La Personalidad

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LA PERSONALIDAD Por. Jumprhey Hernanadez Pizarro John Mabit Giove Oscar Pinedo Garcia Ronald Castro Velasquez

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LA PERSONALIDAD

Por.

Jumprhey Hernanadez Pizarro

John Mabit Giove

Oscar Pinedo Garcia

Ronald Castro Velasquez

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA

E.A.P de Medicina Humana

LA PERSONALIDAD

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Presentado por

Jumprhey Hernanadez Pizarro

John Mabit Giove

Oscar Pinedo Garcia

Ronald Castro Velasquez

Profesora : Amalia Ames Aristas

E.A.P de Medicina Humana

Tarapoto, 6 de julio del 2015

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TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN.................................................................................................................4

DEDICATORIA…………………………………………………………………………………...5

AGRADECIMIENTO……………………………………………………………………………..6

OBJETIVOS GENERALES Y ESPECIFICOS………………………………………………...7

1. QUE ES LA PERSONALIDAD..........................................................................................8

1.1. Elementos de la Personalidad.......………………………………………………….......13

1.2. Características de la Personalidad..............................................................................17

2. EL CARACTER................................................................................................................18

2.1. Clasificación y Tipos................................................................................……………20

2.2. EL Carácter en el Trabajo................................................................……………….....23

2.3. Carácter: Liderazgo, desordenes y recomendaciones………………………………...24

3. TEMPERAMENTO...........................................................................................................26

3.1. Definiciones y Conceptualizaciones...........................................................................28

3.2. Teoría Humoral según Hipocrates...............................................................................31

3.3. Teoría Tipológica según Spranger……………………………………………………….36

4. TEORIAS DE LA PERSONALIDAD…………………………………………………………42

4.1. Teoría Psicoanalítica de S. Freud………………………………………………………..45

4.2. Teoría Psicodinámicas de Carl Jung………………………………………………….…49

4.3. Teoría Psicodinámica de Alfred Adler…………………………………………………..55

4. CONCLUSIONES.............................................................................................................61

5. GLOSARIO……………………………………………………………………………………..62

6. BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................................64

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INTRODUCCION

A menudo la gente habla de la personalidad como si se tratara de actos magnificentes, algunas veces hablamos como si la personalidad consistiera en rasgos atractivos y admirables: Efecto, encanto, honestidad. Pero no vemos que la personalidad es algo mucho más complejo de lo que indica el uso ordinario del término, e incluye tantos rasgos positivos como negativos.

Resulta fácil hablar de aspectos o rasgos de la personalidad sin definir el término en sí. Y lo hacemos con frecuencia: No confió en ese hombre. No es honesto, o, podemos decir: Quiero a mi enamorada. Tiene buen corazón. Pero es difícil construir una definición vasta de lo que es personalidad.

Siempre, las personas buscamos una cualidad propia de cada uno de los individuos que forman nuestro entorno, incitados por la curiosidad para comprender las cosas, las personas y los hechos y así dar con su personalidad.

Y es esta la que nos identifica como seres humanos, la que dirige nuestra conducta, deseos gustos y anhelos. Aquella se adquiere desde el momento en que somos concebidos a través de la herencia, y conforme van apareciendo los factores fisiológicos y bioquímicos en nuestro organismo, así como agentes naturales y diferentes situaciones que se presentan a lo largo de nuestra vida.

Los estudiosos de la psicología siempre han tratado de comprender las diferentes personalidades. Pero no fue sino hasta hace un siglo que los científicos comenzaron a realizar observaciones científicas sistemáticas y a sacar conclusiones de ellas.

Algunos teóricos ponen énfasis en las experiencias de la primera infancia, otros en la herencia, y otros atribuyen el papel fundamental al medio ambiente.

Hay quienes analizan únicamente como se comportan las personas congruentes en distintas situaciones y momentos y les restan importancia al concepto de una personalidad única y consiente.

Pero debemos tener claro que la personalidad es algo único de cada individuo, y es lo que nos caracteriza como entes independientes y diferentes.

A continuación nos adentraremos más a este tema abordando el origen, desarrollo, las variables y las diferentes acepciones que podemos darle a la personalidad

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DEDICATORIA

A nuestros padres

Con mucho amor y cariño

Les dedicamos con todo esfuerzo

Y empeño puesto para

La realización de este trabajo

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AGRADECIMIENTO

Este trabajo monográfico es el resultado del esfuerzo común

de todos los que formamos parte del grupo. Por esto

agradezco a nuestra profesora del curso en habernos dado el

privilegio de investigar este tema que es de carácter relevante

para la constitución de nuestros conocimientos y construcción

como individuos.

Al grupo quienes a lo largo de este cortísimo tiempo hemos

puesto a prueba nuestras capacidades y conocimientos en el

desarrollo del tema, el cual ha finalizado llenando todas

nuestras expectativas.

Para culminar un agradecimiento a esta prestigiosa

universidad la cual abrió abre sus puertas a jóvenes como

nosotros, preparándonos para un futuro competitivo y

formándonos como personas integras para el mundo.

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OBJETIVOS GENERALES

Entender el concepto de persona y darse cuenta de las graves dificultades que existen en la Psicología para llegar a un acuerdo sobre su explicación.

Ver cómo la diferente concepción de la personalidad dependerá del diferente paradigma psicológico que el investigador asume.

Distinguir las peculiaridades de las distintas teorías psicológicas de la personalidad así como sus semejanzas y diferencias.

Identificar cada una de las teorías psicológicas de la personalidad en relación a la cuestión individuo-contexto o situación.

Recordar las principales clasificaciones de la personalidad propuestas por la Psicología.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Recurrir a la historia en el surgimiento de la Psicología, con sus primeros planteamientos acerca de la personalidad

Llegar a definir cada elemento componente de la personalidad tales como el carácter y el temperamento cuyas definiciones suelen confundirse o inclusive se llega a pensar que son la misma cosa

Conocer a los más grandes influyentes psicólogos que plantean sus teorías de la personalidad, y poder llegar a debatir sobre sus propuestas

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La Personalidad

Es el conjunto de características físicas, genéticas y sociales que reúne un individuo, y que lo hacen diferente y único respecto del resto de los individuos. En tanto, la interrelación y la comunión de todas estas características, generalmente estables, serán las que determinarán la conducta y el comportamiento de una persona y porque no también, de acuerdo a la estabilidad de las mismas, predecir la respuesta que puede dar un individuo al cual conocemos ante determinada circunstancia o estímulo.

La personalidad está compuesta por dos elementos: temperamento y carácter, uno tiene un origen genético y el otro de tipo social, es decir, lo determinará el ambiente en el cual vive el individuo, respectivamente. Por ejemplo, cuando una persona suele reaccionar y actuar muy duramente ante el fracaso de algo o alguien que lo rodea, se suele decir que tiene un temperamento fuerte, vendría a ser algo así como el grado de carga emotiva que le pone a las cosas, que claro puede ser fuerte, como mencionábamos, o muy blando. Y por el otro lado, el carácter indicará el modo a través del cual actuamos, nos expresamos y pensamos.

Los psicólogos, desde siempre, le han prestado especial atención a la personalidad y ha sido objeto de su estudio principalmente a partir y durante todo el siglo XX y se hace efectivo a través de tres modelos: el clínico, correlacional y experimental. El primero hace hincapié en el estudio a profundidad del individuo, el correlacional se ocupará más que nada de encontrar diferencias individuales a partir de la realización de encuestas sobre grandes muestras de población, y por último, el experimental, establecerá relaciones causa-efecto manipulando ciertas variables.

Definidos por el psicólogo Carl Gustav Jung oportunamente en la formulación de su teoría de la personalidad, existen dos tipos psicológicos básicos de ésta: la introversión y la extraversión. Y aunque un individuo no es absolutamente introvertido, ni otro lo es totalmente extravertido, las personalidades de las personas suelen estar más o menos influenciadas por uno o por otro. La psicología ha contribuido, y profundamente, al establecimiento de evaluaciones o procesos de diagnóstico en materia de estudios de la personalidad, y éstos en la realidad práctica son comúnmente utilizados, por ejemplo, en ámbitos laborales, donde se utilizan como elemento para “testear” a futuros empleados o aspirantes a un puesto de trabajo. A partir de diferentes actividades, ya sean preguntas o ejercicios prácticos (a través del dibujo, la música o el planteo de problemas) puede preverse y determinarse cómo actuará la persona ante determinadas situaciones, sean éstas conflictivas o no.

Tests similares también utilizan los llamados “orientadores vocacionales” que, a partir de una serie de propuestas donde la persona en estudio debe elegir cuál prefiere o define mejor sus intereses/proyecciones, podrá determinarse la orientación hacia un determinado campo de estudio o rama artística. Estos test son muy frecuentes que los realicen jóvenes en los últimos años de la escuela media como una manera de encontrar o disipar dudas acerca e su futuro laboral o académico, por ejemplo, antes de entrar a una universidad.

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Decimos que una persona es introvertida, cuando prefiere escuchar antes que hablar en el caso de asistir a una reunión, quizás también evita las reuniones o encuentros sociales como ser fiestas o eventos a los que se lo invita, y en el caso de participar de ellos, no es precisamente quien más se destacará entre los presentes. Todo lo contrario, claro, es quien puede definirse como persona “extrovertida”: disfruta de las relaciones públicas y sociales, y suele ser muy verborrágico o expresivo al momento que debe (o quiere) hablar o expresarse. Entonces, los introvertidos son aquellos que suelen volcarse y abocarse más al universo de sus sentimientos y pensamientos mientras que los extrovertidos, al contrario de aquellos, se muestran más permeables al mundo exterior, son sumamente sociales, les gusta y se interesan por saber de su entorno.

Cada ser humano es único e irrepetible, existen muchas personas en el mundo, sin embargo, no existen dos personas que sean iguales entre sí. Cada ser humano tiene su encanto personal, es decir, su modo de ser. Un carácter concreto que se muestra a través de la personalidad. Para conocer de verdad a una persona es importante dedicar tiempo a una relación con el objetivo de conocer mejor la personalidad de esa persona, es decir, sus valores, sus puntos de vista, sus actitudes y su modo de ser. Conocer a una persona de verdad es un proceso complejo porque también hay que partir de la base de que todo ser humano está en un proceso de evolución constante. Es decir, hoy eres el mismo que ayer pero al mismo tiempo, también eres distinto.

En la formación de la personalidad intervienen distintos factores, por ejemplo, la formación recibida, la influencia de la familia en la niñez, el entorno social... pero también existen factores internos. Cada ser humano puede comportarse de modo totalmente distinto ante un mismo hecho porque cada ser humano vive la realidad de acuerdo a su personalidad que está marcada por unos pensamientos, sentimientos y acciones concretas.

El modo de pensar, es decir, la forma de interpretar la realidad representa la parte intrínseca de la personalidad. Una parte que es personal e intransferible en tanto que ningún ser humano puede acceder a lo más hondo del pensamiento de otro ser. Por otra parte, las acciones representan la parte externa de la personalidad, las acciones son visibles, es decir, son observables y pueden verse por otra persona. De esta forma, las acciones también son reflejo de los pensamientos internos siempre que existe coherencia entre pensamiento, sentimiento y acción (las personas también pueden caer en múltiples contradicciones).

Conviene puntualizar que las relaciones sociales son muy importantes en el desarrollo de la personalidad adulta porque todo ser humano aprende y se perfecciona en el contacto directo con los demás. De hecho, la personalidad de un ser humano es una personalidad social, sin embargo, desde un punto de vista más concreto, existen personas más solitarias que otras.

A través de la introspección cualquier persona puede conocerse mejor a sí mismo con el objetivo de potenciar sus fortalezas al máximo y reducir las debilidades identificando las áreas de mejora. Además, también se debe educar el carácter para ser más feliz al mejorarla relación con uno mismo que es la base para tener una buena relación con los demás. En el plano de las relaciones sociales puede ocurrir que dos personas con una personalidad

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muy distinta se sientan atraídas por esa diferencia que es enriquecedora. Pero también puede suceder que la afinidad sea un nexo de unión muy fuerte entre dos amigos.El término personalidad se usa en muchas formas. Puede referirse a todo lo que se sabe acerca de una persona o a lo que es único en alguien o lo típico de una persona.

Desde un punto de vista científico, todos tenemos una personalidad. Simplemente es nuestra naturaleza psicológica individual.

Podemos pensar en la personalidad como una identidad personal del individuo. La identidad tiene diversos componentes, algunos de los cuales son más centrales que otros: los componentes centrales definen a la persona, mientras que los componentes periféricos son limitados y están sujetos a cambios.

Conforme conocemos a alguien, adquirimos conocimientos de su identidad central.

Al intentar conocerse a sí mismo y a los demás, debemos distinguir siempre con claridad entre los aspectos centrales y periféricos de la identidad personal.

Otra forma de pensar en la noción de la identidad personal es considerar los casos en que la persona no parece ser ella misma. Cuando un ingrediente esencial de la identidad se pierde o cambia significativamente.

La definición de persona es dada por Boetio en el siglo VI, como sustancia individual de naturaleza nacional. Éticamente la noción de persona es, naturalmente, la condición de la responsabilidad, y su nota radical consiste en que, aunque es capaz de optar por ideales y valores, alberga en sí misma su propia finalidad y no es subordinable a fines extrínsecos.

Muchos más conscientes del carácter del sistema propio de la personalidad son otros autores como Wundt, Stern o Allport.

Wundt entiende que la personalidad se cifra en un yo unitario, consciente de sí mismo y libre.

Stern acentúa en su familia de la unitas múltiplex el momento integrador y guestáltico que confiere sentido personal al conjunto de rasgos y aptitudes propios del individuo.

Un personalista del siglo presente Bowne, subraya asimismo la auto-conciencia, el auto-control y las dimensiones cognoscitivas -no sólo afectivas y acciónales- que caracterizan la personalidad humana.

Pero quizás es el propio Allport quien de forma más lograda formula una definición orgánica de la personalidad como “organización dinámica, interna al individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan su ajuste único a la situación”.

Warren y Carmichael conciben igualmente la personalidad como “la organización mental completa de un ser humano en cualquier etapa de su desarrollo. Incluye cualquier aspecto del carácter humano, intelecto, temperamento, destrezas, moralidad o cualquier actitud que

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se haya desarrollado en el curso de la vida”. La dimensión moral del concepto de personalidad es cuando afirma que este término “no se refiere a ninguna clase particular de actividad, como ocurre con el habla, el recuerdo, el pensamiento o el amor, sino a la forma en que un individuo hace todas esas cosas”.

El carácter El psicólogo argentino L. J. Guerrero, ha distinguido entre el temperamento y el carácter diciendo que aquél es el plano profundo, íntimamente ligado a la vida orgánica y a las manifestaciones psicológicas de ésta, como los efectos y las tendencias. El carácter, en cambio, según el mismo autor, es la organización psíquica superior que construimos por encima de la vida natural y espontánea.

El carácter, de acuerdo con la definición que hemos adoptado, es "una disposición psicofísica duradera que nos permite inhibir los impulsos instintivos para ajustar la acción a un principio regulador".

El temperamento es espontaneidad, vida natural; el carácter es control, voluntad, educación. El temperamento es un regalo de la naturaleza, es innato; el carácter se forma y desarrolla, es una conquista del hombre.

El carácter, por consiguiente, es un aspecto de la personalidad total de un individuo. Abarca todos aquellos rasgos que presentan un grado mayor o menor de estabilidad y que tienen una significación social y moral.

Diferencias entre persona y personalidad. Un siglo a.C., los actores romanos adoptaron la costumbre, que habían implantado los griegos, de salir a escena con el rostro cubierto por una máscara.

Éste artificio tenía dos finalidades: la primera, representar lo que en el lenguaje de teatro actual se llama el personaje, es decir, el papel que el actor desempeña en el drama; la segunda, amplificar el sonido de la voz humana, lo que era posible poro la forma en que estaba construida la máscara. Los romanos llamaban a este artefacto “persona” (de “per sonare”, que significa “sonar a través de”), y del latín ha pasado a todos los idiomas modernos.

Significados de las palabras "persona" y "personalidad". La palabra persona significó al principio lo aparente, lo postizo, es decir, el carácter del ser humano creado por el autor dramático y que el actor encarnaba en la escena. No era, por consiguiente, el verdadero carácter del actor, que quedaba oculto tras al máscara.

Este origen se ve claro en uno de los significados actuales de la palabra personalidad, según el cual "ésta es una máscara que sirve para disfrazar la íntima individualidad y que representa sólo la mente colectiva". Según esto, cada hombre, en esa comedia o tragedia que es la vida, lleva puesta una máscara que le sirve precisamente para ocultar su verdadero Yo, su Yo íntimo.

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Pero la palabra que estudiamos tiene también un significado opuesto. Significa asimismo el conjunto de rasgos de toda clase propios de un individuo determinado y que lo distingue de los demás seres humanos. En este sentido, la personalidad es "lo que el hombre es en realidad", no lo que parece ser. Con la palabra personalidad se designa en este caso al Yo profundo, al verdadero Yo. La personalidad no se hereda directamente. Se hereda una predisposición a desarrollarla dentro de ciertos límites.

Nuestro concepto de personalidad Nosotros vamos a entender por personalidad el conjunto de rasgos físicos, intelectuales, afectivos, volitivos y morales de un individuo, en constante interacción unos con otros, es decir, organizados en sistema. La personalidad no es la simple suma de todos esos rasgos, sino la organización de los mismos en una estructura o complejo biopsíquico dotado de unidad funcional.

Adquisición de la personalidad Cuando hablamos de personalidad, y más aún de su desarrollo, debemos tener bien claro la distinción entre dos conceptos: genotipo y fenotipo.

Genotipo se refiere a las personalidades del sujeto debido a su constitución biológica, es decir, a los que podría o debería ser. Esta determinado por la herencia y el desarrollo neuropsicológico de los primeros años.

Fenotipo se refiere a la manifestación conductual de la personalidad del individuo, o sea, lo que hace y cómo se muestra. Esta determinado por el genotipo y por los procesos de aprendizaje a los que se vea sometido el sujeto a los largo de su vida. Tanto los factores genéticos como los ambientales juegan un papel fundamental en el desarrollo de la personalidad.

Se pueden encontrar determinantes de la personalidad de un individuo incluso antes de que éste nazca. En el momento de su concepción, los códigos genéticos por parte del padre y de la madre establecerán ciertas potencialidades que más adelante serán modeladas por el desarrollo del sujeto y su interacción con el ambiente. También el estado de salud de la madre durante el embarazo, incluso su estado anímico o nutricional, pueden intervenir en la maduración del feto y, por consiguiente, en la formación de su sistema nervioso y de su personalidad. Los primeros años de vida son fundamentales. Hasta los 18 meses de edad el niño desarrolla neurológicamente sus capacidades sensoriales. Entre los 23 meses y los 6 años adquiere autonomía sensorio-motora. Las habilidades mentales abstractas se desarrollan en el período comprendido entre los cuatro años y la adolescencia. El aprendizaje no sólo mediatiza el desarrollo neuropsicológico del niño, sino que a partir de la adolescencia y a lo largo de toda su vida puede ir modelando determinadas conductas y, por tanto, variando el fenotipo, en definitiva, su personalidad.

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ELEMENTOS DE LA PERSONALIDAD

Constitución: Conjunto de aspectos exteriores e interiores de base genético-hereditaria, origen de la reacción funcional.

Temperamento: Tono o disposición afectiva, se refiere a la naturaleza emocional del individuo. Se nace con el temperamento.

Carácter: Forma concreta y estable que adquieren en un individuo los rasgos afectivos-dinámicos heredados.

Actitudes: Predisposiciones persistentes a responder favorable o desfavorablemente ante una situación dada.

Aptitudes: Aptitud es la capacidad para hacer algo.

Rasgos: Características constantes del comportamiento del individuo en una gran variedad de situaciones.

FORMACIÓN Y DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

Herencia y ambiente interactúan para formar la personalidad de cada sujeto. Desde los primeros años, los niños difieren ampliamente unos de otros, tanto por su herencia genética como por variables ambientales dependientes de las condiciones de su vida intrauterina y de su nacimiento. Algunos niños, por ejemplo, son más atentos o más activos que otros, y estas diferencias pueden influir posteriormente en el comportamiento que sus padres adopten con ellos, lo que demuestra cómo las variables congénitas pueden influir en las ambientales.

Entre las características de la personalidad que parecen determinadas por la herencia genética, al menos parcialmente, están la inteligencia y el temperamento, así como la predisposición a sufrir algunos tipos de trastornos mentales.

Entre las influencias ambientales, hay que tener en cuenta que no sólo es relevante el hecho en sí, sino también cuándo ocurre, ya que existen periodos críticos en el desarrollo de la personalidad en los que el individuo es más sensible a un tipo determinado de influencia ambiental. Durante uno de estos periodos, por ejemplo, la capacidad de manejar el lenguaje cambia muy rápidamente, mientras que en otros es más fácil desarrollar la capacidad de entender y culpabilizarse.

La mayoría de los expertos cree que las experiencias de un niño en su entorno familiar son cruciales, especialmente la forma en que sean satisfechas sus necesidades básicas o el modelo de educación que se siga, aspectos que pueden dejar una huella duradera en la personalidad.

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Se cree, por ejemplo, que el niño al que se le enseña a controlar sus esfínteres demasiado pronto o demasiado rígidamente puede volverse un provocador. Los niños aprenden el comportamiento típico de su sexo por identificación con el progenitor de igual sexo, pero también el comportamiento de los hermanos y/o hermanas, especialmente los de mayor edad, puede influir en su personalidad.

Algunos autores hacen hincapié en el papel que cumplen las tradiciones culturales en el desarrollo de la personalidad. La antropóloga Margaret Mead convivió con dos tribus de Guinea y mostró esta relación cultural al comparar el comportamiento pacífico, cooperativo y amistoso de una, con el hostil y competitivo de la otra, pese a tener ambas las mismas características étnicas y vivir en el mismo lugar.

Aunque tradicionalmente los psicólogos sostienen que los rasgos de la personalidad de un individuo se mantienen estables a lo largo del tiempo, recientemente se cuestionan este enfoque, señalando que los rasgos existían sólo en la óptica del observador, y que en realidad la personalidad de un individuo varía según las distintas situaciones a las que se enfrenta.

Desarrollo de la Personalidad La personalidad es el núcleo de la individualidad de una persona, y determina la manera como ésta se ha de adaptar a su ambiente. Se la ha descrito como la estructura de los significados y hábitos personales que le confieren dirección y conducta. La personalidad constituye el sistema de acción de un individuo.

Existen muy diversas maneras de describir la personalidad, que va desde la descripción atomística de un solo rasgo, hasta la concepción de holística de un conjunto de rasgos. Precisamente es la interacción de los rasgos la que dificulta hacer una descripción realista de este concepto.

Al mencionar un rasgo de la personalidad, en términos de opuestos polares, la descripción del rasgo de una persona se ubica en algún punto entre los dos polos. Por ello para interpretar la descripción de los rasgos de un individuo debe comprenderse su conducta. Incluso las clasificaciones relativamente objetivas de un observador tienden a reflejar su percepción subjetiva, además de que pueden diferir de la percepción del propio sujeto.

La personalidad, por lo regular, se analiza mediante la clasificación de conductas dentro de varias categorías, que representan las dimensiones que tiene aquella.

Por ser la personalidad una estructura compleja, no es extraño que los teóricos discrepen en cuanto al número e inclusividad de las dimensiones que suelen describir. Se usan diferentes técnicas para llegar a la descripción de las dimensiones que han de seleccionarse. El análisis factorial es uno de los medios más eficaces para determinar las dimensiones adecuadas.

Por lo general, existe consenso en que si bien la personalidad cambia al menos en alguna

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medida con la edad, las dimensiones de la personalidad, hasta donde pueden ser identificadas, permanecen estables a través de las distintas edades. Es decir, la posición a lo largo de una escala dimensional puede cambiar con la edad, pero la escala en sí misma permanece constante.

Se ha ideado un gran número de mediciones y técnicas diferentes para evaluar la personalidad, pero ni su precisión ni su comprensión son iguales. En las investigaciones se usan a menudo cuestionarios y clasificaciones que dependen de observadores; no obstante, estos instrumentos con frecuencia arrojan resultados diferentes, tal vez debido a que ambos incluyen elementos subjetivos. Por supuesto, cualquier evaluación de la personalidad está condicionada por las dimensiones inherentes al instrumento de medición empleado, o a las limitaciones de la técnica utilizada para recabar los datos.

Los estudios sobre el desarrollo de la personalidad son longitudinales o transversales. Los primeros siguen a los mismos individuos a través del tiempo, lo que permite hacer correlaciones con ayuda de computadores entre mediciones tomadas a una misma persona en distintas edades. Los segundos establecen comparaciones entre diferentes individuos de edades distintas. Los estudios longitudinales tienen el inconveniente de que toman mucho tiempo y durante la investigación pueden desertar los sujetos.

Los principales cambios en la personalidad por lo regular ocurren durante la adolescencia, con algunas fluctuaciones año con año, entre los polos negativos y positivos en algunas dimensiones. Otros cambios ocurren en forma lineal, es decir, progresan constantemente sin que se presenten fluctuaciones en los polos.

Unas cuantas dimensiones no presentan cambios y permanecen constantes a través de la adolescencia. Durante la adolescencia ocurren importantes diferencias sexuales en el desarrollo de la personalidad, muchas de las cuales se atribuyen a costumbres culturales y a expectativas en cuanto a los papeles sexuales.

La adolescencia es un período en el que, por lo común se experimenta un incremento en la autosuficiencia, si bien, se dan algunas reacciones de dependencia al principio de esta etapa de la vida. El estrés tiende a decrecer conforme aumenta la edad, con la consecuente disminución de la ansiedad y la hostilidad. Entre la ansiedad y la hostilidad existen relaciones recíprocas, y ambas, en la adolescencia temprana y media, encuentran condiciones que favorecen el surgimiento de conductas circulares (ansiedad-hostilidad y viceversa).

Por fortuna, conforme el adolescente adquiere mayor experiencia y una conducta de enfrentamiento más efectiva, disminuye su necesidad de desarrollar conductas defensivas, como la hostilidad y la ansiedad, siempre que el desarrollo sea normal.

De lo anterior se desprende que la adolescencia es un período en el cual hay un ajuste progresivo y una disminución en ansiedad e inseguridad. A pesar de todo esto, el panorama general es más de introversión que de extroversión, aunque hay una considerable tendencia a la fluctuación que depende del éxito que obtenga el sujeto al enfrentar problemas. El

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incremento en la sociabilidad que se observa en la adolescencia media, puede ser influencia opuesta a la introversión, pero existe la posibilidad de que el adolescente simplemente se esté aprovechando de la cultura de sus coetáneos para probar su propia realidad, en lugar de ser una tendencia a la extroversión.

La responsabilidad tiende a aumentar durante la adolescencia, aunque la tendencia hacia la reacción física comience a decrecer. En el último período de la adolescencia los sujetos muestran una tendencia, no significativa, a ser más convencionales, realistas y prácticos.

La última etapa de la adolescencia está configurada cada vez más por la cultura, a medida que los jóvenes se desenvuelven menos idiosincrásicos y empiezan a participar dentro del grupo cultural de la sociedad adulta.

El cuadro de las mujeres durante la adolescencia es de fluctuación entre sumisión y dominancia si bien, en el período de pubertad siguiente, hay un incremento en la dominancia.

En contraste con las mujeres, los varones tienden a mostrar un rasgo constante de dominancia en cualquier edad. El notable incremento en cuanto a la falta de sentimentalismo, constituye un área en la que hay mayor diferencia entre las mujeres y varones durante la adolescencia.

A medida que los jóvenes se hacen menos sentimentales, la tendencia de las mujeres es en dirección al idealismo y racionalismo. En general, las mujeres son más conservadoras que los hombres a través de este período.

Los jóvenes sin estudios profesionales tienden a ser más conservadores al final de la adolescencia, en comparación de los que sí cursan estudios profesionales, quienes se hacen menos conservadores.

La interpretación de los datos relativos ala personalidad es difícil, no sólo por la fluctuación que se manifiesta a través del tiempo en las dimensiones de la personalidad, sino porque según el sexo del sujeto, las cimas, así como los puntos mínimos de los diferentes factores, se presentan a diferentes edades.

Un factor que complica aún más las cosas, es la influencia de las condiciones ambientales que varían entre los individuos, las familias y los grupos subcultura les.

Se ha observado una gran variación intra grupo en todas las dimensiones y en todas las edades. Las líneas normativas de la adolescencia presentan un útil panorama general de este período, que debe utilizarse con cuidado al aplicarlo a individuos o grupos específicos.

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Las características de la personalidad son:

A grandes rasgos, la personalidad es una construcción psicológica que hace referencia un conjunto de características o rasgos de una persona, así como a una organización interior que determina la forma de actuar y de comportarse de una persona según un contexto o estímulo específico.

La personalidad se mantiene más o menos constante a lo largo de la vida de una persona, siendo un rasgo que define a la misma.

La personalidad, más que un valor por sí mismo, es definida y apreciada como tal por el exterior. Esto quiere decir que la definición de cierto tipo de personalidad se ve determinada por una construcción social.

La personalidad ayuda a las personas a resolver o tener problemas y a responder de cierta manera según un momento dado.

Aunque puede existir un componente genético en su transmisión, todo parece indicar que la personalidad es el resultado de la educación y de patrones culturales establecidos que afectan a un individuo durante los primeros años de su vida. 

La personalidad determina la mayoría de las veces las formas de actuar y de comportarse de un individuo, independientemente de sus condicionamientos naturales o instintos. Por lo tanto, la personalidad parece ser un componente cultural limitante.

Según los especialistas, determinadas personalidades son más propicias a presentar problemas emocionales o psicológicos que conforman patologías como la psicosis. Este tipo de personalidades son muy peligrosas gracias a que pueden afectar a otras personas 

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El Carácter

El carácter es la expresión que idiomáticamente alude a aquello que individualiza, de modo que puede clasificarse como aquellos componentes que expresan de una manera más individualizada y distintiva del modo de ser y comportarse de una persona en particular.

El Carácter significa marca(grabado), sugiere una cosa profunda y fija, tal vez innata, una estructura básica. La psicología americana tiene preferencia por el medio, su orientación behaviorista le invita a destacar el papel del movimiento exterior, de la acción visible. La psicología europea, por el contrario, tiende a subrayar lo que hay de innato en la naturaleza del hombre, lo que está profundamente grabado en él y es relativamente inmutable.

El carácter es un componente que se ve fuertemente influido por el ambiente, la cultura, la educación, el entorno social y familiar, el núcleo de amistades o de trabajo, etc. Uno de los factores esenciales del carácter es la voluntad unida al temple, como la expresión del autodominio sobre los propios comportamientos, especialmente en las decisiones que importan ejerce libertad, pero a la vez se condicionan por el deber, la responsabilidad, y el respeto a limites sociales o morales

El carácter ha tratado de ser definido a lo largo de todos estos años pero una de los conceptos más acertados es el definido por Santos (2004), "el carácter es el sello que nos identifica y diferencia de nuestros semejantes, producto del aprendizaje social.", Esto nos hace pensar que somos personas únicas que poseemos un conjunto de reacciones y hábitos de comportamiento único que a lo largo de nuestras vidas hemos adquirido.

El carácter probablemente no se manifieste de una forma total y definitiva, si no que pase por un proceso evolutivo que se desarrolla hasta llegar a su completa expresión en el final de la adolescencia.

El carácter de un individuo es el conjunto de sus reacciones y sus comportamientos frente a situaciones externas. El carácter incluye muchos parámetros, como la fuerza o la debilidad, la generosidad o la avaricia. Un carácter fuerte será firme en situaciones complejas, mientras que un carácter débil tiende a evitarlas. El carácter puede ser emotivo, primario, con reacciones vivas, o secundario, con una aparente falta de reacción.

El carácter se trata del conjunto de rasgos psíquicos que se manifiestan en los modos típicos de actuación de cada persona. Es una expresión de la personalidad afectiva total, es el resultado de la mezcla de los aspectos emocionales, intelectual y volitivo de la personalidad, aspectos que son rasgos del carácter.

El carácter debe tener unidad y estabilidad. La unidad integra distintos elementos (tendencias, deseos, instintos, necesidades) y les da un sentido. La estabilidad es la permanencia de la unidad. Sin las dos condiciones no existe carácter pues las personas son inestables, caprichosas, cambian inesperadamente. El verdadero carácter aparece desde la niñez y dura toda la vida.

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COMPONENTES DE LA ESTRUCTURA DEL CARÁCTER

Los distintos aspectos y cualidades psíquicas del carácter están ligados entre sí, forman una organización relativamente integral, la cual es la estructura del carácter. Las cualidades del carácter no solo están interrelacionadas sino que tiene coherencia forman sistemas (complejos sintomáticos) que permiten, si se conocen algunas cualidades, deducir con certeza otras de ellas, por ejemplo, a la jactancia y agresividad le son afines cualidades como la ostentación, la insensibilidad y la falta de sinceridad. El carácter es una peculiaridad individual, en cada persona se presentan complejos sintomáticos, combinaciones de cualidades que resultan de la forma propia en que se formó el carácter.

Según Santos (2004) los tres componentes de la estructura del carácter son la emotividad, la actividad, y la resonancia o respuestas ante las impresiones que nos manifiesta como primarios o secundarios. Al combinar los componentes aparecen ocho tipos caracterológicos:

La emotividad — consistente en la mayor (primaria) o menor (secundaria) repercusión emocional del sujeto ante un acontecimiento.

La actividad — consistente en la mayor (primaria) o menor (secundaria) inclinación del sujeto a responder a un estímulo mediante la acción. En donde tenemos que las personas que poseen los rasgos indicados como primarios son personas variables y volubles, así como los que presentan la forma secundaria son constantes y organizados.

Emotivo, Activo y Primario: Colérico.

Emotivo, Activo y Secundario: Apasionado.

No Emotivo, Activo y Primario: Sanguíneo.

No Emotivo, Activo y Secundario: Flemático.

Emotivo, No Activo y Primario: Nervioso.

Emotivo, No Activo y Secundario: Sentimental.

No Emotivo, No Activo y Primario: Amorfo.

No Emotivo, No Activo y Secundario: Apático.

Los diferentes tipos de carácter manifestados en las personas dependen entonces, de la presencia o ausencia en el carácter de los tres componentes principales dados por el autor.

Surgen en este escenario tres grupos: Las personas bloqueadas por sus imposibilidades, los que son manipulados por sus circunstancias; los que articulan y contra juegan en la búsqueda de oportunidades.

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CLASIFICACIÓN DEL CARÁCTER

El carácter de una persona influye mucho en el estudio, en el trabajo y en la vida diaria, o lo facilita o lo dificulta. Es importante que las personas conozcan su carácter. Que conozcan sus puntos fuertes y débiles, para que puedan saber qué pueden esperar de ellos. Y también, cómo deben ayudarse y estimularse en la vida.

Para Carl G. Jung (1875 - 1951) los caracteres se reducen a dos tipos principales: introvertidos y extrovertidos.

Los introvertidos se orientan hacia lo que ocurre en su interior, meditan mucho antes de actuar, son vacilantes, desconfiados, miedosos.

El extrovertido es atraído por las cosas externas, actúa rápido y después piensa, tiene iniciativa y es práctico, se compromete con lo nuevo y lo desconocido

Theodule Ribot (1839 - 1916) remite a tres caracteres básicos: sensitivos, activos y apáticos.

Los sensitivos: son dominados por la naturaleza afectiva, por el sentir; son muy impresionables, inquietos, pesimistas, contemplativos.

Los activos: viven para la acción, están llenos de energía, son optimistas y emprendedores.

Los apáticos: son de poca actividad y poca sensibilidad. Son indiferentes.

El carácter de una persona influye mucho en el estudio, en el trabajo y en la vida diaria, o lo facilita o lo dificulta.

Es importante que las personas conozcan su carácter. Que conozcan sus puntos fuertes y débiles, para que puedan saber qué pueden esperar de ellos. Y también, cómo deben ayudarse y estimularse en la vida.

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Los Tipos de Carácter

El nervioso:

1. Cambia continuamente de intereses y de ocupación. La persona de carácter nervioso se entusiasma con lo nuevo, pero sólo busca de ello lo que es práctico.

2. El nervioso le falta orden, disciplina y perseverancia en las cosas. Tiene una voluntad débil, es inestable, sociable, cariñoso y extrovertido.

3. En cuanto a su inteligencia, le cuesta la comprensión, la memorización y el razonamiento lógico de las cosas.

4. Es perezoso, distraído. Trabaja solamente cuando la tarea coincide con sus intereses momentáneos.

El sentimental:

1.  Es muy sensible, tímida, pesimista. 2.  El busca el aislamiento y la soledad. 3.  Es rencoroso, difícil de reconciliar. Se desmoraliza rápidamente. Es inseguro. 4.  En el trabajo es lento e indeciso. 5.  En cuanto a su inteligencia: es reflexivo, se centra en los objetos es muy abstraído. 6.  Le gusta hacer las cosas bien, pero se desalienta pronto ante las dificultades. 7.  Tiene problemas para adaptarse a cosas nuevas.

El Colérico:

1.  Siempre vive ocupado en cosas. Es un atrevido para hacer cosas nuevas. 2.  Debido a sus arrebatos, improvisa, se precipita, despilfarra energía y cae en la dispersión. 3.  Abandona las cosas cuando aparece algún  peligro. Es un extrovertido. 4.  En cuanto a su inteligencia: le gustan las cosas concretas, inmediatas, y técnicas. 5.  Comprende con rapidez y es bueno para improvisar. 6.  Se tensiona fácilmente. 7.  No le gusta sintetizar las cosas. Posee una escasa capacidad para adquirir nuevos conocimientos. 8.  Es poco disciplinado en su trabajo. Le gusta el trabajo en equipo individual. 9.  Cambia frecuentemente de actividad y no termina lo que empezó.

El Apasionado:

1. Posee una gran memoria e imaginación. Tiene una gran capacidad de trabajo. 2. Vive siempre ocupado. Tiene afición al estudio y le gusta todo tipo de tareas. 3. Prefiere trabajar sólo. Estudia de forma ordenada y metódica.

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4. Se destaca en lectura, historia, redacción y matemáticas. 5. Le interesa lo social, lo religioso y político.

El sanguíneo:

1. Es muy poco sensible. 2. Sólo le mueven los resultados a corto plazo. 3. Tiene tendencia a mentir para conseguir lo que quiere. 4. Es cerebral. Piensa todo fríamente. 5. Es optimista, social y extrovertido 6. Es curioso. Le gusta tocar todo. Se adapta bien a cualquier ambiente. 7. Aunque es trabajador, se deja llevar por la superficialidad y la chapucería.

El Flemático:

1. Es reposado y tranquilo. Es reflexivo y callado 2. Es muy ordenado. Le gusta trabajar solo. 3. Es puntual y se preocupa por la exactitud de todas las cosas. 4. La inteligencia del flemático es lenta, pero profunda. 5. Tiene una buena aptitud para comprender lo esencial de las cosas. 6. Es dócil y metódico.

El amorfo:

1. Es perezoso. Su vida es dormir y comer 2. Es poco original, se deja llevar por el ambiente. 3. Es despilfarrador, impuntual y carece de entusiasmo. 4. Es social y extrovertido 5. Razona con mucha lentitud y analiza las cosas de forma superficial 6. Huye de cualquier esfuerzo. Suele aplazar las tareas. Es torpe y desordenado.

El Apático:

1. Es cerrado en sí mismo. Es melancólico 2. Es irreconocible y testarudo. 3. Es perezoso. Rutinario. Pasivo e indiferente 4. Carece de estimulo y actividad. 5. Es un pobre de ideas. 6. Es apático y poco interesado en actividades.

Todos estos rasgos caracterológicos son puntos de referencia. No podemos etiquetar la personalidad de las personas, como si cada uno de ellos no evolucionaran con el tiempo o no tuviera nada propio.

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EL CARÁCTER EN EL TRABAJO.

La forma en que cada individuo se desarrolla en su trabajo depende mucho de su tipo de carácter. Los mejores tipos de carácter para trabajar son los coléricos, apasionados y el sanguíneo. El colérico posee iniciativa, es disciplinado, pero prefiere el trabajo individual a grupal, evita socializar con las personas.

El tipo apasionado le encanta su trabajo, le gusta la mejora continua a base del estudio, forma buenas relaciones sociales.

Los sanguíneos son buenos trabajadores les encanta trabajar en base a metas, trabajan mejor bajo presión, creen que fin justifica los medios. Son fácilmente adaptables, aunque son insensibles ante lo que los rodea.

Los más difíciles para trabajar son: el flemático, nervioso, sentimental, amorfo y apático, este tipo de personas se muestran con un perfil muy bajo en las áreas en la que se desempeñan, no son recomendados para formar equipos.

El flemático no le gusta trabajar en equipo, es puntual pero es demasiado tranquilo y callado. Fácilmente influenciable.

El nervioso no sabe lo que quiere lo que representa un problema en el trabajo, continuamente sé está cambiando de trabajo, no es disciplinado lo que le crea problemas en trabajo. Fácilmente influenciable.

El sentimental no cree en que se puedan dar las cosas es muy pesimista por lo que es difícil asignarle proyectos, no se adapta a las cosas nuevas, ni le gusta innovar. El amorfo es perezoso. Su vida es dormir y comer, no le gusta innovar es fácilmente manejable, no le importa nada no tiene disciplina. , No le gusta realizar ningún tipo de esfuerzo. El tipo apático es cerrado, no le gusta los cambios, y no le interesan las actividades que se puedan estar desarrollando en la oficina.

Según Cabrera (2000), el 65,38 % de la población que trabaja es vulnerable al estrés y sólo el 34, 62 % no lo es; el 77 y el 7,2 % de los trabajadores signos ligeros y severos de estrés, los cuales constituyen el 84,2 % de la población.

Los temperamentos coléricos (51,47 %) y melancólicos (37,5 %) son significativamente vulnerables, a diferencia de los otros tipos de temperamento

CARÁCTER Y LIDERAZGO

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Según Santos (2004) el liderazgo se define como el proceso de influir sobre un grupo para obtener un resultado. Esto dependerá también del tipo de carácter que posea cada persona. En los diferentes tipos de carácter se tienen a aquellos que pueden ser lideres todo depende de cómo los tres componentes de la estructura del carácter que plantea Santos (2004): la emotividad, la actividad, y la resonancia.

Las personas emotivas y activas son influenciadas e influyen en los mandos medios, son buenos líderes por ejemplo los tipos coléricos y apasionados. Las emotivas no activas, son aquellas que se impresionan fácilmente, pero estas impresiones no son canalizadas, no forman un buen líder como por ejemplo los nerviosos. Los no emotivos activos, son fríos sentimentalmente, pero por otro lado son de acción, inteligencia y vivacia, consiguen lo que quieren aun a costa de otras cosas, influyen en el medio, por ejemplo los sanguíneos. Los no emotivos no activos son personas no motivadas y que tampoco motivan a los demás, son fácilmente influenciables por lo que no constituyen a un líder.

Para ser un líder no solamente es necesario convencer y conmover a la gente si no que debe de conocer la forma correcta de proceder y debe de tener la capacidad de poder actuar ante las circunstancias que se presenten.

DESORDENES DEL CARÁCTER.

Actualmente no se conocen trastornos del carácter lo que se tiene es una gama de diferentes tipos de carácter en donde se describen las características de cada individuo y todos los seres humanos caemos en uno de esos tipos.

RECOMENDACIONES PARA FORMAR EL CARÁCTER

La pregunta es ¿se puede formar el carácter? Como señala Gaitán (2006, 3), para formar el carácter es necesario tener dominio sobre nuestra persona, mediante pequeñas, pero continuas acciones que hagan más fuerte nuestra voluntad. Esto nos dice que es posible cambiar nuestro carácter, esto a través de la disciplina y la férrea voluntad de querer hacerlo, se puede tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:

- Proponerse varios retos personales: como trabajar mejor, aprender algo nuevo, mejorar nuestro trato hacia los demás, etc.

Para esto también puede plantearse un ciclo de acción para reestructurar a aquellos caracteres que son disfuncionales en las distintas áreas laborales en que se desarrollan, esto a través de la alineación de la emoción y la acción, teniendo como resultado el carácter que nos lleve a la poder tener un carácter funcional lo que nos hará dignos de confianza para poder desarrollar cualquier tipo de proyectos dentro de nuestro trabajo

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Como señala Santos (2004) el planteamiento de ciclo del carácter para la acción se presenta a continuación:

[Referencia: Santos(2004, Pág.30)]

¿Cómo utilizar este ciclo? ; tenemos por ejemplo la fábula de la tortuga y la liebre; un día la liebre reta a la tortuga a una competencia de atletismo confiada en su capacidad para correr mucho más rápido que esta, el día de la carrera la liebre adelanta a la tortuga, pero confiada sé hecha a dormir, cuando despierta se da cuenta que ya es demasiado tarde y sé hecha a correr, cuál fue su sorpresa que la tortuga lenta pero segura ya había llegado a la meta.

¿Cómo se aplica este ciclo de acción a este ejemplo? Lo desarrollaremos en diferentes pasos: la Obvia Realidad: Carácter Disfuncional debido al exceso de confianza de las cuales la liebre era dueña. Luego la liebre debe de Identificar las limitaciones de su carácter; dejar de ser tan engreída y aceptar su derrota ante un rival que aun no teniendo las mismas capacidades que ella se había aprovechado del exceso de confianza que la liebre poseía y le había logrado ganar. Reeducar su carácter: No creerse ganadora sin haber llegado a la meta, tener mayor disciplina en el desarrollo de sus proyectos.

Adoptando nuevas disciplinas y mejorando su trabajo podría ser digno de confianza. Luego de haber adoptados cambios en su forma de actuar la liebre podría nuevamente competir con la tortuga pero ahora debido a los cambios realizados seria la ganadora de la carrera.

Si en nuestra vida queremos realizar pequeños cambios, puede que nos baste con esforzarnos un poco más en mejorar nuestra conducta y luchar contra nuestros defectos, pero si aspiramos a un cambio importante, es preciso cambiar nuestro modo de ver las cosas.

TEMPERAMENTO

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Es aquel comportamiento condicionado íntimamente por lo físico del hombre como herencia su fisiología, sistema nervioso vegetativo que permitan las expresiones reactivas o impulsivas del organismo. El temperamento es inmodificable, se encuentra enmarcado dentro de lo físico del hombre.El temperamento es aquella combinación de actos de intro y extroversión que se dan en una persona de manera única y que conforman su personalidad. Íntimamente relacionado con la psicología de cada individuo, el temperamento es adquirido genéticamente y es por esto que también se relaciona con todas las sensaciones, emociones y los sentimientos comprensibles a nivel físico y orgánico. Si bien muchas veces el término ‘temperamento’ es utilizado de igual manera que para significar ‘carácter’, tal situación es incorrecta ya que este último es el que se adquiere a través del aprendizaje.

Temperamento proviene de la palabra latina temperamentum, que significa medida o porción. Normalmente, el temperamento se relaciona con un estrato donde el instinto tiene lugar, por lo cual se convierte en aquella porción de nuestra personalidad que es menos conciente y razonable. El temperamento de una persona es en muchas ocasiones presentado como un conjunto de sensaciones, pensamientos e impulsos que moldean la personalidad y que no tienen una explicación del todo lógica. Es además, el producto de actividades nerviosas y endocrinas que el individuo no conoce ni controla concientemente. Es por esto que el temperamento también se relaciona con numerosas expresiones afectivas y pasionales ya que las mismas tienen que ver con un basamento puramente orgánico.

De acuerdo a lo planteado por expertos científicos en el estudio del temperamento, éste cuenta con nueve características principales que sirven como categorías para clasificar los diferentes tipos de temperamentos. Estas nueve características son la actividad o energía de una persona, la regularidad o lo predecible de un temperamento, la reacción inicial o la manera en que una persona responde a nuevos espacios de manera instantánea, la adaptabilidad o la capacidad de ajustarse al cambio, la intensidad o el nivel de positividad o negatividad de un temperamento, el estado de ánimo o la tendencia hacia la felicidad o infelicidad, la distracción o la tendencia a perder concentración, la persistencia (lo contrario a lo anterior) y finalmente la sensibilidad o la posibilidad de que los cambios o estímulos afecten al temperamento de una persona.

El temperamento sería la tendencia “primaria”, es decir espontánea y natural a reaccionar en un cierto estilo, mientras que el carácter, al ser una tendencia “secundaria” es adquirido e influido por el ambiente y con éste por la educación. Esto significa que el carácter puede adquirirse, modificarse y perderse. El carácter individual se forma con el temperamento individual como base, y con las modificaciones de todo tipo a que éste, no en su raíz, pero sí en sus manifestaciones conductuales queda sometido. Por ejemplo una persona espontáneamente impulsiva (temperamento) tendrá esta tendencia toda su vida, pero si aprende a controlarla y a obrar reflexivamente, su conducta práctica se sobrepondrá a tal tendencia, impidiendo sus perniciosos efectos.

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Su nueva tendencia a actuar de esta manera es su “carácter”. El gran tema de la psicología pedagógica o de la pedagogía psicológica ha de ser por consiguiente el temperamento y no el carácter. Otro término básico a tener en cuenta aparte del temperamento y el carácter es la constitución. Por constitución entendemos la base orgánica o física de la personalidad, es decir, el cuerpo con sus órganos (aspecto estético) y sus funciones (aspecto dinámico). Los hechos muestran que el organismo humano es decir la constitución condiciona la psicología (y con ésta la conducta) de la persona, sobre todo a través del temperamento.

Así pues, la constitución es base y raíz del temperamento, jugando un gran papel dos grandes elementos de la constitución en él: uno es el sistema endocrino; así pues a través de las hormonas segregadas, la hipófisis puede determinar el carácter dominante o sumiso de una persona, la tiroides el carácter sentimental o frío y las glándulas suprarrenales su disposición agresiva o pacífica. El otro es el sistema neurovegetativo que regula los impulsos afectivos e instintivos (o temperamento) y también el funcionamiento de las glándulas endocrinas, con lo cual influye en todos los rasgos temperamentales que hemos vista determinados por estas últimas.

El temperamento no es función de lo endocrino o de lo neurológico, sino de ambas cosas a la vez. La constitución somática, el temperamento y la inteligencia constituyen el substrato de la personalidad porque son elementos que se heredan, según afirma Gordon W. Allport. Este autor define así el temperamento: "El temperamento está constituido por el conjunto de fenómenos característicos de naturaleza emocional de un individuo, entre los que se cuentan la sensibilidad a la estimulación emocional, su intensidad y velocidad de la respuesta habitual, su estado de humor preponderante y sus fluctuaciones, la susceptibilidad, etc., dependientes de la estructura constitucional heredada".

Kretschmer, Sigaud, Allendy, Carton, Corman y otros autores, en sus estudios morfológicos, han subrayado las correlaciones psicofísicas. Sean cuales fueren los términos por ellos empleados, todos clasifican a los hombres en fuertes y débiles. La reacción del fuerte no es tan sólo una reacción de carácter, sino del cuerpo, una exaltación de la vitalidad (P. Tournier). Desde la antigüedad se considera al temperamento como el resultante del predominio humano o equilibrio de los cuatro principales constitutivos de la personalidad (cuerpo -esencia-, alma -psique-,sentimiento -movimiento, vida-y mente -sustancia-).

Definiciones y conceptualizaciones del temperamento

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Los estudios de temperamento en la Europa del Este se han desarrollado tradicionalmente con el concepto biológico Pavloviano de la fuerza versus la debilidad del Sistema Nervioso Central (Strelau, 1983). Con su neo pavloviana visión, Strelau, 2000, enfatiza:”la reactividad es el primer rasgo del temperamento” y la clasificación de reactividad se basa en el concepto de las diferencias individuales tanto en grado, como en intensidad (magnitud y amplitud) de expresión. Andrzej Eliasz (2000) con su “modelo transaccional de temperamento” modificó la teoría de Strelau puntualizando que el rol del ambiente en formar las características del temperamento de las personas es también principal, junto con las raíces genéticas del temperamento.

La doctora Stella Chess, profesora de psiquiatría infantil en el centro médico de la Universidad de Nueva York, ha estudiado, junto con su esposo Alexander Thomas, el "temperamento biológico natural", para comprobar si la propia naturaleza del niño reacciona con el ambiente para producir la personalidad. La revelación principal de sus trabajos puso de manifiesto que la biología heredada (temperamento, naturaleza, constitución y rasgos innatos) son el factor más importante de la personalidad. La Dra. Chess comprobó que la naturaleza básica del niño, vista a partir de su nacimiento, dicta, a menudo, su conducta,y añade: "

Si no se toma en cuenta el temperamento del niño, el maestro, el psicólogo y hasta los padres, pueden cometer equivocación en su crianza". Abundando sobre los factores hereditarios, el Dr. Cerdá, en Una Psicología de hoy, dice: "La emotividad, la persistencia, la actividad o la adinamia, están en parte relacionados con los factores hereditarios".El elemento importante para entender el temperamento y el impacto del funcionamiento de la gente es el concepto de buen y mal ajuste. En este sentido él construyó la tradición de estudios lanzados por Thomas y Chess (1977, 1984). Los resultados que él recogió con sus colaboradores mostraban que, dependiendo del buen o mal ajuste de la persona al ambiente:

a) mecanismos de personalidad (resultan principalmente sobre influencias del ambiente social pueden ser congruentes versus incongruentes con las capacidades temperamentales formadas de las personas o

b) incongruencias internas pueden dejar disturbios en las interacciones sociales y/o salud (Branstaetter y Eliasz, 2000; Eliasz y Ansletner, 2001).La constitución psicosomática individual provee un material constructivo sólido y permanente que siempre conserva una característica fundamental inmutable y expresa la funcionalidad del ser y las causas de su comportamiento, resultantes de la herencia, en su doble punto de vista cinemático y dinámico. Por ello, Gross puede decir:

"La personalidad aparece como una tendencia dada por la naturaleza que se revela a medida que reacciona con el ambiente". Incluso un moderno y bien conocido psicólogo factorialista como Cattell llega a decir:

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"En los casos ideales, a cada cualidad en el sentido del análisis factorial corresponde una base biológica irreductible". Después de todo lo dicho, es posible ya avanzar una definición de temperamento en base a lo que indican los siguientes autores:

Para Corman, el temperamento expresa aquí las aptitudes nativas y, en par ticular, el equilibrio entre las fuerzas de expansión y las de conservación que, desde el nacimiento, regulará la evolución del individuo. Brosson afirma que "el temperamento es un estado dinámico variable compuesto de energías físicas, bioquímicas y psíquicas, cuyo conjunto determina el ritmo vital propio de cada individuo, es decir, el comportamiento de su vitalidad”.

El temperamento se elabora en primer término alrededor de la afectividad y depende de un regulador nervioso, el tálamo situado en la base del cerebro, el cual, asimismo, regula las glándulas de secreción interna o constitución bioquímica, que pone de manifiesto disfunciones de los sistemas nervioso simpático y parasimpático, saturadas de una cualidad emocional constante que se mantiene casi invariable a lo largo de toda la vida. Cuando la corteza cerebral está perturbada aparece más pronto la emotividad y los sufrimientos. El individuo está sujeto a pulsiones, cóleras y agresividad.

La emotividad es la desproporción entre la importancia objetiva de un suceso cualquiera y la reacción afectiva con que responde el individuo. Para Max Pulver las predisposiciones temperamentales fundamentales son las siguientes:

a) La vida sensible y afectiva; ritmo de los afectos.b) Ritmo e intensidad psíquica.c) Fundamentos de la actividad.d) Propiedades afectivas.e) Reactividad.f) Inclinaciones múltiples del impulso del Yo (retención, defensa, etc.).g) Reacciones auto conservativas (egoísmo, etc.).h) Sensualidad. Impulsos sexuales.i) Impulso de dominación (avasallamiento, amor propio, etc.).

Los procesos emotivos y cognitivos se fusionan en la personalidad formando un impulso integral movido por una energía que puede polarizarse, dispersarse o dirigirse hacia algo que le sirve de satisfacción o la consecución de un fin.

Hay impulsos que se orientan hacia el Yo o se alejan del Yo.

La sensibilidad es medida por la emotividad ante la conmoción del psiquismo y, sea la fuente de la conmoción interna o externa, es particularmente viva ante las frustraciones. La

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sensibilidad recibe o percibe los choques fisiológicos, afectivos y mentales generando y liberando una suma de energía que se traduce en emotividad.

La sensibilidad es una fuerza si es dominada por el sujeto, pero es una debilidad si domina al sujeto; así la sensibilidad del emotivo queda reducida a cuanto concierne a él mismo. Es decir, el emotivo es un "sensible subjetivo". De la sensibilidad y la emotividad se derivan igualmente los sentimientos. El placer y el desagrado son la síntesis del sentimiento humano. El sentimiento está estrechamente unido al inconsciente, del que surgen las emociones que lo estimulan igualmente, así como reacciones que se proyectan hacia el exterior para realizarse, obedeciendo a las leyes del disfrute o búsqueda del placer.

El temperamento (emociones, sensibilidad, sentimiento e impulsos) está en relación directa con la personalidad; es decir, el temperamento fisiológico difícilmente puede separarse de la personalidad mental. También lo adquirido, aparte de lo heredado, tiende a conformar las células cerebrales.

En fin, tanto lo innato como lo adquirido tienen, pues, un origen cerebral. Toda cualidad adquirida o característica desarrollada, está inevitablemente contenida en germen en las predisposiciones temperamentales.

El desarrollo de las características germinales o de las predisposiciones fundamentales puede ser logrado (social) o malogrado (asocial). Las predisposiciones fundamentales o 11 temperamentales son ambivalentes, mientras que las propiedades o características psíquicas, tales como la simpatía, los celos, la constancia, etc., tienen, pues, una orientación social positiva o negativa (antipatía, etc.).

Hoy en día, se sabe que la personalidad está en gran parte condicionada por el temperamento, pero es preciso que la genética, la bioquímica, la neurofisiología y la endocrinología progresen aún más para conocer las verdaderas causas de las formas de comportamiento temperamentales.

El estudio de las bases genéticas de la personalidad no ha logrado unos resultados satisfactorios. Las razones básicas han sido la cuestionable validez biológica de las dimensiones de la personalidad y la importante contribución del ambiente.

Una alternativa ha sido recurrir al estudio del temperamento en niños (lactantes y preescolares) en los que la variabilidad del comportamiento individual está menos modulada por factores ambientales.

TEORÍA HUMORAL SEGUN HIPOCRATES

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Esta Teoría de los humores arranca con Hipócrates (460 a.C-377 a. C) y Galeno (130 – 216) y llega  hasta el siglo XVII.

Dicha teoría afirmaba que la estructura orgánica del ser humano se componía de cuatro humores: la sangre, la bilis negra o atrabilis, la bilis amarilla y la flema.

Los humores los relacionaban con los cuatro elementos de la naturaleza del filósofo griego Empédocles. La sangre era afín al elemento aire; la bilis negra era afín al elemento tierra; la bilis amarilla era afín al fuego; y la flema era afín al agua.

A cada humor le correspondía un temperamento: a la sangre le correspondía el temperamento sanguíneo, a la bilis negra el temperamento melancólico, a la bilis amarilla le correspondía el temperamento colérico y a la flema le correspondía el temperamento flemático.

Según la teoría humoral un individuo estaba sano mientras mantenía el equilibrio entre los cuatro humores. Cuando dicho equilibrio humoral se alteraba, entonces sobrevenía una determinada enfermedad.

Además de las enfermedades físicas u orgánicas, se pensaba que las enfermedades mentales como la histeria o enfermedad de Briquet y otras, también estaban ocasionadas por el desequilibrio de los humores.

El desequilibrio podía ser ocasionado por determinada forma de vida, por el tipo de trabajo, por ciertos alimentos o bebidas, por sus actividades intelectuales, e inclusive por su sexualidad. El desequilibrio humoral daba lugar a sustancias nocivas llamadas “pecantes“, las cuales debían ser eliminadas para obtener la curación.

Para eliminar las pecantes utilizaban los “contrarios“. Es decir, existía la creencia de que lo contrario remediaba su opuesto, es lo que se denominaba el principio de “Contraria Contrariis”. Según este principio cada humor era o bien caliente, o frío, o húmedo o seco.

El tratamiento consistía en que los médicos administraban medicinas frías para las enfermedades calientes, y remedios secos contra las enfermedades llamadas húmedas, y viceversa.

Sanguíneo

El sanguíneo es una persona cálida, vivaz, alegre, que da gusto. Por naturaleza es receptivo y las impresiones externas se abren camino fácilmente en su corazón donde prestamente

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provoca una respuesta atropellada. Para tomar sus decisiones predominan más los sentimientos que los pensamientos reflexivos.

Es un súper extrovertido. Tiene una capacidad poco común para divertirse y generalmente contagia su espíritu alegre y divertido. Fascina cuando narra cuentos y su naturaleza cálida y entusiasta le hace revivir prácticamente la experiencia que relata.

Nunca le faltan amigos. Su naturaleza ingenua, espontánea, cordial le abre puertas y corazones. Puede sentir genuinamente las alegrías y los pesares de las personas con quien está y tiene la habilidad de hacerle sentir importante como si se tratase de un amigo muy especial- y lo es, mientras tenga sus ojos puestos en él, o mientras sus ojos no se dirijan hacia otra persona con igual intensidad.

El sanguíneo nunca se encuentra perdido por falta de palabras, aun cuando con frecuencia habla sin pensar. Su franca sinceridad, sin embargo, tiene un efecto desarmador sobre muchos de sus interlocutores, de tal modo que los hace responder a su humor. Su modo libre de desenvolverse hace que los de temperamento más tímido lo envidien.

Al sanguíneo le gusta la gente y detesta la soledad. Nunca se siente mejor que cuando está rodeado de amigos donde él es el alma de la fiesta. Tiene un repertorio interminable de cuentos que relata en forma dramática.

Su modo ruidoso, afable, atropellado, lo hacen parecer más seguro de lo que él mismo se siente; pero su energía y su disposición amable lo ayudan a superar sus problemas en la vida. La gente suele disculpa sus debilidades diciendo "Él es así".

Generalmente resultan excelentes vendedores, sintiéndose muy atraídos hacia esa profesión. Suelen además ser excelentes actores, anfitriones, predicadores, locutores, animadores, políticos, etc.

En cuanto a ayudar a otros se refiere, los sanguíneos se destacan en tareas hospitalarias. Los doctores sanguíneos están dotados de una aptitud especial para acercarse al enfermo al cual lo deja siempre de buen ánimo como consecuencia de su trato cautivante.

La enfermera sanguínea evidencia igual grado de entusiasmo para ayudar a los enfermos, y su radiante sonrisa cuando entra en la habitación siempre tiene el efecto de levantar el espíritu. Cualquiera sea la actividad a que se dedique el sanguíneo, siempre conviene que sea una actividad que le proporcione mucho contacto con otras personas.

Colérico

El colérico es de un temperamento ardiente, ágil activo, práctico y de voluntad fuerte que se tiene por autosuficiente y muy independiente.

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Tiende a ser decidido y lleno de opciones, y le resulta fácil tomar decisiones por su cuenta, y por cuenta de otros también. Al igual que el sanguíneo, el colérico también es extrovertido, pero es mucho menos intenso.

El colérico se encuentra a gusto con la actividad. Para él la vida es actividad. No necesita que el medio lo estimule; antes bien él estimula al medio que lo rodea con sus ideas, planes, metas y ambiciones inacabables.

No se dedica a actividades que no tengan un propósito concreto porque tiene una mentalidad práctica y aguda, capaz de tomar decisiones o de planificar actividades útiles en forma instantánea y acertada.

No vacila ante la presión de la opinión ajena, sino que adopta posiciones definidas frente a las cuestiones, y con frecuencia aparece organizando cruzadas contra alguna injusticia social o alguna situación subversiva.

Al colérico no le asustan las adversidades; más aún, éstas tienden a alentarlo. Su tenaz determinación generalmente le hace tener éxito donde otros fracasan porque él sigue empeñado en la tarea cuando otros se desalientan. El colérico es un líder nato, lo que los expertos en administración empresarial llaman un líder natural fuerte.

La naturaleza emocional del colérico es la parte menos desarrollada de su temperamento. No siente compasión por otros fácilmente, ni lo demuestra ni lo expresa. Con frecuencia se siente incómodo frente a las lágrimas ajenas, o simplemente le disgustan, y en general es insensible a sus necesidades.

Demuestra poco aprecio por la música y el arte. Preferentemente busca los valores utilitarios y productivos de la vida.

El colérico reconoce rápidamente las oportunidades y con igual rapidez descubre la mejor forma de sacarle provecho. Tiene una mente bien organizada, aunque suelen aburrirlo los detalles.

Como no es muy dado al análisis, sino más bien a una estimación rápida, casi intuitiva, tiende a poner la mira en la meta que quiere alcanzar sin tener en cuenta las posibles trampas y escollos en el camino.

Tiende a ser dominante y autoritario y usa a la gente sin vacilación a fin de lograr sus fines. A menudo se le considera oportunista.

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Melancólico

El melancólico tiene el temperamento más rico de todos. Es un tipo analítico, talentoso, perfeccionista, abnegado, con una naturaleza emocional muy sensible. Nadie disfruta más del arte que el melancólico.

Por naturaleza tiende a ser introvertido, pero como predominan sus sentimientos, lo caracterizan una serie de disposiciones de ánimo. A veces lo elevan a las alturas del éxtasis que lo llevan a obrar en forma más extrovertida. Sin embargo, en otros momentos está triste y deprimido, y en esos momentos se vuelve escurridizo y puede incluso, volverse antagónico.

El melancólico es un amigo muy fiel, pero a diferencia del sanguíneo no hace amistad con facilidad. Pocas veces se esfuerza por conocer a la gente; más bien se limita a esperar que acudan a él. Quizás sea el de temperamento más confiable, por cuanto sus tendencias perfeccionistas no le permiten hacerse a un lado o abandonar a otros cuando cuentan con él. Su reticencia natural a tomar la delantera no es indicación de que no le guste la gente.

Como a todos, no sólo le gusta la gente sino que tiene un gran deseo de ser aceptado por ellos. Las experiencias desalentadoras lo llevan a rehusar a la gente por lo que parecen; por ello tiende a sospechar cuando lo buscan o le hacen atenciones.

Su excepcional capacidad analítica lo impulsa a diagnosticar acertadamente los obstáculos y los peligros de cualquier proyecto en el que participa.

Esto contrasta marcadamente con el colérico, que pocas veces ve los problemas o dificultades, pero que confía en que va a poder resolver cualquier crisis que se le presente. Estas características a menudo hacen que el melancólico no quiera iniciar algún nuevo proyecto o que se vea en conflicto con los que quieran iniciarlo.

Cuando una persona ve los obstáculos en lugar de los recursos o metas, es fácil que se descorazone antes de empezar. Dicho de otra manera el melancólico es un pesimista nato.

El melancólico suele descubrir su mayor sentido de la vida entregándose al sacrificio personal. Con frecuencia elige una vocación difícil, que requiera mucho sacrificio personal. Pero una vez que ha elegido, tiende a ser sumamente metódico y persistente en el cumplimiento de la misma, y es más que probable que realice grandes cosas si su tendencia natural a quejarse del sacrificio que significa no lo deprime hasta el punto de hacerlo abandonar totalmente.

Toda vocación que requiera perfección, abnegación y creatividad es adecuada para el melancólico. La mayoría de los grandes compositores, artistas, músicos, inventores, filósofos, teóricos, teólogos, científicos y dedicados educadores del mundo han sido predominantemente melancólicos.

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Flemático

El flemático es un individuo tranquilo, sereno, que nunca se alarma y casi nunca se enoja. Sin duda alguna es la persona con la cual es más fácil llevarse y es, por naturaleza, el más simpático de los temperamentos. Para él la vida es una alegre y agradable experiencia, sin emoción, en la que evita comprometerse todo lo posible.

Es tan tranquilo y sereno que parece no agitarse nunca, cualesquiera que sean las circunstancias que lo rodean.

Es el único tipo temperamental que es invariablemente consecuente. Bajo su personalidad tranquila el flemático experimenta más emociones de las que aparecen en la superficie, y tiene capacidad para apreciar las bellas artes y las cosas buenas de la vida.

Al flemático no le faltan amigos porque le gustan las personas y tiene un sentido del humor natural y satírico. Es del tipo de persona que puede hacer que los demás se desternillen de la risa mientras él permanece imperturbable.

Posee una capacidad especial para descubrir el lado humorístico de los demás, y de las cosas que hacen los demás, y tiene una actitud siempre positiva hacia la vida.

Tiene buena retentiva y puede ser un buen imitador. Una de sus grandes fuentes de diversión consiste en provocar a los demás o en burlarse de los otros tipos temperamentales.

El flemático tiende a ser más bien espectador, y procura no comprometerse mucho con las actividades de los demás. Más aún, cuesta mucho lograr que tome parte en alguna actividad que no sea su rutina diaria.

En general el flemático es de buen corazón y compasivo, pero raras veces deja traslucir sus verdaderos sentimientos. Sin embargo, toda vez que su interés ha sido despertado, y resuelve poner manos a la obra, sus capacidades de calidad y eficiencia se ponen de manifiesto.

No se ofrece voluntariamente para ocupar la posición de líder, pero, cuando se ve obligado a ocuparla, da muestras de ser un líder sumamente capaz. Ejerce una influencia conciliadora sobre otros y es un planificador nato.

El flemático es un maestro en todo aquello que requiera de una paciencia meticulosa y la presencia de la rutina diaria.

La mayoría de los maestros de la escuela primaria son flemáticos. Esto se aplica también al nivel secundario y superior, donde tienen preferencia por las matemáticas, la física, la gramática, la literatura, etc.

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TEORÍA TIPOLÓGICA SEGÚN SPRANGER

La obra de Eduardo Spranger publicada por vez primera en Alemania en 1921, ("Lebensformen") es un acertado y profundo estudio de las motivaciones axiológicas que fundamentan y dan sentido a la conducta humana.

Heredero de la "filosofía del espíritu" de Wilhelm Dilthey (1833-1911), Spranger trata de descubrir la singularidad de los actos humanos y de los fenómenos psíquicos basándose en el análisis del "sentido", es decir partiendo de la necesidad de entender los mecanismos y los fundamentos que dan coherencia y unidad a la conducta humana.

Su obra, es en gran medida un alegato contra la aplicación del paradigma científico a la psicología y contra el empirismo y el estructuralismo dominante de la época. Para Spranger los fenómenos psíquicos no pueden ser explicados ni entendidos únicamente mediante la fisiología, ni tampoco descomponiéndolos en unidades elementales. Para poderlos explicar es necesario recurrir a categorías capaces de captar el fenómeno en su singularidad y de establecer al mismo tiempo conexiones de sentido con los valores que fundamentan la conducta. Desde esta perspectiva su psicología es al mismo tiempo fenomenológica y ética porque pretende descubrir un método capaz de entender la conducta particular en función de categorías ligadas a valores. A este método, Spranger lo denomina "típico-ideal" y básicamente consiste en la observación, en su singularidad, de los fenómenos psíquicos, que repletos de contenidos procedentes de la historia de la cultura, se idealizan después para poderlos explicar desde una doble dimensión totalizadora e individualizadora. De aquí surge la necesidad de establecer unos "tipos humanos ideales", o esquemas generales de entendimiento de la conducta humana, capaces de dar sentido totalizador a la misma y de explicar en lo concreto las motivaciones de los actos singulares.

Su obra consta de cuatro capítulos coherentemente sistematizados en los que se abordan los principios y fundamentos filosóficos de su método (capítulo I); la descripción y explicación detallada de los tipos ideales (capítulo II); los efectos y consecuencias que tanto el método como la tipología ofrecida tienen para la ética (capítulo III) y por último una profunda reflexión sobre la comprensión de las estructura espirituales y la importancia de la educación y los fenómenos educativos como reproductores de la cultura.

A los efectos del presente trabajo, únicamente nos detendremos en la descripción de la tipología de Spranger, obviando otras consideraciones de carácter metodológico, fundamentador y de conclusiones. Por tanto nos detendremos básicamente en la parte central de la obra, que es la que se correponde con el capítulo II, titulado "Los tipos ideales básicos de la individualidad".

Para Spranger a cada clase de acto o vivencia humana le corresponde lo que él denomina una "esfera de sentido" y una "esfera de la cultura". De este modo, investigando las clases de valores se pueden también indagar las clases de actos humanos, en tanto que cada uno de ellos posee un sentido totalizador fundamentado en un valor. Su hipótesis metódica consiste en considerar que todo acto humano con sentido, están contenidas simultáneamente todas las formas fundamentales de actos de la misma clase: en todo acto espiritual actúa la totalidad del espíritu, así por ejemplo, un acto teórico comporta y contiene al mismo tiempo

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un acto económico, estético y religioso, dado que las esferas de la cultura se insertan unas con otras mediante conexiones funcionales. Y esta es la base para considerar que los actos humanos individuales con sentido, son de cuatro tipos:

Actos Teóricos. Aquellos cuyo sentido radica en la identidad general del objeto mentado, en su esencia y en su dirección a lo objetivo-general.

Actos Económicos. Los que su sentido reside en la vivencia de la relación psicofísica de energía entre sujeto y objeto, en dirección cuantificadora del gasto o ahorro de dicha energía.

Actos Estéticos. Que son los que tienen el sentido dirigido hacia el carácter de impresión-expresión de su apariencia concreta o imagen.

Actos Religiosos. Aquellos cuyo sentido está en la referencia de la vivencia singular al sentido total de la vida individual, dirigidos al "valor total" del individuo.

Estos actos están gobernados por lo que Spranger llama "las leyes del espíritu" que son normas que rigen el funcionamiento de los fenómenos psíquicos desde su estructura finalista, como son:

La ley de la economía o principio del mínimo esfuerzo. La ley estética o principio de la forma. La ley de la ciencia o principio del fundamento. La ley de la política o principio de la voluntad jurídica y reguladora. La ley de la sociedad o principio de la fidelidad. La ley de la religión o principio de moral acerca de cómo ha de pensar y actuar el

hombre de un modo unitario.

En cuanto a las características de los tipos que constituyen su tipología, son las que a continuación se describen:

El hombre teorético

Predomina en él su actitud cognoscitiva y el sentido total de sus actos está presidido por la objetividad como valor. De este modo, los datos del objeto han de ser desprovistos de su carácter subjetivo inmediato.

Su criterio es la sistematización fundamentadora, existiendo sólo para él lo verdadero y lo falso.

Su fin es la ley general objetiva, su pasión es la verdad y el conocimiento objetivo, concibiendo el mundo y la realidad como un sistema de esencias universales y relaciones de dependencia o de causa-efecto.

Frente a lo económico observa una actitud de repulsa, alejándose de los instrumental y subordinándolo todo a lo teórico.

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Frente a lo estético, su meta es la verdad, y al desprenderse de todo subjetivismo, desvaloriza lo estético y lo puramente intuitivo: su meta es la descripción conceptual.

Frente a lo social, el hombre teorético es un individualista acusado, siendo lo único que lo une a los hombres, la comunidad en la investigación y en el descubrir su amor por la verdad.

Frente al político, posee una vigorosa conciencia de poder entendido como saber y orientado hacia la crítica. Concibe la instrucción y el conocimiento como el único medio de progreso.

Frente al religioso, la actitud del teorético no es normativa ni antepone valores, sin embargo espera obtener un sentido total del mundo por un conocimiento total del ser. Es notoria en este sentido su aversión al misticismo y a lo puramente sentimental.

El ideal del vida del hombre teorético es permanecer idéntico a sí mismo en su querer y dar a su personalidad, en la medida de lo posible, el carácter riguroso e inequívoco de un sistema lógico. Su comportamiento, como los estoicos, lo desarrolla ateniéndose a máximas lógicas de aquí que para él no sean motivos, ni el amor, ni la utilidad, ni la armonía interior, sino sobre todo y ante todo la veracidad.

Para Spranger existen varios tipos de hombre teorético como son el Reflexivo o indagador y especulativo, el Técnico o empirista y aplicador, el Analítico, el Sintético, el Pensador Parcial o Total, el Productivo cuyo valor es la creación y la invención y el Receptivo, dado a la contemplación y reflexión.

Por último, el opuesto al tipo Teorético es el Escéptico, de carácter teórico, estético, político o religioso.

El hombre Económico

Su criterio fundamental de actuación es la utilidad, cualidad por la cual los bienes materiales sirven para satisfacer necesidades procedentes de la propia conservación o del ahorro de energía. De este modo se presenta siempre bien como productor o como consumidor.

Frente al teórico que busca la verdad, el económico busca la aplicación o explotación de ahí que esté muy interesado por el conocimiento tecnológico. Es pragmático en cuanto que lo verdadero lo asimila a lo útil y lo falso a lo inútil.

Frente al estético, lo útil es enemigo de lo bello situándose en el concepto de lujo, determinado por la escasez o rareza de algo.

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Frente a lo social es egoísta, sólo le importa su vida y su negocio y en consecuencia es un acérrimo defensor de la propiedad privada como fundamento esencial del orden social. Su sociabilidad es siempre aparente, porque su auténtico motivo es el interés, a utilidad y la aplicación.

En relación al político tiene algo en común. Considera el poder como un valor, aunque él lo asocia a la riqueza y al prestigio.

Frente al religioso, el hombre económico tiene sus dioses fijados en lo útil, lo práctico, lo técnicamente más productivo, en la riqueza, en el dinero y en general en todo lo que es externo al sujeto y que puede ser poseído. Para el hombre económico todo tiene un precio y por tanto puede ser vendido o comprado a voluntad en el mercado libre,

Existen para Spranger varios tipos de hombre económico: el previsor, que se guía por utilidades permanentes; el sagaz, aquel que se orienta por utilidades momentáneas y otros como el trabajador, el consumidor, el ahorrador y casos extremos como el avaro y el delapidador.

El hombre estético

Su actitud se caracteriza por el sentido imprsión-expresión que orienta sus actos. Impresión que es la figura concreto sensible que recibe por su significado. Expresión es la figura que extiendo a mi contenido psíquico y la forma es la compenetración entre impresión y expresión.

La actitud del hombre estético es puramente desinteresada y de contemplación psíquica, prestando y ofreciendo sentimiento a todo y transformando todas sus impresiones en expresiones.

Frente al hombre teórico, el estético rechaza la ciencia que destruye lo intuitivo, sintiendo aversión por lo conceptual. La naturaleza la concibe orientada desde ideas animistas y mitológicas, de aquí que muchas veces aparezca y se exprese como un romántico visionario.

Frente al económico, siente indiferencia hacia lo material y utilitario y frente al social, considera al prójimo como objeto ético y estético. Para él el erotismo, entendido como forma de amor estético no tiene limites materiales ligados al sexo.

Frente al político, el estético posee un peculiar sentimiento de poder: trata de influir en los demás recurriendo a los aspectos formales.

La religión del estético es la belleza, su dios es la suprema energía ordenadora y su carácter el animismo.

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Para Spranger existen dos tipos de intereses estéticos; los de naturaleza creadora y los de naturaleza gozadora.

El hombre social

El hombre social carece de contenido propio y posee una orientación afirmativa de valores hacia la vida ajena y a sentirse a sí mismo en los demás. Su tendencia es el amor a los demás.

Al carecer el hombre social de contenido propiamente dicho, las demás esferas de sentido valorativo aparecen como contenido. De esta manera se opone al teórico porque considera la ciencia como motivo de orgullo y por tanto opuesta al amor. Se opone también al económico y al político, dado que no le interesan ni la utilidad ni el poder. Sin embargo se relaciona mucho con el religioso en cuanto que la comunidad se vive como totalidad.

El hombre político

El motivo fundamental que da sentido a su conducta es el poder, entendido como capacidad de imponer siempre a los demás la propia orientación valorativa. Posee sentimientos de afirmación de la propia esencia, así como vitalidad y energía de la existencia y su vida está impregnada por relaciones de poder y rivalidad.

El hombre político pone al servicio de su voluntad todas las esferas de valor, enfocándolas todas desde la perspectiva del poder. En su extremo, para el político, el fin justifica los medios, teniendo un fuerte sentimiento de autoafirmación. Su motivo central es la voluntad de superar a los demás para lo que necesita por una lado, energía moral y por otro dominio de sí mismo. Para Spranger existen dos tipos básicos de naturaleza del poder, las activas o emprendedoras y las pasivas u obedientes. Opuestos al político son todos los estados puros del estético, el religioso, el teórico y el económico.

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El hombre religioso

Es aquel que experimenta su vivencia de valor en su significación e importancia para el sentido total del la vida. Aquel que lo experimenta como sentido supremo de la existencia, como cumplimiento definitivo del sentido de su vida.

Existen tres formas de manifestación de la religiosidad. La primera si el modo en que los valores vitales particulares se relacionan con el valor total de la existencia tiene un carácter positivo, entonces podemos hablar del místico inmanente. Si la relación entre lo particular y lo universal es negativa, estaríamos ante el místico trascendente. Y si la relación es mixta, estaríamos, según Spranger, ante la naturaleza religiosa escindida.

Para el místico inmanente todos los valores positivos de la vida son gérmenes de lo divino y universal. Para el transcendente todo lo humano carece de valor porque no es posible explicar lo divino si no es a través de lo revelado, por tanto rechaza lo útil, asume la mortificación y el sacrificio y desvaloriza su yo.

Para los de naturaleza mixta lo fundamental es la fe o capacidad para confiar en lo divino como determinante y explicador de los actos humanos.

Las motivaciones generales del hombre religioso radican en la fe, sin poder precisar la frontera entre lo que esa fe supone de saber o de creer.

Otro motivo es su conciencia de trascendencia, que se explicita en su tendencia a rebasar lo finito, buscando objetos infinitos, aquellos que superan las normas del riguroso conocer, siendo sólo accesibles mediante la actitud religiosa.

Con respecto al económico considera el trabajo como servicio divino, despreciando los frutos del mismo. Con el estético, en la medida que éste practica la religión de la belleza y al social le une la dimensión del amor.

Frente al político, el hombre religioso concibe el estado como un medio y puede enfrentarse voluntariamente a él con el fin de transformarlo, en cuanto que su supremas instituciones son las religiosas. En este sentido considera como un valor muy importante la libertad espiritual.

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Teorías de la Personalidad

¿QUE ES LA PERSONALIDAD?

En general podemos decir que la personalidad se refiere a la persona, a la imagen pública, existen muchísimas conceptualizaciones del término es importante tomar en cuenta algunos:

Es la esfera de lo real dentro de un individuo que lleva una conducta y pensamiento característico. G. Allport.

Personalidad es la organización dinámica, en el interior del individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan su conducta y su pensamiento característicos." Allport.

La personalidad o “yo” o “mi” es producto de la experiencia de un individuo. Carl Rogers.

Es en gran medida inconsciente, oculta y desconocida. S. Freud.

Estructura psíquica de cada individuo, la forma como se revela por su modo de pensar y expresarse, en sus actitudes e intereses y en sus actos. Son patrones duraderos de percibir, relacionarse y pensar acerca del ambiente y de uno mismo. C. Jung.

Podemos concluir como lo hace el Psicólogo Dr. C. George Boeree: “Los teóricos de la personalidad están interesados en la estructura del individuo y sobre todo sobre la estructura psicológica; es decir, cómo se “ensambla” una persona, cómo “funciona”, cómo se “disgrega”.

El campo de la psicología de la personalidad se extiende desde la búsqueda empírica simple de las diferencias entre personas hasta una búsqueda bastante más filosófica sobre el sentido de la vida.

¿QUE ES UNA TEORIA?

En términos generales podemos definir una teoría clarificando sus características:

Teoría proviene de la palabra griega “teoría”, que se refiere al acto de ver, contemplar o pensar respecto a algo. Es una serie de conceptos abstractos acerca de un grupo de hechos o acontecimientos para ofrecer una explicación. Una teoría es un modelo de realidad que nos ayuda a comprender, explicar, predecir y controlar la realidad.

Una teoría es una serie de supuestos que están “sobre la mesa” con el fin de corroborar una realidad con sus situaciones y características propias, es un camino para llegar al conocimiento.

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LA TEORIA DE LA PERSONALIDAD EN LA PSICOLOGIA.

Explicar la pregunta inicial ¿Quién soy? Desde la ciencia de la psicología requiere algunas consideraciones pues este cuestionamiento se puede abordar desde diferentes campos, la filosofía, la religión, la biología o física, por ello es esencial ubicarnos en nuestro campo, la ciencia de la psicología:

La psicología actual surgió de la combinación de la filosofía y la ciencia, recordemos:

En 1879, surgió el primer laboratorio psicológico en la universidad de Leipzig en Alemania, donde Wilheim Wundt comenzó a explorar la experiencia de la conciencia, utilizando elementos del método científico.

En 1920, John Watson criticó este modelo, llamado el padre del conductismo estadounidense , manifestó que por ser una ciencia solamente se podían admitir conductas manifiestas, es decir la que pueden ser observadas por todos, y dejar a un lado las conductas cubiertas, las cuales solo pueden ser “observadas” por el individuo que las experimenta. Watson manifestó que es casi imposible observar los procesos mentales de manera directa.

Skinner continuo con el movimiento de Watson, su teoría se limitaba al estudio de la conducta (ratones y pichones) y el estudio de la persona quedaba incompleto.

A la par de los estudios de Watson, Sigmund Freud, era capaz de examinar fenómenos que no podían ser producidos en un laboratorio, utilizando la introspección como medio para ello.

Algunos de los seguidores de Freud quedaron insatisfechos con la teoría del psicoanálisis. Quienes formularon sus propios principios

El estudio de la personalidad, desde la psicología, se sostiene desde dos enfoques: la psicología académica y la práctica clínica, que aunque se relacionan presentan puntos de vista distintos.

IMPORTANCIA DE LA EVALUACION DE LAS TEORIAS FILOSOFICAS.

Es de suma importancia reconocer los supuestos científicos que proponga cada uno de los exponentes, especificando las características y supuestos que proponen para explicar la estructura de la personalidad.No se puede dejar de lado los orígenes de las teorías de la personalidad, las cuales tienen sus bases en la filosofía, en la ciencia y el arte.

Desde la ciencia deben esperarse desarrollar una serie de hipótesis factibles que ayuden a entender la conducta humana, desde la filosofía, se busca explorar lo que significa ser una persona, y desde el arte, aplicar eso que se sabe de la persona para lograr el fomento de una vida mejor.

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TEORIAS PSICODINAMICAS

SIGMUND FREUD - CARL JUNG - ALFRED ADLER - KAREN HORNEY

TEORIAS CONDUCTISTAS

B. F. SKINNER - JOHN DOLLARD - NEAL MILLER - HENRY A. MURRAY

TEORIAS HUMANISTAS Y EXISTENCIALISTAS

ERICH FROMM - ABRAHAM MASLOW - CARL ROGERS

TEORIAS DE LAS RELACIONES OBJETALES

ANA FREUD - MELAINE KLEIN - DONALD WINNICOTT

TEORIAS DE LOS RASGOS

H. EYSENCK – R.B.CATELL

Teoría psicoanalítica - S. Freud

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Biografía

(Freiberg, 1856 - Londres, 1939) Neurólogo austriaco, fundador del psicoanálisis. El hombre que habría de revolucionar la psicología clínica y la psiquiatría, se inclinó relativamente tarde hacia el estudio de la Medicina. Se matriculó en la Facultad vienesa de esta ciencia (su familia se había trasladado a Viena en 1859) tras la lectura de las obras de Darwin y de un ensayo de Goethe.

Graduado en 1881, se interesó al principio por la fisiología del sistema nervioso y la anatomía cerebral. Obtenida en 1885 la habilitación para la enseñanza libre de la neuropatología, se dedicó, no obstante, muy pronto a la psiquiatría y marchó aquel mismo año a París para seguir los cursos de Charcot en la Salpétrière, estudiar sus teorías y familiarizarse con las técnicas hipnóticas empleadas por éste en el tratamiento del histerismo y de otros trastornos nerviosos.

Vuelto a Viena (1886), contrajo matrimonio con Martha Bernays, y luego regresó, aun cuando por breve tiempo, a Francia, a fin de aprender en Nancy los métodos hipnosugestivos de cura de Bernheim. De nuevo en su patria, y no demasiado satisfecho (el hipnotismo terapéutico no resultaba fiel y la etiología del histerismo no quedaba explicada), se interesó por el sistema seguido antes por un colega mayor que él, Joseph Breuer, en la curación de una joven histérica mediante el empleo del hipnotismo, no ya para anular los síntomas, sino para superar las inhibiciones de la paciente y hacerle evocar detalles de su vida pasada en relación causal con tales síntomas, pero tenazmente olvidados (método "catártico").

Sigmund Freud trabajó en el mismo sentido y publicó en 1895, con Breuer, Estudios sobre la histeria (Studien über Hysterie). El sistema contenía en germen la terapéutica psicoanalítica y había aclarado la existencia de conflictos ideoafectivos inconscientes como premisas y causas de una condición neurótica; el traslado, en el síntoma, de energías psíquicas no liberadas y, finalmente, la posibilidad técnica de un retorno de la afectividad atascada a sus vías normales de flujo.

Se presentaban, no obstante, dos problemas: primeramente, la posibilidad de una técnica menos insegura que el hipnotismo para la debilitación de las inhibiciones y la evocación de los recuerdos; en segundo lugar, la naturaleza de las emociones y energías psicodinámicas en juego. A la primera cuestión respondió Freud con la sustitución de la hipnosis por la técnica del relajamiento y de las "asociaciones libres", según la cual el paciente es invitado a hablar con absoluta libertad de cuanto llega a su mente y a vincular una idea con otra sin un orden establecido previamente; solucionó la segunda admitiendo en buena parte la naturaleza sexual de las emociones relacionadas con las situaciones olvidadas.

Llegados a este punto (1896-97), Breuer y Freud acabaron por separarse. Había nacido el psicoanálisis freudiano, entendido como técnica de exploración del subconsciente, psicoterapia y teoría psicológica general. Freud descubrió sucesivamente que los contenidos alejados de la conciencia ("removidos") podían expresarse no sólo en los síntomas neuróticos, sino asimismo en otros aspectos no meramente patológicos, y sobre

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todo en los sueños (a cuya interpretación dedicó una obra fundamental, La interpretación de los sueños, 1900) y en muchos actos insignificantes de la existencia corriente (Psicopatología de la vida cotidiana, 1904).

La sexualidad del adulto le pareció condicionada, singularmente en el neurótico, por hechos y experiencias de la infancia; de la evolución del impulso sexual a partir de la primera infancia trató en la obra Tres contribuciones a la teoría sexual (1905). Más adelante, Freud estableció la psicodinámica de los conflictos del subconsciente en la interacción de tres componentes psíquicas de la personalidad: el Ello, el Yo y el Super-Yo, cuya naturaleza y función describió en varios textos de su madurez, Más allá del principio del placer (1920), Psicología de las masas y análisis del Yo (1921) y El Yo y el Ello (1923).

Al principió, creyó que a los instintos sexuales se oponían impulsos de autoafirmación, que denominó "instintos del Yo"; posteriormente describió los conflictos instintivos fundamentales en términos de amor y destrucción ("Instintos del Eros" e "instintos de la muerte"). Ciertas relaciones entre las manifestaciones neuróticas y las costumbres de los pueblos salvajes le indujeron a estudiar algunos problemas importantes de la psiquis primitiva; apareció así en 1913 la obra Totem y Tabú, que aclara varios de los más arcaicos mecanismos del subconsciente.

Mientras tanto, diversos estudiosos de distintos países habían comprendido el extraordinario valor de los descubrimientos de Freud y, agrupados en reuniones, fundaron con él la Asociación Psicoanalítica Internacional (1910) y los primeros periódicos dedicados exclusivamente al psicoanálisis. La notoriedad de Freud atravesó el Océano; en 1909, la Clark University (Worcester, Massachusetts) consiguió que celebrara una serie de conferencias.

Las lecciones que dio Freud en la Universidad de Viena durante los años de la primera Guerra Mundial fueron reunidas por él mismo en Lecciones de introducción al psicoanálisis (Vorlesungen zur Einführung in die Psychoanalyse, 1917), completadas por una nueva serie aparecida en 1932. A 1926 pertenece el profundo estudio sobre la angustia, Inhibición, síntoma y angustia (Hemmung, Sympton und Angst). Ya en 1920, tras dieciocho años pasados como encargado de curso, Freud, a los sesenta y cuatro, había sido nombrado finalmente profesor ordinario de la Universidad de Viena. En 1930 se le concede el premio Goethe de la ciudad de Francfort.

Ocupada Austria por los alemanes (1938), Freud que era israelita, se vio obligado a expatriarse y marchó, con algunos familiares y discípulos, a Londres, donde murió al año siguiente. En la última etapa de su vida consagró una atención cada vez mayor a los problemas sociales, religiosos y políticos; aparecieron, así, El malestar en la civilización (1903) y Moisés y el monoteísmo (1939). Verdadero gigante del intelecto y hombre de suprema integridad moral y científica, Freud pertenece al exiguo número de aquellos que han transformado toda una cultura y cambiado el curso de la historia del pensamiento.

Teoría

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Entre las teorías psicológicas más conocidas se encuentra el planteamiento psicoanalítico. Se denomina psicoanalítico por la insistencia de Freud en analizar fuerzas y conflictos (psíquicos) internos profundos.

Según Freud, cada persona hereda una serie de conflictos infantiles junto con formas de enfrentarnos a ellas. Si estas son buenas experiencias somos personas capaces de superar conflictos, determinadas situaciones. Si por el contrario, son experiencias traumáticas no sabremos afrontar determinadas situaciones, tendremos un yo débil.

Entre las ideas freudianas más fundamentales se encuentra la noción de que el comportamiento y el desarrollo humanos están motivados por dos tendencias poderosas: el impulso de sobrevivir y el impulso de reproducirse. La sexualidad comprende no sólo las actividades vinculadas claramente con el sexo, sino también una amplia variedad de otras conductas y sentimientos, afecto y amor, lo mismo que actos como comer, chuparse el dedo y fumar. Freud utiliza el término libido que es el origen de la fuerza de los impulsos sexuales. De acuerdo a esta teoría la satisfacción de los impulsos sexuales o siempre implica a las partes sexuales del cuerpo.

Por otro lado, Freud menciona que el desarrollo humano ocurre en tres etapas generales que se muestran en distintos niveles o aspectos de la personalidad:

- Ello: es el inconsciente. Cuando nace el niño es el puro ello, el puro instinto. El ello seguía por el principio del placer. El niño no tiene idea de que es posible e imposible, ningún sentido de la realidad, ninguna regla moral interiorizada que controle la conducta. El principio del placer determina que el instinto sea saciado y al momento. Los bebés hambrientos no esperan; deben ser alimentados.

- Yo: es la parte racional y se va generando a partir de la interacción con la realidad. El Yo surge de que el niño advierte gradualmente lo que es posible y lo que no. Es el nivel racional, intelectual de la personalidad humana. Incluye la comprensión de que demorar la gratificación a menudo es deseable.El yo se rige por el principio de la realidad, es decir, hay que satisfacer el ello pero de una manera apropiada y realista. (yo fuerte / yo débil)

- Superyó: En el tercer nivel, se encuentra el superyó, se establece en oposición al Ello y el Yo. El Superyó surge del contacto con la realidad, está más inclinado a la realidad social y física y se relaciona con los aspectos morales de la personalidad (conciencia), asimila los valores morales de los padres.El Superyó busca la perfección y busca la autocrítica. Su desarrollo ocurre al comenzó de la niñez.

Generalmente existen muchas normas religiosas, sociales y culturales que se oponen a los impulsos del Ello, éste y el superyó están en conflicto, y Freud suponía que este conflicto explica muchas conductas anómalas.

Etapas psicosexuales

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Freud realiza una descripción del desarrollo psicosexual, el cual define de acuerdo con etapas que se distinguen por los diversos objetos y actividades que se relacionan con la satisfacción de los impulsos durante cada una. El nombre de cada una refleja los cambios en las áreas de la satisfacción sexual a medida que el niño madura.

Etapa Oral. (del nacimiento hasta los 18 meses)La etapa de la lactancia. Todo el placer, todo el interés está centrado en la zona de la boca y la succión. El niño experimentará placer con todo lo relacionado a la boca. El niño busca en forma constante satisfacer sus impulsos y son incapaces de demorar la gratificación en forma deliberada. Durante esta etapa la personalidad del niño consta principalmente del Ello.

Etapa Anal. (18 meses a dos o tres años) Según Freud en la primera etapa de esta etapa el niño obtiene placer de los movimientos intestinales. Posteriormente adquiere el control de los músculos del esfínter y deriva un gran placer de retener los movimientos intestinales para aumentar la sensación anal. Estas conductas se oponen a los deseos de la madre, como resultado de este conflicto el niño comienza a formar su Yo, una conciencia de que ciertas cosas son posibles en tanto otras no. El niño empieza tener autonomía.

Etapa fálica. (2-3 a 6 años)Se le da esté nombre no sólo porque la zona de la sexualidad se ha desplazado de la región anal a la genital, sino también porque el centro del placer se establece en el falo. Los varones experimentan orgullo por tenerlo y las mujeres lo envidian, es decir se convierte en la primera importancia para la sexualidad tanto de niñas como de niños.

Diferenciación de sexos y género.

De acuerdo con Freud, el desarrollo normal lleva ahora al niño a pasar por el complejo de Edipo, cuando su creciente conocimiento de los significados sexuales del área genital lo hacen desear a su madre y querer suplantar inconscientemente al padre. En las niñas de cuatro a seis se presenta el complejo de Electra, que las lleva a sentir celos de la madre. Aparece el Superyó.

Etapa de Latencia. (6 a 11 años)La resolución del complejo de Edipo marca el paso a la siguiente etapa. Los impulsos sexuales se adormecen y hay una identificación continua con el progenitor del mismo sexo, lo cual permite que el niño comience a formar un superyó.

Etapa Genital. (11 años en adelante). Después de este periodo de neutralidad sexual el niño entra en la adolescencia y etapa de la madurez sexual. Comienza a establecer vínculos heterosexuales que caracterizan a las relaciones sexuales adultas. El Superyó se vuelve progresivamente más flexible. Freud menciona que si estas etapas son superadas se podrá desarrollar una vida adulta sana, en caso contrario se tendrá una vida adulta con represiones y se ponen en marcha mecanismos de defensa. Los mecanismos de defensa son métodos irracionales y a veces poco saludables de los que muchos se valen para compensar su incapacidad de satisfacer las exigencias del Ello. Estos mecanismos son particularmente importantes para comprender personalidades alteradas.

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TEORIA PSICODINAMICA - CARL JUNG

Biografía

Carl Gustav Jung nació el 26 de julio de 1875 en una pequeña localidad de Suiza llamada Kessewil. Su padre, Paul Jung, fue un clérigo rural y su madre fue Emilie Preiswerk Jung. El niño Carl creció rodeado de una familia muy educada y extensa que incluía a unos cuantos clérigos y algunos excéntricos también.

El padre inició a Carl en el latín a la edad de 6 años, lo que desde el principio aceptó con gran interés, en especial por el lenguaje y la literatura antigua. Además de leer la mayoría de las lenguas modernas del occidente europeo, Jung también leía alternativamente varias otras lenguas antiguas como el sánscrito (el lenguaje original de los libros sagrados hindúes). Carl era más bien un chico solitario en su adolescencia, no le importaba mucho el colegio y no soportaba la competición. Acudió a un colegio interno en Basel, Suiza, donde se encontró frontalmente con los celos de sus compañeros. Empezó a utilizar la enfermedad como excusa, desarrollando una tendencia avergonzante a desmayarse cuando estaba sometido a una gran presión. Aunque su primera elección de carrera fue la arqueología, se decidió por la medicina en la Universidad de Basel. Allí conoció al famoso neurólogo Kraft-Ebing, y llegó a trabajar para él. Bajo su influencia, estudió psiquiatría.

Poco después de su licenciatura, se estableció en el Hospital Mental de Burghoeltzli en Zurich bajo la tutela de Eugene Bleuler, padre y conocedor más importante de la esquizofrenia. En 1903, se casa con Emma Rauschenbach. En aquel tiempo, también dedicó parte de su tiempo a dar clases en la Universidad de Zurich y mantenía una consulta privada. Fue aquí donde inventó la asociación de palabras.

Siendo un gran admirador de Freud, por fin le conoció en Viena en 1907. Dice la historia que después de conocerle, Freud canceló todas sus citas del día, para continuar una conversación que duraría 13 horas continuas. ¡Tal fue el impacto de este encuentro entre estas dos mentes privilegiadas!. Eventualmente, Freud consideró a Jung como el príncipe de la corona del psicoanálisis y su mano derecha. Pero Jung nunca se apoyó en su totalidad a la teoría freudiana. Su relación empezó a enfriarse en 1909, durante un viaje a América. En este viaje, ambos se entretenían analizándose los sueños de cada uno (aparentemente de manera más desenfadada que seria), cuando en un momento determinado Freud demostró una excesiva resistencia a los esfuerzos de análisis de Jung. Finalmente, Freud le dijo que debían parar, ya que él se sentía con temor a perder su autoridad. Evidentemente, Jung se sintió insultado.

La Primera Guerra Mundial fue un periodo especialmente doloroso de auto-exámen para Jung. Sin embargo, era solo el principio de una de las teorías de la personalidad más interesantes que el mundo haya visto.

Después de la guerra, Jung viajó mucho; desde tribus de Africa hasta poblaciones de América y la India. Se jubiló en 1946, retrayéndose de la vida pública a partir de este momento hasta la muerte de su esposa en 1955. Murió el 6 de junio de 1961 en Zurich.

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Teoría

La teoría de Jung divide la psique en tres partes. La primera es el Yo, el cual se identifica con la mente consciente. Relacionado cercanamente se encuentra el inconsciente personal, que incluye cualquier cosa que no esté presente en la consciencia, pero que no está exenta de estarlo. El inconsciente personal sería como lo que las personas entienden por inconsciente en tanto incluye ambas memorias, las que podemos atraer rápidamente a nuestra consciencia y aquellos recuerdos que han sido reprimidos por cualquier razón. La diferencia estriba en que no contiene a los instintos, como Freud incluía.

Después de describir el inconsciente personal, Jung añade una parte al psiquismo que hará que su teoría destaque de las demás: el inconsciente colectivo. Podríamos llamarle sencillamente nuestra "herencia psíquica". Es el reservorio de nuestra experiencia como especie; un tipo de conocimiento con el que todos nacemos y compartimos. Aún así, nunca somos plenamente conscientes de ello. A partir de él, se establece una influencia sobre todas nuestras experiencias y comportamientos, especialmente los emocionales; pero solo le conocemos indirectamente, viendo estas influencias.

Existen ciertas experiencias que demuestran los efectos del inconsciente colectivo más claramente que otras. La experiencia de amor a primera vista, el deja vu (el sentimiento de haber estado anteriormente en la misma situación) y el reconocimiento inmediato de ciertos símbolos y significados de algunos mitos, se pueden considerar como una  conjunción súbita de la realidad externa e interna del inconsciente colectivo. Otros ejemplos que ilustran con más amplitud la influencia del inconsciente colectivo son las experiencias creativas compartidas por los artistas y músicos del mundo en todos los tiempos, o las experiencias espirituales de la mística de todas las religiones, o los paralelos de los sueños, fantasías, mitologías, cuentos de hadas y la literatura.

Un ejemplo interesante que actualmente se discute es la experiencia cercana a la muerte. Parece ser que muchas personas de diferentes partes del mundo y con diferentes antecedentes culturales viven situaciones muy similares cuando han sido "rescatados" de la muerte clínica. Hablan de que sienten que abandonan su cuerpo, viendo sus cuerpos y los eventos que le rodean claramente; de que sienten como una "fuerza" les atrae hacia un túnel largo que desemboca en una luz brillante; de ver a familiares fallecidos o figuras religiosas esperándoles y una cierta frustración por tener que abandonar esta feliz escena y volver a sus cuerpos. Quizás todos estamos "programados" para vivir la experiencia de la muerte de esta manera.

Arquetipos

Los contenidos del inconsciente colectivo son los llamados arquetipos. Jung también les llamó dominantes, imagos, imágenes primordiales o mitológicas y otros nombres, pero el término arquetipo es el más conocido. Sería una tendencia innata (no aprendida) a experimentar las cosas de una determinada manera.

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El arquetipo carece de forma en sí mismo, pero actúa como un "principio organizador" sobre las cosas que vemos o hacemos. Funciona de la misma manera que los instintos en la teoría freudiana. Al principio, el bebé solo quiere algo de comer, sin saber lo que quiere. Es decir, presenta un anhelo indefinido que, no obstante, puede ser satisfecho por algunas cosas y no por otras. Más tarde, con la experiencia, el bebé empieza a anhelar cosas más concretas cuando tiene hambre (un biberón, una galleta, una langosta a la brasa, un pedazo de pizza estilo Nueva York).

El arquetipo es como un agujero negro en el espacio. Solo sabemos que está ahí por cómo atrae materia y luz hacia sí mismo.

El arquetipo materno

Este arquetipo es particularmente útil como ejemplo. Todos nuestros ancestros tuvieron madres. Hemos evolucionados en un ambiente que ha incluido una madre o un sustituto de ella. Nunca hubiéramos sobrevivido sin la conexión con una persona cuidadora en nuestros tiempos de infantes indefensos. Está claro que somos "construidos" de forma que refleja nuestro ambiente evolutivo: venimos a este mundo listos para desear una madre, la buscamos, la reconocemos y lidiamos con ella.

Así, el arquetipo de madre es una habilidad propia constituida evolutivamente y dirigida a reconocer una cierta relación, la de la "maternalidad". Jung establece esto como algo abstracto, y todos nosotros proyectamos el arquetipo a la generalidad del mundo y a personas particulares, usualmente nuestras propias madres. Incluso cuando un arquetipo no encuentra una persona real disponible, tendemos a personificarlo; esto es, lo convertimos en un personaje mitológico "de cuentos de hadas", por ejemplo. Este personaje simboliza el arquetipo.

Este arquetipo está simbolizado por la madre primordial o "madre tierra" de la mitología; por Eva y María en las tradiciones occidentales y por símbolos menos personalizados como la iglesia, la nación, un bosque o el océano. De acuerdo con Jung, alguien a quien su madre no ha satisfecho las demandas del arquetipo, se convertiría perfectamente en una persona que lo busca a través de la iglesia o identificándose con la "tierra madre", o en la meditación sobre la figura de María o en una vida dedicada a la mar.

Maná

Debemos saber que estos arquetipos no son realmente cosas biológicas, como los instintos de Freud. Son demandas más puntuales. Por ejemplo, si uno sueño con cosas alargadas, Freud sugeriría que éstas representarían el falo y en consecuencia el sexo. Jung propondría una interpretación muy distinta. Incluso, el soñar con el pene no necesariamente implica una insatisfacción sexual.

Es llamativo que en sociedades primitivas, los símbolos fálicos usualmente no se refieran en absoluto al sexo. Usualmente simbolizan el maná, o poder espiritual. Esto símbolos se exhiben cuando es necesario implorar a los espíritus para lograr un mejor cosecha del maíz, o aumentar la pesca o para ayudar a alguien. La relación entre el pene y la fuerza, entre el

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sémen y la semilla, entre la fertilidad y la fertilización son parte de la mayoría de las culturas.

La sombra

Por supuesto que en la teoría junguiana también hay espacio para el sexo y los instintos. Éstos forman parte de un arquetipo llamado la sombra. Deriva de un pasado pre-humano y animal, cuando nuestras preocupaciones se limitaban a sobrevivir y a la reproducción, y cuando no éramos conscientes de nosotros como sujetos.

Sería el "lado oscuro" del Yo (del sí mismo. N.T.) y nuestra parte negativa o diabólica también se encuentra en este espacio. Esto supone que la sombra es amoral; ni buena ni mala, como en los animales. Un animal es capaz de cuidar calurosamente de su prole, al tiempo que puede ser un asesino implacable para obtener comida. Pero él no escoge ninguno de ellos. Simplemente hace lo que hace. Es "inocente". Pero desde nuestra perspectiva humana, el mundo animal nos parece brutal, inhumano; por lo que la sombra se vuelve algo relacionado con un "basurero" de aquellas partes de nosotros que no queremos admitir.

Los símbolos de la sombra incluyen la serpiente (como en el Jardín del Edén), el dragón, los monstruos y demonios. Usualmente guarda la entrada a una cueva o a una piscina de agua, que representarían el inconsciente colectivo. La siguiente vez que sueñen que se están peleando con un luchador fortísimo, puede que simplemente ¡se esté peleando con usted mismo!.

La persona

La persona representa nuestra imagen pública. La palabra, obviamente, está relacionada con el término persona y personalidad y proviene del latín que significa máscara. Por tanto, la persona es la máscara que nos ponemos antes de salir al mundo externo. Aunque se inicia siendo un arquetipo, con el tiempo vamos asumiéndola, llegando a ser la parte de nosotros más distantes del inconsciente colectivo.

En su mejor presentación, constituye la "buena impresión" que todos queremos brindar al satisfacer los roles que la sociedad nos exige. Pero, en su peor cara, puede confundirse incluso por nosotros mismos, de nuestra propia naturaleza. Algunas veces llegamos a creer que realmente somos lo que pretendemos ser.

Anima y animus

Una parte de la persona es el papel masculino o femenino que debemos interpretar. Para la mayoría de los teóricos, este papel está determinado por el género físico. Pero, al igual que Freud, Adler y otros, Jung pensaba que en realidad todos nosotros somos bisexuales por naturaleza. Cundo empezamos nuestra vida como fetos, poseemos órganos sexuales indiferenciados y es solo gradualmente, bajo la influencia hormonal, cuando nos volvemos machos y hembras. De la misma manera, cuando empezamos nuestra vida social como

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infantes, no somos masculinos o femeninos en el sentido social. Casi de inmediato (tan pronto como nos pongan esas botitas azules o rosas), nos desarrollamos bajo la influencia social, la cual gradualmente nos convierte en hombres y mujeres.

En todas las culturas, las expectativas que recaen sobre los hombres y las mujeres difieren. Estas están basadas casi en su totalidad sobre nuestros diferentes papeles en la reproducción y en otros detalles que son casi exclusivamente tradicionales. En nuestra sociedad actual, todavía retenemos muchos remanentes de estas expectativas tradicionales. Todavía esperamos que las mujeres sean más calurosas y menos agresivas; que los hombres sean fuertes y que ignoren los aspectos emocionales de la vida. Pero Jung creía que estas expectativas significaban que solo hemos desarrollado la mitad de nuestro potencial.

El anima es el aspecto femenino presente en el inconsciente colectivo de los hombres y el animus es el aspecto masculino presente en el inconsciente colectivo de la mujer. Unidos se les conoce como syzygy. El anima puede estar representada (personificada) como una joven chica, muy espontánea e intuitiva, o como una bruja, o como la madre tierra. Usualmente se asocia con una emocionalidad profunda y con la fuerza de la vida misma. El animus puede personificarse como un viejo sabio, un guerrero, o usualmente como un grupo de hombres, y tiende a ser lógico, muchas veces racionalista e incluso argumentativo.

El anima y el animus son los arquetipos a través de los cuales nos comunicamos con el inconsciente colectivo en general y es importante llegar a contactar con él. Es también el arquetipo responsable de nuestra vida amorosa: como sugiere un mito griego, estamos siempre buscando nuestra otra mitad; esa otra mitad que los Dioses nos quitaron, en los miembros del sexo opuesto. Cuando nos enamoramos a primera vista, nos hemos topado con algo que ha llenado nuestro arquetipo anima o animus particularmente bien.

Introversión y extroversión

Jung desarrolló una tipología de la personalidad que se ha vuelto tan popular que mucha gente cree que él no hizo nada más. Esta empieza con la diferencia entre introversión y extroversión. Las personas introvertidas prefieren su mundo interno de pensamientos, sentimientos, fantasías, sueños y demás, mientras que las extrovertidas prefieren el mundo externo de las cosas, las actividades y las personas.

Estos términos se han confundido con vocablos como timidez y sociabilidad, debido en parte a que los introvertidos suelen ser tímidos y los extrovertidos tienden a ser más sociables. Pero Jung se refería más a cuán inclinados estamos (nuestro Yo) hacia la persona y la realidad externa o hacia el inconsciente colectivo y sus arquetipos. En este sentido, el sujeto introvertido es un poco más maduro que el extrovertido, aunque bien es cierto que nuestra cultura valora más al extrovertido…y Jung ¡ya nos avisó de que todos nosotros tendemos a valorar nuestro propio tipo por encima de cualquier otra cosa!.

En la actualidad, encontramos la dimensión de introversión-extroversión en varias teorías, de las cuales destaca de forma notable la de Hans Eysenck, aunque esta dimensión se esconda bajo los nombres alternativos de "sociabilidad" y "surgencia".

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Las funciones

Aún cuando seamos introvertidos o extrovertidos, está claro que necesitamos lidiar con el mundo, tanto interno como externo. Y cada uno de nosotros posee su propia manera de hacerlo, de manera más o menos cómoda y útil. Jung sugiere que existen cuatro maneras o funciones de hacerlo:

La primera es la de las sensaciones, que como indica la propia palabra supone la acción de obtener información a través de los significados de los sentidos. Una persona sensible es aquella que dirige su atención a observar y escuchar, y por tanto, a conocer el mundo. Jung consideraba a esta función como una de las irracionales, o lo que es lo mismo, que comprende más a las percepciones que al juicio de la información.

La segunda es la del pensamiento. Pensar supone evaluar la información o las ideas de forma racional y lógica. Jung llamó a esta función como racional, o la toma de decisiones en base a juicios, en vez de una simple consideración de la infomación.

La tercera es la intuición. Este es un modelo de percepción que funciona fuera de los procesos conscientes típicos. Es irracional o perceptiva como la sensación, pero surge de una bastante más compleja integración de grandes cantidades de información, más que una simple visión o escucha. Jung decía que era como "ver alrededor de las esquinas".

La cuarta es el sentimiento. Es el acto de sentir, como el de pensar. Es una cuestión de evaluación de la información. En este caso está dirigida a la consideración de la respuesta emocional en general. Jung le llamó racional; evidentemente no de la manera en que estamos acostumbrados a usar el término.

Todos nosotros poseemos estas funciones. Diríamos que simplemente la usamos en diferentes proporciones. Cada uno de nosotros tiene una función superior que preferimos y que está más desarrollada.; otra secundaria, de la cual somos conscientes de su existencia y la usamos solo para apoyar a la primera. También tenemos una terciaria, la cual está muy poco desarrollada y no es muy consciente para nosotros y finalmente una inferior, la cual está muy pobremente desarrollada y es tan inconsciente que podríamos negar su existencia en nosotros.

La mayoría de nosotros sólo desarrolla una o dos de las funciones, pero nuestra meta debería ser desarrollar las cuatro. Una vez más, Jung considera la trascendencia de los opuestos como un ideal.

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TEORIAS PSICODINAMICAS - ALFRED ADLER

Biografía

Alfred Adler nació en los suburbios de Viena el 7 de febrero de 1870. Era el segundo varón de tres niños, fruto de un matrimonio de un comerciante judío de granos y su mujer. De niño, Alfred padeció de raquitismo, lo que le mantuvo impedido de andar hasta los cuatro años. A los cinco, casi muere de una neumonía. Fue a esta edad cuando decidió que de mayor sería médico. Alfred fue un niño común como estudiante y prefería jugar en el patio a embarcarse en los estudios. Era muy popular, activo y extravertido. Todos le conocían por intentar superar a su hermano mayor Sigmund.

Recibió su título de médico de la Universidad de Viena en 1895. Durante sus años de instrucción, se unió a un grupo de estudiantes socialistas, dentro del cual conocería a la que sería su esposa, Raissa Timofeyewna Epstein, una intelectual y activista social que provenía de Rusia a estudiar en Viena. Se casaron en 1897 y eventualmente tuvieron cuatro hijos, dos de los cuales se hicieron psiquiatras. Empezó su especialidad médica como oftalmólogo, pero prontamente se cambió a la práctica general, estableciendo su consulta en una parte de extracto social bajo de Viena, cercana al Prader, una combinación de parque de atracciones y circo. Por tanto, sus clientes incluían gente de circo, y en virtud de estas experiencias, autores como Furtmuller (1964) han sugerido que las debilidades y fortalezas de estas personas fueron lo que le llevaron a desarrollar sus reflexiones sobre las inferioridades orgánicas y la compensación. Posteriormente se inclinó hacia la psiquiatría y en 1907 fue invitado a unirse al grupo de discusión de Freud.

Después de escribir varios artículos sobre la inferioridad orgánica, los cuales eran bastante compatibles con el punto de vista freudiano, escribió primero un artículo sobre el instinto agresivo, el cual no fue aprobado por Freud. Seguidamente redactó un artículo sobre los sentimientos de inferioridad de los niños, en el que sugería que las nociones sexuales de Freud debían tomarse de forma más metafórica que literal.

Aunque el mismo Freud nombró a Adler presidente de la Sociedad Analítica de Viena y co-editor de la revista de la misma, éste nunca cesó en su crítica. Se organizó entonces un debate entre los seguidores de Adler y Freud, lo que resultó en la creación, junto a otros 11 miembros de la organización, de la Sociedad para el Psicoanálisis Libre en 1911. Esta organización estableció la sede de la Sociedad para la Psicología Individual al año siguiente.

Durante la Primera Guerra Mundial, Adler sirvió como médico en la Armada Austríaca, primero en el frente ruso y luego en un hospital infantil. Así, tuvo la oportunidad directa de ver los estragos que la guerra producía, por lo que su visión se dirigió cada vez más hacia el concepto de interés social. Creía que si la humanidad pretendía sobrevivir, tendría que cambiar sus hábitos.

Después de la guerra, se embarcó en varios proyectos que incluyeron la formación de clínicas asociadas a escuelas estatales y al entrenamiento de maestros. En 1926, viajó a los Estados Unidos para enseñar y eventualmente aceptó un cargo de visitante en el Colegio de Medicina de Long Island. En 1934, Adler y su familia abandonan Viena para siempre. El 28 de mayo de 1937, mientras daba clases en la Universidad de Aberdeen, murió de un ataque al corazón.

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Teoría

Alfred Adler postula una única "pulsión" o fuerza motivacional detrás de todos nuestros comportamientos y experiencias. Con el tiempo, su teoría se fue transformando en una más madura, pasando a llamarse a este instinto, afán de perfeccionismo. Constituye ese deseo de desarrollar al máximo nuestros potenciales con el fin de llegar cada vez más a nuestro ideal. Es, tal y como ustedes podrán observar, muy similar a la idea más popular de actualización del self.

La cuestión es que "perfección" e "ideal" son palabras problemáticas. Por un lado son metas muy positivas, de hecho,  ¿no deberíamos de perseguir todos un ideal?. Sin embargo, en psicología, estas palabras suenan a connotación negativa. La perfección y los ideales son, por definición, cosas que nunca alcanzaremos. De hecho, muchas personas viven triste y dolorosamente tratando de ser perfectas. Como sabrán, otros autores como Karen Horney y Carl Rogers, enfatizan este problema. Adler también habla de ello, pero concibe este tipo negativo de idealismo como una perversión de una concepción bastante más positiva. Luego volveremos sobre el particular.

El afán de perfección no fue la primera frase que utilizó Adler para designar a esta fuerza motivacional. Recordemos que su frase original fue la pulsión agresiva, la cual surge cuando se frustran otras pulsiones como la necesidad de comer, de satisfacer nuestras necesidades sexuales, de hacer cosas o de ser amados. Sería más apropiado el nombre de pulsión asertiva, dado que consideramos la agresión como física y negativa. Pero fue precisamente esta idea de la pulsión agresiva la que motivó los primeros roces con Freud. Era evidente que éste último tenía miedo de que su pulsión sexual fuese relegada a un segundo plano dentro de la teoría psicoanalítica. A pesar de las reticencias de Freud, él mismo habló de algo muy parecido mucho más tarde en su vida: la pulsión de muerte. Otra palabra que Adler utilizó para referirse a esta motivación básica fue la de compensación o afán de superación. Dado que todos tenemos problemas, inferioridades de una u otra forma, conflictos, etc.; sobre todo en sus primeros escritos, Adler creía que podemos lograr nuestras personalidades en tanto podamos (o no) compensar o superar estos problemas. Esta idea se mantiene inmutable a lo largo de su teoría, pero tiende a ser rechazada como etiqueta, por la sencilla razón de que parece que lo que hace que seamos personas son nuestros problemas.

Una de las frases más tempranas de Adler fue la protesta masculina. Él observaba algo bastante obvio en su cultura (y de ninguna manera ausente de la nuestra): los chicos estaban situados en una posición más ventajosa que las chicas. Los chicos deseaban, a veces de forma desesperada, que fuesen considerados como fuertes, agresivos o en control (masculinos) y no débiles, pasivos o dependientes (femeninos). Por supuesto, el tema es que los hombres son de alguna manera básicamente mejores que las mujeres. Después de todo, ellos tienen el poder, la educación y aparentemente el talento y la motivación necesarios para hacer "grandes cosas" y las mujeres no. Todavía hoy podemos escuchar a algunas personas mayores comentando esto cuando se refieren a los chicos y chicas pequeños. Si un niño demanda o grita buscando hacer lo que quiere (¡protesta masculina!), entonces es un niño que reacciona de forma natural (o normal). Si la niña pequeña es callada y tímida, está fomentando su feminidad. Si esto

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ocurre con un chico, es motivo de preocupación, ya que el niño parece afeminado o puede terminar en mariquita. Y si nos encontramos con niñas asertivas que buscan hacer lo que creen, son "marimachos" y ya se buscará la manera de que abandone esa postura.

Pero Adler no creía que la asertividad masculina y su éxito en el mundo fuesen debido a una cierta superioridad innata. Creía más bien que los niños son educados para lograr una asertividad en la vida y las niñas son alejadas de este planteamiento. No obstante, tanto los niños como las niñas vienen al mundo con la misma capacidad de protesta. Dado que muchas personas malinterpretan a Adler al respecto, constriñen el uso de la frase.

La última frase que usó antes de plantear su afán de perfeccionismo, fue afán de superioridad. El uso de esta frase delata una de sus raíces filosóficas de sus ideas: Friederich Nietzsche desarrolló una filosofía que consideraba a la voluntad de poder el motivo básico de la vida humana. Aunque el afán de superioridad se refiere al deseo de ser mejor, incluye también la idea de que queremos ser mejores que otros, más que mejores en nosotros mismos. Más tarde, Adler intentó utilizar el término más en referencia a afanes más insanos o neuróticos.

Estilo de vida

Todo el juego de palabras que usa Adler nos remite a una teoría de la personalidad bastante más distanciada de la representada por Freud. La teoría de Freud fue lo que hoy día llamaríamos una teoría reduccionista: trató durante toda su vida de retraer a niveles fisiológicos todos sus conceptos. Aún cuando admitió al final su fallo, la vida es explicada no obstante en base a necesidades fisiológicas. Además, Freud tendió a enclavar al sujeto en conceptos teóricos más reducidos como el Ello, el Yo y el Superyo.

Adler fue influenciado por los escritos de Jan Smuts, el filósofo y hombre de estado surafricano. Éste defendía que para entender a las personas, debemos hacerlo más como conjuntos unificados en vez de hacerlo considerándolas como una colección de trozos y piezas, y que debemos hacerlo en el contexto de su ambiente, tanto físico como social. Esta postura es llamada holismo y Adler tuvo mucho que ver con esto.

Primero, para reflejar la idea de que debemos ver a los demás como un todo en vez de en partes, el autor decidió designar este acercamiento psicológico como psicología individual. La palabra "individual" significa de forma literal "lo no dividido".

Segundo, en vez de hablar de la personalidad de un sujeto en el sentido de rasgos internos, estructuras, dinámicas, conflictos y demás, prefería hablar en términos de estilo vital (hoy estilo de vida). El estilo de vida significa cómo vives tu vida; cómo manejas tus problemas y las relaciones interpersonales. Pasamos a citar en sus propias palabras cómo explicaba esto: "El estilo de vida de un árbol es la individualidad de un árbol expresándose y moldeándose en un ambiente. Reconocemos un estilo cuando lo vemos contrapuesto a un fondo diferente del que esperábamos, por lo que somos conscientes entonces de que cada árbol tiene un patrón de vida y no es solo una mera reacción mecánica al ambiente".

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Teleología

Este último punto (el de que el estilo de vida no es "meramente una reacción mecánica") es una segunda postura en la que Adler difiere considerablemente de Freud. Para este último, las cosas que ocurrieron en el pasado, como los traumas infantiles, determinan lo que eres en el presente. Adler considera la motivación como una cuestión de inclinación y movimiento hacia el futuro, en vez de ser impulsado, mecánicamente, por el pasado. Somos impulsados hacia nuestras metas, nuestros propósitos, nuestros ideales. A esto se le llama teleología.

El atraer cosas del pasado hacia el futuro tiene ciertos efectos dramáticos. Dado que el futuro todavía no ha llegado, un acercamiento teleológico de la motivación supone escindir la necesidad de las cosas. Si utilizamos un modelo mecanicista, la causa lleva al efecto: si a, b y c ocurren, entonces x, y, y z deberían, por necesidad, ocurrir también. Pero no necesitamos lograr nuestras metas o cumplir con nuestros ideales y de hecho, ellos pueden cambiar durante el proceso. La teleología reconoce que la vida es dura e incierta, pero siempre queda un lugar para el cambio.

Otra gran influencia sobre el pensamiento de Adler fue la del filósofo Hans Vaihinger, quien escribió un libro titulado The Philosophy of "As If" (La Filosofía del "Como Sí"). Vaihinger creía que la verdad última estaría siempre más allá de nosotros, pero que para fines prácticos, necesitábamos crear verdades parciales. Su interés particular era la ciencia, por lo que nos ofrece ejemplos relativos a las verdades parciales a través de la existencia de protones y electrones, ondas de luz, la gravedad como distorsión del espacio y demás. Contrariamente a lo que muchos de los no-científicos tendemos a asumir, estas no son cosas que alguien haya visto o haya probado su existencia: son constructos útiles. De momento, funcionan; nos permiten hacer ciencia y con esperanza nos llevará a otros constructos más útiles y mejores. Los utilizamos "como si" fuesen reales. Este autor llama a estas verdades parciales ficciones.(En la actualidad existe todo un debate ideológico en torno a la física cuántica, donde hay una cierta incertidumbre con respecto al destino de un ente sin la intervención de un sujeto observador que modifique este destino con sus percepciones sensoriales. N.T.)

Ambos autores postularon que todos nosotros utilizamos estas ficciones en la vida cotidiana. Vivimos con la creencia de que el mundo estará aquí mañana, como si conociéramos en su totalidad lo que es malo y bueno; como si todo lo que vemos fuera realmente así, y así sucesivamente. Adler llamó a esta tendencia finalismo ficticio. Podríamos entender mejor la frase si ponemos un ejemplo: muchas personas se comportan como si hubiera un cielo o un infierno en su futuro personal. Por supuesto, podría haber un cielo y un infierno, pero la mayoría de nosotros no pensamos en ello como un hecho demostrado. Esta postura hace que sea una "ficción" en el sentido vaihingeriano y adleriano. Y el finalismo se refiere a la teleología de ello: la ficción descansa en el futuro, y al mismo tiempo, influye nuestro comportamiento en el presente.

Adler añadió que en el centro de cada uno de nuestros estilos de vida, descansa alguna de estas ficciones, sobre aquella relacionada con quiénes somos y a dónde vamos.

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Inferioridad

Bueno, así que aquí estamos; siendo "empujados" a desarrollar una vida plena, a lograr una perfección absoluta; hacia a la auto-actualización. Y sin embargo, algunos de nosotros, los "fallidos", terminamos terriblemente insatisfechos, malamente imperfectos y muy lejos de la auto-actualización. Y todo ello porque carecemos de interés social, o mejor, porque estamos muy interesados en nosotros mismos. ¿Y qué es lo que hace que estemos tan autocentrados?.

Adler responde que es una cuestión de estar sobresaturados por nuestra inferioridad. Si nos estamos manejando bien, si nos sentimos competentes, nos podemos permitir pensar en los demás. Pero si la vida nos está quitando lo mejor de nosotros, entonces nuestra atención se vuelve cada vez más focalizada hacia nosotros mismos.

Obviamente, cualquiera sufre de inferioridad de una forma u otra. Por ejemplo, Adler empieza su trabajo teórico hablando de la inferioridad de órgano, lo cual no es más que el hecho de que cada uno de nosotros tiene partes débiles y fuertes con respecto a la anatomía o la fisiología. Algunos de nosotros nacemos con soplos cardíacos, o desarrollamos problemas de corazón tempranamente en la vida. Otros tienen pulmones o riñones débiles, o problemas hepáticos en la infancia. Algunos otros padecemos de tartamudeo o ceceo. Otros presentan diabetes o asma o polio. Están también aquellos con ojos débiles, o con dificultades de audición o una pobre masa muscular. Algunos otros tienen la tendencia innata a ser fuertes y grandes; otros a ser delgaduchos. Algunos de nosotros somos retardados; otros somos deformes. Algunos son impresionantemente altos y otros terriblemente bajos, y así sucesivamente.

Adler señaló que muchas personas responden a estas inferioridades orgánicas con una compensación. De alguna manera se sobreponen a sus deficiencias: el órgano inferior puede fortalecerse e incluso volverse más fuerte que los otros; u otros órganos pueden superdesarrollarse para asumir la función del inferior; o la persona puede compensar psicológicamente el problema orgánico desarrollando ciertas destrezas o incluso ciertos tipos de personalidad. Existen, como todos ustedes saben, muchos ejemplos de personas que logran llegar a ser grandes figuras cuando incluso no soñaban que podían hacerlo. (Tomemos como ejemplo muy conocido el caso de Stephen Hopkins. N.T.).

No obstante, por desgracia, existen también personas que no pueden lidiar con sus dificultades, y viven vidas de displacer crónico. Me atrevería a adivinar que nuestra sociedad tan optimista y echada para adelante desestima seriamente a este grupo.

Pero Adler pronto se percató de que esto era solo una parte de la cuestión. Hay incluso más personas con inferioridades psicológicas. A algunos de nosotros nos han dicho que somos tontos, o feos o débiles. Algunos llegamos a creer que sencillamente no somos buenos. En el colegio, nos someten a exámenes una y otra vez y nos enseñan resultados que nos dicen que no somos tan buenos como el otro alumno. O somos degradados por nuestras espinillas o nuestra mala postura, sólo para hallarnos sin amigos o pareja. O nos fuerzan a pertenecer al equipo de baloncesto, donde esperamos a ver que equipo va a ser nuestro contrincante; ése que nos aplastará. En estos ejemplos, no es una cuestión de inferioridad orgánica la que

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está en juego (realmente ni somos deformes, ni somos retardados o débiles) pero nos inclinamos a creer que lo somos. Una vez más, algunos compensamos nuestra inferioridad siendo mejores en el particular. O nos hacemos mejores en otros aspectos, aún a pesar de mantener nuestra sensación de inferioridad. Y existen algunos que nunca desarrollarán para nada una autoestima mínima.

Si lo anterior todavía no ha removido tu personalidad, entonces nos encontramos con una forma bastante más general de inferioridad: La inferioridad natural de los niños. Todos los niños, por naturaleza, más pequeños, débiles y menos competentes intelectual y socialmente que los adultos que les rodean. Adler sugirió que si nos detenemos a observar sus juguetes, juegos y fantasías; todos tienen una cosa en común: el deseo de crecer, de ser mayores, de ser adultos. ¡Este tipo de compensación es verdaderamente idéntica al afán de perfección!. No obstante, muchos niños crecen con la sensación de que siempre habrá otros mejores que ellos.

Si nos sentimos abrumados por las fuerzas de la inferioridad, ya sean fijadas en nuestro cuerpo, o a través de la sensación de estar en minusvalía con respecto a otros o simplemente presentamos problemas en el crecimiento, desarrollaremos un complejo de inferioridad. Volviendo atrás en mi niñez, puedo identificar varias fuentes causales de futuros complejos de inferioridad: físicamente, siempre tendí a ser más bien grueso, con estadios de verdadero "niño gordo". Además, dado que había nacido en Holanda, no crecí con las aptitudes para jugar baloncesto o baseball o fútbol americano en mis genes. Finalmente, el talento artístico de mis padres con frecuencia me dejó (no intencionadamente) con la sensación de que nunca sería tan bueno como ellos. Por tanto, a medida que fui creciendo, me fui tornando tímido y tristón, concentrándome en aquello en lo que yo sabía que era realmente bueno: la escuela. Me tomó bastante tiempo lograr una autovalía.

Si no hubieses sido un "súper lerdo", quizás no hubieras tenido que desarrollar uno de los complejos de inferioridad más comunes: ¡la fobia a las matemáticas!. Quizás empezó porque nunca podía recordar cuánto eran 7 por 8. Cada vez había alguna cosa que no podía recordar. Cada año me sentía más alejado de las matemáticas, hasta que llegamos al punto crítico: el álgebra. ¿Cómo podía esperar saber lo que era "x" si ni siquiera sabía cuánto era 7 por 8?.

Bastantes personas realmente creen que no están hechos para las matemáticas, considerando que se debe a que les falta alguna parte del cerebro o algo así. Me gustaría transmitir en este momento que cualquiera puede hacer matemáticas, siempre y cuando hayan sido enseñados apropiadamente y cuando estén listos para hacerlo. Tomando en cuenta lo anterior, imaginemos cuántas personas han dejado de ser científicos, profesores, hombres de negocios o incluso simplemente ir al colegio, debido su complejo de inferioridad.

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Conclusiones

El individuo no nace con una personalidad determinada, sino con cierta dotación que condicionará, en parte, el desarrollo posterior. La personalidad se conquista, se hace, se construye.

Las condiciones heredadas se complementan y transforman a través de la experiencia, el aprendizaje, la educación, el trabajo, la fuerza de voluntad, la convivencia y el cultivo de la persona.

El ser humano por naturaleza es un ser racional y es precisamente esa característica la que nos diferencia del resto de los animales, podemos cambiar nuestras costumbres, podemos cambiar nuestra respuesta ante los estímulos sin ir en contra de nuestra naturaleza, únicamente buscando la armonía y el equilibrio, claves en la libertad de las personas.

La personalidad se forma en base al carácter que es absolutamente cambiable y modificable. El temperamento es adquirido genéticamente y es por esto que también se relaciona con todas las sensaciones, emociones y los sentimientos comprensibles a nivel físico y orgánico.

Entonces podemos decir que la influencia simultánea de lo hereditario(temperamento) y lo ambiental(carácter) a través del tiempo y del espacio, van dando origen y determinando la personalidad.

En el caso de las teorías de la personalidad- las psicodinámicas- r e s a l t ando e sp ec i a l men t e a l Dr . S igmund F re ud , de qu i en adqu i r imos c i e r t a c an t i dad de conoc imien to s , de mismo modo con dos autores más, que plantean sus respectivas teorías

Todas estas (teorías) son importantísimas, y sobretodo tomarlas siempre como puntos de partida al momento de observar y pensar al ser humano; integrándolas y tomando en cuenta la esencia de las mismas cuando nos toca ayudar a una persona en su búsqueda interior e integración de su conducta al medio dónde le ha tocado vivir.

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GLOSARIO

Ajuste (según Piaget): creación de nuevas estrategias o modificación o combinación de las anteriores para manejar nuevos retos.

Antisocial: aplicado al comportamiento que hace que los individuos entren en conflicto con la sociedad.

Cognición: es el proceso de conocer empleado por los psicólogos para designar cualquier actividad mental, abarca el uso del lenguaje, el pensamiento, el razonamiento, la solución de problemas, la conceptualización, el recuerdo y la imaginación.

Condicionamiento: término utilizado en forma sinónima con tipos sencillos de aprendizaje, en especial el condicionamiento operante y respondiente.

Conductismo: movimiento psicológico fundado por John Watson. Los primeros conductistas suponían que se debía estudiar el comportamiento observable y utilizar los métodos objetivos.

Ego: de acuerdo con Freud, un componente de la personalidad que emerge en los niños en desarrollo para manejar las transacciones con el ambiente; localiza los objetos reales que satisfacen las necesidades del id.

Estimulación: entrada a los sentidos; es también una técnica para estudiar la relación entre el cerebro y en comportamiento o la cognición; se aplican sustancias químicas o corriente eléctrica muy leve a regiones específicas del cerebro para aprender sobre sus funciones.

Etapa anal: según Freud la segunda etapa psicosexual en la que el placer se enfoca en la eliminación. Si el adiestramiento de esfínteres es muy duro o si la eliminación se asocia con placer excesivo, los individuos muestran peculiaridades anales como la suciedad o un exceso de orden.

Etapa fálica: tercera etapa psicosexual, según Freud, cuando el placer se centra en torno a los genitales y surgen los complejos de Edipo y de Electra.

Etapa genital: en la teoría freudiana, la última etapa psicosexual cuando los intereses sexuales genitales se desplazan del ego a los demás.

Etapa de latencia: período entre las etapas fálica y genital cuando las necesidades sexuales se encuentran latentes y no se presentan cambios en la personalidad.

Etapa oral: de acuerdo con la teoría psicoanalítica, la primera etapa psicológica en la cual el placer del niño se centra en las actividades orales como alimentarse o succionar.

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Inconsciente: que no se percata de algo; Freud suponía que las personas no se dan cuenta de la mayor parte de sus pensamientos, sentimientos y deseos, y no pueden hacerlo sin la ayuda del psicoanálisis.

Instinto: necesidades fisiológicas y modelos de comportamiento complejos determinados en gran parte por la herencia.

Introspección: es el proceso de mirar al interior de uno mismo y analizar las experiencias personales.

Líbido: concepto freudiano que denota una cantidad fija de energía generada por los impulsos sexuales para

Lóbulo: una de las cuatro subdivisiones de la corteza cerebral: frontal, parietal, temporal y occipital.

Personalidad: identidad distintiva formada por patrones de relati va consistencia y durabilidad de percepción, pensamiento, sentimiento y comportamiento.

Psicoanálisis: perspectiva psicoterapéutica que supone que los problemas psicológicos son causados por conflictos reprimidos. La cura consiste en una exploración intensiva y duradera de la vida mental del paciente, en el pasado y en el presente. Los terapeutas psicoanalíticos evalúan las asociaciones libres de sus enfermos y los sueños, y buscan e interpretan la resistencia y la transferencia. A través de la interpretación del psicoanalista, los pacientes adquieren información acerca de los conflictos inconscientes y, con la ayuda del analista, trabajan para resolver sus trastornos

Rasgo: característica única de la personalidad.

Superego: componente de la personalidad, según Freud, formado a partir del ego, cuando los niños se identifican con los padres e internalizan restricciones, valores y costumbres; en esencia, una conciencia.

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BIBLIOGRAFIA

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http://www.monografias.com/trabajos75/cuatro-temperamentos-basicos/cuatro-temperamentos-basicos.shtml

http://maspsicologiaporfavor.blogspot.pe/2013/09/temperamentocaracter-y-personalidad.html

http://psicoterapeutas.eu/teoria-de-los-humores/