LA REALIDAD DEL DOCENTE EN FORMACIÓN Resumen. · 2019-04-02 · de la sociedad. Una persona...
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UNIVERSIDAD
ABIERTA
“LA REALIDAD DEL
DOCENTE EN
FORMACIÓN”
NANCY CASTRO FRAGOSO.
04455-40161656
ABRIL 2018
LA REALIDAD DEL DOCENTE EN FORMACIÓN
Resumen.
Este artículo forma parte de una
investigación, cuyo objeto de estudio es la
formación inicial de los alumnos normalistas,
vista desde el aspecto pedagógico, como
apoyo para su preparación para el Ingreso al
Servicio Profesional Docente.
Para reflexionar sobre la formación
de maestros en las Escuelas Normales es
importante conocer que la misión de estas
instituciones, ha contribuido al logro de los
ideales educativos de nuestra identidad como
mexicanos. Se presenta la información
recabada sobre las concepciones de la
enseñanza, ya que el alumno normalista está
en formación para ser maestro y que
genéricamente su función será la de enseñar
y guiar a sus alumnos, el reconocer, dar
sentido y significado a la docencia para el
logro de los aprendizajes.
Las Escuelas Normales, a lo largo de
su historia, han cumplido con la tarea
trascendental de formar a los docentes para
la Educación Básica de nuestro país. Ante la
oportunidad de una transformación hacia la
mejora de la calidad en las escuelas normales;
las políticas y acciones emprendidas para
mejorar la calidad de la educación buscan
favorecer su transformación, para
convertirlas en espacios de generación y
aplicación de nuevos conocimientos, de
producción de cultura pedagógica y de
democracia institucional, de manera que los
futuros docentes de educación básica logren
la formación necesaria para desarrollar una
práctica docente más pertinente y efectiva,
porque valorar la profesión docente depende
de cada quién, ya que como bien se dice, cada
persona es un mundo.
Abstract.
This article is part of an
investigation, whose object of study is the
initial formation of the normalist students,
seen from the pedagogical aspect, as support
for their preparation for the Entrance to the
Professional Teaching Service.
To reflect on the formation of
teachers in the Normal Schools it is important
to know that the mission of these institutions
has contributed to the achievement of the
educational ideals of our identity as Mexicans.
It presents the information collected on the
conceptions of teaching, since the normal
student is in training to be a teacher and that
generically his role will be to teach and guide
his students, recognizing, giving meaning and
meaning to teaching for the achievement of
learning.
The Normal Schools, throughout its
history, have fulfilled the transcendental task
of training teachers for Basic Education in our
country. Given the opportunity for a
transformation towards the improvement of
quality in normal schools; the policies and
actions undertaken to improve the quality of
education seek to favor their transformation,
to turn them into spaces for the generation
and application of new knowledge,
production of pedagogical culture and
institutional democracy, so that future
teachers of basic education achieve the
necessary training to develop a more relevant
and effective teaching practice, because to
value the teaching profession depends on
each person, since as it is well said, each
person is a world.
Palabras Clave:
Formación inicial, saberes docentes,
enseñanza, aprendizaje, profesionalización.
“Los profesores afectan a la eternidad,
nadie puede decir donde se termina su influencia”.
Henry Brooks Adams.
INTRODUCCIÓN.
Hablar de formación inicial, implica
necesariamente aceptar que la docencia es
una práctica compleja e intencionada, que
trasciende el paradigma técnico, donde hay
una aplicación lineal de la teoría a la práctica
y un maestro encargado de aplicar técnicas de
enseñanza, diseñadas por otros. Remedi
(1989), sostenía que el ser docente no se da
solamente por el ejercicio de un hacer, sino
que pasa también por las formas como se
representa este quehacer, su ubicación en él,
la legitimidad que tiene para ejercerlo. De
aquí que el estudio de los futuros docentes, su
formación inicial, requiera acercamientos,
entre muchos aspectos más, a su forma de
comprender y de explicarse su profesión, ya
que la docencia, como profesión, es una
disciplina que se debe abordar con saberes
disciplinares y curriculares, demandando
compromiso, responsabilidad y pasión, por
parte del interesado. Este compromiso será el
contrato implícito establecido por el docente
hacia su rol de comunicador, transmisor y
precursor de la curiosidad del estudiante.
El aprendizaje es una forma de
conocer, el docente se erige como
acompañante y facilitador de situaciones
propicias entre el sujeto cognoscente y la
realidad. Dado lo anterior, el aprendizaje
también es un proceso perfectible en el que
existen trabas u obstáculos que empañan el
esfuerzo del docente y alumno de acercarse
fehacientemente a la realidad. La finalidad de
este artículo, es presentar el proceso de la
formación inicial del normalista, la
preparación que debe tener para el ingreso al
Servicio Profesional Docente, como
posibilidad para cimentar una propuesta de
formación docente con mayor solidez e
idoneidad.
Las líneas que se presentan a
continuación representan una visión global de
un trabajo de investigación que se está
gestando, retomando la rigurosidad propia de
la investigación educativa.
¿Qué significa ser docente en formación?
Antes de dar respuesta a este
cuestionamiento, es importante puntualizar,
quién está detrás de estos docentes en
formación, y son sin lugar a dudas los
maestros formadores de docentes, pero,
¿qué es ser maestro? Ser maestro, es una
pregunta que por muchos años y a muchas
personas se les ha planteado, y de manera
general siempre se da una misma respuesta,
es la persona que está encargada de enseñar,
es la que sabe y prepara a los niños o jóvenes,
esto con respecto a comentarios positivos,
pero también surgen comentarios como, son
los que no hacen nada y ganan bien, son los
que tienen ya su futuro asegurado, son los
que al no encontrar trabajo en su carrera
profesional, aunque sea de maestros quieren
dedicarse. Pero según el Diccionario de la Real
Academia Española, es la persona que enseña
una ciencia, arte u oficio, o tiene título para
hacerlo, y sería importante agregar que ser
maestro no es tarea sencilla.
Hasta hace algunos años, el maestro
era sinónimo de autoridad, cariño y respeto,
alumnos y padres de familia eran incapaces
de cuestionar sus decisiones y exigencias.
Pero en estos tiempos modernos, excepto en
algunas zonas rurales donde aún siguen
siendo respetable, le han hecho perder
jerarquía, hasta el punto en que pueden sufrir
agresiones verbales y físicas. Pese a esto, el
docente tiene la alta responsabilidad de
formar a los niños y jóvenes, y sólo aquellos
que poseen una verdadera vocación, pueden
finalmente lograrlo.
Desde esta perspectiva, la labor
docente se suscribe al desarrollo de
actividades en el aula. Si bien la mayor parte
del trabajo del educador se desarrolla en el
salón de clases, es importante reconocer la
vasta influencia que las actividades propias de
la docencia tienen sobre los alumnos, sus
familias y su entorno, pero, en donde
comienza toda está vinculación, de donde
surge la pasión y el interés de ser maestro.
Históricamente, las Escuelas Normales han
sido el semillero de profesionistas dedicados
a impartir educación. Abrazando diferentes
intereses nacionales, proyectos y reformas
propias de cada época, el normalismo ha
garantizado que el Sistema Educativo
Nacional tenga entre sus filas a verdaderos
profesionales encargados de alfabetizar,
formar conciencias e inculcar el sentido
nacionalista, así como la búsqueda del
progreso y superación de cada uno de los
alumnos.
La labor de las Escuelas Normales
sigue en pie, considerando los aspectos
propios de la docencia y reinventando sus
prácticas, de tal manera que aporten a sus
estudiantes conocimientos, habilidades y
promuevan las actitudes y valores necesarios
para desenvolverse en su práctica
profesional. La globalización, los acuerdos
internacionales y los grandes avances que se
han tenido en materia de derechos, además
del desarrollo en el acceso a la información y
las habilidades digitales para todos, forman
parte de un panorama en el que ejercer la
docencia se vuelve una experiencia
completamente distinta a las que se vivieran
en las aulas de las escuelas de Educación
Básica en el pasado.
Aunado a esto, la tarea de educar se
ha vuelto cada vez más compleja y
complicada por las diferentes interacciones
que se presentan en las diversas Instituciones
Educativas Superiores (IES). El compromiso
que tienen las Escuelas Normales del país,
radica en vigilar los principios filosóficos del
Sistema Educativo, promoviendo entre sus
estudiantes el compromiso, la reflexión y la
investigación como herramientas primarias
en su formación y práctica profesional,
buscando la relación oportuna con el entorno
inmediato de la práctica escolar, a fin de
mantener vínculos efectivos con el campo
laboral de sus alumnos y estar vigentes en la
gran tarea que se les ha encomendado:
formar docentes de calidad y agentes de
cambio para la sociedad.
Educar exige más para el docente en
estos tiempos, ya no solamente se puede
quedar en los conceptos básicos de una
planificación didáctica con estrategias
contextualizadas, una impecable ortografía y
situaciones didácticas simples, sino que la
labor de las Escuelas Normales deberá ir
mucho más allá del orden, la burocratización
y debe apoyar al estudiante a identificar los
diferentes ámbitos contenidos en la reforma
curricular de la Educación Normal 2012,
mismos que atañen a la labor educativa y que
consideran aspectos desde el desarrollo de las
competencias mismas, profundizando desde
la planeación del aprendizaje, la organización
del ambiente del aula, la evaluación
educativa, promoción del aprendizaje de
todos los alumnos, compromisos y
responsabilidad con la profesión, la gestión
misma y además de la vinculación con la
institución y el entorno.
La exigencia para el docente en
formación, debería resultar como
denominador común para todos aquellos que
persiguen la vocación, pero
desafortunadamente parecería escasear en
algunos, generándose como resultante
personas que atentan contra la profesión, los
mal llamados profesores, quienes extasiados
por el aparente rol de autoridad que les
confiere dicha relación de profesor - alumno,
se dejan llevar por esa jerarquización en lugar
de involucrarse en el universo del estudiante
y en la real dedicación que conlleva. Estos son
casos que ya no se manifiestan de manera
aislada, cada vez se presentan de forma más
recurrente, y su evidencia radica en los
mismos estudiantes y en su desarrollo de
aprendizaje. Es importante hacer mención de
este tipo de docentes, que en contraposición
aparecen aquellos docentes de joven edad,
con nuevas ideas, con pensamientos no
conservadores, entusiastas de aprender el
ejercicio de la docencia. Todos ellos, son la
nueva generación de docentes, quienes
transitan su proceso de formación pedagógica
en el marco que brindan las Escuelas
Normales, y que por vocación o convicción
decidieron ser maestros.
Qué fascinante y qué satisfactorio
entonces es ver que cada vez más estudiantes
encuentran en el rol de ser profesor una
pasión, y buscan desarrollarla aprovechando
el espacio brindado por la Escuela Normal,
que apuesta a una mejor formación de estos
nuevos docentes. Y claro, cómo no apostar si
se tratará de los futuros generadores o
constructores de cultura, quienes serán los
responsables de la formación de las siguientes
generaciones de estudiantes.
Existe una vasta cantidad de material
que evidencia y ejemplifica la vocación
genuina de un docente, sabemos que la
educación es fundamental en la construcción
de la sociedad. Una persona educada tiene la
capacidad de pensar por sí misma; un pueblo
con educación puede aspirar a romper con el
sometimiento y crecer siendo dueño de sus
ideas, sus proyectos y esperanzas. Es un
hecho, que la formación de profesores en las
Escuelas Normales ya no podrá pensarse
como lo que alguna vez fue, ya que como se
ha mencionado, los mismos cambios de la
sociedad moderna, obligan a un cambio en las
Instituciones de Educación Superior (IES).
Pero, volvamos a retomar la idea de
las preguntas anteriores, ¿qué significa ser
docente en formación?, ¿qué es ser maestro?
Y una nueva, ¿qué tan difícil es ser maestro?
Son preguntas que debiésemos hacerlas a
nuestros docentes en formación, que cursan
su último semestre, y que tienen ya, una
visión real de lo que implica ser maestro,
debido a que la parte difícil de ser maestro se
podría resumir en que cada año mejoras, te
vuelves más rápido, aprendes trucos,
aprendes a cortar por lo sano los problemas
simples, te vuelves mejor en predecir dónde
aparecerán los obstáculos basados en tus
estudiantes, sabrás elegir tus batallas, y las
cosas que sabes que debieses haber hecho y
que no hiciste siempre, si se muestra un
profesor que piense que tiene todo bajo
control y que no necesita mejorar
absolutamente nada para el año que viene,
entonces ese, es un profesor que no le
interesa lo que hace. Un buen maestro te
pueden entregar una lista exacta de las cosas
que no logran hacer bien todavía, nunca hay
suficiente tiempo, nunca hay recursos
adecuados, nunca hay suficiente de ti, ya que
la tarea de un profesor es incansable.
Un buen docente, es visto como un
agente del proceso educativo, cuya función
central es ser un guía, un acompañante, y la
tarea principal consiste en promover los
aprendizajes para el desarrollo personal, la
formación ciudadana y la integración social de
cada uno de sus estudiantes. El desarrollo
personal es visto desde la adquisición y
consolidación de competencias y de saberes
que le permitan contar con las bases
necesarias, comprender el mundo que le
rodea, valorarse como persona, convivir y
autodeterminarse, ya que el docente debe
tener un desarrollo cognitivo alto, mismo que
le permita contar con las herramientas
suficientes para articular en torno a su propia
práctica docente estrategias de autoestudio,
de resolución de las problemáticas que en ella
se presentan y de mejora permanente,
deberá contar con el conocimiento profundo
requerido sobre el plan de estudios del nivel
en que se desarrolla laboralmente, del saber
disciplinar que lo conforma y del desarrollo de
sus estudiantes, factores mínimos para poder
ejercer su práctica docente.
Sin embargo, en un análisis más
profundo del planteamiento del ser maestro,
podremos advertir que centrar al docente en
su función de enseñante implica reconocer su
dominio de los saberes y de las estructuras de
distintas disciplinas y de los procedimientos
que intervienen en el acto de aprender. Ya
que, como dice Tardif (2004), todo saber
implica un proceso de aprendizaje y de
formación, y, cuanto más desarrollado,
formalizado y sistematizado esté, como
ocurre con las ciencias y los saberes
contemporáneos, más largo y complejo se
vuelve el proceso de aprendizaje que, a su vez
exige una formalización y una sistematización
adecuadas. Estos saberes son los que le
permiten intervenir en la estructura y en los
contenidos de las disciplinas para hacerlos
accesibles a otros, ya que es importante
tomar en cuenta, que el docente en
formación deberá conocer la importancia de
trabajar con los saberes disciplinares que
evoca al desarrollo de diversos cursos (por
ejemplo: matemáticas, historia, español,
etc.), los saberes curriculares que hacen
referencia a los programas escolares (desde el
objetivo, contenidos, el método), y con los
saberes experienciales que forman parte de
los hábitos y de habilidades, de saber hacer y
saber ser, lo que se llama una cultura docente
en acción, donde los saberes son adquiridos
en la misma práctica de la profesión, en
escenarios reales, ya que la situación es lo que
define una competencia, que debe ser
desarrollada por los docentes en formación
en todo momento de su práctica diaria.
A todo ello, los saberes
experienciales, son un aspecto importante a
trabajar con los docentes en formación, ¿qué
es lo educativo de una práctica?, según
González (2006), menciona que el análisis y la
reflexión sobre el propio hacer, son tareas
que permiten al educador dar cuenta de su
práctica profesional y le proporciona
elementos para transformarla. Se requiere
sistematizar los hechos y datos sobre la
propia práctica para con ellos analizar,
problematizar y explicar la producción
educativa. Tener elementos para reconstruir
el quehacer docente y conformar un modelo
óptimo para mejorarlo sustantivamente. De
igual manera, es necesario que el docente,
como parte de su diagnóstico, se cuestione
acerca del, ¿para qué se educa?, ¿cómo va
hacer la formación que espero lograr con mis
alumnos?, ¿cuáles son las características de
las personas que espero formar?, ya que lo
educativo en las prácticas es todo aquello que
aporta, que te deja algo productivo, de
manera real y efectiva al proceso de
formación y desarrollo del alumno, en la
medida en que permite comprender y actuar
sobre su realidad, perfeccionarlo, aportar a su
desarrollo y formación integral.
Un docente en formación, necesita
desarrollar sus saberes, para lograr sus
competencias en el aula, evaluar los procesos
educativos y usar los resultados para
retroalimentarlos; establecer un ambiente de
aprendizaje propicio y usar los recursos
didácticos necesarios para el logro de los
aprendizajes. Fortalecer su identidad con su
profesión, con esto se recalca el aprecio
personal por el trabajo realizado, la
apropiación de los valores para las relaciones
interpersonales. Así, la función del docente
es vista en varias de sus aristas, en el sujeto
que la encarna y en las acciones a realizar en
el aula, en la escuela y en su entorno. Ello
implicaría conceptualizarlo como una persona
que puede estar en continuo
perfeccionamiento, que tiene saberes en lo
intelectual, en lo didáctico, en lo disciplinar y
en lo psicológico, tiene capacidad para
relacionarse éticamente, para enseñar y
apreciar su profesión y los valores que
sustentan nuestra educación nacional, y que
su capacidad de enseñanza para relacionar su
medio, su contexto con su propia práctica,
será su aporte para la mejora de la sociedad.
En este sentido Bouzas (2004),
menciona el cómo definir la enseñanza desde
una perspectiva constructivista, en donde
enseñar es plantear problemas a partir de los
cuales sea posible reelaborar los contenidos
escolares y es también proveer toda la
información necesaria para que los alumnos
puedan avanzar en la reconstrucción de esos
contenidos. Enseñar es promover la discusión
sobre los problemas planteados, es brindar la
oportunidad de coordinar diferentes puntos
de vista, es orientar hacia la resolución
cooperativa de las situaciones problemáticas.
Así que un docente constructivista, deberá
entonces cumplir con los siguientes aspectos:
El que acepta e incentiva la autonomía del
alumno.
Sus materiales deberán siempre ser físicos,
interactivos y manipulables.
Reconocer diferentes fases de la taxonomía
de Marzano (2001): clasificar, analizar, inferir,
deducir, elaborar y evaluar.
Dedicarse a reconocer la comprensión que
logran sus alumnos.
En la escuela Normal se debe
promover en todo momento, la colaboración
y el trabajo colaborativo, para establecer
mejores relaciones con los demás, para
aprender más, tener alumnos más motivados,
con un aumento de su autoestima y que
aprenden habilidades sociales más efectivas
como es el saber convivir, aunque también
deberá aplicar la enseñanza individualizada,
permitiendo a cada alumno estudiar o
trabajar con independencia y a su propio
ritmo. Enseñar es finalmente, promover que
el alumno se planteen nuevos problemas que
no se hubieran planteado fuera de la escuela.
Encontrar el goce en saberse como
docente, no sólo significa que el alumno
concluya con el curso de determinada
materia, es lograr la autosuperación del
sujeto, como estudiante, como individuo
social, como agente de un grupo, y por sobre
todo como sujeto curioso, con sed de
aprendizaje, consiguiéndolo a partir de la
superación de esas barreras individuales que
lo limitan. Desde la Escuela Normal se
vislumbra la formación del docente basada en
el perfil de egreso, el perfil de egreso
constituye el elemento referencial y guía para
la construcción del plan de estudios, se
expresa en competencias que describen lo
que el egresado será capaz de realizar al
término del programa educativo y señala los
conocimientos, habilidades, actitudes y
valores involucrados en los desempeños
propios de su profesión. Comprende las
competencias genéricas y las profesionales,
así como sus unidades o elementos (SEP,
2012).
Las competencias genéricas que se
trabajan en los alumnos normalistas,
expresan desempeños comunes que deben
demostrar los egresados de programas de
Educación Superior, tienen un carácter
transversal y se desarrollan a través de la
experiencia personal y la formación del futuro
docente de educación básica. Las
competencias profesionales, tienen un
carácter específico y se forman al integrar
conocimientos, habilidades, actitudes y
valores necesarios para ejercer la profesión
docente y desarrollar prácticas en escenarios
reales. Estas dos competencias, permitirán al
egresado atender situaciones y resolver
problemas del contexto escolar; colaborar
activamente en su entorno educativo y en la
organización del trabajo institucional.
El cambio que vivimos en la sociedad
y en la educación tiene implicaciones para la
enseñanza, es evidente que de nada sirven las
reformas educativas si no conllevan un
cambio en la actitud de los docentes, porque
en definitiva son los profesores los que
reforman la escuela, cualquier intento por
cambiar la escuela tendría poco o ningún
éxito si no afecta a la manera de enseñar de
los profesores y a la forma de aprender de los
alumnos. Si los esfuerzos de reforma
descuidan las necesidades de aprendizaje
activo y de comprensión constructivista de los
profesores, las consecuencias serán tan
graves como las resultantes de descuidar en
el aula los estilos de aprendizaje de los
estudiantes y sus necesidades de aprendizaje
(Hargreaves, 1998).
Uno de los mayores retos de la
formación inicial del docente, de cara al
futuro, es formar docentes competentes para
que formen alumnos seguros de sí mismos. Se
demanda que nuestros alumnos normalistas
adquieran las competencias a lo largo de su
escolaridad obligatoria; ser competente
implica que el alumno deberá ser capaz de
aplicar los conocimientos, las habilidades y
destrezas adquiridas en otros contextos
distintos del educativo, en el que los adquirió.
Para esto hay que formar al alumno, porque
no es lo mismo hacerlo competente para
desenvolverse en el mundo real y saber
aplicar unos aprendizajes, que aprender unos
contenidos y demostrar dentro del aula que
se conocen esos contenidos. El docente que
forma al alumno para que repita unos
contenidos aprendidos, no necesita las
mismas cualidades y destrezas que el que
forma a sus alumnos como sujetos capaces de
desenvolverse en su entorno y de aplicar sus
conocimientos en cualquier ámbito.
Así que la realidad de un docente en
formación, se compone de varias aristas que
son fundamentales para un desarrollo pleno
del ejercicio, como ya se ha mencionado, el
cumplir con un perfil de egreso es importante,
pero también será necesario saber aplicar lo
aprendido en el contexto real de la misma
práctica, es por ello que nunca un docente
dejará de aprender. Un docente normalista
sentirá y reconocerá la importancia y
trascendencia de su labor, lo que significa
formar niños y jóvenes, y ayudarles al tránsito
a su vida y se identifique con el nuevo perfil
del docente, tarea complicada, pero muy
reconfortante.
RESULTADOS.
Es posible observar la reforma
curricular en Educación Normal, con altas
expectativas y con el optimismo suficiente
como para apostar por una mejora sustancial
y expedita en la calidad de la Educación
Normal, y Básica (consecuentemente). Por
ello se enlistan a continuación los resultados
claros y concisos que permitirán cimentar las
bases de la formación inicial.
-La formación inicial debe ser vista como una
parte integral de una política, con el objetivo
más amplio de mejorar el atractivo y la calidad
de la profesión.
-Se debe brindar un análisis de las cualidades
y aptitudes necesarias para la docencia, con el
objetivo de fomentarlas e incluirlas en la
formación inicial del profesorado, como por
ejemplo: el desarrolló de la competencia
comunicativa, planificar y desarrollar el
proceso de enseñanza-aprendizaje de su área,
es decir, ser capaz de llevarla a la práctica,
seleccionar buenos contenidos y acomodarlos
a las necesidades formativas de los
estudiantes, saber diseñar la metodología y
organizar las actividades, tomar decisiones
sobre la organización de los espacios, la
selección de los métodos y la selección y el
desarrollo de las actividades, manejar las
nuevas tecnologías, reflexionar e investigar
sobre la enseñanza, a partir de la práctica para
lograr mejorarla, ser un guía que sigue de
cerca el desarrollo personal y la formación del
estudiante, trabajar en equipo, cualidad
profesional que es una exigencia básica para
cualquier puesto de trabajo y perfil
profesional, evaluar, ya que la evaluación es
una parte sustantiva y necesaria del proceso
formativo del alumno y del conjunto de
procesos de enseñanza-aprendizaje.
-Apoyo total en el comienzo de todo el
ejercicio docente, aprendizaje y desarrollo
profesional continuo en el trayecto formativo.
Retroalimentación pedagógica.
Lo señalado implica entonces, un
proceso de formación del futuro docente que
brinde las herramientas necesarias para
vincular su quehacer de aula con su formación
permanente y hacer de estos un solo proceso
que rompa con la formación convencional de
la mayoría de las instituciones de educación
superior, en las cuales el trabajo de aula no
tiene la importancia requerida para lograr los
cambios. Como Escuelas Normales, es
necesario hablar de un proceso de formación
del docente, que pueda convertirse en la
referencia para la educación que éste va a
brindar a los alumnos una educación que
permita, viviendo y aprendiendo, saber
porque se vive y porque se aprende (Freire,
1993).
CONCLUSIONES.
El permanente debate sobre la
calidad de la educación en nuestro país, pasa
por un juicio crítico y personal de cada uno de
los involucrados de nuestro sistema
educativo, y uno muy abrumador, es aquel
que surge desde los propios educadores. Se
busca proporcionar algunas ideas y
experiencias que ayuden en esta necesaria
reflexión pedagógica, internándose para ello
en un período de gran aporte en materia
formativa docente como lo es, en las Escuelas
Normales.
Las Escuelas Normales tienen una
incansable experiencia en la formación de
docentes, los dota de un cúmulo de saberes
para participar de manera activa desde su
lugar y trayectoria histórica para la
resignificación de la Educación Pública del
país. Los docentes que imparten clases en las
Escuelas Normales, deben colaborar en la
tarea de formar seres humanos integrales,
quienes aportarán con sus diferentes
competencias a la sociedad. Para ello, temas
importantes a desarrollar en las instituciones
formadoras de docentes, siguen siendo la
investigación en el área pedagógica y un
profundo e integral trabajo interdisciplinario
respecto a problemáticas relevantes en lo
institucional, curricular y de aprendizaje-
enseñanza. Así que, es importante incorporar
procedimientos de selección rigurosos a fin
de contar con una planta académica que
responda eficazmente a los nuevos
requerimientos de la formación docente.
Introducir a los docentes formadores
en el manejo de las nuevas tecnologías de la
informática; de manera que, se empleen para
mejorar los procesos de enseñanza y
aprendizaje de los futuros docentes, y a su
vez, estos se familiaricen, con su utilización en
el aula.
Es preciso profundizar en la
formación inicial, al establecer una relación
permanente con la realidad escolar a través
de las prácticas profesionales; convertirlas en
verdaderas instancias de reflexión y
construcción del saber pedagógico; fortalecer
y consolidar el rol docente en el cambio
educativo a partir del protagonismo del
estudiante en su formación inicial; considerar
en los planes curriculares formativos la gran
diversidad de la población estudiantil
producto del dinamismo de la realidad actual
y como elemento transversal a todos los
cursos; establecer requisitos más específicos
y no administrativos para el ingreso a la
Escuela Normal, mediante un examen de
selección, en cual se considere no sólo lo
cognitivo, sino lo psicológico, lo actitudinal, la
acción innovadora y la responsabilidad social
y ética profesional, para que desde ese
momento se perfile hacia un mejor docente
de Educación Básica.
Es importante establecer vinculación
más estrecha entre las Escuelas Normales y
las escuelas de Educación Básica, como una
forma de vincular la teoría y la práctica
educativa, evitando así la desvinculación que
por años sea dado entre estas dos instancias.
De esta forma se espera que los maestros en
servicio se involucren en la planeación de los
cursos y en la formación y evaluación de los
futuros docentes, ya que, aunque se ha
venido haciendo en los últimos años no se han
reflejado los resultados esperados, entonces
algo está pasando.
Finalmente, es deseable que las
instituciones formadoras de docentes tengan
presente la superación de la tendencia a la
homogeneización a través de la reafirmación
de los valores culturales locales, regionales y
nacionales; en segundo término, procurar
efectivamente la concreción de visiones
interdisciplinarias integradas e integradoras
de nuestra realidad; y, en tercer lugar, lograr
vincular los elementos teóricos del
conocimiento con la solución de problemas
que se presentan en la vida en sociedad.
Varios de los aspectos presentados
implican la presencia de categorías muy
genéricas para observar, analizar y explicarse,
esta panorámica es preocupante ante la
consolidación de los procesos de formación
continua, ya que se trata de renovar prácticas
docentes, de desempolvarlas, de cambiar sus
lineamientos añejos por conocimientos
profundos y complejos. Determinar que los
maestros de los docentes en formación, son
capaces de visualizar los obstáculos
epistemológicos que les impiden acceder al
conocimiento pedagógico de forma clara,
entonces, solo entonces ellos fungirán como
verdaderos acompañantes de los alumnos,
viabilizando situaciones propicias para
aprehender la realidad de forma más
significativa, dialogal y participativa, en la que
lo humano sea principio rector y fin último del
proceso educativo. Los docentes en
formación aprenderán entonces que cada
maestro es "un mundo" y que ellos requieren
adaptarse a ese "mundo" para después crear
el suyo, el propio.
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