La Ontología de Hartmann · los sitios más visibles: Mimí Belar Félix Lucero y el mismo Roberto...
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Por Enrique GONZALEZ ROJO
La Ontología
de Hartmann 1
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RE.POSICIONES y ESTRENOS
La elección de reposiciones, dentro delas obras presentadas en el lustro precedente, fue en general acertada, ya quereunió a las de la cosecha de 1951 -quees, para muchos aficionados al espectáculo, la solera preferida-, otras de las máslogradas.
Entre las primeras se contaron "ElChueca" -éxito de Guillermo Keys-;"La manda" -en la cual tuvo la orquesta uno de sus mejores guías, que dio relieve a la partitura-; "Tonantzintla"-modificada su coreografía-; "Baladade la luna y el venado" -con vestuariodiferente, contrastado en blanco y negro-; "Tierra" y "El sueño y la presencia".
De la segunda etapa se repusieron "Elinvisible" -retocada la coreografía inicial- y "La Valse" -que no superó a lasprecedentes realizaciones, ni en coreografía ni en escenografía-; de la tercera,el mayor acierto, hasta ahora: "Zapata"y "Concerto", armónicamente logrados:.de la última, sólo "Juan Calavera".
De los once estrenos hay que señalar,aunque sea apresuradamente -a reservade insistir en ello, más tarde-, como indudables aciertos, "El encuentro" -quereunió excelencias de coreografía, interpretación y montaje-, "Los gallos" y elsingular, humorístico, de "El deportista".
mientras la ontología une a los pensadores, la metafísica los separa. Para analizar sin prejuicios el terreno ontológico,Hartmann piensa, tras di ferenciar el sery el ente -que "se distinguen exactamente como la verdad y lo verdadero"-, quehay que comenzar con el ente, aún más,con el "ente en cuanto ente" de Aristóteles, quien "formuló el problema mismo deun modo que es ejemplar)' aun hoy deno agotada fertilidad". Exi tiendo diversas desviaciones con respecto a esta correcta formulación de la ontología, Hartmann llama la atención del error que creeencontrar en el punto de partida heideggeriano respecto a la ontología. A propósitode esto, dice nuestro filósofo que Heicleggel' "En lugar de la cuestión del 'ente encuanto ente' pone la cuestión del "sentidodel ser'." Y agrega que: "La consecuenciade este punto de pat'tida es comprenderpor adelantado todo ente como relativo alhombre. Es el suyo en cada caso. Todaslas determinaciones ulteriores son el resultado de la relativización al yo del hombre: el mundo en que yo soy es el 'en cadacaso mío', pudiendo muy bien, pues, serotro para cada uno; igualmente es la verdad 'en cada caso mía'."
La acusación de Hartmann contra Heidegger se basa' en que encuentra en él unaexposición ontológica que no es neutral,sino que, un tanto subrepticiamente, estácontaminada del antropologismo existencial. El pecado dé Heidegger reside enque confunde "prácticamente el ser y lamanera de darse el ser". Como Heidegger condiciona el ser a su manera de dar-
1 Nicolai Hartmann: Onta/og-ía. l. Fundamentos. Fondo de Cultura Económica. Méxicn . 1955. 381 pp.
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Eso dio como resultado, en la últimatemporada de danza moderna, una cohesión mayor dentro del conjunto de elementos artísticos y, por consiguiente, mayor unidad también y una homogeneidadmás lograda en el espectáculo.
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LA MANERA que tiene Hartmann dehacer destacar la Onlología consiste en compararla con la metafísica.
Por eso su punto de partida, "más acá delidealismo y el realismo", nos muestra claramente su deseo de definir la onlorogíacomo lo que prerreflexiva y cotidianamente empieza "antes de los problemasmeta físicos". Además de usar la metafísica como concepto delimitador de lo quees lo ontología, Hartmann compara paraambas disciplinas en relación con la preeminencia que pueda tener alguna de ellassobre la otra. Su conclusión, al respecto,es que "de la manera de tratar la cuestión del ser resultan consecuencias queson decisivas para la metafísica. Peroesta relación no se deja inverti r". Esto,dicho en otras palabras, equivale a asentar que la metafísica no es posible sin laontología, mientras que ésta sí lo es inaquélla. La ontología. por eso mismo, notiene necesidad de tomar posición, segúnHartmann, pOi" el realismo o el ic!ealismo, que son posturas metafísicas, ya gUi",
ontológicamcnte, en esta posición cotidiana y prerreflexiva. "Las teorías idealistas se las han en todo tiempo y en todascircunstancias con los mínimos fenómenos elel ser que ];¡s realistas". O sea. que
CON LOS INTERPRETESACTUALES
Reimpresa en junio de 1956, en el primer tomo de Teatro mexicano del sigloXX, dentro de la serie "Letras mexicanas" del Fondo de Cultura Económica,prologado por quien esto escribe, llevóasí su mensaje a una generación que laignoraba a pcsa r ele sus méritos indudables de los que también aquí se ha hablado.
LA PIEZA Y SU SIGNIFICACION
Para pasar de lo real a lo imaginado,o soñado, Víctor Manuel Díez Barroso,con V é1'lcete a t·i mismo, tendió un puenteque vino a unir, dentro de su pieza, aquellos caminos que sucesivamente siguierenLenormand en Francia y Priestley en Inglaterra.
Entró de ese modo en los dominios delsubconsciente, llevando consigo a los espectadores, sorprendidos por ese viajeinesperado que los sacaba, de pronto, delos senderos tan hollados por los dramaturgos realistas.
Por eso puede afirmarse que no se había dado antes, aquí, "ese toque mágicopor el que lo real parecía irreal y viceversa", pues "flotaba en determinadosmomentos una vaguedad sugerente, comoen las obras del simbolismo", aunque fuera de otro orden.
T.A TEMPORADA DE BALLETDE BELLAS ARTES
El triunfo inicial de Víctor ManuelDíez Barroso, con esa obra suya -quese nFla~btuvo en escena, en .el antiguo teatro 'a regas, durante vanos meses, y sellevó después a otros escenarios, en añospróximos al de su estreno- quedó confirma?o ahol:a con esta reposición queactualtza la pIeza.
La obra de Díez Barroso no sólo fuerepresentada, hasta mediados del últimodiciembre, en el breve local del teatro de"Las Máscaras": también fue aplaudida,por los mismos días, en el teatro de laVII Feria Mexicana del Libro.
Fue el director Antonio Monsell quienguió esta vez, dentro de ese grupo de jóvenes estudiantes de teatro que se reconocencomo alumnos, en su mayoría, del primeractor Andrés Soler, a los intérpretes deT'éncete a ti mismo, entre los que ocupanlos sitios más visibles: Mimí Belar FélixLucero y el mismo Roberto Ceball~s.
La temporada de danza moderna, queofreció el Instituto Nacional de BellasArtes en su principal sala de espectáculos, de la última semana de noviembre ala tercera de diciembre de 1956, mereceu.n comentario más amplio que el quesIgue.
Tras la forzosa pausa del año anterior,la. elección de reposiciones y estrenos sehIZO de modo más consciente y meditadoque otras veces, y los resultados de latemporada fueron, por ello. superiores alos de temporadas precedentes de danzamoderna.
Los di\'crsos grupos de ballet, que antesaparecían en programas sucesivos de manera in?ependiente, un tanto anárquica,reconocIeron esta vez -a excepción deuno de ellos- un centro coordinador común a tonos.
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que no es una actitud filosófica, de queno es una pregunta a la que se pudieraresponder con una tesis realista o unaidealista.
En relación con el tercer tema, nos parece que Hartmann hace una crítica máso menos certera a la posición heideggeriana (porque es induclable que el Daseind.el. ~utor ele "El ser y el Tiempo" impoSIbIlIta todo espíritu objetivo) ; pero comoel antropologismo ontológico de Hartmannes, confesadamente, no filosófico la crí-tica resulta defectuosa porque en' vez deinstar a Heidegger a reconocer la conquista racional (hecha en el siglo XIX porHegel) de que hay una !lecesidad dialéctica apresable por el espíritu (con lo queel Dasein no podría relativizar el ser a suL:structura antropológica), 10 que deman~
da a Heidegger es, tan sólo, que deje defilosofar para empezar a filosofar, quehaga una ontología neutra para levantaruna metafísica.
En ~onexión con el cuarto tema, podemos afmnar. que Hartmann no define conabsolut~ claridad qué sea lo ontológico..f:Ia olVIdado que, para hacer ontología,tIene que haber también cierta dosis dereflexión: no una reflexión explicativacomo la metafísica, sino una reflexión delimitadora. Cuando vemos un árbol nonos damos cuenta, sin una peculiar actitudrefleja, que estamos en actitud natural,que tenemos una intentio recta, que hacemos ontología. ¿ Cuál es la esencia, entonces, de esta reflexión propia de la ac1itud ontológica? La nota característicade esta posición sui generis reside en quelo único que se piensa es que no hay queexplicar metafísicamente la presencia denuestra representación.
El quinto tema, referente a la interpretación ontológica de la ciencia, constriñea esta última a la sola experimentación oanálisis, sin ver que el objeto de la ciencia -o de la filosofía- es, por esencia
-y existencia, algo que rebasa nuestrapercepción ontológica, nuestro reducidomundo coticliano, nuestra experimentacióncientí fica especial. La ciencia es vista comoexperimentación o análisis y no como dialéctica._Por último, debemos aclarar que, en re
ferencia con el sexto tema, nos parece.inconsecuente hablar de un realismo ontológico. El "ente en cuanto ente" formulado, como lo hace Hartmann, ~n un sentido no metafísico, pero realista, trae acuestas una doble reflexión que parecederrumbar las descripciones que anteriormente. nos ha proporcionado d filósofo,porque tiene una actitud refleja no sóloen la concepción de una ontología deslindada de la metafísica, sino de un realismo ontológico distinguido de un supuesto idealismo igualmente ontológico.
Sin la ontología (que huye de la meta física), en la actitud natural no se nosdan ni la metafísica del dilema idealismorealismo, ni un realismo o un idealismoontológicos: lo único que se nos brinda esla vida no filosófica. Si Hartmann elige,por un lado, la reflexión peculiar de la ontología, y, por otro, la actitud nuevamenterefleja de un realismo ontológico, es porsu desconfianza de toda explicación verdadera. Si se opta por esta ontología, creemos muy difícil el tránsito a la explicación. porque siempre norirá decirse qU2
la descripción fenoll1e¡;()k;~'jca del nivel(ntológico es insuficiente, y esto hace que,"por describir el árbol, se olvide el bosque".
jeto como independiente o siendo en sí";en este sentido "la ciencia comparte elrealismo natural de la conciencia ingenuadel mundo"; pero hay que entender bienque este realismo ontológico, prerreflexiva, no es el metafísico-filosófico, es elrealismo que surge de la consideracióndesinteresada del "ente en cuanto ente".
Seis son, en consecuencia, los temas importantes que encontramos en esta somer~ exposición de la ontología hartmanmana:
1. La idea de que hay una prioridad delo ontológico respecto a lo metafísico.
2. La pretensión de una ontología almargen del dilema idealismo-realismo.
3. La polémica con Heidegger.4. La descripción de la actitud ontoló
gica 'como una intentio recta, cotidiana yprerreflexiva.
5. La interpretación ontológica de laciencia.
6. La concepción de un realismo II metafísico, sino ontológico.
En referencia al primer tema, podemosconcedel- a Hartmann que tiene razóncuando opina que la metafísica es fundada por la ontología; pero hay que tenerpresente que esta fundamentación es estrictamente antropológica, ya que resultaindudable que el hombre, antes de reflexionar, de tomar una actitud leoréticav.ive en actitud natural. Cuando, verbi gra~
'Cla, ve un árbol, no se pregunta normalmente si esa representación se inserta enuna tesis realista o en una idealista, sinoque, simple y llanamente, ve el árbol. En
_ realidad, la diferencia que hay entre losconceJ?t?s hartInan~ianos de ontología ymetaflslca se conVIerte en la distinciónque existe entre vivir cotidianamente, sinpre.gun.tarn?~ por las razones del vivir, yVIVIr II1qUI nendo, investigando auestr;:¡propia existencia, o sea, la distinción entre la vida y la filosofía. Si, por lo contI-ario, abordamos el problema desde otropunto de vista (desde una actitud filosófico-explicativa), nos hallaremos, por laley inmutable de que todo lo condicionadopide, necesariamente, un condicionante,(que Hartmann cali ficaría, de metafísica), con que si vivimos, si hacemos ontología, si incluso tenemos una intentio recta, sólo es posible por una metafísica o,mejor dicho, por el objeto de la metafísi-
- ca, por la condición real que nos crea conla facultad no sólo de vivir (o hacer ontología) sino de tener 'i.lna aprehensiónr~cional del antecedente que nos condiClOna.
Por otra parte, no estamos de acuerdocon la ciesignación de metafísica que aplica nuestro filósofo a las posiciones gnoseológicas. Influido en este punto por neokantianos, positivistas y fenomenólogos,Hartmann entiende por metafísica todoque escapa o desborda el nivel ontológico. Pero esta concepción lo lleva, por unaparte, a considerar como "metafísico" elobjeto de la física, el objeto que, con independencia de nuestra percepción, actúanecesariamente sobre la base dialéctica dela causalidad y la acción recíproca, y, porotra parte, como "no metafísica" la vidaprerreflexiva y cotidiana de la intentiorecta que -por no tener conexión algunacon el objeto de la física- recibiría conmayor propiedad el calificativo de "metafísica" .
E:1 10 (;1.1(' se re rerc al s:::'g~:n(~o ~erllQ,
c;lTl:'I:¡('Jl:(' que la ontología l'~;tá al margL:n del dilema realismo-idealismo; pero¿ por qué lo está? Por la sencilla razón de
se, resulta que la ontología e'stá fincadaen el Dasein temporalizado. En Heidegger, entonces, hay una mal interpretaciónde la ontología en beneficio de una metafísica. Cuando menos es la impresión general que deja la filosofía del autor de"El Ser y el Tiempo". "No habría, sinduda, nada que objetar en contra -diceHartmann-, si se distinguiese a cada paso lo dala en cuanto tal de. la manera dedarse". Pero -termina decididamente"esto es justo lo que falta". En Heideggerno es posible la ontología neutral, a salvode interpretaciones metafísicas -y, porello, como terreno común en el que necesariamente tienen que abrevar los filósofos-, porque este pensador priva "radicalmente de toda fuerza y todo derechoa todo lo espiritual supraindividual, a todoespíritu objetivo"; Heidegger "renunciaa lo más valioso a que dio evidencia lafilosofía alemana en la época de su florecimiento (de Kant a Hegel) "y tan sóloal individuo y su decisión privada hacejusticia". Hartmann termina condensandoen una fórmula sus diferencias respectoa Heide~ger: "El ser del ente permaneceindiferente a todo lo que el ente puede ser'para alguien':"
Después de esta polémica con Heidegger; Hartmann se preocupa por caracterizar la actitud ontológica, y encuentra queésta "no es, en absoluto, una actitud refleja, una actitud que hubiera de conquistarse únicamente por un camino filosófico" sino que posee, más bien, una actitud"emparentada con la natural". A la actitud natural, no reflexiva, la denominaHartmann con el nombre de I'IIteniio rectay a la actitud refleja -insita en la teoríadel conocil)liento, de la psicología, de lalógica- con el de Intentio obliqua. LaIntentio recta "Es aquel1a mediante lacual nos orientamos en el mundo, en virtud de la cual nos adaptamos con nuestroconocer a los menesteres de la vida cotidiana" .
Hartmann nos dice que en el siglo XIX
todas las filosofías tenciían hacia una intentio obi-iqua, o sea, que eran eminentemente metafísicas. El criticismo, logicis1110, metodologismo o psicologismo se caracterizan precisamente por no ser ontológicos, por carecer de una inte}1tio recta.La ontología, entonces, "es el restablecimiento de la direcció¡1 natural de la. vista" y, por ello, "se abstrae en absoluto dela reflexión", de toda intentio obliqua.
Como la ciencia (según Hartmann) tiene también una intentio recta, si se traza"una línea divisoria entre la ciencia ensentido estricto y la filosofía", veremosque mientras la ciencia cae dentro de laontología, la psicología, la lógica y la teoría del conocimiento caen del lado metafísico de la filosofía. Hartmann consideraque entre la actitud natural, ontológica yprerreflexiva, y la actitud científica nohay más que una diferencia de grado yno una diferencia cualitativa: "el objetode la ciencia natural es sólo la ampliacióndel objeto ingenuamente aprehendido".Además de la ciencia y de la actitud natural, tienen una inlentio recta las cienciasdel espíritu (derecho, moral, arte, etc.)La actitud ontológica propiamente dichaconsiste en elevar al plano de la conciencia la intentio recta de las otras actitudes,ya s~ trate de la natural, de la científicao de bs cienci:ls espirittnles.
Sin embargo, la actitud ontológica 110
es absolutamente neutra, sino que, comoel realismo metafísico, "entiende su ob-