La Nueva Escuela Histórica y El Revisionismo en La Historiografía Argentina

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La nueva Escuela Histórica y el Revisionismo en la Historiografía Argentina

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Fernando Devoto

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La nueva Escuela Histrica y el Revisionismo en la Historiografa Argentina

Gabriel JansenJavier VillanuevaUniversidad Nacional de Salta

En el siguiente informe de lectura se conocen los principales puntos e historia de lo que fue la Nueva Escuela Histrica y el Revisionismo en la historiografa argentina. Dicho anlisis se realizara en base a los captulos tercero y cuarto del libro Historia de la historiografa argentina de Fernando Devoto y Nora Pagano donde se dejan en claro cules han sido los logros, los lmites y los alcances de dichas corrientes historiogrficas en el siglo XX.En el cambio de siglo la produccin de obras en torno al pasado es intensa, y muchos intelectuales, adscriptos a otras tradiciones, se sienten llamados a ofrecer su interpretacin. De este modo, una celebridad como Paul Groussac as como los ensayos generados a partir de reflexiones emanadas de una matriz positivista coexisten y protagonizan este perodo de transicin hacia la institucionalizacin de la prctica histrica. Intelectuales diversos como los hermanos Ramos Meja, Juan A. Garca, Ernesto Quesada, Rodolfo Rivarola, Jos Ingenieros y Juan lvarez, entre otros, se encuentran agrupados bajo el amplio paraguas del positivismo - Carbia, Ricardo Rojas y Halpern, los denominaron ms genricamente ensayistas- conformando un heterogneo conjunto de investigaciones histricas y cientficas. Aqu se produce una de las primeras manifestaciones de la disyuntiva que enfrentan los historiadores del perodo: la ciencia o la pedagoga nacionalizante? El mito nacional o la objetividad desapasionada?. Las diferentes respuestas hacen que este captulo se detenga en las trayectorias individuales y en las obras de cada autor para dar cuenta del espectro de inquietudes de este grupo homogneo y heterogneo a la vez que produjo ensayos integrando elementos de psicologa social y temprana sociologa, todo ello en el contexto de optimismo e incertidumbres sobre el futuro caractersticos del perodo. De acuerdo al planteo de Devoto, es fundamentalmente ese amplio consenso liberal el que permita la emergencia de estas variadas reflexiones en torno al pasado, escenario que se iba a modificar sustancialmente en la dcada del 30. Mucho antes de ello -y como mencionamos ms arriba- lenta pero firmemente se estaba consolidando un grupo de jvenes que advirti la necesidad de ajustar la prctica histrica a parmetros mucho ms estrictos derivados de un mtodo especfico y con una base institucional firme. Una metodologa propiciada y exhibida por los miembros de la NEH como piedra de toque de la tradicin y cuya adopcin contribuyo decididamente a modificar el estatuto disciplinar[footnoteRef:1]. [1: Devoto, Fernando y Pagano, Nora, Historia de la historiografa argentina. Bs.As. Ed. Sudamericana. 2009, pp 140.]

De este modo, el grupo que luego dar en llamarse Nueva Escuela Histrica apostar a reservarse los lugares que lentamente irn dejando sus maestros para iniciar desde all la reestructuracin y la reorganizacin de los archivos, herramienta principal del historiador. La estrategia elegida ser, adems, la de apropiarse de uno de los recursos fundamentales de la naciente profesin, la crtica documental -para lo que fue necesario enfrentar a un intelectual del prestigio de Paul Groussac- a travs de la cual se seala una instancia tcnica que delimitara el campo y el oficio del historiador. A comienzos del siglo XX, en las primeras tres dcadas lo que se buscaba era crear o reescribir una historia, si bien, manteniendo algn tipo de relacin con la metodologa de Mitre, a la misma vez, escribir una historia patria, alejada de aquella historia positivista y facciosa del siglo XX, y lograr dotar a la historia de un poder cohesionador[footnoteRef:2]. [2: Devoto, Fernando y Pagano, Nora, Historia de la historiografa argentina. Bs.As. Ed. Sudamericana. 2009, pp 143.]

Por eso, son las dcadas del 20 y del 30 las de mayor densidad institucional ya que aparecen actores nuevos en el escenario intelectual: al ya existente mbito acadmico universitario (fundamentalmente Filosofa y Letras de la UBA y Humanidades de UNLP), se suman la Junta de Historia y Numismtica (que se transforma en Academia Nacional de la Historia en 1938) y el Instituto de Investigaciones Histricas Juan Manuel de Rosas, creado en el mismo ao. A diferencia de la historiografa decimonnica, los espacios institucionales desempearon un papel decisivo en tanto sede de produccin, gestin y reproduccin de saberes y ejercicio regulado del oficio.[footnoteRef:3] [3: Devoto, Fernando y Pagano, Nora, Historia de la historiografa argentina. Bs.As. Ed. Sudamericana. 2009, pp 145.]

Orientados a diferentes pblicos y con distintos objetivos dentro de su labor historiogrfica, estas instituciones concentrarn el debate histrico en las dcadas subsiguientes, si bien compartiendo el espacio con otras de diverso tipo que reunan a estudiosos inquietos por el pasado. Como se seal ms arriba, tanto Romulo Carbia, Emilio Ravignani, Luis Molinari, en sus primeras crticas hacia construccin de la historia Argentina, daban cuenta de una historiografa precedente a la de ellos, con una falta de conceptos y tcnicas para el estudio de la historia, por ellos, estos consideraban que era necesario llevar a cabo una renovacin de conceptos y metodologas para la creacin de una historia del pasado nacional.A finales de la dcada del `20 los dos posibles ncleos fueron en la revolucin de Mayo y otro en relacin a la estructura del Estado federal, de los cuales en el primer caso quien estaba presente fue Levene y Ravignani en el segundo caso, de la vertiente constitucionalista prerrevisionista[footnoteRef:4]. [4: Devoto, Fernando y Pagano, Nora, Historia de la historiografa argentina. Bs.As. Ed. Sudamericana. 2009, pp 169.]

Sin embargo todos ellos, con sus discrepancias incluidas, buscaban hacer, de las redes de la crtica, un saber objetivo o cientfico, de all que toda esta nueva forma de analizar se gestara particularmente en el mbito acadmico, punto este que ser luego debatido y criticado por parte del revisionismo.Durante los aos `30 hubo una gran homogeneidad con intelectuales de distinta extraccin ideolgica en el marco de ausencia de correlaciones coherentes y precisas entre tradiciones intelectuales, visiones del pasado y formaciones diferentes polticas que acercndose a la dcada del `40 se estabilizaron, aunque generados por la Guerra Civil Espaola y la Segunda Guerra Mundial, los cuales agrietaron aquel consenso de tradicin liberal. Y es justamente a partir de la dcada del 30 cuando se quiebra ese consenso liberal que mencionamos ms arriba como consecuencia de las tensiones poltico ideolgicas internacionales, lo que lleva a una polarizacin de las posiciones que pronto se volvern irreconciliables. El avance de los discursos cercanos tanto al nacionalismo como a las izquierdas internacionalistas dejaban entrever los lmites de la historia liberal tradicional, a la que progresivamente se definir como la historia oficial que debe desenmascararse. Paralelamente surgan instituciones donde se nuclearon estos intelectuales como la Sociedad de Historia Argentina (1931) iniciado por Ricardo Rojas, el Instituto de Historia del Derecho (1936), Academia Nacional de Historia (1938) con Levene durante el gobierno del General Justo, el mismo ao la Academia nacional de Ciencias Morales y Polticas con Enrique de Ganda y otros, y el Colegio de Estudios Superiores (1930). La actividad de cada uno de estas instituciones fue extensa a travs de fondos documentales, cursos y conferencias, en universidades como la Universidad de Buenos Aires, as como tambin los debates de los hroes de la independencia, Rosas, unitarios y federales es decir una historia nacional citofue por tanto el motivo principal de la emergencia y desarrollo de la Nueva Escuela Histrica; en efecto, una parte sustantiva de la actividad historiogrfica por ella desplegada estuvo signada por el propsito de producir una versin del pasado argentino desde premisas nuevas para 1905[footnoteRef:5] . [5: Devoto, Fernando y Pagano, Nora, Historia de la historiografa argentina. Bs.As. Ed. Sudamericana. 2009, pp 184.]

Otra causa de divisiones se produjo despus del peronismo en el gobierno de los cuales para Ravignani signific el fin de su carrera universitaria argentina, fue a Uruguay. En cambio con Levene en 1946 no ocurri lo mismo porsu neutralidad erudita que lo resguard de remociones y cesantas, hasta que en 1952 se intervinieron las academias. Surgan las historiografas militantes: revisionismos, izquierdas y desarrollista. El agrietamiento de la tradicin liberal fue correlativo con el angostamiento de las capacidades explicativas del paradigma de la NEH. A la ausencia de renovacin de perspectivas se sumaran los avatares poltico-institucionales, los senderos se bifurcaron a partir de distintos posicionamientos polticos, formas de intervencin pblica, lecturas contrapuestas del pasado, y tensiones personales e institucionales. El peronismo no gener demandas especficas sobre la disciplina como lo hizo el liberalismo conservador, el oficialismo no se preocup por construir su propia historia del pasado. La presin ms poltica que ideolgica en la universidad y el mundo intelectual, explican los distanciamientos y sustituciones. En FFyL los desplazamientos ms notables fueron los Ravignani y Caillet Bois, reemplazados por otros como Torre Revello.Los programas no sufrieron modificaciones sustantivas, la ausencia de historiografa peronista y la inercia de la NEH explican la ausencia de grandes cambios. El Instituto qued en manos del ahora senador peronista Molinari, disminuy sus actividades de relevamiento y edicin, el Boletn dej de aparecer, los miembros estaban diezmados, luego del fallecimiento de Carbia en 1944. Para Ravignani el ascenso del peronismo signific el fin de su trayectoria universitaria, continuada luego en un instituto en Uruguay.Para Levene no fue un obstculo, en la medida de que su neutralidad erudita lo coloc a resguardo. La tradicin que cre en Humanidades se prolong a travs de Heras y Allende. El oficialismo estaba representado por Ortega, J.J Hernndez Arregui e Ibarguren.La ANH sigui desarrollando tareas de su condicin corporativa, hasta que la intervencin de las academias en 1852 quebr la coexistencia que la poltica de neutralidad erudita hizo posible. En 1948 se recomendaba desarraigar la expresin perodo colonial por la de perodo hispnico, el punto se alineaba con la lnea nacionalista catlica e hispanoflica reivindicada desde el oficialismo; sumado a la centralidad de Mayo, la tradicin sanmartiniana y el culto a la Nacin, colocaban a la Academia en sintona con la retrica peronista, por ello las fricciones se veran a la pugna por el control institucional ms que a las razones historiogrficas.Pasando al siguiente punto, tenemos que tener en cuenta, que es lo que entendemos por Revisionismo, en que circunstancia histrica se produjo, que tendencias fueron las que alimentaron tericamente a este grupo, si recibieron o no influencias externas al medio nacional, a quienes criticaban, que fundamentos sostenan, etc.Podemos enmarcar cronolgicamente a este grupo entre 1910 y 1955, periodo el cual tratan los autores. Los avatares de los periodos de guerra y entreguerras influyeron en cierta manera en el desenvolvimiento de sus actividades. A pesar de esta demarcacin temporal, es conveniente decir que en fechas tempranas a ella, la necesidad revisionista ya tena cierta pujanza en diferentes trabajos de historiadores.Si debemos resaltar alguna fecha en particular, esa es 1930 cuando se produce el golpe militar encabezado por Jos Flix Uriburu, dndose un cambio importante en los integrantes de esta corriente. A partir de este momento, los cambios en el panorama poltico rioplatense hubieron de provocar momentos de expansin y retroceso en el movimiento revisionista. Un ejemplo de esta realidad fue la irrupcin de la figura de Pern y el peronismo, posteriormente, el contexto vuelve a cambiar cuando ste se encuentra alejado de la rbita del control gubernamental.El primer paso para analizar al revisionismo es determinar que es. El texto de Devoto nos acerca una serie de aproximaciones:1.Algunos lo entienden como un conjunto especifico de estudiosos que critican a la llamada historiografa liberal, por lo general se encuentran al margen de los crculos institucionales acadmicos, que buscan reivindicar la figura de los caudillos, algunos haciendo especial nfasis en la figura de Juan Manuel de Rosas.2.Otros lo caracterizan como el elemento dicotmico de la historia acadmica u oficial, o como la llamara Jos Luis Busaniche la la historia oficial subvencionada.3.Habiendo quienes encuentran al revisionismo como una corriente menos erudita que ensaystica, dominada por posiciones polticas (el nacionalismo primero, y posteriormente el peronismo).Por su parte, en el texto de Cattaruzza, nos ofrece una aproximacin de lo que considera que fue el revisionismo histrico: un grupo de intelectuales que procur intervenir en la amplia zona de encuentro entre el mundo cultural, incluyendo en l a las instituciones historiogrficas, y la poltica.[footnoteRef:6] [6: Cattaruzza, A., 5. El revisionismo: itinerarios de cuatro dcadas; en Cattaruzza, A. y Eujanian, A., Polticas de la Historia Argentina 1860-1960, Bs. As., Edit. Alianza, Pg 145.]

A su vez, en el texto de Devoto y Pagano, se diferencian tres criterios diferentes para delimitar las definiciones y delimitaciones de lo que fue el revisionismo:1. Considerarlo una contrahistoria, ejercida en oposicin a la historiografa practicada desde las instituciones estatales.2. En relacin a una naturaleza ideolgica-poltica, esta corriente seria producto de las lecturas realizadas desde el nacionalismo primero y, luego desde el peronismo.3. Desde un punto de vista meramente historiogrfico, sera una reinterpretacin del pasado argentino, especialmente el periodo de 1820-1852.Si bien no eran siempre un grupo homogneo, pero ante el resto de la comunidad eran vistos como un grupo claramente identificable. Desde sus comienzos, anhelaban tener un rol importante en el desarrollo de actividades relacionadas a la historia y la cultura, y as de esta manera poder trazar lazos con el Estado. Podemos decir que el objetivo fundamental era: cambiar la versin dominante del pasado argentino, por otra ms cercana a la realidad y as convertirla en la historia oficial.Si bien la actividad ms notoria de los miembros del revisionismo histrico se dio a partir de la dcada de 1930, se pueden observar una cierta necesidad de revisar los elementos constituyentes de la historiografa oficial-liberal desde los primeros aos de siglo XX. En esta direccin se puede nombrar los trabajos de Adolfo Saldas y Ernesto Quesada.La demanda de una revisin a fondo, radicaba en la necesidad de reestructurar las bases del relato histrico nacional; para ello se recurrira a las polmicas, debates y relecturas. Se peda por una historia menos familiar, en el sentido de que, en las obras fundantes de la historiografa argentina (aqu se incluye tanto a Mitre como a Lpez), se haban narrados hechos que se encontraban unidos de manera directa o indirecta al entorno de su autor, lo cual muchas veces desembocaban en la exaltacin de las pasiones y/o en falsificaciones.Por otra parte, tambin estaba la emergencia la importancia dada a las historia de las provincias. Marcadas obviamente por los regionalismos, se hacia una crtica al centralismo porteo y a las pasiones de tipo familiar desplegadas en los relatos histricos (sta ltima asociada a la historiografa unitaria). La figura del caudillo tambin empieza a adquirir importancia, por lo que se produce una reivindicacin y revalorizacin del sistema federal como experiencia democrtica. Esto va unida al relato apologticos de los lderes provinciales y, se realza (en muchos casos se sobredimensiona) el papel de las provincias en el proceso histrico nacional. Paradjicamente, en muchas de las voces provenientes de este sector hay un aire de hostilidad a la figura de Rosas, entendida como la mxima expresin del centralismo y despotismo porteo.Adems de esto, tambin haba una vinculacin al hecho de que se pretenda un deslizamiento de una historia que se formulaba con fines cientficos hacia una con propsitos pedaggicos y patriticos; con ello se buscaba consagrar una mitologa identificatoria de los argentinos. Conjuntamente unida con sta, haba un demanda por parte de las elites sociales argentinas para su consolidacin como un patriciado cuya preeminencia derivara de su antigedad de residencia en el pas, ante el fenmeno de la inmigracin.Pero a pesar del reclamo por una revisin (no solo desde los historiadores ajenos al circulo de la Nueva Escuela, sino tambin desde su mismsimo seno), esta necesidad qued relegada hasta la Segunda Guerra Mundial, permaneciendo la imagen fija de la historia oficial monoltica.En este punto conviene aclarar, siguiendo a Cattaruzza, que la suposicin de que el fenmeno caracterstico de la dcada de 1930 fue el choque entre dos bloques histricos uniformes, disciplinados y homogneos, es algo que dista de ser totalmente verosmil (esta visin se acerca a la que considera al revisionismo como contrahistoria). En opinin del autor, la dinmica de esta disputa es variada y heterognea, ya que incluye instituciones e individuos que eran pares y polemistas al mismo tiempo, dndose un hecho singular y paradjico.Siendo ms preciso, es en el ao 1934 donde se puede decir que se produce el nacimiento del revisionismo histrico. El hecho fundante lo representara la publicacin de la obra Argentina y el imperialismo britnico de Julio y Ricardo Irazusta. El libro saldra a la luz, enmarcada dentro de un periodo en el que el clima poltico y cultural se vea atravesado la crisis econmica mundial, la inestabilidad poltica, el avance de las corrientes ideolgicas nacionalistas y tradicionalistas. Adems, esta obra representa una combinacin entre la instancia poltica y la instancia historiogrfica, dando lugar a un relato que habilita tanto un momento presente como un momento pasado. Conviene aclarar que, a pesar de escribir juntos, los hermanos Irazusta tienen un estilo propio, y esto se da a las claras cuando se analizan sus escritores posteriores y solitarios. Por otra parte, el ao 1934 tambin fue testigo de la creacin de la Comisin pro Repatriacin de los Restos de Rosas.En la obra de los Irazusta se busca explicar el comportamiento de la Argentina en las negociaciones con Gran Bretaa. Se trata de una misin, en la cual se buscan races de la situacin contempornea. La figura de Rosas, era considerada ms inteligente y culto que todos sus opositores, aparece como campen de los intereses nacionales en funcin de su orientacin emprica y realista La interpretacin que daban del imperialismo, se denotaba en la manera que haba titulado su obra: no demostraba una cuestin meramente econmica, sino especialmente, una relacin de tipo poltica. Otro intelectual destacado del movimiento revisionista era Ral Scalabrini Ortiz. A partir de 1930, sus preocupaciones polticas empiezan a tener mayor importancia. En su artculo, denunciaba enfticamente los intereses de Gran Bretaa en la economa y en la poltica argentina. Culpaba a la llamada historia oficial o escolar, de dar una visin etrea e irreal del pasado argentino, desprovista del conflicto de intereses que la subtenda.El proceso de consolidacin del movimiento revisionista se produce a finales de la dcada de 1930 y principios de 1940. Este momento coincidi en una coyuntura donde la opinin pblica tena una predisposicin mayor para la receptividad de los temas propuestos por el grupo. Entre las figuras ms destacadas podemos nombrar a: Manuel Glvez, Ramn Doll, los hermanos Irazusta, Ernesto Palacio, Ricardo Font Escurra, Scalabrini Ortiz, Jos Mara Rosa, Vicente Sierra.La fundacin del Instinto Juan Manuel de Rosas de Investigacin Histrica, ocurrida en 1938, implica el lento camino de institucionalizacin del revisionismo. Los diferentes autores tenan el rasgo comn de reivindicar el gobierno del ex gobernador de Buenos Aires, pero vale la aclaracin que cada uno de ellos tena su propia imagen de ese personaje, dando lugar a posturas heterogneas dentro del mismo grupo. El canal por el cual expresaron sus trabajos como movimiento fue, la Revista del Instituto de Investigacin Histrica Juan Manuel de Rosas que posteriormente, en 1944, pasara a ser Boletn. Devoto y Pagano expresan el rol de esta institucin:Aunque el Instituto se propusiese como un mbito de investigacin del periodo de Rosas e incluso tuviese en sus propsitos la creacin de un archivo de l y de su poca, en los hechos y desde el principio, el afn polmico, vindicatorio y propagandstica de la figura de Rosas dominara el escenario por sobre los propsitos eruditos [] se trataba de un deber patritico, el estudiar a un hombre cuyas directivas geniales se haban frustrado por una conspiracin de intereses y fuerzas antinacionales para hacerlo visible a la conciencia pblica de los argentinos.[footnoteRef:7] [7: Devoto, F. y Pagano, N. El revisionismo histrico en Historia de la Historiografa argentina, Ed. Sudamericana, Bs. As]

Siguiendo esta lnea, muchos llegaron a la certeza de que el instituto, por momentos, pareca ms un crculo o club de sociabilidad que un mbito de investigacin. Aqu se estaba haciendo una comparacin, podemos decir de tipo antagnica, con la Academia Nacional de la Historia. Pero sin perder el hilo dejado por el Instituto, su actividad se basaba en dos aspectos (dejando un tanto de lado la tarea investigadora): la difusin y la crtica.La actividad como grupo que tuvieron a la hora de llevar a cabo la crtica hacia la historia oficial, los llevo en cierta manera, a conformarse definitivamente como movimiento unido, un bloque sin fisuras (entendida como imagen externa, ante el resto de la comunidad en general). Este proceso de unidad interna, llev tambin a homogenizacin del grupo al que criticaban.Esto no exime la posibilidad que no hayan existido ciertos grupos distintos dentro del mismo revisionismo. Dentro del instituto, siguiendo a Pagano y Devoto, coexistan los grupos nacionalistas; doctrinarios y republicanos. A su vez estos se encontraban alineados en sendas revistas Nuevo Orden y Nueva Poltica. En el primer agrupamiento podemos encontrar a los hermanos Irazusta, Ernesto Palacio, Ramn Doll, Mario Lassaga, etc.; mientras que en el segundo a Hctor Llambas, Carlos (h) y Federico Ibarguren, Juan Pablo Oliver, etc. A pesar de cierto equilibrio dentro del movimiento, se puede observar mayor influencia del grupo republicano en la edicin de la Revista.En definitiva, el papel del Instituto como el de la Revista fue fundamental para el movimiento. Fue el punto de encuentro en el que se aglutinaban amigos como adversarios. Las polmicas que se produjeron ya no fueron nicamente contra la historia oficial sino tambin con otros sectores, como la historiografa comunista.El panorama del revisionismo vuelve a sufrir otro momento de cambios. Despus de los sucesos de 1943, los integrantes del movimiento se hallaban ya dentro de algunas instituciones, pero el cambio en la coyuntura nacional les permiti darse la posibilidad de operar sobre la conciencia nacional, valindose de la aparicin del nuevo orden. No se limitaron exclusivamente sobre puestos en las universidades, sino tambin en la obtencin de cargos de mayor responsabilidad y visibilidad desde los cuales orientar la visin del pasado. Ejemplos de ello podemos encontrar en: Jordn Bruno Genta como interventor de la Universidad del Litoral, Ramn Doll obtuvo la intervencin de la Universidad de Cuyo, etc.Otra particularidad de esos aos; y siendo ms especfico, a partir de 1945, signific para los nacionalistas el desplazamiento de muchos de los espacios que haban podido conquistar y por otro lado, la necesidad de posicionarse ante el movimiento aglutinado en la figura de Pern. Vale la aclaracin, que desde el peronismo no se buscaba revisar la historia e ideologa argentina, sino buscar una estabilidad en los espacios acadmicos, de manera que se trataba de evitar conflictos y disputas abiertas. En este caso, muchos revisionistas vieron su oportunidad de entrar en escena abrasando la causa peronista, como as tambin, miembros peronistas, se interesaron por los planteamientos revisionistas. Con respecto a los primeros, si bien en el plano de eleccin poltica se daba ese fenmeno, cuando publicaban esto no se notaba tan evidentemente.El revisionismo vuelve a verse envuelto en cambios, tras el derrocamiento del gobierno peronista en 1955. Se pierden muchos de los puestos y espacios obtenidos (que en 1966 seran recuperados). Si en materia de coyuntura institucional la situacin era incierta, en el aspecto de proyeccin cultural, la tendencia se tornaba, cuando menos favorable. Esto se deba a la posibilidad de acaparar una mayor cantidad de pblico, que estaran ms dispuestos a recibir las publicaciones de los revisionistas. En esta etapa tendrn importancia las figuras de Jos Mara Rosa y Fermn Chvez.La expansin del revisionismo aparece as entramada con la suerte de los dispersos y muchas veces contradictorios emprendimientos poltico-culturales del heterogneo bloque peronista. Es probable que esa relacin influyera en la recepcin del revisionismo por parte del mundo cultural argentino de los sesenta, dado que para muchos de quienes habitaban el problema central era, precisamente, el del peronismo[footnoteRef:8]. [8: Cattaruzza, A., 5. El revisionismo: itinerarios de cuatro dcadas; en Cattaruzza, A. y Eujanian, A., Polticas de la Historia Argentina 1860-1960, Bs. As., Edit. Alianza, Pg. 176.]

ConclusinComo intent mostrar el presente trabajo, el fenmeno revisionista estuvo sujeto a las circunstancias que moldearon su devenir. Ante esto, y pasando en limpio, se pueden tener en cuenta la siguiente periodizacin:Comienzos del siglo XX, como inicio y primeras evidencias de una necesidad revisionista, no solo desde este grupo en especial, sino tambin en diferentes movimientos abocados al estudio del conocimiento histrico.La dcada de 1920, signific un cierto encausamiento de las tendencias revisionistas.La dcada de 1930 y principios de 1940, fue la etapa de consolidacin e institucionalizacin del movimiento.La irrupcin del peronismo y su posterior cada, significaron el ascenso y desplazamiento de las instituciones, respectivamente.Ms all de que muchos trataron de ver en este movimiento, un grupo homogneo sin fisuras, la verdad fue que disto de ser eso. Cada figura particular tena una visin distinta, por ejemplo, de Rosas o se adhera o no al movimiento peronista para poder tener una respaldo considerable. Tambin vale la acotacin de que no fue solamente un grupo que buscaba realizar actividades meramente intelectuales. Como se vio tambin se interioriz en la poltica, en la crtica de la llamada historia oficial. Este ltimo elemento (o sea de oposicin) le otorga al revisionismo el carcter de contrahistoria.

Bibliografa Devoto, F y Pagano N., (2009) El revisionismo histrico; en Devoto, F y Pagano N., Historia de la historiografa argentina, Bs. As., Ed. Sudamericana. Pp. 201-284. Cattaruzza, A., (2003) Segunda Parte. 5. El revisionismo: itinerarios de cuatro dcadas; en Cattaruzza, A. y Eujanian, A., Polticas de la Historia Argentina 1860-1960, Bs. As., Alianza Editorial, pp. 143-184. Devoto, F y Pagano N., (2009) La Nueva escuela Historica; en Devoto, F y Pagano N., Historia de la historiografa argentina, Bs. As., Ed. Sudamericana.