La Nueva Perla Preciosa

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5/28/2018 LaNuevaPerlaPreciosa-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/la-nueva-perla-preciosa 1/457 Petrus Bonus Nueva perla preciosa  Tratado de Alquimia del siglo XIV)

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  • Petrus Bonus

    Nueva perla preciosa(Tratado de Alquimia del siglo XIV)

  • Margarita Pretiosa Novella es una obra alqumica delsiglo XIV atribuida a Petrus Bonus e impresa por Jano Lacinioen 1546 en la imprenta de Aldo (Venecia). Se trata de untexto de contenido filosfico-hermtico en el que se explicala transmutacin de los metales situando la fe como mediopara evocar la inspiracin divina que pueda hacer que la Obrallegue a buen fin.

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    Ha sido traducida del latn al espaol por Juan Jos MantasFlores, licenciado en Lenguas Clsicas por la Universidad deGranada y Profesor de Latn en la Universidad Laboral deMlaga.

  • LA NUEVA PERLA PRECIOSA (Texto alquimista del siglo XIV)

    Petrus Bonus de Ferrara publicado por Jano Lacinio Calabrense

    Traduccin, introduccin y notas de Juan Jos Mantas Flores

    Madrid, 2014

  • Coleccin IGNITUS

    LA NUEVA PERLA PRECIOSA (Texto alquimista del siglo XIV) No est permitida la reproduccin total o parcial de este libro, ni su tratami-

    ento informtico, ni la transmisin de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrnico, por fotocopia, por registro u otros mtodos, sin el permiso pre-vio y por escrito de los editores, autores y traductores.

    Juan Jos Mantas Flores EDITORIAL SANZ Y TORRES, S. L. Pinos Alta, 49 28029 Madrid Telfs.: 902 400 415 91 314 55 99 www.sanzytorres.com [email protected] www.sanzytorres.com/editorial [email protected] Primera edicin: Madrid, 2014 ISBN: 978-84-15550-50-1 Depsito legal: M-2985-2014 Impresin y encuadernacin: Safekat S. L.

  • A Juan y Rosa,

    mis padres

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    INTRODUCCIN

    Margarita Pretiosa Novella es una obra alqumica atribuida unnime-mente a Petrus Bonus de Ferrara, un mdico del siglo XIV al que algunos ha pretendido identificar con Petrus Bonus, un doctor en leyes que ense en la Universidad de Ferrara de 1396 a 1402, y, con menos frecuencia, con Petrus Bonus Advogarius, que ense astronoma o astrologa tambin en Ferrara y que public predicciones astrolgicas a finales del siglo XV. En la obra misma, el autor nos da algunas, pocas, evidencias sobre s mismo; as, dice que compuso la obra en 1338 en la ciudad de Pola en la provincia de Istria1, aunque Thorndike, siguiendo a Tiraboschi2, la siten en el 1323.

    De todas formas, el autor goz de gran prestigio entre los eruditos de este arte como lo demuestra el hecho de las numerosas reimpresiones que se hicieron de esta obra y tambin que Johan Daniel Milius en su monumental Opus medico-chymicum en la parte correspondiente a Los sellos de los filsofos coloque a Petrus Bonus entre los alquimistas ms importantes de la historia de esta disciplina y le asigne un emblema: Del alma proceden el comienzo y el movimiento inicial y de igual modo todo cuanto ocurre; del cuerpo procede la ejecucin.

    El texto del que presentamos la traduccin, parece ser la primera edi-cin impresa de la obra y fue publicado por Jano Lacinio en el 1546 en la

    1 Esta prolija cuestin tan solemne y exquisitamente investigada, aventada, disputada, determinada y corroborada la compuso y la orden el Maestro Petrus Bonus Ferraerense, fsico egregio en el ao mil trescientos treinta y ocho del nacimiento de nuestro Seor Jesucristo, quien por aquel entonces se encontraba a sueldo en la ciudad de Pola en la provincia de Istria, en la que practic tanto el conocimiento especulativo como su prctica operativa, de tal modo que cada uno pueda comprender el arte y defenderlo con la autoridad y los razonamientos de los antiguos y aadir sus propios argumentos. Pg. 198 del texto (N. T.). 2 Lynn Thorndike, History of Magic and Experimental Science, III (Nueva York, 1934), recoge la cita de Tiraboschi, Storia della letteratura italiana, V (Miln, 1823): "Quaestio per magistrum Bonum Ferrariensem physicum sub MCCCXXIII anno tunc temporis salariatum in civitate Traguriae de provincia Dalmatiae. Puede consultarse en Complete Dictionary of scientific biography 2008 (www.gale.cengage.com).

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    imprenta de Aldo en Venecia. La obra fue publicada tambin en Nuremberg en la imprenta de Gabriel Hayn en 1554, en Basilea en cuatro volmenes en 1572, la edicin de Argetoratum en 8 volmenes en 1608, otra de 1692 en 8 volmenes sin lugar de procedencia y una traduccin al alemn en Leipzip en 17143. Adems la obra tambin se incluy en las grandes antologas alqumicas Theatrum Chemicum (edicin de 1622) y en la Biblioteca Che-mica Curiosa de 1702.

    Al autor tambin se le han atribuido otras obras como la Introductio in Divinam Chemicae Artem Integram, que no es otra cosa que Margarita pretiosa, pero con otro nombre, publicada en Basilea, reimpresa en el Thea-trum Chemicum y en la coleccin de Mangetus y tambin tenemos Petri Boni de Secreto Omnium Secretorum Dei Dono Liber, in 8vo., publicada tambin en Venecia en 1564.

    El texto publicado por Jano Lacinio parece ser un resumen de la obra de Bonus pero no podemos discutir sobre la fidelidad que guarda con el original ya que ste no se conserva. El cuerpo central de la obra, que se corresponde con el original de Bonus, adopta una estructura tripartita: ar-gumentos a favor de la transmutacin alqumica, refutaciones iniciales y respuestas positivas a estas refutaciones. Los argumentos utilizados en defensa o en contra de la crysopoeia se toman de la naturaleza, de los auto-res alqumicos clsicos, de la experimentacin o de la analoga. La obra se completa con una seleccin de textos de los principales autores de alquimia hecha por Lacinio, el editor (de Raimundo Lulio -a pesar de que a ste autor no se le cita en absoluto en la obra original de Bonus- de Rhasis, de Alberto Magno, de Santo Toms y de Miguel Escoto) y culmina con un ndice en el que se detallan minuciosamente las distintas partes que conforman la obra.

    El ttulo del libro parece proceder de una cita del evangelio de San Ma-teo: Es tambin semejante el reino de los cielos a un mercader que busca perlas preciosas, y hallando una de gran precio va, vende todo cuanto tiene y la compra (Mat. 13, 45-46).4 Aunque a este respecto todo son conjeturas y no se puede afirmar nada con seguridad, sin embargo, esta explicacin es la que mejor se adecuara a la concepcin un tanto mstica que el maestro Bonus tiene de la alquimia, ya que para l, la alquimia es un arte en parte natural y en parte divina o sobrenatural5.

    3 Arthur Edgard Waite, The new peral of great price, James Elliot and Co., London (sin fecha). 4 Iterum simile est regnum caelorum homini negotiatori quaerenti bonas margaritas. Inventa autem una pretiosa margarita, abiit et vendidit omnia quae habuit et emit eam. 5 Pg. 129 del texto (N. T.).

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    La Margarita es una obra terica, su propsito es meramente filosfico, reconociendo el propio autor ser poco aficionado a la parte prctica del arte de la transmutacin. Su principal objetivo es incluir a la alquimia dentro de las disciplinas de las que se ocupa la filosofa natural y demostrar que la alquimia era una ciencia con un campo de conocimiento especfico y un mtodo de investigacin6; pues partiendo del estudio en un campo de conocimiento ms general, las caractersticas de los metales y los minerales, lo aplica al ms especfico de cmo esos elementos pueden ser transmuta-dos unos en otros.7 Sin embargo, el mismo autor reconoce que el conoci-miento absoluto sobre la transmutacin slo se adquiere por inspiracin divina y que, por tanto, este arte es ms noble que todos los dems8.

    El autor admite la posibilidad de crear oro a partir de otros metales me-diante el uso de la piedra filosofal cuyo principal elemento constitutivo es el mercurio, coincidiendo en este aspecto con las concepciones de Arnaldo de Villanova al que posiblemente conociese a travs del Lilium, y en contra de la opinin de otros autores para los que tanto el mercurio como el azufre eran esenciales uno como materia ex qua y el otro como elemento activo encargado de generar la forma.

    El oro es el metal ms perfecto porque ha sido purificado del azufre en las profundidades de la tierra a lo largo de un prolongado proceso que ha durado siglos, por tanto, la transmutacin, gracias a las habilidades de los artfices y al uso de la piedra de los filsofos, debe operar instantneamente ese proceso de limpieza mediante el cual los metales se purifiquen del azu-fre que los corroe, los ennegrece y los ensucia. Para ello Bonus insiste en que el artfice no slo debe estar versado en el estudio de los textos alqumi-cos tradicionales de los grandes autores, sino que tambin debe ejercitarse en la prctica de las distintas operaciones de laboratorio a pesar de que l mismo reconozca que no es sta la parte de la obra por la que siente predi-leccin como ya hemos apuntado anteriormente9. Sin embargo, nada de

    6 alchemy was a science with its own realm of knowledge and methods of inquiryBruce T. Moran Distilling knowledge : Alchemy, Chemistry and the scientific revolution Library of Congress Cataloguing publication data, USA, 2008, p. 34 y ss. (google books). 7 It took its lead from a more general knowledge of minerals and their char-acteristics and then related that knowledge more specifically to its own specif-ic subject matter Chiara Crisciani The concepcion of Alchemy as Expresed in the Pretiosa Margarita Novellaof Petrus Bonus of Ferrara. Ambix, 20 (1973) 165-181 citado en Bruce T. Moran op. cit. 8 Pgina 76 de la traduccin (N. T.). 9 Phlip Ball The devils doctor: Paracelsus and the World of Renaissance Magic and Science Farrar, Straus and Giroux, Nueva York, 2006.

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    todo esto sirve sin la fe pues, como ya se ha apuntado, slo la inspiracin divina puede hacer que la Obra llegue a buen fin y hay que creer que ella se realiza como por milagro10.

    Por otra parte, el mtodo de investigacin, segn las concepciones inte-lectuales de la filosofa natural aristotlica, pone el nfasis de la observacin en las cualidades accidentales de los elementos cuyas caractersticas obser-vables y diferentes estados de transformacin se visualizan mediante met-foras, entendiendo metfora en su sentido clsico de la definicin de Quinti-liano como alieniloquium11.

    Finalmente, a pesar de que en la actualidad la alquimia no es reconoci-da como una ciencia real, sin embargo los historiadores de la ciencia admi-ten la existencia de estrechos lazos que unen a la moderna ciencia experi-mental, sobre todo medicina y qumica, con la alquimia medieval. La al-quimia contribuy a crear un marco terico y un cuerpo terminolgico as como el desarrollo de procesos experimentales y tcnicas de laboratorio que hicieron posible el nacimiento de la concepcin moderna de experimenta-cin cientfica. Su influencia fue crucial en figuras tan importantes para el desarrollo de las ciencias como Isaac Newton y Robert Boyle12.

    Juan Jos Mantas Flores

    Mlaga, 12 de octubre de 2013.

    10 Pgina 111 del texto (N.T.) 11 Barbara Obrist Visualization in Medieval Alchemy. HYLE. International Journal for Philosophy of Chemistry, Vol. 9, n 2 pp.131-170 (2003) http.//www.hyle.org 12 Lawrence M. Principe The Aspiring Adept. Robert Boyle and his Alchemi-cal Quest Princenton University Press. Princenton, 1998. Por lo que respecta a Newton, es ampliamente conocida su pasin por la alquimia, lo que le llev a escribir abundante material al respecto; cf. la biografa Sir Isaac Newton de J. W. V. Sullivan, o tambin The Religion of Isaac Newton (Oxford 1974), en donde F.E. Manuel concluye: "The more Newton's theological and alchemi-cal, chronological and mythological work is examined as a whole corpus, set by the side of his science, the more apparent it becomes that in his moments of grandeur he saw himself as the last of the interpreters of God's will in actions, living on the fulfillment of times.

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    LA NUEVA PERLA PRECIOSA

    Sobre el tesoro y la preciossima piedra de los filsofos.

    Proceso y mtodo de este divino arte: Seleccin de textos de Arnaldo, Raimundo, Rasis, Alberto y Mi-

    guel Escoto 13; publicada ahora por primera vez por Jano Lacinio Calabrense14

    con un ndice muy detallado.

    Aldo15

    Con privilegio de Pablo III, Pontfice Mximo y del Senado Vneto por diez aos

    MDXLVI

    13Arnaldo de Vilanova, mdico y telogo aragons (1242-1311 e.v.); Ramn Llul, tambin conocido como Raimundo Lulio, filsofo, te-logo y mstico cataln (1232-1315 e.v.); Muhammad ibn Zakarya Rzi, fsico, alquimista y filsofo persa conocido en el entorno latino como "Rhazes o Rasis(864 930 e.v.); Alberto Magno, telogo y alquimista alemn, a su muerte fue declarado santo y doctor de la Iglesia Catlica (1193-1280 e. v.); Miguel Escoto, mdico, astrlogo y alquimista de origen escocs (1175-1232 e.v.). 14 Jano Lacinio de Calabria es el editor de esta obra que fue compuesta en el primer tercio del siglo XIV e.v. por Petrus Bonus, un fsico y alquimista oriundo del norte de Italia. 15 Aldo Manucio, impresor y humanista veneciano del siglo XV e.v., fue el fundador de la Imprenta Aldina que dio a la luz las principales obras de la literatura griega clsica.

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    Pierio Rseo al amable lector. Esta obra del cuerpo humano la triste enfermedad

    Aleja, la bilis que mal engendran los cuerpos sanos:

    Y ensea a conservar la juventud con flor hermosa;

    Y a contemplarla hasta los plcidos das de la vejez.

    Si alguien cumpliera lo dispuesto, con el favor de los dioses,

    burlar y ahuyentar triunfante toda pobreza:

    Lo que aqu se oculta podr socorrer a los pobres necesitados

    Y cumplir suplicante los votos al gran Jpiter.

    Lo mismo

    De quienes ya por ganancia han soportado del duro trabajo

    Todo gnero, de estos el Calabrense se despide.

    Aceptas el estudio de cmo producir oro? Te asombrars. Quien

    Este libro no posea, considera que nada haya tenido.

    Endecaslabos de Hiplito Fantotio Dlfico Perusino Arte divina durante mucho tiempo de malos maestros

    Habiendo sufrido mal indigna servidumbre

    Gimiente me escond en ciegas tinieblas.

    A los brillantes hombres de estudio y, por el ejercicio

    de su arte, ilustres, vuelvo con paso ligero

    pidiendo, en fin, ayuda y asistencia;

    vacilan Oh miserables! apiadndose uno solo

    de las lgrimas de esta afligida y dolindose de su destino;

    de sus harapos y atavo; a la que no es la seora

    adorna Lacinio con digno ornato.

    Muestra, llevando a todos la resplandeciente luz,

    Lo que vale el estudio de mi poderosa naturaleza.

    Habrs podido ver, lector, qu discernimiento, qu erudicin

    He entregado a mi Therapo16

    .

    ste, lo que Gebber, lo que Bonus posee, lo que el mismo

    Raimundo, refirindose a este asunto, en tantos libros tiene,

    Lo recupera descrito en un breve Tratado.

    Es digno, por Hrcules, del mayor honor

    El sabio por el que soy entregada a la contemplacin de los hombres.

    16 Therapos: siervo o esclavo en griego (N. T.).

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    JANO LACINIO CALABRENSE PSICRONEO MINORITA AL LECTOR, SALUD! ,

    Puesto que, excelente lector, tomando al filsofo como testigo, la

    ciencia de los opuestos es la misma, y de igual forma, los que son igua-les, colocados juntos, brillan ms; por eso, ciertamente, la virtud de la largueza no debe ser tan loable y deseada como vergonzoso y execrable debe ser el crimen de la avaricia, lo que podrs comprobar aqu fcil-mente.

    Pues de la misma manera que a estos que consideran que nacieron no tanto para ellos mismos como para su patria y todos sus amigos, y quienes, ciertamente, no slo toda su preocupacin y afn sino incluso todas sus facultades las dedican al pblico servicio de los buenos, los consideramos con facilidad dignos absolutamente de toda alabanza; de la misma forma, estos que por causa de una cierta arrogancia y un in-moderado afn de poseer, olvidados a veces de toda justicia y humani-dad, ocultando sus tesoros, se afanan slo en s mismos y slo se preo-cupan de sus cosas, son tan inhumanos y crueles y semejantes a las harpas17 que suelen soportar estigma de infamia y ser con razn motivo de habladuras y reproches por parte de todo el mundo.

    Y estos mismos estn hasta tal punto absorbidos por las riquezas, ya ganadas o bien encontradas, que no las comparten con aquellos a los que ms deben beneficiar, sino que, muy semejantes a bufones, ni si-quiera les sirven a ellos mismos nunca de provecho suficiente. As, cuanto ms contra la naturaleza del bien y de la sociedad del gnero humano es este vicio, con tanta ms razn consideramos que debe ser la largueza lo ms excelente.

    De donde resulta que al volver de la Galia Cisalpina18 a Padua, se me ofreci aquella brillantsima investigacin del muy docto Bonus de Ferrara sobre la posibilidad y verdad de la alquimia, en la cual se argu-menta de forma tan docta y exquisita, tan sutil, copiosa y esmeradamen-te que encontrars que no se ha dejado de lado o sin discusin nada que pueda corresponder a este asunto, lo que nadie, definitivamente, haba hecho antes.

    17 Monstruos de la mitologa griega que tenan cuerpo de ave, rostro de mujer y afiladas garras; eran el prototipo de animal carroero. 18 Regin norte de Italia.

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    Ciertamente este debate, segn mi opinin, no ser desagradable ni ingrato para aquellos que se complacen en este tipo de estudios ni si-quiera para aquellos que de continuo suelen mostrarse contrarios a esta ciencia y arte que, con diferencia, debe ser considerada mucho ms preciosa que el oro y las gemas.

    Con razn pues caera en el mismo vicio de avaricia (que siempre estuvo muy alejado de mi) si o por ms tiempo permitiese que las tinie-blas oscureciesen este importante asunto, o soportase con serenidad que los filsofos de nuestro tiempo (si es que hay alguno, que son pocos, sin embargo) fuesen expoliados y privados, con gran perjuicio por su parte, de la disposicin natural y doctrina de tan excelente ingenio, y, en defi-nitiva, de todo tipo de disciplinas.

    As pues, para que no pueda ser yo considerado con justicia ni mez-quino ni descorts por estos que dedicaron obras y estudio a un arte de esta naturaleza, sino que, ms bien, para que cuanto en mi hay me pu-diese aprovechar no slo a m mismo sino tambin a otros, me preocup de que saliera al pblico y viera la luz para el provecho comn una miscelnea de Raimundo Lulio, de Arnaldo de Vilanova, de Miguel Scoto y Rhasis, del divino Alberto y otros hombres de esta clase y de muchas lecturas, junto con Bonus de Ferrara. En los que no encontrars nada que no sea especialmente erudito, nada que no sea excelente o perfecto. Pues, ciertamente, tan grande es el conocimiento de las cosas de estos filsofos, especialmente el de Bonus de Ferrara.

    Es tan increble la abundancia de cosas y su fuerza casi divina al decir, que no dudara yo en poner a Bonus mismo por encima de todos los otros e, incluso, como el primero de ellos. Finalmente, cuando al-guien lo haya ledo y haya sentido fluir aquel dorado ro de su filosofa, considerar que, en el futuro, nada ha de ser tan admirado.

    Pues si se intenta explicar los ocultos y secretos pensamientos de los filsofos, Quin ms sutil que este hombre? O, si se quiere dar cuenta de esta profundsima disciplina y demostrar con exactitud su veracidad Quin ms docto que l? Quin ms ilustre? Quin, en definitiva, sera ms distinguido?

    De ah el que, no sin razn, se fijara en el frontispicio de esta obra La nueva perla preciosa, pues nos presenta, ciertamente, nuevas y preciosas perlas, ni secretas, ni oscurecidas con palabras misteriosas, para que sea fcil comprender parte de este tan eminente conocimiento y de esta filosofa que se eleva por encima de todo, incluso por encima de los escritos de casi todos los dems autores que la pintaron hasta tal

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    punto oscura y ttrica, que nadie habr de entenderla nunca en profun-didad.

    Pero nuestro Bonus no es seguidor de estos, sino que de forma muy docta, elegante y esplndida siguiendo tanto el mtodo peripattico como el estilo de Averroes, mostrar en trminos notabilsimos a todos los estudiosos no slo su poder y verdad sino incluso la necesidad de este arte.

    Sus razonamientos y obras yo mismo, no sin gran esfuerzo, reun y, hasta donde pude, expliqu, depur, desarroll e hice volver a una deseable claridad. As pues, me gustara que este esmero mo, o, mejor dicho, este afn de saber, no sea vano para los estudiosos, o ingrato para los doctos.

    Por tanto, ya que todos somos empujados por cierta piedad o algn azar, quiz por una especie de destino, a favorecer a los estudiosos, recibe con gesto alegre estas obras que durante mucho tiempo desearon ver la luz, arrancadas ahora de las tinieblas por este mismo afecto; abra-za al jovial y piadoso restaurador y estrchalo contra tu pecho y no dejes de darle gracias eternas por tan gran regalo.

    Me gustara persuadirte, pues, para que da y noche andes en su lec-tura; y si esta obra fuese de tu agrado, tengo la intencin de completar, tan pronto como encuentre algo de ocio, un Tratado sobre todos los libros del divino Raimundo Lullio.

    Salud.

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    DEDICATORIA DILOGO ENTRE BONUS Y LACINIO

    BONUS: Han acostumbrado, Lacinio mo, todos los que, en

    estudios literarios diversos, editaron algo ilustre y digno de ser recordado, o lo reeditaron, lo depuraron o lo explicaron, a darlo a la luz para el comn beneficio de los estudiosos, para que sea tratado por las generaciones posteriores con el mayor provecho.

    Puesto que tu has reunido en una obra mis trabajos con los de otros autores y los has enriquecido, te ruego que no permitas que permanezcan ahora ocultos eternamente bajo el polvo, y que, habindote convencido con mis ruegos y los de todos mis ami-gos, salga yo al pblico junto con Arnaldo, Raimundo y los otros, para que ahora quede patente para todos los sabios cunta luz han producido los autores todos de alquimia y cunto esplendor pue-den haber alcanzado.

    LACINIO: Aunque hayan sido muchas las autoridades anti-guas y muchos los mtodos, confieso sin embargo que nada hay tan elegante que no pueda ser pulido y nada tan completo a lo que no se pueda aadir algo.

    Pero, puesto que por los hombres ms eruditos se nos ha mostrado y enseado la costumbre de dedicar con toda justicia cualquier obra a los Pontfices o a los Prncipes, y, sobre todo, a ofrecrsela a aquel de cuya bondad esperan conseguir colmada recompensa a sus esfuerzos o algn alivio para poder seguir vi-viendo, elige, pues, a quin quieres que te ofrezca como presente o bajo la tutela de quin estar esta obra protegida.

    BONUS: Suelen algunos hacer lo que t dices, creyendo que su obra ser mucho ms valorada si se la dedican a los Pontfices o a los Reyes; temen otros la animadversin contra sus libros recin nacidos por parte de los insolentes que, incluso antes de leerlos, ya los rechazan y desprecian; clavan stos en el frontispi-cio de su volumen el ttulo de los ms importantes prncipes de

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    ceja elevada, esperando conseguir de ellos al menos que, si mal dispuestos, no le causen ningn dao ni lo ultrajen, que no le escupan y, en definitiva, que no lo desprecien antes de haberlo ledo: me parece a m que stos claramente no son tan esplndi-dos sino que, en una esperanzada gran inversin, parecen comer-ciar con sus obras astuta y hbilmente, sobre todo cuando no se les oculta que a los que dedicaron su obra no tienen la intencin ni de verla ni de leerla.

    As pues de ningn modo pudo jams persuadirme esta tan vulgar costumbre para que me dediques, sea cual sea la causa, a prncipes o pontfices.

    LACINIO: Considero que, sin tal proteccin, no podras evi-tar en modo alguno la insolencia de los envidiosos, las blasfemias de los avaros, las risas de los sabiondos, las calumnias de los mercaderes y, finalmente, la maledicencia de todos aquellos que slo tienen inteligencia para ellos mismos cuando tuerzan la nariz y la boca a todo aquello que no aprueban. Y as, temeroso de los aguijones de todos estos malvados, te ocultars eternamente bajo las sombras cimerias.19

    BONUS: Te ruego que no te preocupes t por eso, pues la-dran los perros por naturaleza y segn su costumbre, y slo deja-rn de ladrar cuando dejen de vivir. Pero adems, yo me pregunto A quin puede daar su ladrido? No fue siempre cosa de lo ms vulgar que los indeseables ladren a los hombres honrados ya sea por envidia o por la diferencia de carcter? Y, en cambio, siempre ha sido tenido por honrado a quien los perversos han desaprobado.

    Yo, ciertamente, preferira ser censurado por cualesquiera malvadas palabras que por la realidad misma.20

    19 Cymeria: en la Odisea de Homero, pas de la noche eterna que se encuentra en los confines del Ocano, situado frente a Europa (N.T.). 20 Res ipsa: expresin tomada del mbito del derecho, que hace refe-rencia a la carga de la prueba: Res ipsa loquitur: la cosa habla por ella misma. En el texto est utilizado en el sentido de que el autor prefiere

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    No debe de preocuparnos lo que de nosotros digan estos ho-mnculos sino los hombres buenos, y no tanto lo que digan los hombres como lo que diga la verdad misma.

    LACINIO: Si te dedicase a algn gran prncipe, cesaran qui-z de ofender y de ladrar.

    BONUS: Ciertamente te esfuerzas en vano, si crees poder re-frenar con algn tipo de autoridad a estos infames charlatanes que, si no respetan a Dios con su venenosa lengua, Cmo nos van a respetar a nosotros? Por tanto, te ruego que no te apartes de tu buen propsito al ms leve soplo de las habladuras del vulgo.

    LACINIO: Quin sabe si recibiremos de ellos algn tipo de recompensa por nuestro trabajo y habr algn alivio para ir vi-viendo?

    BONUS: As lo pens Aurelio Augurelo 21cuando dedic al papa Len X su Crisopedia esperando conseguir de l, que era esplendido y dadivoso, alguna gran recompensa, pero ste le dio como regalo a Augurelo una bolsa de seda verde, color que para el vulgo significa esperanza en el futuro.

    LACINIO: Bella y sabiamente actu el Pontfice, pero si Au-gurelo hubiese fabricado la piedra de los filsofos, no hubiese tenido necesidad de las riquezas ajenas, cuando l mismo fuese el ms rico de todos; pero, Bonus mo, quien es rico conviene que tambin tenga necesidad de amigos, as pues, me gustara que me hicieras caso para que, por lo menos, hagas partcipes de este regalo a aquellos por cuyos beneficios estoy obligado, ya que hay muchos a los que reconozco que debo no slo todo lo mo sino incluso me debo yo mismo.

    BONUS: Pues, por Hrcules, que te engaaras: pues si t tu-vieses la audacia de convocar pblicamente para este asunto a

    ser acusado por rumores infundados antes que por evidencias ciertas (N. T.). 21 Iohannes Aurelius Augurelus, autor de una obra alqumica titulada Chrysopedia et vellus aureus. El trmino crisopedia procede del griego y hace referencia al tratado sobre el mtodo y la forma de con-seguir oro (N. T.).

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    alguien, lo convertirs inmediatamente en tu enemigo. No te diste cuenta de que todos los que actualmente practican el arte tienen mucho cuidado en no darse a conocer de ninguna forma?

    LACINIO: hey! Practicas, pues, un arte profano? BONUS: Puesto que estos son idiotas, tienen, por tanto, opi-

    niones de idiotas, pero el arte mismo es santo y no conviene que tenga a su servicio nada ms que a hombres puros y santos. Pues, para usar las mismas palabras que el divino Toms22: Este arte o encuentra al hombre santo, o su descubrimiento lo volver santo

    LACINIO: No hablan as nuestros modernos, sino que dicen que aquella no conviene no ya a los religiosos todos sino ni si-quiera a los hombres buenos.

    BONUS: Y t tambin sigues la palabra y la opinin de esa chusma?

    LACINIO: De la chusma? As me gustara que fuera, pero, segn veo, es la opinin comn, la de casi todo el mundo.

    BONUS: Pero, por Hrcules Ests loco? Me encoleriza esta comparacin tuya, a no ser que estemos hablando de tas23que no deben ser incluidos entre los filsofos alqumicos sino entre los ladrones y bandidos; por esto, el vulgo torpe y des-conocedor de lo que significa el nombre de alquimista, confunde a estos desgraciados con los filsofos; stos que no se parecen entre s lo ms mnimo, sino que, como dista la luz de la tinieblas, lo verdadero de lo falso, el Dios mismo de las riquezas, lo bueno de lo malo, as como un espritu malfico que an retiene el nombre de ngel nada posee en comn de hecho con los espritus beatficos, excepto, quiz, el nombre, as, ciertamente, usurpan en falso este nombre los sofistas empricos que con sus latrocinios convirtieron este arte santsimo en un cuento para el vulgo.

    Pues verdadera y nunca suficientemente alabada, la obra de la transmutacin alqumica de ninguna manera puede convenir a

    22 Santo Toms de Aquino (N. T.). 23 En este caso debe entenderse no en sentido literal sino en el figura-do de liantes y mentirosos (N. T.).

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    estos malvados, sino slo a quienes siempre fueron considerados como hombres honrados y dedicados a Dios.

    Acaso en aquel tiempo antiguo no fue santo aquel Hermes tres veces mximo24 segn se dice, el inventor de este arte? Pero voy a dejar de lado a todos los antiguos, pues apenas tendra das suficientes si quisiera recordarlos a todos; slo me referir a los ms recientes telogos: as a Juan Damasceno, hombre religioso y santo entre los primeros y, ciertamente, tambin telogo insig-ne, a Alberto, conocido como el Magno, al Divino Toms, y no hace falta que se demuestre cunto brillaron en doctrina y en santidad. Contempla tambin a Rogerio Bacon, Haymon, Rai-mundo Gotifredo, telogos excelentsimos, a Juan Tricinense obispo reverendsimo, al Cardenal Garca y otros a los que el historiador Vincentio cuenta entre los autores de alquimia: el hermano Heyas, el hermano Guillermo, Ricardo, Pedro de Ilaco, Morieno y muchos otros claustrales y telogos egregios, a los que, para no aburrirte, envolver con mi silencio, pues su obra y sus trabajos en este arte son de sobra conocidos.

    Qu podra decir del historiador Vincentio, hombre religioso y muy docto en todos los sentidos? Quien no dud en incluir en su Espejo Natural25 al Divino Juan Evangelista entre los autores de este arte, tal vez porque esta ciencia es considerada divina y tambin porque quiz el mismo Apstol divino delante del filso-fo Cratn a aquellos dos jvenes que haban entregado todos sus bienes a los pobres por amor a Cristo, cuando geman y suspira-ban porque se vean a s mismos miserablemente vestidos y a sus esclavos, en cambio, muy poderosos e ilustres, como quisieran recuperar las riquezas entregadas, les orden el Apstol que le llevasen varas rectas recogidas en haces y piedras diminutas de la

    24 Hace referencia a Hermes Trimegisto, el fundador mtico de la al-quimia (N. T.). 25 Vincent de Beauvais (1190-1267 e.v.) monje dominico famoso por haber escrito la enciclopedia Speculum maius, muy famosa durante la Edad Media.

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    orilla del mar e, invocando a la Santsima Trinidad, convirti las varas en pursimo oro y los guijarros en piedras preciosas26.

    Pero esto, segn mi opinin, no puede ser atribuido a ningn arte, aunque ste sea divino, sino exclusivamente a un milagro, porque el Apstol asumi una labor muy diferente a la de nuestro arte y, aunque la hubiese asumido como propia, sin embargo, una accin sola no hace al autor, como se dir ms adelante.

    O qu puedo decir de Raimundo Lulio cuya vida e ingenio es la admiracin de todos? Pues intent demostrar con muy vli-dos razonamientos la imposibilidad de este arte contra Arnaldo de Villanova, pero despus que Arnaldo no ya con razonamientos sino con la experiencia, mostr la verdad del arte, se aplic con todo su afn a su investigacin, y, una vez descubierta, no sin gran esfuerzo, deseando abrir su verdad a los incrdulos, la de-mostr en casi quinientos volmenes, a los que aadi aqul novsimo y digno de toda admiracin sobre las piedras preciosas que, por lo visto, recomendaba fabricar con los mismos princi-pios que los metales: incluso la mismsima naturaleza se asombra de esta obra.

    Y no se conform con convertir todos los metales en oro, sino que incluso al mismo oro lo hizo retroceder, contra la misma ley de la naturaleza, a la sustancia y esencia del plomo.

    Te ruego que oigas adems otra cosa que apenas puede ser comprendida por el intelecto humano: que en un mismo trozo de metal y en una varilla consigui hacer por trozos separados oro, plata, bronce, plomo, hierro y estao. Acaso son estas cosas despreciables? Acaso son dignas de risa?

    LACINIO: Nadie, ciertamente, a no ser que no est sano o necesitado de elboro27 podra envenenar esta opinin tuya.

    26 En la literatura apcrifa, uno de los milagros atribuidos al santo durante su estancia en Patmos (N. T.). 27 Elboro: planta silvestre perteneciente a la familia de las ranuncul-ceas que crece en las zonas montaosas de Europa. Se utiliza como tnico cardiaco en pequeas cantidades, aunque puede resultar muy peligrosa en mayores cantidades (N. T.).

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    BONUS: Ten cuidado t tambin no vayas a caer en esta misma vulgar y temeraria opinin.

    LACINIO: Cmo? BONUS: Porque est clarsimo que no es conveniente que los

    religiosos sepan de esta ciencia divina y mucho menos que la ejerciten: si fue apropiado que Pablo trenzase sogas, y que Lucas pintara, que Pedro y Juan pescaran28 y del mismo modo todos los Apstoles, cansados ya de la meditacin de las cosas celestes, al acabar la predicacin del Evangelio, siempre ocuparon sus manos en algo No ser cosa decente que los religiosos ahora conviertan su merecido descanso en ocupacin? Acaso no es ms religioso ocuparse de algo que no hacer nada?

    LACINIO: No veo qu pueda yo aadir a esto, pues presentas como testigos a quienes no es conveniente oponerse, y tambin a estos que no slo iluminaron el mundo con su doctrina y sabidu-ra sino que incluso fueron espejo de toda justicia, lealtad, inocencia, religin y santidad; quienes, tambin, como las estre-llas hacen que el cielo resplandezca, as todos estos hicieron bri-llar al mundo.

    BONUS: Entonces Qu es lo que tanto te asusta para que aplaces la publicacin de una obra tan ilustre sin dedicatoria al-guna?

    LACINIO: Pues temo que por mi culpa estas materias se ha-gan manifiestas al vulgo, cuando todos los antiguos nos ordena-ron que no se entregase este santo trabajo a los impos y profa-nos.

    BONUS: Sabio, pues, es este precepto; no queriendo los an-tiguos enriquecer a los impos para que no se apartasen de los caminos de la justicia y del recto fin; para que los malvados, abundantes en riquezas, no fueran causa de muchos males, qui-sieron que este arcano permaneciese oculto para todos ellos.

    28 Alusin a las profesiones que tradicionalmente se pensaba que ha-ban ejercitado los distintos apstoles (N. T.).

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    Ahora, en cambio, cuando por la palabra de Dios nos ha sido entregada otra Ley, las riquezas poco pueden ser obstculo para vivir santa y beatamente, slo, como dice bien el sabio, si no se aplica el corazn a aquellas riquezas; pues todos los cristianos poseen oro de una fuente lcita y honesta, no para hacerse sus esclavos, sino de dnde tengan para poder socorrer a los pobres.

    LACINIO: Por qu los nuestros, siguiendo las huellas de los antiguos, tambin nos advierten los mismo, al afirmar que de su publicacin se seguir la ruina del mundo? Recuerdo haber ledo en Juan de Rupicessa29, un telogo, que nos prevena sobre lo mismo: Tened cuidado, dijo, todos aquellos a cuyas manos ha-yan venido a parar nuestras obras, de que no caigan stas en ma-nos de infieles porque se arruinara la fe de Jesucristo.

    BONUS: Ja, ja, ja. Por favor, permteme que hable en contra de estos insensatos: Oh Juan, a quien ninguna cigea golpea por la espalda30, oh locos miserables Carece acaso la fe de Jesucristo de oro y gemas? Carece de armas? Cuando ha sido levantada sobre un mundo llameante por las armas y el fuego y crece ms all en donde es ms combatida.

    Pero, por favor, dejemos de lado a estos hombres (perm-taseme ahora decirlo as) ms machos que prudentes. Acaso no

    29 Juan de Peratallada conocido como Rupecissa (sur de Francia 1302-1366 e.v.) fue un fraile franciscano-joaquinista y alquimista que se destac por sus investigaciones sobre la quintaesencia. 30Cita del poeta Persio (pers., 1,58) O Iane, a tergo quem nulla cico-nia pinsit, refirindose al dios Jano que tena dos caras, una que mi-raba hacia el frente y otra que miraba hacia atrs; aqu se usa querien-do dar a entender que es una persona que no se deja sorprender. Esta es la explicacin que, al hablar de las cigeas, da Sebastin de Cova-rrubias en su Tesoro de la lengua castellana o espaola de 1611: Y rematemos este discurso con un trmino de irrisn, que hoy da se usa en Italia, que para decir de uno que detrs dl le van haciendo cocos y burlas, dicen la cicogna; y trae origen que yndole detrs hacan con la mano y los dedos una forma de pico de cigea, como que le abre y le cierra, y juntamente hacindole gestos. Y esto es lo que quiso decir Persio, satyra prima: O, Iane, a tergo quem nulla ciconia pinsit, por cuanto figuraban a Jano con dos caras, una delante y otra detrs.

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    actan pblicamente contra los preceptos de Dios que nos ense a dar gratis lo que tambin gratis recibimos? Que me digan stos qu utilidad tiene para el gnero humano una ciencia escondida Y unas joyas ocultas? Qu beneficio, pues, un tesoro invisible y enterrado? Y para qu nos sirve una linterna, qu beneficio o utilidad sacaremos de ella si en lugar de colocarla en un candela-bro la ocultamos bajo un modio: del mismo modo ha sido anun-ciado por Cristo Salvador31, pero creo que stos socavan el tesoro del Seor ms por innata avaricia que por piedad cristiana cuando lo que dicen parece ms desidia que piedad.

    LACINIO: Yo mismo conozco a muchos que tienen tanto miedo de que sus libros salgan a la luz y los guardan de tal modo que ni siquiera ellos mismos los leen, ya que son unos ignorantes, ni dejan que otros los lean, pues son envidiosos y malignos, te-miendo quiz que si los muestran al instante la piedra vaya a salir de ellos al pblico, y vaya a ir corriendo y saltando por plazas y barrios.

    Tambin los hay tan avaros que no habiendo arriesgado ni un bolo32 en este negocio, piensan sin embargo que la piedra de los filsofos les ha llovido del cielo y les ha sido entregada a ellos solos.

    Tambin quieren estos escarabajos volar como las guilas y ser llamados filsofos. Hablando en su favor, creo que sus locu-ras deben ser eliminadas de sus mentes y la ciega avaricia de sus corazones.

    31Referencia explcita al evangelio de Marcos, 4,21-23: Decales: Acaso se trae una lmpara para ponerla debajo de un celemn o deba-jo de la cama? No es ms bien para colocarla sobre el candelero? Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse. Si alguien tiene odos para or, que oiga!". (Sagrada Biblia, traduccin de Nacar-Colunga, BAC, Madrid 1973) En el original se hace referencia al modio (medida de capacidad equi-valente a unos 8 litros) traducido al castellano por celemn, que era una medida tambin de capacidad en Castilla. 32 Moneda griega de escaso valor (N. T.).

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    BONUS: Ojal un rayo de divina bondad brillase en sus mentes! Veo en estos una herida sin cura y se me antoja dificil-simo cuando no imposible sanar enfermedad tan vieja. Si se die-sen cuenta de que todo, especialmente esta obra santsima, est regido y gobernado por la providencia de Dios, dejaran de deli-rar de este modo.

    Acaso no ven los miserables a todos estos que tienen abun-dancia de libros, dinero, formacin, servidumbre y trabajadores, todos estos que se esfuerzan y trabajan, y sin embargo los vemos que estn vacos de todo propsito.

    No te asombres, amigo, pues el hombre mortal no puede lle-gar a Dios, sin Dios mismo, de la misma manera que el ojo no puede ver la luz sin la luz, as sin el mismo Dios misericordioso nadie puede llegar en absoluto a este tan grande e inefable regalo suyo.

    LACINIO: Qu pueden responder a esto esas harpas? BONUS: Deliran los miserables como si carecieran de senti-

    do e inteligencia, y no ven cunta dificultad se nos opone a todos nosotros para obtener esta dichosa y durante tanto tiempo desea-da piedra, hasta tal punto que parece que de nuevo vamos ha-ciendo rodar en vano por los montes aquella enorme roca de Ssi-fo33; y cuando ms cerca creemos estar de ver el fin de tan excel-sa obra, tanto ms nos deslizamos hacia el abismo de la ignoran-cia, porque pocos son a los que ama el Justo Jpiter o a los que tal virtud eleva a los cielos. Sin embargo, cuando ella misma se haya manifestado, entonces seremos los ms queridos para noso-tros mismos y para todos nuestros amigos que hasta ese momento nos haban tomado a broma.

    LACINIO: Pues No sera un crimen ciertamente que esta ciencia tan sobrenatural y un arte tan rara sea vista hoy en da por muchos como una ilusin y una decepcin?

    33 Ssifo fue un rey mtico de Corinto condenado por los dioses a em-pujar eternamente una roca por la ladera de una colina arriba, pero cuando ya estaba a punto de alcanzar la cima, la roca rodaba ladera abajo, debiendo el condenado volver a empezar su tarea (N. T.).

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    BONUS: No te extraes, ya que ocurre que en este deplora-ble siglo hombres de todo gnero y, fundamentalmente, los ms ignorantes se atreven a indagar las causas ocultas del arte y de esta ciencia pensando que podrn arrancar y robar aquella beat-sima piedra de los papelotes, enigmas y fraudes de algunos idio-tas.

    Son stos en verdad artesanos, tejedores, carpinteros y este tipo de hombres locos34 que desean enriquecerse sin esfuerzo.

    LACINIO: Acaso no la buscan tambin los doctos, nobles, prncipes e incluso los reyes?

    BONUS: Y qu pues? Yo mismo conoc a muchos que no eran adecuados para esta ciencia tan distinguida, sino que estaban tan deseosos de oro que juraras que son ms duros que el slice del que se extrae el oro mismo, e incluso ms dura an te parece-ra su hambre de oro.

    Y aunque en todos los asuntos se les considera como jueces muy sagaces, sin embargo, en este asunto diras que no han teni-do ningn olfato puesto que los ves creerse estupidsimas quime-ras, y dedicarse, no s por qu motivo, a cuestiones ambiguas y falsas, vacas e infantiles como si fueran cosas maravillosas.

    Y ora le prestan atencin a ste ignorante ora a aquel quienes muy resueltos y voraces, haciendo vanas y ampulosas promesas, operan sin descanso con arsnicos, sulfuros, menstruos y cosas por el estilo, sin habilidad y torpemente; quienes, finalmente, obcecados por este asunto, pierden ellos mismos su tiempo y hacen que otros lo pierdan, y as, queriendo lograr la piedra, dila-pidan su fortuna y, en definitiva, cuando se ven frustrados en su propsito, intentan retener su dinero fugitivo con una poderosa pcima de hierbas durante mucho tiempo buscadas.

    LACINIO: Oh torpes mentes de artesanos tan acostumbradas a equivocarse, oh corazones completamente vacos de cualquier gobierno de las cosas: En qu le convienen todas estas cosas a

    34 En el original en griego melancholunton: del verbo melancholao, estar melanclico, loco.

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    los metales? Pero hete aqu que nos estamos alejando demasiado de nuestro propsito.

    BONUS: En absoluto, pues todo lo que se ha dicho concierne al asunto. Ea, ya salgo a la luz gracias a tu ayuda, protegido no por la dignidad de Prncipes o Reyes, sino tan slo acompaado por la virtud misma, imitando las costumbres de los antiguos egipcios, una parte de los cuales todo lo consagraban a Mercurio, autor y dador de virtud y de su propio ingenio, y otros al Sol, padre de todas las cosas y, en verdad, de la reproduccin.

    As pues, deseo que se dedique al Sol y a Mercurio de cuya fuente proceden todas las cosas necesarias para esta obra, y tam-bin a todos aquellos que cultivan la virtud y todo cuanto es rec-to. En cambio, a todos estos que tienen tanta agudeza que despre-cian y condenan todo aquello que ellos mismos no hayan experi-mentado, les ruego que examinen con diligencia esta obra, pues es la obra misma y no el autor la que les habla. Pues cuando el autor habla recomendndose, ciertamente acta mal, bien, en cambio, cuando es la obra misma. Segn mi opinin, debe ser considerado un mal autor quien espera gloria y alabanza de los otros ms que de su mismo trabajo.

    Salud.

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    Proceso y mtodo de los cambios de los metales a mejor

    Por Jano Lacino Therapo Calabrense

    Editados ahora para ti, lector.

    El arte de producir M o Q Algunos principios se comprenden exclusivamente por el

    pensamiento y la inteligencia como el Caos, la Alteracin, la Potencia, la Operacin, la Generacin y la Digestin. Otros slo por los sentidos como el vino o la materia prima, el cuerpo o la forma, los elementos, el ser perfecto, el veneno que da forma, los colores, la fermentacin, la separacin.

    A.- Del caos en primer lugar como de las tinieblas surge un

    maestro apropiado y entre esta tosca, confusa e indigesta masa de elementos y restantes principios, se reconoce a s mismo cayendo hacia M o Q, por donde llega a los orgenes por B,C,D, por aque-llo que sigue la naturaleza misma.

    B.- Recibimos la Materia ya sea aquella de la que surge D al trabajarla el maestro externamente, ya a los metales ms imper-fectos bajo M o Q que deben ser cambiados tambin. C y D que por ella mantienen su estado original.

    C.- Ciertamente est la forma, como el maestro que adminis-tra con estos principios y movindose ella misma de forma pru-dente. Est tambin esto que aventaja al mismo M o Q, gracias al cual ellas mismas sean o existan, o gracias al cual cualquiera que de T,S,V,Z quisiera, se cambiara en X o Y.

    D.- El Cielo es una fuerza femenina de la que la progenie re-cibida del mar se nutre y crece hasta que se cambia en M o Q totalmente.

    E.- Los elementos salen de B a D y son mezclados de nuevo por C,F,G,H,I.

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    F.- Se cambian en primer lugar C en D y D en C, despus po-co a poco los elementos convertidos a su vez son llevados a M o Q. Est tambin F, la potencia por la cual D es el acto en el que y desde el que, y con quin y por el que las uniones mismas existen y se producen gracias al arte.

    G.- Se mezclan C con D tanto como el varn y la hembra to-da en aquel matrimonio properciano35.

    H.- Llamamos disolucin cuando ya en ambos C y D se ha concebido como en un hermafrodita.

    I.- Decimos Generacin en parte porque de C y D surge M y en parte porque surge Q de M y D pero de tal modo que esta misma, desarrollada en un vaso, provendr ms de la naturaleza misma que del arte operante.

    K.- De los colores el primero es el Negro quien, como prime-ro, aparece ms difcil que los restantes y demuestra que D ha dormido con C y ha concebido, y que sin duda parir al deseado M o Q. El otro es el blanco por el que C a M y de ah a Q poco a poco avanza. El tercero es el azafrn por el que aparece que ya todo se ha constituido en uno porque la simiente en mnimas cantidades ya se ha difundido completamente en D. El cuarto el rojo que muestra manifiestamente a M o Q ya nacidos.

    L.- Digestin es por la que, lo que ha sido concebido, se con-sigue extrnsecamente por el fuego, moviendo y ayudando, para que de C y D, se obtenga M o de M y D, se obtenga Q.

    O.- Separacin se da en lo que llamamos elementos, que sur-gidos de B y tambin de D, tambin se separan de estos mismos.

    P.- Operacin es esta que, generando, se extiende desde B y los otros principios a M o Q, o la que proviene de M o Q cortan-do y cambiando, y tambin dando forma a los metales continua-mente.

    35 Propertianum: adjetivo formado sobre el nombre del elegaco ro-mano del s. I a. C. Sexto Propercio y que al estar unido en el texto latino al sustantivo coniugium, unin, matrimonio, hace referencia a una unin amorosa romntica y dulce (N. T.).

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    M.- El Ser perfecto lo consideramos entre los principios por-que, aunque es l mismo por el que de C,D nos dirigimos a travs de E,F,G,H,I,K,L,O,P, sin embargo tiene la razn de la forma y de la causa eficiente cuando esto que es diminuto, lo reduce y completa a lo igual.

    N.- Fermentacin es el admirable paso de M a Q, en la cual el maestro casi divino considerando que sern necesarias G,H,F,L,I,D cuando D,C y M se constituyan en G; continuamen-te calentars estas con un fuego muy lento por el que llegarn a K por H,F,L,I y no habr menor trabajo en la obra sino que lo inten-tar siguiendo los mismos pasos para que el mismo Q sea mucho ms perfecto tanto por la virtud como por la cantidad que M, y el veneno surja.

    Por lo cual tan pronto como por voluntad divina (pues nadie lo espere de otra parte) se nos haya concedido poder aumentar esto eternamente, no tanto en magnitud sino que tambin crece-rn en fuerzas infinitas. Y no ser necesario repetir M con coti-dianos trabajos de nuevo porque como puede verse fundamen-talmente en los humanos, as tambin de estos que compusieron M, pocos son los que lo han logrado.

    Q. Es tambin el veneno que da forma, perfecto en todas sus partes, est compuesto por todos sitios de elementos iguales. Por lo cual (como ya se ha dicho) es mucho ms perfecto que M y ms excelente en virtud. Pues excepto que lo tinte y lo disponga en dos partes, cambian la primera apariencia de s mismo, des-pus a X o Y casi hasta el infinito.

    Es tambin una eficaz medicina para los hombres enfermos del cuerpo o del alma, puesto que expulsa todas las perturbacio-nes; y de la misma manera dar como resultado y conservar a los hombres buenos, esto es, hombres no envidiosos de lo ajeno. Por otra parte iguala los humores, si alguno se ha excedido, y los consolida; y vuelve saludable la dbil vejez y la fortalece.

    Haz una mezcla con una parte de X y doce partes de nuestra

    agua y mulelo suavemente; colcalo en un recipiente no dema-

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    siado alto y ponle encima el alambique como corresponde y lava bien todo el recipiente y el alambique con todas sus uniones hasta la nariz del alambique y deja que se seque bien, entonces ponlo sobre el hornillo no en las cenizas sino sobre el hierro; introduce todo el recipiente hasta el alambique y cirralo con arcilla todo alrededor entre el hornillo y el recipiente. Entonces enciende el fuego tal como sabes; entonces saldr por el alambique un aceite con el agua, y flotar sobre el agua con un color anaranjado. Y djalo sobre el fuego hasta que se destile toda el agua, deja que se enfre entonces, saca el recipiente y separa el agua del aceite y brelo, encontrars un cuerpo bastante duro y sin embargo frgil y triturable.

    Repite si quieres la destilacin; hazlo tal y como se ha dicho antes, echando sobre el cuerpo la misma agua u otra, y destlalo; no saldr tanto como en la primera vez, y en una tercera no saldr casi nada, y el cuerpo permanecer en un polvo casi negro, por-que de este modo lo calcinars.

    Si el cuerpo fuese de una onza, vierte encima tres onzas de Mercurio y tritura al mismo tiempo; se har una amalgama como de mantequilla. Entonces ponlo en una escudilla de vidrio y lim-pia la parte exterior; colcala sobre un trpode al fuego no muy fuerte, como de tres o cuatro carbones, remueve siempre con un palo de madera; ten mucho cuidado: tpate la boca y la nariz porque su humo destruye los dientes. Y as contina mezclando hasta que salga todo el Mercurio: quedar un cuerpo muy sutil y ms negro. Repite esto tres veces hasta que el cuerpo est pulve-rizado y completamente negro. Recgelo y depostalo en una pequea vasija, vierte encima humedecido el aceite del que ha-blamos antes, cirralo y ponlo a la lumbre de una lmpara duran-te tres das; se secar y la tierra se volver blancuzca: entonces vierte encima otro aceite como el de antes y scalo con el mismo fuego y se volver ms blanco, y de este modo reptelo una terce-ra vez. A la cuarta tendr tanta blancura, brillando como perlas orientales perfectsimas, tanto que no podrs soportar su vista. Despus procede con nuestro cobre, sal y goma hasta que se ha-

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    gan uno. Aunque un fuego templado no le daa, es mejor el del estircol.

    Ciertamente, pues vale la pena no ya conocer no slo me-diante qu artes sino incluso cul es el propsito que se persigue al realizar esta obra Acaso no vamos a abrir esta parte a la que llaman prctica, como sujeto exclusivo de la materia?

    As pues, para G, en primer lugar, mezclars cuatro partes de D por una de C y lo colocars en un vaso de vidrio, fundido de la mejor forma para este propsito, cerrad la boca del vaso con cola y colocadlo sobre un fuego muy suave y cocedlo de forma conti-nua hasta que C llegue por H a F y tambin a I.

    Y el color negro te servir de seal, no el de la tinta sino el de la granada prematura. En cuanto veas que se extienden C,D por H,F,I y P, y formada una alianza indisoluble entre C y D y que vueltos hacia s mismos de nuevo, sin que cese el calor externo, entrando C y D en L e I se dirigirn hasta M por K. Puesto que aquel color negro (desconozco cmo) se convierte poco a poco en blanco y de ah al color azafrn de K, y finalmente al muy precioso color rojo.

    Obtenido esto, desde H, es decir, desde el color negro hasta el trmino, contad todos los das y duplicad la suma de stos, y calentad suavemente igual cantidad de das a M mismo que ten-dr ya un color ms vivo que el fuego; despus de esto lo guarda-ris reverentemente en un vaso abierto y limpio de cualquier inmundicia que pudiera contener, y cuando lo hayas mantenido de nuevo en un fuego un tanto menos fuerte durante seis das, gurdalo con sumo cuidado para tu uso personal y el de tus ami-gos, pues su naturaleza y virtudes se habrn multiplicado por dos mil.

    Si quieres hacer Q de M, aade a una dracma36 de M tres on-zas de D y una de C y cucelo todo durante treinta das en un

    36 La dracma era una moneda usada en la antigedad cuyo peso oscil dependiendo de la ceca y de la poca de su acuacin; la medida es-tndar suele corresponder a la dracma ateniense de unos 4,3 gramos de

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    fuego muy suave y, pasando por K, vers perfecto a Q, redondo y rojo. O parecido a la luna, recubierto por un color metlico. Pues difieren K de M, rojo y blanco, y ambos a su vez distan de Q. Pues primero M se mostrar brillante, salpicado por el rubor del verde. Segundo algo azafrn y esplndidamente rojo. Tercero un brillo nveo y metlico que cambiar a su misma especie y virtud tres mil partes de S y T Z ciertamente a cinco mil. Y crear (si as te parece) de s mismo al muy vigoroso Q.

    Conseguido y realizado todo esto, sers considerado el mayor de todos los maestros, y dars siempre y en todas partes gracias a Dios el mayor y el mejor. He aqu un pequeo regalo para ti, distinguido lector, que las generaciones futuras vern cun ver-dadero es.

    S.- Plomo T.- Estao V.- Hierro X.- Oro Y.- Plata Z.- Cobre Hemos dibujado la composicin de los rboles de este bosque

    juntos; describiremos ahora su naturaleza uno tras otro segn nuestras facultades, empezando en primer lugar por el rbol de la izquierda cuya raz se enrolla alrededor de la corteza, y sobre su purgacin tal y como se explica aqu:

    plata. La onza es una unidad de peso romana que equivale a la docea-va parte de una libra, o a ocho dracmas (N. T.).

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    El primer rbol es clido, seco, rojo como el cobre gneo; C-lido, hmedo, azafrn. Se hace hmedo, seco, negro como el plomo; fro, hmedo como el mercurio.

    Este es el rbol cuya raz, carcomidas sus ramas, entra siem-

    pre etc.37. Se hace seco, blanco como el plomo; hmedo negro como el mercurio; clido seco como el cobre gneo; clido, h-medo, rojo como el oro sanguneo.

    Este rbol es al que la base del rbol entraba, corrodas sus

    frondas, sobre el tronco. Clido, seco rojo; clido, hmedo, rojo como el oro sangu-

    neo; hecho seco negro como el plomo; se hace hmedo, blanco como el estao o el mercurio. 37 Hemos dado una traduccin lo ms literal posible, aunque el sentido del texto permanece bastante oscuro; a pesar de todo, hace referencia al segundo rbol de la izquierda (N. T.).

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    Este es el primer rbol de la parte derecha cuya corteza est

    corroda, y es mucho lo que sobresale del tronco; y la extremidad de la base de la fronda entraba por medio de ella, poco lo que sobresale hacia la otra parte.

    Se hace hmedo como la plata; se hace seco, negro como la plata trrea; clido y hmedo, rojo como el oro gneo; clido y seco, rojo como el cobre gneo.

    Este es el rbol cuya corteza est corroda y es mucho lo que

    sale del tronco, y la extremidad de la fronda penetraba la base del rbol por el medio, y es poco lo que sobresale hacia la otra parte. Se hace seco, negro como el plomo; se hace hmedo, blanco como la plata viva; seco, rojo como el cobre gneo; clido, hme-do, amarillo como el oro sanguneo.

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    Este es el tercer rbol cuya corteza est corroda y es mucho

    lo que sale del tronco, y la extremidad de la fronda penetraba la base del rbol por el medio, y es poco lo que sobresale hacia la otra parte. Clido, hmedo, amarillo sanguneo; clido, seco, rojo como el cobre gneo; se hace hmedo, blanco como el estao; se hace seco, negro como el plomo.

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    Tres cosas deben ser observadas en nuestra obra, en primer lugar prepara la materia, en segundo lugar contina el trabajo para que no se disperse por la discontinuidad, en tercer lugar s paciente mantenindote fiel en todo momento a los ntimos pasos de la naturaleza.

    Prepara primeramente agua purificada de gran vida, y gurdala. No creas, sin embargo, que este licor por el que todo se humedece es el brillante y lmpido lquido de Baco. Pues mien-tras en varios asuntos te apartas del proyecto recorriendo vastos lugares impracticables, dejas de lado olas felices.

    Entrars en un palacio en el que hay quince estancias en don-de un rey coronado por un diadema estar sentado en un alto trono sosteniendo en la mano el cetro del mundo entero: delante de su majestad est su hijo con quince criados ataviados con dis-tintos ropajes, de rodillas le suplican al rey que comparta el reino tanto con el hijo como con los siervos, a cuyas plegarias el mis-mo rey nada responde.

    Pero el hijo, incitado por los siervos, mata a su padre en el

    trono. Haz pues una amalgama con agua bien limpia etc.

  • PETRUS BONUS DE FERRARA

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    En tercer lugar recoge el hijo con su ropaje la sangre del pa-

    dre lo que es la segunda obra y ya se ha declarado en el Mtodo.

    Se hace una fosa en la cuarta estancia, que es el horno cuya altitud sea de dos palmos y su anchura sea de cuatro dedos.

  • LA NUEVA PERLA PRECIOSA

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    En la quinta estancia, el hijo cree mal que su padre permane-ce en la fosa en la que lo ha depositado, pero sin embargo ambos cayeron en la fosa por el arte.

    La sexta estancia es aquella en la que el hijo se esfuerza por

    salir, pero viene uno que ha surgido de ellos en la segunda opera-cin y no permite que el hijo salga.

    Cuando el padre y el hijo estn en la fosa, a lo que se llama la

    sptima estancia, en aquellas cenizas se produce la putrefaccin o en un bao muy clido.

  • PETRUS BONUS DE FERRARA

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    En la octava estancia se observa lo que ha ocurrido durante la

    putrefaccin, se ha enfriado el vaso, etc.

    Sigue la novena estancia en la que los huesos se sacan de la

    tumba. Esto sucede cuando todo el cuerpo se ha disuelto; pero si an no se hubiese disuelto, reptanse las operaciones anteriores hasta su completa disolucin, y guarda cuidadosamente sta.

  • LA NUEVA PERLA PRECIOSA

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    En la dcima estancia se dividen los huesos en nueve partes,

    lo que sucede cuando la materia disuelta se cuece durante nueve das sobre un fuego suave hasta que se vuelva negro; remuvelo, y lo guardas en otro vaso en un lugar clido. Cucelo de nuevo en agua otros nueve das; recoge lo negro corrupto y ponlo con el resto. Es necesario continuar el proceso hasta que el agua sea clara y limpia; lo corrupto o lo que se ha ennegrecido se pone en un vaso de cristal y se le echa agua de vida hasta que lo cubra medio dedo por encima; se cuece de nuevo a fuego suave por otros nueve das reponiendo el agua cada da si fuese necesario. As la tierra estar limpia y blanqueada de acuerdo con las pala-bras de los filsofos; sin duda esta tierra se pudre con su agua y por ella es limpiada.

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    Se enva un ngel que arroja los huesos sobre la blanqueada y limpia tierra que ahora se mezcla con su simiente; se coloca todo en un vaso cerrado; la materia, hasta ahora espesada un po-co, se divide del agua por un fuego ms fuerte y permanece en el fondo dura.

    En undcimo lugar los siervos ruegan a Dios que les sea res-tituido su rey, a cuya restauracin se dirige toda la obra.

    Por esto en la estancia duodcima se enva otro ngel que

    pondr en tierra la otra parte de esos huesos hasta que se espesen tambin; entonces ocurrirn cosas asombrosas en la obra.

  • LA NUEVA PERLA PRECIOSA

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    Y entonces de este modo se van enviando ngeles alternati-vamente que arrojen la primera, segunda, tercera y cuarta parte de los huesos para que ciertamente se blanqueen, luzcan y se reafirmen. La quinta y la sexta parte reafirmada se vuelven de color amarillo. Y as con la sptima, octava y novena parte: de este modo la tierra de los huesos se vuelve como la sangre y el rub.

    Entonces el Rey, saliendo del sepulcro lleno de la gracia de Dios, se hace todo espritu y todo celeste, con gran poder, a todos sus siervos en reyes puede convertir.

    Finalmente, muestra su poder sobre su hijo y siervos impo-niendo a cada uno de ellos sendas coronas para que tambin ellos sean reyes por la gracia de ste a quien Dios otorg gran poder y majestad.

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    LA NUEVA PERLA PRECIOSA Recogida de las concordancias de los sabios; del Tesoro y la

    Piedra de los filsofos, que es el Arcano, el Secreto de todos los secretos y don de Dios.

    De Pietro Bonus de Ferrara, el autor.

    Puesto que no slo entre los antiguos investigadores y busca-dores de la verdad de los arcanos de la naturaleza, sino incluso entre los modernos se acostumbra a tratar de descubrir y disputar si el arte de la alquimia que sirve a la naturaleza es aparente y existente, o slo aparente y no existente, tratemos de investigar y disputemos sobre este asunto, no superficialmente, como se ha acostumbrado a hacer hasta ahora, sino en profundidad y de for-ma extremadamente exquisita para que de este modo cualquier sabio conozca, segn la razn, qu parte de sta debe ser retenida y si debe o no debe esforzarse en su tarea.

    Los filsofos naturales que, aunque muy sabios, no investi-gan de forma adecuada ni idnea sino superficialmente, dispu-taron y dictaminaron: unos dijeron que la alquimia era verdadera y otros la consideraron falsedad de sofistas, sin embargo ninguno de ellos saba nada al respecto ni poda saber incluso aunque la considerase cosa verdadera.

    Tambin algunos alquimistas como Geber y Morieno38 dispu-taron al respecto, aunque muy brevemente y de forma oscura, a

    38 Geber es el nombre latinizado de Jbir ibn Hayyn, un renombrado alquimista islmico del siglo IX. El seudo-Geber es el nombre que los eruditos han dado a una obra sobre alquimia del siglo XIII que algu-nos atribuyen a Pablo de Tarento. Morienus es el autor del De compositione alchemiae quam edidit Morienus Romanus Calid regi Aegyptiorum que fue la primera obra de alquimia traducida del rabe al latn en 1144 por Roberto de Chester; la obra es supuestamente una carta enviada por el monje bizantino

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    pesar de ser conocedores del asunto. Argumentaban contra la parte negativa y la rebatan, por otro lado aducan tan slo algu-nos ejemplos en su defensa, con argumentos y figuras tpicas, diciendo nicamente que sta era cierta.

    As pues, nosotros, que sabemos algo sobre alquimia gracias a los trminos y palabras verdaderas de los viejos sabios, nos hemos acercado a esta controversia con el auxilio de Dios, como corresponde. Abriremos sta con una explicacin prolija sepa-rando los argumentos en captulos ordenados: en primer lugar argumentando a favor y en contra; en segundo lugar, con expli-caciones adecuadas, responderemos con la ayuda de Dios.

    Debemos tener en cuenta que si el objeto de algn arte o ciencia, o sus distintas partes son conocidas y manifiestas para todos, o, al menos, para muchos sabios, no necesitarn investiga-cin ni comprobacin sino tan slo su declaracin.

    Si por el contrario fuesen desconocidas e inmanifiestas, nece-sitarn en primer lugar investigacin y comprobacin, despus declaracin e, incluso, experimentacin si conviniese al fin de la obra, en cuanto que el experimento certifica la razn precedente.

    Como el sujeto de este arte, ya sea verdadero o falso, ya des-conocido e inmanifiesto con sus distintas partes y extrao a mu-chos sabios, necesita pues de investigacin, comprobacin y de-claracin para que la verdad se comprenda en profundidad; y si contra esto se presenta algo que slo tenga apariencia o falsedad, que se discuta pues y se refute, porque cualquier ciencia o arte, sea la medicina u otra cualquiera, tiene en su doctrina sus propias dudas y respuestas sin las cuales no puede resultar perfecta nin-guna doctrina.

    Existen tres tipos de artes como se dice en el libro segundo de los de fsica39: las dispositivas de sustancia, las eficientes de for-

    Marianos (Morienus el griego) al rey omeya Khalid ibn Yazid (muerto en el 704) (N. T.). 39 La Fsica de Aristteles ( ) es un tratado en ocho libros sobre diversos aspectos del mundo fsico. No es una obra origi-

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    ma, o las que sirven para el uso (prcticas). Entre stas no se incluye la alquimia al no ser un arte mecnica: aunque es disposi-tiva y eficiente al mismo tiempo, sin embargo no es prctica. Ella nos ensea a conocer verazmente la materia que existe segn la intencin de la naturaleza excluidas las dems intenciones, y ensea tambin el modo de disposicin y formacin de la materia segn sus propias cualidades, todo lo cual lo conoce y realiza un nico maestro que puede o no hacerlo.

    Existen tambin otras artes de stas que no son absolutamen-te artificiales, sino ms bien naturales como el arte de la medicina o el arte de plantar e injertar y el del cinabrio40 y el arte de los vidrios porque por lo que respecta al servicio son artes (artificia-les) y por lo que respecta a la forma son naturales. Tal es el arte de la Alquimia. Existe otro tipo de artes que versan no sobre objetos de la Naturaleza sino sobre creaciones del intelecto hu-mano como la Gramtica, la Lgica, la Retrica, pero la Alqui-mia no es de este tipo. Y puesto que en todas las artes la especu-lacin y la investigacin precede a la operacin, por esto aqu as debe hacerse necesariamente. La finalidad de la inteligencia es-peculativa es investigar la verdad, y es eso lo que nosotros vamos a hacer en primer lugar; pues la obra de la inteligencia prctica sigue a la anterior, como se nos dice en el libro segundo de la metafsica y en el sexto de los de la tica41: esta obra es la que debemos desear despus ya que al estar a continuacin no puede ser asumida en primer lugar.

    Debemos tener en cuenta que el filsofo en el primero de los libros sobre el alma ensea este mismo modo de investigar por-

    nal del filsofo sino que se supone una recopilacin hecha por Andr-nico de Rodas sobre fragmentos del estagirita (N. T.). 40 UZIFUR en el texto latino: el cinabrio se utilizaba en la antigedad para conservar los huesos; de ah que muchos alquimistas lo utilizasen como base para la elaboracin de un elixir de la eterna juventud. 41 Se refiere a los distintos libros de la Metafsica (T T ) y de la tica, especialmente de la tica nicomaquea ( ) de Aristteles.

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    que es la nica forma en la que podemos llegar al conocimiento ltimo de las causas; esto mismo lo dice tambin en el libro se-gundo y en los posteriores. Sobre esto versan todas las cuestio-nes, y, una vez conocido, cesa toda cuestin. Esto que se busca es la causa o el medio como all se dice; por tanto, conocido el me-dio de la cuestin de este arte, cesar la cuestin.

    Se debe observar tambin que la causa o el medio es mlti-ple, a saber inteligible, real o sensible, natural y artificial.

    Pues parece irracional que alguien se ponga en la tarea sin in-vestigacin de la causa o del medio que la precede. Del mismo modo intentan incongruente e intilmente determinar la cuestin de este arte ya que si no se conoce el medio de la cuestin nadie puede determinar cuestin alguna, a no ser que conozca en pri-mer lugar el medio o se acerque a su conocimiento por la investi-gacin.

    Entre los ignorantes no cesa esta cuestin porque ignoran la causa de la investigacin. Pues quin duda bien, investiga bien y, en consecuencia, opera bien; quien mal, mal. Imposible en cosas imposibles; pues no se investigan cosas imposibles puesto que no estn sustentadas por la razn.

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    SIGUEN LOS ARGUMENTOS DE BONUS

    EN CONTRA

    Puesto que fue costumbre entre los antiguos argumentar en

    primer lugar destructivamente, as pues, los seguiremos42. RAZN PRIMERA Pues quien ignora la cantidad cierta y determinada de cada

    uno de los elementos en una mezcla, no sabe realizar esta mezcla; y los alquimistas ignoran esto de los metales y de sus componen-tes; por tanto esta sera la mayor pues tal conocimiento est de-terminado y es cierto slo por lo que respecta a la naturaleza y no a nosotros, a no ser muy vagamente. La menor parece deducirse de lo expuesto porque los metales y sus componentes son del gnero de las mezclas acerca de las cuales trabajan los alquimis-tas.

    42 A partir de ahora el autor comienza su argumentacin utilizando el procedimiento aristotlico de razonamiento por silogismos: Del griego "syllogismos (razonamiento). El silogismo es una forma de razona-miento que consta de tres proposiciones, de modo que dos de ellas actan como premisas, de las que deriva una tercera, que se considera la conclusin del razonamiento. La premisa que sirve de punto de partida se llama premisa mayor y es la ms general; la premisa que sirve de intermediario se llama "premisa menor", y es menos general que la anterior; la proposicin que se deduce de la mayor por me-diacin de la menor es la conclusin del razonamiento. El autor comienza aqu, en cambio, exponiendo la conclusin, y a partir de ella expone las dos premisas, comenzando por la mayor y continuando por la menor (N. T.).

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    RAZN SEGUNDA As quien ignora la proporcin determinada de los elementos

    cuando llegan a la mezcla y el modo de mezclarlos y de distri-buirlos de manera que se llegue a la forma definitiva de la mez-cla, no sabe componer dicha mezcla, y los alquimistas son de estos. As pues la mayor se deduce de esto ya que cada cosa en su categora tiene su propia forma especfica a la que se aaden virtudes, propiedades y tiene tambin sus operaciones determina-das, y gracias a esta forma caracterstica se diferencia de cual-quier otra especie, y ya que esta forma necesita un determinado modo de mezcla y de proporcin y de distribucin en las medidas adecuadas de los elementos, y puesto que una especie no se sepa-ra de otra especie en razn de la materia o de la cantidad o de la cualidad de la materia sino en razn de su forma, se sigue lo que se ha dicho.

    La menor es evidente porque estas cosas pertenecen a la natu-raleza exclusivamente, no solo en cuanto a los metales y sus componentes sino en lo que respecta a todas las cosas naturales, y slo de forma confusa y lejana corresponden al arte. Por tanto tal conocimiento no es suficiente para que el arte siga a la naturale-za: esta razn y solucin da Geber en su Summa Perfecti Magis-terii.43

    RAZN TERCERA Quien ignora el instrumento propio de la naturaleza mediante

    el cual la materia lleva a la introduccin de la forma en alguna mezcla, no sabe realizar dicha mezcla, y puesto que eso le ocurre a los alquimistas, la mayor es evidente pues ningn agente ya natural o artificial lo hara sin instrumentos propios y determina-dos; la menor vendra dada porque la naturaleza en la generacin

    43 Se refiere a la Summa perfectionis magisterii del Pseudo-Geber. Vid. Nota 25 (N.T.)

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    de cualquier cosa acta con calor modificado que divide y altera como un instrumento, as la naturaleza de cualquier cosa exige que dicha cosa tenga calor en acto como en los animales perfec-tos o en potencia como en las restantes cosas. De dnde en la generacin del oro y la plata y los dems metales acta en caver-nas profundsimas de la tierra con un cierto calor muy suave y moderado mucho mayor en la minas; calor degradante, alterante, debilitante y espesante. Tal calor es profundamente desconocido por nosotros puesto que no es el calor del sol, y mucho menos el del fuego sino un calor mezcla y confusin de estos, hecho en forma asombrosa por la naturaleza.

    RAZN CUARTA Del mismo modo, aquello para cuya generacin no sera sufi-

    ciente la vida de un hombre no puede ser hecho por el arte; y puesto que para la generacin de los metales no es suficiente la vida de un hombre, aqu tenemos la mayor porque toda genera-cin y corrupcin es medida por un tiempo determinado, as cada cosa tiene un tiempo determinado en su generacin para recibir su forma propia gracias a la cual adquiere su ser completo. Del mismo modo, es evidente que el tiempo de la generacin del oro de forma natural segn dicen los alquimistas es de miles de aos, tal como lo refiere Geber en su obra y Rasis en su libro de perfec-to magisterio.

    Puesto que ningn hombre puede alcanzar tal espacio de tiempo ya que apenas llegara a los cien aos, parece absurdo decir que por el arte de los alquimistas se produce oro y plata verdaderos. Y cmo responderan a esto: qu hacen para abre-viar el tiempo? Pues lo que la naturaleza hace en miles de aos gracias a un calor suave y moderado, nosotros lo hacemos en un mes, o en un tiempo ms breve o ms largo, pero con calor de fuego fuerte, porque un agente fuerte hace en breve tiempo lo que uno dbil hace en largo, y porque el arte imita a la naturaleza y acelera su obra y se apresura.

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    Sin embargo, debemos decir que es imposible que hagan esto y menos an con los metales puesto que los metales proceden de vapores sutilsimos disueltos por mercurio con la sustancia del azufre gracias a un moderado calor hmedo y seco en las caver-nas profundsimas de la tierra, manteniendo la humedad que se aparta de la sutil y terrena sequedad que se oculta all, y un calor moderado espesa esos vapores envolvindolos por todas partes, disolviendo, sublimando y espesando hasta llegar a algn tipo de enfriamiento, y as conserva, digiere, debilita y espesa esa hume-dad que es la causa de la fusin metlica, y de este modo, por fin, se convierten en metal. Si quisiesen abreviar el tiempo de coccin en aquella materia, por exceso de calor, de fuego, disiparn la humedad que es causa necesaria de la fusin metlica y, en con-secuencia, no se generar forma alguna de metal, por lo que esta solucin no es vlida.

    RAZN QUINTA Adems, cuando falta un lugar apropiado para generar una

    cosa, dicha cosa no se puede generar, y en el arte de la alquimia esto es lo que sucede. As pues la mayor es evidente porque el lugar sirve tanto para la conservacin como para la generacin de la cosa. De donde Porfirio dijo que el lugar es el principio de la generacin y su progenitor. Y Platn dijo que la naturaleza gene-radora dot a algunos lugares de la tierra con ciertas virtudes que se encuentran ocultas en ellos. Como tambin ocurre en las plan-tas y en las otras cosas que son de utilidad segn su propia natu-raleza. Y que esto es cierto lo podemos observar tanto en los animales, como en los vegetales y en los minerales. Pues no pue-den generarse en cualquier parte que quieras ni los vegetales, ni los minerales ni los animales, de la misma forma que habitan segn la diversa naturaleza de los lugares como dispuso la natu-raleza generadora segn el precepto y la orden del Glorioso Dios. La menor se deduce de lo anterior y de la experiencia tambin podemos deducirlo porque hacen sus cocciones y digestiones y

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    cambios en lugares extraos a la intencin de la naturaleza: en vasos de cristal. O de piedra, o metlicos o de arcilla, sin embar-go, la naturaleza hace lo propio en el seno de la tierra y de forma oculta.

    RAZN SEXTA Del mismo modo, efectos que pertenecen exclusivamente a la

    naturaleza no pueden ser generados por el arte, pero la genera-cin de metales es efecto exclusivo de la naturaleza sola, por tanto conocemos ya la mayor, porque la generacin y la corrup-cin proceden de un principio intrnseco, y la naturaleza es un principio intrnseco que produce formas sustanciales en las cosas. El arte, en cambio, es un principio extrnseco que acta solamen-te en la superficie mediante una alteracin. Del mismo modo puesto que la naturaleza genera cosas mediante la mezcla de los elementos, y tal mezcla es por obra de Dios bendito y todopode-roso y por obra de la naturaleza, como dice Galeno en el libro primero de su obra Sobre las complexiones44. La menor es evi-dente porque los metales son producidos gracias a un principio intrnseco por la naturaleza por generacin y corrupcin mediante diversas mezclas.

    RAZN SPTIMA Si aquello que con ms razn parece que debe existir en las

    cosas, no existe, tampoco lo que con menos motivo. As, puesto que en las mezclas ms dbiles parece que el arte puede seguir a la naturaleza y no puede, mucho menos en las ms fuertes. La mayor es evidente por s misma.

    44 Obra del mdico de la antigedad Galeno ( Ttulo original: Peri Krizeon), que versa sobre la naturaleza y relacin de los sistemas orgnicos de cada individuo y que fue traducida al latn del griego original por Burgundio de Pisa en el siglo XII

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    La menor se manifiesta al pensamiento porque dependiendo de que la mezcla de los elementos sea fuerte o dbil as ser, en consecuencia, ms fcil o difcil su generacin y corrupcin; de esta manera, el caballo, el pez y todo ser vivo fcilmente pueden ser corrompidos ya que proceden de una mezcla fcil, en cambio el oro y la plata, no son fcilmente corruptibles pues proceden de una mezcla difcil.

    Puesto que en la generacin del caballo y del pez que son de dbil mezcla, el arte no puede seguir a la naturaleza, con ms motivo en la generacin de stos que son de mezcla fuerte como el oro y la plata. Geber ofrece esta razn y su solucin.

    RAZN OCTAVA Del mismo modo, es imposible transmutar una especie en

    otra, y los metales se diferencian entre s por la especie. Por tanto la mayor es manifiesta gracias al libro cuarto de los meteoros del filsofo.45 La menor es evidente del mismo modo puesto que no tienen las mismas propiedades ni operaciones, y, consecuente-mente, tampoco las mismas formas, pues conciertan solamente en el gnero que es ser metal, como el hombre y el caballo convie-nen en este gnero que es ser animal, pero se diferencian uno del otro por las caractersticas propias de cada uno; por tanto del hombre no se puede hacer un caballo y viceversa, ni, por otra parte, de un metal se puede producir otro, y viceversa. Geber ofrece esta razn y su solucin.

    RAZN NOVENA Quien ignora los principios originales para la generacin y la

    introduccin de la forma en alguna mezcla, no sabe cmo hacer dicha mezcla, y los alquimistas son as. Por tanto, la mayor es ya 45 Se hace referencia a la obra de Aristteles Liber quartus metheo-rorum traducida del griego por Miguel Escoto. (Catlogo de manuscri-tos de la Universidad de Salamanca) (N. T.).

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    manifiesta porque los principios originales para la generacin e introduccin de forma son las estrellas y los cuerpos celestes gracias a su movimiento y la luz, como quiere el filsofo en su libro del cielo y del mundo, y en su libro sobre las causas de las propiedades de los elementos46; pues estos mismos son los que, movidos primeramente por la Suprema Inteligencia, se encami-nan a completar la generacin y corrupcin de las cosas nacidas, a la conservacin de las especies y, gracias a ellos se da la forma y la perfeccin y esto se produce en un instante, al llegar una estrella a un lugar determinado del firmamento, y por su influen-cia se introduce la forma en un instante y momento. La menor es evidente de su propia confesin e incluso sin su confesin, pues ignoran las posiciones determinadas y los aspectos de las estrellas gracias a los cuales se les da la forma del oro y la plata en una materia determinada, y por esto este es un arte frvola y vana. Geber toca esta razn tambin en su Summa, y la soluciona.

    RAZN DCIMA Tal como se relaciona el arte con la naturaleza as las cosas

    artificiales se relacionan con las naturales, y puesto que el arte no es lo mismo que la naturaleza ni puede serlo, por tanto las cosas artificiales no sern lo mismo que las naturales ni podrn serlo, por lo que el oro artificial no ser nunca lo mismo que el natural. La mayor es ya conocida. La menor es evidente porque la natura-leza da forma al compuesto en el instante. El arte, en cambio, paulatinamente; y la naturaleza presupone la materia, en cambio, el arte la fabrica como se dice en el libro segundo de la fsica.

    Del mismo modo tambin porque todo lo artificial es obra deseada y voluntaria, como elegible y querida, como se deduce del libro sexto de la metafsica, y la obra misma cambia de mu-

    46 Se hace referencia a la obra De caelo et mundo cum comentario Averrois, original de Aristteles y con los comentarios del sabio anda-lus Averroes, traducida del griego por Miguel Escoto.(Catlogo de manuscritos de la Universidad de Salamanca) (N.T.)

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    chas maneras junto con la voluntad del artfice, en cambio, la naturaleza es ordenada y siempre la misma; por tanto el oro arti-ficial no ser nunca lo mismo que el natural.

    RAZN UNDCIMA Geber: es ms fcil destruir una cosa que crearla, pero noso-

    tros apenas podemos destruir el oro de manera que se corrompa su forma sustancial, por tanto no se podr construir tan rpido como dicen. La mayor y la menor se deducen por si mismas.

    RAZN DECIMOSEGUNDA La misma experiencia nos ha mostrado que la costumbre de

    los antiguos filsofos era tratar las ciencias sin envidia con sus discpulos y con la posteridad en sus escritos, o ensear verbal-mente, sin embargo no encontramos a ninguno de los antiguos filsofos en este arte que haya hecho esto, por lo que parece que ignoraban el arte, en consecuencia parece ser que este arte no sea posible.

    Vemos que en otras ciencias cualquiera los filsofos antiguos en realidad transmitan lo que saban de esa ciencia, porque los filsofos desean que los dems se vuelvan semejantes a ellos. De ah que el filsofo en el primero de su Metafsica nos diga que la seal de la ciencia es poder ensearla; sin embargo nosotros slo encontramos papeles antiguos y extraas fbulas poticas y cosas ilusorias y falsas y palabras llenas de ambigedades que parecen mentiras totales y errores como cuando hablan de la forma de operar en la alquimia.

    Por tanto, de esto es bastante evidente que el arte no es ver-dadero, y lo que es peor todava, los secuaces de stos multipli-can los errores sobre los errores diariamente y los extienden hasta el infinito. Esta razn toc Geber en segundo lugar y la resolvi.

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    RAZN DECIMOTERCERA Tambin vemos nosotros que este arte ha sido durante largo

    tiempo buscada por los sabios antiguos y por los filsofos con gran empeo, y no ha sido encontrada, y tambin vemos que si su invencin hubiera sido posible, ya hace tiempo que hubiese sido inventada.

    Del mismo modo ha sido buscada por los reyes y prncipes que poseen infinitos tesoros y tienen a su cargo abundancia de grandes filsofos, y no ha sido encontrada aunque la deseaban y gastasen en ello enormes fortunas. As pues este arte a todos nos parece vaco. Esa razn y su solucin dio Geber.

    RAZN DECIMOCUARTA Esta razn es especialmente fuerte segn sus propios argu-

    mentos pues dicen ellos que en el arte mayor existe una nica piedra que hace blanco y rojo segn lo que ellos mismos quieran preparar; que endurece los metales blandos, como al convertir en oro a Saturno y a Jpiter47; y que ablanda a la plata y a los meta-les duros como al convertir en oro el cobre y el hierro; y que coagula el mercurio al convertir la plata en oro48.

    Pero contra estos se puede argumentar as: es imposible po-der ejecutar con algn elemento dos operaciones que sean contra-rias entre s, y ya que esta piedra es slo una, de esto deducimos la mayor porque al ser nica la forma de cualquier cosa y nica tambin su perfeccin por si, del mismo modo ser nica la ope-racin procedente por si de aquella forma, como se ve claramente en el libro segundo del De generatione et corruptione.

    Pero si fuesen dos operaciones contrarias procedentes de una misma forma, convendr necesariamente que una de aquellas operaciones proceda de aquella forma por si en primer lugar y la 47 Saturno es el plomo y Jpiter el estao (N. T.). 48 Puesto que mercurio en latn es argentum vivum, es decir, plata viva

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    otra por accidente; y en segundo lugar, porque es imposible que existan igualitariamente dos contrarios en la misma cosa.

    La menor es evidente porque esta piedra, segn ellos, es ni-ca y por tanto nica ser tambin su forma y en consecuencia nica su operacin por s; por tanto, Cmo podra ser que ablan-de determinados metales y a otros los endurezca por s y prime-ramente? no parece que esto pu