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    LA OTRA CAMPAA

    El pas que queremos, el pas que soamos

    2011

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    Varios/as Autores/asLa otra campaa: el pas que queremos, el pas que soamos. 1a. ed. -Buenos Aires : Ediciones del Movimiento-El Colectivo, 2011.164 p. ; 14 x 20 cms.

    Ediciones del MovimientoAsociacin Movimiento DocumentalPiedras 730, Subsuelo, Buenos Aires, Argentina

    Editorial El Colectivo

    [email protected]

    Diseo de tapa: Alejo AraujoIlustracin de tapa: Florencia Vespignani

    Impreso en ArgentinaPrinted in Argentina

    ISBN: 978-987-33-0957-1Permitida su reproduccin citando el autor y la fuente.

    Hecho el depsito que marca la ley 11.723Libro de edicin argentina

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    Prefacio

    En nosotros nuestros muertos, pa que nadie quede atrs.

    Atahualpa Yupanqui

    Como documentalistas siempre elegimos el medio audiovisual parainterrogar e interrogarnos sobre la realidad social a registrar ytransformar. Pero esta vez las imgenes y sonidos de un documentalnos parecieron insuficientes para exponer las respuestas a las preguntasque queramos hacer. Preguntas dirigidas a luchadores sociales e

    intelectuales orgnicos de nuestros sectores populares que respetamosy admiramos pero que son sistemticamente ignorados o silenciados aun lado y otro del sistema poltico. Entonces surgi la idea de un libroque documentara sus respuestas y al que llamamos La otra campaapara que en su sonoridad y contenido simblico se develara claramenteel ncleo rebelde y obstinado del que haba partido. Y empezamos acaminar preguntando.Cuando recin comenzamos con la convocatoria no nos imaginamos

    en absoluto el categrico resultado positivo que hoy tiene: loscompaeros y compaeras que participan nos eximen de mayorescomentarios en cuanto a la importancia de los textos que conformanesta declaracin de vida en que resultLa otra campaa.El primero que acept con entusiasmo el desafo fue Adolfo Prez

    Esquivel, lo que nos dio la certeza de que bamos por un buen camino.As que decidimos seguir preguntando. En seguida, se sum MiguelMazzeo con quien continuamos caminando juntos. Y se fueron

    comprometiendo compaeros y compaeras de distintos orgenes,sectores e intereses, a veces divergentes en este o aqul punto, perodispuestos a desandar el camino de pensar ms all de la coyunturaplagada de discursos posibilistas y resignados.

    Entre los autores y autoras hay quienes respondieron directamente ala consigna, quienes lo hicieron de manera elptica, quienes eligieronmostrar pistas en el presente para llegar al objetivo y quienes lohicieron desde la crtica al presente.

    En cuanto a los textos, los hay de orden literario, filosfico y poltico;de reflexin, debate y polmica; de poetas y artistas, de intelectuales y

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    de militantes sociales y populares; textos que apelan a la razn y alsentimiento, a la deduccin y a la intuicin, a la teora y a la tica.Textos que abren la posibilidad de construir una red de interacciones

    en busca de unidad en la diversidad y acuerdo en la diferencia paraconstruir una herramienta comn de lucha por el pas que queremos, el

    pas que soamos.

    Miguel Mirra

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    El pas que queremos y pensamos?Por un nuevo contrato social

    Por Adolfo Prez Esquivel

    Tendra que cambiar el eje de la pregunta, tal vez pensar en el pas quetenemos y saber que lo que sembramos recogemos, no hay otro camino.Toda sociedad es el resultado de quienes la componen, los impactos e

    imposiciones de los procesos sociales, culturales y polticos externosafectan la vida de los pueblos y no podemos obviarlos. Los cambios producidos en las ltimas dcadas en el mundo son profundos yafectan al continente latinoamericano y definen en muchos casos el

    rumbo a seguir, somos pases dependientes y, en gran parte,colonizados; por lo tanto sujetos a condicionamientos econmicos,polticos y culturales.

    La dominacin no comienza por lo econmico; comienza por locultural. Las ciencias y tecnologas impactan directamente en la vida eimponen conductas que llevan a situaciones imprevistas, muchas veceslejanas a las necesidades de nuestras sociedades.Entre los impactos que pocas veces se tienen en cuenta y que afectan

    la vida de cada persona, de las comunidades y de los pueblos en elsiglo XXI, se pueden mencionar los cambios provocados, en granmedida, por los avances tecnolgicos y cientficos; como laaceleracin del tiempo que lleva a modificaciones de los ritmos entreel ser humano y la naturaleza. Principalmente podemos verlo en lasgrandes urbes, que sufren los impactos de los medios de comunicaciny de los transportes; en la informtica, que ha provocadomodificaciones profundas a escala mundial; y en el pensamientofilosfico y cultural y la dinmica de la vida, imponiendo la llamadaglobalizacin, fenmeno socio cultural y econmico que los grandesintereses econmicos y polticos imponen a los pueblos a los quecondenan al monocultivo de las mentes, a la prdida de lasidentidades, valores y pertenencia.Es necesario tomar conciencia de esta situacin, caso contrario no se

    comprende dnde estamos parados y hacia dnde vamos.

    Premio Nbel de La Paz ,1980. Fundador del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ).

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    Un antiguo proverbio zen dice: el pez no ve el agua porque vive enella. Tal vez los argentinos tengamos que aprender a vernos parasaber cul es nuestra pertenencia, identidad y valores, si realmenteexiste la capacidad superadora y la construccin de pensamientopropio y la amplitud de compartir la vida con otros pueblos hermanos.

    La humanidad ha llegado al lmite del camino de las sociedadesindustrializadas sujetas al sistema capitalista. Las consecuencias que provocan en las sociedades la concentracin del poder econmico ycultural que llega a la agudizacin del desempleo, provocando lascrisis econmicas, exclusin social, el aumento de la pobreza y elhambre estn llevando a la rebelin de los pueblos.

    Amrica Latina sabe de crisis y situaciones lmites, pero actualmentevemos que los mismos problemas se comienzan a ver en Europa, losEstados Unidos, Grecia y los pases rabes. Situacin que tiende aprofundizarse y que afecta a las dos terceras partes de la humanidad.Situacin caracterizada por la exclusin y el avance de la explotacinde los bienes y recursos naturales provocada por los grandes capitalesdominantes. Situacin que privilegia al capital financiero sobre la vidade los pueblos.

    La FAO ha sealado en su informe que por da mueren en el mundo

    ms de 35 mil nios de hambre. Cmo llamamos a esa situacin? Ladefino como un genocidio econmico del cual no se habla y que lasgrandes potencias tratan de silenciar porque son las responsables delmismo.

    El otro escenario que es necesario tener presente se relaciona con losorganismos internacionales y sus estructuras condicionadas y obsoletasque defienden sus intereses y no los de la humanidad. Como la ONU,que contina con el Consejo de Seguridad y la falta de un sistema

    democrtico. Como las empresas trasnacionales, con sus intereseseconmicos y de expoliacin de pases con recursos y bienes naturalesque viven empobrecidos.

    La Argentina ocupa un rol secundario como pas dependiente de laestructura de dominacin y es necesario pensar en alternativas para el pas que queremos. Para avanzar en ese sentido necesitamos saberdnde estamos parados en lo interno y conocer qu hacemos a nivelcontinental y el rol a cumplir en el escenario internacional.

    No se trata de proponer paliativos, sino cambios profundos en elpensamiento y la vida del pueblo.

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    El pas debe recuperar la soberana nacional perdida desde hacedcadas. Sin esa decisin poltica, es imposible avanzar en un pas queno dispone de sus recursos naturales y energticos, de su territorio yproduccin. Avanzar con nuevos conceptos y propuestas del pas quequeremos es un desafo, no es imposible, pero s una ardua tarea que

    debe darse en el tiempo: en los campos tecnolgicos y cientficos quepermitan profundizar en alianzas polticas y culturales, en economassuperadoras de integracin continental, orientadas a la construccin denuevos paradigmas de vida, donde el pueblo se asuma comoprotagonista y constructor de su propia vida y su propia historia.

    El rol asignado a la Argentina en el sistema econmico internacional,desde hace dcadas, fue impuesto por los centros del poderinternacional, condicionando al pas a la produccin de materia prima,

    alimentos e insumos bsicos, sin valor agregado.Es un pas rico empobrecido, con alto ndice de pobreza estructural y

    de exclusin social, con alta concentracin poblacional en las grandesciudades y exclusin del interior del pas, fruto de las migracionesinternas provocadas por la falta de crditos y las psimas condicionesde vida del pequeo y mediano productor rural, lo que lleva a laconcentracin de la tierra en manos de terratenientes y empresasextranjeras.

    Los pueblos originarios y campesinos son vctimas del despojo y delas polticas cmplices de los poderes de turno. No se les reconocen losderechos sobre sus territorios.

    El sistema internacional ha determinado los roles de los pases perifricos relacionados con la produccin y el desarrollo industrial,con el fin de disponer de los bienes y los recursos de los pueblos.

    La Argentina es un pas que ha perdido su soberana a partir de las

    privatizaciones de sus empresas, un pas que no tiene el control de susindustrias bsicas estratgicas y que no dispone de sus recursosnaturales. Basta tener presente la situacin de la infraestructura, cadavez ms deteriorada; la destruccin permanente de lo existente, comoel sistema ferroviario, que fuera privatizado y/o concesionado; o ladesarticulacin de la red nacional de los medios de comunicacin vialy martima. Hoy el Estado Nacional est obligado a subvencionar a lasempresas privadas como el transporte areo. Caso emblemtico:

    Aerolneas Argentina que fuera privatizada y saqueada al punto que elgobierno se vio obligado a re-nacionalizar sus despojos. La soberana

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    nacional es el primer eje a tener presente a fin de recomponer el pasque queremos y no tenemos.La educacin es la base fundamental de una conciencia liberadora,

    crtica y basada en valores. Hay que darles a los jvenes profesionalesegresados los espacios de trabajo e integracin en un proyecto de pas

    y no obligarlos a emigrar. La Argentina es de los pocos pases coneducacin libre y gratuita en todos sus niveles, pero adolece de unapoltica educativa de integracin nacional.

    El federalismo es necesario pero no el feudalismo de las provincias.El pas tiene un Ministerio Nacional de Educacin, sin escuelas, lo

    que hace de las polticas educativas provinciales un enjambre feudal.Es necesaria la redefinicin de la democracia representativa y

    delegativa que impide avanzar en las decisiones que necesitan de la

    participacin del pueblo, por lo tanto hacen falta propuestassuperadoras de cara a la construccin de una democracia participativa.Una asignatura pendiente que cay en el olvido intencionado de los

    dirigentes polticos, legisladores y gobiernos hasta el momento, es laReforma Constitucional del ao 1994 que determina el ejerciciociudadano de los referndum y plebiscitos, contemplados en laConstitucin Nacional. Por lo tanto no est vigente una forma deejercicio de la democracia directa y de construccin de ciudadana que

    genere nuevas alternativas sociales, culturales, educativas y polticas.La construccin del pas que queremos depende de la capacidad de

    participacin ciudadana, de tener conciencia superadora de la situacinactual que vive el pas, de saber dnde estamos parados y de proyectarpolticas de mediano y largo plazo, sin dejar de atender la coyuntura.La integracin continental es fundamental para alcanzarlo.El pas necesita generar un nuevo contrato social que supere las

    limitaciones filosficas y polticas de los paradigmas actuales y que d

    cuenta de los nuevos desafos que se presentan a nivel nacional,continental y mundial.

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    Desde mi lugar, hacia el socialismo.Un camino recorrido desde el arte, con elmimo y el teatro hasta pasar por el campode la salud mental y abarcar a la sociedad

    Por Alberto Sava

    El arte verdadero, aquel que no se conforma con introducir variaciones enunos modelos prefabricados, sino que se esfuerza en dar una expresin a las

    necesidades interiores del hombre y de la humanidad de nuestros das, nopuede no ser revolucionario [] En materia de creacin artstica, importa

    esencialmente que la imaginacin escape a todo constreimiento y que no se

    deje sealar el camino bajo ningn pretexto. A quienes nos apremien, seapara hoy o para maana, a consentir que el arte sea sometido a unadisciplina que consideramos radicalmente incompatible con sus medios,

    opongamos un repudio inalienable y nuestra deliberadavoluntad de atenernos a la frmula:

    TOTAL LICENCIA EN EL ARTE.

    Andr Bretn-Len Trotsky

    Manifiesto por un arte revolucionario independiente.

    El Teatro Participativo como desarrollo y transformacin social

    Mi experiencia nace desde el Teatro Participativo, basado en lautilizacin de espacios reales, la participacin permanente de la gente o pblico, que trabaja en y con la realidad para transformarla, y crearnuevas realidades. El Teatro Participativo, se caracteriza por sacar elteatro a la calle.Hacer y hablar de Teatro Participativo es hablar y hacer

    ineludiblemente un teatro poltico, de movilizacin social yparticipacin de instituciones y de las comunidades; transformador derealidades sociales. Un teatro, un arte que trabaja en la realidad socialpara cambiarla; para transformarla, para revolucionarla. Es hablar deun arte revolucionario.

    Artista y Psiclogo social. Fundador del Frente de Artistas del Borda.

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    Un teatro donde el pblico, la gente, no slo sea espectador sinoparticipe del hecho teatral y, a su vez, de un hecho social. Es un hechosocial, porque esa situacin teatral participativa se mezcla con la vida,es un teatro que se mete en la vida, en la realidad cotidiana de la gente.Es la bsqueda de un teatro un arte que intenta no slo desarrollar

    conceptos y formas nuevas para la gente del teatro, sino que tambinabre una perspectiva distinta a aquellas personas con una posicinideolgica y filosfica de la vida, que entienda y atienda los cambios ylas transformaciones en favor de la sociedad toda.Enrique Pichn Riviere define al artista como un agente de cambio

    [] el artista como personaje de nuestro tiempo tiene que abordar losproblemas cualquiera de sus semejantes, pero con la diferencia que lse anticipa y por ser anticipado se le adjudican las caractersticas de un

    agente de cambio.Desde ese lugar poltico, esttico y tico el artista tiene dos opciones:

    una, posicionado en mantener y reproducir estructuras de un sistema depensamientos y organizacin institucional, poltica y social, y la otra,la del artista como agente de cambio que trabaja, para transformarlo,que revoluciona ideas, conceptos y prcticas.

    El lugar del artistaEl artista es un ser sensible e inteligente, organizador de realidades e

    ilusiones, dominador de espacios y tiempos, hombre de la ficcin y dela realidad, conocedor de sentimientos y sensaciones, de gestos,actitudes y pasiones, de alegras y llantos, provocador de personajes ypblico, visitante de pueblos. Un artista al que ven y el que ve, al queaman y odian, el de los xitos y los fracasos, el del aplauso y el olvido,el perseguido, el olvidado, el idolatrado. Es l y es otro, es la imagen,

    el espejo, creativo hasta lo inimaginable, utpico. El del tiempoinnovador, el de los delirios, lo distinto, lo nuevo. Socio del silencio ydel grito, portador de palabras de los de adentro y los de afuera, la vozde las voces acalladas, de la mayora silenciosa, el cuerpo de losinvisibles y los desaparecidos, el que destruye y construye, el que vivey muere mil veces, el que siempre est...Justamente el Teatro Participativo, un teatro de y en la calle, se

    adue de ella, de diferentes espacios sociales para poder decir y hacer

    lo que en un teatro convencional no se poda; cuando muchos actores,directores, dramaturgos y artistas en general, histricamente, pero

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    sobre todo durante la ltima dictadura en Argentina, fueroncensurados por sus trabajos y sus ideas, amenazados, perseguidos,incendiados sus teatros, secuestrados y desaparecidos.En ese contexto poltico se desarroll gran parte de la experiencia del

    Teatro Participativo y su capacidad para generar espacios de

    conciencia y de accin dentro un sistema social y poltico que acallabatodas las voces sociales a fuerza de balas, represin y desapariciones.En el marco social y poltico ms trgico y sangriento de nuestra

    historia, el Teatro Participativo, estuvo ah en la calle, en la realidadmisma, en tiempos y espacios terribles, en medio de los gritos, ladesesperacin, el silencio, la desconfianza, el miedo, el terror, latristeza y, al mismo tiempo, en la resistencia y en la lucha.Construyendo respuestas creativas para no sucumbir, para mantener

    encendida la utopa, y con la consigna que plantea que el arte puedeayudar a la revolucin de las ideas y de los sistemas polticos. ElTeatro Participativo es apasionante, provocador, contestatario yrevolucionario.Es provocador porque exige ms creatividad, ms compromiso, ms

    riesgos, porque promueve la libertad, produce encuentros entre personas donde se potencia la sensibilidad, la inteligencia y lasolidaridad activa. Provoca la incomodidad. Provoca nuestra capacidad

    de pensar, sentir y hacer, por el inters grupal, colectivo y no slo porel aprovechamiento individual.Es contestario porque no se alinea a las formas que el sistema

    capitalista determina para asistir y ver teatro, las formas que el sistemacapitalista le impone a teatro y al arte. Debemos oponernos con propuestas conceptuales y formales originales y cambiar estructurasinstaladas en nuestros cuerpos y espacios, estructuras desplegadas porsistemas polticos que determinan esas frmulas artsticas y de

    comportamientos que nos inhiben la actitud crtica, participativa,transformadora.Es revolucionario porque revoluciona las ideas, las emociones, las

    acciones, la vida; socializa el poder de hacer, de participar;democratiza el proceso creador, donde confrontan aqu y ahora elhecho teatral con la vida cotidiana. Es revolucionario porque luchacontra sistemas polticos, sociales, culturales y religiosos que fomentanglobalizadamente, lo individual, la fragmentacin, el aislamiento, la

    segregacin, el despedazamiento del cuerpo social y obstaculizan lalibertad y la participacin. El Teatro Participativo debe ser un grito de

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    libertad, renovador, referencial y convocante, Ser provocador,contestatario, revolucionario y sino, no ser.

    El lugar del arte

    El arte no slo es un producto esttico que se muestra, que se exhibeen una galera, en un teatro o en un cine, al que slo tiene acceso aquel pblico favorecido por su condicin social. El arte no debe estardestinado a una elite social, el arte debe estar en una relacinpermanente con el crecimiento del hombre y de la sociedad toda. Elarte debe desplegarse en todas las etapas de la formacin del individuo,en todos los espacios posibles de la sociedad: los hospitales, en lugaresde estudio, en el barrio, en el trabajo, entre otros; con el criterio de

    aporte e integracin a proyectos y objetivos de cada lugar, de cadaespacio social. El arte mezclado permanentemente con la vidacotidiana para hacerla ms sensible, ms inteligente, ms creativa, mshumana, mejor vida.Antonn Artaud deca: No hay nadie que haya jams escrito o pintadoo esculpido y modelado, construido, inventando, a no ser para salir delinfierno.

    El Frente de artistas del BordaDesde el da de la creacin del Frente de Artistas del Borda (FAB),

    cuando se propuso el nombre; se instituyeron las palabras quemarcaron un camino, palabras que fueron como un grito de guerra, delucha y resistencia: Frente, porque vamos a ir al frente, para enfrentarnuestra realidad y cambiarla. Artistas, porque somos y queremos serartistas y no locos. Borda, porque somos del Borda y seremos losrevolucionarios del Borda.

    En la vereda del artista y el arte transformador, contestatario yrevolucionario, se sita el FAB, que lleva casi 27 aos. Un proyectoconstruido desde la horizontalidad, con propuestas y decisionescompartidas, con niveles de organizacin y de roles.Los manicomios son ciudades levantadas a base de hipocresa yrepresin; intentan ocultar lo que ellas mismo producen, el malestar, laeuforia, la desesperacin. Es un hospital de encierro, violencia y eltratamiento consiste en algunas charlas y miles de pastillas; contra ese

    dispositivo nos levantamos, cantamos, escribimos, actuamos,contamos Nuestras producciones artsticas intentan hacer circular las

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    voces y los pensamientos apresados, las historias apresadas, las luchasencarnadas.

    En ese espacio social, el hospital psiquitrico (llamados manicomio, oasilo, loquero o depsito de personas), convocan al teatro participativo, ya en democracia. NUNCA MAS la dictadura, paraSIEMPRE la desmanicomializacin. Nunca ms el manicomio, y ahtena que estar el arte y el Teatro Participativo como protagonistacreando el FAB.

    En todos los hospitales y clnicas psiquitricas del pas, hay 30.000internados, que son otros 30.000 desaparecidos.

    El FAB es una prctica desmanicomializadora, porque se propone iral frente y cuestiona el imaginario social de la locura, al conferirle a la

    produccin artstica un valor de circulacin social, que apunta arevertir el estigma social de la locura, produciendo a la vez efectos:subjetivo, institucional y social.

    Es subjetivo porque a personas que el manicomio les ha socavado susdeseos, sus pasiones y sus proyectos de vida, el arte los convoca a untrabajo grupal dentro de un proceso creador y el compromiso a travsde la tarea, promueven el fortalecimiento de la identidad.

    Con la idea de hacer circular y exponer en el afuera, la produccinartstica de calidad. Y circula, no slo la produccin, sino el artista. Deesta manera, esa voz acallada por el manicomio, puede denunciar loque pasa dentro del hospital: los malos tratos fsicos y psquicos, lasobremedicacin, la mala calidad de vida, la falta de libertades y otrasviolaciones a los derechos humanos. Estas denuncias pblicas vuelvenal hospital y all se produce un segundo efecto, el institucional.

    El efecto institucional es cuando se pone en evidencia las contradicciones

    institucionales y abriendo dentro del Hospital nuevos espacios quepermitan profundizar el debate y la organizacin sobre y en pos de ladesmanicomializacin.

    El tercer efecto es social. En la medida en que los artistas salen, ycomparten socialmente las producciones artsticas contribuye a rompercon un imaginario social. Frente a esto, la sociedad se posiciona desdeun lugar distinto, ms ideolgico, poltico y no desde un lugarmisericordioso, religioso: pobrecito el loco; una comunidad que se

    sensibiliza, abandona la indiferencia, el miedo. Despierta en la gente lanecesidad de terminar con el encierro opresivo del manicomio.

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    En el FAB funcionan talleres de Teatro, Circo, Msica, Mimo,Plstica, Letras, Danza, Periodismo, Teatro Participativo, Fotografa yDesmanicomializacin.El taller constituye el mbito donde se va articulando la propuesta

    creativa, cada taller funciona con un equipo de coordinacin integrado

    por un coordinador artstico, otro psicolgico y colaboradores como serpsiclogos y psiclogos sociales, estudiantes, artistas, entre otros.

    La asamblea es el organismo principal del FAB, el lugar de encuentroentre todos los participantes, y el mbito de debate y toma dedecisiones organizativas como ideolgicas y polticas.Constantemente se realizan funciones y presentaciones artsticas en

    teatros, en espacios culturales y sociales; participaciones en festivales,congresos, manifestaciones sociales. Hubo ms de 4.000

    presentaciones en Argentina y otros pases de Latinoamrica.El FAB es creador y coordinador del Festival y Congreso

    Latinoamericano de Artistas Internados y Externados de HospitalesPsiquitricos (nica experiencia mundial en su tipo). En Octubre 2011se realizar en Mar del Plata el 11 Festival. El FAB tambin escreador de la Red Argentina de Arte y Salud Mental.En el marco de estrategias hacia la abolicin de los manicomios, en

    varios Hospitales y Centros de salud mental de Argentina, se llevan a

    cabo trabajos con y desde el arte. El FAB fue el iniciador de estemovimiento que nos sita, adems, en una perspectiva poltica mayor,acercndonos a otras luchas como por el trabajo, la salud, la educacin,la vivienda, los Derechos Humanos.El FAB durante estos casi 27 aos de Arte, lucha y resistencia,

    demuestra que el arte y el artista pueden ayudar a cambiar,transformar y revolucionar estructuras.El FAB luchar y resistir hasta que los muros caigan. Ese ser el

    momento donde el Teatro Participativo, el arte cumplir su objetivodesmanicomializador y de transformacin socialDesde mi lugar, el pas que queremos, el pas que soamos: hacia el

    socialismo.

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    El pas que soamos con los ojos abiertos

    Por Aldo Casas

    En nuestro pas, como en todo el mundo, las polticas neoliberalesabrieron una brecha inmensa entre la creciente riqueza acaparada por losexplotadores y las miserias (no solo pobreza) impuestas a la inmensamayora del pueblo. Y si bien a partir del ao 2003 la masa dedesocupados estructurales y los niveles nunca vistos de pauperismo seredujeron, el desmantelamiento de las antiguas conquistas laborales y unsalto cualitativo en la degeneracin de las grandes organizacionessindicales (que admiten en su cpula asesinos como Pedraza, servicios

    como Martnez y mafiosos como Moyano) han dejado marcas duraderasen el pueblo trabajador. Adems, operan deliberada y sistemticamentemecanismos de asimilacin y/o disgregacin de los movimientos yagrupamientos sociales autnomos. Las direcciones polticas y sindicalestradicionales, o lo que de ellas resta, desalientan las movilizacionesgenerales y se aferran a reivindicaciones autolimitadas y sectoriales,insistiendo en una orientacin puramente defensiva que se revel ineficazen el pasado y resulta ms intil en este momento histrico.

    El relato kirchnerista nos habla de un pas que, a partir del 2003,habra recuperado la dignidad y la capacidad de soar. Pero si bien semira, el sueo kirchnerista se reduce querer un capitalismo normal,con lo que ello necesariamente implica: explotadores y explotados,poderosos y oprimidos, dirigentes y clientela electoral. Lo cierto es,en todo caso, que existe una irreductible y difusa conflictividad socialque constituye el complejo terreno en que la reconstruccin de unaidentidad popular y de clase es necesaria y posible. Se trata de que,

    colectivamente, logremos recuperar la capacidad de hacer juntos delos trabajadores y un genuino movimiento popular de masas recoja yproyecte hacia nuevos horizontes las mejores tradiciones de lucha denuestro pueblo, estrechando los mrgenes de maniobra de lacolaboracin de clases y del populismo.Es el momento de acercar fuerzas y experiencias militantes diversas

    (a veces incluso conflictivas) buscando una convergencia de diversastradiciones dispuestas a proyectarse conjunta y creativamente en una

    Miembro del Consejo de redaccin de la revistaHerramienta.

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    nueva perspectiva emancipatoria construida colectivamente. Sonnecesarios tanto la capacidad de reconocer y respetar diferencias, comoun sistemtico empeo de convergencia, de autovaloracin yformacin que contribuya a unir lo diferente en luchas (y perspectivas polticas) comunes. Se trata para ello de de intervenir en todos los

    mbitos de la sociedad, integrando a activistas y movimientos socialesque son tambin polticos, y aglutinando los intereses de las distintasfranjas populares en la construccin de un proyecto polticocontrahegemnico. En otras palabras: no basta con juntar a todo loque viene surgiendo por abajo y a la izquierda; es preciso contribuira la generacin de polticas con las que pueda forjarse una voluntadcolectiva por el cambio social, capaz de ofrecer un proyectoemancipatorio a escala nacional y regional.

    Desde la izquierda, hemos dicho y seguimos diciendo con justa raznque es hora de terminar con el verticalismo burocrtico, el imperio delos cuerpos orgnicos y los aparatos con que el peronismo pretendecontrolar la calle. Pero tambin la izquierda debe dejar de lado todaslas concepciones que, en una u otra forma, recrean la idea del Partido(o la Orga) dirigente, capaz de mimetizarse en organizacionesamplias que devienen meras correas de transmisin de directivas partidarias. Son concepciones y prcticas que reproducen relaciones

    derivadas de la divisin social jerrquica del trabajo. Es preciso repetir,tantas veces como sea necesario, que el instrumento poltico que serequiere debe ser concebido como un medio, una construccin enmovimiento capaz de cambiar al comps de los procesos en que seinterviene y acomodndose a la praxis de sus componentes. En otraspalabras, una organizacin poltica que, en lugar de sustituir o imponerdirectivas desde afuera del movimiento real, sea parte del mismo ycomo tal se construya, articulando diversas formas de organizacin,

    acordes a las experiencias, necesidades e intereses de quienes lasintegran y del sector social en que luchan, desarrollando una praxistransformadora que transforme la misma organizacin, promoviendotanto la capacidad autnoma de cada militante, como la capacidad poltica del colectivo. Advirtiendo, por otra parte, que la voluntadpoltica colectiva no debe concebirse ni desarrollarse como si fuese unsimple registro de supuestas necesidades unvocas: su funcin es ms bien convertirse, ella misma, en uno de los llamados factores

    objetivos, elevndose al nivel de una voluntad capaz de hacer unasntesis entre ella misma y el conjunto de condicionamientos objetivos.

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    La conviccin de que la emancipacin de los trabajadores ser obrade los trabajadores mismos no implica despreciar la organizacin yaccin polticas. Es bueno dejar de lado las simplificaciones ingenuas yel autonomismo mal entendido. Toda la historia de la lucha de clasenos advierte que la autoactividad de las clases subalternas es una

    resultante siempre frgil y reversible de relaciones de fuerza y deluchas en las que los trabajadores se enfrentan con el enemigo de clase(y consigo mismos, en la medida que el antagonismo de clase no dejade penetrarlos). La autoemancipacin es una construccin de largoaliento, con avances, retrocesos e inevitables disputas, que sedesarrolla tanto a escala nacional como internacional. Un siglo y mediode luchas del movimiento obrero y revolucionario (incluyendodesviaciones y derrotas) impone la necesidad de recuperar conceptos

    como actualidad de la revolucin, socialismo, comunismo,autoactividad, autodeterminacin. Esta recuperacin implicaasimismo ajustarlos a la luz de las experiencias del pasado, lascondiciones del presente y el desafo de un incierto futuro. Nuestrasluchas y organizaciones deben tambin repensar el combate por laautoemancipacin de los explotados en trminos de un nuevo yconcreto internacionalismo, un antiimperialismo consecuente asumidoen primer lugar desde la nacin que aspiramos a construir como parte

    de Nuestra Amrica, y comprometido con los combates de losexplotados en cualquier lugar del mundo.

    La crisis de 2001 y la irrupcin de millones que durante mesesocuparon calles y plazas reclamando que se vayan todosconstituyeron una impugnacin radical del rgimen y suinstitucionalidad poltica. Pero la movilizacin y los ensayos deautoactividad de los de abajo no maduraron polticamente ni se proyectaron en un gran movimiento alternativo de alcance y

    significacin nacional. La crisis no fue slo de la burguesa y el parlamento: era tambin una crisis de las clases subalternas, que noconsiguieron forjar una voluntad comn e imponer un proyectohegemnico alternativo aprovechando la momentnea desarticulacinde la hegemona de las clases dominantes. La impotencia yfrustraciones que de all se derivaron posibilitaron la salida electoralencuadrada por Duhalde. Luego, la sostenida ofensiva polticaimpulsada por Nstor Kirchner y continuada hoy por Cristina

    Fernndez de Kirchner, aprovechando un contexto econmicorelativamente favorable, ha conducido a una nueva situacin o

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    coyuntura poltica, marcada por el fortalecimiento del llamadoproyecto kirchnerista, pero cuya dinmica y desenlace continanabiertos, en disputa.Tenemos entonces por un lado la dinmica de cooptacin e

    instrumentacin polticas impulsada por un gobierno que, siendo

    declaradamente procapitalista y defensor del ncleo del agronegocio yel perfil extractivo-exportador, supo tomar nota del aviso de incendioque fue la crisis de 2001, y se diferenci de las fracciones burguesas partidarias del neoliberalismo de guerra asumiendo un proyectoneodesarrollista y de integracin regional, un sesgo populista y undiscurso nacional y popular. Su construccin poltica trabajosamentese apoya en la construccin de fuerza propia, alianzas transversales, elpejotismo y por ltimo, pero no en importancia, la asociacin con la

    burocracia sindical; siempre apuntando a la fragmentacin deorganizaciones y luchas populares autnomas y a la captacin de unaamplia franja de la juventud que se acerca a la vida poltica.Existe tambin, por el otro lado, una minoritaria pero sostenida

    experiencia de movilizaciones, articulaciones de lucha y organizacionescon militancia de base, activistas presentes en todo el pas y enmltiples frentes de intervencin, cuya principal debilidad continasiendo la carencia de una perspectiva convocante y aglutinadora. Y

    existe, ms precisamente, una franja o vertiente de izquierda,minoritaria sin duda pero aguerrida, consecuente y dinmica, convocacin de escapar a los guetos ideologizados. Esta izquierdaindependiente acumula un patrimonio comn y rechaza las viejasformas de hacer poltica: la de lo viejos aparatos polticos del rgimen,desde ya, pero tambin las polticas puramente reactivas ysubordinadas a las cadencias electorales de partidos de izquierda,activos en el conflicto social pero encerrados en una autorreferencialidad

    sectaria e interminables disputas fraccionales. Esta nueva nuevaizquierda, segn la feliz expresin de Miguel Mazzeo, enfrenta ahorael desafo de empearse en la construccin de un proyecto y unmovimiento poltico-sociales dispuestos a enfrentar al sistema y algobierno con vocacin de poder; esto es, formulando proyectos,polticas y prcticas gestadas desde abajo, pero para batallar por abajoy por arriba, con el atrevimiento y la plebeya desfachatez que serequieren para interpelar e interpretar a la juventud en busca de algo

    distinto y, sobre todo, a los trabajadores y los inmensos sectorespopulares desposedos, humillados... y expectantes.

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    No se trata de ignorar que existen incertidumbres, confusiones y unafranja social sensible a los discursos de la derecha, como muestran laselecciones... Pero las elecciones muestran apenas una parte de larealidad. Antes y despus de las elecciones, somos capaces dereconocer las insoportables injusticias y humillaciones que laceran

    nuestro cuerpo social. De esta conviccin, que es tambin una vivenciaporque luchamos y construimos desde abajo, se desprende tambin laurgencia de asumir lo fundamental: atrevernos a asumir un nuevo tipode construccin poltico-social con militancia, formas de intervenciny objetivos que aporten a la convergencia de luchas y movimientospoltico-sociales ms o menos incipientes y localizados, para fortalecerlos reclamos, enfrentar las embestidas derechistas y sobre todo para proyectarse como alternativa poltica capaz de canalizar y construir

    poder popular, con polticas y proyectos de alcance nacional yamericanista.

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    Argentina: depresin y destino.O juremos con gloria perder[FRAGMENTOS DE UNA CLASE DADA EN LA FACULTAD DEPSICOLOGA DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES]Por Alfredo Moffat

    No hay dudas del carcter melancoloide, de tono depresivo, denuestra cultura; especialmente de la cultura portea, una modalidad dira Freud de impregnacin tantica (l deca que hay dos fuerzasque manejan nuestras vidas: Eros y Tnatos, el sexo y la muerte).El tango as lo indica; es una msica profundamente depresiva, es la

    epopeya del fracaso, sus letras hablan de lo irrecuperable. Su baile esmuy ntimo, casi la coreografa de un acto sexual, tiene origen prostibulario. En cambio, la msica latinoamericana es muyestimulante, la ecologa tropical impide la depresin. La inmigracineuropea fue ms bien de hombres, pocas mujeres, entonces, la prostitucin fue una solucin. Fueron engaados todos nuestrosabuelos y bisabuelos brazos para trabajar la tierra, dijo Alberdi.Cuando llegaron, todas las tierras tenan dueo, entonces se hacinaron

    en los conventillos con enfermedades, con prostitucin, condestruccin familiar y abandono de los nios, ya desde ah existe unnacimiento depresivo. Adems fuimos fundados desde Europa comocolonia y no pudimos salir de eso.La ciudad de Buenos Aires se fund para llevar la riqueza del Ro de

    la Plata y del Alto Per a Espaa. Mucho despus, cuando los ingleseshicieron los ferrocarriles, los trenes que salan de Buenos Aires tenancarteles que decan: Para Afuera y los que iban para Buenos Aires

    decan: Para Adentro, porque Buenos Aires casi perteneca a Europa(porque nunca entramos al pas) tanto que la red ferroviaria es unabanico que va a Buenos Aires, no hay relaciones entre las provincias.Y en Buenos Aires est la tercera parte de un pas enorme concentradaen un puerto, por eso nos llamamos porteos. El escudo de la ciudadaclara bien nuestra dependencia de Europa, son dos barcos. Noestamos ac, tampoco estamos all, no estamos en ningn lado, nopertenecemos y eso es depresivo.

    Director de la Escuela de Psicologa Social. Fotgrafo y poeta.

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    Entonces, el tema es la identidad argentina: Qu somos? porque alhaber mucha poblacin blanca ramos el pas ms europeo deLatinoamrica, pero no somos europeos, vamos a Europa y somossudacas. Qu nos pasa a los argentinos? Muchas veces termino unacharla diciendo: Qu nos pas?

    Este era un pas lindo, la gente mayor se acuerda, ste era un pasfcil de vivir, vos salas a la calle y haba comunicacin entre losvecinos, y hasta se decan piropos, esas artesanas poticas que ahoraya no existen porque si te acercs mucho a alguien apura el pasoasustada.En la Argentina, ibas al almacn, ibas a la feria, siempre estabas

    charlando, era una red dialgica que te acompaaba y te sostena, nopodas deprimirte porque siempre estabas acompaado. La depresin

    tiene que ver con la soledad y la soledad es la madre de todas lasenfermedades mentales.Qu nos pasa a los argentinos?. Tenemos que zafar de esto. Estoy

    describiendo la enfermedad. Estoy describiendo una radiografa preocupante pero pienso que podemos arreglarlo. Una buenaradiografa lleva a una buena intervencin. Qu nos pas? Porqu notenemos identidad? Nuestros abuelos y bisabuelos vinieron a hacer la Amrica, que

    quera decir juntar guita y volver para all, y no pudieron hacerlo.Tanto es as que Pichon Rivire deca que la mina del tango es unduelo imposible de resolver, no se puede elaborar porque la sensacinde prdida es total, la mina se fue y nunca ms va a volver y tampocohay otra mina. Pichon deca que, en realidad, la mina era la suma de laorfandad y el desarraigo prematuro (madre y terruo). Y deca,tambin, que la mina del tango, en realidad, era una metfora delterruo perdido; la mina era el pas, era el pueblito de Espaa o el

    paese de su Italia era eso que no poda recuperar y que si se pierdees como perder la infancia, porque ese lugar de nacimiento tiene todosmis recuerdos, es la escenografa de mi niez, si lo perd, perd miinfancia, qued vaco. Adems en esa poca, haba mucho abandonoinfantil por la prostitucin, el desempleo, la tuberculosis. Y de laprdida temprana de la madre no se puede recuperar, deja un vacoimposible de llenar En algunos tangos vos sustitus mina por mamy queda perfecto y hasta se entiende mejor.

    Entonces... Qu nos pas en los ltimos aos? Este pas iba bien. Sicuando yo era joven hubieran querido vender YPF, la gente quemaba

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    la Casa de Gobierno. Se vendi YPF, se vendi la siderurgia, se vendila Patagonia y nadie dijo nada, qu nos pas?. Claro, el ProcesoMilitar fue brutal, fue de un nivel de crueldad que nos quit la calle, yla calle no la recuperamos. La calle es de nadie porque est vaca, poreso hay chicos de la calle. En la India y en el norte de Brasil no hay

    chicos de la calle, saben por qu?, porque todos viven en la calle.Entre nosotros la calle es violenta y la familia se ha reducido

    muchsimo; afuera te matan y adentro no hay nadie, actualmentepodemos decir que estamos en arresto domiciliario con rejas y todo.

    La familia de antes, tena esas tas que eran las grandes psiclogas,que bancaban nuestras angustias... una familia te banca cualquierpatologa porque hay mucha contencin, mucha escucha. La familia seconvirti en familia nuclear, y la familia nuclear que es: mam, pap y

    dos nenes se desarm tambin y qued: mam jefa de hogar, peromam jefa de hogar tiene que ir a trabajar porque no est el marido yquedan los chicos solos con lo que yo llamo el to psicpata, que esel televisor. Por qu psicpata? Porque es un instrumento queaumenta la soledad. Nunca se comprob que el televisor te escuche.Los medios de comunicacin masiva son medios de incomunicacin

    masiva, y adems por la televisin ya hacemos de todo; los chicosjuegan viendo jugar, nosotros conversamos viendo conversar, y hasta

    la sexualidad tambin, hay sexualidad, autoservicio en la televisin. Leperdonara todo a la televisin si se pudiera comer a travs de ella, perono se puede, ponen un plato calentito y si te lo quers comer slochups un vidrio fro.Acepto que esta visin crtica es un poco apocalptica, pero es para

    que nos sacudamos un poco. Qu nos pas? Este era un pas que tenalas fiestas tradicionales y tena muchos espacios comunitarios: laNavidad y los carnavales, la vereda era nuestra...

    Si bien hago socio-diagnsticos preocupantes, sostengo que ningunasociedad se suicida, en la historia ocurrieron muchas situaciones patolgicas, tanticas, en distintas sociedades, sin embargo la razahumana no se extingui, quiere decir que tiene anticuerpos. Lasociedad es como un organismo que si se enferma, levanta la fiebre enforma de una gran pueblada, como en todo proceso revolucionario yquema la infeccin que es la corrupcin y la injusticia social.En esta sociedad injusta, incluso los que se robaron todo tambin

    viven infelices La ambicin desmedida es un camino equivocado: tecomprs una cosa, te comprs otra pero igual te sents solo porque es la

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    mirada, la contencin de otro ser humano lo que te defiende de laangustia existencial. Dice Sartre: Yo soy la mirada del otro y losobjetos nunca te miran, un Mercedes Benz no te salva de la angustia demuerte. Adems para comprarte muchas cosas tens que ser insensibley joder a otros para ser rico, entonces ests en un encierro, se pueden

    comprar doscientos bifes de chorizo, pero cuntos pueden comer, uno,dos; se pueden comprar cien inodoros, pero tienen un solo culo yono entiendo. Supongamos que los ricos fueran como los tigres, que sonlos depredadores, ningn tigre acumulara diez ciervos apilados, y noes por tonto, es que con uno solo come y los dems ciervos sepudriran. Para qu se necesitan diez departamentos, cien inodoros?En este juego no se sabe cundo parar porque ningn objeto lo terminade proteger de las ansiedades bsicas de la vida: los cambios, las

    prdidas, la soledad, los miedos Otro inconveniente de ser rico esque nunca tens la seguridad del amor me quieren por m o por miplata? el: Yo te quiero... est siempre en duda, pobres ricos estnjodidos.

    En cambio, cuando alguien me dice que me quiere, estoy seguro queno es por mi plata (risas). Alguno tiene ese problema? No, porquesino no estaran ac, estaran estudiando Marketing en la UADE.

    La realidad existe en el trabajo. Si vos no ests inserto en la produccinno exists. Qu pas qu han destruido el trabajo?, qu han destruidolos ferrocarriles?, qu destruyeron el pas?, qu vendieron todo?

    Fuimos a pelear por las Malvinas, me parece bien, pero antesdebiramos reconquistar la Patagonia que vendimos a los ingleses ynorteamericanos.

    Yo no entiendo, no entiendo lo masoquistas, lo tanticos que somos. No hay mejor posibilidad de terapia que a travs de un buen

    diagnstico: qu nos pasa que nos hacemos mierda, qu nos pasa quetenemos esa vocacin tantica? La parte buena de nuestra depresin esque nos sobra reflexin, lo inconveniente es que la reflexin es slohacia atrs, no usamos ese pasado para construir un futuro argentino.Convertir esa experiencia en proyectos, eso es lo que nos falta.

    La hiptesis es que nuestra historia contiene un ncleo depresivoproducto de una gran prdida, que se habr originado en ese fracaso denuestros abuelos de hacer la Amrica. Tenemos que salir de eso,

    creo que s, que vamos a salir. Soy, como digo, un pesimistaesperanzado.

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    El intento [de los setenta] era muy idealizado porque cuando salimosde la depresin pasamos a esa hermosa euforia revolucionaria de aqueltiempo, y en este momento estoy pensando que somos bipolares (risas).Sabemos que la gente del pueblo no es violenta, que va a entrar

    caminando, pero como las termitas van a comerse todo lo que hay en

    las vidrieras de la avenida Santa Fe y todo lo que hay en PuertoMadero, yo espero ese da. Cuando veo pasar a los pobres histricos,desde el balcn de mi Escuela en la Av. Rivadavia, que vienen con loscarritos, los nenes, la abuela y sus cosas yendo para el centro, digo:estn ensayando la toma de Buenos Aires (risas).

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    La vigencia de los sueos

    Por Ana Mara Careaga

    Abordar la temtica de los derechos humanos vinculados al reclamode Memoria, Verdad y Justicia nos remite necesariamente a la lucha deuna joven generacin desaparecida.Efectivamente, la ltima Dictadura que asol nuestro pas ba en

    sangre el territorio, sembrndolo de centros clandestinos de detencin,tortura y exterminio, dejando un saldo de desaparicin y muerte queno permite ya ningn anlisis histrico que ignore ese pasado recienteque marc a fuego a los argentinos.

    Mucho se ha reflexionado sobre el tema y es mucho an tambin loque falta. Tal vez distintas etapas a lo largo de ese desarrollo hanrequerido poner el nfasis en determinadas cuestiones ms que enotras, pero lo cierto es que el insistente discurso del movimiento dederechos humanos y otros actores sociales ha logrado ir instalando ymadurando conceptos otrora desodos y que van aportando a lareconstruccin de una etapa histrica.La brutal represin llevada adelante en los aos de plomo, no tuvo un

    fin en s misma, sino que tuvo como propsito crear las condiciones deaplicacin de un modelo econmico de exclusin, que habra degenerar un tremendo proceso de concentracin de la riqueza que seprofundizara luego en nuestro pas durante el menemismo.

    Este plan fue aplicado en toda la regin del Cono Sur, en la que, bajoel imperio de la Operacin Cndor, numerosas dictaduras constituiranun pacto de sangre y coordinacin represiva sin precedentes. As,formadas en la Escuela de las Amricas y con los mtodos aprendidosde los franceses en Argelia, las fuerzas de seguridad fueron lasencargadas de llevar a cabo el trabajo sucio, como se dio en llamar alas prcticas represivas brutales implementadas: secuestro,desaparicin, tortura, muerte, robo de bebs; dejando profundassecuelas en el plano poltico, social, econmico y cultural de las quetodava estos pases estn tratando de reponerse.La represin, que dej un saldo de treinta mil detenidos-

    desaparecidos, estuvo dirigida al conjunto de la sociedad, es decir, a

    Directora del Instituto Espacio para la Memoria. Periodista.

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    lograr el control social, sembrando el terror, con el fin de desarticularlos lazos sociales y toda posibilidad de organizacin y resistencia.Al calor de movimientos revolucionarios en la regin, en un contexto

    latinoamericano y mundial particular, y con la cercana experiencia dela revolucin cubana, miles de jvenes, trabajadores, estudiantes,

    obreros, profesionales, vieron la necesidad de organizarse y en esemarco protagonizaron una importante etapa de la historia. Fueefectivamente un momento histrico en el que una generosa,desinteresada y comprometida prctica militante desarroll en loslugares de trabajo, fbricas, universidades, colegios y barriosiniciativas solidarias y pensantes que apuntaban a un profundo cambioen el modo de vida de las personas, en el sistema econmico y en laspautas culturales. El pas soado era un pas en donde todos pudieran

    acceder a los derechos que les son propios en su condicin humana, elderecho al trabajo, a la salud, a la educacin, a la vivienda, a una vidadigna.Ese objetivo de bsqueda de transformacin de las relaciones

    econmicas, sociales y culturales encontrara en los dueos del mundosu principal obstculo, por eso esas luchas se caracterizaban comoantiimperialistas y por la liberacin.Rescatar la militancia y prctica de esos jvenes que haban elegido

    esa opcin como horizonte de vida tambin fue toda una tarea deconstruccin que hoy se materializa en numerosos discursosinstitucionalizados y que contribuye notablemente a entender esaetapa, as como a contrarrestar la llamada teora de los dos demoniosque vaca de contenido las causas profundas de la represin ydesnaturaliza la historia.Hoy, la conciencia de vivir en un mundo altamente convulsionado,

    con guerras promovidas por los mismos de siempre los verdaderos

    personeros del mal, con el desprecio por la vida y la vulneracin delos recursos naturales que ponen en riesgo el futuro del planeta, lamotivacin en los intereses econmicos y en la voracidad de uncapitalismo salvaje naturaleza misma del sistema, que no tienereparos a la hora de optimizar sus ganancias a cualquier precio, nosinvita a una reflexin respecto de aquellas razones.Estados Unidos est dispuesto, como siempre lo estuvo, a defender

    sus intereses en Amrica Latina as como en otras regiones del mundo,

    sin reparar en nada que se interponga frente a los mismos. As, elintento permanente de militarizacin de la regin, poniendo como

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    excusa el combate al narcotrfico cuando se considera una de las msimportantes fuentes de financiamiento; la presin militar a travs de la presencia de la IV Flota con una amplia capacidad operativa y decontrol, como amenaza constante; la instalacin de bases militares enColombia en una suerte de ocupacin con plena inmunidad para su

    accionar bajo el ala de un Estado cmplice y terrorista; la renovada presencia militar en Hait; el golpe en Honduras, adems de otrosintentos fallidos en pases del rea; el bloqueo criminal contra Cuba,reafirman la vigencia de viejas prcticas que se reactualizan.La vieja dominacin de Amrica Latina, estuvo siempre en la mira

    imperial y cont siempre tambin con la simpata del establishment.Conocida es la metodologa del pas del norte a la hora de tutelar loque considera propio, la base de Guantnamo y las difundidas torturas

    de Abu Graib son un claro ejemplo de ello y ponen de manifiesto larepetida actitud blica de quien est dispuesto a mantener susbeneficios a buen resguardo.

    Los distintos intentos de echar por tierra iniciativas de autonoma dealgunos pases de la regin ponen de relieve el alerta permanente quedeben tener los pueblos que luchan en pos de esa autonoma yrenuevan la vigencia de aquellos viejos anhelos.Tambin advierten sobre la necesidad de preservar los logros

    obtenidos y estar atentos frente a ensayos de golpes o penetraciones denuevo tipo en pos del objetivo de alinear a los distintos pases de laregin como antes sucedi con los sucesivos golpes militares y suscorrespondientes dictaduras.Las luchas de resistencia en el transcurso de y posteriores a esas

    trgicas experiencias de nuestro pueblos, generaron en nuestro pas unloable y consistente movimiento de derechos humanos, que integrado por organismos de derechos humanos y organizaciones sociales que

    sostuvieron desde una postura tica y ejemplar sus reclamos, ponen ala Argentina en un lugar de vanguardia en la reivindicacinpermanente por Memoria, Verdad y Justicia.

    Ese reclamo se extendi tambin a la lucha por la plena vigencia delos derechos humanos del conjunto de la poblacin que fue avasalladaa lo largo de todo ese proceso en histricas conquistas producto deotras resistencias y otras victorias. Hoy, el reclamo por unadistribucin equitativa de la riqueza, por el acceso al trabajo, prctica

    perdida por sucesivas generaciones como nunca antes haba sucedido,y por un profundo cambio econmico y cultural y de recomposicin

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    social realzan la vigencia de aquellos objetivos que, encarnados en una joven generacin pensante alcanz tambin a familias enteras y anumerosos sectores sociales comprometidos y consecuentes con susconvicciones.Nunca es fcil. En el camino de la demanda por verdad y justicia la

    reactualizacin dramtica de la desaparicin en la persona del testigoJulio Lpez, deja al desnudo las consecuencias de la impunidad yredimensiona la justeza de esa exigencia. En los escenarios de lasaudiencias de los juicios orales y pblicos que llevan adelante losprocesos contra los autores materiales de estos crmenes aberrantes sepuede escuchar en toda su magnitud el feroz alcance da la represin ylas consecuencias del terrorismo de Estado en miles de familias y en lasociedad en su conjunto. Mucho se ha avanzado, decamos, pero

    mucho falta tambin. Por eso, el consecuente y renovado compromisode cada vez mayores sectores de la sociedad en pos de un profundocambio en nuestro sistema de valores, contribuir a la toma deconciencia y renovar la vigencia de aquellos viejos y vlidos sueosde entonces.

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    Educacin popular y poder popular.El debate necesario de nuestras experiencias

    Por Claudia Korol

    O inventamos o erramos.Simn Rodrguez

    La educacin popular naci en Nuestramrica como pedagoga delos oprimidos que se enfrentan a la explotacin capitalista, y comoprctica de la libertad. Al caminar se volvi tambin pedagoga de lasoprimidas que desafan al patriarcado, como pedagoga de la

    descolonizacin cultural, de la resistencia, de las rebeldas, de laesperanza, y de la insubordinacin frente a las instituciones que ponenchaleco de fuerza a los procesos transformadores.En su concepcin metodolgica, la educacin popular intenta ser y

    rehacerse como pedagoga del dilogo, de la relacin teora-prctica,como dialctica de la diversidad y la unidad en la creacin de un proyectohistrico de emancipacin, como ejercicio de poder popular. Se recrea para ello constantemente, en la interpelacin de los movimientospopulares hacia una hegemona que se constituye de mltiples opresiones.

    Entendemos entonces a la educacin popular como una pedagoga poltica, que pretende revolucionar y revolucionarse de manerapermanente, integrando en los procesos de enseanza-aprendizaje lasdiferentes dimensiones posibles de conocimiento: desde los saberescrticos que se elaboran y legitiman en los mbitos acadmicos, hastaaquellos que se amasan en la experiencia popular, as como lasposibilidades que aportan las dimensiones ldicas, artsticas, creativas,de investigacin y estudio.Debatir actualmente los sentidos de la educacin popular, y su lugar

    en la creacin de nuevas dimensiones de la poltica, requiere analizar elcontexto de este momento histrico, en el que se cierra el ciclo demovilizacin social de tono antisistmico abierto en el 2001, y seinstala coyunturalmente como escenario la pragmtica apuesta al malmenor, legitimando opciones acotadas, de acuerdo a las lecturasinteresadamente dicotmicas de los procesos sociales.

    Coordinadora del Equipo de Educacin Popular Pauelos en Rebelda.

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    La energa desatada una dcada atrs, parece acorralada en losdiscursos en los cuales un recorte de las superganancias de los sectoresoligrquicos, es presentado como la reforma agraria; o los planesasistencialistas como redistribucin de la riqueza. Los gestossimblicos crean una malla que dificulta el anlisis de los cambios

    reales en las relaciones de fuerzas, de los reagrupamientos en el poder,o de los desafos a las polticas capitalistas y patriarcales hegemnicas.La divisin y cooptacin de los movimientos populares, se acompaa

    del secuestro del lenguaje, de las palabras, e incluso de los sueos. Sinembargo, seguimos soando un mundo diferente, humanizado pornuestras acciones. Pero como no nos gusta soar sin actuar para ver elsueo realizado, revisamos una y otra vez crticamente nuestras prcticas y creencias sobre las mismas, volvemos sobre nuestros

    propios pasos.Desde la instalacin en el pas de una democracia de baja intensidad

    a partir del repliegue de la dictadura los sucesivos gobiernos de turnonos ensearon a optar por lo posible, y a descartar lo deseable.Una transformacin que respondiera a nuestras necesidades ybsquedas, a cambios profundos que revolucionaran los fundamentosde la explotacin y de las diferentes opresiones, era inmediatamentedescalificada desde el realismo pragmtico de los aos 80 y 90 en

    nombre de correlaciones de fuerzas desfavorables frente a las cualesdeberamos ponernos de rodillas. Por este camino, esas correlacionesde fuerzas posibilistas se constituyeron como slidos pilares de nuestrasociedad, como sentido comn y como prctica poltica de losmovimientos populares y las izquierdas.Desacostumbrarnos a la eleccin del mal menor, es un ejercicio que

    requiere actuacin colectiva y reflexin sobre esa accin. Precisamentea eso apuestan los procesos de educacin popular, concebidos no como

    un brazo amable del asistencialismo, sino como una dimensinpedaggica de la resistencia y de la creacin de alternativas de poderpopular.

    En la ltima dcada se ha producido una multiplicacin deexperiencias que se reconocen como de educacin popular:alfabetizacin, talleres de oficios, bachilleratos populares, educacinen contextos de encierro. En ese amplio abanico se inscriben propuestas desafiantes de la institucionalidad reproductora del

    capitalismo patriarcal y neocolonial. Diversas organizaciones sociales,especialmente despus del 2001, han inventado caminos de

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    recuperacin de algunos derechos arrebatados por la exclusin, y hanrealizado ejercicios de autonoma.Desde la educacin popular participamos en experiencias de

    recuperacin del trabajo con la modalidad de fbricas sin patrones, decooperativas, de emprendimientos sociales; en experiencias de salud

    comunitaria que se realizan simultneamente con la socializacin desaberes ancestrales; en propuestas de recreacin y comunicacinpopular que se alejan del pasatismo promovido por los grandes mediosde comunicacin; en procesos de educacin en crceles queaspiramos se articulen con otras experiencias de resistencia de losexcluidos y excluidas del sistema, por la creciente criminalizacin dela pobreza; en experiencias de alfabetizacin y de educacin deadultos/as; en el dinmico movimiento de los bachilleratos populares.

    Tambin somos parte de batallas en defensa de los bienes comunes,de los territorios, del medio ambiente, frente a las polticasdepredatorias y expropiatorias del capital. Junto a las mujeres y a loscolectivos de la diversidad sexual desafiamos el avasallamiento denuestros cuerpos, de nuestras subjetividades, de nuestra sexualidad,realizado sistemticamente por el machismo y por laheteronormatividad, impuestos violentamente por la cultura patriarcal.En algunas de estas experiencias nos encontramos e interactuamos

    con sectores acadmicos, con docentes, estudiantes, investigadores/ascomprometidos y comprometidas con los esfuerzos dirigidos no a laintegracin subordinada en el sistema, sino al fortalecimiento y proyeccin estratgica de los movimientos sociales. Sin embargo,necesitamos debatir con otras propuestas que tambin seautodenominan de educacin popular, y que se inscriben en las polticas de contencin del riesgo social, de disciplinamiento ydomesticacin a bajo costo de quienes son descartados o descartadas

    por el sistema. Estas propuestas toman de la educacin popular ungrupo de dinmicas participativas, una ficcin de democratizacin delos procesos pedaggicos. Son experiencias que tienen un fuerteanclaje sistmico, asistencialista. Tienden en su conjunto a legitimar elorden hegemnico, a profundizar la fragmentacin del sujeto social, ya ofrecer una educacin degradada dirigida a promover algunashabilidades prcticas para participar de oportunidades laborales en elcontexto de la precarizacin. En muchos casos, los mismos educadores

    y educadoras estn precarizados, con lo que se va creando unacostumbramiento a estas polticas de sobrevivencia. Tambin se

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    va generando el acostumbramiento a una concepcin de la educacinen la que se fragmentan los saberes hasta el punto de decidirse demanera pragmtica cules deben ser transmitidos en procesos quems de formacin vienen a resultar de adiestramiento.En el camino de soar un pas y un continente que camine hacia su

    emancipacin, es mucho lo que podemos aportar desde lasexperiencias de educacin popular. Pero esto exige, a mi entender, unprofundo debate sobre sus contenidos y metodologas, sus objetivos, ylas dinmicas polticas en las que se inscriben.Rechazar los procesos de cooptacin de estas propuestas, nos colocamuchas veces en los lmites testimoniales del ejercicio crtico peroaceptar la subordinacin a las lgicas ideolgicas y simblicas del poder, nos arrastra a un terreno abonado por el cortoplacismo y la

    mediocridad.Sueo entonces con que recuperemos la totalidad de nuestros sueos,

    y no sus fragmentos pasteurizados.Sueo que construyamos colectivamente una pedagoga poltica que

    tenga como sustento no las imposiciones de las agendas del poder(desde el oficialismo o la oposicin conservadora), sino lasnecesidades histricas de nuestro pueblo, de los oprimidos yoprimidas, de su capacidad de lucha y de organizacin, de sus maneras

    de pensar el mundo y de intentar cambiarlo.Sueo que la educacin popular siga siendo una de las dimensiones

    de la creacin de una cultura rebelde, revolucionaria que no seinstitucionalice como socia menor, como dimensin asistencial de unproyecto hegemnico, por menos malo que ste sea o quiera ser.

    Sueo que logremos entrar con los procesos de educacin popular alos lugares donde los juntavotos no llegan. All donde las heridas nocicatrizan. All donde sigue habitando el olvido y la impunidad. Pero

    que entremos no para consolar, no para aliviar el sufrimiento, sino paravolver ese sufrimiento rebelin.

    Sueo que estas experiencias no estn aisladas de una propuestaemancipadora creada colectivamente. Una propuesta que an no existe,y que por ello necesitamos inventar y sembrar, cuidar, ayudar acrecer desde el abono que constituyen todas las experiencias quehemos realizado histricamente en ms de 500 aos de resistenciaindgena, negra, feminista y popular.

    Sueo que los compaeros y compaeras que dieron sus vidas enestos 500 aos se sientan bien acompaados con nuestra cotidiana

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    renovacin de proyectos, con nuestra necia manera de empezar una yotra vez el camino, y con la certeza que no son solamente bandera, sinoejemplo en el que nos buscamos y nos encontramos.Sueo que dialoguemos crticamente con quienes hicieron camino en

    nuestra historia, no para repetirla sino para aprender de sus esfuerzos,

    de sus errores, de sus cadas, y de sus geniales inventos.Sueo que un da caminaremos con muchos compaeros y

    compaeras que quedaron enredados en las telaraas del poder, y si noes con ellos o ellas ser con sus hijos, con sus hijas o ser con susantiguos sueos. Ser tambin con nuestras madres, con nuestrasabuelas, con nuestros ancestros y ancestras rebeldes y con quienessigamos creyendo y sosteniendo que la nica batalla que se pierde, esla que se abandona.

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    A diez aos de la rebelin popular

    Por Claudio Katz

    Ha transcurrido una dcada desde la gran revuelta social queconmovi a la Argentina. Ese levantamiento retom las tradiciones delCordobazo, de la huelga general (1975), de los paros contra lainflacin (aos 80) y de las movilizaciones contra el desempleo(dcada del 90). Fue una sublevacin que confirm el espritu deresistencia de nuestro pueblo. En diciembre del 2001 se concret unaocupacin masiva de las calles y los piquetes confluyeron con lascacerolas para rechazar el ajuste. La rebelin fue una respuesta desdeabajo al modelo neoliberal y a la crisis itinerante del capitalismo, quese desplaza por distintas zonas del planeta provocando sucesivastragedias sociales. Nuestros padecimientos a principio de la dcadaanticiparon el colapso que actualmente afecta a muchas economasdesarrolladas.Esa debacle se repite ahora con mayor intensidad en la periferia

    europea, que soporta mismo endeudamiento y sacrificios para socorrera los acreedores. Los virreyes del FMI ahora se instalan en Portugal eimponen su ciruga en Irlanda. Pero el mayor calco de Argentina se

    verifica en Grecia, que sufre las mismas privatizaciones,flexibilizaciones del empleo y prdidas de soberana monetaria. Poreso el pas encamina al mismo default de la deuda.Nuestra rebelin del 2001 hizo historia y vuelve a emerger ahora en elviejo continente. Especialmente en Espaa los indignados ocupan lasplazas y exigen democracia verdadera, denunciando a una plutocraciacapitalista que remata las viviendas y destruye la salud pblica. All sedesenvuelve un movimiento de precarizados que organiza acampes,

    con ese nuevo instrumento de la contra-informacin que son las redessociales.Tal como hicimos nosotros en Puente Pueyrredn en el 2002, en

    Espaa ponen un dique a la derecha represiva. Al igual que nosotros seenfrentan a dos partidos dominantes que se intercalan en el gobierno para aplicar el mismo ajuste. Ya se avizora una larga lucha, conmilitantes que van a los barrios, resisten los desalojos y convocan a

    Economista, investigador, profesor. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda).

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    jornadas de solidaridad. Es muy impactante ver como nuestro 2001vuelve a irrumpir en las calles de Madrid, de Barcelona y Atenas.

    Sorpresas de la etapa

    La trayectoria poltica argentina durante la ltima dcada ha sido muycompleja. El surgimiento del kirchnerismo empalm con un cicloeconmico de recuperacin basado en la valorizacin internacional denuestras exportaciones, en las polticas internas expansivas y en elrepunte de las ganancias que sucedi al ajuste. El rebote obedece aestos tres procesos y no solo a uno. Los neoliberales suelen explicar elcambio de clima econmico por el viento de cola externo y losoficialistas atribuyen lo ocurrido a la intervencin del Estado. Ambos

    consideran slo dos factores y se olvidan del terrible ajuste impuesto por la mega-devaluacin y la confiscacin de los depsitos. Esteatropello fue el costo brutal que tuvo la recuperacin actual y laconsiguiente aparicin de un nuevo modelo. Este curso contieneelementos neo-desarrollistas de mayor gravitacin de la industria ymenor incidencia de la valorizacin financiera.Es cierto que hay otro modelo, pero no es nuestro modelo. No es el

    esquema econmico que necesita el pueblo, puesto que estn ausentes

    la redistribucin del ingreso y la reduccin de la desigualdad social. Lapoltica econmica actual mantiene el sistema impositivo regresivo, ladepredacin del petrleo, la destruccin de los ferrocarriles y laminera con cianuro.El kirchnerismo actu en dos planos polticos al mismo tiempo:

    recompuso el poder de los dominadores y otorg concesiones a lasmayoras populares. Por un lado restaur la autoridad del Estado alservicio de las clases dominantes, revitaliz el aparato del justicialismo

    y recompuso las estructuras de los caudillos provinciales y los baronesdel conurbano.Pero al mismo tiempo introdujo ciertas mejoras que representan

    conquistas populares. Se reabrieron los juicios a los genocidas, Videlay Menndez estn en camino a la crcel comn, Patti duerme entre lasrejas y hay peridicas recuperaciones de nietos de desaparecidos. Sonmedidas que llegan tarde, pero que han superado cualquier logroequivalente en otro pas latinoamericano. Tambin se conquist el

    matrimonio igualitario, cuando la demanda original de la Unin Civilqued desbordada y se obtuvo una ley de Medios, que limita el

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    comercio audiovisual y concede mayores espacios a las organizacionescomunitarias.En este lapso se consigui instaurar una poltica salarial permisiva

    con reapertura de las negociaciones colectivas y expansin del empleo pblico. Se logr una asignacin por hijo que es insuficiente en

    nmero y monto, pero que ampli la cobertura de los humildes. Laeliminacin de las AFJP no revirti la miseria de los jubilados, peroanul la infamia del sistema previsional privatizado.Es importante analizar este doble proceso poltico kirchnerista de

    distanciamiento sin ruptura con el neoliberalismo. Este curso ha sidoun resultado intermedio, que obedece al carcter inconcluso de larebelin del 2001. La sublevacin confirm la utilidad de la lucha popular para cambiar las relaciones de fuerzas, para brindar

    legitimidad a los movimientos sociales y para legalizar las huelgas ylos piquetes. Tambin permiti frenar la represin brutal (que predomina en pases como Colombia o en Mxico) y contribuy acontrarrestar la resignacin de los movimientos sociales (que seobserva en Uruguay o Brasil).Pero nuestro 2001 se qued a mitad de camino. No logr que se

    vayan los polticos impugnados en las calles. No impidi que el bipartidismo vuelva con mayores pisos para la legalizacin de los

    partidos. No impuso la investigacin de la deuda y del desfalcofinanciero. Tampoco impidi que sigan enriquecindose losacaudalados que se llenaron los bolsillos durante la convertibilidad. Ensntesis: la rebelin del 2001 permiti muchos logros pero quedinacabada.

    Dos tipos de progresismo

    La etapa reciente qued abruptamente modificada en el 2008 por lairrupcin de una movilizacin conservadora de los grupos agro-sojeros. Levantaron demandas regresivas de bajar las retenciones y planteos polticos destituyentes, a travs de un movimiento queprosper inicialmente, pero se qued sin liderazgos y sin brjula. Elcontexto de continuidad de florecientes negocios agrarios redujosignificativamente los incentivos a la protesta.La derecha no ha podido avanzar por sus gestiones municipales

    ineficientes y plagadas de escndalos de espas. Propaga discursosmoralistas que generan fastidio y protagoniza papelones en las internas

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    de los grandes aparatos. Perdi, adems, la batalla cultural delbicentenario con sus nostlgicas proclamas de elitismo conservador y noha logrado concitar entusiasmo, ni siquiera con las giras de Vargas Llosa.La derecha est perdiendo tambin la contienda de los medios de

    comunicacin, a medida que se desploma la credibilidad de los grandes

    diarios, ante un pblico cansado de tanta manipulacin informativa.Estos resultados demuestran que no hay espacio para el resentimientogorila y que existe un fuerte rechazo social a cualquier modalidad deretorno del neoliberalismo.El gobierno aprovecha el contexto actual para recuperar adhesin. En

    un marco de creciente politizacin y renovada autoestima nacional hasurgido un nuevo progresismo oficialista, que elogia al gobierno ycierra los ojos ante lo que no le gusta. Convoca a profundizar el

    modelo olvidando que la esencia de la gestin actual no son lasmejoras sociales, sino las ganancias capitalistas. No quiere ver elabismo que separa a los limitados logros sociales de losinconmensurables beneficios obtenidos por los grupos dominantes. Elmodelo estabiliza la segmentacin social y el techo salarial, mientrasrefuerza las utilidades rcord de todas las empresas. No es cierto que la nica disyuntiva posible gira en torno aprofundizar el modelo o volver a los 90. Es falso oponer el pasado al

    presente como si no existiera ningn futuro. Hay que considerar todaslas posibilidades de la situacin actual, sin reducirlas al tipo deoposiciones simplificadas que divulga el programa televisivo 6-7-8.El oficialismo sepult al proyecto transversal para reconstruir el

    justicialismo. Consolida el poder los gobernadores que en Formosaencubren asesinatos de aborgenes, que en San Juan multiplican laminera a cielo abierto y que en Salta deforestan los montes. Estesostn se extiende a quines reivindican a los Saadi en Catamarca,

    expulsan a los pequeos productores en Chaco, avalan la corrupcin enCrdoba y protegen a Menen en La Rioja.Es imposible mejorar este regresivo entramado poltico con las listas

    colectoras. Es tambin ilusorio construir una corriente progresista,aceptando el verticalismo presidencialista y la burocracia sindical. Los jerarcas de los gremios se enriquecen lucrando con el manejo de lasobras sociales, haciendo negocios con el auxilio de barras bravas yrecurriendo a los sub-contratistas. Por eso multiplican el desamparo de

    los tercerizados y cometen el tipo de crimen que sufri MarianoFerreira.

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    Esta burocracia defiende sus privilegios cuando encarcelan a Venegaso investigan el patrimonio de Moyano. Se eternizan en los cargos, bloquean la legalizacin de la CTA e identifican el poder de lostrabajadores, con la acumulacin de cargos en las listas deljusticialismo.

    Pero lo ms doloroso es observar cmo los oficialistas recurren almacartismo en las situaciones crticas. A fin del ao pasado variosperiodistas e intelectuales de renombre, asociaron a la valenta de losmilitantes con operaciones de Duhalde, denigraron la lucha, igualarona las vctimas con los victimarios y calumniaron a la izquierda. Esevidente que esa conducta es incompatible con la construccin de unproyecto progresista.

    El desengao con estas prcticas condujo en los ltimos dos aos a la

    gestacin de otro progresismo ms crtico. Empez aprobando lanacionalizacin de las AFJP, radicalizando los proyectos de Ley deMedios, confrontado con el pago de la deuda externa y rechazando elveto al 82% de las jubilaciones. Propuso nacionalizar el petrleo y laminera y gestar una tercera fuerza frente al bipartidismo.Pero ese atractivo camino de centroizquierda no oficialista se diluy

    cuando confluyeron con la Mesa de Enlace, los gobernadores sojeros ylos polticos convencionales de Santa Fe, Crdoba y Buenos Aires.

    Con este tipo de socios resulta imposible construir una tercera fuerzareal. Han incorporado una retrica liberal de republicanismoformalista, que encubre el continuado poder que mantienen los grandesgrupos capitalistas. Con esa ptica las denuncias de corrupcinterminan en pura espuma y como ya ocurri con la Alianza, nopermiten consumar ningn cambio significativo.

    Pero el trasfondo del problema es ms estratgico: el progresismo realno se construye emulando a Lula o al Frente Amplio. Brasil tiene

    peores ndices de desigualdad social que Argentina y perpeta favelasmiserables junto a grandes palacios de multimillonarios. En Uruguayse promueve desde la presidencia la ratificacin de la impunidad a losgenocidas, mientras se bloquean las demandas sociales. Si lasorganizaciones de centroizquierda no oficialista quieren ganar laselecciones en Capital Federal o Crdoba para repetir ese camino, elresultado ser un gobierno socialdemcrata, ms timorato yconservador que el kirchnerismo.

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    Otra izquierda

    Es necesario avanzar hacia la construccin de una nueva izquierda enel amplio sentido del trmino: con estructuras partidarias y no partidarias y con organizaciones que reflejen la presencia social, la

    influencia en las calles y la incidencia cultural que ya tiene laizquierda. Esta autoridad proviene del protagonismo que tuvo estesector en la rebelin del 2001 y del rol que jug en la lucha de lospiqueteros y las fbricas recuperadas.

    Pero el salto requerido exige superar la desorientacin poltica de losltimos aos. Es incorrecto desconocer las conquistas logradas en elplano democrtico y social y olvidar que constituyen un eco tardo dela rebelin del 2001. Hay que ser crticos del gobierno pero nunca

    marchar junto a la derecha, como ocurri en algunos casos durante elconflicto agro-sojero.Es importante madurar una estrategia para permitir la transformacin

    de la izquierda en protagonista de la realidad poltica. Este avance nopodr consumarse mientras persista el sectarismo, la autoproclamaciny el dogmatismo, que alimentan el vicio opuesto de las ilusionesasamblearias y la alergia a la participacin electoral. En este ltimoplano hay que actuar sin abstencin, sin disolucin, sin sectarismo y

    sin neutralismos.Lleg el momento de construir una nueva izquierda para la nueva

    etapa. En el prximo perodo la clase dominante exigir polticasempresariales de pacto social y mayor complicidad de los sindicatos.Buscar acallar a todos los que soportan bajos salarios, desempleo y precarizacin y habr que construir un lugar de la resistencia paratodos estos sectores.Tambin se necesita una nueva izquierda para la juventud que ingresa

    a la militancia con nuevos bros y nuevas esperanzas. Esa generacinno es espontneamente oficialista. Al contrario, es una brasa caliente para el gobierno, puesto que aspira al trabajo digno y no a laflexibilidad laboral. Pretende igualdad en la educacin y no escuelas pblicas deterioradas junto a colegios privados bien equipados. La juventud necesita agruparse en organizaciones de lucha y no quedarsometida a las estructuras de los funcionarios que negocian agendas deinversin en los directorios de Techint.

    Es el momento de forjar una izquierda combativa y popular en latradicin clasista, pero ms conectada con Amrica Latina y ms

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    comprometida con las metas de unidad regional. Este empalme se procesar sosteniendo los proyectos ms radicales del continente,apuntalando al ALBA y reforzando la solidaridad con Cuba. Estecamino se ubica muy lejos de la duplicidad oficial que proclamaideales latinoamericanos, mientras se envan tropas a Hait junto al

    gendarme yanqui.La construccin de la nueva izquierda requiere enriquecer el legado

    terico del marxismo latinoamericano en la tradicin de Mella,Maritegui y el Che. Con ese bagaje hay que apuntalar un proyecto deemancipacin anticapitalista, para erradicar el opresivo sistema socialvigente.Es un buen momento para encarar esta batalla. El capitalismo perdi

    el aura de los aos 90 y el escenario mundial est conmovido por

    revueltas en el mundo rabe y resistencias en Europa. El horizonte deestas batallas es una transformacin radical de la sociedad. Hay que proclamar sin titubeos que no existe otro capitalismo, mshumanitario o ms equitativo. Lo nico diferente, progresista yconstructivo es renovar el proyecto socialista, con experienciascomunitarias, con iniciativas desde abajo y con ensayos de mayordemocracia.Slo esta perspectiva conduce a completar la rebelin del 2001. Es un

    desafo para todo que concluir exitosamente, si trabajamos codo acodo en la creacin de una nueva sociedad de igualdad y justicia.

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    Territorios en disputa

    Por Daro Aranda**

    El actual modelo de agro-negocios lleg en 2010 al rcord de 19millones de hectreas con monocultivo de soja transgnica, el 56% dela superficie cultivada del pas, con intensivo uso de agroqumicos,desmontes masivos, desalojos violentos de pueblos ancestrales y xodohacia las ciudades. El modelo de desarrollo extractivo se completacon el avance de la minera a gran escala, el monocultivo de rboles, lacorrimiento de la frontera petrolera. Son modelos productivos queexplotan recursos naturales. Obstculo a ese modelo que exporta

    naturaleza son los pueblos indgenas.El campo de golf del Hotel Llao Llao de Bariloche es de los msexclusivos del pas, con precios tan inalcanzables como una cabaacinco estrellas frente al cerro de los Siete Colores de Humahuaca o unahabitacin con vista al Parque Nacional Iguaz. En los tres lugares,comunidades indgenas resisten desalojos de sus territorios ancestralesy exigen que se respeten sus derechos constitucionales a vivir dondenacieron. Son slo una muestra de los 397 casos en doce provincias yque involucra a 8.653.490 hectreas, una superficie similar a mediaprovincia de Crdoba, o tres veces Misiones o 425 veces la Ciudad deBuenos Aires. Los territorios aborgenes tambin son acechados por elcorrimiento de la frontera agropecuaria, los monocultivos de soja ypino, la minera metalfera a gran escala y las petroleras. El modeloextractivo de desarrollo, a base de explotar nuestros recursosnaturales, es un saqueo al pas, pero tambin es directamente opuesto anuestro modo de vida. Para ese modelo de saqueo, necesitan nuestrosterritorios, pero nosotros no nos quedaremos de brazos cruzados,advierten desde la organizacin Mapuche-Tehuelche 11 de Octubre, deChubut. El mapeo, que slo abarca una parte del total de situacionesdel pas, tambin revela que los conflictos se multiplican de la manodel crecimiento de organizaciones indgenas y campesinas, y de suconsolidacin como actores sociales en una decena de provincias.Educacin bilinge e intercultural, asistencia sanitaria (en

    complementariedad con la salud ancestral) y participacin en todos los

    Del libroArgentina originaria. Genocidios, saqueos y resistencias.** Investigador y periodista.

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    asuntos que los afectan como consta en la Constitucin Nacional sonderechos y reclamos histricos de los 24 pueblos indgenas de Argentina,presentes en 19 provincias y que, segn las propias comunidades, ronda el1,5 millones de personas (aunque el Censo Indgena del Indec, muycuestionado por los pueblos originarios, arrojaba un nmero mucho

    menor). Pero en la lista de derechos bsicos, siempre el primero es elmismo: Territorio (entendido con la carga de costumbres, cultura ehistoria, y no como un bien econmico, por eso no utilizan el trminotierra). Reconocido por la Constitucin Nacional, constitucionesprovinciales, pactos internacionales y por la ONU.

    El hperdifundido caso Benetton, que enfrenta al matrimoniomapuche Atilio Curianco y Rosa Ra Nahuelquir con losmultimillonarios europeos, con 565 hectreas representa slo el 0,006

    por ciento de las tierras en disputa de Argentina.Los conflictos con pueblos originarios son protagonizados por ungran arco conformado por Estados provinciales y Nacional,multinacionales mineras, privados multimillonarios aunque tambinalgunos menos acaudalados, empresarios tursticos, plantas decelulosa, empresas sojeras, universidades nacionales y, segn acotanlas comunidades, un sistema poltico y judicial que desobedece lasleyes. Las provincias con mayores conflictos son Salta, Jujuy,

    Santiago del Estero, Misiones, Chaco, Neuqun, Ro Negro y Chubut.Tambin figuran Mendoza, La Pampa, Formosa y Buenos Aires.El hotel Llao Llao se encuentra a 30 kilmetros del centro de

    Bariloche, entre montaas y con vista al lago Nahuel Huapi, lahabitacin ms econmica cotiza 348 dlares por noche. El sbado 15de septiembre de 2007 tuvo una visita inesperada. La comunidadmapuche Takul-Chewke lleg en camionetas, con materiales yalimentos, y comenz la construccin de su cabaa, a slo siete

    kilmetros de los cuartos cinco estrellas, una de las zonas mscodiciadas y costosas de la Patagonia. Venimos a recuperar 625hectreas que le robaron a nuestra abuela en 1951. Somos parte de estelugar, que ahora recupera a sus originales habitantes, que no se hanmuerto y que todava resisten, explic Ana Mara, nieta de Takul yvocera de la comunidad, compuesta por seis familias con 126integrantes. Los ampara la Constitucin Nacional, conveniosinternacionales con rango constitucional, leyes nacionales y hasta la

    Carta Orgnica municipal recientemente aprobada, pero ya losdenunciaron por usurpacin.

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    En Ro Negro, Neuqun y Chubut estn asentados los pueblosMapuche y Tehuelche. Enfrentan conflictos con el Estado (nacional,provincial y municipal), el Ejrcito, estancieros, empresarios tursticos,las empresas de hidrocarburos Chevron, Total Austral, Petrobras,Repsol-YPF, Energy Company, Pluspetrol, Apache Corporation,

    Petrolera Piedra del Aguila, TGS Transportadora de Gas del Sur,Petrolera Orion y Texaco. Tambin intentan desalojos las compaasmineras Imausa, Ambar, IMA Explorations, Aquiline Resources,Yamana Gold, Panamerican Silver y Andacollo Gold, entre otras. Uncaso del mundo inslito lo protagoniz la empresa estadounidenseApache, cuando llev a juicio a la comunidad Lonko Purn porque stale prohibi, mediante cortes de ruta y movilizaciones, ingresar a sustierras ancestrales.

    Los gobiernos de hoy tienen la misma ideologa de los queintentaron nuestro exterminio. Responden a los mismos intereses quese beneficiaron con la apropiacin de nuestro territorio. Generancondiciones polticas y adecuan las leyes para que grandes gruposeconmicos se apropien de recursos estratgicos que estn dentro denuestro espacio. Agua, petrleo y oro son slo un ejemplo, remarcChacho Liempe, referente del Consejo Asesor Indgena (CAI), de RoNegro, que afronta una decena de conflictos.

    Las comunidades indgenas de la Patagonia visualizan otro foco deproblemas que crecer en los prximos aos: la minera a cielo abierto,que con grandes explosiones de rocas, millones de litros de agua ysopas cidas (muchas veces con una sustancia contaminante como elcianuro) producen un cctel acusado de contaminar aire, suelo y napassubterrneas. En 2003, la ciudad de Esquel, en Chubut, se moviliz yorganiz un plebiscito para que la ciudadana decida qu tipo dedesarrollo deseaba, el 81 por ciento vot contra la minera a gran

    escala, personificado en ese caso en la compaa Meridian Gold (hoyYamana Gold).Luego del plebiscito la empresa opt por un perfil ms bajo, pero no

    abandon el proyecto. En la regin, existen nueve empr