LA OPONIBILIDAD y LA INOPONIBILIDAD DE LOS ACTOS JURÍDICOS

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    LA OPONIBILIDAD y LA INOPONIBILIDAD DE LOS ACTOS JURDICOS

    482. PRECISIN. En los captulos anteriores hemos concluido que el pleno vigornormativo de los actos jurdicos est limitado a quienes son o se reputan partes en ellos,

    y que, por el contrario, dichos actos, salvas raras excepciones legales, son ineptos paraconferir derechos o imponer obligaciones a los terceros, quienes estn protegidos por elpostulado de la relatividad de aquellos.Ahora bien, aqu se trata de dilucidar otra cuestin diferente, pero ntimamente ligada alas precitadas conclusiones, cual es la de determinar si la eficacia de los actos jurdicosentre las partes tiene que ser siempre reconocida y acatada por los terceros o si estos,

    por el contrario ya lo menos en algunos casos, estn legitimados para rechazar oimpugnar esa eficacia entre las partes. Si lo primero, se dice que el acto es oponible aterceros; si lo segundo, que les es inoponible.Por otra parte, importa advertir que la cuestin que se trata de dilucidar no concurre demodo exclusivo en el terreno de los actos jurdicos, sino que tambin se da en campos

    distintos, como en el de los fallos judiciales ejecutoriados que se rigen por el principiode la relatividad de la cosa juzgada, anlogo al que se predica de la relatividad deaquellos actos, y que se suele anunciar de modo similar, expresando que "la cosa

    juzgada no perjudica ni aprovecha a quienes no han sido partes en el proceso" (res interalios judicata allis requete nocere neque prodesse potest), frmula esta que tambinsuscita la cuestin de la oponibilidad e inoponibilidad de los fallos judicial los terceros.

    Pero como el tema propio de esta obra es el de los actos jurdicos celebrados entre losparticulares en ejercicio de la autonoma que la ley les reconoce, al exponer la teora alrespecto limitaremos su examen a lo que se refiere a dichos actos y no a otras figuras,como la cosa juzgada que es materia de estudio por el derecho procesal.

    1. La oponibilidad de los actos judicos

    483. CONCEPTO. Si el postulado de la autonoma de la voluntad privada autoriza a losparticulares para arreglar porcin considerable de sus relaciones sociales mediante lacelebracin de actos jurdicos, a condicin de que, salvas las contadas excepcioneslegales que ya hemos enunciado 1, no se pretenda imponer derechos u obligaciones alos terceros, la lgica del sistema conduce a establecer a cargo de estos el deber derespetar esos actos ajenos, o sea, el de no desconocerlos arbitrariamente. De esta suerte,

    la oponibilidad de los actos jurdicos a los terceros constituye la regla general y lainoponibilidad a ellos es la excepcin2.Cobra an mayor relieve el mencionado principio general respecto de los actos jurdicosenderezados a crear situaciones permanentes en que est interesado e! orden pblico,tales los que tienen por objeto la constitucin del estado civil de las personas, como elcontrato matrimonial, e! reconocimiento o la legitimacin de los hijos naturales, laadopcin, etc.Igualmente, el orden y la paz sociales estn comprometidos en e! respeto de la

    propiedad privada y dems derechos reales, los que, por su naturaleza, son oponibles atodo e! mundo (erga omnes), a cualesquiera personas distintas de sus titulares3, lo queconduce a que los actos jurdicos que tengan por objeto la constitucin o la mutacin de

    tal clase de derechos tambin sean oponibles a los terceros, cuando se hayan cumplidolas condiciones legales pertinentes.

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    La oponibilidad puede obedecer tambin a razones particulares que inducen allegislador a establecerla respecto de ciertos actos, como en los siguientes casos:1 Q) En razn de la declaracin de muerte pres\1nta por desaparecimiento, la sentenciaaprobatoria de la particin o adjudicacin que se dicte en e! proceso de sucesin delcausante y de liquidacin de su sociedad conyugal, puede rescindirse en favor de este, si

    reapareciere, o de sus legitimarios habidos durante e! desaparecimiento, o de sucnyuge, por matrimonio contrado en la misma poca, si promueven el respectivoproceso ordinario dentro de los diez aos siguientes a la fecha de la publicacin de lasentencia que declare la muerte presunta (C. C., arto 108 y C. de P. C., arto 657, 6).Sin embargo, la ley dispone que las personas en cuyo favor se haya dictado lamencionada rescisin "recobrarn los bienes en e! estado en que se hallaren,subsistiendo las enajenaciones, las hipotecas y dems derechos reales, constituidoslegalmente en ellos" (C. C., art. 109). De esta suerte, los actos de enajenacin oconstitutivos de derechos reales celebrados por los ad

    judicatarios son oponibles al desaparecido o a las dems personas beneficiaras de larescisin de la sentencia aprobatoria de la particin o adjudica

    cin4.2Q) Los contratos celebrados por terceros de buena fe con una sociedad viciada denulidad son oponibles a los socios de ella, o sea que dicha nulidad es inoponible adichos terceros. As, si un socio ha aportado un bien a la sociedad nula y esta lo enajena a un tercero de buena fe, esta enajenacin es oponible al aportante, quien no puede reivindicarlo contra el tercero, alegandola nulidad de la sociedad (C. C., art. 2084 y C. de Co., arto 502).De lo anteriormente dicho se concluye que la oponibilidad de los actos

    jurdicos no constituye, segn algunos lo entienden", excepcin al postuladode la re!atividad de dichos actos. Postulado cuyo alcance se limita a impedirque los agentes pretendan imponerles derechos u obligaciones concretos a los terceros,sino que se trata de evitar que estos, a su vez, invadan la rbita

    jurdica de las partes, negando la eficacia de actos que la propia ley reconoce.n. La inojJonibilidad de los actos jurdicos484. CONCEPTO. Segn qued dicho, el principio de la oponibilidad de los actos

    jurdicos a los terceros implica el deber que estos tienen de respetar las actuacionesajenas autorizadas por la ley. Sin embargo, tal principio no es absoluto, pues puedeocurrir que un acto, sin imponer derechos u obligaciones a los terceros, s pueda lesionarindebidamente otros derechos legtimos de estos, caso en e! cual deben ser protegidos,

    permitindoles desconocer y hasta impugnar el mencionado acto, vale decir,estableciendo la inoponibilidad de este frente a los terceros injustamente lesionados.

    485. Los MOTIVOS DE LA INOPONIBILIDAD. Con el criterio ltimamente expuestola ley consagra los ~asos de inoponibilidad de los actos jurdicos, casos que obedecen avar~adas razones concretas. As, unas veces se funda en que los agentes han piet~ridolas formalidades prescritas para la publicidad del acto, sin las cuales este no adquiere elcarcter de oponible a los terceros. Otras veces obedece a la inobservancia de ciertosrequisitos sustanciales de! acto, sin los cuales este no existe jurdicamente o, existiendo,estviciado de nulidad absoluta alegable por los terceros, como en los casos de ilicituden el objeto o en la causa, de pretericin de las solemnidades legales que miran a lanaturaleza del acto y en los de incapacidad absoluta de alguno de los agentes. En fin, unacto puede llenar todos los requisitos sustanciales y de publicidad, pero lesionar directa

    o indirectamente un derecho ajeno, como en la venta de cosa que no es de propiedad delvendedor ni este est legitimado para enajenarla.

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    486. a) LA INOBSERVANCIA DE LOS REQUISITOS DE PUBLICIDAD. Si losterceros tienen el deber de respetar la eficacia de los actos jurdicos entre las partes, esnatural que el cumplimiento de dicho deber presuponga que ellos tengan conocimientode tales actos. Por esta razn, la ley establece ciertos requisitos de publicidad que

    permiten presumir que los terceros estn informados de la existencia del acto respectivo.

    Son ejemplos de este motivo de inoponibilidad:1 Q) Los actos jurdicos rigen para las partes desde el momento de su celebracin; perorespecto de los terceros, solamente desde que estos adquieren una fecha cierta.Si el acto se ha otorgado mediante un documento pblico, que es elotorgado por un funcionario pblico en ejercicio de su cargo o con su intervencin,como la escritura pblica pasada ante notario o el que haga sus veces, e incorporada enel respectivo protocolo, dicho documento hace plena fe en cuanto a su fecha y, por esteaspecto, es oponible a terceros.Pero si el acto consta en un documento privado entre las partes, la fecha de l no secuenta respecto de terceros, o sea que es inoponible a estos, sino desde el fallecimientode alguno de los que lo han firmado, o desde el da en que ha sido inscrito en un registro

    pblico, o en que conste haberse aportado en un proceso, o en que haya tomado raznde l m\ funcionario competente en su carcter de tal, o desde que haya ocurrido otrohecho que le permita al juez adquirir certeza de su existencia (C. de P. C., art. 280).Sin embargo, la ley puede presumir que ciertos instrumentos privados tienen fechacierta. As, en punto de los ttulos-valores, se tiene como talla de su creacin y, endefecto de mencin, la de su entrega (C. de Co., art. 621). Trtase con esta presuncinde proteger a los tenedores en debida forma de tales ttulos.2Q) Entre las funciones que cumple el Registro de Instrumentos Pblicos est la de dar

    publicidad al estado o situacin de la propiedad inmueble (C. C., art. 2637, 2Q,actualmente derogado). As, est sujeto aesta formalidad todo acto, contrato,

    providencia judicial, administrativa o arbitral que implique constitucin, declaracin,aclaracin, adjudicacin, modificacin, limitacin, gravamen, medida cautelar,traslacin o extincin del dominio tiotro derecho real principal o accesorio sobre bienes races, salvo la cesin del crditohipotecario o prendario (decreto 1250 de 1970, arto 2Q, P).Ahora bien, "por regla general ningn ttulo o instrumento sujeto a registro o inscripcinsurtir efectos respecto de terceros, sino desde la fecha de aquel" (ibdem, art. 44).

    3Q) Las contraescrituras privadas, hechas por los contratantes paraalterar lo pactado en escritura pblica, no producen efectos contra terceros,o sea que son inoponibles a estos. Y lo propio ocurre con las contraescrituras

    pblicas, cuando no se ha tomado razn de su contenido al margen de laescritura matriz, cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado encuya virtud haya obrado el tercero (C. C., art. 1766). Agrgase alo dicho, segn acabamos de verlo en el ordinal anterior, que si la contraescritura estsujeta a registro, tambin es inoponible a los terceros

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    487. b) LA INOBSERVANCIA DE LAS SOLEMNIDADES LEGALES. En elapartado anterior nos referimos a la inoponibilidad proveniente de la pretericin delas formalidades requeridas por la ley para la publicidad de ciertos actos que, noobstante, existen vlidamente entre las partes, pero no frente a terceros. As, porejemplo, la compraventa de un inmueble no deja de existir ni deviene invlida entre las

    partes, porque se haya omitido su registro; pero, respecto de terceros, para quienes estaformalidad es un requisito de publicidad, la compraventa les es inoponible mientras esteno se cumpla.Aqu se trata ya de las solemnidades propiamente dichas (adsubstantiam actus), sin lascuales el acto se tiene por inexistente, por no perfeccionado (C. C., arts. 1500 y 1760 YC. de Co., art. 824), o por afectado de nulidad absoluta (C. C., art. 1741). En tal caso, lainexistencia o la nulidad no solo se predicanrespecto de las partes, sino tambin de los terceros, quienes pueden alegarlas

    precisamente para oponerse a la eficacia que el acto pudiera producir respecto de ellos.

    488. c) LA FALTA DE LOS REQUISITOS PARA LA EXISTENCIA O EL VALOR

    DEL ACTO. Lo que se acaba de decir respecto de las solemnidades legales, de las quehemos tratado separadamente para distinguirlas de las formalidades de publicidad, se

    predica igualmente respecto de la falta de cualquiera otra condicin para la existenciadel acto, como la voluntad o consentimiento, o la posibilidad y determinacin delobjeto, y de la falta de algunos de los requisitos para el valor de dichos actos,sancionada con la nulidad absoluta, como en los casos de ilicitud del objeto o de lacausa y en los de incapacidad absoluta de alguno de los agentes.

    Algunos consideran que la figura de la inoponibilidad de los actos jurdicospresupone que estos existan vlidamente, o sea, que estn llamados a producir laplenitud de sus efectos entre las partes, pero no as respecto de los terceros, lo queconduce a excluir dicha figura en los casos de falta de las condiciones para la existenciay la validez de dichos actos!;.

    Nosotros no compartimos esta opinin, porque, segn qued visto, la inoponibilidadconsiste precisamente en que los terceros puedan rechazar o impugnar la eficacia entrelas pmtes de ciertos actos. Por ejemplo, frente a una venta de confianza, contratoabsolutamente simulado, la inoponibilidad de este a los acreedores o a los asignatariosforzosos no estriba en declarar que tal contrato no genera derechos ni obligaciones en

    pro o en contra de los mencionados terceros, sino en legitimar a estos para desconocer oimpugnar los derechos y las obligaciones que las partes, sediciente vendedor ysedicientecomprador, han contrado simuladamente entre s, como tambin la consi- I guiente

    tradicin entre ellos de la cosa vendida7. Otro ejemplo: cuando sedice que la cesin de un crdito es inoponible a terceros mientras no se CUIn- l'

    pla la formalidad de la notificacin al deudor, no se est significando que, ,hasta entonces, ese contrato no puede producir derechos y obligaciones para dichosterceros, sino que estos pueden desconocer los efectos de la cesin entre las partes, y aslos acreedores del cedente pueden embargar el crdito como si este no hubiese sidocedido.Entonces y dentro de este orden de ideas, si los terceros estn facultados paradesconocer o impugnar un acto, entre otros casos, por falta de las condiciones para suexistencia o por estar viciado de nulidad absoluta, ello obedece a que, prescindiendo de

    la actitud que asuman las partes, dichos tercerospueden desconocer los efectos del acto entre estas; que es en lo que consiste '1

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    la inoponibilidad. II489. d) LA PROTECCIN DE DERECHOS DE LOS TERCEROS. Este criterio ocupa11

    lugar muy importante en el establecimiento de la inoponibilidad de ciertos Iactos jurdicos celebrados por las partes de buena fe o fraudulentamente. IVeamos algunos casos contemplados por la ley: .1) Segn lo vimos, la doctrina romana:y la moderna, acogidas por nuestra legislacin,consideran que la simulacin, en s misma no es ilcita, porque puede obedecer a losmviles inocentes y aun respetables; pero que, sin embargo, tambin puede estardeterminada por propsitos fraudulentos, por el nimo de burlar la ley o d~ defraudarlos derechos de terceros, como cuando los simuladores se confabulan para que uno deellos pueda eludir el derecho de persecucin que sobre sus bienes tienen sus acreedores,o el derecho del cnyuge en la socieda,d conyugal, o la participacin sucesoral de losasignatarios forzosos, etc.H, y que, entonces, la ley ocurre en defensa de esos terceros

    defraudados, concedindoles la accin de simulacin encaminada, segn su inters, adestruir el acto totalmente ficticio o a patentizar el verdadero acto disfrazado bajo unadeclaracin aparente y as poder atacado en su real dimensin.Igualmente, el inters del tercero puede consistir en desconocer la declaracin privadade las partes y en el mantenimiento de la declaracin aparente, como cuando hanegociado con una de dichas partes con fundamento en esta declaracin.En tales casos la ley se vale de la figura de la inoponibilidad del acto simulado a losterceros, estructurndola de dos maneras: o bien concedindoles a estos la accin desimulacin que equivale a hacer inoponible frente a ellos la declaracin aparente, o bienautorizndolos para desconocer la declaracin privada que altera la aparente, lo quetambin equivale a declarar inoponible dicha declaracin privada9.2) El acto que defrauda el derecho de persecucin que tienen los acreedores sobre los

    bienes de su deudor puede ser real, bien sea que se encuentre disfrazado por unadeclaracin ficticia, como cuando se encubre una donacin con el ropaje de una venta, o

    bien cuando se trata de una venta real, sin el subterfugio simulatorio.Contra estos actos que, se repite, son reales pero celebrados a sabiendas de la malasituacin del deudor que se empobrece con peIjuicio de sus acreedores, la ley lesconcede a estos un recurso impugnatorio que entraa una manifestacin de lainoponibilidad. Dicho recurso es la accin pauliana o revocatoria, enderezada a destruirel acto fraudulento y a reintegrar al patrimonio del deudor los bienes indebidamentesustradoslO.

    3) En nuestro sistema positivo, al igual que en el romano, la enajenacin de bienes por acto entre vivos supone la concurrencia de dos actos jurdicosdistintos: el ttulo, que consiste en un contrato traslaticio, como la venta, la permuta, ladonacin, etc. (C. C., art. 745), y el modo o tradicin, que consiste en la entrega real,simblica o ficti

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    del verdadero dueo de la cosa y esto ltimo se da tambin ya en el campo de latradicin de cosa ajena, porque para que este modo de adquirir produzca la trasferenciase requiere que el tradente sea dueo de dicha cosa, pues, de no serIo, "no se adquieren

    por medio de la tradicin otros derechos que los trasmisibles del misII:\atradente sobre la cosa entregada" (C. C., art. 752), o sea, que esa tradicin es inoponible

    al verus dominus, quien puede reivindicarla, mientras su derecho no se extinga porprescripcinll.

    490. CMO SE HACE VALER LA INOPONIBILIDAD. Depende de cada casoConcreto. La regla general es la de que la inoponibilidad sea alegada por los

    beneficiarios a manera de excepcin enderezada a enervar la accin que contraellos se ejerza para oponerles el acto respectivo. Tal el caso, por ejemplo, de un acto enque se hayan preterido las formalidades legales. Pero, en otros casos, la inoponibilidadse har valer mediante el ejercicio de una accin, como en los de simulacin, fraude alos acreedores, nulidad absoluta, etc.De todas maneras, lo cierto es que, salvo en los casos de inexistencia manifiesta y de

    nulidad absoluta, el juez no puede declarar de oficio la inoponibilidad, sino nicamentea instancia del beneficiario o beneficiarios.

    CAPTULO IIILA INTERPRETACIN, CALIFICACIN E INTEGRACIN DE LOS ACTOSJURDICOSlo La interpretacin de los actos jurdicos491. CONCEPTO. Interpretar un acto jurdico es averiguar el verdadero sentido y elalcance de sus estipulaciones. Quienes tienen que pronunciarse sobre un acto jurdico,especialmente los jueces llamado-s a aplicarlo, tienen que comenzar por entenderlorectamente, lo que con frecuencia resulta difcil debido a la oscuridad, imprecisin,ambigedad o deficiencia de las clusulas empleadas por los agentes para expresar su voluntad, y hasta debido acontradicciones entre dichas clusulas. En estos casos corresponde al intrpretedesentraar el real significado de las declaraciones formuladas y armonizarlas en cuantoello sea posible.492. Los SISTEMAS DE INTERPRETACIN. Dependen estos de la actitud asumida

    por los respectivos ordenamientos jurdicos frente a la importante cuestin de fondo deque ya nos hemos ocupado ampliamente, cual es la de elegir entre la prevalencia de lavoluntad real de los agentes sobre la declaracin o expresin material de ella, o, a lainversa, la prevalencia de la declaracin sobre la voluntad real.

    493. LA INTERPRETACIN EN LA DOCTRINA CLSICA LATINA. La cuestinde fondo ya se encuentra planteada desde los orgenes del derecho occidental, as comotambin las consecuencias que se derivan de su solucin respecto dela interpretacin de los actos jurdicos. En efecto, ya vimos que el derecho romano

    primitivo fue esencialmente formalista hasta el punto de negar, por principio, la eficaciajurdica de la voluntad privada (nuda pactio obligationem non parit), para atribursela ala observancia de ritos y formas precisas (jorma dat esse rei). Naturalmente, dentro deeste crudo simbolismo, el problema de la interpretacin de los actos jurdicos no se

    presentaba: si en la celebracin del acto o contrato se haba observado la formasacramental pertinente, dicho acto exista y su contenido quedaba fijado, de una vez, por

    la eficacia predeterminada de tal forma; y, por el contrario, si esta forma no se habaempleado o se haba alterado, el acto no exista y nada haba que interpretar.

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    El problema surgi cuando el derecho que los honorarios, enfrentado al pujantecrecimiento del comercio, se vio er, 752),tcesidad de crear nuevos tipos contractualesque ya no se regan por e!vip.-guo sistema formalista2.Por 10 tanto, los jurisconsultos, a falta de! c.lterio nico y suficiente que les ofreca el

    simbolismo primitivo, tuvieron que idear reglas que les sirviesen para valorar los actosy contratos que escapaban a dicho sistema. As, establecieron ellos la distincin entrelos actos de derecho estricto (stricti

    juris) y los actos de buena fe (bonae fidei). En los primeros no caba otra interpretacinque la predeterminada por la solemnidad pertinente; en los segundos ya era necesarioindagar su sentido y alcance.Para este ltimo objeto haba que elegir un criterio compatible con las razones queinspiraron la creacin de las nuevas formas contractuales, o sea, con el propsito deliberar la voluntad de los agentes jurdicos de las ritualidades arcaicas. Tal criterio,dentro del admirable sentido prctico de los

    jurisprudentes, tena que ser -y 10 fue- el de investigar la voluntad real de los agentes

    para hacerla prevalecer sobre su expresin material, al contrario del sistema que rega ysigui rigiendo para los contratos stricti juris.En consecuencia, dichos jurisprudentes dironse a establecer reglas de hermenuticaque orientasen la labor del intrprete y evitasen que este, so pretexto de consultar la

    buena fe predicada para la ejecucin de los actos por interpretar, sustituyese en laintencin de los agentes por su propio parecer.Las enseanzas de los jurisconsultos romanos al respecto perduraron y perduran en elderecho occidental. As, fueron recogidas por DOMAT y POTHIER, consagradas por elCdigo de Napolen y, gracias a la influencia que este ha tenido, han sido trasladadas aordenamientos posteriores, como el espaol, el italiano, el chileno-colombiano y otros.

    494. LA INTERPRETACIN EN LA TEORA DE LA PREVALENCIA DE LADECLARACIN. En su oportunidad vimos tambin que un sector de la doctrina,inspirada en el pensamiento de algunos pandectistas alemanes de finales del siglo XIX,resolvi apartarse de la tradicin inveterada del derecho occidental para afirmar la

    prevalencia en los actos jurdicos de la declaracin formulada por los agentes sobre lareal voluntad de ellos3.Esta variante doctrinaria que, repetimos, afortunadamente no ha encontrado repercusinen las codificaciones civiles modernas, ni siquiera en la alemana de 19004, desembocaen la tesis de que, luego de haberse producido la declaracin de los agentes, esta cobravida propia, independizndose de la voluntad que le dio origen, para convertirse en una

    regla o precepto de conducta que se impone por s mismo en la vida social y jurdica, aligual que la ley strictu sensu, o sea, el precepto dictado por el mismo legislador.

    Consecuencia natural de tal postura es la de que e! intrprete de un acto jurdiconada tiene que ver con la intencin de los agentes, porque esta se ha agotado en ladeclaracin, "as como una ola es absorbida por la ola siguiente". De esta suerte, dichointrprete, especialmente si se trata de un juez, en lugar de perder tiempo averiguando laya inasible voluntad de los agentes, debe darle a la declaracin e! sentido que mejorcuadre con la funcin que el acto est llamado a cumplir en la vida social.Lo dicho significa -y baste el comentario a manera de crtica- que este curioso sistemade hermenutica conduce a que la voluntad de los agentes, en la cual el legislador

    delega sus poderes para la regulacin de los intereses de ellos, se sustituye por el criterioque el juzgador se forme de la finalidad sociolgica a que la declaracin, nico

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    contenido del acto, deba responder. As se remplaza el postulado de la autonoma de lavoluntad privada por el de la arbitraria soberana judicial".

    495. EL SISTEMA DEL CDIGO CIVIL COLOMBIANO. Repetidamente hemosdeclarado que nuestro Cdigo consagra en toda su pureza la tesis latina de la

    prevalencia en los actos jurdicos de la voluntad real de los agentes sobre la expresin material de ella. Consecuentemente, en punto de la interpretacin de dichosactos, le ordena al intrprete atender primordialmente a esa voluntad o intencin real, ala vez que le suministra una serie de reglas para el efecto que, segn qued dicho,encuentran su determinacin en la exgesis que DOMAT y POTHIER hicieran de lostextos romanos pertinentes,

    496. EL PRINCIPIO GENERAL. Est consagrado en el art. 1518 del Cdigo que iniciael tratado de la interpretacin de los actos jurdicos (desde luego reducido, segn su yacomentada metodologa, a los contratos, que apenas si son una especie de dichos actos).Tal principio es el que gobierna e inspira todas las reglas consagradas por el Cdigo

    sobre la interpretacin proPiamente dicha de los actos jurdicos. Precepta elmencionado artculo: "Conocida claramente la intencin de los contratantes, deberestarse ms a ella que a lo literal de las palabras".

    En el sentir de algunos, el texto legal trascrito tendra la virtud de autorizar al intrprete,sobre todo si este es un juez, para prescindir a su arbitrio del claro tenor literal de ladeclaracin y a indagar si ha sido otra distinta la intencin de los agentes que ella

    pretende traducir, o si dicho tenor se Compadece o no con la finalidad social a que elmencionado acto apuntali. No. El texto legal es difano: parte del supuesto de que seencuentre claramente establecida la discrepancia entre la intencin real y su expresinmaterial, lo que podra ocurrir, por ejemplo, cuando en un proceso quede plena yclaramente acreditado que uno de los agentes, por desconocimiento del idioma o porignorancia del significado tcnico o usual de las expresiones empleadas, suscribi undocumento cuyo contenido no corresponde al negocio que pretendi celebrar. Es,entonces, cuando el intrprete est autorizado para desechar el tenor literal de lodeclarado y preferir la voluntad real, bien sea para acatarla, o para declararla viciada, ocon otra finalidad jurdica pertinente.Pero mientras no est "claramente" establecida, como lo exige el comentado texto legal,la anttesis entre la intencin de los contratantes y la declaracin que estos hacen de ella,el intrprete debe respetar esta declaracin, y esto por la razn obvia de que es de

    presumir que los trminos empleados por los agentes lo han sido conscientemente; que

    estos han materializado su verdadero querer interno, o sea, que lo han interpretado demodo autntico.

    497 LA INTERPRETACIN AUTNTICA. Esta puede resultar no solamente del tenorliteral correctamente empleado por los agentes, segn acabamos de verlo, sino tambinde otras circunstancias, bien sea que ellas resulten de la apreciacin conjunta de todo elcontenido del acto, o bien por actuaciones realizadas por dichos agentes, antes odespus de la celebracin del acto.As, una clusula, a primera vista o~cura o ambigua, puede resultar clarificada por otrasclusulas del mismo actp, p,orque estas cobran as el carcter de interpretacionesautnticas de aquella. De ah que el arto 1622, en su inciso primero, precepte: "Las

    clusulas de un contrato se interpretarn unas por otras, dndosele a cada una el sentidoque mejor convenga al contrato en su totalidad". Por ejemplo, si en un contrato las

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    partes declaran en una clusula celebrar una compraventa, pero en otra u otras resultaque la mayor parte del precio se paga, no en dinero, sino con la dacin de otra especie,el intrprete tendr que concluir que la real intencin de las partes fue la de tratar de una

    permuta y no de una compraventa (C. C., art. 1850).En este mismo campo de la interpretacin autntica, puede ocurrir que las deficiencias,

    oscuridades o ambigedades en las estipulaciones del acto de que se trata obedezcan aque los agentes den por sabido que dicho acto debe ejecutarse en la misma forma en quelo han sido otros actos celebrados entre ellos mismos y sobre la misma materia de aquel.Entonces, estos otrosaCtos ofrecen un criterio para determinar el sentido y alcance del acto controvertido(art. 1622, ine. 2). Por ejemplo, si con anterioridad al contrato de arrendamiento de unafinca rural, por un precio de mil pesos pero sin especificar si este corresponde a un

    perodo de un mes o de un ao, se haba celebrado entre las mismas partes otro contratode la misma especie y sobrela misma finca, especificando que el precio era de ochocientos pesos mensuales, resultaclaro que la intencin de dichas partes fue la de renovar el primer contrato, subiendo el

    precio mensual de ochocientos a mil pesos.Pero este criterio tiene sus lmites lgicos. La interpretacin analgica de un actocelebrado entre las mismas partes est limitada, segn lo dice el texto legal citado, a queentre tales actos haya identidad de materia. Entonces, sera inaceptable la interpretacindel contrato de arrendamiento de una finca por el de otra diferente.Concuerda con este criterio el consagrado por el art. 1619: "Por generales que sean lostrminos de un contrato, solo se aplicarn a la materia sobre que se ha contratado". Nose puede presumir como interpretacin autntica de un acto lo que los agentes hayanestipulado sobre materias diferentes.Ms an, qu mejor criterio para averiguar la real intencin de los agentes que elcomportamiento que estos hayan observado en la ejecucin del acto? De ah que elcitado art. 1622, en su inciso 3Q, disponga que las clusulas contractuales tambin

    podrn interpretarse "por la aplicacin prctica que hayan hecho de ellas ambas partes,o una de las partes con aprobacin de la otra parte". As, en el ejemplo ltimamente

    propuesto, si el arrendatario ha pagado durante cada uno de los dos meses primeros delcontrato el precio de mil pesos, cmo podra ser recibido a alegar que ya ha pagadoms de lo debido por el ao y que est exento de continuar hacindolo durante los diezmeses subsiguientes?Puede darse el caso de que las expresiones empleadas por los agentes sean ambiguas oambivalentes hasta el punto tal de que tomadas en un sentido resulten eficaces, perointerpretadas en el otro sentido resulten intiles. Tal es el supuesto contemplado por el

    art. 1620, a cuyo tenor "El sentido en que una clusula puede producir aIgun efecto,deber preferirse a aquel en que no sea capaz de producir efecto alguno".

    Esta regla obedece tambin al criterio de que se debe atender primordialmente a lainterpretacin autntica que los agentes les den a sus estipulaciones. Necio sera queestos insertasen en el acto una clusula totalmente inoficiosa. Luego, la interpretacinde dicha clusula en el sentido en que ella pueda producir algn efecto, es la que debe

    preferirse. El ejemplo clsico trado por POTHIER es el de la particin de un fundoentre Pedro y Pablo, y

    por la cual se expresa ambiguamente que Pablo podr transitar por el predio.La interpretacin lgica y que consnta la real intencin de las partes es la de que Pablo

    podr transitar por el predio de Pedro y no la de que Pablo podr transitar por el prediode su propia heredad, porque esto ltimo carecera de sentid07.

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    498. LA A;YlBICEDAD INS~!PERABLE. Hasta este momento hemos citado ycomentado las reglas que gobiernan la interpretacin propiamente dicha de los actos

    jurdicos, derivados de la posicin filosfica del derecho latino, segn la cual lavoluntad real de los agentes debe prevalecer sobre su declaracin o expresin material.En efecto, segn se ha visto, tales reglas coinciden en el propsito de orientar al

    intrprete en la investigacin de la verdadera intencin que ha animado a los agentes enla celebracin de su acto, sealndole a dicho intrprete pautas o criterios que lepermitan descubrir esa intencin con fundamento en la interpretacin autntica que losagentes les hayan dado a sus estipulaciones, atendiendo a si estos han empleado o no ellxico correcto; a las actuaciones de ellos anteriores o posteriores a la celebracin delacto, al contexto global de dicho acto, etc.Pero bien puede ocurrir que las precitadas reglas de indagacin intencional no sean

    bastantes para disipar la ambigedad u oscuridad de una oalgunas clusulas o estipulaciones insertadas en el susodicho acto. Podra entoncesocurrir que el intrprete, frente a tal situacin, pretendiera superar la ambigedad,imponiendo su propio y personal criterio.

    Para 'precaver este riesgo el legislador le dicta imperativamente al intrprete la solucin que este debe adoptar. Precepta el art. 1624: "No pudiendo aplicarseninguna de las reglas precedentes de interpretacin, se interpretarn las clusulasambiguas a favor del deudor. Pero las clusulas ambiguas que hayan sido extendidas odictadas por una de las partes, sea acreedora o deudora, se interpretarn contra ella,siempre que la ambigedad provenga de la falta de una explicacin que haya debidodarse por ella".El trascrito texto legal ha dado motivo a controversias relativas a su conveniencia oinconveniencia y con el al~anfe que deba asignrsele en vista de sus antecedenteshistricos8.En nuestro sentir, las reglas all dadas obedecen a la filosofa del Cdigo Civil y sonconvenientes. La facultad conferida por la ley a los particulares para arreglar susrelaciones jurdicas mediante la celebracin de actos jurdicos corresponde a dichos

    particulares y no a su intrprete, sea este o no un juez9. De suerte que si los agentes aldictar su propia ley incurren en ambigedades insuperables, es preferible que sea el

    propio legislador que les ha conferido dicha facultad, quien determine la forma dedisipada, y esto es precisamente lo que hace el texto legal comentado.

    En primer lugar, la poltica general del Cdigo es la de resolver los casos dudosos enfavor del deudor. As, en las obligaciones a plazo se presume que este se ha establecidoen favor del deudor, quien, por ende, est facultad o

    para renunciado, a menos que se haya estipulado o aparezca que es unbeneficio en pro del acreedor, corno cuando se ha pactado el pago de un intersremuneratorio durante dicho plazo (art. 1554)1: en las obligaciones alternativas, laeleccin entre las prestaciones debidas, en principio, tambin corresponde al deudor(art. 1557)11; si la obligacin es de gnero, el lugar del pago es el domicilio del deudor(art. 1646)12; etc. Concuerda, pues, con esta filosofa general la regla primera del citadoart. 1624, a la que es inoficioso buscarle asidero en instituciones o principios extraos,como el que es propio del derecho procesal y conforme al cual las dudas debenresolverse en favor del demandado (in dubio pro reo).En segundo lugar, tambin armoniza con la filosofa del Cdigo la regla segunda delcomentado art. 1624. El agente que redacta una clusula debe proceder con el cuidado

    necesario para que esta no adolezca de ambigedad, dando para el efecto lasexplicaciones indispensables para disipada. Si as no lo hace, incurre en culpa que le

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    acarrea responsabilidad que, para el efecto, se traduce en que dicha ambigedad seinterprete en contra suya.II. La calificacin e integracin de los actos jurdicos499. PRECISIN. Segn venimos de vedo, la labor interpretativa de los actos jurdicosen nuestro sistema consiste en la averiguacin de la realintencin de los agentes y, si es

    del caso, en el cotejo de ella con su declaracin o expresin material, a fin de queaquella prevalezca sobre esta.Cuestiones distintas, aunque ntirpamente relacionadas con la interpretacin

    propiamente dicha, son las 'tocantes a la calificacin jurdica del acto y la determinacinde los efectos que est llamado a producir, lo que ya trasciende el mbito de la meraaveriguacin de la voluntad real de los agentes. Investigada esta voluntad segn lasreglas legales ya analizadas, el problema que se plantea, especialmente aljuez, es el deresolver si debe atenerse estrictamente a los resultados de tal investigacin, en forma talque, al aplicar el acto debe ceirse a lo querido y manifestado por los agentes, o si, porel contrario, le es dable deducir efectos no previstos por dichos agentes, pero queresultaran pertinentes, habida cuenta de la naturaleza de dicho acto conforme a su

    propia disciplina, o de otros factores, como los usos sociales, la equidad, etc. Porejemplo, en una convencin, una de las partes se obliga a hacerle tradicin a la otra decosa determinada y esta, a su vez, se obliga a pagarle a aquella cierto precio, y nadams. Frente a este acto, en el que se ofrecen los elementos esenciales (essentialianegotii) de una compraventa (C. C., arto 1849), la cuestin que se suscita es la dedeterminar si, ante el silencio de los contratantes, tienen o no eficacia las normas legalesque disciplinan ese contrato tipificado (naturalia negotii), v. gr., las que se refieren al saneamiento por eviccin(ibdem, arts. 1914 y ss.), o con la resolucin por incumplimiento (ibdem, arts. 1930 yss.), o con la rescisin por lesin enorme (ibdem, arts. 1946 y ss.) etc.; y si tambin esdable incorporar o no al negocio otras directrices, como seran las resultantes de losusos y costumbres sociales o los dictados de la equidad, etc.Pues bien, segn lo veremos seguidamente, el enfoque de las cuestiones que suscitan lacalificacin y la integracin de los actos jurdicos depende de la disciplina especficaque para el efecto adopte cada ordenamiento positivoo, todava ms, de la interpretacin que le den sus comentaristas.500. EL DERECHO FRANCS. Dentro de la filosofa raCionalista que dominaba ladoctrina jurdica al tiempo de la expedicin del Cdigo de N apolen, los efectos de losactos jurdicos se atribuan exclusivamente a la voluntad de los agentes, as erigida en"fuerza creadora" de dichos efectos e independiente de la ley, la que debera limitarse a visar la intencin de tales agentes, a

    interpretarla cuando fuera oscura o dudosa ya hacerla cumplir como si se tratase de unmandato del propio legislador. De ah la resistencia que se present en la comisinredactora del Cdigo mencionado a que las deficiencias que revelara la manifestacinde la voluntud privada pudieran ser suplidas mediante la integracin de los actos jurdicos con las normas dic-tadas por el legislador einspiradas en la experiencia milenaria relativa a la naturaleza de cada acto de quetratara13.ni naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de clusulas especiales" .El arto 1603 consagra el postulado de la buena fe contractual, as: "Los contratos debenejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no solo a lo que en ellos se expresa,sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligacin, o que

    por la ley pertenecen a ella".

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    y los arts. 1621 y 1623, indebidamente interpolados en el tratado de la interpretacin delos contratos, cuando realmente corresponden a cuestiones diferentes, como son lacalificacin jurdica y la integracin de los actos, declaran:"Art. 1621.-En aquellos casos en que no apareciere voluntad contraria, deber estarse ala interpretacin que mejor cuadre con la naturaleza del contrato. Las clusulas de uso

    comn se presumen aunque no se expresen"."Art. 1623.-Cuando en un contrato se ha expresado un caso para explicar la obligacin,no se entender por solo eso haberse querido restringir la convencin a ese caso,excluyendo los otros a que naturalmente se extienda".A los textos trascritos del Cdigo hay que agregar el arto 8Q de la ley 153 de 1887, queestatuye reglas generales para el supuesto de que no se encuentre norma legalexactamente aplicable al caso controvertido: "Cuando no haya ley exactamenteaplicable al caso controvertido, se aplicarn las leyes que regulen casos o materiassemejantes, y en su defecto, la doctrina constitucional y las reglas generales dederecho".

    Del conjunto de las precitadas reglas resulta el rgimen legal pertinente a la

    calificacin y a la integracin de los actos jurdicos.

    502. LA CALIFICACIN DE LOS ACTOS JURDICOS.

    Agotada la etapa interpretativa de la intencin real de los agentes, mediante laaplicacin de las reglas de hermenutica examinadas en el apartado anterior, elintrprete, especialmente,si es un juez llamado a aplicar el acto de que se trata, debe entrar a determinar si :reneo no los elementos esenciales para su existencia, y, en caso afirmativo, a cul clase ocategora pertenece (art. 1501). Por ejemplo, partiendo del supuesto de que elconsentimiento prestado configure la compravent. de cierto bien inmueble, si no se haobservado la solemnidad prescrita para tal acto, cual es el otorgamiento de escritura

    pblica, el juez tiene que concluir que este no existe jurdicamente. Si las partes hancalificado su contrato como si se tratara de una compraventa, pero el precio falta o lamayor parte de l consiste en la tradicin de una cosa. distinta del dinero, el juez debecolegir, segn las circunstancias, que el contrato estructura una donacin o una permuta,respectivamente. Y si las estipulaciones que integran el contenido del acto no encajan enninguno de los tipos reglamentados por la ley, el juez debe concluir que lo celebrado esun acto o contrato atpico.En suma: la misin de unjuez frente a un acto controvertido no se agota en suinterpretacin propiamente dicha y que es una cuestin de hecho, como

    Pero, a la postre, la aludida resistencia result vencida, porqu? ya comenzaba aperfilarse la rectificacin del pensamiento racionalista de sus excesos doctrinarios, y laafirmacin de la subordinacin de la voluntad privada a las normas legales que lareconocen y la dotan de eficacia jurdica, y que tambin pueden complementarla cuandoesta sea deficiente14.

    501. EL CDIGO CIVIL COLOMBIANO. El arto 1501 consagra la distincin clsicaentre los elementos integrantes del objeto especfico de cada acto jurdico, as: "Sedistinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de sunaturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia

    de un contrato aquellas cosas sin las cuales, o no produce efecto alguno, o degenera enotro contrato diferente; son de la naturaleza de un contrato las que no siendo esenciales

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    en l, se entienden pertenecerle, sin necesidad de una clusula especial; y sonaccidentales a un contrato aquellas que ni esencial quiera que consiste en averiguar culha sido la real intencin de los agentes, sino que va ms all, en cuanto dicho juez nosolamente est autorizado, sino legalmente obligado a dar un paso ms, cual es el dedeterminar si tal acto existe o no, vale decir, si se ha perfeccionado jurdicamente y, en

    caso afirmativo, cul es su naturaleza especfica, cuestin esta que ya no es de hechosino de derecho, y que puede llegar hasta la rectificacin de la calificaci~ equivocadaque le hayan atribuido los agentesl5.503. LA INTEGRACIN DE LOS AcrOS JURDICOS. La calificacin jurdica delacto judicialmente controvertido cobra su mayor importancia en cuanto se endereza a ladeterminacin del rgimen legal que le corresponde. En efecto, de ordinario ocurre quelos agentes se limiten a expresar los elementos esenciales de su negocio (essentialianegotii), y que dejen de pronunciarse acerca de otros tpicos que, no obstante, segn laley, son de la naturaleza de aquel (naturalia negotii), caso en el cual tales cuestionesdeben ser resueltas atendiendo a las prescripciones legales pertinentes, lo que, como esobvio, tambin constituye un problema de derecho y no simplemente de hecho.

    Por consiguiente, cabe aqu recordar la clasificacin de los actos jurdicos en tpicos Yatpicos, segn que estn o noparticularmentereglamentados por la ley.Si se trata de un acto tpico, el juez al integrado tiene que atender al orden de prelacinnormativa propio de esta clase de actos, a saber: a) las normas legales imperativas; b)las estipulaciones lcitas de los agentes, sean esenciales o accidentales; c) las normaslegales que reglamentan el acto estipulado y que estn llamadas a regir por va supletivaen el caso de silencio de los agentes al respecto; d) las normas generales de los actos

    jurdicos; e) la analoga de ley; y f) la analoga de derecho (ley 153 de 1887, arto 82)16.Pero si eljuez encuentra que el acto es atpico, que no encuadra en ninguna de lasespecies particularmente reglamentadas, el orden de prelacin normativa que debeobservar para su integracin vara as: a) las normas legales imperativas; b) lasestipulaciones lcitas de los agentes; c) las normas generales de los actos jurdicos; d) laanaloga de ley; y e) la analoga de derechoI?

    III. La apreciacin judicial y el recurso de casacin

    504. LA EVOLUCIN DE LA DOCTRINA. Con el fin primordial de unificar lajurisprudencia se estableci en Francia el recurso de casacin (de casser, romper)COntra las sentencias de los juzgadores de instancia violatorias de laley, lo que determina el carcter extraordinario de dicho recurso.

    Dentro de este marco, la jurisprudencia y la doctrina comenzaron a examinar, enforma lenta y vacilante, la procedencia o improcedencia del recurso de casacinreferente a las apreciaciones que respecto de los actos jurdicos hicieron lossentenciadores de instancia.

    No es este el lugar a propsito para describir cronolgicamente la evolucin doctrinariaen la materia. Para nuestro objeto, basta registrar su estado actual segn el dictamen deautorizados tratadistas.En Francia, la apreciacin de las cuestiones de hecho corresponde soberanamente a lossentenciadores de instancia y escapa al control de la Corte de Casacin, cuya misin sereduce a asegurar la recta inteligencia y aplicacin de la leylR.La interpretacin de los actos jurdicos en esta concepcin es una cuestin de hecho.

    Con ella se trata de averiguar cules son los efectos queridos por los agentes, lo que nose refiere a la interpretacin y aplicacin del de recho objetivo, o sea, de las leyes. Por

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    ello, las reglas contenidas en el tratado de la interpretacin de los contratos seransimples consejos que el legislador les ofrece a los jueces para el mejor cumplimiento desu misin soberana, y cuya violacin no apareja la casacin.

    Sin embargo, este poder as otorgado a los jueces ha sufrido importantesrestricciones que implican el control de l en casacin.

    En primer lugar, no pueden ellos modificar las estipulaciones de los agentes,tales como aparecen ntidamente precisadas en el acto. Con otras palabras: conocidaclaramente la real intencin de los agentes, el juez no podra dejar de aplicar el acto porningn motivo, como lo sera el de considerar que las estipulaciones resultan excesivaso inequitativas. La facultad deregular las relaciones corresponde a los agentes y no al juez, quien al pretenderdesconocedas o modificadas, segn su parecer, violara el postulado de la normatividadde los actos jurdicos o "ley contractual" (C. C. francs, arto 1134). Tal es la razn porla cual la doctrina y la jurisprudencia francesas hanrechazado con razn la teora de la imprevisin, la que conduce al incumplimiento delos actos jurdicos cuando, a consecuencia de circunstancias posteriores a su

    celebracin, la ejecucin se ha hecho, no imposible, sino solamente ms gravosa odifcil.En segundo lugar, si bien los jueces de instancia estn facultados para calificar los actos

    jurdicos, o sea, para determinar si son atPicos o a qu especie tpica corresponden,pudiendo as modificar la calificacin equivocada que les hayan dado los agentes, loserrores judiciales a este respecto tambinson censurables en casacin, porque esta ya no es una cuestin de hecho, sino dederecho y que puede conducir, no solamente al desconocimiento de la voluntad real delos agentes con quebranto del postulado de la normatividad o "ley contractual", sinotambin a una falsa integracin del acto, mediante la falta de aplicacin de las normaslegales pertinentes o la aplicacin indebida de las que rigen el acto supuesto por el juez.En otros pases, donde se ha organizado el recurso de casacin al igual que en Francia,

    por ejemplo en Alemania, Italia, Chile, ete., la jurisprudencia y la doctrina han venidoacogiendo las vacilantes soluciones francesas sobre la apreciacin judicial de los actos

    jurdicos y su control mediante dicho recurso!9.505. EL DERECHO COLOMBIAN020. Nuestro Cdigo de Procedimiento Civiltambin consagra el recurso extraordinario de casacin, aunque apartndose de laconcepcin clsica francesa. En efecto, visto est que, segn esta concepcin, la

    procedencia del recurso est limitada al control de la recta interpretacin y aplicacin dela ley, quedando as excluidas las cuestiones de hecho, cuya apreciacin correspondesoberanamente a los jueces de instancia; y que esto ha determinado la distincin que la

    doctrina y la jurisprudencia de los pases que adoptan tal sistema han tenido que hacerentre la interjJretacin propiamente dicha de los actos jurdicos o investigacin de lavoluntad de los agentes por una parte, cuestin de hecho que queda agotada en lasinstancias y que la Corte de Casacin recibe como un tema ya intangible (themadecissum), y la calificacin e integracin de dichos actos, ascomo su respeto cuandoson claros y precisos, por otra parte, que ya son cuestiones de derecho susceptibles derevisin en el recurso extraordinario.En Colombia no existe la precitada distincin tajante entre las cuestiones de hecho y dederecho para la procedencia del recurso de casacin en punto de la apreciacin judicialde los actos jurdicos, porque la organizacin de dicho recurso s le permite a la Corterevisar, dentro de ciertos lmites, los errores de hecho y de valoracin probatoria que

    hayan cometido los sentenciadores de instancia, inductivos a la violacin de la leysustancial. El art. 368 del Cdigo de Procedimiento Civil, que relaciona las causal es de

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    casacin, coloca en primer trmino: "Ser la sentencia violatoria de una norma dederecho sustancial",y seguidamente agrega: "La violacin de norma de derechosustancial puede ocurrir tambin como consecuencia de error de derecho por violacinde una norma probatoria, o por error de hecho manifiesto en la apreciacin de lademanda, de su contestacin o de determinada prueba" .

    Ves e, por tanto, que en nuestro sistema es procedente la casacin de un fallo acusado,no solamente cuando el sentenciador ha apreciado con exactitud la situacin fctica sublite, o sea, sin cometer error alguno a este res

    pecto, pero ha quebrantado directamente las leyes sustanciales por falta deaplicacin de las que son pertinentes al caso, o por indebida aplicacin delas que no le corresponden, o por aplicacin de las primeras [un dada en unainterpretacin errnea de las normas legales que las hace actuar en un sentidoo con un alcance que estas no tienen. Pero, adems, dicho recurso extraordinario tambin procede cuando el fallo acusado ha incurrido en la violacinde las leyes sustanciales, en cualquiera de las modalidades descritas, no ya

    directamente, sino indirectamente, a consecuencia de errores que haya cometido el sentenciador al apreciar la situacin fctica sub judice, bien sea quetales errores consistan en haberles dado a los medios probatorios aportadosal proceso un valor que la ley no les asigna, o por haberles restado el que estales atribuye (error de derecho en la apreciacin probatoria), o bien sea

    porque el sentenciador ha pasado por alto la existencia misma de talesmedios probatorios, o habindolos visto les ha cercenado su real contenidoobjetivo (error de hecho por pretericin), o por que ha supuesto medios queno existen en el proceso o que, existiendo, no dicen lo que el sentenciadorles atribuye (error de hecho por suposicin).Clara es la filosofa de este sistema que difiere el clsico francs. Reconoce que la meta final a que apunta el recurso extraordinario de casacin esla unificacin de la jurisprudencia, mediante el aseguramiento de la rectainteligencia y aplicacin de las leyes por los sentenciadores de instancia. Perotales leyes no son las de cualquier clase, sino las que tienen el carcter de sustanCiales, o sean, las que en presencia de una situacin fctica concreta,declaran, crean, modifican o extinguen relaciones jurdicas entre los particulares, segn las tiene ya definidas la ms reciente doctrina de la Corte. Alquebranto de estas leyes sustanciales puede llegar el sentenciador, habiendoapreciado debidamente la situacin fctica sub lite, es decir, sin haber incurrido en error alguno al respecto; pero tambin puede llegar a tal resultado

    a consecuencia de la adulteracin de esa situacin fctica que sirve de presupuesto, a la manera de premisa menor de un silogismo para el funcionamiento de las leyes)' la produccin de los efectos sustanciales previstos en estas.Finalmente, esta ltima ampliacin de la efectividad del recurso extraordinario de casacin, que lo diferencia de la concepcin clsica francesa,no lo convierte en una nueva instancia del proceso, en la que hayan de ventilarse todas las cuestiones de hecho que integraron el temario de los gradosinferiores, ya que el examen de tales cuestiones en casacin est circunscrito a averiguarsi respecto de determinadas pruebas se han presentado errores devaloracin jurdica de ellas o errores manifiestos o contraevidentes en cuantoa su presencia fsica en el proceso o a su real contenido objetivo, errores unos y otros

    que deben ser alegados y probados por el recurrente, as como tambin su incidencia enla violacin de la ley sustancial.

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    Dentro de la descrita disciplina del recurso extraordinario de casacinla Corte Suprema, desde que inici su misin unificadora de la jurispruden~ cianacional, ha venido controlando holgadamente los errores en la apreciacin de los actosy contratos cometidos por los tribunales de instancia, dentro de las siguientes directrices

    generales: a) la interpretacin de los actos jurdicos consiste en averiguar la realintencin de los agentes; b) esta es una Cuestin de hecho, comoquiera que se refiere alas clusulas o estipulaciones aisladamente consideradas o en su contexto, a lascircunstancias que han rodeado la celebracin del acto, al desarrollo prctico que las

    partes les hayan dado, etc.; c) en tal labor el juez debe consultar las normas legalessobre interpretacin, las cuales primeramente fueron consideradas como simples guas oconsejos para el efecto, pero posteriormente se ha declarado, con sobrada razn, queellas son de obligatoria observancia por los jueces, pues la funcin de la ley no es la deaconsejar, sino la de mandar; d) los jueces no son soberanos en el ejercicio de sufuncin interpretativa, sino que gozan de una discreta facultad al respecto, controlableen casacin cuando hayan incurrido en errores de derecho en la valoracin de las

    pruebas, o errores de hecho manifiestos o contraevidentes respecto de la existencia o delcontenido ob

    jetivo de los medios allegados al proceso; e) Los errores de hecho o de valoracinprobatoria, o la inobservancia de las reglas legales sobre interpretacin de los actosjurdicos, por s solos, no son bastantes para la infirmacin del fallo acusado, sino quees indispensable que ellos hayan inducido al quebranto de la ley sustancial; f) estequebranto, censurable en casacin, se presenta cuando el sentenciador, a consecuenciade sus precitados errores, desnaturaliza el acto, calificndolo indebidamente y, por ende,dejando de aplicarle las normas' sustanciales pertinentes, o aplicndole las que no lecorresponden, o interpretando errneamente las que aplica; g) en fin, en este quebrantode la ley sustancial, concretamente, del art. 1602 y otros del, Cdigo Civil, que consagran el vigor normativo de los actos jurdicos, incurre

    el sentenciador que, sin error en la apreciacin del acto controvertido, resuelvedesconocerlo o modificar sus efectos claramente queridos por los agentes.

    506. UNA DOCTRINA EQUIVOCADA DE LA CORTE. En algunos fallos de esta altacorporacin21, rectificados en la sentencia proferida por ella el 2 de junio de 197022, se

    pretendi establecer una clasificacin de los varios motivos tocantes a la apreciacin delos contratos por los sentenciadores de instancia quedan lugar a la procedencia del recurso extraordinario de casacin en el mbito de lacausal primera.

    La doctrina de los aludidos fallos se condensa as en el de fecha 23 de febrero de 1961:"...aparece, pues, que en punto de la interpretacin de los contratos, es viable un cargoen casacin en estos tres casos: 1 2) Por error

    jurdico: a) cuando hay violacin directa de la ley del contrato frente a los preceptos queregulan su naturaleza y sus efectos; b) cuando la infraccin se produce por consecuenciadel quebranto de las normas de hermenutica contractual. Estos dos supuestos estncomprendidos en el inciso primero del ordinal primero del artculo 520 del C. Judicial[hoy inciso primero del ordinal12 del artculo 368 del C. de P. C.]; 22) cuando hayviolacin indirecta de preceptos sustanciales por error manifiesto de hecho en el campo

    probatorio; 32) cuando se infringe tambin indirectamente una disposicin sustancialpor causa de un error de derecho en la apreciacin de las pruebas allegadas al proceso.

    Estos dos ltimos casos se rigen por el inciso segundo del ordinal primero del citado

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    artculo 520 del C. Judicial [hoy inciso segundo del ordinal J2 del artculo 368 del C. deP. C.J".As, esta doctrina ya rectificada pfctendi introducir, a manera de creacin

    jurisprudencial innecesaria, un tertium genus en la preceptiva de la causal primera decasacin y que, por lo visto, se hace consistir en elerrorjurdico directo en la apreciacin

    de los contratos, alIado del error de hecho y del error de derecho en la apreciacinprobatoria, errores solamente alegables por la va indirecta.La inocuidad de introducir esa categora del error jurdico en la interpretacin de loscontratos fue puesta de manifiesto en el fallo de 1970: "Pero, segn ya quedenunciado, esta variacin de la doctrina tradicional de la Corte carece de mayortrascendencia, porque siempre que se impugne en casacin la interpretacin que elsentenciador le haya dado a un contrato, el censor necesariamente tendr que referirse alas pruebas del mismo, a las estipulaciones que de ellas resulten, a su contexto, a losmedios que establezcan las circunstancias de su celebracin, a los usos o costumbres alrespecto, al desarrollo prctico que las partes le hayan dado, etc.; invocar, cuando hayalugar a ello, las normas de hermenutica contractual que considera violadas, las que, se

    repite, son meramente instrumentales, y, tambin ineludiblemente, tendr que demostrarel consecuencial quebranto de leyes verdaderamente sustanciales. Todo ello para que lacensura quede formulada de modo completo, para que resulte viable". En efecto, no se

    puede imaginar el caso de un recurso en casacin en que el censor pueda prescindir dela cuestin probatoria y de la referencia al contenido objetivo del contrato, limitndose aacusar directamente un error jurdico imputable al sentenciador.En segundo lugar, la doctrina criticada pugna con la disciplina legal del recurso decasacin al suponer que dicho recurso es viable por el solo hecho de que el sentenciadorhaya cometido un error jurdico al quebrantar "las normas de hermenutica contractual".Dicho est que la jurisprudencia de la Corte, apartndose de la concepcin clsicafrancesa, ha dictaminado que las aludidas normas uo son simples consejos a los jueces,sino verdaderos mandatos que estos deben observar- Pero tales normas no sonsustancial"" no declaran, crean, modifican o extinguen relaciones entre los particulares,sino que son reglas instrumentales, dictadas a los jueces, cuyo quebranto por s solo noapareja la casacin del fallo acusado.En fin, lo que es ms grave, esa doctrina ya rectificada reduce el otro caso que relacionacomo de error jurdico al quebranto por el sentenciador "de los preceptos que regulan sunaturaleza [del contrato] y sus efectos". Ciertamente, en tal caso se configura un error

    jurdico, si as se quiere llamar el quebranto por falta de aplicacin de las normassustanciales que gobiernan el contrato controvertido segn su naturaleza, o por laaplicacin indebida de las normas igualmente sustanciales que corresponden a otro

    contrato diferente. Pero es que, adems de estos vicios judiciales relativos a laintegracin de los actos y que de ordinario obedecen a una equivocada calificacinjurdica de dichos actos, vale decir, a su desnaturalizacin, tambin se configura un casototalmente distinto de sealadsima importancia y, sin embargo, omitido por la

    pretendida teora del error jurdico. Tal es el caso de que el sentenciador, sin incurrir enerror alguno en la interpretacin de la voluntad real de los agentes o en la calificacin

    jurdica del acto, sin desnaturalizarlo, o sea, sin dejar de actuar las normas sustancialesparticulares que lo gobiernan, y sin atribuirle indebidamente normas igualmentesustanciales de otro contrato diferente, resuelva dejar de aplicarlo o modificarlo en todoo en parte, suplantando as la facultad que el legislador les otorga a los agentes pararegular, dentro del mbito de su autonoma, los efectos que dicho acto est llamado a

    producir.

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    Quizs este gravsimo defecto de la teora del error jurdico obedeciera a la vacilantedoctrina de la Corte acerca de si el art. 1602 del Cdigo Civil estructura o no una normasustancial. Pues bien, en el varias veces citado fallo del 2 de junio de 1970 se declaraeste importantsimo tema en los siguientes trminos: "En primer lugar, no es exacto queal referido error jurdico se llegue solamente en los casos en que la indebida

    interpretacin del contrato determina una desacertada calificacin del mismo en puntode su esencia (essentialia nogotii) o de su naturaleza (naturalia negotii) (C. C., art.1501), y un tratamiento jurdico inadecuado, bien sea porque se le aplique un rgimenlegal impertinente, o bien porque se le sustraiga del que le es propio. Adems de estoscasos a que la ya citada doctrina de la Corte redujo la operancia en casacin del referidoerror, este tambin se ofrece cuando el sentenciador desconoce los efectos especiales delcontrato (accidentalia negotii), vale decir, cuando le niega eficacia a las estipulacionesen que los contratantes, usando de su legtima autonoma de voluntad, o bien descartantotalmente los efectos que la ley le asigna a dicho contrato en normas supletivas

    propuestas en consideracin a su naturaleza o tipicidad, o bien modifican esasdeterminaciones legales ~llpletivas; o lo que es ms, le introducen al contrato efectos

    extralegales, o sea, extraos a las previsiones de la ley, como sucede en el presente caso,ya que, segn qued visto, en el mutuo celebrado por las partes estas le atribuyeron a laobligacin del mutuado sobre pago de los intereses remuneratorios por instalamentosconsecuencias especiales no previstas por la ley: el aumento de la tasa de dichosinrereses aun antes de hacerse exigible el capital, y el derecho potestativo de laacreedora para declarar extinguido el plazo del mutuo..."."Refirindose al artculo 1602 del Cdigo Civil ya haba dicho la Corte que estecontiene un precepto sustancial (cas., 28 agosto de 1965, an no publicada). Pero,

    posteriormente, declar que "esta disposicin consagra el principio de la fuerzaobligatoria de los contratos legalmente celebrados, pero en s misma tampoco estableceningn derecho de orden subjetivo y no es por tanto una norma sustancial cuyaviolacin sea por s sola suficiente para infirmar un fallo" (cas., 10 octubre de 1967).Pues bien, el referido texto es eminentemente sustancial, segn la jurisprudencia de laCorte primeramente citada, porque al consagrar el postulado de la autonoma de lavoluntad privada, ciertamente les confiere a los particulares el derecho subjetivo deregular sus relaciones, a la vez que consagra el postulado de la normatividad de loscontratos, en cuya virtud se les impone a los contratantes la obligacin de cumplir susestipulaciones como si estas emanasen de la propia ley. Y, de otro lado, resulta tambinevidente que el citado artculo constituye por s solo una proposicin jurdica completa,cual la exige la disciplina del recurso de casacin, comoquiera que cuando elsentenciador desconoce la eficacia de las estipulaciones extra legales (accidentalia

    negotii) (C. C., art. 1501), mal se le puede exigir al recurrente que a la invocacin dedicho artculo agregue la cita de otros preceptos que se hayan dejado de emplear o quese hayan aplicado indebidamente, por la razn palmaria de que,siendo extralegales esas estipulaciones, su desconocimiento por el sentenciador novulnera el rgimen particular de ningn contrato tpico, sino que quebranta la leycontractual y el artculo 1602 que la consagra, a diferencia de aquellos otros casos enque el error jurdico radica en la calificacin equivocada de un contrato tpico y en suconsiguiente tratamiento legal inadecuado. Cabalmente, la tesis fornea del error

    jurdico en la interpretacin de los contratos, directamente acusable en casacin, se hamOI,ltado principalmente para evitar que los jueces de instancia niegen el valorlformativo de las estipulaciones meramente contractuales (accidentalia negotii), las que

    no solamente vinculan a las partes, sino tambin a ellos mismos".

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    Los planteamientos de la Corte formulados en el texto trascrito, a manera derectificacin de su antedicha doctrina, cobran evidencia mayor si se aplican, no ya alcaso de que el acto sub lite est tipificado, vale decir, particularmente reglamentado porla ley, sino que se trate de un acto atpico, por ejemplo, de un contrato en que ningunade las estipulaciones de las partes, aisladamente consideradas o en conjunto, encajen en

    las tipificaciones legales y, adems, sean claras, precisas y suficientes. En tal caso, quizs inslito pero noimposible, si el sentenciador de instancia desconoce tales estipulaciones o pretendemodificarlas, viola directa y nicamente el postulado de la normatividad de loscontratos consignado en el mencionado art. 1602, hiptesis est pasada tambin por altoen la rectificada doctrina del error jurdico.