7/21/2019 La Pantalla Como Biombo

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La pantalla como biombo

Diego Levis, noviembre de 2002

Alrededor de los jóvenes y la idea de juventud existe un peligroso equívoco.

Atractivos, exitosos, desinibidos, despreocupados, !elices, la publicidad y mucas películas

y series de televisión muestran una imagen super!icial y casi siempre !alsa de los jóvenes.

"ara la ideología del consumo la juventud es un valor en sí mismo y los jóvenes, mejor dico

el estereotipo de joven que construyen, un modelo a seguir imposible de alcan#ar, no sólo para

quienes emos pasado de los veinticinco sino tambi$n para la gran mayoría de los jóvenes de

carne y ueso que viven muy lejos del mundo ideal al que los en!rentan los medios. "ero no

todas las miradas medi%ticas sobre los jóvenes son de deseo sino que este coexiste con el

temor. Así, los medios contribuyen a construir una nueva imagen de los jóvenes, negativa

 pero igualmente misti!icadora, que los asocia sistem%ticamente con la violencia, la droga y el

delito, en particular si provienen de sectores pobres de la sociedad.

Atrapados por las im%genes que re!lejan estos dos !alsos espejos en!rentados tenemos una

enorme di!icultad para acercarnos al joven real, aquel que se debate por encontrar su lugar en

el mundo. Lo terrible es que mucas veces los propios jóvenes pierden el rumbo y se empe&an

 por responder a alguno de estos dos contramodelos, convirti$ndose en una triste caricatura.

'ivimos en una sociedad que en vo# alta dice ocuparse del !uturo de sus jóvenes pero que se

niega a respetar sus intereses, sus deseos, sus necesidades. Las pr%cticas juveniles

acostumbran a ser menospreciadas e incomprendidas. (ólo las aceptamos cuando aquello que

acen y aquello que piensan se ajusta a nuestros prejuicios y a nuestras expectativas.

)uando buscan un trabajo les pedimos experiencia previa, y cuando al !in los empleamos les

 pagamos salarios bajos y les exigimos muco, pues la vida es cuestión de es!uer#o y

sacri!icio, les decimos. *o comprendemos sus comportamientos y miramos con descon!ian#a

sus actividades, cuando no a sus amigos. +ntre tanto, ellos a trancas y barrancas se empe&an

en buscarse y a veces para ello buscan escapar de sus !antasmas acarreando en el camino el

 peso de las esperan#as y temores depositados en ellos.

(e juntan con los amigos en las esquinas para carlar y beber cerve#a y pensamos que es unamanera tonta de perder el tiempo. Los miramos condescendientes, sin entender en donde est%

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la gracia, cuando van a bailar bailanta y marca y vuelven al día siguiente despu$s del

amanecer. Los ay que !uman mariuana, toman pastillas o se alcooli#an y en lugar de

 preguntarnos que podemos acer por ellos los acusamos con desprecio y miedo o con l%stima

a veces. -iran videoclips musicales y mastican cicle, se visten como se les da la gana,comen  pop-corn mientras miran películas de terror y de acción, ven televisión y algunos pasan

oras leyendo y ay quienes incluso escriben poesía y quienes dibujan y pintan. -ucos

 juegan oras y oras a videojuegos, se escriben con los amigos a trav$s de nternet, visitan

 p%ginas eróticas en la /eb y otros conocen nuevos amigos a trav$s del cat. todos, ansiosos

y emocionados, empie#an a descubrir el amor y la sexualidad ante la incomprensión, a veces,

de sus pap%s.

 *os cuesta aceptar que vivir es poder elegir para descubrir por uno mismo aquello que nos

satis!ace. +l ser umano no se construye desde el reca#o ni tampoco desde la aprobación

incondicional. +ducar es o!recer elementos para discernir lo valioso de lo pueril, lo

constructivo de lo destructivo, es dar pautas para construir y construirse en sociedad, junto a

los otros, aceptando que existen di!erencias y que estas no deben ser motivo de reca#o ni de

violencia. +ducar no es imponer.

Los jóvenes buscan relacionarse para rea!irmarse en la mirada, en el gesto, en la caricia, en la

sonrisa y en las palabras de otros jóvenes. )ualquier momento es adecuado, cualquier lugar,

cualquier modo. 1ambi$n el tecleado y la pantalla de la computadora. *o es de extra&ar que

en una sociedad que vive la ciudad como un territorio ostil, tomado por la violencia y la

delincuencia juvenil, mucos jóvenes sean inducidos por su entorno !amiliar y social o por sus

 propios miedos a re!ugiarse en espacios cerrados.

La reducción de los espacios pblicos de encuentro ace que cada ve# sean menores las

situaciones en las que es posible acercarse a personas no conocidas. +n tales condiciones

nternet, al permitir mltiples !ormas de comunicación interpersonal y de entretenimiento,

aparece como una posibilidad alternativa a los espacios relacionales tradicionales.

Lo paradójico es que la comunicación y el entretenimiento electrónico est%n dando lugar a la

aparición de nuevos lugares de encuentro !ísico. +n 3uenos Aires, como en otras ciudades de

la Argentina y del mundo, se a multiplicado una nueva modalidad de locales comerciales con

decenas de computadoras conectadas a nternet, cuyo precio de uso es accesible4 en Argentina

ay lugares que o!recen una ora de conexión por un peso 560 centavos de dólar7. +stos

nuevos centros de acceso, que est%n reempla#ando a los alicaídos ciberca!$s que acompa&aron

los primeros pasos de la populari#ación de nternet, o!recen como valor a&adido la

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 posibilidad de jugar en línea, modalidad de juego que cuestiona gran parte de los prejuicios

que rodean a los videojuegos como actividad que conduce al aislamiento social.

Las nuevas !ormas de relacionarse vinculadas al uso de nternet provocan cierto desconcierto,

en particular entre quienes tienen la tendencia a demoni#ar toda actividad colectiva novinculada con el deporte, el trabajo social o el estudio. (alvo algunas voces acad$micas

 proclives a la tecno!obia, que advierten acerca de posibles dis!unciones derivadas del uso

generali#ado de las 1)s 5tecnologías de la in!ormación y la comunicación7, el prestigio

social de la computación en general y de nternet en particular !unciona como parapeto ante

las críticas y !acilita su aceptación. +sto no debe llevarnos a olvidar que lo importante es tratar 

de conocer las características de estos modos de relacionarse, qu$ representan socialmente, a

qu$ necesidades, a qu$ carencias responden, qu$ !antasías satis!acen.

'ivimos en un entorno que a eco de las pantallas electrónicas uno de sus principales

espacios pblicos. La presencia ubicua de la pantalla en nuestras vidas responde a la cultura

de simulación que caracteri#a a las sociedades avan#adas contempor%neas. La pantalla, como

espejo de la 3ruja de 3lancanieves, nos devuelve una imagen complaciente de nosotros

mismos. 8n biombo en el cual se oculta el verdadero rostro de cada uno, aquel que los

 jóvenes buscan, a veces poni$ndose una m%scara.

Los videojuegos y el cat en sus di!erentes modalidades !acilitan la sociali#ación en esta

cultura de simulación en la cual los jóvenes crecen y an de vivir. "ero las m%scaras no est%n

en la 9ed, las creamos y las llevamos nosotros.

(er joven oy es debatirse entre buscar alcan#ar una identidad propia o quedar pegado a una

caricatura de alguno de los contramodelos impuestos por el imaginario medi%tico La vida

vivida como un en!rentamiento entre la bsqueda del yo y su ocultación, entre el ser y el

 parecer ser.

La pantalla y el teclado de la computadora seguramente no son el mejor camino para

relacionarse, pero qui#%s sean el menos di!ícil e incluso el nico posible para miles, millones

de jóvenes en un mundo que los adula pero apenas les deja sitio para ser ellos mismos.

Diego Levis es autor entre otros de “La pantalla ubicua” La Crujía 1999 y de “¿Hacia alherramienta educativa universal? Aprender y ensear en tiempos de !nternet” "con #$ Luisa

%uti&rre'() La Crujía *+++,

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