La Regaera 9 La Fuente de Doce Caños

4
9 Diciembre de 2014 La Fuente de Nuestra Señora del Carmen, popularmente conocida por la Fuente de los Doce Caños, es uno de los símbolos de la Historia y de la identidad cachoneras. Su papel como emblema del municipio ha sido reconocida por todas las generaciones que la han visto transformarse desde aquel lejano 1889, en que fue erigida con la colaboración del pueblo y adoptó una fisonomía muy parecida a la que conocemos hoy. En sus orígenes, tal como sugiere José Luís Macías en sus estudios, seguramente fuese un manantial con forma de fuente redonda, parecida a la Fuente Redonda de Cañaveral de León o a la Fuente de Doce Caños de Fuenteheridos. Sería una especie de círculo de donde manaban el agua y que contaba con algunas gradas para facilitar el acceso al líquido elemento. Su primera transformación importante fue, sin duda, a raíz del acuerdo del Ayuntamiento de fecha 5 de octubre de 1889, que decidió gastar 470 pesetas en el reparación de la fuente pública denominada del Carmen, 495 pesetas en alcantarillado y terraplenes de la explanada del Carmen y 490 pesetas en componer el lavadero público y lanchas para su pavimento. Está enclavada en el centro de la población, en la Plaza de Los Álamos, que un día estuvieron flanqueando su entrada, y se surte de manera natural por un manantial que está situado a los pies del cerro de Santa Brígida. Es una obra civil que, según tradición oral recogida por Emilio Rodríguez Beneyto, podría haber sido diseñada por el escultor y carpintero local Isidoro Sánchez. Fue costeada por la aportación del pueblo, como se indica en la placa que ocupa el centro de su parte frontal, lo cual añade aún más cercanía a los vecinos.

Transcript of La Regaera 9 La Fuente de Doce Caños

9 Diciembre de 2014

La Fuente de Nuestra Señora del Carmen, popularmente conocida por la Fuente de los Doce Caños, es uno de los símbolos de la Historia y de la identidad cachoneras.

Su papel como emblema del municipio ha sido reconocida por todas las generaciones que la han visto transformarse desde aquel lejano 1889, en que fue erigida con la colaboración del pueblo y adoptó una fisonomía muy parecida a la que conocemos hoy.

En sus orígenes, tal como sugiere José Luís Macías en sus estudios, seguramente fuese un manantial con forma de fuente redonda, parecida a la Fuente Redonda de Cañaveral de León o a la Fuente de Doce Caños de Fuenteheridos. Sería una especie de círculo de donde manaban el agua y que contaba con algunas gradas para facilitar el acceso al líquido elemento.

Su primera transformación importante fue, sin duda, a raíz del acuerdo del Ayuntamiento de fecha 5 de octubre de 1889, que decidió gastar 470 pesetas en el “reparación de la fuente pública denominada del Carmen”, 495 pesetas en alcantarillado y terraplenes de la explanada del Carmen y 490 pesetas en componer el lavadero público y lanchas para su pavimento.

Está enclavada en el centro de la población, en la Plaza de Los Álamos, que un día estuvieron flanqueando su entrada, y se surte de manera natural por un manantial que está situado a los pies del cerro de Santa Brígida.

Es una obra civil que, según tradición oral recogida por Emilio Rodríguez Beneyto, podría haber sido diseñada por el escultor y carpintero local Isidoro Sánchez.

Fue costeada por la aportación del pueblo, como se indica en la placa que ocupa el centro de su parte frontal, lo cual añade aún más cercanía a los vecinos.

Su forma recrea el estilo neoclásico y adopta una

inequívoca forma de lira o gota de agua, reforzando así

la identificación con la riqueza acuífera de Galaroza.

Otro elemento ornamental destacado es la presencia de

un escudo heráldico que podría datarse a mediados del

siglo XVIII y que el historiador del arte José María

Medianero intuye podría pertenecer a la fuente original.

La Fuente conforma un conjunto que fue indispensable

en la vida de muchas generaciones de cachoneros,

puesto que en su entorno se ubicaron un abrevadero y

un lavadero.

Juntos, significaban el auténtico centro de la vida social

del pueblo, con un reparto de funciones claramente

diferenciado. A la fuente se iba a llenar cántaras y

piporros, para el consumo y abastecimiento doméstico.

Al pilar llegaban los hombres para abrevar el ganado,

mientras que el lavadero era frecuentado con mujeres

para hacer la colada diaria.

La vida alrededor de la Fuente era continua, y la división de

roles resultaba palpable, con una separación clara de

funciones y oficios propia de épocas pasadas. Además, la

zona se convertía en una fuente constante de rumores y

noticias a través de las cuales se informaba, mal que bien,

toda la población.

Otro elemento fundamental del lugar son sus caños, que

toman forma de dragones mitológicos, con una bella factura

que refuerza la belleza de la Fuente.

La decoración del monumento ha sido muy variada a lo

largo del tiempo. A veces se introducían macetas y plantas,

otras se hacían obras menores para embellecer o mejorar el

acceso. Así, en los años 60 se hormigonó la zona más

cercana a los caños para evitar los frecuentes resbalones.

También la pintura formó parte de su estética, con ráfagas

que imitaban al mármol, escudos y paisajes que

posteriormente desaparecieron. No se pueden olvidar los

macetones superiores, quizá inspirados en el escudo de

Galaroza, y las dos figuras de terracotas que representan

dos bellas muchachas cachoneras.

En tiempos de la II República, estas figuras fueron envueltas

en la bandera tricolor tras las labores pictóricas que

realizase José Luís Lobo, componente de las generaciones

de artistas que adornaron las famosas sillas y muebles

fabricados en Galaroza. Fue una decoración efímera, ya que

la victoria del golpe de Estado franquista en 1936 borró la

bandera republicana de aquel y de todos los lugares de

España.

No fue hasta los años 30 del siglo pasado, cuando se

encauzaron estas aguas, construyéndose el Paseo de

Venecia, hoy Plaza Alcalde Luis Navarro.

La Fuente del Carmen es, finalmente, el germen y lugar

principal de una de las celebraciones más singulares del

mundo. Allí nació, según la tradición popular, la fiesta de

‘Los Jarritos’, seña de identidad cachonera.

Por todo cuanto se ha indicado, por todo lo que significa

para los cachoneros, la Fuente de Doce Caños merecía el

homenaje de la Asociacion Lieva, que acompaña el que le

ha rendido el Ayuntamiento y todo el pueblo de Galaroza

en su 125 aniversario.

A partir de los años 80, el lugar perdió gran parte de su encanto, al modificarse el pilar y eliminarse los lavaderos,

donde se construyó un depósito Las aguas de la Fuente iban a desaguar a la zona de Venecia, donde se producían

encharcamientos permanentes que daban una impresión de laguna de la que tomó su nombre este barrio del

Pueblo Abajo.