La Psicologia Social y El Hecho Urbano

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  • 5/10/2018 La Psicologia Social y El Hecho Urbano

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    LA PSICOLOG IA SOCIAL Y EL HECHO URBANOJose Antonio CORRALIZA y Juan Ignacio Aragones*

    Univcrsidad Complutense de Madrid, Universidad Autonoma de Madrid*En cstc trabajo se propone el estudio de la vida cn las ciudadcs como campo de trabajo

    de la Psicologla Social y Arnbicntal. La ciudad cs tanto una estructura espacial como social,que incicle sobre el comportamiento individual y social. Se sistematiza los modclos y apor-taciones mas relcvantes para el cstudio psicol6gico del hecho urbano. Igualmcnte, se revisanlas primeras aportaciones dc psicologos y sociologos sobre la ciudacl. Unos y otros destacanlos aspectos negativos de la vida urbana, particularmente a partir del cxtio de las tcorfas dela sobrecarga. En un apartado posterior se seiiala la necesidad de que los psicologos socialestrabajen en la definicion de modelos de cali dad de vida urbana. Se sugierc prestar atcnci6n acuatro factores: Grado de control. nivcl de scguridad en el escenario, program a de actividadessociales del lugar y satisfacci6n csrctica.

    Palabras clave: Vida urbana: Estfrnulos urbanos: Lugares urbanos; Problemas urba-nos; Sobrccarga infonnativa; Calidad de vida urbana.

    Social Psychology and the urhanjact, In this paper, the study of urban life as a domainfor Social and Environmental Psychology is proposed. The city is a spatial and socialstructure that influences upon the individual and social behavior. The most relevant modelsfor the social-psychological study of urban life arc reviewed. The first constributions ofsociologists and psychologists on this subject arc also included. Their explanations are basedon the negative effects of urban life, specially as a consequence of the success attained byoverload theories. Subsequently, the work on definition of models for quality of urban life isstressed. The paper suggests that it would be neccessary to take into account, at least. fourfactors: level of space control. level of security in the setting, social activities programrns,and esthetic satisfaction due to urban places.

    Key words: Urban life; Urban stimuli; Urban places; Urban problems: Overloadtheory; Quality or urban life.

    Tal vez resulte sorprendente encontrarun cscrito sobre el espacio urbano entre unconjunto de trabajos sobre la Psicologia So-cial, Este es mas una propuesta de trabajoque un informe de resultados. Para un psi-c61ogo social escribir sobre la ciudad ex, encierto sentido, escribir sobre su propio ori-gen. En efecto, la Psicologia Social nace yse convierte en un campo relevante por losproblemas derivados del hecho urbano. EI

    Psicothema, 1993, vol. 5, Suplemento. pp. 411-426ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG

    nuevo habitat hurnano , la gran c iud ad ,constituye de hecho el referente espacial delas nuevas relaciones sociales. Si la Psico-logia Social nace porlJue se hace necesarioel estudio de la heterogeneidad, la diversi-dad, el conflicto, etc., estos fen6menos apa-recen con el nuevo habitat del desarrollo: laciudad. De hecho , el proceso hist6rico deindustrializaci6n produjo la ruptura y lafragmentaci6n del mundo social basado enlos grupos parroquiales donde la interacci6n

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    es intensa y pcrmanente; este modelo ba-sico de organizaci6n social fue sustituidopor un modelo de organizaci6n a gran es-cala. Con el desarrollo, el sujeto no solotuvo que aprender a moverse en un nuevohabitat y a manejar nuevos artcfactos; tam-bien tuvo que aprender patrones nuevos derelaci6n social. EI escenario de los patronesde relaci6n social prototipicos de la moder-nidad es la ciudad.

    La ciudad es tanto un problema ecol6-g ico, como un problema social. K. Lynchen un viejo trabajo considerado ya clasicopropone pensar sobre Ia siguiente fantasiosapesadilla:

    "Irnag inernos por un instante que por efec-tos del crecimiento de la poblaci6n humana y dela evoiucion de la tecnica. se ha llegado a la totalurbanizaci6n del globo terraqueo: que una ciudadunica cubre la superficie util de la tierra ... i.Ver-dad que tal perspectiva se nos aparece como unapesadilla?, i.Y que tal vision produce la sensaci6nde estar cogidos en una inmensa trampa de hilerasinfinitas de enormes inmuebles, sin posibilidad al-guna de escapar a la continua presencia y a la pre-si6n de la gente ( ... ) EI aire seria impuro, el agua16brega, las calles atestadas de gente y llenas depeligro ... " (Lynch, 1982,245).

    Tal vez haya que pensar en estas situa-ciones extremas para plantear el hecho deque, en efecto, la forma fisica de una ciudaddetermina la vida de sus moradores: sus es-quemas de relacion, los componentes de suidentidad, las estrategias de agrupamiento,las carencias y motivaciones de su actua-cion, las imageries que construye su mente,etc. Tal y como escribiera Montesquieusobre las leyes, de la ciudad se puede afir-mar que primero las personas construyenlos edificios, pero luego los edificios cam-bian a las personas.La ciudad, como espacio de relacionessociales ha estado presente en los estudios einvestigaciones de los psicologos sociales.Sin embargo, su interes se ha centrado mas

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    en los sintomas de esta nueva experienciahumana, que en el analisis de los factores,procesos y modelos de organizaci6n espa-cial que la determinan.

    "La ciudad es un laboratorio", segun laclasica definici6n de R. E. Park, queriendodar a entender, entre otras cosas, las posibi-lidades que la ciudad ofrece para estudiar elcomportamiento humano en todas sus di-rnensiones, asi como reconocer en la evolu-ci6n de la ciudad procesos hist6ricos de losque la ciudad es sintoma y causa, al mismotiempo. Prestar atenci6n, pues, al analisisde los fen6menos ligados a la vida urbanaes una manera especifica de estudiar elcomportamiento humano en su contexte, taly como se ha venido reclamando unani-mente desde las lineas de investigaci6n psi-col6gica mas dispares en los iiltimos afios,

    LA DECADENCIA URBANALa ciudad es una estructura espacial

    que ha modificado radical mente la manerade vivir de la especie humana. Ello es espe-cialmente cierto tomando como referenciaIa gran concentraci6n metropolitana. Estaha constituido un complejo que recoge losmas preciados suefios de la sociedad mo-derna, a la vez que ha producido las masangustiosas pesadi lias.

    En cfecto, vivir en la ciudad es proba-blemente la caracteristica que unifica a loshabitantes del planeta. Incluso cuando no sevive en una gran metropolis, en las zonasmas aisladas del planeta, a traves de recla-mos, la ciudad se hace presente. De acuerdocon la hie ida sentencia que escribiera K.Marx, la historia moderna consiste en la ur-banizaci6n del campo y no como antes en laruralizaci6n de la ciudad (Marx, 1967).

    Esta enorme concentraci6n de pobla-dores, recursos, tecnologia y medios ha ere-ado un tipo de asentamiento nuevo cuyosefectos sobre la especie son llarnativos, y,podria decirse, unicos en el proceso de evo-

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    lucien. Tal ycomo se ha escrito, la metro-polis modern a es un tipo de asentamientoinusual en especies de mamfferos, siendoun tipo de habitat mas propio de especies deinsectos (Davis, 1982).

    La ciudad representa el medio cotidianoque habita una proporcion mayor de personascada afio. EI crecimiento de las ciudades seproduce a un ritmo que supone un incrementomundial medio del 6%. En algunos paises(particular mente, en algunos paises endesarrollo) este porcentaje de crecimiento seduplica. La tabla I recoge las tasas deincremento de la concentracion urbana en unpenodo muy reducido de la historia reciente, ymuestra la tendencia persistente a laconcentracion espacial, particularmente en lospaises "en vias de desarrollo". La proyeccionde poblacion para los pro x imos 35 afio sconfirma esta tendencia como un hechoestructural de la evolucion dernografica.lncluso en ciudades don de este crecimiento sedesacelera, ello no implica que disminuya suestructura espacial. La ciudad se expande; yesta sentencia es cierta espacialmente, pero esaun mas cierta referida al modo de vida quepor este nuevo asentamiento se ha creado.

    Las grandes ciudades rnodernas, carac-terizadas por la heterogeneidad de sus habi-tantes y la visible falta de integracion de suscspacios, consituye un mosaico de fenorne-nos sociales y espaciales. La ciudad suponela creaci6n de una "concentracion gigan-tesca" que, sin embargo, en la vision masoptimista, permite irradiar "las ideas y prac-ticas que llamamos civi lizacion" (Wirth,1938).

    Un aspecto que se cornentara peste-riormente se refiere a la valoraci6n de losdistintos componentes de la "civilizacion"urbana. Pensadores de adscripcion muy di-ferente han descrito los procesos asociadoscon el desarrollo de las ciudades, y todosellos subrayan con muy diferentes argu-mentos que la ciudad ha cambiado la rna-nera de vivir. Tal y como se vera posterior-mente, sin embargo, los anal isis psicologi-cos y sociales de la ciudad se han basado enel hecho de que la ciudad tiene mala farna,y los estudios e investigaciones se han fun-damentado en el supuesto implfcito de quela concentracion gigantesca metropolitanaes una agresion para el funcionamiento psi-cologico y la vida social de los sujetos.

    PAISES DESARROLLADOS PAISES EN DESARROLLO

    Poblaci6n (millones) % del total Poblaci6n (miliones) % del total

    1 9 5 0 4 4 7 5 3 , 8 2 8 7 1 7 , 01 9 6 0 5 7 1 6 0 , 5 4 6 0 2 2 , 21 9 7 0 6 9 8 6 6 , 6 6 7 3 2 5 , 41 9 8 0 7 9 8 7 0 , 2 9 6 6 2 9 , 21 9 9 0 8 7 7 7 2 , 5 1 3 5 7 3 3 , 62 0 0 0 9 5 0 7 4 , 4 1 9 0 4 3 9 , 32 0 1 0 1 0 1 1 7 6 , 0 2 6 1 2 4 6 , 22 0 2 0 1 0 6 3 7 7 , 2 3 4 2 5 5 3 , 12 0 2 5 1 0 8 7 7 7 , 8 3 8 4 5 5 6 , 5

    Tabla I. Poblaci6n urbana en paises desarrollados y en desarrollo. (Periodo 1950-2025) [Fuente:Habitat (Centro de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos), 1987,23].

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    La ciudad e sta progresivamente de-jando de ser un "lugar", escribe Castel Is(19116), para convertirse en un "flujo". Latecnologia, a su vez, pennite vastos proce-sos de interacci6n en el vac io , que incre-mentan la tendencia a la indiv idualizacionde la vida personal. En efecto, cl fenomenourbano constituye hoy uno de los hechosclaves para la cornprension de la totalidadde la situaci6n social. Podrfa decirse , aun-que ello resulte paradojico, que la ciudad esel medio natural del hombre. R. E. Park es-cribia en 1925:

    "La ciudad, particularmente las grandes ciu-dades metropolitanas de los tiempos modernosson, en todas sus cornplejidades y artificios, lacreacion mas majestuosa del hombre, el mas pro-digios de los artefactos humanos. Debemos con-cebir nuestras ciudades como los talleres de la ci-vilizacion. y. al mismo tiempo. como el habitatnatural del hombre de nuestro ticmpo",

    En un interesante libro, el geografo D.Harvey (1989, vid, pp. 232 y ss.) sintetizaesta nueva manera de vivir. Basandose enaportaciones muy diferentes (Marx, Sirnmel,Wirth y Sennet, entre otros), concluye que lacivilizaci6n urbana se define por la presenciade cinco notas caracterfsticas: EI individua-lismo debido al fetichismo del dinero, laalienaci6n debido a la separacion espacialdel lugar de produccion, del lugar de con-sumo y del lugar de residencia, la comuni-dad, el ambiguo papel del estado y la nuevoforma de estructura y funcioncs de la familiaurbana. La civilizacion urbana esta Ilena decontradicciones, y parece que 10 que un as-pecto produce, el otro 1 0 deshace. Harvey re-coge esta idea subrayando el hecho de que lacivi lizacion urbana aun hoy constituye laarena de "Ia mas intensa confusion social ypolftica". Literalmente escribe:

    "(La ciudad) es un lugar de misterio, el sitiode !o inesperado. lIeno de agitacion y fermentos,de multiples posibilidades. libertades y alienacio-

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    nes; de pasiones y de represiones; de compoli-tismo y radicales parroquialismo; de violencia, in-novacion y reaccion ... La ciudad objetiva el con-coimientos mas sofisticado en un paisaje fisico deextraordinaria complejidad, poder y csplendor almismo tiempo que recoge fuerzas sociales capa-ces de las innovaciones sociotecnicas y politicasmas amenazantes" (Harvey, 19~9, 229).

    Poco a poco, los analisis psicologicosy sociales de la vida urbana se bas an en unoptimismo radical, mezclado con una nos-talgia infinita de la pequefia comunidad. Poreso, los sfntomas actuales de deterioro de lavida urbana se adeciian bien a este discursode la "mala fama de la ciudad", Las expli-caciones sobre el declive urbano permitenaludir ados tipos de procesos diferenciados,EI primero de ellos, se refiere al estableci-miento de una ciudad dual (Castells, 1986;Rodrfguez- Vi l lasante , 1986), en la quejunto a espacios funcionales revitalizados,coexisten zonas rmseras, abandonadas y enprogresivo deterioro. La raz6n mas estruc-tural del declive urbano procede de la con-juncion de una amplia gama de elementosentre los que, segun la sintesis recogida enuna reciente aportacion (Benavides, 1991),se encontrarian elementos como la menorcalidad medioambiental (polucion, escasezde espacios, ruidos, deterioro y abandono,ctc.), cl insuficiente 0 encarecido parque devivicndas, la escasez de suelo para la activi-dad industrial, los insuficientes sistemas detrans porte intraurbano y de acceso al mi-cleo, etc.

    Estos problemas explican Ia mala famade la ciudad, y avalan la perdida de presti-gio de la vida urbana. La c iudad siguesiendo, tal y como era reconocido por losautores de la Escuela de Chicago, el hori-zonte del progreso y la movilidad. Sin em-bargo, los modelos culturales estan ernpe-zando a destacar los cosies que la vida ur-bana conlleva, y evaluar su conveniencia.

    Puede decirse que la c iudad e s uncomplejo rnundo de contradicciones, que,

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    sin duda, tienen efectos y claves relevantespara el comportamiento de los sujetos, que,sin embargo, no han sido adecuadamenteabordados. A ello se ha contribuido, aunquecon muchas limitaciones, trabajos y refle-xiones de los psicologos, part icularrnente.,de los psicologos soci ales, que, como severa mas abajo, se ha hecho eco de la malafama de la ciudad.LA CIUDAD Y EL NACIMIENTO DE

    LA PSICOLOGIA SOCIALEI estudio de la ciudad desde la pers-

    pectiva de las Ciencias Sociales puede si-tuarse en torno al ultimo tercio del sigloXIX y primero de XX. Una sistematizaci6nde los analisis hist6ricos del hecho urbanodesde la perspectiva psicosocial puede en-contrarse en Blanco (1987). En uno de losprimeros numeros la revista fundada en laUniversidad de Chicago en el ultimo quin-quenio del siglo XIX (The American Jour-nal of Sociology), se incluye un editorial ti-tulado La era de la Sociologfa, acornpafiadode una ilustraci6n fotografica en la que unafamilia inmigrante llega a la ciudad de Chi-cago en un carro. EI contraste entre e lmundo rural que tiene que urbanizarse y elurbano produce un conjunto de problemasque justifican el nacimiento de las cienciassociales. Esta es la informaci6n basica y lapreocupaci6n central que moldea la actitudante el hecho I1rbano que heredan autorescomo Park, Burgess, Wirth, y tantos otros.Podrfa decirse que la ciudad era conside-rada como el destino forzado y sus escritosilustran la preocupaci6n por la recuperaci6nde la comunidad en una estructura espacialal mismo tiempo necesaria y nociva.

    La obra de Morton y Lucia White(1962) sostiene la tesis de la oposicion alhecho urbano de los intelectuales america-nos que constituyen los precursores de laperspectiva psicosocial. En otro texto (Bet-tin. 1982) se desarrolla la contribuci6n de

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    autores europeos desde una perspectiva si-milar. En uno y otro libro (pero particular-mente en el de los White) se hace un reco-rrido por las contribuciones de diferentesautores, desde el siglo XVIII hasta la pri-mera mitad del siglo XX, tratando de exa-minar 10 que ellos denominan "las rafces in-telectuales del antiurbanismo y la ambiva-lencia ante la vida urbana en EEUU". Si-guiendo el discurso de estes autores puedeverse claramente como se va conformandoel antiurbanisrno como tesis central here-dada por la Psicologfa Social. En un breverecorrido por su obra se observa como algu-nos de los personajes apoyan e sta idea. Acontinuaci6n un sucinto recorrido por esteinteresante trabajo recogiendo aquellas re-ferencias y observaciones que apoyan estasensibilidad de rechazo hacia 10 urbano.

    Entre estos ilustres miembros del pan-te6n americano cabe citar al mismo Benja-min Franklin quien situo, siempre segunWhite y White (1962, p. [8),"[os problemasde la ciudad en forma sumamente practica,haciendo planes para resolver los problemasde [a pavimentaci6n de [a ciudad, el cuerpode bornberos, la higiene publica, los hospi-tales, la administraci6n gubernamental, eldelito y [a educacion"

    Sin duda, otro ilustre predecesor, fueJefferson que en The Notes on Viginia hacfareproches a [a vida urbana, vefa [a necesi-dad de las fabricas en Europa, pero [a in-mensidad de tierras que tiene [a naci6nAmericana hacia, a su juicio, innecesario[as superpoblaciones que existcn en el viejocontinente. Llega a decir: "Para [as opera-ciones generales de fabricacion, que nues-tros talleres permanezcan en Europa. Masvale llevarles provisiones y rnateriales a lostrabajadores de alii que traerlos a e l lo shasta [as provisiones y mater iales, y concl los sus costumbres y principios ... las mu-chedumbres de las grandes ciudades contri-buyen tanto al so st e n del gobierno purocuanto [as ulceras a [a fuerza del cuerpo hu-

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    mano. Lo que mantiene el vigor de una re-publica son las costumbres y el espfritu deun pueblo". Como se puede facilmente ob-servar el texto no esta falto de sustancia ylas ideas conservadoras y antiurbanas son labase de su planteamiento.

    Por el contrario otra figura notable,que influy6 en los estudios sobre la ciudadde forma muy positiva fue William James.El que estaba fuertemente impresionado porla metr6poli norteamericana influy6 en eldesarrollo de los estudios sobre la ciudad,es no solamente uno de los primeros psic6-logos, sino que puede ser considerado comoel fil6sofo de la ci udad norteamericana ytuvo una fuerte ascendencia sobre tres per-sonajes centrales en los estudios de la so-ciedad urbana. Fue impulsor de toda unageneraci6n reformista, nacida en torno a1860 y que forman hoy dfa un grupo de re-conocido valor intelectual. Entre ellos cabedestacar a Robert Park, el sociologo mas re-presentativo de la Escuela de Ecologfa Hu-mana, Jane Adams, que podrfa ser conside-rada hoy en dfa un referente para la Psico-logfa Comunitaria y John Dewey un fil6-sofo que siempre estuvo preocupado por losvalores de la pequefia comunidad. Sus dis-cipulos ya reconocian en la ciudad un hechoreal y natural; y no deseaban destruirla, sinoque la asumfan como una nueva forma deplanterarse las relaciones sociales. TantoAdams como Park percibieron c6mo en laciudad norteamericana del siglo XX ibandesapareciendo el sentimiento y el contactocomunales. John Dewey comparti6 estaconvicci6n y tambien el llego a preocuparsepor los efectos de la industrializaci6n sobrela vida urbana. Dewey, el pragmatista notrascental, y Park, el sociologo empfrico,compartieron igual, hasta cierto punto, latradicional desconfianza del norteamericanoante la ciudad.

    EI tratamiento que White y White(1962) dan a este trfo es similar en la obraen cuanto a volumen, pero no 10 es en416

    cuanto a contenidos. Mientras que sobreAddams se limitan a hacer unos comenta-rios sobre su trabajo como "asistente so-cial". A Park Ie dedican un mayor numerode citas textuales mostrando la gran in-fluencia que tiene este autor en el desarro-llo cientffico de los estudios urbanos; final-mente, de Dewey prestan atenci6n a las re-flexiones del autor en dos temas: el procesode socializaci6n del nino en la sociedad in-dustrializada y la ruptura del grupo prima-rio que se produce en las sociedades urba-nas. Algunas de las reflexiones sobre estosautores van a ser recogidas a continuaci6npara ilustrar una parte de la herencia que re-cogen los investigadores de los problemassociales del medio urbano.

    Jane Addams, dicen los White, que re-sulta ser la mas destacada figura que hayaproducido EEUU en materia de asistenciasocial. Su origen campesino Ie permitfa en-tender mejor al campesino europeo queemigraba a las ciudades norteamericanas,conocer su vida y habitos. Una de sus gran-des aportaciones fue preparar el caminopara una empresa mas te6rica: la sociologiaurbana de Robert Park.

    La biograffa de Park, el mas influyenteen los cientfficos sociales preocupados porel tema urbano, fue un sociologo que pri-meramente vio la sociedad rnuy cerca,como periodista, desarro1l6 luego vastos in-tereses filos6ficos y sociol6gicos, para con-vertirse final mente en una figura que ejer-ci6 gran influencia en su caracter de profe-sor de Sociologfa en Chicago. Park estababajo el hechizo de William James. MientrasPark estaba en Harvard escuch6 a Jamespronunciar su famosa conferencia "Sobrecierta ceguera en los seres humanos" en laque James vituperaba esa ceguera que atodos nos aflige cuando se trata de com-prender los sentimientos de personas queson diferentes a nosostros. Viaj6 a Berlfndonde contact6 con Simmel, cuya visi6n dela ciudad mas psicol6gica que meramente

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    artefacto ftsico influyo en la concepcion dela vida urbana que desarrollo Park; paraaquel la ciudad era mas un estado de animoque el medio puramente fisico. WilliamJames le habfa incitado a dcscubrir que ocu-rrfa detras de los rostros de los individuos,en tanto que Simmel le alento a estudiar 1 0que el sociolcgo aleman llamaba la "vidamental" de la ciudad como eonjunto.

    Scgun Park la gran ciudad unicamenterecompensaba la e x ce ntr icidad: en ellahasta el delincuente, el individuo defec-tuoso y el genio encuentran mas oportuni-dades para desarrollar sus dotes que en laaldea. Entre otras atracciones de la ciudad,en cornparacion con los pueblos y con elcampo, Park sefialaba una acentuacion delelemento causal, de 1 0 fortuito.

    Para este aut or, la ciudad no es iinica-mente una entidad juridica; es, ante todo,scgun su frase tan frecuente , un estado deanimo. No es merarnente una reunion depersonas, de servicios sociales 0 de mediosadministrativos. Es "un conjunto de cos-tumbres y tradiciones, asf como de accionesorganizadas y de los sentimentos que soninherentes a dichas costumbres y que setrasmiten mediante dicha tradicion, En otraspalabras, la ciudad no es tan solo un meca-nismo ffsico y una construccion social. In-terviene en los procesos vitales de los sereshumanos que la integran; es un producto dela naturaleza y, en particular, de la natura-leza humaria" (Park, 1952). En la mismaobra observaba Park que, en las ciudades, lareunion de seres humanos resulta mas orga-nizada mediante "herrarnientas" humanascomo las cornunicaciones, los transportes,las instituciones polfticas y artificios econo-micos como las f'abr icas. Herramientas,seres humanos y lugares estan todos entre-tejidos en un mecanismo psicoffsico.

    Desde la perspectiva de la interaccionsocial se planteaba el papel del anonimato,describiendo de una manera muy graficaesta caracterfstica de la vida urbana, consti-

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    tuyendo esta sentencia un argumento clara-mente precursor del analisis que, con poste-rioridad, S. Milgram realizarfa de las rela-eiones del "farn i iar e xtrafio " (Milgram,1992). Park escribe:

    "Una proporci6n muy elevada de la pobla-cion de las grandes ciudades, inc luidos los quetienen su residencia en casas de vecindario y casade departamentos, viven en buena medida comola gente que esta en un gran hotel, es decir, vien-dose pero sin conocerse" (Park, 1952).

    En el celebre ensayo, que se viene co-mentando (Human Communities) sobre laciudad que aparcci o por primera vez en1916, Park sosterua, como mas adelante 10harfa Dewey, que "probablernente la rup-tura de los vfnculos locales y la debilitacionde las restricciones e inhibiciones del grupoprimario, bajo la influeneia del ambiente ur-bano, es en muy buena medida responsabledel au men to del vieio y del delito en lasgrandes ciudades". Por grupo primario en-tendfa 1 0 mismo que Cooley, d e ci , ungrupo en el que prevalecfan la asociacion yla cooperacion cara a cara. La ciudad es elrnecanismo fagocitador de este tipo de rela-ciones.

    Mientras que Wright pensaba que lasciudades terminarfan desapareciendo, Parkpensaba que "si la ciudad es el mundo ere-ado por el hombre, es el mundo en el que,en adelante, esta condenado a vivir" (Park,1952). Esta vision refleja una actitud socialy polftica reformista dentro de una sensibi-lidad elaramente conservadora: Los proble-mas sociales estan asoeiados al "problemaurbano" y este reside en el reto de adeeuarla "libertad de la ciudad" a un optimo nivelde orden y control social. Su vision de losproblemas urbanos retleja esta sensibilidadreformista y conservadora:

    "La existencia misma de la gran ciudad creaproblemas de higiene, de vida familiar y de con-trol social que no existfan cuando los hombres vi-

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    vian en el campo 0 en las aldeas. As! como elcuerpo humano genera las toxinas que con el co-rrer del tiempo 10 destruyen, tam bien la vida co-munal, en el proceso mismo de crecimiento ycomo consecuencia de sus esfuerzos por mantenera la altura los cambios que implica dicho crec i-micnto, crea enfcrmcdades y vicios que tienden adestruir la comunidad ... Las comunidades puedenenvejecer y morir. y de hecho asi ocurre , perootras nuevas comunidades, aprovechando la expe-riencia de sus predecesoras, estrin en condicionesde crear organizaciones sociales mas adecuadas ymas capaces de resistir las enfermedades socialesy los vicios corruptores (Park y Burgess. 1921.)

    EI gran discfpulo de James, Deweyestaba de acuerdo con Jane Addams y Ro-bert Park, consideraba que la socied~d "esun numero de personas que se mantienenjuntas porque trabajan en una misma direc-cion, con un espfritu en cormin y remitien-dose a prop6sitos comunes. Las necesidadesy los pr6positos comunes reclaman un in-tercambio creciente de unidad de sentirnien-tos de simpaua" (Dewey, 1923; p.7). La di-vergencia cada vez mayor entre las ideas deDewey y las realidades urbanas obligaron alpensador a formular nuevamente sus ideassobre las promesas de la vida urbana.

    Otro autor de fuerte intluencia en estetrfo de precursores de los estudios de la ciu-dad fue Cooley. Para el, los ejemplos prin-cipales de grupo primario se ternan en la fa-milia, el grupo infantil de juegos y vecinda-rio; todos los cuales, como se recordara,eran objeto de elogios en School y Societyde Dewey. Pero Cooley sefialaba en 1909:

    "la intimidad del vecindario ha sido rota porel desarrollo de la intrincada malla de contactosmas vastos que nos deja ajenos a personas queviven en la misma casa ... En nuestras ciudades,las congestionadas de inquilinato y la general con-fusion economica y social han lesionado grave-mente a la familia y al vecindario, pero resulta no-table, considerando cstas condiciones,la vitalidadque muestran: y a nada esta mas decidida la con-ciencia moral de la cpoca que a restablecer susa Iud" (Cooley, 1909, p. 23.).

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    En resumen se podrfa decir que si Jef-ferson decia que terminaba todos sus dis-cursos con el inperativo "dividid los conda-dos en d istr it os". Con espfritu similar,Dewey podria haber cerrado todas sus con-ferencias con un "dividid la ciudad en co-munidades mas inrnediatas"; Jane Addams,con un "dividid la ciudad en casas vecina-les"; y Park, con un " dividid la ciudad engrupos prirnarios". Todos ellos reacciona-ban contra 10 que estimaban la maldici6ndel tarnafio urbano en el siglo XX. Su maes-tro Williams James, pudo sentirse entusias-mado ante la actividad de Nueva York, perosu odio al gran tamafio, expresado viva-mente, fue aun mas significativo para susadmiradores: Dewey, Park y Jane Addams.Como otros tantos intelectuales de la Epocade la Reforma, formaban parte de un nuevoaldeanisrno, de un movimiento destinado acontrarrestar el efecto anonador de todas lasgran des organizaciones; y la gran ciudad noqued6 exceptuada. EI hecho de que tantas fi-guras intelectuales norteamericanas dijeranmas en contra de la vida de la ciudad que enfavor de ella es responsable de que hoy elurbanista no encuentre en los EEUU una vi-gorosa tradici6n intelectual de amor a la ciu-dad en que basarse.

    En sfntesis, los argumentos expuestoshasta aqul, tornados del trabajo de los White,han tratado de ilustrar la actitud negativa conque se comienzan a hacerse estudios sobre laciudad del perfodo de industrializaci6n enEE.UU. La sociedad preindustrial, de los si-glos XVIII y XIX, con valores de las socie-dades agrfcolas, donde las relaciones cara acara y el grupo primario eran las propias deeste tipo de sociedad, resultan ser las afiora-das por el grupo de intelectuales reformistas.Muy probablemente este planteamiento pro-dujo que el acercamiento de las Ciencias So-ciales a los estudios urbanos se hiciera desdeesta visi6n negativa, sin intentar de descubrirlos valores emergentes en las sociedadespost- industriales.

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    Esta tradici6n tam bien influye en laPsicologfa de la epoca y la compromete conlas ideas de su momento, llegando a tras-cender hasta los afios setenta cuando Mil-gran establece conocida "teorfa de la sobre-carga", que a juicio de Geller (l9RO), tieneconnotaciones negativas sobre la ciudad. Enresumen, se puede decir que la ciudad es"el artefacto humano" mas importante quejamas haya realizado el hombre. pero susgrandes dimensiones dificultan las interac-ciones cara a cara que aun sigue siendo lacausa de uno de los ideales perdidos de lassociedades agrfcolas.Sin duda que deberian haber sido lospsicologos sociales los mas indicados parahaberse acercado al tema de la ciudad, perono fue asf hasta finales de la decada de losafios sesenta. Sin embargo, fueron psicolo-gos del aprendizaje como Thorndike (1939y 1940) uno de los pioneros. Trat6 de esta-blecer un indice cientffico con el que dife-renciar a las ciudades.

    En un intento de aproximarse mas altema de la Psicologfa y la ciudad podrfa de-fenderse que los psicologos sociales com-prometidos con la investigaci6n de la ciu-dad idealmente deberfan estar implicadosen dos clases de actividades: Aquellas quetienen valor practice e inmediato y tambienaquellas que estan preocupadas por el desa-rrollo de teorfa de la conducta urbana (Kru-pat y Guild, 1980).Estos esfuerzos implican la considera-ci6n de como la ciudad difiere de otrostipos de comunidades y c6mo una ciudaddifiere de otra. Esto lIeva a varios proble-mas basicos en la investigaci6n sobre elmundo urbano. El primer problema aparececuando se quiere comparar ciudad con ciu-dad, el segundo, cuando se quiere compararciudad con no ciudad. A pesar del interesde este problema para la explicaci6n delcomportamiento humano , los intentos delos psicologos por establecer una taxonomfade relevancia psicol6gica de las ciudades yPsicothema. 1993

    los elementos urbanos es de muy limitadoalcance.

    Un primer intento de desarrollar un In-dice cientffico por el cual se diferencian lasciudades fue debido a E. L. Thorndike, unpsicclogo que es mejor conocido por suscontribuciones clasicas en el campo de lasteorfas del aprendizaje. En su obra tituladaYour city (Thorndike, 1939) y, tarnbien, eni44 Smaller Cities (Thorndike, 1940), pro-pone el uso de 37 criterios objetivos debondad de la ciudad y los sum6 dentro deuna puntuaci6n simple. Justific6 la selec-ci6n de estos items especfficos como losque representaban "aque llo que todas laspersonas razonables establecerian como sig-nificativo de la bondad de la vida paragente buena en una ciudad. Los items fue-ron clasificados en cuatro categorias masrelevantes: oportunidades educacionalespara el publico, salubridad de la ciudad, di-mensiones confortables; grado de limpieza,mas otra categorfa miscelanea de indicado-res diversos.

    Angell (1951) realiz6 un indice deno-minado Welfare Effort index sobre un baseconcepto que denomin6 "integraci6nmoral" como la clave organizativa, defi-niendola como "el grado para el que hay unconjunto de metas y valores comunes hacialos cuales todo es orientado y en terminosde los cuales la vida del grupo esta orien-tada" (Angell, 1951,2).Pero las tradiciones mas influyentes enla clasificaci6n de las ciudades versan sobreun enfoque de base econ6mica 0por la espe-cializaci6n productiva. De aquf surge el enfo-que denominado de la calidad de vida, unejemplo de este tipo de estudios es el reali-zado por Liu (1976). Este autor lIego a iden-tificar cinco componentes: Economico, poli-tico, ambiental (aire, ruido, calidad del agua,etc.), social (tasa de delito, actividades depor-tivas y culturales) y salud y educaci6n.

    Las aportaciones resefiadas bajo esteepfgrafe permiten reconocer aportaciones

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    relevantes desde las tradiciones psicol6gi-cas mas influyentes sobre la preocupaci6nque, en la explicaci6n del comportamientohumano, tiene el hecho urbano. Es ciertoque estas aportaciones no han permitidoconstruir un modelo de crftica social globaldel hecho urbano y de los mecanismos desegregaci6n y divisi6n social y espacial.Han permitido, sin embargo, definir unaserie de conceptos psicol6gicos y socialesIigados al hecho urbano, que dieron lugar alos modelos explicativos construidos a par-tir de la aportaci6n de Milgram de 1970.LA EXPERIENCIA DE LA CIUDAD:MODELOS EXPLICA TIVOS BASICOS

    La definici6n de los problemas de laciudad hecha desde los modelos tradicionalesde investigaci6n, no agota, pues, el nivel su-ficiente de explicaci6n del hecho urbano,como reconoce Jimenez Burillo (1986). Losestudios sobre la ciudad requieren el plantea-miento de otras consecuencias y rasgos de lavida urbana, que, desde un punto de vista psi-cosocial, se han formulado a partir de 1970.Los estudios psicosociales sobre la ciudadinician su andadura a principios de los anossetenta y tienen un fuerte impacto en el tra-bajo de los psicologos sociales. Krupat, en lapresentaci6n de un nurnero monograficosobre la ciudad del Journal of Socia/Issues,reconoce este hecho y apunta una doble ex-plicaci6n. De una parte, los estudios sobre laciudad son acogidos por los psicologos socia-les desde la idea de entrar en contacto denuevo con el "mundo real". "EI desarrollo delcampo de la Psicologfa Ambiental coincide yparcialmente refleja la 'crisis' en la Psicolo-gfa Social" (Krupat, 1980, 2).

    Korte (1980), sistematiza cuatro deestos modelos que, por su importancia me-recen ser recordados. Son el modelo de L.Wirth (1938), de S. Milgram (1970), de H.Gans (1967) y de C. Fisher (1975). Mas re-cientemente (Krupat, 1985,48 Yss.) distin-420

    gue diferentes modelos y definiciones psi-cosociales de la vida urbana. Krupat dife-rencia entre los siguientes modelos: EI mo-delo tarnafio de la poblaci6n, el modelo dela ecologfa humana, la perspectiva subcul-tural, el modelo de la sobre-(infra)carga, laexplicaci6n de la ciudad como "mundo deextrafios" (World oi Strangers), el modelopsicoecol6gico y el modelo composicional.

    L. Wirth sintetiza y actualiza el modelobasico de la Ecologfa Humana asentado,como es de todos conocido, en el supuestode que el tipo de comportamiento del sujetoesta determinado por el ambiente y la per-sona 0 se adapta al medio para sobrevivir 0fracasa en este proceso. Wirth escribe en1938 un importante trabajo que continua do-minando la discusi6n. EI trabajo titulado Ur-banism as a way of life (el urbanismo comoestilo de vida) define la ciudad como unamanera de ser nueva que se explica por lacoincidencia de tres factores: La extensi6n,la densidad y la heterogeneidad de los habi-tantes de la ciudad. A partir de este conjuntode factores define la ciudad como el asenta-miento duradero de una gran densidad de in-dividuos de caracterfsticas heterogeneas.Segun Wirth, el tarnafio de la ciudad au-menta la diferenciaci6n entre los individuos,debilita los lazos de interacci6n que pasan aser secundarios (en lugar de primarios); ladensidad de la poblaci6n conduce a la rutinay parcialidad de las relaciones sociales quemantiene el individuo que, en el ambito ur-bano, llegan a ser relaciones impersonales,superficiales. La diferenciaci6n entre ellosdificulta la consecuci6n del consenso social.Como escribe Krupat (1985, 51), para Wirthla metafora del metro en el que un gran mi-mero de personas se mueven en manadasque son "rnasas inhumanas" captura intuiti-vamente la esencia de la existencia humana.EI modelo de Fischer (1975) considerala ciudad como un conjunto diverso y diferen-ciado, de acuerdo con la idea de Wirth, de in-dividuos. Las diferencias entre ellos confor-

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    man distintos contextos subculturales. La ciu-dad aparece c.om.o,en expresion de Park, unmosaico de pequefios mundos (culturas, mun-dos de vida) conformado pm comunidades et-nicas a raciales, grupos de vecinos de similarocupacion a clase social y areas enteras uni-forrnadas por activas e influyentes cubcultu-ras que, en su exprcsion, operan como una"rnasa critica", cuya actividad ciertamenteesta en funcion del tamafio de la ciudad. Enconjunto, estas cubculturas san un sfntoma dela disminucion del consenso social.

    Lyn Lofland (1979) cree que vivir enuna ciudad es "viv ir en un mundo de extra-fios", Basandose en algunas de las ideas deS. Milgram ("los familiares e xtr afios ",vease Milgram, 1992) defiende la idea deque 1.0que .ocurre en la ciudad se explicamejor por el anonimismo que por la sobre-carga. Mas .recienternente, Franck (1980)defiende una idea similar sobre la relacionentre la ciudad y la frecuencia de contactosamistosos.EI enfoque de la Psicologfa Ecologicaincide sobre el mimero de personas necesa-rias para "poblar" cada uno de los escena-rios de conducta (vease Wicker, 1979). Delmodelo conceptual derivado de la Psicolo-gfa Ecologica, asf como de los mas impor-tantes trabajos de investigacion hechos eneste marco, puede recordarse la teorfa de lasaturacion referida a la ecuacion entre el ta-mario de la poblacion y el tamafio de los es-cenarios de conducta, que, como es detodos conocida: Sobresaturacion, equilibrioe infrasaturacion. La aplicabilidad de estemodelo a contextos urbanos, a pesar de ladificultad de operacionalizacion e instru-mentacion, resulta obvio y ha sido desta-cada por Wicker (1979).

    Finalmente, el modelo composicional deGans (1964) considera que la ciudad como talno tiene impacto sobre los comportamientosde los individuos, si no es a traves de la inci-dencia de otras variables sociales 0demogra-ficas (edad, clase social, sexo, etnia, etc.).Psicothema. 1993

    Sin embargo, es la perspectiva de la"sobrecarga" que se desarrolla a partir deltrabajo de Milgram (1970) la que se con-vierte en el punto ancla del desarrollo de lasexplicaciones psicosociales de la vida ur-bana. Milgram, partiendo del modelo deWirth, intenta profundizar en las conseu-cuencias psicologicas del mismo, centran-dose en la caracterizacion psicologica de laexperiencia de la ciudad. Con su trabajoabre la perspectiva para el desarrollo de losestudios de la ciudad desde la PsicologfaAmbiental. Segun el, "la vida en la ciudad,tal y como es experienciada, constituye unaserie continua de interaciones en situacio-nes de sobrecarga, resultado de la cual sonlos intentos de adaptacion. La sobrecargaconstituye y forma parte de una estrategiade adaptacion que, en sfntesis, consiste endar menos tiempo a cada persona 0 a cadaencuentro". La sobrecarga caracterfstica-mente deforma la vida cotidiana e incide enel desernpefio de roles, en la evolucion delas norm as sociales, en el funcionamientocognitivo y en el uso de recursos (Mil-grama, 1970, 1462). Segun el, la ciudadpone limitaciones practicas al impulso sa-rnaritano, que permite la "despersonaliza-cion" y garantiza el anonimato en este tipode situaciones. Este trabajo de Milgram haabierto una intensa e interesante Ifnea de in-vestigacion y ha permitido desarrollar im-port antes aportaciones sobre las relacionesentre el comportamiento y el ambiente encontextos de sobrecarga (vease , Cohen,Evans, Stokols y Krantz, 1986).

    Una sintesis del modelo de sobrecargaes efectuada por Cohen en 1978 (vease tam-bien Cohen y Evans, 1987) y, entre noso-tros, por Rodriguez Sanabra (1987, 77-78).Estos autores resumen los cuatro supuestosbasicos de la teorfa de la sobrecarga am-biental:

    I. Los seres humanos tienen capacida-des de atencion limitada.

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    2. Cuando las demandas del ambienteexceden a la capacidad disponible, se desa-rrolla un orden de prioridades construido enbase a conccntrar el esfuerzo disponiblesobre aquellos inputs mas relevantes para latarea.

    3. Una persona que este expuesta a unasituaci6n intensa e impredecible dispone demenos capacidad atencional para desarrollarsu tarea que otra que este en condicionesambientales normales.

    4. Las demand as prolongadas de aten-ci6n cuasan un agotamiento temporal de ca-pacidad para atender (la sobrecarga produce"post -efectos ").

    Uno de los aspectos sobre los que hapuesto su atenci6n la investigaci6n psicoso-cial sobre el hecho urbano desde la perspec-tiva de la sobrecarga es el estudio del efectode la ciudad en el comportamiento proso-cial. Segun la explicaci6n que Stanley Mil-gram da del caso de K.Genovese, el no de-sernpefio de conductas prosociales se ex-plica por la sobrecarga informativa. Inspi-randose en esta idea Page (1977) realiz6 unestudio sobre la hip6tesis de que el nivel deruido del ambiente constituye un estfrnulosuficientemente aversivo como para que lospeatones eviten detenerse para ayudar a al-guien a recoger unos paquetes que se Ie hancaido 0 se detenga para dar cambio a al-guien que 10 requiere para lIamar par tele-fono. En un estudio de laboratorio, cuyos re-sultados pretenden extrapolar, Page comentaque un mayor nivel de ruido se han obser-vado variaciones en la conduct a pro- 0 anti-social. Toma como criterio la definici6n decomportamiento de baja implicaci6n del su-jeto frente a alta implicaci6n. Los resultadosen el laboratorio muestran que hay coincide-cia en la emergencia de conductas prosocia-les de baja implicaci6n en funci6n de las va-riaciones en el nivcl del ruido.422

    Sin embargo, en un estudio similarpero sobre la incidencia del nivel de tempe-ratura, Schneider, Lesko y Garret (1980)pretendieron comparar los resultados en unasituaci6n natural (esquina de zona comer-cial) sobre la conducta de ayuda en cuatrosupuestos (ayuda a una persona con muletasa coger un libro, ayudar a alguien que se Iehan catdo objetos, ayudar a alguien a buscaruna lentilla, y responder un cuestionario).En el laboratorio se operacionaliza la tem-peratura (moderada 0 alta), y se pretendever su incidencia sobre comportamientosdiferentes que van desde propinar electro-shocks a la c1asificaci6n de acuerdos 0 de-sacuerdos; en estos trabajos de labaratoriono aparecen ejemplos de influencia delnivel de temperatura sobre la voluntad deayuda, concluyendo en que la ayuda es fun-ci6n del estres producido por las variacio-nes altas-bajas de temperatura. Los resulta-dos no son congruentes con sus hip6tesis.

    La teorta de la sobrecarga ambientalpermite establecer alguna relaci6n entre lossupuestos del modelo y ciertos modos deconducta que ocurren durante la sobrecarga,aunque de acuerdo con Rodriguez Sanabra(1987, 79) no se hacen predicciones en elmodelo de Cohen acerca de los efectos dela sobrecarga en la conducta. "Espresumible que la estrategia mas frecuenteempleada -escribe Rodriguez Sanabra-bajo sobrecarga sea concentrar la atenci6ndisponible sobre los indicios percibidos parel individuo como mas relevantes para latarea y despreciar los menos relevantes", LavaIidez aparente de esta teo ria, no puedeocultar la relevancia explicativa de un enfoquebasado en destacar las influencias negativas dela situaci6n de infraestimulacion, tyal y comose destaca por los autores de la PsicologiaEcol6gica (Wicker, 1979).Los modelos anteriormente aludidos pre-sentan algunos rasgos problematicos que nodeben ser obviados. De entre estes, queremosdestacar especialmente dos. En primer lugar,

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    la ciudad como ambito de comportamiento yla mas generica discusion de la ciudad comocultura. Es cierto que en el espacio urbanoexisten una serie de patrones de comporta-miento que pueden ser generalizados. Pero es,ademas, necesario considerar que en la ciudadse presentan y desarrollan procesos psicoso-ciales. En segundo lugar, es necesario estudiarlos efectos psicologicos de fa vida en fa ciu-dad. Ello requiere definir modelos para su de-limitacion y ejecucion, El modelo de la sobre-carga, a pesar de las crfticas (vid. Geller, 1980)ha sido enormente fructffero y debe ser conti-nuado (vease Cohen, 1978; Krupat, 1985).Estos modelos y perspectivas constitu-yen esquernas que pueden orientar la inves-tigacion psicosocial sobre la vida urbana.De todos los problemas que de ellos puedeninferirse, el mas relevante para los prox i-mos afios es la investigacion sobre la cali-dad de vida urbana.

    PSICOLOGIA SOCIAL YCAUDAD DE VIDA URBANALa calidad de vida ha sido objeto de

    multiples referencias y constituye uno de losconceptos mas polisemicos de las cienciassociales. Lo que, desde la perspectiva psico-ambiental, se quiere plantear es la necesidadde evaluar los espacios urbanos teniendo encuenta el grado en que estos satisfacen las ne-cesidades individuales y sociales. Gran partede la "mala farna" de la ciudad se basa en laexperiencia intuitiva de incompatibilidadentre los program as impuestos por los esce-narios urbanos y las demand as y planes delos sujetos. De hecho, las distintas propuestasde arquitectos y urbanistas se han basado enla busqueda de un horizonte de mayor cali-dad de vida urbana. La "ciudad jardin" deHoward, la "ciudad radiante" de LeCorbusierson propuestas que tienen este objetivo. Ja-cobs (1961) ya argumento sobre como estaspropuestas no han logrado evitar la "dec a-dencia urbana". En efecto, este autor sugierePsicothema. 1993

    que muchas de las aplicaciones de estas ideasno solo no consiguen "reordenar" las ciuda-des, sino que de hecho son un instrumentospara "saquearlas", EI resultado es un entornoinabarcable, fuera de la capacidad de controlde las personas donde disminuyen las posibi-lidades de relacion social.

    Este hecho ya fue destacado por Lynchque establece un sugerente diagnostico sobrelos efectos nocivos de la vida urbana. SegunLynch, es necesario estudiar las consecuen-cias y efectos que sobre el comportamientohumano tiene el "hecho colosal" de la ciudad.Para este autor, la ciudad es el escenario queproduce un "carga de rension perceptiva" quecon frecuencia va mas alia de los limites dela resistencia humana (Lynch, 1965/1988,247 Yss). Junto a este fenomeno, Lynch des-taca que la ciudad sea un espacio extrafio, enel que es diffcil sentirse como en la propiacasa. A partir de aqu i, se hace necesarioconstruir modelos que permitan un analisispsicosocial de la calidad de vida en la ciudad.

    Los estudios realizados por distintosautores y en diferentes ambitos (vease Pros-han sky y Fabian, 1986; Gehl, 1980) permi-ten definir algunas de las necesidades basi-cas que deben ser tenidas en cuenta en eldisefio y planificacion de espacios urbanos.Entre estas necesidades, de acuerdo conaportaciones realizadas en otro momenta(vease Corraliza, 1991), se debe destacarlos siguientes criterios de calidad de los es-pacios urbanos:

    a) La necesidad de control del con-(acto y la interaccion social. Ello requierepres tar atencion a las cargas de uso que so-portan los distintos espacios urbanos, asfcomo a elementos del disefio y remodela-cion de barrios y espacios residenciales.

    b) La necesidad de se guridad y res-ponsabilidad en el mantenimiento, Esta se-gunda necesidad procede de los problemasdetectados a partir del trabajo de Newman

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    (1972) sobre el "espacio defensible". Lasinvestigaciones realizadas muestran la im-portancia del disefio y la ordenaci6n en lagenesis de actitudes y compartamientos po-sitivos para el mantenimiento, cuidado ycontrol de los espacios semipublicos.

    c) La necesidad de actividades socialesvariadas. No debe olvidarse que disefiar unespacio urbano es disefiar un escenario social,un "lugar". Debe poseer oportunidades para laacci6n. Este es el caso de los espacios abier-tos como plazas, parques, etc. A partir de es-tudios diversos sobre estos espacios se sefialaque, por ejemplo, las modern as plazas son in-frautilizadas porque estan pobremente disefia-das como escenario social, aunque en su orga-nizaci6n y disefio recogan tendencias de altovalor vanguardista. La mejor plaza para sen-tarse es con frecuencia la mas simple: bancos,paseos y lugares de cruce. Adernas, que laplaza se encuentre en areas que atraigan unavariada clientela (vecinos de la zona, visitan-tes, trabajadores, etc.), La presencia de otrasatracciones sociales (vendedores ambulantes,artistas, etc.) refuerza aun mas el caracter de"foro" abierto que han jugado los espacios ur-banos en las ciudades. Cuando esto no ocurre,los espacios libres urbanos se convierten enun suburbio dentro de la ciudad, infrautilizadoy en constante deterioro. En este senti do, sedestaca igualmente la necesidad de promoveractividades para ocupar espacios, para usarlos espacios urbanos, y no s610disefiarlos.

    d) La necesidad dc satisfaccion este-tica. EI debate sobre el disefio y la forma ar-quitect6nica estara siempre presente (vease,por ejernplo, Groat, 1988). En este punto sequiere destacar la importancia de una seriede propiedades que deben tenerse en cuentaa la hora de disefiar espacios. En el disefio yla planificaci6n se crean "paisajes urbanos",que tienen una gran importancia para la ac-tuaci6n e identificaci6n del sujeto en la ciu-dad. Debe prestarse atenci6n a la evaluaci6n424

    de los paisajes urbanos que se crean. La in-vestigaci6n psicol6gica ha mostrado la rele-vancia para el atractivo estetico de, al menos,las siguientes propiedades que se plantean enun continuum dicot6mico: la propiedad de lacoherencia-complej idad, misterio-Iegi bili-dad, identidad visual-familiaridad.

    CONCLUSIONLa ciudad, como se ha dicho, consti-

    tuye uno de los problemas centrales en laorganizaci6n de la sociedad post-industrial.La ciudad es una estructura espacial y, aiinmas, un flujo de actividades y procesos derelaci6n social. Es necesario estudiar lasimplicaciones que esta nueva estructura so-cial tiene para el sujeto. Harvey ha sugeridoel estudio de este proceso que el denominael "proceso de urbanizaci6n de la concien-cia". Los psicologos sociales deben incor-porar como reto explicativo y como campode investigaci6n.Los estudios sobre la vida urbana cons-tituyen en efecto un campo privilegiado paraobservar las tensiones (en expresi6n de Dar-ley y Gilbert, 1985) y posibilidades de la re-laci6n entre Piscologfa Ambiental y Psicolo-gfa Social. Krupat en el trabajo de 1980 antesmencionado practicamente no hace distinci6nentre Psicologia Ambiental y Psicologfa So-cial en el caso de los estudios sobre la ciudad.Hay que subrayar que, aun contando con elauge y desarrollo de Ifneas de investigaci6nespecfficas de la Psicologfa Ambiental, estahunde sus rafces en la Psicologfa Social. Losestudios y marcos del hecho urbano asf 10muestran y asf 10exigen para el futuro.Agradecimienios:

    Esta contribuci6n se basa en laponencia nopublicada realizada para e1II Congreso Naciona1de Psicologfa Social de Alicante, y en la confe-rencia impartida por los autores en las VI Jorna-das de Psicologra de Oviedo.

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