La Paja en El Ojo Ajeno

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ron al periodismo en el que nos xupa. Se verå no nxieron por Fnersciån espontåne, sino que en a ejemplos las Crisisy Idea, L.ettw. da sólo como creda en 1973 por Rdcricn Vogelius. Formaba parte de un político-cultural que se cott#baØtt Los Cuaerna$de Crisis y la edito- homónima En su primera época (1973-1976) la re- visa publicó axarenta números. Sus directora editoriales fueron Eduardo Galeano y —dunnœ últimos tres nú• meros— Vicente Zito Lema; sus secretarios dc redacción en períodos Julia Constenla, Juan Gelman, Aníbal Ford y Vicente Zito Lema; su principal ilustrador Hermenegildo Sábat. Esaibe Otero en su informe: Ideas, Cetras, Artes en Cri$i$ pretendió ser la expre- Sión de una izquierda nacionalista, convergencia de un proyecto latinoamericano del marxismo y del nacionalis- mo popular. A pesar de su declarado compromiso polfticO, la revista no permaneció a ninguna ten- dencia, y así desfilaron Jorge L Borgcs, Ricardo Molinari, Macedonio Fernández, Adolfo Bioy Casares. Leopoldo Lugone, Felisberto Hcrnåndcz, Antonio Porchia, betto Girri y muchos Otros,' Y dice por su parFC Jorge B, Rivera: "Pensada en primer término para un público con cierto grado de especialización y destreza •—las capas' medias intelectuales y universitarias Rindamcntajmente en el consumo de revistas literarias—, Crisisno reprodu- ja sin embargo, dc mancra excluyente, los esquemas tra- dicionales de este tipo de productos, y eligió más bien una estrategia heterodoxa cn la qu,tf convivÍan recursos del periodismo general, & las ciencias sociales y dc los clásicos die60s amalemaos por un nuevo modo de entender los requerimientos de La comunigción masiva, y dc csa decisión surge damero pat análisis dc la infraestructura económica, testimonios de las problemárias y ectotes más marginados, revisiones dc Io político•cultural y materiales más convencionalmente in- tegrados a las del campo intelectual.' En sus páginas. Crisis publicó poemas, narrativa, en. sayos, entrevistas, trabajos de investigación. testimonios, artas y "reportajes" que, por su factura, anticipan lo que serran los dagiers en revistas posteriores, Esta última ca- raccerísrica, a la que sumar la ausencia de secciones temáticas rígidas, permitió —en palabras de Rivera— a una circulación menos esœreotipada par el de la aireada por abordajes múltiples y no convencionalizados," Esa infrecuente y novedosa am— plitud de criterio •—que combinaba lo propio y lo ajeno, IO "alto" con IO "bajo", la cultura con la política, la soeie• dad con la economfa— hizo de Crisisuna referencia obli- gada y también un modelo, incluso para publicaciones que se encuentran en las antfpodas ideológicas. Con distinta suerte, Cri$isvolvió a editarse en 1986, Su director general fue José Luis Dtaz Colodrcro, Su di rector editorial fue Eduardo Jozami y su primer direc- cor periodístico Vicente Zito Lema. al que luego sucedió Carlos María Domínguez. La secretaría de redacción fue ocupada por Domínguez y Jorge Boccanera. En la oca- Sión, el director de arte fuc Oscar Smojc. Pesc a contar como asesores a los ' 'históricos" Eduardo Galeano y Aníbal Ford -—0 acaso por ello—-, la experiencia fracasó: el tono. quc había sido una de las claves del éxito de la primera Crisis, resultaba francamente extemporáneo en un con-

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fragmento sobre crisis

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ron al periodismo en el que nos xupa. Se

verå no nxieron por Fnersciån espontåne, sino queen a ejemplos las

CrisisyIdea, L.ettw.

da sólo como creda en 1973 por RdcricnVogelius. Formaba parte de un político-culturalque se cott#baØtt Los Cuaerna$de Crisis y la edito-

homónima En su primera época (1973-1976) la re-

visa publicó axarenta números. Sus directora editorialesfueron Eduardo Galeano y —dunnœ últimos tres nú•meros— Vicente Zito Lema; sus secretarios dc redacción

en períodos Julia Constenla, Juan Gelman, Aníbal

Ford y Vicente Zito Lema; su principal ilustradorHermenegildo Sábat. Esaibe Otero en su informe:

Ideas, Cetras, Artes en Cri$i$ pretendió ser la expre-

Sión de una izquierda nacionalista, convergencia de unproyecto latinoamericano del marxismo y del nacionalis-

mo popular. A pesar de su declarado compromisopolfticO, la revista no permaneció a ninguna ten-dencia, y así desfilaron Jorge L Borgcs, Ricardo Molinari,Macedonio Fernández, Adolfo Bioy Casares. LeopoldoLugone, Felisberto Hcrnåndcz, Antonio Porchia, bettoGirri y muchos Otros,'

Y dice por su parFC Jorge B, Rivera:

"Pensada en primer término para un público con ciertogrado de especialización y destreza •—las capas' medias

intelectuales y universitarias Rindamcntajmenteen el consumo de revistas literarias—, Crisisno reprodu-ja sin embargo, dc mancra excluyente, los esquemas tra-

dicionales de este tipo de productos, y eligió más bienuna estrategia heterodoxa cn la qu,tf convivÍan recursos

del periodismo general, & las ciencias sociales y dc los

clásicos die60s amalemaos por un nuevo

modo de entender los requerimientos de La comunigción

masiva, y dc csa decisión surge damero pat

análisis dc la infraestructura económica, testimonios de las

problemárias y ectotes más marginados, revisiones dc Io

político•cultural y materiales más convencionalmente in-

tegrados a las del campo intelectual.'

En sus páginas. Crisis publicó poemas, narrativa, en.

sayos, entrevistas, trabajos de investigación. testimonios,

artas y "reportajes" que, por su factura, anticipan lo que

serran los dagiers en revistas posteriores, Esta última ca-

raccerísrica, a la que sumar la ausencia desecciones temáticas rígidas, permitió —en palabras deRivera— auna circulación menos esœreotipada par el

de la aireada por abordajes múltiples y

no convencionalizados," Esa infrecuentey novedosa am—plitud de criterio •—que combinaba lo propio y lo ajeno,

IO "alto" con IO "bajo", la cultura con la política, la soeie•

dad con la economfa— hizo de Crisisuna referencia obli-

gada y también un modelo, incluso para publicaciones

que se encuentran en las antfpodas ideológicas.

Con distinta suerte, Cri$isvolvió a editarse en 1986,

Su director general fue José Luis Dtaz Colodrcro, Su

di rector editorial fue Eduardo Jozami y su primer direc-

cor periodístico Vicente Zito Lema. al que luego sucedióCarlos María Domínguez. La secretaría de redacción fue

ocupada por Domínguez y Jorge Boccanera. En la oca-

Sión, el director de arte fuc Oscar Smojc. Pesc a contar

como asesores a los ''históricos" Eduardo Galeano y Aníbal

Ford -—0 acaso por ello—-, la experiencia fracasó: el tono.

quc había sido una de las claves del éxito de la primera

Crisis, resultaba francamente extemporáneo en un con-

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pol.{dco y social y lalmista no a*ron La segunda de

con el número 53' Sobrevinieronnos con los de Federicoe. inmdiatamente, la revin inauguró una etapa.Refiriéndose al paso del tiempo y al cambio las

lee en el número de de 1997:

'Desde su primera entrqa, en map de 1973,un un tao de lá raidad dan-

do a sus protaÐnisns, una de la aaltura

que la mirxla espæalista para intrwar iael el sæológioo con la obra de fice

ción. Aquel país de los años 70 vivió losdé la tiempos de esperana y transßrma•

dóne nu?trosa la reflexión tangs veces postergada, audacia para

nar una salida y cspíriru abiercp para escuchar todas lasexpresiones designo populac esoseguimosen Criti•"

Esta última frase, a lúz los aho', renta un doble

sentido, porque al cabo lápso revista dejó

de PublicarseEl caso de Fin Luis

terminó por licuar primer número,I!Æinakseribi4 ei edikor • *Ådiðs • Crisi/, adiós.

Todas las cuentas. esta noche, quedan saldadaf, 'Los

Jo interpretaron a.sr. porque Finde Siglo Fsu

una mez.el*l que' parodiaba los aspectos mis su*rfi iales

prÓdiiCt no cera ero la

VistaPara rutmr los orfFnes de VBu, al va haya

que rcatrrir a anteriores. El primero de ellos sca-so Conømo, revista 1953y 1959, diri-ida por Ismaclj y David Viñas, oon un a»erp de colabo-radoes que incluía a Adelaida Gigli, León Rozitchner,Ramón Alcalde, Carlos Correas, Oscar MasOtta y Ad'%

Sgún anotan Provenzano

Én i 953 la revista Contorno. Su presencia sepoco al golpe la piedra sobre aguas quietas,

pero en cuya profrndidad se presumeos iones conte-nidas. Por primera: vez en la vida de nuestrasalgunos jóvenes intelectuaJcs asumen una franca revisiónde nuestro ámbito inmediato. Treinta años antes los

vcnes dcl 22 inauguraron la primera controversia con la

circunstancia que los rodeaba, pero para la Argentina Pla.

centera de entpnccs bastaba, la virulencia juguetona de

los nártinfierristas o el patetismo ingenuo de los lil*rtarios

de por su parte, los hombres del 40 —sus líri-

cos— se identificarán con un existencialismo rilkeano

en el que el tema del amor y de la muerte otorgarå el

tono peculiar, subjetivo, nostálgico y melancólico quesignará a una promoción entera. Pero sólo desde el gru-

pp 'Con torpe' , la problemática del hombre argentino y

medio es postulada desde una toma de conciencia

que Concita dialécticamente factores diversos: análisis

del peronismo, el tiempo de los martinfierristas, el

fropdiasmo. la lucha dc clases, la novela argentina, RO-

berto Arlt, Martínez Estrada. Con su tarea, Contorna

cuyo la virtud de configurat la imagen de la lucidez y de

la incomplaceneia; sus componentes, entregados a un

oficio de inventario gencral, concluyeron que había que

recomenurlo todo."