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La prensa de oposición en la Argentina postperonista JULIO CÉSAR MELON PIRRO Universidad Nacional de Mar del Plata e IEHS, Universidad Nacional del Centro [email protected] La radicalización de la Revolución Libertadora en noviembre de 1955 dio por tierra con las expectativas generadas en sectores del peronismo de jugar un papel propio en un nuevo orden institucional, a la vez que introdujo en el conjunto de las fuerzas el obligado tema de los ausentes. Con la disolución por decreto del Partido Peronista, las expectativas de potenciales herederos parecían naufragar definitivamente, al tiempo que, fuera del peronismo, comenzaban a cobrar fuerza las de los eventuales beneficiarios de la orfandad de las bases. Mucho antes de que el fracaso de la "desperonización" llevara a pensar que dicha política coartaba las posibilidades de que se opacase el liderazgo carismático en el seno del movimiento proscripto, pues, surgió una verdadera oposición cuyo discurso contrastaba con la fe de quienes asumían en nombre de la "línea MayoCaseros"[ 1 ] el mandato de "suprimir todo vestigio de totalitarismo". [ 2 ] Esto dio lugar a un juego de interpelaciones que, movilizado esencialmente por la presunción de la existencia de una masa en "disponibilidad" y limitado por la censura gubernamental, planteó un reposicionamiento de los actores y contribuyó con ello a dar el tono de polémicas venideras. El presente trabajo se propone reconstruir el modo en que se desarrolló tal proceso en los primeros tiempos del postperonismo y descansa sobre el análisis de la actividad de la prensa de oposición. A tal fin consideraré especialmente el registro de medios vinculados al desarrollismo (Qué sucedió en 7 días), al nacionalismo (Azul y Blanco, Mayoría) y al peronismo (Palabra Argentina). Dicha selección se fundamenta en la importancia que adquirieron los mismos a partir de su circulación e impacto en la opinión pública, circunstancia que no puede separarse de la actitud que asumieron ante el principal problema del orden político de entonces [ 3 ] El lugar de la prensa de oposición en la Revolución Libertadora La Revolución Libertadora no sólo dio lugar a una verdadera proliferación de literatura política, sino que extendió el espacio de la prensa en una medida que superaba al creado por la remoción de los directorios de la antigua "cadena" informativa en favor de allegados al antiperonismo. Debemos recordar aquí que entre 1947 y 1951 el gobierno peronista había dispuesto la compra de varios medios informativos constituyendo la sociedad "ALEA", conocida como "la cadena" e integrada por La Razón, Democracia, El Laborista, La Epoca, Crítica y Noticias Gráficas, además de cinco diarios del interior. La Revolución Libertadora procedió a constituir directorios antiperonistas en cada uno de estos periódicos, [ 4 ] proceso que llegó a ser denunciado desde las páginas de De Frente. [ 5 ] También hizo lo propio, o procedió directamente a su clausura, con los medios que eran reconocidos como peronistas aunque hubieran estado fuera de la referida organización, tales los que pertenecían a la editorial Haynes (El Mundo y numerosas revistas), El Líder, Esto Es y el propio De Frente. La Prensa, un periódico de rancia raigambre conservadora que durante el peronismo había sido entregado a la CGT, fue restituido a la familia Gainza Paz. Todos estos medios, pues, quedaron en manos de directorios que respondían a distintas orientaciones partidarias, las mismas que estaban representadas en la Junta Consultiva, sucedánea del parlamento con el que el gobierno militar intentó institucionalizar sus apoyos políticos. Por otra parte, hay que tener presente que las expresiones vinculadas al peronismo que en un primer momento intentaron preservar sus espacios manteniendo un discurso por demás moderado [ 6 ] fueron clausuradas con la caída de Lonardi. [ 7 ] En adelante, las dificultades resultarían evidentes para quienes veían que la proliferación de medios de prensa contribuía a dibujar un paisaje en cuyo horizonte no se reconocían. Esto alcanzaba por igual a quienes criticaban los lineamientos en principio intransigentes fijados por Perón como a los que a la sazón se presentaban como más ortodoxos, entre quienes las disidencias conceptuales se superponían con discusiones de índole más doméstica. Como puede observarse en la correspondencia mantenida entre Arturo Jauretche y John William Cooke el uno exiliado, el otro preso , ambas posiciones expresaban una debilidad de la que sólo podría salirse, entendían, a partir de la llegada al gran público. [ 8 ] A menos de un año de la revolución, el primero quería un diario, o al menos esténciles... Cooke le reclamaba un mimeógrafo..., ninguna de las efímeras hojas barriales, claro, podía reclamar el presuntuoso título de "periódicos". [ 9 ] No obstante, el sacerdote Hernán Benítez muy pronto dispondría de su hoja, y Alejandro Olmos, un inveterado nacionalista, ya había hecho su debut con una prensa peronista que vacilaba en reclamar su nombre. Hubo, pues, aventuras periodísticas fuertemente personalizadas que se presentaron como la auténtica voz de los proscriptos, algunas de las cuales llegaron (las más de las veces de modo azaroso) a los puestos de venta de la Capital Federal y de las principales ciudades del país. Los semanarios de orientación peronista más importantes fueron precisamente Rebeldía, dirigido por Benítez, y sobre todo Palabra Argentina, a cuyo frente se hallaba Olmos. [ 10 ] Como buena parte de los protagonistas de la época, entendían que llegar a la impresión y a la distribución en las calles era el prerrequisito para ejercer cualquier tipo de influencia política. Junto a los medios nacionalistas de aparición regular de los que el más destacado exponente fue Azul y Blanco, a los que simpatizaban con el frondizismo como la revista Qué sucedió en 7 días,al nacionalistapopulista Mayoría, que apareció más tarde, y a algunas expresiones de izquierda de itinerario tan accidentado como el de aquéllas, completan el arco de una verdadera prensa opositora que, desde mediados de 1956, experimentó una notable expansión. [ 11 ] Quizá no pueda probarse que dicho crecimiento haya operado principalmente sobre un universo de lectores peronistas, pero es evidente que se dirigía a él. Debe recordarse que esta prensa de oposición, vinculada a orientaciones políticas y aun a candidatos determinados, no era "partidista" en sentido estricto. El principal dirigente de la oposición, Arturo Frondizi, sólo contó, desde fines de 1957, con un medio que apelara directamente a los afiliados radicales: el semanario País Unido, dirigido por Celestino Gelsi. [ 12 ] El semanario Qué..., mientras tanto, se dirigió a los sectores no partidarios, entre los que se contaban precisamente los peronistas, además de los

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La prensa de oposición en la Argentina post­peronistaJULIO CÉSAR MELON PIRRO Universidad Nacional de Mar del Plata e IEHS, Universidad Nacional del Centro

[email protected]

La radicalización de la Revolución Libertadora en noviembre de 1955 dio por tierra con las expectativas generadasen sectores del peronismo de jugar un papel propio en un nuevo orden institucional, a la vez que introdujo en elconjunto de las fuerzas el obligado tema de los ausentes. Con la disolución por decreto del Partido Peronista, lasexpectativas de potenciales herederos parecían naufragar definitivamente, al tiempo que, fuera del peronismo,comenzaban a cobrar fuerza las de los eventuales beneficiarios de la orfandad de las bases. Mucho antes de que elfracaso de la "desperonización" llevara a pensar que dicha política coartaba las posibilidades de que se opacase elliderazgo carismático en el seno del movimiento proscripto, pues, surgió una verdadera oposición cuyo discursocontrastaba con la fe de quienes asumían en nombre de la "línea Mayo­Caseros"[ 1 ] el mandato de "suprimir todovestigio de totalitarismo". [ 2 ] Esto dio lugar a un juego de interpelaciones que, movilizado esencialmente por lapresunción de la existencia de una masa en "disponibilidad" y limitado por la censura gubernamental, planteó unreposicionamiento de los actores y contribuyó con ello a dar el tono de polémicas venideras.

El presente trabajo se propone reconstruir el modo en que se desarrolló tal proceso en los primeros tiempos delpostperonismo y descansa sobre el análisis de la actividad de la prensa de oposición. A tal fin consideraréespecialmente el registro de medios vinculados al desarrollismo (Qué sucedió en 7 días), al nacionalismo (Azul yBlanco, Mayoría) y al peronismo (Palabra Argentina). Dicha selección se fundamenta en la importancia queadquirieron los mismos a partir de su circulación e impacto en la opinión pública, circunstancia que no puedesepararse de la actitud que asumieron ante el principal problema del orden político de entonces [ 3 ]

El lugar de la prensa de oposición en la Revolución Libertadora

La Revolución Libertadora no sólo dio lugar a una verdadera proliferación de literatura política, sino que extendió elespacio de la prensa en una medida que superaba al creado por la remoción de los directorios de la antigua"cadena" informativa en favor de allegados al antiperonismo. Debemos recordar aquí que entre 1947 y 1951 elgobierno peronista había dispuesto la compra de varios medios informativos constituyendo la sociedad "ALEA",conocida como "la cadena" e integrada por La Razón, Democracia, El Laborista, La Epoca, Crítica y NoticiasGráficas, además de cinco diarios del interior. La Revolución Libertadora procedió a constituir directoriosantiperonistas en cada uno de estos periódicos, [ 4 ] proceso que llegó a ser denunciado desde las páginas de DeFrente. [ 5 ] También hizo lo propio, o procedió directamente a su clausura, con los medios que eran reconocidoscomo peronistas aunque hubieran estado fuera de la referida organización, tales los que pertenecían a la editorialHaynes (El Mundo y numerosas revistas), El Líder, Esto Es y el propio De Frente. La Prensa, un periódico de ranciaraigambre conservadora que durante el peronismo había sido entregado a la CGT, fue restituido a la familia GainzaPaz. Todos estos medios, pues, quedaron en manos de directorios que respondían a distintas orientacionespartidarias, las mismas que estaban representadas en la Junta Consultiva, sucedánea del parlamento con el que elgobierno militar intentó institucionalizar sus apoyos políticos.

Por otra parte, hay que tener presente que las expresiones vinculadas al peronismo ­ que en un primer momentointentaron preservar sus espacios manteniendo un discurso por demás moderado ­ [ 6 ] fueron clausuradas con lacaída de Lonardi. [ 7 ] En adelante, las dificultades resultarían evidentes para quienes veían que la proliferación demedios de prensa contribuía a dibujar un paisaje en cuyo horizonte no se reconocían. Esto alcanzaba por igual aquienes criticaban los lineamientos en principio intransigentes fijados por Perón como a los que a la sazón sepresentaban como más ortodoxos, entre quienes las disidencias conceptuales se superponían con discusiones deíndole más doméstica. Como puede observarse en la correspondencia mantenida entre Arturo Jauretche y JohnWilliam Cooke ­ el uno exiliado, el otro preso ­ , ambas posiciones expresaban una debilidad de la que sólo podríasalirse, entendían, a partir de la llegada al gran público. [ 8 ] A menos de un año de la revolución, el primero queríaun diario, o al menos esténciles... Cooke le reclamaba un mimeógrafo..., ninguna de las efímeras hojas barriales,claro, podía reclamar el presuntuoso título de "periódicos". [ 9 ] No obstante, el sacerdote Hernán Benítez muy prontodispondría de su hoja, y Alejandro Olmos, un inveterado nacionalista, ya había hecho su debut con una prensaperonista que vacilaba en reclamar su nombre. Hubo, pues, aventuras periodísticas fuertemente personalizadas quese presentaron como la auténtica voz de los proscriptos, algunas de las cuales llegaron (las más de las veces demodo azaroso) a los puestos de venta de la Capital Federal y de las principales ciudades del país. Los semanarios deorientación peronista más importantes fueron precisamente Rebeldía, dirigido por Benítez, y sobre todo PalabraArgentina, a cuyo frente se hallaba Olmos. [ 10 ]

Como buena parte de los protagonistas de la época, entendían que llegar a la impresión y a la distribución en lascalles era el prerrequisito para ejercer cualquier tipo de influencia política. Junto a los medios nacionalistas deaparición regular de los que el más destacado exponente fue Azul y Blanco, a los que simpatizaban con elfrondizismo como la revista Qué sucedió en 7 días,al nacionalista­populista Mayoría, que apareció más tarde, y aalgunas expresiones de izquierda de itinerario tan accidentado como el de aquéllas, completan el arco de unaverdadera prensa opositora que, desde mediados de 1956, experimentó una notable expansión. [ 11 ]

Quizá no pueda probarse que dicho crecimiento haya operado principalmente sobre un universo de lectoresperonistas, pero es evidente que se dirigía a él. Debe recordarse que esta prensa de oposición, vinculada aorientaciones políticas y aun a candidatos determinados, no era "partidista" en sentido estricto. El principal dirigentede la oposición, Arturo Frondizi, sólo contó, desde fines de 1957, con un medio que apelara directamente a losafiliados radicales: el semanario País Unido, dirigido por Celestino Gelsi. [ 12 ] El semanario Qué..., mientras tanto,se dirigió a los sectores no partidarios, entre los que se contaban precisamente los peronistas, además de los

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nacionalistas y católicos. Aunque en el caso de otras publicaciones aquí consideradas, como es el caso de Azul yBlanco, se promovía la figura de dirigentes como Mario Amadeo, no pueden homologarse ni su posicionamiento nisu discurso al de apéndice de un determinado partido. Tampoco Palabra Argentina, que hizo más contundentes susinterpelaciones a la hora de las definiciones electorales, podría ser considerada prensa "partidaria", por la sencillarazón de que carecía de un "partido" al que referirse y al cual expresar, al menos hasta el momento en que en lafebril y confusa coyuntura de febrero de 1958 apoyó decididamente al "Partido Blanco", que se presentó sólo enalgunos distritos. [ 13 ] Según señalara Hernán Benítez al mismo Perón en una carta de septiembre de 1956 (un mesantes de que se anunciase la convocatoria a elecciones de convencionales), "... por aquello de que 'el enemigo de mienemigo es mi amigo' y por carecer el pueblo de prensa propia lee ávido Azul y Blanco de losnacionalistas, Revolución Nacional de Cerruti Costa, ahora preso, Justicia Social de un grupo de obreros alentadospor un sacerdote obrerista, el P. Esperanza, Unión de la Unión Federal Demócrata Cristiana. Todos estos semanariosle pegan al gobierno... Entre las revistas descuella Qué, parecida a De Frente de Cooke. Olmos el próximo lunes sacaa la calle otra vez Palabra Argentina...". [ 14 ]

La necesidad de tomar posición frente a las elecciones de Convencionales Constituyentes, primero, ante la mismaAsamblea luego, y la carrera por las elecciones nacionales inmediatamente después, articuló en unos casos ydiferenció en otros las demandas específicas de esta prensa de nuevo cuño, circunstancia que redundó en unasituación de competencia que amplificó sensiblemente la voz de la "oposición" en la esfera pública. Tal carácteropositor había acabado de definirse (aunque no de expresarse) en el momento de mayor énfasis represivo, cuandola reintroducción de la práctica de los fusilamientos en la Argentina determinó una ineludible referencia al respecto,primero, [ 15 ] e hizo posible que el recuerdo de los civiles y militares caídos se confundiera con una apelación a losvencidos, más adelante. [ 16 ] Aunque dichas evocaciones puedan volcarse en el molde del imperativo ético como enel de la participación de los códigos del sensacionalismo que cultivaban expresamente otros medios, la forma en quela información era presentada o eludida ilumina la particular relación entre la prensa y la política en el contexto,todavía nuevo, de la proscripción del peronismo. Si es claro que los márgenes de actuación de los medios cercanosal gobierno se tornaban rígidos apenas la información trascendía los límites, en buena medida tácitos, de laindependencia crítica, [ 17 ] tanto más pesaba esta circunstancia para la prensa opositora. En ambos casos, noobstante, resultaba evidente que la opinión que se publicaba en la Argentina de la Revolución Libertadora no podíaeludir, sino expresar, cualquiera fuera el lenguaje utilizado, la polarización en torno a una "cuestión peronista" queno podía ventilarse de modo directo.

Frondizistas, nacionalistas, peronistas

El tono cauteloso del comienzo pronto derivó en el paso a una oposición frontal al gobierno de la RevoluciónLibertadora que tuvo, de hecho, propósitos integradores sobre el peronismo. Los frondizistas afirmaron supretensión de dar cabida a los proscriptos en una nueva alternativa política y superaron a los"azuliblancos". Qué... llegó a contar con columnistas como Arturo Jauretche y Scalabrini Ortiz, cuya mera presenciadebía ser leída, más quizá que lo que escribían, como expresión de la posibilidad de una nueva síntesis histórica.

La repercusión de las primeras intervenciones del último de los nombrados en las mismas páginas de la revistapuede contribuir a dar una idea sobre la dimensión del espacio que podían ocupar quienes ante la opinión públicaestaban signados como peronistas, aunque también a arrojar dudas sobre la firmeza de una fe identitaria que, másque reclamar desde allí, se les endilgaba desde afuera. Scalabrini comenzó escribiendo desde mediados de 1956 unaserie de notas de fuerte tono antiimperialista, [ 18 ] y pronto quedó a cargo de una sección semanal que llegó adenominarse "La carta de Scalabrini Ortiz".[ 19 ] La defensa de la soberanía económica en monocorde tonoantibritánico fue la norma de un discurso que habría de ser interrumpida sólo para pronunciarse en víspera de loscomicios o para responder a acusaciones cifradas en un presunto filonazismo y en un probable peronismo. El 18 deseptiembre de 1956 emprendió la primera defensa pública personal en términos elusivos, negando tácitamente ser"uno de los capos [sic] del peronismo con posterioridad a setiembre" y haber escrito en "pasquines de esatendencia". [ 20 ] Cuando un funcionario de la Revolución Libertadora reaccionó a una nota suya sobre losferrocarriles [ 21 ] señalando su participación en aventuras periodísticas filo­fascistas a comienzos de la segundaguerra mundial, [ 22 ] el descargo de Scalabrini evocó un neutralismo de raigambre irigoyenista pero negó todarelación actual con algún "grupo político e ideológico", así como toda actividad que trascendiera su participación enla revista. [ 23 ] Más allá de las ambigüedades del que respondía, [ 24 ] quien daba la clave semántica para identificarese discurso como "peronista" no era sino su ocasional contendor al denunciar "el simultáneo recrudecimiento de laofensiva de todos los neototalitarios coaligados en una campaña de desprestigio para los funcionarios de laRevolución libertadora..., unidos por su odio contra Mayo y Caseros y la ilusión de poder aplastar la Democraciaargentina". [ 25 ]

Si era dudoso que para entonces el autor de El hombre que está solo y espera y la Historia de los ferrocarrilesargentinosconstituyera una inequívoca expresión del peronismo que reconocía obediencia a "Caracas" (tal eraprecisamente uno de los eufemismos utilizados en la prensa para referirse a Perón), [ 26 ] difícilmente podríahallarse mejor síntesis que la de esa crítica para ilustrar la extendida percepción de un sector de la cultura políticaargentina. El antiperonismo había abrazado la tradición liberal e identificado a Perón como el gestor de una"segunda tiranía" mucho antes de que el peronismo hiciera lo propio con la historiografía"revisionista". [ 27 ] Durante la Revolución Libertadora se consolidó precisamente este último proceso, tal cualaparece, si no en la historiografía académica, en el ensayo histórico y, claramente, en la prensa política delmomento. En buena parte esto surgió como respuesta a la constante apelación del gobierno (y de las fuerzas que loapoyaban) a los ideales de "Mayo y Caseros" para conjurar el fantasma de una tiranía rediviva en "totalitarismo". Eneste juego de espejos el antiperonismo ­ y las páginas de la prensa lo expresan claramente ­ contribuyó a constituira su opuesto de manera similar a lo que el peronismo había hecho con aquél.

Sin duda que esa imagen tan repetida en la retórica de los comunicados y discursos oficiales convenía a quienes, sinser "neototalitarios", tenían una larga historia en el nacionalismo y a quienes no se sentían obligados, en fin, avalorar las formas democráticas prometidas por la Revolución Libertadora. Azul y Blanco, que había salido a escenaafirmando que "el destino de la nación no puede tramitarse sin que intervenga su soberana voluntad" y dedicando

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una gran nota a "la putrefacción del liberalismo", [ 28 ] siguió reclamando a la Revolución Libertadora lo que ésta yano podía darle: trascender los fines de la "vieja política" de partidos en favor de opciones integradoras con tutela delas fuerzas armadas y, por supuesto, asesoramiento nacionalista. [ 29 ] Antes de convencerse de que el lonardismohabía representado la última ­ bien que precaria ­ oportunidad de consumar esa ilusión, se lanzó a otra para la quelos nacionalistas no parecían estar mal dotados. Ellos también se afirmaron "en el valor formidable de la palabraque logra significación política" [ 30 ] a poco de descubrir que la proscripción del peronismo obligaba a la apelaciónde masas. [ 31 ] Justo es señalarlo, la reiteración de viejos tópicos nacionalistas como el ataque a los "viejospolíticos", al electoralismo "liberal" y a la prensa socialista en particular, así como la vocación de su director porabordar los problemas desde una perspectiva más "intelectual" que la de sus rivales, nunca fueron abandonadas,aunque pronto se subordinaron a la pretensión de influir sobre un público más vasto. Más aún, el periódico animóuna serie de campañas políticas como la que propiciaba la formación de "centros populares" [ 32 ] destinados aexplicar que, sencillamente, era el nacionalismo el verdadero propietario de banderas que alguna vez le habían sidoarrebatadas y por lo tanto el legítimo heredero de un movimiento que se había extraviado junto a su jefe. [ 33 ] Algomenos que eso hacía Qué con la difusión de las conferencias del "Centro de Estudios Argentinos" y algo másintentaba Olmos promocionando en varias ocasiones encuentros en diferentes puntos del país organizados por los"Ateneos de Palabra Argentina".

Por lo demás, desde la segunda mitad de 1956, y en sintonía con el proyecto desarrollista en gestación, losfrondizistas se presentaron como valedores de una de las principales innovaciones introducidas por el peronismo enel nivel de las relaciones capital­trabajo: la unidad de la clase obrera. [ 34 ] Y si Frigerio sostenía la conveniencia dedicha unidad, Marcelo Sánchez Sorondo celebraba la "nacionalización" de los trabajadores como una herencia adefender. [ 35 ] Todos compartieron la oposición a la convocatoria a elecciones para Convencionales Constituyentes,primero, y a la reunión de la Asamblea después, mientras no dejaron de propiciar medidas tendientes a solucionarla situación de los presos sin proceso o a favorecer alguna forma de amnistía.

Una apelación cada vez menos oblicua a los proscriptos acompañó, pues, la expansión de esta prensa opositora,cuya circulación real podría dar una medida de su impacto. Se ha afirmado que, en el períodoestudiado, Qué... llegó a tener una circulación de 200.000 ejemplares, [ 36 ] en tanto Azul y Blanco ­ según datos dela propia publicación ­ habría alcanzado la cota de los 100.000 en octubre de 1956. [ 37 ] Es probable que talescifras parezcan algo exageradas, comparadas con las de los grandes diarios, [ 38 ] pero resulta del todo legítimopresuponer que son los antiguos consumidores de la prensa peronista los que demandan información en unmomento de alta violencia represiva y simbólica. [ 39 ]

Merece observarse que el estilo de los semanarios nacionalistas y peronistas ­ y hasta cierto punto la misma prédicade Qué ­ se equiparaba en alguna medida al de la prensa sensacionalista, pero no debería pasarse por alto tampocoel hecho de que ésta, a su vez, recurría a informar sobre lo políticamente prohibido con criterios netamentecomerciales. [ 40 ] En cuanto a Así,dirigida por Héctor Ricardo García, estuvo en la calle desde octubre de 1955, y esinteresante destacar el primer número del que se constituiría en uno de los más claros exponentes de esta prensacentrada en hechos policiales, crímenes, escándalos y deportes populares. La tapa presentaba a un Perón sonriente,vestido de sport ­ probablemente la primera fotografía del ex presidente desde su caída ­ y anunciaba un reportajeexclusivo. [ 41 ] Éstas son algunas de las grietas por donde debería pensarse, pues, la clave de la transmisión de lossímbolos en el contexto de la represión, de la proscripción, y de la existencia de un andamiaje legislativo concebidopara suprimirlos del imaginario social. [ 42 ]

Mientras Qué no parece haber tenido problemas de financiación, Azul y Blanco se quejaba permanentemente de quedebía competir en desventaja con los medios de orientación oficialista que gozaban, en primer lugar, de ladistribución de las "cuotas" de importación de papel para prensa que ­ como en tiempos del peronismo ­ eranadministradas por el gobierno. Pese a esta circunstancia y a que el semanario regenteado por Frigerio fuerasecuestrado en alguna oportunidad, [ 43 ] probablemente éstos hayan sido los únicos órganos periodísticos deimportancia entre los de definida actitud opositora que en general no enfrentaron grandes obstáculos desde el puntode vista de la circulación. Esta última circunstancia afectó a muchos medios durante la Revolución Libertadora, conediciones retiradas de los puestos de venta por la policía. [ 44 ] También se registraron varios procesos judiciales asus directores por "desacato" o violación del célebre "Decreto 4161", figuras legales sobre las que se operaba conmayor celo aún en el caso de los pocos medios identificados como peronistas que podían llegar a los puestos deventa.

Estaba claro que los constreñimientos represivos actuaban con celeridad apenas la oposición se definíafavorablemente en relación a la "cuestión peronista" y a Perón en particular, pero al año de gestión de la RevoluciónLibertadora resultaba asimismo evidente que el éxito de una actitud política dependía de la independencia quepudiera acreditarse frente al gobierno. ¿Qué lugar podía ocupar en dicho contexto una "prensa peronista" que a lasdificultades legales debía añadir la competencia y prelación de sus respetados colegas?

El primer ejemplar de la serie de Palabra Argentina que ha llegado a nuestras manos induce a pensar que el medioacababa de soportar alguna forma de interdicción, [ 45 ] al menos, daba toda la pauta de que la principalpreocupación era la posibilidad de supervivencia del semanario. [ 46 ] Su director, Alejandro Olmos, creyóconveniente reproducir el contenido de una nota enviada al ministro del Interior en la que días atrás habíaasegurado "que este periódico, nacido a instancias de una pasión argentina, no alienta comparación [sic,¿conspiración?] ni inspira sabotages [sic]". Acto seguido, remedaba, aunque de modo más explícito, el tono deaquel editorial donde Cooke había reclamado para De Frente el derecho a ser escuchado a partir de haber estadolejos de la obsecuencia peronista: "los antecedentes de mi actuación pública me ponen a cubierto... No sólo no mehe beneficiado con el régimen depuesto sino que he sufrido graves sanciones dispuestas por el gobierno peronista...Cuando critico o ataco al actual gobierno no lo hago en función de 'peronista', ya que nunca me sometí a ningúnpartido, sino en ejercicio de un elemental derecho ciudadano, ...en función argentina". Invocando la mismacondición para el medio que dirigía, solicitaba la revocatoria de medidas policiales sufridas por los vendedores delperiódico en la ciudad de Rosario y la posibilidad de que en lo sucesivo éste pudiera distribuirselibremente. [ 47 ] Recurría también a los lectores con el fin de que movilizasen la obtención de fondos para

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garantizar la continuidad del semanario, [ 48 ] a la vez que anunciaba una serie de conferencias que el directorrealizaría en la Capital y distintas localidades "con el patrocinio exclusivo de este periódico". [ 49 ] Se trataba a todasluces de una empresa político­periodística fuertemente personalizada.

Palabra Argentina logró estar en las calles hasta fines de 1956, cuando sufrió una clausura que se prolongó por casicuatro meses. [ 50 ] Partió de la condena a la proscripción de la Constitución Nacional de 1949, [ 51 ] radicalizandosu discurso desde el momento en que se convocó a elecciones de Convencionales Constituyentes. [ 52 ] Durante esetiempo trató de utilizar el espacio que a su juicio mediaba entre lo establecido en el decreto 4161 (prohibitivo desímbolos, imágenes y expresiones relacionadas con Perón y su régimen) y la represión de las afirmacionesideológicas, pues "frente a las doctrinas no pueden imponerse las restricciones por decreto". En lo que, de hecho,era el programa de su relanzamiento, Palabra Argentinaprotestó: "...A nadie ha sorprendido ­ y todos lo esperaban,por natural ­ la prohibición de los símbolos, las canciones partidarias y las denominaciones peronistas. Pero lo queresulta absurdo es la prohibición por decreto de las definiciones doctrinarias... Es menester, cuando existe elpropósito de una depuración, saber distinguir lo falso de lo verdadero... Se puede admitir que la Revolución, por elhecho de haber triunfado y de controlar el Gobierno, desmantele las formas del peronismo y trate de destruir susorganizaciones, pero lo que le está vedado es poner disfraz o mordaza al pensamiento del pueblo". [ 53 ] Cubrir eseespacio vedado era la autoconcebida misión de un medio que parecía cifrar las posibilidades de supervivencia ycrecimiento en la toma de distancia con respecto a la experiencia peronista, molde en el cual se fundían hasta lasadvertencias al gobierno: "'Palabra Argentina'... sustenta la defensa de la libre expresión doctrinaria, cualquiera queella sea. Los hombres que durante el gobierno peronista tuvieron que sufrir el silenciamiento de sus ideas ­ terribleerror del régimen depuesto ­ saben que en las represiones de este tipo se incuban las grandes reacciones...". [ 54 ] Elterreno a pisar era, a sabiendas, estrecho y resbaladizo, y por él transitaron, en mayor o menor medida, todas lasexpresiones de oposición, por cuanto, como se decía entonces, "hay palabras y conceptos que por el hecho de habersido utilizados por el régimen anterior están prohibidas". [ 55 ] El hecho de que fuera difícil esquivar esas"expresiones significativas" del peronismo de las que hablaba el referido decreto revelaba asimismo en qué medida elmovimiento derrocado había incorporado lemas caros a distintas tradiciones políticas y partidarias, y que pese a sercompartidos en tanto conceptos programáticos por buena parte de la oposición, quedaron indelebelemente dotadosde un sentido propio y constitutivo de su identidad. [ 56 ]

Además de buscar garantías a su continuidad y de definirse positivamente en torno a esas "expresiones significativasdel régimen depuesto", Palabra Argentina se mantuvo atento a las disputas políticas que se producían al interior delas fuerzas armadas, exhibió un definido nacionalismo económico [ 57 ] y declaradas simpatías por los trabajadoresen casi todos los conflictos laborales de que se ocupó. También inició una serie de reclamos por la libertad de lospresos políticos, manteniendo una prudente distancia con las metodologías de la clandestinidad peronista, al puntode que prácticamente no informa respecto de las actividades de la "resistencia". Contradiciendo esta norma tácita,en el último número de esta serie apareció una breve nota informando sobre la aplicación de torturas a detenidos enla provincia de Salta con relación a cierto complot "terrorista".[ 58 ]

Pero las características y los límites fluctuantes de la libertad de prensa en la Argentina post­peronista pueden serilustrados a partir de un hecho más concreto. En respuesta a una nota aparecida en Qué... sobre la aplicación decensura previa precisamente sobre las ediciones de Palabra Argentina, Olmos negó los términos de una defensa noexenta de segundas intenciones, [ 59 ] aunque aceptó de hecho la existencia de vigilancia policial sobre elmedio. [ 60 ] Por otra parte, algunos de sus colaboradores fueron detenidos [ 61 ] (como luego ocurriría a sudirector), y todo su contenido nos transmite por acción u omisión la idea de que navegaba ­ no por propia voluntad­ aguas fronterizas a la ilegalidad.

Por formato, estilo y propósitos, el que prácticamante podría ser considerado como el único medio periodísticoperonista en circulación [ 62 ] estaba mucho más cerca de Azul y Blanco que de Qué.... Este último era un verdaderosemanario de 48 páginas, deliberadamente concebido como imitación de la revista norteamericana Time, con notassobre espectáculos y "cultura" indicativas de que estaba dirigido preferentemente a un público de clase media más omenos ilustrado. Tenía un precio de tapa de 3 $. Azul y Blanco era un semanario de apenas 4 páginas, de estilo másdirecto, interesado por la promoción de las figuras del nacionalismo con mayor relieve político (el caso de MarioAmadeo) e intelectualmente preocupado por explicar la nueva realidad en términos compatibles con la retóricanacionalista. Costaba la mitad, se imprimía en papel de diario y, según se ufanaban quienes lo dirigían, buena partede sus lectores eran obreros. Palabra Argentina, editado en formato algo menor, fue durante bastante tiempo elúnico medio peronista que podía reclamar la condición de "periódico". De estilo ligero y punzante, cultivaba unlenguaje parecido al del nacionalismo "azuliblanco", aunque de menor pretensión intelectual, prácticamente exentode referencias religiosas y más decidido que su colega a verter en molde populista las interpretaciones revisionistasde la historia argentina (lo cual frecuentemente constituía una forma de hablar de la realidad presente). Impresotambién en papel de diario, salió con un precio de 2 $ que se redujo a 1,50 $ para octubre de 1956. Mientras elsemanario de Frigerio estaba concebido como una verdadera vidriera para el proyecto desarrollista, en el queorientaba Sánchez Sorondo y más aún en el de Olmos prevalecía más claramente la intención de transformar elmedio en articulador de una opción electoral. En ésta y otras circunstancias, como en el hecho de compartir buenaparte de un discurso "nacionalista", estos últimos expresaron sus puntos de rivalidad y sus coincidencias básicas.Hay que decir que la existencia de una "oposición" que ya se expresaba plenamente a través de una prensa escritapuede sostenerse no sólo a partir de constatar una situación de competencia entre estos medios, sino también de lamanifestación de un arco de solidaridades mínimas. Así, Azul y Blancosubrayó en términos más inequívocos que sucolega frondizista el levantamiento de la provisoria interdicción de los ejemplares de Palabra Argentina. [ 63 ] Menosde un año después, la oposición al gobierno encontraría, al calor de la conmemoración del primer aniversario de losfusilamientos de junio y de unas próximas elecciones de convencionales, la oportunidad de pronunciarse en elespacio abierto por esta prensa surgida y crecida en condiciones tan particulares.

Estos medios, de variado alcance y características pero concebidos todos como prerrequisito para la disputa de unconsenso de masas (o de formas de intervención política que presuponían dicha realidad), tendrán un importantepapel en la articulación de las salidas políticas de la Revolución libertadora. En algunos casos prolongarán lasfunciones de las organizaciones partidarias y en otros se constituirán en actores con vocación de contar per se en el

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escenario nacional. Qué y Palabra Argentina serían paradigmáticos en este sentido; el primero, como escaparate delproyecto desarrollista y trampolín de Arturo Frondizi, anticipa en sus páginas el "pacto" tácito con los peronistas, enun comienzo, y con el mismo Perón, después; el segundo, jugando la baza de la creación de un movimiento desde elsemanario mismo. En otros casos, pretenderán articular segmentos de la oposición con el concurso de losproscriptos o actuar como punto de encuentro de un proyecto político que equidistaba de la intransigencia del expresidente y de la moderación buscada por los dirigentes neoperonistas. Los casos deAzul y Blanco y Mayoría ­ paraseñalar solamente dos de los medios de aparición más regular ­ son expresión de dicha estrategia, aunque cabríadiferenciarlos muy claramente, pues si el primero jugó decididamente en una primera etapa la carta de laintervención militar "nacionalista" y sólo con una renuencia que se adivina en sus páginas se avino al cortejo de losperonistas (particularmente de los obreros), el segundo buscó desde un comienzo la interpelación identitaria de losperonistas y apostó decididamente a la articulación de las distintas fracciones políticas de este origen con vistas a suparticipación en un frente electoral. [ 64 ]

Más importante aún es que, independientemente de los éxitos y de los fracasos inherentes a sus emprendimientospolíticos, todos contribuyeron a expresar, y seguramente a crear, el nuevo clima de ideas de la Argentina post­peronista. En rigor de verdad ­ y como demostraron claramente los debates de las Convencionales Constituyentes de1957 ­ las ideas de soberanía económica y justicia social se extendían a buena parte de los actores de la época, asícomo una serie de principios que el peronismo había desarrollado en la organización económica del país ­ como lafuerte presencia del Estado en la economía ­ formaban parte de un consenso bastante extendido. En lo que sí sedistinguieron Qué, Azul y Blanco y, por supuesto, Palabra Argentina es en haberlo manifestado en términos másfamiliares a estas "expresiones significativas del régimen depuesto" y en aceptar la continuidad de un desarrollonacional que partiera de la realidad de los cambios que se habían producido en el país. Esto conducía a los dosprimeros hacia la defensa de las formas de organización sindical de la década precedente y, más genéricamente, aparticipar en una reinterpretación del régimen caído en septiembre de 1955 que era funcional a su propósito decaptación de masas. Esto habilitaba a Palabra Argentina, por ejemplo, a presentarse como el verdaderoportaestandarte de los símbolos nacionales y populares, a disputar tal pretensión con sus colegas y a auspiciar unarecomposición política del peronismo sobre bases provisorias y originales.

Preguntas e interpretaciones

En este trabajo hemos realizado un intento de reconstrucción del tejido discursivo y relacional de los principalesmedios de oposición a la Revolución Libertadora. Los sucesivos anuncios de apertura electoral contribuyeron arelajar parcialmente la censura de prensa y posibilitaron la reaparición de algunos medios y la aparición de otros,de modo que la política se impregnó de un lenguaje que cuestionaba abiertamente la legitimidad del proceso abiertoen 1955 y reclamaba, en una variada gama de tonos, la atención de y hacia los peronistas. La necesidad de tomarposición frente a las elecciones de Convencionales Constituyentes, primero, ante la misma Asamblea luego, y lacarrera por las elecciones nacionales inmediatamente después, articularon en unos casos y diferenciaron en otroslas demandas específicas de esta prensa de nuevo cuño, circunstancia que redundó en una situación de competenciaque amplificó sensiblemente la voz de la "oposición" en la esfera pública.

Dichos medios participaban de un código común en la Argentina posterior a 1955. Todos, antiperonistas de las másdistintas expresiones partidarias, peronistas de variedades excéntricas o fieles a los lineamientos fijados desde elexilio, izquierdistas a la caza de un sujeto histórico esquivo y nacionalistas en apresurada reconversión táctica,habitaban el universo común de quienes (como Perón en grado superlativo y por imperio de las circunstancias;como el gobierno, que prodigaba sus dichos y prohibía expresiones que suprimirían la realidad) creían en el poderde la palabra escrita.

Si cupiera distinguir los discursos de los objetivos coyunturales en cada caso, emergerían al menos dos imágenes,no necesariamente contradictorias pero inspiradas en lecturas diferenciadas de la realidad contemporánea. En laque más comulga con el frío escepticismo de nuestro tiempo, Qué... es apenas un instrumento de Frigerio en favorde Frondizi, Azul y Blanco un libelo que juega inicialmente su chance golpista, Mayoría una apoyatura delneoperonismo temprano y Palabra Argentina una máscara heroica para una variante de este último.

En la que puede tributar a una perspectiva idealista –o, sencillamente, a un modo de hacer historia de las ideas ­tendríamos el escaparate del desarrollismo (también temprano), la impotencia del nacionalismo tradicional (estavez, tardío), el anuncio de nuevas síntesis integradoras y la "resistencia en la prensa", respectivamente. Creo que esposible dejarse seducir por ambas y que esto redunda en el enriquecimiento de una lectura sobre la queinevitablemente recae la vigencia del más mentado aforismo crociano.

Qué sucedió en 7 días fue evidentemente la vidriera de la integración, el lugar para los representantes del raleadoperonismo intelectual, el laboratorio del desarrollismo y el trampolín de Frigerio­Frondizi. En sus páginas puedeleerse anticipadamente el "Pacto" que llevó al gobierno a este último. Azul y Blanco, demasiado aristocrático parajugar decididamente la baza populista, promovió a Eduardo Amadeo y se mostró favorable a la reconciliación de losargentinos, pero no renunció a la búsqueda de nuevas estrategias de crecimiento político (más nuevas para estosnacionalistas pero que se revelaron tan fútiles como las antiguas).

En esto fue claramente superado por Mayoría, sucesor del interdicto Esto Es y dirigido por el mismo Tulio Jacovella,cuyo relativo fracaso político se oscurece al constituirse, a la mirada del lector de hoy, en un verdaderocaleidoscopio de época.

Palabra Argentina fue, a todas luces, el medio más modesto entre los considerados y el que ­ como en el casode Rebeldía ­ descansaba fundamentalmente sobre la actividad de su director, quien después de las elecciones de1957, cuando jugó, junto con Benítez, la carta de la obediencia ante la orden de votar en blanco, intentó persuadir aPerón, infructuosamente, de la conveniencia de apoyar al "Partido Blanco", una de las primeras experienciasneoperonistas.

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Más allá de la viabilidad de los proyectos que estos medios expresaban o de la relevancia de sus acuerdos, sulectura torna evidente que discutir el peronismo era discutir la nación (o quizá lo inverso, para hablar con máspropiedad de la época). Por este camino, tanto esta prensa nacionalista o desarrollista (como también seguramentela prensa de izquierda), aunque constreñida por las cortapisas de la Revolución Libertadora, fue más capaz que lossectores políticos que adherían al gobierno ­ y de los medios que expresaban sus expectativas de un modo ciego oeufemístico ­ de reconocer la existencia de un "problema" que postularon resolver (no sin dejar de aprovecharcoyunturalmente).

Hemos dicho una prensa peronista que vacilaba en reclamar su nombre; deberíamos decir una prensa opositora quese esmeraba en sortear las prerrogativas de la censura para interpelar a los vencidos. En este sentido, hemossupuesto que el espacio de ambigüedad generado a partir de la aplicación de una legislación de la que el decreto4161 es el ejemplo más destacado, fue utilizado en este sentido y que el lenguaje eufemístico (a veces presentado enclave de ironía o de sátira) era en ocasiones un recurso de probada eficacia comunicacional.

El examen de la prensa de oposición es particularmenter revelador de la dinámica del proceso político entre 1955 y1958 que llevó a que el conjunto de los peronistas contara no como "resistentes", sino como "trabajadores" y ­ cadavez más ­ como "ciudadanos", es decir, como votantes. Tanto por el camino del análisis como de la intervenciónsobre dicho proceso, los medios analizados contribuyeron a expresar, en diversos tonos y grados, elcuestionamiento a la tradición liberal argentina en el momento en el que estaba a punto de verificarse su fracasomás rotundo.

NOTAS

En este artículo se exponen resultados parciales del proyecto de investigación Partidos, elecciones y actorespolíticos en la Argentina del siglo XX, radicado en la Universidad de Mar del Plata. En la realización de estetrabajo he contado además con el apoyo del programa Actores, ideas y proyectos políticos en la Argentinacontemporánea,Instituto de estudios Históricos y Sociales "Juan Carlos Grosso", Universidad del Centro.Agradezco también a Susana Bianchi, Elisa Pastoriza, Mariano Plotkin, Nicolás Quiroga, Ricardo Rivas, EstelaSpinelli y especialmente a mi esposa, Elena Fuksman, por sus comentarios a una versión preliminar.

1Según los términos del discurso de Pedro Eugenio Aramburu al asumir la presidenciaprovisional de la nación. La Nación, 14/11/55. 2Según rezaba un decreto anterior. La Nación, 8/11/55. 3Queda fuera de los límites de este trabajo el examen de la prensa de izquierda. Sabido esque La Vanguardia, órgano del Partido Socialista, fue esencialmente oficialista y continuósiendo fundamentalmente antiperonista, y que Nueva Era y Nuestra Palabra ­ revistateórica y órgano central del Partido Comunista, respectivamente ­ conservaron durante unbuen tiempo su adhesión al gobiernode facto y una actitud antiperonista. Para 1958,tanto NP como La Hora, sin embargo, eran considerados medios de oposición a laRevolución Libertadora (de hecho, los comunistas apoyaron la candidatura de Frondizi).Quienes inequívocamente participaron de la oposición desde un primer momento fueronlos periódicos de algunos grupos trotskistas, en particular de la Provincia de Buenos Aires,como La Verdad, Unidad Obrera y Palabra Obrera. Dichos medios, cuya principalpreocupación fue penetrar en las bases obreras, no participaron del debate público enigual medida que los aquí seleccionados. 4La Razón fue adjudicada a la Unión Federal Demócrata Cristiana, Democracia pasó adepender del radicalismo del Comité Nacional, El Laborista se transformó en órgano delpartido del mismo nombre con su dirigente histórico, Cipriano Reyes, La Época pasó alsocialismo, Crítica a los conservadores o demócratas nacionales y Noticias Gráficas alPartido Demócrata Cristiano. 5Ver De Frente, 31/10/55. 6Esto alcanza aún a medios tan intransigentes como el semanario dirigido por John WilliamCooke, en uno de cuyos últimos números vindicaba la autoridad moral de su palabraeditorializando sobre la "línea insobornable" que los había mantenido "lejos de laadulonería"; De Frente, 3/10/55, citado en Julio Melon, "La resistencia peronista. Alcancesy significados", Anuario del IEHS, VIII, Tandil, 1993, pp. 215­246. Recientemente se hapublicado un trabajo muy completo sobre este semanario; ver Mario Ranalleti, "DeFrente, (1953­1956). Una voz democrática y antiimperialista en la crisis final del primerperonismo", en Noemí Girbal­Blacha y Diana Quatrocci­Woisson, Cuando opinar es actuar.Revistas argentinas del siglo XX, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1999, pp.477­515. También El Líder buscó dicha posibilidad, aunque actuó claramente como vocerodel sindicalismo peronista. Ver Julio Melon Pirro, "La corrección de la historia: proyectosinstitucionales y pedagogía democrática en el primer postperonismo", en E. Spinelli, AliciaServetto, Marcela Ferrari y Gabriela Closa (comps.), La conformación de las identidadespolíticas en la Argentina del siglo XX, Ferreyra Editor, Córdoba, 2000. 7

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Publicaciones como El Líder, El 45, El Federal y el mismo De Frente desaparecieron con laremoción de Lonardi, el establecimiento de una censura de prensa más dura y elrecrudecimiento de la represión al peronismo. 8Ha sido frecuente analizar la correspondencia entre Perón y Cooke como manifestacionesdiferenciadas pero partícipes de la radicalización de un nuevo peronismo, o endilgarlejuicios de valor muy expresos en tanto generadora de hechos de violencia. Se ha olvidado,al respecto, el hecho obvio de que se trataba del diálogo entre dos hombres cuya soledadamenazaba convertirse en un más definitivo aislamiento político. Si el ex presidentepugnaba entonces entre el deseo de hacer llegar sus opiniones al país y la necesidad deobtener un asilo medianamente seguro en Caracas, su novel representante acababa de sertrasladado a la prisión de Ushuahia. Para ambos, pues, la comunicación escrita,cualquiera sea el tono que se perciba, constituye prácticamente el unico medio de retener oacrecentar su influencia. Julio C. Melon, "Perón, el exilio y el problema del actor políticoindividual", UNMdP, Mimeo, 2000. Lo mismo debería recordarse para la correspondenciaentre el mismo Cooke y Arturo Jauretche, por entonces en Montevideo y mucho menos"leal" a Perón. Ambos discutían sobre una "resistencia"que no podían ni remotamentedirigir y sobre una integración negada como posibilidad por un régimen que exhibíacontinuamente su hostilidad al movimiento proscripto. Jauretche era sumamente reactivo alas directivas de Perón; Cooke acababa de ser ungido como su sucesor por el conductorexiliado. Cooke le reclamaba una pequeña imprenta para sus amigos de la "línea dura",Lagomarsino y Marcos. Jauretche no quería entregar un instrumento que servivía para supropia difamación. Ambos coincidían, sin embargo, en la necesidad de contar con mediosde prensa propios y confiaban en la llegada de su palabra al gran público. Las cartas hansido reproducidas parcialmente en Marta Cichero, Cartas peligrosas de Perón, BuenosAires, Planeta, 1992, pp. 131­138. 9Ricardo Guardo ha testimoniado sobre el valor atribuido por los miembros de los"Comandos de la resistencia" a la posibilidad de difundir la palabra escrita. De allí elrecurso al mimeógrafo (o sus sucedáneos, el hectógrafo y aun las copias a mano). VerRicardo Guardo, Horas difíciles, Buenos Aires, Ed. del autor, 1963, pp. 59­61. En el mismosentido resulta ilustrativa buena parte de la correspondencia editada por MartaCichero, ob. cit., passim. Este material prácticamente ha desaparecido, pues losparticulares no han creído conveniente conservarlos en la larga historia de las represionesmilitares argentinas.10Existieron otras expresiones que se presentaron como periódicos pero consistían enrealidad en hojas barriales de las que aparecieron pocos números o tan sólo el primero. Elmismo Rebeldía, editado como semanario en 1957, apareció frecuentemente como unahoja del tamaño de la de La Nación, y conoció la clausura y la confiscación de susediciones. Palabra Argentina fue algo más regular. Reiterada víctima de medidas similaresy pese a los procesos judiciales que sufrió su director, su publicación se extendió ­ coninterrupciones ­ desde noviembre de 1955 a comienzos de 1958. Por supuesto,= nada deesta prensa ha quedado en los archivos públicos. He hallado y consultado algunosnúmeros del semanario de Benítez en repositorios privados, y después de cierto tiempo helogrado reconstruir en archivo propio la mayor parte de la colección de PalabraArgentina, el semanario peronista de mayor circulación y mejor distribución, además delmás importante políticamente. Hubo también una "segunda época" de DeFrente, publicación mucho más modesta que se distribuyó clandestinamente. En ellaparticiparon, entre otros, Hector Tristán y el historiador Fermín Chávez. Agradezco aFermín Chávez su amabilidad, llevada al extremo de enviarme a mi propio domicilio lasfotocopias de esta modesta publicación, inhallable, por supuesto, en los archivos públicos.

11Dicha expansión puede entenderse en su variedad, aunque resulte difícil realizar inferenciasciertas en cuanto a la circulación. Los propios medios de prensa se dedicaronfrecuentemente a comentar el fenómeno. El historiador y entonces militante peronistaFermín Chávez publicó una nota con el seudónimo de "Juan Cruz Romero" (el mismo conel que aparecía frecuentemente comentando libros en las páginas de Mayoría) en larevista Dinámica Social, donde señalaba el surgimiento de numerosas publicacionesperiódicas bajo el denominador común de su oposición al gobierno de facto: "El 45, LuchaObrera, El Federalista, Gaceta Argentina, Resistencia Popular, la frigerista Qué, elnacionalismo católico expresado en Azul y Blanco; Nuestra Palabra, órgano oficial delcomunismo; Mayoría, semanario ilustrado editado por el equipo de EstoEs; y Columnas, del nacionalismo marxista". En el mismo lugar se percataba de que habíatambién un significativo espacio para las expresiones de apoyo a esa gestión, de allí lamención de "El Gorila, Tribuna Cívica (Partido Cívico Independiente), El 16(MovimientoCívico Revolucionario), El Leñador (democrataprogresista) y Provincias Unidas, detendencia radical". Dinámica Social, 83­84, septiembre­octubre de 1957. Sobre estarevista, ver Noemí Girbal, "Armonía y contrapunto intelectual: Dinámica Social (1950­1965)", en Cuando opinar es actuar..., pp. 399­442. Agradezco a la autora habermeorientado en la localización de esta fuente, que es interesante en sí misma, entre otrascosas por su particular óptica sobre temas como la libertad de prensa. En algunaoportunidad, su director, Carlo Scorza, ex jerarca del Partido Fascista Italiano, clasificó ala prensa entre la que defiende fines particulares ­ intereses ­ , la que tiene fines

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informativos ­ que responde a móviles lucrativos ­ y lo que consideraba "prensaverdadera", es decir, aquélla que tiene el deber social y educativo de interpretar y aun dedirigir a la opinión pública. Ver Dinámica Social, n° 3, Octubre 1950, p. 8. En cuanto a laposibilidad de inferir cifras sobre el aumento de la circulación, no disponemos más que delas que proporcionan las mismas publicaciones y que se citan más adelante. El InstitutoVerificador de Circulaciones, en funciones desde 1947, sólo conserva archivos ­ para elcaso de las publicaciones efectivamente inscriptas en dicho organismo ­ desde 1958 enadelante.12Ver entrevista a Frondizi publicada en el primer número de País Unido, el 26/11/57.13Entrevista a Alejandro Olmos, Villa Gesell, junio 1997.14"Han contraído méritos insignes con nuestro pueblo... nuestros escritores Scalabrini Ortiz,formidable, Jauretche, Güemes... Este muchacho [por Alejandro Olmos] tiene unaconstancia indomable. Ha padecido de todo desde que secuestraron cinco números..."Hernán Benítez a Juan Domingo Perón, 20 de septiembre de 1956, reproducido en M.Cichero, ob. cit., pp. 285­289.

NOTA: Desconocemos prácticamente todo sobre publicaciones como la citada JusticiaSocial, pero es presumible que se trate de una de las tantas hojas de edición limitada ycirculación vecinal de las que no ha quedado registro. En Resistencia e integración. Elperonismo y la clase trabajadora argentina, l946­l976, Buenos Aires, Sudamericana, l990[Cambrigde, 1988], Daniel James hace referencia a algunos "periódicos" del tipo señalado.Su presencia avala también lo apuntado en relación al papel atribuido a las expresionesmás elementales de la letra impresa.15Me refiero a los fusilamientos sumarios e irregulares de 1956. "La sangre derramadaensucia de alguna manera todas las manos argentinas", dice en Carta allector Qué, reclamando "que no haya argentino capaz de desoír la voz de nuestrosmuertos". Qué, n° 88, 19 de junio de 1956, p. 3. Con relación al mismo tema, elnovel Azul y Blanco afrontaba la salida de su segundo número negando "que sea lícitoaplicar a nuestros hermanos las fórmulas de necesidad de guerra destinadas a la defensacontra el enemigo exterior" y manifestando su "contenido dolor por la sangre de hermanosderramada".Azul y Blanco, n° 2, 13/6/56, p. 1. Es dable observar, por otra parte, elrecurso a introducir "cartas de lectores" donde podían expresarse opiniones embarazosaspara los responsables de las publicaciones. Ya se trate de falsas cartas, ya de auténticosenvíos de los lectores (o, como suele ser norma, de documentos seleccionados ymodificados para su publicación), es evidente que la sección se utiliza para ampliar lasposibilidades expresivas en relación a temas comprometidos. En el primer aniversario delos fusilamientos, el director de Palabra Argentina, Alejandro Olmos, logró realizar enBuenos Aires una concurrida "Marcha del Silencio" que organizó a través de su semanario.

16He sugerido la eficacia de la interpelación basada en dicho tema en "El peronismoproscripto, 1955­1957", Tesis de Maestría en Historia, Universidad Nacional de Mar delPlata, Mimeo, 1998.17Un caso ilustrativo es el del semanario Mundo Argentino, dirigido por Ernesto Sabato, que,sin abandonar la condescendencia pro­gubernamental, seguía con la publicación deencuestas individuales, dirigidas no sólo a representantes de los partidos políticos sino apersonas "del común". El interés por focalizar el futuro del país haciéndose cargo de lacomplejidad de la "cuestión peronista" aparece, por ejemplo, en sucesivas entrevistas a"un obrero portuario" y "un estudiante de derecho" [M.A., 1/8/56, pp. 7­9]; a "un radicalintransigente" y "un obrero de la carne" [M.A., 8/8/56, pp. 8­9]; a "un empleado decomercio" [M.A., 15/8/56, pp. 7­8]; a un "ama de casa radical" y una "señoraconservadora" [M.A.,22/8/56, pp. 14­15]. En este último número se anunció en tapa unanota que llevaba el sugestivo título de "¿Volvemos a las torturas?", en la cual sedenunciaba esta práctica en distintos puntos del país ["Para que termine lo interminable.Historia de las torturas", pp. 16­18 y 23]. Fue el último ejemplar que apareció bajodirección de Sabato, quien renunció y, luego de entrevistarse con Aramburu, hizo públicassus críticas en medios de la oposición.18Del tipo de "Cómo se maneja la economía Argentina por control remoto", Qué, n° 96,14/8/56, p. 16.19El columnista consolidó en la revista una relación de amistad con Rogelio Frigerio. En 1958llegó a reemplazarlo luego de que éste abandonara la dirección para integrar el gabinetede Frondizi. Sobre éste y otros temas relacionados con el equipo de Qué puede consultarsela tesis doctoral de Estela Spinelli, titulada Los Vencedores vencidos. Las alternativaspolíticas en el contexto de la autodenominada Revolución Libertadora. 1955­1958, Universidad Nacional de Córdoba, 1999.20Tales eran los términos con que había sido acusado Scalabrini, quien desmintióexplícitamente haber colaborado en El 45, que dirigiera Arturo Jauretche, y asintió haber

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"aprovechado la hospitalidad de El Federalista, que dirigía el Dr. J. Luis Güemes, paradenunciar... el Plan Prebisch". Qué, n° 101, 18/9/56, p. 42.21El artículo en cuestión, aparecido en el n° 100 de Qué, edición del 11/9/1956, había sidotitulado por la dirección de la revista: "Un paso para que los ingleses vuelvan a recuperarnuestros ferrocarriles".22Dante Ardigó entendía que el artículo era "adecuado a los incautos e ignorantes, ávidos desensacionalismo, tan numerosos entre los ex lectores de El Pampero, Cabildo,Reconquista y de todos los pasquines del mismo origen". Qué, n° 103, 2/10/56.23"... y no escribo nada más que estas notas que publica 'Qué'. Confirmo con orgullo que fuifundador y director de 'Reconquista' [1939] que sostuvo el ideario de FORJA y era, por lotanto, de filiación radical­irigoyenista, vale decir, fervorosamente democrático, anti­imperialista y neutralista, como fue Hipólito Irigoyen..." Qué, n° 103, 2/10/56.24Scalabrini decía: "Hipólito Irigoyen... a quien sigo reverenciando como primer conductorpopular y nacional". El énfasis es mío [JCMP]. 25Qué, n° 103, 2/10/56.26Dichos eufemismos, a los que en rigor de verdad obligaba toda una legislación que llegabaa prohibir la utilización del nombre del ex presidente (ver, más adelante, la referencia alcélebre decreto 4161), eran utilizados tanto por el oficialismo como por la prensa deoposición. Si el vicepresidente provisional hablaba de "el que se fue", la prensa adictaacuñaría la perdurable referencia al "tirano prófugo". En la prensa de oposición fueronfrecuentes otras expresiones que probablemente eran utilizadas menos como resguardoante una eventual medida represiva que como recurso semántico: de allí la referencia a"Caracas" o al más provocativo "4161" para denotar la presencia del ausente.27Sobre la utilización por la oposición durante los años peronistas de la identificación Rosas­Perón y la posterior transformación del revisionismo en la visión histórica del peronismo,ver Diana Quatrocchi­Woisson, Un nationalisme de déracinés. Argentine: pays malade desa mémoire, París, Centre National de la Reserche Scientifique, 1992. [Ed. en español, LosMales de la memoria. Historia y política en la Argentina, Emecé, Buenos Aires, 1995.Tercera Parte, pp. 225­326].28Azul y Blanco, n° 1, 6/6/56, pp. 1 y 3.29Azul y Blanco, n° 4, 27/6/56, p. 1.30"Nosotros, sin juzgarnos ya demasiado líricos, creemos en el valor formidable de lapalabra... ¿No constituye acaso la vida pública el foro perenne de la palabra?... Nohacemos, entonces, literatura si afirmamos que el pueblo argentino requiere,precisamente, el don de una palabra capaz de renovar la viciada atmósfera y restablecerlas bases de la solidaridad social". Azul y Blanco, n° 6, 11/7/56, p. 3.31Sobre la estrategia y las características de la publicación nacionalista, ver MarianoMontemayor,Claves para entender un gobierno, Ed. Concordia, 1963, p. 122 y ss.32Estos centros se organizaban bajo la consigna "Ni vencedores ni vencidos". El correlato deello era la promoción de la figura del ex canciller lonardista Mario Amadeo. Ver Azul yBlanco, n° 13, 29/8/56, p. 1 y p. 4.33"Los extravíos de Perón no tienen efecto retroactivo ni convierten el pasado en futuro... Hoyson las divisas nacionales que Perón utilizó las que teme el unicato del fraude y por eso yano el peronismo sino el nacionalismo es el enemigo número uno... Pero nosotros, encambio, hemos aprendido la lección de la experiencia. Queremos salvar esas divisas queson nuestras y que limpias, volverán a nuestras manos..." Azul y Blanco, n° 14, 5/9/56,"Los derrotados de 1946". El énfasis es mío [JCMP].34Ver, especialmente, la sección "Trabajo" en páginas interiores de la revista Qué, con títuloscomo "Dividir para destruirlos" (n° 101, 18/9/56), "Independencia para dirigir susdestinos" (n° 109, 11/12/56).35Pronto Azul y Blanco comenzó a dedicar toda su contratapa "sábana" a lo que ocurría enlos gremios. Qué destinó una sección fija a este tema y lo mismo ocurrió con los otrosmedios de la prensa política opositora. El semanario Revolución Nacional de Cerutti Costaestaba prácticamente consagrado al sindicalismo y a los problemas del mundo deltrabajo.36Circulación "que se multiplicaba en lectores, ya que pasaba de mano en mano, y eraobjeto de lecturas y comentarios colectivos en todo el país", según Isidro J.Odena: Libertadores y desarrollistas,Ed. La Bastilla, Buenos Aires, 1977. El análisis máscompleto sobre la revista Qué es el de Estela Spinelli. Ver "La 'Biblia' de la política. La

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revista 'Qué sucedió en 7 días' y el frondizismo (1955­1958)", en Historia de RevistasArgentinas, Asociación Argentina de Editores de Revistas, Buenos Aires, 1995.37El mismo semanario se preocupó de anunciar una tirada de 85.000 ejemplares alcumplirse un año de la revolución, con una fotografía de Lonardi en tapa. Azul y Blanco, n° 16, 19/9/56. Dos números después se habrían alcanzado los 100.000 ejemplares,invitándose a los lectores a festejar el logro en una "gran comida popular" a realizarse enel Palacio del Baile (Parque Retiro). Según la propia publicación, había comenzado con unprimer número de 15.000. Azul y Blanco, n° 18, 4/10/56, y n° 19, 10/10/56.38Según el periodista Carlos Ulanovsky, para la misma fecha la tirada de un diario como LaPrensa se estabilizó en 350.000 ejemplares. Paren las rotativas. Una historia de grandesdiarios, revistas y periodistas argentinos, Espasa, Buenos Aires, 1996, p. 114. Según elencargado de archivo del IVC, las cifras referidas en el texto no son necesariamenteexageradas, dado que por ejemplo una revista de fotonovelas podía alcanzarcómodamente tiradas similares en una época en la que la televisión no se encontrabaextendida. Entrevista telefónica a Pascual Orellana, 11/10/2000.39He tomado la expresión "violencia simbólica" de Federico Neiburg: "La constitución de lasociología en la Argentina y la invención del peronismo", Desarrollo Económico, n° 136,enero­marzo 1995, pp. 533­553.40La consideración conjunta de las informaciones políticas y sensacionalistas que sepublicaban en revistas como Así y Ahora podría ser útil para pensar una época en la que eldramatismo mismo de los sucesos políticos era capaz de competir exitosamente con loscrímenes que son materia habitual de este periodismo. Entre principios y mediados de1955 hubo una verdadera competencia entre algunos medios en cuanto a la cobertura del"crimen de Burgos" (el asesinato de una empleada por su ex patrón y amante).Vespertinos como Noticias Gráficas, Crítica o La Razón habían apostado al caso para subirsus ventas (según Alvaro Abós, autor de una novela pocicial basada en el caso, citado porUlanovsky,ob. cit.). Aunque no tenemos las cifras de venta, es interesante señalar que amediados de junio de 1955 las abundantes imágenes de la descuartizada y de su verdugofueron reemplazadas en un semanario como Ahora por la fotografía de los muchoscadáveres tendidos en la Plaza de mayo luego del bombardeo de la aviación naval.41Ver Así, n° 1, 19 de octubre de 1955. Según Ulanovsky, el semanario vendió 80.000ejemplares en su inauguración, los cuales se agotaron rápidamente. García le habíacomprado el referido reportaje y las fotografías a la agencia United Press, habida cuentade que nadie se había interesado por dicho material.42El artículo 1° del Decreto­Ley 4161, del 5 de marzo de 1956, prohibía "la utilización... delas imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas, artículos y obrasartísticas... pertenecientes o empleados por los individuos representativos u organismosdel peronismo". Entre otras cosas, se consideraba especialmente violatoria de dichadisposición "la utilización de la fotografía, retrato o escultura de los funcionariosperonistas o sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre propio delpresidente depuesto, el de sus parientes, las expresiones 'peronismo', 'peronista','justicialismo', 'justicialista', 'tercera posición', la abreviatura 'P.P.'... etc." Anales deLegislación..., XVI­A, Decretos, Buenos Aires, La Ley, 1956, pp. 241­242.43El 11 de diciembre de 1956 Qué apareció en edición de emergencia, en nuevo formato ypapel. Ver n° 109, 11/12/56. Pese a su tono abiertamente contestatario, Azul y Blanco, quesiempre permaneció atento a las desavenencias reales o supuestas entre los mandosmilitares, no sufrió clausuras.44Por ejemplo, Propósitos, dirigido por Leónidas Barletta, conoció varias clausuras y elsecuestro de ediciones completas. Lo mismo ocurrió en septiembre de 1956 con las tresprimeras ediciones deRevolución Nacional. El semanario dirigido por el ex ministro detrabajo lonardista y presidente del "Instituto de cultura obrera" fue secuestrado antes de lasalida de su tercer número, en tanto los dos primeros habían sido inmediatamenteretirados de los lugares de venta. Cerrutti Costa interpretó el hecho como resultado del"odio de clases", dado que "los trabajadores no han abandonado la gran bandera de laRevolución Nacional, que se asienta en tres pilares: Justicia Social, Soberanía Política eIndependencia Económica". Ver el reportaje a Cerrutti Costa en Azul y Blanco, n° 16,19/9/56, p. 2.45De los primeros cuatro números no ha quedado más registro que el que se anunciaba eneste quinto, de mayo de 1956. A tenor de la puesta en venta de los ejemplares atrasados,podemos rescatar los siguientes títulos: n° 1 (circa principios de abril de 1956): "Cartaabierta al Gobierno Provisional"; n° 2: "Carta abierta al Contraalmirante Rojas". "Elinforme económico es inexacto". "Ante el golpe de estado". "Caseros"; n° 3: "Un impostoren la Comisión Investigadora". "Suprimen la Constitución". "La verdad de la deudainterna". "Las cárceles deben abrirse"; n° 4: "La Junta Consultiva". "El sumario al CapitánGandhi. Una víctima de la Revolución". Cabe suponer, sólo por la naturaleza de los títulosanunciados, que se trataba de largas notas editoriales de la dirección, de progresiva

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audacia. Palabra Argentina, n° 5, 10/5/56, Anuncio de venta de ejemplares atrasados, p.4.46Habiendo consagrado al pedido de garantías buena parte de sus cuatro abigarradaspáginas, esta vez el número terminaba con una amplia nota editorial dedicada "A lasfuerzas armadas". Palabra Argentina, n° 5, 10/5/56.47Nota al ministro del Interior del 5/10/56, firmada por Alejandro Olmos, director y editorresponsable de Palabra Argentina, en el n° 5 del 10/5/56, p. 3.48Id., p. 3. Nota titulada "¡'Palabra Argentina' no debe caer!".49"Tales conferencias serán la expresión de una voz independiente y la proclamación de lainquietud nacional en esta hora histórica del país..." Id., p. 3.50Desconocemos si la clausura se produjo por la inclusión de alguna nota particularmenteirritante. El último número de esa serie no contenía nada determinante en este sentido,aunque por él nos enteramos también de la clausura del semanario Propósitos y delarresto de Leónidas Barletta. La nota de solidaridad para con el "adversario nuestro", en elúltimo número de esta etapa de Palabra Argentina,n° 14, 11/12/56.51La gravedad de la medida radicaba en que, mediante un decreto de un gobiernoprovisional, "se ha detenido el avance de nuestra legislación en materia social, económicay política". Palabra Argentina, n° 5, 10/5/56 y n° 6, 17/5/56.52Palabra Argentina, n° 10, 30/10/56. "Convocan a constituyentes: sin pacificar el país nopuede haber asamblea".53Palabra Argentina, n° 5, 10/5/56, p. 1.54Id.55Id.56Como se preguntaba en el mismo lugar, con parecidas dosis de perspicacia y picardía:"¿qué vocablos se pueden utilizar en su reemplazo? Si 'Justicia Social' fue unadenominación utilizada en extremo por el régimen anterior, ¿queda prohibida su utilizaciónde acuerdo con el decreto? 'Independencia económica y soberanía política', ¿también estánprohibidas?... En esta carrera de prohibiciones va a ser necesaria la modificación deldiccionario o la renuncia a defender principios que son sagrados no del peronismo sino delos hombres con inquietud nacional y aspiraciones de justicia. Todas las agrupaciones ­radicales, socialistas, etc. ­ hablan últimamente de 'justicia social', de 'soberanía política',etc... 'expresiones significativas' del peronismo..." Id.57Obsérvese, por ejemplo, la composición del primer número de la segunda serie: enprimera, plana una nota crítica al decreto gubermamental que disponía la puesta enpráctica de las recomendaciones del "Plan Prebisch"; en páginas interiores, dos extensosartículos: "Argentina en las garras del imperialismo" y "Las empresas del Estado no debenentregarse". Palabra Argentina, n° 5, 10/5/56.58Palabra Argentina, n° 12, 27/11/56, p. 4.59Según había afirmado Qué el 23/10/56, los originales de este periódico ­ a diferencia delos del resto de la prensa ­ eran sometidos a una censura previa "de generosocriterio". Palabra Argentina se sintió ahora en la necesidad de "aclarar a nuestro colega" elsentido de una información suministrada en su número 8 del 15 de octubre último:"Hallándose en prensa el número 7, Coordinación Policial dispuso detener la impresión ypasar el texto a estudio de las autoridades respectivas. Hasta ese momento se habíanimpreso ya más de treinta mil ejemplares. Transcurridas 24 horas, la citada repartición ­por orden del Ministerio del Interior, según se nos informó ­ autorizó a los talleres gráficosa continuar la impresión del número transitoriamente 'interdicto'...". Palabra Argentina, n°10, 30/10/56, p. 2.60"Nuestros originales no son censurados, pero los primeros lectores de PalabraArgentina son los funcionarios de Coordinación Policial". Id., p. 2. Recordemos que HernánBenítez informa a Juan Domingo Perón, en una carta del 20 de septiembre de 1956, sobreel secuestro de cinco ediciones dePalabra Argentina. En 1997 Alejandro Olmos, que porentonces se encontraba en plena actividad, me refirió numerosos avatares sufridos por lapublicación, que coinciden con la imagen de extrema fragilidad pero de relativaimportancia que brindan, directa o indirectamente, las fuentes éditas. Respecto de lareferida polémica, no es difícil creer a Olmos, que en tanto peronista gozaba de menoslibertad que la de los otros medios de prensa. Entrevista a Alejandro Olmos, Villa Gesell,julio de 1997.61El 17 de octubre fue detenido, por ejemplo, el encargado de la sección "Gremiales",

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Gregorio Ventruiz. La dirección del periódico informó sobre infructuosas gestiones paraconocer la situación de su colaborador, que venía a sumarse "a los tantos casos dedetenidos sin proceso y a disposición del Poder Ejecutivo". Se preocupó en señalar tambiénque su columnista no cumplía otra actividad que la colaboración en @PalabraArgentina, aprovechando la oportunidad para reiterar que este medio "es un vocero queactúa de frente y sin encubrir propósitos subversivos ni acciones de violencia". PalabraArgentina, n° 10, 30/10/56, p. 2.62Pese a los subterfugios utilizados, no podría negarse tal carácter a PalabraArgentina, como tampoco al más irregular Rebeldía.63"Saludamos al colega en la prensa libre que nos acompaña en la lucha por lo nacional,sean cuales fueran las discrepancias". Azul y Blanco, n° 21, 24/10/56.64El desiderátum de Mayoría en particular parece haber sido ­ tal cual había sidotempranamente recogido en Esto Es ­ la creación de "un movimiento nuevo, de raízcatólica, nacional y popular que interprete la realidad argentina tras 10 años deperonismo", y no es casual que sus preferencias se hayan orientado inicialmente a laprincipal agrupación "neoperonista", la Unión Popular de Atilio Bramuglia. Desde esaóptica y una vez abortada la posibilidad que se señala en el texto, apoyó al frondizismo.Las páginas de Azul y Blanco, y sobre todo de Mayoría, aparecen además como unlaboratorio de experimentación de curiosos encuentros que, bajo la forma de unaconfluencia vaga de ideas de izquierda y de derecha en torno a lo que era, o debía ser, el"movimiento nacional y popular", parecen anticipar la agenda de años venideros. Me hallamado la atención aquí la favorable recepción de los trabajos de Rodolfo Puiggrós, JuanJ. Hernández Arregui y Abelardo Ramos, entre otros. Julio Melon Pirro: "La prensanacionalista y el peronismo, 1955­58", en Susana Bianchi y Estela Spinelli (comps.), Ideas,actores y proyectos políticos en la Argentina del siglo XX, Instituto de Estudios Históricos ySociales "Juan Carlos Grosso", Tandil, 1997, pp. 215­232.

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