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UNIVERSIDAD DE GRANADA DEPARTAMENTO DE FILOLOGÍA ESPAÑOLA TESIS DOCTORAL LA PENTAGONÍA DE REINALDO ARENAS: UN CONJUNTO DE NOVELAS TESTIMONIALES Y AUTOBIOGRÁFICAS Stéphanie Panichelli Teyssen Granada, 2005

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  • UNIVERSIDAD DE GRANADA DEPARTAMENTO DE FILOLOGA ESPAOLA

    TESIS DOCTORAL

    LA PENTAGONA DE REINALDO ARENAS: UN CONJUNTO

    DE NOVELAS TESTIMONIALES Y AUTOBIOGRFICAS

    Stphanie Panichelli Teyssen

    Granada, 2005

  • USEREditor: Editorial de la Universidad de GranadaAutor: Stephanie Huguette Lucie PanichelliD.L.: Gr. 2292 - 2005ISBN: 84-338-3730-3
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    Stphanie Panichelli Teyssen i

    NDICE

    Agradecimientos. p. 1 Introduccin. p. 3 Primera parte: La novela autobiogrfica y la literatura

    testimonial. p. 7 Introduccin. p. 9 Captulo 1: La autobiografa y la novela autobiogrfica. p. 11

    1. De la autobiografa a la novela autobiogrfica.. p. 11 2. Gusdorf y la importancia de la faceta interior del individuo..... p. 13 3. Philippe Lejeune y el pacto autobiogrfico... p. 16 4. Autobiografa versus novela autobiogrfica... p. 17

    Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial. p. 21

    1. La historia del testimonio.. p. 21 1.1. El testimonio en Amrica Latina.. p. 21

    1.1.1. Los cronistas.... p. 21 1.1.2. La literatura picaresca. p. 23 1.1.3. La literatura de campaa. p. 23 1.1.4. El realismo socialista.. p. 24 1.1.5. Antecedentes ms directos.. p. 25

    1.2. El testimonio en Cuba.. p. 25 1.2.1. La literatura de campaa. p. 26 1.2.2. Las dcadas anteriores a la Revolucin... p. 28 1.2.3. El Moncada y el triunfo de la Revolucin. p. 29 1.2.4. Los aos post-revolucionarios. p. 31 1.2.5. Las diferentes lneas dentro del testimonio cubano. p. 33 1.2.6. El testimonio cubano versus el testimonio latinoamericano. p. 34

    2. El gnero testimonial. p. 42 2.1. Una posible definicin.. p. 42

    2.1.1. Un gnero hbrido.... p. 42 2.1.2. Las mltiples definiciones... p. 44

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    Stphanie Panichelli Teyssen ii

    2.1.3. Una nueva definicin del gnero testimonio y de la novela testimonial.. p. 47

    2.2. Las caractersticas del testimonio. p. 47 2.2.1. El Diccionario de la literatura cubana... p. 47 2.2.2. El testimonio en s y el testimonio para s de Margaret Randall... p. 48 2.2.3. Las cinco caractersticas segn Prada Oropeza... p. 49 2.2.4. El testimonio de Miguel Barnet... p. 50

    2.3. Estudio ms detallado de algunas caractersticas. p. 51 2.3.1. La situacin de opresin.. p. 51 2.3.2. El contexto histrico p. 57 2.3.3. Las propiedades del narrador, autor e informante... p. 59 2.3.4. Dar voz a los sin voz p. 61 2.3.5. La ficcin dentro del testimonio.. p. 64

    Captulo 3: La represin a los intelectuales bajo el rgimen castrista..... p. 71

    1. Los primeros aos de la Revolucin..... p. 71 2. El primer Congreso de Escritores y Artistas en Cuba... p. 73 3. El hombre nuevo de Ernesto Guevara p. 76 4. El caso Padilla... p. 79 5. El Primer Congreso de Educacin y Cultura.... p. 82 6. Del Mariel hasta hoy..... p. 85

    Captulo 4: Reinaldo Arenas: vida y obra.... p. 89

    1. La vida de guajiro.. p. 89 2. La Habana.. p. 90 3. El camino hacia la libertad p. 100

    Captulo 5: La pentagona: cinco novelas autobiogrficas

    y testimoniales..... p. 105

    1. Cinco novelas: un solo libro.. p. 109 1.1. El argumento de la pentagona. p. 111 1.2. Reinaldo, un personaje de Arenas. p. 114

    2. El testimonio en la pentagona....... p. 116 2.1. El alter-ego de Arenas, un yo colectivo.. p. 116 2.2. La persecucin al protagonista en la pentagona... p. 117 2.3. Las caractersticas del testimonio pentagnico p. 120

    2.3.1. La situacin de opresin. p. 121 2.3.2. El contexto histrico....... p. 125 2.3.3. El narrador, autor e informante... p. 127 2.3.4. Dar voz a los sin voz... p. 128 2.3.5. La ficcin dentro del testimonio. p. 131

    Conclusin... p.135

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    Stphanie Panichelli Teyssen iii

    Segunda Parte: La pentagona de Reinaldo Arenas.. p. 137 Captulo 1: Celestino antes del alba........ p. 139

    0. Introduccin...... p. 139

    1. La primera novela de la pentagona...... p. 140 1.1. Peripecias de la novela. p. 140 1.2. El argumento y los personajes.. p. 148 1.3. Los ttulos. p. 150 1.4. La estructura de la novela. p. 153

    2. Los rasgos testimoniales en Celestino antes del alba....... p. 158

    2.1. La situacin de opresin... p. 159 2.1.1. La represin dentro del ncleo familiar... p. 159

    2.1.1.1. La persecucin al poeta p. 159 2.1.1.2. La persecucin al homosexual.. p. 174

    2.1.2. Los diferentes escapes del nio....... p. 178 2.1.2.1. La neblina y la noche. p. 181 2.1.2.2. La muerte como ltimo escape....... p. 185

    2.2. El contexto histrico p. 187 2.2.1. El a-historicismo en Celestino p. 187 2.2.2. Una crtica indirecta p. 192 2.3. El narrador, autor e informante p. 198

    2.3.1. Celestino: el doble....... p. 198 2.3.2. Celestino y yo: un solo personaje. p. 204 2.3.3. Celestino: el nico amigo p. 209 2.3.4. El carcter de Celestino....... p. 211 2.3.5. El papel protector del narrador.... p. 214 2.3.6. El nombre del primo inventado....... p. 218

    2.4. Dar voz a los sin voz p. 219 2.4.1. Los guajiros del oriente cubano.. p. 219

    2.4.1.1. La fauna y la flora.. p. 223 2.4.1.2. Los nios del campo....... p. 225 2.4.1.3. Las creencias.. p. 227 2.4.1.4. El analfabetismo y la ignorancia p. 228 2.4.1.5. El trabajo agrcola.. p. 230 2.4.1.6. El agua... p. 231 2.4.1.7. La pobreza y el hambre.. p. 232

    2.4.2. El poeta en la sociedad agrcola.. p. 236 2.5. La ficcin dentro del testimonio...... p. 246

    2.5.1. La realidad mltiple p. 247 2.5.2. La imaginacin y la alucinacin del nio... p. 253

    2.5.2.1. La muerte... p. 253 2.5.2.2. El mundo surrealista del nio p. 259 2.5.2.3. Las transformaciones. p. 264

    2.5.2.3.1. La animalizacin y la vegetalizacin p. 264 2.5.2.3.2. La prosopopeya. p. 266

    2.5.3. La influencia de la literatura infantil y de los cmics. p. 271 3. Celestino antes del alba: una novela autobiogrfica p. 273

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    Stphanie Panichelli Teyssen iv

    3.1. Los familiares.. p. 277 3.1.1. La madre. p. 278 3.1.2. La abuela p. 281 3.1.3. El abuelo. p. 285 3.2. El campo.. p. 286

    3.2.1. La miseria y la libertad... p. 286 3.2.2. El pozo y el agua p. 287 3.2.3. La cosecha de maz. p. 288 3.2.4. El aguacero. p. 289 3.2.5. La neblina... p. 290 3.2.6. La noche. p. 291 3.2.7. La Nochebuena... p. 291

    3.3. La homosexualidad.. p. 293 3.4. La creatividad.. p. 294

    3.4.1. El mundo surrealista del nio. p. 295 3.4.2. El castillo y las botellas de plstico p. 296 3.4.3. El espectculo. p. 297

    4. Conclusin p. 298

    Captulo 2: El palacio de las blanqusimas mofetas... p. 301

    0. Introduccin.. p. 301

    1. La segunda novela de la pentagona.. p. 302 1.1. Peripecias de la novela. p. 302 1.2. Similitudes con Celestino antes del alba. p. 305 1.3. El argumento p. 309

    1.3.1. La emigracin a Cuba y la vida en el campo.. p. 309 1.3.2. Las cinco tas de Fortunato. p. 311 1.3.3. La tercera generacin.. p. 315

    1.4. Fortunato y su palacio.. p. 319 1.5. La estructura de la novela. p. 320

    2. Los rasgos testimoniales en El palacio de las blanqusimas mofetas. p. 326

    2.1. La situacin de opresin... p. 326 2.1.1. La opresin de la familia. p. 327 2.1.2. La opresin a Fortunato.. p. 327 2.1.3. Los diferentes escapes. p. 330

    2.1.3.1. La imaginacin... p. 331 2.1.3.2. El alzamiento y la muerte.. p. 332

    2.1.4. La crtica directa e indirecta p. 333 2.2. El contexto histrico p. 334 2.3. El narrador, autor e informante p. 341

    2.3.1. Fortunato, el homosexual. p. 343 2.3.2. Fortunato, el escritor... p. 346 2.3.3. Fortunato, el poeta maldito. p. 348 2.3.4. Fortunato, Adolfina y Esther.. p. 353

    2.4. Dar voz a los sin voz p. 358

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    Stphanie Panichelli Teyssen v

    2.5. La ficcin dentro del testimonio... p. 365

    3. El palacio de las blanqusimas mofetas: una novela autobiogrfica p. 368 3.1. Reinaldo/Fortunato: un alzamiento comn.. p. 368 3.2. Reinaldo/Fortunato: una misma familia... p. 375 3.3. El Repello de Eufrasia. p. 380 3.4. Otras convergencias. p. 382

    4. Con los ojos cerrados y El palacio... p. 387 5. Conclusin. p. 390

    Captulo 3: Otra vez el mar.. p. 393

    0. Introduccin... p. 393

    1. La persecucin a los homosexuales en Cuba. p. 394

    2. La tercera novela de la pentagona p. 405 2.1. Peripecias de la novela. p. 405 2.2. Similitudes con Celestino antes del alba y El palacio de las blanqusimas mofetas.. p. 410 2.3. El argumento p. 421

    2.3.1. Los personajes. p. 422 2.3.2. Los tiempos. p. 424

    2.4. El ttulo. p. 428 2.5. La estructura de la novela. p. 432

    3. Los rasgos testimoniales en Otra vez el mar. p. 436

    3.1. La situacin de opresin... p. 436 3.1.1. Los diferentes tipos de represin. p. 437

    3.1.1.1. La represin poltica... p. 437 3.1.1.2. La represin intelectual.. p. 441 3.1.1.3. La represin sexual. p. 443

    3.1.2. Los diferentes escapes. p. 445 3.1.2.1. La imaginacin y la lectura p. 445 3.1.2.2. La muerte p. 446

    3.2. El contexto histrico. p. 449 3.3. El narrador, autor e informante p. 455

    3.3.1. Hctor.. p. 455 3.3.1.1. Hctor, el lector voraz p. 456 3.3.1.2. Hctor, el escritor... p. 457 3.3.1.3. Hctor, el homosexual p. 463 3.3.1.4. Hctor, el hombre decepcionado p. 465 3.3.1.5. Hctor, el cnico. p. 468

    3.3.2. Los dobles p. 470 3.3.3. El autor p. 473

    3.4. Dar voz a los sin voz p. 477 3.5. La ficcin dentro del testimonio... p. 480

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    Stphanie Panichelli Teyssen vi

    4. Otra vez el mar: una novela autobiogrfica.. p. 481

    5. Conclusin. p. 490 Captulo 4: El color del verano.. p. 493

    0. Introduccin... p. 493

    1. La cuarta novela de la pentagona. p. 495 1.1. Peripecias de la novela. p. 495 1.2. Similitudes con las novelas anteriores. p. 501 1.3. El argumento p. 504 1.4. Los personajes.. p. 507 1.5. El ttulo. p. 508 1.6. La estructura de la novela. p. 511 1.7. Las tcnicas narrativas.. p. 512

    1.7.1. La parodia, la carnavalizacin y la hiprbole.. p. 512 1.7.1.1. La burla al gobierno de Fifo.... p. 514 1.7.1.2. La burla a la religin catlica. p. 515 1.7.1.3. La burla a la cultura cubana p. 518

    1.7.2. Otras tcnicas innovadoras.. p. 520

    2. Los rasgos testimoniales en El color del verano... p. 524 2.1. La situacin de opresin... p. 525

    2.1.1. Los diferentes tipos de represin. p. 526 2.1.1.1. La represin poltica... p. 526 2.1.1.2. La represin intelectual.. p. 528 2.1.1.3. La represin sexual. p. 532

    2.1.2. Los diferentes escapes. p. 537 2.1.2.1. La escritura. p. 537 2.1.2.2. El sexo p. 539 2.1.2.3. El roer de la isla.. p. 541 2.1.2.4. La muerte p. 543

    2.2. El contexto histrico p. 544 2.2.1. La isla en el presente p. 545 2.2.2. La isla en el pasado. p. 547 2.2.3. La isla en el futuro... p. 548

    2.3. El autor, narrador e informante p. 548 2.3.1. Gabriel/ Reinaldo/ la Ttrica Mofeta.. p. 549 2.3.2. Clara Mortera: el doble pintor.. p. 552 2.3.3. El autor p. 553

    2.3.3.1. Primera carta.. p. 554 2.3.3.2. Segunda carta. p. 556 2.3.3.3. Tercera carta... p. 557 2.3.3.4. Cuarta carta p. 558

    2.4. Dar voz a los sin voz p. 560 2.5. La ficcin dentro del testimonio... p. 562

  • ndice

    Stphanie Panichelli Teyssen vii

    3. El color del verano: una novela autobiogrfica p. 563

    4. Conclusin. p. 569 Captulo 5: El asalto p. 573

    0. Introduccin.. p. 573 1. La quinta novela de la pentagona. p. 574

    1.1. Peripecias de la novela. p. 574 1.2. Similitudes con las novelas anteriores. p. 576 1.3. El argumento p. 577 1.4. Los personajes.. p. 581

    1.4.1. El protagonista p. 584 1.4.2. La madre. p. 586

    1.4.2.1. La madre segn Reinaldo Arenas.. p. 586 1.4.2.2. El matricidio... p. 589

    1.5. El ttulo. p. 591 1.6. La estructura de la novela y las tcnicas narrativas. p. 591

    2. Los rasgos testimoniales en El asalto... p. 594

    2.1. El gobierno antiutpico del Gran Reprimero p. 595 2.1.1. Una crtica a los gobiernos dictatoriales comunistas.. p. 595

    2.1.1.1. La produccin p. 595 2.1.1.2. El rechazo del individuo. p. 597 2.1.1.3. Algunos ejemplos de condenas.. p. 599 2.1.1.4. Un gobierno corrupto. p. 600

    2.1.2. La represin poltica p. 600 2.1.2.1. La memoria p. 601 2.1.2.2. El lenguaje oficial.. p. 603

    2.1.3. La represin sexual p. 606 2.2. El contexto histrico p. 608

    3. Conclusin p. 610

    Conclusiones. p. 613 Glosario de cubanismos... p. 619

  • ndice

    Stphanie Panichelli Teyssen viii

    Bibliografa... p. 627

    1. Bibliografa areniana. p. 627 1.1. Obras de Reinaldo Arenas p. 627

    1.1.1. Narrativa.. p. 627 1.1.2. Poesa... p. 627 1.1.3. Teatro... p. 627 1.1.4. Ensayo.. p. 627 1.1.5. Autobiografa... p. 628 1.1.6. Artculos consultados... p. 628

    1.2. Entrevistas a Reinaldo Arenas.. p. 629 1.3. Bibliografa crtica sobre la obra de Reinaldo Arenas.. p. 630

    2. Obras relacionadas con la literatura y la historia de Cuba. p. 647 3. Obras relacionadas con el testimonio p. 651

    4. Obras relacionadas con la autobiografa p. 654

    5. Obras de consulta general.. p. 656

    6. Diccionarios consultados... p. 657

    ndice onomstico... p. 659

  • Agradecimientos

    Stphanie Panichelli Teyssen 1

    AGRADECIMIENTOS

    A Reinaldo, por hacerme descubrir un mundo diferente y la importancia de la

    literatura en los momentos difciles.

    A ngel Esteban y Alejandro Gonzlez Acosta, dos excelentes directores que

    me ayudaron con sus consejos y con su apoyo a lo largo de estos cuatro aos de

    trabajo.

    A Cristian, mi esposo, quien estuvo siempre a mi lado, en los buenos y malos

    momentos desde el principio de la escritura de esta tesis. Gracias por nuestras

    conversaciones, por tus consejos, por tus revisiones, por tu paciencia y por tu inters

    en esta pasin ma.

    A mi familia, por haber credo en m durante todo este tiempo y haberme

    apoyado a seguir adelante. A Jean, mi primer sobrino, por sus sonrisas en mis

    momentos de descanso.

    A Dolores Koch, por hacerme entrever el lado humano de Reinaldo. Gracias

    por tu apoyo constante, por tus correos electrnicos animadores y por tus respuestas a

    mis numerosas preguntas. Gracias tambin por haberme dado la oportunidad de entrar

    en el mundo de los amigos de Reinaldo.

    A los amigos de Rey: Ren Cifuentes, Juan Abreu, Reinaldo Garca Ramos,

    Delfn Prats, Carlos Victoria, Toms Fernndez Robaina, Miguel Correa, Liliane

    Hasson y todos los dems que me dejaron entrevistarlos y entender mejor la obra y la

    vida de este gran escritor.

    A los miembros de la seccin de los manuscritos de la Universidad de

    Princeton, quienes facilitaron mi investigacin con una constante serviabilidad. Mi

    agradecimiento en particular a Annalee Pauls, quien, despus de tantas horas

    compartidas, se convirti en una verdadera amiga.

    A mis amigas Ccile, Graldine, Nadge, Audrey e Isabelle, por haberos

    interesado en ese tema tan distante de vuestro mundo, y por haberme echo rer en los

    momentos de desnimo.

    A Norberto, mi conexin en Granada. Gracias por tu disponibilidad y por toda

    la informacin conseguida. Gracias tambin por tu apoyo y por esa larga amistad.

  • Agradecimientos

    Stphanie Panichelli Teyssen 2

    A Ana Pellicer, con quien comporto una misma pasin sobre Reinaldo.

    Gracias por tus consejos.

    A todos aquellos que me acompaaron en este largo viaje y que me ayudaron

    de alguna forma a que este da llegara. Gracias.

  • Introduccin

    Stphanie Panichelli Teyssen 3

    INTRODUCCIN Hasta hace poco tiempo, la celebridad del escritor cubano Reinaldo Arenas en Espaa

    no era relevante. En Francia y en Estados Unidos, as como en algunos pases de

    Amrica Latina, su obra se haba publicado ampliamente, y novelas como Celestino

    antes del alba y El mundo alucinante pertenecan ya al grupo de la literatura

    latinoamericana de calidad. Sin embargo, en la pennsula, fue a raz de la pelcula de

    Julian Schnabel, Before night falls, que se foment el inters por este autor cubano.

    Desde hace unos aos, la editorial Tusquets tiene dentro de sus proyectos la

    publicacin de toda su obra narrativa; asimismo en el campo de la investigacin

    aparecen cada vez ms trabajos y tesis doctorales sobre sus libros y su situacin

    poltica en Cuba.

    Muchos estudios monogrficos y artculos se han publicado sobre el autor holguinero.

    La mayora de ellos son, sobre todo, publicaciones estadounidenses, aunque no se

    deben olvidar los excelentes estudios del alemn Ottmar Ette o de la francesa Liliane

    Hasson. A menudo, se mencionan los trminos testimonio y autobiografa en los

    anlisis realizados, pero hasta ahora slo un libro ha estudiado la pentagona1 de

    Reinaldo Arenas dentro del contexto de la narrativa testimonial latinoamericana. Se

    trata del ensayo Reinaldo Arenas. The Pentagonia de Francisco Soto, que es adems

    el primer trabajo sobre la pentaloga en su totalidad.

    En Cuba, Reinaldo Arenas conoce el rechazo y la persecucin. En un primer

    momento, es considerado como un ser diferente por sus familiares a causa de su

    pasin por la escritura y de su obsesin por la lectura en un mundo rural. Ms

    adelante, en La Habana, demuestra rpidamente una opinin y una actitud diferentes a

    las exigidas por el rgimen de Fidel Castro. Al ser un intelectual y adems

    homosexual, Reinaldo Arenas se opone totalmente al ideal del hombre nuevo de

    Ernesto Che Guevara. El gobierno revolucionario necesita personas tiles que, a

    1 Las cinco novelas de la pentagona de Reinaldo Arenas son Celestino antes del alba, El palacio de las blanqusimas mofetas, Otra vez el mar, El color del verano y El asalto.

  • Introduccin

    Stphanie Panichelli Teyssen 4

    travs de un trabajo productivo, contribuyan a la construccin de la nueva sociedad

    socialista.

    A mediados de los aos setenta, Arenas es encarcelado por sus actitudes

    contrarrevolucionarias y, despus, rigurosamente controlado por la Seguridad del

    Estado. Esta persecucin finaliza con su salida inesperada y oculta por el puente

    martimo del Mariel en 1980. Llega a Estados Unidos donde, por fin, puede vivir sin

    restricciones y disfrutar por primera vez de la libertad de expresin; dicho segn sus

    propias palabras: Grito, luego existo2. All, sigue escribiendo su obra literaria y re-

    escribe las novelas perdidas en Cuba. Enfermo de sida y de cncer decide suicidarse

    el 7 de diciembre de 1990 con su pentagona y autobiografa acabadas.

    Su obra literaria se acerca intensamente a su vida. Los personajes de Arenas viven

    bajo la misma persecucin que l sufri, y encuentran en la escritura y en la

    imaginacin la nica manera de escapar de esa vida horrorosa. Finalmente, como l,

    optan por la muerte, que representa el nico alivio y la verdadera liberacin. La obra

    de Reinaldo Arenas es muy amplia, por esta razn, he preferido limitarme a su

    narrativa. Dado el conjunto de su pentaloga y la interrelacin que se encuentra en sus

    diferentes partes, he decidido centrarme solamente en estas cincos novelas.

    El objetivo de este trabajo es demostrar que la pentagona de Reinaldo Arenas son

    novelas testimoniales y autobiogrficas. Cabe mencionar que el testimonio en Cuba

    suele atacar los regmenes dictatoriales anteriores al de Fidel Castro o elogiar la

    Revolucin cubana. Por lo tanto, el caso de Arenas es completamente diferente y la

    crtica de la isla no lo reconoce como parte del testimonio cubano. Sin embargo, desde

    mi punto de vista, cumple con los requisitos de este gnero y es lo que intentar

    exponer en este trabajo.

    El estudio est dividido en dos partes: La novela autobiogrfica y la literatura

    testimonial y La pentagona de Reinaldo Arenas. La primera tiene un carcter

    general e introductorio y est estructurada en cinco captulos. En los dos primeros,

    har un recorrido a travs de la teora sobre la autobiografa/novela autobiogrfica, as 2 Arenas, Reinaldo, Grito, luego existo, en Necesidad de libertad (grito luego existo), Miami, Ediciones Universal, 2001, pp. 13-24.

  • Introduccin

    Stphanie Panichelli Teyssen 5

    como sobre el gnero testimonio/novela testimonial. Adems, establecer cuatro

    rasgos que me parecen imprescindibles para que una novela se pueda considerar

    testimonial. En el tercer captulo, proseguir con un repaso de la situacin de los

    intelectuales bajo la Revolucin cubana. En los dos ltimos, presentar la vida y obra

    de Reinaldo Arenas e introducir el tema de la pentagona dentro del contexto

    autobiogrfico y testimonial.

    La segunda parte est tambin ordenada en cinco captulos, y en cada uno de ellos se

    estudiar una novela de la pentagona por separado. En este anlisis intentar

    demostrar que los cuatro rasgos seleccionados de la novela testimonial se encuentran

    en este conjunto. Adems, realizar una comparacin entre la novela investigada, la

    autobiografa Antes que anochezca3 y entrevistas realizadas al autor, a fin de aclarar el

    carcter autobiogrfico de cada obra.

    Finalmente, quisiera aadir que para facilitar la lectura, me ha parecido oportuno

    poner a disposicin un glosario de cubanismos que se basar en las definiciones

    ofrecidas por el Diccionario del espaol de Cuba4.

    3 Arenas, Reinaldo, Antes que anochezca, Barcelona, Tusquets, 2000. A partir de ahora, me referir a la autobiografa en las notas de pie de pgina slo con su ttulo. 4 Diccionario del espaol de Cuba, Madrid, Gredos, 2000.

  • PRIMERA PARTE

    LA NOVELA AUTOBIOGRFICA Y

    LA LITERATURA TESTIMONIAL

  • Introduccin

    Stphanie Panichelli Teyssen 9

    Introduccin _____________________________________________________________________

    Esta primera parte se puede considerar como una introduccin al anlisis que se

    presenta en la segunda. En los dos primeros captulos, voy a esbozar lo que se

    entiende por autobiografa y novela autobiogrfica, as como, ms adelante, por

    testimonio y novela testimonial. Me detendr ms profundamente en estos dos ltimos

    ya que se puede considerar que Cuba es el pas que convirti el testimonio en un

    gnero literario.

    Primero realizar un recorrido histrico del testimonio en Amrica Latina y ms

    concretamente, en la isla de Cuba. En segundo lugar analizar el gnero testimonio y

    sus definiciones. Dada la hibridez del mismo, la dificultad de definirlo es uno de los

    obstculos principales de la crtica. En este caso, es importante hacer la diferencia

    entre la novela testimonio y la novela testimonial, ya que la pentagona de Reinaldo

    Arenas se debe considerar como perteneciente a esta ltima.

    Despus de cotejar las definiciones establecidas por diversos investigadores, ofrecer

    una delimitacin propia de la novela testimonial. Ms adelante estudiar las

    caractersticas del gnero que ofrecen algunos crticos, como Miguel Barnet, y har

    mi propia seleccin de los rasgos imprescindibles del mismo. Acabar con un estudio

    ms profundo de las cuatro claves que utilizar para el anlisis de las cinco novelas de

    la pentagona.

    El tercer captulo recorrer brevemente la persecucin a los intelectuales en Cuba

    desde el triunfo de la Revolucin en 1959. Es necesario detenerse en su situacin para

    poder entender mejor, ms adelante, lo que Arenas quiere demostrar a travs de sus

    personajes. Despus, presentar una corta biobibliografa de este autor holguinero

    para, finalmente, en el quinto y ltimo captulo de esta primera parte, hacer un repaso

    de las cinco novelas de la pentagona y los objetivos que me llevan a considerarlas

    novelas autobiogrficas y testimoniales.

  • Captulo 1: La autobiografa y la novela autobiogrfica

    Stphanie Panichelli Teyssen 11

    Captulo 1

    LA AUTOBIOGRAFA Y LA NOVELA AUTOBIOGRFICA

    _____________________________________________________________________

    Las Memorias no son nunca sinceras ms que a medias, por muy grande que sea el deseo de verdad: todo es siempre ms complicado de lo que lo decimos. Tal vez nos acercamos ms a la verdad en la novela.

    Andr Gide5 Pero es buscar excusas el haberme ceido a un solo captulo de mis memorias. La verdadera razn de mi pereza, no es que nuestras novelas expresan lo esencial de nosotros mismos? Slo la ficcin no miente; ella entreabre en la vida del hombre una puerta secreta por donde se desliza, ms all de todo control, su alma desconocida.

    Franois Mauriac6

    1. De la autobiografa a la novela autobiogrfica Al principio del siglo XVIII, en las primeras pginas de sus Confesiones, Jean-

    Jacques Rousseau apunta:

    Je forme une entreprise qui neut jamais dexemple et dont lexcution naura point d'imitateur. Je veux montrer mes semblables un homme dans toute la vrit de la nature; et cet homme ce sera moi.

    5 Lejeune, Philippe, El pacto autobiogrfico, Suplementos Anthropos, 29 (diciembre 1991), p. 59. 6 Ibid.

  • Captulo 1: La autobiografa y la novela autobiogrfica

    Stphanie Panichelli Teyssen 12

    Moi seul. Je sens mon cur et je connais les hommes. Je ne suis fait comme aucun de ceux que jai vus; jose croire ntre fait comme aucun de ceux qui existent. Si je ne vaux pas mieux, au moins je suis autre.7

    Con este libro, Rousseau empieza a escribir de un modo totalmente innovador. Por

    primera vez, un escritor cuenta su vida, detenindose no slo en los acontecimientos

    que la marcaron sino tambin en la intimidad del narrador. Este tipo de escritura

    revoluciona la literatura y por eso se considera que las Confesiones de Rousseau es el

    texto fundador del gnero autobiogrfico y su autor, el padre.

    Se encuentran tres grandes etapas en el desarrollo de la autobiografa que Jean Molino

    ha clasificado de la siguiente manera:

    1) el tiempo que precede el nacimiento de un gnero literario en cuanto tal (), y que va, en lneas generales, hasta el siglo XVIII; 2) el tiempo de la autobiografa como gnero literario, desde J. J. Rousseau hasta principios del siglo XX; 3) por fin, una ltima etapa, la que vivimos hoy en da, caracterizada por el triunfo, la crisis y la fragmentacin del gnero que, en una dialctica sin fin, invade la literatura mientras se deja devorar por ella.8

    A finales del siglo XIX, Wilhem Dilthey ya haba considerado la autobiografa como

    un gnero de gran importancia. En su caso, se trataba sobre todo de un anlisis de esas

    obras con el fin de entender mejor la historia a travs del relato de sus vidas. El

    estudio de la autobiografa, no obstante, es un fenmeno todava muy reciente,

    fechado en la segunda mitad del siglo XX. En 1948, Georges Gusdorf publica su

    artculo Condiciones y lmites de la autobiografa, con el que se empieza un perodo

    de gran detenimiento en este gnero tan peculiar. Como comenta Paul de Man, es un

    gnero problemtico ya que resulta muy difcil encontrar una definicin que permita

    cubrir a todas las obras autobiogrficas:

    Emprica y tericamente, la autobiografa no se presta fcilmente a definiciones tericas, pues cada ejemplo especfico parece ser una excepcin a la norma, y, adems, las obras mismas parecen solaparse con gneros vecinos o incluso incompatibles; y tal vez el detalle ms revelador sea que, mientras las discusiones genricas pueden tener un gran valor heurstico en casos como

    7 Rousseau, Jean-Jacques, Confessions, Pars, Livre de poche, 1963, p. 21. 8 Molino, Jean, Interpretar la autobiografa, en VV.AA., La autobiografa en lengua espaola en el siglo veinte, Lausanne, Hispanica Elvetica, 1991, p. 108. (cursiva en la cita)

  • Captulo 1: La autobiografa y la novela autobiogrfica

    Stphanie Panichelli Teyssen 13

    el de la tragedia o el de la novela, resultan terriblemente estriles en el caso de la autobiografa.9

    En 1969, Philippe Lejeune empieza con el estudio de este gnero y publica seis aos

    ms tarde un artculo que, hasta hoy en da, es de suma importancia: Le pacte

    autobiographique. En l intenta dar una definicin de la autobiografa,

    diferencindola de la ficcin y analizando tambin la existencia de la novela

    autobiogrfica, como se ver ms adelante.

    Otros como Paul de Man, Georges May o Silvia Adela Kohan han seguido con el

    estudio de la autobiografa. En el contexto de Arenas y de su pentagona, lo ms

    relevante son las ideas propuestas por Gusdorf, la definicin de la autobiografa de

    Lejeune y la explicacin que da sobre su diferencia con la novela autobiogrfica. Por

    lo tanto, me limitar en este apartado a lo directamente relacionado con estos

    aspectos.

    2. Gusdorf y la importancia de la faceta interior del individuo Georges Gusdorf es el primero en poner el acento en la identidad del autobigrafo

    presentada en su obra. Ya no le parecen tan relevantes los hechos relatados ni su

    veracidad sino ms bien el inters que representa, en la autobiografa, el relato de la

    experiencia de un ser interior. Explica en su excelente anlisis del gnero:

    El autor de una autobiografa se impone como tarea el contar su propia historia; se trata, para l, de reunir los elementos dispersos de su vida personal y de agruparlos en un esquema de conjunto. El historiador de s mismo querra dibujar su propio retrato, pero, al igual que el pintor slo fija un momento de su apariencia exterior, el autor de una autobiografa trata de lograr una expresin coherente y total de todo su destino.10

    9 Man, Paul de, La autobiografa como desfiguracin, Suplementos Anthropos, 29 (diciembre 1991), p. 113. 10 Gusdorf, Georges, Condiciones y lmites de la autobiografa, Suplementos Anthropos, 29 (diciembre 1991), p. 12.

  • Captulo 1: La autobiografa y la novela autobiogrfica

    Stphanie Panichelli Teyssen 14

    Seala un poco ms adelante que es el testimonio individual del hombre lo que

    diferencia la autobiografa de los dems gneros:

    en el caso de la autobiografa, la verdad de los hechos se subordina a la verdad del hombre, pues es sobre todo el hombre lo que est en cuestin. La narracin nos aporta el testimonio de un hombre sobre s mismo, el debate de una existencia que dialoga con ella misma, a la bsqueda de su fidelidad ms ntima.11

    Ya no se trata de utilizar la autobiografa para entender mejor la historia, como en el

    caso de Dilthey, porque la veracidad de los hechos narrados ha perdido su

    importancia. A partir de ahora, son las experiencias propias del escritor las que

    adquieren relevancia:

    La significacin de la autobiografa hay que buscarla, por lo tanto, ms all de la verdad y la falsedad, tal como las concibe, con ingenuidad, el sentido comn. La autobiografa es, sin duda alguna, un documento sobre una vida, y el historiador tiene perfecto derecho a comprobar ese testimonio, de verificar su exactitud. Pero se trata tambin de una obra de arte, y el aficionado a la literatura, por su parte, es sensible a la armona del estilo, a la belleza de las imgenes. Poco importa, por esa razn, que las Memorias de ultratumba estn plagadas de errores, de omisiones y de mentiras; poco importa que Chateaubriand haya inventado la mayor parte de su Viaje a Amrica: la evocacin de los paisajes que no ha visto, la descripcin de los estados de nimo del viajero, no resultan menos admirables. Ficcin o impostura, el valor artstico es real; ms all de los trucos de itinerario o de cronologa, se da testimonio de una verdad: la verdad del hombre, imgenes de s y del mundo, sueos del hombre de genio que se realiza en lo irreal, para fascinacin propia y de sus lectores.12

    Con posterioridad a Gusdorf, Karl J. Weintraub se detiene en ese elemento de

    diferenciacin entre la autobiografa y la biografa. As lo comenta en su artculo

    Autobiografa y conciencia histrica:

    El objetivo de la autobiografa es dejar constancia de toda una vida y no simplemente de aquellas cosas que han marcado su existencia. Si la vida es una interaccin entre el yo y sus circunstancias, entonces su historia debera ser algo ms que el mero relato de unas circunstancias.13

    11 Ibid., p. 15. 12 Ibid., pp. 15-16. 13 Weintraub, Karl J., Autobiografa y conciencia histrica, Suplementos Anthropos, 29 (diciembre 1991), p. 19.

  • Captulo 1: La autobiografa y la novela autobiogrfica

    Stphanie Panichelli Teyssen 15

    Ha llegado el momento de entender que la autobiografa no es una obra objetiva como

    la biografa, sino que est escrita por un autor que cuenta su vida ayudado por su

    memoria. Como explica Sylvia Molloy en su excelente libro At face value,

    autobiography does not rely on events but on an articulation of those events stored in

    memory and reproduced through rememoration and verbalization.14 No se puede

    olvidar que nuestra memoria es selectiva y que la imagen dada por el autobigrafo no

    es siempre muy fiable: The past evoked is molded by a self-image held in the present

    the image the autobiographer has, the one he or she wishes to project or the one the

    public demands.15 As seala Gusdorf:

    Resulta necesario admitir, por consiguiente, una especie de inversin de perspectiva, y renunciar a considerar la autobiografa a la manera de una biografa objetiva, regida nicamente por las exigencias del gnero histrico. Toda autobiografa es una obra de arte, y, al mismo tiempo, una obra de edificacin; no nos presenta al personaje visto desde fuera, en su comportamiento visible, sino la persona en su intimidad, no tal como fue, o tal como es, sino como cree y quiere ser y haber sido.16

    La autobiografa tiene, por consiguiente, mucho en comn con la obra de ficcin de

    sus autores y, por lo tanto, se vuelven, muy a menudo, a encontrar hechos de la vida

    del escritor dentro de sus novelas:

    De modo que la creacin de un mundo literario comienza en la confesin del autor: la narracin que hace de su vida ya es una primera obra de arte, el primer desciframiento de una afirmacin que, a un nivel ms alto de diseccin y recomposicin, florecer en novelas, en tragedias y en poemas. El novelista Franois Mauriac asume una intuicin familiar a muchos escritores cuando escribe: creo que no hay una gran novela que no sea una vida interior novelada. Toda novela es una autobiografa por persona interpuesta ().17

    As llega Gusdorf a una primera diferenciacin entre dos gneros muy similares y

    anuncia ya de esta manera lo que Lejeune analizar ms detalladamente en El pacto

    autobiogrfico:

    14 Molloy, Sylvia, At face value: autobiographical writing in Spanish America, Cambridge, Cambridge University Press, 1991, p. 5. 15 Ibid., p. 8. 16 Gusdorf, G., op. cit., p. 16. 17 Ibid.

  • Captulo 1: La autobiografa y la novela autobiogrfica

    Stphanie Panichelli Teyssen 16

    Habra, entonces, dos versiones, o dos casos, de autobiografa: por una parte, la confesin propiamente dicha, y, por otra, toda la obra del artista, que se ocupa del mismo material pero con toda libertad y trabajando de incgnito.18

    3. Philippe Lejeune y el pacto autobiogrfico En 1975, Philippe Lejeune publica su artculo El pacto autobiogrfico en el que, por

    primera vez, se da una definicin realmente clara de la autobiografa. Este la describe

    como: Relato retrospectivo en prosa que una persona real hace de su propia

    existencia, poniendo nfasis en su vida individual y, en particular, en la historia de su

    personalidad.19 Es decir que, en este gnero, se encuentran cuatro diferentes

    categoras:

    1. Forma del lenguaje: a) narracin; b) en prosa.

    2. Tema tratado: vida individual, historia de una personalidad. 3. Situacin del autor: identidad del autor (cuyo nombre reenva a una persona real) y del narrador. 4. Posicin del narrador:

    a) identidad del narrador y del personaje principal; b) perspectiva retrospectiva de la narracin.20 Debajo de las categoras, aade Lejeune:

    Una autobiografa es una obra que cumple a la vez las condiciones indicadas en cada una de esas categoras. Los gneros vecinos de la autobiografa no cumplen todas esas condiciones. He aqu la lista de condiciones que no se ven cumplidas en otros gneros: -memorias: (2); -biografa: (4a); -novela personal: (3); -poema autobiogrfico: (1b); -diario ntimo: (4b); -autorretrato o ensayo: (1 y 4b).21

    18 Ibid., p. 17. 19 Lejeune, P., op. cit., p. 48. 20 Ibid. 21 Ibid.

  • Captulo 1: La autobiografa y la novela autobiogrfica

    Stphanie Panichelli Teyssen 17

    En el contexto del testimonio se debe aadir a esta lista el autotestimonio, el cual no

    cumple siempre el rasgo 4b de las caractersticas establecidas por Lejeune. Ms

    adelante, explica qu rasgos debe cumplir una obra para que sea considerada

    autobiogrfica. Para ello, esta debe respetar el pacto autobiogrfico, es decir que es

    necesario que coincidan la identidad del autor, la del narrador y la del personaje.22

    4. Autobiografa versus novela autobiogrfica Un gran problema que concierne a la dificultad de delimitar el gnero autobiogrfico

    es su similitud con la ficcin. Toda obra literaria tiene rasgos autobiogrficos, y en

    ciertas ocasiones la novela llega a acercarse tanto a la autobiografa que resulta difcil

    distinguirlas. Como seala Georges May:

    le roman lui-mme peut souvent tre, mme lorsquil ne se donne pas pour tel, une forme dexpression autobiographique. Selon cette manire de voir, ce nest pas seulement lorsquil prend la plume pour crire lhistoire vridique de sa vie que lcrivain exprime sa personnalit et ses vrits intrieures. Il peut lui arriver en fait de se rvler davantage lorsquil ny pense pas que lorsquil en a lintention consciente et dclare.23

    As tambin lo apunta Silvia Adela Kohan:

    Se dice que toda obra de arte, an la ms absurda, tiene algo experimentado por su autor, de modo consciente o inconsciente. La mayora de los escritores coinciden en considerar como ineludible el componente autobiogrfico en una novela, aparece aunque el autor no se lo proponga. () Para Borges, toda novela de ms de 150 pginas es inexorablemente autobiogrfica; era su modo de exponer la cuestin que unos desdean, otros exaltan, y la mayora acepta: lo autobiogrfico es inevitable en toda creacin literaria, sobre todo cuando se pasa de una cierta extensin.24

    Por lo tanto, cabe reconocer la existencia de dos tipos de autobiografa. Kohan habla

    de la autobiografa real y de la ficticia:

    22 Ibid. (cursiva en la cita) 23 May, Georges, L'autobiographie, Pars, Presses universitaires de France, 1984, p. 183. 24 Kohan, Silvia Adela, De la autobiografa a la ficcin, Barcelona, Grafein Ediciones, 2000, p. 69.

  • Captulo 1: La autobiografa y la novela autobiogrfica

    Stphanie Panichelli Teyssen 18

    En unos casos se impone lo referencial, lo externo, entonces la autobiografa es un documento o un testimonio; en otros, prevalece el trabajo textual, potico, novelesco, entonces es considerada un texto literario. Dos vertientes fundamentales son, por tanto, la real y la ficticia.25

    Y explica lo que entiende por la segunda:

    Es la literaria (se puede desarrollar en una novela, y en forma muy condensada en un cuento o en un poema), tiene un punto de contacto con la real, en cuanto a que se narra la vida completa o un episodio de la vida del protagonista. Sin embargo, desde el punto de vista del que la escribe es lo contrario: mientras que la autobiografa real se cie (aparentemente) a los datos ocurridos en la vida de su autor, la autobiografa ficticia se inventa, se le atribuye a un personaje. Puede ser uno de tantos desdoblamientos del escritor a travs de un narrador, con la ventaja de que puede combinarse con la experiencia vivida por otros. Por lo tanto, otorga la libertad total al autor.26

    Para referirse a la autobiografa ficticia, Philippe Lejeune prefiere utilizar el trmino

    de novela autobiogrfica y as la define:

    llamar as a todos los textos de ficcin de los cuales el lector puede tener razones para sospechar, a partir de parecidos que cree percibir, que se da una identidad entre el autor y el personaje, mientras que el autor ha preferido negar esa identidad o, al menos, no afirmarla. Definida de esa manera, la novela autobiogrfica engloba tanto las narraciones personales (en las que hay identidad del narrador y del personaje) como las narraciones impersonales (personajes designados en tercera persona); y se define por su contenido. A diferencia de la autobiografa, implica graduaciones. El parecido supuesto por el lector puede ir desde un vago aire de familia entre el personaje y el autor, hasta la casi transparencia que lleva a concluir que se trata del autor clavado.27

    Al igual que Lejeune, Georges May menciona la escala del contenido autobiogrfico

    que puede variar en una obra de ficcin:

    il devient littralement impossible de distinguer dans la masse des romans ceux qui sont autobiographiques et ceux qui ne le sont pas. Seul varie le dosage relatif de la part de lautobiographie, mais celle-ci entre toujours dans la formule.28

    25 Ibid., p. 17. 26 Ibid., p. 23. 27 Lejeune, P., op. cit., p. 52. (cursiva en la cita) 28 May, G., op. cit., p. 187.

  • Captulo 1: La autobiografa y la novela autobiogrfica

    Stphanie Panichelli Teyssen 19

    Aunque sea, en algunos casos, realmente difcil diferenciar una novela de una

    autobiografa y viceversa, Lejeune defiende la idea de que algunos rasgos las separan

    y establece otro pacto:

    Simtricamente al pacto autobiogrfico podra postularse el pacto novelesco, el cual tendra dos rasgos: prctica patente de la no-identidad (el autor y el personaje no tienen el mismo nombre), atestacin de la ficcin (hoy en da, el subttulo novela cumple esta funcin ()).29

    Segn los pactos de Lejeune, esas son las diferentes situaciones que se pueden

    presentar:

    El personaje: 1) tiene un nombre diferente al del autor; 2) no tiene nombre; 3) tiene el mismo nombre que el autor. El pacto es: 1) novelesco; 2) no hay pacto; 3) autobiogrfico. Al articular estos dos criterios obtenemos nueve combinaciones tericas: de hecho slo siete resultan posibles, al quedar excluidas por definicin la coexistencia de la identidad del nombre y del pacto novelesco, y la posibilidad de que se d un nombre diferente y un pacto autobiogrfico.30

    Aade sobre uno de esos casos imposibles: Nombre del personaje = nombre del

    autor: Este hecho mismo excluye la posibilidad de la ficcin31, y sigue:

    El hroe de una novela, puede tener el mismo nombre que el autor? Nada impide que as sea y es tal vez una contradiccin interna de la que podramos deducir efectos interesantes. Pero, en la prctica, no se me ocurre ningn ejemplo. Y si el caso se da, el lector tiene la impresin de que hay un error ().32

    Este comentario de Lejeune resulta muy interesante para el anlisis de la pentagona

    de Reinaldo Arenas. Como pondr de relieve en este estudio, en las novelas

    estudiadas se vuelven a encontrar los rasgos del pacto novelesco que permiten

    considerar este conjunto de cinco novelas como autobiogrficas. Sin embargo, en El

    color del verano se presenta especficamente el supuesto caso imposible de Lejeune:

    Arenas le da a uno de sus personajes su propio nombre. Como se ver en el estudio de

    29 Lejeune, P., op. cit., p. 53. (cursiva en la cita) 30 Ibid. 31 Ibid., p. 54. (cursiva en la cita) 32 Ibid., p. 55.

  • Captulo 1: La autobiografa y la novela autobiogrfica

    Stphanie Panichelli Teyssen 20

    esa obra, el protagonista de la cuarta novela de la pentagona tiene tres facetas

    diferentes: la primera se llama Reinaldo Arenas, la segunda Gabriel Fuentes y la

    ltima la Ttrica Mofeta; tres nombres que pertenecen al propio autor. Esto

    demuestra que, con esta obra, Arenas aporta un rasgo innovador a la novela

    autobiogrfica, y obliga, en cierta forma, a matizar las palabras de Philippe Lejeune

    en su artculo, porque este libro demuestra que uno de los rasgos del pacto novelesco

    puede en algunos casos no ser aplicable.

    Finalmente, ya que segn el grado autobiogrfico de la novela, esta puede ser muy

    cercana a la autobiografa, concluye Lejeune:

    Ya no se trata de saber si es ms verdadera la autobiografa o la novela. Ni lo uno ni lo otro: a la autobiografa le faltar la complejidad, la ambigedad, etc.; a la novela, la exactitud.33

    Las novelas de Arenas, adems de ser autobiogrficas son tambin testimoniales. Es

    decir que, en ellas, el autor intenta dejar a travs de sus personajes un testimonio sobre

    la persecucin que sufri como intelectual y homosexual en Cuba, representando as a

    una parte de la sociedad rechazada en la isla. Explica Sylvia Molloy que, en Amrica

    Latina, la autobiografa se suele acercar al testimonio:

    a strong testimonial stance informs autobiographical writing in Spanish America. If not always perceiving themselves as historians the perception seems to wane as generic difference becomes more specific in Spanish American literature autobiographers will continue to see themselves as witnesses. The fact that this testimony is often endowed with the aura of terminal visions the autobiographer bearing witness to that which is no more not only aggrandizes the authors individual persona but reflects the communal dimension sought for the autobiographical venture. Spanish American self-writing is an exercise in memory doubled by a ritual of commemoration, in which individual relics () are secularized and re-presented as shared events.34

    Sus palabras se adaptan claramente a la autobiografa de Reinaldo Arenas, as como a

    sus novelas autobiogrficas, dentro de las que se encuentran los cinco libros de la

    pentagona. 33 Ibid., p. 59. 34 Molloy, S., op. cit., pp. 8-9.

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 21

    Captulo 2

    EL TESTIMONIO Y LA NOVELA TESTIMONIAL

    _____________________________________________________________________

    1. La historia del testimonio 1.1. El testimonio en Amrica Latina 1.1.1. Los cronistas Los precursores ms antiguos del testimonio latinoamericano se remontan al siglo

    XVI. Se trata de los cronistas de la conquista del Nuevo Mundo: Cristbal Coln,

    Hernn Corts, Fray Bartolom de las Casas, lvar Nez Cabeza de Vaca, Bernal

    Daz del Castillo y otros ms. Su objetivo al escribir sus textos era narrar la verdad

    de los hechos35, describir sus experiencias extraordinarias en el Nuevo Mundo. Prada

    Oropeza da como ejemplo a Bernal Daz precisando que este, como los dems, no

    pretenda otra cosa que atestiguar, dar testimonio de sus hazaas y de las de sus

    compaeros36. En su libro, Carmen Ochando enumera las coincidencias que se

    encuentran entre las crnicas y el testimonio:

    - orgenes literarios y no-literarios;

    - manera sui generis de pensar y sentir la historia;

    - el uso del yo narrativo. Al ser protagonista real de la historia, lleva a una lectura del texto como verdad;

    35 Prada Oropeza, Renato, De lo testimonial al testimonio. Notas para un deslinde del discuros-testimonio, en Jara, Ren y Vidal, Hernn (eds.), Testimonio y Literatura, Minesota, Institute for the Study of Ideologies and Literature, Monographic Series of the Society of Contemporary Hispanic and Lusophone Revolutionary Literatures, 1986, p. 7. 36 Ibid.

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 22

    - expresiones de la realidad contextual;

    - importancia de la funcin ideolgica.37 Se trata a partir de entonces de una historia escrita por los mismos protagonistas y ya

    no por historiadores. No obstante, en el caso de Coln, Corts y otros, se ofrece el

    punto de vista de los colonizadores y no del de los colonizados, es decir, que no se

    narra todava la experiencia de los marginados, del otro o del subalterno38. Por

    esta razn, se pone en duda el origen del testimonio. Eso me lleva a especificar esta

    relacin con los cronistas a dos textos, a saber la Brevsima relacin de la destruccin

    de las Indias de Fray Bartolom de las Casas y la Historia verdadera de la conquista

    de la Nueva Espaa de Bernal Daz del Castillo.

    Por un lado Daz del Castillo desea rastrear la verdad y dejar constancia de lo que

    sus ojos vieron cuando atesoraban el paisaje, los hombres y la vida del Nuevo Mundo;

    afn de verdad que no debe considerarse ni como recurso estilstico ni como guio

    retrico.39 Lo que hace es describir sus experiencias tal y como las vivi siendo

    protagonista de la historia sin necesidad de mitificar el nuevo continente segn

    esquemas previamente establecidos, como lo haban hecho Coln o Corts. Por lo

    tanto no siente reparo, por ejemplo, en criticar la obra anterior de Francisco Lpez de

    Gmara. As comenta Ochando, nos hallamos ante una necesidad contextual y

    biogrfica que conforma una esencia textual coincidente, en algunos aspectos, con el

    testimonio contemporneo.40 En sus textos se encuentra la necesidad de desmitificar

    la versin histrica oficial, que es una caracterstica muy relevante del testimonio del

    siglo XX.

    Por otro lado Fray Bartolom de las Casas destaca, sobre todo, por ser el primero en

    defender a los indgenas y en luchar por el respeto de sus derechos, denunciando las

    prcticas feroces y violentas utilizadas por los espaoles. Se puede decir que l

    37 Ochando, Carmen, La memoria en el espejo. Aproximacin a la escritura testimonial, Barcelona, Anthropos, 1998, p. 55. 38 Spivak, Gayatri Chakravorty, Can the subaltern speak?, en Williams, Patrick y Chrisman, Laura (eds.), Colonial discourse and post-colonial theory. A Reader, Nueva York-Londres-Toronto, Harvester Wheatsheaf, 1994, pp. 66-111. 39 Ochando, C., op. cit., p. 54. (nfasis mo) 40 Ibid.

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 23

    perteneca ya al grupo del otro. Por consiguiente, parece ms justo considerar que

    estos dos cronistas son los antecedentes ms directos del gnero testimonio.

    Poco despus aparecieron tambin testimonios escritos por los propios indgenas:

    textos mayas, aztecas e incas. Se trata en este caso de los primeros testimonios

    escritos por los marginados, por los subalternos. Sin embargo, aunque ofrezcan

    una idea de la actitud de los indios frente a la invasin espaola, son como seala

    Bart Depestel testimonios todava muy influidos por los cronistas de la Madre

    Patria.41

    1.1.2. La literatura picaresca Otro antecedente que suele mencionarse son los textos que tienen como protagonista

    al pcaro. Las similitudes que han llevado a esta comparacin son dos: el

    protagonismo de personajes marginales desde un punto de vista social y el recurso

    estilstico de la primera persona narrativa.42 Ochando compara el Esteban Montejo

    de Miguel Barnet con el Lazarillo de Tormes: Ambos se esfuerzan por reconstruir su

    maltrecha historia personal hablndonos de las penas que pasaron antes de devenir un

    nombre y una memoria sobre el papel.43 Sin embargo, una diferencia importante que

    resalta inmediatamente es el canto a la individualidad de la novela picaresca mientras

    que el testigo de la novela-testimonio representa la colectividad de un pueblo, de una

    clase social o de cualquier grupo marginal.

    1.1.3. La literatura de campaa Este trmino proviene del crtico cubano Ambrosio Fornet (1967) para referirse a los

    textos escritos por los luchadores de las guerras de independencia de Cuba. Se trata de

    la Guerra de los Diez Aos (Primera Guerra de Independencia: 1868-1878) y de la

    Segunda Guerra de Independencia (1895-1898) en la cual combati Jos Mart. Dado

    que se trata en este caso de los orgenes ms especficamente cubanos, se comentarn

    en el segundo apartado de este captulo dedicado al testimonio en Cuba.

    41 Depestel, Bart, Postmodernidad, postcolonialidad y novelstica testimonial. La re-escritura de la historiografa cubana en la obra de Miguel Barnet, Tesina de licenciatura, Universidad de Lovaina (Blgica), 2002, p. 43. 42 Ochando, C., op. cit., p. 56. 43 Ibid.

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 24

    1.1.4. El realismo socialista Finalmente, Jean Franco llama la atencin sobre la posible influencia de la literatura

    de protesta del realismo socialista sovitico. Basada en las ideas de Andrei Zhdnov,

    poltico bajo el rgimen de Stalin, esta literatura tena como objetivo principal apoyar

    la lucha revolucionaria44 y reflejar la lucha de clases45. Sin embargo, como apunta

    Ochando, no se puede dejar de mencionar que en la isla, en su discurso El socialismo

    y el hombre en Cuba, Ernesto Che Guevara rechaza como va nica de literatura

    revolucionaria el realismo socialista dominante en los pases de la rbita sovitica46.

    A pesar de las palabras del Che sobre el realismo socialista, la literatura cubana ha

    llegado a convertirse, en numerosos casos, en una literatura de propaganda basada en

    los ideales socialistas y comunistas de la Revolucin. As, en un discurso ledo en la

    Casa de las Amricas de La Habana, comentaba Julio Cortzar sobre la escritura del

    cuento bajo la Revolucin cubana:

    Es evidente que las posibilidades que la Revolucin ofrece a un cuentista son casi infinitas. La ciudad, el campo, la lucha, el trabajo, los distintos tipos psicolgicos, los conflictos de ideologa y de carcter; y todo eso como exacerbado por el deseo que se ve en ustedes de actuar, de expresarse, de comunicarse como nunca haban podido hacerlo antes.47

    Y sigue:

    El entusiasmo y la buena voluntad no bastan por s solos, como tampoco basta el oficio de escritor por s solo para escribir los cuentos que fijen literariamente (es decir, en la admiracin colectiva, en la memoria de un pueblo) la grandeza de esta Revolucin en marcha. Aqu, ms que en ninguna otra parte, se requiere hoy una fusin total de esas dos fuerzas, la del hombre plenamente comprometido con su realidad nacional mundial, y la del escritor lcidamente seguro de su oficio.48

    Eso es claramente lo que sucede en Cuba despus del triunfo de los barbudos en la

    Sierra Maestra, y ms especficamente en el gnero de la literatura testimonial.

    44 Depestel, B., op. cit., p. 46. 45 Ibid. 46 Ochando, C., op. cit., p. 82. 47 Cortzar, Julio, Algunos aspectos del cuento en Obra crtica, Vol. II, Madrid, Alfaguara, 1994, pp. 380-381. 48 Ibid., p. 381.

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 25

    1.1.5. Antecedentes ms directos A pesar de las similitudes encontradas en los cuatro gneros mencionados

    anteriormente, algunas obras ms recientes de la segunda mitad del siglo XX pueden

    considerarse como los antecedentes directos del gnero testimonio49. En 1952 aparece

    Juan Prez Jolote-Biografa de un tzotzil del antroplogo mexicano Ricardo Pozas

    texto que ser la principal fuente de inspiracin de Miguel Barnet para su Biografa de

    un Cimarrn50 sobre la vida cotidiana de una parte de la poblacin indgena

    mexicana. En 1957, se edita en la revista Mayora de Buenos Aires Operacin

    Masacre del periodista argentino Rodolfo Walsh: testimonio sobre los fusilamientos

    de inocentes que tuvieron lugar durante la tentativa de golpe de estado por un grupo

    de peronistas en 1953. Este fue el primer testimonio que trat propiamente de un

    asunto poltico y que ense que esta forma literaria poda servir como arma de

    combate en la lucha poltica.

    Un ao despus, Jorge Ricardo Masetti, periodista en la Sierra Maestra y amigo de

    Walsh, publica Los que luchan y los que lloran, una recopilacin de reportajes sobre

    los guerrilleros revolucionarios cubanos. En este tipo de testimonio, que se llamar

    ms adelante testimonio periodstico, se basarn muchos autores de la isla para

    escribir sobre las intervenciones cubanas en Vietnam, Nicaragua o Angola. Ms tarde,

    en 1961, se edita Los hijos de Snchez de scar Lewis: libro que trata la vida

    cotidiana de una familia pobre mexicana. Esas cuatro obras marcarn el camino para

    el nacimiento del testimonio como gnero en los aos sesenta.

    1.2. El testimonio en Cuba El origen del testimonio cubano se encuentra sobre todo en la literatura de campaa

    con autores como Manuel de la Cruz y, ms tarde, Mximo Gmez y Jos Mart.

    Aparecen tambin algunos precursores en la primera mitad del siglo XX, antes del

    triunfo de la Revolucin en 1959, a travs del Grupo de los Minoristas con autores

    como Pablo de la Torriente Brau y Ral Roa. Analizar ms detalladamente estos dos

    perodos, as como su influencia en estos autores para entender mejor la aparicin del

    49 Este apartado se basa en las informaciones que ha recogido Abdeslam Azougarh en su libro, Miguel Barnet: Rescate e invencin de la memoria, Ginebra, Slatkine, 1996. 50 Vase Azougarh, Abdeslam, op. cit., pp. 7-8.

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 26

    gnero testimonio en la isla de los aos 60. Los tres estudios en los que me voy a

    basar para este recorrido son La memoria en el espejo51 de Carmen Ochando, Miguel

    Barnet: Rescate e invencin de la memoria52 de Abdeslam Azougarh y El testimonio

    en la Revolucin Cubana53 de Marta Rojas.

    1.2.1. La literatura de campaa Ambrosio Fornet (1967) se refera con este trmino a los textos escritos por los

    hombres que lucharon en las dos Guerras de Independencia. Como seala Jos Mart

    en su prlogo a la primera edicin de Los poetas de la guerra, dos rasgos que se

    vuelven a encontrar en todas estas obras son la fijacin de la memoria histrica y el

    valor revolucionario54.

    La primera Guerra de Independencia, llamada tambin la Guerra de los Diez Aos,

    estalla el diez de octubre de 1868 y est encabezada por Carlos Manuel de Cspedes.

    Dos textos relevantes sobre este primer enfrentamiento son los Episodios de la

    Revolucin cubana de Manuel de la Cruz y A pie y descalzo de Ramn Roa,

    publicados en La Habana en 1890. Azougarh llama la atencin en las similitudes entre

    lo que escribe de la Cruz en su prlogo y lo que ser setenta aos ms tarde el gnero

    testimonio:

    Redactada sobre autnticos datos de actores y abonadsimos testigos, utilizando, adems, las noticias depuradas de la tradicin oral, // la idea predominante en la composicin no ha sido otra que la de fijar el hecho, el cuadro o la lnea, // procurando reproducir la impresin original del que palpit sobre el trgico escenario.55

    En cuanto al segundo libro, Azougarh explica que provoc un enfrentamiento entre

    los cubanos revolucionarios de Cuba y los de Nueva York encabezados por Jos

    Mart. Apunta el Apstol en una carta a Enrique Collazo sobre el texto de Ramn

    Roa:

    51 Ochando, C., op.cit. 52 Azougarh, A., op.cit. 53 Rojas, Marta, El testimonio en la Revolucin Cubana, en Jara, R. y Vidal, H., op. cit., pp. 315-323. 54 Ochando, C., op. cit., p. 57. 55 Cruz, Manuel de la, Episodios de la Revolucin cubana, La Habana, Letras Cubanas, 1981, p. 29, en Azougarh, A., op. cit., p. 18.

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 27

    Si es noble decir la verdad, lo noble es decirla toda. Ocultar la verdad es delito; ocultar parte de ella, la que impele y anima, es delito: ocultar lo que no conviene al adversario y decir lo que le conviene, es delito.56

    Finalmente, Azougarh acaba con una referencia al prlogo que Enrique Collazo

    escribi en su libro Desde Yara hasta el Zanjn (Apuntaciones histricas):

    Mi propsito es narrar los hechos tan fielmente como lo permita mi memoria, sealar los errores que nuestra inexperiencia nos hiciera cometer, para que sirvan de ejemplo a los que quiz maana se encuentren en igual caso que nosotros.57

    Cabe llamar la atencin en las coincidencias que se encuentran ya en estos textos con

    el gnero testimonio. El propsito de estos hombres era escribir la historia respetando

    una condicin insoslayable: acercarse lo ms posible a la verdad a travs de su

    memoria, ya que ellos fueron los propios protagonistas de los acontecimientos.

    Sobre la Segunda Guerra de Independencia (1895-1898) existen muchos ms escritos.

    Aparte del Diario de campaa de Jos Mart o del Diario de campaa (1868-1899) de

    Mximo Gmez, hay muchas obras menos conocidas que tratan de ella. Algunos

    ejemplos son Mi diario de Guerra de Barnab Moza, Cuba: Crnicas de la guerra de

    Jos Mir Argenter, Con el rifle al hombro de Horacio Ferrer, o Mis primeros 30 aos

    de Manuel Piedra Martel.

    La literatura de campaa se termin con el final de ambas guerras y el establecimiento

    de la repblica en Cuba. La autora cubana Marta Rojas apunta unas impresiones sobre

    este tipo de literatura:

    No son obras escritas por historiadores, no con la concepcin metodolgica de quienes escriben la historia, sino anotaciones, impresiones, emocionantes y hermosas narraciones, dilogos, descripciones de la naturaleza en que se combate o se vive en campaa, episodios extraordinarios registrados

    56 Mart, Jos, Carta a Enrique Callazo, en Obras completas, La Habana, Ed. Nacional de Cuba, Tomo I, 1963, p. 291, en Azougarh, A., op. cit., p. 18. 57 Collazos, Enrique, Desde Yara hasta el Zanjn (Apuntaciones histricas), La Habana, Instituto del Libro, 1967, p. 16, en Azougarh, A., op. cit., p. 19.

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 28

    magistralmente por grandes observadores que son protagonistas y testigos a la vez.58

    1.2.2. Las dcadas anteriores a la Revolucin La llamada dcada crtica (1923-1933) por Lisandro Otero en un estudio sobre la

    literatura testimonial cubana59 es un perodo de revueltas y tumultos contra las

    injusticias del gobierno dictatorial de Gerardo Machado. Con las huelgas y

    manifestaciones desarrolladas durante el machadato, muchos intelectuales haban sido

    encarcelados. Esta experiencia dio lugar a una prosa periodstica en la cual la manera

    de hablar y la manera de escribir se fundan en un nuevo lenguaje60.

    Se destacan dos autores del Grupo Minorista (grupo que tena un vivo inters por

    mostrar y denunciar la situacin de Amrica Latina en general y de Cuba en

    particular61): Ral Roa (nieto de Ramn Roa) y Pablo de la Torriente Brau. Algunas

    obras de Ral Roa que merecen ser mencionadas en el contexto testimonial son El

    fuego de la semilla en el surco (una suerte de biografa del minorista Rubn Martnez

    Villena), La revolucin del 30 se fue a bolina, La Jornada Revolucionara del 30 de

    septiembre y, sobre todo, Aventuras, Venturas y Desventuras de un Mamb. Otras

    obras de Pablo de la Torriente Brau que pertenecen a este nuevo periodismo que

    llegar a denominarse testimonio periodstico son: Presidio Modelo (sobre la

    experiencia carcelaria del autor bajo el machadato), Peleando con los milicianos

    (sobre su situacin de soldato en la guerra civil espaola) y La isla de los 500

    asesinatos. A esta lista aade Lisandro Otero 105 das preso y comenta que estos dos

    autores son autores-protagonistas, lo que ms adelante se llamar autores-

    testigos.62 Sin embargo, en aquel entonces el testimonio no se considera todava

    como literatura.

    58 Rojas, M., op. cit., p. 317. 59 Vase Rojas, M., op. cit. 60 Fornet, Ambrosio, En blanco y negro, La Habana, Instituto del Libro, 1967, p. 72, en Azougarh, A., op. cit., p. 21. 61 Ochando, C., op. cit., pp. 65-66. 62 Vase Rojas, M., op. cit., p. 318.

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    1.2.3. El Moncada y el triunfo de la Revolucin El 26 de julio de 1953 marca la historia de la Repblica de Cuba: unas 150 personas

    encabezadas por el joven abogado Fidel Castro asaltan el Cuartel Moncada en

    Santiago de Cuba. Este acontecimiento aparece como el detonante63 de la narrativa

    testimonial de mitad del siglo. Muchos autores abordan este tema aunque, censurados

    por el rgimen de Batista, sus obras slo se publican despus del triunfo de la

    Revolucin. Segn Marta Rojas, incluso La historia me absolver de Fidel Castro,

    texto de su autodefensa judicial despus del asalto al Cuartel Moncada, podra

    considerarse como un texto testimonial en tanto su autor, protagonista principal del

    acontecimiento narrado, describe magistralmente cuanto aconteci y cmo aconteci

    el asalto al Moncada64. Sin embargo aade que como ese documento trasciende por

    su importancia al testimonio no podemos enmarcarlo en el gnero o en la modalidad

    narrativa que tratamos en este forum65, refirindose al encuentro Testimonio y

    Literatura editado por Ren Jara y Hernn Vidal.

    Segn Azougarh, el testimonio en Cuba se puede dividir en dos grupos temticos: los

    que tratan de los aos que van desde el inicio del siglo hasta el triunfo de la

    Revolucin, y los que describen los mltiples aspectos de la Cuba post-

    revolucionaria.66 El primer grupo incluye sobre todo obras que abordan el perodo de

    la repblica o ms bien el asalto al Cuartel Moncada y el triunfo de la Revolucin.

    Dentro del segundo grupo se encuentran libros como En marcha con Fidel de Antonio

    Nez Jimnez sobre el primer ao de la Revolucin, Cuba: ZDA de Lisandro Otero

    sobre la implantacin de la Reforma Agraria o Girn en la memoria de Vctor Casaus.

    Una de las pioneras de primer grupo ha sido la propia Marta Rojas con La generacin

    del Centenario en el juicio del Moncada. En este libro reconstruye las diferentes

    partes del juicio donde estuvo presente como periodista. Caben en este conjunto

    tambin las obras escritas por los protagonistas de la Revolucin, recuperando as la

    tradicin de la literatura de campaa del siglo anterior. El primero de enero de 1959,

    Fidel entr en La Habana, consiguiendo as el derrocamiento de la dictadura de

    Batista. Unos ejemplos de obras que se escribieron durante esta tercera guerra de 63 Rojas, M., op. cit., p. 318. 64 Ibid. 65 Ibid. 66 Azougarh, A., op. cit., p. 24.

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 30

    independencia67 son los Pasajes de la Guerra Revolucionaria de Ernesto Che

    Guevara, el Diario de Ral Castro y el Informe de Invasin de Camilo Cienfuegos.

    En el prlogo de los Pasajes de la Guerra Revolucionaria, el Che destaca la

    importancia de la veracidad del testimonio:

    Muchos sobrevivientes de esta accin y cada uno de ellos est invitado a dejar tambin constancia de sus recuerdos para incorporarlos y completar mejor la historia. Slo pedimos que sea estrictamente veraz el narrador; que nunca para aclarar una posicin personal o magnificarla o para simular haber estado en algn lugar, diga algo incorrecto. Pedimos que, despus de escribir algunas cuartillas en la forma en que cada uno lo pueda, segn su educacin y su disposicin, se haga una autocrtica lo ms seria posible para quitar de all toda palabra que no se refiera a un hecho estrictamente cierto, o en cuya certeza no tenga el autor una plena confianza.68

    Una de las caractersticas del testimonio en la que el mdico revolucionario argentino

    llama la atencin es el hecho de observar los sucesos histricos con los ojos de los

    que normalmente no salen del anonimato en cuanto individuos, de modo que se abre

    paso al desarrollo de un quehacer literario en que el pueblo deja de ser objeto de la

    historia para llegar a ser sujeto colectivo del desarrollo histrico en una doble

    acepcin de la palabra historia: el pueblo contribuye con sus actos al desarrollo

    histrico, y, al fijar por escrito su contribucin y participacin en l, escribe lo que

    puede adquirir un da un inters histrico, documental; esto es, escribe la historia.69

    En este apartado histrico del testimonio sobre sucesos de la Revolucin aparecen

    numerosas obras. Marta Rojas hace en su artculo una enumeracin de ttulos70.

    67 Se podra llamar la Revolucin as por ser la lucha por la independencia econmica e ideolgica de los EE.UU. 68 Guevara, Ernesto, Pasajes de la guerra revolucionaria, La Habana, Arte y Literatura, 1975, p. 8, en Azougarh, A., op. cit., p. 22. 69 Azougarh, A., op. cit., p. 22. 70 Recuerdos del Moncada, de Mario Lazo; Bajando del Escambray, de Enrique Rodrguez Loeches; De la Sierra al Escambray, de Joel Iglesias; La batalla de Jige, de Jos Quevedo; Camilo, seor de la Vanguardia, de William Glvez; Tiempo de Revolucin, de Quintn Pino; 7 RR, la historia de Radio Rebelde, de Ricardo Martnez; Jos Antonio Echeverra, la lucha estudiantil contra Batista, de Julio Garca Olivera; El asalto al Palacio Presidencial, de Faure Chomnt Mediavilla; El que debe vivir, de Marta Rojas; La cueva del muerto, de la misma autora; Rojito, de Dolores Nieves; Marcelo Salado, de Virgilio R. Hernndez; Aqu se habla de combatientes y bandidos, de Ral Gonzlez Cascorro; Crimen de Barbados, de Nicanor Len Cotayo; La prisin fecunda, de Mario Mencia; Salida 19, de William Glvez; Con la adarga al brazo, de Mario Rodrguez; Trazos para el perfil de una combatiente, (Frank

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 31

    Aunque todava no se haba establecido la institucionalizacin del testimonio, son

    obras que ya se pueden considerar como tales.

    1.2.4. Los aos post-revolucionarios Este es el perodo ms importante ya que es el del uso del trmino novela-testimonio

    de Miguel Barnet, de la publicacin de Biografa de un Cimarrn y del principio de

    las polmicas de crtica literaria sobre la existencia o no de este gnero. Es necesario

    recorrer brevemente los acontecimientos de la cultura cubana de estos primeros aos

    para entender la aparicin de los testimonios en los sesenta en la isla.

    Uno de los logros de la Revolucin en sus primeros aos fue la revaloracin de la

    cultura. En 1960 se fund la Casa de las Amricas, una de las instituciones culturales

    ms importantes de Cuba y de toda Amrica Latina. Un ao ms tarde nace la

    UNEAC (Unin Nacional de Escritores y Artistas Cubanos) y aparecen tambin

    revistas como Unin, Casa y La Gaceta de Cuba. Este mismo ao se organiza en todo

    el pas una campaa de alfabetizacin y, por consiguiente, la demanda de los nuevos

    lectores aumenta poco a poco. As surge en 1962 la Editorial Nacional de Cuba

    encabezada por Alejo Carpentier, quien desde el principio empuja masivamente la

    produccin de obras maestras de la literatura. Unos aos despus, en 1965 se fundan

    las Ediciones Revolucionarias.

    En 1966, aparece en la revista Etnologa y Folklore el primer captulo de lo que ms

    adelante se publicar bajo el ttulo de Biografa de un Cimarrn de Miguel Barnet.

    Este libro representa lo que se podra denominar el verdadero principio del gnero

    testimonio en Cuba. El cimarrn marc un momento clave en el intento, por parte

    de la nueva prosa latinoamericana, de responder a las demandas acarreadas por los

    nuevos procesos sociales y polticos que se han venido desarrollando en el continente.

    Debe subrayrsele, pues la utilizacin de las formas documentales se hizo necesaria

    en nuestras literaturas dado que la inmensa afluencia de realidades histricas,

    Pas), de Caridad Miranda; y se anuncia la aparicin de Ms alla de nosotros, de Efigenio Ameijeiras., en Rojas, M., op. cit., p. 319.

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    Stphanie Panichelli Teyssen 32

    sociolgicas, polticas, etc., escap a los mtodos y formas de que se dispona para su

    tratamiento.71

    El propio Barnet se convierte en terico del gnero y publica varios artculos sobre el

    testimonio y sus caractersticas. Se edita en 1983 la obra crtica La fuente viva sobre la

    novela-testimonio.

    Poco a poco, las instituciones literarias cubanas empiezan a promocionar el gnero

    integrndolo en los concursos ms importantes del pas. En 1970 el premio Casa de

    las Amricas, confrontado con el problema de varios textos que no caban en ningn

    gnero de sesgo tradicional (poesa, cuento, novela, teatro y ensayo), aade el

    apartado testimonio. En cuanto a la limitacin de este gnero para la participacin

    en el concurso, la institucin lo esboza de la siguiente manera:

    Los libros de testimonio documentarn, de fuente directa, un aspecto de la realidad (). Se entiende por fuente directa el conocimiento de los hechos por el autor, o la recopilacin, por ste, de relatos o constancias obtenidas de los protagonistas o de testigos idneos. En ambos casos, es indispensable la documentacin fidedigna, que puede ser escrita y/o grfica. La forma queda a discrecin del autor, pero la calidad literaria es tambin indispensable.72

    Los jurados del primer ao del Concurso son Ricardo Pozas (Mxico), Ral Roa

    (Cuba) y Rodolfo Walsh (Argentina) y el ttulo premiado es La guerrilla tupamara de

    la uruguaya Mara Esther Gilio porque documenta de fuente directa, en forma

    vigorosa y dramtica, las luchas y los ideales del Movimiento de Liberacin Nacional

    Tupamaros, as como algunas de las causas sociales y polticas que han originado en

    el Uruguay uno de los movimientos guerrilleros ms justificados y heroicos de la

    historia contempornea.73 Reciben una mencin los cubanos Vctor Casaus con

    Girn en la memoria y Jorge Caldern Gonzlez con Amparo: millo y azucenas.

    71 Rincn, Carlos, El cambio actual de la nocin de literatura en Latinoamrica, en Azougarh, Abdeslam y Fernndez Guerra, ngel Luis, Acerca de Miguel Barnet, La Habana, Letras Cubanas, 2000, p. 23. 72 Base para el Premio Casa de las Amricas 1983, Casa de las Amricas, 132 (1982), p. 189. 73 Casaas, Ins y Fornet, Jorge, Premio Casa de las Amricas. Memoria, La Habana, Casa de las Amricas, 1999, p. 72.

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 33

    Varios de los textos citados en el apartado histrico74, como El que debe vivir de

    Marta Rojas o Aqu se habla de combatientes y bandidos de Ral Gonzlez de

    Cascorro, tambin fueron premiados por la Casa de las Amricas. Otros concursos

    que incluyen el testimonio son los organizados por la UNEAC y por el MINFAR

    (Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias) aunque se limitan a la

    produccin nacional.

    1.2.5. Las diferentes lneas dentro del testimonio cubano Segn Marta Rojas, cuatro son las vertientes en las que se divide el testimonio

    cubano75:

    - la lnea histrica, con obras como El que debe vivir de Marta Rojas o Aqu se habla de combatientes y bandidos de Ral Gonzlez de Cascorro;

    - la lnea etnolgica-social, cuyo exponente sera Biografa de un Cimarrn

    de Miguel Barnet;

    - la lnea autobiogrfica, en la que se encuentran las obras Pginas Vueltas de Nicols Guilln, Letra con filo de Carlos Rafael Rodrguez o Agua pasada de Dora Alonso;

    - la lnea periodstica, que contiene textos sobre el internacionalismo cubano

    en Vietnam, Chile, Angola, Nicaragua: Viet Nam del Sur de Ral Valds Viv y Marta Rojas, Escenas de Viet Nam de Marta Rojas, En busca de Viet Nam de Lisandro Otero, Sobre el viaje de Fidel a Chile de Baldomero lvarez Ros, Angola fin del mito de los mercenarios de Ral Valds Viv y Cr-nicas desde Nicaragua de Manuel Pereira.

    A estas cuatro lneas, tambin aade otra costumbrista, en la que se podran nombrar

    Memorias de una cubanita que naci con el siglo de Rene Mndez Capote, Muy

    buenas noches seores y seores de Rigoberto Cruz, La abuela de Antonio Nez

    Jimnez, Conversacin con el ltimo americano de Enrique Cirules, Amparo: millo y

    azucena de Jorge Caldern, La fiesta de los Tiburones de Reynaldo Gonzlez y

    Lengua de Pjaro de Nancy Morejn.

    74 Vase nota 70. 75 Rojas, M., op. cit., p. 320.

  • Captulo 2: El testimonio y la novela testimonial

    Stphanie Panichelli Teyssen 34

    Finalmente, en su artculo Defensa del testimonio76, Vctor Casaus incorpora a los

    ya citados la lnea del testimonio mltiple, es decir que el autor desarrolla el tema

    basndose en varios puntos de vista de protagonistas, en documentos suplementarios y

    en artculos de prensa. Unos ejemplos de dicha vertiente son Contra viento y marea

    del Grupo Areto, Cancin de Rachel de Miguel Barnet o Girn en la memoria del

    propio Vctor Casaus.

    1.2.6. El testimonio cubano versus el testimonio latinoamericano Cuando se habla del testimonio, es necesario tener en cuenta que no tiene el mismo

    significado en todos los pases donde surge. No se trata tanto de las caractersticas del

    testimonio sino ms bien de sus temas, de su contenido ideolgico. Resaltan dos

    grupos en cuanto a esta diferencia: el testimonio latinoamericano y el testimonio

    cubano revolucionario. Vctor Casaus es uno de los autores que la ha mencionado en

    sus artculos sobre este gnero. Comenta Carmen Ochando a este propsito:

    Vctor Casaus, profundizando en la funcionalidad ideolgica y poltica del discurso testimonial, no tiene ningn reparo en sealar las diferencias entre la expresin cubana y la de otros pases del mbito latinoamericano. Mientras que el testimonio en Cuba participa, como prctica cultural que asume una tarea de institucionalizacin y de rescate de la memoria histrica colectiva, con las instituciones revolucionarias en el objetivo de entregar al pueblo la poesa de su propia habla (1982, 19), en el resto de Amrica Latina la funcin ideolgica del gnero consiste en mostrar la opresin a travs de la denuncia.77

    Lo cual quiere decir que el testimonio en Cuba deba estar en consonancia con los

    supuestos ideolgicos de la Revolucin; el testimonio en el resto del continente deba

    denunciar las condiciones de opresin e injusticia derivadas de las dictaduras

    implantadas despus de los setenta.78 Ochando sigue ms adelante:

    Adems de cuestionar esa nueva oficialidad de una prctica discursiva que, espontnea en sus inicios, naveg con los remos propios de la creacin e innovacin literarias, cabra preguntarse por el espacio discursivo que le queda a la versin de la historia de los otros otros. Es decir, qu papel le corresponde al testimonio que, a su vez, ofrece una visin no oficial de la

    76 Casaus, Vctor, Defensa del testimonio, en Jara, R. y Vidal, H., op. cit., pp. 324-332. 77 Ochando, C., op. cit, pp. 45-46. 78 Ibid., p. 145.

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    historia de la revolucin cubana? Rizando el rizo hasta fragmentarlo, esta cuestin deviene, si cabe, un tema ms espinoso.79

    Finalmente aade:

    La constatacin de que los testimonios ideolgicamente desafinantes respecto de la msica oficial de la Cuba revolucionaria no han sido publicados en el interior del pas, conduce a la imposibilidad del debate entre visiones y opciones distintas y alternativas que cualquier sistema nacional debe poseer, as como a su no inclusin en el estudio actual. Estos testimonios quedan, de inmediato, ideolgicamente adverbializados con un fuera o con un contra con claras connotaciones excluyentes. Fenmeno que, paradjicamente, subraya, una vez ms, la ideologizacin parcial y oficialista de gran parte de la crtica literaria testimonial.80

    Hace referencia en este caso a textos como Against all hope del poeta Armando

    Valladares, al documental Conducta Impropia de Nstor Almendros y Orlando

    Jimnez-Leal sobre la persecucin a los homosexuales bajo el rgimen castrista o a las

    obras mencionadas en el estudio La novelstica cubana de la Revolucin81 de Antonio

    Fernndez Vzquez que estudia el testimonio cubano escrito fuera de la isla entre los

    aos 1959 y 1975. Esa es tambin la situacin de la obra literaria de Reinaldo Arenas

    y, ms especficamente, de su pentagona. Por alejarse de la versin oficialista del

    gobierno revolucionario no se reconoce la presencia del testimonio del autor

    holguinero en su literatura.

    La literatura testimonial cubana se convirti rpidamente en, segn las palabras de

    Vctor Casaus, un arma de la revolucin, eficaz y comunicativa82. Seala Ochando:

    79 Ibid., p. 46. 80 Ibid.. 81 Fernndez Vzquez, Antonio A., La novelstica cubana de la Revolucin, Miami, Ediciones Universal, 1980. Estas novelas son: Rivero Collado, Andrs, Enterrado vivo, Mxico, Dinamismo, 1960; Daz Versn, Salvador, Ya el mundo oscurece, Mxico, Botas, 1961; Fernndez Camas, Emilio, Camino lleno de borrascas, Madrid, Grficas Orbe, 1962; Cobo Sausa, Manuel, El cielo ser nuestro, Medelln, Granamrica, 1965; Nez Prez, Orlando, El grito, San Jos (Costa Rica), Victoria, 1966; Landa, Ren G., De buena cepa, Miami, Rema Press, 1967; Gmez Kemp, Ramiro, Los desposedos, Miami, Ediciones Universal, 1972; Mrquez de la Cerra, Miguel F., El gallo cant, Ro Piedras, Editorial San Juan, 1972; Pea, Humberto, El viaje ms largo, Miami, Ediciones Universal, 1974; Hernndez, Enrique C., Patria o muerte!, Santo Domingo, Horizontes de Amrica, 1974 y Arroyo, Anita, Races al viento, San Juan de Puerto Rico, 1974. 82 Casaus, V., en V.V.A.A., Mesa redonda sobre el testimonio, Revolucin y Cultura, 133-134 (1983), p. 26.

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    En Cuba, se pas de unos primeros aos experimentales y enriquecedores, en que los textos testimoniales sirvieron para dar a conocer unas realidades historiogrficas, culturales y sociales ignoradas o relegadas durante el perodo dictatorial, a unos aos que, una vez institucionalizado el gnero, se integraron sus propuestas innovadoras como meros mecanismos de propaganda al servicio de la nueva oficialidad cultural. En otros pases de Amrica Latina, en cambio, se reclamaba con urgencia la aparicin de testimonios para denunciar situaciones de opresin poltica.83

    Carmen Ochando no es la nica en llamar la atencin en la censura aplicada por el

    propio gobierno cubano que pretende, segn las palabras de Barnet, aplicar una

    comunicacin que garantiza la verdad.84 En la Cuba castrista, slo se publicaron y

    se siguen publicando los textos que sirven a la Revolucin. Ivana Sebkov apunta en

    su artculo Para una descripcin del gnero testimonio85 que los cuatro temas del

    testimonio cubano son: la lucha armada revolucionaria, los acontecimientos anteriores

    a la Revolucin, la emigracin y la construccin de la nueva sociedad; todos

    abordados desde la ideologa de la Revolucin. Pero, dnde est el testimonio crtico

    al rgimen castrista?, dnde est el testimonio sobre los marginados de la Cuba

    revolucionaria? Aqu se confirma la idea de Ochando sobre la ideologizacin parcial

    y oficialista de gran parte de la crtica literaria testimonial86.

    Margaret Randall hace un comentario muy relevante sobre el testimonio bajo un

    rgimen socialista:

    En la etapa socialista tenemos la posibilidad de escribir una historia mucho ms veraz: para empezar, se escribe desde el punto de vista del proletariado, del pueblo en el poder. Y no slo desde el punto de vista de, sino que en la medida en que el pueblo tenga real acceso a la cultura y a las herramientas propicias, puede por primera vez escribir su propia historia.87

    83 Ochando, C., op. cit., p. 145. 84 Barnet, M., Testimonio y Comunicacin: Una va hacia la identidad, en Jara, R. y Vidal, H., op. cit., p. 308. 85 Sebkov, Ivana, Para una descripcin del gnero testimonio, Unin (La Habana), 1 (1982), p. 134. 86 Vase cita 80. 87 Randall, Margaret, Qu es y cmo se hace un testimonio?, en Beverley, John y Achugar, Hugo (eds.), La voz del otro: Testimonio, subalternidad y verdad narrativa, Lima/Pittsburgh, Latinoamericana editores, 1992, p. 24.

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    Y sigue, llamando la atencin en lo que no se puede hacer:

    Pero an en el socialismo ha habido distorsiones de la historia: a veces encontramos el temor de plasmar los hechos como realmente han sido, con toda la complejidad, incluyendo los errores as como los aciertos de los revolucionarios. A veces se ha pensado que cambiando un poco la versin se haca un favor a nuestra causa. Nada ms lejos de la verdad. Para que la historia que nosotros hacemos sea realmente til para nuestros hijos, tiene que ser transmitida en toda su riqueza y complejidad.88

    En este contexto, cabe mencionar el episodio del xodo del Mariel en 1980, sobre el

    que el estado cubano escribi su propia versin de los hechos. Un slo crtico, George

    Ydice, alude a este acontecimiento en el contexto del testimonio y de la historia (no-)

    oficial. Se detiene primero, en un plano ms general, en la existencia de dos versiones

    de la historia, la estatal y la censurada:

    hay una doble historia del testimonio, por una parte, el testimonio estatalmente institucionalizado para representar, como el que se encuentra en cierta produccin testimonial en Cuba y Nicaragua, y por otra parte el testimonio que surge como acto comunitario de lucha por la sobrevivencia, especialmente en Centroamrica y otros lugares donde el modelo activista establecido por las comunidades eclesiales de base ha ejercido gran influencia. () Si bien es cierto que tanto el gobierno cubano como el ministerio de cultura sandinista han apoyado y promovido luchas populares y comunitarias y han publicado sus testimonios, tambin hay que reconocer que parte de la produccin testimonial en Cuba ha seguido las pautas populistas de aglutinar un pueblo por medio de la alterizacin y demonizacin de sectores sociales que se extravan de los lmites ideolgicos establecidos institucionalmente por la direccin revolucionaria ().89

    Luego menciona el ejemplo del Mariel: