomounadoncella.Heredóladelicadezaylatransparenciade la piel de sumadre, era pequeño, delgado, astuto y rápido como un zorro. Deinteligenciabrillante,sinhacerningúnesfuerzosobrepasabaasuhermanoentodoloque emprendían juntos. Había inventado un juego para atormentarlo: le llevaba lacontraencualquiertemayargumentabacontantahabilidadycerteza,queterminabaporconvenceraJaimequeestabaequivocado,obligándoloaadmitirsuerror.

—¿Estás seguro de que yo tengo la razón? —decía finalmente Nicolás a suhermano.

—Sí,tienesrazón—gruñíaJaime,cuyarectitudleimpedíadiscutirdemalafe.—¡Ah!Mealegro—exclamabaNicolás—.Ahorayo tevoyademostrarqueel

quetienelarazónerestúyelequivocadosoyyo.Tevoyadarlosargumentosquetúteníasquehabermedado,sifuerasinteligente.

Jaimeperdíalapacienciaylecaíaagolpes,peroenseguidasearrepentía,porqueeramuchomásfuertequesuhermanoysupropiafuerzalohacíasentirseculpable.Enelcolegio,Nicolásusabasuingenioparamolestaralosdemásycuandoseveíaobligado a enfrentar una situación de violencia, llamaba a su hermano para que lodefendieramientrasélloanimabadesdeatrás.JaimeseacostumbróadarlacaraporNicolásyllegóaparecerlenaturalsercastigadoensulugar,hacersustareasytaparsusmentiras.ElprincipalinterésdeNicoláseneseperíododesujuventudapartedelasmujeres, fuedesarrollar lahabilidaddeClaraparaadivinarel futuro.Comprabalibros sobre sociedades secretas, de horóscopos y de todo lo que tuvieracaracterísticassobrenaturales.Eseañolediopordesenmascararmilagros,secompróLasVidasdeLosSantosenediciónpopularypasóelveranobuscandoexplicacionespedestresalasmásfantásticasproezasdeordenespiritual.Sumadreseburlabadeél.

—Sinopuedesentendercómofuncionaelteléfono,hijo—decíaClara—,¿cómoquierescomprenderlosmilagros?

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El interésdeNicoláspor losasuntos sobrenaturalescomenzóamanifestarseunpardeañosantes.LosFinesdesemanaquepodíasalirdelinternado,ibaavisitaralas tres hermanas Mora en su viejo molino, para aprender ciencias ocultas. Peropronto se vio que no tenía ninguna disposición natural para la clarividencia o latelequinesia, de modo que tuvo que conformarse con la mecánica de las cartasastrológicas,el taroty lospalitoschinos.Comounacosa traea laotra,conocióencasadelasMoraaunahermosajovendenombreAmanda,algomayorqueél,queloinicióenlameditaciónyogayenlaacupuntura,cienciasconlascualesNicolásllegóa curar el reuma y otras dolenciasmenores, que eramás de lo que conseguiría suhermanoconlamedicinatradicional,despuésdesieteañosdeestudio.Perotodoesofue mucho después. Eseverano tenía veintiún años y se aburría en el campo. Suhermanolovigilabaestrechamente,paraquenomolestaraalasmuchachas,porquesehabía autodesignado defensor de la virtud de las doncellas de Las TresMarías, apesardelocualNicolásselasarreglóparaseduciracasitodaslasadolescentesdelazona,conartesdegalanteríaquejamássehabíanvistoporaquelloslugares.Elrestodel tiempo lo pasaba investigandomilagros, tratando de aprender los trucos de sumadre para mover el salero con la fuerza de la mente, y escribiendo versosapasionadosaAmanda,quese losdevolvíaporcorreo,corregidosymejorados,sinqueellolograradesanimaraljoven.

PedroGarcía,elviejo,muriópocoantesdelaseleccionespresidenciales.Elpaísestaba convulsionado por las campañas políticas, los trenes de triunfo cruzaban deNorte a Sur llevando a los candidatos asomados en la cola, con su corte deproselitistas,saludandotodosdelmismomodo,prometiendotodoslasmismascosas,embanderadosyconunasonajeradeorfeónyaltoparlantesqueespantabalaquietuddelpaisajeypasmabaalganado.Elviejohabíavividotanto,queyanoeramásqueunmontóndehuesitosdecristalcubiertosporunpellejoamarillo.Surostroeraunencaje de arrugas. Cloqueaba al caminar, con un tintineo de castañuelas, no teníadientesysólopodíacomerpapilladebebé,ademásdeciegosehabíaquedadosordo,peronuncalefallóel reconocimientode lascosasy lamemoriadelpasadoyde loinmediato.Muriósentadoensusillademimbrealatardecer.Legustabacolocarseenelumbraldesuranchoasentircaerlatarde,quelaadivinabaporelcambiosutildelatemperatura, por los sonidos del patio, el afán de las cocinas, el silencio de lasgallinas.Allíloencontrólamuerte.Asuspies,estabasubisnietoEstebanGarcía,queyateníaalrededordediezaños,ocupadoenensartarlosojosaunpolloconunclavo.ErahijodeEstebanGarcía,elúnicobastardodelpatrónquellevósunombre,aunquenosuapellido.Nadierecordabasuorigennilarazónporlacualllevabaesenombre,excepto él mismo, porque su abuela, Pancha García, antes de morir alcanzó aenvenenarsuinfanciaconelcuentodequesisupadrehubieranacidoenellugardeBlanca,JaimeoNicolás,habríaheredadoLasTresMaríasypodríahaber llegadoa

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PresidentedelaRepública,dehaberloquerido.Enaquellaregiónsembradadehijosilegítimosydeotroslegítimosquenoconocíanasupadre,élfueprobablementeelúnicoquecrecióodiandosuapellido.Viviócastigadoporelrencorcontraelpatrón,contra su abuela seducida, contra su padre bastardo y contra su propio inexorabledestino de patán. Esteban Trueba no lo distinguía entre los demás chiquillos de lapropiedad,eraunomásdelmontóndecriaturasquecantabanelhimnonacionalenlaescuelayhacíancolaparasuregalodeNavidad.NoseacordabadePanchaGarcíanide haber tenido un hijo con ella, y mucho menos de aquel nieto taimado que loodiaba,peroqueloobservabadelejosparaimitarsusgestosycopiarsuvoz.Elniñosedesvelabaenlanocheimaginandohorriblesenfermedadesoaccidentesqueponíanfin a la existencia del patrón y todos sus hijos, para que él pudiera heredar lapropiedad. Entonces transformaba Las TresMarías en su reino. Esas fantasías lasacarició todasuvida,aundespuésdesaberque jamásobtendríanadaporvíade laherencia.SiemprereprochóaTruebalaexistenciaoscuraqueforjóparaélysesintiócastigado,inclusiveenlosdíasenquellegóalacimadelpoderylostuvoatodosensupuño.

Elniñosediocuentaquealgohabíacambiadoenelanciano.Séacercó,lotocóyelcuerposetambaleó.PedroGarcíacayóalsuelocomounabolsadehuesos.Teníalaspupilascubiertasporlapelículalechosaquelasfuedejandosinluzalolargodeuncuartodesiglo.EstebanGarcíatomóelclavoysedisponíaapincharlelosojos,cuandollegóBlancayloapartódeunempujón,sinsospecharqueesacriaturahoscaymalvadaerasusobrinoyquedentrodealgunosañosseríael instrumentodeunatragediaparasufamilia.

—Dios mío, se murió el viejecito —sollozó inclinándose sobre el cuerpojibarizado del anciano que pobló su infancia de cuentos y protegió sus amoresclandestinos.

A Pedro García, el viejo, lo enterraron con un velorio de tres días en el queEstebanTruchaordenóquenoseescatimaraelgasto.Acomodaronsucuerpoenuncajóndepinorústico,consutrajedominguero,elmismoqueusócuandosecasóyque se ponía para votar y recibir sus cincuenta pesos enNavidad. Le pusieron suúnica camisa blanca, que le quedabamuy holgada en el cuello, porque la edad lohabíaencogido,sucorbatadelutoyunclavelrojoenelojal,comosiemprequeseenfiestaba. Le sujetaron la mandíbula con un pañuelo y le colocaron su sombreronegro,porquehabíadichomuchasveces,quequeríaquitárseloparasaludaraDios.Noteníazapatos,peroClarasustrajounosdeEstebanTrucha,paraquetodosvieranquenoibadescalzoalParaíso.

JeandeSatignyseentusiasmóconelfuneral,extrajodesuequipajeunamáquinafotográficacontrípodeytomótantosretratosalmuerto,quesusfamiliarespensaronque le podía robar el alma ,v, por precaución, destrozaron las placas. Al velatorio

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acudieron campesinos de toda la región, porque PedroGarcía, en su siglo de vidaestabaemparentadoconmuchospaisanosdeprovincia.Llególameica,queeraaúnmásancianaqueél,convariosindiosdesutribu,queaunaordensuyacomenzaronallorar al finado y no dejaron de hacerlo hasta que terminó la parranda tres díasdespués. La gente se juntó alrededor del rancho del viejo a beber vino, tocar laguitarrayvigilarlosasados.Tambiénllegarondoscurasenbicicleta,abendecirlosrestosmortales de PedroGarcía y a dirigir los ritos fúnebres.Uno de ellos era ungigante rubicundo con fuerte acento español, el padre José Dulce María, a quienEsteban Trucha conocía de nombre. Estuvo a punto de impedirle la entrada a supropiedad,peroClaraloconvenciódequenoeraelmomentodeanteponersusodiospolíticosalfervorcristianodeloscampesinos.«Porlomenospondráalgodeordenenlosasuntosdelalma»,dijoella.DemodoqueEstebanTruebaterminópordarlelabienvenidaeinvitarloaquesequedaraensucasaconelhermanolego,quenoabríalabocaymirabasiemprealsuelo,conlacabezaladeadaylasmanosjuntas.Elpatrónestaba conmovidopor lamuerte del viejoque le había salvado las siembras de lashormigas y la vida de yapa, y quería que todos recordaran ese entierro como unacontecimiento.

Los curas reunieron a los inquilinos y visitantes en la escuela, para repasar losolvidados evangelios y decir unamisa por el descanso del alma de Pedro García.Después se retirarona lahabitaciónque se leshabíadestinadoen la casapatronal,mientraslosdemáscontinuabanlajuergaquehabíasidointerrumpidaporsullegada.EsanocheBlancaesperóquesecallaranlasguitarrasyelllantodelosindiosyquetodossefueranalacama,parasaltarporlaventanadesuhabitaciónyenfilarenladirección habitual, amparada por las sombras. Volvió a hacerlo durante las tresnoches siguientes, hasta que los sacerdotes se fueron. 'Iodos,menos sus padres, seenteraron de que Blanca se juntaba con uno de ellos en el río. Era Pedro TerceroGarcía,quenoquisoperderseelfuneraldesuabueloyaprovechólasotanaprestadapara arengar a los trabajadores casa por casa, explicándoles que las próximaseleccioneseransuoportunidaddesacudirelyugoenquehabíanvividosiempre.Loescuchaban sorprendidos y confusos. Su tiempo se medía por estaciones, suspensamientos por generaciones, eran lentos y prudentes. Sólo losmás jóvenes, losqueteníanradioyoíanlasnoticias,losqueavecesibanalpuebloyconversabanconlossindicalistas,podíanseguirelhilodesusideas.Losdemásloescuchabanporqueel muchacho era el héroe perseguido por los patrones, pero en el fondo estabanconvencidosdequehablabatonterías.

—Si el patrón descubre que vamos a votar por los socialistas, nos jodimos—dijeron.

—¡Nopuedesaberlo!Elvotoessecreto—alegóelfalsocura.—Eso cree usted, hijo—respondió Pedro Segundo, su padre—. Dicen que es

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secreto,perodespuéssiempresabenporquiénvotamos.Además,sigananlosdesupartido,nosvanaecharalacalle,notendremostrabajo.Yohevividosiempreaquí.¿Quéharía?

—¡No pueden echarlos a todos, porque el patrón pierdemás que ustedes si sevan!—arguyóPedroTercero.

—Noimportaporquiénvotemos,siempregananellos.—Cambian los votos—dijo Blanca, que asistía a la reunión sentada entre los

campesinos.—Esta vez no podrán—dijo Pedro Tercero—. Mandaremos gente del partido

paracontrolarlasmesasdevotaciónyverquesellenlasurnas.Peroloscampesinosdesconfiaban.Laexperiencialeshabíaenseñadoqueelzorro

siempre acaba por comerse a las gallinas, a pesar de las baladas subversivas queandaban de boca en boca cantando lo contrario. Por eso, cuando pasó el tren delnuevocandidatodelPartidoSocialista,undoctormiopeycarismáticoquemovíaalasmuchedumbresconsudiscursoinflamado,ellosloobservarondesdelaestación,vigilados por los patrones que montaron un cerco a su alrededor, armados conescopetasdecazaygarrotes.Escucharonrespetuosamentelaspalabrasdelcandidato,peronoseatrevieronahacerleniungestodesaludo,exceptounospocosbracerosque acudieron en pandilla, provistos de palos y picotas, y lo vitorearon hastadesgañitarse, porque ellos no tenían nada que perder, eran nómadas del campo,vagabanporlaregiónsintrabajofijo,sinfamilia,sinamoysinmiedo.

Poco después de lamuerte y elmemorable entierro de PedroGarcía, el viejo,Blancacomenzóaperdersuscoloresdemanzanayasufrirfatigasnaturalesquenoeranproducidaspordejarderespiraryvómitosmatinalesquenoeranprovocadosporsalmueracaliente.Pensóquelacausaestabaenelexcesodecomida,eralaépocadelosduraznosdorados,losdamascos,elmaíztiernopreparadoencazuelasdebarroyperfumadoconalbahaca,eraeltiempodehacerlasmermeladasylasconservasparael invierno. Pero el ayuno, lamanzanilla, los purgantes y el reposo no la curaron.Perdió el entusiasmo por la escuela, la enfermería y hasta por susNacimientos debarro,sepusoflojaysomnolienta,podíapasarhorasechadaenlasombramirandoelcielo,sininteresarsepornada.LaúnicaactividadquemantuvofueronsusescapadasnocturnasporlaventanacuandoteníacitaconPedroTerceroenelrío.

Jean de Satigny, que no se había dado por vencido en su asedio romántico, laobservaba. Por discreción, pasaba unas temporadas en el hotel del pueblo y hacíaalgunosviajescortosalacapital,dedonderegresabacargadodeliteraturasobrelaschinchillas,susjaulas,sualimento,susenfermedades,susmétodosreproductivos,laformade curtirles el cuero y, en general, todo lo referente a esas pequeñas bestiascuyo destino era convertirse en estolas. La mayor parte del verano el conde fuehuéspedenLasTresMarías.Eraunvisitanteencantador,bieneducado, tranquiloy

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alegre.Siempreteníaunafraseamableenlapuntadeloslabios,celebrabalacomida,losdivertíaenlastardestocandoelpianodelsalón,dondecompetíaconClaraenlosnocturnosdeChopinyeraunafuenteinagotabledeanécdotas.Selevantabatardeypasaba una o dos horas dedicado a su arreglo personal, hacía gimnasia, trotabaalrededordelacasasinimportarlelasburlasdelostoscoscampesinos,seremojabaen la bañera con agua caliente y se demoraba mucho en elegir la ropa para cadaocasión. Era un esfuerzo perdido, puesto que nadie apreciaba su elegancia y amenudoloúnicoqueconseguíaconsus trajes inglesesdemontar,suschaquetasdeterciopeloysussombrerostirolesesconplumadefaisán,eraqueClara,conlamejorintención, le ofreciera ropa más apropiada para el campo. Jean no perdía el buenhumor,aceptabalassonrisasirónicasdeldueñodecasa,lasmalascarasdeBlancayla perenne distracción de Clara, que al cabo de un año seguía preguntándole sunombre. Sabía cocinar algunas recetas francesas, muy aliñadas y magníficamentepresentadas,conlasquecontribuíacuandoteníaninvitados.Era laprimeravezqueveían a un hombre interesado en la cocina, pero supusieron que eran costumbreseuropeasynoseatrevieronahacerlebromas,paranopasarpor ignorantes.Desusviajes a la capital traía, ademásde lo concerniente a las chinchillas, las revistasdemoda, los folletines de guerra que se habían popularizado para crear el mito delsoldadoheroicoynovelasrománticasparaBlanca.Enlaconversacióndesobremesa,a veces se refería con tono de mortal aburrimiento, a sus veranos con la noblezaeuropeaenloscastillosdeLiechtensteinoenlaCostaAzul.Nuncadejabadedecirque estaba felizdehaber cambiado todo esopor el encantodeAmérica.Blanca lepreguntabaporquénohabíaelegidoelCaribe,oporlomenosunpaísconmulatas,cocoterosytambores,siloquebuscabaeraexotismo,peroélsosteníaquenohabíaen la tierra otro sitio más agradable que ese olvidado país al final del mundo. Elfrancés no hablaba de su vida personal, excepto para deslizar algunas clavesimperceptiblesquepermitíanal interlocutorastutodarsecuentade suesplendorosopasado, su fortuna incalculable y su noble origen. No se conocía con certeza suestado civil, su edad, su familia o de qué parte de Francia provenía. Clara era deopiniónque tantomisterio era peligrosoy trató de desentrañarlo con las cartas deltarot,peroJeannopermitíaqueleecharanlasuerteniqueseescrutaranlaslíneasdesumano.Tampocosesabíasusignozodiacal.

AEstebanTruebatodoesoleteníasincuidado.Paraélerasuficientequeelcondeestuvieradispuestoaentretenerloconunapartidadeajedrezodedominó,quefueraingenioso y simpático y nunca pidiera dinero prestado.Desde que Jean deSatignyvisitaba la casa, eramuchomás soportable el aburrimientodel campo,donde a lascincodelatardenohabíanadamásquehacer.AdemáslegustabaquelosvecinosloenvidiaranporteneraesehuéspeddistinguidoenLasTresMarías.

SehabíacorridolavozdequeJeanpretendíaaBlancaTrueba,peronoporeso

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dejó de ser el galán predilecto de las madres casamenteras. Clara también loestimaba,aunqueenellanohabíaningúncálculomatrimonial.Porsuparte,Blancaacabóacostumbrándoseasupresencia.Eratandiscretoysuaveeneltrato,quepocoapocoBlancaolvidósuproposiciónmatrimonial.Llegóapensarquehabíasidoalgoasícomounabromadelconde.Volvióasacardelarmarioloscandelabrosdeplata,aponerlamesaconlavajillainglesayausarsusvestidosdeciudadenlastertuliasdela tarde.Amenudo Jean la invitaba al pueblo o le pedía que lo acompañara a susnumerosasinvitacionessociales.EnesasoportunidadesClarateníaqueirconellos,porqueEstebanTruebaerainflexibleenesepunto:noqueríaquevieranasuhijasolacon el francés. En cambio, les permitía pasear sin chaperona por la propiedad,siemprequenosealejarandemasiadoyqueregresaranantesqueoscureciera.Claradecíaquesisetratabadecuidarlavirginidadalajovenesoeramuchomáspeligrosoque ir a tomar té al fundode losUzcátegui,peroEstebanestaba segurodequenohabíanadaquetemerdeJean,puestoquesusintencioneserannobles,perohabíaquecuidarse de lasmalas lenguas, que podían destrozar la honra a su hija.Los paseoscampestresdeJeanyde'Blancaconsolidaronunabuenaamistad.Sellevabanbien.Alosdoslesgustabasaliramediamañanaacaballo,conlameriendaenuncanastoyvariosmaletinesdelonaycueroconelequipodeJean.ElcondeaprovechabatodaslasparadasparacolocaraBlancacontraelpaisajeyfotografiarla,apesardequeseresistíaunpoco,porquesesentíavagamenteridícula.Esesentimientosejustificabaalver los retratos revelados,dondeaparecíaconunasonrisaquenoera lasuya,enunaposturaincómodayconunairedeinfelicidad,debido,segúnJean,aquenoeracapazdeposarconnaturalidady, segúnella, aque laobligabaaponerse torcidayaguantarlarespiracióndurantelargossegundos,hastaqueseimprimieralaplaca.Porlo general escogían un lugar sombrío debajo de los árboles, colocaban unamantasobre layerbay se acomodabanparapasar algunashoras.HablabandeEuropa,delibros,deanécdotas familiaresdeBlancaode losviajesde Jean.Ella le regalóunlibrodelPoetayél seentusiasmó tanto,queaprendió largospasajesdememoriaypodía recitar los versos sin vacilar.Decía que era lomejor que se había escrito enmateriadepoesíayquenisiquieraenfrancés,elidiomadelasartes,habíanadaquepudieracompararse.Nohablabandesussentimientos.Jeanerasolícito,peronoerasuplicanteoinsistente,sinomásbienhermanableyburlón.Silebesabalamanoparadespedirse, lo hacía con una mirada de escolar que restaba todo romanticismo algesto.Sileadmirabaunvestido,unguisoounafiguradelNacimiento,sutonoteníaundejoirónicoquepermitíainterpretarlafrasedemuchasmaneras.Sicortabaflorespara ella o la ayudaba a desmontar del caballo, lo hacía con un desenfado queconvertía la galantería en una atención de amigo. De todosmodos, para prevenir,Blancalehizosaber,cadavezquesepresentólaocasión,quenosecasaríanimuertaconél.JeandeSatignysonreíaconsubrillantesonrisadeseductor,sindecirnada,y

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BlancanopodíamenosquenotarqueeramuchomásapuestoquePedroTercero.BlancanosabíaqueJeanlaespiaba.Lahabíavistosaltarporlaventanavestida

dehombreenmuchasocasiones.Laseguíauntrecho,peroserevolvía,temerosodeque lo sorprendieran los perros en la oscuridad. Pero, por la dirección que ellatomaba,habíapodidodeterminarquesiempreibarumboalrío.

Entretanto,Truebanoterminabadedecidirserespectoalaschinchillas.Amododeprueba,accedióainstalarunajaulaconalgunasparejasdeesosroedores,imitandoenpequeñaescala lagran industriamodelo.Fue laúnicavezque sevio a JeandeSatignyarremangadotrabajando.Sinembargo,laschinchillassecontagiarondeunaenfermedad privativa de las ratas y se fueron muriendo todas en menos de dossemanas.Nisiquierapudieroncurtirlaspieles,porqueelpeloselespusoopacoyselesdesprendíadelcuerocomoplumasdeunave remojadaenaguahirviendo. Jeanviohorrorizado aquellos cadáveres despelucados, con las patas tiesas y los ojos enblanco,queechabanportierralasesperanzasdeconvenceraEstebanTrucha,quienperdiótodoentusiasmoporlapeleteríaalveresamortandad.

—Silapestelehubieradadoalaindustriamodelo,estaríatotalmentearruinado—concluyóTrucha.

EntrelapestedelaschinchillasylasescapadasdeBlanca,elcondepasóvariosmeses perdiendo su tiempo.Empezaba a estar cansado de aquellas tramitaciones ypensaba que Blanca jamás se iba a fijar en sus encantos. Vio que el criadero deroedores no tenía para cuándo concretarse y decidió que era mejor precipitar lascosas, antes que otro más avispado se quedara con la heredera. Además, Blancacomenzabaagustarle,ahoraqueestabamás robustayconesa languidezquehabíaatenuadosusmodalesdecampesina.PreferíaalasmujeresplácidasyopulentasylavisióndeBlancaechadasobrealmohadonesobservandoelcieloalahoradelasiesta,le recordaba a sumadre.Aveces conseguía conmoverlo. Jean aprendió a adivinar,porpequeñosdetalles imperceptiblespara losdemás,cuándoBlanca teníaplaneadauna excursión nocturna al río. En esas ocasiones, la joven se quedaba sin cenar,pretextandodolordecabeza,sedespedía tempranoyhabíaunbrilloextrañoensuspupilas,unaimpacienciayunanheloensusgestosqueélreconocía.Unanoche

decidióseguirlahastaelfinal,paraterminarconesasituaciónqueamenazabaconprolongarse indefinidamente.EstabaseguroqueBlanca teníaunamante,perocreíaquenopodíasernadaserio.Personalmente,JeandeSatignynoteníaningunafijacióncon la virginidad y no se había planteado ese asunto cuando decidió pedirla enmatrimonio.Loqueleinteresabadeellaeranotrascosas,quenoseperderíanporunmomentodeplacerenellechodelrío.

DespuésqueBlancaseretiróasuhabitaciónyelrestodelafamiliatambién,JeandeSatignysequedósentadoenelsalónaoscuras,atentoalosruidosdelacasa,hastalahoraquecalculóqueellasaltaríaporlaventana.Entoncessalióalpatioyseplantó

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entrelosárbolesaesperarla.Estuvoagazapadoenlasombramásdemediahora,sinque nada anormal turbara la paz de la noche. Aburrido de esperar, se disponía aretirarse,cuandose fijóque laventanadeBlancaestabaabierta.Sediocuentaquehabíasaltadoantesqueélseapostaraeneljardínavigilarla.

—Merde—mascullóenfrancés.Rogandoquelosperrosnoalertarana todalacasaconsusladridosyquenole

saltaran encima, se dirigió hacia el río, por el camino que otras veces había vistotomar aBlanca.No estaba acostumbrado a andar con su fino calzado por la tierraarada,niasaltarpiedrasysortearcharcos,perolanocheestabamuyclara,conunahermosalunallenailuminandoelcieloenunresplandorfantasmagóricoyapenasselepasóeltemordequeaparecieranlosperros,pudoapreciarlabellezadelmomento.Anduvounbuencuartodehoraantesdeavistarlosprimeroscañaveralesdelaorillayentoncesduplicósuprudenciayseacercóconmássigilo,cuidandosuspisadasparaquenoaplastaranramasquepudierandelatarlo.Lalunasereflejabaenelaguaconunbrillodecristalylabrisamecíasuavementelascañasylascopasdelosárboles.Reinaba elmás completo silencio y por un instante tuvo la fantasía de que estabaviviendo un sueño de sonámbulo, en el cual caminaba y caminaba, sin avanzar,siempre en el mismo sitio encantado, donde el tiempo se había detenido y dondetratabadetocarlosárboles,queparecíanalalcancedelamano,yseencontrabaconel vacío. Tuvo que hacer un esfuerzo para recuperar su habitual estado de ánimo,realista y pragmático. En un recodo del paisaje, entre grandes piedras grisesiluminadaspor la luzde la luna, losvio tancerca,quecasipodía tocarlos.Estabandesnudos.Elhombreestabadeespaldas,caraalcielo,conlosojoscerrados,peronotuvo dificultad en reconocer al sacerdote jesuita que había ayudado la misa delfuneral de PedroGarcía, el viejo. Eso le sorprendió. Blanca dormía con la cabezaapoyadaenelvientrelisoymorenodesuamante.LatenueluzlunarponíareflejosmetálicosensuscuerposyJeandeSatignyseestremecióalverlaarmoníadeBlanca,queenesemomentoleparecióperfecta.

Tomócasiunmimitoalelegantecondefrancésabandonarelestadodeensueñoen que lo sumió la vista de los enamorados, la placidez de la noche, la luna y elsilenciodelcampo,ydarsecuentadequelasituacióneramásgravedeloquehabíaimaginado.Enlaactituddelosamantesreconocióelabandonopropiodequienesseconocendemuylargotiempo.Aquellonoteníaelaspectodeunaaventuraeróticadeverano, como había supuesto, sino más bien de un matrimonio de la carne y elespíritu.JeandeSatignynopodíasaberqueBlancayPedroTercerohabíandormidoasí el primer día que se conocieron y que continuaron haciéndolo cada vez quepudieronalolargodeesosaños,sinembargo,lointuyóporinstinto.

Procurandonohacernielmenorruidoquepudieraalertarlos,diomediavueltayemprendióelregreso,pensandocómoenfrentarelasunto.Alllegaralacasa,yahabía

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tomadoladecisióndecontárseloalpadredeBlanca,porquelairasiempreprontadeEsteban Trueba le pareció el mejor medio para resolver el problema. «Que se lasarreglenentrelosnativos»,pensó.

Jean de Satigny no esperó lamañana.Golpeó la puerta de la habitación de suanfitrión y antes que éste alcanzara a despabilarse completamente del sueño, lezampósuversión.Dijoquenopodíadormirporelcaloryque,paratomaraire,habíacaminadodistraídamenteendirecciónalríoysehabíaencontradoconeldeprimenteespectáculodesufuturanoviadurmiendoenbrazosdeljesuitabarbudo,desnudosala luz de la luna. Por un momento, eso despistó a Esteban Trueba, que no podíaimaginar a su hija acostada con el padre JoséDulceMaría, pero enseguida se diocuentas de lo que había pasado, de la burla de que había sido objeto durante elentierrodelviejoydequeelseductornopodíaserotroquePedroTerceroGarcía,esemalditohijodeperraquelotendríaquepagarconsuvida.Sepusolospantalonesatodaprisa,secalzólasbotas,seechólaescopetaalhombroydescolgódelaparedsufustadejinete.

—Ustedmeesperaaquí,don—ordenóalfrancés,quiendetodosmodosnoteníaningunaintencióndeacompañarlo.

Esteban Trueba corrió al establo y se montó en su caballo sin ensillarlo. Ibaresoplandodeindignación,conloshuesossoldadosreclamandoporelesfuerzoyelcorazóngalopándoleenelpecho.«Losvoyamataralosdos»rezongabacomounaletanía.Salióalacarreraenladirecciónquehabíaseñaladoelfrancés,peronotuvonecesidaddellegarhastaelrío,porqueamediocaminoseencontróconBlancaqueregresabaa lacasacanturreando,conelpelodesordenado, la ropasucia,yeseairefelizdequiennotienenadaquepedirlealavida.Alverasuhija,EstebanTruebanopudocontenersumalcarácteryselefueencimaconelcaballoylafustaenelaire,lagolpeó sin piedad, propinándole un azote tras otro, hasta que lamuchacha cayó yquedótendidainmóvilenelbarro.Supadresaltódelcaballo,lasacudióhastaquelahizo volver en sí y le gritó todos los insultos conocidos y otros inventados en elarrebatodelmomento.

—¡Quiénes!¡Dígamesunombreolamato!—leexigió.—Noselodirénunca—sollozóella.EstebanTruebacomprendióque ésenoera el sistemaparaobtener algode esa

hijasuyaquehabíaheredadosupropiatestarudez.Vioquesehabíasobrepasadoenelcastigo, como siempre. La subió al caballo y volvieron a la casa. El instinto o elalboroto de los perros, advirtieron a Clara y a los sirvientes, que esperaban en lapuertacontodaslaslucesencendidas.Elúnicoquenoseveíaporningunaparte,eraelconde,queeneltumultoaprovechóparahacersusmaletas,enganchóloscaballosalcocheysefuediscretamentealhoteldelpueblo.

—¡Quéhashecho,Esteban,porDios!—exclamóClaraalverasuhijacubierta

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debarroysangre.Clara y Pedro Segundo García llevaron a Blanca en brazos a su cama. El

administrador había empalidecido mortalmente, pero no dijo ni una sola palabra.Claralavóasuhija,leaplicócompresasfríasenlosmoretonesylaarrullóhastaqueconsiguió tranquilizarla.Después que la dejó dormitando, fue a enfrentarse con sumarido,quesehabíaencerradoensudespachoyallípaseabafuriosodandogolpescon la fusta a las paredes,maldiciendo y pateando losmuebles.Al verla, Estebandirigió toda su furia contra ella, la culpó de haber criado a Blanca sin moral, sinreligión,sinprincipios,comounaatealibertina,peoraún,sinsentidodeclase,porquesepodíaentenderque lohicieraconalguienbiennacido,peronoconunpatán,ungaznápiro,uncerebrocaliente,ocioso,buenoparanada.

—¡Debíhaberlomatadocuandoseloprometí!¡Acostándoseconmipropiahija!¡Juroquelovoyaencontrarycuandoloagarrelocapo,lecortolasbolas,aunquesealo últimoque haga enmi vida, juro pormimadre que se va a arrepentir de habernacido!

—PedroTerceroGarcíanohahechonadaquenohayashecho tú—dijoClara,cuandopudo interrumpirlo—.Tú también tehasacostadoconmujeressolterasquenosondetuclase.Ladiferenciaesqueéllohahechoporamor.YBlancatambién.

Trueba la miró, inmovilizado por la sorpresa. Por un instante su ira pareciódesinflarseysesintióburlado,peroinmediatamenteunaoleadadesangrelesubióalacabeza.Perdióelcontrolydescargóunpuñetazoenlacaraasumujer, tirándolacontra la pared: Clara se desplomó sin un grito. Esteban pareció despertar de untrance, se hincó a su lado, llorando, balbuciendo disculpas y explicaciones,llamándolapor losnombres tiernosquesólousabaen la intimidad,sincomprendercómo había podido levantar lamano a ella, que era el único ser que realmente leimportaba v a quien jamás, ni aun en los peoresmomentos de tu vida en común,habíadejadoderespetar.Laalzóenbrazos,lasentóamorosamenteenunsillón,mojóunpañueloparaponerleen la frentey tratódehacerlabeberunpocodeagua.Porúltimo, Clara abrió los ojos. Echaba sangre por la nariz. Cuando abrió la boca,escupió varios dientes, que cayeron al suelo y un hilo de saliva sanguinolenta lecorrióporlabarbillayelcuello.

ApenasClarapudoenderezarse,apartóaEstebandeunempujón,sepusodepiecondificultadysaliódeldespacho, tratandodecaminarerguida.Alotro ladode lapuerta estaba Pedro Segundo García, que alcanzó a sujetarla en el momento quetrastabillaba.Alsentirloasulado,Claraseabandonó.Apoyólacaratumefactaenelpechodeesehombrequehabíaestadoasuladodurantelosmomentosmásdifícilesdesuvida,ysepusoallorar.LacamisadePedroSegundoGarcíasetiñódesangre.

Clara no volvió a hablar a su marido nunca más en su vida. Dejó de usar suapellidodecasadaysequitódeldedolafinaalianzadeoroqueéllehabíacolocado

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másdeveinteañosatrás,aquellanochememorableenqueBarrabásmurióasesinadoporuncuchillodecarnicero.

Dosdíasdespués,ClarayBlancaabandonaronLasTresMaríasyregresaronalacapital. Esteban quedó humillado y furioso, con la sensación de que algo se habíarotoparasiempreensuvida.

PedroSegundofueadejaralapatronayasuhijaalaestación.Desdelanocheaquella,nohabíavueltoaverlasypermanecíasilenciosoyhuraño.Lasacomodóeneltrenydespuéssequedóconelsombreroenlamano,losojosbajos,sinsabercómodespedirse.Claraloabrazó.Alprincipioélsemantuvorígidoydesconcertado,peroprontolovencieronsuspropiossentimientosyseatrevióarodearlatímidamenteconlosbrazosydepositarunbesoimperceptibleensupelo.Semiraronporúltimavezatravés de la ventanilla y los dos tenían los ojos llenos de lágrimas. El fieladministradorllegóasucasadeladrillos,hizounbultoconsusescasaspertenencias,envolvióenunpañueloelpocodineroquehabíapodidoahorrarentodosesosañosde servicio y partió. Trucha lo vio despedirse de los inquilinos y montar en sucaballo.Tratódedetenerloexplicándolequeloquehabíaocurridonoteníanadaquever con él, que no era justo que por las culpas de su hijo perdiera el trabajo, losamigos,lacasaysuseguridad.

—Noquieroestaraquícuandoencuentreamihijo,patrón—fueron lasúltimaspalabrasdePedroSegundoGarcíaantesdepartiraltrotehacialacarretera.

¡Quésolomesentíentonces!Ignorabaquelasoledadnomeabandonaríanuncamásyquelaúnicapersonaquevolveríaatenercercademíenelrestodemivida,seríaunanietabohemiayestrafalaria,conelpeloverdecomoRosa.Peroesoseríavariosañosmástarde.

DespuésdelapartidadeClara,miréamialrededoryvimuchascarasnuevasenLas Tres Marías. Los antiguos compañeros de ruta estaban muertos o se habíanalejado.Yanoteníaamimujerniamihija.Elcontactoconmishijoseramínimo.Habían fallecidomimadre,mi hermana, la buenaNana, PedroGarcía, el viejo.YtambiénRosamevinoalamemoriacomouninolvidabledolor.YanopodíacontarconPedroSegundoGarcía,queestuvoamiladodurantetreintaycincoaños.Medioporllorar.Semecaíansolaslaslágrimasymelassacudíaamanotazos,peroveníanotras.¡Váyansetodosalcarajo!,bramabayoporlosrinconesdelacasa.Mepaseabaporloscuartosvacíos,entrabaaldormitoriodeClaraybuscabaensuroperoyensucómodaalgoqueellahubierausado,paraacercármeloalanarizyrecuperar,aunquefueraporunmomentofugaz,sutenueoloralimpieza.Metendíaensucama,hundíalacaraensualmohada,acariciabalosobjetosquehabíadejadosobreeltocadorymesentíaprofundamentedesolado.

PedroTerceroGarcíateníatodalaculpadeloquehabíapasado.PorélsehabíaalejadoBlancademilado,porélyohabíadiscutidoconClara,porélsehabíaidodel

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fundoPedroSegundo,poréllosinquilinosmemirabanconreceloycuchicheabanamis espaldas. Siempre había sido un revoltoso y lo que yo debí hacer desde elprincipioeraecharloapatadas.Dejépasarel tiempopor respetoa supadreya suabueloyelresultadofuequeesemocosodeporqueríamequitóloquemásamabaenelmundo.Fuialreténdelpuebloysobornéaloscarabinerosparaquemeayudaranabuscarlo.Lesdiordendenometerlopreso,sinodeentregármelosinalboroto.Enelbar, en lapeluquería, en el cluby enelFarolitoRojo, eché a correr lavozdequehabíaunarecompensaparaquienmeentregaraalmuchacho.

—Cuidado,patrón.Nosepongaahacerjusticiaporsupropiamano,mirequelascosas han cambiado mucho desde los tiempos de los hermanos Sánchez —meadvirtieron.Peroyonoquiseescucharlos.¿Quéhabríahecholajusticiaenesecaso?Nada.

Pasaroncomoquincedíassinningunanovedad.Salíaarecorrerelfundo,entrabaen las propiedades vecinas, espiaba a los inquilinos. Estaba convencido que meescondíanalmuchacho.Subílarecompensayamenacéaloscarabinerosconhacerlosdestituir,porincapaces,perotodofueinútil.Concadahoraquepasabameaumentabala rabia.Comencé a beber comonunca lo había hecho, ni enmis años de soltería.DormíamalyvolvíasoñarconRosa.Unanochesoñéquelagolpeabacomoa'Clarayquesusdientestambiénrodabanporelsuelo,despertégritando,peroestabasoloynadieme podía oír. Estaba tan deprimido, que dejé de afeitarme, nome cambiabaropa,creoque tampocomebañaba.Lacomidameparecíaagria, teníaunsabordebilis en laboca.Me rompí losnudillosgolpeando lasparedesy reventéuncaballogalopandopara espantar la furia queme estaba consumiendo las entrañas.En esosdíasnadiesemeacercaba,lasempleadasmeservíanlamesatemblando,locualmeponíapeor.

Un día estaba en el corredor, fumando un cigarro antes de la siesta, cuando seacercó un niño moreno y se me plantó al frente en silencio. Se llamaba EstebanGarcía.Eraminieto,peroyonolosabíaysóloahora,debidoalasterriblescosasquehanocurridoporobrasuya,meheenteradodelparentescoquenosune.Eratambiénnieto de Pancha García, una hermana de Pedro Segundo, a quien en realidad norecuerdo.

—¿Quéesloquequieres,mocoso?—preguntéalniño.—YosédóndeestáPedroTerceroGarcía—merespondió.Diun salto tanbruscoque sevolteóel sillóndemimbredondeestaba sentado,

agarréalmuchachoporloshombrosylozarandeé.—¿Dónde?¿Dóndeestáesemaldito?—legrité.—¿Mevaadarlarecompensa,patrón?—balbuceóelniñoaterrorizado.—¡Latendrás!Peroprimeroquieroestarsegurodequenomemientes.¡Vamos,

llévamedondeestáesedesgraciado!

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Fui a buscar mi escopeta y salimos. El niñome indicó que teníamos que ir acaballo, porque Pedro Tercero estaba escondido en el aserradero de los Lebus, avariasmillasdeLasTresMarías. ¿Cómono semeocurrióque estaría allí:Eraunescondite perfecto. En esa época del año el aserradero <le los alemanes estabacerradoyquedabalejosdetodosloscaminos.

—¿CómoteenterastequePedroTerceroGarcíaestáallá?—Todoelmundolosabe,patrón,menosusted—merespondió.Nosfuimosaltrote,porqueeneseterrenonosepodíacorrer.Elaserraderoestá

enclavadoenunaladeradelamontañayallínosepodíaforzarmuchoalasbestias.Enelesfuerzoportrepar,loscaballosarrancabanchispasalaspiedrasconloscascos.Creoquesuspisadaseranelúnicosonidoenlatardebochornosayquieta.Alentrarala zona boscosa, cambió el paisaje y refrescó, porque los árboles se erguían enapretadasfilas,cerrandoelpasoa la luzdelsol.Elsueloeraunaalfombrarojizaymullidadondelaspatasdeloscaballossehundíanblandamente.Entoncesnosrodeóelsilencio.Elniñoibaadelante,montadoensubestiasinmontura,pegadoalanimal,comosi fueranelmismocuerpo,yyo ibadetrás, taciturno, rumiandomirabia.Pormomentos la tristeza me invadía, era más fuerte que el enojo que había estadoincubandodurantetantotiempo,másfuertequeelodioquesentíaporPedroTerceroGarcía.Debendehaberpasadounpardehorasantesdedivisarloschatosgalponesdelaserradero,ubicadosensemicírculoenunclarodelbosque.Eneselugar,elolorde lamadera y de los pinos era tan intenso, que por unmomentome distraje delpropósito del viaje. Me sobrecogió el paisaje, el bosque, la quietud. Pero esadebilidadnomedurómásqueunsegundo.

—Esperaaquíycuidaloscaballos.¡Notemuevas!Desmonté. El niño tomó las riendas del animal y yo partí agazapado, con la

escopetapreparadaen lasmanos.Nosentíamis sesentaañosni losdoloresenmisviejos huesos aporreados. Iba animado por la idea de vengarme. De uno de losgalpones salía una frágil columna de humo, vi un caballo amarrado en la puerta,dedujequeallídebíaestarPedroTerceroymedirigíalgalpónhaciendounrodeo.Mecastañeabanlosdientesdeimpaciencia,ibapensandoquenoqueríamatarloalprimertiro,porqueesoseríamuyrápidoysemeiríaelgustoenunminuto,habíaesperadotantoquequeríasaborearelmomentodehacerlopedazos,perotampocopodíadarleunaoportunidaddeescapar.Eramuchomásjovenqueyoysinopodíasorprenderloestabajodido.Llevabalacamisaempapadadesudor,pegadaalcuerpo,unvelomecubría los ojos, perome sentía de veinte añosy con la fuerza de un toro.Entré algalpónarrastrándomesilenciosamente,elcorazónmegolpeabacomountambor.Meencontrédentrodeunaampliabodegaque teníael suelocubiertodeaserrín.Habíagrandes pilas de madera y unas máquinas tapadas con trozos de lona verde, parapreservarlasdelpolvo.Avancéocultándomeentre laspilasdemadera,hastaquede

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pronto lovi.PedroTerceroGarcíaestabaacostadoenelsuelo,con lacabezasobreunamantadoblada,durmiendo.A su ladohabíaunpequeño fuegodebrasas sobreunaspiedrasyuntarroparaherviragua.Medetuvesobresaltadoypudeobservarloamiantojo,contodoelodiodelmundo,tratandodefijarparasiempreenmimemoriaeserostromoreno,defaccionescasiinfantiles,dondelabarbaparecíaundisfraz,sincomprender qué diablos había vistomi hija en ese peludo ordinario. Tendría unosveinticincoaños,peroalverlodormidomeparecióunmuchacho.Tuvequehacerungran esfuerzo para controlar el temblor de mis manos y mis dientes. Levanté laescopetaymeadelantéunpardepasos.Estabatancerca,quepodíavolarlelacabezasinapuntar,perodecidíesperarunossegundosparaquesemetranquilizaraelpulso.Ese momento de vacilación me perdió. Creo que el hábito de esconderse habíaafinado el oído a Pedro TerceroGarcía y el instinto le advirtió el peligro. En unafracciónde segundodebehabervuelto a la conciencia, pero sequedócon losojoscerrados,alertótodoslosmúsculos,tensólostendonesypusotodasuenergíaenunsaltoformidablequedeunsoloimpulsolodejóparadoaunmetrodelsitiodondeseestrellómibala.Noalcancéaapuntardenuevo,porqueseagachó,recogióuntrozodemaderay lo lanzó,dandode llenoen laescopeta,quevoló lejos.Recuerdoquesentíunaoleadadepánicoalvermedesarmado,pero inmediatamentemedicuentaqueélestabamásasustadoqueyo.Nosobservamosensilencio,jadeando,cadaunoesperabaelprimermovimientodelotroparasaltar.Yentoncesvielhacha.Estabatancerca,quepodíaalcanzarlaestirandoapenaselbrazoyesoesloquehicesinpensarlodos veces. Tomé el hacha y con un grito salvaje que me salió del fondo de lasentrañas,melancécontraél,dispuestoapartirlodearribaabajoconunsologolpe.ElhachabrillóenelaireycayósobrePedroTerceroGarcía.Unchorrodesangremesaltóalacara.

En el último instante levantó los brazos para detener el hachazo y el filo de laherramientalerebanólimpiamentetresdedosdelamanoderecha.Conelesfuerzoyome fui hacia adelante y caí de rodillas. Se sujetó lamano contra el pecho y saliócorriendo,brincósobrelaspilasdemaderaylostroncostiradosenelsuelo,alcanzósucaballo,montódeunsaltoyseperdióconungritoterribleentrelassombrasdelospinos.Dejóatrásunreguerodesangre.

Yo me quedé a cuatro patas en el suelo, acezando. Tardé varios minutos enserenarmeycomprenderquenolohabíamatado.Miprimerareacciónfuedealivio,porqueal sentir la sangre calientequemegolpeaba la cara, semedesinfló el odiosúbitamenteytuvequehacerunesfuerzopararecordarporquéqueríamatarlo,parajustificar la violencia que me estaba ahogando, que me hacía estallar el pecho,zumbar los oídos, queme nublaba la vista. Abrí la boca desesperado, tratando demeteraireenlospulmones,yconseguíponermeenpie,peroempecéatemblar,diunpardepasosycaísentadosobreunmontóndetablas,mareado,sinpoderrecuperarel

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ritmo de la respiración. Creí queme iba a desmayar, el corazónme saltaba en elpechocomounamáquinaenloquecida.Debedehabertranscurridomuchotiempo,nolosé.Porúltimolevantélavista,meparéybusquélaescopeta.

ElniñoEstebanGarcíaestabaamilado,mirándomeensilencio.Habíarecogidolosdedoscortadosylossosteníacomounramodeespárragossangrientos.Nopudeevitar las arcadas, tenía la boca llena de saliva, vomité manchándome las botas,mientraselchiquillosonreíaimpasible.

—¡Sueltaeso,mocosodemierda!—gritégolpeándolelamano.Losdedoscayeronsobreelaserrín,tiñéndoloderojo.Recogí la escopeta y avancé tambaleándome hacia la salida. El aire fresco del

atardeceryelperfumeagobiadordelospinosmedieronenlacara,devolviéndomeelsentidodelarealidad.Respiréconavidez,abocanadas.Caminéhaciamicaballoconungranesfuerzo,medolíatodoelcuerpoyteníalasmanosagarrotadas.Elniñomesiguió.

Volvimos a Las Tres Marías buscando el camino en la oscuridad, que cayórápidamente después que se puso el sol. Los árboles dificultaban la marcha,loscaballos tropezabancon laspiedrasy losmatorrales, las ramasnosgolpeabanalpasar.Yoestabacomoenotromundo,confundidoyaterradodemipropiaviolencia,agradecido de quePedroTercero escapara, porque estaba seguro de que si hubieracaídoal suelo,yo lehabría seguidodandoconel hachahastamatarlo, destrozarlo,picarloenpedacitos,conlamismadecisiónconqueestabadispuestoameterleuntiroenlacabeza.

Yoséloquedicendemí.Dicen,entreotrascosas,quehematadoaunooavarioshombresenmivida.Mehancolgadolamuertedealgunoscampesinos.Noesverdad.Silofuera,nomeimportaríareconocerlo,porquealaedadquetengoesascosassepueden decir impunemente. Yame faltamuy poco para estar enterrado.Nunca hematadoaunhombreylomáscercaqueheestadodehacerlofueesedíaquetoméelhachaymeabalancésobrePedroTerceroGarcía.

Llegamosalacasadenoche.Mebajétrabajosamentedelcaballoycaminéhacialaterraza.Mehabíaolvidadoporcompletodelniñoqueibaacompañándome,porqueentodoeltrayectonoabriólaboca,poresomesorprendíalsentirquemetirabadelamanga.

—¿Mevaadarlarecompensa,patrón?—dijo.Lodespedídeunmanotazo.—No hay recompensa para los traidores que delatan. ¡Ah! ¡Y te prohíbo que

cuentesloquépasó!;Mehasentendido?—gruñí.Entré a la casa y fui directamente a beber un trago de la botella. El coñacme

quemó la garganta y me devolvió algo de calor. Luego me tendí en el sofá,resoplando.Todavíamelatíadesordenadamenteelcorazónyestabamareado.Conel

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dorsodelamanolimpiélaslágrimasquemerodabanporlasmejillas.AfueraquedóEstebanGarcíafrentealapuertacerrada.Comoyo,estaballorando

derabia.

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Loshermanos

CapítuloVII

Clara y Blanca llegaron a la capital con el lamentable aspecto de dosdamnificadas. Ambas tenían la cara hinchada, los ojos rojos de llanto y la ropaarrugadaporel largoviajeen tren.Blanca,másdébilquesumadre,apesardesermucho más alta, joven y pesada, suspiraba despierta y sollozaba dormida, en unlamento ininterrumpido que duraba desde el día de la paliza. Pero Clara no teníapacienciaparaladesgracia,demodoqueal llegaralagrancasadelaesquina,queestaba vacía y lúgubre como un mausoleo, decidió que bastaba de lloriqueos yquejumbres,queerahoradealegrarlavida.Obligóasuhijaasecundarlaenlatareadecontratarnuevossirvientes,abrir lospostigos,quitar lassábanasquecubrían losmuebles,lasfundasdelaslámparas,loscandadosdelaspuertas,sacudirelpolvoydejarentrarlaluzyelaire.Enesoestaban,cuandoinvadiólacasaelinconfundiblearomadelasvioletassilvestres,yasísupieronquelastreshermanasMora,advertidaspor la telepatía o simplemente por el afecto, habían llegado de visita. Su parloteofeliz, sus compresas de agua fría, sus consuelos espirituales y su encanto natural,consiguieronquelamadreylahijaserepusierandelascontusionesdelcuerpoylosdoloresdelalma.

—Habráquecomprarotrospájaros—dijoClaramirandoporlaventanalasjaulasvacíasyeljardínenmarañado,dondelasestatuasdelOlimposeerguíandesnudasycagadasporlaspalomas.

—Nosécómopuedepensarenlospájarossilefaltanlosdientes,mamá—anotóBlanca,quenoseacostumbrabaalnuevorostrodesdentadodesumadre.

Clara se dio tiempo para todo. En un par de semanas tenía las antiguas jaulasllenasdenuevospájaros,ysehabíahechofabricarunaprótesisdeporcelana,quesesosteníaensusitiomedianteuningeniosomecanismoquelaafirmabaalosmolaresque le quedaban, pero el sistema resultó tan incómodo, que prefirió llevar ladentadurapostizacolgandodeunacintaalcuello.Se laponíasóloparacomery,a

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veces, para las reuniones sociales.Claradevolvió la vida a la casa.Dioorden a lacocinera de mantener el fogón siempre encendido y le dijo que había que estarpreparadosparaalimentaraunnúmerovariabledehuéspedes.Sabíaporquélodecía.A los pocos días comenzaron a llegar sus amigos rosacruces, los espiritistas, losteósofos,losacupunturistas,lostelépatas,losfabricantesdelluvia,losperipatéticos,losadventistasdelséptimodía,losartistasnecesitadosoendesgraciay;enfin,todoslos que habitualmente constituían su corte. Ciara reinaba entre ellos como unapequeñasoberanaalegreysindientes.Enesaépocaempezaronsusprimerosintentosseriosparacomunicarseconlosextraterrestresycomoellaanotó,tuvosusprimerasdudasrespectoalorigendelosmensajesespiritualesquerecibíaatravésdelpénduloodelamesadetrespatas.Selaoyódeciramenudoquetalveznoeranlasalmasdelosmuertosquevagabanenotradimensión,sinosimplementeseresdeotrosplanetasqueintentabanestablecerunarelaciónconlosterrícolas,peroque,porestarhechosde una materia impalpable, fácilmente podían confundirse con las ánimas. EsaexplicacióncientíficaencantóaNicolás,peronotuvolamismaaceptaciónentrelastreshermanasMora,queeranmuyconservadoras.

Blancavivíaajenaaesasdudas.Losseresdeotrosplanetasentraban,paraella,enla misma categoría de las ánimas y no podía, por lo tanto, comprenderelapasionamientodesumadreylosdemásporidentificarlos.Estabamuyocupadaenlacasa,porqueClarasedesentendiódelosasuntosdomésticosconelpretextodequejamás tuvo aptitud para ellos. La gran casa de la esquina requería un ejército desirvientes paramantenerla limpia y el séquito de sumadre obligaba a tener turnospermanentesenlacocina.Habíaquecocinargranosyyerbasparaalgunos,verdurasypescado crudo para otros, frutas y leche agria para las tres hermanas Mora ysuculentosplatosdecarne,dulcesyotrosvenenosparaJaimeyNicolás,queteníanunapetitoinsaciableytodavíanohabíanadquiridosuspropiasmañas.Coneltiempoambospasaríanhambre:JaimeporsolidaridadconlospobresyNicolásparapurificarsualma.Peroenesaépocatodavíaerandosrobustosjóvenesansiososdegozarlosplaceresdelavida.

Jaime había entrado a la universidad y Nicolás vagaba buscando su destino.Teníanunautomóvilprehistórico,compradoconelproductodelasbandejasdeplataquesehabíanrobadodelacasadesuspadres.LobautizaronCovadonga,enrecuerdode losabuelosDelValle.Covadongahabíasidodesarmadoyvueltoaarmar tantasvecesconotraspiezas,queescasamentepodíaandar.Sedesplazabaconunestrépitodesuroñosomotor,escupiendohumoytuercasporeltubodeescape.Loshermanoslocompartíansalomónicamente:losdíaspareslousabaJaimeylosnones,Nicolás.

Clara estaba dichosa de vivir con sus hijos y se dispuso a iniciar una relaciónamistosa.Había tenidopococontacto conellosdurante su infanciay enel afándeque se «hicieran hombres», había perdido las mejores horas de sus hijos y había

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tenido que guardarse todas sus ternuras. Ahora que estaban en sus proporcionesadultas, hechos hombres finalmente, podía darse el gusto demimarlos comodebióhaberlohechocuandoeranpequeños,peroyaeratarde,porquelosmellizossehabíancriadosinsuscariciasyhabíanterminadopornonecesitarlas.Clarasediocuentadequenolepertenecían.Noperdiólacabezanielbuenánimo.Aceptóalosjóvenestalcomoeranysedispusoagozardesupresenciasinpedirnadaacambio.

Blanca,sinembargo, rezongabaporquesushermanoshabíanconvertido lacasaen unmuladar. A su paso quedaba un reguero de desorden, estropicio y bulla. Lajovenengordabaaojosvistayparecíacadadíamáslánguidaymalhumorada.Jaimesefijóenlabarrigadesuhermanayacudiódondesumadre.

—CreoqueBlancaestáembarazada,mamá—dijosinpreámbulos.—Meloimaginaba,hijo—suspiróClara.Blanca no lo negó y, una vez confirmada la noticia, Clara lo escribió con su

redondacaligrafíaenel cuadernodeanotar lavida.Nicolás levantó lavistade susprácticas de horóscopo chino y sugirió que había que decírselo al padre, porquedentrodeunpardesemanaselasuntoyanopodríadisimularseytodoelmundoseibaaenterar.

—¡Nuncadiréquiéneselpadre!—dijoBlancaconfirmeza.—Nome refiero el padre de la criatura, sino al nuestro—dijo su hermano—.

Papátienederechoasaberlopornosotros,antesqueselocuenteotrapersona.—Ponganuntelegramaalcampo—sugirióClaratristemente.Sedabacuentade

que cuando se enterara Esteban Trucha, el niño de Blanca se convertiría en unatragedia.

Nicolás redactó el mensaje con el mismo espíritu criptográfico con que hacíaversosaAmanda,paraquelatelegrafistadelpueblonopudieraentendereltelegramay propagar el chisme: «Envíe instrucciones en cinta blanca. Punto». Igual que latelegrafista,EstebanTruebanopudodescifrarloytuvoquellamarporteléfonoasucasaenlacapitalparaenterarsedelasunto.AJaimeletocóexplicárseloyagregóqueel embarazo estaba tan avanzado, que no se podía pensar en ninguna solucióndrástica.Alotroladodelalíneahubounlargoyterriblesilencioydespuéssupadrecolgóelauricular.EnLasTresMarías,EstebanTrueba,lívidodesorpresayderabia,tomósubastónydestrozóelteléfonoporsegundavez.Nuncaselehabíaocurridolaidea de que una hija suya pudiera cometer un desatino tan monstruoso. Sabiendoquiéneraelpadre,letomómenosdeunsegundoarrepentirsedenohaberlemetidoun balazo en la nuca cuando tuvo la oportunidad. Estaba seguro que el escándalosería igual si ella daba a luz un bastardo, que si se casaba con el hijo de uncampesino:lasociedadlacondenaríaalostracismoencualquieradelosdoscasos.

EstebanTruchapasóvariashorasrondandoporlacasaagrandestrancos,dandobastonazosa losmueblesya lasparedes,murmurandoentredientesmaldicionesy

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forjando planes descabellados que iban desde mandar a Blanca a un convento enExtremadura,hastamatarlaagolpes.Finalmente,cuandosecalmóunpoco,levinouna idea salvadora a lamente.Hizo ensillar su caballo y se fue al galope hasta elpueblo.

Encontróa JeandeSatigny, aquiennohabíavuelto averdesde la infortunadanoche en que lo despertó para contarle los amoríos de Blanca, sorbiendo jugo demelónsinazúcarenlaúnicapasteleríadelpueblo,acompañadodelhijodeIndalecioAguirrazábal,unfifiricheacicaladoquehablabaconvozatipladayrecitabaaRubénDarío. Sin ningún respeto, Trucha levantó al conde francés por las solapas de suimpecablechaquetaescocesaylosacódelaconfiteríaprácticamenteenvilo,antelasmiradasatónitasdelosdemásclientes,plantándoloenelmediodelaacera.

—Usted me ha dado bastantes problemas, joven. Primero lo de sus malditaschinchillas y despuésmi hija. Yame cansé. Vaya a buscar sus pilchas, porque sevienealacapitalconmigo.SevaacasarconBlanca.

No ledio tiempoa reponersede la sorpresa.Loacompañóalhoteldelpueblo,donde esperó con la fusta en una mano y el bastón en la otra, mientras Jean deSatignyhacíasusmaletas.Despuéslollevódirectamentealaestaciónylomontósinmiramientosaltren.Duranteelviaje,elcondetratódeexplicarlequenoteníanadaque ver con ese asunto y que jamás le había puesto ni un dedo encima a BlancaTrueba,queprobablemente el responsablede lo sucedido era el frailebarbudoconquien Blanca se encontraba en las noches en la orilla del río. Esteban Trueba lofulminóconsumiradamásferoz.—Nosédeloqueestáhablando,hijo.Esoustedlosoñó—ledijo.

Trueba procedió a explicarle las cláusulas del contrato matrimonial, lo cualtranquilizóbastantealfrancés.LadotedeBlanca,surentamensualylasperspectivasdeheredarunafortuna,laconvertíanenunbuenpartido.

—Comove,ésteesmejornegocioqueeldelaschinchillas—concluyóelfuturosuegrosinprestaratenciónallloriqueonerviosodeljoven.

AsífuecomoelsábadollegóEstebanTruebaalagrancasadelaesquina,conunmarido para su hija desflorada y un padre para el pequeño bastardo. Iba echandochispasderabia.Deunmanotazovolteóelfloreroconcrisantemosdelaentrada,lediounbofetónaNicolásqueintentóintercederparaexplicarlasituaciónyanuncióagritos que no quería ver aBlanca y que debía quedarse encerrada hasta el día delmatrimonio.Claranosalióarecibirlo.Sequedóensuhabitaciónynoleabrióniauncuandoélpartióelbastóndeplataagolpescontralapuerta.

Lacasaentróenuntorbellinodeactividadydepeleas.Elaireparecíairrespirableyhastalospájarossecallaronensusjaulas.Lossirvientescorríanbajolasórdenesdeesepatrónansiosoybruscoquenoadmitíademorasparahacercumplirsusdeseos.Clara continuó haciendo la misma vida, ignorando a su marido y negándose a

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dirigirle la palabra. El novio, prácticamente prisionero de su futuro suegro, fueacomodado en uno de los numerosos cuartos de huéspedes, donde pasaba el díadándosevueltassinnadaquehacer,sinveraBlancaysincomprendercómohabíaidoapararenesefolletín.Nosabíasilamentarseporservíctimadeaquellosbárbarosaborígenes o alegrarse de quepodría cumplir su sueñodedesposar a unaherederasudamericana, joven y hermosa. Como era de temperamento optimista y estabadotado del sentido práctico propio de los de su raza, optó por lo segundo y en eltranscursodelasemanasefuetranquilizando.

EstebanTruebafijólafechadelmatrimonioparadentrodequincedías.Decidióque lamejorformadeevitarelescándaloerasaliéndolealencuentroconunabodaespectacular.Queríaverasuhijacasadaporelobispo,contrajeblancoyunacoladeseis metros llevada por pajes y doncellas, fotografiada en la crónica social delperiódico,queríaunafiestacaligulescaysuficientefanfarriaygastocomoparaquenadiese fijaraen labarrigade lanovia.Elúnicoque losecundóensusplanes fueJeandeSatigny.

EldíaqueEstebanTrueballamóasuhijaparamandarlaalmodistoaprobarseelvestidodenovia,fuelaprimeravezquelaviodesdelanochedelapaliza.Seespantóalverlagordayconmanchasenlacara.

—Nomevoyacasar,padre—dijoella.—¡Cállese! —rugió él—. Se va a casar porque yo no quiero bastardos en la

familia¿meoye?—Creíqueyateníamosvarios—respondióBlanca.—¡Nomeconteste!QuieroquesepaquePedroTerceroGarcíaestámuerto.Lo

matéconmipropiamano,asíesqueolvídesedeélytratedeserunaesposadignadelhombrequelallevaalaltar.

Blanca se echó a llorar y siguió llorando incansablemente en los días quesiguieron.

ElmatrimonioqueBlancanodeseabasecelebróenlacatedral,conbendicióndelobispoyuntrajedereinahechoporelmejorcosturerodelpaís,quienhizomilagrosparadisimular elvientreprominentede lanoviaconchorrerasde floresyplieguesgrecorromanos. La boda culminó con una fiesta espectacular, con quinientosinvitadosentrajedegala,queinvadieronlagrancasadelaesquina,animadaporunaorquesta demúsicosmercenarios, con un escándalo de reses sazonadas con yerbasfinas, mariscos frescos, caviar del Báltico, salmón de Noruega, aves trufadas, untorrente de licores exóticos, un chorro inacabable de champán, un despilfarro dedulces,suspiros,milhojas,eclaires,empolvados,grandescopasdecristalconfrutasglaseadas,fresasdeArgentina,cocosdelBrasil,papayasdeChile,piñasdeCubayotrasdeliciasimposiblesderecordar,sobreunalarguísimamesaquedabavueltasporeljardínyterminabaenunatortadescomunaldetrespisos,fabricadaporunartífice

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italianooriginariodeNápoles,amigodeJeandeSatigny,queconvirtióloshumildesmateriales:huevos,harinayazúcar,enunaréplicadelaAcrópoliscoronadaporunanube de merengue, donde reposaban dos amantes mitológicos, Venus y Adonis,hechosconpastadealmendrateñidaparaimitareltonorosadodelacarne,elrubiode loscabellos,elazulcobaltode losojos,acompañadosporunCupido regordete,tambiéncomestible,quefuepartidaconuncuchillodeplataporelnovioorgullosoylanoviadesolada.

Clara, que desde el principio se opuso a la idea de casar a Blanca contra suvoluntad, decidió no asistir a la fiesta. Se quedó en el costurero elaborando tristespredicciones para los novios, que se cumplieron al pie de la letra, como todospudieroncomprobarmástarde,hastaquesumaridofueasuplicarlequésecambiarade ropa y apareciera en el jardín aunque fuera por diez minutos, para acallar lasmurmuracionesde los invitados.Clara lo hizodemalagana, pero, por cariño a suhija,sepusolosdientesyprocurósonreíratodoslospresentes.

Jaime llegó al final de la fiesta, porque se quedó trabajando en el hospital depobres donde empezaban sus primeras prácticas como estudiante de medicina.NicolásllegóacompañadoporlabellaAmanda,quienacababadedescubriraSartreyhabíaadoptadoelairefataldelasexistencialistaseuropeas,todadenegro,pálida,con los ojosmoros pintados con khol, el pelo oscuro suelto hasta la cintura y unasonajeradecollares,pulserasyzarcillosqueprovocabanconmociónasupaso.Porsuparte,Nicolásestabavestidodeblanco,comounenfermero,conamuletoscolgandoalcuello.Supadre le salióalencuentro, lo tomódeunbrazoy lo introdujoavivafuerzaenunbaño,dondeprocedióaarrancarlostalismanessincontemplaciones.

—¡Vayaasucuartoypóngaseunacorbatadecente!¡Vuelvaalafiestaypórtesecomouncaballero!Noseleocurraponerseapredicaralgunareligiónherejeentrelosinvitados ¡y diga a esa bruja que lo acompaña que se cierre el escote! —ordenóEstebanasuhijo.

Nicolásobedeciódepésimohumor.Enprincipioeraabstemio,perodelarabiasetomóunascopas,perdiólacabezayselanzóvestidoalafuentedeljardín,dedondetuvieronquerescatarloconladignidadempapada.

Blancapasótodalanochesentadaenunasillaobservandolatortaconexpresiónalelada y llorando, mientras su flamante esposo revoloteaba entre los comensalesexplicandolaausenciadesusuegraconunataquedeasmayelllantodesunoviaconlaemocióndelaboda.Nadielecreyó.JeandeSatignyledabaaBlancabesitosenelcuello, le tomaba la mano y procuraba consolarla con sorbos de champán ylangostinos elegidos amorosamente y servidos de su propia mano, pero todo fueinútil,ellaseguíallorando.Apesardetodo,lafiestafueunacontecimiento,talcomohabía planeado Esteban Trueba. Comieron y bebieron opíparamente y vieron elamanecerbailandoalsondelaorquesta,mientrasenelcentrodelaciudadlosgrupos

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de cesantes se calentaban en pequeñas fogatas hechas con periódicos, pandillas dejóvenesconcamisaspardasdesfilabansaludandoconelbrazoenalto,comohabíanvistoenlaspelículassobreAlemania,yenlascasasdelospartidospolíticossedabanlosúltimostoquesalacampañaelectoral.

—Vanaganar lossocialistas—habíadichoJaime,quede tantoconvivirconelproletariadoenelhospitaldepobres,andabaalucinado.

—No,hijo,vanaganarlosdesiempre—habíareplicadoClara,quelovioenlasbarajasyseloconfirmósusentidocomún.

Después de la fiesta, Esteban Trueba se llevó a su yerno a la biblioteca y leextendióuncheque.Erasuregalodeboda.HabíaarregladotodoparaquelaparejasefueraalNorte,dondeJeandeSatignypensabainstalarsecómodamenteavivirdelasrentasde sumujer, lejosdel comentariode lagenteobservadoraquenodejaríaderepararensuvientreprematuro.Teníaenmenteunnegociodecántarosdiaguitasydemomiasindígenas.

Antes que los recién casados abandonaran la fiesta, fueron a despedirse de sumadre. Clara llevó aparte a Blanca, que no había parado de llorar, y le habló ensecreto.

—Dejade llorar,hijita.Tantas lágrimas leharándañoa lacriaturay talveznosirvaparaserfeliz—dijoClara.

Blancarespondióconotrosollozo.—PedroTerceroGarcíaestávivo,hija—agregóClara.Blancasetragóelhipoysesonólanariz.—¿Cómolosabe,mamá?—preguntó.—Porquelosoñé—respondióClara.EsofuesuficienteparatranquilizaraBlancaporcompleto.Sesecólaslágrimas,

enderezólacabezaynovolvióallorarhastaeldíaenquemuriósumadre,sieteañosmástarde,apesardequenolefaltarondolores,soledadesyotrasrazones.

Separadadesuhija,conquiensiemprehabíaestadomuyunida,Claraentróenotro de sus períodos confusos y depresivos. Continuó haciendo la misma vida deantes, con la gran casa abierta y siempre llena de gente, con sus reuniones deespiritualistasysusveladasliterarias,peroperdiólacapacidaddereírseconfacilidady amenudo se quedabamirando fijamente al frente, perdida en sus pensamientos.IntentóestablecerconBlancaunsistemadecomunicacióndirectaque lepermitieraobviar los atrasos del correo, pero la telepatía no siempre funcionaba y no habíaseguridad de la buena recepción del mensaje. Pudo comprobar que suscomunicaciones se embrollabanpor interferencias incontrolables y se entendía otracosa de lo que ella había querido transmitir.Además,Blanca no era proclive a losexperimentospsíquicosy apesardehaber estado siempremuycercade sumadre,jamásdemostrónilamenorcuriosidadporlosfenómenosdelamente.Eraunamujer

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práctica,terrenalydesconfiada,ysunaturalezamodernaypragmáticaeraungraveobstáculo para la telepatía. Clara tuvo que resignarse a usar los métodosconvencionales.Madreehijaseescribíancasiadiarioysunutridacorrespondenciareemplazóporvariosmesesaloscuadernosdeanotarlavida.AsíseenterabaBlancadetodoloqueocurríaenlagrancasadelaesquinaypodíajugarconlailusióndequetodavíaestabaconsufamiliayquesumatrimonioerasólounmalsueño.

EseañoloscaminosdeJaimeyNicolássedistanciarondefinitivamente,porquelasdiferenciasentreamboshermanoseranirreconciliables.Nicolásandabaesosdíasconlanovedaddelbaileflamenco,quedecíahaberloaprendidodelosgitanosenlascuevasdeGranada, aunqueen realidadnuncahabía salidodelpaís,peroera tal supoderdeconvicción,quehastaenelsenodesupropiafamiliacomenzaronadudar.Alamenorprovocación,ofrecíaunademostración.Saltabasobrelamesadelcomedor,lagranmesadeencinaquehabíaservidoparavelaraRosamuchosañosantesyqueClarahabíaheredado,ycomenzabaabatirpalmascomoundesenfrenado,azapatearespasmódicamente,adarsaltosygritosagudoshastaqueconseguíaatraeratodosloshabitantes de la casa, algunos vecinos y en una ocasión a los carabineros, quellegaronconlospalosdesenfundados,embarrandolasalfombrasconlasbotas,peroqueterminaroncomotodoslosdemás,aplaudiendoygritandoolé.Lamesaresistióheroicamente, aunque al cabo de una semana tenía la apariencia de un mesón decarnicería usado para descuartizar becerros. El baile flamenco no tenía ningunautilidadprácticaenlacerradasociedadcapitalinadeentonces,peroNicoláspusoundiscreto anuncio en el periódico anunciando sus servicios como maestro de esafogosa danza.Al día siguiente tenía una alumnay a la semana se había corrido elrumordesuencanto.Lasmuchachasacudíanenpandillas,alcomienzoavergonzadasy tímidas,peroélcomenzabaa revolotearlesalrededor,azapatearlesenlanzándolaspor la cintura, a sonreírles con su estilo de seductor y al poco rato conseguíaentusiasmarlas.Lasclases fueronunéxito.Lamesadelcomedorestabaapuntodedeshacerseenastillas,ClaraempezóaquejarsedejaquecayJaimepasabaencerradoen su habitación tratando de estudiar con dos bolas de cera en las orejas. CuandoEstebanTruebaseenteródeloqueocurríaenlacasadurantesuausencia,montóenjusta y terrible cólera y prohibió a su hijo usar la casa como academia de baileflamenco o de cualquiera otra cosa.Nicolás tuvo que desistir de sus contorsiones,pero la experiencia le sirvió para convertirse en el joven más popular de latemporada,elreydelasfiestasydetodosloscorazonesfemeninos,porquemientraslosdemásestudiaban,sevestíancontrajesgrisescruzadosysecultivabanelbigotealritmo de los boleros, él predicaba el amor libre, citaba a Freud, bebía pernod ybailabaflamenco.Eléxitosocial,sinembargo,noconsiguiódisminuirsuinterésporlashabilidadespsíquicasdesumadre.Tratabainútilmentedeemularla.Estudiabaconvehemencia,practicabahastaponerenpeligrosusaludyasistíaalasreunionesdelos

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viernescon las treshermanasMora,apesarde laprohibiciónexpresade supadre,que persistía en su idea de que ésos no eran asuntos de hombres. Clara intentabaconsolarlodesusfracasos.

—Estonoseaprendenisehereda,hijo—decía,cuandoloveíaconcentrarsehastaquedarbizco,enunesfuerzodesproporcionadopormoverelsalerosintocarlo.

Las tres hermanas Mora querían mucho al muchacho. Le prestaban los librossecretos y lo ayudaban a descifrar las claves de los horóscopos y de las cartas deadivinación. Se sentaban a su alrededor, tomadas de la mano, para traspasarlo defluidosbenéficos,peroesotampococonsiguiódotaraNicolásdepoderesmentales.Loampararonen.susamoresconAmanda.AlcomienzolajovenpareciófascinadaconlamesadetrespatasylosartistaspeluconesdelacasadeNicolás,peroalpocotiemposecansódeevocarfantasmasyderecitaralPoeta,cuyosversosandabandebocaenboca,yentróatrabajarcomoreporteraenunperiódico.

—Ésaesunaprofesióntruhán—dictaminóEstebanTruebaalenterarse.Truebanosentíasimpatíaporella.Nolegustabaverlaensucasa.Pensabaque

era una mala influencia para su hijo y tenía la idea que su pelo largo, sus ojospintadosysusabalorioseranlossíntomasdealgúnviciooculto,yquesutendenciaaquitarse los zapatos y sentarse en el suelo con las piernas cruzadas, como unaborigen,eranmodalesdemarimacho.

Amanda tenía una visión muy pesimista del mundo y para soportar susdepresiones,fumabahachís.Nicoláslaacompañaba.Clarasediocuentaquesuhijopasaba por momentos malos, pero ni siquiera su prodigiosa intuición le permitiórelacionaresaspipasorientalesquefumabaNicolásconsusextravíosdelirantes,sumodorra ocasional y sus ataques de injustificada alegría, porque nunca había oídohablardeesadroganideningunaotra.«Soncosasdelaedad,yaselepasará»,decíaalverloactuarcomounlunático,sinacordarsequeJaimehabíanacidoelmismodíaynoteníaningunodeesosdesvaríos.

LaslocurasdeJaimeerandemuydiversoestilo.Teníavocaciónparaelsacrificioylaausteridad.Ensuroperosólohabíatrescamisasydospantalones.Clarapasabaelinvierno tejiendo apresuradamente prendas de lana ordinaria, para mantenerloabrigado,peroéllasusabasólohastaqueotromásnecesitadoseleponíapordelante.Todoeldineroqueledabasupadreibaapararalosbolsillosdelosindigentesqueatendíaenelhospital.Siemprequealgúnperroesqueléticoloseguíaenlacalle,élloasilabaenlacasaycuandoseenterabadelaexistenciadeunniñoabandonado,unamadre solteraounaancianadesvalidaquenecesitarade suprotección, llegabaconellos para que su madre se hiciera cargo del problema. Clara se convirtió en unaexpertaenbeneficenciasocial,conocíatodoslosserviciosdelEstadoydelaiglesiadondesepodíacolocara losdesventuradosycuandotodolefallaba, terminabaporaceptarlosensucasa.Susamigasleteníanmiedo,porquecadavezqueaparecíade

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visitaeraporqueteníaalgoquepedirles.AsíseextendiólareddelosprotegidosdeClarayJaime,quenollevabanlacuentadelagentequeayudaban,demodoquelesresultabauna sorpresaquedepronto apareciera alguien adarles las gracias por unfavorquenorecordabanhaberhecho.Jaimetomósusestudiosdemedicinacomounavocaciónreligiosa.Leparecíaquecualquierdiversiónqueloapartaradesuslibrosolequitarasu tiempo,eraunatraicióna lahumanidadquehabía juradoservir.«Esteniño debió habersemetido a cura», decía Clara. Para Jaime, a quien los votos dehumildad,pobrezaycastidaddel sacerdotenohabríanmolestado, la religiónera lacausa de la mitad de las desgracias del mundo, de modo que cuando su madreopinaba así, se ponía furioso. Decía que el cristianismo, como casi todas lassupersticiones,hacíaalhombremásdébilyresignadoyquenohabíaqueesperarunarecompensa en el cielo, sino pelear por sus derechos en la tierra. Estas cosas lasdiscutíaasolasconsumadre,porqueeraimposiblehacerloconEstebanTrueba,queperdíarápidamentelapacienciayacababaagritosyportazos,porque,comoéldecía,ya estaba harto de vivir entre puros locos y lo único que quería era un poco denormalidad, pero había tenido la mala suerte de casarse con una excéntrica yengendrartreschifladosbuenosparanadaqueleamargabanlaexistencia.Jaimenodiscutíaconsupadre.Pasabaporlacasacomounasombra,dabaunbesodistraídoasumadrecuandolaveíaysedirigíadirectamentealacocina,comíadepielassobrasdelosdemásy luegoseencerrabaensuhabitacióna leeroestudiar.Sudormitorioera un túnel de libros, todas las paredes estaban cubiertas desde el suelo hasta eltecho,deestanteríasdemaderarepletasdevolúmenesquenadielimpiaba,porqueélmantenía la puerta con llave. Eran nidos ideales para las arañas y los ratones. Alcentro de la pieza estaba su cama, un camastro de conscripto, iluminado por unbombillo desnudo qué colgaba del techo sobre la cabecera.Durante un temblor detierraqueClaraolvidópredecir,sesintióunestrépitodetrendescarriladoycuandopudieronabrirlapuerta,vieronquelacamaestabaenterradadebajodeunamontañadelibros.SehabíandesprendidolasestanteríasyJaimequedóaplastadoporellas.Lorescataron sin un rasguño. Mientras Clara quitaba los libros, se acordaba delterremoto y pensaba que ese momento ya lo había vivido. La ocasión sirvió parasacudirelpolvoalzocuchoyespantarlosbichosypajarracosaescobazos.

LasúnicasvecesqueJaimeenfocabalavistaparapercibirlarealidaddesucasa,eracuandoveíapasaraAmandadelamanodeNicolás.Muypocasvecesledirigíalapalabra y enrojecía violentamente si ella lo hacía. Desconfiaba de su exóticaaparienciayestabaconvencidoquesisepeinabacomotodoelmundoysequitabalapinturade losojos,severíacomounratónflacoyverdoso.Sinembargo,nopodíadejardemirarla.Lasonajeradepulserasqueacompañabaalajovenlodistraíadesusestudiosy teníaquehacerungran esfuerzoparano seguirlapor la casa comounagallinahipnotizada.Solo,ensucama,sinpoderconcentrarseenlalectura,imaginaba

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aAmandadesnuda,envueltaensupelonegro,contodossusadornosruidosos,comounídolo.Jaimeeraunsolitario.Fueunniñohurañoymástardeunhombretímido.No seamabaa símismoy talvezpor esopensabaquenomerecía el amorde losdemás. La menor demostración de solicitud o agradecimiento hacia él, loavergonzabaylohacíasufrir.Amandarepresentabalaesenciadetodolofemeninoy,por ser la compañera de Nicolás, de todo lo prohibido. La personalidad libre,afectuosayaventureradelajovenmujerlofascinabaysuaspectoderatóndisfrazadoprovocabaenélunansiatormentosadeprotegerla.Ladeseabadolorosamente,peronuncaseatrevióaadmitirlo,nienlomássecretodesuspensamientos.

EnesaépocaAmandafrecuentabamucholacasadelosTrueba.Enelperiódicoteníaunhorario flexibleycadavezquepodía, llegabaa lagrancasade laesquinaconsuhermanoMiguel,sinquelapresenciadeambosllamaralaatenciónenaquelcaserónsiemprellenodegenteydeactividad.Migueltendríaentoncesalrededordecincoaños,eradiscretoylimpio,noproducíaningúnalboroto,pasabadesapercibido,confundiéndoseconeldiseñodelpapeldelasparedesyconlosmuebles,jugabasoloeneljardínyseguíaaClaraportodalacasallamándolamamá.Poreso,yporquea

Jaime lo llamaba papá, supusieron que Amanda y Miguel eran huérfanos.Amando andaba siempre con su hermano, lo llevaba a su trabajo, lo acostumbró acomerdetodo,acualquierhora,yadormirtiradoenloslugaresmásincómodos.Lorodeabadeunaternuraapasionadayviolenta,lorascabacomoaunperrito,logritabacuando se enojaba y después corría a abrazarlo. No dejaba que nadie corrigiera odieraunaordenasuhermano,noaceptabacomentariossobrelaextrañavidaquelehacíallevarylodefendíacomounaleona,aunquenadietuvieraintencióndeatacarlo.A la única persona que permitió opinar sobre la educación deMiguel fue aClara,quienlapudoconvencerdequehabíaqueenviarloalaescuela,paraquenofueraunermitaño analfabeto.Clara no era especialmente partidaria de la educación regular,pero pensó que en el caso deMiguel era necesario darle algunas horas diarias dedisciplina y convivencia con otros niños de su edad. Ella misma se encargó dematricularla,comprarle losútilesyeluniformeyacompañóaAmandaadejarloelprimer día de clases. En la puerta del plantel, Amanda y Miguel se abrazaronllorando,sinquelamaestraconsiguierasepararalniñodelaspollerasdesuhermana,alascualesseaferrabacondientesyuñas,chillandoylanzandopatadasdesesperadasalqueseacercaba.Finalmente,ayudadaporClara,lamaestrapudoarrastraralniñoal interiorysecerró lapuertadelcolegioasusespaldas.Amandasequedótodalamañana sentada en la acera.Clara la acompañó porque se sentía culpable de tantodolorajenoyempezabaadudardelasabiduríadesuiniciativa.Amediodíasonólacampanay se abrióelportón.Vieron salirun rebañodeescolaresy entre ellos, enorden, callado y sin lágrimas, con una raya de lápiz en la nariz y los calcetinescomidos por los zapatos, iba el pequeño Miguel, que en esas pocas horas había

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aprendidoaandarporlavidasinirdelamanodesuhermana.Amandaloestrechócontrasupechofrenéticamenteyenuna inspiracióndelmomento ledijo:«daría lavidaporti,Miguelito».Nosabíaquealgúndíatendríaquehacerlo.

Entretanto,EstebanTruebasesentíacadadíamássoloyfurioso.Seresignóalaideadequesumujernovolveríaadirigirlelapalabray,cansadodeperseguirlaporlos rincones, suplicarle con lamirada y taladrar agujeros en las paredes del baño,decidió dedicarse a la política. Tal como Clara había pronosticado, ganaron laselecciones losmismosdesiempre,peropor tanescasomargen,que todoelpaís sealertó.TruebaconsideróqueeraelmomentodesalirendefensadelosinteresesdelapatriaylosdelPartidoConservador,puestoquenadiemejorqueélpodíaencarnaralpolíticohonestoeincontaminado,comoélmismolodecía,yagregabaquesehabíalevantadoconsupropioesfuerzo,dandotrabajoybuenascondicionesdevidaasusempleados,dueñodelúnicofundoconcasitasdeladrillo.Erarespetuosodelaley,lapatriaylatradiciónynadiepodíareprocharleningúndelitomayorquelaevasióndeimpuestos.ContratóunadministradorparareemplazaraPedroSegundoGarcíaylopusoenLasTresMaríasacargodesusgallinasponedorasysusvacasimportadasyse instalódefinitivamente en la capital. Pasóvariosmeses dedicado a su campaña,con el respaldo del PartidoConservador, que necesitaba gente para presentar a laspróximaseleccionesparlamentarias,ydesupropiafortuna,quelapusoalserviciodesu causa. La casa se llenó de propaganda política y de sus partidarios, queprácticamente la tomaron por asalto, mezclándose con los fantasmas de loscorredores,losrosacrucesylastreshermanasMora.PocoapocolacortedeClarafuedesplazadahacialoscuartostraserosdelacasa.SeestablecióunafronterainvisibleentreelsectorqueocupabaEstebanTruebayeldesumujer.BajolainspiracióndeClara y de acuerdo a las necesidades del momento, fueron brotándole a la noblearquitectura señorial, cuartuchos,escaleras, torrecillas, azoteas.Cadavezquehabíaque alojar a un nuevo huésped, llegaban los mismos albañiles y añadían otrahabitación.Así,lagrancasadelaesquinallegóaparecerunlaberinto.

—Algúndíaestacasaserviráparaponerunhotel—decíaNicolás.—Ounpequeñohospital—agregabaJaime,queempezabaaacariciarlaideade

llevarsuspobresalBarrioAlto.La fachada de la casa se mantuvo sin alteraciones. Por delante se veían las

columnas heroicas y el jardín versallesco, pero hacia detrás se perdía el estilo. Eljardín traseroeraunaselvaenmarañadadondeproliferabanvariedadesdeplantasyflores y donde alborotaban los pájaros de Clara, junto con varias generaciones deperrosygatos.Entreaquellafaunadoméstica,elúnicoquetuvoalgunarelevanciaenelrecuerdodelafamiliafueunconejoquellevóMiguel,unpobreconejovulgar,quelosperroslamíanconstantemente,hastaqueselecayóelpelo,convirtiéndoseenelúnico calvo de su especie, cubierto por un pellejo tornasoleado que le daba la

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aparienciadeunreptilorejudo.Amedidaqueseacercabalafechadelaselecciones,EstebanTruebaseponíamás

ymásnervioso.Habíaarriesgadotodoloqueteníaensuaventurapolítica.UnanochenoaguantómásyfueagolpearlapuertadeldormitoriodeClara.Ellaleabrió.Estabaen camisa de dormir y se había puesto los dientes, porque le gustabamordisqueargalletasmientrasescribíaensucuadernodeanotarlavida.AEstebanlepareciótanjovenyhermosacomoelprimerdíaquelallevódelamanoaesedormitoriotapizadoensedaazulylaparósobrelapieldeBarrabás.Sonrióconelrecuerdo.

—Disculpa, Clara —dijo sonrojándose como un escolar—. Me siento solo yangustiado.Quieroestarunratoaquí,sinoteimporta.

Clarasonriótambién,peronodijonada.LeseñalóelsillónyEstebansesentó.Sequedaronunratocallados,compartiendoelplatodegalletasymirándoseextrañados,porquehacíamuchotiempoquevivíanbajoelmismotechosinverse.

—Supongo que sabes lo que me está atormentando —dijo Esteban Truebafinalmente.

Claraasintióconlacabeza.—¿Creesquevoyasalirelegido?Clara volvió a asentir y entoncesTrueba se sintió totalmente aliviado, como si

ella le hubiera dado una garantía escrita. Lanzó una alegre y sonora carcajada, sepusodepie,latomóporloshombrosylabesóenlafrente.

—¡Eresformidable,Clara!Sitúlodices,serésenador—exclamó.A partir de esa noche disminuyó la hostilidad entre los dos. Clara siguió sin

dirigirlelapalabra,peroélhacíacasoomisodesusilencioylehablabanormalmente,interpretando sus menores gestos como respuestas. En casos de necesidad, Clarausaba a los sirvientes o a sus hijos para enviarle mensajes. Se preocupaba delbienestar de sumarido, lo secundaba en su trabajo y lo acompañaba cuando se lopedía.Algunasveceslesonreía.

Diezdíasdespués,EstebanTruebafueelegidosenadordelaRepúblicatalcomoClarahabíapronosticado.Celebróelacontecimientoconunafiestaparasusamigosycorreligionarios, una bonificación en efectivo para sus empleados y para losinquilinos deLasTresMarías y un collar de esmeraldas quedejó aClara sobre lacamajuntoaunramitodevioletas.Claracomenzóaasistiralasrecepcionessocialesy a los actos políticos, donde su presencia era necesaria para que su maridoproyectara la imagen de hombre sencillo y familiar que gustaba al público y alPartidoConservador.Enesasocasiones,Clarasecolocabalosdientesyalgunasjoyasquelehabíaregalado

Esteban. Pasaba por ser la dama más elegante, discreta y encantadora de sucírculosocialynadiellegóasospecharqueesadistinguidaparejajamássehablaba.

Con lanuevaposicióndeEstebanTrueba, aumentó el númerodepersonasque

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atender en la gran casa de la esquina.Clara no llevaba la cuenta de las bocas quealimentabanidelosgastosdesucasa.LasfacturasibandirectamentealaoficinadelsenadorTruebaenelCongreso,quienpagabasinpreguntar,porquehabíadescubiertoquemientrasmásgastaba,másparecíaaumentar su fortunay llegóa laconclusiónquenoseríaClara,consuhospitalidadindiscriminadaysusobrasdecaridad,quienconsiguieraarruinarlo.Alprincipio, tomóelpoderpolíticocomounjuguetenuevo.Había llegadoa lamadurezconvertidoenelhombre ricoy respetadoque juróquellegaríaasercuandoeraunadolescentepobre,sinpadrinosysinmáscapitalquesuorgulloy su ambición.Pero, al poco tiempocomprendióque estaba tan solo comosiempre. Sus dos hijos lo eludían y con Blanca no había vuelto a tener ningúncontacto. Sabía de ella por lo que contaban sus hermanos y se limitaba a enviarletodos los meses un cheque, fiel al compromiso que había adquirido con Jean deSatigny.Estaba tan lejosde sushijos,queera incapazdemantenerundiálogoconellossinacabaragritos.TruebaseenterabadelaslocurasdeNicoláscuandoyaerademasiadotarde,esdecir,cuandotodoelmundolascomentaba.TampocosabíanadadelavidadeJaime.SihubierasospechadoquesejuntabaconPedroTerceroGarcía,conquienllegóadesarrollaruncariñodehermano,seguramentelehabríadadounaapoplejía,peroJaimesecuidabamuybiendehablardeesascosasconsupadre.

PedroTerceroGarcíahabíaabandonadoelcampo.Despuésdelterribleencuentroconsupatrón,loacogióelpadreJoséDulceMaríaenlacasaparroquialylecurólamano.Peroelmuchachoestabahundidoen ladepresióny repetía incansablementequelavidanoteníaningúnsentido,porquehabíaperdidoaBlancaytampocopodríatocarlaguitarra,queerasuúnicoconsuelo.ElpadreJoséDulceMaríaesperóquelafuertecontexturadeljovenlecicatrizaralosdedosyluegolomontóenunacarretelayselollevóalareservaciónindígena,dondelepresentóaunaviejacentenariaqueestaba ciega y tenía lasmanos engarfiadas por el reumatismo, pero que aún teníavoluntadparahacercesteríaconlospies.«Siellapuedehacercanastosconlaspatas,tú puedes tocar la guitarra sin dedos», le dijo. Luego el jesuita le contó su propiahistoria.

A tu edad yo también estaba enamorado, hijo.Mi novia era lamuchachamáslindademipueblo.Nosíbamosacasaryellaestabacomenzandoabordarsuajuaryyo a ahorrar para hacernos una casita, cuando me mandaron al servicio militar.Cuando volví, se había casado con el carnicero y estaba convertida en una señoragorda.Estuveapuntodetirarmealríoconunapiedraenlospies,peroluegodecidímeterme a cura. Al año de tomar los hábitos, ella enviudó y venía a la iglesia amirarme con ojos lánguidos.—La risotada franca del gigantesco jesuita levantó elánimoaPedroTerceroylohizosonreírporprimeravezentressemanas—..Paraqueveas,hijo—concluyóelpadre JoséDulceMaría—,cómonohayquedesesperarse.VolverásaveraBlancaeldíamenospensado.

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Curadodel cuerpoy del alma,PedroTerceroGarcía se fue a la capital conunataditoderopayunaspocasmonedasqueelcurasustrajodelalimosnadominical.Tambiénlediolasseñasdeundirigentesocialistaenlacapital,queloacogióensucasalosprimerosdíasyluegoleconsiguióuntrabajocomocantanteenunapeñadebohemios.Eljovensefueaviviraunapoblaciónobrera,enunranchodemaderaqueleparecióunpalacio,sinmásmobiliarioqueunsomierconpatas,uncolchón,unasilla y dos cajones que le servían de mesa. Desde allí promovía el socialismo yrumiabasudisgustodequeBlancasehubieracasadoconotro,negándoseaaceptarlas explicaciones y las palabras de consuelo de Jaime. Al poco tiempo habíadominadolamanoderechaymultiplicadoelusodelosdosdedosquelequedabanysiguiócomponiendocancionesdegallinasyzorrosperseguidos.Undíaloinvitaronaunprogramaderadioyésefueelcomienzodeunavertiginosapopularidadqueniélmismoesperaba.Suvozcomenzóaescucharseamenudoenlaradioysunombresehizoconocido.ElsenadorTrueba,sinembargo,nuncalooyónombrar,porqueensucasanoadmitíaaparatosderadio.Losconsiderabainstrumentospropiosdelagenteinculta, portadores de influencias nefastas y de ideas vulgares. Nadie estaba másalejadodelamúsicapopularqueél,queloúnicomelódicoquepodíasoportareralaópera durante la temporada lírica y la compañía de zarzuelas que viajaba desdeEspañatodoslosinviernos.

El día que llegó Jaime a la casa con la novedad de que quería cambiarse elapellido, porque desde que su padre era senador del Partido Conservador suscompañeroslohostilizabanenlauniversidadydesconfiabandeélenelBarriodelaMisericordia, Esteban Trueba perdió la paciencia y estuvo a punto de abofetearlo,pero se contuvo a tiempo, porque le vio en lamirada que en esa ocasión no se lotoleraría.

—¡Mecaséparatenerhijoslegítimosquellevenmiapellido,ynobastardosquelleveneldelamadre!—leespetólívidodefuria.

Dos semanas más tarde oyó comentar en los pasillos del Congreso y en lossalonesdelClub,quesuhijoJaimesehabíaquitadolospantalonesenlaPlazaBrasil,para dárselos a un indigente, y había regresado caminando en calzoncillos quincecuadras hasta su casa, seguidopor una levadeniñosy curiososque lo vitoreaban.Cansadodedefendersuhonordelridículoydeloschismes,autorizóasuhijoparaponerse el apellido que le diera la gana, con tal que no fuera el suyo. Ese día,encerradoensuescritorio,lloródedecepciónyderabia.Tratódedecirseasímismoquesemejantesexcentricidadesselepasaríancuandomaduraraytardeotempranoseconvertiríaenelhombreequilibradoquepodríasecundarloensusnegociosyserelsosténdesuvejez.Consuotrohijo,encambio,habíaperdidolasesperanzas.Nicoláspasabadeunaempresafantásticaaotra.Andabaenesosdíasconlailusióndecruzarlacordillera,igualcomomuchosañosanteslointentarasutíoabueloMarcos,enun

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mediodetransportepocousual.Habíaelegidoelevarseenglobo,convencidodequeelespectáculodeungigantescoglobosuspendidoentrelasnubes,seríaunirresistibleelementopublicitarioquecualquierbebidagaseosapodíaauspiciar.Copióelmodelodeunzepelínalemánanterioralaguerra,queseelevabamedianteunsistemadeairecaliente, llevandoensu interioraunaomáspersonasde temperamentoaudaz.Losafanes de armar aquella gigantesca salchicha inflable, estudiar los mecanismossecretos, las corrientes de los vientos, los presagios de los naipes y las leyes de laaerodinámica, lo mantuvieron entretenido por mucho tiempo. Olvidó durantesemanaslassesionesdeespiritismodelosviernesconsumadreylastreshermanasMora,ynisiquierasediocuentaqueAmandahabíadejadodeiralacasa.Unavezterminadasunavevoladora,seencontróanteunobstáculoquenohabíacalculado:elgerente de las gaseosas, un gringo de Arkansas, se negó a financiar el proyecto,pretextando que si Nicolás se mataba en su artefacto, bajarían las ventas de subrebaje.Nicolástratódeencontrarotrosauspiciadores,peronadieseinteresó.Esonofue suficiente para hacerlo desistir de sus propósitos y decidió elevarse de todosmodos, aunque fuera gratis. El día fijado, Clara siguió tejiendo imperturbable sinprestaratenciónalospreparativosdesuhijo,apesardequelafamilia,losvecinosylosamigosestabanhorrorizadosconelplandescabelladodecruzarlasmontañasenesamáquinaestrambótica.

—Tengolacorazonadadequenosevaaelevar—dijoClarasindejardetejer.Así fue. En el últimomomento apareció una camioneta llena de policías en el

parque público que Nicolás había elegido para elevarse. Exigieron un permisomunicipalque,porsupuesto,notenía.Tampocolopudoconseguir.Pasócuatrodíascorriendodeunaoficinaaotra,entrámitesdesesperadosqueseestrellabancontraunmurode incomprensiónburocrática.Nuncaseenteróquedetrásde lacamionetadepolicíasylospapeleosinterminables,estabalainfluenciadesupadre,quenoestabadispuestoapermitiresaaventura.Cansadodelucharcontralatimidezdelasgaseosasylaburocraciaaérea,seconvenciódequenopodríaelevarse,amenosquelohicieraclandestinamente,locualeraimposible,dadaslasdimensionesdesunave.Entróenunacrisisdeansiedad,de lacual losacósumadre,al sugerirlequeparanoperdertodo lo invertido, usara losmateriales del globo para algún fin práctico. EntoncesNicolás ideó la fábrica de emparedados. Su plan era hacer emparedados de pollo,envasarlosenlateladelglobocortadaenpedacitosyvenderlosalosoficinistas.Laamplia cocina de su casa le pareció ideal para su industria. Los jardines traserosfueronllenándosedeavesatadasdelaspatas,queaguardabansuturnoparaquedosmatarifesespecialmentecontratadosdecapitaranenserie.ElpatiosellenódeplumasylasangresalpicólasestatuasdelOlimpo,eloloraconsométeníaatodoelmundoconnáuseasyeldestripaderoempezabaallenardemoscaselbarrio,cuandoClaralepusofinalamatanzaconunataquedenerviosqueporpocolavuelvealostiempos

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delamudez.EstenuevofracasocomercialnoimportótantoaNicolás,quetambiénestaba con el estómago y la conciencia revueltos con la carnicería. Se resignó aperder lo que había invertido en esos negocios y se encerró en su pieza a planearnuevasformasdeganardineroydedivertirse.

—HacetiempoquenoveoaAmandaporaquí—dijoJaime,cuandoyanopudoresistirlaimpacienciadesucorazón.

EnesemomentoNicolásseacordódeAmandaysacólacuentaquenolahabíavisto deambular por la casa desde hacía tres semanas y que no había asistido alfracasadointentodeelevarseenglobo,nialainauguracióndelaindustriadomésticadepanconpollo.FueapreguntaraClara,perosumadretampocosabíanadadelajovenyestabacomenzandoaolvidarla,debidoaquehabíatenidoqueacomodarsumemoria al hecho ineludible de que su casa era un pasadero de gente y como elladecía, no le alcanzaba el alma para lamentar a todos los ausentes.Nicolás decidióentoncesirabuscarla,porquesediocuentaqueleestabanhaciendofaltalapresenciademariposainquietadeAmandaysusabrazossofocadosysilenciososenloscuartosvacíosdelagrancasadelaesquina,donderetozabancomocachorroscadavezqueClara aflojaba la vigilancia yMiguel se distraía jugandoo se quedaba dormido enalgúnrincón.

La pensión donde vivíaAmanda con su hermanito resultó ser una vetusta casaquemediosigloatrásprobablementetuvoalgúnesplendorostentoso,peroloperdióamedida que la ciudad fue extendiéndose hacia las laderas de la cordillera. Laocuparon primero los comerciantes árabes, quienes le incorporaron pretenciososfrisos de yeso rosado, y,más tarde, cuando los árabes pusieron sus negocios en elBarrio de los Turcos, el propietario la convirtió en pensión, subdividiéndola encuartos mal iluminados, tristes, incómodos contrahechos, para inquilinos de pocosrecursos. Tenía una geografía imposible de pasillos estrechos y húmedos, dondereinaba eternamente el tufillo de la sopade coliflor ydel guisode repollo.Salió aabrirlapuertaladueñadelapensiónenpersona,unamujeronainmensa,provistadeuna triplepapadamajestuosayojillosorientalessumidosenplieguesfosilizadosdegrasa,conanillosentodoslosdedosylosremilgosdeunanovicia.

—Noseaceptanvisitantesdelsexoopuesto—dijoaNicolás.Pero Nicolás desplegó su irresistible sonrisa de seductor, le besó la mano sin

retrocederanteelcarmesídescascaradodesusuñassucias,seextasióconlosanillosy se hizo pasar por un primo hermano de Amanda, hasta que ella, derrotada,retorciéndose en risitas coquetas y contoneos elefantiásicos, lo condujo por laspolvorientasescalerashastael tercerpisoy leseñaló lapuertadeAmanda.Nicolásencontróalajovenenlacama,arropadaconunchaldesteñidoyjugandoalasdamascon su hermanoMiguel. Estaba tan verdosa y disminuida, que tuvo dificultad enreconocerla.Amandalomirósinsonreírynolehizonielmenorgestodebienvenida.

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Miguel,encambio,seleparóalfrenteconlosbrazosenjarra.—Porfinvienes—ledijoelniño.Nicolás se aproximó a la cama y trató de recordar a la cimbreante y morena

Amanda,laAmandafrutalysinuosadesusencuentrosenlaoscuridaddeloscuartoscerrados, pero entre las lanas apelmazadas del chal y las sábanas grises, había unadesconocidadegrandesojosextraviados,queloobservabaconinexplicabledureza.«Amanda»,murmurótomándolelamano.Esamanosinlosanillosylaspulserasdeplata, parecía tan desvalida como pata de pájaro moribundo. Amanda llamó a suhermano.Miguelseacercóalacamayellalesoplóalgoaloído.Elniñosedirigiólentamente hacia la puerta y desde el umbral lanzó una última mirada furiosa aNicolásysalió,cerrandolapuertasinruido.

—Perdóname,Amanda—balbuceóNicolás—.Estuvemuyocupado.¿Porquénomeavisastequeestabasenferma?

—Noestoyenferma—respondióella—.Estoyembarazada.EsapalabradolióaNicoláscomounbofetón.Retrocedióhastasentirelvidriode

la ventana a sus espaldas. Desde el primer momento en que desnudó a Amanda,tanteando en la oscuridad, enredado en los trapos de su disfraz de existencialista,temblandodeanticipaciónporlasprotuberanciasylosintersticiosquemuchasveceshabíaimaginadosinllegaraconocerlosensuespléndidadesnudez,supusoqueellatendríalaexperienciasuficienteparaevitarqueélseconvirtieraenpadredefamiliaalos veintiún años y ella en madre soltera a los veinticinco. Amanda había tenidoamores anteriores y había sido la primera en hablarle del amor libre. Sostenía suirrevocable determinación de permanecer juntos solamente mientras se tuvieransimpatía,sinatadurasysinpromesasparaelfuturo,comoSartreylaBeauvoir.Eseacuerdo,quealprincipioaNicolásleparecióunamuestradefrialdadydesprejuicioalgo chocante, después le resultó muy cómodo. Relajado y alegre, como era paratodaslascosasdelavida,encarólarelaciónamorosasinmedirlasconsecuencias.

—¡Quévamosahacerahora!—exclamó.—Unaborto,porsupuesto—respondióella.UnaoleadadealiviosacudióaNicolás.Habíasorteadoelabismounavezmás.

Comosiemprequejugabaalbordedelprecipicio,otromásfuertehabíasurgidoasulado para hacerse cargo de las cosas, tal como en los tiempos del colegio, cuandoazuzabaalosmuchachosenelrecreohastaqueseleibanencimayentonces,enelúltimoinstante,enelmomentoenqueelterrorloparalizaba,llegabaJaimeyseponíapordelante, transformandosupánicoeneuforiaypermitiéndoleocultarseentre lospilaresdelpatioagritarinsultosdesdesurefugio,mientrassuhermanosangrabadelanarizyrepartíapuñetazosconlasilenciosatenacidaddeunamáquina.AhoraeraAmandaquienasumíalaresponsabilidadporél.

—Podemoscasarnos,Amanda...,siquieres—balbuceóparasalvarlacara.

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—¡No!—replicóellasinvacilar—.Notequierolosuficienteparaeso,Nicolás.Inmediatamentesussentimientosdieronunbruscoviraje,porqueesaposibilidad

no se le había ocurrido. Hasta entonces nunca se había sentido rechazado oabandonado y en cada amorío había tenido que recurrir a todo su tacto paraescabullirsesinherirdemasiadoalamuchachadeturno.PensóenladifícilsituaciónenqueseencontrabaAmanda,pobre,sola,esperandounhijo.Pensóqueunapalabrasuyapodíacambiareldestinodelajoven,convirtiéndolaenlarespetableesposadeunTrueba.Estoscálculoslepasaronporlacabezaenunafraccióndesegundo,peroenseguida se sintió avergonzado y enrojeció al sorprenderse sumido en esospensamientos. De prontoAmanda le pareciómagnífica. Le vinieron a lamemoriatodos losbuenosmomentosquehabíancompartido, lasvecesque seecharonenelsuelo fumando lamismapipaparamarearseunpoco juntos, riéndosede esayerbaquesabíaabostasecayteníamuypocoefectoalucinógeno,perohacíafuncionarelpoder de la sugestión; de los ejercicios yoga y la meditación en pareja, sentadosfrenteafrente,encompletarelajación,mirándosealosojosymurmurandopalabrasensánscritoquepudieran transportarloalNirvana,peroquegeneralmente teníanelefectocontrarioyterminabanescabulléndosedelasmiradasajenas,agazapadosentrelosmatorralesdeljardín,amándosecomodesesperados;deloslibrosleídosalaluzdeunavelaahogadosdepasiónydehumo;delastertuliaseternasdiscutiendoalosfilósofos pesimistas de la posguerra, o concentrándose en mover la mesa de trespatas, dos golpes para sí, tres para no, mientras Clara se burlaba de ellos. CayóhincadojuntoalacamasuplicandoaAmandaquenolodejara,queloperdonara,quesiguieranjuntoscomosinadahubierapasado,queesonoeramásqueunaccidentedesventurado que no podía alterar la esencia intocable de su relación. Pero ellaparecíanoescucharlo.Leacariciabalacabezaconungestomaternalydistante.

—Esinútil,Nicolás.¿Novesqueyotengoelalmamuyviejaytútodavíaeresunniño?Siempreserásunniño—ledijo.

Continuaron acariciándose sin deseo y atormentándose con las súplicas y losrecuerdos.Saboreabanlaamarguradeunadespedidaquepresentían,peroquetodavíapodíanconfundirconunareconciliación.Ellase levantóde lacamaapreparar tinatazadetéparalosdosyNicolásvioqueusabaunaenaguaviejaamododecamisadedormir.Había adelgazado y sus pantorrillas le parecieron patéticas.Andaba por lahabitacióndescalza,conelchalenloshombrosyelpelorevuelto,afanadaalrededorde la hornilla a parafina que había sobre unamesa que le servía como escritorio,comedorycocina.VioeldesordenenquevivíaAmandaycayóencuentaquehastaentoncesignorabacasitododeella.Habíasupuestoquenoteníamásfamiliaquesuhermano,yquevivíaconsusueldoescaso,perohabíasido incapazde imaginarsuverdaderasituación.Lapobrezaleparecíaunconceptoabstractoylejano,aplicablealos inquilinos deLasTresMarías y los indigentes que su hermano Jaime socorría,

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pero con los cuales él nunca había estado en contacto. Amanda, su Amanda tanpróximayconocida,deprontoeraunaextraña.Mirabasusvestidos,quecuandoellalosllevabapuestosparecíanlosdisfracesdeunareina,colgandodeunosclavosenlapared, como tristes ropajes de unamendiga.Veía su cepillo de dientes en un vasosobre el lavatorio oxidado, los zapatos del colegio dé Miguel tantas vecesembetunadosyvueltosaembetunar,queyahabíanperdidolaformaoriginal,laviejamáquinadeescribiralladodelahornilla,loslibrosentrelastazas,elvidriorotodeuna ventana tapado con un recorte de revista. Era otro mundo. Un mundo cuyaexistencianosospechaba.Hastaentoncesaunladodelalíneadivisoriaestabanlospobres de solemnidad y al otro la gente como él, entre la que había colocado aAmanda.Nosabíanadadeesasilenciosaclasemediaquesedebatíaentrelapobrezadecuelloycorbatayeldeseo imposibledeemulara lacanalladoradaa lacualélpertenecía. Se sintió confuso y abochornado, pensando en las múltiples ocasionespasadas en que ella probablemente tuvo que embrujarlos para que no se notara sumiseriaenlacasadelosTruebayél,encompletainconsciencia,nolahabíaayudado.Recordóloscuentosdesupadre,cuandolehablabadesuinfanciapobreydequeasuedadtrabajabaparamantenerasumadreyasuhermana,yporprimeravezpudoencajar esas anécdotas didácticas con una realidad. Pensó que así era la vida deAmanda.

Compartieronunatazadetésentadossobrelacama,porquehabíaunasolasilla.Amandalecontódesupasado,desufamilia,deunpadrealcohólicoqueeraprofesoren una provincia del Norte, de una madre agobiada y triste que trabajaba paramanteneraseishijosydecómoella,apenaspudovalerseporsímisma,sefuedelacasa.Habíallegadoalacapitaldequinceaños,acasadeunamadrinabondadosaquelaayudóporuntiempo.Después,cuandosumadremurió,fueaenterrarlayabuscaraMiguel,queeratodavíaunacriaturaenpañales.Desdeentonceslehabíaservidodemadre.Delpadreydelrestodesushermanosnohabíavueltoasaber.Nicolássentíacrecer en su interior el deseo de protegerla y cuidarla, de compensarle todas lascarencias.Nuncalahabíaamadomás.

Al anochecervieron llegar aMiguel con lasmejillas arreboladas, retorciéndosesigilosoydivertidoparaocultarelregaloquetraíaescondidoenlaespalda.Eraunabolsadepanparasuhermana.Se lapusosobre lacama, labesóamorosamente, lealisóelpeloconsumanitaenana,leacomodólasalmohadas.Nicolásseestremeció,porqueenlosgestosdelniñohabíamássolicitudyternuraqueentodaslascariciasque él había prodigado en su vida a cualquiermujer. Entonces comprendió lo queAmanda había querido decirle. «Tengomucho que aprender»,murmuró.Apoyó lafrenteenelcristalgrasientodelaventana,preguntándosesialgunavezseríacapazdedarenlamismamedidaenqueesperabarecibir.

—¿Cómoloharemos?—preguntósinatreverseadecirlapalabraterrible.

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—PídeleayudaatuhermanoJaime—sugirióAmanda.Jaime recibió a su hermano en su túnel de libros, recostado en el camastro de

conscripto, iluminado por la luz del único bombillo que colgaba del techo. EstabaleyendolossonetosdeamordelPoeta,queparaentoncesyateníarenombremundial,talcomolopronosticaraClaralaprimeravezquelooyórecitarconsuvoztelúrica,ensuveladaliteraria.EspeculabaquelossonetostalvezhabíansidoinspiradosporlapresenciadeAmandaenel jardínde losTrueba,dondeelPoeta solía sentarsea lahoradelté,ahablarsobrecancionesdesesperadas,enlaépocaenqueeraunhuéspedtenazde lagran casade la esquina.Le sorprendió lavisitade suhermanoporque,desde que habían salido del colegio, cada día se distanciabanmás. En los últimostiemposnoteníannadaquehablarysesaludabanconunainclinacióndecabezalasrarasvecesquesetropezabanenelumbraldelapuerta.JaimehabíadesistidodesuideadeatraeraNicolásalascosastrascendentalesdelaexistencia.

Aúnsentíaque sus frívolasdiversioneseranun insultopersonal,puesnopodíaaceptar que gastara tiempo y energía en viajes en globo y masacres de pollos,habiendotantotrabajoporhacerenelBarriodelaMisericordia.Peroyanointentabaarrastrarloalhospital,paraquevieraelsufrimientodecerca,enlaesperanzadequelamiseriaajenalograraconmoversucorazóndepájarotranseúnteydejódeinvitarloa las reunionescon los socialistasen lacasadePedroTerceroGarcía, en laúltimacalle de la población obrera, donde se reunían, vigilados por la policía, todos losjueves.Nicolásseburlabadesusinquietudessociales,alegandoquesólountontoconvocacióndeapóstolpodíasalirporelmundoabuscarladesgraciaylafealdadconuncabodevela.Ahora,Jaimeteníaasuhermanoalfrente,mirándoloconlaexpresiónculpableysuplicantequehabíaempleadotantasvecespararemoversuafecto.

141—Amandaestáembarazada—dijoNicolássinpreámbulos.Tuvoquerepetirlo,porqueJaimesequedó inmóvil,en lamismaactitudhuraña

quesiempretenía,sinqueniunsologestodelataraquelohabíaoído.Peropordentrola frustración estaba ahogándolo. En silencio llamaba a Amanda por su nombre,aferrándosealadulceresonanciadeesapalabraparamantenerelcontrol.Eratantasunecesidaddetenervivalailusión,quellegóaconvencersedequeAmandasosteníaconNicolásunamorinfantil,unarelaciónlimitadaapaseosinocentestomadosdelamano,adiscusionesalrededordeunabotelladeajenjo,alospocosbesosfugacesqueélhabíasorprendido.

Sehabíanegadoalaverdaddolorosaqueahorateníaqueenfrentar.—Nomelocuentes.Notengonadaqueverconeso—replicóapenaspudosacar

lavoz.Nicolás sedejó caer sentado a los piesde la cama, hundiendo la cara entre las

manos.

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—¡Tienesqueayudarla,porfavor!—suplicó.Jaime cerró los ojos y respiró con ansias, esforzándose por controlar esos

alocadossentimientosqueloimpulsabanamatarasuhermano,acorreracasarseélmismoconAmanda,allorardeimpotenciaydecepción.Teníalaimagendelajovenenlamemoria,talcomoseleaparecíacadavezquelazozobradelamorloderrotaba.Laveíaentrandoysaliendodelacasa,comounaráfagadeairepuro,llevandoasuhermanitodelamano,oíasurisaenlaterraza,olíaelimperceptibleydulcearomadesu piel y su pelo cuando pasaba por su lado a pleno sol delmediodía. La veía talcomo la imaginaba en las horas ociosas en que soñaba con ella. Y, sobre todo, laevocaba en ese único momento preciso en que Amanda entró a su dormitorio yestuvieronsolosenlaintimidaddesusantuario.Entrósingolpear,cuandoélestabaechadoenelcamastroleyendo,llenóeltúnelconelrevoloteodesupelolargoysusbrazosondulantes,tocóloslibrossinningunareverenciayhastaseatrevióasacarlosdesusanaquelessagrados,soplarleselpolvosinelmenorrespetoydespuéstirarlossobre la cama, parloteando incansablemente, mientras él temblaba de deseo y desorpresa, sin encontrar en todo su vasto vocabulario enciclopédico, ni una solapalabrapararetenerla,hastaqueporúltimoellasedespidióconunbesoqueleplantóenlamejilla,besoquelequedóardiendocomounaquemadura,únicoyterriblebeso,que le sirvió para construir un laberinto de sueños en que ambos eran príncipesenamorados.

—Túsabesalgodemedicina,Jaime.Tienesquehaceralgo—rogóNicolás.—Soyestudiante,me faltamuchoparasermédico.Nosénadadeeso.Perohe

visto a muchas mujeres que se mueren porque un ignorante las interviene—dijoJaime.

—Ellaconfíaenti.Dicequesólotúpuedesayudarla—dijoNicolás.Jaimeagarróasuhermanoporlaropaylolevantóenelaire,sacudiéndolocomo

unpeleleygritandotodoslosinsultosqueselepasaronporlamente,hastaquesuspropiossollozosloobligaronasoltarlo.Nicoláslloriqueóaliviado.ConocíaaJaimeyhabíaintuidoque,comosiempre,aceptabaelpapeldeprotector.

—¡Gracias,hermano!Jaime le dio una cachetada sin ganas y lo sacó de su habitación a empujones.

Cerrólapuertaconllaveyseacostóbocabajoensucamastro,estremecidoporeseroncoyterriblellantoconqueloshombreslloranlaspenasdeamor.

Esperaronhastaeldomingo.JaimelesdiocitaenelconsultoriodelBarriodelaMisericordiadondetrabajabaensusprácticasdeestudiante.Teníalallave,porque

142siempre era el último en irse, demodo que pudo entrar sin dificultad, pero se

sentíacomounladrón,porquenohabríapodidoexplicarsupresenciaallíaesahoratardía.Desdehacíatresdías,estudiabacuidadosamentecadapasodelaintervención

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queibaaefectuar.Podíarepetircadapalabradellibroenelordencorrecto,peroesonoledabamásseguridad.Estabatemblando.Procurabanopensarenlasmujeresquehabía visto llegar agonizando a la sala de emergencia del hospital, a las que habíaayudadoasalvarenesemismoconsultorioylasotras,lasquehabíanmuertolívidas,en esas camas, con un río de sangre fluyendo entre las piernas, sin que la cienciapudiera hacer nada para evitar que se les escapara la vida por ese grifo abierto.Conocía el drama demuy cerca, pero hasta esemomento nunca había tenido queplantearseelconflictomoraldeayudaraunamujerdesesperada.YmuchomenosaAmanda. Encendió las luces, se puso la blanca túnica de su oficio, preparó elinstrumentalrepasandoenaltavozcadadetallequehabíamemorizado.Deseabaqueocurrieraunadesgraciamonumental,uncataclismoque sacudieraelplanetaen suscimientos,paraquenotuvieraquehacerloqueibaahacer.Peronadaocurrióhastalahoraseñalada.

Entretanto, Nicolás había ido a buscar a Amanda en el viejoCovadonga, queapenas andaba a tropezones con sus tuercas, enmedio de una humareda negra deaceitequemado,peroqueaúnservíapara los trancesdeemergencia.Ella loestabaesperando sentada en la única silla de su cuarto tomada de la mano de Miguel,sumidos en una mutua complicidad de la cual, como siempre, Nicolás se sintióexcluido.Lajovenseveíapálidaydemacrada,debidoalosnerviosya lasúltimassemanasdemalestareseincertidumbresquehabíasoportado,peromástranquilaqueNicolás, que hablaba atropelladamente, no podía estarse quieto y se esforzaba poranimarlaconunaalegríafingidayconbromasinútiles.Lehabíallevadoderegalounanilloantiguodegranatesybrillantesquehabíasacadodelcuartodesumadre,enlaseguridaddequeellanunca lo echaríademenosy, aunque loviera en lamanodeAmanda, sería incapaz de reconocerlo, porque Clara no llevaba la cuenta de esascosas.Amandaselodevolvióconsuavidad.

—Yaves,Nicolás,eresunniño—dijosinsonreír.Enelmomentode salir, elpequeñoMiguel sepusounponchoy seaferróa la

mano de su hermana.Nicolás tuvo que recurrir primero a su encanto y luego a lafuerzabrutaparadejarlo enmanosde lapatronade lapensión,que en losúltimosdíashabíasidodefinitivamenteseducidaporelsupuestoprimodesupensionista,y,contrasuspropiasnormas,habíaaceptadocuidaralniñoesanoche.

Hicieroneltrayectosinhablar,cadaunosumidoensustemores.NicoláspercibíalahostilidaddeAmandacomounapestilenciaquesehubierainstaladoentrelosdos.En losúltimosdías ellahabíaalcanzadoamadurar la ideade lamuertey la temíamenosquealdoloryalahumillaciónqueesanochetendríaquesoportar.ÉlconducíaelCovadongaporunsectordesconocidodelaciudad,callejuelasestrechasyoscuras,dondeseamontonabalabasurajuntoalosaltosmurosdelasfábricas,enunbosquedechimeneasquelecerrabanelpasoalcolordelcielo.Losperrosvagoshusmeaban

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la mugre y los mendigos dormían envueltos en periódicos en los nichos de laspuertas. Le sorprendió que ése fuera el escenario diario de las actividades de suhermano.

Jaime losestabaesperandoen lapuertadelconsultorio.Eldelantalblancoysupropiaansiedadledabanunairemuchomayor.Losllevóatravésdeunlaberintodeheladoscorredoreshastalasalaquehabíapreparado,procurandodistraeraAmandade la fealdad del lugar, para que no viera las toallas amarillentas en los tarrosesperando la lavandería del lunes, las palabrotas garabateadas en los muros, lasbaldosassueltasylasoxidadascañeríasquegoteabanincansablemente.Enlapuertadel pabellón Amanda se detuvo con una expresión de terror: había visto elinstrumental y la mesa ginecológica y lo que hasta ese momento era una ideaabstractayuncoqueteoconlaposibilidaddelamuerte,eneseinstantecobróforma.Nicolásestabalívido,peroJaimelostomódelbrazoylosobligóaentrar.

—¡Nomires,Amanda!Tevoyadormir,paraquenosientasnada—ledijo.Nunca había colocado anestesia ni había intervenido en una operación. Como

estudiante se limitaba a labores administrativas, llevar estadísticas, llenar fichas yayudarencuraciones, suturasy tareasmenores.Estabamásasustadoque lamismaAmanda, pero adoptó la actitud prepotente y relajada que le había visto a losmédicos,paraquecreyeraquetodoeseasuntonoeramásquerutina.QuisoevitarlelapenadedesnudarseyevitarseélmismolaInquietuddeobservarla,demodoquelaayudóaacostarsevestidasobrelamesa.MientrasselavabaeindicabaaNicoláslaformadehacerlotambién,tratabadedistraerlaconlaanécdotadelfantasmaespañolque se había aparecido aClara en una sesión de los viernes, con el cuento de quehabíauntesoroescondidoenlasfundacionesdelacasa,ylehablódesufamilia:unmontón de locos extravagantes por varias generaciones, de los cuales hasta losespectrosseburlaban.PeroAmandanoloescuchaba,estabapálidacomounsudarioylecastañeteabanlosdientes.

—¿Paraquésonesascorreas?¡Noquieroquemeamarres!—seestremeció.—Notevoyaamarrar.Nicolástevaaadministrareléter.Respiratranquila,note

asustes y cuando despiertes habremos terminado—sonrió Jaime con los ojos porencimadesumáscara.

Nicolás acercó a la joven lamascarilla de la anestesia y lo últimoque ella vioantesdehundirseenlaoscuridad,fueaJaimemirándolaconamor,perocreyóqueloestabasoñando.Nicoláslequitólaropaylaatóalamesa,conscientedequeesoerapeorqueunaviolación,mientrassuhermanoaguardabaconlasmanosenguantadas,tratandodenoverenellaa lamujerqueocupaba todossuspensamientos,sino tansólouncuerpocomotantosquepasabanadiarioporesamismamesaenungritodedolor.Comenzóatrabajarconlentitudycuidado,repitiéndoseloqueteníaquehacer,mascullando el texto del libro que se había aprendido de memoria, con el sudor

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cayendosobrelosojos,atentoalarespiracióndelamuchacha,alcolordesupiel,alritmodesucorazón,paraindicarasuhermanoquelepusieramásétercadavezquegemía, rezandoparaquenoseprodujeraalgunacomplicación,mientrashurgabaensumásprofundaintimidad,sindejar,entodoesetiempo,demaldecirasuhermanoconelpensamiento,porquesiesehijofuerasuyoynodeNicolás,habríanacidosanoycompleto,envezdeirseenpedazosporeldesagüedeesemiserableconsultorioyél lo habría acunado y protegido, en vez de extraerlo de su nido a cucharadas.Veinticincominutos después había terminado y ordenó aNicolás que lo ayudara aacomodarla mientras se le pasaba el efecto del éter, pero vio que su hermano setambaleabaapoyadocontralapared,presadeviolentasarcadas.

—¡Idiota! ——rugió Jaime— ¡Anda al baño y después que vomites la culpaaguardaenlasaladeespera,porquetodavíatenemosparalargo!

NicolássalióatropezonesyJaimesequitólosguantesylamáscarayprocedióasoltar las correas deAmanda, ponerle delicadamente su ropa, ocultar los vestigiosensangrentadosdesuobrayretirardesuvistalosinstrumentosdesutortura.Luegola levantó en brazos, saboreando ese instante en que podía estrecharla contra supecho,ylallevóaunacamadondehabíapuestosábanaslimpias,queeramásdeloque tenían lasmujeres que acudían al consultorio a pedir socorro. La arropó y sesentó a su lado.Por primera vez en su vida podía observarla a su antojo.Eramáspequeñaydulcedeloqueparecíacuandoandabaportodosladosconsudisfrazdepitonisaysu

144sonajera de abalorios, y, tal como siempre lo había sospechado, en su cuerpo

delgadoloshuesoseranapenasunasugerenciaentrelaspequeñascolinasyloslisosvallesdesufeminidad.Sinsumelenaescandalosaysusojosdeesfinge,parecíadequinceaños.SuvulnerabilidadparecióaJaimemásdeseablequetodoloqueenellaanteslohabíaseducido.Sesentíadosvecesmásgrandeypesadoqueellaymilvecesmás fuerte, pero se sabía derrotado de antemano por la ternura y las ansias deprotegerla.Maldijosuinvenciblesentimentalismoytratódeverlacomolaamantedesuhermanoaquienacababadepracticarunaborto,perode inmediatocomprendióqueeraunintentoinútilyseabandonóalplaceryalsufrimientodeamarla.Acariciósusmanostransparentes,susfinosdedos,lacaracoladesusorejas,recorriósucuellooyendoelrumorimperceptibledelavidaensusvenas.Acercólabocaasuslabiosyaspiróconavidezelolordelaanestesia,peronoseatrevióatocarlos.

Amanda regresó del sueño lentamente. Sintió primero el frío y luego lasacudieronlasarcadas.Jaimelaconsolóhablándoleenelmismolenguajesecretoquereservabapara los animales y para los niñosmás pequeñosdel hospital de pobres,hasta que se fue calmando. Ella comenzó 1 llorar y él siguió acariciándola. Sequedaron en silencio, ella oscilando entre lamodorra, las náuseas, la angustia y el

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dolorqueempezabaaatenazarsuvientre,yéldeseandoqueesanochenoterminaranunca.

—¿Creesquepodrétenerhijos?—preguntóellaporúltimo.—Supongoquesí—respondióél—.Perobúscalesunpadreresponsable.Los dos sonrieron aliviados. Amanda buscó en el rostro moreno de Jaime,

inclinado tan cerca del suyo, alguna semejanza con el de Nicolás, pero no pudoencontrarla.Porprimeravezensuexistenciadenómadesesintióprotegidaysegura,suspirócontentayolvidó lasordidezque larodeaba, lasparedesdescascaradas, losfríos armarios metálicos, los pavorosos instrumentos, el olor a desinfectante ytambiéneseroncodolorquesehabíainstaladoensusentrañas.

—Porfavor,acuéstateamiladoyabrázame—dijo.Él se tendió tímidamente en la angosta cama rodeándola con sus brazos.

Procurabamantenersequietoparanomolestarlaynocaerse.Teníalaternuratorpedequien nunca ha sido amado y debe improvisar. Amanda cerró los ojos y sonrió.Estuvieronasí,respirandojuntosencompletacalma,comodoshermanos,hastaquecomenzó a aclarar y la luz de la ventana fue más fuerte que la de la lámpara.Entonces Jaime la ayudóaponerse enpie, le colocó el abrigoy la llevódel brazohastalaantesaladondeNicolássehabíaquedadodormidoenunasilla.

—¡Despierta!Vamosallevarlaacasa,paraquelacuidemimadre.Esmejornodejarlasolaporunosdías—dijoJaime.

—Sabía que podíamos contar contigo, hermano —agradeció Nicolás,emocionado.

—Nolohiceporti,desgraciado,sinoporella—gruñóJaimedándolelaespalda.EnlagrancasadelaesquinalosrecibióClarasinhacerpreguntas,otalvezselas

hizo directamente a los naipes o a los espíritus. Tuvieron que despertarla, porqueestabaamaneciendoynadiesehabíalevantadoaún.

—Mamá, ayude a Amanda—pidió Jaime con la seguridad que daba la largacomplicidadqueteníanenesosasuntos—.Estáenfermaysequedaráaquíunosdías.

—,YMiguelito?—preguntóAmanda.—Yoiréabuscarlo—dijoNicolásysalió.PrepararonunodeloscuartosdehuéspedesyAmandaseacostó.Jaimeletomóla

temperatura y dijo que debía descansar. Hizo ademán de retirarse, pero se quedóparadoenelumbraldelapuerta,indeciso.EnesovolvióClaraconunabandejaconcafé para los tres.—Supongo que le debemos una explicación, mamá—murmuróJaime.

—No,hijo—respondióClaraalegremente—.Siespecado,prefieroquenomelocuenten.VamosaaprovecharpararegalonearunpocoaAmanda,quemuchafaltalehace.

Salióseguidaporsuhijo.Jaimevioasumadreavanzarporelcorredor,descalza,

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conelpelosueltoenlaespalda,arropadaconsubatablancaynotóquenoeraaltayfuertecomolahabíavistoensuinfancia.Estirólamanoylaretuvodeunhombro.Ella volteó la cabeza, sonrió, y Jaime la abrazó compulsivamente, estrechándolacontra su pecho, raspando su frente con el mentón donde su barba imposible yareclamabaotraafeitada.Eralaprimeravezquelehacíaunacariciaespontáneadesdeque era una criatura prendida por necesidad a sus pechos yClara se sorprendió aldarsecuenta lograndequeerasuhijo,conun tóraxde levantadordepesasyunosbrazoscomomartillosquelaestrujabanenungestotemeroso.Emocionadayfeliz,sepreguntócómoeraposiblequeesehombronazopeludoconlafuerzadeunosoyelcandordeunanovicia,hubieraestadoalgunavezensubarrigayademásencompañíadeotro.

EnlosdíassiguientesAmandatuvofiebre.Jaime,asustado,vigilabaatodahorayleadministrabasulfa.Claralacuidaba.NodejódeobservarqueNicoláspreguntabaporelladiscretamente,peronohacíaningúnamagodevisitarla,encambioJaimeseencerraba con ella, le prestaba sus librosmás queridos y andaba como iluminado,hablandoincoherenciasyrondandoporlacasacomonuncalohabíahecho,hastaelpuntoqueeljuevesolvidólareunióndelossocialistas.

Así fue comoAmanda pasó a formar parte de la familia durante un tiempo ycomo Miguelito, por una circunstancia especial, estuvo presente escondido en elarmario, el día que nació Alba en la casa de los Trueba y nunca más olvidó elgrandiosoyterribleespectáculodelacriaturaapareciendoalmundoenvueltaensusmucosidadesensangrentadas, entre losgritosde sumadrey el alborotodemujeresqueseafanabanasualrededor.

Entretanto,EstebanTrueba había partido de viaje aNorteamérica.Cansado deldolor de huesos y de aquella secreta enfermedad que sólo él percibía, tomó ladecisión de hacerse examinar por médicos extranjeros, porque había llegado a laprematura conclusión de que los doctores latinos eran todos unos charlatanesmáscercanosalbrujoaborigenquealcientífico.Suempequeñecimientoeratansutil,tanlentoysolapado,quenadiemássehabíadadocuenta.Teníaquecomprarloszapatosunnúmeromáschico,teníaquehaceracortarlospantalonesymandarhaceralforzasalasmangasdesuscamisas.Undíasepusoelcalañéquenohabíausadoentodoelverano y vio que le cubría completamente las orejas, de donde dedujo horrorizadoque si estaba encogiendo el tamaño de su cerebro, probablemente también seachicaríansusideas.Losmédicosgringoslemidieronelcuerpo,lepesaronlaspresasunaporuna,lointerrogaroneninglés,leinyectaronlíquidosconunaagujayselosextrajeronconotra,lofotografiaron,lodieronvueltaalrevéscomounguanteyhastalemetieronunalámparaporelano.Alfinalconcluyeronqueeranpurasideassuyas,quenopensabaestarseencogiendo,quesiemprehabíatenidoelmismotamañoyqueseguramentehabíasoñadoquealgunavezmidióunmetroochentaycalzócuarentay

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dos.EstebanTruebaacabódeperderlapacienciayregresóasupatriadispuestoanoprestaratenciónalproblemadelaestatura,puestoquetodoslosgrandespolíticosdela historia habían sido pequeños, desde Napoleón hasta Hitler. Cuando llegó a sucasa, vio a Miguel jugando en el jardín y a Amanda más delgada y ojerosa,desprovistadesuscollaresysuspulseras,sentadaconJaimeen la terraza.Nohizopreguntas,porqueestabaacostumbradoavergenteextrañaalafamiliaviviendobajosupropiotecho.

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Elconde

CapítuloVIII

Eseperíodohabríaquedadosumidoenlaconfusióndelosrecuerdosantiguosydesdibujadosporeltiempo,anoserporlascartasqueintercambiaronClarayBlanca.Esanutridacorrespondenciapreservólosacontecimientos,salvándolosdelanebulosadeloshechosimprobables.Desdelaprimeracartaquerecibiódesuhija,despuésdesumatrimonio,ClarapudoadivinarquelaseparaciónconBlancanoseríapormuchotiempo.Sindecirleanadie,arreglóunadelasmásasoleadasyampliashabitacionesdelacasa,paraesperarla.Allíinstalólacunadebroncedondehabíacriadoasustreshijos.

Blancanuncapudoexplicarasumadrelasrazonesporlascualeshabíaaceptadocasarse, porque ni ellamisma las sabía. Analizando el pasado, cuando ya era unamujermadura,llegóalaconclusióndequelacausaprincipalfueelmiedoquesentíaporsupadre.Desdequeeraunacriaturadepechohabíaconocidolafuerzairracionaldesuirayestabaacostumbradaaobedecerle.SuembarazoylanoticiadequePedroTercero estabamuerto terminaron por decidirla; sin embargo, se propuso desde elmomento que aceptó el enlace con Jean de Satigny que jamás consumaría elmatrimonio. Iba a inventar toda suerte de argumentos para postergar la unión,pretextandoalcomienzolosmalestarespropiosdesuestadoydespuésbuscaríaotros,seguradequeseríamuchomásfácilmanejaraunmaridocomoelconde,queusabacalzadodecabritilla,seponíabarnizenlasuñasyestabadispuestoacasarseconunamujer preñada por otro, que oponerse a un padre como Esteban Trueba. De dosmales, eligió elque lepareciómenor.Sedio cuentaqueentre supadrey el condefrancéshabíaunarreglocomercialenelqueellanoteníanadaquedecir.Acambiodeun apellido para su nieto, Trueba dio a Jean de Satigny una dote suculenta y lapromesa de que algún día recibiría una herencia. Blanca se prestó para lanegociación, pero no estaba dispuesta a entregar a su marido ni su amor ni suintimidad, porque seguía amando a Pedro Tercero García, más por la fuerza del

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hábito,queporlaesperanzadevolverloaver.Blancaysuflamantemaridopasaronlaprimeranochedecasadosenlacámara

nupcialdelmejorhotelde la capital, queTruebahizo llenarde floresparahacerseperdonarporsuhijaelrosariodeviolenciasconquelahabíacastigadoenlosúltimosmeses.Parasusorpresa,Blancanotuvonecesidaddefingirunajaqueca,porqueunavezqueseencontraronsolos,Jeanabandonóelpapeldenovioqueledababesitosenelcuelloyelegíalosmejoreslangostinosparadárselosenlaboca,yparecióolvidarporcompletosusseductoresmodalesdegalándelcinemudo,paratransformarseenelhermanoquehabíasidoparaellaenlospaseosdelcampo,cuandoibanamerendarsobrelayerbaconlamáquinafotográficayloslibrosenfrancés.Jeanentróalbaño,dondesedemorótanto,quecuandoreaparecióenlahabitaciónBlancaestabamediodormida. Creyó estar soñando al ver que sumarido se había cambiado el traje dematrimonio por un pijama de seda negra y un batín de terciopelo pompeyano, sehabía puesto una red para sujetar el impecable ondulado de su peinado y olíaintensamente a colonia inglesa.Noparecía tener ninguna impaciencia amatoria.Sesentóasuladoenlacamayleacariciólamejillaconelmismogestounpocoburlónqueellahabíavistoenotrasocasiones,y luegoprocedióaexplicar,ensurelamidoespañol desprovisto de erres, que no tenía ninguna inclinación especial por elmatrimonio,puestoqueeraunhombreenamoradosolamentedelasartes,lasletrasylas curiosidades científicas, y que, por lo tanto, no intentaba molestarla conrequerimientosdemarido,demodoquepodríanvivir juntos,perono revueltos, enperfectaarmoníaybuenaeducación.Aliviada,Blancaletirólosbrazosalcuelloylobesóenambasmejillas.

—¡Gracias,Jean!—exclamó.—Nohaydequé—replicóélcortésmente.Se acomodaron en la gran cama de falso estilo Imperio, comentando los

pormenoresdelafiestayhaciendoplanesparasuvidafutura.—¿Noteinteresasaberquiéneselpadredemihijo?—preguntóBlanca.—Yolosoy—respondióJeanbesándolaenlafrente.Sedurmieroncadaunoparasulado,dándoselaespalda.Alascincodelamañana

BlancadespertóconelestómagorevueltodebidoalolordulzóndelasfloresconqueEstebanTruchahabíadecorado la cámaranupcial. JeandeSatigny la acompañóalbaño,lesostuvolafrentemientrassedoblabasobreelexcusado,laayudóaacostarseysacólasfloresalpasillo.DespuéssequedódesveladoelrestodelanocheleyendoLafilosofíadeltocador,delmarquésdeSade,mientrasBlancasuspirabaentresueñosqueeraestupendoestarcasadaconunintelectual.

AldíasiguienteJeanfuealbancoacambiarunchequedesusuegroypasócasitodoeldía recorriendo las tiendasdel centroparacomprarseel ajuardenovioqueconsideróapropiadoparasunuevaposicióneconómica.Entretanto,Blanca,aburrida

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deaguardarloenelhalldelhotel,decidióiravisitarasumadre.Secolocósumejorsombrerodemañanaypartióenuncochedealquiler a lagrancasade laesquina,donde el resto de su familia estaba almorzando en silencio, todavía rencorosos ycansados por los sobresaltos de la boda y la resaca de las últimas peleas.Al verlaentraralcomedor,supadredioungritodehorror.

—¡Quéhaceaquí,hija!—rugió.—Nada...vengoaverlos...—murmuróBlancaaterrada.—¡Estáloca!¿Nosedacuentaquesialguienlave,vanadecirquesumaridola

devolvióenplenalunademiel?¡Vanadecirquenoeravirgen!—Esquenoloera,papá.Estebanestuvoapuntodecruzarlelacaradeunbofetón,peroJaimesepusopor

delante con tanta determinación, que se limitó a insultarla por su estupidez.Clara,inconmovible,llevóaBlancahastaunasillaylesirvióunplatodepescadofríoconsalsadealcaparras.MientrasEstebanseguíagritandoyNicolásibaabuscarelcocheparadevolverlaasumarido,ellasdoscuchicheabancomoenlosviejostiempos.

Esamisma tardeBlancay Jean tomaron el trenque los llevó al puerto.Allí seembarcaron enun transatlántico inglés.Él vestía unpantalónde linoblancoy unachaquetaazuldecortemarinero,quecombinabanalaperfecciónconlafaldaazulylachaquetablancadel traje sastredesumujer.Cuatrodíasmás tarde,elbuque losdepositóenlamásolvidadaprovinciadelNorte,dondesuselegantesropasdeviajeysusmaletas de cocodrilo pasarondesapercibidas en el bochornoso calor seco de lahoradelasiesta.JeandeSatignyacomodóprovisoriamenteasuesposaenunhotelyse dio a la tarea de buscar un alojamiento digno de sus nuevos ingresos. A lasveinticuatro horas la pequeña sociedad provinciana estaba enterada que había uncondeauténticoentreellos.EsofacilitómucholascosasparaJean.Pudoalquilarunaantiguamansiónquehabíapertenecidoaunadelasgrandesfortunasdelostiemposdel salitre, antes que se inventara el sustituto sintético que envió toda la región alcarajo. La casa estaba algo mustia y abandonada, como todo lo demás por allí,necesitabaalgunasreparaciones,peroconservabaintactasudignidaddeantañoysuencantodefindesiglo.Elcondeladecoróasugusto,conunrefinamientoequívocoy decadente que sorprendió a Blanca, acostumbrada a la vida de campo y a lasobriedadclásicadesupadre.Jeancolocósospechosos jarronesdeporcelanachinaqueenlugardefloresconteníanplumasteñidasdeavestruz,cortinasdedamascocondrapeados y borlas, almohadones con flecos y pompones, muebles de todos losestilos, arrimosdorados,biombosyunas increíbles lámparasdepie, sostenidasporestatuas de loza representando negros abisinios en tamaño natural, semidesnudos,peroconbabuchasy turbantes.Lacasasiempreestabaconlascortinascorridas,enuna tenue penumbra que lograba detener la luz implacable del desierto. En losrinconesJeanpusopebeterosorientalesdondequemabayerbasperfumadasypalitos

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de incienso que al comienzo le revolvían el estómago a Blanca, pero pronto seacostumbró. Contrató varios indios para su servicio, además de una gordamonumentalquehacíaeloficiodelacocina,aquienentrenóparaprepararlassalsasmuyaliñadasquea él legustaban,yunamucamacojay analfabetapara atender aBlanca.Atodospusovistososuniformesdeopereta,peronopudoponerleszapatos,porque estaban habituados a andar descalzos y no los resistían. Blanca se sentíaincómoda en esa casay teníadesconfianzade los indios inmutablesque la servíandesganadamenteyparecíanburlarseasusespaldas.Asualrededorcirculabancomoespíritus, deslizándose sin ruido por las habitaciones, casi siempre desocupados yaburridos. No respondían cuando ella les hablaba como si no comprendieran elcastellano,yentresíhablabanensusurrosoendialectosdelaltiplano.CadavezqueBlancacomentabaconsumaridolasextrañascosasqueveíaentre lossirvientes,éldecía que eran costumbres de indios y que no había que hacerles caso. Lomismocontestó Clara por carta cuando ella le contó que un día vio a uno de los indiosequilibrándose en unos sorprendentes zapatos antiguos con tacón torcidoy lazodeterciopelo,donde losanchospiescallososdelhombresemanteníanencogidos.«Elcalordeldesierto,elembarazoytudeseoinconfesadodevivircomounacondesa,deacuerdoa la alcurniade tumarido, tehacenvervisiones,hijita», escribióClaraenbroma,yagregóqueelmejorremediocontraloszapatosLuisXVeraunaduchafríay una infusión de manzanilla. Otra vez Blanca encontró en su plato una pequeñalagartijamuertaqueestuvoapuntodellevarsealaboca.Apenasserepusodelsustoyconsiguiósacarlavoz,llamóagritosalacocinerayleseñalóelplatoconundedotembloroso. La cocinera se aproximó bamboleando su inmensidad de grasa y sustrenzas negras, y tomó el plato sin comentarios. Pero en elmomento de volverse,Blanca creyó sorprender un guiño de complicidad entre sumarido y la india. Esanochesequedódespiertahastamuytarde,pensandoenloquehabíavisto,hastaquealamanecerllegóalaconclusióndequelohabíaimaginado.Sumadreteníarazón:elcaloryelembarazolaestabantrastornando.

LoscuartosmásapartadosdelacasafuerondestinadosalamaníadeJeanporlafotografía.Allíinstalósuslámparas,sustrípodes,susmáquinas.RogóaBlancaqueno entrara jamás sin autorización a lo que bautizó «el laboratorio», porque, segúnexplicó,sepodíanvelarlasplacasconlaluznatural.Pusollavealapuertayandabaconellacolgandodeunaleontinadeoro,precaucióndeltodoinútil,porquesumujernoteníaprácticamenteningúninterésenloquelarodeabaymuchomenosenelartedelafotografía.

Amedidaqueengordaba,Blancaibaadquiriendounaplacidezorientalcontralacualseestrellaronlosintentosdesumaridoporincorporarlaalasociedad,llevarlaafiestas,pasearlaencocheoentusiasmarlaporladecoracióndesunuevohogar.

Pesada,torpe,solitariayconuncansancioperenne,Blancaserefugióeneltejido

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y en el bordado. Pasaba gran parte del día durmiendo y en sus horas de vigiliafabricabaminúsculaspiezasderopaparaunajuarrosado,porqueestabaseguraquedaría a luz una niña. Tal como su madre con ella, desarrolló un sistema decomunicaciónconlacriaturaqueestabagestandoyfuevolcándosehaciasuinteriorenunsilenciosoeininterrumpidodiálogo.Ensuscartasdescribíasuvidaretiradaymelancólica y se refería a su esposo con ciega simpatía, como un hombre fino,discreto y considerado.Así fue estableciendo, sin proponérselo, la leyenda de queJeandeSatignyeracasiunpríncipe,sinmencionarelhechodequeaspirabacocaínapor la nariz y fumaba opio por las tardes, porque estaba segura que sus padres nosabrían comprenderlo.Disponía de toda un ala de lamansión para ella.Allí habíaarreglado sus cuarteles y allí amontonaba todo lo que estaba preparando para lallegadadesuhija.Jeandecíaquecincuentaniñosnoalcanzaríanaponersetodaesaropay jugarconesacantidadde juguetes,pero laúnicadiversiónqueBlanca teníaerasalirarecorrerelreducidocomerciodelaciudadycomprartodoloqueveíaencolorderosaparabebé.Eldíaseleibaenbordarmantillas,tejerzapatitosdelana,decorarcanastillos,ordenarlaspilasdecamisas,debaberos,depañales,repasarlassábanasbordadas.Despuésde lasiestaescribíaasumadreyavecesasuhermanoJaime y cuando el sol se ponía y refrescaba un poco, iba a caminar por losalrededoresparadesentumecerlaspiernas.Enlanochesereuníaconsuesposoenelgran comedor de la casa, donde los negros de loza, parados en sus rincones,iluminabanlaescenaconsuluzdeprostíbulo.Sesentabanunoencadaextremodelamesa,puestaconmantel largo, cristaleríayvajillacompleta,yadornadacon floresartificiales,porqueenesaregióninhóspitanolashabíanaturales.Losservíasiempreel mismo indio impasible y silencioso, que mantenía en la boca rodando enpermanencialaverdeboladehojasdecocaconquesesustentaba.Noeraunsirvientecomúnynocumplíaningunafunciónespecíficadentrodelaorganizacióndoméstica.Tampocoerasufuerteservirlamesa,yaquenodominabanifuentesnicubiertosyterminaba por tirarles la comida de cualquier modo. Blanca tuvo que indicarle enalgunaocasiónqueporfavornoagarraralaspapasconlamanoparaponérselasenelplato. Pero Jean de Satigny lo estimaba por alguna misteriosa razón y lo estabaentrenandoparaquefuerasuayudanteenellaboratorio.

—Sinopuedehablarcomouncristiano,menospodrá tomarretratos—observóBlancacuandoseenteró.

AquelindiofueelqueBlancacreyóverluciendotaconesLuisXVLosprimerosmesesdesuvidadecasadatranscurrieronapaciblesyaburridos.La

tendencianaturaldeBlancaalaislamientoylasoledadseacentuó.SenegóalavidasocialyJeandeSatignyacabóporirsoloalasnumerosasinvitacionesquerecibían.Después,cuandollegabaalacasa,seburlabafrenteaBlancadelacursileríadeesasfamilias antañosas y rancias donde las señoritas andaban con chaperona y los

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caballeros usaban escapulario. Blanca pudo hacer la vida ociosa para la cual teníavocación,mientrassumaridosededicabaaesospequeñosplaceresquesóloeldineropuedepagaryalosquehabíatenidoquerenunciarportanlargotiempo.Salíatodaslasnochesa jugaralcasinoy sumujercalculóquedebíaperdergrandes sumasdedinero, porque al final delmes había invariablemente una fila de acreedores en lapuerta.Jeanteníaunaideamuypeculiarsobrelaeconomíadoméstica.Secompróunautomóvil último modelo, con asientos forrados en piel de leopardo y perillasdoradas, digno de un príncipe árabe, elmás grande y ostentoso que se había vistonuncaporesoslados.Establecióunareddecontactosmisteriososquelepermitieroncomprarantigüedades,especialmenteporcelanafrancesadeestilobarroco,porlacualsentíadebilidad.Tambiénmetióenelpaíscajonesdelicoresfinosquepasabaporlaaduanasinproblemas.Suscontrabandosentrabanalacasaporlapuertadeservicioysalíanintactosporlapuertaprincipalrumboaotrossitios,dondeJeanlosconsumíaenparrandas secretasobienvendíaaunprecioexorbitante.En lacasano recibíanvisitasyalaspocassemanaslasseñorasdelalocalidaddejarondellamaraBlanca.Sehabíacorridoelrumorqueeraorgullosa,altaneraydemalasalud,locualaumentólasimpatíageneralporelconde francés,quienadquirió famademaridopacienteysufrido.

Blancasellevababienconsuesposo.Lasúnicasoportunidadesenquediscutíaneracuandoellaintentabaaveriguarsobrelasfinanzasfamiliares.NopodíaexplicarsequeJeansedieraellujodecomprarporcelanaypasearenesevehículoatigrado,sinolealcanzabaeldineroparapagarlacuentadelchinodelalmacénnilossueldosdelosnumerosossirvientes.Jeansenegabaahablardelasunto,conelpretextodequeésaseran responsabilidades propiamente masculinas y que ella no tenía necesidad dellenar su cabecita de gorrión con problemas que no estaba en capacidad decomprender. Blanca supuso que la cuenta de Jean de Satigny con Esteban Truebateníafondosilimitadosyantela imposibilidaddellegaraunacuerdoconél,acabópordesentendersedeesosproblemas.Vegetabacomounaflordeotroclima,dentrodeesacasaenclavadaenarenales,rodeadadeindiosinsólitosqueparecíaexistirenotradimensión,sorprendiendoamenudopequeñosdetallesque la inducíanadudarde su propia cordura. La realidad le parecía desdibujada, como si aquel solimplacable que borraba los colores también hubiera deformado las cosas que larodeabanyhubieraconvertidoalossereshumanosensombrassigilosas.

En el sopor de esos meses, Blanca, protegida por la criatura que crecía en suinterior,olvidólamagnituddesudesgracia.DejódepensarenPedroTerceroGarcíaconlaapremianteurgenciaconquelohacíaantesyserefugióenrecuerdosdulcesydesteñidosquepodíaevocarentodomomento.Susensualidadestabaadormecidayenlasrarasocasionesenquemeditabasobresudesafortunadodestino,secomplacíaimaginándoseasímismaflotandoenunanebulosa,sinpenasysinalegrías,alejada

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de lascosasbrutalesde lavida,aislada,consuhijacomoúnicacompañía.Llegóapensar que había perdido para siempre la capacidad de amar y que el ardor de sucarnesehabíaacalladodefinitivamente.Pasabainterminableshorascontemplandoelpaisajepálidoqueseextendíadelantedesuventana.Lacasaquedabaenellímitedela ciudad, rodeadapor algunos árboles raquíticos que resistían el acoso implacabledeldesierto.Porelladonorte,elvientodestruíatodaformadevegetaciónysepodíaverlainmensaplaniciededunasycerroslejanostemblandoenlareverberacióndelaluz.Eneldíalaagobiabaelsofocodeesesoldeplomoyporlasnochestemblabadefrío entre las sábanas de su cama, defendiéndose de la heladas conbolsas de aguacalienteychalesdelana.Mirabaelcielodesnudoylímpidobuscandoelvestigiodeunanube,conlaesperanzadequealgunavezcayeraunagotadelluviaquealiviaralaoprimente aspereza de ese valle lunar. Losmeses transcurrían inmutables, sinmásdiversiónquelascartasdesumadre,enlasquelecontabadelacampañapolíticadesupadre,delaslocurasdeNicolás,delasextravaganciasdeJaime,quevivíacomouncuraperoandabaconojosenamorados.Claralesugirió,enunadesuscartas,quepara tener lasmanosocupadas,volvieraasusNacimientos.Ella lo intentó.Sehizomandar la arcilla especial que estaba acostumbrada a usar en Las Tres Marías,organizó su taller en la parte posterior de la cocina y puso a un par de indios aconstruirunhornoparacocerlasfigurasdecerámica.PeroJeandeSatignyseburlabade su afán artístico, diciendo que si era paramantener lasmanos ocupadas,mejortejíabotinesyaprendíaahacerpastelitosdehojaldre.Ellaterminóporabandonarsutrabajo, no tanto por los sarcasmos de sumarido, sino porque le resultó imposiblecompetirconlaalfareríaantiguadelosindios.

Jeanhabíaorganizadosunegocioconlamismatenacidadqueantesempleóenelasunto de las chinchillas, pero conmás éxito. Aparte de un sacerdote alemán quellevaba treinta años recorriendo la región para desenterrar el pasado de los incas,nadiemássehabíapreocupadodeesasreliquias,porconsiderarlascarentesdevalorcomercial. El Gobierno prohibía el tráfico de antigüedades indígenas y habíaentregado una concesión general al cura, quien estaba autorizado para requisar laspiezasyllevarlasalmuseo.Jeánlasvioporprimeravezenlaspolvorientasvitrinasdelmuseo.Pasódosdíasconelalemán,quienfelizdeencontrardespuésde tantosaños a una persona interesada en su trabajo, no tuvo reparos en revelar sus vastosconocimientos. Así se enteró de la forma como se podía precisar el tiempo quellevabanenterrados,aprendiendoadiferenciar lasépocasy losestilos,descubrióelmododeubicarloscementerioseneldesiertopormediodeseñalesinvisiblesalojocivilizadoyllegófinalmentealaconclusióndequesibienesoscacharrosnoteníaneldoradoesplendordelastumbasegipcias,almenosteníansumismovalorhistórico.Unavezqueobtuvo toda la informaciónquenecesitaba,organizó suscuadrillasdeindiosparadesenterrarcuantohubieraescapadoalceloarqueológicodelcura.

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Losmagníficoshuacos,verdesporlapátinadeltiempo,empezaronallegarasucasadisimuladosenbultosde indiosyalforjasde llamas, llenandorápidamente loslugaressecretosdispuestosparaellos.Blancalosveíaamontonarseenloscuartosyquedabamaravilladaporsusformas.Lossosteníaenlasmanos,acariciándoloscomohipnotizadaycuandolosembalabanenpajaypapelparaenviarlosadestinoslejanosy desconocidos, se sentía acongojada. Esa alfarería le parecía demasiado hermosa.Sentía que losmonstruos de susNacimientos nopodían estar bajo elmismo techoqueloshuacos,yporeso,másqueporningunaotrarazón,abandonósutaller.

El negocio de las gredas indígenas era secreto, puesto que eran patrimoniohistóricodelanación.TrabajabanparaJeandeSatignyvariascuadrillasdeindiosquehabían llegado allí deslizándose clandestinamente por los intrincados pasos de lafrontera. No tenían documentos que los acreditaran como seres humanos, eransilenciosos,toscoseimpenetrables.CadavezqueBlancapreguntabadedóndesalíanesosseresqueaparecíansúbitamenteensupatio,lerespondíanqueeranprimosdelqueservíalamesay,enefecto,todosseparecían.Nodurabanmuchoenlacasa.Lamayor parte del tiempo estaban en el desierto, sinmás equipaje que una pala paraexcavarlaarenayunaboladecocaenlabocaparamantenersevivos.Avecesteníanlasuertedeencontrarlasruinassemienterradasenunpueblodelosincasyenpocotiempollenabanlasbodegasdelacasaconloquerobabanensusexcavaciones.Labúsqueda, transporte y comercialización de esta mercadería se hacía en forma tancautelosa,queBlancano tuvo lamenordudadequehabíaalgo ilegaldetrásde lasactividades de su marido. Jean le explicó que el Gobierno era muy susceptiblerespectoaloscántarosmugrientosylosmíseroscollaresdepiedrecitasdeldesiertoyqueparaevitartramitacioneseternasdelaburocraciaoficial,preferíanegociarlosasumodo.Lossacabadelpaísencajasselladasconetiquetasdemanzanas,graciasalacomplicidadinteresadadealgunosinspectoresdelaaduana.

Todo eso a Blanca la tenía sin cuidado. Sólo la preocupaba el asunto de lasmomias.Estabafamiliarizadaconlosmuertos,porquehabíapasadotodasuvidaenestrecho contacto con ellos a través de lamesa de tres patas, donde sumadre losinvocaba. Estaba acostumbrada a ver sus siluetas transparentes paseando por loscorredoresdelacasadesuspadres,metiendoruidoenlosroperosyapareciendoenlossueñosparapronosticardesgraciaso lospremiosde la lotería.Pero lasmomiaseran diferentes. Esos seres encogidos, envueltos en trapos que se deshacían enhilachas polvorientas, con sus cabezas descarnadas y amarillas, sus manitasarrugadas, sus párpados cosidos, sus pelos ralos en la nuca, sus eternas y terriblessonrisas sin labios, su olor a rancio y ese aire triste y pobretón de los cadáveresantiguos, le revolvían el alma.Eran escasas.Muy rara vez llegaban los indios conalguna.Lentose inmutables,aparecíanpor lacasacargandounagranvasijaselladadebarrococido.Jeanlaabríacuidadosamenteenunahabitacióncontodaslaspuertas

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yventanascerradas,paraqueelprimer soplodeaireno laconvirtieraenpolvodeceniza. En el interior de la vasija aparecía la momia, como el hueso de un frutoextraño, encogida en posición fetal, envuelta en sus harapos, acompañada por susmiserables tesoros de collares de dientes y muñecos de trapo. Eran mucho másapreciadas que los demás objetos que sacaban de las tumbas, porque loscoleccionistasprivadosyalgunosmuseosextranjeroslaspagabanmuybien.Blancasepreguntabaquétipodepersonapodíacoleccionarmuertosydóndelospondría.Nopodía imaginar una momia como parte del decorado de un salón, pero Jean deSatignyledecíaqueacomodadasenunaurnadecristal,podíansermásvaliosasquecualquier obra de arte para un millonario europeo. Las momias eran difíciles decolocar en el mercado, transportar y pasar por la aduana, de modo que a vecespermanecían varias semanas en las bodegas de la casa, esperando su turno paraemprenderellargoviajealextranjero.Blancasoñabaconellas,teníaalucinaciones,creíaverlasandarporloscorredoresenlapuntadelospies,pequeñascomognomossolapadosyfurtivos.Cerrabalapuertadesuhabitación,metíalacabezadebajodelassábanasypasabahorasasí,temblando,rezandoyllamandoasumadreconlafuerzadel pensamiento. Se lo contó a Clara en sus cartas y ésta respondió que no debíatemeralosmuertos,sinoalosvivos,porqueapesardesumalafama,nuncasesupoquelasmomiasatacarananadie;porelcontrario,erandenaturalezamásbientímida.Fortalecida por los consejos de su madre, Blanca decidió espiarlas. Las esperabasilenciosamente,vigilandoporlapuertaentreabiertadesuhabitación.Prontotuvolacerteza de que se paseaban por la casa, arrastrando sus patitas infantiles por lasalfombras,cuchicheandocomoescolares,empujándose,pasandotodaslasnochesenpequeñosgruposdedosotres,siempreendirecciónallaboratoriofotográficodeJeandeSatigny.Avecescreíaoírunosgemidoslejanosdeultratumbaysufríaarrebatosincontrolablesdeterror,llamabaagritosasumarido,peronadieacudíayellateníademasiadomiedoparacruzartodalacasaybuscarlo.Conlasalidadelosprimerosrayosdelsol,Blancarecuperabalacordurayelcontroldesusnerviosatormentados,sedaba cuentaque sus angustias nocturnas eran frutode la imaginación febril quehabíaheredadodesumadreysetranquilizaba,hastaquevolvíanacaerlassombrasdelanocheyrecomenzabasuciclodeespanto.Undíanosoportómáslatensiónquesentíaamedidaqueseacercabalanocheydecidióhablarde lasmomiasconJean.Estaban cenando. Cuando ella le contó de los paseos, los susurros y los gritossofocados,JeandeSatignysequedópetrificado,coneltenedorenlamanoylabocaabierta.Elindioqueibaentrandoalcomedorconlabandeja,diountraspiéyelpolloasadorodódebajodeunasilla.Jeandesplegótodosuencanto,firmezaysentidodelalógica, para convencerla de que le estaban fallando los nervios y que nada de esoocurríaenrealidad,sinoqueeraproductodesusobresaltadafantasía.Blancafingióaceptarsurazonamiento,perolepareciómuysospechosalavehemenciadesumarido

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que habitualmente no prestaba atención a sus problemas, así como la cara delsirviente,queporunavezperdiósuinmutableexpresióndeídoloyseledesorbitaronunpoco los ojos.Decidió entonces para sus adentros que había llegado la hora deinvestigar a fondo el asunto de las momias trashumantes. Esa noche se despidiótemprano,despuésdeanunciarasumaridoquepensabatomaruntranquilizanteparadormir.Ensulugarbebióunatazagrandedecafénegroyseapostójuntoasupuerta,dispuestaapasarmuchashorasdevigilia.

Sintió los primeros pasitos alrededor de la medianoche. Abrió la puerta conmuchacautelayasomólacabeza,enelpreciso instanteenqueunapequeñafiguraagazapadapasabaporelfondodelcorredor.Estavezestabaseguradequenolohabíasoñado,perodebidoalpesodesuvientre,necesitócasiunminutoparaalcanzarelcorredor. La noche estaba fría y soplaba la brisa del desierto, que hacía crujir losviejosartesonadosdelacasaehinchabalascortinascomonegrasvelasenaltamar.Desde pequeña, cuando escuchaba los cuentos de cucos de la Nana en la cocina,temíaa laoscuridad,peronoseatrevióaencender las lucesparanoespantara laspequeñasmomiasensuserráticospaseos.

De pronto rompió el espeso silencio de la noche un grito ronco, amortiguado,comosisalieradelfondodeunataúdoalmenosesopensóBlanca.Comenzabaaservíctimadelamorbosafascinacióndelascosasdeultratumba.Seinmovilizó,conelcorazón a punto de saltarle por la boca, pero un segundo gemido la sacó delensimismamiento,dándolefaenasparaavanzarhastalapuertadellaboratoriodeJeandeSatigny.Tratódeabrirla,peroestabaconllave.Pególacaraalapuertayentoncessintióclaramentemurmullos,gritossofocadosyrisas,yyanotuvodudasdequealgoestaba ocurriendo con las momias. Regresó a su habitación confortada por laconviccióndequenoeransusnervioslosqueestabanfallando,sinoquealgoatrozocurríaenelantrosecretodesumarido.

Aldíasiguiente,BlancaesperóqueJeandeSatignyterminarasumeticulosoaseopersonal,desayunaraconsuparsimoniahabitual,leyerasuperiódicohastalaúltimapágina y finalmente saliera en su diario paseomatinal, sin que nada en su plácidaindiferenciadefuturamadre,delatarasuferozdeterminación.CuandoJeansalió,ellallamóalindiodelostaconesaltosyporprimeravezlediounaorden.

—Andaalaciudadymecompraspapayasconfitadas—ordenósecamente.Elindiosefueconeltrotelentodelosdesurazayellasequedóenlacasacon

los otros sirvientes, a quienes temíamuchomenos que a ese extraño individuo deinclinacionescortesanas.Supusoquedisponíadeunpardehorasantesqueregresara,demodoquedecidiónoapurarseyactuarconserenidad.Estabaresueltaaaclararelmisteriodelasmomiasfurtivas.Sedirigióallaboratorio,seguradequeaplenaluzdelamañana lasmomias no tendrían ánimo para hacer payasadas y deseando que lapuerta estuviera sin llave, pero la encontró cerrada, como siempre.Probó todas las

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llaves que tenía, pero ninguna sirvió. Entonces tomó elmás grande cuchillo de lacocina, lometió en el quicio de la puerta y empezó a forcejear hasta que saltó enpedazos lamadera resecadelmarcoyasípudosoltar lachapayabrir lapuerta.Eldañoquelehizoalapuertaeraindisimulableycomprendióquecuandosumaridoloviera, tendría que ofrecer alguna explicación razonable, pero se consoló con elargumento de que como dueña de la casa, tenía derecho a saber lo que estabaocurriendo bajo su techo. A pesar de su sentido práctico, que había resistidoinconmoviblemásdeveinteañoselbailedelamesadetrespatasyoírasumadrepronosticar lo impronosticable, al cruzar el umbral del laboratorio, Blanca estabatemblando.

A tientas buscó el interruptor y encendió la luz. Se encontró en una espaciosahabitaciónconlosmurospintadosdenegroygruesascortinasdelmismocolorenlasventanas,pordondenosecolabanielmásdébilrayodeluz.Elsueloestabacubiertode gruesas alfombras oscuras y por todos lados vio los focos, las lámparas y laspantallas que había visto usar a Jean por primera vez durante el funeral de PedroGarcía,elviejo,cuandoledioportomarretratosdelosmuertosydelosvivos,hastaquepusoatodoelmundoenascuasyloscampesinosterminaronpateandolasplacasen el suelo. Miró a su alrededor desconcertada: estaba dentro de un escenariofantástico.Avanzó sorteandobaúles abiertosque contenían ropajes emplumadosdetodaslasépocas,pelucasrizadasysombrerosostentosos,sedetuvoanteuntrapeciodorado suspendido del techo, donde colgaba un muñeco desarticulado deproporciones humanas, vio en un rincón una llama embalsamada, sobre lasmesasbotellasdelicoresambarinosyenelsuelopielesdeanimalesexóticos.Peroloquemáslasorprendiófueronlasfotografías.Alverlassedetuvoestupefacta.Lasparedesdel estudiode JeanSatigny estaban cubiertasde acongojantes escenas eróticasquerevelabanlaocultanaturalezadesumarido.

Blanca era de reacciones lentas y tardó un buen rato en asimilar lo que estabaviendo,porquecarecíadeexperienciaenesosasuntos.ConocíaelplacercomounaúltimaypreciosaetapaenellargocaminoquehabíarecorridoconPedroTercero,pordonde había transitado sin prisa, con buen humor, en elmarco de los bosques, lostrigales,elrío,bajouninmensocielo,enelsilenciodelcampo.Noalcanzóatenerlasinquietudespropiasdelaadolescencia.Mientrassuscompañerasenelcolegioleíanaescondidas novelas prohibidas con imaginarios galanes apasionados y vírgenesansiosaspordejardeserlo,ellasesentabaalasombradelosciruelosenelpatiodelasmonjas, cerraba losojosy evocabacon total precisión lamagnífica realidaddePedro TerceroGarcía encerrándola en sus brazos, recorriéndola con sus caricias yarrancándolede lomásprofundo losmismosacordesquepodíasacara laguitarra.Sus instintos sevieronsatisfechos tanprontodespertaronynose lehabíaocurridoque lapasiónpudiera tenerotras formas.Esas escenasdesordenadasy tormentosas

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eran una verdad mil veces más desconcertante que las momias escandalosas quehabíaesperadoencontrar.

Reconociólosrostrosdelossirvientesdelacasa.Allíestabatodalacortedelosincas,desnudacomoDioslapusoenelmundo,omalcubiertaporteatralesropajes.Vio el insondable abismo entre losmuslos de la cocinera, a la llama embalsamadacabalgando sobre lamucama coja y al indio impertérrito que le servía lamesa, encueros comoun reciénnacido, lampiñoypaticorto, con su inconmovible rostrodepiedraysudesproporcionadopeneenerección.

Por un interminable instante, Blanca se quedó suspendida en su propiaincertidumbre,hastaquelavencióelhorror.Procurópensarconlucidez.EntendióloqueJeandeSatignyhabíaqueridodecirlanochedebodas,cuandoleexplicóquenosesentíainclinadoporlavidamatrimonial.Vislumbrótambiénelsiniestropoderdelindio, la burla solapada de los sirvientes y se sintió prisionera en la antesala delinfierno.Enesemomentolaniñasemovióensuinterioryellaseestremeció,comosihubierasonadounacampanadealerta.

—¡Mihija!¡Debosacarladeaquí!—exclamóabrazándoseelvientre.Saliócorriendodellaboratorio,cruzótodalacasacomounaexhalaciónyllegóa

lacalle,dondeelcalordeplomoyladespiadadaluzdelmediodíaledevolvieronelsentido de la realidad. Comprendió que no podría llegar muy lejos a pie con subarriga de nueve meses. Regresó a su habitación, tomó todo el dinero que pudoencontrar,hizounataditoconalgunasropasdelsuntuosoajuarquehabíapreparadoysedirigióalaestación.

Sentadaenuntoscobancodemaderaenelandén,consubultoenelregazoylosojos espantados, Blanca esperó durante horas la llegada del tren, rezando entredientes para que el conde, al volver a la casa y ver el destrozo en la puerta dellaboratorio,nolabuscarahastadarconellayobligarlaaentrarenelmaléficoreinodelosincas,paraqueseapresuraraelferrocarrilyporunavezcumplierasuhorario,paraquepudierallegaralacasadesuspadresantesquelacriaturaqueleestrujabalas entrañas y le pateaba las costillas anunciara su venida al mundo, para que lealcanzaran las fuerzaspara eseviaje dedosdías sindescansoyparaque sudeseodevivirfueramáspoderosoqueesaterribledesolaciónquecomenzabaaembargarla.Apretólosdientesyesperó.

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LaniñaAlba

CapítuloIX

Albanacióparada,locualessignodebuenasuerte.SuabuelaClarabuscóensuespaldayencontróunamanchaenformadeestrellaquecaracterizaa losseresquenacencapacitadosparaencontrarlafelicidad.«Nohayquepreocuparseporestaniña.Tendrábuenasuerteyseráfeliz.Ademástendrábuencutis,porqueesoseheredayamiedad,no tengoarrugasy jamásmesalióungrano»,dictaminóClaraalsegundodíadelnacimiento.Poresasrazonesnosepreocuparondeprepararlaparalavida,yaquelosastrossehabíancombinadoparadotarladetantosdones.SusignoeraLeo.Suabuelaestudiósucartaastralyanotósudestinocontintablancaenunálbumdepapelnegro,dondepegótambiénunosmechonesverdososdesuprimerpelo,lasuñasquelecortóalpoco tiempodenaceryvarios retratosquepermitenapreciarla talcomoera:unserextraordinariamentepequeño,casicalvo,arrugadoypálido,sinmássignode inteligenciahumanaquesusnegrosojos relucientes,conunasabiaexpresióndeancianidaddesdelacuna.Asílosteníasuverdaderopadre.SumadrequeríallamarlaClara,perosuabuelanoerapartidariade repetir losnombresen la familia,porqueesosiembraconfusiónenloscuadernosdeanotarlavida.Buscaronunnombreenundiccionariodesinónimosydescubrieronelsuyo,queeselúltimodeunacadenadepalabras luminosasquequierendecir lomismo.AñosdespuésAlbaseatormentabapensando que cuando ella tuviera una hija, no habría otra palabra con el mismosignificadoquepudieraservirledenombre,peroBlancalediolaideadeusarlenguasextranjeras,loqueofreceunaampliavariedad.

Albaestuvoapuntodenacerenuntrendetrochaangosta,alastresdelatarde,en medio del desierto. Eso habría sido fatal para su carta astrológica.Afortunadamente, pudo sujetarse dentro de sumadre varias horasmás y alcanzó anacer en la casa de sus abuelos, el día, la hora y en el lugar exactos que másconvenían a su horóscopo. Sumadre llegó a la gran casa de la esquina sin previoaviso, desgreñada, cubierta de polvo, ojerosa y doblada en dos por el dolor de las

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contracciones con que Alba pujaba por salir, tocó la puerta con desesperación ycuandoleabrieron,cruzócomounatromba,sindetenersehastaelcosturero,dondeClaraestabaterminandoelúltimoprimorosovestidoparasufuturanieta.AllíBlancase desplomó, después de su largo viaje, sin alcanzar a dar ninguna explicación,porqueelvientrelereventóconunhondosuspirolíquidoysintióquetodaelaguadelmundo corría entre sus piernas con un gorgoriteo furioso. A los gritos de ClaraacudieronlossirvientesyJaime,queenesosdíasestabasiempreenlacasarondandoaAmanda.LatrasladaronalahabitacióndeClaraymientraslaacomodabansobrelacama, le arrancaban a tirones la ropa del cuerpo, Alba comenzó a asomar suminúscula humanidad. Su río Jaime, que había asistido a algunos partos en elhospital,laayudóanacer,agarrándolafirmementedelasnalgasconlamanoderecha,mientrascon losdedosde lamano izquierda tanteabaen laoscuridad,buscandoelcuellodelacriatura,parasepararelcordónumbilicalquelaestrangulaba.EntretantoAmanda,quellegócorriendo,atraídaporelalboroto,apretabaelvientreaBlancacontodoelpesode su cuerpoyClara, inclinada sobre el rostro sufrientede suhija, leacercaba a la nariz un colador de té cubierto con un trapo, donde destilaban unasgotasdeéter.Albanacióconrapidez.Jaimelequitóelcordóndelcuello,lasostuvoenelairebocaabajoydedossonorasbofetadaslainicióenelsufrimientodelavidaylamecánicadelarespiración,peroAmanda,quehabíaleídosobrelascostumbresdelastribusafricanasvpredicabalavueltaalanaturaleza,learrebatólareciénnacidade las enanos y la colocó amorosamente sobre el vientre tibio de sumadre, dondeencontró algún consuelo a la tristeza de nacer. Madre e hija permanecierondescansando,desnudasyabrazadas,mientras losdemás limpiaban losvestigiosdelpartovseafanabanconlassábanasnuevasylosprimerospañales.Enlaemocióndeesosmomentos,nadiesefijóenlapuertaentreabiertadelarmario,dondeelpequeñoMiguel observaba la escena paralizado de miedo, grabando para siempre en sumemoria la visión del gigantesco globo atravesado de venas y coronado por unombligosobresaliente,dedondesalióaquelseramoratado,envueltoenunahorrendatripaazul.

Inscribieron aAlba en elRegistroCivil y en los libros de la parroquia, con elapellidofrancésdesupadre,peroellano llegóausarlo,porqueeldesumadreeramásfácildedeletrear.Suabuelo,EstebanTrueba, jamásestuvodeacuerdoconesemalhábito, porque, tal comodecía cadavezque ledaban laoportunidad, sehabíatomadomuchasmolestiasparaque laniña tuvieraunpadreconocidoyunapellidorespetableynotuvieraqueusareldelamadre,comosifuerahijadelavergüenzaydelpecado.Tampocopermitióque sedudarade la legítimapaternidaddelcondeysiguióesperando,contratodalógica,quetardeotempranosenotaralaeleganciademodales y el fino encanto del francés en la silenciosa y desmañada nieta quedeambulabaporsucasa.Claratampocohizomencióndelasuntohastamuchotiempo

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después,enunaocasiónenquevioalaniñajugandoentrelasdestruidasestatuasdeljardínysediocuentadequenoseparecíaanadiede la familiaymuchomenosaJeandeSatigny.

—¿Aquién habrá sacado esos ojos de viejo?—preguntó la abuela.—Los ojossondelpadre—respondióBlancadistraídamente.—PedroTerceroGarcía,supongo—dijoClara.

—Ajá—asintióBlanca.FuelaúnicavezquesehablódelorigendeAlbaenelsenodelafamilia,porque

talcomoClaraanotó,elasuntocarecíaporcompletodeimportancia,yaquedetodosmodos,JeandeSatignyhabíadesaparecidodesusvidas.Novolvieronasaberdeélynadie se tomó la molestia de averiguar su paradero, ni siquiera para legalizar lasituación de Blanca, que carecía de las libertades de una soltera y tenía todas laslimitacionesdeunamujercasada,peronoteníamarido.Albanuncaviounretratodelconde,porquesumadrenodejóningúnrincóndelacasasinrevisar,hastadestruirlostodos,inclusoaquellosenqueaparecíadesubrazoeldíadelaboda.Habíatomadoladecisióndeolvidaralhombreconquiensecasóyhacercuentaquenuncaexistió.Novolvióahablardeély tampocoofrecióunaexplicaciónporsuhuidadeldomicilioconyugal. Clara, que había pasado nueve años muda, conocía las ventajas delsilencio,demodoquenohizopreguntasasuhijaycolaboróenlatareadeborraraJeandeSatignydelosrecuerdos.AAlbaledijeronquesupadrehabíasidounnoblecaballero, inteligente y distinguido, que tuvo la desgracia demorir de fiebre en eldesierto del Norte. Fue uno de los pocos infundios que tuvo que soportar en suinfancia, porque en todo lo demás estuvo en estrecho contacto con las prosaicasverdadesdelaexistencia.SutíoJaimeseencargódedestruirelmitodelosniñosquesurgen de los repollos o son transportados desde París por las cigüeñas y su tíoNicoláseldelosReyesMagos,lashadasyloscucos.Albateníapesadillasenlasqueveía lamuerte de su padre. Soñaba con un hombre joven, hermoso y enteramentevestidodeblanco,conzapatosdecharoldelmismocoloryunsombrerodepajilla,caminandoporeldesiertoapleno sol.En su sueño, el caminanteacortabaelpaso,vacilaba,ibamásymáslento,tropezabaycaía,selevantabayvolvíaacaer,abrasadoporelcalor,lafiebreylased.Searrastrabaderodillasuntrechosobrelasardientesarenas,perofinalmentequedabatendidoenlainmensidaddeaquellasdunaslívidas,conlasavesderapiñarevoloteandoencírculossobresucuerpoinerte.Tantasveceslosoñó,quefueunasorpresacuandomuchosañosdespués tuvoqueirareconocerelcadáver del que creía su padre, en un depósito de laMorgueMunicipal. EntoncesAlba era una joven valerosa, de temperamento audaz y acostumbrada a lasadversidades,demodoquefuesola.Larecibióunpracticantededelantalblanco,quela condujopor los largospasillos del antiguo edificio hasta una sala grandey fría,cuyosmurosestabanpintadosdegris.Elhombredeldelantalblancoabriólapuerta

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de una gigantesca nevera y extrajo una bandeja sobre la cual yacía un cuerpohinchado,viejoydecolorazulado.Albalomiróconatención,sinencontrarningúnparecidoconla imagenquehabíasoñadotantasveces.Leparecióuntipocomúnycorriente,conaspectodeempleadodeCorreos,sefijóensusmanos:noeranlasdeun noble caballero, fino e inteligente, sino las de un hombre que no tiene nadainteresantequecontar.PerosusdocumentoseranunapruebairrefutabledequeaquelcadáverazulytristeeraJeandeSatignyquenomuriódefiebreenlasdunasdoradasdeunapesadilladeinfancia,sinosimplementedeunaapoplejíaalcruzarlacalleensuvejez.Perotodoesoocurriómuchodespués.EnlostiemposenqueClaraestabaviva, cuandoAlba era todavía una niña, la gran casa de la esquina era unmundocerrado,dondeellacrecióprotegidahastadesuspropiaspesadillas.

Albanohabíacumplidoaúndossemanasdevida,cuandoAmandasefuedelagrancasadelaesquina.HabíarecuperadosusfuerzasynotuvodificultadenadivinarelanheloenelcorazóndeJaime.Tomóasuhermanitodelamanoypartiótalcomohabía llegado, sin ruidoy sinpromesas.Laperdierondevistayelúnicoquepudobuscarla, no quiso hacerlo para no herir a su hermano. Sólo por casualidad Jaimevolvióaverlamuchosañosdespués,peroentoncesyaeratardeparaambos.Despuésqueellasefue,Jaimeahogóladesesperaciónensusestudiosyeneltrabajo.Regresóasusantiguoshábitosdeanacoretaynoaparecíacasinuncaporlacasa.Novolvióamencionarelnombredelajovenysedistancióparasiempredesuhermano.

La presencia de su nieta en la casa dulcificó el carácter deEstebanTrueba.Elcambio fue imperceptible, peroClara lo notó. Lo delataban pequeños síntomas: elbrillodesumiradacuandoveíaalaniña,loscostososregalosqueletraía,laangustiasi laoía llorar.Eso,sinembargo,no loacercóaBlanca.Lasrelacionesconsuhijanunca fueron buenas y desde su funestomatrimonio estaban tan deterioradas, quesólolacortesíaobligatoriaimpuestaporClaralespermitíavivirbajoelmismotecho.

En esa época la casa de los Trueba tenía casi todos los cuartos ocupados ydiariamenteseponíalamesaparalafamilia,losinvitadosyunpuestodesobraparaquien pudiera llegar sin anunciarse. La puerta principal estaba abierta enpermanencia,paraqueentrarany salieran losquevivíandeallegadosy lasvisitas.Mientras el senador Trueba procuraba enmendar los destinos de su país, sumujernavegaba hábilmente por las agitadas aguas de la vida social y por las otras,sorprendentes,desucaminoespiritual.Laedadylaprácticaacentuaronlacapacidadde Clara para adivinar lo oculto y mover las cosas a la distancia. Los estados deánimoexaltadoslaconducíanconfacilidadatrancesenloscualespodíadesplazarsesentadaen su sillapor toda lahabitación, comosihubieraunmotorocultobajoelasientodelmueble.Enesosdías, un jovenartista famélico, acogidoen la casapormisericordia,pagósuhospedajepintandoelúnicoretratodeClaraqueexiste.Muchotiempodespués,elmisérrimoartistaseconvirtióenunmaestroyhoyelcuadroestá

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enunmuseodeLondres,comotantasotrasobrasdeartequesalierondelpaísenlaépocaenquehuboquevenderelmobiliarioparaalimentaralosperseguidos.Enlatelapuedeverseaunamujermadura,vestidadeblanco,conelpeloplateadoyunadulce expresión de trapecista en el rostro, descansando en unamecedora que estásuspendidaencimadelniveldelsuelo,flotandoentrecortinasfloreadas,unjarrónquevuela invertido y un gato gordoy negro que observa sentado comoungran señor.Influencia de Chagall, dice el catálogo del museo, pero no^ es así. CorrespondeexactamentealarealidadqueelartistavivióenlacasadeClara.Ésafuelaépocaenqueactuabancon impunidad las fuerzasocultasde lanaturalezahumanayelbuenhumordivino, provocandoun estadode emergenciay sobresalto en las leyesde lafísicaylalógica.LascomunicacionesdeClaraconlasalmasvagabundasyconlosextraterrestres,ocurríanmediantelatelepatía,lossueñosyunpénduloqueellausabapara tal fin,sosteniéndoloenelairesobreunalfabetoquecolocabaordenadamenteenlamesa.Losmovimientosautónomosdelpénduloseñalabanlasletrasyformabanlosmensajesenespañolyesperanto,demostrandoasíquesonlosúnicosidiomasqueinteresana los seresdeotrasdimensiones,ynoel inglés, comodecíaClaraen suscartasalosembajadoresdelaspotenciasangloparlantes,sinqueelloslecontestaranjamás, así como tampoco lo hicieron los sucesivos ministros de Educación a loscualessedirigióparaexponerlessuteoríadequeenvezdeenseñaringlésyfrancésenlasescuelas,lenguasdemarineros,mercachiflesyusureros,seobligaraalosniñosaestudiaresperanto.

Albapasósu infanciaentredietasvegetarianas,artesmarcialesniponas,danzasdel Tibet, respiración yoga, relajación y concentración con el profesor Hausser ymuchasotrastécnicasinteresantes,sincontarlosaportesquehicieronasueducaciónlosdostíosylastresencantadorasseñoritasMora.SuabuelaClaraselasarreglabaparamantenerrodandoaquelinmensocarromatollenodealucinadosenquesehabíaconvertido su hogar, aunque ella misma no tenía ninguna habilidad doméstica ydesdeñabalascuatrooperacioneshastaelpuntodeolvidarsedesumar,demodoquela organización de la casa y las cuentas cayeron en forma natural en manos deBlanca,quienrepartíasu tiempoentre las laboresdemayordomodeaquel reinoenminiaturaysutallerdecerámicaalfondodelpatio,últimorefugióparasuspesares,donde hacía clases tanto para mongólicos, como para señoritas, y fabricaba susincreíblesNacimientosdemonstruosque, contra toda lógica, sevendíancomopansalidodelhorno.

DesdemuypequeñaAlba tuvolaresponsabilidaddeponerfloresfrescasen losjarrones.Abríalasventanasparaqueentraraaraudaleslaluzyelaireperolasfloresno alcanzaban a durar hasta la noche, porque el vozarróndeEstebanTruebay susbastonazos,teníanelpoderdeespantaralanaturaleza.Asupasohuíanlosanimalesdomésticos y las plantas se ponían mustias. Blanca criaba un gomero traído del

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Brasil,unamataescuálidaytímidacuyaúnicagraciaerasuprecio:secomprabaporhojas.Cuandooíanllegaralabuelo,elqueestabamáscercacorríaaponerelgomeroasalvoenlaterraza,porqueapenaselviejoentrabaalapieza,laplantaagachabalashojasyempezabaaexhumarporeltallounllantoblancuzcocomolágrimasdeleche.Alba no iba al colegio porque su abuela decía que alguien tan favorecido por losastroscomoella,nonecesitabamásquesaberleeryescribir,yesopodíaaprenderloen la casa. Se apuró tanto en alfabetizarla, que a los cinco años la niña leía elperiódicoalahoradeldesayunoparacomentarlasnoticiasconsuabuelo,alosseishabía descubierto los librosmágicos de los baúles encantados de su legendario tíobisabueloMarcos y había entrado de lleno en elmundo sin retorno de la fantasía.Tampocosepreocuparondesusalud,porquenocreíanenbeneficiosdevitaminasydecíanquelasvacunaseranparalasgallinas.Además,suabuelaestudiólaslíneasdesumanoydijoquetendríasaluddefierroyunalargavida.Elúnicocuidadofrívoloque le prodigaron fue peinarla conBayrum paramitigar el tono verde oscuro queteníasupeloalnacer,apesardequeelsenadorTruebadecíaquehabíaquedejárseloasí, porque ella era la única que había heredado algo de la bella Rosa, aunquedesafortunadamente era sólo el colormarítimo del cabello. Para complacerloAlbaabandonóen laadolescencia los subterfugiosdelBayrumy seenjuagaba lacabezaconinfusióndeperejil,locualpermitióalverdereaparecerentodasufrondosidad.Elrestodesupersonaerapequeñoyanodino,adiferenciadelamayoríadelasmujeresdesufamilia,quecasisinexcepción,fueronespléndidas.

EnlospocosmomentosdeocioqueteníaBlancaparapensarensímismayensuhija,selamentabadequefueraunaniñasolitariaysilenciosa,sincompañerosdesuedadpara jugar.EnrealidadAlbanosesentíasola,porelcontrario,aveceshabríasidomuyfelizsihubierapodidoeludirlaclarividenciadesuabuela,laintuicióndesu madre y el alboroto de gentes estrafalarias que constantemente aparecían,desaparecían y reaparecían en la gran casa de la esquina. A Blanca también lepreocupabaquesuhijanojugaraconmuñecas,peroClaraapoyabaasunietaconelargumentodequeesospequeñoscadáveresdeloza,consusojillosdeabreycierraysu perversa boca fruncida eran repugnantes. Ella misma fabricaba unos seresinformes con sobras de la lana que empleaba para tejer a los pobres. Eran unascriaturasquenoteníannadahumanoyporlomismoeramuchomásfácilacunarlas,mecerlas,bañarlasydespuéstirarlasalabasura.Eljuguetepredilectodelaniñaeraelsótano.Acausadelasratas,EstebanTruebaordenóquepusieranunatrancaalapuerta,peroAlbasedeslizabadecabezaporunaclaraboyayaterrizabasinruidoenaquel paraíso de los objetos olvidados. El lugar estaba siempre en penumbra,preservadodelusodeltiempo,comounapirámidesellada.Allíseamontonabanlosmuebles desechados, herramientas de utilidad incomprensible, máquinasdesvencijadas, pedazos del Covadonga, el prehistórico automóvil que sus tíos

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desarmaronparatransformarenvehículodecarrerayterminósusdíasconvertidoenchatarra.TodoleservíaaAlbaparaconstruircasitasenlosrincones.Habíabaúlesymaletasconropaantigua,queusóparamontarsussolitariosespectáculosteatralesyun felpudo triste, negro y apolillado, con cabeza de perro, que puesto en el sueloparecíauna lamentablebestiaabiertadepatas.EraelúltimooprobiosovestigiodelfielBarrabás.

Una noche de Navidad, Clara hizo a su nieta un fabuloso regalo que llegó areemplazar en ocasiones la fascinante atracción del sótano: una caja con tarros depintura, pinceles, una pequeña escalera y la autorización para usar a su antojo laparedmásgrandedesuhabitación.

—Esto le va a servir para desahogarse —dijo Clara cuando vio a Albaequilibrándoseenlaescaleraparapintarcercadeltechountrenllenodeanimales.

A lo largo de los años, Alba fue llenando ésa y las demás murallas de sudormitorio con un inmenso fresco, donde, enmedio de una flora venusiana y unafauna imposible de bestias inventadas, como las que bordabaRosa en sumantel ycocinabaBlancaensuhornodecerámica,aparecieronlosdeseos,losrecuerdos,lastristezasylasalegríasdesuniñez.

Vivíanmuycercadeellasusdostíos.Jaimeerasupreferido.Eraunhombronazopeludoquedebíaafeitarsedosvecesaldíayaunasí,siempreparecíallevarunabarbadelmartes,teníacejasnegrasymalévolasquepeinabahaciaarribaparahacercreerasusobrinaqueestabaemparentadoconeldiablo,yelpelotiesocomounescobillón,inútilmenteengominadoysiemprehúmedo.Entrabaysalíaconsuslibrosdebajodelbrazoyunmaletíndeplomeroenlamano.HabíadichoaAlbaquetrabajabacomoladróndejoyasyquedentrodelahorrendamaletallevabaganzúasymanoplas.Laniñafingíaespantarse,perosabíaquesutíoeramédicoyqueelmaletínconteníalosinstrumentos de su oficio. Habían inventado juegos de ilusión para entretenersealgunastardesdelluvia.

—¡Traealelefante!—ordenabaeltíoJaime.Alba salía y regresaba arrastrando de una cuerda invisible a un paquidermo

imaginario.Podíanpasarunabuenamediahoradándoledecomeryerbaspropiasdesu especie, bañándolo con tierra para preservarle la piel de las inclemencias deltiempo y sacándole brillo al marfil de sus colmillos, mientras discutíanacaloradamentesobrelasventajasylosinconvenientesdevivirenlaselva.

—¡Esta niña va a terminar loca de remate!—decía el senador Trueba, cuandoveíaalapequeñaAlbasentadaenlagaleríaleyendolostratadosdemedicinaqueleprestabasutíoJaime.

Eralaúnicapersonadetodalacasaqueteníallaveparaentraraltúneldelibrosde su tío y autorización para tomarlos y leerlos. Blanca sostenía que había quedosificarlalectura,porquehabíacosasquenoeranapropiadasparasuedad,perosu

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tíoJaimeopinabaquelagentenoleeloquenoleinteresa,ysileinteresaesqueyatienemadurezparahacerlo.Tenía lamisma teoríaparaelbañoy la comida.Decíaquesilaniñanoteníaganasdebañarse,eraporquenolonecesitabayquehabíaquedarledecomerloquequisieraalashorasquetuvierahambre,porqueelorganismoconocemejorquenadiesuspropiasurgencias.EnesepuntoBlancaerainflexibleyobligabaasuhijaacumplirestrictoshorariosynormasdehigiene.Elresultadoeraqueademásdelascomidasylosbañosnormales,Albatragabalasgolosinasquesutíoleregalabaysebañabaenlamangueracadavezqueteníacalor,sinqueningunadeestascosasalterarasusaludablenaturaleza.AAlbalehabríagustadoquesutíosecasara con mamá, porque era más seguro tenerlo de padre que de tío, pero leexplicaronquedeesasunionesincestuosasnacenniñosmongólicos.Sequedóconlaideadequelosalumnosdelosjueveseneltallerdesumadreeranhijosdesustíos.

Nicolás también estaba cerca del corazón de la niña, pero tenía algo efímero,volátil,apresurado,siempredepaso,comosifuerasaltandodeunaideaaotra,queaAlbaproducíainquietud.TeníacincoañoscuandosutíoNicolásregresódelaIndia.CansadodeinvocaraDiosenlamesadetrespatasyenelhumodelhachís,decidióira buscarlo a una región menos tosca que su tierra natal. Se pasó dos mesesmolestando aClara, persiguiéndola por los rincones y susurrándole al oído cuandoestabadormida,hastaque laconvenciódequevendieraunanillodebrillantesparapagarle el pasaje a la tierra del Mahatma Gandhi. Esa vez Esteban Trueba no seopuso,porquepensóqueunpaseoporaquellalejananacióndehambrientosyvacastrashumantesharíamuchobienasuhijo.

—Sinomuerepicadodecobraodealgunapesteextranjera,esperoquevuelvaconvertidoenunhombre,porqueyaestoyhartodesusextravagancias—ledijo supadrealdespedirleenelmuelle.

Nicoláspasóunañocomopordiosero,recorriendoapieloscaminosdelosyogas,apieporelHimalaya,apieporKatmandú,apieporelGangesyapieporBenarés.Al cabo de esa peregrinación tenía la certeza de la existencia de Dios y habíaaprendidoaatravesarsealfileresdesombreroporlasmejillasylapieldelpechoyavivircasisincomer.Lovieronllegaralacasaundíacualquiera,sinprevioaviso,conunpañalde infantecubriendosusvergüenzas, elpellejopegadoa loshuesosyeseaire extraviado que se observa en la gente que se nutre sólo de verduras. Llegóacompañadoporunpardecarabinerosincrédulos,queestabandispuestosallevarlopresoamenosquepudierademostrarqueeraenverdadelhijodelsenadorTrueba,yporunacomitivadeniñosqueloseguíantirándolebasurayburlándose.Clarafuelaúnicaquenotuvodificultadenreconocerlo.SupadretranquilizóaloscarabinerosyordenóaNicolásquesedieraunbañoysepusieraropadecristianosiqueríavivirensucasa,peroNicolás lomirócomosino lovierayno lecontestó.Sehabíavueltovegetariano.Noprobabalacarne,lalecheniloshuevos,sudietaeraladeunconejo

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ypocoapocosu rostroansioso fuepareciéndosealdeeseanimal.Masticabacadabocadodesusescasosalimentoscincuentaveces.LascomidasseconvirtieronenunritualeternoenelqueAlbasequedabadormidasobreelplatovacíoylossirvientescon las bandejas en la cocina, mientras él rumiaba ceremoniosamente, por esoEstebanTruebadejóde ir a la casayhacía todas sus comidas en elClub.Nicolásasegurabaquepodíacaminardescalzosobrelasbrasasperocadavezquesedispusoademostrarlo, a Clara le dio un ataque de asma y tuvo que desistir. Hablaba enparábolas asiáticas no siempre comprensibles. Sus únicos intereses eran de ordenespiritual. El materialismo de la vida doméstica le molestaba tanto como losexcesivoscuidadosdesuhermanaysumadre,queinsistíanenalimentarloyvestirlo,ylapersecuciónfascinadadeAlba,queloseguíaportodalacasacomounperrito,rogándole que le enseñara a pararse de cabeza y atravesarse alfileres. Permaneciódesnudoauncuandoelinviernosedejócaercontodosurigor.Podíamantenersecasitresminutossinrespiraryestabadispuestoarealizaresahazañacadavezquealguienselopedía,loqueocurríaconfrecuencia.Jaimedecíaqueeraunalástimaqueelairefueragratis, porque sacó la cuentaqueNicolás respiraba lamitadqueunapersonanormal, aunque eso no parecía afectarlo en absoluto. Pasó el invierno comiendozanahorias, sin quejarse del frío, encerrado en su habitación, llenando páginas ypáginasconsuminúsculaletraentintanegra.Alaparecerlosprimerossíntomasdelaprimavera, anunció que su libro estaba listo. Tenía mil quinientas páginas y pudoconvencer a su padre y a su hermano Jaime que se lo financiaran, a cuenta de lasgananciasqueseobtendríandelaventa.Despuésdecorregidaseimpresas,lasmilytantas cuartillas manuscritas se redujeron a seiscientas páginas de un voluminosotratadosobre losnoventaynuevenombresdeDiosy laformade llegaralNirvanamediante ejercicios respiratorios. No tuvo el éxito esperado y los cajones con laedición terminaronsusdíasenel sótano,dondeAlba losusabacomo ladrillosparaconstruir trincheras, hasta que muchos años después sirvieron para alimentar unahoguerainfame.

Tanprontosalióellibrodelaimprenta,Nicoláslosostuvoamorosamenteensusmanos, recuperó su perdida sonrisa de hiena, se puso ropa decente y anunció quehabíallegadoelmomentodeentregarLaVerdadasuscoetáneosquepermanecíanenlas tinieblas de la ignorancia. Esteban Trueba le recordó su prohibición de usar lacasacomoacademiayleadvirtióquenoibaatolerarquemetieraideaspaganasenlacabezadeAlbay,muchomenos,que leenseñara trucosdefaquir.Nicolásse fueapredicar al cafetínde la universidad, donde consiguióun impresionantenúmerodeadeptosparasuscursosdeejerciciosespiritualesyrespiratorios.Ensusratos librespaseabaenmotoyenseñabaasusobrinaavencereldoloryotrasdebilidadesdelacarne.Sumétodoconsistíaen identificaraquellascosasque leproducían temor.Laniña,queteníaciertainclinaciónporlomacabro,seconcentrabadeacuerdoconlas

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instruccionesdesutíoylograbavisualizar,comosiloestuvieraviendo,lamuertedesumadre.Laveíalívida,fría,consushermososojosmoroscerrados,tendidaenunataúd. Oía el llanto de la familia. Veía la procesión de amigos que entraban ensilencio,dejabansus tarjetasdevisitaenunabandejaysalíancabizbajos.Sentíaelolordelasflores,elrelinchodeloscaballosempenachadosdelacarrozafuneraria.Sufríasudolordepiesdentrodesuszapatosnuevosdeluto.Imaginabasusoledad,suabandono,suorfandad.Sutíolaayudabaapensarentodoesosinllorar,relajarseynooponer resistenciaaldolor,paraqueéste laatravesarasinpermanecerenella.OtrasvecesAlbaseapretabaundedoenlapuertayaprendíaasoportarelquemanteardorsinquejarse.Silograbapasartodalasemanasinllorar,superandolaspruebasqueleponíaNicolás,ganabaunpremio,queconsistíacasisiempreenunpaseoatodavelocidad en la moto, lo cual era una experiencia inolvidable. En una ocasión semetieronentreunrebañodevacasquecruzabaelestablo,enuncaminodelasafuerasdelaciudaddondellevóasusobrinaparapagarelpremio.Ellarecordarásiempreloscuerpos pesados de los animales, su torpeza, sus colas embarradas golpeándole lacara,eloloraboñiga,loscuernosquelarozabanysupropiasensacióndevacíoenelestómago, de vértigo maravilloso, de increíble excitación, mezcla de apasionadacuriosidadydeterror,quesólovolvióasentireninstantesfugacesdesuvida.

EstebanTrueba,que siemprehabía tenidodificultadparaexpresar sunecesidaddeafectoyquedesdequesedeterioraronsusrelacionesmatrimonialesconClaranotenía acceso a la ternura, volcó en Alba sus mejores sentimientos. La niña leimportabamásdeloquenuncaleimportaronsuspropioshijos.Cadamañanaellaibaenpijamaalapiezadesuabuelo,entrabasingolpearyseintroducíaensucama.Élfingíadespertarsobresaltado,aunqueenrealidadlaestabaesperandoygruñíaquenolemolestara,quesefueraasuhabitaciónylodejaradormir.Albalehacíacosquillashastaque,aparentementevencido,éllaautorizabaparaquebuscaraelchocolatequeescondíaparaella.Albaconocíatodoslosesconditesysuabuelolosusabasiempreenelmismoorden,peroparanodefraudarloseafanabaunbuenratobuscandoydabagritosdejúbiloalencontrarlo.Estebannuncasupoquesunietaodiabaelchocolateyque lo comía por amor a él. Con esos juegos matinales, el senador satisfacía sunecesidad de contacto humano.El resto del día estaba ocupado en elCongreso, elClub,elgolf, losnegociosysusconciliábulospolíticos.DosvecesalañoibaaLasTresMaríasconsunietapordosotressemanas.Ambosregresabanbronceados,másgordosyfelices.Allídestilabanunaguardientecaseroqueservíaparabeberlo,paraencenderlacocina,paradesinfectarheridasymatarcucarachasyqueellosllamabanpomposamente «vodka». Al final de su vida, cuando los noventa años lo habíanconvertido en un viejo árbol retorcido y frágil, Esteban Trueba recordaría esosmomentos con su nieta como losmejores de su existencia, y ella también guardósiempre en lamemoria la complicidad de esos viajes al campo de lamano con su

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abuelo, los paseos al anca de su caballo, los atardeceres en la inmensidad de lospotreros, las largas noches junto a la chimenea del salón contando cuentos deaparecidosydibujando.

LasrelacionesdelsenadorTruebaconelrestodesufamilianohicieronmásqueempeorar con el tiempo. Una vez por semana, los sábados, se reunían a cenaralrededor de la granmesa de encina que había estado siempre en la familia y queantespertenecióalosDelValle,esdecir,veníadelamásantiguaantigüedad,yhabíaservidoparavelara losmuertos,parabailes flamencosyotrosoficios impensados.SentabanaAlbaentresumadreysuabuela,conunalmohadónenlasillaparaquesunarizalcanzaralaalturadelplato.Laniñaobservabaalosadultosconfascinación,suabuelaradiante,conlosdientespuestosparalaocasión,dirigiendomensajescruzadosa sumarido a través de sus hijos o los sirvientes, Jaime haciendo alarde demalaeducación,eructandodespuésdecadaplatoyescarbándose losdientesconeldedomeñique para molestar a su padre, Nicolás con los ojos entrecerrados masticandocincuenta veces cada bocado yBlanca parloteando de cualquier cosa para crear laficcióndeunacenanormal.Truebasemanteníarelativamentesilenciosohastaquelotraicionaba sumal carácter y empezaba a pelear con su hijo Jaime por razones depobres, devotaciones, de socialistasydeprincipios, o a insultar aNicoláspor susiniciativasdeelevarseengloboypracticaracupunturaconAlba,ocastigaraBlancacon sus réplicas brutales, su indiferencia y sus advertencias inútiles de que habíaarruinadosuvidayquenoheredaríaniunpesodeél.AlaúnicaquenohacíafrenteeraaClara,peroconellacasinohablaba.EnocasionesAlbasorprendíalosojosdesu abuelo prendidos en Clara, se la quedabamirando y se iba poniendo blanco ydulcehastaparecerunancianodesconocido.Peroesonoocurríaconfrecuencia, lonormaleraquelosespososseignoraran.AlgunasveceselsenadorTruebaperdíaelcontrolygritabatanto,queseponíarojoyhabíaquearrojarlelajarraconaguafríaalacara,paraqueselepasaralarabietayrecuperaraelritmodelarespiración.

En esa época, Blanca había llegado al apogeo de su belleza. Tenía un airemorisco,lánguidoyabundante,queinvitabaalreposoyalaconfidencia.Eraaltayopulenta, de temperamento desvalido y llorón, que despertaba en los hombres elancestral instinto de protección. Su padre no le tenía simpatía. No le perdonó susamoresconPedroTerceroGarcíayprocurabaqueellanoolvidaraquevivíade sumisericordia. Trucha no podía explicarse que su hija tuviera tantos enamorados,porqueBlancanoteníanadadelainquietantealegríaylajovialidadqueloatraíanenlas mujeres y además pensaba que ningún hombre normal podía tener deseos decasarseconunamujerdemalasalud,déestadocivilinciertoyquecargabaconunahija.Porsuparte,Blancanoparecíasorprendidadelacechodeloshombres.Estabaconsciente de su belleza. Sin embargo, frente a los caballeros que la visitaban,adoptaba una actitud contradictoria, alentándolos con el parpadeo de sus ojos

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musulmanes, pero manteniéndolos a prudente distancia. Tan pronto veía que lasintencionesdelotroeranserias,cortabalarelaciónconunanegativaferoz.Algunos,de mejor posición económica, intentaron llegar hasta el corazón de Blanca por elcaminodeseducirasuhija.ColmabanaAlbaderegaloscaros,demuñecasdotadasde mecanismos para caminar, llorar, comer y ejecutar otras destrezas propiamentehumanas, laatiborrabandepastelesconcremay la llevabandepaseoalzoológico,dondelaniñallorabadelástimaporlaspobresbestiasprisioneras,especialmentelafoca,queremovíaensualmafunestospresagios.Esasvisitasalzoológicodelamanode algún pretendiente orondo y dispendioso, le dejaron para el resto de la vida elhorroralencierro,losmuros,lasrejasyelaislamiento.Entretodoslosenamorados,el que avanzómás en el caminode conquistar aBlanca, fue elReyde lasOllas aPresión.Apesar de su inmensa fortunay su carácter apacible y reflexivo,EstebanTrueba lo detestaba porque era circuncidado, tenía la nariz sefardita y el peloensortijado.Consuactitudburlonayhostil,Truebaconsiguióespantaraesehombrequehabíasobrevividoenuncampodeconcentración,habíavencidolamiseriayelexilioyhabíatriunfadoenladespiadadaluchacomercial.Mientrasduróelromance,elReyde lasOllasaPresiónpasabaa recogeraBlancapara llevarlaacenara loslugaresmásexclusivos,enunautomóvilminúsculo,desólodosasientos,conruedasdetractoryunruidodeturbinaensusmotores,únicoensuespecie,queprovocabatumultosdecuriosidada supasoy respingosdespectivosde la familiaTrueba.Sindarse por aludida delmalestar de su padre ni del fisgoneo de los vecinos, Blancamontabaalvehículoconlamajestaddeunprimerministro,vestidaconsuúnicotrajesastrenegroysublusadesedablancaqueusabaen todas lasocasionesespeciales.Albaladespedíaconunbesoysequedabaparadaenlapuerta,conelsutilperfumedejazminesdesumadrepegadoenlasnaricesyunnudodeansiedadcerrándoleelpecho.SólolosentrenamientosdesutíoNicoláslepermitíansoportaresassalidasdesumadresinecharseallorar,puestemíaquécualquierdíaelgalándeturnolograraconvencer aBlancaque se fuera conél y ella sequedaríapara siempre sinmadre.Habíadecididohacíamuchotiempoquenonecesitabaunpadre,ymuchomenosunpadrastro,peroquesillegabaafaltarsumadreibaahundirlacabezaenunbaldeconaguahastamorirseahogada, talcomohacía lacocineracon losgatitosqueparía lagatacadacuatromeses.

Alba perdió el temor de que sumadre la abandonara cuando conoció a PedroTerceroysuintuiciónleadvirtióquemientrasesehombreexistieranohabríanadiecapazdeocuparelamordeBlanca.Fueundomingodeverano.Blancalapeinóconrizos de tirabuzón, fabricados conun fierro caliente que le chamuscó las orejas, lepusoguantesblancosyzapatosdecharolnegroyunsombrerodepajillaconcerezasartificiales.Alverla,suabuelaClaralanzóunacarcajada,perosumadrelaconsolócondosgotasdesuperfumequelepusoenelcuello.

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—Vasaconoceraunapersonafamosa—dijoBlancamisteriosamentealsalir.LlevóalaniñaalParqueJaponés,dondelecomprópirulinesdeazúcarquemada

y una bolsita demaíz. Se sentaron en un banco a la sombra, tomadas de lamano,rodeadasdelaspalomasquepicoteabanelmaíz.

Lo vio acercarse antes que su madre se lo señalara. Llevaba unmameluco demecánico, una enorme barba negra que le llegaba a la mitad del pecho, el pelorevuelto,sandaliasdefranciscanosincalcetinesyunaamplia,brillanteymaravillosasonrisa que lo colocó de inmediato en la categoría de los seres que merecían serpintadosenelfrescogigantescodesuhabitación.

Elhombreylaniñasemiraronyambossereconocieronenlosojosdelotro.—ÉsteesPedroTercero,elcantante.Lohasoídoenlaradio—dijosumadre.Albaestirólamanoyélselaestrechóconlaizquierda.Entoncesellanotóquele

faltabanvariosdedosdelamanoderecha,peroélleexplicóqueapesardeesopodíatocar la guitarra, porque siempre hay una forma de hacer lo que uno quiere hacer.PasearonlostresporelParqueJaponés.Amediatardefueronenunodelosúltimostranvíaseléctricosqueaúnexistíanenlaciudad,acomerpescadoenunafritangadelmercado,ycuandoanocheciólasacompañóhastalacalledesucasa.Aldespedirse,BlancayPedroTercerosebesaronenlaboca.FuelaprimeravezqueAlbavioesoensuvida,porqueasualrededornohabíagenteenamorada.

Apartirdeesedía,Blancacomenzóasalirsolaporelfindesemana.Decíaqueibaavisitaraunasprimaslejanas.EstebanTruebamontabaencóleraylaamenazabaconexpulsarladesucasa,peroBlancasemanteníainflexibleensudecisión.DejabaasuhijaconClaraypartíaenautobúsconunavalijitadepayasoconflorespintadas.

—Teprometoquenomevoyacasaryqueregresarémañanaenlanoche—decíaaldespedirsedesuhija.

AAlbalegustabasentarseconlacocineraalahoradelasiesta,aescucharporlaradio canciones populares, especialmente las del hombre que había conocido en elParque Japonés. Un día entró el senador Trueba al repostero y al oír la voz de laradio,selanzócontraelaparatodándoledebastonazoshastadejarloconvertidoenunmontóndecables retorcidosyperillassueltas,ante losojosdeespantodesunieta,que no podía explicarse el súbito arrebato de su abuelo. Al día siguiente, ClaracompróotraradioparaqueAlbaescucharaaPedroTercerocuandoledieralaganayelviejoTruebafingiónoestarenterado.

Ésa fue la época del Rey de las Ollas a Presión. Pedro Tercero supo de suexistenciaytuvounataquedecelosinjustificado,sisecomparaelascendientequeéltenía sobre Blanca con el tímido asedio del comerciante judío. Como tantas otrasveces, suplicóaBlancaqueabandonara lacasade losTrueba, la tutela ferozdesupadreylasoledaddesutallerllenodemongólicosyseñoritasociosas,ypartieraconél,deunavezportodas,avivireseamordesenfrenadoquehabíanocultadodesdela

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niñez. Pero Blanca no se decidía. Sabía que si se iba con Pedro Tercero quedaríaexcluida de su círculo social y de la posición que siempre había tenido y se dabacuenta de que ellamisma no tenía ni lamenor oportunidad de caer bien entre lasamistadesdePedroTerceroodeadaptarsealamodestaexistenciaenunapoblaciónobrera.Añosdespués,cuandoAlbatuvoedadparaanalizareseaspectodelavidadesumadre,llegóalaconclusiónquenosefueconPedroTercerosimplementeporquenolealcanzabaelamor,puestoqueenlacasadelosTruebanoteníanadaqueélnopudieradarle.Blancaeraunamujermuypobre,quesólodisponíadealgodedinerocuandoClaraselodabaocuandovendíaalgúnNacimiento.Ganabaunmíserosueldoque gastaba casi entero en cuentas de médicos, porque su capacidad para sufrirenfermedadesimaginariasnohabíadisminuidoconel trabajoy lanecesidad,porelcontrario,nohacíamásqueaumentarañoaaño.Procurabanopedirnadaasupadre,paranodarleocasióndehumillarla.Devezencuando,ClarayJaimelecomprabanropaoledabanalgoparasusnecesidades,perolonormaleraquenotuvieraparaunpardemedias.Supobrezacontrastabaconlosvestidosbordadosyelcalzadohechoalamedida con que el senador Trueba vestía a su nietaAlba. Su vida era dura. Selevantabaalasseisdelamañana,inviernoyverano.Aesahoraencendíaelhornodeltaller, vestida conundelantal dehuley zuecosdemadera, preparaba lasmesasdetrabajoybatíalaarcillaparasusclases,conlosbrazoshundidoshastaloscodosenelbarroásperoyfrío.Poresoteníasiemprelasuñaspartidasylapielagrietadayconeltiemposelefuerondeformandolosdedos.Aesahorasesentíainspiradaynadielainterrumpía,demodoquepodíaempezareldíafabricandosusmonstruososanimalespara los Nacimientos. Después tenía que ocuparse de la casa, los sirvientes y lascompras,hastalahoraquecomenzabansusclases.Susalumnoseranniñasdebuenafamiliaquenoteníannadaquehaceryhabíanadoptadolamodadelaartesanía,queeramáselegantequetejerparalospobres,comohacíanlasabuelas.

Laideadehacerclasesparamongólicosfueproductodelazar.Undíallegóalacasa del senador Trueba una vieja amiga de Clara que traía a su nieto. Era unadolescentegordoyblando,conunaredondacaradelunamansayunaexpresióndeternura inconmovible en sus ojitos orientales. Tenía quince años, peroAlba se diocuentadequeeracomounbebé.Clarapidióa sunietaque llevaraalmuchachoajugaraljardínycuidaraquenoseensuciara,noseahogaraenlafuente,nocomieratierraynosemanosearalabragueta.Albaseaburriómuyprontodevigilarlo,yantela imposibilidaddecomunicarseconélenningúnlenguajecoherente,se lo llevóaltallerdecerámica,dondeBlanca,paramantenerloquieto,lepusoundelantalquelopreservarade lasmanchasyelagua,ycolocóensusmanosunaboladearcilla.Elmuchacho estuvomás de tres horas entretenido, sin babear, sin orinarse y sin darcabezazos contra las paredes,modelando unas toscas figuras de barro que despuésllevóasuabueladeregalo.Laseñora,quehabíallegadoaolvidarqueandabaconél,

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quedó encantada y así nació la idea de que la cerámica era buena para losmongólicos.Blancaterminóhaciendoclasesparaungrupodeniñosqueibanaltallerlosjuevesporlatarde.Llegabanenunacamioneta,cuidadospordosmonjasdetocasalmidonadas,quesesentabanenlaglorietadeljardínatomarchocolateconClarayadiscutirlasvirtudesdelpuntodecruzylasjerarquíasdelospecados,mientrasBlancaysuhijaenseñabana losniñosahacergusanos,pelotitas,perrosdespachurradosyvasos deformes. Al final del año las monjas organizaban una exposición y unaverbenayaquellasespantosasobrasdeartesevendíanporcaridad.ProntoBlancayAlba se dieron cuenta que los niños trabajaban mucho mejor cuando se sentíanqueridosyquelaúnicaformadecomunicarseconelloseraelafecto.Aprendieronaabrazarlos,abesarlosyahacerlesmimos,hastaqueambasacabaronporamarlosdeverdad.Albaesperabatodalasemanalallegadadelacamionetaconlosretrasadosysaltabadealegríacuandoelloscorríanaabrazarla.Perolos jueveseranagotadores.Albaseacostabarendida,ledabanvueltasenlamentelosdulcesrostrosasiáticosdelosniñosdeltalleryBlancainvariablementesufríaunajaqueca.Despuésqueseibanlasmonjas con su revuelode traposblancosy su levade retrasados tomadosde lamano,Blancaabrazabafuriosamenteasuhija,lacubríadebesosyledecíaquehabíaqueagradeceraDiosqueellafueranormal.Poreso,Albacrecióconlaideadequelanormalidaderaundondivino.Lodiscutióconsuabuela.

—En casi todas las familias hay algún tonto o un loco, hijita—aseguró Claramientrasseafanabaensutejido,porqueentodosesosañosnohabíaaprendidoatejersinmirar—.Avecesnoseven,porquelosesconden,comosifueraunavergüenza.Losencierranenloscuartosmásapartados,paraquenolosveanlasvisitas.Peroenrealidadnohaydequéavergonzarse,ellostambiénsonobradeDios.

—Peroennuestrafamilianohayninguno,abuela—replicóAlba.—No.Aquí la locuraserepartióentre todosynosobrónadapara tenernuestro

propiolocoderemate.Así eran sus conversaciones con Clara. Por eso, para Alba la persona más

importanteenlacasaylapresenciamásfuertedesuvidaerasuabuela.Ellaeraelmotorqueponíaenmarchayhacíafuncionaraqueluniversomágicoqueeralaparteposteriordelagrancasadelaesquina,dondetranscurrieronsusprimerossieteañosencompletalibertad.Seacostumbróalasrarezasdesuabuela.Nolesorprendíaverladesplazarse en estado de trance por todo el salón, sentada en su poltrona con laspiernas encogidas, arrastrada por una fuerza invisible. La seguía en todas susperegrinaciones a los hospitales y casas de beneficencia donde trataba de seguir lapistadesurecuadenecesitadosyhastaaprendióatejerconlanadecuatrohebrasypalillos gruesos los chalecos que su tío Jaime regalaba después de ponérselos unavez,nadamásqueparaverlasonrisasindientesdesuabuelacuandoellaseponíabizca persiguiendo los puntos. A menudo Clara la usaba para llevarle mensajes a

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Esteban,poresolaapodaronPalomaMensajera.Laniñaparticipabaenlassesionesde losviernes,donde lamesade trespatasdaba saltosaplena luzdeldía, sinquemediaraningún truco,energíaconocidaopalanca,yen lasveladas literariasdondealternabaconlosmaestrosconsagradosyconunnúmerovariabledetímidosartistasdesconocidos que Clara amparaba. En esa época en la gran casa de la esquinacomieronybebieronmuchoshuéspedes.Seturnaronparavivirallíoalmenosparaasistira lasreunionesespirituales, lascharlasculturalesy las tertuliassociales,casitoda la gente importante del país, incluso el Poeta, que años más tarde fueconsideradoelmejordelsigloytraducidoatodoslosidiomasconocidosdelatierra,en cuyas rodillasAlba se sentómuchas veces, sin sospechar que un día caminaríadetrásde su féretro conun ramodeclaveles ensangrentados en lamano, entredosfilasdeametralladoras.

Clara era todavía joven, pero a su nieta le parecíamuy vieja, porque no teníadientes.Tampocoteníaarrugasycuandoestabaconlabocacerrada,creabalailusióndeextremajuventuddebidoalaexpresióninocentedesurostro.Sevestíacontúnicasde linocrudoqueparecíanbatasde locoyen invierno llevabacalcetines largosdelanayguantessindedos.Lehacíangracialosasuntosmenoschistososy,encambio,era incapaz de comprender una broma, se reía a destiempo, cuando nadie más lohacía,ypodíaponersemuytristesiveíaaotrohacerelridículo.Algunasvecessufríaataquesdeasma.

Entonces llamaba a su nieta con una campanilla de plata que siempre llevabaconsigoyAlbaacudíacorriendo, laabrazabaylacurabaconsusurrosdeconsuelo,pues ambas sabían, por experiencia, que lo único que quita el asma es el abrazoprolongadodeunserquerido.Teníalosojosrisueñoscoloravellana,elpelocanosoybrillante recogidoenunmoñodesordenadodel cual escapabanmechones rebeldes,lasmanosfinasyblancas,deuñasalmendradasylargosdedossinanillos,quesóloservíanparahacergestosdeternura,acomodarlascartasdeadivinaciónyponerseladentadurapostizaa lahoradecomer.Albapasabaeldíapersiguiendoa suabuela,metiéndose entre sus faldas, provocándola para que contara cuentos omoviera losjarrones con la fuerza de su pensamiento. En ella encontraba un refugio segurocuandolaasediabansuspesadillasocuandolosentrenamientosdesu tíoNicolássehacíaninsoportables.Claraleenseñóacuidaralospájarosyahablarlesacadaunoensuidioma,aconocerlossignospremonitoriosdelanaturalezayatejerbufandasconpuntocorreteadoparalospobres.

Albasabíaquesuabuelaeraelalmadelagrancasadelaesquina.Losdemáslosupieron más tarde, cuando Clara murió y la casa perdió las flores, los amigostranseúntesylosespíritusjuguetonesyentródellenoenlaépocadelestropicio.

AlbateníaseisañoscuandovioaEstebanGarcíaporprimeravez,peronuncaloolvidó.Probablementelohabíavistoantes,enLasTresMarías,encualquieradesus

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viajes estivales con el abuelo, cuando la llevaba a recorrer la propiedad y con ungestoamplio lemostrabatodoloqueabarcabalavista,desdelasalamedashastaelvolcán,incluyendolascasitasdeladrillos,yledecíaqueaprendieraaamarlatierra,porquealgúndíaseríasuya.

—Mishijossontodosunospelotudos.SiheredaranLasTresMarías,enmenosdeunañoestovolveríaa ser la ruinaqueeraen tiemposdemipadre—ledecíaa sunieta.

—¿Todoestoestuyo,abuelo?—Todo,desdelacarreterapanamericanahastalapuntadeesoscerros.¿Losves?—¿Porqué,abuelo?—¡Cómoqueporqué!¡Porquesoyeldueño,claro!—Sí,pero¿porquéereseldueño?—Porqueerademifamilia.—¿Porqué?—Porqueselacompraronalosindios.—Y los inquilinos, los que también han vivido aquí siempre, ¿por qué no son

elloslosdueños?—¡Tu tíoJaimeestámetiéndote ideasbolcheviquesen lacabeza!—bramabael

senadorTruebacongestionadodefuria—.¿Sabesloquepasaríasiaquínohubieraunpatrón?

—No.—¡Quetodoseibaalcarajo!Nohabríanadiequedieralasórdenes,quevendiera

lascosechas,queseresponsabilizaraporlascosas,¿entiendes?Nadiequecuidaradelagente, tampoco.Sialguienseenfermara,porejemplo,osemurieraydejaraunaviudaymuchoshijos,moriríandehambre.Cadaunotendríaunpedacitomiserabledeterrenoynolealcanzaríaniparacomerensucasa.Senecesitaalguienquepienseporellos,que tome lasdecisiones,que losayude.Yohesidoelmejorpatrónde laregión, Alba. Tengo mal carácter, pero soy justo.Mis inquilinos viven mejor quemucha gente en la ciudad, no les falta nada y aunque sea un año de sequía, deinundación o de terremoto, yome preocupo de que aquí nadie pasemiserias. Esotendrásquehacertúcuandotengaslaedadnecesaria,poresotetraigosiempreaLasTres Marías, para que conozcas cada piedra y cada animal y, sobre todo, a cadapersonaporsunombreyapellido.¿Mehascomprendido?

Peroenrealidadellateníapococontactoconloscampesinosyestabamuylejosde conocer a cada uno por su nombre y apellido. Por eso no reconoció al jovenmoreno,desmañadoytorpe,conpequeñosojoscruelesderoedor,queunatardetocóla puerta de la gran casa de la esquina en la capital. Vestía un traje oscuro muyestrechopara su tamaño.En las rodillas, los codosy las asentaderas, la tela estabagastada,reducidaaunapelículabrillosa.DijoquequeríahablarconelsenadorTrueba

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ysepresentócomoelhijodeunodesusinquilinosdeLasTresMarías.Apesardequeentiemposnormaleslagentedesucondiciónentrabaporlapuertadeservicioyaguardaba en el repostero, lo condujeron a la biblioteca, porque ese día había unafiestaen lacasaa lacualasistiría toda laplanamayordelPartidoConservador.Lacocina estaba invadida por un ejército de cocineros y ayudantes que Trueba habíatraídodelClub,yhabíatalconfusiónyprisa,queunvisitantenohabríahechomásquemolestar. Era una tarde de invierno y la biblioteca estaba oscura y silenciosa,iluminada solamente por el fuego que crepitaba en la chimenea. Olía a pulimentoparamaderayacuero.

—Espera aquí, pero no toques nada. El senador llegará pronto—dijo de malmodolamucama,dejándolosolo.

El joven recorrió la habitación con la vista, sin atreverse a hacer ningúnmovimiento, rumiando el rencor de que todo aquello podría haber sido suyo, sihubieranacidodeorigenlegítimo,comotantasvecesseloexplicósuabuela,PanchaGarcía, antes demorir de lipiria calambreydejarlo definitivamentehuérfano en lamultituddehermanosprimosdondeélnoeranadie.Sólosuabuelalodistinguióenelmontónynolepermitióolvidarqueeradiferentedelosdemás,porqueporsusvenascorríalasangredelpatrón.Mirólabibliotecasintiéndosesofocado.Todaslasparedesestaban cubiertas por estanterías de caoba pulida, excepto a ambos lados de lachimenea, donde había dos vitrinas abarrotadas de marfiles y piedras duras delOriente.Lahabitaciónteníadoblealtura,únicocaprichodelarquitectoquesuabueloconsintió.Un balcón, al cual se tenía acceso por una escalera de caracol de fierroforjado,hacíalasvecesdesegundopisodelasestanterías.Losmejorescuadrosdelacasaestabanallí,porqueEstebanTruebahabíaconvertidolapiezaensusantuario,suoficina,surefugio,ylegustabatenerasualrededorlosobjetosquemásapreciaba.Lasrepisasestabanllenasdelibrosydeobjetosdearte,desdeelsuelohastaeltecho.Habíaunpesadoescritoriodeestiloespañol,grandesbutacasdecueronegrodandolaespaldaalaventana,cuatroalfombraspersascubriendoelparquetdeencinayvariaslámparas de lectura con pantalla de pergamino distribuidas estratégicamente, demodoquedondeunosesentara,habíabuena luzpara leer.Enese lugarpreferíaelsenador celebrar sus conciliábulos, tejer sus intrigas, forjar sus negocios y, en lashorasmássolitarias,encerrarseadesahogarlarabia,eldeseofrustradoolatristeza.Peronadadeesopodíasaberloelcampesinoqueestabadepiesobrelaalfombra,sinsaberdóndeponerlasmanos,sudandodetimidez.Aquellabibliotecaseñorial,pesaday apabullante, correspondía exactamente a la imagen que tenía del patrón. Seestremeció de odio y de temor. Nunca había estado en un lugar así, y hasta esemomentopensabaquelomáslujosoquepodíaexistirentodoeluniversoeraelcinedeSanLucas,dondeunavezlamaestradelaescuelallevóatodoelcursoaverunapelícula de Tarzán. Le había costado mucho tomar su decisión y convencer a su

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familiayhacer el largoviajehasta la capital, soloy sindinero, parahablar con elpatrón.Nopodíaesperarhastaelveranoparadecirleloqueteníaatoradoenelpecho.Deprontosesintióobservado.Sevolvióyseencontrófrenteaunaniñacontrenzasycalcetinesbordadosquelomirabadesdelapuerta.

—¿Cómotellamas?—inquiriólaniña.—EstebanGarcía—dijoél.—YomellamoAlbaTrueba.Acuérdatedeminombre.—Meacordaré.Semiraron por un largo rato, hasta que ella entró en confianza y se atrevió a

acercarse. Le explicó que tendría que esperar, porque su abuelo todavía no habíaregresadodelCongresoylecontóqueenlacocinahabíauntorbellinoporculpadelafiesta, prometiéndole que más tarde conseguiría unos dulces para traerle. EstebanGarcíasesintióunpocomáscómodo.Sesentóenunadelasbutacasdecueronegroypoco a poco atrajo a la niña y la sentó en sus rodillas.Alba olía aBayrum, unafraganciafrescaydulcequesemezclabaconsuolornaturaldechiquillatranspirada.El muchacho acercó la nariz a su cuello y aspiró ese perfume desconocido delimpiezaybienestary,sinsaberporqué,se le llenaronlosojosde lágrimas.Sintióqueodiabaaesacriaturacasi tantocomoodiabaalviejoTrucha.Ellaencarnaba loque nunca tendría, lo que él nunca sería. Deseaba hacerle daño, destruirla, perotambién quería seguir oliéndola, escuchando su vocecita de bebé y teniendo alalcancedelamanosupielsuave.Leacariciólasrodillas,justoencimadelbordedeloscalcetinesbordados,erantibiasyteníanhoyuelos.Albasiguióparloteandosobrelacocineraquemetíanuecesporelculoalospollosparalacenadelanoche.Élcerrólos ojos, estaba temblando. Con una mano rodeó el cuello de la niña, sintió sustrenzas cosquilleándole lamuñeca y apretó suavemente, consciente de que era tanpequeña, que con un esfuerzo mínimo podía estrangularla. Deseó hacerlo, quisosentirlarevolcándoseypataleandoensusrodillas,agitándoseenbuscadeaire.Deseóoírla gemir y morir en sus brazos, deseó desnudarla y se sintió violentamenteexcitado.Con la otramano incursionó debajo del vestido almidonado, recorrió laspiernas infantiles, encontró el encajede las enaguasdebatista y las bombachasdelanaconelástico.Enunrincóndesucerebrolequedabasuficientecorduraparadarsecuentadequeestabaparadoalbordedeunabismo.Laniñahabíadejadodehablaryestabaquieta,mirándoloconsusgrandesojosnegros.EstebanGarcíatomólamanodelacriaturaylaapoyósobresusexoendurecido.

—¿Sabesquéesesto?—preguntóroncamente.—Tu pene—respondió ella, que lo había visto en las láminas de los libros de

medicinadesutíoJaimeyensutíoNicolás,cuandopaseabadesnudohaciendosusejerciciosasiáticos..

Élsesobresaltó.Sepusobruscamentedepieyellacayósobrelaalfombra.Estabasorprendidoyasustado,letemblabanlasmanos,sentíalasrodillasdelanaylasorejas

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calientes. En ese momento oyó los pasos del senador Trucha en el pasillo y uninstantedespués,antesquealcanzaraarecuperar larespiración,elviejoentróen labiblioteca.

—¿Porquéestátanoscuroesto?—rugióconsuvozarróndeterremoto.Trucha encendió las luces y no reconoció al joven que lomiraba con los ojos

desorbitados.Letendiólosbrazosasunietayellaserefugióenellosporunbreveinstante,comounperroapaleado,peroenseguida,sedesprendióysaliócerrandolapuerta.

—¿Quiénerestú,hombre?—espetóaquieneratambiénsunieto.—EstebanGarcía.¿Noseacuerdademí,patrón?—logróbalbucearelotro.EntoncesTrueba reconocióalniño taimadoquehabíadelatadoaPedroTercero

años atrás y había recogidodel suelo los dedos amputados.Comprendió queno leseríafácildespedirlosinescucharlo,apesardequeteníapornormaquelosasuntosdesusinquilinosdebíaresolverloseladministradorenLasTresMarías.

—¿Quéesloquequieres?—lepreguntó.EstebanGarcíavaciló, nopodía encontrar las palabrasquehabíapreparado tan

minuciosamente durantemeses, antes de atreverse a tocar la puerta de la casa delpatrón.

—Hablarápido,notengomuchotiempo—dijoTrueba.Tartamudeando,Garcíaconsiguióplantearsupetición:habíalogradoterminarel

liceoenSanLucasyqueríaunarecomendaciónparalaEscueladeCarabinerosyunabecadelEstadoparapagarsusestudios.

—;Porquénotequedasenelcampo,comotupadreytuabuelo?—lepreguntóelpatrón.

—Disculpe,señor,peroquierosercarabinero—rogóEstebanGarcía.TruebarecordóqueaúnledebíalarecompensapordelataraPedroTerceroGarcía

y decidió que ésa era una buena ocasión de saldar la deuda y, de paso, tener unservidorenlapolicía.«Nuncasesabe,derepentepuedonecesitarlo»,pensó.Sesentóensupesadoescritorio,tomóunahojadepapelconmembretedelSenado,redactólarecomendaciónenlostérminoshabitualesyselapasóaljovenqueaguardabadepie.

—Toma, hijo.Me alegro que hayas elegido esa profesión. Si lo que quieres esandararmado,entreserdelincuenteoserpolicía,esmejorserpolicía,porquetienesimpunidad.VoyallamarporteléfonoalcomandanteHurtado,esamigomío,paraquetedenlabeca.Sinecesitasalgo,avísame.

—Muchasgracias,patrón.—Nomeloagradezcas,hijo.Megustaayudaramigente.Lodespidióconunapalmaditaamistosaenelhombro.—¿PorquétepusieronEsteban?—lepreguntóenlapuerta.—Porusted,señor—respondióelotroenrojeciendo.

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Trueba no le dio un segundo pensamiento al asunto. Amenudo los inquilinosusabanlosnombresdesuspatronesparabautizaraloshijos,comoseñalderespeto.

ClaramurióelmismodíaqueAlbacumpliósieteaños.Elprimeranunciodesumuerte fue perceptible sólo para ella. Entonces comenzó a hacer secretasdisposicionesparapartir.Congrandiscrecióndistribuyósuropaentrelossirvientesyla leva de protegidos que siempre tenía, dejándose lo indispensable. Ordenó suspapeles,rescatandodelosrinconesperdidossuscuadernosdeanotarlavida.Losatóconcintasdecolores,separándolosporacontecimientosynoporordencronológicoporqueloúnicoquesehabíaolvidadodeponerenelloseranlasfechasyenlaprisadesuúltimahoradecidióquenopodíaperdertiempoaveriguándolas.Albuscarloscuadernosfueronapareciendolasjoyasencajasdezapatos,enbolsasdemediasyenelfondodelosarmariosdondelashabíapuestodesdelaépocaenquesumaridoselas regaló pensando que con eso podía alcanzar su amor. Las colocó en una viejacalcetadelana,lacerróconunalfilerimperdibleyselasentregóaBlanca.

—Guardeesto,hijita.Algúndíapuedenservirleparaalgomásquedisfrazarse—dijo.

BlancalocomentóconJaimeyéstecomenzóavigilarla.Notóquesumadrehacíaunavida aparentemente normal, pero que casi no comía.Se alimentabade lecheyunas cucharadas de miel. Tampoco dormía mucho, pasaba la noche escribiendo ovagandoporlacasa.Parecíairsedesprendiendodelmundo,cadavezmásligera,mástransparente,másalada.

—Cualquierdíadeéstosvaasalirvolando—dijoJaimepreocupado.De pronto comenzó a asfixiarse. Sentía en el pecho el galope de un caballo

enloquecidoylaansiedaddeunjinetequevaatodaprisacontraelviento.Dijoqueeraelasma,peroAlbasediocuentaqueyanolallamabaconlacampanitadeplatapara que la curara con abrazos prolongados.Unamañana vio a su abuela abrir lasjaulasdelospájarosconinexplicablealegría.

Claraescribiópequeñastarjetastiarasusseresqueridos.queeranmuchos,ylaspusosigilosamenteenunacajabajosucama.Alamañanasiguientenoselevantóycuando llegó lamucama con el desayuno, no le permitió abrir las cortinas. Habíacomenzadoadespedirsetambiéndelaluz,paraentrarlentamenteenlassombras.

Advertido,Jaimefueaverlaynosefuehastaqueellasedejóexaminar.Nopudoencontrarnadaanormalensuaspecto,perosupo,sinlugaradudas,queibaamorir.Saliódelahabitaciónconunaampliaehipócritasonrisayunavezfueradelavistadesumadre,tuvoqueapoyarseenlapared,porqueleflaqueabanlaspiernas.Noselodijoanadieen lacasa.Llamóaunespecialistaquehabíasidosuprofesoren laFacultaddeMedicina y esemismodía éste se presentó en el hogar de losTrueba.DespuésdeveraClaraconfirmóeldiagnósticodeJaime.Reunieronalafamiliaenelsayón y sin muchos preámbulos les notificaron que no viviría más de dos o tres

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semanas y que lo único que se podía hacer era acompañarla, para que murieracontenta.

—Creoquehadecididomorirse,ylaciencianotieneremedioalgunocontraesemal—dijoJaime.

EstebanTruchaagarróasuhijoporelcuelloyestuvoapuntodeestrangularlo,sacó a empujones al especialista y luego rompió a bastonazos las lámparas y lasporcelanas del salón. Finalmente cayó de rodillas al suelo gimiendo como unacriatura.Albaentróenesemomentoyvioasuabuelocolocadoasualtura,seacercó,loquedómirandosorprendidaycuandoviosuslágrimas,loabrazó.Porelllantodelviejo la niña se enteró de la noticia. La única persona en la casa que no perdió lacalmafueella,debidoasusentrenamientosparasoportareldoloryalhechodequesuabuelalehabíaexplicadoamenudolascircunstanciasylosafanesdelamuerte.

—Igual que en el momento de venir al mundo, al morir tenemos hiedo de lodesconocido.Peroelmiedoesalgointeriorquenotienenadaqueverconlarealidad.Morirescomonacer:sólouncambio—habíadichoClara.

AgregóquesiellapodíacomunicarsesindificultadconlasalmasdelMásAllá,estabatotalmenteseguradequedespuéspodríahacerloconlasalmasdelMásAcá,demodoqueenvezdelloriquearcuandoesemomentollegaraqueríaqueestuvieratranquila, porque en su caso lamuerte no sería una separación, sino una forma deestarmásunidas.Albalocomprendióperfectamente.

PocodespuésClaraparecióentrarenundulcesueñoysóloelvisibleesfuerzoporintroduciraireensuspulmones,señalabaqueaúnestabaviva.Sinembargo,laasfixianoparecíaangustiarla,puesto

quenoestabaluchandoporsuvida.Sunietapermanecióasuladotodoeltiempo.Tuvieronqueimprovisarleunacamaenelsuelo,porquesenegóasalirdelcuartoycuando quisieron sacarla a la fuerza, tuvo su primera pataleta. Insistía en que suabuelasedabacuentadetodoylanecesitaba.Asíera,enefecto.Pocoantesdelfinal,Clararecuperólaconcienciaypudohablarcontranquilidad.LoprimeroquenotófuelamanodeAlbaentrelassuyas.

—Voyamorir,¿verdad,hijita?—preguntó.—Sí,abuela,peronoimporta,porqueyoestoycontigo—respondiólaniña.—Estábien.Sacaunacajacon tarjetasquehaydebajode lacamay repártelas,

porquenovoyaalcanzaradespedirmedetodos.Clara cerró los ojos, dio un suspiro satisfecho y semarchó al otromundo sin

mirarparaatrás.Asualrededorestaba toda la familia, JaimeyBlancademacradosporlasnochesdevigilia,Nicolásmurmurandooracionesensánscrito,Estebanconlabocaylospuños

apretados, infinitamentefuriosoydesolado,ylapequeñaAlba,queeralaúnicaquesemanteníaserena.Tambiénestabanlossirvientes,lashermanasMora,unparde

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artistas paupérrimos que habían sobrevivido en la casa los últimos meses y unsacerdote que llegó llamado por la cocinera, pero no tuvo nada que hacer, porqueTruchanopermitióquemolestaraalamoribundaconconfesionesdeúltimahoraniaspersionesdeaguabendita.

Jaime se inclinó sobre el cuerpo buscando algún imperceptible latido en sucorazón,peronoloencontró.

—Mamáyasefue—dijoenunsollozo.

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Laépocadelestropicio

CapítuloX

No puedo hablar de eso. Pero intentaré escribirlo. Han pasado veinte años ydurantemuchotiempotuveuninalterabledolor.Creíquenuncapodríaconsolarme,peroahora,cercadelosnoventaaños,comprendoloqueellaquisodecircuandonosaseguró que no tendría dificultad en comunicarse con nosotros, puesto que teníamuchaprácticaenesosasuntos.Antesyoandabacomoperdido,buscándolaportodaspartes. Cada noche, al acostarme, imaginaba que estaba conmigo, tal como eracuandoteníatodossusdientesymeamaba.Apagabalaluz,cerrabalosojosyenelsilenciodemicuartoprocurabavisualizarla,lallamabadespiertoydicenquetambiénlallamabadormido.

Lanochequemuriómeencerréconella.Despuésdetantosañossinhablarnos,compartimosaquellasúltimashorasreposandoenelvelerodelaguamansadelasedaazul,comolegustaballamarasucama,yaprovechéparadecirletodoloquenohabíapodidodecirleantes,rodóloquemehabíacalladodesdelanocheterribleenquelagolpeé.Lequitélacamisadedormirylareviséconcuidadobuscandoalgúnrastrodeenfermedad que justificara su muerte, y al no encontrarlo, supe que simplementehabía cumplido sumisión en esta tierra y había volado a otra dimensión donde suespíritu, libre al fin de los lastres materiales, se sentiría más a gusto. No habíaninguna deformidad ni nada terrible en sumuerte. La examiné largamente, porquehacíamuchosañosquenoteníaocasióndeobservarlaamiantojoyenesetiempomimujer había cambiado, como nos ocurre a todos con el transcurso de la edad.Mepareciótanhermosacomosiempre.Habíaadelgazadoycreíquehabíacrecido,queestabamás alta, pero luego comprendí que era un efecto ilusorio, producto demipropioachicamiento.Antesmesentíacomoungiganteasulado,peroalacostarmeconellaenlacama,notéqueéramoscasidelmismotamaño.Teníasumatadepelorizado y rebelde que me encantaba cuando nos casamos, suavizada por unosmechones de canas que iluminaban su rostro dormido. Estaba muy pálida, con

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sombrasenlosojosynotéporprimeravezqueteníapequeñasarrugasmuyfinasenla comisura de los labios y en la frente. Parecía una niña. Estaba fría, pero era lamujer dulce de siempre y pude hablarle tranquilamente, acariciarla, dormir un ratocuandoelsueñovenciólapena,sinqueelhechoirremediabledesumuertealteraranuestroencuentro.Nosreconciliamosporfin.

Al amanecer empecé a arreglarla, para que todos la vieran bien presentada.Lecoloquéunatúnicablancaquehabíaensuarmarioymesorprendióquetuvieratanpoca ropa, porque yo tenía la idea de que era una mujer elegante. Encontré unoscalcetinesde lanayse lospuseparaquenose lehelaran lospies,porqueeramuyfriolenta.Luego lecepilléelpelocon la ideadearmarelmoñoqueusaba,peroalpasarlaescobillasealborotaronsusrizosformandounmarcoalrededordesucaraymeparecióqueasíseveíamásbonita.Busquésusjoyas,paraponerlealguna,peronopude hallarlas, así es queme conformé con sacarme la alianza de oro que llevabadesde nuestro noviazgo y ponérsela en el dedo, para reemplazar la que se quitócuandorompióconmigo.Acomodélasalmohadas,estirélacama,lepuseunasgotasdeaguadecoloniaenelcuelloyluegoabrílaventana,paraqueentraralamañana.

Unavezquetodoestuvolisto,abrílapuertaypermitíquemishijosyminietasedespidieran de ella. Encontraron a Clara sonriente, limpia hermosa, como siempreestuvo.Yome había achicado diez centímetros,me nadaban los zapatos y tenía elpelodefinitivamenteblanco,peroyanolloraba.

—Pueden enterrarla—dije—.Aprovechende enterrar también la cabezademisuegra, que anda perdida en el sótano desde hace algún tiempo—agregué y salíarrastrandolospiesparaquenosemecayeranloszapatos.

Asíseenterómínietaqueaquelloquehabíaenlasombrereradecuerodecochinoy que le sirvió para jugar a lasmisas negras y poner de adorno en sus casitas delsótano,eralacabezadesubisabuelaNívea,quepermanecióinsepultadurantemuchotiempo, primero para evitar el escándalo y después porque en el desorden de estacasa,senosolvidó.Lohicimosconelmayorsigilo,paranodarquehablaralagente.DespuésquelosempleadosdelafunerariaterminarondecolocaraClaraensuataúdy de arreglar el salón como capilla mortuoria, con cortinajes y crespones negros,cirioschorreadosyunaltarimprovisadosobreelpiano,JaimeyNicolásmetieronenel ataúd la cabeza de su abuela, que, ya no era más que un juguete amarillo conexpresióndespavorida,paraquedescansarajuntoasuhijapreferida.

El funeral de Clara fue un acontecimiento. Ni yomismome pude explicar dedóndesaliótantagentedolidaporlamuertedemimujer.Nosabíaqueconocieraatodo el mundo. Desfilaron procesiones interminables estrechándomela mano, unacoladeautomóvilestrancótodoslosaccesosalcementerioyacudieronunasinsólitasdelegacionesdeindigentes,escolares,sindicatosobreros,monjas,niñosmongólicos,bohemios y espirituados. Casi todos los inquilinos de Las Tres Marías viajaron,

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algunosporprimeravezensusvidas,encamionesyen trenparadespedirla.En lamuchedumbreviaPedroSegundoGarcía,aquiennohabíavueltoaverenmuchosaños.Meacerquéasaludarlo,peronorespondióamiseñal.SeaproximócabizbajoalatumbaabiertayarrojósobreelataúddeClaraunramomediomarchitodefloressilvestresque tenían laaparienciadehaber sido robadasdeun jardínajeno.Estaballorando.

Alba,tomadademimano,asistióalosserviciosfúnebres.Viodescenderelataúden la tierra, en el lugar provisorio que le habíamos conseguido, escuchó losinterminablesdiscursosexaltandolasúnicasvirtudesquesuabuelanotuvoycuandoregresóalacasa,corrióaencerrarseenelsótanoaesperarqueelespíritudeClarasecomunicara con ella, tal cual se lo había prometido. Allí la encontré sonriendodormida,sobrelosrestosapolilladosdeBarrabás.

Esanochenopudedormir.Enmimenteseconfundíanlosdosamoresdemivida,Rosa, la del pelo verde, y Clara clarividente, las dos hermanas que tanto amé. Alamanecerdecidíquesinolashabíatenidoenvida,almenosmeacompañaríanenlamuerte,demodoquesaquédelescritoriounashojasdepapelymepuseadibujarelmás digno y lujoso mausoleo, de mármol italiano color salmón con estatuas delmismo material que representarían a Rosa y a Clara con alas de ángeles, porqueángeleshabíansidoyseguiríansiendo.Allíentrelasdos,seréenterradoalgúndía.

Queríamorirloantesposible,porquelavidasinmimujernoteníasentidoparamí.No sabía que todavía teníamucho que hacer en estemundo.AfortunadamenteClaraharegresado,otalveznuncasefuedeltodo.Avecespiensoquelavejezmehatrastornadoelcerebroyquenosepuedepasarporaltoelhechodequelaenterréhaceveinteaños.Sospechoqueandoviendovisiones,comounancianolunático.Peroesasdudassedisipancuandolaveopasarpormiladoyoigosurisaenlaterraza,séquemeacompaña,quemehaperdonadotodasmisviolenciasdelpasadoyqueestámáscerca de mí de lo que nunca estuvo antes. Sigue viva y está conmigo, Claraclarísima...

LamuertedeClaratrastornóporcompletolavidadelagrancasadelaesquina.Los tiempos cambiaron. Con ella se fueron los espíritus, los huéspedes y aquellaluminosaalegríaqueestabasiemprepresentedebidoaqueellanocreíaqueelmundofuera un valle de lágrimas, sino, por el contrario, una humorada deDios, y por lomismo era una estupidez tomarlo en serio, si Élmismo no lo hacía. Alba notó eldeteriorodesdelosprimerosdías.Lovioavanzarlento,peroinexorable.Lopercibióantesquenadieporlasfloresquesemarchitaronenlosjarrones,impregnandoelairecon un olor dulzón y nauseabundo, donde permanecieron hasta secarse, sedeshojaron, se cayeron y quedaron sólo unos tallosmustios que nadie retiró hastamucho tiempodespués.Albanovolvió a cortar flores para adornar la casa.Luegomurieronlasplantasporquenadieseacordóderegarlasnidehablarles,comohacía

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Clara. Los gatos se fueron calladamente, tal como llegaron o nacieron en losvericuetosdeltejado.EstebanTruebasevistiódenegroypasó,enunanoche,desureciamadurezdevarónsaludable,auna incipientevejezencogiday tartamudeante,quenotuvo,sinembargo,lavirtuddecalmarlelaira.Llevósurigurosolutoporelrestodesuvida, inclusocuandoesopasódemodaynadiese loponía,excepto lospobres, que se ataban una cinta negra en lamanga en señal de duelo. Se colgó alcuellounabolsitadegamuzasuspendidadeunacadenadeoro,debajodelacamisa,junto a su pecho. Eran los dientes postizos de su mujer, que para él tenían unsignificado de buena suerte y de expiación. Todos en la familia sintieron que sinClaraseperdíalarazóndeestarjuntos:noteníancasinadaquedecirse.Truebasediocuentadequeloúnicoqueloreteníaensuhogareralapresenciadesunieta.

Enel transcursode losaños siguientes lacasa seconvirtióenuna ruina.Nadievolvióaocuparsedeljardín,pararegarlooparalimpiarlo,hastaquepareciótragadopor el olvido, los pájaros y la mala yerba. Aquel parque geométrico que mandóplantarTrueba, siguiendo losdiseñosde los jardinesde lospalacios franceses,y lazonaencantadadondereinabaClaraeneldesordenylaabundancia,lalujuriadelasfloresyelcaosdelosfilodendros,sefueronsecando,pudriendo,enmalezando.Lasestatuas ciegas y las fuentes cantarinas se taparon de hojas secas, excremento depájaroymusgo.Laspérgolas, rotasysucias,sirvieronderefugioa losbichosydebasurero a los vecinos. El parque se convirtió en un tupido matorral de puebloabandonado, donde apenas se podía andar sin abrirse paso a machetazos. Lamacrocarpa que antes podaban con pretensiones barrocas, terminó desesperanzada,contrahechayatormentadapor los caracolesy laspestesvegetales.En los salones,pocoapocolascortinassedesprendierondesusganchosycolgaroncomoenaguasdeanciana,polvorientasydesteñidas.LosmueblespisoteadosporAlbaquejugabaalascasitasyalastrincherasenellos,setransformaronencadáveresconlosresortesal aire y el gran gobelino del salón perdió su pulquérrima impavidez de escenabucólicadeVersallesyfueusadocomoblancodelosdardosdeNicolásysusobrina.La cocina se cubrió de grasa y de hollín, se llenó de tarros vacíos y pilas deperiódicos y dejó de producir las grandes fuentes de leche asada y los guisosperfumadosdeantaño.Loshabitantesdelacasaseresignaronacomergarbanzosyarroz con leche casi a diario, porque nadie se atrevía a hacer frente al desfile decocineras verruguientas, enojadas y despóticas que reinaron por turnos entre lascacerolasrenegridasporelmaluso.Lostembloresdetierra,losportazosyelbastóndeEstebanTruebaabrierongrietasenlasmurallasyastillaronlaspuertas,sesoltaronlas persianas de los goznes y nadie tomó la iniciativa de repararlas. Empezaron agotear las llaves, a filtrarse las cañerías, a romperse las tejas, a aparecermanchasverdosas de humedad en losmuros. Sólo el cuarto tapizado de seda azul deClarapermaneció intacto. En su interior quedaron los muebles de madera rubia, dos

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vestidos de algodón blanco, la jaula vacía del canario, la cesta con tejidosinconclusos, sus barajas mágicas, la mesa de tres patas y las rumas de cuadernosdonde anotó la vida durante cincuenta años y que mucho tiempo después, en lasoledaddelacasavacíayelsilenciodelosmuertosylosdesaparecidos,yoordenéyleíconrecogimientoparareconstruirestahistoria.

JaimeyNicolásperdieronelpocointerésqueteníanenlafamiliaynotuvieroncompasiónpor supadre, que en su soledadprocuró inútilmente construir con ellosunaamistadquellenaraelvacíodejadoporunavidademalasrelaciones.Vivíanenla casa porque no tenían un lugar más conveniente donde comer y dormir, peropasabancomosombrasindiferentes,sindetenerseaverelestropicio.JaimeejercíasuoficioconvocacióndeapóstolyconlamismatenacidadconquesupadresacódelabandonoaLasTresMaríasyamasóunafortuna,éldejabasusfuerzastrabajandoenelhospitalyatendiendoalospobresgratuitamenteensushoraslibres.

—Ustedesunperdedorsinremedio,hijo—suspiraTrucha—.Notienesentidodela realidad.Todavíanosehadadocuentadecómoeselmundo.Apuestaavaloresutópicosquenoexisten.

—Ayudaralprójimoesunvalorqueexiste,padre.No. La caridad, igual que su socialismo, es un invento de los débiles para

doblegaryutilizaralosfuertes.—Nocreoensuteoríadelosfuertesylosdébiles—replicabaJaime.—Siempreesasíenlanaturaleza.Vivimosenunajungla.—Sí,porque losquehacen las reglas son losquepiensancomousted,perono

siempreseráasí.—Lo será, porque somos triunfadores.Sabemosdesenvolvernos en elmundoy

ejercerelpoder.Hágamecaso,hijo,asientecabezaypongaunaclínicaprivada,yoloayudo. ¡Pero córtela con sus extravíos socialistas!—predicaba EstebanTrueba sinningúnresultado.

Después que Amanda desapareciera de su vida, Nicolás pareció estabilizarseemocionalmente. Sus experiencias en la India le dejaron el gusto por las empresasespirituales.Abandonó las fantásticasaventurascomercialesque leatormentaron laimaginaciónenlosprimerosañosdesujuventudasícomosudeseodeposeeratodaslasmujeresqueselecruzabanpordelante,ysevolvióalanheloquesiempretuvodeencontrar a Dios por caminos poco convencionales. El mismo encanto que antesempleóparaconseguiralumnasparasusbailesflamencos,lesirvióparareunirasualrededorunnúmerocrecientedeadeptos.Eranensumayoríajóveneshastiadosdelabuena vida, que deambulaban como él en búsqueda de una filosofía que lespermitieraexistirsinparticiparenlosagitesterrenales.SeformóungrupodispuestoarecibirlosmilenariosconocimientosqueNicoláshabíaadquiridoenOriente.Porsuorden,sereunieronenloscuartostraserosdelaparteabandonadadelacasa,donde

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Albalesrepartíanuecesy lesservía infusionesdeyerbas,mientrasellosmeditabancon las piernas cruzadas.CuandoEstebanTrueba sedio cuentaque a sus espaldascirculaban los coetáneosy los epónimos respirandopor elombligoyquitándose laropa a la menor invitación, perdió la paciencia y los echó amenazándolos con elbastón y con la policía. Entonces Nicolás comprendió que sin dinero no podríacontinuarenseñandoLaVerdad,demodoqueempezóacobrarmodestoshonorariospor sus enseñanzas. Con eso pudo alquilar una casa dondemontó su academia deiluminados. Debido a las exigencias legales y a la necesidad de tener un nombrejurídico, la llamó Instituto deUnión con laNada, IDUN. Pero su padre no estabadispuestoadejarloenpaz,porquelosseguidoresdeNicoláscomenzaronaaparecerfotografiados en los periódicos, con la cabeza afeitada, taparrabos indecentes yexpresiónbeatífica,poniendoen ridículoelnombrede losTrueba.Apenas se supoqueelprofetadeIDUNerahijodelsenadorTrucha, laoposiciónexplotóelasuntopara burlarse de él, usando la búsqueda espiritual del hijo como un arma políticacontraelpadre.TruebasoportóestoicamentehastaeldíaqueencontróasunietaAlbaconlacabezarapadacomounaboladebillarrepitiendoincansablementelapalabrasagrada Om. Tuvo uno de sus más terribles ataques de rabia. Se dejó caer porsorpresa en el Instituto de su hijo, con dos matones contratados para tal fin, quedestrozaronagolpeselescasomobiliarioyestuvieronapuntodehacerlomismoconlos pacíficos coetáneos, hasta que el viejo, comprendiendo que una vezmás se lehabíapasadolamano,lesordenódetenerladestrucciónyqueloaguardaranafuera.Asolasconsuhijo,consiguiódominareltemblorfuribundoquesehabíaapoderadodeél,paramascullarleconvozcontenidaqueyaestabahartodesusbufonadas.

—¡Noquierovolveraverlohastaquelesalgapeloaminieta!—agregóantesdeirseconunúltimoportazo.

Aldía siguienteNicolás reaccionó.Empezópor tirar los escombrosquehabíandejado losmatonesde supadrey limpiar el local,mientras respiraba rítmicamenteparavaciardesuinteriortodorastrodecóleraypurificarsuespíritu.Luego,consusdiscípulos vestidos con sus taparrabos y llevando pancartas en las que exigíanlibertaddecultoyrespetoporsusderechosciudadanos,marcharonhastalasrejasdelCongreso. Allí sacaron pitos de madera, campanillas y unos pequeños gongsimprovisados,conloscualesarmarontinaalgarabíaquedetuvoeltránsito.Unavezque se hubo juntado bastante público, Nicolás procedió a quitarse toda la ropa y,completamentedesnudocomounbebé,seacostóenmediodelacalleconlosbrazosabiertos en cruz. Se produjo tal conmoción de frenazos, cornetas, chillidos ysilbatinas,quelaalarmallegóalinteriordeledificio.EnelSenadoseinterrumpiólasesióndondesediscutíaelderechodelosterratenientesparacercarconalambresdepúasloscaminosvecinales,ysalieronloscongresalesalbalcónagozardelinusitadoespectáculodeunhijodel senadorTrucha cantando salmos asiáticos totalmente en

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pelotas.EstebanTruebabajócorriendolasanchasescalerasdelCongresoyselanzóalacalledispuestoamatarasuhijo,peronoalcanzóacruzarlareja,porquesintióqueelcorazónleexplotabadeiraenelpechoyunvelorojolenublabalavista.Cayóalsuelo.

ANicolás se lo llevóun furgónde loscarabinerosyal senador se lo llevóunaambulancia de laCruzRoja. El patatús duró aTrueba tres semanas y por poco lodespachaaotromundo.CuandopudosalirdelacamaagarróasuhijoNicolásporelcuello,lomontóenunaviónylofletóendirecciónalextranjero,conlaordendenovolver a aparecer ante sus ojos por el resto de su vida. Le dio, sin embargo),suficientedineroparaquepudierainstalarseysobrevivirporunlargotiempo,porquetalcomoseloexplicóJaime,ésaeraunamanceradeevitarquehicieramáslocurasquepudierandesprestigiarlotambiénenelextranjero.

EnlosañossiguientesEstebanTruebasupodelaovejanegradesufamiliaporlaesporádica correspondenciaqueBlancamantenía conél.Así se enteróqueNicoláshabía formado en Norteamérica otra academia para unirse con la nada, con tantoéxito,que llegóa tener la riquezaquenoobtuvoelevándoseengloboofabricandoemparedados. Terminó remojándose con sus discípulos en su propia piscina deporcelana rosada; en medio del respeto de la ciudadanía, combinando, sinproponérselo, la búsqueda de Dios con la buena fortuna en los negocios. EstebanTrueba,porcierto,nolocreyójamás.

Elsenadoresperóquecrecieraunpocoelcabelloasunieta,paraquenopensaranqueteníatiña,yfuepersonalmenteamatricularlaauncolegioinglésparaseñoritas,porque seguía pensando que ésa era lamejor educación, a pesar de los resultadoscontradictorios que obtuvo con sus dos hijos. Blanca estuvo de acuerdo, porquecomprendióquenobastabaunabuenaconjuncióndeplanetasensucartaastralparaqueAlbasalieraadelanteenlavida.Enelcolegio,Albaaprendióacomerverdurashervidas y arroz quemado, a soportar el frío del patio, cantar himnos y abjurar detodaslasvanidadesdelmundo,exceptoaquellasdeordendeportivo.LeenseñaronaleerlaBiblia,jugaraltenisyescribiramáquina.Esoúltimofuelaúnicacosaútilquele dejaron aquellos largos años en idioma extranjero. ParaAlba, que había vividohastaentoncessinoírhablardepecadosnidemodalesdeseñorita,desconociendoellímiteentre lohumanoy lodivino, loposibley lo imposible,viendopasarauntíodesnudoporloscorredoresdandosaltosdekaratecayalotroenterradodebajodeunamontañadelibrosasuabuelodestrozandoabastonazoslosteléfonosylosmaceterosde la terraza, a sumadre escabulléndose con sumaletita de payaso y a su abuelamoviendo lamesade trespatasy tocandoaChopinsinabrirelpiano, la rutinadelcolegioleparecióinsoportable.Seaburríaenlasclases.Enlosrecreossesentabaenelrincónmáslejanoydiscretodelpatio,paranoservista,temblandodedeseodequelainvitaranajugaryrogandoalmismotiempoquenadiesefijaraenella.Sumadre

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le advirtió que no intentara explicar a sus compañeras lo que había visto sobre lanaturalezahumanaenloslibrosdemedicinadesutíoJaime,nihablaraalasmaestrasdelasventajasdelesperantosobrelalenguainglesa.Apesardeestasprecauciones,ladirectoradelestablecimientonotuvodificultadendetectar,desdelosprimerosdías,lasextravaganciasdesunuevaalumna.Laobservóporunpardesemanasycuandoestuvoseguradeldiagnóstico,llamóaBlancaTruebaasudespachoyleexplicó,enla forma más cortés que pudo, que la niña escapaba por completo a los límiteshabituales de la formación británica y le sugirió que la pusiera en un colegio demonjasespañolas,dondetalvezpodríandominarsuimaginaciónlunáticaycorregirsupésimaurbanidad.PeroelsenadorTruebanoestabadispuestoadejarseapabullarporunamissSaint Johncualquiera,ehizovaler todoelpesodesu influenciaparaque no expulsara a su nieta. Quería, a toda costa, que aprendiera inglés. Estabaconvencidodelasuperioridaddelingléssobreelespañol,queconsiderabaunidiomade segundo orden, apropiado para los asuntos domésticos y la magia, para laspasionesincontrolablesylasempresasinútiles,peroinadecuadoparaelmundodelacienciaydelatécnica,dondeesperabavertriunfaraAlba.Habíaacabadoporaceptarvencidoporlaoleadadelosnuevostiempos—quealgunasmujeresnoerandeltodoidiotas y pensaba que Alba, demasiado insignificante para atraer a un esposo debuena situación, podía adquirir una profesión y acabar ganándose la vida comounhombre.EnesepuntoBlancaapoyóasupadre,porquehabíacomprobadoencarnepropialosresultadosdeunamalapreparaciónacadémicaparaenfrentarlavida.

—Noquieroqueseaspobrecomoyo,niquetengasquedependerdeunhombreparaquetemantenga—decíaasuhijacadavezquelaveíallorandoporquenoqueríairaclases.

No la retiraron del colegio y tuvo que soportarlo durante diez añosininterrumpidos.

ParaAlba,laúnicapersonaestableenaquelbarcoaladerivaenqueseconvirtióla gran casa de la esquina después de la muerte de Clara, era su madre. Blancaluchabacontraelestropicioyladecadenciaconlaferocidaddeunaleona,peroeraevidentequeperderíalapeleacontraelavancedeldeterioro.Sóloellaintentabadaralcaserónunaaparienciadehogar.ElsenadorTruebasiguióviviendoallí,perodejóde invitar a sus amigos y relaciones políticas, cerró los salones y ocupó sólo labibliotecaysuhabitación.Estabaciegoysordoa lasnecesidadesdesuhogar.Muyatareado con la política y los negocios, viajaba constantemente, pagaba nuevascampañas electorales, compraba tierra y tractores, criaba caballos de carrera,especulabaconelpreciodeloro,elazúcaryelpapel.Nosedabacuentadequelasparedesdesucasaestabanávidasdeunacapadepintura,losmueblesdesvencijadosy la cocina transformada en un muladar. Tampoco veía los chalecos de lanaapelmazadadesunieta,nilaropaanticuadadesuhijaosusmanosdestruidasporel

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trabajodomésticoy la arcilla.Noactuabaasípor avaricia: su familiahabíadejadosimplemente de interesarle. Algunas veces se sacudía la distracción y llegaba conalgún regalo desproporcionado ymaravilloso para su nieta, que no hacíamás queaumentar el contraste entre la riqueza invisible de las cuentas en los bancos y laausteridad de la casa. Entregaba aBlanca sumas variables, pero nunca suficientes,destinadas amantener enmarcha aquel caseróndestartaladoyoscuro, casi vacíoycruzadoporlascorrientesdeaire,enquehabíadegeneradolamansióndeantaño.ABlancanuncalealcanzabaeldineroparalosgastos,vivíanpidiendoprestadoaJaimeypormásquerecortaraelpresupuestoporaquíyloremendaraporallá,afindemessiempreteníaunaltodecuentasimpagadasqueibanacumulándose,hastaquetomabaladecisióndeiralbarriodelosjoyerosjudíosavenderalgunadelasalhajas,queuncuarto de siglo antes habían sido compradas allímismo y queClara le legó en uncalcetíndelana.

Enlacasa,Blancaandabacondelantalyalpargatas,confundiéndoseconlaescasaservidumbrequequedaba,yparasalirusabasumismotrajenegroplanchadoyvueltoaplanchar, con sublusade sedablanca.Despuésque suabueloenviudóydejódepreocuparseporella,Albasevestíaconloqueheredabadealgunasprimaslejanas,queeranmásgrandesomáspequeñasqueella,demodoqueengenerallosabrigoslequedaban como capotes militares y los vestidos cortos y estrechos. Jaime hubieraqueridohaceralgoporellas,perosuconciencialeindicabaqueeramejorgastarsusingresosdandocomidaaloshambrientos,quelujosasuhermanayasusobrina.

Despuésdelamuertedesuabuela,Albacomenzóasufrirpesadillasquelahacíandespertar gritando y afiebrada. Soñaba que se morían todos los miembros de sufamiliayellaquedabavagandosolaenlagrancasa,sinmáscompañíaquelostenuesfantasmasdeslucidosquedeambulabanporloscorredores.Jaimesugiriótrasladarlaala habitación de Blanca, para que estuviera más tranquila. Desde que empezó acompartireldormitorioconsumadre,esperabaconsecretaimpacienciaelmomentode acostarse. Encogida entre sus sábanas, la seguía con la vista en su rutina determinareldíaymetersealacama.BlancaselimpiabalacaraconcremadelHarem,unagrasarosadaconperfumederosas,queteníafamadehacermilagrosporlapielfemenina,ysecepillabacienvecessulargopelocastañoqueempezabaateñirseconalgunascanas invisiblespara todos,menosparaella.Erapropensaal resfriado,poresoen inviernoyenveranodormíaconrefajosde lanaqueellamisma tejíaen losratoslibres.Cuandollovíasecubríalasmanosconguantes,paramitigarelfríopolarque se le había introducido en los huesos debido a la humedad de la arcilla y quetodaslasinyeccionesdeJaimeylaacupunturachinadeNicolásfueroninútilesparacurar.Albalaobservabairyvenirporelcuarto,consucamisóndenoviciaflotandoalrededordelcuerpo,elpeloliberadodelmoño,envueltaenlasuavefraganciadesuropalimpiaydelacremadelHarem,perdidaenunmonólogoincoherenteenelque

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semezclaban lasquejaspor el preciode lasverduras, el recuentode susmúltiplesmalestares,elcansanciodellevaracuestaselpesodelacasa,ysusfantasíaspoéticascon Pedro Tercero García, a quien imaginaba entre las nubes del atardecer orecordabaentrelosdoradostrigalesdeLasTresMarías.Terminadosuritual,Blancase introducía en su lecho y apagaba la luz. A través del estrecho pasillo que lasseparaba,tomabalamanoasuhijaylecontabaloscuentosdeloslibrosmágicosdelosbaúlesencantadosdelbisabueloMarcos,peroquesumalamemoriatransformabaen cuentos nuevos. Así se enteró Alba de un príncipe que durmió cien años, dedoncellasquepeleabancuerpoacuerpoconlosdragones,deunloboperdidoenelbosqueaquienunaniñadestripósinrazónalguna.CuandoAlbaqueríavolveraoíresastruculencias,Blancanopodíarepetirlas,porquelashabíaolvidado,envistadelocual,lapequeñatomóelhábitodeescribirlas.Despuésanotabatambiénlascosasqueleparecíanimportantes,talcomolohacíasuabuelaClara.

LostrabajosdelmausoleocomenzaronalpocotiempodelamuertedeClara,perosedemoraroncasidosaños,porquefuiagregandonuevosycostososdetalles:lápidasconletrasgóticasdeoro,unacúpuladecristalparaqueentraraelsolyuningeniosomecanismocopiadodelasfuentesromanas,quepermitíairrigarenformaconstanteymesuradaunminúsculojardíninterior,dondehiceplantarrosasycamelias,lasflorespreferidasde lashermanasquehabíanocupadomicorazón.Lasestatuas fueronunproblema.Rechacévariosdiseños,porquenodeseabaunosángelescretinos,sinolosretratos de Rosa y Clara, con sus rostros, susmanos, su tamaño real. Un escultoruruguayome dio en el gusto y las estatuas quedaron por fin como yo las quería.Cuandoestuvolisto,meencontréanteunobstáculoinesperado:nopudetrasladaraRosaalnuevomausoleo,porquelafamiliaDelValleseopuso.Intentéconvencerloscontodasuertedeargumentos,conregalosypresiones,haciendovalerhastaelpoderpolítico, pero todo fue inútil.Mis cuñados semantuvieron inflexibles.Creoque sehabíanenteradodelasuntodelacabezadeNíveayestabanofendidosconmigoporhaberla tenidoenelsótano todoese tiempo.Antesu testarudez, llaméaJaimey ledijequeseprepararaparaacompañarmealcementerioarobarnoselcadáverdeRosa.Nodemostróningunasorpresa.

—Sinoesporlasbuenas,tendráqueserporlasmalas—expliquéamihijo.Comoeshabitualenestoscasos,fuimosdenocheysobornamosalguardián,tal

comohicemucho tiempoatrás,paraquedarmeconRosa laprimeranochequeellapasó allí. Entramos con nuestras herramientas por la avenida de los cipreses,buscamoslatumbadelafamiliaDelValleynosdimosalalúgubretareadeabrirla.Quitamoscuidadosamente la lápidaqueguardabael reposodeRosay sacamosdelnichoelataúdblanco,queeramuchomáspesadodeloquesuponíamos,demodoquetuvimosquepediralguardiánquenosayudara.Trabajamosincómodosenelestrechorecinto, estorbándonos mutuamente con las herramientas, mal alumbrados por un

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faroldecarburo.Despuésvolvimosacolocar la lápidaenelnicho,paraquenadiesospecharaqueestabavacío.Terminamossudando.Jaimehabíatenidolaprecauciónde llevar una cantimplora con aguardiente y pudimos tomar un trago para darnosánimo.Apesardequeningunodenosotroserasupersticioso,aquellanecrópolisdecruces,cúpulasylápidasnosponíanerviosos.Yomesentéenelumbraldelatumbaarecuperarelalientoypenséqueyanoestabanadajoven,simoveruncajónmehacíaperderelritmodelcorazónyverpuntitosbrillantesenlaoscuridad.CerrélosojosymeacordédeRosa,surostroperfecto,supieldeleche,sucabellodesirenaoceánica,susojosdemielprovocadoresdetumultos,susmanosentrelazadasconelrosariodenácar,sucoronadenovia.Suspiréevocandoaesavirgenhermosaquesemehabíaescapadodelasmanosyqueestuvoallí,esperandodurantetodosesosaños,queyofueraabuscarlaylallevaraalsitiodondelecorrespondíaestar.

—Hijo,vamosaabriresto.QuieroveraRosa—dijeaJaime.No intentó disuadirme, porque conocía mi tono cuando la decisión era

irrevocable.Acomodamoslaluzdelfarol,éldesprendióconpaciencialostornillosdebroncequeeltiempohabíaoscurecidoypudimoslevantarlatapa,quepesabacomosifueradeplomo.AlablancaluzdelcarburoviaRosa,labella,consusazaharesdenovia,supeloverde,suimperturbablebelleza,talcomolavieramuchosañosantes,acostadaensuféretroblancosobrelamesadelcomedordemissuegros.Mequedémirándolafascinado,sinextrañarmequeeltiemponolahubieratocado,porqueeralamismademissueños.Meinclinéydepositéatravésdelcristalquecubríasurostro,unbesoenloslabiospálidosdelaamadainfinita.Enesemomentounabrisaavanzóreptando entre los cipreses, entró a traición por alguna rendija del ataúd que hastaentonceshabíapermanecidoherméticoyenuninstantelanoviainmutablesedeshizocomounencantamiento,sedesintegróenunpolvillotenueygris.Cuandolevantélacabezayabrílosojos,conelbesofríoaúnenloslabios,yanoestabaRosa,labella.Ensulugarhabíaunacalaveraconlascuencasvacías,unastirasdepielcolormarfiladheridasalospómulosyunosmechonesdecrinmohosoenlanuca.

Jaimeyelguardiáncerraron la tapaprecipitadamente,colocaronaRosaenunacarretillay la llevaronalsitioque leestabareservado juntoaClaraenelmausoleocolor salmón. Me quedé sentado sobre una tumba en la avenida de los cipreses,mirandolaluna.

—Férulateníarazón—pensé—.Mehequedadosoloysemeestáachicandoelcuerpoyelalma.Sólomefaltamorircomounperro.

ElsenadorTruebaluchabacontrasusenemigospolíticos,quecadadíaavanzabanmás en la conquista del poder. Mientras otros dirigentes del Partido Conservadorengordaban,envejecíanyperdíaneltiempoeninterminablesdiscusionesbizantinas,élsededicabaa trabajar,estudiary recorrerelpaísdenorteasur,enunacampañapersonal que no cesaba nunca, sin tener en cuenta para nada sus años ni el sordo

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clamordesushuesos.Loreelegíansenadorencadaelecciónparlamentaria.Peronoestabainteresadoenelpoder,lariquezaoelprestigio.Suobsesióneradestruirloqueélllamaba«elcáncermarxista»,queestabafiltrándosepocoapocoenelpueblo.

—¡Unolevantaunapiedrayapareceuncomunista!—decía.Nadiemáslocreía.Nilosmismoscomunistas.Seburlabanunpocodeél,porsus

arrebatos de mal humor, su pinta de cuervo enlutado, su bastón anacrónico y suspronósticosapocalípticos.Cuandolesblandíadelantedelasnariceslasestadísticasylosresultadosrealesdelasúltimasvotaciones,suscorreligionariostemíanquefueranchocherasdeviejo.

—¡Eldíaquenopodamosecharelguantealasurnasantesquecuentenlosvotos,nosvamosalcarajo!—sosteníaTrueba.

—Enningunapartehanganado losmarxistasporvotaciónpopular.Senecesitaporlomenosunarevoluciónyenestepaísnopasanesascosas—lereplicaban.

—¡Hastaquepasan!—alegabaTruebafrenético.—Cálmate, hombre. No vamos a permitir que eso pase—lo consolaban—. El

marxismo no tiene ni la menor oportunidad en América Latina. ¿No ves que nocontempla el ladomágicode las cosas?Es unadoctrina atea, práctica y funcional.¡Aquínopuedeteneréxito!

NielmismocoronelHurtado,queandabaviendoenemigosdelapatriaportodoslados, consideraba a los comunistas un peligro. Le hizo ver en más de unaoportunidad,queelPartidoComunistaestabacompuestoporcuatropelagatosquenosignificabannadaestadísticamenteyquese regíanpor losmandatosdeMoscúconunabeateríadignademejorcausa.

—Moscúquedadondeeldiabloperdióelponcho,Esteban.Notienenideadeloquepasaenestepaís—ledecíaelcoronelHurtado—.Notienenencuentaparanadalas condiciones de nuestro país, la prueba es que andan más perdidos que laCaperucitaRoja.Hacepocopublicaronunmanifiestollamandoaloscampesinos,losmarinerosy los indígenas a formarpartedel primer soviet nacional, lo cual, desdetodopuntodevistaesunapayasada.¡Quévanasaberloscampesinosloqueesunsoviet!Y losmarineros están siempre en altamar y andanmás interesados en losburdeles de otros puertos que en la política. ¡Y los indígenas! Nos quedan unosdoscientos en total. No creo que hayan sobrevivido más a las masacres del siglopasado,perosiquierenformarunsovietensusreservaciones,alláellos—seburlabaelcoronel.

—¡Sí,peroademásde loscomunistasestán los socialistas, los radicalesyotrosgrupúsculos!Todossonmásomenoslomismo—respondíaTrueba.

Para el senador Trueba todos los partidos políticos, excepto el suyo, eranpotencialmente marxistas y no podía distinguir claramente la ideología de unos yotros.Novacilabaenexponersuposiciónenpúblicocadavezqueselepresentabala

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oportunidad,poresoparatodosmenosparasuspartidarios,elsenadorTruebapasóaser una especie de loco reaccionario y oligarca, muy pintoresco. El PartidoConservadorteníaquefrenarlo,paraquenosefueradelenguaylospusieraatodosenevidencia.Eraelpaladínfuribundodispuestoadarlabatallaenlosforos,enlasruedasdeprensa,enlasuniversidades,dondenadiemásseatrevíaadarlacara,alláestabaélinconmovibleensutrajenegro,consumelenadeleónysubastóndeplata.Eraelblancode loscaricaturistas,quede tantoburlarsedeélconsiguieronhacerlopopularyentodaslaseleccionesarrasabaconlavotaciónconservadora.Erafanático,violentoyanticuado,perorepresentabamejorquenadielosvaloresdelafamilia,latradición,lapropiedadyelorden.Todoelmundoloreconocíaenlacalle,inventabanchistesasucostaycorríandebocaenbocalasanécdotasqueseleatribuían.Decíanque,enocasióndesuataquealcorazón,cuandosuhijosedesnudóenlaspuertasdelCongreso, el Presidente de la República lo llamó a su oficina para ofrecerle laEmbajada en Suiza, donde podría tener un cargo apropiado para sus años, que lepermitierareponersusalud.DecíanqueelsenadorTruebarespondióconunpuñetazosobreelescritoriodelprimermandatario,volcandolabanderanacionalyelbustodelPadredelaPatria.

—¡De aquí no salgo nimuerto, Excelencia!—rugió—. ¡Porque apenas yomedescuidelosmarxistaslequitanaustedlasilladondeestásentado!

Tuvo la habilidad de ser el primero que llamó a la izquierda «enemiga de lademocracia»,sinsospecharqueañosdespuéséseseríaellemadeladictadura.Enlaluchapolíticaocupabacasitodosutiempoyunabuenapartedesufortuna.Notóque,apesardequesiempreestabatramandonuevosnegocios,éstaparecíairsemermandodesdelamuertedeClara,peronosealarmó,porquesupusoqueenelordennaturaldelascosasestabaelhechoirrefutabledequeensuvidaellahabíasidounsoplodebuena suerte, pero que no podía continuar beneficiándolo después de su muerte.Además,calculóqueconloqueteníapodíamantenersecomounhombrericoporeltiempoquelequedabaenestemundo.Sesentíaviejo,teníalaideadequeningunodesus treshijosmerecíaheredarloyquea sunieta ladejaría aseguradaconLasTresMarías, a pesar deque el campoyano era tanpróspero comoantes.Gracias a lasnuevascarreterasyautomóviles,loqueanteseraunsafarientren,sehabíareducidoasóloseishorasdesdelacapitalaLasTresMarías,peroélestabasiempreocupadoynoencontrabaelmomentoparahacerelviaje.Llamabaaladministradordevezencuando,paraquelerindieracuentas,peroesasvisitaslodejabanconlaresacadelmalhumor por varios días. Su administrador era un hombre derrotado por su propiopesimismo. Sus noticias eran una serie de infortunadas casualidades; se helaronlasfresas,lasgallinassecontagiarondemoquillo,seapestólauva.Asíelcampo,quehabíasidolafuentedesuriqueza,llegóaserunacargayamenudoelsenadorTruebatuvo que sacar dinero de otros negocios para apuntalar a esa tierra insaciable que

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parecíatenerganasdevolveralostiemposdelabandono,antesqueéllarescataradelamiseria.

—Tengoqueiraponerorden.Alláhacefaltaelojodelamo—murmuraba.—Lascosasestánmuyrevueltasenelcampo,patrón—leadvirtiómuchasveces

su administrador—. Los campesinos están alzados. Cada día hacen nuevasexigencias. Uno diría que quieren vivir como los patrones. Lomejor es vender lapropiedad.

Pero Trueba no quería oír hablar de vender. «La tierra es lo único que quedacuandotodolodemásseacaba»,repetíaigualcomolohacíacuandoteníaveinticincoañosylopresionabansumadreysuhermanaporlamismarazón.Pero,conelpesodelaedadyeltrabajopolítico,LasTresMarías,comomuchasotrascosasqueantesle parecieron fundamentales, había dejado de interesarle. Sólo tenía un valorsimbólicoparaél.

Eladministradorteníarazón:lascosasestabanmuyrevueltasenesosaños.Asíloandaba pregonando la voz de terciopelo de Pedro Tercero García, que gracias almilagro de la radio, llegaba a losmás apartados rincones del país.A los treinta ytantos años seguía teniendo el aspecto de un rudo campesino, por una cuestión deestilo,yaqueelconocimientodelavidayeléxitolehabíansuavizadolasasperezasyafinadolasideas.Usabaunabarbamontarazyunamelenadeprofetaqueélmismopodaba dememoria con una navaja que había sido de su padre, adelantándose envariosañosalamodaquedespuéshizofurorentreloscantantesdeprotesta.Sevestíaconpantalonesdetelabasta,alpargatasartesanalesyeninviernoseechabaencimaunponchodelanacruda.Erasutrajedebatalla.Asísepresentabaenlosescenariosyasíaparecíaretratadoenlascarátulasdelosdiscos.Desilusionadodelasorganizacionespolíticas, terminó por destilar tres o cuatro ideas primarias con las que armó sufilosofía.Eraunanarquista.Delasgallinasyloszorrosevolucionóparacantara lavida,alaamistad,alamorytambiénalarevolución.Sumúsicaeramuypopularysólo alguien tan testarudo como el senador Trucha pudo ignorar su existencia. Elviejohabíaprohibidolaradioensucasa,paraevitarquesunietaoyeralascomediasyfolletinesenquelasmadrespierdenasushijosylosrecuperandespuésdeaños,asícomo evitar la posibilidad de que las canciones subversivas de su enemigo lemalograran la digestión. Él tenía una radio moderna en su dormitorio, pero sóloescuchabalasnoticias.NosospechabaquePedroTerceroGarcíaeraelmejoramigodesuhijoJaime,niquesereuníaconBlancacadavezqueellasalíaconsumaletadepayaso tartamudeando pretextos. Tampoco sabía que algunos domingos asoleadosllevaba a Alba a trepar a los cerros, se sentaba con ella en la cima a observar laciudad y a comer pan con queso, y antes de dejarse caer rodando por las laderas,reventados.delarisacomocachorrosfelices,lehablabadelospobres,losoprimidos,losdesesperadosyotrosasuntosqueTruebapreferíaquesunietaignorara.

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PedroTerceroveía crecer aAlbayprocuró estar cercade ella, perono llegóaconsiderarlarealmentesuhija,porqueenesepuntoBlancafueinflexible.DecíaqueAlbahabía tenidoque soportarmuchos sobresaltosyqueeraunmilagroque fueraunacriaturarelativamentenormal,demodoquenohabíanecesidaddeagregarleotromotivodeconfusiónrespectoasuorigen.Eramejorquesiguieracreyendolaversiónoficialy,porotraparte,noqueríacorrerelriesgodequehablaradelasuntoconsuabuelo,provocandounacatástrofe.Detodosmodos,elespíritu libreycontestatariodelaniñaagradabaaPedroTercero.

—Sinoeshijamía,mereceserlo—decía,orgulloso.En todos esos años, Pedro Tercero nunca llegó a acostumbrarse a su vida de

soltero, a pesar de su éxito con las mujeres, especialmente las adolescentesesplendorosasaquienes losquejidosde suguitarraencendíandeamor.Algunas seintroducían a viva fuerza en su vida. Él necesitaba la frescura de esos amores.Procuraba hacerlas felices un tiempo brevísimo, pero desde el primer instante deilusión, comenzaba a despedirse, hasta que, por último, las abandonaba condelicadeza.Amenudo,cuandoteníaaunadeellasenlacamasuspirandodormidaasu lado,cerraba losojosypensabaenBlanca,ensuampliocuerpomaduro,ensuspechos abundantesy tibios, en las finas arrugasde suboca, en las sombrasde susojosárabesysentíaungritooprimiéndoleelpecho.Intentópermanecerjuntoaotrasmujeres, recorriómuchoscaminosymuchoscuerposalejándosedeella,peroenelmomentomásíntimo,enelpuntoprecisodelasoledadydelpresagiodelamuerte,siempreeraBlancalaúnica.Alamañanasiguientecomenzabaelsuaveprocesodedesprendersede lanuevaenamoradayapenas seencontraba libre, regresabadondeBlanca, más delgado, más ojeroso, más culpable, con una nueva canción en laguitarrayotrasinagotablescariciasparaella.

Blanca,encambio,sehabíaacostumbradoavivirsola.Terminóporencontrarpazensusquehaceresdelagrancasa,ensutallerdecerámicayensusNacimientosdeanimalesinventados,dondeloúnicoquecorrespondíaalasleyesdelabiologíaeralaSagradaFamiliaperdidaenunamultituddemonstruos.Elúnicohombredesuvidaera

Pedro Tercero, pues tenía vocación para un solo amor. La fuerza de eseinconmovible sentimiento la salvóde lamediocridadyde la tristezade sudestino.Permanecíafielaunenlosmomentosenqueélseperdíadetrásdealgunasninfasdepelolacioyhuesoslargos,sinamarlomenosporello.Alprincipiocreíamorircadavezquesealejaba,peroprontosediocuentadequesusausenciasdurabanloqueunsuspiroyqueinvariablementeregresabamásenamoradoymásdulce.Blancapreferíaesosencuentrosfurtivosconsuamanteenhotelesdecita,alarutinadeunavidaencomún, al cansancio de un matrimonio y a la pesadumbre de envejecer juntoscompartiendolaspenuriasdefindemes,elmalolorenlabocaaldespertar,eltedio

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delosdomingosylosachaquesdelaedad.Eraunarománticaincurable.Algunaveztuvo la tentación de tomar sumaleta de payaso y lo que quedaba de las joyas delcalcetín,eirseconsuhijaavivirconél,perosiempreseacobardaba.Talveztemíaqueesegrandiosoamor,quehabíaresistidotantaspruebas,nopudierasobreviviralamás terrible de todas: la convivencia. Alba estaba creciendo muy rápido ycomprendíaqueno le ibaadurarmuchoelbuenpretextodevelarporsuhijaparapostergar las exigencias de su amante, pero prefería siempre dejar la decisión paramásadelante.Enrealidad,tantocomotemíalarutina,lahorrorizabaelestilodevidadePedroTercero,sumodestacasitadetablasycalaminasenunapoblaciónobrera,entrecientosdeotrastanpobrescomolasuya,conpisodetierraapisonada,sinaguay con un solo bombillo colgando del techo. Por ella, él salió de la población y semudóaundepartamentoenelcentro,ascendiendoasí,sinproponérselo,aunaclasemediaalacualnuncatuvoaspiracióndepertenecer.Perotampocoesofuesuficientepara Blanca. El departamento le pareció sórdido, oscuro, estrecho y el edificiopromiscuo. Decía que no podía permitir que Alba creciera allí, jugando con otrosniñosenlacalleyenlasescaleras,educándoseenunaescuelapública.Asíselepasóla juventudy entró en lamadurez, resignada aque losúnicosmomentosdeplacererancuandosalíadisimuladamenteconsumejorropa,superfumeylasenaguasdemujerzuela que a Pedro Tercero cautivaban y que ella escondía, arrebolada devergüenza,enlomássecretodesuropero,pensandoenlasexplicacionesquetendríaquedarsialguienlasdescubría.Esamujerprácticayterrenalparatodoslosaspectosdelaexistencia,sublimósupasióndeinfancia,viviéndolatrágicamente.Laalimentódefantasías,laidealizó,ladefendióconfiereza,ladepuródelasverdadesprosaicasypudoconvertirlaenunamordenovela.

Por su parte, Alba aprendió a no mencionar a Pedro Tercero García, porqueconocíaelefectoqueesenombrecausabaenlafamilia.Intuíaquealgogravehabíaocurridoentreelhombredelosdedoscortadosquébesabaasumadreenlaboca,yelabuelo,pero todos,hasta elmismoPedroTercero, contestabana suspreguntas conevasivas.Enlaintimidaddeldormitorio,avecesBlancalecontabaanécdotasdeélyleenseñabasuscancionesconlarecomendacióndequenofueraa tararearlasenlacasa. Pero no le contó que era su padre y ella misma parecía haberlo olvidado.Recordaba el pasado como una sucesión de violencias, abandonos y tristezas y noestabaseguradequelascosashubieransidocomopensaba.Sehabíadesdibujadoelepisodio de lasmomias, los retratos y el indio lampiño con zapatos LuisXV, queprovocaronsuhuidadelacasadesumarido.Tantasvecesrepitiólahistoriadequeelcondehabíamuertodefiebreeneldesierto,quellegóacreerla.Añosdespués,eldíaquellegósuhijaaanunciarlequeelcadáverdeJeandeSatignyyacíaenlaneveradelamorgue,nosealegró,porquehacíamucho tiempoquesesentíaviuda.Tampocointentó justificar su mentira. Sacó del armario su antiguo traje sastre negro, se

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acomodó las horquillas en elmoño y acompañó aAlba a sepultar al francés en elCementerioGeneral,enunatumbadelMunicipio,dondeibanapararlosindigentes,porqueel senadorTruebasenegóacederleun lugarensumausoleocolorsalmón.Madreehijacaminaronsolasdetrásdelataúdnegroquepudieroncomprargraciasala generosidad de Jaime. Se sentían un poco ridículas en el bochornoso mediodíaestival,conunramodefloresmustiasenlasmanosyningunalágrimaparaelcadáversolitarioqueibanaenterrar.

—Veoquemipadrenisiquierateníaamigos—comentóAlba.TampocoenesaocasiónBlancaadmitióasuhijalaverdad.Despuésque tuveaClarayaRosaacomodadasenmimausoleo,mesentíalgo

más tranquilo, porque sabía que tardeo temprano estaríamos los tres reunidos allí,juntoaotrosseresqueridos,comomimadre,laNanaylamismaFérula,quienesperomehayaperdonado.Noimaginéqueibaavivirtantocomohevividoyquetendríanqueesperarmetanlargotiempo.

La habitación de Clara permaneció cerrada con llave. No quería que nadieentrara,paraquenomovierannadayyopudieraencontrar suespíritu allípresentecadavezquelodeseara.Empecéatenerinsomnio,elmaldetodoslosviejos.Enlasnochesdeambulabaporlacasasinpoderconciliarelsueño,arrastrandolaszapatillasquemequedabangrandes,envueltoenlaantiguabataepiscopalquetodavíaguardoporrazonessentimentales,rezongandocontraeldestino,comounancianoacabado.Conlaluzdelsol,sinembargo,recuperabaeldeseodevivir.Aparecíaalahoradeldesayunocon la camisa almidonadaymi trajede luto, afeitadoy tranquilo, leía elperiódicoconminieta,poníaaldíamisasuntosdenegociosylacorrespondenciayluego salía por el resto del día. Dejé de comer en la casa, incluso los sábados ydomingos,porquesinlapresenciacatalizadoradeClara,nohabíaningunarazónparasoportarlaspeleasconmishijos.

Mis únicos dos amigos procuraban quitarme el luto del alma. Almorzabanconmigo, jugábamos al golf, me desafiaban al dominó. Con ellos discutía misnegocios,hablabadepolíticayavecesdelafamilia.Unatardeenquemevieronmásanimado, me invitaron al Cristóbal Colón, con la esperanza de que una mujercomplacientemehicierarecuperarelbuenhumor.Ningunodelostresteníamosedadparaesasaventuras,peronostomamosunpardecopasypartimos.

Había estado en el Cristóbal Colón hacía algunos años, pero casi lo habíaolvidado. En los últimos tiempos, el hotel había adquirido prestigio turístico y losprovincianosviajabana lacapitalnadamásqueparavisitarloydespuéscontarloasus amigos.Llegamos al anticuado caserón, quepor fuera semantenía igual desdehacíamuchísimosaños.Nos recibióunporteroquenoscondujoal salónprincipal,donde recordaba haber estado antes, en la época de la matrona francesa o, mejordicho,conacentofrancés.Unamuchachita,vestidacomounaescolar,nosofrecióun

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vasodevinoacuentadelacasa.Unodemisamigostratódetomarlaporlacintura,peroellaleadvirtióquepertenecíaalpersonaldeservicioyquedebíamosesperaralasprofesionales:Momentosdespuésseabrióunacortinayaparecióunavisióndelasantiguas cortes árabes: un negro enorme, tan negro que parecía azul, con losmúsculos aceitados, cubierto con unas bombachas de seda color zanahoria, unchalecosinmangas,turbantedelamémorado,babuchasdeturcoyunanillodeoroatravesado en la nariz.Al sonreír, vimos que tenía todos los dientes de plomo. Sepresentó comoMustafá y nos pasó un álbum de retratos, para que eligiéramos lamercancía.Porprimeravezenmuchotiemporeídebuenagana,porquelaideadeuncatálogodeprostitutasmepareciómuydivertida.Hojeamosel álbum,dondehabíamujeresgordas,delgadas,depelo largo,depelocorto,vestidascomoninfas,comoamazonas, como novicias, como cortesanas, sin que fuera posible paramí escogeruna,porquetodasteníanlaexpresiónpisoteadadelasfloresdebanquete.Lasúltimastres páginas del álbum estaban destinadas a muchachos con túnicas griegas,coronados de laureles, jugando entre falsas ruinas helénicas, con sus nalgasregordetas y sus párpados pestañudos, repugnantes. Yo no había visto de cerca aningúnmaricaconfeso,exceptoCarmeloelquesevestíadejaponesaenelFarolitoRojo,poresomesorprendióqueunodemisamigos,padredefamiliaycorredordelaBolsa deComercio, eligiera a uno de esos adolescentes culones de los retratos. Elmuchachosurgiócomoporartedemagiadetrásdelascortinasysellevóamiamigode la mano, entre risitas y contoneos femeninos. Mi otro amigo prefirió a unagordísimaodalisca,conquiendudoquehayapodidorealizarningunaproeza,debidoasuedadavanzadaysufrágilesqueleto,pero,entodocaso,salióconella,tambiéntragadosporlacortina.

—Veoquealseñorlecuestadecidirse—dijoMustafácordialmente—.Permítameofrecerlelomejordelacasa.LevoyapresentaraAfrodita.

YentróAfroditaalsalón,contrespisosdecresposenlacabeza,malcubiertaporunostulesdrapeadosychorreandouvasartificialesdesdeelhombrohastalasrodillas.EraTránsitoSoto,quienhabíaadquiridoundefinitivoaspectomitológico,apesardelasuvaschabacanasylostulesdecirco.

—Mealegrodeverlo,patrón—saludó.Me llevó a través de la cortina y desembocamos en un breve patio interior, el

corazóndeaquella laberínticaconstrucción.ElCristóbalColónestaba formadopordos o tres casas antiguas, unidas estratégicamente por patios traseros, corredores ypuenteshechoscontalfin.TránsitoSotomecondujoaunahabitaciónanodina,perolimpia,cuyaúnicaextravaganciaeranunos frescoseróticosmalcopiadosde losdePompeya, que un pintormediocre había reproducido en las paredes, y una bañeragrande,antigua,algooxidada,conaguacorriente.Silbéadmirativamente.

—Hicimosalgunoscambioseneldecorado—dijoella.

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Tránsitosequitó lasuvasy los tules,yvolvióaser lamujerqueyorecordaba,sóloquemásapetecibleymenosvulnerable,peroconlamismaexpresiónambiciosade los ojos que me cautivara cuando la conocí. Me contó de la cooperativa deprostitutas y maricones, que había resultado formidable. Entre todos levantaron alCristóbal Colón de la ruina en que lo dejó la falsamadama francesa de antaño, ytrabajaron para convertirlo en un acontecimiento social y unmonumento histórico,queandabaenbocademarinerospor losmásremotosmares.Losdisfraceseran lamayorcontribuciónaléxito,porqueremovían la fantasíaeróticade losclientes,asícomo el catálogo de putas, que habían podido reproducir y distribuir por algunasprovincias,paradespertaren loshombreseldeseode llegaraconoceralgúndíaelfamosoburdel.

—Esunalataandarconestos traposyestasuvasdementira,patrón,peroa loshombreslesgusta.Sevancontandoyesoatraeaotros.Nosvamuybien,esunbuennegocioynadieaquísesienteexplotado.Todossomossocios.Éstaeslaúnicacasadeputasdelpaísquetienesupropionegroauténtico.Otrosqueustedveporahísonpintados,encambioaMustafá,aunquelofroteconlija,negrosequeda.Yestoestálimpio.Aquí se puede tomar agua en el excusado, porque echamos lejía hasta pordonde usted no se imagina y todas estamos controladas por Sanidad. No hayvenéreas.

Tránsitosequitóelúltimoveloysumagníficadesnudezmeapabullótanto,quedepronto sentí unmortal cansancio.Tenía el corazónagobiadopor la tristezay elsexofláccidocomounaflormustiaysindestinoentrelaspiernas.

—¡Ay,Tránsito!Creoqueyaestoymuyviejoparaesto—balbuceé.Pero Tránsito Soto comenzó a ondular la serpiente tatuada alrededor de su

ombligo,hipnotizándomeconelsuavecontorneodesuvientre,mientrasmearrullabacon su voz de pájaro ronco, hablando de los beneficios de la cooperativa y lasventajasdelcatálogo.Tuvequereírme,apesardetodo,ypocoapocosentíquemipropia risa era como un bálsamo. Con el dedo traté de seguir el contorno de laserpiente,perosemedeslizózigzagueando.Memaravillédequeesamujer,quenoestaba en su primera ni en su segunda juventud, tuviera la piel tan firme y losmúsculostanduros,capacesdemoveraaquelreptilcomosituvieravidapropia.Meinclinéabesar el tatuajeycomprobé, satisfecho,quenoestabaperfumada.Elolorcálidoy segurode suvientreme entrópor las naricesyme invadiópor completo,alertando enmi sangre un hervor que creía enfriado. Sin dejar de hablar, Tránsitoabriólaspiernas,separandolassuavescolumnasdesusmuslos,enungestocasual,como si acomodara la postura. Comencé a recorrerla con los labios, aspirando,hurgando, lamiendo, hasta que olvidé el luto y el peso de los años y el deseomevolvió con la fuerza de otros tiempos y sin dejar de acariciarla y besarla fuiquitándolelaropaatirones,condesesperación,comprobandofelizlafirmezademi

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masculinidad,altiempoquemehundíaenelanimaltibioymisericordiosoquesemeofrecía, arrullado por la voz de pájaro ronco, enlazado por los brazos de la diosa,zarandeadoporlafuerzadeesascaderas,hastaperderlanocióndelascosasyestallarengozo.

Despuésnosremojamoslosdosenlabañeraconaguatibia,hastaquemevolvióelalmaalcuerpoymesentícasicurado.PoruninstantejugueteéconlafantasíadequeTránsitoeralamujerquesiemprehabíanecesitadoyqueasuladopodríavolvera laépocaenqueeracapazde levantarenviloaunarobustacampesina,subirlaalancademicaballoyllevarlaalosmatorralescontrasuvoluntad.

—Clara:..—murmuré sinpensar, y entonces sentí que caíauna lágrimapormimejilla y luegootra y otramás, hasta que fueun torrente de llanto, un tumultodesollozos, un sofoco de nostalgias y de tristezas, que Tránsito Soto reconoció sindificultad,porqueteníaunalargaexperienciaconlaspenasdeloshombres.Medejóllorartodaslasmiseriasylassoledadesdelosúltimosañosydespuésmesacódelabañeraconcuidadosdemadre,mesecó,mehizomasajeshastadejarmeblandocomounpanremojadoymetapócuandocerrélosojosenlacama.Mebesóenlafrenteysaliódepuntillas.

—¿QuiénseráClara?—laoímurmuraralsalir.

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Eldespertar

CapítuloXI

AlrededordelosdieciochoañosAlbaabandonódefinitivamentelainfancia.Enelmomentoprecisoenquesesintiómujer,fueaencerrarseasuantiguocuarto,dondetodavíaestabaelmuralquehabíacomenzadomuchosañosatrás.Buscóenlosviejostarrosdepinturahastaqueencontróunpocoderojoydeblancoquetodavíaestabanfrescos, losmezclóconcuidadoy luegopintóungrancorazón rosadoenelúltimoespaciolibredelasparedes.Estabaenamorada.Despuéstiróalabasuralostarrosylospincelesysesentóunlargoratoacontemplarlosdibujos,pararevisarlahistoriade sus penas y alegrías. Sacó la cuenta que había sido feliz y con un suspiro sedespidiódelaniñez.

Ese año cambiaron muchas cosas en su vida. Terminó el colegio y decidióestudiarfilosofía,paradarseelgusto,ymúsica,parallevarlacontraasuabuelo,queconsiderabaelartecomounaformadeperdereltiempoypredicabaincansablementelasventajasde lasprofesiones liberalesocientíficas.También lapreveníacontraelamor y elmatrimonio, con lamismamajadería con que insistía para que Jaime sebuscaraunanoviadecenteysecasara,porqueseestabaquedandosolterón.Decíaqueparaloshombresesbuenotenerunaesposa,pero,encambio,lasmujerescomoAlbasiempre salían perdiendo con el matrimonio. Las prédicas de su abuelo sevolatilizaroncuandoAlbavioporprimeravezaMiguel,enunamemorabletardedelloviznayfríoenlacafeteríadelauniversidad.

Migueleraunestudiantepálido,deojosafiebrados,pantalonesdesteñidosybotasdeminero,enelúltimoañodeDerecho.Eradirigenteizquierdista.Estabainflamadoporlamásincontrolablepasión:buscarlajusticia.Esonoleimpidiódarsecuentadeque Alba lo observaba. Levantó la vista y sus ojos se encontraron. Se mirarondeslumbradosydesdeeseinstantebuscarontodaslasocasionesparajuntarseenlasalamedasdelparque,pordondepaseabancargadosdelibrosoarrastrandoelpesadovioloncelodeAlba.Desdeelprimerencuentroellanotóqueélllevabaunapequeña

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insigniaenlamanga:unamanoalzadaconelpuñocerrado.DecidiónodecirlequeeranietadeEstebanTruebay,porprimeravezensuvida,usóelapellidoqueteníaensu cédula de identidad: Satigny. Pronto se dio cuenta que era mejor no decírselotampocoalrestodesuscompañeros.Encambio,pudojactarsedeseramigadePedroTercero García, que era muy popular entre los estudiantes, y del Poeta, en cuyasrodillas se sentaba cuando niña y que para entonces era conocido en todos losidiomasysusversosandabanenbocadelosjóvenesyenelgraffitidelosmuros.

Miguelhablabadelarevolución.Decíaquealaviolenciadelsistemahabíaqueoponerlaviolenciadelarevolución.Alba,sinembargo,noteníaningúninterésenlapolíticaysóloqueríahablardeamor.Estabahartadeoírlosdiscursosdesuabuelo,deasistirasuspeleasconsu tíoJaime,devivir lascampañaselectorales.LaúnicaparticipaciónpolíticadesuvidahabíasidosalirconotrosescolaresatirarpiedrasalaEmbajadadelosEstadosUnidossintenermotivosmuyclarosparaello,debidoalocuallasuspendierondelcolegioporunasemanayasuabuelocasiledaotroinfarto.Peroenlauniversidadlapolíticaeraineludible.Comotodoslosjóvenesqueentraroneseaño,descubrióelatractivode lasnoches insomnesenuncafé,hablandode loscambiosquenecesitabaelmundoycontagiándoseunosaotrosconlapasióndelasideas.Volvíaasucasatardeenlanoche,conlabocaamargaylaropaimpregnadadeolora tabacorancio,conlacabezacalientedeheroísmos,seguradeque, llegadoelmomento, podría dar su vida por una causa justa. Por amor a Miguel, y no porconvicción ideológica,Alba se atrincheró en la universidad junto a los estudiantesque se tomaron el edificio en apoyo a una huelga de trabajadores. Fueron días decampamento, de discursos inflamados, de gritar insultos a la policía desde lasventanashastaquedarafónicos.Hicieronbarricadasconsacosdetierrayadoquinesquedesprendierondelpatioprincipal,tapiaronlaspuertasyventanasconlaintencióndetransformareledificioenunafortalezayelresultadofueunamazmorradelacualera muchomás difícil para los estudiantes salir, que para la policía entrar. Fue laprimera vez que Alba pasó la noche fuera de su casa, acunada en los brazos deMiguel, entre montones de periódicos y botellas vacías de cerveza, en la cálidapromiscuidad de los compañeros, todos jóvenes, sudados, con los ojos enrojecidosporelsueñoatrasadoyelhumo,unpocohambrientosysinnadademiedo,porqueaquello. se parecíamás a un juego que a una guerra. El primer día lo pasaron tanocupados haciendo barricadas y movilizando sus cándidas defensas, pintandopancartasyhablandoporteléfono,quenotuvierontiempoparapreocuparsecuandolapolicíalescortóelaguaylaelectricidad.

Desdeelprimermomento,Miguelseconvirtióenelalmadelatoma,secundadopor el profesor Sebastián Gómez, quien a pesar de sus piernas baldadas, losacompañóhastaelfinal.Esanochecantaronparadarseánimosycuandosecansaronde lasarengas, lasdiscusionesy loscantos,seacomodaronengruposparapasar la

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nochelomejorposible.ElúltimoendescansarfueMiguel,queparecíaserelúnicoque sabía cómo actuar. Se hizo cargo de la distribución del agua, juntando enrecipientes hasta la que había almacenada en los estanques de los excusados,improvisó una cocina y produjo, nadie sabe de dónde, café instantáneo, galletas yunas latasde cerveza.Aldía siguiente, el hedorde losbaños sin agua era terrible,peroMiguelorganizólalimpiezayordenóquenoseocuparan:habíaquehacersusnecesidadesenelpatio,enunhoyocavadojuntoalaestatuadepiedradelfundadordelauniversidad.Migueldividióalosmuchachosencuadrillasylosmantuvotodoeldía ocupados, con tanta habilidad, que no se notaba su autoridad. Las decisionesparecíansurgirespontáneamentedelosgrupos.

—¡Parece que fuéramos a quedarnos por varios meses! —comentó Alba,encantadaconlaideadeestarsitiados.

Enlacalle,rodeandoelantiguoedificio,secolocaronestratégicamenteloscarrosblindadosdelapolicía.Comenzóunatensaesperaqueibaaprolongarseporvariosdías.

—Se plegarán los estudiantes de todo el país, los sindicatos, los colegiosprofesionales.Talvezcaigaelgobierno—opinóSebastiánGómez.

—Nolocreo—replicóMiguel—.Peroloqueimportaesestablecerlaprotestaynodejareledificiohastaquesefirmeelpliegodepeticionesdelostrabajadores.

Comenzó a llover suavemente y muy temprano se hizo de noche dentro deledificio sin luz. Encendieron algunas improvisadas lámparas con gasolina y unamechahumeanteentarros.Albapensóquetambiénhabíancortadoelteléfono,perocomprobó que la línea funcionaba. Miguel explicó que la policía tenía interés ensaber lo que ellos hablaban y los previno respecto a las conversaciones. De todosmodos, Alba llamó a su casa para avisar que se quedaría junto a sus compañeroshastalavictoriafinalolamuerte,locuallesonófalsounavezquelohubodicho.SuabueloarrebatóelaparatodelamanodeBlancayconlaentonacióniracundaquesunieta conocía muy bien, le dijo que tenía una hora para llegar a la casa con unaexplicaciónrazonableporhaberpasadotodalanocheafuera.Albalereplicóquenopodíasaliryaunquepudiera,tampocopensabahacerlo.

—¡No tienesnadaquehaceralláconesoscomunistas!—gritóEstebanTrueba.Pero en seguida dulcificó la voz y le rogó que saliera antes que entrara la policía,porque él estaba en posición de saber que el gobierno no iba a tolerarlosindefinidamente—.Sinosalenpor lasbuenas, sevaameterelGrupoMóvily lossacaránapalos—concluyóelsenador.

Albamiróporunarendijadelaventana,tapiadacontablasysacosdetierra,yviolastanquetasalineadasenlacalleyunadoblefiladehombresenpiedeguerra,concascos, palos y máscaras. Comprendió que su abuelo no exageraba. Los demástambién los habían visto y algunos temblaban. Alguien mencionó que había unas

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nuevas bombas, peores que las lacrimógenas, que provocaban una incontrolablecagantina,capazdedisuadiralmásvalienteconlapestilenciayelridículo.AAlbalaidea le pareció aterradora. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para no llorar. Sentíapunzadasenelvientreysupusoqueerandemiedo.Miguellaabrazó,peroesonolesirviódeconsuelo.Losdosestabancansadosyempezabanasentirlamalanocheenloshuesosyenelalma,

—No creo que se atrevan a entrar—dijo Sebastián Gómez—. El gobierno yatienebastantesproblemas.Novaameterseconnosotros.

—Noseríalaprimeravezquecargacontralosestudiantes—observóalguien.—La opinión pública no lo permitirá —replicó Gómez—. Ésta es una

democracia.Noesunadictaduraynuncaloserá.—Unosiemprepiensaqueesascosaspasanenotraparte—dijoMiguel—.Hasta

quetambiénnospaseanosotros.El resto de la tarde transcurrió sin incidentes y en la noche todos estabanmás

tranquilos, a pesar de la prolongada incomodidad y del hambre. Las tanquetasseguíanfijasensuspuestos.Enloslargospasillosylasaulaslosjóvenesjugabanalgatooalosnaipes,descansabantiradosporelsueloypreparabanarmasdefensivasconpalosypiedras.Lafatigasenotabaentodoslosrostros.Albasentíacadavezmásfuertes los retortijonesenelvientreypensóque si las cosasno se resolvíanaldíasiguiente,notendríamásremedioqueutilizarelhoyoenelpatio.Enlacalleseguíalloviendoylarutinadelaciudadcontinuabaimperturbable.Anadieparecíaimportarotrahuelgadeestudiantesylagentepasabadelantedelastanquetassindetenersealeer las pancartas que colgaban de la fachada de la universidad. Los vecinos seacostumbraronrápidamentealapresenciadeloscarabinerosarmadosycuandocesóla lluvia salieron los niños a jugar a la pelota en el estacionamiento vacío queseparaba el edificio de los destacamentos policiales. Por momentos, Alba tenía lasensación de estar en un barco a vela en unmar inmutable, sin una brisa, en unaeterna y silenciosa espera, inmóvil, oteando el horizonte durante horas. La alegrecamaradería del primer día se transformó en irritación y constantes discusiones amedidaquetranscurrióeltiempoyaumentólaincomodidad.Miguelregistrótodoeledificioyconfiscólosvíveresdelacafetería.

—Cuandoestotermine,selospagaremosalconcesionario.Esuntrabajadorcomocualquierotro—dijo.

Hacíafrío.Elúnicoquenosequejabadenada,nisiquieradelased,eraSebastiánGómez.Parecía tan incansable comoMiguel, a pesar de que lo doblaba en edadytenía aspecto de tuberculoso. Era el único profesor que quedó con los estudiantescuandotomaroneledificio.DecíanquesuspiernasbaldadaseranlaconsecuenciadeunaráfagademetrallaenBolivia.Eraelideólogoquehacíaarderensusalumnoslallama que la mayoría vio apagarse cuando abandonaron la universidad y se

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incorporaronalmundoqueensuprimera juventudcreyeronpodercambiar.Eraunhombrepequeño,enjuto,denarizaguileñaypeloralo,animadoporunfuegointeriorquenoledabatregua.AélledebíaAlbaelapodode«condesa»,porqueelprimerdíasu abuelo tuvo lamala idea demandarla a clases en el automóvil con chofer y elprofesorladivisó.Elapodoeraunaciertocasual,porqueGómeznopodíasaberque,en el caso improbable de que ella algún día quisiera hacerlo, podía desenterrar eltítulodenoblezade JeandeSatignyqueeraunade laspocascosasauténticasquetenía el conde francés que le dio el apellido. Alba no le guardaba rencor por elsobrenombreburlón,porelcontrario,algunasveceshabíafantaseadoconlaideadeseducir al esforzado profesor. Pero Sebastián Gómez había visto a muchas niñascomoAlbaysabíadistinguiresamezcladecompasiónycuriosidadqueprovocabansusmuletassosteniendosuspobrespiernasdetrapo.

Asípasótodoeldía,sinqueelGrupoMóvilmovierasustanquetasysinqueelgobiernocedieraante lasdemandasdelos trabajadores.Albaempezóapreguntarsequé diablos estaba haciendo en ese lugar, porque el dolor de vientre se estabahaciendo insoportable y la necesidad de lavarse en un baño con agua corrienteempezabaaobsesionarla.Cadavezquemirabahacialacalleyveíaaloscarabinerosse le llenaba la boca de saliva. Para entonces ya se había dado cuenta que losentrenamientosde su tíoNicolásnoeran tanefectivosenelmomentode laaccióncomo en la ficción de los sufrimientos imaginarios.Dos horas despuésAlba sintióentre las piernas una viscosidad tibia y vio sus pantalonesmanchados de rojo. Lainvadiótinasensacióndepánico.Duranteesosdíaseltemordequeesoocurrieralaatormentó casi tanto como el hambre. Lamancha en sus pantalones era como unabandera. No intentó disimularla. Se encogió en un rincón sintiéndose perdida.Cuandoerapequeña,suabuelalehabíaenseñadoquelascosaspropiasdelafunciónhumanasonnaturalesypodíahablardelamenstruacióncomodelapoesía,peromástarde, en el colegio, se enteró que todas las secreciones del cuerpo, menos laslágrimas,sonindecentes.Miguelsediocuentadesubochornoysuangustia,salióabuscaralaimprovisadaenfermeríaunpaquetedealgodónyconsiguióunospañuelos,peroalpocoratosedieroncuentaquenoerasuficienteyalanochecerAlballorabade humillación y de dolor, asustada por las tenazas en sus entrañas y por esegorgoriteosangrientoquenoseparecíaennadaalodeotrosmeses.Creíaquealgoseleestabareventandodentro.AnaDíaz,unaestudianteque,comoMiguel,llevabalainsignia del puño alzado, hizo la observación de que eso sólo duele a lasmujeresricas,porquelasproletariasnosequejannicuandoestánpariendo,peroalverquelospantalones deAlba eran un charco y que estaba pálida comounmoribundo, fue ahablarconSebastiánGómez.Éstesedeclaróincapazderesolverelproblema.

—Estopasapormeteralasmujeresencosasdehombres—bromeó.—¡No!¡Estopasapormeteralosburguesesenlascosasdelpueblo!—replicóla

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jovenindignada.SebastiánGómezfuehastaelrincóndondeMiguelhabíaacomodadoaAlbayse

deslizóasuladocondificultad,debidoalasmuletas.—Condesa, tienesque irtea tucasa.Aquínocontribuyesennada,alcontrario,

eresunamolestia—ledijo.Albasintióunaoleadadealivio.Estabademasiadoasustadayésaeraunahonrosa

salidaquelepermitiríavolverasucasasinqueparecieracobardía.Discutióunpococon Sebastián Gómez para salvar la cara, pero aceptó casi enseguida queMiguelsaliera con una bandera blanca a parlamentar con los carabineros. Todos loobservaron desde las mirillas mientras cruzaba el estacionamiento vacío. Loscarabineros habían estrechado filas y le ordenaron, con un altoparlante, detenerse,depositarlabanderaenelsueloyavanzarconlasmanosenlanuca.

—¡Estopareceunaguerra!—comentóGómez.PocodespuésregresóMiguelyayudóaAlbaaponerseenpie.Lamismajoven

queanteshabíacriticadolosquejidosdeAlba,latomódeunbrazoylostressalierondeledificiosorteandolasbarricadasylossacosdetierra,iluminadosporlospotentesreflectoresdelapolicía.Albaapenaspodíacaminar,sesentíaavergonzadayledabavueltaslacabeza.UnapatrullalessalióalpasoamediocaminoyAlbaseencontróapocoscentímetrosdeununiformeverdeyviounapistolaquelaapuntabaalaalturadelanariz.Levantólavistayenfrentóunrostromorenoconojosderoedor.Supoalpuntoquiénera:EstebanGarcía.

—¡VeoqueeslanietadelsenadorTrueba!—exclamóGarcíaconironía.Así se enteróMiguel deque ella no le había dicho toda la verdad.Sintiéndose

traicionado,ladepositóenlasmanosdelotro,diomediavueltayregresóarrastrandosubanderablancaporelsuelo,sindarleniunamiradadedespedida,acompañadoporAnaDíaz,queibatansorprendidayfuriosacomoél.

—¿Qué te pasa?—preguntóGarcía señalando con su pistola los pantalones deAlba—.¡Pareceunaborto!

Albaenderezólacabezaylomiróalosojos.—Esonoleimporta.¡Llévemeamicasa!—ordenócopiandoeltonoautoritario

queempleabasuabuelocontodoslosquenoconsiderabadesumismaclasesocial.Garcíavaciló.Hacíamucho tiempoquenooíaunaordenenbocadeuncivily

tuvolatentacióndellevarlaalreténydejarlapudriéndoseenunacelda,bañadaensupropiasangre,hastaquelerogaraderodillas,peroensuprofesiónhabíaaprendidolaleccióndequehabíaotrosmuchomáspoderososqueélyquenopodíadarseellujodeactuarconimpunidad.Además,elrecuerdodeAlbaconsusvestidosalmidonadostomando limonadaen la terrazadeLasTresMarías,mientrasél arrastraba lospiesdesnudosenelpatiodelasgallinasysesorbíalosmocos,yeltemorquetodavíaletenía al viejo Trueba, fueron más fuertes que su deseo de humillarla. No pudo

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sostenerlamiradadelamuchachayagachóimperceptiblementelacabeza.Diomediavuelta,ladróunabrevefraseydoscarabinerosllevaronaAlbadelosbrazoshastauncarro de la policía. Así llegó a su casa. Al verla, Blanca pensó que se habíancumplidolospronósticosdelabueloylapolicíahabíaarremetidoapaloscontralosestudiantes.EmpezóachillarynoparóhastaqueJaimeexaminóaAlbayleaseguróque no estaba herida y que no tenía nada que no se pudiera curar con un par deinyeccionesyreposo.

Alba pasó dos días en la cama, durante los cuales se disolvió pacíficamente lahuelgade losestudiantes.ElministrodeEducación fue relevadode supuestoy lotrasladaronalMinisteriodeAgricultura.

—SipudoserministrodeEducaciónsinhaberterminadolaescuela,igualpuedeserministrodeAgriculturasinhabervistoensuvidaunavacaentera—comentóelsenadorTrueba.

Mientrasestuvoenlacama,Albatuvotiempopararepasarlascircunstanciasenque había conocido a Esteban García. Buscando muy atrás en las imágenes de lainfancia,recordóaunjovenmoreno,labibliotecadelacasa,lachimeneaencendidacongrandes leñosdeespinoperfumandoelaire, la tardeo lanoche,yella sentadasobresusrodillas.Peroesavisiónentrabaysalíafugazmentedesumemoriayllegóadudar de haberla soñado. El primer recuerdo preciso que tenía de él era posterior.Sabíalafechaexactaporquefueeldíaquecumpliócatorceañosysumadreloanotóenel álbumnegroque inició suabuelacuandoellanació.Para laocasión sehabíaencrespadoelpeloyestabaenlaterraza,conelabrigopuesto,esperandoquellegarasu tío Jaime para llevarla a comprar su regalo. Hacía mucho frío, pero a ella legustabaeljardíneninvierno.Sesoplólasmanosysesubióelcuellodelabrigoparaprotegerselasorejas.Desdeallípodíaverlaventanadelabiblioteca,dondesuabuelohablabaconunhombre.Elvidrioestabaempañado,peropudoreconocereluniformedeloscarabinerosysepreguntóquépodíaestarhaciendosi¡abueloconunodeellosensudespacho.Elhombredabalaespaldaalaventanayestabasentadorígidamenteenlapuntadeunasilla,conlaespaldatiesayunairepatéticodesoldaditodeplomo.Alba estuvo mirándolos un rato, hasta que calculó que su tío estaba por llegar,entonces caminó por el jardín hasta una glorieta semidestruida, golpeándose lasmanosparaentrarysesentóaesperar.Pocodespués,laencontróallímismoEstebanGarcía,cuandosaliódelacasaytuvoquecruzareljardínparadirigirsealareja.Alverlasedetuvobruscamente.Miróhaciatodoslados,vacilóyluegoseacercó.

—¿Teacuerdasdemí?—preguntóGarcía.—No...—dudóella.—SoyEstebanGarcía.NosconocimosenLasTresMarías.Albasonriómecánicamente.Letraíaunmalrecuerdoalamemoria.Habíaalgo

ensusojosqueleproducíainquietud,peronopudoprecisarlo.Garcíabarrióconla

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mano las hojas y se sentó a su lado en la glorieta, tan cerca, que sus piernas setocaban.

—Estejardínpareceunaselva—dijo,respirándolemuycerca.Sequitólagorradeluniformeyellavioqueteníaelpelomuycortoytieso,peinadocongomina.Depronto, la mano de García se posó sobre su hombro. La familiaridad del gestodesconcertó a la muchacha, que por un momento se quedó paralizada, pero enseguidaseechóhaciaatrás,tratandodezafarse.Lamanodelcarabineroleapretóelhombro,enterrándolelosdedosatravésdelagruesateladesuabrigo.Albasintióqueelcorazónlelatíacomounamáquinayelruborlecubriólasmejillas.

—Hascrecido,.Alba,parecescasiunamujer—susurróelhombreensuoreja.—Tengocatorceaños,hoyloscumplo—balbuceóella.—Entoncestengounregaloparati—dijoEstebanGarcíasonriendoconlaboca

torcida.Alba trató de quitar la cara, pero él la sujetó firmemente con las dos manos,

obligándolaaenfrentarlo.Fuesuprimerbeso.Sintióunasensacióncaliente,brutal,lapielásperaymalafeitadaleraspólacara,sintiósuoloratabacorancioycebolla,suviolencia.La lenguadeGarcía tratódeabrirle los labiosmientrasconunamano leapretaba las mejillas hasta obligarla a despegar las mandíbulas. Ella visualizó esalenguacomounmoluscobabosoytibio, la invadiólanáuseaylesubióunaarcadadelestómago,peromantuvolosojosabiertos.Violadurateladeluniformeysintiólas manos feroces que le rodearon el cuello y, sin dejar de besarla, sus dedoscomenzaronaapretar.Albacreyóqueseahogabayloempujócontalviolenciaqueconsiguió apartarlo.García se separódel bancoy sonrió conburla.Teníamanchasrojasenlasmejillasyrespirabaagitadamente.

—¿Tegustómiregalo?—serió.Albalovioalejarseagrandestrancosporel jardínysesentóa llorar.Sesentía

suciayhumillada.Despuéscorrióalacasaalavarselabocaconjabónycepillarselosdientescomosiesopudieraquitarlamanchadesumemoria.Cuandollegósutío

Jaimeabuscarla,secolgódesucuello,hundiólacaraensucamisayledijoquenoqueríaningúnregalo,porquehabíadecididometerseamonja.Jaimeseechóareírconunarisasonorayhondaquelenacíadelasentrañasyqueellasólolehabíaoídoenmuypocasocasiones,porquesutíoeraunhombretaciturno.

—¡Tejuroqueesverdad!¡Voyametermeamonja!—sollozóAlba.—Tendríasquenacerdenuevo—replicóJaime—.Yademástendríasquepasar

porencimademicadáver.Alba no volvió a ver a Esteban García hasta que lo tuvo a su lado en el

estacionamientode launiversidad,peronuncapudoolvidarlo.Nocontóanadiedeaquelbesorepugnantenidelossueñosquetuvodespués,enlosqueélaparecíacomounabestiaverdedispuestaaestrangularlaconsuspatasyasfixiarla introduciéndole

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untentáculobabosoenlaboca.Recordandotodoeso,Albadescubrióquelapesadillahabíaestadoagazapadaen

suinteriortodosesosañosyqueGarcíaseguíasiendolabestiaquelaacechabaenlassombras,parasaltarleencimaencualquierrecododelavida.Nopodíasaberqueesoeraunapremonición.

AMiguelseleesfumóladecepciónylarabiadequeAlbafueranietadelsenadorTrueba, la segunda vez que la vio deambular como alma perdida por los pasilloscercanosalacafeteríadondesehabíanconocido.Decidióqueerainjustoculparalanieta por las ideas del abuelo y volvieron a pasear abrazados.Al poco tiempo losbesos interminables se hicieron insuficientes y comenzaron a citarse en la piezadondevivíaMiguel.Eraunapensiónmediocreparaestudiantespobres,regentadaporunaparejadeedadmaduraconvocaciónparaelespionaje.ObservabanaAlbaconindisimuladahostilidadcuandosubíadelamanoconMiguelasuhabitaciónyparaella era un suplicio vencer su timidez y enfrentar la crítica de esasmiradas que learruinaban la dicha del encuentro. Para evitarlos prefería otras alternativas, perotampocoaceptabalaideadeirjuntosaunhotel,porlamismarazónquenoqueríaservistaenlapensióndeMiguel.

—¡Ereslapeorburguesaqueconozco!—sereíaMiguel.Aveces él conseguíaunamotoprestaday se escapabanunashoras, viajando a

unavelocidadsuicida,acaballadosenlamáquina,conlasorejasheladasyelcorazónansioso.Lesgustabaireninviernoalasplayassolitarias,andarsobrelaarenamojadadejandosushuellasqueelagualamía,espantaralasgaviotasyrespirarabocanadaselairedelmar.Enveranopreferían losbosquesmás tupidos,dondepodían retozarimpunemente una vez que eludían a los niños exploradores y a los excursionistas.Pronto Alba descubrió que el lugar más seguro era su propia casa, porque en ellaberintoyelabandonodeloscuartostraseros,dondenadieentraba,podíanamarsesinperturbaciones.

—Silasempleadasoyenruidos,creeránquehanvueltolosfantasmas—dijoAlbay le contó del glorioso pasadode espíritus visitantes ymesas voladoras de la grancasadelaesquina.

La primera vez que lo condujo a través de la puerta posterior del jardín,abriéndosepasoenlamarañaysorteandolasestatuasmanchadasdemusgoycagadasde pájaro, el joven tuvo un sobresalto al ver la triste casona. «Yo he estado aquíantes»,murmuró,peronopudorecordar,porqueesaselvadepesadillayesalúgubremansiónapenasguardabansemejanzaconlaluminosaimagenquehabíaatesoradoenlamemoriadesdesuinfancia.

Los enamorados probaron uno por uno los cuartos abandonados y terminaronimprovisando un nido para sus amores furtivos en las profundidades del sótano.HacíavariosañosqueAlbanoentrabaallíyllegóaolvidarsuexistencia,peroenel

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momento en que abrió la puerta y respiró el inconfundible olor, volvió a sentir lamágicaatraccióndeantes.Usaronlostrastos,loscajones,laedicióndellibrodeltíoNicolás, los muebles y los cortinajes de otros tiempos para acomodar unasorprendentecámaranupcial.Alcentroimprovisaronunacamaconvarioscolchones,que cubrieron con unos pedazos de terciopelo apolillado.De los baúles extrajeronincontables tesoros.Hicieronsábanasconviejascortinasdedamascocolor topacio,descosieronel suntuosovestidodeencajedeChantillyqueusóClaraeldíaenquemurióBarrabás,parahacerunmosquiterocolordeltiempo,quelospreservaradelasarañas que se descolgaban bordando desde el techo. Se alumbraban con velas yhacíancasoomisodelospequeñosroedores,delfríoydeesetufillodeultratumba.Enelcrepúsculoeternodelsótano,andabandesnudos,desafiandoalahumedadyalascorrientesdeaire.BebíanvinoblancoencopasdecristalqueAlba sustrajodelcomedor y hacían un minucioso inventario de sus cuerpos y de las múltiplesposibilidades del placer. Jugaban como niños. A ella le costaba reconocer en esejoven enamorado y dulce que reía y retozaba en una inacabable bacanal, alrevolucionarioávidodejusticiaqueaprendía,ensecreto,elusodelasarmasdefuegoy las estrategias revolucionarias.Alba inventaba irresistibles trucos de seducción yMiguelcreabanuevasymaravillosasformasdeamarla.Estabandeslumbradosporlafuerzadesupasión,queeracomounembrujodesedinsaciable.Noalcanzabanlashorasni laspalabrasparadecirse losmás íntimospensamientosy losmás remotosrecuerdos,enunambiciosointentodeposeersemutuamentehastalaúltimaestancia.Albadescuidóelvioloncelo,exceptoparatocarlodesnudasobreellechodetopacio,y asistía a sus clases en la universidad con un aire alucinado. Miguel tambiénpostergósutesisysusreunionespolíticas,porquenecesitabanestarjuntosatodahorayaprovechabanlamenordistraccióndeloshabitantesdelacasaparadeslizarsehaciaelsótano.Albaaprendióamentirydisimular.Pretextandolanecesidaddeestudiardenoche,dejóelcuartoquecompartíaconsumadredesdelamuertedesuabuelayseinstaló en una habitación del primer piso que daba al jardín, para poder abrir laventanaaMiguelyllevarloenpuntillasatravésdelacasadormida,hastalaguaridaencantada. Pero no sólo se juntaban en las noches. La impaciencia del amor era avecestanintolerable,queMiguelsearriesgabaaentrardedía,arrastrándoseentrelosmatorrales,comounladrón,hastalapuertadelsótano,dondeloesperabaAlbaconelcorazón en un hilo. Se abrazaban con la desesperación de una despedida y seescabullíanasurefugiosofocadosdecomplicidad.

Porprimeravezen suvida,Alba sintió lanecesidadde serhermosay lamentóqueningunadelasespléndidasmujeresdesufamilialehubieralegadosusatributos,ylaúnicaquelohizo,labellaRosa,sóloledioeltonodealgasmarinasasupelo,locual, si no iba acompañado por todo lo demás, parecía más bien un error depeluquería.CuandoMiguel adivinó su inquietud, la llevóde lamanohasta el gran

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espejovenecianoqueadornabaunrincóndesucámarasecreta,sacudióelpolvodelcristalquebradoyluegoencendiótodaslasvelasqueteníaylaspusoasualrededor.Ella semiró en losmil pedazos rotos del espejo. Su piel, iluminada por las velas,tenía el color irreal de las figurasde cera.Miguel comenzóa acariciarlay ellaviotransformarsesurostroenelcaleidoscopiodelespejoyaceptóalfinqueeralamásbelladetodoeluniverso,porquepudoverseconlosojosquelamirabaMiguel.

Aquellaorgíainterminabledurómásdeunaño.Alfin,Miguelterminósutesis,segraduóyempezóabuscartrabajo.Cuandopasólaapremiantenecesidaddelamorinsatisfecho,pudieronrecuperar lacomposturaynormalizarsusvidas.Ellahizounesfuerzoparainteresarseotravezenlosestudiosyélsevolcónuevamenteasutareapolítica,porquelosacontecimientosestabanprecipitándoseyelpaísestabajalonadopor las luchas ideológicas. Miguel alquiló un pequeño departamento cerca de sutrabajo, donde se juntaban para amarse, porque en el año que pasaron desnudosbrincando por el sótano contrajeron ambos una bronquitis crónica que restaba unabuenapartedelencantoasuparaísosubterráneo.Albaayudóadecorarlo,poniendocojinescaserosyafichespolíticosportodosladosyhastallegóasugerirquepodríairseavivirconél,peroenesepuntoMiguelfueinflexible.

—Se avecinan tiempos muy malos, mi amor —explicó—. No puedo tenerteconmigo,porquecuandoseanecesario,entraréenlaguerrilla.

—Irécontigoadondesea—prometióella.—Aesonosevaporamor,sinoporconvicciónpolíticaytúnolatienes—replicó

Miguel—.Nopodemosdarnosellujodeaceptaraficionados.A Alba aquello le pareció brutal y tuvieron que pasar algunos años para que

pudieracomprenderloentodasumagnitud.ElsenadorTruebayaestabaenedadderetirarse,peroesaideanolepasabaporla

cabeza. Leía el periódico del día y mascullaba entre dientes. Las cosas habíancambiado mucho en esos años y sentía que los acontecimientos lo sobrepasaban,porquenopensóqueibaavivirtantocomoparatenerqueenfrentarlos.Habíanacidocuandonoexistíalaluzeléctricaenlaciudadylehabíatocadoverportelevisiónaunhombre paseando por la luna, pero ninguno de los sobresaltos de su larga vida lohabíanpreparadoparaenfrentarlarevoluciónqueseestabagestandoensupaís,bajosuspropiasbarbas,yqueteníaatodoelmundoconvulsionado.

Elúnicoquenohablabade loqueestabaocurriendo,eraJaime.Paraevitar laspeleasconsupadrehabíaadquiridoelhábitodelsilencioyprontodescubrióqueleresultaba más cómodo no hablar. Las pocas veces que abandonaba su laconismotrapenseeracuandoAlbaibaavisitarloensutúneldelibros.Susobrinallegabaencamisadedormir,conelpelomojadodespuésdeladucha,ysesentabaalospiesdesucamaacontarleasuntosfelices,porque, talcomoelladecía,éleraunimánparaatraerlosproblemasajenosylasmiseriasirremediables,yeranecesarioquealguien

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lopusieraaldíasobrelaprimaverayelamor.Susbuenasintencionesseestrellabancon laurgenciadediscutirconsu tío todo loque lapreocupaba.Nuncaestabandeacuerdo.Compartíanlosmismoslibros,peroalahoradeanalizarloquehabíanleído,teníanopiniones totalmenteencontradas.Jaimeseburlabadesus ideaspolíticas,desusamigosbarbudosylaregañabaporhaberseenamoradodeunterroristadecafetín.EraelúnicoenlacasaqueconocíalaexistenciadeMiguel.

—Dileaesemocosoquevengaundíaatrabajarconmigoenelhospital,aversile quedan ganas de andar perdiendo el tiempo con panfletos y discursos—decía aAlba.

—Esabogado,tío,nomédico—replicabaella.—Noimporta.Allánecesitamoscualquiercosa.Hastaunfontaneronossirve.Jaimeestabaseguroquetriunfaríanfinalmentelossocialistas,despuésdetantos

años de lucha. Lo atribuía a que el pueblo había tomado conciencia de susnecesidadesyde supropia fuerza.Alba repetía las palabras deMiguel, que sólo através de la guerra se podía vencer a la burguesía. Jaime tenía horror de cualquierformadeextremismoysosteníaquelosguerrillerossólosejustificanenlastiranías,dondenoquedamásremedioquebatirseatiros,peroquesonunaaberraciónenunpaísdondeloscambiossepuedenobtenerporvotaciónpopular.—Esonohaocurridonunca, tío, no seas ingenuo —replicaba Alba—. jamás dejarán que ganen tussocialistas!

Ella trataba de explicar el punto de vista de Miguel: que no se podía seguiresperando el lento paso de la historia, el laborioso proceso de educar al pueblo yorganizarlo, porque elmundo avanzaba a saltos y ellos se quedaban atrás, que loscambiosradicalesnuncaseimplantabanporlasbuenasysinviolencias.Lahistorialodemostraba.Ladiscusiónseprolongabayambosseperdíanenunaoratoriaconfusaque los dejaba agotados, acusándose mutuamente de ser más testarudos que unamula,peroalfinalsedabanlasbuenasnochesconunbesoyquedabanambosconlasensacióndequeelotroeraunsermaravilloso.

Undíaalahoradelacena,Jaimeanuncióqueganaríanlossocialistas,perocomohacíaveinteañosquepronosticabalomismo,nadielecreyó.

—Situmadreestuvieraviva,diríaquevanaganarlosdesiempre—lerespondióelsenadorTruebadesdeñosamente.

Jaimesabíaporquélodecía.SelohabíadichoelCandidato.Hacíamuchosañosque eran amigos y Jaime iba amenudo a jugar ajedrez con él en la noche. Era elmismosocialistaquehabíaestadopostulandoalaPresidenciadelaRepúblicadesdehacíadieciochoaños. Jaime lohabíavistoporprimeravezaespaldasde supadre,cuandopasabaenmediodeunanubedehumoenlostrenesdeltriunfo,durantelascampañas electorales de su adolescencia. En aquellos tiempos elCandidato era unhombre joven y robusto, con mejillas de perro cazador, que gritaba exaltados

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discursos entre las pifias y la silbatina de los patrones y el silencio rabioso de loscampesinos.Era laépocaenqueloshermanosSánchezcolgaronenelcrucedeloscaminos al dirigente socialista y queEstebanTrueba azotó aPedroTerceroGarcíadelante de su padre, por repetir ante los inquilinos las perturbadoras versionesbíblicas del padre José Dulce María. Su amistad con el Candidato nació porcasualidad, un domingo en la noche que lo mandaron del hospital a atender unaemergenciaadomicilio.Llegóaladirecciónindicadaenunaambulanciadelservicio,tocóeltimbreyelCandidatoenpersonaabriólapuerta.Jaimenotuvodificultadenreconocerlo,porquehabíavistosuimagenmuchasvecesyporquenohabíacambiadodesdequelovierapasarensutren.

—Pase,doctor,loestamosesperando—saludóelCandidato.Locondujoa lahabitacióndeservicio,dondesushijas intentabanayudarauna

mujerqueparecíaestarasfixiándose,teníalacaraamoratada,losojosdesorbitadosyunalenguamonstruosamentehinchadaquelecolgabafueradelaboca.

—Comiópescado—leexplicaron.—Traiganeloxígenoqueestáenlaambulancia—dijoJaimemientraspreparaba

unajeringa.—SequedóconelCandidato, losdossentadosal ladode lacama,hastaque la

mujer empezó a respirar normalmente y pudo meter la lengua dentro de su boca.Hablarondel socialismoydeajedrezyése fueel comienzodeunabuenaamistad.Jaimesepresentóconelapellidodesumadre,quesiempreusaba,sinpensarquealdíasiguientelosserviciosdeseguridaddelPartidoentregaríanalotrolainformaciónde que era hijo del senador Trueba, su peor enemigo político. El Candidato sinembargo,nunca lomencionóyhasta lahora final, cuandoambos seestrecharon lamanoporúltimavezenelfragordelincendioydelasbalas,Jaimesepreguntabasialgunaveztendríaelvalordedecirlelaverdad.

Su largaexperienciaen laderrotay suconocimientodelpueblo,permitieronalCandidatodarsecuentaantesquenadiequeenesaocasiónibaaganar.SelodijoaJaimeyagregóquelaconsignaeranodivulgarlo,paraqueladerechasepresentaraa

laseleccionesseguradeltriunfo,arroganteydividida.Jaimereplicóqueaunquese lodijerana todoelmundo,nadie ibaacreerlo,ni losmismossocialistas,yparaprobarloseloanuncióasupadre.

Jaimesiguiótrabajandocatorcehorasdiarias,inclusolosdomingos,sinparticiparenlacontiendapolítica.Estabaacobardadoporelrumboviolentodeaquella lucha,queestabapolarizandolasfuerzasendosextremos,dejandoalcentrosóloungrupoindecisoyvoluble, que esperabaver perfilarse al ganador para votar por él.No sedejó provocar por su padre, que aprovechaba todas las ocasiones en que estabanjuntosparaadvertirlosobrelasmaniobrasdelcomunismointernacionalyelcaosqueazotaríaalapatriaenelcasoimprobablequetriunfaralaizquierda.Laúnicavezque

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Jaime perdió la paciencia fue cuando una mañana encontró la ciudad tapizada deafiches truculentos donde aparecía una madre barrigona y desolada, que intentabainútilmentearrebatarsuhijoaunsoldadocomunistaqueselollevabaaMoscú.Erala campañadel terror organizada por el senadorTrueba y sus correligionarios, conayuda de expertos extranjeros importados especialmente para ese fin. Aquello fuedemasiadoparaJaime.Decidióquenopodíavivirbajoelmismotechoquesupadre,cerrósutúnel,sellevósuropaysefueadormiralhospital.

Losacontecimientosseprecipitaronenlosúltimosmesesantesdelaelección.Entodaslasmurallasestabanlosretratosdeloscandidatos,tiraronvolantesdesdeelairecon aviones y taparon las calles con una basura impresa que caía como nieve delcielo, las radios aullaban las consignas políticas y se cruzaron las apuestas másdescabelladasentrelospartidariosdecadabando.Enlasnochessalíanlosjóvenesenpandillas para tomar por asalto a sus enemigos ideológicos. Se organizaronconcentracionesmultitudinariasparamedirlapopularidaddecadaPartidoyconcadaunaseatochabalaciudadyseapiñabalagenteenigualmedida.Albaestabaeufórica,peroMiguelleexplicóquelaeleccióneraunabufonadayquecualquieraqueganaradaba lomismo,porquese tratabade lamismajeringacondistintobitoqueyque larevolución no se podía hacer desde las urnas electorales, sino con la sangre delpueblo.Laideadeunarevoluciónpacíficaendemocraciayconplenalibertaderauncontrasentido.

—¡Esepobremuchachoestáloco!—exclamóJaimecuandoAlbaselocontó—.Vamosaganarytendráquetragarsesuspalabras.

Hasta ese momento, Jaime había conseguido eludir a Miguel. No queríaconocerlo. Unos secretos e inconfesables celos lo atormentaban. Había ayudado anaceraAlbaylahabíatenidomilvecessentadaensusrodillas,lehabíaenseñadoaleer,lehabíapagadoelcolegioycelebradotodossuscumpleaños,sesentíacomosupadreynopodíaevitarlainquietudqueleproducíaverlaconvertidaenmujer.Habíanotadoelcambioenlosúltimosañosyseengañabaconfalsosargumentos,apesardeque su experiencia cuidando a otros seres humanos le había enseñado que sólo elconocimientodelamorpuededareseesplendoraunamujer.Delanochealamañanahabía vistomaduraraAlba, abandonando las formas imprecisas de la adolescencia,para acomodarse en sunuevo cuerpodemujer satisfechay apacible.Esperaba conabsurda vehemencia que el enamoramiento de su sobrina fuera un sentimientopasajero,porqueenelfondonoqueríaaceptarquenecesitaraaotrohombremásqueaél.Sinembargo,nopudoseguir ignorandoaMiguel.Enesosdías,Alba lecontóquesuhermanaestabaenferma.

—QuieroquehablesconMiguel,tío.Éltevaacontardesuhermana.¿Haríasesopormí?—pidióAlba.

CuandoJaimeconocióaMiguel,enuncafetíndelbarrio, todasususpicaciano

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pudoimpedirqueunaoleadadesimpatíalohicieraolvidarsuantagonismo,porqueelhombre que tenía al frente revolviendo nerviosamente su café no era el extremistapetulanteymatónquehabíaesperado,sinoun jovenconmovidoy tembloroso,quemientrasexplicabalossíntomasdelaenfermedaddesuhermana,luchabacontralaslágrimasquenublabansusojos.

—Llévameaverla—dijoJaime.Miguel y Alba lo condujeron al barrio bohemio. En pleno centro, a escasos

metrosde los edificiosmodernosde aceroy cristal, habían surgidoen la laderadeuna colina las empinadas calles de los pintores, ceramistas, escultores.Allí habíanhecho sus madrigueras dividiendo las antiguas casas en minúsculos estudios. Lostalleresde losartesanosseabríanalcielopor los techosvidriadosyen lososcuroscuchitriles sobrevivían los artistas en un paraíso de grandezas y miserias. En lascallecitas jugabanniñosconfiados,hermosasmujerescon largas túnicascargabanasus criaturas en la espalda o afirmadas en las caderas y los hombres barbudos,somnolientos, indiferentes, veían pasar la vida sentados en las esquinas y en losumbralesdelaspuertas.Sedetuvieronfrenteaunacasaestilofrancésdecoradacomouna tortade cremaconangelotes en los frisos.Subieronporuna escalera estrecha,construida como salida de emergencia en caso de incendio, y que las numerosasdivisiones del edificio había transformado en el único acceso. A medida queascendían,laescalerasedoblabasobresímismaylosenvolvíaunpenetranteoloraajo,marihuanaytrementina.Miguelsedetuvoenelúltimopiso,frenteaunapuertaangostapintadadenaranja,sacóunallaveyabrió.JaimeyAlbacreyeronentraraunapajarera. La habitación era redonda, coronada por una absurda cúpula bizantina yrodeada de vidrios, desde los cuales se podía pasear la vista por los techos de laciudadysentirsemuycercadelasnubes.Laspalomashabíananidadoenelalféizarde lasventanasycontribuidoconsusexcrementosysusplumasal jaspeadode losvidrios. Sentada en una silla frente a la únicamesa, había unamujer con una bataadornada con un triste dragón en hilachas bordado sobre el pecho. Jaime necesitóunossegundosparareconocerla.

—Amanda...Amanda...—balbuceó.Nohabíavueltoaverladesdehacíamásdeveinteaños,cuandoelamorquelos

dossentíanporNicoláspudomásqueelqueseteníanentreellos.Enesetiempoeljovenatlético,moreno,conelpeloengominadoysiemprehúmedo,quesepaseabaleyendoenaltavoz sus tratadosdemedicina, sehabía transformadoenunhombreligeramenteencorvadoporelhábitode inclinarsesobre lascamasde losenfermos,con el cabello gris, un rostro grave y gruesos lentes con montura metálica, perobásicamente era la misma persona. Para reconocer a Amanda, sin embargo, senecesitabahaberlaamadomucho.Seveíamayorquelosañosquepodíatener,estabamuy delgada, casi en los huesos, su piel macilenta y amarilla y las manos muy

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descuidadas, con los dedos teñidos de nicotina. Sus ojos estaban abotagados, sinbrillo, enrojecidos, con laspupilasdilatadas, loque ledabaunaspectodesvalidoyaterrorizado. No vio a Jaime ni a Alba, sólo tuvo ojos para Miguel. Trató delevantarse, tropezó y se tambaleó. Su hermano se acercó y la sostuvo, apretándolacontrasupecho.

—¿Seconocían?—preguntóMiguelextrañado.—Sí,hacemuchotiempo—dijoJaime.Pensó que era inútil hablar del pasado y queMiguel yAlba eranmuy jóvenes

paracomprenderlasensacióndepérdidairremediablequeélsentíaenesemomento.Deunaplumadasehabíaborrado la imagende lagitanaquehabíaguardado todosesosañosensucorazón,únicoamorenlasoledaddesudestino.AyudóaMiguelatender a la mujer en el diván que le servía de cama y le acomodó la almohada.Amanda sesujetó la bata con las manos, defendiéndose débilmente y balbuceandoincoherencias. Estaba sacudida por temblores convulsivos y acezaba como perrocansado.AlbalaobservóhorrorizadaysólocuandoAmandaestuvoacostada,quietayconlosojoscerrados,reconocióalamujerquesonreíaenlapequeñafotografíaqueMiguel siempre llevaba en su billetera. Jaime le habló con una voz desconocida ypocoapococonsiguiótranquilizarla,laacariciócongestostiernosypaternalescomolosqueempleabaavecesconlosanimales,hastaquelaenfermaserelajóypermitióquesubieralasmangasdelaviejabatachina.AparecieronsusbrazosesqueléticosyAlbavioqueteníamillaresdeminúsculascicatrices,moretones,pinchazos,algunosinfectados y supurando pus. Luego descubrió sus piernas y sus muslos estabantambién torturados.Jaimelaobservócontristeza,comprendiendoenese instanteelabandono, los años demiseria, los amores frustrados y el terrible camino que esamujerhabíarecorridohastallegaralpuntodedesesperanzadondeseencontraba.Larecordócómoeraensujuventud,cuandolodeslumbrabaconelrevoloteodesupelo,la sonajera de sus abalorios, su risa de campana y su candor para abrazar ideasdisparatadasyperseguirlasilusiones.Semaldijoporhaberladejadoiryportodoesetiempoperdidoparaambos.

—Hayqueinternarla.Sólounacuradedesintoxicaciónpodrásalvarla—dijo—.Sufrirámucho—agregó.

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Laconspiración

CapítuloXII

TalcomohabíapronosticadoelCandidato,lossocialistas,aliadosconelrestodelospartidosdeizquierda,ganaronlaseleccionespresidenciales.Eldíadelavotacióntranscurrió sin incidentes en una luminosamañana de septiembre.Los de siempre,acostumbrados al poder desde tiempos inmemoriales, aunque en los últimos añoshabíanvistodebilitarsemuchosusfuerzas,seprepararonparacelebrareltriunfoconsemanasdeanticipación.Enlastiendasseterminaronloslicores,enlosmercadosseagotaronlosmariscosfrescosylaspasteleríastrabajarondobleturnoparasatisfacerla demanda de tortas y pasteles. En el Barrio Alto no se alarmaron al oír losresultadosdeloscómputosparcialesenlasprovincias,quefavorecíanalaizquierda,porque todo elmundo sabía que los votos de la capital eran decisivos. El senadorTrueba siguió la votación desde la sede de su Partido, con perfecta calma y buenhumor,riéndoseconpetulanciacuandoalgunodesushombresseponíanerviosoporel avance indisimulable del candidato de la oposición. En anticipación al triunfo,habíarotosuduelorigurosoponiéndoseunarosarojaenelojalde lachaqueta.Loentrevistaron por televisión y todo el país pudo escucharlo: «Ganaremos los desiempre», dijo soberbiamente, y luego invitó a brindar por el «defensor de lademocracia».

En la gran casa de la esquina, Blanca,Alba y los empleados estaban frente altelevisor, sorbiendo té, comiendo tostadas y anotando los resultados para seguir decercalacarrerafinal,cuandovieronapareceralabueloenlapantalla,másancianoytestarudoquenunca.

—Levaadarunyeyo—dijoAlba—.Porqueestavezvanaganarlosotros.Prontofueevidenteparatodosquesólounmilagrocambiaríaelresultadoquese

ibaperfilandoalolargodetodoeldía.Enlasseñorialesresidenciasblancas,azulesyamarillasdelBarrioAlto,comenzaronacerrarlaspersianas,atrancarlaspuertasyaretirar apresuradamente las banderas y los retratos de su candidato, que se habían

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anticipadoaponerenlosbalcones.Entretanto,delaspoblacionesmarginalesydelosbarriosobrerossalieronalacallefamiliasenteras,padres,niños,abuelos,consuropade domingo, marchando alegremente en dirección al centro. Llevaban radiosportátiles para oír los últimos resultados. En el Barrio Alto, algunos estudiantes,inflamados de idealismo, hicieron una morisqueta a sus parientes congregadosalrededordeltelevisorconexpresiónfúnebre,ysevolcarontambiénalacalle.Deloscordonesindustrialesllegaronlostrabajadoresenordenadascolumnas,conlospuñosenalto,cantandolosversosdelacampaña.Enelcentrosejuntarontodos,gritandocomo un solo hombre que el pueblo unido jamás será vencido. Sacaron pañuelosblancos y esperaron.Amedianoche se supo que había ganado la izquierda. En unabrir y cerrar de ojos, los grupos dispersos se engrosaron, se hincharon, seextendieronylascallessellenarondegenteeufóricaquesaltaba,gritaba,seabrazabay reía. Prendieron antorchas y el desorden de las voces y el baile callejero setransformóenunajubilosaydisciplinadacomparsaquecomenzóaavanzarhacialaspulcras avenidas de la burguesía.Y entonces se vio el inusitado espectáculo de lagentedelpueblo,hombresconsuszapatonesdelafábrica,mujeresconsushijosenlos brazos, estudiantes enmangas de camisa, paseando tranquilamente por la zonareservada y preciosa donde muy pocas veces se habían aventurado y donde eranextranjeros. El clamor de sus cantos, sus pisadas y el resplandor de sus antorchaspenetraron al interior de las casas cerradas y silenciosas, donde temblaban los quehabíanterminadoporcreerensupropiacampañadeterroryestabanconvencidosquelapobladalosibaadespedazaro,enelmejordeloscasos,despojarlosdesusbienesyenviarlosaSiberia.Perolarugientemultitudnoforzóningunapuertanipisoteólosperfectosjardines.Pasóalegrementesintocarlosvehículosdelujoestacionadosenlacalle, dio vuelta por las plazas y los parques que nunca había pisado, se detuvomaravilladaantelasvitrinasdelcomercio,quebrillabancomoenNavidadydondeseofrecíanobjetosquenosabíasiquieraquéusoteníanysiguiósurutaapaciblemente.Cuandolascolumnaspasaronfrenteasucasa,Albasaliócorriendoysemezclóconellascantandoavozencuello.Todalanocheestuvodesfilandoelpuebloalborozado.En las mansiones las botellas de champán quedaron cerradas, las langostaslanguidecieronensusbandejasdeplataylastortassellenarondemoscas.

Al amanecer, Alba divisó en el tumulto que ya empezaba a dispersarse lainconfundiblefiguradeMiguel,queibagritandoconunabanderaenlasmanos.Seabrió paso hasta él, llamándolo inútilmente, porque no podía oírla enmedio de laalgarabía.Cuando sepuso al frenteyMiguel lavio, pasó labandera al que estabamás cerca y la abrazó, levantándola del suelo.Los dos estaban en el límite de susfuerzasymientrassebesaban,llorabandealegría.

—¡Tedijequeganaríamosporlasbuenas,Miguel!—rióAlba.—Ganamos,peroahorahayquedefendereltriunfo—replicó.

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Aldíasiguiente,losmismosquehabíanpasadolanocheenvelaaterrorizadosensuscasassalieroncomounaavalanchaenloquecidaytomaronporasaltolosbancos,exigiendo que les entregaran su dinero. Los que tenían algo valioso, preferíanguardarlodebajodelcolchónoenviarloalextranjero.Enveinticuatrohoras,elvalordelapropiedaddisminuyóamenosdelamitadytodoslospasajesaéreosseagotaronen la locurade salir delpaís antesque llegaran los soviéticos aponer alambresdepúasenlafrontera.Elpuebloquehabíadesfiladotriunfantefueaveralaburguesíaquehacíacolaypeleabaenlaspuertasdelosbancosyserióacarcajadas.Enpocashoras el país se dividió en dos bandos irreconciliables y la división comenzó aextenderseentretodaslasfamilias.

ElsenadorTruebapasólanocheenlasededesuPartido,retenidoalafuerzaporsusseguidores,queestabansegurosquesisalíaalacallelamultitudnoibaatenerdificultad alguna en reconocerlo y lo colgaría de un poste. Trueba estaba mássorprendidoquefurioso.Nopodíacreerloquehabíaocurrido,apesardequellevabamuchosañosrepitiendolacantineladequeelpaísestaballenodemarxistas.Nosesentía deprimido, por el contrario. En su viejo corazón de luchador aleteaba unaemociónexaltadaquenosentíadesdesujuventud.

—Una cosa es ganar la elección y otra muy distinta es ser Presidente —dijomisteriosamenteasusllorososcorreligionarios.

La idea de eliminar al nuevo Presidente, sin embargo, no estaba todavía en lamente de nadie, porque sus enemigos estaban seguros que acabarían con él por lamisma vía legal que le había permitido triunfar. Eso era lo que Trueba estabapensando. Al día siguiente, cuando fue evidente que no había que temer de lamuchedumbreenfiestada,saliódesurefugioysedirigióaunacasacampestreenlosalrededoresdelaciudad,dondesellevóacabounalmuerzosecreto.Allísejuntóconotros políticos, algunos militares y con los gringos enviados por el servicio deinteligencia,paratrazarelplanquetumbaríaalnuevogobierno:ladesestabilizacióneconómica,comollamaronalsabotaje.

Aquéllaeraunacasonadeestilocolonialrodeadaporunpatiodeadoquines.Alllegar el senador Trucha ya había varios coches estacionados. Lo recibieronefusivamente,porqueeraunode los líderes indiscutidosde laderechayporqueél,previniendoloqueseavecinaba,habíahecholoscontactosnecesariosconmesesdeanticipación.Despuésdelacomida:corvinafríaconsalsadepalta,lechónasadoenbrandyymoussedechocolate,despidierona losmozosy trancaron laspuertasdelsalón. Allí trazaron a grandes líneas su estrategia y después, de pie, hicieron unbrindis por la patria. Todos ellos, menos los extranjeros, estaban dispuestos aarriesgar lamitad de su fortuna personal en la empresa, pero sólo el viejo Truchaestabadispuestoadartambiénlavida.

—Nolodejaremosenpazniunminuto.Tendráquerenunciar—dijoconfirmeza.

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—Y si eso no resulta, senador, tenemos esto —agregó el general Hurtadoponiendosuarmadereglamentosobreelmantel.

—Nonos interesa un cuartelazo, general—replicó en su correcto castellano elagente de inteligencia de la embajada—. Queremos que el marxismo fracaseestrepitosamente y caiga solo, para quitar esa idea de la cabeza a otro países delcontinente. Comprende? Este asunto lo vamos a arreglar con dinero. 'Todavíapodemos comprar a algunos parlamentarios para que no lo confirmen comopresidente.EstáensuConstitución:noobtuvo lamayoríaabsolutayelParlamentodebedecidir.

—¡Sáqueseesaideadelacabeza,míster!—exclamóelsenadorTrueba—.¡Aquíno va a poder sobornar a nadie! El Congreso y las Fuerzas Armadas sonincorruptibles. Mejor destinamos ese dinero a comprar todos los medios decomunicación.Asípodremosmanejaralaopiniónpública,queesloúnicoquecuentaenrealidad.

—¡Eso es una locura! ¡Lo primero que harán losmarxistas será acabar con lalibertaddeprensa!—dijeronvariasvocesalunísono.

—Créanme, caballeros—replicó el senador Trueba—.Yo conozco a este país.Nunca acabarán con la libertad de prensa. Por lo demás, está en su programa degobierno,hajuradorespetarlaslibertadesdemocráticas.Locazaremosensupropiatrampa.

ElsenadorTruebateníarazón.Nopudieronsobornaralosparlamentariosyenelplazoestipuladoporlaleylaizquierdaasumiótranquilamenteelpoder.Yentoncesladerechacomenzóajuntarodio.

Despuésdelaelección,atodoelmundolecambiólavidaylosquepensaronquepodían seguir como siempre,muypronto sedieroncuentaque esoerauna ilusión.ParaPedroTerceroGarcíaelcambiofuebrutal.Habíavividosorteandolastrampasdelarutina,libreypobrecomountrovadorerrante,sinhaberusadonuncazapatosdecuero,corbatanireloj,permitiéndoseellujodelaternura,elcandor,eldespilfarroylasiesta,porquenoteníaquerendircuentasanadie.Cadavezlecostabamástrabajoencontrar la inquietud y el dolor necesarios para componer una nueva canción,porqueconlosañoshabíallegadoatenerunagranpazinteriorylarebeldíaquelomovilizaba en la juventud se había transformado en la mansedumbre del hombresatisfecho consigo mismo. Era austero como un franciscano. No tenía ningunaambicióndedineroodepoder.ElúnicomanchónensutranquilidaderaBlanca.LehabíadejadodeinteresarelamorsinfuturodelasadolescentesyhabíaadquiridolacertezadequeBlancaeralaúnicamujerparaél.Contólosañosquelahabíaamadoen la clandestinidad y no pudo recordar ni unmomento de su vida en que ella noestuviera presente. Después de la elección presidencial, vio el equilibrio de suexistenciadestrozadoporlaurgenciadecolaborarconelgobierno.Nopudonegarse,

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porque,comoleexplicaron, lospartidosdeizquierdanoteníansuficienteshombrescapacitadosparatodaslasfuncionesquehabíaquedesempeñar.

—Yosoyuncampesino.Notengoningunapreparación—tratódeexcusarse.—Noimporta,compañero.Usted,porlomenos,espopular.Aunquemetalapata,

lagenteselovaaperdonar—leexplicaron.Asífuecomoseencontrósentadodetrásdeunescritorioporprimeravezensu

vida,conunasecretariaparasuusopersonalyasusespaldasungrandiosoretratodelosPróceresdelaPatriaenalgunahonrosabatalla.PedroTerceroGarcíamirabaporla ventana con barrotes de su lujosa oficina y sólo podía ver un minúsculocuadriláterodecielogris.Noerauncargodecorativo.Trabajabadesdelassietedelamañana hasta la noche y al final estaba tan cansado, que no se sentía capaz dearrancarniunacordeasuguitarray,muchomenos,deamaraBlancaconlapasiónacostumbrada.Cuandopodíandarsecita,venciendo todos losobstáculoshabitualesdeBlanca,máslosnuevosqueleimponíasutrabajo,seencontrabanentrelassábanasconmásangustiaquedeseo.Hacíanelamorfatigados,interrumpidosporelteléfono,perseguidos por el tiempo, que nunca les alcanzaba. Blanca dejó de usar su ropainteriordemujerzuela,porqueleparecíaunaprovocacióninútilquelossumíaenelridículo.Terminaronjuntándoseparareposarabrazados,comounaparejadeabuelos,yparaconversar amigablemente sobre susproblemascotidianosy sobre losgravesasuntos que estremecían a la nación. Un día Pedro Tercero sacó la cuenta quellevabancasiunmessinhacerelamory,loqueleparecióaúnpeor,queningunodelosdossentíaeldeseodehacerlo.Tuvounsobresalto.Calculóqueasuedadnohabíarazónparalaimpotenciayloatribuyóalavidaquellevabayalasmañasdesolterónquehabíadesarrollado.SupusoquesihicieraunavidanormalconBlanca,enlacualellaestuvieraesperándolo todos losdíasen lapazdeunhogar, lascosas seríandeotromodo.La conminó a casarse de unavezpor todas, porqueya estabaharto deesos amores furtivos y ya no tenía edad para vivir así. Blanca le dio la mismarespuestaquelehabíadadomuchasvecesantes.

—Tengoquepensarlo,miamor.Estabadesnuda,sentadaenlaangostacamadePedroTercero.Éllaobservósin

piedad y vio que el tiempo comenzaba a devastarla con sus estragos, estaba másgorda, más triste, tenía las manos deformadas por el reuma y esos maravillosospechosqueenotraépocalequitaronelsueño,seestabanconvirtiendoenelamplioregazodeunamatrona instaladaenplenamadurez.Sinembargo, laencontraba tanbella como en su juventud, cuando se amaban entre las cañas del río en Las TresMarías,yjustamenteporesolamentabaquelafatigafueramásfuertequesupasión.

—Lo has pensado durante casi medio siglo. Ya basta. Es ahora o nunca —concluyó.

Blancanoseinmutó,porquenoeralaprimeravezqueéllaemplazabaparaque

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tomaraunadecisión.Cadavezquerompíaconunadesusjóvenesamantesyvolvíaasulado,leexigíacasamiento,enunabúsquedadesesperadaderetenerelamorydehacerse perdonar.Cuando consintió en abandonar la población obrera donde habíasidofelizporvariosaños,parainstalarseenundepartamentodeclasemedia,lehabíadicholasmismaspalabras.

—Otecasasconmigoahoraononosvemosmás.BlancanocomprendióqueenesaoportunidadladeterminacióndePedroTercero

erairrevocable.Se separaron enojados. Ella se vistió, recogiendo apresuradamente su ropa que

estaba regada por el suelo y se enrolló el pelo en la nuca sujetándolo con algunashorquillasquerescatódeldesordendelacama.PedroTerceroencendióuncigarrilloynolequitólavistadeencimamientrasellasevestía.Blancaterminódeponerseloszapatos, tomó su cartera y desde la puerta le hizo un gesto de despedida. Estabasegura que al día siguiente él la llamaría para una de sus espectacularesreconciliaciones.PedroTercerosevolviócontralapared.Unrictusamargolehabíaconvertidolabocaenunalíneaapretada.Novolveríanaverseendosaños.

Enlosdíassiguientes,Blancaesperóquesecomunicaraconella,deacuerdoaunesquemaqueserepetíadesdesiempre.Nuncalehabíafallado,nisiquieracuandoellase casó y pasaron un año separados. También en esa oportunidad fue él quien labuscó. Pero al tercer día sin noticias, comenzó a alarmarse. Se daba vueltas en lacama,atormentadaporuninsomnioperenne,doblóladosisdetranquilizantes,volvióa refugiarse en sus jaquecas y sus neuralgias, se aturdió en el taller metiendo ysacando del horno centenares de monstruos para Nacimientos en un esfuerzo pormantenerseocupadaynopensar,peronopudosofocarsuimpaciencia.Porúltimolollamóalministerio.UnavozfemeninalerespondióqueelcompañeroGarcíaestabaenunareuniónyquenopodíaserinterrumpido.AlotrodíaBlancavolvióallamarysiguióhaciéndoloduranteelrestodelasemana,hastaqueseconvenciódequenoloconseguiríaporesemedio.Hizounesfuerzoparavencerelmonumentalorgulloquehabíaheredadode supadre, sepuso sumejorvestido, suportaligasdebataclanaypartióaverloasudepartamento.Sullavenocalzóenlacerraduraytuvoquetocareltimbre.Leabriólapuertaunhombrazobigotudoconojosdecolegiala.

—ElcompañeroGarcíanoestá—dijosininvitarlaaentrar.Entoncescomprendióquelohabíaperdido.Tuvolafugazvisióndesufuturo,se

vioasímismaenunvastodesierto,consumiéndoseenocupacionessinsentidoparaconsumireltiempo,sinelúnicohombrequehabíaamadoentodasuvidaylejosdeesosbrazosdondehabíadormidodesdelosdíasinmemorialesdesuprimerainfancia.Sesentóenlaescalerayrompióenllanto.Elhombredebigotescerrólapuertasinruido.

Nodijoanadieloquehabíapasado.AlbalepreguntóporPedroTerceroyellale

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contestó con evasivas, diciéndole que el nuevo cargo en el gobierno lo teníamuyocupado. Siguió haciendo sus clases para señoritas ociosas y niños mongólicos yademáscomenzóaenseñarcerámicaenlaspoblacionesmarginales,dondesehabíanorganizadolasmujeresparaaprendernuevosoficiosyparticipar,porprimeravez,enlaactividadpolíticay.socialdelpaís.Laorganizacióneraunanecesidad,porque«elcaminoalsocialismo»muyprontoseconvirtióenuncampodebatalla.Mientraselpueblocelebrabalavictoriadejándosecrecerlospelosylasbarbas,tratándoseunosaotros de compañeros, rescatando el folklore olvidado y las artesanías populares yejerciendosunuevopodereneternaseinútilesreunionesdetrabajadoresdondetodoshablabanalmismotiempoynunca llegabananingúnacuerdo, laderecharealizabauna serie de acciones estratégicas destinadas a hacer trizas la economía ydesprestigiaralgobierno.Teníaensusmanoslosmediosdedifusiónmáspoderosos,contabaconrecursoseconómicoscasiilimitadosyconlaayudadelosgringos,quedestinaron fondossecretosparaelplandesabotaje.A lospocosmesessepudieronapreciarlosresultados.Elpuebloseencontróporprimeravezconsuficientedineroparacubrirsusnecesidadesbásicasycompraralgunascosasquesiempredeseó,perono podía hacerlo, porque los almacenes estaban casi vacíos. Había comenzado eldesabastecimiento,quellegóaserunapesadillacolectiva.Lasmujeresselevantabanal amanecer para pararse en las interminables colas donde podían adquirir unescuálido pollo, media docena de pañales o papel higiénico. El betún para lustrarzapatos,lasagujasyelcafépasaronaserartículosdelujoqueseregalabanenvueltosenpapeldefantasíaparaloscumpleaños.Seprodujolaangustiadelaescasez,elpaísestaba sacudido por oleadas de rumores contradictorios que alertaban a lapoblaciónsobrelosproductosqueibanafaltarylagentecomprabaloquehubiera,sinmedida, paraprevenir el futuro.Separaban en las colas sin saber loque se estabavendiendo, sólo para no dejar pasar la oportunidad de comprar algo, aunque no lonecesitaran. Surgieron profesionales de las colas, que por una suma razonableguardaban el puesto a otros, los vendedores de golosinas que aprovechaban eltumultoparacolocarsuschucheríasylosquealquilabanmantasparalaslargascolasnocturnas.Sedesatóelmercadonegro.Lapolicíatratódeimpedirlo,peroeracomouna peste que se metía por todos lados y por mucho que revisaran los carros ydetuvieranalosqueportabanbultossospechososnolopodíanevitar.Hastalosniñostraficaban en los patios de las escuelas. En la premura por acaparar productos, seproducíanconfusionesylosquenuncahabíanfumadoterminabanpagandocualquierprecioporunacajetilladecigarros,ylosquenoteníanniñossepeleabanporuntarrode alimento para lactantes. Desaparecieron los repuestos de las cocinas, de lasmáquinas industriales, de los vehículos. Racionaron la gasolina y las filas deautomóviles podían durar dos días y una noche, bloqueando la ciudad como unagigantesca boa inmóvil tostándose al sol. No había tiempo para tantas colas y los

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oficinistas tuvieron que desplazarse a pie o en bicicleta. Las calles se llenaron deciclistasacezantesyaquelloparecíaundeliriodeholandeses.Asíestaban lascosascuando los camioneros se declararon enhuelga.A la segunda semana fue evidentequenoeraunasunto laboral, sinopolítico,yquenopensabanvolveral trabajo.Elejércitoquisohacersecargodelproblema,porquelashortalizasseestabanpudriendoenloscamposyenlosmercadosnohabíanadaquevenderalasamasdecasa,perose encontró con que los chóferes habían destripado los motores y era imposiblemover los millares de camiones que ocupaban las carreteras como carcasasfosilizadas.Elpresidenteaparecióentelevisiónpidiendopaciencia.Advirtióalpaísqueloscamionerosestabanpagadosporelimperialismoyqueibanamantenerseenhuelgaindefinidamente,asíesquelomejoreracultivarsuspropiasverdurasenlospatios y balcones, almenos hasta que se descubriera otra solución.El pueblo, queestabahabituadoalapobrezayquenohabíacomidopollomásqueparalasfiestaspatrias y laNavidad, no perdió la euforia del primer día, al contrario, se organizócomoparaunaguerra,decididoanopermitirqueelsabotajeeconómicoleamargaraeltriunfo.Siguiócelebrandoconespíritufestivoycantandoporlascallesaquellodeque el pueblo unido jamás será vencido, aunque cada vez sonabamás desafinado,porqueladivisiónyelodiocundíaninexorablemente.

Al senador Trueba, como a todos los demás, también le cambió la vida. Elentusiasmopor la lucha que había emprendido le devolvió las fuerzas de antaño yalivióunpocoeldolordesuspobreshuesos.Trabajabacomoensusmejorestiempos.Hacíamúltiples viajes de conspiración al extranjeroy recorría infatigablemente lasprovinciasdelpaís,denorteasur,enavión,enautomóvilyenlostrenes,dondesehabíaacabadoelprivilegiodelosvagonesdeprimeraclase.Resistíalastruculentascenas con que lo agasajaban sus partidarios en cada ciudad, pueblo y aldea quevisitaba,fingiendoelapetitodeunpreso,apesardequesustripasdeancianoyanoestabanparaesossobresaltos.Vivíaenconciliábulos.Alprincipio,ellargoejerciciode lademocracia lo limitabaen sucapacidadparaponer trampasalgobierno,peropronto abandonó la idea de jorobarlo dentro de la ley y aceptó el hecho de que laúnicaformadevencerloeraempleandolosrecursosprohibidos.Fueelprimeroquese atrevió a decir en público que para detener el avance del marxismo sólo daríaresultadoungolpemilitar,porqueelpueblonorenunciaríaalpoderquehabíaestadoesperandoconansiasdurantemediosiglo,porquefaltaranlospollos.

—¡Déjensedemariconadasyempuñenlasarmas!—decíacuandooíahablardesabotaje.

Susideasnoeranningúnsecreto,lasdivulgabaatodoslosvientosy,nocontentocon ello, iba de vez en cuando a tirar maíz a los cadetes de la EscuelaMilitar ygritarlesqueeranunasgallinas.Tuvoquebuscarseunpardeguardaespaldasquelovigilaran de sus propios excesos. A menudo olvidaba que él mismo los había

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contratado y al sentirse espiado sufría arrebatos de mal humor, los insultaba, losamenazaba con el bastón y terminaba generalmente sofocado por la taquicardia.Estabasegurodequesialguienseproponíaasesinarlo,esosdos imbécilesfornidosno servirían para evitarlo, pero confiaba en que su presencia al menos podríaatemorizaralosinsolentesespontáneos.Intentótambiénponervigilanciaasunieta,porquepensabaquesemovíaenunantrodecomunistasdondeencualquiermomentoalguienpodríafaltarlealrespetoporculpadelparentescoconél,peroAlbanoquisooírhablardelasunto.«Unmatónasueldoeslomismoqueunaconfesióndeculpa.Yo no tengo nada que temer», alegó. No se atrevió a insistir, porque ya estabacansadodepelearcontodoslosmiembrosdesufamiliay,despuésdetodo,sunietaeralaúnicapersonaenelmundoconquiencompartíasuternurayquelohacíareír.

Entretanto,Blanca había organizado una cadena de abastecimiento a través delmercadonegroydesusconexionesenlaspoblacionesobreras,dondeibaaenseñarcerámicaalasmujeres.Pasabamuchasangustiasytrabajosparaescamotearunsacodeazúcarounacajadejabón.Llegóadesarrollarunaastuciadelaquenosesabíacapaz,para almacenar enunode los cuartosvacíosde la casa toda clasede cosas,algunasfrancamenteinútiles,comodosbarrilesdesalsadesojaquelecompróaunoschinos.Tapiólaventanadelcuarto,pusocandadoalapuertayandabaconlasllavesenlacintura,sinquitárselasniparabañarse,porquedesconfiabadetodoelmundo,inclusodeJaimeydesupropiahija.Nolefaltabanrazones.«Parecesuncarcelero,mamá», decía Alba, alarmada por esa manía de prevenir el futuro a costa deamargarseelpresente.Albaeradeopiniónquesinohabíacarne,secomíanpapas,ysinohabíazapatos,seusabanalpargatas,peroBlanca,horrorizadaconlasimplicidaddesuhija,sosteníalateoríadeque,paseloquepase,nohayquebajardenivel,conlocual justificabael tiempogastadoensusarguciasdecontrabandista.Enrealidad,nuncahabíanvividomejordesde lamuertedeClara,porqueporprimeravezhabíaalguienenlacasaquesepreocupabadelaorganizacióndomésticaydisponíaloqueibaapararenlaolla.DeLasTresMaríasllegabanregularmentecajonesdealimentosqueBlancaescondía.Laprimeravezsepudriócasitodoylapestilenciasaliódeloscuartos cerrados, ocupó la casa y se desparramó por el barrio. Jaime sugirió a suhermanaquedonara, cambiaraovendiera losproductosperecibles, peroBlanca senegó a compartir sus tesoros. Alba comprendió entonces que sumadre, que hastaentonces parecía ser la única persona equilibrada de la familia, también tenía suslocuras.Abrióunboqueteenelmurodeladespensa,pordondesacabaenlamismamedidaenqueBlancaalmacenaba.Aprendióahacerlocontantocuidadoparaquenosenotara, robandoelazúcar,elarrozy laharinapor tazas, rompiendolosquesosydesparramandolasfrutassecasparaqueparecieraobradelosratones,queBlancasedemorómásdecuatromesesensospechar.Entonceshizouninventarioescritodeloque teníaen labodegaymarcabaconcruces loque sacabaparaelusode la casa,

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convencidaqueasídescubriríaalladrón.PeroAlbaaprovechabaelmenordescuidodesumadreparahacerlecrucesen la lista,demodoqueal finalBlancaestaba tanconfundidaquenosabíasisehabíaequivocadoalcontabilizar,sienlacasacomíantres vecesmás de lo que ella calculaba o si era cierto que en esemaldito caseróntodavíacirculabanalmaserrantes.

ElproductodeloshurtosdeAlbaibaapararamanosdeMiguel,quienlorepartíaenlaspoblacionesyenlasfábricasjuntoconsuspanfletosrevolucionariosllamandoa la lucha armada para derrotar a la oligarquía. Pero nadie le hacía caso. Estabanconvencidosdequesihabíanllegadoalpoderporlavíalegalydemocrática,nadieselopodíaquitar,almenoshastaunaspróximaseleccionespresidenciales.

—¡Sonunosimbéciles,nosedancuentadequeladerechaseestáarmando!—dijoMiguelaAlba.

Alba le creyó. Había visto descargan en medio de la noche grandes cajas demadera en el patio de su casa, y luego, con gran sigilo, el cargamento fuealmacenado, bajo las órdenes deTrueba, en otro de los cuartos vacíos. Su abuelo,igualquesumadre,lepusouncandadoalapuertayandabaconlallavealcuelloenlamismabolsitadegamuzadonde llevabasiempre losdientesdeClara.Albase locontóasutíoJaime,quedespuésdeacordarunatreguaconsupadre,habíavueltoalacasa.«Estoycasiseguradequesonarmas»,lecomentó.Jaime,queenesaépocaestabaenlalunaylosiguióestandohastaeldíaenquelomataron,nopudocreerlo,perosusobrinainsistiótanto,queaceptóhablarconsupadrealahoradelacomida.Lasdudasqueteníanselesdisiparonconlarespuestadelviejo.

—¡Enmicasahago loquemeda laganay traigocuantascajassemeantojen!¡Novuelvanameterlasnaricesenmisasuntos!—rugióelsenadorTruebadandounpuñetazoalamesaquehizobailarlacristaleríaycortóensecolaconversación.

EsanocheAlbafueaverasutíoeneltúneldelibrosylepropusousarconlasarmasdelabueloelmismosistemaqueellaempleabaconlasvituallasdesumadre.Así lo hicieron. Pasaron el resto de la noche abriendo un agujero en la pared delcuartocontiguoalarsenal,quedisimularonporunladoconunarmarioyporelotrocon lasmismascajasprohibidas.Porallípudieronmeterseal cuartocerradoporelabuelo,provistosdeunmartilloyunalicate.Alba,queya teníaexperienciaeneseoficio, señaló las cajas de más abajo para abrirlas. Encontraron un armamento debatallaquelosdejóboquiabiertos,porquenosabíanqueexistieraninstrumentostanperfectosparamatar.Enlosdíassiguientesrobarontodoloquepudieron,dejandolascajasvacíasdebajodelasotrasyrellenándolasconpiedrasparaquenosenotaraallevantarlas. Entre los dos sacaron pistolas de combate, metralletas cortas, rifles ygranadas de mano, que escondieron en el túnel de Jaime hasta que Alba pudollevarlasenlacajadesuviolonceloalugarseguro.ElsenadorTruebaveíapasarasunieta arrastrando la pesada caja, sin sospechar que en el interior forrado en paño

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rodabanlasbalasquetantolehabíancostadopasarporlafronterayesconderensucasa.AlbatuvolaideadeentregarlasarmasconfiscadasaMiguel,perosutíoJaimelaconvenciódequeMiguelnoeramenos terroristaqueel abueloyqueeramejordisponerdeellasdemodoquenopudieranhacerlemalanadie.Discutieronvaríasalternativas, desde arrojarlas al río hasta quemarlas en una pira, y finalmentedecidieron que era más práctico enterrarlas en bolsas de plástico en algún lugarseguroysecreto,porsialgunavezpodíanservirparaunacausamásjusta.ElsenadorTruebaseextrañódeverasuhijoyasunietaplaneandounaexcursiónalamontaña,porqueniJaimeniAlbahabíanvueltoapracticardeportealgunodesdelostiemposdelcolegioinglésynuncahabíanmanifestadoinclinaciónporlasincomodidadesdelandinismo.Unsábadoporlamañanapartieronenunjeepprestado,provistosdetinacarpa,uncanastoconprovisionesyunamisteriosamaletaquetuvieronquecargar—entrelosdosporquepesabacomounmuerto.Adentroibanlosarmamentosdeguerraque habían robado al abuelo. Se fueron entusiasmados rumbo a la montaña hastadondepudieronllegarporelcaminoydespuésavanzaronacampotraviesa,buscandoun sitio tranquilo enmedio de la vegetación torturada por el viento y el frío.Allípusieronsusbártulosylevantaronsinningunapericialapequeñacarpa,cavaronloshoyosyenterraronlasbolsas,marcandocadalugarconunmontículodepiedras.Elrestodelfindesemanaloemplearonenpescartruchasenelríoyasarlasenunfuegodeespino,andarporloscerroscomoniñosexploradoresycontarseelpasado.Enlanochecalentaronvinotintoconcanelayazúcaryarropadosensuschalesbrindaronpor la cara que pondría el abuelo cuando se diera cuenta que lo habían robado,riéndosehastaquelessaltaronlaslágrimas.

—¡Sinofuerasmitío,mecasaríacontigo!—bromeóAlba.—¿YMiguel?—Seríamiamante.AJaimenolepareciódivertidoyelrestodelpaseoestuvohuraño.Esanochese

metieron cada uno en su saco de dormir, apagaron la lámpara de parafina y sequedaron en silencio. Alba se durmió rápidamente, pero Jaime se quedó hasta elamanecerconlosojosabiertosenlaoscuridad.LegustabadecirqueAlbaeracomosu hija, pero esa noche se sorprendió deseando no ser su padre o su tío, sino sersimplementeMiguel. Pensó enAmanda y lamentó que ya no pudiera conmoverlo,buscóensumemoriaelrescoldodeaquellapasióndesmedidaqueunavezsintióporella,peronopudoencontrarlo.Sehabíaconvertidoenunsolitario.Enunprincipioestuvomuy cerca deAmanda, porque se había hecho cargo de su tratamiento y laveíacasitodoslosdías.Laenfermapasóvariassemanasdeagonía,hastaquepudoprescindirdelasdrogas.Dejótambiénloscigarrillosyellicoryempezóahacerunavidasaludableyordenada,ganóalgodepeso,secortóelpeloyvolvióapintarsesusgrandes ojos oscuros y a colgarse collares y pulseras tintineantes, en un patético

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intento por recuperar la desteñida imagen que guardaba de sí misma. Estabaenamorada.De ladepresiónpasóaunestadodeeuforiapermanenteyJaimeeraelcentro de sumanía. El enorme esfuerzo de voluntad que hizo para librarse de susnumerosas adicciones, se loofreció a él comopruebadeamor. Jaimeno la alentó,perono tuvo tampocoelvalorde rechazarla,porquepensóque la ilusióndelamorpodíaayudarlaenlarecuperación,perosabíaqueeratardeparaellos.Apenaspudotratódeestablecerdistancia,conladisculpadeserunsolterónperdidoparaelamor.Le bastaban los encuentros furtivos con algunas enfermeras complacientes delhospital o las tristes visitas a los burdeles, para satisfacer sus urgencias másapremiantes en los raros momentos libres que le dejaba su trabajo. A pesar de élmismo,sevioenvueltoenunarelaciónconAmandaqueensu juventuddeseócondesesperación,peroqueyano loconmovíani se sentíacapazdemantener.Sólo leinspiraba un sentimiento de compasión, pero ésta era una de las emociones másfuertesqueélpodíasentir.Entodaunavidadeconvivirconlamiseriayeldolor,nosehabíaendurecidosualma,sino,porelcontrario,eracadavezmásvulnerablealapiedad.EldíaqueAmandaleechólosbrazosalcuelloydijoqueloamaba,laabrazómaquinalmenteylabesóconunapasiónfingida,paraqueellanopercibieraquenoladeseaba.Asísevioatrapadoenunarelaciónabsorbenteaunaedadenlaquesecreíaincapacitado para los amores tumultuosos. «Ya no sirvo para estas cuestiones»,pensaba después de aquellas agotadoras sesiones en queAmanda, para encantarlo,recurríaarebuscadasmanifestacionesamorosasquedejabanaambosaniquilados.

Su relación con Amanda y la insistencia de Alba, lo pusieron a menudo encontacto con Miguel. No podía evitar encontrarlo en muchas ocasiones. Hizo loposible por mantenerse indiferente, pero Miguel terminó por cautivarlo. Habíamaduradoyyanoeraunjovenexaltado,peronohabíavariadoniunápiceensulíneapolíticayseguíapensandoquesinunarevoluciónviolenta,seríaimposiblevencerala derecha. Jaime no estaba de acuerdo, pero lo apreciaba y admiraba su caráctervaliente.Sin embargo, lo considerabaunode esoshombres fatales, poseídosdeunidealismo peligroso y una pureza intransigente, que todo lo que tocan lo tiñen dedesgracia, especialmentea lasmujeresque tienen lamala suertedeamarlos.No legustaba tampoco su posición ideológica, porque estaba convencido de que losextremistas de izquierda comoMiguel, hacían más daño al Presidente que los dederecha.Peronadadeesoimpedíaqueletuvierasimpatíayseinclinaraantelafuerzadesusconvicciones,sualegríanatural,sutendenciaalaternuraylagenerosidadconqueestabadispuestoadarlavidaporidealesqueJaimecompartía,peroquenoteníaelvalordellevaracabohastalasúltimasconsecuencias.

EsanocheJaimesedurmióapesadumbradoe inquieto, incómodoensusacodedormir,escuchandomuy—cercalarespiracióndesusobrina.Cuandodespertó,ellasehabíalevantadoyestabacalentandoelcafédeldesayuno.Soplabaunabrisafríay

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el sol iluminaba con reflejos dorados las cumbres de lasmontañas. Alba echó losbrazosalcuellodesutíoylobesó,peroélmantuvolasmanosenlosbolsillosynodevolviólacaricia.Estabaturbado.

LasTresMaríasfueunodelosúltimosfundosqueexpropiólaReformaAgrariaenelSur.Losmismoscampesinosquehabíannacidoytrabajadoporgeneracionesenesa tierra, formaron una cooperativa y se adueñaron de la propiedad, porque hacíatresañosycincomesesquenoveíanasupatrónyseleshabíaolvidadoelhuracándesus rabietas. El administrador, atemorizado por el rumbo que tomaban losacontecimientos y por el tono exaltado de las reuniones de los inquilinos en laescuela,juntósusbártulosyselargósindespedirsedenadieysinavisaralsenadorTrueba,porquenoquería enfrentar su furiayporquepensóqueyahabíacumplidoconadvertírselovariasveces.Consupartida,LasTresMaríasquedóporuntiempoala deriva. No había quien diera las órdenes y ni quien estuviera dispuesto acumplirlas,puesloscampesinossaboreabanporprimeravezensusvidaselgustillodelalibertadydesersuspropiosarios.Serepartieronequitativamentelospotrerosycada uno cultivó lo que le dio la gana, hasta que el gobierno mandó un técnicoagrícola que les dio semillas a crédito y los puso al día sobre la demanda delmercado,lasdificultadesdetransporteparalosproductosylasventajasdelosabonosy desinfectantes. Los campesinos hicieron poco caso al técnico, porque parecía unalfeñique de ciudad y era evidente que jamás había tenido un arado en lasmanos,perodetodosmodoscelebraronsuvisitaabriendolassagradasbodegasdelantiguopatrón,saqueandosusvinosañejosysacrificandolostorosreproductoresparacomerlas criadillas con cebolla y cilantro. Después que partió el técnico, se comierontambiénlasvacasimportadasylasgallinasponedoras.EstebanTruchaseenteródequehabíaperdidolatierra,cuandolenotificaronqueibanapagárselaconbonosdelEstado,atreintaañosplazoyalmismoprecioqueélhabíapuestoensudeclaraciónde impuestos.Perdióelcontrol.Sacódesuarsenalunaametralladoraquenosabíausar y le ordenó a su chofer que lo llevara en el coche de un tirónhastaLasTresMaríassinavisaranadie,nisiquieraasusguardaespaldas.Viajóvariashoras,ciegoderabia,sinningúnplanconcretoenlamente.

Al llegar, tuvieron que frenar el automóvil en seco, porque les cerraba el pasou.na gruesa tranca en el portón. Uno de los inquilinos estaba montando guardiaarmadoconunchuzoyunaescopetadecazasinbalas.Truebasebajódelvehículo.Al ver al patrón, el pobre hombre se colgó frenéticamente de la campana de laescuela,que lehabían instaladocercaparadar laalarma,venseguidasearrojódebocaalsuelo.Laráfagadebalaslepasóporencimadelacabezayseincrustoenlosárboles cercanos. Trueba no se detuvo a ver si lo habíamatado. Con una agilidadinesperadaasuedad,semetióporelcaminodelfundosinmirarparaningúnlado,demodoqueelgolpeenlanucalellegódesorpresaylotiródebrucesenelpolvoantes

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quealcanzaraadarsecuentade loquehabíapasado.Despertóenelcomedorde lacasapatronal,acostadosobrelamesa,conlasmanosamarradasyunaalmohadabajolacabeza.Unamujerestabaponiéndolepañosmojadosenlafrenteyasualrededorestabancasitodoslosinquilinosmirándoloconcuriosidad.

—¿Cómosesiente,compañero?—preguntaron.—¡Hijosdeputa!¡Yonosoycompañerodenadie!—bramóelviejotratandode

incorporarse.Tantosedebatióygritó,quesoltaronsusligadurasyloayudaronapararse,pero

cuandoquisosalir,vioquelasventanasestabantapiadasporfueraylapuertacerradaconllave.Tratarondeexplicarlequelascosashabíancambiadoyyanoeraelamo,peronoquisoescucharanadie.Echabaespumaporlabocayelcorazónamenazabaconestallarle,lanzabaimproperioscomoundemente,amenazandocontalescastigosy venganzas, que los otros terminaron por echarse a reír. Por último, aburridos, lodejaron solo encerrado en el comedor. Esteban Trucha se derrumbó en una silla,agotado por el tremendo esfuerzo. Horas después se enteró de que se habíaconvertidoenun rehényquequerían filmarlopara la televisión.Advertidosporelchofer, sus dos guardaespaldas y algunos jóvenes exaltados de su partido habíanhechoelviajehastaLasTresMarías,armadosconpalos,manoplasycadenas,pararescatarlo,pero se encontraroncon laguardia redobladaenelportón, encañonadosporlamismametralletaqueelsenadorTruchaleshabíaproporcionado.

—Alcompañerorehénnoselollevanadie—dijeronloscampesinos,yparadarénfasisasuspalabrasloscorrieronatiros.

Apareció un camión de la televisión a filmar el incidente y los inquilinos, quenuncahabíanvistonadasemejante,lodejaronentraryposaronparalascámarasconsusmásampliassonrisas,rodeandoalprisionero.Esanochetodoelpaíspudoverensus pantallas al máximo representante de la oposición amarrado, echandoespumarajosderabiaybramandotalespalabrotasquetuvoqueactuarlacensura.Elpresidentetambiénlovioyelasuntonolehizogracia,porquevioquepodíasereldetonante que haría estallar el polvorín donde se asentaba su gobierno en precarioequilibrio.Mandó a los carabineros a rescatar al senador.Cuando éstos llegaron alfundo, los campesinos, envalentonados por el apoyo de la prensa, no los dejaronentrar. Exigieron una orden judicial. El juez de la provincia, viendo que podíameterseenunlíoysalir tambiénenla televisiónvilipendiadopor losreporterosdeizquierda,sefueapresuradamenteapescar.LoscarabinerostuvieronquelimitarseaesperaralotroladodelportóndeLasTresMarías,hastaquemandaranlaordendelacapital.,

Blanca y Alba se enteraron, como todo el mundo, porque lo vieron en elnoticiario.Blancaesperóhastaeldíasiguientesinhacercomentarios,peroalverquetampocoloscarabineroshabíanpodidorescataralabuelo,decidióquehabíallegado

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elmomentodevolveraencontrarseconPedroTerceroGarcía.—Quítateesospantalonesroñososyponteunvestidodecente—ordenóaAlba.Sepresentaronambasenelministeriosinhaberpedidocita.Unsecretariointentó

detenerlasen la antesala,peroBlanca loeliminódeunempujónypasócon trancofirme llevando a su hija a remolque. Abrió la puerta sin golpear e irrumpió en laoficinadePedroTercero,aquiennoveíadesdehacíadosaños.Estuvoapuntoderetroceder, creyendoque sehabíaequivocado.En tancortoplazo, elhombrede suvida había adelgazado y envejecido, parecía muy cansado y triste, tenía el pelotodavía negro, peromás ralo y corto, se había podado su hermosa barba y estabavestidoconuntrajegrisdefuncionarioyunamustiacorbatadelmismocolor.SóloporlamiradadesusantiguosojosnegrosBlancaloreconoció.

—¡Jesús!¡Cómohascambiado...!—balbuceó.APedroTercero, en cambio, ella le pareciómás hermosa de lo que recordaba,

comosilaausencialahubierarejuvenecido.EneseplazoélhabíatenidotiempodearrepentirsedesudecisiónydedescubrirquesinBlancahabíaperdidohastaelgustoporlasjóvenesqueantesloentusiasmaban.Porotraparte,sentadoeneseescritorio,trabajandodocehorasdiarias, lejosdesuguitarray la inspiracióndelpueblo, teníamuypocasoportunidadesde sentirse feliz.Amedidaquepasabael tiempo,echabamásymásdemenoselamor tranquiloy reposadodeBlanca.Apenas lavioentrarconademanesdecididosyacompañadaporAlba,comprendióquenoibaaverloporrazonessentimentalesyadivinóquelacausaeraelescándalodelsenadorTrueba.

—Vengoapedirtequenosacompañes—ledijoBlancasinpreámbulos—.TuhijayyovamosairabuscaralviejoaLasTresMarías.

FueasícomoseenteróAlbadequesupadreeraPedroTerceroGarcía.—Está bien. Pasemos por mi casa a buscar la guitarra—respondió él

levantándose.Salierondelministerioenunautomóvilnegrocomocarruajefunerarioconplacas

oficiales.BlancayAlbaesperaronen la callemientras él subióa sudepartamento.Cuandoregresó,habíarecuperadoalgodesuantiguoencanto.Sehabíacambiadoeltraje gris por sumameluco y su poncho de antaño, calzaba alpargatas y llevaba laguitarracolgandoenlaespalda.Blancalesonrióporprimeravezyélseinclinóylabesó brevemente en la boca. El viaje fue silencioso durante los primeros cienkilómetros, hasta queAlba pudo recuperarse de la sorpresa y sacó un hilo de voztemblorosaparapreguntarporquénolehabíandichoantesquePedroTerceroerasupadre;asísehabríaahorradotantaspesadillasdeuncondevestidodeblancomuertodefiebreeneldesierto.

—Esmejorunpadremuertoqueunpadreausente—respondióenigmáticamenteBlanca,ynovolvióahablardelasunto.

LlegaronaLasTresMaríasalanocheceryencontraronenelportóndelfundoun

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gentíoenamigablecharlaalrededordeunafogatadondeseasabauncerdo.Eranloscarabineros,losperiodistasyloscampesinosqueestabandandoelbajoalasúltimasbotellas de la bodega del senador. Algunos perros y varios niños jugueteabaniluminados por el fuego, esperando que el rosado y reluciente lechón terminara decocinarse.APedroTerceroGarcíaloreconocieronalpuntolosdelaprensa,porquelohabíanentrevistadoamenudo,loscarabinerosporsuinconfundiblepintadecantorpopular,y loscampesinosporque lohabíanvistonacerenesa tierra.Lo recibieronconafecto.

—¿Quéletraeporaquí,compañero?—lepreguntaronloscampesinos.—Vengoaveralviejo—sonrióPedroTercero.—Ustedpuedeentrar,compañero,perosolo.DoñaBlancaylaniñaAlbanosvan

aaceptarunvasitodevino—dijeron.Lasdosmujeressesentaronalrededordelafogataconlosdemásyelsuaveolor

delacarnechamuscadalesrecordóquenohabíancomidodesdelamañana.Blancaconocía a todos los inquilinosy amuchosde ellos les había enseñado a leer en lapequeña escueladeLasTresMarías, así esque sepusieron a recordar los tiempospasados,cuandoloshermanosSánchezimponíansuleyenlaregión,cuandoelviejoPedroGarcíaacabócon laplagadehormigasycuandoelPresidenteerauneternocandidato,queseparabaenlaestaciónaarengarlosdesdeeltrendesusderrotas.

—¡QuiénhubierapensadoquealgunavezibaaserPresidente—dijouno.—¡YqueundíaelpatrónibaamandarmenosquenosotrosenLasTresMarías!

—serieronlosdemás.APedroTerceroGarcía lo condujeron a la casa, directamente a la cocina.Allí

estaban los inquilinos más viejos cuidando la puerta del comedor donde teníanprisioneroalantiguopatrón.NohabíanvistoaPedroTerceroenaños,perotodoslorecordaban.Sesentaronalamesaabebervinoyarememorarelpasadoremoto,lostiempos enquePedroTercerono era una leyenda en lamemoria de las gentes delcampo,sinotansolounmuchachorebeldeenamoradodelahijadelpatrón.DespuésPedroTercerotomósuguitarra,selaacomodóenlapierna,cerrólosojosycomenzóa cantar con su voz de terciopelo aquello de las gallinas y los zorros, coreado portodoslosviejos.

—Voyallevarmealpatrón,compañeros—dijosuavementePedroTerceroenunapausa.

—Nilosueñes,hijo—lereplicaron.—Mañanavendránloscarabinerosconunaordenjudicialyselollevaráncomoa

unhéroe.Mejormelollevoyoconlacolaentrelaspiernas—dijoPedroTercero.Lodiscutieronunbuenratoyporúltimolocondujeronalcomedorylodejaron

soloconelrehén.Eralaprimeravezqueestabanfrenteafrentedesdeeldíafatídicoen que Trueba le cobró la virginidad de su hija con un hachazo. Pedro Tercero lo

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recordabacomoungigantefuribundo.armadoconunafustadecuerodeculebrayunbastóndeplata,acuyopasotemblabanlosinquilinosysealteraba1anaturalezaconsuvozarróndetruenoysuprepotenciadegranseñor.Sesorprendiódequesurencor,amasado durante tan largo tiempo, se desinflara en presencia de ese ancianoencorvado y empequeñecido que lo miraba asustado. El senador Trueba habíaagotado su rabia y la noche que había pasado sentado en una silla con lasmanosamarradas lo teníacondoloren todos loshuesosyuncansanciodemil añosen laespalda.Alprincipiotuvodificultadenreconocerlo,porquenolohabíavueltoaverdesdehacíauncuartodesiglo,peroalnotarque le faltaban tresdedosde lamanoderecha,comprendióqueésaeralaculminacióndelapesadillaenqueseencontrabasumergido.Seobservaronensilenciopor largossegundos,pensando losdosqueelotroencarnaba lomásodiosoenelmundo,pero sinencontrarel fuegodelantiguoodioensuscorazones.

—Vengoasacarlodeaquí—dijoPedroTercero.—¿Porqué?—preguntóelviejo.—PorqueAlbamelopidió—respondióPedroTercero.—Váyasealcarajo—balbuceóTruebasinconvicción.—Bueno,paraallávamos.Ustedvieneconmigo.PedroTerceroprocedióasoltarlelasligaduras,quehabíanvueltoaponerleenlas

muñecasparaevitarquedierapuñetazoscontralapuerta.Truebadesviólosojosparanoverlamanomutiladadelotro.

—Sáquemedeaquísinquemevean.Noquieroqueseenterenlosperiodistas—dijoelsenadorTrueba.

—Voya sacarlo de aquí por dondemismo entró, por la puerta principal—dijoPedroTercero,yechóaandar.

Truebalosiguióconlacabezagacha,teníalosojosenrojecidosyporprimeravezdesdequepodíarecordarsesentíaderrotado.Pasaronporlacocinasinqueelviejolevantaralavista,cruzarontodalacasayrecorrieronelcaminodesdelacasapatronalhasta el portón de la entrada, acompañados por un grupo de niños revoltosos quebrincabanasualrededoryunséquitodecampesinossilenciososquemarchabadetrás.Blanca y Alba estaban sentadas entre los periodistas y los carabineros, comiendocerdoasadoconlosdedosybebiendograndessorbosdevinotintodelgolletedelabotellaquecirculabademanoenmano.Alveralabuelo,Albaseconmovió,porquenolohabíavistotanabatidodesdelamuertedeClara.Tragóloqueteníaenlabocaycorrió a su encuentro. Se abrazaron estrechamente y ella le susurró algo al oído.Entonces el senador Trueba consiguió dominar su dignidad, levantó la cabeza ysonrió con su antigua soberbia a las luces de las máquinas fotográficas. Losperiodistas lo retrataron subiendo a un automóvil negro con patente oficial y laopiniónpúblicasepreguntódurantesemanasquésignificabaesabufonada,hastaque

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otrosacontecimientosmuchomásgravesborraronelrecuerdodelincidente.Esa noche el Presidente, que había tomado el hábito de engañar al insomnio

jugando ajedrez con Jaime, comentó el asunto entre dos partidas,mientras espiabaconojosastutos,ocultosdetrásdegruesasgafasconmarcososcuros,algúnsignodeincomodidaden suamigo,pero Jaimesiguiócolocando laspiezasenel tablero sinagregarpalabra.

—El viejo Trueba tiene los cojones bien puestos —dijo el Presidente—.Mereceríaestardenuestrolado.

—Ustedparte,Presidente—respondióJaimeseñalandoeljuego.Enlosmesessiguienteslasituaciónempeorómucho,aquelloparecíaunpaísen

guerra. Los ánimos estaban muy exaltados, especialmente entre las mujeres de laoposición,quedesfilabanpor lascallesaporreandosuscacerolasenprotestaporeldesabastecimiento.Lamitaddelapoblaciónprocurabaecharabajoalgobiernoylaotramitadlodefendía,sinqueanadielequedaratiempoparaocuparsedeltrabajo.Alba se sorprendió una noche al ver las calles del centro oscuras y vacías. No sehabíarecogidolabasuraentodalasemanaylosperrosvagabundosescarbabanentrelosmontonesdeporquería.Lospostesestabancubiertosdepropagandaimpresa,quela lluvia del invierno había deslavado, y en todos los espacios disponibles estabanescritaslasconsignasdeambosbandos.Lamitaddelosfaroleshabíasidoapedreadayenlosedificiosnohabíaventanasencendidas,laluzproveníadeunastristesfogatasalimentadas con periódicos y tablas, donde se calentaban pequeños grupos quemontaban guardia ante los ministerios, los bancos, las oficinas, turnándose paraimpedir que las pandillas de extrema derecha los tomaran al asalto en las noches.Alba vio detenerse una camioneta frente a un edificio público. Se bajaron variosjóvenesconcascosblancos,tarrosdepinturaybrochasycubrieronlasparedesconun color claro como base. Después dibujaron grandes palomas multicolores,mariposasy flores sangrientas,versosdelPoetay llamadasa launidaddelpueblo.Eranlasbrigadasjuvenilesquecreíanpodersalvarsurevoluciónapuntademuralespatrióticosypalomaspanfletarias.Albaseacercóylesseñalóelmuralquehabíaalotro lado de la calle. Estaba manchado con pintura roja y tenía escrita una solapalabraconletrasenormes:Djakarta.

—¿Quésignificaesenombre,compañeros?—preguntó.—Nosabemos—respondieron.Nadie sabía por qué la oposición pintaba esa palabra asiática en las paredes,

jamás habían oído hablar de los montones de muertos en las calles de esa lejanaciudad. Alba montó en su bicicleta y pedaleó rumbo a su casa. Desde que habíaracionamiento de gasolina y huelga de transporte público, había desenterrado delsótanoelviejojuguetedesuinfanciaparamovilizarse.IbapensandoenMiguelyunoscuropresentimientolecerrabalagarganta.

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Hacíatiempoquenoibaaclaseyempezabaasobrarleeltiempo.LosprofesoreshabíandeclaradounparoindefinidoylosestudiantessetomaronlosedificiosdelasFacultades.Aburridadeestudiarviolonceloensucasa,aprovechabalosratosenquenoestabaretozandoconMiguel,paseandoconMiguelodiscutiendoconMiguelparair al hospital delBarriode laMisericordia a ayudar a su tío Jaimey aunospocosmédicosmás,queseguíanejerciendoapesardelaordendelColegioMédicodenotrabajarparasabotearalgobierno.Eraunatareahercúlea.Lospasillosseatochabandepacientesqueesperabandurantedíasparaseratendidos,comoungimienterebaño.Los enfermeros no daban abasto. Jaime se quedaba dormido con el bisturí en lamano, tan ocupado que a menudo olvidaba comer. Adelgazó y andaba muydemacrado.Hacía turnosdedieciochohorasycuandoseechabaensucamastronopodíaconciliarelsueño,pensandoenlosenfermosqueestabanaguardandoyenqueno había anestesias, ni jeringas, ni algodón, y aunque él se multiplicara por mil,todavíanoseríasuficiente,porqueaquelloeracomotratardedeteneruntrenconlamano.TambiénAmandatrabajabaenelhospitalcomovoluntaria,paraestarcercadeJaime y mantenerse ocupada. En esas agotadoras jornadas cuidando enfermosdesconocidos recuperó la luzque la iluminabapordentro en su juventudy,poruntiempo,tuvolailusióndeserfeliz.Usabaundelantalazulyzapatillasdegoma,peroaJaimeleparecíaquecuandoandabacerca tintineabansusabaloriosdeantaño.Sesentíaacompañadoyhubieradeseadoamarla.ElPresidenteaparecíaenlatelevisióncasitodaslasnochesparadenunciarlaguerrasincuarteldelaoposición.Estabamuycansadoyamenudoselequebrabalavoz.Dijeronqueestababorrachoyquepasabalasnochesenunaorgíademulatastraídasporvíaaéreadesdeeltrópicoparacalentarsushuesos.Advirtióqueloscamionerosenhuelgarecibíancincuentadólaresdiariosdelextranjeroparamantenerelpaísparado.Respondieronqueleenviabanheladosdecoco y armas soviéticas en las valijas diplomáticas. Dijo que sus enemigosconspirabanconlosmilitaresparahacerungolpedeEstado,porquepreferíanverlademocraciamuerta,antesquegobernadaporél.LoacusarondeinventarpatrañasdeparanoicoyderobarselasobrasdelMuseoNacionalparaponerlasenelcuartodesuquerida. Previno que la derecha estaba armada y decidida a vender la patria alimperialismo y le contestaron que tenía su despensa llena de pechugas de avemientraselpueblohacíacolaparaelcogoteylasalasdelmismopájaro.

EldíaqueLuisaMora tocó el timbrede lagran casade la esquina, el senadorTrueba estaba en la biblioteca sacando cuentas. Ella era la última de las hermanasMoraquetodavíaquedabaenestemundo,reducidaaltamañodeunángelerranteytotalmentelúcido,enplenaposesióndesuinquebrantableenergíaespiritual.TruebanolaveíadesdelamuertedeClara,perolareconociópor1avoz,queseguíasonandocomounaflautaencantadayporelperfumedevioletassilvestresqueeltiempohabíasuavizado,peroqueaúneraperceptiblealadistancia.Alentraralahabitacióntrajo

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consigo la presencia alada de Clara, que quedó flotando en el aire ante los ojosenamoradosdesumarido,quiennolaveíadesdehacíavariosdías.

—Vengo a anunciarle desgracias, Esteban —dijo Luisa Mora después deacomodarseenelsillón.

—¡Ay,queridaLuisa!Deesoyahetenidosuficiente...—suspiróél.Luisacontóloquehabíadescubiertoenlosplanetas.Tuvoqueexplicarelmétodo

científico que había usado, para vencer la pragmática resistencia del senador.Dijoquehabíapasado losúltimosdiezmesesestudiando lacartaastraldecadapersonaimportante en el gobierno y en la oposición, incluyendo al mismo Trueba. Lacomparacióndelascartasreflejabaqueeneseprecisomomentohistóricoocurriríaninevitableshechosdesangre,dolorymuerte.

—Notengolamenorduda,Esteban—concluyó—.Seavecinantiemposatroces.Habrá tantos muertos que no se podrán contar. Usted estará en el bando de losganadores,peroeltriunfonoletraerámásquesufrimientoysoledad.

EstebanTrueba se sintió incómodo ante esa pitonisa insólita que trastornaba lapazdesubibliotecavalborotabasuhígadocondesvaríosastrológicos,peronotuvovalorparadespedirla,acausadeClara,queestabaobservandoconelrabillodelojodesdesurincón.

—Peronohevenidoamolestarlocon,noticiasqueescapanasucontrol,Esteban.He venido a hablar con su nieta Alba, porque tengo un mensaje para ella de suabuela.

ElsenadorllamóaAlba.LajovennohabíavistoaLuisaMoradesdequeteníasieteaños,peroseacordabaperfectamentedeella.Laabrazócondelicadeza,paranodesbaratar su frágil esqueleto de marfil y aspiró con ansias una bocanada de eseperfumeinconfundible.

—Vine a decirte que te cuides, hijita—dijo LuisaMora después que se hubosecado el llanto de emoción—. La muerte te anda pisando los talones. Tu abuelaClara te protege desde el Más Allá, pero me mandó a decirte que los espíritusprotectores son ineficaces en los cataclismosmayores.Seríabuenoquehicierasunviaje,quetefuerasalotroladodelmar,dondeestarásasalvo.

Aesasalturasdelaconversación,elsenadorTruebahabíaperdidolapacienciayestabaseguroqueseencontrabafrenteaunaandanademente.Diezmesesyoncedíasmás tarde, recordaría la profecía de LuisaMora, cuando se llevaron a Alba en lanocheduranteeltoquedequeda.

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Elterror

CapítuloXIII

El día del golpemilitar amaneció con un sol radiante, poco usual en la tímidaprimaveraquedespuntaba.Jaimehabíatrabajadocasitodalanocheyalassietedelamañana sólo tenía en el cuerpo dos horas de sueño.Lo despertó la campanilla delteléfonoyuna secretaria, con la voz ligeramente alterada, terminóde espantarle lamodorra.LollamabandePalacioparainformarlequedebíapresentarseenlaoficinadel compañero Presidente lo antes posible, no, el compañero Presidente no estabaenfermo,no,nosabía loqueestabapasando,ella teníaordendé llamara todos losmédicosdelaPresidencia.Jaimesevistiócomounsonámbuloytomósuautomóvil,agradeciendoqueporsuprofesióntuvieraderechoaunacuotasemanaldegasolina,porqueosino,habríatenidoqueiralcentroenbicicleta.LlegóalPalacioalasochoy se extrañó de ver la plaza vacía y un fuerte destacamento de soldados en losportones de la sede del gobierno, vestidos todos con ropa de batalla, cascos yarmamentosdeguerra.Jaimeestacionósuautomóvilenlaplazasolitaria,sinrepararen los gestos que hacían los soldados para que no se detuviera. Se bajó y deinmediatolorodearonapuntandoconsusarmas.

—¿Quépasa,compañeros?¿Estamosenguerraconloschinos?—sonrióJaime.—¡Siga, no puede detenerse aquí! ¡El tráfico está interrumpido! —ordenó un

oficial.—Losiento,peromehanllamadodelaPresidencia—alegóJaimemostrandosu

identificación—.Soymédico.LoacompañaronhastalaspesadaspuertasdemaderadelPalacio,dondeungrupo

decarabinerosmontabaguardia.Lodejaronentrar.Enelinteriordeledificioreinabauna agitación de naufragio, los empleados corrían por las escaleras como ratonesmareadosylaguardiaprivadadelPresidenteestabaarrimandolosmueblescontralasventanas y repartiendo pistolas entre los más próximos. El Presidente salió a suencuentro.Tenía puesto un casco de combate, que se veía incongruente junto a su

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fina ropa deportiva y sus zapatos italianos. Entonces Jaime comprendió que algograveestabaocurriendo.

—Se ha sublevado la Marina, doctor —explicó brevemente—. Ha llegado elmomentodeluchar.

JaimetomóelteléfonoyllamóaAlbaparadecirlequenosemovieradelacasaypedirle que avisara aAmanda.No volvió a hablar con ella nuncamás, porque losacontecimientossedesencadenaronvertiginosamente.Eneltranscursodelasiguientehorallegaronalgunosministrosydirigentespolíticosdelgobiernoycomenzaronlasnegociaciones telefónicas con los insurrectos para medir la magnitud de lasublevaciónybuscarunasoluciónpacífica.Peroalasnueveymediadelamañanalas unidades aunadas del país estaban al mando de militares golpistas. En loscuarteleshabíacomenzadolapurgadelosquepermanecíanlealesalaConstitución.El general de los carabineros ordenó a la guardia del Palacio que saliera, porquetambiénlapolicíaacababadeplegarsealGolpe.

—Puedenirse,compañeros,perodejensusarmas—dijoelPresidente.Loscarabinerosestabanconfundidosyavergonzados,pero laordendelgeneral

era terminante. Ninguno se atrevió a desafiar la mirada del jefe de Estado,depositaronsusarmasenelpatioysalieronenfila,conlacabezagacha.Enlapuertaunosevolvió.

—Yomequedoconusted,compañeroPresidente—dijo.Amediamañanafueevidentequela.situaciónnosearreglaríaconeldiálogoy

empezóaretirarsecasitodoelmundo.Sóloquedaronlosamigosmáscercanosylaguardia privada. Las hijas del Presidente fueron obligadas por su padre a salir.Tuvieronquesacarlasalafuerzaydesdelacallepodíanoírsusgritosllamándolo.Enel interior del edificio quedaron alrededor de treinta personas atrincheradas en lossalonesdelsegundopiso,entrequienesestabaJaime.Creíaencontrarseenmediodeunapesadilla.Sesentóenunsillónde terciopelo rojo,conunapistolaen lamano,mirándola idiotizado. No sabía usarla. Le pareció que el tiempo transcurría muylentamente,ensurelojsólohabíanpasadotreshorasdeesemalsueño.OyólavozdelPresidentequehablabaporradioalpaís.Erasudespedida.

«Me dirijo a aquellos que serán perseguidos, para decirles que yo no voy arenunciar:pagaréconmivida la lealtaddelpueblo.Siempreestaré juntoaustedes.Tengofeenlapatriaysudestino.Otroshombressuperaránestemomentoymuchomástempranoquetardeseabriránlasgrandesalamedaspordondepasaráelhombrelibre, para construir una sociedadmejor. ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!Éstas seránmis últimas palabras. Tengo la certeza de quemi sacrificio no será envano.»

Elcielocomenzóanublarse.Seoíanalgunosdisparosaisladosylejanos.Enesemomento elPresidente estabahablandopor teléfono con el jefe de los sublevados,

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quien leofrecióunaviónmilitarpara salirdelpaíscon todasu familia.Peroélnoestabadispuestoaexiliarseenalgún lugar lejanodondepodríapasarel restodesuvidavegetandoconotrosmandatariosderrocados,quehabíansalidodesupatriaentregallosymedianoche.

—Se equivocaron conmigo, traidores. Aquí me puso el pueblo y sólo saldrémuerto—respondióserenamente.

Entoncesoyeronelrugidodelosavionesycomenzóelbombardeo.Jaimesetiróal suelocon losdemás, sinpodercreer loqueestabaviviendo,porquehastaeldíaanteriorestabaconvencidodequeensupaísnuncapasabanadayhastalosmilitaresrespetabanlaley.SóloelPresidentesemantuvoenpie,seacercóaunaventanaconunabazookaenlosbrazosydisparóhacialostanquesdelacalle.Jaimesearrastróhastaélylotomódelaspantorrillasparaobligarloaagacharse,peroelotrolesoltóunapalabrotaysemantuvodepie.Quinceminutosdespuésardíatodoeledificioyadentro no se podía respirar por las bombas y el humo. Jaime gateaba entre losmueblesrotosylospedazosdecielorasoquecaíanasualrededorcomounalluviamortífera, procurandodar auxilio a losheridos, pero sólopodíaofrecer consueloycerrarlosojosalosmuertos.Enunasúbitapausadeltiroteo,elPresidentereunióalos sobrevivientes y les dijo que se fueran, que no quería mártires ni sacrificiosinútiles, que todos tenían una familia y tendrían que realizar una importante tareadespués.«Voyapedirunatreguaparaquepuedansalir»,agregó.Peronadieseretiró.Algunos temblaban, pero todos estaban en aparente posesión de su dignidad. Elbombardeofuebreve,perodejóelPalacioenruinas.Alasdosdelatardeelincendiohabíadevoradolosantiguossalonesquehabíanservidodesdetiemposcoloniales,ysóloquedabaunpuñadodehombresalrededordelPresidente.Losmilitaresentraronal edificio y ocuparon todo lo que quedaba de la planta baja. Por encima delestruendoescucharonlavozhistéricadeunoficialquelesordenabarendirseybajarenfilaindiayconlosbrazosenalto.ElPresidenteestrechólamanoacadauno.«Yobajaréalfinal»,dijo.Novolvieronaverloconvida.

Jaimebajóconlosdemás.Encadapeldañodelaampliaescaleradepiedrahabíasoldados apostados. Parecían haber enloquecido. Pateaban y golpeaban con lasculatas a los que bajaban, con un odio nuevo, recientemente inventado, que habíaflorecidoenellosenpocashoras.Algunosdisparabansusarmasporencimade lascabezasdelosrendidos.Jaimerecibióungolpeenelvientrequelodoblóendosycuandopudoenderezarse,teníalosojosllenosdelágrimasylospantalonestibiosdemierda. Siguieron golpeándolos hasta la calle y allí les ordenaron acostarse bocaabajoenelsuelo, lospisaron, los insultaronhastaquese leacabaronlaspalabrotasdel castellano y entonces le hicieron señas a un tanque. Los prisioneros lo oyeronacercarse,estremeciendoelasfaltoconsupesodepaquidermoinvencible.

—¡Abranpaso,quelesvamosapasarconeltanqueporencimaaestoshuevones!

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—gritóuncoronel.Jaimeatisbódesdeelsueloycreyóreconocerlo,porquelerecordóaunmuchacho

conquienjugabaenLasTresMaríascuandoélerajoven.Eltanquepasóresoplandoadiezcentímetrosdesuscabezasentrelascarcajadasdelossoldadosyelaullidodelas sirenas de los bomberos. A lo lejos se oía el rumor de los aviones de guerra.Muchoratodespuéssepararonalosprisionerosengrupos,segúnsuculpa,yaJaimelollevaronalMinisteriodeDefensa,queestabaconvertidoencuartel.Loobligaronaavanzar agazapado, como si estuviera enuna trinchera, lo llevaron a travésdeunagran sala, llena de hombres desnudos, atados en filas de diez, con las manosamarradas en la espalda, tan golpeados, que algunos no podían tenerse en pie y lasangrecorríaenhilitossobreelmármoldelpiso.CondujeronaJaimealcuartodelascalderas,dondehabíaotraspersonasdepiecontralapared,vigiladasporunsoldadolívidoquesepaseabaapuntándolosconsumetralleta.Allípasómuchoratoinmóvil,parado,sosteniéndosecomounsonámbulo,sinacabardecomprender loqueestabasucediendo, atormentadopor los gritos que se escuchaban a través delmuro.Notóqueelsoldadoloobservaba.Deprontobajóelarmayseacercó.

—Siénteseadescansar,doctor,perosiyoleaviso,páreseinmediatamente—dijoenunmurmullo,pasándoleuncigarrilloencendido—.Ustedoperóamimadreylesalvólavida.

Jaime no fumaba, pero saboreó aquel cigarrillo aspirando lentamente. Su relojestabadestrozado,peroporelhambreylased,calculóqueyaeradenoche.Estabatancansadoeincómodoensuspantalonesmanchados,quenosepreguntabaloqueibaasucederle.Empezabaacabecearcuandoelsoldadoseaproximó.

—Párese,doctor—lesusurró—.Yavienenabuscarlo.¡Buenasuerte!Un instante después entraron dos hombres, le esposaron las muñecas y lo

condujerondondeunoficialqueteníaasucargoelinterrogatoriodelosprisioneros.JaimelohabíavistoalgunasvecesencompañíadelPresidente.

—Sabemos que usted do tiene nada que ver con esto, doctor —dijo—.Sóloqueremosque aparezca en la televisióny diga que elPresidente estababorrachoyquesesuicidó.Despuéslodejoirseasucasa.

—Hagaesadeclaraciónustedmismo.Conmigonocuenten,cabrones—respondióJaime.

Losujetaronde losbrazos.Elprimergolpe lecayóenelestómago.Después lolevantaron, lo aplastaron sobre una mesa y sintió que le quitaban la ropa.MuchodespuéslosacaroninconscientedelMinisteriodeDefensa.Habíacomenzadoallovery la frescura del agua y del aire lo reanimaron.Despertó cuando lo subieron a unautobúsdelejércitoylodejaronenelasientotrasero.Atravésdelvidrioobservólanoche y cuando el vehículo se puso en marcha, pudo ver las calles vacías y losedificios embanderados. Comprendió que los enemigos habían ganado y

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probablementepensóenMiguel.Elautobússedetuvoenelpatiodeunregimiento,allílobajaron.Habíaotrosprisionerosentanmalestadocomoél.Lesataronlospiesy las manos con alambres de púas y los tiraron de bruces en las pesebreras. AllípasaronJaimeylosotrosdosdíassinaguaysinalimento,pudriéndoseensupropioexcremento,susangreysuespanto,alcabodeloscualeslostransportaronatodosenuncamiónhastalascercaníasdelaeropuerto.Enundescampadolosfusilaronenelsuelo,porquenopodíantenersedepie,yluegodinamitaronloscuerpos.Elasombrode laexplosiónyelhedorde losdespojosquedaron flotandoenel airepormuchotiempo.

En lagran casade la esquina, el senadorTrueba abrióunabotellade champánfrancésparacelebrarelderrocamientodel régimencontraelcualhabía luchadotanferozmente, sin sospechar que en ese mismo momento a su hijo Jaime estabanquemándolelostestículosconuncigarrilloimportado.Elviejocolgólabanderaenlaentradadelacasaynosalióabailaralacalleporqueeracojoyporquehabíatoquedequeda,peroganasnolefaltaron,comoanuncióregocijadoasuhijayasunieta.EntretantoAlba,colgadadel teléfono, tratabadeobtenernoticiasdelagentequelapreocupaba:Miguel,PedroTercero,sutíoJaime,Amanda,SebastiánGómezytantosotros.

—¡Ahoralasvanapagar!—exclamóelsenadorTruebaalzandolacopa.Alba se la arrebató de la mano de un zarpazo y la lanzó contra la pared,

haciéndolaañicos.Blanca,quenuncahabíatenidoelvalordehacerfrenteasupadre,sonriósindisimulo.

—¡NovamosacelebrarlamuertedelPresidenteniladeotros,abuelo!dijoAlba.En las pulcras casas del Barrio Alto abrieron las botellas que habían estado

esperandodurante tres añosybrindaronpor elnuevoorden.Sobre laspoblacionesobrerasvolarondurante toda lanoche loshelicópteros, zumbandocomomoscasdeotrosmundos.

Muytarde,casialamanecer,sonóelteléfonoyAlba,quenosehabíaacostado,corrióaatenderlo.Aliviada,escuchólavozdeMiguel.

—Llegóelmomento,miamor.Nomebusquesnimeesperes.Teamo—dijo.—¡Miguel!¡Quieroircontigo!—sollozóAlba.—Nohablesanadiedemí,Alba.Noveasalosamigos.Rompelasagendas,los

papeles, todo lo que pueda relacionarte conmigo. Te voy a querer siempre,recuérdalo,miamorLijoMiguelycortólacomunicación.

El toque de queda duró dos días. Para Alba fueron una eternidad. Las radiostransmitían ininterrumpidamente himnos guerreros y la televisión mostraba sólopaisajesdel territorionacionalydibujosanimados.Variasvecesaldíaaparecíanenlaspantallas loscuatrogeneralesde la junta,sentadosentreelescudoylabandera,parapromulgarsusbandos:eranlosnuevoshéroesdelapatria.Apesardelaorden

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de disparar contra cualquiera que se asomara fuera de su casa, el senador Truebacruzólacalleparairacelebrardondeunvecino.Laalgazaradelafiestanollamólaatenciónalaspatrullasquecirculabanporlacalle,porqueéseeraunbarriodondenoesperabanencontraroposición.Blancaanuncióqueteníalapeorjaquecadesuvidayseencerróensuhabitación.Enlanoche,Albalaoyórondarporlacocinaysupusoqueelhambrehabíasidomásfuertequeeldolordecabeza.Ellapasódosdíasdandovueltasporlacasaenestadodedesesperación,revisandoloslibrosdeltúneldeJaimey su propio escritorio, para destruir lo que consideró comprometedor. Era comocometerunsacrilegio,estabaseguraquecuandosutíoregresaraibaaponersefuriosoylequitaríasuconfianza.Tambiéndestruyólaslibretasdondeestabanlosnúmerosdeteléfonodelosamigos,susmáspreciosascartasdeamoryhastalasfotografíasdeMiguel.Lasempleadasdelacasa,indiferentesyaburridas,seentretuvieronduranteel toquede quedahaciendo empanadas,menos la cocinera, que lloraba sin parar yesperabaconansiaselmomentodeiraverasumarido,conquiennohabíapodidocomunicarse.

Cuando se levantó por algunas horas la prohibición de salir, para dar a lapoblaciónlaoportunidaddecomprarvíveres,Blancacomprobómaravilladaquelosalmacenes estaban abarrotados con los productos que durante tres años habíanescaseadoyqueparecíanhabersurgidocomoporobrademagiaenlasvitrinas.Viorumasdepollosfaenadosypudocomprartodoloquequiso,apesardequecostabanel triple, porque se había decretado libertaddeprecios.Notóquemuchaspersonasobservabanlospollosconcuriosidad,comosinoloshubieranvistonunca,peroquepocas compraban, porque no los podían pagar. Tres días después el olor a carneputrefactaapestabalosalmacenesdelaciudad.

Los soldados patrullaban nerviosamente por las calles, vitoreados por muchagentequehabíadeseadoelderrocamientodelgobierno.Algunos,envalentonadosporlaviolenciadeesosdías,deteníanaloshombresconpelolargooconbarba,signosinequívocosdesuespíriturebelde,yparabanenlacallea lasmujeresqueandabancon pantalones para cortárselos a tijeretazos, porque se sentían responsables deimponer el orden, la moral y la decencia. Las nuevas autoridades dijeron que noteníannadaqueverconesasacciones,nuncahabíandadoordendecortarbarbasopantalones, probablemente se trataba de comunistas disfrazados de soldados paradesprestigiara lasFuerzasArmadasyhacerlasodiosasa losojosde laciudadanía,quenoestabanprohibidaslasbarbasnilospantalones,pero,porsupuesto,preferíanqueloshombresanduvieranafeitadosyconelpelocorto,ylasmujeresconfaldas.

SecorriólavozdequeelPresidentehabíamuertoynadiecreyólaversiónoficialdequesesuicidó.

Esperé que se normalizara un poco la situación. Tres días después delPronunciamientoMilitar, me dirigí en el automóvil del Congreso alMinisterio de

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Defensa,extrañadodequenomehubieranbuscadoparainvitarmeaparticiparenelnuevogobierno.Todoelmundosabequefuielprincipalenemigodelosmarxistas,elprimeroque seopuso a la dictadura comunistay se atrevió a decir enpúblicoquesólo losmilitares podían impedir que el país cayera en las garras de la izquierda.Ademásyofuiquienhizocasi todos loscontactosconelaltomandomilitar,quiensirvió de enlace con los gringos y pusemi nombre ymi dinero para la compra dearmas.Enfin,mejuguémásquenadie.Amiedadelpoderpolíticonomeinteresaparanada.Perosoydelospocosquepodíanasesorarlos,porquellevomuchotiempoocupandoposicionesysémejorquenadieloqueleconvieneaestepaís.Sinasesoresleales, honestos y capacitados, ¿qué pueden hacer unos pocos coronelesimprovisados?Sólodesatinos.Odejarseengañarporlosvivosqueseaprovechandelas circunstancias para hacerse ricos, como de hecho está sucediendo. En esemomentonadiesabíaquelascosasibanaocurrircomoocurrieron.Pensábamosquela intervenciónmilitar eraunpasonecesariopara lavuelta aunademocracia sana,poresomeparecíatanimportantecolaborarconlasautoridades.

CuandolleguéalMinisteriodeDefensamesorprendióvereledificioconvertidoenunmuladar.Losordenanzasbaldeabanlospisosconestropajos,vialgunasparedesaportilladasporlasbalasvportodosladoscorríanlosmilitaresagazapados,comosideverdadestuvieranenmediodeuncampodebatallaoesperaranquelecayeranlosenemigos del techo. Tuve que aguardar casi tres horas para que me atendiera unoficial. Al principio creí que en ese caos no me habían reconocido y por eso metrataban con tanpocadeferencia, pero luegomedi cuenta cómoeran las cosas.Eloficial me recibió con las botas sobre el escritorio, masticando un emparedadograsiento,malafeitado,conlaguerreradesabotonada.NomediotiempodepreguntarpormihijoJaimeniparafelicitarloporlavalienteaccióndelossoldadosquehabíansalvado a la patria, sino que procedió a pedirme las llaves del automóvil con elargumentodequesehabíaclausuradoelCongresoy,porlotanto,tambiénsehabíanterminado lasprebendasde loscongresistas.Mesobresalté.Eraevidente,entonces,quenoteníanintenciónalgunadevolveraabrirlaspuertasdelCongreso,comotodosesperábamos.Mepidió,no,meordenó,presentarmealdíasiguienteenlacatedral,alasoncedelamañana,paraasistiralTeDeumconquelapatriaagradeceríaaDioslavictoriasobreelcomunismo.

—¿EsciertoqueelPresidentesesuicidó?—pregunté.—¡Sefue!—mecontestó.—¿Sefue?¿Adónde?—¡Sefueensangre!—rióelotro.Salí a la calle desconcertado, apoyado en el brazo de mi chofer. No teníamos

formaderegresaralacasa,porquenocirculabantaxisnibusesyyonoestoyenedadparacaminar.Afortunadamentepasóun jeepdecarabinerosyme reconocieron.Es

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fácildistinguirme,comodiceminietaAlba,porquetengounapintainconfundibledeviejocuervorabiosoysiempreandovestidodeluto,conmibastóndeplata.

—Suba,senador—dijounteniente.Nos ayudaron a trepar al vehículo. Los carabineros se veían cansados y me

pareció evidente que no habían dormido.Me confirmaron que hacía tres días queestabanpatrullandolaciudad,manteniéndosedespiertosconcafénegroypastillas.

—¿Hanencontradoresistenciaenlaspoblacionesoenloscordonesindustriales?—pregunté.

—Muypoca.Lagenteestátranquila—dijoelteniente—.Esperoquelasituaciónsenormalicepronto,senador.Nonosgustaesto,esuntrabajosucio.

—Nodigaeso,hombre.Siustedesnoseadelantan,loscomunistashabríandadoelGolpeyaestashorasusted,yoyotrascincuentamilpersonasestaríamosmuertos.Sabíaqueteníanunplanparaimplantarsudictadura,¿no?

—Esonoshandicho.Peroenlapoblacióndondeyovivohaymuchosdetenidos.Misvecinosmemiranconrecelo.Aquíalosmuchachoslespasalomismo.Perohayquecumplirórdenes.Lapatriaesloprimero,¿verdad?

—Así es. Yo también siento lo que está pasando, teniente. Pero no había otrasolución. El régimen estaba podrido. ¿Qué habría sido de este país, si ustedes noempuñanlasarmas?

Enelfondo,sinembargo,noestabatanseguro.Teníaelpresentimientodequelascosas no estaban saliendo como las habíamos planeado y que la situación se nosestaba escapando de las manos, pero en ese momento acallé mis inquietudesrazonandoquetresdíassonmuypocosparaordenarunpaísyqueprobablementeelgroserooficialquemeatendióenelMinisteriodeDefensarepresentabaunaminoríainsignificante dentro de las Fuerzas Armadas. La mayoría era como ese tenienteescrupuloso queme llevó a la casa. Supuse que al poco tiempo se restablecería elordeny cuando se aliviara la tensiónde losprimerosdías,mepondría encontactoconalguienmejorcolocadoen la jerarquíamilitar.LamenténohabermedirigidoalgeneralHurtado,nolohabíahechoporrespetoytambién,loreconozco,pororgullo,porquelocorrectoeraqueélmebuscaraynoyoaél.

NomeenterédelamuertedemihijoJaimehastadossemanasdespués,cuandosenoshabíapasadolaeuforiadeltriunfoalverquetodoelmundoandabacontandoalosmuertos y a los desaparecidos.Un domingo se presentó en la casa un soldadosigilosoyrelatóaBlancaenlacocinaloquehabíavistoenelMinisteriodeDefensayloquesabíadeloscuerposdinamitados.

—El doctorDelValle salvó la vida demimadre—dijo el soldadomirando elsuelo, con el casco de guerra en la mano—. Por eso vengo a decirles cómo lomataron.

Blancamellamóparaqueoyeraloquedecíaelsoldado,peromeneguéacreerlo.

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Dijequeelhombresehabíaconfundido,quenoeraJaime,sinootrapersonalaquehabía visto en la sala de las calderas, porque Jaime no tenía nada que hacer en elPalacioPresidencial el día del PronunciamientoMilitar.Estaba seguro quemi hijohabíaescapadoalextranjeroporalgúnpasofronterizoosehabíaasiladoenalgunaembajada,enelsupuestodequeloestuvieranpersiguiendo.Porotraparte,sunombrenoaparecíaenningunadelaslistasdelagentesolicitadaporlasautoridades,asíesquededujequeJaimenoteníanadaquetemer.

Había de pasar mucho tiempo, varios meses, en realidad, para que yocomprendieraqueel soldadohabíadicho laverdad.En losdesvaríosde la soledadaguardabaamihijosentadoen lapoltronade labiblioteca,con losojos fijosenelumbraldelapuerta,llamándoloconelpensamiento,talcomollamabaaClara.Tantolollamé,quefinalmentelleguéaverlo,perosemeapareciócubiertodesangresecayandrajos,arrastrandoserpentinasdealambresdepúassobreelparquetencerado.Asísupe que había muerto tal como nos había contado el soldado. Sólo entoncescomencéahablarde la tiranía.MinietaAlba,encambio,vioperfilarsealdictadormucho antes que yo. Lo vio destacarse entre los generales y gentes de guerra. Loreconocióalpunto,porqueellaheredólaintuicióndeClara.Esunhombretoscoydeaparienciasencilla,depocaspalabras,comouncampesino.ParecíamodestoypocospudieronadivinarquealgúndíaloVeríanenvueltoenunacapadeemperador,conlosbrazosenalto,paraacallara lasmultitudesacarreadasencamionesparavitorearlo,susaugustosbigotestemblandodevanidad,inaugurandoelmonumentoaLasCuatroEspadas, desde cuya cima una antorcha eterna iluminaría los destinos de la patria,pero,queporunerrordelostécnicosextranjeros,jamásseelevóllamaalguna,sinosolamenteunaespesahumaredadecocineríaquequedóflotandoenelcielocomounaperennetormentadeotrosclimas.

Empecéapensarquemehabíaequivocadoenelprocedimientoyquetalveznoeraésa lamejor soluciónparaderrocaralmarxismo.Mesentíacadavezmássolo,porque ya nadie me necesitaba, no tenía a mis hijos y Clara, con su manía de lamudezy ladistracción,parecíaun fantasma. InclusoAlbasealejabacadadíamás.Apenas laveíaenlacasa..Pasabapormi ladocomounaráfaga,consushorrendasfaldas largas de algodón arrugado y su increíble pelo verde, como el de Rosa,ocupada en quehaceres misteriosos que llevaba a cabo con la complicidad de suabuela.Estoyseguroqueamisespaldasellasdostramabansecretos.Minietaandabaazorada, igual comoClara en los tiemposdel tifus, cuando se echó a la espalda elfardodeldolorajeno.

AlbatuvomuypocotiempoparalamentarlamuertedesutíoJaime,porquelasurgencias de los necesitados la absorbieron de inmediato, de modo que tuvo quealmacenarsudolorparasufrirlomástarde.NovolvióaveraMiguelhastadosmesesdespuésdelGolpeMilitaryllegóapensarquetambiénestabamuerto.Nolobuscó,

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sinembargo,porqueenesesentidoteníainstruccionesmuyprecisasdeélyademásoyóquelollamabanporlaslistasdelosquedebíanpresentarseantelasautoridades.Esoledioesperanza.«Mientraslobusquen,estáconvida»,dedujo.Seatormentabaconlaideaquepodíanagarrarlovivoeinvocabaasuabuelaparapedirlequeesonoocurriera. «Prefiero mil veces verlo muerto, abuela», suplicaba. Ella sabía lo queestabapasandoenelpaís,poresoandabadíaynocheconelestómagooprimido,letemblabanlasmanos,ycuandoseenterabadelasuertedealgúnprisionero,secubríaderonchasdesdelospieshastalacabeza,comounapestado.Peronopodíahablardeesoconnadie,nisiquieraconsuabuelo,porquelagentepreferíanosaberlo.

Después de aquelmartes terrible, elmundo cambió en formabrutal paraAlba.Tuvoqueacomodarlossentidosparaseguirviviendo.Debióacostumbrarsealaideadequenovolvería aver a losquemáshabía amado, a su tío Jaime, aMiguely amuchos otros. Culpaba a su abuelo por lo que había pasado, pero luego, al verloencogidoensupoltrona,llamandoaClarayasuhijoenunmurmullointerminable,le volvía todo el amor por el viejo y corría a abrazarlo, a pasarle los dedos por lamelenablanca,aconsolarlo.Albasentíaquelascosaserandevidrio,frágilescomosuspiros,yquelametrallaylasbombasdeaquelmartesinolvidable,destrozaronunabuenapartedeloconocido,yelrestoquedóhechotrizasysalpicadodesangre.Coneltranscursodelosdías,lassemanasylosmeses,loquealprincipioparecíahabersepreservadodeladestrucción,tambiéncomenzóamostrarseñalesdeldeterioro.Notóquelosamigosyparienteslaeludían,quealgunoscruzabanlacalleparanosaludarlaovolvían la cara cuando se aproximaba.Pensóque sehabía corrido lavozdequeayudabaalosperseguidos.

Así era.Desde losprimerosdías lamayorurgencia fue asilar a losquecorríanpeligrodemuerte.AlprincipioaAlba leparecióunaocupacióncasidivertida,quepermitíamantenerlamenteenotrascosasynopensarenMiguel,peroprontosediocuenta que no era un juego. Los bandos advirtieron a los ciudadanos que debíandelataralosmarxistasyentregaralosfugitivos,obienseríanconsideradostraidoresa la patria y juzgados como tales. Alba recuperó milagrosamente el automóvil deJaime, que se salvó del bombardeo y estuvo una semana estacionado en lamismaplaza donde él lo dejó, hasta que Alba se enteró y lo fue a buscar. Le pintó dosgrandesgirasolesenlaspuertas,deunamarilloimpactante,paraquesedistinguieradeotroscochesyfacilitaraasísunuevatarea.Tuvoquememorizarlaubicacióndetodaslasembajadas,losturnosdeloscarabinerosquelasvigilaban,laalturadesusmuros, el ancho de sus puertas. El aviso de que había alguno a—quien asilar lellegabasorpresivamente,amenudoatravésdeundesconocidoquelaabordabaenlacalleyquesuponíaqueeraenviadoporMiguel.Ibaallugardelacitaaplenaluzdeldía y cuando veía a alguien haciendo señas, advertido por las flores amarillaspintadasensuautomóvil,sedeteníabrevementeparaquesubieraatodaprisa.Porel

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caminonohablaban,porqueellapreferíanosabernisunombre.Aveces teníaquepasartodoeldíaconél,inclusoesconderloporunaodosnoches,antesdeencontrarelmomentoadecuadoparaintroducirloenunaembajadaasequible,saltandounmuroaespaldasdelosguardias.Esesistemaresultabamásexpeditoquelostrámitescontimoratosembajadoresdelasdemocraciasextranjeras.Nuncamásvolvíaasaberdelasilado, pero guardaba para siempre su agradecimiento tembloroso y, cuando todoterminaba,respirabaaliviadaporqueporesavezsehabíasalvado.Enocasionestuvoquehacerloconmujeresquenoqueríandesprendersedesushijosy,apesardequeAlbalesprometíahacerlesllegarlacriaturaporlapuertaprincipal,puestoquenielmástímidoembajadorserehusaríaaello,lasmadressenegabanadejarlosatrás,demodoquealfinaltambiénalosniñoshabíaquetirarlosporencimadelosmurosodescolgarlospor las rejas.Alpoco tiempo todas las embajadas estaban erizadasdepúas y ametralladoras y fue imposible seguir tomándolas por asalto, pero otrasnecesidadeslamantuvieronocupada.

FueAmandaquienlapusoencontactoconloscuras.LasdosamigassejuntabanparahablarensusurrosdeMiguel,aquienningunahabíavueltoaver,ypararecordara Jaime con una nostalgia sin lágrimas, porque no había una prueba oficial de sumuerteyeldeseoqueambasteníandevolveraverloeramásfuertequeelrelatodelsoldado. Amanda había vuelto a fumar compulsivamente, le temblabanmucho lasmanosyseleextraviabalamirada.Avecesteníalaspupilasdilatadasysemovíacontorpeza,peroseguíatrabajandoenelhospital.Lecontóqueamenudoatendíaagentequetraíandesmayadadehambre.

—Lasfamiliasdelospresos,losdesaparecidosylosmuertosnotienennadaparacomer. Los cesantes tampoco. Apenas un plato de mazamorra cada dos días. Losniñosseduermenenlaescuela,estándesnutridos.

Agregóqueelvasode lechey lasgalletasqueantes recibíandiariamente todoslosescolares,sehabíansuprimidoyquelasmadrescallabanelhambredesushijosconaguadeté.

—Losúnicosquehacenalgoparaayudarsonloscuras—explicóAmanda—.Lagentenoquieresaberlaverdad.LaIglesiahaorganizadocomedoresparadarunplatodiario, de comida seis veces por semana, a los menores de siete años. No essuficiente, claro. Por cada niño que come una vez al día un plato de lentejas o depatatas,haycincoquesequedanafueramirando,porquenoalcanzaparatodos.

Albacomprendióquehabíanretrocedidoalaantigüedad,cuandosuabuelaClaraibaalBarriodelaMisericordiaareemplazarlajusticiaconlacaridad.Sóloqueahoralacaridaderamalvista.Comprobóquecuando recorría las casasde susamistadesparapedirunpaquetedearrozountarrodelecheenpolvo,noseatrevíananegárselola primera vez, pero luego la eludían.Al principioBlanca la ayudó.Alba no tuvodificultadenobtenerlallavedeladespensadesumadre,conelargumentodequeno

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había necesidad de acaparar harina vulgar y porotos de pobre, si se podía comercentolladelmarBálticoychocolatesuizo,conloquepudoabastecerloscomedoresdeloscurasporuntiempoque,detodosmodos,lepareciómuybreve.Undíallevóasumadre a uno de los comedores. Al ver el largomostrador demadera sin pulir,dondeunadoblefiladeniñosconojossuplicantesesperabaquelesdieransuración,Blancasepusoallorarycayóenlacamapordosdíasconjaqueca.Habríaseguidolamentándose si su hija no la obliga a vestirse, olvidarse de símisma y conseguirayuda,aunquefuerarobandoalabuelodelpresupuestofamiliar.ElsenadorTruebanoquisooírhablardelasunto,talcomohacíalagentedesuclase,ynegóelhambreconlamismatenacidadconquenegabaalospresosyalostorturados,demodoqueAlbanopudocontarconélymástarde,cuandotampocopudocontarconsumadre,debiórecurriramétodosmásdrásticos.LomáslejosquellegabaelabueloeraalClub.Noandabaporelcentroymuchomenosseacercabaa laperiferiade laciudadoa laspoblacionesmarginales.Nolecostónadacreerquelasmiseriasquerelatabasunietaeranpatrañasdelosmarxistas.

—¡Curascomunistas!—exclamó—.¡Eraloúltimoquemefaltabaoír!Perocuandocomenzaronallegaratodashoraslosniñosylasmujeresapedira

laspuertasdelascasas,nodioordendecerrarlasrejasylaspersianasparanoverlos,como hicieron los demás, sino que aumentó la mensualidad a Blanca y dijo quetuvieransiemprealgodecomidacalienteparadarles.

—Ésta es una situación temporal—aseguró—.Apenas losmilitares ordenen elcaosenqueelmarxismodejóalpaís,esteproblemaseráresuelto.

Losperiódicosdijeronquelosmendigosenlascalles,quenoseveíandesdehacíatantos años, eran enviados por el comunismo internacional para desprestigiar a lajuntaMilitar y sabotear el orden y el progreso. Pusieron panderetas para tapar laspoblacionesmarginales,ocultándolasalosojosdelturismoydelosquenoqueríanver. En una noche surgieron por encantamiento jardines recortados y macizos defloresenlasavenidas,plantadosporloscesantesparacrearlafantasíadeunapacíficaprimavera. Pintaron de blanco borrando los murales de palomas panfletarias yretirandoparasiempredelavistaloscartelespolíticos.Cualquierintentodeescribirmensajespolíticosenlavíapúblicaerapenadoconunaráfagadeametralladoraenelsitio.Las calles limpias, ordenadas y silenciosas, se abrieron al comercio.Al pocotiempo desaparecieron los niños mendigos y Alba notó que tampoco había perrosvagabundosni tarrosdebasura.Elmercadonegro terminóenelmismo instanteenque bombardearon el Palacio Presidencial, porque los especuladores fueronamenazados con leymarcial y fusilamiento.En las tiendas comenzaron a vendersecosasquenoseconocíannidenombre,yotrasqueantessóloconseguíanlosricosmedianteelcontrabando.Nuncahabíaestadomáshermosalaciudad.Nuncalaaltaburguesía había sido más feliz: podía comprar whisky a destajo y automóviles a

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crédito.Enlaeuforiapatrióticadelosprimerosdías, lasmujeresregalabansus joyasen

loscuarteles,para la reconstrucciónnacional,hastasusalianzasmatrimoniales,queeranreemplazadasporanillosdecobreconelemblemadelapatria.Blancatuvoqueesconder el calcetín de lana con las joyas que Clara le había legado, para que elsenadorTruebanolasentregaraalasautoridades.Vieronnacerunanuevaysoberbiaclasesocial.Señorasmuyprincipales,vestidasconropasdeotroslugares,exóticasybrillantescomoluciérnagasdenoche,sepavoneabanenloscentrosdediversióndelbrazodelosnuevosysoberbioseconomistas.Surgióunacastademilitaresqueocupórápidamente los puestos clave. Las familias que antes habían considerado unadesgracia tener a un militar entre sus miembros, se peleaban las influencias parametera loshijosen lasacademiasdeguerrayofrecíansushijasa lossoldados.Elpaís se llenódeuniformados,demáquinasbélicas,debanderas,himnosydesfiles,porquelosmilitaresconocíanlanecesidaddelpueblodetenersuspropiossímbolosyritos.ElsenadorTrueba;queporprincipiodetestabaesascosas,comprendióloquehabían querido decir sus amigos delClub, cuando aseguraban que elmarxismonotenía ni la menor oportunidad en América Latina, porque no contemplaba el ladomágico de las cosas. «Pan, circo y algo que venerar, es todo lo que necesitan»,concluyóelsenador,lamentandoensufuerointernoquefaltaraelpan.

Seorquestóunacampañadestinadaaborrardelafazdelatierraelbuennombredel expresidente, con la esperanzadeque el pueblodejarade llorarlo.Abrieron sucasa e invitaron al público a visitar lo que llamaron «el palacio del dictador». Sepodía mirar dentro de sus armarios y asombrarse del número y la calidad de suschaquetas de gamuza, registrar sus cajones, hurgar en su despensa, para ver el roncubanoyelsacodeazúcarqueguardaba.CircularonfotografíasburdamentetrucadasquelomostrabanvestidodeBaco,conunaguirnaldadeuvasenlacabeza,retozandoconmatronasopulentasyconatletasdesumismosexo,enunaorgíaperpetuaquenadie,nielmismosenadorTrueba,creyóquefueranauténticas.«Estoesdemasiado,selesestápasandolamano»,mascullócuandoseenteró.

Deunaplumada, losmilitarescambiaron lahistoria,borrandolosepisodios, lasideologías y los personajes que el régimen desaprobaba. Acomodaron los mapas,porquenohabíaningunarazónparaponerelnortearriba,tanlejosdelabeneméritapatria, si sepodíaponer abajo,dondequedabamás favoreciday,depaso,pintaronconazuldePrusiavastasorillasdeaguasterritorialeshastaloslímitesdeAsiaydeÁfrica y se apoderaron en los libros de geografía de tierras lejanas, corriendo lasfronterascontodaimpunidad,hastaquelospaíseshermanosperdieronlapaciencia,pusieron un grito en las Naciones Unidas y amenazaron con echarles encima lostanquesdeguerraylosavionesdecaza.Lacensura,quealprincipiosóloabarcólosmediosdecomunicación,prontoseextendióa los textosescolares, las letrasde las

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canciones, los argumentos de las películas y las conversaciones privadas. Habíapalabrasprohibidasporbandomilitar,comolapalabra«compañero»,yotrasquenose decían por precaución, a pesar de que ningún bando las había eliminado deldiccionario,comolibertad,justiciaysindicato.Albasepreguntabadedóndehabíansalido tantos fascistas de la noche a la mañana, porque en la larga trayectoriademocráticadesupaís,nuncasehabíannotado,exceptoalgunosexaltadosdurantelaguerra,quepormoneríaseponíancamisasnegrasydesfilabanconelbrazoenalto,enmediodelascarcajadasylasilbatinadelostranseúntes,sinquetuvieranningúnpapelimportanteenlavidanacional.TampocoseexplicabalaactituddelasFuerzasArmadas, que provenían en sumayoría de la clasemedia y la clase obrera y quehistóricamentehabíanestadomáscercadelaizquierdaquedelaextremaderecha.Nocomprendióelestadodeguerrainternanisediocuentadequelaguerraeslaobradeartede losmilitares, la culminaciónde susentrenamientos, elbrochedoradode suprofesión.Noestánhechosparabrillarenlapaz.ElGolpelesdiolaoportunidaddeponer en práctica lo que habían aprendido en los cuarteles, la obediencia ciega, elmanejode lasarmasyotrasartesque lossoldadospuedendominarcuandoacallanlosescrúpulosdelcorazón.

Albaabandonósusestudios,porquelaFacultaddeFilosofía,comomuchasotrasqueabrenlaspuertasdelpensamiento,fueclausurada.Tampocosiguióconlamúsica,porque el violoncelo le pareció una frivolidad en esas circunstancias. Muchosprofesores fueron despedidos, arrestados o desaparecieron de acuerdo a una listanegraquemanejabalapolicíapolítica.ASebastiánGómezlomataronenelprimerallanamiento,delatadoporsuspropiosalumnos.Launiversidadsellenódeespías.

La alta burguesía y la derecha económica, que habíanpropiciado el cuartelazo,estabaneufóricas.Alcomienzoseasustaronunpoco,alverlasconsecuenciasdesuacción,porquenuncaleshabíatocadovivirenunadictaduraynosabíanloqueera.Pensaronquelapérdidadelademocraciaibaasertransitoriayquesepodíavivirporuntiemposinlibertadesindividualesnicolectivas,siemprequeelrégimenrespetarala libertad de empresa. Tampoco les importó el desprestigio internacional, que lospusoenlamismacategoríadeotrastiraníasregionales,porquelesparecióunpreciobaratoporhaberderrocadoalmarxismo.Cuandollegaroncapitalesextranjerosparahacer inversionesbancariasenelpaís, loatribuyeron,naturalmente,a laestabilidaddelnuevorégimen,pasandoporaltoelhechodequeporcadapesoqueentraba,sellevabandosenintereses.Cuandofueroncerrandodeapococasitodaslasindustriasnacionales y empezaron a quebrar los comerciantes, derrotados por la importaciónmasivadebienesdeconsumo,dijeronquelascocinasbrasileras,lastelasdeTaiwanylasmotocicletasjaponesaseranmuchomejoresquecualquiercosaquesehubierafabricadonuncaenelpaís.Sólocuandodevolvieronlasconcesionesdelasminasalas compañías norteamericanas, después de tres años de nacionalización, algunas

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vocessugirieronqueesoeralomismoqueregalarlapatriaenvueltaenpapelcelofán.Perocuandocomenzaronaentregarasusantiguosdueñoslastierrasquelareformaagrariahabíarepartido,setranquilizaron:habíanvueltoalosbuenostiempos.Vieronquesólounadictadurapodíaactuarconelpesodelafuerzaysinrendirlecuentasanadie, para garantizar sus privilegios, así es que dejaron de hablar de política yaceptaronlaideadequeellosibanatenerelpodereconómico,perolosmilitaresibana gobernar. La única labor de la derecha fue asesorarlos en la elaboración de losnuevos decretos y las nuevas leyes. En pocos días eliminaron los sindicatos, losdirigentes obreros estaban presos o muertos, los partidos políticos declarados enrecesoindefinidoytodaslasorganizacionesdetrabajadoresyestudiantes,yhastaloscolegios profesionales, desmantelados. Estaba prohibido agruparse. El único sitiodonde la gente podía reunirse era en la iglesia, de modo que al poco tiempo lareligiónsepusodemodayloscurasylasmonjastuvieronquepostergarsuslaboresespirituales para socorrer las necesidades terrenales de aquel rebaño perdido. Elgobiernoylosempresariosempezaronaverloscomoenemigospotencialesyalgunossoñaron con resolver el problema asesinando al cardenal, en vista de que el Papa,desde Roma, se negó a sacarlo de su puesto y enviarlo a un asilo para frailesalienados.

Una gran parte de la clase media se alegró con el Golpe Militar, porquesignificaba la vuelta al orden, a la pulcritud de las costumbres, las faldas en lasmujeresyelpelocortoenloshombres,peroprontoempezóasufrirel tormentodelospreciosaltosylafaltadetrabajo.Noalcanzabaelsueldoparacomer.Entodaslasfamilias había alguien a quien lamentar y ya nopudierondecir, comoal principio,quesiestabapreso,muertooexiliado,eraporqueselomerecía.Tampocopudieronseguirnegandolatortura.

Mientras florecían los negocios lujosos, las financieras milagrosas, losrestaurantesexóticosy lascasas importadoras,en laspuertasde las fábricashacíancola los cesantes esperando la oportunidad de emplearse por un jornalmínimo.Lamanodeobradescendióanivelesdeesclavitudylospatronespudieron,porprimeravezdesdehacíamuchasdécadas,despediralostrabajadoresasuantojo,sinpagarlesindemnización,ymeterlospresosalamenorprotesta.

Enlosprimerosmeses,elsenadorTruebaparticipódeloportunismodelosdesuclase.Estaba convencidodeque eranecesariounperíododedictaduraparaque elpaís volviera al redil del cual nunca debió haber salido. Fue uno de los primerosterratenientesenrecuperarsupropiedad.LedevolvieronLasTresMaríasenruinas,pero íntegra, hasta el último metro cuadrado. Hacía casi dos años que estabaesperandoesemomento,rumiandosurabia.Sinpensarlodosveces,sefuealcampocon media docena de matones a sueldo y pudo vengarse a sus anchas de loscampesinosquesehabíanatrevidoadesafiarloyaquitarlelosuyo.Llegaronalláuna

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luminosamañanadedomingo,pocoantesde laNavidad.Entraronal fundoconunalborotodepiratas.Losmatonessemetieronportodoslados,arreandoconlagenteagritos, golpes y patadas, juntaron en el patio a humanos y a animales, y luegorociaron con gasolina las casitas de ladrillo, que antes habían sido el orgullo deTrueba,ylesprendieronfuegocontodoloquecontenían.Mataronlasbestiasatiros.Quemaron los arados, los gallineros, las bicicletas y hasta las cunas de los reciénnacidos,enunaquelarredemediodíaqueporpocomataalviejoTruecadealegría.Despidióatodoslosinquilinosconlaadvertenciadequesivolvíaaverlosrondandopor la propiedad, sufrirían la misma suerte que los animales. Los vio partir máspobresdeloquenuncafueron,enunalargaytristeprocesión,llevándoseasusniños,susviejos, lospocosperrosque sobrevivieronal tiroteo, algunagallina salvadadelinfierno,arrastrandolospiesporelcaminodepolvoquelosalejabadelatierradondehabíanvividoporgeneraciones.EnelportóndeLasTresMaríashabíaungrupodegentemiserable esperando con ojos ansiosos. Eran otros campesinos desocupados,expulsados de otros fundos, que llegaban tan humildes como sus antepasados desiglosatrás,arogaralpatrónquelosemplearaenlapróximacosecha.

EsanocheEstebanTruecaseacostóenlacamadehierroquehabíasidodesuspadres, en la vieja casa patronal donde no había estado desde hacía tanto tiempo.Estabacansadoyteníapegadoenlanarizelolordelincendioydeloscuerposdelosanimalesquetambiéntuvieronquequemar,paraquelapodredumbrenoinfectaraelaire. Todavía ardían los restos de las casitas de ladrillo ya su alrededor todo eradestrucciónymuerte.Peroélsabíaquepodíavolveralevantarelcampo,talcomolohabía hecho una vez, pues los potreros estaban intactos y sus fuerzas también. Apesar del placer de su venganza, nopudodormir. Se sentía comounpadre quehacastigado a sus hijos con demasiada severidad. Toda esa noche estuvo viendo losrostrosdeloscampesinos,aquieneshabíavistonacerensupropiedad,alejándoseporla carretera.Maldijo sumal genio. Tampoco pudo dormir el resto de la semana ycuandologróhacerlo,soñóconRosa.DecidiónocontaranadieloquehabíahechoysejuróqueLasTresMaríasvolveríaaserelfundomodeloqueunavezfue.Echóacorrerlavozdequeestabadispuestoaaceptaralosinquilinosdevuelta,bajociertascondiciones, evidentemente,peroninguno regresó.Sehabíandesparramadopor loscampos,porloscerros,porlacosta,algunoshabíanidoapiealasminas,otrosalasislasdelSur,buscandocadaunoelpanparasufamiliaencualquieroficio.Asqueado,elpatrónregresóalacapitalsintiéndosemásviejoquenunca.Lepesabaelalma.

ElPoetaagonizóensucasajuntoalmar.Estabaenfermoylosacontecimientosde los últimos tiempos agotaron su deseo de seguir viviendo.La tropa le allanó lacasa, dieron vueltas sus colecciones de caracoles, sus conchas, sus:mariposas, susbotellasysusmascaronesdeproarescatadosdetantosmares,suslibros,suscuadros,susversosinconclusos,buscandoarmassubversivasycomunistasescondidos,hasta

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quesuviejocorazóndebardoempezóatrastabillar.Lollevaronalacapital.Muriócuatrodíasdespuésylasúltimaspalabrasdelhombrequelecantóalavida,fueron:«¡losvanafusilar!¡losvanafusilar!».Ningunodesusamigospudoacercarsea lahoradelamuerte,porqueestabanfueradelaley,prófugos,exiliadosomuertos.Sucasaazuldelcerroestabamedioenruinas,elpisoquemadoylosvidriosrotos,nosesabíasieraobrade losmilitares,comodecían losvecinos,ode losvecinos,comodecían los militares. Allí lo velaron unos pocos que se atrevieron a llegar yperiodistasdetodaspartesdelmundoqueacudieronacubrirlanoticiadesuentierro.ElsenadorTruebaerasuenemigoideológico,perolohabíatenidomuchasvecesensu casa y conocía dememoria sus versos. Se presentó al velorio vestido de negroriguroso, con su nieta Alba. Ambos montaron guardia junto al sencillo ataúd demadera y lo acompañaron hasta el cementerio en unamañana desventurada. Alballevabaenlamanounramodelosprimerosclavelesdelatemporada,rojoscomolasangre.Elpequeñocortejorecorrióapie,lentamente,elcaminoalcamposanto,entredosfilasdesoldadosqueacordonabanlascalles.

Lagenteibaensilencio.Depronto,alguiengritóroncamenteelnombredelPoetayunasolavozdetodaslasgargantasrespondió«¡Presente!¡Ahoraysiempre!».Fuecomosihubieranabiertounaválvulaytodoeldolor,elmiedoylarabiadeesosdíassalierade lospechosy rodarapor lacalleysubieraenunclamor terriblehasta losnegros nubarrones del cielo. Otro gritó «¡Compañero Presidente!». Y contestarontodosenunsololamento,llantodehombre:«¡Presente!».PocoapocoelfuneraldelPoetaseconvirtióenelactosimbólicodeenterrarlalibertad.

MuycercadeAlbaysuabuelo,loscamarógrafosdelatelevisiónsuecafilmabanpara enviar al helado país de Nobel la visión pavorosa de las ametralladorasapostadasaambosladosdelacalle,lascarasdelagente,elataúdcubiertodeflores,elgrupodemujeressilenciosasqueseapiñabanenlaspuertasde laMorgue,adoscuadrasdelcementerio,paraleerlaslistasdelosmuertos.Lavozdetodosseelevóenun cantoy se llenóel aire con las consignasprohibidas, gritandoque el pueblounidojamásserávencido,haciendofrentealasarmasquetemblabanenlasruanosdelossoldados.Elcortejopasódelantedeunaconstrucciónylosobrerosabandonandosusherramientas, sequitaron los cascosy formaronuna fila cabizbaja.Unhombremarchaba con la camisagastada en los puños, sin chalecoy con los zapatos rotos,recitando los versosmás revolucionarios del Poeta, con el llanto cayéndole por lacara.LoseguíalamiradaatónitadelsenadorTrueba,quecaminabaasulado.

—¡Lástima—que fuera comunista! —dijo el Senador a su nieta—. ¡Tan buenpoeta y con las ideas tan confusas! Si hubiera muerto antes del PronunciamientoMilitar,supongoquehabríarecibidounhomenajenacional.

—Supomorircomosupovivir,abuelo—replicóAlba.Estabaconvencidaquemurióadebido tiempo,porqueningúnhomenajepodría

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habersidomásgrandequeesemodestodesfiledeunoscuantoshombresymujeresque lo enterraron en una tumba prestada, gritando por última vez sus versos dejusticia y libertad. Dos días después apareció en el periódico un aviso de la juntaMilitar decretando duelo nacional por el Poeta y autorizando a poner banderas amediaastaen lascasasparticularesque lodesearan.Laautorización regíadesdeelmomentodesumuertehastaeldíaenqueaparecióelaviso.

Delmismomodoquenopudosentarsea llorar lamuertedesu tíoJaime,Albatampocopudoperder lacabezapensandoenMiguelo lamentandoalPoeta.Estabaabsorta en su tarea de indagar por los desaparecidos, consolar a los torturados queregresaban con la espalda en carnevivay losojos trastornadosybuscar alimentosparaloscomedoresdeloscuras.Sinembargo,enelsilenciodelanoche,cuandolaciudadperdíasunormalidaddeutileríaysupazdeopereta,ellasesentíaacosadaporlostormentosospensamientosquehabíaacalladoduranteeldía.Aesahorasólolosfurgonesllenosdecadáveresydetenidosylosautosdelapolicíacirculabanporlascalles, como lobos perdidos ululando en la oscuridad del toque de queda. Albatemblaba en su cama.Se le aparecían los fantasmasdesgarradosde tantosmuertosdesconocidos,oíalagrancasarespirandoconunjadeodeanciana,afinabaeloídoysentíaen loshuesos los ruidos temibles:un frenazo lejano,unportazo, tiroteos, laspisadas de las botas, un grito sordo. Luego retornaba el silencio largo que durabahastaelamanecer,cuandolaciudadrevivíayelsolparecíaborrarlosterroresdelanoche.No era la únicadesvelada en la casa.Amenudo encontraba a su abuelo encamisadedormirypantuflas,másancianoymás tristequeeneldía,calentándoseuna taza de caldo y mascullando blasfemias de filibustero, porque le dolían loshuesos y el alma.También sumadre hurgaba en la cocina o se paseaba comounaaparicióndemedianocheporloscuartosvacíos.

Asípasaronlosmesesyllegóaserevidenteparatodos,inclusoparaelsenadorTrueba, que los militares se habían tomado el poder para quedárselo y no paraentregarelgobiernoalospolíticosdederechaquehabíanpropiciadoelGolpe.Eranunarazaaparte,hermanosentresí,quehablabanunidiomadiferentealdeloscivilesy con quienes el diálogo era como una conversación de sordos, porque la menordisidencia era considerada traición en su rígido código de honor. Trueba vio queteníanplanesmesiánicosquenoincluíanalospolíticos.UndíacomentóconBlancayAlbalasituación.Selamentódequelaaccióndelosmilitares,cuyopropósitoeraconjurar el peligro de una dictadura marxista, hubiera condenado al país a unadictaduramuchomásseveray,porlovisto,destinadaadurarunsiglo.Porprimeravezensuvida,elsenadorTruebaadmitióquesehabíaequivocado.Hundidoensupoltrona,comounancianoacabado,lovieronllorarcalladamente.Nollorabaporlapérdidadelpoder.Estaballorandoporsupatria.

EntoncesBlancasehincóasulado,letomólamanoyconfesóqueteníaaPedro

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Tercero García viviendo como un anacoreta, escondido en uno de los cuartosabandonadosquehabíahechoconstruirClara,enlostiemposdelosespíritus.AldíasiguientedelGolpesehabíanpublicadolistasdelaspersonasquedebíanpresentarseantelasautoridades.ElnombredePedroTerceroGarcíaestabaentreellas.Algunos,queseguíanpensandoqueenesepaísnuncapasabanada,fueronporsuspropiospiesaentregarsealMinisteriodeDefensaylopagaronconsusvidas.PeroPedroTercerotuvoantesquelosdemáselpresentimientodelaferocidaddelnuevorégimen,talvezporqueduranteesostresañoshabíaaprendidoaconoceralasFuerzasArmadasynocreía el cuento de que fueran diferentes a las de otras partes. Esa misma noche,duranteel toquedequeda, searrastróhasta lagrancasade laesquinay llamóa laventanadeBlanca.Cuandoellaseasomó,conlavistanubladaporlajaqueca,noloreconoció,porquesehabíaafeitadolabarbayllevabaanteojos.

—MataronalPresidente—dijoPedroTercero.Ella loescondióen loscuartosvacíos.Acomodóun refugiodeemergencia, sin

sospecharquedeberíamantenerloocultodurantevariosmeses,mientraslossoldadospeinabanelpaísconrastrillobuscándolo.

BlancapensóqueanadieseleibaaocurrirquePedroTerceroGarcíaestabaenlacasa del senador Trueba en el mismo momento en que éste escuchaba de pie elsolemneTeDeumenlacatedral.ParaBlancafueelperíodomásfelizdesuvida.

Paraél,sinembargo,lashorastranscurríanconlamismalentitudquesihubieraestadopreso.Pasabaeldíaentrecuatroparedes,conlapuertacerradaconllave,paraquenadietuvieralainiciativadeentraralimpiar,ylaventanaconlaspersianasylascortinascorridas.Noentrabalaluzdeldía,peropodíaadivinarlaporeltenuecambioenlasrendijasdelapersiana.Enlanocheabríalaventanadeparenpar,paraqueseventilara lahabitación—donde teníaquemantenerunbalde tapadoparahacer susnecesidades—ypararespirarabocanadaselairedelalibertad.OcupabasutiempoleyendoloslibrosdeJaime,queBlancaleiballevandoaescondidas,escuchandolosruidosdelacalle,lossusurrosdelaradioencendidaalvolumenmásbajo.Blancaleconsiguióunaguitarraa laquepusounos traposde lanabajo lascuerdas,paraquenadie lo oyera componer en sordina sus canciones de viudas, de huérfanos, deprisionerosydesaparecidos.Tratódeorganizarunhorariosistemáticoparallenareldía,hacíagimnasia, leía,estudiaba inglés,dormíasiesta,escribíamúsicayvolvíaahacergimnasia,perocontodoesolesobrabaninterminableshorasdeocio,hastaquefinalmenteescuchabalallaveenlacerraduradelapuertayveíaentraraBlanca,quele llevaba los periódicos, la comida, agua limpia para lavarse.Hacían el amor condesesperación, inventando nuevas fórmulas prohibidas que el miedo y la pasióntransformabanenviajesalucinadosalasestrellas.Blancayasehabíaresignadoalacastidad,alamadurezyasusvariadosachaques,peroelsobresaltodelamorlediounanuevajuventud.Seacentuólaluzdesupiel,elritmodesuandarylacadenciade

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su voz. Sonreía para adentro y andaba como dormida. Nunca había sido máshermosa.Hastasupadresediocuentayloatribuyóalapazdelaabundancia.«DesdequeBlancano tienequehacer cola,parececomonueva»,decía el senadorTrueba.Alba también lo notó.Observaba a sumadre. Su extraño sonambulismo le parecíasospechoso,asícomosunuevamaníade llevarcomidaasuhabitación.Enmásdeunaocasióntuvoelpropósitodeespiarlaenlanoche,perolavencíaelcansanciodesus múltiples ocupaciones de consuelo y, cuando tenía insomnio, le daba miedoaventurarseporloscuartosvacíosdondesusurrabanlosfantasmas.

Pedro Tercero enflaqueció y perdió el buen humor y la dulzura que lo habíancaracterizadohastaentonces.Seaburría,maldecíasuprisiónvoluntariavbramabadeimpaciencia por saber noticias de sus amigos. Sólo la presencia de Blanca loapaciguaba.Cuandoellaentrabaalcuarto,seabalanzabaaabrazarlacomoenajenado,paracalmarlosterroresdeldíayeltediodelassemanas.Empezóaobsesionarlelaideadequeeratraidorycobarde,pornohabercompartidolasuertedetantosotrosyque lo más honroso sería entregarse y enfrentar su destino. Blanca procurabadisuadirlo con sus mejores argumentos, pero él parecía río escucharla. Trataba deretenerlo con la fuerza del amor recuperado, lo alimentaba en la boca; lo bañabafrotándoloconunpañohúmedoyempolvándolocomoaunacriatura, lecortabaelpelo y las uñas, lo afeitaba.Al final, de todosmodos tuvo que empezar a ponerlepastillas tranquilizantesen lacomidaysomníferosenelagua,para tumbarloenunsueñoprofundoytormentoso,delcualdespertabaconlabocasecayelcorazónmástriste.A los pocosmesesBlanca se dio cuenta dequenopodría tenerlo prisioneroindefinidamenteyabandonósusplanesdereducirsuespíritu,paraconvertirloensuamante perpetuo. Comprendió que se estaba muriendo en vida porque para él lalibertad era más importante que el amor, y que no habrían píldoras milagrosascapacesdehacerlocambiardeactitud.

—¡Ayúdeme,papá!—suplicóBlancaalsenadorTrueba—.Tengoquesacarlodelpaís.

El viejo se quedó paralizado por el desconcierto y comprendió cuán gastadoestaba,albuscarsurabiaysuodioynoencontrarlosporningunaparte.Pensóenesecampesino que había compartido un amor de medio siglo con su hija y no pudodescubrirningunarazónparadetestarlo,nisiquierasuponcho,subarbadesocialista,sutenacidad,osusmalditasgallinasperseguidorasdezorros.

—¡Caramba!Tendremosque asilarlo, porque si lo encuentran en esta casa, nosjodenatodos—fueloúnicoqueseleocurriódecir.

Blancaleechólosbrazosalcuelloylocubriódebesos,llorandocomounaniña.Eralaprimeracariciaespontáneaquehacíaasupadredesdesumásremotainfancia.

—Yopuedometerloenunaembajada—dijoAlba—.Perotenemosqueesperarelmomentopropicioytendráquesaltarunmuro.

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—Noseránecesario,hijita—replicóelsenadorTrueba—.Todavíatengoamigosinfluyentesenestepaís.

Cuarenta y ocho horas después se abrió la puerta del cuarto de Pedro TerceroGarcía,peroenvezdeBlanca,aparecióelsenadorTruebaenelumbral.Elfugitivopensóquehabíallegadofinalmentesuhora,y,enciertaforma,sealegró.

—Vengoasacarlodeaquí—dijoTrueba.—¿Porqué?—preguntóPedroTercero.—PorqueBlancamelopidió—respondióelotro.—Váyasealcarajo—balbuceóPedroTercero.—Bueno,paraallávamos.Ustedvieneconmigo.Los dos sonrieron simultáneamente. En el patio de la casa estaba esperando la

limusinaplateadadeunembajadornórdico.MetieronaPedroTerceroen lamaletatraseradelvehículo,encogidocomounfardo,ylocubrieronconbolsasdelmercadollenasdeverduras.EnlosasientosseacomodaronBlanca,Alba,elsenadorTruebaysu amigo, el embajador. El chofer los llevó a la Nunciatura Apostólica, pasandopordelantedeunabarreradecarabineros,sinquenadielosdetuviera.Enelportóndelanunciaturahabíadobleguardia,peroalreconoceralsenadorTruebayverlaplacadiplomáticadelautomóvil,losdejaronpasarconunsaludo.Detrásdelportón,asalvoenlasededelVaticano,sacaronaPedroTercero,rescatándolodebajodeunamontañadehojasdelechugaydetomatesreventados.Locondujeronalaoficinadelnuncio,que lo esperaba vestido con su sotana obispal y provisto de un flamantesalvoconductoparaenviarloalextranjerojuntoaBlanca,quienhabíadecididovivirenelexilioelamorpostergadodesdesuniñez.Elnunciolesdiolabienvenida.EraunadmiradordePedroTerceroGarcíayteníatodossusdiscos.

Mientras el sacerdote y el embajador nórdico discutían sobre la situacióninternacional,lafamiliasedespidió.BlancayAlballorabancondesconsuelo.Nuncahabíanestado separadas.EstebanTruebaabrazó largamente a suhija, sin lágrimas,peroconlabocaapretada,tembloroso,esforzándoseporcontenerlossollozos.

—No he sido un buen padre para usted, hija —dijo—. ¿Cree que podráperdonarmeyolvidarelpasado?

—¡Lo quiero mucho, papá! —lloró Blanca echándole los brazos al cuello,estrechándolocondesesperación,cubriéndolodebesos.

DespuéselviejosevolvióhaciaPedroTerceroylomiróalosojos.Letendiólamano,peronosupoestrecharladelotro,porquelefaltabanalgunosdedos.Entoncesabriólosbrazosylosdoshombres,enunapretadonudo,sedespidieron,libresalfindelosodiosylosrencoresqueportantosañosleshabíanensuciadolaexistencia.

—Cuidarédesuhijaytratarédehacerlafeliz,señor—dijoPedroTerceroGarcíaconlavozquebrada.

—Nolodudo.Váyanseenpaz,hijos—murmuróelanciano.

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Sabíaquenovolveríaaverlos.ElsenadorTruebasequedósoloenlacasaconsunietayalgunosempleados.Al

menosasílocreíaél.PeroAlbahabíadecididoadoptarlaideadesumadreyusabalaparte abandonada de la casa para esconder gente por una o dos noches, hastaencontrar otro lugarmás seguro o la formade sacarla del país.Ayudaba a los quevivíanenlassombras,huyendoeneldía,mezcladosconelbulliciodelaciudad,peroque,alcaerlanoche,debíanestarocultos,cadavezenunapartediferente.Lashorasmáspeligrosaseranduranteeltoquedequeda,cuandolosfugitivosnopodíansaliralacalleylapolicíapodíacazarlosasuantojo.Albapensóquelacasadesuabueloeraelúltimositioqueallanarían.Pocoapoco transformólos,cuartosvacíosenunlaberinto de rincones secretos donde escondía a sus protegidos, a veces familiascompletas.ElsenadorTruebasóloocupabalabiblioteca,elbañoysudormitorio.Allívivía rodeado de sus muebles de caoba, sus vitrinas victorianas y sus alfombraspersas.Inclusoparaunhombretanpocopropensoalascorazonadascomoél,aquellamansión sombría era inquietante: parecía contener un monstruo oculto. Trueba nocomprendíalacausadesudesazón,porqueélsabíaquelosruidosextrañosquelossirvientesdecíanoír,proveníandeClaraquevagabaporlacasaencompañíadesusespíritus amigos. Había sorprendido a menudo a su mujer deslizándose por lossalones con su blanca túnica y su risa de muchacha. Fingía no verla, se quedabainmóvilyhastadejabaderespirar,paranoasustarla.Sicerrabalosojoshaciéndoseeldormido,podíasentirelrocetenuedesusdedosenlafrente,sualientofrescopasarcomo un soplo, el roce de su pelo al alcance de la mano. No tenía motivos parasospechar algo anormal, sin embargo procuraba no aventurarse en la regiónencantadaqueeraelreinodesumujerylomáslejosquellegabaeralazonaneutraldelacocina.Suantiguacocinerasehabíamarchado,porqueenunabalaceramataronpor error a sumarido,y suúnicohijo,queestabahaciendo la conscripciónenunaaldeadelSur, fuecolgadodeunposteconsus tripasenrolladasenelcuello,cornovenganza del pueblo por haber cumplido las órdenes de sus superiores. La pobremujerperdiólarazónyalpocotiempoTruebaperdiólapaciencia,hartodeencontraren la comida lospelosque ella se arrancaba en su ininterrumpido lamento.Poruntiempo,Alba experimentó entre las ollas valiéndose de un libro de recetas, pero apesardesubuenadisposición,TruebaterminóporcenarcasitodaslasnochesenelClub, para hacer por lo menos una comida decente al día. Eso dio a Albamayorlibertadparasutráficodefugitivosymayorseguridadparameterysacargentedelacasaantesdeltoquedequeda,sinquesuabuelosospechara.

UndíaaparecióMiguel.Ellaestabaentrandoa lacasa,aplena luzde lasiesta,cuandoéllesalióalencuentro.Habíaestadoesperándolaescondidoentrelamalezadeljardín.Sehabíateñidoelpelodeunpálidocoloramarilloyvestíauntrajeazulcruzado.ParecíaunvulgarempleadodeBanco,peroAlbaloreconocióalplintoyno

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pudoatajarungritodejúbiloquelesubiódelasentrañas.Seabrazaroneneljardín,alavistadelostranseúntesydequienquisieramirar,hastaquelesvolviólacorduraycomprendieron el peligro. Alba lo llevó al interior de la casa, a su dormitorio.Cayeronsobrelacamaenunnudodebrazosypiernas,llamándosemutuamenteporlosnombressecretosqueusabanenlostiemposdelsótano,seamaroncondesespero,hastaquesintieronqueselesescapabalavidaylesreventabaelalma,ytuvieronquequedarse quietos, escuchando los estrepitosos latidos de sus corazones, paratranquilizarseunpoco.EntoncesAlbalomiróporprimeravezyvioquehabíaestadoretozandoconunperfectodesconocido,quenosóloteníaelpelodeunvikingo,sinoquetampocoteníalabarbadeMiguel,nisuspequeñoslentesredondosdepreceptoryparecía mucho más delgado. ¡Te ves horrible! le sopló al oído. Miguel se habíaconvertidoenunodelosjefesdelaguerrilla,cumpliendoasíeldestinoqueélmismose había labrado desde la adolescencia. Para descubrir su paradero, habíaninterrogadoamuchoshombresymujeres,loquepesabaaAlbacomounapiedrademolinoenelespíritu,peroparaélnoeramásqueunapartedelhorrordelaguerra,yestaba dispuesto a correr igual suerte cuando le llegara el momento de encubrir aotros.Entretanto,luchabaenlaclandestinidad,fielasuteoríadequealaviolenciadelos ricos había que oponer la violencia del pueblo.Alba, que había imaginadomilvecesqueestabapresoolehabíandadomuertedealgunamanerahorrible,llorabadealegríasaboreandosuolor,sutextura,suvoz,sucalor,elrocedesusmanoscallosasporelusode lasarmasyelhábitode reptar, rezandoymaldiciendoybesándoloyodiándoloportantossufrimientosacumuladosydeseandomorirallímismo,paranovolverapenarsuausencia.

—Tenías razón,Miguel.Pasó todo loque túdecíasquepasaría—admitióAlbasollozandoensuhombro.

LuegolecontódelasarmasquerobóalabueloyqueescondióconsutíoJaimeyse ofreció para llevarlo a buscarlas. Le hubiera gustado darle también las que nopudieron robarse y quedaron en la bodega de la casa, pero pocos días después delGolpeMilitar le habíanordenado a la población civil entregar todo lo quepudieraconsiderarseunaarma,hasta loscuchillosdeexploradoresy loscortaplumasdelosniños.Lagentedejabasuspaquetitosenvueltosenpapeldeperiódicoenlaspuertasdelasiglesias,porquenoseatrevíaallevarlasaloscuarteles,peroelsenadorTrueba,que tenía armamentos de guerra, no sintió ningún temor, porque las suyas estabandestinadasamatarcomunistas,comotodoelmundosabía.Llamóporteléfonoasuamigo,elgeneralHurtado,yéstemandóuncamióndelejércitoaretirarlas.Truchacondujoalossoldadoshastaelcuartodelasarmasyallípudocomprobar,mudodesorpresa, que la mitad de las cajas estaban rellenas de piedras y paja, perocomprendióquesiadmitíalapérdida,ibaainvolucraraalguiendesupropiafamiliaometerseélmismoenunlío.Empezóadardisculpasquenadieleestabapidiendo,

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puestoque los soldadosnopodían saber el númerode armasquehabía comprado.Sospechaba deBlanca y PedroTerceroGarcía, pero lasmejillas arreboladas de sunieta también le hicieron dudar. Después que los soldados se llevaron las cajas,firmándoleunrecibo, tomóaAlbade losbrazosy lasacudiócomonunca lohabíahecho, paraque confesara si tenía algoquever con lasmetralletas y los rifles quefaltaban: «Nome preguntes lo que no quieres que te conteste, abuelo», respondióAlbamirándoloalosojos.Novolvieronahablardeltema.

—Tuabueloesundesgraciado,Alba.Alguienlomatarácomosemerece—dijoMiguel.

—Moriráensucama.Yaestámuyviejo—dijoAlba.—Elqueahierromata,nopuedemorirasombrerazos.Talvezyomismolomate

undía.—NiDiosloquiera,Miguel,porquemeobligaríasahacerlomismocontigo—

repusoAlbaferozmente.Miguel le explicó que no podrían verse enmucho tiempo, tal vez nuncamás.

Trató de razonar con ella el peligro que significaba ser la compañera de unguerrillero,aunqueestuvieraprotegidaporelapellidodelabuelo,peroellallorótantoyseabrazócontantaangustiaaél,quetuvoqueprometerlequeaunariesgodesusvidasbuscaríanlaocasióndeversealgunasveces.Miguelaccedió,también,airconellaabuscarlasarmasymunicionesenterradasenlamontaña,porqueeraloquemásnecesitabaensuluchatemeraria.

—Espero que no estén convertidas en chatarra—murmuró Alba—. Y que yopuedarecordarelsitioexacto,porquedeesohacemásdeunaño.

Dos semanas después Alba organizó un paseo con los niños de su comedorpopularenunacamionetaqueleprestaronloscurasdelaparroquia.Llevabacanastosconlamerienda,unabolsadenaranjas,pelotasyunaguitarra.Aningunodelosniñoslesllamólaatenciónquerecogieraporelcaminoaunhombrerubio.Albacondujolapesadacamionetaconsucargamentodeniños,porelmismocaminodelamontañaque anteshabía recorrido con su tío Jaime.Ladetuvierondospatrullasy tuvoqueabrirloscanastosdelacomida,perolaalegríacontagiosadelosniñosyelinocentecontenido de las bolsas alejaron toda sospecha de los soldados. Pudieron llegartranquilosalsitiodondeestabanescondidaslasarmas.Losniñosjugaronalpillarseyalescondite.Miguelorganizóconellosunpartidodefútbol,lossentóenruedaylescontócuentosydespuéstodoscantaronhastadesgañitarse.Luegodibujóunplanodelsitiopararegresarconsuscompañerosamparadosporlassombrasdelanoche.Fueunfelizdíadecampoenelcualporunashoraspudieronolvidarlatensióndelestadode guerra y gozar del tibio sol de lamontaña, oyendo el griterío de los niños quecorríanentrelaspiedrasconelestómagollenoporprimeravezenmuchosmeses.

—Miguel, tengomiedo—dijoAlba—.¿Esquenuncapodremoshacerunavida

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normal? Por qué no nos vamos al extranjero? ¿Por qué no escapamos ahora, quetodavíaestiempo?

MiguelseñalóalosniñosyentoncesAlbacomprendió.—¡Entoncesdéjameircontigo!—suplicóella,comotantasveceslohabíahecho.—No podemos tener una persona sin entrenamiento en este momento.Mucho

menosunamujerenamorada—sonrióMiguel—.Esmejorquetúsigascumpliendotulabor.Hayqueayudaraestospobreschiquilloshastaquevengantiempomejores.

—¡Porlomenosdimecómopuedoubicarte!—Siteagarralapolicía,esmejorquenosepasnada—respondióMiguel.Ellaseestremeció.EnlosmesessiguientesAlbacomenzóatraficarconelmobiliariodelacasa.Al

principiosóloseatrevióasacar lascosasde loscuartosabandonadosydelsótano,perocuandolohubovendidotodo,empezóallevarseunaporunalassillasantiguasdelsalón,losarrimosbarrocos,loscofrescoloniales,losbiombostalladosyhastalamantelería del comedor. Trueba se dio cuenta, pero no dijo nada. Suponía que sunietaestabadandoaldinerounfinprohibido,talcomocreíaquehabíahechoconlasarmas que le robó, pero prefirió no saberlo, para poder seguir sosteniéndose enprecaria estabilidad sobre un mundo que se le hacía trizas. Sentía que losacontecimientosescapabanasucontrol.Comprendióque loúnicoquerealmente leimportabaeranoperderasunieta,porqueellaeraelúltimolazoquelouníaalavida.Por eso, tampoco dijo nada cuando fue sacando uno por uno los cuadros de lasparedesylostapicesantiguosparavenderlosalosnuevosricos.Sesentíamuyviejoymuycansado,sinfuerzasparaluchar.Yanoteníalasideastanclarasyselehabíaborrado la frontera entre loque leparecíabuenoy loque considerabamalo.En lanoche, cuando el sueño lo sorprendía, tenía pesadillas con casitas de ladrilloincendiadas.Pensóquesisuúnicaherederadecidíaecharlacasaporlaventana,élnoloevitaría,porquelefaltabamuypocoparaestarenlatumba,yahínosellevaríamásquelamortaja.Albaquisohablarconél,paraofrecerunaexplicación,peroelviejose negó a escuchar el cuento de los niños hambrientos que recibían un plato delimosnaconelproductodesugobelinodeAubisson,oloscesantesquesobrevivíanotrasemanaconsudragónchinodepiedradura.Todoeso, seguía sosteniendo,eraunamonstruosapatrañadelcomunismointernacional,peroenelcasoremotodequefueracierto, tampococorrespondíaaAlbaecharsea laespaldaesa responsabilidad,sinoalgobierno,oenúltimainstanciaalaIglesia.Sinembargo,eldíaquellegóasucasa y no vio el retrato de Clara colgando en la entrada, consideró que el asuntoestabasobrepasandoloslímitesdesupacienciayseenfrentóasunieta.

—¿Adóndediablosestáelcuadrodetuabuela—bramó.—Selovendíalcónsulinglés,abuelo.Medijo.quelopondríaenunmuseoenLondres.

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—¡TeprohíboquevuelvasasacaralgodeestacasalDesdemañanatendrásunacuentaenelbanco,paratusalfileres—replicó.

ProntoEstebanTruebavioqueAlbaera lamujermáscaradesuvidayqueunharén de cortesanas no habría resultado tan costoso como aquella nieta de verdecabellera.Nolehizoreproches,porquehabíanvueltolostiemposdelabuenafortunaymientrasmásgastaba,mástenía.Desdequelaactividadpolíticaestabaprohibida,lesobrabatiempoparasusnegociosycalculóque,contratodossuspronósticos,ibaamorirsemuy rico.Colocaba su dinero en las nuevas financieras que ofrecían a losinversionistas multiplicar su dinero de la noche a la mañana en forma pasmosa.Descubrióque la riqueza leproducíaun inmenso fastidio, porque le resultaba fácilganarla,sinencontrarmayoralicienteparagastarlaynisiquieraelprodigiosotalentopara el despilfarro de su nieta lograba mermar su faltrica. Con entusiasmoreconstruyóymejoróLasTresMarías,perodespuésperdióinterésencualquierotraempresa, porque notó que gracias al nuevo sistema económico, no era necesarioesforzarse y producir, puesto que el dinero atraía más dinero y sin ningunaparticipaciónsuyalascuentasbancariasengrosabandíaadía.Así,sacandocuentas,diounpasoquenuncaimaginódarensuvida:enviabatodoslosmesesunchequeaPedro TerceroGarcía, que vivía con Blanca asilados en el Canadá. Allí ambos sesentían plenamente realizados en la paz del amor satisfecho. Él escribía cancionesrevolucionariasparalostrabajadores,losestudiantesy,sobretodo,laaltaburguesía,quelashabíaadoptadocomomoda,traducidasalinglésyalfrancéscongranéxito,apesardequelasgallinasyloszorrossoncriaturassubdesarrolladasquenoposeenelesplendorzoológicodelaságuilasyloslobosdeeseheladopaísdelNorte.Blanca,entretanto,plácidayfeliz,gozabaporprimeravezensuexistenciadeunasaluddefierro.InstalóungranhornoensucasaparacocinarsusNacimientosdemonstruosquesevendíanmuybien,portratarsedeartesaníaindígena,talcomolopronosticaraJeandeSatignyveinticincoañosatrás,cuandoquisoexportarlos.Conestosnegocios,los cheques del abuelo y la ayuda canadiense, tenían suficiente y Blanca, porprecaución,escondióenelmássecretorincón,lacalcetadelanaconlasinagotablesjoyasdeClara.Confiabanuncatenerquevenderlas,paraqueundíalaslucieraAlba.

EstebanTruebanosupoquelapolicíapolíticavigilabasucasahastalanochequesellevaronaAlba.Estabandurmiendoy,porunacasualidad,nohabíanadieocultoenellaberintodeloscuartosabandonados.Losculatazoscontralapuertadelacasasacaron al viejo del sueño con el nítido presentimiento de la fatalidad. Pero Albahabíadespertadoantes,cuandooyólosfrenazosdelosautomóviles,elruidodelospasos,lasórdenesamediavoz,ycomenzóavestirse,porquenotuvodudasquehabíallegadosuhora.

Enesosmeses,elsenadorhabíaaprendidoquenisiquierasulimpiatrayectoriadegolpista era garantía contra el terror. Nunca se imaginó, sin embargo, que vería

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irrumpir en su casa, al amparo del toque de queda, una docena de hombres sinuniformes,armadoshastalosdientes,quelosacarondesucamasinmiramientosylollevarondeunbrazohastael salón, sinpermitirleponerse laspantuflasoarroparsecon un chal. Vio a otros que abrían de una patada la puerta del cuarto deAlba yentrabanconlasmetralletasenlamano,vioasunietacompletamentevestida,pálida,peroserena,aguardándolosdepie,losviosacarlaaempujonesyllevarlaencañonadahasta el salón, donde le ordenaron quedarse junto al viejo y no hacer el menormovimiento. Ella obedeció sin pronunciar una sola palabra, ajena a la rabia de suabueloyalaviolenciadeloshombresquerecorríanlacasadestrozandolaspuertas,vaciandoaculatazoslosarmarios,tumbandolosmuebles,destripandoloscolchones,volteando el contenidode los armarios, pateando losmurosygritandoórdenes, enbuscadeguerrillerosescondidos,dearmasclandestinasyotrasevidencias.Sacarondesuscamasalasempleadasylasencerraronenuncuartovigiladasporunhombrearmado.Dieronvueltaslasestanteríasdelabibliotecaylosadornosyobrasdeartedel senador rodaron por el piso con estrépito. Los volúmenes del túnel de Jaimefueronadaralpatio,allí losapilaron, los rociaroncongasolinay losquemaronenuna pira infame, que fueron alimentando con los libros mágicos de los baúlesencantadosdelbisabueloMarcos,laediciónesotéricadeNicolás,lasobrasdeMarxen encuadernación de cuero y hasta las partituras de las óperas del abuelo, en unahogueraescandalosaquellenódehumoatodoelbarrioyque,entiemposnormales,habríaatraídoalosbomberos.

—¡Entreguentodaslasagendas, las libretasdedirecciones, laschequeras, todoslosdocumentospersonalesquetengan—ordenóelqueparecíaeljefe.

—¡SoyelsenadorTrueba!¿Esquenomereconoce,hombre,porDios?—chillóel abuelo desesperadamente—. ¡No pueden hacerme esto! ¡Es un atropello! ¡SoyamigodelgeneralHurtado!

—¡Cállate,viejodemierda! ¡Mientrasyono te loautorice,no tienesderechoaabrirlaboca!—replicóelotroconbrutalidad.

Loobligaronaentregarelcontenidodesuescritorioymetieronenunasbolsastodoloque lespareció interesante.Mientrasungrupoterminabaderevisar lacasa,otro seguía tirando libros por la ventana. En el salón quedaron cuatro hombressonrientes,burlones,amenazantes,quepusieronlospiessobrelosmuebles,bebieronelwhiskyescocésdelabotellayrompieronunoporunolosdiscosdelacoleccióndeclásicosdelsenadorTrueba.Albacalculóquehabíanpasadoporlomenosdoshoras.Estaba temblando, pero no era de frío, sino de miedo. Había supuesto que esemomentollegaríaalgúndía,perosiemprehabíatenidolaesperanzairracionaldequela influencia de su abuelo podría protegerla. Pero al verlo encogido en un sofá,pequeño ymiserable como un anciano enfermo, comprendió que no podía esperarayuda.

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—¡Firma aquí!—ordenó el jefe a prueba, poniendo delante de sus narices unpapel—. Es una declaración de que entramos con una orden judicial, que temostramosmuestras identificaciones, que todo está en regla, que hemos procedidocontodorespetoybuenaeducación,quenotienesningunaqueja.¡Fírmalo!

—¡Jamásfirmaréeso!—exclamóelviejofurioso.ElhombrediounarápidamediavueltayabofeteóaAlbaenlacara.Elgolpela

lanzó al suelo. El senador Trueba se quedó paralizado de sorpresa y espanto,comprendiendoalfinquehabíallegadolahoradelaverdad,despuésdecasinoventaañosdevivirbajosupropialey.

—¿Sabíasquetunietaeslaputadeunguerrillero?—dijoelhombre.Abatido,elsenadorTruebafirmóelpapel.Despuésseacercótrabajosamenteasu

nietaylaabrazó,acariciándoleelpeloconunaternuradesconocidaenél.—Notepreocupes,hijita.Todosevaarreglar,nopuedenhacertenada,estoesun

error,quédatetranquila—murmuraba.Peroelhombreloapartóbrutalmenteygritóalosdemásquehabíaqueirse.Dos

matonessellevaronaAlbadelosbrazoscasienvilo.Loúltimoqueellaviofuelafigura patética del abuelo, pálido como la cera, temblando, en camisa de dormir ydescalzo, que desde el umbral de la puerta le aseguraba que al día siguiente iba arescatarla, hablaría directamente con el general Hurtado, iría con sus abogados abuscarladondequieraqueestuviera,parallevarladevueltaalacasa.

Lasubieronentinacamionetajuntoalhombrequelahabíagolpeadoyotroquemanejaba silbando. Antes que pusieran tiras de papel engomado en sus párpados,miróporúltimavezlacallevacíaysilenciosa,extrañadaqueapesardelescándaloydeloslibrosquemados,ningúnvecinosehubieraasomadoamirar.Supusoque, talcomomuchasveceslohabíahechoellamisma,estabanatisbandoporlasrendijasdelas persianas y los pliegues de las cortinas, o se habían tapado la cabeza con laalmohadaparanosaber.Lacamionetasepusoenmarchayella,ciegaporprimeravez,perdiólanocióndelespacioyeltiempo.Sintióunamanohúmedaygrandeensupierna, sobando, pellizcando, subiendo, explorando, un aliento pesado en su carasusurrando te voy a calentar puta, ya lo verás, y otras voces y risas, mientras elvehículodabavueltasyvueltasenloqueaellaleparecióunviajeinterminable.Nosupoadóndelallevabanhastaqueescuchóelruidodelaguaysintiólasruedasdelacamionetapasarsobremadera.Entoncesadivinósudestino.Invocóalosespíritusdelos tiempos de la mesa de tres patas y del inquieto azucarero de su abuela, a losfantasmas capaces de torcer el rumbo de los acontecimientos, pero ellos parecíanhaberla abandonado, porque la camioneta siguió por el mismo camino. Sintió unfrenazo,oyólaspesadaspuertasdeunportónqueseabríanrechinandoyvolvíanacerrarsedespuésdesupaso.EntoncesAlbaentróensupesadilla,aquellaquevieronsu abuela en su carta astrológica al nacer y Luisa Mora, en un instante de

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premonición.Loshombreslaayudaronabajar.Noalcanzóadardospasos.Recibióelprimer

golpeenlascostillasycayóderodillas,sinpoderrespirar.Lalevantaronentredosdelas axilas y la arrastraron un largo trecho. Sintió los pies sobre la tierra y despuéssobrelaásperasuperficiedeunpisodecemento.Sedetuvieron.

—ÉstaeslanietadelsenadorTrueba,coronel—oyódecir.—Yaveo—respondióotravoz.AlbareconociósinvacilarlavozdeEstebanGarcíaycomprendióeneseinstante

quelahabíaestadoesperandodesdeeldíaremotoenquelasentósobresusrodillas,cuandoellaeraunacriatura.

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Lahoradelaverdad

CapítuloXIV

Alba estaba encogida en la oscuridad. Habían quitado de un tirón el papelengomado de sus ojos y en su lugar colocaron una venda apretada. Tenía miedo.Recordóelentrenamientodesu tíoNicoláscuando lapreveníacontraelpeligrodetenerlemiedoalmiedo,yseconcentróparadominareltemblordesucuerpoycerrarlos oídos a los pavorosos ruidos que le llegaban del exterior. Procuró evocar losmomentos felices conMiguel, buscando ayuda para engañar al tiempoy encontrarfuerzasparaloqueibaapasar,diciéndosequedebíasoportarunascuantashorassinque la traicionaran los nervios, hasta que su abuelo pudiera mover la pesadamaquinariadesupoderysusinfluencias,parasacarladeallí.Buscóensumemoriaun paseo con Miguel a la costa, en otoño, mucho antes que el huracán de losacontecimientospusieraelmundopatasarriba,enlaépocaenquetodavíalascosasse llamaban por nombres conocidos y las palabras tenían un significado único,cuandopueblo,libertadycompañeroeransóloeso,pueblo,libertadycompañero,yno eran todavía contraseñas. Trató de volver a vivir esemomento, la tierra roja yhúmeda,elintensoolordelosbosquesdepinosyeucaliptos,dondeeltapizdehojassecassemaceraba,despuésdellargoycálidoverano,ydondelaluzcobrizadelsolse filtrabaentre lascopasde losárboles.Tratóderecordarel frío,elsilencioyesapreciosasensacióndeserlosdueñosdelatierra,detenerveinteañosylavida.pordelante, de amarse tranquilos, ebrios de olor a bosque y de amor, sin pasado, sinsospecharelfuturo,conlaúnicaincreíbleriquezadeeseinstantepresente,enquesemiraban, se olían, se besaban, se exploraban, envueltos en elmurmullo del vientoentrelosárbolesyelrumorcercanodelasolasreventandocontralasrocasalpiedelacantilado,estallandoenunfragordeespumaolorosa,yellosdos,abrazadosdentrodelmismoponchocomosiamesesenunmismopellejo,riéndoseyjurandoqueseríapara siempre, convencidos de que eran los únicos en todo el universo en haberdescubiertoelamor.

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Alba oía los gritos, los largos gemidos y la radio a todo volumen. El bosque,Miguel, el amor, se perdieron en el túnel profundo de su terror y se resignó aenfrentarsudestinosinsubterfugios.

Calculóquehabíatranscurridotodalanocheyunabuenapartedeldíasiguiente,cuandoseabriólapuertaporprimeravezydoshombreslasacarondesucelda.LacondujeronentreinsultosyamenazasalapresenciadelcoronelGarcía,aquienellapodíareconoceraciegas,porelhábitodesumaldad,aunantesdeoírlelavoz.Sintiósusmanostomándolelacara,susgruesosdedosenelcuelloylasorejas.

Ahoravasadecirmedóndeestá tuamante—ledijo—.Esonosevitarámuchasmolestiasalosdos.

Albarespiróaliviada.¡EntoncesnohabíandetenidoaMiguel!—Quieroiralbaño—respondióAlbaconlavozmásfirmequepudoarticular.—Veo que no vas a cooperar, Alba. Es una lástima —suspiró García—. Los

muchachostendránquecumplirconsudeber,yonopuedoimpedirlo.Hubounbrevesilencioasualrededoryellahizounesfuerzodesmesuradopor

recordarelbosquedepinosyelamordeMiguel,peroseleenredaronlasideasyyanosabíasiestabasoñando,nidedóndeproveníaaquellapestilenciadesudor,de

excremento,desangreyorinaylavozdeeselocutordefútbolqueanunciabaunosgolpesfinlandesesquenadateníanqueverconella,entreotrosbramidoscercanosyprecisos.Unbofetónbrutallatiróalsuelo,manosviolentaslavolvieronaponerdepie,dedosferocesseincrustaronensuspechostriturándolelospezonesyelmiedolavenció por completo. Voces desconocidas la presionaban, entendía el nombre deMiguel, pero no sabía lo que le preguntaban y sólo repetía incansablemente un nomonumentalmientraslagolpeaban,lamanoseaban,learrancabanlablusa,yellayanopodíapensar,sólorepetirnoynoyno,calculandocuántopodríaresistirantesqueseleagotaranlasfuerzas,sinsaberqueesoerasóloelcomienzo,hastaquesesintiódesvaneceryloshombresladejarontranquila,tiradaenelsuelo,poruntiempoquelepareciómuycorto.

ProntooyódenuevolavozdeGarcíayadivinóqueeransusmanosayudándolaapararse,guiándolahastaunasilla,acomodándolelaropa,poniéndolelablusa.

—¡Ay,Dios!—dijo—.¡Miracómotehandejado!Teloadvertí,Alba.Ahoratratadetranquilizarte,voyadarteunatazadecafé.

Albarompióallorar.Ellíquidotibiolareanimó,peronosintiósusabor,porquelo tragabamezcladoconsangre.Garcíasostenía la tazaacercándoselaconcuidado,comounenfermero.

—¿Quieresfumar?—Quieroiralbaño—dijoellapronunciandocadasílabacondificultadatravés

deloslabioshinchados.—Porsupuesto,Alba.Tellevaránalbañoydespuéspodrásdescansar.Yosoytu

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amigo,comprendoperfectamentetusituación.Estásenamoradayporesoloproteges.Yoséquetúnotienesnadaqueverconlaguerrilla.Perolosmuchachosnomecreencuandoselodigo,nosevanaconformarhastaquenolesdigasdóndeestáMiguel.Enrealidadya lo tienencercado,sabendóndeestá, loatraparán,peroquierenestarsegurosdequetúnotienesnadaqueverconlaguerrilla,¿entiendes?Siloproteges,si teniegasahablar,ellosseguiránsospechandode ti.Diles loquequierensaberyentoncesyomismotellevaréatucasa.¿Selodirás,verdad?

—Quieroiralbaño—repitióAlba.—Veoqueerestestaruda,comotuabuelo.Estábien.Irásalbaño.Tevoyadarla

oportunidaddepensarunpoco—dijoGarcía.Lallevaronaunbañoy tuvoquehacercasoomisodelhombrequeestabaasu

lado tomándola del brazo. Después la condujeron a su celda. En el pequeño cubosolitariodesuprisióntratódeaclararsusideas,peroestabaatormentadaporeldolordelapaliza,lased,lavendaapretadaenlassienes,elruidoatronadordelaradio,elterrordelaspisadasqueseacercabanyelaliviocuandosealejaban,losgritosylasórdenes. Se encogió como un feto en el suelo y se abandonó a sus múltiplessufrimientos.Asíestuvovariashoras,talvezdías.Dosvecesfueunhombreasacarlaylaguióaunaletrinafétida,dondenopudolavarse,porquenohabíaagua.Ledabaunminutodetiempoylaponíasentadaenelexcusadoconotrapersonasilenciosaytorpecomoella.Nopodíaadivinarsieraotramujerounhombre.Alprincipiolloró,lamentando que su tío Nicolás no le hubiera dado un entrenamiento especial parasoportarlahumillación,queleparecíapeorqueeldolor,peroalfinseresignóasupropiainmundiciaydejódepensarenlainsoportablenecesidaddelavarse.Ledieronde comer maíz tierno, un pequeño trozo de pollo y un poco de helado, que ellaadivinóporelsabor,elolor,latemperatura,ydevoróapresuradamenteconlamano,extrañadadeaquellacenadelujo,inesperadaenaquellugar.Despuésseenteróquelacomidapara losprisionerosdeese recintode torturaproveníade lanuevasededelgobierno, que se había instalado en un improvisado edificio, porque el antiguoPalaciodelosPresidentesnoeramásqueunmontóndeescombros.

Trató de llevar la cuenta de los días transcurridos desde su detención, pero lasoledad,laoscuridadyelmiedoletrastornaroneltiempoyledislocaronelespacio,creíavercavernaspobladasdemonstruos,imaginabaquelahabíandrogadoyporesosentíatodosloshuesosflojosylasideaslocas,sehacíaelpropósitodenocomernibeber,peroelhambrey lasederanmásfuertesquesudecisión.Sepreguntabaporquésuabuelonohabía ido todavíaa rescatarla.En losmomentosde lucidezpodíacomprender que no era un mal sueño y que no estaba allí por error. Se propusoolvidarhastaelnombredeMiguel.

LaterceravezquelallevarondondeEstebanGarcía,Albaestabamáspreparada,porqueatravésdelapareddesuceldapodíaoírloqueocurríaenlapiezadeallado,

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donde interrogaban a otros prisioneros, y no se hizo ilusiones. Ni siquiera intentóevocarlosbosquesdesusamores.

—Has tenido tiempo para pensar, Alba. Ahora vamos a hablar los dostranquilamenteymedirásdóndeestáMiguelyasísaldremosdeestorápido—dijoGarcía.

—Quieroiralbaño—replicóAlba.—Veoqueteestásburlandodemí,Alba—dijoél—.Losientomucho,peroaquí

nopodemosperdereltiempo.Albanorespondió.—¡Quítatelaropa!—ordenóGarcíaconotravoz.Ella no obedeció. La desnudaron con violencia, arrancándole los pantalones a

pesardesuspatadas.ElrecuerdoprecisodesuadolescenciaydelbesodeGarcíaenel jardín le dieron la fuerza del odio. Luchó contra él, gritó por él, lloró, orinó yvomitóporél,hastaquesecansarondegolpearlay ledieronunacorta tregua,queaprovechó para invocar a los espíritus comprensivos de su abuela, para que laayudaranamorir.Peronadievinoensuauxilio.Dosmanoslalevantaron,cuatrolaacostaron en un catre metálico, helado, duro, lleno de resortes que le herían laespalda,yleataronlostobillosylasmuñecasconcorreasdecuero.

—Porúltimavez,Alba.¿DóndeestáMiguel?—preguntóGarcía.Ellanegósilenciosamente.Lehabíansujetadolacabezaconotracorrea.—Cuandoestésdispuestaahablar,levantaundedo—dijoél.Albaescuchóotravoz.—Yomanejolamáquina—dijo.Y entonces ella sintió aquel dolor atroz que le recorrió el cuerpo y la ocupó

completamenteyquenunca,enlosdíasdesuvida,podríallegaraolvidar.Sehundióenlaoscuridad.

—¡Les dije que tuvieran cuidado con ella, cabrones!—oyó la voz de EstebanGarcía que le llegaba demuy lejos, sintió que le abrían los párpados, pero no vionadamásqueundifusoresplandor, luegosintióunpinchazoenelbrazoyvolvióaperderseenlainconsciencia.

Unsiglodespués,Albadespertómojadaydesnuda.Nosabíasiestabacubiertadesudor, de agua o de orina, no podía moverse, no recordaba nada, no sabía dóndeestaba ni cuál era la causa de ese malestar intenso que la había reducido a unapiltrafa.SintiólaseddelSáharayclamóporagua.

—Aguanta, compañera—dijo alguien a su lado—. Aguanta hasta mañana. Sitomasagua,tevienenconvulsionesypuedesmorir.

Abrió los ojos. No los tenía vendados. Un rostro vagamente familiar estabainclinadosobreella,unasmanoslaarroparonconunamanta.

—¿Teacuerdasdemí?SoyAnaDíaz.Fuimoscompañerasenlauniversidad.¿No

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mereconoces?Alba negó con la cabeza, cerró los ojos y se abandonó a la dulce ilusiónde la

muerte.Perounashorasmástardedespertóyalmoversesintióqueledolíahastalaúltimafibradesucuerpo.

—Pronto te sentirásmejor—dijo unamujer que estaba acariciándole la cara yapartandounosmechonesdepelohúmedoqueletapabanlosojos—.Notemuevasytrataderelajarte.Yoestaréatulado,descansa.

—¿Quépasó?—balbuceóAlba.—Tedieronfuerte,compañera—dijolaotracontristeza.—¿Quiéneres?—preguntóAlba.—Ana Díaz. Estoy aquí desde hace una semana. A mi compañero también lo

agarraron,pero todavíaestávivo.Unavezaldía loveopasar,cuando los llevanalbaño.

—¿AnaDíaz?—murmuróAlba.—Lamisma.Noéramosmuyamigasenlauniversidad,peronuncaestardepara

empezar. La verdad es que la última persona que pensaba encontrar aquí eras tú,condesa—dijo con dulzura lamujer—.No hables, trata de dormir, para que se tehagamáscortoeltiempo.Pocoapocotevolverálamemoria,notepreocupes.Esporlaelectricidad.

PeroAlbanopudodormir,porqueseabriólapuertadelacelda,entróunhombre.—¡Ponlelavenda!—ordenóaAnaDíaz.—¡Porfavor...!¿Novequeestámuydébil?Déjeladescansarunpoco...—¡Hazloquetedigo!Anase inclinósobreelcamastroy lepuso lavendaen losojos.Luegoquitó la

manta y trató de vestirla, pero el guardia la apartó de un empujón; levantó a laprisioneraporlosbrazosylasentó.Otroentróaayudarloyentrelosdoslallevaronenvilo,porquenopodíacaminar.Albaestabaseguradequeseestabamuriendo,siesqueno estabamuertaya.Oyóque avanzabaporuncorredordondeel ruidode laspisadaseradevueltoporeleco.Sintióunamanoensucara,levantándolelacabeza.

—Puedendarleagua.Lávenlaypóngaleotrainyección.Veansipuedetragarunpocodecaféymelatraen—dijoGarcía..

—¿Lavestimos,coronel?—No.AlbaestuvoenmanosdeGarcíamuchotiempo.Alospocosdíasélsediocuenta

quelohabíareconocido,peronoabandonólaprecaucióndemantenerlaconlosojosvendados, incluso cuando estaban solos. Diariamente traían y se llevaban nuevosprisioneros.Albaoíalosvehículos,losgritos,elportónquesecerraba,yprocuraballevar la cuenta de los detenidos, pero era casi imposible.AnaDíaz calculaba quehabíaalrededordedoscientos.Garcíaestabamuyocupado,peronodejópasarundía

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sin veraAlba, alternando la violencia desatada, con su comedia de buen amigo.Avecesparecíagenuinamenteconmovidoyconsupropiamanoledabacucharadasdesopa,peroeldíaquelehundiólacabezaenunabateallenadeexcrementos,hastaqueella se desmayó de asco,Alba comprendió que no estaba tratando de averiguar elparadero deMiguel, sino vengándose de agravios que le habían infligido desde sunacimiento,yquenadaquepudieraconfesarmodificaría susuertecomoprisioneraparticulardelcoronelGarcía.Entoncespudosalirpocoapocodelcírculoprivadodesuterroryempezóadisminuirsumiedoypudosentircompasiónporlosotros,porlosquecolgabande losbrazos,por los recién llegados,poraquelhombrealque lepasaronconunacamionetaporencimade lospiesengrillados.Sacarona todos losprisionerosalpatio,alamanecer,ylosobligaronamirar,porqueéseeratambiénunasuntopersonalentreelcoronelysuprisionero.Fue laprimeravezqueAlbaabríalosojosfueradelapenumbradesucelda,yelsuaveresplandordelamadrugadaylaescarchaquebrillabaentrelaspiedras,dondesehabíanjuntadoloscharcosdelluviaenlanoche,leparecieroninsoportablementeluminosos.Arrastraronalhombre,quenoopuso resistencia,pero tampocopodía tenerseenpie,y lodejaronal centrodelpatio.Losguardiasteníanlascarascubiertasconpañuelos,paraquenuncapudieranser reconocidos en el caso improbable de que las circunstancias cambiaran. Albacerrólosojoscuandoescuchóelmotordelacamioneta,peronopudocerrarlosoídosalbramido,quequedóvibrandoparasiempreensurecuerdo.

Ana Díaz la ayudó a resistir durante el tiempo que estuvieron juntas. Era unamujer inquebrantable. Había soportado todas las brutalidades, la habían violadodelantedesucompañero, loshabían torturado juntos,peroellanohabíaperdido lacapacidadparalasonrisaoparalaesperanza.Tampocolaperdiócuandolallevaronaunaclínicasecretadelapolicíapolítica,porqueacausadeunapalizaperdióelniñoqueesperabaycomenzóadesangrarse.

—Noimporta,algúndíatendréotro—dijoaAlbacuandovolvióasucelda.Esa noche Alba la escuchó llorar por primera vez, tapándose la cara con la

frazada para ahogar su tristeza. Se acercó a ella, la abrazó, la acunó, limpió suslágrimas,ledijotodaslaspalabrastiernasquepudorecordar,peroesanochenohabíaconsuelo para Ana Díaz, de modo que Alba se limitó a mecerla en sus brazos,arrullándola como a una criatura y deseando que ella misma pudiera echarse a laespalda ese terrible dolor para aliviarla. La mañana las sorprendió durmiendoenrolladas como dos animalitos. En el día esperaban ansiosamente elmomento enquepasabanlalargafiladeloshombresrumboalbaño,Ibanconlosojosvendados,paraguiarse,cadaunollevabalamanoenelhombrodelqueibaadelante,vigiladosporguardiasarmados.EntreellosibaAndrés.Porlaminúsculaventanaconbarrotesdesucelda,ellaspodíanverlos, tancercaquesihubieranpodidosacarlamanoloshabrían tocado. Cada vez que pasaban, Ana y Alba cantaban con la fuerza de la

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desesperación y de otras celdas también surgían voces femeninas. Entonces, losprisionerosseenderezaban,levantabanloshombros,torcíanlacabezaensudirecciónyAndréssonreía.Teníalacamisadesgarradaymanchadadesangreseca.

Unguardiasedejóconmoverporelhimnode lasmujeres.Unanoche les llevótresclavelesenuntarroconagua,paraqueadornaranlaventana.OtravezfueadeciraAnaDíazquenecesitabaunavoluntariaparalavarlaropadeunpresoylimpiarsucelda.LacondujodondeAndrésylosdejósolosporalgunosminutos.CuandoAnaDíazregresóestabatransfiguradayAlbanoseatrevióahablarle,paranointerrumpirsufelicidad.

UndíaelcoronelGarcíasesorprendióacariciandoaAlbacomounenamoradoyhablándoledesuinfanciaenelcampo,cuandolaveíapasaralolejos,delamanodesuabuelo,consusdelantalesalmidonadosyelhaloverdedesustrenzas,mientrasél,descalzoenelbarro, se jurabaquealgúndía leharíapagarcarasuarroganciaysevengaríadesumalditodestinodebastardo.Rígidayausente,desnudaytemblandodeascoydefrío,Albanoloescuchabani losentía,peroaquellagrietaensuansiadeatormentarla,sonóalcoronelcomounacampanadealarma.OrdenóquepusieranaAlbaenlaperreraysedispuso,furioso,aolvidarla.

Laperreraeraunaceldapequeñayherméticacomounatumbasinaire,oscurayhelada.Habíaseisentotal,construidascomolugardecastigo,enunestanquevacíodeagua.Seocupabanporperíodosmásomenosbreves,porquenadieresistíamuchotiempo en ellas, a lo más unos pocos días, antes de empezar a divagar, perder lanoción de las cosas, el significado de las palabras, la angustia del tiempo o,simplemente, empezar a morir. Al principio, encogida en su sepultura, sin podersentarseniestirarseapesardesuescasotamaño,Albasedefendiócontralalocura.En lasoledadcomprendiócuántonecesitabaaAnaDíaz.Creíaescuchargolpecitosimperceptiblesy lejanos,comosi leenviaranmensajesenclavedesdeotrasceldas,peroprontodejódeprestarlesatención,porquesediocuentadeque todaformadecomunicaciónerainútil.Seabandonó,decididaaterminarsusupliciodeunavezdejódecomerysólocuandolavencíasupropiaflaquezabebíaunsorbodeagua.Tratódenorespirar,denomoverse,ysepusoaesperarlamuerteconimpaciencia.Asíestuvomuchotiempo.Cuandocasihabíaconseguidosupropósito,apareciósuabuelaClara,aquienhabíainvocadotantasvecesparaquelaayudaraamorir,conlaocurrenciadequelagracianoeramorirse,puestoqueesollegabadetodosmodos,sinosobrevivir,queeraunmilagro.Laviotalcomolahabíavistosiempreensuinfancia,consubatablancade lino, susguantesde invierno, sudulcísima sonrisadesdentadayelbrillotravieso de sus ojos de avellana. Clara trajo la idea salvadora de escribir con elpensamiento, sin lápiz ni papel, para mantener la mente ocupada, evadirse de laperrerayvivir.Lesugirió,además,queescribierauntestimonioquealgúndíapodríaservirparasacaralaluz.elterriblesecretoqueestabaviviendo,paraqueelmundose

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enteraradelhorrorqueocurríaparalelamentealaexistenciaapacibleyordenadadelosquenoqueríansaber,delosquepodíantenerlailusióndeunavidanormal,delosquepodíannegarqueibanafloteenunabalsasobreunmardelamentos,ignorando,apesarde todas lasevidencias,queapocascuadrasde sumundo felizestaban losotros, losquesobrevivenomuerenenelladooscuro.«Tienesmuchoquehacer,demodoque deja de compadecerte, toma agua y empieza a escribir», dijoClara a sunietaantesdedesaparecertalcomohabíallegado.

Albaintentóobedecerasuabuela,perotanprontocomoempezóaapuntarconelpensamiento, se llenó la perrera con los personajes de su historia, que entraronatropellándoseylaenvolvieronensusanécdotas,ensusviciosyvirtudes,aplastandosus propósitos documentales y echando por tierra su testimonio, atosigándola,exigiéndole, apurándola, y ella anotaba a toda prisa, desesperada porque amedidaqueescribíaunanuevapágina,seibaborrandolaanterior.Estaactividadlamanteníaocupada.Alcomienzoperdíaelhiloconfacilidadyolvidabaenlamismamedidaenque recordabanuevoshechos.Lamenordistracciónounpocomásdemiedoodedolor, embrollaban su historia como un ovillo. Pero luego inventó una clave pararecordarenorden,yentoncespudohundirseensupropiorelatotanprofundamente,quedejódecomer,derascarse,deolerse,dequejarse,yllegóavencer,unoporuno,susinnumerablesdolores.

Secorriólavozdequeestabaagonizando.Losguardiasabrieronlatrampadelaperreraylasacaronsinningúnesfuerzo,porqueestabamuyliviana.LallevarondenuevodondeelcoronelGarcía,queenesosdíashabíarenovadosuodio,peroAlbanoloreconoció.Estabamásalládesupoder.

Porfuera,elhotelCristóbalColónteníaelmismoaspectoanodinodeunaescuelaprimaria, talcomoyolorecordaba.HabíaperdidolacuentadelosañosquehabíantranscurridodesdelaúltimavezqueestuveallíytratédehacermelailusióndequepodríasalirarecibirmeelmismoMustafádeantaño,aquelnegroazul,vestidocomounaapariciónorientalconsudoblehileradedientesdeplomoysucortesíadevisir,el único negro auténtico del país, todos los demás eran pintados, como habíaaseguradoTránsitoSoto.Peronofueasí.Unporteromecondujoauncubículomuypequeño,meseñalóunasientoymeindicóqueesperara.Alpocoratoapareció,envez del espectacular Mustafá, una señora con el aire triste y pulcro de una tíaprovinciana, uniformada de azul con cuello blanco almidonado, que al verme tanancianoydesvalido,diounligerorespingo.Llevabaunarosarojaenlamano.

—¿Elcaballerovienesolo?—preguntó.—¡Porsupuestoquevengosolo!—exclamé.Lamujermepasólarosaymepreguntóquécuartoprefería.—Medaigual—respondísorprendido.—EstánlibreselEstablo,elTemploylasMilyUnaNoches.¿Cuálquiere?

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—LasMilyUnaNoches—dijealazar.Me condujo por un largo pasillo señalado con luces verdes y flechas rojas.

Apoyadoenmibastón,arrastrando lospies, laseguícondificultad.Llegamosaunpequeñopatiodondesealzabaunamezquitaenminiatura,provistadeabsurdasojivasdevidrioscoloreados.

—Esaquí.Sideseabeberalgo,pídaloporteléfono—indicó.—QuierohablarconTránsitoSoto.Aesohevenido—dije.—Losiento,perolaseñoranoatiendeaparticulares.Sóloaproveedores.—¡Yotengoquehablarconella!DígalequesoyelsenadorTrueba.Meconoce.—Norecibeanadie,yaledije—replicólamujercruzándosedebrazos.LevantéelbastónyleanunciéquesiendiezminutosnoaparecíaTránsitoSoto

enpersona,romperíalosvidriosytodoloquehubieradentrodesucajadePandora.La uniformada retrocedió espantada. Abrí la puerta de lamezquita yme encontrédentro de unaAlhambra de pacotilla.Una corta escalera de azulejos, cubierta confalsasalfombraspersas, conducíaaunahabitaciónhexagonalconunacúpulaeneltecho, donde alguien había puesto todo lo que pensaba que existía en un harén deArabia, sin haber estadonunca allí: almohadones de damasco, pebeteros de vidrio,campanasytodasuertedebaratijasdebazar.Entrelascolumnas,multiplicadashastael infinitopor la sabiadisposiciónde los espejos,viunbañodemosaicoazulmásgrandequeeldormitorio,conunagranalbercadondecalculéquesepodíalavarunavacay, conmayor razón,podían retozardosamantes juguetones.No separecíaennada al Cristóbal Colón que yo había conocido.Me senté trabajosamente sobre lacama redonda, sintiéndome de súbito muy cansado.Me dolían mis viejos huesos.Levanté la vista y un espejo en el techomedevolviómi imagen: unpobre cuerpoempequeñecido,unrostrotristedepatriarcabíblicosurcadodeamargasarrugasylosrestosdeunablancamelena.«¡Cómohapasadoeltiempo!»,suspiré.

TránsitoSotoentrósingolpear.—Mealegrodeverlo,patrón—saludótalcomosiempre.Se había convertido en una señora madura, delgada, con un moño severo,

ataviadaconunvestidonegrodelanaydosvueltasdeperlassoberbiasenelcuello,majestuosa y serena, con más aspecto de concertista de piano que de dueña deprostíbulo.Mecostórelacionarlaconlamujerdeantañoposeedoradeunaserpientetatuadaalrededordelombligo.Mepusedepieparasaludarlaynopudetutearlacomoantes.

—Sevemuybien,Tránsito—dije,calculandoquedebíahaberpasadolossesentaycincoaños.

—Me ha ido bien, patrón. ¿Se acuerda que cuando nos conocimos le dije quealgúndíayoseríarica?—sonrióella.

—Mealegroquelohayaconseguido.

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Nossentamosladoaladoenlacamaredonda.Tránsitosirvióuncoñacparacadauno y me contó que la cooperativa de putas y maricones había sido un negocioestupendodurantediezlargosaños,peroquelostiemposhabíancambiadoytuvieronquedarleotrogiro,porqueporculpadelalibertaddelascostumbres,elamorlibre,lapíldorayotrasinnovaciones,yanadienecesitabaprostitutas,exceptolosmarinerosylos viejos. «Las niñas decentes se acuestan gratis, imagínese la competencia», dijoella.Meexplicóquelacooperativaempezóaarruinarseylassociastuvieronqueiratrabajar en otros oficiosmejor remunerados y hastaMustafá partió de vuelta a supatria.Entoncesseleocurrióqueloquesenecesitabaeraunhoteldecitas,unsitioagradable para que las parejas clandestinas pudieran hacer el amor y donde unhombre no tuviera vergüenza de llevar a una novia por la primera vez. Nada demujeres,ésaslasponeelcliente.Ellamismalodecoró,siguiendolosimpulsosdesufantasíayteniendoenconsideraciónelgustodelaclientelayasí,graciasasuvisióncomercial,queleindujoacrearunambientediferenteencadarincóndisponible,elhotel Cristóbal Colón se convirtió en el paraíso de las almas perdidas y de losamantes furtivos. Tránsito Soto hizo salones franceses con muebles capitoné,pesebres con heno fresco y caballos de cartón piedra que observaban a losenamorados con sus inmutables ojos de vidrio pintado, cavernas prehistóricas, conestalactitasyteléfonosforradosenpieldepuma.

—En vista de que no ha venido a hacer el amor, patrón, vamos a hablar amioficina,paradejarleestecuartoalaclientela—dijoTránsitoSoto.

PorelcaminomecontóquedespuésdelGolpe,lapolicíapolíticahabíaallanadoelhotelunpardeveces,perocadavezque sacabana lasparejasde la camay lasarreabanapuntadepistolahastaelsalónprincipal,seencontrabanconquehabíaunoodosgeneralesentrelosclientes,demodoquehabíandejadodemolestar.Teníamuybuenas relaciones con el nuevo gobierno, tal como había tenido con todos losgobiernosanteriores.MedijoqueelCristóbalColóneraunnegocioflorecienteyquetodos los años ella renovaba algunos decorados, cambiando naufragios en islaspolinésicas por severos claustros monacales y columpios barrocos por potros detormento, según la moda, pudiendo introducir tanta cosa en una residencia deproporciones relativamentenormales,graciasalartilugiode losespejosy las luces,quepodíanmultiplicarelespacio,engañaralclima,crearel infinitoysuspendereltiempo.

Llegamos a su oficina, decorada como una cabina de aeroplano, desde dondemanejaba su increíble organización con la eficiencia de un banquero. Me contócuántas sábanas se lavaban, cuánto papel higiénico se gastaba, cuántos licores seconsumían,cuántoshuevosdecodornizsecocíandiariamente—sonafrodisíacos—,cuántopersonalsenecesitabayacuántoascendíalacuentadeluz,aguayteléfono,paramantenernavegandoaqueldescomunalportaavionesdelosamoresprohibidos.

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—Yahora,patrón,dígamequépuedohacerporusted—dijofinalmenteTránsitoSoto,acomodándoseensusillónreclinabledepilotoaéreo,mientrasjugueteabaconlasperlasdel collar———.Supongoquehavenidoparaque ledevuelvael favorqueleestoydebiendodesdehacemediosiglo,¿verdad?

Y entonces yo, que había estado esperando que ella me lo preguntara, abrí eltorrentedemiansiedadyse loconté todo,singuardarmenada,sinunasolapausa,desde el principio hasta el fin. Le dije queAlba esmi única nieta, queme he idoquedandosoloenestemundo,quesemehaachicadoelcuerpoyelalma,talcomoFéruladijoalmaldecirme,yloúnicoquemefaltaesmorircomounperro,queesanieta de pelo verde es lo último que me queda, el único ser que realmente meimporta,quepordesgraciasalióidealista,unmaldefamilia,esunadeesaspersonasdestinadasameterseenproblemasyhacersufriralosqueestamoscerca,ledioporandarasilandofugitivosenlasembajadas,lohacíasinpensar,estoyseguro,sindarsecuentaqueelpaísestáenguerra,guerracontraelcomunismointernacionalocontraelpueblo,yanosesabe,peroguerraalfin,yqueesascosasestánpenadasporlaley,pero Alba anda siempre en la luna y no se da cuenta del peligro, no lo hace pormaldad,todolocontrario,lohaceporquetieneelcorazóndesenfrenado,igualcomolotienesuabuela,quetodavíaandasocorriendopobresamisespaldasenloscuartosabandonadosdelacasa,miClaraclarividente,ycualquiertipoquelleguedondeAlbacontandoel cuentodeque lopersiguen, consiguequeella arriesgueelpellejoparaayudarlo, aunque sea un perfecto desconocido, yo se lo dije, se lo advertímuchasvecesquepodíanponerleunatrampayundíaibaaresultarqueelsupuestomarxistaeraunagentede lapolicíapolítica,peroellanomehizocaso,nuncamehahechocasoensuvida,esmástestarudaqueyo,peroaunqueasísea,asilaraunpobrediablodevezencuandonoesunafechoría,noesalgotangravequemerezcaquelallevendetenida, sin considerar que es mi nieta, nieta de un senador de la República,miembrodistinguidodelPartidoConservador,nopuedenhaceresoconalguiendemipropiacasa,porqueentoncesquédiablosquedaparalosdemás,silagentecomounocae presa, quiere decir que nadie está a salvo, que no han valido de nadamás deveinteañosenelCongresoytenertodaslasrelacionesquetengo,yoconozcoatodoelmundo en este país, por lomenos a toda la gente importante, incluso al generalHurtado,queesmiamigopersonal,peroenestecasonomehaservidoparanada,nisiquieraelcardenalmehapodidoayudaraubicaraminieta,noesposiblequeelladesaparezcacomoporobrademagia,quese la llevenunanocheyyonovuelvaasaber nada de ella, me he pasado un mes buscándola y la situación ya me estávolviendo loco, éstas son las cosas que desprestigian a la Junta Militar en elextranjero y dan pie para que las Naciones Unidas comiencen a joder con losderechoshumanos,yoalprincipionoqueríaoírhablardemuertos,detorturados,dedesaparecidos, pero ahora no puedo seguir pensando que son embustes de los

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comunistas, si hasta los propios gringos, que fueron los primeros en ayudar a losmilitares y mandaron sus pilotos de guerra para bombardear el Palacio de losPresidentes,ahoraestánescandalizadosporlamatanza,ynoesqueestéencontradelarepresión,comprendoquealprincipioesnecesariotenerfirmezaparaimponerelorden, pero se les pasó lamano, están exagerando las cosas y con el cuento de laseguridadinternayquehayqueeliminaralosenemigosideológicos,estánacabandocon todoelmundo,nadiepuedeestardeacuerdoconeso,niyomismo,que fui elprimeroentirarplumasdegallinasaloscadetesyenpropiciarelGolpe,antesquelosdemástuvieranlaideaenlacabeza,fuielprimeroenaplaudirlo,estuvepresenteenelTeDeumdelacatedral,yporlomismonopuedoaceptarqueesténocurriendoestascosasenmipatria,quedesaparezcalagente,quesaquenaminietadelacasaavivafuerza y yo no pueda impedirlo, nunca habían pasado cosas así aquí, por eso,justamenteporeso,esquehetenidoquevenirahablarconusted,Tránsito,nuncameimaginé hace cincuenta años, cuando usted era una muchachita raquítica en elFarolitoRojo,quealgúndía tendríaquevenira suplicarlede rodillasquemehagaestefavor,quemeayudeaencontraraminieta,meatrevoapedírseloporqueséquetienebuenasrelacionesconelgobierno,mehanhabladodeusted,estoyseguroquenadieconocemejoralaspersonasimportantesenlasFuerzasArmadas,séqueustedlesorganizasusfiestasypuedellegardondeyonotendríaaccesojamás,poresolepidoquehagaalgoporminieta,antesqueseademasiadotarde,porquellevosemanassin dormir, he recorrido todas las oficinas, todos los ministerios, todos los viejosamigos,sinquenadiepuedaayudarme,yanomequierenrecibir,meobliganahacerantesaladurantehoras,amí,queleshehechotantosfavoresaesamismagente,porfavor,Tránsito,pídameloquequiera,todavíasoyunhombrerico,apesardequeenlostiemposdelcomunismolascosassepusierondifícilesparamí,meexpropiaronlatierra,sindudaseenteró,lodebehabervistoenlatelevisiónyenlosperiódicos,fueun escándalo, esos campesinos ignorantes se comieron mis toros reproductores ypusieron mis yeguas de carrera a tirar del arado y en menos de un año Las TresMarías estaba en ruinas, pero ahora yo llené el fundo de tractores y estoylevantándolo de nuevo, tal como lo hice una vez antes, cuando era joven, igual loestoyhaciendoahoraqueestoyviejo,peronoacabado,mientrasesos infelicesquetenían título de propiedad demi propiedad, lamía, andanmuriéndose de hambre,como una cuerda de pelagatos, buscando algún miserable trabajito para subsistir,pobre gente, ellos no tuvieron la culpa, se dejaron engañar por lamaldita reformaagraria,enelfondolosheperdonadoymegustaríaquevolvieranaLasTresMarías,inclusohepuestoavisosenlosperiódicosparallamarlos,algúndíavolveránynomequedarámásremedioquetenderlesunamano,soncomoniños,bueno,peronoesdeesoquevineahablarle,Tránsito,noquieroquitarlesutiempo,loimportanteesquetengobuenasituaciónymisnegociosvanvientoenpopa,asíesquepuedodarlelo

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que me pida, cualquier cosa, con tal que encuentre a mi nieta Alba antes que undemente me siga mandando más dedos cortados o empiece a mandarme orejas yacabevolviéndomelocoomatándomedeuninfarto,discúlpemequemepongaasí,me tiemblan las manos, estoy muy nervioso, no puedo explicar lo que pasó, unpaqueteporcorreoyadentrosólotresdedoshumanos,amputadoslimpiamente,unabromamacabraquemetraerecuerdos,peroesosrecuerdosnadatienenqueverconAlba, mi nieta ni siquiera había nacido entonces, sin duda yo tengo muchosenemigos, todos los políticos tenemos enemigos, no sería raro que hubiera unanormal dispuesto a fregarme enviándome dedos por correo justamente en elmomento en que estoy desesperado por la detención deAlba, para ponerme ideasatrocesenlacabeza,quesinofueraporqueestoyenellímitedemisfuerzas,despuésde haber agotado todos los recursos, no hubiera venido a molestarla a usted, porfavor, Tránsito, en nombre de nuestra vieja amistad, apiádese demí, soy un pobreviejo destrozado, apiádese y busque ami nieta Alba antes queme la terminen demandarenpedacitosporcorreo,sollocé.

TránsitoSotoha llegadoa tener laposiciónque tiene,entreotrascosas,porquesabepagarsusdeudas.Supongoqueusóelconocimientodelladomássecretodeloshombresqueestánenelpoder,paradevolvermeloscincuentapesosqueunavezlepresté.Dosdíasdespuésmellamóporteléfono.

—SoyTránsitoSoto,patrón.Cumplísuencargo—dijo.

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Epílogo

Anoche murió mi abuelo. No murió como un perro, como él temía, sinoapaciblemente en mis brazos confundiéndome con Clara y a ratos con Rosa, sindolor, sin angustia, consciente y sereno,más lúcido que nunca y feliz.Ahora estátendidoenelvelerodelaguamansa,sonrienteytranquilo,mientrasyoescribosobrelamesademaderarubiaqueerademiabuela.Heabiertolascortinasdesedaazul,paraqueentrelamañanayalegreestecuarto.Enlajaulaantigua,juntoalaventana,hayuncanarionuevocantandoyalcentrodelapiezamemiranlosojosdevidriodeBarrabás;MiabuelomecontóqueClarasehabíadesmayadoeldíaqueél,pordarleun gusto, colocó de alfombra la piel del animal. Nos reímos hasta las lágrimas ydecidimos ir a buscar al sótano los despojos del pobre Barrabás; soberbio en suindefinibleconstituciónbiológica,apesardeltranscursodeltiempoyalabandono,yponerloenelmismolugardondemediosigloanteslopusomiabueloenhomenajealamujerquemásamóensuvida.

—Vamosadejarloaquí,queesdondesiempredebióestar—dijo.Llegué a la casa una brillante mañana invernal en un carretón tirado por un

caballo flaco. La calle, con su doble fila de castaños centenarios y susmansionesseñoriales,parecíaunescenarioinapropiadoparaesevehículomodesto,perocuandosedetuvofrentealacasademiabuelo,encajabamuybienconelestilo.Lagrancasadelaesquinaestabamástristeyviejadeloqueyopodíarecordar,absurdaconsusexcentricidades arquitectónicas y sus pretensiones de estilo francés, con la fachadacubiertadehiedraapestada.El jardíneraundesparramedemalezaycasi todoslospostigos colgabande losgoznes.Elportón estaba abierto, como siempre.Toqué eltimbre y después de un rato, sentí unas alpargatas que se aproximaban y unaempleadadesconocidameabrió lapuerta.Memiró sinconocermeyyosentí en lanarizelmaravillosooloramaderayaencierrodelacasadondenací.Semellenaronlos ojos de lágrimas. Corrí a la biblioteca, presintiendo que el abuelo estaríaesperándome donde siempre se sentaba y allí estaba, encogido en su poltrona.Mesorprendióverlotananciano,tanminúsculoytembloroso,guardandodelpasadosólosublancamelenaleoninaysupesadobastóndeplata.Nosabrazamosapretadamentepor un tiempo muy largo, susurrando abuelo, Alba, Alba, abuelo, nos besamos ycuandoélviomimanoseechóallorarymaldeciryadarbastonazosalosmuebles,comolohacíaantes,yyomereí,porquenoestabatanviejonitanacabadocomomeparecióalprincipio.

Esemismodíaelabueloquisoquenos fuéramosdelpaís.Teníamiedopormí.Pero yo le expliqué que no podía irme, porque lejos de esta tierra sería como losárbolesquecortanparaNavidad,esospobrespinossinraícesqueduranuntiempoydespuéssemueren.

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—Nosoytonto,Alba—dijomirándomefijamente—.LaverdaderarazónporquequieresquedarteesMiguel,¿noesverdad?

Mesobresalté.NuncalehabíahabladodeMiguel.—Desdequeloconocí,supequenoibaapodersacartedeaquí,hijita—dijocon

tristeza.—¿Loconociste?¿Estávivo,abuelo?—lozamarreéagarrándoloporlaropa.—Loestabalasemanapasada,cuandonosvimosporúltimavez—dijo.MecontóquedespuésquemedetuvieronaparecióunanocheMiguelenlagran

casadelaesquina.Estuvoapuntodedarleunaapoplejíadesusto,peroalospocosminutos comprendió que los dos tenían una meta en común: rescatarme. DespuésMiguel volvió amenudo a verlo, le hacía compañía y juntaban sus esfuerzos parabuscarme.FueMiguelquientuvolaideadeiraveraTránsitoSoto,alabuelonoselehubieraocurridonunca.

—Hágame caso, señor. Yo sé quién tiene el poder en este país.Mi gente estáinfiltradaentodaspartes.SihayalguienquepuedeayudaraAlbaenestemomento,esapersonaesTránsitoSoto—leaseguró.

—Siconseguimossacarladelasgarrasdelapolicíapolítica,hijo,tendráqueirsedeaquí.Váyanse juntos.Puedoconseguirles salvoconductosyno les faltarádinero—ofrecióelabuelo.

PeroMiguellomirócomosifueraunviejitotrastornadoyprocedióaexplicarlequeéltieneunamisiónquecumplirynopuedesalirhuyendo.

—Tuvequeresignarmealaideadequetequedarásaquí,apesardetodo—dijoel abuelo abrazándome—. Y ahora cuéntamelo todo. Quiero saber hasta el últimodetalle.

Demodoque se lo conté.Le dije que después que seme infectó lamano,mellevaronaunaclínicasecretadondemandanalosprisionerosquenotieneninterésendejar morir. Allí me atendió un médico alto, de facciones elegantes, que parecíaodiarmetantocomoelcoronelGarcíaysenegabaadarmecalmantes.Aprovechabacadacuraciónparaplantearmesuteoríapersonalrespectoalaformadeacabarconelcomunismoenelpaísy,deserposible,enelmundo.Peroapartedeeso,medejabaenpaz.Porprimeravezenvariassemanasteníasábanaslimpias,suficientecomidayluznatural.MecuidabaRojas,unenfermero,detroncomacizoycararedonda,vestidoconunabatacelestesiempresuciayprovistodeunagranbondad.Medabadecomeren la boca, me contaba interminables historias de remotos partidos de fútboldisputados entre equipos que yo nunca había oído nombrar y conseguía calmantespara inyectármelos a escondidas, hasta que consiguió interrumpirmi delirio.Rojashabía atendido en esa clínica a un desfile interminable de desgraciados. Habíacomprobadoqueensumayoríanoeranasesinosnitraidoresalapatria,poresoteníaunabuenadisposiciónconlosprisioneros.Amenudoterminabadezurciraalguieny

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se lo llevaban de nuevo. «Esto es como apalear arena almar», decía con tristeza.Supequealgunoslepidieronquelosayudaraamoriry,porlomenosenuncaso,creoquelohizo.Rojas llevabaunacuentarigurosade losqueentrabanysalíanypodíaacordarse sin vacilar de los nombres, las fechas y las circunstancias.Me juró quenuncahabíaoídohablardeMiguelyesomedevolvióelvalorparaseguirviviendo,aunque a veces caía en un negro abismo de depresión y empezaba a recitar lacantinela de que me quiero morir. Él me contó de Amanda. La detuvieron en lamismaépocaqueamí.Cuandose la llevaronaRojas,yanohabíanadaquehacer.Murió sin delatar a su hermano, cumpliendo una promesa que le hiciera muchotiempoatrás,eldíaque lo llevóporprimeraveza laescuela.Elúnicoconsueloesque fuemuchomás rápidode lo que ellos hubierandeseado, porque su organismoestabamuydebilitadoporlasdrogasyporlainfinitadesolaciónqueledejólamuertedeJaime.Rojasmecuidóhastaquemebajólafiebre,empezóacicatrizarmimanoyavolvermelacordura,yentoncesseacabaronlospretextosparaseguirreteniéndome;pero no me enviaron de vuelta a las manos de Esteban García, como yo temía.Supongoqueenesemomentoactuólainfluenciabenéficadelamujerdelcollardeperlas,aquienfuimosavisitarconelabueloparaagradecerlequemesalvaralavida.Cuatro hombres fueron a buscarme de noche. Rojas me despertó, me ayudó avestirmeymedeseósuerte.Lobesé,agradecida.

—¡Adiós,chiquilla!Cámbieseelvendaje,noselomojeysilevuelvelafiebre,esqueseleinfectóotravez—medijodesdelapuerta.

Mecondujeronaunaceldaestrechadondepaséel restode lanochesentadaenuna silla.Al día siguienteme llevaron a un campode concentraciónparamujeres.Jamásolvidarécuandomequitaron lavendade losojosymeencontréenunpatiocuadrado y luminoso, rodeada de mujeres que cantaban para mí el Himno a laAlegría.MiamigaAnaDíazestabaentreellasycorrióaabrazarme.Rápidamentemeacomodaronenuna literaymedierona conocer las reglasde la comunidadymisresponsabilidades.

—Hasta que te cures no tienes que lavar ni coser, pero tienes que cuidar a losniños—decidieron.

Yo había resistido el infierno con cierta entereza, pero cuando me sentíacompañada, me quebré. La menor palabra cariñosa me provocaba una crisis dellanto, pasaba la noche con los ojos abiertos en la oscuridad en medio de lapromiscuidad de las mujeres, que se turnaban para cuidarme despiertas y no medejaban nunca sola. Me ayudaban cuando empezaban a atormentarme los malosrecuerdososemeaparecíaelcoronelGarcíasumiéndomeenel terror,oMiguelsemequedabaprendidoenunsollozo.

—NopiensesenMiguel—medecían,insistían—.Nohayquepensarenlosseresqueridosnienelmundoquehayalotroladodeestosmuros.Eslaúnicamanerade

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sobrevivir.AnaDíazconsiguióuncuadernoescolarymeloregaló.—Paraqueescribas,aversisacasdedentroloqueteestápudriendo,temejoras

deunavezycantasconnosotrasynosayudasacoser—medijo.Lemostrémimanoyneguéconlacabeza,peroellamepusoellápizenlaotray

me dijo que escribiera con la izquierda. Poco a poco empecé a hacerlo. Traté deordenarlahistoriaquehabíaempezadoenlaperrera.Miscompañerasmeayudabancuandome faltaba la paciencia y el lápiz me temblaba en la mano. En ocasionestiraba todo lejos, pero en seguida recogía el cuaderno y lo estiraba amorosamente,arrepentida porque no sabía cuándo podría conseguir otro. Otras veces amanecíatristeyllenadepensamientos,mevolvíacontralaparedynoqueríahablarconnadie,peroellasnomedejaban,mesacudían,meobligabanatrabajar,acontarcuentosalosniños.Mecambiabanelvendajeconcuidadoymeponíanelpapelpordelante.

«Si quieres te cuento mi caso, para que lo escribas», me decían, se reían, seburlabanalegandoquetodosloscasoseranigualesyqueeramejorescribircuentosde amor, porque eso gusta a todo el mundo. También me obligaban a comer.Repartíanlasporcionesconestrictajusticia,acadaquiensegúnsunecesidadyamímedabanunpocomás,porquedecíanqueestabaen loshuesosyasínielhombremásnecesitadoseibaafijarenmí.Meestremecía,peroAnaDíazmerecordabaqueyo no era la únicamujer violada y que eso, comomuchas otras cosas, había queolvidarlo.Lasmujeressepasabaneldíacantandoavozencuello.Loscarabineroslesgolpeabanlapared.

—¡Cállense,putas!—¡Háganoscallar,sipueden,cabrones,aversiseatreven!—yseguíancantando

más fuertey ellosno entraban, porquehabían aprendidoqueno sepuede evitar loinevitable.

Traté de escribir los pequeños acontecimientos de la sección de mujeres, quehabían detenido a la hermana del Presidente, que nos quitaron los cigarrillos, quehabíanllegadonuevasprisioneras,queAdrianahabíatenidootrodesusataquesysehabía abalanzado sobre sus hijos para matarlos, se los tuvimos que quitar de lasmanosyyomesentéconunniñoencadabrazo,paracontarlesloscuentosmágicosdelosbaúlesencantadosdeltíoMarcos,hastaquesedurmieron,mientrasyopensabaenlosdestinosdeesascriaturascreciendoenaquellugar,consumadretrastornada,cuidados por otras madres desconocidas que no habían perdido la voz para unacanción de cuna, ni el gesto para un consuelo, y me preguntaba, escribía, en quéforma loshijosdeAdrianapodríandevolver lacanciónyelgestoa loshijoso losnietosdeesasmismasmujeresquelosarrullaban.

Estuveenel campodeconcentraciónpocosdías.Unmiércolespor la tarde loscarabineros fueron a buscarme. Tuve un momento de pánico, pensando que me

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llevarían donde Esteban García, pero mis compañeras me dijeron que si usabanuniforme, no erande la policía políticay esome tranquilizóunpoco.Lesdejémichaleco de lana, para que lo deshicieran y tejieran algo abrigado a los niños deAdriana,ytodoeldineroqueteníacuandomedetuvieronyque,conlaescrupulosahonestidadque tienen losmilitarespara lo intrascendente,mehabíandevuelto.Memetíelcuadernoenlospantalonesylasabracéatodas,unaporuna.Loúltimoqueoíalsalirfueelcorodemiscompañerascantandoparadarmeánimos,talcomohacíancon todas las prisioneras que llegaban o se iban del campamento.Yo iba llorando.Allíhabíasidofeliz.

Lecontéalabueloquemellevaronenunfurgón,conlosojosvendados,duranteeltoquedequeda.Temblabatanto,quepodíaoírcastañetearmisdientes.Unodeloshombresqueestabaconmigoenlaparteposteriordelvehículo,mepusouncarameloenlamanoymediounaspalmaditasdeconsueloenelhombro.

—Nosepreocupe,señorita.Nolevaapasarnada.Lavamosasoltaryenunashorasmásestaráconsufamilia—dijoenunsusurro.

MedejaronenunbasuralcercadelBarriodelaMisericordia.Elmismoquemedioeldulcemeayudóabajar.—Cuidadoconeltoquedequeda—mesoplóaloído—.Nosemuevahastaque

amanezca.Oíelmotorypenséqueibanaaplastarmeydespuésapareceríaenlaprensaque

habíamuerto atropellada enun accidentedel tránsito, pero el vehículo se alejó sintocarme. Esperé un tiempo, paralizada de frío y miedo, hasta que por fin decidíquitarme lavendaparaverdóndemeencontraba.Miréamialrededor.Eraunsitiobaldío, un descampado lleno de basura donde corrían algunas ratas entre losdesperdicios.Brillabaunalunatenuequemepermitióveralolejoselperfildeunamiserablepoblacióndecartones,calaminasytablas.Comprendíquedebíatomarencuenta la recomendacióndelguardiayquedarmeallíhastaqueaclarara.Mehabríapasadolanocheenelbasural,sinollegaunmuchachitoagazapadoenlassombrasyme hace señas sigilosas.Como ya no teníamucho que perder, eché a andar en sudirección, trastabillando.Alacercarme,vi sucaritaansiosa.Meechóunamantaenlos hombros,me tomó de lamano yme condujo a la población sin decir palabra.Caminábamos agachados, evitando la calle y los pocos faroles que estabanencendidos,algunosperrosalborotaronconsusladridos,peronadieasomólacabezaparaindagar.

Cruzamosunpatiodetierradondecolgabancomopendonesdeunalambreunaspocas ropas y entramos a un rancho destartalado, como todos los demás por allí.Adentrohabíaunsolobombilloiluminandotristementeel interior.Meconmoviólapobrezaextrema:losúnicosmuebleseranunamesadepino,dossillastoscasyunacamadondedormíanvariosniñosamontonados.Salióarecibirmeunamujerbaja,de

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piel oscura, con las piernas cruzadas de venas y los ojos hundidos en una red dearrugasbondadosasquenoconseguíandarleunaspectodevejez.Sonrióyviquelefaltabanalgunosdientes.Seacercóymeacomodólamanta,conungestobruscoytímidoquereemplazóelabrazoquenoseatrevióadarme.

—Voyadarleuntecito.Notengoazúcar,peroleharábientomaralgocaliente—dijo.

Mecontóqueoyeronelfurgónysabíanloquesignificabaunvehículocirculandoduranteel toquedequedaenesosandurriales.Esperaronhastaestarsegurosquesehabíaidoydespuéspartióelniñoaverloquehabíandejado.Pensabanencontrarunmuerto.

A veces vienen a tirarnos algún fusilado, para que la gente tome respeto—meexplicó.

Nosquedamosconversandoelrestodelanoche.Eraunadeesasmujeresestoicasyprácticasdenuestropaís,queconcadahombrequepasapor susvidas tienenunhijoyademásrecogenensuhogaralosniñosqueotrosabandonan,alosparientesmáspobresyacualquieraquenecesiteunamadreunahermana,unatía,mujeresqueson. el pilar central de muchas vidas ajenas, que crían hijos para que se vayantambiényquevenpartirasushombressinunreproche,porquetienenotrasurgenciasmayores de las cuales ocuparse.Me pareció igual a tantas otras que conocí en loscomedores populares, en el hospital de mi tío Jaime, en la Vicaría donde iban aindagarporsusdesaparecidos,enlamorgue,dondeibanabuscarasusmuertos.Ledijequehabíacorridomuchoriesgoalayudarmeyellasonrió.Entoncessupequeelcoronel García y otros como él tienen sus días contados, porque no han podidodestruirelespíritudeesasmujeres.

En lamañaname acompañódondeun compadreque teníaun carretónde fleteconuncaballo.Lepidióquemetrajeraamicasayasíescomolleguéaquí.Porelcamino pude ver la ciudad en su terrible contraste, los ranchos cercados conpanderetasparacrearlailusióndequenoexisten,elcentroaglomeradoygris,yelBarrioAlto, con sus jardines ingleses, sus parques, sus rascacielos de cristal y susinfantesrubiospaseandoenbicicleta.Hastalosperrosmeparecieronfelices,todoenorden, todo limpio, todo tranquilo, y aquella sólida paz de las conciencias sinmemoria.Estebarrioescornootropaís.

Elabuelomeescuchótristemente.SeleterminabadedesmoronarunInundoqueélhabíacreídobueno.

—EnvistadequenosquedaremosaquíesperandoaMiguel,vamosaarreglarunpocoestacasa—dijoporúltimo.

Así lo hicimos. Al comienzo pasábamos el día en la biblioteca, inquietospensando que podrían volver para llevarme otra vez donde García, pero despuésdecidimosquelopeorestenerlemiedoalmiedo,comodecíamitíoNicolás,yque

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habíaqueocuparlacasaenteramenteyempezarahacerunavidanormal.Miabuelocontrató una empresa especializada que la recorrió desde el techo hasta el sótanopasandomáquinaspulidoras,limpiandocristales,pintandoydesinfectando,hastaquequedó habitable.Media docena de jardineros y un tractor acabaron con lamaleza,trajeroncéspedenrolladocomountapiz,uninventoprodigiosodelosgringos,yenmenosdeunasemanateníamoshastaabedulescrecidos,habíavueltoabrotarelaguade las fuentes cantarinas y otra vez se alzaban arrogantes las estatuas delOlimpo,limpias al finde tanta cacadepalomayde tantoolvido.Fuimos juntos a comprarpájaros para las jaulas que estaban vacías desde que mi abuela, presintiendo sumuerte, lesabrió laspuertas.Puse flores frescasen los jarronesy fuentesconfrutasobrelasmesas,comoenlos tiemposdelosespíritus,yelairese impregnóconsuaroma. Después nos tomamos del brazo, mi abuelo y yo, y recorrimos la casa,deteniéndonosencada lugarpara recordarelpasadoy saludara los imperceptiblesfantasmasdeotrasépocas,queapesardetantosaltibajos,persistenensuspuestos.

Miabuelotuvolaideadequeescribiéramosestahistoria.—Asípodrásllevartelasraícescontigosialgúndíatienesqueirtedeaquí,hijita

—dijo.Desenterramosde los rincones secretos y olvidados los viejos álbumesy tengo

aquí, sobre lamesa demi abuela, unmontón de retratos: la bellaRosa junto a uncolumpiodesteñido,mimadreyPedroTerceroGarcíaaloscuatroaños,dandomaízalasgallinasenelpatiodeLasTresMarías,miabuelocuandoerajovenymedíaunmetroochenta,pruebairrefutabledequesecumpliólamaldicióndeFérulayselefueachicandoelcuerpoenlamismamedidaenqueseleencogióelalma,mistíosJaimey Nicolás, uno taciturno y sombrío, gigantesco y vulnerable, y el otro enjuto ygracioso,volátilysonriente,tambiénlaNanaylosbisabuelosDelValle,antesquesemataranenunaccidente,enfin, todosmenoselnobleJeandeSatigny,dequiennoquedaningúntestimoniocientíficoyhellegadoadudardesuexistencia.

Empecéaescribirconlaayudademiabuelo,cuyamemoriapermanecióintactahasta el Último instante de sus noventa años. De su puño y letra escribió variaspáginasycuandoconsideróquelohabíadichotodo,seacostóenlacamadeClara.Yomesentéasuladoaesperarconélylamuertenotardóenllegarleapaciblemente,sorprendiéndoloenelsueño.Talvezsoñabaqueerasumujerquienleacariciabalamanoylobesabaenlafrente,porqueenlosúltimosdíasellanoloabandonóniuninstante, lo seguíapor lacasa, loespiabaporencimadelhombrocuando leíaen labibliotecayseacostabaconélenlanoche,consuhermosacabezacoronadaderizosapoyada en suhombro.Al principio era unhalomisterioso, pero amedidaquemiabuelo fue perdiendo para siempre la rabia que lo atormentó durante toda suexistencia,ellaapareciótalcomoeraensusmejorestiempos,riéndosecontodossusdientesyalborotandoalosespíritusconsuvuelofugaz.Tambiénnosayudóaescribir

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ygracias a supresencia,EstebanTruebapudomorir felizmurmurando sunombre,Clara,clarísima,clarividente.

EnlaperreraescribíconelpensamientoquealgúndíatendríaalcoronelGarcíavencidoantemíypodríavengaratodoslosquetienenqueservengados.Peroahoradudo demi odio.En pocas semanas, desde que estoy en esta casa, parece habersediluido, haber perdido sus nítidos contornos. Sospecho que todo lo ocurrido no esfortuito, sino que corresponde a un destino dibujado antes de mi nacimiento yEsteban García es parte de ese dibujo. Es un trazo tosco y torcido, pero ningunapinceladaes inútil.Eldíaenquemiabuelovolteóentre losmatorralesdel ríoasuabuela, Pancha García, agregó otro eslabón en una cadena de hechos que debíancumplirse. Después el nieto de la mujer violada repite el gesto con la nieta delvioladorydentrodecuarentaaños,talvez,minietotumbeentrelasmatasdelríoalasuyayasí,porlossiglosvenideros,enunahistoriainacabablededolor,desangreydeamor.Enlaperreratuvelaideadequeestabaarmandounrompecabezasenelquecada pieza tiene una ubicación precisa. Antes de colocarlas todas, me parecíaincomprensible,peroestabaseguraquesilograbaterminarlo,daríaunsentidoacadaunayel resultado sería armonioso.Cadapieza tieneuna razónde ser tal comoes,inclusoelcoronelGarcía.Enalgunosmomentostengolasensacióndequeestoyalohe vivido y que he escrito estasmismas palabras, pero comprendo que no soy yo,sinootramujer,queanotóensuscuadernosparaqueyomesirvieradeellos.Escribo,ella escribió, que lamemoria es frágil y el transcurso de una vida esmuybreve ysucede todo tan deprisa, que no alcanzamos a ver la relación entre losacontecimientos, no podemos medir la consecuencia de los actos, creemos en laficcióndeltiempo,enelpresente,elpasadoyelfuturo,peropuedesertambiénquetodoocurresimultáneamente,comodecíanlastreshermanasMora,queerancapacesdeverenelespaciolosespíritusdetodaslasépocas.PoresomiabuelaClaraescribíaen sus cuadernos, para ver las cosas en su dimensión real y para burlar a lamalamemoria.Yahorayobuscomiodioynopuedoencontrarlo.SientoqueseapagaenlamedidaenquemeexplicolaexistenciadelcoronelGarcíaydeotroscomoél,quecomprendoamiabueloymeenterodelascosasatravésdeloscuadernosdeClara,lascartasdemimadre,loslibrosdeadministracióndeLasTresMaríasytantosotrosdocumentosqueahoraestánsobrelamesaalalcancedelamano.Meserámuydifícilvengaratodoslosquetienenqueservengados,porquemivenganzanoseríamásqueotrapartedelmismoritoinexorable.Quieropensarquemioficioeslavidayquemimisión no es prolongar el odio, sino sólo llenar estas páginas mientras espero elregresodeMiguel,mientras entierro ami abueloque ahoradescansa ami lado enestecuarto,mientrasaguardoquelleguentiemposmejores,gestandoalacriaturaquetengo en el vientre, hija de tantas violaciones, o tal vez hija deMiguel pero sobretodohijamía.

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Mi abuela escribió durante cincuenta años en sus cuadernos de anotar la vida.Escamoteadosporalgunosespírituscómplices.sesalvaronmilagrosamentedelapirainfame donde perecieron tantos otros papeles de la familia. Los tengo aquí, amispies, atados con cintas de colores, separados por acontecimientos y no por ordencronológico, tal como ella los dejó antes de irse. Clara los escribió para que mesirvieranahorapararescatarlascosasdelpasadoysobreviviramipropioespanto.Elprimero es un cuaderno escolar deveinte hojas, escrito conunadelicada caligrafíainfantil.Comienzaasí:«Barrabásllegóalafamiliaporvíamarítima...»:.

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Índice

CapítuloI:Rosa,labellaCapítuloII:LasTresMaríasCapítuloIII:Clara,clarividenteCapítuloIV:EltiempodelosespíritusCapítuloV:LosamantesCapituloVI:LavenganzaCapítuloVII:LoshermanosCapítuloVIII:ElcondeCapítuloIX:LaniñaAlbaCapítuloX:LaépocadelestropicioCapítuloXI:EldespertarCapítuloXII:LaConspiraciónCapítuloXIII:ElterrorCapítuloXIV:LahoradelaverdadEpílogo

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Delaautora

IsabelAllendenacióenLimaen1942,estudióPeriodismoenChileytuvoqueexiliarseaVenezuela tras elgolpemilitar contra su tíoSalvadorAllende.Desde lapublicaciónen1982deLacasadelosespíritus,susnovelasycuentoshanalcanzadogranéxitodeventas, trascendiendolasfronterasdelámbitodela lenguacastellana.EntresuobranarrativadestacanEvaLuna,PaulayElplaninfinito.SuúltimanovelapublicadaesRetratoensepia(2000).

ConLacasadelosespírituscomienzaelempeñodeIsabelAllendeporrescatarlamemoriadelpasado,mediante lahistoriade tresgeneracionesdechilenosdesdecomienzosdelsigloXXhastaladécadadelossetenta.ElejedelasagaloconstituyeEsteban Trueba, un humilde minero que logra prosperar a base de tenacidad y seconvierteenunode losmáspoderosos terratenientes.Trassumatrimonio frustradocon Rosa, que muere envenenada por error, se casa con otra hermana, Clara,incompetente para las cosas de orden doméstico pero dotada de una extrañaclarividencia: es capaz de interpretar los sueños y de predecir el futuro consorprendenteexactitud.LabrutalidaddeEsteban,hombrelujuriosoydemalcarácter,iráminando unmatrimonio difícilmente conciliable y los conflictos se extenderántambiénasushijosynietos.

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