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I. Consideraciones generales. —• II. Capacidad jurídica y capacidad de obrar.—III. El Sindicato y su personalidad.'—IV. Interés colectivo y vo- luntad unitaria..—V. El reconocimiento.'—VI. Consecuencias del reco- nocimiento. I.--*-CONSIDERACIONES GENERALES. La promulgación del Decreto de 17 de julio de 1943, al plantear de manera directa el problema de la perso- nalidad jurídico-patrimonial de los Sindicatos .Nacio- nales y de las Entidades Sindicales Menores (1), resu- cita con toda oportunidad una cuestión- que ya implíci- tamente aludida-por el Fuero del Trabajo (2) y abor- (1) Importa aclarar, para evitar posibles confusiones, que en el des- arrollo de este trabajo, cuando empleemos el término Sindicato, enten- demos referirnos indistintamente a los Sindicatos Nacionales (o dicho con más exactitud, a los Sindicatos Verticales) y a las Entidades Sin- dicales Menores (que se diferencian en Gremios, Cofradías, Herman- dades y Sindicatos de Empresa). Deseos de brevedad y el no menos operante de evitar embarazosas .repeticiones eos lian inducido a adoptar esta terminología, un poco convencional, es cierto, pero- que entendemos útil. • (2) Cuando el Fuero del Trabajo .en su Declaración XIII, número 5, afirma que el Sindicato Vertical es tina corporación de Derecho público, es evidente que de manera implícita afirma, asimismo, la personalidad jurídica que el Sindicato posee, por cuanto la personalidad es requisito primario para la existencia de la corporación.

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I. Consideraciones generales. —• II. Capacidad jurídica y capacidad deobrar.—III. El Sindicato y su personalidad.'—IV. Interés colectivo y vo-luntad unitaria..—V. El reconocimiento.'—VI. Consecuencias del reco-

nocimiento.

I.--*-CONSIDERACIONES GENERALES.

La promulgación del Decreto de 17 de julio de 1943,al plantear de manera directa el problema de la perso-nalidad jurídico-patrimonial de los Sindicatos .Nacio-nales y de las Entidades Sindicales Menores (1), resu-cita con toda oportunidad una cuestión- que ya implíci-tamente aludida-por el Fuero del Trabajo (2) y abor-

(1) Importa aclarar, para evitar posibles confusiones, que en el des-arrollo de este trabajo, cuando empleemos el término Sindicato, enten-demos referirnos indistintamente a los Sindicatos Nacionales (o dichocon más exactitud, a los Sindicatos Verticales) y a las Entidades Sin-dicales Menores (que se diferencian en Gremios, Cofradías, Herman-dades y Sindicatos de Empresa). Deseos de brevedad • y el no menosoperante de evitar embarazosas .repeticiones eos lian inducido a adoptaresta terminología, un poco convencional, es cierto, pero- que entendemosútil.• (2) Cuando el Fuero del Trabajo .en su Declaración XIII, número 5,

afirma que el Sindicato Vertical es tina corporación de Derecho público,es evidente que de manera implícita afirma, asimismo, la personalidadjurídica que el Sindicato posee, por cuanto la personalidad es requisitoprimario para la existencia de la corporación.

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ANTOSIO BOTJTHKLIEK

dada con precisión por la Ley de Organización Sindi-cal de 6 de diciembre de 1940 (3), no había tenido, to-davía, repercusión efectiva en la realidad sindical es-'pañola. Porque, á pesar de la repetida y constante po-sición mantenida a través dé múltiples ordenanzas in-teriores de la Organización sindical, afirmando que lo?Sindicatos y Entidades sindicales son Corporacionesde Derecho público, que gozan de plena personalidadjurídica (4), es lo cierto que tales afirmaciones no ha--bían producido en el campo sindical español otro efec-to que el puramente romántico derivado de su propiocontenido, por cuanto no pasaban de ser. declaracionesideales, carentes de aplicación práctica.

Hasta los momentos actuales la Organización sin-dical española se ha desenvuelto en un régimen generalde minoría de edad, que era absolutamente imprescindi-ble cuando se trataba de cubrir las primeras etapas de suvida pública. Sindicatos en plena formación, agrupado- _.

(3) Artículo 5." de !a Ley. "Los Sindicatos y Hermandades sindica-les locales tendrán personalidad jurídica, como corporaciones de Dere-cho público, tan pronto figuren aprobados sus estatutos por la Delega-ción Nacional de Sindicatos y aparezcan inscritas en el Registro que lamisma establezca."

Otro tanto cabe afirmar - -y con mucha más razón, aunque 3a Ley nolo declara de manera expresa-- por lo que respecta a la, calidad de per-sonas jurídicas de ios Sindicatos Nacionales una vez que sus estatutoshayan sido aprobados con arreglo a lo preceptuado en el artículo n deJa misma Ley.

(4) lista idea de la personalidad del Sindicato es punto menos queun teína constante de la reglamentación sindical, apareciendo, entre otras,en las siguientes órdenes generales: uúm. 6, de enero de 194a; núni. 10,de febrero de 1942; núni. 16, de, 17 de marzo de 1942; núm. 20, de abrilde 1942, reglamento de. las Hermandades Sindicales, especialmente ensu artículo 19; núni. 23, de 15 de mayo, reglamento de los Gremios, en suartículo 21; núm. 28, de 24 de jumo de 1942, reglamento de los Sindi-catos de Kmpresas, en su artículo 23; y núm. 29, reglamento de las Co-fradías de Pescadores, en su artículo 35.

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LA KiKSÜXAT.IDAD JURÍDICA SINDICAL

Bes lócales o comarcales de carácter gremial apenas na-cidas, hermandades de labradores y ganaderos que seiniciaban en la vida social y económica que en-su díaha de estarles confiada,'no eran, ciertamente, organis-mos que reunieran ni la vitalidad, ni las condiciones, nimucho menos la experiencia imprescindible para afron-tar con plena y total responsabilidad y con segura ga-rantía de éxito la ardua tarea de encauzar y dirigir losproblemas sociales, económicos y asistenciales que for-zosamente habían de constituir su propio contenido.Por otra parte, la ausencia de. tradiciones funcionales,la falta de una organización trabarla y hecha, la mis-ma índole de las horas-vividas en pleno alumbramien-to de nuevas fórmulas nacionales y el desequilibrio so-cial y económico' producido por casi tres años de cruen-ta lucha, acrecentado por el muy considerable que essecuela de la actual contienda mundial, hacían que losmomentos fueran poco propicios para ensayos que pu-dieran suponer disgregación o pérdida de unidad enlas actuaciones. Eran, pues, los hasta ahora vividos. •momentos en que se imponía la centralización de lasactividades sindicales en organismos rectores de depu-rada formación, hondamente vinculados •—política-mente-— a las directrices del Movimiento, y que al mis-mo tiempo representasen una garantía cierta por loque al rigor funcional y administrativo hace referen-cia, lira preciso, en suma, crear la tradición adminis-trativa indispensable y apta para acumular el necesa-rio caudal de experiencias que había de constituir la es-cuela y base funcional de aquellas entidades sindicalesen formación. En estas condiciones, la Delegación Na-cional xle Sindicatos y las Centrales Nacional-Sindica-listas han venido asumiendo la Jefatura de la Organi-

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ANTONIO r.OIJTHEI.IElí

zación, desempeñando su papel de organismos de di-rección y coordinación' de las actividades de los Sindi-catos, a una y otras subordinadas -políticamente, dan-do la tónica de conjunto que es necesaria, vigilando yencauzando la actuación de dichos Sindicatos, prove-yendo al nombramiento de sus mandos y ordenando, ensuma, cuanto .hacía referencia a su actividad, medioseconómicos de subsistencia, determinación de sus pro-pósitos y consecución de sus fines. Nos encontrábamosante una especie de tutoría dé toda una serie de Sindi-catos que, gozando de capacidad jurídica, carecían decapacidad de obrar.

Pero transcurridos unos 'años desde el momentoen el cual puede propiamente situarse el nacimiento dela Organización sindical, se han presentado las condi-'ciones mínimas indispensables para otorgar carta deexistencia plena y .autónoma a los Sindicatos, cuandomenos a aquéllos que por su conducta y preparaciónse hayan hecho' acreedores a tal distinción. Es 3a horaen que alcanzan su mayoría de edad y se emancipan dela tutela ejercida por la Delegación Nacional de Sindi-catos en virtud de las normas contenidas en el Decretoinicialmente mencionado y que tendrán su desarrollo enlas que habrán de, dictarse para su aplicación.

Esta disposición viene'a ser exponente de la capa-cidad de autogobierno de los organismos sindicales,que ha encontrado su sanción legislativa en las dispo-siciones del Nuevo Estado Español. Ya en su preám-bulo se reconoce que "es llegado el momento de otorgara las entidades sindicales la capacidad funcional deri-vada del reconocimiento de su personalidad jurídica,sentando los jalones de un desenvolvimiento normaldesde la actual situación de rígido sometimiento a la

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I-A PERSONALIDAD' JUHÍDICA. SINDICAL

personalidad general del Movimiento político, en el quese unifican patrimonios y representaciones, hasta llegara su perfecta diferenciación". Claramente 'aparece demanifiesto en estas palabras que se vive, en virtud del.Decreto que comentamos, un proceso de emancipaciónie los Sindicatos, que si bien en lo político continúanadscritos a la disciplina del Movimiento, en lo social yen lo económico —es decir, en lo sindical-—-, adquieren.libertad de movimientos y ven reconocida su capacidadde autodeterminación como organismos completamen-te formados, que van a entrar, de- manera clara y com-pleta, en la vida pública cíe la Nación. Este criterio serefuerza en ei propio texto de la disposición, cuando en.se artículo primero se declara que, tanto los SindicatosNacionales corno las Entidades Sindicales menores, go-zan de plena personalidad jurídica, y dispondrán, en'consecuencia lógica, de su patrimonio propio, indepen-diente y separado del general del Movimiento... Y comosecuela obligada, la Delegación Nacional de. Sindicatosy los Organismos de Coordinación y Vigilancia de, ella'dependientes (Centrales Nacional-Sindicalistas) reali-zarán el traspaso a dichos Sindicatos y Entidades Sin-dicales de las funciones y servicios que hoy vienen ejer-ciendo, y que no sean de los que de manera específica'e indeclinable pueden considerarse ligados a la líneapolítica de actuación del Movimiento.

Tenemos, pues, que en esta materia nos .encontra-BÍOS en" marcha hacia una auténtica descentralización,a base de aquellos organismos sindicales que • hayanadquirido el suficiente grado de desarrollo que los hagaaptos para recibir esa especie de carta de autonomíao reconocimiento de mayoría de edad prevista en estadisposición.

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ANTONIO BOTJTIIEOIER

I.I.—-CAPACIDAD JURÍDICA Y CAPACIDAD DE OBRAR.

El examen del Decreto de 17 de julio de 1943 regu-lando las funciones de los varios y distintos Organis-mos sindicales, determinando sus facultades y deslin-dando sus respectivos campos de actuación, nos sitúa,inicialmente, ante la necesidad de recoger, siquiera seaeon toda brevedad y sin el menor 'propósito ambicioso,la distinción entre la capacidad y personalidad jurídicay la capacidad de obrar de los Sincíicatos. Y_esto, comoya liemos dicho, por la sencilla razón de que si bienhasta ahora han sido numerosos los textos y normasen que repetidamente se ha aludido —reconociéndo-la— a la personalidad jurídica de dichos Sindicatos yEntidades sindicales, una vez cumplidos determinadosrequisitos (5), es lo cierto que hasta el momento en quese promulga el antes mencionado Decreto de 17 de ju-lio,, todas aquellas declaraciones tuvieron únicamenteperfiles teóricos, sin ninguna o con. escasas repercusio-nes prácticas." '

Ciertamente, no es ésta ocasión, ni tenemos el pro-pósito de entrar a ' deslindar problemas . ampliamentetratados en el marco del derecho privado. Basta, paraalcanzar los efectos que nos proponemos conseguir, re-cordar, en términos comúnmente aceptados, que en tan-to la capacidad jurídica, que se confunde con la perso-nalidad, es la-aptitud que tiene el hombre para ser su-jeto de relaciones jurídicas, la capacidad de obrar es laaptitud para realizar actos con eficacia jurídica. Sen-tado esto, aparece claro que el Decreto de 17 de julio,

(S) Ver antes nota 4.

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LA PERSONALIDAD JURÍDICA SIJflJICAL

si bien de manera indifcrenciada y bajo la rúbrica ge-nérica —y en este caso un tanto imprecisa— de la per-sonalidad, entiende referirse fundamentalmente a la ca-pacidad de obrar de los Sindicatos y Entidades sindi-cales. Adviértese ya, en su preámbulo, esta idea,- segúnla cual las Entidades sindicales recibirán "la capaci-dad funcional derivada del reconocimiento de su per-sonalidad jurídica"; capacidad funcional que, al dife-renciarse de la personalidad jurídica, no puede ser otraque la capacidad de obrar. Hasta el momento de la pro-mulgación del Decreto que nos ocupa, los Sindicatosnacionales reconocidos por eLEstado (6) y las Entida-des sindicales menores que reunieran determinados re-quisitos (f) gozaban de personalidad jurídica a tenorde lo dispuesto 'en las disposiciones' correspondien-tes (8). Pero esta personalidad jurídica, esta capacidadpara ser sujetos de relaciones jurídicas no desemboca-ba en aptitud para realizar actos con eficacia jurídica;o cuando menos, el régimen de funcionamiento en elseno de la Organización sindical impedía, de hecho, quetales actos se realizasen, por cuanto toda conducta sehallaba rígidamente sometida a las normas emanadaspor la Delegación Nacional de Sindicatos corno orga-nismo que asumía la única personalidad visible; y aunésta, delegada de la personalidad, general del Movimien-to, del cual es ün órgano la mencionada Delegación.Rigidez que hallaba su exponente máximo en el mismorégimen patrimonial de los Sindicatos y Entidades sin-

(6) Mediante la aprobación de sus estatutos por el Mandq Nacionaldel Movimiento, a propuesta del Delegado Nacional de Sindicatos.

(7) Aprobación de sus estatutos por la Delegación Nacional de Sin-dicatos e inscripción en el Registro Central de Entidades Sindicales.

(8) Especialmente la Ley de 6 de diciembre de 1940 y Ordenes ge-nerales de la Delegación Nacional de Sindicatos míos. 20, 23, 28 y 29.

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ANTONIO BOCTEKLIEB.

dicales, ya que unos y otros (9) no disponían- normal-mente de otros bienes que los consignados en los pre-supuestos generales de la Organización.

Nos- encontramos, -por consiguientes ante personascolectivas, dotadas, es cierto, de'personalidad jurídica,ya que así se les reconocía por la ley, pero carentes decapacidad de obrar, por cuanto se hallaban estricta-mente sujetas a la autoridad •—¿tutelar?—• de la Dele-gación Nacional de Sindicatos o de sus órganos co-rrespondientes. Este régimen, especie de minoría deedad, es el que vendrá progresivamente a concluir cuan-do se aplique en toda su extensión aquel otro de auto-gobierno y de reconocimiento de capacidad de obrar,previsto por la disposición que tantas veces heñiosmencionado (10).

Nos encontramos, por consiguiente, con la existen-cia, de una parte, de Sindicatos reconocidos, dotadosde personalidad jurídica; de otra, con los Sindicatosque, además de haber sido reconocidos, lian recibidocarta de autonomía, que tendrán, sobre la personalidadjurídica, plena capacidad de obrar. Y consideramos quea ambos grupos procede añadir un tercero, ya que elSindicato existe como entidad "de hecho", aun antesdel reconocimiento, realizando funciones de varia ín-dole y naturaleza, siempre con eficacia, sindical. 'Por lo

ío.) Salvo alguna excepción motivada por lina delegación de serviciosliedlos por el Estado acompañada de la correlativa autorización para per-cibir el canon correspondiente.

(to) "El Sindicato, en contacto constante con las inquietudes econó-mico-sociales, es un pulsador de las necesidades y de las apetencias delpaís, más que el propio Estado. Su misión le obliga a velar, recoger, ob-servar y plantear. Ha de ser el impulso que mueva al Estado de modopermanente."—Francisco Guasch Balart: "Ordenación jurídica en losSindicatos", en C. N, 5". "Aportaciones a la política social nacionalsindi-calista". Barcelona, 1940, pág. 270.

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I.A PERSONALIDAD JUHÍDICA SINDICA!.

cual tendremos que, en definitiva, podrán constituirse aeste respecto tres clases o grupos diferentes de Sindica-tos : los-de hecho, los dotados de capacidad jurídica y los •que-poseen capacidad de obrar ( i i ) . -

III.—Ei. SINDICATO Y SU PERSONALIDAD.

Sentada esta distinción entre capacidad o persona-lidad jurídica y capacidad de obrar de los Sindicatos 3/Entidades sindicales, hemos cubierto la etapa inicial deeste trabajo.

Pero la determinación de la personalidad jurídicade los Sindicatos y Entidades sindicales, y los proble-mas a ella conexos —naturaleza, origen-, consecuen-cias—; 110 se hallan tan absolutamente claros que norequieran un análisis detallado, desde el punto de vis-ta de estricta técnica jurídica, para intentar fijar concarácter de permanencia su índole y perfiles más acu-sados.

De acuerdo con los términos de los artículos' 5.0 y9.0 de la Le)*- de Bases de la Organización Sindical de6 de diciembre de 1940, una vez cumplidos los requisi-tos correspondientes (12), los Sindicatos y Entidades

(11) Los Sindicatos de hecho quedan englobados dentro de la totalorganización sindical. Carecen de bienes y do personalidad y son, en todocaso, entidades en formación que, aunque de hedió actúen en la vidasindical española, lo harán siempre en- función o coft poderes delegadospor los organismos sindicales del Movimiento.

(12) Para los Sindicatos Nacionales, la promulgación del Decreto dereconocimiento y aprobación de sus estatutos conforme a la dispuesto enel artículo u de la' Ley de. 6 de diciembre de 1940. Para las EntidadesSindicales, aprobación de sus estatutos por la Delegación Nacional de Sin-dicatos e inscripción en el Registro de Entidades Sindicales de, la misma,según el artículo 5." de. la misma disposición. • •

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ANTONIO BOUTHKLIER

sindicales adquieren la categoría de Corporaciones deDerecho público, y tienen personalidad jurídica. Elcumplimiento de tales requisitos es, por tanto, a losSindicatos y Entidades, lo que el nacimiento es a laspersonas individuales. Una vez cumplidos, nos encon-tramos ante una nueva persona jurídica pública, unapersona colectiva de carácter público. O, si se prefiere,para- simplificar las expresiones y matizarlas de ma-nera más característica, puede decirse, siguiendo el pen-samiento de Bortolotto (13), y bien que salvando lasprofundas diferencias que median en esta materia en-tre lo-italiano y lo. español, que con el reconocimientoel Sindicato adquiere la personalidad sindical.

Esta personalidad que nace, en todo caso, no es otracosa que la correspondiente a una persona colectiva, ala cual son de aplicación inmediata todas las teorías ju-rídicas existentes en orden a la calidad de sujeto dederecho de las personas jurídicas, desde la romanistade Savigny, basada en la teoría de la ficción [y su in-mediata y concordante que encuentra su origen en la *filosofía -del "como si" (14)'], según la cual la personacolectiva no es más que una creación artificial de la Leyque no responde sino al deseo de satisfacer una nece-sidad de la técnica jurídica, hasta la orgánica de Gier- 'ke, que afirma.que la persona colectiva es una persona

(13) Bortolotto, Guido: Dirifto Corporativo. 2." ed. Iloepli. Milán,1938, pág. 124.

(:,;.) Vaihinger: Phüosophie des Als-Ob. Berlín, 1922, 8, y Strauch:Die Phüosophie des Als-Ob ilvid d-ie Hauptsachlichsten Problenie derliechíswissenschaftj en Bandstein su einer Ph. d. Als-Ob, vol. 7. Mün-chen, 1923.

Citados por Balzarini en el Traitaio di Diritto corporativo, dirigidopor Chiarelli, parte 1.a, vol. 1.", pág 156. Societá Editrice. Libraría. Milán,1940.

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LA PERSONALIDAD JUKÍMCA SINDICAL

real, pasando por todas las intermedias y varian-tes (15). Ahora bien: sea como sea, y esto es lo que tíosimporta, nos .encontramos con que el Sindicato es unaorganización social que existe, que actúa, que se loca-liza en el espacio y que proyecta, su .actividad sobreotros individuos ti organizaciones; no es una enteleqtxia,sino una realidad, constituida por la reunión o agru-pación de otras personas individuales o jurídicas. Sepresentan eri el Sindicato los dos elementos caracterís-ticos de la persona jurídica:-el interés colectivo y lavoluntad unitaria, distintos y superiores de los intere-ses y voluntades individuales de los sindicados. El Sin-dicato tiene sus propósitos o fines propios y distintos ;•asume el servicio de intereses supraindividuales; en-carna la representación total de su rama de produccióny supone en todo caso tina voluntad destinada a alcan-zar determinadas metas, distintas a las particulares desus componentes y de tal naturaleza que individual-mente son inalcanzables. Así? pues, aun sin las expresasy terminantes declaraciones que repetidamente nos hanocupado, resulta necesario concluir que el Sindicato esuna persona jurídica, si bien su especial naturaleza ymisión ponen la facultad de darle vida, no en-manosde los particulares, como si se tratase de una personajurídica de derecho privado, sino en. manos del Estado.Y de ahí que por. ía especialidad de su nacimiento y desus funciones,'se caracterice corno una persona jurídicade derecho público.

(15) Un buen resumen de estas teorías, suficiente a nuestros efectos,encuéntrase en el Ennecerus, Derecho civil, versión española de Pérez yAlguer. Bosch, ed. Barcelona, 1934, vol. i, pág. 434, nota.

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A8TO2Í1O BOUXHELIER

IV.—INTERÉS COLECTIVO Y VOLUNTAD UNITARIA.

Vista la cuestión de la naturaleza de la personal! •dad jurídica .del Sindicato y de las Entidades sindicales,y aceptada su existencia, plantéase el problema del"origen" de la misma y del modo de formación de suselementos integrantes: interés colectivo y voluntad uni-

creemos se nos moteje de exagerados por afir-mar que el interés deí Sindicato raramente coincide,cuando menos de manera plena y absoluta, con los in-tereses individuales .de los sindicados. Y entonces,¿cómo se forma el interés colectivo o supraindividua]que el Sindicato está llamado a servir?

A dos posiciones extremas pueden reducirse todaslas opiniones en la materia: o el interés colectivo —lla-mémosle interés sindical— se fija y determina autori-tariamente por el jefe, o el interés sindical es la resul-tante de tina posición mayoritaria deducida de la ex-presión de todos los intereses individuales representa-dos. No creemos que la solución de este problema puedaser otra que la que se derive de la conjugación de losintereses ma-yoritários del Sindicato con el total y su-perior interés nacional, y ello en función del ejerciciode la autoridad que viene atribuida a toda jefatura enel seno de la línea política del nacionalsindicalismo. Sinembargo, esta autoridad para que se ejerza legítima-mente tiene sus límites claros y concretos. Por lo mis-mo que es "autoridad" no puede ejercerse de manera"arbitraria", so pena de incurrir en responsabilidad;antes bien, debe moverse dentro de ciertos límites; ypara fijar éstos hay que atender de una parte al in-

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LA PERSONALIDAD JURÍDICA SINDICAL

teres nacional que nos suministrará la línea de máxi-ma, y a la suma de .los intereses individuales o particu-lares de los sindicados, que nos suministrará la línea demínima. Y las eventuales antítesis habrán de resolver^"se, si ello es posible, en la síntesis de ambas clases deintereses; recurriendo al sacrificio de ios de menorrango, cuando el sacrificio fuera preciso para la ga-rantía de aquellos otros de rango más elevado; y aten-diendo al criterio mayoritario cuando la contraposiciónsurgiera entre intereses de rango semejante. Todo ellosin olvidar- los principios de justicia y equidad quevienen a constituir el alma jurídica del Movimiento.

Opérase, por consiguiente, una doble corriente deintereses, a modo de endósmosis y exósmosis, para lafijación del interés sindical. Aquélla, representada porlos intereses de carácter nacional, ajenos al Sindicatoo cuando menos exteriores a él. .Ésta, representada porlos misinos y estrictos intereses sindicales, en todo sudesnudo egoísmo. En el cruce de ambas corrientes en-cuéntrase la jefatura del Sindicato, constituida asi-mismo de una parte por el jefe, designado autoritaria-mente por el mando, y, de otra, por la Junta Sindical,que será elegida por los productores interesados, segúnse deduce de las últimas tendencias legislativas españo-las (i6). A la jefatura asi constituida corresponderáfijar la situación de equilibrio entre ambas clases deinterés, para determinar cuál sea, en definitiva, el in-terés sindical. La dificultad que entraña el alcanzar con

(16) Especialmente, Decreto de 17 de julio de 1943, sobre elección decargos sindicales.

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ANTONIO BOIJTHELJ.EE

éxito tal resultado es índice de las dotes de pondera-ción, conocimiento y habilidad que son imprescindiblesen un mando sindical cualquiera que sea su categoría;y es al mismo tiempo exponente claro de la grave res-

- ponsabilidad que pesa sobre los mandos sindicales.

* * * .

En cuanto al proceso de la formación de la volun-tad unitaria del Sindicato, los términos del problema sesimplifican notablemente, sobre tod'o cuando se partede la existencia de un interés sindical predeterminado.Esa voluntad, unitaria o, mejor dicho, esas manifesta-taciones unitarias de voluntad sindical, no son ni p.ue~-den ser otra cosa que el resultado de la fusión de la vo-luntad de todos y cada uno de los componentes del Sin-dicato, desde su jefe al más modesto de los productoresencuadrados en el mismo, y todas ellas condicionadaspor el interés sindical. ' •

Con este criterio, además, se obtienen los .elementosaptos para distinguir entre las manifestaciones de vo-luntad fundadas —legítimas, justas— e infundadas—ilegítimas, injustas—•. •

Toda manifestación de voluntad que se halle' deacuerdo con el interés sindical, será justa; no siéndolo,por el. contrario, aquellas otras que, apartándose dedicho interés, vengan a ser exponente de intereses par-ticulares o de grupo; distintos y aun contrapuestos a losintereses sindicales.

Y no se diga, a modo de objeción, que semejantesmanifestaciones de voluntad con carácter unitario,aunque resultantes de la fusión de una serie más o me-nos amplia de voluntades individuales, serían una no-

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LA PERSONALIDAD JURÍDICA. SINDICAL

vedad en el mundo jurídico. Pues, como muy bien hadicho Balzarini, "existen en el intuido jurídico manifes-taciones de voluntad, aparte de las individuales, queresultan de la conjunción de las voluntades de variosindividuos, desde el contrato al acto colectivo, que elDerecho considera unitarias porque en realidad sonimitarlas y distintas de las voluntades de los particu-lares que han contribuido a su formación; en tanto que ••la conciencia y la voluntad como poder de autodeter-minación, son y no pueden ser otra cosa' que atributosdel individuo, la manifestación de voluntad puede ser elresultado de la conjugación y del concurso de variasvoluntades individuales y presentarse en la realidad so-cial y jurídica como unitaria y distinta; es- éste un fe-nómeno bien sencillo, que está determinado por un pro-cedimiento de formación colectiva de la manifestaciónde voluntad" (17):

Y.- —EL RECONOCIMIENTO.

Pero todas éstas son cuestiones que no pueden des-ligarse, en ningún momento, del problema primordialdel ."origen" de la personalidad sindical, del acto queda lugar al nacimiento de una nueva persona jurídicapública y al que ya anteriormente hemos aludido: delreconocimiento.

No basta que el Sindicato se encuentre constituido,incluso funcionando de manera activa y haya llegadoa elaborar esa voluntad unitaria y ese interés sindicalque acabamos de estudiar, para que exista una nueva

(17) Renato Balzarini: Gli ettii sindacali, en el Trattato de CMai-elli,arte i.", vol. i.", pág. 159. Soc. Ed. Lib. Milán,

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AMONIO BOUTHEI.IEE

persona jurídica. Todos éstos son, ciertamente, elemesi-tos reales imprescindibles. Pero para que esa nueva per-sonalidad nazca al mundo de los negocios públicos pre-císase de manera ineludible el requisito formal del re-conocimiento (18). Es natural que así sea, por cuanto,en primer lugar, los Sindicatos están llamados a regiry representar intereses, muy superiores a los simple-mente particulares y superiores incluso a los colectivosde íos propios sindicados: intereses de todos los produc-tores de la esfera de su competencia territorial o eco-nómica (19); en segundo lugar, porque la ordenaciónsocial y económica de la producción íia de ejercerse a.través de ellos (20); y en tercero y. último, porque soninstrumento principal al servicio del Estado para la rea-lización de su política económica (21) y para la obten-ción de los datos precisos para elaborar las estadísticasde producción (22). Con misiones de tal envergaduray trascendencia y cuya naturaleza desborda en tangran medida lo privado para entrar en e! mundo de lopúblico,. es claro que el Estado debe tomar sus precau-ciones y garantirse contra eventuales desviaciones. Deaquí la exigencia del reconocimiento como requisito for-mal previo e inedulible para la atribución de personali-dad a los organismos sindicales.

De todo esto se deduce, además, que la personali-dad jurídica sindical es en nuestro sistema, por lo que &los Sindicatos Nacionales se refiere, una "concesión'"'

Estado, por cuanto sólo por decisión de éste alcanzan

(18) Ver notas u y 12 de este estudio.(19) 'Artículo 3.* de la Ley 6-XII-40.{20) Artícnlo 8.° de la Ley 6-XII-40.(31) Fuero del Trabajo, Declaración XIII, núm. 5.(32) Fnero de! Trabajo, Declaración XIII, núm. 8.

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LA PERSONALIDAD jUKÍBICA SINDICA!,

dichos Sindicatos la categoría de Corporaciones de De-recho público, dotadas de personalidad jurídica; el re-conocimiento tiene, para ellos, carácter constitutivo yde-concesión. Distintamente por lo que atañe a las en-tidades sindicales locales, comarcales o provinciales, elreconocimiento tiene un simple carácter de adveración,de adquisición de seguridad, de inscripción o registro,de constatación de una realidad preexistente, de reco-nocimiento propiamente dicho, en suma; lo que presu-pone que la entidad sindical tiene casi un derecho alreconocimiento, una vez cumplidas ciertas condiciones.Con esta diferenciación en cuanto a la naturaleza delreconocimiento, el sistema español adopta una posiciónintermedia entre el italiano, en el cual el reconocimientoes siempre concesión otorgada a las asociaciones profe-sionales mediante Decreto emanado por el Poder eje-cutivo (23), y el sistema suizo de la inscripción subsi-guiente a la voluntad de constituir una asociación mani-festada en los correspodientes estatutos, único controlque se reserva el Estado (24). "

La razón de nuestro sistema y su carácter interme-dio y en cierto modo ecléctico, entendemos que encuen-tra argumentos favorables, tanto en la especial impos-

y

(23) Artículo 4." de la Ley de 3 de abril de 1926, cuando dice: "Elreconocimiento de las asociaciones (sindicales) a que hacen referencialos artículos anteriores, tiene lugar mediante Real decreto a propuesta delMinistro competente, de acuerdo con el Ministro de! Interior, oído elConsejo de Estado. Con el mismo decreto se aprueba el estatuto, que sepublica, por cuenta de la Asociación, en la Gaceta Oficial del reino." Pos-teriormente este artículo filó modificado declarándose competente el Mi-nisterio de las Corporaciones, previo informe del Comité Corporativo cen-tral en lugar del Consejo de Estado (según el artículo 10 de la Ley de 20de marzo de 1930 y el Real decreto-ley de 18 de abril de 1935.)

(24) Artículos 60 y 61 del Código civil suizo.

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ANTONIO BOUTUELIKK.

en la profunda diferencia existente entre la trascen-dencia nacional de las actividades de los Sindicatos Na-cionales de un lado, y de las entidades sindicales deotro.

Porque nuestro Movimiento, que siente una fer-vorosa tendencia hacia la jerarquía y la unidad, sientetambién desde el pensamiento mismo de su Fundadorun fervoroso respeto por la profunda libertad del hom-bre, y HO encuentran razones políticas o morales queimpidan el reconocimiento de entidades sindicales, sur-gidas y estructuradas con toda espontaneidad y con unalcance territorial o económico en el ejercicio de smactividad que no puede .influir de manera decisiva enla vida nacional. En este aspecto, al Estado español lebasta con el control de los estatutos y de ios mandossiadical.es (que se logra por la inscripción en el corres-pondiente registro) y no exige más que un absolutorespeto a la idea de unidad, actuando en este caso,-conio dice Barassi, "no como ente soberano", sino como"órgano del Derecho" (25).

Este es el caso de las entidades sindicales. En cam-bio, cuando la actividad del Sindicato va a alcanzar atoda la nación, influyendo en su vicia y afectando a muyamplias zonas económicas y sociales, el Estado se re-serva la facultad de "conceder", de compartir o no unaporción de su soberanía, de su- poder público, de susfacultades de representación y de disciplina, porque node otra manera podría ser, sin grave detrimento de suautoridad y sin inminente peligro para el Poder público.Entonces el reconocimiento es pura "concesión". Es el

(25) Barassi, Ludovico:' Diriíto sindacale e corporativo. Giaffré, ed.Milán, 1934, pág. 154, mota 11,5.

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LA PERSONALIDAD JURÍDICA SINDICAL

caso de los Sindicatos Nacionales. Y entonces por en-cima de aquella "libertad humana", se tiende al serviciode la "libertad nacional", ya que no en balde José An-tonio recordó que sólo se es verdaderamente libre cuan-do se forma parte de una nación libre.

ANTONIO BGITTHELIEK.(Continuaré.)

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