La perspectiva del lecho de la Muerte.pdf

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IDHHB charla del mes número 34

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  • IDHHB charla del mes nmero 34

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    Copyright, E. J. Gold, 2002

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    La muerte tiene una manera de poner en orden tus prioridades . . . El seuelo de la vida orgnica tiende a ser disipado por la sobriedad de la experiencia de la muerte.

    En marzo de 1985, el tema de la muerte haba surgido entre algunos

    miembros del grupo, unos cuantos tenan parientes cercanos ingresados en el hospital muy enfermos que enfrentaban el fin de sus vidas y esta preocupacin comn haba provocado una discusin sobre la inminencia de la muerte y su relevancia para nuestro trabajo.

    Con el tiempo, todo llegar a esto, dijo E.J., refirindose a la aprehensin

    colectiva que sentimos ante nuestros propios destinos. Morirs y todo lo que has logrado y lo que has acumulado en esta vida en el sentido ordinario se perder.

    Si es que alguna vez llegas a conocer y a entender que pronto tienes que morir y finalmente todos vamos a echarnos en ese mismo sof a esperar que venga a llevarnos el ngel de la muerte - podrs entender cmo no tiene valor alguno ninguna de las cosas a las que tratas de asirte ya sean materiales, emocionales o mentales, concluy.

    En ese sentido, es un gran alivio, dijo Linda. S, es maravilloso saber que lo que hayas logrado o lo que hayas dejado

    atrs, o incluso lo que hayas dejado por herencia en esta vida, se perder. Tus herederos morirn y con el tiempo, despus de muchas y muchas generaciones, toda la raza humana morir. Y por ltimo, todo el planeta ser destruido.

    Todo llega a nada en este mundo; si tu cuerpo va a morir de todas formas, y seguramente se es el caso, entonces tu atencin puede elevarse ahora del cuerpo y de las cosas del cuerpo las posesiones materiales, mentales y emocionales y estar libre para posarse en lo que se pueda lograr que sea de algn valor.

    Recuerda que el objetivo no es sobrevivir de manera lineal, en el sentido temporal, sino vivir de manera perpendicular a eso, en lo eterno.

    Pero la supervivencia slo por la supervivencia no tiene sentido. Estamos intentando hacer que nuestras vidas valgan la pena, y en un sentido, nuestra supervivencia slo se vuelve importante cuando es por el bien del Trabajo, dijo E.J., volviendo su atencin hacia el plato. Empez a cortar una suculenta pechuga de pollo con un pequeo y afilado cuchillo de plata. Yo dira que la vida de este pollo vala la pena, verdad?, sonri, levantando con un tenedor la reluciente carne blanca hacia sus labios. Observamos semi-horrorizados como se coma una patata enorme que rezumaba leche cortada, con tres bocados.

    Dira usted algo ms al respecto?, le pregunt Paul. Me refiero a la idea de hacer que nuestras vidas valgan la pena.

    E.J. levant su mirada, masticando y tragando de manera pensativa. Muchos pacientes terminales con los que he hablado, especialmente aquellos que han tenido algn conocimiento de las ideas, entienden muy bien que sus vidas slo valan en esos momentos cuando respiraban en el yo esencial respirando con Dios amando y siendo amado. No me refiero a amar a la gente y ser amado por la gente de manera recproca . . . el amor realmente no tiene nada que ver con la gente. La gente es incapaz de amar. Lo que llaman amor es en realidad un anhelo, un sentido de calor, la seguridad, la lujuria, la satisfaccin, el

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    auto-reconocimiento, la identidad del retrato vivo de uno pero nunca el amor. Slo el yo esencial puede amar y el amor nunca lleva un objeto nunca se refiere a algo especfico.

    Lo que cuenta de verdad en la vida son los pocos momentos de consciencia, con los cuales pagamos a Dios nuestra existencia; esto llega a ser terriblemente claro para aquellos que estn tendidos en el lecho de la muerte.

    Al llevar a la mquina al estado de despertar, o mejor dicho al permitir que entre en este estado, incluso aunque sea slo un poquito, y al aceptar el aliento de Dios, permitiendo que ste repose y que excite al yo esencial, como lo describimos, podemos saldar nuestra existencia.1

    Me re bastante el otro dia cuando me di cuenta de lo mucho que habis recibido. Mucha gente ha dedicado toda su vida a aprender estas ideas: a vosotros se os da todo masticado. Oh esa idea es interesante, dices, tirndola por la espalda en el gran montn que hay detrs de ti.

    Ojal pudieras estar tendido en una de esas camas con los tubos de oxgeno en la nariz, con un suministro intravenoso a goteo de morfina. Creo que llegaras a apreciar lo que te he dado para trabajar, y creo que en ese momento, cuando sea demasiado tarde, intentaras usarlo de verdad.

    Es difcil obligarse a creer que el cuerpo va a morir, verdad?, nos pregunt E.J. Pero si puedes, dejars de perder el tiempo dejndote impresionar con todas las cosas que van a morir con l ese da. Esta claridad sobre la vida y la muerte de la mquina -y la futilidad de la existencia ordinaria, es decir, la vida sin el Trabajo- puede ser una gran cura para la enfermedad de la avaricia intelectual, emocional, material o espiritual.

    La otra noche, vimos una pelcula en la que un to muy misterioso enseaba a un joven cmo vivir como un mago, dijo Della. El hombre puso al chico en una situacin peligrosa, colgndolo por el cuello en el borde de un acantilado. Qu es lo que sientes? Qu es lo que sientes? grit al nio. Finalmente despus de unos largos minutos, el chico susurr: La muerte, siento la muerte. Quitndole del peligro, el mago le dijo que si el chico pudiera sentir siempre el toque de la muerte, nunca podra cogerle por sorpresa.

    S, sa es una manera muy buena de describir una venerable tcnica chamnica que se encuentra en muchas tradiciones por todo el mundo, dijo E.J. De esta manera, uno nunca se encontrara preguntndose: Por qu tiene que ser hoy?, aferrndose de manera desesperada a los ltimos momentos. No todos tendris horas de aviso para preparar el paso; quizs os sea concedido slo un segundo o dos.

    Muere la gente de la misma manera que vive, o piensa que hay un cambio radical?, pregunt Paul. En otras palabras, me parece que podemos juzgar la calidad de nuestras muertes de acuerdo con la forma en la que llevamos nuestras vidas ahora, sin suponer que algo cambiar -que veremos la luz clara y todo ser diferente.

    Llevas mucha razn, contest E.J. Si no puedes ver la luz clara en este momento, de verdad supones que tendrs la atencinde-presencia para verla slo momentos despus de la muerte de la mquina, con todos sus abrumadores efectos personales?.

    Yo considero que eso sera un autntico pesar, dijo Paul. Bueno, qu ests haciendo ahora mismo para cambiarlo?, exclam E.J.

    Por qu no ests intentando verla ahora?. Incluso cuando hablamos, te 1 La charla completa que contiene la descripcin del aliento del yo esencial y cmo trabajar con l, est en unas cintas llamadas El Aliento del Yo Esencial, disponible de Gateways Books and tapes.

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    acuerdas de ella!. Por qu supones que eres incapaz de sentarte aqu y ver la luz clara durante un minuto?. Seal con la mano al grupo entero. Todo el mundo, tomad un momento para notar la luz clara. E.J. se acomod en su silla y nos examin atentamente. Hizo un corto silencio mientras pretendamos llevar a cabo su instruccin.

    Qu hacis?, grit, sentados muertos como unos robots, mirando fijamente hacia el espacio?. Qu rayos podrais estar buscando?. Nos mir fijamente con asombro. No os he recordado muchas veces que, sin importar lo que creis que veis, el Rey est desnudo?.

    E.J. mir hacia arriba, buscando palabras. Dnde est la luz clara ahora mismo?, pregunt. Dejadlo, slo mostradme dnde no est la luz clara . . . sealdmelo.

    No se percibe, dijo Linda. Puede que est all, pero no se reconoce. Quizs no se reconozca . . . pero, no se percibe?, E.J. respir

    incrdulamente. Por supuesto que se percibe!. Qu ms podras estar mirando?.

    Si sta es la luz cla ra, enton pacientemente, entonces cuntame el significado de tus experiencias . . . cualquier experiencia que alguna vez has tenido.

    Todas son la luz clara, coment alguien. Qu pasa si ests en la luz clara pero no reconoces que ests en la luz

    clara?, plante E.J. Todava ests en la luz clara?. Si, armoniz un coro de voces. La muerte puede ser muy beneficiosa si sirve para recordarte que todas las

    cosas a las que te apegas con anhelo conducen finalmente a una cama con un tubo de oxgeno en la nariz y un tubo que gotea suero en tu vena.

    Tarde o temprano, algo te va a pillar . . . el cuerpo va a morir, y todo a lo que te has aferrado y agarrado ser nada.

    Supongamos que alguien le entregara a un paciente moribundo un cheque de cien millones de pesetas . . . cul pensis que sera su reaccin?.

    Eso est bien . . . ponlo en la mesilla, ri Claude. Puede que se alegre por el bien de su familia, not alguien. S, es cierto; pero le importa un bledo por su propio bien, dijo E.J. Qu

    pasara si le pidieras que recordara todo el sexo fantstico que disfrut alguna vez, la comida fabulosa que sabore . . . todas esas maravillosas experiencias, todos los juguetes, las satisfacciones, los xitos, los fracasos, la admiracin de los dems; cul supones que sera su reaccin?.

    Tendidos all en el lecho de la muerte, comprenderemos finalmente que lo nico que nos queda es nuestra respiracin, el amor de Dios para nosotros, nuestro amor a Dios, y lo que hayamos trabajado con la parte esencial de nosotros. Todas las urgencias y ambiciones apresuradas de la vida ahora se ven por lo que son realmente . . . intiles.

    La muerte tiene una manera de poner en orden nuestras prioridades, dijo Della.

    S, exactamente, asinti E.J. Conlleva un cierto ambiente de realidad . . . te lleva al punto en el que de repente reconoces cules son tus valores en esta vida . . . lo que realmente te importa.

    Ese negocio que ests tramando . . . realmente tiene tanta importancia? El desacuerdo que llevas con tu pareja . . . ests seguro de que merezca tanta atencin?.

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    Al final de tu vida vas a mirar hacia atrs a todas esas cosas que tanto te preocupaban, dndote cuenta que podas haber usado esa misma energa para llevar la mquina al estado de despertar.

    El seuelo de la vida orgnica tiende a ser disipado por la sobriedad de la experiencia de la muerte, afirm E.J. con su inimitable gracejo.

    En el transcurso normal de la vida, tu atencin est tan atrada por los acontecimientos, y ests tan absorto con ordenar tu vida, y con arreglar las cosas, y con hacer cosas; te involucras tanto con las exigencias insignificantes de la vida que ni siquiera te das cuenta de hasta qu punto est siendo amarrada tu atencin.

    Ojal pudieras estar en el lecho de la muerte ahora, veras lo insignificante que es todo. Cuando comparas todas esas cosas a las que te has estado aferrando y en las que has estado involucrado, con el crudo hecho de la muerte, en ese momento todas esas cosas pierden su significado. La nica cosa que tiene peso es el hecho terrible e inmutable de que al final de la vida est la muerte.

    Normalmente, la atencin se deja captar por los eventos y exigencias varias que parecen necesarias en el momento; pero a largo plazo, la enorme cantidad de enredo con estos detalles nimios es asombrosa. Nunca te das cuenta de lo involucrado que ests hasta que llegas al lecho de la muerte; en ese momento se ve lo trivial que era todo.

    Por otro lado, vers aquellos momentos destacados que contaron realmente, y vers lo poco que has hecho de verdad en relacin con el peso entero de tu vida.

    Mira todo lo que podas haber hecho!. Mira toda la masa de energas que te fue entregada; mira lo que usaste realmente, y la cantidad de veces que las empleaste!.

    Es algo as como un bosque de diez mil rboles, para el cual te dieron pintura dorada suficiente para cubrirlo todo veinte mil veces, y al final de tu vida miras el bosque y slo hay cuatro ramitas doradas.

    Lo diferiste, lo demoraste y lo aplazaste . . . nunca llegaste a hacerlo, porque haba otras exigencias -haba otras cosas que en el momento parecan mucho ms importantes.

    Al final de tu vida vas a mirar hacia atrs a un enorme bosque de envolvimientos, al lado del cual habr unos esculidos recuerdos de unos momentos cuando realmente pusiste manos a la obra. Tendrs suerte si suman dos minutos en toda tu vida . . . y sin embargo t, y slo t, fuiste el encargado de toda esa vida desde principio a fin!.

    No hay nada como el lecho de la muerte para hacerte llegar la verdad de que esas demandas que exigen tu tiempo no son nada. Lo que salga de ellas no es nada, porque de todos modos, todo se pierde.

    E.J. contempl a Linda que estaba ocupada haciendo un collar mientras participaba en la discusin.

    Has perdido lo esencial de la vida si todo lo que haces es hacer joyera, por ejemplo, dijo, y por otro lado, si pasas todo tu tiempo haciendo trabajo sagrado y a causa de ello haces joyera de mala calidad, porque tu atencin est fuera en los planos superiores por asuntos sublimes, has perdido el objetivo de la vida en la Tierra.

    Normalmente, la clase de enseanzas con la que ests familiarizado dira, o que hicieras tu joyera, o bien que hicieras tu trabajo espiritual: no hagas los dos; pero os estoy diciendo que podis hacer un trabajo espiritual no slo mientras hacis joyera, sino mediante el proceso de hacer joyera!.

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    Lo que haces tiene una correspondencia en una dimensin superior . . . las mismas acciones que llevas a cabo, sean lo que fueren . . . incluso solamente estar sentado por aqu manteniendo esta conversacin -en este mismo momento, esta escena exacta est teniendo lugar en una dimensin superior. Pero en esa escena, no puedes salir de esta habitacin, simplemente no puedes levantarte, salir de la puerta e irte para casa. No hay donde ir, y adems, ni siquiera pensaras en escaparte si tu atencin estuviera arraigada en una dimensin superior.

    Esta voz que ests escuchando . . . sabes a qu distancia est viajando para que te llegue? Sin embargo, al mismo tiempo est a un peln de ti -todo lo que tienes que hacer es cruzar la lnea.

    se es el propsito de Aleta Roja2. La dimensin superior est delante misma de ti, est velada de tu vista precisamente por tu vista. No se puede ver el bosque por los rboles.

    Ojal pudieras estar seguro de que algn da la muerte te iba a suceder realmente, podras tenderte en el lecho de la muerte y valorar . . .

    Qu pasara si estuvieras en el lecho de la muerte esta noche?, reflexion E.J. Cuando te eches esta noche para dormir, imagina que ests muriendo, y que slo es cuestin de poco tiempo que mueras. Pero, ten cuidado . . . no te convenzas de que est sucediendo de verdad.

    Mira tu vida hacia atrs y pregntate cuntas de tus preocupaciones eran necesarias, de cuntas podas haber prescindido para hacer tu trabajo.

    Si sabes que la muerte te aguarda al final de tu vida, sigui E.J., tu actitud cambiar; no vas a intentar aferrarte a algo, y no te involucrars en muchas situaciones, porque sencillamente no puedes permitrtelo -el tiempo se vuelve algo demasiado precioso.

    La nica cosa que tienes realmente es el tiempo, y en un sentido no lo tienes tampoco, porque no es una cosa objetiva. El tiempo es la nica herramienta real que tienes con la que puedes trabajar.

    El tiempo es la nica cosa que el Absoluto no tiene. El Absoluto tiene todo lo dems que tienes t, excepto el tiempo -sa es la razn por la que eres capaz de ayudar. sa es la razn por la que t puedes hacer.

    Supongamos que no tuvieras tiempo en absoluto y necesitaras preparar la comida. Cmo lo haras?, pregunto E.J. a Della.

    Bueno, supongo que no podra, a no ser que estuviera escrito en el guin en otro sitio. En otras palabras, si estamos en un lugar sin tiempo y no est sucediendo en ese espacio, el preparar la comida entonces nunca puede suceder; es eso lo que est usted diciendo?, contest ella obviamente perpleja por la pregunta.

    Podramos sentarnos aqu hasta el Da del Juicio y hablar sobre todas estas maravillosas teoras -por qu es esto, cmo es posible lo otro, y as sucesivamente. Eso no hace que te acerques ms a trabajar, dijo E.J.

    No es como si pudieras acercarte otro centmetro, ya ests all mismo, a un pelo de distanc ia, interpuso Claude.

    As es, asinti E.J. Ests all mismo en el borde del acantilado, pero nunca creste necesario saltar.

    Vamos a repasar unas cosas, continu. Cules son los indicios, o las pistas que os he dado, de cosas que podrais hacer realmente en esta vida que marcaran la diferencia?. 2 Una obra de teatro. Ver tambin captulo uno del libro La Mquina Biolgica Humana como Aparato de Transformacin, de E.J. Gold.

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    Alguien habl desde la parte trasera de la habitacin en una voz tan baja que seguramente sera inaudible en la cinta grabada de la reunin, por lo que no podra ser transcrita para que los dems lo leyeran.

    Habla en voz alta. Ten compasin de la gente cincuenta aos en el futuro, le dijo E.J. con reprobacin.

    Despertar la mquina, lleg la respuesta alta y clara. Cmo?, pregunt E.J. Trabaja en observar la mquina cuando el crnico se vuelve activo,

    contest la voz. S, se es uno, contest E.J. de manera alentadora. Puedes adorar la mquina para que entre en el estado de despertar; he

    descubierto que puedes colocar tu atencin en la mquina sin el estado de nimo de adoracin . . . slo la atencin dirigida hacia la mquina . . . mmmm . . ., continuaron buscando otros mtodos.

    E.J. interpuso: El estado de despertar de la mquina no es nada misterioso, no van a sonar trompetas, no habr luces haciendo relampagueos. Es tan sutil que se lo pierde continuamente!. A no ser que ests sintonizado con lo que buscas, te lo perders totalmente y la mayora de la gente efectivamente lo pierde . . . en cuyo caso el estado de despertar es intil.

    Saber que la mquina est en el estado de despertar es el noventa por ciento de la batalla!, grit. Como media, la mquina entrar en el estado de despertar unas ciento cincuenta veces al da. Habis hecho tan misterioso y inalcanzable el estado de despertar!.

    Esta cultura tiene la tendencia de poner las cosas superiores fuera de su alcance porque el querer es mucho ms delicioso que el tener. El estado de despertar no es diferente de cualquier otro estado, simplemente es sutil y fugaz, y resulta que es til para la transformacin . . . sa es su nica ventaja y su nica diferencia real de cualquier otro estado.

    Creo que lo que le hace parecer inalcanzable, dijo Linda, es su asociacin con los propsitos de transformacin y . . ..

    Estupendo, interrumpi E.J. Supongamos que os dije: Veris, existe este estado, y describ el estado de despertar de la mquina. No entris nunca en este estado, es horrible!. Es un estado sumamente negativo!. Estoy seguro de que si os hubiera dicho esto, estarais en el estado de despertar todo el tiempo, no?.

    Cuando estamos en el estado de despertar, no es necesariamente aparente cmo usar la mquina como agente de transformacin, y encuentro que esto lo hace parecer tan remoto, dijo Linda. No s si lo estoy usando como vehculo de transformacin o no.

    No lo ests, contest E.J. enfticamente. Ni puedes esperar hacerlo. Tu primera tarea es reconocer el estado de despertar cuando lo ves. Un ao o dos de eso y hablaremos. Solamente concelo cuando ests en l; no despus cuando despiertes al hecho de que despertaste.

    Tal y como no puedes pisar nunca el mismo ro dos veces, el estado de despertar nunca parece igual dos veces. Las circunstancias exactas nunca van a ser exactamente las mismas . . . habr algo diferente, as como todos los copos de nieve son diferentes, aunque haya categoras semejantes de copos.

    No sabes exactamente qu buscas, pero s sabes que ests buscando algo y esperas reconocerlo cuando lo encuentres.

    Cuando creo que he reconocido el estado de despertar para m mismo, dijo Mariette hablando con su acento francs, me parece que no hay sitios

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    huecos . . . cuando miro de la silla a la mesa, indic los muebles delante de ella, suele estar la silla y entonces un espacio hueco y despus la mesa; pero cuando he despertado, parece que hay algo en esos espacios -no existe la cuestin de aburrimiento, o que no sucede nada; todo est lleno de algo.

    E.J. asinti con la cabeza. En realidad no tienes que hacer nada para entrar en el estado de despertar. Puedes provocar que ocurra con ms frecuencia que normalmente; pero el hecho es que puedes pasar por un da ordinario y simplemente estar atento, usar la tcnica de la vigilancia.

    Como media, unas ciento cincuenta veces al da, la mquina entrar de manera natural en el estado de despertar durante cortos periodos de tiempo, reiter E.J. Cuando entra en el estado de despertar bajo esas circunstancias, no hay nada que puedas hacer para prolongarlo; pero, al mismo tiempo, no tuviste que trabajar para lograrlo tampoco.

    Bueno, no puedes aprovecharte de l de algn modo?, pregunt Vicki, una lder de grupos de estudio que estaba haciendo una visita.

    S, confirm E.J. Te puedes aprovechar de l al saber que la mquina est en el estado de despertar, y puedes hacer muchas cosas que realcen la tendencia natural de la mquina para entrar en el estado de despertar: puedes convencer a la mquina que entre en el estado de despertar, puedes persuadirla, engatusarla, pleitearla, o engaarla para que entre en el estado de despertar. El estado que deviene naturalmente ser sutil y puede que no sea un estado pleno de despertar; pero al menos ser ms cercano al estado de despertar que el estado de sueo normal.

    De modo que si ests atento y si ests vigilante entonces puedes notar la tendencia natural y peridica de la mquina de caer en el estado de despertar inevitablemente, lo quieras o no.

    En esos momentos, la mquina lograr el estado de despertar momentneamente antes de que el crnico tenga una oportunidad de activarse. Despus, unos segundos ms tarde, la mquina deja el estado de despertar y vuelve a entrar en el estado de sueo cuando el crnico se activa.

    El truco es llegar a ser consciente de que la mquina ha entrado en el estado de despertar mientras el estado de despertar est ocurriendo, porque no hay manera de usar este estado despus del hecho.

    Hay muchas maneras diferentes de producir el estado de despertar, sobre los cuales hemos hablado muchas veces y que se explican en gran detalle en La Mquina Biolgica Humana como Aparato de Transformacin. O simplemente puedes esperar que te suceda naturalmente usando la vigilancia, que es simplemente una forma de la atencin aplicada. Tu atencin es tu herramienta ms importante . . . una herramienta profunda y poderosa.

    Solamente llegando a ser tenuemente consciente de que algo efectivamente est sucediendo es un muy buen comienzo -probablemente mucho ms de lo que jams has hecho antes en toda tu vida.

    Imagina que ests en el lecho de la muerte. Mira hacia atrs, examina esos momentos cuando la mquina entr en el estado de despertar, instruy E.J. Tienen importancia, no? Ahora, mira los espacios alrededor de esos momentos cuando te caste en la identificacin con todas esas distracciones vitales . . . y ve si sientes que todo el tiempo que invertiste en persecuciones triviales vala la pena esos espacios negros y oscuros con pequeas reas relucientes donde la mquina entr en el estado de despertar. Cul de los dos te es ms valioso ahora, mientras ests tendido en el lecho de la muerte?.

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    El grupo se qued callado durante unos momentos mientras todos consideraron sus vidas.

    Y en ese estado de despertar la mquina no quera nada, aadi E.J. No haba nada que querer.

    Tras haber terminado el plato principal, E.J. cogi la pequea taza de caf. Eso es lo que significa ser un monje real o una monja real, continu, sorbiendo el exquisito caf. No hay nada que querer porque la mquina no est activa. La mquina es la nica cosa que quiere, el yo esencial no quiere.

    Hace cientos y cientos de aos, una escuela formul el Salmo veintitrs como una herramienta de la enseanza: El Seor es mi pastor; nada me falta. Si te remontas a las palabras originales, antes de que fuesen traducidas a los idiomas modernos, vers que las palabras querer y desear y faltar significaban ms o menos la misma cosa. No me faltar lo que necesite o No sentir el deseo de las cosas .

    El Padrenuestro es un instrumento-de-trabajo escrito por una escuela, e introducida intencionadamente en el cristianismo, para que sobreviviera dentro de una religin popular, llevando sin percance este mensaje a travs de los siglos. As, instrucciones-de-trabajo fueron colocadas bajo custodia en todas las religiones. El Sermn de la Montaa es otro ejemplo de una herramienta de la enseanza, escrito por una escuela e introducida en una religin moderna con el propsito de llevar la enseanza al futuro.

    Ya que habis tenido unos minutos para repasar vuestra vida, dadme unos ejemplos que destaquen de los dems: qu es lo que hizo que esos momentos fueran diferentes?.

    Por ejemplo, mirad esos momentos hacia atrs donde realmente lograsteis hacer la visin difusa. Desde la perspectiva del lecho de la muerte, destacan esos momentos?. Se levantaron fuertes murmullos afirmativos, y diferentes personas empezaron a hablar al mismo tiempo. Seguid con esto, nos anim E.J. Ved si podis encontrar otros momentos relucientes.

    Alguien sugiri: Fue cuando dejamos a ese cierto algo excitarse, es decir el aliento del yo esencial, permitiendo que nos aspirara?.

    S, asinti E.J. Y al llevar a cabo este ejercicio, ser consciente de qu especficamente?. En otras palabras, cmo puedes concentrarte realmente en este algo?

    Llegando a ser consciente de dnde reposa la respiracin, lleg la respuesta.

    S, dnde reposa la respiracin en el yo esencial, dijo E.J. Alguna vez lo has conseguido?. Tienen importancia esos momentos?. Probablemente ms que algunos otros. Ese ejercicio particular es muy poderoso, probablemente uno de los ejercicios ms poderosos que jams habis recibido. Qu ms?.

    El ejercicio de la Cara de Dios, el ejercicio de la Colcha de Patchwork y el del Rey Desnudo, sugirieron varias personas.

    Mirad esas veces hacia atrs cuando realmente visteis la Cara de Dios, o visteis ondeando y movindose la colcha de patchwork. Desde el punto de vista del lecho de la muerte, tienen importancia esos momentos, destacan, relucen?. Todos afirmamos enrgicamente con la cabeza. Qu ms?, nos anim.

    El ejercicio de la ltima Hora de la Vida, contribuy Jewel. Si, coincidi E.J. Relucen tambin esos momentos cuando lo has

    logrado y no slo lo intelectualizaste? S, mucho, asinti ella.

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    Recuerdas el ejercicio que solamos hacer, imaginndonos embajadores anglicos con alas invisibles agarradas a nuestras espaldas?, dijo Della. Mucha gente ri afectuosamente con este recuerdo.

    Qu tal ese ejercicio?. Realmente tenas xito en sentirlo? Esos momentos tenan importancia?, pregunt E.J.

    Unas personas expresaron que haba sido un ejercicio beneficioso y divertido, especialmente ver a los otros como ngeles, aquellos que no saban nada del ejercicio, en nuestros viajes por el pueblo.

    Adoracin del Casino?, sugiri alguien. S, haba unas cuantas veces en las que tenais xito, verdad?, dijo E.J.

    Puede que esos momentos no destaquen ahora, pero al final de tu vida, te agradecers esos momentos . . . pequeas islas relucientes en un ocano gris.

    Pienso en los momentos cuando me sent delante de un espejo, con una vela detrs, y me sent saliendo del cuerpo, dijo Vicki.

    O mirando en el espejo y viendo la cara detrs de la cara, dijo Della. Desde luego, ambos momentos pueden ser muy poderosos, coment E.J. Y el ejercicio que nos dio que tiene que ver con la tele, dijo Tabby, en el

    que intentamos impedir que nuestra atencin fuese atrada hacia la accin de la pelcula, y que visemos la tele como una pequea caja plstica con imgenes en movimiento, simplemente otro objeto puesto en una habitacin llena de objetos, slo que la superficie de sta tiene movimiento aparente.

    Alguna vez hiciste que funcionase?, pregunt E.J. S, en realidad s . . . pero slo una vez, conte st ella. S, yo tambin . . . una vez, rumore Magdalena cmicamente, unas dos

    horas despus de que cortaran la emisin. Despus de que la risa se hubiera calmado, E.J. dijo: En serio, si no

    fuerais tan informales y ni se os pillara tan fcilmente, yo montara un altar con una tele encima, y pondra algo ruidoso y llamativo, como En Busca del Arca Perdida. Entonces deberais intentar ver la tele como una simple caja plstica, sin involucraros en la forma -solamente vindola como unos colores y formas sin significado en una pantalla blanca y plana, con sonidos que no significan nada y no se relacionan con nada.

    Qu tal darte cuenta que ests en el palacio reluciente, pero sencillamente no lo ves . . .?, sugiri Robbert. Desde luego, se es el ejercicio del Rey Desnudo una vez ms.

    Escuchando con todo el cuerpo, dijo Claude. En el tiro de arco, las dos flechas cruzndose en el camino mientras

    vuelan hacia la diana, una en tu corazn, y la otra en la alpaca de heno, dijo Lisa.

    Dos de los in vitados a la cena expresaron inters en este ejercicio, que nunca antes haban escuchado.

    S ste es un ejercicio muy interesante, dijo E.J. El arquero llega a ser la diana, y la diana llega a ser el arquero. Cuando sueltas la cuerda del arco, dejas que la flecha vuele desde tu corazn, y al dar en la diana, consigues la plena sensacin de que est atravesando tu propio corazn, penetrndolo a su vez. De esta manera, siempre puedes dar en el blanco.

    sta es una habilidad muy til para el entrenamiento en el Trnsito, porque enfrentndose con el mami-papi en los bardos funciona de la misma manera: cuando el relmpago sale de ellos y te da en el corazn, simultneamente sale de ti y les da en el corazn. Si quieres, puedes visualizarlo como dos espejos cara a cara en el mismo momento.

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    Haciendo una lectura, dijo Kay, siguiendo con la lista. El ejercicio de Un Minuto, dijo Pat. Cul?, pregunt E.J. Me refiero al ejercicio en el que te concentras en el segundero del reloj y

    permaneces presente durante todo el minuto sin ruptura, dijo ella. Tambin podras haber querido decir el ejercicio de qu haras si tuvieras

    slo sesenta segundos en este mundo, sabiendo trabajar, dijo E.J. Ignorando esto por el momento, el grupo continu dando ejemplos: El

    ejercicio de la ltima hora de la vida, dijo Tommy. El Gran Veinticuatro, dijo Jewel, refirindose a los veinticuatro ejercicios

    del Trabajo Prctico Sobre Uno Mismo , que tienen como objetivo ser dominados como un nico ejercicio.

    Tratando todo como si fuera un instrumento mgico, dijo Tabby. Reparando el pasado, dijo Vicki. Mientras ests trabajando con la comida, invocndola en una dimensin

    superior, dijo Della. El Hombre en la Cruz, y la invocacin de la presencia al presente, ofreci

    Iven. La observacin de la mquina, dijo Julie. Adems, sintiendo asombro

    ante las habilidades de la mquina. Calentando el alma, dijo Menlo. La Voz nica, dijo alguien. S, asentimos todos. Festejando en el mundo real, ofreci Jewel. El pan viviente, asinti E.J. con la cabeza. Mira hacia atrs esos

    momentos cuando realmente lograste tomar la comida viviente -la comida tena vida- te consider mientras la comas, y lleg a formar parte de tu mano y comiste tu propia mano; la masticaste, la tragaste, la digeriste, contemplndola mientras se renovaba a s misma.

    Permitas al pan permanecer consciente, atento y vigilante durante todo su paso por tu forma. No lo mataste con tu inatencin o negacin de su viveza; no le negaste el derecho de tener consciencia. Remntate a aquellos momentos en los que lograste esto.

    E.J. se call durante varios minutos mientras el grupo coloc su atencin de manera pensativa en sus postres, unos trozos deliciosos de tarta de queso casero adecuadamente curado (durante tres das). Todos pretendieron comer tan silenciosamente como fuera posible, con el mnimo de tintineo de tenedores contra cubierto, platos y dientes. Ms de una vez, E.J. haba imitado nuestros modales en la mesa de una forma muy cmica, golpeando y aporreando los platos, manteniendo un ritmo continuo de tintineo, mientras babeaba, grua y charlaba neurticamente con todos. Lo habamos tomado a pecho, y de cuando en cuando intentamos disciplinarnos.

    Ahora, despus de una pausa, levant la mirada de su trozo de tarta. Cuando comis, se parece a cmo hacis el amor?. En otras palabras, son vuestras actitudes ante la comida las mismas que hacia un amante?.

    Por ejemplo, podrais dejar de hacer el amor y empezar a comer, continuando con el estado de nimo de hacer el amor?. O, podrais tomar una comida, y en medio del plato principal empezar a hacer el amor?.

    La comida es tu amante y la muerte viene como un amante a quien esperas vida pero pacientemente. Si comer fuese lo mismo para vosotros que

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    hacer el amor con vuestro amante, entonces el ejercicio que os propuse anoche funcionara para vosotros. Alguien recuerda el ejercicio?.

    S, usted dijo que comiramos la informacin que nos proporciona como si estuviramos tomndonos la comida, record Magdalena.

    Pero primero debes aprender a comer, estableciendo una relacin emocional con ella. Despus cambiar tus hbitos de comer hasta el punto de que tu manera de comer se parezca a travs del estado de nimo y el planteamiento a hacer el amor.

    Todos asintieron vigorosamente que esto fue excepcionalmente fcil de hacer cuando la comida era tarta de queso gateau-au-frommage.

    Podis pensar en algunos otros ejemplos?, nos presion E.J. El Amante y el Amado, en el sentido de la adora cin de la mquina?, se

    pregunt Tabby. En ese sentido, y en el sentido de la adoracin del ngel de la Muerte,

    reconociendo que el ngel de la Muerte es Dios . . . no hay nada que no sea Dios . . . incluso el ngel de la muerte y el diablo son Dios. Todo lo que alguna vez hayas encontrado, o incluso hayas soado de encontrar, es Dios.

    Dios no es misterioso. A veces Dios es espantoso y horrible, distorsionado y raro . . . pero a fin y al cabo, Dios es Dios y el ngel de la muerte es Dios mismo que ha venido a llevarte para casa.

    Los no-iniciados ven al ngel de la muerte como a una figura horrible, grotesca, distorsionada y aterradora; pero para los iniciados, aquellos que han muerto antes de morirse, el ngel de la muerte viene como un amante . . . hermoso, seductor y apremiante . . . impresionante, imponente.

    Una belleza que te quita la respiracin . . . que te quita el aliento . . . y el aliento habla: Permite que yo vuelva en ti . La habitacin se qued en silencio, incluso las velas de aceite de oliva dejaron de vacilar durante un momento.

    El yo esencial no es la mquina, continu. Est cargado con el aliento de Dios, y en un sentido, es como el aliento de toda la mquina. Toda la mquina inhala el yo esencial y despus lo exhala otra vez.

    El yo esencial entra y el yo esencial sale. Una respiracin, una vida. La muerte forma parte de la vida tanto como el nacimiento, y es tan

    inevitable como comer, excretar, dormir y respirar. El cuerpo humano va a respirar, y tal como respira, va a dejar de respirar. No es nada contra lo que se luche ni a lo que pueda vencer.

    Si luchas contra la muerte, malentiendes totalmente la naturaleza milagrosa de la vida. La muerte es un milagro, y si la vida es bella, entonces la muerte es igual de bella.

    Si somos aspirados, entonces qu es lo pasa durante la muerte? Todava somos . . .?, pregunt Kelly.

    Estate quieta y entrate, le interrumpi E.J. No es simplemente: Enterarse de que t eres Dios, Estate quieta y entrate. Todas tus preguntas sern contestadas. El reposo y el silencio. La velocidad de la luz es el reposo y el silencio. Por debajo de la velocidad de la luz, todo se mueve. Existe el sonido y el movimiento. A la velocidad de la luz, no existe sonido y no hay movimiento . . . el reposo y el silencio . . . la luz en extensin infinita.

    Existe entre los Derviches Mevlevi un ejercicio llamado El Giro con el que probablemente estis familiarizados. Cuando el bailarn gira, ve el mundo en movimiento, mientras flota sin movimiento en medio del espacio, aproximadamente en el centro del universo.

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    De modo que existe el dicho: Estate quieto y entrate que eres Dios, o en la tradicin de la Edad del Espacio: Rueda la cpsula Hal, por favor. Los hindes dicen: Eres el centro de tu propio mandala, y de hecho, todos estamos en el centro del Universo somos los centros de nuestros propios mandalas y compartimos un mandala en comn. El mandala nico est compuesto de muchos mandalas.

    sa es la razn por la que Al Hallaj poda decir: Yo soy Dios. No porque era el gobernador del Universo, sino porque estaba identificado permanentemente con el centro, como Yo Soy .

    Esto es lo que llamamos El Hombre en la Cruz. Sentimos la cruz, pero el dolor de estar clavada a ella desaparece bastante rpido, quedndonos slo con el sufrimiento sin dolor y una sensacin como si algo maravilloso estuviera a punto de suceder . . . y efectivamente sucede!.

    Cuando el cuerpo muere, sucede la misma cosa, excepto si no has aprendido a estarte quieto y enterarte , todava estars rodando con el cuerpo.

    Si todava ests rodando con el cuerpo, pensando que t eres el que est en movimiento, y que el universo est quieto, experimentars esa sensacin arrebatadora que es lo que le da a la muerte su mala reputacin.

    Pero si practicas ahora, tu muerte puede ser transformada de algo horrible en el abrazo ms dulce que jams has conocido.