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    Aproximacin a la obra periodstica de Toms Eloy Martnez: representaciones de lo nacional e imgenes de escritorRoco Celeste FitOrbis Tertius, vol. XIX, n 20, 2014, 67-75. ISSN 1851-7811.http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/

    Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin.Centro de Estudios de Teora y Crtica Literaria

    Esta obra est bajo licencia Creative Commons Atribucin-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Argentina

    ARTCULO/ARTICLE

    Aproximacin a la obra periodstica de Toms Eloy Martnez:representaciones de lo nacional e imgenes de escritor

    por Roco Celeste Fit(Universidad Nacional del Comahue)

    RESUMEN

    El presente trabajo aborda la obra periodstica de Toms Eloy Martnez publicada en sus ltimas antologas. En

    el anlisis, se priorizan los modos en que su escritura frecuenta los gneros hbridos, la construccin de la

    imagen de escritor que emerge en estos escritos, y el lugar que busca ocupar en el campo literario e intelectual

    argentino (Bourdieu, 2003). Por ltimo, se indaga en la concepcin de cultura desde la cual Toms EloyMartnez interpreta la realidad y en las representaciones o imgenes de pas que colabora en construir durante

    los noventa y a partir de la crisis del 2001.

    Palabras clave: Toms Eloy Martnez periodismo - representacin pas- campo intelectual

    ABSTRACT

    The present paper deals with the journalistic works of Toms Eloy Martnez published in his latest anthologies.

    The analysis prioritizes the ways in which his writing frequents hybrid genres, the construction of the writer

    image emerging in these texts, and the place that he seeks to occupy in the Argentine literary and intellectual

    field (Bourdieu, 2003). Finally, it explores the concept of culture from which Toms Eloy Martnez interprets

    reality, and the national representations or images that he helps to construct during the nineties and after the

    2001 crisis.

    Keywords: Toms Eloy Martnez - journalism - representation - nation - intellectual field

    Una escritura en el umbral de lo real y lo ficticio

    Toms Eloy Martnez ha sido un actor de influencia fundamental para la construccinsimblica de la identidad argentina. Escritor y periodista, Magster en Literatura, comenz a trabajaren el campo periodstico a fines de los aos cincuenta y public su primera novela en 1969. Suactividad permanente y simultnea en el campo periodstico y en el literario ha dado como resultadouna prosa hbrida, en la que los elementos de la realidad y la ficcin se confunden constantemente.

    En tal sentido, la obra literaria de Martnez ha sido caracterizada por la disolucin de las

    barreras entre discursos realistas y ficcionales y por el establecimiento de una relacin imaginaria conreferentes reales. El escritor frecuenta, entonces, la novela testimonial, gnero en el que losdocumentos o fuentes construyen el material real de la historia para acreditar al lector la veracidad delo que se est narrando. El procedimiento ms utilizado por Martnez consiste, precisamente, enasumir la posicin del testigo, tomar recortes de lo real testimonios, documentos, entrevistas- ymezclarlos con elementos de la ficcin hasta llegar a borrar los lmites genricos (Zuffi 2007). Este esel montaje que realiza en obras comoLa novela de Pern (1985) o Santa Evita (1995). Esta ltima, suobra magna, cuenta con el mrito de ser la novela argentina ms traducida de todos los tiempos, lo quehabla de una excelente ubicacin respecto al mercado editorial. Sin embargo, en lo que respecta a las

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    posiciones de poder hacia el interior del campo literario nacional,1el escritor no ocupa ms que unaposicin perifrica. Probablemente, la decisin de Martnez de escribir a partir de un gnero hbrido,como lo es el de la literatura testimonial, considerada un simple subgnero para las bellas letras (AmarSnchez 1992), y la apelacin a un pblico masivo son factores que determinaron su lugar marginal enla valoracin de la crtica acadmica nacional.

    Por el contrario, en el campo periodstico Toms Eloy Martnez ha sido siempre una figuracentral. Escribi y ocup cargos directivos en las revistas, suplementos y peridicos ms importantesdel pas, entre los que se cuentan Primera Plana,el semanario Panorama,La Opinin, el Diario deCaracas, Primer Planodel diario Pgina 12yLa Nacin. Atravesada por su mirada subjetiva y por larecurrencia a tcnicas propias de la literatura, su escritura en la prensa tambin adquiri un tonohbrido. De hecho, desde los sesenta, los semanarios argentinos haban comenzado a modernizar sulenguaje recurriendo a la ficcionalizacin, respondiendo a la revolucin cultural que llegaba desdeEuropa y Estados Unidos. Se comenzaban a utilizar en los artculos recursos propios del discursoliterario, como comienzos novelados, descripciones detalladas, adjetivaciones inusitadas, metforas ocomparaciones. Si bien era claro que la aproximacin del relato periodstico a la literatura estabadestruyendo la pretensin de objetividad como presupuesto bsico del periodismo, el director dePrimera Plana,Jacobo Timerman, afirmaba con conviccin que toda representacin de la realidad no

    poda ser ms que una interpretacin de ella. Como Jefe de Redaccin de la revista, Martnez tambinfue un actor principal en la promocin de este estilo de escritura, que adopt como propio y quepersiste en sus escritos de las ltimas dcadas.

    Los artculos periodsticos que Toms Eloy Martnez public sobre el final de su carrera(1984-2009) en los peridicos ms importantes del pas, fueron compilados en tres antologas: Elsueo Argentino (1998) y Argentina y otras crnicas (2011), ambos editados por Carmen Perilli, y

    Rquiem por un pas perdido(2003), a cargo de Gabriela Esquivada.2De los aproximadamente sesentay cinco textos que cada volumen contiene, muchos se repiten de un libro a otro, cambiando levementesu orden de aparicin o el apartado en el que se los ha ubicado. De este modo, cada ejemplar sereconoce como una versin renovada del anterior.

    Los ttulos de los libros afirman la voluntad de inscribir una representacin de la realidadnacional. La mayora de los textos de El sueo argentinoy de Rquiem por un pas perdidofueron

    publicados originalmente en los noventa. El corte significativo entre estos dos volmenes lo determinala decena de textos que incluye Rquiemreferidos a la crisis socioeconmica que atravesaba al pasen el ao 2001. En el prlogo, el autor indica que su propsito consiste en desnudar las falsasde losnoventa y describir las ruinasdel nuevo milenio. Este cambio de representacin de un pas soadoaun pasperdido, un pas muerto al que se le ofrece su rquiem se traduce en el ttulo.

    Argentina y otras crnicas, por su parte, fue publicado un ao despus de la muerte del autor,por iniciativa de su hijo. Como en los dos volmenes anteriores, que sirvieron de fuente principal deeste tercero, la problemtica central es la Argentina y su destino. La seleccin abarca desde 1986 a2009 y los textos revisitan los mismos grandes fenmenos de la realidad nacional: el peronismo, ladictadura, el neoliberalismo, la crisis del 2001. La novedad se presenta, en este caso, en la aparicinde algunos textos que tematizan el kirchnerismo y de una seccin titulada Los sueos en la que laperspectiva es latinoamericanista e incluye textos que el autor haba escrito sobre las ilusiones

    revolucionarias de Cuba, Mxico, Nicaragua, Puerto Rico, Bolivia o Venezuela.Por otro lado, el ttulo de esta ltima antologa propone una categora genrica para clasificar

    los textos. La editora justifica la identificacin de los mismos con la crnica porque este gnero esuno de los dispositivos ms eficaces para figurar nuestras fragmentadas y fragmentarias cartografaslatinoamericanas (2010:16). La crnica entendida desde su genealoga latinoamericana, esto es, desdesus orgenes modernistas, es el espacio hbrido por excelencia, el punto de inflexin entre el discurso

    1 En Campo de poder, campo intelectual (1993) Bourdieu define la nocin de campo intelectual como unsistema de fuerzas en el que los agentes ocupan distintas posiciones que determinan su peso funcional dentro delcampo. De este modo, la relacin que el creador mantiene con su obra y la obra misma estn determinadas por laposicin que el creador ocupe dentro del campo intelectual.

    2 Asimismo, Martnez ha publicado Episodios argentinos. Diciembre y despus (2002), un libro que compilaobras de distintos artistas, fotgrafos e intelectuales argentinos, y La otra realidad (2006), que incluyefragmentos de su obra literaria, ensayos y textos crticos.

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    periodstico y el literario. En este sentido, Susana Rotker define a la crnica como una zona decondensacin, es decir, como un encuentro dialctico no resuelto en donde se encuentran las mezclasde los dos campos convertidas en una unidad singular y autnoma y que respeta dos requisitos: sualta referencialidad aunque est expresada por un sujeto literario y la temporalidad, (actualidad)(Rotker 1992: 136). La perspectiva explcitamente subjetiva del enunciador, la recurrencia a recursosliterarios para representar la realidad y la eleccin de temas actuales o reactualizados, perofundamentalmente su esencia hbrida, son algunas de las caractersticas que nos permiten clasificarformalmente los textos periodsticos de Toms Eloy Martnez como crnicas.3

    La construccin de la imagen

    Como sealamos, los textos recogidos en las antologas de su obra periodstica, fueronpublicados originariamente en diarios de difusin nacional, comoLa Nacino El Pas. A partir de unestilo sencillo, atractivo y muchas veces didctico, el periodista llama la atencin del gran pblico, lasclases medias argentinas. Reconocindose a s mismo como parte de una sociedad desdichada, encrisis, como un argentino de clase media que creci superando dificultades en una provincia del

    interior del pas, se expresa con la primera persona singular para hacer referencia a ancdotaspersonales, a dilogos, a recuerdos que lo conducen a reflexiones sobre la experiencia colectiva. Porotro lado, utiliza frecuentemente la primera persona del plural, un nosotros inclusivo, que se traducecomo nosotros los argentinos de clase media, sector social del que l es el portavoz.

    En otros casos, el yo emerge para configurar su imagen individual y situarla en un lugardeterminado del campo literario y del intelectual. En relacin a la construccin de su imagen deescritor,4haremos referencia a tres textos. En primer lugar, en Un pas creado por el libro, discursode apertura de la Feria Internacional del Libro del ao 2006, Martnez exalta la importancia de lalectura a partir de su experiencia personal: Alguna vez he contado que escrib mi primer relato a losnueve o diez aos, para salvarme de la prohibicin de leer, que mis padres me impusieron comocastigo durante un mes por un delito de desobediencia (2011: 66). Como Cortzar o como Borges,Martnez es un escritor precoz que manifiesta su amor por los libros desde pequeo. A los siete aos el

    pequeo Toms Eloy lea a Dumas y a Verne; su genealoga lectora contina en su adolescenciacuando, en sus visitas diarias a la biblioteca de Tucumn, conoci a Herclito, Platn, Shakespeare,Gngora, Quevedo, Cervantes, Vallejo, Neruda, Mallarm, Baudelaire, Faulkner y algunos ms, entrelos que emerge la sobresaliente influencia de Borges. Cuando termina de compartir la lista de suslibros preferidos, propone la siguiente idea: somos, as, los libros que hemos ledo. O somos, de locontrario, el vaco que la ausencia de libros ha abierto en nuestras vidas (2011: 68). Y afirma que,adems, la escritura es un producto de la lectura. La construccin retrica que emerge es transparentey puede enunciarse del siguiente modo: soy lo que he ledo, he ledo a los grandes escritoresuniversales, ergo, soy un gran escritor.

    En otro artculo del ao 2006, tituladoBuenos Aires, ciudad de laberintos, el autor vuelve arelatar las experiencias que lo llevaron a escribir desde nio, su biografa lectora, sus principios sobrequ es la literatura. Por ejemplo, cuenta que de chico, en su provincia, haba imaginado cmo era la

    gran ciudad pues hasta entonces la literatura no contaba con ninguna descripcin urbana satisfactoriasobre Buenos Aires. Ms adelante, cita algunos fragmentos de su novelaEl cantor de tangos, en la quefinalmente cumple el sueo de describir la ciudad imaginada como un laberinto, pero aclara no

    3 Sin embargo, es necesario notar que, con excepcin de los textos que narran cronolgicamente losacontecimientos de la crisis del 2001, el elemento temporal fundamental en la definicin de la crnica muchasveces se encuentra ausente. De hecho, la mayora de los escritos compilados no relatan un suceso determinadosino que desarrollan una reflexin sobre amplios y polmicos temas, como la identidad nacional, el lugar de laArgentina en el mundo, las constantes de su historia; en tal sentido, se acercaran ms al gnero ensaystico queal de la crnica.4Cuando presenta la categora de imagen de escritor, Mara Teresa Gramuglio (1998: 3-4) se refiere a cmoel escritor representa, en la dimensin imaginaria, la constitucin de su subjetividad en tanto escritor, y tambin,

    ms all de lo estrictamente subjetivo, cul es el lugar que piensa para s en la literatura y en la sociedad.

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    como el de Borges que sucede en el espacio, sino como uno que se despliega en el tiempo.En La construccin de un mito, un texto que publica en 1996, es decir, un ao despus del

    xito de Santa Evita, afirma que los autores de novelas no sabemos leer ni explicar nuestros propiostextos (2011:125), y sin embargo dedica largas pginas a analizar los procedimientos de escritura, lasrepercusiones y los mritos de su novela. Martnez refiere las reconocidas crticas de otrosespecialistas sobre su obra y se reconoce el mrito de haber marcado un hito en la historia de laliteratura, tal como lo han hecho Sarmiento y Borges. Dice, por ejemplo, que mientras escriba Santa

    Evitapensaba: ya que se ha ido tan lejos, es posible ir an ms all y luego: cuando Sarmientodesplaz a Facundo Quiroga de su lugar histrico () hizo con el poder poltico lo que despus haraBorges con la erudicin: buscarle otra vuelta de lo que ya se sabe, revivirlo (2010: 134). Si su novelalogra inverti[r] deliberadamente la estrategia del llamado nuevo periodismo de los aos sesenta, siinventa algo nuevo, entonces el lugar que debera ocupar en la tradicin literaria nacional es asimilableal que ocupa el Facundo, o la obra borgeana.

    En trminos de las categoras aristotlicas de la antigua retrica, el ethosde Martnez en tantoescritor aparece dominado por la aret, la excelencia. El autor se propone revalorar sus aportes alcampo de las letras. La estrategia consiste en situarse al lado de Borges, en comparar su funcin con ladel Maestro, quizs con la intencin de encontrar un lugar ms prominente en un campo literario

    que se negaba a brindarle un mayor reconocimiento.Por otro lado, se torna recurrente en los escritos de Martnez, especialmente en los de losochenta y los noventa, la construccin de la figura intelectual en relacin a la problemtica del exilio,que es presentado como herida abierta, como una pgina no resuelta de la historia argentina. Laatencin que le merece el tema est inevitablemente atravesada por su experiencia personal: l mismoestuvo acusado de estar comprometido con una conspiracin judeo-marxista y amenazado de muertepor la Triple A, por lo que se exili a Venezuela en 1975. Al regresar a Argentina diez aos despus, seencontr con un campo intelectual dividido entre los que se fueron y los que se quedaron y en elque los primeros haban perdido reconocimiento. Martnez se propone recuperar ese espacio medianteestrategias que respaldan la imagen de intelectual exiliado. Por ejemplo, en 1986, sealaba:

    Los argentinos hemos cultivado el hbito del exilio desde nuestros orgenes como nacin.

    Vivimos saltando hacia fuera, yndonos, lo cual significa que el adentro es inhspito, hostil, opor lo menos que hay adentro algo que nos repele. Una de las pocas seales de identidad quetenemos en comn es, precisamente, esa incomodidad ante la patria, el perpetuo regresar ymarcharse que nos desordena las vidas (Martnez 2011: 19).

    El exilio queda legitimado como una experiencia nacional, compartida y, por lo tanto, nocondenable. Adems, sostiene que San Martn, el ejemplo superlativo de la argentinidad, solo vivionce aos en Argentina, y que Moreno, Echeverra, Rosas, Alberdi, Borges eligieron como su lugar demuerte el extranjero. As, la experiencia del exilio no hara ms que imitar a la de las grandes figurasde la Historia argentina. Por otro lado, es desde el desdichado y heroico exilio, desde donde se puedehablar con mayor claridad y franqueza que dentro (2011: 37) y para ejemplificar su afirmacin citaparte de un artculo de su autora que public por aquellos aos en Venezuela. Asimismo, el exilio se

    expone en estos textos como la nica salida posible: quienes se exiliaron fueron obligados amarcharse y quienes se quedaron lo hicieron porque no pudieron irse, no porque as lo hubierandecidido. El intelectual exiliado que vuelve se encuentra con un pas desconocido, un pas en donde nose ha ledo lo que l ha publicado, que no le brinda trabajo porque esas fuentes estn ocupadas con losque se quedaron, un pas en donde el peso de su opinin disminuye. Para Martnez, los que se fueronolvidaron las complicidades con el rgimen de algunos de los que se quedaron, y estos olvidaron lasdenuncias que haban recibido desde el exterior.

    A partir de estos argumentos, discute con aquellas posturas que denunciaban la falta decompromiso o la cobarda de los intelectuales que se fueron. Por un lado, destaca que el exilio es unaexperiencia natural del argentino, presente en la vida de las grandes figuras nacionales. Por el otro, elexilio durante los setenta no fue una opcin sino una obligacin para aquellos que quisieran seguirsosteniendo un pensamiento crtico. Por ltimo, los intelectuales que se quedaron no fueron ms quecmplices de rgimen. Quin es, entonces, el que merece ser ms reconocido?

    Para Bourdieu (2003), la representacin de la imagen de escritor, el sentido de su obra e

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    incluso su proyecto creador jams son independientes sino que dependen tanto de los juicios delpblico como del campo intelectual. En este sentido, no basta con que autor tenga un concepto sobreel valor de su produccin y de su rol en la cultura, es preciso que este sea compartido tanto por suspares como por el pblico para que adquiera un sentido colectivo y legitimado. La construccin de laimagen como escritor y como intelectual en Tomas Eloy Martnez se basa en un intento de legitimar,ante el pblico lector masivo y ante sus colegas, su posicin en un campo literario que no termina deaceptar la vala de su obra y en el reciente campo intelectual-cultural democrtico, en que la disputapor los espacios de poder se comenzaba a realizar mediante nuevos parmetros.

    La representacin de la identidad nacional

    La configuracin de la realidad nacional a travs de la mirada de Toms Eloy Martnez es untpico amplio. A partir de la elaboracin de un corpus reducido de sus escritos que consiste en laseleccin de algunos textos de los noventa y otros del inicio del nuevo siglo intentamos determinarqu imaginarios sociales favorece el autor y cules desarticula, y de qu recursos retricos se vale paraplasmarlos en imgenes de pas.5

    En los textos que publica durante los noventa,6 el autor aborda los sucesos nacionales que

    atraviesan la tradicin histrica y son significativos en la conformacin de una identidad colectiva: lasguerras revolucionarias, la fundacin de la nacin, la funcin de los hroes y de los smbolosnacionales, el peronismo, las dictaduras, el exilio, los desaparecidos, la guerra de Malvinas, el retornode la democracia, y los relaciona con fenmenos experimentados durante los noventa: lasprivatizaciones y otras polticas neoliberales del gobierno menemista, la sancin de la Ley de PuntoFinal, la eleccin del militar represor Bussi como gobernador de Tucumn, el desempleo, el hambre, elanalfabetismo.

    El periodista se posiciona crticamente en contra de la violencia, del abuso de poder por partedel Estado, de la desigualdad, y enarbola valores de cabecera: la democracia, la justicia, la patria, lahonestidad, la memoria, el pensamiento crtico. En La fiesta, por ejemplo, Martnez rechaza laconducta descuidada de Menem, que ha convertido los valores peronistas del orgullo por laproduccin industrial, el reparto equitativo de las riquezas y la soberana en pura chabacanera y

    cholulismo. El anlisis que el autor realiza a lo largo de toda su obra sobre el peronismo como factorconstitutivo de la cultura argentina ha sido objeto de numerosos estudios. Desde una posicin crtica,Martnez se dedic a resaltar las facetas contradictorias de Pern y su movimiento,7 a cuestionaralgunos de sus mitos y a construir otros.

    De la heterogeneidad de asuntos que se abordan a lo largo de estos artculos reconocemos unapropuesta que se desarrolla en todos ellos y que podemos enunciar del siguiente modo: el problema delos argentinos es su delirio de grandeza y la causa de ello consiste en que los mitos han prevalecidosobre la realidad. Para sostener esta perspectiva, Martnez recurre a una serie de recursos retricos. Porejemplo, una metfora que se reitera a lo largo de los ensayos es la del pas perdido, imaginario,inexistente:

    Dnde est la Argentina? En qu confn del mundo, centro del atlas, techo del universo? La

    Argentina es una potencia o una impotencia, un destino o un desatino, el cuello del tercer

    5Entendemos los imaginarios sociales en el sentido en que los define Bronislaw Bazcko (1991), esto es, comoreferencias especficas en el vasto sistema simblico que produce una colectividad y a travs de las cuales ella sepercibe. A travs de ellos, una colectividad designa su identidad elaborando una representacin de s misma a lavez que estos funcionan como fuerzas reguladoras y dispositivos de control de la vida colectiva.6Trabajamos con: Mitos pasados y mitos por venir (1991), El pas imaginario (1993), La fiesta (1993),Lugar: Argentina (1994), El duelo de Borges y Pern (1994) y Complejos de inferioridad (1995), queaparecen en la seccin Cados del mapa y Cuesta abajo de Rquiem, y son publicados nuevamente en

    Argentina y otras crnicas.

    7 Martnez publica la entrevista que le realiza a Pern en Madrid primero mediante folletines en la revistaPanoramay luego en forma de libro en Las vidas del General. Estos testimonios son a su vez la base para La

    novela de Pern y Santa Evita. En los artculos periodsticos de sus antologas tambin es posible notar lapostura crtica de Martnez, que muestra todas las caras del peronismo.

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    mundo o el rabo del primero? Hay un lugar para la Argentina, una orilla, un rinconcito dondeacomodarla sin que a cada rato estn movindola el humor de sus gobernantes y laimaginacin de sus legisladores? O la Argentina est en ningn lugar y entonces losargentinos pertenecemos a nada, somos los nicos hijos legtimos de la utopa? (Martnez2003: 17)

    A partir de esta seguidilla de preguntas retricas y juegos de palabras, Martnez elabora unaimagen de pas que no es siquiera marginal sino que no est en ninguna parte o est en el aire. Elcarcter fantstico, quimrico del pas reside en que la Argentina fue fundada por ficciones (2010:38), y en la incapacidad de los argentinos de distinguir el discurso de aquello que nos dijeron quesomos y que de algn modo deseamos ser y lo que ocurre en la realidad: Se nos ensea que somosgrandes y a cada rato tropezamos con la pequeez (2003: 19).

    De este modo, el escritor se propone desmontar los relatos nacionales que forjaron la ilusinde grandeza del pas. Recupera una serie de ancdotas histricas que conforman el discurso socialhegemnico (Angenot 1989) y concluye en que la tendencia a pertenecer a lugares a los que solonosotros creemos pertenecer; imaginarnos en posiciones equivocadas de poder; suponernos rbitros,mediadores, falsos influyentes en pleitos a los que no hemos sido invitados es la antigua maldicin

    argentina, el signo inequvoco de un destino descolocado (2003: 19). La adjetivacin del discursofavorece, ahora, la representacin de la realidad argentina como error, como equivocacin, comofalsedad. En relacin a los parmetros de accin y desarrollo de otros pases (europeos), Argentina estequivocada, est descolocada.

    Por otro lado, esta problemtica se ilustra mediante la eleccin de dos modelos que seenfrentan a duelo: Borges y Pern. Estas figuras son emblemas de la lucha entre populismo y elitismo,pero en estos textos tambin representan la lucha entre la concepcin de la historia como realidad y dela historia como ficcin:

    La historia del ltimo medio siglo en la Argentina es, en el fondo, la historia del duelo amuerte entre Jorge Luis Borges y Juan Pern. No slo fue un duelo abierto, casi fsico entre elescritor que se negaba a nombrar a su enemigo y el dictador que desdeaba a Borges

    llamndolo ese pobre viejito ciego. Era tambin un duelo ms hondo, ms secreto, porprevalecer en la imaginacin argentina. La frase favorita de Pern era un pleonasmo: Lanica verdad es la realidad. Borges, que descrea de la realidad y de las verdades nicas,debi sentir aquella afirmacin como un insulto (2003: 33).

    Quin gana el duelo? Martnez no responde la pregunta ms que indirectamente, en lasreflexiones finales del texto cuando recuerda que, si bien Menem representante del bando peronistale ha devuelto a la Argentina su nocin de realidad que se haba negado a ver, esto es, que somos unpas subdesarrollado, aun as, la ilusin de grandeza todava resiste, por ejemplo, desde cada cartel queclama que las Malvinas son argentinas, como una prueba de que la realidad no es la nica verdad.En definitiva, el duelo lo gana Borges, con todo lo que Borges implica. Para Martnez la ficcin, elmito, la posibilidad de interceder en la realidad mediante otras construcciones posibles siempre

    triunfan.En otro de sus artculos, el escritor afirm: no se puede dialogar con la historia como verdad

    sino como cultura, como tradicin (2011: 131). La concepcin de la historia como cultura y, a su vez,de esta como tradicin hace pensar en la idea de cultura de la tradicin selectiva de RaymondWilliams (2000), que implica la contemplacin no del conjunto completo de las actividades, valores,obras, etc., de la cultura de cada perodo, sino del conjunto de aquellos elementos que son o han sidohegemnicos o dominantes, que por lo tanto han sido especialmente valorados y seleccionados pordiversos intereses, entre ellos los de clase, y que, en consecuencia, perviven en la tradicin colectiva.Para Martnez, estos elementos hegemnicos son, en gran medida, ficciones verdaderas,construcciones. Por ejemplo, Mitos pasados y mitos por venir relata el modo en que cada sigloconstruy sus propios mitos: en el siglo XIX fueron San Martn, Belgrano, Sarmiento y Mitre losfundadores del relato nacional, los hroes; el siglo XX tuvo a Maradona, Eva, el Che, Gardel yGoyeneche. En el siglo XXI habra un mito abstracto que se perfila, un valor absoluto: el Dinero. Elperiodista alienta, entonces, a proyectar conscientemente las ilusiones colectivas: Todo depende de

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    cules son, ahora, las ilusiones de la comunidad. Los mitos expresan, al fin de cuentas, el deseocomn. Y nada pertenece al porvenir con tanta nitidez como el deseo (2011: 41).

    Ahora bien, aquel pas que a principios de los noventa dependa de sus nuevas ilusiones, amediados de la dcada asiste a la sospecha (o la frustracin) de que nunca seremos lo que creemosser (2003: 31). Pero es en las crnicas publicadas entre el 2001 y el 2003 8cuando el pas comienza aser llamado de otros modos. As, el pas ilusorio, que vive de sus deseos de grandeza, se transforma enun pas sin ilusiones, unpas muerto al que se le ofrece elrquiem. Asimismo, Argentina adquiere laforma de animal, de monstruo y tambin la de pas vacoopas-desierto.

    En El agua de la desgracia, publicado enLa Nacinen agosto del 2001, el escritor interpretaun estado de calma general que anuncia la tormenta. As, afirma que Argentina se precipita hacia elabismo. La sociedad est inmvil, estancada porque se acerca al ojo de la tempestad, al centro dela desesperanza. La figuracin apocalptica del pas se radicaliza despus del estallido de la crisis y laanimalizacin se convierte en uno de los recursos predilectos para la representacin. En enero del2001, Martnez publica en el diario El pas Una lectura desde las ruinas. All dice que Argentina hadescendido a su condicin de larva informe, el pas es un animal monstruoso y autodestructivo, seencuentra en un estado de barbarie en estado puro (2011: 56). La crnica resume el clima de pocade entonces, a partir de un relato panormico que incluye la sucesin de presidentes, el corralito, los

    bonos Lecop, el cacerolazo y la manifestacin violenta y desesperada de la sociedad en las calles. Elrecorte de estos sucesos es por lo menos curioso ya que la barbarie, la monstruosidad quedaafirmada por la violencia de los grupos marginales que perjudicaron a la buena gente la clasemedia lectora pero no por la violenta represin del Estado.

    A este campo de batalla, Martnez le critica la falta de proyeccin hacia un nuevo orden, haciauna nueva construccin. Sin embargo, el intelectual tampoco parece tener respuestas claras. Larepresentacin que favorece entonces es, como hace doscientos aos, la del pas como un desierto reflejada la imagen elegida para el diseo de portada de Rquiem, el pas como un espacio vacoque hay que refundar. La tragedia honda de Argentina no tiene esperanza de salir adelante a menosque se parta de cero (2003: 309): Recrear la Argentina, hacerla de nuevo, parece la nica solucinahora. Para lo que no hay respuesta, sin embargo, es con quin, con quines. El horizonte se ve taninhspito como hace cuatrocientos aos, cuando el pas era un vaco que ni siquiera tena nombre

    (Martnez 2003: 311). Asimismo, seala en Una lectura desde las ruinas: Quizs esta profundadolorosa catarsis permita recrear una comunidad que rechace a los demagogos y a los funcionariosrapaces, depredadores, impunes e intiles que abundaron en los ltimos aos. La Argentina est vacade casi todo: reservas, recursos, valores. La nica ventaja de la pobreza es que, cuando se empieza decero siempre se puede empezar mejor (2011: 60). Ante la destruccin, el desastre, la violencia, seenfatiza la necesidad de construir, aunque el intelectual tampoco tenga claro qu, cmo, ni conquines.

    Ms adelante, en el 2003, publica El pas cartonero y destaca la voluntad de sobrevivir delpueblo: hace un ao pareca que la Argentina iba a caer en un abismo irremediable y sin embargo,aunque postrada, todava no ha sucumbido. Los cartoneros aparecen como un nuevo actor social, queya es comn en las calles. La gente vive, pero lo hace en medio de la desgracia, la desesperanza y ladesidia pues en un pas sin ilusiones, el futuro parece de cartn (Martnez 2003: 186). Ya en el 2005,

    en unos de sus viajes a la Argentina, desconfiando de las estadsticas y los discursos oficiales queaseguran un crecimiento productivo y laboral, se pregunta, nuevamente, cmo salir de ese laberintode miseria sin hacer el pas de nuevo.

    No resuena acaso en esta figuracin de pas desierto que tiene que empezar de cero laconsigna que se vaya todos por la que las masas clamaban en el 2001? Por otro lado, cmo es queel pas puede hacerse de nuevo? Cmo es que puede un pas despojarse de su pasado? Era aquellauna salida posible para el imaginario popular? O es que, como propone Garca Canclini (2005), lapotencia enunciativa de esta consigna radica precisamente en su inviabilidad, en el vaco de sentido yde accin que, adems de denunciar, interpela a incrementar nuevos sentidos?

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    El agua de la desgracia (2001), La fuga (2001), Una lectura de las ruinas (2002), La fbula de la cigarray las hormigas (2002), Cartoneros (2003), son algunos de los escritos en los que encontramos estarepresentacin.

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    Breves conclusiones

    Las antologas del trabajo periodstico de Toms Eloy Martnez permiten una aproximacin alpensamiento de unos de los agentes culturales ms sobresalientes del pas. En estos textos quedaasentada, por un lado, la elaboracin discursiva de su figura pblica en relacin al campo literario eintelectual. El reconocimiento internacional y el xito editorial de algunas de sus novelas norepercutieron en la valoracin de Martnez hacia el interior del campo literario nacional. En un acto deasuncin del rol de crtico de su propia obra, el autor se preocup por destacar el valor de ladesprestigiada literatura testimonial as como la calidad de su formacin literaria y la originalidad desus aportes en el gnero. De este modo, supo desplegar distintas estrategias para acercarse al canonnacional, como la situarse en un nivel de igualdad con las figuras ms emblemticas de la tradicinliteraria argentina.

    Por otro lado, la bsqueda de la legitimacin de su figura se realiza a partir de una serie derecursos argumentativos que presentan el exilio como una conducta natural de los argentinos ymediante la afirmacin de un compromiso social firme, constante e independiente de los poderespolticos de turno. Esta discusin se plantea en el marco de la disputa entre los intelectuales exiliados y

    los que permanecieron en el pas durante el ltimo golpe militar pero tambin es posible leerla en elcontexto de los intelectuales que emigran voluntariamente durante los noventa.Adems, el anlisis de estas crnicas periodsticas permite afirmar que la recurrencia a una

    escritura hbrida, lejos de ser fortuita, forma parte del proyecto creador del autor y responde a suconcepcin particular de las relaciones entre la realidad y la ficcin. Si el escritor afirma su propsitode crear o transfigurar realidades desde la literatura, para lo cual se vale de recursos que le permitendisolver los lmites entre fuentes documentales y elementos ficcionales, en sus crnicas periodsticaslleva adelante la misma operacin pero en sentido inverso: deconstruye las ficciones o los mitos queya han sido aceptados en el imaginario popular argentino e instala en la imaginacin pblica unaconcepcin particular de la identidad nacional. Durante los noventa, Martnez desarma larepresentacin de la Argentina como pas grande, sostenida a lo largo de la historia por los discursosoficiales y por una serie de figuras pblicas mticas, y la reemplaza por la de un pas pequeo, ilusorio,

    perdido, casi inexistente en el escenario mundial. A partir de la crisis del 2001, contribuye a afirmaruna figura nacional monstruosa y una imagen de pas-desierto cuya nica salida es comenzar de cero.Los imaginarios que sostienen la identidad nacional son atacados, desde esta praxis intelectual, desdetodos sus flancos dbiles. Un ojo crtico que analiza desde afuera, desde arriba no le encuentra msesperanzas a ese pas pequeo y perdido, al que parece que nada bueno le ha quedado, que empezaruna nueva historia. Ahora bien, es a los argentinos residentes a quienes les toca preguntarse cmohacerlo.

    En fin, la lectura de los escritos de Toms Eloy Martnez suscita una reflexin permanentesobre las posibilidades de construir realidades mediante el discurso. En este sentido, resulta interesanterepensar las discusiones que este escritor ha propuesto a lo largo de tres dcadas a la luz de los debatesque se estn estableciendo en el escenario cultural y periodstico actual: considerar, por ejemplo, quimaginarios se legitiman en la prensa y mediante qu recursos, qu lugares buscan ocupar los actores

    mediticos en el campo intelectual, qu posibilidades reales tienen los intelectuales de asumir el rol deagentes crticos, defrancotiradores, de los grupos econmicos y polticos que concentran el poderhegemnico, qu ilusiones o qu desilusiones producen en la imaginacin pblica en el joven sigloXXI.

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