La ocupación prehispánica del valle Quilcamayo-Tintiri, Azángaro, Puno. Las excavaciones en el...

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES ESCUELA DE ARQUEOLOGÍA PROYECTO DE TESIS “LA OCUPACIÓN PREHISPÁNICA DEL VALLE QUILCAMAYO- TINTIRI, AZÁNGARO, PUNO: LAS EXCAVACIONES EN EL SITIO FORMATIVO CHAUPISAWAKASI” Investigador: Bach. Carlos Alberto Zapata Benites Asesor: Lic. Segundo Vásquez Sánchez Trujillo- Perú 2012

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES ESCUELA DE ARQUEOLOGÍAPROYECTO DE TESIS“LA OCUPACIÓN PREHISPÁNICA DEL VALLE QUILCAMAYOTINTIRI, AZÁNGARO, PUNO: LAS EXCAVACIONES EN EL SITIO FORMATIVO CHAUPISAWAKASI”Investigador:Bach. Carlos Alberto Zapata BenitesAsesor:Lic. Segundo Vásquez SánchezTrujillo- Perú 2012

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

ESCUELA DE ARQUEOLOGÍA

PROYECTO DE TESIS

“LA OCUPACIÓN PREHISPÁNICA DEL VALLE QUILCAMAYO-

TINTIRI, AZÁNGARO, PUNO: LAS EXCAVACIONES EN EL SITIO

FORMATIVO CHAUPISAWAKASI”

Investigador: Bach. Carlos Alberto Zapata Benites

Asesor: Lic. Segundo Vásquez Sánchez

Trujillo- Perú

2012

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PRESENTACIÓN

Señores Miembros del Jurado:

Cumpliendo con los requisitos que establece el Reglamento de Grados y Títulos de la

Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo, presento ante ustedes el

proyecto de tesis de la investigación que lleva por título “LA OCUPACIÓN PREHISPÁNICA

DEL VALLE QUILCAMAYO-TINTIRI, AZÁNGARO, PUNO: LAS EXCAVACIONES

EN EL SITIO FORMATIVO CHAUPISAWAKASI”, elaborado con el propósito de iniciar la

investigación que me permitirá optar al Título de Licenciado en Arqueología.

Concretamente, el estudio que pretendemos realizar busca 1) exponer todos los datos

referentes a la prospección del valle Quilcamayo-Tintiri y la excavación del sitio arqueológico

Chaupisawakasi (QT-36), 2) generar la primera secuencia arqueológica, para el valle basada en los

datos recuperados en la prospección y la excavación y 3) generar una representación arqueológica

de la ocupación del valle en discusión y del sitio Chaupisawakasi.

Con todo, la propuesta que se plantea es tentativa, ya que se requerirá de mayores

investigaciones en el sitio y otros, puesto que las excavaciones de donde proviene nuestro material,

han sido de carácter restringido (sondeos) y las propuestas explicativas variarán ligera o

ampliamente a consecuencia del avance de las investigaciones que contemplen otras metodologías y

técnicas de intervención de campo y análisis de la materialidad recuperada, aplicadas en futuras

investigaciones.

Así, pongo a vuestra disposición, Señores Miembros del Jurado, el proyecto de tesis para su

correspondiente evaluación, esperando sus aportes, críticas y cuestionamientos para el progreso de

este proyecto.

Trujillo, abril de 2012.

Carlos Alberto Zapata Benites

Bachiller en Ciencias Sociales

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ii

ÍNDICE

PRESENTACIÓN ..................................................................................................................................................... i

ÍNDICE ....................................................................................................................................................................... ii

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................................... 1

1. GENERALIDADES ............................................................................................................................................ 3

1.1. Del Proyecto .......................................................................................................................................................... 3

1.2. Marco geográfico ................................................................................................................................................ 10

2. MARCO TEÓRICO REFERENCIAL ...................................................................................................... 16

2.1. Marco teórico ...................................................................................................................................................... 16

2.2. Categorías y conceptos ........................................................................................................................................ 17

2.3. Antecedentes ........................................................................................................................................................ 18

3. PROBLEMA CIENTÍFICO ............................................................................................................................ 22

4. OBJETIVOS .......................................................................................................................................................... 28

4.1. Objetivo general ................................................................................................................................................... 28

4.2. Objetivos específicos ........................................................................................................................................... 28

5. HIPÓTESIS ......................................................................................................................................................... 29

5.1. Hipótesis general .................................................................................................................................................. 29

5.2. Hipótesis particulares .......................................................................................................................................... 29

6. METODOLOGÍA .............................................................................................................................................. 30

6.1. Metodología de campo: los datos y materiales recogidos .............................................................................. 30

6.2. Metodología de gabinete (investigación a realizar) ......................................................................................... 35

6.3. Metodología de exposición: presentación de los datos obtenidos y de la representación

formulada ..................................................................................................................................................................... 40

7. ESQUEMA DE INVESTIGACIÓN ............................................................................................................ 41

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .............................................................................................................. 44

ANEXOS .................................................................................................................................................................... 51

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1

INTRODUCCIÓN

Puede resultar extraño leer a un “norteño” tratando de escribir sobre la arqueología del altiplano

peruano, en específico la cuenca norte del Titicaca. Más aún, cuando la mayoría de las

investigaciones producidas por nuestros condiscípulos egresados de la Universidad Nacional de

Trujillo giran en torno a la arqueología desarrollada en la costa (especialmente, a la relacionada con

la sociedad Moche). Pero para que esto sucediese se dieron determinadas situaciones que decidimos

encarar y que nos llevaron hasta allí.

En el año 2010, tuvimos la oportunidad de involucrarnos con el Programa de Investigaciones

Arqueológicas “Asiruni” (PIARA), lo que nos permitió encontrarnos con la realidad arqueológica

de Puno, en concreto con la del sitio arqueológico Chaupisawakasi y, claro está, con la realidad que

afrontan los peruanos que habitan en esta zona del Perú. La arqueología desarrollada en esta parte

del altiplano, aunque en los últimos años viene aumentando en producción, es un área marginal

dentro de la arqueología desarrollada en nuestro país; principalmente porque se requiere de grandes

esfuerzos económicos para afrontar la arqueología aquí, y las condiciones climáticas no son las más

“amables” para con los investigadores que, por lo general, no son originarios de la zona.

A pesar de las condiciones climáticas que pueden tornarse extremas en algunas épocas del año, en

esta región de nuestro país se han albergado, a lo largo de la historia, sociedades importantes, desde

aproximadamente los 8000 años ane hasta la actualidad, donde existe una población que, aunque es

una de las más pobres del Perú, sigue avanzando en su propia historia. Aquí se desarrollaron una

serie de sociedades, que pasaron por diferentes etapas. Después de lo conocido como el periodo

Precerámico o “Arcaico” en esta área, aparece lo que conocemos como Qaluyu (1500 ane-400 ane.),

época donde comienza la vida sedentaria y se revoluciona la forma de producir la subsistencia,

pasando de la caza-recolección a las actividades agrícolas y ganaderas, principalmente. La época

marcada por lo Pukara (400 ane-350 ne), es cuando se dinamiza la forma de producir de esta

sociedad, cuando se elaboran objetos y sitios diferenciados tanto cualitativamente como

cuantitativamente, en notorio ascenso. Como veremos, esta visión esquemática de las primeras

sociedades de la zona todavía necesita profundizarse para comprender la verdadera historia que

debe haber sido mucho más compleja de como la conocemos en la actualidad. Así pues,

conscientes de esta realidad arqueológica decidimos embarcarnos en la tarea de ofrecer un pequeño

aporte desde nuestra profesión para con esta zona de nuestro país y que esperamos sirva de una

forma u otra a nuestros colegas, actuales y futuros.

De esta manera, nuestra investigación tiene como objetivo principal aumentar los conocimientos

acumulados sobre las sociedades sedentarias tempranas (1400 ane – 350 ne) asentadas en el valle

Quilcamayo-Tintiri (Azángaro, Puno), a través de sus materiales principalmente provenientes de la

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excavación del sitio arqueológico Chaupisawakasi, y también de los sitios identificados en el valle

durante la temporada 2008, lo que completa la prospección de este.

En este proyecto detallamos en las generalidades: los datos básicos de la investigación, la

planificación del presupuesto, el plan operativo y el marco geográfico de nuestra área de estudio.

Presentamos brevemente nuestro marco teórico referencial que incluye el marco teórico (teoría

general y teorías particulares para la representación arqueológica que expondremos en el informe

final), algunas categorías y conceptos necesarios para el entendimiento de la tesis, inspirados en la

teoría a la que nos suscribimos y los antecedentes. Planteamos una problemática donde

establecemos los límites de la investigación, y la descripción, justificación y planteamiento del

problema general y los problemas específicos. Exponemos los objetivos que pretendemos alcanzar,

para poder resolver nuestros problemas de investigación. Proponemos las hipótesis generales y

particulares de la investigación que pretenden dar solución a los problemas planteados, en

concordancia y en la medida que nuestros objetivos las posibilitan. Detallamos también la

metodología empleada tanto en las temporadas anteriores del PIARA y la que emplearemos en esta

investigación. Finalmente presentamos nuestro esquema de investigación en cuanto al informe final

de la tesis que desarrollaremos.

De esta forma aspiramos a iniciar y culminar la tesis que planteamos desarrollar en este proyecto, el

cual presentamos como parte de la conclusión de una parte de nuestra vida y para poder plasmar

parte del trabajo social acumulado por el PIARA, que nos acogió como parte suya.

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1. GENERALIDADES

1.1. Del Proyecto

1.1.1. Título: “La ocupación prehispánica del valle Quilcamayo-Tintiri, Azángaro, Puno: Las

excavaciones en el sitio formativo Chaupisawakasi”

1.1.2. Personal investigador

a) Autor : Bach. Carlos Alberto Zapata Benites.

Postulante a : Título de Licenciado en Arqueología.

Dirección : San Pablo 421. Las Lomas – Huanchaco.

Teléfono : 044-461355.

E-mail : [email protected]

b) Asesor : Lic. Segundo Vásquez Sánchez.

Cargo : Profesor Principal de Arqueología UNT.

Dirección : Las Gaviotas N° 1331 Urb. Los Pinos.

Teléfono : 044-285699 cel. 948960965

E-mail : [email protected]

1.1.3. Tipo de investigación

De acuerdo al fin que persigue:

Básica.

De acuerdo al diseño de investigación:

Explicativa.

1.1.4. Régimen de investigación:

Libre.

1.1.5. Institución a la que pertenece el Proyecto

a) Universidad Nacional de Trujillo

Facultad de Ciencias Sociales

Escuela Académico Profesional de Arqueología.

b) Programa de Investigaciones Arqueológicas “Asiruni”

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1.1.6. Ubicación del proyecto

Valle : Quilcamayo-Tintiri.

Distrito : Azángaro.

Provincia : Azángaro.

Región Política : Puno.

Región Natural : Altiplano, Cuenca Norte del lago Titicaca.

Coordenadas : UTM 19 L 0375480 Este y 8356888 Norte.

Carta Nacional : Hoja 2841 (30v) “Azángaro”.

1.1.7. Duración del proyecto:

Duración en meses : 6 meses.

Duración en días hábiles : 120 días.

1.1.8. Plazos probables de inicio y término:

Inicio : 21 de mayo de 2012.

Término : 2 de noviembre de 2012.

1.1.9. Plan operativo

Está formado por un conjunto de estrategias y acciones cuya finalidad es ayudar a la consecución de

todos los objetivos de la investigación. El despliegue del plan operativo se traduce en la asimilación

de conocimientos, adquisición de habilidades y cambio de actitudes.

1.1.9.1. Recopilación Bibliográfica

Fecha de inicio: 21 de mayo de 2012.

Fecha de término: 5 de octubre de 2012.

La recopilación bibliográfica se realizará durante casi todo el periodo de investigación

durante 20 semanas después de iniciado el proyecto de investigación.

Metas:

• Revisión, selección y compilación bibliográfica sobre el tema de estudio.

Objetivos:

• Analizar toda la documentación escrita (libros, revistas, publicaciones, tesis, etc.) y virtual

que exista sobre las sociedades sedentarias del Altiplano Andino (Cuenca Norte del Lago

Titicaca), sobre el valle Quilcamayo-Tintiri y el sitio Chaupisawakasi y temas afines a la

investigación.

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1.1.9.2. Análisis del material y procesamiento de datos

Fecha de inicio: 21 de mayo de 2012.

Fecha de término: 24 de agosto de 2012.

Metas:

• Analizar los materiales y procesar los datos que el proceso anterior produzca.

Objetivos:

• Describir las características identificadas de cada fragmento, material lítico y restos óseos

analizados y realizar un registro gráfico y fotográfico.

• Completar y exponer los datos de la prospección de la temporada 2008 del PIARA, para

poder utilizar la información en cuanto a nuestra representación arqueológica del valle.

• Determinar las formas, técnicas de manufactura, establecer una tipología y la composición

de las pastas de los fragmentos cerámicos del sitio arqueológico Chaupisawakasi. De este

modo, podremos obtener datos que nos permitirán realizar comparaciones con la cerámica

proveniente de otros sitios del valle y otros valles cercanos.

• Determinar las materias primas y morfología del material lítico. Con ello, obtendremos

datos que nos permitirán realizar comparaciones con el material lítico de otros sitios del

valle y la secuencia tipológica de otros valles.

• Identificar taxonómicamente una muestra de los restos óseos. Con ello, obtendremos

datos que nos ayudarán a conocer las relaciones entre los consumidores de estos animales y

los animales mismos.

• Elaborar cuadros estadísticos y gráficos porcentuales con los datos obtenidos del total de

las muestras; esos datos permitirán contrastar las hipótesis de trabajo.

1.1.9.3. Redacción y presentación del informe final

Fecha de inicio: 27 de agosto de 2012.

Fecha de término: 2 de noviembre del 2012.

Metas:

• Elaboración y presentación del Informe Final.

Objetivos:

• Redactar el informe, que contendrá los resultados de las excavaciones arqueológicas, el

análisis de los objetos arqueológicos y de la prospección de 2008 del valle Quilcamayo-

Tintiri; así como una representación arqueológica, de las sociedades del sitio y del valle; y

las conclusiones a las que llegamos.

• Presentar y exponer el informe final.

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1.1.10. Etapas

1.1.10.1. Programa de actividades

Denominación Fechas

Días útiles Inicio Término

1. Recopilación y revisión

bibliográfica

21/05/2012 05/10/2012 100

2. Análisis del material y

procesamiento de datos

21/05/2012 24/08/2012 70

3. Redacción y presentación del

informe final

27/08/2012 02/11/2012 50

1.1.10.2. Calendario de actividades

Etapas mayo junio julio agosto setiembre octubre

1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4

Recopilación y

revisión

bibliográfica

Análisis del

material y

procesamiento

de los datos

a) Dibujo de

fragmentos

cerámicos y

material lítico

b) Análisis de

pastas

c) Análisis de

material lítico y

óseo

d)Procesamiento

de datos

Redacción y

presentación

del informe

final

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1.1.11. Personal

1.1.12. Recursos disponibles

1.1.12.1. Materiales y equipos:

01 Cámara fotográfica digital Nikon 10 Megapíxeles

01 Memoria SD 4G

01 Computadora (laptop) HP dv4-1425 Core 2 duo

01 Disco duro externo LG 1 TB

01 Memoria USB 4G

03 Juegos de escuadras

01 Impresora multifuncional HP Deskjet F2280

02 Mesas de dibujo

02 Brochas de 1”

01 Calibrador (pie de rey) LITZ

04 Reglas ARTESCO

02 Bateas

1.1.12.2. Locales y laboratorios

• Biblioteca de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo.

• Biblioteca del Museo de Arqueología, Antropología e historia de la Universidad Nacional

Trujillo.

• Laboratorio del Programa Collasuyo en la ciudad de Puno, cedido al PIARA.

1.1.13. Presupuesto

1.1.13.1 Retribuciones y complementos

Personal 2012 mayo junio julio agosto setiembre octubre

Investigador responsable X X X X X X Asistentes de dibujo (estudiantes de arqueología)

X

Personal Cantidad Tiempo (meses)

Monto mensual (S/.)

Monto total (S/.)

Investigador responsable

1 6 00.00 00.00

Asistentes (estudiantes de arqueología)

3 1 00.00

00.00 Total 00.00

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1.1.13.2. Bienes y servicios

A) Bienes de consumo y material de escritorio

Descripción Unidad

medida Cantidad Precio unitario Total

Bienes de consumo

y material de

escritorio

S/. 88.00

Lápiz (Portaminas)

Faber Castell

Unidad 04 1.00

4.00

Cinta adhesiva Rollo 01 3.50 3.50

Cinta masking tape Unidad 01 3.50 3.50

Cinta de embalaje Unidad 01 3.00 3.00

Corredor líquido

blanco

Frasco 02 3.00 6.00

Escuadras (30° y 45°) Juego 02 5.00 10.00

Lapicero azul, rojo y

negro

Docena 01 8.00 8.00

Minas 0.5 mm 2B Caja 04 2.50 10.00

Papel Bond A-4 80 g Millar 01 30.00 30.00

Papel canson A-4 110

g

Decena 01 1.00 1.00

Pegamento UHU

N°13

Unidad 01 5.00 5.00

Marcador FABER

CASTELL Multimark

0,6 mm

Unidad

02 2.00 4.00

Descripción Unidad

medida Cantidad Precio unitario Total

Material de

computadora

S/. 130.00

CD / DVD Docena 01 20.00 20.00

Tintero negro Unidad 01 50.00 50.00

Tintero color Unidad 01 60.00 60.00

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B) Servicios

Clasificador Unidad

medida

Cantidad Tiempo Precio

unitario

Total

Viáticos y

asignaciones

4 personas Ida y

vuelta

S/.320.00 S/.1280.00

Pasajes y

gastos de

transporte al

lugar de

análisis

Pasaje 4 personas 2 semanas S/.280.00 S/.1120.00

Otros

servicios de

terceros

Unidad

Medida Cantidad

Precio

unitario

S/.568.00

Fotocopias Página 4500 0.10 S/.450.00

Empastados Unidad 10 10.00 S/.100.00

Espiralados Unidad 06 3.00 S/.18.00

Descripción Unidad

medida Cantidad Precio unitario Total

Material de

limpieza

S/. 3.80

Cepillos de dientes Unidad 02 1.00 2.00

Jabón en barra Unidad 01 1.80 1.80

Descripción Unidad

medida Cantidad Precio unitario Total

Otros S/. 15.60

Bolsas plásticas 17

x 12’’

Paquete 01 4.80 4.80

Bolsas plásticas de

10 x 17’’

Paquete 01 4.80 4.80

Mascarillas para

polvo

Unidad 04 1.00 4.00

Caja de cartón Unidad 04 0.50 2.00

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1.1.14. Presupuesto analítico

Nombre de la partida Total

Retribuciones y complementos S/. 00.00

Viáticos y asignaciones S/. 1280.00

Bienes de consumo y otros materiales S/. 237.40

Pasajes y gastos de transporte S/. 1120.00

Otros servicios de terceros S/. 568.00

S/.3205.40

1.1.15. Financiamiento

Fuente de financiamiento Monto S/. Porcentaje

Autofinanciamiento 698.00 21.77

Entidades privadas (PIARA) 2 507.40 78.23

S/. 3 205.40 100

US$ 1 209.59 100

Cotización del dólar en la capital de la República el 27 de marzo de 2012: compra S/.2.65 y venta

S/. 2.71

1.2. Marco geográfico

1.2.1. Ubicación geográfica y política

El área de estudio, políticamente se encuentra en el distrito de Azángaro, en la provincia de

Azángaro, en el departamento de Puno (Figura 1 y 2). El valle Quilcamayo-Tintiri, es parte de la

subcuenca del río San José que, a su vez, forma parte de la cuenca del río Azángaro que al unirse al

sur con el río Pukara finalmente se denomina como Ramis, en la cuenca norte del Titicaca, en el

Altiplano Circun-Titicaca (Figura 3 y 4). El río Tintiri se origina en las alturas de la cordillera

oriental y desciende de noreste a suroeste, desembocando a la altura de la ciudad de Azángaro en el

río del mismo nombre (Figura 4). Este valle presenta una altitud que va desde los 3850 msnm hasta

los 3900 msnm. Sus coordenadas geográficas se hallan comprendidas entre los paralelos 3º 72' 00’’ y

3º 86' 00’’ de latitud sur y los meridianos 83º 50' 00’’ y 83º 60' 00’’ de longitud oeste de Greenwich.

Por la parte norte de la altiplanicie del lago Titicaca, donde se ubica el valle, la superficie es

relativamente plana. El relieve del valle es relativamente accidentado, con llanuras de pendientes

suaves y algunas elevaciones montañosas hacia los lados del río.

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1.2.2. Geomorfología

Nuestra área de estudio se encuentra dentro de la Provincia Fisiográfica del Altiplano que se

extiende entre la falda oriental de la Cordillera Occidental y las estribaciones de la Cordillera

Oriental, incluyendo territorio Boliviano, comprendiendo toda el área Circun-Titicaca y Circun-

Poopó. Posee terrenos planos, con suave ondulamiento (ONERN 1965: 49-50). Esta

geomorfología se comenzó a formar aproximadamente hace trescientos millones de años hasta hace

unos tres millones de años, en que se termina de configurar la geografía del actual altiplano (Atlas

2004: 11).

En la zona de Puno y el área Circun-Titicaca en general, se distingue rocas sedimentarias ígneas y

metamórficas, dichos afloramientos en su mayoría pertenecen al Cenozoico. Esta zona ha estado

expuesta a diversos periodos geológicos, movimientos orogenéticos y epirogenéticos, que han

causado el levantamiento de los Andes (ONERN 1965: 50).

Los tipos de rocas presentes en la cuenca norte del Titicaca son sedimentarias (areniscas

[alrededores de Azángaro, Antaute, Tulane], calizas[Noreste de Antaute, Tulane], lutitas [Antaute,

Tulane, Muni Grande y al Sureste de Azángaro], pizarra [Noreste de Antaute, Tulane] etc.),

metamórficas e ígneas intrusivas (cuarcitas [José Domingo Choquehuanca], granito [Lampa],

granodiorita [Lampa y Laguna de Arapa], tonalita [Santiago de Pupuja], dacita [Oeste de Pucará],

etc.) y extrusivas. Se ha estimado que la edad de estas rocas va desde el Paleozoico Medio hasta el

Cenozoico-Neógeno. (ONERN, 1973).

1.2.3. Edafología

No existen o no hemos podido recopilar estudios de suelos con respecto al valle Quilcamayo-

Tintiri, ni del distrito de Azángaro, pero basándonos en estudios realizados por organismos

estatales (ONERN 1965: 82-105, ONERN 1984: 131-184) podemos inferir algunas características

edafológicas del valle.

Los suelos del valle son parte del Gran Paisaje Aluvial, que “Está conformado por aquellas tierras que han

sido depositadas y modeladas por acción aluvial, ya sea por cursos de agua perennes o intermitentes, por deposiciones

coluvio-aluviales o lacustres.” (ONERN 1984: 132). Estos suelos por su origen y fisiografía pueden ser

clasificados como: “Suelos aluviales y aluvio locales propios de la Altiplanicie y quebradas”.

“Los suelos de este grupo se han originado a partir de sedimentos aluviónicos de textura y espesores

variados, depositados por la acción de las aguas de los ríos Ayaviri, Azángaro y Ramis, así como por los

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numerosos afluentes de éstos. Ocupan un total de 90,347 Has [sic], en angostas fajas irregulares y

discontinuas sobre las márgenes de los ríos señalados. (ONERN 1965: 84).

La pradera Rojiza Cálcica Andina (Ibíd.: ver Mapa de Grandes Grupos de suelos) es un área de los

grandes grupos de suelos que abarca íntegramente el área del valle Quilcamayo-Tintiri, y forma

parte de los suelos zonales o climatogénicos de la formación del Bosque Húmedo Montano (Ibíd.:

17). Estos suelos son los de mayor productividad agronómica, en el estudio realizado por la

ONERN (Ibíd.) lo cual pudo haber sido una condición natural importante que hizo decidir a los

seres humanos establecerse en esta área.

En el área ocupada por el valle se han identificado dos asociaciones de suelos: la asociación Pucará

y la asociación Pusi (Ibíd.: ver Mapa de Asociaciones de suelos). Estas asociaciones contrastan con

respecto a su capacidad productiva agrícola (en la actualidad), ya que la asociación Pucará (Ibíd.: 89)

es una de las más productivas, mientras que la asociación Pusi (Ibíd.: 92-93) es una de las que tiene

más baja capacidad productiva. Aunque la asociación Pucará es la que más se vincula al valle, ya que

comprende toda la zona dominada por el río Tintiri, y la asociación Pusi solo ocupa una reducida

zona en el sector noroeste del río Quilcamayo.

Los suelos del valle, de acuerdo a su capacidad de uso, pertenecen a la clase III (Ibíd.: ver Mapa de

Capacidad de uso). Estas tierras poseen una fertilidad natural y una capacidad productiva de las más

óptimas, las cuales son apropiados para cultivos temporales propios de altura y la fijación de pastos

permanentes (Ibíd.: 95), características que hacen al valle de condiciones adecuadas para el

desarrollo de la horticultura y la ganadería y que, como veremos, se remontan a tiempos muy

tempranos.

1.2.4. Hidrología

Los ríos Quilcamayo y Tintiri, pertenecen a la subcuenca de San José, de la cuenca del río Ramis

que forma parte de la Hoya hidrográfica del Titicaca. El río Quilcamayo tiene su origen en la unión

del río San José y la quebrada Carcapuncu, y el río Tintiri se origina en la conjunción del río

Jarjapunco y el río Condoriri. Ambos ríos se juntan a pocos kilómetros al este de la ciudad de

Azángaro, antes de desembocar en el río epónimo. Ambos ríos presentan un recorrido bastante

sinuoso. Presenta escurrimiento superficial entre enero y mayo, teniendo un período de sequía entre

junio y septiembre, y durante los meses de enero a marzo se dan las mayores descargas pluviales. El

régimen de descarga que lo caracteriza es torrentoso e irregular, lo que la mayoría de las veces crea

problemas a los agricultores que hacen uso de sus aguas.

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La subcuenca de San José tiene forma de “Pera”, al igual que la mayoría de los ríos presenta

características propias de torrente, aunque no se tiene datos exactos la descarga promedio parece

estar alrededor de los 94,6 m3/s (INRENA 2003: 13).

1.2.5. Clima

Antes de iniciar este apartado debemos de prevenir sobre los datos de la ONERN (1965), con

respecto a las cuestiones climatológicas, que tomaremos para desarrollar este punto. Estos nos

advierten sobre las deficiencias técnicas y de registro (Ibíd.: 42) que se produjeron en la realización

de su estudio. No obstante, es el estudio que más se acerca (instalaron una estación meteorológica

en la ciudad de Azángaro) con respecto al valle Quilcamayo-Tintiri.

En términos generales la cuenca norte del Titicaca posee un clima “…semiseco y frio, con estaciones de

Otoño e Invierno carentes de lluvia y sin cambio térmico invernal definido.” (Ibíd.: 42). Particularmente la zona

de Azángaro donde se ubica nuestro valle, el clima presenta una variante, que la ONERN (Ibíd.: 43)

ha definido como el sub-tipo climático “B” o “clima de Orurillo, Asillo y Azángaro”, donde se dan

temperaturas máximas promedio de 13° C y 6° C de temperatura mínimo promedio, con un rango

de oscilación de 7°C. Estas variaciones son indicador de los súbitos descensos en la temperatura lo

que produce “heladas” más o menos intensas. A pesar de estas condiciones la zona donde se

presenta esta variante climática presenta condiciones favorables durante todo el año para el

desarrollo de actividades agropecuarias, y siendo durante los meses de setiembre a marzo, la mejor

época para las actividades agrícolas (Ibíd.: 43-44). “En esta zona, la temperatura presenta valores medios

mensuales relativamente altos, de 9° C a 12° C, pero con registros extremos altamente ondulantes, pues varían de

23° C a los -5° C. La variación y distribución anual de la temperatura pueden considerarse como uniformes.” (Ibíd.:

47).

Las precipitaciones “…son abundantes para el Altiplano durante la estación de verano, escasas durante las de

otoño e invierno y de mediana intensidad en la de primavera. La precipitación promedio anual alcanza

aproximadamente a 720 mm., con valores extremos mensuales que oscilan entre 0 mm. y 364 mm.” (Ibíd.: 44). En

cuanto a las precipitaciones en el área del sub-tipo climático “B” se recibe una mayor cantidad de

precipitación, que alcanza los 760 mm de promedio anual, lo que genera un registro de lluvias

adecuadas y excesivas para los meses agrícolas (Ibíd.: 45). Estos datos contrastan con los datos

establecidos para la subcuenca de San José, con “…un promedio anual de 631mm y se distribuyen de

manera desigual durante el año produciéndose las mayores precipitaciones en los meses de Noviembre a abril.”

(INRENA op. cit.: 13). En el sub-tipo Climático “B” las precipitaciones pluviales son más uniformes

en su variación y distribución anual con respecto a los otros sub-tipo climáticos, teniendo un rango

de oscilación de 80 mm entre los valores medios mensuales extremos durante el verano y la

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primavera. Durante el otoño e invierno, las lluvias son escasas, desapareciendo en el período mayo-

junio (ONERN 1965: 47).

En cuanto al registro de las magnitudes de los vientos de superficie, solo se posee los datos del

observatorio de Chuquibambilla al noroeste del Quilcamayo-Tintiri. “Los vientos del Sur-Este [en

relación a la estación de Chuquibambilla] alcanzan su máxima intensidad de frecuencia en Verano, y su

mínima en Invierno, originándose en la brisa del Lago, que sopla hacia las extensas pampas del Altiplano. Los

valores absolutos máximo y mínimo extremos de los vientos, son de 10. 0 m/seg. y 0.5 m/seg., respectivamente.”

(ONERN 1965: 46. Entre corchetes, nuestro).

1.2.6. Ecología

Los estudios realizados señalan dos tipos de formaciones ecológicas para el valle, muy relacionadas

entre sí, la Pradera o Bosque Húmedo Montano (Ibíd.: 1965: ver Mapa Ecológico) y el Bosque

Húmedo-Montano Subtropical (MPA 2007: ver Mapa 9). La primera abarca una zona mucho más

extensa que el valle Quilcamayo-Tintiri y la segunda se ajusta más a las dimensiones del área

ocupada por este, aunque el segundo estudio solo comprende la provincia de Azángaro, así el

tamaño de la muestra podría afectar nuestra percepción de la real dimensión de esta formación

ecológica.

La formación ecológica del valle pertenece a la Pradera o Bosque Húmedo Montano. Esta

formación se extiende desde el Lago Titicaca hasta los 4100 msnm, es una zona integrada en su

mayoría por pampas con pastos naturales, planicies extensas de pendiente suave, de un clima frio

pero no extremo (ONERN 1965: 107). El Bosque Húmedo-Montano Subtropical abarca desde los

3800 msnm hasta los 3900 msnm, esta formación presenta praderas que son utilizadas para el

pastoreo y la agricultura (MPA op. cit.: 65).

1.2.6.1. Flora

La vegetación dominante en el valle es conocida como la asociación “Festuchetum y

Muhlembergetum” (ONERN 1965: ver Mapa Agrostológico).

“Estas asociaciones conocidas con los nombres de “chillihuares” y “gramales”… comprenden por lo general

los campos llanos de pendientes suaves y de poca altitud de la meseta altiplánica… Estas especies son muy

palatables, es decir, tienen una gran aceptación de parte del animal. La densidad de las mismas podría

promediarse en alrededor del 70%, porcentaje que, agregado a sus otras características, permiten calificarlas

como pasturas de buenas a excelentes. Estos pastizales, considerados como los de mayor valor entre todos los

demás, presentan una capacidad receptiva de 1 a 2 ovinos por hectáreas en la zona Sur del Sector, siendo de

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3 ovinos por hectárea hacia el Norte y llegando algunas veces a 3.5 ovinos/Ha., como en el caso de

Azángaro.” (Ibíd.: 111. Formato en negrita, nuestro).

Muchas de las especies características fueron utilizadas como forraje (todos los géneros

mencionados) y como material constructivo (Ichu) en tiempos prehispánicos y contemporáneos.

Los géneros identificados en el Bosque Húmedo-Montano Subtropical son: Festuca, Muhlenbergia,

Calamagrostis (Ichu) y Stipa.

1.2.6.2. Fauna

No hemos encontrado investigaciones sobre la fauna del valle, pero se han realizado estudios

(CEDESOS s/f) en el distrito de Asillo, Provincia de Azángaro, dicho distrito comparte la misma

formación ecológica con el valle Quilcamayo-Tintiri, además agregamos nuestra observación de la

fauna del lugar. Las especies más representativas son: Lama glama (Llama) Bubulcus ibis (Garza

Ganadera), Zenaida aurícula (Tórtola), Columba sp. (Paloma), Lagidium peruanum (Vizcacha), Vanellus

resplendens (Avefría Andina o Tero Serrano), Phalcobaenus albogularis (Kerokenke), Lycalopex culpaeux

(Zorro andino), Conepatus rex (Zorrino), Odocoileus virginianus (Venado), Mustela sp. (Oscollo), etc.

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2. MARCO TEÓRICO REFERENCIAL

2.1. Marco teórico

La teoría social materialista histórica es materialista porque fundamenta su explicación en la materia

en transformación, que antecede a la idea y la condiciona a la misma vez. Es histórico por cuanto

reconoce y parte de las condiciones materiales de existencia que son transformadas históricamente a

través de la producción social. En este sentido, al establecer que es la producción social lo que

genera a la materia constituida históricamente también busca transformar la historia en su continuo

avance. De esta manera, metodológicamente, el materialismo histórico propone el estudio de las

condiciones objetivas materiales de existencia de las sociedades y con ello entender a la historia

como un proceso dialéctico. Así, la concepción materialista histórica en resumen y en palabras de

Karl Marx y Frederic Engels:

“…consiste, pues, en exponer el proceso real de producción partiendo para ello de la producción material de

la vida inmediata, y en concebir la forma de intercambio correspondiente a este modo de producción y

engrendada por él, es decir, la sociedad civil en sus diferentes fases como el fundamento de toda la

historia,…Esta concepción, a diferencia de la idealista, no busca una categoría en cada período, sino que se

mantiene siempre sobre el terreno histórico real, no explica la práctica partiendo de la idea, sino explica las

formaciones ideológicas sobre la base de la práctica material,…Esta concepción revela que la historia…en

cada una de sus fases se encuentra un resultado material una suma de fuerzas productivas, una actitud

históricamente creada de los hombres hacia la naturaleza y de los unos hacia los otros, que cada generación

transfiere a la que le sigue, una masa de fuerzas productivas, capitales y circunstancias,..” (Marx y

Engels 1973 [1846]: 39).

En concordancia, los arqueólogos materialistas históricos manifiestan que: “El marxismo se propone

identificar y explicar las condiciones objetivas materiales en las que se basa la producción de la vida social, así como

definir si las relaciones sociales que se establecen en y entre las sociedades, explotan, ocultan y/o alienan al individuo

social“ (Castro et al. 1995:1).

En cuanto a la arqueología y el materialismo histórico existen múltiples desarrollos de esta teoría

con respecto a nuestra ciencia (Lumbreras 1974, 1981, Spriggs 1984, Patterson 1986, Hakkeny

Lessinger 1987, Gilman 1989, McGuire 1992, Bate 1998, Lull 1991, Tantaleán 2006). Nosotros

particularmente usaremos algunas de las teorías desarrolladas por dichos arqueólogos materialistas

históricos. Nuestra representación arqueológica estará inspirada en la teoría de la producción de la

vida social (Castro et al. 1995), la teoría de la prácticas sociales (Castro et al. 1996), la teoría del

objeto (Lull 2007), específicamente acorde a nuestra área de estudio con la teoría particular sobre el

Estado Teocrático Andino (Tantaleán 2009a).

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Finalmente, con respecto a este apartado, debemos decir que en la arqueología es costumbre creer

que nuestras interpretaciones son reflejo fiel de la realidad pasada (teoría del reflejo), cuando lo que

pasa es que estas solo nos dicen algo de aquella realidad. Siguiendo a Lull (1988) las explicaciones

que haremos en nuestra tesis son parte de un modelo explicativo de la realidad que representan sus

materiales. En tanto, este modelo supondrá una representación de la realidad arqueológica.

Entonces consideramos que nuestra representación será parte de un escalón en el avance del

conocimiento arqueológico (sobre el tema tratado) y que seguro será superado en el futuro por

investigaciones que cuenten con métodos y técnicas más adecuados y que se ajusten de manera más

acorde a la realidad, partiendo de esta misma. De esta manera tomamos conciencia que hacemos

arqueología “aquí y ahora”.

2.2. Categorías y conceptos

A pesar de todo lo anteriormente expuesto, se hace necesario establecer cuáles serán los conceptos

y categorías que emplearemos en este trabajo en particular. A pesar que el materialismo histórico

busca y establece una explicación holística de la realidad social (todo está conectado), para efectos

metodológicos, haremos explícitos una serie de conceptos y categorías para que nuestra

representación pueda ser entendida dentro de una marco coherente de explicación. Estos son

materialidad social, prácticas sociales, producción, estado teocrático andino y representación

arqueológica.

Materialidad social: “La materialidad social alude a los materiales resultantes del devenir social y a lo que ese

devenir encerró en ellos. Constituye la concreción de toda la materia social en juego. En ella caben desde las ideas y las

palabras que se realizaron hasta los recursos que instituyeron ideas que, a su vez, se concretaron luego en materia

social.” Lull (2008: 128).

Prácticas sociales: “Son la expresión activa de la producción de la vida social, la manera y los lugares donde se

expresa esa producción, el acontecer de la producción en sociedad. Si la producción de la vida social implica actividades

de algún tipo, las prácticas manifiestan los elementos decisivos constructores de esos tipos. Representan y expresan la

realización de la producción de la vida social en el mundo concreto de su actuación. Las prácticas son actividades

concretas, el cómo (la manera) y el dónde (el lugar) del por qué de la producción de la vida social y que, a la vez,

otorga contenido histórico a ese porqué.” (Lull 2005: 24).

Producción: “Proceso de consumo de la fuerza de trabajo y creación de medios de producción y objetos de uso

personal necesarios para la existencia y desarrollo de la sociedad humana. El proceso de producción como actividad

humana dirigida a un fin por medio de la cual los hombres actúan sobre la naturaleza exterior y la modifican con el

fin de adaptarla a sus necesidades, a la vez que modifican sus propia naturaleza, constituye una condición natural y

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eterna de la vida humana.” (Rosental y Iudin 2007 [1965]: 383). Acá diferenciamos tres tipos de

producción, la producción básica, la producción de objetos y la producción de mantenimiento

(Castro et al. 1996: 6-7).

Explotación: “La apropiación de los medios de producción, de la fuerza de trabajo o de los productos en los

procesos de distribución se convierte en un mecanismo de enajenación del producto social global, que se traduce en

explotación. Esta se materializara en dos dimensiones, tanto a través de un aporte de trabajo disimétrico a la

producción social, con inversión energética no homologable entre los sujetos sociales, como a través del consumo

diferenciado del producto social global” (Castro et al. 1996: 6).

Estado teocrático andino: El estado supone: “…la institucionalización de las desigualdades sociales (no su

aparición, pues este puede ser un proceso previo) donde principalmente se da la estructuración de la sociedad en base a

una división clara entre productores y no productores. Un estado, así, supone la existencia de una contradicción

objetiva entre dos grupos sociales antagónicos (clases sociales) de los cuales uno domina y controla la producción y

distribución de los bienes materiales (explotación).”. Este es teocrático porque “…las anteriores desigualdades

sociales están originadas, mantenidas, controladas, normadas y justificadas institucionalmente mediante una práctica

socio-ideológica llámese religión o mito dominante que se practica y dirige como medio de reproducción de la asimetría

social (sistema político y económico) y que tiene como objetivo concentrar productos mediante el monopolio del miedo o

terror o la generación y ostentación de violencia fáctica y/o psicológica.”. Es andino ya que posee características

propias siendo “…una manifestación o fenómeno social con características locales (andinas) y que estaba basado en

formas de producción también originarias dadas las condiciones sociales de la producción en el territorio andino. Dicha

forma de producción andina tuvo un proceso histórico relacionado con los estados pero también independiente de ellos.

En algunos casos, los estados asimilan dicha forma original de producción andina y las relaciones sociales que esta

supone para su beneficio (por ejemplo, para época Inca, las relaciones sociales establecidas en el ayllu).” (Tantaleán

2009: 107-109).

Representación arqueológica: “Representar es confeccionar un modelo coherente en el cual no exista

contradicción entre la base lógica que lo sustenta (esfera formal) y las leyes o pautas arqueológicas contrastadas en sus

materiales (esfera fáctica) y legalizadas por la metodología.” (Lull 1988: 70-71).

2.3. Antecedentes

El primero en realizar estudios arqueológicos en el Altiplano Andino fue el investigador

norteamericano Alfred Kidder II (en 1939). Así, de su producción bibliográfica podemos rescatar

algunos sitios arqueológicos y otros tipos de artefactos arqueológicos de la zona de Azángaro;

aunque no prospectó totalmente el área de nuestro estudio (Kidder II 1943: 21). En la localidad de

Ayrampuni, a orillas de una laguna, Kidder II (Ibíd.: 19-22) identifica un yacimiento arqueológico

ubicado cerca de una mina de sal, de época prehispánica; este sitio arqueológico se entiende mejor

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en relación con la mencionada mina de sal, recurso de importancia alimenticia y económica. Así,

Kidder II también reporta para el sitio, la existencia de cerámica Pukara Policroma (Ibíd.). El sitio

arqueológico de Ayrampuni se ubica en la antigua Hacienda Santa Ana, consignada en la carta

nacional como Hacienda Huito; a unos 23 km del sitio de Pukara por camino directo y

aproximadamente a 2 Km al oeste del camino Azángaro-Arapa. Sin embargo, Kidder II no realizó

un reconocimiento total del área aledaña al sitio de Ayrampuni.

Con respecto a otros artefactos presentes en la bibliografía de Kidder II, que posiblemente

provendrían de la zona de Azángaro, Tantaleán (2010a: 165-166) ha identificado dos. El primer

artefacto es una escultura lítica antropomorfa (Kidder II 1943: lámina VI, figura 4) relacionada

estilísticamente con Pukara (Tantaleán 2010a: Figura 91), que en la actualidad se encuentra en los

depósitos de material lítico del Museo Nacional de Antropología y Arqueología de Lima (Ibíd.: 165).

El segundo artefacto es una estela escalonada (Kidder II 1943: 21, lamina VII, figs. 8 y 9) de estilo

Pukara, que procede de la localidad de Asillo, al norte de la ciudad de Azángaro; esta estela

actualmente se encuentra en el Museo Inka de la ciudad de Cusco (Tantaleán 2010a: 166).

Posteriormente, John Rowe (1963: 7) indica la existencia de un sitio “Pukara” en la zona del valle de

Tintiri y menciona que no se habían encontrado sitios habitacionales en los asentamientos urbanos

conocidos en ese entonces. El sitio identificado por Rowe, según Chávez y Mohr-Chávez (1970: 26)

se trataría del sitio Cancha Cancha-Asiruni y no se llamaría Tintiri como lo denomina Rowe en un

primer momento.

En un reconocimiento arqueológico realizado en 1968 por Sergio Chávez y Karen Mohr-Chávez

(1970), en su artículo sobre litoescultura del altiplano, reportan la existencia de cuatro monolitos

decorados y de tres monolitos sin decorar, en el sitio de Cancha Cancha-Asiruni en la zona del valle

de Tintiri (Ibíd.: 26-31). Así también, indican la ubicación de Cancha Cancha-Asiruni: “El sitio de

Cancha Cancha-Asiruni, localizado en el rancho del Sr. Sebastián Manrique, está situado cerca al río

Tintiri y a la Hacienda Tintiri, en el lado izquierdo de la carretera que va de Azángaro a Muñani, en

la provincia de Azángaro, departamento de Puno”. (Ibíd.: 26. Traducción nuestra).

Elías Mujica también se ha ocupado de la arqueología en la zona de Azángaro, en un par de

artículos nos indica la existencia de dos sitios arqueológicos en el valle de Azángaro, mediante

mapas donde se indican los sitios (Mujica 1985: fig. 6.3., 1988: fig. 4). Lamentablemente el

investigador no refiere la metodología empleada.

En estudios más específicos tenemos que Richard Burger, Karen Mohr-Chávez y Sergio Chávez

(2000: 312) señalan con respecto a los artefactos de obsidiana recolectados del sitio Cancha Cancha-

Asiruni que el 75 % procedió de la fuente de Chivay en Arequipa y el 25 % del “Tipo Raro 9”.

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Otros investigadores que han realizado estudios en la zona, son Stanish (2003:112) y colegas

(Stanish et al. 2005, Plourde y Stanish 2006). Ellos han efectuado algunos reconocimientos en el

altiplano, donde han identificado algunos asentamientos; sin embargo, para la zona de Azángaro

solo se señala la existencia del sitio de Cancha Cancha-Asiruni, como vimos, ya identificado por

otros investigadores con anterioridad. Para el sitio identifican ocupación Qaluyu y Pukara y una

extensión de 12 Ha, lo que hace del sitio uno de los principales y más grandes, para las dos épocas

que comprenden lo Qaluyu y lo Pukara, en la cuenca norte del Titicaca.

Los estudios más recientes y de mayor importancia en la zona son los realizados por el PIARA

(desde 2006 hasta la actualidad), dirigido por Henry Tantaleán. Estos estudios están enfocados en

un área en concreto, que también es nuestra área de estudio, el valle Quilcamayo-Tintiri. El

programa ha prospectado todo el valle Quilcamayo-Tintiri y publicado la mayoría de sus resultados,

en la tesis doctoral del director (Tantaleán 2010a) y en distintos artículos (Tantaleán 2008, 2009b,

2010b, 2011; Tantaleán y Leyva 2010). Se han identificado 38 sitios arqueológicos de los cuales se

han publicado los datos de 27 sitios (Tantaleán 2010a: Capítulo 5. Figura 5), donde se han

identificado las litoesculturas a la vista y se han analizado algunos materiales arqueológicos de

superficie. Con la materialidad arqueológica reconocida se ha podido producir la primera

representación arqueológica para el valle, así se han reconocido distinto tipos de prácticas sociales

para la época Qaluyu (prácticas sociales simétricas) y Pukara (prácticas sociales asimétricas), lo que

ha llevado a reconocer al primer Estado de la zona del Altiplano, en lo Pukara (Tantaleán 2010a,

2010b).

Después de las prospecciones realizadas por el PIARA, se decide excavar el sitio Chaupisawakasi

(QT-36), por ser uno de los más extensos del valle (60000 m2), por poseer evidencias de cerámica

Qaluyu y Pukara, por su relación con el área de qochas que se extienden desde el río Quilcamayo

hasta el río Azángaro y por otras razones de orden logístico (Tantaleán 2011: 183-184). Es así que

en setiembre de 2010 se lleva a cabo la excavación en el sitio (temporada dentro de la cual

participamos), excavándose 6 unidades (pozos de sondeo) en distintas zonas del sitio,

principalmente en la parte superior del montículo principal (Figura 7). De manera preliminar, en

base a las excavaciones realizadas en el sitio:

“…creemos que el último edificio conservado en la parte superior del edificio debió ser un conjunto de

estructuras rectangulares hechas con bases de bloques líticos bien trabajados y concertados, sobre el cual se

habrían levantado muros de piedra y barro, hoy desaparecidos. El material arqueológico asociado a la

estructura arqueológica evidenciada, aunque todavía falta analizar más a fondo, consiste en una

superposición de capas que contienen cerámica. Entre el material resaltan la cerámica del estilo Pukara

Policromo, huesos de camélidos de consumo, artefactos de hueso de camélido, artefactos líticos como puntas de

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flecha de obsidiana, cuentas de minerales y hueso, fragmentos de conchas marinas y hasta un fragmento de

tenaza de camarón, etc. Todo este material asociado indicaría que la estructura arquitectónica fue parte de

una residencia de un pequeño grupo de personas que tenían acceso a una gran diversidad, cantidad y calidad

de objetos diferenciados de los de las viviendas comunes, como las que podrían estar sincrónicamente

asociadas con las que se encuentran a unos metros al este del montículo principal (fig. 5)… De manera

preliminar, podemos avanzar que el montículo principal del sitio de Chaupisawakasi fue construido cuando

el estilo cerámico Pukara Policromo estaba circulando o produciéndose en el área (fig. 6). Se puede

hipotetizar, por el momento, que el edificio principal de Chaupisawakasi fue construido y ocupado por gente

que utilizó la cerámica Pukara Policromo,…” (Ibíd.: 186-187).

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3. PROBLEMA CIENTÍFICO

Este proyecto de tesis está ligado a la investigación de la materialidad arqueológica del valle

Quilcamayo-Tintiri y del sitio arqueológico Chaupisawakasi (QT-36), producido por las sociedades

sedentarias tempranas (1400 ane – 350 ne) del altiplano andino que se asentaron en la cuenca norte

del Lago Titicaca. Dicho material proviene de la prospección realizada en el valle durante la

temporada 2008 y de las excavaciones en el sitio de arqueológico Chaupisawakasi. Tenemos como

principal material de estudio a la cerámica, el material lítico y los restos óseos; así también toda la

bibliografía producida que esté relacionada con nuestro tema. Dichos restos serán sometidos a

análisis que nos permitirán reconocer parte de la realidad pasada que aún se alberga en ellos. Esto

estará limitado por la naturaleza de las excavaciones realizadas (pozos de sondeo). Así, estos análisis

nos servirán para reconocer a los objetos en la mayoría de las dimensiones que ocupan dentro de la

producción, tanto como producto, objeto de intercambio u objeto de consumo y las relaciones con

otros objetos y sujetos presentes durante estos procesos socioeconómicos que pueden tener

implicancias políticas y/o sociales explicitas o implícitas.

Para la cerámica elaboraremos una tipología que nos permita identificar las formas, la tecnología, y

las recurrencias de estas en el registro arqueológico, tanto del sitio como en relación con otros

asentamientos (v.g. Kidder II 1943, Franquemont 1986, Chávez 1992, Steadman 1995, Plourde

2006, Oshige 2010); así esta identificación nos permitirá vincular dichos aspectos con los contextos

arqueológicos de donde proviene la cerámica y la función (o uso) que desenvuelven estos en

determinadas prácticas sociales. Resulta importante la producción de una secuencia cerámica

controlada estratigráficamente, ya que esta será la primera, para el valle, esto nos permitirá realizar

comparaciones con otras secuencias controladas estratigráficamente (v.g. Steadman 1995, Oshige

2010) establecidas para las sociedades relacionadas con lo Qaluyu y Pukara. El análisis de las pastas

de la cerámica nos llevará, más que a establecer un grupo o conjunto de pastas, a identificar las

materias primas utilizadas en su producción y a mesurar de alguna forma la cantidad de fuerza de

trabajo invertida y la capacidad productiva de la sociedad y como cambia esta en sus distintas

épocas; esto nos permitirá también relacionarlas con otros análisis (v.g. Chávez 1992, Steadman

1995, Klarich 2005) realizados por otros proyectos. Así con estos datos podremos generar una

secuencia arqueológica relacionada a la estratigrafía y a los contextos de donde proceden.

En cuanto al material lítico realizaremos una clasificación que tomará en cuenta los aspectos

tecnológicos, morfológicos y funcionales de los artefactos líticos recogidos. Este análisis nos

permitirá corroborar las cronologías establecidas para Qaluyu y Pukara (Burger et al. 2000), que

están basadas en criterios “modales” de la morfometría de los materiales líticos (principalmente las

puntas) y vincularlos a la estratigrafía del sitio. La identificación de la materia prima y los cambios

cuantitativos y cualitativos nos servirá para medir el incremento de las fuerzas productivas que se

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verá en el aumento o disminución de la fuerza de trabajo invertida en la obtención de la materia

prima, y de la aparición o desaparición de algunos artefactos. Nuestro análisis estará sesgado ya que

los artefactos provienen principalmente de una sola área y esto no nos permitirá establecer una

correlación entre distintas áreas y las variaciones en el uso de los utensilios líticos.

Los restos óseos animales serán identificados taxonómicamente y se identificarán las marcas de

corte presentes. Con esto podremos saber que animales eran consumidos por los habitantes de las

zonas excavadas en el sitio y de que hábitat o nicho ecológico provenían, esto nos permitirá inferir

algunas relaciones sociales con otras zonas del altiplano o de los andes, si es que existiesen. Así

ampliaremos los escasos estudios zooarqueológicos en la zona (v.g. Wheeler y Mujica 1981).

Nuestra investigación se ubica cronológicamente en el periodo comprendido entre los 1400 ane -

350 ne aproximadamente. En dicho periodo de tiempo se desarrolla una sociedad que involucra los

artefactos conocidos como Qaluyu (1400 – 500 ane) y Pukara (500 ane – 350 ne), estos estadíos de

la sociedad desarrollada en esta parte del altiplano son parte o producto de un proceso más amplio

que tiene sus orígenes en lo que se conoce como el periodo “Arcaico” o de los Cazadores -

Recolectores (8000 ane – 1800 ne) y, por lo tanto, es fruto del trabajo acumulado, en esta época,

por la sociedad o sociedades de esta parte del Altiplano Andino. Estos cambios en la materialidad

social (principalmente en la cerámica y litoescultura) son producto de cambios socioeconómicos y

de nuevas prácticas sociales.

Es en la época Qaluyu, cuando se encuentra cerámica por primera vez en la cuenca norte del

Titicaca en el sitio epónimo (Mohr-Chávez 1980) y en el sitio de Pukara (Mújica 1978: 297). Dicha

cerámica aparece asociada a las primeras aldeas o asentamientos sedentarios de la cuenca norte del

Titicaca (v.g. Mujica 1978: 298). Se desarrollan otros artefactos como las litoesculturas (huancas), los

textiles, aparece la arquitectura monticular y aldeana que estuvo relacionada al desarrollo de

sistemas agrícolas (qochas y campos elevados) que pudieron sustentar a la nueva población

sedentaria (Tantaleán 2010a: 94-118). Se hace bastante evidente la utilización de los camélidos

(Burger et al. 2000: 295), se obtienen materias primas como la obsidiana, de canteras lejanas (Ibíd.).

Se hace patente en esta época un cambio en el modo de producir de estas sociedades, pasando de la

caza-recolección a la agricultura y la ganadería, y la aparición de nuevos artefactos, que hemos

mencionado, en el registro arqueológico.

Existe una fase intermedia entre lo Qaluyu y lo Pukara, que solo ha sido reconocida en la cerámica

(Franquemont 1986, Mujica 1987). Nos referimos a la denominada Fase Cusipata que fue

identificada estilísticamente por Edward Franquemont (1986) en el material excavado por Kidder II

en 1939, en Pukara, y posteriormente encontrada en un conjunto cerámico en el mismo sitio

(Mujica 1987. También ver Oshige 2010). Aún se debe de comprobar si esta fase estilística

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corresponde a un fenómeno que involucra a toda la sociedad de la cuenca norte del Titicaca o si es

solo un cambio que no trasciende más allá de la zona de Pukara y cercanías.

Al igual que Qaluyu, la época Pukara ha sido identificada primigeniamente mediante el estilo

cerámico (Valcárcel 1925, Kidder II 1943), principalmente mediante el estilo Pukara Policromo.

Esta cerámica aparece asociada a muchos de los sitios Qaluyu, pero en una posición estratigráfica

tardía o con los estratos más tardíos de lo Qaluyu. Asimismo se aprecia conjuntamente un aumento

en el volumen de los sitios. Así como en la época precedente, aparecen nuevos artefactos como la

cerámica, pero que en este momento empiezan a presentar diseños iconográficos más “complejos”

(mayor inversión de trabajo en su producción y representaciones zoomorfas y antropomorfas) que

representan prácticas sociales, en su mayoría violentas, como la decapitación (Chávez 1992: 529,

Tantaleán 2010a: 385). Asimismo, en las nuevas litoesculturas como la estela escalonada, estelas

rectangulares, monolitos antropomorfos y esculturas de cabezas decapitadas, también se

representan prácticas violentas (Ibíd.) y se invierte mayor trabajo en su producción, lo que se hace

notorio en las dimensiones y acabados. La arquitectura se vuelve monumental y se producen

espacios restringidos, privados, así como los asentamientos se ubican en las áreas elevadas del

terreno para tener mejor visibilidad del terreno circundante. La agricultura sigue siendo la principal

actividad productiva mediante los sistemas agrícolas de qochas y campos elevados. Los objetos

producidos en obsidiana aumentan y aparecen grandes cuchillos que son representados en la

iconografía de la época (Tantaleán 2010a: 385). La materialidad registrada durante esta época nos

sugiere que existió un cambio que hizo necesario la producción de estos nuevos artefactos que

validaran las nuevas prácticas sociales, la elaboración de un discurso político-religioso coercitivo, la

aparición de artefactos de consumo restringido para un sector de la población o clase social, los

espacios restringidos donde se practicaban actividades que excluían a otros sectores de la población.

Todo esto es parte de la conformación de un Estado en la zona norte del Altiplano Andino.

Así pues, esta sociedad o sociedades que son parte de un mismo proceso social en esta parte del

altiplano, de acuerdo con las últimas investigaciones, parecen alcanzar una extensión por el norte

hasta el valle de Huancané-Putina (Plourde 2006) y la localidad de Ayaviri (Stanish 2003, Tantaleán

2005) y por el sur hasta la localidad de Chucuito (Steadman 1995). También se han postulado

similitudes tecnológicas y formales de la cerámica Qaluyu con respecto a la cerámica de Marcavalle

(Rowe 1978[1958]; Mohr 1980, 1981; Franquemont 1986; Mujica 1987: 28) y Chiripa (Burger et al.

2000: 292). Adicionalmente, lo Pukara (algunos artefactos, no necesariamente una ocupación de la

sociedad) llegaría hasta el extremo norte de Chile y sur de Perú y es coetáneo a las primeras fases de

Tiwanaku (Kidder II 1943; Mujica 1978, 1991; Tello 1942, 1943; Valcárcel 1925, 1932, 1935). Estas

evidencias indicarían algún tipo de relaciones entre la sociedad altiplánica y las otras mencionadas.

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A pesar de que las investigaciones arqueológicas en la cuenca norte del Titicaca tienen poco más de

70 años, y que ya se han excavado algunos sitios importantes (Balsaspata [Tantaleán 2005], Camata

[Steadman 1995], Cachichupa [Plourde 2006], Pukara [Kidder II en 1939, Klarich 2005, Mujica

[1979], Qaluyu [Mohr 1969], Taraco [Stanish y Levine 2011], entre otros), la información sigue

siendo escasa, sobre todo en lo referido a los estudios sistemáticos de los valles. Los únicos estudios

sistemáticos de los valles como unidades naturales son los del valle Huancané-Putina (Plourde

2006) y Quilcamayo-Tintiri (Tantaleán 2010a. Figura 5).

El valle Quilcamayo-Tintiri a pesar de sus modestas dimensiones, cobra importancia por su cercanía

con el valle de Pukara, donde se encuentra el sitio de Pukara, considerado como el sitio más

importante para la época Pukara. Dicho valle debió articularse con el valle de Pukara tanto

económica, política y socialmente, así como con otras zonas ecológicas cercanas (Tantaleán 2011a,

Stanish y Plourde 2006). De acorde con las investigaciones que viene realizando el PIARA creemos

que:

“El Valle de Quilcamayo-Tintiri, guarda en su seno por algunos de los más importantes centros de la

“sociedad Pukara” (Rowe 1963, Chávez y Mohr 1970, Stanish et al. 2005). Entender su relación con

los recursos naturales y con las posibles poblados a los que este controlaba y/o servía como lugar de reunión,

es importante para entender realmente a la sociedad de la que formaba parte (posiblemente, la conocida

como Pukara (200 a.C.- 350 d.C.)) como una unidad socio-económica y socio-política. Asimismo, la

explicación de la aparición y desaparición de esta sociedad permanece bastante ambigua por lo que reconocer

dicho momento mediante la diacronía de los asentamientos en esta área resulta capital para poder

reconstruir una historia local. La investigación en el sitio de Chaupisawakasi nos ayudará a reconocer todos

estos procesos en un sitio de gran extensión e intensa ocupación humana.” (Tantaleán 2011b: 15).

Como hemos visto, a pesar de que ya se ha avanzado bastante en el entendimiento de este valle con

las investigaciones realizadas por el PIARA, se hace necesario completar los datos obtenidos, con

los datos de la temporada 2008 en la cual se prospectó el área del valle Quilcamayo y se identificó el

sitio Chaupisawakasi. De esta manera, podremos acercarnos más a una representación más ajustada

a la realidad y poder reconocer ¿Cuáles son las principales características económicas,

políticas y sociales de las sociedades sedentarias tempranas establecidas en el valle

Quilcamayo-Tintiri y específicamente del sitio Chaupisawakasi?

Las investigaciones precedentes en el valle indican que la situación económica, política y social en el

valle no dista mucho de las características que la sociedad tiene en el resto lugares donde se

desenvolvió (por lo menos de los que ya se conoce parcialmente su desarrollo), y que ya hemos

descrito líneas arriba. Así pues, en el valle se desarrollaría primero una sociedad aldeana con

prácticas sociales simétricas; que basa principalmente su economía en la agricultura y el pastoreo de

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camélidos; que genera los primeros asentamientos sedentarios, lugares donde se reproduce una

forma corporativa de producir y ver el mundo. Dicha sociedad estuvo ligada a la producción de lo

conocido como Qaluyu, donde parece que no hubo un alto grado de especialización en la

producción de sus artefactos, lo que se puede comprobar en la cantidad y calidad de estos

(Tantaleán 2010a: 383-384). Posteriormente en el valle aparecen objetos que superan en cantidad y

calidad a los objetos que los anteceden, de época Qaluyu, artefactos como la cerámica Pukara

Policroma y la Estela Escalonada aparecen en los sitios más extensos del valle, dichos artefactos

aparecen asociados a un nuevo tipo de arquitectura (no doméstica y exclusiva), la monumental.

Todos estos productos emergen de las fuerzas productivas acumuladas en el valle, como

consecuencia de las nuevas prácticas sociales asimétricas, así estos mismos productos están

orientados a justificar y validar dichas prácticas (Tantaleán 2010a: 384-386). Todo esto también se

debió a un mayor grado de especialización en la producción de estos nuevos objetos y un grupo de

personas alejadas de la producción de objetos, que tienen el tiempo necesario para controlar la

producción y desplegar discursos político-religiosos que justifican esta forma de existencia.

Coherentemente con lo expuesto, esto también debe de reproducirse en los sitios del valle, como en

el caso de Chaupisawakasi en donde se debió de desarrollar una historia particular relacionada en

gran medida con la historia del valle y con la del desarrollo de estas sociedades. Las excavaciones en

el sitio empiezan a arrojar las primeras luces sobre el rol que debió de jugar Chaupisawakasi en este

contexto histórico y al cual debemos de acceder resolviendo las siguientes preguntas, que creemos

debemos resolver y es lo que nuestras condiciones de investigación nos permiten: ¿Cuál es la

secuencia de ocupación del sitio Chaupisawakasi y cuáles son las diferencias entre estas

ocupaciones?

En ese sentido, la superficie del sitio Chaupisawakasi ha evidenciado la presencia de artefactos

Qaluyu y Pukara de lo cual inferimos la ocupación de la sociedades vinculadas a esta. A pesar de

que no se ha registrado en el sitio, aún, artefactos de la época “Arcaica” o de los cazadores

recolectores, en el valle existe evidencia de algunos sitios (QT-32, QT33 y QT 37. Tantaleán et al.

2011c: 16) que debieron de ser producto del avance de estas sociedades. Así, dentro de estas

grandes épocas debieron sucederse espacios de tiempo que deberemos reconocer en los cambios

artefactuales, aunque estas clasificaciones puedan tornarse subjetivas deberemos de justificarlas con

la adecuada relación de estas tanto contextual como estratigráficamente. Entonces resulta probable

que coincidamos con las secuencias arqueológicas generadas para estas sociedades (v.g. Steadman

1995, Oshige 2010: 137-141) o no encontremos algunas de las fases propuestas con antelación.

También podremos comprobar la existencia de la cerámica Cusipata aún no registrada en el valle.

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Además, se hace necesario reconocer ¿Cuál fue la función del edificio principal de

Chaupisawakasi, quienes lo habitaban y cuál fue el rol de sus residentes dentro de la

producción?

El sitio Chaupisawakasi dentro del valle Quilcamayo-Tintiri es uno de los más importantes, debido

a su ubicación y a su gran volumen (Figura 6). Es el único sitio (hasta ahora reconocido) de grandes

dimensiones (60000 m2) en la parte del valle Quilcamayo, teniendo una ubicación que le permite el

control de la zona norte y origen de este valle. Justamente, es el área donde existe una gran

concentración de Qochas (Tantaleán 2011a: 183), que debieron de potenciar esta área como una de

las más productivas del valle, además de ser la más amplia. Esta ubicación debió de permitirle al

sitio un control de los productores y la producción agrícola teniendo solo como contrapartida al

sitio de Pancañe (QT-06) en la parte sur, en la confluencia de los ríos Quilcamayo y Tintiri (Ibíd.:

187). Así pues, lo que han adelantado las excavaciones (Ibíd.) es que el sitio Chaupisawakasi fue

construido (la parte monumental) cuando la cerámica de estilo Pukara Policromo se consumía en el

sitio, que los orígenes del sitio tienen relación con la cerámica Qaluyu y que el edificio principal del

sitio habría servido como residencia de un grupo de personas que consumían variados productos de

calidad y cantidad diferenciada de las que se consumen en las viviendas comunes. Es así que se hace

necesario el análisis de los artefactos arqueológicos recuperados, para obtener una representación

arqueológica que nos acerque más al conocimiento de la prácticas sociales realizadas en el sitio,

como se generó este y las relaciones sociales de los pobladores de Chaupisawakasi con otras zonas

del valle y otros valles cercanos.

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4. OBJETIVOS

4.1 Objetivo general

• Profundizar el conocimiento sobre la ocupación del valle Quilcamayo-Tintiri por las

sociedades sedentarias del Altiplano: Qaluyu (1400 – 400 ANE), Pukara (400 ANE – 350

NE), “Collao”; mediante el estudio de sus materialidad social (asentamientos, artefactos

como las litoesculturas, la cerámica, y artefactos líticos, etc.).

4.2. Objetivos específicos

• Analizar todos los datos referentes a la prospección del valle y la excavación del sitio

Chaupisawakasi.

• Establecer una secuencia arqueológica del sitio Chaupisawakasi, mediante el análisis de la

cerámica, elaboración de una tipología y composición de pastas, en relación con la

estratigrafía del sitio.

• Reconocer las actividades desarrolladas en el edificio principal de Chaupisawakasi a través

del análisis de la cerámica, el material lítico y una muestra del material óseo proveniente de

las excavaciones en el sitio.

• Representar las prácticas sociales del sitio Chaupisawakasi y las relaciones sociales dentro

del valle Quilcamayo-Tintiri.

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5. HIPÓTESIS

5.1. Hipótesis Generales

• En el valle Quilcamayo-Tintiri se estableció una sociedad/es sedentaria que produjo

artefactos de estilo Qaluyu (asentamientos, cerámica, lítico, etc.) y desarrolló la agricultura

(qochas y camellones) como principal forma de producción. Esta forma de producir sus

medios de subsistencia no generó en su organización social relaciones asimétricas, lo que se

evidencia en la simetría de la producción, distribución y consumo de los objetos. Luego de

la época Qaluyu se desarrolló una sociedad de clases, que produjo y/o consumió artefactos

de estilo Pukara (asentamientos, cerámica Pukara Policroma, estelas escalonadas, etc.).

Estos nuevos artefactos sirvieron para justificar nuevas prácticas asimétricas, donde se

desplegó un discurso político-religioso violento y coercitivo. Esta nueva forma de

organizarse generó una clase dominante que pudo controlar la utilización de estos nuevos

artefactos en espacios exclusivos. Dicha clase dominante se asienta sobre la sociedad del

valle y transforma su forma de producir. En el valle no se desarrollaba aún una clase

dominante o se encontraba en gestación. La aparición de una clase dominante en el valle se

debió a la instalación de individuos, que provenían de Pukara y colonizaron el valle

Quilcamayo-Tintiri.

5.2. Hipótesis Particulares

• El sitio Chaupisawakasi fue producto del trabajo social acumulado y la revolución en la

forma de producir de la sociedad en la época “Arcaica” o de los Cazadores - Recolectores

que se encontraban instalados en el área donde se desarrolló el sitio. Chaupisawakasi posee

una ocupación de época Qaluyu y Pukara, donde consecuentemente primero se desarrolla

una sociedad igualitaria y luego una sociedad de clases que desarrolló la arquitectura

monumental y un grupo de su población consumió los nuevos artefactos. Así, este grupo

social controló la producción agrícola de la vasta zona que se ubica entre el río Quilcamayo

y el río Azángaro.

• El montículo principal de Chaupisawakasi fue construido en época Pukara u ordenado

construir por gente que consumía cerámica Pukara Policroma. El edificio principal del sitio

arqueológico Chaupisawakasi fue parte de la residencia principal del sitio donde residían la

familia o grupo social dominante, y donde reproducían, aparte de sus actividades

domésticas, un conjunto de prácticas sociales orientadas a validar su posición de clase. Así,

este sitio se fue uno de los principales centros administrativos del valle, el cual se

relacionaba con otras zonas productivas tanto dentro del valle como fuera de sus límites

naturales.

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6. METODOLOGÍA

En tanto nuestra investigación se desenvuelve dentro del PIARA, seguiremos la metodología

(Tantaleán 2010a: 167-169, Tantaleán 2011b: 16-23) que ya ha sido puesta en práctica en las

anteriores temporadas del programa, tratando de desarrollarla en la medida que identifiquemos

algunos problemas de orden metodológico. Así por ser esta investigación, y las precedentes,

materialista histórica los métodos deberán partir de los materiales analizados y se desarrollaran con

la misma praxis para superar las trabas surgidas en el entendimiento de la producción social de las

sociedades pretéritas.

Antes de abordar nuestra metodología a emplear creemos necesario explicitar la metodología

utilizada para la obtención de los datos y los materiales que analizaremos (vide Tantaleán 2010a y

Tantaleán 2011b), y luego procederemos a detallar la nuestra, propia de la investigación.

6.1. Metodología de campo: los datos y materiales recogidos

6.1.1. De la Prospección

La prospección del valle se realizó utilizando la técnica de los “transectos paralelos” (Banning 2002:

89), recorriendo el área en línea recta y paralelamente. Se ha establecido como límites del área

prospectada una “unidad natural”, el valle o cuenca del río (Plog et al.1978: 385). Los prospectores

fueron separados entre ellos por un espacio máximo de 75 m (espacio entre prospectores/as dentro

de los límites máximos planteados por Schiffer y asociados [1978: 13] y dentro del rango mínimo de

tamaño de los sitios de la tipología desarrollada por Stanish y colegas [1997]). Además de esto, el

recorrido trazado por el equipo prospector fue registrado a través de la captura de puntos GPS y

anotaciones en ampliaciones de la carta nacional 15K.

6.1.1.1. Registro

A) Sitios arqueológicos

Los sitios fueron registrados en una ficha de registro con las siglas QT que significan valle

Quilcamayo-Tintiri, seguidas de un número correlativo (01, 02). Cuando se identificó sectores

diferenciados (espacial o temporalmente), se añadió una letra en mayúscula (A, B, C). Si no se tenía

la certeza de que el sector fuera parte del mismo sitio, se le tomó como otro sitio y se le otorgó otro

número correlativo. Los sitios fueron ubicados en un mapa a escala realizado a partir de la carta

nacional (Figura 5). Se realizaron croquis de los sitios hallados y se tomaron puntos GPS para

desarrollar planos aproximados en base a estos puntos de geo-referencia. Además, se capturó

información relevante y/o adicional durante el registro del sitio en un cuaderno de notas y una

grabadora de audio en formato MP3.

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Cuando se hizo una de sectorización, se utilizó puntos tomados con un receptor GPS y croquis de

las áreas visibles o estructuras que acusaron una sectorización obvia del mismo sitio. Según la

morfología superficial de los sitios, que podría sugerir la existencia de plazas hundidas, se procedió

a tomar puntos con el receptor GPS para luego elaborar un croquis (Amado 1999: 11-12). También

se realizaron algunos croquis, de algunos sectores o estructuras arquitectónicas (como volúmenes

monticulares, cabeceras de muros importantes o elevaciones producidas por ellas), que se

adjuntaron a las fichas de registro de cada sitio.

B) Litoesculturas

Para las litoesculturas identificadas en los sitios, se diseñaron fichas de registro que detallaban

ubicaciones, medidas y características físicas de dichos artefactos. Estas fichas fueron añadidas a las

fichas de sitio y servirán para realizar un análisis de dichos objetos.

C) Recolección del material arqueológico

Se realizaron recolecciones superficiales de cerámica y artefactos líticos (excluyendo las

litoesculturas) principalmente de los sectores centrales de los sitios o en sectores con espacios

definidos por sus muros o terrazas. Para las recolecciones se utilizaron unidades de muestreo de 4

m2. En estas unidades se recogieron todos los objetos arqueológicos, especialmente elementos

cerámicos y líticos diagnósticos. La elección de la ubicación de las unidades de muestreo fue en base

a la mayor densidad de los materiales arqueológicos. Se tomaron fotos del estado inicial y final de la

unidad de muestreo para graficar su localización y para efectos comparativos, además de registrar su

ubicación mediante puntos de GPS.

6.1.2. De la investigación del sitio

6.1.2.1. Reconocimiento Superficial del sitio

Para determinar la extensión del sitio, los miembros del equipo realizaron una prospección a nivel

semi-micro (García 2005: 99). Esto consistió en recorrer sistemáticamente la superficie del sitio con

un equipo de 3 personas en línea recta separadas 3 m entre sí. En esta etapa solo se buscó

determinar la ausencia o presencia de materiales arqueológicos y su grado de concentración más no

se realizaron recolecciones de material de superficie, a menos que hayan sido muy significativos y/o

diagnósticos para lo cual se ubicó el lugar de la recolección mediante un punto GPS y se guardó el

material en una bolsa con etiqueta. Solo se registraron las estructuras arquitectónicas, monolitos o

grandes concentraciones de material que se investigarán a futuro. El Programa ha determinado, con

ejemplos, que las recolecciones superficiales intensivas de los sitios arqueológicos de la zona del

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Titicaca degradan considerablemente el potencial de investigación futura puesto que alteran la

dispersión de los materiales hallados por los arqueólogos (Tantaleán 2011b: 18), por eso la

utilización de la metodología especificada.

6.1.2.2. Sistema de sectorización del sitio y sistema de coordenadas

La ubicación del sitio se realizó mediante los datos obtenidos con el GPS y de la ubicación realizada

en la primera fase de reconocimiento. De esta manera, nuestro reconocimiento del sitio avanzó

paralelamente a la producción de un croquis del sitio. El registro de la arquitectura, topografía, y

ubicaciones de sondeos ha sido mediante coordenadas UTM. Hicimos una particularización

sectorial muy general, las cuales fueron, la cima del montículo y las laderas del mismo.

6.1.2.3. Excavación

Solo se han realizado excavaciones restringidas (pozos o unidades de sondeo). Se ha escogido esta

técnica por el carácter preliminar que tuvo la investigación y porque ofrecería una secuencia de las

ocupaciones arqueológicas del sitio y que se constituirá en la primera de la cuenca del valle de

Azángaro. Asimismo, se escogió esta técnica por las observaciones hechas al sitio, nuestra

experiencia (la desplegada por el PIARA) y la bibliografía sobre los sitios formativos de la cuenca

del lago Titicaca señalan que los depósitos culturales son bastante profundos y con una gran

densidad de materiales cerámicos, líticos y óseos.

Las unidades de excavaciones fueron ubicadas en lugares del sitio (Figura 7) que aparentaron

proporcionar buenas muestras de cerámica y/o materia orgánica fechable con buena asociación con

la construcción y uso de la arquitectura.

Las unidades han sido excavadas con badilejos y brochas, por capas y rasgos estratigráficos todos

unificados bajo la categoría de “locus”, es decir, cualquier unidad discriminada por el excavador que

contenga un conjunto de elementos que lo aísle materialmente y lo diferencie objetivamente de otro

dentro de la excavación. Todo el suelo ha sido cernido con malla de 5 mm, reservando la opción de

usar malla de 1 mm para casos especiales de materiales de pequeñas dimensiones. Se han tomado

muestras para flotación y algunas muestras de manera sistemática para separación seca.

6.1.2.4. Registro

En la prospección del valle, el sitio Chaupisawakasi ha sido etiquetado como QT- 36. Así, cada

sondeo fue identificado con el código del sitio y un número único en el proyecto. Por ejemplo, el

sondeo 1 tiene el código QT-36-001. Este sistema debe minimizar oportunidades para la comisión

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de errores de procedencias. Se usaron códigos de tres cifras para coordinar mejor posibles trabajos

futuros en los sitios y para distinguirlos de números de locus, que tienen dos cifras, a fin de reducir

posibles errores.

Dentro de los sondeos, excavados estratigráficamente, cada volumen distinto de suelo, sea capa,

lente, relleno de un rasgo, u otro forma, ha recibido un número secuencial en el campo. Este

número identifica una procedencia o “locus”, así como los datos, artefactos, apuntes de campo,

dibujos, y fotografías asociadas. Cuando ha sido necesario identificar una procedencia más

específica o un objeto específico dentro de un locus, se otorgó a cada uno un número adicional

(“número de recolección especial”). Una procedencia completa podría ser: QT-36-003-04/2. Eso

significaría sitio QT-36, sondeo 003, locus 04 (la cuarta capa, lente, o que sea sacada del sondeo)

colección especial 2. La mayoría de los locus han requerido de subdivisiones con colecciones

especiales.

La ventaja que da este sistema con números arbitrarios para cualquier locus (volumen de suelo) es

que el registro de procedencias y artefactos queda independiente de su interpretación, que pudo

haber cambiado durante el trabajo de campo o después, como consecuencia de la evaluación de la

documentación y artefactos. La decisión del tipo de contexto cultural de cada locus (desmonte,

basural, capa encima del piso, fogón, etc.) se realizará en base a las sugerencias en los apuntes de

campo y otros datos apropiados, y se asocia estas interpretaciones a los códigos de locus en la etapa

de manejo de datos para análisis en gabinete.

A) Registro descriptivo

• Ficha de Locus:

Para cada locus, se ha completado una ficha de locus. Esta ficha pide datos logísticos como la fecha

y el nombre del anotador y los excavadores del locus; descripciones del suelo y de la forma del

locus (capa, mancha delgada, relleno de pozo, etc.); relaciones estratigráficas con otros locus

cercanos; el volumen de suelo cernido del locus; elementos encontrados; interpretaciones del

contexto cultural de la deposición (desmonte, basural, relleno de construcción, etc.); elevaciones

relativas a un datum local, ubicado en tres dimensiones; y referencias a otros documentos asociados,

como dibujos y fotografías. El formato tiene espacio abierto para una descripción discursiva, en

lugar de mantener diarios de campo aparte. De esta manera, toda la información descriptiva que

pertenece al locus se encontrará dentro de una sola hoja, o en otras explícitamente indicadas en la

misma. Eso evita complicaciones para cruzar documentación de diferentes formatos y lugares

físicos, y asegura que las copias de la documentación sean completas y que el análisis en gabinete

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esté basado en toda la información registrada. Facilita, también, el ingreso de datos comparables y

completos en una base de datos de los locus excavados.

• Diario de campo:

Además de la ficha de locus, se ha contado con cuadernos de campo en donde se anotan problemas

y posibilidades que despierten los objetos recolectados y sus asociaciones para los investigadores.

Así, el cuaderno de campo sirve como un soporte para que los excavadores se explayen en algunas

situaciones además de facilitar un lugar donde escribir temas a recordar para la excavación y que no

están contempladas en la ficha.

• Etiquetas de registro de campo:

Los materiales recuperados se embolsaron de acuerdo a su naturaleza (cerámica, lítico, óseo,

vegetal, muestras y varios), especificándose en las etiquetas: sitio, unidad, locus, relación con otros

locus, tipo de material, observaciones, fecha, nombre de la persona que registró, y numero de bolsa.

B) Registro gráfico

Cada locus ha sido dibujado en vista vertical (plano) en papel milimetrado, con escala gráfica, flecha

norte, fecha, nombre del dibujante, los códigos del sitio, sondeo, y locus, y las elevaciones

superiores e inferiores del locus en varios lugares; como punto de referencia para las alturas hemos

utilizado generalmente una de las esquinas más elevadas de la unidad, la cual ha sido medida

altimétricamente con un GPS. En ciertos casos, varios locus han sido indicados en un solo dibujo.

Asimismo se han dibujado los perfiles y/o corte de rasgos. Al terminar cada sondeo, se dibujó por

lo menos dos perfiles, generalmente dos perfiles perpendiculares (que formen una esquina).

C) Registro fotográfico

Todas las fotos han sido digitales. Cada locus y perfil ha sido fotografiado por lo menos una vez.

Detalles, vistas de contexto, artefactos in situ o recién recolectados, y otros aspectos también han

sido fotografiados. Cada foto incluye una escala gráfica, Flecha Norte (cuando ha sido apropiada), y

un número que identifica la toma. Cada cámara ha tenido su registro de números únicos de fotos, el

que ha sido llenado en las fichas al momento de tomar la foto. Asimismo, se han identificado las

fotos con un letrero pequeño que no cubra la vista excesivamente. Las imágenes fueron descargadas

diariamente a una computadora, y los archivos renombrados para indicar el sitio, número de la

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cámara y toma, y la fecha, y grabadas con frecuencia en varios discos compactos (CD). Esto con el

objetivo de asegurar que no se pierdan fotos por accidentes.

6.2. Metodología de gabinete (investigación a realizar)

El desarrollo del trabajo de laboratorio o de gabinete será parte de nuestra investigación donde

realizaremos el análisis e interpretación de las evidencias que se obtuvieron, producto del trabajo de

campo precedente. En esta parte del proceso, el material arqueológico se limpiará, ordenará,

clasificará y se analizará tanto cuantitativa como cualitativamente, permitiéndonos la elaboración de

los cuadros estadísticos que den cuenta de la cuantificación de la realidad que representaremos.

6.2.1. Material arqueológico y los datos recuperados

El material arqueológico recuperado está conformado por los restos recuperados de la capa

superficial las unidades establecidas en los sitios identificados en el valle. La metodología utilizada

en el trabajo de gabinete responde a las características particulares, de cada uno de los tipos de

materiales analizados. Los materiales y datos recuperados son: fragmentos cerámicos, artefactos

líticos, datos de dimensiones y características de los asentamientos y litoesculturas.

En cuanto a la excavación del sitio Chaupisawakasi (QT-36) el material recuperado procede de las

seis unidades excavadas (pozos de sondeo) de las cuales se dibujará todo el material cerámico

diagnóstico (bordes, bases y fragmentos decorados) y los utensilios líticos identificados

(principalmente puntas). En el caso de la unidad 4 se realizará un análisis de pastas cerámicas,

identificación del material lítico y análisis de una muestra del material óseo. La elección de la unidad

4 como principal unidad de investigación obedece tanto a la calidad como a la cantidad del material

recogido en comparación con el resto de unidades de la temporada de excavación. Los materiales y

datos recuperados son: fragmentos cerámicos, artefactos líticos, restos malacológicos, restos

vegetales, muestras de carbón, muestras de tierra, coprolitos, entre otros.

Trabajo previo de la temporada 2010

Antes de empezar con la exposición de la metodología a utilizar, describiremos las labores

realizadas en la temporada 2010 que son consideradas como parte de los trabajos en gabinete. En el

laboratorio de la casa del Programa Collasuyo donde se analizarán los materiales de la excavación

del sitio Chaupisawakasi, se revisó cada bolsa, limpiando los artefactos ligeramente en seco, con

brochas cuando ha sido apropiado, se han lavado la mayoría de los fragmentos cerámicos y se

confirmó la separación de materiales en el campo. Cada bolsa resultante de este proceso recibió un

número de espécimen, y fue registrado en una relación de inventario, indicando su número de

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espécimen, descripción escrita y código de tipo según una tipología desarrollada en las temporadas

anteriores del Programa, peso en gramos, y número de objetos. Se guardaron las bolsas en cajas de

cartón, según el tipo de material y procedencia. Las cajas se rotularon externamente y tienen un

inventario por número de espécimen contenido.

6.2.2. Análisis de material inorgánico

El material corresponde a las muestras cerámicas y líticas. Para cada caso se aplicará una

metodología, de acuerdo al material, que será explicada en las líneas siguientes. La limpieza de los

fragmentos de cerámica y material lítico se desarrollará en dos semanas. El PIARA nos asignará un

área en la casa del Proyecto Collasuyo en la ciudad de Puno.

Los implementos utilizados para la limpieza del material serán: agua, bateas, cepillos dentales, y

telas; con la finalidad de remover restos de arena y tierra adheridos en los fragmentos que

dificultaran la identificación de decoraciones, temperantes, color de la pasta y las partes diagnosticas

de los materiales líticos. En el caso de la cerámica, en los tiestos que presentaran pintura decorativa

se tendrá mayor cuidado, por ello se limpiará con telas suaves húmedas. En el caso de la cerámica,

la mayoría del material ha sido limpiado en los últimos días de la temporada 2010; pero el material

lítico se encuentra sin limpiar, en su totalidad.

6.2.2.1. Análisis cerámico

A) Dibujo, codificación y fotografiado del material cerámico

Se realizará una selección del material diagnóstico, de cada bolsa, bordes, fragmentos decorados

(alteración de la superficie o adición de otro material a la superficie), aplicaciones y bases. Luego se

procederá a rotular cada fragmento de cerámica, para tal actividad se utilizará “corrector liquido”, y

un marcador FABER CASTELL Multimark 421 Superfina 0,6 mm color negro. Esta inscripción se

realizará en la parte posterior de cada tiesto, en una zona lisa, donde aplicaremos una pequeña

cantidad de “corrector” y sobre el “corrector” seco se anotará la nomenclatura, indicando el código

del sitio (QT-36), el número de unidad y el número correlativo de tiesto, de la siguiente manera:

QT36-004-02. Los fragmentos más pequeños o con una superficie que no debería de dañarse no se

rotularan y se le colocará en una bolsa con una anotación en la etiqueta de la bolsa que procede.

El análisis del material cerámico se realizará con el fin de identificar la morfología, la función y la

tecnología presente en cada uno de los materiales analizados. Así también, este análisis nos

permitirá identificar diversos estilos cerámicos vinculados a las sociedades o grupos de las

sociedades en estudio, esto mediante la identificación de las técnicas de elaboración, componentes,

decoración, calidad y características de la pasta.

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37

Una vez rotulados los fragmentos se procederá a dibujarlos. Para el dibujo utilizaremos papel bond

de tamaño A4 de 90 g, papel CANSON de 110 g, portaminas FABER CASTELL borrador blanco

ARTESCO, regla y escuadras ARTESCO, alambre de plomo, una madera de forma paralelepípeda,

diagrama con círculos concéntricos milimetrados (diametrador) y calibrador de marca LITZ.

Primero se plasmará el dibujo en papel bond, utilizando alambre de plomo para definir la forma, la

madera para orientar el fragmento y el diametrador para calcular el diámetro de la boca o base de la

vasija, luego se calcará el lado dibujado (si se trata de un borde o base) para trasladar la imagen al

lado opuesto, de tener decoración esta se dibujará en la parte interna del dibujo (si la decoración es

externa, en la mitad izquierda y si la decoración es interna, en la mitad derecha), en los casos

especiales (aplicaciones o fragmentos decoradas sin borde o base) se dibujará las principales

características del fragmento y su perfil o corte. En la hoja de dibujo consignaremos el nombre del

sitio (Chaupisawakasi QT-36), el número de unidad, el locus de procedencia, el código del

fragmento, la fecha del dibujo, el nombre del dibujante. Así en esta misma hoja se realizará una

descripción de las principales características del fragmento, indicando el tratamiento superficial

(alisado, pulido, bruñido), el color externo (se usará la tabla de colores MUNSELL), el tipo de

cocción, y los desgrasantes identificados a simple vista. Finalmente fotografiaremos todos los

fragmentos diagnósticos dibujados, para esto utilizaremos una cámara digital marca NIKON semi-

profesional con 10 megapíxeles de resolución. Concluido esto, los dibujos serán escaneados y

digitalizados para su presentación en el informe final de la tesis.

B) Tipología

Con las formas plasmadas en los dibujos que se elaboraran, realizaremos una identificación tecno-

morfológico-funcional. Como primer paso dividiremos las vasijas en dos grandes grupos: vasijas

abiertas y vasijas cerradas (Lumbreras 2005: 116, Orton et al. 1993:78), luego valiéndonos de los

estudios precedentes (Steadman 1996, Chávez 1992, Klarich 2005) separaremos las vasijas de

acuerdo a su forma (botellas, tazones, ollas, platos, etc.) y luego por alguna característica particular

de alguna de las partes de la vasija (paredes divergentes, cuello recto, etc.). Con respecto a la

decoración tomaremos como base los estudios de Steadman (1996: 75-93) para definir algunos

tipos decorativos. A pesar de que tomaremos en cuenta los estudios mencionados, si identificamos

alguna variante o problema en cuanto a la metodología clasificatoria, esta será subsanada con

nuevas categorías que estén más ajustadas a la materialidad.

Los datos obtenidos nos servirán para relacionarlos con la estratigrafía del sitio, así podremos

observar “modas” y cambios en estas de acuerdo a las ocupaciones del sitio. Así, elaboraremos

distintos cuadros estadísticos que reflejen bien estas relaciones. Aquí debemos de aclarar que estas

clasificaciones solo sirven cuando están relacionadas con otros artefactos y dan cuenta de su

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participación en el proceso productivo, ya que estas clasificaciones solo existen dentro del análisis

subjetivo del investigador.

C) Análisis de pastas

Para el análisis de pastas se utilizaran todos los tiestos provenientes de la unidad 004, por ser la que

nos ha brindado datos más abundantes, tanto en cantidad como en calidad; aunque por cuestiones

metodológicas y de tiempo hemos decidido discriminar de la muestra aquellos fragmentos que no

sobrepasen los 2 cm2 de superficie. Para el análisis de las pastas utilizaremos una hoja de cálculo de

Microsoft Excel donde se contenga los principales datos del registro del fragmento, sus

características y dimensiones. En la hoja de cálculo se contendrá los datos de cada tiesto como:

número de caja, número de bolsa, unidad de excavación, número de locus, código (si el fragmento

es diagnóstico), estilo (Pukara, Qaluyu, Collao u otro), forma, diámetro, espesor de la pasta,

tratamiento superficial (alisado, pulido o bruñido), cocción (oxidante, reductora o mixta), color de

pasta (tabla de colores Munsell), color de superficie, decoración externa, decoración interna, tipos

de antiplásticos presentes, porosidad, frecuencia, granulometría, forma de antiplástico.

Para medir el grosor de la pasta se utilizará un calibrador de 0 - 150 mm de marcas LITZ, para los

colores se usará la tabla de colores “Munsell Color Chart” la cual nos ayudará a reducir la

subjetividad presente en nuestras observaciones, al momento de definir un color o un matiz de este.

Para el análisis de los antiplásticos usaremos un estereoscopio con un aumento máximo de 50X, el

cual nos permitirá observar los antiplásticos presentes en la pasta, la porosidad, la frecuencia, la

granulometría y la forma de los antiplásticos. La porosidad se determinara de manera relativa

usando una escala que va de 0 a 2, siendo 0 = casi nula, 1 = semiporosa, 2 = porosa. Con respecto

a la frecuencia usaremos la Tabla de Matthew y colegas (1991 en Orton et al. 1993: 238, Fig. A.4), la

cual utiliza una escala de 5%, 10%, 20% y 30% de presencia de antiplástico en la pasta. Para la

granulometría se utilizará una escala que va de 0 a 3, donde: 0 es menor de 0,5 mm, 1 está entre 0,5

mm y 1 mm, 2 está entre 1 mm y 2 mm, 3 es de 2 mm o mayor tamaño. La forma de los

antiplásticos se definirá usando la Tabla de Barraclough (1992 en Orton et al. 1993: 238, Fig. A.5),

que pueden ser muy angulares, angulares, sub-angulares, sub-redondeados, redondeados y muy

redondeados.

Una vez completada nuestra hoja de cálculo, podremos obtener cuadros estadísticos que nos den

cuenta de la inversión de fuerza de trabajo utilizada en la producción de la cerámica. Por ejemplo, el

uso de antiplásticos no disponibles en zonas cercanas (así como su cantidad presente en la pasta), la

selección de los antiplásticos que se refleja en el tamaño de los mismos y la calidad de estos al

utilizarse en la producción de la cerámica, las decoraciones utilizadas, la calidad de las arcillas, el

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control de la cocción de las mismas que requirió un mayor control al momento de la fase final de la

producción cerámica. Así iremos puliendo los indicadores durante el proceso de análisis.

6.2.2.2. Análisis lítico

Una vez limpio el material lítico, se rotulará (usando el mismo código que para la cerámica y solo se

dará cuenta del código anotándolo en una etiqueta dentro de la bolsa del objeto), luego se dibujará

los objetos líticos seleccionados (principalmente dibujaremos puntas líticas y otros objetos de

relevancia). Para el dibujo se usará principalmente los mismos materiales que para el dibujo

cerámico, pero enfatizando en el registro de la nervaduras y negativos que pudieran presentar los

restos líticos.

Luego se clasificarán los elementos según su forma y función. La muestra incluirá la totalidad de los

restos líticos recogidos. Asimismo también usaremos una hoja de cálculo de Microsoft Excel para

registrar los principales datos del material analizado, donde se dará cuenta del número de caja,

bolsa, unidad, locus, código (si lo tuviera), tipo de utensilio o resto, soporte o materia prima

utilizada en la elaboración.

Con esta información se procederá a elaborar cuadros estadísticos, que nos servirán para mesurar la

producción de objetos y el tipo de objetos utilizados en el área de la excavación, lo que nos

permitirá inferir prácticas sociales. Así también el soporte utilizado (materia prima) y los retoques

empleados para la producción de los restos líticos, nos servirá para medir la cantidad de trabajado

invertido en la producción de estos.

Para un mejor registro, se fotografiará todos los elementos, para ello se utilizará una cámara digital

semi-profesional marca NIKON de 10 megapíxeles.

6.2.3. Análisis de material orgánico

El material orgánico recuperado, de las excavaciones de la temporada 2010 en el sitio, fue

seleccionado de acuerdo a su naturaleza (malacológico, óseo y vegetal).

6.2.3.1. Análisis osteológico

De los materiales mencionados solo analizaremos los restos óseos, de todas las unidades excavadas

en el sitio, dentro de los cuales seleccionaremos de cada bolsa los restos más diagnósticos; esto

debido a nuestro, aún, precario conocimiento de la zooarqueología y por cuestiones de tiempo.

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Luego el material óseo que se seleccionará de cada bolsa será limpiado utilizando cepillos dentales y

pinceles para retirar la arena y tierra adherida al material.

Luego clasificaremos los elementos según la especie a la pertenece y a la posición anatómica del

resto óseo, como ya mencionamos la muestra incluirá la totalidad de las bolsas registradas, de donde

se extraerá los restos más diagnósticos o de más fácil identificación. Ingresaremos los datos

obtenidos a una hoja de cálculo de Microsoft Excel para registrar los principales datos del

fragmento óseo analizado, donde se registrará el número de caja, bolsa, unidad, locus, si es un

fragmento o un hueso entero, la parte del esqueleto, si el resto ha tenido algún tipo de alteración

para producir un artefacto nuevo, la especie, si presenta corte y si los presentara en que parte del

hueso identificado se ubica.

- Mamíferos: Para la identificación de estos restos óseos tomaremos en cuenta el patrón anatómico

de un esqueleto de Lama glama “llama”, del Laboratorio de la casa del Proyecto Collasuyo, así como

también bibliografía especializada como la producida por: Hesse (1985), Pacheco y otros (1979) y

Sisson y Grossman (1990).

- Restos humanos: Los fragmentos de restos humanos serán analizados en base a manuales de

antropología física: Bass (1995), Buikstra y Ubelaker (1994), y Campillo y Subirà (2004).

6.3. Metodología de exposición: presentación de los datos obtenidos y de la representación

formulada

Esta metodología será desarrollada en el transcurso de la elaboración de la tesis y se explicará en el

informe final, esta permitirá un mejor entendimiento de la organización de los datos y de la manera

en que explicaremos nuestra representación arqueológica.

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41

7. ESQUEMA DE INVESTIGACIÓN

DEDICATORIA

RESÚMEN

ABSTRACT

AGRADECIMIENTO

ÍNDICE

PRESENTACIÓN

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I: LA CUENCA NORTE DEL LAGO TITICACA: DESCRIPCIÓN DE LAS

CONDICIONES MATERIALES

1.1. Ubicación geográfica-política

1.2. Geomorfología

1.3. Recursos mineros de importancia arqueológica

1.4. Edafología

1.5. Hidrología

1.6. Clima

1.7. Ecología

1.7.1. Flora

1.7.2. Fauna

1.8. Las condiciones materiales de existencia y las sociedades de la cuenca norte del Lago Titicaca

CAPÍTULO II: LA CUENCA NORTE DEL LAGO TITICACA DENTRO DEL

CONTEXTO DE LA ARQUEOLOGIA ANDINA

2.1. La importancia del Altiplano Andino en la Arqueología Andina

2.2. Arqueología de la cuenca norte del Titicaca

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42

CAPÍTULO III: ARQUEOLOGÍA DEL VALLE QUILCAMAYO-TINTIRI

3.1. Ubicación geográfica-política

3.2. Factores tafonómicos que afectan la materialidad social

3.3. Algunas referencias previas de la materialidad arqueológica del valle

3.4. Las prospecciones del valle Quilcamayo-Tintiri (Programa de investigaciones arqueológicas

Asiruni)

CAPÍTULO IV: LA PROSPECCIÓN DEL VALLE QUILCAMAYO Y NUEVOS SITIOS

IDENTIFICADOS EN EL VALLE TINTIRI

4.1. Metodología

4.2. Sitios y objetos arqueológicos del valle Quilcamayo-Tintiri (temporada 2008)

4.2.1. “Arcaico” o Cazadores - Recolectores

4.2.2. Qaluyu

4.2.3. Pukara

4.2.4. Collao

4.3. La prospección de todo el valle Quilcamayo-Tintiri

CAPÍTULO V: CHAUPISAWAKASI: UN SITIO FORMATIVO EN LA ZONA DEL

QUILCAMAYO

5.1. Ubicación geográfico-política y contexto social

5.2. Marco Teórico

5.3. Hipótesis

5.4. Metodología

5.5. Excavación

5.6. Estratigrafía

5.7. Arquitectura

5.8. Descripción y análisis de los objetos

5.8.1. Análisis cerámico

Tipología

Composición de pastas

5.8.2. Análisis del material lítico

5.8.3. Análisis de material óseo

5.9. Representación Materialista Histórica del sitio “Formativo” Chaupisawakasi dentro del valle

Quilcamayo-Tintiri.

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43

CAPITULO VI: DISCUSIÓN, SÍNTESIS Y CONCLUSIONES

6.1. La importancia socioeconómica del valle Quilcamayo-Tintiri en la cuenca norte del Titicaca,

durante el periodo precolonial

6.2. Las sociedades sedentarias del valle Quilcamayo-Tintiri

6.2.1. Los cazadores-recolectores

6.2.2. Qaluyu

6.2.3. Pukara

6.2.4. Collao

6.3. Sugerencias para las investigaciones futuras

6.4. Síntesis

6.5. Conclusiones

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ANEXOS

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51

FIGURAS

Figura 1: Fotografía satelital del departamento de Puno, distrito de Azángaro.

Figura 2. Mapa geopolítico del distrito de Azángaro, Puno. Tomado de MPA (2007: 21).

Figura 3. Cuenca hidrográfica del lago Titicaca.

Figura 4. Valle Quilcamayo-Tintiri y ubicación del sitio Chaupisawakasi (QT-36) en la carta

geográfica nacional 30-v (Azángaro).

Figura 5. Mapa con los sitios identificados por el PIARA en el valle Quilcamayo-Tintiri, hasta la

temporada 2007. Tomado de Tantaleán (2010a: fig. 92).

Figura 6. Fotografía panorámica del sitio Chaupisawakasi desde el norte.

Figura 7. Fotografía del sitio Chaupisawakasi desde el norte, indicando las ubicaciones de las

unidades de excavación.

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Figura 1. Fotografía satelital del departamento de Puno, distrito de Azángaro.

Figura 2. Mapa geopolítico del distrito de Azángaro, Puno. Tomado de MPA (2007: 21).

N

N

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Figura 3. Cuenca hidrográfica del lago Titicaca.

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54

Figura 4. Valle Quilcamayo-Tintiri y ubicación del sitio Chaupisawakasi (QT-36) en la carta geográfica nacional 30-v (Azángaro).

Chaupisawakasi

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55

Figura 5. Mapa con los sitios identificados por el PIARA en el valle Quilcamayo-Tintiri, hasta la temporada 2007. Tomado de Tantaleán (2010a: fig. 92).

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Figura 6. Fotografía panorámica del sitio Chaupisawakasi desde el norte.

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57

Figura 7. Fotografía del sitio Chaupisawakasi desde el norte, indicando las ubicaciones de las unidades de excavación.