La nueva regulación del acceso y ejercicio de la abogacía: ¿solución o problema?

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ENERO | MARZO 2007 24 A EXAMEN LEX NOVA la revista LA NUEVA REGULACIÓN DEL ACCESO Y EJERCICIO DE LA ABOGACÍA: ¿SOLUCIÓN O PROBLEMA? Una polémica norma Desde la entrada en vigor del Real Decre- to 1331/2006, de 17 de noviembre, por el que se regula la relación laboral de carác- ter especial de los abogados que prestan servicios en despachos de abogados, indi- viduales y colectivos, esta controvertida disposición no ha dejado indiferente a ninguno de los profesionales que se ven afectados por su contenido. El solo hecho de que a los dos meses de su publicación en el Boletín Oficial del Estado haya sido impugnada ante el Tribunal Supremo por los dos sindicatos mayoritarios (UGT y CCOO) pone de relieve que estamos, como ya la han calificado numerosos letrados, ante un articulado cuando menos ambi- guo y contradictorio. El objeto de la norma no es otro que concretar la laboralización de la profesión de abogado en los despachos supeditando la regulación a la elaboración, tarea nada fácil, de un Convenio colectivo que deter- mine los aspectos más específicos de la re- lación contractual. Es en este punto donde surgen las primeras críticas, ya que lograr un texto convencional se antoja utópico y complicado, más aún si nos hacemos la pregunta sobre quién ejercerá la repre- sentación de un sector tan independiente como la abogacía. Por otro lado, los pro- pios profesionales ven con recelo la nue- va regulación ya que, aparte de entender amenazada la tradicional independencia del sector, la califican abiertamente como recaudatoria al haber surgido de la volun- tad de la Administración y no de la inten- ción de los propios profesionales. Contrato de trabajo Si partimos de su formalización obligato- ria por escrito (ya sea a tiempo completo o a tiempo parcial), el contrato puede ser indefinido o de duración determinada y se contempla la posibilidad de establecer un período de prueba que tendrá una dura- ción máxima de seis meses para las relacio- nes indefinidas y de dos para las de dura- ción determinada (si se establece una lapso temporal superior a esos dos meses). Otra posibilidad que contempla el Real Decreto es la de suscribir un contrato de prácticas con un límite máximo de dos años, que se formalizará en los cuatro si- guientes a la obtención del título y con una retribución en ningún caso inferior al sala- rio mínimo interprofesional. En estos casos un socio o abogado del despacho con cinco años de antigüedad ejercerá las funciones de tutor. Con estas exigencias se pretende erradicar las conductas abusivas que pade- cen a menudo los abogados noveles. Aparte de lo anterior, en lo que al texto contractual se refiere, puede y debe pactar- se, como anexo al propio contrato, un par- ticular régimen disciplinario. Pactos de la relación Tres son los pactos que establece la norma en la relación entre el titular del despacho y el abogado empleado a su servicio: 1 En primer lugar, los abogados prestarán sus servicios en régimen de dedicación exclusiva, por lo que tendrán derecho a una contraprestación de carácter eco- nómica. Téngase en cuenta que quedan fuera de este pacto el turno de oficio, la asistencia a familiares y otras actividades como, por ejemplo, las académicas y/o docentes. 2 El pacto de permanencia implica necesa- riamente una especialización profesional del abogado destinada a futuros proyec- tos o asuntos venideros, siempre que di- cha formación conlleve un desembolso económico por parte del titular del despa- cho. Este pacto se formalizará por escrito y nunca será superior a dos años. 3 Por último, el pacto de no competencia postcontractual tendrá como objeto res- tringir o limitar futuras actuaciones de los abogados en relación a sus clientes. En ningún caso podrá suponer una limita- ción general del ejercicio de la profesión ni exceder, al igual que en el pacto ante- rior, de dos años. Cabe destacar en este punto su posible inconstitucionalidad, ya que puede entrar en conflicto con la liber- tad del propio cliente a la hora de elegir abogado. EN LOS ÚLTIMOS MESES DEL PASADO AÑO SE APROBARON DOS NORMAS DE IMPORTANTE CALADO PARA EL MUNDO DE LA TOGA. LA LEY DE ACCESO A LA ABOGACÍA Y EL REAL DECRETO QUE REGULA LA RELACIÓN LABORAL ESPECIAL DE LOS ABOGADOS SUPONEN UN PUNTO DE INFLEXIÓN QUE HA TRAÍDO CONSIGO UN MAREMÁGNUM DE REACCIONES TANTO DENTRO COMO FUERA DE LA ACTIVIDAD LETRADA. EL SIGUIENTE DOCUMENTO TRATA DE ACLARAR LAS NOVEDADES MÁS RELEVANTES QUE ESTAS DISPOSICIONES INCORPORAN A NUESTRO ORDENAMIENTO JURÍDICO, Y SEÑALA LOS PUNTOS MÁS SENSIBLES DE SU ARTICULADO. Jaime Barbero Bajo

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La Ley 34/2006, de acceso a la profesión de abogado y procurador y el Real Decreto 1331/2006, que regula la relación laboral especial de los abogados

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ENERO | MARZO 2007

24 A E X A M E N

LEX NOVAl a r e v i s t a

LA NUEVA REGULACIÓN DEL ACCESO Y EJERCICIO DE LA ABOGACÍA: ¿SOLUCIÓN O PROBLEMA?

Una polémica normaDesde la entrada en vigor del Real Decre-to 1331/2006, de 17 de noviembre, por el que se regula la relación laboral de carác-ter especial de los abogados que prestan servicios en despachos de abogados, indi-viduales y colectivos, esta controvertida disposición no ha dejado indiferente a ninguno de los profesionales que se ven afectados por su contenido. El solo hecho de que a los dos meses de su publicación en el Boletín Oficial del Estado haya sido impugnada ante el Tribunal Supremo por los dos sindicatos mayoritarios (UGT y CCOO) pone de relieve que estamos, como ya la han calificado numerosos letrados, ante un articulado cuando menos ambi-guo y contradictorio.

El objeto de la norma no es otro que concretar la laboralización de la profesión de abogado en los despachos supeditando la regulación a la elaboración, tarea nada fácil, de un Convenio colectivo que deter-mine los aspectos más específicos de la re-lación contractual. Es en este punto donde surgen las primeras críticas, ya que lograr un texto convencional se antoja utópico y complicado, más aún si nos hacemos la pregunta sobre quién ejercerá la repre-sentación de un sector tan independiente como la abogacía. Por otro lado, los pro-pios profesionales ven con recelo la nue-va regulación ya que, aparte de entender

amenazada la tradicional independencia del sector, la califican abiertamente como recaudatoria al haber surgido de la volun-tad de la Administración y no de la inten-ción de los propios profesionales.

Contrato de trabajoSi partimos de su formalización obligato-ria por escrito (ya sea a tiempo completo o a tiempo parcial), el contrato puede ser indefinido o de duración determinada y se contempla la posibilidad de establecer un período de prueba que tendrá una dura-ción máxima de seis meses para las relacio-nes indefinidas y de dos para las de dura-ción determinada (si se establece una lapso temporal superior a esos dos meses).

Otra posibilidad que contempla el Real Decreto es la de suscribir un contrato de prácticas con un límite máximo de dos años, que se formalizará en los cuatro si-guientes a la obtención del título y con una retribución en ningún caso inferior al sala-rio mínimo interprofesional. En estos casos un socio o abogado del despacho con cinco años de antigüedad ejercerá las funciones de tutor. Con estas exigencias se pretende erradicar las conductas abusivas que pade-cen a menudo los abogados noveles.

Aparte de lo anterior, en lo que al texto contractual se refiere, puede y debe pactar-se, como anexo al propio contrato, un par-ticular régimen disciplinario.

Pactos de la relaciónTres son los pactos que establece la norma en la relación entre el titular del despacho y el abogado empleado a su servicio:1 En primer lugar, los abogados prestarán

sus servicios en régimen de dedicación exclusiva, por lo que tendrán derecho a una contraprestación de carácter eco-nómica. Téngase en cuenta que quedan fuera de este pacto el turno de oficio, la asistencia a familiares y otras actividades como, por ejemplo, las académicas y/o docentes.

2 El pacto de permanencia implica necesa-riamente una especialización profesional del abogado destinada a futuros proyec-tos o asuntos venideros, siempre que di-cha formación conlleve un desembolso económico por parte del titular del despa-cho. Este pacto se formalizará por escrito y nunca será superior a dos años.

3 Por último, el pacto de no competencia postcontractual tendrá como objeto res-tringir o limitar futuras actuaciones de los abogados en relación a sus clientes. En ningún caso podrá suponer una limita-ción general del ejercicio de la profesión ni exceder, al igual que en el pacto ante-rior, de dos años. Cabe destacar en este punto su posible inconstitucionalidad, ya que puede entrar en conflicto con la liber-tad del propio cliente a la hora de elegir abogado.

EN LOS ÚLTIMOS MESES DEL PASADO AÑO SE APROBARON DOS NORMAS DE IMPORTANTE CALADO PARA EL MUNDO DE LA TOGA. LA LEY DE ACCESO A LA ABOGACÍA Y EL REAL DECRETO QUE REGULA LA RELACIÓN LABORAL ESPECIAL DE LOS ABOGADOS SUPONEN UN PUNTO DE INFLEXIÓN QUE HA TRAÍDO CONSIGO UN MAREMÁGNUM DE REACCIONES TANTO DENTRO COMO FUERA DE LA ACTIVIDAD LETRADA. EL SIGUIENTE DOCUMENTO TRATA DE ACLARAR LAS NOVEDADES MÁS RELEVANTES QUE ESTAS DISPOSICIONES INCORPORAN A NUESTRO ORDENAMIENTO JURÍDICO, Y SEÑALA LOS PUNTOS MÁS SENSIBLES DE SU ARTICULADO.

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A E X A M E N

Jornada de trabajo y retribuciónEl primer aspecto que nos encontramos den-tro de la regulación de la jornada de trabajo (que será de 40 horas semanales en cómputo anual) es la no inclusión, a efectos de dura-ción máxima, de los tiempos de espera y de desplazamiento. Nos surge la pregunta, en-tonces, de cómo tomar en cuenta las, muy frecuentes y eternas, dilaciones y retrasos que traen consigo los procesos judiciales.

Otra carencia detectada en el articulado es la inexistencia de un precepto que concrete expresamente el derecho a la conciliación de la vida laboral y familiar y que contemple la posibilidad de acogerse a reducciones de jor-nada, permisos, excedencias, etc.

En lo que a las retribuciones se refiere, se deberán respetar, en todo caso, las cuantías mínimas. En consecuencia, hemos de dife-renciar la retribución obligatoria —salario base, pagas extraordinarias, plus de dedica-ción exclusiva y plus de compensación de tiempo de espera y desplazamiento— de otros conceptos salariales —por la cliente-la generada en beneficio del despacho (una de las concreciones más aplaudidas de la norma); por los pactos de permanencia, no competencia postcontractual o formación; abonos en especie, etc.—.

Extinción del contrato y régimen disciplinarioTanto si la extinción de la relación es por voluntad del titular del despacho como si lo es por voluntad del abogado, el preaviso no puede ser inferior a 45 días. La novedad más relevante en este ámbito es la posibilidad por parte del titular del despacho de poder extinguir el contrato cuando concurra una manifiesta y grave quiebra de la confianza que se depositó, en un primer momento, en el abogado o cuando se acredite que el nivel profesional de éste es notablemente inferior al adecuado. Las críticas afloran también en este punto ya que el término manifiesta y grave quiebra de la confianza es demasiado amplio, lo que podría derivar en un claro per-juicio o posición de desventaja para el aboga-do trabajador.

Por otro lado, dentro del régimen sancio-nador, se considerarán incluidas entre las infracciones laborales de la relación labo-ral especial de abogados el incumplimiento de los deberes de confidencialidad, secreto profesional y fidelidad; la negativa infunda-da a asumir los asuntos encomendados; la negativa de informar al titular del despacho de los trabajos en curso, y girar minutas de honorario u otros gastos a los clientes por los servicios prestados.

El siguiente listado lo constituyen las relaciones expresamente excluidas del ámbito de aplicación del Real Decreto 1331/2006:j Los abogados por cuenta propia.

j Los abogados agrupados con otros como socios en régimen societario o bajo otra fórmula admitida en Derecho.

j Las colaboraciones profesionales entre abogados cuando se mantenga su inde-pendencia.

j El abogado que ejerce como socio a través de sociedades profesionales constitui-das conforme al ordenamiento jurídico.

j Las relaciones entre abogados y empresas o entidades que no tengan el carácter de despachos.

j Las relaciones entre abogados únicamente limitadas a compartir locales, instala-ciones, servicios u otros medios.

j Las relaciones entre despachos y abogados cuando la actividad profesional concerta-da a favor de los despachos se realice con criterios organizativos propios de los abogados y la contraprestación económica percibida esté vinculada por completo a la obtención de un resultado o a los honorarios que se generen para el despacho.

j Las actividades profesionales que desarrollen los abogados contratados por un des-pacho, con autorización de éste, a favor de sus propios clientes cuando cobren sus honorarios directamente de ellos.

j Las actividades profesionales derivadas del turno de oficio.

j Los abogados que prestan servicios en un despacho con cuyo titular tengan una relación familiar y convivan con él.

RELACIONES EXCLUIDAS

NUEVOS REQUISITOS PARA ACCEDER A LAS PROFESIONES DE ABOGADO Y PROCURADORA diferencia de la norma anterior, la Ley 34/2006, de 30 de octubre, sobre el acceso a las profesiones de abogado y procurador de los tribunales, no ha originado tanta polémica, quizá, por ser una regulación que entrará en vigor en 2011, quizá, porque, aunque deja interrogantes pendientes, no plantea demasiados problemas para los actua-les profesionales en ejercicio. El fin perseguido no es otro que perfeccionar la profesionali-zación de los letrados en el asesoramiento, defensa jurídica y representación técnica de los ciudadanos.

Sin entrar en tecnicismos, se puede afirmar que, con la aprobación de esta Ley, los estudiantes que se licencien en Derecho dentro de cinco años no podrán, como hasta ahora, colegiarse para ejercer la profesión de abogado o procurador con el simple hecho de abonar las tasas correspondientes.

LA EXIGENCIA DEL TÍTULO PROFESIONALEl requisito esencial para ingresar en el colegio correspondiente será estar en posesión del título profesional de abogado o procurador de los tribunales. La formación para la obtención de dichos títulos se impartirá mediante cursos acreditados por los Ministerios de Educación y Ciencia y de Justicia a través de convenios con universidades o escuelas de práctica jurídica, y se convocarán, al menos, anualmente y sin restricción en el número de plazas.

Asimismo, debe superarse un período de formación práctica —como máximo un tercio del total contenido formativo— supervisado por un tutor (abogado o procurador) con una experiencia profesional no inferior a cinco años.

Entre otros, quedarán exonerados de la obligación de obtener la mencionada titulación los licenciados en Derecho que ostenten el cargo de funcionario público en la escala Grupo A, los letrados de las cortes nacionales o autonómicas o los que, antes de la entrada en vigor de la Ley, hayan estado colegiados durante un período mínimo de un año. Por último, a los licenciados en Derecho, en el momento de la entrada en vigor de la Ley, se les habilitará un plazo de dos años para colegiarse como ejercientes sin necesidad de obtener el título profesional.